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La Tatuadora de Libélulas |CAMREN| by AllysonDeVil

"Camila Cabello marcaba la piel de las personas. Lauren Jauregui marcó su corazón Para siempre"

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Sinopsis
Camila Cabello es una joven tatuadora de veinte años.

Aunque no está en el podio de los mejores tampoco es realmente mala y todos sus clientes suelen
salir de la tienda bastante conformes con su trabajo.

Sus compañeros admiran la pasión que desbordan sus obras, desde las grandes hasta las
pequeñas. También admiran la forma en la que siempre regala una cálida sonrisa a sus clientes
aunque haya tenido un mal día, y el modo en que escucha las historias detrás de sus tatuajes con
interés, como si realmente le importara que la señora gorda con vellos en el mentón estuviese
tatuándose un gato en honor a su tercer esposo.

Su vida es bastante normal.

No vuela, ni lee mentes, ni es una agente del gobierno. Es simplemente Camila Cabello, la chica
tatuadora.

Y como es una chica normal, ella se enamorará... de una chica que entrará a la tienda queriendo
un tatuaje de libélula.

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Capítulo 1
Camila Cabello jamás llegaba tarde al trabajo.

Siempre podía encontrársela entrando a tiempo al local de tatuajes, la mayoría de los días
portando suéteres de cuello alto, ajustados pantalones, converse sucios y gorras hacía atrás de
diversos colores.

Ese día no fue la excepción.

XX: ¡Buenos días, Camila! -Saludo un hombre bastante alto y de cabellos rubios en cuánto la vio
llegar. Era el recepcionista del lugar y tenía un hermoso sol tatuado en la base del cuello, al igual

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que un ángel con rostro de mujer cubriendo todo su brazo, el cual Camila se había encargado de
tatuar. También tenía una perforación en el labio y un par en sus cejas.

Camila: Buen día, Troy -Respondió con una sonrisa mirando sus ojos azules durante algunos
segundos-. Ally quiere saber si la acompañaras al hospital infantil para leerle a los niños después
del almuerzo.

Ally era una de las muchas hermanas adoptivas que Camila tenía, la novia de Troy y el rostro del
ángel.

Troy: Por supuesto -Asintió con una sonrisa-... Jamás me lo perdería.

Luego de esta corta conversación la chica fue a su área de trabajo, deteniéndose antes para
saludar a Simón, el jefe y dueño del local, y a sus demás compañeros.

Si te acercabas al área de Camila Cabello no habrías encontrado nada fuera de lo común. La pared
estaba repleta de grafitis de colores metalizados y llamas alrededor que citaban frases de diversos
libros que se habían ganado su corazón, y había pequeñas personas con aspectos de ángeles
llameantes saltando y jugando entre las letras. También tenía varios dibujos hechos por sus
hermanos menores en otra parte de la pared, la cual estaba tan llena que pronto necesitaría un
nuevo lugar para colocarlos.

Como dije, nada fuera de lo común.

Durante las tres primeras horas el lugar estuvo tranquilo y Camila solo realizo un par de pequeños
tatuajes de los cuales estaba muy orgullosa.

...Fue cuándo ella llego, lista para cambiar su vida, aunque en un primer momento ninguna de las
dos lo noto...

La campanilla de la puerta principal alerto a todos de que alguien había entrado, pero solo Camila
se volteo a mirarla.

Llevaba pantalones ajustados, botas altas, una chaqueta de cuero abrochada hasta el cuello y un
beanie, todo de color negro. Sus ojos estaban cubiertos por gafas de sol y sus perfectas facciones
sobre una tersa piel pálida no demostraban más que seriedad.

Camila sonrío. Seguramente sería una de esas locas clientas que pedían enormes calaveras en sus
espaldas, o feroces y malignas serpientes enroscándose por su pierna y ascendiendo hasta devorar
uno de sus pechos.

Camila, completamente hipnotizada, la observo acercarse a Troy.

Tenía un andar elegante y decidido, y su cabeza siempre se mantenía en alto, como si viviera sola
en el mundo y las oportunidades de tropezarse fuesen nulas.

Era guapa. Realmente lo era. Camila podía darse cuenta de esto a la distancia.

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... Sus facciones esculpidas, sus labios pintados con un labial oscuro, la forma en la que hizo su
cabello a un lado al caminar... ¿Sería posible que ella fuese real? ¿No estaría alucinando?

Sus manos pasaban las páginas de los folios con delicadeza y observaba cada diseño un par de
segundos, y poco a poco parecía descartar a cada tatuador del local... Hasta que solo quedo un
folio.

Camila se acercó a la chica rápidamente. Al contrario de ella su andar era torpe, y constantemente
solía tropezar con las cosas a su alrededor.

Ese día tuvo suerte y nada interrumpió su apresurado andar.

Camila: Buen día -Saludo tímidamente acercándose a la mujer.

Por sus facciones dedujo que no debía de tener más de veintidós años.

XX: Buen día -Saludo con voz rasposa y algo que parecía ser desagrado en sus palabras, sin voltear
siquiera a mirarla. Era como si estuviese intentando decirle que no la quería allí.

Pero Camila era terca e iba a quedarse.

Camila: Si me permite ayudarla -Le dijo amablemente con una cálida sonrisa en su rostro- tal vez
Lucy, la dueña de aquel folio, podría ser una buena elección-Recomendó- ¿No es cierto, Troy?

No es como si Camila no quisiera tatuarla, pues lo habría hecho con gusto, pero ella pensaba que
sus tatuajes no eran lo suficientemente buenos como para adornar la perfecta piel de aquella
maravillosa nueva clienta.

Además no estaba acostumbrada a tatuar serpientes que engullían sus propias cabezas.

Troy: Tiene razón. Lucy tiene buenos diseños y...

XX: Sus dibujos no son lo que busco, en realidad -Confeso mientras abría el folio de Camila
lentamente, como si temiera romperlo, y comenzaba a observar cada uno de sus tatuajes. Muchos
eran tatuajes pequeños y delicados, y muy pocos tenían la perversidad y tamaño suficiente que la
joven probablemente estaba buscando.

Camila: ¿Por qué no Vero? Es la dueña de aquel folio y puede...

XX: No, gracias. Descarte sus dibujos en cuánto abrí el folio.

¿Los había descartado?

Camila estaba sorprendida por esto, pues los diseños de Vero siempre solían llevar un toque de
maldad en ellos, tanto como si se trataba de un murciélago como de un osito de felpa.

Si alguien quería un diseño realmente maligno, como tal vez lo deseaba esa chica, claramente
escogían a Veronica Iglesias.

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Camila: ¿Por qué no...?

XX: Me gusta este folio -Dijo a Troy, ignorándola completamente-. Quiero que su dueño haga mi
tatuaje.

Troy: Bien... Camila, ella es Lauren Jauregui. Vas a tatuarla.

La joven de inmediato se dio media vuelta cruzada de brazos con una de sus perfectas cejas
elevadas. Era incluso mucho más hermosa de cerca, y a la vez, mucho más intimidante.
Lentamente se quitó las gafas de sol, revelando de esta forma los ojos verdes más hermosos y
fríos que jamás había visto en su vida, los cuales estudiaron su cuerpo detenidamente.

"Mierda, Cabello. Debiste quedarte en tu sitio. ¡Debiste quedarte! Ahora seguramente va a


despreciarte y va a hacer de tu trabajo un martirio... O se reunirá con sus compañeros de la secta
satánica a la que probablemente pertenece y te lanzara una maldición. ¡Bravo, Cabello! ¡Bravo!"

Lauren: Es un gusto conocerte, Camila -Dijo extendiendo una de sus manos, la cual Camila
estrecho nerviosamente. Su tacto era cálido, casi acogedor, y sus manos la sujetaban con firmeza,
como si realmente estuviese deseando hacerlo.

Camila: El gusto es mío, señorita Jauregui... ¿Le importaría acompañarme? -Intento sonar segura,
pero el temblor en su voz fue inevitable. ¿Cómo iba a dibujar un demonio lo suficientemente
malvado como para que la chica de negro se sintiera a gusto con él? Las cosas oscuras no eran su
especialidad. Su especialidad eran los tatuajes sutiles y delicados, de esos que los padres hacen en
honor a su hijo recién nacido.

Lauren: Sería un placer -Susurro con una pequeña sonrisa que de inmediato borro. Camila
simplemente devolvió el gesto y la guío hacía su lugar de trabajo mientras se limpiaba las manos
sudorosas en el pantalón.

Camila: Puede sentarse si lo desea -Indico amablemente señalando la silla de cuero negro al lado
de su mesa de trabajo, pero Lauren se negó ante la oferta y decidió acercarse a su pared-... ¿Qué
desea tatuarse, señorita Jauregui?

Lauren: Es una bonita pared, Camila -A pesar de sentirse levemente ofendida por haber sido
ignorada de nuevo dio las gracias con voz suave por el halago-. Sobre todo por el dibujo de Ed
Sheeran sobre la "S", el de Demi sobre esta "T" y los de One Direction jugando en esta "M"...
Realmente tienes gustos bastante extraños para ser una tatuadora.... Y puedes llamarme Lauren.

Camila se sorprendió de nuevo. Nadie jamás había detallado su grafiti con tanta exactitud como
para darse cuenta quienes estaban dibujados sobre las letras, sobretodo porque lo había hecho lo
suficientemente escalofriante como para que nadie quisiera detallarlo.

Lauren:... ¿Puedo saber quiénes son los demás? Sinceramente no conozco a ninguna de estas
otras bandas...

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Camila: No son.... No son bandas... Son... son mis hermanos -Balbuceo.

"Perfecto, Cabello. Ahora estas tartamudeando como una bebe. ¡Bravo, Cabello! ¡Bravo!"

Lauren: ¿En serio? -Su voz le decía que estaba sorprendida, pero su rostro se mantenía
completamente inexpresivo-... Son... muchos.

Camila: Son diez -Confeso-. Pero solo Sofi, la que esta sentada sobre la "A", es mi hermana
biológica... Los demás son mis hermanos adoptivos.

Lauren: Bien -Acepto como si la explicación no le hubiese importado. ¿Por qué tendría que
hacerlo?. Ella tal vez era la jefa de alguna secta, o una delincuente buscada por todo el país, y
ella... Camila era una simple tatuadora-... Ahora, pasando a mi tatuaje...

"Genial, Cabelllo, ahora dibujaras una calavera demasiado adorable y ella te demandara por hacer
de su piel el lienzo de un niño de tres años"

Lauren: Quiero una libélula en la parte trasera de mi cuello -Dijo en un susurro mientras tomaba
asiento. Al parecer ya se había cansado de ver los dibujos de la pared. Tal vez eran demasiado
poco aterradores para ella, la posible ama del mal-... Ya sabes, no es nada muy complicado.

"Sí, claro, solo que la libélula tendrá que escupir fuego y verse terriblemente escalofriante"

Camila: ¿Algo más? -Pregunto intentando no parecer nerviosa.

Lauren: Oh, si, hay algo más...

"Allí va. Fuego. Quiere fuego.. ¿Cómo mierda vas a hacerle un tatuaje aterrador a esta mujer,
Cabello? ¡En el mejor de los casos terminaras tatuandole a Barney!"

Lauren: Tiene que ser verde.

***

Camila: ¿Es tu primer tatuaje? -Pregunto a Lauren, quien había dejado escapar un gemido en
cuánto la aguja toco su piel por primera vez.

La chica simplemente asintió.

Camila: Pasara rápido, lo prometo -Aseguro sonriendo tranquilizadoramente, aunque realmente la


chica de ojos verdes no pudiese ver el gesto-... Algunas personas suelen hablar mientras los hago.
Eso las ayuda a distraerse -Susurro en modo de consejo, trazando las líneas de tinta negra en el
perfecto cuello pálido de la chica.

Lauren: Bien -Acepto cruzándose de brazos-. ¿De qué debería hablar?

Camila: No lo sé -Respondió encogiéndose en hombros-, tal vez de la razón por la cual te haces
este tatuaje.

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Se hizo un silencio durante unos momentos, en los cuales solo se escuchó el clásico zumbido de la
máquina de tatuajes.

Al parecer la chica de ojos verdes no iba a responder a la pregunta.

Lauren: Es por mi abuela -Dijo de repente entre suspiros sorprendiendo a Camila, quien no
pensaba escuchar ni una palabra más de la chica mientras trazaba las alas de aquel animal-.Murió
hace poco... Tenía cáncer. Los doctores dicen que vivió más de lo que esperaban -Contó con cierta
melancolía en su voz, conmoviendo a Camila al instante. Por supuesto había escuchado historias
más tristes antes. Una vez tatuó a una mujer con una enfermedad terminal que la hizo sentirse
una mierda por horas... Pero Camila era sensible, y también una aficionada a los libros, y escuchar
la voz conmovida de la chica que habría sido la mejor protagonista de una buena historia de
vampiros maléficos era algo que realmente no se esperaba.

Camila: ¿Y por qué la libélula? -Muchos simplemente se habrían tatuado su nombre con una
bonita caligrafía.

Lauren: Me recuerdan a ella -Explico antes de llevar una mano a su rostro, Camila notando de
inmediato que estaba llorando.

Camila: ¿Necesitas un pañuelo? -Ofreció de inmediato, deteniéndose unos instantes para


comprobar que la chica estuviese bien.

Lauren: No -Se negó bruscamente-... Lo siento -Suspiro-, no soy de esas chicas que suelen llorar.

"Créeme que lo note" Pensó.

Lauren: Cuándo era pequeña solíamos ver las libélulas juntas... Ella... Ella era mi mejor amiga...
Mamá y papá siempre estaban trabajando, así que fue ella con quien pasaba mis tardes... Fue ella
quien me enseñó a hablar y caminar. Me enseño como escribir, y también a leer... Ella fue mi
mejor maestra -Relato lentamente, deteniéndose de vez en cuando, Camila intuyendo que estaba
intentando deshacer el nudo que se había formado en su garganta-. Cada vez que veo una libélula
solo puedo recordar los momentos en los que las mirábamos, y siempre deseo poder haberlo
hecho una vez más antes de que... se fuera.

Camila: Lamento tu perdida -Susurro luego de unos segundos. Lo decía de corazón-. Estoy segura
de que fue una gran persona.

Lauren: Fue la mejor. Supongo que las abuelas siempre lo son...

Camila: No siempre -Negó al instante-... Solo vi a mi abuela biológica una vez, y estaba tan drogada
que pensó que yo era un espía del gobierno, así que comenzó a insultarme de todas las formas
posibles... Yo tenía cinco años.

La chica de ojos verdes no dijo nada por unos minutos.

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Lauren: ¿Y qué hay de tus padres, Camila?... Tus padres biológicos -El tema de su abuela
drogadicta parecía haberla cansado.

Camila: Eran unos idiotas -Fue todo lo que dijo. Odiaba hablar sobre ellos, y más aun con
desconocidas-. Mis padres adoptivos son ángeles comparados con ellos.

Lauren: Supongo que eso es bueno -Suspiro, casi como si estuviera aburrida-. ¿Qué hay de tus
tatuajes? No creo que seas una chica de calaveras y serpientes, pero uno siempre puede llegar a
sorprenderse...

De inmediato Camila se tensó.

Allí estaba el tema que siempre intentaba evitar con sus clientes. Allí estaba la razón por la cual
siempre Camila usaba camisas de mangas largas, incluso fuera del estudio de tatuajes.

Camila Cabello no tenía ninguno.

No los odiaba. En realidad le parecían maravillosos. Es decir, era tatuadora, y eso hablaba de su
gusto hacía ellos por si solo...

Simplemente... aun no había llegado el momento del tener el primero.

Camila: No me gusta hablar de ellos -Murmuro con incomodidad.

Lauren: ¿Realmente son tan malos? -Se burló.

Camila: Por supuesto que no -¿Cómo puede ser malo algo que no tienes?

Lauren: ¿Entonces por qué no me los muestras? ¿Te tatuaste algún pene o algo por el estilo?

Camila río de inmediato.

Camila: ¿En serio acabas de preguntarme eso? -Las palabras salieron junto con una risa nerviosa y
un tono asqueado que no pudo evitar.

Lauren: Puedo repetirlo si quieres -Aunque todo parecía ser una broma la chica de ojos verdes se
mantenía hablando con un tono de voz neutro, como si preguntarle a una joven si tenía algún
miembro masculino tatuado fuese algo normal.

Camila: Tu... yo no... yo... -Balbuceo completamente nerviosa, sonrojándose, intentando trazar las
lineas de la libélula para distraerse.

Lauren: Tal vez una vagina -Sugirió con un bostezo, como aburrida de la conversación-. Es lo que
yo me tatuaría si estuviese completamente demente -Aseguro entre susurros.

Camila: Yo... yo... creo que...

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Lauren:No es tan difícil, Camila. La pregunta es simple: ¿Penes o vaginas?... Según mi madre yo
debería elegir lo primero, pero mi heterosexualidad murió en mil novecientos noventa y seis.
Dicen que la ahogo mi cordón umbilical.

Camila simplemente rió débilmente.

La chica era algo atrevida. O tal vez demasiado... Pero sus comentarios tenían cierto toque de
humor que Camila no podía ignorar.

Camila: Pensé que querías hablar de mis tatuajes y no sobre penes y vaginas -Dijo entre risas,
evitando de esta forma la pregunta de la chica de ojos verdes.

Lauren:¿Vas a enseñármelos?

Camila lo pensó unos momentos, y luego recordó que no había nada que enseñar.

Camila: No sería... lo correcto -Murmuro con nerviosismo. Simón la había contratado porque era
realmente buena en el arte de los tatuajes, pero los clientes podían dudar de su talento si
descubrían que su piel no tenía ni un mínimo rastro de tinta. "Un tatuador sin tatuajes es como
una prostituta virgen" Decían... Camila no iba a mandar todo su trabajo a la basura por un par de
comentarios incómodos.

Lauren: Bien, Camila... -Hizo silencio durante unos momentos-. Perdón, pero... ¿Cuál es tu
apellido?

Camila: Legalmente es Hansen -Respondió-. Pero el apellido de mis padres biológicos era Cabello,
y aun me llamo a mí misma de esta forma, así que...

Lauren: Bien, Camila Cabello, ahora Hansen, ya que no quieres mostrarme tus tatuajes hablaremos
de vaginas.

***

La chica de ojos verdes estuvo los siguientes minutos hablando sobre la anatomía femenina sin
censura alguna. Camila intentaba ignorarla y prestar atención a su obra, pero cuándo ya casi
parecía lograrlo Lauren le hacía alguna pregunta incomoda que se veía obligada a responder.

Camila debía admitir que su heterosexualidad también había muerto tiempo atrás, pero no por
esta razón quería involucrarse en conversaciones tan pasadas de tono.

Suspiro y sonrió cuándo, finalmente, dio por terminada su obra.

Camila: Esta listo -Susurro limpiando su área de trabajo, tomando unos minutos para apreciar la
libélula. Esperaba que fuese lo suficientemente verde y bonita como para que a Lauren, amante
de las vaginas, le gustara.

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Camila Cabello estaba acostumbrada a ver a sus clientes llorar. Veía a jefes de pandillas soltar
grandes chillidos al tatuarse pequeños corazones con el nombre de sus madres, y a mujeres
vestidas de negro y con cortes en las muñecas dejar que sus lágrimas arruinaran sus maquillados y
pálidos rostros.

Por eso cuándo Lauren dejo escapar lágrimas al ver su tatuaje y la rodeo con sus brazos,
sollozando contra su hombro, no se sorprendió.

Lo que realmente lo hizo fue el hecho de que Lauren lo estuviese haciendo como si fuese la
primera persona a la que había abrazado desde la muerte de su abuela.

Cuándo Camila le devolvió el abrazo intentando decirle que todo estaba bien ella se apartó
bruscamente.

Lauren: Gracias -Le susurro en tono que pretendía ocultar su evidente tristeza mientras limpiaba
sus lágrimas. Y Camila no sabía si se refería al tatuaje, al abrazo, o a ambos.

Camila simplemente le sonrío cortésmente y comenzó a cubrir su tatuaje, entregándole en silencio


las instrucciones para cuidado del mismo.

Cuándo salio del local la chica de ojos verdes volvía a tener sus gafas de sol sobre los ojos y
caminaba como si fuese la única persona viva en el mundo... Como si nada de lo sucedido dentro
de la tienda de tatuajes hubiese sido real, y ella no hubiese llorado, y siguiera siendo la chica de
voz neutra y facciones imperturbables.

Camila no la volvió a ver hasta dos meses después.

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Capítulo 2

Dinah: ¿Qué tal Dianna? -Pregunto su hermana adoptiva, quien se encontraba recostada sobre
una de las dos literas en la parte superior mientras jugaba al Candy Crush en su teléfono-. Es linda.

Camila: Sale con Lea -Se negó de inmediato mientras arrugaba su nariz-. ¿Negro o rojo? -Pregunto
colocando dos suéteres frente a ella, mirándolos con nada más que indecisión.

Normani: El rojo dice que eres sexy y atrevida -Respondió otra de sus hermanas adoptivas, quien
estaba recostada sobre la parte superior de la otra litera con una laptop sobre sus piernas.

Ally: Pero el negro dice que eres una chica ruda... y vas trabajar a un estudio de tatuajes, así que
supongo que eso es lo que intentas aparentar... -Observo. Estaba recostada al lado de Normani,
con su vista fija en la pantalla del computador.

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Camila: Supongo que me voy por lo seguro -Decidió mientras se sacaba su camiseta azul, repleta
de pinturas que Seth había dejado sobre esta, tirándola a un lado.

Dinah: Puedes ir con Ariana -Sugirió.

Camila: Fue mi novia hasta hace cinco meses, Dinah. No creo que quiera acompañarme a una
fiesta solo para que Milika te deje salir con Nela...

Dinah: Vamos, Mila. Por favor -Suplico haciendo un puchero.

Camila: Puedo ir -Termino cediendo-, pero definitivamente no con Ariana. Tendrás que buscar a
alguien más.

Dinah: ¿Por qué no Austin? Es gay, se llevan bien y estoy segura de que se alejara de ti en cuanto
vea la gran cantidad de chicos que habrá allí.

Camila: Tendrás que hablar con el -Acepto encogiéndose en hombros mientras se colocaba
torpemente el suéter negro y se situaba frente a un pequeño espejo tras la puerta, lista para
maquillarse tal y como una tatuadora.

Dinah: Eres la mejor hermana adoptiva del mundo, Mila -Exagero sin mirarla, demasiado
concentrada en aquellos caramelos explosivos.

Normani: ¡¿Qué hay de mi?! ¡Soy asombrosa!

Dinah: Lo eres, pero cuándo te pedí que me acompañaras te negaste y dijiste que preferías ver la
misa por computadora junto a Ally.

Ally: Eso es porque ver las misas junto a mi es todo lo que está bien en esta vida -Presumió
acurrucándose con Normani, una leve sonrisa decorando sus labios.

Normani: En realidad es porque el novio de Dinah me da miedo...

Ally: ¡Mani!

Camila rió desde su lugar y se dio unos últimos toques de oscuro delineador antes de pasar a los
labios.

Dinah: ¿Qué vas a tatuar hoy, Mila? ¿Traseros o algo así?

Camila: No lo sé -Respondió mirando a su distraída hermana adoptiva por el reflejo del espejo. Se
habría atrevido a hacerle una broma en ese momento en el que solo los estúpidos dulces parecían
importarle si tan solo Dinah no hubiese sido extremadamente vengativa-. Tengo un par de citas
con unos hermanos que quieren los nombres de sus padres en las muñecas y una anciana que
quiere una mariposa en su flácido pecho derecho, pero los demás tatuajes... supongo que sera una
una sorpresa.

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Se miró en el espejo. Lucia demasiado pálida, con los labios excesivamente negros y tenía mucho
delineador, pero eso la hacía ver como una chica misteriosa y oscura, y se supone que es así como
lucen todos los tatuadores.

Normani: Casi logras atemorizarme vestida así, Camila.

Camila: Casi -Resalto con una sonrisa mientras intentaba terminar de maquillarse.

Ally: Nadie que te ha visto con un pijama completo de color rosa podría atemorizarse de ti, Mila.

Camila: ¡Es bastante cómodo! -Chillo haciendo un puchero y cruzándose de brazos.

Ally: Y así es como nuestra tatuadora favorita revela lo que en verdad es...

Dinah: Es nuestra bebe -Dijo utilizando el mismo tono que el de una madre que le habla a su hija
de dos meses.

Camila: Cállate, Dinah. Tu eres la menor acá.

Dinah: Como sea, Mila. Solo vete o llegaras tarde... Quiero seguir durmiendo -Aunque lo que
realmente debería haber dicho era "Quiero seguir jugando al Candy Crush".

Camila: Te dije que unir el trabajo con tus clases en la universidad iba a agotarte, Dinah...

Dinah: Sabes que tengo que hacerlo, Mila... Además, Ally y Mani no parecían tener problemas...

Ally: Eso es porque sabemos organizarnos, Dinah Jane...

Dinah: Por favor, Ally, cierra la boca.

***

Simon: ¡Camila Cabello! -La saludo al llegar. Estaba sentado tras el mostrador, sus brazos
completamente tatuados cruzados sobre su pecho-. Puntual como siempre -Halago.

Camila: Jefe -Correspondió en voz baja mirando el reloj de pared con orgullo. Sonrió. Seis minutos
antes-. ¿Dónde está Troy?

Simon: Pidió el día libre. Quería darle una sorpresa a tu hermana por su aniversario de dos años...

Camila: ¿Dos años? -Pregunto de inmediato completamente asombrada-. No me di cuenta de que


había pasado tanto tiempo.

Simon: También es el tiempo que llevas como tatuadora.

Camila: Tiene razón -Confirmo con una sonrisa. Por supuesto había comenzado su aprendizaje
mucho antes, a los doce años, pero hacía tan solo dos que había obtenido su licencia.

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Camila sonreía porque no había sido fácil llegar hasta allí. Le había costado horas de esfuerzo,
dinero y muchas mentiras a su madre adoptiva.

Simon: ¿Celebraras de alguna forma?

Camila lo pensó antes de responder.

Camila: No lo creo -Se negó-. Es un día como cualquier otro, Simón.

Más tarde se daría cuenta de que estaba equivocada.

***

Camila sabía que conocía a la chica sentada elegantemente en la sala de espera. Lo sabía no solo
porque Simón le había dicho que la había solicitado como tatuadora sin siquiera ver los folios (Y
esto era solo algo que viejos clientes hacían), sino porque aquellas facciones de vampiresa
desalmada y sus movimientos delicados como los de un ángel se lo decían.

Simón: Se llama Lauren Jauregui y dice que solo se dejara tatuar por ti... Se que es tu hora libre y
que deberías ir a almorzar, pero podrás salir cuándo termines su tatuaje y... Su familia es bastante
influyente, Camila. Tienes que tatuarla.

Camila: Lo haré -Afirmo. Cuándo se trataba de tatuajes no podía decir que no, y mucho menos a su
jefe e instructor. Además, no podía negarse a pasar un tiempo con aquella mujer de misteriosa
belleza... Se preguntó si guardaba tantos secretos como parecía.

Minutos después Simón ya había guiado cortésmente hasta su puesto de trabajo a esa joven
llamada Lauren Jauregui, que le agradeció sin mirarlo a los ojos. Parecía estar demasiado ocupada
mirando el mural de la pared a través de sus oscuras gafas de sol como para concentrarse en algo
más.

Lauren: Veo que Zayn sigue escupiendo fuego -Murmuro una vez que Simón se fue, trazando los
contornos del dibujo delicadamente, como si la pintura aun no se hubiese secado del todo. Camila
se sorprendió. Solo pocas personas se daban cuenta de quienes eran las personas saltando entre
las letras del aterrador grafiti-... Y el cabello de Harry sigue consumiéndose sin que el fuego llegue
a su rostro.

Camila: Eso es porque es una increíble diva -Se burló en voz baja arreglando sus utensilios de
trabajo.

Lauren: ¿Perdón? -Pregunto divertida mientras se sentaba en el borde de la enrome silla de cuero,
retirando rápidamente las gafas de sol que cubrían sus ojos, aun concentrándose en mirar
cualquier cosa que no fuera la tatuadora.

Camila: Nada -Negó de inmediato con las mejillas encendidas.

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Lauren: Creí escucharte decir que Harry es una increíble diva -Dijo con una pequeña sonrisa-.
Tienes razón -Afirmo en un susurro.

Y cuándo Lauren la miro con unos ojos que poseían una tonalidad verde tan peculiar que juro solo
haber visto un par de veces, supo que la conocía. Su cabeza se lo decía, pero no podía recordarla
claramente.

"¡Bravo, Cabello! ¡Bravo! ¡Tienes la memoria de una anciana de noventa y ocho años!"

Lauren: Quiero una libélula -Dijo de repente, reacomodando el oscuro beanie sobre su cabeza.

"Quiere una libélula, Cabello" Pensó sorprendida "Seguramente quiere fuego con ella" Y de
inmediato la invadió la sensación de que ya había pensado algo como esto tiempo atrás.

Camila: Bien -Asintió con algo de inseguridad. No era buena para los diseños siniestros, como
posiblemente ella los quería, pero podía intentarlo... Aunque intentar no siempre significa que
todo saldrá bien-. ¿Algo en especial?

"No digas fuego. No digas fuego. No digas fuego"

Lauren: ¿Crees que esta chaqueta hace ver mis pechos demasiado grandes? -Pregunto de repente,
ignorando la pregunta de la tatuadora, fijando su vista en el espejo frente a ella.

Camila: Señorita Jauregui -Intento llamarla, pero ella seguía mirándose en el espejo, fijando sus
ojos verdes en la parte mencionada y moviendo la prenda de un lado a otro, como si esto fuese a
cambiar algo-. Se ve perfecta, señorita Jauregui -Cedió finalmente, y no era más que la verdad.

Lauren: Bien -Acepto antes de girar su cabeza y dirigirle una mirada repleta de seriedad-. Quiero
que este en mi espalda, bajo la libélula que tengo en mi cuello. Quiero que parezca que están
haciendo el mismo recorrido... Y tiene que ser azul.

Camila asintió con una sonrisa de cortesía, sintiéndose algo confusa al escuchar sobre la existencia
de otro tatuaje de libélula en el cuello de la chica. Lo más probable era que ella lo hubiese hecho,
puesto que Lauren había solicitado sus servicios sin mirar los folios.

Bien, eso solo lo sabría cuándo lo viera.

***

Camila Cabello jamás olvidaba los tatuajes que hacía.

Podía olvidar rostros, nombres e incluso su propio cumpleaños, pero jamás sus tatuajes.

Por esto, al ver aquella verde libélula en el cuello de la chica, supo que era su obra. Los contornos
delicados y el relleno repleto de pequeños detalles que cualquiera habría pasado por alto se lo
decía.

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Lauren: Es un buen tatuaje -Murmuro acomodando su cabeza sobre sus brazos cruzados,
recostada boca abajo en la silla con nada más que un brasier blanco en su torso.

Camila agradeció en voz baja y comenzó a trabajar.

Recordaba aquella libélula verde, y ahora que la había visto también podía recordar a Lauren
Jauregui. Recordó su caminata llena de seguridad al entrar, su oscuro atuendo idéntico al que
llevaba ese día y la forma en la que había llorado al ver el resultado. Recordaba la historia de su
abuela, y también aquella charla sobre vaginas.

Lauren: Había olvidado el dolor -Dijo con evidente molestia mientras cerraba sus ojos, Camila
trazando los contornos de la libélula lentamente.

Camila: Puedes hablar. Ayuda bastante.

Lauren: Me lo dijiste la vez anterior -Comento. Camila asintió. No recordaba haberlo hecho, pero
sabía que era algo que solía repetir constantemente a sus clientes, así que no se extrañó por
haberle dado este consejo la primera vez que la vio-... ¿Quieres saber por qué me hago este
tatuaje?

Camila: Solo si tu quieres contármelo -Contesto dulcemente, limpiando la zona para seguir con los
trazos. Debía admitir que le gustaba trabajar sobre esa tersa piel pálida que bajo los guantes podía
percibir tan suave como el pétalo de una delicada flor, sobretodo porque los colores parecían
resaltar en ella, viéndose tan vivos que casi podría haber creído que respiraban.

Lauren: Es por mi hermano -Dijo suavemente aun con los ojos cerrados-. Murió hace algunas
semanas.

Camila: Lamento eso -Susurro, y era cierto. No sabía cómo se sentía perder un hermano, pero
había perdido familiares y amigos, así que pensó que debía de ser vagamente parecido.

Lauren: No fue una muerte rápida o heroica -Contó con tristeza-. El solo fue a una fiesta y decidió
volver bastante tarde a casa. Lo apuñalaron en un callejón cuándo se negó a darle a un par de
delincuentes su celular. El forense dijo que tal vez tardo quince minutos en morir.

Camila: ¿Los atraparon? -Pregunto de inmediato- ¿Atraparon a los delincuentes?

Lauren:...Su color favorito era el azul -De nuevo estaba ignorándola, demasiado ocupada con sus
recuerdos como para prestar atención a la pregunta de una joven y humilde tatuadora. Tenía los
ojos cerrados, y parecía querer permanecer fuerte-... No había decidido tatuarme en su honor
hasta ayer, cuando vi mi libélula en el espejo. Decidí que iba a hacerme una por cada persona que
perdiera.

Camila no dijo nada, pues la idea de la chica de ojos verdes la hizo reflexionar. No era
descabellada, pues el significado que estaba dando a sus tatuajes era realmente conmovedor.

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Suspiro. Si ella iba a tatuarse quería tener motivos tan fuertes como los de aquella chica, aunque
realmente prefería evitar la parte que involucraba la muerte de sus seres queridos.

Lauren: ¿Qué hay de tus tatuajes? -Pregunto de repente, abriendo sus verdes ojos enrojecidos.
Cuándo Camila la miro se dio cuenta de que si tuviese puesta las gafas de sol sus facciones darían
la impresión de que la chica jamás en su vida había llorado-. ¿Tu también los haces en honor a
alguien? ¿Perdiste un hermano o algo así?

Camila se tensó al instante e intento buscar la mejor forma de evadir el asunto.

Camila: No -Negó luego de unos segundos, intentando encontrar la forma de alejar la mente de
Lauren de sus tatuajes inexistentes-. Al menos no perdí a alguien lo suficientemente importante
como para merecer un tatuaje. Mis padres apestaban, al igual que mis abuelos y tíos, así que
realmente no quiero recordarlos de ninguna forma -Excelente. Un relato repleto de dramas y
conflictos es perfecto para desviar un tema de conversación-... Y mi hermana... Mi hermana
biológica... Cuándo mis padres biológicos fueron asesinados por el jefe de una pandilla y fuimos
llevadas al orfanato pensé que me separarían de ella, pero tuve suerte de que la familia Hansen
decidiera adoptarnos a ambas -Relato-... No he perdido a nadie -Concluyo encogiéndose en
hombros, mirando fijamente las líneas que comenzaban a formar una libélula en aquella tersa
espalda.

Lauren: No sabes cuánto te envidio, Camila.

Y viniendo esas palabras de aquellas facciones repletas de seriedad, ese maquillaje oscuro y esa
chica que caminaba como si fuese la mayor y mejor creación en el mundo, Camila Cabello supo
que era verdaderamente afortunada.

Lauren: Ahora -Interrumpió sus pensamientos, su voz rasposa haciendo eco en su mente-, luego
de este breve intercambio de historias retomaremos nuestra conversación anterior sobre la
majestuosidad de las vaginas.

***

Cuándo Lauren vio su tatuaje terminado no abrazo a Camila como la vez anterior. Esa vez
simplemente lloro cubriendo su rostro con sus manos, la tatuadora no atreviéndose a abrazar a la
chica con aspecto de cruel vampiresa y sentimientos tan puros que no encajaban con el resto de
sus personalidad.

Tomando valor poso su mano sobre uno de sus pálidos hombros y lo apretó levemente. Lauren de
inmediato pareció reaccionar y simplemente paro de llorar, retiro sus manos de su rostro, limpio
sus lágrimas y volvió a ser la misma chica de rostro serio que había entrado a la tienda.

Camila: ¿Te gusta? -Pregunto dulcemente.

La chica la ignoro.

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No dijo nada por unos momentos, y el silencio que se hizo mientras Camila cubría el tatuaje fue
casi sepulcral.

Se preguntó cuántas cosas estarían pasando por la mente de Lauren Jauregui en esos momentos.

Lauren: Iré a almorzar en el restaurante de comida china que está a unas cuadras -Notifico de
repente, colocándose una camiseta blanca con el rostro de Lana del Rey, que tenía sus labios
entreabiertos, como dejando escapar un gemido mudo y eterno al sentir la tersa y cálida piel
pálida de Lauren Jauregui bajo ella-. Escuche a tu jefe decir que podías irte luego de hacer mi
tatuaje, así que tal vez podemos almorzar juntas...

Lauren era una completa desconocida para Camila Cabello, pero aun así quería ir. Quería hablar
con ella. Quería comprenderla. Quería escucharla y mirarla un poco más. Quería develar cada uno
de sus secretos... Aun así, se vio obligada a negarse al instante.

Camila: Tengo prohibido relacionarme con mis clientes de esa forma.

Aunque intento mantenerse inexpresiva supo que no lo había logrado cuándo Lauren la miro con
sus ojos verdes, aun ligeramente húmedos, y le sonrío de forma divertida y seductora al mismo
tiempo.

Lauren: Te veré en quince minutos -Dijo antes de dirigirle un guiño mientras se colocaba la
chaqueta de cuero negra y los lentes de sol, reacomodando su cabello antes de colocarse el
beanie-... Fuera de esta tienda ya no soy tu clienta.

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Capítulo 3

Camila Cabello sabía que estaba mal cruzar las puertas de aquel restaurante de sushi, pero aun así
lo hizo.

Quería hablar con Lauren Jauregui.

Tenía un sentido del humor extraño y hablaba de vaginas como si fuese un típico tema de
conversación entre desconocidas, pero se sentía cautivada por su belleza y por su forma de ser.
Jamás había conocido a una persona tan llena de confianza, con movimientos tan elegantes y
sentimientos tan enigmáticos.

Busco a la chica con la mirada y no tardo en encontrarla, sentada justo en el centro del lugar,
apoyando los codos sobre la mesa y colocando su rostro sobre sus manos, manteniendo la mirada
en uno de los bonitos cuadros de la pared con las facciones completamente inexpresivas.

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Camila sintió un leve apretón en su pecho al darse cuenta de que no era la única que notaba la
presencia de Lauren en aquel lugar. Había más de diez hombres fijando la mirada de forma
disimulada en ella, y esto la hacía arder en su interior, aunque las razones de aquel incendio eran
claramente desconocidas.

La tatuadora por fin logro llegar al lugar que Lauren ocupaba y se sentó frente a ella. De inmediato
noto que los ojos de los hombres también comenzaban a recorrer su cuerpo.

Fue cuándo Camila comprendió que Lauren había elegido aquella mesa justamente por aquel
motivo.

Le gustaba que la admiraran. Le gustaba que los demás se dieran cuenta de su incomparable
belleza... Camila suspiro. Ella siempre elegía la mesa del rincón.

Lauren: Sabía que vendrías -Susurro con lo que podía ser cierto aburrimiento en su voz. La estaba
observando con sus penetrantes ojos verdes, los lentes de sol colgando del bolsillo de su chaqueta
de cuero-, por eso me ocupe de ordenar por ambas. Espero que no te moleste.

Camila: No me molesta -Confirmo, y era cierto. Le gustaba el atrevimiento de Lauren. Le gustaba


saber que no estaba intentando impresionarla cambiando su forma de ser. Le gustaba saber que
solo estaba siendo ella misma.

Prefería estar con Lauren siendo Lauren, que con Lauren intentando comportarse como ángel.

Lauren: Bien -Dijo con una sonrisa antes de mover su cabeza levemente a la derecha, despegando
sus ojos de los de Camila y concentrándose en algo detrás de ella. Cuándo Camila busco con su
mirada lo que Lauren estaba viendo se encontró con un hermoso panda deslizándose por los
árboles de bambú perfectamente pintado sobre un lienzo. Era el cuadro que la chica había estado
admirando antes de su llegada-... Yo lo pinte -Reconoció con orgullo, y cuándo Camila se giró para
verla la descubrió sonriendo. Y aquella era una sonrisa de verdad.

Camila: No pensé que te dedicaras a la pintura -Murmuro amablemente con una sonrisa mientras
se fijaba en los dedos de la chica, los cuales seguían sirviendo de apoyo para su cabeza. Pensó en
cuántos cuadros habían pintado aquellas pequeñas extensiones pálidas, en cuántas veces aquellos
dedos habían trabajado horas y horas para hacer obras como aquel panda que apenas recibía
atención-. Pensé que eras una mujer con otro tipo de... negocios.

Por supuesto Camila había pensado que sería una empresaria, trabajadora de un bar nocturno,
jefa de narcotraficantes... o líder de una secta satánica...

Lauren: Lamento haberte decepcionado.

Camila negó de inmediato.

Camila: No me has decepcionado, Lauren. Esto es una grata sorpresa... Tal vez podamos hacer
concursos de dibujos algún día.

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Lauren: Tal vez sería un empate.

Camila rió ante esa posibilidad y se cubrió la boca con el dorso de la mano.

Lauren: ¿Qué es tan gracioso?

Camila: Antes, a los doce años, era la peor en el arte del dibujo. Los trazos de los demás eran
considerablemente buenos y los mios... los mios daban asco... Tuve que recibir clases de arte
durante cuatro años para que mis dibujos llegaran a ser lo que son ahora. -Relato sonriendo. Se
sentía orgullosa de sus logros, así como Lauren al ver aquel cuadro. Tal vez, muy en el interior, la
chica de ojos verdes y ella no eran tan diferentes.

Lauren: Mis dibujos siempre han sido buenos -Presumió mirando sus uñas. Camila no se había
fijado en ellas antes, pero se sintió completamente sorprendida al darse cuenta de que no lucían
tan pulcras como el resto de ella. Estaban mal cortadas, y aun podía ver restos de pintura seca en
los bordes de algunas de ellas-. Mi papá quería que estudiara medicina. Mi mamá quería que me
ocupara de la empresa... Yo decidí pintar. Papá me perdono fácil, y mamá solo volvió a hablarme
cuándo se dio cuenta de que estaba ganando un montón de dinero -¿Interesada? ¿Dónde?-... Los
desnudos suelen ser los más solicitados.

Camila: ¿Desnudos? -Pregunto divertida enarcando las cejas.

Lauren: Es divertido. Me da la oportunidad de apreciar la anatomía femenina sin ser llamada


pervertida. Lo malo es que las mujeres cobran montones de dinero solo por posar... Los desnudos
masculinos, en cambio, son gratis para mi. Solo los seduzco, me acuesto con ellos un par de veces
y los desecho cuándo termino de pintarlos...

Camila: Pensé que tu heterosexualidad estaba muerta y que tu amor por las... tu sabes, las... las...

Lauren: Vaginas.

Camila: Exacto... Pensé que tu amor por ellas era indestructible.

Lauren: Lo es -Afirmo con una ronca risa que intento suavizar cubriendo sus labios con un par de
sus dedos-, pero lo que hago con ellos es... profesional, Camila. Ellos me prestan su cuerpo, y a
cambio yo les presto el mio. Es un trato justo.

Camila: ¿No crees que acabas de sonar como una prostituta barata?

Pero Lauren ignoro su pregunta y dirigió su mirada al mesero, quien comenzaba a depositar los
enormes platos de sushi frente a ellas junto a un par de vasos de soda.

XX: ¿Algo más, señoritas? -Pregunto el chico mirando directamente los verdes ojos de Lauren, que
se mantenían tan inexpresivos como su rostro.

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Lauren: Solo que nos deje hablar en paz, muchas gracias.

Camila rió sutilmente y miro al muchacho, quien se alejaba confundido de la mesa. La chica sabía
que Lauren lo había ofendido con el comentario, pero el mesero no pareció darse cuenta de esto
hasta que llego a las puertas de la cocina.

Llego a la conclusión de que Lauren era capaz de insultar al propio presidente sin que este lo
notara.

"Pobre Obama" Pensó "Espero que jamás caiga en las garras de Lauren Jauregui"

Lauren: Mientras comemos tal vez puedas hablarme de cómo te volviste tatuadora -Sugirió
llevándose un rollo de sushi a la boca, masticándolo lentamente y cerrando sus ojos, como
queriendo apreciar cada uno de los sabores del alimento. Camila la miro atontada. Incluso
comiendo sus movimientos eran delicados y seductores como los de un ángel caído, incitándola al
pecado con movimientos repletos de sutileza-. Siento que ya hemos hablado demasiado de mi... Y
viendo ese reloj puedo notar que tenemos solo cuarenta y cinco minutos.

Camila: Bien -Acepto tragando su bocado de sushi bruscamente. Ella era distinta a Lauren en ese
aspecto. Ella no cerraba los ojos y masticaba con delicadeza, percibiendo cada uno de los sabores,
y mucho menos colocaba aquella cara de éxtasis al tragar. Camila solo quería estar lo
suficientemente llena de comida como para no desmayarse antes de la hora de la cena-... Todo
comenzó cuando Milika me adopto a los nueve años. Mi hermana menor apenas había comenzado
a caminar... Gordon perdió su trabajo ese año, así que Milika y el se vieron obligados a buscar
empleos en el periódico y dedicarse a ellos día y noche para que sus hijos tuvieran una buena vida.
Éramos once en esos tiempos... Luego Milika adopto a Normani y tuvo a Regina... Las cosas no
iban bien, así que tuvimos que ir a escuelas de menor costo y mis hermanos mayores comenzaron
a trabajar... Teníamos que usar ropas grandes que habían pertenecido a nuestras hermanas
mayores... Y nuestros libros... Debíamos llevarlos en bolsos sucios y agujereados -Se limpió una
lágrima cuándo sintió que esta resbalaba por su mejilla. Era duro recordar, pero necesario.
Recordar siempre lo es. Te ayuda a saber lo mucho que has logrado, o, tal vez, lo mucho que has
perdido.

Lauren: ¿Cómo es que el servicio social no se llevó a todos los niños? -Pregunto indignada, sus ojos
verdes ampliamente abiertos mostrando algo de tristeza y compasión.

Camila: No lo se -Dijo encogiéndose en hombros-. Supongo que era porque estábamos lo


suficientemente sanos y alimentados para ellos... Fue cuando decidí no ir más a la escuela y buscar
un trabajo. Yo tenía once y quería que esa familia, mi familia, siguiera junta... Comencé a trabajar
repartiendo periódicos, podando jardines y limpiando casas... Dinah, Normani y Ally, mis
hermanas más cercanas, me ayudaban en esto y jamás le dijeron a Milika lo que hacía. Además
también me explicaban las lecciones para que mi madre adoptiva no supiera que estaba atrasada
con las clases.

Lauren: ¿Eran buenas maestras?

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Camila: Ally lo era... Dinah daba asco, y Normani siempre solía comparar todo con Beyonce. "El dos
representa el número de pechos que tiene Beyonce" "La profesora de física tiene el mismo tono
de piel que Beyonce". Créeme, soy buena en matemáticas, y también puedo decirte cuánto
pesaba y media Beyonce hace nueve años.

Camila se sorprendió cuando escucho a Lauren carcajearse débilmente antes de llevarse otro
bocado de sushi a la boca y comerlo como si fuese la octava maravilla del mundo.

Camila: Finalmente conocí a Simón. Me contrato para limpiar los pisos del estudio... Luego me
pregunto si quería ser tatuadora. Por supuesto me negué. Le dije que mis dibujos eran un asco...
Se ofreció a darme unas clases de arte por un precio bastante bajo, e incluso redujo este precio a
la mitad cuándo lo soborne con limpiar los pisos como parte del pago. Acepte, por supuesto. Que
fuera mala dibujando no quiere decir que no me gustara hacerlo... Cuándo mis dibujos
comenzaron a ser considerablemente buenos me inicio en el arte del tatuaje, el cual comenzó a
apasionarme en cuánto vi sus brazos y el lienzo en el que su piel se había convertido... Obtuve mi
licencia de tatuadora hace dos años...

Lauren le dedico una sonrisa dulce que Camila jamás se habría esperado.

Se fijó en este gesto en particular. La forma en que sus labios oscuros se curvaron para crear aquel
gesto fue simplemente sublime.

Lauren: Me alegro por ti, Camila. Veo que luchaste bastante para llegar a donde estas...

Camila: Lo hice -Aseguro. Y lo seguiría haciendo. Seguiría luchando.

Lauren: ¿Qué hay de tu madre adoptiva? ¿Cuándo supo que dejaste la escuela? ¿Cómo reacciono?

Camila: Lo supo durante la graduación, cuándo el director no menciono mi nombre. No pudo


hacer nada. Yo ya había decidido mi destino e incluso había comenzado a trabajar como tatuadora
junto a Simón meses atrás... Por supuesto se enojó, pero cuando supo que lo había hecho por
nuestra familia... Supongo que se dio cuenta de hasta donde mi amor por la familia podía llegar...
Y supongo que no te puedes enojar con alguien solo por amar ¿No es así?

Lauren no respondió pero tampoco pareció estar ignorándola. Solo miro sus ojos por varios
minutos, el verde de su iris quemándola por dentro como si esto fuese verdaderamente posible.

Por primera vez sintió que Lauren Jauregui realmente la estaba escuchando.

Lauren: Supongo que tienes razón -Murmuro con un resoplido antes de concentrarse en llevar un
nuevo rollo de sushi a su boca-... Es una buena filosofía de vida, Camila. Ya sabes, la de esforzarte
por quienes amas porque te han amado. Devolver lo que te han dado.

Camila: Jamás había pensado en ello como mi filosofía de vida, pero viéndolo de esta forma
supongo que lo es... ¿Tú tienes alguna filosofía de vida?

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Lauren: Usar brasier, tal vez -Dijo en tono de burla.

Camila: ¿Perdón?

Lauren: Ya sabes, los necesitamos porque somos chicas.

Camila: ¿Estás segura de que eso puede tomarse como una filosofía de vida?

Lauren: Por supuesto -Asintió con una sonrisa-. Es como... Jamás podrás mantenerte en alto por ti
misma. Si no tienes un soporte simplemente te caerás.

Camila se sintió sorprendida al ver como la frase "Usar brasier" se había convertido en un
pensamiento tan profundo... Se sintió sorprendida porque jamás pensó que alguien pudiera llevar
una frase tan estúpida a palabras tan inspiradoras.

Camila: Eso fue... increíble.

Lauren: Lo se -Reconoció con orgullo mientras limpiaba los bordes de sus labios delicadamente
con una servilleta-. También puedo hacer que la frase "Ir al baño" inspire a miles de jóvenes a
hacer el bien, y que "Ten sexo con protección" suene como poesía.

Camila: Estoy segura de que muchas madres agradecerían esa poesía si se las regalas a sus hijas
menores de dieciocho con hormonas descontroladas.

Lauren: Todo depende de quién sea el motivo de su descontrol de hormonas. Si son como tu y
como yo creo que sus madres preferirían la guía de "Recupera tu heterosexualidad en tres simples
pasos"... Por supuesto yo no podría escribirlo, porque eso solo las llevaría a invitar a bonitas
tatuadoras a comer.

Camila se sonrojo de inmediato al escuchar estas palabras y tuvo un ataque de tos. Agradeció al
cielo por no haber tenido un trozo de sushi en su boca. Habría sido bastante desagradable
terminar dejando trozos de comida ensalivada por toda la mesa.

Se cubrió la boca con una servilleta y miro a Lauren, que la observaba fijamente mientras bebía
algo de soda con nada más que diversión en sus verdes ojos. Era como si el hecho de que ahora
todos los clientes del lugar estuviesen viendo hacía su mesa, más específicamente a la chica con
un ataque de tos, le gustara.

Lauren: Debo admitir que también me sentiría algo celosa por esto. Solo yo puedo invitar bonitas
tatuadoras a comer.

***

Luego de que terminaran de comer Camila miro su reloj. Suspiro aliviada, pues aún tenía diez
minutos para volver a la tienda de tatuajes.

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Lauren: Déjame pagar a mi. El dinero que me ahorro acostándome con mis modelos debe servir de
algo.

Hablaba de esto como si fuese lo más natural del mundo. Como si no se arrepintiera. Como si no
significara nada.

Camila por supuesto pensó en negarse. Dejar que Lauren pagara convertiría aquel almuerzo en
algo más que un almuerzo.

Sería una cita.

Pero cuando ella la miro con sus ojos inusualmente verdes, una ceja elevada y con sus labios
pintados con labial oscuro formando una sonrisa, Camila supo que no podría contra ella. Lauren
siempre podría encontrar la forma de persuadirla.

Lauren: Puedes llamarme si quieres -Dijo en cuánto salieron del restaurante. Camila esperaba que
después de todo Lauren simplemente siguiera su camino, pero la chica de ojos verdes parecía
querer seguirla hasta la tienda de tatuajes-... Acá tienes el número de mi estudio -Susurro
mientras le entregaba una pequeña tarjeta rectangular. "Lauren Jauregui. Artista" Decía la tarjeta,
más abajo indicando su número de teléfono-. Suelo estar pintando allí todo el día, así que podrías
llamar en la madrugada y estoy segura de que te respondería.

Camila: ¿Sueles entregarle esto a todas las chicas con las que sales a un restaurante? -Pregunto en
tono de burla. Aun así guardo la tarjeta en el bolsillo trasero de su pantalón.

No sabía si iba a llamarla, pero tirarla habría sido un gesto bastante grosero. Y Lauren no se
merecía su descortesía. Al fin de cuenta le había pagado el almuerzo.

Lauren: Es lo que suelo darle a mis modelos, en realidad. Y también a las tatuadoras bonitas que
aceptan salir a comer conmigo -Reconoció encogiéndose en hombros-... Es hora de que nos
despidamos, Camila -Dijo una vez que estuvieron a tan solo unos pasos de la tienda.

Camila: Bien... -No sabía exactamente qué decir.

Lauren: Supongo que volveremos a hablar cuándo me llames... O cuando yo pierda a alguien más.
Si te soy sincera no estoy segura de que cosa va a pasar primero.

