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Introducción*

Desde que el hombre surgió sobre la Tierra su curiosidad innata le ha hecho preguntarse acerca del
origen y funcionamiento de muchas cosas. Una de estas cuestiones, profundamente enraizada en
todas las culturas, era el estudio del cielo, la astronomía. En un principio seguramente hubiera
veneración, miedo, temor, pero más tarde estas emociones se hicieron menos intensas dejando
paso al placer que el hombre siente por conocer las cosas, por comprender y dominar el entorno
que le rodea.

Del estudio del movimiento de los astros surgió el calendario, fuente de mejoras en la siembra y
recolección de cosechas; el hombre ya no estaba solo en su tarea de obtener los mejores resultados
de sus tierras, sino que conocía el momento adecuado para que estos resultados se obtuvieran.

El calendario trajo otra importante consecuencia, el desarrollo de las matemáticas, de las cuales
podemos decir que hacen surgir en todo su esplendor a las ciencias experimentales.

En las páginas que siguen vamos a reproducir, miles de años despué, la experiencia de descubrir de
dónde venimos, adónde vamos, y cómo es el espacio que nos rodea.

Comenzaremos con el origen del Sistema Solar, cómo se formó a partir de una inmensa nube de gas
y cómo surgieron los planetas y demás cuerpos del Sistema Solar. Después iremos conociendo cómo
es el Sol y cómo son los planetas y sus satélites. Terminaremos estudiando brevemente los demás
cuerpos del Sistema Solar. Estructura es la siguiente:

Origen del Sistema Solar

Estructura del Sol

Planetas interiores

La Tierra y Marte

Los gigantes gaseosos

Cuerpos menores

Muerte del Sistema Solar Origen del Sistema Solar

*Nos preguntamos, ¿cómo se formó el Sol?

Obviamente, no había nadie allí que dejara escrito lo que ocurrió. Sin embargo, existen miles de
millones de estrellas que podamos observar. Éstas se encuentran en distintas etapas de su
desarrollo, por lo que podemos ver todos los pasos, componerlos uno tras otro, usar métodos
estadísticos para clasificarlas y proponer y comprobar teorías sobre su nacimiento. Por todo ello, la
formación de una estrella es un fenómeno bien conocido, todo lo contrario que la formación de los
planetas (ya hemos dicho que no tenemos otros sistemas planetarios con que comparar).

Todo comenzó en una enorme nube de gas de las que abundan en nuestra galaxia. Esa nube, en
ciertas condiciones, y debido a la atracción gravitatoria de sus partes, puede colapsar, esto es, caer
sobre sí misma, concentrándose en un lugar cada vez más pequeño. Este colapso de una nube es la
fase inicial del largo proceso de formación de todas las estrellas, incluido nuestro Sol. Aún en nubes
pequeñas se puede formar una estrella. En este caso, la nube no tiende al colapso, sino a la
disgregación debido a la presión del gas (como en una caldera de vapor), pero si la nube penetra en
un brazo espiral de una galaxia, donde existen gran cantidad de estrellas, alguna de éstas puede
inducir gravitatoriamente al colapso. También una explosión de una supernova cerca de la nube
puede desencadenar el colapso. Esta explosión produce cantidades de elementos metálicos pesados
(sólo el hidrógeno y algo de helio y litio se formaron en la explosión primigenia o big-bang) que se
introducen en la nube. Debido a la presencia en nuestro Sol y los planetas de elementos pesados
parece ser que el colapso del Sol fue iniciado por una supernova.

Una vez que empieza el colapso la temperatura de la nube aumenta, especialmente en la región
central. A la vez, la nube en rotación se escinde en diversos anillos o brazos espirales (igual que una
vez sucedió con la galaxia, pero a menor escala en este caso). Al pasar la nube de tener de unos 2
billones de kilómetros de diámetro a sólo unos 200 millones, su temperatura central alcanza los
5000 K. En el caso de una nube con una masa como la de nuestro sol, se puede alcanzar una
temperatura de 10 millones de grados en el centro si la contracción continúa durante 10 millones de
años.

En esos momentos, que pueden ser considerados como el verdadero nacimiento de la estrella,
comienza la fusión nuclear en la que, en esencia, el hidrógeno se convierte en helio y
desprendiendo energía según la fórmula de Einstein E = m c^2. Una vez que las reacciones se
han iniciado en el núcleo, la estrella se mantendrá en un estado de equilibrio entre el colapso
gravitatorio y la presión de radiación, manteniendo durante muchísimo tiempo la temperatura y
producción de energía.

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