Está en la página 1de 259

Waves (Camren)

by Jungleland_

Gold Coast, Australia. Una mezcla entre amantes del surf y amantes del lujo recorren sus calles
plagadas por el turismo desde años atrás. Lauren Jauregui, una prestigiosa doctora que ha
logrado hacerse un nombre gracias a sus investigaciones sobre el cáncer, llegó a la ciudad dos
años atrás y desde entonces su carrera no ha hecho más que mejorar. Por otro lado, Camila
Cabello vuelve a la ciudad donde pasaba los veranos buscando la paz que no ha podido
encontrar debido a un pasado que la atormenta. Cuando ambas se encuentran nunca pensarán
que llegarían a ser tan importantes la una para la otra.

insideofmysoul
Capítulo 1 - Vuelta a casa.

CAMILA's POV
Llevaba tres días aquí y aún no había sido capaz de eliminar todos los recuerdos que había en
las paredes de aquella habitación. Desde pequeña la tía Sarah había reservado esta habitación
para mí y, al no tener hijos, me dejó decorarla a mi propio gusto. Cuando me regalaron aquella
Polaroid en Navidad había empezado a llenar una de las paredes de instantáneas que ahora ni
siquiera podía mirar.
Puse música de fondo y empecé a eliminar todas aquellas fotografías que dolían. Una a una fui
despegándolas hasta dejar únicamente cuatro: una junto a mi primera tabla de surf (una preciosa
tabla rosa que Sarah le había escondido bajo el colchón como regalo de bienvenida), la que nos
mostraba a toda la familia junta las vacaciones de Pascua que Sarah había viajado a Los
Ángeles, el atardecer que había capturado en Snapper Rocks el día que me enteré de la noticia
que cambiaría mi vida y la actuación de fin de curso de mi último año de estudios en la que canté
por primera vez en público.
Guardé el resto de fotos en una caja de zapatos y la cerré sin detenerme a mirar una última vez el
rostro de Will. Por el olor, la tía Sarah estaría en la cocina, así que me quité rápidamente la
camiseta que estaba usando como pijama y bajé sin prisas a su encuentro.
- Buenos días, dormilona - dijo cuando me acerqué a besarla en la mejilla. - Tus padres han
llamado a primera hora, pero no he querido despertarte. Me dijeron que estabas durmiendo mal
las últimas semanas.
- La verdad es que he dormido muy bien, será que aún sigo con el jet lag y el cansancio del
viaje.
La tía Sarah me puso un café y no volvió a hablar. En ese momento me di cuenta de cómo habían
cambiado las cosas. Había pasado de ser una adolescente que no paraba de hablar y de hacer
mil cosas a la vez a ser una joven de 26 años callada y pensativa, que vivía en mi mundo y
prácticamente no me enteraba de lo que sucedía a mi alrededor. Los últimos años me había
refugiado en el arte como forma de expresarme. Fotografías, libretas escritas a mano llenas de
tachones y bocetos a carboncillo o acordes sueltos en un cuaderno de partituras sin orden alguno
era lo que me definía, puesto que no encontraba palabras para expresar en voz alta lo que
llevaba dentro.
- ¿Sigues guardado las tablas, tía?
Me miró sorprendida mientras asentía rápidamente con una sonrisa enorme en la cara.
- Están en el garaje, cielo. Las puse todas allí cuando vendí el coche.
- Creo que va siendo hora de recuperar viejas costumbres después de tres años, ¿no
crees? - le contesté animada por su reacción sabiendo que, aunque mostrase sorpresa, también
se alegraba de ver un poco de la antigua Camila saliendo a flote.
- Ve con cuidado, ya sabes cómo son estas vertientes y llevas mucho tiempo sin practicar -
murmuró con una sonrisa mientras salía por la puerta de atrás para arreglar el jardín.
Sin perder un segundo fui hasta el garaje y encendí las luces. Allí estaban las tablas. Me
insideofmysoul
sorprendí cuando, tras quitar las sábanas que las cubrían para protegerlas del polvo, noté que la
tía Sarah había guardado todas las que había usado. Los tablones más grandes hacían que se
notase el contraste de tamaño con las tablas más pequeñas y rápidas. No pude evitar sonreír
cuando deslicé los dedos suavemente sobre los bordes de la que tenía más cerca y entonces
sucedió; volvió esa sensación de opresión en el pecho y falta de aire que aparecía siempre que
los recuerdos aparecían sin que nadie los hubiese llamado. Y, sin apenas pensarlo, eché a correr
sin mirar atrás.
~~~
No podía creer que estuviese de vuelta. Los dos últimos años habían sido un auténtico suplicio a
la espera de la resolución del juicio y, aunque los dos meses que faltaban para que el juez dictase
su sentencia se iban a hacer demasiado largos, volver al lugar donde pasé gran parte de mi
infancia se antojaba como una distracción ante el temor de lo que depararía el futuro. O eso
pensaba hasta que la ansiedad había vuelto a ganarme la partida unos momentos atrás.
Gold Coast no había cambiado mucho, al menos no el barrio de la tía Sarah. Coolangatta, al sur
de la gran ciudad que tanto había crecido, seguía dándome esa sensación de pueblo costero
amante del surf. Sin darme cuenta mis pasos me habían llevado a Snapper Rocks y estaba
sentada en la misma roca que hasta hacía unos años había compartido con Will. Su recuerdo me
seguía produciendo nauseas, por lo que decidí moverme a una zona más alejada donde poder
observar mejor el roce de las tablas contra las olas.
Inspiré profundamente pensando que hacía mucho tiempo que no aspiraba ese olor a salitre
hasta que un sonido de pasos me distrajo de mi ensoñación.
- Son las mejores olas de toda la semana, ¿no crees? - comentó el chico moreno que había
sentido acercarse a mí instantes antes.
Lo observé detenidamente. Su traje de neopreno y la tabla bajo su brazo me hacían comprender
el entusiasmo de sus palabras ante las olas que rompían sin piedad delante de nosotros.
Musculado, moreno trabajado y pelo revuelto.
- Es probable, hacía mucho que no venía por aquí, por lo que no puedo comparar con lo que
había hace unos días - respondí de forma amistosa mientras le dirigía una sonrisa.
Me devolvió la sonrisa y noté ese ambiente distendido que solía frecuentar años atrás en mis
veraneos en Australia.
- ¿Eres nueva por aquí? Suelo conocer muchas de las caras que vienen a esta playa y no
tienes pinta de ser una turista de paso.
Miré hacia la playa antes de girarme hacia él con un suspiro de nostalgia escapándose de mis
labios.
- Digamos que soy una vieja conocida - murmuré de forma casi inaudible.
El chico me sonrió, y empecé a notar su impaciencia por unirse la centena de personas que
buscaban esa ola de derechas que tanto había echado de menos.
- Entonces supongo que nos veremos por aquí. Soy Nathan, Nathan Smith.
- Camila, Camila Cabello. Y sí, nos veremos por aquí, espero - contesté devolviéndole una
sonrisa sincera.
- Las olas me esperan, Camila. Ha sido un placer coincidir, quizá en la próxima ocasión te
animes a sentir las olas desde dentro - dijo mientras se despedía con una mano y se acercaba a
insideofmysoul
la orilla, atándose la sujeción al pie para entrar en el agua.
Me quedé absorta mientras un torbellino de recuerdos volvía a mi mente. Will con 7 años
arrastrándome a las rocas entusiasmado. Will con 9 años enseñándome a hacer skate porque
decía que me ayudaría cuando perdiese mi miedo al mar. Will con 13 años entusiasmado con su
tabla nueva, la primera vez que yo había entrado al mar en aquella cala. Will con 17 años
abrazándome en el agua después de una de mis mejores olas... Sacudí la cabeza con enfado, no
podía permitirme que esos recuerdos se instaurasen en mi mente de nuevo y caer más hondo en
el pozo que me encontraba desde hacía 3 años. Sin apenas darme cuenta estaba volviendo a
casa, intentando dejar atrás los recuerdos y repitiéndome a mí misma que debía crear unos
nuevos para lograr abandonar por fin el pasado.

insideofmysoul
Capítulo 2 - Reflexiones de una vida en Australia.

LAUREN's POV

Salí de la clínica poniéndome las gafas de sol. Mis ojos, de un verde esmeralda claro, aún no se
acostumbraban a tanta luz aunque hubiesen pasado dos años. Estaba cansada, como todos los
lunes y viernes que trabajaba al sur de la ciudad. No podía quejarme, después de graduarme con
honores en medicina había conseguido trabajo en una prestigiosa clínica australiana que trata el
cáncer de piel gracias a mis investigaciones, y los casos exitosos habían hecho que me formase
un nombre importante en el campo de la medicina. Además, los contactos que había hecho en el
país me permitían trabajar de martes a jueves en el Paradise City Medical Center , lo cual me
lograba que me despejase un poco de los casos tan concretos que tratábamos en mi
especialidad, el cáncer, y podía ejercer mi profesión de una manera más amplia. Estaba
labrándome una carrera brillante y, aunque a veces echaba de menos mi Nueva York natal,
estaba empezando a hacer de esta ciudad costera mi hogar poco a poco.
Por fin era viernes, aunque aún tenía 45 minutos en coche para volver a Paradise Surfers, uno de
los barrios más céntricos y lujosos de la ciudad. Tras un par de meses sin saber muy bien cómo
se estructuraba la ciudad había decidido mudarme a un estudio en esta zona y, cuando ahorré lo
suficiente tras conseguir mi trabajo en el hospital, decidí no cambiar de barrio y únicamente
mudarme a un apartamento más grande. No podía quejarme, llevaba una vida acomodada y poco
a poco estaba consiguiendo mis metas.
Conecté mi móvil a la radio del coche antes de abrocharme el cinturón y elegí la música. Aunque
por las mañanas el viaje me resultase pesado debía admitir que conducir de vuelta a casa por la
costa, mientras veía a los surfistas y escuchaba un poco de música, me hacía relajarme y
desconectar de la rutina.
El día había sido especialmente duro, aún no era capaz de sacarme de la cabeza la imagen de
los padres del niño que llevaba tratando los últimos meses cuando había tenido que comunicarles
que el tratamiento experimental, ese que había tenido tanta eficacia en los últimos pacientes,
había fallado y no había nada más que pudiesen hacer por él.
Subí el volumen de la música y empecé el trayecto a casa. Como cada semana había quedado a
cenar con Max, al que podía considerar mi mejor amigo desde que me había mudado a Australia.
Coincidimos en aquella jamm session mientras él recitaba poesía y desde esa misma noche nos
volvimos inseparables. Todas las semanas acabábamos en el mismo pub debatiendo
acaloradamente sobre nuestras últimas lecturas y grandes clásicos de la literatura y, al final, nos
alargábamos tanto que muchas de las noches terminaban viendo el amanecer en alguna playa.
Algunas veces quedábamos con amigos de Max o conocidos míos del hospital, pero nunca
faltábamos a nuestras citas semanales.
Casi sin darme cuenta mi coche estaba entrando en el garaje, últimamente me cabeza se perdía
entre los pensamientos de mi vida en Australia más de lo que me gustaría, pero siempre que
hacía un balance de ella llegaba a la misma conclusión: todo estaba saliendo como había soñado.
Puede que estuviese lejos de mi familia, pero las cosas no podrían irme mejor en todos los
aspectos. Al fin y al cabo, no dejaba de ser una doctora de prestigio a mis 27 años, algo de los
insideofmysoul
que pocos podían presumir. El esfuerzo y un golpe de suerte me habían llevado a donde estaba
ahora y no podía quejarme.
Cuando saqué las llaves del contacto y recogí mi maletín, todos los recuerdos y reflexiones
quedaron atrás y mi mente se centró únicamente en darme una ducha y salir lo antes posible a mi
encuentro con Max.
~~~
Me giré en mi enorme cama de matrimonio cuando el reloj marcaba las 11:24 e intenté
despejarme poco a poco. Los recuerdos de la noche anterior volvían a mi cabeza y todo a lo que
le había dado vueltas las últimas semanas me oprimía el pecho de nuevo. Anoche, cuando Max
me había hablado entusiasmado de aquella chica nueva que había conocido en los ensayos de
su nueva obra de teatro, sentí una punzada en el pecho. No lo había compartido con nadie aún,
pero aunque los últimos años hubiesen sido perfectos empezaba a notar la falta de mi familia.
Dejar Nueva York significó estar lejos de mi familia, de mis amigos, de la vida que había conocido
hasta entonces. Había conseguido lidiar con todos estos pensamientos centrándome en conocer
mi nuevo hogar y, sobre todo, trabajando duro. Al principio no era difícil, necesitaba ponerme a
prueba a mí misma y demostrar que no se habían equivocado al contratar a una recién graduada
proveniente de Nueva York. Cuando empecé a compaginar mi trabajo en la clínica con el del
hospital mi tiempo se redujo tanto que apenas podía salir a tomar una cerveza, leer un libro o
pasear por la playa, por lo que el cansancio físico y mental mantenían alejados los sentimientos.
Esos mismos sentimientos que empezaban a aflorar ahora que veía mi vida más estable.
La noticia de la nueva chica de Max me hizo pensar toda la noche en lo sola que había estado los
últimos años. Mi última relación había acabado junto a la universidad, cuando Amanda y yo
llegamos a la conclusión de que estábamos completamente atascadas como pareja y que, tras 3
años, nos habíamos vuelto a convertir en amigas dejando atrás el amor.
Y ahora, años después, en una ciudad al otro lado del mundo, echaba de menos despertarme
abrazada a alguien, cocinar para dos o, simplemente, llegar a casa y que hubiese alguien.
Echaba de menos las cenas en casa de mis padres e incluso el frío polar de Nueva York en
invierno.
Sacudí la cabeza intentando dejar a un lado todos estos pensamientos, salí de la cama y decidí
que iba a aprovechar el sábado. Al volver del trabajo ayer me había fijado en una playa del sur de
la ciudad y sabía que si no aprovechaba mi día libre probablemente no iría, así que me obligué a
ir a la ducha lo antes posible. Metí en una mochila lo imprescindible; una toalla, crema protectora,
algo de fruta para picar, un libro y mi iPod y, sin pensarlo mucho, cogí las llaves del coche. Hice
mi parada habitual en la cafetería que había justo a dos calles, sonriendo al camarero que ya
había empezado a hacer mi café sin que dijese nada.
- Café con leche cargado y sin azúcar - me dijo entregándome el vaso de cartón mientras yo
le había alcanzado unas monedas.
- ¡Gracias Tom!
Volví a entrar en el coche y dejé el vaso humeante en el soporte para el café que había pedido
expresamente que me incluyesen cuando lo compré, y reí sola al recordar la discusión que había
tenido con los chicos del concesionario cuando les dije que, sin eso, no compraría ningún coche.
Le di un sorbo al café y me puse en marcha hacia mi destino: la playa de Kirra.
insideofmysoul
Capítulo 3 - Broken.

