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Sobre toda cosa guardada, guarda tu

corazón
2020-05-11

1. Oración inicial
«Padre nuestro que estás en los cielos, gracias te doy Señor porque
desde el momento en que Cristo Jesús ocupó el trono de mi
corazón lo ha purificado y ha purificado mis pensamientos y con el
agua limpia de tu palabra, lo has lavado de todas mis inmundicias y
de todos mis ídolos; ahora te pido Padre amado que en tu amor y en
tu misericordia, por tu Santo Espíritu que mora en mí, me ayudes y
me sustentes para guardarlo limpio y puro delante de tus ojos todos
los días de esta vida que tú me permitas vivir. Amén.»

2. Lee la palabra de Dios


“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana
la vida.” Proverbios 4:23
“El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas,
y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.” Mateo 12:35

3. Reflexiona
Un Padre perfecto, que ama a sus hijos con un amor que supera
nuestro propio conocimiento, nos da un sabio consejo: “Sobre toda
cosa guardada, guarda tu corazón” y nos da una razón: “Porque de
él mana la vida” porque del corazón mana la sangre y: “La vida de la
carne en la sangre está,” (Levítico 17:11a) y del corazón de Cristo
Jesús en la cruz del Calvario brotó la sangre que nos redimió de
todos nuestros pecados y nos dio la vida eterna.
La razón de este consejo escrita está: “Engañoso es el corazón más
que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?” (Jeremías
17:9) “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15:19)
Con el Corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa
para salvación; es por ello que si confesares con tu boca que Jesús
es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos, serás salvo. (Romanos 10:9-10)
Donde esté nuestro tesoro, allí también estará nuestro corazón y de
la abundancia de nuestro corazón hablará nuestra boca, por ello nos
dice el Señor: “No hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el
orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino, haceos
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde
ladrones no minan ni hurtan” (Mateo 6: 19-21)
Hoy, más que nunca, necesitamos acercarnos a Dios con un
corazón limpio y puro, porque los tiempos que vivimos son muy
malos y la vanidad de la vida se ha apoderado del mundo; el amor
al dinero es la causa de todos los males que agobian a la
humanidad y a la naturaleza misma y, como hijos de Dios, debemos
cumplir con la Gran Comisión que nos ha sido encomendada y
obedecer a su mandato: “Levántate, resplandece; porque ha venido
tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí
tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti
amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las
naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.” (Isaías
60: 1-3)

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