Las palabras de Lauren y el tono melancólico en el que las había dicho hicieron que su corazón se
apretujara fuertemente en su pecho, y mucho más cuándo su rostro permanecía tan serio como
siempre, como si la chica quisiera ocultar su evidente tristeza.

Camila: Esta bien -Aunque había querido consolarla no sabía cómo hacerlo, así que prefirió ignorar
estos deseos-. Hablaremos luego, Lauren.

Y lo hicieron, pero no porque Camila la llamara o porque Lauren regresara a la tienda de tatuajes...

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Capítulo 4

Milika: ¿Entonces Camila y tu irán a una fiesta hoy? -Pregunto a Dinah mientras le daba una
cucharada de cereales al pequeño Seth y corría apresuradamente a dar vuelta a los panqueques
para sus otros hijos.

El comedor era pequeño, con apenas seis sillas para trece personas, pero no era algo que a Camila
le importara.

Comer de pie no le incomodaba, y tampoco tener que estarse moviendo continuamente para que
su madre adoptiva pudiera rodear la mesa. Tenía una familia, y eso era todo lo que realmente le
interesaba.

Dinah: Si -Asintió quitándose un auricular del oído. El otro lo estaba usando Normani a su lado, y lo
más seguro es que alguna canción de Beyonce se estuviese escuchando-. Ally y Mani decidieron
quedarse a ver la misa del padre Alberto.

Ally: El padre Alberto es increíble -Murmuro sentada en el suelo, terminando de bendecir sus
alimentos para por fin llevarse un enorme bocado de panqueques a su boca. Era increíble lo que
aquel pequeño cuerpo podía ingerir.

Milika: Supongo que iras con Nela -Intuyo.

Dinah: Así es -Afirmo con una sonrisa. El chico podía no ser el más agraciado del planeta, pero
hacía feliz a Dinah y eso era todo lo que importaba.

Milika: ¿Y con quien iras tu, Camila?

Camila: Iré con Austin -Respondió en cuánto consiguió tragarse un enorme bocado de panqueques
que se había metido a la boca-, lo cual me aterra porque el pobre es tan gay que posiblemente se
colocara un vestido rosa....

Gordon: Pensé que irías con esa chica del restaurante -Murmuro extrañado detrás de su periódico.

Sintió las mejillas arder cuándo sus diez hermanos y Milika se giraron a mirarla con los ojos bien
abiertos.

Camila: ¿Cómo... como sabes de eso? -Tartamudeo.

Gordon: Estaba reunido con mi jefe en la mesa del fondo. Estoy seguro de que no me viste...
Estabas demasiado ocupada mirando ese cuadro del panda... y a esa chica.

Dinah: ¡¿Por qué no me contaste, Mila?!

Camila: Fue solo un almuerzo -Respondió apresuradamente-. No fue nada importante.

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Lo cierto es que si lo había sido, pero el contárselo a sus hermanas implicaba que estas la
obligasen a llamar a Lauren Jauregui.

Gordon: No parecía ser "solo un almuerzo", Mila. Te veías bastante entretenida.

"Gracias, Gordon"

Milika: ¿Es bonita?

¿La apoyaban con el tema de su sexualidad? Por supuesto que si. La amaban. Amaban cada detalle
de ella, desde la forma rápida en la que comía hasta sus débiles ronquidos en la noche. La amaban
más de lo que sus padres biológicos lo habían hecho.

Camila: Bastante -Afirmo. No podía mentir-. Deberías ver sus ojos. Son increíbles.

Sofia: Tal vez deberías presentárnosla -Sugirió dulcemente. No había curiosidad en ella como en
sus padres y hermanos adoptivos, ni enojo como en Dinah, solo el profundo deseo de ver a Camila
feliz.

Y esa era su pequeña hermana biológica, siempre logrando hacerla sonreír. Si había algo que le
agradecía a Milika y Gordon más que haberla adoptado era que no la separaran de su hermana
menor, la única cosa buena que Sinuhe y Alejandro, sus padres biológicos, le habían dado.

Camila: ¡Solo comimos sushi! ¡No es para tanto!

Gordon: ¡Claro que si! ¡Incluso pago por ti!

Dinah: ¡¿Cómo es que mi papá sabe más de tu cita que yo, Mila?! ¡¿Acaso no me quieres?!

Camila: Bien. Lo contare acá para que luego Normani no me chantajee con esa foto de bebe donde
muestro mis nalgas y para que Ally no me obligue a hablar con ella en secreto de confesión -Cedió
frustrada.

Dinah: ¡No es justo! ¡Entonces ellos también sabrán!

Camila: Lo tomas o lo dejas, Hansen.

Dinah: Bien -Escupió.

Camila tomo un respiro e intento mirar a un lado del comedor donde no se encontrara con los ojos
de sus familiares, pero le fue casi imposible, así que solo pudo sonrojarse y fingir que ellos no
estaban allí.

Camila: Le hice un tatuaje hace unos meses y hace dos días regreso por otro. Ella me invito a
almorzar y acepte porque... porque quiero y puedo... Hablamos. Comimos. Me dio su número. Nos
despedimos. Eso fue todo.

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Dinah: ¡¿Eso fue todo?! ¡¿ESO FUE TODO?! -Estaba alterada-. ¡Te dio su número, Mila! ¡Dime que
la llamaste!

Camila negó de inmediato.

Había estado por hacerlo un par de veces, pero siempre que estaba por marcar sus hermanas o
hermanos entraban a la habitación pidiéndole algún favor, y al volver el valor se marchaba.

Sofia: ¿Cómo se llama, Kaki? -Era la única que le decía así, y le gustaba. Amaba a Dinah, Ally y
Normani y sus hermanos adoptivos, pero Sofia era especial. Sofia era el único vínculo que tenía
con lo que realmente era.

Camila: Lauren Jauregui -Respondió automáticamente.

Al decir su nombre recordó de forma automática sus expresiones, sus palabras, la forma en la que
su cuerpo se movía con la gracia de un ángel, seduciéndola como un demonio. Sonrió. Sonrió
porque le gustaba, y lo sabía, pero no tenía idea de que hacer a partir de allí.

Milika: Ve con cuidado, Camila. No quiero que se repita lo mismo que sucedió con Ariana.

Camila: No cometo el mismo error dos veces, Milika.

***

Dinah: ¿Por qué llevas ese abrigo, Mila? -Pregunto su hermana mientras Normani intentaba subir
la cremallera del hermoso vestido negro que la chica alta había elegido-. La fiesta sera en la casa
de Alexa, y habrán más de cincuenta personas en un salón que fue diseñado para veinticinco.
Estoy segura de que habrá calor.

Camila: Tengo que cubrir mis brazos. Estoy segura de que al menos cinco de mis clientes iran a esa
fiesta, y que supieran que no tengo tatuajes arruinaría mi carrera.

Dinah: Podrías colocarte tatuajes falsos -Sugirió encogiéndose en hombros.

Por supuesto, no habría sido la primera vez en la que Camila se veía obligada a esto. Debía
colocárselos al ir a la piscina o a la playa, e incluso una vez una cliente bastante exigente pidió ver
sus brazos para dejarse tocar por su aguja.

Camila: No tengo las plantillas acá, Dinah -Por supuesto las necesitaba. No podía ir a la piscina con
tatuajes de calaveras y a la siguiente semana aparecer con mariposas.

Dinah: ¡Entonces muere de calor! -Finalizo cruzándose de brazos claramente enojada. En la parte
trasera del vestido Normani seguía intentando subir la cremallera, ahora con la ayuda de Ally-. Yo
solo quiero cuidarte -Fingió hacer un puchero.

Camila: Lo dice la chica que intento emborracharme la fiesta pasada... Y la anterior a esa... Y a la
que fuimos antes... Y en el funeral del abuelo...

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Dinah: Ya entendí, ya entendí...

Ally: ¡Por Dios, Dinah! ¡¿Qué comiste?! -Pregunto depositando toda su fuerza en cerrar la
cremallera del vestido.

Dinah: Lo mismo que tu, enana...

Ally: Mamá debió de darte una ración más grande -Dedujo con el rostro completamente rojo y con
las mejillas infladas debido al esfuerzo.

Ally era la única de las hijas adoptivas de Milika y Gordon que los llamaba "Mamá y Papá". Tal vez
se debía al hecho de que había sido adoptada con solo dos años de edad y esas personas eran lo
único que conocía como familia.

Camila suspiro.

Amaba a Milika y Gordon, pero por alguna razón su boca no les permitía llamarlos "Mamá y
Papá"... Por un momento se preguntó cuánto le tomaría poder hacerlo

Normani: No creo que sea la comida, Ally -Jadeo-... Son sus pechos.

Camila rió de inmediato.

Ally: Están cada día más grandes -Se quejó dándose por vencida, alejándose de inmediato junto a
Normani. La cremallera cayó de inmediato, y así se deshizo el poco trabajo que habían logrado
hacer con todo ese forcejeo.

Dinah: ¡No es mi culpa!¡Paula y Paulita quieren seguir creciendo!

Camila: Tienes veinte años, Dinah. Paula y Paulita no deberían crecer más...

Normani: ¡Espera! ¡¿Paula y Paulita?! ¡¿En serio llamas a tus pechos así?!

Dinah: ¡Por supuesto! -Asintió con una sonrisa-. Paula es más grande y extrovertida. Paulita es
tímida.

Ally: ¿Por qué no dejamos de hablar de tus pechos antes de que excitemos a Mila y te cambias ese
vestido?

Camila no protesto ante el comentario. Lo cierto es que había estado observando a Paulita por
uno segundos, preguntarse a sí misma si había alguna forma de quitarle aquella timidez.

***

Camila se ajustó el abrigo sobre su corto vestido rojo antes de entrar a la que era la enorme
mansión de Alexa.

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Al entrar al salón las luces estaban apagadas, los reflectores encendidos, la música a alto volumen
y los vasos de licor en manos de cada uno de los invitados.

Respiro hondo. Por supuesto el humo de los cigarrillos no podía faltar, y tampoco el típico olor a
sexo de toda fiesta en casa.

Dinah: Iré a saludar a Alexa. Tu quédate acá, o conoce a alguien, o haz algo...

Camila: ¿Y qué pasa si no quiero? -Pregunto cruzándose de brazos. Por supuesto, la rebeldía va
antes que la obediencia... Excepto si quien te pide obediencia es Christian Grey. En ese caso lo
llamas "Amo" y eres su sumisa.

Taniela, que se había mantenido detrás de las chicas, fue hacia Dinah y rodeo su cintura con sus
brazos.

Taniela: Tu hermana es muy rebelde, Dinah -Dijo el chico en tono de burla.

Dinah: No me abraces en público, Nela. Recuerda que espantas a Alexa.

Austin: Y a mi -Interrumpió-. Me das miedo, cariño -Estaba vestido con un traje completamente
rosa, pero al verlo Camila se sintió bastante bien con esto. Al menos no había llevado vestido
como la vez anterior.

Taniela: Lo siento.

Y sin más se fueron de allí, dejando a Camila junto a Austin en aquella fiesta en la que no quería
estar.

Austin: ¿Te importa si voy a bailar un rato con aquella guapura? -Le pregunto mientras señalaba al
chico a mitad de la pista que movía sus caderas como si no existiera un mañana.

Camila: Diviértete como todo un hombre -Lo alentó con una sonrisa mientras golpeaba su hombro
un par de veces, animándolo.

Austin: ¡No me digas hombre! -Chillo dando saltitos en el lugar-. ¡Soy una dama!

Camila: Entonces ve y diviértete como la perra que eres.

Austin: Así me gusta... Nos vemos más tarde, Camilla.

Camila: ¡Camila! ¡Ca-mEE-la!

Austin: Si, si, como sea. Esta perra va a conquistar a su macho.

Camila simplemente rió y lo vio partir.

Camino hasta la barra y pidió un vaso de agua. No tenía nada mejor que hacer.

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A su lado un chico con olor a alcohol y la bragueta abajo la miro descaradamente y le ofreció un
poco de su bebida.

XX: Es solo vodka, preciosa. Lo prometo.

Camila simplemente se negó con una sonrisa y bebió su agua mientras alejaba la mirada de aquel
estúpido chico.

Una hora después seguía en el mismo lugar, con los asientos a sus lados completamente vacíos.
Dinah bailaba con su novio, Austin intentaba conquistar al chico de movimientos extraños con
movimientos aún más extraños, en los rincones los jóvenes tenían sexo sin pudor alguno y allí, en
la barra, Camila simplemente observaba.

Fue cuando escucho aquella voz...

XX: ¿Fantaseando con mujeres desnudas, Camila?

Completamente sorprendida la chica giro su mirada en dirección a la ronca voz de Lauren Jauregui,
que se sentó a su lado con elegancia. Llevaba un vestido holgado color azul, estaba descalza y
tenía un cigarrillo encendido entre los labios. Sus ojos se veían realmente seductores bajo los
reflectores, y sus piernas...

"Por los pechos de Dinah" Pensó "¿Por qué es tan sexy?"

Lauren: Si estas fantaseando conmigo incluso podría enseñarte un poco -Se ofreció antes de
apagar su cigarrillo en un cenicero cercano. Camila trago saliva lentamente. No había estado
pensando en Lauren, por supuesto, pero eso no quería decir que no quisiera verla... "¡Espera,
Cabello! ¡¿Qué acabas de pensar?!... ¡Eres una completa pervertida! ¡Ally estará muy
decepcionada de ti!"

Camila: ¿Qué haces acá?

Perfecto. Una pregunta típica para desviar una fantasía para nada común.

Lauren: Alexa me invito. Ella cree que es mi mejor amiga o algo así... Lo que no sabe es que pienso
que es una perra... Estoy acá solo por el alcohol y las tatuadoras bonitas.

Camila abrió los ojos ampliamente y de inmediato se sonrojo.

Camila: ¿Acaso hay alguna otra tatudora en este lugar?

Lauren: Solo tu -Afirmo-. Y si hay otras te aseguro que son bastante feas

Camila rió nerviosamente y desvió su mirada a los pies descalzos de la pintora. No estaba
dispuesta a mirarla a los ojos estando tan sonrojada.

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La piel de sus pies era pálida como la del resto de su cuerpo, tal vez tan tersa como la de un bebe,
y sus dedos eran delicados y perfectos. Sus uñas estaban bien recortadas y pintadas pulcramente
de negro, no desastrosas como la de sus manos.

Lauren: Si te estas preguntando por qué no llevo zapatos la respuesta es sencilla: Amo demasiado
mis pies como para que tengan ampollas -Susurro casi con aburrimiento, moviendo los dedos de
sus pies lentamente, como si estos estuvieran danzando al compás de una canción muy distinta a
la que se estaba escuchando-... Y si no te lo preguntabas entonces supongo que era un buen
momento para confesarte el irremediable amor que tengo hacía ellos.

Camila: En realidad, yo no...

Lauren: ¿No crees que hace mucho calor como para llevar abrigo, Camila? -La interrumpió,
claramente no deseando saber lo que había estado a punto de decir.

Camila: No tengo calor.

"Mentirosa. Estas sudando... Pero tal vez no es por el calor. Tal vez es culpa de Lauren Jaure... ¡Por
Dios, Camila! ¡No de nuevo!"

Lauren: Estas hecha una ducha, Camila -Y aunque esto debió de sonar gracioso no lo hizo-.
Créeme, si no te quitas eso ahora mismo es posible que termines desmayándote -¿Acaso era
preocupación eso que había en su voz? ¿Acaso eran esas sus manos cálidas intentando quitarle el
abrigo con delicadeza?

Camila: Lo siento, tengo que irme un momento -Dijo bruscamente mientras se alejaba de Lauren,
reacomodaba su abrigo y daba media vuelta.

No quería dejar a Lauren sola, pero definitivamente necesitaba salir para tomar aire fresco y
quitarse ese estúpido abrigo sin que nadie la viera.

Se abrió paso entre la gente con cierta torpeza, tropezando varias veces y viéndose obligada
constantemente a pedir perdón.

Cuándo estuvo fuera respiro profundamente y camino hacía un banco algo lejano de la mansión
de Alexa. Había una farola sobre la banca, y sobre la farola la luna y las estrellas.

Se quitó el abrigo y respiro hondo cuándo sintió la brisa de la noche refrescándola y abrazando su
cuerpo como si quisiera cantarle algún tipo de canción de cuna.

Miro al cielo.

Era una noche hermosa.

XX: Esperaba encontrarme tatuajes aterradores, Camila -"Por favor, no. Por favor, que sea una
alucinación. Por favor que no sea ella" Giro lentamente su cabeza "Mierda"-... Realmente no
esperaba que me sorprendieras de esta forma.

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No sabía si eran aquellos ojos verdes o la situación en que se encontraban, pero Camila estaba
paralizada.

Respiro hondo cuándo vio a Lauren sentarse a su lado y sacar un cigarrillo de entre sus pechos. Su
vestido seguía viéndose como sacado de la tintorería, sin ningún tipo de arrugas o suciedad, y sus
pies seguían estando a la intemperie. Tembló nerviosa cuándo ella le dirigió una mirada y sonrió
con el cigarrillo entre sus dientes.

Lauren: ¿Tienes un encendedor?

Se negó de inmediato.

Por supuesto que no lo tenía. Camila no fumaba... Y tampoco era pirómana.

Lauren: Bien -Suspiro en forma de derrota sujetando el cigarrillo entre sus dedos y alejándolo de
sus labios. Hizo silencio unos segundos antes de volver a hablar-. No te vayas. Iré a mi auto,
buscare el encendedor y volveré.

Camila simplemente asintió y trago saliva al verla marchar.

¿Cómo iba a explicarle aquello? ¿Cómo iba a convencerla de no decirle a todas las personas que
Camila Cabello, una tatuadora en crecimiento, no tenía tatuajes?

Simón la despediría. Perdería su honor y la confianza de los clientes. Ya no tendría más


oportunidades.

"¡Bravo, Camila! ¡Bravo!" Pensó para si misma dejando escapar aire de sus pulmones y mirando el
cielo, el cual ya no parecía tan hermoso "Estas jodida"

=================

Capítulo 5

Lauren hacía tan poco ruido al caminar que de no haber estado observando la acera no habría
notado su llegada.

Se sentó a su lado con un encendedor en la mano y el cigarrillo encendido dentro de su boca.

¿Por qué Camila no se había marchado en cuánto tuvo la oportunidad? Ni siquiera ella misma lo
sabía.

Lauren: En una bonita noche ¿No crees?

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Se sintió confundida al instante.

Camila: ¿Perdón?

Lauren ignoro su pregunta.

Lauren: Podría pintar este cielo, estoy segura. Captar el brillo de la luna será algo difícil, pero
puedo hacerlo. Supongo que lo demás será pan comido.

Camila: ¿Hablas en serio?

¿Cómo podía interesarse más en pintar el cielo que en el hecho de que sus brazos seguían estando
más libres de tinta que los de un bebe?

¡Lauren era tan extraña!

Lauren: Por supuesto que lo hago -Afirmo con una sonrisa sin apartar su verde mirada de las
estrellas-. ¡Mira la luna! Puedo jurar que se ve más grande que nunca... Y las estrellas... jamás
había visto tantas.

Le encantaba la forma en la que los ojos de Lauren apreciaban el cielo nocturno, y como sus
palabras salían de sus labios con cierta admiración, pero estaba tan preocupada por sí misma que
no pensó en el hecho de que la chica realmente estaba disfrutando la vista.

Camila: ¿Puedes dejar de darle tantas vueltas al asunto e ir al grano?

Lauren: ¿De que estas hablando? -Cuándo se volteo a mirarla, Camila pudo notar algo de disgusto
en su rostro. Tenía el ceño fruncido y sus labios formaban una fina línea. Se asemejaba a una niña
a la cual le han quitado un dulce.

Camila: ¡Sabes de lo que hablo, Lauren! ¡De mis brazos!

Lauren: Son bastante lindos -Halago con una sonrisa-. Pero siendo sinceras prefiero tu trasero.

En otra situación se habría sonrojado.

Camila: ¿Puedes dejar de ser tan irritante y...?

Lauren: ¿Quieres un cigarrillo? -La interrumpió sacando uno de sus pechos. Camila pensó que tal
vez tendría una enorme reserva allí, y luego se sintió algo enojada al notar que Lauren, de nuevo,
la había ignorado.

Camila: No fumo, Lauren -La chica simplemente se encogió en hombros y volvió a guardar el
cigarrillo, dando una calada al que tenía en su boca para luego alejarlo con sus dedos y soltar el
humo.

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De no haber estado tan preocupada por sí misma habría notado como Lauren parecía poner todo
de si misma en esta simple acción, y la delicada forma en que sus dedos tomaban el cigarrillo y sus
labios expulsaba el humo.

Camila: No se lo digas a nadie, por favor -Suplico. Tenía miedo, y no solo por ella misma.

Temía por su familia.

Lauren: ¿Qué cosa? ¿Qué no fumas?

Camila: ¡Lauren! ¡Sabes de lo que hablo!

Lauren: En realidad no -Afirmo mientras la miraba-... Y es frustrante -Reconoció.

Camila: No le digas a nadie que no tengo tatuajes.

La chica de ojos verdes solamente la miro completamente confundida y luego le sonrió


dulcemente.

Lauren: Bien -Accedió encogiéndose en hombros. Y aunque Camila veía en sus ojos el deseo de
seguir mirando el cielo, aquel verde esmeralda se quedó recorriendo sus facciones lentamente,
como intentando captar cada mínimo poro en su piel.

Camila: ¿Bien? ¿Solo dices bien? -Estaba claramente consternada-. ¿En serio no vas a pedirme
nada más?

Lauren: ¿Tengo que hacerlo?

Camila: No lo se... Es decir, no tengo tatuajes...

Lauren: ¿Hay algo de malo en eso?

Camila parpadeo un par de veces.

Camila: ¡Por supuesto que si! ¡Confiar en una tatuadora sin tatuajes es como pagar por un
prostituta virgen!... Si mis clientes se enteraran, yo...

Lauren: No lo sabrán, Camila. Lo prometo -Y sus palabras eran sinceras.

Camila: Pero...

Lauren: Eres increíble ¿Está bien? -Era la primera vez en la que no la interrumpía para decir algo
que no venía al cuento. Era la primera vez que realmente parecía interesada en ella-... Cuándo
mire tu folio no pensé en cuántos tatuajes tendrías, ni en como serías. Pensé en tus líneas y en
cómo se verían en mi piel... No me importo que fueras un anciano drogado o una muchacha joven
con muchos secretos -El cigarrillo se consumía entre los dedos de Lauren, pero ella estaba
demasiado ocupada mirando el rostro de Camila Cabello como para preocuparse por esto-.
¿Quieres saber por qué te escogí? -Camila asintió, sintiéndose incapaz de dejar salir alguna palabra

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de sus labios mientras aquellos ojos permanecían clavados en los suyos. Sin razón alguna su
mirada la hacía sentir como si la estuviera desnudando a una velocidad torturante-. Te escogí
porque tus tatuajes eran los únicos que tenían lo que yo estaba buscando, Camila.

Camila: ¿Y qué estabas buscando?

Pero Camila supo que había cometido un error preguntando aquello, pues la mirada de Lauren se
despegó de su rostro y volvió a dirigirse al cielo.

Lauren: ¿No te has puesto a pensar en que las estrellas están tan alejadas una de otras que se
encuentran completamente solas? Debe de ser triste ser una estrella.

Esta vez fue Camila quien la ignoro.

***

No había vuelto al interior de la mansión de Alexa, y Lauren tampoco. Se quedaron mirando el


cielo sin decir nada, Camila volviendo a colocarse su abrigo cuándo la brisa comenzó a volverse
demasiado fría.

Se permitió apreciar el precioso cuerpo de Lauren cubierto por aquella fina tela azul y sus pies
descalzos en contacto con el suelo. Se preguntó si ella tendría frío.

Fue entonces cuando su celular sonó.

Solía cambiar su tono de llama dos veces al día. En el trabajo sonaba una canción con voces
guturales, sonidos intensos y letras crudas. Durante horas libres usaba Eighteen.

Atendió sabiendo que se trataba de Dinah.

Camila: ¿Qué sucede?

Dinah: Nela y yo iremos a su departamento esta noche. Por favor no vuelvas a casa hasta mañana
cuándo vaya a buscarte. Quédate con Austin o ve a un hotel... Por favor, Mila. Si mamá se entera
me matara y... Quiero ir.

Camila suspiro.

Camila: ¿Estás segura de esto, Dinah? -Era su hermana menor. Su misión era preocuparse por ella.

Dinah: Muy segura -Su voz le decía que estaba decidida.

Camila: Entonces ve... Pero me deberás un buen regalo de navidad y la mejor de tus gorras.

Dinah: ¡No es justo, Mila! -Se quejó.

Camila: Lo tomas o lo dejas, Hansen.

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Dinah: Bien -Escupió antes de colgar.

Cuándo Camila comenzó a buscar el número de Austin en la agenda de su teléfono la voz de


Lauren la sorprendió, casi haciéndola tirar el artefacto. Había olvidado que estaba allí, a su lado,
fumando y admirando el cielo.

Lauren: ¿Qué sucede?

Camila: Nada, es solo que... -¿Estaría bien hablar de su hermana con una completa desconocida?...
Bueno, técnicamente no era una desconocida. Es decir, Camila conocía algunas cosas sobre ella
y...- quiere pasar la noche con su novio el gorila, y como soy una buena hermana y realmente
quiero esa gorra voy a pasar la noche con Austin Mahone –A la mierda la privacidad de Dinah.

Lauren giro su cabeza tan rápidamente que Camila casi juro haber escuchado las articulaciones de
su cuello producir un extraño sonido.

Lauren: ¿Es tu novio? -Se escuchaba enojada. Sus verdes ojos se estrecharon y sus cejas formaron
una fina línea.

Al sentir el penetrante y enfurecido verde sobre sus ojos color café supo que, si realmente lo
deseaba, Lauren podría llegar a asesinar a alguien con solo mirarle.

Camila rió nerviosamente ante la pregunta de la chica.

Lauren: ¿Por qué ríes? ¿Es una aventura? ¿Un amante? ¿Amigos con derecho? ¿Tu conquista de
esta noche? -Sus palabras salían bruscamente de sus labios con tanta intensidad que Camila
percibía el olor a cigarrillo penetrando sus fosas nasales.

Camila: El es gay, Lauren -La tranquilizo. No sabía por qué, pero no quería verla enojada. Coloco
una mano sobre uno de sus brazos y lo acaricio lentamente. La chica de ojos verdes simplemente
sonrió dulcemente y bajo bajo su mirada, observando el simple movimiento de la mano de Camila
como si esta fuese tan maravillosa como la comida, sus cuadros, el cielo nocturno o aquel par de
tatuajes en su espalda-. Se hace llamar "La Perra Mahone"... Además, aunque los gustos de Austin
fuesen otros no tendría absolutamente nada con el.

Lauren: ¿Amor incondicional a las vaginas? -Se burló.

Camila asintió tímidamente.

Camila: Tienen un encanto al que no puedo resistirme -Afirmo.

Lauren rió sonoramente ante esta respuesta, aun mirando los movimientos de la mano de Camila
en su brazo.

Finalmente elevo la mirada.

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Camila sabía que había estado mirando a Lauren como si fuese la más brillante de todas las
estrellas, pero al haber estado ella con la mirada baja no se había preocupado.

Ahora que sus ojos se encontraban supo que había cometido el peor de los errores.

Lauren aparto su brazo lentamente y volvió a mirar el cielo como si nada de lo anterior hubiese
sucedido. Como si no hubiese tenido un ataque de celos, y como si no se hubiese quedado
mirando las caricias de las manos en su brazo como si fuesen la octava maravilla del mundo.

Lauren: Tal vez deberías llamar a Austin.

Camila lo hizo.

***

Camila:... Pero Austin -Se quejó como una niña pequeña- ¿Dónde me quedare? No puedo volver a
casa.

Austin: Llama a Ally, a Normani o a algunos de tus muchos hermanos mayores -Su voz era solo un
poco más alta que el resto de las voces escuchadas tras el altavoz. Al parecer estaba pasándola
bien con ese tal Alex, con Luis y con aquel chico de voz aguda que se hacía llamar "La Zorra".

Camila: Austin...

Austin: Lo siento, Mila. Mi departamento va a estar ocupado... Accedí a venir contigo, no a


regresar.

Camila: Eres una...

Austin: ¿Una puta? -Finalizo-. Gracias cariño. Te quiero. Besos.

"¡Estúpida perra Mahone!" Pensó exasperada "¡Estúpido mundo! ¡Estúpida Dinah! ¡Estúpido novio
gorila!"

Excelente. Ahora Camila tendría que pasar la noche en la calle o en aquella mansión repleta de
personas drogadas y borrachas.

Lauren: ¿Sucede algo? -No parecía preocupada o interesada. Se mantenía mirando el cielo,
fumando el quinto cigarrillo de la noche. Parecía casi... aburrida.

Camila: ¡Mahone es una perra! -Exclamo con frustración. Sabía que Lauren tal vez no estaba
interesada en aquello, pero necesitaba descargarse con alguien y Lauren era la persona más
cercana a ella en ese momento-. ¡No va a dejar que me quede en su casa!

Lauren: ¿Y qué harás? -Aunque su voz parecía más interesada ahora, su rostro mantenía la misma
expresión neutra de siempre.

Camila: No lo se -Soltó enojada con un gran gruñido-. No lo se -Repitió.

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Lauren: Podrías llamar a un taxi y pedirle que te lleve a casa...

Camila: No puedo ir. Si me voy Milika se enojara con Dinah y... No es su culpa que Austin sea un
estúpido.

Lauren: Y no es tu culpa que ella decidiera irse con el estúpido de su novio.

Camila: Lauren... es mi hermana.

Lauren: Ella debería pensar lo mismo -Contesto encogiéndose en hombros antes de tirar su
cigarrillo al suelo.

Fue el último de la noche.

Lauren: ¿Tienes dinero?

Camila: Ni un poco.

No quería dar lastima, pero tampoco quería mentir, así que respondió la pregunta como si esto no
le interesara.

Lauren: Bien -Asintió cruzándose de brazos. Camila dedujo por las suaves caricias que Lauren se
estaba dando a si misma que el frío había comenzado a afectarle-. Si quieres seguir siendo la
hermana ejemplar puedes quedarte en mi departamento.

De inmediato sintió miedo.

Lauren y ella eran completas extrañas. Solo se habían visto tres veces en su vida, y la primera no
podía recordarla con claridad.

Sabía que Lauren se dedicaba a la pintura, y esta sabía que Camila era tatuadora. Sabía que la
chica de ojos verdes había perdido a su abuela y a su hermano, y Lauren sabía que ella era
adoptada. Camila sabía que Lauren fumaba, y esta otra sabía que ella no lo hacía.

"Bien" Pensó Camila ", tal vez no somos realmente desconocidas"

Esta claro que en momentos desesperados se tienen pensamientos desesperados.

Lauren: También podrías quedarte en casa de Alexa si temes que pueda hacerte algo, Camila, pero
créeme que eso sería bastante idiota. En esa casa habrá al menos treinta personas, y tu y yo
sumaremos solo dos personas en mi departamento. Deberías temerle más a treinta locos que
pueden estar drogados y bebidos que a mi, que solo he fumado unos cuántos cigarrillos...

Camila: Pero tu... tu podrías... -Quería ir con Lauren. Creía que podía confiar en ella, pues sus ojos
no demostraban esa malicia que sus autores favoritos describían al hablar de villanos... pero aun
así...-. Podrías intentar abusar de mi, o ser una secuestradora...

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Lauren: Siempre existe esa posibilidad -Comento con total naturalidad mientras subía sus piernas
a la banca y se abrazaba a ellas. Se veía tan débil, y a la vez tan fuerte. Camila se preguntó si
debería ofrecerle su abrigo o aceptar su oferta para que caminaran de inmediato hacía el auto que
Lauren había mencionado tener-, pero te daré un consejo por si resulto serlo: Mi máxima
debilidad son mis pechos... Un golpe allí y tendrás varios segundos para correr...

Camila: Em... Supongo que gracias por el consejo -Agradeció nerviosamente. No sabía qué hacer.

¿Debía ir con ella? ¿Debía negarse? ¿Debía salir corriendo?

Lauren: ¿Tu no eres una delincuente que desvalijara mi departamento, cierto?

Camila: ¡Por supuesto que no! -Se negó horrorizada.

Lauren: Bien -Asintió mientras se levantaba, aun con sus delicados brazos pálidos abrazando su
cuerpo. Camila se preguntó cómo podía lucir tan intimidante incluso en aquella situación en la cual
se encontraba tan débil-... ¿Vas a venir o no? Realmente no quiero morir de frío.

Se subió al auto de Lauren solo porque pensó que alguien temblando a causa del frío no podía ser
tan peligrosa como para intentar asesinarla.

=================

Capítulo 6

El departamento de Lauren podría haber sido considerado amplio si el salón no hubiese estado
repleto de cuadros, lienzos, caballetes y pinturas. También podría haber sido llamado elegante de
no haber tenido manchas de todo tipo de pinturas en las paredes.

Lauren: Por si no lo notaste antes, mi departamento es también mi estudio -Resalto fríamente


mientras lanzaba las llaves de su auto a un lado, como si no le interesaran, y comenzaba a bajar la
cremallera de su hermoso vestido, exponiendo segundo por segundo un poco más de piel de su
tersa espalda... ¿Realmente iba ella a desnudarse frente a Camila?

Camila: Esta algo... desordenado -Observo. No quería ser descortés, pero tampoco una mentirosa.

Lauren: Lo se. Y realmente no lo lamento -Dijo encogiéndose en hombros, como si la regla


principal en su vida fuese "O te adaptas a mi estilo o te largas".

Camila: Me gusta que no lo hagas-Y era cierto. Lauren era Lauren, y le gustaba siendo Lauren. No
quería que lo lamentara.

Fue entonces cuando Lauren dejo a la tela azul caer de su cuerpo...

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"¡Por los santos de Ally!"

Lauren estaba completamente desnuda frente a ella... Ni siquiera había estado usando brasier o
bragas, lo cual hizo a Camila sentirse como una idiota por no haberlo notado antes... Y luego se
sintió aun más idiota, pues no habría podido saberlo.

De repente hacía mucho calor, y el corazón de Camila palpitaba tan fuertemente contra su pecho
que podría haberse salido de allí.

"Gracias por existir, caja torácica"

No sabía si era la armoniosa forma de su cuerpo, la forma en que sus múltiples curvas la llamaban
o el simple hecho de que ella no pareciese tener pudor alguno, pero sentía a su centro palpitar,
humedecerse e implorar atención con gritos silenciosos.

Tenía unos pechos firmes y de buen tamaño, una piel que se veía tan delicada como una pluma, y
sus piernas la conducían directamente a su mayor deseo...

Lauren: ¿Tienes hambre o solo quieres ir a dormir?

Camila no respondió. Si iba a dormir quería hacerlo sobre ese par de firmes pechos pálidos, y si iba
a comer quería...

"¡Camila!" ¿Era esa la voz de Ally en su cabeza? "¡Concéntrate!"

Pobre Ally. Era tan pequeña que podía entrar en su cabeza.

Lauren: Bien, como pareces bastante entretenida mirando mis pechos, comeremos algo. Tengo
hambre.

***

La chica seguía desnuda cuando ambas fueron a la cocina.

Camila permanecía sentada en una de las sillas de la moderna y manchada encimera, admirando
fijamente el trasero de la artista, el cual se movía junto a ella mientras preparaba dos simples
tazones de cereal.

No podía evitar morderse el labio e imaginarse tocándolo.

A la mierda... Todo era culpa de Jauregui, su trasero, su falta de pudor y de sus padres por haberla
hecho con tanto amor.

Estaba tan distraída que no se fijo en los dos hermosos tatuajes de libélula descendiendo por su
cuello, ni en la forma delicada en la que preparaba aquel simple alimento. No se fijo en como
reacomodaba su cabello nerviosamente, como no sabiendo que hacer a pesar de que

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seguramente había estado en esa misma situación muchas veces, ni en cómo se volteaba a mirarla
de vez en cuándo, con el temor de que se marchara en los ojos.

Camila la vio sentarse frente a ella y entregarle su tazón de cereales. Intento concentrarse
solamente en sus ojos, pero le era imposible teniendo un par más atrayente un poco más abajo,
así que su mirada viajaba rápidamente de un lado a otro con indecisión, y el aire de la habitación
se hacía segundo a segundo mucho más pesado.

Lauren: ¿Quieres que me cubra?

Por supuesto que no lo quería, pero decirle esto habría sido indecoroso.

Camila: Supongo que si -Contesto sonrojada mirando sus ojos fijamente, lo cual supuso un gran
esfuerzo. Casi pudo notar al hermoso y peculiar color esmeralda perder algo de brillo con estas
palabras-. No porque no quiera verte -Resalto, aunque decir esto no era necesario-, sino porque
quiero comer sin sentir que no puedo mantener los ojos en un punto fijo.

Y con esta simple aclaración la luz volvió a su mirada.

Lauren: ¿Puedes prestarme tu abrigo? -Camila no iba a negarse a una petición tan simple, así que
lo hizo, y Lauren se cubrió el cuerpo lentamente con aquella tela, tratándola con tanta delicadeza
como una madre a su bebe. Era como si el abrigo, al ser de Camila, fuese mucho más importante
que los otros parecidos a el que pudiesen existir en el mundo-... ¿Mejor?

Camila: Solo un poco -Respondió con una nerviosa sonrisa.

Cubrir a las causantes de su desconcentración no evitaba que pensara en ellas.

***

Excelente. Lauren Jauregui la estaba provocando.

No sabía si lo hacía intencionalmente, o si solía comportarse de la misma forma cada vez que
comía Nutella, pero lo cierto era que Camila no sabía cuándo el calor que sentía en todo el cuerpo
iba a disiparse.

Luego de que Lauren y Camila terminaran sus cereales la joven de los ojos verdes le había ofrecido
una probada del mismísimo cielo. Camila no sabía a que se refería con estas palabras, pero
termino aceptando.

Fue entonces cuando la Nutella llego a la mesa.

Realmente su sabor era el paraíso... Pero era mucho mejor ver como Lauren devoraba aquel
postre sin control alguno, y con una cara que la hacía sentir excitación incluso en aquellas partes
que no poseía.

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A veces la joven se ensuciaba los dedos y terminaba llevándoselos a la boca para limpiar la
pegajosa Nutella que allí quedaba, y era entonces aquel momento en el que Camila sentía el
mismísimo infierno entre sus piernas.

Si le hubiesen pedido describir su excitación en ese momento en una escala del uno al diez, sin
duda alguna la respuesta habría sido cien.

Lauren: Te dije que era como probar el cielo.

Pero Camila estaba demasiado ocupada deleitándose con las miles de fantasías que cruzaban su
cabeza como para responder esto de manera coherente.

Lauren: La primera vez que bese a una chica fue en una situación parecida -Relato, y no parecía
importarle si Camila estaba prestándole atención o no-... Ella era mi mejor amiga en la escuela, y
ese día me quede en su casa. No recuerdo por qué, pero la bese. Y ella me beso. Y sabíamos a
Nutella... He buscado un beso igual por años, Camila, pero no he logrado encontrarlo -Casi se
escuchaba ilusionada, como una adolescente escolar de quince años y no una joven pintora de
veintiuno.

Camila no podía decir mucho. Su primer beso había sido un asco, y los demás habían mejorado
siempre un poco más, así que realmente no sabía lo que era anhelar un beso con mejor sabor que
la Nutella.

Lauren: Tal vez quieras saber quién fue la dueña de ese beso, y si no quieres saberlo te lo diré de
igual forma... Fue la perra de Alexa -Lo decía con tanta naturalidad, como si llamar perra a la
dueña de tu mejor beso fuese algo típico.

Camila: ¿Porque la llamas "perra"?

Lauren: Porque lo es.

Camila: ¿Y por qué lo es?

Lauren: Yo tenía catorce años, Camila -Comenzó a relatar, y había sentimiento en sus palabras-. No
sabía nada del amor ni de la vida. Era una completa ignorante... Tenía dinero porque mi familia lo
tenía. Tenía novio porque mis amigas también los tenían. Tenía popularidad porque mi apellido lo
tenía... Pero yo me sentía tan vacía, Camila... Fue entonces cuando bese a Alexa y descubrí que
tenía algo más que todo eso, algo tan valioso que solo yo podía quitarme: Me tenía a mi misma... Y
me aterraba. Me aterraba saber quién era. Me aterraba saber lo que en verdad me gustaba, y lo
que en verdad quería hacer... En realidad, creo que eran los otros quienes me aterraban. Porque
ellos no eran yo, y ellos no sabían quien era yo, y me juzgarían porque no era como ellos, porque
nadie es como nadie... Fue por eso que le pedí a Alexa que mantuviera ese beso en secreto, pero
ella no lo hizo... Se burlaron en mi escuela y mi familia dejo de hablarme... No me importo... Yo
seguía teniéndome, y sabía que mi novio, mi dinero y mi popularidad no eran nada comparado con

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eso... Mis compañeros pronto dejaron de burlarse, y mis padres terminaron tolerando lo que ellos
creían intolerable. Y yo me acepte, y deje de tenerme miedo... Meses después le agradecí a la
perra de Alexa. Gracias a ella soy quien soy ahora. De no haberla besado, y de no haber sido por su
gran bocota, yo aun me tendría miedo.

A pesar de que habían sido palabras realmente emotivas Camila frunció el entrecejo, confundida.

Camila: No lo comprendo... ¿Crees que es una perra porque te ayudo a no temerte a ti misma?

Lauren: ¡Oh, no! ¡Por supuesto que no! En realidad descubrí que era una perra unos días después
de haberle agradecido... Ella había esparcido el rumor de mi sexualidad por todo el colegio solo
porque estaba interesada en mi novio.

Camila: Oh, creo que ya lo comprendo...

Lauren: ¡Pudo habérmelo dicho, Camila! ¡Si lo hubiese sabido se lo habría cedido mucho antes de
aceptar comenzar a salir con el! ¡Besarlo era asqueroso! ¡¿Qué clase de amiga no te dice que esta
enamorada del pestilente novio del cual te quieres deshacer?!

Camila conocía la respuesta: Una perra.

***

Camila: ¿Por qué lo haces? -Era la tercera vez en la noche que Lauren se llevaba dos dedos llenos
de Nutella a la boca y los limpiaba sin despegar su mirada verde de la suya.

Aquello era excitantemente incómodo.

Lauren: ¿Hacer qué?

Camila: Provocarme.

Lauren sonrío, y un brillo perverso se apodero de su mirada.

Era un brillo tan potente como el de los ángeles y seductor como un demonio.

Era el brillo de Lauren Jauregui.

Lauren: Quiero averiguar algo.

Camila: ¿Qué cosa?

Pero Lauren no respondió.

***

Camila y Lauren habían decidido que no iban a dormir.

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Camila estaba demasiado agitada.

Lauren se sentía extraña.

Se sentaron en la terraza, la cual tenía una vista al resto de la ciudad: Departamentos, casas,
parques, autos moviéndose de acá para allá...

No era una vista maravillosa como la que sus escritores favoritos describían en las más románticas
historias de amor que había leído, pero allí, al lado de Lauren Jauregui, la chica pensaba que era
incluso mucho mejor.

Lauren: ¿Quieres que hablemos de algo?

Aun llevaba el abrigo de Camila, el cual cubría hasta la mitad de sus muslos, dejando sus piernas y
pies descalzos a la intemperie.

Se veía realmente hermosa, como un ángel que ha caído del cielo y aun conserva el último brillo
de la gloria.

Se preguntó que se sentiría acariciar su piel, pero descarto la idea de inmediato.

Camila: De lo que sea -Respondió luego de unos segundos.

Y así fue como comenzaron a conocerse.

***

Eran iguales y distintas a la vez.

Amaban la música pero distintos tipos de artistas.

Amaban la comida pero diferentes tipos de ellas.

Leían libros pero de diferentes autores.

Tenían trabajos a los cuales amaban pero no eran los mismos.

... En lo único que coincidían al cien por ciento era que ambas habían comenzado a enamorarse la
una de la otra.

Es una lástima que no se lo dijeran en esos momentos.

***

La mañana siguiente cuándo Dinah se digno a ir a buscarla, Camila se despidió de Lauren con un
fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

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Le dejo conservar el abrigo.

Era lo menos que podía darle por todo lo que había hecho.

... Y no hablaba simplemente de haberle permitido quedarse en su departamento.

Se refería a los cereales y la compañía, y al hecho de que no le contaría a nadie sobre su falta de
tatuajes. Se refería a las sonrisas que le había regalado durante la noche. Hablaba de las miles de
anécdotas que habían compartido, y de aquella vista en su terraza idéntica a las demás. Incluso se
refería a la provocación y la maravillosa vista de su cuerpo desnudo.

Se refería a todo.

Lauren: Llámame -De no conocerla casi habría jurado que se lo estaba suplicando-... Quiero
pedirte algo.

Camila: Lo haré -Afirmo, y lo que pareció ser un suspiro escapo por los labios de la mayor.

Lauren: Quiero creerlo -Y por segunda vez desde que estaba en aquel departamento, Camila la
noto ilusionada.

Camila simplemente beso su mejilla nuevamente antes de sentir como Lauren se alejaba
lentamente de su cuerpo, pero no lo suficiente como para que aquello dejara de ser un
acercamiento.

Sentía sus manos sujetando su cintura, y sus ojos verdes clavados en los suyos. Sentía su
respiración cerca de la cara, y escuchaba su pie golpeteando nerviosamente el suelo.

Lo que no sentía era el ligero temblor en las pálidas manos de la pintora, ni escuchaba los
acelerados latidos de su corazón, ni percibía sus revoltosos pensamientos.

Camila: Tengo... tengo que irme ya -Tartamudeo antes de separarse por completo de ella, y como
no había sentido el temblor, los latidos ni los revoltijos, tampoco sintió el vacío en el corazón de
Lauren al ya no tenerla entre sus brazos-. Aun tengo que vestirme e ir a trabajar al estudio. No
quiero llegar tarde.

De no haber estado tan preocupada por llegar atrasada por medio segundo, Camila se habría dado
cuenta de que Lauren quería besarla.

=================

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Capítulo 7

Camila llamo a Lauren exactamente dos días después de esa noche durante su hora de descanso.

No quería hacerlo cuándo Dinah, Ally o Normani estuvieran cerca, pues sabía que la pondrían
estúpidamente nerviosa, y fue por eso que mientras se alimentaba de la comida recalentada en la
parte trasera del estudio presiono aquel botón verde.

Lauren atendió luego de dos tonos.

Lauren: Estudio de arte Jauregui, buenas tardes. ¿Puedo ayudarle en algo?

"¡Woooh!" Pensó "¿Es realmente Lauren Jauregui quien me está hablando?"

Había esperado algo un poco más informal. Más Lauren... "¿Qué mierda quiere?", por ejemplo.

Camila: ¿Realmente estoy hablando con la chica que se desnuda frente a desconocidas sin pudor
alguno? -Bromeo, y cualquiera que la hubiese mirado a los ojos en esos momentos se habría dado
cuenta de que se estaba enamorando.

Lauren: ¿Camila?

Le gustaba hablar por teléfono con Lauren Jauregui, pues de esta forma podía notar el tono
sorprendido en su voz y no sentirse extrañada por sus expresiones siempre neutras.

Cuándo hablaba por teléfono, Lauren Jauregui era humana.

Lauren: Pensé que no me llamarías -¿Era en serio? ¿Lauren Jauregui, esa que jamás parecía dudar
de sus capacidades para hipnotizar a todo el que le pasara por delante, se había sorprendido con
su llamada?-, así que me alegra el doble que lo hicieras.

Una nerviosa e inevitable sonrisa se apodero de los labios de Camila.

Camila: ¿Realmente te alegra mi llamada, Lauren? -Realmente no lo esperaba.

Lauren era perfecta, y ella... Camila era una simple tatuadora.

Lauren: Estaba tan desesperada por saber algo de ti que habría saltado de felicidad con solo ver la
foto de tu pasaporte.

Y así era como Lauren Jauregui hacía que su corazón palpitara dolorosamente.

Camila: Créeme, si vieras la foto de mi pasaporte saltarías, pero no a causa de la felicidad...

Lauren: No creo que sea tan malo...

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Camila: ¡Parezco un mono con problemas intestinales! -Se quejó entre risas, las cuales se
aumentaron cuándo Lauren la imito a través de la linea telefónica-... Tu, en cambio, debiste de
salir perfecta...

No se imaginaba a Lauren Jauregui saliendo mal en una foto, ni siquiera en la del estúpido
pasaporte.

Lauren: Debo admitir que me veo bastante bien -Reconoció, pero gracias a su tono de voz la
tatuadora supo que la pintora solo estaba bromeando.

Silencio.

Lauren:... Supongo que no me llamaste solo para alegrarme el día o para hablar de pasaportes... -
Agrego, y aunque no la escuchaba decepcionada, había un poco menos de felicidad en sus
palabras.

Camila: La última vez que nos vimos dijiste que querías pedirme algo... -No iba a mentirle.

Lauren: Tienes razón. Lo dije -A pesar de que no la estaba viendo, Camila supo que había
sonreído, como si el hecho de que recordara sus palabras fuesen suficiente motivo como para
hacer una fiesta.

Camila: ¿Qué quieres pedirme? -Si iba a recibir una propuesta indecorosa quería tener la mayor
cantidad de tiempo para insultarla por esto.

Lauren: Necesito que seas mi modelo, Camz.

De no haberse visto tan sorprendida habría notado el cariñoso apodo que la joven había usado
para referirse a ella.

Camila: ¿A qué...? ¿A qué te refieres? -Pero ya lo sabía.

Lauren: Dentro de unos meses tendré una exposición a la que decidí llamar "Extraños Ocultos"...
Serán diferentes tipos de personajes de la sociedad con rasgos poco peculiares que intentan
ocultar... Ya sabes, un cocinero sucio, un modista mal vestido, un nutricionista obeso... y una
tatuadora sin tatuajes... Por supuesto, prometo mantenerte en el anonimato.

Camila trago saliva. Algo le decía que eso no era todo. Algo le decía que aquellas palabras que no
quería escuchar estaban por venir.

Lauren:... Y, por último, te diré que necesito que poses desnuda...

Lo sabía.

Camila: Lauren, yo...

Camila se sintió ofendida.

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Ella no era de esas.

Si Lauren creía que sería tan fácil se equivocaba... Bueno, en realidad no.

En cuánto la chica de ojos verdes comento la cantidad de dinero que estaba dispuesta a pagarle
por hora se le vino a la mente su familia, sus hermanos, las dificultades que no parecían
desaparecer, y llego a la conclusión de que iba a hacerlo... por ellos.

Camila: ¿Cuándo comenzaremos?

Lauren: Dentro de un mes. Aún tengo que terminar de pintar a una monja pecadora...

Camila: Bien -Acepto con un suspiro.

Se sentía mal.

Por algunos momentos se había permitido pensar que Lauren gustaba de ella. Por unos momentos
se había permitido creer que estaba encontrando el amor.

Pero ahora pensaba que tal vez Lauren realmente no estaba interesada en ella. Tal vez Lauren solo
estaba interesada en su tersa piel y el hecho de que sería una buena rareza para mostrar.

Aun así iba a posar, y hacerlo era aceptar que Lauren la tratase de esta forma.

Lauren: ¿Eso quiere decir que tenemos un trato?

Camila: Lo tenemos -Afirmo. Intento parecer emocionada, pero la decepción en su voz era tan
estúpidamente enorme que no era posible de disimular.

Lauren: No te escuchas muy contenta... -Parecía preocupada, y de no haber estado pensando en lo


idiota que había sido su corazón habría dado miles de saltos contra su pecho-. ¿No es suficiente
dinero, Camila? Puedo aumentar la cifra si eso quieres... Te daría todo lo que pidas...

Camila: No es por el dinero, Lauren -No pudo alegrarse por el hecho de que, esta vez, era ella
quien interrumpía las palabras de la otra-. Es solo que... olvídalo.

Lauren: Camila... -Insistió.

Camila: Es solo que me hace sentir mal el saber que solo te acercaste a mi porque no tengo
tatuajes -Y su voz se escuchaba rota.

Una fuerte carcajada llego a sus oídos a través del altavoz.

Lauren: Camila, cuándo te invite a almorzar no sabía de tu completa falta de tatuajes. Tampoco
cuándo te pedí que me llamaras y no lo hiciste... Y cuándo supe que no los tenías fuera de la
mansión de Alexa no estaba pensando en ti como una modelo. Estaba pensando a ti como
Camila... En realidad, la idea de que posaras para mi se me ocurrió en la terraza. Y se me ocurrió

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porque realmente tengo el deseo de verte desnuda, y sabía que usar mi profesión como excusa
me daría buenos resultados.

Bien. Ahora Camila tenía dos grandes cosas en las que pensar:

La primera era que Lauren estaba interesada en ella. Se lo había dicho indirectamente con aquella
explicación.

La segunda era que Lauren quería verla desnuda.

Lauren: Nos veremos dentro de un mes -Dijo luego de unos segundos de silencio en los que Camila
no se había animado a hablar.

Su voz contenía el inocente entusiasmo de un niño.

Camila: Así será.

Se equivocaban.

***

Hablaron por mensajes durante doce días seguidos.

La mayoría de las veces se decían solo tonterías, pero para Camila eran las conversaciones más
interesantes que jamás podría llegar a tener.

Camila despertaba temprano y lo primero que hacía era desearle un feliz día a la pintora para
luego ir a trabajar.

Al regresar hablaban sin parar hasta que se hacían las dos de la madrugada.

El día trece Lauren dejo de contestar.

***

Lauren Jauregui no llevaba gafas de sol cuándo entro al estudio de tatuajes seis días después de
haber respondido el último mensaje. Eso quiere decir que habían pasado diecinueve días desde la
llamada.

Su mirada había descendido un poco. No mucho, pero si lo suficiente como para que Camila lo
notase.

De inmediato hablo con Troy, quien la condujo a uno de los sillones y le ofreció sentarse para
luego acercarse al área de trabajo de Camila.

Troy: Su nombre es Lauren Jauregui. Pidió que la tatuaras.

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Camila habría corrido a encontrarse con ella de no haber estado ocupada con el tatuaje de un
búho en la espalda de una mujer.