CAMILA's POV
- Corazón, ha llamado tu madre - escuché que la tía Sarah me decía suavemente mientras
removía la cazuela de la cena.
Noté la duda en su semblante y mi pecho se encogió automáticamente. El miedo a una llamada
con malas noticias nunca pasaba, se quedaba anclado dentro y me impedía reaccionar. Y había
sido así desde hace dos años. Intenté respirar y tranquilizarme como el psicólogo siempre me
recomendaba y cerré los ojos un par de segundos para reaccionar.
- ¿Ha pasado algo? ¿Él está bien?
Si seguía así iba a quedarme sin uñas, otro de los tics nerviosos que habían aparecido cuando el
mundo se me vino encima. Necesitaba una respuesta y ahora mismo estaba odiando
mentalmente la parsimonia que caracterizaba desde siempre a mi tía, que aún seguía removiendo
metódicamente el guiso sin quitar su mirada de mí.
- No, todo está bien. Ella... Bueno, intentó acercarse al hospital porque sabía que hoy era la
revisión mensual y Will... - suspiró sacando la olla del fuego y se acercó a mí lentamente.
- Dime qué ha pasado, por favor - dije en una voz apenas audible mientras me abrazaba
hasta hacerme dejar la cabeza en su pecho.
- Tranquila, no ha pasado nada. No ha podido verlo, Will se ha puesto hecho una furia y ha
empezado a gritarle en mitad del hospital amenazando con ponerle una orden de alejamiento.
Sin notarlo las lágrimas habían empezado a caer lentamente y empezaban a mojar el suéter que
Sarah llevaba puesto aquel día. Si bien era cierto que desde que había acabado con las terapias
me encontraba mucho mejor, seguía odiando estos bajones repentinos cada vez que alguien
mencionaba el tema. En mi mente todavía no podía entender cómo, en tan sólo un año, las cosas
habían pasado de ser perfectas a no saber qué hacer para continuar. No dejaba de pensar que
tenía que ser fuerte por él, por mi hijo.
Luke había nacido tres años atrás, tan sólo un año después de que Will se hubiese mudado a Los
Ángeles para empezar una vida juntos. Yo había acabado la universidad y era parte del equipo de
editores de una de las mejores editoriales de EEUU y Will había conseguido trabajo en un banco
de la ciudad. Cuando nos mudamos juntos nunca pensé que las cosas saldrían mal, nos
conocíamos desde pequeños, fue mi mejor amigo, mi primer beso, mi primer novio y, tras algún
tiempo de intentar hacer nuestras vidas por separado debido a la distancia, habíamos decidido
que merecía la pena intentarlo. Si tres años de relación a distancia no habían podido con
nosotros, ¿qué iba a hacerlo? Y entonces toda nuestra burbuja explotó y pasamos de ser los
orgullosos padres de un precioso bebé de seis meses a pasarnos los días recorriendo hospitales
en busca de un diagnóstico y las noches discutiendo en casa. El día que por fin tuvimos una
respuesta a la enfermedad de nuestro hijo fue el primer día que Will me levantó la mano. Y, desde
entonces, entramos en una rutina de gritos, peleas y reproches. Nunca me había sentido tan
pequeña y asustada tanto por nuestro hijo como por toda la culpabilidad que Will ponía sobre mis
hombros. "La culpa es tuya, Camila, hay algo mal contigo y tú has condenado a nuestro hijo a una
insideofmysoul
vida llena de problemas." Y entonces todo se volvió negro y me desperté en una habitación de
hospital con mi madre llorando porque Will había pedido la custodia totalitaria y se había llevado a
Luke. Desde ese día mi rutina se convirtió en un bucle de terapias, abogados y lágrimas. Y aquí
estaba, año y medio después había vuelto al lugar que me vio crecer porque necesitaba estar
sola y no quería cometer ningún error que pusiese en peligro mi lucha por mi hijo. Sabía que me
iba a costar volver porque gran parte de los recuerdos de la ciudad estaban ligados directamente
a Will, pero este había sido el lugar donde más segura me había sentido desde que era una niña
y la tía Sarah siempre había sido un gran apoyo, tanto personalmente como en la lucha por el
pequeño Luke, su ahijado.
No sé cuánto tiempo me costó calmarme pero, cuando levanté la vista, la luz había menguado
drásticamente. La tía Sarah seguía frotando lentamente mi espalda con la mirada perdida en
algún punto de la otra esquina de la habitación, justo como lo había cuando era una niña y tenía
alguna rabieta tonta.
- Todo va a estar bien, ¿verdad? No puede alejarme de él, fue él el que me pegaba y me
llevo directa al precipicio. Estará bien, ¿verdad?
- Claro, cariño - me dijo mientras me miraba con una sonrisa - . Haremos todo lo posible
para que salga bien, quedan dos meses para el juicio y este calvario acabará, ya lo verás.
Volví a sentirme pequeña cuando los brazos de mi tía de soltaron para acercarse de nuevo a la
cocina y terminar de preparar la cena. Ni yo misma entendía cómo era capaz de ponerme en pie
con todo lo que estaba pasando. Llevaba más de medio año sin poder ver a mi hijo y, aunque en
mi interior sabía que estaba luchando para recuperarlo, no podía evitar sentirme como una mala
madre. Miré por la ventana viendo la fila de casitas bajar iluminadas intentando volver a poner en
orden mi cabeza y mis sentimientos. Si alguna vez me hubiesen dicho que a mis 26 años estaría
así me hubiese reído de ellos, pero tenía que ser fuerte y continuar.
Me acerqué a la cocina y alcancé un par de platos mientras mi tía me miraba con una sonrisa
cálida empezando a servir la cena y empezamos a comer en un silencio cómodo.
- Quizá deberías ir más a la playa, de pequeña te ayudaba a relajarte y a reflexionar. Sé que
algunos de los recuerdos no son los más adecuados, pero yo sé que si has venido aquí ha sido
por una razón - comentó sin mirarme, con miedo a mi reacción.
Cogí aire profundamente y la miré a los ojos, notando el miedo que tenía por haberme
incomodado con su propuesta.
- Lo sé - dije tranquilizándola - . Puede que mañana me acerque, quizá hasta me lleve una
de las tablas. Sé que no es fácil enfrentarse a los viejos fantasmas, pero tienes razón y estoy
intentando mejorar con eso.
Cerré los ojos cuando se acercó a darme un beso de buenas noches y la vi subir las escaleras
lentamente. Sabía que tenía razón y, en ese momento, me di cuenta de que estaba preparada
para dar el paso hacia una recuperación definitiva.

insideofmysoul
Capítulo 4 - Surfer girl.

LAUREN's POV
¿Algún día dejaría de sentirme como una turista? Ese pensamiento no dejaba de rondarme
mientras me echaba cantidades indecentes de crema solar para no quemarme, puesto que mi piel
era de un blanco muy pálido. Echando un vistazo a mi alrededor podía observar los cuerpos
bronceados de los nativos australianos que acentuaban aún más el color de mi piel. La playa
estaba llena de surfistas que aprovechaban el fin de semana y apenas había unas cuantas
personas que paseaban por la orilla o que tomaban el sol.
Volví a revisar mi lista de reproducción eligiendo un par de canciones y me estiré en la toalla para
comenzar con las posturas de yoga. Cuando llegué a Australia la necesidad de canalizar mis
emociones me habían arrastrado al punto de empezar con esta técnica y, desde entonces, podía
considerarme una adicta. Mente en blanco, concentración, música suave y, sin apenas esfuerzo,
la paz interior volvía a mí dejando atrás el estrés y los problemas de la semana. También la
soledad.
Una vez acabada la rutina revolví todo el contenido de mi mochila reprochándome a mí misma el
haber lanzado todo dentro sin ordenar por las prisas hasta encontrar una botella de agua y me
senté de cara al mar. Sonreí para mis adentros recordando la primera vez que intenté subirme a
una tabla de surf junto a Max y el desastre que había creado. Quizá debería volver a intentarlo,
pero tres sesiones de revolcones habían sido suficiente por el momento aunque envidiase ver la
soltura de la gente local sobre las olas.
De nuevo la risa acudió a mí al recuperar mi lectura actual del fondo de la mochila cuando
recordé el intento frustrado de leer en español que había tenido Max anoche. Leer en español me
recordaba a mi hogar, a mis padres parloteando con un acento cubano cerrado en las
sobremesas. Y, por desgracia, desde que me había marchado de casa mi fluidez en el idioma
había caído en picado. Aquella poeta española me tenía completamente hipnotizada con sus
versos desde que encontré el desgastado ejemplar en una tiendecita de segunda mano.
"La tristeza es esa herida
que no sangra y duele
cada vez que llueve."
Desde que el libro de Elvira Sastre llegó a mis manos lo había releído unas once veces y siempre
lo tenía en la mesilla de noche para leer algún poema antes de dormir, puesto que sentía una
conexión estrecha con las letras de la poeta. Mientras repasaba mentalmente los versos escuché
un fuerte golpe cerca de donde me encontraba, lo que me hizo levantar la cabeza
inmediatamente viendo a una chica bastante joven arrojando su tabla con fuerza sobre la arena,
sentándose junto a ella y rompiendo a llorar. No pude evitar reírme puesto que, si su experiencia
había sido como la mía, podía entender perfectamente la frustración que la chica parecía sentir,
aunque la risa se quedó congelada cuando vi que sus hombros empezaban a temblar y empecé a
dudar si acercarme a ella o dejarla tranquila.
Me acerqué lentamente y mi preocupación empezó a aumentar. La chica sollozaba fuertemente y
su respiración estaba entrecortada.
insideofmysoul
- Ey - dije calmadamente para que no se asustase cuando ella levantó la vista -. ¿Estás
bien? ¿Puedo ayudarte?
Me reprendí mentalmente porque era obvio que no estaba bien y prácticamente me aplaudí a mí
misma irónicamente por mi mala elección de las palabras. Los ojos color chocolate de la chica
estaban clavados en los míos sin dejar de soltar lágrimas.
- Tranquila, todo está bien, intenta respirar - le susurré acercándome más a ella para quedar
agachada junto a su cuerpo y poder tocarle el hombro como muestra de apoyo.
Mi cabeza iba a mil por hora, aquella chica parecía estar teniendo un ataque de ansiedad pero no
tenía muy claro si quería que me acercase a ella o que la dejase sola. Reaccioné cuando sentí
sus manos en mi espalda para abrazarse a mí y seguir con aquel doloroso llanto que me estaba
retorciendo el corazón. No parecía muy joven pero se la veía muy pequeñita rompiéndose de
aquella forma desgarradora. Tras un par de minutos noté como el temblor de su cuerpo había
disminuido bastante, pero su respiración seguía entrecortándose. Se separó lentamente con la
vegüenza claramente visible en el rostro.
- Yo... Perdona, no quería incomodarte... Siento si est...
- No pasa nada, no te preocupes - intenté calmarla sonriendo -. ¿Qué tal si vamos hasta la
toalla y te doy un poco de agua?
Clavó los ojos aún húmedos en los míos mientras asentía, por lo que me levanté lentamente y le
tendí las manos para ayudarla a hacer lo mismo, a lo que no se opuso. Caminamos despacio los
pasos hasta llegar a donde había dejado mis cosas y busqué la botella de agua mientras ella se
frotaba las manos con nerviosismo. No quería sacar a relucir mi profesión, pero aquella chica
debía estar sedienta tras la crisis nerviosa. En cuanto le tendí la botella suspiró, bebiendo con
avidez hasta casi terminársela de golpe para, posteriormente, sentarse de nuevo sobre la arena
abrazándose las rodillas mientras perdía su vista en algún punto lejano.
- Discúlpame por esta escena, de verdad - volví la vista hacia ella que parecía mucho más
calmada -. Gracias por echarme una mano, a veces no logro controlar las crisis de ansiedad.
- No hay nada que agradecer. ¿Estás mejor? Soy Lauren, por cierto.
Me miró sonriendo por primera vez, ya mucho más calmada, algo que me alegraba. Aunque no
quisiera reconocerlo me había afectado ver a la joven en ese estado.
- Camila.
Le sonreí de vuelta porque no parecía tener muchas ganas de entablar una conversación y volví
mi vista al mismo punto que Camila miraba. Un grupo de jóvenes hacían piruetas en las olas y
gritaban entusiasmados.
- ¿Tú también surfeas, Lauren?
Me volví hacia la chica sorprendida de escuchar su voz de nuevo y una risa se escapó de mis
labios sin querer.
- Me encantaría, pero las veces que lo he intentado he acabado revolcada por las olas. ¿Y
tú?
Camila dejó escapar una risita mientras miraba de reojo la tabla que había estampado contra el
suelo minutos atrás y movía la cabeza lentamente.
- Lo hacía. Ahora no sé si soy capaz de coger una ola - susurró en voz muy bajita.
Volvimos a un silencio cómodo que, al parecer, no nos molestaba a ninguna de las dos y me tomé
insideofmysoul
el atrevimiento de volver a abrir el libro que había dejado a un lado mientras mordía suavemente
en lápiz con el que subrayaba los fragmentos que más me gustaban. Levanté la vista del libro
cuando sentí su mirada en lo que estaba haciendo.
- Lo siento, no quería incomodarte o que pensases q...
- Tranquila, Lauren. Sólo me preguntaba qué estabas leyendo, hace mucho tiempo que no
leo nada.
Le tendí el libro suavemente para que lo comprobase ella misma murmurando algo sobre que
estaba en español pero me sorprendí al escuchar a Camila leer en voz alta los versos que había
seleccionado minutos atrás. Cuando acabó, me miró fijamente con una sonrisa al notar mi cara de
asombro ante lo que acababa de pasar y, por señas, me pidió prestado el lápiz con el que aún
jugueteaba entre las manos. La observé cuando, con mucho cuidado anotaba algo en los
márgenes del libro. No parecía la misma chica que lloraba desconsolada, ahora su rostro estaba
más sereno, como si estuviese en paz. Cuando acabó me tendió ambas cosas y se levantó con
gracia sacudiéndose la arena.
- Se está haciendo tarde y debo volver a casa. Gracias por todo, Lauren. Espero poder
recompensártelo de alguna forma.
No me dio tiempo a contestar cuando sentí que se agachaba para abrazarme rápidamente y, tras
una última sonrisa, se dio la vuelta para recoger la tabla de surf y marcharse sin que yo pudiese
reaccionar.

insideofmysoul
Capítulo 5 - Nunca es tarde para un café.

CAMILA's POV
Froté mis manos nerviosamente mientras entré a la cafetería que quedaba cerca de Snapper
Rocks, lanzando una mirada panorámica al lugar para darme cuenta de que no veía ningún rostro
conocido. Sólo quedaba una mesa con vistas a la vertiente en mitad del barullo, pero no quería
dejar de observar aquel mar que guardaba tantos recuerdos. Siempre había sentido una debilidad
por la mezcla de gente que podía encontrar allí, ya que podía observar mesas con ejecutivos
tecleando rápidamente en sus ordenadores a pesar de ser domingo y, a su lado, grupos de
surfistas con sus bañadores coloridos comentando lo que habían logrado las últimas horas.
Pedí un café cargado porque apenas había dormido, mi noche se había resumido en darle vueltas
a lo que había pasado la tarde anterior. Aún no tenía claro si había sido un error el precipitarme
en intentar volver a surfear y lidiar con los recuerdos o haberme enfrentado a ello había servido
para romperme del todo y empezar a dejar atrás todo aquello. Sabía que no era malo llorar y en
las terapias me recomendaban por activa y por pasiva que dejase fluir los sentimientos para
después sentirme bien conmigo misma y no lo guardase todo para mí como había estado
haciendo los últimos meses, pero aún era difícil abrirme el pecho en canal de esa forma. Más aún
cuando tenía público.
Odiaba demasiado que la gente me viese llorar o me notase débil y, sin duda, había montado una
escena frente aquella chica que parecía tan preocupada. Noté que la vergüenza volvía a teñir mis
mejillas de rojo con el simple recuerdo de haberme aferrado a una desconocida mientras lloraba
desconsoladamente, aunque parecía que a Lauren no le había importado. Tampoco ayudaba el
hecho de que me encontraba sola en aquel café pensando lo estúpida que había sido al apuntar
en su libro la dirección del local y la hora para agradecerle personalmente lo que había hecho por
mí. ¿A quién en su sano juicio se le ocurre una idea así? Sacudí la cabeza mientras respiraba
fuertemente y pensaba que eso era algo que hubiese hecho la Camila del pasado pero que, sin
embargo, ahora no sintonizaba para nada con mi carácter.
Cuando salí de mis pensamientos dirigí la vista de nuevo al reloj y solté una risa sarcástica
porque caí en la cuenta de que ella no vendría. Y si ella no lo hacía empezaría a carcomerme por
dentro la conocida sensación de tener una deuda con alguien y no poder saldarla. Tras 20
minutos de espera mi café estaba frío y me volteé para pedir la cuenta y marcharme de allí
cuando la vi. Acababa de entrar, con unos pantalones ajustados y una camisa de lino holgada, y
miraba buscando algo hasta que su mirada se encontró con la mía y me sonrió, acercándose.
- Lo siento mucho por la tardanza, no vi lo que habías escrito hasta esta mañana y vivo un
poco lejos de aquí – se excusó con prisa –. También me he perdido un poco y no encontraba el
lugar.
Me miró de nuevo con culpabilidad y tomó asiento frente a mí mientras que yo seguía bloqueada
pensando en lo que estaba dando vueltas en mi cabeza antes de que ella llegase hasta que
reaccioné.
- No, tranquila. La culpa es mía, a nadie en su sano juicio se le ocurre apuntar una dirección
insideofmysoul
en un libro en vez de, simplemente, intercambiar el número de teléfono – bromeé.
Ella rió bajito y me relajé un poco pensando en cómo podía disculparme por lo que había pasado
la mañana anterior.
- Yo... Simplemente necesitaba disculparme por lo que pasó ayer – añadí mientras sentía
cómo sus ojos verdes me miraban con amabilidad, incitándome a seguir hablando –. Y
agradecértelo también, fue un momento bastante duro y se sintió bien tener a alguien que te
apoya aunque no te conozca de nada. Por eso la invitación a tomar un café, el cual todavía no
has pedido si no me equivoco.
Mi intento de rebajar la tensión había surtido efecto porque ella volvió la vista al camarero que se
acercaba y pidió un café cargado sin azúcar. Es de las mías, pensé inmediatamente. Cuando se
volvió a mí de nuevo volví a sentir la vergüenza llegando a mi rostro, aunque ella no parecía
intranquila o incómoda.
- Te lo dije ayer, Camila. No es necesario agradecer nada, me alegré de estar allí en ese
momento y poder echarte una mano. Y no me pareció rara tu particular forma de citarme,
simplemente pensé que era una buena solución para no tener que hablar, te veías bastante mal
ayer – habló con voz cálida, cosa que ayudó a calmar mis nervios.
Pude tomar una respiración profunda mientras el camarero se acercaba con su café y me relajé.
Ella no parecía preocupada por lo que había pasado, más bien parecía preocuparse por mí y mi
estado, lo cual agradecí mentalmente. Parecía una persona amable, sonreía con facilidad y tenía
un tono de voz tranquilizador. Y, lo más importante de todo, no parecía juzgarme por lo que había
visto, más bien parecía acostumbrada a lidiar con ese tipo de situaciones.
- Gracias. No me cansaré de repetírtelo porque no sé cómo hubiese acabado si no hubieses
estado allí.
- Tú probablemente te hubieses calmado pero tu tabla de surf podría haber tenido graves
secuelas. No podía dejar que le hicieses daño.
Ambas reímos ante la broma y el ambiente empezó a ser más distendido. ¿Hace cuanto tiempo
no tenía una conversación con alguien de mi edad? ¿Hace cuánto tiempo no salía a tomar un
café con alguien?
- Eres de pocas palabras, Camila – dijo entre risas cuando se dio cuenta de que había
vuelto a perderme en mis pensamientos mientras yo me maldecía interiormente por mi falta de
educación.
- Lo siento, de nuevo. Suelo estar en mi mundo, sólo estaba pensando – murmuré con
miedo a dar la impresión de ser una chica maleducada que ignora a las personas.
- Tranquila, supongo que algo malo te ronda la cabeza. ¿Qué tal si nos conocemos un poco
más? Yo... la verdad es que no conozco a mucha gente por aquí, sería agradable ampliar mi
círculo de amistades.
No pude evitar mirarla con confusión. ¿Aquella chica quería ser mi amiga? ¿Era real? Desde que
pasó todo lo de Will me había empezado a sentir tan inferior al resto y tan poca cosa que me
había encerrado en mi mundo sin dejar entrar a nadie, echando de él a mis viejas amistades, algo
de lo que me arrepentía profundamente.
- Claro, no estaría mal conocer a alguien nuevo. He llegado hace unos días desde Los
Ángeles, pero no sé si me voy a quedar mucho tiempo. Tengo que... enfrentar problemas
insideofmysoul
internos. ¿Y tú? Por tu aspecto no parece que seas de aquí.
Lauren me miró sonriendo de nuevo. ¡Qué fácil parecía todo para aquella chica!
- ¿Lo dices por el color de mi piel o por mi acento americano? – bromeó –. Soy de Nueva
York, vine hace unos años porque me ofrecieron un trabajo como doctora y aquí sigo.
Ahora entendía todo, ella había sabido cómo calmar mi ataque de ansiedad ayer sin esfuerzo y
sin alterarse. Inmediatamente pensé que no había sido algo que hubiese querido hacer sino una
obligación por su trabajo y volví a sentirme incómoda. Intentando sacar ese pensamiento de mi
mente volví a dirigirme a ella.
- Guau, una doctora. Ahora entiendo algunas cosas. ¿Por qué decidiste venirte a Australia?

