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Anexión y guerra de restauración

Historia Social Dominicana


SOC011-25012-001

Estudiante
George Gil Garib
20190748

Profesor
 SERGIA ANTONIA GOMEZ GUTIERREZ
Primeras resistencias de la anexión

Santana dispuso que Contreras, José María Rodriguez, José Inocencio


Reyes y Cayetano Germosen fueran ejecutados, el 19 de ese mes,
acusados de asaltar la plaza.
Del Rosario Sánchez decidió en junio de 1861 cruzar la frontera
dominico-haitina, junto al maestro de escuela de Sabaneta, José
Cabrera, los generales José María Cabral, Fernando Taveras y otros
soldados y civiles sureños y antisantanistas.
Cabral dio órdenes al coronel Gabino Simonó para que tomara Las
Matas de Farfán, lo que hizo, mientras que otros patriotas ocuparon El
Cercado, Cachimán y Neyba.
Ante la ofensiva de los revolucionarios, las autoridades españolas no
se cruzaron de brazos y enviaron una escuadra a Haití y amenazaron
al presidente Geffard con bombardear la capital sino retiraba el apoyo
a los combatientes, lo que tuvo que hacer.
Al conocer de la situación, el general Santiago D'Oleo, quien fue
ganado para la causa en El Cercado, decidió traicionar a a los
patriotas, procediendo a tenderle una emboscada en el camino de
Hondo Valle, resultando Sánchez herido y capturado, junto a unos
veinte compañeros en la loma de Juan de la Cruz.
El grupo fue trasladado a San Juan de la Maguana, donde un
improvisado Consejo d Guerra, que presidía el general Domingo
Lazala y como fiscal el coronel Tomás Pimentel los condenó, por
instrucciones de Santana, a muerte el 3 de julio.
La reunión de los Almácigos

Las derrotas sufridas no impidieron que los patriotas renunciaran a


seguir combatiendo, y al día siguiente del triunfo de los anexionistas
en Sabaneta, el hacendado Santiago Rodríguez se reunió, en un lugar
denominado Los Almácigos, con los principales líderes del
movimiento.
En el encuentro se acordo el planteamiento de Rodríguez de pasar a
Haití con el objeto de conseguir armas para continuar la lucha, al
mismo tiempo que se mantendría el hostigamiento a las fuerzas
anexionistas situadas en los alrededores de la frontera.
Los generales Benito Monción y José Contreras fueron comisionados
para realizar esta tarea, la que cumplieron al atacar constantemente la
población de Dajabón y zonas aledañas.
En las inmediaciones de Cabo Haitiano se estableció Santiago
Rodríguez, mientras que Monción en la comunidad "La Visite", y de
esa manera ambos tuvieron más facilidades para gestionar armas y
respaldo de parte de las autoridades haitianas.
Se incrementan los planes conspirativos

Los planes continuaron con mayor impulso y se enviaron mensajes a


los patriotas, que estaban en distintos lugares del país, para que
estuvieran preparados para cuando se iniciara la lucha definitiva. b
ola El coronel Pedro Antonio Pimentel, recibió por su parte,
instrucciones precisas, de los líderes del movimiento que presidía
Santiago Rodríguez, para que concentrara a los revolucionarios de
Martín García, Mangá y Cerro Gordo, a fin de que estuviesen en
Maracabón Arriba, situado en una sabana, a orillas de un río cerca de
Guayubín... Win ter bel
Asimismo, las autoridades españolas, al percatarse del fracaso de la
rebelión dispusieron que el general Pedro Santana, quien fue enviado
a Santiago para reforzar la guarnición de esa ciudad, retornara a Santo
Domingo.
Además, emitieron un indulto general, el 16 de marzo, con el objeto
de ganarse el apoyo de los pobladores de los lugares que se habían
rebelados.
Sin embargo, cometieron un grave error al disponer, el 17 de abril, el
fusilamiento de los principales dirigentes del Movimiento de Santiago
con lo que se incrementó el disgusto que sentían los residentes de esa
localidad.
Inicios de la guerra de la restauración

Los revolucionarios al llegar al cerro de Capotillo procedieron a izar


la bandera dominicana, iniciando así lo que se conoce como la guerra
de Restauración que abarcó todo el territorio nacional.
La ausencia de guarniciones españolas motivó que no se produjeran
combates en Capotillo, ni en Dajabón, de ahí, que los primeros
ocurrieron durante los siguientes días con resultados positivos para los
patriotas, que esta vez no tuvieron un Norberto Torres para que
denunciara el movimiento.
El primer combate ocurrió el 17 de agosto, en toda Linea Noroeste,
pero con la ausencia del hacendado Santiago Rodríguez, quien
decidió, inexplicablemente, quedarse en Sabaneta al margen de la
guerra, que planificó y contribuyó a su materialización.
Rodríguez presumiblemente rechazo ser escogido presidente
provisional del Gobierno que se instalaría, pero lo cierto es que no
quiso abandonar Sabaneta, y de esa manera no tener el riesgo que
corrieron los demás involucrados en la gesta restauradora.
Primer gobierno restaurador

