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« It girl » camren fanfic

by _derworldblood

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N/A: Sí, ya sé que a veces las cosas no tienen sentido y coherencia con la realidad,
pero por algo son historias de ficción, señoras y señores. Si no eres fan de Camila
tops o te cuesta trabajo usar tu imaginación, ni entres.
Prólogo

Houston, Miami, Nueva York, Seattle, San Diego, Los Angeles, Chicago, San
Francisco, Nueva Orleans, Boston, San Antonio, Filadelfia, Denver, Las Vegas,
Nevada, Tampa, Atlanta, y muchas más ciudades de Estados Unidos estaban
tachadas en mi mapa. ¿A dónde iría ahora? Por su puesto, podría simplemente salir
del país y experimentar nuevamente ser extranjera, como cuando fui a Seúl u Osaka.
¿Y si mejor viajaba a Moscú?

Negué lentamente y tache el círculo en el que estaba encerrado Moscú, ya había


estado ahí hace tres años. Repetir era pecado para mi, necesitaba un nuevo lugar a
donde ir, y ya había estado - sin exagerar - en la mayor parte del mundo.

He viajado más que una persona con todas las oportunidades y estudios en su vida.
¿Cómo lo hago? Ni yo misma lo sé, sin embargo soy feliz.

¿Y si regresó al lugar dónde nací?

Esa pregunta en especial me la hacía todo el tiempo, ya que hace muchos años que
no iba a mi ciudad natal, en la cual viví hasta los nueve años.

Cuándo nací, para mi mala fortuna mi madre falleció y por eso los encargados del
hospital y el gobierno, decidieron que lo mejor para mi era vivir en un orfanato,
donde me cuidarían, alimentarían, y me proporcionarían estudios hasta que cumpliera
la mayoría de edad. Pero meterme ahí fue en vano, ya que tan pronto como cumplí
siete años comencé a planear el escape perfecto. Odiaba estudiar ahí, odiaba la
comida, odiaba la cama en la que dormía, odiaba a los niños y niñas que vivían
conmigo, y sobretodo odiaba no poder ser libre, así que una noche, dos años después
de planearlo, me escapé.

Fue tan fácil como salir de la habitación en la que dormía. Luego de salir de ahí, corrí
como si me estuvieran persiguiendo a pesar de que no lo hacían y todo por la
felicidad de saber que podía ir más allá de lo que las bardas del orfanato me
permitían.

Recuerdo que cuando me cansé de correr me detuve frente a un restaurante en


donde solicitaban a alguien para la limpieza, así que sin pensarlo dos veces me
adentré por el establecimiento y encaré a la dueña del lugar, a quien supongo que le
di ternura y me permitió ayudarle.
Milika Hansen era la mejor jefa que cualquiera pudiera tener, ella me daba comida
más rica que en el orfanato, me dejó dormir en su garage a pesar de que ella quería
que durmiera en una de las recámaras de su casa, me pagaba bien y me dejó jugar
con su única hija, quien se volvió en una buena amiga. Pero todo aquello me duró
solo por unos cuantos meses, ya que tan pronto mi cajita de ahorros se llenó, tomé
todas mis cosas y fui directo a la estación de trenes para irme de aquella ciudad, ya
que a pesar de estar pequeña, sentía que si me quedaba ahí, nunca crecería.

Y supongo que tuve razón, ya que viajar tanto me ayudó a crecer de diferentes
maneras, tanto qué ahora dejaría de hacerme la misma pregunta de siempre y por
fin, después de tantos años, regresaría al lugar donde nací.

Valientemente tomé de nuevo mi plumón rojo y por fin encerré mi primera y última
parada.

Nashville.
1

Camila's P.O.V

Me sentía un poco mareada luego de terminarme mi cerveza número seis, así que me
levante y fui por mi chaqueta que estaba en el sillón, tomé mi guitarra y salí del bar
por la puerta de empleados.

- ¿Te vas? - la voz de Markus se hizo presente a mis espaldas, por lo que me quedé
quieta unos segundos y luego voltee con cuidado para no marearme más y sí, ahí
estaba el mismo Markus, apoyado en la pared con un cigarrillo entre los dedos
sacando humo de la boca - Es noche de juego, Cam.

- He bebido de más.

- ¿Y te iras caminando sola hasta tu departamento? Debería acompañarte. - negué


rápidamente - ¿No?

- Sé cuidarme sola.

Sabia cuidarme sola, sí, pero esa no era la razón primordial de mi negativa. El caso
era que no vivía en un departamento como todos en el trabajo creían, la verdad era
que desde que llegué a Nashville me estaba quedando con los Hansen, la misma
familia con la que viví hace unos años atrás cuando me escape del orfanato, y para
mi era necesario que todos se creyeran la pinta de mujer solitaria que transmitía, así
que ocultaba vivir con ellos fingiendo que vivía en un departamento a las afueras de
la ciudad.

- Es de madrugada.

- Siempre salgo de madrugada, ¿qué diablos me puede pasar, uh?

Claramente tenía razón, ¿qué diablos le puede pasar a una chica que mide un metro
ochenta y tiene musculatura suficiente como para derribar a un ladrón o a un posible
violador? Criarme sola había servido de mucho, sobre todo viajar a diferentes lugares,
ya que aprendía diversas maneras de defenderme y mantener mi cuerpo sano y listo
ante cualquier peligro.

- Nos vemos mañana, Markus. - dije finalmente al ver que no me respondía


Caminar por las calles desoladas de Nashville en la madrugada era una de mis cosas
favoritas; ahora, caminar ebria por las calles desoladas de Nashville en la madrugada
era definitivamente una de mis cosas NO favoritas de que en mi trabajo tengan noche
de juegos con bebidas alcohólicas de por medio.

Y todo eso me lleva a pensar: ¿Por qué diablos me bebí tantas cervezas sabiendo que
no estoy acostumbrada a tomar? Por su puesto, todo era culpa de Ashlee, esa mujer
estaba loca y era una mala influencia para mi, sin embargo era una buena amiga y la
única persona de mi trabajo que no me odiaba.

Apuesto mi sueldo entero a que tan pronto como llegara a casa, Milika o Dinah
meterán mi cabeza en un balde de agua helada con tal de bajarme la borrachera, y
posiblemente ambas se burlarían de mi por la mañana.

Una pequeña racha de viento me hace temblar y arrepentirme por no haber tomado
la chaqueta más gruesa que me ofrecía Gordon antes de que me fuera al trabajo.
Internamente comienzo a reírme de lo descuidada que puedo llegar a ser.

Mis risas internas se detienen cuando a lo lejos puedo visualizar la casa de los Hansen
y tambaleante pero feliz me dirijo hacia mi destino.

De la pequeña bolsita que tenía la funda de mi guitarra saqué la copia de las llaves
que me dió Gordon para poder entrar a la casa sin perturbar el sueño de los que ya
dormían, sin embargo cuando estaba a punto de meterlas en la cerradura sentí como
algo dentro de mi pantalón comenzaba a vibrar.

- Se siente bien. - comencé a reír sin sentido y todo gracias a la cantidad de alcohol
que viajaba por mis venas - Da cosquillas, hmm. - con mi mano temblorosa saqué el
teléfono de mi bolsillo y luego fruncí el ceño al ver el nombre en mi identificador de
llamadas - ¿Qué hay, lady Ash?

- ¿En dónde estás, Cam? Prometiste que me acompañarías a mi casa

- No me molestes, bebí de más - escuché como comenzó a reírse por el otro lado de
la línea y yo también me puse a reír - Qué te jodan

- Me hace falta, en realidad. - volvimos a reír - Oye, ¿estamos borrachas? - preguntó


susurrando

- Creo que sí.

- Dormiré en el baño de Paul. Nisiquiera se porque te he hablado.


- Ni yo. - dicho esto lo único que escuche a continuación fue: nada

Tiré sin razón alguna mi teléfono al suelo y después sentí como la cabeza me daba
vueltas haciendo que el mareo aumentara cada vez más hasta que perdí la conciencia
y todo se volvió negro.
2

- ¿Qué carajo? - grito desorientada luego de que mi cuerpo sea bañado en agua
helada

- Eso mismo me pregunté cuando salí a recoger el periódico y te vi ahí botada,


Camila. - abro los ojos y trato de acostumbrarme a la luz del sol que golpea
directamente mi rostro, sin embargo fallo en el intentó, ya que en vez de
acostumbrarme solo consigo sentir como mi cabeza empiece a punzar de dolor por el
exceso de luz y el alto tono de voz que tiene Milika al hablar - ¿Entonces?

- ¿Qué, habías dicho algo? - pregunto y ella golpea mi cabeza con el periódico que
tiene en la mano y gruño de dolor - ¡Me duele, Milika!

- Te va a doler más si no te levantas ahora mismo y entras a la casa para que te des
una ducha. - volvió a golpearme - Muévete que apestas a alcohol casi tanto como si
te hubiese orinado un zorrillo.

Me levanté con cuidado del suelo con la ayuda de la pared que estaba atrás de mi y
entre a regañadientes a la casa de los Hansen.

Ya sabia yo que me iría mal.

- Miren quien apareció. - Gordon, el padre de Dinah y esposo de la misma señora que
aún sostenía el periódico en modo de ataque, golpeo mi espalda en forma de saludo -
¿Qué tal, Cam?

- "¿Qué tal, Cam?" - repitió Milika imitando el tono de voz con el que me habló su
esposo - ¿En serio, Gordon? ¿No le vas a decir nada?

- Es suficiente castigo con la migraña que ha de sentir al oírte, cariño. - sonrió -


¿Cierto, Cam? - asentí mientras sostenía mi cabeza entre mis manos y gemía de dolor

- Ve a darte un baño, hija. Después bajas y te tomas una pastilla para el dolor. - su
esposa lo reprochó con la mirada - ¿Qué? Ya tiene la edad suficiente para... Ouch. - lo
golpeo con el mismo periódico que a mi - Vale, ya entendí. Camila, ve a ducharte y
cuando bajes te toca podar el jardín.

- Hace muchísimo sol. - me quejé


- Eso debiste pensar antes de llegar borracha a dios sabe que hora de la madrugada y
dormirte en el porche. - volvió a golpearme y empecé a odiar al chico que deja el
periódico

El resto de la mañana lo pasé haciendo labores del hogar bajo las órdenes de la
señora de la casa, misma señora que se negó a darme una bendita pastilla para que
no tuviera dolor de cabeza post borrachera.

A las cinco de la tarde ya me encontraba finalmente descansando en la habitación que


me correspondía de la casa y luego de bañarme Milika me dio una pastilla, sin
embargo ya no la necesitaba ya que la migraña fue sustituida por cansancio al ser
sometida a muchas horas de trabajo hogareño exagerado.

Eran al rededor de las seis y media cuando tocaron la puerta de mi recámara y luego
de que dijera "adelante", Dinah apareció.

- Creí que ya no estarías en casa cuando regresara del entrenamiento de Seth. - dijo
tan pronto entró

- ¿Por qué no debería estar aquí?

- Dímelo tú. - se sentó en el borde de mi cama y quitó de mis manos la revista que
estaba observando - Eres un asco, Cam. ¿Por qué no mejor ves porno? Por lo menos
eso es más real que estas fotografías.

- Cierra la boca. - le arrebate la revista y la metí en el primer cajón de mi mesita de


noche

- ¿Hoy no es la fiesta que estuvo organizando tu jefe toda la semana en donde se


supone que vas a tocar? - preguntó y mis ojos se abrieron de golpe al oírla decir eso

¡La fiesta!

Me levanté rápidamente de mi cama y busqué mi celular para checar la hora, se


suponía que debía estar ahí a las seis y media y ya eran las seis con cincuenta
minutos.

Escuché la risa de Dinah a mis espaldas y voltee a verla con reproche.

- No me mires así, lo has olvidado tú. - maldije por lo bajo y sentí como algo
golpeaba mi cara - Toma un baño rápido y vístete, yo te llevó. - se ofreció luego de
golpearme con mi toalla

Asentí y me metí al baño. El jefe me mataría por llegar tarde, pero estaba consciente
de que podía evitar eso, así que le envié un mensaje a Ashlee para que me salvará el
pellejo en lo que llegaba al bar.
3

El auto de Dinah aparcó una calle antes de llegar al bar como le pedí y
cuando iba a bajarme y salir corriendo, ella se estiró y no me dejó abrir a puerta.

- ¿Qué?

- No puedes volver a llegar a casa como lo hiciste hoy, Camila.

- Es la primera vez que pasa, sabes que el alcohol no es lo mío. - dije restándole
importancia al asunto

- ¿Y qué es tu asunto? ¿Fumar como una maldita chimenea? - soltó una risa
sarcástica - Te tolero lo del cigarro, pero te juro que si empiezas a beber iré a
internarte en un centro de rehabilitación.

- No exageres, Dinah.

- No estoy exagerando, me preocupo por ti. - explicó - Y no sólo yo, también mis
padres y Seth. Sobre todo él, ya que eres algo así como su héroe.

- Prometo que no me voy a volver alcohólica, Dinah. - dije rodando los ojos - ¿Ya
puedo bajarme? es un poco tarde y lo más seguro es que Richard Jauregui quiera
despedirme.

- Ve. - volvió a su posición original para dejarme salir, cosa que hice rápidamente
porque en verdad iba excesivamente tarde

Corrí tan rápido como la guitarra que tenía en la espalda me lo permitió, aunque al
final tuve que reducir la velocidad cuando noté la cantidad de personas que estaban
en la entrada del bar. No podía seguir corriendo o corría el riesgo de chocar con ellas
y terminaría llamando la atención de mi jefe, cosa que sinceramente no quería y no
debía pasar porque si no se enteraría que he llegado tarde.

Trate de pasar lo más disimuladamente rápido posible por el tumulto de gente aun
esperaba a que John - uno de los guardias del bar - abriera las puertas y los dejase
pasar, y finalmente cuando me libre de ellos quise correr de nuevo para entrar por la
puerta trasera, en donde normalmente siempre salíamos cuando queríamos fumar,
pero mi suerte estaba por los suelos y lo que no quería pasó.

- Mierda. - se quejó de dolor la chica a la cual empujé y cayó al suelo - ¡¿A dónde vas
imbécil?! - preguntó tan pronto como notó que me levanté rápidamente y me aleje de
ella sin ayudarla

Ignore los cientos de insultos que dijo mientras yo me adentraba por la puerta trasera
del bar y respiré profundamente tan pronto como estuve dentro. Las mujeres
actualmente eran muy intensas, o quizá aquella chica tenía como deporte profesional
soltar palabrotas.

- ¡Camila, sube rápido! - gritó Ashlee, quien al parecer estaba conversando con
alguien más, solo que no lograba distinguir bien quién era porque estaba de espaldas
- Explícale a este idiota como es que te mandé de regreso a mi auto para que me
trajeras mis cinco dólares. - fruncí el ceño ante sus palabras pero luego capté que esa
era la mentira para cubrirme por llegar tarde

- Sí, y por cierto. - metí la mano al bolsillo de mi pantalón y saqué un billete


extendiéndolo hacia ella - ¿No tienes cambio? - ella negó

- No, lo siento. - sonrió y la maldije en un susurro para que no me escuchará pero al


parecer no funcionó porque ella me golpeó con la palma de su mano en la nuca

- Aún no entiendo porque la mandaste de regreso. - rodé los ojos, por un momento
había olvidado que el idiota con el que hablaba Ashlee era el mismo imbécil que me
odiaba a morir - ¿No será una mentira para que Richard te perdone por llegar tarde,
eh? Porque si es así ahora mismo iré y le diré lo irresponsable que puedes llegar a
ser.

- ¿Quién es irresponsable? - los tres nos volteamos de golpe al oír la voz de nuestro
jefe - ¿Quién es irresponsable? - repitió

- Cabello llegó tarde y con ayuda de Juno preparó una excusa para que no
la regañes mandándole como mesera durante la fiesta. - respondió como el buen
lame culos que era

- ¡Eso no es verdad! - grité

- ¿A no? - asentí - Bien, ¡Sander! - del otro lado del escenario el hombre rubio llegó
rápidamente hacia nosotros - ¿A qué hora llegó Cabello, temprano?

Cerré los ojos al oír su pregunta. Definitivamente hoy no estaría con la banda y
tendría que ser mesera en la fiestita privada que estaba haciendo Richard Jauregui.

Y como era de esperarse, Sander le confirmo que llegué tarde y el jefe me ordeno ir
al cuarto del personal a cambiarme. Pero no me fuí sola, porque también mando a
Ashlee y al imbécil de Noah; a una por mentirosa y al otro por ser un chismoso.

Me despoje de toda mi ropa y con la peor irritación del mundo me coloque el uniforme
de mesera.

- Tienes que abrochar hasta el último botón de la camisa. - comentó Noah con
desprecio - Ugh, ustedes las lesbianas son unas mal hechas en todo.

- ¿Sí? Y ustedes los hombres a veces son muchísimo más suaves que las mujeres. -
Ashlee soltó una carcajada sin pena alguna y Noah salió del cuarto de personal
murmurando muchas palabras despectivas sobre las lesbianas - No me sorprendería
que un día se declare gay

- No creo que algún día se declare gay. Tiene una obsesión con la hermana del jefe,
creeme, una jodida obsesión.

- ¿Richard tiene una hermana? - pregunté curiosa mientras salíamos con dirección a
la barra para encontrarnos con el imbécil lame culos de Noah

- Sí, y no te imaginas lo condenadamente sexy que es. - con sus manos trazó en el
aire la figura de una mujer y luego silbó - Por ese lado comprendo un poco lo
obsesionado que está Noah con ella.

- ¿Está muy buena?

- Más les vale que dejen su plática para otro momento, porque los invitados ya están
comenzando a entrar. - nos interrumpió Silvia, otra de las chicas que harían de
mesera esta noche

Por las siguientes dos horas restantes me dediqué a atender a todos los invitados de
Richard y fue ahí cuando averigue para quien o por qué motivo se hacía está fiesta
privada.

Resulta que Ashlee no mentía y el jefe si tenía una hermana, misma hermana que
hoy regresaba a Nashville luego de haber estado por seis meses en Ontario, Canadá,
cursando su último año de la universidad. Y la fiesta, por su puesto era para darle la
bienvenida. Por unos instantes me dije a mi misma que era ridículo cerrar el bar más
famoso de la ciudad solo para hacerle una fiesta de bienvenida a una recién titulada
de odontología, sin embargo uno de los invitados me aclaro que la chica era
demasiado importante para la familia por ser la única mujer con el apellido Jauregui.

Fue ahí cuando comprendí la importancia de la fiesta. Al parecer, Richard, sus cinco
hermanos restantes y su padres estaban felices por tener de vuelta a la princesa de la
familia.

Miré a toda las personas con precisión pero ninguna de ellas se me hacía parecida a
Richard, así que para mí la identidad de la princesa Jauregui era un completo misterio
aún, así que no podía comprobar si era tan condenadamente sexy como decía Ashlee
y los miles de hombres a los cuales les pregunté cuando vinieron a mi solicitando una
bebida.

Luego de analizar detenidamente a las mujeres que estaban en la fiesta, decidí


disfrutar de un merecido descanso e ir a sentarme en el piso afuera del bar, así que
me seque ambas manos con un trapo y lo dejé en las manos de Noah.

- ¿Qué haces?

- Me voy. Necesito un cigarro y sabes que no puedo fumar aquí dentro. - expliqué

- ¡No puedes irte, Cabello! ¡Aún tenemos muchos invitados a los cuales prepararles
una bebida!

- Puedes resolverlo. - le dí golpecitos en la espalda - Ashlee, cúbreme, iré a fumar. -


ella asintió y le dió un puñetazo a Noah

- Vamos, deja de quejarte, te la has pasado coqueteando con todas las invitadas en
vez de atender a las personas.

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N/A:

Hola, siento mucho que las actualizaciones sean lentas, pero mi tiempo es muy
reducido y cuesta trabajo para mi escribir y editar cuando me la paso toda la semana
trabajando y los fines de semana viajando.

A parte, esta historia para mi es mucho más elaborada y necesito percatarme de


ciertos detalles.
En fin, ¿qué tal les parece la historia? ¿les gusta?

Voten, por favor.


4

Estaba sentada en el piso disfrutando del clima y observando los diversos


graffitis que habían en la pared que estaba frente a mi, mientras sostenía un cigarrillo
entre mis dedos y cada determinado tiempo lo llevaba a mi boca para después
exhalar humo. Me sentía relajada a comparación de lo irritada que estaba dentro del
bar al ver tocando a los chicos de la banda sin mi.

Desde que comencé a trabajar en el bar de Richard Jauregui nunca me había tocado
pasar una noche sin tocar y está vendría siendo la primera vez.

Se suponía que sería una gran noche, los chicos de la banda y yo llevábamos
ensayando desde hace ya un buen rato para la fiesta de hoy, sin embargo tenía que
meter la pata emborrachándome. Porque sí, las únicas dos cosas culpables de todo
este desastre fueron: mi borrachera y el rubio chismoso que me acuso con el jefe.

- Estúpido Noah. - susurré - Estúpida cerveza.

Apague el cigarro contra el suelo y luego lo tire lejos de mí. Cuando estaba a punto
de levantarme del suelo para volver a entrar al bar, la puerta trasera se abrió de
golpe y se estampó contra mi cara haciéndome caer de sentón.

- Jodida mierda. - me quejé mientras pasaba mis manos por mi rostro para tratar de
aliviar el dolor

- No lo voy a volver a repetir, Erik. No voy a regresar a Ontario. - quité las manos de
mi rostro y observé a la persona que me había golpeado con la puerta - ¡Nashville es
mi hogar ahora! - gritó ella y yo me rodé en el suelo para poder levantarme donde
pudiera estar lejos de la jodida puerta por si a alguien se le ocurría abrirla como
aquella chica que le gritaba a alguien por teléfono - ¡Vete a la mierda! - gritó y luego
aventó su teléfono contra la pared, casi rematando el golpe que me dió hace unos
segundos atrás, pero afortunadamente esquivé el ataque - Ughhhhhh. - comenzó a
balbucear y de repente se giró hacia donde yo estaba pegada en la pared respirando
rápidamente por causa de lo que aventó - ¡Ah! - chilló - ¿Quién carajo eres tú?

- No, no, no, no, ¿quién eres tú y porqué carajo pareciera que quieres matarme? - me
agache con cuidado y recogí los restos de su celular destrozado que yacía en el suelo
cerca de mis pies - Creo que necesitas un nuevo teléfono. - comenté ya que ella aún
no emitía ninguna palabra - ¿Te comió la lengua el ratón, eh?

- Cierra la maldita boca. - sonreí y luego me dí el lujo de observarla detenidamente,


lo cual me hizo sonreír aún más ya que no estaba nada mal aquella psicópata - ¡Deja
de mirarme así!

- ¿Y cómo quieres que te miré?

- De cualquier forma excepto como si estuvieras quitándome la ropa. Eres asquerosa


y vulgar. - tomó los extremos del abrigo que traía y se cubrió mejor como si así
pudiera evitar que dejara de mirarla - ¿Quién eres tú? - repitió la misma pregunta
que me había hecho cuando me vió

- Camila. Toma, en verdad necesitas uno nuevo. - extendí mi brazo para darle su
teléfono - Entonces... - ella levantó la ceja luego se tomar su teléfono - ¿No me dirás
tu nombre? Creeme, eso sería injusto ya que me has golpeado con la puerta y luego
me aventaste eso.

- ¿Te he golpeado?

- Claro que sí, ¡me estampaste la puerta en el rostro cuando saliste del bar con tu
teléfono en la oreja mientras estabas gritándole a no se quien!

- Disculpa, en verdad. ¿Te he lastimado? - preguntó preocupada acercándose


lentamente a mi - Oh dios. - chilló y yo me preocupé al instante llevando mis manos
hacia mi rostro para checar si tenía algo en la cara

- ¿Qué, qué tengo? - palmeé mi rostro

- No te toques. - tomó mis manos y las separó de mi cara para que dejara de tocarme
- Tienes... Hmmm, parece un chichón, pero creo que en realidad tu cara es así de
deforme. - hizó una mueca y luego me sonrió tratando de parecer inocente

- ¿Te crees muy graciosa, cierto? - levanté mi mano izquierda y le mostré mi dedo del
medio - Vete a la mierda.

- ¡Vete tú a la mierda! - chilló

- ¡Me estampaste una puerta, es justo que tu te vayas a la mierda! - se acercó


silenciosamente hacia mi nuevamente - Oh, no, no, no, no más de tus chistes de mal
gusto sobre mi hermoso rostro. - me cubrí la cara con mis dos manos pero ella me
pellizco y grité levemente - ¿Qué te sucede? ¡Dolió!

- Quédate quieta, joder. Tu cara me resulta extrañamente familiar. - la forma con la


que me miraba comenzaba a incomodarme - ¿Nos conocemos de algún lado? - negué
- Afortunadamente no. - murmuré y volvió a pellizcarme - ¡Deja de atacarme!

- Estoy segura que nos hemos visto en algún lado antes, ¿no nos hemos topado... -
se cayó de repente y yo la miré interrogante - ¡Pero si eres tú la misma idiota que me
tiró hace horas atrás afuera del bar! - gritó luego de unos segundos de dramático
silencio - ¡Te merecías lo de la puerta, menuda imbécil!

- ¡Hey, hey, hey, basta! - esa tipa era definitivamente salvaje porque de la nada
comenzó a golpearme con la pequeña bolsita que llevaba sosteniendo desde que salió
por la puerta trasera del bar; en un acto de defensa levanté mis manos mientras le
pedía que parara con los golpes, pero al parecer creyó que la golpearía o algo porque
me hecho algo directamente en mis ojos - ¡Ahhhhhhhh, ¿qué diablos me acabas de
hechar?! - llevé mis manos directamente hacia mis ojos para frotarlos como si de esa
manera pudiera parar el ardor que sentía

- ¡Se llama gas pimienta, ignorante!

- ¡Estás loca! ¡Loca! - me dejé caer en el suelo y comencé a retorcerme de dolor -


Arde, arde, arde, arde, arde.

- Deja de chillar, sé un hombre.

- ¡Soy mujer!

- Es un decir obviamente. - podía asegurar que rodó los ojos al decir eso - Vamos,
levántate, no es para tanto.

- ¡Me arden los ojos, claro que es para tanto!

- El efecto pasara en pocos minutos, ahora discúlpate por haberme tirado al suelo.

- ¡Me... - no me dejó terminar porque puso su mano en mi boca, al parecer se había


agachado para estar a la misma altura que yo

- Mi istimpistis li piirti in li ciri. - imitó - Supéralo, amiga. Ahora, pídeme disculpas, sé


una chica buena y amable.

La ignoré vilmente y seguí quejándome en el suelo haciéndome un ovillo ya que ella


comenzó a picar los costados de mi cuerpo para que le pidiera disculpas.

- ¿Mani, eres tú? - preguntó alguien a nuestras espaldas y ambas dejamos de hacer
lo que estábamos haciendo
5

- ¿Te sientes mejor? - preguntó la doctora

- Me sentiría mucho mejor si tu amiga no me quisiera matar con su mirada. - señalé a


la chica de piel morena que estaba detrás de nosotras mirándome de la peor manera
posible

- ¡Normani! - la regañó

- Chismosa. - murmuró y yo solté una risa sarcástica - ¿De qué te ríes, idiota?

- Oye, calma tus garras, amiga.

Íbamos a comenzar a discutir, sin embargo la amiga de la chica morena nos indicó
con una mano que guardaramos silencio y luego sacó su teléfono de un pequeño
bolso para contestar una llamada.

- Hmmm, Leonard me está buscando. - explicó tan pronto como colgó la llamada - Me
tengo que ir. Descansa unos minutos más y puedes regresar al bar para continuar con
tu trabajo, yo hablaré con Richard...

- ¡No! - me apresuré a interrumpir - Y-yo... cuando entre yo le explicaré, no hace


falta que lo hagas tú. - la verdad es que no quería que una de sus invitadas le dijera
aquello a mi jefe por la simple razón de que podría despedirme, y ahora que lo
analizaba bien, realmente estaba sorprendida de que supiera el nombre de mi jefe,
¿lo conocerá acaso? - Muchas gracias, en verdad. Te debo mi vista.

- No hay problema, estoy acostumbrada a atender este tipo de cosas cada que está
chica viene de visita. - le dió dos pequeñas palmadas en el hombro a la morena,
quien continuaba viéndome con fastidio total - ¿Entramos? - le preguntó

- Por fin. - cuando abrieron la puerta, antes de que ambas entrarán comenzaron a
susurrar entre sí - Bien, bien, lo haré. - escuché como decía por lo bajo - Hey, tú.

- ¿Me hablas a mí? - pregunté fingiendo sorpresa mientras llevaba una mano a mi
pecho sorprendida

- Ugh, haces que esto sea más difícil, ¿eres molesta, sabes? - le sonreí - Lamento
haberte vaciado el gas pimienta en los ojos, prometo no volverlo a hacer... a menos
que me provoques... - dijo eso último en un tono más bajo, sin embargo alcancé a
oírlo

- Lo oí, muñeca. - le guiñé el ojo y ella tan solo me enseñó su dedo corazón de la
mano derecha, y sin más ella y su amiga doctora se adentraron nuevamente al bar
dejándome sola - Diablos, mis ojos están tan rojos como si hubiese fumado un porro.
- dije al ver mi rostro con la cámara frontal de mi teléfono

Minutos más tarde ya me encontraba dentro del bar otra vez. La banda ya no estaba
en el escenario y lo que se oía por los altavoces eran pistas pre-grabadas de un DJ
que era amigo de Richard Jauregui.

- Cabello. - y hablando del diablo

- Señor...

- Omite tus excusas, Noah ya me contó que saliste a fumar. - rodé los ojos sin que él
me viera, no podía creer que aquel lame botas fuese tan malditamente chismoso -
Necesito que salgas por la puerta de enfrente, te van a entregar seis cajas llenas de
Vodka. Les entregas esto. - me extendió una hoja beige - Luego las llevas a la
bodega, ¿sabes dónde está la bodega? - asentí, Ashlee me había llevado ahí para
fumar hace cuatro días - Bien, ve y hazlo, después puedes irte a casa, creo que fumar
tanto te está dando una infección en los ojos. - frunció el ceño en disgusto
mirándome fijamente

- Yo... no, esto... puedo explicarlo

- Ahorra los comentarios, no me interesa. ¡Ve por las cajas, Cabello! - asentí y salí
como una bala en dirección a la entrada principal del bar para recibir el pedido del
jefe

- Hey, Cam. - me saludó John al verme

- ¿No ha llegado un camión por aquí? - el negó - Supongo que tengo que esperar. -
me apoyé contra la pared de espaldas y saqué un cigarrillo de mi bolsillo, pero fruncí
el ceño al notar que no tenía encendedor, ¿dónde diablos lo había dejado? - ¿John? -
volteó a verme - ¿Tienes un encendedor? - negó - Vaya mierda.

- ¿Una noche mala?

- ¡Maldita sea, sí! - me quejé - Noah se ha encargado de que mi gran noche se


convirtiera en la peor noche de mi vida.
- ¿Qué hizo ese pequeño barbajan?

- Le dijo a Richard que llegué tarde, entonces él me prohibió tocar con los chicos y me
mandó a atender el bar junto con Ashlee y ese imbécil. Después me volvió a acusar
cuando salí un rato a fumar en el patio trasero, pero me tarde de más porque una
loca casi me deja ciega, y por último, me acaba de mandar a recibir unas cajas de
Vodka que aún no llegan y luego debo ir directamente a mi departamento porque
piensa que fume marihuana o algo así por el tono de mis ojos. - le expliqué
rápidamente bufando de molestia

- Noche de mierda, Cam. - rió - ¿No has considerado ser parte de la seguridad? Es
guay estar aquí afuera, puedes fumar cuando quieras y siempre hay acción cuando
sacan a algún idiota.

- Uh, no gracias, me gusta la música.

Nuestra plática fue interrumpida tan pronto como Phill, otro grandulón encargado de
la seguridad, sacaba a un tipo que venía diciendo palabrotas y pataleando.

- El sr. Jauregui quiere que le demos una lección. Se coló a la fiesta y trato de
sobrepasarse con la esposa de uno de sus hermanos. - John asintió y con un
movimiento de cabeza señaló el callejón que estaba a una cuadra del bar, por lo
regular ahí se encargaban de los clientes no muy educados que querían pasarse de
listos

- Hecha un ojo por mí, Cam. - asentí

¿Qué podía pasar en su ausencia? De todas formas tenía que estar al pendiente para
cuando llegaran las dichosas cajas de Vodka que tanto quería mi jefe
6

- ¡No tenías ningún derecho de venir hasta Nashville, Adam! - una chica de vestido
blanco salió gritando del bar y atrás de ella iba un tipo de estatura media siguiéndola

- ¡Eres mi novia, Lauren! - el chico estaba evidentemente exaltado, ya que al pasar


por donde yo estaba me golpeó y nisiquiera se inmutó de mi presencia - ¡Tenía el
derecho!

- ¡Terminamos hace una semana!

- ¡Por su puesto que no, nadie termina a un Schneider! - tomó a la chica de una de
sus muñecas y la jaló con brusquedad hacia el, yo solo levanté una ceja - Escúchame,
maldita sea. No puedes simplemente irte y venir a esta ciudad de mierda, ¡te pedí
matrimonio!

- Suéltame, imbécil. - se quejó - Me estás lastimando. - ella tenía una mueca no muy
agradable, al parecer realmente la estaba lastimando

Y ahora venía mi dilema, ¿debería defender a la chica o continuar recargada en la


pared observando cómo la lástima aquel neandertal?

Opción A, ayudarla.
Opción B, observar.

Interesante. ¿Cuáles podrían ser los resultados de ambas opciones? Veamos, si solo
me limito a observar, puede que la chica la pasé muy mal. Igual no tarda mucho en
llegar John y Phill y pueden golpear al ex novio ardido por ser rechazado y dejarlo
deforme por tratar así a una dama.

Ahora, si decido ayudarla puedo matar dos pájaros de un tiró. Recupero mi buen
Karma el cual perdí al no ayudar a la morena del gas pimienta cuando la tiré y me
desquitó con el amigo agresivo. ¿Por qué desquitarme? Fácil, descargaría mi
frustración de mal noche en el y conseguiría un extra aparte de sentirme mejor. La
chica.

Maldita sea, sí.

Llámenme pervertida, pero aquel vestido le asentaba bien en todos los sentidos. Sus
curvas eran exquisitas a la vista, y esas piernas, uh, esas piernas eran perfectas.
Decisión tomada.

- ¡Adam, basta! - sollozaba, al idiota no le bastaba con lastimar su muñeca, al parecer


también tenía pensado sobrepasarse con lo que pensaba que era suyo - ¡Por favor!

- ¡Calla- ... - puño número uno en acción

¡Boom! Justo en la quijada.


Excelente movimiento, Camila.
Mi profesor de Systema estaría orgulloso de mí si pudiera haber visto ese golpe.
Quizá debería hablarle. ¿Mi compañía de celular me permitirá llamar hasta Rusia?

- Ouch... - el quejido de animal a medio morir me sacó de mi divagación

- Hey, ¿qué tal, amigo? - saludé observándolo en el suelo - Sabes, no he podido


evitar observar todo esto... - patada en las costillas, vamos por el combo - Y me
estaba preguntando... ¿no te enseñaron a tratar a las mujeres? - tres patadas rápidas
más a sus costillas adoloridas, vamos bien

- ¿Quién diablos eres? - preguntó mientras lo levantaba para dejarlo de pie

- Nadie importante. - puño número dos al frente

- ¡Maldita sea! - gritó de dolor

- Sólo alguien que defiende a una damisela en apuros. - me encogí de hombros y


luego voltee a ver a la chica - Hola, soy Camila. - le guiñé un ojo y volví mi atención a
mi nuevo sacó de box ignorando la mirada de sorpresa de la bella chica de curvas
exquisitas

- ¡No coquetees con mi novia! - al parecer tenía un poco de energía para dar un poco
de pelea - ¡Estúpida!

- Puedes hacerlo mejor, schnauzer. - esquivé su golpe y le dí otro puñetazo

- Es Schneider... - contestó evidentemente irritado por confundir su apellido con una


raza de perros - Métete en tus propios asuntos, zorra.

- ¿Ese es tu mejor insulto? Vamos, no esperas que me ofenda con eso cuando he
escuchado cosas peores. - está era una de las razones por las cuales amaba haber
viajado mucho; conocía hasta insultos en alemán y eran definitivamente más
agresivos que un simple "zorra" - Ahora, por favor, continuemos.

- Ja, toma eso. - dijo cuando logró darme un puñetazo, y tenía que admitirlo, me
sorprendió, no creí que golpeará tan bien, creo que se me movieron algunos nervios
de la cabeza ¿eso era posible? - Eso te enseñará a no meterte en donde no te
incumbe. - soltó otro golpe contra mi hermoso rostro

- ¿Eso es todo? - lo sé, posiblemente estaba tentando a mi suerte al saber que esta
vez el tenía ventaja, pero a veces solía salirme con la mía y ganaba en este tipo de
conflictos - Vamos, dame tu mejor golpe.

Lamentablemente no contaba con que el último golpe que me daría iba a ser con un
tubo. ¿De dónde diablos sacó un tubo? ¿Por qué contra mi rostro?

Ni la mejor disciplina marcial de cualquier cultura pudo prevenirme contra eso.

Estúpida, estúpida Camila.

Sí, definitivamente estúpida.


Su último golpe fue un nocaut.

El amigo mitad perro 1 - Camila 0

-----------------

N/A:
¿Qué opinan de esta Camila?
En lo personal, me encanta. Soy 100% team Camila Tops.

Y hablando de Camila bebé, ¿vieron su presentación debut en los Billboard Music


Awards? ¡Fue increíble!
Lo único malo fue que se puso un poco nerviosa al principio, pero de ahí en fuera
nuestra chica lo hizo per-fec-to
7

- ¡Está despertando!

Aún con los ojos cerrados traté de moverme un poco, pero una brutal oleada de dolor
se extendió por todo mi cuerpo y me hizo gemir de dolor.

- No te muevas. - abrí poco a poco mi ojo derecho y llevé mi mano hacia mi otro ojo,
pero quién estaba frente a mi me dió un manotazo - Tampoco te toques ahí, está
hinchado.

- ¿Qué diablos pasó?

- Creo que hoy no es la mejor noche para tus ojos. Al parecer eres un imán de
problemas. - sonreí al reconocer la voz de la misma doctora que me había ayudado a
aliviar el ardor y recuperar mi visión luego de mi accidente con el gas pimienta - Hola,
otra vez.

- ¿Me vas a cobrar por consulta?

- No creo, la familia está en deuda contigo. - levanté la mirada para observarla mejor
- Defendiste a alguien muy importante en nuestra familia.

- ¿Familia? ¿Qué familia?

- Mi familia. - voltee instantáneamente hacia la voz que se hizo presente, la misma


voz de quién me había dicho que no me tocará el ojo - Gracias.

- Hey, pero si eres la preciosidad del vestido blanco y con un ex agresivo. - por lo que
pude alcanzar a ver se sonrojo ante mis palabras - ¿Qué tal, te lastimó?

- No mucho, tu ayudaste en eso.

- Bueno, no fui de gran ayuda, nena. ¡Ouch! - me quejé cuando sentí como apretaban
algo contra mi rostro - Eso dolió, maldición.

- Lo lamento, es que necesito desinfectar esta zona, pero tienes muy hinchado. - hice
una mueca

- Con cuidado, soy una estrella de la música, vivo de mi rostro. - una risa sarcástica
ya conocida de hizo presente - ¡Mira nadamás, la diva del gas pimienta también está
aquí!

- Idiota. - murmuró

- Oí eso.

- Da igual.

- Entonces... ¿cómo terminé aquí rodeada de tres... - miré a la chica de piel morena -
dos - corregí - mujeres muy hermosas y angelicales?

- Jodete.

- ¡Normani! - chillaron las otras dos mujeres al mismo tiempo

- Me agradas, muñeca.

- Puede que me agrades un poco ahora que golpeaste al gilipollas de los rulos. -
contestó encogiéndose de hombros

- Lo tendré en mente. - reí - ¿Y bien, qué pasó, me desmayé y desperté en el cielo?

Quizá estaba siendo un poco atrevida, pero vamos, no puedo evitarlo, es demasiado
difícil no hacerlo si estás en una... ¿En dónde diablos estoy?

Miré a mi alrededor pero no alcancé a reconocer el lugar en donde me encontraba, y


de todas formas no podía observar todo con detenimiento sabiendo que solo tenía un
ojo disponible para ver.

- Adam se pasó un poco, te dió en ese ojo que tienes hinchado y te caiste al suelo,
después comenzó a patear tu cuerpo. - suspiró - Entré al bar y pedí ayuda, salieron
mis hermanos. Te quitaron a Adam de encima y llamaron a la policía. Después te
llevaron a la oficina de Richard y le dije a Eva que te revisara, estabas sangrado
mucho.

- ¿Te llamas Eva? ¿Estoy en la oficina de Richard? ¿Richard Jauregui? ¡Qué pasada,
me va a despedir!

- No lo creo. - contestó Eva, la doctora


- ¿De dónde conocen ustedes a Richard? - las señalé a las tres y
observándolas atentamente con mi solo ojo servible

- Richard es... - la puerta se abrió de golpe dando pasó a mi jefe y a Ashlee, quien
venía detrás de él

- Cabello, despertaste. ¿Cómo te sientes? - me preguntó primero pero antes de


responderle se dirigió hacia Eva - ¿Cómo está?

- Tiene una que otra parte del abdomen hinchada, lo más probable es que le salgan
hematomas así que deberá descansar al menos una semana entera. Me sorprende
que no se haya roto una costilla, pero al parecer esta mujer es de hierro, bueno, a
excepción de la zona de su rostro que es muy delicada. El tubo traspaso una pequeña
parte del pómulo, pero no hizo un daño tan grave en su ojo. - explicó

- Ok. Ashlee llévala a su casa, por favor. - ella asintió - Cabello, no te quiero cerca
hasta dentro de una semana, ¿comprendes?

- Sí, pero...

- Sin peros, tienes que estar en reposo. Te depositaré algo de dinero para que
compres analgésicos y una pomada. Y no te preocupes por tu sueldo, ese seguirá
igual, lo de los analgésicos es un dinero extra. - me ayudó a levantarme - Muchas
gracias, lo digo en serio, gracias.

- Bien, vámonos Cam. - dijo Ashlee recargando mi cuerpo sobre ella para que me
sirviera como soporte y pudiera caminar - Te llevaré a casa, fue una larga noche para
ti.

- Ok, vamos.

¿Cómo le explicó a Ashlee que no quiero que me lleve a mi "departamento" porque en


realidad ese lugar no existe y la verdad es que vivo con una familia muy simpática en
donde me tratan como si fuese parte de ella?

----

Al final terminé pidiéndole a Ashlee que me llevará a su departamento ya que el mío


no estaba en condiciones y sorpresivamente acepto.
Era el típico lugar que cualquier joven soltera podía desear, y me sorprendí ya que
estaba en una zona un poco elegante. ¿Tanto a ganado en el bar como para ahorrar
lo suficiente para vivir en un lugar así? Bueno, todo puede suceder, no debería
sorprenderme.

- Buenos días, Cam. - una de las tantas cosas que tampoco creía de ella era que
siempre se levantaba con buen ánimo en las mañanas y salía a trotar un poco -
¿Desayunaste?

- Te estaba esperando.

- Estar inmovilizada te hace demasiado pasiva, amiga. - rió - ¿Llamaste a tu


compañera?

Desde hace tres días Dinah me ha estado llamando como loca a mi celular y aunque
le envié un mensaje aquella noche avisándole que no estaría por algunos días, al
parecer eso no fue suficiente.

Ayer Ashlee había contestado mi celular mientras yo tomaba un baño, me dijo que
me había llamado una tal Dinah para saber cuando regresaría a casa, así que tuve
que mentir y decirle a Ashlee que Dinah era una chica la cual vivía en mi
departamento luego de que yo solicitará una compañera para compartir gastos.

- Sí, le dije que mañana regreso.

- ¿Estaba muy preocupada por ti, eh? - subió y bajo sus cejas con una mirada pícara
y rápidamente sentí náuseas al entender lo que pensaba - ¿Follan?

- ¡Qué rayos, Ash! ¡Eso sería asqueroso!

- ¿La chica es fea?

- No, pero... hmm, no es mi tipo. - y nunca lo sería, maldición, eso sería como incesto
ya que ella es prácticamente una hermana para mí a pesar de que no se lo diga

- ¿Tienes un tipo? - bebió un poco de jugó - Creí que las lesbianas iban por todo en
general, estoy confundida.

- Claro que tengo un tipo, idiota. - le aventé un cojín haciendo caer su jugo - Las
heterosexuales siempre piensan lo mismo, pero no es así. No porque sea gay significa
que me gusta todo el mundo de mi mismo género.
- Eres idiota, tu vas a limpiar esto.

- Estoy inmovilizada, lo siento. - iba a reírme pero rápidamente maldije al sentir como
el cojín que había lanzado hace unos segundos ahora caía contra mi abdomen
lastimado - Mierda.

- Saldré con Paul, creo que tendré un poco de acción. - hice una mueca de asco -
¿Qué, no crees que es lindo?

- Gaaaaaay. - dije señalandome

- Ugh. Bueno, me voy. Dejé una caja de cigarrillos en la mesa de la cocina, recuerda
que solo puedes fumar afuera.

- Afirmativo, camarada. - rió un poco y desapareció por el pasillo

No fue hasta que escuché como la puerta hacia click que saqué mi celular y marque el
número de la casa de los Hansen.

- ¿Diga?

- Gordon, hola. - saludé

- ¿Cam? ¡Qué milagro, hija! - cada que él o Milika me llamaban así sentía un pequeño
vacío en el pecho, ¿qué se sentiría que las personas que verdaderamente son mis
padres me llamaran así? supongo que nunca lo sabré ya que uno era un imbécil y la
otra estaba muerta - ¿Cómo estás, cuándo regresas a casa? Seth está un poco
enojado contigo, le prometiste que jugarían videojuegos y lo dejaste plantado.

- Es verdad, diablos, dile a Seth que lo lamento. - rasqué mi nuca - Regreso mañana,
no te preocupes. ¿Cómo está todo por ahí, bien? ¿Qué tal está Milika?

- Estamos bien. Ella saca fuego de la boca cada que pregunta por ti, está enojada al
igual que Seth, creyó por un momento que te estabas llendo de la ciudad
nuevamente.

- No... mis días de viajera exploradora se acabaron por un tiempo, necesitaba la


tranquilidad que solo mi ciudad natal sabe darme.

- Me alegra oír eso.

A mí también me alegraba, sin embargo no respondería eso. En realidad, aún no


estaba cien por ciento segura de que Nashville fuese mi última parada, a lo mejor me
quedaba mínimo unos dos años aquí y luego podría volver a mi vida de viajera, de
todas formas no estaba acostumbrada a estar en un lugar fijo, necesitaba estar en
constante movimiento y nunca podría contar con una estabilidad hogareña.
8

Mis días de recuperación pasaron más rápido de lo que pensé y en menos de un abrir
y cerrar de ojos ya estaba nuevamente con mi rutina diaria.

El enorme moretón que tenía en mi rostro ahora estaba con una tonalidad verdosa y
amarilla, lo cual significaba que ya estaba pronto a desaparecer, pero aún así no dude
ni un segundo en usar maquillaje para ocultarlo.

Milika había sido la de la idea del maquillaje ya que no quería que Seth me viera en
ese estado y llegase a ser una mala influencia para el. Al principio llegue a sentirme
ofendida cuando me pidió aquello, pero luego de una charla mental conmigo misma
terminé aceptando que ella tenía razón.

Volver al trabajo fue una cosa un gratificante ya que eso significaba que podía fumar
tranquila y relajarme un rato tocando con los chicos, sin embargo también fue un
dolor en el culo tener que soportar al imbécil de Noah molestándote con preguntas
que en realidad no tenía intención de contestarle.

En mi segundo día de trabajo luego de mis vacaciones de recuperación, Sander se


encargó de informarme que mi horario en el bar había sido cambiado y que ahora
podía llegar a la hora que yo quisiera para ensayar, bajo la única condición de que
llegase puntual al horario nocturno establecido.

- ¿Te quedas? - preguntó Markus

El día de hoy había sido un poco pesado, no porque tocar y aprenderse canciones
fuera difícil, más bien por el calor infernal que hacía dentro del bar ya que se había
descompuesto el aire acondicionado.

- Sí, necesito aprenderme bien este cambio de nota, es un poco fastidioso. - respondí
- ¿Irán a Kubs? - asintió

- ¿Nos alcanzas ahí?

- No creo. - se encogió de hombros ante mi respuesta y después camino hacia la


salida dejándome sola

Me estiré para alcanzar mi mochila y saqué una libreta y un lapicero. Algo había
llegado a mi mente mientras estábamos ensayando y necesitaba escribirlo antes de
que desapareciera.

Habían ocasiones en las que la inspiración me llegaba en los momentos más


inesperados, y por ello siempre cargaba esta pequeña libreta que me había comprado
en Estocolmo, ya que ahí guardaba mis pensamientos inesperados y los convertía en
pequeños versos que al final formaban canciones. Canciones que por cierto, nunca
saldrían de ahí.

Quince minutos después cerré mi cuaderno y comencé a rasgar en mi guitarra unas


cuantas notas mientras lo que había escrito viajaba por mí mente para buscar la
tonalidad perfecta. Cerré mis ojos dejándome llevar por la música que estaba
formando a través de las notas que emanaba mi guitarra.

- Hola. - abrí los ojos lentamente y me topé con la chica de las curvas exquisitas
mirándome con una sonrisa

- Hey, mira a quien tenemos aquí. - recargue uno de mis brazos en la guitarra y
apoyé mi barbilla para mirarla mejor - ¿Qué haces por aquí, nena? - pregunté
mientras la observaba de los pies a la cabeza sin vergüenza alguna

Traía puesto unos jeans de mezclilla junto con una blusa tan blanca que alcanzaba a
transparentar un brasier del mismo color. Su cabello estaba suelto y revuelto pero
aún así daba la impresión de haber sido peinado con anterioridad. Estaba
malditamente preciosa.

- Vine a dejar unas cosas y te ví tocando un poco. - contestó nerviosa luego de


aclarar su garganta para que dejase de mirarla

- ¿Y entonces decidiste venir a saludar?

- Algo así. - sonreí - ¿Tocas aquí?

- Oh, no lo sé. - respondí sarcástica señalando la guitarra en mis piernas y el


escenario detrás de mi - Quizá, puede ser, a lo mejor. ¿Y si vienes en la noche para
averiguarlo? - alcé mis cejas acompañadas de una sonrisa coqueta

- ¿Eso significa que si tocas aquí? - preguntó confundida y no puede evitar soltar una
carcajada ante su poco reconocimiento del sarcasmo y ella se sonrojo a más no poder
- Hmmm, entonces... ¿cómo estás?

- Sí, toco aquí. - admití - Y estoy bien, he sobrevivido a cosas peores que al ataque
de tu ex, nena, no te preocupes.
- Bien... - volteó en dirección a la puerta - Debo irme. Adiós, Camila.

- Adiós. - le guiñé un ojo y después me permití observarla caminar hasta la salida


mientras me mordida mi labio inferior

Esa chica debía ser considerada un pecado, no podía simplemente ser tan sexy. Y
maldición, aquella manera de caminar era mortal para quien la viera. Sus caderas se
movían con una sensualidad inusual.

- No puedo creerlo. - voltee con el ceño fruncido hasta dar con el dueño de la voz,
quien me miraba con enojo - Ni se te ocurra acercarte a ella, Cabello.

- ¿Disculpa?

- Me escuchaste bien. Alejate de ella.

- ¿Por qué habría de hacerlo? - me levanté con cuidado del suelo y coloqué mi
guitarra en su funda

- ¡Sólo alejate de ella! - gritó

- ¿Y tengo que hacer eso solo porque tú me lo estás exigiendo? Discúlpame que te lo
diga, Noah, pero estás siendo ridículo. - colgué mi mochila en la espalda y baje del
escenario con mi guitarra en mano

- Ella no es lesbiana, mantente lejos. Es mía, ¿comprendes? - alcé una ceja

- Las personas no son objetos como para tener dueño, tómalo en cuenta. - reí al oírlo
bufar y continue con mi camino hacia la salida pero antes de salir por completo del
bar una idea cruzó por mí mente y sonreí maliciosamente - ¡Oye, Noah!

- ¿Qué?

- Cualquier mujer es por lo menos un poco lesbiana. No lo dudes nunca, amigo. - me


enseñó su dedo corazón - Madura, por favor. - susurré para mí misma cuando por fin
salí por completo del bar
----

Caí rendida sobre mi cama, no podía creer lo perversa que podría llegar a ser Milika
cada que alguien en la casa decía "estoy aburrido/a". A veces llegaba a creer que
Milika y Gordon consideraban que Dinah y yo éramos unas niñas a las cuales aún
podían mandar a hacer labores hogareñas

- Me duele todo. - observé cómo Dinah se quejaba mientras entraba a mi habitación y


se recostaba a un lado mío - Creo que voy a morir, Cam.

- Nada de esto estaría pasando si supieras mantener tu boca cerrada, DJ. - nadie la
había mandado a decir aquella frase de sentencia

- Olvidé por completo que eso era un tabú.

- ¡Hemos limpiado toda la casa!

- Necesitamos una ama de llaves... - murmuró - ¿Me odias?

- Mucho.

- Lo siento.

- Cállate, déjame odiarte en silencio.

- Bien. - nos quedamos en silencio por unos segundos, en los cuales me permití
cerrar los ojos con la intención de descansar un rato - Cam...

- ¿Hmmm?

- ¿Aún me odias? - asentí - ¿Y ahora? - preguntó nuevamente segundos después y


volví a asentir - ¿Ya dejaste de odiarme?

- No, cállate.
9

Iba por el sexto capítulo de la tercera temporada de una de mis series favoritas
cuando escuché mi teléfono sonar. Pause el capítulo y me estiré para alcanzar mi
celular que yacía cerca de mis pies. Al desbloquearlo me topé con el nombre de
Ashlee en mis notificaciones.

De: Lady Ash, 5:30 :


Paul tiene fiesta en su
departamento, ¿vienes?

Rodé los ojos al leer el mensaje. En verdad no entendía cómo esta mujer se la pasaba
de fiesta en fiesta tomando y fumando como si su vida dependiera de ello y todavía
tuviera energía para despertarse todas las mañanas de buen humor para salir a
correr diez kilómetros diarios.

Decidí ignorarla y continue viendo mi serie, pero de nuevo sonó mi celular.

De: Lady Ash, 5:39 :


Es de mala educación
dejar en visto a las personas.
Perra.

De: Lady Ash, 5:42 :


¡Camilaaaaaaaaaa!

De: Lady Ash, 5:43 :


Vamos, te hace falta
una fiesta, y las de Paul
siempre son geniales.

Para: Lady Ash, 5:43 :


Gracias, pero no gracias.

Para: Lady Ash, 5:44 :


No quiero emborracharme
de nuevo, y si voy lo más
seguro es que lo haga.

Bloqueé mi teléfono luego de ponerlo en silencio y lo tiré contra la pequeña montaña


de ropa que había en una esquina de mi recamara. Cuando entre estaba a punto de
ponerle play de nuevo a la serie, dos golpes contra mi puerta se hicieron presentes.

- ¿Quién? - pregunté y la puerta se abrió un poco dejando ver la cabeza de Gordon -


¿Pasa algo?

- Milika quiere saber si puedes acompañarla a su consulta con el doctor. - me dejé


caer de espaldas contra mi cama y suspiré pasando mis manos por mi rostro con
cuidado de no lastimarme

- ¿A qué hora es su consulta? - pregunté

- A las seis y media, puedes conducir tú. - ofreció sonriente sabiendo que no me
negaría - ¿Entonces?

- Bien. Dile que en unos minutos bajo, tengo que cambiarme. - asintió

No es que no quisiera acompañarla, de hecho ya lo había hecho una vez


anteriormente, sin embargo esta tarde tenía planeado terminar de ver toda la serie
completa y al parecer eso ya no iba a ser posible.

Cambié todo mi atuendo de relajación por ropa un poco más decente. Unos jeans
negros y una playera blanca, acompañados de unas botas beige, simple pero casual.

- Vámonos. - dije alegremente cuando llegué a la sala - ¿Irás tú también, bicho? -


Seth asintió

- Me toca cita con el dentista.

- Excelente, sabes que siempre hay que mantener la boca limpia, nunca sabes cuándo
puedes llegar a besar a una chica linda. - le guiñé el ojo pero Milika me pegó en el
hombro - ¿Qué? ¿Dije algo malo? - pregunté riendo

- Nada de besos hasta los treinta.

- Tu mamá es muy aburrida. - murmuré

- Karla Camila. - alcé las manos en rendición ante la mirada de reproche de Milika -
Vamos, vamos, ya es tarde.

- Llegamos en diez, suban. - abrí la puerta del copiloto y la de atrás para que se
subieran los dos Hansen - Cinturones por favor. - pedí tan pronto como me subí al
auto - Siguiente parada, el hospital.

----

- ¿Cuánto tiempo puede tardar tu madre en una consulta rutinaria? - le pregunté


frustrada a Seth que yacía a mi lado con la misma cara de aburrimiento que la mía

- Dinah dice que cuando yo nací mi mamá iba a una consulta de rutina... - se quedó
callado un momento con el ceño fruncido y de repente me miró con los ojos abiertos -
¿Voy a tener un hermanito?

- Tranquilo, viejo. No creo que tus padres estén en edad de darte otro hermano. -
chequé la hora en mi teléfono y me percate que faltaban diez minutos para la cita de
Seth con el dentista - Mierda, debemos irnos o cancelaran tu cita con el dentista.

- ¿Y mamá?

- Le enviaré un mensaje, de todas formas vienes al dentista aquí ¿no? - el asintió -


Excelente, vamos. - tomé su pequeña mano y comencé a correr en busca del
departamento de odontología del hospital mientras que escribía con mi mano libre un
mensaje para Milika indicándole donde estaríamos

En el camino nos regañaron tres enfermeras y cinco guardias, al parecer esta


prohibido correr en el hospital. En un pequeño pueblo de India a comparación de
Estados Unidos si pude correr en el hospital, e incluso tocar con mi guitarra y cantar a
todo pulmón sin que me dijeran nada.

- ¡Llegamos! - grité al ver el letrero que decía Odontología en letras blancas - Misión
cumplida, bicho.

- ¡Sí! - chocó los cinco conmigo

- Buenas noches. - dije tan pronto como llegue hasta donde estaba la recepcionista
entregándole la tarjeta de citas con una sonrisa que ignoro al instante

- Seth Gordon Hansen ¿Correcto? - preguntó

- Sí.

- Tienes una limpieza bucal hoy y dentro de una semana la agenda indica que inicias
el tratamiento de ortodoncia. ¿Correcto? - preguntó está vez dirigiéndose al pequeño
Seth quien miraba a la recepcionista con timidez - ¿Correcto? - repitió malhumorada
- Es correcto. - afirme yo, aunque en realidad no tenía ni la más mínima idea que
Seth iniciaría un tratamiento dental, quizá más tarde le preguntaría a Milika sobre eso

- Consultorio 6, Dr. Chmerkovskiy.

- ¿Ya debemos pasar?

- Obviamente.

- Perdón. - dije irritada, definitivamente la recepcionista necesitaba un cigarro para


calmar su malhumor un rato - Vamos, Seth. - volví a tomarlo de la mano para
encaminarnos por aquel pasillo largo que tenía puertas con números enormes en
medio - ¿Qué número dijo la amargada?

- Seis, Cam. - asentí

Toqué dos veces y cuando iba por el tercer golpe la puerta se abrió mostrando a un
hombre de estatura media que sonreía viéndonos.

- Adelante.

¿Ya comenté algo sobre el enorme miedo que le tengo a los dentistas? ¿No? Bueno,
soy una mujer de ventiocho años que le teme a las personas con bata blanca que
tienden a revisar la boca de los demás. ¿Por qué? Me ponen nerviosa, aún no logro
explicar la razón, pero realmente me pone la piel de gallina cuando escucho aquel
sonido característico de un tipo taladro, o cuando veo las pequeñas agujas que te
insertan en las encías, o aquellas pinzas con las que jalan tus dientes sin piedad.

De repente mi respiración comenzó a hacerse más rápida y mi cara de volvió roja del
esfuerzo.

- ¿Se encuentra usted bien? - el doctor me miraba fijamente al igual que Seth, ambos
parecían preocupados

- Necesito un poco de aire. - dije rápidamente - ¿P-p-puedo dejarlo aquí un


momento? - pregunté

- Claro, no hay problema. ¿Te molesta que tu hermana no esté aquí por unos
minutos? - Seth me miró unos segundos más y luego negó, agradecí en silencio solo
moviendo mis labios y luego salí hecha una bala del consultorio, realmente necesitaba
aire o un cigarrillo por lo que no le tomé importancia a lo que dijo el doctor

Cuando salí del consultorio visualice la salida de emergencia más cercana y sin
importarme que me regañaran una vez más salí corriendo hacia aquel lugar que me
brindaría aire fresco y un poco de humo a mis pulmones para relajarme, pero lo que
no contaba era con meter la pata nuevamente y chocar con alguien.
10

Una gran cantidad de papeles comenzó a volar por los aires mismo segundo en que
yo me caía encima de alguien luego de chocar con fuerza contra esa persona.

- Doctora ¿se encuentra bien? - genial, al parecer había chocado contra una mujer
nuevamente, a este paso mi buen Karma no regresaría jamás - ¿Quiere que llame a
seguridad? - preguntó la recepcionista amargada mirándome con recelo y fue ahí
cuando me percate que habían un montón de personas alrededor observando lo que
acababa de suceder

- No, no, tranquila Margaret. No creo que sea necesario. - contestó la mujer que yacía
abajo de mi - Hola. - abrí los ojos de golpe al reconocerla, mi suerte no podía cambiar
tan drásticamente bien, resulta que el hermoso cuerpo que estaba abajo de mi era de
nada más y nada menos que de la misma mujer de deliciosas curvas a la que defendí
de su exnovio agresivo

- Hola. - contesté sonriendo de lado

- Hmmm, ¿sería mucha molestia pedirte que te quitarás de encima mío? - preguntó
con las mejillas sonrojadas

- ¿Sinceramente? Sí. Eres muy cómoda. - no podía creer que aquel rojo de sus
mejillas se pudiera volver aún más intenso - Pero lo haré porque tenemos público. - le
guiñé un ojo para después quitarme de encima suyo y levantarme - Dame la mano. -
pedí para poder ayudarla a levantarse y sorprendentemente accedió - ¿Te lasti... - mi
pregunta fue interrumpida por la recepcionista

- ¿Se encuentra bien, doctora? - preguntó nuevamente la recepcionista y yo rodé los


ojos - ¿Esta segura que no quiere que llame a seguridad? Esta mujer a estado
corriendo por todo el hospital según me informan. - abrí la boca ofendida, realmente
existe mucha gente chismosa aquí en Nashville

- Tranquila, Margaret. - contestó ella - Ya te dije que no será necesario, la señorita va


a enmendar su error ayudándome a llevar mis cosas al consultorio. - levanté una
ceja, ¿cuándo había dicho que la ayudaría? - Gracias. - le sonrió al enfermero que le
pasó todos los papeles que se habían caído al piso - ¿Me ayudas? - pidió sin verme a
los ojos, pude notar rápidamente que estaba nerviosa

- Claro.
Dejamos atrás a todas las personas que se nos habían quedando mirando cuando
estábamos en el suelo y nos encaminamos a ... ¿Odontología?

- No, no otra vez. - me detuve de golpe

- ¿Pasa algo?

Creo que era el momento de analizar mis opciones nuevamente. La primera era
decirle que no entraría en la zona de dentistas porque me ponía de nervios y quedar
como una cobarde; la segunda era acompañarla y quizá cobrar por mi ayuda.

Aunque si hacia la segunda eso implicaba que estaría en un lugar cerrado con aquel
olor característico de un consultorio odontológico. Solo de pensarlo los vellos de mi
nuca se erizaron y un nudo se formó en mi garganta. Ahora la primera opción sonaba
muchísimo más tentadora, y podía modificarla un poco diciendo que soy alérgica al
olor del eugenol.

¿Qué se supone que debía hacer?

- Oye, ¿te encuentras bien? - su dulce voz me sacó de mis pensamientos - Estás muy
pálida, ¿pasa algo?

- Y-yo... - me aclaré la garganta - ¿Eres dentista? - pregunté deseando que la


respuesta fuera un gran no, habían posibilidades de que fuese una doctora normal y
solo tuviera que dejar papeles a uno de los dentistas que habían aquí o quizá si fuese
dentista y yo simplemente tuviera que sufrir por ello

- Sí. - sonrió y yo maldije internamente, mi suerte volvía a ser mala -


¿Tiene algo de malo?

- ¡No! - me apresuré a decir, no quería que se sintiera mal de su profesión - No. Yo


solo, hmmm... ¿trabajas aquí?

- Supongo. - me golpeé mentalmente al percatarme que acababa de hacer la


pregunta más estúpida del mundo - ¿Eso está mal o algo así?

- No, no, para nada. - sonreí nerviosa, por un momento creí que se burlaría de mi por
mi absurda pregunta pero no fue así - ¿Vamos a tu consultorio? - asintió y volví a
maldecir internamente - Ok, ok... todo estará bien, tranquila Camila, solo respira. -
dije eso último murmurando solo para mi para que ella no pudiera oírlo

- Mmm, bien. ¿vamos? - asentí y renaudamos nuestra caminata hacia su consultorio

- Piensa en cosas buenas, piensa en cosas buenas. - murmuré - Tú puedes, Camila,


tú puedes.

- ¿Dijiste algo? - me preguntó con evidente curiosidad mientras sacaba las llaves para
abrir su consultorio

- No, nada, ¿y tú? - sonrió y negó

- Tampoco. - rió un poco - Bienvenida al consultorio número ocho. - dijo cuando


finalmente abrió la puerta - Vamos, pasa.

- Hmmm... creo que mejor me quedo afuera, y-yo de todas formas tengo, t-t-tengo
que ir al consultorio seis.

- ¿Tienes una cita?

- ¿Una cita? Realmente las relaciones amorosas no son lo mío, nena. No suelo ir a
citas. - su risa se hizo presente haciendo fruncir el ceño - ¿Qué, de qué te ríes?

- Con cita me refería a si te tocaba revisión o algo así, no a una cita con finés
amorosos. - me miró sonriente

- Oh. - fue todo lo que pude decir, en estos momentos deseaba que un camión me
pasará encima o que la amargada de la recepcionista llamara a los guardias y me
sacarán del hospital, cualquier cosa sería buena

- ¿Entonces, tienes cita en el seis?

- Oh, no. Yo traje a alguien. - expliqué rápidamente rascando mi nuca - ¿Cuánto


tiempo tarda una limpieza?

- Depende del paciente.

- Hmmmm, en ese caso... - miré los papeles que estaban en mis manos - Yo...
¿dónde pongo esto? realmente debería checar si mi amigo ya salió del consultorio.

- Uh, en mi escritorio, por favor. - respiré profundamente antes de entrar - Gracias,


Camila. - dijo tan pronto como puse sus cosas donde me dijo

- Cam.

- ¿Cam?

- Puedes decirme Cam, ya sabes, para evitar decir el nombre completo. - expliqué
encogiéndome de hombros

- Me parece bien. - alguien debería prohibirle a esta mujer sonreír de la forma en la


que lo hacía - Cam.

- ¿Puedo hacerte una pregunta y no te ofenderás por mi mala memoria? - pregunté


cautelosamente

- Claro.

- Aquella vez en el bar... ¿me dijiste tu nombre? - llevó su mano hacia su barbilla
fingiendo pensar en aquella noche haciéndome sonreír - ¿Entonces? - pregunté
divertida

- No lo sé, ¿lo hice?

- Bueno, realmente no recuerdo. - me recargué en el marco de su puerta - ¿Me dirías


tú nombre, o tendré que referirme a ti siempre como nena cuando te vea?

- Nunca me ha gustado que me digan así. - rió negando - Me llamo Lauren. - dijo
finalmente para después empujarme un poco hacia atrás para poder cerrar la puerta
sin siquiera decirme adiós o algo así dejándome sorprendida por su acción

________________________

N/A:
Hola, preciosas criaturas del señor, ¿qué tal se encuentran hoy? ¿disfrutan de sus
vacaciones o sufren en el colegio?

Yo personalmente ya soy libre de la escuela así que puedo permitirme trabajar mejor
en mi historia.

Por cierto, lamento haberlas dejado sin capitulos luego de estar actualizando día tras
día, creo que las ilusioné un poco, ggg.
¿Creen que Camila se dará cuenta rápido que Lauren es hermana de su jefe o que
tardará en hacerlo?
11

Después del encuentro inesperado con la chica de curvas deliciosas tuve que volver al
consultorio seis en busca de Seth, en dónde ya me esperaba evidentemente molesto
porque al parecer había desaparecido por más tiempo de lo que creía. El doctor -
dentista, odontólogo, profesional de la boca, o como sea que deba llamarlo - me dijo
que iba a adelantar la próxima cita de Seth para dentro de tres días ya que mientras
le hacia la limpieza se percató que tenía una que otra carie y debía de curarlas antes
de que se contaminaran los demás dientes.

Cabe destacar que Seth aún tenía rastros de la anestesia y por ende tuve que
cargarlo cuando íbamos en busca de Milika a la zona de consultas - con los doctores
que realmente son doctores, o médicos, o especialistas, o como sea que deba
llamarlos - al otro lado del hospital, ya que el área de Odontología estaba un poquito
apartada; Cuando por fin llegamos a nuestro destino la encontramos sentada en la
sala de espera jugando con su teléfono celular.

Al final no nos regaño por desaparecer.

Llegamos a casa al rededor del cuarto para las diez y gracias a ello yo tuve que subir
rápidamente a mí habitación para tomar un baño y alistarme ya que Richard - mi
glorioso y temible jefe - había mandado un mensaje al grupo del trabajo avisando
específicamente a la banda que teníamos que estar presentes a pesar de que era
nuestro día de descanso ya que hoy irían unos accionistas importantes al bar.

- Adiós. - dije asomando mi cabeza en la cocina para despedirme de Milika, Gordon y


Dinah, quienes estaban cenando tranquilamente en la barra

- ¿No se supone que descansas hoy? - preguntó Dinah desviando su atención de la


televisión hacia mi

- Sí, pero Richard nos quiere ahí hoy. - entré por completo a la cocina y tomé una
manzana - Vienen unos señores con traje, ya sabes, sus negocios tienen que tener
ambiente musical.

- ¿A qué hora vas a llegar?

- Uh, no sé. - me encogí de hombros - Quizá en la madrugada, pero no sé preocupen,


llevó llaves. - las saqué de mi bolsillo y las agite
- Gordon... - la voz de Milika sonó preocupada

- Tranquila, cariño. - extendió su mano para tomar la de su esposa y apretarla un


poco como para tranquilizarla y después volteó a verme - Cam, hace unos días
cuando Milika y yo regresamos del restaurante nos encontramos con un sobre en la
entrada de la casa. - fruncí el ceño - Venía una especie de carta, cuando vimos el
sobre creímos que era para nosotros, pero...

- Era para tí. - completó su esposa

- ¿Para mí? - solté una pequeña risa sarcástica - Nunca he recibido cartas de nadie,
chicos, no sean tontos, a lo mejor y era una broma o algo así.

- Eso pensamos al principio, pero al parecer no es así, Camila. - ok, el tema ahora
comenzaba a preocuparme un poco - Desde ese día no volvimos a recibir otra carta,
hasta hoy en la mañana. La carta estaba en el restaurante, se la dejaron a Mateo
para que me la diera y bueno...

- Alguien te está siguiendo Camila, y estamos un poco preocupados, hija. - completó


Gordon - De ahora en adelante no queremos que te vayas al trabajo caminando,
deberás llevarte el auto, es más seguro.

- ¿Dónde están las cartas? - pregunté, necesitaba leerlas y verificar por mis propios
ojos lo que los señores Hansen me decían, no es que no les tuviera confianza, al
contrario, pero bueno, a veces las personas exageran las situaciones y yo necesitaba
ver qué grado de importancia se le tenía que dar a aquellas cartas

- En nuestra recámara. Iré por ellas. - Gordon se levantó de la mesa y camino hacia
el lavabo para primero dejar su plato - Regreso en un momento.

En esos instantes mi celular comenzó a sonar indicando que tenía una llamada, y por
el tono en específico reconocí al instante que era Ashlee.

- Maldición, debo irme. - dejé la manzana a medio comer en la barra y limpie mis
manos - Mañana me enseñas esas cartas, me llevaré el auto para que estén más
tranquilos, nos vemos. - dije rápidamente

___________________________

N/A:

Sorpresa...
1/?

Bien, les tengo un pequeño juego, para pueda publicar el siguiente capítulo tienen
que adivinar este pequeño acertijo.

"¿Cuál es la estrella que no tiene luz?" R= ????????

Saludos, babies.
12

Afortunadamente llegué a tiempo al bar gracias al carro de Gordon, y a que los


semáforos se apiadaron de mi alma y todos estaban en verde. Los demás chicos de la
banda y Ashlee me esperaban en el cuarto especial que había para nosotros en el bar,
así que cuando llegue solo ensayamos un poco y después salimos al escenario para
comenzar con la música en vivo.

Dos horas más tarde, en el lapso de nuestro show en donde yo solo hacia coros ya
que quien cantaba era el otro vocalista de la banda, me percaté de como entraba al
bar la chica de deliciosas curvas acompañada de su amiga la loca del gas pimienta y
tres hombres muy bien vestidos, entre ellos el doctor que atendió a Seth hace unas
horas atrás.

Escanee a cada uno de los acompañantes detenidamente, sobre todo al que tenía una
mano en la cintura de aquella sensual mujer que tanto estaba llamando mi atención
desde aquel día de la pelea con su ex.

Aquel hombre que la sostenía con tanta confianza iba vestido con una camisa color
blanca y pantalones de vestir color negro, por un momento me reí internamente al
ver que su vestimenta se asemejaba a la de los meseros del bar, pero mi risa mental
paro al ver su rostro demasiado pegado al rostro de la pelinegra ¿Serían pareja?

- Eso es todo por el momento, tomaremos un descanso y en breve volvemos con


ustedes, mientras tanto disfruten de las pistas pre-grabadas. - anunció mi compañero
por el micrófono cuando finalizamos de tocar - Vamos abajo, chicos. - todos
asentimos y bajamos del escenario en dirección al nuestro cuarto especial de
descanso

- ¿No vienes? - me preguntó Ashlee al ver que me detenía en el pasillo y me daba la


vuelta

- No, quiero saludar a alguien.

