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Historia – 2º Año – Prof.

Anajulia Almeida

José Artigas esperó casi un año para unirse a la revolución de Buenos Aires, esperando las resoluciones de las
autoridades porteñas para que involucraran a todos los pueblos del virreinato. El 15 de febrero de 1811 Artigas abandona
el ejército español, del cual era Capitán de Blandengues, y junto al teniente Rafael Hortiguera y seis de sus hombres y
del cura párroco de Colonia José María Enríquez Peña, pasan a ofrecer sus servicios al gobierno porteño de la Junta
Grande, la que representaba a todas las provincias: "Ofrecí llevar el estandarte de la libertad hasta los muros de
Montevideo". Buenos Aires recibió a Artigas con mucha expectativa, ya que conocían bien su fama en la Banda Oriental
y le otorgarán el grado de teniente coronel y lo designaron jefe de las milicias orientales.
La revolución oriental comienza con el "Grito de Asencio", el 28 de febrero de 1811, realizado por Pedro
Viera y Venancio Benavidez, que al frente de un grupo de hombres ocuparon ese mismo día la villa de Mercedes y al día
siguiente, Santo Domingo de Soriano. Poco después, se incorpora San Salvador (Dolores) mientras Pedro Viera
marchaba hacia Paysandú. En el resto de la Banda Oriental se pronunciaban también a favor de la revolución: Juan
Antonio Lavalleja, Francisco Bustamante y Pablo Pérez en Minas, Maldonado y San Carlos; Blas Basualdo y Baltasar
Ojeda en Tacuarembó; Felix y Fructuoso Rivera en Durazno; Bartolomé Quinteros y Baltasar Vargas en Arroyo Grande;
el cura Santiago Figueredo, Tomás García de Zúñega, Manuel Francisco Artigas y Andrés Latorre en Pintado, Casupá y
Santa Lucía; Joaquín Suárez y el cura Valentín Gómez en Canelones; Fernando Otorgué en Pantanoso.
Mientras tanto José Artigas, a fines de marzo de 1811, cruzaba el río Uruguay, dirigiéndose a Paysandú y de
allí a Mercedes, donde instaló su cuartel general y desde allí, el 11 de abril arengó a los orientales con la
famosa “Proclama de Mercedes”.
Artigas, era el líder que la revolución necesitaba, y cuya autoridad nadie discutía. Estaba al frente de lo que el
mismo Artigas llamó el "ejército nuevo", compuesto por peones de estancias, hombres sueltos, indígenas y hasta
esclavos que se fugaron de sus dueños. También fueron importantes los curas de la campaña, ya que tenían prestigio y
gran ascendencia sobre la población rural. Los hacendados, capataces y oficiales militares, serían los que llevarían el
mando de las fuerzas.
Aquí cada hombre aportaba su caballo y armas, que muchas veces eran sus herramientas de trabajo. Había
pocas armas de fuego y su fuerza especial era el empuje arrollador de su caballería, al que se sumaba la destreza y
valor de sus hombres. El ejército oriental contaba con hombres de todos los sectores sociales, sin experiencia profesional
pero con rudeza por sus faenas rurales. Las armas de fuego, muy escasas y rudimentarias, como el fusil de chispa,
escasos y pesados cañones. Las armas más abundantes y fundamentales eran la lanza, espada y boleadoras.
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Batalla de las Piedras
El primer enfrentamiento con los españoles de Montevideo se acercaba. Artigas con sus fuerzas se ubicó en
Nuestra Señora de Guadalupe de Canelones, el 12 de mayo, para vigilar al enemigo que acampaban en Las Piedras.
Las lluvias intensas de esos días hicieron que la batalla comenzara el 18 de mayo de 1811.
Allí, por primera vez Artigas estaba al mando de un ejército y en una batalla de la que saldrá victorioso, gracias
a una gran estrategia militar, venciendo al español José de Posadas. El jefe de los orientales mostró su grandeza,
pidiendo clemencia para los vencidos, no aceptando la espada del vencido directamente. Gracias a esta victoria los
orientales obtuvieron el control de toda la campaña oriental y los derrotados españoles debieron refugiarse detrás los
muros de Montevideo. El gobierno de Buenos Aires le otorgó a Artigas el grado de coronel y dio gran difusión de la
victoria en Las Piedras.
Primer sitio de Montevideo
Pocos días después de la victoria, los orientales sitiaron Montevideo unos 3000 hombres. Los sitiadores se
establecieron desde Punta Carretas hasta Miguelete, pasando por Tres Cruces. Artigas desde el campamento del Cerrito,
pidió la rendición de la plaza y estaba convencido de que era el momento propicio para ganarle a Montevideo, no dejarlos
recuperarse de la batalla de Las Piedras, pero debió esperar la llegada de las órdenes desde Buenos Aires.
El 10 de junio de 1811, llegaba desde Buenos Aires a su cuartel en Arroyo Seco, José Rondeau, máxima autoridad de la
Banda Oriental, su idea era desgastar a los españoles sitiándolos. Pero Montevideo no era fácil de derrotar, estaba