insideofmysoul
Capítulo 6 - Nuevas amistades.

LAUREN's POV
Después de la pequeña duda que había vislumbrado en Camila cuando le mencioné que era
doctora no había tardado mucho en desmentirle que no la había ayudado porque fuese mi deber
sino porque así lo había querido. Tras la aclaración, con la joven ya más tranquila, la
conversación fluía animadamente. Supe que ella tenía 26 años y había estudiado arte y literatura,
que hablaba español porque su familia era de México y que había pasado la mayor parte de sus
vacaciones en aquel lugar en el que ambas nos encontrábamos.
Sabiendo un poco más de ella nos enzarzamos en una conversación cómoda sobre literatura y
me sorprendí al saber que había trabajado en una de las editoriales más reconocidas de EEUU,
yo misma podía asegurar que tenía una amplia colección de aquellas obras en casa. El
nerviosismo volvió a la chica cuando la conversación derivó en su vuelta a Australia y el por qué
estaba allí y me maldije internamente por haber dejado escapar su faceta de chica sonriente
entusiasmada por la literatura.
- Creo que he venido para saldar viejas cuentas conmigo misma... No estoy pasando un
momento muy bueno y llevaba casi dos años retrasando el volver a este lugar hasta que me sentí
tan encerrada en Los Ángeles que tomé la decisión de subirme en un avión - comentó con un
toque de amargura mientras yo me sorprendía de lo abierta que estaba siendo. Si algo había
aprendido sobre Camila es que no hablaba de cosas personales o evitaba dichas preguntas
cambiando de tema inmediatamente.
- Siento si te ha incomodado la pregunta, no quería entrometerme en tu vida. Apenas nos
conocemos y es norm...
- Para, Lauren - me cortó con una sonrisa -. No es necesario que te disculpes, simplemente
estamos hablando y conociéndonos y es normal que salgan preguntas personales. Creo que has
notado que no soy una persona muy abierta a hablar de mi vida personal pero me siento cómoda
contándote algunos detalles, así que no le des más vueltas.
Le sonreí de vuelta y caímos en un silencio cómodo en el que ambas mirábamos hacia la costa a
través de aquel gran ventanal. Camila era una persona interesante, parecía una buena chica y
nuestros gustos coincidían bastante. Me sentía feliz de haber acudido en su ayuda porque
parecíamos sentar las bases de lo que podía llegar a ser una buena amistad y me alegraba que
así fuese. La soledad me había calado hondo las últimas semanas y, quizá, el ampliar mi círculo
de amistades era una buena manera para combatirla.
Volvimos a nuestra conversación hasta que llegó la hora de despedirse. Nos levantamos y
caminamos hasta la salida, quedándonos paradas junto a mi coche para despedirnos.
- ¿Vives muy lejos?
- En el centro, en Paradise Surfers - comenté con desgana.
- Oh, vaya. De haber sabido que vivías tan lejos no te habría citado en este lugar, pensé
que vivías más cerca al habernos encontrado ayer en la playa - susurró con culpabilidad.
- No te preocupes, me gusta conocer nuevos lugares. Trabajo un par de días a la semana
insideofmysoul
en esta zona de la ciudad, así que no me es del todo desconocida - la tranquilicé -. ¿Vives cerca
o quieres que te acerque?
- Mm no mucho, vivo a unos 30 minutos andando, es un paseo agradable.
Negué con la cabeza y le abrí la puerta del pasajero sonriendo mientras ella volvía a tener la
mirada de duda en sus ojos.
- Vamos, entra - insté. Ella seguía con la mirada fija en mis ojos pero no se movía -. No
quiero que te dé un golpe de calor por pasear en pleno medio día con esta temperatura.
Tras unos momentos en los que pareció pensárselo subió al coche y me moví para entrar por el
lado del conductor. Ella parecía observarlo todo detenidamente y yo debía reconocer que también
lo hubiese hecho. Siempre había tenido una debilidad por los coches deportivos pero con un
toque sobrio y mi coche era una auténtica maravilla. Entendía su reacción porque muchas
personas actuaban igual al entrar por primera vez en él, yo misma me había enamorado desde el
primer momento en que lo vi y supe que tenía que darme el capricho.
Conecté mi móvil para que empezase a sonar un poco de música y ajusté el volumen para que no
fuese muy alta. Camila me indicaba mientras Springsteen cantaba de fondo y yo me concentraba
en seguir las instrucciones de la morena detenidamente. El trayecto fue corto y cómodo y, sin
apenas darme cuenta, había llegado a un barrio de casitas bajas muy diferente al lugar en que yo
vivía. Aparqué frente a su puerta y retiré la llave del contacto para despedirme.
- Gracias por todo, Lauren. Ha sido agradable poder compartir esta mañana contigo y
conversar un poco. Y gracias por el viaje - sonrió.
- Lo mismo te digo, Camila. Espero que podamos repetirlo alguna vez y que te animes a
acompañarme a los bares de jam sessions.
Camila me sonrió mientras se soltaba el cinturón para acercarse a mí y darme un abrazo rápido,
justo como había hecho el día anterior.
- Te mandaré un mensaje para que nos veamos. Conduce con cuidado, Lauren.
Salió del coche y yo volví a girar la llave para ponerme en marcha. Conecté el GPS sin intentar
desviar mucho la vista de la carretera y subí el volumen de la música, tarareando animadamente.
Cuando había salido de casa esa mañana muchas preguntas rondaban en mi cabeza sobre la
joven morena con la que había compartido las últimas horas. Mi suposición de que quería
disculparse por lo ocurrido en la playa había resultado acertada, pero nunca habría esperado
llegar a entablar una conversación tan animada y enriquecedora con ella. Me regañé
mentalmente por haber pensado que era una chica que no hablaba mucho y que su carácter sería
cerrado, puesto que Camila me había demostrado todo lo contrario. Al fin y al cabo, habíamos
conectado rápidamente y los temas de conversación surgían con rapidez. Cuando comenté que la
fotografía era otro de mis hobbies ella había escuchado asintiendo ante la mayoría de reflexiones
que yo estaba haciendo. Además, me había hablado sobre los bocetos que dibujaba y que, de
vez en cuando, escribía algunas cosas. Debía admitir que me encantaría que leyese alguno de
sus escritos si se animaba a ir a la jam session de la que le había hablado, la cual tendría lugar el
próximo jueves.
Sin embargo seguía sin entender cómo alguien tan vivo y entusiasta con sus pasiones podía
cambiar drásticamente cuando alguna cosa de su vida personal salía a relucir en la charla. Podía
visualizar en mi cabeza sin muchos problemas cómo se tensaba e intentaba devolver la
insideofmysoul
conversación a su camino anterior, esquivando cualquier tema que pudiese incomodarla. En esos
momentos, Camila parecía un gatito que se eriza cuando se siente amenazado, y no podía
culparla. Al fin y al cabo ninguna de las dos nos conocíamos lo suficiente como para llegar a tener
más confianza, pero deseaba que eso pudiese cambiar y ambas trabajásemos en una amistad
fuerte. ¿Cuánto tiempo hacía que no me sentía tan entusiasmada por conocer gente nueva? Me
había encerrado en mi trabajo y le daba tantas vueltas a la soledad y al hecho de echar de menos
a mi familia que no me había parado a buscar una solución hasta que ésta vino a mí sin quererlo.
Quizá el hacer nuevas amistades y poder compartir otros puntos de vista me vendría bien para
mantener alejada la mente del trabajo y de esas sensaciones que me invadían cada día al volver
a casa.
El GPS marcaba el final de la ruta cuando la puerta del garaje del edificio empezó a abrirse y cogí
mi bolso para subir por fin a mi piso mientras miraba la hora en el móvil. Aún tenía tiempo de picar
algo rápido antes de prepararme para la vídeollamada semanal con mis padres. Definitivamente,
hoy sería un buen domingo.

insideofmysoul
Capítulo 7 - Planes inesperados.

CAMILA's POV
Me revolví entre las sábanas intentando despertarme y el sol me dio de lleno en la cara. ¿Qué
hora sería para que estuviese tan alto? Podía escuchar a mi tía trastear en la cocina, así que
sería tarde.
Miré el móvil. Efectivamente, casi iba a ser medio día. Salí de la cama perezosamente, pasé por
el baño y me encaminé a la cocina. Mi tía ordenaba las compras en la nevera y me reproché el
haberme quedado dormida en vez de ayudarla.
- Buenos días, tía. Siento haber dormido tanto. ¿Puedo ayudarte con algo? – comenté
rápidamente mientras me acercaba a ayudarla con las últimas bolsas.
- No te preocupes, corazón. El hijo de los Porter me trae la compra todas las semanas
desde que vendí el coche, así que no ha sido mucha molestia. ¿Has dormido bien?
- Hacía mucho tiempo que no dormía tanto – dije bajito. Ella aún me miraba sonriendo.
Me acerqué a prepararme una taza de café y descarté el comer algo puesto que sabía que la tía
Sara haría uno de esos guisos que le quedaban tan ricos. Los había echado de menos.
- Cuando Evan trajo la compra comentó que hace muy buen día en la costa, ¿vas a
animarte a coger unas olas?
Tragué fuertemente mientras soplaba un poco sobre la taza para que se enfriase y la sensación
de desasosiego volvió mientras intentaba buscar una respuesta que no la preocupase demasiado.
Sabía que se estaba esforzando para que me sintiese cómoda y que estuviese lo mejor posible y
no podía mentirle.
- No lo sé... El otro día, cuando fui a la playa, no fui capaz. Me quedé sentada sobre la tabla
y todos los recuerdos se me vinieron encima. Me gustaría intentarlo pero... – ladeé la cabeza con
frustración mientras ella me regalaba una mirada tranquilizadora.
- Cada cosa a su tiempo, cielo. Tal vez sea bueno que alguien vaya contigo. ¿Sigues
teniendo contacto con la pandilla de surferos con la que salías los veranos?
La miré negando y suspiré. Había pasado mucho tiempo desde que no los veía y ellos eran los
amigos de Will. En estos momentos no estaba segura de si mantenían el contacto, pero no quería
arriesgarme a tener que exponer mi situación actual con el grupo de personas que nos había visto
crecer como pareja. Ellos eran sus amigos y yo sólo era la chica de Will, la americana que pasaba
los veranos surfeando la costa Australiana pero que, al final, siempre se marchaba. Entonces
recordé a Lauren. La chica había hecho un gran trabajo para que me sintiese cómoda con ella y
me había inspirado confianza rápidamente. No recordaba muy bien si me había dicho si surfeaba
o no, pero quizá era una buena idea invitarla a una tarde de surf. Su carácter tranquilo me
ayudaba a canalizar mis energías y empezaba a vislumbrarla en mi cabeza como una buena
posibilidad para hacer alguna actividad juntas y mantener el contacto. Además, ella me había
invitado a asistir a una jam session el jueves y me parecía correcto que, si ella compartía parte de
sus aficiones conmigo, yo hiciese lo mismo. Tenía que abrirme más a las personas y este podría
ser un buen punto de partida.
insideofmysoul
- No mantengo el contacto con ninguno, no quiero que se enteren de... Ya sabes – hice una
pausa mientras mi tía escuchaba atentamente –. Pero he conocido a una chica muy simpática y
quizá ella quiera acompañarme. Estoy pensando mandarle un mensaje.
- Me alegra saber que estás saliendo y conociendo gente nueva – comentó. Ella sabía
perfectamente que, desde que todo había empezado, yo me había recluido en mi mundo hasta
quedarme prácticamente sola.
- Nos conocimos el otro día en la playa y ayer quedamos para tomar un café. Ella es
americana y trabaja como doctora aquí. Es muy agradable y tienes razón, me hace bien conocer
nuevas personas y volver a... ¿vivir de forma normal? – mi tía asentía ante mis palabras con un
brillo de orgullo en sus ojos. Sabía que estaba viendo a la vieja Camila en su mente sin necesidad
de preguntárselo.

