Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estas bolas de gas luminosas contribuyeron a que los antiguos exploradores navegaran los mares
y, hoy en día, ayudan a los científicos a recorrer el universo.
Las estrellas son cuerpos celestes gigantes, compuestos principalmente por hidrógeno y helio, que
producen luz y calor desde sus arremolinadas fundiciones nucleares. Aparte del Sol, todos los
puntos luminosos que vemos en el cielo se encuentran a años luz de la Tierra. Las estrellas son los
bloques de construcción de las galaxias, y existen mil millones en el universo. Es imposible saber
cuántas estrellas hay, pero los astrónomos calculan que solo en la galaxia de la Vía Láctea hay
aproximadamente 300 mil millones.
El ciclo de vida de una estrella dura mil millones de años. En general, mientras más grande sea una
estrella, más corto es su tiempo de vida.
El nacimiento de una estrella ocurre dentro de las nebulosas, que son nubes de polvo constituidas
por hidrógeno. A lo largo de miles de años, la gravedad provoca que las cavidades de materia
densa dentro de la nebulosa colapsen bajo su propio peso. Una de estas masas de gas que se
contrae, denominada protoestrella, representa la etapa naciente de la estrella. Debido a que el
polvo de las nebulosas las oculta, las protoestrellas son difíciles de detectar.
A medida que una protoestrella se hace más pequeña, gira más rápido debido a la conservación
del momento angular (el mismo principio que explica por qué aumenta la velocidad a la que un
patinador gira cuando aprieta sus brazos). La presión en aumento provoca temperaturas elevadas,
y durante este tiempo, una estrella ingresa en lo que se denomina la fase T Tauri, una etapa
relativamente breve.
Millones de años después, cuando la temperatura del núcleo llega a los 27 millones de grados
Fahrenheit (es decir, 15 millones de grados Celsius), la fusión nuclear comienza, encendiendo el
núcleo y desencadenando la próxima (y más larga) fase de la vida de una estrella, conocida como
la secuencia principal.
La mayor parte de las estrellas de nuestra galaxia, incluyendo al Sol, se clasifican como estrellas de
secuencia principal. Existen en un estado estable de fusión nuclear, en el que transforman al
hidrógeno en helio e irradian rayos X. En este proceso se emite una gran cantidad de energía, ya
que se mantiene alta la temperatura de la estrella, que brilla intensamente.