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Independencia Nacional
Tras esta batalla, las fuerzas dominicanas continuaron enfrentando a las tropas haitianas en
diferentes enfrentamientos, como la batalla de El Número y la batalla de Las Carreras. La
invasión de Haití en 1849 liderada por el presidente Faustino Soulouque también fue
repelida por el ejército dominicano.
La Primera República Dominicana, que abarcó desde 1844 hasta 1861, fue un período
marcado por la búsqueda de consolidar la independencia recién proclamada. La primera
constitución del país se aprobó el 6 de noviembre de 1844, estableciendo un sistema
presidencial con tendencias liberales. Sin embargo, esta constitución fue empañada por el
artículo 210, impuesto por Pedro Santana, que le otorgó poderes dictatoriales hasta que la
guerra de independencia terminara. Santana utilizó estos privilegios para perseguir, ejecutar
y exiliar a sus opositores políticos, incluido el fundador de la nacionalidad dominicana,
Juan Pablo Duarte.
Durante los primeros años de independencia, Haití intentó varias invasiones para
reconquistar la parte oriental de la isla. Aunque estas invasiones fueron frustradas, Santana
siempre utilizaba la amenaza de una invasión haitiana como pretexto para consolidar su
poder dictatorial. La élite dominicana, temiendo la amenaza de reconquista por parte de
Haití, buscó la anexión a un poder extranjero. Se realizaron negociaciones con Gran
Bretaña, Francia, Estados Unidos y España para declarar un protectorado sobre el país,
utilizando las aguas profundas del puerto de la bahía de Samaná como incentivo.
El Padre Fernando Arturo de Meriño fue uno de los opositores más destacados y protestó
formalmente mediante un sermón, aunque sus intentos de organizar un levantamiento
militar nacional fracasaron.
Por otro lado, el patriota Francisco del Rosario Sánchez, que se encontraba en el exilio, se
enteró de los planes de Santana y organizó la Revolución de la Regeneración Dominicana
para impedir la Anexión. Esta iniciativa contó con el apoyo del presidente de Haití, Fabre
Geffrard, quien permitió que los revolucionarios utilizaran el territorio haitiano para
organizar el movimiento y entrar a la República Dominicana.
Sin embargo, los planes de Sánchez fueron descubiertos, y él y sus seguidores fueron
fusilados por Santana y los españoles. Además, España obligó al Gobierno haitiano a pagar
una indemnización por ofrecer apoyo a Sánchez.
El 16 de agosto de 1863, las tropas rebeldes dominicanas cruzaron la frontera hacia Haití,
donde recibieron apoyo del presidente haitiano Fabre Geffrard, quien permitió que los
revolucionarios utilizaran territorio haitiano para organizar sus fuerzas y reorganizarse.
La guerra fue feroz y tuvo altibajos. Los patriotas dominicanos enfrentaron no solo a las
fuerzas españolas, sino también a la oposición interna de algunos dominicanos que
apoyaban la anexión. A pesar de las dificultades, los insurgentes se mantuvieron firmes en
su lucha por la independencia.
En 1864, la guerra alcanzó un punto crítico cuando las fuerzas rebeldes lograron tomar la
ciudad de Santiago y posteriormente proclamaron la restauración de la República
Dominicana como nación independiente.