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CASTILLEJOS CHÁVEZ AURORA CELESTE

DOS FORMAS DE ESCAPE: EL SUICIDIO EN MADAME

BOVARY Y WERTHER

INTRODUCCIÓN

La literatura es algo que se asemeja mucho a la vida cotidiana, los hechos que fueron

vividos y los que estamos viviendo, de alguna manera se reflejan en ella. Y no solo los

hechos en concreto sino también aquellos que aún no pasan y aquellos que probablemente

jamás lo hagan. Es por ello que la literatura se desarrolla y va cambiando a la par de la

sociedad, desde conflictos bélicos hasta aquellos que representan cuestiones más profundas,

cuestiones que se originan en la mente y que aquejan los sentimientos.

Durante el Romanticismo, se les da especial peso a estas segundas cuestiones, pues el

mundo interior del personaje es muchísimo más grande que el mundo que lo rodea,

encontramos varias introspecciones plagadas de una exaltación muy grande por las

emociones, las cuales son las que guían toda la línea argumental de cualquier personaje

protagonista.

Ambas novelas están situadas en este contexto, pues a pesar de que Madame Bovary podría

considerarse perteneciente ya a la corriente del Realismo podemos observar que en ella

existen aún muchos elementos que atraen a la novela hacia este ámbito romántico. Así que

podría decirse que la obra de Flaubert es una novela de transición, se encuentra situada en

ese umbral de cambio, no termina de encajar completamente ni en el movimiento anterior

ni en el que se desarrolla posteriormente, es como el último escalón del Romanticismo y el

primero del Realismo.


PERSONAJES ROMÁNTICOS

La

figura que encarna estos atributos y elementos románticos es la propia Emma Bovary, pues

está configurada por sus emociones y anhelos, estos sentimientos tan intensos y extremos

con los que la llevan a realizar todas las decisiones que van marcando los sucesos de la

novela entera, desde el casarse con Charles hasta engañarlo y empezar a gastar dinero sin

preocupación. De manera que todo lo que hay en ella es esta insatisfacción e infelicidad por

la vida que lleva, nada parece llenarla ni satisfacerla y eso hace que el día a día se vuelva

tedioso e insoportable, esto se vuelve el origen de todos sus problemas.

Por su parte Werther, desde el inicio se nos presenta como un personaje completamente

romántico, es sensible y con las emociones a flor de piel siempre, así como con Emma, este

sentimentalismo es lo que rige su desarrollo a lo largo de la novela y la causa de todos sus

conflictos. Porque el problema central de Werther es que está ensimismado, vive en un

mundo interior en el que se actúa a partir de cualquier sentimiento que cualquier situación

haga surgir, sin embargo, cuando es necesaria esta conexión con el mundo ajeno a la

introspección es cuando se da cuenta que las cosas no son tan sencillas, porque estas

emociones no siempre van a provocar lo mismo en los demás y no siempre van a ser la

razón correcta para actuar. De cualquier manera, Werther se encuentra situado en un


contexto en el que “seguir al corazón” es de una forma u otra correcto, porque la novela es

Romántica en sí misma, de modo que cuando en el protagonista estos sentimientos escalan

y se disparan no es algo que quede fuera de lugar ni algo que le cause más problemas de los

que él ya creó dentro de este mundo interior.

Por otra parte, Emma está atrapada en un contexto completamente realista, los demás

personajes, los lugares, la época que se retrata, incluso la sola estructura de la novela

(hablando en un sentido más técnico) son elementos que configuran su lugar dentro de la

corriente realista. Es por ello que, a diferencia de Werther, ella no puede ser capaz de

expresar sus emociones libremente, todo tiene que ser disimulado o hecho de manera

secreta para no generar sospechas ni miradas acusadoras del mundo exterior, sin embargo,

todo esto que a simple vista es reprimido sale sin tapujos en el mundo interior de Emma, y

como nosotros vamos de la mano del narrador a través de este, podemos ser capaces de

notar las dos caras de la moneda que es Madame Bovary. Por un lado, tenemos a Emma, la

joven que lee demasiado, es soñadora y espera que su vida sea como en aquellas novelas,

anhela aventuras y emociones que descontrolen la monotonía, y por otro lado tenemos a

Madame Bovary, la señora casada, que tiene que dirigir una casa, cuidar a una hija, darle

ánimos a su marido y además convivir con la gente del pueblo (es decir, mantener las

apariencias).

Para acercar a nuestros protagonistas aún más, podríamos decir que ambos viven atrapados

dentro de una estructura cerrada que no les permite continuar con su manera de vivir,

Emma en su condición de romántica dentro de un mundo realista y Werther en su mundo

interior que no concuerda con lo que vive día a día. Además, a esto se le suma que sus

emociones son demasiado poderosas, juegan un papel principal en sus vidas, tanto que
llegan a guiarlas y, cuando estas escalan a niveles insoportables para los personajes, los

llevan por caminos que terminan siendo fatales.