- Vale, solo recuerda que tenemos que estar arriba en el escenario en media hora. -
me advirtió y después golpeó mi hombro para luego desaparecer en compañía de los
demás chicos

Caminé entre la gente que estaba en el bar bailando para llegar hasta la barra en
donde estaba Noah sirviendo de mala gana algunos tragos.
- Hey, ¿Por qué esa cara? - me reí

- Cierra el pico, estúpida, es tu culpa.

- Relájate un poco amigo, yo te advertí que ese señor no hablaba inglés. - volví a reír
tan pronto como ví como me enseñaba su dedo de en medio

Hace tres días atrás más o menos, luego de que el show en vivo acabará, yo me puse
a deambular por el bar justo como ahora y cuando llegue a la barra a saludar a una
de mis compañeras que hacían de barman esa noche me topé con Noah, quien al
parecer estaba discutiendo con uno de los clientes ya que este no le hacía caso y -
según Noah - hablaba como estúpido, divertida le dije al rubio que el señor no
hablaba inglés, pero el solo me ignoró y continuo discutiendo con el buen y simpático
señor de traje verde. La segunda vez que le advertí a Noah sobre el cero
entendimiento del inglés del cliente me volvió a ignorar y me reto a que yo entendiera
el "inentendible" idioma.

Para no hacer el cuento más largo, sí, entendí el idioma perfectamente, el cliente era
ruso, no estúpido. Me disculpé con el señor y luego me disculpé amablemente en
nombre del rubio hueco que estaba a mi lado viéndome con sorpresa, pero justo
cuando yo insulté a Noah por lo bajo en ruso, el muy listo pensó que copiar la misma
palabra que yo había usado era una despedida y al final le gritó aquello al cliente,
ganandose un lindo ojo morado como el mío de hace ya tiempo.

Obviamente Richard se enteró de todo y al saber el mismo idioma que el cliente - y


que yo - supo perfectamente lo que le gritó el idiota de Noah, por lo tanto lo castigo
con un mes entero atendiendo el bar, cosa que el odiaba.

- Eres una estúpida, y te juro que me las vas a pagar. - gruñó - ¿No deberías estar
con tu bandita de idiotas?

- Qué agresividad, te recuerdo que esa bandita de idiotas fue tu bandita en primer
lugar, ¿Qué pasa, Noah, estás enojado porque tomé oficialmente tu lugar? - sonreí al
ver su cara tornarse completamente roja por el enojo

- ¡Eres una completa imbécil, Cabello! - gritó furioso y después palideció de la nada -
Ri-ri-richard.

- ¿Cuándo le di el permiso de tutearme? - me voltee rápidamente al oír la voz de mi


jefe detrás de mi - Cabello, ¿Qué haces aquí? Espero que ninguno de los dos este
discutiendo, porque no me gustaría tener que mandarlos a casa. - advirtió
Bien, debo admitir que Richard Jauregui podía llegar a dar cierto miedo, pero no era
para exagerar.

- No se preocupe jefe, yo estaba aquí en son de paz. - comenté tranquilamente


viendo a Noah matarme con la mirada

- La estúpida vino a ...

- La estúpida tiene nombre. - le advertí

- Ambos son un grano en el culo, realmente no sé porque los tolero. - dijo el jefe
dándose masaje en las cienes - Tú, rápido. - lo señaló y después chasqueo los dedos
- Ve a la zona VIP y ofrece bebidas, mis hermanos y sus amigos están aquí.

- ¿Yo?

- Sí, tú, idiota. - habló enojado - ¡Es para hoy! - le gritó

Noah asintió rápidamente y después tomó una de las cartas donde venía la lista de
bebidas especiales y se fue en dirección a la zona más cara del bar.

- ¿Y tú qué me ves? - negué y murmuré un muy bajo "nada" - Sal de mi vista,


Cabello. - asentí

_________________________

N/A: 2/?

Vamos a hacer las cosas más interesantes ahora

Una pequeña trivia de 3 preguntas, si adivinan dos, actualizo el siguiente capítulo.


Todo esto depende de la suerte, ¿Vale?

1.- ¿Cuál es mi canción favorita de 5H?

a)Like Mariah
b) Dope
c)Reflection

2.- ¿Cuál de los single como solistas de 1D me ha gustado más?


a) Strip That Down - Liam Payne
b) Sing of The Times - Harry Styles
c) This Town - Niall Horan
d) Just Hold On - Louis Tomlinson
e) Pillowtalk - ZAYN

3.- 48÷2 (9+3) R= ?????

Mucha suerte.
13

En lo personal no considero que mi jefe sea una mala persona, quizá solo sea una
forma de hacerse ver cómo alguien a quién se le debe de tener respeto, sobre todo
por sus trabajadores. O a lo mejor realmente tiene ese humor endemoniado, uno
nunca sabe.

Y bueno, para ser sincera me importa una mierda si ese es su carácter real o no, lo
único que me interesa ahora es mi trabajo y por su puesto, encontrar a la hermosa
mujer a la cual estaba buscando justo ahora.

- ¿Dónde estarás? - murmuré para mí misma mientras seguía caminando por el bar
en busca de la preciosa pelinegra que robó mi atención

- Cuidado idiota. - voltee hacia la persona que me había empujado e hice una mueca
al reconocer quien era - Genial, tu otra vez. - sonreí al ver que ella me reconocía
ahora

- Hola a ti también. - saludé

- ¿De dónde mierda sales? - me preguntó y yo me límite a reír - Acabas de pisarme,


considero que en realidad deberías fijarte por donde caminas.

- Yo considero que deberías de dejar de ser tan dramática, nisiquiera te ví. - abrió la
boca y llevó una mano a su pecho evidentemente ofendida por mi comentario - No te
creas tan importante.

- ¿Disculpa?

- Disculpada. - le guiñé un ojo - Me gustaría seguir hablando contigo, muñeca, pero


debo buscar a una amiga tuya, nos vemos. - reí al escuchar como gritaba indignada
por mis palabras, siempre era divertido hacer sufrir a las mujeres como ella

No me mal entiendan, no suelo molestar a las mujeres, lo juro. Es solo que en el


mundo existen todo tipo de personas y en este caso, ella es una diva total, así que
ofenderla es algo sencillo.

- ¡Oye, no me dejes hablando sola! - bien, la chica no solo era una diva común y
corriente, era una diva de las de oro - Detente. - tomó una parte de la camisa que
traía puesta y la jaló muy fuerte haciéndome retroceder y tropezar con mis propios
pies

- Maldición. - me quejé al sentir como chocaba contra alguien y terminaba en el suelo


con algo frío corriendo por mi rostro y torso - Diablos.

- ¡Normani! - alcé la vista y me encontré con la persona que buscaba parada a un


lado mío. Al parecer la vida quería que hiciera siempre el ridículo cada que la tenía
frente a mi - Lo siento mucho, ¿estás bien? - preguntó preocupada haciendo el
ademán de agacharse para ayudarme a levantarme del suelo

- Sí, sí, sí. - dije rápidamente evitando que ella se agachara mientras me levantaba
del suelo yo solita sin ayuda - Fue un accidente, estoy bien.

- Normani, por dios, mira como la dejé por tu culpa. - la regañó señalandome

- Disculpa que lo diga, Laur, pero ella es muy idiota. - le enseñé el dedo de en medio
- ¡Ah! ¿Lo ves? - chilló

- Lo lamento tanto, estás demasiado mojada por mi culpa. - reí un poco al oírla ya
que le había encontrado el doble sentido a sus palabras - ¿Qué?

- Hmmm, nada. - me límite a sonreír

- Chicas, Will, Valentin y yo las hemos estado buscando, ¿Dónde estaban? - el


hombre con vestimenta de mesero que tenía agarrada a la pelinegra de la cintura
hace unas horas atrás acababa de llegar hasta donde estábamos - ¿Quién es ella? - le
preguntó a Lauren señalandome

- Camila Cabello. - contesté cambiando mi postura a una más recta para verme más
alta, en las jirafas eso funciona para parecer más intimidante y defender a su
hembra, ¿funcionaría con humanos? ¿realmente acababa de compararme a mí misma
y a la bella pelinegra con un animal de cuello enorme y manchas? qué idiota era a
veces

- Matt Jauregui. - respondió estirando su mano para estrechar la mía de vuelta y yo


abrí los ojos totalmente sorprendida perdiendo al instante mi postura recta

- ¿Jauregui? - pregunté asombrada

¿Tendría algún parentesco con mi jefe o simplemente habían muchos Jauregui's en


Nashville? Quizá averiguaría eso más tarde preguntándole a Ashlee.
- Así es, Jauregui, tú debes ser quien defendió a Lauren del idiota que tenía como
novio, ¿no? - asentí - Bien, gracias por eso. - me sonrió

- No fue nada. - le reste importancia mirando a la chica que estaba a lado suyo, no sé
cómo le hacía pero cada que nos veíamos se ponía un poco más guapa que las veces
pasadas, era como si se hiciese más hermosa conforme pasaban los días

Aquel vestido verde que traía puesto le quedaba como anillo al dedo, si sus curvas se
veían exquisitas con el vestido blanco, con este se veían apetitosas. ¿Cómo sería
recorrer su cuerpo con mis manos? ¿Tendría la piel suave? ¿Temblaría bajo mi tacto?

Diablos, esta chica era todo un misterio sin intentar serlo, y definitivamente quería
averiguar todo sobre ella.

________________________

N/A:

Chicas solo para trivias futuras, mi canción favorita de 5H es Like Mariah, jajaja.

Oh y no puedo creer que ninguna mencionara Strip That Down de mi gordito precioso,
¿acaso no la han escuchado? es perfecta me hace sentir re' malota

Ahora, den un fuerte aplauso a @jessy29A porque ella fue la única que acertó 2/3
preguntas de la pequeña y sensual trivia anterior.

La siguiente dinámica para que tengan el capítulo 14 es que me escriban hablen de


ustedes, presentense ante mi. Requiero mínimo 20 comentarios (de diferentes
cuentas, no valen comentarios acumulados).

Hasta aquí mi comunicado.


3/?

Besos.
14

N/A:
Antes que nada quisiera empezar diciéndoles que me siento un poco decepcionada
con ustedes.
Chicas, les pedí 20 comentarios de diferentes cuentas presentándose, y solo 5 de
ustedes comentaron en la dinámica, las demás simplemente comentaron en la
historia y con ellos se hicieron 20 comentarios en el capítulo, y así no era la cosa.

Bueno, sé que no es su responsabilidad comentar mis dinámicas, pero realmente


quería hacer el maratón de 6 capítulos aquella vez y lastimosamente no pude porque
de las ciento y tantas personas que leyeron solo participaron 5.

Quizá suene mamona, pero les juro que lo único que quería era conocerlas un poco
más y de esa manera regalarles un buen maratón. Pero en fin, ya será para la
próxima.

_____________________________

Justo cuando iba a empezar a hablar con Lauren, Ashlee apareció de repente
diciéndome que teníamos que ensayar una canción nueva a petición de Richard, ya
que el quería impresionar a sus invitados especiales con una canción originaria de
Canadá, así que tuve que despedirme contra mi voluntad de aquella hermosa
ojiverde.

Para ensayar aquella canción tuvimos solo nueve minutos pero al final nos salió una
presentación perfecta y Richard nos prometió unos cien dólares más en nuestro
próximo pago.

El resto de la noche no volví a toparme nuevamente con la ojiverde, así que al


finalizar mi jornada laboral terminé llendo a casa un poco frustrada. Lauren era una
mujer excesivamente hermosa, y estaba causando unos cuantos estragos en mi
mente desde aquella noche en que la ví por primera vez siendo jaloneada por su
horrible y despechado exnovio.

Al final nunca le pregunté a Ashlee sobre los Jauregui's en Nashville, así que tendría
que preguntarle cuando la viera nuevamente en la noche en el trabajo.

Cuando estacioné el auto de los Hansen frente a la casa, me percate que la luz de la
estancia estaba encendida, así que traté de entrar sin hacer mucho ruido con la
puerta.

- ¿Dinah? - aventé las llaves al suelo y me deslice rápidamente de rodillas para tener
mejor acceso al cuerpo de la rubia que yacía tirada contra el piso - Dinah,
respóndeme. - quité algunos cabellos que tapaban su rostro, decir que estaba
preocupada era poco - Maldita sea, Dinah. - golpeé su mejilla varias veces con la
palma de mi mano para que reaccionara, y afortunadamente funcionó

- Hmmmm, no quiero ir al colegio, mamá. - rodé los ojos al oírla, la idiota sonaba
excesivamente adormilada

- Despierta, imbécil, acabas de darme un susto horrible. - volví a pegarle varias veces
en la mejilla

- No, no quiero. - giró dándome la espalda

- Dinah... - murmuré - ¡Dinah!

- ¡Maldición! - gritó - ¿Estás loca?

- ¿Qué rayos haces aquí en el piso, Hansen? - pregunté mirándola con los ojos
entrecerrados

- Creo que me quedé dormida.

- En efecto, Sherlock. - me golpeó sonriendo y fue cuando me percate que sus ojos
estaban rojizos e hinchados - ¿Estuviste llorando? - desvió la mirada - Dinah, ¿qué
pasó?

- Mamá.... - dijo en un hilo de voz

- ¿Milika? - asintió - ¿Qué pasa con ella, Dj? ¿Discutieron nuevamente? - negó

- Mila, mamá está enferma. - contestó luego de unos minutos y rompió en llanto
abrazandose a mí mojando mi ropa con sus lágrimas

Milika. Milika está enferma.

Miré hacia un punto fijo en la pared que estaba frente a mi analizando las palabras de
Dinah. ¿Enferma? ¿De qué rayos estaba enferma? ¿Qué significaba eso? ¿Por qué mi
corazón golpeaba contra mi pecho de una manera dolorosa?
- Tranquila, Di. - susurré

Dinah no acostumbraba a llorar, y yo lo sabía muy bien. Tendría que ser algo
sumamente serio para que ella se pusiera así, lo cual significaba que sí, Milika estaba
enferma y era algo malditamente grave. ¿Qué carajo iba a pasar? ¿Qué tenía?
¿Cuándo se habían enterado?

El hospital, pensé rápidamente.

Sentí como se formaba un nudo en mi garganta y como el miedo comenzaba a crecer


en mi interior. ¿Cáncer, quizá? No, no podía ser. Milika era una mujer sumamente
sana para su edad, y era incluso joven para el cáncer. Aunque de todas formas el
cáncer no respeta edad, género ni religión.

Nunca tuve madre.

Acababa de nacer cuando mi madre murió, así que nunca supe que se sintió haberla
perdido. ¿Qué era una madre? ¿Qué se sentía tener una? ¿Cómo sería ser abrazada
por alguien que tenía ese título?

Mis pensamientos fueron instantáneamente a Milika; pensé en la primera vez que


apareció en mi vida, en los regaños que me daba cuando hacia travesuras junto con
Dinah, en su comida, e incluso pensé en como se habrá puesto cuando desaparecí de
su vida luego de huir de Nashville. Recordé la manera en que me abrazo cuando la
volví a ver años después. En las incontables veces que se ha referido a mi como su
hija.

Mamá es Milika.
Amor maternal es Milika.
Miedo a perderla es Milika.

- No la vamos a perder. - murmuré para mí misma apretando más a Dinah contra mi,
quien seguía llorando incontrolablemente - No lo haremos.

______________________________

N/A:

El próximo capítulo, hasta la próxima semana.

Tengan un lindo Martes.


Un beso .
15

N/A:
Sorpresa

Adelante la actualización para hoy en lugar del martes, juju. Por cierto, este capítulo
es muy importante para el futuro, presten atención pequeños tarritos de miel.

Disfruten.

________________________

- ¿Cómo te sientes? - pregunté limpiando los rastros de lágrimas que habían en sus
mejillas

- Mucho mejor que hace unas horas atrás. - rió un poco - ¿Pensaste que estaba
muerta o algo así?

- Maldición, sí. - ambas comenzamos a reír por mi respuesta y luego de unos


segundos las risas pararon - ¿Qué es lo que tiene Milika?

- Tiene hecho mierda el corazón por lo que entendí. - se acostó nuevamente en el


suelo - Llegó una carta en la mañana, era del hospital. Iba a llevársela a mis padres
al restaurante pero la curiosidad me ganó y la abrí yo. - suspiró - Eran unos
resultados los que venían en el sobre, Cam.

- ¿Y dónde está el sobre?

- Lo dejé en la barra de la cocina.

- Ahorita regreso. - le informe levantándome del suelo para caminar en dirección a la


cocina

Tomé las hojas que estaban encima de la barra y comencé a leerlas con cuidado.
Conforme iba leyendo el nudo de mi garganta que ya había desaparecido hace unos
minutos atrás volvía a hacerse presente, no podía ser verdad lo que leía. Milika
realmente tenía hecho mierda el corazón y en cualquier momento podía sufrir un
infarto e irse de este mundo, ¿Cómo era eso posible si ella se cuidaba muy bien?
Maldije en silencio mientras pasaba mis manos por mi rostro tratando de calmarme.
Aquí decía que podían hacerle un transplante, pero que era una decisión que ella
debía tomar para que la pudieran poner en la lista de espera lo más pronto posible.

Saqué mi teléfono del bolsillo de mis jeans y le mandé un mensaje a Ashlee.

Para: Lady Ash, 2:45 AM


¿Me acompañas a Kubs?

De: Lady Ash, 2:45 AM


¿Vas a beber, bebéMila?

Para: Lady Ash, 2:45 AM


NO ME LLAMES ASÍ.
Y sí, voy a beber.
¿Me acompañas o no?

De: Lady Ash, 2:46 AM


La pregunta ofende.
¿Dónde nos vemos?

Me levanté del banco de la barra de la cocina y observé a la distancia como Dinah se


hacía bolita en el piso.

¿Realmente debería dejarla sabiendo que aún estaba sufriendo? ¿El alcohol es una
solución correcta? Volví a la cocina y saqué una botella de aquella bebida energética
que tanto amaba y me la bebí de golpe.

Para: Lady Ash, 2:50 AM


Afuera de Kubs.

Tiré la botella vacía en la basura y me dirigí hacia donde estaba Dinah.

- Regreso en unas horas.

- ¿Ya leíste todo? - preguntó

- Sí, y ya lo deje nuevamente en su lugar. Ve a la cama, Dj, puedes lastimarte el


cuello y la espalda si duermes acá en el suelo. - la ayude a levantarse y luego la
encamine hasta su habitación con cautela - Descansa.

- ¿A dónde vas, Cam?


- Saldré con una amiga.

- ¿La de las rastas? - asentí - No me agrada esa chica, ella hace que tú tomes y te
advertí que no volverás a tomar, Camila.

- No lo haré. - dije mirándola a los ojos - Lo prometo, no llegaré borracha


a casa. Ahora ve a dormir.

- No rompas tu promesa. - advirtió y luego se dió la vuelta para caminar hacia su


cama - Cierra bien la puerta cuando te vayas. - pidió

---------

- ¡Camila Cabello! - gritó Ashlee tan pronto me vio descender del auto de los Hansen
- Creí que te arrepentias al último momento y me abandonarias aquí en el frío de la
noche.

- No seas exagerada. Andando, necesito unos tragos. - golpeó mi espalda


animadamente mientras murmuraba cuán orgullosa estaba de que haya querido salir
de mi caparazón llamado "soledad"

Media hora más tarde ya iba por mi séptima botella de cerveza, mi cuarto shot de
tequila y mi décimo vaso de vodka. Ashlee había desaparecido minutos atrás porque
moría de ganas de hacer del baño y ahora yo me encontraba sola admirando el tarro
de cerveza que yacía frente a mi en la barra pensando si debía o no tomarlo.

Hace unos segundos le había pedido al barman que me diera la cerveza en un tarro
enorme en lugar de darme la botella y así lo había hecho, pero nunca imaginé que el
tarro realmente fuera enorme.

- Te he observado desde lejos, y no creo que sea una gran decisión tomar eso. -
comentó alguien a mi lado, pero ignoré sus palabras y continue analizando aquel
tarro de cerveza - Me llamó Maddison. - dijo minutos después

- Camila. - comenté sin interés

- ¿Estás sola, Camila? - asentí sin pensar mucho en mi respuesta - ¿No crees que
deberías llamar a alguien para que te lleve a casa? Creo que se te pasaron las copas
un poco.

- No te metas en mis asuntos.

- Tranquila, yo solo digo. ¿Quieres que le llamé a alguien por ti? - negué - ¿Piensas
beber eso? - me encogí de hombros y por fin voltee para encarar a la chica que
estaba invadiendo mi espacio personal

La miré de arriba a abajo sin descaro alguno y alcé una ceja al instante. Tenía uno
que otro rasgo físico que se parecía mucho a los míos y me sentí un poco extraña por
eso. Fruncí el ceño observándola atentamente.

- ¿Quién diablos eres tú?

- Maddison, Maddison Mazella.

- Tienes un apellido muy raro. - dije minutos después para romper el silencio que se
había creado entre nosotras

- ¿Nunca has oído de el? - negué y volví mi atención nuevamente al tarro - Creo que
deberías dejarlo, Camila.

- ¿Cuál es tu puto problema? - pregunté enojada, recién acababa de conocerla y ya se


sentía con el derecho de opinar sobre mis decisiones

- Vaya, tranquila. Solo te estoy comentando que quizá no deberías tomar eso. Ya
estás lo suficientemente borracha. - se levantó del taburete y sacó unos cuantos
billetes de su bolsa de mano - Oye, quita eso de ahí y no dejes que su amiga pida
más bebidas. - el mesero miró a la chica con sorpresa al igual que yo y rápidamente
tomo todos los billetes que ella había vaciado en la barra - Vamos, voy a llevarte a
casa.

- ¿Cuál es tu jodido problema? - logré formular la pregunta a pesar de que arrastraba


las palabras por mi estado de ebriedad - Yo no me voy de aquí. - me crucé de brazos

- ¿Te interesaría saber que hay en mi auto? - sostuvo unas llaves frente a mi y las
sacudió suavemente pero yo negué

- No me voy a acostar contigo.

- ¿Qué? - preguntó sorprendida - Diablos, no, no quiero que te acuestes conmigo, eso
sería sumamente extraño.
- ¿Estás diciendo que soy fea? - vale, la chica había golpeado mi orgullo de una
manera épica ya que era la primera vez que alguien me insinúaba que no era muy
agradable a la vista humana

- No, no, no eres fea, solo que no me acostaría jamás contigo, sería enfermizo y creo
que es ilegal. - tomó una de mis manos y me bajo del taburete - Anda, vamos al
auto.

- ¿Ilegal?

- Sí, ilegal.

- ¿Por qué ilegal?

- No lo entenderías, estás borracha.

- Sí, pero no soy estúpida. - contesté

- El detective nunca me habló de esto... - murmuró para que no la escuchará pero


definitivamente la había escuchado claramente

¿Detective? ¿Qué detective?

Salimos de Kubs y rápidamente llegó un señor vestido de traje hacia donde


estábamos yo y la chica mandona con dinero que se parecía un poco a mi.

- Señorita Mazella, ¿se ha divertido? - preguntó educadamente el señor del traje


mientras nos dirigía hacia un auto negro con ventanas polarizadas

- Por su puesto, Dean. - contestó - Gracias, vamos directo a la casa de la señorita


Camila. - dijo tan pronto como las dos estábamos en los asientos traseros antes de
que el señor del traje cerrara la puerta que hace unos segundos había abierto para
nosotras

- Entendido, señorita.

- ¿Cómo diablos sabes... ? - no alcance a formular bien la pregunta ya que de la nada


algo con un olor muy fuerte se puso contra mi rostro y entonces todo se comenzó a
ver negro

_______________________
N/A:

Bonito inicio de semana, mis amores.

Disfruten del Lunes, os amo.

.
16

Ya habían pasado dos semanas desde aquel día en el que me enteré que Milika tenía
los días contados. También habían pasado ya dos semanas desde que había
despertado en mi cama con un horrible dolor de cabeza y poco conocimiento sobre lo
que había ocurrido aquella madrugada en Kubs.

Traté de hablar con Ashlee al respecto del tema pero ella dice que tampoco recuerda
nada y solo se ríe porque al parecer nos pegamos una borrachera tremenda que llegó
al extremo de darnos amnesia.

Las cosas en casa de los Hansen estaban un poco tensas con respecto a la
enfermedad de Milika y eso me había puesto a pensar seriamente en que la vida no
es más que tiempo prestado y se debía disfrutar al máximo. También había vaciado
todos mis ahorros que tenía desde que había llegado a Nashville para dárselos a
Gordon para que se acompletara para pagar las medicinas de su esposa.

La situación en el trabajo era totalmente diferente. Todas las noches iba a trabajar y
con la misma regresaba a casa, había estado evitando a toda costa eso de salir con
mis compañeros de banda a beber y solo me había limitado a fumar ocasionalmente
fuera del bar mientras disfrutaba viendo las estrellas y pensando en aquellos ojos
verdes que hace tiempo no veía.

Intenté verla aprovechando que Seth tenía unas citas programadas con el agradable
dentista del consultorio seis, pero nunca la ví por los pasillos e incluso había otra
persona en su consultorio en lugar de ella, lo cual me frustraba un poco ya que tenía
aquella pequeña necesidad de saber de ella.

Hoy en especial era uno de esos días en donde más pensaba en ella ya que en la
siesta que tome en la tarde antes del trabajo había soñado con ella. Necesitaba otro
encuentro con la hermosa chica de deliciosas curvas, un encuentro que no tuviera
caídas de por medio.

- Adivina que acabo de oír ahí afuera. - comentó Ashlee sentándose a lado mío del
sillón y subiendo los pies en la pequeña y desgastada mesa de centro

- ¿Qué oiste, metiche? - bebí un trago de mi botella de agua, hace diez minutos atrás
habíamos terminado de tocar y ahora estábamos en nuestro descanso y yo
simplemente decidí que esta noche no fumaria
- No soy metiche, soy curiosa y lo escuché por casualidad, iba al baño. - explicó -
Noah estaba hablando con Richard, al parecer el jefe se percató de las miradas
pervertidas que el rubio oxigenado le lanza a su hermanita. - voltee a verla con la
ceja alzada - ¿Qué?

- ¿La famosa hermana de Richard está aquí en el bar? - pregunté con gran curiosidad,
al parecer por fin iba a ver por mis propios ojos si la dichosa hermana estaba tan
buena como me había contado Ashlee

- ¿Eres idiota, Cam? ¡Está aquí desde hace semanas, idiota! De hecho, diría que ya
tiene un hermoso mes desde que nos honra con su presencia en Nashville. - me quitó
mi botella - Es increíble que seas tan idiota.

- ¡Oye! - la golpee - ¿Quién es la hermana de Richard? - me miró con los ojos


entrecerrados y luego comenzó a reírse sin razón alguna

- ¿Estás de joda, no? - preguntó riendo

- No, hablo en serio. - le quité mi botella y golpee su cabeza con ella - Y basta de
reirte sin razón, me comienzas a asustar. Por cierto, desde hace tiempo quiero
preguntarte algo.

- Pregúntame. - se estiró en el sillón posando sus brazos atrás de su cabeza -


Procuraré contestarte bien.

- ¿El apellido Jauregui es común aquí?

- ¿Bromeas? - estaba a nada de reírse pero se arrepintió al ver mi cara de pocos


amigos - Hmmm, digamos que si es común. Hay demasiados.

- ¿En serio?

- Sí, ¿por qué la pregunta?

- Conocí a un tipo que se apellida así, la noche cuando aprendimos aquella canción en
solo unos minutos ¿recuerdas? - asintió - Bueno, ese día lo conocí y cuando me dijo
su apellido creí que era familia de Richard.

- Hmmm... Cam, realmente eres idiota.

- ¿Qué, por qué? - pregunté ofendida


- Concéntrate un poco, Cam. - se enderezo rápidamente en el sillón cambiando su
postura de una manera en la que quedaba frente a mi - Tienen el mismo apellido,
piensa.

- ¿Qué tiene de malo? Hay personas que se apellidan igual que tú y ni los buenos días
les das porque no tienen nada que ver con tu vida. - golpeó su rostro con la palma de
su mano - ¿Qué?

- ¡Todos los Jauregui de Nashville son familia, Camila! - gritó frustrada llamando la
atención de todos los que estaban en el cuarto con nosotras - ¿Qué me ven? A ver al
cine, idiotas. - les dijo al percatarse que todos la miraban por haber gritado - El
apellido Jauregui es como de la realeza aquí en Nashville, animal, obviamente todo
aquel que se apellida así es porque es familia de Michael Jauregui padre.

- ¿Michael Jauregui padre?

- En efecto. - asintió - El es el simpático hombre que trajo al mundo a las personas


más importantes de la ciudad, ¿Ubicas JRG TOY's?

- Claro, ¿qué tiene?

- El dueño es un Jauregui. - alcé una ceja - Eres muy lenta, amiga. La conclusión aquí
es que todos los Jauregui's están relacionados y son muy importantes en Nashville
por sus negocios, o por el hecho de trabajar en el sector de la medicina. - abrí los
ojos de golpe al oír eso - ¿Recuerdas a las mujeres que estaban en el despacho de
Richard contigo aquella noche que te peleaste con un idiota? - asentí - Una de ellas es
doctora, ella es la casi esposa de uno de los hermanos de Richard, la otra es la mejor
amiga de la única hermana de Richard y la última de ojos bonitos y cuerpo de infarto
es la hermana de Richard, Lauren.

Mis ojos se abrieron aún más al oír su nombre. De repente comprendí todo lo que
había pasado aquella noche cuando me pelee con... con el ex novio de la hermana de
Richard.

Me levanté del sillón y pase mis manos por mi cabello de manera frustrada. Todo este
tiempo había estado desvistiendo con el pensamiento a la hermana menor de mi jefe,
al tesoro de la familia Jauregui, a alguien que definitivamente no estaba a mi alcance
ni de chiste.

- Jodida mierda. - murmuré

____________________________
N/A:

s o r p r e s a, mis amores.

¿Consideran que la pobre Camila es tan idiota como dice Ashlee? jaja, yo creo que es
despistada y por eso apenas descubrió que Lauren es la famosa hermana de su jefe,
lol.

¿Cómo están el día de hoy? ¿Ya salieron de vacaciones o siguen en clases?

Toda esta semana les tengo una actualización porque las amo. ¿Se animan a una
dinámica para que publique el capítulo 17 en unas horas o lo público mejor mañana?

Lo dejo a su criterio.

Lindo día, besitos.


17

Dejé a Ashlee con la palabra en la boca y salí rápidamente en camino a mi lugar


favorito para fumar en el bar, la parte trasera, pero en el camino choque contra
alguien.

- Oh dios, lo siento tanto. - rió un poco pero paró tan pronto como me vio - Hola,
Camila. - dijo sonriendo ampliamente y yo solo negué con la cabeza balbuseando
palabras incoherentes - ¿Te sientes bien? - trató de tocar mi brazo pero di un paso
hacia atrás para evitar el contacto

- N-n-no... debo irme, l-lo siento.

Me aleje a paso veloz de ella y tan pronto como llegué a la zona trasera del bar pude
respirar con tranquilidad.
Con las manos temblorosas saqué la cajetilla de cigarros de uno de los bolsillos de la
chaqueta que traía puesta y después de sacar un cigarro lo encendí rápidamente para
finalmente cerrar los ojos disfrutando del sabor del tabaco en mi boca.

La mujer a la que ayude a quitarse a su mugroso ex novio de encima, la misma con la


que había chocado tantas veces y con la que había coqueteado sin pudor era nada
más y nada menos que la hermana menor de mi jefe. La jodidamente famosa
hermana de la cual me habló Ashlee y de la cual Noah está enamorado.

¿Cómo no lo había notado antes?


Es igualita a Richard, por lo menos en el color de piel y en los rasgos de los ojos
porque de ahí en fuera compartía más parecido con su otro hermano al cual había
conocido hace dos semanas.

- ¿Camila? - voltee instantáneamente al oír la voz de la mujer que estaba en mis


pensamientos - Gracias a Dios eres tú, ¿te encuentras bien? saliste corriendo y no me
dijiste que te pasaba.

- Estoy bien. - respondí en un susurro - ¿Qué haces aquí? - traté de sonar indiferente
y sin poder evitarlo la ví disimuladamente de pies a cabeza mientras me apoyaba
contra la pared y sacaba humo de mi boca

- Bueno, me preocupaste un poco. - acomodó un mechón de cabello detrás de su


oreja y me maldecí instantáneamente al desear ser yo quien acomodara su cabello de
esa forma
¿Qué haría Richard si se enterará que he fantaseado con su hermana menor? No, más
bien ¿qué haría toda la familia Jauregui si supieran que quiero tener relaciones con la
joya familiar?

Fruncí el ceño después de mi última pregunta mental, ¿quería tener relaciones con
aquella mujer exquisita? Maldición, sí, pero joder ella definitivamente era algo
inalcanzable y jamás me haría caso si le propusiera un poco de sexo sin
compromisos. ¿Y qué haría ella si le propusiera un compromiso?

¿En qué carajo estoy pensando?

- Hmmmm, ¿Camila?

- ¿Qué? - respondí secamente

- Yo... Hmmmm, ¿Estás enojada hoy?

- No.

- Bueno... - se dió la vuelta con intenciones de irse y me arrepentí de haberle


contestado de esa forma

- Oye, oye, espera. - pedí tomandola del brazo para que dejara de caminar - No ha
sido un buen día y lamento tanto ser grosera contigo, yo no... - suspiré - Yo no suelo
ser tan borde, lo juro.

- Tranquila. - posó su mano sobre la mía que estaba en su brazo - Todos pasamos
por ello alguna vez, está bien. - me sonrió dulcemente - ¿Puedo preguntar porque ha
sido un mal día? Realmente me extraña porque estabas tocando muy bien en el
escenario y te veías muy animada.

- ¿T-tu me viste?

- Sí, llegué justo cuando estaban tocando mi canción favorita.

- ¿Y... cuál es tu canción favorita? - cambié mi tono de voz a uno un poco más
coqueto, quizá no sería un peligro seguir siendo yo misma con ella siempre y cuando
su hermano no se enterará - Si se puede saber, claro.

- Supongo que tendrás que adivinar.


- Me gustan los retos, nena. - hizo una mueca al oírme llamarla así y no pude evitar
reírme un poco - ¿Qué?

- Tengo nombre, ya sabes. - se encongió de hombros - No me gusta que me llamen


nena, creí haberlo comentado en el hospital aquel día.

- Lo hiciste, guapa. - se sonrojo

- ¿Estás coqueteando conmigo? - era mi turno de sonrojarme un poco al oír aquella


pregunta que había salido de sus hermosos labios

- Eh... ¿no? - rasqué mi nuca

- Menos mal. - suspiró aliviada

- ¿Tendría algo de malo hacerlo?

- No, no. - contestó - Es solo que... bueno, no tengo muchas ganas de estar con
alguien bajo términos sentimentales, sobre todo por el hecho de que acabo de
terminar una relación de mucho tiempo...

- Cierto, el amigo perro. - asintió soltando una leve risita que me cautivo al instante

- Exactamente.

- Bien, de todas formas no te estaba coqueteando. - mentí vilmente a pesar de que


era obvio que estaba coqueteando con ella

- Eso es increíble porque creo que podríamos ser buenas amigas. - la pequeña Camila
que habitaba en mi interior comenzó a maldecir tras oír aquello

Amigas, ella quería que fuéramos amigas. Choque con ella tantas veces y quería que
fuéramos amigas. He fantaseado con besarla y acariciar sus curvas y quiere que
seamos amigas. La desnude con la mirada y ella quería que solamente tuviéramos un
lazo de amistad. ¿Qué clase de broma estúpida es está? ¡Ni las mujeres italianas me
habían mandado directamente a la friendzone!

- Amigas. - sonreí falsamente llevando el cigarro de nueva cuenta hacia mi boca para
ahogar el rechazo en el tabaco mientras veía como me sonreía de la manera más
bella y dolorosamente posible

Una visita a Kubs no estaría mal.


_______________________

N/A:

Estoy tan feliz que sus comentarios me hicieron publicar este capítulo.

La dinámica es la siguiente, es muy sencilla y se trata de hacerme preguntas, pueden


preguntarme lo que quieran excepto mi nombre.

El capítulo 18 estará disponible dependiendo de sus preguntas, puede que hoy para
que esto sea un maratón o puede que mañana.

.
18

Tres días, llevaba tres días enojada desde aquella plática en la parte trasera del bar
que tuve con la ojiverde. ¿Amigas? Iba a ser difícil eso de ser amiga de alguien que te
llama la atención, afortunadamente lo que sentía por la ojiverde solo era simple y
sencilla atracción, por lo tanto no sería sumamente complicado sin embargo a pesar
de que todo era solamente físico no podía evitar sentirme enojada a morir por el
asunto de solo ser amigas.

No me considero un vaso de agua en medio del desierto, pero estoy consciente que
fea no soy, al contrario. De hecho mi apariencia física siempre me ayudó a salir
adelante cuando tenía nueve años y comencé a moverme por el país, y luego por el
mundo, ya que siendo adorable y teniendo una sonrisa pícara y de angel muchas
personas adultas me ayudaban dejándome más de un dólar en aquel gorro de lana
que ponía en el suelo cuando tocaba en las calles.

Cuando llegue a la adolescencia y pase de tener escencia angelical a ser una joven
con un buen cuerpo, las chicas extranjeras siempre quedaban encantadas con mis
halagos y el hecho de coquetearles siempre fue fácil gracias a mi grandioso talento
musical, haciendo por su puesto que ahora no solo los adultos dejarán más de un
dólar en el gorro si no que también las adolescentes me ayudarán con dinero extra.

Y por el hecho de que nunca me faltó atención el que la ojiverde se haya alegrado de
que no le coqueteara me resulta sumamente ofensivo.

Gruñí al recordar su suspiró de alivio cuando le mentí diciéndole que no estaba


coqueteando con ella.

- Maldición. - dije al instante en el que escuché el "crack" que hizo la cuchara de


madera con la que estaba revolviendo los huevos para el desayuno

- Siempre quise huevos con madera.

- Jodete Dinah. - rió

- Realmente no sé que te tiene tan molesta desde hace días, Cam. - tomó un vaso de
la repisa y luego fue hacia el refrigerador para sacar una caja de jugo de uva - Pero
déjame decirte que es gracioso ver como haces todo mal.

- Voy a meterte ese vaso por el culo si no cierras la boca, idiota. - le advertí
- ¡Camila, el lenguaje! - gritó Milika desde la sala donde yacía acostada en el sillón
viendo una película con el más pequeño de los Hansen

- ¿Me vas a decir que te tiene así?

- No quiero hablar de ello. - le contesté enojada tirando los huevos llenos de madera
a la basura - Es algo estúpido.

- Me imagino. - le lancé una mirada de reproche - ¿Qué? Es fácil deducir que es


estúpido porque siempre te enojas por estupideces, Cam.

- ¿Ya cantó la malhumorada? - preguntó Gordon entrando a la cocina haciendo el


mismo ritual que su hija para servirse un poco de jugo

- No soy una malhumorada.

- Si, si, y yo soy linterna verde. - contestó el hombre luego de tomar su jugo

- Serías asqueroso con el traje de linterna verde, papá. - reí a la par con Dinah al ver
la cara de Gordon - ¡Ouch! - se quejó cuando sintió un golpe en la cabeza - ¡Cam se
burló también, dale uno!

- ¡Maldición, Dinah! - le grité cuando sentí yo también un golpe

- Continua haciendo el desayuno, Camila y tú, ve haciendo jugo de naranja.

- Hay de uva.

- ¿Y luego? Yo quiero de naranja.

- Ya voy papá.

- Eres una idiota, Dinah. - le dije minutos después de que Gordon nos
había dejado nuevamente solas en la cocina - Siempre me pasa algo malo por culpa
tuya.

- Aún así me amas. - se encogió de hombros riéndose al ver mi cara de pocos amigos
- Haz los huevos, pero evita esta vez ponerle madera.
- Eres insoportable.

--------

(N/A: este es un cambio drástico de narración ya que está desde otro punto de vista)

-En algún lugar de New Jersey-

Un hombre alto, delgado, de cabello castaño y traje color gris caminaba de un lado a
otro en su oficina mientras esperaba que su hija llegará para que le diera una
explicación sobre aquel viaje que había hecho hace unas semanas a Nashville sin su
consentimiento.

- ¿Señor Mazella? - la voz de su secretaria sonó a través del intercomunicador

- Dime.

- Su hija está aquí, ¿quiere que pase?

- Sí.

Arreglo un poco su traje y se fue a acomodar nuevamente en aquella silla de cuero


que se había dado el lujo de comprar por su cumpleaños número sesenta y cinco.

- ¿Querías verme?

Apoyó sus codos en el escritorio y recargo su barbilla en sus manos observando


atentamente a su hija mayor sin saber cómo empezar.

- Uno de mis socios me comentó casualmente que te vio en Nashville hace unas
semanas. - empezó - ¿Es eso verdad, Maddison?

- ¿No crees que estoy lo suficientemente grande como para irme de viaje sin tener
que hablarte sobre ello? - respondió irritada - Necesitaba ver unas cuantas cosas ahí,
eso es todo.

- ¿Qué cosas?

- Ashton y yo nos vamos a mudar.

El hombre se hizo hacia atrás pegando totalmente su espalda contra la silla y se cruzó
de brazos.

- Quiero un nuevo ambiente para Oli, y si me mudo lo antes posible me puedo casar
en Nashville con Ashton.

- No.

- ¿Disculpa? - levantó una ceja

- Mi respuesta es no. No te vas a mudar, no vas a llevar a mi nieto a Nashville y no te


vas a casar ahí con tu patético novio. - respondió

- Bueno, no te pregunté ni pedí tu opinión, padre. Ya fui a buscar casas a la ciudad y


no voy a cambiar de opinión, de todas formas mi madre está enterada y me apoya.

- ¿Por qué diablos quieres dejar New Jersey, Maddison? Aquí está tu patrimonio,
cuando yo no me muera-...

- Cuando tú te mueras mi hermano va a tener edad suficiente para administrar la


empresa. Sabes muy bien que no quiero nada que tenga que ver con alguien que
desconoce a su propia familia. - habló enojada

Un golpe fuerte se escuchó tan pronto como Daniel Mazella dejó caer sus manos
sobre su escritorio levantándose rápidamente al igual que su hija.

- ¡Yo no desconozco a mi familia!

- ¡Lo hiciste!

- ¿Es por eso? - preguntó de repente - ¿Por eso fuiste a Nashville, por eso el maldito
investigador privado? ¿Por eso, Maddison?

- Eso a ti no debe importarte. - respondió mirando con desprecio a su padre y camino


hasta la puerta pero antes de salir le pregunto: - ¿Quién te dijo que fui a Nashville?

- Michael Jauregui.

(N/A: aquí termina la perspectiva diferente, ahora regresamos con la estúpida y


sensual Camila Cabello)

----------
Estábamos todos comiendo nuestros desayunos tranquilamente cuando de la nada
Milika pegó un grito muy fuerte, por lo que todos volteamos a verla con preocupación.

- ¿Milika, cariño, qué sucede? - preguntó Gordon preocupado pero ella solo se quejó
aún más de dolor - ¿Qué te duele, qué? ¿El estómago? - negó - ¿La cabeza, el
vientre? - negó - ¿E-e-l pecho? - asintió

- Lleva a Seth a su habitación. - le dije a Dinah, el pequeño no debía presenciar ese


tipo de escenas, el no tenía que preocuparse por nada que no fuera hacer sus deberes
y jugar videojuegos; Dinah asintió y tomó a Seth de la mano para llevarlo arriba
mientras le decía que no pasaba nada y todo estaría bien - Vamos, Gordon, debemos
ir al hospital, yo manejo.

Tomamos a Milika entre los dos y la subimos al auto para después irnos rápidamente
en dirección al hospital.

_________________________

N/A:

Algunas chicas, en específico creo que solo fueron dos, adivinar algo sobre uno de los
nuevos personajes y en este capítulo estoy segura que lo han confirmado.

¿Un maratón de 3 capítulos les hace feliz o agregamos uno más?

¡Les juro que me hace tan feliz que comenten en la historia! Interactuar con ustedes
es interesante y divertido, muchas personas me han hecho reír con los comentarios
que dejan.

Son increíbles.
19

N/A:
Pude recuperar mis capítulos 19 y 20, lamentablemente los demás los perdí
definitivamente y tengo que volver a escribirlos.

Va a ser un lío recordar lo que había escrito en esos capítulos pero prometo que haré
todo lo que este en mis posibilidades para re-escribirlos.

Disfruten la lectura.

_______________________

Miré atentamente hacia la pared de la misma manera que llevaba haciendo desde
hace ya cuatro horas atrás. Enfrente de mi había un letrero que indicaba que hacer en
caso de un incendio o un temblor y yo simplemente lo miraba sin expresión alguna en
mi rostro.

El hospital no es de mis cosas favoritas en el mundo, el ambiente que tiene siempre


me ha resultado desagradable... en los pasillos todo el tiempo caminan enfermeros o
doctores que llevan más de 24hrs sin dormir, al igual que familiares de personas que
se están debatiendo entre la vida y la muerte, sin contar por su puesto que en los
hospitales también deambulan los jodidos dentistas, esos que tanto miedo me dan.

Suspiré llevando mis manos hacia mi rostro mientras apoyaba mis codos en mis
rodillas, estar cansada era poco a como me sentía en estos momentos.
Afortunadamente es de día y no de noche porque los hospitales siempre son
terroríficos en ese momento exacto del día.

- ¿Quieres algo de la máquina? - le pregunté a Gordon quien yacía sentado a lado mío
en la sala de espera - ¿Un sándwich, quizá un jugo? - negó con la mirada pérdida en
el suelo - Bien, regreso en unos minutos. - le di unas palmadas en el hombro y luego
me levanté dandome el lujo de estirar mi cuerpo y disfrutar de como me tronaba uno
que otro hueso

Caminé a paso lento hacia la máquina expendedora que estaba a unos cuantos pasos
de donde estaba la sala de espera y me quedé observando los productos pensando en
que sería bueno comprar de ahí.

- No te recomiendo ese burrito, por lo regular los frijoles saben a basura. - dijo una
voz masculina a mis espaldas cuando estaba a punto de poner el código del burrito -
Hola. - saludó cuando lo voltee a ver

- Hola.

- ¿Qué haces por acá, súper heroína? - me preguntó animadamente mientras bebía
del café que llevaba en una de sus manos

- Hmmmm, una conocida sufrió un infarto y aún no nos han dicho nada. - le comenté
pausadamente haciendo click en otro código par aún emparedado de queso -
¿También sabe a basura? - pregunté antes de oprimir en "aceptar"

- Ese es muy bueno. - contestó - ¿Cómo se llama tu conocida?

- Milika Hansen, ¿tú puedes decirme cómo está ella? - asintió

- Por su puesto, soy el coordinador del hospital. Iré a investigar sobre ella y en unos
minutos te informo, ¿en donde estás esperando? - señalé los asientos azules que se
veían atrás de nosotros - Bueno, te veo ahí, tómalo como un agradecimiento por lo
que hiciste por mi hermana. - me guiñó el ojo y después desapareció de mi vista
haciéndome suspirar

- Lauren Jauregui. - susurré para mí misma su nombre - Una sonrisa tuya me


ayudaría mucho en estos momentos. - me agache para recoger el emparedado y
luego regrese hacia donde estaba Gordon aún con la mirada en el suelo

Minutos más tarde el hermano de la pelinegra regreso como lo había dicho cuando
estábamos en la máquina expendedora y para felicidad mía y de Gordon nos informo
que Milika había salido de todo peligro y la llevarían a una habitación para que en
unos minutos podamos pasar a verla.

- Muchas gracias, doctor.

- No hay de que. - le respondió - Cualquier cosa puedes preguntar directamente por


mi, Camila. - dijo dirigiéndose a mi

- Claro, gracias.

- Nos vemos. - se despidió


Observamos atentamente como el cuerpo del doctor iba desapareciendo conforme
más se alejaba de nosotros y cuando finalmente salió de nuestro campo de visión
ambos comenzamos a saltar como dos niños pequeños por la alegría de saber que
Milika estaba bien y que podríamos verla dentro de unos minutos.

- Tengo que llamar a Dinah. - asentí y lo ví alejarse un poco mientras sacaba su


celular y marcaba a su hija

Me acerque un poco a el mientras hablaba con Dinah y le hice señas indicándole que
iba a salir un momento del hospital para fumar un cigarrillo y el solo me hizo una
seña de "ok" con su mano, así que me dirigí a la salida del hospital.

Saqué la cajetilla de cigarros de mi siempre fiel chaqueta y luego busque el


encendedor en mis pantalones. Cuando estaba a punto de sacar un cigarro de la
cajetilla mi mirada de perdió en la mujer que bajaba del auto azul que acababa de
estacionarse a unos metros de mi.

Mis ojos descendieron hasta sus tacones altos y subieron poco a poco disfrutando de
la vista que su vestido de flores regalaba de sus piernas, admire su cintura y la
redondes de sus pechos junto con su escote para finalmente morirme al ver su
hermoso y delicado rostro.

Sacó unas cosas de su cajuela, entre ellas una especie de caja de herramientas,
papeles y una bata la cual se colocó antes de cargar todas las demás cosas y cerrar la
cajuela.

Camino con tanta delicadeza hasta llegar a la parte de la entrada del hospital donde
se percató de mi inútil presencia y se acercó sonriendo hasta mi, pero la sonrisa se
borro cuando vio el encendedor y la cajetilla en mis manos.

- ¿No crees que tantos cigarros al día puede dañar tu salud? - me preguntó
tranquilamente

- De algo debo morir... - me encogí de hombros sorprendiendome a mí misma de no


haberle respondido que se metiera en sus asuntos como tantas veces le había
respondido a las personas que juzgaban mi manera de fumar - ¿Necesitas ayuda con
eso? - señalé los objetos que traía en las manos y asintió así que guarde el
encendedor y los cigarros

- Gracias, no tienes idea de lo mucho que pesa el instrumental. - me sonrió


nuevamente
Me límite a sonreír en lugar de responderle y comenzamos a caminar, por un
momento se me olvidó el hecho de que ella es dentista y teníamos que ir a la zona de
odontología pero tan pronto como ví aquel temible letrero me detuve de golpe.
Respire hondo y cerré los ojos por un momento diciéndome a mí misma que no me
iba a pasar nada, que solo iba a acompañarla a dejar sus cosas y luego podría irme.

- ¿Entras? - preguntó cuando ya estábamos en su consultorio - ¿Vas a entrar Camila?


- asentí torpemente y me dispuse a entrar a pesar de que ya estaba
hiperventilandome

- No van a usar el taladro contigo, Camila, tranquila, ella es linda y no te hará nada
malo con esos aparatos infernales. - murmuré rápidamente para mí misma mientras
dejaba las cosas en el escritorio de la ojiverde - ¿A-a-aquí está bien? - traté de hablar
sin que mi voz sonara nerviosa pero falle en el intento

- Sí, ¿te sientes bien, Camila? - se acercó hacia mi y me empujó de los hombros
hasta que quedé sentada en una de las dos sillas que estaban frente al escritorio - Te
ves muy pálida.

¿En verdad iba a entrar en pánico frente a la mujer hermosa que solo quería ser mi
amiga?

Miré a mi alrededor evitando la mirada de preocupación de la pelinegra que se


encontraba frente a mi observando atenta mis movimientos. Pegué un pequeño
brinco cuando sentí su cálida mano en mi mejilla izquierda.

- Camila, mírame. - su otra mano también se posó en mi otra mejilla y solo así pudo
girar mi rostro - ¿Qué sucede, Cam? - abrí un poco mis ojos con sorpresa al oírla
llamarme así ya que siempre decía mi nombre completo - Estás temblando, y también
estás fría y muy pálida.

- Me dan m-miedo los dentistas y sus consultorios. - dije en un hilo de voz

- ¿Qué?

Tomé el aire necesario para armarme de valor y luego volví a repetir todo de una
manera más audible: - Me dan miedo los dentistas y sus consultorios, nunca me han
gustado. - cerré los ojos al finalizar, no quería verla riéndose de mi ridículo miedo

- Abre los ojos, Cam. - pidió pero negué aún con los ojos cerrados - Vamos, mírame
por favor. - suspiré y fui abriendo poco a poco los ojos para encontrarme con ella
mirándome atentamente - ¿Crees que yo te haría daño? - negué - Exacto, soy
dentista no un monstruo que va por ahí lastimando a las personas.

- ¿L-lo prometes? - asintió

- Puedes estar tranquila. - me sonrió dulcemente y sentí unas leves cosquillas en el


estómago pero decidí ignorarlas

- Bien... yo, hmmmm tengo que ir a ver a una conocida. - dije levantándome de la
silla caminando hacia la puerta en donde al abrirla había un señor con cara seria - ¿Y
usted es?

- Un paciente.

- Pasé señor Hernandez, en un momento lo atiendo. - pidió ella amablemente al señor


amargado quien se metió al consultorio no sin antes chocar conmigo a propósito -
¿Qué le pasó a tu conocida? - me preguntó la pelinegra

- Sufrió un infarto. - rasqué mi nuca - Pero afortunadamente ya está mejor y bueno


tengo que ir a verla.

- Ok, nos vemos por ahí y gracias por ayudarme, Cam. - se dió la vuelta para entrar a
su consultorio pero en un golpe de valor la tomé del brazo deteniendola - ¿Pasa algo?

- Yo... hmmm, me preguntaba si bueno, si todo sale bien en mi visita con mi


conocida... - suspiré - Me preguntó si te gustaría salir conmigo en la noche... c-como
amigas, claro.

- Eso sería estupendo. - sonrió

- ¿S-s-í? - asintió - Excelente, bien... hmmmm, yo, y-yo te aviso. - volvió a asentir -
N-nos vemos, guapa.

- ¡Camila! - gritó y me detuve de golpe - ¿Cómo vas a avisarme si no tienes mi


número? - corrí de vuelta hacia ella y le tendí mi celular para que registrara su
número - Me envías un mensaje. - sonrió por última vez y luego se metió a su
consultorio dejándome con una sonrisa enorme en mi rostro

Comencé a saltar felizmente sin importarme que muchas personas me vieran. ¡Tenía
una cita con la pelinegra! ¡Una cita! Posiblemente fuese una cita como amigas pero
una cita es una cita y nadie puede negar eso. ¡Una cita!

_____________________
N/A:

¡LA HISTORIA SOBREPASO LOS 3K!

MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODAS LAS PERSONAS QUE SE TOMAN EL TIEMPO DE LEER


ESTA HISTORIA, LOS AMO MUCHO Y EL APOYO QUE ME DAN CON ESTE PROYECTO
ES INCREÍBLE.

Sé que a lo mejor no soy la mejor escritora de todas, y que quizá mi fic no es de lo


mejor aquí en Wattpad, pero les juro que me hace mucha ilusión tener esa cantidad
de vistas que por mínimo que sean me hacen sentir muy feliz al saber que realmente
hay personas que leen mi trabajo.

Hago y doy lo mejor de mi para que ustedes disfruten de lo que escribo y escapen un
poco de la realidad de la misma forma en que yo lo hago.

Los amo.

.
20

Me dejé caer en el suelo y apoyé mi espalda contra mi cama observando


como mi habitación estaba hecha un desorden total. El armario estaba vacío frente a
mi y una gran cantidad de ropa yacía sobre el piso y mi cama.

Antes de regresar del hospital le había mandado un mensaje a la ojiverde diciéndole


que nos viéramos en NuktaPlaza - uno de los antros más tranquilos de la ciudad - a
las ocho de la noche. La pelinegra había aceptado al instante y todo iba de maravilla
hasta que me preguntó si la loca del gas pimienta podía acompañarnos en nuestra
salida como amigas a lo cual le respondí amable - pero decepcionada por dentro - que
por su puesto que podía llevar a su amiga siempre y cuando no le hiciera daño a mis
bellos ojos, lo cual por cierto la hizo ponerme emojis de risa. Otra cosa que también
dijo en nuestra pequeña charla de mensajes instantáneos fue que yo también podía
llevar una amiga o un amigo, el problema es que mi única amiga era Ashlee, pero esa
mujer estaba completa y totalmente loca así que quedaba absolutamente descartada
como acompañante. Mi segunda opción era Dinah, el problema no era ninguno, ella
simplemente me ignoró cuando le plantee la idea, así que en un momento de
desesperación iba a llamarle a Markus para que fingiera ser mi amigo pero justo
cuando estaba por marcar su número ví a lo lejos al dentista de Seth y se me ocurrió
la gran idea de invitarlo.

Al principio el dentista pensó que lo estaba invitando a salir, pero luego de aclararle
que me van más del tipo femeninas, él aceptó. Intercambiamos números y le mandé
toda la información al respecto de la salida. Algo muy interesante que descubrí fue
que tiene un interés romántico por la loca del gas pimienta desde que la conoció hace
tres años atrás en casa de los Jauregui en la fiesta de cumpleaños de Matt, el
hermano de Lauren.

Lo gracioso en todo este asunto era que había invitado a un conocido de Lauren a
hacerse pasar como un amigo íntimo a cambio de ayudarlo a conquistar a la morena
ardiente.

Pero dejando todo ese embrollo de lado; justo ahora tenía un problema, y no de esos
problemas diminutos que pueden solucionarse en un dos por tres, más bien un
problema gigantesco que necesitaba ser resuelto con la ayuda de una profesional.

- ¡Dinah! - grité a todo pulmón con la esperanza de que la rubia alcanzará a oír mi
gritó hasta la planta baja, y así fue ya que apareció segundos después

- ¡Camila! - gritó cuando entro


- Necesito tu ayuda, es de vida o muerte, ¿comprendes? - asintió - Invite a salir esta
noche a una chica que solo quiere mi amistad, pero realmente quiero verme más
guapa e irresistible de lo que ya soy para que se de cuenta que aunque haya
terminado con su novio el perro yo valgo la pena. - expliqué rápidamente - Así que
quiero que me ayudes a escoger mi atuendo de esta noche porque realmente quiero
que muera por mi.

- ¿Por eso vas a salir? - miró mi habitación unos segundos - Hiciste un desastre
horrible, Cam. Y todo por una chica, ¿por qué no me comentaste que ibas a una cita
está noche?

- Traté de explicarte cuando te invite para que me acompañaras pero me ignoraste


como una tonta adolescente hormonal porque estabas entretenida viendo crepúsculo.
- le recordé

- ¡Es una película increíble! - gritó ofendida - ¿Y así quieres mi ayuda? ¿Tachandome
de adolescente con problemas de hormonas por culpa del guapísimo vampiro Edward
Cullen?

- Dinah, lo eres.

- ¡No soy una adolescente!

- Pero si eres hormonal por culpa del ridículo vampiro ese. - me levanté del suelo y
comencé a recoger algunas prendas de ropa del suelo para ponerlas en mi cama -
¿Me ayudarás o no? Fácilmente puedo hablarle a la agradable señorita que tenemos
por vecina que tanto te agrada.

- ¡Ni loca! - comenzó a buscar entre mi desorden algo que le llamara la atención - Oh
dios, con esto te verías estupenda, Cam. Mira, combina con los skinyjeans negros de
ahí.

- ¿Crees que las botas van a juego?

- Absolutamente.

- Espera aquí, voy a cambiarme. - le quité la blusa gris de tirantes que sostenía junto
con el suéter del mismo color y los skinyjeans para después meterme al baño y
cambiarme de la manera más rápida que nunca antes había hecho - ¿Qué tal, uh? -
pregunté cuando salí ya vestida
- Hmmmm. - llevó una de sus manos a su barbilla analizandome de pies a cabeza -
Date la vuelta. - lo hice - Maldición, Cam.

- ¿Qué, qué pasa? ¿Me veo mal? - caminé hasta donde estaba el espejo y ví mi reflejo
en busca de algo malo en mi vestimenta - ¿Se me ve feo este suéter de la parte de
atrás? ¡Dinah, habla! - le grité desesperada

- ¿Fea la parte trasera? Eres como mi hermana pero maldita sea, chica. - caminó
alrededor de mi - Tienes un trasero de infarto con esos pantalones, vas a matar a esa
mujer.

- Eres una estúpida, me asustaste.

- Ponte las botas, anda. - me tiró unos calcetines a la cara - ¿A dónde dices que irán?

- Al NuktaPlaza. - abrió la boca sorprendida - Te dije que me acompañaras y


preferiste a la burla de los vampiros.

- ¡Me hubieras dicho desde el principio que ibas al NuktaPlaza! Sabes muy bien que
quiero ir pero nunca he tenido la oportunidad.

- Muy tarde, ya conseguí a alguien más, pero puedes invitar a la vecina. - le guiñé el
ojo luego de soltar aquel comentario a propósito ganandome un golpe en el hombro -
¡Maldición, Di! - me quejé

- Pudrete, Cam.

- ¿Me prestas tu auto?

- Já, ni loca.

- Dinah, por favor. - supliqué - Por favor, por favor, por favor, y te juro que lavo los
trastes por ti dos semanas seguidas.

- Tres semanas.

- Dos y media.

- Cuatro semanas.

- ¡Dinah! - se cruzó de brazos - Está bien, está bien, tres semanas.


- Mejor un mes.

- No abuses Jane. - la golpee

- Camila. - se quejó - Eres una salvaje, te recuerdo que mientras tú te la pasabas


haciendo deportes por todo el mundo yo estaba aquí en mi casa ejercitando mi
mandíbula y aumentando mi peso por estar comiendo palomitas mientras veía
películas. No soy tan resistente a los golpes como tú.

- No seas llorona, anda ya, prestame tu auto y lo de los trastes será por tres
semanas. - negó - ¿No? ¿Por qué no?

- Un mes o nada.

- ¡Dinah!

___________________________

N/A:
Bueno, este el último capítulo de la semana, espero que lo disfruten mucho. El
próximo capítulo va de la "cita no cita" de Lauren y Camila, y espero que les encante
tanto como a mi, pero, ese lo voy a venir actualizando más o menos por el miércoles
de la semana que viene ya que este fin de semana me voy de vacaciones a Tijuana y
regresaré ese día a mi casa.

Disfruten del sábado y domingo.

Un beso.
.
21

Parte 1.

Después de una discusión de veinte minutos en la que al final se decidió que haría los
deberes de Dinah por un mes entero, llegué finalmente al NuktaPlaza dónde ya
estaba Valentín, el dentista de Seth, esperandome en la entrada con las manos
dentro de los bolsillos de sus pantalones color crema.

- Hey. - saludé tan pronto como llegue a su lado - ¿Llevas mucho tiempo esperando?

- No, unos cuantos minutos nada más. - miró al suelo unos segundos y luego me vió
como si tratara de decirme algo, se notaba nervioso de una u otra manera - Hmmm,
¿puedo hacerte una pregunta?

- Claro.

- ¿Consideras que me veo bien? - sacó las manos de sus bolsillos y luego extendió los
brazos - ¿O crees que exageré un poco con mi atuendo?

Lo observé atentamente de arriba a abajo mientras lo rodeaba. Exagerar no sería la


palabra que yo utilizaría para describir la decisión que tomó en cuanto a su ropa, yo
optaría más bien por decir que se esforzó arduamente para encontrar el atuendo
adecuado para impresionar a la loca del gas pimienta, y no lo culpaba, de hecho lo
entendía muy bien ya que yo también me había esforzado para vestirme buscando
ayuda de la aprovechadora de Dinah Jane.

- Te ves bien. Me agrada tu camisa, el diseño está fabuloso. - le dije cuando terminé
con mi recorrido visual por su ropa tanto de espaldas como de frente - De hecho,
estoy segura de que si me gustaran los hombres tu definitivamente me parecerías
atractivo de cierta forma. - rasqué mi nuca un poco incómoda, mi intención era darle
ánimos con mi comentario pero en mi mente sonaba menos incómodo que decirlo en
voz alta, afortunadamente gané una sonrisa de su parte así que supongo que no
fracasé en el intento

- Gracias. - dijo pasando sus manos suavemente por la tela de su exótica camisa con
aves de color negro - Tu tampoco te ves mal. - comentó de repente

- Gracias. - metí mis manos a los bolsillos de mi pantalón de la misma forma que el
estaba haciendo hace unos minutos atrás
- Ya sabes, hmmm, si me gustaran... - guardó silencio unos instantes como si
estuviera pensando en lo que estaba a punto de decir y luego continuó - Es decir,
yo... si fuera mujer y me gustaran las mujeres... - alcé una ceja - Hmmm...

- Creo que ya entendí lo que tratabas de decir. - reí un poco - Gracias.

- ¿Lauren y Normani saben que yo iba a venir? - me preguntó

- Bueno... Lauren me dijo que invitará un amigo, y no tengo muchos amigos que
digamos así que te dije a ti y aceptaste y supongo que ahora tendrás que fingir que
somos grandes amigos, ya sabes como habíamos quedado antes.

- Y a cambio me ayudas con Mani.

- Y a cambio te ayudo con la loca. - me lanzó una mirada de reproche - ¿Qué? Debes
admitir que tu futura novia está un poco deschavetada.

- Ella no está deschavetada. - respondió - ¿Qué es deschavetada, por cierto? Jamás


había oído esa palabra.

- La aprendí en un viaje que hice hace seis años, es más o menos como decir
desquiciada. - él asintió - Bueno, hay que repasar un poco la historia de como nos
hicimos "amigos". - comenté haciendo comillas cuando dije la última palabra pero el
no me estaba prestando atención - Oye, Chmerkovskiy, ¿me escuchas? - negó -
Vamos, debemos hablar sobre eso para no meter la pata y que nos descubran. -
volvió a negar - Tenemos un trato, médico de bocas. Deja de negar con la cabeza y
hablemos. No, no voy a voltear. - me tomó de los hombros y giró mi cuerpo de golpe

Ahora definitivamente entendía porque se había quedado callado tan de


pronto. Frente a ambos venían caminando las dos mujeres más ardientes de todo el
mundo. Bueno, en realidad solo una de ellas era la mujer más ardiente del mundo y
esa por su puesto era la bellísima Lauren Jauregui.

Voltee a ver unos segundos a Valentín y oré para no verme de la misma manera que
el, después regrese mi vista a nuestras acompañantes quienes estaban ya más cerca
de nosotros.

- ¡Val! - al oír su voz salí de un trance para envolverme en otro - ¿Eres amigo de
Camila? - el asintió torpemente - No tenía ni idea, aquella vez en el bar de Richard no
parecía que se conocieran.

- Soy el dentista de su hermanito. - comentó y fue ahí cuando salí de mi segundo


trance para verlo y ahorcarlo mentalmente, se supone que nadie debía saber de la
existencia de los Hansen en mi vida y este amigo falso acababa de cometer el peor
error del mundo al decir eso - Hola, Mani.

- ¿En serio eres amigo de esta cosa?

- ¡Normani, por favor!

- Tranquila, le duele saber que existe alguien muchísimo más ardiente que ella
misma. - le sonreí a la morena - ¿No es así, reina de chocolate?

- Reina de chocolate tu madre.

- Ahí te falló. - reí - No tengo madre.

____________________________

(N/A: Regresamos a la división de perspectivas, les dejó está nota para evitar
confusiones.)

New Jersey, Torre Mazella

- ¿Estás segura de esto? - preguntó su novio preocupado observando atentamente


como guardaba un poco de ropa en su maleta negra - ¿No crees que estás actuando
precipitadamente?

- ¿Precipitadamente, Ashton? ¿En serio? ¿Es precipitado para ti hacer todo esto
cuando en realidad debieron hacerlo hace veintiocho años?

- No puedes llegar de la nada y presentarte de esa forma ante ella, la podrías asustar.
- la mujer cerró de golpe su maleta y se sentó en su cama cubriendo su rostro con
sus manos - Mi amor, no digo que este mal lo que estás haciendo, es solo que... ¿Y si
ella no cree en nada de lo que le digas?

- Tiene que creerme, tengo pruebas y todo es gracias al investigador que me


ayudaste a conseguir, ¿Es que acaso ya no me apoyas en esto?

- Lo hago, en serio. Se lo ansiosa que estás por decirle toda la verdad, es tu sangre
después de todo pero ¿no crees que te estás arriesgando mucho?
- No, ¿lo estoy haciendo?

- Sí. Por el amor de Dios, la drogaste Maddison y eso no está para nada bien.

- Tuve que hacerlo. - sollozó

- En primer lugar no debías decirle que parará de beber, ese no era asunto tuyo,
quedamos que te acercarías poco a poco. - acarició el cabello de su esposa con cariño

- Ella se pudo haber intoxicado, el investigador nos dijo claramente en su reporte que
ella solo fumaba. Pudo hacerle mal tanto alcohol.

- Tranquila, te entiendo. - besó su frente - Hagamos esto, no viajes hoy a Nashville


para que yo pueda acompañarte y vayamos juntos este fin de semana. Conmigo no
actuarás con tanta impulsividad y podríamos acercarnos a ella juntos. ¿Te parece?

- Sí, me parece. - afirmó ella abrazandose más fuerte al torso de su novio

(N/A: aquí termina la otra perspectiva, chicos.)

_____________________________

Mi cita no cita con la ojiverde iba muy bien hasta ahorita, o por lo menos yo trataba
de que fuera bien ya que luego de que hiciera aquel comentario sobre mi falta de
figura materna la pelinegra había tratado varias veces de sacar el tema
disimuladamente.

- ¿No quieres bailar un poco? - pregunté alzando la voz para que pudiera oírme bien

- No, gracias. - respondió - Nunca aprendí a bailar. Normani ha tratado de enseñarme


muchas veces pero tengo dos pies izquierdos. - confesó tímidamente

- ¿En serio? - asintió - Yo podría enseñarte, vamos. - me levanté y extendí mi mano


hacia ella - Por favor, confía en mi. Te aseguro que soy una muy buena maestra.

- Está bien. - grité internamente cuando la oí aceptar mi propuesta pero grité aún
más fuerte cuando tomó mi mano - Solo promete no estresarte, Normani no aguanta
ni el minuto.

- Lo prometo, guapa. - le guiñé un ojo y luego la guíe entre la gente hasta la parte
central del NuktaPlaza donde estaba la pista de baile

¿Ella en serio me había dicho que no sabía bailar? ¡Y un infierno, esta mujer bailaba
increíble!

Luego de unos minutos tratando de explicarle como solo se debía dejar llevar por la
música ella se desenvolvió fácilmente aunque al principio con algo de pena, pero la
pena se le pasó dos canciones más tarde ya que ahora se movía tan malditamente
bien que me hacía dudar seriamente si me había mentido antes cuando le pregunté si
quería bailar conmigo.

Llevábamos al rededor de media hora bailando sin parar y en ese lapso de tiempo
descubrí que mi nuevo lugar favorito estaba en sus caderas, donde yacían mis manos
mientras bailabamos al ritmo de Rihanna.

- ¿Te diviertes? - le pregunté

- Sí. - rió un poco, tenía las mejillas coloradas debido al calor que hacía en la pista de
baile - Te juro que esto es increíble, Camila.

- Y se puede poner mejor.

- ¿Sí? - asentí sonriendole - Bueno, me gustaría ver cómo se pone mejor esto, pero
¿no tienes sed?

- ¿Quieres que vaya por una bebida?

- Por favor. - asentí - Mientras estaré en nuestra mesa ¿sí?

- Bien, voy y vengo. - me sonrió

Comencé a avanzar entre la gente hasta llegar a la barra y suspiré cuando ví un


tumulto enorme que estaba esperando a que los atendieran. Yo realmente no quería
dejar tanto tiempo sola a la ojiverde así que empecé a estresarme mientras esperaba
mi turno.

_________________

N/A:

La parte dos es actualizada mañana.


Buen inicio de semana, mis amores.

.
21.2

Parte 2.

Nunca me imaginé que por pedir solo una simple bebida tendría que esperar más de
diez minutos. Al principio estaba estresada por el hecho de que Lauren estaba sola y
cualquier idiota podría acercarse a ella, pero ese estrés desapareció cuando ví a
Normani y Valentín ir a sentarse con ella.

- ¿Fuiste a hacer eso? - preguntó la morena con burla refiriéndose al vaso que traía
en la mano, pero la ignoré al percatarme que la ojiverde no estaba en la mesa con
ellos

- ¿Y tú amiga? - fruncí el ceño

- Dijo que iría al baño. - se encongió de hombros - ¿Eso es para ella? - asentí - Quizá
deberías dejarlo en la mesa e ir a buscarla porque no a regresado.

No lo pensé nisiquiera dos veces, de un segundo a otro el vaso ya estaba en la mesa


y yo ya me encontraba cerca de los baños de mujeres.

Toda la adrenalina que tenía en el cuerpo desapareció tan pronto como la ví en los
lavamanos arreglando su cabello de mala gana.

- Hey.

- Hey, hola. ¿qué haces aquí? - me observó a través del espejo con una sonrisa en
sus apetitosos labios rosas

- Tu amiga dijo que estabas en el baño y que estabas tardando mucho, así que me
mandó a ver si estaba todo bien. - expliqué acercándome hasta quedar a un lado
suyo para observar toda su perfección más de cerca

- Normani es una exagerada. - rió - Lo más probable es que quisiera privacidad para
besarse con Val y por eso te mando hasta acá. - abrí los ojos sorprendida

¿Se estaba besuqueando con mi amigo de mentiras? Esa mujer era rápida, y Valentín
era un jodido suertudo. ¿Debería plantearle la opción de que nosotras nos besaramos
también a la ojiverde o eso sería raro?

- Dos centavos por tus pensamientos. - la voz de la pelinegra me sacó de mis


tentadores pensamientos - ¿Qué está pasando por esa cabecita tuya?

- Uh, nada. - si supiera - ¿Terminaste de arreglar tu cabello? - asintió - En ese caso,


¿me permite llevarla hasta su lugar sana y salva, bella dama? - me incliné un poco
como si estuviera saludando a alguien de la realeza y luego le ofrecí mi mano para
que la tomara, la cual tomó sonriendome

- Sería un honor, ¿caballero?

- De brillante armadura. - le guiñé un ojo ganandome una bella carcajada de su parte


- Andando.

El trayecto del baño a la mesa fue absolutamente perfecto ya que no solo tomé su
mano, si no que en algunas ocasiones también me soltaba de ella para poder tomarla
de la cintura y guiarnos de mejor forma a nuestro destino.

Cuando llegamos a la mesa ví que efectivamente la ojiverde estaba en lo correcto ya


que su amiga estaba prácticamente encima del dentista.

