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(CAMREN)
by Sidwaay
Camila Cabello ha vuelto a Miami luego de pasar 3 años trabajando como pediatra
con Médicos sin fronteras. En su retorno conocerá a Lauren Jauregui, una cirujano
plástico la cual detesta a los pediatras. Ambas esconden secretos que marcan sus
vidas... Pero lo que ambas no saben es que algo llamado amor les cambiará para
siempre.
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Nos volvemos a leer, espero que disfruten de una nueva historia que
espero les haga sentir mil emociones.
Aquí vamos :)
Capítulo 1.
Camila había viajado durante la última navidad para darles una sorpresa a sus
padres, pero sólo estuvo por el día y luego volvió a su trabajo. Aún podía sentir cómo
los brazos de su padre le habían dejado sin respiración y cómo su madre llenaba su
rostro de besos y lágrimas.
- Lo sé papá, pero así estoy más tranquila aquí... Además, no
quiero ser una carga para vosotros.
- Mi pequeña, siempre eres bienvenida... Tu madre dice que
vengas a almorzar, por favor. No nos hagas ir a nosotros hasta allá. – Dijo animado el
hombre.
- Iré para allá, nos vemos, besos. – Se despidió con una leve
risa.
La llamada se cortó y Camila miró detenidamente el antiguo móvil que
tenía entre sus manos. Había comprado un tarjeta con saldo en el aeropuerto para
usarlo, nunca hubiera imaginado la infinidad de cosas que podía encontrarse en las
tiendas del lugar.
Sin embargo, se daría tiempo ella misma para decidir si se compraría
un aparato más tecnológico o no, ya nada recordaba de usar redes sociales, ni
tampoco le apetecía. Sólo extrañaba poder escuchar música con los auriculares, pero
para eso tenía su antiguo iPod nano.
...
Lauren dejó las llaves de su Ford Ranger XLt 4x4 sobre la mesa del
comedor mientras se sacaba sus costosos zapatos de suela blanda, que solía usar en
la consulta, para buscar rápidamente un par de deportivas que tenía junto a la puerta
que daba hacia el jardín de la casa.
Cuando sus pies comenzaron a caminar por el césped los ladridos
fuertes de bienvenida le hicieron sonreír abriendo los brazos para el Golden Retriever
que corrió y se tiró contra ella haciendo caer ambos al piso.
- Ey Sam. ¿Qué tal todo amigo? – Dijo animada la ojiverde
acariciando el dorso del can mientras éste le lamía cariñosamente la otra mano.
La cirujana siguió acariciando al cuadrúpedo mientras observaba cómo
Sam le respondía moviendo la cola enérgicamente.
- ¿Me extrañaste? ¿Qué te parece si cuando baje el sol vamos a
un paseo a la playa?
El perro le miró para luego volver a lamer las manos de su dueña.
Lauren hizo el amago de levantarse del suelo pero Sam se volvió a revolver entre sus
brazos impidiendo la acción.
- ¿Tienes hambre? Porque yo estoy muriendo de hambre. – Rió
la cirujana.
Luego de entrar nuevamente a la casa la ojiverde se dirigió hasta la
cocina la cual tenía un gran ventanal que daba hacia la playa que sólo se encontraba
a unos metros de distancia. Su casa estaba al lado norte de la ciudad, era un barrio
poco poblado debido a que la geografía era un poco apartada y las casas estaban
separadas por largos terrenos.
Lauren aún podía recordar cómo su madre le había recriminado
comprarse una casa tan alejada de la civilización y con un patio excesivamente
grande en comparación a lo sencilla que podía ser la casa. La cirujana había reído
frente a la palabra que había usado su madre, sencilla no era justamente lo que era
aquella casa de dos plantas que daba unas vistas extraordinarias a la playa.
...
Su cuerpo se dejó caer al sofá que tantas veces había extrañado, el
sol estaba casi por ocultarse o así le parecía mientras detallaba aquellos colores
levemente anaranjados y violetas que le regalaba el cielo. Su mente seguía aturdida
por el radical cambio que había sufrido en los últimos días, Camila aún pensaba que
en cualquier momento despertaría y volvería estar en Mbarara, aquella pequeña
ciudad en que ella y sus colegas pasaban días bajo el sol intentando ayudar a todos
los que lo necesitaran.
Había pasado toda la tarde con su padres y una sonrisa amplia se
dibujó en su rostro. Camila se sentía agradecida de por vida con ellos, su padre y
madre habían realizado todo lo posible para que ella lograra poder estudiar Medicina
en la facultad de la Universidad de Miami y luego especializarse ahí mismo en
pediatría. Muy atrás quedaba aquella familia que había migrado hasta USA para una
mejor vida. Claramente aquello había sido una gran razón por la cual Camila siempre
había deseado con ímpetu ayudar a los demás.
Los golpes de la puerta resonaron por toda la expansión de su
pequeño piso, haciéndole fruncir el ceño mientras oía las risas tras la puerta. Esa eran
sus amigas, Dinah y Normani.
- ¡Mila! – Saludó Normani con un abrazo el cual Dinah no esperó
que se terminara para unirse a ambas chicas a la vez.
- ¿Pero qué es esto? – Preguntó Camila sorprendida mientras
veía cómo sus amigas se apoderaban del sofá donde ella había estado minutos antes.
- ¿Creías que con un par de horas anoche te pondrías al día con
nosotras? – Picó Dinah.
Camila hizo una mueca divertida haciéndose la ofendida, pero luego
rió mirando con curiosidad la caja de pizza que Dinah aun llevaba en las manos.
- Oh por Dios... No he probado una de ésas desde que me fui. –
Dijo Camila gimoteando.
- Ey, pero sin llorar. – Rió Dinah.
- Ayer no lloraste durante nuestro reencuentro en el aeropuerto,
no aceptaré que llores por una pizza Mila. – Amenazó Normani con un dedo.
La pediatra rodó los ojos para luego lanzarse a los brazos de Normani
haciendo reír a ambas mientras Dinah abandonaba la escena para dirigirse a la
pequeña cocina.
- Mis chicas y una pizza, ¿Qué más podría pedir? – Sentenció
Camila ayudando a Dinah con los platos y vasos.
- Un poco de sexo... Que a mí se me hace que tú en tres años,
nada que nada. – Aclaró Dinah.
Camila se sonrojó frente al comentario para luego golpear levemente
el brazo derecho de su amiga mientras reía apenada. Sería una larga y agradable
noche junto a sus mejores amigas, aquellos sí eran pequeños placeres que la morena
sabía disfrutar de la vida.
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Hola, primero que todo, muchas gracias por la agradable recepción de
la nueva historia. Realmente lo aprecio, ya nos seguiremos leyendo.
:)
Capítulo 2.
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Ey, como siempre, gracias por todo! Adelanto próximo capítulo:
Encuentro camren.
Am I out of my head?
Am I out of my mind?
If you only knew the bad things I like...
Capítulo 3.
- Lo siento Dra. Cabello, creo que nos vemos limitados de tiempo para ser
parte de su propuesta. – Dijo finalmente Lauren.
La cirujana no esperó respuesta y se levantó rápidamente de la silla
extendiendo una mano en forma de despedida.
- Un gusto, y espero que logre encontrar gente que pueda
ayudar. – Habló automáticamente Lauren.
Nathan también se levantó de sopetón y le extendió la mano con una
leve sonrisa que dejaba ver sus dientes.
- Buena suerte. – Se despidió el cirujano.
El ceño de Lauren se endureció bajo las irónicas palabras de su socio,
pero luego sus ojos viajaron nuevamente hacia el rostro de la pediatra la cual se veía
frustrada, pero que finalmente sólo dibujó una falsa sonrisa en su rostro... La cirujana
las reconocía con facilidad, llevaba años detallando rostros de personas, pacientes,
conocidos, amigos, hasta el de ella misma, sabía cuándo alguien no le brindaba una
sonrisa sincera y muy en el fondo se sintió decepcionada de que Camila fuera una de
aquellas personas.
- Un gusto, hasta ahora. – Se despidió la pediatra arreglando su
falda antes de salir
...
- ¿Qué te tiene tan intranquila? – La voz de Will resonó dentro
de la oficina donde Camila intentaba descansar luego de 12 horas de un turno en
urgencia.
La morena hizo un divertido puchero mientras se cogía el cabello con
una coleta alta para luego dejarse caer contra el hombro de Will.
- Aún no logro encontrar todos los cirujanos que necesitamos
para solucionar el tema de las listas de esperas.
- Entiendo... - Mencionó el moreno pero fue interrumpido.
- No, no lo entiendes... Esto no es nada en comparación a
Uganda, esto parece un capricho al lado de todo lo que tuvimos que hacer allá para
conseguir ayuda, algo tan básico como conseguir un poco de medicamentos, agua y
luz... Allá la gente se apoya con gente, no existen muchos recursos materiales, pero
por Dios, es sólo pedir ayuda de buena manera para una buena acción y ellos lo
hacen... Aquí no es así, llevo algo así como 2 semanas hablando con cirujanos
infantiles, generales y plástico y sólo dos han accedido a ayudarnos...
Will elevó las cejas en respuesta al repentino discurso de su amiga,
era verdad que ahora no conocía mucho a ésta nueva Camila Cabello, la pediatra que
se había ido a África para ayudar y de la cual ahora llevaba aprendiendo muchas
cosas, entre ellas, la gran paciencia que tenía la morena, que parecía que en éstos
momentos se había esfumado frente a la gran frustración de la pediatra.
- Algo se nos ocurrirá Mila... Por ahora, ¿Qué tal si te invito a
cenar? – Preguntó con real interés el moreno.
Camila suavizó sus expresiones faciales mientras miraba con detalle la
extravagante camisa que llevaba su amigo aquel día, el moreno podía ser un pediatra
de lo más profesional pero Will no podía evitar tener ése estilo tan propio de la gente
de Miami.
- ¿Cenar? Mejor que sea un par de tequilas y una noche para
bailar salsa. – Dijo animada la morena.
La risa del pediatra invadió el lugar mientras Camila se encaminaba
para tomar su bolso y guardar su bata en su taquilla, el moreno le siguió mientras
detallaba a su amiga.
- Por cierto Will... - Habló Camila llamando la atención del
moreno. - No habrás olvidado que me gustan las chicas, ¿Cierto?... Recuerdo que tu
hermana es muy guapa, no tendría problemas en que hoy nos acompañara.
Camila pudo notar cómo las mejillas de Will tomaban un leve rubor
para luego detallar la sonrisa perfecta que tenía el moreno.
- Katie se ha casado hace un año y se ha mudado a Hawaii con
su esposo que es un surfista profesional.
- ¿En serio? – Preguntó asombrada la pediatra.
- Claro que no... - Dijo seriamente Will. – Pero sigue siendo muy
heterosexual.
La pediatra golpeó tiernamente uno de los hombros de Will y luego
revisó rápidamente su bolso para salir del lugar.
- Vamos, necesito una buena dosis de tequila. – Rió Camila.
- Digo lo mismo. – Afirmó el chico.
- ¿Puedo invitar a Dinah y Normani? Seguro alguna de ellas sí
podrían ligar contigo. – Le guiñó un ojo.
- Oh ahora si lo dices así... - Dijo cómplice el moreno.
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Gracias por todo, como siempre... Y ahora que comience todo ;)
Capítulo 4.
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Gracias como siempre, no desesperen, la próxima semana ya se viene
el primer maratón :)
Capítulo 5.
Abandonando la puerta principal del lugar Camila agradeció la pequeña brisa marina
que corría por las calles para calmar un poco el calor y a la vez los diversos
pensamientos que estaba teniendo aquella noche.
...
Llevó una de sus manos hasta su bolsillo donde su móvil no dejaba de
vibrar, en la pantalla pudo ver los diversos mensajes de Taylor quien le recordaba que
mañana por la tarde sería otro de los partidos de football de Michael y que no olvidara
que le había prometido al pequeño nuevamente ir a verle.
Bebiendo lo que quedaba del whisky de su vaso y dejándolo cerca de
las otras copas de diversos tequilas Lauren le comentó a Nathan que saldría para
hacer una llamada.
Al llegar a la salida sacó su móvil y marcó el número de su hermana
menor esperando que Taylor respondiera, esperó unos segundos hasta que del otro
lado de la línea respondieran.
- Ey, ¿Te he despertado? Disculpa, no he caído en cuenta de la
hora en que te mandé los mensajes, he estado ocupada todo el día... - Excusó Taylor.
- Calma, estoy en un bar con Nathan... Y claro que iré mañana,
dile a Mike que ahí estará su tía. – Sonrió levemente.
- Gracias Lauren...
- Descansa, buenas noches hermana.
Cuando la llamada se terminó y giró sus pies para volver a entrar al
lugar unos ojos marrones mirándole fijamente desde una distancia de algunos metros
hicieron que su cuerpo se quedara estático en el lugar... Camila Cabello le estaba
detallando detenidamente mientras la chica disfrutaba de la agradable brisa marina
del lugar. Sin saber concretamente porqué, sus pies se encaminaron hasta la dueña
de aquellos profundos ojos marrones.
- ¿Una llamada importante? – Dijo curiosamente Camila a quien
ya se le notaba el efecto del alcohol.
Aguantó una pequeña sonrisa al reconocer el brillo especial en
aquellos marrones y cómo la pediatra arrastraba un poco las palabras, llevaba el
cabello algo despeinado y las mejillas aún ruborizadas... Se veía increíblemente
guapa.
- Asuntos familiares. – Se encogió de hombros la ojiverde.
- Ya... - Respondió pensativa Camila.
Se quedaron en silencio mientras Lauren siguió detallando el hermoso
rostro de aquella mujer. Tenía un perfil maravilloso y su cuello terminaba con gracia
donde comenzaban los hombros.
- Entonces la Dra. Jauregui sí debe tener algo de sentimientos y
un corazón si es que llama a alguien de su familia a estas horas. – Sonrió torpemente
Camila.
Frunció el ceño frente a las palabras de la más baja y quiso
responderle de forma abrupta e irónica, pero algo en la sincera sonrisa de la morena
le hizo dudar si el comentario había sido una burla o un alago. Apretó la mandíbula al
verse incapaz de leer claramente las intenciones de aquella mujer.
- Tomaré su ofensa con gracia, sólo porque claramente el
tequila hace estragos en usted. – Dijo elevando las cejas la cirujana.
- Oh. – Sonó divertidamente en la boca de Camila.
- Buenas noches Dra. Cabello, cuídese. – Se despidió antes de
comenzar a discutir con la mujer que al parecer quería hacer de un chiste la instancia.
Cuando fue a girarse la pequeña mano de Camila atrapó uno de sus
antebrazos llamando su atención. Sus músculos se tensaron frente al inesperado
contacto y las pupilas de sus ojos se dilataron rápidamente buscando el rostro
ruborizado de la pediatra.
- Yo... Disculpe, no sé por qué... Disculpe, buenas noches Dra.
Jauregui. – Dijo confundida.
Miró con detalle cómo los ojos de Camila se mantenían fijos en los
suyos, y sin esperar más con una de sus manos atrapó la mano de la pediatra que
seguía en su antebrazo. La piel de la morena era suave, y frente al contacto la mano
de menor tamaño intentó huir, pero Lauren apretó más el agarre impidiendo la
acción.
Siguieron mirándose mientras Lauren podía sentir su propio corazón
agolparse furiosos contra su pecho... Qué tenía aquella mujer, qué tenían aquellos
ojos, qué tenían aquellos delineados y llamativos labios que le hacían quedarse ahí.
- ¡Camila! – Escucharon a sus espaldas para luego identificar a
Will quien hacía una seña desde la puerta del lugar.
- Debo irme... - Murmuró la pediatra rápidamente.
Todo fue tan rápido que Lauren se quedó en el mismo lugar
observando cómo Camila llegaba hasta la altura de Will donde también esperaban
Dinah y Normani.
Fue tal el impacto de lo sucedido que sus ojos esmeraldas se
mantuvieron viendo la mano con la cual había tocado la de Camila... Debía olvidarse
de aquello o se pasaría días y noches intentando darle una respuesta a algo tan
simple que le había parecido tan mágico.
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Como siempre, gracias por todo :) !
Capítulo 6.
Cuando su cabeza salió del agua hizo una profunda respiración para
compensar todos los minutos que había estado bajo del mar. Nadó lentamente hasta
la orilla de la playa donde Sam le estaba esperando junto a todas las cosas de buceo
que aquel día había decido a último minuto no usar y simplemente adentrarse al mar
para nadar tranquilamente.
Aún con el agua cayendo por su cuerpo y la arena pegándose a sus
pies Lauren se sentó junto Sam el cual ahora movía feliz su cola.
- ¿Ya te has cansado de correr por todo el lugar? – Le dijo al can
mientras le hacía caricias cerca del cuello.
Sam cerró los ojos con gusto frente a las caricias y Lauren sonrió
ampliamente para luego dirigir sus ojos hacia el horizonte donde se perdía la infinidad
del mar.
Agradecía lo apartado del lugar donde siempre podía disfrutar con
tranquilidad de la playa, en el cielo había una buena cantidad de nubes pero aun así
Lauren sabía que mañana tendría la piel con un leve tono rojizo como siempre pasaba
cuando iba a la playa de día, que era casi la mayoría de las veces.
- Sé que anoche te dejé solo, pero hoy tengo que ir a ver a
Mike, quizás luego venga con Taylor y él a casa. – Le explicó al perro el cual se
mantenía con la lengua afuera.
Sonrió de lado mientras detallaba el movimiento de las olas en el mar,
estaba tranquilo, con marea baja y Lauren cerró los ojos para apreciar el
característico sonido del lugar. Amaba estar ahí, era casi la única manera de calmar
sus pensamientos y sentimientos.
- Venga ya, hora de volver a casa. – Anunció la cirujana.
El perro se levantó ladrando fuertemente haciendo fruncir el ceño de
Lauren.
- Quédate aquí, ya vengo con la camioneta. – Le apuntó con un
dedo.
Mientras sus pies descalzos caminaron por la cálida y fina arena su
mente volvió al recuerdo de su encuentro con Camila Cabello durante la noche
anterior. Si bien había intentado mantener fuera de sus pensamientos a aquella
mujer, sería una mentira decir que lo había logrado. Incluso aquella mañana en que
se había despertado junto al cuerpo desnudo de Keana su mente se lo había vuelto a
recordar el tacto de la piel suave de la morena... Algo tendría que hacer.
...
- Entonces cuéntanos qué estabas haciendo con Jauregui afuera
del bar. – Apuntó Dinah para luego darle un sorbo a su taza de café.
- Ya les dije que nada... Sólo nos encontramos allí. – Se
ruborizó.
Y la verdad era, que aún se sorprendía de la pequeña interacción que
había tenido con la ojiverde la noche anterior. Podía recordar bien lo que le había
dicho y especialmente el momento en que ambas habían conectado sus miradas
mientras sus manos se estaban tocando, los latidos de su corazón se dispararon.
- Bueno, no pasa nada... Al final seguramente Lauren se ha ido
con aquella insoportable de Issartel. – Dijo Dinah sin mucha importancia.
- Pues serán igual de insoportables las dos. – Rió Normani.
- Tengo que irme chicas... Debo pasar la tarde con mis padres.
– Anunció inesperadamente la pediatra.
Hubo un silencio incómodo mientras Camila estiraba perezosamente
su cuerpo levantándose del sofá para luego caminar descalza por el amplio piso de
Normani donde habían pasado la noche luego de la salida. Buscando sus zapatos y
bolso la pediatra les tiró un par de besos a sus amigas en señal de despedida dejando
a estas un poco sorprendidas frente a la rápida huida.
Caminando lentamente por las calles para coger un taxi su mente volvió a recordar
aquellos hermosos ojos color esmeralda que la noche anterior se habían quedado
fijamente mirándole... No podía creer que después de casi tres años volviera a
sentirse abrumada por la belleza de una mujer, especialmente de alguien como
Lauren, una de la cual se hablaba de su terrible temperamento y reputación con las
mujeres.