UNA FORMA DE ROMPER ESTA ESTRUCTURA CERRADA: EL SUICIDIO

Otra cosa que ambos protagonistas tienen en común es su final “trágico”.

Cómo ya se dijo, ambos viven atrapados, en un estado que causa una constante angustia y

desesperación. Al vivir atrapado, sin conocer otra forma de estar en el mundo que no sea

esta de restricciones e infelicidad, se va gestando en el personaje una necesidad de libertad,

un deseo de salir de lo que los mantiene al margen, sin poder expresarse y sin poder

experimentar lo que ellos anhelan fervientemente. Pero esta libertad no es fácil de obtener

por lo que la necesidad pronto se convierte en algo esencial para seguir viviendo, así que,

contra cualquier obstáculo se buscará la forma de llegar a esta liberación. Werther con sus

acercamientos y confesiones a Carlota y Emma con sus dos amantes y las cosas elegantes e

innecesarias que no para de comprar.

Ambos dejan que esta necesidad escale y escale hasta el punto en el que se da un quiebre en

sus vidas, pero no un quiebre en la estructura de la que tanto quieren salir sino un quiebre

en sus emociones, estas se desbordan fuera de cualquier límite y se vuelven más intensas de

lo que pueden soportar, de repente la vida deja de ser una posibilidad porque el sufrimiento

en ella es demasiado. A esto se suma la presión de los mundos exteriores que cierran cada

vez más la estructura, nuestros protagonistas no pueden más, se dan cuenta que esta libertad

es algo que nunca podrán alcanzar y que su figura no tiene cabida en la realidad en la que

viven, por lo que deciden simplemente no participar en ella.


Ahora, sabemos que la muerte es un recurso común en cualquier tipo de literatura y como

recurso tiene diferentes objetivos, desde engrandecer la gloria y el honor de un héroe hasta

provocar una inmensa empatía con el personaje. Entonces, ¿cuál es el objetivo de Goethe y

de Flaubert al someter a sus personajes a una muerte como la que ambos tienen en común?

Es curioso que ambos escritores hayan elegido el suicidio como final de sus personajes

principales y, también, como final de sus novelas. Porque abundan muertes en la literatura,

sí, pero la mayoría de ellas son realizadas por terceros y por circunstancias ajenas al interior

del personaje. Sin embargo, un suicidio es decidir, uno mismo, ponerle fin a tu existencia

porque no soportas más al mundo, ni a ti mismo.

Es por ello que el suicidio siempre carga un contexto negativo, sobre todo desde un punto

de vista religioso; el hecho de morir de forma abrupta cuando “no era tu tiempo” ya va en

contra de la naturaleza de las cosas, pues estamos destinados a morir a una edad longeva

cuando nuestro cuerpo y nuestra vida han llegado a su fin y no pueden dar más. O en dado

caso, de una enfermedad grave y terminal que nos aqueje, ya que estas también son parte de

la naturaleza y no pueden ser evitadas.


Pero al cometer suicidio se atenta contra esta naturaleza de manera más grave, porque la

muerte natural llega cuando es el momento, no antes ni después. Entonces, cuando se

decide acabar con la vida propia en un momento preciso se ignora por completo la idea de

naturaleza y destino. El personaje suicida, aparte de tomar el control de su vida (en sus

posibilidades como personaje literario) también toma el control de su muerte.

La concepción oscura y negativa que rodea todo lo relacionado con morir también es

dejado de lado, el miedo y la angustia son sustituidas por una calma y un deseo, un deseo

de alcanzar esta muerte, porque Werther y Emma ven en ella esta ansiada liberación que

buscaban desde el inicio.

En el caso de Emma, durante toda la novela vemos que la mayoría de las cosas por las que

pasa son situaciones en las que es obligada a estar por las circunstancias: el casarse con

Charles (a pesar de que en su corazón había cierta ilusión esta no es demasiado fuerte y por

eso se extingue con rapidez a los pocos días), el vivir en pueblos pequeños y estancarse en

ellos sin poder vivir las grandes experiencias de la época como la ópera y los bailes de gala

(a excepción, claro, del de la Vaubyessard, que simplemente causa en ella más deseo por

esa vida), etc. Las únicas pequeñas formas de liberación que tiene son León y Rodolphe, así

como su ansia de conseguir joyas, cortinas y cosas caras para decoración, las cuales, de

alguna manera, le dan una probadita de ese mundo que ella tanto anhela.

Sin embargo, estas pequeñas fugas y escapes solo le causan problemas, al final ambos

amantes le fallan, la abandonan porque el mundo exterior, el, mundo realista (literario) les

exige que vuelvan al camino recto y en ese camino Emma solo representa una ligera

desviación. Mientras que Lhereux la llena de deudas y le hace ver que sus caprichos y

deseos tienen un precio muy alto que debe ser pagado. Todas estas circunstancias externas
a Emma que la quieren obligar a mantenerse dentro de la estructura son las que hacen que

todo se desborde, en ella comienza la idea de no encajar, de no tener un lugar ni en el

momento ni a futuro. Entonces, esa tormenta interior encuentra por fin una salida: la

muerte.

