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PROSODIA LATINA

Se entiende por prosodia el conjunto de reglas que afectan a la acentuación y a la


cantidad de las vocales y de las sílabas.
Prosodia viene el término griego πρῳσοδία. Hay que señalar que la palabra latina acentus ( de donde
viene la nuestra acento).

La prosodia, desde el punto de vista tradicional, es la parte de la gramática que


enseña la recta pronunciación y acentuación de las palabras. La pronunciación y
acentuación de las palabras latinas se basan en la cantidad de las sílabas que forman
cada palabra.

Cantidad equivale a tiempo o duración empleados en la pronunciación de cada


sílaba. Según el mayor o menor tiempo empleado en dicha pronunciación, las sílabas se
dividen en largas ( ) y breves (). Aunque no es del todo exacto, el tiempo empleado en
la pronunciación de una sílaba larga es doble que el que se emplea para una sílaba
breve. La medida de tiempo se llama mora:.

Dado que las vocales y las sílabas en latín pueden ser largas o breves, en época clásica
la colocación del acento está determinada , según testimonio de Quintililiano por la
llamada ley de la penúltima: si la penúltima sílaba es larga el acento recae sobre ésta;
si la penúltima es breve, el acento retrocede hasta la antepenúltima.

Las excepciones atestiguadas por gramáticos latinos a la ley de la penúltima son las
siguientes
1. Palabras originariamente acentuadas en la penúltima sílaba que habían perdido
la sílaba final por determinadas alteraciones fonéticas: Arpinás, nostrás, cuiás,
Sammís por Arpinatis, nostrátis, vestrátis, cuiátis, Samnítis; Las formas
enclíticas –ce y –ne se redujeron fonéticamente a –c y –n istúc, illíc, tantón,
vidén. Los casos de contracción de la 3ª persona del singular del perfecto como
audít, fumát, por audívit, fumávit etc.
2. En el Genitivo singular de los nombres en –ius de la segunda declinación, el
acento del genitivo en –i seguía estando en la penúltima sílaba cuando esta era
breve: impéri y no ímperi. Así mismo la acentuación corriente del vocativo
Valéri
3. En los compuesto no apofónicos de făcio (tipo calefacio) el segundo
componente del compuesto se siente como una palabra autónoma, lo que
justifica la acentuación calefácis
4. Las enclíticas –que, -ve, -ce, -ne, -met, -pte, -dum atraían sobre la sílaba
inmediatamente precedente el acento, con independencia de su cantidad:
armáque y no ármăque

Los gramáticos latinos distinguen entre acento agudo (acutus), cuando recae sobre la
antepenúltima sílaba o sobre la penúltima breve de las palabras bisilábicas, y circunflejo
(flexus) cuando recae sobre la penúltima larga.
Reglas generales de la cantidad.

Antes de seguir adelante hay que observar que las cantidades de las sílabas en latín se han cambiado en el
curso de los siglos; cada generación, cada poeta tiene un particularidad prosódica. En sustancia basta con
distinguir, con Crusius Iniciación a la métrica latina: viejo latín (Plauto, Terencio, Ennio), latín clásico y
latín tardío.

En latín hay vocales breves y largas. Los diptongos son siempre largos. Una sílaba con
vocal breve es breve, una sílaba con vocal larga es larga. Una sílaba cuenta por larga si
tiene una vocal breve seguida de dos consonantes.

Cantidad de las sílabas interiores

La cantidad de las sílabas interiores abiertas (acabadas en vocal) no siempre es


reconocible a priori, sin ayuda del diccionario.

En ciertos casos su cantidad puede determinarse a partir de reglas morfológicas. Por


ejemplo, la vocal predesinencial del presente de indicativo de la cuarta conjugación es
larga: audīmus. Lo mismo vale para la vocal predesinencial del presente de subjuntivo
de todas las conjugaciones: amēmus, moneāmus. Por el contrario la vocal
predesinencial del presente de indicativo de los verbos en –io de la tercera conjugación
es breve: capĭmus.

Cuando no hay una regla morfológica que nos ayude, hay que tener presentes las
siguientes normas generales que pueden permitir en determinados casos la
identificación de la cantidad de una vocal y en consecuencia de la sílaba abierta que la
contiene.