Mi tía me echó de la cocina rechazando mi ayuda para preparar la comida y subí a mi habitación
en busca de mi teléfono para mandarle un mensaje a Lauren antes de que me arrepintiese o
empezase a darle muchas vueltas. ¿Sería precipitado? ¿Pensaría que no tenía amigos y que
estaba desesperada por un poco de compañía cuando nos habíamos visto ayer? Intenté dejar
todo eso fuera de mi mente y me concentré en buscar su contacto en la aplicación de mensajes
hasta que lo encontré. Tenía una foto sonriente en la que el color de sus ojos destacaba aún más
que en la realidad y una chaqueta de cuero. Sin pensarlo empecé a teclear un mensaje rápido y
lo releí para ver el resultado. "Lauren, soy Camila. ¿Qué tal has pasado el día? Estaba pensando
acercarme esta tarde a la playa a surfear un poco y me preguntaba si te gustaría acompañarme.
Espero no molestarte, un abrazo. C-"
No tuve que esperar mucho para obtener una respuesta suya. "Hola Camila, me encantaría
acompañarte pero estoy trabajando. Salgo a las 4.30, ¿es muy tarde o pensabas ir antes? Hoy
estoy trabajando cerca de tu barrio, puedo pasar a buscarte si no te viene mal el horario. Aunque
pensándolo bien, ¿vas a asesinar alguna tabla hoy? Es broma, si te viene bien me dices." Qué
idiota, había olvidado que Lauren trabajaba. Al no tener un trabajo en estos momentos sentía
como si estuviese de vuelta a los veranos sin ninguna preocupación en los que pasaba las horas
muertas en la playa y olvidé que los demás tenían obligaciones. De todas formas la hora en la
que Lauren salía de trabajar no era tardía, nos daría tiempo de sobra a pasarnos por la playa.
Rápidamente tecleé de vuelta una respuesta. "Había olvidado que trabajabas, discúlpame. De
todas formas, si no estás muy cansada de la jornada, la hora me parece bien. ¿Prefieres quedar
directamente en la playa? No quiero molestarte". Mi teléfono vibró de nuevo rápidamente. "Paso a
por ti cuando salga" era el escueto mensaje que la chica había enviado y me sacó una sonrisa
instantáneamente. La confianza que había entre ambas era inusual con el poco tiempo que
habíamos compartido, pero me gustaba sentirme así después de tanto tiempo.
Compartí una comida amena mientras la tía Sarah me ponía al día sobre quiénes eran nuestros
vecinos ahora y cotilleos varios del barrio ante los que, aunque no me interesasen demasiado,
intenté prestar atención. A veces olvidaba que la tía Sarah había vivido siempre sola y tendía a
hablar mucho cuando veníamos de visita. Ahora más que nunca comprendía esa actitud, aunque
ella tuviese sus amistades y actividades, normalmente volvía a una casa vacía en la que no podía
hablar con nadie. Tal vez estas semanas juntas nos hiciesen bien a ambas.
insideofmysoul
Me ofrecí rápidamente a recoger los restos de la comida mientras ella se sentaba en el sofá
viendo uno de aquellos programas de cocina que le gustaban tanto. Tal vez fuese gracias a ellos
que mi tía cocinase tan bien, me dije mientras pensaba que debía pedirle unos trucos para
mejorar mis dotes culinarias.
Una vez recogida la cocina puse rumbo al garaje. No sabía si Lauren surfeaba, pero podía notar
que, si lo hacía, no era una experta. Quité la sábana que protegía a las tablas del polvo y volví a
sacar el tablón que había llevado el otro día conmigo, eligiendo también uno parecido para
Lauren. Aquellos tablones eran ideales para principiantes. El mío estaba listo pero debía encerar
y preparar el que iba a llevar para Lauren. Apreté la quilla con un destornillador hasta que estuvo
bien sujeta y empecé a encerarlo con mimo, el olor a parafina me traía buenos recuerdos.
Siempre había soñado con el momento en que enseñase a Luke a surfear, pero aquello nunca iba
a ser posible. Intenté sacar aquel pensamiento de mi cabeza y concentrarme en la tarea que
estaba realizando. Cuando estuvo listo, guardé ambos en unas fundas y los dejé apoyados junto
a la puerta del garaje mientras subía a cambiarme. Sin duda había vuelto a perder la noción del
tiempo y me di cuenta de que Lauren ya debía estar saliendo de su trabajo, por lo que me
apresuré en prepararme.
La vi acercarse a la puerta y me sorprendió. No llevaba el look desenfadado con el que la había
visto ayer, sino que iba vestida con un pantalón formal, camisa, americana y unos tacones no
muy altos. Me chocó el cambio tan drástico que parecía haber tomado su vestimenta hasta que
recordé que había salido del trabajo y había venido directamente a buscarme y me apresuré para
no hacerla esperar.
Noté su sonrisa cuando me vio y me acerqué a ella para saludarla. Ella me abrazó fuertemente
sin decir una palabra y dirigió su mirada a las tablas que descansaban a nuestro lado.
- ¿Aún no te has ensañado con ellas hoy? – bromeó y no pude evitar soltar una carcajada.
- Se han portado bien, no había motivos – contesté encogiendo los hombros cómicamente
para seguir su broma –. Siento si ha sido precipitado el aviso. ¿Estás preparada?
- Todo lo preparada que puedo estar sabiendo que, tras varios días de intentos, nunca he
podido mantenerme en pie sobre una de esas – contestó señalando las tablas. Yo reí y le golpeé
el hombro juguetonamente –. ¿Nos vamos?
Asentí y le ayudé a colocar ambas tablas en la parte trasera de su coche. Menos mal que era
grande, ya que que no contaba con un soporte para llevarlas en el techo. Claramente aquella
chica nunca se había planteado surfear, puesto que la mayoría de la gente de la zona compraba
sus coches pensando en trasportar todo tipo de tablas. Empecé a temer que aquello hubiese sido
una mala idea, pero Lauren parecía contenta mientras se subía al coche y me pedía que le
indicase como había hecho ayer, así que intenté relajarme y concentrarme en que lo íbamos a
pasar bien.

insideofmysoul
Capítulo 8 - Confesiones.

LAUREN's POV
Conduje hasta la playa donde nos habíamos conocido puesto que Camila dijo que la vertiente
más cercana a su casa era bastante peligrosa y no sería bueno meternos allí directamente. No
parecía haberle importado que yo fuese una novata, y tampoco pareció molestarle el tener que
esperarme mientras me cambiaba en una caseta que había en la playa. El llevar siempre una
toalla y un bikini en el coche había sido una decisión correcta, pensaba mientras acababa de
atarme los tirantes. Camila me esperaba fuera, sujetando las dos tablas, y debía admitir que
empezaba a sentir miedo. Aunque era una mujer atlética y había practicado deporte durante gran
parte de mi vida tenía que reconocer que el surf me había ganado la partida cada vez que lo
había intentado. Sólo esperaba no acabar revolcada de nuevo por las olas, que parecían ser muy
altas.
- Las olas no son muy grandes, serán ideales para que practiques – me dijo Camila con una
sonrisa como si estuviese leyéndome el pensamiento.
- ¿No son grandes? – respondí exageradamente mientras ella reía –. ¿Tú has visto esos
monstruos?
Nos dirigimos a la orilla cargando aquellas tablas que parecían gigantes y que pesaban una
tonelada como mínimo. Camila parecía llevarla con facilidad, pero a mí se me escurría y se me
desequilibraba constantemente, aunque la chica pareció no fijarse. Tras algunos consejos por
parte de la morena, entramos en el agua. Al menos me acordaba de aquella lección básica de
cómo avanzar tumbada sobre la tabla e intenté aplicar los trucos que me había enseñado Camila
minutos antes para pasar la barrera donde rompían las olas, consiguiéndolo a la primera para mi
sorpresa. Traté de seguir a Camila, que avanzaba unos metros por delante, pero si intentaba
igualar su ritmo me desestabilizaba con facilidad. Ella pareció darse cuenta y me esperó sentada
elegantemente sobre la tabla. "No, Lauren, no vas a intentar hacer eso", pensé para mí misma
mientras me quedaba tumbada sobre la tabla cuando llegué a su lado.
- Desde aquí se ven las cosas con otra perspectiva – comentó Camila intercalando miradas
a la costa y mar adentro.
- Tú no sé, yo sólo intento no caerme de la tabla a esta profundidad porque no sé si seré
capaz de volver a subirme – respondí mientras ella reía con gracia. Podía leer en su rostro que
veía el terror que me estaba asaltando en ese momento.
- Es hora de poner en práctica lo aprendido, y no hagas caso a los consejos que te habían
dado antes – dijo suavemente ante mi atenta mirada –. Tú sólo... Rema fuertemente cuando veas
la ola e intenta deslizarte tumbada sobre ella. Cuando manejes eso prometo enseñarte a ponerte
en pie.
La miré con auténtico pavor mientras me indicaba dónde tenía que situarme para empezar a
moverme e intenté respirar. No podía dejar que el miedo me venciese y, al mismo tiempo, sentía
la adrenalina recorrer mis músculos.
- ¿Te espero en la orilla? – le dije mientras ella asentía, y tomé una gran respiración
empezando a mover mis brazos para intentar que la ola no me dejase atrás.
insideofmysoul
Sin apenas darme cuenta lo había conseguido y la ola no se me había escapado, pero ahora
tenía otro problema: ¿cómo salía de allí sin que la ola me rompiese encima revolcándome como
las últimas veces? Mi corazón empezó a martillear fuertemente mientras intentaba mantener el
equilibro y buscar una solución al problema. Al parecer todas las plegarias que estaba realizando
mentalmente se vieron escuchadas y la ola, que no era muy grande, me dejó suavemente en la
orilla sin mayor problema. Camila había sabido elegir muy bien y me apunté mentalmente el darle
las gracias mientras me ponía en pie y me dirigía a la orilla. Arrastré la tabla a la arena y me senté
junto a ella mientras localizaba a la otra chica aún dentro del mar. No había mucha gente, así que
no fue difícil mantener mi vista en ella, que parecía estar pensándose mucho el volver a la orilla.
Empecé a preocuparme y me debatía entre si entrar al mar de nuevo o esperar a que saliese
cuando la vi moverse por fin. Braceó con fuerza tomando un último impulso para entrar en la ola y
se puso de pie de un salto con una facilidad pasmosa. Continuó deslizándose por ella, la cual era
mucho más grande que la que yo había cogido minutos atrás, sin moverse demasiado hasta que
ésta acabó y saltó de cabeza al agua.
Solté una risita. Ella era una experta, se movía con gracia y ejecutaba cada paso sin mucho
esfuerzo. En el momento que sacó la cabeza del agua mi risa se congeló. Su rostro estaba
desconfigurado, justo como el otro día, y parecía estar a punto de romperse de nuevo. No lo
pensé dos veces y eché a correr lo más rápido que pude, entrando al agua para llegar a su altura
lo más rápido posible. Cuando estuve cerca pude notar las lágrimas en sus ojos y la abracé
fuertemente. Recogí su tabla y envolví mi brazo por encima de su hombro para mantenerla cerca
mientras ella apoyaba la cabeza en el hueco de mi cuello. Nos tomó un par de minutos recorrer
los pocos pasos que nos separaban de la orilla pero no me importó. Con cuidado le quité la
sujeción que unía la tabla con su pie para dejarla libre y la envolví en una toalla. A pesar del calor
sofocante que hacía en Gold Coast, Camila parecía estar congelada. Froté sus brazos con
movimientos rápidos por encima de la toalla y volví a atraerla hacia mis brazos. Ella no dudó en
aferrarse a mí mientras las lágrimas silenciosas caían por sus mejillas.
- No se suponía que tenía que ser así – murmuró tristemente contra mi pecho.
La alejé un poco de mí mientras quitaba algunas lágrimas de su mejilla con mis dedos. Quería
que supiese que, si necesitaba hablar, estaría aquí. Pero no la forzaría ni le preguntaría el por
qué lo que parecía una animada tarde surfeando había acabado de aquella manera. Hizo
contacto con mis ojos y le sonreí lo más cálidamente posible mientras la escuchaba suspirar.
- Se suponía que la próxima vez que volviese a surfear él estaría conmigo, le compraría su
primera tabla y le enseñaría lo mejor que pudiese – dijo con un tono amargo que se clavó
directamente en mi corazón.
Camila parecía no tener intención de volver a hablar y mi mente estaba echando humo en esos
momentos. ¿Él? ¿Había cortado con su pareja y por eso había huido de su hogar? ¿Habría
perdido a un ser querido? Muchas posibilidades aparecían en la ecuación pero no quería ser
descortés o meterme en un tema que parecía ser importante por mucho que la intriga me
estuviese ganando la partida. Noté cómo sus pequeños brazos me rodeaban por la cintura y me
abrazaban con fuerza, aferrándose a mí como si fuese su bote salvavidas. Y, en cierto modo, lo
estaba siendo.
Cuando se tranquilizó volvimos a sentarnos sobre la arena aún sin hablar. Se abrazaba las
insideofmysoul
rodillas justo como cuando la había encontrado en mitad de su ataque de ansiedad y empecé a
unir los puntos. Camila no estaba frustrada o llorando por no saber surfear, ella tenía unas
razones mayores que esas para llorar de aquella forma. Y yo quería ayudarla, le había cogido
cariño desde el primer momento y, tras nuestro encuentro en la cafetería, había pensado en ella
como una amiga. Quería estar disponible por si me necesitaba o quería desahogarse.
El sol empezaba a esconderse sobre el horizonte y Camila seguía sin romper su silencio, aunque
al menos no lloraba. Me sentía impotente por no saber qué hacer para lograr sacarla de aquel
estado y me estaba viendo como una persona inútil que simplemente se sienta al lado de alguien
que lo está pasando mal. Debía hacer algo pero, ¿qué?
- ¿Qué tal si te invito a cenar? Una pizza arregla todos los problemas del mundo.
Ella me miró y respiró hondo para posteriormente volver su vista al mar sin decir palabra alguna.
No sabía qué más hacer y mi nerviosismo empezaba a aumentar cuando escuché su voz en un
tono más ronco de lo habitual.
- Luke debería estar aquí – dijo volviendo a mirarme a los ojos –. Luke es mi hijo, Lauren.

insideofmysoul
Capítulo 9 - Preguntas internas.

CAMILA's POV
Lauren no había abierto la boca desde mi confesión, pero sus brazos me rodearon hasta que el
sol acabó por ponerse. Agradecía que la mayor fuese tan calmada y paciente conmigo. No quería
irme a casa aún y enfrentarme a la soledad de mi cuarto plagado de recuerdos, pero recordé que
la chica de ojos verdes debía trabajar a la mañana siguiente y ya había hecho bastante por mí.
- Lauren, tienes que marcharte. Supongo que mañana trabajarás y yo sólo te estoy
entreteniendo – hablé con voz clara por primera vez desde mi confesión.
Se giró y me miró, levantando la mano para acariciar mi mejilla suavemente mientras sonreía.
Cuando hacía esto sus ojos se hacían pequeñitos, dándole un toque mucho más juvenil a su
rostro maduro. Suspiré e hice el amago de levantarme, pero noté que su mano se aferraba a mi
muñeca para que no lo hiciese.
- No te voy a dejar sola, Camila. Al menos déjame invitarte a cenar y esperar a que estés un
poco más tranquila – dijo con seguridad –. Tengo que trabajar mañana pero mi turno no empieza
hasta las 12, tendré tiempo de sobra para descansar.
Acepté con un movimiento leve de cabeza y arrastramos las tablas hasta la caseta donde Lauren
se había cambiado cuando llegamos. Ahora mismo ese momento parecía muy lejano. Dejé que la
morena se cambiase dentro mientras yo me ponía el short encima del bikini tras sacudirme la
arena y me enfundé la camiseta básica sobre la parte superior. Cuando vi salir a Lauren con su
atuendo y el pelo revuelto por el agua del mar otro problema vino a mi cabeza: ¿cómo voy a ir a
cenar con ella si está vestida así y yo parezco una pordiosera? Intenté calmarme y pensar que,
aunque nos conociésemos poco, Lauren tendría en cuenta el detalle. Parecía ser una chica
observadora, detallista y preocupada, no haría algo con lo que me sintiese incómoda.
Decidí dejarme llevar por una vez y no protestar ante sus decisiones. Bastante hacía cuidando de
mí como una niña pequeña como para incomodarla con respecto al plan que había tenido en su
intento de distraerme. La música sonaba de fondo, justo como el día anterior, y cerré los ojos para
cantar en voz bajita alguna de las canciones. Estaba tan ensimismada que, cuando abrí los ojos,
me di cuenta de que Lauren llevaba media hora conduciendo y estábamos muy lejos de mi casa.
La miré, frunciendo un poco los labios, mientras trataba de comprender a dónde se estaba
dirigiendo. Ella apartó la vista de la carretera cuando notó mi mirada y sonrió mientras paraba en
un semáforo.
- Tranquila, te dejaré en casa después, no tienes que preocuparte – comentó volviendo a
poner en marcha el coche –. Además, estamos llegando.
Observé sus movimientos rebuscando algo en la parte central del coche hasta dar con un mando,
con el cual abrió la puerta de un garaje. Caí en la cuenta de que me había llevado a su casa y la
miré sorprendida. Estábamos en una de las zonas más lujosas de Gold Coast, y recordé cómo
años atrás había comentado con Will la posibilidad de mudarnos a un barrio así cuando
tuviésemos estabilidad económica, pero era más un sueño que una posible realidad.
- Creí que sería más cómodo para ti cenar algo en casa, normalmente la tranquilidad es
insideofmysoul
mejor que un bar abarrotado de gente en el cual no se puede escuchar ninguna conversación –
mencionó mientras bajábamos del coche. Era impresionante la forma que tenía Lauren de
adelantarse a todos mis pensamientos e intentar elegir siempre una opción correcta.
- A veces pienso que me espías, no sé cómo logras acertar conociéndome desde hace tan
poco tiempo – sonreí a la morena, que parecía haberse quitado un peso de encima tras obtener
mi aprobación.
Se acercó al maletero para sacar un maletín que no había visto antes y me guió al ascensor. Tras
un par de minutos de subida vi cómo introducía un código y las puertas se abrieron para dejarnos
directamente en el hall de la vivienda. Guau, aquello era impresionante. Un salón enorme con una
cristalera que dejaba ver lo altas que estábamos, decorado con sofás de cuero negro y algunos
toques en blanco. Plantas naturales, un par de fotos enmarcadas, una televisión gigante y una
mesa alta acorde a la decoración. Al fondo, junto a la cristalera, se podía intuir una serie de
estanterías repletas de libros junto a otro sofá. Lauren no mentía cuando comentó que tenía
algunas de las obras que se habían publicado por la editorial en la que yo había trabajado. La
observé tirar con desgana el maletín encima del sofá y me miró.
- ¿De qué te gusta la pizza? – sonrió con el teléfono en la mano preparada para marcar.
- De lo que quieras pero que no lleve piña, por favor – respondí mientras escuchaba la
carcajada de la más mayor, que ya se había llevado el teléfono a la oreja.
Tras un par de minutos la pizza estaba ordenada y Lauren se ofreció a enseñarme el resto de la
casa. Dos habitaciones gigantes con baño individual, un despacho pulcramente ordenado y una
cocina moderna. Me preguntaba si Lauren sabría cocinar o sería la típica que sobrevive a base de
comida congelada y servicio a domicilio.
- Oye, ¿te molestaría que me diese una ducha? – preguntó Lauren cuando volvimos al salón
–. Creo que tengo arena por todo mi cuerpo. Si quieres puedes tomar también una en el baño de
la habitación de invitados mientras llega la pizza.
Notaba su incomodidad por la arena y, al mismo tiempo, la duda de estar siendo una mala
anfitriona con su propuesta, por lo que no tardé en darle vía libre.
- Ve a ducharte, Lauren. No hay problema. Yo me ducharé en casa, esperaré por si llega la
pizza.
- Hay muchos libros allí – comentó señalando la biblioteca – por si quieres echar un ojo.
Le agradecí con mi mejor sonrisa y la vi desaparecer, escuchando la ducha segundos más tarde.
Me acerqué al ventanal y pasé mi mano por el lomo de los libros cuidadosamente. La ciudad
estaba iluminada y las vistas eran preciosas pero, ¿qué estaba haciendo yo allí? ¿Sentiría Lauren
que yo era una carga aunque sólo me conociese desde unos días atrás? ¿Qué había hecho para
merecer la amistad que me brindaba la chica de ojos verdes? Necesitaba dejar atrás los
pensamientos negativos y centrarme en todo lo que me estaba aportando la presencia de Lauren
en tan solo un par de días. La ojiverde parecía preocuparse por mí y me cuidaba como si fuese a
romperme. Tampoco había pasado por alto su forma de mirarme, con admiración y un cariño
infinito que me hacía sentir viva de nuevo. Sin duda, me había tocado la lotería al conocer a
alguien como ella. No quería que se marchase, me dolía el pecho sólo de imaginarlo.
El miedo seguía dentro pero me descubrí pensando si debía abrirme a ella y contarle el por qué
me había tenido que ver así por segunda vez. No había hablado con nadie que no fuese de mi
insideofmysoul
familia de todo lo que estaba aconteciendo y, de repente, me encontraba con ganas de confiar en
una casi desconocida. Además, Lauren era doctora y quizá podría aconsejarme con la
enfermedad de Luke y aclararme algunas dudas que aún no era capaz de resolver, puesto que
Will se había encargado de alejarme por completo de mi hijo y la información me llegaba a cuenta
gotas. Suspiré sin lograr tomar una decisión. ¿Se marcharía Lauren cuando se diese cuenta de
que mi vida era una auténtica basura y yo estaba destrozada en todos los aspectos o seguiría con
su propuesta de entablar una amistad entre ambas? ¿Sería demasiado pronto para contarle
aquello?

insideofmysoul
Capítulo 10 - Pizza y vino.