Camila: Estaré lista en quince minutos... Ofrécele algo de beber y una revista con mujeres en
bikini. Estoy segura de que te lo agradecerá.

Troy: ¿Mujeres en bikini? -Parecía confundido. Por supuesto que había pensado en ofrecerle una
revista, pero no de mujeres a medio vestir, sino una de moda o una de farándula con guapos
actores entre sus páginas.

Camila: Si, dije eso. Ya sabes... Nuestros gustos de lectura son parecidos.

Troy pareció comprender su indirecta de inmediato, pues abrió mucho los ojos y sonrío en modo
de entendimiento. Su hermana Ally decía que la sonrisa del joven brillaba tanto como el sol
tatuado en la base de su cuello, y ahora podía ver que tenía razón.

Troy: ¿Ella es...?

Camila: Sí, y ahora déjame trabajar. Tengo que darle los últimos retoques a este búho.

El joven se fue sin decir nada más.

XX: ¿Qué quiso decir con que sus gustos de lectura son parecidos? -Pregunto la clienta del búho.
Tenía cuarenta años, y era adicta a las preguntas.

Camila: ¿Realmente quiere escuchar la respuesta?

XX: Por supuesto -Insistió.

Camila: Ambas somos increíbles amantes de la anatomía femenina.

***

Lauren no miro las revistas ni bebió el café que Troy le llevo. En realidad, durante esos quince
minutos de espera lo único que hizo fue clavar su vista en su teléfono.

Continuaba sentándose con elegancia, y sus movimientos continuaban siendo lentos y delicados,
pero definitivamente no era la misma Lauren Jauregui que había entrado a la tienda en las dos
anteriores oportunidades.

Lauren: ¡Camila! -La saludo el levantarse, y al contrario de los otros días, su rostro expresaba cada
una de las emociones que parecía estar sintiendo. En esos momentos, por ejemplo, estaba feliz.

Camila: Así que vienes acá por otro tatuaje...

La joven de ojos verdes asintió.

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Lauren: La vida es un asco -Afirmo. Y así de rápido como su sonrisa había aparecido llego aquella
terrible mueca de dolor que solo hizo que el corazón de Camila se estrujara dentro de su pecho.

Camila: ¿Quieres acompañarme?

Lauren asintió lentamente y la siguió.

Una vez allí admiro el grafiti de su pared como cada vez en la que había estado en ese lugar, pero
no comento sobre los artistas allí pintados. En realidad solo pareció fijarse en el resto de las
personas, esas que ella no conocía.

Se fijo en sus hermanos adoptivos.

Lauren: ¿Qué se siente, Camz?

De nuevo había usado aquel apodo, y de nuevo la situación no le permitió apreciar esto.

Camila: ¿A qué te refieres? -Pregunto mientras organizaba sus utensilios de trabajo lentamente.

Lauren: No haber perdido a nadie.

Fueron estas palabras las que la alertaron y la hicieron elevar la mirada.

Cuándo lo hizo noto que Lauren ya no estaba mirando el grafiti. Ahora la miraba a ella, y sus ojos
almacenaban tanta tristeza que Camila se contagió con ella y se sintió una persona terrible
solamente por no haber perdido a alguien importante.

No pudo responder.

Camila: ¿Vas a tatuarte otra libélula, cierto? -Fue el modo más sutil que encontró para
preguntarle, de alguna forma, si había perdido a alguien recientemente.

Lauren: Sí -Confirmo tristemente antes de sentarse en la silla de trabajo. Y fue cuándo Camila se
dio cuenta de las marcas de lágrimas en sus mejillas, las cuales le decían que había estado llorando
antes de entrar al local-... Mi hermano jamás fue muy responsable con su vida sexual y termino
embarazando a una chica hace un año. La chica tuvo una niña. Se llamaba Katherine...

Cuándo lo asesinaron, mi padre recibió a Katherine y a su madre en su casa, y yo solía ir allí todos
los fines de semana... Ella era tan parecida a el, Camila. Y yo la amaba. La amaba porque era mi
sobrina y no podía no hacerlo...

Camila suspiro y la miro. No se veía débil, pero tampoco tan fuerte como las primeras veces en las
que se habían encontrado.

Parecía un poco más... real.

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Lauren: Había enfermado hacía unas semanas, pero nadie le dio suficiente importancia a esto.
Pensamos que era solo un resfrío y que se le pasaría en unos días... No fue así... Empeoro hace seis
días -Camila intuyo que seguramente ese era el motivo por el cual había dejado de responder a sus
mensajes...-, y los médicos intentaron hacer todo lo que podían con ella, pero su cuerpo no pudo
soportar tanto....

Quería abrazarla en ese mismo momento y darle todo el consuelo que necesitaba. Deseaba
hacerla reír con un chiste estúpido. Deseaba decirle que estaba allí para ella, y que se quedaría
todo el tiempo que quisiera.

Pero no lo hizo porque no tuvo el valor.

En cambio solo pregunto:

Camila: ¿Te harás este tatuaje en su honor?

Lauren asintió. No había llorado durante el relato, pero sus ojos estaban cristalizados y su labio
temblaba ligeramente.

Lauren: Tiene que ser una libélula pequeña como ella, que murió con solo cuatro meses. Debe
seguir el camino de las otras dos... Y quiero que sea rosa y se vea tan delicada y frágil como
Katherine lo fue.

Y aunque fue un tatuaje pequeño, Camila se tomó el doble del tiempo que había usado con las
libélulas anteriores para hacer de este tatuaje completamente perfecto.

***

Una vez terminado el tatuaje, Lauren se permitió sonreír con lágrimas en los ojos y abrazar
fuertemente a Camila como la primera vez, aunque en ese momento la chica de ojos verdes no se
alejó cuándo la tatuadora decidió devolverle el gesto.

Camila no sabía de donde venía su nueva actitud, pero le gustaba.

Lauren: Es hermoso -Susurro entrecortadamente, y se escuchó como muchas de las otras clientas
que habían entrado a la tienda pidiendo un tatuaje en honor a una reciente perdida.

Por primera vez desde que la conocía Lauren ya no parecía ser una empresaria, la jefa de alguna
secta o una delincuente... Ni siquiera parecía una pintora.

Era solo una persona que había perdido a alguien a quien quería.

Lauren: Gracias.

Y cuándo se alejó, con su mirada color verde cristalizada, Camila juro poder haber visto su alma.

Camila: ¿Quieres que salgamos a cenar más tarde? Mi turno termina a las cinco.

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Quería hablar con ella. Quería decirle que podía contar con ella para situaciones como esas.
Quería ir porque sentía que debía hacerlo.

Lauren: Me encantaría -Afirmo con una sonrisa que no fue más que real.

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Capítulo 8

Se reencontraron en el restaurante de sushi en el cual habían tenido su primera cita, en la misma


mesa, y Lauren, de nuevo, pidió por ella.

Aun así, a pesar de que la situación era parecida, Lauren lucia casi incomoda en aquel lugar donde
todos ponían su atención en ella, y Camila podía notarlo debido a su mirada baja y los brazos
cruzados sobre su pecho, además de su pierna moviéndose nerviosamente de un lado a otro.

Camila: Podemos cambiar de lugar si quieres.

Lauren: Me gusta este lugar, Camz.

Y al contrario de las otras veces en las que la había llamado de esta forma, en ese momento
Camila realmente pudo apreciarlo.

Camila: Me gusta que me llames así.

Lauren: Lo se -Afirmo con una sonrisa. Y era una sonrisa real, como la de un niño al que su madre
acaba de decirle que su dibujo es hermoso-. También se que te gusta Harry Styles, y la película de
Bajo la Misma Estrella. Y te gustan mis ojos... Y mis pechos... Pero eso es otro tema.

Camila se sonrojo de inmediato y rió nerviosamente.

Lauren tenía razón. Le encantaba todo eso, y tal vez mucho más.

Le gustaba la forma en la que sus labios pintados con labial oscuro formaban hermosas sonrisas.
Le gustaban sus palabras. Le gustaba la manera en la que apreciaba el cielo nocturno, y la
devoción con la que comía todo tipo de alimentos.

Le gustaba Lauren Jauregui.

El mesero de la vez anterior llevo las bandejas de sushi a las chicas y se retiró antes de que Lauren
pudiera decirle algo.

Camila la miro. En realidad no había parecido querer decirle nada a aquel joven.

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Lauren: Perdón por no responder tus mensajes -Se disculpó, aunque no tenía que hacerlo-. La
muerte de Katherine me ha deprimido bastante... En realidad solo he salido de la cama hoy
porque sabía que serías tu quien me tatuaría, y de alguna forma tu siempre logras subirme el
ánimo.

No le gustaba verla así. No le gustaba verla tan rota.

Tampoco le gustaba saber que ella le subía el ánimo... No quería que Lauren necesitara que le
subieran el ánimo.

Camila: Lamento lo de Katherine -Murmuro extendiendo su mano sobre la mesa para acariciar la
de Lauren, quien miro aquel gesto de la misma forma en la que había admirado sus caricias
durante la noche de la fiesta de Alexa.

Al contrario de esa vez, Lauren no se alejó... Al menos, no de inmediato.

Lauren: Yo también...

Silencio.

Camila: ¿Cómo te sientes, Lauren? -Pregunto con preocupación.

Necesitaba escuchar la respuesta. Necesitaba comprobar que estaba bien... o al menos, lo más
cercano a la palabra "bien" que se puede estar luego de haber perdido una abuela, un hermano y
una sobrina.

Lauren: Contigo acá, estoy de maravilla -Contesto con una sonrisa. Y no mentía-... Así que no te
extrañes si comienzo a visitarte todos los días. Me gusta esto de sentirme maravillosamente viva.

Camila simplemente sonrió con cierta timidez y bajo la mirada hacia sus manos unidas.

Ahora podía entender por qué Lauren las miraba con tanta adoración.

Sus manos encajaban a la perfección...

Y que lo hicieran la hacían sentir de maravilla.

Camila: ¿Quieres que hablemos de algo? -Quería escucharla hablar. Le encantaba. Incluso podría
haber escuchado el reporte del clima salir de sus labios y no se habría aburrido ni un solo segundo.

Lauren: De tu novia, tal vez -Sugirió mientras se llevaba un rollo de sushi a la boca. Seguía
masticando como si aquel alimento fuera el cielo puro, y sus ojos seguían cerrándose como en un
momento de éxtasis.

Camila no la comprendía... Para ella, el éxtasis celestial no estaba en los simples rollos de sushi
que el camarero había traído. Para ella, Lauren Jauregui era su cielo.

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Frunció el entrecejo.

Camila: Lauren, no tengo novia -Aclaro, y no se sentía mal con esto. Prefería estar sola que mal
acompañada... "O sola y perfectamente acompañada" Reformulo. Y lo cierto es que no había
mejor compañía para ella que la de la mujer de ojos verdes.

Lauren: ¡Oh!... bien... Supongo que es algo menos de lo que debo preocuparme durante mis
intentos de conquistarte.

La tatuadora rió nerviosamente y su mano tembló contra la de Lauren. En su pecho, su corazón


salto.

Camila: ¿Le dices esto a todas?

Lauren la miro con sus verdes ojos y le sonrió dulcemente antes de contestar.

Lauren: No -Dijo con firmeza, y espero unos cuántos segundos antes de continuar-... Siempre que
quiero llevarme a alguien a la cama se me hace bastante fácil -Auch. Eso dolía... ¿Acaso Lauren le
había confesado que solo quería tener sexo con ella?-, lo cual es extraño, porque contigo me estoy
esforzando más del doble y llevarte a la cama no es uno de mis principales propósitos.

Excelente. Ahora no sabía cómo sentirse.

Se sentía bien porque Lauren no quería llevársela a la cama, y a la vez se sentía frustrada porque
¡LAUREN NO QUERÍA LLEVARSELA A LA CAMA!

Camila: ¿Qué quieres decir con eso, Lauren? -Tal vez su explicación la ayudaría a aclarar un poco la
forma en la que se sentía.

Lauren: Quiero decir que desde los quince años he disfrutado de sexo libre. Estuve con quien quise
y me negué a quien no deseaba... Conocí lo que es tener sexo por lo más cercano al amor que he
llegado a sentir, y también descubrí lo que es despertar al lado de un desconocido sin saber lo que
sucedió la noche anterior... Y ahora me he dado cuenta de que nunca en todos estos años supe lo
que es tener una verdadera cita, que es aquella a la que vas sin esperar tener sexo después de la
comida. Tampoco sabía lo que era hacer sonreír a alguien o tener celos. No sabía lo que era entrar
a mi departamento con alguien más y solo hablar. No sabía lo que era temer que alguien se
marchara, o esperar ansiosamente una llamada. No sabía lo que era despertar anhelando un
mensaje o acostarme tarde por culpa de estos. Tampoco sabía lo que era sonreír con solo ver el
rostro de esa persona, o sentirme segura con el solo tacto de una mano... No sabía lo que era
enamorarme, Camila.

Camila: Eso quieres decir que estas enamorada -Susurro, y su corazón latió tan fuertemente contra
su pecho que esta vez dudo que su caja torácica evitara que este se saliera de su lugar.

Lauren: Sí -Asintió mirándola fijamente a los ojos-, y de ti...

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Y, en cuánto estas palabras salieron de los labios de la pintora, tres cosas sucedieron al mismo
tiempo.

La primera fue que el corazón de Camila comenzó a latir tan rápidamente que podría haberse
desmayado allí mismo.

La segunda fue que sus manos se separaron.

La tercera es que Lauren se marchó.

***

Camila: Lauren, por favor, llámame.

Era el quinto mensaje que dejaba en su buzón de voz. Era la quinta llamada que Lauren no
contestaba.

Camila estaba mordiéndose las uñas, sentada sobre su cama en la litera inferior derecha. No sabía
con exactitud por qué Lauren se había marchado luego de decirle que se había enamorado de ella,
pero necesitaba una explicación.

Intento llamar de nuevo.

"Soy Lauren Jauregui. Si no te contesto es porque no me importas. No dejes mensajes después del
tono"

Pero Camila era terca y lo hacía.

Camila: Lauren, por favor, quiero hablar contigo...

No quería perder a Lauren Jauregui.

Quería seguir acostándose tarde todas las noches mientras charlaban sobre cosas estúpidas por
mensajes de texto. Quería comer sushi junto a ella. Quería que su corazón siguiera palpitando
dolorosamente.

La quería a ella.

***

Fue durante el décimo quinto mensaje cuándo Dinah y Normani entraron a la habitación.

Dinah: ¡Camila! No esperaba encontrarte acá, pero ahora que nos vemos tal vez debamos
comenzar a bailar la macarena -Allí estaba su hermana adoptiva con sus ideas dementes.

Camila: No estoy de humor, Dinah -Se negó mientras se cruzaba de brazos y se recostaba en su
cama, cubriéndose con las sabanas.

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Luego de haber llamado a Lauren quince veces, Camila sabía que hacerlo una vez más no le daría
resultados diferentes. Esto la frustraba, pues realmente sentía que necesitaba hablar con ella.

Normani: ¿Sucede algo, Mila?

"Por supuesto que sí, Normani... Una increíble chica dijo que estaba enamorada de mi y luego salió
corriendo"

Dinah: Mila...

Pero Camila no tenía intenciones de responder, así que prefirió esconderse aun más bajo las
sabanas, esperanzada en desaparecer en cualquier momento.

Normani: Camila... por favor...

Camila: Váyanse. Quiero estar sola.

Dinah: ¿Es Lauren, cierto? -Por supuesto, sus hermanas adoptivas sabían que aquella chica
desconocida a la cual Gordon había visto una vez era quien mantenía a Camila junto a su teléfono
la mayoría de los días.

Camila no pudo hacer más que asentir bajo las sabanas, sintiéndose como una frágil y delicada
adolescente que es terriblemente ignorada por su crush escolar.

Normani: ¿Qué te hizo?

Y supo que ellas no se irían de allí hasta obtener una respuesta.

Asomo su cabeza bajo las sabanas y las invito a sentarse. Ellas lo hicieron, y la pequeña y oxidada
cama hizo un extraño sonido bajo su cuerpo. Por supuesto, los viejos barrotes de metal ya no eran
tan fuertes como antes, y Dinah, Normani y Camila ya no eran tan pequeñas, así que el peso
siempre jugaba en contra.

Camila sabía que tarde o temprano aquellas camas terminarían cediendo.

Camila: Dijo que estaba enamorada de mi...

No pudo terminar de hablar cuándo Dinah ya había saltado sobre ella y Paula y Paulita estaban
fuertemente apretujadas contra su rostro, dejándola sin respiración.

Dinah: ¡Estoy tan feliz por ti, Mila! ¡Al fin podremos tener citas dobles, volverás a tener vida social,
la perra de Ariana se arrepentirá de haberte dejado...!

Camila: ¿En serio la estas llamando perra? -Interrumpió con la voz entrecortada. Paula y Paulita la
estaban dejando sin respiración... literalmente-.Te recuerdo que querías que fuera conmigo a esa
fiesta infernal donde me dejaste abandonada...

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Normani: Ella solo quería que tu aceptaras ir con ella para que Milika dijera algo como "¿Sabes
que, Dinah? Prefiero que solo vayan tu y Nela antes de que esa niña vuelva a acercarse a mi
Camila" -Explico, y era cierto. Milika siempre preferiría dejar ir sola a Dinah a alguna fiesta antes
que ver a Camila salir con aquella chica que había roto su corazón-... Además, deberías dejar de
quejarte. Pasaste tu noche con Lauren, así que...

Y el solo escuchar el nombre de Lauren la hizo recordar lo sucedido, así que un estremecimiento
recorrió su piel y enterró su cabeza en el hombro de Dinah, quien se había recostado a su lado a lo
largo de la plática.

Dinah: Mila -Susurro dulcemente-. Deberías estar feliz... Lauren esta enamorada de ti, y esto no
puede ser malo, pues sí tu pusiste tus ojos en ella puedo adivinar que es hermosa y maravillosa.

Camila: Lo es -Afirmo con un suspiro melancólico.

Normani: ¿Hay algo que no nos hayas contado? -La conocía demasiado bien como para no darse
cuenta de que algo andaba mal

Dinah: ¡DIME QUE AUN ERES VIRGEN PORQUE SI NO LO ERES PROMETO QUE LAUREN NO VIVIRA
PARA CONTARLO!

De inmediato Camila cubrió la boca de su hermana con sus manos, temerosa de que su madre
adoptiva la escuchara.

Camila: Dinah, basta, soy virgen, lo prometo... El día que deje de serlo seras la primera en saberlo.

Normani: ¿Entonces por qué...?

Camila: Ella se fue, Mani...

***

Ally: Bien, repasemos las posibilidades...

La pequeña había llegado a casa junto a Troy luego de leerle a los niños del hospital, y en cuánto
había visto el estado de su hermana menor había preguntado por lo sucedido.

Ahora, frente a una enorme pizarra que había colgado en la puerta de la habitación, la pequeña
escribía diversas razones por las cuales la chica podría haberse marchado luego de confesar estar
enamorada de la tatuadora.

Cada una era mucho más estúpida que la anterior.

Ally:... La siguiente posibilidad es que tu querida Lauren recordó justo en ese momento que había
dejado las galletas en el horno...

Camila: Llevaba varias horas fuera, Ally. No creo que sea eso.

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Ally: Bien -Acepto con un suspiro, borrando lo escrito en la pizarra para copiar algo más-... Tal vez
recibió una llamada del más allá para...

Camila: No, Ally -Se negó de inmediato mientras cubria su rostro con sus manos. Debía de haber
estado escuchando los mismos disparates por más de una hora, y su cabeza amenazaba con
explotar.

Ally: ¿Y qué tal si...?

Normani: ¿Qué tal si solo vamos a cenar?

Y lo hicieron solo porque Ally se había quedado sin ideas.

***

Dinah y Normani trabajaban durante las noches en un pequeño local de comida chatarra.
Regresaban a casa a las cuatro de la madrugada, y esto les daba solo unas cuantas horas para
dormir antes de ir a la universidad. Ally, en cambio, había comenzado a impartir clases en un jardín
de infancia durante las mañanas, lo cual le dejaba la mitad de sus tardes y noches libres, las que
usaba para estar con Troy o hacer pequeños trabajos para ganar algo de dinero extra. Ese día, por
ejemplo, la mayor estaba cuidando al hijo de una de sus vecinas.

Esto hacía sonreír a Camila de vez en cuando. Ella podía ganar la misma cantidad de dinero que
recibían sus hermanas con tan solo la mitad de horas de trabajo, y ni siquiera había terminado sus
estudios debidamente.

Tenía tiempo. Tenía dinero. Tenía el trabajo de sus sueños.

No era tan malo ser tatuadora...

Solo había un aspecto negativo en todo esto: Durante las noches se sentía estúpidamente sola.

Fue por eso que antes de que el reloj diera las once decidió ir a la habitación que Sofia y Regina
compartían y colarse silenciosamente entre las sabanas de su hermana menor.

Sofia: ¿Kaki? -Murmuro medio adormilada.

Camila: Sí, Sofi, soy yo -Susurro en modo de respuesta, sintiendo a su hermana bostezar.

Sofia: ¿Qué sucede? ¿No puedes dormir?

Camila: Yo solo... necesitaba compañía.

Sofia: ¿Sucedió algo?

A veces Camila se asombraba de lo perceptiva que podía ser su pequeña hermana de tan solo
once años.

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Camila hizo silencio. No sabía si hablar sobre Lauren Jauregui en medio de la noche con su
hermana menor era algo que realmente debía hacer.

Sofia: ¿Es por esa chica con la que siempre te escribes, verdad? -Por supuesto, ella tampoco podía
ignorar sus mensajes con Lauren Jauregui.

Todos veían su sonrisa cada vez que el celular vibraba. Todos notaban el brillo en sus ojos cada vez
que leía uno de sus mensajes.

Se preguntó si volverían a verla de esta forma.

Sofia: ¿Es por ella? -Volvió a preguntar.

Camila simplemente asintió contra la espalda de su pequeña hermana y se acurruco aun más a
ella.

Sofia: ¿Pelearon?

Camila: No... -Contesto en un murmullo.

Sofia: ¿Entonces qué sucedió?

Camila: Dijo que estaba enamorada de mi -Soltó con un suspiro.

Necesitaba hablar con alguien que no reaccionara como Dinah, o intentara pensar en razones
locas como Ally, o alguien que no encontrara la salida en la comida como Normani. Necesitaba
hablar con la única conexión que tenía con quien en verdad era.

En pocas palabras, necesitaba hablar con Sofia.

Sofia: ¿Eso no debería ser bueno?

Lo era, pero solo un poco.

Camila: Ella salio corriendo, Sofi.

La pequeña analizo esto algunos segundos antes de volver a hablar.

Sofia: Tal vez solo tiene miedo -Dedujo, y esta era una idea más cuerda que todas las que Ally
había creado.

Camila: ¿Miedo a qué?

Sofia: En realidad, "que" es un "quien".

Camila: ¿Ese "quien" soy yo?

Sofia: No lo creo -Se negó al instante-... Cada vez que hablas de Lauren dices que es algo fría y que
ama ignorar a los demás y perderse en sí misma -Su hermana no mentía. Siempre que mencionaba

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a Lauren frente a los demás miembros de su familia solía usar estas palabras para referirse a su
forma de ser-. Tal vez se dio cuenta de que, cuándo esta contigo, es tierna y solo puede pensar en
ti.

Camila: No lo comprendo, Sofi.

Sofia: Lauren no te teme, Kaki... Lauren le teme a la persona en la que se está convirtiendo.

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Capítulo 9

Habían pasado once días desde que Lauren le había dicho que estaba enamorada de ella, y esta
seguía sin responder sus mensajes.

Camila: Te estas comportando como una idiota, Lauren -Cada día, debido a su frustración, los
mensajes se hacían más bruscos-... Y como una cobarde también.

Era domingo.

Lo bueno de los domingos para Camila Cabello era que no debía trabajar, lo cual significaba un
corto alejamiento de los calurosos suéteres y un descanso para su mano. Lo negativo era que, al
tener más tiempo libre, tenía más horas para pensar en Lauren.

Dinah: Deberías dejar de actuar como una loca desesperada e ir a su departamento de una buena
vez, Mila -Sugirió desde la cama de arriba. Por los ruidos que escuchaba supo de inmediato que su
hermana adoptiva estaba viendo alguna presentación en vivo de Beyonce.

Y la sola mención del departamento de Lauren le hizo recordar que había pasado un mes desde la
llamada, y que ese día, si sus cálculos no fallaban, era el día en el que había acordado para que la
joven de ojos verdes pudiese comenzar a pintarla.

***

No tenía esperanzas de que Lauren le abriera

Lo más seguro es que la pintora viera su rostro a través de la mirilla y decidiera ignorarla, como
siempre.

Pero aun así sentía que debía estar allí porque ella y Lauren tenían un trato, y Camila no quería
romperlo.

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Luego de que ascensor subiera hasta el piso trece, que era en dónde Lauren vivía, Camila busco la
letra D. Fue así como se encontró frente a la puerta del departamento de la chica.

Era blanca como las demás puertas y estaba tallada de la misma forma. Río ante esto. Los
fabricantes querían dar la impresión de que todos los hogares eran iguales, pero Camila estaba
segura de que ningún departamento se parecía al de Lauren, o al 12-B, o al 4-F, o al 15-C.

Estaba a punto de golpear aquella puerta idéntica a las demás cuándo escucho los gritos
provenientes del interior, lo que la hizo detener la acción.

XX: ¡PAGAME AHORA! -Decía una voz masculina desconocida.

Lauren: ¡YA LO HICE! -Se escuchaba increíblemente furiosa.

XX: ¡NO ME REFIERO A ESO!

Lauren: ¡NO VOY A ACOSTARME CONTIGO, BRAD!

Excelente. Ahora el desconocido tenia nombre, pero seguía siendo un desconocido.

Brad: ¡PERO LO HACES CON TODOS!

Camila se sobresaltó al escuchar el ruido de cristales rompiéndose, pasos apresurados que se


hacían cada vez más audibles y luego el chirrido de la puerta al ser abierta.

Lo primero que vio fue el cuerpo de quien debía ser Brad. Tenía el cabello ondulado y un hilo de
sangre le bajaba por la frente. Parecía mareado.

Lo siguiente que pudo notar fue a Lauren Jauregui sujetándolo por el cuello de la camisa y
empujándolo hacía el corredor.

Camila Cabello jamás había visto enojada a Lauren Jauregui... hasta ese día.

Observándola en ese estado pudo jurar que si esa mirada cargada de odio fuese dirigida a ella
posiblemente no viviría para contarlo.

Lauren hizo más presión en la camisa de Brad y lo obligo a mirarla fijamente. El hombre tembló de
miedo.

Camila Cabello supo que ni siquiera el mejor de los escritores podría crear un villano más
aterrador que en el que Lauren se había convertido en ese momento.

Lauren: Yo no me meto contigo -Escupió, y finalmente lo empujo fuertemente a través del


corredor.

Luego de esto el hombre solo corrió torpemente hacía el ascensor y presiono lo botones al azar.
No parecía importarle a donde iba... El solo quería escapar de Lauren Jauregui.

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La tatuadora observo a la pintora cruzarse de brazos y soltar un enorme suspiro.

Lauren: ¿Qué haces acá, Camila? -En su voz ya no había enojo... Había indiferencia, lo cual era mil
veces peor.

Lo cierto era que Camila no esperaba que la chica hubiese notado su presencia, pues parecía tan
enojada con Brad que había dudado que ella pudiese haberla visto.

Pero lo había hecho, y su cerebro le hizo a su cuerpo sentirse muy feliz por esto, pues no era
invisible para Lauren Jauregui.

"Estúpido cerebro"

Camila: Ha pasado un mes... Dijiste que me pintarías.

Lauren se volteo lentamente hasta que sus fríos ojos verdes chocaron con los suyos. Tenía una
ceja elevada.

Fue con ese gesto que Camila recordó la primera vez en la que se habían mirado a los ojos en la
tienda de tatuajes. Ella había tenido la misma expresión, y los brazos cruzados de igual forma.

Comenzó a temer que, para Lauren, ella siguiera siendo la misma desconocida del primer día.

Lauren: Ya no quiero pintarte, Camila.

Camila: Dijiste que teníamos un trato.

Lauren: Se lo que dije, pero todos tenemos derecho a mentir de vez en cuando.

Camila: Necesito el dinero, Lauren -Y era cierto.

Estaba allí no solo porque Dinah se lo había sugerido o porque deseara saber por qué Lauren se
había marchado... Estaba allí porque su familia era enorme y el dinero nunca parecía ser
suficiente.

No iba a desnudarse solo para que Lauren se dignara a abrir la estúpida boca. Iba a desnudarse
porque su familia lo necesitaba.

La pintora suspiro y la miro con cierta lástima, y Camila se odio a sí misma, pues no quería dar
lastima.

Lauren: Pasa -Índico abriendo la puerta para ella, y este simple gesto fue sorprendente, pues
Camila no pensaba en Lauren como una chica que abriera las puertas a los demás-... Y ten cuidado
con los trozos de vidrio en el suelo.

La tatuadora asintió con una sonrisa de cortesía y entro.

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El lugar seguía igual de desorganizado y las manchas de pintura habían aumentado. Como se lo
había advertido, había trozos de cristal en el suelo.

Lauren: Le enviare a Brad una factura. Necesito un juego de copas nuevo... No puedo usar uno
incompleto.

Camila: ¿Por qué discutían?

Y justo cuándo hizo esta pregunta, Camila resbalo con los trozos de cristal, pues era torpe y la
presencia de Lauren no la ayudaba. Pero no cayo, porque la pintora estaba a su lado y la sujeto
fuertemente.

Lauren: Deberías tener más cuidado. No quiero que mueras antes de que termine de pintarte -
Murmuro, y Camila dedujo que estaba bromeando-... Y Brad estaba enojado porque decidí pagarle
con dinero y no con mi cuerpo -Y de nuevo hablaba con completa naturalidad sobre esto, como si
acostarse con sus clientes fuera algo que todo el mundo hacía.

Camila: ¿Por qué?

Lauren: Porque ya no quiero acostarme con personas que no amo -Respondió con un
encogimiento de hombros, guiándola a través de un corredor hacía la puerta del fondo. De no
haber estado tan concentrada en sus palabras, la tatuadora habría comenzado a temer que Lauren
fuese una secuestradora-. Además, temo que la gente piense que me estoy volviendo
heterosexual -Agrego, y aunque parecía una broma no lo era-. Lauren, amante de los penes ¡Eso
suena terrible!

No se equivocaba.

Lauren: Entra -Indico mientras le abría la puerta de la habitación del fondo. Camila entro
lentamente.

Dentro había una cama que podría haber sido considerada enorme de no haber tenido recipientes
de pintura, lienzos y paletas sobre ella. También podría haber sido blanca de no haber estado
completamente manchada.

Las paredes no estaban en mejores condiciones. Y en el suelo, además de todo lo antes


mencionado, había tantos libros que Camila pensó que estaba viendo el mismísimo paraíso.

Lauren: Es mi habitación -Murmuro con neutralidad, colocando un lienzo en blanco en el caballete


frente a la cama y tomando todos los elementos que necesitaba para comenzar a pintar-. Tu te
sentaras en esa cama y yo te pintare. Es simple.

Por supuesto, decirlo es más fácil que hacerlo.

***

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Camila estaba de espaldas a Lauren intentando quitarse su suéter de cuello de tortuga con las
manos temblorosas.

No le había pedido a la pintora que se marchara. De todos modos iba a verla desnuda.

Lauren: No tengo todo el día -Murmuro impaciente.

Y tomando una bocanada de aire se quitó la prenda, al igual que el resto de la ropa.

Lo hizo con tanta rapidez que juro que podría haber roto un record.

"El record de desnudarse más rápidamente otorgado a Camila Cabello" Se burló "No suena mal"

Se dio la vuelta lentamente, sintiéndose sonrojar.

Tal vez ella no sería tan hermosa como Lauren pensaba. Tal vez no le gustaría su cuerpo. Tal vez
pensaría que era muy delgada, o que tenía los pechos muy pequeños. Tal vez la ordenaría vestirse
de nuevo e irse, pues la pintora no iba a malgastar su tiempo en ella.

Fue entonces sus ojos se fijaron en los de Lauren, que estaban fijos en ella.

Se sonrojo aún más y se mordió el labio.

Lauren miraba su cuerpo con mucha más admiración que al cielo nocturno o las caricias de sus
manos. La miraba como si fuese un ángel. La miraba como si estuviese enamorada.

Camila no pudo evitar sonreír. Tal vez así se veía ella cuándo Lauren había estado desnuda frente a
ella en ese mismo departamento.

Camila: Em... Lauren... -La llamo luego de unos segundos. Lo cierto era que cada vez sentía a sus
mejillas arder más y más, así que necesitaba que Lauren dejara de mirarla de esa forma, aunque
fuese un espectáculo sublime.

Lauren de inmediato alzo la mirada y sacudió la cabeza. Sus mejillas debían de estar casi tan rojas
como las de Camila.

Camila: ¿Quieres pintarme o seguir mirando? -Pregunto, y aunque intento darle a la oración un
pequeño toque del humor de Lauren no lo logro. En su voz había una inevitable timidez.

Lauren: Tienes unos pechos bastante bonitos -Fue lo único que dijo mientras miraba fijamente el
lugar indicado. Luego su mirada fue descendiendo-. También tienes una bonita...

Camila dejo escapar un leve gritito cuándo vio el lugar al que la pintora miraba y se cubrió con las
manos.

Camila: ¡Eres una pervertida!

Lauren: Soy una amante de las vaginas, que es muy diferente...

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Camila: ¡Lauren!

Lauren: Esta bien, está bien, lamento eso -Y fue extraño escuchar esas palabras salir de sus labios,
pues Lauren Jauregui no era de las chicas que parecían lamentarse solo por hacer algo que
querían-. Ahora siéntate en la cama y comencemos con el trabajo.

***

El primer paso, según Lauren Jauregui y cualquier artista, era dibujar el boceto.

Camila estaba cruzada de piernas, con sus manos a ambos lados presionando el colchón, con el
rostro ligeramente ladeado y el cabello cayendo sobre sus pechos, mientras Lauren estaba
sentada sobre una banca frente al lienzo, trazando los contornos con grafito.

Miraba a Camila muchas veces durante bastante tiempo, y la tatuadora no sabía si lo hacía para
captar bien su figura o porque quería hacerlo.

Prefirió no preguntar.

Lauren: ¿Te molesta si fumo? Me ayuda a concentrarme.

Camila: No me molesta -Contesto, pero se sentía tan expuesta que su voz salió de sus labios con
un débil susurro.

Lauren simplemente sonrió en su dirección y busco un cigarrillo y un encendedor que tenía sobre
la cómoda. Lo encendió antes de llevárselo a la boca.

Lauren: Necesito que cambies la posición de tus piernas -Murmuro acerándose lentamente a
Camila, y en sus ojos había una ligera gota de miedo, como si la tatuadora fuese quien había
golpeado a Brad con una copa y lo había arrastrado hacía el pasillo-... Quiero un verdadero
desnudo de ti, si sabes a lo que me refiero.

Lo sabía.

Camila simplemente intento cambiar la posición de sus piernas, pero como no era una modelo
fracasó al instante. Ahora parecía una torpe y barata mujer intentando conseguir treinta dólares
por un revolcón.

A su lado Lauren se rió.

Lauren: Quiero que te veas seductora, Camila, no como una puta.

Camila: Las putas son seductoras -Intento burlarse.

Lauren: Tu eres seductora -Fue lo único que dijo.

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Y luego de esto la pintora simplemente se arrodillo ante ella con una leve sonrisa y sujeto sus
piernas, arreglando la posición de estas.

Y aquello no fue incomodo solo porque Lauren estaba mirando sin descaro la parte más íntima de
su cuerpo, sino porque su penetrante mirada verde estaba comenzando a excitarla.

Intento cerrar las piernas.

Lauren: ¡Vamos, Camila! -Insistió tomando sus piernas con más ferocidad y reacomodándolas
nuevamente-. Ya salí corriendo una vez. Prometo que no volveré a repetirlo.

Camila abrió los ojos como platos.

Lauren hablaba de su huida del restaurante como si no fuese más que eso.

Era como un niño perdonándose por haber empujado a su hermano por las escaleras. El niño pide
perdón porque sabe que empujarlo fue algo indebido, pero lo hace porque pedir perdón es algo
impuesto, no porque en verdad piense en las consecuencias de su acción o porque realmente lo
sienta.

Camila: ¿Por qué te fuiste, Lauren?

Pero la chica de ojos verdes omitió su pregunta durante varios minutos en los que solo reacomodo
sus piernas y fumo su cigarrillo. Luego, cuándo fue a sentarse de nuevo frente al lienzo, las
palabras salieron de su boca.

Lauren: No quiero estar enamorada de ti.

Y fue suficiente como para que a Camila se le rompiera el corazón.

***

Camila seguía posando media hora después de eso.

Quería llorar, pero no iba a permitirse hacerlo frente a ella. También quería golpearla, pero eso
habría sido bastante grosero considerando que estaba en casa de Lauren y esta le estaba pagando
por solo tener las piernas entreabiertas.

Necesitaba hablar para distraerse, pero la única persona con la que podía hacerlo en ese momento
era la misma persona que había destrozado su corazón.

Camila: Es una extraña colección de libros -A la mierda Lauren. Ella necesitaba deshacerse de ese
estúpido nudo en su garganta.

Lauren: Lo se -Murmuro dulcemente mientras sonreía contra el lienzo-. La mayoría es poesía. Y la


mayoría de mi poesía es erótica. Y la mayoría de mi poesía erótica habla de la majestuosidad del
cuerpo femenino...

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Camila: Creo que lo entiendo -Rió, y fue una risa que se sintió bastante mal, pues la provocante de
esta había sido quien le rompió el corazón-. ¿Heterosexualidad muerta desde el nacimiento?

Lauren: Exacto -Asintió, y estaba tan concentrada en los trazos del lienzo que no tuvo tiempo de
disimular la enorme sonrisa que se dibujó en su rostro.

Manual para no enamorarte de Lauren Jauregui:

1) No preguntarle a Camila Cabello como no enamorarte de Lauren Jauregui.

Camila: No conozco a la mayoría de estos autores -Murmuro mientras echaba un vistazo. Había
nombres tan raros que se hacían impronunciables, y otros que la tatuadora realmente dudaba que
fuesen reales.

Lauren: Lo se -Afirmo-. Compro libros de autores primerizos, o de aquellos que jamás triunfaron, o
esos que la gente ha olvidado. No leo Shakespeare, pero sí a Howe. Y sí no sabes quien es Howe es
porque la gente quemo sus libros porque estos no tenían ningún sentido, y yo tengo una de las
únicas cinco copias de sus relatos... La gente tenía razón. El pobre estaba loco... Su primer libro se
llamo "Martin el Canguro", y el relato comienza con un perro que pide las sobras a su dueño y a
mitad de relato nos encontramos con la dulce Jane, que siente frío porque esta nevando, y todo
culmina con los profundos pensamientos de Howe sobre su homosexualidad no asumida.

Camila: Eso no tiene sentido, Lauren -Se burló, y no lo solo de Lauren por leer a Howe, sino de
Howe por sus delirios.

Lauren: Por eso es que Howe es mi escritor favorito -Reconoció con una sonrisa-. Sus libros no
tienen ningún tipo de sentido... Y la vida tampoco.

***

Una vez terminado el boceto, Lauren pidió a Camila que se vistiera. Y esta vez no rompió ningún
record, pues ya no había vergüenza en ella, y ya no le importaba que Lauren la mirase unos
segundos más.

Lauren: Necesito que vengas cada dos días, y como se que tu tiempo en la tienda termina a las
cinco, entonces te esperare a las seis.

Y sin más saco un paquete de billetes de su armario y se lo entrego a Camila perfectamente


arreglado. La tatuadora supo de inmediato que la razón por la cual Lauren no contó el dinero era
porque ya lo había hecho antes... Y no para ella, porque Lauren no sabía que Camila iba a estar allí.
Lo había hecho porque tal vez le pagaba lo mismo a sus otros clientes.

Se sintió bastante mal al saber que, para Lauren, ella valía lo mismo que todos los demás.

... También le dio su copia de "Martin el Canguro" escrito por J. Howe.

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Lauren: Quiero que lo leas y te deleites con la majestuosidad de las palabras de un loco.

Y Camila no pudo negarse ante esto, pues Lauren sonreía como una adolescente que habla de su
banda favorita a sus amigas, así que simplemente metió el paquete de billetes a su bolso, al igual
que el libro.

Lauren: Te ofreceré un café porque siempre suelo ofrecerle algo de comer o beber a quien entra
en mi casa -Y sin más la tomo de la mano y la arrastro a la cocina.

Camila: No quiero café, Lauren -Se nego mientras se sentaba en una de las sillas de la barra.

Lauren: Vamos, Camila, acéptalo... Prometo no venir con el cuento del enamoramiento ni salir
corriendo esta vez.

Lo peor de ser herida con palabras es que la lesión tarda en sanar.

Camila: Lauren...

Lauren: Esta bien, esta bien... ¿Prefieres jugo de naranja?

Camila: Lauren, yo...

Lauren: Lo más divertido es que viene en una cajita.

Camila: ¿Qué? -Pregunto con una sonrisa.

Lauren: Y hay un tigre en la cajita.

Camila: Lauren, tienes veintiún años, ya estas algo mayor para...

Lauren: Camila -Dijo mirándola a los ojo mientras sacaba la cajita de jugo de su refrigerador y se la
entregaba-, sigue siendo jugo...

***

Fue cuándo Camila estaba a punto de terminar de beber su jugo cuándo la puerta sonó.

Fueron dos golpes leves, pero aun así lo suficientemente audibles como para alertar a Lauren.

Camila: ¿Esperas a alguien?

Lauren: No.

Y la pintora se levantó con cuidado, miro a través de la mirilla y abrió. Y su sonrisa era tan falsa
como el tigre amigable pintado en la cajita.

Lauren: ¿Qué haces aquí, Parker? -Camila no sabía quien era Parker, pero por el tono repleto de
desagrado con el que Lauren le hablaba, la tatuadora supo que a Lauren no le gustaba para nada
que estuviese allí

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Parker entro al departamento.

Tenía un un rostro común, y estaba vestido de forma común. Era solo un joven hombre común.

Lo más probable era que se hubiese acostado con miles de universitarias locas o despechadas, o
solo con su primera y última novia. También puede que tuviera trabajo, o que fuese millonario, o
que no tuviera nada.

La tatuadora no sabía nada de el.

Parker: No pensé que tuvieras visitas -Murmuro mientras recorría el cuerpo de Camila con
descaro, y su mirada no la excitaba como la de Lauren Jauregui. Su mirada la asqueaba.

Por unos segundos Camila deseo que aquella cajita de cartón fuese una copa.

Parker: ¿Es una nueva modelo? -Cuestiono-. No parece una prostituta, Lauren. Casi puedo apostar
que es virgen... Pero quien sabe. Es mejor no juzgar un libro por su portada.

Lauren: Cierra la boca, Parker. Ella no es una prostituta.

Parker: ¡Oh! Eso quiere decir que es tu novia... ¡Felicidades, Lauren! Estoy seguro de que se ve
bastante linda gimiendo.

De no haberse sentido congelada debido a su mirada descarada y sus estúpidas palabras lo habría
golpeado allí mismo.

Lauren: No es mi novia -Respondió cruzada de brazos-, pero aun así te prohíbo imaginártela
gimiendo.

Parker: Vamos, Lauren...

Lauren: He dicho que te calles. Ya he roto una copa hoy y no me molestaría ir por la segunda -
Parecía mucho más enojada que con Brad, y Camila realmente dudaba que eso fuese posible-...
Ahora dime para que viniste.

Parker: Bien, Lauren, quiero mi paga... No pensaste que posaría como "El millonario tacaño" por
nada ¿O sí?

Lauren: Te enviare el cheque pronto, Parker -Dijo en un suspiro-. Ahora vete.

Parker: Sabes que no hablo de eso, Lauren -Murmuro antes de acercarse a la pintora por detrás y
rodear su cintura con sus brazos.

Lauren parecía incomoda, pero aun así no se alejó.

Lauren: No voy a acostarme contigo, Parker...

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Parker: Bien. Entonces tendrás que presentarme a tu amiguita... -Y sus ojos volvieron a clavarse en
Camila.

"¡Por Dios, Camila! ¡Haz algo! ¡CORRE!"

Pero no quería irse. No quería dejar a Lauren sola con ese estúpido.

Lauren: De eso nada, Parker.

Parker: Entonces págame...

Lauren: Ya te he dicho que no.

Parker: Bien. Entonces quiero a tu amiguita.

Y se alejó con rapidez, acercándose cada vez más a Camila, quien se encogió del miedo en la silla.

Pero no llego a tocarla, pues Lauren tiro del cuello de la camisa de Parker y lo beso... Con asco,
pero lo hizo.

Lauren: Déjala en paz, Parker.

Parker: ¿Me pagaras?

Lauren: Sí -Y aunque intentaba disimularlo, sus ojos mostraban tristeza-... Ahora vete, Camila.

De inmediato se negó.

Sí, Lauren le había roto el corazón, pero ese no era motivo suficiente como para que se viera
obligada a acostarse con ese hombre.

Camila: Lauren...

Lauren: ¡Qué te vayas! -Y había enojo, tristeza y humillación en su voz.

Se marchó solo porque sabía que no podría llevarle contraria a la pintora.

Y así fue como Lauren, quien había dicho que ya no se acostaría con personas que no amaba, tuvo
sexo con Parker esa noche solo para proteger a la mujer de la cual no quería enamorarse.

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Capítulo 10

Al llegar a casa Camila se acurruco contra el pequeño cuerpo de Ally y lloro sobre su hombro.
Dinah y Normani ya se habían ido a trabajar, pues no contaban con días de descanso, así que el
único consuelo que encontró fue el de su hermana adoptiva mayor.

Y aunque sus abrazos podrían haber hecho feliz incluso a Myrtle la Llorona, ese día no surtieron
efecto en la tatuadora y esta solo continuo empapando el hombro de Ally con sus lágrimas.

Ally: ¿Ella de nuevo?

Camila asintió, pues no iba a mentirle.

Las lágrimas le quemaban las mejillas, pero estas eran bastante liberadoras, así que casi podría
decirse que deseaba seguir llorando.

Ally: ¿Puedes contarme que sucedió?

Pero Camila se negó porque no quería recordar a Parker ni la tristeza y humillación en los
hermosos ojos de Lauren Jauregui. Tampoco quería pensar en ese estúpido y normal hombre
adueñándose de su hermoso cuerpo ni en Lauren no haciendo nada para detenerlo.

No quería pensar que ella vivía de esta forma, y tampoco quería creer que ella no era tan perfecta
como lo pensaba.

Ally: ¿Se marchó como la vez pasada?

Camila volvió a negar y dejo escapar un leve sollozo de sus labios, pues no sabía si era peor que
Lauren hubiese huido días atrás o que se hubiese acostado con Parker solo para protegerla.

Silencio.

Ally: Mila... -Un suspiro escapo por sus labios-. ¿Has considerado alejarte de ella?

La tatuadora no lo pensó durante más de un segundo.

Camila: No puedo alejarme de ella, Ally -Sollozo, y no mentía.

Tenía que seguir modelando, y Lauren tenía que seguir pagándole para que su familia tuviera una
buena vida gracias a su indecoroso trabajo. Y regresar al departamento era enamorarse más, y el
gran deseo de que su familia fuera feliz representaba un gran obstáculo ante todos sus intentos de
no volver a verla.

Ally: ¿Te amenazo, Mila? -Se escuchaba verdaderamente preocupada por ella.

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Camila sorbió su nariz antes de responder.

Camila: Ella no es de esas, Ally. Es solo que -Lo medito un poco antes de terminar aquella frase-...
estoy jodida ¿Bien?

Ally se abrazó a ella aun más y dejo escapar por sus labios una enorme exhalación. Y en ese
momento Camila supo que su hermana la entendía.

Ally: No tanto como yo -Admitió.

Por supuesto, Camila había estado demasiado metida en su mundo como para darse cuenta de
que Ally también estaba llorando y de que había un extraño tono melancólico en su voz.

No había notado sus palabras quebradas, ni su respiración irregular, ni el ligero temblor en su


cuerpo. Y no lo había notado porque, en esos momentos, la tatuadora creía que no podían estar
sucediendo en el mundo peores cosas que el hecho de que Lauren se hubiese acostado con aquel
estúpido.

Camila: ¿Qué sucede, Ally? -Pregunto moviendo su cabeza ligeramente para mirarla a los ojos. Y
por un momento sus miradas fueron igual de indefensas, y cualquiera habría creído que eran
hermanas biológicas.

Ally: Estoy embarazada, Mila.

***

Camila y Ally durmieron abrazadas esa noche, consolándose la una a la otra, y cuándo Dinah y
Normani llegaron a las cuatro de la madrugada a la habitación ambas se levantaron sobresaltadas,
pues, mientras las hermanas entraban bailando una canción de Beyonce, chocaron fuertemente
contra las camas haciendo que el chirrido de estas se uniera a los exagerados gritos adoloridos de
Dinah y Normani.

Dinah: ¡El dedo pequeño del pie! -Chillo mientras daba saltitos por todos lados-. ¡El puto dedo!

Normani: ¡Creo que me rompí una uña, Dinah! -Sollozo.

Dinah: ¡Mi puto dedo!

Normani: ¡Mi uña!

Camila: ¡Por Dios, cállense de una vez! -Exclamo exasperada desde la cama de la litera inferior
derecha, la cual pertenecía a Ally.

Sus hermanas lo hicieron, pero no sin dejar de sollozar en silencio por aquel puto dedo y por la
uña.

Ally: Chicas, tengo que contarles algo -Murmuro de repente.

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Camila simplemente abrazo dulcemente a la pequeña, intentando darle fuerzas para hablar.

Y durante todo el relato Dinah se olvidó de su puto dedo y Normani de su uña.

Dinah: Pero, Ally... No puedes estar embarazada... tu... tu...

Normani: ¡Eres Ally! ¡Simplemente es imposible!

Ally: ¡Vamos, chicas! -Protesto ligeramente enojada mientras se levantaba de la cama. Dinah y
Normani se habían sentado en la cama de Camila para escuchar el relato, y ahora no parecían
querer levantarse del lugar- Que vaya a la iglesia no quiere decir que sea... no lo se... la Madre
Teresa de Calcuta...

Dinah: ¡Me niego a creerte, Ally! Es decir, eres de ese tipo de chica que parece querer ser virgen
hasta el matrimonio y...

Ally: ¡Vamos, Dinah Jane! No soy ningún tipo de chica... ¡Soy Ally!... Puedo salir a un bar gay y
bailar sobre la mesa, o ver las misas del Padre Alberto, o del Padre Julian, o del Padre Samuel.
Puedo hacer lo que quiera si esto no afecta negativamente a los demás... Y puedo perder mi
virginidad con Troy antes del matrimonio... Lo amo ¿Bien? Y realmente quería hacerlo... ¿Creen
que eso es malo? ¿Creen que es malo vivir y amar?

Normani: Ally...

Ally: Además -Prosiguió con un brillo pícaro en los ojos que nadie esperaría haber visto en ella-,
eso de esperar a tener sexo luego del matrimonio se escucha aburrido.

De inmediato Dinah, Normani y Camila dejaron escapar un chillido de sorpresa y se cubrieron la


boca con ambas manos, tal y como en las películas. Habían palidecido y las manos les temblaban.

Dinah: ¡Pecadora! -Exclamo horrorizada.

Normani: ¿En serio eres tu, Ally? -Pregunto con la voz entrecortada, intentando tocarla con un
dedo pero alejándose de inmediato, como si el cuerpo de la pequeña fuese a producir chispas o
algo peor.

Ally: Por supuesto, Normani...

Dinah: Yo jamás espere escucharte decir algo así...

Ally: El dicho dice que no juzgues a una chica por cuantas misas ve al día...

Camila: Creo que en realidad dice que no debes juzgar un libro por su por...

Ally: ¡Cállate, Mila! ¡El mio se escucha mejor!

Silencio.

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... Y, a pesar de que todo se había convertido en una broma durante los primeros minutos, hubo
un momento en el que Ally simplemente se arrodillo en el suelo y lloro.

Dinah, Normani y Camila de inmediato fueron a abrazarla y le dijeron que todo estaría bien. Le
dijeron que la querían y tambien a aquel pequeño bebe en su vientre. Le dijeron que estarían con
ella y que siempre le darían una mano cuándo la necesitara.

Y al ver a aquellas cuatro chicas abrazadas en el suelo nadie habría pensado que no eran
hermanas.

Dinah: ¿Cuándo se lo contaras a mamá y a papá?

Ally: No lo se -Sollozo.

Camila: ¿Y a Troy?

Ally: Tampoco lo se -Murmuro antes de abrazarse fuertemente a Normani-. ¿Que pasará si no lo


quiere, chicas? ¿Qué haré si el no se hace cargo o...? ¿Qué haré si me pide que me... que me
deshaga de el?

Camila: ¡Ni se te ocurra, Ally! -Le prohibió completamente horrorizada.

Ally: No lo haría jamás, Mila... Ya amo a este bebe, y ni siquiera lo he sentido -Aclaro con una dulce
sonrisa mientras acariciaba su vientre aun sin rastros de embarazo, y estas simples palabras
tranquilizaron a la tatuadora que en unos meses iba a ser llamada tía-... Es solo que me sentiría
bastante decepcionada de Troy si llego a escucharlo decir que quiere que me deshaga de el...

Dinah: Si eso pasa prometo patearle las pelotas.

Ally: Gracias, Dinah -Y había una leve sonrisa en su rostro.

Normani: Yo pegare en las vitrinas de los centros comerciales fotos de el con un vestido...

Ally: Eso sería divertido -Rió.

Camila: Y yo le ofreceré un tatuaje gratis y terminare grabándole "Soy un idiota" en la frente -Y la


pequeña simplemente envolvió sus brazos en su torso y le agradeció su estúpida idea con el
abrazo tranquilizador que tanto había estado necesitando desde que había abandonado el
departamento de Lauren.