1. Los diptongos son siempre largos. Los diptongos de uso corriente en latín son:
ae (rosae), oe (poena), au (aurum), eu (en ceu, heu neu, seu, neuter y en algunas
palabras de origen griego), ui es diptongo en cui, huic
2. Una vocal ante otra se abrevia (vocalis ante vocalem corripitur) excpeciones en
la poesía clásica
a. La a y la e del vocativo de los nombres propios en –aius, -eius Gnāi,
Pompēi
b. La desinencia arcaica en –ai rosāi
c. Con frecuencia, no siempre la desinencia –ius de los adjetivos
pronominales alterīus
d. Las formas de fio sin r (fīas, pero fĭeri)
e. Los nombres griegos mantienen en general la cantidad originaria: así
tenemos por ejemplo Aenēas
f. En Diana y en dius, la i puede (no debe) medirse larga.
3. La h si está colocada entre dos vocales ni impide la abreviación de la primera
4. La cantidad silábica permanece invariable en toda el paradigma: hăbeo,
hăbebam. Pero existen casos de alternancia cuantitativa en los temas de la
tercera declinación con nominativo monosilábico del tipo: bōs bŏvis, mās, măris;
sāl, sălis
5. En las palabras derivadas y en los compuestos semantienen, en general, las
mismas cantidades de la palabra de la que derivan: cădo, incĭdo. Puede ocurrir,
sin embargo, que dos palabras pertenecientes a la misma familia presenten
cantidades distintas, si su raíz sufre apofonía: así tenemos: fĭo, diffīdo.
6. Las vocales resultantes de una contracción son largas: cōgo de co-ago
7. En determinados casos, la cantidad de una vocal interior puede ser oscilante:
a. En el perfecto de subjuntivo, la i caracterísitca era originariamente larga
(fuerīmus, fuerītis), mientras que en el futuro perfecto siempre fue breve
(fuerĭmus, fuerĭtis). En la poesía clásica tanto uno como otro presentan
ambas escisiones.
b. La tercera del plural del perfecto de indicativo puede terminar en –ĕrunt
o en –ērunt .

Cantidad de las sílabas finales

Sílabas terminadas en vocal

Si la sílaba termina en vocal es abierta y por tanto su cantidad depende de la cantidad de


su vocal.

En lo que concierne a los monosílabos, la vocal final es siempre larga en los


monsílabos ortotónicso (dotados de acento propio), es breve en los monosílabos
enclíticos, que en la pronunciación se apoyan sobre la palabra precedente. (-que, -ne, -
ve, -ce, -pte, -te y el indefinido qua)

En las palabra polisílábicas la cantidad puede reconocerse antendiendo a las siguientes


reglas:

1. -A final generalmente larga. Es breve:


a. Nominativo y vocatico singular de la primera
b. El el plural neutro
c. Acusativo singular de los nombres de origen griego de la tercera
declinación
d. En quia, ita. En contra y frustra es larga en el período clásico, breve en
el latín arcaico y después de nuevo a partir del siglo IV d.C.
e. En los múltiplos de diez en –a a partir de Marcial (Siglo I d.C.)
2. –E final generalmente breve. Es larga:
a. Ablativo singular de la quinta
b. Segunda del singular del imperativo presente activo de la segunda
c. Los adverbios formados por adjetivos de tres terminaciones (valdē). En
benĕ y malĕ es siempre breve.
d. Cuando representa una –η griega
3. –I final generalmente larga. Es breve:
a. Puede medirse como larga o breve en ibi, mihi, tibi, sibi, ubi, uti.
b. Nisĭ, quasĭ
c. Vocativo y dativo de los nombres griegose en – ις cuando el poeta
prefería mantener la declinación originaria (Parĭ)
d. A partir de Marcial en cui, cuando se adopta la escansión bisilábica.
4. –O final generalmente larga. Excepciones
a. En la forma arcaica endŏ
b. Puede ser larga o breve (más frecuente) en el adverbio modo y sus
compuestos, en cito y en cedo. En época clásica es constante la escansión
breve en ego
c. A partir de Horacio en:
i. Nominativo de la tercera declinación: nemŏ, homŏ
ii. En la primera persona del singular del presente, futuro perfecto y
en el imperativo futuro.
iii. En el ablativo del gerundio.
iv. En los indeclinables octo, sero, immo
5. –U final es generalmente larga. Es breve sólo en las formas aracaicas indu,
noenu. En los neutros de la cuarta la cantidad es oscilante.