LAUREN's POV
Me vestí con una ropa holgada y volví al salón justo cuando el timbre sonaba. Me apresuré a
introducir el código del ascensor para tenderle un par de billetes al repartidor, que ya era un viejo
conocido, y llevé la pizza a la mesa. Camila estaba de espaldas, perdida en la vista aérea de la
ciudad iluminada. Quería saber más de ella, de su vida, de qué estaba pasando para que tuviese
tanto dolor dentro. Quería ayudarla pero no sabía cómo, ella no hablaba mucho y lo entendía: por
los pocos comentarios que había hecho, su situación personal no debía ser muy buena. Se giró
cuando yo me acercaba hacia la parte de la biblioteca donde ella estaba. Aquel era mi lugar
favorito de la casa y parecía que a Camila también le había gustado.
- La pizza ha llegado, ¿qué quieres para beber? Tengo agua, refrescos, vino, cerveza...
- Un poco de vino estará bien, lo dejo a tu elección.
Me giré para conseguir un par de copas y una botella de vino blanco y nos acomodamos en el
sofá. Estaba bloqueada y no sabía cómo iniciar una conversación con la que la morena se
sintiese cómoda pero me sorprendió que fuese ella la que hablase primero.
- Lauren, sé que nos conocemos poco pero has hecho por mí en un par de días más de lo
que la mayoría de mis conocidos en mucho tiempo – susurró jugueteando con su porción de pizza
mientras levantaba la vista para seguir hablando –. Sé que estás intrigada y quiero hablarte de
qué está pasando, si es que tú quieres escucharme, claro.
Ahora era yo la que se quedaba callaba mirando fijamente a la chica más joven; de todos los
posibles escenarios ese era por el que menos hubiese apostado.
- No tienes que hacerlo si no quieres, pero me encantaría escucharte, conocer un poco más
de ti y saber si puedo ayudarte – respondí lo más calmada que pude. Estaba nerviosa, no había
parado de hacer elucubraciones desde que la morena había mencionado a su hijo.
Camila tomó aire, se recostó un poco más en el sofá y me miró directamente a los ojos.
- Cuando yo era pequeña venía a Gold Coast todas mis vacaciones. Aquí conocí a Will y
comenzamos a pasar los veranos juntos, era mi mejor amigo. La amistad perduró a lo largo de los
años hasta que los sentimientos se transformaron y empezamos a tener una relación más
romántica los veranos. Él me enseñó a surfear. Cuando vimos que los sentimientos iban más allá
de un amorío veraniego decidimos empezar una relación a distancia que duró dos años hasta que
terminamos nuestras respectivas carreras y él se mudó aLos Ángeles conmigo. Apenas unos
meses después supe que estaba embarazada y Luke nació cuando yo había cumplido los 23
años. Habíamos comprado una casa pequeña, ambos teníamos buenos trabajos y la vida nos iba
muy bien, además de que Luke llegó para alegrarnos la vida.
Tomó un descanso mientras cerraba los ojos y sonreía como si estuviese recordando todos los
momentos felices. Yo aguantaba la respiración y no me atreví a hablar para no romper el
momento. La pizza, de la que sólo habíamos comido un par de porciones, había quedado
olvidada sobre la mesa y ambas sosteníamos las copas de vino sin llegar a beber. Camila suspiró
mientras abría los ojos y continuaba su relato.
insideofmysoul
- Al principio todo iba muy bien, los primeros meses fueron agotadores pero muy felices.
Cuando Luke cumplió medio año me incorporé al trabajo y Will y yo nos pusimos de acuerdo para
hacer turnos y que no estuviese nunca sin alguno de nosotros. Luke lo pasó mal, se pasaba el día
llorando y no éramos capaces de calmarlo. Will empezó a culparme por haber vuelto al trabajo y
que el niño estuviese así y acabábamos discutiendo a diario. Los días pasaban y empezó a
parecerme raro que siguiese con esa actitud, así que lo llevamos al médico. Los doctores no
encontraban nada pero yo tenía la corazonada de que algo no iba bien, por lo que buscamos
otros especialistas desesperadamente. Entramos en una rutina de gritos constantes y mi
culpabilidad aumentaba hasta que, cuando Luke había cumplido un año, uno de los especialistas
nos avisó de que había encontrado qué le pasaba. Mi hijo tiene una variante de artritis juvenil,
Lauren. El día que nos enteramos fue la primera vez que Will me pegó – noté como su tono de
voz había ido bajando hasta apenas ser audible en esa última frase.

Camila había vuelto a bajar la cabeza ocultándose tras su pelo y yo tenía el corazón encogido.
Tenía la sensación de que su relato no había terminado pero tampoco parecía estar en
condiciones de seguir hablando. Me acerqué a ella y la atraje hacia mi pecho, a lo que no se
opuso. Esta vez ni siquiera lloraba, estaba totalmente paralizada mientras pegaba su cuerpo más
al mío. No quería imaginar todo lo que había tenido que pasar la chica siendo tan joven. En mi
trabajo veía prácticamente a diario la desesperación de los padres cuando sus hijos enfermaban y
era una de las partes más duras. Si además Camila no había contado con el apoyo de su pareja,
todo habría resultado mucho más difícil para ella. Sin apenas darme cuenta la morena empezó a
hablar de nuevo.
- No puedes imaginarte lo difíciles que fueron los meses siguientes para mí. Intentaba
asumir la enfermedad de mi hijo y los cuidados que iba a necesitar mientras la culpabilidad que
Will ponía sobre mis hombros pesaba cada vez más. Los golpes no se detuvieron pero en aquel
momento no era capaz de actuar ante esa situación, pensaba que me lo merecía por haber
fallado como madre. Dejé el trabajo con la excusa de cuidar de Luke pero la realidad era que
tenía la cara tan estropeada que no podía salir así a la calle. Me alejé de todos mis amigos y mi
familia y me centré en intentar cuidar del pequeño lo mejor que podía mientras lidiaba con los
fantasmas. El día que Will me dijo que estaría mejor muerta dejé a Luke con mis padres e intenté
suicidarme – Camila me miró a los ojos buscando mi reacción, pero yo simplemente seguí
acariciando su brazo y le di un beso en lo alto de la cabeza –. Cuando desperté en el hospital Will
había puesto una denuncia para obtener la custodia totalitaria alegando que no me encontraba en
condiciones de cuidar del pequeño y que llevaba meses autolesionándome. Los golpes eran
suyos, Lauren. Yo nunca me hice daño hasta ese momento...
El relato era desgarrador y sentí cómo una lágrima se escapaba lentamente por mi mejilla. Ahora
podía entender mejor qué había detrás de la joven que me había tenido tan intrigada los días
anteriores, aunque nunca imaginé que su historia fuese tan dura. Continué acariciando
lentamente su brazo mientras ella seguía acurrucada sobre mí sin pronunciar palabra alguna
porque no sabía qué decir.
- Llevo año y medio en terapias para superar la culpabilidad y 9 meses sin poder ver a mi
hijo. El juicio es en dos meses pero, aunque los informes decían que los golpes no me los había
insideofmysoul
hecho yo misma, al no haber denunciado en su momento no sé qué va a pasar. Sólo tengo esas
pruebas y la carta que le escribí a mi madre pidiendo que cuidase de Luke y no lo dejase con su
padre. Y tengo mucho miedo, Lauren. No quiero perderlo.
- Camila, yo... No sé qué decir...
Levantó su cabeza para mirarme y nuestras caras quedaron muy juntas. Ella estaba calmada,
como si se hubiese quitado un peso de encima, mientras que yo estaba totalmente paralizada. Me
acarició suavemente la mejilla con su mano y sonrió.
- No tienes que decir nada. Eres la primera persona a la que le cuento esto y no puedes
imaginar cuánto alivio me ha dado ser capaz de exponer en voz alta todo lo que llevo dentro, ha
sido una asignatura pendiente desde hace mucho. Gracias por escucharme y por haber estado a
mi lado estos días. Significa mucho y sé que no tienes la obligación, pero aún así has decidido
quedarte y ofrecerme tu amistad sin importar lo rota que estuviese. Simplemente gracias.
Se acurrucó de nuevo contra mi pecho y la abracé más fuerte. Aunque Camila estuviese rota,
esta noche no había soledad ni horas muertas pensando, ahora tenía a una chica maravillosa que
me había regalado su confianza y se había abierto conmigo y eso hacía que la sensación que
tenía en el pecho aumentase fuertemente. Yo quería proteger a Camila costase lo que costase.
- Estoy aquí y no me voy a marchar. Puedes contar conmigo tanto como amiga como si
necesitas cualquier consejo como doctora – sentencié sin saber qué más decir y, antes de que
pudiese añadir algo, el teléfono de Camila sonó.
Escuché como la más bajita tranquilizaba a quien estuviese al otro lado de la línea y abrí los ojos
de golpe cuando noté la hora que marcaba el reloj. Las dos de la mañana y aún tenía que
conducir hasta la otra punta de la ciudad para dejar a Camila y volver, pero no me importaba
después de lo que había acontecido las horas pasadas.
- Mi tía estaba preocupada, se me ha ido el tiempo por completo. Lamento tenerte despierta
a estas horas, Lauren – la culpabilidad volvía a notarse en su voz.
- A ambas se nos ha olvidado mirar el reloj, no es culpa de ninguna. Cogeré las llaves y te
acerco – me dirigí a ella mientras rebuscaba dónde había guardado las llaves –. A no ser que...
¿quieres quedarte a dormir? Tengo una habitación de sobra y puedo acercarte por la mañana. Si
quieres, claro.
Camila me miró pensando qué hacer y, finalmente, aceptó mi propuesta. La guié hasta la
habitación de invitados abrazándola suavemente antes de que entrase en la ducha y dejé un
pijama preparado encima de la cama para que pudiese cambiarse, marchándome después a mi
cuarto. Me metí en la cama mirando al techo mientras repasaba mentalmente todo lo que había
ocurrido. No podía dejar de repasar cada palabra que había pronunciado la más bajita y pensar
en mi cabeza que me hubiese gustado conocer cómo era antes de que su mundo se derrumbase.
Camila definitivamente era una mujer especial y me sentía atraída a ella de una forma que no
comprendía. No pude seguir con mis pensamientos porque vi una figura detenerse en el marco de
mi puerta y me incorporé rápidamente.
- Lauren, ¿te importaría si duermo contigo?
Mi corazón empezó a agitarse de una manera que no recordaba haber sentido en años mientras,
sin decir una palabra, levanté las mantas del lado derecho de la cama para invitar a la morena a
caminar hacia mí. Se metió bajo las sábanas temerosa y apenas se movió. Le sonreí para
insideofmysoul
tranquilizarla, esperando que notase el gesto con la poca luz que había en la habitación. Sin que
me diese cuenta Camila se giró y se aferró a mi cintura, apoyando la cabeza en mi pecho y
murmurando un "buenas noches" prácticamente inaudible. Mi corazón martilleaba muy rápido.
Aquello se sentía bien, correcto. Se sentía como estar en casa.

insideofmysoul
Capítulo 11 - Jam session.

CAMILA's POV
Habían pasado un par de días desde la noche que dormí en los brazos de Lauren y la sensación
de sentirme querida y apoyada no se marchaba. Compartíamos algunos mensajes hablando de
cómo se había desarrollado nuestra jornada, pero no nos habíamos encontrado de nuevo. Sin
embargo, Lauren conseguía que me sintiese un poco mejor deseándome un buen día o
preocupándose sobre si me encontraba bien. Haberme cruzado con ella era algo de lo que estaba
agradecida-. Tras el cierre hermético que había experimentado mi carácter tras lo que pasó con
Will era la primera vez que me sentía conectada a alguien de una manera tan especial. La chica
de ojos verdes era, a mis ojos, un ángel sobre la tierra. Lo tenía todo: profesional y exitosa en su
trabajo, una personalidad arrolladora que había podido ir conociendo en nuestras charlas,
cariñosa y muy guapa. Me gustaba estar a su alrededor y sus brazos me hacían sentir segura,
como si de un refugio se tratase. La tía Sarah me había notado mucho más feliz y me lo hizo
saber, alegrándose de verme por fin volviendo a tener una vida más normal a pesar de todo lo
que estaba pasando. Conversamos durante las noches sobre mi nueva amistad con Lauren y me
animó a no perder el contacto, incluso me propuso invitarla a comer el fin de semana como
agradecimiento.
Terminé de retocar mi maquillaje y me miré al espejo para ver el resultado final. Aquel vestido
negro resaltaba mis curvas y me daba un aspecto más arreglado, aunque sin ser excesivo.
Quería verme guapa para Lauren. Aquel pensamiento había estado rondando en mi cabeza las
últimas noches desde que desperté abrazada a ella. Me había sentido tan cómoda aquella
mañana... No podía encontrar una explicación pero, al mismo tiempo, no podía dejar de
debatirme internamente. Estaba interesada en Lauren, eso era obvio, pero no sabía de qué
manera. Quería verme guapa para estar a su altura, no porque me gustase. Estaba preparada
para lidiar con esa sensación puesto que lo había trabajado en las terapias y tenía claro que la
posibilidad de sentirme atraída y conectada a alguien cuando me mostraba su apoyo era muy
alta, sobre todo después del trato que había recibido por parte de mi ex pareja. Y debía aprender
a manejarlo para no confundir las cosas ni estropear los lazos de amistad que empezaba a forjar
con Lauren, sobre todo porque yo nunca sentí atracción por alguien del mismo sexo y estaba
claro que estaba confundiendo el apoyo y los cariños de la morena con algo que ni siquiera
existía.
Bajé las escaleras para reunirme con Lauren mientras revisaba que había metido todo en el
bolso. Habíamos quedado en que ella pasaría a buscarme para ir a la jam session y que, cuando
acabase, yo tomaría un taxi para no hacerla venir hasta mi casa de nuevo. Sería tarde y ella
debía trabajar al día siguiente.
- Estás muy guapa, disfruta de la noche, corazón – dijo la tía Sarah mientras me abrazaba
–.No olvides mencionarle la oferta de venir a comer el fin de semana, quiero conocerla.

Le devolví la sonrisa asintiendo y salí al encuentro de Lauren, cuyo coche ya se encontraba


insideofmysoul
estacionado frente a la puerta del garaje. Cuando entré en él noté que tenía las cejas levantadas
y la boca abierta mientras miraba mi vestido.
- Buenas noches para ti también, te echaba de menos – reí sacándola de su distracción
mientras me acerqué a saludarla.
- Estás... Vaya, estás espectacular. ¿Qué tal ha ido la semana? – dijo poniéndose en
marcha.
- Tranquila. Intentando poner las cosas en orden, ya sabes...
Charlamos animadamente durante todo el camino. Me gustaba la comodidad que compartía con
Lauren en momentos como aquel. Era como si se parase el tiempo y no existiese nada más que
nosotras dos compartiendo sonrisas cómplices. La doctora iba muy guapa, con un estilo más
casual que el que usaba para el trabajo, el pelo despeinado y los labios pintados de un rojo fuerte,
que contrastaba con el color de su piel y el negro de su vestuario. Lauren llamaba la atención.
Salimos del coche y me dirigió a un bar poco iluminado que anunciaba en la puerta una jam
session musical para aquel jueves. La mayor me había comentado que solían variar las sesiones,
desde poesía hasta monólogos, pero que algunas veces lo mezclaban todo en una misma noche.
El sitio no estaba muy lleno pero, aún así, Lauren colocó una mano en mi espalda para guiarme y
no pude evitar suspirar, mientras me regañaba a mí misma por mis reacciones cuando la chica
me estaba ofreciendo su amistad.