Ally: ¿Qué sería de mi sin ustedes, chicas? -Pregunto mientras se secaba las lágrimas.

Dinah: Serias millonaria, el primer papa mujer, miembro de una banda femenina llamada Fifth
Harmony... No lo se, Ally. El punto es que nos tienes ahora y ese montón de cursilerías que dicen
en las películas...

Ally: Eres tan dulce, Dinah -Se burlo mientras rodaba los ojos.

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Dinah: Gracias por el halago, enana.

***

El martes Camila Cabello llego diez minutos antes al trabajo acompañada por Ally.

Al ver Troy a su novia de inmediato dibujo una sonrisa en sus labios y corrió a abrazarla. Por
supuesto, podía hacerlo porque aun no estaba en su horario laboral.

Troy: ¿Qué haces acá, amor? -Pregunto dulcemente mientras acariciaba sus mejillas, lo cual
siempre hacía sonreír a Ally.

Pero esa vez su hermana se mantuvo con la mirada baja, y las comisuras de sus labios no se
elevaron ni un poco.

Ally: Necesito hablar contigo -Susurro.

Y Camila se fue porque Ally necesitaba hablar con Troy y no con ella.

***

Cuándo su turno empezó el local no comenzó a llenarse de gente que se peleaba por un turno ni
de pandillas que querían su logo en sus traseros. En realidad, las tiendas de tatuajes no suelen
abarrotarse de tal forma.

Vero y Lucy llegaron dos minutos tarde, lo cual era una atrocidad para Camila, pero nadie las
reprendió por esto.

A nadie jamás parecía importarle esos estúpidos dos minutos perdidos.

Vero: Estábamos ocupadas haciendo... cosas -Explico a Camila mientras la saludaba.

Vero y Lucy eran pareja, pero no una exclusiva. Vero a veces solía ir a casa de un tal Drew mientras
Lucy se ocupaba de Keana, una tatuadora trabajadora de otra tienda, en un callejón, o invitaban a
Natalia, la secretaria del ginecólogo de Vero, a su cama, o alguna terminaba bastante borracha
junto a Zoey, quien estaba en su último año de la carrera de derecho.

Camila: Por "cosas" debo deducir que...

Lucy: Estábamos teniendo sexo, Camila. Eso es todo.

Camila: Bien -Contesto encogiéndose en hombros. Era lo único que podía hacer.

Vero: Hablando de sexo... Quiero que me tatuajes esa palabra en el brazo izquierdo ahora mismo.

Es cierto que esto era poco profesional, pero Simón decía que si la tienda estaba vacía y Vero
estaba dispuesta a pagar podían saltarse las reglas por unos minutos.

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Camila: No creo que tengas espacio en el, Vero -Bromeo mientras sujetaba el brazo de la
tatuadora. Lo cierto era que este estaba lleno de tatuajes sin significado que había pedido hacerse
con imágenes y palabras que llegaban a su mente en momentos para nada importantes-. Ni acá ni
en ninguna otra parte -. Todo el cuerpo de Vero era un lienzo ya usado. Incluso existía el rumor de
que tenía tatuajes en su parte más íntima, pero eso solo podía confirmarlo Lucy, y la chica jamás
hablaba sobre esto.

Vero: Vamos, Mila, se que encontraras un lugar.

Y lo hizo, y se prometió a sí misma que jamás llegaría al punto en donde su piel estuviese tan llena
de tatuajes sin sentido que no quedaría espacio para los verdaderamente importantes.

Si iba a tatuarse quería que valiera la pena.

***

Fue a las diez de la mañana, justo en la hora de descanso de Troy, cuándo este y la pequeña Ally
entraron al puesto de Camila.

Camila: ¿Puedo decir "Felicidades papá"? -Y supo que podía hacerlo en cuánto las miradas de
ambos brillaron y sus manos se unieron.

Ally: Troy quiere un nuevo tatuaje, Mila.

Camila: ¿Quieres una Ally con cara de diablilla en el otro brazo? -Quiso saber, aunque obviamente
estaba bromeando-. Puedo hacerlo si quieres...

Troy: No, no, por supuesto que no -Se negó entre risas-. Quiero un ángel en mi brazo izquierdo -
Informo con una sonrisa, y esta era mucho más brillante que cualquier sol-. No debe de tener cara
todavía, pero quiero que la gente sepa que ahora tengo dos ángeles en mi vida.

Camila: Si Dinah estuviese aquí vomitaría a causa del exceso de ternura...

Ally: Supongo que tenemos suerte de que Dinah no esté aquí.

***

Ese día Camila también tatuó en la muñeca de una anciana el símbolo de la paz e hizo un pequeño
pez dorado en una pantorrilla.

No eran tatuajes maravillosos si tomamos en cuenta el tiempo y el tamaño, pero para Camila, que
los había hecho con tanta dedicación, no existían mejores en el mundo.

Fue entonces cuando, a menos de cinco minutos para que su turno terminara, Lauren Jauregui
entro a la tienda de tatuajes.

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Ese día llevaba pantalones negros ajustados, una chaqueta del mismo color y botas altas. Los
lentes del sol y el beanie habían desaparecido.

Se dirigió de inmediato al puesto de Camila con pasos elegantes y seguros, y no le prestó atención
a Troy, quien le dijo que no podía pasar sin anunciar primero su llegada.

Lauren: ¡Camila Hansen! -Saludo con una sonrisa.

Ya no había ni tristeza ni enojo ni humillación en su voz, y esto puso a a tatuadora particularmente


feliz.

Camila: Camila Hansen suena muy mal... Cabello es mejor.

Lauren: Espero que no le digas eso al juez el día que te cases...

La tatuadora rió ante esto.

Camila: Tengo suerte de no querer casarme pronto -Se burlo, y su risa fue imitada por la de Lauren
Jauregui.

Y escuchar la risa de Lauren Jauregui era como si un ángel estuviese cantando.

Troy: ¡Señorita Jauregui! -Dijo alertado al llegar al puesto-. No puede estar acá... Es un área de
trabajo privada y...

Lauren: Lo entiendo... Solo venía a decirle a Camila que la estaré esperando en mi auto luego de su
turno. Tenemos cosas muy importantes que hacer.

Y, sin más, se fue dejando a Troy completamente desconcertado y a Camila con un fuerte deseo de
salir corriendo de allí.

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Capítulo 11

Si Lauren no hubiese estado recostada en su auto mientras fumaba un cigarrillo, Camila no habría
reconocido el vehículo.

Camila solo había estado dentro de el una vez, y cuándo lo hizo era de noche, así que no pudo
detallar con exactitud el exterior.

Ahora que los rayos del sol del atardecer lo iluminaban la tatuadora podía darse cuenta de que el
auto era bastante caro, pero a la pintora no parecía importarle esto, pues había manchones,
abolladuras y tierra estropeando la pintura.

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Lauren: Pensé que serías más rápida, Camila -Su burlo mientras se alejaba de su auto y abría la
puerta del copiloto a la tatuadora. El cigarrillo fue a parar al suelo.

Camila: Pensaste mal, Lauren -Respondió antes de entrar al auto con cierta torpeza, casi
presionando un botón que estaba segura era peligroso.

El interior no estaba mejor que el exterior.

Estaba completamente manchado con pintura, había envoltorios de hamburguesas sobre la


alfombra y vasos de café vacíos sobre los asientos.

Lauren: Espero que te guste mi chiquero... -Murmuro con una sonrisa antes de cerrar la puerta,
rodear el auto y subir.

Camila: No importa lo que yo piense. Tu seguirás teniéndolo así.

Lauren: En eso tienes mucha razón -Coincidió por una sonrisa.

Camila:... ¿Donde vamos, Lauren? -Pregunto luego de unos segundos mientras Lauren comenzaba
a abrochar su cinturón. Y lo hacía con delicadeza, como agradeciéndole a aquel objeto por
mantenerla a salvo.

Lauren: A mi estudio, por supuesto -Contesto como si esto fuese obvio-. Han pasado dos días...
¿Acaso lo habías olvidado?

Y, aunque se sentía mal saber que Lauren solo estaba buscándola para pintar su cuerpo desnudo
un poco más, no pudo enojarse, pues la joven simplemente estaba haciendo su trabajo.

Camila: No... por supuesto que no -Mentía.

Camila rió cuándo Lauren acaricio el volante del auto como si este fuera un bebe.

Lauren: ¿Por qué ríes?

Camila: Quiero hacerlo -Contesto con un leve encogimiento de hombros.

Lauren: Yo quiero besarte, pero aun así me contengo... -Contraataco con una de sus cejas
elevadas.

Y cualquiera se habría dado cuenta de que la tatuadora había olvidado como respirar.

Camila: Estas demente, Lauren -Quiso decirlo como una broma, como si no deseara aquel beso
más que a nada, pero el temblor en su voz fue inevitable.

Lauren: Lo se -Afirmo antes de poner en marcha el auto-, y viniendo de tus labios es un halago.

Camila: ¿Lo dices en serio? -La interrogo entre carcajadas.

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Lauren: Cualquier cosa que digas me parecerá hermoso, Camila.

Camila: Eso no tiene sentido, Lauren.

Lauren: Por Dios, Camila... Estoy segura de que ni siquiera has tocado el libro de Howe... Pareces
no entender que la vida no tiene sentido.

Y Camila se sintió muy avergonzada, pues lo cierto era que lo sucedido con Ally, el trabajo y los
pensamientos que tenía sobre Lauren siendo poseída por un hombre asqueroso no le habían dado
el tiempo que necesitaba para leerlo.

Camila: Lo lamento, Lauren... Prometo que lo leeré en cuánto pueda.

Lauren: En realidad solo te lo di para que leyeras un pasaje del libro que marque con rotulador...
Es una tristeza que ni siquiera notaras esto.

La tatuadora se sintió verdaderamente mal con esto y bajo la mirada.

Lauren le había dado uno de los más extraños libros de su escritor favorito y ella lo había dejado a
un lado sin consideración alguna. Ni siquiera se había dado el tiempo de abrirlo, o de mirarlo, o de
pensar en el.

Se sentía tan estúpida.

Fue cuándo recordó que aun tenía el libro en su bolsa, así que lo saco con cuidado y fue hacía el
pasaje que Lauren había marcado para ella.

Lauren: ¿Puedes leerlo en voz alta? Me encanta...

La tatuadora asintió. Era lo menos que podía hacer para disculparse por haber abandonado al
lunático Howe.

Camila: "El unicornio se enamoró del dragón, y para ser correspondido se comportó como dragón.
Ya no hacía magia con su cuerno y su pelaje ya no brillaba. Y un día el unicornio se miro al espejo y
vio que ya no era él, y el dragón lo miro y no lo reconoció"

Lauren: Conmovedor ¿No lo crees? -Sus ojos brillaron intensamente cuándo se volteo a mirarla al
detenerse frente a un semáforo en rojo. Parecían los ojos de un niño que quiere hablar de sus
cosas favoritas.

Camila: Eso supongo -Contesto-... Y ahora que leo esto creo que Howe no estaba tan loco -Agrego.

Lauren: No dirías eso si leyeras todo el libro.

Camila:... ¿Por qué te gusta tanto este pasaje, Lauren? -Interrumpió.

Lauren acelero antes de comenzar a hablar.

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Lauren: Es porque yo soy ese unicornio, y tu eres mi dragón, y temo comenzar a cambiar para que
tu me correspondas... Tengo miedo de cambiar demasiado, Camila. Tengo miedo de dejar de ser
yo. Tengo miedo de perderme a mi misma... Temo mirarme a los ojos y no reconocerme un día.

Camila: Lauren... me gustas ¿Esta bien?... Me gusta como eres ahora, y estoy segura de que al
dragón le gustaba aquel unicornio aunque fuese diferente a el... No quiero que cambies, Lauren
Jauregui -Aclaro mirando sus dedos, que jugueteaban nerviosamente sobre su regazo.

Lauren: Pero lo hago sin pensar, Camila. Un minuto quise desnudarme en la fiesta de Lucy y al
siguiente, cuándo te vi, solo quise desnudarme ante ti... No puedo evitarlo, Camz.

Y como la tatuadora no sabía que decir simplemente coloco su mano sobre la pierna de Lauren, ya
que las manos de esta estaban ocupadas sujetando el volante, y dejo un leve apretón allí.

Lauren: Prométeme que no me dejaras perderme -Murmuro, y la tatuadora casi pudo jurar que la
pintora estaba a punto de llorar.

Camila: Lo prometo -Dijo, aunque no sabía como evitarlo.

Lauren: Bien -Dijo antes de sonreírle, y ya no había rastros de tristeza en su rostro-... Ahora quita
tu mano de allí. No quiero excitarme antes de verte desnuda de nuevo.

***

Ese día Camila se quito la ropa con más facilidad, pero aun así resultaba algo vergonzoso.

Lauren: Lindo culo, Camila.

Camila: No digas eso -Murmuro mientras intentaba cubrirse con las manos, lo cual claramente no
funciono.

Digamos que Camila tenía un trasero bastante... voluminoso.

Lauren: Diré lo que quiera. Es un mundo libre... Excepto para los presos.

Camila: Eres una idiota -Dijo en tono de burla antes de darse la vuelta, ya no pensando en que
estaba desnuda y que Lauren la vería de esta forma.

Lauren: Y tu eres sexy -Contraataco mientras sus ojos recorrían cada parte de su cuerpo.

***

Camila noto que algo andaba mal en cuánto vio que Lauren hacía una ligera mueca del dolor al
comenzar a pasar su pincel por el lienzo. También noto que aun traía puesta su chaqueta.

Camila: ¿Sucede algo, Lauren?

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Pero ella no respondió con palabras. Simplemente negó con su cabeza y continuo concentrada en
su lienzo.

La tatuadora supo que estaba mintiendo.

Camila: Deberías quitarte la chaqueta. No querrás mancharla...

Lauren: Tengo muchas chaquetas más...

Camila: Tal vez tienes razón -Dijo mientras se encogía en hombros-, pero esas chaquetas no son
esta chaqueta...

Lauren: Es solo una chaqueta, Camz...

Camila: Y tu eres solo una persona...

Pero Camila supo que se había equivocado al decir estas palabras cuándo el cuerpo de Lauren se
tensó y sus verdes ojos se posaron sobre ella.

Había dolor en su mirada.

Camila: Quiero decir... Estoy segura de que a ti no te gustaría que te dijeran que eres solo una
persona y no importa si te pisotean, apuñalan y ensucian.

El brillo volvió a sus ojos, pero no lo suficientemente intenso.

Lauren: Las chaquetas no tienen sentimientos -Contraataco con frialdad.

Camila: Lauren, solo quítatela... Hace calor y comenzaras a sudar... Además, no pareces cómoda.

Lauren: Camz...

Casi parecía aterrada.

Camila: Sucede algo -No era una pregunta.

Lauren suspiro y asintió mirando hacía el suelo. Camila casi pudo jurar haber visto una lágrima
resbalar por su mejilla.

Camila: Lauren...

Se había levantado de la cama sin importarle estar completamente expuesta a ella y había
comenzado a dudar entre acercarse o no, abrazarla o no, consolarla o no, mirarla o no...

Besarla o no...

Lauren: Por favor, no te asustes cuándo las veas...

Camila: ¿Qué? -Estaba preocupada.

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Lauren jamás bajaba su mirada hacía el suelo, pero ahora esa alfombra blanca con gotas de
pintura parecía ser lo único en lo que podía fijarse.

La pintora simplemente suspiro y se quitó lentamente la chaqueta.

Camila: Por Dios, Lauren... -Susurro mientras se llevaba ambas manos a la boca y sentía a su
corazón paralizarse.

Los pálidos brazos de la joven estaban llenos de pequeñas heridas, como si miles de serpientes la
hubiesen mordido. También habían moretones en sus antebrazos, y estos tenían forma de
enormes dedos, como si alguien hubiese intentado sujetarla en contra de su voluntad. Y allí, justo
en su muñeca izquierda, había una venda con pequeñas manchas de sangre fresca.

Camila: ¿Quien...? ¿Cómo...? Lauren, estas... estas herida...

Se sentía paralizada. Apenas podía abrir la boca.

Camila: ¿Qué sucedió, Lauren? -Pregunto mientras se arrodillaba frente a la joven, quien seguía
sentada en el taburete. Intento encontrar su mirada, pero esta estaba perdida.

Lágrimas que deseaban escapar quemaban sus ojos. Se sentía mal por Lauren y por sus heridas, y
deseo estar herida ella también.

Lauren: ¿Recuerdas a Parker?

Camila asintió llena de ira, sabiendo hacía donde las estaba llevando aquella conversación.

Lauren: Estoy segura de que sabes que podría haberme defendido cuándo te fuiste. Podría haberlo
golpeado como hice con Brad u otras cosas peores... Pero el se fijó en ti, Camila, y tenía que
mantenerte a salvo...

Camila: Lauren...

Lauren: Hace dos años se le acuso de violar a una niña de ocho años, y hace tres meses intento
abusar de la esposa de uno de sus hermanos... -Camila pensó horrorizada en Parker, quien había
parecido tan normal a primera vista que jamás habría imaginado eso de el- No se como lo logro,
pero logro salir airoso en ambos casos -Prosiguió-... Cuándo se fijo en ti sentí tanto miedo, Camz...
Y fue por ello que me entregue a el sin protestar... El nunca se rinde. Te habría buscado y usado
como a esa niña y a la esposa de su hermano, y como a otras más que tal vez temen hablar... No
iba a permitirlo.

Camila dejo escapar un sollozo.

Su corazón dolía.

Sentía que aquello era su culpa. Su muy estúpida culpa.

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Lauren: Parker decidió que quería tener sexo sobre el suelo, y no me negué. No quería arriesgarme
a que te lastimara -Relato, y pequeñas lágrimas descendían por sus mejillas pálidas-... Pero en el
suelo aun estaban los cristales rotos de la copa, y fue así como me herí... Cada vez que el se movía
los cristales perforaban más mi piel, lo cual me hacía gritar y moverme. Y a el le excitaban mis
gritos, pero no mis espasmos, así que me sujeto de los antebrazos y me inmovilizo... Y rece por
primera vez en muchos años, pues me sentía adolorida y sucia y quería que eso se detuviera. Lo
hizo... Pase toda la noche llorando dentro de la bañera e intentando quitarme cada rastro de el
que pudiese haber quedado en mi cuerpo...

Las lágrimas finalmente ahogaron sus palabras, y un ligero temblor sacudió su cuerpo.

Camila la abrazo sin importarle estar completamente desnuda, acaricio su cabello con dulzura y le
permitió llorar tanto como lo necesitó.

Camila: Gracias -Murmuro contra su cabello, sintiendo las lágrimas de Lauren humedecer su piel-,
por protegerme...

Lauren: No quiero que te pase nada malo, Camz...

Camila: ¿Aunque eso signifique que te hagan daño? -No quería que Lauren la protegiera si iba a
terminar de esa forma-. No es un trato justo, Lauren...

Lauren: Lo es -Afirmo antes de alejarse, limpiarse las mejillas y mirarla fijamente con aquellos ojos
verdes que podrían haber hipnotizado a cualquiera-. ¿En que otro momento me habrías abrazado
de esa manera, Camz?

Y la tatuadora supo que Lauren tenía razón.

Camila: Sera mejor que curemos tu muñeca. Estas empapando la venda -Dijo mientras se
preocupaba al ver la sangre extendiéndose por aquellas fibras blancas.

Lauren: Camz, no tienes que hacerlo -Se negó mientras alejaba su mano, fijando su vista en el
suelo nuevamente. Y la tatuadora casi juro haber visto temor en el verde de su mirada.

Camila: Voy a hacerlo quieras o no -Insistió con firmeza-. Quiero protegerte de la misma forma en
la que tu lo haces conmigo... Ahora dime donde están las vendas.

Lauren: En el botiquín -Estaba hablando tan bajo que la tatuadora se vio obligada a analizar
durante varios segundos aquellas palabras antes de comprenderlas-. El botiquín esta en el baño, y
el baño esta tras la segunda puerta a la derecha...

Lauren no había terminado de hablar cuándo la tatuadora ya había salido corriendo de allí y
entrado al baño sin fijarse en los detalles de este. Tomo el botiquín y regreso a la habitación.

Camila: Te quitare la venda -Murmuro.

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La tatuadora dejo escapar un gritito,pues no había estado preparada para ver algo como aquello.

La herida era profunda, mucho más que las pequeñas en sus brazos, y también era mucho más
larga y limpia.

... No parecía una herida accidental...

Camila: ¿Cómo te la hiciste? -Pregunto mientras intentaba limpiar la herida. Miro los ojos de la
pintora mientras lo hacia, y esta fijaba su vista en la herida, gimiendo levemente cuándo el
algodón húmedo tocaba su piel.

Lauren: Fue Parker. Había un trozo de cristal bastante grande a mi lado y mientras sujetaba mis
antebrazos se enterró en mi piel...

Y aunque la tatuadora sabía que la pintora estaba mintiendo prefirió quedarse callada mientras
terminaba de limpiar y vendar la herida.

Camila: Sera mejor que no sigas pintando hoy y dejes que la herida cicatrice unos días.

Lauren: Quiero seguir pintando -Insistió.

Camila: Lauren, vas a herirte...

Lauren: Pero si no te pinto no te quedaras...

Camila dejo escapar un suspiro y sonrió levemente antes de tomar su muñeca herida entre sus
manos y dirigirla hacía sus labios, donde deposito un casto beso sobre la venda.

Camila: Me quedare hasta la media noche. Tengo que volver a casa o Milika se enojara... Pero
volveré en dos días, o mañana si lo deseas, y veremos una película, o jugaremos un juego de
mesa...

Lauren: O nos besaremos -Murmuro con una sonrisa, su mirada posándose en el suelo y un ligero
rubor apoderándose de sus mejillas.

Aquello no podía ser cierto.

Lauren Jauregui, esa chica perfecta que seguramente recibía halagos todos los días, estaba
sonrojada.

Camila: Tal vez -Asintió con una dulce sonrisa antes de acariciar sus mejillas.

Lauren: Tal vez -Repitió, y casi parecía ilusionada.

La tatuadora simplemente rió y beso su mejilla.

Lauren: Camz...

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Camila: ¿Si?

Lauren: ¿Puedes abrazarme de nuevo?

Lo hizo, y habría dado todo lo que tenía para estar de ese modo para siempre.

Lauren: Estas desnuda, Camila -Afirmo luego de un momento, y parecía complacida con esto... Tan
complacida que incluso se permitió trazar patrones en su espalda e ir descendiendo
peligrosamente.

Camila: Lo había olvidado -Murmuro nerviosamente.

Y aunque estaba sonrojada no se alejo.

Quería seguir abrazándola.

Sin razón alguna, Camila Cabello se sentía libre entre sus brazos.

Lauren: ¿Camz? -La llamo luego de un momento.

Camila: ¿Sí?

Lauren: ¿Puedes cantarme una canción antes de irte?

Camila simplemente suspiro, asintió, sujeto las mejillas de Lauren y la obligo a mirarla mientras
acariciaba sus mejillas.

Y aunque no hubo chispas ni fuegos artificiales tras ellas, aquel momento fue memorable.

Camila: Your beautiful eyes -Canto suavemente. La pintora sonrió- stare right into mine...

Y aunque el resto de la noche fue mágica y Lauren no volvió a llorar, debo decir, aunque suene
cruel, que aquel fue el momento en el que la pintora comenzó a destrozarse.

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Capítulo 12

Los cambios ocurren lentamente, tan lentamente que no los notamos hasta que este ha dejado
secuelas permanentes.

Camila no sabía esto.

Mientras leía el libro de Howe recostada sobre su cama no se dio cuenta de lo muy cuerdo y sabio
que se había mostrado al inicio, ni de como poco a poco la demencia invadía sus palabras. Solo se
dio cuenta de el gran cambio que había atravesado el relato cuándo las palabras del lunático se
volvieron un sin sentido de oraciones.

"Y aquí Ana, de cabello rojo, dijo al caballo: 'Mátame', y el pobre Ruben, que era un perro, por fin
hizo realidad su sueño de ser un gorrión"

Nada tenía ningún sentido, y Camila dudaba que Lauren leyera aquel libro por otro motivo que no
fuese reírse de la locura del escritor.

Fue entonces que, casi como si la pintora hubiese leído su mente, su teléfono comenzó a
reproducir los primeros acordes de Eighteen, anunciándole a Camila que estaba recibiendo una
llamada.

Y no era una llamada cualquiera... Era la llamada de Lauren.

Camila: ¡Lern Jergi! -Saludo con entusiasmo antes de cerrar el libro de Howe con brusquedad.

Lo cierto era que la demencia del pobre había comenzado a darle dolor de cabeza.

Lauren: ¿Lern Jergi? -Repitió- Es un apodo un tanto extraño -Reconoció tras el auricular del
teléfono-, pero me gusta -Camila casi pudo deducir que la joven estaba sonriendo.

Camila: ¿Casi tanto como la Nutella? -Intento bromear.

Lauren: Casi tanto como tu -Corrigió- y tu culo -Agrego-, pero no planeaba decir eso porque habría
sonado poco romántico.

Camila simplemente se echó a reír nerviosamente.

Habían pasado dos semanas desde lo sucedido en el departamento de Lauren, y aunque


cualquiera habría creído, al escuchar las conversaciones que habían mantenido, que las cosas
cambiarían, ese no fue el caso.

No se habían besado en esas dos semanas, y tampoco habían tenido peleas estúpidas. Lauren no
había avanzado mucho con la pintura de Camila, pues siempre terminaban distrayéndose cinco

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minutos después de empezar... Y los motivos de sus distracciones eran siempre tan estúpidos que
cualquiera habría rodado los ojos al escucharlos.

Camila: ¿Podemos hablar de lo demente que Howe estaba? -Cuestiono con una sonrisa- Juro que a
partir del octavo capítulo el pobre estaba alucinando... Y puedo jurarlo porque se olvidó de escribir
el capítulo ocho.

Lauren: Es de lo único que hemos hablado durante estas dos semanas -Reconoció-... Pienso que te
has leído los cinco libros de Howe que te he prestado solo para burlarte de el.

Camila: ¡Por supuesto que no! -Se negó no demasiado alto. Ally estaba dormida en la cama inferior
de la litera de al lado y no quería despertarla. Como era de noche, Dinah y Normani trabajaban-.
Lo hago porque quiero entender que es lo que ves en estos libros.

Lauren: No vas a entenderlos si tratas de entenderlos.

Camila: ¡Esto es confuso! -Se quejó- ¡Y estresante! -Añadio.

Lauren: Tu también sueles estresarme cuándo te llamo y solo comienzas a hablar de Howe, pero
no suelo quejarme de esto.

Camila rió y respiro hondo antes de hablar nuevamente.

Camila: Esta bien, lo siento... ¿De que quieres hablar?

Lauren: Iré al estudio mañana para recogerte. Quiero pintarte un poco más... Y tal vez podamos
besarnos por fin... Créeme que estoy desesperada.

Camila debía de admitir que también lo estaba, pero el momento nunca parecía ser el indicado.

Camila: Esta bien. Te esperare a la cinco...

Lauren: En realidad quería ir antes. Al mediodía, si es posible... Quiero hacer unos dibujos de ti
mientras tatuas a otras personas solo por el hecho de que me gustas tanto que quiero llenar mi
departamento con tu rostro.

Sobre la cama, Camila se sonrojo.

Camila: Simón... el no... el -Tartamudeo-... no te... no te dejara...

Lauren: Si lo hará. Mis padres son dueños de una famosa empresa y toda esa mierda, así que no se
negara porque el dinero es poder y blah blah blah...

Camila: ¿Sabes que eso de que tus padres sean empresarios se escucha muy propio de cualquier
novela romántica que finaliza con los protagonistas bebiendo agua de coco en medio de una isla
privada?

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Lauren: Sí -Afirmo-, pero estoy segura de que en esas novelas el protagonista no es tan atractivo
como yo... Además, soy mujer, así que eso cambia la historia... Y no tengo isla privada, Camz.

Camila: Podrías pintar una... Es decir, algo es algo.

Lauren: No, gracias. Prefiero pintar la desnudez de las tatuadoras bonitas -Afirmo
seductoramente.

Camila trago saliva con dificultad, intento tranquilizar a su corazón desbocado, y respiro un par de
veces.

Lauren: ¿Mañana al mediodía? -Intento confirmar.

Camila: Bien -Afirmo.

***

Camila estaba comenzando a trazar los contornos del ala de un ángel en la espalda de un joven
bastante hablador cuando escucho las palabras de Troy anunciando la llegada de Lauren Jauregui.

De inmediato la hizo pasar y le ofreció sentarse en una silla que reservaba para los acompañantes
de sus clientes.

Llevaba una chaqueta, pantalones y botas altas, todo de color negro, como siempre. Entre manos
sujetaba un cuaderno de dibujo y una caja de carboncillos. Parecía casi tan emocionada como una
niña en su primer día de escuela.

XX: ¡Hey! -Dijo el cliente de Camila al ver a la pintora sentarse en la silla y cruzar sus piernas-. Yo te
conozco... Eres Lauren Jauregui. Me pintaste.

Camila alejo la máquina de la piel del chico y observo a Lauren con el ceño fruncido. El pecho se le
oprimió.

Sentía celos, aunque no había motivos. Ellas no eran nada, después de todo.

Y aunque lo fuesen aquel sentimiento era estúpido... Lauren debía haber pintado a ese chico
mucho antes de conocer a Camila.

XX: Soy Keaton. ¿Me recuerdas?

Lauren: No -Se negó de inmediato con expresión neutra. Camila supo que no mentía.

Se pregunto por primera vez desde que conocía a la pintora cuántas personas habrían tenido la
oportunidad de deleitarse con su cuerpo, los dolorosos celos apoderándose de su corazón casi al
instante, y se sintió asqueada al pensar que la cifra podía superar los dos dígitos.

Keaton: Me pintaste hace seis meses. ¡Debes recordarme!... Además, dijiste que te di el mejor
sexo de tu vida y que me llamarías.

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Bien. Ahora estaba furiosa.

Es decir, Lauren había estado con Keaton antes de verla por primera vez, pero aun así...

Lauren: Mentía -Afirmo.

Keaton: Pero...

Lauren: Cállate -Dijo groseramente, y había asco en su voz. Y Camila supo que la pintora no sentía
asco solo hacía el chico, sino también hacía la chica que había sido-. Deja que Camz haga su
trabajo y que yo haga el mio.

Keaton: ¿Camz? ¿Eso es un apodo cariñoso? -Camila trago saliva pesadamente y contó hasta diez.
El joven era tan metiche que probablemente sabía hasta el más oscuro secreto del presidente. La
tatuadora pensó que si no se controlaba terminaría clavándole la maquina en el ojo- ¿Acaso
Lauren Jauregui, la pintora sin control, tiene una novia?

Lauren: Ella no es mi novia.

Dolía, aunque no mucho, pues era la verdad.

Lauren:... Aun.

Eso estaba mejor.

Keaton: Cuándo mi hermano lo sepa estará tan impresionado como yo...

Camila: ¿También te acostabas con él? -Pregunto a la pintora mientras retomaba los trazos del
tatuaje sobre la espalda del chico.

Lauren: Tenía que pagarle de alguna forma -Contesto mientras se encogía en hombros.

Camila: ¿Sabías que existe el dinero? -Había burla en su voz, pero un dolor en su corazón.

Lauren: Gracias por el dato, Camz.

Camila: Eres una idiota.

Lauren: Tu me haces idiota -Murmuro con una sonrisa que cualquier chica habría deseado recibir
de la persona de la cual se estaba enamorando-... Ahora cállate para que yo pueda dibujarte y tu
sigas haciendo ese bonito tatuaje.

***

Luego de Keaton, la tatuadora había recibido dos clientes más. Por suerte ninguno conocía a
Lauren Jauregui.

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La pintora había hecho dos dibujos bastante buenos de ella mientras tatuaba, y se había
sorprendido cuando, al finalizar estos, Lauren no había dicho que amaba la forma en la que su
sueter y su brasier hacían parecer que sus pechos habían aumentado una talla. En realidad había
suspirado mientras la miraba, diciéndole con una sonrisa que era hermosa.

Palabras simples para alegrar un corazón complicado.

Fue cinco minutos después de que Camila terminara un tatuaje tribal en la espalda de un chico
bastante extraño que Lauren recibió una llamada.

Contesto sin que le importase que Camila estuviese allí.

Lauren: ¿Papá?... Estoy ocupada ¿Qué...?... ¿Me estas jodiendo, verdad?... No estoy para bromas,
papá... Papá... esto no es divertido... Michael Jauregui, te advierto que... -Su voz se iba debilitando
poco a poco, hasta que finalmente se convirtió en un triste murmullo ahogado- ¿Cuándo...?... Esto
no es posible, el... El estaba tomando su medicación, papá... El... El -Cerro los ojos y respiro hondo,
y poco a poco su ceño comenzó a frunciese y sus cejas casi llegaron a juntarse -... ¡Es un
estúpido!... ¡No me pidas que me calme, papá! -Ahora sonaba molesta-... ¡No iré a verlo! ¡Fue un
idiota!... ¡No me pidas que no sea tan dura! ¡El muy idiota esta muerto! ¡Muerto! ¡Su cabeza tiene
una bala en medio!

La realidad de las palabras golpeo duramente a Camila.

Lauren acababa de perder a alguien más...

Lauren: No iré -Se negó. Sus manos estaban aferradas al borde de la silla en la que estaba sentada,
y sus nudillos se habían vuelto blancos-. Dile a mis primos que lamento que su padre fuese un
idiota y que si hubiese estado allí habría sido yo quien le hubiese disparado. Adiós.

Y esa fue toda la conversación.

Camila: Lauren... ¿Estás bien? -Susurro con delicadeza desde su lugar, aun sin acercarse. No sabía
que hacer con exactitud.

La pintora tenía su mandíbula tensa y sus ojos estaban cristalizados. Temblaba ligeramente. En
cuanto la escucho hablar, Lauren miro hacía la pared, fijándose en la caricatura de Zayn Malik
escupiendo fuego.

Camila: Lauren...

Y un sollozo escapo de los labios de la chica, seguido por otro y otro, para finalmente terminar con
las mejillas llenas de lágrimas.

Camila no pudo resistirse más y la rodeo con sus brazos, Lauren apoyando su cabeza en su pecho
mientras lloraba y sujetaba fuertemente el suéter de la tatuadora.

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Lauren: Esto... no... es... justo -Sollozaba, sujetando con más fuerza aun la tela del sueter de
Camila con cada palabra, como si de esta forma pudiese descargar su ira y su dolor-... es... un...
idiota...

Camila: Lauren... -No iba a decirle que todo estaba bien, y tampoco intentaría que dejara de llorar.
Howe decía en uno de sus libros que llorar ayudaba al corazón a sanarse y a los pensamientos a
reconstruirse, y luego terminaba hablando de duendecillos voladores, pero ese es otro tema. El
punto es que lo único que la tatuadora estaba intentando era que Lauren aflojara su agarre, pues
sentía que pronto el suerter terminaría rompiéndose.

Lauren: Es un idiota, Camz -Susurro contra su pecho-. Estoy tan. enojada.

Camila: ¿Necesitas estar sola un momento? Podrías ir al almacén y...

Lauren: Lo que necesito ahora es un nuevo tatuaje -Decidió.

***

Camila: ¿Estás segura, Lauren?... Podría hacer un boceto y...

Lauren: Ya te dije que no -Se negó de inmediato mientras colocaba su rostro empapado en
lágrimas sobre sus manos, recostándose boca abajo sobre la silla de trabajo de Camila. No traía ni
su chaqueta ni su camiseta, y su brasier estaba desabrochado para que Camila pudiese trabajar en
el área-. Tiene que ser una libélula bastante fea, sin ningún tipo de relleno, y no usaras un boceto
para que sea espantosa. Y tiene que faltarle un ala, porque ese cobarde no se merece un tatuaje
completo.

Camila: Lauren... Los tatuajes son permanentes. Tendrás una libélula fea por el resto de tu vida.

Lauren: Camila, mi tío acaba de morir porque es un idiota que dejo de tomar sus antidepresivos
porque era demasiado cobarde como para seguir luchando... Dije que me haría un tatuaje por
cada persona que perdiera, y quiero cumplir mi palabra... Pero no quiero recordar a ese cobarde
de la misma forma en la que recuerdo a Katherine, o a Chris, o a mi abuela...

Camila: Aun creo que es mala idea...

Lauren: Tu solo haz tu puto trabajo para que después podamos ir a mi departamento. Quiero
pintarte y olvidarme del estúpido de mi tío.

Camila: ¿Estás segura de esto?

Lauren: ¡Por la mierda! ¡Sí! ¡Ahora hazlo antes de que cometa una locura!

Camila: ¿Una locura?

Lauren: Lo sabes, Camila -Murmuro mientras le enseñaba su muñeca, la gran herida que se había
hecho dos semanas atrás comenzando a sanar-. Sabes que Parker no hizo esto.

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Los cambios ocurren lentamente, tan lentamente que no los notamos hasta que este ha dejado
secuelas permanentes... Pero a veces, en determinadas ocasiones, el cambio es tan brusco que es
igual de difícil de notar.

=================

Capítulo 13

La libélula en la espalda de Lauren parecía haber sido hecha por la pésima artista que Camila había
sido años atrás, antes del inicio de sus clases de arte con Simón.

Era la desgracia pura.

Era el tatuaje del que más que avergonzaba.

Aun así, la pintora le dijo que le encantaba.

Fueron al departamento de Lauren en completo silencio, la tatuadora fijando su mirada en la


muñeca izquierda de la joven.

Se preguntó como había soportado el dolor, y si se habría detenido a pensar en lo que hacía. Se
preguntó si el sentimiento de la navaja atravesando su piel la había liberado, o si la había sumido
en un mundo oscuro donde el dolor se hizo cada vez peor.

Y mucho más importante, se preguntó por que lo había hecho.

Camila: Lauren... -Necesitaba saberlo.

Lauren: Se lo que quieres preguntar, Camila. Yo haría lo mismo si estuviese en tu lugar -Sus ojos
miraban fijamente el camino, o eso era lo que parecía.

Camila se preguntó si Lauren realmente estaba viendo el camino o si pensaba en mundos sin
sentido como Howe había hecho en el pasado. Se preguntó si estaba conduciendo con cuidado, o
si solo las estaba manteniendo vivas por inercia.

Lauren: Jamás me había sentido tan estúpidamente sucia, Camila -Relato, y aunque su cuerpo
estaba allí, las lágrimas que comenzaban a resbalar por sus mejillas revelaban que sus recuerdos la
habían llevado a esa noche-... Tantos hombres habían usado mi cuerpo de la misma forma que
Parker que pensé que una última vez no importaría. Pero lo hizo... Esa noche no solo grite por el
dolor que me producían los cristales atravesando mi piel... Grite porque recordé a esos chicos, lo
que ellos hicieron, la forma en la que nunca me negué... Me sentí una idiota. Me sentí un objeto
de uso común... Y cuándo me mire al espejo del baño esa noche, luego de que Parker se fuera, vi
mis ojos, mi nariz, mis labios y el resto de los componentes de mi cuerpo...

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La pintora hizo silencio por unos segundos.

Camila se pregunto si Lauren se estaba dando cuenta de que había dejado el relato a la mitad o si
dentro de su cabeza, en ese pequeño rincón donde se estaba torturando, los segundos eran
eternos.

Lauren: ¿Recuerdas cuándo te conté de mi beso con Alexa? -Prosiguió con un suspiro. La joven no
espero su respuesta-. Te dije que en ese momento descubrí que me tenía a mi misma... Y luego de
que confesé estar enamorada de ti te conté que temía perderme a mi misma...

Camila: Lauren... -La llamo tristemente mientras acariciaba uno de sus muslos sobre la tela del
oscuro pantalón de la pintora en un gesto que planeaba ser reconfortante-. ¿Te sigues teniendo?

La pintora no dudo en responder.

Lauren: Me tengo, Camz -Contesto tristemente-. No me he perdido... Pero esa noche, cuándo mire
mis ojos, me di cuenta de quien era. Me di cuenta de lo sucia que estaba y de lo mucho que había
perdido... Mi primer beso, mi primera vez... Me tengo, Camz, pero soy un asco.

Camila: Lauren, no eres un asco -Intento convencerla.

Y realmente lo creía.

Lauren no era un asco.

Lauren era una humana cometiendo errores.

Lauren: Me quiero, Camz -Dijo con un suspiro-. Me quiero aunque se que soy un asco... Reconocer
los errores no es sinónimo de odio. Una chica puede amarse aun sabiendo que sus ojos están muy
separados, o que su cintura no es pequeña, o que no pesa lo que la sociedad considera correcto...
Yo me amo aun sabiendo que me he comportado como una puta desde que tengo quince...Y como
me amo estoy intentando mejorar porque no quiero verme sufrir.

Camila: No lo comprendo -Susurro con frustración-. ¿Por qué te cortaste si no quieres verte sufrir?

Lauren: Sentí que estaban en mi sangre, Camz... Parker, Keaton, el chico rubio al que no le
recuerdo el nombre... Sentí que ellos estaban allí, en mi interior, corriendo por mis venas, y
necesitaba hacerlos salir para liberarme... Dolió, pero creo que habría sufrido más si no lo hubiese
hecho.

Camila: Herirte no es la solución, Lauren.

Lauren: Para ti no lo es -Fue lo último que dijo.

***

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Camila y Lauren aun no habían entrado al departamento cuándo la pintora ya había recibido tres
llamadas.

Entraron y el celular seguía sonando. No era un tono particularmente original. En realidad, se


trataba del tema predeterminado.

Lauren: ¿Quieres algo de beber antes de que comencemos? -Ofreció a la tatuadora mientras
dejaba su celular sobre una repisa tan sucia, manchada y desorganizada como el resto del
departamento.

Camila: ¿No vas a contestar?

El sonido estaba comenzando a estresarla.

Lauren: No -Se negó-. Espero que se cansen pronto... Podrían terminar perdiendo sus dedos de
tanto marcar, y si yo fuese ellos realmente estaría bastante preocupada por perder mis dedos...

Camila: ¿Al menos comprobaste que no fuese importante?

Lauren: Es solo mi padre, y estoy segura de que intentara persuadirme para ir al funeral de mi tío -
Contesto con indiferencia-... ¿Quieres agua embotellada, jugo o una taza de café?... Si quieres un
poco de los tres no me molestaría.

Camila: Solo un jugo de naranja, Lauren -Contesto con una sonrisa, y antes de que pudiese
terminar de hablar ya había una cajita de jugo frente a sus narices, la cual agradeció a la pintora
con un corto contacto entre sus ojos-... ¿En serio no planeas ir? Era tu tío después de todo...

Lauren: Se que era mi tío, pero a el no le importara si voy o no... Esta muerto después de todo... Y
no es como si no hubiese querido estarlo, porque no creo que haya tomado esa arma "por
casualidad" para dispararse "accidentalmente" en la cabeza.

Camila: Deberías dejar de hablar de el de esta forma, Lauren.

Lauren: ¿De qué hablas?

Camila: De que intentas fingir que su muerte no te importa cuando en realidad estas más rota que
la copa que le estrellaste a Brad en la cabeza.

Camila se preguntó si la razón por la cual Lauren había enmudecido era porque la había
descubierto o porque la había enojado.

Lauren: Mi tío era gay, Camz -Comenzó a relatar luego de unos momentos, y cada una de las
palabras salían de sus labios como si necesitara hablar con alguien sobre el tema. Ahora la pintora
estaba mirando al vacío, sus manos temblando, sus ojos cristalizandose-... Lo descubrió hace
algunos años y se vio obligado a divorciarse de mi tía, quien era la madre de sus hijos y la chica con
la cual había salido desde la secundaria... Cuándo mis padres supieron de mis preferencias
sexuales me echaron de la casa un mes, pero el estuvo allí para recibirme. Incluso intento

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contratar una prostituta para que me subiera el animo... Llore todas las noches de ese mes... Me
amaba a mi misma en esos momentos, Camz, pero los demás no lo hacían, y me hacía sentir mal el
saber que las personas que tanto quería ya no estaban allí para mi... El me ayudo a aceptarme, a
vivir sin pensar en los demás y a darme cuenta de que la vida sin un poco de locura no es vida...
Fue el quien me regalo el primero de los libros de Howe.

Camila permaneció completamente callada al escuchar las palabras de Lauren, no sabiendo


exactamente qué decir.

Lauren: Hace unos meses la ex esposa de mi tío lo demando por cosas que posiblemente ni el juez
comprendía... La mujer pago una gran suma de dinero y termino ganando la custodia de los niños
y una orden de alejamiento... Quiso suicidarse varias veces, pues amaba tanto a sus hijos que no
podía soportar no poder abrazarlos durante las noches... Comenzó a odiarse, comenzó a salir con
chicas nuevamente, fumo, bebió y se drogo... Y finalmente se atravesó el cráneo con una bala.

Silencio.

Camila: Supongo que te decepcionaste -Murmuro mientras se reacomodaba en aquella silla del
comedor, Lauren manteniéndose aun frente a ella, su mirada perdida en algún rincón lejano de la
galaxia. La cajita de jugo con un divertido tigre y el sonido del celular de Lauren habían pasado a
segundo plano.

Lauren: Bastante -Admitió-. Fue doloroso ver como quien me había ayudado tanto, poco a poco,
se estaba perdiendo... Le pedí que luchara... No por mi, ni por sus hijos, ni por el mundo y la paz
mundial... Le pedí que luchara por si mismo, pero el ya no se amaba, así que no fue suficiente.

Camila medito todo antes de volver a hablar.

Camila: ¿Tienes miedo de terminar como el, cierto?

Y Lauren la miro a los ojos, los cuales ya no estaban tan llenos de brillo como el primer día en el
que los había visto. En ese momento estaban vacíos.

La pintora asintió lentamente, y Camila rápidamente corrió a abrazarla, sintiendo como la chica se
derrumbaba en sus brazos.

Lauren: Soy como el -Murmuro tristemente-. El perdió a sus hijos y yo lo perdí a el. El se atravesó
el cráneo con una bala y yo atravesé la piel de mi muñeca con una cuchilla. El se acostó con
mujeres porque quería recuperar a sus hijos, que eran lo que más quería... Y yo me acosté con
Parker para protegerte a ti, porque tu eres ahora lo que yo más quiero.

Existen ocasiones perfectas para determinados momentos.

Ocasiones perfectas para cantar, bailar, llorar, gritar...

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Esa ocasión era perfecta para besarse... Pero ambas lo dejaron pasar, pues Camila tenía algo que
decir y Lauren algo que escuchar.

Camila: No eres como el -Se negó de inmediato mientras sus brazos la envolvían con más fuerza,
Lauren aferrándose a ella como si no hubiese nada más de lo cual sostenerse en todo el mundo-.
Nadie es como nadie, Lauren Jauregui. Tu te amas y no te dejaras perder tan fácil, lo se... Y si
comienzas a perderte te buscare y te traeré de vuelta. Te prometí esto el día en el que fuiste a
buscarme al trabajo, en el auto, mucho antes de ver las cicatrices de tus brazos ¿Acaso no lo
recuerdas?... Estoy aquí para ti, Lauren. No se si por siempre o por un tiempo tan corto como un
suspiro, pero lo estoy ¿Está bien?

La pintora asintió entre sus brazos.

Lauren: ¿Recuerdas el día en el que viniste a mi departamento por primera vez?

Camila: Por supuesto -La imagen de Lauren desnuda en su cabeza no era fácil de borrar.

Lauren: ¿Recuerdas que estaba provocándote?

La pintora se había alejado del abrazo un poco, solo lo suficiente como para que sus miradas se
encontraran.

Estaban tan cerca que podían sentir el aliento de la otra chocando en sus rostros, y esto estaba
bien, pues se estaban respirando la una a la otra.

Por un momento Lauren literalmente fue el oxígeno de Camila, y Camila el de Lauren.

Camila: Dijiste que querías averiguar algo -Murmuro con la respiración acelerada, el solo echo de
que Lauren estuviese tan cerca afectando cada una de las partes de su cuerpo.

Lauren: Lo recuerdas bien -Dijo en el mismo tono de Camila, una sonrisa apareciendo en sus
labios.

Camila: ¿Qué intentabas averiguar?

Sus miradas ya no estaban juntas.

Ahora Lauren miraba los labios de Camila, y Camila los de Lauren, y ambas pensaban en besarse.

Lauren: Quería saber si eras como los demás chicos y chicas que han pasado por mi vida -
Reconoció mientras elevaba una de sus manos para acariciar dulcemente la mejilla de Camila, la
tatuadora cerrando los ojos ante el contacto-. Fuiste la primera persona que no sucumbió ante mi
cuerpo desnudo, Camila, pero aun así te mostraste lo suficientemente atraída como para que no
me sintiera mal por esto. Fuiste la primera persona con la que tuve una cita verdadera en aquel
restaurante. Fuiste la primera persona con la que compartí como me sentía luego de la muerte de
mi abuela y mi hermano, y también la primera que abrace luego de que esto sucediera. Fuiste la
primera persona frente a la cual me permití llorar y destrozarme. Fuiste la primera persona a la

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cual le ofrecí un cigarrillo y lo negó, y también la primera con la cual observe silenciosamente el
cielo nocturno. Fuiste la primera persona a la cual invite a mi departamento sin intenciones de
tener sexo al final de la noche... Habías sido la primera en tantas cosas hasta ese momento en el
que solo nos habíamos visto tres veces que comencé a dudar que fueses una ilusión de mi mente
afectada por los relatos de Howe... Tuve miedo de que fueras como ellos y de que, en medio de mi
locura, yo solo estuviese intentando volverte maravillosa.

Camila: ¿Lo soy? -Pregunto luego de un momento-. ¿Soy solo una ilusión de tu mente, Lauren? -
Envolvió el cuello de Lauren lentamente, aun con los ojos cerrados, acariciando su cabello con sus
dedos, sintiendo como esta simple e insignificante acción hacía a la pintora suspirar- ¿Soy como
ellos, Lauren?

Lauren: Definitivamente no -Contesto dulcemente, la mano que no estaba posada en su mejilla


envolviendo su cintura, esta acción forzando a sus cuerpos a juntarse un poco más-. No eres como
ellos y tampoco una ilusión -Comenzó a explicar-. Eres increíble, y, en cambio de lo que creía, la
persona más real que he visto en toda mi vida.

Lauren rozo sus labios con los suyos, tan levemente que fue torturante y paralizador.

Fue como sentir un trozo de cielo acariciando sus labios y alejándose al instante.

Quería tanto que la besara...

Camila se preguntó si Lauren deseaba lo mismo.

Lauren: ¿Quieres que te bese?

De nuevo aquel roce, tan leve como la caricia del pétalo de una rosa.

Camila: Solo si tu quieres besarme -Contesto.

Sus manos temblaban ligeramente detrás del cuello de Lauren, y sus piernas amenazaban con no
mantenerla de pie mucho tiempo más.

Lauren: Quiero -Afirmo con un suspiro que golpeo los labios de la menor.

Camila: ¿Y por qué no lo haces?

Lauren: No lo se.

Lo bueno de las ocasiones perfectas es que pueden repetirse.

Y aquella era una ocasión perfecta para besarse, y esa vez no la dejaron pasar.

Camila había besado muchas veces antes. Primero un chico asqueroso y luego a quienes habían
sido sus dos únicas novias hasta el momento. También estaba Hailee, una vieja amiga, pero eso

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solo había sucedido una vez. La tatuadora sabía que Lauren seguramente había perdido la cuenta
de quien habían tocado sus labios.

Pero creo que puedo hablar por ambas cuándo digo que aquel se convirtió en el mejor beso de sus
vidas hasta el momento.

No podría decir si fue el hecho de que ambas sentían a sus corazones palpitar rápidamente, el
ligero nerviosismo que había en sus mentes de que aquel momento fuese perfecto, la charla que
habían mantenido segundo atrás, la sonrisa que se formo durante el beso cuándo se dieron cuenta
de que los labios de la otra eran perfectos para ellas o el hecho de que ambas realmente estaban
enamoradas, pero definitivamente aquel momento fue perfecto.

Camila: Eso fue increíble -Dijo en un suspiro mientras se alejaba para recuperar el aire perdido.

Abrió los ojos y se sintió realmente feliz al ver a ese ángel oscuro de mirada verde justo frente a
ella. Y al contrario de los ojos vacíos que había encontrado minutos antes, en esos momentos
aquel color de esmeraldas brillaba más que las estrellas nocturnas que una vez habían mirado
sentadas en una banca cerca de la casa de Alexa.

Lauren: Lo se -Coincidió con una sonrisa-. Si pudieras tomar mi pulso ahora mismo se sentiría justo
como un martillo -Le informo con una dulce sonrisa.

Camila simplemente rió ante lo dicho por Lauren, esta imitándola, y la beso nuevamente... Y en
ese momento estuvo segura de que no existía mejor sabor que la risa de la pintora contra sus
labios.

Camila se preguntó si a partir de allí las cosas comenzarían a mejorar para Lauren Jauregui.

La respuesta es no.

=================

Capítulo 14

No es como si luego de ese beso fuesen algo, o como si aún fuesen un nada.

Estaban en la muy incómoda y despreciable mitad.

Estaban justo en el limbo de las relaciones afectivas.

Lauren: No quiero pintarte aun -Murmuro mientras caminaban hacía el corredor tomadas de las
manos, el destino siendo la puerta del fondo.

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Camila: ¿Sabes que eso significa que no me veras desnuda?

Lauren: Sí -Afirmo-, y realmente no me importa -Agrego con cierta indiferencia.

Camila: No puedo creer que hayas dicho eso, Lauren...

Lauren: Yo tampoco -Dijo con una dulce sonrisa, su mirada avergonzada fijándose unos segundos
en el suelo-.Tal vez me estoy volviendo loca -Se burló.

Camila: Ya lo estabas...

Lauren se detuvo ante esta afirmación y se giró repentinamente para ver a Camila directamente a
los ojos.

Una sonrisa nació en los labios de la pintora en cuánto sus miradas se encontraron, y en el
momento en que una de sus manos acaricio la mejilla de la tatuadora antes de alejarse
lentamente este pareció haber sido un acto inconsciente.

Lauren: Tienes razón -Confirmo-. Tendré que buscar otra explicación coherente, supongo.