Sílabas terminadas en consonante

Si la palabra termina en consonante distinta de –s, la vocal, en época clásica, es


generalmente breve. Es larga
1. En diversos monosílabos: cur, fur, Lar, per, ver, far, sol, sic y otros
2. En alguans palabras abreviadas por apócope. Dic, istoc, illac etc.
3. Cuando la vocal final es producto de una contracción
4. La sílaba final de diversos nombres griegos terminados en –ν o en –ηρ

Si la palabra termina en –s:


1. la a de –as es larga. Es breve
a. en anas
b. en los nombres griegos en –ας –αδος
c. en el acusativo plural de los nombres de la tercera declinados a la griega
(Arcadas)
2. La e de –es es generalmente larga. Es breve
a. Nominativo y vocativo singular de los temas en dental de la tercera
declianción milĕs (Pero larga en pēs, abiēs,)
b. Segunda persona del singular del presente de indicativo de sum (es) y en
sus compuestos (ades, prodes, abes, etc.)
c. Penĕs
d. Nominatico singular neutro (cacoethĕs) y en el nominativo plural de los
temas de la tercera (Arcadĕs, Troadĕs) declinados a la griega.
3. La i de –is es generalmente breve. En pulvis y sanguis admite tanto la escansión
breve como larga. Es larga:
a. En el plural (civis, rosis, lupis, nobis,etc)
b. En la segunda persona del presente de indicatico de la cuarta conjugación
(audīs) y de algunos verbos irregulares (del tipo vīs, fīs)
c. En la segunda persona del presente de subjuntivo en los verbos que
acaban en –is (sis, velis, malis, nolis...)
d. En vīs, līs, Quirīs, Samnīs
e. En algunas palabras de origen griego: delphīs, Salamīs, simoīs
4. La o de –os es generalmente larga. Es breve en ŏs, ossis, compŏs, impŏs y
cuando transcribe un nombre un –ος griego (Delŏs, melŏs)
5. La u de –us es generalmente breve. Es larga
a. En el nominativo y vocatico de la tercera declinación, si los demás casos
presentan ū: virtūs, virtūtis, tellūs, tellūris (pero genŭs, generis)
b. En grūs y en sūs
c. En el genitivo singular, nominativo, acusativo y vocativo plural de la
cuarta declianción (fructūs)
d. En el genitivo singular de los nombres griegos que presentan
originariamenteel genitivo en –ους (Pantūs, Sapphūs)
MÉTRICA DEL HEXÁMETRO

Conceptos Básicos

La cadena rítmica está formada por una serie de unidades o segmentos de distinta
amplitud. Las unidades básicas de la métrica latina son:

I. El Pie

Es la mínima unidad métrica significativa, basada en la sucesión de sílabas largas y


breves, que es lo que produce el ritmo en la poesía latina. La agrupación de dos o más
sílabas que se repiten en el mismo orden.

Tiene como mínimo dos sílabas y como máximo cuatro. Para medir hexámetros es
suficiente conocer los pies llamados dáctilo:
Ej.: īncĭpĭt, pōntēs, tēmpŭs.

Además de la cantidad de cada sílaba, existe en cada pie una parte que se pronuncia
con mayor intensidad (fuerte) y otra con menor (débil). La sílaba fuerte corresponde a la
primera parte del pie (es decir, al primer semipié). A dicha intensidad se le llama ictus y
se representa gráficamente por medio de un acento (´). La sílaba así marcada se
denomina arsis (elevación). Por su parte, las débiles se llaman tesis (posición o bajada).

En la métrica del hexámetro, además, pie se identifica con Metro (Hexámetro = seis
metros = seis pies), lo cual no ocurre en otro tipo de combinaciones métricas.

II. El Verso

Es la unidad fundamental del sistema métrico latino. Puede definirse como "la
unidad de un corte o silencio con las sílabas que le preceden hasta el anterior silencio de
la misma calidad rítmica" (García Calvo). El verso, como unidad rítmica, tiene
determinadas marcas formales que, fundamentalmente, son las siguientes:

1. coincidencia de final de palabra con final de verso;


2. la sílaba final de verso es indiferentemente larga o breve, suele denominarse
anceps;
3. hay normalmente hiato entre el final de un verso y el principio de otro.
Concepto y Esquema

El hexámetro es el verso de la poesía épica, de la sátira y de la didáctica. Consta de


"seis metros", es decir, de seis pies, dáctilos o espondeos. En los cuatro primeros, las
dos breves del segundo semipié pueden ser sustituidas por una larga. El quinto es
habitualmente un dáctilo, pero en las rarísimas ocasiones en que no, el cuarto pasa a
serlo. Por último, el sexto consta siempre de dos sílabas, siendo la segunda anceps.
Resumiendo, el esquema de todo hexámetro dactílico es el que sigue:

El hexámetro puede tener, por tanto, un mínimo de doce sílabas y un máximo de


diecisiete. Los de doce sílabas se denominan holoespondaicos (todos espondeos). La
abundancia de espondeos indica pesadez, solemnidad, lentitud:
(Iban envueltos en sombras bajo la
solitaria noche). En el punto opuesto, los de diecisiete se llaman holodáctilos y se
utilizan para expresar ligereza y rapidez, como en este duro reproche de Dido a Eneas:
(Como un espectro me
hallaré en todas partes. Malvado, ¡expiarás tus crímenes!).