Pedimos un par de cervezas antes de sentarnos en una de las mesas esperando a que
comenzase el espectáculo.
- Espero que la noche sea buena, la última vez Max y yo creímos que nos iban a explotar
los tímpanos – bromeó mirándome.
- ¿Tan malo fue? Eres cruel, me has traído a ver cómo la gente desafina sobre un escenario
– reí de vuelta –. Gracias por invitarme, me apetecía mucho conocer cosas nuevas.
- Siempre es un placer, Camila. Me gusta pasar tiempo contigo.
Nuestra conversación acabó ahí cuando bajaron la iluminación y un presentador regordete daba
la bienvenida con un acento australiano cerrado. El primer chico subió al escenario claramente
nervioso y con una guitarra mal afinada.
- Esto es para la chica que me gusta... Martha, ¿quieres ser mi novia?
Y empezó a cantar aquella pieza horrible desafinando a más no poder. Lauren y yo nos miramos,
tratando de aguantar la risa, mientras el joven interpretaba casi a gritos la canción. Agradecí que
nos hubiesemos sentado un tanto alejadas del escenario y así nuestras muecas pudiesen pasar
desapercibidas ante los intérpretes. Cuando acabó sentí la respiración de Lauren cerca de mi
oído.
- Si alguien se me declara así, echo a correr – dijo burlona para que nadie se enterase,
aunque yo reí fuertemente –. Voy a por otras cervezas para ayudar a olvidarnos de esto.
La dinámica de la noche no pareció cambiar, la mayoría eran jóvenes que intentaban cantar pero
que no tenían ningún tipo de formación y acaban destrozando sus propias canciones y también
las ajenas. Lauren y yo seguíamos riéndonos y comentando las actuaciones como un par de
adolescentes y lo estaba disfrutando. La morena tenía un humor ácido que me hacía reír hasta
que me dolían los costados. Ambas estábamos bebiendo nuestra tercera cerveza, esta vez sin
insideofmysoul
alcohol porque ella había apuntado que debía conducir más tarde, cuando un joven empezó a
interpretar una canción de Ed Sheeran que años atrás había sido mi favorita. Al menos no la
estaba destrozando, tenía una voz cálida e interpretaba la letra con sentimiento, y no pude evitar
que una lágrima recorriese mi mejilla. Lauren se pegó a mí en cuanto se dio cuenta del detalle,
pero me apresuré a tranquilizarla.
- Esta interpretación ha sido preciosa, me ha encantado – le sonreí apretando un poco su
mano, viendo como sus facciones volvían a relajarse y me sonreía de vuelta.
Su mano no soltó la mía mientras las últimas canciones sonaban y nos quedamos sentadas
comentando lo que habíamos escuchado durante la noche viendo a la gente ir abandonando poco
a poco el lugar.
- ¿Qué haces tú aquí y por qué no me has avisado de que venías? – me sorprendió una voz
detrás de mí mientras Lauren miraba al chico que había hablado sonriendo ampliamente.
- Creo que es obvio que he venido a que me reventasen los oídos de nuevo, ¿puedes
dudarlo? – se carcajeó levantándose para abrazar al chico durante unos segundos.
El joven era bajito, rubio y con una sonrisa encantadora, y parecía tener una muy buena relación
con Lauren puesto que su brazo no había dejado de rodear los hombros de la chica, sin
separarse de su abrazo, y ella se pegaba a él con cariño. Quizá fuese su novio, pensé mientras
una punzada de celos me asaltaba, sintiendo cómo el ambiente que habíamos creado la morena
y yo durante la noche empezaba a evaporarse rápidamente.
- ¿Y esta chica tan guapa? ¿Te has puesto celosa de Diane y ya te has buscado una cita?
Lauren le golpeó el hombro juguetonamente, separándose de su abrazo, y se dirigió a mí, que
aún intentaba asimilar el hecho de que acababa de confirmar que ella estaba interesada en las
mujeres.

- Esta chica es Camila, es una nueva amiga a la que quería enseñarle el ambiente que hay
aquí. Camila, este es Max, el idiota de mi mejor amigo – me miró sonriendo mientras que yo
sentía que el nudo que había en mi garganta se deshacía y el alivio llegaba.
- Encantada, Max – me aclaré la garganta levantándome para saludarlo, a lo que él
correspondió gustosamente.
- Siento la broma, Camila. Siempre intento buscarle una novia a Lauren pero ella no parece
estar por la labor de hacerme caso – dijo mirándola con el ceño fruncido mientras que Lauren se
encogía de hombros.
- No creo que vayas a conseguirme una novia emparejándome con todas las mujeres
heterosexuales que conozco, enano – heterosexual, eso había dolido aunque fuese la verdad.
Max y Lauren conversaron brevemente sobre sus planes de mañana por la noche mientras me
quedé pensativa bebiendo de mi cerveza. Lauren había dejado muy claro qué pensaba de
nuestra amistad y, aunque no debería pensar en ello, sentía una especie de decepción en mi
interior. Pero era normal, una chica como Lauren no se fijaría en alguien como yo. "Por Dios,
Camila, basta" me reproché a mí misma recordando que tenía tantas cosas que resolver que
aquella situación extraña con Lauren no podía distraerme del resto como lo estaba haciendo. Sí,
los ratos con la morena eran lo mejor de mis días y lo que lograba alegrarme y darme fuerzas
para ir recuperando mi vida, pero nada más. Max se marchó rápidamente y Lauren se volvió a mí
insideofmysoul
de nuevo, sentándose en el mismo lugar que ocupaba minutos atrás.
- ¿Estás bien? Te has marchado a otro planeta – fue su intento de atraer mi atención de
nuevo.
- Sí, todo bien. Sólo estaba pensando.
- ¿Quieres hablar de ello? Yo...– intentó seguir hablando pero le costaba –. Siento si te
incomoda que me gusten las mujeres, quizá es un detalle que debería haber mencionado antes...
- ¿¡Qué!? – exclamé –. Puedes estar tranquila, Lauren. No es algo que me incomode,
estamos en un país libre y no importa a quién decidas querer ni qué sexo tenga dicha persona.
- Entonces... ¿No estás enfadada? Desde que llegó Max has estado un poco distante y no
quería que estuvieses incómoda...
Maldición, ella había notado mi cambio y ahora debía buscar una buena excusa ante mi
comportamiento. No podía admitir que, por unos momentos, había estado celosa y mi mente se
había perdido en buscar todos los motivos por los que una persona como ella podría fijarse en
alguien como yo. Para agregarle tensión al momento ella volvía a comportarse de forma adorable,
preocupada, y yo sólo tenía ganas de besarla. ¡Besarla! Joder, Camila, en qué estás pensando,
reacciona.
- Para nada, Lauren. Simplemente me perdí un momento en mis pensamientos, pero todo
está bien, te lo prometo.
- Tendré que creerte si me lo dices así – sonrió.
- De hecho, estaba pensando que mi tía te ha invitado a venir a comer el fin de semana a
casa. Se alegra de que haya hecho una nueva amiga y le gustaría conocerte – expresé en un
tono bastante animado –. ¿Qué te parece la idea? Casi me olvido de comentártelo.
- Estaré encantada de ir, Camila. Además, no trabajo los fines de semana y en ocasiones se
hacen un poco largos – contestó de forma rápida.
Concretamos una hora para que Lauren pasase por casa el sábado y discutimos animadamente
puesto que ella estaba dispuesta a llevar todo lo necesario para el almuerzo, a lo que yo me
oponía por completo. Cuando empezaba a hacerse tarde salimos del bar sin dejar de conversar,
no quería despedirme aún de ella. Hizo un par de bromas mientras ambas esperábamos mi taxi y
el ambiente volvió a relajarse entre nosotras.

- Lo he pasado realmente bien esta noche, muchas gracias por traerme.


- Ha sido un placer hacer que tus oídos duelan durante los próximos tres días – respondió
haciendo una reverencia cómica ante la que no pude evitar reír –. Eres una persona muy
especial, Camila. En el fondo es una pena que no te gusten las mujeres – volvió a bromear.
La risa no salió esta vez de mis labios y el debate interno volvió. Todos los indicios apuntaban a
que Lauren me atraía en un grado mayor al de la amistad, pero me lo negaba a mí misma. ¿Y si
estaba perdiendo la oportunidad de conocer a la ojiverde y ella me cambiaba por otra persona?
¿Estaba confundida por ser la primera vez que alguien se preocupaba por mí de esa manera y lo
tomaba como algo más o realmente me gustaría seguir conociendo a la chica de una forma
diferente? ¿Sería precipitado? Le devolví una sonrisa sin saber qué decir mientras veía un taxi
acercarse desde el fondo de la calle.
- Nos vemos pronto, Camila – susurró en mi oído abrazándome fuertemente –. Gracias por
insideofmysoul
compartir esta noche conmigo.
Me aferré a su cintura sin querer deshacer el abrazo y noté cómo mi ritmo cardiaco había
aumentado hasta un punto insospechado. No quería soltarla, quería quedarme así y seguir
sintiendo esa seguridad que me invadía cuando estaba a su lado. Escuché el motor del taxi
aparcando y me separé un poco sin romper del todo nuestro abrazo.
- Quizá nunca hasta ahora me hayan gustado las mujeres, Lauren, pero si algo tengo claro
es que me siento atraída por ti – susurré viendo la sorpresa en su cara mientras rozaba
suavemente sus labios con los míos sin llegar a besarla del todo para, posteriormente, separarme
de ella y montarme en el taxi.
Cuando el coche arrancó pude observar que Lauren aún no se había movido de aquel lugar.
~~~
Había besado a Lauren. Bueno, literalmente no la había besado, pero ¿qué había hecho? Me
tapé la cabeza con la almohada mientras gruñía. Eran las 7:30 de la mañana y, aunque anoche
me hubiese acostado tarde, no podía dormir. Con la cantidad de problemas que venían en los
meses siguientes y aquí estaba, perdiendo el sueño por una chica que me estaba haciendo
plantearme mi sexualidad y mis sentimientos hacia ella. ¿Sería Lauren un problema más que
añadir a la lista o un regalo que había llegado a poner mi mundo patas arriba y ayudarme a salir
de la oscuridad? No podía negarme a mí misma que llevaba un par de horas dando vueltas en la
cama planteándome la posibilidad de intentar una relación con la morena y qué podría pasar.
Todos los posibles escenarios que mi mente barajaba llegaban a una conclusión: yo tenía un hijo
y tendría que cuidar de él. Mi esperanza de ganar el juicio y la custodia de Luke había aumentado
tras mi última charla con el abogado en la que me había dicho que habían encontrado unos
correos electrónicos en los que confesaba el maltrato y, si eso sucedía, podría volver a Estados
Unidos y retomar de nuevo mi vida junto al pequeño. No quería hacerme ilusiones pero la
emoción me invadía al pensar en esa posibilidad. Hasta que Lauren volvía a mi mente y me dolía
saber que me marcharía en unos meses y, posiblemente, no volvería a verla. Sin duda, la opción
de ver cómo avanzaba nuestra relación no era la más adecuada: si por algún casual ella también
se sintiese atraída por mí nuestra supuesta futura relación tendría los días contados.
De todas maneras, descartaba esa idea. La cara de Lauren tras mi atrevimiento a la hora de
despedirnos no había expresado más que confusión y estaba prácticamente segura de que la
morena no buscaba que nuestra relación avanzase más allá de la amistad a pesar de sus
bromas. Yo tenía un hijo, un pasado complicado y una vida que se encontraba en stand by, y
estaba segura de que Lauren no buscaba una persona como yo para compartir sus días. Era
demasiado peso del que hacerse cargo. Por una parte, me dolía. Por otra me sentía aliviada de
no tener que pensar en una solución a los problemas que pudiese ocasionar una relación
sentimental con la doctora.

Volví a gruñir tratando de poner en orden todas las ideas que pasaban por mi cabeza. Por lo
pronto, mi mayor preocupación era la comida del sábado a la que Lauren estaba invitada. ¿Cómo
iba a actuar? ¿Cómo estarían las cosas entre nosotras? Ella ni siquiera me había mandado el ya
habitual mensaje de buenos días con el que solía despertarme cada mañana, por lo que
probablemente estuviese enfadada por mi atrevimiento. Probablemente ni siquiera viniese a la
insideofmysoul
comida, ¿qué excusa inventaría para que la tía Sarah no se diese cuenta de lo que estaba
pasando?

Fui hasta la cocina para preparar café, lo necesitaba urgentemente para ponerme en movimiento.
La tía Sarah bajó las escaleras minutos más tarde.
- Buen día, cielo. ¿Qué tal lo pasaste anoche?
- Realmente bien, los cantantes eran bastante malos pero Lauren y yo nos reímos mucho –
dije poniendo una taza de café caliente a su alcance.
- ¿Va a venir tu amiga el fin de semana? – una punzada me recorrió el pecho sin saber qué
contestar.
- Sí, me dijo que vendría mañana. Supongo que más tarde me confirmará – respondí
encogiéndome de hombros.
- ¡Qué bien! Hace mucho que no tenemos visita... ¿Me ayudarás a pensar qué cocinar?
- Claro. Podemos acercarnos al mercado más tarde si lo deseas. Yo había pensado hacer
algún postre pero creo que necesitaré tu ayuda, hace mucho tiempo que no cocino para alguien
que no sea yo...
La observé sonreír animadamente, contenta de tener invitados, y coger uno de los libros de
repostería que tenía en la estantería para sentarse de nuevo.
- Recuerdo que, cuando eras más pequeña, te encantaba la mousse de chocolate. ¿Crees
que a tu amiga le gustará? – dijo de forma distraída –. Aunque tendríamos que dejarlas hechas
esta tarde para que se enfriasen...
- Me parece una gran idea – aprobé mientras cogía un pequeño cuaderno donde apuntar
qué ingredientes debíamos comprar –. Quizá podríamos preparar ese hojaldre de salmón y
espinacas que comíamos tantas veces.
Nos enfrascamos en un debate rápido sobre las posibilidades del menú mientras observaba que
realmente estaba muy contenta por tener invitados. Intenté sacar de mi cabeza el hecho de que
quizá Lauren no viniese tras el momento que habíamos compartido y centrarme en repasar la lista
de ingredientes que necesitaríamos.
Antes de ducharme para ir al mercado volví a revisar mi teléfono. No había ningún mensaje de
Lauren, lo cual me hizo fruncir los labios y suspirar. Tecleé rápidamente un mensaje para la
morena sin pensarlo mucho. "Buenos días, espero que hayas dormido bien y el trabajo sea lo
más leve posible hoy. Mi tía está muy feliz pensando en qué cocinar mañana, vendrás, ¿verdad?
Piensa que ya es viernes para que la jornada se haga más llevadera, un beso." La sensación de
que había estropeado las cosas con Lauren aumentó cuando, a punto de salir casa, recibí su
respuesta. "Claro, allí estaré, Camila". ¿Desde cuándo era tan seca? Al menos me había
confirmado su presencia, pero era raro que contestase a los mensajes de aquella forma. Opté por
no contestar y dejé mi teléfono a un lado para intentar borrar la decepción que había sentido al
recibir su respuesta.
El día pasó rápido y disfruté de la compañía de la tía Sarah durante gran parte de él. Ahora,
mientras preparábamos las mousses de chocolate que había sugerido, me daba cuenta de cómo
había echado de menos algo tan cotidiano como cocinar con alguien al lado mientras charlaba.
- ¿Has tenido noticias del abogado, cielo?
insideofmysoul
- Aún no, me dijo que iba a ordenar todas las nuevas pruebas y que me contaría con más
detenimiento el lunes... De todas formas ya sabes que ha sido como un rayito de esperanza,
aunque no quiero ilusionarme mucho...
- Lo sé, pero al menos ha sido una buena noticia. No te he preguntado, pero... – me volví a
mirarla para que siguiese hablando –. ¿Le has contado a Lauren sobre Luke?
¿Por qué preguntaba mi tía eso? ¿Se habría dado cuenta de mi conexión con la morena?
- Sí, lo sabe. De hecho, se lo he contado todo...– dejé caer ante su atenta mirada, que me
incitaba a seguir hablando –. La otra noche, cuando no vine a dormir... Bueno, tuve una crisis en
mitad de la playa mientras surfeábamos y ella cuidó de mí. Creí que sería bueno que lo supiese
para que estuviese al tanto. Ella lo entendió todo muy bien y me apoya mucho, es una gran
amiga. Estoy infinitamente agradecida de haberla conocido.
Su sonrisa se amplió aún más mientras mezclaba con cuidado la nata montada y el chocolate sin
pronunciar palabra alguna. Empezamos a servir el contenido en unas copas para guardarlas en la
nevera con rapidez.
- Hacía mucho tiempo que no veía esa sonrisa en tu cara que no sé cómo agradecerle a tu
amiga que haya vuelto a aparecer – dijo con una mano en mi mejilla mientras yo terminaba de
limpiar la cocina y se marchó al salón, encendiendo la televisión.
Yo me dirigí a mi cuarto y recuperé el libro que estaba leyendo, pero no lo abrí. Faltaban menos
de 24 horas para ver a Lauren y estaba nerviosa por saber cómo estaban las cosas entre
nosotras. Necesitaba con urgencia hablar con ella y aclarar todo lo que había pasado, pero sabía
que no podría hacerlo durante la comida. Me froté la sien, suspirando, y el recuerdo del roce de
mis labios con los de Lauren volvió a instaurarse en mi cabeza haciéndome sonreír como una
idiota. ¿Cómo sería probar sus labios del todo? ¿Qué me había hecho la ojiverde en tan solo
unos días para que me sintiese así? ¿Estaría realmente molesta para haberme contestado de
una forma tan fría a mi mensaje? Abrí mi libro intentando distraerme. Si algo tenía claro es que
las próximas horas se iban a hacer eternas.
En la cena mis pensamientos aún seguían puestos en Lauren. Estaba distraída y casi no
escuchaba lo que mi tía comentaba sobre el último programa de surfistas que estaban pasando
en la televisión, limitándome a asentir y a hacer algún ruidito que le hiciese saber que estaba
atendiendo a sus palabras aunque realmente no lo hiciese. Ya en mi habitación volví a revisar mi
teléfono. Encontré un mensaje de mi madre con una foto de mi hermana pequeña en un acto del
instituto, al que contesté rápidamente, pero nada de Lauren. Me atreví a entrar en su perfil, pero
no estaba en línea. Me tendría que conformar con echarle un vistazo de nuevo a su sonriente foto
de contacto, puesto que no quería molestarla enviándole otro mensaje después de su respuesta.
Bloqueé la pantalla y me deslicé entre las sábanas, pidiendo que el sueño llegase lo más pronto
posible. Penséen Luke, como cada noche. Su rostro moreno y los hoyuelos que le salían
cuandosonreía vinieron a mi mente, haciéndome sentir orgullosa por tener un hijo que era una
copia exacta a mí pero con el pelo un poco más claro gracias a su padre. Deseé con todas mis
fuerzas volver a dormir con él sobre mí, abrazado a mi cuello con sus manitas pequeñas. No
había un sólo día en que no le echase demenos, pero ahora tenía un rayito de esperanza en ver
acabar la pesadilla en laque vivía pronto. Suspiré y, por fin, me quedé dormida.

insideofmysoul
Capítulo 12 - La comida.

LAUREN's POV
El reloj marcaba las 3:45 de la mañana cuando llegué a casa y me tiré en el sofá totalmente
agotada. Adoraba mi trabajo y me aportaba momentos maravillosos pero, en días como hoy,
hubiese deseado poder quedarme en la cama en vez de cumplir con mi jornada laboral. Sean
había muerto. Debería haber estado preparada después de haberle comunicado la noticia a sus
padres el lunes pasado, pero me había afectado más de lo que creía. Cuando había llegado al
trabajo, el pequeño estaba muy mal y supe que le quedaban pocas horas de vida. El dolor que le
estaba produciendo la leucemia aguda que padecía debía ser insoportable, ya no podía hablar y
apenas abría los ojos. Mi deseo de que su sufrimiento acabase cuanto antes no se había
cumplido y pasé mi turno administrándole calmantes para el dolor, intentando que estuviese más
tranquilo. La agonía del pequeño se había extendido durante 17 interminables horas tanto para él
como para sus padres, quedándose dormido finalmente al borde de la media noche. Después
sólo quedó la tristeza y el dolor de unos padres que acababan de perder a su hijo y una montaña
de papeleo que había aplazado durante todo el día por permanecer a su lado.
Mi estómago rugió haciéndome saber que no había comido nada en todo el día y me levanté
lentamente, sin fuerzas, para acercarme a la cocina y prepararme unos cereales de manera
rápida. Estaba destrozada, tanto física como anímicamente, y sólo quería que alguien me
abrazase y me acariciase el pelo hasta quedarme dormida. Durante todo el día había tenido la
esperanza de poder pasar la noche en el sofá con Max para olvidarse de todo, pero el plan había
sido cancelado porque no sabía a qué hora volvería del hospital. Y, para añadir un problema más
a la lista, estaba Camila.
Durante todo el día el roce de labios que la bajita me había regalado apareció en mis
pensamientos, aunque no tuve tiempo de analizarlo. La sensación de sentir sus labios junto a los
míos había sido espectacular, tanto que no había podido reaccionar hasta después de haber
perdido de vista el coche en el que ella se alejaba. Durante toda la velada había querido
abrazarla, estar más cerca, rodear sus hombros con mi brazo, besarla. Pero Camila era
heterosexual y apenas nos conocíamos, así que descarté todas mis ideas y me centré en hacer
que ella disfrutase de la noche. Al final, la que me había sorprendido había sido la más joven.
Después de aquello sólo había podido pensar en la comida a la que me había invitado y en
escribirle para intentar aclarar las cosas, pero con todo lo que había pasado con Sean ni siquiera
pude sacar tiempo para enviarle un mensaje. Ahora ya era tarde y no sabía cómo reaccionar
cuando me plantase en la puerta de su casa.
Dios, Camila me gustaba. Me gustaba más de lo que lo hacía cuando la veía como una
interesante chica heterosexual que estaba fuera de mi alcance. Ahora que casi había probado sus
labios lo único que deseaba era sentirlos en su totalidad junto a los míos. Respiré intentando
controlarme. Sin duda, Camila había irrumpido en mi vida y estaba rompiendo todos mis
esquemáticos planes. Aquello me molestaba, ya que yo era una persona muy cuadriculada a la
que le gustaba tener el control incluso en el color de sus calcetines, y me inspiraba una sensación
de adrenalina y ganas de subirme a una montaña rusa con ella sólo para ver qué pasaba. Claro
está, no todo sería tan fácil, pensé. Camila era una mujer con un hijo y que había tenido muchos
insideofmysoul
problemas en su relación anterior. A mí no me importaba ninguna de las dos cosas pero, ¿qué
planes tendría ella? ¿Una simple aventura por experimentar algo nuevo? ¿Le gustaba a Camila?
Sacudí la cabeza y me arrastré a la cama, ya tendría tiempo de pensar por la mañana en qué
decir y cómo actuar cuando la viese, ahora el cansancio me lo impedía.
~~~
Salí del coche con la botella de vino en una mano y mi chaqueta de cuero reposando sobre mi
brazo. Respiré hondo intentando relajarme, no había querido pensar qué le diría a Camila hasta
tenerla enfrente, pero estaba realmente atacada. "Jesús, Lauren, no eres una adolescente" me
reproché mentalmente antes de acercarme a la puerta y llamar al timbre. Aún me alisaba
nerviosamente los bajos de mi camisa cuando la puerta se abrió, encontrándome tras ella a
Camila con una sonrisa tímida. Mi ritmo cardiaco era desenfrenado.