defendida por una muralla, muchas armas y embarcaciones para vigilar el río Uruguay y bloquear al puerto de Buenos
Aires. También podían abastecerse de agua potable y alimentos. Para evitar un levantamiento interno, el gobernador
Francisco de Elío decidió expulsar a todos los vecinos que se sabían eran favorables a la revolución, de ahí que también
expulsaran a varios frailes franciscanos a las afueras de la ciudadela.
Invasión Portuguesa y Armisticio
Con el paso de los días el ahora virrey del Río de la Plata, Francisco de Elío, solicitó la ayuda de los portugueses,
que contaba con la española, hermana de Fernando VII, Carlota Joaquina, esposa del rey Juan de Portugal, la cual tenía
aspiraciones sobre las colonias americanas. Por eso, el 10 de julio de 1811, las fuerzas portuguesas comenzaron la
invasión al territorio oriental para ayudar a los españoles. Eran unos 3000 hombres comandados por el general Diego de
Souza. Ingresaron por el Yaguarón y por la ruta de la fortaleza de Santa Teresa, rocha, San Carlos.
Para los orientales significaba desgastarse continuando el sitio de Montevideo y además una posible guerra con
los portugueses. La situación de Buenos Aires no era mejor, estaba bloqueada por mar por los españoles y amenazada
por tierra desde Alto Perú. A todo eso se le suma continuos conflictos internos por sucesivos cambios de gobierno,
formándose ahora un Triunvirato para reemplazar a la Junta Grande. Por todo esto, Buenos Aires se mostró
dispuesto a negociar un armisticio con el gobierno español en Montevideo. Los españoles estaban dispuestos también
porque temían que los portugueses terminaran quedándose con la Banda Oriental, como lo deseaban desde hace tanto
tiempo. Inglaterra también estaba interesada en la paz en esta parte del mundo, porque necesitaba el apoyo español
para derrotar a Napoleón, y porque necesitaba comerciar sin perturbaciones.
El armisticio dispondría: los gobiernos de Buenos Aires y Montevideo se comprometían finalizar la guerra y
dejaban para el futuro la solución de sus diferencias. Montevideo debería levantar el bloqueo al puerto de Buenos Aires
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y el cese de las fuerzas españolas del Alto Perú que amenazaban Buenos Aires. Buenos Aires, a su vez, dispondría el
levantamiento del sitio de Montevideo y el retiro de sus fuerzas de la Banda Oriental, que nuevamente quedaría bajo el
poder español.
Asambleas Orientales
Las noticias de un posible acuerdo entre Buenos Aires y Montevideo causaron una gran inquietud en el
campamento oriental. Los orientales se sentían abandonados por el gobierno bonaerense que no los había consultado
en las tratativas del armisticio. Para explicar esta situación, Rondeau convocó a una asamblea de los principales vecinos
en armas, para explicarles la situación. Se realizarán dos reuniones, conocidas como las Asambleas Orientales, con una
gran importancia.
-Asamblea en la Panadería de Vidal: los vecinos se reunieron el 10 de setiembre de 1811, donde los orientales
manifestaron su oposición al armisticio y se declararon dispuestos a mantener ellos solos el sitio, para permitir que los
bonaerenses se enfrentaran a los portugueses. Pero las negociaciones entre Montevideo y Buenos Aires continuaron.
Frente a la inminencia del acuerdo, los orientales le pidieron otra reunión.
-Asamblea de la Quinta de la Paraguaya: se realizó el 10 de octubre de 1811, con la presencia de los delegados
bonaerenses que negociaban el armisticio. Los orientales se manifestaron nuevamente contrarios al acuerdo, pero
abandonarían el sitio bajo protesta. Pero allí ocurrió uno de los hechos más importantes de nuestra historia, por primera
vez en nuestro suelo se ejercía el derecho a la soberanía, cuando eligieron por unanimidad a José Artigas como “Jefe
de los Orientales”. Su autoridad era indiscutida pero ahora lo hacían con un pronunciamiento formal de una asamblea,
y le daba un carácter más democrático al poder de Artigas. El 12 de octubre las fuerzas orientales comienzan a retirarse
de los alrededores de Montevideo. Cuando se encontraban en el cruce del río San José, ser recibió la noticia de la firma
del armisticio. Entonces se realizó una nueva asamblea, el 23 de octubre, en Paso de la Arena. Allí decidieron abandonar
su suelo natal, preferían la incertidumbre del exilio que sufrir la represalia del gobierno de Montevideo o ser atropellado
por las fuerzas portuguesas que se mantenían en la campaña.
La decisión de retirarse, marca otro hito de nuestra historia, posiblemente el hecho más glorioso, el conocido
como el Éxodo del Pueblo Oriental.

Adaptado de Abadie, S. y otros. (2003). Historia 2ºC.B. Europa, América y Uruguay entre los siglos
XVI y XIX. Montevideo: Monteverde.

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