¿Por qué se sentía tan atraída por la ojiverde? Podía admitir que
Lauren era extremadamente guapa, algo enigmática, demasiado seria para su gusto,
y ni siquiera se conocían... Pero había algo que hacía que no pudiera apartar sus
pensamientos de ella, incluso sus ganas de verle nuevamente... ¿Para qué? Se
preguntó, seguramente Lauren Jauregui nunca se fijaría en una chica como ella.
...
El pequeño de ojos azules se lanzó feliz a los brazos de Lauren quien
le devolvió el gesto bajo una emocionada mirada por parte de Taylor.
- ¡Tía Lauren! Has venido otra vez. – Dijo emocionado Michael.
- Claro campeón, seguro que hoy tienes un buen partido. – Le
sonrió la ojiverde.
- Mamá me ha comprado unos botines nuevos... ¿Te gustan?
Lauren detalló con especial cuidado los botines color rojo que llevaba
el pequeño y cómo estos contrastaban agradablemente con las medias color azul
oscuro.
- Están geniales. – Dijo guiñándole un ojo a Michael.
El sonido de la voz del entrenador del equipo del pequeño llamó la
atención de éste quien se despidió rápidamente con la mano y corrió hasta donde
estaban sus compañeros. Taylor se sentó en una pequeña grada del lugar y le hizo un
gesto a la ojiverde para que se sentara a su lado.
- Gracias por venir... – Murmuró la menor.
- Disculpa si fui algo borde cuando me llamaste el otro día. –
Confesó Lauren.
- No te preocupes, lo importante es que has venido... Te ves
algo preocupada... ¿Algo mal en el trabajo? – Dijo con curiosidad.
- No realmente, todo bien con ello.
Se quedaron en silencio mientras Lauren sabía que Taylor no
preguntaría más, se conocían tan bien que la menor de los Jauregui reconocía hasta
dónde debía seguir con sus preguntas, Lauren agradecía totalmente que su hermana
le conociera tan bien.
- Mamá me ha llamado hoy, me ha dicho que no le has cogido
las llamadas. – Apuntó la veterinaria.
- Oh, estaba en la playa, ya luego se me hizo muy tarde y tuve
que venir aquí. – Explicó.
- Llegará la próxima semana, dice que está encantada con
Venecia. – Comentó Taylor.
- Es bueno saber que le ha agradado el viaje.
Sonrió levemente al saber que pronto su madre volvería. A pesar de
todo y aunque no le gustara admitirlo a veces agradecía que su madre aún se
preocupara por ellas como si fueran unas niñas pequeñas que necesitan
constantemente del amor y preocupación de una madre, frente aquellos
pensamientos la imagen de la última vez que había visto a su padre atormentaron la
serenidad de su corazón.
- ¿Qué tal si luego del partido vamos a mi casa? Seguramente
Mike extraña un poco de playa y Sam jugará muchísimo con él. – Dijo Lauren.
- Por supuesto, sería genial. – Sonrió.
- Vale.
- ¿Y ahí me dirás realmente qué tiene tu mente tan ocupada?
---
Gracias como siempre :) veamos qué trama Lauren.
Capítulo 7.
^Nota de autora: Antes de leer el capítulo deseo explicar que como la historia se
desarrolla en Miami los personajes hablan inglés, por cosas técnicas y obvias haha la
historia está en español, entonces, en algún momento de la historia se describirá que
Camila habla en español dejando sin entender a Lauren... Vamos, un poco de
imaginación para el momento, seguro lo logran, de todos modos, además dejaré en
marcado en cursiva cuando lo haga.
***
...
Luego de terminar de prescribir la receta de medicamentos para el
pequeño con amigdalitis al cual estaba viendo en aquellos momentos, Camila se
despidió cariñosamente del niño y le dio una cálida sonrisa a la preocupada madre.
Caminando hasta el próximo box donde encontraría a su siguiente
paciente la morena sintió su móvil vibrar en su bolsillo. Rápidamente se lo llevó a las
manos para detallar el mensaje entrante por parte de Lauren Jauregui.
"Dra. Cabello, no parece alguien que guste de cenas lujosas, ¿Qué tal
algo de comida mexicana hoy por la noche?"
Sonriendo como en sus años de adolescente cuando alguna chica le
invitaba a salir Camila respiró hondamente para escoger las palabras precisas que
escribiría.
"Conozco un lugar perfecto, le dejaré la dirección y nos veremos a las
20.00 PM"
Mordiéndose los labios al guardar el aparato la ronca voz de Will
resonó a sus espaldas llamando su atención.
- Hola, ¿Todo bien? – Sonrió Camila.
- Qué guapa estás hoy... – Apuntó el moreno con un dedo.
- Gracias. – Dijo pestañeando rápidamente.
- Quería pedirte un favor... Seré muy directo, estoy realmente
interesado en Dinah y me encantaría que pudieras ayudarme, ya sabes, que me digas
qué le gusta hacer, cosas por el estilo. – Murmuró Will.
- Oh...
Luego de la pequeña charla entre ambos amigos Will se fue con una
triunfante sonrisa por los pasillos mientras Camila también sonreía frente a la posible
nueva pareja que podrían ser Dinah con el pediatra. Le agradaban juntos, ambos eran
divertidos y congeniaban de buena manera.
Ahora sólo deseaba que las horas que le quedaban de trabajo pasaran
rápidas y así poder dirigirse hasta el agradable lugar donde cenaría con la cirujana.
Esperaba sorprenderla frente a sus conocimientos sobre comida mexicana, además
incluyendo un agradable detalle que esperaba que no hiciera sentir nerviosa a Lauren.
...
Los ojos esmeraldas detallaron con curiosidad la típica decoración
mexicana que tenía en el exterior el pequeño restaurant que se encontraba cerca de
la playa en aquella zona de Miami. La música en español podía escucharse y Lauren
sonrió al recordar su inesperado cambios de planes, seguramente en un lugar así de
tranquilo lograría conocer de mejor manera a Camila y darle la noticia de que le
ayudaría con aquellos pacientes.
Sintiendo la agradable brisa marina del lugar la ojiverde volvió a
revisar la hora en su lujoso reloj que llevaba en la muñeca izquierda, seguramente
Camila llegaría en cualquier momento. Mayor fue su sorpresa cuando justo en
aquellos momentos la pediatra se bajó de un taxi y llegó hasta su lugar.
- Hola. – Sonrió la más baja con un beso en la mejilla.
- Ey, ¿Todo bien? – Dijo detallando la delicada capa de gloss
que cubría los labios de Camila.
- Sí, esperemos que la comida esté genial.
Le devolvió una pequeña sonrisa mientras ambas entraban al lugar
donde los colores verde, rojo y blanco parecían inundar todo. Pequeñas mesas se
esparcían por el lugar junto a una larga barra donde algunos hombres bebiendo
cerveza estaban viendo un partido de football que se comentaba en español. Una
amplia sonrisa se dibujó en su rostro cuando Camila le indició una de las mesas que
se encontraba un poco apartada del bullicio.
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Espero que no quedara tan confuso, pero vamos, es la magia de la
escritura.
Muchas gracias como siempre.
- Lo sentimos mucho, hemos realizado todo lo posible, pero las heridas de Tony
eran demasiado severas... Él ha fallecido. – Explicó.
En la facultad de medicina nunca te enseñan a enfrentar un momento
así, no hay un libro, no existen guiones, sólo te dan consejos sobre lo ideal de la
situación para dar una noticia así. Un espacio apartado, sin muchas personas, con
asientos, mirar a los ojos, explicar y responder preguntas, pero sobre todo, debes
decirlo, decir que el paciente ha fallecido, es la única manera en que los familiares
comiencen a asimilar realmente lo sucedido.
A pesar de todos los años ya trabajados en aquello, e incluso las
diferentes situaciones vividas tanto en Miami como en Uganda el preciso momento en
que Camila podía ver cómo una madre escuchaba la noticia de que había perdido un
hijo siguiera siendo el momento más desgarrador que ella podía reconocer en un ser
humano.
Con las manos aun sudando y las piernas temblando se despidió de
ambos padres luego de algunas preguntas y se acercó lentamente hasta la puerta del
servicio de urgencia por donde llegaban los pacientes en las ambulancias.
No hacía ni calor ni frío, y su mente agradeció que por aquellos
minutos no hubiera una gran cantidad de personas circulando por el lugar mientras su
reloj marcaban las 19.30 PM, sólo quedaban treinta minutos más de turno y ella
podría ir a su piso para desconectarse de todo.
...
Con sus ojos esmeraldas detalló rápidamente la hora en su móvil,
sintiéndose nuevamente nerviosa por estar allí, quizás ir de sorpresa para
encontrarse con Camila a la salida del hospital donde la pediatra trabajaba era una
decisión demasiado precipitada, pero no le ofrecería más que llevarla en casa en su
camioneta luego de un largo día de trabajo o incluso un corto paseo por la orilla de la
playa si es que la morena se lo permitía... ¿En qué momento había ocurrido aquella
decisión impulsiva de volver a encontrarse con Camila? Ni ella misma lo sabía.
Luego de cerrar la puerta de la camioneta y comenzar a caminar hasta
donde estaban las ambulancias fuera del servicio de urgencia Lauren agradeció que
hubiera poco movimiento en aquellas horas, así se le haría más fácil dar con Camila y
hacer un poco más agradable la sorpresa que se llevaría la pediatra al encontrarse
con la cirujana en aquellas condiciones.
Sin embargo y apretando la mandíbula pudo notar cómo la chica que
estaba sentada apartada de la puerta principal, aún con su bata color blanco y
teniendo el rostro hundido entre ambas mano era Camila, y parecía estar llorando
amargamente.
Sintiendo la boca seca e intentando no asustar a la morena Lauren se
acercó hasta quedar a su lado para detallar cómo Camila dejaba de esconder su
rostro y se limpiaba torpemente las lágrimas que rodaban por sus mejillas, a la
ojiverde se le hizo un nudo en la garganta al ver llorar a la misma chica que la noche
anterior había pasado horas riendo y sonriendo.
- ¿La... Lauren? – Dijo confundida.
- Ey, venía de sorpresa a verte, pero creo que la sorpresa me la
llevo yo... ¿Necesitas algo? – Murmuró suavemente mientras se sentaba junto a la
pediatra.
Camila negó levemente con la cabeza mientras seguía intentando
controlar sus lágrimas y limpiar su nariz. La cirujana pudo detallar el tono rojizo que
tenían los ojos de la morena y sintió cómo en su pecho se instalaba una inesperada
preocupación, no le gustaba verla llorar, no cuando había pasado todo el día
deseando escucharla reír y detallar aquella hermosa sonrisa que tenía.
- ¿Aún no terminas tu turno? – Preguntó la más alta.
- Me quedan unos minutos, simplemente debo buscar mis cosas
y dejar unas indicaciones. – Explicó.
- ¿Tienes hambre? Podría llevarte a comer algo o...
- No estoy de ánimos para salir, ha sido un día difícil... - Sonrió
de lado.
- Disculpa... – Dijo agachando un poco su rostro.
- Quizás un paseo por la orilla de la playa estaría bien, aunque
no quiero hablar de qué pasó hoy... - Se encogió de hombros.
- Claro, lo entiendo... Vamos.
- Espérame aquí, ya vuelvo.
...
Cuando la pediatra volvió a salir desde el servicio de urgencia pudo
detallar cómo Lauren estaba allí esperándole ya de pie, llevaba un delgado abrigo
color azul marino y una delgada camisa color blanca que dejaba ver el sujetador
blanco por debajo, unos holgados jeans claros y unas deportivas azules también,
parecía tan casual, seguramente habría salido hacía horas del trabajo.
Una gran curiosidad se instaló en su mente al ver cómo
deliberadamente la ojiverde le había ido a buscar al trabajo, detalles de horarios y
lugar dónde estaba trabajando que anoche habían salido de su boca frente a la
especial curiosidad que tenía Lauren en que ambas se conocieran más.
- Tengo aparcada cerca la camioneta, vamos. – Dijo la cirujana.
- ¿Una camioneta? – Murmuró enarcando las cejas.
- ¿Qué pasa? ¿Pensabas que tenía un BMW, un Ferrari o algo
por el estilo? – Sonó con un tono divertido.
- Bueno... Pareces una de aquellas personas que gustan de
cosas lujosas. – Confesó algo avergonzada.
- Para ser alguien tan altruista aún tiene algunos prejuicios Dra.
Cabello.
- No realmente, lo siento, además como anoche te fuiste en
taxi...
- No me gusta conducir cuando bebo, especialmente si es
tequila. – Sonrió de lado.
- Ya... ¿Una camioneta, realmente? – Dijo escéptica.
- Son muy cómodas, es una 4x4... Además Sam adora ir en ella.
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Ey, qué decir, como siempre, muchas gracias por todo vuestro apoyo
:)
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Nos leemos mañana :)
Capítulo 11.
- Bueno... Yo... Sé que no bailas salsa, o así pude detallarlo la otra noche...
- Muy detallista Dra. Cabello. – Murmuró Lauren.
- Yo... Yo... Olvídalo...
- Ey... Es verdad, no bailo salsa, pero si se trata sobre salir
contigo a bailar un poco, no podría negarme... Quizás me hagas cambiar de idea y
deje que me enseñes a bailar, por lo que recuerdo realmente sabías bailar aquellos
ritmos con trompetas y cantos en español.
Las mejillas de Camila ardieron aún más si era posible y dando un
pequeño brinco de felicidad en el mismo lugar que estaba la pediatra respiró
lentamente antes de responder.
- ¿Me pasas a buscar a las 22.00 PM? Conozco un buen sitio. –
Dijo.
- No podré beber si voy con mi camioneta...
- Cierto... Te dejaré la dirección y nos encontramos allá. –
Sonrió.
- Vale, hasta ahora guapa.
...
Cuando la llamada se terminó, y Lauren se encaminó hasta el
vestuario de mujeres para cambiarse por fin la ropa quirúrgica e irse a su casa, las
risas provenientes desde el interior del lugar llamaron su atención... Sin querer
interrumpir entró lentamente al lugar donde encontró a Nathan apoyado contra una
pared acariciando el cuello de Dinah Jane la cual se separó rápidamente del cirujano.
- Lauren... ¿Está listo el protocolo y las indicaciones? – Murmuró
Nathan intentando quitar la tensión del momento.
- Sí... - Dijo a secas mirando fijamente a su mejor amigo.
- Vale, entonces ya me voy, estamos hablando. – Sonrió de
lado.
Frunciendo el ceño afirmó en silencio para luego acercarse hasta su
taquilla mientras Dinah terminaba de ordenar nuevamente su cabello frente al espejo
que había en el lugar.
- No es lo que parece... - Dijo Dinah rompiendo el silencio.
- No es de mi interés nada de lo que he visto aquí Dra. Hansen.
– Respondió rápidamente la ojiverde.
La mujer curvilínea le dedicó una forzada sonrisa a Lauren para luego
recoger su bolso e irse rápidamente del lugar dejando a la cirujana preguntándose si
debía hablar sobre aquello con Nathan o hacer como si nada hubiese pasado.
Lamentando sobre todo que por lo que recordaba Will, uno de los amigos más
cercanos de Camila, se estaba saliendo con Dinah.
- No te metas ahí. – Se dijo a sí misma luego de acomodarse la
delgada cazadora de cuero.
Al llegar a la zona de aparcamiento se encontró con Nathan quien le
esperaba fuera de la camioneta apoyado sobre la puerta del piloto.
- No ha pasado nada, por si te lo preguntabas. – Murmuró el
pelirrojo sacándose las gafas de aviador que llevaba aquel día.
- Ey, nunca te he juzgado por lo que haces con las mujeres... -
Dijo encogiéndose de hombros.
- Pero Dinah es amiga de Camila y se supone que está saliendo
con Will.
- ¿Y?
- Joder Lauren, es obvio que querrás contarle lo que viste... -
Frunció el ceño.
- Nathan... Podemos vivir en la ciudad con mayor cotilleo del
mundo, pero que tú quieras tener sexo con Dinah Jane cuando ella se supone que
está con otro hombre no es de mi puto interés, no eres un niño pequeño, y no sería la
primera vez que le eres infiel a Cynthia... - Explicó.
- Vale... ¿Entonces no le dirás?
- ¿A Camila? – Enarcó las cejas. – Por Dios ni que os hubiera
pillado teniendo sexo ahí mismo, por lo que a mí me conviene yo sólo os vi hablando.
– Dijo apuntándolo con un dedo para que se apartara de la puerta.
- Gracias... – Murmuró el pelirrojo.
...
La sonrisa que había en su rostro no se borró durante los siguientes
minutos en que Lauren sujetó de su mano para entrar en aquel gran Club de Salsa
donde la música resonaba fuerte a través de las bocinas y el cautivamente perfume
de la ojiverde invadía su nariz.
- ¿Si eres cubana deberíamos tomar unos Mojitos, no? – Sonrió
Lauren con eficiencia.
- El mío que sea de frutilla. – Guiñó con un ojo.
- Mmm, si es así entonces querré besarte toda la noche.
Golpeando levemente el hombro de la ojiverde Camila se acercó junto
a ella hasta la barra donde un alto chico de cabellos oscuros les dirigió una sonrisa
preguntarles en español qué deseaban. Ella hablando fluidamente pidió un mojito
frutilla y uno clásico para Lauren quien le miraba sin perder detalles.
- Ya digo yo, necesito que me enseñes español. – Sonrió.
Ahí va otra vez, siendo totalmente irresistible... Sin embargo la
situación le hizo recordar aquella noche en que había visto interactuar a Lauren con
Keana. Su sonrisa se volvió tensa y desvió sus ojos hacia el vaso que ahora el chico le
pasaba en su mano, intentando mantener sus ojos marrones en ello y no mirar
directamente al lugar donde sus emociones se iban directamente a un espiral de
sensaciones, los ojos de Lauren.
- Mmm, está muy bueno. – Apreció la cirujana bebiendo de su
mojito.
- Alcohol latino. – Sonrió.
Sin esperar más Lauren volvió a sujetar de su mano libre para
encaminarse cerca de la pista de baile donde varias parejas estaban disfrutando del
ritmo de la música. Camila sintió que perdería luego la cabeza cuando percibió que
Lauren había comenzado a subir su mano acariciando su brazo hasta llegar
lentamente a su hombro por donde caían sus cabellos con puntas onduladas.
- Si tú me enseñas a bailar salsa seguramente no tendría mejor
maestra. – Susurró a su oído.
- No tendré compasión por ti Jauregui, y si te atreves a pisar
uno de mis pies olvídate de que hoy lograrás besarme. – Sonrió apartándose
rápidamente.
Se mordió sus labios dándole la espalda a la cirujana. Ella también
podía jugar, si Lauren quería seducirla, entonces ella también podía hacer que la
ojiverde perdiera la cabeza.
Sin esperar la más alta sujetó su vaso para dejar ambos sobre una
pequeña mesa que estaba cerca del lugar para luego entrelazar una de sus manos y
encaminar a ambas hasta el centro de la pista.
- Lección 1... Mientras me tengas entre tus brazos y estemos
bailando yo seré la única mujer que existe para ti. – Sentenció Camila.
Lauren sonrió ampliamente mientras ambas comenzaban a moverse al
ritmo de la música, haciendo que una canción se transformara en dos más, y tres, y
diez, y quince hasta que sus pies exigieron descanso... Por supuesto, sus labios
también, porque los besos llegaron luego del fin de las resonantes trompetas de la
primera canción.
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Nada como un mojito, no?
Capítulo 12.
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Fin del primer maratón, como siempre, gracias por leer, y ya nos
volveremos a leer :) !
Capítulo 13.