Y sin más sujeto aun con más fuerza la mano y la arrastro al interior de la habitación que ya la
tatuadora sin tatuajes conocía.

Camila: ¿Que haremos ahora, Lauren? -Quiso saber con cierto nerviosismo-. Si quieres ir
directamente al próximo paso debe saber que no estoy lista y...

Lauren: ¡Camz! -La reprendió-. Solo quiero hablar... No quiero tener sexo contigo... Ni siquiera yo
me siento preparada para eso, y créeme que era de las que se desvestían ante el primer idiota que
representase un buen modelo para una grandiosa obra de arte.

Camila: ¿Acaso jamás has estado con mujeres? -Pregunto mientras se sentaba en la cama,
adoptando la seductora pose típica que usaba para sus sesiones con Lauren casi de inmediato. Y
no lo hacía para provocar a la pintora sino porque ya estaba acostumbrada a esto-. Siempre te
refieres a ellos... Jamás a ellas.

Lauren: Hubieron varias. La mayoría eran prostitutas... Pero con ellas era distinto, pues me
acostaba con esas mujeres porque me atraían... Me arrepiento de haber estado con ellos, Camz,
pero no con ellas.

Camila: Lo comprendo... -Murmuro, y era cierto.

Y dolía aunque aquellas viejas relaciones hubiesen sido pasajeras.

Dolía porque alguien más había besado a Lauren, y alguien más la había abrazado, y alguien más la
había tocado, y a Lauren le había gustado.

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Lauren: La primera fue Mary, la prostituta por la cual mi tío pago para subirme el ánimo. Luego, al
empezar a pintar, iba al prostíbulo y seleccionaba a mis modelos. Si me gustaban lo suficiente les
pagaba el doble para que me concedieran sus favores al terminar...

Camila: ¿Eso quiere decir que jamás has tenido novia?

Lauren: No realmente... Al principio iba al prostíbulo todos los días y siempre pagaba por el
servicio de Mary. Le contaba cosas, y ella escuchaba e intentaba hacerme sentir mejor. Pensé que
teníamos algo, pero una noche la vi bailándole a un chico y abrazándolo como lo hacía conmigo, y
me di cuenta de que ella realmente no me escuchaba ni me consolaba. Ella estaba allí por el
dinero, y yo estaba allí por ella, porque necesitaba sentirme querida de alguna forma... Luego salí
con Jessy, una universitaria que trabajaba todos los sábados en un club de striptease. Duramos
una semana... Finalmente salí con Isabelle, quien también trabajaba en un prostíbulo. No me
importaba con quienes se acostara, pues yo solo necesitaba sentir que tenía a alguien... Me dejo
por un tal Peter que tenía dinero y la follaba en un callejón... Termino embarazada según escuche.

Camila: ¿Las amaste?

La pintora negó de inmediato, y no parecía tener vergüenza alguna.

Lauren: Solo he amado a una chica en toda mi vida, y esa soy yo misma -Contesto con un suspiro
antes de sentarse a su lado y deslizar su mano sobre la pierna de la tatuadora para que sus dedos
terminaran rozándose con los de la menor.

La pintora parecía nerviosa, y Camila pudo percibir los ligeros temblores que parecían estar
acompañándola mientras pensaba si era lo correcto tomarle la mano.

Para despejar sus dudas fue Camila quien la sujeto fuertemente, y la pintora admiro el gesto como
si no existiera nada más hermoso en el mundo.

Lauren: Son solo dos manos -Pensó en voz alta, perdida en la forma en la que sus propios pulgares
acariciaban los bordes de la mano de Camila-. Diez dedos entrelazados... ¿Que tiene eso de
especial? No crearan electricidad ni salvaran el mundo... Un solo tirón las separaría... Aun así,
cuándo tomo tu mano siento que somos indestructibles... Cuándo tomo tu mano siento que
somos eternas.

Camila: Tal vez lo seamos -Murmuro dulcemente.

Lauren: Tal vez -Coincidió con una nerviosa sonrisa.

Camila: ¿Esta es la parte en la que nos besamos? -Pregunto mientras sentía un leve sonrojo
recubrir sus mejillas .

Lauren: Sí, pero si no quieres que sea en los labios esta bien. Puedes elegir el lugar... Aunque si tu
prefieres besar mis labios, pero no precisamente los de mi boca, no me...

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Camila: ¡Lauren Jauregui!

Lauren: Esta bien, esta bien, lo siento. Solo bromeaba. Pero sí, este es el momento donde me
besas...

Y Camila lo hizo con una sonrisa que cualquiera habría pensado iba a ser eterna.

Camila: ¿Qué somos, Lauren? -Pregunto luego de separarse de aquel beso, una mirada oscura
encontrándose con un par de universos verdes.

Lauren: En el ámbito biológico somos individuos. Según el registro civil somos Camila y Lauren.
Para la sociedad somos lesbianas. En el área laboral soy una pintora y tu una tatuadora...

Camila: Lauren, detente -Dijo mientras colocaba una mano sobre su boca-. Sabes a lo que me
refiero -Agrego con cierta severidad.

Lauren simplemente asintió con algo de tristeza y bajo la mirada antes de que Camila pudiese
alejar su mano.

Lauren: No me considero romántica, Camila... En realidad, lo único que se de romance lo aprendí


de Howe... "Si quieres una chica buena ofrece dos cabras a su padre. Si quieres al amor de tu vida
ofrécele tu corazón..."... Por supuesto, Howe termino esta oración con algo incoherente que tenía
que ver con murciélagos, así que no se si debo ofrecerle mi corazón a la chica o a su padre, pero...

Camila: Ve al grano, Lauren.

Lauren: No comenzare con eso de "No debes quererme. No soy lo suficientemente buena para ti.
Aléjate"... Realmente quiero estar contigo, Camila. Quiero poder llamarte novia algún día,
presentarte a mis padres y todas esas cosas que hacen en las películas... Es solo que aun no me
siento lo suficientemente buena como para que seamos algo más que compañeras con derecho a
roce. Lamento si no es lo que quieres... Pero supongo que es lo único que puedo ofrecerte justo
ahora.

Camila no necesito pensar en las palabras de Lauren para contestar

Camila: Quiero todo lo que puedas ofrecerme, Lauren Jauregui.

Y mientras volvía a besar a la pintora supo que no habría podido dar una mejor respuesta.

***

Lauren finalmente se había decidido a pintarla y se veía completamente hermosa mientras lo


hacía, casi como un ángel plasmando en una nube las imágenes de sus viajes.

De vez en cuándo Lauren la miraba más de la cuenta, pero no a sus pechos o a su entrepierna
como antes, sino a sus ojos, y Camila casi podía apostar que si la vida se lo permitiera ambas se
habrían mirado para siempre.

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Fue durante una de estas sesiones de miradas eternas cuándo el celular de la tatuadora comenzó
a sonar.

Contesto rápidamente, habiendo reconocido con una veloz mirada la foto de Ally en la pantalla.

Camila: Ally -Saludo con una sonrisa-. ¿Sucede algo?

Ally: Voy... Vamos a decírselo, Mila - Sonaba casi aterrada, y la tatuadora escucho la voz de Troy un
tanto lejana intentando calmarla-. Te necesito... A ti, a Dinah y a Normani... Las necesito más que
nunca... Ustedes me hacen fuerte -Sollozo.

Camila: Iré ahora mismo -Acepto sin titubeos.

Ally era su hermana, y si bien no era completamente inocente por lo sucedido, no quería
abandonarla en un momento como aquel.

Ally de inmediato finalizo la llamada.

Lauren: ¿Sucede algo? -No parecía curiosa, solo preocupada.

Camila: ¿Crees que puedas llevarme a casa?

***

Lo curioso de las casas es que puede llegar el momento en el que la consideres hermosa, pero en
cuánto otra persona la mire junto a ti comenzaras a encontrar todos los defectos en su exterior

Aquella mancha de pintura... Esa grieta en el cristal... Esa tabla podrida en el techo...

Camila vivía en una casa humilde y pequeña, pero esto no quiere decir que fuese fea, sucia o que
estuviese cayéndose a pedazos.

Había cinco habitaciones para trece personas, además de un pequeño sótano. Tenían dos baños,
una cocina estrecha, un comedor en el que apenas cabían, un salón repleto de sofás y sillones
comprados en ventas de jardín sin relación de color y estilo entre si...

Aun así, Camila se había sentido agradecida desde su llegada solo por tener una cama, comida y
un techo, lo cual reemplazo el escondite de sus padres biológicos en el basurero y las mantas de
papel periódico.

Ese día, sin embargo, no se sintió tan afortunada por tener aquellas paredes desgastadas y ese
techo mal pintado.

Camila: Esta es... es mi casa -Murmuro con cierta vergüenza mientras la pintora estacionaba su
auto frente a la acera.

De repente Camila deseaba que hubiese césped, un bonito buzón, un segundo piso, ventanas
corredizas...

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Camila: Se que no es grande y bonita, pero supongo que...

Lauren la hizo callar con un beso.

Lauren: Es una bonita casa, Camz -Dijo con una sonrisa antes de acariciar su mejilla y plantar un
dulce beso allí- ¡Woooh! -Exclamo-. Jamás había hecho eso con ninguna chica... Tienes un punto,
Hansen.

Camila: Cabello.

Lauren: Tu pasaporte no dice lo mismo.

Camila: Cállate.

Lauren: Cállame -La reto cruzándose de brazos.

Y, aunque la tatuadora sin tatuajes deseaba besar los labios de la joven nuevamente, prefirió
dejarlo pasar, pues no iba a complacerla fácilmente.

Lentamente comenzó a bajarse del auto.

Lauren: ¡Camz! -La llamo desde el exterior-. Pensé que me desearías suerte -Murmuro con un
adorable puchero.

Camila tuvo que sujetarse fuertemente a los laterales de la puerta del copiloto para no darle a la
chica lo que pedía.

Camila: ¿Suerte? -Pregunto confusa, intentando alejar los inmensos deseos de besarla- ¿Para que
la necesitas?

Lauren: Voy al funeral de mi tío -Admitió-. Alguien tiene que recordarle a los asistentes lo muy
idiota que fue.

***

Decir que Ally estaba temblando es poco.

Camila veía a su pequeña hermana mayor sentada incómodamente en el sofá verde junto a Troy
mientras jugaba con los enormes dedos de este, Milika y Gordon ocupando sus puestos en un
sillón gris y uno violeta.

Normani, Dinah y la tatuadora estaban tras Ally, sujetándole los hombros e intentando darle
fuerzas con esta simple acción.

Milika: Te escuchamos, Ally -Dijo con un suspiro.

Ally: Mamá, papá, yo no... no se si... no se cómo -Camila veía la pierna de la pequeña rebotar de
un lado a otro, y sus manos se movían nerviosamente.

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Gordon: Solo respira, hija...

Ally lo hizo.

Ally: Yo...Yo quiero... Yo tengo que... ¡Troy tiene que decirles algo!

Camila se cubrió la boca de inmediato para ocultar su risa mientras Troy miraba con los ojos bien
abiertos a su novia.

Gordon: Te escuchamos -Dijo fríamente mientras se cruzaba de brazos, Milika imitándolo.

Troy: Yo... em... Ally y yo -Tartamudeo.

Si Ally había estado nerviosa el estaba mil veces peor.

Al lado de Camila, Dinah se exaspero.

Dinah: ¡Por Dios, Troy!¡¿Qué tan difícil es decirle a tus suegros que embarazaste a su hija?!

Por supuesto, Troy no tuvo la oportunidad de responderle a Dinah.

***

Las cosas no habían sido tan malas, o al menos eso pensaba Camila.

Al menos Gordon no había golpeado demasiado a Troy y Milika no lo había dejado completamente
inconsciente con los golpes de aquel sartén.

Habían decidido que Ally y Troy vivirían en el pequeño sótano hasta que encontraran un lugar
donde mudarse, lo cual ambos aceptaron sin protestar.

Esa noche fue la última de Ally en la habitación que las chicas habían compartido desde pequeñas.

Ally: Voy a extrañarlas -Murmuro la pequeña mientras se recostaba en su cama de la litera inferior
por última vez.

Dinah: Yo también, enana -Admitió la más alta con sinceridad mientras terminaba de colocarse el
uniforme de trabajo.

Normani: ¡Vamos, chicas! ¡No sean depresivas! ¡Solo se ira al sótano!

Camila: Pero se ira -Fingió lloriquear.

Ally: ¡Vamos, Mila! ¡Mani tiene razón! No voy a morirme ni nada por el estilo... O eso creo.

Camila rió bajo.

Camila: Sera extraño solo ver tres camas ocupadas -Murmuro.

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Ally: No creo que eso dure mucho tiempo... Estoy segura de que mamá terminara adoptando a un
chico más o algo así... ¿Recuerdas que había dicho que Sofi y tu serían las últimas?... Bueno,
supongo que también debes recordar que luego adopto a Normani.

Normani: Fue una decisión increíble, por supuesto -Presumió.

Dinah: Cállate idiota.

Silencio.

Ally: ¿Pueden contarme lo que hicieron hoy? No quiero seguir pensando el hecho de que ya no
escuchare los ronquidos de Dinah, ni el inconfundible silencio de Mani o las incoherencias de
Camila.

Dinah: No te burles, babosa -Contraataco, recordando de esta forma las constantes manchas
húmedas en las almohadas de la pequeña-... Yo yo... bueno... pelee con Nela. Nada importante. Ya
estamos bien.

Ally: Si tu estas bien yo estoy bien -Dijo dulcemente.

Normani: Thomas volvió a invitarme a salir -Confeso ruborizada.

Thomas era el primo biológico de Dinah, por lo cual el romance entre el y Normani estaba
permitido para Milika y Gordon, pues no compartían parentesco sanguíneo.

Ally: ¿Qué hay de ti, Mila?

¿Sería lo correcto hablar de algo que apenas empezaba?

¿Sería lo correcto hablar sobre su beso con Lauren Jauregui?

¿Sería lo correcto hablar?

Camila: Nada que deban saber -Afirmo con una sonrisa mientras cerraba los ojos.

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Capítulo 15

Luego de un mes las cosas entre la tatuadora sin tatuajes y la pintora sin pudor estaban
exactamente iguales.

Camila siempre llegaba cinco minutos antes al trabajo, y Lauren entraba a las doce a la tienda. La
dibujaba hasta las cinco. Salían a las cinco y diez minutos y subian al auto de Lauren para ir a algún
lugar. A las nueve Lauren siempre se aseguraba de dejar a Camila en las puertas de su casa. Se
enviaban mensajes hasta la media noche. Finalmente se dormían.

Y el proceso se repetía.

Aun así, la jornada nunca llegaba a ser aburrida.

Ese día, por ejemplo, Camila estaba recostada sobre e sucio sofá de la sala de estar de Lauren,
quien se encontraba sentada en un sillón frente a ella con un lápiz y un cuaderno de dibujo entre
manos.

Cuándo no la pintaba, Lauren Jauregui la dibujaba.

Lauren: A veces me pregunto como haces para quedarte en esa tienda de tatuajes todo el día con
ese suéter de cuello alto cuando estamos a más de treinta grados.

Camila: Todo por amor al arte, Lern -Aclaro con una sonrisa.

Lauren: Tal vez deberías hacerte un tatuaje...

No era la primera vez que se lo decía.

Camila: Ya te lo he dicho, Lauren. No estoy lista.

Lauren: ¡Vamos, Camila! ¡No deberías pensarlo tanto!... Si quieres mi sugerencia: "Amo los pechos
de Lauren" en tu frente no sería un mal tatuaje...

Camila: ¡Lauren! -Chillo divertida, y su mano se movió como si estuviese golpeando el hombro de
la chica cuándo en realidad estaban tan lejos que ninguno de los dos podía tocarse.

Lauren: Esta bien, lamento eso... -Pero realmente no lo hacía.

Camila rió nerviosamente.

Camila: He terminado el décimo octavo libro de Howe -Informo con orgullo luego de algunos
minutos.

Aunque Howe estaba loco, leerlo podía resultar ciertamente interesante algunas veces.

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Lauren: ¿Sigues sin comprenderlo?

Camila: Ni un poco -Afirmo con una enorme sonrisa en el rostro.

Lauren simplemente rió y negó con su cabeza varias veces, olvidando de esta forma el lápiz y el
cuaderno de dibujo.

Lauren: ¿Quieres salir a cenar? -Pregunto mientras miraba el reloj. Eran las seis y cuarto.

Camila: ¿Cómo es que pasamos de hablar de mi no-tatuaje a Howe y luego a que me invitaras a
comer? -Interrogo burlonamente.

Lauren: No lo se, supongo que estamos locas -Resolvió con indiferencia-... Y si fuese tu aceptaría
esa invitación. Es decir, vas a salir con Lauren Jauregui. Ya quisiera yo ser la afortunada -Agrego
con cierta burla.

Camila: Entonces supongo que tendre que aceptar...

***

No fue sorprendente para Camila que Lauren comenzara a conducir hacia el restaurante donde
habían tenido su primera cita.

Siempre comían allí.

Lo que si fue sorprendente es que Dinah llamo a la tatuadora justo en medio del viaje.

Camila: ¿Qué sucede, Dinah? -Pregunto dulcemente.

Fue cuándo escucho los sollozos tras la linea.

Dinah: Nela termino conmigo... Me dejo... Estoy sola... El cine... No se como volver... Mila, por
favor -Parecía desesperada-. Ven. Te necesito.

Y escuchar a alguien como Dinah suplicar de esta forma le hizo entender que tenía que estar allí
para ella tan pronto como pudiera.

Camila: Estaré allí en unos minutos Dinah. Solo siéntate, respira e intenta calmarte.

Dinah: Bien -Acepto con voz quebrada.

Y allí finalizo la llamada.

Lauren: ¿Sucede algo? -Casi parecía preocupada.

Camila: Tienes que llevarme al cine ahora mismo... -Contesto con cierta desesperación..

Lauren: ¿Veremos la película de Bob Esponja? -De no haber estado tan preocupada por su
hermana, Camila se habría reído por su expresión infantil.

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Camila: ¿Qué...? Lauren, no...

Lauren: ¿Cincuenta sombras de Grey? ¿No crees que es algo pronto para eso? -El semblante
infantil se había convertido en uno de perversión.

Camila: ¡Lauren! -Exclamo exasperada-. Mi hermana acaba de terminar con su novio. Necesito ir a
buscarla... Solo déjame allí. Luego llamare un taxi, o...

Lauren: Estas loca si piensas que voy a perder la oportunidad de cenar contigo -Rió con
desesperación.

Camila: ¡Lauren! ¡Tengo que ir!

Lauren: Tenemos que ir -Corrigió mientras daba vuelta en una esquina, tomando de esta forma el
camino hacía el cine-. Luego vendrá a comer sushi con nosotras...

Camila: ¡¿Estás loca?! -Exclamo-. ¡Ella no sabe que tu y yo...!

Lauren: Lo sabrá -Parecía tranquila, y esto solo alteraba a Camila mucho más-. Además, el sushi la
ayudara. Nada sana más rápido un corazón roto que una buena ración de pescado crudo.

Camila: ¿Quién dijo eso? -Suspiro mientras recostaba su cuerpo en el asiento en forma de
rendición.

Lauren: Yo -Contesto con una sonrisa-, y suelo creer mucho en mi misma porque sencillamente soy
increíble.

***

Dinah ya no estaba llorando cuándo Camila la encontró sentada en una de las muchas mesas del
cine, pero tampoco estaba sonriendo.

Miraba a las parejas entrando a la sala en silencio, y suspiraba de vez en cuando, como si ella
quisiera ser parte de una de esas parejas.

En cuanto vio a Camila la abrazo fuertemente, y aunque Dinah era más alta y fuerte, por un
momento la tatuadora sintió que era ella quien mantenía de pie a su hermana.

Camila: Iremos a comer sushi ¿Te parece? -Dinah asintió contra su hombro. No estaba llorando,
pero aun así había un aura de tristeza cubriendo su cuerpo-. Hablaremos en el camino.

Dinah: ¿En dónde iremos? -Cuándo se separó de ella, Camila noto que sus ojos estaban
cristalizados.

Camila: Alguien especial nos llevara.

Y ninguna dijo nada más hasta llegar al auto.

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Lauren estaba fuera del vehículo, su chaqueta, pantalones y botas negras siendo iluminados por
los hermosos colores del atardecer, su mano sosteniendo con amabilidad la puerta trasera.

De no haber estado tan ocupada abrazando y consolando a su hermana, Camila habría notado el
caballeroso gesto y habría corrido a abrazarla por ser todo lo que cualquier chica sueña.

Dinah: ¿Estás segura de que no nos va a comer ni nada por el estilo? -Pregunto en cuanto
estuvieron cerca.

Camila: Tranquila, Dinah -Intento calmarla mientras la hacia deslizarse en el interior del vehículo-.
Estoy segura de que si lo intentara tus pechos serian suficiente.

Y Lauren cerro la puerta del asiento de los pasajeros para luego abrir la puerta del copiloto, ayudar
a Camila a subirse, dar la vuelta y sentarse en su lugar.

Lauren: Si odias mi chiquero puedes bajarte -Notifico bruscamente a la chica más alta a través del
espejo retrovisor-. No lo lamento.

Y así es como Lauren Jauregui se presenta ante las hermanas de la chica que le gusta.

Dinah: ¿Quién eres? -Parecía nerviosa ante su presencia.

Lauren: Soy Lauren -Dijo con total naturalidad.

Dinah: ¿Lauren...?

Lauren: Jauregui -Se apresuró en agregar.

Dinah: Oh, creo que ya se... ¿Eres la chica que le dijo a Mila que estaba enamorada de ella y luego
se marchó? -Interrogo cruzada de brazos. Ya no parecía triste ni atemorizada, sino curiosa.

La pintora simplemente rió y puso en marcha el auto.

Lauren: Supongo que si -Admitió luego de un rato-... Te sorprenderá saber que soy la novia de tu
hermana ahora.

Dinah: ¿Novia? -Estaba asombrada.

Camila: No eres mi novia -Negó ruborizada mientras se cruzaba de brazos...

La última vez que habían hablado de eso Lauren había dicho que no se sentía lo suficientemente
buena como para serlo.

Lauren: Si lo eres -Afirmo con una sonrisa antes de voltearse a mirarla por unos segundos.

Camila: ¡Jamás me lo has pedido!

Lauren: En eso tienes razón -Coincidió-... ¿Quieres ser mi novia? -Pregunto casi con indiferencia.

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El aire dejo de llegar a los pulmones de la tatuadora sin tatuajes al escuchar esto.

Camila: Si quiero, pero... -"Pero este no es el momento", "Pero deberías ser más romántica", "Pero
esperaba que me lo pidieras de otra forma"...

Lauren: ¡Perfecto! -Exclamo con una sonrisa antes de que la menor pudiese terminar de hablar-.
Somos novias ahora.

Camila:¡Lauren!

Lauren: Lo se, se que estas sorprendida por todo esto...

Dinah: Ustedes se ven tan bien juntas -Interrumpió con un suspiro.

Puede sonar cruel, pero Camila había olvidado que su hermana estaba allí.

Lauren: Lo se -Coincidió, y Camila dejo pasar su frustración y se permitió observar la forma en la


que la pintora sonreía plenamente al decir esto.

Dinah: Nela y yo no nos veíamos así -Contó con melancolía-. Mamá y papá no nos querían juntos.
Decían que el me rompería el corazón.... Yo lo quería, pero el no a mi. Me lo dijo... Supongo que
mis padres tenían razón...

Camila: Dinah... -Susurro con cierta lastima.

Dinah: Esta bien, Mila... Supere a Siope. Podre con el...

Camila: ¿Por qué siempre te enamoras de idiotas, Dinah? -Ahora estaba parcialmente enojada.

Dinah: No lo se... yo solo... -Suspiro- Pienso que me quieren, y luego me usan y me dejan...

Lauren: La próxima vez no deberías dejar a tu hermana sola en una fiesta para ir a acostarte con el
inútil de tu novio... Tal vez así no te usarían tan seguido.

Por supuesto, Lauren no olvidaba lo sucedido meses atrás.

Si Lauren no hubiese estado allí... ¿Dónde habría dormido Camila esa noche? ¿Qué habría
sucedido con ella?

Camila: Lauren, no hagas esto... Paso hace tiempo ¿Vale? Olvídalo... Dinah no tiene la culpa. Ella
estaba enamorada.

Lauren: Perdona lo que voy a decir, pero eres una estúpida, Dinah...

La chica alta bufo.

Dinah: ¿Quien lo dice? ¿La chica que se comportó como una cobarde y salio corriendo de un
restaurante?

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Lauren no respondió con palabras.

Ella simplemente rió.

Lauren: Me caes bien -Dijo.

Dinah: Y tu a mi...

Camila nunca fue amiga de Lauren. En cuanto la conoció, la pintora supo que simplemente no
podían serlo... Desde el inicio Camila había sido un interés amoroso para la joven, así que supongo
que es correcto decir que Dinah fue la primera amiga que Lauren tuvo en mucho tiempo.

***

No ocuparon la mesa del centro. Usaron la que estaba dos metros más a la derecha.

A Lauren no pareció importarle, y para Camila era increíble no tener los ojos de todos los
presentes puestos en ellas.

Camila: Lauren pinto ese -Dijo con orgullo a Dinah antes de sentarse al lado de su ahora novia. Por
supuesto, estaba hablando del cuadro del panda que Lauren había estado mirando durante su
primera cita.

Dinah: Genial -Murmuro con una sonrisa-. Eres una increíble pintora, Lauren.

Lauren: Lo se -Admitió-. No tienes que recordármelo.

Dinah: ¿Es así todo el tiempo? -Pregunto a Camila en un susurro bajo, su intento de evitar que la
pintora escuchase fallando.

Camila: Te acostumbras con los días -Admitió con una gran sonrisa antes de unir sus manos con las
de Lauren bajo la mesa.

Y esa vez sus manos no dejaron de tocarse hasta que salieron del restaurante.

El chico de siempre llevo el sushi a la mesa y saludo a Lauren, Camila y Dinah con una sonrisa.

Luego de que Camila y Lauren frecuentaran el lugar y la pintora no le dirigiera el más mínimo
comentario grosero, su temor a ella parecía haber desaparecido.

Dinah: ¿Qué se siente ser lesbiana?

Genial. Dinah haciendo preguntas inteligentes.

Camila: Pues... em... supongo que se siente... se siente normal -No es como si hubiese algo raro en
ella.

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Que le gustaran las chicas no quería decir que tenía que sentirse diferente o algo así. No es como
si hubiese nacido con dos corazones o tres pulmones.

Además, ella era Camila, y Camila no sabía como se sentían los demás, así que no tenía con que
comparar.

Camila: ¿Por qué...? ¿Por qué quieres saberlo, Dinah?

Dinah: Es que luego de mi fracaso en las relaciones y lo felices que ustedes parecen, he decidido
comenzar a experimentar...

Lauren: Eso es lo más idiota que he escuchado -Se burlo mientras se llevaba un rollo de sushi a la
boca y lo masticaba lentamente.

Dinah: Idiota es que te comas este pescado crudo como si fuese uno de los pechos de mi hermana
-Contraataco.

Lauren rió sonoramente ante el comentario, y Camila comenzó a toser tanto que todos se
voltearon a mirarla.

Perfecto. Al parecer siempre que entraba a aquel restaurante terminaba con un ataque de tos.

Dinah: Ahora díganme que tengo que hacer para ser lesbiana -Exigió con una sonrisa.

El ataque de tos seguía, y Lauren intento tranquilizarla sujetando su mano con aun más fuerza.

Dinah: Bien... Como no quieren responderme sacare conclusiones... Supongo que tengo que mirar
pechos y traseros... Veamos -Hizo mover su cuello y cerro los ojos unos minutos, como
preparándose para una importante carrera-... Tus pechos están bien, Lauren. No son Paula y
Paulita, pero podría conformarme con ellos. Y Mila... algún día.

Camila: ¡Dinah! -Exclamo con la cara enrojecida.

Dinah: Ahora levántense. Voy a comparar traseros.

Camila: ¡Dinah! ¡No vamos a...! ¡Lauren, siéntate!

Dinah: Tu novia es muy aburrida, Lauren -Se quejó mientras hacía un puchero.

Lauren: Lo es -Acepto antes de depositar un dulce beso en la mejilla de Camila, lo cual solo hizo a
la tatuadora sonrojarse aun más-, pero al menos es mía -Agrego con orgullo.

Lo fue durante ocho meses más.

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Capítulo 16

Al primer mes Lauren la llevo a un prostíbulo.

Se que puede sonar mal, pero créanme, fue mucho peor...

Para ese mes la pintura de Camila estaba lista, así que Lauren necesitaba un nuevo modelo para la
exposición que daría en menos de un año, justo a finales de agosto.

Camila subió al auto sin saber exactamente donde iban.

Llevaba sus típicos pantalones ajustados, su suéter de cuello de tortuga para ocultar la falta de
tatuajes, botas sin demasiada plataforma para no tropezarse con sus propios pies y la gorra que
Dinah había terminado cediéndole luego de haber aceptado encubrirla en la noche pasional que
tuvo con su ex después de la fiesta de Alexa.

Lauren, como siempre, vestía completamente de negro, aunque ahora usaba un vestido bastante
ajustado en lugar de los pantalones y la camiseta, pero la chaqueta de cuero seguía allí.

Por amor a sus pies, iba descalza.

Camila: ¿Dónde vamos, Lauren? -Pregunto con confusión una vez que noto que la pintora
conducía en una dirección desconocida-. Recuerda que debo llegar a las nueve para cenar -Dijo
con nerviosismo.

Miro el reloj en su celular.

Faltaban pocos minutos para las seis de la tarde, lo cual quiere decir que pronto comenzaría a
oscurecer. Esto se resume en que no tenían mucho tiempo.

Lauren: Iremos al prostíbulo -Respondió con simpleza.

Camila se hecho a reír de inmediato, pensando que se trataba solo de otra de las bromas de su
extraña novia.

Veinte minutos más tarde descubriría que Lauren no le había mentido.

***

Camila observo a su novia encender un cigarrillo antes de entrar al lugar. También la sintió
sujetarse con fuerza a su cintura.

La tatuadora tosió ante el olor.

Últimamente Lauren fumaba cada vez menos, así que el olor se había vuelto algo que olvidaba
rápidamente.

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Lauren: No le hables a nadie -Le advirtió con cierto toque de firmeza al oído-. No mires a nadie. No
hables con nadie. Mantente a mi lado... No mires sus pechos. Te lo prohíbo. Si quieres mirar
pechos recuerda que tienes una novia que estará profundamente encantada de que lo hagas... No
aceptes bebidas o bocadillos. No hagas nada que no consideres seguro, e incluso evita aquello que
te de confianza -Aunque sus palabras eran frías y duras, Camila sabía que su novia estaba
preocupada por ella-. ¿Vale?

Camila asintió lentamente, no dudando en hacer caso a la joven, y fue entonces cuándo
atravesaron la sucia puerta del lugar.

Lo primero que sintió fueron las intensas luces rojas golpeando fuertemente contra sus ojos.
Luego vio los montones de chicos y chicas a medio vestir que recorrían el lugar y se besaban con
total naturalidad en cualquier parte. El olor a cigarrillo invadió sus fosas nasales. Finalmente
escucho los miles de gemidos, gritos y conversaciones.

XX: ¡Lauren!

Era una voz chillona, casi infantil, pero correspondía al cuerpo de una mujer de unos treinta y
cinco años con un vestido tan ajustado y un maquillaje tan exagerado que cualquiera habría
logrado adivinar su profesión. Su cabello era oscuro, pero no tenía ningún brillo, y era tan alta
como Dinah, pero sin ningún encanto.

Lauren: Buenas noches, Mary -Saludo con amabilidad, y la mujer casi pareció querer abrazar a la
pintora al escuchar su nombre salir de esos labios.

Camila de inmediato sintió una enorme punzada de celos.

Sabía que esa tal Mary había sido la primera mujer que había tocado el cuerpo de quien ahora era
su novia. La primera mujer que le había robado gemidos. La primera mujer que había hecho
temblar su cuerpo.

La primera mujer en su vida.

Mary: ¿Quieres algo en especial? Tengo muchas chicas nuevas que ofrecerte y -Era muy atenta y
poseía una sonrisa casi angelical. Su rostro de niña mal maquillada no concordaba con su rol en
aquel sitio-... ¡Veo que vienes acompañada! -Exclamo con alegría al ver a Camila-. Soy Mary.

Y por un segundo Camila se negó en contestar, pues Lauren le había dicho que no se confiara de
nada ni de nadie.

Lauren: A ella no le interesas, Mary -Murmuro con enojo antes de acercar a la tatuadora mas a su
cuerpo-. Y a mi tampoco, para ser sincera... Yo solo estoy buscando una clienta un tanto...
peculiar.

Mary no parecía decepcionada.

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Mary: ¿A que llamas "peculiar", Lauren Jauregui?

Lauren: Necesito una prostituta virgen, Mary.

La mujer se hecho a reír.

Mary: Eso no existe, Lauren -Se burlo-. ¿Qué mas quieres que te consiga? ¿Una tatuadora sin
tatuajes?

Esta vez fue Camila quien rió.

Lauren: Te ira mal si no buscas lo que quiero, zorra -Escupió con desagrado.

Camila: ¡Lauren! -La reprendió- ¡No la llames así!

Lauren: Zorra es la forma más bonita en la que la llaman. ¿No es así, Mary?

La mujer asintió con cierta tristeza que intento disimular pero no logro.

Y fue cuando Lauren pareció arrepentirse por haberla llamado zorra, pues hasta hacía poco tiempo
Mary y ella no habían sido muy distintas.

Mary: Tal vez tenga algo para ti...

Y se fue antes de que la pintora pudiese lamentarlo.

***

Se habían sentado en un sofá de cuero rojo, justo al lado de una pareja demasiado apasionada.

La chica le había explicado que su compañero no había llevado el suficiente dinero como para
pagar una habitación, y una sesión acalorada en el sofá era lo único que había podido conseguir.
Luego el chico comenzó a besarla, y la chica no hablo más.

Camila: No me gusta este lugar -Murmuro a su novia mientras se acurrucaba aun más junto a ella.
La pareja a su lado comenzaba a hacer ruidos extraños.

Lauren simplemente rodeo sus hombros con sus brazos y rió cerca de su cuello.

Lauren: Saldremos de acá pronto -La reconforto.

Y lo cierto es que a la pintora tampoco parecía gustarle ese lugar.

Fue entonces cuando Mary llego con dos chicas. Había una joven de mirada entristecida y con las
manos esposadas. No parecía querer estar allí, pero tampoco intentaba escapar.

La otra era solo un poco más joven que Mary, y fisicamente casi iguales... Aunque hubo algo en su
pecho que le hizo reconocerla de inmediato.

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Camila: Yo hice esa serpiente -Dijo mientras señalaba el pecho casi desnudo de la mujer.

Mary: Ella lo sabe -Se apresuró a informar con una sonrisa que no era más que falsa-. Su nombre
es Jess, si es que no lo recuerdas -No lo hacia, así que agradeció el dato-. Ella ira junto a Katy -La
tatuadora sin tatuajes dedujo que Katy era la chica esposada-. Es nuestra nueva adquisición. La
encontramos durmiendo bajo un puente luego de que su madre la echara de casa. ¿No es así,
Katy?

La chica simplemente asintió mientras dejaba resbalar una lágrima por su mejilla.

Mary: Jess se asegurara de que esta pequeña perra no se escape y de que ustedes no intenten
dejarla ir.. Confío en ti, Lauren. He hecho negocios contigo antes y se que eres de fiar, pero...
Digamos que no confío en tu compañera.

Lauren simplemente se negó ante esto con cierta burla y pregunto a la sexoservidora:

Lauren: ¿Cuánto quieres?

Mary dijo una cifra que aterrorizo a Camila a tal punto que se le erizo la piel.

Lauren: Esta bien -Acepto como si realmente no le importara la gran cantidad de dinero que se le
pedía-. Haré un deposito con la mitad y al terminar te daré el resto... ¿Tenemos un trato?

Mary: Sabes que si, Lauren.

**

Una vez en el auto Camila permaneció completamente callada mientras miraba a través del vidrio
de la ventanilla.

Jess y Katy iban detrás, tan silenciosas que cualquiera habría pensado que realmente no estaban
allí.

Lauren: ¿Por que te echo tu madre? -Pregunto fríamente a Katy.

La chica dejo escapar un sollozo.

Katy: Bese a mi prima -Confeso.

Lauren lo medito todo antes de hablar.

Lauren: Tu madre es una idiota.

Katy: Lo se -Coincidió con un suspiro.

Y luego la chica volteo su vista a la ventanilla del auto, y Lauren recordó a Camila, quien estaba en
la misma posición pero aun mucho más tensa.

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Lauren: Esta bien, Camz... -Dijo luego de unos minutos con un suspiro mientras daba vuelta en una
calle-. Dime porque estas molesta.

Camila: ¿Por qué crees que estoy molesta? -Interrogo, aunque sabía que su ceño fruncido la
delataba.

Lauren: ¿Recuerdas el motivo por el que usamos brasier?

Camila: Porque somos chicas... -Contesto fríamente.

Lauren: Exacto. Y si tu usas brasier y yo uso brasier significa que ambas somos chicas... Una chica
entiende a otra chica, Camz.

La tatuadora bufo.

Lauren: Dime que te sucede.

Camila: Es solo que... -Intento mantenerlo todo dentro. Intento no arruinarlo todo- No me gusta
esto ¿Bien?

Lauren: Nada esta bien porque no te entiendo... -Se negó con frustración

Camila: ¿Acaso notaste que esa chica esta secuestrada? -Exploto. Por supuesto, se refería a Katy-.
La secuestraron para prostituirla y ganar dinero a costa de su cuerpo... ¡Tiene una madre, Lauren!
¡Tiene una familia! ¡La extrañan!

Una solitaria lágrima había resbalado por su mejilla.

Lauren: Camz -La llamo con dulzura. Aunque sus manos seguían en el volante, su voz la acaricio
como si fuese terciopelo-. Su madre la echo de casa ¿En serio crees que la extrañara?

Camila simplemente se hecho a llorar, y la pintora rápidamente se estaciono en una acera.

Lauren: Camz, por favor, mírame -Suplico mientras intentaba levantarle la barbilla con las manos.

La tatuadora se negó.

Camila: ¿Cómo te sentirías si alguien arruinara tu libro menos favorito de Howe?

Lauren: Terrible... No importa cual libro tomen. Son mios y nadie los toca.

Y fue cuándo la pintora pareció comprenderlo todo, pues alejo sus manos del rostro de Camila y
suspiro.

Lauren: Aun así no podemos hacer nada, Camz...

Jess: Tiene razón -Coincidió fríamente-. Un movimiento extraño y tendrán miles de francotiradores
dispuestos a dispararles justo en la cabeza.

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Y Camila y Lauren terminaron aceptando aquello.

Lauren quería pintar. Camila quería vivir.

Y no es que fuesen injustas.

El mundo lo era.

***

Estaba Camila terminando de tatuar un lindo león en el pecho de un boxeador cuándo recibió la
llamada de su novia.

Camila: ¡Lern Jergi! -Saludo con cierto entusiasmo-. ¿Por qué no has venido?

Eran más de las doce del mediodía, pero Lauren aun no se encontraba en la tienda.

Lauren: Debo terminar de pintar a Katy -Informo.

La pintura de Camila había tardado más de un mes en completarse, pero la de Katy podía
finalizarse rápido porque tenía la mitad del tamaño.

Camila: Pensé que tenías un mes o algo así -Murmuro extrañada.

Lauren: Lo tenía -Afirmo-, pero un cliente con mucho dinero se acerco a Mary y dijo que... -Tomo
un respiración profunda, como si se le hubiese formado un nudo en la garganta- Katy perderá su
virginidad mañana, Camz.

Fue cuando escucho el sollozo de su novia a través de la linea.

Camila: Lauren ¿Estás...?

Lauren: Ella no se merece esto, Camz -Murmuro con tristeza-. He hablado con ella... No es una
mala chica. Su madre la echo porque es una completa idiota. Tiene buenas calificaciones. Quiere ir
a una universidad...

Camila: Lauren... -Se sentía tan impotente... No poder abrazarla a través del estúpido teléfono
terminaría desesperándola.

Lauren: Ni siquiera ha tenido su primra vez... ¡Su primera vez, Camz!... ¡Ni siquiera sabe lo que es
enamorarse!

Y lo siguiente que Camila escucho fue el agudo llanto de la pintora a través de la linea.

Inconscientemente sus ojos también se llenaron de lágrimas.

Lauren: No puedo hacer nada -Sollozo.

Era cierto.

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***

Una semana después de que las chicas vieran a Katy por última vez volvieron al restaurante de
siempre, se sentaron a dos metros de la mesa de siempre y comieron lo de siempre.

Lauren llevaba su típica chaqueta, y Camila aquel suéter que ocultaba su piel libre de tinta.

Fue segundos después de comenzar a cenar cuando lo vio...

Lauren había levantado lentamente el rollo de sushi y lo había masticado con deleite, pero cuándo
bajo la mano para tomar con los palillos el segundo rollo, la manga de su chaqueta se elevó un
poco y dejo a la vista una pequeña parte de una venda.

Camila de inmediato sujeto la mano de su novia y le levanto la manga a pesar de los múltiples
intentos de la pintora de alejarse

... Asi es como vio la venda junto a las pequeñas gotas de sangre.

Camila: ¿Por qué? -Fue lo único que pregunto mientras le sujetaba la mano.

Quería comprenderla.

Lauren tenía dinero, reconocimiento, un departamento, una novia... No tenía motivos para hacer
algo como aquello.

Al menos, Camila no creía que los hubiese.

Lauren: Porque no pude hacer nada por Katy -Fue su explicación-... Me sentía tan miserable e
inútil que pensé que sangrar me ayudaría a aliviar la terrible impotencia que tenía, pero no fue
así... Creo que incluso empeore, pues comencé a pensar que si no había logrado nada estando
libre de heridas no iba a poder hacer nada mientras sangraba.

Camila suspiro ante la explicación de Lauren y sujeto su mano fuertemente.

No le gustaba que hiciera aquello, pero no iba a gritarle ni a hacerla sentir mal por ello.

Camila: No vuelvas a hacerlo, Lauren. Por favor -Le suplico luego de unos minutos. Y lo hizo porque
no quería perderla.

Lauren: Bien.

Pero la palabra "Bien" jamás ha sido una promesa.

***

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Capítulo 17

Al segundo mes Camila conoció a los padres de Lauren.

Todo parecía indicar que sería un día normal, por supuesto, pues los grandes momentos no suelen
anunciar su llegada con un arcoiris.

Camila despertó a antes de que la alarma de su celular sonara, y no fue extraño porque siempre
hacía esto.

Lo primero que hizo fue enviarle un mensaje a Lauren, con quien había estado hablando hasta
tarde, deseándole unos buenos días.

Tomo una ducha, se cambió la ropa, se maquillo y fue a desayunar al pequeño comedor.

No era extraño que Milika ya estuviese allí, sirviendo la comida a sus hijos inquietos, Troy
ayudándola a llevar y traer los platos.

Milika estaría mintiendo si decía que la presencia de Troy en esa casa no le agradaba ni un poco.

Ally estaba sentada en una de las sillas. Era la primera vez que lo hacía en años.

Tal vez estar embarazada no era tan malo...

Camila: ¡Buenos días! -Saludo al llegar.

Su numerosa familia respondió al unísono con un simple "Buenos días Camila".

Milika: ¿Dónde están tus hermanas, Mila?

Y, como si hubiesen sido invocadas por el llamado de su madre, Dinah y Normani llegaron
cantando al lugar una canción de Beyonce, abrazando a los presentes y gritando letras a sus oídos.

Camila se preguntaba como el horario nocturno de trabajo más las clases en la universidad no
terminaban por agotar a las chicas.

Dinah: Lauren me ha llamado -Notifico en cuando fue el turno de la tatuadora de recibir su


mensaje-. Quiere que contestes sus mensajes.

Camila simplemente sonrió y tomo su celular para leer con una cara boba los típicos mensajes de
"Buenos días, tatuadora" y "¿Cómo has dormido?"

Es curioso como dos simples mensajes pueden hacer feliz tu día.

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Milika: ¿Hablando con esa chica que te gusta otra vez? -Pregunto con una sonrisa mientras le
entregaba su plato repleto de tostadas a la tatuadora. Ella solo pudo asentir mientras sus mejillas
enrojecían.

Aparte de Dinah, nadie sabía cuan en serio iba su relación con Lauren. Ni siquiera Troy. El solo
pensaba que Lauren era una chica loca que quería dibujar a Camila todos los días.

Milika: Si tanto te gusta deberías pedirle que sea tu novia ¿No lo crees?

Dinah estuvo a punto de perder un pulmón debido al ataque de tos que comenzó a tener en ese
momento.

Camila: Milika... yo... -Tartamudeo.

Se escuchó un silbido.

Camila acababa de recibir otro mensaje.

Ally: ¡Toma su celular, Sofi!

Y, aunque Camila intento mantenerlo entre sus manos, Sofi fue más rápida y logro arrebatárselo
para luego entregárselo a su pequeña hermana mayor.

Ally: Camila le ha deseado un buen día al despertar -Notifico a todos los presentes.

Sus hermanos rieron bajo y Gordon rodó los ojos.

Camila intento alcanzar su celular, pero Sofi, Regina y el pequeño espacio para circular se lo
impidieron.

Ally: Lauren le pregunto cómo había estado su noche, y luego comenzó a contarle un cursi sueño
que tuvo... También dice que extraña besarla.

Camila: ¡ALLY! -Chillo horrorizada-. ¡Dame eso! ¡Es privado!

Y en cuándo la pequeña le entrego su teléfono todos en la mesa comenzaron a cantar: "Camila


tiene novia. Camila tiene novia"

Excelente. Ahora era el hazmerreír de la familia.

Milika: Así que ya la besaste... -Lucía divertida.

Camila: Milika, yo... -Intento hablar.

Gordon: Quiero la verdad, Mila -Él estaba claramente enojado.

La pequeña trago en seco.

Camila: Estoy saliendo con Lauren desde hace dos meses -Confeso finalmente.

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Nadie le habría mentido a Gordon si hubiese visto su cara en ese momento.

Espero que le gritaran, o que se enojaran, pero sus padres adoptivos misteriosamente rieron a
carcajadas.

Camila: ¿Que es... que es tan gracioso? -Pregunto nerviosa.

Gordon: Ya lo sabíamos -Dijo aun entre risas-. Te mensajeas con ella todas las mañanas y el
noventa por ciento de tus conversaciones son sobre ella... Creo que era bastante obvio, Mila.

Milika: Además... Dinah nos dijo.

Camila: ¡Dinah!

Dinah: No puedo mentirle a mis padres, Mila -Susurro con una voz inocente claramente fingida-.
Debo portarme bien.

Camila: Vete a la...

Ally: ¡Camila!

Camila: Las odio.

***

Ahora que Camila y Troy vivían bajo el mismo techo iban al trabajo juntos. Ambos eran aficionados
a la puntualidad, así que siempre llegaban veinte minutos antes.

Simón, Vero y Lucy llegaron cinco minutos después de la hora, pero a ninguno le importo. Simón
era el dueño después de todo, y Vero y Lucy eran almas libres que ignoraban la satisfacción del
sacrificio.

Estuvo todo el día tatuando, demasiado ocupada para notar que Lauren jamás llego para dibujarla.

Fue un poco antes de la cinco, justo cuando escucho la campanilla de entrada sonar y vio por el
rabillo del ojos su clásica vestimenta negra, que pudo notar su ausencia.

Troy le impidió pasar. Camila estaba demasiado ocupada terminando de tatuar un dragón en la
espalda de un chico que quería ser popular.

Cuándo el cliente finalmente se fue, la pintora corrió hasta su novia.

Se la veía nerviosa, lo cual era extraño, pues Lauren Jauregui siempre parecía ser la persona más
confiada del mundo.

Camila: ¡Lern Jergi! ¿Qué sucede? -Pregunto dulcemente con una sonrisa antes de sujetar una de
sus manos.

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Lauren salto hacia atrás un poco haciendo una mueca de dolor, y Camila se sintió como una idiota,
pues había tomado su muñeca por error.

Por supuesto, la herida que se había hecho luego de lo sucedido con Katy ya debería haber
sanado, pero Lauren se ocupaba de reabrir la herida todos los días.

La pintora había dicho que mantener una herida abierta era su forma de sufrir con el mundo, y,
aunque a Camila no le gustaba esto, permitió que lo hiciera, pues solo era una herida.

También sabía que no serviría de nada prohibírselo. Lauren se tomaba muy en serio eso de ser una
persona libre.

Camila: Lo siento -Se disculpó rápidamente antes de tomar dulcemente el brazo de su novia,
levantar la manga de su chaqueta y besar la herida a través de la venda.

Lauren: No. Yo lo lamento.

Camila no entendía por qué se estaba disculpando.

Camila: Lauren...

Lauren: Mis padres fueron a visitarme -Comenzó a hablar, y sus palabras salían tan rápidamente
de sus labios que la tatuadora batallo por entenderlas-. Yo estaba masturbándome en ese
momento... ¡No me mires así! ¡No es como si tu no lo hicieras!... Fui a recibirlos en ropa interior
porque me da lo mismo quien me vea. Nací desnuda ¿O no?... El punto es que al verme pensaron
que tenía alguna chica encerrada en mi habitación, así que corrieron hasta allí para asegurarse de
que ella estuviese bien porque según ellos soy una mala influencia...

Camila intentaba no reír con la historia.

Cada día se preguntaba como había hecho para terminar enamorada de una loca.

Camila: ¿Mala influencia? -Enarco las cejas.

Lauren: ¿Recuerdas a la monja pecadora? -La tatuadora asintió-. Puede que yo tuviera la culpa.

Camila sonrió débilmente ante esta confesión.

Camila: ¿Había alguna chica allí? -Pregunto mientras alzaba una de sus cejas.

Lauren: No -Se negó rápidamente-... No encontraron a una chica, Camz, pero ellos vieron los
dibujos que hice de ti pegados en la pared... ¡Vamos, Camz! ¡Tómalo como algo positivo! ¡Al
menos estaba pensando en ti y no en otra chica!... Me preguntaron quien eras, y les respondí con
la verdad porque quería que se fueran de una vez para seguir con mi estúpido trabajo -Lauren se
mordió el labio-. Estaba tan cerca... -Se desvió.

Camila: ¡Lauren! ¡Concéntrate!

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Lauren: Vale, lo intentare... Mis padres quieren conocer a la primera chica con la que tengo una
relación seria... Y no se irán de mi casa hasta que tu vayas y yo... -La pintora hizo una mueca que
revelo su desesperación- En serio necesito terminar con esto.

Y Camila sabía a lo que se refería con "esto"

Camila: Vamos entonces -Dijo con una sonrisa antes de mirar el reloj.

Su turno había terminado hacía ya cinco minutos.

Camila: Pero antes usaras el baño -Indico a su novia-. No quiero que choques el auto solo porque
tienes una terrible calentura.

***

Llegaron al departamento justo cuarenta y cinco minutos después.

Durante el viaje hasta allí Camila no se había tomado el tiempo de sentir miedo, pero cuándo
atravesó la puerta de entrada del departamento sus manos comenzaron a sudar y sus piernas la
sostenían a la fuerza.

¿Y si no eran lo que esperaba? ¿Y si era demasiado pequeña? ¿Demasiado delgada? ¿Demasiado


sonriente? ¿Demasiado... chica?

Lauren: Todo esta bien -Le aseguro mientras sujetaba su mano-. Jamás saldría con una chica
menos increíble que yo, así que eso dice mucho de ti.

Camila: ¿Crees que soy increíble? -Había brillo en sus ojos.

Lauren: No te estaría presentando a mis padres si no lo fueras...

Camila sonrió nerviosamente y permitió que su novia besara sus labios unos momentos.

Y fue entonces cuando los vio...

Había un hombre y una mujer en el salón intentando ordenar el desastre de pinturas y libros de
Lauren. Estaban hablando en español con fluidez, y Camila podía entenderlos, pues sus padres
biológicos habían hablado este idioma también.

No era algo que le gustara recordar o contar. No quería pensar que sus estúpidos padres
biológicos le habían enseñado algo bueno. No quería deberles nada.

XX: No toques esa pintura, Mike -Dijo la madre de Lauren con un serio semblante-. ¡Tampoco
esa!... Tu solo... ¡MIKE!... Por Dios, tu solo... ¡Mike, solo haces desastres!

Mike: ¡No me digas que hacer, Clara!

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Clara: No vuelvas a hablarme así, Michael Jauregui -Advirtió, y Camila sintió miedo aunque las
palabras no era dirigidas a su persona-. En el momento en el que nos casamos firmaste un
contrato que decía que harías todo lo que yo dijera ¿Vale?... Yo te gobierno.

Mike: ¡Jamas firme nada como eso!

Lauren rió, y sus padres voltearon rápidamente a mirarla.

Las mejillas de Camila enrojecieron.

Lauren: Eres tan idiota, Michael -Bien, ahora Camila conocía dos cosas nuevas sobre su novia:
Podía hablar español (Con un acento muy sexy, además) y llamaba idiota a su propio padre-.
Deberías aprender a leer lo que firmas. Para algo te enseñaron las letras en la escuela ¿No lo
crees?...

Clara: ¡Lauren! ¡No le hables así a tu padre!

Pero la pintora la ignoro, y a cambio tiro del brazo de la tatuadora sin tatuajes y envolvió sus
brazos en su cintura.

Lauren: Les presento a mi novia -Dijo con una sonrisa antes de besar su mejilla sonrojada-. Se
llama Camila. Es tatuadora pero no tiene tatuajes, lo cual ustedes van a ocultar porque yo lo digo.
Es adoptada. Tiene diez hermanos, y entre ellos tenemos a Dinah, que es la primera amiga que
tengo que no resulta ser una perra. No fuma. No bebe. No sabe bailar. Besa de maravilla. Antes
dibujaba como la mierda pero ahora es increíble en lo que hace, aunque yo lo soy más y ella no
teme admitirlo. Le gusta One Direction, pero mató sus esperanzas de que Harry este con ella
porque el es más femenino que todas las mujeres del mundo juntas. Una vez me toco el trasero
frente a un puesto de perritos calientes...

