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fisicoquímica en acción
13 abril, 2019 Administrador Artículos, Portada 0
Seguramente todos los que habitamos en el norte y centro del continente americano
hemos probado la tortilla de maíz, ese disco delgado de masa, que se cuece sobre una
plancha llamada comal, de peculiar y extraordinario sabor. Y si hemos comido tortillas es
muy probable que hayamos probado esos bloques de masa de maíz cocida, rellena de
carne, vegetales y salsas, que están envueltos en hojas de mazorca de maíz —o de
plátano—, llamados tamales. El maíz utilizado en estos alimentos se procesa mediante una
tecnología milenaria denominada nixtamalización, la cual cambia de manera notable las
propiedades fisicoquímicas del grano de maíz.
Una madre
mexica enseña a su hija a preparar tortillas de maíz nixtamalizado.
El maíz (Zea mays L.) pertenece a la familia de las gramíneas (cereales). Todas las variedades
que conocemos provienen de la domesticación, desde hace unos 10 mil años, del teocintle,
una planta similar al maíz que crece de manera silvestre en México y parte de América
Central.
La nixtamalización
Pero, ¿y qué ocurre con el maíz durante la nixtamalización? Veamos antes ciertos
conceptos importantes. Como sabemos, los átomos consisten de neutrones (sin carga
eléctrica) y protones (con carga eléctrica positiva) en el núcleo, y de electrones (con carga
negativa) que giran a su alrededor. Los átomos tienen el mismo número de protones que
de electrones, por lo que son eléctricamente neutros; sin embargo, pueden perder o
ganar electrones: si el átomo (o molécula si consiste de dos o más átomos enlazados)
pierde o gana uno o más electrones, la carga eléctrica total se desequilibra,
convirtiéndose en un ion positivo si pierde electrones o en ion negativo si los gana.
Los átomos de metales suelen perder electrones y los átomos de no metales ganarlos, por
lo que se convierten en iones positivos e iones negativos, respectivamente. Es así que
surge una atracción eléctrica entre metales y no metales (las cargas eléctricas opuestas se
atraen y las iguales se repelen). Como resultado a esta interacción, obtenemos
los compuestos iónicos.
Los compuestos iónicos, como la sal de mesa (cloruro de sodio, NaCl), suelen ser muy
estables. El cloruro de sodio consiste de un ion de sodio Na+ (positivo) por cada
cloro Cl- (negativo). El signo + del sodio indica que le falta un electrón y el signo – del cloro
indica que le sobra uno. Si diluimos esta sal en agua (que tiene fórmula molecular H2O),
las moléculas de agua separan con extrema suavidad a la sal en sus componentes iónicos.
Esto sucede porque los oxígenos del agua —con carga más negativa— son atraídos por
los Na+, y los hidrógenos —con carga más positiva— hacen lo propio con los Cl-. A este
proceso de separación iónica se le conoce como solvatación.
Solvatación
de una molécula de cloruro de sodio (NaCl) por moléculas de agua (esferas azules:
oxígeno; esferas marrones: hidrógeno).
Las reacciones fisicoquímicas descritas, junto con las características del maíz y las
condiciones de la nixtamalización, otorgan a la masa las propiedades sensoriales y
mecano-plásticas adecuadas para elaborar productos nixtamalizados. Pero también,
como veremos enseguida, la calidad nutritiva del maíz se incrementa.
Beneficios de la nixtamalización
Consideraciones finales
Como pudimos ver, la nixtamalización incrementa las propiedades nutricionales del maíz
y también logra cambiar sus propiedades sensoriales. De esta manera, las tortillas,
tamales y totopos, pueden ser degustados por millones de personas todos los días. Así
que, si vives en regiones donde no se consumen estos productos, te invito a probarlos. Es
posible que haya algún restaurante de comida mexicana o centroamericana cerca de
donde vives. Sin duda será una grata experiencia.
Referencias:
H. E. Martínez-Flores et al. Physical properties and composition of femures of rat fed with
diets based on corn tortillas made from different processes. International Journal of Food
Sciences and Nutrition, 53, 2002, 155-162.