Con sus ojos marrones intentó guardar cada detalle del lugar. Por
supuesto, la casa de Lauren era amplia y tenía innumerables adornos que llamaron su
atención mientras se paseaba lentamente por el lugar. Las paredes tenían tonos
claros, y el azul marino con blanco reinaban en la decoración, incluso una sonrisa se
dibujó en su rostro al percatarse de los varios detalles que hacían alusión a cosas
marinas, un pequeño faro, un timón y un gran cuadro con todos los nudos marineros
que pudieran existir.
- ¿Acaso fuiste marinero en alguna vida pasada? – Bromeó
Camila.
Lauren hizo una pequeña mueca permaneciendo en silencio mientras
se dirigía a la puerta del patio donde salió sin decir una palabra.
Camila mentalmente se preguntó si habría incomodado con sus
palabras a la ojiverde quien no volvió a entrar a la casa, haciendo que ella misma
tomara la decisión de dirigirse hasta el jardín. Cuando llegó hasta, donde debería
haber ido Lauren, sintió cómo por su lado izquierdo ladraba un gran Golden Retriever
que se lanzó contra ella haciéndole caer aparatosamente contra el césped.
- Hola, tú debes ser Sam. – Recordó sonriendo.
El perro ladró fuertemente haciendo estremecer el cuerpo de Camila
quien por unos segundos temió que el animado cuadrúpedo no le dejara salir del
lugar.
- ¡Sam! Más cuidado con la señorita. – Resonó la voz de Lauren
quien llevaba en una mano una sombrilla de playa y en la otra un par de toallas.
Liberándose del gran cuerpo del perro Camila logró ponerse de pie y
mirar con detalle cómo Sam ahora se había sentado obedientemente al lado de la
ojiverde.
- ¿Necesitas el baño para cambiarte? – Murmuró la ojiverde
mientras abría otra pequeña puerta que daba conexión desde el jardín a la playa.
- No, tengo el bikini bajo la ropa. – Explicó.
- Genial. – Sonrió.
Sam corrió rápidamente hacia afuera donde Camila se encontró con
una amplia plataforma de madera la cual tenía rendijas. A un lado había una pequeña
ducha y además una manguera enrollada.
- Aquí es donde nos limpiamos la arena de la playa con Sam. –
Murmuró feliz la ojiverde.
- Vaya, esto es genial. – Dijo asombrada.
- ¿Prefieres ir andando o quieres que nos acerquemos con la
camioneta?
- Podemos andar. – Sonrió.
...
Lauren soltó una carcajada viendo cómo Sam corría por la orilla de la
playa persiguiendo a Camila quien ahora sólo llevaba la parte de arriba de su bikini y
uno pequeño short de mezclilla. Ella misma no podía desviar sus ojos de la morena,
se sentía hipnotizada por aquella chica que ahora le reclamaba al perro que le dejara
en paz.
- ¡Basta Sam! – Ayudó Lauren.
El perro bajó las orejas frente a la orden de la ojiverde y Camila volvió
caminando para sentarse a su lado sobre unas de las toallas que habían extendido
sobre la cálida arena.
- ¿Cómo es que eres tan pálida si vienes tanto a la playa? – Dijo
confundida la pediatra.
- Porque al parecer mi piel no sabe broncearse y sólo sabe
quemarse. – Hizo una mueca. – Seguro has notado que algunos días ando con el
rostro con un tono rojizo.
- Cuando Taylor te ofrezca un poco del pastel que ella misma hizo, no lo
aceptes, terminarás intoxicada... – Dijo mordazmente Lauren mientras le pasaba un
brazo por la cintura a la pediatra.
- ¡Oye! – Gritó la rubia ofendida.
- Taylor, estaré encantada de comer un poco. – Respondió con
sinceridad Camila.
Una sonora risa escapó de la boca de la menor de los Jauregui quien le
guiñó un ojo a su hermana para luego irse y encontrarse con la mujer que acababa de
llegar a la fiesta con un gran regalo entre las manos.
- Le ha gustado mucho la bicicleta. – Apuntó Lauren.
- ¡¿De verdad?! Me alegro mucho. – Casi chilló para luego
detallar a la distancia cómo la mujer que estaba hablando con Taylor ahora iba donde
Mike.
- Es mi madre... Prepárate para un largo y tortuoso cuestionario
sobre tu vida. – Dijo la cirujana encogiéndose de hombros.
Sintió los músculos de su cuerpo tensarse al mismo momento en que
Lauren le arreglaba un mechón de cabello que caía por su frente.
- Por cierto... Sé que no hemos hablado bien de lo que te conté
el otro día... - Dijo la más alta.
- Entiendo que sea un tema difícil para ti, puedes hablar
conmigo de ello cuando tú te sientas cómoda, sabes que puedes confiar en mí. –
Sonrió levemente.
- Gracias... De verdad, lo aprecio mucho... Mmm... ¿Quieres
quedarte a dormir conmigo hoy luego de la fiesta?
Su cuerpo volvió a temblar frente a la propuesta de la cirujana. Su
mente se mantuvo sin poder formar ninguna respuesta mientras Lauren parecía que
había descubierto el nerviosismo que se apoderaba de ella.
- Perdóname si he sido imprudente... - Susurró la ojiverde.
- Tranquila... Me encantaría, seguramente en tu casa de noche
se escucha el fuerte oleaje.
- Claro, no hace falta ni siquiera dormir con la ventana abierta.
– Sonrió.
...
Cuando los ojos de Lauren se cruzaron con los de su madre ésta le
dirigió una cálida sonrisa. Sin esperar mucho y dejando a Camila hablando con unas
amigas de Taylor ella llegó hasta la altura de la mujer y se fundieron en un corto
abrazo.
- Veo que es alguien importante, la has traído al cumpleaños de
tu sobrino... - Comenzó hablar Clara.
- Taylor le ha invitado, y ella ha aceptado. – Confesó.
- Es hermosa, y tiene una sonrisa sincera...
Afirmó en silencio sonriendo levemente por las palabras de su madre.
- Ya hablaré con ella, no creas que se librará. – Apuntó con un
dedo.
- Mamá, no le espantes por favor... - Rodó los ojos.
Clara le guiñó un ojo cuando escucharon a Taylor llamando la atención
para cantar el cumpleaños feliz.
- Salvada por la campana. – Picó la mujer.
Buscó entre la gente a Camila la cual se había quedado de pie cerca
de donde estaba Taylor sujetando el pastel de cumpleaños. Mike sonreía avergonzado
detallando a cada una de las personas que le miraban, Lauren consiguió abrazar
levemente a la pediatra cuando las voces comenzaban a cantar.
Cuando todo terminó en aplausos y risas la cirujana sintió cómo
Camila le tiraba de la mano para alejarse un poco de la multitud.
- Me he sentido algo vieja. – Murmuró la pediatra.
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Gracias como siempre...
Mañana otra vez habrá cap ;)
Y por pura curiosidad, ¿De qué parte del mundo son mis lectores?
Capítulo 16.
Los labios de Lauren invadieron cálidamente los suyos uniéndolas en un beso que se
profundizó cuando la lengua de la más alta entró en la boca de Camila. Un casi
inaudible gemido escapó entre los labios de la morena cuando Lauren giró su cuerpo
para quedar sobre el de ella. La intensidad de los besos fue aumentando haciendo
vibrar el cuerpo de Camila quien acariciaba la espalda de Lauren mientras ésta tenía
sus manos acariciando las piernas de la más baja.
- Lauren... - Murmuró.
Sin embargo la boca de la ojiverde era demandante, incluso cuando
abandonó su boca y ahora se recreaba en el cuello de Camila. Aunque una parte de
ella lo deseaba con locura, el resquicio de inseguridad que habitaba en su mente ganó
la batalla haciendo que sus manos lentamente apartaran el cuerpo de Lauren sobre el
suyo.
- No... No puedo... - Susurró algo aturdida.
- ¿He hecho algo mal? – Dijo confundida la ojiverde.
- Yo... No quiero ser una más Lauren...
Con sus ojos marrones detalló cómo la cirujana fruncía el ceño y
apretaba la mandíbula intentando interpretar las palabras de ella.
- Escucha, sólo dame un poco más de tiempo... Llevo casi tres
años sin tener relaciones, y me aterra pensar que yo no pueda darte lo que deseas...
- Intentó explicar.
- No estoy buscando sólo tener sexo contigo. – Murmuró Lauren
intentando deshacer los duros rasgos en su rostro.
- Y lo sé... - Suspiró.- Créeme que lo sé, sólo necesito un poco
más de tiempo...
El silencio que se creó hizo temer a Camila sobre la respuesta de
Lauren, quizás con éste se terminaban todas las posibilidades de que entre ellas se
estableciera algo, algo que ambas deseaban pero que aún no aclaraban.
- Seré paciente... - Sonrió levemente Lauren. – Pero por favor,
recuerda que esto no es sólo sexo...
- Lo haré... Gracias.
Camila abrazó a Lauren contra su cuerpo mientras el sonido del fuerte
oleaje se mantenía, la brisa marina que entraba también se podía sentir y cuando los
minutos fueron pasando Lauren ya dormía plácidamente con su rostro recostado en el
pecho de la pediatra.
...
Con sus ojos color esmeralda fijos en el campo quirúrgico Lauren
respiró hondamente mientras Nathan terminaba de hacer la pequeña incisión bajo el
seno izquierdo de la paciente.
- Separador. – Pidió Lauren.
La instrumentadora quirúrgica le pasó el material y metódicamente la
ojiverde colocó el objeto mientras Nathan con una gasa limpiaba la zona.
- Electrobisturí. – Pidió Nathan.
La acción comenzó a volverse repetitiva mientras los sonidos de la
Sinfonía Nº 5 de Beethoven invadían todos los rincones del quirófano.
- ¿Música clásica? – Dijo divertida Lauren mirando a los ojos
marrones de su mejor amigo.
- Hoy me tocaba a mí, y ya estaba aburrido de seguir
escuchando Calvin Harris... Además, ser cirujano es como ser el director de una
orquesta, ¿No? – Murmuró pensativo.
Lauren rió levemente por detrás de la mascarilla observando cómo el
pelirrojo seguía haciendo cada paso de aquel aumento de volumen mamario que
tanto deseaba la mujer que ahora estaban operando.
- Por cierto, ya han pasado un poco más de dos meses que
estás con Camila, ¿No?
- Técnicamente no somos nada. – Dijo de mala gana.
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Gracias como siempre... Y por comentar de dónde son :) !
Capítulo 17.
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Gracias como siempre por leer, comentar y votar.
Capítulo 18.
- Sí, pero Lauren no conoció a Keana sino hasta luego del divorcio... No sé qué
pasará ahora, Damon Meder está pagando todos los gastos médicos, pero dependerá
de Lauren si le demanda o no.
- Al menos su socio le ha arreglado la nariz. – Intentó bromear
Will.
- Nathan se ha preocupado por todo, se nota mucho todo lo que
ama a Lauren. – Murmuró.
- Al final de todo el pelirrojo es un buen hombre. – Sonrió el
pediatra.
Su cuerpo se removió intentando evitar que un grito saliera de su
garganta frente a las palabras de Will quien se levantó tranquilamente tomando entre
sus manos una radiografía de tórax de uno de sus pacientes.
El trabajo continuaba y ella sólo esperaba que las horas avanzaran
rápidamente para volver a la clínica donde Lauren debía permanecer por lo menos
dos días más.
Con sus pies resonando por el pasillo Camila se pasó una mano por el
rostro intentando alejar la preocupación de su rostro, aún podía recordar
perfectamente el aspecto de Lauren antes de entrar a quirófano. Su cuerpo tembló
frente a la idea de que algo aún más grave hubiera pasado con la ojiverde.
Su corazón se agolpó contra su pecho al sentir cómo otra vez las
lágrimas inundaban sus ojos, no se podía mentir, había tenido miedo de perder a
Lauren, y es que si bien no había aún un nombre en la relación que tenían, a Camila
no le quedaba duda que la cirujana ya era alguien muy importante en su corazón.
...
Nathan terminó de revisar las curaciones del rostro de Lauren la cual
le miraba con los ojos cansados, el primer día post cirugía había sido largo y tedioso,
la ojiverde no sabía manejar bien su ocio y ya estaba aburrida de tener que escuchar
hablar todo el día a su madre.
- Todo va en orden. – Le explicó el cirujano.
- Te demandaré si no me queda una nariz perfecta. – Sonrió
levemente Lauren.
- Lo siento, pero la mejor cirujano plástico de la ciudad no
estaba disponible para arreglar tu nariz. – Apuntó.
- Pero al menos el segundo mejor lo ha hecho. – Picó.
Ambos amigos se rieron levemente mientras Lauren le tomaba con
fuerza la mano a Nathan quien ya se había quitado los guantes.
- Gracias... Gracias por todo, de verdad. – Murmuró.
- No tienes por qué, sabes que siempre estaré ahí. – Sonó
emocionado el pelirrojo.
- Sólo no dejes que Keana se vuelva a presentar aquí. – Pidió.
- Ya está solucionado... Lauren, ¿Vas a denunciar a Meder?
- No lo sé... Sé que debería, pero por Dios lo último que quiero
es que luego tengamos problemas para hacer nuestras cirugías. – Dijo
pensativamente. – Lo hablaré detenidamente con mi abogado y creo que comenzaré
con el papeleo.
Con sus ojos esmeraldas detalló cómo Nathan se sentaba en el sofá al
lado de la cama para luego afirmar en silencio y dejar escapar un largo suspiro,
Lauren pudo notar cómo su mejor amigo estaba preocupado.
- Por cierto, he terminado con Cynthia... - Comentó el cirujano.
Se mantuvo en silencio esperando por los detalles que seguramente
su mejor amigo estaría repasando mentalmente.
- No he podido dejar de pensar en lo que pasó con Dinah... Sé
que crees que fue una noche de diversión y que es lógico que ella no quiera hablar
conmigo, pero, no puedo quitármela de la cabeza... Necesito... Necesito intentarlo.
El rostro de Lauren se tornó sorprendido frente a las inesperadas
palabras de su mejor amigo, nunca había visto tan vulnerable a Nathan en cuanto se
refería una mujer.
- ¿No es sólo por el hecho de que lo hicieron sin protección? –
Murmuró Lauren.
- No... Aunque quizás Dinah ya haya tomado una decisión sobre
aquello.
- Siempre existe una posibilidad de que estuviera embarazada...
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Mañana cap, y el jueves-viernes maratón.
^N/A: Quiero dejar en claro que como todos sabemos lo que escribo es ficción, ideas
y sentimientos que salen desde mi imaginación y se plasma en palabras. Por ello
mismo no aceptaré comentarios en mis historias con respecto a lo que ocurre en la
vida íntima de las chicas, me refiero específicamente al asunto de la foto que ha
dejado a alguien en una situación que nadie quisiera vivir que es cuando tu propia
privacidad se me ve afectada. Por favor, vamos a respetar las decisiones de cada uno
y no juzgar.
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Capítulo 21.
...
Se preguntó por milésima vez cómo la vida podía dar un giro tan
violento de un momento a otro, en un segundo Lauren le estaba pidiendo ser su novia
y al siguiente la misma chica le estaba avisando sobre lo que había encontrado
cuando le había comenzado hacer el amor.
- Camila... - Llamó la atención Ronald Kross quien ahora
detallaba su rostro luego de entrar a la consulta junto a Dinah y Normani.
- Ronald, gracias por recibirnos a primera hora. – Apuntó
Normani.
La mente de Camila siguió bombardeada por múltiples pensamientos
mientras identificó cómo el ginecólogo le miraba con preocupación.
- ¿Podrías contarme qué ocurrió? – Dijo calmadamente el chico.
- Ayer... Ayer mi novia... Ella me ha encontrado un nódulo en
mi seno izquierdo, yo no lo había notado, pero la verdad es que si lo palpo con fuerza
duele y no se mueve. – Murmuró con miedo.
- Vale, ¿Antes no lo habías sentido?
- No.
- ¿Te duele ahora?
- Sólo si lo palpo con fuerza. – Repitió.
- ¿Has tenido fiebre últimamente? ¿Dolor en tu pezón o algo
diferente?
- No...
Ronald afirmó en silencio mientras se colocaba unos guantes de látex.
- Necesito que te quites la camisa y el sujetador.
Tímidamente miró Normani y Dinah las cuales se alejaron un poco del
lugar para dejar a Ronald hacerle un buen examen físico. Camila quiso llorar cuando
el ginecólogo comenzó a palpar su seno derecho primero y luego el izquierdo, ella
misma había notado la diferencia... Cómo no lo había notado antes, no podía
entenderlo.
- No es tan grande, sin embargo está claramente ahí y no se
mueve. – Murmuró Ronald.
Se mantuvo en silencio mientras el ginecólogo ahora examinaba su
axila izquierda y derecha, luego la zona supraclavicular y finalmente el cuello de
Camila.
- No me parece que tengas nada más en otro lado... Lo que es
una buena señal. – Dijo.
Afirmó en silencio mientras Ronald le pasaba el sujetador para que se
volviera a vestir.
- Tienes casi 28, no fumas y eres bastante sana... Podría ser
simplemente algo benigno, pero vamos hacer todo pensando que no lo es para así
descartar todo... ¿Hay antecedentes en tu familia?
- Mi abuela paterna y la hermana mayor de mi padre fallecieron de
cáncer de ovarios.
Su voz se quebró frente al recuerdo y su cuerpo tembló aún más.
- Vale, mira, haremos todo los exámenes rápidamente para
decidir qué camino seguir... Por ahora sólo necesito que intentes estar tranquila
mientras esperamos lo mejor. – Dijo Ronald para regalarle una pequeña sonrisa.
- ¿Qué debo hacer ahora? – Murmuró.
- Hoy arreglaré todo para que mañana a primera hora te hagan
todos los exámenes que necesito, algunos de sangre, una mamografía, una ecografía
de mama y una tomografía de tórax y abdomen. – Explicó el ginecólogo.
- Entonces mañana...
- Sí, te dejaré aquí las indicaciones para que mañana sepas
dónde ir y cuando tengas los resultados vendrás a verme.
- Gracias Dr. Kross... De verdad...
- Puedes llamarme Ronald, y aquí estaré mañana.
...
Lauren observó cómo Camila se bajaba del taxi y se encaminaba
pesadamente hasta el antejardín donde la ojiverde se encontraba descalza y con una
toalla de rayas azules y blancas en las manos.
- ¿Ya ha vuelto Sam? – Murmuró casi imperceptiblemente la
pediatra.
- No, todavía está con Nathan...
Con sus ojos esmeraldas detalló el rostro de Camila que se mantenía
neutro, tenía los ojos rojos e hinchados seguramente por todas las horas de llanto.
Ella misma se mantuvo estática esperando por las palabras o acciones de la morena.
- ¿Quieres ver el atardecer en la playa? – Invitó Lauren.
Sin comentar nada Camila se quitó los zapatos que llevaba para
comenzar a caminar sobre la arena fina y cálida, la orilla del mar estaba en calma en
aquellos momentos. Lauren le siguió en silencio debatiéndose si tomarle de la mano o
no, sin embargo los brazos de la pediatra se cruzaron contra su pecho como si ella le
hubiera leído la mente.
Estiró la toalla tranquilamente para luego sentarse en el borde derecho
de ésta y Camila a su izquierda quien se encogió en sí misma como una niña
pequeña, Lauren quiso protegerla con sus brazos y susurrarle palabras de amor al
oído, pero el recuerdo de la reacción que había tenido la morena la noche anterior
hizo que su propio deseo se mantuviera inquieto en su pecho.
- Discúlpame por gritarte anoche... - Murmuró Camila.
Afirmó en silencio sin encontrar fuerzas para hablar además de no
tener la certeza de las palabras correctas para utilizar.
- Supongo que Dinah ya te habrá comentado algo... - Dejó
escapar un suspiro.
- No realmente, sólo sé que has ido donde Ronald Kross. Dormí
durante el día hasta que me llamaste para avisar que venías de camino...