Camila: ¡Jamás te he tocado el trasero! ¡Y menos frente a un puesto de perritos calientes!

Lauren: Deberías... -Dijo en tono cortante-. Me mira los pechos la mayoria del tiempo, y no puede
negarse a eso porque la he visto. También me mira el culo. La entiendo, por supuesto. Yo también
me miraría los pechos y el culo... -Continuo-... Ella me hace feliz, así que ya pueden volver por
donde vinieron y dejarme besarla sobre ese sofá para que me toque el culo por primera vez desde
que salimos... ¡¿Por qué has tardado tanto, Camz?!¡¿Qué clase de novia eres?! ¡¿Una monja?!

Pero la chica no logro responder, pues los padres de Lauren se abalanzaron sobre ella y la
abrazaron hasta casi dejarla sin respiración.

Clara: No puedo creer que esto realmente este sucediendo -Sollozo contra su hombro-. Lauren por
fin se ha enamorado.

***

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Los padres de Lauren no se fueron. Decidieron quedarse a cenar, lo cual disgusto inmensamente a
la pintora.

Mike se llevó a su hija al salón y comenzó a aconsejarla hablándole de preservativos y


responsabilidad sexual hasta recordar que Lauren usaba brasier porque era una chica.

Durante ese tiempo Camila se dedicó a ayudar a Clara a preparar la cena.

Clara: Se ve tan feliz contigo -Suspiro-. Jamás la había escuchar hablar tanto sobre una chica... La
mayoría de las veces solo dice "Tenía un buen culo pero una lengua lenta"...

Camila sonrió. No era una más del gran montón.

Camila: ¿Realmente nos aprueba, señora Jauregui? -Pregunto con ilusión mientras intentaba
cortar los vegetales y no sus dedos.

Claro: Debo admitir que preferiría verla con un chico -Admitió-, pero solo porque de esta forma no
sera juzgada por los demás. Quiero que sea feliz, y se que a veces es difícil ignorar tanta mierda. Y
las palabras hieren más de lo que se cree posible... Pero que prefiera verla con un chico no quiere
decir que no las apruebe. En realidad, ustedes dos se ven bien juntas. Y ambas son felices, así que
no puedo estar en contra de eso...

La tatuadora sonrió dulcemente, pero de inmediato dejo de hacerlo, pues recordó la enorme
herida en la muñeca de su novia.

Ella no era completamente feliz.

Ella estaba herida para sufrir con el mundo, y alguien que sufre no es completamente feliz...

Pero no era su culpa ¿O sí?... Era culpa del mundo.

Clara: ¿Sucede algo?

Camila se negó de inmediato. No quería asustar a su suegra. No quería que ella pensara que era un
mal partido para su hija.

Haber hablado la habría salvado de vivir lo que sucedería seis meses después.

***

Una vez terminada la cena Lauren le pidió a sus padres que se marcharan.

Mike: No nos iremos -Se negó con una sonrisa-. Nos quedaremos a dormir hoy.

La pintora se opuso de inmediato.

Clara: Ya lo decidimos, Lauren... Además, la mitad de este departamento es nuestro y...

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Lauren: A la mierda...

Y antes de que Camila pudiese reaccionar su novia ya la había tomado del brazo, la había
levantado de la silla donde estaba y había juntado sus labios.

Al inicio había intentado separarse, demasiado apenada al saber que sus suegros la veían, pero
termino rindiéndose ante los encantos de la pintora.

Rápidamente ese beso se convirtió en uno de esos en los que no se sabe cual lengua pertenece a
quien y que son incómodos de ver.

No tomo más de diez segundos para que Camila terminara con la espalda estrellada contra el
refrigerador.

Lauren tomo una de las manos de la tatuadora aun entre el beso y la guió a su trasero. Hizo lo
mismo con la otra.

Supongo que la tentación era demasiada, pues Camila se sujetó a su culo como si fuese a caerse
en cualquier momento. Lauren dejo salir un ruido de sus labios que habría excitado hasta al
mismísimo padre Alberto que Ally tanto amaba.

Fue cuando escucharon la puerta del departamento cerrándose.

Lauren: Se fueron -Jadeo contra su boca.

Camila: Cállate y bésame.

Y la pintora lo hizo.

***

Al segundo mes Camila conoció a los padres de Lauren.

Al segundo mes Camila le toco el culo por primera vez.

=================

Capítulo 18

Al tercer mes, Lauren ya no usaba chaquetas.

Camila no sabía cómo había sucedido, pero un día la vio entrando a la tienda de tatuajes con solo
sus pantalones ajustados y una camiseta blanca con el logo de "The 1975".

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No era como si le gustara, pues aquella camiseta le permitía a la tatuadora tener una vista
privilegiada de sus pálidos brazos y la parte superior de sus pechos, pero aquella venda alrededor
de su muñeca no le permitía admirarla completamente.

Camila: ¡Lern Jergi! -Saludo al verla. Estaba sonriendo, y lo hacía de verdad.

Lauren: Veo que estas sola -Dijo con una dulce sonrisa antes de depositar un beso en sus labios y
sentarse a su lado. Lo cierto es que la tienda había estado vacía la mayoría del tiempo, y hasta la
llegada de Lauren solo había tenido un cliente.

Camila: No ahora -Dijo con una sonrisa que le ilumino los ojos-. Jamás podría sentirme sola si estoy
contigo, Lauren.

La joven pintora rió ante esto y se sonrojo levemente.

Lauren: ¿Qué libros lees, Camz? -Intento burlarse. Quería hacer parecer que el halago era
estúpido, pero lo cierto es que nadie jamás le había dicho algo tan dulce-. Seguramente esos que
están de moda. Howe jamás habría dicho algo así.

Camila: Acepta que te encantó -Se burló alzando las cejas.

Lauren: No...

Camila: Lauren...

Lauren: Solo un poco, pero creo que el hecho de que seas mi novia tiene que ver con eso.

Camila: Me conformare con esa respuesta -Había una gran sonrisa en su rostro-. ¿Dónde esta tu
chaqueta?

Lauren: En mi armario -Notificó-. Si voy a sufrir con el mundo no quiero ocultarlo... El mundo sufre
continuamente frente a nuestros ojos, pero están aquellos quienes se dan cuenta y los que
deciden ignorarlo... Las personas pueden notar mi venda, Camz, o pueden simplemente pasarla
por alto.

Camila: Yo la noto -Susurro dulcemente antes de sujetar su mano herida con cuidado-... Quiero
hacer algo, Lauren... No me gusta ver esto en ti.

Lauren: El mundo está sufriendo Camz. Si quieres salvarme a mi salva al mundo.

Camila: Salvándote a ti salvaré al mundo -Formulo con rapidez y espero que una frase sacada de
algún libro moderno la ayudara.

Lauren: ¿Por qué lo dices?

Camila: Porque tu eres mi mundo -Confesó, y aunque al leerlo en sus libros favoritos la frase era
hermosa, decírsela a Lauren era mejor en todos los sentidos.

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Lauren: Lamento decírtelo, Camz -Murmuro con tristeza-, pero tu mundo se cae a pedazos

***

Solo tuvo un cliente más las siguientes horas, y el día fue tan poco provechoso que Simón los envió
a casa temprano.

Lauren era la única que parecía haber hecho algo en ese tiempo.

Y con "algo" me refiero a hacer dibujos de Camila para admirar cuándo estuviese sola.

Fueron a comer al restaurante de siempre, y ocuparon una de las muchas mesas de los
alrededores.

Ya no importaba para Lauren Jauregui sentarse en la mesa central. Ahora lo único que parecía
interesarle era estar con la tatuadora.

Lauren: ¿Te gustaría ir al parque el sábado?... Mi hermana vendrá a visitarme ese día y quiere ir
porque cree que la naturaleza la ayuda a despejar su mente y todo eso. Ya sabes, esta loca...

Camila: Como tu -Observó con una sonrisa.

Lauren: Puedes llevar a Dinah si quieres -Propuso mientras ignoraba el anterior comentario de su
novia-. Me agrada, ya lo sabes.

Camila: ¿Sábado? -Lauren asintió, y Camila comenzó a pensarlo.

El sábado su madre haría las compras. Llevaría a todos sus hermanos menores excepto a Sofi, pues
ella odiaba hacer las compras. Ally iría a algún lugar con Troy y Normani saldría con su novio
Thomas. Dinah tenía una cita con la televisión para ver el maratón de Pretty Little Liars, pero
supuso que la más alta podría grabarlo. A Dinah le gustaba pasar tiempo con Lauren... Digamos
que ambas se entendían.

Camila: Esta bien -Aceptó con una sonrisa-. Pero tendremos una acompañante más.

***

Cuando llego el sábado, Camila, Dinah y Sofia se dirigieron al parque.

Era un día caluroso, así que a Camila no le quedó más remedio que colocarse una camiseta, usar
sus plantillas y colocarse tatuajes falsos.

Eran tatuajes tribales rodeando la extensión de sus dos brazos... Eran tatuajes que ella no se haría
jamás porque no significaban nada en su vida.

Al llegar encontró a Lauren gritándole a una chica recostada sobre el césped. De nuevo, ya no
llevaba chaqueta.

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Lauren: ¡LEVANTATE, TAYLOR! ¡NO QUIERO QUE PIENSE QUE SOY HERMANA DE UNA LOCA!

La chica sobre el césped, que Camila adivino era Taylor, la ignoro.

Lauren: Mierda, Taylor... ¡Vamos! ¡Levanta tu perezoso culo de allí!

Taylor: Estoy conectándome con mi yo interior, Lolo.

Las expresiones de Lauren se volvieron tan frías como un tempano de hielo.

Lauren: No me llames Lolo -Advirtió-. Solo el tío Leví me llamaba Lolo, y el esta estúpidamente
muerto.

Taylor: Ya lo se. También se que tienes un feo tatuaje en la espalda en su honor. Te conozco,
hermanita idiota. Ahora apártate... Mi yo interno no se conectara conmigo si hay energía negativa
cerca.

Lauren: Estas loca.

Taylor: Gracias por eso...

Camila rió débilmente.

Al parecer todos los Jauregui eran iguales.

Caminó lentamente hacía Lauren, procurando no hacer ruido. Por supuesto, como era muy torpe
no lo logro y terminó por pisar una rama.

La tatuadora notó el sobresalto de Lauren. También la sonrisa en su rostro.

... Y la forma en la que no se dio vuelta y simuló no haber escuchado nada.

Rodeó la cintura de su novia con sus brazos y beso su cuello ligeramente. Lauren sonrió
dulcemente, se dio vuelta y la rodeó con sus brazos.

Lauren: Te escuche -Le dijo antes de separarse de aquel abrazo y unir sus manos. Camila pensó
que la pintora no había querido disimular. La pintora había querido su abrazo-. Eres muy mala para
las sorpresas, Camz.

Camila: Lo se -Afirmó con una sonrisa-. Pero soy una increíble novia. Admítelo.

Lauren: Si por buena te refieres a que tienes un lindo culo, entonces lo admitiré todas las veces
que quieras.

Camila: ¡Lauren!

Dinah: Así que aquí estas, perra barata -Allí estaba su hermana interrumpiendo el momento,
tratando a Lauren con todo el amor que tenía para darle.

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Camila: ¡Dinah! ¡Sofi está acá!

Era cierto. Sofi estaba sonriendo al lado de Dinah, mirando a la novia de su hermana con
curiosidad.

Dinah: Estas bien, lo siento... Lauren amada y querida ¿Cómo ha estado tu día? ¿Ya hiciste tus
oraciones?

Cuándo tu hermana adoptiva es Ally Brooke imitarla se te hace fácil.

Lauren se hecho a reír como loca casi de inmediato.

Lauren: Eres una idiota, Dinah -Y en cuanto sus risas pararon recordó que Sofi estaba allí-. Hola. Mi
nombre es Lauren. No se si sabes que a tu hermana le gustan las chicas, pero soy su novia y si te
parece raro, yo...

Realmente parecía preocupada por agradarle. Realmente parecía querer dar una buena impresión.

Sofia: Tienes unos ojos muy bonitos -Halagó. Camila tomo la mano de su novia y sonrió ante el
comentario-. Y tu eres muy bonita también.

La pintora sonrió

Lauren: ¿Lo viste, Camz? Tu hermana conoce mis encantos...

Camila: Por Dios, Lauren, cállate...

Taylor: Tu novia me cae bien -Dijo desde el suelo, donde estaba tomando profundas respiraciones-
. Yo también quiero que te calles.

Sofia: ¿No vas a hacerla llorar, cierto? -Interrumpió, y sus ojos habían perdido algo de brillo- ¿No
vas a besar a nadie más?

Este comentario hizo a Lauren fruncir el entrecejo, y a Camila recordar lo sucedido tiempo atrás
con una chica de la cual había creído estar enamorada.

Lauren: Por supuesto que no -Se negó de inmediato-. ¿Por qué lo preguntas?

Sofia: Cuándo mi hermana estaba con Ariana sonreía mucho. Ella era muy linda y siempre le decía
a mi hermana que la quería. Kaki también la quería... Pero un día Kaki la vio besando a otra chica y
lloró durante toda la tarde. Ariana le dijo que el que fueran novias no quería decir que no podían
estar con otras personas, pero mi hermana no pensaba lo mismo...

Dinah: Sofi, no deberías hablar de esto -La interrumpió. La chica podía estar algo loca, pero no le
gustaba que su hermana recordara sus sufrimientos.

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Sofia: Lo siento -Se disculpó.

Camila: Esta bien, Sofi -La tranquilizo con una sonrisa-. Solo no hables de Ariana ¿Bien?... Ella es
pasado. Ahora Lauren es mi novia y la quiero mucho más de lo que quise a esa estúpida.

Taylor: ¡Eso! ¡Justo eso! ¡¿Lo ves, Lauren?! Ella lo deja correr todo. Ella lanza sus problemas
pasados al río para que se los lleve la corriente... ¡Deberías hacer lo mismo! ¡Deberías olvidar a la
abuela, a Chris, a...!

Lauren: ¡Cállate! -Exclamó con enojo-. ¡¿Acaso estás loca, Taylor?! ¡¿Estas drogada o algo así?!

Taylor: Solo un poco -Afirmo.

Lauren: ¡Taylor! ¡Te dije que...!

Taylor: Lauren, calla. Mi yo interior está intentando decirme algo.

Bien, Lauren tal vez no era la más loca de las hermanas Jauregui.

Lauren: ¿Quieren que nos sentemos a la orilla del lago? -Pregunto luego de unos minutos-. Mi
artista favorito siempre hacía eso de pequeño.

Camila: ¿Quién es ese? ¿Da Vinci? -Pregunto extrañada. En realidad no sabía que su novia tuviese
un escritor favorito.

Lauren: No me refiero a Da Vici –Se negó de inmediato mientras reía-. El era un artista increíble,
pero no es mi favorito.

Camila: ¿Entonces quién?

Lauren: Yo misma, por supuesto.

***

Sofi, Dinah, Lauren y Camila estaban allí, sentadas a las orillas del lago. Taylor había preferido
quedarse recostada sobre el pasto, intentando contactarse con su yo interior.

Camila había envuelto sus brazos falsamente tatuados en el torso de su hermana y hablaban algo
alejadas de las otras dos sobre cosas estúpidas que solo ellas podían comprender.

Lauren charlaba con Dinah, y su conversación siempre las guiaba hacía Camila.

Lauren: ¿Qué sucedió exactamente con Ariana? -La curiosidad la estaba matando.

Dinah: Se comportó como una idiota, eso es todo... Mila no quería hacer el amor con ella, así que
buscó a alguien más. Mila las encontró haciéndolo en el auto de Ariana y comenzaron a pelear...
Ella pensaba que estaban en una relación exclusiva, pero Ariana no. Supongo que es por eso que

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las parejas deben comunicarse... Al final hablaron y quedaron como amigas... Mila es que las que
perdona incluso a quienes no se lo merecen.

Lauren: ¿Y ella... realmente la amaba?

Dinah: No -Se negó de inmediato con una sonrisa-. La quería, pero no creo que la amara... Su
relación era demasiado perfecta antes de lo sucedido como para ser amor.

Lauren: ¿Qué quieres decir con eso?

Dinah: Que el amor no es fácil... El amor te hace sufrir, Lauren.

Y la pintora lo entendía.

Miro a Camila y pensó en las cosas que sucedieron entre ellas para que estuvieran allí, juntas,
disfrutando de un bonito sábado por la tarde en el parque, sentadas en las orillas de un lago.

Pensó en como comenzó a enamorarse de sus gestos y palabras. En cómo le gustaba sonrojarla. En
como le dijo que se había enamorado y salió corriendo. En como termino entregándose a Parker
para protegerla. En como lo suyo no había sido fácil.

Sonrió.

Lauren: Jamás la había visto con tatuajes falsos -Murmuro luego de unos minutos mientras
observaba detalladamente sus brazos.

Dinah: Se le ven increíbles ¿No lo crees?

Lauren: Sí -Afirmo-, pero no me gustan...

Dinah: ¡¿No?! ¡¿Por qué?! ¡¿Acaso estas enferma, perra barata?!

Lauren: No me entiendes... Se le ven increíbles, pero esa no es ella... No quiero que tenga que
ocultarse bajo sueteres y tatuajes falsos. Quiero que se muestre al mundo tal y como es, y que la
gente vea los increíbles tatuajes que hace y no detalle sus brazos.

Dinah suspiro.

Lauren: Además... Soy perra, pero no de las baratas -Contraataco.

La chica alta rió ante esto.

Dinah: ¿Por qué has dejado de usar chaquetas, Lauren? -Pregunto luego de unos minutos.

Lauren: Quiero mostrarle que no importa lo que tengas en tus brazos-Confesó mientras señalaba
su venda-. No importa cuántas heridas o cuantos espacios vacíos tengan. Quiero demostrarle que
se puede vivir con un par de miradas extrañas.

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Y sí, lo que había contado a Camila sobre sufrir públicamente por el mundo era solo una mentira.

Incluso los motivos de su herida eran mentira.

Ella no habría su herida para sufrir por el mundo... Ella abría su herida porque había perdido
muchas personas y había evitado hablar sobre esto, así que simplemente tenía que sacar el dolor
de alguna forma.

Dinah: ¿Estás cambiando... por ella?

Lauren: No -Se negó de inmediato-. Simplemente estoy haciendo las cosas bien.

Silencio.

Dinah: ¿La amas, Lauren?

No era algo que la pintora se hubiese preguntado antes.

Miro a su novia de inmediato, como si su silueta fuera a darle la respuesta.

La vio abrazar a Sofi fuertemente, y recordó las veces en las que ella la había abrazado de la misma
forma. La vio sonreír y pensó que el corazón saldría corriendo de su pecho como los ciervos que
Howe había visto huir en el bosque antes de que su madre le sirviera la cena. Escucho su carcajada
a la distancia, y juro que si pudiera guardar ese sonido en una caja por toda la eternidad sería su
mayor tesoro.

Recordó cada palabra. Cada beso. Cada gesto. Incluso recordó cada pelea y reconciliación.

Pensó que si los sentimientos fuesen estrellas los que ella sentía por la tatuadora formarían una
infinita cantidad de constelaciones.

Fue cuándo la tatuadora volteo la mirada.

Sus ojos oscuros se posaron en los de ella, y el tiempo, en alguna realidad alterna, realmente se
detuvo... Y Camila le regalo la más hermosa de todas las sonrisas que había visto en toda su vida.

Lauren: Lo hago -Afirmo luego de unos momentos, y cualquiera que hubiese conocido a Lauren
antes de que Camila apareciera en su vida se habría sorprendido-. Realmente lo hago.

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Capítulo 19

Al cuarto mes ellas compartieron historias.

Era un día domingo y realmente no tenían nada que hacer más que besarse sobre el sucio sofá de
Lauren, lo cual no se ve como una mala idea hasta que digo que sus labios terminaron
adormeciéndose y se vieron obligadas a tomar un respiro.

Lauren: Cuéntame de ellos -Pidió aun recostada sobre el sofá y colocando el cuerpo de Camila
sobre el suyo, la cabeza de la menor sobre su pecho.

Camila: ¿A qué te refieres? -Se sentía bastante confundida.

Lauren: A tus padres, Camz... Los de verdad.

Camila: Milika y Gordon son mis padres de verdad.

Lauren: No es cierto -Se negó de inmediato-. Ni siquiera los llamas mamá y papá... Los quieres,
Camz, pero aun no has olvidado a los padres que tenías antes.

Camila suspiro y dejo resbalar una lágrima por su mejilla, pues Lauren tenía razón.

Camila: Se llamaban Sinuhe y Alejandro Cabello -Comenzó a relatar-. Eran aun muy jóvenes
cuándo me tuvieron... Fui un error, en realidad. Ellos siempre me lo decían... Mamá fumaba porros
todo el tiempo y papá llevaba drogas a través de las fronteras... Nací en cuba, por cierto. Ellos
estaban en un viaje de "negocios" cuándo las contracciones de mamá empezaron. Luego volvieron
a México... A veces dormía en los basureros de México. A veces dormía en los basureros de este
país. A veces ni siquiera dormía.

La tatuadora sentía las lágrimas en sus mejillas, pero aun así seguía hablando.

Hablar es necesario de vez en cuando.

Camila: Solo me mantenían a su lado porque los ayudaba a conseguir dinero... Me alimentaban
con sobras, y yo estaba tan delgada en ese momento, Lauren... Me insultaban, me golpeaban y me
escupían... Jamás me enviaron a la escuela.

Lauren: Camz, no tienes que hablar si no quieres -La detuvo claramente preocupada.

Camila: Quiero -Acepto mientras se sorbía la nariz-. No quiero ocultarte nada... Confío en ti,
Lauren.

Silencio.

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Camila: Cuándo Sofi nació comenzaron a tratarla igual de mal. Ella no lo recuerda, por suerte... Un
día unos hombres armados interceptaron el camión en el que papá nos llevaba junto con su droga.
Yo iba atrás junto a Sofi y la droga. Ellos odiaban sus gritos y lloriqueos... Mataron a mamá y papá
ese día. Sofi y yo tuvimos suerte por estar atrás... Lo policía llego poco después y nos encontró.
Nos llevaron al orfanato de inmediato, y allí aprendí a leer y escribir... Era extraño porque yo tenía
ocho y le pedía ayuda a los niños de cinco... Luego de unos días conocí a Milika. Ella limpiaba los
baños... Dijo que en cuanto me vio supo que tenía que adoptarme. Le pedí que adoptara a Sofi
también, y ella solo se rió y me dijo que lo habría hecho aunque yo no se lo hubiera pedido.

Lauren: Ella... Milika debe de ser increíble -Murmuro mientras le secaba las lágrimas y la abrazaba
como si no fuese a soltarla jamás.

Como si nada fuese a suceder cuatro meses después.

Camila: Lo es -Afirmó-. Milika y Gordon se ocuparon de Ally cuándo sus padres murieron en un
accidente de tránsito y Normani solía pedir dinero en las calles mientras cantaba alguna canción...

Su corazón es tan grande, Lauren. Podría haber dejado que otros se ocuparan. Podría...

Pero Lauren la calló con un beso.

Lauren: No lo hizo ¿Bien?... No te dejó allí... No las dejo allí... No pienses en una vida distinta. No
pienses en como seria todo si no estuvieses acá, porque eso me obligaría a pensar en cómo sería
mi propia vida si tu no estuvieses acá -Murmuró-. ¿Qué es vivir sin ti, Camila? -Y mientras decía
esto su voz se quebró como una copa de cristal al golpear contra el suelo.

La tatuadora sintió que su corazón se encogía en su pecho y la abrazo torpemente aun en la


posición en la que se encontraban. Beso su hombro y luego sus labios, y el corazón de cada una
palpitó tan rápidamente que podrían haberse salido de su lugar.

Camila: Lauren, tu...

Lauren: Estoy sola, Camz... Veo a mis padres muy poco, mi hermana se pierde en su mundo, la
única amiga que tengo es Dinah y sin ti no la habría conocido...

Camila: Te tienes a ti misma, Lauren.

La pintora suspiro.

Lauren: A veces necesitas a alguien más que a ti misma, Camz.

***

Digamos que el resto del día fue tranquilo.

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Lauren y Camila vieron una película de la cual la pintora se burló todo el tiempo por ser demasiado
predecible, luego fueron a una librería e intentaron buscar un nuevo libro para leer, pues después
de diecisiete obras Howe se había cansado de escribir tantas locuras.

Camila encontró un par bastante atrayente. Lauren dijo que todos los libros eran vacíos y solo se
llevó un manual para construir casitas del árbol... Lo cual es extraño, pues Lauren no tenía un
jardín ni se veía interesada en dedicarse a la construcción de casitas del árbol.

Fue así como terminaron de nuevo en el departamento de la pintora, sentadas una al lado de la
otra en el sofá, cada una con una cajita de jugo entre manos, el televisor encendido en un
programa sobre genética que no comprendían ni un poco.

Camila: ¿Cómo eras, Lauren?

La pintora la miró extrañada.

Lauren: ¿Hablas de la época de sexo descontrolado?... Pues era una perra, pero ya lo sab...

Camila: No hablo de eso, Lauren -Se negó de inmediato contra su cuello-. Hablo de tu infancia.

La pintora reflexiono un poco antes de hablar.

Lauren: Pues... Yo era una niña adorable.

Silencio.

Camila: ¿Eso es todo?

Lauren: Una vez robe en una tienda de Disney -Agregó con una sonrisa y un brillo melancólico en
los ojos-. Jugaba con muñecas. Reía por cualquier cosa. Veía las caricaturas hasta tarde... Y mi ropa
era muy colorida. Ya sabes, era como si un unicornio me hubiese vomitado encima... Comencé a
vestir de negro luego de besar a Alexa... Yo usaba colores brillantes no porque lo hubiese decidido,
sino porque mi madre me vistió así desde el principio y termine por que acostumbrarme... Cuándo
bese a Alexa y supe que me tenía a mi misma me di cuenta de que realmente odiaba esos colores,
así que uso negro la mayoría del tiempo y dejo los colores para ocasiones especiales.

Camila: La fiesta de Alexa... -Recordó. No podría olvidarse del vestido azul tan fácilmente... No
después de que Lauren se lo hubiese quitado justo frente a sus ojos.

Lauren: Exacto -Asintió con una sonrisa-... No quiero volver a ser una niña de nuevo. No quiero
depender de nadie ni pensar en nubecitas de colores, pero... A veces quiero escapar del mundo,
reír por cualquier tontería y despreocuparme. A veces quiero ser una niña grande.

Camila: ¿Es por eso que aun bebes jugo en estas cajitas?

Lauren rió ante su observación.

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Lauren: ¡No! -Se negó de inmediato-. En realidad las uso porque son más cómodas de llevar y
luego no tengo que lavar nada... -Aclaró- Lo que quiero decir es que bebo cuándo quiero, fumo
cuando quiero, lloro cuando quiero, me rió cuando quiero. Soy libre, Camz, así como los niños son
libres dentro de sus cabezas.

Camila: Eso quiere decir que me besaras cuándo quieras...

Lauren: Créeme, en mi cabeza incluso te he desnudado.

Camila: ¡Lauren!

Lauren: Esta bien, si vas a reaccionar de esa forma entonces te reemplazare por Lana o...

Camila de inmediato abrió ampliamente los ojos y dejo la cajita de jugo a medio terminar a un
lado. Se levantó del sofá y empujo a Lauren fuertemente, de modo que quedara recostada sobre
el sofá, y de inmediato se colocó sobre ella y comenzó a besarla como si el mundo fuera a
acabarse.

De inmediato sintió una de las manos de Lauren envolver su cuello, acercando de esta forma sus
labios, su otra mano descendiendo lentamente hasta sujetar uno de sus glúteos con tanta fuerza
que sus uñas podrían haber atravesado la tela de sus pantalones.

Camila dejo escapar un leve gemido entre el beso y clavo sus uñas en la piel del cuello de Lauren,
la pintora gruñendo ante el acto.

Despacio hizo descender sus manos hasta los pechos de la pintora y los sujeto fuertemente sobre
la camiseta, alejándose de sus labios para comenzar a marcar su cuello.

Lauren: Soy yo quien suele hacer esto -Jadeo mientras hacía referencia a las pasadas sesiones de
besos sobre el sofá. En sus glúteos, las manos de Lauren se aferraron con aun más fuerza.

Camila: Cállate -Gruño contra su cuello, sintiendo el espacio entre sus piernas humedecerse al
escuchar los leves gemidos de su novia.

Lauren: Bien -Aceptó-. Solo... no pares. Por favor.

Camila simplemente ataco con más fiereza su cuello, tomando el momento adecuado para
introducir sus manos bajo la camiseta de Lauren hasta llegar a su brasier de encaje. Lauren se
retorció bajo el contacto, y Camila sintió una inmensa excitación al saber lo que encontraría al
remover esa estúpida prenda.

Se aferró a sus pechos con fuerza, sonriendo contra el cuello de Lauren al escuchar el sonoro
gemido que la pintora dejo salir de sus labios.

Fue cuando sintió una de las manos de su novia comenzar a introducirse bajo el pantalón en busca
de su trasero.

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Con más dificultad de la que esperaba se alejó de ella.

Lauren: Camila... -La llamó aun jadeante y aturdida por lo sucedido-. ¿Por qué... no sigues?

Camila: ¿Acaso creías que íbamos a tener sexo sobre el sofá? -Lauren no dijo nada-. !Me pediste
ser tu novia en un auto, Lauren! ¡Para nuestra primera vez espero el menos un ramo de rosas!

Lauren: Camz -Murmuró mientras intentaba acercarse a ella-. No tenemos que llegar a "eso" si no
quieres, pero... Sigamos. Por favor.

Camila: No -Se negó antes de tomar su cajita de jugo y beber lo poco que quedaba-. Esto solo lo
hice para que entiendas que no puedes fantasear con otra chica que no sea yo ¿Bien?... La
próxima vez que insinúes algo parecido te ira mucho peor, Jauregui.

Lauren la miro al instante.

Lauren: Está bien -Aceptó-, pero por favor...

Camila: Ya te dije que no...

Lauren: Camz... Por favor... No existe nada peor en el mundo que el hecho de que dejaras de
besarme.

Camila: Claro que si... Mi primer beso fue con Austin... El quería saber si era gay y yo quería saber
si era lesbiana -Comenzó a contar-. Ambos odiamos el beso. Creo que su lengua entro en mi
nariz... Es odioso pensar que tu primer beso fue con un chico que ahora usa vestidos rosas.

Lauren no parecía para nada interesada con su historia.

Lauren: Camz -Suplicó.

Camila: ¡Si estas tan caliente ve al baño y...! -Camila coloco dos de sus dedos frente a su rostro-.
¡Ya sabes! ¡Encárgate!

Lauren: Lo haré -Terminó cediendo-. Pero me llevare un par de tus dibujos y la pintura que hice de
ti desnuda.

***

Algunos minutos después la tatuadora escucho la puerta del baño al cerrarse.

Ella estaba intentando limpiar un poco el desorden de Lauren... Digamos que la televisión se le
había hecho aburrida y leer su libro favorito era difícil cuándo los gemidos de su novia hacían eco
en las paredes.

Lauren: Si encuentras alguna de mis bragas puedes llevártela...

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Lauren hacía tan poco ruido al caminar que de no haber escuchado la puerta cerrarse se habría
asustado con el simple hecho de escuchar su voz de forma tan repentina.

Camila: ¿Qué tal te fue? -Cuándo la miro, Lauren estaba sonriendo.

Lauren: Increíble -Contestó-. Incluso grite tu nombre ¿No lo escuchaste?

Camila asintió, y en su cabeza admitió que escuchar un orgasmo con su nombre era algo excitante.

Lauren: Por supuesto, sería mejor si lo hicieras tu... -Ahora se había sentado en el sofá con el
antebrazo apoyado en el respaldo de este, su cabeza sobre su mano.

Camila movió el desorden con desesperación.

Camila: ¡¿Dónde están esas putas bragas, Lauren?!

Si Lauren tenía un montón de sus dibujos y una pintura de ella posando desnuda estaba en todo su
derecho de tener sus bragas ¿O no?

Lauren: A la derecha -Murmuró con una sonrisa-. Son rojas, si quieres saberlo...

Camila: No las veo, Lauren. Espero que no estés mintiendo por... ¡Bingo!

Y como un relámpago tomo las bragas de Lauren entre sus manos y corrió a meterlas en su bolso.

La pintora suspiró.

Lauren: Me gustas -Afirmó con una sonrisa.

Camila: Eres mi novia -Se burló-. Se supone que tengo que gustarte. Así funciona esto.

Lauren: Me gusta cuándo sonríes, y cuándo haces bromas malas. Me gustan tus brazos no
tatuados y el color de tu piel. Me gustan tus labios, tus ojos, tu nariz, tu cabello... Me gusta la
forma en la que te concentras al hacer un tatuaje, y como te frustras cuándo cometes un error.
Me gusta cuándo me besas y cuándo me tocas. Me gusta tu olor y la forma en que caminas... Me
gusta que me dejes marcas en el cuello y que me beses hasta dejarme increíblemente caliente solo
para demostrar cuan posesiva eres... Me gusta que me aceptes tal y como soy. Me gusta que
aceptes está herida en mi muñeca, mi falta de pudor y mis comentarios idiotas. Me gusta que me
tengas paciencia. Me gusta cuándo te enojas, te sonrojas y cuándo lloras porque un libro te ha
destrozado. Me gusta que salgamos a comer sushi. Me gusta que me llames Lern Jergi y que hayas
leído los libros de Howe a pesar de no entender una mierda. Me gusta tu desnudez y la forma en
la que te preocupas por tu familia. Me gustan tus manos, tus pies, tus codos, tus rodillas. También
me gusta ese lunar en tu cabeza... Me gusta que puedas pasar de parecer inocente a ser más sexy
que cualquier chica que haya conocido... Me gusta que no me preguntes por quienes han estado
conmigo antes. Me gusta que hagas como si esa perra del pasado no existiera... Me encanta cada
pequeña cosa de ti, Camila Cabello, y si tuviera que elegir entre tenerme y tenerte, mil veces te
elegiría a ti, pues teniéndote a ti me tengo a mi...

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Camila dejo una pequeña lágrima correr por su mejilla y una enorme sonrisa apoderarse de su
rostro.

Caminó hasta Lauren y se abrazó a su cuello, depositando un dulce beso en su mejilla en cuánto
pudo, acariciando su cuello con su nariz y aspirando un olor que dejaría de percibir cuatro meses
después.

Lauren: Te amo, Camz.

Y no sonaba como una obligación.

Aquel "Te amo" sonaba como las palabras de una loca pintora sin pudor que tiempo atrás había
sido una perra y que ahora había encontrado a alguien que realmente valía la pena.

Alguien por quien lo habría dado todo.

Camila: Yo también te amo -Contestó.

Y su "Te amo" también era sincero.

Era el "Te amo" que provenía de los labios de una tatuadora sin tatuajes que solo había estado
marcada por un pasado triste y un secreto que ocultar, y que poco a poco había comenzado a
tatuar en su corazón algo más permanente que un tatuaje: El amor.

Y se besaron como si fuera la última vez, y nadie habría creído que aquello pronto tendría su final.

***

Al cuarto mes se dijeron "Te amo" por primera vez.

Al cuarto mes faltaba solo la mitad..

=================

Capítulo 20

Al quinto mes alguien más murió.

Se acercaba la navidad y las típicas compras comenzaron. La tienda de tatuajes ahora estaba
decorada con un montón de luces, copos de nieve falsos y un pequeño árbol con calaveras
colgando y una máquina de tatuajes donde debería haber estado la estrella.

Ese día Camila tatuó una hermosa rosa en el pecho de una sobreviviente del cáncer, y luego fue a
hablar con Troy debido a la escasez de trabajo.

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Troy: ¿Ally te ha enviado de nuevo a vigilarme?

Digamos que Ally, ahora con ocho meses de embarazo, se había vuelto algo... posesiva.

Camila: No... Pero deberías tener cuidado con Vero. Recibió la orden de patearte ya-sabes-que si
levantas la mirada de este mostrador.

El chico alto rió.

Troy: Es una niña -Contó con felicidad.

Camila: ¿En serio? -Se sorprendió-. Pensé que Ally no quería saber cuál era el sexo del bebe.

Troy: Pues ayer se lo pidió al doctor... Y al llegar a casa comenzó a golpearme porque permití que
el doctor lo dijera.

Camila: ¿Sus cambios de humor nuevamente?

Troy: Así parece -Afirmó con una sonrisa-... ¿Sabes cómo tengo la espalda? ¡Jamás pensé que un
estúpido zapato pudiera hacerme tanto daño!

Camila rió sonoramente ante esto.

Camila: ¿Ya saben cuál será su nombre?

Troy: No tenemos ni la más mínima idea, pero...

Camila: ¿Pero?

Troy: Nada, es solo que Ally cree que tiene el nombre perfecto para ella y...

Camila: ¿Cuál? -Preguntó con emoción.

Troy: Yolandah... No me preguntes de donde lo saco porque no tengo la menor idea, pero ella
quiere llamarla de esta forma y... El punto es que tengo miedo de sus cambios de humor. Tal vez le
coloque ese nombre y termine llorando solo porque realmente quería llamarla Daniela.

Camila: Te recuerdo que estás hablando de mi hermana -Advirtió burlonamente.

Troy: No lo digo porque no la ame o me esté cansando de ella, Mila... Es solo que tengo la novia
más extraña del mundo.

Camila rió ante su observación.

Camila: ¿Estas llamando a Ally extraña? -Reía tanto que parecía estar a punto de llorar- ¿Acaso no
conoces a Lauren?

***

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La pintora no apareció a la hora de siempre, pero Camila no le dio importancia. Tenía días sin
aparecer a esa hora porque estaba terminando el cuadro de un modelo con cicatrices, y además...
digamos que Lauren no era una gran fan de la época navideña y todo lo que tuviese que ver con
ella.

A las dos Troy llevo a una chica a su puesto de trabajo. Se presentó ante ella como Stephanie.

Tenía ojos azules, una piel bronceada y el cabello castaño y ondulado. Camila pensó que era
bonita.

Que lo fuera no significaba el comienzo de un triángulo amoroso que destrozaría la relación poco
después. Camila solo estaba admitiendo que lo era.

Stephanie le dijo que quería un tatuaje en su muñeca con el nombre de su abuelo. Le contó sobre
su vida como pescador y de las razones por las cuales lo consideraba su mayor inspiración.

Camila escuchó atentamente, dedicándole gentiles sonrisas de vez en cuando. Ella también le
sonreía.

La tatuadora estaba terminando de colocarse sus guantes de latex negros cuando Troy apareció.

Troy: Lauren esta acá -Informo, y casi parecía... preocupado.

Camila: Hazla pasar.

Troy: No quiere... Ella...

Camila lo miró rápidamente, ahora claramente preocupada.

Camila: ¡¿Qué demonios sucede con ella, Troy?!

Troy: Camila, no quiero que te asustes o...

Stephanie interrumpió la conversación.

Stephanie: Lamento incomodar, pero veré a mi abuelo dentro de poco y quisiera... quisiera que el
viera el tatuaje... Hoy cumple ochenta años -No parecía molesta o irritada. Solo parecía un dulce
niño suplicando por algo.

Camila: Bien -Aceptó mientras la miraba-. Supongo que Lauren puede esperar...

Troy: Camila... ella está llorando.

Un nudo se hizo en su garganta, el corazón se le estrujó y dejó de respirar unos instantes.

Miró a Stephanie y luego a Troy. También miró la máquina de tatuajes.

... Y decidió que iba a hacer lo correcto aunque se sintiera como una mierda después de eso.

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Camila: Pregúntale si puede esperarme durante cuarenta y cinco minutos.

Troy: Camila...

Camila: ¡Ve!

Y Troy se marchó, pero no parecía feliz con su decisión.

Stephanie: Puedes ir si es muy grave... Puedo... puedo esperar -Murmuró dulcemente.

Camila: No. Tu abuelo debe ver esto, y Lauren... Ella entenderá -Fue todo lo que dijo.

Stephanie: Debes estar allí para tu hermana -Intentó convencerla.

Camila tomo la máquina de tatuajes y rio bajo.

Camila: Ella no es mi hermana -Negó en voz baja.

Stephanie: ¿Entonces...?

Camila: Es mi novia.

Es extraño como las personas pueden cambiar de un momento a otro.

Es extraño como las personas pueden ser dulces y segundos después convertirse en monstruos.

Camila intento sujetar la muñeca de Stephanie para comenzar con su tatuaje, pero la chica de
inmediato la alejo y la miro con... asco.

Stephanie: No me toques-Dijo con desprecio.

Camila se quedó callada.

Sabía lo que venía a continuación...

Stephanie: ¡¿Cómo dejan a personas como tú trabajar en un lugar como este?! ¡¿Cómo dejan a
personas como tú respirar?

Camila se mordió la lengua y sujeto los bordes de su silla con fuerzas.

"Respira, Camila, respira"

Simon siempre decía que debían respetar a sus clientes sin importar como fuese, pero no gritarle a
Stephanie en esos instantes se le estaba haciendo difícil.

Stephanie: ¡Quiero hablar con el encargado ahora!

Y sin más la chica salió de allí en busca de Troy, quien la llevo con tranquilidad hacía la oficina de
Simon.

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Fue cuándo recordó a Lauren y casi agradeció al cielo por haber tenido una clienta de esa clase.

Corrió hasta la sala de espera, donde la encontró con las piernas sobre el sofá y la cabeza
escondida entre sus rodillas. Su cuerpo se sacudía con débiles espasmos y sus suaves sollozos
hicieron que su corazón se retorciera de forma dolorosa en su pecho.

De inmediato supo que había sido una estúpida al pedirle esperar.

Corrió hasta ella y la abrazó fuertemente, permitiendo a la pintora recostar su cabeza en su


hombro.

No dijeron nada durante varios minutos, y solo se escucharon sollozos.

Camila ni siquiera abrió la boca al ver una venda en cada una de sus muñecas en vez de solo una
en la muñeca izquierda, ni lo hizo al notar aquel vestido rojo sobre su cuerpo. Tampoco le
preguntó por qué traía zapatos a juego.

Lauren estaba llorando y preguntar esas cosas habría sido estúpido.

Cuándo finalmente la pintora pareció tranquilizarse un poco, la garganta de Camila le permitió


decir unas cuantas cosas.

Camila: Lamento haberte hecho esperar.

Lauren: No lo lamentes...

Camila: Deberías ser la primera siempre, Lauren.

Lauren: El amor no es sobre ser o no la primera, Camz -Reflexionó entre sus brazos-. El amor es
llegar... Tu has llegado a mi,y no me importa el cuándo.

Camila: Pero yo... fui una idiota.

Lauren: Tal vez aun lo eres -Decidió-. Estas tan ocupada pidiendo perdón por algo que no me
afectó que no te has detenido siquiera a preguntar por qué estoy llorando.

Se habría lanzado del piso más alto de un edificio de haber podido.

Le seco las lágrimas con los pulgares y la abrazo con fuerza, intentando evitar que sus lágrimas
resbalaran.

¿Por qué no podría ser la chica que Lauren Jauregui se merecía?

Camila: ¿Qué sucedió, Lauren?

Y no lo preguntaba para merecer a Lauren Jauregui. Lo preguntaba porque ella realmente le


preocupaba.

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Lauren: Murió -Sollozo entre sus brazos.

Camila: ¿Quién?

Pero, antes de que Lauren pudiese contestarle, Stephanie y Simon salieron de su oficina.

Simon:... y lamento si mis trabajadores le causan desconfianza solo por tener cierta orientación
sexual, pero este es un país libre y puedo contratar a quien sea. Que tenga una bonita tarde.

Y Stephanie estaba salió de allí con un sonoro portazo, buscando de esta forma su bonita tarde.

Simon: No se cómo logras controlarte -Dijo a Camila-. Yo quería arrancar cada cabello de su cabeza
en cuánto empezó a hablar.

Camila: Tengo diez hermanos, Simón. Tener paciencia es mi talento.

El hombre rió y miró a su aprendiz. También miró a la joven llorando entre sus brazos.

Simon: Supongo que debo dejarlas a solas... Tal vez deberían ir a tu sitio de trabajo, Camila. Allí
tendrán más privacidad.

***

Camila estaba arrodillada frente a Lauren, a quien había sentado en su silla de trabajo, y limpiaba
sus lágrimas con sus pulgares.

Lauren: Tenía tanto por vivir, Camz -Susurró-. Tenía tanto y ella solo...

Su voz se quebró.

Camila: ¿De quién hablas, Lauren? -No importaba cuánto limpiara, las lágrimas seguían llenando
las mejillas de su novia.

Lauren: De Alexa -Sollozó-... Ella organizó otra fiesta. Bebieron de más. Tomaron un auto... No se si
alguien vio las luces del camión, o si estaban tan borrachos que se durmieron sobre el volante,
pero todos los que estaban allí murieron... Incluyendo a esa estúpida perra.

Camila rió sutilmente.

Camila: ¿Por qué lloras por ella si era una perra?

Lauren: Porque ella me regalo una de las cosas más importantes en mi vida, Camz... Y no. No hablo
del beso con sabor a Nutella. Hablo de mi misma... Ella me enseñó a ser quien soy. Ella me dio una
de las pocas cosas que realmente me importaría perder.

La tatuadora simplemente hizo silencio y acaricio sus mejillas con sus manos.

Escucharla era lo único que podía hacer en esos momentos.

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Lauren: Se que te estas preguntando si encontré un beso mejor que el que tuve con Alexa -Dijo
mientras la miraba a los ojos. La tatuadora sintió ganas de llorar. Sus ojos se veían tan tristes,
enrojecidos y llenos de lágrimas...

Camila: En realidad, yo no... -Intentó negarse.

Lauren: Si no lo hiciste te lo diré de todas formas, así que no me interrumpas -Le prohibió-. Lo
encontré -Afirmó-. Y no solo encontré un beso con mejor sabor que la Nutella... Encontré varios,
Camz. Y los encontré contigo... Tus besos saben a ti misma, amor. Y no existe mejor sabor que ese.

Y la tatuadora juntó sus labios, pues era lo único que ambas necesitaban.

Lauren: Ahora -Susurró mientras se alejaba un poco de sus labios-...

Necesito un nuevo tatuaje. Debe ser rojo... Ya sabes, es el color que usan las perras.

Camila: Lauren... Tu vestido es rojo.

***

Algunos días después Camila se colocó un vestido negro junto con un abrigo que ocultara sus
brazos no tatuados.

Acompañaría a Lauren al funeral de Alexa no porque la pintora se lo hubiese pedido, sino porque
sentía que ella la necesitaba en un momento como aquel.

Milika: ¿Dónde vas, Camila? -Preguntó sentada sobre el viejo sofá del salón. Había estado
hablando con Ally, quien devoraba su último antojo de Waffles a una velocidad impresionante,
hasta que ella pasó por allí.

Camila: Acompañaré a mi novia al funeral de su... mejor amiga.

Milika: Oh... -Murmuró- Supongo que no es un buen momento para conocerla.

Camila: Tienes razón.

Milika: ¿Cuándo? -No era la primera vez que se lo preguntaba- Has estado saliendo con ella por...

Camila: Cinco meses -Aclaró con una débil sonrisa.

Ally: Dinah dice que está loca -Contó a su madre-... Y que ella esta... herida... de forma literal.

La tatuadora sabía a lo que se refería.

... La venda, que ahora tenía una amiga en la otra muñeca.

Milika: ¿A qué te refieres, Ally? -La chica bajita se quedó callada, arrepentida por haber dicho
aquello-. ¿Camila?

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Camila: Debo irme, Milika.

Adiós.

***

Lauren tenía el mismo vestido rojo de hacía unos días, las vendas en ambas muñecas y los zapatos
que Camila jamás se había imaginado en sus pies.

Camila: ¿Por qué vas de rojo? -Pregunto una vez que la pintora encendió el auto.

Lauren: Uso negro todo el tiempo, Camz -Contestó-. Ya te conté que uso los colores para una
ocasión especial, y supongo que esta lo es... No todos los días es el funeral de Alexa Ferrer ¿O si?

La tatuadora fingió una sonrisa. No le parecía gracioso tratar a la muerte de aquella forma, pero...
¿Qué sabía ella de la muerte si aun no había perdido a alguien importante?

Camila: ¿Por qué te heriste la otra muñeca, Lauren? -Preguntó luego de unos minutos mientras
jugaba con sus manos.

Lauren: Porque el sufrimiento aumenta, Camz.

Camila: ¿El del mundo? -Estaba claro que Camila no conocía las verdaderas razones por las cuales
Lauren cortaba la piel de sus muñecas.

Lauren: Pensé que lo sabías, Camz... -Susurró- No me hiero por el mundo. El mundo esta bien. Son
las personas en el mundo quienes están mal...

Camila: Amor...

Lauren: Soy yo quien esta mal. Es mi sufrimiento el que aumenta.

Camila: Lauren, yo no... lo sabía.

Lauren: Lamento destruir tu cuento de hadas, Camz.

***

El funeral de Alexa fue silencioso, así como cualquier otro funeral.

Camila sujetó fuertemente la mano de su novia todo ese tiempo, y la pintora no derramó ni una
sola lágrima.

La tatuadora comenzó a preguntarse si realmente conocía a Lauren Jauregui.

Cuando llego el turno de que Lauren hablara, Camila soltó su mano y la vio acercarse lentamente
al atril. Todos los presentes miraron extrañados su vestido rojo, pero ella los ignoro y concentró su
mirada en el ataúd de su vieja amiga.

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Clara y Michael también estaban allí, pero la miraban como si fuera una desconocida. Como si no
fuera... Lauren.

Camila miró fijamente a su novia y se encontró con sus ojos verdes.

El unicornio estaba allí, sobre el atril. Algo roto, sí, pero estaba... Y miraba al dragón como si fuese
la cosa más importante en su vida.

Lauren: Alexa Ferrer -Comenzó-. Moriste antes de navidad y no pude entregarte tu regalo, que era
este vestido, por cierto... Eso es tener mala suerte -Prosiguió-... ¿Sabes que es lo negativo de los
funerales?... Lo negativo es que de repente te conviertes en una persona increíble sin importar los
males que hayas hecho. Pero déjame decirte, Alexa Ferrer, que si yo muero quiero ser recordada
con cada uno de mis errores y aciertos, así que te recordaré a ti de la misma forma... Entonces,
déjame decirte que eras una gran perra...

***

Camila: Ese discurso fue... ¡¿Acaso estás loca?! -Preguntó entre risas dentro del auto de su novia
mientras se quitaba el abrigo.

Lauren: Solo un poco -Afirmó.

Camila: No dudo eso -Rió.

Silencio.

Camila: Milika quiere conocerte -Dijo unos minutos después.

Lauren: Tendrá que esperar un poco. Estaré de viaje un par de semanas... Taylor quiere que
vayamos a meditar a las montañas. Cree que morirse de frío es una buena forma de pasar la
navidad... Yo solo voy porque mi padres me amenazaron con quitarme el departamento.

Camila: Entonces... supongo que te extrañaré.

Lauren: Yo te extrañaré también -Afirmó-... Pensare en ti -Alzó una ceja-. Mucho.

Camila: ¡Lauren! ¡Eres una asquerosa! -Exclamó entre risas-. Recuérdame por qué salgo contigo.

Lauren: Porque me amas...

Camila: Esa es una buena razón.

Dentro de tres meses no sería suficiente.

=================

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Capítulo 21

Al sexto mes la hija de Ally y Troy nació.

Lauren había vuelto el día anterior de su viaje a las montañas, pero Camila no había tenido la
oportunidad de verla.

Ese día, sin embargo, habían acordado que Camila acompañaría a Lauren y a su madre a una
revisión médica de rutina. Era domingo, lo cual significaba que era su día libre.

Se vistió con sus típicos pantalones ajustados, un suéter de cuello de tortuga rojo y se colocó un
lazo. No solía usar lazos desde que se había convertido en tatuadora, pero ese día sintió que era
momento de volver a ser ella misma por unos minutos.

Milika: ¿Dónde vas? -Estaba limpiando el salón cuándo Camila pasó a su lado.

Camila: Saldré con Lauren. Su madre tiene una cita con el médico y las acompañaré.

Milika: Eso quiere decir que su madre te conoce pero yo no a Lauren...

Camila: Milika, prometo que la conocerás pronto... -Le estaba prometiendo esto a la mujer desde
hacía ya mucho tiempo.

Silencio.

Milika:... ¿Es verdad lo que dijo, Ally? Ya sabes, lo de las heridas...

Camila: Lo es -No podía mentirle a Milika-, pero sus heridas no la hacen una mala persona. Ella es
la persona más increíble de este mundo... Solo está algo rota.

La mujer suspiró.

Milika: ¿Cuánto es "algo"?

Camila: Milika, no tengo tiempo para esto... -Dijo en cuánto la conversación comenzó a revolverle
el estómago.

Se encaminó a la puerta y solo se giró ligeramente al escuchar la voz de su madre detrás.

Milika: Intenta no romperte tú también ¿Vale?

Camila: Vale.

***

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Lauren la estaba esperando a las afueras de su casa con un cigarrillo en la boca mientras se
recostaba en su auto. Llevaba un vestido azul y zapatos a juego. Dos vendas decoraban sus
muñecas, y el maquillaje que llevaba era sutil y no oscuro e intimidante como el de siempre.

Lauren: ¿Alguna vez dije que tengo la novia más hermosa del mundo? -Fue lo primero que la
pintora dejo salir de sus labios al verla por primera vez en semanas.

Camila: Es posible -Contestó con una tímida sonrisa mientras se acercaba a su novia y dejaba a sus
labios reencontrarse durante unos minutos.

No sabían a los labios que recordaba. Esos labios estaban llenos de humo y un sentimiento que no
pudo detectar.

Lauren: Eres preciosa, Camz -Murmuró mientras le apartaba el pelo de la cara y dejaba un tierno
beso en su nariz. El olor del cigarrillo consumiéndose entre los dedos de la pintora comenzó a
incomodarla, pero no dijo nada. Terminaría adaptándose-... Te extrañé tanto -Y el suspiró que la
chica dejo salir de sus labios le hizo preguntarse si no se habían visto en semanas o años.