- Te lo dije. - dijo divertida la ojiverde mientras se sentaba y me invitaba a sentarme


a su lado

--------

Las chicas se habían levantado hace poco completamente emocionadas tan pronto
escucharon la canción que estaba sonando actualmente asegurando que esa era "su
canción" y tenían que bailarla, así que justo ahora solo estábamos Valentín y yo con
los codos apoyados en la mesa y sosteniendo nuestras cabezas con las manos
mientras observamos a las dos mujeres que bailaban felizmente frente a nosotros.

Mientras observaba los intentos de la ojiverde por seguirle el ritmo a su


amiga me puse a pensar seriamente lo que ella provocaba en mi. ¿Es normal sentir lo
que siento sabiendo que recién la acabo de conocer hace poco?

Normalmente cada que conocía una mujer no le tomaba importancia por el hecho de
que en cualquier momento dejaría de verla, pero en este caso por alguna razón la
pelinegra me hacía pensar que jamás podría deshacerme de ella. No es que quiera
deshacerme de ella, de hecho es todo lo contrario, pero ni aunque tratara
definitivamente no podría hacerlo ya que tiene como una especie de imán que hace
que aunque sea por casualidad siempre me topé con ella y eso me encanta.

¿Estoy dispuesta a intentar tener algo de estabilidad emocional? Sí. ¿Quiero esa
estabilidad con ella? Joder, sí. ¿Dejaré atrás esos intentos de parecer una mujer
solitaria? Claro.

Ahí estaban mis respuestas, cambiaría. Cambiaría por ella y por mi, no se con
exactitud si valdrá la pena pero lo intentaré. Me daré una sola oportunidad por
primera vez con una mujer para buscar algo estable y no algo de una sola noche, y
para ello debo de ganarme primero el corazón de la ojiverde y a pesar de que solo
quiere ser mi amiga se que voy a lograrlo.

Mis nuevas metas no tienen nada que ver en absoluto con las metas que tenía cuando
solo pensaba en viajar por todo el mundo para evitar a toda costa sentirme parte de
algo. Mis nuevas metas tenían que ver con algo que jamás tuve: Familia y pareja. Y
para eso necesitaba acercarme más a los Hansen a pesar de que estaban sobre mi a
todo momento y también necesitaba de esa mujer que seguía bailando frente a mi
con su amiga.

- La amo. - voltee a ver rápidamente al hombre que estaba a mi lado con cara de
estúpido

- ¿Disculpa, oí bien? ¿Dijiste que la amas? - dejé atrás mis pensamientos anteriores
para cuestionar al dentista

- Estoy enamorado de ella desde hace mucho tiempo y ahora que nos hemos besado
estoy seguro que tengo una oportunidad. Creí que siempre me vería como un amigo o
hermano, pero ahora gracias a ti se que puedo dejar atrás ese tonto lazo de amistad
e intentar conquistarla. - explicó

- ¿No crees que ya hiciste eso? Digo, se estaban prácticamente comiendo hace unos
minutos, obviamente ella siente algo por ti. - negó - ¿No?

- No. Normani siempre a sido impulsiva y el alcohol normalmente tiene algo que ver
con eso. Quizá no está tan borracha, pero definitivamente en sus cinco sentidos no se
atrevería a besarme de la forma en que lo hizo ya que siempre me ha visto como un
hermano mayor. - bebió un trago de lo que sea que había en aquel vaso de vidrio que
estaba frente a él
- Necesito tu ayuda. - dije de repente

- ¿Quieres un blanqueamiento?

- ¿Qué? No, mis dientes ya son blancos y perfectos. - golpeé su brazo

- Sí, realmente no sé cómo le haces para tener los dientes así, ¿tuviste tratamiento
de ortodoncia en el pasado?

- ¿No? ¡No!, Por su puesto que no.

- ¿En serio? - asentí - ¿Gustas? - me ofreció un poco de su bebida pero negué

- Últimamente el alcohol y yo no somos buenas combinaciones, así que no, gracias. -


miré unos segundos a la ojiverde y suspiré - En serio, necesito tu ayuda para algo.

- Claro, dime.

- Necesito que me hables sobre todo lo que sepas de Lauren. Quiero hasta el más
mínimo detalle de ella.

-----------

- ¿Quieres que te ayude a llevarla al auto? - negué - Bien, en ese caso me voy, nos
vemos en dos días.

Asentí y luego me despedí de el.

Cuando aquella canción terminó las dos chicas regresaron a la mesa con nosotros y
nos contaron entre risas el porque amaban tanto aquella dichosa canción. La
conversación se extendió un poco en diferentes temas y fue así como me enteré del
verdadero motivo por el cual la ojiverde terminó con su exnovio. Resulta que el amigo
con apellido de raza de perro la engañaba con una de sus compañeras de carrera y
cuando ella le reclamó sobre eso fue cuando él le pidió matrimonio, sin embargo la
ojiverde lo mando al infierno y termino su relación.

Tambien me enteré de la primera vez que se conocieron la loca del gas pimienta y mi
mujer. ¿Es muy pronto proclamarla como mía? Ojalá y no sonara tan enferma como
el patético de Noah.

Conforme avanzaba la plática también avanzaron las bebidas tanto como para la
morena como para la belleza de piel de porcelana. Valentín dejó de beber porque se
ofreció a conducir el auto de Normani para llevarla a salvó a su casa y yo de por sí no
había bebido nada de alcohol en toda la noche y de igual forma que el dentista me
ofrecí pero para llevar a la ojiverde.

- Con cuidado, guapa. - murmuré suavemente colocando mi mano en su cabeza para


que no se golpeará con el borde del auto de Dinah mientras la subía al asiento del
copiloto - Voy a ponerte el cinturón, tranquila. - tuve que estirarme un poco sobre su
cuerpo para poder asegurar el cinturón - Bien, estás lista. - cerré la puerta y luego
rodeé el auto para subirme del lado del piloto

Antes de arrancar me detuve un momento para admirar las delicadas facciones de su


rostro. Sus párpados estaban cerrados porque al parecer se había dormido en solo
unos segundos, y sus labios se encontraban entreabiertos sacando cada cierto tiempo
pequeños suspiros.

Analice con detenimiento en mi mente todos los acontecimientos de la noche y sonreí


para mí misma. Había sido la mejor cita no cita de toda mi vida, y es que en realidad
era la primera que tenía y a pesar de que tuvimos compañía fue perfecta.

¿Debería llevarla a su casa? Valentín me había dado indicaciones de como llegar hasta
la residencia de los Jauregui's donde actualmente vivía la ojiverde, pero no estaba
muy segura que Richard se pusiera muy contento de ver a una de sus empleadas
llegar con su hermanita menor dormida por consumir tanto alcohol. Quizá debía
llevarla a casa de los Hansen, o con Ashlee.

Arranqué el auto y puse en altavoz mi teléfono para oír mejor sin tener que soltar el
volante.

- ¿Diga? - respondieron al otro lado de la línea

- ¿Ashlee? ¿Puedo ir a tu departamento? Necesito un favor.

- Claro, aquí te espero.

Con Ashlee era lo seguro. Ya en un futuro llevaría a la pelinegra a conocer a los


Hansen, pero para eso necesitaba acercarme muchísimo más a ella.
22

- ¿Qué diablos, Cam? - fue lo primero que dijo Ashlee tras abrir la puerta
de su departamento - ¿Esa es la joya Jauregui?

- Sí, es ella. Ayúdame. - tomó el bolso de la ojiverde y abrió más la puerta para que
yo pudiera pasar sin problemas - ¿Puedo ponerla en la habitación de invitados? -
asintió - Gracias, ahorita regreso.

- Claro que tienes que regresar, idiota, me debes una explicación.

Ignoré su comentario y me encaminé por el pasillo más largo de su departamento


donde estaban las tres habitaciones; abrí la tercera puerta de una patada ya que
tenía a la ojiverde en mis brazos y después la deposité delicadamente en la cama de
la habitación.

Quité sus zapatillas y las coloqué en el suelo. Mordí mi labio inferior al verla moverse
en la cama, su vestido se había subido un poco y ahora tenía una buena vista de sus
piernas y parte de su trasero. Tuve que cerrar los ojos y respirar profundo para no
hacer una tonteria como estirar mi mano y tocarla sin su consentimiento, a veces no
podía controlar esos pequeños instintos primitivos de tocar algo lindo.

- Necesitas una pijama. - le dije a pesar de que no podía oírme porque estaba
dormida - Espero no te moleste usar algo mío.

Afortunadamente había dejado ropa en el departamento de Ashlee de aquella vez en


la que estuve viviendo temporalmente con ella. De unos cajones saqué un short
morado y una playera blanca que eran de mi propiedad y los puse sobre la cama.

- Vamos, Camila, solo tienes que quitarle ese vestido con los ojos cerrados para que
no se vea como si quisieras aprovecharte de ella. - me dije a mí misma

Me senté en la cama a su lado y con cuidado fui quitando los tirantes del vestido,
después de liberar sus brazos opté por continuar a bajar el cierre, el cual
afortunadamente se encontraba a un costado del vestido y no en la parte trasera. Me
detuve de golpe cuando la ojiverde comenzó a murmurar cosas sin sentido, pero
después de unos segundos continué con mi tarea de desvestirla.

Decir que fue difícil cambiarla de ropa se queda corto a como fue en realidad esa
labor, pero finalmente logré mi cometido e hice que la pelinegra durmiera con ropa
cómoda.
Cuando salí de la habitación de invitados me encontré con Ashlee apoyada en la
pared del pasillo con los brazos cruzados mirándome.

- ¿Me vas a explicar por voluntad propia o quieres que te saqué la información a
palos?

Suspiré y con la mano de indique que me siguiera. Llegando a la sala ambas nos
sentamos en el sillón de extremo a extremo viéndonos de frente.

- Salí con ella al NuktaPlaza. - hizo un ademán de querer hablar pero la detuve -
Escucha, he hablado con ella un par de veces anteriormente y si te soy sincera me
tiene encantada, ahora entiendo porque Noah está obsesionado con ella.
Simplemente la chica es hermosa en muchas maneras y me fue inevitable sentirme
atraída físicamente por su belleza. La invite a salir y aceptó, ¿ubicas a su amiga que
casi me deja ciega? - asintió - Bueno, ella fue también, así que técnicamente no
estuvimos en una cita. - aunque yo la considero como tal, pensé - Y bueno, ambas se
pegaron una borrachera tremenda y las he llevado a casa a ambas, pero no tengo ni
la menor idea de donde viva Lauren así que la traje contigo porque no la iba a llevar
al departamento por mi compañera. - mentí

- Para el carro, amiga. ¿Estás loca?

- ¿Por?

- Es hermana menor de nuestro jefe, ¡Nuestro jefe! ¿Captas? Te estás metiendo en


terreno equivocado, Cam.

- No tiene nada de malo.

- Richard va a cortarte la cabeza. Y lo más seguro es que sus cinco hermanos


restantes te coman viva. Y ni hablar de el patriarca de la familia, el le dará a sus
perros las sobras que dejen sus hijos cuando coman de tu carne.

- ¿Me estás jodiendo? ¡Eso es enfermo!

- Yo solo te advierto. - se encogió de hombros - No me gustaría enterarme que te


usaron de cena navideña.
- Nadie va a comerme.

- Claro, porque la persona que quieres que te coma está en durmiendo justo ahora. -
rodó los ojos y le aventé un cojín por su comentario

- No quiero que ella me coma. - dije - En todo caso sería al revés. - murmuré

- Eres un jodido asco, la chica está inconsciente y tú estás pensando en devorarla


para saciar el hambre perversa que tienes de su envidiable cuerpo. Joder, Cam,
comportate.

- ¿Te estás oyendo?

- Obviamente me estoy oyendo, no soy sorda, idiota. - se levantó del sillón - Será
mejor que vayamos a dormir, ¿quieres que te de sábanas para la otra habitación o
dormirás en el sillón?

- No, creo que iré con Lauren. - levantó una ceja y yo rodé los ojos - No le voy a
hacer nada, imbécil. Estaré ahí por cualquier cosa, debo cuidarla, estar borracha no
es muy agradable.

- Eres un ángel con cuernos, Camila Cabello. - rió - Anda a hacer tú labor de mamá
gallina, nos vemos en la mañana.

- Te odio.

- ¡Lo sé! - gritó desde el pasillo

--------------

Algo estaba causandome molestia en la nariz así que pasé mi mano por ella pero no
sentí nada y decidí ignorarlo. Segundos después la molestia regreso y en esta ocasión
en vez de pasar mi mano opté mejor por abrir un poco los ojos para ver qué era
aquello que me causaba comezón.

- Oh, despertaste. - abrí los ojos por completo al encontrarme frente a mi a la


ojiverde quien tenía uno de sus dedos sobre mi nariz - Lo siento, es que tienes algo
rojo y trataba de quitarlo, no esperaba que despertaras.

- No te preocupes. - murmuré con la voz ronca, me levanté un poco del suelo


apoyandome sobre mis brazos - ¿Cómo te sientes?
- Confundida. ¿Puedo preguntarte algo? - asentí - ¿Dónde estamos? ¿Por qué estabas
dormida en el suelo? y por último, ¿Cuándo fue que me cambie de ropa?

Me levanté del suelo revolviendo un poco mi cabello mientras me sentaba en el borde


de la cama al mismo tiempo que la ojiverde cambiaba de posición recargando su
espalda en la cabecera.

- Antes que nada, buenos días, guapa. - nos sonreímos mutuamente - ¿No te duele la
cabeza o algo así?

- No, y sinceramente no entiendo porque si anoche tomé como si mi vida dependiera


de eso. - dijo apenada

- Te despertaste en medio de la madrugada porque querías vomitar, así que luego de


acompañarte al baño a que sacarás todo el alcohol que tenías en el estómago fui a la
cosina por una pastilla y te hice tomartela.

- Eras tú, no fue un sueño. - murmuró

- Bueno, ahora debo admitir que es asombroso que pensaras que estabas soñando
conmigo, preciosa. - se sonrojó

- Te dije que no hicieras eso. No estoy muy acostumbrada a que me digan esas
cosas.

- ¿No te han dicho lo preciosa que eres? - llevé una mano a mi pecho - ¿Qué clase de
gente te rodea? Te aseguro que si nos hubiéramos conocido antes no habría ni un día
en el cual te diría lo hermosa, preciosa, y única que eres. - asegure

- Camila, eres tan linda. - sonrió un poco sonrojada aún - Gracias, pero bueno, en
realidad las personas siempre se han encargado de apreciarme por mi físico, es solo
que no me gusta que lo hagan, me incómoda porque me gustaría que en realidad
apreciaran algo más que mi cuerpo o mi cara.

- ¿Tu mente? - asintió - Estoy segura que tienes una mente fantástica, guapa. Y
disculpa que te lo diga, pero me es difícil no llamarte guapa, pero puedo cambiarlo a
otra cosa, ¿qué te gustaría? ¿princesa, cariño, pequeña chica lista, doctora?

- Puedes llamarme como quieras, Camila. - aceptó finalmente, pero luego agregó: -
Excepto, nena.

- Afirmativo, guapa.
- Bien, entonces... - hizo una pequeña pausa - ¿Contestarás mis otras preguntas?

- Cierto, cierto. - rasqué mi nuca - Bueno, estamos en el departamento de una amiga,


y la ropa que traes puesta es mía.

- Huele muy bien.

- ¿Qué?

- Tu ropa. Huele muy bien, y es muy cómoda. Creo que voy a robarla. - bromeó
empujandome juguetonamente

- Toda tuya, te ves guapísima con mi ropa. - le guiñé un ojo - Y bueno, contestando a
la otra pregunta, estaba dormida en el suelo porque quería estar al tanto de ti, no
podía solo dejarte sola en la habitación. Estabas muy bebida e inconsciente que me
preocupaba que llegases a vomitar, y dicho y hecho lo hiciste pero afortunadamente
estaba a tu lado.

- Eres tan linda, por el amor de Dios. - chilló haciéndome sonreír - Muchísimas
gracias, Camila. Ahora estoy aún más segura que vamos a ser muy buenas amigas. -
la sonrisa sincera que tenía en mi rostro paso rápidamente en segundos a ser una
sonrisa totalmente falsa al oír aquello

No, no y mil veces no. Me negaba rotundamente a ser amiga de esta mujer cuando
realmente quería intentar algo con ella, pero si debía pasar primero por esa etapa de
jugar a las amiguitas pues no me quedaba nada más que aguantarme hasta hacerla
cambiar de opinión.
23

- Aún no lo creo, esto es muy gracioso, deberías ver tu cara ahora mismo,
Cam. - se dejó caer de espaldas a la cama riéndose sin parar de mi

- ¡Para ya, Dinah!

El fin de semana había llegado a paso veloz, así que estaba disfrutando de él en
compañía de la persona más castrosa del mundo. Resulta que luego de estar
insistiendo por media hora con que le contará como me fue hace unos días en mi cita
no cita terminé aceptando y le conté todo lo sucedido, incluyendo la parte de como
me volvió a friendzonar la ojiverde.

- Maldición, deja que mamá se enteré.

- ¡Ni se te ocurra decirle a Milika, Dinah, porque te juro que te mató! - le advertí -
Ahora deja de reirte, eres molesta y te odio.

- Awww, pobre Camila bebé.

- Déjame sola, idiota. - extendí mis piernas contra el cuerpo de la rubia que seguía
burlándose de mi y la tiré de mi cama

- ¡Camila! - se quejó

___________________________

(N/A: ustedes ya saben que significa, así que bye.)

Residencia Jauregui, Nashville

El auto color negro se detuvo frente a la enorme casa color blanca que correspondía
al número 765 de una de las zonas más caras de Nashville. Casa la cual era habitada
por Michael Jauregui y cuatro de sus hijos.

- ¿Por qué estamos aquí?

- Necesito arreglar unos asuntos pendientes con un viejo amigo. ¿Me acompañas o te
quedarás aquí?

- Prefiero quedarme aquí.


Sin decir nada más al respecto el hombre de traje color azul marino se bajo del auto,
arregló su corbata y caminó hasta la puerta.

Nashville era el único lugar al cual tenía considerado no regresar jamás en toda su
vida, pero luego de recibir aquella carta anónima de un tal "N" decidió que era buena
idea venir a buscar respuestas personalmente.

- ¿Isaac?

La sonrisa que se formó en su rostro al oír su nombre era sin duda de enmarcar. Esa
sonrisa ladina que tantas veces había hecho cuando era joven regresó a su boca.

- Hola, Mike.

(N/A: who's Isaac?)

__________________________

Dinah continuó molestándome un buen rato más hasta que su padre la mandó en
busca de Seth, quien milagrosamente había salido temprano de su entrenamiento de
fútbol y necesitaba que alguien lo llevará a su cita con el dentista para continuar con
su tratamiento.

Al principio fuí yo quien se ofreció amablemente a ir por el, y el motivo principal era
porque tenía la intención de darme una escapada y ver a la ojiverde, sin embargo
Gordon dijo que necesitaba mi ayuda en algo que Dinah no sabía controlar: la cocina.

- ¿Cómo vas con esos ahorros? - me preguntó Gordon tirando el tomate que había
estado picando en la sartén - ¿Crees tener suficiente para tu auto?

Hasta hace unos días había decidido que en esta ocasión no usaría mis ahorros para
cambiar de ciudad, si no que más bien los usaría para comprarme un auto, así ya no
tendría que estar pidiendo el auto de Dinah prestado para salir.

- Bien, creo. - di un salto hacia atrás al sentir como el aceite brincaba sobre mi -
Maldición.

- Nunca tires la chuleta de golpe, Cam. - tomó la espátula y volteó con cuidado aquel
maldito pedazo de puerco que me había tirado aceite caliente en los brazos - ¿Ves?
- ¿No sería mejor hacer esto en el asador que está en el jardín? Es menos
peligroso, ya sabes.

- Sí, es menos peligroso, pero ¿y la diversión de sobrevivir al aceite dónde queda?

- No tenía idea que te gustaban las experiencias extremas, Gordon. - reí - Ahora
entiendo un poco más porque Milika se casó contigo.

- A las chicas les gustan los hombres arriesgados. - se mofó - Quizá deberías
enseñarle a esa chica tuya que te quiere como amiga que tú si sabes cocinar chuletas
y no le temes al aceite.

Abrí mi boca sorprendida.

Jodida y mil veces maldita Dinah Jane, le había comentado a su padre sobre Lauren y
estaba 100% segura que también Milika estaba enterada del tema. No duró con mi
secreto ni tres horas. Iba a matarla tan pronto pusiera un pie en la casa.

- ¡Gordon, no es gracioso! - me quejé al verlo reírse - Maldita sea, te juro que voy a
ahorcar a tu hija.

- Te estás tardando, así ya no se comerá mis chocolates. - me dió la espátula en las


manos - Anda, pon las demás chuletas, necesitas practicar para cuando traigas a tu
novia a la casa.

- Muy gracioso, mira como me muero de risa, uy no. - dije sarcasticamente

- No te vayas a ahogar de la risa.

- ¿A todos en esta familia les gusta joderme? - pregunté sin esperar respuesta
alguna, pero en esos instantes Milika iba entrando a la cocina con un libro en sus
manos

- ¿Joderte a ti? Venga, que si no pagas renta es por eso. - empezó a reír a la par de
su esposo - Y deja de decir malas palabras, niña. - me golpeó con el libro cerrado en
la cabeza

- ¡Milika! - me quejé

- No uses mi nombre en vano.


- Cariño, eso solo aplica para el nombre de Dios. - dijo su marido risueño, pero
afortunadamente para mí también se ganó un golpe con el libro en la cabeza - Ouch,
¿y yo que hice?

- No incluyas a Dios en esto, es de mala educación, Gordon Hansen. - lo reprendió y


esta vez fue mi turno de reír - No me hagas levantarme, señorita, que te va a ir peor.
- advirtió sentada desde la barra

Iba a responderle cuando de la nada escuchamos gritos afuera de la casa, así que
frunciendo el ceño apague la estufa y en compañía de Gordon caminé hasta la puerta
principal.

Frente a nosotros estaba la imagen más extraña del mundo; Dinah sostenía a su
pequeño hermano de los pies y jalaba de él para sacarlo del auto, pero el niño de
ocho años se negaba rotundamente a salir de ahí ya que sus manos estaban
aferradas a la puerta. Ambos se gritaban palabras que realmente no alcanzabamos a
oír bien desde donde estábamos.

- ¿Qué rayos está pasando aquí? - tanto Gordon como yo nos quitamos rápidamente
de donde estábamos para darle espacio a Milika de salir de la casa en dirección a sus
dos hijos - Dinah Jane, tienes tres segundos para decirme porqué razón, motivo o
circunstancia estás jalando a tu hermano de esta forma tan salvaje.

- ¡Tiró mi teléfono por la ventana!

- ¡Ella me estaba avergonzado!

- ¡Eres un insecto mentiroso! - gritó ella

- ¡Y tú una loca enferma! - le respondió

Me acerqué lentamente hasta Gordon y le susurré al oído: - ¿No crees que


deberíamos desaparecer de aquí antes de que también nos toque un castigo?

- Sí, vamos, vamos, se disimulada. - me murmuró por lo bajo para que su esposa no
nos escuchará

Y de esa manera entramos a la casa sanos y salvos. A lo lejos podíamos oír como
Seth y Dinah continuaban con su discusión sin sentido, así que contamos en susurros
del diez al cero y fue ahí cuando escuchamos los gritos de Milika regañando a sus dos
hijos y a la vecina por meterse donde no la llaman.
Puede que tenga mal el corazón, pero Milika definitivamente era una mujer de hierro
y ninguna enfermedad le impediría dar intensos regaños.

-------

- ¿Cuánto tiempo tienes que estar ahí? - le pregunté a Dinah, quién estaba sentada
en una silla mirando hacia la pared mientras que yo estaba en el sillón comiendo
palomitas y viendo un partido de fútbol con Gordon

Luego de la sesión de gritos que pegó Milika contra sus hijos, ambos entraron a la
casa cabizbajos en dirección al comedor dónde agarraron las sillas de la mesa y se
sentaron de extremo a extremo viendo solamente hacia la pared. Al parecer ese era
el castigo de su madre, someterlos a la nada por unas cuantas horas.

Cuando llegó la hora de comer los únicos que estábamos en la mesa éramos Milika,
Gordon y yo, ya que tanto Dinah como Seth tenían que comer en sus lugares de
castigo.

Algo que me sorprendía de Milika era que tenía la autoridad suficiente para controlar
a su hija mayor a pesar de que fuera una mujer hecha y derecha de veinticinco años.

- Creo que hasta la hora de la cena. - respondió suspirando la rubia - Te odio tanto,
gusano asqueroso. - murmuró dirigiéndose a su hermano

- Bruja mal teñida.

- Woah, ¿dónde aprendiste eso? - reí al escuchar como se refería a Dinah - Ese
sobrenombre está guay, campeón.

- Vete al infierno, Cam. - dijo Dinah

- Creo que te lo tienes merecido. - le aventé unas cuantas palomitas a la cabeza


haciéndola gruñir - Eso te pasa por abrir la boca.

- Te dije que tenía que saberlo mamá.

- Shhh, estás castigada, no hables. - me burlé descaradamente disfrutando de oírla


insultarme entre susurros

Quería seguir burlándome de ella como la buena amiga que soy pero sentí vibrar mi
teléfono dentro del bolsillo de mi pantalón. Al sacarlo y revisar de quien era el
mensaje casi me da un ataque al corazón.

De: Sexy Pelinegra, 5:03 PM


Hola, Camila
¿Estás ocupada? Quería
invitarte a jugar bolos
conmigo, Normani, Val,
y mi hermano Matt.

Para: Sexy Pelinegra, 5:03 PM


Claro, ¿En dónde?

De: Sexy Pelinegra, 5:04 PM


Ubicación

Para: Sexy Pelinegra, 5:08 PM


Nos vemos ahí, guapa ;).

Respondí finalmente luego de pensar mucho si debía o no poner una carita en el


mensaje. Me levanté de golpe del sillón y le puse las palomitas en las piernas a
Gordon para después subir corriendo las escaleras hacia mi habitación para darme
una ducha y arreglarme para ver a la ojiverde.

____________________________

N/A:

Se vienen más interacciones camren, wohoooo. ¿Consideran que Dinah merece estar
viendo a la pared o creen que Milika fue mala?

Si ven alguna falta de ortografía o algo así discúlpenme, es solo que a veces aúnque
revises el texto una y otra vez siempre se te va alguna.

Tengan una linda noche.

Un beso .

.
24

Nuestra oportunidad de mínimo empatar el juego dependía de Will, el amigo del


hermano de la ojiverde. En sus manos estaba que nuestra posible derrota no fuera
tan patética como lo sería si fallaba en esta jugada y todo eso gracias a mi ya que si
el equipo perdía era definitivamente por mi culpa.

Todos habían hecho strike a la hora de tirar la bola y yo fui la única de mi equipo que
hacía spare's o simplemente lanzaba la bola hacia el canal ganando cero puntos.

Toda mi mala racha de tiros se debía a una persona en específico y esa era: Lauren.
Digo, no es por hecharle la culpa pero sencillamente ese vestido primaveral que traía
me distraía de más y no me ayudaba para nada a concentrarme.

- Vamos Will, vamos Will. - murmuró Valentín mordiendo sus uñas - Vamos.

- Diablos, incluso estoy temblando. - dijo el hermano de Lauren pasando sus manos
por sus pantalones

Cerré los ojos cuando ví como Will se inclinaba listo para lanzar. Por un momento no
oí nada a mi alrededor y oré para que fuera porque logro hacer un strike, pero ese
pensamiento me duró solo unos segundos porque de repente las risas y festejos de
las chicas llegaron a mis oídos.

Perdimos.

- ¡No! - oí gritar a Matt a un lado mío

- Tan cerca pero a la vez tan lejos. - dijo Val con voz derrotada al mismo tiempo en el
que yo abría los ojos para verlo arrojar sus papas al suelo

- Iré a levantar a Will del suelo. - el pelinegro se levantó del sillón y caminó hasta su
amigo que se había acostado en posición fetal en el suelo

- ¡Ganamos, ganamos! - gritaban las chicas felices frente a nosotros

- ¡Toma tu "soy una experta en bolos, muñequita", perdedora! - se burló la loca


haciendo referencia a mi comentario cuando me preguntaron si sabia jugar

- Jodete. - respondí
Por fin conocía a una persona aún más castrosa que la misma Dinah y su familia.

Me dejé caer hacia atrás en el sillón rojo en el que estaba sentada y puse mis manos
en mi rostro suspirando de frustración. Por mi culpa ahora yo y todo mi equipo
tendríamos que comer un pedazo de pizza que Normani sacó de la basura como
premio para el equipo que perdiera la partida de bolos.

- Hey, buen juego. - quité las manos de mi rostro y voltee un poco para ver a la
ojiverde sentada a mi lado sonriendome

- Fue un pésimo juego. - hice un ligero puchero haciéndola reír - No te rías de mi,
guapa. - pedí riendo también

- Lo siento, es que hiciste un gesto gracioso. - pasó su mano por mi cara quitando
unos cuantos mechones de pelo que yacían ahí - ¿Ya decidiste a quién le pagarás la
cena?

La pizza de la basura no era el único castigo para el equipo perdedor, el plus de todo
era tener que pagarle la cena a alguien del equipo y ya que cada equipo tenía cinco
integrantes, debíamos escoger un integrante en específico para pagarle la dichosa
cena. Obviamente todo el tiempo tuve presente a la ojiverde en mi mente por si
llegaba a perder mi equipo - cosa que hicimos -.

- ¿Qué opinas si te la pagó a ti? - me atreví a preguntarle - Ya sabes, eres a la única


que conozco de tu equipo. - agregué rápidamente

- También conoces a Normani.

- Sí, pero ella es capaz de sacar su bote de gas pimienta si no la llevo a un sitio que
le guste y sinceramente no quiero estar ciega temporalmente otra vez.

- En cualquier caso mi cuñada podría atenderte bien. - rió un poco, pero


dejó de hacerlo cuando vio mi cara de confusión - Uh, Eva.

- Ohhhhh, Eva. - me acomodé mejor en el sillón de manera en que estuviera frente a


frente de la pelinegra - ¿Es tu cuñada la agradable doctora que salvó mis bellos y
preciosos ojos?
- Es increíble lo modesta que eres. - volvió a reír - Y sí, es mi cuñada. Es novia de
toda la vida de uno de mis hermanos.

- ¿Cuántos hermanos tienes?

- Cinco. - wow, ella definitivamente tenía diez puños que protectores a su alrededor -
Ya conoces a dos.

- Sí, bueno, no tengo muchas ganas de conocer al resto. - murmuré sin que me
escuchará - ¿Nunca sentiste la necesidad de tener una hermana?

- No, no realmente. Mi padre me hizo estudiar en escuelas exclusivamente para


mujeres así que no resentí mucho eso de vivir con puros hombres.

- Oigan, ¿vienen o van a seguir coqueteando? - gritó Will haciendo que tanto la
ojiverde como yo nos sonrojaramos y que su hermano nos mirara con recelo

- ¡Guarda silencio, Witti! - le gritó tratando de ocultar su sonrojo la ojiverde - Hmmm,


disculpa por eso.

- No, no te preocupes, no me molesta en absoluto, pero hmmm, creo que a tu


hermano si. - señalé al pelinegro que continuaba viéndonos fijamente

- Mis hermanos últimamente están muy alerta de las personas que se acercan a mi
con intensiones de salir, pero tranquila, le diré que solo somos amigas. - se levantó
del sillón - ¿Vamos?

En todo lo que iba de la tarde noche la ojiverde se había encargado de decir la


palabra "amiga" como mil veces a tal grado que llegó un punto en el que quise
gritarle que dejara de referirse a mi como su nueva adquisición amistosa cuando
realmente lo único que quería y deseaba era de todo menos ser su jodida amiga.

--------

Deje caer mi cabeza contra la mesa bajo la atenta mirada risueña de la pelinegra.
Hace unos minutos, luego de haber comido aquella pizza asquerosa, habíamos
llegado a un restaurante donde vendían las mejores alitas picosas de la ciudad y
Normani - la loca - llevaba más de media hora leyendo la carta sin decidirse por
completo que quería comer.

¿A qué diablos vas a un lugar donde venden alitas si no vas a comprar alitas para
comer? ¡No tiene sentido!
- Vas a dejarte rojo, deja de hacer eso. - voltee mi rostro de manera que mi mejilla
quedará pegada contra la mesa y miré a la ojiverde haciendo una mueca - No tarda
mucho en pedir solo un poco de agua, lo prometo, así es Normani. - acarició mi
cabello

- ¿Por qué no puede simplemente ordenar lo mismo que todos? - pregunté

- Le gusta ser única en cualquier cosa, pero para ser única debe tomar una buena
decisión. - explicó - O al menos eso dice ella cada que salimos a comer.

- Quiero ahorcar a tu amiga.

- Escuché eso, idiota. - habló Normani desde el otro extremo de la mesa sin separar
el menú de su rostro

- ¡Apurate a ordenar, mujer!

- Mani, en serio. Muévete. - dijo Matt

- ¿Ya se decidió, señorita? - podía jurar que la sonrisa que tenía la mesera era
absolutamente falsa; la pobre mujer tuvo que estar parada frente a nosotros desde
que Normani tomó el menú en sus manos, aunque de todas formas no es como si la
mesera estuviera muy aburrida que digamos ya que todo el rato se la había pasado
lanzandome miradas indiscretas que yo definitivamente no dudaba en ignorar por
respeto a mi futura novia

- Creo que un sandwich vegetariano estaría bien. - dejé caer nuevamente mi cara
contra la mesa al oír la decisión final de la loca- Lauren, controla a tu amiga, ¿sí?

- Normani. - dijo en advertencia

- ¡El sandwich fue lo primero que te ofrecieron! - no pude evitar gritarle - ¿No pudiste
decir eso desde el principio? - la mesera, el hermano de la ojiverde y el resto de los
que estaban en la mesa asintieron en aprobación - ¿Lo ves? Todos están de acuerdo
conmigo.

- No me hagas sacar el gas pimienta. Te advierto que porque seas amiga de mi mejor
amiga no tendré consideraciones contigo. - amenazó

- Come tierra. - le aventé una servilleta hecha bolita a la cara - Traiga su sandwich y
el resto de la comida, por favor. - supliqué a la mesera
- En un momento regreso con sus pedidos. - me guiñó un ojo antes de irse dejando a
todos en la mesa sorprendidos

- Woah, ¿cómo hiciste eso? - preguntó Will y lo miré confusa - Vamos, habla súper
heroína. Necesito tu secreto.

Rodé los ojos al oír aquel apodo con el que me había bautizado el hermano de Lauren
tras haberse enterado que golpee al ex de su hermana menor; y para mi sorpresa,
cuando llegue a la bolera todos los hombres del grupo me llamaban igual que Matt,
incluso Valentín, solo que el procuraba no llamarme así todo el tiempo ya que a veces
me llamaba por mi nombre.

- No sé nisiquiera que hice. - me encogí de hombros restándole importancia al asunto


de la mesera y voltee a ver a la ojiverde - Oye, guapa, tengo una duda.

- ¿Qué pasa? - contestó sin despegar su vista del teléfono por unos segundos hasta
que lo bloqueo y levantó la mirada hacia mi - Ahora sí, perdón.

- Se honesta, por favor. - pedí - ¿Consideras que necesito un blanqueamiento de


dientes? - sonreí de manera en que pudiera ver mejor mi dentadura

Ayer estaba mensajeandome con Valentín por puros fines de interés propio hasta que
de la nada me envió un mensaje ofreciendome un 50% de descuento en
blanqueamiento para mis dientes siempre y cuando fuera en su consultorio particular.
Así que desde ayer traía una pequeña espinita de curiosidad sobre si lo necesitaba o
no.

- ¿Bromeas, no? - respondió Lauren

- ¿Bromear? Para nada, guapa. Ayer el cupido pañaloso me dió a entender que
necesito un blanqueamiento. - señalé a Valentín rápidamente

- De algo tengo que vivir. - dijo él haciendo reír a todos los de la mesa

- Acaba de abrir su consultorio privado, y necesita clientes. Creo que por eso te dijo
eso, pero no te preocupes. - picó mi mejilla con su dedo - Tienes una sonrisa bonita. -
empecé a sentir mis mejillas calientes así que baje la cabeza con vergüenza para que
ella no lo notara, afortunadamente volvió a centrar su atención en su celular

- Nueve órdenes de alitas y un sándwich vegetariano. - la mesera volvía a hacer acto


de presencia pero esta vez en compañía de un chico que estaba sosteniendo la
bandeja donde venía lo que habíamos pedido - Tres refrescos de cola, cuatro
cervezas, una bebida de moras sin alcohol. - dejó esa última frente a mi junto con
una servilleta donde estaba anotado un número de teléfono - Y dos botellas de agua.
Cualquier cosa no duden en llamarme. - me miró mordiendo su labio inferior - En
serio, llámame. - dijo descaradamente dirigiéndose a mi

- Maldita sea, y dices que no sabes que haces, ¿qué fue eso? ella prácticamente
estaba por lanzarse encima de ti. - habló riendo Will - Anda ya, dime tú secreto. Me
urge una novia.

- Ya somos dos. - susurré para mí misma

_____________________

N/A:

Sinceramente este es el capítulo menos importante de la historia, lo único bueno que


tiene es la interacción camren y los encuentros normila.

Lamento no actualizar ayer, pero tenía que estudiar para un examen que tuve hoy
por la mañana, examen el cual aprobé con una calificación perfecta y ahora me he
librado de cursar inglés por lo resto que me queda de carrera .

Nos leemos mañana, o más tarde , todo depende de si me dejan dormir la siesta en
mi casa o no, jajaja.

.
25

Tan pronto como terminé de comer mis alitas me despedí de la ojiverde y


sus amigos ya que tenía que llegar al trabajo en una hora, sin embargo la pelinegra
decidió que era buena idea irse conmigo ya que ella tenía cosas que hacer, así que las
dos salimos del restaurante juntas.

El camino que estábamos haciendo hacia su casa estaba siendo un poco silencioso,
así que traté muchas veces de hacer plática pero la hermosa mujer que estaba a mi
lado al parecer encontraba más interesante ver el suelo que platicar conmigo.

- Oh. - voltee a verla cuando por fin hizo un sonido con su boca - Me acaba de caer
una gota. - rió - Al parecer va a llover está noche.

- Eso parece, creo que hay que apurarnos a caminar. - le sonreí

Quizá debimos empezar a correr tan pronto como la ojiverde sintió aquella gota, pero
no lo hicimos. En cambio puedo asegurar que nuestros pasos se volvieron más lentos.

Sentí unas cuantas gotas caer sobre mi rostro cuando miré hacia el cielo y al instante
oí la risa de la pelinegra.

- ¿Te parece divertido, guapa?

- Un poco, sí. Estás mojada. - se detuvo frente a mi levantándose de puntitas para


alcanzar mi rostro y limpiar un poco las gotas de lluvia que tenía - Listo. - sonrió

- Gracias, eres mi héroe. - dejó escapar una pequeña risa - En serio. - aseguré

- Vamos, tenemos que huir de la lluvia. - sus palabras fueron como un invocador de
más lluvia porque justo cuando dijo eso las pocas gotas que caían se convirtieron en
miles y miles de gotas cayendo sin parar - Rayos, corre.

Tomé su mano en un momento de impulso e hice que corriera a mi ritmo. No sé


cuánto tiempo estuvimos expuestas a la lluvia mientras corríamos, pero cuando
logramos resguardarnos bajo un techo ya estábamos totalmente empapadas, y
muertas de risa.

- Tenía un buen rato que no me mojaba por culpa de la lluvia. - me comentó


exprimiendo su cabello
- Puede darte un resfriado, mírate. - todo el hermoso vestido primaveral que tanto
me distrajo en los bolos estaba muy mojado - Espera.

Me quité la mochila que tenía en mi espalda, antes de ir a los bolos con la ojiverde y
sus amigos había quedado con Ashlee que esta noche saldríamos a una fiesta en casa
de su novio no oficial, Paul, y por eso tenía un conjunto de ropa guardado. Saqué la
camisa de cuadros negra de lana de mi mochila y una playera básica blanca.

- Acércate. - me miró con curiosidad - No voy a hacerte nada, lo prometo.

- ¿Qué harás? - preguntó

- Limpiar tu rostro, cariño. - se acercó a mí con cautela, tomé su barbilla con mi mano
izquierda y con la otra tomé mi playera blanca para limpiar los rastros de maquillaje
corrido que tenía por culpa de la lluvia - Listo. - tiré la playera dentro de mi mochila y
luego le extendí mi camisa de lana - Ponte esto encima, puedes enfermarte.

- Gracias, Camila. - nos miramos por unos instantes, sus ojos eran definitivamente
los más bellos que había visto en toda mi vida y podría fácilmente perderme en ellos -
Hmmm, ¿me la das? - preguntó tímidamente y me sonroje al percatarme que
realmente me había perdido en sus ojos porque aún tenía la camisa en mis manos sin
soltarla

- Lo siento. - dije

- No te preocupes. - desdobló la camisa y después de la puso bajo mi atenta mirada,


la forma en la que sus dedos iban abrochando los botones era única - ¿Toda tu ropa
huele de esta manera? - preguntó olfateando un poco el cuello de mi camisa, mirarla
era entretenido y por eso en lugar de responder solo asentí de manera torpe - Hueles
estupendo. Entonces, ¿cómo me veo? - dió una pequeña vuelta

- Hermosa. - murmuré sonrojandola

- G-gracias. - miró al suelo unos segundos como si estuviera pensando en algo ya que
tenía fruncido el ceño - ¿Crees que tarde mucho en dejar de llover? - preguntó unos
segundos después

- No lo sé. Ojalá y no porque tengo que llegar al bar de tu hermano.


- ¿Show largo o corto?

Los shows largos eran cuando tomábamos tres descansos en la noche, y los shows
cortos cuando solo tomábamos uno. Normalmente los shows dependían del estado de
ánimo de Richard y siempre nos avisaba por mensaje o nos lo decía en persona un
día antes para que nos pusiéramos de acuerdo en cuanto a las canciones que
tocaríamos.

- Show corto. Creo que van a cerrar temprano hoy, o algo así dijo uno de los
guardias. - contesté

- Cierto, cierto.

- ¿Tienes que hacer cosas importantes está noche?

- Bueno, no realmente. Solo tengo que hacer unas cuantas notas médicas y subirlas
al sistema del hospital para que queden en los expedientes de mis pacientes, pero
tengo tiempo, ¿por?

- ¿T-te... - me aclaré la garganta - ¿Te gustaría acompañarme al bar esta noche? - la


pequeña Camila que habitaba dentro de mi estaba mordiendo sus uñas en espera de
su respuesta - Creo que ya adiviné cuál es tu canción favorita. - agregué

La verdad es que no tenía ni la menor idea de cuál era su canción favorita, pero podía
preguntarle a su acosador número uno. O quizá a su amiga la loca con ayuda de
Valentín.

- ¿Ya sabes cuál es? - sonrió

- Sí, por su puesto. Podría tocarla para ti está noche... claro, si me acompañas. - la
lluvia está despejando un poco - O sea, no es que tengas que hacerlo, puedo
acompañarte a tu casa si gustas, ya sabes.

- Hmmm, está bien.

- ¿Qué está bien?

- Te acompañaré al bar. Solo que deberás tocar mi canción hasta el final.

- Claro, sí, por su puesto, está bien, excelente. - dije rápido haciéndola reír - Lo que
tú digas, guapa.
- Bien. - nos quedamos calladas un momento - Tu camisa es calientita.

- Es de lana.

- Oh, con razón. Hey mira, ya dejó de llover. - comentó - Quizá deberíamos
aprovechar y caminar.

¿Por qué será que las mujeres guapas siempre tienen ese poder de hacer que las
personas hagan lo que quieran?

Coloqué mi mochila en mi espalda nuevamente y nos encaminamos en dirección al


bar.

Cuando íbamos seis cuadras lejos de donde nos habíamos resguardado de la lluvia,
comenzó a llover nuevamente, por lo tanto paré un taxi para que mi mujer no cogiera
un resfriado. Sí, mi mujer. O bueno, mi futura mujer.

- Tome. - la ojiverde extendió un billete hacia el taxista pero yo se lo quité - ¿Qué


haces Camila?

- Discúlpame, cariño, pero no dejaré que pagues el taxi. Yo lo pedí, yo lo pago. -


saqué de mi billetera un billete y se lo di al taxista - Vamos. - abrí la puerta del carro
y salí para después extenderle la mano a la ojiverde - Toma, guapa. - le devolví el
billete

- Camila, yo iba a pagar. - guardó el billete en su cartera con el ceño fruncido

- Hey, no podía permitirlo, lo siento. Mi código de ética no me permite hacer gastar a


mujeres guapas su dinero. - negó con la cabeza aún con el ceño fruncido - Vamos, no
te enojes. Quita esa carita y sonríe ¿sí? - movió levemente las comisuras de sus
labios - Un poco más. - terminó soltando una pequeña risita risueña - Eso es, ¿ya
ves? así estás más guapa de lo normal.

- Eres todo un caso, Camila. - rió - A la próxima yo pago, ¿sí? - abrí la boca
sorprendida - Hola, John.

- Señorita Jauregui. - saludó el grandote de la entrada - Cierra la boca, Cam, entran


moscas. - se burló

La pequeña Camila de mi interior comenzó a saltar, cantar y gritar de felicidad. ¡Va a


haber próxima vez! ¡Eso significa que vamos a salir más veces! Oh dios, estaba
hiperventilandome.
Sonreí de oreja a oreja.

La próxima vez que saliéramos no pediría un taxi, tendría un auto y abriría su puerta
como toda un caballero y así evitaría una discusión sobre pagar un taxi. Y quizá la
discusión sería sobre quién pagaría la comida, sí, sería sobre eso. La invitaría a
comer. Podíamos ir mañana, o quizá dentro de unos días para no parecer
desesperada por estar con ella a pesar de que si lo estaba.

- Oye. - la voz de John me sacó de mis pensamientos - ¿Vas a entrar o no? La


señorita Lauren y los chicos de la banda ya están ahí. Muévete.

- Sí, sí, sí. Buena noche John, no dejes entrar gente mala y rompe muchas costillas. -
dije feliz pasando por su lado para entrar al bar

La música pre-grabada sonaba de fondo dentro del bar. Las únicas personas dentro
eran empleados y empleadas. A lo lejos ví a Ashlee junto con el resto de los chicos, y
al otro extremo del bar - en la sección VIP - ví a mi jefe hablando con la ojiverde.

Sonreí nuevamente. Nadie podría borrarme la sonrisa del rostro por el resto de la
noche, no después de lo que dijo la ojiverde sobre una próxima vez.

Saqué mi teléfono de mi bolsillo mientras caminaba hacia el escenario donde estaba


ya la banda y le envié un mensaje a Valentín para que investigará con la loca sobre
cuál era la canción favorita de la ojiverde.

El mensaje en respuesta no llegó hasta cuando los clientes comenzaron a entrar al


bar.

De: Dentista Enamorado


Chasing Cars - Snow Patrol

Ahora tenía que convencer a los chicos y a Ashlee de tocar esa canción porque era
lenta y esta noche íbamos a tocar solo canciones movidas. Y los convencería todo por
ver sonreír a la ojiverde. Su sonrisa era preciosa y estoy segura que podía iluminar
todo el planeta con ella.

__________________________

N/A:

Quiero un pez de mascota.


En toda mi vida solo he tenido dos peces, uno me duró dos años y el otro me duró
ocho meses. Lloré cuando se murieron ambos, jeje.

Y les dí un aquafuneral.

Saludos, people.

Disfruten.

.
26

Ver el rostro de la ojiverde adornarse con una hermosa sonrisa fue lo mejor que pudo
pasarme esta noche. Tocar su canción favorita solo por verla sonreír era asombroso
para mi.

El show había terminado hace unos minutos atrás y ahora todos estábamos en
nuestra habitación de descanso recuperando nuestras energías mientras tomábamos
un poco de cerveza. Cortesía de Richard por haber dado un gran show esta noche
para sus clientes.

La ojiverde se había ido tan pronto como acabo el show, no sin antes despedirme de
mi, obviamente. Al parecer había recibido una llamada telefónica de su padre en
donde le dió la noticia que una persona muy importante para ella venía de visita a la
ciudad y estaba ansiosa por verle; y definitivamente no pude evitar tener celos de
aquella persona misteriosa.

- Cada día me sorprenden más. - dijo Richard entrando a la habitación -


Sinceramente merecen unas buenas vacaciones, sin embargo el bar sería un caos sin
ustedes. Los clientes no estarían felices bebiendo sin música.

- Nos puedes subir el sueldo en lugar de darnos vacaciones. - todos empezamos a reír
por el comentario de Markus - ¿O no, chicos?

- El anciano tiene razón, jefe.

- ¿Tu vas a dar de tu dinero para que les aumente la paga a los demás, Juno? - mi
amiga negó haciéndonos reír

- Quizá debas hacer corte de personal. - Noah hacía acto de presencia acomodándose
a lado de Paul en el sillón - Ya sabes, no es muy bueno para el negocio tener dos
vocalistas y tres guitarristas.

Nuestras miradas se juntaron por un momento, él me sonrió con autosuficiencia.


Definitivamente su comentario era por mi.

- ¿Y por qué no se empieza despidiendo a los meseros inadaptados que solo generan
problemas con los clientes? - comentó Ashlee

- Porque esos meseros valen más la pena que algunas guitarristas de cuarta. - el
ambiente se volvió tenso por su comentario

Noah se había levantado del sillón para encarar a mi amiga, sin embargo Paul y yo
fuimos más rápidos y nos colocamos frente a Ashlee.

- Toca un solo cabello suyo y juro que te muelo a golpes, imbécil. - empujó al rubio
haciéndolo perder el equilibrio

- ¿Dijiste cabello? Discúlpame pero lo que tiene en esa cabeza es de todo menos
cabello. Apuesto que es más basura y mugre que cabello. - se mofó

- Escucha pedazo de idiota. - comencé a acercarme amenazadoramente hacía el bajo


la atenta mirada de mi jefe, quien solo miraba nuestra discusión en silencio - Por lo
menos ella tiene algo en la cabeza a comparación de ti, que lo único que tienes es
mierda y aire.

- Repitelo, estúpida. - se levantó del suelo rápidamente para irse contra mí y


empujarme de la misma manera en que Paul lo había empujado a el, la única
diferencia es que su empuje no me había tirado al suelo

- ¡Cabello, Harris, ni un paso más! - gritó nuestro jefe al ver que íbamos a empezar
con los golpes - ¿Por qué tienen que hacer un alboroto por todo? ¿Es que pensáis que
son unos adolescentes aún?

- El es el que empieza. - dijo Ashlee

- Y todos ustedes los que acaban. - se acercó a Noah - Donde vuelva a escuchar
alguna estúpida sugerencia tuya sobre cómo debo manejar a mis empleados mejor
vete haciendo la idea que al primero que despediré será a ti, ¿entendiste? - asintió
asustado - Ahora lárgate de aquí y ve a atender a los clientes, que en primer lugar no
deberías estar aquí adentro en un sitio que no te corresponde.

- P-pero es la sala de descanso.

- Sólo para la banda, ¿comprendes? - habló Markus - Aprende a superar las cosas y
graba en tu cabeza que ya no eres parte de nosotros, Harris.

Al fondo se pudo escuchar como Ashlee, Paul, y Gill hacían un coro de "O's" por el
comentario de Markus.
Unos dos meses antes de que yo llegara a Nashville y pidiera trabajo aquí, Noah
pertenecía a la banda del bar. Él era uno de los vocalistas junto con Gill, y también
tocaba la guitarra; hasta que una noche en uno de sus shows en el bar se enojó tanto
con un cliente que se expresó mal de su voz que se le tiró encima y lo dejo
inconsciente por tres semanas, haciendo que demandará al bar y que Richard
estuviera a punto de correr a Noah por hacerlo perder una buena suma de dinero por
la demanda.

Al final solo optó por restarle la mitad del dinero que le daba como sueldo a Noah
cada que cobrará hasta que le pagará el total de todo el dinero que le hizo perder
aquel cliente que el rubio golpeó. Ese era el castigo, trabajaría en el bar hasta que
pudiera pagar todo. Markus me contó que sacando cuentas, Noah estaba destinado a
trabajar ocho años en el bar sin prestaciones ni vacaciones.

- Vete al infierno, estúpido. - contestó

Otra cosa que ya no se le tenía permitido a Noah era estar en la banda, y no solo por
el hecho de lo que pasó aquella vez y el dinero que le debía a Richard. Más bien era
por seguridad de los clientes, ya que Noah era muy temperamental y todo el tiempo
estaba soltando groserías o atacando personas, así que por eso estaba más como
mesero o detrás de la barra preparando bebidas bajo la condición de que no hablara
más de lo necesario.

- Me estás haciendo enojar, y estoy seguro que no quieres pasar otro día en la
bodega arreglando por orden alfabético y grado de alcohol a las bebidas que
tenemos. - dijo el jefe tocando el puente de su nariz - Tienes tres segundos para salir
de aquí, ya habíamos hablado de tu comportamiento. ¡Andando! - gritó

A la única persona que Noah parecía tenerle respeto y miedo era al jefe, y lo entendía
muy bien en ese aspecto ya que Richard Jauregui podía ser definitivamente alguien
sombrío.

- Solo vine para felicitarlos por el show, no para ver una vez más otra de sus peleas
con él. - nos dijo enojado - No les aumentaré el sueldo, vayan olvidándose de eso. -
volteó a verme - Quiero verte en mi oficina en cinco minutos, Cabello. Llegó algo para
ti.

Asentí. El jefe se dió la vuelta y finalmente salió de la habitación dejándonos a todos


callados por unos minutos. A lo lejos se podía escuchar como la música del bar estaba
a todo lo que da, lo que significa que aún habían clientes por ahí a pesar de que ya
eran las tres de la madrugada.
- ¿Vas a beberte eso? - preguntó Ashlee señalando la botella de cerveza que tenía
frente a mi

- No.

- ¿Puedo tomarla? - asentí sin mirarla pensando en lo que me había dicho el jefe -
¿Quién crees que te haya dejado algo, uh? Yo creo que fue esa amiga que vive
contigo.

- No creo. - murmuré

- Una admiradora, quizá. - rió Paul sentándose a lado de Ashlee rodeándola con su
brazo izquierdo - ¿Quieres que te esperemos en lo que hablas con Richard para que
después nos vayamos a mi casa juntos?

- ¿Tu casa?

- Tengo una fiesta, ya te había dicho yo y también Ashlee, ¿no es así, bebé? - le
preguntó a mi amiga

- Así es. Te lo dije, Cam.

- Mierda, es verdad. - recordé la ropa que traía en la mochila y para que la usé hace
unas horas atrás - Lo siento, chicos, no voy a poder ir.

- Maldición, Cam, te avise. - gruñó Ashlee a la par de su no novio - Tienes que ir,
quedamos en que te presentaría a una chica que te quitaría las ganas que tienes
acomuladas de tener sexo.

- Pudrete, no quiero un revolcón. - le dije; la verdad es que no necesitaba a ninguna


otra mujer que no fuese mi pelinegra bella, y definitivamente no tendría un revolcón
con cualquiera - Quería ir para beber un poco, pero tengo que hablar con Richard. -
me levanté de la silla en la que estaba y tomé mi mochila - Nos vemos por ahí.

- Adiós, Camila. - dijeron Markus y Gill a la par; de hecho, ellos eran los únicos en el
trabajo que a veces me decían por mi nombre, ya que tanto Paul cómo Ashlee me
llamaban Cam y el resto de los trabajadores y trabajadoras del bar me llamaban por
mi apellido

- Adiós, chicos. - me despedí de ellos


Salí de la habitación de descanso con un pequeño sentimiento ansioso en mi
estómago. ¿A qué se refería Richard con que algo había llegado para mi? ¿Quién
había mandado ese algo? ¿Y si era una de esas cartas como las que habían recibido
Gordon y Milika?

Subí la escalera de caracol que estaba al final del pasillo por los baños del bar y
cuando llegue al piso de arriba toqué dos veces la puerta de la oficina de Richard.

- Adelante. - se escuchó su gélida voz del otro lado de la puerta; giré la perilla y
empuje para poder abrir - Cierra y toma asiento, Cabello.

- ¿Qué es lo qué llegó?

- No tengo ni la menor idea. - dijo rebuscando algo en uno de los cajones de su


escritorio - Se lo dejaron a John hace unas horas mientras tú y los chicos estaban
tocando, así que el me lo dió a mi. - sacó un sobre amarillo y me lo dió - Está a tu
nombre.

- ¿No dijo su nombre la persona que lo dejo? - pregunté con curiosidad

- Según John, no. Al parecer la mujer tenía muchísima prisa y tenía cubierto el rostro.
- volvió a rebuscar en el cajón - Toma, a ella se le cayó esto. - me extendió una
pulsera que parecía ser de oro - A lo mejor la conozcas. Eso es todo, puedes retirarte.

Me levanté en silencio y caminé hasta la puerta, pero la voz de mi jefe me detuvo un


momento.

- Cabello, no quiero enterarme que tú y Noah discuten otra vez, ¿entendido? - asentí
- Ahora sí, puedes irte.

Bajé con cuidado las escaleras de caracol. Cuando estaba a punto de salir del bar
guardé el sobre amarillo y la pulcera de oro en mi mochila. Abriría y revisaría aquellas
dos cosas tan pronto como estuviera en la casa de los Hansen.

Al salir del bar me percaté que aún estaba lloviendo así que tomé un taxi. El viaje fue
muy tranquilo, sin embargo por alguna razón cuando llegué a casa de los Hansen
tuve la pequeña sensación de que alguien estaba mirándome a lo lejos, así que voltee
pero no pude ver nada más que la calle levemente iluminada por los faroles que
habían. Traté de controlar mis sensaciones paranoicas, a lo mejor mi cuerpo y mente
estaban jugandome una mala pasada por recordar aquello que me habían dicho los
Hansen sobre que alguien estaba siguiéndome.
Al entrar a la casa me sentí un poco más aliviada por estar en un sitio más seguro
que la noche. Me tomé el tiempo de cerrar bien la puerta de la entrada y después me
puse a revisar que todas las ventanas tuvieran puestos sus seguros, por alguna razón
no podía quitarme la sensación de inseguridad a pesar de saber que en casa de los
Hansen nunca me pasaría nada por las miles de alarmas que tenían.

Miré hacia la calle una vez más a través de la ventana de la sala y después de
verificar que no había nadie afuera, decidí subir de una vez por todas hacía mi
habitación para revisar que era lo que contenía aquel sobre amarillo.

___________________________

N/A:

Sus comentarios sobre los peces fueron épicos, también lo de la tortuga.

¿Tienen mascotas?
Yo tengo un pequeño perro chihuahueño llamado Bruce, es una monada y salta
muchísimo cuando está feliz, jaja.

¿Qué creen que tenga el sobre?

Un abrazo.

.
27

" Cabello, Karla Camila.


Nashville, Tenneessee, EEUU

Señorita Cabello:

Por medio de la presente le enviamos este documento para informarle que el próximo
12 de Agosto del presente año deberá presentarse en los juzgados de San Cristóbal
ubicados en Washington DC a las 16:00 hrs.

Esto con el fin de que usted acuda a una audiencia programada con los abogados de
la señorita Bárbara Estrabao, quién solicita de su presencia junto con el juez de
estado para hacer lectura del testamento de la ahora difunta Sinuhe H. Estrabao.

Le pedimos de la manera más atenta que confirme su asistencia a los números que le
proporcionaremos a continuación:

6682746182 ext. 55
6623816738 ext. 56

Queda a sus órdenes:

Lic. Edward Snowden "

Releí una y otra vez el mismo papel sin encontrarle sentido alguno. ¿Una audiencia?
¿Para qué debía asistir a una audiencia si no tenía ni la menor idea de quiénes eran
esas dos mujeres que mencionaban en la carta?

Me recargué en mi cama frunciendo el ceño. Después volví a ver el sobre amarillo que
estaba sobre mi mesita de noche. Aún habían dentro unos cuantos sobres más, sin
embargo no tenía ganas de leer cosas que no comprendía del todo bien.

¿Y si lo que había en aquellos sobres eran más citatorios? ¿Debería verificar?


¿Cuántas probabilidades habían de que fueran sobre otra cosa?

Bufé y tomé el sobre enorme amarillo nuevamente en mis manos. Saqué los cinco
pequeños sobres blancos que habían dentro y me dispuse a abrir uno por uno.

Dos de los cinco sobres eran únicamente de fotos mías. Milika tenía razón, me
estaban siguiendo. Fotos mías en el súper haciendo la despensa con Gordon, fotos
mías tocando en el bar, fotos mías en el hospital con Seth a mi lado, fotos mías con
Ashlee en el departamento de Paul, y fotos mías con Lauren.

¿Qué significaba todo esto?

Abrí con temor los tres sobres restantes, uno de los sobres contenía cinco hojas de
papel dobladas, en ellas venía escrito un mensaje de advertencia para mi con recortes
de revistas y periódicos. El otro sobre tenía también una hoja, solo que en esa hoja
en lugar de amenazas había un mapa impreso en grande con un círculo rojo
encerrando un lugar que correspondía al número 75 de la calle indicada, abajo del
círculo había escrito con pluma un: "asiste pronto" en cursivas.

El último sobre fue lo que me trajo aún más intriga. Era una carta, pero esta vez
escrita a puño y letra y no con recortes de revistas.

" Camila.

Mientras yo esté a tu alrededor, te prometo que no dejaré que nada malo te pase.

Esa persona que te está acosando ya está siendo investigada por mi; no te preocupes
por nada. No dejaré que te toquen, ni a ti, ni a tus seres queridos.

Quedas segura.

- MVM. "

¿Quién carajo era MVM?

Traté de pensar en alguien que me quisiera hacer daño pero realmente no tenía
ningún enemigo. A menos que el acosador sea Noah, sin embargo es muy estúpido
para hacer algo como eso. ¿Será algún extranjero que conocí en mis viajes?

Luego de analizar todo por unos minutos, tomé la decisión de que lo mejor era dormir
ya que estaba muy cansada y necesitaba energía

Antes de irme a la cama guardé todo en el sobre grande amarillo y lo escondí en uno
de los cajones donde guardaba mis playeras para que nadie pudiera ver lo que había
dentro.
------------

Los golpes insistentes en la puerta fueron los que me trajeron al mundo real lejos de
mi ensoñación. Abrí mis ojos con algo de pereza y bostece.

- Adelante. - grité un poco

- ¡Hasta que te levantas, Cam! - ví entrar a la rubia con mi teléfono en las manos -
Estuvo sonando toda la mañana en la cocina. - me aventó mi teléfono

- ¿Toda la mañana? ¿Qué hora es? - pregunté estirándome disfrutando de la


sensación de oír mis huesos tronar

- Son las dos y media. - abrí los ojos de golpe - ¿A qué hora llegaste del trabajo ayer?
Regularmente te levantas a las diez de la mañana, Cam.

- Llegué en la madrugada, Di.

- ¿A qué hora?

- Eso no importa. - dije levantándome de mi cama - ¿Qué? - pregunté al ver como me


veía

- ¿No vas a revisar el teléfono?

- Necesito una ducha, Dinah. - le dije restándole importancia - Quien quiera que sea
la persona que me ha estado llamando puede esperar. - tomé mi toalla dispuesta a
meterme al baño

- ¿Incluso la sexy pelinegra?

Voltee a verla para verificar que no me estaba mintiendo. La ví con los ojos
entrecerrados analizando su rostro en busca de algún signo de burla, pero todo mi
intento de averiguar algo se volvio nulo en cuando mi teléfono comenzó a sonar en
sus manos y me mostró el nombre que indicaba la pantalla.

Sexy Pelinegra me estaba llamando.


Digo, Lauren.

Corrí levemente del baño hasta mi cama y le arrebató el teléfono a Dinah mientras
ella se burlaba de mi.
- ¿Bueno? - contesté

- ¿Camila?

- Sí, sí. Dime.

- Uh, oye, mi hermano me comentó que tú descanso te tocaba esta vez el miércoles.
¿Estarás ocupada?

- ¡No, para nada! - respondí prácticamente gritando, así que tuve que aclararme la
garganta - Estoy libre. - hablé un poco más tranquila haciendo reír a Dinah y a la
ojiverde

- Excelente, ¿te gustaría ayudarme en un evento que está organizando el hospital?

- Sí, sí. Cuenta conmigo. - me golpeé mentalmente por responder nuevamente de


manera muy ansiosa - Es decir, claro que te ayudaré. ¿Qué debo hacer? ¿Tengo que
llevar algo?

- Tu guitarra.

- ¿Mi guitarra?

- Sí, es un evento para el área de pediatría. Algunos doctores y dentistas iremos a


pasar la tarde con los niños de cuidados intensivos. - dijo tranquilamente - Y bueno,
tan pronto como me enteré que ese día descansabas, se me ocurrió que podrías tocar
algo para los niños ese día.

- Suena perfecto, cariño.

- ¿En serio? - chilló de emoción al otro lado de la línea haciéndome sonreír; ella
definitivamente era la mujer más linda de todo el mundo - No sabes lo importante
que es para mí, muchísimas gracias, los niños van a amarte.

- Eso tenlo por seguro, guapa.

- Eres increíble, Camila. - la forma en la que dijo aquello hizo que sintiera cosquillas
en el estómago - Bueno, ahora tengo que irme. Es mi hora de comida y debo
aprovechar antes de volver al consultorio. De nuevo, muchísima...

- Te invito a comer. - dije de pronto, sorprendiendome a mí misma y a Dinah, quien


me veía con la boca abierta - Digo, uh... si gustas, podríamos comer juntas... ya
sabes, hmmmm, como amigas y así.

- ¿No se supone que tienes ensayo ahorita en una media hora en el bar? - me
preguntó

Tendría que enviarle un mensaje a Ashlee pidiéndole que me cubriera porque llegaría
un poco tarde.

- No, no. Es más tarde. - mentí

- Bueno, en ese caso, sí. - me levanté de la cama y comencé a saltar bajo la atenta
mirada divertida de Dinah - ¿Pasas por mi? No traje mi carro hoy porque está en el
taller.

- Sí, yo paso por ti. - aseguré - Estoy ahí en veinte minutos, no huyas.

- Ok, te espero. - rió - Nos vemos.

- Adiós, guapa.

- Adiós, Camila.

Colgué el teléfono y me tiré encima de Dinah escuchándola reír.

- Por el amor de Dios, Cam. - me empujó - Pareces una adolescente enamorada. - le


pegué - Ouch, ¿y eso por qué?

- Porque no estoy enamorada. - aclaré - Ella solo me gusta, ¿ok? Ahora... ¿me
prestas tu auto?

- Debo ir al trabajo, Cam.

- Maldición. - gruñí - Le pediré el auto a Gordon. Iré a bañarme. ¡Por favor escoge mi
ropa, Di!

- Está bien, está bien. Ve a bañarte para que no tengas mal olor para tu sexy
pelinegra. - se burló pero la ignoré y me metí a la ducha

Tenía razón en mis pensamientos de ayer por la noche. Iba a haber próxima vez y
definitivamente íbamos a tener una discusión por quién pagaría la cuenta, aunque
obviamente yo iba a ganar porque jamás dejaría que ella pagará.
La misión de acercarme cada vez más a la ojiverde iba cuesta arriba a pesar de que
solo eran aparentes salidas de amigas para ella. La haría cambiar de parecer en
cuanto a nuestra relación.

-------------

Nunca antes había tomado una ducha tan rápida como la que tuve hace unos siete
minutos atrás.

Al salir me cambie rápidamente con la ropa que Dinah había escogido para mi, tomé
mi mochila luego de guardar un cambio de ropa y mi libreta de canciones, y
finalmente baje a pedirle el coche prestado a Gordon. Afortunadamente no tuve que
repetir dos veces el pedido ya que Milika fue la que me dió la autorización de tomar
las llaves e irme en el auto.

Llegué cinco minutos antes del tiempo que yo había calculado y festejé interiormente,
aunque esos festejos se fueron a la basura tan pronto como ví la pulsera de oro que
brillaba en uno de los compartimientos de botella que había en mi mochila.

Rápidamente vinieron a mi cabeza los acontecimientos de la noche anterior; de cómo


Richard me entrego ese objeto que se le había caído a la persona que me dejó el
sobre y de lo que había dentro del sobre.

_______________________

N/A:

Una pequeña sorpresa nocturna.


Lo siento para quienes están justo ahora en su quinto sueño, jajaja.

Uh, y también lo siento si vieron errores en el capítulo; es que estoy prácticamente


muriendo de sueño y aún así quise actualizar este capítulo para no dejarles con la
duda sobre lo que leyeron en el anterior, jeje.

Para quienes estén despiertas/os, ¿Saben lo que es la parálisis de sueño? ¿A qué le


tienen miedo? ¿Por qué están despiertos a esta hora? ¿Quién les hizo tanto daño?

Tengan una linda noche.

Kisses (de chocolate).


.
28

Tomé la pulsera entre mis manos y la miré atentamente. Podía asegurar que mínimo
era de ocho kilates. En la parte trasera de la vista superior tenía grabado un
"Victory", así que supuse que ese debía ser el nombre de la mujer que había dejado
el sobre amarillo con John.

Dos golpes en el cristal del auto me hicieron volver a la realidad lejos de mis
pensamientos. Voltee a mi lado derecho encontrandome con mi hermosa ojiverde
sonriendome levemente.

Salí del auto y caminé hasta ella. No pude evitar mirarla de arriba a abajo. Era
jodidamente hermosa y si verla se pudiera considerar un deporte, yo definitivamente
sería buenísima en él. Apuesto que ganaría hasta medallas y muchos trofeos.

La pelinegra traía puesta su bata blanca, y abajo de esta, llevaba unos jeans y una
blusa verde menta. También estaba usando unos zapatos altos del mismo color que
su blusa, así que gracias a esos zapatos ya no se veía tan pequeña a mi lado.

- Hey, hola. - saludé animadamente

- Llegaste antes, eres puntual.

- Me gusta ser puntual. - por ti, pensé

- Eso es maravilloso. - sonrió - ¿Y a dónde iremos a comer? Estaba pensando que


podríamos ir a ese nuevo restaurante de sushi que abrieron en el centro, ¿qué
opinas?

¿Qué opinaba? Bueno, opinaba que yo definitivamente era enemiga de cualquier tipo
de comida cruda, o cosida, no importaba el término, lo que me importaba a mi a mí
paladar era el hecho de que fuera pescado, mariscos o calamares. El sushi no estaba
entre mi top 10 de comidas favoritas, de hecho estaba en el top 10 de comidas que
nunca comería; sin embargo si la ojiverde quería comer eso, yo tendría que hacer un
esfuerzo para tratar de comer lo mismo.

- Lo que tu digas está bien. - dije finalmente; quitó un mechón de cabello que tenía
en mi rostro, después acarició levemente mi mejilla pero al percatarse de lo que
estaba haciendo me soltó rápidamente frunciendo el ceño
- Hmmm, bien. Entonces, ¿nos vamos? - se removió incomoda en el lugar donde
estaba parada

- Sí, sí. - extendí mi brazo y le abrí la puerta del copiloto - Pase usted, bella dama. Su
carruaje a llegado.

- Gracias. - dijo sonriendo cuando ya estaba dentro del carro, así que le guiñé un ojo
cerrando la puerta con cuidado

Rodeé el auto y me subí.

- ¿Puedo encender el radio? - preguntó tan pronto como yo estaba adentro


colocándome el cinturón de seguridad

- Claro, adelante.

- ¿Te gusta esta estación o le cambio?

- No, no. Escucha lo que quieras, no tengo problema con eso. - nos miramos unos
segundos, el hermoso color de sus ojos me atraía como un imán para hacer que no
parará de mirarle - Hmmm. - me aclaré la garganta desviando la mirada - ¿Ya te
colocaste el cinturón de seguridad? - metí la llave en el carro girándola levemente
para arrancar

- Listo.

- Bien, ¿me indicas el camino? - murmuró un suave "sí" - Gracias.

_____________________________

(N/A: )

La mujer que estaba apoyada en la pared vigilando aquel auto que ahora se alejaba
sonrió levemente.

- ¿Viste eso, Ashton?

- Lo ví, cielo. - le contesto su futuro esposo - ¿Crees que esté saliendo con la hija del
socio de tu papá?
- No creo, nunca las he visto besarse o algo así. Pero lo de la hija de
Jauregui no importa ahora, ¿viste lo que estaba en sus manos, cierto?

- ¿Cómo se te cayó la pulcera? Tiene un broche de seguridad reforzado.

- Fue a propósito.

- ¿Qué dices? Maddison, ¿por qué?

- Estoy alistando nuestro futuro encuentro, quiero que sea algo sorpresivo y casual
para que ella no sospeche nada. - dijo

- Pero ya se habían encontrado antes, en el bar. ¿recuerdas? la drogaste.

- Claro que lo recuerdo. - respondió irritada - Pero ella no, así que todo está bien. Lo
tengo todo calculado, Ashton. - escuchó al hombre suspirar, así que ella también lo
hizo - ¿En dónde está Oli?

- En casa de mi prima.

- Vamos por el. Me dieron ganas de comer sushi. - el hombre alto de cabello
azabache negó levemente al oír la propuesta de su novia; ella estaba siendo un poco
desesperada en cuando al tema de Camila y si seguía de esa forma, en cualquier
momento todo su teatro se vendría abajo

Ambos salieron del callejón en el que estaban escondidos y caminaron hasta su auto.
Fueron en busca de su pequeño hijo, quien los esperaba ansiosamente para que por
fin lo llevarán a conocer la ciudad como lo prometieron cuando llegaron.

(N/A: )

________________________________

Estacioné el auto frente al restaurante. Antes de bajarme le dije a la ojiverde que me


esperara adentro.

Me metí al restaurante y le pedí un pequeño favor a una de las meseras.

Regresé hacía el auto y le abrí por fin la puerta a la pelinegra.

- Mademoiselle. - estiré mi mano para que la tomara - Il a un beau sourire. (Tiene


una hermosa sonrisa.) - murmuré en francés cuando tomó mi mano sonriendome

- Oh, ¿hablas francés? - su voz tenía un toque de sorpresa - Gracias. - dijo cuando
estuvo fuera del auto

Cerré la puerta. Guardé las llaves en los bolsillos de mis jeans y después cambié de
postura poniéndome más derecha de lo habitual. Acomodé mi brazo derecho de tal
forma como lo hacen algunas personas cuando llevan a su lado a mujeres bellas en
cenas elegantes.

- ¿Me permites llevarte del brazo? - pregunté tímidamente ya que la mirada que ella
me estaba dando era muy intensa y lograba intimidarme

- Por su puesto. - pasó su brazo izquierdo por mi brazo y se engancho en mi -


¿Entramos?

- Andando.