Camila no apartó sus ojos desde el horizonte donde el límite del mar
desaparecía, las nubes se estaban tornando naranja y violetas. Lauren identificó los
colores parecidos a los tulipanes que el día anterior le había regalado a la pediatra.
- Me ha dicho que con todos los exámenes dentro de unos días
podrá darme un diagnóstico y verá qué se debe hacer... - Recordó Camila.
Lauren volvió a afirmar en silencio ahora con sus ojos detallando el
cansado rostro de la mujer que estaba a su lado.
- ¿Puedo acompañarte? – Preguntó lentamente la cirujana. –
Mañana... ¿Puedo ir contigo?
- Lauren... - Negó con la cabeza.
- Por favor, no voy a dejarte justo ahora... - Susurró. – No lo
haré.
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Capítulo 22.
***
Camila le dirigió una sonrisa apagada a Lauren cuando soltó su mano
encaminándose en dirección a la habitación donde debía hacerse la mamografía y la
ecografía. El sonido de sus pies resonaron fuerte en sus tímpanos mientras una
enfermera le esperaba con un folio en las manos.
- Srita. Cabello, el radiólogo estará con usted en los siguientes
minutos. – Explicó la mujer. – Por favor sólo quédese con sus bragas y ésta bata.
Afirmó en silencio mientras la mujer le entraba una delgada bata de
color celeste que tenía los botones en la parte anterior. Metódicamente se desvistió
sintiendo el gélido piso de cerámica en sus pies. Su mente seguía bombardeada por
constantes pensamientos y así se sentó en la camilla esperando.
Un hombre de cabellos canos mezclados con negro y bigote entró algo
lugar a la vez que guardaba su móvil en uno de sus bolsillos. Camila entreabrió sus
labios identificando al radiólogo, era al padre de su amigo de la facultad y el mismo
que le había invitado a Uganda para ser parte de Médicos sin fronteras.
- ¿Camila? – Dijo asombrado.
- Dr. Mendes... - Murmuró triste.
El hombre se acercó rápidamente para mirar detenidamente a Camila
quien intentó ocultar sus lágrimas.
- Oh querida... Que gusto verte, Shawn me había comentado que ya
habías vuelto a Miami, supongo que no es la mejor manera de encontrarnos. – Le dijo
acariciando uno de sus hombros.
Camila no consiguió hablar, pero le dedicó una mínima sonrisa a
Manuel Mendes quien tomó el folio entre sus manos para leer la historia clínica de la
morena. El silencio fue tan drástico que la pediatra pudo escuchar su propio corazón
latiendo débil contra su pecho.
- Un nódulo... - Apuntó en voz baja el radiólogo.
- ¿Podrá darle los resultados hoy mismo al Dr. Kross? – Preguntó
Camila.
- Por supuesto cariño... - Afirmó.
Manuel Mendes le explicó que primero le haría la mamografía para
ubicar específicamente el nódulo y así guiarse durante la ecografía, Camila afirmó en
silencio a la vez que comenzaba a deshacer los botones de la bata.
Fueron unos largos minutos en que ambos se mantuvieron en silencio
mientras el radiólogo ponía todas sus atenciones para luego escribir los informes que
le enviaría en unas horas al Dr. Kross.
...
Lauren le dejó un corto beso en la frente a Camila antes de que ésta
entrara en la consulta del ginecólogo, la morena le había pedido que le esperara
afuera mientras ella enfrentaba lo nuevo que le diría Ronald Kross con respecto a los
resultados de algunos de los exámenes que se había realizado durante el día.
No soportando quedarse sentada en unas de las cómodas sillas que
había en la sala de espera la ojiverde salió al pasillo del lugar donde había más sillas
y una máquina de café, rebuscando algunos dólares en sus bolsillos se acercó para
conseguir un espresso.
Un chico rubio, quien Lauren ya había notado cuando esperó sentada
junto a Camila, se acercó dedicándole una amplia sonrisa.
- ¿Tu novia te hizo esperar afuera? – Dijo calmadamente el chico.
- Algo así...
- Mi novia también hace lo mismo cuando viene al ginecólogo, no
entiendo para qué entonces me pide que le acompañe hasta aquí. – Se encogió de
hombros.
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Seguimos mañana.
Capítulo 23.
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Capítulo 24.
Lauren entró como un huracán al lugar, Nathan sólo pudo evitar que
su mejor amiga se tirara al piso al rodear con sus brazos el cuerpo tembloroso de su
mejor amiga.
- ¿Qué... - Murmuró el pelirrojo.
Sin embargo el llanto fuerte y desesperado de la cirujana dejó sin
aliento al chico de ojos marrones que se dispuso a mantenerse en silencio mientras
acariciaba la espalda de Lauren.
Pasaron minutos en que ninguno habló mientras los espasmos del
arrebato de la ojiverde comenzaban a desaparecer de su cuerpo.
- ¿Qué ha pasado Lauren? - Dijo asustado Nathan.
- Ca... Camila... - Tartamudeó aun limpiándose las lágrimas.
- ¿Te has peleado con ella? – Abrió levemente sus párpados.
- No... Sí... Ella... Ella... Al parecer tiene cáncer de mama...
Una turbia expresión se instaló en el rostro de Nathan a la vez que
Lauren deshacía el abrazo para luego apoyar su cuerpo contra uno de los costosos
muebles que adornaban el salón del loft de su mejor amigo.
- ¿Cáncer? – Repitió el pelirrojo.
- Sí... Dios, todo ha pasado tan rápido que... Simplemente no
tuve tiempo para llamarte o algo.
- Lo entiendo... ¿Me quieres contar? – Murmuró.
Las palabras no salieron de la boca de Lauren mientras intentaba
controlar el llanto que amenazaba con sacudir nuevamente su cuerpo y corazón. Los
ojos compresivos de Nathan le dieron a entender que él se mantendría en silencio.
- Haré algo de café. – Anunció el cirujano.
- Gracias...
Mientras el sonido de la cafetera invadía la pequeña cocina que
contaba con una barra estilo americana Lauren intentó evitar recordar las últimas
palabras que Camila le había dirigido aquella tarde. Su mente se agolpaba por
diversos recuerdos que había vivido en los últimos meses al lado de la pediatra que
ahora había dejado en claro que no quería continuar la relación que tenían.
- Hace unos días le pedí a Camila que fuera mi novia... - Sonrió
amargamente. – Ella aceptó, y... Cuando íbamos hacer el amor le encontré un nódulo
en su seno izquierdo.
Los ojos marrones de Nathan no se apartaron para detallar la
desesperación que se concentraba en las palabras de su mejor amiga.
- Fue todo tan rápido y aterrador que ella al día siguiente fue
donde Ronald Kross, se ha hecho algunos exámenes e incluso ya le ha visto una
oncóloga. – Apuntó.
- Entonces ellos realmente creen que es...
- Sí, ellos realmente lo creen, en un par de días Kross le hará la
biopsia y según aquello en unos días programarán quirófano para la cirugía de
Camila.
Lauren pudo detallar cómo Nathan afirmaba lentamente en silencio
intentando no perder detalles de todo lo que había salido por la boca de la cirujana.
- Sólo debemos esperar que todo salga bien...
- Ella me ha dejado... Técnicamente ha terminado conmigo y
me ha pedido que no le busque más. – Dijo entrecortado.
Un fuerte llanto volvió a embarcar a Lauren mientras Nathan se
mantenía en silencio rodeando sus brazos contra el débil cuerpo de la ojiverde.
- Quizás no es lo que realmente quiere Lauren... Ella... Debes
entenderla, ella sólo puede pensar desde el miedo y la incertidumbre en estos
momentos. – Murmuró el pelirrojo.
- Yo no quiero dejarle...
- Y ella no quiere dañarte... Seguramente no quiere que pases
por todo aquello otra vez.
Lauren se quedó en silencio pensando en las últimas palabras que su
mejor amigo le había mencionado, ¿Sería aquella una de las razones por la cual
Camila le había pedido que se mantuviera apartada de ella?
No quería ser egoísta, en algún tipo de comparación ética, sabía que el
propio dolor y miedo de la pediatra no podía compararse al que ella estaba sintiendo,
sin embargo, no quería aceptar la idea de no pasar un día sin poder ver, oír, abrazar,
observar y besar a Camila.
- Dale un respiro, quizás en un par de días ella quiera hablar
contigo. – Apuntó Nathan.
- Sólo estoy deseando que la maldita biopsia salga negativa y
todo quede hasta ahí. – Murmuró pesadamente.
- Esperemos...
...
Camila se pasó una de sus manos por su rostro observando cómo
Normani bebía calmadamente de su taza de té chai negro.
El olor de su capuccino hizo que el estómago se le revolviera al revivir
en su mente el día anterior cuando con sus propias palabras apartó de su lado a la
chica que había estado en sus pensamientos durante los últimos meses, y para ser
sincera consigo mismo la morena debía admitir que Lauren había estado entrando
también cada vez más en sus sentimientos y corazón.
- Gracias por decirle a Ronald que tomara mi caso. – Murmuró
la pediatra llevándose la taza de café a sus labios temblorosos.
- Haría todo por ti Camila. – Dijo Normani para luego dirigirle
una pequeña sonrisa.
- Lo sé...
Removiéndose levemente en su asiento, sintiendo cómo los músculos
de su cuello se mantenían tensos desde que toda la seguidilla de acontecimientos
habían comenzado, los ojos marrones de Camila se mantuvieron en la preocupada
expresión que se acentuaba en el rostro de su amiga.
- ¿Tus dos mejores amigas te estamos dando muchos
problemas? – Murmuró con algo de culpabilidad.
- Camila, tú nunca serías un problema para mi... Y tu salud
siempre será una de mis mayores preocupaciones, nunca pienses que eres una
especie de molestia ni nada por el estilo. – Explicó calmadamente. – Y Dinah
simplemente ha sido muy irresponsable últimamente.
Afirmó en silencio mientras Normani mantenía sus oscuros ojos
concentrados en el movimiento que hacía su té alrededor de la pequeña cuchara que
tenía en su mano.
- Es sólo que es algo frustrante... - Apuntó Normani. – Se
supone nosotras somos las que sanamos a las personas, solucionamos sus
enfermedades, prevenimos otras... Y... No puedo creer que el destino sea así de
injusto.
Las amargas palabras de su amiga hicieron que momentáneamente su
respiración se cortara. Podía ver el dolor en los ojos de Normani, un fuerte suspiro se
escapó de su boca evitando imaginar cómo las personas que le rodeaban también
estaban sufriendo con todo lo que estaba pasando.
- He terminado con Lauren... - Murmuró.
- ¿Terminado? – Frunció el ceño la ginecóloga.
- Sí... Ya sabes que llevábamos unos meses saliendo... Ella...
Ella me había pedido ser novias, pero luego pasó todo esto y... - Se le quebró la voz.
– No puedo, no puedo hacerle vivir esto...
Normani se mantuvo en silencio detallando cómo Camila rápidamente
limpiaba las rebeldes lágrimas que rodaban por sus mejillas. Cuando la pediatra
pareció poder recuperar la respiración la más alta le tomó la mano sobre la pequeña
mesa.
- Escuché que le decías a Ronald que Lauren era tu novia... En otras
situaciones habríamos tenido una gran discusión, pero ahora sólo diré que espero que
con los días estés mejor sobre aquello... - Hizo una mueca.
...
- Sutura catgut 3.0 – Murmuró Lauren.
Con sus ojos en el campo quirúrgico y con Amy Winehouse sonando de
fondo Lauren contuvo la respiración colocando la última sutura de aquella cirugía.
- ¿Mañana tenemos la plastía de cuello del paciente con
quemaduras del Miami Mercy Hospital?, ¿Cierto? – Tanteó Nathan.
- Sí, 8.00 AM. – Murmuró.
- Vale...
Viendo cómo Nathan cortaba el hilo de la sutura y ella devolvía el
material a la instrumentadora quirúrgica afirmó con la cabeza en señal de término del
procedimiento.
- Si quieres que vaya solo yo... - Apuntó el pelirrojo.
- Camila no debería estar allí si es lo que piensas que me
preocupa... - Dijo de mala ganas.
Lauren se alejó del lugar donde sus pies habían pasado casi 3 horas y
comenzó a quitarse la pechera estéril, los guantes, la mascarilla quirúrgica y el gorro.
- Iré a escribir el protocolo y el post operatorio. – Le dijo a
Nathan mientras éste imitaba sus acciones.
- Ey... Realmente no tienes que ir si...
- ¡Que te he dicho que puedo ir! – Gritó molesta.
La boca de Nathan se entreabrió sorprendido por el arrebato de la
ojiverde la cual ahora se mantenía con la cabeza gacha y la mandíbula apretada.
- Si Camila no quiere verme entonces está bien, pero no por ello
dejaré sin ayudar a aquellos niños con los cuales ya nos comprometimos. – Murmuró
sin mirar a su mejor amigo.
- Lauren... - Susurró.
Negó con la cabeza mientras Nathan se cruzaba de brazos contra el
pecho, el más alto dejó escapar un leve suspiro para luego quedarse con los ojos fijos
en la cirujana.
- Mira, sólo quería saber si estabas bien con todo, has vuelto al
trabajo luego de varias semanas, y en ellas han pasado un montón de cosas... Somos
socios, pero por sobre todo eres mi mejor amiga, me preocupo y lo haré aunque tú
no quieras y te vuelvas una insoportable de mierda...
Una pequeña risa traicionera escapó de la boca de Lauren la cual
mirando a todos lados por si había más personas se abrazó con fuerza contra el
cuerpo del pelirrojo.
- Y no te hagas la dura conmigo, que sé que detrás de aquella
imagen fría y arrogante sigues siendo una de las mejores personas que conozco.
Lauren aumentó la fuerza con la que sus brazos rodeaban el cuerpo de
Nathan y éste apoyó su mejilla contra los negros cabellos de la más baja.
- Tú siempre te vas a merecer lo que te haga feliz Lauren...
Todos lo merecemos, sólo depende de ti buscarlo y mantenerlo a tu lado.
- Yo...
- Sólo piensa en ello, a veces cuando se cierra una ventana se
abren muchas puertas... O creo que así se dice.
- ¿Quién eres tú y qué hiciste con el idiota de Nathan Evans?
- Soy el idiota que cuida de tu corazón y tu culo.
Ambos rieron levemente mientras Lauren cerraba los párpados
percibiendo el agradable perfume del pelirrojo.
En aquellos segundos había logrado mantenerse en una calma que
llevaba días sin lograr encontrar, ni siquiera pasando horas en la playa lo había
logrado... Su mente sólo podía volver a las palabras por parte de Camila, y a sus
sentimientos por la morena, recordar sus besos, su risa. La extrañaba tanto...
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No volvemos a leer el lunes. Muchas gracias, como siempre.
Capítulo 25.
- ¿Sentirme así?
- Sé que estás combatiendo con tus propios pensamientos para
encontrar al culpable de algo que no podemos manejar.
- Podría culparte por haberme dejado, pero... Sería una egoísta de
mierda al pensar que sólo yo estoy sufriendo por ello.
- Por Dios Lauren, sólo necesito que lo entiendas...
- ¿Qué entienda qué? – Dijo mientras su voz se rompía.
- No... No puedo... No quiero dañarte así...
- ¿Y si yo me quiero quedar? Luchar contigo, cuidarte, acompañarte...
Quererte... Amarte...
Su boca se entreabrió sorprendida por las palabras de Lauren.
- Lauren no sabes lo que dices... Ni siquiera sabemos si yo estaré viva
en un par de meses, o años o...
- Quiero estar a tu lado, día a día... Yo simplemente no puedo dejar de
tener este deseo...
- Sólo nos conocemos hace unos meses... Estas tomando una decisión
que considero arriesgada, y que no sólo te involucra a ti. – Murmuró mirando
directamente a los ojos de la cirujana.
- En el tiempo que he estado contigo me he permitido sentir todo lo
que no me había permitido durante los últimos años...
- Y yo también Lauren, créeme que yo también... Pero no podemos
mezclar las cosas.
- Las cosas siempre se van a mezclar, la vida es así...
Sintió cómo las lágrimas se agolpaban en sus ojos al detallar cómo en
los ojos de Lauren había determinación y deseo. Sin poder controlarlo más y ansiando
sentirse protegida entre los brazos de la ojiverde Camila se apoyó contra el cuerpo de
la cirujana quien la abrazó fuertemente mientras levemente acunaba a la pediatra.
- Déjame estar contigo, te ayudaré a luchar contra todo esto... Lo
prometo.
El llanto amargo que salía por su boca hizo temblar todo su cuerpo de
forma violenta y espontánea, Lauren apretó el agarre y apoyó su frente contra la
frente de Camila.
- Te lo prometo... - Murmuró dulcemente la ojiverde.
Luego de unos minutos en que se esfumó el llanto y Lauren mantuvo
sus brazos rodeando el delgado cuerpo de Camila los colores del atardecer se
pudieron percibir a través de la ventana del lugar.
- Lauren... Quédate hoy, por favor.
...
Cuando Camila se levantó del sofá la cirujana de forma rápida también
lo hizo y rodeó sus brazos en la pequeña cintura de la morena. Se mantuvieron
quietas en silencio mientras la ojiverde podía sentir su corazón agolpando con fuerza
contra su pecho.
- ¿Lo notas? – Susurró contra el oído de la pediatra.
- Sí... El mío está igual...
La más baja llevó una de las manos de Lauren contra su pecho
haciendo a la ojiverde cerrar suavemente sus párpados para sentir cómo el corazón
de aquella chica que tenía entre brazos latía fuertemente.
- Lauren, hazme el amor... - Sonó la voz de Camila.
Sin soltar sus brazos y abriendo los párpados para girar lentamente el
cuerpo de la pediatra la ojiverde detalló el sereno rostro de la morena.
- ¿Estás segura? – Dijo casi con un hilo de voz.
- Sí... Hagamos el amor...
Lentamente comenzó a besar todo el rostro de Camila la cual dejó
escapar una pequeña risa por las cosquillas que le causaban los labios de Lauren
recorriendo sus mejillas y nariz.
- Vamos... - Susurró la más alta.
Caminando sin prisas y con besos fugaces llegaron a la habitación de
la pediatra. Lauren apretó la mandíbula recordando la última vez que había estado ahí
junto a Camila.
- No pensemos en ello, no ahora... - Murmuró la morena acariciando el
rostro de la ojiverde.
- Eres tan hermosa Camila... No sabes cuánto he deseado tener mi
piel contra la tuya, tu cuerpo contra el mío. – Susurró Lauren para luego comenzar a
besar el cuello de la más baja.
Se desvistieron más rápido de lo que hubiera deseado Lauren, pero
parecía que Camila tenía un ímpetu para abrazarse contra la ojiverde.
- Déjame verte. – Susurró mientras quitaba el sujetador negro del
cuerpo de Camila.
- Lauren no... - Tartamudeó intentando taparse sus senos.
- Me encanta cómo eres... Me encanta el tamaño de tus senos, la
forma que tienen... No te sientas insegura por ello, por favor... No pensemos en que
hay algo malo ahí.
Con sus manos comenzó a acariciar los senos de Camila y luego los
besó de forma alterna, la ojiverde pudo sentir cómo, frente a las caricias, la piel de la
morena se iba tornando más cálida y los músculos tensos.
- Te deseo tanto... - Gruñó contra la piel sobre la clavícula derecha de
la pediatra.
Siguió besando los lugares cercanos mientras con su cuerpo guiaba a
Camila contra el colchón. Ambas se acomodaron dejando sus piernas entrelazadas y
Lauren apoyando su rostro contra la parte alta del pecho de la morena.
- Ya estas mojada. – Gimió la ojiverde sintiendo la parte íntima de
Camila contra uno de sus muslos.
- Tú también... - Susurró.