Camila: También te extrañé -Aceptó mientras se abrazaba a su cintura y escondía su rostro en su


cuello, buscando el aroma familiar de la pintora.

En tiempos pasados habría encontrado el olor de la pintura mezclándose con su perfume de


vainilla. Ese día también estaba allí, pero ahora con un para nada agradable olor a cigarrillo
juntándose.

Lauren: Te amo -Dijo de repente, y sujeto su barbilla para encontrarse con sus ojos.

Y aunque su olor se había modificado y su ropa era diferente, al encontrarse el marrón con el
verde, el dragón seguía viendo al unicornio que tanto amaba.

Camila: Yo también te amo.

Y se besaron de nuevo.

Habrían podido hacer esto durante miles de eternidades de no ser por Clara, quien había asomado
su cabeza por la ventanilla del auto.

Clara: Se que se están divirtiendo -Les dijo con una cálida sonrisa-, pero el guapo doctor Brown
está esperándome y no quiero hacerlo esperar... Además, estoy segura de que Mike ha hecho un
desastre en casa. Ya saben que no hace nada bien...

Lauren: Esta bien. Subiremos al auto para que puedas seguir teniendo tus fantasías sexuales con
el doctor Brown -Aceptó con una sonrisa antes de tomar la mano de Camila, dirigirla al asiento del
copiloto y ayudarla a subir.

Clara: Jamás dije que tuviera fantasías con el doctor...

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Lauren: Mamá, no tienes de que avergonzarte. Estoy segura de que si mi cumpleaños no hubiese
sido declarado "Día Internacional del Alumbramiento Gay" yo también tendría fantasías con el...

***

Fue unos minutos antes de llegar del hospital cuándo Camila recibió una llamada de Milika.

Milika: ¿Mila? -Parecía alterada, y sus sollozos eran claramente audibles.

Camila: Sí, soy yo. ¿Sucede algo? -El tono de voz de su madre adoptiva comenzaba a alterarla.

Milika: Es Ally... Se ha caído... La ambulancia acaba de llegar -La mujer suspiró y Camila escuchó
sus sollozos aumentar cada vez más-. Tendrán que sacar a la bebe.

Camila: ¿Estarán bien? -Estaba tan preocupada...

Milika: Eso espero -Y lo decía con la voz rota-. Dinah y Normani están cerca. Nosotros llegaremos
en diez minutos.

Camila: Estaré allá -Afirmó antes de colgar.

Cuándo volteo la mirada descubrió que Lauren la estaba mirando con una evidente preocupación
en los ojos.

Lauren: ¿Sucede algo?

Camila: Por favor, conduce rápido.

***

Dinah y Normani ya estaban en la sala de espera cuándo Camila, Lauren y Clara llegaron al lugar.
No estaban haciendo bromas o cantando... Estaban de pie, contra la pared, llorando.

Camila: ¡Mani! ¡Dinah! -Dijo al verlas, y de inmediato corrió a abrazarlas-. ¿Qué sucedió con Ally?
¿Por qué...?

Dinah: Mamá dijo que...

Pero no pudo seguir, pues las lágrimas ahogaron sus palabras.

Y Camila supo que nada es más triste en el mundo que ver a las personas más felices derrumbarse.

De inmediato buscó consuelo en los brazos de Lauren, quien la presiono contra su cuerpo y le
susurró al oído que todo estaría bien.

Normani: Estaba subiendo a desayunar...Luego Milika solo escuchó un golpe. Dice que la llamo
durante unos minutos pero ella nunca respondió -Tragó saliva-. Cuándo la encontró estaba sobre

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un charco de sangre y lloraba tanto que no pudo decirle si le dolía o no... Troy se había ido a
comprar los víveres quince minutos antes...

Camila se permitió dejar escapar una lágrima y se acurrucó más al pecho de su novia, escondiendo
de esta forma su rostro en su cuello con olor a humo.

Lauren: Ella y la bebe estarán bien, Camz -Afirmó.

Camila: ¿Cómo puedes estar tan segura de eso, Lauren?

Lauren: Solo lo estoy...

Silencio. Quería creer en ella.

Normani: ¿Tu eres la Lauren de quien tanto habla? -Preguntó mientras se secaba las lágrimas.

Lauren: Eso supongo -Respondió con una débil sonrisa mientras acariciaba las mejillas de la
tatuadora con sus manos.

Normani: Es un mal momento para conocernos, pero soy Normani.

Lauren: Soy Lauren, y sí, parece ser un mal momento para conocernos... ¿Te parece si lo
intentamos mañana? Prometo comprarte alitas de pollo.

Normani: Trato -Y sonrió entre lágrimas.

Estuvieron así unos minutos más. Lauren abrazaba a Camila. Normani y Dinah intentaban
convencerse de que todo estaría bien. Clara compraba un café...

Lauren: Debo irme -Dijo a su novia con tristeza-. La cita de mi mamá es dentro de cinco minutos...
Tengo que ir para asegurarme de que no se folle al doctor.

Camila: ¡Lauren! -Le reclamó con una leve sonrisa mientras golpeaba su brazo.

Lauren rió débilmente y presionó sus labios contra los de su novia unos momentos. Y es curioso,
porque por un momento Camila creyó que todo estaría bien.

Por un momento la tatuadora sin tatuajes se permitió pensar que la vida era justa.

Camila: Nos veremos más tarde si todo sale bien... Quiero ir a tu departamento y hablar contigo.
Nos nos vemos desde hace semanas.

Lauren: Esta bien -Acepto dulcemente-. Solo escríbeme... Y mucho... Cuándo me llegan los
mensajes se escucha un silbido. Es divertido porque incomoda a la gente.

Camila: Esta bien. Te escribiré -Prometió con un beso-... mucho.

Con una sonrisa la pintora comenzó a alejarse.

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Camila: ¡Espera! -La detuvo-. Se me olvido preguntarte por qué estas usando un vestido y...

Lauren: Este es un día especial... No todos los días tienes que evitar que tu madre intente abusar
sexualmente de su doctor ¿O si?

***

Como Milika había dicho, Ally y ella llegaron al hospital diez minutos después. Troy estaba allí un
poco después. Gordon se había quedado en casa junto a los menores porque había perdido en
"Piedra, Papel o Tijeras" junto a su esposa.

Hubo silencio durante una terrible hora... O tal vez fueron dos.

XX: ¿Familiares de Allyson Brooke Hansen?

Milika y Troy fueron los primeros en ir hacía el.

Milika: Yo soy su madre. El es el irresponsable novio que terminó embarazándola pero que igual
queremos porque hace el mejor estofado del mundo.

Troy: ¿Cómo están?

El médico les sonrió tranquilizadoramente.

XX: Allyson está bien -Afirmó-. También la bebe... Pueden ir a verla en la unidad neonatal... Y
felicidades, papá. Supongo que tiene a alguien más a quien prepararle estofado.

***

La enfermera alzaba a la pequeña bebe entre sus brazos mientras toda la familia la admiraba.

Camila no sabía cómo algo tan pequeño de forma tan veloz se había adueñado de su corazón.

Troy: Graba bien su cara, Mila -Dijo a la tatuadora con los ojos llenos de lágrimas-. Vas a tatuarla
pronto.

Dinah: Tiene tus ojos, Troy -Suspiró.

Normani: Pero es pequeña... Muy pequeña. Tal vez tenga el mismo tamaño que Ally.

Camila: Se llama Yolandah ¿Cierto?... Es decir, ojos azules y baja estatura. Es definitivamente una
Yolandah....

Troy: En realidad... Se llama Brooke.

Camila: Oh, bien, supongo que el nombre de Brooke le queda bien.

Y aunque no compartían la misma sangre, Camila habría dado su vida por ella.

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***

Camila subió al auto de Lauren luego de admirar a la pequeña Brooke e ir a ver a Ally, quien decía
un montón de incoherencias debido a los efectos de la anestesia... Incluso confundió a Troy con un
Waffle...

Irían al departamento de la pintora luego de dejar a Clara en casa. Se supone que las hijas que
desean que su madre no les quite su departamento hacen eso.

Durante la mitad del viaje hubo un silencio incómodo. Un silencio casi... melancólico.

... Un silencio que fue roto por la madre de la pintora.

Clara: ¿No vas a decirle? -Allí estaba la mujer hablando en español y creyendo que Camila no la
entendía.

Lauren: No tiene por qué saberlo...

Clara: Lauren...

Lauren: Calla.

Pero Camila no pudo soportarlo.

Camila: ¿Qué sucede, Lauren?

La pintora la miró con algo de sorpresa y luego le sonrío.

Lauren: Bonito acento, Camz.

Camila: Lauren -Comenzaba a exasperarse.

Lauren: No sucede nada que realmente debas saber ¿Vale?

Y Camila prefirió aceptarlo, pues sabía que insistir no serviría de nada.

... Camila prefirió creer que nada malo sucedía.

Lauren: Ahora me contaras como aprendiste a hablar español y por que no lo sabía... Debo admitir
que me calientas.

Camila: ¡Lauren!

Lauren: ¿Qué? ¿Quieres que mienta?

***

Cuando llegaron al departamento de la pintora esta se sentó sobre el sucio sofá y miró hacia el
vacío. Sus ojos estaban vidriosos.

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La tatuadora se colocó a su lado y la abrazo fuertemente, pues sabía que su novia lo necesitaba...
La conocía tan bien...

Camila: ¿Sucede algo, Lern? -Le preguntó mientras apoyaba su mentón en el hombro de ella y
acariciaba sus brazos, procurando no tocar las vendas en sus muñecas.

Lauren: Necesito que dibujes... -Suspiró, y una lágrima muy pequeña resbalo por su mejilla-. Dibuja
la libélula más hermosa que jamás hayas hecho. Píntala con tantos colores como puedas... Quiero
que sea digna de ser un tatuaje.

La tatuadora sin tatuajes frunció el entrecejo ante esto.

Camila: Amor... ¿Sucede algo?

Lauren negó con la cabeza, y parecía querer convencerse ella también.

Lauren: Solo... Estoy preparándome para algo.

Ese "algo" sucedería un par de meses después.

=================

Capítulo 22

Al séptimo mes ellas hicieron el amor por primera vez.

Todo comenzó como un día normal, pues los grandes momentos no anuncian su llegada con
trompetas. Camila llegó temprano a la tienda de tatuajes, Lauren estuvo allí a la hora indicada, un
par de clientes pasaron por sus manos...

Salieron a las cinco y se dirigieron al restaurante de siempre. No se sentaron en la mesa del centro
ni en aquella que usaban cuando se reunían con Dinah. Se sentaron en una mesa de los
alrededores, esa que está lo suficientemente alejada como para que no seas el centro de atención
y que no permite que te ignoren por completo.

Lauren llevaba una camiseta azul y unos pantalones grises algo holgados. También estaba usando
zapatos deportivos. No había beanie, ni gafas de sol, ni una chaqueta. El color negro se había
marchado. Tampoco había un aire de superioridad en su rostro.

Aun así, el unicornio estaba allí.

Lauren: ¿Sabes que mes es? -Preguntó mientras alzaba las cejas y sonreía levemente mientras
apoyaba su barbilla en sus manos.

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Camila ya no se fijaba en las vendas de sus muñecas... Supongo que había terminado por
aceptarlas.

Camila: ¿Febrero? -Había confusión en su voz.

Lauren: ¿Sabes lo que eso significa?

Camila: ¿Que es... Febrero?

Lauren rió ante esto y negó con su cabeza lentamente.

Lauren: La primera vez que nos vimos era febrero, Camz -Le recordó-. Seguro lo recuerdas... Yo me
veía increíblemente sexy ese día.

La tatuadora lo recordaba, pero no con nitidez. Es extraño, pero a veces olvidamos las cosas
realmente importantes.

Camila: Sigo sin entender por qué no escogiste los tatuajes de Vero y Lucy -Murmuró mientras le
regalaba una hermosa sonrisa.

Lauren: Ya te lo dije hace algún tiempo, amor. Tus tatuajes eran los únicos que tenían lo que yo
estaba buscando.

Camila: Creo que también te he preguntado que estabas buscando.

Lauren elevó una de las comisuras de sus labios y la miró antes de acariciar su mejilla con su mano,
la cual Camila sujetó para dejar un beso en la suave piel de sus nudillos.

Lauren: Buscaba amor -Confesó-... No quería el mejor tatuaje del mundo. Tampoco quería un
tatuador de calaveras y demonios... Necesitaba a alguien cuyas obras transmitieran tanto amor
como el que yo sentía hacía mi abuela. Y se de amor y de arte, Camz... Puede que fuese una perra,
pero el amor que tenía por cada una de mis pinturas era completamente puro. Aun lo es...
Necesitaba una obra pura. Una obra llena de amor y pasión... Tal vez necesitaba una tatuadora
pura también.

Camila habría respondido esto con una bonita frase, pero el oportuno mesero de siempre llegó
con su pedido.

La Lauren con quien había tenido su primera cita le habría ordenado marcharse. Esa Lauren
simplemente le agradeció.

Camila: Te amo -Le dijo mientras veía a la pintora llevarse un rollo de sushi a la boca.

La pintora la miró con sus ojos verdes y sonrió dulcemente ante esto, así como un niño al que
acaban de decirle que no tiene que ir a la escuela al día siguiente.

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Y esa fue la primera vez en el que la pintora no comió el sushi como si fuese lo más increíble del
mundo.

... Lo más increíble del mundo estaba justo frente a ella.

Lauren: ¿A que viene eso?

Camila: A que realmente lo hago -Contestó-... Lauren, en los libros que leo, esos en los que las
oraciones tienen sentido, las personas se enamoran unas de otras y terminan resolviendo sus
problemas. Ya sabes, se salvan en situaciones de extremo peligro, dejan de ser asesinos seriales,
mágicamente su cáncer se cura... A veces me he preguntado si es realmente amor o una deuda...
También me pregunté que sucedía con esas personas que tenían buenas vidas. Me pregunte que
sucedía con las tatuadoras de veinte años con diez hermanos y una vida que no habría cambiado a
pesar de no disponer de todos los lujos...

La tatuadora suspiró y unió sus manos.

Camila: Era feliz antes de que llegaras, Lauren, y lo soy también ahora...

Lauren: ¿Eso quiere decir que no te he dado nada? -Y en sus ojos casi parecía haber tristeza.

Camila: Por supuesto que si, Lauren -Le dijo dulcemente mientras trazaba sus labios con sus
dedos-... Me has dado tantas cosas... Eres quien me abraza en los malos momentos, quien está a
mi lado en los buenos, esa que me besa solo porque quiere y a la que no le importa decirme lo que
piensa. Me has enseñado tus secretos más oscuros, y también me has permitido apreciar tu parte
más dulce. Me ayudaste a mirar la vida desde otro ángulo. Me enseñaste cosas nuevas. Me amas
aunque no sea perfecta... No me salvaste de nada, ni me alejaste del mal camino, y mucho menos
curaste una de mis enfermedades milagrosamente, pero has hecho cosas mejores. Puede que sea
difícil de explicar, pero son esas cosas pequeñas como las cortas miradas que me dedicas las que
realmente valoro. Son esas cosas pequeñas las que realmente importan en las historias... Y son las
que realmente importan porque son reales.

Y fueron las pequeñas lágrimas de felicidad y la hermosa sonrisa en el rostro de la pintora las que
después de aquel discurso importaron.

***

El número 13-D en la puerta del departamento de Lauren Jauregui estaba escrito en el mismo
formato que el de las demás puertas, y Camila no habría podido adivinar nunca lo que había tras
ella.

Lo primero que vio al entrar fue... el mismo departamento desorganizado de siempre.

No le extrañó, pues no esperaba nada más.

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Lauren y ella vieron un programa infantil sentadas en el sofá. Camila se había burlado al principio,
pero luego había comprendió que la pintora no haría caso a lo que la sociedad decía. Ella era un
alma libre.

Para Lauren Jauregui aquel no era un programa infantil... Era solo un programa, así como el jugo
de la cajita era solo jugo.

La pintora estaba recostada en las piernas de la tatuadora, riendo dulcemente por las tonterías
hechas por los personajes. Camila no estaba mirando. Si le hubieses preguntado ni siquiera te
habría dicho el nombre del programa... Ella estaba demasiado concentrada en Lauren y en el
movimiento que sus propias manos hacían al jugar con su cabello y trazar sus mejillas.

Hubo un momento particularmente estúpido en el programa al que la pintora rió tan


adorablemente que el sonido se asemejó a la primera carcajada de un niño.

Camila: Eres una bebe -Murmuró mientras se reía de sus novia y le pellizcaba la nariz suavemente.

Y fue cuando Lauren volteó su cabeza, la miró fijamente y formó en sus labios la más hermosa de
todas las sonrisas existentes en el mundo.

Una sonrisa llena de amor.

Lauren: Soy tuya -Y realmente lo creía.

***

Fue al final de dos episodios de aquel programa cuando la tatuadora vio a Lauren levantarse y
dirigirse a un lugar al que Camila nunca había entrado... Su habitación.

Camila conocía el estudio, el cual era aquel lugar con la enorme cama en la cual había posado
desnuda. También conocía "el depósito", esa enorme habitación dónde Lauren guardaba
instrumentos de trabajo, cuadros viejos y una que otra cosa insignificante... Pero su habitación era
un rincón inexplorado.

Aunque la curiosidad la carcomía, Camila no entró hasta que notó que habían pasado más de
veinte minutos.

Se preguntó si había sucedido algo con su novia, o si ella quería que entrase allí...

Lo primero que notó fue que era la habitación más pequeña del departamento, y que debido a
esto la cama matrimonial de sábanas blancas ocupaba casi todo el lugar. Luego vio la gran
cantidad de dibujos y cuadros en las paredes... Todos tenían su rostro.

Lo tercero que pudo apreciar fue el pequeño ramo de rosas blancas en medio de la cama.

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Se acercó a ellas y las tomó entre sus manos... No eran más de siete rosas, pero aun así eran las
rosas más hermosas del mundo. Y no lo eran porque hubiesen sido cultivadas por el mejor
granjero y hubiesen crecido en la mejor tierra, sino porque había amor en ellas.

Lauren: Me dijiste que querías rosas -Dijo tras su espalda mientras envolvía su cintura con sus
brazos.

Camila: Jamás te he pedido un ramo de...

Lauren: Lo hiciste -Afirmó-. Dijiste que era lo mínimo que esperabas para nuestra primera vez... Te
las di blancas porque el rojo es para perras y no encontré de otro color

Camila: Son bonitas -Admitió mientras tragaba saliva pesadamente.

No era como si no quisiera, pues se sentía increíblemente preparada, pero... ¿Y si a Lauren no le


gustaba?

Lauren: También te di algo más -Agregó mientras dejaba un dulce beso en su cuello-: Mi corazón.

Camila dejó escapar un leve suspiro y dio media vuelta para encontrarse con los ojos de su novia.

Camila: ¿Qué pasa si no... soy buena?... Has estado con otros con más experiencia y...

Lauren: No seras una diosa del sexo la primera vez -Le dijo mientras le recorría los labios con los
dedos-. Tampoco la segunda o la tercera... Pero yo no quiero tener "solo sexo". Yo quiero hacer el
amor contigo, Camz, y eso involucra más cosas que los movimientos de las caderas, gritos,
gemidos, sudor y un par de dedos. Involucra confianza, pasión, amor... Jamás hice el amor con
nadie, Camz.

Camila sonrió nerviosamente.

Camila: Eso quiere decir que soy algo así como tu primera vez ¿Cierto?

Lauren: Cierto -Aceptó-. Incluso me tiemblan las manos -Confesó con una risita nerviosa.

Y fueron estas palabras las que lograron relajarla.

Lauren: Siéntate -Le dijo.

Y Camila lo hizo mientras sus piernas temblaban sin saber exactamente cómo manejar la situación.

Lauren: Te amo, Camz -Le dijo dulcemente antes de depositar un beso increíblemente corto en sus
labios.

Fue cuando la pintora se alejó algunos pasos y comenzó a quitarse la ropa lentamente.

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Camila miraba cada pequeña parte de su desnudez con devoción, como si fuese el ser más
perfecto del mundo, y nadie que hubiese conocido a la pintora tiempo atrás habría creído que está
se sonrojó ante el gesto y que sus manos realmente estaban temblando.

Lauren: Voy a tatuarte -Le notificó una vez que toda su ropa estuvo tirada en el suelo. Los ojos de
la tatuadora intentaron concentrarse en sus ojos-. No hablo de tinta y máquinas. Eres tu quien
sabe de eso... Voy a hacer en ti un tatuaje con algo mucho más permanente que la tinta.

Camila: ¿Qué... cosa? -Tartamudeó.

Lauren: Voy a tatuarte mi amor, Camz, y no habrá manera de que te deshagas de él.

***

Eran las tres de la mañana cuándo Camila llegó a casa. Procuró cerrar la puerta lentamente y
quitarse los zapatos para no hacer ruido. También intentó no tropezarse con los juguetes
esparcidos por toda la sala, pero no tuvo suerte en eso. Lo positivo es que nadie pareció
escucharla.

Milika no la estaba esperando en medio de la oscuridad,y Gordon no la había seguido.

Entró a su habitación dando un gran suspiro, creyendo que nadie había notado su ausencia... Se
equivocaba, por supuesto.

De repente la luz de la habitación se encendió, y quedo completamente cegada por unos


momentos.

Luego, cuando por fin se adaptó, se encontró con los rostros de Ally, Dinah y Normani mirándola
con nada más que seriedad.

Ally: ¿Dónde estuviste?

Si hay algo a lo que debes tenerle miedo es a Ally Brooke enojada.

Camila: ¿Qué haces en esta habitación, Ally? Se supone que duermes con Troy y Brooke...

Ally: ¡No cambies de tema, Camila! ¡¿Qué estabas haciendo?!

Camila: Chicas, puedo explicarlo... Yo...

Normani: ¿Por qué traes ropa que no es tuya?

Luego de que su ropa quedara destrozada a causa de su increíble noche con Lauren no le había
quedado más opción que tomar una de sus camisetas y un short prestados.

Dinah: ¿Eso es... un chupon? -Pregunto mientras la sujetaba contra su cuerpo y revisaba el área de
su cuello.

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Camila intentó cubrirse.

Lo negativo de las camisetas es que no ocultan tu cuello repleto de marcas a tus hermanas.

Normani: No puedo creerlo -Murmuró mientras se cubría la boca-... ¿Lauren y tu...?

Ally: Es obvio, Mani.

Dinah: ¿Estas segura de que fue Lauren? Esto parece el ataque de una fiera salvaje...

Camila: Dinah... me lastimas...

Lo cierto es que la chica había colocado su cabeza en un ángulo extraño y ahora le costaba
respirar.

Camila: ¿Pueden no decirle a Milika? Me matará....

Ally: Tienes veinte años. Eres libre... Puedes acostarte con quien quieras.

Camila: Sí, lo sé, soy legal, pero Milika dijo claramente que mientras vivamos bajo su techo se hace
lo que ella diga...

Normani: Y así fue como Brooke nació... -Murmuró con cierto toque de diversión.

Ally: Brooke no se hizo bajo este techo -Dijo con picardía.

Dinah simplemente se alejó de Camila y se cubrió la boca con las manos.

Dinah: Ve a lavarte esa boca, pecadora.

=================

Capítulo 23

Al octavo mes ella se destruyó.

Lo negativo es que la destrucción si se anuncia, pero no con una tormenta sino con el pasar de los
meses... Y Camila había pasado por alto las señales que su relación con la pintora le había dado.

... Los lentes de sol, el beanie, la chaqueta, las vendas en sus muñecas, el uso de colores, los
zapatos, la posición de la mesa en la cual se sentaban... Pasó por alto tantas cosas.

El día inició cómo lo hacían desde el mes anterior: con Camila entre los brazos de Lauren.

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Milika y Gordon no preguntaban sobre sus constantes ausencias, pues conocían la respuesta. Lo
único que pedían era un mensaje que les confirmase que seguía respirando.

Lauren: Hora de despertar, Hansen -Empezó a murmurar contra su cuello con su ronca voz
mañanera. La tatuadora gruñó y se volteo hasta enterrar su cabeza en la almohada.

No quería despertar. No quería ir a trabajar.

Camila: Cabello -Corrigió de mala gana.

Lauren: Eso no lo dice tu pasaporte -Rió contra la piel de su espalda desnuda antes de dejar un
recorrido de besos por ese lugar.

Camila: Lo se -Se quejó-... ¿Pero puedes intentar olvidarte de mi pasaporte? No me gusta el


nombre Karla Camila Hansen... Es como si te adoptara una anciana de apellido Pene.

Lauren: Hansen no es tan malo cono Pene.

Camila: Es solo para que te des una idea... Estoy segura de que no te gustaría llamarte Lauren Pene
cuándo eres una amante de las vaginas -Rió.

Cuándo se dio la vuelta para encontrarse con los ojos de Lauren descubrió que la pintora la miraba
con cierta diversión.

Lauren: No soy una amante de las vaginas -Se negó de inmediato con una enorme y adorable
sonrisa.

Camila: Pues más te vale serlo. No creo que tener algo adicional allí abajo...

Lauren: Soy amante de una vagina, Camz. La tuya...

Camila: ¡Por Dios, Lauren! -Se alejó asqueada con una carcajada -. No puedo creer que dijeras algo
como eso...

Lauren: Tengo una boca sin filtro, Cabello -Se justificó antes de levantarse, dando a Camila una
vista privilegiada de su espalda desnuda y de su trasero-. Ahora muévete o llegarás tarde.

Camila: Lindos tatuajes -Dijo seductoramente mientras se mordía el labio inferior y su corazón
comenzaba a latir aceleradamente-. Son cinco bonitas libélulas... Deberías presentarme a tu
tatuadora.

Lauren: No me tomes por estúpida, amor... Se que no estas mirando mi espalda.

Tenía razón.

***

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Camila Cabello llegó temprano, saludó a sus compañeros de trabajo, tatuó algunas cosas, se dejó
dibujar por Lauren Jauregui y tatuó un poco más. Fue un día normal... El último de ellos.

Al terminar de comer junto a su novia en el mismo restaurante de siempre le dijo a Milika que
pasaría su noche junto a Lauren, a lo que ella solo respondió con un frío "Bien".

... Pero no fueron directamente al departamento de la pintora.

Ellas volvieron a la tienda.

Lauren: ¿Qué hacemos acá? -Preguntó entre susurros mientras entraban a la tienda y las luces se
encendían.

Camila: No temas. Le pedí permiso a Simon para hacer esto... Es solo que creo que mi pared
necesita un par de ajustes.

Y fue ese noche cuándo el mural en su pared, ese que tenía a Demi, One Direction, Ed Sheeran y a
sus hermanos, adquirió un unicornio y un dragón besándose en el borde de la C.

Eran ellas.

O mejor dicho... lo fueron.

***

Hicieron el amor esa noche.

Lauren gimió contra el cuello de Camila, la tatuadora enterró sus uñas en la pálida espalda de su
novia, los chirridos de la cama despertaron al vecino de la planta inferior, el orgasmo de Camila
rebotó contra las paredes, Lauren presumió de sus habilidades, lo roles se invirtieron... Fue una
buena noche.

Una buena última noche.

Camila: Te amo -Susurró al final mientras se recostaba en el pecho de Lauren.

Lauren: Lo sé -Admitió-. Y yo te amo a ti.

Camila: Lo sé -Imitó.

Y la risa de Lauren rebotando contra su frente mientras se dedicaba a plantar un beso allí se sintió
como el mismísimo paraíso.

Camila: ... ¿Recuerdas la primera vez que vine a tu departamento? -Preguntó luego de unos
momentos.

Lauren: ¿Hablas de la vez en la que me desnudé?

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Camila rió y golpeó su hombro juguetonamente.

Camila: Te di mi abrigo esa vez... ¿Aún lo recuerdas?

Lauren: En realidad, sí -Admitió, y algo le decía a Camila que se había sonrojado. La tatuadora rió.
Solo ella tenía esos efectos en la pintora-... Me abrazo a él cuando no te quedas a dormir conmigo
-Confesó en voz baja.

La tatuadora rió un poco antes de proseguir.

Camila: Me alegra haberte dado mi abrigo ese día -Aceptó con un suspiro-. Me alegra porque
ahora mi abrigo es tu abrigo... Y tú eres el mio.

Y como Lauren era su abrigo, las próximas noches de Camila serían frías.

***

Lauren no apareció al día siguiente, ni al siguiente, ni al que vino después de ese...

Tampoco contestó sus llamadas o respondió sus mensajes. No le abrió las puertas de su
departamento y no llegó al medio día a la tienda de tatuajes.

Camila no cenaba sushi.

Camila no dormía en el departamento.

... Fue luego del día ocho cuando Dinah y Normani hablaron con ella.

Dinah: ¿Sucedió algo con Lauren, Mila?...

Camila: Yo... -Pero las palabras se atascaron en su garganta y los ojos se le humedecieron.

Normani: Llegas temprano a casa, no has vuelto a mirar tu celular por más de dos minutos, no
sales, no sonríes como antes... Incluso has llegado tarde tres días seguidos... ¡Tú!

¡La amante de la puntualidad!

La chica suspiró.

Camila: No me ha llamado, ni ha respondido mis mensajes. No la he visto... -Relató.

Dinah: ¿Tuvieron alguna discusión?

Camila: No -Se negó de inmediato-. En realidad, la última vez que estuvimos juntas todo fue
perfecto...

Normani: Para ti...

Camila: ¿Qué quieres decir con eso, Mani?

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Normani simplemente se sentó a su lado en la cama y tomó una de sus manos.

Normani: ¿Estás segura de que la vida es buena para ella?

***

A los diez días la volvió a ver en la tienda de tatuajes.

... No tenía ningún cliente, así que se dedicó a observar la puerta con las esperanzas de que su
novia apareciera.

Las campanillas sonaron, y de repente Lauren estaba dentro. Y fue casi como recordar el primer
encuentro entre ambas.

Lauren volvía a vestir completamente de negro, pero la ropa que llevaba era demasiado ancha
para ella. Se veía desarreglada, y los lentes de sol que habían regresado a su rostro le impedían ver
a la tatuadora si había algún tipo de ojeras. El beanie estaba allí, pero mal colocado, y la chaqueta
que estaba usando era demasiado vieja y comenzaba a desgastarse. Sus zapatos se veían sucios.

La pintora ya no caminaba erguida y con la mirada en alto, como si nadie pudiese alcanzar su
perfección. Ahora se encorvaba con las manos en los bolsillos, y sus ojos no se alejaban del suelo.

Verla en ese estado fue como sentir un ladrillo aplastando su corazón.

De inmediato Camila corrió hacía ella y la abrazó con tanta fuerza que pensó que su pobre novia
terminaría desmayándose. Lauren no le correspondió.

Lauren: ¿Recuerdas la libélula colorida y hermosa que te pedí dibujar, Camz? -Su voz se escuchaba
tan baja. Tan rota. Tan poco... de Lauren.

Camila: Por supuesto que sí, Lauren.

Lauren: Necesito que me la tatues ahora.

***

No hablaron mientras Camila la tatuaba.

No hubo chistes ni comentarios. No hubo miradas ni insinuaciones.

Camila: Solo queda espacio para una libélula más, Lauren -Le notificó al finalizar, y por primera vez
en la vida se sintió mal con sus propias obras.

... Camila notó en ese momento que en solo un año Lauren había perdido más personas de las que
ella había perdido en toda su vida.

Suspiró.

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Había sido un año difícil. Un año duro. Un año en el que Lauren jamás contó lo que sentía...

Lauren: Entonces la próxima libélula será la última... Será el fin... Un humano no puede vivir con
tantas libélulas en su espalda.

Camila: No digas eso -Suplicó mientras cerraba sus ojos e intentaba no dejar escapar una lágrima.

Lauren: Lo diré.

Camila: No hables del suicido. No del tuyo. Me duele pensar en un mundo donde tú no estés...
¿Qué es vivir sin ti, Lauren?

Lauren: Es como el jugo de la cajita que es solo jugo... Una vida sin mí es solo vida.

Camila cubrió el tatuaje mientras apretaba los dientes. Quería gritarle y golpearle. Quería gritarle y
golpearle por haber pensado en marcharse. Quería gritarle y golpearle porque la amaba.

Lauren: Me estoy perdiendo, Camz -Murmuró mientras se colocaba la camiseta y la chaqueta muy
lentamente.

Camila: No te dejaré perderte. Te lo prometí.

Lauren: A veces hacemos promesas que no podemos cumplir -Reflexiono con tristeza-... Lamento
haberte metido en esto, Camz.

Camila: Lauren...

Lauren: No es tu responsabilidad el ir a encontrarme. Solo yo sé dónde estoy...

Y sin decir más se levantó y comenzó a irse.

... Sin un beso.

Sin un abrazo.

Sin un "te amo"...

Camila: Lauren... -La llamó débilmente antes de que atravesara las puertas del local- ¿Quién murió
ahora?

Camila no supo si los ojos de Lauren se humedecieron, pues aun llevaba de las gafas de sol, pero
pudo percibir el gran esfuerzo que la pintora estaba haciendo por no llorar.

Lauren: Mi madre, Camz -Contestó de inmediato, y su voz estaba tan rota como el corazón de la
tatuadora-... Ella se ha ido.

***

Camila pensó que no la vería más, pero se equivocaba.

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Dos días después Camila estaba en casa mientras la lluvia golpeaba los vidrios de su ventana.

... Pensó en Lauren y en cuánto la extrañaba. Pensó en cuanto quería que estuviese bien. Pensó en
lo mucho que quería que volviera a ser la misma de antes. Pensó en cuanto quería verla feliz.

Fue cuando escucho la voz de Ally.

Ally: Mila, ella esta acá.... Estaba bajo la lluvia, llorando, y preguntó por ti... Mamá la dejó entrar, la
abrigó y esta intentando hacerla tomar chocolate caliente...

Camila: ¿De quién hablas? -Su voz ya no transmitía alegría. Ella también estaba rota.

Ally: De tu novia... De Lauren.

***

Lauren estaba sentada en el sillón sin ningún tipo de clase. Una manta envolvía sus hombros y una
taza de chocolate caliente estaba completamente llena entre sus manos. El cabello le goteaba. al
igual que la holgada ropa negra, y tenía pequeñas gotitas de agua en el rostro, las cuales se
fundían con sus lágrimas silenciosas.

El corazón latió dolorosamente en su pecho, y sintió tantas ganas de llorar que tuvo que morder su
labio para evitarlo.

Camila: Lauren -Jadeó al verla tan destrozada.

Y la pintora simplemente la miro, dejó su chocolate caliente a un lado y se lanzó a sus brazos.
Camila le correspondió sin importarle el agua de la lluvia. Camila le correspondió porque quería
decirle que estaba allí.

Camila le correspondió porque la amaba.

***

Milika intentó hablar con Lauren. Gordon intentó hablar con Lauren. Normani intentó hablar con
Lauren. Dinah... Camila...

Nada funciono.

Milika: ¿Quieres quedarte esta noche, Lauren? -No es algo que una madre suele ofrecer a la novia
de su hija, así que Lauren realmente debía de estar destrozada.

La joven pintora simplemente asintió.

Milika: Supongo que Camila o Dinah pueden prestarte algunas pijamas... Y puedes usar el baño
para cambiarte. Siéntete como en casa... Y creo que deberías colocarte una venda en las muñecas.

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Camila abrió mucho los ojos y bajó la mirada... Fue la primera vez que vio las muñecas de su
destrozada novia.

Lo primero que notó fue que las vendas no estaban.

Luego vio que no había dos heridas tal y como lo había pensado siempre... Había varias heridas, y
todas de diversas profundidades, lo suficientemente juntas como para que las vendas de Lauren
las cubrieran.

Lauren: Lamento haberte mentido.

Fueron las últimas palabras que le dirigió.

***

Dinah le prestó un pijama, y Lauren debió de estar realmente destrozada para que la chica alta no
dijera nada. Camila la ayudó a curar sus heridas y se permitió derramar unas lágrimas que Lauren
jamás limpió.

Fue cuándo Lauren se miró en el espejo...

Lauren: Sigues acá, Lauren -Se habló a si misma-... No te vayas.

***

Camila invitó a Lauren a dormir con ella. La pintora solo se encogió en hombros y se recostó a su
lado.

Ally entró antes de que Normani apagara la luz.

Ally: Mamá dice que lamenta haberte conocido en estas circunstancias -Le dijo a Lauren. En sus
brazos, la pequeña Brooke de solo dos meses sonreía sin saberlo y sus ojos azules brillaban. Se
veía tan ajena a todo lo que sucedía... Se veía tan... inocente-. También dice que puedes contar
con ella.

Pero Lauren no la había escuchado.

Sus ojos verdes estaban posados en Brooke, quien comenzaba a hacer sonidos raros con su boca.

Lauren: Te envidio tanto ahora mismo -Dijo a la pequeña bebe que no le prestó ningún tipo de
atención-... ¿Qué se siente no sentir?

Pero Brooke no respondió, porque se supone que eso no es natural en bebes de solo dos meses.

***

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Camila se dejó abrazar por Lauren, y permitió que sus dedos se entrelazaran. Le permitió enterrar
su cabeza en su cuello y sollozar contra su piel. Le permitió besar su rostro y derramar lágrimas en
su frente.

Le permitió tantas cosas...

Se durmió solo cuando escuchó los leves ronquidos de Lauren.

... Al despertar ella ya no estaba.

***

Ella dejó un corazón roto, y también una carta.

"Fue increíble conocerte, Camz. Fue increíble amarte. Fue increíble cada cosa que pasamos
juntas... Pero estoy destrozada, y no quiero destrozarte a ti también... Prefiero alejarme antes de
causar más daños. Prefiero alejarme aunque duela, porque no quiero que te duela a ti también.

Jamás imagine que me enamoraría, y mucho menos de la atractiva tatuadora sin tatuajes... Pero
pasó, y no me arrepiento de nada.

No te culpes de nada que no sea haberme enamorado... Si no me destrocé antes quiero que sepas
que fue gracias a ti.

... No te preguntes que habría sido de mí si hubieses visto las señales... Ni siquiera yo las vi...

No me recuerdes destrozada. No me recuerdes dolida. Recuérdame enamorada... Recuerda mis


ojos brillando mientras te miraban. Recuerda mis ojos amándote.

... Porque lo hago, amor.

Te amé, te amo y te amaré, y espero que esto sea lo único que recuerdes de mi.

Adiós, Camz"

=================

Capítulo 24

Pasaron exactamente tres meses luego de que Lauren se marchara.

La tatuadora no la había olvidado, pero debió aprender a vivir sin ella.

Si volvía a verla no quería estar destrozada... Si volvía a verla quería que la pintora sintiera que su
sacrificio había valido la pena.

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¿Se había enojado con Lauren? Por supuesto, pero solo al principio...Luego supo que ella habría
hecho lo mismo para no dañarla.

Ese día Troy y ella llegaron a la tienda de tatuajes cinco minutos antes junto a la pequeña Brooke,
de cinco meses. Ally estaba demasiado ocupada en ese momento arreglando las cosas en el
departamento al que se mudaría junto a su nueva familia, así que al hombre no le había quedado
más remedio que llevar a su hija al trabajo... Y esta es la historia de cómo Troy terminó con un
bolso rosa en su hombro.

Camila: Es tan pequeña -Dijo por segunda vez en el día. En realidad, Camila repetía esto cada vez
que veía a Brooke, quien parecía ser menor de lo que era.

Troy: Siempre pensé que la tía del Bullying sería Dinah... Ya veo que me equivoque.

Camila: Es inevitable, Troy -Se excusó-. ¡Mírala! ¡Estoy segura de que ese sonajero es más grande
que su cabeza!

Troy: No exageres -Pidió mientras besaba la pequeña cabeza de su hija, quien intentaba arrancar
cada parte del pequeño sonajero con sus encías-. Vámonos de acá, Brooke. No escuches a tu tía
fastidiosa. Ella solo tiene celos porque tienes el papá más guapo del mundo...

Y aunque Camila rió ante la broma, en su mente las palabras le hicieron recordar a su hermosa
pintora de enorme ego.

Se preguntó si la volvería a ver.

Se preguntó si aún la amaría.

Se preguntó si aún la recordaría.

Y, más importante aún, se preguntó si aún vivía.

***

Camila escuchó la campana de entrada sonar y se volteó a mirar... No tenía a nadie a quien tatuar,
así que era lo más interesante que podía hacer.

Se sorprendió al notar que Austin entraba al lugar, y mucho más al verlo hablar con Troy para
luego dirigirse a su puesto.

Austin: Buen día, querida -La saludó antes de dar dos besos en su mejilla.

Camila: ¿Por qué tan feliz? ¿Encontraste algún novio?

Austin: ¡¿Novio?! ¡Qué asco! -Exclamó mientras fingía vomitar-. No tengo novios. Me acuesto con
el primero que llega, ya lo sabes... Soy una puta.

Camila: Sí, creo que lo entiendo -Rió.

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Austin: Mira mis uñas -Dijo a la tatuadora con una enorme sonrisa-. ¡Son de color rosa! ¡Cómo mi
camisa!

Camila: Son... muy bonitas - "No te burles, Camila. No te burles"

Austin: Seguro te has preguntado por qué he venido -Dijo luego de unos segundos mientras
colocaba sus manos rodeando su propia cintura-. La perra Mahone quiere un tatuaje.

Camila: Interesante -Murmuró con una sonrisa-. ¿En qué estás pensando?

Austin: Quiero que tatues mi propia silueta en mi brazo...

Camila: Bien. Nada muy difícil.

Austin: Tiene que ser perfecto, Mila -Casi suplicó-. Este tatuaje será muy importante para mí luego
de la cirugía.

Camila: ¿Cirugía?

Austin: ¿No te lo ha dicho Dinah? -Camila se negó completamente confundida-. Voy a cambiarme
de sexo.

***

Luego de terminar el tatuaje, Camila abrazó a Austin una última vez, sabiendo que cuando volviera
a verlo sería muy distinto y se haría llamar Tatiana.

Austin: Espero verte dentro de dos meses, cariño -Le dijo con una sonrisa.

Camila: ¿Dos meses?

Austin: Ya sabes. Agosto... Es la exposición de tu novia.

De inmediato supo que se refería a Lauren.

Camila: Austin, ella y yo...

Pero Austin ya se había marchado.

***

Esa noche se preguntó si asistir a esa exposición sería lo correcto.

Quería ver cómo lucía su cuerpo desnudo en aquella pared repleta de lienzos, por supuesto... Lo
cierto es que Lauren jamás le había mostrado el cuadro y sentía que tenía el derecho de verse a sí
misma.

Pero ir significaba verla de nuevo, y no estaba segura de estar lista para eso.

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Dinah: ¿Pensando de nuevo? -Era muy típico que la chica lo hiciera... Era muy típico que Lauren
ocupara, en su cabeza, todas sus noches.

Camila: La extraño, Dinah -Susurró tristemente.

Su hermana simplemente se sentó a su lado en aquella litera chirriante y acaricio su hombro en


forma de apoyo.

Dinah: Yo también -Reconoció-. Era un perra, pero me caía bien...Era mi amiga.

Camila: ¿No te ha enviado mensajes?

Dinah: Ni uno -Admitió.

Camila: ¿Y ha respondido los que le has enviado?

Dinah: Ni uno -Repitió.

Suspiró hondo.

Camila: ¿Crees que deba verla?

***

Dos meses después Camila estaba colocándose un elegante traje para asistir a la exposición de
Lauren Jauregui. Habría usado un vestido, pero el problema de sus brazos no tatuados la llevo a
decidirse por aquel atuendo que le quedaba más que bien.

Dinah: ¡Woooh! De no ser tu hermana adoptiva, mejor amiga y compañera de habitación,


definitivamente saldría contigo.

La chica se sonrojo levemente y luego lanzó una almohada al rostro de Dinah mientras ésta reía y
se recostaba en su cama.

Dinah: Normani ha ido con Thomas -Le informó-. Ally ahora vive con Troy... ¡Somos unas
solteronas, Mila!

Camila: No está tan mal -Susurró mientras acomodaba el moño blanco en su cuello-... Puedes salir
con quien quieras y...

Dinah: Lo dice quién no ha tenido una cita en cinco meses...

Camila: Tal vez quiero ser monja -Se justificó colocándose el saco blanco.

Dinah: Esa es la cosa más estúpida que jamás escuché -Rió.

Camila: ¡Por favor, Dinah! ¡Salías con un chico al que llamaban Nela!... No existe nada más
estúpido que eso.

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Dinah rió junto a ella.

Dinah: ¿Por qué vas completamente de blanco?

Camila: Porque todos los días son negros y los colores se reservan para días especiales -Explicó
pausadamente, recordando detalladamente los pensamientos de la pintora-... No todos los días
veo a mi ex ¿O sí?...Además, solo habían trajes blancos y negros, y los negros tenían decorados
rojos... Y el rojo es para perras.

***

Camila decidió que aun tenía suficiente tiempo cómo para comer, así que decidió entrar a un lugar
que no había pisado en meses.

El restaurante de sushi...

Eligió la mesa del centro, esa que había usado la primera vez que asistió al lugar junto a Lauren, y
la atendió el mismo mesero.

En la etiqueta de su traje Camila leyó que su nombre era "Jake".

Jake: ¿Puedo preguntarle algo? -Dijo amablemente el chico luego de tomar su pedido.

No parecía entrometido ni había malicia en sus ojos. Aquello solo era curiosidad.

Camila: Supongo que sí -Contestó con una sonrisa mientras se encogía en hombros.

Jake: ¿Dónde está su novia?

La expresión de la tatuadora debió de cambiar muy rápido, pues Jake de inmediato pareció
lamentar lo dicho.

Jake: Perdón si es una pregunta muy personal... Yo solo... Ustedes solían venir casi todos los días
hace meses, y una tarde no aparecieron... Estuve algo preocupado, debo admitirlo.

Camila: ¿Preocupado?

Jake: Se que jamás hablamos, pero me acostumbré a verlas por acá... Supongo que las personas se
acostumbrar a las cosas que le suceden diariamente.

Camila: Supongo... -Coincidió.

Jake le sonrió, y los hoyuelos en sus mejillas le dieron ternura.

Camila deseó que él tuviese una buena historia de amor, y que ésta nunca terminara, pues su
sonrisa pura le decía que se lo merecía, así como Lauren y ella se lo habían merecido alguna vez...

Jake: Y bien... ¿Dónde está?

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Camila: Ella ya no está conmigo -Fue todo lo que le respondió, y las facciones de Jake se
deformaron.

Jake: Lamento eso... Hacían bonita pareja.

Camila: Supongo que no estábamos destinadas a durar -Un pequeño nudo se había formado en su
garganta.

Jake: Supongo -La imitó.

Y lamento si creías que Jake ayudaría a Camila a olvidar a Lauren y que terminarían teniendo una
historia de amor, pero siento decir que ellos no volvieron a hablar nunca más.

***

Mientras comía el sushi con tanta lentitud cómo le era posible, Camila pensó en las razones por las
cuales quería asistir a aquella exposición.

La primera era porque deseaba ver su cuadro...

Era su cuerpo después de todo, así que necesitaba verse a sí misma si otros iban a hacerlo.

La segunda era porque deseaba ver a Lauren...

Pero no lo deseaba para volver con ella o para tener una última bonita noche.

Lo deseaba porque necesitaba saber que ella estaba bien.

Necesitaba saber que estaba allí después de todo...

Necesitaba verla para sanar.

***

La galería era bastante amplia.

Las paredes estaban pintadas de todo tipos de colores y colgados en éstas se encontraban los
diversos desnudos que los hombres se detenían a mirar y que las mujeres comenzaban a criticar.

Camila reconoció la silueta de Katy, la prostituta virgen, envuelta en un velo rojo en la pared
delantera. También vio a la monja pecadora e incluso el muy estúpido cuerpo de Parker posando
como el millonario tacaño... Pero jamás se encontró a sí misma.

Fue cuando vio aquel cuadro con una enorme tela blanca cubriéndolo, y varios guardaespaldas
protegiendo la obra. También vio el atril.

Algo le decía que su desnudo estaba allí detrás... Algo le decía que Lauren lo presentaría con
honores.

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... Salió a la terraza porque necesitaba pensar...

En la terraza solo había tres personas. Dos de ellas eran pareja y estaban bastante acaramelados
en un rincón... La otra, una chica con una corta minifalda y un top ajustado, miraba las estrellas
con una sonrisa en el rostro.

Camila se acercó a su lado y miró también las estrellas.

No quería conquistar a la chica... Solo quería un poco de compañía...

XX: Es extraño -Dijo la chica-... Tú cambiaste los vestidos por trajes, y yo mis trajes por vestidos...

Camila abrió los ojos al identificar la voz ronca no acorde al cuerpo de la chica.

Camila: ¿Austin? -Preguntó sorprendida.

XX: Me dicen Tatiana ahora...

Camila no creyó que Austin se atrevería a eso cuando habían hablado dos meses atrás, pero ahora
que veía sus prominentes pechos y su cabello increíblemente largo, supo que se había equivocado.

Camila: Oh, bien... Tatiana. ¿Qué haces acá?

Tatiana: Vine a ver exposición, eso es obvio...

Camila: La Tatiana que conocí odiaba las cosas cómo ésta...

Tatiana: Conociste a Austin... Soy Tatiana ahora, y estoy intentando encontrarme.

Camila: ¿Encontrarte?

Tatiana: No me sentía a gusto conmigo misma siendo un chico... Comencé a sentirme insegura. Me
perdí en el sexo desenfrenado y sin control... Pero ahora me siento una persona nueva. Una
persona feliz... Soy Tatiana, y me gusta ser Tatiana... Me he recuperado, Mila -Suspiró-... Estuve
perdida tanto tiempo... Y ahora estoy aquí, y jamás me había sentido tan estúpidamente feliz en
mi vida.

Camila: ¿Quieres decir que te encontraste aunque estabas perdida?

Tatiana: Todo es posible, supongo -Contestó mientras se encogía en hombros-... Yo deseaba ser
feliz, así que hice todo lo que pude para serlo... Supongo que si lo desea con la suficiente fuerza
puedes renacer de tus propias cenizas, así como el fénix...

Camila la miró claramente asombrada por sus sabias palabras.

Camila: Me caes bien, Tatiana... -Sonrió.

Tatiana la imitó... Y su sonrisa era enorme.

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Tatiana: Conocí a un chico ayer -Soltó de repente-... Se llama Luis Felipe... Y no quiero solo
acostarme con él cómo anteriormente habría deseado...

Camila: ¡Por Dios! ¡¿Estás intentando decir que...?!

Tatiana: Me gustaría ser su novia...

Camila: No puedo creerlo... La perra Mahone se ha enamorado.

Tatiana: Increíble ¿No lo crees?... Supongo que antes me sentía tan mal conmigo misma que no
creía que pudiera hacer feliz a nadie más...

Camila: ¿Amarte para ser amada? -Reflexionó segundos después.

Tatiana: En realidad, es amarme para permitirme amar...

***

Camila había visto cada cuadro y se había permitido apreciar cada línea. Cada mancha de pintura.
Cada contorno.

... Cada vez que veía aquellas obras sentía que sus ojos absorbían una parte de Lauren... Cada vez
que los veía pensaba que las manos que habían pintado aquellos cuadros, en momentos pasados,
habían trazado su piel.

Fue en medio de estos pensamientos cuando escuchó decir a alguien "La señorita Jauregui va a
hablar"

Dejó de mirar los cuadros casi al instante solo para dirigir sus ojos al atril, que lentamente fue
ocupado por la mujer que meses antes había amado.

La mujer que hizo que su corazón palpitara cómo loco...

=================

Capítulo 25

Lauren estaba vestida con un beanie, una chaqueta abrochada hasta el cuello, un pantalón y botas
altas, todo de color negro. También estaba usando gafas de sol. La tatuadora creía que se trataba
de la misma ropa que había usado la primera vez que se habían visto en la tienda de tatuajes, pero
asegurarlo era difícil...

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... Y lo era porque la ropa ya no se le veía igual.

A simple vista la tatuadora pudo notar su piel de un tono casi enfermizo, sus mejillas hundidas y su
extrema pérdida de peso.

La chaqueta ya no se ajustaba perfectamente a su cuerpo, sino que bailaba con éste. Sus
pantalones ya no tenían muslos que abrazar, y Camila estaba segura de que la pintora se había
visto obligada a usar cinturón para que no se cayeran. Las botas altas ya no parecían una extensión
de su cuerpo, sino una incomodidad para su caminar. El beanie estaba mal colocado, y la
tatuadora estaba segura de que las gafas eran solo un terrible intento de ocultar algo. Su postura
ya no era recta, y su mirada parecía haberse convertido en la mejor amiga del suelo.

Y no había seguridad en ella cuando se paró frente al atril, y no miró a nadie cuando comenzó a
hablar.

Lauren: Buenas noches -Saludó.

Ya no hablaba en un tono firme y alto... Ahora su voz era un pequeño, roto y frágil susurro que el
viento podría llevarse cuando quisiera sin pedir ningún tipo de permiso.

El estómago de Camila se revolvió y sintió unas terribles ganas de llorar.

Lauren: Gracias por venir a mi exposición... "Extraños Ocultos" es una idea que concebí cuando...

Pero Camila no escuchó ni una sola de sus palabras, pues estaba demasiado concentrada en sus
manos temblorosas, sus labios quebrados y secos, sus mejillas sin color, su cabello despeinado y
sin brillo y la visible caja de cigarrillos en el bolsillo delantero de su chaqueta.

Cuando había decidido ir a la exposición pensó que se encontraría con la misma Lauren de
siempre. Pensó que estaría besándose con alguna chica en los baños y que le ofrecería un trío al
que claramente se negaría.

No sabía por qué, pero pensaba que ver a Lauren besándose con otra chica le habría dolido menos
que eso.