El restaurante era increíblemente asombroso por dentro. Las paredes eran


ligeramente azules y tenían cientos de cuadros con fotografías o pinturas de criaturas
marinas.

Las mesas eran redondas, aunque en algunas partes habían asientos como en
cualquier establecimiento de comida rápida. Esos que siempre eran pegados a la
pared y tenían asientos acolchonados y una mesa en medio.

La mesera a la cual le dí cincuenta dólares, rápidamente se acercó a nosotras y nos


llevó a una mesa.

Yo en lo personal, quería sentarme en una de las mesas tipo Macdonald's, pero la


mesera nos llevó a una de las mesas redondas.

- Les dejo el menú. Regreso en cinco minutos. Bienvenidas. - dijo la mesera, pero
antes de irse me guiñó un ojo, gesto que no paso de ser persivido por la ojiverde

- Creo que le gustaste. - murmuró mientras leía el menú que nos había
dejado la mesera

- Sí, bueno, no me importa.


- ¿No? - puso el menú en la mesa - ¿Por qué? Ella es muy bonita.

- Eso no lo niego.

- ¿Entonces? - apoyó sus codos en la mesa y recargó su rostro en sus manos


viéndome fijamente - Quizá deberías pedirle su número.

- No gracias. - empecé a jugar con los cubiertos y cucharas que habían en la mesa -
No estoy interesada en ella.

- ¿Por qué no?

- Ya tengo alguien que me llama la atención. - bien, estaba en mis cinco minutos de
valentía - Y te aseguro que es la mujer más hermosa de todo el mundo entero. - me
incliné en la mesa para acercarme un poco más a la ojiverde - No necesito a nadie
más.

- Hmmmm. ¿Y q-quién es e-e-ella?

- ¿Ya están listas para ordenar? - llegó la mesera interrumpiendo mi momento de


valentía

- Yo solo quiero un agua. - pedí

- ¿No vas a comer nada? - me preguntó la pelinegra con curiosidad, así que negué -
Me traes salmón y unos rollos primavera. Y de beber, un poco de té helado, por favor.

- Bien, enseguida les traigo su orden.

- ¿No pediste sushi?

- No, algo me dice que no te gusta. - me enderece en mi lugar - ¿Me equivoco?

- No, para nada, pero ¿cómo lo supiste? - pregunté sorprendida

- Intuición. - se encogió de hombros - ¿Por qué retrasaron el ensayo para más tarde?
Normalmente ensayan a esta hora siempre.

Pasé los siguientes quince minutos inventando una excusa sobre el porque
supuestamente los ensayos se habían atrasado. Por su puesto nada de eso era verdad
y lo más probable es que se enterase de eso sí le preguntaba a su hermano, pero
valía la pena el riesgo.

Antes de que llegara la mesera tuve tiempo de enviarle un mensaje a Ashlee


informándole que llegaría tarde y debía de cubrirme para que Richard no se diera
cuenta de mi ausencia en el ensayo. Ella aceptó, pero al igual que Dinah cada que le
pido un favor, me pidió algo a cambio.

Ya no solo debía de lavar trastes un mes entero por culpa de Dinah, ahora también
debía lavar la ropa de Ashlee por dos semanas. Esas dos eran unas aprovechadas de
lo peor. Pero algún día yo me aprovecharía de ellas también y me vengaria de todo.

La comida de Lauren llegó, y juntó con ella también llegó la rosa que le pedí a la
mesera que pusiera.

- ¿Qué es esto? - le preguntó

- Cortesía de la casa. - contestó - Con su permiso. Buen provecho, señorita.

Tomó la rosa con cuidado y aspiro su aroma. Una pequeña sonrisa adorno sus labios.

- ¿Tú le pediste que la pusiera?

- Puede ser. - me recargué en la mesa - O puede ser que le gustaste a alguno de los
chefs. - le guiñé el ojo

- Lo dudo mucho.

- Eres hermosa, cariño.

- Gracias. - respondió sonrojada

Cuando creí que estaba a punto de empezar a comer, la ojiverde se levantó de la


mesa. Por un momento pensé que se iría por culpa del detalle de la rosa, sin embargo
me sorprendió cuando la ví mover su silla y su comida a lado mío.

- Podemos comer juntas. - sus mejillas aún estaban un poco rojas - Si quieres, claro.
- agregó

- No me gusta este tipo de comida.

- Q-quizá deberías probarla primero. - con los palillos que le dieron tomó un pedazo
pequeño de salmón y lo acerco a mi boca - Abre. - pidió
- No estoy muy segura de esto. - le respondí con los labios cerrados haciéndola reír -
En serio, guapa.

- Confía en mi. - mirarla a los ojos definitivamente era un gran error, sobre todo
cuando me pedía algo - Abre la boca, cariño. - mis ojos se abrieron de par en par al
escucharla decirme de la misma manera y con el mismo tono de voz, lo que yo le
decía a veces a ella

La sorpresa de lo que oí fue lo que me hizo abrir ligeramente la boca. Fue en ese
momento en que ella aprovecho para meterme ese salmón.

- Mastica. - me sonrió

- Eres una listilla, te has aprovechado de mi. - le dije cuando terminé de masticar y
tragué el salmón

- Yo lo llamo estrategia. - me guiñó un ojo - ¿Quieres más? - negué

- Quiero verte comer.

- Camila.

- Guapa. - dije con el mismo tono de voz con el que ella había dicho mi nombre

- Está bien. - se resigno haciéndome reír - Pero la próxima vez que vengamos a
comer, tú también tienes que comer. O mínimo aceptar mi comida. - exigió

Próxima vez. La próxima vez.


Que dijera que seguirían habiendo próximas veces era algo hermoso y emocionante
para mi. Y todo eso significaba que podía estar cada vez más cerca de ella y
conquistarla.

______________

N/A:

Hoy tengo una cita con el chico que me gusta y estoy muy nerviosa.

La última vez que tuve una cita fue con mi ex novio y nos sacaron del cine porque el
estaba gritandole a un señor por estar haciendo ruido.
¿Han tenido citas espantosas?

Otra pregunta, ¿qué opinan de la historia hasta ahorita? ¿creen que a Lauren le guste
Camila?

¿Quieren hacer apuestas entre ustedes? Si es así, díganme el número del capítulo en
el que esperan un beso Camren.

Buen día, cositas bonitas.

.
29

Las palabras de la ojiverde fueron ciertas, sí hubo próxima vez. Incluso no solo fue
una, fueron varias próximas veces ya que en los últimos tres meses nos habíamos
apegado más. Varias veces salimos con sus amigos, y de hecho tuvimos una
revancha en los bolos y en esa ocasión mi equipo ganó, sin embargo tuve que volver
a comer pizza de la basura porque no iba a permitir que Lauren lo hiciera y se
enfermara por ello.

Nuestras salidas regularmente eran variadas, ya que no siempre hacíamos lo mismo.


En algunas ocasiones íbamos a jugar al campo de mini golf o a pasear en patines al
parque que estaba por la zona residencial donde ella vivía, incluso también íbamos
mucho a cenar o a comer.

Una de las salidas más épicas que tuvimos fue la vez que la lleve al billar. Ella al
principio no sabía nada en absoluto, pero al final de la noche terminó siendo una
experta en el juego y le quito unos cuantos dólares a muchos hombres que pensaron
que podrían ganarle. Esa noche saliendo del billar fuimos a bailar con su amiga
Normani y con el dentista.

Y hablando de Normani, ella es aún más salvaje de lo que imaginé. Muchas veces se
controlaba de atacarme por la ojiverde, pero cuando estábamos solas siempre
terminabamos haciéndonos daño una a la otra, ganándonos los regaños de Valentín y
de Lauren.

Todo estaba perfecto en mi vida actualmente; Lauren y las citas no citas que tenía
con ella, el trabajo y ese aumento de sueldo que nos dió Richard por el aniversario
número seis del bar, Milika y el hecho de que estaba llevando bien su tratamiento,
Seth y nuestras competencias en su consola de videojuegos, Dinah y Gordon con su
siempre e interminable buen humor, mis salidas nocturnas con Ashlee y los chicos
después del trabajo, etc

Todo estaba saliendo a la perfección últimamente y por ello no me sorprendí mucho


cuando Richard me mandó a llamar la noche pasada para entregarme otro sobre
amarillo.

Dentro del sobre había otra carta del licenciado ese que pedía que confirmara mi
asistencia para la lectura del testamento de la mujer que nunca jamás ví en mi vida,
porque al parecer el día de la audiencia estaba programado para dentro de tres días.
Pero lo que me sorprendió no fue aquello. Lo que realmente captó mi total atención
fue otro mapa impreso con el mismo lugar encerrado en un círculo. "Necesitas
respuestas." , era lo que decía esta vez.

- ¿Cam, estás vestida? - preguntó Dinah al otro lado de la puerta de mi habitación

Hace una semana exactamente, la muy idiota había entrado sin avisar justo en el
momento en que me quitaba la toalla de baño para cambiarme, por lo que me vió
desnuda. Después de ese momento incómodo ella dejó de hablarme por cuatro días a
pesar de que vivíamos en la misma casa. Muchas veces Milika y Gordon le
preguntaron porque me ignoraba pero ella solo se encogía de hombros y no
respondía.

- Pasa. - grité luego de esconder el mapa que me habían mandado - ¿Qué sucede, Di?
- le pregunté al verla

- Seth tiene cita con el dentista. - me levanté de golpe de la cama - No esperaba otra
reacción. - comenzó a reír - ¿Quieres acompañarme a llevarlo?

- Sí, solo déjame darme una ducha rápida. - pedí mientras corría al armario para
sacar un poco de ropa

Con el paso del tiempo aprendí a tener un poco más de confianza en mí estilo de
vestir cuando se trataba de salir con la ojiverde y gracias a eso Dinah había dejado de
estafarme.

---------

- ¿Y cuánto dinero me va a traer el ratón? - nos preguntó Seth cuando estábamos


entrando al hospital

- Bueno, eso depende. - dijo Dinah

- ¿De qué? - preguntó Seth

- Sí no te mueres antes de que te saquen ese colmillo. - contestó asustando a su


hermano, quien rápidamente se quejó y se abrazó a mi

- Tranquilo, campeón. Ella solo está siendo idiota, eso es todo. - consolé -
No le digas esas cosas, Dinah. - le pegué en la cabeza

- Nos lleva preguntando eso desde que salimos de la casa. Solo quería que guardara
silencio un rato. - se quejó

- Sí, pero no seas tan bestia.

- Dijo la bestia que me pegó. - rodó los ojos - ¡Deja de pegarme! - gritó cuando le dí
otro golpe en la cabeza al puro estilo Milika Hansen

- Te lo ganas por estúpida, Di. - llegamos al área de Odontología y rápidamente me


acerque hasta la recepcionista - Hola, bellísima ...

- La doctora Jauregui está ocupada, no voy a dejar que pase esta vez a interrumpirla.
- se adelantó, interrumpiéndome

- Uh, bueno, gracias por avisarme. Pero realmente mi amiguito es el que viene a
consulta con el doctor Chmerkovskiy. - dije alzando a Seth para sentarlo en el
escritorio de la recepcionista - ¿Cierto, campeón?

- Cierto. Van a sacarme este diente. - abrió la boca y con su dedo señaló el colmillo
superior derecho

- Nombre. - pidió

- Es ese. - señalé el nombre de Seth en su computadora, pero la señora me pegó un


manotazo - Ouch.

- No toqué nada. - escuché reír a Dinah a mis espaldas y voltee a verla enojada -
Ahora largo de aquí, y baje a su hermano de mi escritorio.

- Bájalo, Di. - le pedí

- En unos minutos él doctor Chmerkovskiy los nombrará. Pueden sentarse. - nos dijo
a los tres, pero después se levantó para mirarme atentamente - Ni de le ocurra
moverse de ahí para ir a interrumpir a la doctora Jauregui o le juro que mandó a
llamar a seguridad, ¿entendió?

- Entendí. - sin embargo obviamente no iba a hacerle caso ya que en primer lugar
estaba aquí para ver a la ojiverde - No se preocupe. - le sonreí

Todo el tiempo que venía al hospital, ya sea para acompañar a Milika o a Seth,
siempre me desaparecía por momentos para poder ver a la pelinegra. En muchas de
las ocasiones tuve que engañar a la recepcionista para poder pasar al área de
consultorios, sin embargo la última vez me cachó ya que el paciente que estaba
atendiendo la ojiverde se fue a quejar con la recepcionista diciendo que yo no estaba
respetando su tiempo como lo indicaba la consulta.

Desde ese día no me había dado la oportunidad de regresar al hospital. O sea, había
venido, pero no entrado, porque siempre esperaba a Lauren en el estacionamiento
recargada en el auto de Gordon para llevarla a comer.

- Dinah. - le hablé pero no me hizo caso por estar con los audífonos - Dinah. - volví a
intentar - ¡Dinah! - grité un poco golpeando su hombro

- Maldita sea, Cam. ¿qué rayos quieres? ¿no ves que estoy ocupada viendo vídeos?

- Sí, ya lo noté. - rodé los ojos - Necesito un favor, Di. - murmuré para que la
recepcionista no me escuchara

- ¿Qué quieres? ¿es algo ilegal? porque si el favor es algo ilegal, mejor vete olvidando
que te ayude. - dijo mientras respondía mensajes en su teléfono - Camila, deja de
pegarme. - se quejó

- Entonces deja de ignorarme. - dije - Te prometo que no es nada ilegal, por favor,
ayúdame.

- Está bien. ¿qué quieres?

- Quiero que distraigas a la recepcionista un rato. - iba a comenzar a quejarse pero


me apresuré a hablar: - Tranquila, no se va a dar cuenta. Me levantaré y le
preguntaré dónde están los baños, entonces voy a fingir que me voy en busca de
ellos y es cuando tú debes levantarte y distraerla. Entonces yo regresaré y voy a
caminar rápido hacia el consultorio de Lauren, ¿ok?

- Para tu carro, amiga. - dijo cuando acabe de explicarle el plan - ¿Estás loca? Nos va
a cachar y entonces nos matará a las dos porque va a mandar a llamar a los guardias
y Seth se va a quedar sin su consulta.

- No, no, no. No te preocupes, voy a ser rápida, lo prometo. Por favor. - me abracé a
ella ignorando el hecho de que Seth nos estaba mirando raro

- ¿Para qué quieres ver a Lauren? Déjala respirar un rato, todo el tiempo estás
encima de ella.
- Eso no es verdad. - me quejé

- Ayer saliste con ella, Cam. ¿para qué quieres verla? - preguntó

- Porque verla siempre es algo hermoso.

- No empieces, no quiero oír nuevamente tu discurso sobre lo bella, increíble y sexy


que es la hermana de tu jefe. - rodé los ojos, mi discurso no era tan malo

- Dinah, por favor. Vamos, ayúdame. - le di un beso en la mejilla - Si no aceptas voy


a continuar besándote.

- Ew, no. - trató de separarse de mi, pero no pudo ya que la tenía bien agarrada con
mis brazos - Está bien, está bien, lo haré. - aceptó finalmente - Pero deja de llenarme
de saliva. Guarda eso para tu sexy pelinegra.

- ¡Eres la mejor, Di! - antes de soltarla la abracé más fuerte - Bien, iré a preguntarle
por el baño. Estaré detrás de la planta de ahí. - asintió

- ¿A dónde vas, Cam? - me preguntó Seth

- Va a que le revisen la garganta. - respondió Dinah burlándose de mi - ¿Cierto,


Camila?

- ¿También tienes cita? - me cuestionó el pequeño que estaba viéndome

- S-sí. Pero ¿ves a la bruja de ahí? - señalé a la recepcionista y el asintió - Bueno, ella
no lo sabe. Así que no vayas a decir nada, ¿lo prometes?

- Lo prometo. - sonrió

- Bien, bien. Aquí vamos. - caminé hacia la recepcionista tratando de fingir mi mejor
cara de sufrimiento - Disculpe, ¿en dónde están los baños?

- Camina todo derecho y después doblas a la izquierda, ahí hay unos letreros
enormes que dicen "baño". - respondió

- Gracias. - caminé hacia dónde me dijo y cuando pasé a lado de Dinah le hice señas
con mi mano para que se levantara a distraer a la recepcionista

___________________________
N/A:

Lo siento si ven errores en la redacción o en alguna palabra, en esta ocasión no revise


el capítulo.

Creo que por ahí hay un "de" que en realidad es "se" o algo así.

Continuó en mi cita, el sé levantó para ordenar un poco de comida porque venimos a


cenar a una plaza, así que estoy aprovechando para actualizar, jeje.

¿Ya escucharon las canciones de Camila? Si no es así, vayan a comprarlas que ya


están disponibles en iTunes, o escuchenlas en Spotify.

.
30

Me escondí detrás de una enorme maceta que tenía una planta rara de color verde, y
desde ahí ví cómo Dinah se levantaba y empezaba a platicar con la recepcionista.

Recargué mi frente contra la cerámica de la maceta al percatarme que nunca le dije a


Dinah si debía hacerme una seña o no.

- ¡Señorita! - escuché a la recepcionista gritar y rápidamente me separé de la maceta


para ver que estaba pasando

- Excelente, Di. - murmuré para mí misma al ver que mi amiga estaba fingiendo un
desmayo

Estaba a punto de levantarme y pasar corriendo por la recepción hasta los


consultorios, sin embargo pensé rápidamente que si hacia eso lo más seguro era que
me descubrieran, así que en lugar de levantarme mejor me apoye en el suelo sobre
mis rodillas y manos y empecé a gatear hasta los consultorios lo más silenciosamente
posible para que no me descubrieran.

Cuando pasé gateando por la recepción, mi corazón estaba a punto de estallar por los
nervios y el miedo que tenía si llegaban a cacharme, afortunadamente nadie se dió
cuenta de la presencia de la mujer de veintiocho años que estaba gateando en el
suelo porque todos estaban atentos a Dinah, quien seguía en el piso fingiendo estar
desmayada.

Tan pronto como pase el consultorio seis me levanté del suelo y corrí levemente hasta
el consultorio de la ojiverde. Ya cuando estuve frente a su puerta, toqué dos veces.

- ¿Camila? - fue lo primero que dijo cuando me vió, pero no le dije nada porque solo
la empuje hacia dentro y luego cerré la puerta detrás de mi - C-c-camila, ¿qué haces
aquí?

- Shhh. - iba a volver a hablar pero puse una de mis manos en su boca - Espera,
silencio. - pegué mi oreja a la puerta, los sonidos de la recepcionista preguntándole a
Dinah si estaba bien se detuvieron, al parecer mi amiga se había recuperado de su
desmayo fingido - Bien, bien. - me despegue de la puerta y sin quitarle la mano de la
boca a la ojiverde saqué mi teléfono y le envié un mensaje a Dinah agradeciéndole lo
que acababa de hacer - Excelente.
- ¿Qué rayos, Camila? - dijo tan pronto como se quitó mi mano de su boca - ¿Qué
haces aquí? ¿Por qué entraste así?

- Digamos que no tenía permiso de pasar. - murmuré apenada - ¿Vas a continuar


atendiendolo? - señalé al joven que estaba acostado con la boca abierta y una especie
de babero azul

- Sí, pero antes dime qué haces aquí.

- Quería venir a verte, necesito preguntarte algo. - admití

- ¿Y no podías esperar? - me preguntó avanzando hacia el lavabo que había en su


consultorio - ¿Qué es lo que quieres preguntarme que no puede esperar? - secó sus
manos luego de lavarlas y sacó unos guantes desechables de su filipina lila

- La pregunta puede esperar hasta que este muchacho salga de aquí. - me recargué
en la pierna del joven - ¿Crees que la doctora tarde mucho contigo? - se encogió de
hombros

- Camila, no te recargues en el paciente. Ve a sentarte a mi escritorio, por favor. -


dijo acomodándose en la silla que estaba a lado de donde estaba acostado el chico y
poniéndose un cubrebocas - No toques nada. - me advirtió en referencia a la vez que
accidentalmente le había hechado a perder una impresión - Abre un poco más la
boca, Jason. - le pidió al paciente

A Lauren le tomó alrededor de veinte minutos finalizar con lo que sea que estuviera
haciendo con la boca de aquel chico. Tiró los guantes, el cubrebocas y el babero a la
basura y después camino al escritorio, estiró su cuerpo sobre mi para poder alcanzar
una hoja y luego tomó una pluma y se apoyó en el escritorio para comenzar a escribir
algo así.

- ¿Y si mejor te sientas? - le pregunté

- Estás en mi lugar. - comentó pasándose un mechón de cabello detrás de la oreja

- Podrías sentarte en mis piernas. - comenté en voz alta lo que supuestamente yo


estaba diciendo en mi mente

- ¿Qué? - la ojiverde volteó a verme sorprendida - ¿Estás bromeando, no?


Bromeando, siempre estaba bromeando según ella y sinceramente ya me estaba
hartando de siempre darle la razón para evitar que me diera una de esas pláticas de
lo no muy preparada que estaba para esas cosas con fines románticos y lo mucho que
aprecia nuestra amistad.

- No, hablo en serio. - me atreví a responderle - Es decir, no tiene nada de malo, ¿no
crees? después de todo somos amigas... - al final me asusté al ver la forma en la que
me estaba mirando

- No creo que deba hacer eso estando en el trabajo. - fue lo único que dijo

Fruncí ligeramente el ceño pensando en lo que acababa de decir. ¿O sea que si no


estuviera en el trabajo si consideraría sentarse en mis piernas?

El chico se acercó hasta el consultorio y me observó curioso.

- ¿Ella es su novia, doctora Jauregui? - preguntó de la misma forma que muchos lo


hacían cada que nos veían juntas, y al igual que todas las veces que lo oía, sonreí

- Toma. - le entregó la hoja en la que estaba escribiendo - Esos son los


medicamentos que debes tomar. Recuerda que no debes cepillar tus dientes hasta
mañana, y por el momento no debes comer nada.

Y al igual que siempre, la ojiverde ignoró vilmente la pregunta.

- Ok. Muchas gracias, doctora.

- De nada, nos vemos dentro de cuatro meses para hacer la siguiente extracción. - le
sonrió agitando la mano en forma de despedida

El chico hizo lo mismo y después salió del consultorio dejándonos solas y con un
silencio muy pesado. La ojiverde se alejó un poco del escritorio y sacó su teléfono
para revisar unas cosas, yo en cambio solo me dediqué a mirarla atentamente.

¿Cómo era posible que fuera tan hermosa sin siquiera intentarlo? Su belleza era tan
natural que daba miedo. Ella definitivamente era la mujer perfecta, y cada día lo
comprobaba de diferentes maneras.

- Él ya no está aquí. - dije rompiendo el silencio que nos rodeaba, ella levantó la vista
del teléfono y me miró sin expresión alguna
Nos quedamos mirando por unos segundos más, hasta que ella guardo su teléfono y
comenzó a acercarse nuevamente al escritorio. Se situó frente a mi y apoyó sus
manos a los lados de la silla en la que yo estaba sentada para después inclinarse
hasta quedar a centímetros de mi rostro.

- ¿Qué es lo que quieres preguntarme, Camila? - su aliento mentolado hizo que se me


erizarán los bellos de la piel - ¿Y por qué es tan importante?

- Y-yo, y-yo... - desvié mi mirada a sus labios - Recibí una carta. - la verdad es que
no quería preguntarle nada, dije eso solamente para que no se molestará conmigo
por haber entrado de aquella forma a su consultorio y ahora debía inventar algo,
lamentablemente en lugar de inventar alguna excusa o historia muy buena, se me
salió comentarle sobre la carta que venía en el sobre amarillo que me dió su hermano

- ¿Una carta? - se separó de mi y maldije en silencio por la perdida - ¿Y de qué es la


carta?

- Es una larga historia, pero... - quizá podía matar dos pájaros de un tiró gracias a mi
gran bocota; podía pedirle que me acompañara a Washington DC, y así aprovechaba
para ver quién era Bárbara Estrabao y porque quería que estuviera en la lectura de
testamento de esa tal Sinuhe, también así disfrutaba de pasar más tiempo cerca de la
ojiverde - ¿Qué harás después del trabajo el viernes por la noche?

- Ir a mi casa y dormir un rato, supongo. De todas formas el sábado iba a


acompañarte al bar, ¿recuerdas? - rasqué mi nuca - Lo olvidaste, ¿cierto?

- Lo lamento, guapa. Es solo que este tema de la carta y lo de Washington me tiene


un poco descolocada. - estiré mis brazos y con mis manos tomé a la ojiverde de la
cintura y la jale hasta que cayó encima de mis piernas

- Camila. - chilló - ¿Qué haces?

- Demostrarte que no tiene nada de malo que estés encima mío. - dije con doble
sentido, y no del doble sentido refiriéndome a algo pervertido, más bien del doble
sentido en que ella entendería que más bien yo hablaba sobre la amistad cuando
realmente quería que sintiera lo cómoda que yo era y que en un futuro ella hiciera
eso solo por pensar que estaba bien en nuestra "amistad" - ¿Lo ves? Así no estás
parada y platicamos mejor.

- Podría sentarme en la silla de ahí. - señaló la silla negra de la esquina


- ¿Y así como te demuestro que esto no va a cambiar nada? No es nada malo, guapa,
lo prometo. Seguimos siendo amigas. - le aseguré

- Está bien. - dijo un poco convencida - ¿Y qué tiene que ver Washington con lo del
bar y la carta?

- Bueno, es que quiero que me acompañes a Washington este fin de semana, y he


estado tan ocupada pensando en que debo ir ahí que olvide que me acompañarías al
bar.

- ¿Quieres que vayamos a Washington? - se removió un poco en mis piernas - ¿Qué


es lo que tienes que hacer ahí?

- Hace unos meses atrás dejaron un sobre amarillo en el bar, estaba a mi nombre así
que tu hermano me lo dió. En el había una especie de citatorio de parte de un
abogado. Decía que necesitan que haga acto de presencia en una lectura de
testamento.

- ¿Se murió algún familiar tuyo?

- Ese es el problema, cariño. - coloqué una de mis manos en su cintura - Soy


huérfana.

La cara de Lauren pasó de estar confundida a la sorpresa máxima por lo que acababa
de decir. Esta era la primera vez que mencionaba algo de mi vida privada con ella y
estoy segura que no era nada de lo que ella esperaba de mi.

Muchas veces ella trató de que yo le hablara sobre mi familia, sobre cómo eran mis
padres y cuantos hermanos tenía, sin embargo jamás le conté nada sobre eso y lo
único que hacía era cambiar de tema. Algunas veces ella se llegó a enojar conmigo
por ignorarla cuando trataba de tocar esos temas, pero al final yo hacía alguna
payasada y ella terminaba riendo y olvidando todo.

Contarle a Lauren sobre mi pasado era algo que en algún momento debía hacer si
esperaba comenzar algún tipo de relación con ella en el futuro, pero nunca creí que lo
haría tan pronto. Nunca a sido fácil para mí hablar sobre mi etapa en el orfanato y
mucho menos sobre mi vida luego de huir de Nashville, pero ya no había marcha
atrás, lo había dicho.

Soy huérfana.

_______________________
N/A:
FUE LA CITA MÁS BELLA DEL MUNDO, OH DIOS, NOS VIMOS A LAS DOS Y MEDIA EN
EL CINE, ENTRAMOS A VER DUNKIRK, Y DESPUÉS FUIMOS A CAMINAR POR AHÍ Y
TOMAMOS UN HELADO, TODO ESO HASTA QUE NOS DIÓ LA NOCHE Y FUIMOS A
CENAR, DESPUÉS DE CENAR FUIMOS NUEVAMENTE A CAMINAR Y YA DESPUES ME
DEJO EN MI CASA Y Y Y ME BESO, FUE HERMOSO

Ahora adivinen quien tiene novio y está muy feliz .

Me alegra saber que tengo a alguien a quien contarle sobre lo que pasó hoy, así que
gracias por leerlo y no darme el avionazo.

Y hablando de todo un poco, ¿qué opinan de estos últimos capítulos que he estado
actualizando?

Es lindo saber que se emocionan cuando actualizo y me hace tan feliz que quiero
estar actualizando todo el tiempo, jeje.

Las amo muchísimo, pequeñas bolitas de algodón.

.
31

Luego de confesarle que soy huérfana, Lauren se quedo completamente callada. Se


levantó de mis piernas en silencio y comenzó a ordenar sus cosas en el consultorio,
después hizo unas cuantas llamadas en su teléfono y finalmente me extendió su
mano para que la tomara.

Salimos de su consultorio, cerró con llave y finalmente caminamos hasta la recepción,


donde se despidió de la recepcionista - quien me miró frunciendo el ceño al verme de
la mano con la ojiverde -, después salimos del hospital en dirección al
estacionamiento, donde estaba su auto estacionado. Desactivo la alarma y después
quitó los seguros para que pudiéramos entrar, y fue así como me soltó la mano.

Sin decir una sola palabra me subí al auto en el asiento del copiloto y después saqué
mi teléfono para mandarle un mensaje a Dinah diciéndole que no me esperara y se
fuera a casa con Seth tan pronto saliera de la consulta.

Lauren arrancó el auto en silencio y comenzó a conducir por las calles de la ciudad. Al
principio estaba un poco confundida por no saber a donde íbamos, pero después de
ver un letrero de "Disfrute su viaje" supe que estábamos saliendo de Nashville.

Estuvimos aproximadamente unas dos horas y media en el auto. Pasamos una caseta
de peaje y finalmente la ojiverde estacionó el auto en un hotel llamado "Eternal".

Tenía su mano derecha apoyada en el volante y la izquierda en la palanca de


cambios. Tenía la mirada pérdida hacia enfrente, como si estuviera viendo la entrada
del hotel. Suspiró lentamente y estiró su mano izquierda para apagar la radio,
después la volvió a situar en donde estaba antes.

- ¿Cariño, estás bien? - me atreví a preguntarle, necesitaba saber si estaba así por mi
culpa

Cuándo le confesé hace unas horas atrás que era huérfana, no esperaba que
reaccionara de la forma en que lo hizo. Creí que me llenaría de preguntas pero en
cambio parecía estar en una especie de shock.

- ¿Tú lo estás? - volteó a verme finalmente luego de horas evitando cualquier


contacto visual conmigo

- Estoy un poco preocupada por ti. - admití mientras estiraba mi brazo para tomar su
mano izquierda que estaba posada en la palanca de cambios - ¿Quieres que hablemos
un rato? Necesito saber que tienes.

- No lo sé. Pero bajemos, hay que rentar una habitación, ya está empezando a
anochecer y no vamos a dormir en el auto, es incómodo.

Asentí. No entendía muy bien que estábamos haciendo aquí, pero estaba un poco
tranquila solo por el hecho de que estaba con la ojiverde.

Entramos al hotel y nos registramos. Lauren pidió solo una habitación, pero eso no
me sorprendió mucho, lo que me sorprendió fue que no era una habitación con doble
cama.

Subimos las escaleras hasta llegar al tercer piso y después caminamos por el pasillo
levemente iluminado hasta que estuvimos frente a la habitación número 34. Lauren
me entregó la llave pidiéndome que entrara y me pusiera cómoda porque ella iría a
hacer una llamada más para avisarle a su padre donde estaba.

La habitación era acogedora, no era la gran cosa, pero tampoco era una porquería.
Las paredes estaban un poco desgastadas, sin embargo no se notaba mucho eso a
menos que miraras de cerca. Había una cama matrimonial con sábanas color crema y
una televisión mediana frente a ella.

También había un baño y un pequeño clóset. El baño estaba limpio a comparación de


muchos hoteles en los que yo había estado antes, como por ejemplo ese hotel en
Ámsterdam que tenía manchas de sangre en los azulejos, o aquel pequeño hotel de
carretera que había en las afueras de Brasil, el agua que salía de su regadera era más
bien lodo.

- ¿Te pusiste cómoda? - preguntó la ojiverde entrando a la habitación

- Solo me quite las botas. Estaba revisando el lugar. - contesté

- ¿Y qué tal?

- Está muy mono a pesar de lo barata que está la habitación. - caminé hasta ella y la
tomé de la mano llevándola hasta la cama - Tenemos que hablar.

- Lo sé. - dijo - Quiero que me cuentes tantas cosas, Camila, pero no quiero
lastimarte haciéndote recordar tu pasado con mis preguntas tontas. - acarició mi
mejilla

- Puedes preguntarme lo que sea, cariño. No te angusties, ya soy inmune al dolor. -


traté de sonreír

- ¿Por qué no me dijiste que eras huérfana, Camila? - suspiró - Pudiste evitar que te
estuviera acosando con preguntas de tu familia todo este tiempo. Estoy tan apenada
contigo.

- No es como si fuera por la vida diciéndole a todo mundo que no tengo padres. - reí
un poco, pero mi comentario no le hizo mucha gracia ella, así que me aclaré la
garganta - Es algo que no tiene mucha importancia. - traté de sonar convincente

- ¿En serio?

- Sí. Digo, no he tenido una mala vida. - le aseguré - Lo único que he tenido es un
poco de soledad, pero he lidiado muy bien con ella desde los nueve años. Antes de
esa edad sólo estaba concentrada en porque diablos mi padre me había abandonado.

- ¿Te abandonó?

- Bueno, algo así estaba en los papeles que guardaban las monjas en mi expediente.
- tomé una de las muchas almohadas que habían en la cama para ver qué tan suaves
estaban

- ¿Monjas? - me quitó la almohada para que le prestará atención

- Estuve en un orfanato hasta los nueve años. No fue muy malo, pero no era un lugar
que me hiciera feliz.

- Estoy tan confundida. Por favor, cuéntame desde el principio.

- Ok, pero hay que acomodarnos mejor en la cama, ¿vale? no quiero que me de dolor
de espalda. - ella asintió

Nos levantamos y empezamos a quitar las almohadas extras que habían en el


colchón, después de acomodarlas en el suelo yo levanté las sábanas y antes de
acostarme apagué la luz. Me metí dentro de la cama y gracias a la luz de la luna que
se colaba por la ventana, pude ver la forma en la que Lauren estaba mordiendo su
labio inferior. Al parecer estaba nerviosa, y lo entendía, digo, después de todo está
iba a ser la primera vez que dormiríamos juntas.
- ¿Entras? - pregunté tratando de sonar lo más casual posible para no asustarla - Está
muy cómoda, vamos.

- Esto es un poco raro. - murmuró cuando ya estaba a lado mío en la cama - ¿No
crees?

- No, no realmente. Es raro si piensas que es raro, así como lo de sentarte encima
mío. - expliqué

- Ok. - suspiró - ¿Me vas a contar?

- Sí. - me atreví a pasar mi brazo por encima de su cabeza, por un segundo creí que
se alejaría de mi, pero más bien se acomodó más cerca de mi cuerpo, a tal punto de
apoyar su cabeza en mi pecho - Mi expediente decía que mi madre había muerto en
el parto. También decía como los médicos y enfermeras esperaron dos días enteros
para que apareciera el hombre que llevó a mi madre al hospital para que recogiera el
cuerpo de la zona forense y también reclamará sus derechos como mi padre, sin
embargo nunca llegó.

- ¿Y sabes cómo se llama?

- No, en el expediente dice que nunca dijo su nombre. Desapareció tan pronto como
le dijeron que mi madre había fallecido. - la ojiverde se abrazó más contra mi - Luego
de esos dos días los doctores decidieron que lo mejor era informar al departamento
de cuidados infantiles, así que eso hicieron, pero antes de eso me pusieron nombre y
ocuparon el apellido de casada que tenía mi madre, sabiendo que ese era el apellido
del bastardo que nos abandonó. Después de eso, llegó una señorita y con
autorización del estado me mandó a un orfanato, donde se supone que estaría hasta
los dieciocho años.

- ¿No estuviste hasta los dieciocho?

- No, me escapé a los nueve.

- ¿A los nueve? - preguntó sorprendida - Eras una bebé, ¿cómo lo hiciste?

- Lo había planeado todo, hasta el más mínimo detalle. Una noche salí de la
habitación que compartía con cinco niñas más y luego fui a la oficina de la madre
superiora. Ahí se guardaban los expedientes de todos los niños que vivíamos en el
orfanato, pero estaban bajo llave. Unas horas antes yo le había robado esa llave a la
monja en el comedor cuando estábamos cenando, así que fue muy sencillo abrir y
buscar mis documentos.

- ¿Y los abriste?

- No, no quise leerlos, no quería atormentarme, pero unos años más tarde tuve que
hacerlo para poder sacarme un acta de nacimiento que comprobara mi identidad. -
expliqué pausadamente - Cuando estaba en la oficina de la madre superiora, también
tomé una caja donde guardaban el dinero de la limosna de las misas de los domingos.

- ¿En serio?

- Sí. - reí al recordar para que había gastado ese dinero - Después salí de esa oficina
y volví a mí habitación. Saqué la mochila que guardé debajo de mi cama y metí la
caja de limosnas. Lo más difícil de todo fue burlar a los perros que habían en el patio.

- ¿Tenían perros?

- Así es. - dejé un beso en su frente sin poder evitarlo, afortunadamente ella no dijo
nada al respecto - Recuerdo que eran seis perros negros, los soltaban en las noches
para que nadie saliera ni entrara al patio a esas horas, era como un método de
seguridad contra ladrones.

- ¿Y cómo le hiciste para que no te hayan ladrado o mordido? - preguntó

- Usé las sobras de la cena de esa noche. Tan pronto como salí y los ví acercarse a
mi, tiré la comida lo más lejos que pude y ellos salieron corriendo en dirección a ella.
Yo en cambio salí disparada a aquel árbol de manzanas que había en el patio. Me
trepé en el y fue así como logré saltar la barda del orfanato, después salí corriendo a
pesar de tener las rodillas raspadas por haber caído contra el asfalto.

- ¿Te dolió?

- Un poco, sí. - la verdad lo que menos me interesaba en ese entonces era


lastimarme, lo único que quería era huir - Esa noche estaba lloviendo mucho, pero
algunos locales seguían abiertos a pesar del clima. Fue cuando me detuve frente a un
restaurante.

- ¿Y qué pasó?
- Entré y le pedí trabajo a la señora que estaba en la caja registradora. Ella al
principio pensó que bromeaba, pero después me vió bien y se dió cuenta que hablaba
en serio. Me llevó hasta su casa luego de cerrar el restaurante y me ofreció ropa y
una ducha caliente. Fue como un ángel caído del cielo para mi. Me quedé con ella
hasta que junté el dinero suficiente para comprar un boleto de tren y luego me fuí de
Nashville.

- Entonces comenzaste a viajar. - dijo recordando que ya le había contado antes de


los miles de viajes que había hecho en el pasado

- Así es, guapa.

- ¿Y cómo le hacías para viajar tanto?

- Esa es otra historia, pero te lo contaré mañana, ¿te parece? ahora quiero dormir un
poco. - murmuré

- Está bien. - respondió para después separarse de mi; se acomodó al otro extremo
de la cama y lo último que escuché fue como me deseaba buenas noches con voz
adormilada

--------------

Traté de removerme un poco en la cama para buscar una posición más cómoda, pero
algo encima mío me lo estaba haciendo muy difícil.

Abrí poco a poco mis ojos mientras bostezaba y ya con los ojos completamente
abiertos y consciente de que estaba despierta, ví cómo encima de mi pecho estaba la
cabeza de Lauren. Una de sus piernas estaba enrollada entre mis piernas y su brazo
izquierdo estaba sobre mi abdomen, aparentemente abrazándome.

Sonreí.

No sabía cómo la ojiverde había terminado así, pero eso me hacía feliz. Tenerla
enganchada a mi me proporcionaba un calor hogareño por todo mi cuerpo. Era como
si hubiera encontrado mi hogar verdadero después de todos estos años.

Traté de pegarme aún más cerca de ella y aspiré el aroma que desprendía su cabello.
Olía como a frutas.

Con mi mano empecé a quitar poco a poco los cabellos que cubrían su rostro y
cuando ya no tenía nada tapándola, admiré la belleza de su su perfil. Verla de esta
forma tan tranquila me hacía sentir en paz conmigo misma.

De vez en cuando se le escapaban pequeños suspiros haciéndola ver aún más


adorable y angelical de lo que ya se veía. Con mi mano empecé a acariciar su mejilla
el expuesta; era tan suave y estaba un poco fría, por lo que me estiré y jale la sábana
que estaba por mis pies para poder cubrirnos a ambas.

La admiré un poco más y luego opté por dormir nuevamente.

No tengo idea de cuánto tiempo estuve dormida, pero desperté cuando sentí como
algo me hacía cosquillas en mis labios.

Abrí los ojos encontrando frente a mí un par de ojos verdes mirándome con
intensidad. Bajé un poco la mirada y ví cómo tenía sus dedos sobre mis labios.
Cuando levanté nuevamente la mirada pude admirar como sus mejillas se tornaban
levemente de color rojo.

- B-buenos días. - murmuró evidentemente apenada - No quise despertarte. - quitó


rápidamente sus dedos de mis labios y luego salió de la cama - Tomaré una ducha.
Prometo no tardar mucho para que tú puedas tomar una también. Después podemos
bajar a desayunar. - habló rápidamente

- Ok. - respondí con la voz un poco ronca por recién haberme levantado - Disfruta del
baño. - dije cuando ella estaba a punto de entrar

- G-g-gracias. - tartamudeo un poco y luego se adentró al baño cerrando la puerta


detrás suyo

Me estiré un poco en la cama. Tomé la almohada que la ojiverde había usado anoche
en algún momento antes de acostarse encima mío y la acerqué a mi nariz. Olía a ella.
Abracé la almohada contra mi pecho disfrutando del aroma.

Una sonrisa se extendió por todo mi rostro. Estaba 100% segura que comenzaba a
agradarle de diferente forma a mi preciosa pelinegra, y debía aprovechar eso.

__________________________

N/A:

Ayer estuve todo el día fuera de casa porque tenía que comprar algunas cosas para la
escuela.
El lunes entro nuevamente a clases, así que no voy a poder estar actualizando tan
seguido como lo he estado haciendo porque sinceramente la escuela es muchísimo
más importante.

Esto no significa que no voy a continuar actualizando, al contrario, aún lo seguiré


haciendo. La diferencia radica en que no lo haré tan seguido y posiblemente solo los
fines de semana.

El lunes me dan bien mi horario, así que recen para que no sea un horario pesado y
así pueda establecer mis tiempos de una mejor forma para continuar con mis
actualizaciones.

¿Ustedes cuándo entran a la escuela? ¿En qué van, secundaria, preparatoria o


universidad?

XOXO (besitos y abrazos)

.
32

- ¿Te gustaría ir un poco más lejos para ver si encontramos algún pueblo?
- le pregunté mientras encendía el carro

Después de desayunar, la ojiverde decidió darme las llaves de su auto para que yo
manejara. Lo primero que hice fue llevar el carro a una gasolinería para cargar un
poco de combustible y así no quedarnos varadas en algún momento.

Lauren aprovechó para bajarse y comprar algunos dulces en la tienda que había a un
costado. Y cuando finalmente el tanque estaba lleno, ambas nos subimos nuevamente
al auto.

- ¿A ti te gustaría? - me preguntó

- Sería interesante visitar un lugar cercano y así poder comprar algo de ropa. No me
siento cómoda usando la misma ropa de ayer.

- Entonces busquemos un pueblo.

Cuarenta y cinco minutos de carretera después, encontramos lo que buscábamos.


Había un enorme letrero que ponía en letras blancas "Bienvenidos"; las calles eran de
tierra y la mayoría de las personas que vimos caminando tenían botas.

- Me siento como en una película del lejano oeste. - comentó con diversión

- Quizá necesitemos de esos sombreros para encajar mejor. - señalé al grupo de


chicos que había frente a nosotras apoyados en una pared con sus sombreros de
vaqueros y botas

- Mira. Ahí hay una tienda de ropa. - dijo emocionada - Estacionate por ahí.

- A tus órdenes, cariño.

Estacioné el auto bajo un árbol de roble donde habían seis autos más en la
comodidad de la sombra que proporcionaba aquel lugar.

Nos bajamos del auto y luego de asegurar bien las puertas y colocar la alarma, nos
encaminamos hacia la tienda que había visto la pelinegra.

-------
- ¿Estás enojada conmigo? - pregunté tímidamente a Lauren, quién estaba jugando
con sus papas en silencio

- ¿Debería?

- No, creo que no. Pero pareces un poco enojada. - estiré mi brazo y la tomé de la
barbilla para que dejara de mirar el plato y me viera a mi - ¿Es por lo que pasó en la
tienda?

Cuando estaba buscando ropa de mi estilo con ayuda de Lauren, una señorita se
acercó a nosotras preguntándonos si necesitábamos algo en específico. Yo le respondí
que no, que estábamos bien; pero Lauren dijo que estábamos en busca de una
playera que hiciera juego con los pantalones que yo traía puestos.

La respuesta de la señorita fue inmediata y rápidamente nos mostró varias playeras.


Lauren estaba preguntándole por el precio de una en específico cuando se dió cuenta
que la trabajadora no le estaba haciendo caso; en lugar de escuchar las preguntas de
la ojiverde sobre la ropa, la chica de cabello rubio se la pasó mirándome sin pudor.

El ambiente se hizo aún más tenso cuando la ojiverde exigió su atención y la chica le
respondió que dejase de molestarla porque estaba tratando de grabar en su mente a
la mujer guapa que tenía frente a ella - refiriéndose a mi, por su puesto -. La gota
que derramó el vaso fue cuando la rubia pidió mi número de teléfono cuando entró
sin permiso al probador donde yo estaba probandome la ropa.

El rostro de Lauren estaba prácticamente rojo de la rabia. Una pequeña parte de mi


se alegró al pensar en las posibilidades de que ella estuviera celosa, pero mi parte
racional estaba preocupada por la vida de la señorita, pues de un momento a otro las
dos mujeres se empezaron a gritar.

Flashback

- ¡Podrías dejar de acosarla y ocuparte de atender a otros clientes! - le gritó la


ojiverde

- Lo siento, es inevitable. Tu amiga está demasiado buena. - se acercó a


mí y comenzó a pasar sus dedos por mi abdomen - ¿No crees que tú amiga está un
poco histérica, cariño?
- ¡No le digas cariño, y deja de tocarla! - la tomó del brazo y la alejó de mi - Si no
dejas de acosarla ahora mismo, iré con tu jefe a quejarme.

- ¿Es que acaso son pareja?

- No. - murmuró - Pero estás...

- En ese caso, déjame decirte que estás haciendo el ridículo, querida. Ella no es nada
tuyo, así que puedo coquetearle si se me pega la gana.

- P-pues trata de no hacerlo frente a mi, bruja. - la sola idea de que Lauren estuviera
celosa me hacía sentir llena de felicidad, y por ello tenía una sonrisa enorme en mi
rostro - ¡Deja de sonreír, Camila! Nos vamos. - me tomó de la muñeca y me jaló
hasta la salida

- Adiós muñeca. ¡Puedes regresar cuando no estés con esa loca! - gritó la chica rubia
haciendo que Lauren se detuviera de golpe

- ¡Ella regresa sobre mi cadáver!

- ¡Pues con esa actitud te apuesto que regresara, gorda! - fruncí el ceño al escuchar
la forma en la que había llamado a mi pelinegra, e iba a responderle si no fuese
porque Lauren me volvió a jalar para finalmente salir de la tienda de ropa

Fin del flashback

Después de lo sucedido volvimos al auto. El ambiente dentro del auto estuvo


totalmente silencioso hasta que escuché una especie de sollozó proviniente de la
ojiverde. Le pregunté si estaba bien y me respondió que sí, que sólo estaba teniendo
un poco de alergia. Minutos después me dijo que arrancará el auto y buscará un lugar
donde pudiéramos comer tranquilamente.

- ¿Qué pasó en la tienda? - se hizo las desentendida a mi pregunta

- Bueno, ya sabes, lo de la rubia.

- Eso no tiene importancia, Camila. - respondió secamente - Debes estar


acostumbrada a que todas las mujeres se te tiren encima como todas unas
necesitadas, ¿no?

- ¿Qué? Claro que no, cariño.


- No me llames así. - pidió

- Guapa, esto está siendo innecesario. Yo no le pedí a la chica esa que se comportara
de esa forma.

- ¿Te gustan ese tipo de mujeres? - preguntó ignorando lo que dije

- No. - respondí rápidamente - Las locas no son mi tipo. De todas formas acuérdate
que te conté que mis ojos y pensamientos ya estaban con alguien más.

- Cierto, la chica perfecta de la que tanto hablas. - sonreí un poco sabiendo que era
ella de la que yo hablaba - ¿Por qué no me dices el nombre de esa tipa?

- ¿Tipa? - reí - ¿Estás celosa acaso, cariño? - me recargué sobre la mesa


inclinándome hacia ella sonriéndole de lado, disfrutando de ver como sus mejillas se
ponían rojas

- No digas tonterías, Camila. Somos amigas. - se llevó una papa a la boca - Sin
embargo, como buena amiga que soy me preocupo por ti.

- ¿Por mí o por las chicas que se me acercan? - levanté las cejas pícaramente

- Camila, basta. - pidió tirándome una papa a la cara, afortunadamente logré


esquivarla y cayó lejos de mi - ¿Podemos cambiar de tema?

- No. - me levanté de mi lugar y me senté a su lado - Primero debes


admitir que estás celosa. - sonreí apretando su mejilla levemente

- No voy a admitir eso nunca.

- ¿O sea que si tienes celos?

- Camila. - me quitó la mano con la que estaba apretando su mejilla - En serio,


cambiemos de tema.

- Está bien, pero antes quisiera aclarar algo. - le pedí y me miró confusa

- ¿Aclarar qué?
- Lo que dijo esa chica en la tienda. - bajó la mirada hacia su plato sabiendo muy bien
a lo que me refería - Mírame. Por favor.

- No quiero hablar de eso.

- Cariño, mírame por favor. - tomé su barbilla e hice que me mirara - Te juro que tus
ojos son hermosos, nunca me evites la mirada porque haces que deje de admirar las
dos piezas de jade que tienes como ojos.

- No me gustan mis ojos.

- A mí me encantan. - admití - Pero volviendo al tema. Por favor, no pienses nunca


más en lo que dijo esa loca. No estás gorda, cariño.

- ¿No? ¿Acaso me has visto? - todo el tiempo cuando no te das cuenta, pensé -
Obviamente tengo unos kilos de más, y eso no es muy atractivo.

- ¿Bromeas, no? - le dije con el mismo tono con el que ella siempre me decía esa
frase - Eres perfecta, y tienes un cuerpo espectacular.

- Lo dices porque somos amigas.

- Claro que no, te juro que te lo digo como la más grande admiradora de mujeres que
soy. - le guiñé un ojo haciéndola sonreír - Eso es, mírate. Sonriendo eres aún más
perfecta. Nunca dejes de sonreír, y menos por las palabras vacías de una mujer
cualquiera. Eres única, y muy hermosa.

- Te quiero muchísimo, Camila. - dijo antes de colgarse ligeramente de mi cuello y


abrazarme

¿Se podía tener realmente mariposas en el estómago? Porque comenzaba a creer que
realmente tenía mariposas reales revoloteando dentro de mi.

En los meses que llevábamos de conocernos, la ojiverde jamás me había dicho


aquellas palabras y ahora que las oí por primera vez creo que me enamoré de la
forma en la que las dijo. También me enamoré de la manera en la que me estaba
abrazándome estos momentos.

La apreté más contra mi. Milika siempre dice que cuando pasa algo bueno hay que
aprovecharlo hasta que se escapa de nuestras manos, y eso estaba haciendo ahora
mismo con el abrazo que nos estábamos dando.
----------

(N/A: )

- ¿Confirmó? - preguntó la mujer de veinticuatro años entrando a la oficina del


abogado de la familia

- No, aún no tengo respuesta.

- ¿Y si no confirma?

- No podremos leer el testamento de tu madre. Recuerda que la presencia de Camila


es primordial para poder leer ese documento y repartir de una vez los bienes y
propiedades de tu madre. - explicó tranquilamente

- Mi mamá realmente estaba mal de la cabeza al pensar que esa mujer se aparecería
por aquí. - rodó los ojos

- Le recuerdo, señorita Bárbara, que esa mujer que tanto dolor de cabeza le está
dando ahorita es nada más y nada menos que su media hermana.

- No tienes que recordarmelo. Estoy conciente del parentesco que tenemos, pero
sinceramente, y nisiquiera trates de negarlo, ¿crees que se aparezca sabiendo que
jamás supo de la existencia de mi madre?

- A lo mejor se anima a venir por pura curiosidad. Uno nunca sabe.

- Pues más le vale que se anime o yo misma voy a buscarla a Nashville. - tomó su
bolso - Tienes mi número, llámame si ella confirma.

- Por su puesto, señorita.

- Nos vemos.

Salió de la oficina como la completa diva que era. Bárbara Estrabao no era una
persona con mucha paciencia, y por eso mismo, si su dichosa hermana no respondía
a más tardar mañana, ella se encargaría de ir hasta donde vivía para informarle que
su madre, aquella mujer que supuestamente murió cuando ella nació, nunca falleció
hasta hace unas semanas atrás mientras tomaba el té.

(N/A: Uys)
--------------

Pude observar por la ventana del restaurante como la ojiverde caminaba de un lado a
otro haciendo gestos con sus manos mientras atendía una llamada.

Después de finalizar aquel bello, único y hermoso abrazo, una llamada distrajo la
atención de Lauren. Según alcancé a ver en su identificador de llamadas, era su
padre.

Saqué mi teléfono y le mandé unos mensajes a Dinah diciéndole que llegaba hoy en
la noche a la casa. También le conté lo que había pasado en el hotel y lo que acababa
de suceder mientras comíamos.

Volví a voltear hacia la ventana y me topé con los bellos ojos verdes de la mujer que
me gustaba. Le sonreí al mismo tiempo en que ella me sonreía a mi mientras me
saludaba.

______________________

N/A:

Faltan veinte días para que salga Fifth Harmony, el álbum de Fifth Harmony, lol

¿Están emocionadas por oír las canciones que vendrán en el álbum? Porque yo en lo
personal si lo estoy y ya quiero que salga.

¿Qué tal ha estado su sábado? ¿Qué comieron hoy? Yo comí tacos al pastor, jeje.

¿Qué otros artistas les gusta aparte de 5H y Camila? Uh, y ¿me podrían recomendar
algunas canciones?

Les mando un taco como muestra de mi amor por ustedes.

.
33

- ¿Estás segura que quieres que te deje aquí? - me preguntó por quinta vez la
ojiverde mientras se estacionaba frente al bar de su hermano - Podría llevarte a tu
departamento.

- No te preocupes, de todas formas quedé con Ashlee de verme aquí en el bar. - alzó
una ceja - ¿Qué?

- ¿Ashlee?

- La guitarrista de la banda. - dije pero ella seguía sin entender - ¿La mujer de
aproximadamente veinticinco años que tiene rastas en la cabeza?

- Oh, Ashlee. - soltó una pequeña risita - Ya me acordé de ella. Antes de que me
fuera a Canadá, la primera vez que me vió empezó a coquetarme.

- ¿Ella qué? - no debería sentir celos, lo sé, es patético, pero la idiota de Ashlee se
atrevió a coquetearle a mi mujer antes de que yo lo hiciera y eso me enoja un poco -
¿Te... ella hizo eso?

- Sí, fue muy gracioso. - quitó las manos del volante - Ella estaba ofreciendome pasar
una noche muy agradable en su departamento, luego llegó Richard y juro que estuvo
a punto de desmayarse.

- ¡Esa bastarda! - no pude evitar gritar un poco - Oops. - tapé mi boca con mis manos
- Lo siento, lo siento. Olvida lo que acabo de decir.

- Camila, creo que ya estoy muy acostumbrada a oírte decir ese tipo de cosas, digo,
pasamos la mayor parte del tiempo juntas. - dió un ligero toque en mi nariz con su
dedo - Tranquila.

- Vaya, soy muy grosera, eh.

- Un poco, pero no me quejo. Eres una mujer increíble y aventurera. - me acomodé


en el asiento para estar más derecha

- Bueno, soy un gran prospecto. - le guiñé el ojo - Deberías animarte.

- Lo pensaré. - rió
- ¿En serio?

- No. Ahora bajate y ve con Ashlee. - se estiró sobre mi cuerpo y abrió la puerta del
auto - Andando, quizá encuentres a otra loca con cabello teñido que quiera estar
encima tuyo.

- Creo que la Lauren celosa es mi Lauren favorita, guapa. - me incliné un poco y besé
su mejilla haciéndola sonrojar - Nos vemos por ahí.

Me bajé del auto y cerré la puerta, sin embargo me recargué en la ventana y observé
fijamente a Lauren.

- ¿Me acabas de dar un beso en la mejilla? - con cada segundo que pasaba sus
mejillas se iban volviendo cada vez más rojas

- Sí, y déjeme decirle que usted tiene la mejilla más suave del mundo, doctora
Jauregui. - sonreí de lado

- ¿Has besado muchas mejillas?

- Unas cuantas. - me encogí de hombros - ¿Por qué? ¿Te interesaría saber cuántas
han sido?

Estaba jugando con fuego en estos momentos, pero si en algún punto me llegaba a
quemar, definitivamente no me arrepentiría de nada. Ver a Lauren no incomodarse
por el hecho de que le estuviera coqueteando me alentaba a hacerlo aún más.

- N-no. - murmuró - ¿No deberías entrar ya? - señaló la puerta del bar

- ¿No deberías arrancar ya? - respondí de vuelta sonriéndole

- L-lo haría si no es-estuvieras parada encima d-d-de mi auto. - tartamudeo un poco

- Eres adorable, cariño. - agachó la mirada - Oye, ¿si vas a acompañarme a


Washington? - le pregunté segundos después

- No estoy muy segura, Camila. Debo hacer unas cosas para el hospital, lo
siento mucho. - está vez quien agachó la mirada fui yo
Algo dentro de mi realmente esperaba que la ojiverde aceptará acompañarme. Sobre
todo después de lo que le había contado en el hotel cuando ella estaba abrazada a mi.

Escuché el sonido de una puerta cerrarse y ví cómo la ojiverde rodeaba el auto hasta
llegar a mi para después engancharse en mi espalda.

- Por favor, por favor, perdóname. - murmuró contra mi espalda - En verdad me


gustaría acompañarte, sobre todo por lo que me contaste cuando veníamos de
regreso a Nashville, pero no puedo.

- No hay problema. - me quité de encima del auto, pero la ojiverde se aferró aún más
- Cariño, puedes asfixiarme. - reí un poco al notar la forma necesitada con la que se
abrazaba contra mi cuerpo

- No te enojes conmigo. - el tono de voz que uso hizo que mi corazón se derritiera de
amor absoluto

- Nunca me enojaría contigo. - con dificultad me giré entre sus brazos para quedar
frente a ella a pesar de que su rostro se escondiera en mi pecho - Te quiero. - me
atreví a decirle las mismas palabras que ella me había dicho antes - Eres tan
importante para mí. Me has enseñado muchas cosas, y me has ayudado a superar
uno que otro miedo. - besé su cabeza

- ¿Cómo al de mi profesión? - preguntó tímidamente evitando reír

- Exactamente. Gracias a ti descubrí que los dentistas no son unos monstruos. - dije
logrando que se separara de mi pecho y me mirara

- ¿Entonces qué somos?

- Algunos son doctoras muy sexys de ojos verdes y pelo negro. - se sonrojo
nuevamente así que no pude evitar reírme un poco al verla

- ¿Cuándo te vas a Washington? - cambió de tema rápidamente mientras me miraba


atentamente

- Hablaré con tu hermano hoy para avisarle que mañana no vendré a trabajar. - miré
hacia el bar sin razón aparente - Así que lo más probable es que me vaya mañana
como a las diez más o menos, ¿por qué?

----------
(N/A: )

En alguna parte de Nashville...

El hombre de cabellos castaños se dejó caer en la cama de aquel prestigioso hotel en


el que se estaba quedando desde hace ya dos días. Con su mano derecha desató
nerviosamente el nudo de su corbata ya que tenía la sensación de que se estaba
ahogando. Era mucha información en solo una noche y no podía procesarla con
calma.

No podía creerlo, tenía que ser mentira. Nada de lo que estaba leyendo podía tener ni
una pizca de verdad. ¿Sinuhe lo había engañado?

Ella le había asegurado mil veces que al día siguiente de su encuentro en Nashville,
se había tomado unas pastillas anticonceptivas por precaución, pero al parecer nunca
hizo aquello. Todo parecía indicar que su hija tenía razón; él era el peor hombre de la
faz de la tierra.

Una hija suya creció sin familia en un orfanato y todo por culpa del egoísmo de
Sinuhe y Alejandro Cabello. No cabía duda que después de todo aquella mujer que
alguna vez había amado era igual de frívola, egoísta e interesada que el mismísimo
hombre que creció junto a él.

- ¿Robert? - se levantó de la cama cuando le contestaron la llamada - Necesito que


me proporciones toda la información que le diste a mi hija sobre esa mujer que
investigaste.

- ¿Esta seguro, señor Mazella?

- Por su puesto. - afirmó totalmente seguro - Mándame todo a mi correo personal. -


colgó después de decir aquello y comenzó a ordenar su maleta mientras marcaba otro
número en su teléfono - Abigail, por favor reservarme un boleto de vuelta a New
Jersey. Lo necesito urgente.

Guardó su teléfono en su pantalón de vestir y después camino hacia el ventanal que


había en su habitación.

Movería cielo, mar y tierra para encontrar a Sinuhe y a Alejandro. Tenía muchas
cosas que reclamarles, entre ellas, haber mandado a su hija a un orfanato. Los
demandaría y luego se encargaría de buscar a su hija para explicarle las cosas,
aunque también debía hablar primero con Maddison, pero eso ya lo haría cuando
regresará a Nashville nuevamente y fuera a visitarla a su nueva casa.

(N/A: baia baia )

--------------

Después de discutir media hora con Ashlee por haber vuelto a cancelarle de última
hora mi asistencia a una de las fiestas de su no novio, fui con Richard para pedir
permiso.

Al principio se negó a darme autorización de faltar al trabajo, pero después de un


diálogo educado y unas cuantas excusas, finalmente aceptó.

Del bar me dirigí a la casa de los Hansen, donde me di una ducha rapidísima y me
puse unos pantalones levemente rasgados de las rodillas junto con mi playera gris de
la suerte. Tomé una muda de ropa y también algo que pudiera utilizar como pijama,
mi cepillo de dientes, desodorante, perfume, y lo metí todo en la mochila que
normalmente utilizaba cuando iba a pasar la noche al departamento de Ashlee.

Antes de salir le pedí a Dinah que por favor me arreglará una maleta con ropa para
tres días porque llegaría mañana en la mañana a recogerla para irme al aeropuerto.
Sin embargo tuve que acceder a lavar los trastes de la casa dos meses enteros.

Gordon me prestó su auto así que fue fácil para mí trasladarme de la casa de los
Hansen hasta el nuevo departamento de Lauren.

Mientras iba conduciendo una enorme sonrisa se formó en mi cara al recordar lo


nerviosa que estaba cuando me invitó a pasar la noche en su departamento. Dijo que
veríamos películas y comeríamos pizza para recompensar el hecho de que no me
acompañaría a Washington y obviamente no me negué en absoluto.

La sola idea de estar a solas con ella era totalmente increíble para mi; sobre todo por
el hecho de que esta noche le dejaría en claro absolutamente todo lo que sentía por
ella y lo mucho que odiaba la palabra innombrable: "amiga".

__________________

N/A:

La nota bomba a sido eliminada, podemos iniciar con el hermoso maratón .

¿Puedo hacerles dinámicas para que vayan desbloqueando capítulos y así sea más
rápido o público capítulos de manera sorpresa por todo este fin de semana?

Decidan, pimpollos.

.
34

- ¿Quién eres tú? - una de las gemelas estaba parada enfrente de mi


observándome con curiosidad

Fruncí el ceño al ver a la niña frente a a mi y recordé como minutos después de que
yo llegara al departamento de la ojiverde, llegó uno de sus hermanos. Al parecer el
día de hoy era su aniversario de bodas y no tenía dónde dejar a sus hijas, así que por
su puesto se le ocurrió la gran idea de arruinar mi gran oportunidad de confesar mis
sentimientos y venir a dejarlas con su hermana.

- Ella es Camila. - contestó Lauren antes de que yo pudiera presentarme sola, cosa
que agradecí ya que no estaba de muy buen humor como para tratar con niños
pequeños - Y nos va a acompañar esta noche, por favor pórtense bien, niñas.

-----------------

(N/A: )

Washington DC.

- ¿Señorita Estrabao? - la voz de su secretaria sonó por el intercomunicador - El


licenciado Snowden dejo un mensaje para usted.

- Dímelo. - contestó

- Cito; "Camila Cabello accedió a reunirse con nosotros mañana a la hora


programada; felicitaciones Bárbara, el testamento de tu madre podrá ser leído." -
leyó la asistente - Eso fue todo lo que dijo. ¿Quiere que le diga algo o ignoró su
mensaje?

- Ignóralo. Ya tengo lo que quería. - respondió y después presionó el botón para


terminar la comunicación - Así que decidiste venir, Camila. - habló consigo misma
girando su silla hacia el ventanal de su oficina - Jamás creí que sería capaz de verte
en persona y mañana podré hacerlo. ¿Cómo serás?

(N/A: )

-------------------

Minutos más tarde Lauren y yo estábamos sentadas en el sillón acompañando a las


niñas, quienes veían una película sentadas en el suelo a unos centímetros de la
enorme televisión de la sala.

Luego de una lucha mutua entre ambas pequeñas por escoger una película, al final se
decidieron por ver La sirenita, y debo admitir que la decisión que tomaron ayudó a
que mi estado de ánimo mejorará, ya que a mi me gustaba mucho esa película
puesto que la ponían mucho en el orfanato cada domingo.

Al rededor de las ocho treinta de la noche, Lauren puso en pausa la película para así
poder darles de cenar a las niñas, así que estábamos todas en la cocina.

- Esto sabe delicioso. - dije con las mejillas llenas de comida, cosa que le hizo gracia a
las niñas ya que comenzaron a burlarse de mi

- Tía Lo, tú novia parece un hámster. - comentó entre risas una de las niñas y la risa
de Lauren se detuvo para darle paso a un sonrojo muy notorio

- Katherine. - dijo su nombre con tono de reproche y la pequeña susurro una leve
disculpa - Vayan a cepillarse los dientes para que podamos continuar con la película. -
levantó ambos platos donde anteriormente estaban comiendo sus sobrinas y los llevó
al lavabo junto con su plato dejándome sola en la mesa con mis pensamientos
colapsando en mi cabeza

Ella estaba nerviosa y a pesar de que trataba de ocultarlo, no funcionaba conmigo.


Lauren no era muy buena ocultando sus emociones, así que estaba cien por ciento
segura que todo su nerviosismo era por el comentario inocente que hizo su sobrina.
Pero, ¿Qué tenía de malo que pensaran que yo era su novia? No es como si muchas
más personas no hubieran pensado eso antes cada que estábamos juntas, la verdad
es que habían momentos en los que si parecíamos una pareja, y sinceramente no me
quejaría si lo fuéramos, al contrario, sería muy feliz. Y ahora que lo pienso, eso
estaría excelente. ¿La hermosa chica de ojos verdes que me roba el aliento siendo mi
pareja? Wow, simplemente wow. Estaría perfecto.

Llevábamos ya unos cuantos meses conociéndonos y creo que era tiempo


suficiente para que yo pudiera poner las cartas sobre la mesa y decirle todo lo que
siento, porque sí, no voy a negarlo más frente a ella, me encanta y sinceramente
muero porque sea oficialmente mía.

Recogí mi plato también y me acerqué silenciosa al lavabo donde aún estaba ella
lavando trastes. Quedando muy cerca de ella, me estire por encima de su cuerpo - sin
mucho esfuerzo, por supuesto - y deje mi plato frente a ella en el lavadero.

- ¿Te sientes bien? - pregunté en su oído y su cuerpo se tensó al instante

- S-s-sí, ¿por qué?

- Te ves un poco nerviosa, cariño. - puse mis manos en su cintura y luego las subí
lentamente por sus brazos hasta llegar a sus hombros para poder masajearlos
suavemente - ¿Es por lo que dijo tu sobrina? - no respondió, pero si soltó un leve
gemido por el masaje que le estaba dando

Ninguna dijo nada después de que ella emitiera aquel sensual sonido y ambas
disfrutamos de nuestra cercanía. El momento era tan nuestro y cómodo que deje de
masajear sus hombros y deslicé nuevamente mis manos por su cintura para pegar su
espalda contra mi pecho y así abrazarla más de cerca. Se sentía malditamente bien
poderla tener entre mis brazos sin tener que aparentar que mis intenciones iban
muchísimo más allá de ser simplemente "amigas" por respeto a ella, porque sabía
muy bien que para estos instantes nuestro abrazo era de todo menos amistoso.

Sus manos se entrelazaron con las mías haciendo que dejara de acariciar su
estómago y apoyó su cabeza contra mi hombro, mientras que yo me agachaba un
poco para así poderle dejar pequeños besos en su mejilla.

Los ruidosos pasos de las niñas llegaron hasta nuestros oídos alertandonos de que se
acercaban rápidamente hacia nosotras, así que de mala gana me separe de Lauren,
quien a voltearse me pudo permitir observar sus mejillas bañarse de color rojo,
haciéndome sonreír por su timidez.

En cuestión de segundos sus sobrinas ya estaban gritando y saltando frente a


nosotras en la cocina, suplicando a Lauren para que pusiera nuevamente la película
como prometió antes de la cena, así que la ojiverde se llevó a sus dos sobrinas a la
sala, dejándome nuevamente sola pero con una enorme sonrisa por lo que acababa
de suceder hace unos momentos.

Cuando por fin salí de la cocina, me encontré con las niñas nuevamente sentadas en
el suelo en sus cojines y con Lauren observándome tímidamente mientras daba leves
palmadas en el sillón para que me sentara a su lado, cosa que hice rápidamente.

Me acomodé a su lado y sin ningún tipo de pena estiré mi brazo para pasarlo por los
hombros de mi ojiverde y así poderla abrazar mientras veíamos la película.
Todo estaba tranquilo hasta que llegó la escena que en el pasado me gustaba
muchísimo pero que actualmente me estaba resultando incómoda.

"Ella está, ahí sentada frente a ti

no te ha dicho nada aún

pero algo te atrae.

Sin saber porque te mueres por tratar de darle un beso, ya. "

La voz del maldito cangrejo se coló por mis oídos y esta vez fue mi turno de
sonrojarme. Odiaba esa canción en estos momentos.

¿Cuáles eran las probabilidades de que una película infantil tuviera una canción que
definiera un momento en específico de tu vida y tus sentimientos?

" Si la quieres,

Si la quieres mírala.

Mírala y ya verás no hay que preguntarle. "

¿Debería hacerle caso a un cangrejo animado que amé cuando era niña y
robarle un beso a Lauren?

" No hay que decir,

No hay nada que decir, ahora bésala. "

Quizá estaba loca simplemente por considerar hacerle caso al cangrejo, sin embargo
lo deseaba. Maldita sea, claro que deseaba besarla.

¿Debería moverme?

Bien podría estirar mi cuello y simplemente besarla por la posición en la que


estábamos, pero sinceramente me moría de nervios.

Conté mentalmente hasta tres y traté de moverme para besarla, pero ella se movió y
me observó curiosa por la forma tan brusca en la que me moví, haciendo que me
sonrojara al instante y agradeciera que las luces estuvieran apagadas para que ella
no lo notara.

- ¿Pasa algo? - preguntó

- Nada, es que me dieron escalofríos. - asintió y volvió su vista a la pantalla para


continuar viendo la película

" Shalalalalala ¿Qué pasó?

Él no se atrevió y no la besará.

Shalalalalala qué horror,

qué lástima me da, ya que la perderá. "

Maldito cangrejo. Maldito Disney.

" El momento es,

En esta laguna azul

Pero no esperes más, mañana no vuelves. "

Y nuevamente la canción tenía razón; mañana me iba de viaje a Washington y no


vería a mi ojiverde hasta el lunes.

Tenía que aprovechar.

" No ha dicho nada y no lo hará

si no la besas ya. "

Valor, necesitaba armarme de valor.

Y eso hice. Solté el abrazo en el que estábamos envueltas las dos en el sillón y me
acomodé de manera en que la pudiera observar de frente a pesar de que ella seguía
viendo la película.

Estiré mi brazo y tome su barbilla con mi mano para que mi mirara. Frunció
ligeramente el ceño con confusión cuando la voltee, pero luego suavizó el rostro al
verme observándola.

- Hola. - saludé cuando mi rostro estaba a centímetros de ella

- Hola. - repitió

" Shalalalala no hay porqué temer

No te va a comer, ahora bésala.

Shalalalala sin dudar

no lo evites más, ahora bésala. "

- Eres hermosa, cariño. - nuestras frentes estaban pegadas y la cercanía era tanta
que ambas podíamos oír nuestros corazones golpeando contra nuestro pecho - No
estoy muy segura de cómo vayas a tomar esto, pero realmente me gustaría besarte.
- confesé mientras acariciaba su mejilla con la misma mano con la que la hice voltear
a verme

- ¿Y por qué no lo haces? - susurró haciendo que mi corazón se detuviera al oírla


decir eso

- Quería tu permiso.

- Lo tienes. - y eso fue suficiente para mi; la tomé de ambas mejillas y por fin, luego
de esperar varios meses, la besé

Al fondo pude escuchar como la canción acababa con un: "¡bésala!", de parte del
simpático cangrejo y sonreí sobre los labios de la ojiverde por dos razones, la primera
por hacerle caso a una película animada y la segunda porque estaba besando aquellos
labios que desee besar desde la primera vez que los vi.

Miles de fuegos artificiales estallaron dentro de mi estómago y luego de varios


segundos, me separé de ella para romper el beso por la falta de aire que se hizo
presente

- Wow. - dijo ella

- Wow. - repetí y la volví a besar

______________________
N/A:

JGBAKNFKANGKAGJ TRATÉ DE HACERLO BONITO, PERO JUSTO CUANDO LO ESTABA


EDITANDO SE FUE LA LUZ Y NO ESTOY SEGURA SI LAS COSAS QUE CAMBIÉ SE
HAYAN GUARDADO, JGNAJFNAKR.

LO SIENTO TANTO SI NO FUE COMO LO ESPERABAN, EN SERIO.

Sin embargo, felicidades a las chicas que votaron por el capítulo 34 como el elegido
para el primer beso Camren, son unas brujas.

Las amo y en serio, mil disculpas si no es lo que esperaban:(.

.
35

Los suaves labios de la ojiverde seguían moviéndose sobre los míos a un


ritmo deliciosamente lento y pausado. Una de mis manos estaba apoyada en su cuello
para hacer que estuviera más cerca de mi y la otra estaba encima del borde del sillón,
mientras que las manos de Lauren estaban sobre mi pecho aferrándose a mi
camiseta.