Por su lado, Werther es alguien condenado a sus emociones desde el inicio, él es pura

introspección, su mundo interior es más grande que lo que lo rodea y esto representa para él

un problema, pues no entiende cómo salir de él para insertarse en el contexto que lo rodea,

es por ello que Carlota le parece cruel, le parece que lo ilusiona y lo rechaza

constantemente y el no logra entender cómo esto es posible, en algún punto parece que

Carlota es su razón de vivir, lo que lo mantiene vivo, por eso cuando ella está a punto de

casarse y lo rechaza por vez definitiva y última el mundo de Werther se derrumba y

desmorona, siempre sintió demasiado pero esto es algo que no puede soportar y busca una

salida: terminar con su vida.

ESCAPE Y LIBERACIÓN

También son curiosos los métodos que elijen cada uno de los protagonistas para realizar el

suicidio. Emma acude corriendo a la botica y se roba un frasco de arsénico que ingiere de

manera inmediata ahí mismo, mientras que Werther pide al esposo de su amada su arma de

caza. Si analizamos las formas de morir que elijen podemos darnos cuenta que, a simple

vista, la decisión de Emma es más rápida e inmediata que la de Werther. Cuando todo llega

a su límite y la presión aumenta, cuando todos le han dado la espalda y el embargo llega,

sin pensarlo más se dirige directamente al negocio de Homais y roba el veneno. Mientras

tanto, nuestro otro protagonista, después de llorar largamente el rechazo de Carlota regresa

a su casa y se pone a escribir, se toma su tiempo para pedir la pistola a Alberto y esperar
por ella, después de recibirlas se sienta de nuevo a escribir más, calmado y sin prisas

arregla sus papeles, su cuarto, como si quisiera dejar todo listo para irse de viaje

(irónicamente es lo que le dice a su amigo Alberto cuando le solicita la pistola) y es hasta

ya entrada la noche cuando decide que es el momento. No sabemos con exactitud la hora en

la que decide dispararse pero cuando el criado lo encuentra se da cuenta de que aún respira,

entonces intuimos que su muerte no fue inmediata, permanece por largo tiempo agonizando

sin que nadie lo note, hasta la mañana siguiente, al igual que Emma. Después de ingerir el

arsénico parece que toda su angustia y desesperación se desvanece, en ella crece una

sensación de paz porque por fin siente que es libre, un poco como Werther, regresa a su

casa con calma y se duerme un rato, piensa que la muerte es aburrida, no es para nada el

drama que ella esperaba. Pasa tiempo y es donde empieza la agonía, la muerte de Emma es

larguísima, probablemente como la de Werther, la diferencia es que Goethe no nos deja

verlo y Flaubert nos mantiene atrapados en el mismo cuarto en el que su protagonista

agoniza, nos describe sus convulsiones y dolores, describe de manera exacta y objetiva la

muerte por arsénico.

Comparando esto, podemos darnos cuenta que en realidad la decisión de ambos fue rotunda

e inmediata, la diferencia es, de nuevo, su carácter de realismo y romanticismo, en la

novela de Goethe existe la posibilidad de que Werther se tome su tiempo antes del suicidio,

casi parece que está dejando todo listo para antes de morir, este alargamiento encaja bien en

la novela, pues mantiene una tensión que se expresa mediante las cartas que escribe nuestro

personaje pues no sabemos qué trama hasta después de que pide la pistola y escribe la

última carta. Por su lado, Flaubert quiere darle una muerte romántica a Emma, para seguir

configurándola como su único personaje perteneciente a esta corriente, sin embargo no


encaja como lo hace la anterior, porque el contexto de la novela es uno realista, en el que la

muerte se narra sin drama ni grandes emociones, como ya se dijo, la agonía de Emma se

narra de forma objetiva, casi naturalista., se intercalan las escenas del sufrimiento con

escenas de la gente del pueblo platicando, comiendo o bebiendo, escenas que no tienen

nada que ver con la escena central y que cortan el hilo narrativo, la función de esta

estrategia es precisamente como la que usa Goethe, crear tensión y desesperación en el

lector hasta que finalmente le da descanso a Emma y por consecuencia a nosotros.

De esta manera, notamos que, a pesar de que ambos son personajes de corrientes literarias,

de novelas y de contextos distintos tienen un mismo final y una misma configuración: la de

protagonistas románticos, invadidos por sus pasiones y sentimientos, encerrados y

contenidos por su condición, condición que no les permite acercarse al mundo que los

rodea porque simplemente no encajan, aquejados por una necesidad de liberación que no

pueden alcanzar de ninguna manera en vida. De manera que la encuentran en la muerte,

esta los atrae con la promesa de no solo una oportunidad de ser libre sino con la promesa d

e una nueva oportunidad, de una vida después de la muerte que será mejor. Escapan, sí,

pero no en el sentido de huir, más bien en el sentido de buscar esa forma de vivir que tanto

anhelan cada uno en su mundo interior.

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