Lauren sintió cómo Camila acomodaba su cintura haciendo que ahora
su muslo quedara presionando la zona más erógena de la morena, y a sí mismo
Camila con ella.
- Oh... - Gimió roncamente la ojiverde.
- Lauren...
Una lenta danza entre ambos cuerpos comenzó mientras los gemidos
de ambas resonaban por la habitación, Lauren detallando el rostro de placer de
Camila aumentó la fuerza de sus movimientos haciendo que la morena se mordiera
los labios.
- Te necesito, y quiero sentirte también... - Murmuró agitada la chica
de ojos marrones.
Sin esperar más la ojiverde quitó un poco de la presión que hacía su
cuerpo contra el de Camila y con dos dedos comenzó a presionar el lugar de más
placer de la morena haciéndola gemir fuertemente. Su cuerpo también respondió
cuando Camila imitó sus acciones con ella.
- Camila... - Jadeó.
Fue la más baja quien llegó primero al orgasmo luego de sentir a
Lauren dentro de ella. Camila con la respiración aún agitada repitió las caricias en el
cuerpo de la ojiverde la cual se deshizo en un fuerte orgasmo que ahogó contra la piel
del cuello de la morena.
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Con este cap llegamos a la mitad de la historia... Gracias por leer.
Capítulo 26.
- No... No sería capaz, no quiero verte sufriendo por mí, no quiero romperte el
corazón cada vez que yo vuelva a sentirme insegura, cuando la radioterapia me deje
tan mal que no podré valerme ni por mí misma...
- Te he prometido que estaré ahí...
- Y lo agradezco tanto Lauren, no tienes idea lo que significa
para mí... Pero no puedo aceptarlo... Me niego.
Marcando las últimas dos palabras Camila pudo detallar cómo el rostro
de Lauren se volvía de un rojo casi colérico, las venas del cuello de la ojiverde se
hincharon y de forma sorpresiva la cirujana lanzó un alarido seguido por un violento
llanto que dejó sin respiración a la morena.
- ¿¡Es lo que quieres!? ¿Que te deje?... ¿Es eso lo que quieres?
– Dijo dolida la ojiverde.
Sin poder hablar Camila extendió una mano para intentar calmar el
estado de Lauren la cual se alejó para evitar el contacto físico.
- Entonces te dejaré en paz Camila... No puedo quedarme un
día para que a la noche del mismo día me hagas esto... No eres la única que está
sufriendo... Pero no soy una idiota para darte más problemas y confusiones, te
respeto, y yo... - Rompió en llanto otra vez. – Entonces me iré...
- Lauren...
- Sólo recuerda, que he venido más de una vez para casi
suplicarte... Y nunca había hecho esto por alguien, jamás...
- Yo...
- Cuídate... Sinceramente espero que no sea cáncer, y si lo es,
confío plenamente en los doctores con los cuales te harás el tratamiento... Adiós
Camila.
...
Lauren entró rápida y pesadamente a la zona de vestuarios de
quirófanos mientras con sus ojos esmeraldas se encontraba con la persona que
estaba buscando.
- Dinah... - Llamó con la voz ronca.
La ginecóloga se giró para detallar los ojos rojos secuelas del llanto de
la cirujana y el despeinado cabello que parecía no haber sido ni lavado ni peinado
aquel día.
- Oh Dios mío, ¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado? – Dijo asustada
la mujer curvilínea.
- Yo... Necesito...
Intentado controlar su tartamudeo y dejándose caer contra la
banquilla del lugar Lauren cerró los párpados con fuerza.
- Camila ha terminado conmigo... Otra vez...
Dinah miró con detalle cómo Lauren parecía devastada, tenía el rostro
más pálido de lo normal y sus ojos parecían de un verde más oscuro.
- Tú sabes lo que ella está viviendo ahora... - Apuntó Dinah.
- Lo sé... Y no quiero ser una egoísta de mierda, porque de
ninguna forma quiero dañarla o algo... Yo... Yo sólo quiero estar con ella.
- Pero no es el mejor momento Lauren...
Mirando un punto fijo perdido en la pared la ojiverde se mantuvo en
silencio aun recordando la expresión de Camila cuando ella le había dicho adiós.
- Dale un poco de tiempo... Quizás luego de la biopsia ella
cambie de opinión, no creo que Camila esté pensando muy en frío en estos
momentos... Ella tiene miedo Lauren... Y seguramente el miedo más grande de toda
su vida.
Con sus ojos esmeraldas enfocó el preocupado rostro de Dinah la cual
le regaló una casi imperceptible sonrisa a la ojiverde.
- No sé si aún no has conocido aquel lado de Camila que se
llama "Camila la insegura", pero puedo apostar todo a que aquel lado es el que está
comandando sus decisiones ahora mismo, y aunque me gustaría abrirle los ojos de
golpe ella necesita tiempo y espacio, ella es la persona que está atravesando todo
esto, y aunque nosotras quisiéramos quitarle todo aquello no podemos... Sólo nos
queda estar ahí cuando nos necesite, suena como si no fuéramos hacer nada, pero es
la única opción y lo correcto por hacer... - Explicó Dinah.
Afirmó en silencio mientras dirigía sus ojos a sus manos que ahora se
entrelazaban sobre su regazo, su cabeza parecía que pronto explotaría y los ojos le
ardían debido al llanto.
- ¿Podrías ir con ella cuando deba hacerse la biopsia? –
Murmuró Lauren.
- Se lo preguntaré, pero no puedo obligarla...
- Lo sé.
- De todos modos lo intentaré. – Rió levemente.
Una sonrisa se dibujó en su rostro al saber que Camila no estaba sola
aunque ella le pidiese apartarse... Tenía a sus padres, a sus amigos, y seguramente
más gente del trabajo o antiguas amistades que ella todavía no conocía y formaban
parte de los días de la pediatra.
- No te diré que luches por ella... Creo que la decisión sólo será
tuya, pero Camila lo vale, y es una mierda lo que le está pasando ahora... Ella merece
ser feliz, tener a alguien que le ame, que le quite todas aquellas inseguridades y
cumplir sus sueños. – Susurró Dinah.
La ginecóloga detalló el rostro de Lauren quien no quitaba sus ojos del
piso mientras dejaba escapar un fuerte suspiro.
- ¿Quieres ser esa persona para ella? – Dijo sorprendida la
rubia.
- Sí... Camila... Ella es increíble, ella me ha hecho sentir lo que
había dejado de sentir hace años... Incluso cosas que nunca había sentido... Yo...
Estaría tan feliz de darle todo mi amor y hacerla feliz con ello.
...
- Te pondremos anestesia local, analgésicos endovenosos y un
poco de midazolam para que estés sedada durante el procedimiento, pero aun así
puede que te moleste y duela, ¿Vale? – Explicó Ronald Kross mientras Camila se
mantenía sentada en el borde de la camilla en aquel pequeño quirófano de cirugía
menor.
- Vale...
- Acuéstate, ya vendrá el anestesista y comenzaremos.
Sintiéndose ajena al movimiento del personal que había en la
habitación y recordando que afuera de la zona de quirófanos le esperaba Dinah y su
madre. Camila se llevó una mano al rostro al sentir que su futuro se vería
determinado por el resultado del examen que estaba por hacerse, tomando en cuenta
que aún debería esperar dos días para tener los resultados y juntarse con Allyson
Brooke.
El color verde esmeralda de los ojos de Lauren volvió a su mente al
recordar que ya habían pasado un par de días desde que la cirujana le había dicho
"Adiós", y como lo había prometido, Camila no había recibido ninguna llamada,
mensaje, o visita inesperada por parte de la ojiverde.
Mientras una enfermera termina de ponerle una vía endovenosa cerca
del pliegue del codo derecho para luego pasar un goteo con solución salina y algún
analgésico Camila cerró los párpados al ver cómo Ronald Kross hablaba con el
anestesista quien preparaba los medicamentos para la anestesia local.
Casi 28 años, y su vida podría cambiar para siempre...
---
Gracias por leer.
Capítulo 27.
...
Cuando sus ojos color esmeralda detallaron cómo Camila estaba
sentada fuera de la puerta de su casa, al final del pequeño camino del antejardín,
esperó algunos segundos antes de encaminarse lentamente hasta la altura de la
morena quien se mantuvo en silencio.
- Lauren... - Rompió el silencio.
- ¿Qué haces aquí Camila? – Dijo cansada.
- Yo...
- Creo que fui bastante clara el otro día.
Lauren se quiso negar el ritmo alocado que tenía su corazón al tener la
oportunidad nuevamente de estar al lado de Camila, de poder verla, de escuchar su
voz, de ver aquellas largas pestañas, los ojos marrones, y la forma en cómo el cabello
de la pediatra caía con gracia.
- Sé que debería respetar mi propia decisión de terminar lo
nuestro, pero... Necesitaba verte. – Murmuró.
- Camila no quiero pelear, y creo que es lo último que necesitas
en estos días, pero no puedes venir aquí como si nada hubiera pasado...
- Lo sé... Es sólo que... - Dijo con un hilo de voz.
Los ladridos de Sam se escucharon desde el jardín de la casa haciendo
a Lauren notar cómo llevaba varios minutos con Camila en el antejardín, el atardecer
ya estaba por terminar y la morena seguía con la mirada fija en el césped.
- ¿Quieres quedarte a cenar?...
Camila dirigió sus ojos hasta el rostro de Lauren la cual sintió cómo los
rasgos de su propio rostro se suavizaron al percibir cómo la morena dibujaba una
pequeña sonrisa en su rostro.
- Sé que me has dicho que...
- Vamos a dejar de lado por un momento todo ello y sólo vamos
a disfrutar de la cena, ¿Vale? – Dijo sinceramente la cirujana.
- Gracias...
Entrando en la casa sintiendo cómo los ladridos de Sam se
intensificaban Lauren se sacó los zapatos de suela y Camila repitió la acción. Cuando
la puerta que daba en dirección al jardín fue abierta el Golden retriever se lanzó
contra Lauren la cual rió frente el efusivo saludo.
- Ya veo que me has extrañado. – Le susurró al perro mientras
le dejaba caricias cerca de las orejas.
Sam gimoteó para luego dirigirse en dirección de Camila donde el
perro hizo sonidos más fuertes y se recostó sobre los pies de la pediatra.
- Ey, hola amigo. – Saludó la más baja.
...
Luego de que Lauren comenzara hacer la cena, y ella se quedara en el
salón viendo un documental sobre mamíferos acuáticos junto a Sam quien parecía no
querer dejarle sola, Camila sintió el agradable aroma de la comida horneada que
provenía desde la cocina.
- ¿Dónde has aprendido a cocinar tan bien? – Dijo con
curiosidad la morena.
- Mi padre solía enseñarme cada vez que íbamos a visitarle... Él
contaba que así había conquistado a mi madre. – Sonrió levemente.
- Pensé que todos los cirujanos evitaban cocinar por miedo a dañarse
las manos... - Apuntó curiosa.
- Siempre hay excepciones. - Le guiñó el ojo.
Camila detalló cómo la ojiverde se perdía en un recuerdo fugaz
mientras ella se mantenía absorta en la increíble sensación de estar al lado de
Lauren, tan real, tan cotidiano, tan correcto...
- ¿Extrañas a tu padre? – Murmuró la pediatra.
- A veces...
La ojiverde se acercó hasta donde ella estaba apoyada contra la
encimera. Frente a la cercanía Camila se contuvo de besar aquellos labios que tanto
extrañaba, se contuvo de enredar sus manos en aquellos oscuros cabellos y sentir la
cálida piel de Lauren contra la suya.
- Mañana tengo que ir a por los resultados de la biopsia con la
Dra. Brooke. – Dijo mirando directamente a los ojos esmeraldas.
Detalló cómo Lauren apretaba la mandíbula y desviaba los ojos
desconectado las miradas.
- Sé que no íbamos hablar de esto ahora, pero... Pero quería
preguntarte si puedes acompañarme... Yo...
- ¿Quieres que te acompañe? – Dijo sorprendida Lauren.
- Sí... Te quiero ahí, te necesito conmigo... Yo... Por favor...
Sin esperarlo más se lanzó contra el cuerpo de la ojiverde la cual
sorprendida le atrapó entre sus brazos. Sus labios se encontraron de forma rápida
con los de la cirujana, el beso fue algo torpe pero luego de unos segundos Camila
logró tomar el control a la vez que las manos de Lauren tenían sujetada con fuerza la
espalda de la más baja.
- Camila... No...
- Quédate conmigo Lauren, por favor... Quédate...
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Gracias como siempre por todo vuestro amor y cariño, las lecturas, las
estrellitas y los comentarios :)
Capítulo 28.
Cuando el amanecer terminó, y con la luz del sol colándose entre las
cortinas, Lauren enfocó sus ojos en el sereno rostro de la pediatra quien dormía de
boca al techo. Los cabellos castaños se desparramaban contra la almohada y el borde
de las sábanas blancas dejaban al descubierto ambos senos de Camila.
El parche que cubría una parte del seno izquierdo de la morena hizo
que Lauren recordaba cómo la noche anterior le había dejado una camiseta ancha a
Camila, la cual la morena no utilizó y se durmió sin nada que cubriera su desnudez de
cintura hacia arriba. Ella en silencio había percibido cómo la chica de ojos marrones
se tapaba con sus manos para que la cirujana no detallara los restos de lo que había
dejado el procedimiento de la biopsia.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al recordar cómo la
pediatra le había pedido que le abrazara para dormir, aunque pareciera difícil de creer
aquella noche Camila había logrado conciliar el sueño y Lauren se mantuvo despierta
hasta que sintió cómo la respiración de la chica se había vuelto regular y pesada.
- Tan hermosa... - Susurró mientras comenzaba a acariciar las
mejillas de la pediatra.
Agradecía estar junto a Camila aquel día, el día en que la vida de la
morena podía cambiar para siempre... Debía reconocer que ella también estaba
totalmente nerviosa y con el miedo de imaginar lo que podría venir de aquí en
adelante.
- Ey preciosa... Despierta... - Susurró otra vez contra los
cabellos de Camila.
Tenerla ahí, durmiendo plácidamente a su lado, despertar sintiendo el
calor del cuerpo de la morena, y saber que seguiría a su lado pese a todo era el único
bálsamo que Lauren tenía por el momento para soportar ella también su parte.
- Venga guapa, hay plátanos y nutella para el desayuno. – Rió
levemente.
Un pequeño gruñido escapó desde la boca de Camila haciendo reír a la
ojiverde, y lentamente las largas pestañas dejaron ver aquellos ojos marrones que
aún se encontraban en la pereza matutina.
- Me alegra ver que has dormido tan bien...
- Buenos días. – Murmuró con la voz ronca la pediatra.
Dejándole un pequeño beso en la frente a la morena Lauren se
mantuvo observando con cariño el rostro de Camila.
- Llevaba días sin dormir, si te soy sincera... - Explicó Camila.
- ¿De verdad? ¿Tan buen somnífero soy? – Dijo divertida.
- Mmm, deja y me lo pienso.
Ambas rieron levemente mientras Camila subía el borde de la sábana
para tapar la desnudez de su cuerpo.
- Toma una ducha, compraremos el desayuno cuando vayamos
camino a tu piso para que te cambies de ropa. – Anunció Lauren para luego dejarle
un rápido beso en los labios.
...
Camila pudo sentir cómo su mano con la de Lauren se entrelazaban
sobre el escritorio de Allyson Brooke quien ahora les detallaba con curiosidad, sin
embargo la oncóloga nada mencionó para luego tomar el sobre donde estaban los
resultados de la biopsia.
- ¿Cómo has estado Camila? – Preguntó con sinceridad.
- En general bien... Claramente he quedado con un poco de
dolor luego de la biopsia, pero con los analgésicos he andado bien.
La oncóloga le dirigió una pequeña sonrisa mientras rebuscaba
también los resultados de la tomografía de tórax y abdomen de la morena.
Los segundos que siguieron mientras Allyson leía los informes bajo la
atenta mirada de Camila y Lauren fueron casi eternos para la pediatra la cual intentó
leer las expresiones del rostro de la oncóloga que se mantuvo estático.
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Mañana cap otra vez.
Capítulo 29.
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Miércoles y jueves maratón, porque se lo merecen ;)
Capítulo 30.
Lauren sintió cómo su mano volvía a estar fría luego de que Camila la
soltara para irse corriendo y terminar abrazada contra el alto chico que ahora hacía
girar en brazos a la pediatra. Su respiración se hizo pesada al observar cómo su novia
no dejaba de reír ahora acariciando el rostro del pelinegro.
Sin querer interrumpir la escena, pero llevada por la curiosidad, la
cirujana se acercó para poder oír la conversación entre Camila y Shawn.
- Pensé que te quedarías por lo menos algunos meses más en
Uganda antes de volver aquí. – Apuntó sorprendida la pediatra.
- Bueno ya ves, he tenido una buena razón para venir antes...
Mi padre me ha contado lo de... Ya sabes...
- Cáncer... Es cáncer. – Frunció el ceño.
Con sus ojos esmeraldas detalló la tristeza que se asentaba en el
rostro de Shawn. Pero aun apretando la mandíbula Lauren se preguntó quién era
precisamente aquel pelinegro y por qué su novia estaba tan feliz de verle, tanto que
ella misma se sentía desplazada a un lado e ignorada.
- Camila mi madre nos está esperando... - Dijo la ojiverde casi
tímidamente.
Shawn le miró enarcando las cejas y estudiándole rápidamente con
aquellos ojos marrones miel.
- Oh... Lauren... No creo que pueda ir con vosotros. – Hizo una
mueca.
Dejando su rostro rígido y sin decir más palabras la ojiverde afirmó en
silencio sin dejar de mirar a Shawn el cual le extendió una mano en forma de saludo.
- Soy Shawn Mendes, médico de urgencias... Camila y yo
estuvimos juntos trabajando en Uganda todo este tiempo. – Explicó con una amplia
sonrisa en el rostro.
- Un gusto Shawn... Soy Lauren Jauregui, cirugía plástica. –
Sonrió de lado.
La cirujana pudo detallar el rostro sorprendido por parte de Shawn
quien luego le sonrió levemente.
- Seguro Camila te ha hablado mucho de mí, somos amigos
desde la facultad...
Lauren se mantuvo en silencio observando cómo la pediatra
pestañeaba nerviosamente bajo sus atentos ojos esmeraldas.
- Os dejaré ponerse al día... Un gusto Shawn, me alegro que
tuvieras un buen viaje... - Sonrió falsamente.
...
- ¿Hasta cuándo te quedarás aquí en Miami? – Preguntó Camila
antes de llevarse el vaso de agua a sus labios.
- Pues hasta que te den el alta médica. – Dijo tranquilamente el
chico.
- Shawn...
Dejó escapar un leve suspiro mientras el pelinegro seguía disfrutando
casi llorando de felicidad el plato de carne y verduras que estaba comiendo. Camila se
preguntó cómo era posible que Shawn hubiera vuelto a Miami sólo debido a que ella
ahora tenía cáncer.
- Serán sólo unos meses, además me hará bien volver a estar
con mis padres por un tiempo. – Apuntó.
- No puedo permitir que dejes tu trabajo en Uganda para
quedarte aquí...
- Vamos, serán como unas vacaciones. – Le guiñó un ojo.
Camila había conocido Shawn durante el primer año en la facultad de
Medicina. El pelinegro había nacido y crecido en la sociedad de alto poder económico
de Miami debido a que Manuel Mendes, el padre del chico, siempre había sido uno de
los mejores médicos radiólogos del estado. Fue toda una sorpresa que el único hijo
del hombre decidiera irse con Médicos sin fronteras a Uganda luego de terminar su
residencia como médico de urgencias y no seguir la tradición de su familia.
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Seguimos mañana.
Capítulo 32
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Capítulo 33
Lauren sujetó en brazos a Mike cuando el pequeño se abalanzó contra ella. Pese a
que ya no era tan pequeño adoraba tenerlo así, como cuando era más pequeño y ni
siquiera sabía caminar por su propia cuenta, se había perdido bastante los primeros
años del castaño dado que ella aún seguía haciendo su residencia de cirugía en Yale.
