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La metáfora del gobierno a la que se refiere el autor, es entender las organizaciones como
un sistema político. De allí, que los empresarios hablen de autoridad, poder y relaciones entre
superiores y subordinados, por lo que les cuesta reconocer éstas como organizaciones políticas
en las cuales se implican actividades de dominadores y dominados. Partiendo de ello, es posible
imaginar, que, si los empresarios desarrollan esta idea, es claro que se pueda entender a las
organizaciones como sistemas de gobierno que varían de acuerdo con los principios políticos
empleados. Es desde esta perspectiva, que las organizaciones independientemente del sentido de
su autoridad, son intrínsecamente políticas.
Atendiendo lo anterior, la metáfora del gobierno también puede usarse para desentramar
la política cotidiana de la vida organizativa. La mayoría de la gente que trabaja en una
organización fácilmente admite en privado que están rodeados de formas de “regateo”, a través
de las cuales, personas distintas intentan conseguir intereses específicos. Sin embargo, este tipo
de actividad es raramente tratada en público. La idea de que las organizaciones se supone que
son empresas racionales en las cuales sus miembros tienen objetivos comunes tiende a desalentar
las disputas por motivos políticos, en las que poder y administración están íntimamente
relacionados con el conocimiento propio y el uso de las normas, y con la forma legal de
administración que esto implica. En las organizaciones tecnocráticas tales como las flexibles y
siempre cambiantes empresas que prosperan en la industria electrónica y otros ambientes
turbulentos, el poder y la administración están directamente unidos al conocimiento y capacidad
técnicos propios. Teniendo en cuenta que en las autocracias y burocracias el modelo de poder y
autoridad es claramente estable y bien definido, en las tecnocracias está frecuentemente
cambiando con diferentes individuos y grupos, alzándose y cayendo en el poder de acuerdo con
el valor de sus contribuciones técnicas.
Pero si lo que se desea es cambio hay que ir más allá de la capacitación porque ésta no
modifica procesos mentales y más bien puede fortalecer actitudes, conductas y valores ya
internalizados. Esto, porque el aprendizaje organizacional implica atreverse a explorar, a vivir
nuevas experiencias, a cambiar las estructuras rígidas de pensamiento, dejar de lado los
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