- ¡La besó! - gritó una de las gemelas haciendo que dejáramos de besarnos - ¡Te dije
que era la novia de la tía Lo!

- No es justo. - lloriqueo su hermana empujando accidentalmente el bol donde


estaban las palomitas haciendo que se cayeran al suelo

- Ella no es mi novia, niñas. - dijo Lauren separándose lentamente de mi para poder


levantarse y recoger lo que acababan de tirar, pero yo fui más rápida y empecé a
limpiar todo para que ella no se agachara - ¿Ya no quieren ver la película?

- Tengo sueño, tía. - la niña hizo un pequeño puchero mientras restregaba sus ojitos -
Quiero dormir.

- Llévalas a la cama, yo haré este lugar lucir como nuevo. - comenté poniendo
nuevamente el bol sobre la mesa de centro que había en la sala

- No, no, déjalo ahí. - caminó hasta quedar frente a mi - Yo bajo a limpiarlo, no te
preocupes.

- Puedo hacerlo, ve a acostarlas. - acaricié su mejilla y después me incliné para darle


un beso en la frente

- Está bien. Regreso en unos minutos.

- Más te vale. - bromeé haciéndola reír

- Vamos, niñas. - tomó a las dos pequeñas entre sus brazos - Es hora de dormir un
poco. - dijo mientras desaparecía por el pasillo

Con una enorme sonrisa en mi rostro me dirigí hacia la cocina en busca de una
escoba para recoger las palomitas que estaban en el suelo.

Mientras limpiaba y ponía todo en su lugar no pude evitar repetir en mi menta la


forma con la que me estaba besando la ojiverde hace unos minutos atrás. Sus labios
definitivamente eran el paraíso.

Apagué la televisión luego de que terminara de limpiar todo y después me dejé caer
en el sillón. Me quité mis botas y subí los pies a la mesa de centro mientras llevaba
mis manos hacia mi cabeza.

La felicidad que había dentro de mi cuerpo era demasiada y de una u otra forma tenía
que descargarla, pero dudaba que fuera sano ponerme a gritar en medio de la noche
mientras que la ojiverde trataba de dormir a sus sobrinas a unos metros de mi, así
que simplemente me dediqué a mirar el techo con una sonrisa en mis labios.

----------------

(N/A: )

- ¿Maddison? - la voz adormilada de su novio llegó a sus oídos haciéndola sentir la


peor persona del mundo al percatarse que estaba hecho bolita en el sillón de la sala -
¿Eres tú?

- Sí, soy yo, cielo. - se quitó las zapatillas y después se acercó rápidamente al sillón
para ver a su futuro marido - ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás en la cama?

- Te estaba esperando. - murmuró

- Lo siento muchísimo, no creí que llegaría tan tarde a casa. - acarició su cabello y
luego le dejo un beso en los labios - Vamos a la cama.

- ¿Fuiste a ver a tu hermana? - preguntó mientras ella lo ayudaba a ponerse de pie

- Traté, pero la banda no tocó en el bar esta noche. - enrolló su brazo en la cintura de
su novio mientras ambos subían las escaleras - Luego fui al aeropuerto para despedir
a mi padre; nos quedamos hablando un poco en lo que salía su vuelo y por eso se me
hizo tarde. ¿Le diste de cenar a nuestro hijo? - abrió la puerta de su habitación

- Hice pasta cuando regrese de la oficina. - respondió - Oli quería comer


contigo, pero le dije estabas un poco ocupada. - ella suspiró al oír eso; últimamente
no tenía mucho tiempo para convivir con su hijo y eso le dolía un poco ya que Oliver
era su vida entera y lo amaba con todo su corazón - ¿De qué hablaste con tu padre?
- Me estaba comentando algunas cosas de la empresa y de mi hermano, pero lo ví
muy nervioso. - dijo frunciendo el ceño al recordar lo raro que estaba actuando su
padre - Traté de preguntarle pero me dijo que hablaría conmigo luego.

- ¿Habrá hablado con tu madre?

- No creo, ellos no han hablado en mucho tiempo desde el divorcio. - terminó de


colocarse la pijama y se recostó finalmente a lado de su novio - ¿Me acompañarías
mañana al bar? Aún no estoy muy segura de cómo acercarme a Camila.

- Por su puesto. - rodeó con sus brazos a la castaña - Descansa. Te amo.

- También te amo. - respondió cerrando los ojos disfrutando de la calidez que siempre
le había proporcionado estar entre los brazos de Ashton

(N/A: )

-----------------

Sentí cómo alguien empezaba a acariciar levemente mi rostro, así que abrí
lentamente los ojos.

- ¿Se durmieron? - pregunté cuando logré visualizar a la ojiverde frente a mi - Ven


aquí. - murmuré estirando mis manos para tomarla de la cintura y hacer que se
sentará en mis piernas

- Sí, estaban agotadas. - apretó mis mejillas riendo por la manera en que la había
tomado para ponerla encima mío - Y creo que tú también lo estás, ¿quieres que
vayamos a la cama? - no pude evitar sonrojarme al oír aquello - ¿Qué?

- N-no, nada. - la acerqué más a mi para poder abrazarla - No quiero ir a dormir. Me


gustaría estar aquí contigo el resto de la noche para poder continuar besándote. -
confesé

- Camila... - se separó un poco de mi - Yo no... - puse un dedo sobre su boca para


que dejara de hablar

- Ni se te ocurra decir que estás arrepentida de lo que sucedió hace unos minutos. -
le dije asustada

- No estoy arrepentida. - me aseguró - Es sólo que no quiero que te confundas por mi


culpa. Nos dejamos llevar un poco y cruzamos la línea. Se supone que somos amigas,
Camila.

- ¿Nos dejamos llevar? ¿Amigas? ¿Las niñas ni te lavaron el cerebro mientras hacías
que se durmieran? - me enterró un poco las uñas - Ouch.

- Ellas no me hicieron nada.

- Claro, y esperas que piense que de la nada te arrepentiste. - cerré los ojos unos
instantes - No se tú, pero yo disfruté plenamente de poder besarte.

- ¡Eso es lo que no quería! - gritó levantándose de mi - Camila, no es justo para ti, ni


para mí.

- ¿Qué se supone que es lo que no es justo? - me levanté del sillón - Sinceramente no


entiendo de que rayos estás hablando, nena.

- ¡No me digas nena!

- ¡Lo siento! - suspiré luego de gritarle - Perdón por llamarte de esa forma, sé que no
te gusta, pero en serio, dime de qué rayos estás hablando.

- De la mujer que te gusta. - murmuró

- ¿Perdón? ¿Qué mujer? - pregunté confundida por sus palabras

- Todo el tiempo estás hablando de ella, Camila. - gruñó - Y sinceramente no es justo


todo esto. No debí haberme dejado llevar por mis sentimientos sabiendo que te gusta
otra persona.

Se dió la vuelta y camino hasta la cocina dejándome sola en la sala con mis
pensamientos hechos un desastre. ¿Sentimientos? ¿Qué sentimientos? ¿Ella
realmente acababa de admitir que sentía algo por mi?

Entré a la cocina rápidamente en busca de respuestas. Necesitaba oírla repetir aquello


y que me sacara de dudas.

- ¿De que sentimientos hablas?

- No quiero hablar de ello. - abrió el refrigerador sacando un envase de jugo de


naranja - Podemos simplemente olvidar lo que pasó y continuar con nuestr-...
- Deja de evadir los temas. - dije interrumpiéndola - ¿De qué sentimientos estabas
hablando cuando dijiste que te dejaste llevar?

- Por favor. - desvió la mirada al suelo

- No, no, no. - me alejé de ella y golpeé la pared que estaba atrás de mi - Mierda. -
me quejé al ver un poco de sangre en mis nudillos por culpa de la fuerza que había
puesto en el golpe que le di a la pared - Alejate de mi. - dije cuando ví que la ojiverde
iba a acercarse a mi - Nisiquiera se te ocurra acercarte a mi. Estoy cansada de todo
esto, Lauren.

- Camila no...

- No, Camila nada. Estoy harta. - salí de la cocina y tomé mi mochila - Harta de que
siempre cambies de tema cuando estamos hablando de algo relacionado con las dos.
Harta de que todo el tiempo quieras ver mis acciones como amistosas. Harta de todo.
- caminé por el pasillo hacia la puerta del departamento

- Camila, ¿qué haces? - me preguntó nerviosamente cuando tomé la perilla de la


puerta

- Me largo. Mañana tengo un vuelo que tomar y no estoy de humor para seguir
evadiendo temas. Hablamos luego, Lauren. - abrí y salí del departamento azotando la
puerta

¿Por qué no simplemente me decía que sentía algo por mi? ¿Por qué siempre evadía
los temas? ¿Tenía yo acaso algo de malo? ¿No era suficiente para ella? ¿Qué diablos
quería?

Arranqué el auto de Gordon y regresé a casa de los Hansen con el peor humor del
mundo.

______________________

N/A:

También muchas adivinaron que Lauren metería la pata, pero no sé angustien, no hay
drama, lol.

Ayer quería contarles sobre un dato curioso, pero ya no pude hacerlo. Así que se los
contaré aquí:
El primer capítulo que escribí de esta historia fue el que ahora corresponde al
capítulo 34, el del beso, y de ahí comencé a desarrollar la historia como tal.

La luz regreso como a las dos de la tarde por donde yo vivo, así que estuve sin clima,
internet y televisión por toda la mañana.

Besitos.

.
36

El viaje de Nashville a Washington fue realmente corto. Llegué exactamente a


primeras horas de la tarde así que tuve tiempo de ir a registrarme en un hotel, tomar
una ducha y luego dar un pequeño paseo por la ciudad.

Aprovechando el tiempo extra que tenía, visité algunas tiendas en donde compré
cosas para los Hansen.

Una gorra para Seth y algunos juguetes, ropa para Dinah y Milika, y algunos
instrumentos de jardinería para Gordon. Para el patriarca de los Hansen era
realmente un pasatiempo tener bien cuidado su jardín.

Después de hacer las comprar regresé al hotel para dejar todo en mi habitación y
volví a tomar una ducha para ir presentable a la cita que tenía en aquel juzgado. Me
puse unos pantalones negros de vestir y una camisa elegante pero casual de color
durazno. La vestimenta por su puesto me la había escogido Dinah, alegando que no
solo debía ir limpia a una reunión así, si no que también debía ir muy bien vestida
para demostrar un poco de seriedad.

- Disculpe, ¿sabe en dónde está la oficina del señor Snowden? - le pregunté a una
señorita que iba caminando por los pasillos del la zona de juicios

- Por su puesto. Se va todo derecho por ahí. - señaló el pasillo que estaba frente a
nosotras - Y después dobla a mano derecha, es la tercera puerta.

- Muchísimas gracias.

Comencé a caminar siguiendo las instrucciones que me había dado la señorita y


cuando encontré la puerta en donde debía entrar, sentí como mi celular comenzaba a
vibrar en mi pantalón.

- Ahora no. - dije cuando ví el nombre del contacto de la ojiverde en la pantalla -


Estoy ocupada. - apagué el celular y lo guarde nuevamente

Toqué dos veces.

- Adelante. - dijeron al otro lado

Tomé la perilla de la puerta con mi mano y conté tres veces en mi mente. Por alguna
razón me sentía nerviosa y un poco asustada por lo que pudiera pasar en aquella
audiencia, pero si quería saber que tenía que ver yo en todo eso definitivamente tenía
que alejar mis nervios y entrar.

- Buenas tardes. - dije cuando finalmente me atreví a entrar

Frente a mi había un gran escritorio color marrón, y en ese escritorio estaba sentado
un señor de unos cincuenta y tantos años. En la pared que había detrás del escritorio
yacía un enorme cuadro con la fotografía de lo que parecía ser el mismo señor que
estaba sentado pero sin canas y más joven de lo que definitivamente era ahora.

- Camila Cabello. - la voz de una mujer se coló por mis oídos - Es un gusto poder
conocerte por fin. - voltee y ví apoyada en el marco de la puerta a una mujer que me
observaba con una sonrisa en su rostro

- Bienvenida, Bárbara. - dijo el hombre canoso caminando hasta donde estábamos


nosotras - Creí que llegarías más temprano.

- Tenía unas cosas que atender. - respondió sin dejar de mirarme - ¿Sabes? Nunca
imaginé que estuvieras tan alta. - dijo dirigiéndose a mi

- ¿De qué estás-...? - el hombre canoso me tocó el hombro haciéndome girar para
verlo

- Esa es una larga historia, señorita Cabello. ¿Podemos tomar asiento y proceder a la
lectura del testamento? - nos pidió amablemente

- Por su puesto. - la mujer del vestido elegante pasó golpeando ligeramente mi


hombro - ¿No teníamos que esperar a que llegara mi abogado?

- Lo siento, señorita Estrabao, pero su madre solo necesitaba que usted y la señorita
Cabello estuvieran presentes para la lectura. Después de leer...

- ¿Su madre? - le pregunté a la tal Bárbara, interrumpiéndo al señor


Snowden mientras me sentaba en una de las sillas que habían frente al escritorio -
¿La mujer que murió es su madre?

- Sí, es mi madre.
- Excelente. - la miré a los ojos - Podría decirme por favor...

- No. - me interrumpió - Espera a que lean el testamento y después contestaré todas


tus preguntas.

- Está bien. - murmuré

- ¿Puedo empezar? - el señor comenzó a sacar muchos papeles - Bien, antes que
nada necesito que firmen aquí como prueba de su asistencia.

----------------

(N/A: Sorpresa, sorpresa.


Lauren P.O.V)

Nashville, Tennessee

Era la décima vez que el teléfono de Camila me mandaba a buzón, así que después
de colgar aventé mi teléfono contra el piso. Escondí mi rostro entre mis manos y grité
de frustración.

- No te había visto así desde que Adam interrumpió una de nuestras clases de clínica
aquella vez en la universidad. - comentó Normani

- ¡No es lo mismo!

- Bueno, claramente no. - recogió mi teléfono y lo colocó nuevamente en mi escritorio


- ¿Qué fue lo que hizo?

Hace una hora le había llamado a Normani para que viniera urgentemente al hospital
porque necesitaba hablar con alguien sobre lo que me estaba pasando, así que
cuando ella llegó a mi consultorio le dije a Margaret que cambiará las citas de todos
mis pacientes para el próximo lunes.

- N-no hizo nada. Yo tuve la culpa, nunca debí besarla. - pequeñas lágrimas
comenzaban a deslizarse por mi rostro - Fue un gran error.

- ¿La besaste? - preguntó sorprendida mi mejor amiga - Jodido Dios, Lauren.

- No pude evitarlo; sabes muy bien que quería hacer eso desde hace un tiempo atrás.
- limpié unas cuantas lágrimas
- Eso lo sé, pero, nunca creí que te atreverías a hacer algo así. Tú no eres impulsiva,
Lauren.

- Ella dijo que quería besarme, y yo me dejé llevar por todo lo que siento por ella, fue
inevitable. - deje escapar un pequeño sollozó

- Lauren, no seas idiota. - habló riendo

- ¿Qué?

- Es increíble que todos nos hayamos dado cuenta excepto tú. A veces realmente me
cuesta creer que te hayas graduado con honores.

- ¿De qué hablas?

- ¿De qué habló? - rió - ¡Le gustas a la imbécil de Camila! - me gritó

- No digas tonterías, Normani. - gruñí - Camila todo el tiempo me trata como si fuera
su hermana menor.

- Lo hace porque tú has hecho que se comporte de esa forma, sin embargo varias
veces te coqueteo sin vergüenza, que tú no lo hayas notado es diferente. - se encogió
de hombros

- Camila es así, todo el tiempo está jugando, ella obviamente no habla en serio
cuando hace esas cosas.

- Eres tan idiota. - tomó su bolso y caminó hasta la puerta - Vamos.

- ¿A dónde?

- Tenemos que tomar un avión hacia Washington. - me agarró de la muñeca y me


arrastró fuera de mi consultorio

(N/A: Normani poniendo orden como siempre, ahrr.)

-------------------

Me levanté rápidamente de mi lugar tan pronto como el señor dejó de leer aquel
documento.

Debía ser una broma, y una de muy mal gusto. ¿Esa señora acababa de dejarme una
propiedad en Nashville? ¡Nisiquiera me conocía!

- Esto debe ser un error. - murmuré

- No es ningún error, obviamente mi madre estaba loca, pero esa casa es tuya y no
puedes hacer nada al respecto. - habló la mujer que aún estaba sentada - Lo que me
sorprende es que no te haya dejado a cargo de ningún porcentaje de la empresa, eso
sí es increíble ya que esperaba que te pusiera al mando o algo así, después de todo
debía disculparse de alguna forma por lo del orfanato. - bebió un poco de agua

- ¿Qué? - fruncí el ceño

- Bueno, ella realmente estaba muy arrepentida en sus últimos días de vida, y no
paraba de decir tu nombre y lo mucho que se odiaba por haberte dejado ahí cuando
naciste.

- ¿Qué? - volví a repetir

_______________________

N/A:

La pregunta del millón de dólares:

"¿Qué?"

Jajaja, lol.

Bueno, les daré una pequeña oportunidad para que me pregunten a cerca de
cualquier cosa que no entiendan del fic y trataré de responderles sin spoiler(:

Por cierto, ¿ya escucharon Angel?

¡Vayan a hacer streaming en Spotify y compren la canción en iTunes! Eviten a toda


costa eso de estar pasando la canción por Whatsapp; es el trabajo de las chicas y
merecen respeto

.
37

- ¿De qué diablos está hablando? - pregunté enojada alejándome de la mujer que
estaba frente a mi hablando puras estupideces - ¿Cómo sabe lo del orfanato?

- Deja de hablarme de usted, es un poco molesto. - rodó los ojos - Y lo sé porque mi


mamá no paraba de hablar de eso desde que se enfermó.

- ¡Deja de decir cosas que no se y explícate! - le grité

- Tu madre nunca murió. - mi corazón comenzó a latir rápidamente, mis piernas


temblaron un poco y a puesto mi vida entera que en estos momentos estaba más
pálida que una hoja de papel - Al menos no hasta hace poco. - rió - Somos hermanas,
Camila.

- ¿Q-q-qué?

- Bárbara, no creo que esa sea la forma de decirle todo. - habló el maldito canoso que
me obligó a venir a este jodido lugar de mierda para escuchar puras mentiras sobre
mi vida y de la vida de una señora que jamás en mi vida conocí - Debes de explicarle
bien las cosas a tu hermana.

- Ella de todas formas lo iba a saber, la forma en la que le cuente las cosas no cambia
nada. - acomodó su cabello - Mi madre sufrió de algo muy raro cuando naciste, así
que los doctores la dieron por muerta. - se acercó nuevamente a mi, pero me volví a
alejar de ella - No muerdo, no actúes como una estúpida. - bufó de mala gana - Al
parecer el exmarido de nuestra madre era tan valiente que tan pronto como le dijeron
que ella había muerto huyó del país y las abandonó a ambas.

- Cállate. - pedí respirando con dificultad - Cállate, por favor.

- ¡Tienes que saber la verdad, Camila!

- ¡No quiero saberla! - grité

- ¡La sabrás de todas formas, quieras o no quieras! - caminó rápidamente hasta la


puerta y la bloqueó para que yo no pudiera pasar - ¡Mandaron a nuestra madre a la
zona donde estaban los médicos forenses para hacerle una autopsia, pero ella
despertó!
- ¡Cállate!

- ¡Despertó cuando te habían mandado a un maldito orfanato!

- ¡Cállate! - grité más fuerte llevando mis manos a mis oídos tratando de tapar el
sonido de su voz

- ¡Mis abuelos se enteraron y fueron por ella, le dieron dinero a los médicos para que
no dijeran nada y luego se mudaron aquí a Washington! ¡Ella te abandonó aún
sabiendo que te habían mandado a un orfanato! ¡Sabía de tu existencia y aún así te
abandonó!

- ¡Cállate, maldita sea! - caminé rápidamente a paso firme decidida a golpearla sin
importarme las consecuencias, pero el bastardo canoso me tomo de la muñeca y me
detuvo - ¡Suéltame!

- No hagas nada de lo que puedas arrepentirte, Camila. Te recuerdo que estás en un


lugar donde fácilmente podemos condenarte toda tu vida a prisión. - habló mientras
escuchaba la risa de la mujer que estaba unos pasos de nosotros

- Dile que se aleje de la puerta. - le pedí luego de unos segundos analizando mi


situación - ¡Díselo!

- ¡Bárbara, quítate de ahí! - le gritó soltandome para poder alejarla de la puerta

- No quiero volver a oír jamás de usted en todo lo que me resta de vida. Es una
jodida mentirosa de mierda. Puede meterse su estúpida casa y el estúpido
testamento de su madre por el culo, pero alejese de mi. - le dije a la mujer antes de
caminar a la puerta y finalmente salir de ese maldito lugar

---------------

(N/A: )

Nashville, Tennessee

- No lo entiendo, Ashton. - comentó mientras cortaba en trozos pequeños la carne del


plato de su hijo - Se supone que debía estar ahí en el bar, pero no estaba. ¿Crees que
haya renunciado?

- Sinceramente no creo, a lo mejor y está de vacaciones.


- ¿Vacaciones? - terminó de cortar la carne - El investigador privado dijo que el dueño
del bar no daba vacaciones a sus empleados, nisiquiera en diciembre.

- Quizá pidió permiso o está enferma. - bebió un trago de agua - No te angusties,


cielo, ella está bien.

- ¿Qué no me angustie? ¡Sabes muy bien que hay un estúpido atrás de ella y puede
hacerle mucho daño!

- Por el amor de Dios, Maddison, no grites de esa forma con nuestro hijo aquí
presente. - reprendió su novio tomando en brazos a su hijo que estaba asustado por
los gritos de su madre

- Lo siento muchísimo, Oli. - se apresuró a decir la mujer - Mami está un poco


estresada, no te asustes.

- ¿Estás enojada? - preguntó tímidamente el pequeño de ojos café

- Estoy preocupada, no enojada, lo prometo, mi amor. - besó la frente de su hijo - Lo


siento, Ash.

- ¿Qué haces, a dónde vas? - preguntó dejando a su hijo en su silla nuevamente y


poniéndose de pie al ver que su mujer iba por su bolso

- Necesito hablar con el investigador. - se colgó su bolso - Camila no puede andar por
ahí perdida, algo pudo hacerle ese maldito enfermo que la está siguiendo a todos
lados.

- Mami, no te vayas. - pidió el niño abrazandose a las piernas de su madre - Quédate,


por favor.

- Volveré pronto, lo prometo.

- Maddison, no puedes controlarlo todo. Ella puede cuidarse sola.

- Ella no está sola. No más. - le respondió y después se dió la media vuelta salió por
la puerta de su nueva casa en busca del investigador

Necesitaba saber que su hermana estaba a salvó y que no le habían tocado ni un


pelo. También aprovecharía para contratar un poco de vigilancia para ella sin que lo
notase. No importaba que tan bien pudiera cuidarse Camila, un poco de ayuda no le
caería mal. Desde que se enteró de su existencia se juro no dejar sola a su hermana
nunca más.

(N/A: oh mai god)

---------------

Tan pronto como llegué al hotel encendí mi teléfono y le marqué a Dinah. Necesitaba
hablar urgentemente con alguien, sin embargo no respondió las tres llamadas que le
hice, así que cuando revisé los mensajes de mi teléfono para poder ver si había
alguno de mi mejor amiga, me di cuenta que tenía más de veinte llamadas perdidas
de parte de la ojiverde.

- Contesta, contesta. - murmuré mientras oía como sonaba el teléfono al otro lado de
la línea - Contesta, por favor, cariño. Te necesito.

Quizá sería una mejor idea hablar con Lauren y por eso decidí llamarla. Sinceramente
me tranquilizaría muchísimo más hablar con ella que hablar con Dinah, y eso no era
porque no le tuviera confianza a quien era mi mejor amiga, si no más bien era por lo
que representaba la pelinegra para mi: paz y armonía.

- ¿Camila? - un sentimiento de tranquilidad golpeó contra mi pecho al oír su voz


finalmente

- Te necesito, te necesito tanto. - dije

Y finalmente después de tantos años:

Me rompí.

________________________

N/A:

Estoy casi segura que tuve unos cuantos errores por ahí así que ignorenlos, lol.

¡CHAN CHAN CHAN!

Cuando escribí la historia no creí que habría tanto drama porque a mí nunca me han
gustado los dramas, pero si no le ponía drama iba a ser mucho caramelo y tampoco
me gustan las historias empalagosas, así que tuve que agregarle algo de suspenso.

No sé estresen, todo estará bien.


Quiero escuchar sus teorías conspiradoras sobre futuros capítulos del fic, así que
escriban lo que crean que pasará o está pasando .

.
38

Estaba acostada en la cama hecha un ovillo abrazada a la almohada. Desde que salí
de aquel lugar infernal, donde conocí a esa maldita mentirosa, estaba completamente
inquieta y a pesar de que había hablado con Lauren, aún así me sentía fatal.

Algo estaba dentro de mi haciéndome sentir temerosa y frágil. Oírle decir a esa jodida
bruja que la mujer que me trajo a la vida realmente no había muerto y que me
abandono como si fuese un maldito perro me estaba destrozando más de lo que podía
llegar a imaginar.

Las lágrimas habían dejado de salir hace ya media hora, por lo tanto mis mejillas
estaban un poco pegajosas y mis ojos se encontraban demasiado rojos. Tenía un
nudo en la garganta del tamaño de un iceberg y mi cuerpo aún estaba temblando.

Me levanté sin fuerzas de la cama y fui hacia el baño. Observé atentamente mi reflejo
en el espejo que estaba encima del lavadero.

Definitivamente me veía horrible. Mis ojos estaban excesivamente hinchados por


haber estado llorando y mis labios estaban secos.

Me agache luego de abrir la llave para que saliera agua y comencé a lavarme la cara
para así eliminar la sensación pegajosa que tenían mis mejillas. Cuando acabe de
lavarme tomé la toalla de mano que había a lado mío y me seque cuidadosamente.
Después volví a levantar el rostro y me miré de nuevo en el espejo.

¿Qué tenía yo de malo? ¿Sería verdad lo que me había dicho Bárbara? Y si sí era
verdad, ¿Por qué rayos esa mujer que no merece ser llamada madre me había
abandonado en lugar de irme a reclamar? ¿Por qué dejó que me quedara en el
orfanato cuando pudo evitar aquello? ¿Los padres de esa tal Sinuhe no sabían de mi
existencia, o si sabían y ellos la apoyaron en su decisión de abandonarme?

- Estrabao. - dije en un hilo de voz el apellido de la ahora innombrable

Bárbara también había mencionado algo sobre el patético hombre que ayudó a que yo
llegara a este mundo. Sin embargo no dijo su nombre.

¿Sinuhe se habría divorciado de el por abandonarla cuando pensó que había muerto o
porque él le ayudo a engendrarme? ¿Ella me odiaba? ¿Por qué me odiaba? ¿No se
supone que una madre siempre ama a sus hijos?
- Ella no merece ser llamada madre. - susurré con rencor viéndome en el espejo - Y
nunca lo merecerá.

Me abandonó. Ella me abandonó.

Jamás hubo cariño.

Nuca tuve alguien que besara mis heridas cada que me cayera y me lastimara. Nadie
jamás me dió un beso de buenas noches antes de que me fuera a la cama. Nunca
tuve la oportunidad de celebrar un día de las madres. En mis dibujos nunca pude
colocar a una mujer a lado mío sosteniendo mi mano. Ella nunca estuvo para mi. Ella
me arrebató la oportunidad de tener una familia.

Nadie nunca me amo.

- Nunca debí nacer. - ví cómo las lágrimas comenzaban nuevamente a acumularse en


mis ojos

La tristeza que sentía paso a convertirse en enojo y entonces fruncí el ceño pensando
en todo lo que esa mujer egoísta me había arrebatado al dejarme en un orfanato; así
que sin pensarlo muy bien levanté mi mano hecha puño y golpeé el espejo que tenía
frente a mi.

Cuando ví todos los cristales desprenderse en pequeños pedazos todo se comenzó a


tornar oscuro. Mis oídos bloquearon todos los sonidos de mi alrededor y fue por ello
que no supe si los cristales habían caído al suelo o no. Me sostuve con mi otra mano
de la pared para no caerme y salí del baño. Necesitaba largarme de aquí y volver a
Nashville.

Empecé a acomodar mis cosas en la maleta roja de viaje que me había prestado
Dinah para que no me trajera mi mochila y cuando finalmente tuve todo guardado
caminé hacia la puerta. Con dificultad abrí y me sorprendí mucho al ver quien era la
persona que estaba del otro lado de la puerta.

- ¿Normani? - pregunté; mi visión no estaba del todo bien, estaba


comenzando a ver puntos negros así que no sabía bien si era Normani quién estaba
frente a mi
- Camila, por el amor de Dios, tu mano. - la voz de Lauren llegó a mis oídos e
instantáneamente voltee hacia donde venía el sonido

- Lauren. - murmuré al verla, y después todo se volvió absolutamente negro,


simplemente no pude evitarlo

Me desmayé.

--------

(N/A: Lauren P.O.V)

Luego de que se desmayara, Normani me ayudó a recostarla en la cama y después


marcamos a emergencias para que viniera alguien a atenderla rápidamente para que
parará el sangrado y sacará los cristales que estaban ligeramente enterrados en
algunas partes de sus nudillos.

Afortunadamente la atención médica no tardó en llegar y la atendieron muy bien.


Sacaron todos los cristales que tenía enterrados y vendaron su mano.

Media hora más tarde Normani me comentó que aprovecharía que estábamos aquí
para visitar a su abuela paterna y me dejó sola con Camila en la habitación.

Verla de esta manera era algo doloroso para mi. Aún no estaba muy segura del
porqué estaba de esta forma, pero sabía muy bien que todo tenía que ver con el lugar
a donde se supone que tenía que ir hoy, y no pude evitar sentirme culpable por no
haberla acompañado. Quizá sí yo hubiera estado a su lado no hubiera pasado nada de
lo que estaba sucediendo ahorita.

- Lamento no haber estado contigo. - le susurré mientras acariciaba su rostro - Pero


te prometo que ahora que estoy aquí, no te dejaré sola. - sin pensarlo me incliné
sobre ella y dejé un pequeño beso sobre sus labios

(N/A : aws)

---------

Traté de removerme en la cama para buscar una posición más cómoda, pero al
parecer había algo sobre mi que me impedía hacerlo, así que abrí los ojos con temor
para verificar que no hubiera cometido la estupidez de ir a un bar a beber de más y
buscar a alguien para un revolcón.
Para mí buena suerte pude respirar tranquilamente al ver que la persona que estaba
encima mío era nada más y nada menos que mi ojiverde hermosa. Su cuerpo estaba
posicionado de la misma forma en la que lo estaba aquel día en el que dormimos
juntas en el hotel.

La observé por unos segundos admirando la belleza de su rostro. Se veía tan hermosa
cuando estaba dormida que me atreví a imaginarme un futuro en donde la viera de
esta misma manera cada que me despertara por las mañanas.

Cuando levanté mi mano derecha para poder acariciarla, sentí un ligero ardor que me
hizo soltar un gemido fuerte de dolor haciendo que la ojiverde abriera los ojos
rápidamente.

- ¿Qué pasó? ¿Te lastimaste? - me preguntó tomando mi mano izquierda con cuidado,
y fue ahí cuando me di cuenta que mi mano estaba vendada

- ¿Q-qué me pasó en la mano?

- Eso mismo quería saber yo hace unas horas atrás, pero ya me di cuenta de lo que le
pasó al espejo del baño. - me dijo mirándome seriamente - ¿En qué estabas
pensando, Camila? ¡Tenías muchísimos vidrios enterrados!

- ¿En mis tatuajes? - pregunté con temor, el solo hecho de pensar que me podrían
salir cicatrices en mis nudillos y arruinar mis tatuajes me hacía sentir nerviosa

- Sí, en tus tatuajes, pero eso es lo de menos, Camila. - pellizco mi brazo

- Ouch.

- Perdiste muchísima sangre y te desmayaste. Me asustaste mucho, al


igual que a Normani.

- ¿Normani? ¿El cacahuate? - cacahuate era mi nueva forma de referirme a ella


haciendo burla a la forma con la que la llamaban a veces, ya que "Mani" sonaba como
mantequilla de maní y la mantequilla de maní era de cacahuate

- Sí, ella. Deja de bromear, Camila.

- Lo siento, Lauren.
El silencio nos envolvió a ambas cuando la llamé por su nombre en lugar de referirme
a ella con uno de los cientos nombres cariñosos con los que siempre la llamaba.
Jamás la había llamado por su nombre, a excepción de la noche anterior cuando
discutí con ella en su departamento antes de viajar a Washington.

- No me llames así. - dijo susurrando

- Ese es tu nombre.

- Mi nombre no suena muy alentador cuando sale de tu boca. - respondió suspirando


- Me gusta más cuando me llamas "cariño", "preciosa", "guapa" o cuando te refieres a
mi como "bebé". - sus mejillas se tornaron color rojo

- Creí que te había molestado cuando te dije de esa forma. - dije sorprendida
refiriéndome a aquella vez que la llamé "bebé" frente a un grupo de idiotas en el billar

- Me molesta que me digas nena. - me miró por unos segundos y luego bajo la
mirada a mi mano vendada - Pero "bebé" sonó muy dulce cuando me lo dijiste. -
mordió su labio inferior

- ¿Qué haces aquí? - le pregunté ignorando lo que acababa de decirme - Cuando


hablamos por teléfono y te dije que te necesitaba nunca creí que viajarías hasta acá.

- Bueno, eso es porque cuando hablamos por teléfono yo ya estaba en un avión


viajando hacia aquí.

- ¿Qué? - traté de levantarme pero ella no me dejó hacerlo

- No puedes levantarte, necesitas estar en reposo, perdiste mucha sangre.

- Al cuerno el reposo. - le dije - ¿Qué hacías en un avión mientras hablábamos por


teléfono?

- Normani.

- ¿Qué tiene que ver el cacahuate de chocolate en todo esto?

- Camila. - me dijo en tono de reproche

- Lauren, estoy hablando en serio.


- No me digas así. - se quejó

- Me vas a volver loca. - murmuré por lo bajo para que no me escuchara - ¿Qué tiene
que ver Normani en todo esto del avión, cariño? - una tímida sonrisa se extendió por
sus labios al oírme llamarla de esa forma y entonces las mariposas en mi estómago
se hicieron presentes nuevamente

- Ella me convenció de viajar hasta acá para que yo pudiera hablar contigo. -
comenzó a jugar con los dedos de sus manos nerviosamente

- ¿Y de qué quieres hablar conmigo?

- Antes de empezar, quiero que sepas que todo esto comenzó a crecer dentro de mi
de la nada luego de la quinta ocasión que visitamos el mini golf. - comenzó a hablar -
Y simplemente no pude evitarlo. Después de mi relación con-...

- El chico perro. - dije interrumpiendo su pequeño discurso

- Sí, el chico perro. - sonreí - Bueno, como te decía. Después de él no tenía planeado
sentir nuevamente algo por alguien, sobre todo por el hecho de que quería
concentrarme plenamente en mi trabajo. - mi corazón comenzó a latir más rápido -
Pero llegaste tú, con tus sonrisas coquetas, tus chistes extraños, tu manera tan linda
de ser conmigo y simplemente me fue inevitable comenzar a sentirme extraña
respecto a ti. - las mariposas en mi estómago evolucionaron mágicamente a
rinocerontes - Supe que me atraías de diferente manera aquella noche cuando casi te
peleas con un hombre que me llamó de una forma no muy bonita en el mini golf. - al
diablo, ahora eran elefantes los que estaban dentro de mi - Pero supe que me
gustabas cuando tocaste la canción que compusiste para mi en la boda de Will. Y
desde entonces tuve que callar todo lo que sentía por ti por el simple hecho de que a
ti te gusta alguien más. - suspiró - Sé que no soy tan perfecta como dices que es ella,
y que posiblemente no causó lo que ella causa en ti, pero quiero que sepas que todo
lo que siento por ti es demasiado real y lamento tanto haberte hecho enojar aquella
noche en mi departamento, me gustaría que pudiéramos arreglar las cosas y que
volviéramos a ser-...

El discurso definitivamente era hermoso, sin embargo no podía simplemente dejarla


continuar para oírla decir que quería que volviéramos a ser amigas, así que estiré mi
mano buena y la tomé del cuello para acercarla a mi y poder besarla.

Tan pronto como nuestros labios chocaron, todo lo que había estado atormentando mi
mente desde aquella audiencia con Bárbara Estrabao, desapareció.
Mis pensamientos se enfocaron plenamente en sentir la suavidad de los labios de la
ojiverde contra los míos. La calidez de su boca contrastaba con la frialdad de la mía.

Ignorando el dolor que sentía en mi mano izquierda, tomé levemente la cintura de la


pelinegra y comencé a acercarla lentamente hacia a mi, hasta posicionarla por
completo encima de mi cuerpo.

- Eres una tonta muy hermosa. - le dije cuando nos separamos en busca de aire -
Todo el tiempo has sido tu la mujer de la que tanto he hablado.

- ¿Q-qué? - la confusión que adornaba su rostro hizo que levantara ligeramente la


cabeza y le robara un pequeño beso haciéndola sonrojarse

- Me encantas. Llamaste mi atención desde que te alejé de las garras del amigo
perro. - confesé finalmente

- ¿H-hablas en-en en serio?

- Completamente. - se sonrojó aún más así que escondió su rostro en el hueco que
había entre mi hombro y mi cuello - No sabes lo feliz que me hace saber que sientes
lo mismo. - murmuré acariciando su espalda

- Te quiero. - dejó un beso en mi cuello haciendo que todos los vellos de mi nuca se
erizarán

Al final viajar a Washington no había resultado tan mal como había pensado hasta
hace unas horas. Bien dicen que después de la tormenta viene la calma, y tenían
mucha razón.

Hace unas horas estaba furiosa, triste y confundida por todo lo que me dijo Bárbara
Estrabao, pero ahora estaba tranquila, feliz y muy emocionada por tener finalmente
entre mis brazos a la mujer que tanto me había cautivado desde la primera vez que la
ví. Misma mujer que luego de varios meses de convivencia había logrado
enamorarme con su forma de ser.

La vida sencillamente podía dar muchas vueltas, así que estaba muy agradecida a
pesar de todo.
39

La habitación se fue oscureciendo mientras el día le daba paso a la noche por la


ventana. Había estado abrazada a la ojiverde por cuatro horas y aún así quería
continuar en la misma posición, pero Normani le había hablado a Lauren para avisarle
que nos invitaba a cenar en casa de su abuela, así que tuvimos que levantarnos de la
cama.

- Te ves un poco extraña de esa forma. - me dijo cuando salí del baño

- ¿Me veo mal?

- No. - rió un poco mientras se levantaba de la cama y caminaba hasta colocarse


frente a mi - Te ves demasiado guapa. Pero jamás te había visto vestida de esta
forma, así que me resulta un poco extraño.

- Es similar a lo que use el día de la boda de Will y Allyson. - hice una mueca al
recordar cómo tuve que ir vestida esa noche a la ceremonia

- Claro que no. Ibas diferente. - posó sus manos en mi abdomen acariciando la tela
de mi camisa - Tenías un estilo más tuyo. Llevabas unos skinyjeans negros.

- No me parecía cómodo usar pantalones de vestir. - reí

- ¿Te sientes incómoda ahorita?

- Un poco.

- ¿Y por qué los estás usando?

- Dinah dijo que debía...

- ¿Quién es Dinah? - preguntó

- Una gran amiga. - sonreí - Te la presentaré tan pronto como estemos de vuelta en
Nashville. - rodeé su cintura con mis brazos - También tengo que presentarte a otras
tres personas aparte de ella, son importantes.

- ¿A quienes? - se levantó de puntitas y pasó sus manos por mi cuello


- Mi familia. - dije admitiendo finalmente la importancia que tenían los Hansen en mi
vida

- ¿Tu familia? - me miró confundida - Pero yo creí que...

- Te lo contaré más tarde. - prometí - Ahora deberíamos ir saliendo del hotel para ir a
casa de la abuela del cacahuate, ¿no crees?

----------------

(N/A: )

New Jersey, Hotel Guns

Al ver el desastre que se estaba formando en el lobby del hotel, el gerente mandó a
llamar a seguridad para separar a los dos hombres que se estaban peleando.

- ¡Aléjate de ella! - gritó el castaño

- Eres un imbécil, ¿crees que será así de fácil? - escupió al suelo un poco de la sangre
que se estaba acomulado en su boca - Sinuhe y tú van a pagar por lo que hicieron, te
lo aseguro. Esa estúpida huérfana va a sufrir las consecuencias.

- No es una huérfana, ella me tiene a mi, Isaac, así que aléjate. - advirtió furioso
mientras se jaloneaba para que los guardias de seguridad lo soltaran - Regresa de
donde veniste.

- Suéltame estúpido. - se safó del agarre de quien lo sostenía - No vuelvas a tocarme.


- empujó al guardia

- Señor, si no se calma me veré en la necesidad de llamar a la policía.

- No sabes con quién te estás metiendo, Daniel, y te voy a demostrar que jamás
debiste acostarte con mi ex esposa. - señaló al hombre de cabellos castaños
ignorando al gerente del hotel - Lo van a pagar muy caro.

Se arregló el saco y limpió la poca sangre que tenía en la boda para


después darse la media vuelta y finalmente salir del hotel como si no hubiera pasado
nada.
- Debo llamar a Maddison... - murmuró para que no lo escucharán y comenzó a
removerse en los brazos de los guardias que aún lo sostenían - Por favor, déjenme ir.
- pidió poco irritado por toda la situación

- Disculpe señor, pero luego de esta escena le ruego que no vuelva a poner un pie
aquí. - dijo apenado el gerente

Daniel Mazella se aflojó la corbata cuando por fin lo soltaron e ignoró lo que le decía
el gerente. ¿Y qué si ya no podía entrar a un hotel? No sé iba a morir, y de todas
maneras no necesitaba de él.

- ¿Me escuchó, señor?

- Sí, sí, como sea. - recogió su saco del suelo y salió del hotel rápidamente en
dirección a su casa

Tenía que hablar urgentemente con Maddison y advertirle del peligro que corría su
hermana.

(N/A: OMAIGAH, VAN POR LA K1000A, ¿¡Qué está pasando aquí doctor García!? )

----------------

La casa de la abuela de Normani era bastante modesta. O quizá no tanto. La verdad


es que era incluso más grande que la casa de los Jauregui's.

Afuera de la casa había un oficial cuidando el lugar, así que tuve que dejarle mi
identificación para poder entrar a pesar de que ya habían avisado que vendríamos de
visita.

- ¿Te pasa algo? - me preguntó la ojiverde tomando mi mano

- ¿Y si no le agrado a la abuela del cacahuate? Estoy un poco nerviosa. ¿No crees que
debí quedarme como estaba vestida antes? A lo mejor se asusta al verme de esta
manera.

- Te ves estupenda, Camila.

- ¿Segura? Mírame, no quiero asustar a la señora. - señalé mi ropa - Me veo como si


fuese a robarle su auto o algo así. Incluso creo que...
Podría simplemente acostumbrarme a que los labios de la ojiverde estuvieran sobre
los míos todo el tiempo. Siendo sincera, besarme definitivamente era un buen método
para hacerme callar.

Me removí un poco en el asiento del auto para buscar una posición más cómoda
mientras me besaba con mi preciosa pelinegra. Lauren también comenzó moverse en
su lugar, sin embargo ella fue un poco más práctica y sin despegar sus labios de los
míos se pasó a mi lado y se acomodó en mis piernas sentándose encima mío.

Pasé mis brazos por su cintura para pegarla mucho más a mi y ella se engancho con
sus puños a la playera negra que yo traía puesta.

- A veces hablas mucho. - murmuró cuando dejamos de besarnos

- Voy a empezar a hablar más de lo normal. - subí y baje las cejas de forma coqueta
haciéndola reír

- Eres todo un caso, Camila Cabello.

- Sin embargo te gusto.

- Sí. - apoyó su frente en la mía

- Hmmm, ¿cariño?

- ¿Sí?

- ¿Podemos continuar besándonos?

Lo siguiente que oí después de hacer esa pregunta fue su hermosa risa de bebé. Y
afortunadamente cuando finalizó de reírse volvió a juntar nuestros labios dándole vida
nuevamente a las billones de mariposas que habitaban mi estómago.

Media hora después, luego de estar besándonos un buen rato, finalmente


bajamos del auto y nos acercamos a la puerta principal de la enorme casa que había
frente a nosotras. Normani fue quien nos recibió y luego de que ella y yo
discutieramos un poco por el vestido que ella traía puesto, nos agradeció por llegar ya
que su abuela estaba obligándola a ayudarle a cocinar, cosa que ella odiaba tanto
como lo odiaba Dinah.
¿Sería una buena idea hacer que se conocieran esas dos? Chance y se volvían
grandes amigas. Eran como dos gotas de agua. Ambas eran insoportablemente
molestas.

- Tu abuela es una dulzura, no seas exagerada, Mani. - dijo la ojiverde abrazándose a


mi cuerpo luego de oír las miles de quejas que tenía su amiga con respecto a su
abuela

- ¡Esa mujer está loca, te lo juro! - se defendió - Es un milagro que no haya


incendiado la cocina.

- Bueno, ahora sé que es de familia. - murmuré refiriéndome a la locura que


compartían ella y su abuela

- Te oí, fenómeno.

- ¡Mani! - la reto mi ojiverde - No llames a Camila de esa forma, ya habíamos hablado


de eso.

La última vez que habíamos ido a jugar bolos, les mostré a todos como podía
sostener fácilmente una bola con los pies, y desde entonces Normani me llama
fenómeno.

- Aguarden un momento. - dijo la morena entrecerrando los ojos ignorando el hecho


de que mi pelinegra la había regañado

Nos observó de arriba a abajo por unos segundos y luego llevó una de sus manos a
su barbilla.

- ¿Por qué estás abrazando a la fenómeno como si ya hubieras admitido lo que


sientes por ella hace unas horas cuando te dejé en su habitación de hotel luego de
que ella se desmayara? - sonreí de forma tonta al oír su pregunta, porque
definitivamente ese era exactamente el motivo por el cual la ojiverde estaba
enganchada a mi - ¿Es que acaso ya admitiste lo que...

- Sí, Normani. - la interrumpió - Ella ya sabe lo que siento por ella. - se apretó más
contra mi enterrando su rostro en mi pecho

- ¿Y qué sientes por mí? - hice que se separara un poco de mi para poder verla con
una sonrisa en mis labios
- Camila, ya te lo dije. - sus mejillas comenzaron a ponerse rojas

- ¿Se van a poner cursis? - preguntó Normani cruzándose de brazos

- Me dijiste cuando fue el momento en el que empezaste a sentir algo por mi, sin
embargo no me dijiste lo que sientes por mí. - hablé ignorando a Normani

- ¿Eso significa que si van a ponerse cursis? - volvió a hablar la morena

- Pues, me gustas mucho... me haces sentir muy feliz. - sonreí aún más mientras ella
comenzaba a acariciar mis brazos - Me pones muy nerviosa. Siento muchísimo amor
por ti. - confesó mordiendo su labio inferior

- ¿Amor? - pregunté

- ¿Saben qué? Iré a ver si mi abuela no quemó la cocina, ustedes sigan en lo suyo,
con confianza. - habló la morena desapareciendo de la sala en dirección a la cocina

- Te quiero mucho. - sus mejillas se ponían cada vez más rojas - ¿Crees que está mal
etiquetarlo como amor en lugar de cariño?

- Está perfecto. - la acerqué nuevamente a mi y me incliné para rozar sus labios con
los míos - Demasiado perfecto, mi amor.

- Jamás me habías llamado así.

- Bueno, trata de acostumbrarte, guapa. - besé su mejilla izquierda - Ahora que


tenemos claros nuestros sentimientos puedo dejar de guardarme todo lo que he
querido decirte o hacerte. - sonreí de lado por la última palabra que dije

- ¿H-hacerme?

- No tienes idea de todo lo que me pasa por la mente cuando traes puesta tu bata en
el hospital. - hablé con un tono de voz demasiado coqueto

- ¡Camila! - se separó de mi y golpeó mi hombro - Estás llendo muy rápido.

- ¿Rápido? - fruncí el ceño en broma y volvió a golpearme - Ouch, amor, eso duele. -
¿de dónde había sacado tanta fuerza si tenía un cuerpo muy pequeño y delicado? era
como una bebé y aún así acababa de golpearme duro - ¿O sea que no me vas a
dejarme acariciarte y darte mimos?
- Mantén tus manos quietas, Camila Cabello. - advirtió - Hay que ir poco a poco, ¿sí?
- pidió suavemente mientras se paraba de puntitas para tomarme de las mejillas y
dejar un pequeño beso en mis labios

- Estoy a tus órdenes, mi amor.

- ¡Abuela! - íbamos a comenzar otra sesión de besos como la que tuvimos en el auto
si no hubiéramos escuchado el grito de Normani acompañado de una pequeña
explosión procedentes de la cocina

_________________________

N/A:

jo-di-do dios
ESTAMOS A NADA DE LLEGAR A LAS 30K!!!

Muchísimas gracias por leer, y por tenerme paciencia en cuanto a las actualizaciones;
ustedes son increíbles .

A las personas que se preocuparon por mi ausencia les mando un enorme abrazo de
oso y un besito, me hicieron sentir importante, jeje, son unas dulzuras.

.
40

Después de aquella noticia Normani salió corriendo del comedor mientras que su
abuela, la ojiverde y yo nos quedamos en absoluto silencio.

Estoy segura que para Lauren era realmente difícil tener que contener las ganas de ir
corriendo detrás de su mejor amiga, así que por eso me levanté de la mesa bajo la
atenta mirada de la abuela de Normani.

- Iré a fumar un cigarrillo. - me incliné y besé la frente de mi pelinegra - Yo hablaré


con ella. - susurré para que solo me pudiera escuchar Lauren - Con su permiso,
pasaré a retirarme un rato. Estuvo rica la comida.

Le sonreí amablemente a la señora Hamilton y luego comencé a caminar en busca de


Normani.

Sinceramente no sé me ocurría ni un sitio en donde pudiera estar, pero debía


buscarla para tranquilidad de mi futura novia, y bueno, también para tranquilidad
mía, porque nunca lo iba a admitir pero realmente Normani era una buena amiga.

Subí y baje escaleras por veinte minutos seguidos hasta que di con la puesta
corrediza que daba paso al jardín que tenía una alberca. Ahí, sentada en el borde de
la alberca, se encontraba la mujer de piel morena.

Abrí silenciosamente la puerta y me adentré al jardín. Cuando estaba a centímetros


de llegar hasta Normani decidí que sería mejor quitarme los zapatos, así que me
agache y comencé a desatar las agujetas de mis botas.

Le hice un dobladillo rápido a mis jeans y me senté a lado de Normani en silencio


metiendo mis pies al agua.

- Hola. - saludé tímidamente

- ¿Qué diablos quieres, Cabello? - hice una mueca al oírla tan enojada - ¿Vienes a
darme un sermón a cerca de cómo usar métodos anticonceptivos? Por qué puedes ir
metiéndote tus palabras por el culo.

- Woah, tranquila. - traté de poner una mano en su hombro pero se alejó un poco de
mi - No vengo a darte un sermón, lo prometo. - me miró completamente seria -
Bueno, quizá uno chiquito... - la ví levantar su mano en un puño así que me apresuré
a decir: - Juro que no es a cerca de cómo usar métodos anticonceptivos.

- Entonces, ¿qué diablos quieres?

- Lauren está preocupada por ti.

- Lauren se preocupa por todo el mundo, ella es así. - suspiró

- Eres su mejor amiga, obviamente se va a preocupar más por ti que por el resto del
mundo.

- Actualmente tú eres su mundo. - sentí mis mejillas calentarse y la ví rodar los ojos -
Dios, las dos son asquerosamente lindas.

- Bueno, gracias por eso. - la empujé juguetonamente - Pero ya hablando en serio. Yo


también estoy preocupada por ti, Normani. ¿Por qué no le has dicho nada al cupido?

- Eres asquerosa poniendo sobrenombres, fenómeno. - abrí la boca fingiendo estar


ofendida

- ¿Disculpa?

- Disculpada. - me guiñó un ojo

- ¡Hey, esa es mi frase! - me quejé dándole un pequeño puñetazo en el hombro -


Eres una copiona.

- Debía aprovechar la oportunidad para vengarme de las tantas veces que me has
respondido de esa forma. - rió quitando de su rostro los restos de lágrimas que
habían en sus mejillas

- Vas a ser una gran madre, Mani. - dije minutos después rompiendo el silencio que
nos había envuelto y ella volteó a verme con los ojos completamente abiertos

- ¿Qué? - preguntó aturdida - ¿Ni Normancha, Cacahuate, Morenasa,


Normalibú, Norman, Diva, Bastarda, Hija de Satán, Demonio número 1, Imbécil, ni
nada de eso?

- No, hoy no tengo ánimos de jugar con tu nombre. - voltee hacia arriba para poder
apreciar las estrellas que habían en el cielo - Quiero un papel más serio en estos
momentos. Eres una persona agradable, y amo molestarte porque es realmente
entretenido discutir contigo, pero necesito que me consideres como madrina en
conjunto con Lauren del futuro cacahuatito cupido y por eso debo tratarte bien. -
sonreí al sentir un golpe en la cabeza

- Eres una idiota, Cabello. Por un momento creí que hablabas en serio.

- Lo hago. - voltee a verla - Quiero ser madrina del bebé. - sentí otro golpe en la
cabeza - Ouch, maldita agresiva.

- Estúpida. - comencé a reír pero mi risa se detuvo cuando escuché sollozos


procedentes de la morena

- ¿Estás llorando?

- No.

- ¿En serio?

- Quizá.

- ¿Debo abrazarte y darte palmadas en la espalda para consolarte?

- Probablemente.

- ¿En serio?

- Eres estúpida. - a este punto no sabía muy bien si sí estaba llorando o simplemente
estaba riendo y sudando por los ojos al mismo tiempo, sin embargo no le di
importancia e hice lo que cualquiera hubiera hecho en mi posición; la consolé

-----

Salimos de la residencia Hamilton cerca de las cuatro de la madrugada.

Tan pronto como la ojiverde y yo llegamos al hotel, nos dimos un baño - por separado
para mi mala suerte - y luego me puse a arreglar mi maleta. Mañana por la mañana
regresaríamos de nuevo a Nashville.

- ¿Qué te dijo Normani? - le pregunté a Lauren cuando apagó la luz y se metió a la


cama conmigo
- Hablará con Val. - tiró su almohada al piso y se acomodó en mi pecho - Regresará
en dos días a Nashville. Quiere arreglar primero las cosas con su abuela para que sus
padres no se enteren mediante ella.

Digamos por qué la señora Hamilton no se había tomado muy bien el hecho de que su
nieta estuviera embarazada fuera del matrimonio. Era un pensamiento un poco
antiguo y estúpido, pero nadie podía hacer cambiar de ideales a una señora de más
de ochenta años. La señora de por sí ya estaba loca.

Tan pronto como las palabras "embarazo" salieron de la boca de Normani, la señora
pegó un grito horrible y después se puso a decir miles de atrocidades respecto a su
nieta. Cabe destacar que también le dió consejos de cómo deshacerse del bebé en un
hospital.

- Me sorprende que le asuste tanto un embarazo y no el hecho de que tuviera a una


lesbiana tatuada en su mesa. - comenté casualmente

- No entras en la categoría de "lesbiana tatuada", Camila. - rió la ojiverde

- ¿Por qué no? - pregunté curiosa - Soy lesbiana y tengo tatuajes. - levanté mis
manos y miré lo que tenía en ellas

- Corazón, solo tienes tatuajes en las manos, y realmente son muy pequeños,
créeme, no cuenta. - dejó un pequeño beso en mi barbilla

- Tatuajes son tatuajes.

- Shh. - se estiró hasta quedar cerca de mis labios y comenzó a besarme de una
manera muy lenta y deliciosa - ¿Ubicas a Ruby Rose? - preguntó sobre mis labios
cuando se separó de mi

- Mmmmju.

- Ella si es una lesbiana tatuada con toda la extensión de la palabra. - me dió un beso
en la nariz - Tu solo eres linda. - sonreí como idiota y le di la vuelta dejándola de
espaldas al colchón para poder estar encima de ella - ¿Qué haces, Camila? - rió

- No soy linda, soy ruda. - fruncí el ceño ligeramente en broma y luego levanté mi
brazo derecho para enseñarle mis músculos - ¿Lo ves? También soy súper fuerte.

- No veo nada, la luz está apagada.

- ¿No ves nada, eh? - una sonrisa pícara se formó en mi rostro - Entonces no verás
esto. - murmuré

- ¿Qué vas a hacer, chica ruda? - preguntó cuando me acerqué a sus labios -
¿Besarme?

- No. - murmuré rozando nuestros labios de una manera electrizante - Te. Haré. Cos.

- ¿Cos? - la ví fruncir el ceño gracias a la luz de la luna que se colaba por la ventana
de la habitación

- Cosquillas. - la sonrisa coqueta se transformó en una sonrisa malévola y comencé a


reír cuando la escuché gritar tan pronto como dirigí mis manos a sus costillas y
abdomen

- No, no, no, Camila. - chilló

- Dime que soy ruda.

- ¡Nunca! - gritó riendo

------------------

(N/A: )

Nashville, Tennessee

- ¿Papá? ¿Qué haces aquí? - preguntó sorprendida la mujer de cabellos casi tan
castaños como los de su padre - Por el amor de Dios, estás completamente mojado,
entra.

Los meteorologos habían pronosticado un día y noche soleados, sin embargo Nashville
había sorprendido a sus habitantes con una intensa lluvia desde que el sol se había
ocultado.

- Sé quién es ella. Lo sé, Maddison.

- ¿De qué estás hablando?


- De ella, ella.

- ¿Papá? ¿De qué hablas? - tocó la frente y mejillas de su padre para asegurarse que
no tuviera fiebre - Iré por unas toallas, estás empapado.

- No, Maddie, escúchame. - su padre la tomó de la muñeca evitando que se fuera -


Sé lo del detective.

- Eso ya lo sé papá.

- Hablé con el.

- ¡No tenían ningún derecho! - gritó - ¿Por qué siempre tienes que meterte en mis
cosas? Ya no soy una niña, dejame vivir, papá. ¡Este asunto nisiquiera te concierne
en absoluto!

- ¡Lo hace! - gritó de vuelta - Tenías razón, la tenías, y no te creí.

- ¿O sea que te lo confirmaron, no? ¿Ya me crees? ¿Ya estás seguro que tuviste más
hijos aparte de mi y de mi hermano? - preguntó dolida

- Lamento no creerte, Maddie. - sé disculpo el hombre - Pero no necesito que me lo


reproches ahora.

- Papá, no sé que es lo qu-...

- Camila está en peligro.

- ¿Qué, él otra vez?

- ¿Él? - se levantó del sillón - ¿Cómo qué el? ¿Ya sabías que tu hermana estaba en
peligro?

- La han estado amenazando, y siguiendo, pero hablé con el investigador y el me


aseguró que ella estaba a salvó y no corría ningún riesgo, que Alejandro...

- ¿Alejandro?

- Sí, Alejandro.

- ¿Cabello? ¿Alejandro Cabello?


- Sí, ¿qué pasa?

(N/A: ¿Ustedes entendieron? Por qué yo no, ahrre, bueno sí )

------------------

Besos, besos, besos, y más besos. Jamás me cansaría de estar pegada a los labios de
mi sexy ojiverde.

- Deberíamos dormir. - murmuró y continuó besándome

- No quiero. - pasé mis besos de sus labios a su barbilla y luego descendí a su cuello,
donde comencé a dejar pequeñas succiones

- Camila, lento, recuerda, lento.

Me despegue de su cuello al oírla y me golpeé mentalmente por estar pensando con


el líbido en lugar de con el cerebro. Ella quería ir lento y yo ya quería meterme dentro
de sus bragas, definitivamente era una idiota.

- Lo siento, lo siento, lo siento. - hablé rápidamente levantándome de la cama - Lo


siento, mi amor.

- Oye, ven aquí. - pidió desde la cama - No hay problema. Creo que las dos nos
sobrepasamos con los besos el día de hoy. - dijo con las mejillas sonrojadas

- No quiero que pienses que solo quiero sexo contigo, cariño. - me acerqué
nuevamente a la cama - Quiero todo el paquete completo. Quiero tomarte de la
mano, llevarte a una cita, regalarte flores, dedicarte canciones, presentarte a los
Hansen, incluso quiero conocer a tu padre.

- Eres muy dulce. - acarició mi mejilla y me dió un pequeño beso - Sé que no te


aprovecharías de mi, Camila. Confío plenamente en ti. Tienes mi corazón.

- Sé mi novia. - dije de repente interrumpiendo su posible discurso acerca de sus


sentimientos por mi

En algún momento de mi vida debían de darme un trofeo por ser la persona que más
actua por impulso.
41

- ¿Es en serio, Cam?

- Dinah, por favor, ni siquiera se te ocurra comenzar a reírte de mi.

- Disculpa, pero eres idiota. - le aventé una almohada a la cara al oírla reír - ¿No
pudiste ser más tonta? La chica trató de hablar contigo y simplemente cambiaste de
conversación.

- Porque en primer lugar nunca debí ser tan impulsiva. - tomé otra almohada y la
coloqué en mi cara para ahogar un grito de frustración

- ¿Desde cuándo no hablas con ella? - iba a responderle pero ella habló antes - Y no,
no cuenta que se hayan enviado mensajes, Cam.

- Maldición. - suspiré - En ese caso, no hablamos desde que regresamos de


Washington. - o sea, hace ya dos largas y duras semanas

- Sí, eres tonta. Hubieras sido perfecta para utilizarte como mi objeto de investigación
para mi titulación.

- Vete al demonio, Dinah. - me levanté de la cama y tomé mi mochila junto con la


funda de mi guitarra

- ¿A dónde vas? - rió - No aguantas nada, Cam. - me lanzó la almohada que yo le


había tirado antes

- Me voy al trabajo, no me molestes, rubia mal teñida. - dije haciendo referencia a


aquel apodo que le había puesto Seth cuando los regañaron

------------------

(N/A: )

En alguna parte de Nashville.

- ¿Tienes todo listo? - preguntó el hombre de ochenta y cinco años

- Desde hace una semana, padre.


- Excelente. - abrió un cajón de su escritorio y sacó una fotografía - No te preocupes,
Isaac, nadie que se burla de los Cabello sale con vida.

- ¿Le vamos a depositar a Harris la cantidad de dinero que habíamos acordado hace
unos días? - preguntó quitándole la foto a su padre para poder admirar a la mujer de
veintiocho años que salía en ella

- Por su puesto, el fue parte clave de todo esto. Sin el jamás hubiéramos descubierto
la verdad.

- Camila Cabello. - rió - Esa bastarda lleva de broma nuestro apellido.

- Tranquilo. - se levantó y camino hasta el mini bar que tenía dentro de su oficina -
En cuarenta y ocho horas dejara de existir en nuestras vidas.

- Quiero ver la cara de Daniel cuando se enteré que su engendro está igual de muerta
que su amante.

- Te dije que Sinuhe no era una mujer digna de un Cabello.

- Lo sé. Ella siempre estuvo enamorada de Daniel. - tomó el vaso con vodka que le
ofreció su padre - Pero eso ya no será un problema. Esa puta está muerta y enterrada
bajo tierra.

(N/A: tengo miedo)

--------------------

Llegué dos horas antes al trabajo, así que aproveche ese tiempo para estar sentada
en el sillón de la sala de descanso tocando la guitarra.

Lauren me había mandado un mensaje diciendo que vendría a verme tocar hoy, así
que estaba un poco nerviosa porque sería la primera vez que nos veríamos luego del
viaje a Washington. ¿Qué haría si ella quería tocar el tema de lo que pasó en el hotel?
¿Y si me decía que de nuevo quería que fuéramos amigas?

Tanto era mi estrés y miedo de pensar en todo lo que podía suceder que
rompí la cuarta cuerda de mi guitarra, así que tuve que salir de emergencia a la
tienda de música que había a dos cuadras del bar porque las cuerdas de respuesto
que guardaba se habían acabado completamente.

Cuando iba saliendo de la tienda de música me topé con Maddison, la misma mujer
que había conocido cuando salí a tomar con Ashlee. Ella en realidad era muy
simpática; nos habíamos vuelto a encontrar al día siguiente en que regrese a
Nashville y desde ese día había estado platicando en diversas ocasiones con ella.

Se podría decir que nos hicimos amigas. Ella tenía un sentido del humor casi idéntico
al mío, así que cuando platicábamos nos la pasamos diciendo chistes que solo
nosotras entendíamos y eso era cool.

- Hey, siempre nos topamos sin querer. - dije tan pronto como la tuve frente a mi -
¿Cómo estás?

- Hola, Camila. - sonrió - Estoy muy bien, de hecho estoy feliz de encontrarte por
aquí. - después de decir eso murmuró algo que no alcancé a oír, pero decidí ignorarlo
- Hmmm, quería invitarte a la fiesta de cumpleaños de Oli. - sacó una tarjeta de su
bolso de mano

- Woah, por fin voy a conocer a ese hijo tuyo del que tanto hablas. - tomé la tarjeta
sonriendo - Gracias, Madd.

- Puedes llevar a Lauren. - subió y bajo las cejas con una sonrisa traviesa - Me
gustaría tener el gusto de verla acompañándote en la fiesta.

Hablar con Maddison también me había servido un poco para cambiar de aires en
cuanto a mis relaciones personales. Ya no sólo estaba encerrada todo el tiempo con
Ashlee o con los demás chicos de la banda. Tampoco me limitaba a salir con Normani
o Valentín, o a quedarme viendo series con Dinah. Ahora salía debes en cuando con
Maddison y me ponía a platicar con ella de diversos temas, como la ojiverde, por su
puesto. Ella me escuchaba muy bien y siempre parecía interesada en todo lo que salía
de mi boca, a parte estar con ella me traía un sentimiento de calidez, casi idéntico a
lo que Lauren provocaba en mi pero de una forma un poco más diferente.

- Ella irá hoy al bar. - le conté jugando con la tarjeta de invitación que tenía en mis
manos

- Eso es excelente, Camila. - sonrió feliz - Así puedes aclarar lo que pasó en el hotel y
dejar de huir del tema.

- No quiero que piense que estoy desesperada. Por eso no quiero hablar de ello. A
parte, es lindo hablar con ella por mensajes. - sonreí como idiota al pensar en los
corazones que todo el tiempo estaban presentes

- ¿No la extrañas físicamente? Por chat no tienes oportunidad de besarla.

- En eso tienes razón. - sentí mi teléfono vibrar y lo saqué rápidamente de mi jean


encontrándome con un mensaje de Ashlee - Debo irme al trabajo, fue un gusto
encontrarte aquí.

- Oh, bueno, puedo acompañarte, quedé en ver a Ashton en el bar.

- ¿En serio? - ella asintió - Genial, vamos, vamos. - comenzamos a caminar en


dirección al bar

-----------------

(N/A: Lauren P.O.V )

Me quité los guantes de látex y los tiré a la basura para después ir a mi escritorio y
comenzar a hacer la receta del señor Julians.

- El primero es cada ocho horas, es para el dolor. El segundo medicamento lo debe


tomar cada dieciséis horas, este es un antibiótico. - firmé la receta - Listo, tomé. - se
la di - Recuerde que debe tener mucho cuidado.

- Sí, doctora. - el anciano se levantó - Muchísimas gracias. Hasta luego.

- Hasta luego, señor Julians.

Tan pronto como el paciente salió de mi consultorio me dejé senté en el suelo y luego
me recosté mirando al techo. En media hora debía ir al bar para ver a Camila luego
de tantas semanas sin verla. No podía simplemente vivir de los lindos mensajes que
nos mandabamos. Necesitaba aclarar la situación rápidamente antes de que ella se
arrepintiera o algo.

- ¿Lauren? - la voz de Val se hizo presente en el lugar

- En el piso. - informé cansada

- ¿Estás consiente que hay muchísimos gérmenes en el suelo y estas contaminando el


uniforme?
- Muy consiente. Pero necesito pensar muchas cosas. - me levanté quedando
nuevamente sentada - ¿Cómo está Normani? ¿Hoy no tenía cita con el ginecólogo
aquí en el hospital?

- Sí, de hecho la cita es en unos minutos. - se acercó hasta donde estaba - ¿Puedo
sentarme? - asentí - ¿Hoy irás al bar a ver a Camila?

- Sí. - mordí mi labio inferior

- ¿Estás nerviosa?

- Un poco. Necesito que ella sepa mi respuesta a su pregunta. - sonreí al recordar la


forma tan inesperada en que había dicho la pregunta - Quiero llenarla de besos. La
extraño.

- ¿Por qué se van a ver apenas?

- Creo que ella ha estado huyendo de mi. Y por eso necesito aclarar las cosas, Val. -
suspiré - ¿Y tú, estás nervioso por lo del ginecólogo?

- Un poco. Pero estoy más que nada emocionado. - sonrió enormemente

De la nada llegó a mi mente la idea de una Camila emocionada por acompañarme a


una cita con el ginecólogo y no pude evitar emocionarme con la simple idea, sin
embargo estaba conciente que era demasiado pronto pensar en eso.

Me levanté del suelo y tomé mi bolso sin quitarme la bata del hospital como siempre
hacia y salí del consultorio sin siquiera despedirme de Val.

Subí a mi auto y conduje decidida hasta el bar de mi hermano.

(N/A: aw, un bebé Camren


a futuro, claro, aún es
demasiado pronto para bebés)

-----------------

Tan pronto como regrese al bar me fui directamente al cuarto de descanso para poder
componer mi guitarra.

Maddison se había quedado afuera del bar a esperar a su pareja así que tuve que
despedirme de ella.
- Cabello. - mi jefe/cuñado entró a la habitación y se puso frente a mi - Llegó esto
para ti. - tiró un pequeño sobre blanco en mis piernas - Dile a tus admiradoras que el
bar no es ningún centro de correos.

Y dicho eso, se fue.

Me levanté del sillón y caminé hasta el fondo de la habitación recargandome de


espaldas a la pared.

Abrí el sobre.

__________________________

N/A:

Buen inicio de semana, people.

Un beso.

.
42

¿Quién rayos era I.C y por qué quería verme en el parque Percy Warner
dentro de una semana? ¿Sería la misma persona que me había mandado aquellos dos
sobres amarillos con la ubicación de un lugar abandonado aquí en Nashville?

Muchas preguntas circulaban por mi mente y lo más probable era que continuará
cuestionando el mensaje tipo carta que traía el sobre blanco que me entregó Richard,
pero Ashlee entró a la sala de descanso para decirme que tenía que subir al escenario
para que ensayaramos un poco antes de que llegarán los clientes del bar, así que
dejé la carta y el sobre dentro de mi mochila y luego me fui a reunir con los chicos de
la banda.

Mucho antes de que iniciara el show ví a Lauren llegar. Aún traía puesta la bata del
hospital así que sonreí al verla y ella me sonrió de vuelta. Lauren Jauregui era
definitivamente la mujer más hermosa de todo el planeta tierra.

- Deja de hacerle ojitos a la hermana del jefe y ponte tú guitarra encima, Cam. - dijo
Paul dándome un codazo

- No la molestes, Paul, déjala seguir haciéndose ilusiones con la joya Jauregui. - rió
Markus

- Para información de los dos, esta chica tonta y estúpida que ven aquí. - me señaló
Ashlee con una sonrisa - Ya se está comiendo a la hermanita menor de nuestro
querido jefe.

- ¡Ash! - grité un poco golpeándola por andar de boca floja

- ¿Estás de joda? - preguntó el más alto totalmente sorprendido - ¿Y cómo es en la


cama? - fruncí el ceño al oír la pregunta de Markus

- Respetala, imbécil. - respondí enojada - No hables de ella de esa forma,


¿entendiste? - caminé hasta el con intención de golpearlo pero Paul me tomó del
brazo

- El solo está jugando, Cam, tranquila. - habló - Recuerda que a Richard no le gustan
las peleas, así que no hagas algo de lo que te puedas arrepentir.

- Ok. - me solté de un tirón de su agarre y regresé a mi lugar tomando mi guitarra


para afinarla
Minutos más tarde ví cómo los clientes comenzaban a llenar poco a poco todo el bar;
nuestro show no empezaría hasta dentro de media hora así que había música de
fondo.

Sentí mi teléfono vibrar en mis jeans así que lo saqué y sonreí al ver el nombre con el
que tenía registrada a la pelinegra en la pantalla.

De: Sexy Pelinegra, 9:15pm


Hoy estás guapísima.

Mis mejillas comenzaron a sentirse calientes al leer el mensaje. Levanté la vista a la


zona donde estaban todos los clientes y traté de buscar a Lauren pero no la ví por
ningún lado.

Para: Sexy Pelinegra, 9:17pm


¿Dónde estás, guapa?
No te veo :(.

De: Sexy Pelinegra, 9:17pm


Estoy en la oficina de Richard
Puedo verte desde la ventana.

Levanté la mirada rápidamente hacia la ventana de la oficina del jefe y efectivamente


ahí estaba Lauren, quien al verme me regaló una hermosa sonrisa de oreja a oreja.

Para: Sexy Pelinegra, 9:19pm


¿Cuándo subiste?
Creí que estarías abajo:(.

De: Sexy Pelinegra, 9:19pm


Subí cuando volteaste a hablar
con los chicos, así que aproveche
para poder hablar con mi
hermano; pero tranquila.
Tengo que bajar. Me gusta verte
tocar la guitarra.

Para: Sexy Pelinegra, 9:20pm


A mí me gusta verte a ti.

De: Sexy Pelinegra, 9:21pm


¿Y por eso me has evitado
estas dos semanas, Camila?

Para: Sexy Pelinegra, 9:21pm


Lo siento, cariño.
Todo tiene una explicación.

De: Sexy Pelinegra, 9:22pm


Hablaremos cuando acabe el
show, Camila. Concéntrate en
la música. Suerte.

Los nervios que aparentemente había dejado atrás, volvieron a resurgir. Ella quería
hablar y lo más probable es que fuera a cerca de lo que le pedí aquella noche en
Washington.

Miré hacia arriba nuevamente y me topé con los bellos ojos verdes que tanto me
encantaban. Ella volvió a sonreírme y levantó su mano para saludarme, pero dejó de
hacerlo cuando su hermano apareció atrás de ella y se asomó ligeramente para ver a
quién saludaba, así que tuve que voltear rápidamente y fingir concentración en mi
guitarra.