- Hola – murmuré.
- Pasa, te estábamos esperando. Te presentaré a mi tía – dijo haciéndose a un lado para
dejarme hueco y mi sonrisa desapareció cuando noté que ella no se iba a acercar más.
Eché un vistazo al interior de la casa, la cual parecía muy familiar. Había fotos enmarcadas por
las paredes y pude ver de reojo a una Camila más joven en ellas, más feliz. Seguí a la morena
hacia lo que parecía ser la cocina, donde se escuchaba a alguien trastear con las sartenes.
- ¿Ya ha llegado? – oí comentar a una mujer mayor, de unos 50 años, mientras se quitaba
el delantal y se limpiaba las manos en un trapo antes de acercarse a mí –. Tú debes ser Lauren,
encantada.
- Igualmente, señora – respondí mientras ella se acercarme a darme dos besos –. Huele
muy bien. He traído un vino porque Camila no me dejó encargarme de nada de la comida.
- No tenías que haberte molestado, corazón. Tenía muchas ganas de conocerte, mi sobrina
puede dar fe de ello – dijo mientras miraba a Camila, que no había abierto la boca aún y estaba
más apartada de nosotras –. ¿Por qué no vais al salón mientras saco esto del horno? Aún le
quedan unos minutos y aquí no hay nada más que hacer.
Me volteé para mirar de nuevo a Camila, quien asintió, y me apresuré a seguirla. Las manos me
sudaban al verme de nuevo a solas con ella, sin saber qué decir. Me señaló el sofá, en el cual me
senté, y ella escogió un sitio más apartado. Ninguna de las dos hablaba y estaba empezando a
agobiarme con aquella situación.
- Bueno, ¿cómo has estado? – intenté empezar una conversación. Camila me miró y
suspiró, apartando la vista rápidamente de mis ojos.
- Todo bien, ya sabes, no hay mucho que hacer...
- Oye, ¿estás molesta conmigo? No quiero que la comida sea incómoda y te noto distante.
Si quieres puedo decir que tengo que ir al hospital o cualquier cosa y marcharme, no quiero que
estés incómoda por tenerme aquí.
- No, Lauren, no es eso... – contestó rápidamente –. Yo... Lo siento, ¿vale? Lo de la otra
noche no debía haber pasado, siento que te molestase, no quiero perder tu amistad...
Ahora sí que estaba completamente perdida. ¿Por qué pensaba Camila que me había molestado
cuando era totalmente al contrario? Ella debió notar mi cara de desconcierto, puesto que me miró
entrecerrando los ojos con duda.
insideofmysoul
- ¿Por qué piensas eso, Camila? No estoy para nada molesta, lo prometo. Ahora mismo
estoy un poco confusa...
- Porque ayer me contestaste seca y pensé que ya no querías hablar conmigo después de,
ya sabes, lo que pasó...
- No, no, no – me apresuré en cortarla –. Ayer no te contesté porque tuve un día muy duro
en el trabajo, perdí a uno de mis pacientes y no llegué a casa hasta plena madrugada – intenté
explicar mientras ella me observaba detenidamente.
- Entonces no... ¿No quieres dejar de ser mi amiga? Yo pensé que... Bueno...
Amiga. Camila no quería perderme como amiga y yo no entendía nada de lo que estaba pasando
con la más pequeña, puesto que sus señales eran confusas. Se había disculpado por lo que
había hecho, pero yo no lo sentía en absoluto. De hecho, me moría de ganas por repetirlo. Y ella
quería ser mi amiga. ¿Qué debía responderle a eso?
- Claro que no, siento si te he mandado señales contradictorias.
Ella pareció estar más aliviada, pero no tuvimos tiempo de continuar nuestra conversación puesto
que su tía nos llamó a la mesa. La comida estaba muy rica y la conversación no decaía.

- Entonces, Lauren, ¿a qué te dedicas? ¿Cómo acabaste aquí? – preguntó su tía.


- Soy doctora y, al salir de la universidad, me llamaron para trabajar en una clínica que
realiza investigaciones y trata pacientes de cáncer – comenté. Camila me escuchaba
atentamente, puesto que yo no había hablado con ella de muchos datos sobre mi profesión –.
Voy allí dos días por semana y el resto soy doctora en uno de los hospitales del centro de la
ciudad. Al principio pensé quedarme un tiempo para ganar experiencia, pero ahora no me planteo
la posibilidad de volver a Nueva York como un plan cercano.
- Es un buen sitio para vivir, es tranquilo y los australianos somos bastante amables –
bromeó la tía de Camila.
- Sí, me gusta mucho el ambiente y la mezcla de culturas que hay. Puedes ir a la playa y
puedes pasear por calles con edificios enormes el mismo día, es algo que adoro de este lugar –
respondí.
- ¿Dónde vives, Lauren?
Noté como Camila sonreía, levantando una ceja a la espera de mi respuesta.
- En Paradise Surfers, en el centro – su tía me escaneaba con una mueca de asombro.
- Vaya, nada que ver con esta zona de la ciudad...
- Lauren tiene un piso precioso en uno de los rascacielos, tía. Se puede ver toda la ciudad
desde las ventanas – agregó Camila, uniéndose a la conversación mientras yo bebía un poco de
mi copa.
- Te queda un poco lejos para surfear, es una pena – dijo mientras Camila soltaba una
carcajada y yo me quedaba embobada mirándola.
- Tía, Lauren a duras penas se mantiene encima de una tabla de surf. Tendrías que haberla
visto el otro día – bromeó.
- Como dijiste que irías con ella a surfear pensé que sabía – se dirigió a Camila para volver
la vista hacia mí después.
- Oh, no, simplemente fui por acompañar a Camila. Casi todos mis intentos con ese deporte
insideofmysoul
han sido bastante... Precarios – reí.
La comida trascurrió animada, les hablé un poco de mis padres y mis dos hermanos, mientras
que me enteré que Camila tenía una hermana menor que estaba aún en el instituto. Pude notar
cómo ambas se esforzaban en mantener la parte más personal de la vida de Camila fuera de la
conversación, pero no me molestó. Yo la conocía ya y comprendía que no fuese un tema que les
gustase tratar con personas ajenas de la familia. Su tía era un amor de persona y cocinaba como
los ángeles, había preparado una ensalada y un hojaldre relleno de espinacas con queso y
salmón que estaba delicioso y no dudé en felicitarla numerosas veces, ante lo que ella parecía
encantada. Cuando Camila se levantó a buscar el postre, la tía Sarah volvió a sorprenderme.
- Camila es una persona especial y hacía mucho tiempo que no la veía tan feliz como los
últimos días desde que te conoció. He visto cómo la miras, Lauren, y sólo te voy a pedir que la
cuides porque es una persona que ha pasado por mucho – mi boca estaba abierta y el miedo se
leía en mi rostro. ¿Cómo había llegado a aquella conclusión la mujer mayor? Yo había intentado
mantenerme alejada de Camila, pero al parecer las miradas cuando pensaba que nadie me veía
me habían delatado. Noté cómo me subían los colores, pero no tuve tiempo de responder antes
de que Camila llegase con una bandeja.
- Espero que te guste el chocolate – mis ojos se abrieron emocionados, aquello tenía una
pinta espectacular.
- Qué te voy a decir, soy una adicta a todo lo que lleve chocolate – dije con tono bromista
intentando dejar atrás el momento anterior con la tía de Camila.