Ahora se sentía agradecía de poder estar con él y darle días de alegrías a su sobrino.
- Gracias tía Lauren. – Sonrió el pequeño.
Dejando al pequeño en el piso y apoyándose en sus rodillas Lauren
enmarcó el rostro del castaño con sus manos haciendo que el pequeño le mirara con
curiosidad.
- No importa cuántas veces te caigas, te volverás a levantar,
¿Vale?... Sólo así podrás seguir adelante, nunca debes rendirte, nunca. – Le dijo a
Mike mirándole directamente a los ojos.
El pequeño afirmó con la cabeza de forma enérgica haciendo sonreír a
Lauren quien se comenzó a sacudir sus jeans que estaba usando aquel día y le hizo
una seña a Mike para que fuera a por la bicicleta y volvieran a la casa de Taylor.
- ¡Después saldremos andar en bicicleta juntos, y seré más
rápido que tú! – Dijo feliz el pequeño.
- Claro campeón, claro que lo serás. – Sonrió.
...
- ¿Cómo has estados estos días Camila? – Preguntó Allyson
Brooke mientras Camila jugaba con la bata que tenía entre las manos.
- La verdad es que bien, no he tenido muchos dolores luego de
la cirugía, aunque me siento un poco... Cansada... No lo sé. – Murmuró pesadamente.
- Me gustaría que recordaras lo importante que es tu actitud
frente a todo esto... Nadie puede decirte que es fácil o que siempre encontrarás la
fuerzas para soportarlo, pero estoy segura que si te lo propones y trabajas en ello
encontrarás un modo de llevarlo Camila...
Camila pudo notar cómo la oncóloga le miraba con un rostro sereno a
la vez que se ponía los guantes para revisar el pequeño vendaje que cubrían el lugar
donde había sido la cirugía.
- Todo está en orden. – Dijo Allyson.
- Entonces... ¿Ahora iremos para comenzar la radioterapia? –
Murmuró.
- Sí...
Intentando no perder la atención de todas las palabras que salían de la
boca de la oncóloga mientras ambas caminaban hacia la zona de tratamientos del ala
de oncología del lugar Camila se mantuvo nerviosa intentando no detallar a todas las
personas que circulaban por el lugar.
Ella misma como médico sabía que la quimioterapia y la radioterapia
eran tratamientos seguros y eficaces, claramente necesarios para la curación total de
un cáncer o necesarios para mejorar la calidad de vida de alguna persona con un
estadio de la enfermedad más avanzado. Por supuesto entendía que hubiera un
ambiente algo tranquilo y bastante impersonal, pero era allí mismo donde gracias a
todas las personas que formaban el equipo de salud del lugar tendría que seguir con
la lucha contra la enfermedad que estaba viviendo.
- El radioterapeuta ya hizo todo para que comencemos ahora
mismo la radioterapia, así seguiremos tres veces por semana durante 6 semanas. –
Explicó la oncóloga.
Afirmó silenciosamente para luego recibir una tímida sonrisa del
hombre que estaba ajustando los últimos detalles en la máquina de radioterapia.
¿Y si no salía bien? ¿Y si el cáncer era más agresivo y necesitaría
incluso llegar a la quimioterapia?
Fueron las preguntas que cruzaron por su mente durante los primeros
minutos en que la radioterapia había comenzado y un silencio impoluto reinaba en la
habitación donde se encontraba.
¿Y si nunca volvía a trabajar? ¿Si no volvía a disfrutar de la playa
junto a Lauren? ¿Y si un día se despertaba y no encontraba las fuerzas para
levantarse?
Ella no estaba preparada para ello, jamás se había imaginado en la
precisa situación en que se encontraba... Y le dolía tanto no saber si tendría años de
vidas limitados, o incluso meses...
...
Lauren caminó por el pasillo del ala de oncología de la clínica mientras
se llevaba una mano al cuello que lo tenía tenso desde la noche anterior cuando
Camila le había preguntado si luego de su primera sesión de radioterapia ella podría ir
a buscarle.
Cuando sus ojos esmeraldas detallaron cómo Shawn también estaba
en una de las sillas dándole atención a su móvil un sabor amargo se instaló en su
boca al recordar que aún no había hablado con Camila sobre lo que el chico le
mencionó sobre el bullying sufrido por la morena.
La presencia del pelinegro le hizo dudar si Camila también habría
querido la compañía de Shawn aquel día... Aunque estaba mal tener celos, porque
ella debía respetar la amistad de ellos, la ojiverde intentó no pensar en ello y sentarse
en la silla más alejada del médico de urgencias evitando una incómoda conversación y
un mal rato.
Sin embargo Shawn rápidamente reparó en su presencia y sin mucho
esperar se levantó para ir en dirección de la cirujana.
- Ey, Lauren... - Saludó.
- Hola Shawn. – Dijo cortante.
- Sabía que estarías aquí...
- ¿Camila te ha pedido venir?
- No realmente... He venido aquí porque necesito hablar contigo
sobre algo.
Apretando la mandíbula e intentando no dejar escapar algunas
palabras de su boca Lauren se mantuvo en silencio esperando que Shawn comenzara
la conversación otra vez.
- Y créeme que odio hacer cosas a las espaldas de Camila,
pero...
- ¿Se puede saber qué mierda quieres? – Dijo sin poder
contenerse más.
- Tu actitud deja mucho que desear Lauren, y no entiendo cómo
Camila está tan conectada contigo... Pero...
- ¿Pero?...
- Camila suele ser bastante insegura, como ya lo sabrás... Ella
está teniendo problemas con su seguro médico, y aunque el dinero no parece ser el
problema ella, ni siquiera ha vuelto a intentar que regularicen sus papeles en el
hospital donde trabaja. – Explicó Shawn.
Mirando detenidamente el rostro del pelinegro, e intentando recordar
si durante los últimos días Camila le había mencionado algo sobre aquello o no,
Lauren volvió a sentirse nerviosa de que su novia no compartiera con ella cosas tan
importantes como aquellas.
- ¿Y me lo estás diciendo por?...
- Porque ella es del tipo de persona que piensa que evitando
algunas cosas otras salen mejor y tú pareces una persona totalmente opuesto a ello.
– Apuntó Shawn.
- Aun así no lo entiendo... ¿Acaso quieres que yo discuta con
ella o algo así? – Enarcó las cejas.
- No realmente... - Se encogió de hombros.
- Me parece de mal gusto que sólo vengas a contarme las cosas
que Camila no me ha mencionado... - Dijo amargamente.
No confiaba en Shawn. Las pocas veces que había hablado con él sólo
había sido para enterarse de cosas que Camila no había querido mencionarle o
contarle, y aunque sabía que debía respetar a su novia y no obligarle a abrirse
cuando quizás aún no se sentía segura de ello muy en el fondo Lauren se sintió
inquieta y triste por la falta de confianza que la morena estaba teniendo con ella, muy
en contraposición a la relación que parecía tener Shawn con la pediatra... No podía
dejar que ahora mismo ella se volviera insegura con respecto a su relación con
Camila. Tendrían que hablarlo.
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Muchísimas gracias a todos los que siguen la historia. Hoy Mi mejor
medicina está en el número 5 de Fanfic... Es una locura, pero créanme que cada
muestra de vuestro apoyo y cariño que demostráis para mi significa mucho !
Ahora vamos a dejar las cosas calmarse, el próx cap será el domingo.
Saludos.
Capítulo 34.
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Mañana cap.
Era increíble cómo ahora los recuerdos no eran tan amargos como hacía algunos
meses atrás. No sabía si todo aquello podría otorgárselo sólo a que había conocido a
Camila y entablado una relación con ella, pero muy en el fondo Lauren estaba
dejando que todo aquel rencor, frustración y dolor se fuera diluyendo a base de
dejarse sentir sus sentimientos, comenzar a tener nuevos sueños, y compartir día a
día con aquella maravillosa chica que era la pediatra.
- Si es a ella a quien quieres a tu lado sólo necesitarás mucha
paciencia, amor y fuerzas hija... Las relaciones no sólo se basan en el amor. – Le dijo
su madre.
Afirmó en silencio observando cómo el rostro de su madre se
mantenía sereno pese al lugar donde estaban, sabía que su madre se sentía
incómoda en los hospitales.
Cuando Lauren le había mencionado a Clara que deseaba entrar a la
facultad de medicina su madre en primer instante pensó que era una broma de mal
gusto, sin embargo tras varias conversaciones la mujer pudo entender finalmente que
su hija mayor realmente deseaba estudiar medicina y hacerse cirujana, fue difícil de
asimilar al ver a su hija volver al ambiente donde ella había trabajado tantos años
como enfermera hasta lo que ocurrió con su hijo.
- Extraño a Chris. – Murmuró la ojiverde.
- Yo también... Siempre.
...
- Mi padre te ha invitado a cenar cuando ya te sientas mejor. –
Murmuró Shawn mientras miraba a Camila desde los pies de la camilla.
- Sería genial verle. – Sonrió.
La morena detallando la amplia sonrisa característica del pelinegro se
preguntó fugazmente si Lauren estaría fuera del box de urgencia comiéndose la
cabeza frente a la ya usual manera sorpresiva de aparecer de Shawn.
- ¿Qué piensas si cuando termines el tratamiento y te den el
alta te devuelves con nosotros a Uganda? – Resonó la voz del chico.
Camila enarcó las cejas rápidamente al verse enfrentada a una
proposición tan inesperada y abrupta. Su menté pareció dar vueltas frente al sólo
hecho de que ella hacía sólo hacía cuatro meses que había vuelto a Miami con la
absoluta certeza de que esta vez se quedaría de forma permanente en la ciudad.
- Ya sabes que he decidido asentarme aquí. – Murmuró la
morena.
- Pero quizás ahora luego de todo esto quieras volver... No
puedes negar que te gusta el trabajo que hacemos allá. – Insistió Shawn.
Y claro que le gustaba, por aquella misma razón había aceptado ir la
primera vez y luego quedarse finalmente por tres años. Tres años que se centraron
en su arduo trabajo, el cual le apasionaba y le traía tantas satisfacciones que le
hacían olvidar que estaba dejando drásticamente a un lado su vida personal, y es que
claramente en Uganda no podía siquiera pensar en disfrutar una relación con alguna
chica del lugar frente a la fuerte homofobia del lugar que incluía dura penas legales
frente a un acto tan simple como besar a alguien del mismo sexo en público.
- Tú mismo sabes por qué he vuelto aquí Shawn. Ya es tiempo
que ahora vea por mi vida personal, no tengo veinte años... - Apuntó intentando no
comenzar una discusión con su amigo.
- Pero...
- Shawn no... Mira, no voy a discutir contigo esto. Menos hoy,
estoy exhausta. – Susurró.
- Lo siento.
Camila percibió la amarga expresión en el rostro del pelinegro quien
comenzó a jugar con sus manos como siempre lo hacía cuando no sabía qué más
decir. Y es que le conocía tan bien que la pediatra había pasado días intentando
encontrar una forma en que Shawn entendiera finalmente que ella nunca podría
corresponder los sentimientos amorosos de él.
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Gracias por todo vuestro cariño y apoyo. Gracias como siempre.
Capítulo 36.
Detallando cómo Camila seguía con toda la ropa, incluyendo los tacones. Lauren se
acercó para comenzar a quitarle los aretes que se enredaban en el cabello de la
morena. Luego metódicamente le sacó los tacones a la chica de forma lenta para no
despertarla y finalmente la arropó con una pequeña manta que había en el lugar.
En todos aquellos minutos la morena siguió durmiendo plácidamente
haciendo sonreír a la ojiverde quien se sentó a un lado del sofá para acariciar
delicadamente el rostro de la chica que hacía agolpar fuertemente su corazón.
- No sabes cuán feliz soy a tu lado... - Susurró dejándole un
beso en la frente.
Percibiendo que Camila se removía en su lugar Lauren pudo detallar
cómo perezosamente la morena despertaba para dirigirle una pequeña sonrisa.
- Hueles a café con vainilla... – Apuntó Camila con un hilo de
voz.
- ¿Sí? – Ladeó la cabeza.
- Sí cariño... Te he extrañado hoy.
- Sam te ha acompañado.
- Es tan cariñoso como tú. – Sonrió.
Lauren dejó escapar una pequeña risa para luego fundirse en un lento
beso con Camila. Sintiendo cómo sus labios se entrelazaban la ojiverde no esperó
mucho para hundir su lengua en la boca de la morena. El ritmo se hizo más rápido
haciéndole llevar sus manos a la cintura de Camila y ésta rodear sus brazos en los
hombros de la más alta.
- Me encantas Lauren... - Dijo Camila rompiendo el beso.
- A mí también me encantas.
- Nunca podrías entender lo que significa que estés conmigo en
éste momento de mi vida... Iluminas mis días. – Murmuró enmarcando el rostro de la
ojiverde con sus manos.
Emocionada frente a las sinceras palabras de su novia Lauren intentó
controlar las lágrimas que se habían agolpado en sus ojos.
- No podría haber encontrado a alguien mejor... - Susurró
Camila acariciando con un dedo los rasgos del rostro de la cirujana.
- Me vas hacer llorar... - Confesó.
Camila apoyó su frente contra la de ella dejándolas en un cómodo
abrazo que hizo calmar el corazón de Lauren, quien desde que había recibido la
noticia de que su novia tenía cáncer de mama había estado con todas sus atenciones
enfocadas en la salud de la morena. Ahora, por un día, agradecía estar abrazada
contra la pediatra dejándose cuidar entre los brazos de ésta disfrutando la compañía
al final del día.
...
Con sus dedos y de forma delicada Camila acarició con curiosidad un
par de cicatrices redondas de pequeño tamaño que la cirujana tenía cerca de la
cadera derecha. Ella sabía muy bien que aquello era el recuerdo de la donación de
médula ósea que Lauren le había hecho a Chris.
Ahora que el amanecer estaba por terminar y la ojiverde se mantenía
en un profundo sueño Camila se removió contra el cuerpo de la más alta para
comenzar a dejarle suaves besos en el rostro a su novia.
- Cariño... Es hora de despertar. – Susurró contra el oído
derecho de la más alta.
Sintiendo cómo Lauren luchaba contra la pereza, sus ojos marrones se
mantuvieron detallando el sereno rostro de su novia.
- Buenos días guapa. – Saludó la ojiverde con voz ronca.
- Hola cariño... ¿Hoy tienes cirugías en el Miami Mercy, no?
- Sí... Por el mediodía debería estar ya libre, lo que es bueno porque es viernes.
---
Gracias como siempre!
Capítulo 37.
- ¡Es que estoy furiosa de ni siquiera poder hacer el amor con mi novia!
Levantándose del sofá donde estaba comenzó a caminar lentamente
dando vueltas por el amplio jardín de la casa mientras Sinu se mantenía en silencio
mirando de forma preocupada a su única hija.
- Estoy segura de que ella no te dejará por no poder darle por
ahora eso... Si es lo que te preocupa. – Murmuró la mujer de cabellos cortos.
- A veces pareciera que sólo ella es quien da en la relación... Y
yo... Yo realmente quiero que Lauren me pueda tener en todos los sentidos.
...
- ¿Otro regalo? – Murmuró sin entender Camila.
- Oh... El peluche ya tiene un par de semanas... Me gusta
mimar a mi novia. – Sonrió la más alta.
Observando cómo la morena habría lentamente la caja que le había
llevado aquella tarde luego del trabajo la ojiverde se mantuvo con una sonrisa
intentando animar a su novia para descubrir el regalo.
- Oh Lauren... - Tartamudeó la pediatra.
El momento se mantuvo en silencio mientras Camila con ambas
manos detallaba el vestido largo con diseños florales que le había dejado sin
respiración.
- Seguro te quedará hermoso y así podremos salir a bailar salsa.
– Sonrió la cirujana.
Sin saber muy bien cómo la ojiverde percibió que su novia se abrazó
de forma abrupta contra su pecho y comenzó a sollozar amargamente.
- No llores cariño... ¿No te ha gustado el vestido? No pasa nada,
lo puedo cambiar... - Murmuró confundida.
Apoyando su mentón de forma cariñosa contra los cabellos de Camila
así se mantuvieron por unos segundos hasta que Lauren escuchó llorar más fuerte a
la morena.
- Cariño... ¿Por qué lloras así? – Dijo asustada.
- Porque... Porque me encantaría ser la chica que sale contigo a
bailar, la chica que no tiene problemas para usar un vestido así... Pero no puedo. –
Sollozó fuertemente.
- Camila no...
- ¡No puedo usar un vestido así! No sabiendo cómo luce ahora
mi cuerpo...
Sin saber qué decir Lauren hizo una mueca frente al arrebato de
Camila. Ahora caía en cuenta que había sido una mala idea regalarle un vestido a la
morena, más cuando se encontraba en aquella difícil situación de aceptar lo que había
ocurrido con sus senos.
- Lo que me duele es que me encanta el vestido... Me encanta
como eres conmigo... Me encanta que quieras bailar salsa sólo conmigo. – Murmuró
Camila.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro observando cómo su novia
se limpiaba rápidamente las lágrimas que habían rodado por sus mejillas.
- ¿Qué hubiera pasado si... Si yo no hubiera aceptado aquella
cena contigo? – Sonrió.
- No me hubieras cambiado la vida. – Dijo Lauren decidida.
- Tú también has cambiado la mía... Para mejor, y no tengo
dudas.
La ojiverde sintió cómo Camila le besaba con necesidad y sus piernas
temblaron al sentir las manos de la morena enterrarse en los cabellos de su nuca.
Dejando su mente en blanco intentó no volver a pensar en lo mucho que había
afectado a Camila el simple hecho de tener que imaginarse en un vestido, no podía
dejar que aquello fuera así para siempre.
Pero aún quedaban cosas más importantes por las cuales preocuparse
en aquellos momentos, como la radioterapia y luego el control con la oncóloga.
...
Will le dirigió una tierna sonrisa a la vez que se colgaba el bolso negro
al hombro.
- Prométeme que me llamarás. – Le dijo Camila.
- Claro que lo haré... Te contaré cada día cómo me congelo en
Chicago.
Ambos rieron levemente mientras la pediatra observaba por última
vez las apretadas camisas que dejaban al descubierto el cuerpo musculoso del
moreno.
- Nunca fue mi intención de que las cosas terminaran así... -
Murmuró algo culpable la más baja.
- No tienes la culpa de nada Mila... A todos nos tocan cosas
difíciles de vez en cuando.
- Quizás cuando termine la radioterapia pueda ir a visitarte. –
Apuntó.
- Sería genial... – Sonrió.
Se fundieron en un cálido abrazo que hizo suspirar a Camila al ver
partir a su amigo más cercano en el trabajo y a la vez el chico que había conocido al
comienzo de su residencia de pediatría.
- Lo superaré, ¿Vale?, no te preocupes por mí. – Le dijo el
moreno tocándole con el dedo índice su nariz.
Riendo por las cosquillas del tacto Camila acarició uno de los fuertes
hombros de Will para detallar el triste rostro del pediatra.
- Por cierto, gracias por solucionar el problema que teníamos
con las listas de esperas en cirugía infantil. – Recordó Will.
- Ha sido un gusto colega.
Escuchando el último llamado para el vuelo del moreno ambos se
miraron de forma expectantes a lo cual el moreno acarició por última vez una de las
mejillas de Camila.
- Vencerás el cáncer... Y nunca olvides lo guapa que eres.
- Pero que no me hables así, que me pongo a llorar pensando
que ya no nos veremos. – Hizo un puchero.
- Eres una llorica Camila Cabello.
La morena rodó los ojos para luego abrazar finalmente al alto moreno.
--
Gracias como siempre. Nos leemos el lunes.
Capítulo 38.
3 semanas después.