-------------

(N/A: Lauren P.O.V)

- ¿A quién estabas saludando? - preguntó mi hermano con curiosidad caminando


hasta su escritorio

- Lo sabrás en la boda. - respondí encogiéndome de hombros

Dentro de unos días se casaba uno de mis hermanos, y tenía pensado invitar a
Camila para que fuera mi acompañante esa noche. Obviamente esa misma noche me
armaría de valor y la presentaría como mi novia.

Pero antes de todo eso, definitivamente debía hablar con Camila y aclarar las cosas.
Tenía que dejarle en claro cuál era mi respuesta a lo que me había pedido en
Washington. No podía simplemente vivir de mensajearme con ella todo el tiempo
cuando solo tenía ganas de tenerla a mi lado y besarla.
- ¿Tienes novio? - mis hermanos no eran nada amables cuando se trataba de mis
parejas, sobre todo Richard, él era el más celoso de todos - Lauren, recién acabas de
terminar con el imbécil que tenías como novio, ¿no crees que es muy pronto?

- Eso fue hace meses. De todas formas nunca me sentí bien a su lado.

- Menos mal, era un idiota. - se levantó para ir en dirección al mini bar que tenía en
su oficina - ¿Quieres un poco?

- No. - reí, él siempre me ofrecía tragos cuando nuestras platicas lo ponían nervioso o
preocupado - Richie. - traté de hablar de la misma forma que lo hacía cuando era una
niña - Ya soy una adulta, se como vivir mi vida. Y créeme, la persona que les
presentaré es la mujer más guapa, increíble, honesta y agradable del mundo. - el
líquido que tenía mi hermano dentro de la boca terminó esparcido por todo el suelo -
Oh por dios, tranquilo. - golpeé su espalda al ver que se estaba ahogando - ¿Estás
mejor? - pregunté cuando dejó de toser

- ¿Una mujer? - rodé los ojos - ¿Estás bromeando, no? Digo, toda tu vida has tenido
novios, Lauren.

- ¿Y cuál es el problema?

- Tú... ¿eres lesbiana?

- No, no soy lesbiana, Richard.

- ¿Entonces?

- Si fuera lesbiana me gustarían las mujeres. - expliqué tranquilamente

- ¿Y qué no es una mujer la persona conoceré en la boda?

- No es cualquier mujer. Por favor, trata de entenderlo. Ella realmente me gusta


muchísimo. - lo oí suspirar - No quiero que seas grosero con ella cuando te la
presente. Por favor. - me acerqué a mi hermano y lo abracé - Por favor, Richie. - pedí
con voz infantil - Richieeeeeee.

- Está bien, está bien. - cedió - Por lo menos así no correré el riesgo de volverme tío.
- reí y besé su mejilla con felicidad - Hey, no cantes victoria, señorita. Esto no
significa que no pueda romperle los dedos si te hace daño en algún momento.
- ¡Richard! - golpeé su hombro

(N/A: RIP por los dedos de la


K1000a, oremos)

----------------

La música de fondo dejó de sonar, lo cual significaba que era la hora de iniciar con el
show. Uno de los chicos marcó el ritmo con sus baquetas y así fue como iniciamos a
tocar todo nuestro repertorio de hoy.

Esta noche sería un show corto, así que habíamos optado por tocar canciones
movidas para animar un poco a los clientes.

Una hora y media más tarde dimos por finalizado el show para tomar un pequeño
descanso de treinta minutos y luego continuar tocando por otra hora y media más.

Cuando bajé del escenario miré rápidamente a todos lados tratando de buscar a
Lauren, pero al igual que hace rato, no logré verla por ningún lado, así que decidí
enviarle un mensaje para preguntarle si aún estaba hablando con su hermano.

Para: Sexy Pelinegra, 11:27pm


¿En dónde estás, cariño?
¿No viste el show?:(.

De: Sexy Pelinegra, 11:27pm


Claro que lo ví.
Tocaste de maravilla.

Para: Sexy Pelinegra, 11:28pm


¿Desde la oficina de tu
hermano? ¿Por eso no te
ví en el público?

De: Sexy Pelinegra, 11:29pm


Exactamente, pero ahorita
bajo, recuerda que tenemos
qué hablar. Nos vemos en
cinco minutos afuera del bar.
Te quiero.

Para: Sexy Pelinegra, 11:30pm


También te quiero.
Muchísimo, cariño.

Me metí rápidamente a la sala de descanso y saqué una playera limpia de mi mochila.


No quería que Lauren me viera toda sudada.

Luego de cambiarme extendí mi playera húmeda cerca del clima para que se secara
mientras yo iba a hablar con mi preciosa pelinegra.

- Dejaré esto aquí, cuida que no se caiga, por favor. - le pedí a Ashlee señalando mi
playera

- ¿A dónde vas?

- Por ahí. - le guiñé un ojo

Caminé entre la multitud de clientes que había en el bar y salí por la puerta principal.
Tan pronto como estuve afuera lo primero que ví fue a John, el guardia, hablando con
Maddison, lo cual me sorprendió un poco, así que caminé hasta ellos.

- Hey. - dije asustando a Maddison

- Camila, por Dios. - llevó una de sus manos a su pecho - ¿No deberías estás dentro
tocando con la banda?

- Sí, pero estamos tomando un descanso. ¿Qué haces aquí? Creí que te habías ido
hace mucho.

- Bueno, es que...

- La señorita al parecer perdió su cartera, y vino a preguntarme si no se había caído


acá afuera. - dijo John

- ¿Se cayó cuando estabas aquí?

- No estoy segura, pero quise venir a asegurarme que no fuera así. - habló
rápidamente, en realidad se veía un poco nerviosa - Hmmm, Ashton esta por allá, así
que debo irme.
- Oh, está bien. - fruncí ligeramente el ceño al verla nerviosa

- Gracias por ayudarme a buscar mi cartera, hmmmm ¿John?

- Sí, John. - aseguró el hombre musculoso - No se preocupe, señorita. Y espero que la


encuentre pronto.

- Sí, sí. - volteó ligeramente hacia atrás como si estuviera viendo a alguien, así que
yo también lo hice pero no había absolutamente nada - Hmmm, nos vemos luego,
Cam. Espero verte en la fiesta de Oli. - se acercó y me abrazó fuertemente contra ella

- Está bien, con cuidado, Madd.

- ¿Camila? - abrí los ojos de golpe al oír la voz de Lauren a mis espaldas y
rápidamente alejé a Maddison de mi

_____________________________

N/A:

Hola, preciosidades

¿Qué tal va su sábado?


El mío va espectacular; estoy muy feliz porque mi novio vino a visitarme y justo
ahora voy en camino al aeropuerto para recogerlo.

¿Le entendieron al capítulo? ¿Van entendiendo la historia? ¿Creen que Lauren se


ponga celosa de Maddison? ¿Les gusta el queso?

Besos.

.
43

- Hmmm. - rasqué mi nuca - Lauren, ella es, hmmm, ella es Maddison. - me alejé de
mi amiga para ponerme a lado de la ojiverde - Maddison, ella es Lauren. - ví cómo
ambas se miraban

- Mucho gusto, soy Maddison Mazella. - extendió su mano hacia la pelinegra pero ella
se limitó a observar a la castaña con una ceja levantada - Camila me ha hablado
mucho de ti. - agregó Maddison bajando su mano

- ¿Sí? Bueno, me gustaría decir lo mismo, pero ella jamás me ha hablado de ti,
Madeline.

- Uh, es Maddison.

- Como sea. - la ojiverde se acomodó un poco el cabello y luego pasó sus brazos por
el torso de mi cuerpo para envolverme en un abrazo - Yo soy Lauren, la novia de
Camila.

Agaché mi cabeza y la miré con absoluta sorpresa. ¿Ella realmente se había


presentado como mi novia? Mi boca se abrió ligeramente tratando de decir algo, pero
ninguna palabra parecía querer salir de mi boca.

- ¿En serio? es increíble poder oír eso. - dijo Maddison alegremente - ¿No perdiste el
tiempo, eh Camila?

- No, no lo perdió. - respondió Lauren

- Bueno, es un gusto poder conocerte por fin en persona, Lauren. - le dió una
pequeña caricia al brazo de la ojiverde - Como te dije, Camila no deja de hablar de ti
todo el tiempo. E incluso Matt tampoco dejaba de hablar de ti cuando íbamos en la
escuela secundaria. - sonrió

- ¿Matt? ¿Quién es Matt? - pregunté frunciendo el ceño mientras levantaba mis brazos
para tomar a la ojiverde de la cintura y abrazarla posesivamente

- ¿Mi hermano?

- ¿Tu hermano? - volví a preguntar


- Estudié un tiempo con tu hermano hace muchos años. Y nuestros padres. - se
señaló a sí misma y luego a la ojiverde - Son socios en uno que otro negocio que
tienen por ahí.

- ¿Ya conocías a Lauren? - cuestioné sorprendida a la castaña

- ¿En serio? Bueno, no tenía ni la menor idea. De todas formas, supongo que es un
gusto conocerte. - habló Lauren ignorando el hecho de que yo había preguntado algo

- Tengo que irme. - hizo un ademán de acercarse a mi para despedirse pero Lauren
se abrazó más contra mí y nos alejó un poco de la castaña - Uh, ya veo. - rió al notar
lo posesiva que era la ojiverde - Supongo que nos vemos en unos días, chicas.

- ¿En unos días - preguntó la ojiverde alzando una ceja

- Sí, invité a Camila a la fiesta de cumpleaños de mi hijo. - al decir la palabra "hijo" el


agarre de la ojiverde contra mí se suavizó - Y sería un completo honor que pudieras
acompañarla ese día.

- Oh... - se alejó de mi haciéndome gruñir por la falta de contacto - ¿Tienes un hijo?

- Sí, un pequeño muy adorable. - alzó su brazo para ver el reloj que estaba en su
muñeca - Lo conocerán en la fiesta. Por el momento debo irme, así que espero verlas
ahí. - nos sonrió por última vez y se dió la vuelta para empezar a caminar por la calle

Por unos segundos nos limitamos plenamente a ver cómo Maddison desaparecía por
la calle, pero luego de que John se aclarara la garganta, ambas salimos de nuestra
ensoñación.

- Eres una boba, Camila Cabello. - dijo la ojiverde golpeando mi hombro - ¿Por qué
rayos no me dijiste que esa mujer tiene un hijo? - volvió a golpearme, pero yo solo
sonreí - ¡Borra esa sonrisa de tu rostro! - se quejó y comenzó a darme pequeños
puñetazos en el pecho - Eres. Una. Boba. En. Todos. Los. Sentidos.

- Hey, guapa, tranquila. - la tomé de las muñecas para detener los golpes
- ¿No crees que la agresión es innecesaria?

- Mereces más que lo que te estoy haciendo, Camila. - trató de soltarse de mi agarre
pero yo bajé sus brazos y luego envolví mis brazos alrededor de ella riendo de sus
quejidos - Suéltame.

- Nunca. - la alcé un poco y le robé un beso haciéndola refunfuñar - Eres un encanto


cuando estás celosa.

- Bájame, Camila. - comenzó a retorcerse entre mis brazos para que la bajara - Ugh,
bájame.

- No, no hasta que admitas que estabas celosa de Maddison. - reí al ver cómo seguía
intentando escapar de mi agarre - Vamos, admitelo.

- No quiero.

- No seas caprichosa, cariño. - volví a robarle otro beso - Admítelo, bebé.

- Camilaaaa. - volvió a quejarse tan pronto como comencé a llenar su cara de besos -
Ya, déjame.

- ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Eres mi novia, no? - la bajé al suelo pero sin soltarla -
¿No crees que es muy pronto para que me pidas dejarte?

- Idiota. - murmuró

- Me encantas, mi amor.

------------------

(N/A: )

Washington DC.

La recepcionista trató de detenerla pero ella la ignoró vilmente y se adentró por los
pasillos del gimnasio privado de su abuelo.

- ¿Bárbara, qué haces aquí? - preguntó el hombre canoso bajandose de la caminadora


- ¿Te das cuenta que son más de las once de la noche?

- Me importa un comino la hora, abuelo. Necesito que me digas porque rayos llegó el
abogado de la familia a mi oficina a informarme que Camila Cabello iba a recibir un
30% de las acciones de la empresa. - gruñó la mujer evidentemente enojada

- Bueno, ella es mi nieta, Barbs.


- ¡No, no lo es, yo soy tu nieta! - gritó - ¡Esa maldita huérfana solo es una muerta de
hambre!

- ¡Bárbara Estrabao, tu madre no te educó de esta forma! - le respondió gritando aún


más fuerte el hombre a su nieta - Sinuhe estaría completamente decepcionada de
verte actuar de esta manera. Esa "huérfana" de la que estas hablando es tu hermana
y merece parte del patrimonio que construyó tu madre.

- ¡No merece nada de eso, maldita sea! - tiró la repisa de pelotas de una patada - Yo
trabajé duro para que me dieran el poder absoluto de la empresa, y esa imbécil solo
aparece de la nada en los sueños de mi madre y llega a robar todo por lo que he
estado trabajando toda mi vida. ¡En el testamento decía claramente que todo eso era
para mí y que esa muerta de hambre solo se quedaría con la casa que mi madre tuvo
en Nashville!

- No puedo creer lo egoísta que estás siendo con tu propia sangre, Bárbara. - dijo
decepcionado - Camila vivió sin nada de lo que tú tuviste. Y a tu madre le hubiera
gustado darle parte de...

- ¡No me interesa! - interrumpió - Ustedes decidieron abandonarla, ¿no? Bueno, no


vengan con sus asquerosos actos de caridad para querer enmendar sus malditos
errores.

- Nosotros no la abandonamos. No sabíamos de su existencia. Sinuhe estaba muy mal


cuando la encontramos, ella no recordaba mucho de lo que había pasado.

- ¿Y eso es mi culpa? ¡A mí me vale lo que haya pasado! Yo no tuve nada que ver con
sus errores, así que no se metan con lo que es mío.

- La empresa no es tuya, a menos que tú hermana quiera venderte sus acciones. -


explicó su abuelo

- Ella no es mi hermana, ¿oíste? - dijo enojada - Y por su puesto que va a venderme


esas malditas acciones.

- Es tu sangre, Bárbara.

- ¡No, no lo es! ¡Cállate y no vuelvas a decirlo jamás en lo que te queda de vida,


¿oíste viejo?! - el señor Estrabao abrió la boca sorprendido por la actitud de su nieta -
Me largo. Tengo que tomar un vuelo a Nashville.
(N/A: )

------------------

Luego de unos cuantos besos más, terminé explicándole a Lauren de donde conocía a
Maddison y también le pedí formalmente que me acompañara a la fiesta de
cumpleaños del pequeño Oliver.

Cuando finalizamos el tema de la fiesta de cumpleaños a la que iríamos juntas,


Lauren empezó a hablarme a cerca de lo que había dicho sobre ser mi novia, lo cual
me hizo muy feliz porque ella admitió sonriente que lo único que quería decirme
aquella noche en Washington era un lindo, magnífico y precioso "SÍ".

Después de aquella confesión no pude evitar saltar de alegría y lanzarme sobre ella
para besarla eufóricamente.

¡Tenía novia! ¡Lauren Jauregui era mi novia! ¡Ella era mi novia!

La besé con todas las ganas que tenía acumuladas dentro de mi desde hace dos
semanas, y sin poder evitarlo la pegué contra la pared del bar. Y eso fue lo que hizo
que alguien carraspeara detrás de nosotras.

John nos había dicho que no debíamos estar fuera del bar dándonos demostraciones
de afecto porque en cualquier momento podía salir Richard y matarnos a las dos, así
que decidimos irnos a la parte trasera del bar, sin embargo para llegar a ese lugar
tuvimos que pasar entre todos los clientes del bar.

Tan pronto como llegamos a la parte trasera yo fuí directamente al lugar donde solía
sentarme a fumar y me senté en el suelo, abriendo las piernas para que Lauren
pudiera sentarse enfrente de mi apoyada en mi pecho.

- Ven, siéntate. - di unas palmadas en el hueco de asfalto que había entre mis piernas
indicándole que debía sentarse en ahí - No muerdo, bebé, vamos, siéntate.

- Sigo enojada contigo. - dijo mientras se sentaba donde le había dicho y se


recargaba sobre mí

- Lo sé, lo sé. Lamento no haberte ido a ver al hospital en estas dos semanas, pero
realmente me sentía un poco nerviosa por lo que pasó en Washington. - dejé un beso
en su mejilla y pasé mis brazos por su cintura para después recargar mi barbilla en su
hombro
- Ya no debes estar nerviosa. - giró su cabeza a la derecha para verme mejor -
Después de todo ya estamos juntas.

- Juntas. - murmuré saboreando la delicia de esa palabra - Tienes razón, cariño, ya


estamos juntas. - me incliné un poco hacia ella y atrapé sus labios entre los míos

Besarla era magnífico. Pero que ella me correspondiera el beso, era pura y verdadera
magia.

________________________

N/A:

Hace ya unas horas que fui por mi novio, y créanme que nos ha pasado una serie de
locuras, jaja.

Casi perdemos a mi perro en el parque, y literal estaba a punto de ponerme a llorar


pero Diego lo encontró marcando su territorio en la casa que está a lado de los
edificios donde yo vivo.

¿Qué comieron hoy, chicxs?


Nosotros fuimos a comprar un poco de comida china. ¿Les gusta la comida china?
¿Cuál es su comida favorita y cuál es la que menos les gusta? Mi comida favorita son
las pastas, y la que no me gusta son las lentejas, los frijoles y el hígado.
44

Desde que Milika enfermó, la casa estaba regularmente tranquila. Era muy raro que
ella se pusiera a gritar, y las únicas veces que lo hacía era por culpa de Dinah, de
Seth o mía; el único que se salvaba de los gritos era Gordon, ya que se la pasaba la
mayor parte del tiempo en el restaurante.

Hoy, sin embargo, nos había tocado gritos infernales a todos, incluyendo a Gordon,
ya que Milika estaba en su modo de capataz porque mi preciosa ojiverde venía de
visita por primera vez para conocer a los Hansen, y eso definitivamente la tenía
ansiosa, y por ello desde las cinco de la mañana nos había levantado a todos para
que nos pusiéramos a limpiar la casa.

- ¿Tenías que invitar a tu novia un sábado? ¿En serio, Cam? - se quejó Dinah
tirándose en el sofá de la sala

- ¿Querías conocerla, no?

- Ya no quiero. - iba a subir sus pies a la mesa de centro pero llegó Milika y la golpeó
con un trapo - Ouch.

- Nada de pies en mi mesa, Dinah Jane. No quiero que tus huellas estén ahí,
¿entendiste? - limpió la mesa por décima vez en el día

- Si así se pone por conocer a tu novia, imagínate cómo se pondrá cuando traiga a
Lucas a la casa. - murmuró la rubia cuando su mamá se fue a la cocina - ¿Te
imaginas?

- ¿Quién es Lucas? - fruncí el ceño, ella jamás había hablado de un tal Lucas

- Un amigo.

- ¿Amigo? - bien, no es por nada, pero el concepto que Dinah tiene de amigo es muy
extraño, y eso lo comprobé cuando salí con ella y me presento a un chico como su
"amigo" y a los minutos ya estaba haciéndole una revisión bucal - ¿Qué clase de
amigo?

- No te diré nada. La última vez casi matas a Nathan. - se cruzó de brazos - Te pones
modo hermana mayor y eso es insoportable, Cam.
- ¡Soy mayor que tu! - no por muchos años, pero definitivamente era mayor que ella
- Y ese tal Nathan estaba tocandote el trasero, Dinah.

- Tenía permiso de tocar mi trasero, exagerada. - se levantó del sillón y me golpeó


con la palma de su mano en la frente - Casi lo matas con tus movimientos ninjas.

- Ya te dije que no soy un ninja.

- Sabes muchas artes marciales, eres muy ágil y silenciosa. ¿Cuál es la conclusión?
¡Ninja!

- Deja de decir estupideces, y dime quién rayos es Lucas.

- Es confidencial. - comenzó a subir las escaleras así que tuve que seguirla - ¿No
deberías ir a darte una ducha? Digo, tu novia viene en una hora.

- Dime quién es Lucas, Di. - hice un puchero - Vamos, prometo no golpearlo o algo
así.

- Tienes todo derecho de golpearlo, hija. Dinah será monja y debe guardarse para
servir al señor. - bromeó Gordon haciéndome reír

----

Me miré por última vez en el espejo y sonreí; no quiero presumir y decir que me veo
espectacular, pero, maldición, me veo espectacular.

En esta ocasión había decidido por ponerme unos jeans claros y una blusa de manga
corta color crema. Un estilo definitivamente fresco y sencillo. Adecuado para la
situación.

- Cam, ¿puedes ayudarme? - dejé de admirar mí perfecto reflejo y voltee para ver
cómo Seth entraba a mi habitación con el ceño fruncido tratando de abotonar su
camisa

- Estás poniendo esos botones mal, campeón. - me arrodillé para quedar


más o menos a su altura y comencé a abotonar correctamente su camisa - ¿Irás a
una boda o algo así? - le pregunté de broma al ver mejor lo que traía puesto
El pequeño hombrecito tenía una bermuda azul marino, unos calcetines blancos y
tenis. La camisa que tanto problema le estaba dando era del mismo color que sus
calcetines, solo que tenía unos gatitos color azul marino regados por doquier.

- Mamá dice que debo verme bien para darle una buena impresión a tu novia, Cam,
pero la camisa me pica. - estiró un poco el cuello de su camisa

- Tranquilo, solo vamos a desabotonar estos dos botoncitos y listo. Así no estás tan
apretado y la tela no te va a picar el cuello. - sonreí mientras me levantaba y sacudía
mi pantalón - Ven, es hora de bajar. - le extendí mi mano para que la tomara

- ¿Cómo es tu novia? - preguntó cuando íbamos bajando las escaleras

- Ella es la mujer más hermosa del mundo entero. Tiene unos preciosos ojos verdes y
su piel es tan blanca como la porcelana. - me senté en el mismo lugar donde Dinah
había estado sentada antes - Es dentista, pero no de las que dan miedo, ella es
amable y muy sexy. Tiene un cuerpo de infarto, créeme. Sus curvas son maravillosas
y podría perderme en ellas todo el tiempo. - mordí mi labio inferior tan pronto como
la imagen del cuerpo de mi ojiverde llegó a mi mente - Es demasiado sexy, Seth. Ella
va a matarme. - suspiré

- ¿Sexy? - preguntó el pequeño con curiosidad - ¿Curvas como las que hay camino a
mi escuela? ¿Las curvas son sexys, Cam? - se sentó a lado mío con el ceño fruncido
tratando de entender a lo que me refería

- ¡Camila Cabello! - oí gritar a Milika desde la cocina y supe que nunca debí hablar del
cuerpo de mi novia - ¿Qué te dije sobre decirle ese tipo de cosas a Seth? - apareció
frente a mí con sus manos apoyadas en sus caderas

Oops.

--------------------

(N/A: )

En alguna parte de Nashville.

No sabía quién diablos era Isaac C, pero tan pronto como leyó aquel mensaje donde
la citaba en el restaurante de su hotel para hablar sobre cómo deshacerse de Camila
Cabello, supo que debía conocerlo.

Al parecer esa "muerta de hambre" como ella la llamaba, tenía más enemigos de los
que podía imaginar, y eso definitivamente le serviría para alejar a su "hermanita" de
lo que a ella le pertenecía.

- ¿Bárbara Estrabao? - la nombrada alzó su mirada para encontrarse con un hombre


alto de cabello negro - Mucho gusto, soy Isaac. - sonrió de lado el señor y besó la
delicada mano de la castaña - Y soy la solución a todos tus problemas.

(N/A: OH DIOS)

--------------------

Estaba a punto de subir a mí habitación cuando oí sonar el timbre de la casa. Esta de


más decir que después de aquel sonido todos en la casa se volvieron locos.

- ¡A la sala, ahora! - gritó Milika - ¡Dinah, quítale ese mandil a tu padre!

- ¡Papá, ven para acá!

Me acerqué a la puerta con la intensión de abrir pero Milika se puso frente a mi


impidiéndolo.

- ¿Qué? Debo abrir.

- Espera, espera, estás un poco despeinada. - llevó sus manos a mi cabello y


comenzó a acomodarlo - Un poco más... - murmuró con total concentración - Listo.
Abre.

Salió corriendo hacia la sala y me dejó ahí frente a la puerta. Sacudí un poco mi
cuerpo y suspiré.

- Hola. - sonreí tan pronto como abrí la puerta y ví a mi ojiverde - Te ves guapísima,
cariño.

- Gracias. - sus mejillas se pusieron completamente rojas - También te ves


guapísima. - se acercó a mí y pasó sus brazos por mi cuello levantándose de puntitas
para dejar un beso en mi mejilla - ¿Cómo estás?

- Feliz, pero ven, ven, entra. - la jalé un poco para que entrara a la casa y luego cerré
la puerta - Ahora saludame como se debe. - coloqué mis manos en su cintura y me
incliné para besar sus lindos labios

----
Llevé mis manos a mi cara y suspiré con frustración. ¿Es normal tener celos de un
niño? Literalmente Seth se había encargado de acaparar la total y completa atención
de Lauren.

Estabamos todos en el jardín de la casa disfrutando de una bella parrillada cuando a


Seth se le ocurrió comportarse de una forma muy adorable ganando el corazón de mi
novia, haciendo que ella se alejara de mis brazos y fuera a mimar al niño.

- Tu novia está a nada de mandarte al carajo para quedarse con Seth. - dijo Dinah
para molestarme - ¿Qué se siente saber que un niño que aún no acaba la escuela
primaria te ha bajado a tu novia? - no pude contenerme así que le lancé un pedazo de
carne - Camila, qué asco. - me aventó la carne de vuelta golpeándome en la cara
haciendome gruñir

Me levanté de la mesa y caminé hacia dónde estaba mi ojiverde con el mocoso roba
novias. Ambos estaban muy entretenidos jugando con algunos de los juguetes de
Seth así que tuve que toser un poco para que notaran mi presencia.

Lauren fue la única que volteó y cuando me vió ahí parada frente a ellos se levantó
del suelo y me abrazó.

- Hola. - sonreí al sentir los labios de mi novia en mi mejilla - Tenías razón, los
Hansen son asombrosos.

- ¿Más que yo?

- Nadie es más asombroso que tu. - la tomé de la barbilla y dejé un pequeño beso en
sus labios - Te quiero, Camila.

- Te quiero muchísimo más. - empecé a repartir besos por todo su rostro haciéndola
reír - ¿Te has estado divirtiendo, eh?

- Seth es un niño muy lindo. - fruncí el ceño al oírla y ella soltó una carcajada - Es un
niño, Camila, un niño.

- Es un roba novias. - la abracé escondiendo mi rostro en su cuello y entonces al


estar ahí se me ocurrió una gran idea haciéndome sonreír de una manera traviesa

- ¡Camila! - se quejó alejándome de ella - ¿Me acabas de morder?

- Un poco, sí. Eres deliciosa. - le guiñé un ojo - Ven aquí. - estiré mis brazos y la
tomé de la cintura

- ¿Por qué me mordiste, Camila?

- Solo estaba marcando mi territorio. - me sonrió - No me gusta cómo juegas con


Seth. - hice un puchero

- Me encantas. - rió y me jaló hacia ella para besarme - Acompáñame a una boda. -
dejó un beso en mi nariz

- ¿Irás vestida de novia? - subí y baje mis cejas pícaramente

- Concéntrate, Camila. - volvió a reír - No, no iré vestida de novia. Iré con un vestido
color rojo. - sonreí de lado - Es la boda de mi hermano.

- ¿Puedo quitarte el vestido rojo después? - besé su cuello

- Camilaaaa. - se retorció en mis brazos cuando comencé a hacerle cosquillas


45

N/A:
ADVERTENCIA:
Hay uno que otro error por ahí pero sinceramente son muchas letras y me estoy
muriendo de sueño como para corregirlo.
Ahora que están enteradas, pueden continuar leyendo.

__________________________

Me removí incómoda en mi lugar haciendo reír a Lauren. Hace como dos minutos que
habíamos llegado a la casa que marcaba la dirección de la invitación que me dió
Maddison, pero por alguna razón yo me sentía un poco ansiosa y por ello aún
seguíamos paradas frente a la puerta. ¿Y si no le caía bien a su hijo? ¿Por qué rayos
me importaba caerle bien a ese niño?

- Dame tu mano. - pidió la ojiverde sonriendome - Todo estará bien, cielo, estoy aquí
contigo. El regalo que le compraste al hijo de tu amiga le va a encantar, lo prometo. -
sentí un cosquilleo en mi estómago al momento en que la pelinegra entrelazaba
nuestras manos y me decía "cielo" - ¿Quieres tocar tu el timbre o lo hago yo?

- Hazlo tú, cariño.

Lauren tocó el timbre tres veces, e iba a hacerlo una cuarta pero la puerta se abrió
antes, mostrando a una Maddison sonriente.

- ¡Lauren, Camila! - dijo alegremente saliendo de su casa para darnos un abrazo - Me


alegra muchísimo que estén aquí. Vamos, pasen.

La casa no solo era bonita por fuera, si no que también lo era por dentro. El piso
estaba totalmente brilloso, como si lo hubieran pulido recientemente. En algunas
partes de la pared habían fotos colgadas de Maddison en compañía de otras personas.

------

(N/A: Lauren P.O.V)

Nos adentramos por la casa en dirección a lo que parecía ser el patio trasero, y
mientras íbamos caminando no pude evitar mirar a la amiga de Camila; ella era
delgada, de estatura mediana, y tenía tez morena al igual que Camila. ¿O me estaba
volviendo loca o Maddison tenía mucho parecido con mi novia? Si ponían a ambas de
perfil podría jurar que eran gemelas.

La única diferencia era la estatura, y el color de ojos. Camila superaba el metro


ochenta, y Maddison media más o menos el metro con sesenta y ocho centímetros.
Camila tenía los ojos café, y Maddison café claro.

Camila tenía la nariz más respingada, pero eso no importaba mucho, ya que en la
mayoría de sus rasgos faciales eran completamente idénticas.

- Bueno, bienvenidas al jardín de mi casa. - habló risueña la anfitriona - ¿Quieren


conocer a Oli o prefieren ponerse cómodas primero?

- Y-yo, y-yo no s-sé. - sonreí al oír a Camila tartamudear; ella era el ser humano más
bello y adorable del mundo cada que hacía eso

- Creo que estaría bien conocer a tu hijo primero. - dije mientras acariciaba con mi
pulgar el torso de la mano de mi novia - Camila le ha comprado un obsequio.

- Oh, estupendo. Entonces síganme, Oli debe estar en el inflable.

Maddison se adelantó un poco y gracias a ello pude seguir observándola


discretamente. Si la vida de Camila hubiese sido distinta, estoy cien por ciento segura
que Maddison sería su hermana.

(N/A: Si supiera, lol)

------

- Les presento a Oliver. Mi hijo.

El pequeño niño de cinco años nos observó con timidez y se escondió detrás de las
piernas de su madre. La forma tan desesperada con la que se aferraba a su madre
era indicador que no se le daba muy bien conocer nuevas personas y por eso mismo
actúe rápidamente y me apoyé de cuclillas en el suelo para que no se sintiera
intimidado.

Hace años atrás cuando estaba por Italia, leí que los niños se sentían más
cómodos con personas de su mismo tamaño, y que por ello solían ser más tímidos
con los adultos.

- Hey, mira, te he comprado esto. - extendí el obsequio hacia el - Tómalo, anda. Es


tuyo. - poco a poco el niño se fue alejando de su escondite y se acercó lentamente a
mi para tomar el regalo que le estaba ofreciendo

Cuando tomó el regalo y no se alejó, alcé la vista emocionada para ver a Lauren,
quien me veía con una enorme sonrisa en sus labios.

- Gracias. - murmuró el niño tímidamente captando mi atención total al oír su


adorable voz

- No hay de qué, campeón. - le sonreí - ¿Quieres abrirlo? - el asintió emocionado y


luego miró a su madre como si estuviera pidiendo permiso

- ¿No quieres abrirlo con papá y los abuelos? A puesto que ellos no querrán perderse
nada de lo que haya dentro de ese enorme regalo. - dijo Maddison con dulzura a su
hijo

- ¿Si ellos están aquí puedo abrirlo?

- Sí, ve por ellos. - le guiñó un ojo y el pequeño sonrió abiertamente mostrando los
dos pequeños oyuelos que tenía en sus mejillas

Antes de irse corriendo en busca de su padre y sus abuelos, el hijo de Maddison dejó
su obsequio en mis manos pidiéndome que lo cuidara.

- ¿Me vas a presentar formalmente a ese padre tan maravilloso que tienes y del que
tanto hablas? - pregunté poniéndome de pie

- Sí. - mordió su labio de forma nerviosa - E-espero que t-te agrade, porque le he
hablado m-mucho de ti y se m-m-muere por conocerte.

- ¿En serio? - pasé mi brazo por los hombros de mi novia y besé su mejilla - Si es
igual que tú, lo más probable es que me agrade, aunque yo espero agradarle a él. -
murmuré las últimas seis palabras un poco más bajo

Normalmente las personas mayores de cincuenta años solían tenerme un poco de


miedo por mi forma de vestir. Algunas veces, en otros países, cuando trataba de
ayudar a ancianos con sus cosas, lo único que me ganaba eran golpes con sombrillas
y charlas con la policía local, lo cual era frustrante.
Mi forma de vestir no me hacía ser una delincuente, pero la mayoría de las personas
no comparten el mismo pensamiento y prefieren juzgar a los demás sin motivo
alguno.

- Oli se está tardando mucho, iré por el y por mis padres, regreso. Mientras tanto
pueden ir a sentarse en alguna de las mesas y comer un poco. - nos dijo para
después desaparecer

Tomé la mano de la ojiverde y nos guíe hacia donde estaban las mesas y los
invitados. Opté por elegir la mesa más alejada de todo; no es que me resultase
odioso convivir con las personas, es solo que prefería estar a solas con mi novia y
besarla sin tener demasiados mirones por ahí.

- Gracias. - dijo la ojiverde cuando jalé su silla para que ella pudiera sentarse - ¿Tu
código de ética dice que debes hacer lo que acabas de hacer?

- Mi código de ética sólo existe para ti. - besé sus labios por unos segundos
disfrutando de la sonrisa que ella tenía mientras la besaba - ¿Estás usando un labial
de sabor?

- Cereza. - se acercó un poco más a mi - ¿No quieres probar un poco más?

- Maldición, sí. - la tomé de la nuca y junté nuestros labios; al principio todo iba
suave, pero queriendo buscar un poco más del sabor de cereza de su labial decidí
subir un poco la intensidad del beso, succionando su labio inferior cuando me separé
de ella - Amo la cereza.

- ¿Quieres ir a mi departamento luego de la fiesta? - me preguntó


acariciando mi cuello - Sinceramente no he podido dormir desde que regresamos de
Washington, y creo que es por tu culpa.

- ¿Por qué es mi culpa?

- Porque lo único que hago en las noches es extrañar la forma en la que me


abrazabas contra tu pecho.

- ¿Quieres dormir conmigo?

- Sí. - me besó lentamente


- ¿Cómo en el hotel al que fuimos cuando te dije que era huérfana o como en el hotel
de Washington? - pregunté dejó de besarme

- Como sea, pero contigo.

------------------

(N/A: )

Dos autos negros se estacionaron afuera de la casa donde se estaba llevando a cabo
una fiesta de cumpleaños. Dentro de estos autos estaban una mujer y un hombre con
la única intensión de hacer daño.

- ¿Crees que deberíamos entrar ahora? - preguntó Isaac a la joven mujer que estaba
a lado suyo en el asiento de copiloto - ¿O esperamos un poco?

- Démosles una hora más. Luego bajamos y le decimos a la huérfana toda la


información que le han estado ocultando. - sonrió con maldad

- Muy pronto ella va a desaparecer, y no volverá a ser un problema para ti ni para mí,
Bárbara.

- Eso espero. - miró por la ventana del auto la casa color blanca que estaba frente a
ellos y luego volteó a ver al hombre que tenía a lado - ¿De dónde conocer a Camila
Cabello?

- Digamos que aún no la conozco.

- ¿Y aún así la odias?

- Ella nunca debió nacer, Bárbara, eso lo sabemos tú y yo muy bien.

- ¿La conoces desde bebé? - preguntó ella - Espera... ¿eso significa que conoces al ex
marido de mi madre?

- Por su puesto que lo conozco. - "soy yo" pensó - El solo fue víctima de esa mugrosa
bastarda. Le robó todo lo que amó, incluyendo a tu madre.

- Hay algo que no entiendo.

- ¿Qué? - preguntó fastidiado


- Si el amaba a mi madre, ¿por qué la abandonó cuando aparentemente murió en el
parto?

- Él tenía miedo, y estaba destrozado.

- ¿Pero le quedaba la bebé, no?

- Ella era y es una bastarda. Tu madre engañó a su esposo y fue así como nació esa
mocosa. - gruñó

La verdad era que cuando se enteró que la bebé vivió lo único que hizo fue odiarla
por matar a la única persona que había amado, y por ello huyó del país abandonando
el supuesto cuerpo muerto de Sinuhe y a su egoísta "hija". Sin embargo ahora que él
sabía la verdad sobre esa estúpida bebé, ya no solo la odiaba por alejarlo de Sinuhe,
si no que también lo hacía por ser producto de una infidelidad de su entonces esposa
con el hombre que odiaba y odia.

Y por ello se encargaría de deshacerse de ella. Alguien tenía que pagar su


sufrimiento, y la indicada era aquella bebé que había logrado vivir y llevaba su
apellido. Sinuhe se retorcería en su tumba y Daniel caería en una depresión intensa al
ver morir a su primer hija. Ellos jamás debieron engañarlo, y ahora pagarían.

(N/A: saquen sus teorías conspiradoras de lo que sucederá, porque quiero leerlo )

-----------------

Me levanté de golpe tan pronto vi cómo se acercaba Maddison acompañada de tres


personas y su hijo. Lauren al ver la forma en la que me levanté dió un pequeño
vistazo a quienes caminaban hacia nosotras y al igual que yo sé levantó, solo que de
una forma más tranquila.

Cuando Maddison llegó por fin frente a mi, la oí suspirar con preocupación, lo cual
hizo que yo me preocupara.

- Camila, ven. - me entendió su mano y sin protesta la tomé bajo la atenta mirada de
mi novia - Quiero presentarte a Ashton, mi prometido. - le sonreí al nombrado y le dí
un apretón de manos - Y hmmmm, bueno... ella es mi madre, Janice.

- Janice Dickinson. - se presentó la señora con una sonrisa un poco forzada - Es un


placer.
- Camila Cabello.

- Lo sé. - desvió la mirada hacía su nieto y me dejó con la mano en el aire


ignorandome por completo

¿Qué problema tenía la señora conmigo? Era a ese tipo de cosas a las que me refería
cuando decía que las personas mayores de cincuenta siempre me trataban mal.
Afortunadamente la señora no llevaba una sombrilla en la mano.

- Y bueno, el es mi padre. - voltee a ver al señor que estaba frente a mi


observándome atentamente

- Daniel, Daniel Mazella. - se presentó

Por alguna razón la voz del señor me hizo sentir escalofríos, los cuales no pasaron de
ser persividos por mi novia, quien aún continuaba viendo mi interacción con los
familiares de Maddison de forma curiosa.

- Camila Cabello.

- ¿Puedo pedirte algo sin que me veas raro, Camila? - me preguntó suavemente el
señor Mazella

- Hmmm, por su puesto.

- ¿Te puedo dar un abrazo?

Por unos segundos me quedé en completo silencio y me sentí un poco nerviosa e


intimidada al notar que tenía la mirada de mi novia, el prometido de Maddison, la
señora Dickinson, y de la misma Maddison centradas en mi. Pero después de mi
pequeño estado de pánico terminé asintiendo a la pregunta del señor Mazella con
timidez.

Daniel Mazella era un poco más bajo que yo, solo por unos dos o tres centímetros, así
que para él fue fácil abrir sus brazos y envolverme con ellos. Al principio me sentí un
poco nerviosa, pero segundos más tarde un pequeño sentimiento de seguridad y
confort se adentró en mi pecho.

_____________________

N/A:
Aws, abrazó a su Papi.
¿Van captando lo que está pasando en la historia o están confundidas en algo?
Pregunten, que para eso estoy, chicxs.

Por cierto, ¿vieron los VMA's?


No me gustó cómo vistieron a mi bebé (Ally), se veía muy 2008.
¿Qué opinan del drama que se está haciendo por lo que pasó al principio del
performance de las chicas? Yo la verdad estoy hasta el gorro que todo lo quieran
hacer drama; y jamás en mi vida se me había hecho tan difícil ser OT5.

Nunca sabremos que fue lo que ellas querían representar con ella persona que se
cayó antes que ellas, y si les soy sincera me gustaría que las personas dejarán de
exagerar todo. Algunos deben comprender que no todas las suposiciones son ciertas,
y que las únicas que saben sobre lo que pasó son 5H.

Muchas personas están culpando a 5H y las están tachando de hipócritas diciendo que
fueron ellas las que aventaron a "Camila", pero ellas no hacen las coreografías y eso
deberían entenderlo, por ello tienen un coreógrafo. Pero en fin. Lo único que quiero es
amor y paz.

Amo a las chicas y amo infinitamente a Camila tanto como a ellas, y siempre seré de
esas poco OT5 cuerdas que quedan, pero justo ahora estoy consiente que lo que pasó
era innecesario.

Esto no significa que este decepcionada de las chicas, por qué no lo estoy, al
contrario, estoy muy emocionada y orgullosa por ellas porque el performance fuera
de lo que pasó fue super icónico y hermoso, y porque ganaron un premio más a su
colección. Ellas merecen ese reconocimiento por su esfuerzo y no doy más de mamá
orgullosa de sus bebés.

Lxs amo .

.
46

N/A:

SORPRESA
Existe una gran posibilidad de que se encuentren errores u horrores por ahí, así que
pido mil disculpas antes de que lean pero es culpa de Wattpad porque cada que
intento editar prácticamente me manda al diablo.
En fin; lindo Viernes.

_______________________________

Después del abrazo las cosas se pusieron un poco incómodas, sin embargo el hijo de
Maddison se encargó de ayudarnos a todos a encontrar la normalidad del asunto ya
que quería abrir su regalo y necesitaba que le diéramos nuestra absoluta atención
para eso.

Ayer había ido a la juguetería más increíble y grande de Nashville - juguetería que por
cierto es propiedad de uno de mis cuñados - con Dinah y Seth en busca del regalo
perfecto; prácticamente pasamos más de dos horas buscando el regalo ideal, para
que al final le hiciéramos caso a una señora de ochenta años que nos había tratado
de hablar desde el principio.

El regalo era una baúl llenó de más de veinte libros para colorear; también tenía
incluído dos estuches de colores, una caja de crayones, una figura de un pirata, un
parche, y pinturas de óleo junto con un pequeño caballete. Y fuera del paquete
piratoso de arte, yo había agregado algo más al regalo: una pequeña guitarra de
juguete.

Sinceramente a la Camila de cinco años le habría encantado que le regalaran algo así.
¿Libros de colores, crayones, colores y una guitarra? Perdón, pero eso es el paraíso.

La reacción de Oli, el hijo de Maddison, había sido absolutamente épica. Literalmente


el niño gritó y salió corriendo con la pequeña guitarra hacia el inflable para presumirle
a todos su regalo, luego regresó y le pidió a su madre que le pusiera el parche de
pirata que había en el baúl artístico y antes de volverse a ir caminó hasta mi y me dió
un abrazo, y al igual que con su abuelo, el simple hecho de abrazar su pequeño
cuerpo contra mí me hizo sentir de la misma forma que los Hansen; como si estuviera
en casa.

Luego del abrazo, el niño nos dejó nuevamente a todos los adultos con un silencio
incómodo.

Afortunadamente todo desapareció cuando la mamá de Maddison se disculpó y


desapareció, haciendo que el señor Mazella también se fuera no sin antes pedirme
otro abrazo.

Los últimos en irse fueron Maddison y su prometido, quienes aparentemente tenían


que continuar atendiendo a los invitados de la fiesta.

- Iré al baño, regreso. - dijo Lauren cuando por fin nos habíamos vuelto a quedar
solas en la mesa, levantándose de su lugar para luego de besar ligeramente mis
labios antes de irse

-----
(N/A: Lauren P.O.V)

La casa era prácticamente igual que en la que viví toda mi vida con mi padre y
hermanos, y por esa razón me fue muy fácil encontrar el baño sin la necesidad de
preguntar por él.

- ¡Largo de mi casa, desgraciado! - me detuve de golpe tan pronto como oí la voz del
señor Mazella gritando

La parte curiosa que habitaba en mi interior hizo que me escondiera detrás de una
pared para poder oír bien todo lo que estaba sucediendo.

- Usted no tiene ningún derecho de venir a mi casa, así que le pido por favor que se
vaya antes de que mande a llamar a la policía para que lo saque de aquí. - la voz de
Maddison se hizo presente

- Llama a la policía si quieres, pero yo no me iré de aquí sin antes hablar con mi hija.
- setenció la gruesa voz de lo que parecía ser un hombre

- ¡Ella no es tu hija, Isaac!

- ¿Usted es Isaac Cabello? - preguntó Maddison sorprendida al mismo tiempo que yo


me tapaba la boca con mi mano para no soltar una palabrota al oír el nombre de
aquel hombre

- ¿Y tú como diablos sabes que no soy su padre, Daniel? - me asomé un poco para
ver bien lo que estaba pasando y ví cómo el tal Isaac caminaba hasta el padre de
Maddison y lo empujaba - ¡Esa estúpida lleva mi apellido!
- ¡Ella no es ninguna estúpida, respeta a mi hija, maldita sea! - una sonrisa malévola
apareció en el rostro del desconocido y empezó a reír - Quiero que te vayas de mi
casa ahora mismo, ¿entendiste? Lárgate.

- Solo quería que confirmarás lo que ya sabía. - se alejó del señor Mazella y entonces
sacó de su pantalón una pistola - Nunca debiste meterte con Sinuhe, imbécil, y ahora
tu y tu bastarda pagarán por ello.

- ¡Isaac, ¿qué haces?! - preguntó la mujer que estaba a lado suyo - Se supone que
veníamos a destrozar a Camila mentalmente, no a asesinarla a ella y a estas
personas.

- Cállate, estúpida. ¿Por qué crees que te dije que ella ya no sería un problema para
ti? - dijo enojado sin dejar de apuntar con la pistola a las dos personas que tenía
frente a él - Si Camila muere las acciones serán totalmente tuyas, y yo habré
cumplido con mi venganza, ahora cierra la puta boca y toma. - sacó otra pistola y se
la dió - Es hora de hacerlos pagar.

Tan pronto como dijo eso último salí corriendo en busca de Camila. No podía permitir
que le pasara algo, la quería con todo mi corazón y no podía perderla, así que debía
sacarla de aquí lo más pronto posible.

(N/A: ay no)

-----

Después de recibir un mensaje de Gordon diciéndome que necesitaba que estuviera


en casa porque Milika aparentemente estaba teniendo un ataque de preocupación
severo por mi, tuve que levantarme de la mesa para buscar a Lauren, quien se estaba
tardando realmente en el baño.

Tan pronto como puse un pie dentro de la casa oí el sonido de un disparo, lo cual hizo
que mi corazón comenzará a latir rápidamente de preocupación. Necesitaba encontrar
a mi novia lo antes posible, así que salí corriendo rápidamente.

La adrenalina corría por mis venas y la preocupación estaba asfixiandome. La jodida


casa era enorme y no sabía dónde diablos podía estar mi novia.

Afortunadamente, toda la preocupación que tenía dentro de mi se desvaneció tan


pronto como sentí el delicado cuerpo de Lauren chocar contra el mío.
- Camila. - se abrazó contra mi cuerpo sollozando - Mi amor, debemos irnos de aquí,
rápido.

- Shh, shhh. - tomé su rostro entre mis manos tratando de tranquilizarla - ¿Estás
bien, no te pasó nada?

- No, no, estoy bien, solo vámonos, por favor, no podemos estar aquí. - habló
rápidamente preocupada

- Nos iremos tan pronto te dejé en un lugar seguro y vaya a asegurarme que
Maddison y su hijo estén bien.

- No, maldición Camila, no. - me tomó de la mano cuando la empecé a arrastrar a


una habitación - Por favor, solo déjalos y vámonos.

- No puedo dejarlos, ¿oíste acaso lo que pasó? ¡le han disparado a alguien! debo
asegurarme que ellos...

- ¡Sólo déjalos, maldita sea! - gritó sorprendiendonos a ambas - No quiero perderte,


Camila, por favor. No podría soportarlo.

- No vas a perderme, cariño. - la besé lentamente y luego apoye mi frente contra la


suya - Estaré siempre contigo, lo prometo, solo déjame ir a verlos, necesito saber que
ellos están bien, por favor.

- Lo siento, no puedo. - negó - Quédate conmigo escondida hasta que ellos se vayan.
- pidió con lágrimas en los ojos

- Lauren, no puedo, yo-...

- Camila Cabello. - oí una gruesa y pesada voz a mis espaldas acompañada de


sollozos y maldiciones aparentemente provenientes de Maddison y de su padre
haciendome estremecer

___________________________

N/A:

Como diría Luisito Comunica:


"Ahora sí se viene lo chido"
47

Me coloqué frente a Lauren para de alguna manera protegerla y me puse


totalmente derecha para demostrarle al tipo que me estaba apuntando con su arma
que no le tenía miedo.

- ¿Sabes? Hace veintiocho años pensé que jamás en mi vida te volvería a ver desde
que fui a conocerte en la incubadora la noche que mataste a mi esposa. - fruncí el
ceño

- ¿De qué está hablando?

- ¡No lo escuches, Camila! - gritó Maddison ganándose un golpe con la pistola que
sostenía una mujer que estaba atrás de ella

- ¡Maddison! - gritó su padre

Di un paso adelante cuando ví que Maddison cayó inconsciente en el suelo tras recibir
aquel golpe, pero me detuve cuando reconocí a la mujer que la había golpeado.

- ¿Qué diablos haces aquí?

- Hola, hermanita. - me saludó al mismo tiempo que una sonrisa malévola se formaba
en su cara

- ¿Te das cuenta que estás en medio de una reunión familiar, hija?

- No me llame así. - apreté los puños

- ¿Por qué no, si se supone que es eso lo que eres? Digo, llevas mi apellido. - tragué
en seco al ver como recargaba el arma y empezaba a jugar con ella - Déjame
presentarme formalmente. Soy Isaac Cabello, tu padre.

- ¡Tú no eres su padre! - gritó el señor Mazella - ¡Deja de decirle ... - sus gritos
fueron silenciandose poco a poco

Lo único que estaba en me mente era aquel: "Soy Isaac Cabello, tu padre.", y lo
único que hacía esa oración era repetirse y repetirse. Afortunadamente cuando mis
piernas temblaron Lauren estaba atrás de mi para sostenerme.

- Cállate, estúpido imbécil. - el sonido de un balazo y el grito de Lauren fue lo que me


trajo nuevamente a la realidad; le habían disparado en el hombro al padre de
Maddison

- Camila, Camila no lo escuches. - habló adolorido el señor Mazella - El no es tu


padre, no lo es, ¡ahhhhg! - gritó cuando Bárbara le dió una patada en el hombro
lastimado

- Bien hecho, Barbs. - volvió a recargar el arma - Ahora, ¿en que estábamos, hija? -
llevó una mano a su barbilla fingiendo pensar - Oh sí, me estaba presentando. ¿No
estás contenta de ver a tu padre, Camila? ¿O es que acaso no te enseñaron modales
en el maldito orfanato?

- Oiga, no le hablé de esa forma. - tomé la muñeca de Lauren a tiempo antes de que
continuara caminando hacia el enfermo que estaba frente a nosotras

- ¿Quién es? ¿Tu novia? - observó a mi ojiverde con tanta curiosidad que nuevamente
la escondí atrás de mi - ¿No vas a presentarme, hija?

- Dejé de llamarme así. - pedí con desprecio - Usted no es mi padre.

- ¡En eso tienes toda la jodida razón! ¡Yo no soy tu asqueroso padre, maldita
huérfana! - gritó molesto caminando amenazadoramente hacía mi con la pistola
apuntandome - ¡Mírame a los ojos cuando te hablé! - pegó el arma contra mi cuello
haciendo gritar a mi novia por la acción - Quiero que me mires cuando te mate. -
exclamó

- ¡Lauren, no! - grité cuando la sentí alejarse de mi con la intención de defenderme


otra vez

- ¿A dónde crees que vas, maldita desviada? - Bárbara tomó del cabello a mi novia y
la tiró contra el piso - Ni se te ocurra moverte.

- ¡No, no, déjala, a ella no la toquen! - me moví rápidamente golpeando la


pistola lejos de mi para caminar hasta Lauren, pero algo caliente paso por mi pierna
derecha haciéndome gritar y caer al suelo

- ¡Camila! - oí gritar desesperadamente a mi novia al mismo tiempo que el señor


Mazella
- ¿Acaso crees que estoy jugando? - me preguntó mientras de ponía de cuclillas cerca
de mi - No me importaría dispararte otra vez si sigues actuando como una estúpida.

- Déjala, Isaac, por favor. - suplicó sollozando el padre de Maddison

- ¿Lo estás escuchando? - desvié la mirada hacia donde estaba Lauren mirándome
con preocupación y miedo - Mírame, maldita sea. - me tomó de la barbilla y me obligó
a mirarlo apretándome con mucha fuerza - Respóndeme. ¿Lo estás escuchando? ¿Lo
oyes suplicar para que te dejé en paz? ¿Sabes por qué lo está haciendo, lo sabes? -
me apretó aún más haciendo que levantara una de mis manos y lo tomara de la
muñeca para tratar de alejarlo de mi

- No lo sé. - dije finalmente

- Te lo diré. - se levantó y camino hasta el señor Mazella, levantándolo del cuello de


su camisa colocando el arma en su cabeza - Daniel Mazella, un famoso empresario
que alguna vez fue mi mejor amigo. ¿Sabes por qué dejó de ser mi mejor amigo?

- N-no me interesa. - respondí adolorida; la herida que me hizo la bala me estaba


doliendo demasiado en estos momentos

- ¡Tiene que interesarte! - gritó - Este hombre que ves aquí se acostó con mi mujer el
día antes de mi boda. Fue así como dejamos de ser amigos, y entonces me mudé a
Nashville. ¿Y sabes que pasó después?

- N-no.

- El viajo a Nashville, se topó con mi esposa y la jodidamente embarazó. - el corazón


comenzó a latirme rápidamente - Embarazó a mi mujer y luego regresó a Washington
para seguir con su vida. Te abandonó.

- Por favor, cállese. - pedí mientras negaba con la cabeza - Por favor.

- Tu madre fue tan puta y egoísta que fingió todo el tiempo que el bebé que llevaba
en su vientre era mío, mi sangre, ¿y sabes que hice? Te amé. Olvidé la infidelidad que
cometió el día antes de nuestra boda y me dediqué a cuidarla en cuerpo y alma
porque la mujer que yo amaba me iba a dar un maldito bebé de mi propia sangre.

- Por favor, no siga. - dije en un hilo de voz tratando que no se formarán lágrimas en
mis ojos

- Te compré ropa, juguetes y yo mismo decoré tu habitación. Pero entonces el día del
parto tu también me lastimaste. - la sonrisa que él tenía en el rostro hasta hace unos
segundos se borró por completo - Una enfermera salió y me dijo que Sinuhe había
muerto dando a luz. Mi esposa murió por tu culpa. La mataste. ¡Tú la mataste! - gritó
fuertemente lo último

- La estás lastimando, Isaac, por favor ya no sigas con esto. - suplicó el señor Mazella
ganándose otro disparó; afortunadamente en esta ocasión la bala solo le había rosado
la pierna - ¡Ahhhhhhhg! - gritó de dolor

- ¡Cállate, estúpido, cállate! - recargó el arma nuevamente y luego pasó su mano por
su cara suspirando - Luego de decirme que mi esposa había muerto, la enfermera me
llevó a la zona de incubadoras, al parecer naciste defectuosa o algo así y tuvieron que
ponerte un respirador. - dijo despectivamente - Tan pronto te ví todo el amor que
alguna vez te tuve desapareció y fue sustituido por odio, puro y completo odio.

- Usted está enfermo. - dije

- Eran tan egoísta como Daniel. Ambos querían quitarme a Sinuhe y lo lograron. - rió
- Tuve que fingir ir a comprar unas cosas para ti para poder huir del hospital.
Después me fui del país y te dejé abandonada, a ti y al cuerpo de tu madre. No
quería una esposa muerta y mucho menos a una maldita asesina.

- ¿Y por qué estás aquí ahora? - le pregunté con enojo - Debiste continuar lejos; no
te necesito ni nunca te necesité. Eres un maldito cobarde, eso eres.

- ¡Respetame, estúpida! - se alejó del señor Mazella y camino hasta mi para pegarme
una cachetada - No tienes ningún derecho a faltarme el respeto, maldita huérfana. -
me dió una patada en la misma pierna en la que me había disparado - Eres una
maldita malagradecida, mínimo deberías respetarme por darte mi apellido y no
dejarte como la bastarda y huérfana que eres. - volvió a patearme

- Déjela, por favor. - sollozó mi novia

- Mi vida estaba tranquila hasta que recibí aquella carta diciéndome que nunca fuiste
mi hija; Noah Harris contrató un investigador privado y me proporcionó todo tipo de
información tuya; desde como escapaste del orfanato hasta como empezaste a
trabajar en un bar. - abrí los ojos con total sorpresa al oír el nombre del rubio idiota
que tanto me odiaba; simplemente no podía creer que su odio había sido tanto como
para llegar al extremo de investigarme - El me ayudó a descubrir que jamás fuiste mi
hija y que Sinuhe no murió; también me ayudó a conseguir el veneno que había
accidentalmente en el café que ella bebió el día que murió.
- ¿Qué me ves? ¿Creíste que estaría sorprendida por eso? ¿Quién crees que puso el
veneno en el café? - preguntó Bárbara cuando voltee a verla - Obviamente soy una
gran actriz y culpe la enfermedad que ya tenía ella. No sin antes deshacerme de la
evidencia. - sonrió

- Ustedes dos están enfermos. - dije totalmente sorprendida

- Todos pagan por sus errores, tu madre ya pagó con el suyo, ahora le toca a tu
padre. - señaló al señor Mazella - Sí, eso es, míralo por última vez, Camila. Admira a
tu verdadero padre por última vez. - estiró su brazo y me apuntó con la pistola

- ¡No, no, por favor, no! - oí gritar desesperadamente a mi novia

- ¿Quieres decir tus últimas palabras, hija mía? - preguntó con maldad

___________________________

N/A:

Me gusta verlas alteradas, idk

Hace rato me di cuenta que en el capítulo pasado no puse la rosa ni el corazón y casi
me da un ataque, jaja, fue como: "OMG"

En fin, lxs amo.

.
48

Después de aquella pregunta todo pasó muy rápido. De un momento a otro Maddison
había dejado de estar inconsciente y se había encargado de golpear a Isaac con una
figura de metal, noqueandolo por completo, cosa que distrajo a Bárbara haciendo que
Lauren la tirará al suelo y le quitará el arma, amenazandola con dispararle si no se
alejaba.

Yo me levanté rápidamente del suelo sin importarme el dolor que sentía por la balazo
que me habían dado y fui hasta donde estaba el padre de Maddison; rompí un pedazo
de tela de la playera que traía puerta y comencé a secar la sangre que se estaba
escurriendo por todo su cuerpo.

- Perdóname, por favor perdóname. - me pidió - Si tan solo Sinuhe me hubiese dicho
de tu existencia te juro que habría hecho todo lo posible para tenerte a mi lado, hija.
- los vellos de mi nuca se erizaron al oírlo llamarme de aquella manera - Por favor,
perdóname, Camila.

- ¡No, Camila! - me voltee de golpe al oír el grito de Lauren y nuevamente todo pasó
en segundos

De alguna manera Isaac se había encargado de recuperarse rápidamente y había


tomado la pistola para dispararme por la espalda, sin embargo la bala nunca me tocó.
A mí no.

- ¡Policía, quietos! - gritó un hombre con chaleco de balas seguido de siete oficiales
más que se encargaron rodear la habitación y desarmar al desquiciado de Isaac y
levantar a Bárbara

- Tienen derecho a guardar silencio, si se renuncian a este derecho, todo lo que digan
puede y será utilizado en su contra. Tienen derecho a un abogado y que este
presente durante el interrogatorio; y en caso de no poder pagar un abogado, el
estado les proporcionara uno sin costo. - dijo el oficial que esposó a los dos imbéciles
que nos habían atacado

- Maddison. - el señor Mazella trató de moverse para llegar hasta donde su hija yacía
en el suelo con una herida de bala en el pecho - Maddison, mi pequeña Maddie, papá
está aquí. - dijo tan pronto como se acercó completamente a ella y la tomó de la
mano - Papi siempre estará aquí.
- ¡Necesitamos una ambulancia por favor, los tres están heridos! - gritó mi novia a lo
lejos al mismo tiempo que entraba el prometido de Maddison y se arrodillaba frente a
su novia

- Oh no, cariño, ¿qué hiciste?

- Camila... - oí murmurar a la mujer que estaba frente a mí, pero me negué a


acercarme a ella, no podía, algo se estaba destrozando dentro de mi - Camila,
Camila... - giré mi rostro hacia el pasillo por donde venían entrando varios
paramédicos ignorando por completo los llamados de Maddison

- ¿No ves acaso que te está hablando? - preguntó enojado Ashton

- Déjala en paz, no es el momento. - setenció el señor Mazella mientras dos


enfermeros lo acomodaban en una camilla al igual que a su hija

- Camila... - volví a oírla llamarme

- Mi amor, oh por dios, estás sangrando mucho. - mi novia me tomó de las mejillas
para verme a los ojos y sonrió levemente para después secar las pequeñas lágrimas
que se habían escapado de mis ojos - Estoy aquí, cielo. Todo estará bien. - me abrazó
contra su cuerpo y fue en ese momento cuando me rompí a llorar

¿Maddison era mi hermana al igual que Bárbara? ¿El señor Mazella era mi padre?
¿Jamás fui una Cabello? ¿Mi madre engañó a su esposo con mi padre? ¿Bárbara mató
a mi madre por un testamento? Habían cientos de preguntas en mi mente que lo
único que estaban haciendo era atormentarme y asfixiarme. Sin embargo la
pregunta más importante era otra, ¿Por qué Sinuhe me abandonó si ella jamás
falleció?

- Señorita, debemos llevarla al hospital. - dijo una enfermera haciendo que


mi novia dejara de abrazarme - Puede acompañarnos en la ambulancia si gusta. - le
sonrió suavemente a Lauren, quien accedió y se alejó por completo de mi para que
pudieran ponerme en una camilla

---------------

(N/A: Lauren P.O.V)


Después de dejar a Camila en el hospital para que sacaran la bala de su pierna, llamé
a mis hermanos y a mi papá; necesitaba de sus influencias en el estado para que
tanto la tal Bárbara como el señor Cabello y el idiota de Noah Harris no salieran nunca
jamás de la cárcel.

Fueron prácticamente dos horas completas de llamadas telefónicas de parte de mi


padre a sus contactos, y de mis hermanos a más de quince abogados, pero
finalmente me aseguraron que esas tres personas nunca volverían a ver la luz del sol.

Richard se sorprendió al principio al enterarse que uno de sus empleados había


estado detrás de todo esto, pero afortunadamente con su ayuda descubrimos que
todo inició porque aquel hombrecito tenía una muy grande obsesión conmigo y odiaba
muchísimo a Camila por estar todo el tiempo a mi lado.

Luego de solucionar los problemas legales les tuve que contar a mis hermanos y a mi
padre toda la verdad respecto a Camila. Les dije que nos habíamos hecho novias y
que la quería demasiado para ser verdad, que ella parte vital de mi vida y jamás sería
feliz si ellos decidían apartarla de mi lado. Por un momento pensé que todos tratarían
de matar a Camila, sobre todo Richard porque es su jefe, pero afortunadamente
tomaron bien las cosas y dijeron que ellos eran felices viéndome feliz.

Actualmente estaba sentada en la sala de espera a lado de Normani y Valentín,


quienes habían venido rápidamente a ver cómo estaba Camila.

- Entonces, la mujer de la cual tenías celos ¿es la hermana de Cam? - preguntó Val
mientras acariciaba el vientre de Normani

- Media hermana. - corregí

- Bueno, la historia es realmente loca y abrumadora. ¿Cómo lo tomó Camila?

- Amor, ¿cómo crees que lo va a tomar? - mi amiga rodó los ojos

- En realidad ella apenas lo estaba digiriendo cuando llegó la policía, porque al


momento cuando ese enfermo le soltó todo de golpe ella parecía estar más
preocupada por otra cosa que por todo lo que él le decía. - suspiré recordando su cara
de dolor y sus lágrimas - La han lastimado muchísimo hoy. Literalmente toda su vida
fue una mentira, y estoy muy preocupada por ella. - Normani me dió un apretón

- Camila es una mujer muy fuerte, Laur. Solo necesita que estés a su lado y ella
estará bien. - me sonrió
- Gracias chicos, son un gran apoyo para mi; no saben lo asustada que estaba cuando
pasó todo eso.

- Oye, ¿y ya le avisaste a la familia postiza de Camila? - me levanté de golpe al


recordar que debía avisarle a los Hansen lo que acababa de ocurrir, así que me alejé
un poco para llamarles no sin antes decirle gracias a Val por recordarme

Afortunadamente quien atendió la llamada fue Dinah, así que por lo menos podía
estar tranquila de que Milika no sufriría un ataque al corazón por mi culpa.

- Los Hansen vienen en camino, por favor no les niegues información, son
prácticamente familia de Camila. - le dije a Matt, mi hermano, quien se estaba
encargando de todos los cuidados de Camila en el hospital

- Está bien, hermana.

- ¿Puedo entrar a verla? - pregunté

- Claro, ella solo ha preguntado por ti todo este tiempo. - sonreí débilmente - Ve por
ella, anda, te está esperando.

(N/A: #prayformila )

---------------

El hermano de Lauren había estado constantemente entrando y saliendo de mi


habitación para supervisar a los médicos que estaban cuidando de mi.

Al parecer había perdido demasiada sangre. Estuve una hora y media en el quirófano
porque no podían encontrar la bala en mi pierna, y cuando finalmente salí de ahí y me
llevaron a una habitación, tuve una reacción alérgica a un calmante que me
inyectaron, así que ahora estaba prácticamente en observación.

- Buenas tardes, doctora Jauregui, ¿quiere que le demos un poco de privacidad? -


preguntó una de las doctoras que estaban cuidandome

- Eso sería maravilloso. - cerré los ojos al oír la melodiosa voz de Lauren - Gracias. -
murmuró y luego oí como la puerta se cerraba así que volví a abrir los ojos para
apreciar la figura de mi novia acercándose a mi
- Hola, mi amor. - saludó sentándose a un costado de la cama - ¿Cómo te sientes? -
se inclinó un poco para darme un pequeño beso en los labios

- Mucho mejor ahora. - traté de sonreír pero simplemente no pude

- ¿Te duele la pierna?

- Me duele más que me hayan mentido. - confesé un poco enojada

- Lamento tanto todo lo que oíste, cielo. Me gustaría poder hacer que olvidarás todo
ese dolor que sientes. - pegó su frente a mi mejilla

- Me mintieron, Lauren. Me estuvieron mintiendo todo este tiempo. - dejé mi mirada


clavada en el techo - Maddison sabía todo y solo se acercó a mí por eso, ¿te das
cuenta? por eso su padre me abrazó de la forma como lo hizo en la fiesta. ¿Qué hice
mal?

- Shhh, no pienses en eso, por favor. No quiero verte mal, cielo. - se separó un poco
de mi para acariciar mi mejilla y luego besarme lentamente

- Quiero decirte algo, pero no quiero que te asustes. - dije nerviosa

- ¿Qué pasa? - murmuró sobre mis labios - ¿Es algo malo?

- No, no creo. - con mis manos comencé a quitar algunos mechones de cabello de su
cara - Por favor no te asustes, cariño.

- Solo dilo.

- Te amo. - confesé - Jamás me había enamorado antes de alguien, y entonces


apareciste en mi vida. Lo primero que me cautivó fue tu cuerpo, debo de admitirlo.
Pero entonces te conocí y me enamoré de todo lo que habita en tu interior. Eres todo
lo que jamás me imaginé querer, y estoy totalmente enamorada de ti. Eres mi hogar,
mi lugar seguro, mi único destino, y mi viaje interior. Eres mi mente, mi cuerpo y mi
alma; y no tengo planeado dejarte ir jamás, Lauren Jauregui. Por favor, no me
abandones nunca, cariño.

- Jamás lo haré, mi amor.

A pesar de todo lo que había sucedido hace unas horas, el simple hecho de estar con
Lauren era el mejor tranquilizante. Sus brazos eran la cura perfecta para todo el dolor
que tenía en mi interior y sus besos eran un transporte seguro a la paz y serenidad
que le faltaba a mi cuerpo. Lauren Jauregui era la mujer de mi vida y no me privaría
de disfrutarla.

Todo el tiempo que pasamos en casa de Maddison con esos dos locos lo único en lo
que podía pensar era en ella y ese rostro de pánico que tenía. Hubo un momento en
el que pensé que Isaac realmente me dispararía y no la volvería a ver jamás en mi
vida y eso me asustó como nunca, pero afortunadamente eso no paso.

Ahora solo debía dedicarme a disfrutar cada día a su lado, y a tratar de curar las
heridas que había ganado el día de hoy. Por el momento no tenía ni la más mínima
intención de saber de él señor Mazella o de Maddison; necesitaba tiempo para pensar
y eso lo haría abrazada a mi novia.

Claro está que antes de tomar la decisión de alejar de mi vida a los Mazella lo primero
que hice fue preguntar por ellos y su salud, porque definitivamente no los quería
muertos, no a ellos. Nunca le desearía la muerte a alguien, mucho menos a mí propia
sangre.

_______________________________

N/A:

Les dije que no había mucho drama, amiguitxs.

Muchxs están durmiendo ahorita, así que lamento subir el capítulo a esta hora:(.

Solo quería informarles que ya casi se acaba la historia, así que cuéntenme que es lo
que esperan que suceda por acá .

.
49

N/A:
No tengo que informarles siempre, pero realmente no puedo editar los capítulos por
alguna razón, así que sorry si se pierden en algún momento.

Disfruten.

______________________________

Mi tiempo de recuperación fue bastante lento para mi gusto. Estuve


aproximadamente un mes y medio acostada en la cama de mi habitación.

Dinah, Milika y Lauren se habían tomado muy en serio eso de cuidarme, y no me


quejaba al respecto, pero a veces los cuidados eran tantos que no me dejaban
respirar con tantas atenciones. Con decir que no podía nisiquiera estornudar sin tener
a las tres al pie de mi cama preguntándome si me dolía la herida. Era muy raro ver a
las tres por separado, y eso era lo que más me irritaba, porque nunca podía estar a
solas con mi novia.

Afortunadamente todo eso ya era cosa del pasado y actualmente ya podía caminar
como si nada hubiera sucedido. Aunque debo admitir que la mayoría del tiempo
cuando estaba en el departamento de Lauren fingía dolor para tenerla todo el tiempo
sobre mi dándome cariño, como ahorita.

¿Qué puedo decir? Soy una aprovechadora que solo quiere recuperar el tiempo
perdido con su dulce y hermosa novia.

- Dame más besos, mi amor. - hice un puchero cuando se levantó de la cama y


caminó hasta su baño

- Nada de besos, ¿ya viste la hora que es, cielo? tenemos que arreglarnos.

- ¿Arreglarnos? - me recargué de espaldas en el cabecero de la cama - ¿Por qué


debemos arreglarnos?

- Lo olvidaste, ¿cierto? - salió del baño para colocarse frente a la cama observándome
seriamente con las manos en su cadera - Camilaaa - se quejó - Hoy es la boda de
Matt.

- Rayos, es verdad. - susurré para mí misma - No lo olvidé, amor, lo juro. - me


levanté rápido de la cama para acercarme a ella y envolví mis brazos en su cintura
cuando se quiso alejar

- Camila, he hablado de la boda de Matt prácticamente por dos semanas enteras. -


dijo seria

- Lo sé, lo sé. - me incliné y capturé sus labios con los míos por unos segundos - Sé
que es muy importante para ti.

- Bueno, voy a presentarte oficialmente a mi familia. Debería ser importante para ti


también. - abrí los ojos de golpe al recordar la gran idea de mi novia de presentarme
finalmente al ejército que tenía de hermanos y al intimidante hombre que tenía como
padre; sin embargo tuve que quitar rápidamente mi cara de sorpresa para que ella no
se enterará de mi miedo

- También es importante para mí. De hecho, es tan importante que hace tres días fui
con Dinah a comprarme un seguro de vida. - bromeé un poco

- Eres tan tonta a veces. - rió - Te amo tanto. - me besó - Prometo que no te harán
nada malo, cielo. Ahora ven, hay que arreglar la ropa y bañarnos porque debemos
estar temprano en la iglesia. - tomó mi mano y nos arrastró a su gran armario - Te
compre algo de ropa, muy a tu estilo. Espero realmente que te guste.

- Todo lo que venga de ti me encanta, pero hablemos de algo más importante. - la ví


mirarme con curiosidad - Acabas de decir hace unos segundos que debemos tomar un
baño, ¿el baño nos incluye a las dos juntas o debemos hacerlo por separado? - subí y
baje mis cejas acompañadas de una sonrisa muy traviesa haciendo que mi novia se
pusiera totalmente roja

No es que estuviera urgida, lo juro, pero la sola idea de tener el cuerpo desnudo de
mi novia entre mis manos era tan atractiva que me la había pasado haciendo este
tipo de comentarios durante semanas.

- Me temo que vas a tener que bañarte sola, sin embargo... - pasó sus
manos por mi abdomen y luego se levantó de puntitas para alcanzar mi mandíbula -
Después de la boda podríamos bañarnos juntas. - murmuró sobre mi piel haciéndome
delirar

- Dios mío, sí. - dije tan pronto nos imaginé a ambas en la ducha - ¿Cuánto tiempo
tarda una boda, mi amor? ¿Podemos irnos temprano? - pregunté haciéndola reír

- Tiene algo de tardado, pero vas a disfrutar de la boda. Te aseguro que no es como
la boda de Will y Ally.

- Demasiada miel. - hice una mueca al recordar lo acaramelada que fue esa boda -
¿Ellos irán?

- Claro, Will es mejor amigo de mi hermano, igual que Val.