El Gobierno restaurador entonces comisionó a un grupo Me patriotas


para que viajaran a Haití y planificaran con el general José María
Cabral la invasión de Azua, mientras que al mismo tiempo designaba
al general Pedro Florentino, alias Tolentino, para que se dirigiera a
esa provincia a incentivar a la población a unirse a la causa
restauradora.
Cabral, junto a Norberto y Ramón Tiburcio, José María Andújar, E.
Contreras y más de 40 revolucionarios haitianos, entre ellos varios
oficiales del Ejército de ese país, tomaron Las Matas y El Cercado sin
oposición por carecer éstos poblados de guarnición. Luego se dirigiría
a San Juan de La Maguana, donde encontró al general Florentino,
quien la había ocupado.
El coronel Aniceto Martínez y el comandante Pedro Flores se
apoderaron de Neyba y Barahona, mientras que Cabral y Florentino
de San José de Ocoa.
El general Cabral dispuso, el 28 de septiembre, la toma de Azua, pero
encontró una tenáz resistencia del general Puello quien logró reterla
hasta el 9 de octubre cuando fue sacado con su guarnición por tres
grandes vapores que llegaron a las playas de Tortuguero y los condujo
al Placer del Estudio, en Santo Domingo.
Asimismo, el 30 de septiembre se produjo en Arroyo Bermejo un
enfrentamiento entre Gregorio Luperón y Pedro Santana, quien
resultó derrotado.
Duarte retorna al país

A principio de 1864 llegó al país, después de 20 años de exilio, el


patricio Juan Pablo Duarte, junto a su tío Mariano Diez, su hermano
Vicente Celestino, el poeta Manuel Rodríguez Objío y el venezolano
Candelario Oquendo.
Ulises Espaillat ante la manera ingrata que los demás miembros del
Gobierno trataban a Duarte insistió en que debían cambiar su actitud,
por lo que finalmente accedieron a ofrecerle una misión diplomática
en el exterior.
Duarte, al principio rechazó indignado la oferta, pero luego la aceptó
para impedir el agudizamiento de las contradicciones que observó
existían en el seno del movimiento restaurador.
El exilio nuevamente fue su residencia, partiendo con la frustración
reflejada en el rostro hacia Estados Unidos y Venezuela con el objeto
de obtener ayudas para la causa nacional.
La muerte lo sorprendió doce años después, el 15 de julio de 1876, en
Venezuela, en momentos en que se encontraba desamparado y
olvidado por ese pueblo por el que tanto luchó.
Golpe de estado

La guerra continuó, pero las diferencias políticas entre los patriotas


cada vez fueron mayores hasta que el 15 de octubre de 1864, el
general Gaspar Polanco derrocó el Gobierno de Salcedo(Pepillo)
utilizando el alegato de que éste mantenía una actitud pasiva frente a
los anexionistas y buscaba obtener una paz en condiciones no
favorables para los nacionalistas.
Luperón fue el encargado de conducir al expresidente Salcedo, en
calidad de detenido, a la frontera haitiana y durante el trayecto tuvo
que enfrentar varios obstáculos, incluyendo la oposición que le
hicieron Benito Monción y Juan Antonio Polanco, cerca de Guayubín,
quienes consideraron que Salcedo debía ser juzgado por un Consejo
de Guerra.
Una situación más compleja confrontó en Dajabón ante la actitud de
Pimentel y Cabrera de pretender fusilar a Salcedo, lo que impidió.
Sin embargo, todo estuvo en contra de ex presidente, ya que el
general Plurantrope Noel, Gobernador de Fart Liberti y Jefe de
frontera rehusó aceptarlo en calidad de deportado, sino como a un
amigo.
Luperón comunicó la situación a su Gobierno, que le ordenó retornar
al prisionero a Santiago, pero luego lo trasladaron a Maimón, donde
fue asesinado, el 5 de noviembre de 1864, por órdenes del presidente
Polanco, quien con esta vil acción quedó marcado en la historia
dominicana
El gobierno de Polanco se interesó en la reorganización de todo el
movimiento revolucionario, el que prácticamente se encontraba
desarticulado debido a la política pacifista que Salcedo le imprimió.

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