- Algún día despertarás y todo habrá sido sólo un mal sueño mi
amor...
Luego de susurrar aquellas palabras contra el oído izquierdo de Camila
con sus ojos esmeraldas se mantuvo observando el sereno rostro de su novia quien
aquella tarde de domingo había decidido tomar una pequeña siesta en el sofá del
jardín acompañada por Sam que también estaba en un profundo sueño.
- Vaya par. – Sonrió divertida detallando al Golden retriever
mantener su cabeza apoyada sobre las piernas de Camila.
Jugando con sus pies contra el césped del jardín, y sintiendo la
agradable brisa marina, Lauren extendió una de sus manos para acariciar uno de los
hombros de su novia quien gruñó levemente por el movimiento.
- Despierta hermosa... - Dijo levemente.
Sam fue el primero en abrir perezosamente sus ojos detallando
directamente a Lauren, quien aun acariciando a Camila, le hizo una señal al perro que
rápidamente se levantó de su lugar para dirigirse a los pies de la ojiverde quien con
su mano libre comenzó acariciar la cabeza del cuadrúpedo.
- Me tienes muy abandonada tú... Me has cambiado por Camila.
– Le dijo.
El perro gimoteó bajando sus orejas haciendo reír a la ojiverde
sintiendo el cuerpo de la morena removerse para abrir sus ojos perazosamente.
- Ey tú, hola. – Murmuró Lauren.
- Hola amor. – Susurró la morena.
Lentamente Camila se acomodó para quedar sentada al lado de
Lauren quien rodeó sus hombros con sus brazos haciendo que la pediatra quedara en
la perfecta posición para comenzar a besar repetidamente el rostro de la cirujana.
- Mmm... Dormir te hace demasiado bien. – Picó la más alta.
- Tonta... - Rió.
Se mantuvieron así por unos minutos hasta que los sonoros ladridos
de Sam llamaron la atención de ambas.
- No sé de quién estará realmente celoso. – Murmuró Lauren
aguantando una risa.
Camila sonrió divertida para luego dirigir sus atenciones al perro quien
comenzó a mover la cola energéticamente frente a la pensativa mirada de Lauren.
- Definitivamente me ha cambiado. – Apuntó.
- No seas celosa cariño. – Le dijo Camila.
Rodando los ojos la cirujana se mantuvo disfrutando del agradable
momento a la vez que finalmente Sam se alejaba para tomar algo de agua.
- Debemos conseguirle algo de compañía. - Dijo la pediatra.
- ¿Compañía? – Enarcó las cejas.
- Una perrita, ya sabes...
- Oh... ¿Le vas a conseguir una novia a mi perro? – Entrecerró
los párpados.
- ¡Claro! Le voy a conseguir una novia a nuestro perro. –
Repitió.
Con una amplia sonrisa Lauren miró de re ojo a Camila quien se
acomodó contra su cuerpo mientras ambas comenzaban a disfrutar de los colores del
cielo que les regalaba el atardecer
...
Al salir de la ducha Camila sintió cómo Lauren le envolvía entre sus
brazos haciendo que ella diera un pequeño respingo por el susto.
- Es una lástima que mañana sea lunes y tengamos que pasar algunas horas
sin vernos. – Murmuró pensativa la ojiverde.
- ¿Tienes cirugías?
- Dos...
- ¿Aún no has vuelto a hablar con Nathan? – Enarcó las cejas.
- Sólo hablamos de trabajo.
- Lauren, ustedes deberían...
Sin embargo no logró terminar la frase frente al inesperado beso que
Lauren le dejó en los labios. Rápidamente la más alta apretó más aquellos fuertes
brazos que envolvían su cintura haciendo que el contacto le hiciera temblar contra el
cuerpo de la ojiverde.
Dejando que la lengua de su novia invadiera su boca, y disfrutando de
las amplias caricias que le propinaban las manos de Lauren sobre sus costados,
Camila mordió de forma casi inconsciente el labio inferior de la más alta.
Su cuerpo fue guiado lentamente por la ojiverde quien hizo que sus
piernas chocaran con el borde de cama dejándole sin respiración a la vez que abría
sus párpados de forma rápida detallando ahora cómo Lauren besaba con dedicación
su cuello haciéndole cerrar los párpados pesadamente al sentir la agradable sensación
que bajaba hasta en el punto más sensible de su cuerpo.
- Lauren... - Gimió.
Enredando sus manos en los cabellos de la más alta Camila empujó a
Lauren haciéndole caer a la cama donde la cirujana le dirigió una coqueta sonrisa.
Sin embargo, viéndola así, la morena volvió a reparar en que ahora
sólo una pequeña toalla cubría su cuerpo, y rápidamente llevó sus manos para cubrir
la zona de su pecho.
Se mantuvieron silencio, momento en que la ojiverde pareció entender
qué estaba ocurriendo en la mente de Camila por lo cual apoyándose en ambas
rodillas Lauren intentó quedar a la altura de la morena.
- Camila...
- No... No puedo Lauren. – Tartamudeó.
La más alta intentó abrazar el cuerpo de Camila pero ésta retrocedió
un par de pasos mientras comenzaba a buscar su pijama de aquella noche.
Su mente no paraba de intentar escapar de la imagen de ella misma
en el reflejo del espejo donde se podía ver la cicatriz de la mastectomía y la notoria
diferencia entre sus senos.
- Nunca podría obligarte a nada cariño... Pero en algún
momento tendrás que...
- Lauren, no vamos hablar de ello... No cuando ni siquiera
sabemos si realmente con la radioterapia todo termine bien. – Dijo en tono serio
dejando en claro el fin de la discusión.
...
- ¡Que dije vicryl 4-0 y no 3-0! – Gritó enfadada Lauren mirando
directamente a la instrumentadora quirúrgica quien detrás de la mascarilla le miraba
con pánico.
Con su mano siguió esperando lo que había pedido bajo la confusa
mirada de Nathan quien no se movió siquiera un centímetro de su posición donde
seguía recortando cartílago nasal de aquella rinoplastía.
- Vicryl 4-0 para la Dra. Jauregui, por favor. – Dijo el pelirrojo
intentando calmar el ambiente.
Lauren le dirigió una mirada dura al cirujano el cual desvió sus ojos
marrones de aquellos ojos esmeraldas para seguir con su mirada en el campo
quirúrgico.
Minutos luego de aquel arrebato Lauren se mantuvo sumergida en sus
acciones en la cirugía detallando cómo aquella nariz quedaría tan respingada como la
deseaba la mujer de mediana edad que ahora estaban operando.
---
Gracias por leer!
Capítulo 39.
Ni el fuerte sonido del viento golpeando contra la ventana llamó la atención de ambas
mientras intercambiaban intensas miradas.
- ¿Shawn? – Dijo confundida Camila.
- Sí... A tu amiguito le gusta bastante contarme detalles tuyos.
Apretando sus manos, hasta dejar sus nudillos blancos por la falta de
circulación, Lauren notó cómo Camila comenzaba a negar con la cabeza.
- No, Shawn no es así... - Afirmó la morena.
- Lo creas o no él me ha contado lo del seguro y lo del...
Se quiso morder la lengua luego de casi completar la frase mientras su
novia con aquellos ojos marrones le miró interrogativamente hasta acercarse
lentamente hasta ella.
- ¿Lo del...? – Murmuró Camila.
- Nada... Olvídalo.
- ¿Lo del qué? ¡Lauren! – Entreabrió los párpados.
- ¡Que lo dejes! ¡No es mi culpa que Shawn le encante
comentarme de tus cosas!
- ¿Qué te ha dicho qué? – Insistió la morena.
Lauren desvió sus ojos esmeraldas del rígido rostro de Camila para
luego soltar un fuerte suspiro.
- Lo del bullying... Cuando ibas en el instituto.
El silencio que se instaló entre ambas hizo que Lauren detallara cómo
las lágrimas de Camila comenzaron a rodar por sus mejillas tan fuertes como un río
con cauce feroz. Su pecho se apretó frente a la dolida imagen de su novia quien se
tapó el rostro con ambas manos mientras se alejaba en dirección de la ventana.
- Camila... - Intentó llamarle.
Sin embargo cuando con una mano tocó el hombro de la más baja
ésta se alejó nuevamente haciendo que su boca se secara.
- No tenías que hablar de aquellas cosas con él... - Murmuró
casi ahogándose Camila. – No voy a permitir remover todo aquello... No ahora, no
con cómo luce mi cuerpo y que tú has vuelto hablar con aquella mujer...
- ¡Camila! Deja de pensar que me estoy viendo con ella... -
Suplicó.
- ¿Pues estaría bien que lo hicieras, sabes?
Mirando de forma incrédula a Camila sus ojos esmeraldas se
comenzaron a agolpar de lágrimas mientras sus manos temblaban de forma nerviosa.
- ¿Qué... Qué estás queriendo decir? – Murmuró torpemente.
- Mírame Lauren... - Dijo abriendo sus brazos. – Mírame y dime
qué se supone que haces con una chica que tiene casi 30 años y está en un
tratamiento con radioterapia... ¿Qué haces con la chica de la cual se burlaban en el
instituto?... Podrías tener a cualquier mujer, ninguna dudaría en caer en tus brazos...
Tú...
- ¡Detente! – Gritó apuntándola con un dedo. – No quiero oírte
más decir aquellas cosas... ¡Tu falta de autoestima es la que te está matando Camila,
no el cáncer!
Luego de aquel alto grito Lauren sintió su rostro volverse más pálido
de lo normal detallando cómo la morena le miraba con el rostro petrificado.
...
Camila detalló el pequeño bulto que se había formado en la parte baja
del vientre de Dinah, mientras ésta se despedía con un beso de Nathan quien iba
camino al supermercado más cercano del lugar para satisfacer el antojo de helado de
chocolate con almendras que la ginecóloga tenía aquel día.
Cómo cambiaban las cosas... Parecía mentira que luego de algunos días Nathan
finalmente comenzara a afrontar la idea de ser padre y Dinah encantarse con ello.
Lejos quedaba aquel pelirrojo que había entrado en pánico al verse con un futuro hijo.
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Hola, hola, avisando que volveré a actualizar el sábado y será con
maratón, el último maratón.
Camila sintió cómo sus cabellos se movían contra el leve viento que
corría por aquel café junto a la costa de Miami.
Aún saboreando su cappuccino con sus ojos marrones detalló la
característica sonrisa en el rostro de Shawn quien hacía unas horas ya se encontraba
en la ciudad y había aceptado aquel café aprovechando que el cielo seguía cubierto
por nubes y que algunas pocas gotas de lluvia ya habían caído en la ciudad.
- ¿Estás segura que no quieres un muffins? Por Dios, está
delicioso. – Habló el pelinegro dándole un último bocado al dulce.
Sólo negó un poco con la cabeza mientras intentaba ordenar su mente
antes de comenzar la conversación que deseaba tener con su amigo.
- Shawn... Necesito hablar contigo. – Rompió el silencio.
El alto chico le miró detenidamente para luego dejar rígido su rostro.
Claramente Shawn sabía de qué iba el asunto, fue aquel mismo gesto que confirmó
todo lo que Lauren le había dicho, su amigo fue quien le comentó todas aquellas
cosas a la cirujana.
- ¿Por qué le has estado contando cosas mías a Lauren a mis
espaldas? – Dijo pesadamente.
- Yo... Yo... ¿De qué estás hablando? – Murmuró nervioso.
- Shawn, por favor... Si me lo niegas créeme que realmente
terminaré muy molesta contigo.
La mueca en el rostro de Shawn sólo hizo más tensa la situación
mientras la pediatra siguió esperando por una respuesta.
- Lo del seguro médico se lo he dicho porque sabía que ella
haría algo y que tú no ibas a objetar... - Explicó.
Entreabriendo los párpados sin creer la total falta de vergüenza por
parte de su amiga Camila respiró hondamente para controlar y no hacer una escena
en el lugar donde estaba.
- Yo nunca he dicho cosas tuyas a tus espaldas con otras
personas... - Apuntó la morena. – Además, ¿Por qué a Lauren? Podrías haberle dicho
a mis padres, a Dinah o a Normani...
Shawn frunció el ceño intentando desviar su atención hacia su taza de
té verde.
- Somos amigos desde hace casi diez años... Sin olvidar que
trabajamos tres años en Uganda aislados de casi todo el resto del mundo... ¿Qué
estás intentando de hacer Shawn? – Dijo intentando no quebrar su voz.
- Yo... - Suspiró fuertemente. – No lo sé Camila... Creo que ya
no lo soporto más... Nunca pensé que encontrarías a alguien tan rápido luego de
volver a Miami.
Camila se detuvo en lo amargo que habían sonado las palabras que
salieron por la boca del pelinegro. Se negaba a creer que su amigo finalmente
cambiara su forma de ser sólo por no dejar ir la idea de que ellos lograran tener algo
más que una amistad.
- Shawn, eres mi amigo... Y ya hemos hablado muchas veces de
esto... - Murmuró.
- Lo sé... Pero Camila, realmente no puedo dejarlo ir...
- Pero es que ahora está comenzando a dañar, a ti, a mí,
nuestra amistad, mi relación con mi novia.
Una de las manos de Shawn golpeó levemente la mesa haciendo
resonar las tazas en su lugar. Camila entreabrió la boca mirándole sorprendida.
- ¿Tu novia? ¿Sabes la fama que tiene tu novia? – Apuntó
Shawn. – Todo el mundo sabe que es una mujeriega, déspota y que ve por su propio
bien...
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Este es mi cap favorito, espero lo hayan disfrutado tanto como yo.
Capítulo 41.
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Mañana continuamos.
Capítulo 42.
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Muchas gracias por todos vuestros mensajes, por todo el cariño, de
verdad.
Capítulo 43.
...
- Esta vez ya he hablado con las enfermeras para que no me
impidan estar contigo cuando salgas de la cirugía. – Murmuró Lauren.
Detallando la nerviosa sonrisa en el rostro de su novia llevó una de
sus manos para acariciar una de las mejillas de ésta.
- Todo saldrá bien... Debes confiar totalmente en Nathan y en
Ronald. – Sonrió la cirujana.
- Es la primera vez que me hago una cirugía plástica... - Rió
entre dientes.
- De aquí en adelante prometo sólo regalarte sujetadores de
lencería y bikinis diminutos.
Camila le pegó en uno de sus hombros levemente haciendo reír a la
ojiverde.
- Ridícula. – Dijo algo avergonzada la morena.
Dejando un lento beso en los labios de Camila ambas se mantuvieron
así hasta que la más baja sujetó con ambas manos el rostro de Lauren.
- ¿Sabes la diferencia entre la vez anterior que estuvimos aquí y
ahora? – Murmuró la pediatra.
- ¿Cuál?
- Que ya no tengo miedo, sólo estoy nerviosa... Y que sé que
tengo un par de personas que cuidarán excelente de mí... Incluyendo a mi hermosa
novia de ojos color esmeralda.
- Oh cariño, yo podría traerte un elefante desde África si así lo
deseas, cuidarte hoy es un detalle menor. – Sonrió.
Camila sonrió como una niña pequeña para luego enroscar sus brazos
en el cuello de la ojiverde.
- Te amo tanto. – Dijo la morena.
- Te amo. – Sonrió Lauren.
Así abrazadas se mantuvieron sin hablar. Lauren pensando en cómo
hacía ya un par de semanas que habían sabido que el cáncer de Camila estaba
finalmente controlado y que de ahí en adelante podría hacer una vida normal sólo con
sus debidos controles con la oncóloga.
- No sé cómo hacerte entender que si hoy estoy aquí también,
en gran parte, es gracias a ti. – Murmuró emocionada Camila.
- Cariño, tú has sido la valiente... Quizás a ti te harán la
reconstrucción mamaria, pero yo tengo el pecho inflado de orgullo por ti. – Dijo
Lauren.
Detallando cómo el cuerpo de Camila temblaba entre sus brazos
Lauren le sujetó con mayor fuerza.
- ¿Ves? Siempre tienes que salir con palabras más hermosas
que las mías... - Reclamó la más baja.
- Es que has conquistado a la cirujana más fría, prepotente y
solitaria de todo Miami. – Apuntó.
Riendo aún sin creer cómo ella misma había cambiado durante
aquellos casi ocho meses junto a Camila la sonrisa que estaba en su rostro no se
borró.
- He encontrado a la persona con el corazón más increíble y
lleno de emociones que amo tener a mi lado. – Susurró la pediatra.
- Para mí que te hayas quedado a mi lado es lo que más
significa...
- Estoy tan enamorada de ti Lauren... No tienes idea.
- Claro que la tengo, porque yo también lo estoy de ti. – Sonrió.
...
Sólo con la luz de la luna entrando a través de la persiana Camila
detalló cómo Lauren dormía tranquilamente en el sofá que estaba a un lado de su
camilla en la habitación.
Hacía algunas horas que ya había salido de quirófano y a pesar de que
el dolor era molesto ahora no podía evitar mirar hacia la zona de sus pechos, muy
diferente a la vez anterior en que le había pedido a Ronald Kross que le tapara con la
sábana hasta el cuello.
Ella misma se había emocionado cuando Nathan le aseguró que al día
siguiente cuando removieran el vendaje ella podría ver el resultado de la cirugía que
había dejado satisfecho al cirujano plástico y al ginecólogo.
Sus padres le habían visitado antes del atardecer llenándole de cariños
y alentando a Lauren irse a casa para descansar, claramente su novia no había
accedido y ahora se encontraba ahí mismo exhausta durmiendo en un no tan cómodo
sofá.
- Buenas noches Dra. Cabello, vengo a hacerle un control de sus
signos vitales. – Comentó una joven enfermera entrando por la puerta.
- Hola... Claro, claro. – Sonrió levemente.
Detallando cómo la enfermera anotaba los datos del monitor de
control y luego tomarle la presión Camila se sintió tranquila de que ésta vez ninguna
de las anteriores enfermeras se atrevieran a entrar en la habitación para sacar a
Lauren de allí.
- Parece que está durmiendo realmente cómoda allí. – Apuntó la
enfermera mirando en dirección de Lauren.
Camila afirmó en silencio para observar cómo los ojos de la enfermera
no dejaban de desviarse en dirección de la ojiverde.
- ¿No es hermosa mi novia? – Dijo marcando la última palabra.
- Oh... Sí... - Murmuró torpemente.
Frunció el ceño para luego acomodarse contra la almohada
observando otra vez a Lauren quien dormía con sus manos entrelazadas en su
regazo.
- Tenga una buena noche Dra. Cabello, antes que termine mi
turno volveré hacerle el control de signos vitales y pasarle los analgésicos. – Sonrió la
enfermera.
- Buenas noches.
Finalmente cuando se quedaron solas Camila extendió una de sus
manos hasta llegar cerca del hombro derecho de Lauren quien frente al gesto se
removió gruñendo un poco.
- Mi amor... - Llamó la morena. - ¿Aún duermes?
Lauren afirmó con la cabeza aún con los párpados cerrados haciéndole
reír levemente.
- Ven aquí, quiero darte un beso. – Dijo.
La amplia sonrisa que se dibujó en el rostro de la ojiverde hizo que su
corazón saltara de alegría al ver cómo algo tan sencillo hacía sonreír de una forma
tan hermosa a su novia demostrando la verdadera felicidad que ambas sentían.
- ¿Sólo uno? – Reclamó Lauren mientras se acomodaba en la
camilla recostada junto a Camila.
- Mmm... Déjame pensármelo. – Dijo simulando estar
pensativa.
- Dame muchos, bésame mucho... - Cantó.
- No porque eres ridículamente guapa y la enfermera que ha
entrado hace unos momentos se ha quedado mirándote como una adolescente
embobada. – Frunció el ceño.
- ¿Y era guapa? – Preguntó riendo.
- ¡Oye! – Chilló. – No hagas enfadar a tu novia recién operada.
- Claro que no cariño... Yo nunca podría cambiarte.