- Bien, eso significa que cacahuatito y cacahuatito bebé irán a la fiesta.

- Nada de molestar a Normani, Camila, por favor. Últimamente está más


temperamental que nada.

- Te diría que es el embarazo, pero ella ya era temperamental desde antes. - reí -
Hmmmm. - me quedé callada por un momento abrazada al cuerpo de mi ojiverde -
Cariño. - le hablé

- ¿Sí?

- Cuando tengamos bebés, ¿prometes no ponerte como Normani? - mi novia se


separó de mi rápidamente para mirarme con la boca abierta - ¿Qué?

- ¿Q-quieres ten-tener hijos conmigo?

- Y casarme contigo también. Quizá comprar una casa para ambas, pero antes debo
de ahorrar. Por su puesto todo esto son metas a futuro, digo, aún tenemos mucho
que descubrir de nosotras como pareja. Te amo, me amas. No sé tú, pero yo sí quiero
pasar el resto de mi vida contigo. ¿Podríamos buscar un donante que se parezca a mi
cuando hagamos el tratamiento para que quedes embarazada? Sinceramente me
gustaría ver pequeñas versiones de nosotras corriendo por ahí. Uh, ¿y sabes que
también estaría bien? Adoptar un perro. Siempre quise un perro. Los del orfanato ...

- Camila, Camila. - me interrumpió - Mi amor, cielo, mi vida, mírame. - tomó mi


rostro entre sus manos - Te amo con todo mi corazón. - sonreí

----

Básicamente tardamos dos horas completas en arreglarnos, bueno, yo solo me tardé


media hora, quien se tardó las dos horas enteras fue Lauren, así que estuve aburrida
todo el tiempo viendo la tele mientras ella terminaba, sin embargo cuando ella salió
de su habitación y entro a la sala me di cuenta que esas dos horas habían realmente
valido la pena.

El vestido rojo de mi novia era el vestido más sensual del mundo entero, y
literalmente era un imán para mis manos porque todo el tiempo en el carro y en la
iglesia no pude dejar de pasear mis manos por su delicioso y magnífico cuerpo.
Lauren se veía tan jodidamente caliente que por un momento consideré la idea de
raptarla y llevarla conmigo al hotel donde habíamos dormido por primera vez juntas,
pero luego me percaté que esa idea era demasiado cavernícola y que posiblemente
sus hermanos me matarían si hacia eso.

- Mira, ahí está mi papá, ven. - dijo emocionada mi novia cuando llegamos a la
hacienda donde se estaba celebrando la cena de la boda

- Respira, respira, todo estará bien. Sonríe y saluda. No le tengas miedo, solo que es
el padre de tu novia, no puede matarte si hay testigos. - me dije a mí misma
mientras caminaba lentamente atrás de Lauren

Ví cómo mi novia abrazó a su padre y los nervios se hicieron presentes en mi


estómago cuando ya me encontraba a una pequeña distancia de ellos. Mis pasos se
fueron haciendo aún más lentos, yo realmente no quería llegar hasta donde estaba mi
suegro pero mi ojiverde se acercó a mí y prácticamente me arrastró para que
finalmente llegará y me pusiera frente a Michael Jauregui.

- Papá, quiero presentarte a Camila, mi novia. - tragué en secó al ver


como el hombre fortachon me miraba

- Es un gusto poder conocerte por fin en persona. Matthew y Lauren me hablaron


mucho de ti. Sobre todo Matthew cuando estabas en el hospital porque mi hija es un
poco más reservada, al parecer tiene miedo de decir algo que me haga matarte. - rió
un poco haciendo reír también a Lauren, pero yo solo sonreí casi forzosamente por
miedo - Estoy bromeando. Si te mató mi hija es capaz de matarme y no quiero eso,
sin embargo ten cuidado, Cabello. - advirtió - Ahora ven, dale un abrazo a tu suegro.
- extendió sus enormes brazos a los lados y yo caminé torpemente hacia el - Quiero
ver tus manos alejadas del cuerpo de mi hija durante la fiesta. Nisiquiera pienses en
tocarla como lo hiciste en la iglesia. - susurró a mi oído mientras me abrazaba
fuertemente

- Papá, ya. La estás asfixiando. - la ojiverde alejó a su padre de mi y le agradecí


mentalmente por eso

Juro que ese hombre tenía planeado romperme la columna con ese abrazo mortal
digno de una boa.

- Tendré mis ojos en ti. - dijo antes de acercarse a su hija y abrazarla - Iré a ver a tu
abuela, está sentada por allá. - le dijo a Lauren señalando a una señora de vestido
blanco - Nos vemos por ahí, cuidense. - dió la media vuelta y finalmente desapareció
entre todo el tumulto de invitados

- Oh por dios, casi muero. - susurré para mí misma soltando todo el aire que tenía
contenido

- Bueno, fue mejor de lo que imaginé.

- ¿Mejor? - no quería ni imaginarme cómo le había ido a sus ex novios

- Sí, mejor. Ahora ven, vamos a nuestra mesa, Val y Mani nos están esperando. -
entrelazó nuestras manos y comenzamos a caminar juntas en dirección a nuestros
amigos

O bueno, eso estábamos haciendo hasta que me detuve de golpe al ver a como
Daniel Mazella acompañado de una mujer de vestido gris, entraba tranquilamente
saludando a tres de los hermanos de mi novia.

No, no lo odiaba, ni a él ni a Maddison. Pero aún estaba dolida con ellos y por esa
razón no los había vuelto a ver desde que nos ingresaron al hospital a los tres.

Aún se me hacía muy difícil ese tema de tener familia, pero poco a poco iba digiriendo
mi historia. Mientras estaba en recuperación Lauren me había ayudado a investigar
más sobre mi, y fue entonces como el abuelo de Bárbara Estrabao llegó a mi vida.

El señor Estrabao se encargó de contarme cosas que nadie sabía, nisiquiera Bárbara o
Isaac. Al parecer quienes habían ido por Sinuhe al hospital cuando "murió" no habían
sido sus padres, si no más bien los padres de Isaac, o sea Alejandro y Diana Cabello,
quienes se habían encargado de drogarla para poder sacarla del hospital sin que
estuviera llorando por su bebé, o sea, por mi.

También me contó que ellos trataron de deshacer todos los recuerdos que Sinuhe
tenía sobre su embarazo pero que con el paso del tiempo, mientras su hija cayó en
un estado de locura mental y fue entonces cuando pequeños recuerdos míos llegaron
a su mente y fue ahí cuando arregló su testamento para dejarme un poco de las
acciones de su trabajo, cosa que fue en balde porque Bárbara la había hecho firmar
un testamento nuevo, el cual había perdido validez hace poco gracias a los abogados
del señor Estrabao, haciendo que yo tomara no solo posesión de una propiedad, si no
que también recibiera una suma de dinero del seguro por su muerte y acciones de la
empresa familiar.

Cabe destacar que con ese dinero me volví socia de los Hansen por invertir en sus
restaurantes y pagué por completo el tratamiento de Milika; también me compré ese
carro que tanto deseaba y el resto del dinero lo metí en el banco del estado.

Finalmente después de todo aquello del testamento y el dinero del seguro, jamás
volví a tener contacto con el padre de Sinuhe Estrabao, así que continúe con mi
investigación sin ayuda del simpático señor.

Lauren me acompañó a Washington nuevamente el fin de semana pasado para visitar


la tumba de mi madre y debo admitir que fue un poco difícil para mí estar ahí, pero al
final pude pararme frente a su tumba y decirle que la perdonaba, pero que también
ella debía perdonarme a mi por sustituir el cariño que ella nunca me dió con otra
figura materna.

Ese día tuve una larga charla con mi madre biológica, y luego cuando regrese a
Nashville tuve otra con mi madre postiza; Milika.

Todo está bien en mi vida a excepción del tema de mi padre biológico y mi media
hermana que aún estaba internada en el hospital.

Lauren me dijo que en algún momento debía de hablar con el padre de Maddison,
pero yo simplemente prefería mantenerme lejos; mi idea era que Maddison
despertará y encararla primero a ella que a su padre. Pero para eso realmente
necesitaba que ella se recuperará del balazo en el pecho y por eso le supliqué a Matt,
el hermano de mi novia, que se encargará personalmente de su recuperación.

- Deberías hablar con el, cielo. - dijo la ojiverde al percatarse donde estaba mi mirada
- Vamos, es momento.

_____________________________

N/A:

Bonito domingo.
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50

N/A:
Ya saben para que es la nota del principio, so... #sorry

___________________________

- Creo que no es buena idea, mi amor. - dije tratando de ocultar el miedo que se iba
haciendo cada vez más grande dentro de mi - No me siento lista para hablar con el. -
me solté del agarre de mi novia y dejé de caminar

- Lo estás, confía en mí. - besó mi mejilla suavemente para después volver a tomar
mi mano - Necesitas cerrar ciclos, y lo sabes. Es tu familia después de todo.

- Suena extraño. Tan extraño como lo son ellos para mi. - confesé - Crecí con la idea
de que estaba sola en el mundo, créeme cuando te digo que es totalmente difícil para
mí digerir que tengo familia. - hice una mueca

- Entiendo lo difícil que puede ser para ti, cielo, pero ¿has pensado lo difícil que es
para ellos? - negué, realmente nunca me había puesto a pensar en lo que los Mazella
sentían - Sé que la forma en la que se acercó Maddison no fue la más sincera, pero,
¿habrías hablado con ella si te hubiera confesado desde el principio que es tu media
hermana? - volví a negar - ¿Ves? Ella necesitaba estar cerca de ti, y esa fue la única
forma en que lo pudo hacer. - tomó mi rostro entre sus manos haciendo que mi
cuerpo se inclinara hacia ella y luego besó mis labios - Hablé con Daniel.

- ¿Qué?

- No te mandaría a hablar con el si no estuviera segura que es un buen hombre. -


volvió a besarme - Él te quiero mucho, Camila. Y está totalmente arrepentido de todo
lo que sucedió en el pasado por sus errores y los de Sinuhe; pero jamás sabrás de
sus buenas intenciones si no te permites hablar con él para aclarar las cosas. Los
Hansen no son tu única familia, mi amor. Ahí enfrente tienes a un hombre al que la
vida le jugó una mala pasada y que ahora está sufriendo por el posible rechazo de
una de sus hijas. Y en el hospital tienes a una mujer que desde lejos siempre estuvo
pendiente de ti porque te ama y porque eres su hermana.

- N-no se que decir. - dije simplemente

- No desaproveches la oportunidad de conocer a dos personas que te aman casi de la


misma forma en que los Hansen y yo lo hacemos. Date una oportunidad, Camila. Ve
más allá de los errores que han cometido y trata de borrar el pasado de tu mente. -
por un momento me perdí en el hermoso brillo que tenían sus ojos mientras me decía
eso, pero luego sus palabras fueron poco a poco entrando dentro de mi mente
penetrandome por completo - Crea tu propia historia, cielo. - dijo en un pequeño
murmuro antes de volver a besarme

- Sólo lo haré si tú estás en ella. - murmuré sobre sus labios sintiéndola sonreír
segundos después

- Eso es un hecho. - el beso empezó a tornarse cada vez más lento, lo cual significa
que pronto acabaría y así fue - ¿Estás lista? - asentí; siendo sincera, siempre estaría
lista si la tenía a ella a mi lado - Vamos, cielo.

Suspiré y luego asentí con la cabeza indicándole que podíamos continuar caminando.
Lo único que nos separaban del señor Mazella y sus hermanos eran máximo unos tres
metros, sin embargo caminar hasta ellos se sintió como caminar sin fin por miles y
miles de kilómetros.

- Hola, buenas noches. - saludó mi novia tan pronto como estuvimos paradas a lado
de ellos

- Lauren, querida, es un honor poder ver tu lindo rostro otra vez. - dijo la
acompañante del padre de Maddison - ¿Y quién es la guapísima mujer que está a lado
tuyo? - preguntó haciendo que el señor Mazella se removiera incómodo en su lugar

- Siempre es tan bueno verte, Ellie. - respondió sonriente mi ojiverde - Y bueno, está
guapísima mujer es Camila, mi novia. - tan pronto como dijo eso sus hermanos
voltearon a verme con curiosidad

Cuando estuve en el hospital Lauren se encargó de decirle a su familia que


tenía una relación conmigo, sin embargo yo aún no tenía el agrado de conocer a
todos sus hermanos a excepción de Richard, mi jefe, y a Matt, el doctor. Según
Lauren sus cuatro hermanos restantes estaban muy emocionados por conocerme
finalmente en persona, pero por la cara que tenían ahora podía asegurar que no
estaban precisamente emocionados, más bien parecían totalmente sorprendidos al
verme.

- ... Y bueno, Camila, ella es Ellie Chardin, la estilista detrás del hermoso vestido de
novia que está usando mi cuñada está noche. - me dijo alegremente mi novia

- Mucho gusto, Camila Cabello. - contesté bajo la atenta mirada de tres Jauregui's
curiosos y serios

- Oh. - chilló sorprendida la señora - Tu eres la famosa Camila. ¿Daniel, por qué no
me dijiste antes que hoy iba a conocer a una de tus hijas? - el vino que tenía el señor
Mazella en su boca salió expulsado al aire

- Ellie, por dios. - habló incómodo

- No se preocupe, señor Mazella. - lo tranquilizó mi novia - No hay ningún problema


con el comentario, ¿cierto, mi amor? - preguntó volteando a verme para asegurarse
que respondería positivamente, a lo cual solo asentí y levanté el pulgar con una
sonrisa que parecía más una mueca de terror - Bien, nosotras solo veníamos a
saludar un poco, sin embargo me temo que debo de hablar un rato con estos tres
hombres guapos de aquí y con usted, señora Chardin.

- ¿Conmigo? - preguntó señalándose a si misma mientras se arreglaba el vestido y


tomaba una copa de vino que le ofrecía un mesero

- Sí, con usted y con ellos. ¿No les importa que los dejemos solos, cierto? - tanto el
señor Mazella como yo negamos lentamente - Bien, no tardo mucho, lo prometo.

Tan pronto como mi novia se fué, un silencio incómodo nos envolvió a mi y al padre
de Maddison.

- Gracias, pero no gracias. - dije cuando él me ofreció un cigarro

- Camila, escucha...

- ¿Cómo está Maddison? - pregunté interrumpiéndo por completo

- Bien. Ella logró salir de peligro el día de hoy, así que ya no está en la unidad de
cuidados intensivos. - sonrió levemente para después dar una calada a su cigarro y
exhalar el humo

Me permití observarlo unos segundos disimuladamente para tratar de encontrar algún


parecido que tuviéramos en común, sin embargo no encontré grandes cosas.

No tuve el gusto de saber cómo era Sinuhe físicamente, pero podía asegurar que la
estatura la había heredado completa y totalmente del señor Mazella, al igual que la
tonalidad de piel. Y bueno, al parecer también había heredado el gusto por fumar por
parte de él.

- ¿Has encontrado algo interesante? - me sonroje al instante en que él me descubrió


observándolo - Te pareces muchísimo a tu madre. - dijo viendo al cielo expulsando
humo por su boca - Ella tenía el mismo color de ojos que tú. Y puedo asegurar que
esa sonrisa que tienes también es de ella.

- ¿En-en serio?

- Sí, ¿alguna vez la has visto? - negué sin entender a lo que se refería - Esas comillas
que se forman en las comisuras de tus labios al sonreír, ¿alguna vez las notaste? -
asentí - Ella también las tenía, y me volvían loco.

- ¿La querías mucho?

- Amaba a tu madre, Camila. - dejó de mirar al cielo para mirarme a los ojos - Ella
era el amor de mi vida.

- ¿Y qué hay de la madre de Maddison? ¿La amabas? ¿Lo hacías de la


misma forma? - me atreví a preguntar

- La quería, sí. Pero nunca la amé, y supongo que por eso nuestro matrimonio no
funcionó del todo bien, sobre todo cuando se enteró que le fuí infiel con Sinuhe. -
sonrió tristemente - Nunca quise lastimarla, ni a ella ni a Maddison, sin embargo lo
hice. Mi divorcio afectó mucho a Maddie, a tal grado que siempre me culpó por
hacerle daño a su madre, pero te juro que esa nunca fue mi intención.

- ¿Y te sigue culpando?

- Dejó de hacerlo cuando se enteró de tu existencia. Entonces comenzó a culparme


por ser un poco hombre y haberte abandonado. - cerró los ojos por unos segundos y
luego los abrió - Cuando ella me dijo dió la noticia de tu existencia no le creí. Me
negaba totalmente a reconocer que había alguna pequeña niña que había crecido en
un orfanato por mi culpa, pero entonces lo descubrí todo.

- ¿Te sientes culpable?

- Cada día desde que me enteré de toda la verdad. - aseguró - Si tan solo Sinuhe me
hubiese dicho de tu existencia, te juro que nada de esto hubiera pasado.

- Te hubieras divorciado y Maddison no hubiera nacido. - respondí frunciendo el ceño


- ¿Estarías dispuesto a viajar al pasado y hacer que ella no nazca?

- Jamás.

- Entonces no digas nada de lo que acabas de decir. Puedes arrepentirte todo lo que
quieras, pero jamás asegures que hubieras cambiado todo por mi. Maddison también
es tu hija y ella merece todo tu respeto. - lo oí suspirar - Necesito que me den
tiempo. - hablé de repente

- ¿Tiempo?

- Es todo lo que les pido. Tiempo.

- ¿A qué te refieres?

- Quiero crear mi propia historia, y si gustan... si ustedes aceptan, podrían ser parte
de ella... - dije mirando al suelo - Pero, necesito que me den tiempo para esto. Debo
acostumbrarme a todo lo nuevo que va a entrar en mi vida y eso incluye un padre y
una hermana que jamás conocí. - metí mis manos a los bolsillos de mi pantalón negro

- ¿Estás hablando en serio? - preguntó evidentemente emocionado, así que levanté la


vista para observarlo y luego asentí con la cabeza - No tienes idea de lo feliz que
estará Maddison al enterarse de tu decisión, Camila.

- ¿Y t-tú lo es-estas? - pregunté tímidamente - ¿Estás fe-feliz?

- Absolutamente, hija. - me sonrió con los ojos llorosos para después apagar su
cigarro en el suelo y extender los brazos - ¿Puedo abrazarte?

Asentí.

-----

Mi charla con Daniel Mazella cambió drásticamente luego del abrazo. Él estaba muy
emocionado por la oportunidad que le estaba dando tanto a él como a su hija y por
ello comenzó a preguntarme muchas cosas simples para conocerme un poco más, ya
que según él: "siempre es bueno recuperar el tiempo perdido con grandes
preguntas." Y bueno, el tenía veintiocho años que reponer.
Poco tiempo después regresó Lauren con la señora Chardin y me tomó de la mano
para sacarme a bailar, así que dejé de hablar con el señor Mazella y seguí a mi novia
a través de los invitados hacia la pista de baile.

Tres horas después de puro baile extremadamente movido con mi preciosa y sensual
novia, decidimos que era buena idea cenar un poco antes de seguir bailando, así que
fuimos a la mesa con el dentista y la loca embarazada, donde estuvimos un buen rato
bromeando sobre los cambios de humor de Normani.

Luego de cenar mi novia me llevó a conocer a sus otros hermanos y a pesar de que
fue un poco incómodo y recibí muchas miradas amenazadoras, puedo decir con toda
felicidad que salí viva de esa situación gracias a mi increíble talento de hablar más de
cinco diferentes idiomas, cosa que sorprendió a mis cuñados e hizo que dejarán de
mirarme con odio y desconfianza.

- ¿En dónde estudiaste, Camila? - me preguntó Ryan, uno de mis tantos cuñados -
Encuentro realmente interesante que sepas tantas cosas.

- Bueno, jamás estudié.

- ¿Qué? ¿Estás bromeando? - preguntó sorprendido mi jefe, que también estaba en la


mesa con todos sus demás hermanos - Creí que...

- He viajado desde muy pequeña por el mundo, y por ello se tantas cosas, pero jamás
he ido a la escuela.

- Bueno, déjame decirte que eres una mujer muy culta y educada. Eres perfecta para
mi niña. - habló la abuela de mi ojiverde - Dejen de molestarla o se las verán con la
abuela, así que vayan a hacer sus preguntas a otro lado, niños. - regañó a sus nietos
cuando comenzaron a atacarme con preguntas a cerca de los lugares a donde había
viajado

-----

Love On The Brain nunca sonó tan espectacular como lo estaba haciendo ahorita. Mi
novia tenía sus brazos alrededor de mi cuello mientras que mis manos envolvían su
magnífica cintura; Lauren iba cantando a la par de Rihanna en pequeños susurros al
mismo tiempo que sus labios rozaban con mi oreja izquierda.

Ya casi al final de la fiesta, fue cuando comenzaron a poner música especialmente


para bailar de una manera lenta y romántica, así que aproveche eso para tener un
momento a solas con mi novia y escaparme de su familia.

- No matter what i do, i’m not good without you, and i can’t get enough, must be love
on the brain... - terminó de cantar dejando un beso en mi oreja para después
separarse un poco de mi y luego besarme en los labios

- Eres perfecta. - dije disfrutando de las caricias que me daba en el cuello con sus
manos - Me encantas.

- Sabes... ya es un poco tarde. - comentó haciendo que me confundiera - Quizá sea


un buen momento para que regresemos a casa, ¿no crees? - comenzó a besar mi
cuello - Creo que te prometí algo.

- ¿El baño? - la oí murmurar un "sí" sobre mi cuello y cerré los ojos al sentir como
comenzaba a succionar mi piel - Hmmmm, cariño. - apreté más mis manos en su
cintura y luego la separé de mi - Despídete de tu famila y vámonos, anda. - hablé
rápidamente tomándola de la mano para llevarla hasta donde estaba su papá y todos
sus hermanos con algunas de sus cuñadas, sus dos sobrinas y su abuela

Llámenme desesperada; pero realmente necesitaba ese baño con mi novia. Quizá
esta noche podía reclamarla totalmente como mía y eso no lo iba a desaprovechar.

__________________

N/A:

A todas las lectoras de México, espero realmente estén bien si es que les tocó ser
parte de los estados afectados por el temblor que pasó ayer a las once y tanto de la
madrugada.

Cada día estamos llevando más a la mierda el planeta donde vivimos, y de ahí
provienen todos los desastres naturales que han ido afectando al mundo.

#PrayforMexico

.
51

N/A:
Me cuesta trabajo escribir este tipo de situaciones, así que de ante mano gracias y
pido una disculpa si las decepcionó o algo así xd.

_______________________________

Me dejé caer de espaldas sobre la cama llevándome conmigo a la sensual ojiverde


que estaba desnuda frente a mi. La sensación de su piel sin ningún tipo de barrera
contra la mía era algo que iba más allá de lo lujurioso; lo podía llegar a describir
como algo inigualable, maravilloso, especial, ardiente y cálido, cosas que en conjunto
me hacían sentir millones de cosquillas por todo mi cuerpo, cosa que jamás en mi
vida había sentido.

Sé que no es bueno comparar, pero ¿quién conoce ahora a todas las chicas con las
que me acosté en el pasado? Ninguna de ellas jamás logró hacerme sentir todo lo que
Lauren me hacía sentir incluso con ropa.

Me di el lujo de pasear mis manos por la espalda desnuda de mi novia mientras


disfrutaba de los besos y succiones que ella me daba por todo el cuello, sin embargo
me detuve de golpe cuando ella dió en el punto exacto que lograba exitarme como
loca, mi jodido talón de Aquiles, o sea: mi clavícula.

Al parecer ella notó el cambió que surgió en mi cuerpo luego de que hiciera aquello y
por esa razón dejó de besarme ahí y fue directamente a atacar mis labios.

- Camila... - dijo como pudo sin despegarse de mis labios - Quiero que me hagas el
amor, cielo.

Un gruñido de exitación resonó desde mi pecho. Por su puesto que iba a hacerle el
amor, maldita sea.

Sin ningún esfuerzo logré voltear nuestras posiciones haciendo que ahora ella
estuviera debajo de mi.

- Te lo haré por horas. - dije mirándola a los ojos - Voy a amarte hasta el cansancio,
y después de eso no vas a lograr deshacerte de mi.

- ¿A no? - preguntó con una sonrisa traviesa y ojos brillantes


- No, porque a partir de ahora voy a encargarme de amarte cada una de las noches
del resto de mi vida. - la sonrisa que tenía en su rostro cambió rápidamente a una
sonrisa soñadora y sus ojos reflejaban aún más brillo

- Te amo.

¿Para que responderle con palabras si podía hacerlo con acciones? Acciones que
implicaban horas de sudor, movimiento de caderas y por su puesto, muchísimo amor.

Tomé sus manos y las coloqué por encima de su cabeza y entonces me acomodé de
tal manera que pudiera rozar su centro con mi muslo.

- Mmm, Camila. - ronroneó

Oírla decir mi nombre de esa forma me encendió aún más y por ello aumenté el ritmo
de mis movimientos. Alejé una de mis manos de las suyas y comencé a acariciar el
contorno de su pecho izquierdo.

- ¿Puedo tomar un poco de esto? - pregunté mientras masajeaba con delicadeza su


otro pecho

- Toma lo que quieras, Camila.

Como si fuera un vampiro me acerqué rápidamente a su cuello y comencé a darle


mordidas y succiones con la intención de marcarla, tal y como lo había hecho ella
hace unos minutos atrás.

Deslicé mi boca de su cuello a su clavícula, y luego de su clavícula al centro de sus


pechos, entonces en ese punto solté mi otra mano de la suya y llevé mis dos manos a
sus pechos para juguetear con sus pezones, los cuales se pusieron duros ante mi
tacto.

- Mmmmmm. - gimió silenciosamente tan pronto como puse mi boca en uno de sus
pezones

Después de jugar un buen rato con los pechos de mi novia, decidí que era buena idea
regresar a mi posición anterior con ella arriba de mi.

Fueron varios minutos en que lo único que hicimos fue acariciarnos y


besarnos la una a la otra , así que tomé más iniciativa de la que ya había tomado
desde que habíamos llegado a su departamento y bajé mi mano hasta su centro
húmedo.

- Maldición, guapa, estás jodidamente mojada para mi. - gruñí disfrutando de la


suave piel de mi novia

- Eres una boca sucia, Camila Cabello. - me tomó de las mejillas haciendo que dejara
de ver mi mano acariciando su intimidad y comenzó a besarme - Tienes tantos
modales que aprender.

- Enséñame.

- Luego. - contestó para después soltar un gemido al mismo instante en que yo


introducía un dedo dentro de ella - Jodido Dios. - gimió

- ¿Ahora quién es la boca sucia?

- ¿¡Qué haces!? - protestó al ver que salía de ella - Dios, juro que sí no pones tus
malditos dedos dentro de mi ahora mismo le diré a mi padre que te los corte, Camila.
- dijo irritada

- Me pones mucho. - sonreí

- ¡Camila, tócame!

- Eres jodidamente ardiente enojada, mi amor. - escondí mi rostro en su cuello y


comencé a besarlo - Di que eres mía, Lauren, dilo.

- N-no me di-digas ahh... - no pudo terminar su oración porque se puso a gemir tan
pronto como inicié a acariciar su clítoris

- Dilo. - pedí acariciándola más rápido - Dí que eres mía. Hazlo.

- So-soy tu-tu-tuya ¡ahhhh! - sentí como su centro se contraía y entonces un líquido


caliente comenzó a salir de ella, indicándome por su puesto que la había hecho llegar
al orgasmo con mis atenciones y caricias - Soy tuya, toda tuya, Camila. - dijo
finalmente

- Mía, jodidamente mía.

-------------------
(N/A:)

No tenía idea de cuántos días llevaba en el hospital, pero estaba consiente de que
habían sido demasiados y por ello se sentía un poco estresada. Había despertado por
fin luego de pasarse mucho tiempo sedada en la sala de cuidados intensivos y lo
único que quería era salir de ahí, pero eso no pasaría hasta dentro de tres días.

Desde el episodio casi mortal que se vivió en su casa no había vuelto a ver a Camila,
su hermana y eso la ponía un poco triste. La mirada que le dió cuando ella la llamó
luego de que le dispararán era algo que no olvidaría; en esa mirada había tanto dolor
y confusión y sabía muy bien que ese era el reflejo de lo que en realidad sentía la
morena alta. Aunque fuera de toda esa tristeza por la mirada que le dió Camila, se
sentía satisfecha consigo misma por haber evitado que aquel maldito hombre le
disparará a su hermana. Mantenerla a salvó era una de las cosas que se propuso tan
pronto como se había enterado que un imbécil la estaba siguiendo, y haberle salvado
la vida era realmente gratificante porque eso significaba que estaba cumpliendo muy
bien con su papel de hermana.

- ¡Mami! - la voz de su hijo la trajo a la realidad fuera de sus pensamientos y sonrió


sinceramente al verlo correr hasta su camilla - Mami te he extrañado mucho, ¿cuándo
regresas a casa? Papá no sabe cocinar.

- ¡Hey! Hago en intento. - se defendió Ashton haciendo acto de presencia - Hola, mi


amor. - dejó un pequeño beso en los labios de su prometida

- ¿Qué hacen aquí? - preguntó sonriente - Creí que a estas horas ya no se podía
recibir visitas.

- Bueno, para ti esa es la ventaja porque eres hermana de la cuñada del director del
hospital. - dijo tranquilamente el hombre sorprendiendo totalmente a la castaña de
ojos café claro

- ¿Los Jauregui saben...?

- Sí, tu simpática cuñada les contó todo y bueno, ellos están enterados.

- ¿Qué dijo Michael?


- Habló con tu padre; el está sorprendido del parentesco que comparten ustedes con
Camila, sin embargo esta muy feliz porque ahora no solo van a ser socios de
negocios, si no que también serán consuegros.

- ¿Es en serio? - preguntó mientras abrazaba cariñosamente a su hijo

- Absolutamente. - respondió

- Mmmm... ¿puedo preguntarte algo?

- ¿Ese algo tiene como nombre Camila? - ella asintió levemente - No la he visto desde
que salió del hospital y habló con Matt Jauregui para que tanto a tu padre como a ti
les dieran una buena atención médica.

- ¿Ella hizo eso? - su sorpresa no pasó de ser percibida al igual que la sonrisa que se
formó en su rostro

- Al parecer no es una gran y estúpida imbécil como creí. - Maddison frunció el ceño
al oírlo y lo miró con reproche - ¿Qué? Esa fue la impresión que me dió cuando ignoró
tus llamados luego de que te dispararán. Juro que quería golpearla por insensible. Tú
estabas sufriendo y sangrando tanto y ella simplemente decidió ignorarte.

- A ella también le dispararon, Ash. - dijo - Y no quiero volver a oír que te refieres a
mi hermana de la forma en que lo acabas de hacer.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque ella no tiene la culpa de nada lo que sucedió. Ella solo es víctima de un
pasado que jamás conoció.

- Sí, Papi, no molestes a mi tía. - dijo el pequeño Oliver mirando seriamente a su


papá mientras se abrazaba a su madre - A mami le enoja, no enojes a mami y no
molestes a mi tía.

A Maddison le sorprendió tanto que su hijo se refiriera como tía a Camila, sin
embargo no pudo evitar sonreír de oreja a oreja nuevamente porque eso era lo que
Camila Cabello realmente era: su tía.

Oliver se durmió cinco minutos después en los brazos de su madre y fué entonces
cuando Ashton le contó cómo su abuela, o sea su madre y ex esposa de su padre, le
explicó el parentesco que compartía con la mujer alta que le había regalado aquel kit
artístico de piratas; cosa que sorprendió totalmente a Maddison ya que su madre
siempre estuvo resentida con todo lo que tuviera que ver con la infidelidad de su ex
esposo, o sea Camila, misma a la que se había referido cientos de veces como
"bastarda" luego de enterarse que su ex esposo había tenido una hija cuando la
engañó con Sinuhe.

(N/A: )

--------------------

- ¡Camilaaaaaaa! - gritó por décima vez en la madrugada mi novia tras llegar al


orgasmo

Me quité de encima de ella y me acosté del otro lado de la cama cerrando los ojos con
cansancio.

- Hmmmm, sí, abrázame. - dije cuando sentí como mi novia se acomodaba en mi


pecho y nos cubría con las sábanas blancas de su cama

- Hacer el amor contigo es como tocar el cielo, cielo. - sonreí al oírla

- Me gustaría decir lo mismo, guapa, pero me temo que para mí hacer el amor
contigo es derivado al infierno. - levantó su cara de mi pecho y me miró a los ojos
con una ceja alzada - ¿Qué pasa? - sonreí

- ¿El infierno? - asentí - ¿Por qué?

- Porque es ardiente. - le guiñé un ojo haciendo que sus mejillas se pusieran igual de
rojas como cada que tenía un orgasmo - Oh no, ¿vas a ser tímida ahora? ¿en serio?

- Cállate, Camila. - se quejó golpeándome débilmente en el pecho para después


volver a acomodarse en mi cuerpo para descansar

Estaba decidida a dormirme, y ya lo estaba haciendo pero entonces recordé que me


faltaba algo.

- Lauren, mi amor. - le hablé

- ¿Hmmm? - preguntó adormilada

- Mi amor, mírame.

- ¿Qué pasa? - levantó nuevamente su rostro para observarme


- Te amo. - acaricié su mejilla con una de mis manos y luego me acerqué a sus labios
para darle un beso pequeño - Ahora sí, buenas noches.

- Buenas noches. - suspiró acomodándose en mi - Te amo muchísimo más, cielo.


Descansa.

___________________________________

N/A:

¡Buen día!

Muchísimas gracias por entenderme con respecto al motivo por el cual no actualizaría.

Son unos amores.

¡Adivinen cuanto he sacado en el examen! Hasta yo misma estoy sorprendida porque


creí que sacaría un siete o algo así, ¡pero no!, saqué un lindo 9.5

---> momento de promoción <---

les dejo aquí mi cuenta de ig para las personas que gusten seguirme; no es mi cuenta
personal, por su puesto, es una cuenta que utilizaré para subir cosas relacionadas a
mis fics, y quizá de vez en cuando suba algo personal, so...

@ hazzareguixz

---> momento de promoción off <---

Y cambiando de tema, ¿cómo han estado? ¿qué tal les trata la vida? ¿cómo les va en
el amor? ¿ya le hablaron a su crush o siguen observándole desde lejos?

bfjangkajjr, uh, por cierto.

¡VIVA MEXICO, CABRONES!

Lectoras de México, espero que coman muchos tacos y pozole el día de hoy, o
cualquier otro precioso platillo típico de nuestro bello país, y si toman háganlo con
cuidado de no tener su teléfono con saldo a la mano para no llamarle a su ex.
Besos, besos, besos, y abrazos.
Son increíbles .

.
52

Meses después.

- Hmmmm, Camila. - gimió - Cielo, realmente me dejaste agotada anoche, ¿no


puedes esperar un poco?

- No, lo siento. - dije rápidamente haciéndola reír por mi respuesta

Me había levantado hace aproximadamente una hora. Al principio me había dedicado


a observar a la ojiverde desnuda que dormía a lado mío, pero veinte minutos después
mi mente viajó a todo lo que hicimos anoche, o más bien, a todo lo que le hice, y fué
entonces como todos los recuerdos comenzaron a incrementar un nivel de exitación
muy fuerte dentro de mi, por lo que me moví hasta quedar encima de la espalda de
mi novia y comencé a dejar muchos besos húmedos desde su cuello hasta sus
hombros. Y así estuve por varios minutos disfrutando de su cuerpo inmóvil hasta que
ella finalmente comenzó a despertarse.

- Está bien, puedes continuar, pero quiero que después me prepares el desayuno
porque muero de hambre. - dijo la ojiverde finalmente cediendo a mis caricias -
Hmmmm.

- ¿Por qué mejor no me desayunas a mi, guapa? - dejé de besarla para mirarla
atentamente y levantar las cejas con coquetería

- El canibalismo es ilegal, cielo, así que no puedo comerte. A parte, si lo hago, eso
implicaría quedarme sin novia y no quiero eso. - hizo un puchero

- Afortunadamente a mi si me gusta el canibalismo, así que yo sí disfrutaré de mi


desayuno. - moje mis labios con mi lengua y después me acerqué para devorar los
labios de mi novia en un beso muy salvaje y húmedo

Me levanté para quitar la sábana que cubría su cuerpo y después regrese a mi


posición de antes. Estar encima del cuerpo desnudo de Lauren Jauregui era
asombroso.

- Quiero estar encima de ti. - dijo de repente cuando estaba a punto de besarla
nuevamente

- Maldición, sí. - me dejé caer de espaldas en mi lado de la cama y disfrute de como


la ojiverde situaba sus piernas a cada lado de mi cuerpo - Joder, bebé, estás preciosa
en esa posición. - y no mentía

- ¿Qué tan preciosa? - preguntó comenzando a moverse encima de mi haciendo que


su parte íntima generará fricción en mi abdomen

- Jodido infierno, se siente increíble, sigue haciendo eso. - dije tomándola de las
caderas para ayudarla a moverse aún más

Por un momento me permití cerrar los ojos mientras disfrutaba de aquello, sin
embargo los abrí rápidamente al recordar que los pechos de mi pelinegra estaban al
aire libre y que lo más probable era que se estuvieran moviendo al compás de sus
movimientos, y bueno, efectivamente eso estaban haciendo, así que ahora la vista
era aún más espectacular que antes.

Cuando estaba por soltar sus caderas para llevar mis manos a sus pechos sonó su
maldito celular haciendo que ella se detuviera y luego se levantara de encima mío
para ir en busca de ese maldito rectángulo con una jodida manzana en la parte de
atrás.

Dejé caer mi cabeza contra mi almohada y llevé mis manos a mi cara para después
soltar un gruñido de frustración. Quien quiera que le estuviera llamando a mi novia
juro que iba a cortarle la cabeza y luego la usaría para jugar fútbol con ella.

- Camila, vístete. - dijo mi novia entrando a la habitación luego de haber salido a


contestar

- ¿Qué? ¿Por qué? - me quejé

- Me acaba de llamar mi padre, se me olvidaba que hoy es el cumpleaños de las


gemelas y tenemos que ir. - gruñí, esas dos pequeñas siempre estaban presentes
cada que alguien nos interrumpía - Nada de gruñidos, levántate y métete al baño.

- Con una condición.

- ¿Cuál? - preguntó acercándose a la cama - No voy a volverte a dejar asustar a las


niñas, cielo, así que no vamos a comprarles películas de terror con etiquetas falsas.

Reí al recordar la vez que llegué al departamento de Lauren con una exitación al mil
luego de haber recibido fotos de mi novia en ropa interior y ver cómo mis planes de
hacerle el amor de una manera salvaje se frustraban por culpa de sus sobrinas,
quienes tan pronto como me vieron sonrieron con maldad como si supieran lo que
estaban haciendo, por lo que tomé la decisión de decirles que les pondría Nemo
cuando en realidad las dejé encerradas viendo REC, una película de terror.

- Borra esa sonrisa, Camila Cabello. - advirtió mi novia como si supiera lo que tenía
planeado ahora para esas dos niñas arruina momentos

- Ok, ok, lo siento. - me senté en la cama y luego estiré los brazos para tomar a mi
novia de las piernas y sentarla en mi regazo - Mi condición en realidad es que te
metas al baño conmigo. Sabes que me encanta enjabonar tu cuerpo, mi amor.

- Suena tentador, y me encantaría, pero ya vamos tarde y tú siempre te tomas muy


en serio eso de enjabonar. - solté un bufido - Por favor, sabes que puedo
recompensarte después. - mordió el lóbulo de mi oreja

- Me encantan las recompensas. - dije alegremente - Espero me sorprendas con algo


nuevo. - besé su cuello

- Nisiquiera tienes idea de lo que haré, pero te aseguro que te vas a morir. - me dejó
un beso en los labios y luego se levantó de mi regazo para ir por su toalla de baño -
Iré a bañarme a la habitación de invitados, por favor, apúrate, cielo. - me puse
derecha y llevé una de mis manos a mi frente como si estuviera saludando a un
militar, cosa que la hizo reír

------

Estar en la casa de los Jauregui siempre era un poco incómodo para mí, sobre todo
por el hecho de que tenía todo el tiempo la mirada de todos los hermanos de mi novia
encima de mi, sin contar las veces que Michael me observaba con el ceño fruncido
cada que a Lauren se le ocurría darme besos.

Se supone que a este punto ya debería estar acostumbrada a todo esto, sin embargo
a pesar de que el tiempo había pasado muy rápido y Lauren había hecho todo lo
posible para que yo conviviera con su familia, aún me resultaba incómodo.

Los únicos hermanos que me trataban bien y bromeaban de vez en cuando conmigo
eran Matt y Richard. También me llevaba muy bien con Eva, la esposa de Leonard, y
con Cindy, la recién esposa de Matt.

Con la madre de las gemelas solo cruzaba una que otra palabra, ya que al parecer yo
le daba miedo o algo así; y con los demás simplemente no pasaba de un saludo
cordial.

- Amor, deja de hacer eso. - le pedí a mi novia, quien llevaba ya varios minutos
besando mi cuello, cosa que hacía que Michael Jauregui estuviera mirándome como si
quisiera ahorcarme o algo así

- ¿Por qué? - preguntó ella

- Sabes que amo mi vida, y también te amo a ti, y por ello no quiero dejarte viuda
antes de que nos casemos.

- ¿Mi papá nos está observando, uh?

- Sí. - ella rió - No te burles, es algo serio, no quiero amanecer sin cabeza o dentro de
la cajuela de un auto.

- No seas exagerada, cielo. - acarició mi mejilla y luego se levantó para después


sentarse en mis piernas - Es sólo que no está acostumbrado a verme de esta forma
con alguien. Normalmente cada que traía un novio a la casa me reservaba mis cariños
para otra ocasión.

- Ugh, tus ex. - hice una mueca de asco - ¿Y por qué conmigo no estás
haciendo eso, guapa?

- Eres irresistible. - me guiñó un ojo

- ¡Tía Lauren! - gritó una de las gemelas haciéndome gruñir por haber interrumpido
cuando mi novia estaba a punto de besarme

- ¿Qué pasó corazón? - se bajo de mis piernas para agacharse a la altura de su


sobrina mientras que yo le lanzaba una mirada acusadora a la niña

- Ven a jugar conmigo. - ah no, eso sí que no, mi futura sobrina no podía
simplemente llevarse a mi novia y dejarme sola como una carnada fácil para los
Jauregui

- Claro que sí, ve con los niños y ahorita te alcanzo. - la niña negó

- No, ven ahora, tía. - chilló


- Guapa, por favor no va...

- Iré un rato a jugar, regreso pronto, por favor no vayas a encerrarte en el baño
como el fin de semana pasado, Camila. - dijo interrumpiendo mi súplica - Estaré aquí
en unos minutos, te amo. - besó ligeramente mis labios y luego se fue con aquella
pequeña diablillo egoísta roba novias

- Necesito un cigarro. - me dije a mi misma a pesar de que ya llevaba varios meses


sin fumar

Me levanté del sillón en el que estaba sentada y comencé a caminar por el jardín
impecable de los Jauregui con las manos dentro de los bolsillos de mis jeans negros.
A lo lejos podía observar a mi novia jugando con sus dos sobrinas y con un montón
de niños que supuse que serían compañeros del colegio de las dos pequeñas
Jauregui; la escena de Lauren jugando con todos esos niños me hizo pensar en un
posible futuro con ella, donde en lugar de jugar con niños desconocidos jugaría con
nuestros tres hijos. Sí, definitivamente quería tener tres pequeños ojiverdes con ella.

- ¿En qué piensas, Cabello? - brinqué un poco al oír la voz de Richard, mi jefe y
cuñado, detrás de mí

- H-hola, jefe.

- No cambias, Cabello. - rió un poco después de beber un trago del vodka que traía
en sus manos - Yo si estoy pensando en algo. - dijo casualmente - ¿Quieres saber en
qué?

- Sí, sí, está bien.

- Eres admirable. Cuando mi hermana nos contó aquella vez que estabas en el
hospital que tú y ella eran pareja, te juro que creí que solo sería algo pasajero, y
mira, ya pasaron cuatro meses y sigues por aquí.

- Lauren nunca será algo pasajero para mi. - aseguré seriamente

- Lo sé, Cabello, lo sé. Puede que seas una idiota, pero haces feliz a mi hermana y
también eres una persona muy inteligente y por ello estás despedida. - abrí los ojos
con sorpresa al oír lo último

¿Me dijo que era inteligente y después me despidió? ¿En serio? ¡Los Jauregui están
totalmente locos! ¿Y ahora cómo se supone que sustente mis gastos? ¿Cómo voy a
conseguir trabajo? ¡Ni loca voy a agarrar lo que guardé en el banco porque eso solo
es para una emergencia y esto es una tonteria!

- ¿Despedida? - él asintió - ¿Por qué estoy despedida? He estado llegando puntual, lo


juro, y soy parte fundamental del grupo, estamos aprendiendo nuevas canciones y y
y, ¿por qué estoy despedida? - repetí la misma pregunta con un poco de
desesperación en mis palabras

- No puedo retenerte en un bar sabiendo que tienes un mundo lleno de posibilidades,


Cabello.

- ¿Qué quiere decir?

- No me hables de usted, no estoy tan viejo. Y bueno, me refiero a que realmente


eres una mujer lista, ¿estás consiente que hablas más idiomas de los que cualquiera
hablaría? - asentí torpemente - ¿También lo estás de que eres una jodida genio con
las matemáticas? - volví a asentir - Y ni hablar de tu destreza extraña para sostener
siete vasos de vidrio en la cabeza. Aunque no creo que eso te sirva mucho en
realidad. - murmuró lo último - Pero igual es genial.

- En realidad es muy sencillo.

- Eso no importa, lo que quiero decir es que no te quiero ver más en el bar. He
hablado con mi padre y mis hermanos y hemos decidido apoyarte, ¿te gustaría
obtener tus certificados de estudios? - negué - ¿Qué? ¿Por qué maldita sea no,
Cabello?

- Ya se por donde va la cosa, Richard. Y sinceramente no estoy esperando que tú y


tus hermanos me resuelvan la vida. Desde muy pequeña me las he arreglado yo sola
para sobrevivir y salir adelante y eso es lo que seguiré haciendo. ¿Todo esto es por
Lauren, no? - se encogió de hombros - Escucha bien. Sé que ahora que tú y toda tu
familia se dió cuenta que lo mío con tu hermana va en serio están preocupados por lo
que yo pueda ofrecerle, y estoy consiente que no gano los millones que ustedes si
ganan con sus empresas y negocios, pero voy a poner todo de mi para hacerla feliz y
cumplirle cada uno de sus caprichos porque la amo y sé que ella se merece lo mejor
del mundo, pero no necesito de ustedes para eso. Y si debo empezar de cero para
demostrarles eso, pues lo haré, así que renunció.

- Cabello, no es necesario...

- No, no lo es. Pero lo haré, porque no quiero que ustedes se metan en nuestras
vidas. Ella ya es una mujer adulta y sabe lo que hace, no necesita de niñeros, pero
los entiendo y sé que ustedes desean el mejor futuro para la joya de su familia, pero
no por ello tienen que hacer magia conmigo y volverme algo digno de presumir. - lo
miré por última vez y después me di la media vuelta para caminar en dirección a
donde estaba mi novia, lo único que deseaba hacer era tomarla en brazos y llevarla
hasta mi auto para poder irnos a su departamento, pero estaba consiente que debía
esperar un rato más ya que la ojiverde amaba convivir con su familia

_________________________

N/A.

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53

N/A:
Van a encontrar errores, así que de ante mano, lo siento.

No entiendo porque no les sale, pero espero que ahorita si puedan ver el capítulo.
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Conseguir trabajo nunca fue tan complicado para mí como lo estaba siendo
actualmente. Había ido a cada uno de los bares y restaurantes de Nashville pero
todos me habían rechazado, tanto como para músico como para mesera. Y ni hablar
de tiendas de autoservicio, de gasolineras, o de hoteles.

Todo iba de mal en peor en mi cuestión económica, así que tuve que recorrer a mi
última oportunidad; tocar en las calles.

Navidad se acercaba cada vez más y eso me tenía ansiosa, porque aún no le
compraba regalos a los Hansen y a mi novia. Por un momento pensé en sacar algo de
dinero de mi cuenta bancaria, pero al final recapacite y me repetí a mí misma que ese
dinero era para alguna emergencia importante.

Mi estrés iba aumentando con el paso de los días hasta que una noche me topé con
Maddison y Oli.

- ¡Tía Camila! - gritó el chiquillo tan pronto me reconoció

La relación que tenía con los Mazella era un poco extraña. Ya podía estar con ellos en
una misma habitación sin incomodarme tanto, pero cada que se referían a mi como
"hermana" o "hija" yo me convertía en un manojo de nervios y todo se tornaba feo, al
contrario de cuando Oliver o Ashton me decían "cuñada" o "tía".

- ¡Hola, bribón! - correspondí el abrazo que me estaba dando

- ¿Qué haces aquí, tía?

- Estoy tratando de ganar un poco de dinero extra, pero creo que la gente prefiere al
gordo barbón de rojo. - por alguna razón a las personas les parecía más atractivo
observar a un falso santa Claus tocar el saxofón

- ¿Y por qué no te vistes así? - preguntó Maddison sonriendo con diversión


- ¿Bromeas? ¡Tendría que conseguir una panza falsa! O los niños comenzarían a creer
que Santa tiene problemas alimenticios.

- Existe el relleno, tía. Y creo que a la tía Lauren le gustaría verte así. - dijo
inocentemente Oli

- Sí, quizá a Lauren le parecería muy interesante verte de esa forma. - mi cerebro no
captaba a lo que se refería Maddison hasta que ella comenzó a alzar y bajar las cejas
con picardía

- Bueno, en ese caso... - me encogí de hombros haciéndolos reír

¿Cómo terminó aquello? Bueno, al final sí conseguí el maldito traje de Santa Claus
con todo y el relleno. Las ganancias aumentaron y podía ganar cerca de doscientos
dólares por día.

En cuanto a Lauren, Maddison tenía razón. Una noche fuí a recogerla vestida de Santa
- sin relleno, claro - al hospital y bueno, salimos como a la una de la madrugada de
ahí ya que tan pronto como entré a su consultorio ella saltó encima de mi y comenzó
a desvestirme.

Nunca veré de la misma manera a su consultorio. Y por eso mismo ahora cuando la
recogía prefería esperar afuera porque si entraba lo más seguro era que hiciéramos el
amor dónde sus pacientes se recostaban.

Mi novia se había vuelto una maniática del sexo, y no es que no me gustará, al


contrario, era exitante verla exitada a todo momento, pero a veces era un poco
incómodo porque quería estar encima de mi todo el tiempo en lugares donde
definitivamente no debería hacerlo, por ejemplo, la casa de su padre.

Michael Jauregui me dió una plática muy extensa en compañía de su ejército de


varones sobre lo que me sucedería si llegaba a lastimas a su pequeña princesa, sin
embargo al final de esa conversación llegó otra, el sexo. Nunca había tenido una
plática tan incómoda como la de aquel día.

La relación con los Jauregui luego de mi plática con Richard había


mejorado un poco. Ya no me miraban como si quisiera asesinarme, ahora solo lo
hacían como si quisieran que alguno de sus perros me mordiera y supongo que eso
estaba bien.
- ¡Camila! - salté en el sillón al oír a mi novia gritándome en el oído

- ¡Muñeca! - grité de vuelta - ¿Quieres que me dé un paro o algo así?

- Te estoy hablando desde hace rato y lo único que hacías era observar a la nada y
hacer gestos extraños.

- Oh, lo siento, bebé. - me levanté del sillón y la envolví en mis brazos - Estaba
pensando en todo lo que ha pasado en estos días.

- ¿Cómo en que cosas? - preguntó recostando su cabeza en mi pecho

- En como ahora soy un Santa Musical en las calles, en tu inexplicable apetito sexual,
en los Mazella y en tu familia. - expliqué suavemente

- ¿Por qué pones la palabra sexual y "tu familia" en la misma oración? Suena horrible,
Camila. - se quejó

- Lo siento, bebé. - reí

- ¿Sabes qué? - se separó un poco de mi para observarme y colocó sus manos en mi


pecho - Quizá deberías ir a ponerte ese traje rojo...

- No.

- Y la barba...

- No.

- Para que pueda decirle a Santa que es lo que quiero para navidad, y que después
podamos tener un poco de diversión en mi sala. - solté un pequeño gemido, amaba
cuando mi novia se ponía modo sexual

- No. - volví a negarme

- O podemos hacer algo mejor. - se dejó caer en el sillón pero al hacerlo me jaló con
ella así que ahora yo estaba recostada encima de su cuerpo - Puede que me haya
comprado lencería roja y quiera usarla contigo.

- ¿A sí? - me acerqué a su cuello y comencé a besarlo muy lentamente - ¿Por qué no


vas y te la pones?
- Porqué quiero a mi Santa. - hizo un puchero - Mi sexy Santa.

- Me pones mucho.

- ¿Sí?

- Muchísimo. Por favor, cásate conmigo. - pedí casualmente

- ¿Qué? ¡Amor! Te dije que hay que esperar mínimo dos años.

- No quiero esperar, ya quiero que seas la señora Cabello. - ahora era mi turno de
hacer un puchero

- Eres adorable, me encantas y te amo muchísimo. - me tomó de las mejillas y


comenzó a besarme de la forma que solo ella sabía hacer

Mi lengua se adentro felizmente en su boca y comenzó una batalla de poder contra su


lengua. Colé mis manos dentro de su playera y alcancé rápidamente sus pechos
desnudos, apretandolos y mondeandolos en mis manos haciéndola gemir.

La temperatura estaba subiendo y dejando todo a su alrededor tan caliente como


nosotras hasta que la jodida puerta sonó.

- ¿Por qué siempre interrumpen? - me dejé caer sobre el pecho de mi novia echando
maldiciones en mi mente

- Es Dinah. - dijo entrecortadamente

- ¡Voy a asesinarla! - me levanté con la intención de caminar hasta la puerta y


golpear a mi mejor amiga pero la mano de mi novia lo impidió

- ¿No podrías asesinarla con algo de ropa puesta? - señaló mi torso desnudo - No es
que me moleste verte así, pero es algo que solo yo tengo el derecho de admirar, así
que vístete.

- Me encanta cuando eres así de posesiva, guapa. - le dí un pequeño beso en los


labios antes de agacharme a recoger mi playera - ¿Ya puedo ir a asesinarla? -
pregunté

- No, está Milika ahí afuera así que evita tus impulsos asesinos. - advirtió - Yo iré al
baño para acomodarme el cabello, no quiero que tu madre piense que estábamos a
punto de tener sexo.

- Pero estábamos a punto de tener sexo, guapa. - me quejé

- Sí, pero eso es algo que no tienen que saber ni Dinah, ni tu madre, ¿entiendes,
cielo? - besó mi mejilla - Ahora ve a abrirles, diles que yo regreso en unos minutos.

Cuando mi novia desapareció por las escaleras me permití sonreír. Era la tercera vez
que se refería a Milika como mi madre y eso era muy lindo. ¿Qué me diría Milika si yo
la llegaba a llamar de esa forma?

Negué tratando de alejar esa idea de mi mente y caminé hasta la puerta. Tan pronto
como abrí entró Milika dejando un beso en mi frente y después entro Dinah.

- ¿Qué? - pregunté al ver como me estaba observando - ¿Qué pasa?

- ¿Estabas teniendo sexo con Lauren? - abrí la boca sorprendida - ¡Lo sabía!

- ¡Dinah!

- ¡Mamá, Cam estaba teniendo sexo con la ojiverde mientras nosotras estábamos
afuera! - gritó ella mientras corría a la cosina

- ¡Dinah, cállate!

________________________________

N/A:

Es un capítulo muy soso y sin importancia, pero es parte de la historia, así que una
disculpa si les ha aburrido:(.

¡He vuelto!

¿Cómo han estado? ¿Qué tal todo? ¿Están bien? ¿Se sienten felices? ¿Hay algo que
les preocupa?

¡Adivinen quien está cumpliendo 21 años el día de hoy!

No puedo creer que tenga un año más de vida, es muy loco, pero estoy tan feliz con
todo que estoy gustosa de hacerme más vieja.
Hace unos muchos días atrás tuve una cirugía, y al principio pensé que por ello
pasaría toda mi recuperación en Veracruz pero no es así, ayer viaje hacia Querétaro y
ahora estoy en casita.

Lxs amo tanto.

Son personas valiosas, nunca lo olviden chicxs. Son increíbles y asombrosos, así que
nunca dejen que les hagan pensar lo contrario.

Les mando un abrazo de oso, y un beso empalagoso.

.
54

N/A:
Ya saben que significan las notas del principio, so...

_______________________________

- ¡No es gracioso, Dinah!

- Lo es, mírate, realmente estás celosa. - respondió riéndose sin soltar la cintura de
mi novia

- ¡Dinaaaaah!

- Aww, mírala Lauren, la pequeña Cam está haciendo berrinche. - bufé al oír a mi
novia reír a la par de la rubia oxigenada que tenía por mejor amiga - ¡Hey, baja eso! -
negué con la cabeza y apunté la manguera a su rostro

- Regresame a mi novia.

- Camila, no tienes cinco años, baja eso por favor. - suplicó

- Lo que no tengo es paciencia así que te contaré hasta tres.

- Mi amor, Dinah está jugando. - dijo mi novia tratando de tranquilizarme

- Yo no. - respondí - ¡Ahora Seth! - grité a todo pulmón para que el pequeño pudiera
oírme y así abriera la manguera del jardín

Un montón de agua comenzó a salir disparada en dirección a Dinah por lo que mi


novia se safó de su agarre y salió corriendo para no mojarse.

Seth llegó corriendo hasta situarse a mi lado y ambos comenzamos a reír al ver a la
rubia quejarse y decir maldiciones por lo fría que estaba el agua de la manguera.

- ¡Karla Camila Cabello! - resonó la voz de Milika desde el interior de la casa de


campo de los Mazella

- ¡Es mamá! - gritó Seth asustado corriendo en dirección a la alberca que había
enfrente
Rápidamente me fui corriendo detrás de él no sin antes llevarme a mi novia de paso,
cayendo las dos dentro de la alberca dejando a Dinah afuera con la manguera en sus
manos.

Hace unos días, después de que Milika se enterará que tenía una vida sexual activa
por culpa de la idiota de Dinah, los Mazella llegaron al departamento de Lauren para
invitarnos a pasar el cumpleaños de Ashton, el aún prometido de Maddison, en una
para nada sencilla casa de campo a las afueras de Nashville. Obviamente yo me iba a
negar, pero mi novia se me adelantó y aceptó la invitación.

Al principio solo íbamos a asistir Lauren y yo, pero al final la convencí de invitar a los
Hansen, lo cual, por su puesto fue un error. Literalmente Dinah se había encargado
de estar molestándome todo el día diciéndome que por culpa de su ex novio ahora se
volvería gay y experimentaría con mi novia, por lo que se encargaría de "robarmela"
y conquistarla.

¿Alguna vez mencioné lo celosa que soy? Porque realmente soy celosa. ¡Las manos de
Dinah no habían soltado ni un segundo la cintura de mi novia luego de decirme
aquello de volverse gay! Lo peor era que Lauren solo se reía de eso, y aunque ella me
aseguraba que solo me amaba a mi, no pude evitar sentirme súper celosa y buscar
venganza con ayuda de Seth.

Dinah se había planchado el cabello la noche anterior de venir a la casa de campo así
que tuve la gran idea de mirarla para arruinar su look.

- ¡Dinah Jane Hansen! - gritó Milika tan pronto como estuvo fuera de la casa frente a
su hija - Más te vale que tengas una muy buena explicación.

- ¡Fue Camila!

- ¡No es cierto! - grité desde la piscina - Yo he estado un buen rato acá jugando con
Seth, ¿cierto amor?

- Es verdad. - dijo Lauren encogiéndose de hombros para después besar mi mejilla

- ¡Creí que teníamos algo especial! - chilló Dinah ofendida

- Nada personal, pero eres mi cuñada y eso sería algo raro. - sonrió - A
parte, me gustan las morenas.
- Eres la mejor. - le susurré al oído

- Lo sé. - besó mis labios - Te amo.

- Te amo más.

----------

Después del incidente con la manguera, Maddison apareció en el jardín


informándonos que la comida estaba lista y nos esperaba en el comedor, por lo que a
Milika no le dió tiempo de regañarme a mi ni a Seth.

Dinah por su puesto se quejó toda la comida sobre lo injusta que era la vida, o al
menos eso hizo hasta que Milika le lanzó una mirada asesina.

Cuando llegó la hora del postre decidí levantarme para ir en busca del baño,
realmente necesitaba un momento a solas para no saltar sobre el cuello del cuñado
de Maddison que solo se había dedicado a coquetearle descaradamente a mi novia.

Cuando iba de regreso al comedor me detuve frente a una repisa llena de fotos que
llamó mi atención.

Había un marco en específico que mostraba a una mujer de cabellos rubios y ojos
color azul.

- Es mi abuela. - comentó una voz a mis espaldas - Bueno, más bien, es nuestra
abuela. ¿No es así?

- Yo no tengo abuela.

- La tienes, mira, es ella. - tomó la foto que yo estaba observando antes de que el
llegara - Es mamá de nuestro padre. Papá dice que no debemos presionarte, pero
también dice que soy muy metiche así que debo defender esa característica. - sonrió

- Quizá tu padre tenga razón.

- La tiene, y por eso estoy acá. ¿Por qué aún no le dices papá? Creo que la primera
vez que le digas así lo más probable es que llore.

- Es un tema difícil.
- ¿Cómo tener hermanos?

- ¿Qué edad tienes? - pregunté

- ¿Qué edad tienes tú?

- Veintiocho.

- Dieciséis. ¿Alguna vez creíste que tendrías un hermano menor?

- Jamás.

- Bien.

- Bien.

- Mira, esta es Maddie cuando tenía ocho años. - tomó otro marco de fotos y me lo
extendió para que lo tomara - Ustedes dos se parecen mucho, y sinceramente es algo
injusto.

- ¿Por qué? - pregunté sin dejar de ver la foto que tenía en mis manos

- Me hacen sentir adoptado.

- ¿Y si eres adoptado? - bromeé

- ¡Es una posibilidad! - dijo divertido - Hey, pero si eres bromista, eh.

- Algo así. - le dí un golpe juguetón en su hombro derecho

- ¿Prácticas algún deporte, Camila?

- Me gusta el básquetbol.

- Bueno, eso explica porque eres tan alta como una canasta. - rió

- ¡Hey!

--------

(N/A: Lauren P.O.V)


Camila ya llevaba varios minutos en el baño, así que me pareció una muy buena idea
levantarme e ir a buscarla para así alejarme un poco del incómodo cuñado de mi
cuñada.

Cuando estaba por cruzar el pasillo que daba de la sala a las escaleras me di cuenta
que mi novia estaba de pie frente a una repisa junto con el hermano menor de
Maddison, o sea, su hermano menor también.

Ver a Camila conviviendo con su familia biológica era de las cosas más bellas que
podía presenciar, al igual que verla tocando la guitarra o conviviendo con uno que
otro de mis pacientes menores de 10 años.

- ¿Te gusta admirarla?

- Me encanta admirarla. - le respondí al señor Mazella con sinceridad - Camila es el


ser humano más hermoso que existe y su corazón es tan enorme que hace inevitable
no querer admirarla. Su hija es perfecta.

- Mi hija. - repitió con una sonrisa tímida en sus labios

- ¿Por qué no la ha llamado así?

- No quiero presionarla, alguna que otra vez se me ha escapado y no soporto ver su


cara de incomodidad. - confesó bajando la mirada

- Ella se acostumbrara. Lo prometo.

- ¿Los Hansen son muy importantes para ella cierto? - preguntó

- Son la familia que siempre quiso. Ellos la conocieron cuando era niña y se
encargaron de darle mucho amor hasta que se fue de Nashville, sin embargo, cuando
regresó y hasta la fecha, le siguen dando el mismo amor. La adoran muchísimo.

- Quizá no debería...

- Señor Mazella, ¿usted quiere a Camila? - interrumpí observándolo

- Por su puesto.

- Entonces luche, luche por ella y luche por su cariño, luche para poder oír la palabra
que usted tango desea escuchar salir de sus labios. No sé de por vencido. - le sonreí
de forma sincera - Camila necesita ver qué vale realmente la pena intentar quererlos.
Oliver ya se ha ganado su corazón y deja que le diga tía. Y estoy segura que Jason ya
va por ese camino. - señalé al hijo menor del señor Mazella que se encontraba riendo
a todo pulmón con Camila

- Mi hija tiene mucha suerte de tenerte a su lado. - me dijo con media sonrisa -
Gracias por quererla.

- No, señor Mazella, yo soy la que tiene mucha suerte. Y la amo.

______________________________

N/A:

Debo admitir que la respuesta que están dando a la nota anterior puede llegar a ser
un poco dolorosa; sin embargo he leído uno que otro comentario positivo y eso me
anima mucho.

No les hablaré más del proyecto hasta que tenga a los concursantes de la portada del
fic. Mientras trabado disfruten de lo poco que queda de It Girl.

Saludos.

.
55

Después de un fin de semana interesante en la casa de campo de los


Mazella, Lauren y yo regresamos al departamento a continuar nuestra rutina diaria
con normalidad, sin embargo ese mismo día la convencí de ir a un restaurante muy
bonito que estaba en el centro de Nashville a cenar, cosa que a ella la confundió
muchísimo ya que normalmente cuando salíamos no solíamos hacerlo a lugares muy
elegantes.

La cena pasó con normalidad hasta que llegó el momento de confesarle el porqué la
había invitado a un lugar tan elegante para cenar.

- Estás muy misteriosa, cielo.

- Bueno, existe un motivo muy importante para que esté así. - serví un poco de vino
en nuestras copas

- ¿Cuál es el motivo?

- Hablé con Ashton.

- ¿El mismo Ashton que cumplió años ayer? - asentí sonriendo - ¿Qué pasa con el?
¿De qué hablaron?

- Abrirá una tienda de música.

- Eso es estupendo.

- Sí, pero no puede atenderla muy bien ya que el está ocupado en la financiera y
bueno, necesita socios.

- ¿Y si habló con mi papá o con mis hermanos? A ellos les gusta ayudar siempre en
negocios que tienen futuro, y sinceramente una tienda de música en Nashville tiene
potencial.

- Existen muchas tiendas de música aquí, mi amor. - le recordé

- Bueno, sí, pero con un poco de ayuda y esfuerzo puede ser la mejor de todas las
que existen en la ciudad.

- Sí, eso sí. - tomé su mano por encima de la mesa - De hecho, por esa misma razón
no solo será una tienda de música común y corriente.

- Oh. ¿Entonces?

- Se va a abrir un sello discográfico independiente. De hecho, ya se tienen tres


proyectos en puerta.

- ¡Asombroso!

- Lo sé, lo sé. - acaricié su mano - Por eso decidí invertir un poco del dinero que
tengo en ella.

- ¿Qué?

- Soy socia de Ashton. Socia mayoritaria en realidad. - la boca de mi novia se abrió


ligeramente - Tengo trabajo, mi amor. Tengo trabajo y soy mi propia jodida jefa. -
confesé

- ¡Oh por dios, Camila! - chilló de emoción levantándose rápidamente de su lugar


para poder abrazarme

Adiós al traje de Santa. Adiós a la crisis económica temporal, y adiós a los trabajos
conformistas. Ahora era dueña de una discografia que recién empezaría y con la
ayuda de Ashton pondría en alto mi nombre.

------

Muchas copas de vino después, tuve que llamar a un taxi para que viniera por
nosotras y nos llevará sanas, calientes y salvas al departamento.

Cuando por fin llegamos y abrimos la puerta, la ropa comenzó a volar por todos lados
en el transcurso de la entrada hasta la habitación de la ojiverde. Tan pronto como no
había nada de ropa estorbando entre nosotras, la tomé de los muslos levantandola
del suelo haciendo que enredará sus preciosas y firmes piernas en mi cintura.

La dejé caer de espaldas a la cama y me acomodé encima de ella. Mi mano derecha


rápidamente se dirigió a su intimidad y comencé a acariciarla.

- Eres tan suave. - murmuré contra su cuello - Quiero hacerte el amor hasta
desfallecer. - pasé mi lengua por todo el lado derecho de su cuello hasta llegar al
lóbulo de su oreja
- Ahh, Camila. - gimió

Deslicé dos de mis dedos por su entrada al mismo tiempo que atrapaba su pezón
izquierdo con mi boca. Sus gemidos se volvieron más altos y consecutivos conforme
yo aumentaba el ritmo del bombeo de mis manos en su interior.

- Déjalo salir, bebé. - dije antes de atacar su boca, besándola de una manera salvaje
introduciendo mi lengua rápidamente en ella buscando poder saborear aquella copa
de vino que se había tomado cuando le conté que por fin tendría un trabajo fijo

- ¡Camila! - gritó al mismo tiempo que arqueaba su espalda

Saqué mis dedos bañados de su esencia y los llevé a mi boca.

- Tan deliciosa como siempre.

- Ven aquí. - dijo con dificultad, su pecho subía y bajaba aún por los efectos de su
liberación anterior - Necesito sentir mi sabor en ti.

Una especie de gruñido salió de mi pecho al oír aquello y de nueva cuenta me dirigí a
los labios de mi novia. Amaba besarla todo el tiempo, pero amaba aún más besarla
cuando hacíamos el amor.

-------

Las maldiciones de mi boca comenzaron a salir sin parar tan pronto como había
puesto un pie fuera de la cama. Mi estúpido teléfono no había dejado de sonar desde
hace ya varios minutos y las ganas que tenía de aventarlo por la ventana eran
absolutamente inmensas.

- ¿Qué es lo que quieres? Más te vale que sea algo de suma importancia porque si no
lo es juro que iré a tu departamento y cortaré lo que más adoras de Paul. - dije tan
pronto como contesté la llamada de Ash

- Woah, woah, tranquila.

- Al grano, Juno.

- Nos invitaron a tocar esta noche en el Palace. ¡Vamos a abrir el concierto de Incore!
- ¿Estás bromeando? - pregunté emocionada - ¡Eso es increíble, Ashlee! Muchísimas
felicidades, ¿puedo ir a verlos?

- ¿Eres idiota? ¡Por su puesto que no irás a vernos, animal!

- ¿Es un evento privado?

- Dile a Lauren que por favor te deje sin sexo un mes. - rió - No seas despistada,
amiga. Obviamente no irás a vernos porque tú vas a tocar con nosotros. Claro, si
gustas.

- ¿Quieren que yo toque con ustedes? - sentí una mano en mi hombro, al voltear me
encontré con mi recién levantada novia, quien estaba usando una de mis playeras

- Afirmativo, idiota.

- ¡Son los mejores! - dije emocionada al mismo tiempo que hacía que mi novia se
sentará en mis piernas - ¿A qué hora debo estar allá? ¿Vamos a ensayar antes del
show? ¿Puede ir Lauren y mi familia?

- Es a las diez de la noche, y sí, puede ir la sexy ojiverde y todo el mundo que
quieras.

- ¡Asombroso! Entonces, nos vemos al rato, y muchas gracias por considerarme.

- Eres parte de nosotros, solo no te pongas sentimental porque en ese caso voy a
escupir en tu cara. - reí al oír su comentario

- Ok, Ok. Nos vemos. - colgué el teléfono y lo aventé hacia la alfombra de la sala sin
importarme si podía romperse o no

- ¿Vamos a salir esta noche? - preguntó mi pelinegra enredando sus brazos por mi
cuello y besando la punta de mi nariz

- Sí, voy a tocar en el Palace. ¡Vamos a abrir el show de una banda alternativa muy
importante de UK!

- ¿Y esa banda es de puros chicos?

- Sí, todos son geniales.


- ¿Así como tú o más sexys? - comenzó a dejar pequeños besos de forma pausada
por todo mi rostro

- Nadie es más sexy que Camila Cabello, mi amor. - moví mi cara en busca de un
beso en los labios pero ella se quitó y me miró a los ojos

Sus jodidamente perfectos ojos.

El deseo de tener hijos con el color de ojos similar al de mi pelinegra, siempre


aumentaba cuando ella me miraba de la forma tan intensa como lo estaba haciendo
ahorita.

- Te amo. - dijo rompiendo el silencio que se había generado - Te amo tanto que ni
siquiera podrías darte una idea exacta de lo mucho que lo hago.

- Te amo mucho más que eso.

- Mi amor, quiero pedirte algo. - habló tímidamente agachando la mirada y mordiendo


su labio inferior

- ¿Qué pasa?

- Bueno, en unos días es la fiesta navideña del hospital y me preguntaba si te


gustaría ir conmigo.

Hace un mes me había comentado que su hermano estaba organizando aquella fiesta
para todos los doctores, doctoras y todo el resto del personal del hospital, pero
también me había dicho que lo más probable era que asistiera a ese evento con su
papá, cosa que por cierto me decepcionó muchísimo, sin embargo verla pidiéndome
que la acompañé a esa fiesta con aquellos ojitos hermosos que tiene llenos de
esperanza esperando por mi respuesta.

- Me encantaría. - le sonreí

- Gracias, gracias, gracias. - respondió felizmente volviendo a repartir cientos de


besos por todo mi rostro

Verla feliz, sonriendo o riendo, era de las cosas más importantes en mi vida. Su risa
de bebé y su sonrisa perfecta hacían de mis días más agradables.

No había nada que no pudiera hacer con tal de verla feliz. Ella era mi motivo
constante de vivir.
- Ven. - se levantó de mis piernas y estiró su mano hacia mi para que la tomara -
Vamos al baño.

- ¿Al baño? - pregunté tomando su mano cuando me puse de pie

- Necesitamos una ducha. - sonrió coquetamente - ¿No crees?

- Claro que lo creo. Vamos, vamos, no hay tiempo que esperar. - solté su mano y
entonces me agache para poder cargarla como si estuviéramos recién casadas

______________________________

N/A:

¡Inicia la recta final!


La próxima actualización es en la nochecita. 1/2

.
56

Los chicos de Incore habían conseguido llenar por completo el Palace, así
que en el recinto habían más de diez mil personas esperando verlos; mismas
personas que nos verían a los chicos, Ashlee y a mi, abrir el show. Los nervios que
sentía por tocar frenta a tantas personas eran casi iguales a los que sentí cuando
conocí a mi suegro, sin embargo los estaba controlando muy bien gracias a que mi
novia y mi familia estaban en los camerinos conmigo y con el resto de la banda.