Cesuras ( || )

La palabra significa etimológicamente "corte" y, en contra de lo que pudiera


pensarse, no supone una pausa, sino que se trata de un elemento más de ligazón interna
entre las distintas subunidades que componen el verso; la cesura se coloca siempre entre
palabra y palabra, pero nunca entre un pie y otro, sino en medio del pie. Se trata de una
convención más de las muchas que los poetas decidieron utilizar para la consecución del
ritmo. El hexámetro presenta normalmente una o más cesuras, cuya denominación y
posición son las siguientes:

• Pentemímera, después del quinto semipié o, lo que es lo mismo, después de la


primera sílaba del tercer pie. Es la más frecuente. La tienen el 90% de los
hexámetros de Virgilio.

Ej.: Vir., En., IV,1:

• Trihemímera, después del tercer semipié.


• Heptemímera, después del séptimo semipié. Suelen darse juntas e, incluso
frecuentemente, con pentemímera. Por contra, es rarísimo que aparezcan solas.

Ej.: Virg., Buc., I, 1:

• Trocaica o femenina, entre las dos breves del tercer pie que tiene que ser,
lógicamente, un dáctilo; se llama trocaica porque deja a su izquierda un troqueo.
Va, generalmente, acompañada de trihemímera y heptemímera. Sólo la
pentemímera y la trocaica son incompatibles por su posición muy cercana,
dentro del mismo pie.

Ej.: Vir., En., II,3:

En otro orden de cosas se sitúa la llamada Diéresis Bucólica, donde se da una


coincidencia entre ritmo y sintaxis: al comenzar el 5º pie se produce una inflexión
sintáctica, comienza una frase que se desgaja de la anterior y, de esta manera, 5º y 6º
pies encabalgan sintácticamente con el verso siguiente:

Ej.: Virg.,Buc.,3-4:

Figuras Métrico - Prosódicas

• Sinalefa o elisión ( ( ) ). En la secuencia del verso latino, cuando una palabra


termina en vocal o -m y la siguiente comienza por vocal o h-, se elide a efectos
métricos la vocal o la vocal + -m con que termina la primera palabra.

• Aféresis. Es un caso especial de elisión donde predomina la primera vocal. Se


da sólo con las formas es y est del verbo sum. Ej.: amata (e)st. Bona (e)s.
• Hiato. Fenómeno contrario a la elisión. Ante un encuentro de dos vocales de
distintas palabras, la esperada elisión no se produce. Suele darse tras
monosílabos de vocal larga, diptongos o palabras terminadas en -m, que a veces
pueden abreviarse. Resulta casi obligado para su aparición que la sílaba que
sigue sea breve. Ej.:

Virg.,Buc.,II,65:

• Sinéresis. Es la reducción a una sola sílaba de dos vocales en interior de palabra.


El resultado es siempre una sílaba larga. Suele ocurrir con palabras como
Ej.: Virg., En., IV,16:

• Diéresis. Fenómeno contrario al anterior consistente en hacer de un diptongo


dos sílab as, a veces contando como vocal
las semiconsonantes. Ej.:.

• Sinícesis. Caso particular de la sinéresis consistente en la consonantización de


las semivocales, reduciendo así dos posibles sílabas a una sola y alargando la
anterior, al quedar su vocal ante dos consonantes. Ej.:Virg.,En.,II,16:

• Abreviación Yámbica. En palabras bisílabas de estructura yámbica


puede darse una abreviación de la larga en función de la métrica. El dativo
singular de los pronombre personales sufre frecuentemente este fenómeno:
Se suele marcar as í.

Ej.:Virg.,En.,IV,479:

• Palabras de Origen Griego. No se trata, lógicamente, de una licencia métrica.


Sólo advertir que algunos nombres procedentes del griego pueden transgredir las
normas que acabamos de ofrecer a la hora de establecer la cantidad de una
sílaba. Sobre todo, conocer la etimología de la palabra ayuda muchísimo.
Especial atención hay que prestar a los nombre propios.

Ej.: Virg., En., II,2:

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