Lauren le besó con gracia en los labios haciéndole reír mientras
intentaba girar su rostro para que la más alta no lograra besarle.
- ¡Déjame besarte Karla Camila! – Chilló Lauren.
- ¡Que no!
- ¡Que me he bebido una botella completa de tequila por tu
amor! - Recordó Lauren. – Sin mencionar que casi perdí la vida al comerme ese taco
con picante.
- Creo que superas a Romeo... - Ambas rieron. - Oh Lauren,
apenas Nathan me saque los puntos de la cirugía te voy a encerrar en nuestra
habitación y haremos el amor hasta que olvides hablar en inglés...
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Muchas por todo, gracias totales!
Capítulo 44.
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Gracias por leer... Y ya estar llegando al final de la historia.
Capítulo 45.
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Independiente de las creencias, deseo que mañana sea un día en que
puedan disfrutar de la compañía de vuestros seres queridos.
Nunca sabemos cómo pueden cambiar las situaciones de un momento
a otro.
Gracias por todo, nos volvemos a leer el lunes...
Capítulo 46.
El sentir el cuerpo de su novia temblar contra el suyo podía ser una de las mejores
sensaciones de la vida. Había encontrado en la morena una chica que en un principio
se había mostrado tímida incluso cuando iban a la playa y se veían en bikini, ahora la
misma chica por las noches le despertaba para unirse en un apasionado momento.
- Te amo... - Murmuró Lauren.
La penetró con dos de sus dedos con un ritmo lento y continuo que
hizo resonar fuertes gemidos en la boca de Camila. Podía detallar cómo la morena
intentaba controlarse mordiéndose los labios pero fallando finalmente cuando Lauren
hizo más profundas sus embestidas.
- Joder Lauren... - Jadeó.
Unos movimientos más y la morena alcanzó un arrollador orgasmo
que hizo a Lauren por unos momentos sólo oír aquellos sonidos que escapaban de la
boca de su amada haciendo desaparecer el sonido de la tormenta.
- Ven aquí, es tu turno. – Apuntó Camila sonriendo.
...
La pediatra detalló cómo sus padres bailaban salsa en la cocina
mientras los sonidos de trompetas y una voz femenina cantaba en español. Verlos así
de felices y aún juntos luego de todos aquellos años hacía a Camila suspirar por
lograr disfrutar de aquellos detalles que parecían tan cotidianos y pequeños. Sin
dudas adoraba poder pasar días junto a su pequeña familia.
- ¿Quieres otra cerveza papá? – Le dijo.
- Bueno. – Sonrió el alto hombre.
- ¡Para mí un tequila mija! – Chilló Sinu.
Rodando los ojos para luego reír levemente Camila comenzó a servir
un poco de tequila para su madre sonriendo al recordar aquel día en que su padre
había emborrachado hasta casi la muerte a Lauren.
- ¿Dónde me has dicho que estaba tu gringa? – Preguntó la
mujer de cabellos cortos.
- Con su familia. Su madre quiere que vayamos todos a cenar
con ellos la próxima semana. – Apuntó Camila.
- ¡Por supuesto! – Sonrió Alejandro. – Pero nosotros haremos la
cena.
Entreabrió levemente sus párpados para así detallar la sonrisa casi
maliciosa que tenía su padre en su rostro.
- Papá... - Dijo acusadoramente. – Ni lo pienses.
- Oh, sería demasiado divertido. – Frunció el ceño.
- ¡Mamá! Dile algo... Va a intoxicar a toda la familia de Lauren y
ella terminará conmigo si mi padre hace algo como eso...
Camila se cruzó de brazos contra su pecho mientras fruncía el ceño
detallando cómo Sinu reía abrazando a Alejandro quien se encogió de hombros.
- Vamos a darle un poco de sabor a los Jauregui. – Apuntó el
hombre de oscuro cabello.
- ¡Papá! – Chilló.
Rápidamente Alejandro la envolvió en un abrazo haciendo reír a
ambos. Sus mejillas se vieron invadidas por pequeños besos que su padre comenzó a
darle haciéndola sentir nuevamente como aquella pequeña niña que se pasaba horas
riendo junto a su padre.
- Clara debe demostrar que es digna de ser mi consuegra. –
Dijo divertida Sinu. – Le daremos mucho tequila.
La morena le dirigió una horrorizada mirada a su madre quien bebió
de golpe su tequila haciendo reír a Alejandro quien movió sus caderas al ritmo de la
canción que aún resonaba en la cocina.
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Gracias por todo, siempre.
Capítulo 47.
5 meses después.
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2 meses después.
Jugando con el ramo de tulipanes naranjos en sus manos Camila
apreció con sus ojos marrones cómo Nathan, el padrino de la boda, le sonreía
ampliamente mientras Lauren le quitaba las flores para pasarle la alianza de oro.
Oyendo el calmado oleaje de la playa, y observando cómo las
personas detallaban lo que estaba pasando, la pediatra fijó sus ojos en el hombre que
estaba oficiando la boda. El nudo que había tenido en la garganta, desde que había
caminado por la playa para encontrase con Lauren vestida con aquella delgada y
holgada camisa blanca y un pantalón corto del mismo color, pareció apretarse un
poco más. La morena respiró hondamente al sentirse hermosa en aquel sencillo
vestido color blanco que le llegaba hasta los tobillos.
Sintiendo la agradable temperatura de la arena caliente en sus pies
descalzos Camila volvió a detallar la emocionada sonrisa de Lauren quien le miraba
con los ojos agolpados de lágrimas.
- Yo, Camila Cabello, prometo amarte y cuidarte con todo mi
corazón. Prometo que cada día te entregaré lo mejor de mí, y que te ayudaré para
que tú sientas que eres lo mejor para mí, para tu familia y para las personas que te
rodean... - Dijo para luego quedarse en silencio.
Lauren le miró impaciente mientras el silencio se veía interrumpido por
los ladridos de Sam que estaba sentado cerca del lugar junto a Taylor y Mike.
- ¿Saben qué? – Alzó la voz Camila. – Quería ser bastante
protocolar en esta parte de la boda... Pero... La verdad es que les explicaré por qué
me estoy casando con ésta hermosa chica.
Un par de risas se escucharon a la vez que Lauren reía entre dientes
sin quitar la expresión de nerviosismo de su rostro.
- Cuando volví de Uganda, tenía una idea fija de asentarme
finalmente en Miami, una ciudad que acogió a mis padres y a mí de pequeña cuando
tuvimos que salir de las difíciles situaciones que vivimos en Cuba y México... Poco iba
a imaginar lo que pasó desde que volví. Si les hablo desde el inicio, deben saber, que
Lauren fue totalmente fría y desinteresada conmigo la primera vez que hablamos...
Lauren hizo una mueca y Nathan soltó una carcajada.
- Incluso se negó a ayudarme con un par de cirugías que
necesitaban los pacientes del servicio de cirugía infantil del hospital donde trabajo... Y
por aquellas situaciones de la vida unos días después nos encontramos en un bar
donde ella estaba bebiendo tequila mientras yo bailaba salsa, y por alguna razón u
otra aquel día le hablé y días después ella me invitó a cenar... Claramente mi baile le
sedujo.
Negando con la cabeza la cirujana frunció el ceño mientras Sinu y
Alejandro reían fuertemente sentados cerca del lugar.
- ¡Me invitó a cenar comida mexicana y ella no tenía idea qué
pedir! – Apuntó. – Fue tan tierno que yo ya me sonrojaba cada vez que me miraba
con ese par de hermosos ojos color esmeralda que tiene... ¡Por favor! Necesitan
verlos más, a veces cambian de tonalidad y nunca mienten... Y por supuesto, seré yo
quien vea aquellos ojos todos los días de mi vida.
Emocionándose con aquellas últimas palabras Camila suspiró
levemente para acariciar una de las manos de la ojiverde quien no le quitaba la
atención.
- A través de todos aquellos meses comencé a conocer a una
hermosa persona... Una persona que detrás de toda aquella frialdad, prepotencia, e
indiferencia escondía a ésta chica que ahora ven aquí... Aquella que puede escucharte
con la mayor atención del mundo, la que puede cuidarte aún en silencio, y la que te
recodará día a día lo mucho que vales... Lauren es así, es increíble... Tan increíble
como para comenzar a estudiar un idioma por y para ti.
La más alta le acarició la mejilla limpiando un par de lágrimas que habían rodado
rápidamente por su rostro sin lograr detener sus palabras.
- Lauren fue la primera persona en percibir que yo podía tener
cáncer... - Sujetó con fuerza la mano de ésta. – Aquella noche, puedo confesarles que
fue la peor de mi vida... No podría explicarles el miedo que viví, ni siquiera podía
respirar sintiendo cómo mi vida podía detenerse por algo que nunca imaginé que
pasaría.
Camila detalló a las personas que estaban escuchándole con
atención... Sus padres, sus amigas, sus tíos, la familia de Lauren.
- Desearía que todas las personas que viven una situación como
la que me tocó a mí tuviera la suerte que tuve yo al tener a mi lado a una persona
como Lauren... Fue ella quien pasó noches a mi lado abrazándome para contener mis
lágrimas, fue ella quien cuidaba de mi cuando me sentía fatigada e incapaz de
comer... Fue ella quien hablaba con mis amigas para que ellas también fueran parte
del proceso... Habló con mis padres, e incluso soportó que terminara con ella un par
de veces...
Un leve sollozo escapó de la boca de Lauren quien intentó mantenerse
tranquila al escuchar de forma emocionada las palabras de su futura esposa.
- No puedo estar más agradecida de todas aquellas personas
que estuvieron conmigo en aquel momento de mi vida... Mis padres, mis amigas, los
médicos y el personal de salud que cuidó de mi e hicieron todo lo posible...
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras con el pulgar de
su mano acariciaba el dorso de la mano de la ojiverde nuevamente.
- Lauren me ayudó a entender que era yo misma quien debía
trabajar en mi autoestima y comenzar a sanar tantos fantasmas del pasado... Ella me
miró con amor y pasión aun cuando yo sentía mi cuerpo incompleto... Lauren me amó
y me ama como siempre soñé que alguien lo hiciera, y como soñé hacerlo... Me cuidó,
me cuida, y sus brazos siempre serán el lugar del mundo donde busque sentirme
amada.
Mirando finalmente la alianza que tenía entre sus manos Camila cerró
los ojos sintiendo la agradable brisa marina que le hacía recordar a Lauren incluso
aunque estuviera a unos centímetros frente a ella justo en aquel momento.
- Lauren... Superé un cáncer, contigo a mi lado, he pasado días
con tratamientos, medicamentos, cirugías, pero tú... Tú eres... Mi mejor medicina.
...
Lauren volvió a jugar con la alianza de oro que ahora tenía en su dedo
anular a la vez que observaba cómo Camila reía junto a Alejandro. No podía negar lo
nerviosa que se sentía frente a lo que vendría en aquel momento, el baile de la
boda... Aquella canción de salsa que su esposa había escogido para la ocasión.
- Nada de pisarle los pies... - Le susurró Sinu al oído.
Mirando sus pies descalzos la ojiverde respiró hondamente mientras le
daba una seña a Nathan.
- Querida esposa mía... ¿Bailamos salsa? – Lauren enarcó las
cejas.
- Por supuesto...
Marc Anthony – Tu amor me hace bien.
Al ritmo de aquellas trompetas junto a la voz en español la más alta
sujetó de las manos a Camila mientras esta giraba levemente haciendo remover con
gracia el vestido que le llegaba a los tobillos.
- Porque me gusta tenerte vida mía... Y no quiero que te
vayas... - Cantó en español Lauren.
Entre aquellos movimientos, y sintiendo cómo sus cuerpos fluían
sincronizados, Lauren se perdió en la amplia sonrisa que se dibujaba en el delicado
rostro de Camila.
- Mira que me hace bien... ¡Ay! Que me hace bien... - Cantó la más baja.
Girando el cuerpo de su esposa la ojiverde cerró los ojos al pegar su
frente contra la de Camila mientras una indescriptible sensación embarcaba su pecho
al tener aquella chica entre sus brazos, aquella chica que ahora era la mujer con la
que compartiría todos sus días.
- ¡Porque tenerte a mi lado me hace fuerte! – Cantó feliz
Camila.
¿Cuándo iba a imaginar ella que estaría casándose, bailando salsa y
hablando en español? Nunca lo hubiera imaginado, pero Camila había llegado a su
vida, así, había logrado que todos sus verdaderos sentimientos escondidos durante
años volvieran a florecer y nuevos sueños llegaran a su vida.
- Ay, tu amor me controla, me endulza, me encanta... - Sonrió.
Cuando la música terminó Lauren se mantuvo abrazada contra su
esposa mientras los invitados aplaudían felices y celebraban a las novias.
- Cariño... Te amo tanto... Por siempre, y siempre y siempre... -
Le dijo la ojiverde.
La morena le dejó un profundo beso que hizo a Lauren sujetar con
más fuerzas el cuerpo de Camila contra el suyo mientras ésta enredada sus manos en
los cabellos de la nuca de Lauren.
Al separarse sólo por la necesidad de respirar la ojiverde pudo detallar
cómo ahora Camila sollozaba a la vez que se llevaba ambas manos al pecho.
- Amor, no tienes idea cuán feliz me haces Lauren... Y pensar
que no pude haberlo tenido... Que pude haber... - Susurró Camila sin evitar las
lágrimas.
Volviendo a envolver con sus brazos a aquella morena la cirujana
comenzó acariciar los cabellos sueltos de Camila que durante la ceremonia habían
danzado libremente debido al viento de la playa.
- No llores cariño... Hoy es para bailar salsa, tomar tequila y
amarnos. – Dijo Lauren.
Aun ayudando a Camila a limpiarse las lágrimas, mientras otra canción
de salsa comenzaba a sonar, un par de risas se oyeron llamando su atención, con sus
ojos color esmeralda la cirujana detalló cómo Alejandro invitaba a bailar a Clara.
- Oh Dios mío... - Rió Camila.
- Oh Dios... - Entreabrió los párpados Lauren.
Detallando la escena desvió su mirada hasta donde Nathan estaba con
Joshua en brazos hablando animadamente con Dinah y Normani.
- Mírame... - Le pidió a Camila. – Si estoy aquí, y siento todo
ésto es gracias a ti... Para mí también has sido mi mejor medicina.
...
Camila volvió a mirarse al espejo para detallar el diminuto bikini que
Lauren le había regalado. Aquel color coral resaltaba contra su morena piel.
- Cariño ven aquí... - Le llamó.
La cirujana le miró de reojo desde la cama para dejar de lado el libro
La Tregua de Mario Benedetti.
- ¿Qué pasa? – Murmuró la más alta.
- Ésto... – Dijo apuntando el bikini. – Es ridículamente diminuto.
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Recta final... Sentimientos encontrados.
Capítulo 49.
- Lauren... - Jadeó.
- He estado deseando hacerte el amor todo el día... - Gimió.
Apretando ambas nalgas de su esposa Lauren le giró el cuerpo
dejando sus rostros a una pequeña distancia. Le besó con tanta necesidad y pasión
que un gutural gemido abandonó el fondo de la boca de la más baja.
- Joder Camila... - Susurró pegando su boca contra el cuello de
la morena.
Sintiendo las manos de la morena en el borde de su holgado pantalón
de baño Lauren cerró los ojos cuando finalmente la mano de Camila encontró su
entrepierna.
- Oh Lauren... ¿He provocado esto? – Dijo.
- Cariño, me vas a volver loca... - Gimió.
Lentamente los dedos de Camila acariciaron su punto más erógeno
haciendo que su boca mordiera débilmente el cuello de la morena quien gruñó frente
a la acción.
- No vas a olvidar esta noche en toda tu vida... - Murmuró
Camila.
Y claro que no lo haría, cómo podría, si era la noche que había
prometido que harían el amor hasta el amanecer para disfrutar del último día de la
luna de miel.
- Camila Jauregui-Cabello... No tienes idea de cuánto vas a
disfrutarlo. – Dijo con voz ronca.
Moviendo sus caderas contra los dedos de la morena Lauren sujetó a
Camila del cabello para fundirse en un profundo beso que ahogó sus gemidos cuando
la más baja le penetró con un dedo.
- Oh... Cariño... - Gimió la ojiverde.
Sintiendo cómo su orgasmo llegaría más rápido de lo esperado Lauren
movió con fuerza sus caderas haciendo que Camila lograra penetrarla con más
profundidad. Su cuerpo tembló con fuerza contra el de su esposa al hogar un ronco
gemido.
- Joder... - Susurró aún algo nublada en su placer.
- Ve a la cama... - Ordenó Camila.
Aun sintiendo sus piernas temblar se sentó en el borde de la cama
detallando cómo la morena ahora comenzaba a mover sus caderas con sensuales
movimientos a la vez que jugaba con los tirantes del vestido que llevaba.
- Quiero que me hagas el amor como solo tú sabes... - Dijo
Camila.
Con sus ojos color esmeralda detalló cómo su esposa se quitaba el
vestido para dejarle sólo con aquella tanga blanca y el sujetador de encaje del mismo
color.
- Te haré el amor hasta que olvides hablar español... – Lauren
repitió la frase que hacía meses había usado la morena.
Sin contenerse más se levantó del borde de la cama para quitarse
rápidamente la camisa que llevaba y bajarse el pantalón de baño. No llevaba ropa
interior aquel día.
- Ven aquí. – Gruñó la más alta.
Camila se mordió los labios para luego sentir cómo su esposa la
envolvía en sus brazos. Lauren le sujetó de la espalda haciendo que la morena
rodeara la cintura de la ojiverde con aquellas torneadas piernas. Cuando llegaron a la
cama Camila jugó con el boche de su sujetador haciendo que Lauren perdiera la
paciencia y llevara sus propias manos a la prenda de ropa.
- Nada de juegos... - Susurró la ojiverde.
Besando húmedamente el cuello de Camila, y escuchando con claridad
sus gemidos, sus manos bajaron rápidamente a la tanga para quitarla del cuerpo de
su esposa.
- Gírate. – Pidió Lauren.
Detallando las hermosas y marcadas curvas del cuerpo de Camila con
sus manos inclinó las caderas y espalda de ésta haciendo que la morena quedara
apoyada con las rodillas y los codos en la cama.
- Oh Lauren... - Susurró Camila.
Llevaba por el deseo y el placer Lauren acopló su cuerpo sobre el de la
morena y sin esperar mucho llevó su mano para estimular el centro de su esposa.
- Me encanta sentirte así... - Gimió la más alta.
Aun estimulando el punto más erógeno de Camila su cuerpo se pegó
aún más al de la morena para abrir un poco más sus piernas. Cuando sus dedos
penetraron a la morena ésta lanzó un fuerte gemido que hizo que todo el cuerpo de
Lauren temblara de placer.
Aquella noche ni Lauren ni Camila la olvidarían, no luego de amarse de
aquella forma durante horas y horas hasta caer a un profundo sueño al comienzo del
amanecer.
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Mañana último capítulo y epílogo.
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Son momentos como éstos en que sólo puedo decir gracias... Puede
parecer repetitivo, pero sólo puedo sentir la enorme necesidad de que vosotros podáis
llegar a entender que para mi la escritura llegó en un momento crítico de mi vida. Es
por aquello mismo que me lleva a emocionar vuestros mensajes, vuestros votos, y
todos los buenos deseos que me dejáis por ésta plataforma.
Os deseo un excelente 2017. Y sólo espero que vosotros seáis los
protagonistas indudables de vuestras vidas.
Y para que podáis disfrutar con total tranquilidad del epílogo de ésta
historia voy a dejar la respuesta la pregunta que muchos me habéis dirigido... Sí,
habrá una nueva historia Camren dentro de poco, lo más probable es que comience a
publicarla a mediados de Enero.
Gracias por todo!
Nos volveremos a leer :)
Epílogo.
Fin.
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Hasta pronto.