- Vas a hacerlo estupendo, cielo. - dijo Lauren mientras se sentaba en mis piernas y
besaba mi mejilla

- Eso espero. - suspiré - ¿Vas a seguir amándome si quedo como una perdedora
frente a tantas personas? - sonrió al oír mi pregunta

- Voy a seguir amándote incluso si de tu boca salen puras mentiras. - besó mis labios
- Eres una guitarrista increíble, y tu voz es asombrosa, nunca dudes de ello, mi vida.

- Me dijiste mi vida. - dije alucinada por haber oído aquellas palabras

Normalmente me decía "cielo", y de vez en cuando "mi amor", pero jamás me había
llamado "mi vida" y que ahora me llamara de esa forma me hacía sentir como si
estuviera a punto de escupir fuegos artificiales.

- Bueno, creí que ya estaba explícito que eras mi vida entera. - sonrió - ¿O aún no te
has dado cuenta de eso?

- Eres mi persona favorita.

- ¿Yo también soy tu persona favorita, tía Cam? - preguntó el pequeño Oli desde el
lugar donde se encontraba sentado encima de su papá

- Por su puesto, bribón. - Seth frunció ligeramente la frente al oírme - Tu también


eres mi persona favorita, campeón. - le aseguré

- No te dejes engañar por esa cara bonita, Seth, le dice eso a todos. - dijo Dinah con
malicia

- ¡Dinah! - grité - Obviamente estás celosa porque a ti jamás te he dicho que eres mi
persona favorita.
- A mí tampoco me lo has dicho, Cabello. - voltee hacia la puerta viendo entrar a
Normani con el pequeño chocolatito en brazos

- ¡Mi bebé precioso! - gritó Lauren con felicidad tan pronto como vió a su amiga
entrando al camerino - Ven con tía, Lau. - quitó al bebé de los brazos de su madre
para poder cargarlo

- Tu definitivamente jamás serás mi persona favorita. - comenté poniéndome de pie


para poder saludar a Val - ¿Qué tal todo en el paraíso, doc?

- Jackson es asombroso. - sonrió

- Apuesto que sí. - me acerqué a mi novia y apreté las mejillas del regordete bebé -
Hola, Jacks, ¿mamá a sido una bruja contigo, eh?

- ¡Hey!, ¿por qué le dices eso a mi hijo, idiota? - preguntó Normani tirando una
botella vacía a mi espalda

- ¿Y aún así preguntas por qué? - me quejé - No te preocupes, Jacks. Tan pronto
como cumplas dieciocho meses te enseñaré a hacerle maldades al cacahuate mayor.

- Lauren, aleja a la cosa que tienes por novia de mi hijo.

- ¡Está cosa es su madrina!

- Estoy considerando decirle a Dinah que te suplante. - la rubia sonrió al oír aquello -
Hola, Di.

- Hola, Mani. - saludó

Dinah y Normani se conocieron cuando la chica de piel morena estaba en su segundo


trimestre de embarazo; ambas hicieron click al instante cuando descubrieron un
pasatiempo en común: molestarme.

¿Me arrepiento de haber hecho que se conocieran? Sí, cada instante.


Sobre todo cuando van al departamento a visitarnos a Lauren y a mí y se la pasan
burlándose de mi cara.

¿Qué tiene de malo mi cara? A mí me gusta mi cara. A Lauren le gusta mi cara.


¡Incluso a Jackson le gusta mi cara! El problema con esas dos mujeres de Satanás era
que no sabían apreciar el arte. Sí, eso era.

- ¡Camila, cinco minutos! - gritó Ashlee asomándose por la puerta

- Oh dios, cinco minutos, cinco minutos. ¿Dónde está mi guitarra? - comencé a dar
vueltas por toda la habitación - La puse aquí hace unos instantes, ¿dónde está? -
continué hablando sola hasta que mi novia me tomó de los brazos y detuvo mis
movimientos - ¿Has visto mi guitarra? - pregunté nerviosa

- La colgaste en tu espalda cuando te levantaste a saludar a Jack. - escuché como


todos empezaban a reírse - Todo estará bien, cielo. Confía en mí, lo harás increíble,
solo piensa que estás en el bar de mi hermano.

- En el bar, sí.

- Ven, déjame desearte suerte. - cerró sus puños en mi camiseta jalandome hacia ella
y me besó - Voy a estar en primera fila. Te amo.

- ¡Mucha suerte, Cam! - gritó Seth

- Tu puedes, hija. - Gordon golpeó ligeramente mi espalda - Haz que estemos aún
más orgullosos de ti.

- Lo haré. - le sonreí y luego me deje abrazar por Milika

- Nada de dar saltos raros por el escenario, jovencita. - dijo seriamente - Y ni siquiera
pienses en tirarte al público como esas estrellas punks.

- De rock, mamá. - dijo Dinah rodando los ojos - Hey, revienta este sitio y
demuéstrale al mundo quien diablos es Camila Cabello, ¿Ok? - asentí

- Mucha suerte, Cam. Toma, te hemos comprado esto, era de Artie Ricks. - me guiñó
un ojo en complicidad

Artie Ricks era mi guitarrista favorito en todo el mundo y de pura casualidad lo conocí
en una noche de búsqueda de antojos con Valentín.

- Hey... Hola. - saludó tímidamente Maddison - Estoy segura que todos van a amarte.
- me sonrió

- Gracias por venir.


- Gracias por invitarnos. - dijo el señor Mazella agregándose a nuestra conversación -
Estaremos en primera fila junto con los demás.

- Estupendo. - sonreí sinceramente

- ¿Puedo darte un abrazo? - preguntaron al mismo tiempo haciéndome reír un poco

- Claro. - respondí extendiendo mis brazos para recibirlos a los dos

Los abrazos eran algo nuevo que se había añadido a nuestra relación desde la fiesta
de Ashton, y Lauren decía que ese era un gran avance porque yo ya no hacia cara de
póker cuando los tenía cerca.

- ¡Camila, al escenario! - gritó Ashlee apareciendo nuevamente por la puerta del


camerino

- ¡Los veo afuera! - le grité a todos los que estaban dentro y me fui corriendo detrás
de mi amiga

------

- With the flowers everywhere. - deslicé mis dedos por mi guitarra para
llegar a los últimos acordes - I wish that we could both be there

Tan pronto como finalizamos la canción se empezaron a escuchar los vitores del
público. Ví hacia los asientos de hasta adelante y sonreí al ver a mi novia aventando
besos en mi dirección; a su lado estaba Milika abrazada a Gordon mientras me
aplaudían al igual que Seth y Oli. Ashton estaba cruzado de brazos y tenía una
sonrisa de satisfacción en el rostro. Dinah alzaba un cartel que decía "Camila, besa mi
trasero" y Normani levantaba a su pequeño bebé que traía un conjunto blanco con mi
apellido. Por último estaban Maddison y su padre, quienes me miraban como si yo
fuera un mismísimo Ángel o algo así.

Pero esa sonrisa que había en mi rostro se borró tan rápido como un estúpido
borracho de dos metros se acercó a Maddison y comenzó a hablarle. Ella se veía
evidentemente incómoda, y al parecer le estaba diciendo al tipo que se alejara pero él
solo la ignoraba y continuaba invadiendo su espacio personal.

Markus marcó el ritmo para comenzar a tocar una nueva canción cuando mi paciencia
llegó al límite al ver que aquel tipo empezaba a gritarle a Maddison.

Me quité la guitarra y la coloqué en el suelo para después tomar vuelo y bajarme del
escenario hacia la zona platino donde estaban todos.

- ¿Qué te pasa imbécil? - pregunté tan pronto llegué y me puse en medio del
borracho y de Maddison

Ashlee gritó mi nombre desde el escenario pero no le hizo caso.

- ¿Qué te pasa a ti? - trató de empujarme pero me moví hacia atrás - ¿No deberías
estar allá arriba?

- ¿Y tú no deberías respetar el espacio personal de las mujeres? - contesté

- Camila, déjalo. - dijo Maddison tomándome del brazo - Vamos, no es nada, vuelve
al escenario.

- No te separes de ella. - le ordené a Ashton tan pronto como se hizo presente frente
a mi

- No te preocupes, si me hubiera dado cuenta ese imbécil no estaría vivo.

- ¡Son unos habladores de mierda, dejen a la puta venir a mi! - gritó el borracho a
nuestras espaldas

Tanto Ashton como yo volteamos a verlo con molestia. Mis puños se cerraron cuando
ví que le lanzaba besos a Maddison.

- ¡Anda, que me has estado provocando desde que inició el show, nena! - acompañó
su gritó con un movimiento de caderas muy explícito que hacía notar rápidamente lo
que el estúpido quería

- Mira estúpido...

- Ashton, no. - tomó del brazo al castaño para que no avanzará e iniciará una pelea -
Déjalo en paz, está borracho, solo hay que ignorarlo.

Los Hansen y mi ojiverde se acercaron a nosotros junto con los niños y con nuestros
amigos y el bebé. El señor Mazella caminó rápidamente hacia su hija y la abrazó por
los hombros mirando con el ceño fruncido al borracho.

- Uy, uno ya no se puede divertir porque las putas traen guardaespaldas. - dijo burlón
- Bah, ni que estuvieras tan buena, perra.

- Suficiente. - murmuré completa y absolutamente enojada

Mi novia trató de detenerme pero rápidamente me solté del agarre de su mano en mi


brazo. Caminé a paso firme hacia el idiota y le metí un puñetazo en su rostro.

- ¡No vuelvas a hablar así de mi hermana, estúpido! - le grité

La seguridad del recinto llegó y justo cuando me iba a lanzar sobre él me tomaron de
los brazos para que no avanzará ni un centímetro más.

------

Suspiré al ver por sexta vez a Gordon levantarse de su asiento y caminar en círculos.
Llevábamos más de media hora en la zona de seguridad del Palace ya que tanto a mí
como al borracho nos habían detenido por alterar el orden en el evento.

Solo podía acompañarme una persona así que le pedí a Gordon que lo hiciera ya que
él era el más calmado de todos, o bueno, eso creía hasta que lo ví caminar en círculos
varias veces.

- Cabello, Karla. - me levanté de mi lugar tan pronto como oí mi nombre - Son treinta
y cinco dólares de fianza. ¿Efectivo o tarjeta?

- Efectivo. - dijo Gordon

- Bien. - estiró su mano para tomar los billetes que Gordon había sacado de su
carrera - En un momento regreso con el informe y luego pueden irse.

- ¿Crees que Milika este enojada?

- Bueno, a ninguna persona le hace gracia ver a sus hijos pelearse.

- Lo siento, es solo que no me gusta que se metan con las personas que me rodean. -
suspiré

- Le dijiste hermana.
- ¿Lo hice?

- Sí, cuando golpeaste a aquel idiota de la celda de a lado. - señaló al hombre tirado
en el piso - Creo que la dejaste en shock o algo así.

- Yo... no quise...

- No, deja de negarlo y hazte cargo de tus palabras. - puso una de sus manos en mi
hombro - Hija, eres importante para esas personas. Es tu familia biológica y aunque
las cosas no son como tuvieron que haber sido, no puedes negarte a lo que la vida te
está dando. Deja de perder tiempo y disfruta de ello al máximo.

- Ya los tengo a ustedes.

- Y siempre nos tendrás. Pero ellos también son un pedacito de ti. - me sonrió -
Déjalos entrar. Tu hermana te quiere muchísimo, Camila.

- Mi hermana. - susurré

__________________________________

N/A:

Tarde pero seguro.


2/2 por hoy.

.
57

La noche terminó en un pequeño festejo en casa de los Hansen a pesar de


lo que había sucedido; así que ahora todos estábamos reunidos en el jardín
disfrutando de una parrillada improvisada en mi honor.

Seth corría por el jardín junto con Oli para no ser atrapados por Val, quien fingía ser
un monstruo que los mataría de cosquillas y luego los arrojaría al agua. Por su puesto
los niños realmente se apegaban a sus papeles de víctimas ya que realmente corrían
horrorizados.

Gordon estaba teniendo una plática amena con el señor Mazella mientras asaban
carne y por otro lado estaban Dinah, Milika y Normani, quienes estaban alucinadas
observando a Lauren haciendo reír a Jackson.

- Hola. - saludó tímidamente Maddison sentándose a mi lado en la orilla de la alberca

- Hey, ¿dónde has dejado a Ashton? - hasta hace unos minutos ambos habían estado
sentados en la mesa hablando con todos los demás, sin embargo ahora no veía al
prometido de Maddison por ningún lado

- Recibió una llamada de su madre y ahora está afuera hablando con ella. - respondió
restándole importancia

- Así que... ¿cuándo piensan ponerle fecha a la boda? - pregunté con curiosidad para
evitar que nos envolviera un silencio incómodo

- No lo sé. Planear una boda es muy difícil, ¿sabes? - negué - Bueno, espera a que le
pidas matrimonio a Lauren y ya verás de lo que te hablo.

- Lo haré en navidad.

- ¿Qué?

- Voy a pedirle matrimonio en navidad. - confesé - ¿Consideras que es muy pronto


para hacerlo?

- No, por su puesto que no. Bueno, eso depende de ustedes. ¿Estás segura?

- ¿De qué?
- ¿De querer casarte?

- Por su puesto. Estoy absolutamente segura que quiero que sea mi esposa, estoy
segura que quiero que tengamos una casa y vivamos juntas, estoy segura que quiero
hacerle el amor todas las noches del resto de mi vida y que quiero verla cada mañana
al despertar. Estoy segura que quiero toda una vida a su lado. - miré a lo lejos como
mi novia le daba pequeños besos al hijo de Normani y suspiré con anhelo - Quiero
que sea mi mujer. Mía y de nadie más.

- Vaya, estás muy enamorada.

- No tienes una idea de lo mucho que lo estoy. - sonreí - Esa mujer de hermosos ojos
color verde me tiene absolutamente a sus pies.

- Entonces, ¿ya tienes el anillo? - me preguntó chocando su hombro con el mío de


forma juguetona

- Ashton me acompañó a comprarlo. - comenté observando cómo él castaño aparecía


nuevamente en el jardín - Hmmmm, ¿Maddison?

- ¿Sí?

- Me preguntaba si, bueno, solo si ustedes quieren, porque si no quieren no puedo


obligarlos a nada, sin embargo me haría sentir bien que si quisieran, ya sabes, sería
importante y así y no es que busque su aprobación pero va a ser un momento
especial y que estén presentes estaría bien, pero si tienen algo importante que hace
juntos ese día yo puedo entenderlo y creeme que... - me detuve al oír la risa de
Maddison - ¿Qué es gracioso?

- Papá también hace eso cuando está nervioso. - sonreí tímidamente al oír eso - De
todas las cosas que pudiste heredar de él tenías que heredar la manía por divagar. -
rió

- Culpa de la genética, supongo. - me encogí de hombros

- Sí, puede ser. - me miró unos instantes a los ojos y suspiró - Camila, quería
agradecerte por lo que pasó en el Palace, yo de verdad...

- No lo hagas incómodo. - dije interrumpiendo su posible discurso al


instante - Solo deja que me acostumbre un poco a ello.

- Oh, está bien, comprendo.

- Bien. Bueno, yo quería saber si a ti y a tu familia les gustaría pasar navidad


conmigo... - dije rápidamente en un acto de valentía - Haré una cena y bueno, en ella
le pediré a Lauren que se case conmigo y pues, ¿irían?

- Hay que recuperar el tiempo perdido. - comentó casualmente - Papá estará


contento de saber que nos has invitado a tu cena navideña. Igual nues... mi
hermano. - corrigió rápidamente

- Nuestro, Madd, nuestro. - contesté antes de levantarme y dejarle un beso en la


mejilla - Iré a ver a tu hermosa cuñada. - una enorme sonrisa apreció en su rostro y
sus ojos se adquirieron un brillo especial

- Gracias, Camila.

- A ti, Madd. - le sonreí por última vez y me di la vuelta para caminar hasta donde
estaba mi pelinegra

------

(N/A: Lauren P.O.V)

Traté de estirarme en la cama pero un brazo en mi cintura me lo impidió.

- No te muevas, mi amor. - sonreí al oír la voz ronca de Camila

La fiesta improvisada por el show que dió Camila en el Palace terminó más o menos
como a las cuatro de la madrugada, que fue cuando Normani y Valentín se fueron.

Era tan tarde que Camila no me dejó irme a mi departamento, así que luego de
desearle una buena noche a todos ella me llevó a su habitación.

Como siempre, para dormir no use nada más que una playera que Camila me prestó
en esos instantes; a ella le encantaba que yo usará su ropa como pijama y a mi
definitivamente me encantaba el doble. La ropa de Camila siempre tenía ese aroma
característico de lavanda, cosa que me volvía loca ya que era exactamente a lo que
olía ella, y por esa razón amaba usar su ropa.

- Camila. - la llamé tratando de que se despertara, necesitaba ir al baño y no podía


levantarme ya que su agarre en mi cintura estaba firme - Cielo.

- ¿Hmmmm?

- ¿Podrías soltarme? Necesito ir al baño un momento. - pedí

- No quiero. - respondió - Me gusta abrazarte, eres suave.

- En verdad necesito ir.

- Pff. - quitó su brazo de mi cintura y lo colocó encima de sus ojos - No te tardes, por
favor.

- No lo haré. - antes de levantarme dejé un beso en sus labios y después me dirigí al


baño

En todo lo que llevábamos de relación solo me había quedado en su habitación de la


casa de los Hansen como cuatro veces, cinco con esta, y eso solo me hizo pensar en
una cosa. ¿Qué me diría Camila si yo le pidiera irse a vivir conmigo? Mi departamento
era espacioso, lo suficiente para dos personas.

Me observé detenidamente en el espejo y le sonreí a mi reflejo.

- Ella aceptará. - me dije a mi misma

Camila se la pasaba la mayor parte del tiempo en mi departamento y normalmente se


quedaba a dormir conmigo en lugar de irse a su casa, así que prácticamente ya
vivíamos juntas, o al menos eso podría decirse ya que incluso ella tenía ropa suya en
mi closet y una copia de las llaves del departamento.

Antes de salir del baño enjuague mi rostro y cepille mis dientes.

- Camila, ¿te dormiste? - pregunté cuando regresé a la cama - Necesito hablar


contigo sobre algo.

- Y yo necesito que te acomodes, me abraces y duermas. - respondió

Me recosté sobre su pecho y enrede mis piernas con las suyas.


- ¿Ya? - levanté la mirada un momento y la ví sonreír y asentir - ¿No crees que
deberíamos levantarnos, cielo? - negó - ¿Por qué no?

- Quiero estar todo el día junto a ti en la cama. - abrió los ojos y me miró con una
sonrisa traviesa - Podemos ver películas o hacer arder el lugar.

- Mmmm, me gusta más la segunda opción. - me subí encima de ella

- Te ves preciosa con mi ropa. - comentó - Pero, ¿sabes cómo te ves aún más
preciosa?

- ¿Sin ella?

- Iba a responder que gimiendo mi nombre y retorciendote debajo de mi, pero esa
también es una buena respuesta. - abrí la boca con sorpresa, a veces realmente me
sorprendía de las cosas sucias y sin pudor que podían salir de su boca

- Camila. - me quejé golpeando levemente su abdomen - ¿No podías simplemente


responder que sí?

- ¿Y mentir? No, mi amor, lo siento. - sonrió como una niña traviesa - Ven acá,
déjame besarte.

Me incliné hasta llegar a sus labios y me dejé besar. Sus labios se movían sobre los
míos de forma lenta y deliciosa, su lengua dibujo el contorno de mis labios para
pedirme permiso de entrar y así lo hice, abrí mi boca y gustosa la recibí.

- ¡Camila, deja de meterle mano a Lauren y bajen a desayunar! - gritó Dinah desde el
otro lado de la puerta haciendo gruñir a mi novia

- Juro que la voy a matar.

- No, no lo harías. - la besé por última vez y me quite de encima de ella

- ¿Qué haces? No te vayas, ven. - pidió con un puchero en sus labios

- Anda, vamos a desayunar. - saqué unos pans de sus cajones y me los puse - A
parte, después tenemos que irnos a casa de mi papá.

- ¿Por qué? - se quejó

- Es domingo, cielo, recuerda que los domingos son sagrados para mí familia y
tenemos que estar reunidos.

- ¿No puedo quedarme aquí?

- No, ya eres parte de la familia y no puedes hacerle eso a tu suegro y cuñados. - la


ví sonreír

- Está bien, aceptaré. - me aventé encima de ella y comencé a llenar su cara de besos
- Tienes suerte de ser linda. - besé sus labios - También tienes suerte de besar muy
bien.

- También se moverme muy bien, así que agregarlo a la lista de la suerte. - le guiñé
un ojo y después comencé a reír al ver su cara

- Chica lista. - se levantó de la cama y buscó una playera; ella a diferencia que yo,
solo dormía con unos pantalones de pijama y con un brasier deportivo - Oye amor,
antes de ir con tu familia, ¿podemos pasar a una tienda de ropa?

- Claro, ¿para qué?

- ¿Para qué? ¡El miércoles es tu cena! Necesito algo elegante. - tomé su mano y
salimos de su habitación

- Siempre eres elegante, cielo.

- Y estúpida, no olvides lo estúpida. - dijo Dinah con burla - De hecho, estudios


demuestran que su estupidez es proporcional a su estatura.

- Y estudios demuestran que tu cabello es del mismo color que el de los tintes baratos
de la farmacia. - contraatacó mi novia haciéndome reír

- ¡Es natural, estúpida!

- Eso diría una rubia mal teñida.

- Mal teñida voy a dejarte yo, idiota. - le gritó y ambas comenzaron a discutir y
corretearse

Me quedé un momento viéndolas pelear pero luego oí a mi estómago reclamar un


poco de comida así que las dejé a las dos y baje a la cocina y me dispuse a desayunar
con Seth, Gordon y Milika.
______________________________

N/A:

Sábado con S de "subiré dos capítulos el día de hoy"

1/2

.
58

Bueno, definitivamente ir con Lauren a una tienda de ropa no era lo más


conveniente que podía hacer. Sobre todo cuando todas las empleadas de la tienda se
morían por meterme mano fingiendo "ayudarme".

Mi ojiverde no era precisamente la persona más tolerante del mundo en cuanto a los
celos se tratase. Todas las empleadas habían recibido su dosis propia de novia
celosa.

- Por dios, y aún así continúan viéndote como si fueras un pedazo de carne. - gruñó la
ojiverde

- Mi amor, solo deja de mirarlas como si quisieras ahorcarlas.

- ¡Quiero ahorcarlas! - afirmó

Después de aquello fuimos a diez tiendas más y en todas fue lo mismo. ¿Es que acaso
todas las mujeres eran gays hoy en día? Al final el gerente de una de las tiendas tuvo
que ser el que nos atendiera, y gracias a ello pudimos comprar un conjunto
estupendo color negro para la fiesta navideña de mi novia. Lauren también aprovecho
para comprarse un vestido, sin embargo no me dejó verlo cuando se lo probo ya que
al parecer era una sorpresa.

El día con los Jauregui's fue muy tranquilo a pesar de el hecho de que
accidentalmente me habían empujado a la piscina cuando iba con un plato de frutas
en la mano. Lauren decidió que nos quedaríamos esa noche a dormir en su antigua
habitación y eso hicimos luego de que su padre me advirtiera que las paredes no eran
aprueba de ruido y que el podría oír mi respiración desde su habitación.

Al día siguiente acompañé a mi novia a comprar su despensa y luego nos la pasamos


todo el día en su habitación viendo películas. Afortunadamente Lauren trabajaba de
Martes a Viernes así que un Lunes de flojera no le afectaba en nada. Por lo menos a
ella no, ya que yo si debía ir a trabajar ese día, pero por obvias razones, que incluyen
a mi novia desnuda con sólo unos tacones puestos, no fui.

El martes fue oficialmente mi primer día de trabajo y afortunadamente lo inicié con un


motivacional y sensacional sexo mañanero. ¿Quién no se iría al trabajo feliz después
de hacer el amor con su pareja? Los psicólogos deberían empezar a considerar el sexo
como terapia.
OLM records, como habíamos nombrado a la disquera, se encontraba en el edificio
donde antiguamente estaba la tienda de Dorothy's. Ashton había mandado personas
desde hace una semana a remodelar el lugar y ahora no quedaba ni un rastro de
aquella tienda de electrodomésticos. El letrero que había a la entrada era tan enorme
que hasta un ciego podía verlo; por dentro todo estaba con decoraciones grises y
azuladas, tipo la casa de los inteligentes en Hogwarts. Había sillones de piel color
negro y el primer y segundo piso eran plenamente dedicados a instrumentos
musicales. Del tercer al quinto piso era especialmente para los administrativos de la
disquera y para los estudios de grabación. Mi oficina estaba en el quinto piso, igual
que la de Ashton y la sala de juegos que habíamos agregado para Oliver.

Ese día estuve deambulando en la mañana por todo el edificio observando cómo las
personas entraban fascinadas y miraban con incredulidad la tienda, después en la
tarde atendí a un chico de Texas al cual le ayudariamos a grabar su primer demo
titulado "To you".

Al finalizar el día cuando llegue a casa de los Hansen estuve hablando por cuatro
horas enteras con mi novia, quien insistía en no vernos hasta mañana que la pasará a
recoger para irnos a la fiesta. ¿Por qué le ponía tanto misterio a un vestido si al final
iba a terminar tirado en el suelo de su departamento? En fin, mujeres.

Eran pocas las veces que dormía sin estar a lado de mi novia y cuando lo hacía me
era muy difícil hacerlo. Me había acostumbrado tanto a dormir abrazándola que me
enojé cuando me di cuenta que en la madrugada estaba abrazando a una mísera
almohada.

Literalmente no volví a cerrar los ojos luego del incidente con la almohada, así que
cuando baje a la cocina por la mañana estaba de mal humor.

- ¿Se murió alguien? - preguntó Dinah tan pronto como me vió

- Dinah Jane, fíjate bien en lo que estás haciendo. - la regañó Milika al ver
que su hija estaba regando la leche en el suelo por estar observandome

- Deberías limpiar eso. - señalé el suelo y luego bebí mi caso de jugo mientras me
recargaba en la encimera

- Vete al infierno.
- Dinah.

- ¿En serio? ¿Cuándo van a dejar de regañarme? ¡Tengo veinticinco años! Hola, soy
adulta. - se quejó

- Cuando te vayas de la casa o te cases, lo que sea es bueno. - contestó Gordon


haciendo reír a Seth

- No te rías, insecto. - lo golpeó

- ¡Mamá, Dinah me ha pegado!

- Dinah Jane, ¿qué fue lo que te dije sobre golpear a tu hermano?

Sonreí al verlos discutir. Puede que no haya iniciado el día con un poco de sexo, pero
siempre era bueno ver cómo regañaban a Dinah.

------

- Camila, por sexta vez, esos zapatos no combinan para nada con tu ropa. ¿Es que
eres tonta? - preguntó la rubia tirándose en mi cama

- Los zapatos que me diste son muy incómodos, y me hacen ver como un mono con
zancos.

- ¿Qué no se supone que eso eres? - rodé los ojos al oírla y le aventé una almohada a
la cara - Maldita sea, Camila, me has picado el ojo.

- Tu te lo buscaste.

- Ti ti li bisc... - almohada número dos - ¡Camila, me lastimas!

- Deja de comportarte como estúpida y ayúdame a escoger unos malditos zapatos. -


me crucé de brazos y la miré con desaprobación

Después de la mañana tan abrumadora que había tenido le hablé a Ashton para
informarle que no iría al trabajo porque necesitaba dormir, afortunadamente se
comportó como un buen cuñado y aceptó, así que luego de una larga siesta de diez
horas seguidas, me levanté de golpe para bañarme y alistarme, y todo iba bien en mi
proceso de ponerme aún más guapa de lo que ya estoy hasta que llegó la hora de
ponerme zapatos.
En serio, ¿qué persona en su sano juicio puede usar esas cosas del demonio que
tienen tacón? ¡Son horriblemente incómodas! Dinah estaba empeñada en hacerme
usar uno de esos jodidos zapatos pero yo aún estaba firme en querer llevarme unos
tenis color negro.

- ¡Casi me dejas ciega!

- Si bueno, no te preocupes, luego puedo llevarte con Eva.

- ¿Quién diablos es Eva?

- Es cuñada de Lauren. - contesté simplemente - Ahora concéntrate y volvamos al


tema de los zapatos.

- Ya te dije que tomes aquellos. - señaló los zapatos altos de tacón delgado

- Y yo ya te dije que parezco mono con zancos, así que no gracias. - me dejé caer de
espaldas a mi cama

- ¡No! - gritó Dinah

- ¿Qué diablos te pasa? - le pregunté con molestia desde el suelo, ya que luego de
aquel grito que ella había dado yo me había caído de la cama cayendo sobre el suelo

- ¡Estás arrugando la camisa! - me tomó del brazo y me levantó del suelo a jalones -
Eres estúpida, Cam.

- Hey, hey, hey, deja. - alejé sus manos de mi cuerpo - Puedo volver a planchar está
cosa, no me molestes.

- ¡Me vas a hacer plancharla a mi!

- No te quejes, voy a dejarte los boletos para ver a Jessie Andrews.

- Cierto, cierto. - caminó hasta donde tenía ubicadas todas las cajas de zapatos -
¿Qué tal estos?

------

Miré por sexta vez el enorme reloj que tenía Michael Jauregui en su sala y luego lo
observé a él mirándome con los ojos entrecerrados.
- Escucha, Cabello. - se levantó de su sillón de piel y camino hacia mi - Mi hija ya no
es una adolescente, así que evidentemente no puedo darle a Lauren un toque de
queda esta noche, por lo que necesito que me prometas que vas a cuidar de mi
princesa y la llevaras a su casa sana y salva. - asentí y odié internamente el momento
en el que mi novia decidió que tenía que recogerla en casa de su padre - Bien, en ese
caso, puedes comenzar a hablarme sobre ese negocio que has iniciado recientemente.

- Uh, bueno, yo... - perdí la voz por completo al ver a mi preciosa novia bajar por las
escaleras

- ¿Qué? ¿Qué pasa? - preguntó el señor Jauregui y yo solo me limité a señalar las
escaleras por donde bajaba la ojiverde - Oh por dios, Lauren, estás hermosa. - dijo
cuando su hija se situó frente a nosotros - Mírate, hija, tu madre estaría encantada de
verte así. - asentí torpemente dándole la razón a mi suegro - Cabello. - habló con
firmeza llamando mi atención - ¿No vas a decirle nada a mi hija?

- E-e-estas herm-hermosa. - estiré mi brazo como si fuese un robot y le extendí el


ramo de rosas que había comprado para ella

- Gracias, cielo. - besó mi mejilla - Tu también estás hermosa.

Volví a asentir como estúpida y luego me permití recorrer con la mirada todo el
cuerpo de mi novia.

Jodido dios. ¿No podía simplemente llevarla a su departamento y comenzar a quitarle


ese vestido de una vez por todas? ¿En serio debíamos ir a aquella cena?

Ese maldito vestido color azul marino le quedaba espectacular, se adhería


perfectamente a sus curvas y el escote hacía que sus pechos se vieran aún más
grandes de lo que ya eran.

¿Cómo le haría para mantener mis manos alejadas de su cuerpo toda la noche? Estoy
segura que tendría que hacer varias visitas al baño, al igual que estaba segura que
debía comportarme como un perro rabioso cada que alguien intentara coquetear con
ella durante la noche, porque con ese estupendo vestido que ella traía puesto, estaba
consiente que no faltaría el típico macho que se acercaría a ella con intenciones
absurdas de conquistarla.

Iba a ser definitivamente una noche muy jodidamente larga.

______________________________
N/A:

Cada vez falta menos para el final, mdbalrmsjtp, ¿están ya preparadas para dar por
finalizado esto?

Yo sinceramente ya no se ni como sentirme, por un lado estoy emocionada por darle


fin a esto, pero por otro estoy triste porque este fic es mi bebé más preciado.

Me daré un tiro, alv.

¿Qué comieron hoy? ¿Cuál es su película favorita? ¿Les gusta más lo salado o lo
dulce?

Extrañaba preguntarles cosas, lol.

Por cierto, no olviden mandarme las portadas aquellas personas que quieran
concursar (: ya recibí ocho DM's y woah, es más de lo que esperaba, creí que me
ignorarían como siempre xd

En fin

Lxs amo muchísimo .

.
59

Coloqué mi mano encima de la pierna de mi novia por debajo de la mesa y


comencé a acariciarla. La ojiverde llevaba provocándome desde que llegamos y ahora
era mi turno de vengarme por ello.

Mis caricias iban de arriba hacia abajo y después solo se dedicaron a ir hacia arriba.
Metí mi mano por debajo de su vestido y apreté su muslo derecho haciendo que ella
volteara a verme con los ojos abiertos.

- ¿Todo bien, doctora Jauregui? - preguntó el enfermero que estaba en la misma


mesa que nosotras

- Sí, sí, es solo que recordé que dejé encendida la plancha en casa. - bajó la mano de
la mesa y me agarró de la muñeca para detener el camino que estaba haciendo hacia
su intimidad - ¿Qué crees que estás haciendo? - susurró por lo bajo

- ¿Tocando lo que es mío?

- Quita tu mano, Camila.

- No. - quité su mano de mi muñeca y la coloqué nuevamente en la mesa, entonces


en un rápido movimiento hice a un lado su ropa interior y la penetre con un dedo

- ¿Segura que todo está bien? - preguntó en esta ocasión Valentín, quien la veía con
preocupación tras haberla oído gemir - ¿Te duele algo? - la ojiverde negó llevando sus
manos a su boca para callar los gemidos que querían salir de ella - ¿Segura?

- Sí, seguraAAAA. - todos los que estaban en la mesa con nosotras se quedaron
observándola con curiosidad, sin embargo Normani solo la veía con una sonrisa pícara
en el rostro - Mmmm, ¿Camila?

- ¿Sí, mi amor? - respondí lo más casual posible como si no estuviera haciendo nada
malo

- Necesito ir al tocador, ¿me acompañarías? - salí de su interior y después asentí con


una sonrisa - Espero nos disculpen, pero necesito darme un retoque. Con su permiso.
- se despidió de todos y me tomó con fuerza del brazo para arrastrarme hasta la
parte trasera del salón donde estaba un pequeño cuarto que servía de bodega para
guardar sillas - ¡¿Estás loca, Camila?!
- Un poco, sí. - me acerqué a ella a paso lento hasta acorralarla contra la pared -
¿Tienes una idea de lo mucho que me está haciendo daño ese vestido que traes
puesto esta noche?

- No. - murmuró

- Deberías tenerla. - pegué mi rostro al de ella para que nuestros labios se pudieran
rozar - No sabes qué ganas tengo de hacerte el amor ahora mismo en este lugar.
Necesito tanto quitarte ese vestido y saciar un poco del hambre que tengo de ti, pero
estoy segura que tan pronto como lo haga no voy a estar satisfecha, así que por favor
despídete de todos y vámonos a tu departamento o te juro que no tendré control de
mi misma y haré que grites tan fuerte mi nombre que todos tus compañeros de
trabajo van a oírte. - hablé con tanta determinación que la oí tragar en seco

- Va-va-vamos a de-despe-despedirnos. - respondió con nerviosismo

Antes de que salieramos de la bodega la volví a acorralar contra la pared y entonces


la besé de forma salvaje; después cuando consideré que ya era suficiente, me separé
de ella y la tomé de la mano para encaminarnos lo más rápido posible a la mesa.

- ¿Todo bien? - preguntó Normani

- S-sí. - respondió mi novia tomando su bolso que estaba a lado de su mejor amiga -
Todo bien, es solo que ya estoy muy cansada y quiero dormir.

- ¿Con Camila?

- Obviamente. - dije yo - ¿Con quién más si no? - fruncí el ceño

- Con Dinah. - oí a Val reír por el comentario de su novia y juro que casi
me le aviento encima a los dos

- Escucha, bestia malvada... - la ojiverde me tomó del brazo y me lanzó la típica


mirada de "si insultas a Normani duermes en el sillón"

- Nos vemos luego, ¿Ok? - ambos asintieron - Me saludan a Jack, y por favor denle un
beso de mi parte. - se despidió de beso de nuestros dos amigos y yo solo me limité a
darles un asentimiento de cabeza - Hasta luego, me retiro, los veo el viernes. - le dijo
a las demás personas que habían en la mesa - Ven, vamos a despedirnos de Matt y
luego podemos irnos.

La desesperación que había en mi mente tomó control absoluto de mi cuerpo y tomé


a mi novia de la mano para que dejara de avanzar.

- No, no puedo esperar más.

- Camila.

- Te necesito. - fue lo único que dije para después llevármela fuera del salón hacia mi
auto

El trayecto hacia su departamento fue más rápido de lo que esperaba y todo fue
gracias a que comencé a conducir como una desquiciada. Tan pronto como entramos
al ascensor que nos llevaría a su piso la pegué contra la pared y metí mi mano por su
vestido para comenzar a acariciarla.

Ese jodido vestido tenía que estar en el suelo desde que se lo ví.

El sonido que indicaba que habíamos llegado a nuestro piso se hizo presente y me
separé como pude de mi novia. La tomé nuevamente de la mano y al ver que no se
movía decidí que la cargaría hasta su casa.

Cerré la puerta de una patada y me fuí directamente a la sala de juegos que tenía en
su departamento. La recosté sobre la mesa de billar y levanté su vestido hasta su
cintura para después agacharme y hundir mi rostro en su intimidad. Mi lengua
comenzó a degustar su sabor y eso solo me encendió aún más.

- Oh, Camila. - gimió tomándome de la cabeza para acercarme aún más

Hundí dos de mis dedos en su interior y continué masajeando con mi lengua su botón
de placer; segundos después sentí como llegaba su orgasmo.

Saboreé hasta la última gota y me puse de pie para comenzar a quitar mi camisa y
pantalón.

- Quítate el vestido. - ordené mientras me desvestía frente a ella

Lauren se puso de pie y se dió la vuelta para que bajara el cierre de su vestido, así
que me acerqué a ella y mientras bajaba el cierre me dediqué a darle besos húmedos
por toda su espalda y hombros. Tan pronto como no hubo nada de ropa entre las dos
la volví a cargar y está vez la llevé a su habitación, donde la recosté sobre su cama y
después me puse sobre ella.

- Me vuelves loca. - dije antes de comenzar a centrar mi atención en sus hermosos y


grandes pechos

Tomé uno de sus pezones en mi boca y comencé a succionarlo como si mi vida


dependiera de ello, después repetí la misma acción con el otro y cuando los puse a
ambos lo suficientemente duros, empecé a besar todo el cuerpo de mi novia.

Mañana no habría ni un solo lugar de su cuerpo que no estuviera marcado por mis
dientes. No dejaría ni un espacio vacío en su piel.

------

- Mmmm, buenos días. - sonreí al sentir los labios de mi novia en mi espalda - ¿Cómo
amaneciste? - le pregunté girando en mi lugar para poder verla a la cara

- Cansada, pero con ganas de repetir todo lo que me hiciste anoche. - mordió su labio
inferior

- Debo ir al trabajo, guapa. - hizo un puchero - Pero te prometo que antes de ir a


casa pasaré a verte y haremos cosas más interesantes que las de ayer. - le guiñé un
ojo

- Camila, no quiero que vayas con los Hansen. - fruncí el ceño - O sea, no me
malinterpretes, cielo. - dijo rápidamente - Lo que quiero decir es que quizá deberías
empezar a venir directamente acá en lugar de allá.

- ¿Cómo?

- ¿Te gustaría vivir conmigo?

- ¿Hablas en serio?

- Sí... - respondió tímidamente - Claro, que yo quiera no significa que tú debas


querer. Es más bien si gustas y así, ¿me explicó? ¿crees que es muy pronto para que
te pida algo así? - habló muy rápido haciéndome sonreír

- ¿Crees que es muy pronto para que te pida matrimonio? - le respondí

- Camila, no juegues con eso y mejor respóndeme. - no estaba jugando


- Nada que tenga que ver contigo es demasiado pronto. Al contrario, siento que
vamos demasiado lento.

- ¿Eso es un sí?

- Sí, mi amor. - gritó de felicidad y se abrazó a mi cuerpo

- Te amo, muchísimas gracias.

- Te amo más, y no me agradezcas. Agradeceme cuando llegue y te muestre las


llaves de nuestra futura casa. - se levantó para poder observarme a los ojos

- Eres demasiado perfecta.

- Y tú eres una lindura. - contesté sonriente - Tus mejillas son preciosas, y tu sonrisa
es encantadora. ¿Estás segura que no eres un ángel?

- No, no lo soy.

- Hmmm, estoy segura que sí.

El teléfono del departamento comenzó a sonar haciéndome bufar al ver que mi novia
se levantaba de la cama. Realmente odiaba cuando las personas hablaban por las
mañanas.

En lo que mi novia estaba en la sala atendiendo la llamada yo decidí levantarme y


darme una ducha. Apenas eran las siete de la mañana pero debía estar en el trabajo
a las nueve así que tenía que empezar a alistarme porque conociéndome lo más
probable es que la cama me consumiera por completo.

- ¡Camila! - oí gritar a mi novia así que rápidamente me coloqué la bata de baño y


salí corriendo a la sala

- ¿Qué, qué pasa?

- Mi papá quiere que pasemos navidad en la residencia que tenemos en Brooklyn,


dice que están invitados los Hansen y que por su puesto los Mazella deben de ir. -
sonreí al escucharla y solo asentí para después darme la vuelta y regresar al baño

Al parecer mi suegro al final había aceptado mi propuesta y me daría pase libre de


pedirle matrimonio a mi ojiverde en un lugar hermoso frente de toda nuestra familia.
Antes de meterme al baño caminé hacia mi mochila donde guardaba la libreta en la
cual escribía canciones y saqué la pequeña caja de terciopelo negro que tenía
escondida. Admiré el brillo de aquel anillo y me imaginé la enorme sonrisa que
tendría mi chica al ver lo que le pediría.

La convertiría en la señora Cabello.

______________________________

N/A:

Mal momento para que Wattpad se ponga de especial, ¿eh?

Literalmente publicaba el capítulo y me salía en blanco así que tuve que eliminarlo
varias veces.

¿Les molestaría quedarse hasta la madrugada? Voy a tener que publicar los capítulos
faltantes y quiero hacerlo aunque tenga que terminar de publicarlos hasta las cuatro
de la mañana.

Wattpad no me detendrá de darle fin a It Girl

¿Esperarán?

.
60

Lauren P.O.V

Cada navidad cuando era niña mi papá nos traía a Brooklyn para pasar las fiestas
decembrinas. A mis hermanos si les había tocado convivir con mi mamá en estas
fechas, lamentablemente a mi no, sin embargo mis abuelos trataron de hacer todo lo
posible por llenar ese vacío maternal que tenía y año con año en navidad me llevaban
a casa de la hermana gemela de mi madre, Judie. La tía Judie se encargaba de
hacerme la niña más feliz de todas cada navidad, ya que ella me llevaba a hacer
muñecos de nieve, a montar en trineo, a conocer al simpático Santa Claus del centro
comercial y también me ayudaba a hacer galletas, todo lo que se supone que hacia
mi madre con mis hermanos cada navidad.

La casa de Brooklyn fue la primera casa donde vivieron mis padres y dónde Leonard
pasó sus primeros años de vida hasta que nació Richard, que fue cuando se mudaron
a Nashville bajo el mandato de mi abuelo Jason, padre de mi papá.

En Nashville fue donde nacimos Matthew, James, Zac, Chris y yo, pero
definitivamente la casa de Brooklyn era un lugar especial para todos. Sobre todo para
mí difunta y preciada madre.

Todos los años desde que cumplí quince, mis hermanos y yo nos habíamos hecho la
costumbre de ir a centros comerciales y comprar muchos postres navideños para
después comerlos alrededor de la chimenea mientras jugábamos póker. También
salíamos al centro comercial para comprar nuestro típico regalo mal intencionado de
último momento. El regalo mal intencionado consistía en un intercambio de regalos
que hacíamos donde a la persona que nos tocaba teníamos que comprarle lo que
menos le gustará y que definitivamente no usaría pero debía usarlo en navidad.

En noche buena desde que nacieron las gemelas, organizabamos una pequeña
función de títeres de algún cuento navideño para hacer feliz a las niñas. También con
mis cuñadas me dedicaba a decorar galletas.

Eva normalmente prefería ayudar a preparar el pavo, pero al final siempre la


terminabamos convenciendo de hacer una que otra galleta con decoración extraña.

Mis hermanos y mi papá la mañana antes de Navidad siempre iban a un bar que
había en la zona residencial donde se dedicaban plenamente a hablar de cosas
chuscas de hombres.
Todos los años eran especiales, pero estaba segura que este año lo sería aún más, ¿y
eso por qué? bueno, era sencillo, sería un buen año porque Camila estaría a mi lado.

Estaba totalmente emocionada de poder compartir a lado de Camila todas las cosas
que hacía con mi familia. Saber que ella estaría a mi lado cuando hiciéramos el
brindis en la cena me hacía muy feliz.

Ella podría ayudarme a decorar las galletas y lo más probable es que participara en la
obra de marionetas solo para verme feliz a pesar de que no tenía tanto favoritismo
hacia mis sobrinas ya que siempre nos interrumpían en momentos en los que no
debían hacerlo.

O al menos eso era todo lo que pensaba antes de que llegaríamos a Brooklyn, ya que
en lugar de compartir mis tradiciones, Camila había decidido que lo mejor era pasarse
todo el día fuera de la casa trabajando a pesar de estar muy lejos de Nashville y de la
disquera.

- ¿Por qué esa cara, Laur? - me preguntó Chris sentándose a lado mío en el sillón

- Camila. - respondí con tristeza - Me dijo que sólo saldría un momento y estaría
antes de que volviéramos del centro comercial y aún no está aquí. - recosté mi
cabeza en el hombro de mi hermano suspirando

- Tranquila, a lo mejor y está buscando tu regalo. - pasó su brazo por mis hombros -
¿No crees?

- No, ella dijo que ya me había comprado mi regalo en Nashville. - me quejé - ¿Y


sabes que es lo peor de todo esto, Chris? - negó - ¡Que ni siquiera me responde el
maldito teléfono!

- Woah, lamento eso, mi amor, pero se me ha descargado. - me levanté


rápidamente del sillón tan pronto como oí la voz de mi novia - Hola, guapa. - saludó
cuando corrí a abrazarla envolviendo mis piernas en su cintura - ¿Estás enojada?

- Ya no. - suspiré al sentir su aroma a lavanda inundando mis fosas nasales -¿Por qué
tardaste tanto?

- Necesitaba ocuparme de unos asuntos. Ashton quería que mandara a verificar


algunas cosas de uno de nuestros clientes. Al parecer no está conforme con el
contrato. - explicó

- Está bien, lo importante es que ya estás aquí conmigo. - me bajé de ella y besé su
mejilla - ¿A qué hora vienen Maddison y Ashton?

Los Hansen habían llegado hace poco menos de tres horas cuando habíamos
regresado del centro comercial así que eso me tenía tranquila, sin embargo los
Mazella aún no llegaban y eso me tenía sorprendida ya que ellos eran demasiado
puntuales.

- Uh, de eso quería hablarte. - rascó su nuca e hizo una mueca

- ¿No van a venir?

- No, no es eso, mi amor. - respondió - Vendrán todos, bueno, excepto por Ashton. -
alcé una ceja

- ¿Por qué no va a venir?

- Tenemos que arreglar lo de nuestro cliente. Ernest, nuestro abogado, está molesto
porque el chico se niega a cumplir ciertas normas del contrato y tenemos que solu...

- ¿Tenemos? - la interrumpí

- Sí, bueno, yo...

- ¿Te vas a ir?

- Lauren, lo siento muchísimo, es mi trabajo y sabes que recién estamos empezando,


no podemos tener este tipo de errores al principio del negocio porque puede dar de
que hablar.

- ¿Te vas a ir? - repetí

- Sí, lo lamento. - trató de acercarse a mi pero me alejé - Mi amor, por favor no me


hagas esto, prometo venir mañana a primera hora.

- Sólo quería pasar estos dos días contigo, Camila. - le dije tratando de contener mis
lágrimas - Lo hablamos hace cinco días y ya habíamos quedado en algo. Dijiste que
no trabajarías y que tendríamos una navidad especial.
- Vamos a tener una navi...

- No, no la tendremos. - volví a interrumpir - Nada es especial si no estás a mi lado. -


la voz me falló un poco al decir la última palabra - Por favor, solo vete al trabajo. -
pedí dándome la vuelta para subir corriendo las escaleras de la casa

¿Estaba decepcionada? Sí. ¿Había exagerado la situación? Quizá, pero no podía


evitarlo sabiendo que estos días los habíamos planeado ya con tiempo. Tenía la
esperanza de hacer todas mis tradiciones familiares con Camila. Estaba
completamente ilusionada por beber vino a su lado y abrazarla por la noche mientras
hacíamos el amor en la madrugada del día de Navidad.

------

Camila se había ido hace ya cuatro horas y hace dos habían llegado los Mazella. Oli, el
hijo de la hermana de Camila, se acopló rápidamente a mis sobrinas y ahora estaba
corriendo por toda la casa a lado de ellas. El señor Daniel se había ofrecido a ayudar a
mi padre a sacar unas cosas del diván y Maddison aún estaba hablando por teléfono
con su futuro esposo.

La cena llegó más rápido de lo que creí y me resigné a seguir esperando que por la
puerta apareciera mi novia con su típica sonrisa ladina.

- Lauren, tu teléfono está sonando desde hace varios minutos. - dijo Eva sacándome
de mi inconsciencia

Al parecer me había quedado observando el árbol de navidad y había


perdido noción de todo aquello que pasaba a mi alrededor.

Saqué el teléfono de mi bolsillo y no pude evitar sentir latir rápidamente mi corazón


al ver en el identificador de llamadas el nombre de Camila.

- ¿Sí?

- Sé que estás enojada conmigo, mi amor, pero por favor no aprietes tanto el
teléfono, tus nudillos se están poniendo blancos. - suavice el agarre de mi teléfono y
entonces capté que Camila había adivinado lo que estaba haciendo

- ¿Cómo sabías que estaba apretando el teléfono?


- Bueno, soy adivina. - fruncí el ceño - ¿Sabías que te ves hermosa cuando haces esa
cara? - alcé una ceja - También cuando levantas tu ceja de esa forma estás hermosa.

- ¿Cómo sabes que es lo que estoy haciendo? - me levanté de la mesa bajo la atenta
mirada de toda mi familia y de la familia de mi novia

- Pídele a tu padre que te de las llaves del invernadero. - dijo ignorando mi pregunta

Voltee a ver a mi papá y me sorprendí al ver que me extendía lo que me había pedido
Camila, las llaves.

- ¿Pero qué...?

- Ve y averígualo tu misma. - me guiñó un ojo y ví sonreír a todos, a mis hermanos, a


mis cuñadas, a los Hansen y a los Mazella

- No te precipites, mi amor. Ve con calma al invernadero pero antes ponte un suéter.


- asentí y caminé hasta el perchero donde estaba colgado mi abrigo y después salí al
patio trasero de la casa y llegué hasta donde estaba el invernadero que mi madre
había hecho construir para sus plantas, el cual había estado cerrado desde que ella
falleció - Respira hondo, por favor. Escucha mi voz, bebé, estoy aquí contigo.

- ¿Qué hay dentro?

- Tienes que averiguarlo. - respondió - Voy a contar hasta tres, cuando llegue al
último número quiero que metas la llave y abras, ¿Ok?

- Ok.

- Uno. - repetí el mismo número en mi mente mientras acercaba la llave

- Dos. - dos

- Tres. - inserte la llave en la cerradura y abrí la puerta

Rosas. Dentro del invernadero habían cientos y cientos de rosas, pero ¿cómo? Se
supone que este lugar había permanecido cerrado desde hace ya varios años.

Miré a mi alrededor y ví todo tipo de rosas. Habían rosas rojas, rosas blancas, rosas
amarillas, e incluso rosas rosadas, sin embargo lo que más llamó mi atención fue la
silueta que estaba a espaldas de una cortina.
- ¿Qué es lo que ves?

- ¿Tu espalda? - pregunté acercándome a la sombra

- No. - rió

- Entonces, ¿quién es?

- Sólo es un distractor. - respondió la voz de mi novia a mis espaldas - Hola, mi amor.


- me sonrió

- ¿No se supone que estabas en Nashville? - pregunté sorprendida

- ¿Y qué tendría yo que estar haciendo allá cuando el amor de mi vida está acá en
Brooklyn? - respondió

- Eres... - me acerqué a ella - Eres una boba, Camila. - reí un poco


mientras limpiaba mis lágrimas - ¿Por qué me has mentido de esta manera?

- Quería darte una sorpresa. - se encogió de hombros mientras rodeaba mi cintura


con sus brazos - ¿Te ha gustado?

- Me encantó. - recosté mi cabeza en su pecho - Gracias por traer a la vida el lugar


favorito de mi mamá.

- No hay de qué, mi amor, pero, hay algo que necesito decirte. - me alejó un poco de
ella sin soltarme del todo

- ¿Es algo malo?

- No, bueno, no creo. - me guiñó un ojo - ¿Recuerdas esa historia de cómo tu padre
conoció a tu madre?

Asentí. ¿Cómo podría no recordar una historia tan bella como esa? Mi papá solía
contarme esa historia cada noche antes de dormir.

- ¿Recuerdas donde estaban?


- Cerca de unos rosales en... - me quedé callada de golpe - ¿Por qué me estás
preguntando esto?

Se separó completamente de mi y comenzó a caminar por el invernadero tocando con


la punta de sus dedos los pétalos de las rosas hasta que llegó a donde estaba la
cortina que tenía una sombra.

- Vaya, qué pintura tan curiosa. - comenzó a decir - Disculpe, señorita. ¿podría
acercarse un poco? - desconcertada me acerqué a ella pero me detuve al instante en
el que ví como Eva aparecía de la nada se acercaba a mi novia - ¿Quién es el autor de
esta extraña obra y por qué la está exhibiendo en este lugar lleno de rosas? -
preguntó Camila

- Es la señorita Jauregui, la joven que está ahí de pie cerca de las rosas rojas, son sus
favoritas. - respondió mi cuñada y entonces todo hizo click en mi cabeza haciendo
que algunas lágrimas aparecieran en mis ojos

Camila estaba recreando aquel día en el que mis padres se conocieron.

- ¿Lo recuerdas? - habló mi novia llamando mi atención mientras se acercaba


nuevamente a mi

- Sí. - respondí en un hilo de voz

- Se que no nos conocimos en un lugar lleno de rosas, y que quizá nuestro primer
encuentro no fue el más romántico de todos, ¿pero sabes qué? Te aseguro que
nuestro futuro va a ser aún mejor y más fantástico. Te lo dije cuando te pedí que
fueras mi novia y te lo vuelvo a repetir; quiero todo contigo, Lauren, absolutamente
todo, desde un par de anillos que hagan juego hasta un par de niños que tengan el
color de tus ojos. - sacó una caja de terciopelo de su espalda y se hincó delante de
mí - Eres el amor de mi vida, Lauren Jauregui, y te juro que nada me haría más feliz
que pasar muchísimos años a tu lado, ¿Te gustaría casarte conmigo?

Miles de lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas y llevé mis manos hacia
mi boca para ahogar los pequeños sollozos que salían de mi interior. ¿Esto era real?
¿Ella me estaba pidiendo matrimonio?

Mi corazón comenzó a latir más rápido de lo habitual y me agache para quedar a su


altura.

- Te amo. - logré decir antes de besarla con todo el amor que sentía por ella
- ¿Eso es un sí? - preguntó alejándose un poco de mi para verme a los ojos

- Sí, cielo, sí quiero casarme contigo, sí quiero ser tu esposa. - sonreí al mismo
tiempo que ella y luego cerré los ojos al sentir sus labios sobre los míos

Ahora entendía porque se había ido así de la nada y porque todos estaban tranquilos
con que ella no estuviera presente en la cena. Al parecer todos eran parte de un
complot.

- Ven. - dejó de besarme para ponerme el anillo en la mano y luego me ayudó a


levantarme para después tomarme de la mano para llevarme a fuera del invernadero
donde estaban todos nuestros familiares - ¡Dijo que sí! - gritó Camila haciendo que
todos estallaran en vitores de alegría

Observé cómo Camila iba corriendo a abrazar a los Hansen y después se envolvía en
un abrazo muy emotivo con Maddison y luego con su padre.

Sonreí al ver a mi novia llena de felicidad y luego bajé la mirada al anillo que
adornaba mi mano y sonreí ampliamente para después ir a abrazar a mi padre y mis
hermanos.

Al final sí había resultado ser una navidad muy especial.

FIN.

________________________________

N/A:

WOOOOOAHHHHHH

Vamos por el epílogo y el cap extra y damos por finalizada está historia, bebés.

.
Epílogo

N/A:
Hay errores, sorry.

____________________________

Años más tarde.

Me desperté al oír el sonido de la puerta que estaba al otro lado del pasillo y sonreí
volviendo a acomodarme en la cama para fingir estar dormida, como siempre.
Escuché como la puerta de la habitación se abría y pequeños pasos se hacían
presentes. La cama se sumió levemente y entonces un pequeño peso se situó en mi
hombro.

- Mami, mami, despierta. - su dulce voz se hizo presente y tuve que reprimir mis
ganas de sonreír - Mami, es mi último día de escuela, despierta.

- ¡Elaine! - se escuchó la voz de mi esposa al otro lado de la habitación

- ¡Estoy con mami! - gritó la pequeña pelinegra de bellos ojos verdes

- Elaine Cabello, ¿qué te dije sobre despertar a tu madre? - entreabrí mis ojos
lentamente y visualice a mi esposa con las manos en la cintura viendo a nuestra hija
con diversión

- Pero me gusta despertarla.

- Lo sé, mi vida, pero ayer mamá llegó muy tarde del trabajo y necesita descansar,
ven, vamos a desayunar que te he hecho panqueques. - escuché el gritó de felicidad
de mi hija y sentí como el peso desaparecía de mi cuerpo, después abrí los ojos y ví
como mis dos mujeres favoritas salían de la habitación dejándome sola

Me levanté un poco de la cama recargando mi espalda en el cabecero y suspiré.


Amaba levantarme de esta forma. Elaine venía todo el tiempo en las mañanas a
tratar de levantarme pero Lauren siempre la reprendía diciéndole que me dejara
dormir.

Lo que no sabía mi esposa era que yo siempre estaba despierta cuando nuestra
pequeña aparecía, y quizá debería decírselo para que dejase de regañarla, pero un
secretito no le haría daño a nadie.
Salí finalmente de la cama y tomé una ducha rápida y luego de cambiarme y secar mi
pelo bajé a la cocina.

Lauren estaba sirviendo un poco de miel en los panqueques de Elaine mientras que
sostenía con otra mano a nuestra pequeña bolita de arroz.

Jane, nombre que había decidido la egocéntrica de Dinah, había habido hace ya seis
meses un cinco de agosto cuando yo estaba a punto de tomar un avión a Italia.
Nuestra hija era tan blanca que todo el tiempo nos referíamos a ella como "bolita de
arroz" o "bolita de algodón"; sus diminutos labios eran tan rosados que muchas veces
Elaine se enojaba porque ella no los tenía así.

- Buenos días, mis amores. - dije haciéndome notar - Hola, princesa. - besé la cabeza
de mi niña de siete años y luego me acerqué a mi esposa para besarla en los labios y
acariciar la mejilla de Jane - Buen día, amorcito, ¿quieres venir con mamá? - tomé a
mi hija en brazos y besé suavemente sus mejillas regordetas

- ¿Cómo amaneciste, cielo? - preguntó la ojiverde mientras yo me sentaba en la barra


a lado de Elaine

- Hmmm, muy bien, oí risas y no quise perderme la diversión. - le aventé un beso al


verla sonreír

- Normani nos mandó una foto de Jackson, al parecer tuvo un mal día en el
peluquero. - tomó su teléfono y me enseñó la foto del hijo de Normani con el ceño
fruncido

- Já, ¿ya viste ese corte, El? - mi hija mayor asintió riendo - Apuesto lo que sea que
no querrá ir al cumpleaños de Lindsay con esa atrocidad.

- ¡Camila, es tu ahijado! - me reprendió mi esposa - Y si irá, dice Mani que no lo va a


dejar salirse con la suya. - se sentó frente a mi

- Tsst, yo no iría.

A Jackson le gustaba muchísimo la hija de Dinah así que no podía evitar imaginar la
vergüenza que sufriría el pobre chico al presentarse con el poco pelo que tenía en la
cabeza.
El teléfono de la casa comenzó a sonar así que deje a Jane con su otra madre y me
levanté para poder responder.

- ¿Diga?

- ¡Camila, hola!

- Madd, ¿qué pasa? - rara vez ella llamaba al teléfono de la casa

- Papá le ha regalado a nuestro hermano un auto, y lo chocó.

- Maldición, ¿por qué le dió un auto? - coloqué mis dedos en el puente de mi nariz y
suspiré - ¿En dónde ha chocado el auto?

- Cerca de la disquera. ¿Podrías ir por favor? El hombre al que le chocó se está


poniendo pesado.

- Voy para allá. - colgué

- ¿Pasa algo malo, cielo?

- Mi hermano chocó y necesito ir para allá. - recogí mi plato y lo lleve al lavadero - El,
cariño, ¿quieres que te lleve al colegio o te vas con mamá? - le pregunté a mi hija

- ¿Puedo irme con mamá? - me respondió - Dijo que pasaríamos a comprar unas
cosas antes.

- Está bien, cariño. - le di un beso en la frente - Iré a cepillarme los dientes y luego
me iré. ¿Me llamas cuando lleguen al colegio? - le pedí a mi esposa y asintió - Bien,
en ese caso nos vemos en unas horas.

- Sí, cielo, cuídate. - me besó

Subí rápidamente las escaleras, cepille mis dientes y tomé las llaves del auto para
después volver a bajar y correr hacia la puerta no sin antes gritarle a mi esposa e
hijas que las amaba.

------

- ¿Vas a regañarme o algo así? - me preguntó Jason mientras entraba detrás de mi a


mí oficina
Cuando llegue a donde ocurrió el accidente tuve que tranquilizar primero al hombre
que prácticamente se le tiraba encima a mi hermano y después llamé a la
aseguradora.

Maddison y yo le advertimos varias veces a nuestro padre que Jason todavía no era lo
suficientemente bueno con el volante como para tener un auto en su poder, pero tal
parecía que eso se le había metido por un oído y le había salido por el otro.

- ¿Estás consciente que tú tuviste la culpa? - me senté y le señalé la silla que estaba
frente a mi escritorio para que él se sentara también

- Parecía buena idea tomar el carril izquierdo. - suspiró - ¿Le dirás a papá? - asentí -
Cam, por favor.

- Eres un adulto, Jason, debes estar consciente de las consecuencias de tus actos. -
hizo una mueca

- Lo sé, y lo lamento, déjame solucionarlo a mi, ¿sí?

- Bien.

- ¿En serio? - preguntó incrédulo

- Sí, adelante, hazlo.

- ¡Gracias, Cam! - se levantó y fue hacía mi rápidamente para abrazarme -


Muchísimas gracias.

- Solo no lo arruines, J. - asintió sonriente - Bien, puedes irte.

- ¡No voy a decepcionarte, hermana! - gritó antes de salir de mi oficina

Negué divertida y saqué mi teléfono de mi bolsillo para enviarle un


mensaje a Maddison.

Para: Little Sis, 8:30 AM


Todo solucionado.
Iba a bloquear mi teléfono cuando ví que tenía un mensaje de mi mujer.

De: Sra. Cabello, 8:32 AM


Ya dejé a Elaine en el colegio,
iré a casa de mi padre.
Ten un lindo día, te amo.

Para: Sra. Cabello, 8:33 AM


Nos vemos en la tarde.
Te amo muchísimo más.

Guardé mi teléfono y fijé mi vista en el portaretratos que tenía en mi escritorio; en la


fotografía estábamos Lauren y yo en nuestra luna de miel en Grecia. Aquella semana
fue de las mejores de mi vida, sin embargo todo se fue al carajo cuando regresamos
a Nashville y me enteré que Milika estaba internada.

Suspiré y me levanté de la silla.

Miré el estante que estaba repleto de más portaretratos y sonreí al que tenía una foto
mía con Milika.

- Aún no sé cómo sobrellevarlo. - susurré - Me hubiera gustado que conocieras a


Elaine y a Jane, y apuesto que Dinah hubiera amado verte ser cuidadosa con Lindsay,
sin embargo es mucho mejor que ya no estés sufriendo, mamá. - acaricié la
fotografía y la puse nuevamente en su lugar - Seth está estudiando medicina. Cuándo
nos dijo el porqué había escogido esa carrera te juro que nos hizo llorar a todos. -
volví a suspirar - No tienes ni la menor idea de cuánta falta nos haces. - hablar con la
fotografía de Milika era algo que comencé a hacer después de su funeral hace ya
varios años; Lauren decía que si eso me hacía sentir bien no debía dejarlo, así que lo
volví mi rutina diaria matutina

- Señora Cabello. - entró la secretaria tímidamente - El señor Jauregui la busca. -


elevé una ceja - Hmmm, Chris Jauregui. - específico

El hermano de Lauren se había desprendido de los negocios familiares para iniciar con
un proyecto artístico y me había pedido ayuda y asesoría para eso.

- ¡Cuñada! - saludó animadamente pasando sin autorización de mi secretaria, la cual


bufó con molestia al ver lo mal educado que era haciéndome reír - ¿Qué tal todo?

- Bien, pasa, ponte cómodo. - volví a sentarme en mi silla - ¿Qué sucede?


- Hablé con Ashton, pero no quiere autorizarme el permiso para empezar a hacer
promoción de mi nuevo sencillo. - suspiré levemente

Christian Jauregui no se caracterizaba precisamente por ser el más inteligente de


todos sus hermanos y eso solo significativa mucho trabajo para mí. Al parecer tendría
una mañana muy larga.

------

- ¡Creí que no vendrías! - acusó Oliver al verme entrar a casa

- ¿Qué haces aquí? - le pregunté

- Tía Lauren pasó a recogerme. - se encogió de hombros - ¿Irás conmigo al partido de


los Shirss? - negué - ¿Por qué no? Lo prometiste.

- Es cumpleaños de Lindsay.

- ¿Lindsay Hill? - asentí - ¿Puedo ir? - lo miré con ojos entrecerrados

- ¡Borra esa sonrisa de tu rostro, Oliver! ¡Tiene trece años! - grité al descubrir el
porqué de la sonrisa pícara en el rostro de mi sobrino

- Yo no dije nada.

- Te conozco y la respuesta es no. Suficiente tengo con Jackson.

- ¿Qué pasa con Jackson? - preguntó mi esposa mientras se acercaba a mí


y me abrazaba - Hola, cielo.

- Ugh, al fin. Necesitaba tanto esto. - dije refiriéndome al abrazo - Hueles tan bien, mi
amor.

- ¿Qué tal el trabajo? - se separó un poco para poder tomar mi rostro con sus manos
y acariciar mis mejillas

Oliver al ver que había pasado a segundo plano se fue a la sala a jugar con Elaine y
vigilar a Jane, quien estaba en su pequeño cunero.
- Tu hermano es un tanto torpe. - ella rió - ¿A él no le tocó la dosis de máxima
inteligencia que tienen todos los Jauregui? - volvió a reír

- Chris es algo distraído. - besó levemente mis labios - ¿Vas a tomar una ducha? -
asentí - Bien, ve arriba y alístate, dejé tu ropa en la cama. Las niñas y yo ya estamos
listas, solo te estamos esperando a ti, no tardes.

- Sí, amor. - me separé de ella y subí corriendo las escaleras

------

Gruñí por décima vez consecutiva. ¿Qué parte de "tiene trece años" no entendió mi
sobrino?

Lindsay definitivamente era una niña muy bonita, y no podía entender como su padre
y Dinah estaban tan tranquilos con ello. Yo solo pensaba en el momento en que mis
princesas tendrían esa edad y prácticamente ya me estaba ahorcando a mi misma.

- Estoy segura que a ella no le molesta la atención que recibe. - dijo la ojiverde
mientras alimentaba a nuestra bebé

- Claro que no le molesta, es idéntica a Dinah, y eso es horrible. - gruñí

- Vaya, controla a tu bestia, Laur.

- Cierra el pico, cacahuate. - la mujer de piel morena reviró los ojos

- ¿Hasta cuándo dejaras de llamarme así, Cabello? - Valentín rió al oír a su esposa
quejarse

- Hasta que tu hijo quité sus ojos de mi sobrina. - me crucé de brazos después de
señalar a Jackson, quien estaba a lado de Oliver mirando de la misma forma a mi
dulce sobrina

- Le lleva tres años, Cabello, no es gran diferencia. ¿Cuántos años le llevas a Lauren,
eh? - preguntó sonriente

- Es distinto. - respondí

- Is distinti. - le enseñé el dedo de enmedio y Lauren me pegó un manotazo al


instante
- No enfrente de tu hija, Camila.

Suspiré y dejé caer mi cabeza contra la mesa haciendo reír a Valentín.

------

Besé la frente de Elaine por última vez y apague la luz de su habitación.

Traté de no cerrar por completo su puerta, ya que mi hija no podía dormir tranquila si
la puerta estaba cerrada totalmente, y luego me dirigí a mi habitación donde estaba
mi esposa amamantando a Jane.

- ¿Ya se durmió? - me preguntó la ojiverde sonriéndome

- Sí, siempre duerme después de la tercera canción. - todas las noches le cantaba a
mi hija para que pudiera dormir profundamente - ¿Qué tal va este monstruito? -
pregunté acercándome a mi esposa para poder ver bien a nuestra hija

- Creo que está a nada de quedarse dormida. - contestó

- Jane, mi niña, recuerda no desgastar tanto los pechos de mamá porque mami los
necesita. - después de decir aquello sentí como mi esposa me golpeaba la cabeza -
¿Qué?

- ¿Qué te dije sobre hablar de nuestra vida sexual enfrente de la bebé?

- Yo solo le estoy recordando que no debe lastimarte, ella debe saber que no es la
única que disfruta de tus pechos. - dije lo más tranquilamente posible, sin embargo
me gané otro golpe

- Camila.

- Lauren.

- Dios, eres molesta. - se levantó de la cama y puso a Jane en su cuna - No, no, no te
acerques, Cabello. - advirtió cuando regresó a la cama

- Ven, yo también tengo hambre.

- No, aléjate.

- Vamos mi amor, ¿no quieres otro bebé? - pregunté pícaramente


- No, hace poco tuve una. - se volteó para quedar frente a mi - Y tengo una enorme
bebé justo ahora en mi cama.

- Hmmm, está bebé quiere que la mimes un poco. - pedí

- Eres todo un caso, Camila.

- Sí, pero soy toda tuya. - ambas sonreímos antes de iniciar a besarnos suave y
deliciosamente como cada noche antes de caer dormidas

Ni Houston, ni Miami, ni Nueva York, Seattle, San Diego, Los Angeles, Chicago, San
Francisco, Nueva Orleans, Boston, San Antonio, Filadelfia, Denver, Las Vegas,
Nevada, Tampa, Atlanta, ni las demás ciudades restantes de estados unidos o de todo
el mundo podían compararse con lo magnífico y especial que era formar una familia
en el lugar donde naciste.

Cuándo encerré Nashville de mi mapa de viajes nunca pensé que encontraría todo lo
que encontré, y definitivamente estaba en lo correcto al decir que sería mi última
parada.

________________________________

N/A:

WOAH, OH.

No es el mejor epílogo, but ahí se los dejo. Aún falta un capítulo extra, so...

Mis cálculos (como siempre) salieron mal y bueno, recién acabo de publicar el prólogo
de la nueva historia. PUEDEN BUSCARLA EN MI PERFIL Y DARLE AMOR.

Uh, y un saludin a @swatregui_ (no estoy segura si escribí bien tu usuario, ahrre),
quien ganó lo de la portada, lol.

LXS AMO.

.
Fenix time

No saben lo feliz que me siento al ver como esta historia en particular continua día a
día recibiendo votos y comentarios de su parte. En verdad estoy muy agradecida con
todos y cada uno de ustedes, por leer las ideas locas de mi cabeza y por disfrutar no
solo de esta, si no de otras historias más de mi autoría.

¿La verdad? El proyecto del que más estoy orgullosa es y siempre será este. Hoy
decidí descargar nuevamente la app de Wattpad en mi celular y darme el tiempo de
checar nuevamente mi cuenta y vaya sorpresa. Más de 5k notificaciones y mi bandeja
de mensajes llena.

Cuando abrí mi primera cuenta fue para leer historias Larry y posteriormente Camren.
Después tomé el valor de crearme este usuario y subir mis propias historias. Con el
paso de los años la mentalidad y los gustos de las personas cambian, entonces,
actualmente me encuentro en un momento en mi vida en el que he escribir ya no es
lo suficientemente satisfactorio para mi, pero volver a encontrarme con el cariño que
le tienen a esta historia, y a las demás, me ha motivado infinitamente, tanto que he
decidido escribir para agradecerles por ello.

He de confesar, con mucha pena, que hoy tenía pensado seriamente eliminar todas y
cada una de mis redes sociales, lo que incluía tirar a la basura estas historias, pues
las eliminaría también. Estoy pasando por un momento en el que he sido
diagnosticada con depresión, estoy en tratamiento ya con un terapeuta, y justo ahora
ya no considero tan buena idea atentar contra mi vida. Me he sentido muy
presionada, solitaria y estresada; entre la carrera, la pandemia y el confinamiento, mi
vida se volvió un caos total. Quiero decirles que la depresión no es un juego, y por
eso estoy aquí escribiendo esto.

Porque así como me han levantado del pozo sin fondo en el que estaba con sus
mensajes y comentarios, yo quiero retribuirles diciéndoles que son personas
maravillosas, que valen más de lo que vale todo el oro del mundo. Que hay alguien
que los ama con toda la intensidad más positiva existente, que lograrán sus metas y
que cumplirán todos y cada uno de sus sueños.

Todos merecemos amor, y no hay nada más hermoso que el amor propio, así que tú,
quien si se ha tomado la molestia de leer hasta este punto, por favor te pido que
vayas al espejo más cercano y admires cada rasgo de tu rostro. Sonríete y recuérdate
cuanto te amas. Eres bello/a.

"Lo más bonito en la vida es sentirte orgulloso de quien eres, creer en ti, verte al
espejo y amarte, saber que has podido con todo y que podrás siempre, [...] porque
nunca dejarás que alguien te haga creer que vales menos."

Atentamente, alguien que los aprecia en la distancia.

PD. Sé que a todos los conflictuó la estatura de Camila en esta historia, que en los
primeros capítulos confundieron a Normani creyendo que era Lauren, y que no les
gusta la Camila top, pero de todos modos, gracias por darle chance a It Girl de
entretenerlos.

PD2. ¡Un beso desde México hasta donde se encuentren!

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