Lauren: Tal vez se pregunten que hay tras estas mantas -Dijo, y fue ese el momento en el que la
tatuadora volvió a prestar atención a lo que decía. La mujer señalaba con una mano temblorosa el
cuadro cubierto a sus espaldas... El cuadro que todos esperaban ver-... Yo... Un día perdí a mi
abuela y decidí hacerme un tatuaje en su honor. Fue allí donde conocí a la a tatuadora sin tatuajes
que pinté y cuyo cuadro está acá detrás... Al principio pensé que era linda, pero jamás creí que
algo sucedería entre nosotras. Pero me equivocaba, por supuesto, porque la vida se diseñó para
demostrarnos que estamos equivocados la mayoría del tiempo... Ella me abrazó ese día, y era la
primera vez que alguien lo hacía desde la muerte de mi abuela. En realidad, era la primera vez que
alguien me abrazaba de verdad en años... Estuve esperando para verla durante dos meses, pero
tenía tanto miedo a decepcionarme que no volví a verla hasta que mi hermano murió y decidí
hacerme otro tatuaje... La invité a cenar, y descubrí que ella era increíble. Luego tuve miedo, pues

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jamás había pensado que alguien era lo suficientemente increíble para mí, así que temí estar
cambiando. No sé cómo explicarlo, pero una de las cosas que más amaba en esos tiempos era a mí
misma, y la idea de perderme era torturante...

Ella hizo silencio unos momentos, y la tatuadora pudo apreciar las pequeñas lágrimas que
descendían por las blancas mejillas de quien tiempo atrás había sido su pintora sin pudor.

Pasó un largo tiempo antes de que Lauren continuara con su discurso.

Lauren: Terminé rindiéndome ante el amor, y juro que fue la mejor elección que pude haber
tomado en toda mi vida... -Y diminuta sonrisa melancólica que apareció en su rostro fue cómo un
pequeño recordatorio de lo que había sido pero ya no- Ella aceptaba mis locuras e intentaba
entenderlas. Ella amaba mi poco romanticismo y mis extrañas ideas. Ella ignoraba mi desorden y la
persona que había sido en el pasado... Y yo a cambio la amaba cómo jamás imagine hacerlo. La
amaba cómo solo un unicornio puede amar a su dragón. La amaba cómo solo una pintora
deprimida puede amar a su tatuadora de libélulas.

Ella volvió a detenerse, y Camila no supo jamás si era porque estaba demasiado ocupada
recordando su pequeña historia de amor o porque el nudo en su garganta era muy difícil de
disolver.

Lauren: Habríamos sido felices de no ser por la muerte de personas especiales... Mi abuela, mi
hermano, mi sobrina, mi tío, mi amiga, mi madre... Perdí a muchas personas en muy poco tiempo,
pero no quería que ella creyera que yo era infeliz... Pensé que si le contaba mis dolores ella creería
que todo era su culpa. Pensé que creería que ella no era un buen apoyo cuando en realidad era el
único que tenía... Me lo guardé todo e intente olvidar, pero termine hiriéndome a mí misma tanto
emocional como físicamente.

El silencio en la sala era increíble.

Camila se preguntó si aquella era realmente una importante exposición de arte o si se trataba de
un velorio.

... Y si era un velorio... ¿Quién había muerto?

Lauren: Fue cuando a mi mamá le diagnosticaron una enfermedad terminal que me di cuenta de
que lo nuestro acabaría pronto... Supe que luego de que ella se marchara me convertiría en un ser
demasiado afectado por la muerte cómo para seguir fingiendo que era feliz. Y supe que tenía que
marcharme si no quería romperla tanto como a mí, pero no lo hice de inmediato... Quería tener
tanto de ella cómo me fuera posible... Estuve con mi tatuadora de libélulas hasta que mi madre
murió, y la vi por última vez unas cuantas noches después... -Se pausó un momento- Y la amaba
tanto que renuncié a mi propia felicidad para que ella tuviera la suya.

Quería correr a abrazarla. Quería decirle que escucharía su dolor y que poco a poco la haría sonreír
de nuevo. Quería besarla allí, frente a todos, y reconstruir la historia de amor perdida.

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Pero la tatuadora se mantuvo en su sitio porque el dolor en su pecho la había paralizado.

Lauren: Sé que ha sido una explicación larga, pero necesitaba dárselas para que entendieran el
significado de esta pintura...

Y le hablaba al público cómo si realmente deseara que entendieran aquello.

Lauren: Esta pintura debió de haberse llamado "La Tatuadora sin Tatuajes", pues se supone que así
era cómo veía a la "Extraña Oculta" que tenía por novia... Pero unas semanas después de que me
marchara admiré esta obra mientras el silencio me acompañaba y me di cuenta de que había algo
mucho más extraño que su piel sin rastros de tinta...

Ella suspiró contra el micrófono, y Camila la imitó al instante mientras se secaba las mejillas con la
manga del saco.

Lauren: Desde pequeños las personas buscan el amor, y muy pocos realmente lo encuentran... El
amor es tan extraño... El amor está tan oculto...

Ella sorbió su nariz y miró al público por primera vez... Y fue cuando se dio cuenta de que la
tatuadora estaba allí, llorando entre los espectadores.

A pesar de las gafas de sol, Camila sintió que sus ojos verdes se fijaban en los de ella.

Lauren: Espero que todos acá encuentren su extraño amor oculto y que su historia tenga un buen
final... Y espero que ella sepa perdonarme, pues lo único que quería hacer era salvarla de mí
misma.

Lauren se alejó del micrófono una vez terminado el discurso y llamó a un hombre a su lado
débilmente. El hombre caminó lentamente y tomo la tela blanca que cubría la pintura con ambas
manos.

Lauren: Les presento al cuadro principal de "Extraños Ocultos" -El hombre dejó caer la tela
lentamente-... Con ustedes... El verdadero amor.

***

Camila fue la última persona en acercarse a mirar la pintura.

Era bastante tarde, así que muchos ya se habían marchado... Pero ella seguía allí, y Lauren
también.

Lo primero que notó en la pintura de su cuerpo era que la pintora se había encargado de agregar
seis hermosas libélulas saliendo de sus manos. Y todas las reconocía bien.

La primera era la libélula verde en honor a su abuela, y la seguían aquella azul dedicada a Chris, la
rosa y pequeña para Katherine, la fea que solo tenía un ala del tío Leví, la roja en honor a Alexa la
perra y la increíblemente colorida que representaba a Clara.

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Era un cuadro hecho con tanta dedicación y amor que por un momento Camila olvidó que era un
desnudo y que todo tipo de personas la habían visto esa noche.

De pronto escuchó el ruido de los zapatos de alguien golpeando el suelo y se volteó solo para
darse cuenta de que Lauren Jauregui caminaba encorvada hacia ella.

Lauren: Hola -Su voz era incluso mucho más baja en vivo, y la ligera sonrisa que le regaló no era ni
la sombra de lo que antes había sido.

Camila: ¿Cómo has estado?

"Excelente, Camila. Cómo si no fuera evidente"

Lauren: Bien... -Respondió en un susurro.

Camila no sabía hasta ese momento que "Bien" siempre ha sido el sinónimo de estar destrozado.

Camila: Tú no estás bien, Lauren -Se negó de inmediato mientras sujetaba su antebrazo.

Lauren se hizo a un lado con una clara mueca de dolor.

Camila: ¿Sigues haciéndolo? -Preguntó con dolor.

La pintora asintió mientras se cruzaba de brazos y bajaba aún más la mirada.

La tatuadora simplemente se resignó e hizo un puño con su mano antes de meterlo en el bolsillo
de su pantalón blanco.

Camila: Escuché lo que dijiste en el atril -Le notificó, y sabía que la pintora lo había notado-... Y te
perdoné hace bastante tiempo, Lauren. Te perdoné porque yo habría hecho lo mismo.

La pintora volvió a asentir.

Camila: Creo que el discurso fue increíble -Agregó. "Mierda, Lauren, di algo"-... El significado que le
diste a nuestra historia fue...

Lauren: Real -Completó con voz apagada-... Tan real como el hecho de que ya no me miras con
amor, sino con lástima...

Y Camila hizo silencio, pues tal vez su ex novia decía la verdad.

Camila: Te habría escuchado -Dijo de repente, pues quería hacérselo saber-... Habría escuchado
tus dolores y sufrimientos y habría intentado hacerte sentir mejor. Habría secado tus lágrimas e
incluso te habría dado de las mías si las necesitabas. Te habría abrazado tanto cómo quisieras y no
me habría importado que mis brazos se cansaran... Habría hecho todo por ti, Lauren Jauregui.

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La pintora tragó saliva y elevó la mirada por primera vez, y tras esas gafas negras Camila supo que
ella la estaba mirando.

Lauren: No quería que lo dieras todo por mí, Camila -"¿Camila?... ¡¿Por qué ya no me llamas
Camz?!"-. No valgo la pena.

¿En serio era Lauren quién había dicho aquello?

¿Dónde estaba su enorme ego? ¿Dónde estaban sus frases para nada modestas?

Camila: Por supuesto que lo vales -Sentenció mientras tomaba su mano, la cual ya no era cálida y
segura cómo antes. Ahora temblaba y estaba fría, y no parecía tener la suficiente fuerza como
para envolver sus dedos en una suave y reconfortante caricia.

Lauren: Voy... a fumar ahora mismo -Tartamudeó mientras se alejaba lentamente.

Camila: Te acompañaré -Decidió.

Lauren entreabrió su boca para protestar, pero luego pareció arrepentirse y simplemente se
encogió en hombros mientras caminaba hacía la terraza.

Camila la siguió sin saber exactamente por qué.

La pintora se recostó contra el barandal y encendió un cigarrillo. Lo fumo en silencio mientras


Camila la observaba a unos cuantos pasos.

Lauren ya no admiraba la luna ni las estrellas cómo antes. En realidad, parecía ignorarlas.

... Era como si el mundo hubiese perdido su magia.

La tatuadora sin tatuajes la vio fumar cinco cigarrillos más en completo silencio, y juró jamás
haberla visto fumar tanto y tan rápido.

Lauren: ¿Aun me amas? -Preguntó de repente mientras dejaba escapar el humo por sus labios.

Y aunque habían pasado cinco meses y el motivo por el que había aparecido allí era para olvidar,
sintió que no podía mentirle a la mujer que fumaba un cigarrillo tras otro mientras pensaba que el
humo se llevaría su tristeza.

Camila: Por supuesto que sí -Aceptó-. ¿Y tú a mí?

La pintora no lo dudó.

Lauren: Sí... Eres la única persona que amo ahora mismo, Camila.

Camila: ¿La única? -Se extrañó-. ¿Qué hay de ti?

Lauren: Me odio -Confesó con tristeza.

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Y creo que no hay nada más triste en el mundo que ver a las personas que antes se amaban perder
su confianza.

Camila: Lauren...

Lauren: ¿Quieres salir a cenar? -Preguntó de repente, y casi parecía creer que Camila no aceptaría.

Camila: Pensé que querías que me alejara de ti -Murmuró.

Lauren: Eso quiero -Admitió mientras encendía el siguiente cigarrillo-. Quiero que seas feliz... Pero
me permitiré ser un poco egoísta esta noche...

Camila: Lauren...

Lauren: Déjame ser feliz esta noche, Camila -Suplicó-... Regálame una de tus muchas noches
felices, y prometo que no volverás a verme.

Y solo aceptó porque prefería tenerla una noche entera a no tenerla nunca más.

=================

Capítulo 26

Lauren y ella caminaron silenciosamente hasta el auto de la pintora.

No podía saberlo con exactitud, pues solo iluminaba al vehículo la luz de las farolas, pero creyó ver
que ya no había abolladuras o desperfectos en la pintura.

Lauren no le abrió la puerta, pero aun así Camila se deslizó dentro sin reclamar nada.

No podía pedirle nada después de todo. Estaba destrozada, después de todo, y cuando las
personas están olvidan abrir las puertas.

Le sorprendió ver que el interior del auto estaba completamente limpio, sin restos de pintura ni
envoltorios de comida chatarra.

Jamás en su vida había visto un auto tan impecable.

Camila: ¿Es un auto nuevo? -Preguntó a Lauren mientras detallaba todo a su alrededor. No era por
exagerar, pero ni siquiera recordaba el color de la tapicería del auto.

Lauren solo la miró con la sonrisa más falsa jamás vista en el mundo y negó lentamente con su
cabeza.

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La tatuadora asintió lentamente, y de esta forma empezó un viaje silencioso que las llevó al
restaurante de siempre.

Ya ninguna tenía nada que decir.

No se sentaron en la mesa del centro, ni aquella que usaban con Dinah o en esa a los cercanos
alrededores... Se sentaron en la mesa del fondo, allí donde eran completamente invisibles casi
hasta para los meseros.

Fue sugerencia de Lauren, por cierto, y no parecía querer ocupar ese lugar para hacer cosas
"malas".

Lauren: No tolero que me miren -Soltó con un débil susurro.

Y a Camila se le destrozó el ya roto corazón, pues la Lauren que había conocido en el pasado jamás
habría dicho algo así.

Pidieron la misma comida de siempre, pero no a Jake el mesero, pues seguramente su turno había
terminado.

Lauren ya no comía lentamente ni tragaba cómo si la comida hubiese sido hecha por los
mismísimos dioses. Ahora masticaba muy rápido y tragaba de igual forma, y ni siquiera terminó
una tercera parte de lo que pidió.

Camila: Come un poco más -Suplicó, pero Lauren se cruzó de brazos y se negó.

No importó cuantas veces más suplicó Camila, Lauren no obedeció.

Camila simplemente hizo el resto de su propia comida a un lado, pidió la cuenta y se marchó junto
a Lauren.

Lauren: Debiste comerte eso... Te enfermaras.

Camila: Tu también.

Lauren: Yo ya no importo.

Camila quiso gritarle en ese mismo instante que a ella si le importaba...

Pero no lo hizo.

***

Como Camila había accedido a pasar el resto de la noche con ella, Lauren decidió llevarla al
departamento.

Durante el viaje ambas se permitieron hablar.

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Lauren: ¿Hubo otras? -Preguntó suavemente mientras el semáforo se ponía en rojo.

Camila: No... -La tatuadora se extrañó de que Lauren se viera decepcionada.

Lauren: Tú mereces ser feliz, Camz -Le dijo tristemente-. Olvídame... para siempre. Por favor.

Camila: ¿Por qué pides imposibles? -Lo era porque ella seguiría apareciendo... En su mente, en su
corazón y en las exposiciones de arte.

Lauren: Porque me dijeron que sería imposible encontrar al amor de mi vida, pero de repente
apareciste tu -Contestó-... Nada es imposible excepto lo imposible.

Camila hizo silencio unos minutos y luego suspiró.

¡Qué frustrante es estar enamorado!

Camila: ¿Hubo otras? -Y entendió por qué Lauren había deseado un sí.

Un "sí" era el sinónimo de que podría continuar.

Un "sí" era un sinónimo que de que se estaba dando la oportunidad de volver a ser feliz.

Lauren: No -Se negó rápidamente con una risita que no era real. El corazón de Camila se estrujó-...
Intenté, debo admitirlo. Pero solo podía pensar en ti y terminaba llorando en algún rincón...

Camila: Supongo que fuimos hechas para recordarnos -Reflexionó.

Lauren suspiró audiblemente en el asiento del conductor.

Lauren: Cuanto desearía que estuvieses equivocada, Camz.

***

La puerta del departamento 13-D era idéntica a las demás, pero lo que escondía tras ella era un
completo misterio para cualquiera que se posara frente a ella.

Al entrar Camila pensó que se habían equivocado de lugar, pero luego llegó a la conclusión de que
el lugar había cambiado tanto como el auto de Lauren, su vestimenta, su personalidad y otras
cosas más.

Ya no había libros polvorientos por todas partes ni manchas de pintura en el suelo y las paredes.
No habían latas de pinturas ni pinceles. No había lienzos en blanco.

Todo estaba en un orden que parecía casi aterrador, y la pulcritud era tan increíble que habrías
podido notar una sola mota de polvo circulando por la corriente de aire.

Se acercó a una pequeña estantería en un borde de la habitación y revisó los libros que había allí,
buscando las historias del loco que Lauren más admiraba.

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Camila: ¿Dónde está Howe? -Preguntó alarmada. No estaba ni arriba, ni abajo, ni en la parte
trasera. No estaba por ningún lado-... ¿Dónde están los escritores olvidados? ¿Dónde están tus
libros raros?

Lauren: Llevé todos esos libros a casa de mi padre. No los quiero acá... Ahora leo estos.

Camila: Pero estos son solo los libros de moda... Estos son los libros que todos leen... A ti no te
gustaba eso, Lauren.

Y por primera vez Lauren se quitó los lentes de sol en toda la noche y la miró fijamente, como
intentando descifrar algo.

Lo primero que Camila notó fueron las bolsas bajo sus ojos, y luego su color verde que no tenía
ningún tipo de brillo.

Al contrario de la primera vez su mirada no le quito el aliento.

Su mirada le dio ganas de llorar.

Lauren: ¿No me gustaban? -¿Acaso no lo recordaba?

Camila dejó escapar un sollozó y luego simplemente caminó hasta Lauren y se abrazó a su cuello
fuertemente, como si de este modo pudiera evitar algo.

Lauren: ¿Por qué me abrazas? -Sollozó. Y sus sollozos sonaban como esos que se han guardado
durante mucho tiempo y un día simplemente no pueden resistirse a salir-. No me lo merezco.

Camila la apretó aun más fuertemente contra su pecho.

Camila: No importa si lo mereces o no -Contestó-... Lo necesitas.

Y se hizo silencio durante largo rato porque el silencio es el mejor amigo del dolor.

***

Lauren había pedido a Camila hablar en la terraza, así como la primera vez que habían estado
juntas allí.

Lauren se colocó el abrigo de Camila porque aun dormía con el, pero al contrario de la primera
vez, no estaba desnuda.

Le dio un poco de jugo a la tatuadora, pero no en una cajita, sino en un vaso. Las cajas eran para
niñas.

Juntas comenzaron a mirar el cielo sin mirar.

Lauren: ¿Recuerdas el día en el que Ally tuvo a Brooke? -Preguntó de repente. Camila asintió
mientras se giraba a verla, y creyó que bajo la luz de esa luna Lauren se convertía en el más bello

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ángel triste del universo-. Entonces también recordaras que fui con mi madre a su cita con el
doctor... Ese día le dijo que le quedaba poco tiempo de vida, y supe que no iba a soportarlo más.

Camila suspiró fuertemente y se permitió abrazar la cintura de Lauren, buscando consolarla de


esta forma.

No lo logró.

Lauren: No te conté nada porque sabía que no podrías hacer nada y no quería que te culparas por
mi tristeza... Así que preferí ser feliz y marcharme antes de que todo se pusiera peor de lo que
viste aquella noche en casa de tus padres.

Camila: Habría podido ayudarte, ya te lo dije -Susurró tristemente.

Lauren: No habrías podido -Sentenció-... Nadie podía.

Camila: ¿Cómo lo sabes?

Pero Lauren no respondió.

***

Esa noche Camila se sentó en la cama de Lauren y sollozó mientras la pintora iba a cambiarse en el
baño.

Sollozó porque le dolía verla en ese estado y no poder hacer nada.

Sollozó porque ya no era su Lauren.

Sollozó porque la amaba pero ya la había perdido.

Sollozó porque no sabía qué hacer.

Estaba sollozando tanto que no notó el hecho de que Lauren regresó a la habitación con el pijama
puesto y el abrigo de Camila sobre este.

Lauren: No llores -Suplicó desde la puerta.

Camila se secó las lágrimas rápidamente e intento detenerse.

Lauren ya tenía suficiente con su propia destrucción como para tener que ver la de Camila
también.

Lo primero que Camila notó a través de las lágrimas fue lo muy holgado que el pijama le quedaba,
y también la forma en la que parecía aferrarse al abrigo como si se tratara de su vida.

Suspiró...

"Lauren... ¿En qué te has convertido?"

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Camila: Abrázame -Suplicó un momento después.

Y Lauren lo hizo, pero no porque pareciera querer hacerlo, sino porque la tatuadora se lo había
pedido.

Lauren: Estaba cortándome -Confesó en medio del abrazo cómo si Camila le hubiese preguntado-
... Y ya no me duele, Camz -Lo decía con tristeza.

La chica se alejó del abrazo y la miró horrorizada.

Lauren: Necesito sentir algo, Camz, pero ya no me duele... Y no sé qué hacer.

Camila: Siente amor -Propuso dulcemente mientras intentaba acariciar su mejilla.

Lauren se alejó.

Lauren: No.

Camila: ¿Por qué?

Lauren: Porque eso me daría ganas de vivir.

***

Lauren se sentó en el suelo y Camila frente a ella.

Jamás se tocaron ni se miraron.

Camila: Habla -Pidió.

Lauren: ¿De qué?

La tatuadora suspiró.

Camila: De lo que necesites...

Lauren estuvo callada unos minutos.

Lauren: Me cerré completamente cuando mi abuela murió -Se sinceró-... Fuiste la primera persona
a la que abracé luego de que eso pasó... Cuándo sucedió lo de Chris pensé que podría soportarlo, e
igual creí con Katherine. Supongo que fue la muerte de mi tío lo que me hizo estallar... Y Alexa y mi
madre... Ellas simplemente fueron el combustible que avivó la llama.

Camila: Pudiste hablar con alguien -Murmuró-... no digo que lo hicieras conmigo pero... Existen
muchas personas dispuestas a escucharte, Lauren.

Lauren: Yo no quería que me escucharan.

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Esa noche durmieron juntas, pero no hicieron el amor.

Camila casi agradeció por esto, pues haberlo hecho en esas condiciones habría sido
completamente desastroso e incómodo.

Le permitió a Lauren abrazar su cintura y enterrar su cabeza en el hueco de su cuello. También le


permitió suspirar y sollozar contra el. Le permitió maldecir al mundo y golpear su pecho
ligeramente. Le permitió gritar. Le permitió sufrir.

Le permitió tantas cosas...

Y ella estaba allí físicamente, pero su mente vivía en los recuerdos.

Su mente estaba en los besos, en las risas, en las veces que hicieron el amor.

Su mente estaba en la Lauren feliz, o en la que aparentaba serlo. Su mente estaba con los "Te
amo" y con sus locas reflexiones.

Su mente no estaba con ella, sino con lo que había sido.

***

Camila no durmió en toda la noche.

Cuando sintió a Lauren roncar contra su cuello se alejó un poco y se permitió limpiar sus lágrimas.

Acarició sus mejillas frías y ahuecadas, su cintura huesuda y se permitió trazar sus muslos ahora
blandos. Se abrazó a ella buscando lo que antes había estado, pero no encontró ni un mínimo
trozo que rescatar.

Su tacto se le hacía desconocido.

Todo en ella era diferente.

***

Cuando el reloj dio las cinco Camila se levantó e hizo el desayuno.

Le preparó tostadas en gran cantidad e hizo una enorme jarra de jugo, y llevó esto a la habitación
de Lauren, dejándolo en la mesita de noche junto a la pintora.

También acarició y beso sus mejillas.

No le importó el saber que ella solo se comería una pequeña parte de una de las tostadas y que
probablemente solo bebería un par de sorbos de jugo.

Habría hecho todo por ella en ese momento...

Pero ella se fue porque Lauren le había pedido solo una noche y el tiempo ya se había agotado.

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Capítulo 27 (Final)

Camila pensó que no volvería a ver a Lauren Jauregui luego de aquella noche en su departamento.
La pintora se lo había prometido después de todo, y aunque le doliera, había comenzado a aceptar
el hecho de que sus vidas iban en dos direcciones completamente opuestas.

Pero la vida las obligó a reencontrarse una vez más...

La tatuadora estaba diseñando un nuevo tatuaje para un cliente de bastante dinero cuando
escuchó las campanillas de la puerta de entrada sonar.

No se giró a ver, pues había perdido la costumbre.

Ya no tenía a nadie a quien esperar...

Fue entonces que escucho unos pasos acercándose y se encontró con la mirada entristecida de
Troy...

... Y con los ojos verdes y sin brillo de Lauren Jauregui.

Troy: Vas a tatuarla -Murmuró con melancolía.

Él también notaba el cambio de Lauren. Él también veía su piel enfermiza. Él también veía la
oscura ropa holgada que tiempo antes le había quedado fenomenal. Él también notaba su mirada
baja.

Troy: Yo... -Tartamudeó- es tiempo de que me vaya.

Y el chico que fue, y aunque Lauren estaba allí, se sintió sola.

Lauren: Sé que prometí que no volverías a verme -Susurró mientras daba pequeños pasos en
dirección a la pared repleta de grafitis y dibujos-, pero necesito un tatuaje y tú... los has hecho
todos, Camila. No confío en nadie más.

Y aunque aquel no era el momento, Lauren dejó escapar un par de lágrimas.

Camila: ¿Por qué lloras?

Lauren: El dragón y el unicornio siguen allí -Sollozó mirando el dibujo que Camila había hecho en
representación a su relación antes de que todo terminara.

Camila: El dragón y el unicornio jamás se irán...

Lauren: Eso es lo que crees, Camila.

Y quien dejó escapar una lágrima en ese momento fue la tatuadora.

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***

Camila le pidió a Lauren que se quitara la chaqueta y la camiseta para que tatuar se le hiciera más
fácil.

La pintora obedeció sin decir nada.

No le dirigió comentarios seductores ni se halagó a sí misma. No hizo nada que le hiciera creer a
Camila que la vieja Lauren seguía allí.

La tatuadora se cubrió la boca e intentó no llorar cuando la vio.

Podía notar los bordes de sus costillas claramente, y su piel era incluso de un tono más enfermizo
en el área que el sol no golpeaba con frecuencia. También podía notar sus clavículas
sobresaliendo.

... Y ambos brazos, desde la muñeca hasta los hombros, tenían cortes de todo tipo de tamaño y
profundidad. Unas viejas, otras nuevas, pero heridas en fin.

Camila: ¿Por qué te haces esto, Lauren?

Pero la pintora no respondió.

***

El último espacio en aquella larga columna de libélulas terminaba en el hueso de su coxis. Camila
lo palmeo suavemente, y sintió que estaba más prominente de lo normal. También sintió la
necesidad de tocar sus costillas, pero eso habría sido grosero considerando que ya no eran nada.

Necesitaba saber si estaba tan mal como se veía.

Lauren:¿Te doy asco?

Camila negó dulcemente y comenzó a tatuar la última libélula de Lauren Jauregui.

Tenía que ser muy negra, y también pequeña.

Tenía que ser una libélula solitaria.

Tenía que ser una libélula triste.

Camila: No me das asco, Lauren. Solo... No es lo que recuerdo.

Lauren: Lo sé -Había tristeza en su voz.

Camila suspiró.

Camila: ¿Por qué lo haces? -Preguntó luego de unos minutos con la voz rota.

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Lauren: ¿Qué cosa?

Camila: Destruirte...

La pintora dejó escapar un suspiro.

Lauren: Ya no tengo nada mejor que hacer, Camz.

***

Cuando el tatuaje estuvo listo y Lauren se colocó de nuevo su ropa, miró a Camila con los ojos
cristalizados, pero no la abrazó.

Es extraño, pero aunque Camila la tenía a solo unos pasos, la sentía más alejada que nunca...

Lauren: Es la última libélula -Dejó escapar de sus resecos labios.

Un terrible nudo se formó en la garganta de la tatuadora.

Lauren: Es el final, Camz.

Lo decía tan tranquilamente...

Lo decía como si estas palabras no fueran el sinónimo del dolor que Camila sentía, sino de su
propia liberación.

Lo decía con una sonrisa en el rostro.

Lauren: Sé feliz, Camz -Suplicó antes de darse media vuelta-... Olvídame.

Y sin decir más comenzó a avanzar.

Camila no corrió hasta ella ni intentó detenerla. Sus piernas no respondían.

Lo único que logró hacer fue la pregunta cuya respuesta le destrozó el corazón en mil pedazos.

Camila: ¿A quién perdiste ahora, Lauren?

La pintora suspiró.

Lauren: A mí misma.

***

Esa misma noche Camila lloró sobre los brazos de Dinah.

No fue raro. Lo hacía bastante seguido.

Dinah: Eso significa que...

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Camila: No lo digas, por favor.

Dinah se apartó enojada.

Dinah: ¡Tengo que decirlo! -Exclamó enfurecida-... ¡Durante toda su relación estuviste ignorando
cada cosa que sucedía! ¡Ignoraste que Lauren se estaba perdiendo! ¡Ignoraste las heridas en sus
muñecas! ¡Ignoraste su necesidad de hablar! ¡Ignoraste todo! -Escupió-... ¡Y solo porque querías
creer que ella era perfecta! ¡Solo porque querías tener la estúpida ilusión de que ella era feliz
contigo!... ¡Pero el amor no es solo hacer feliz a esa persona! ¡Se supone que el amor es estar allí
incluso cuando las cosas se estén derrumbando! ¡El amor es aceptar que cosas malas suceden en
la vida y que tu abrazo no sanará el dolor de inmediato! ¡El amor es estar allí para sostener a esa
persona cuando este cayendo!

Dinah estaba agitada cuando terminó de hablar. Era como si se hubiese estado guardando esas
palabras durante mucho tiempo.

Camila jamás la había visto tan asustada.

Dinah: ¡Reacciona! -Gritó luego de algunos minutos-. ¡Lauren va a suicidarse, Mila! ¡¿Acaso no lo
ves?!

La tatuadora tragó saliva.

Su hermana tenía razón.

Dinah: Si la amas ve por ella y no la dejes perderse. Si la amas inténtalo de nuevo.

***

Al tocar la puerta del apartamento 13-D no esperó que Lauren le abriría de inmediato, pero estaba
equivocada.

En realidad, su puño no había tocado la puerta por segunda vez cuando ésta ya estaba abierta.

Lauren: Hola -Saludó con una falsa sonrisa.

Camila: ¿Cómo sabías que...?

Lauren: Te vi entrar... Yo... estaba mirando por la terraza.

La tatuadora asintió sin que el hecho de que la pintora mirase por la terraza le pareciera extraño y
entró cuando Lauren comenzó a alejarse aunque no le había permitido pasar.

Lauren: ¿Qué haces acá? -Preguntó mientras se quitaba la chaqueta, dejando a la vista su camiseta
blanca y sucia y las cicatrices y heridas de sus brazos.

Camila: Quiero que hables conmigo de todo lo que quieras -Contestó simplemente mientras se
sentaba en el sillón frente a ella.

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Lauren: No quiero hablar.

Camila: Necesitas hablar.

Lauren: Camz...

Camila: No me voy a mover de acá hasta que lo hagas, así que puedes negarte todo lo que
quieras... No voy a dejarte, Lauren.

La pintora simplemente se cruzó de brazos y se sentó en el sillón.

Camila pensó que hablaría, pero cuando volteó a mirarla ella estaba llorando.

Lauren: No puedo más -Murmuró.

Camila no pudo resistirse más y la abrazo fuertemente, buscando sostenerla en sus momentos de
caída.

Camila: No digas eso, Lern.

Lauren: Ya no se ni quien mierda soy...

Camila: Lauren...

Lauren: ¡Es cierto! -Exclamó-... Hace unos días me miré al espejo y no hubo una sola cosa que me
recordara quien había sido. ¡Ni una!

Camila no dijo nada.

No había nada que decir.

Lauren: Mírame, Camz -Suplicó.

Camila lo hizo, y tanto sus ojos como los de Lauren estaban repletos de lágrimas.

Lauren: Si me miras a los ojos... ¿Sabes quién soy?

Pero la tatuadora no respondió.

***

La pintora no dijo nada durante todas las horas en las que Camila estuvo allí. Se había cerrado por
completo.

Aun así, la tatuadora permaneció allí, creyendo con todo su corazón que Lauren entraría pronto en
razón.

... Fue esa misma noche cuando creyó que casi lo había logrado.

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Lauren estaba saliendo del baño del cual Camila se había encargado de extraer cualquier objeto
cortante solo por su seguridad. Llevaba un pijama holgado y viejo, además de que el vapor de la
ducha lo seguía.

Camila pensó que parecía un ángel.

Lauren se acercó a Camila y le dedicó una sonrisa que casi habría podido ser considerada real.

Lauren: Quiero hacer el amor contigo, Camz -Casi suplicó, y la tatuadora asumió que sus ojos
vidriosos eran debido al calor de la ducha-. Extraño sentir algo más que el vacío.

Si tan solo Camila lo hubiese notado...

Camila: Haré el amor contigo solo si prometes hablar conmigo después...

Y Lauren dijo que lo haría, pero tras su espalda sus dedos se cruzaron.

***

Besó cada cicatriz y herida. Besó cada hueso sobresaliente. Besó sus labios resecos. Amó su piel
enfermiza.

Lauren jadeó bajo su cuerpo, pues se sentía tan débil ahora que ya no era la misma diosa del sexo
de antes.

Sus caderas no se movían como antes. Sus movimientos no eran como antes. Sus miradas ya no
eran como antes.

Aun así, Camila podría haber jurado que esa noche repleta de jadeos y gemidos torpes fue la
mejor de su vida.

***

Al despertar en medio de la noche al sentir una ráfaga de aire frío golpear su cuerpo desnudo
descubrió que Lauren ya no estaba a su lado. Primero pensó que tal vez habría ido al baño o por
un vaso de agua, pero luego, al recordar el estado emocional en el que la pintora estaba, no
estuvo tan segura.

Se envolvió en las sábanas que antes habían presenciado la pasión de ambas mujeres y buscó en el
baño, la cocina y cada habitación del departamento.

Lauren no estaba allí.

Fue entonces cuando recordó la terraza.

Se dirigió a ella aun envuelta entre las sábanas, y puedo jurar que no estaba lista para ver el
siguiente escenario.

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Lauren estaba sentada en el borde de la terraza con las piernas a la deriva y el abrigo de Camila
cubriéndola. Las miles de estrellas presenciaban el acto, pero ninguna hacia nada por ayudarla.

Camila: ¡Lauren! -Exclamó sin aliento y completamente aterrada mientras comenzaba a correr
hacia ella.

Estaban a trece pisos del suelo. Una caída de allí habría sido fatal.

Lauren: No te acerques -La advirtió con la voz rota.

Se detuvo en seco porque tuvo miedo de que Lauren cometiera una locura.

Camila: ¿Qué haces allí? -Jadeó-. Baja de allí. Ven a dormir, Lauren -Suplicó mientras sentía sus
ojos llenarse de lágrimas.

Lauren: No quiero dormir más, Camz -Le contó tristemente-. Ya no quiero hacer nada más que
morir.

Y sus palabras golpearon su corazón tan fuertemente como mil patadas.

Camila: Lauren, por favor... Piensa y...

Lauren: Ya lo pensé, Camz.

Las lágrimas comenzaron a resbalar por los ojos de la tatuadora en cuanto dijo eso.

Lauren: Mira el cielo. Las estrellas se ven tan hermosas hoy, y también la luna... Y tú estás acá,
Camz, acabamos de hacer el amor, y por primera vez en meses me siento realmente feliz -Suspiró-
... No podría elegir mejor día para morir.

Camila se secó las lágrimas con las sábanas.

Camila: Lauren, si tú saltas yo... -Intentó decir.

Lauren: ¿Salto? -Lauren río-... Por favor, Camz. No hagas algo así. Bien sabes que si me dices eso
no saltaré, pero no estaré viva por mí sino por ti, y terminaré refugiando en el alcohol, pues no
seré completamente feliz.

Camila: Puedes volver a serlo si te das la oportunidad, Lauren -Intentó persuadirla con un nudo en
su garganta.

Lauren: Ya no merezco oportunidades.

Camila: Lauren... Por favor.

La pintora negó con su cabeza.

Camila: Prometiste que hablarías conmigo luego de hacer el amor. Prometiste que...

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Lauren: Lo siento, Camz, pero no quiero hablar.

Camila: ¡Pero lo prometiste!

Lauren: Las promesas se hicieron para romperse, amor.

Camila: No me llames amor si vas a saltar. No me llames amor si vas a rendirte -Murmuró con
cierto enojo.

Lauren: Entonces no te llamaré amor.

Jamás existieron en el mundo palabras más dolorosas que estas...

Camila intentó acercarse nuevamente, pero supongo que Lauren se dio cuenta, pues volteó la
mirada rápidamente y la miró bajo la luz de la luna y las estrellas.

La tatuadora se detuvo pensando que Lauren saltaría si avanzaba más.

Lauren: Cuando te fuiste luego de nuestro reencuentro estuve mirándome en el espejo del baño
mientras buscaba a la chica que había sido antes, pues tú ya no me mirabas igual. Tú me mirabas
como si fuese una desconocida... Fue ese día el que descubrí que me había perdido.

Camila suspiró.

Camila: Un día el unicornio se miró al espejo y vio que ya no era él -Citó con dolor.

Lauren:... y el dragón lo miró y no lo reconoció -Continuó.

Y aunque era el momento en el que Camila esperaba que al amor de su vida saltara, ella solo
siguió hablando, como queriendo aumentar su tortura.

Lauren: Howe escribía sus locuras a propósito -Le comentó como si realmente le importara en ese
momento.

La tatuadora no dijo nada.

Lauren: Lo hizo porque quería dar a sus lectores un ejemplo de la vida, y sé esto porque lo leí en su
diario, el cual nunca te presté... La vida puede cambiar de repente, en medio de una frase. La vida
puede destruir historias increíbles para crear otras aburridas... Hoy estaba tan feliz cuando hicimos
el amor, pero tan deseosa de morir al despertar. Y hace unos minutos pensé que sería una noche
perfecta para morir, pero ahora, al verte llorar, no estoy segura... La vida está hecha de oraciones
interrumpidas, Camz.

Camila asintió lentamente, pues lo entendía... Pero no le parecía justo.

No quería que su oración con Lauren se interrumpiera allí, en una terraza. No quería que su
historia acabase tan de repente.

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Camila sentía que tenía derecho a un par de letras más.

Lauren: Es tiempo de que interrumpa mi última oración, Camz.

Y la tatuadora cerró los ojos, pues no quería ver.

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Epílogo

Camila Cabello jamás llegaba tarde al trabajo, pero a todos les pareció extraño verla atravesar las
puertas de la tienda de tatuajes durante su día libre.

Simon: ¡Camila! -Saludó su jefe al verla.

Camila: A ti te estaba buscando -Dijo con una sonrisa mientras caminaba hacia él.

Simon: ¿Sucede algo?

Y Camila lo miró a los ojos antes de decir unas palabras que el hombre no esperaba escuchar.

Camila: Quiero que me tatúes.

***

Simon la llevó a su propia área de trabajo, esa donde estaba el grafiti y las personas que jugaban
entre las letras.

"Es extraño como las cosas pueden cambiar en solo un par de años" pensó al ver el montón de
modificaciones que su decoración tenía.

Zayn ya no jugaba sobre una "M" junto a sus compañeros de banda, sino que colgaba de una "N".
La pequeña Brooke había sido agregada al dibujo, y Sofi ya no tenía cuerpo de niña, sino de
mujer... Y el unicornio y el dragón ya no se besaban.

Simon: ¿Es por ella? -Preguntó con suavidad mientras comenzaba con el diseño del tatuaje.

Camila: Sí -Admitió-... Por fin encontré una buena razón para tatuarme -Sonrió.

Simon: Ha sido duro ¿Cierto?... Ya sabes, hace dos años ella...

Camila: ¿Puedes no hablar de eso? -Preguntó con cierta tristeza.

Le dolía recordar.

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Simon: Bien -Aceptó.

Y media hora después la tatuadora sin tatuajes estaba siendo marcada por la tinta por primera
vez.

***

Camila Cabello salió de la tienda de tatuajes y subió al auto que ahora le pertenecía. El interior
estaba algo sucio, pero le gustaba así.

Era como si con todo ese desorden pudiese tener un pequeño trozo de Lauren Jauregui junto a
ella.

Condujo lentamente hasta un lugar al que no habría esperado volver entrar y llamó al elevador. En
menos tiempo del que pensaba se encontraba frente a la puerta del departamento 13-D.

Miró las puertas idénticas a su lado y se preguntó si tras ellas se habían vivido historias tan
pasionales y tristes como la suya con Lauren Jauregui.

Se preguntó si tras el 13-B había un final feliz, o si en el 13-A apenas comenzaba el infierno...

Abrió la puerta y entró dando pasos lentos que resonaron por toda la habitación.

Al encender la luz encontró un montón de cajas cerradas que había esperado ver, una ligera capa
de polvo cubriendo el aire y el lugar casi vacío.

Se dirigió a la habitación que anteriormente había pertenecido a Lauren Jauregui y recogió una
caja llamada "Cosas Importantes". Era bastante pesada, y Camila tuvo que hacer varios intentos de
levantarla antes de lograrlo.

Bajó por el elevador y dejó la caja en su auto. Suspiró.

Aún faltaba algo.

Al volver a entrar buscó en la habitación donde Lauren la había pintado desnuda, ese lugar donde
Camila había visto la herida de su muñeca por primera vez, y tomó la pequeña caja que citaba
"Libros"

Salió de allí sintiendo los viejos libros de la pintora golpear unos contra otros dentro de la caja y
suspiró.

Le agradaba saber que el departamento se vendería, pues le traía muy malos recuerdos, pero
también lo extrañaría, debía admitirlo, pues también había vivido momentos buenos.

Sin saber cómo, terminó dirigiéndose a la terraza y arrastró una empolvada silla para sentarse en
ella.

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Pensó en la noche en la que Lauren se había sentado allí con el deseo de morir y el corazón se le
encogió en el pecho. En sus ojos se formaron lágrimas que intentó retener.

Jamás podría describir el dolor que sintió esa noche...

Abrió la caja, sacó uno de los pocos libros de allí, todos escritos por Howe, y comenzó a leer en voz
alta, como si el viento pudiera escucharla.

Jamás supo por qué hizo esto, pero alguna razón existirá para tal locura.

Camila:"¡Pobre pez! Gritaba el marino. ¡Pobre marino! Gritaba el pez. Y fueron pobres juntos... Y
en el funeral había un cuerpo sin vida, pero quien se veía sin vida era la viuda... ¿Se salvó?
Preguntó la princesa... ¡Mira! ¡Manzanas! ¡Peras! Y tú..."

No supo exactamente cuánto tiempo estuvo leyéndole al viento, pero cuando escuchó a su celular
sonar y vio el atardecer supo que había sido más del que debía.

Camila: Hola... Sí, lo sé, lo siento -Murmuró al contestar en un tono claramente arrepentido-... ¿Ya
terminó tu turno en el restaurante de sushi?... Sí, sé que es tarde. Lo lamento... ¡Es todo culpa de
Howe!... Sí, ya busqué todo lo que necesitaba. Mike venderá el departamento mañana y será todo
lo que necesite para olvidar... Sí, lo sé, pero... Sí... Está bien, conduce con cuidado. Llevaré la
cena... Te amo.

Y salió del viejo departamento de la pintora dispuesta a empezar con una vida sin terrazas que le
trajeran malos recuerdos ni manchas de sangre seca que recordaran lo mucho que Lauren
Jauregui había sufrido.

Tras la puerta del departamento 13-D, la cual era idéntica a las demás, Camila Cabello dejó todo el
dolor que había vivido dos años atrás.

***

Camila Cabello entró al restaurante en el que ya era claramente conocida y pidió unos cuantos
rollos de sushi para llevar a Alfredo, el trabajador de turno. No se sentó en una mesa. No la
necesitaba.

Alfredo: Pensé que vendrías más temprano -Murmuró Alfredo con una sonrisa divertida mientras
le entregaba a Camila su comida.

Camila: Yo también, pero fui al viejo departamento de Lauren y... -Su voz se volvió baja, casi
dolida- Supongo que me distraje.

Alfredo: ¿Por fin has terminado de desocuparlo?

Camila asintió con una sonrisa.

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Camila: Sí... El señor Jauregui llevará a algunos posibles compradores mañana, lo cual significa que
nos olvidaremos de ese departamento pronto.

Alfredo le sonrió amablemente.

Alfredo: Bienvenida -Le dijo dulcemente.

Camila: ¿Dónde? -Preguntó completamente confundida.

Alfredo: A tu nueva vida.

***

Mientras conducía la tatuadora recibió una llamada.

Era Dinah.

Dinah: ¡Hola! -Saludó su hermana con felicidad-. Ven, Brooke. Saluda a la tía Mila.

Brooke: ¡Tía! -Escucho exclamar alegre a la pequeña de tres años.

Camila: ¿Ahora eres niñera? -Preguntó con una sonrisa.

Dinah: Ally y Troy querían salir a cenar y me ofrecí... No me sorprendería que dentro de unos
meses nos dieran la noticia de que esperan un nuevo bebe.

Camila: Dinah, solo salieron a cenar -Rió rodando los ojos.

Dinah: ¡Por favor, Mila! ¡Tienes veintitrés años! Sabes que "cenar" en realidad significa tener
sexo...

Camila: ¡Dinah! ¡Brooke está allí!

Dinah: Entre más pronto lo sepa mejor. Eso evitará que entre a la habitación de sus padres y
descubra que...

Brooke: ¡Tía Mila! ¡Dibuje un perrito! -Interrumpió con felicidad.

Dinah: A ella no le interesa tu perrito, mocosa.

Camila: ¡Dinah!

Dinah: Cállate, Mila. Soy yo quien está a cargo... Por cierto, sé que Ally y Troy van a tener sexo
porque Mani ayudó a Troy a buscar un buen hotel y a Ally la acompañó a una SexShop... ¡Nuestra
monja en una SexShop!

Brooke: ¿Qué es eso, tía? -Se escuchó a la pequeña Brooke preguntarle a Dinah.

Dinah: No metas tu pequeña nariz donde te no te importa. Vamos, sigue dibujando a Beyonce.

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Camila: Recuérdame no contratarte de niñera cuando te necesite -Rió.

Dinah: Si quieres puedes llamar a Normani, pero ella y Thomas están muy ocupados en su luna de
miel como para escucharte detrás de tantos gemidos -Se burló-... Soy la única tía solterona que le
queda a estos pobres niños -Dramatizó.

Pero Camila sabía que mentía, pues a Alfredo se le habían escapado algunas cosas en el
restaurante de sushi.

***

Por primera vez en años Camila bajó de su auto sin un sueter de cuello alto o una chaqueta, el
enorme tatuaje recién hecho en su antebrazo aun cubierto por el venda de plástico pero
claramente visible.

Tomó la cena, la caja de libros y la de "Cosas Importantes", y subiendo al elevador que la llevaba al
piso donde se encontraba su nuevo departamento se dispuso a tener una nueva vida.

Una vida con altos y bajos. Una vida con amores y peleas. Una vida con sonrisas y lágrimas.

Pero una vida a fin de cuentas.

Buscó el departamento 6-C y suspiró.

Las puertas a su lado era idénticas a la de su departamento, pero a ella no le interesaba vivir la
historia tras el 6-A o el 6-F. Lo único que quería estaba tras esa puerta.

Dejó las cajas en el suelo, buscó la llave en su bolsillo y abrió la puerta. Recogió las cajas y entró
dando un gran suspiro.

Era como si las cosas estuvieran en donde debían después de mucho tiempo.

El departamento no era tan grande y lujoso como lo había sido el de Lauren, pero funcionaba para
ella. Había orden, pero no excesivo. Las paredes eran blancas, pero los cuadros en ellas le daban
color. Lo sillones eran negros y amplios. El piso era de madera.

Y aquel era su hogar.

Camila: ¡Amor! ¡Ya llegué! -Gritó dejando las cajas en el sofá, al igual que la cena.

El sonido de unos pasos atravesando el corredor la hizo darse vuelta rápidamente, y sonrió
ampliamente al ver el rostro manchado en pintura de Lauren Jauregui justo frente a ella.

Lauren: Sabía que habías llegado -Susurró con una enorme sonrisa antes de caminar hasta ella y
depositar un tierno beso en sus labios-. No eres muy sutil cerrando puertas.

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Camila: Lo sé -Rio mientras escondía su cabeza en el cuello de Lauren y se abrazaba a ella. No le
importó mancharse la ropa de pintura. Habían muchas más camisetas, pero ningún otro amor en
su vida-. Hueles a pintura -Susurró con un suspiro.

Lauren: Es porque estaba pintando tu trasero y me emocioné un poco -Se burló-. No le digas a
nadie, pero las dos manos que han quedado marcadas allí son mías.

Camila se alejó golpeando su brazo con delicadeza y con una enorme sonrisa.

Camila: Traje las últimas cajas -Notificó-... Y la cena.

Lauren: Tú eres mi cena -Dijo con seriedad antes de sujetar el trasero de Camila con ambas manos.

Camila: ¡Lauren! -Exclamó con seriedad-. Estuve todo el día buscando cajas y comprándote la cena
solo porque tú estabas ocupada manoseando la pintura de mi trasero. ¡Déjame comer! ¡Tengo
hambre!

La pintora rio y se encogió en hombros.

Lauren: Estuve trabajando en el restaurante de sushi todo el día -Se defendió mientras se cruzaba
de brazos y elevaba una de sus cejas. Un día Lauren simplemente había decidido que quería hacer
algo más que pintar y buscó empleo en el lugar. Se lo dieron, pues Jake, el antiguo mesero, había
sido despedido por robar a los clientes.

Es curioso como una tierna sonrisa con hoyuelos puede ocultar los peores secretos.

Camila: Comeré primero, Jauregui -Murmuró mientras acariciaba su mano-. Yo te gobierno.

Lauren rio antes de besarla tiernamente.

Lauren: Lo haces -Aseguró-. Pero yo te excito -Contraataco mordiendo el lóbulo de su oreja


sensualmente.

Camila: Dije que no -Se negó antes de sentarse en el sofá, sacar el sushi de la bolsa y comenzar a
comer.

Lauren suspiró y se sentó en el sofá, comiendo de mala gana.

Lauren: ¿Te hiciste un tatuaje? -Preguntó de repente.

Al parecer no lo había notado antes.

Delicadamente la pintora sujeto el antebrazo de Camila y observó detenidamente la obra de arte.


Sus ojos se humedecieron.

Lauren: Es una libélula.

Camila: Me haré una por cada persona que gane -Aclaró.

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Lauren sonrió y la miró directamente a los ojos.

Y la pintora la miraba como si el cielo, las estrellas, la luna y cada cosa hermosa en el planeta
viviera dentro de sus ojos.

Lauren: Su alas son...

Camila: Un dragón y un unicornio. Lo sé -Sonrió tiernamente antes de acariciarle la mejilla-... Se lo


que me tatué, Jauregui. No estoy tan loca.

El dragón y el unicornio en su mural ya no se besaban.

Ahora eran uno.

Lauren simplemente la abrazó y la besó mientras intentaba transmitirle un montón de


sentimientos que no podía expresar con palabras.

Y Lauren tuvo su cena después de todo...

***

Momentos más tarde, mientras abrazaba el cuerpo desnudo de Lauren Jauregui, Camila comenzó
a recordar lo sucedido dos años atrás.

Recordó haber cerrado los ojos y pensar que todo había terminado, y después aquellos brazos
envueltos en su cintura suplicando por ayuda. Recordó la larga charla que tuvieron esa noche, las
miles de maldiciones, lágrimas e insultos contenidos que Lauren había gritado al mundo mientras
Camila la sostenía entre sus brazos.

Ese día Camila no llegó tarde al trabajo.

Ese día Camila no fue al trabajo.

Recordó las miles de visitas al terapeuta. Los antidepresivos que su novia había tenido que tomar.

Recordó haber visto las heridas de sus muñecas aparecer y reaparecer con los días, hasta que
simplemente se volvieron cicatrices.

Recordó sus subidas y bajadas. Sus lágrimas y sonrisas. Sus intentos de levantarse y sus tropiezos.

Y recordó haber estado allí para aplaudirla y para consolarla.

Ella estuvo allí para todo.

Ella aun lo estaba.

Camila: ¿Por qué no saltaste, Lauren? -Se le escapó.

Quiso taparse la boca de inmediato, pero ya no había nada que hacer.

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Lauren: ¿Quieres que lo haga?

Camila: Ni en broma vuelvas a decir eso, Jauregui.

Lauren rió y besó su frente.

Lauren: No salté porque no quería ser una libélula para alguien más -Explicó. Era la primera vez
que le decía esto-. No quería ocupar un espacio en su espalda... No quería destruir a nadie.

Camila suspiró.

Lauren: Además, también lo hice por mí misma... Solo pensé que merecía morir feliz y no sobre el
sucio asfalto. Y decidí recuperar quien había sido.

Camila: Tatiana tenía razón -Dijo suavemente mientras trazaba patrones en el estómago de
Lauren-. Si lo deseas con la suficiente fuerza puedes renacer de tus propias cenizas.

Lauren besó sus labios.

Lauren: Tú recogiste mis cenizas, Camz, y las juntaste para que pudiera renacer -Susurró
suavemente a su oído mientras sujetaba su mano-... Gracias.

Camila: Ha sido un placer, Lern... Siempre lo será.

Silencio.

Lauren: Lanzarme habría sido un gran error -Dijo después de unos minutos, y el tono de burla en
su voz era claramente identificable-... ¡Una pintora loca habría llegado días después y pedido que
le hicieras un tatuaje de libélula en su espalda!... ¡Y se habrían enamorado de ti!

Camila: Una total pesadilla -Rio antes de besar su pecho tiernamente.

Lauren: Solo puedes tatuarme libélulas a mí -Dijo-. Eres mi tatuadora de libélulas, Camz. El resto
puede pedírselas a Vero y Lucy, porque los mandaré a la mierda si llegan a acercarse a ti con este
sucio propósito.

Camila: Estás loca, Lauren.

Lauren: Tú también -Contraatacó-. Es decir... ¡Te enamoraste de mi cuando era una perra que
pintaba desnudos y que seguramente usaba bragas rojas! ¡¿Acaso estás demente?!

Camila: Un poco -Aceptó-. Howe dice que todo el mundo lo está.

Dejaron escapar un suspiro y le permitieron al silencio envolverlas.

No era un silencio incómodo. Era un silencio maravilloso.

Camila: ¿Necesitas hablar de algo? -Preguntó después de unos momentos.

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Siempre se lo preguntaba.

Quería conocer sus sueños y tristezas. Quería reparar sus días malos y celebrar sus días buenos.
Quería estar allí para ella.

No quería cometer el mismo error de antes.

Lauren: Pues...

Y así siguieron los días para la pintora y la tatuadora de libélulas.

Días buenos, días malos, días por venir... Pero días en fin.

Y así es como a finales de año las libélulas en el brazo de Camila eran dos.

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