- Es el postre favorito de mi sobrina, si fuese por ella lo tomaría a diario – y esta vez fue el
turno de Camila para sonrojarse.
Aquella mousse de chocolate estaba deleitándome el paladar mientras la tía de Camila se reía de
mis caras y me señalaba feliz con la cuchara. La joven, por su parte, me miraba con una sonrisa
un poco más tímida y se concentraba en su postre. Cuando acabamos de comer intenté ayudar a
recoger lo que habíamos ensuciado, pero la tía Sarah nos empujó a ambas a la puerta.
- Vamos, vamos. Dejadme esto y salid a dar un paseo, aprovechad el fin de semana. Debes
volver pronto, Lauren, eres bien recibida en esta casa.
- Muchas gracias, Sarah. Lo he pasado muy bien, y la comida estaba riquísima. Sé que me
repito, pero – encogí mis hombros mientras ella me miraba entretenida desde la puerta,
sonriéndome.
- No volveré tarde, tía – dijo Camila acercándose a dejar un beso en su mejilla.
~~~
Camila y yo paseábamos por una playa cercana con los zapatos en la mano, inmersas en un
silencio cómodo. Sabía que teníamos una conversación pendiente, pero no quería romper aquel
momento tan pronto puesto que no sabía qué iba a pasar. La comida había sido entretenida, era
agradable pasar un rato con ambas mujeres. No había tenido un tiempo así desde que vine a
Australia y extrañaba a mi familia, pero las conversaciones fáciles con Camila y su tía habían
ayudado a paliar un poco esos pensamientos. Vislumbré un bar en la línea de playa y lo señalé,
atrayendo la atención de la morena.
- Quizá podríamos tomar un café y charlar un poco.
insideofmysoul
- ¿Eres una adicta a la cafeína tanto como al chocolate? – dijo sonriendo de lado y mi
corazón dio un vuelco al verla.
- Me has pillado – bromeé –. Es uno de mis vicios.
Nos acercamos y escogimos una mesa apartada. No había mucha gente a aquella hora y
agradecí tener un entorno más tranquilo para hablar con Camila.
- Yo... Lo he pasado muy bien en la comida, gracias por el rato tan agradable. La verdad es
que no sé qué decir – comenté frustrada mientras me llevaba una mano a la cabeza,
frotándomela con fuerza.
- Ha sido un rato muy agradable. Y no tienes nada que decir, Lauren. Simplemente es lo
que te comentaba antes, no quiero perder tu amistad por... actuar de una forma incorrecta –
contestó intentando buscar las palabras adecuadas.
- ¿Por qué crees que actuaste de una forma incorrecta? – rebatí rápidamente y ella me miró
con miedo –. Lo siento si he sonado muy brusca – me apresuré en intentar relajar el ambiente por
si se había sentido atacada – pero realmente creo que deberíamos hablar sobre ello para que no
haya malentendidos.
Camila suspiró y enterró la cara entre sus manos. Estaba tensa y lo podía notar. Por mi parte,
intenté prepararme mentalmente para escuchar de su boca lo que llevaba temiéndome las últimas
horas: que había sido un error porque se sentía confundida.
- Tienes razón y quiero que me dejes explicarte todo con calma, Lauren – dijo atrayendo mi
atención mientras yo sonreí dándole ánimos, fijando mi mirada en sus ojos –. Desde que te
conocí te has convertido en alguien muy especial para mí, no puedo negar eso. No voy a decir
que lo que pasó fue un error porque no se sintió así para mí, me siento atraída por ti como te dije,
pero creo que me precipité. Además, es normal que tú no sientas lo mismo así que no te
preocupes, yo sólo quiero tenerte como amiga. No necesitas explicarte porque comprendo que no
es una situación fácil y que no te sientas, ya sabes... Atraída por una persona como yo que tiene
tantos problemas. Simplemente no quiero perderte y ayer, cuando no hablamos y me contestaste
de una manera tan pobre, sentí miedo a perder el lazo de amistad que habíamos creado. No
quiero perderlo, Lauren, así que discúlpame por lo que pasó y, por favor, sé mi amiga. Prometo
no intentar nada más.

Lo que había escuchado por parte de Camila me había dejado en shock. ¿De verdad pensaba
que yo no estaba interesada en ella? Me recriminé a mí misma por no haber tenido tiempo ayer
de contestarle al mensaje más extensamente, había sido una idiota. Pero, por otra parte... ¡le
gustaba a Camila! Y lo había dejado bastante claro. De todos los posibles escenarios, éste era el
que menos habría imaginado. Volví a reprocharme mi actitud cuando vi que la morena estaba
esperando una respuesta por mi parte y me apresuré a hablar.
- Lo primero es pedirte disculpas. No fue mi intención que ayer te sintieses ignorada. Como
te dije, perdí a un paciente. Sean tenía 5 años y, cuando llegué a la clínica por la mañana, estaba
muy mal. Me pasé el día administrándole medicamentos e intentando apoyar a sus padres hasta
que falleció rozando la media noche, por eso no pude extenderme más al contestarte o hablar
contigo, no sé. Fue un día muy duro...
La mano de Camila se posó sobre la mía, acariciándome suavemente mis nudillos logrando que
insideofmysoul
la presión que estaba haciendo menguase. Me sentí apoyada y levanté la vista de nuestras
manos entrelazadas para seguir.
- Y lo segundo... Camila, tú me gustas – noté la sorpresa en su rostro y cómo su mano dejó
de acariciar la mía, quedándose estática sobre ésta –. Me pareciste una chica muy guapa en un
primer momento y, cuando te fui conociendo un poco más, está claro que me sentí atraída hacia
ti. Lo que pasa es que no llegué a pensar que pudiese ser correspondido, me ha pasado alguna
que otra vez sentir esa atracción por amigas heterosexuales y después comprobar que no había
ninguna posibilidad, por lo que me sorprendió mucho cuando tomaste la iniciativa la otra noche. A
mí... Me gustaría seguir conociéndote y ver a qué nos lleva esto, pero no sé si tú te sientes de la
misma manera. No quiero presionarte ni convertirme en otro problema que agregar a la lista y
respetaré tu decisión, pero creo que era justo que supieses que yo me siento de la misma forma
que tú – acabé, soltando de golpe todo el aire que guardaba.
Sentí cómo, de golpe, tenía el cuerpo de Camila abrazado al mío mientras ella me apretaba con
fuerza, como si fuese a escaparme. Desde que crucé la puerta de su casa había deseado un
contacto como el que estábamos teniendo y cerré los ojos para concentrarme en el olor a su
champú y en cómo se sentía su espalda bajo mis manos. Prolongamos el abrazo unos minutos y,
al separarnos, noté que su sonrisa se ensanchaba.
- No sabes lo feliz que me hacen tus palabras. De todas formas, creo que debo dejarte
claras algunas cosas – comentó despacio, a lo que asentí –. Nunca me había sentido atraída por
una mujer hasta que apareciste tú. Y me gustaría explorar a qué nos lleva esto, Lauren, pero
necesito ir despacio. Sabes lo que está pasando con mi familia y con mi hijo y no sé qué puede
pasar de aquí a unos meses. Además, he pasado la mayor parte de mi vida en una relación
sentimental con mi ex pareja y... Joder, no me estoy explicando – gruñó suspirando –. Lo que
quiero decir es si podemos ir despacio e ir viendo lo que nos deparan los días con calma. Yo no
quiero precipitarme, equivocarme o perderte, pero al mismo tiempo tengo otras cosas de las que
hacerme cargo y, hasta ahora, no me había planteado compaginarlas con algo más... Y no sé si
eso es bueno...
- Te propongo algo –dije mientras Camila me observaba aún un poco aturdida por sus
últimas palabras –. Tomémonos las cosas con calma, como hasta ahora, y veamos qué pasa. Si
en algún momento sientes que quieres volver a nuestra amistad inicial, estaré bien con ello. Si
avanzamos hacia una posible relación más seria, también estaré bien con ello. Pero...
Sinceramente no quiero dejar pasar la oportunidad de ver en qué podría desembocar esto – dije
señalándonos alternativamente mientras ella sonreía –. Llevo mucho tiempo sola y, desde que te
conozco, me has ayudado a combatir un poco la soledad...
Pensaba que se me iba a salir el corazón del pecho. Volvía a tener a la más bajita aferrada a mi
cintura mientras yo acariciaba su pelo. No hacía falta hablar más, ya habíamos dicho todo. Nos
quedamos abrazadas un rato más mientras terminábamos los cafés. Me levanté para pagar
mientras Camila me esperaba cerca de la puerta. Cuando salimos, volvimos a quitarnos los
zapatos para caminar por la arena. La vista de la más bajita se perdía en los surfistas que
estaban en el agua mientras yo no podía dejar de admirar lo precioso que me resultaba su perfil
iluminado por el sol. Se volvió para mirarme y me acerqué más a ella tomando su mano. Había
deseado hacerlo desde que salimos del bar y sentía mariposas en el estómago. Camila me
insideofmysoul
acariciaba lentamente con su pulgar y nuestros pasos estaban sincronizados. Me sentía
infinitamente feliz.

- ¿Es muy rápido si digo que me muero de ganas por besarte o está eso bien contigo? – le
dije volviendo mi vista hacia ella.
Detuvimos nuestros pasos y ella soltó nuestras manos para acariciarme la mejilla.
- Yo estaba pensando lo mismo.
Me acerqué lentamente, como si fuese a romperse. Camila seguía acariciando mi mejilla y no
quería que ese momento terminase nunca. Sentí su aliento cerca de mi boca cuando agaché mi
cabeza buscando sus labios y ambas sonreímos, como si el tiempo se hubiese detenido. Cerré
los ojos y sentí sus labios contra los míos suavemente. Atrapé su boca de forma dulce mientras la
calidez me invadía cada parte del cuerpo. Nos movíamos despacio, sin necesidad de profundizar
el beso. Cuando sus labios se separaron rocé nuestras narices para, después, volver a atraparlos
gentilmente y alargar un poco el momento. Camila se escondió en el hueco de mi cuello,
abrazándome por la cintura. Podía sentir su respiración sobre mi piel al mismo tiempo que yo le
acariciaba el pelo. Aquello se había sentido mejor de lo que me esperaba. Guau, tenía a Camila
entre mis brazos y no quería soltarla nunca.
Retomamos el camino sin separar nuestras manos y la sonrisa no se borraba de mi rostro.
- Tengamos una cita – solté de repente. Camila me miró y me sonrió, haciendo que sus
hoyuelos se marcasen más.
- ¿Una cita? ¿Qué quieres hacer?
- Mañana no trabajo y, no te voy a mentir, quiero volver a verte. No he pensado qué
podemos hacer, pero...
- Tranquila – susurró, notando mi nerviosismo.
- No sé, puedo llevarte a cenar a mi restaurante favorito y luego podemos ver una película.
- Me parece bien, aunque...
- ¿Qué pasa? ¿Ya tenías planes? Podemos dejarlo para otro día – Camila soltó una
carcajada y se pegó contra mi costado, dejándome vía libre para pasar mi brazo sobre sus
hombros y caminar abrazadas.
- No, sólo estaba pensando que esperar hasta la noche para verte es mucho tiempo –
bromeó de forma divertida y no pude evitar reír.
- Creo que puedo arreglar ese inconveniente, ¿por qué no tenemos un día entero de cita?
Desde por la mañana hasta por la noche. Así podemos pasar más tiempo juntas y conocernos
más.
- Con una condición – la miré atentamente –. Yo me encargo de planificar la mañana y tú te
encargas de la tarde-noche. ¿Qué te parece?
- Creo que me encanta esa sugerencia. ¿Qué propones?
- Ah, no. Será sorpresa – dijo Camila divertida. Adoraba esa faceta más juvenil y animada
de la chica.
- No vale, yo te he dicho dónde pensaba llevarte – me quejé mientras le hacía un puchero.
- Basta, no hagas eso. Estás adorable – mi sonrisa se amplió y volví a repetir el gesto, a lo
que ella respondió tapándome la boca con su mano riéndose suavemente.
insideofmysoul
- ¿Me dirás al menos si tengo que vestirme de alguna forma especial? – intenté sonsacarle.
- Prometo mandarte un mensaje esta noche con más detalles, ¿está bien eso?
Asentí rápidamente con una sonrisa boba, dándome cuenta de que nos íbamos acercando a su
casa. Al contrario de lo que esperaba Camila no me alejó, sino que se aferró más a mi cintura
como si no quisiese soltarme.
- Oye, ¿quieres pasar? Me gustaría compartir algo contigo.
- Claro, aún es pronto – sonreí.
No había rastro de su tía por ninguna parte de la casa y Camila me guió por las escaleras hasta lo
que parecía ser su cuarto. Me quedé en la puerta para no invadir su privacidad, pero ella tiró de
mi mano hasta sentarme en el borde de la cama y se giró para buscar algo. Aproveché para
estudiar un poco la habitación: paredes pintadas de color claro, algunas polaroids puestas con
chinchetas y bocetos pinchados en un corcho encima del escritorio. No sabía que la más bajita
también dibujase, si es que eran suyos. También tenía unos cuantos libros apilados en la mesilla
de noche. No me dio tiempo a ver más detalles porque sentí cómo se volvía hacia mí, con un
álbum en sus manos. Se sentó a mi lado, dejando nuestros cuerpos pegados, y lo puso sobre sus
rodillas para mirarme.
- Si vamos a empezar... algo, no sé cómo llamarlo, quiero que conozcas antes de nada a
Luke – el corazón se me iba a salir del pecho, sabía que mencionar a su hijo o hablar de él le
dolía, y me sentía especial al ver que quería compartir conmigo aquella parte de su vida.
Abrió el álbum y pude ver a un pequeño bebé en brazos de una Camila sonriente vestida con una
bata de hospital, mucho más joven. Pasó un par de páginas en las que la cara del niño no se veía
muy bien y pude notar que había algunos huecos vacíos: Camila claramente había eliminado las
fotos en las que aparecía su ex pareja. Tomé su mano para evitar que pasase la página. El bebé
sonreía a la cámara y dejaba ver unos hoyuelos muy parecidos a su madre. Tenía, además, el
mismo color de ojos y la tonalidad de su piel. Aquel niño era la viva imagen de su madre, que en
aquellos momentos acariciaba la mejilla de su hijo en la fotografía con una sonrisa.
- Es precioso, Camila. Espero poder conocerlo personalmente algún día – comenté en voz
bajita tras unos minutos viendo aquellas fotos.
Ella se volvió hacia mí con lágrimas en los ojos y una sonrisa, atrapando mis labios sin previo
aviso, a lo que correspondí gustosa. El beso tenía un sabor salado, pero no me importaba. Se
sentía íntimo, como si estuviésemos edificando las bases de algo importante. Nos quedamos
abrazadas sin decir nada hasta que llegó la hora de que me marchase, con la promesa de
encontrarnos al día siguiente y un brillo en los ojos que ninguna de las dos era capaz de ocultar.

insideofmysoul
Capítulo 13 - Dating.

CAMILA's POV
Observé a Lauren, que me llamaba desde su coche, y me apresuré a ir a su encuentro. Me
abroché el cinturón y me giré para mirarla. Aquel día llevaba unos shorts con una camiseta de un
grupo británico y estaba realmente guapa.
- Buenos días, preciosa – me dijo sin dejar de sonreír - ¿cómo has dormido?
- Buenos días, corazón. Muy bien, la verdad – contesté sincera –. Toma ese desvío, porfa.
- Deberías haberme dejado ir a buscarte a casa, ¿te ha costado mucho llegar hasta aquí?
- Ya discutimos eso anoche, nuestro destino está justo en la dirección contraria y no quería
hacerte recorrer tantos kilómetros para recogerme – volví a explicarle y ella me puso el mismo
puchero adorable que el día anterior. Me tenía ganada.
Seguí indicándole las direcciones mientras me deleitaba mirando su perfil concentrado en la
carretera. Cómo habían cambiado las cosas en tan pocos días y qué bien se sentía. Cuando vi
que estábamos cerca la avisé para que aparcase y ella abrió los ojos.
- Camila, ¿me has traído a Sea World? – exclamó entusiasmada, ante lo que no pude evitar
reír.
- Has acertado.
- Quería venir desde que me mudé, pero nunca he logrado ponerme de acuerdo con
ninguno de mis amigos y al final siempre lo dejaba pasar – me explicó mientras salía del coche
casi dando saltitos.
Verla comportarse de aquella forma hacía que no pudiese dejar de reír. Sabía que Lauren era una
persona seria y muy aclamada en su trabajo, pero el poder verla tan natural hacía que mi miedo
al fracaso quedase a un lado para disfrutar de la compañía de la ojiverde. Me gustaba la Lauren
juguetona y entusiasmada. Sus brazos me rodearon por la espalda y se pegó a mí.
- Creo que alguien no me ha saludado correctamente aún – susurró en mi oído.
- Qué rápida, yo pensaba que los besos se dejaban para el final de las citas – jugué con ella
para ver su reacción.
Su cara fue de total espanto y me soltó del agarre como si quemase. Ella quería respetar mi
espacio y me arrepentí al instante de mi broma, acercándome a ella.
- Ven aquí, tonta, que sólo era una broma – le dije acercándome para besar cortamente sus
labios, a lo cual correspondió con una sonrisa aliviada.
Nos dirigimos a la entrada tomadas de la mano. Aún se sentía extraño, pero la sensación que
recorría mi cuerpo era indescriptible. Lauren conseguía que todos mis miedos se viesen
empequeñecidos por las ganas de estar a su lado y la cantidad de sensaciones que provocaba en
mí, y eso era algo nuevo en mi vida.
- ¿Dónde quieres ir primero? Tenemos que estar a las 12 en... mm... en un sitio, pero hasta
entonces te dejo elegir.
- ¿Podemos ir a la montaña rusa? – pidió volviendo a hacer uso de su puchero y yo asentí
rápidamente.
insideofmysoul
- Te voy a prohibir hacer pucheros. O mejor, cada vez que hagas pucheros y ceda ante tus
encantos, tendrás que pagármelo de otra forma – propuse ante su atenta mirada.
- Depende cuál sea el pago, quizá no me interese. Los pucheros son realmente efectivos.
- Estaba pensando que podrías darme un beso cada vez que pasase, pero no sé si es
buena idea...
Lauren juntó sus labios con los míos de nuevo y sonrió en mitad del beso.
- Me pasaré el día poniéndote pucheros si eso significa que tengo que pagarte así después
– susurró contra mis labios.

- ¿Te habían dicho antes que eres una aduladora?


Escuchar la risa de Lauren era música para mis oídos. Caminamos abrazadas hasta la entrada y
me sorprendí de lo cómoda que me sentía a su lado. Nunca me había parado a pensar qué se
sentiría al estar comportándome de esa forma en público siendo mi acompañante alguien del
mismo sexo, pero en aquellos momentos me daba igual todo. De todas formas, agradecí
internamente que nadie se fijase en nosotras o nos mirase de forma extraña, toda la gente era
respetuosa. Estaba siendo más fácil de lo que había pensado en un principio. Nos dirigimos
directamente a la montaña rusa y, cómo no, Lauren había elegido la más alta. Vi cómo daba
saltitos emocionada mientras esperábamos nuestro turno y reí negando con la cabeza: Lauren
parecía tener 10 años en aquel momento.
- ¿Sabes? Hacía mucho tiempo que no me sentía así, libre, feliz. Es como si estuviese
viviendo una segunda adolescencia y no me hubiese dado cuenta, normalmente soy una persona
muy seria – parecía que me hubiese leído el pensamiento – así que gracias por recuperar esa
parte de mí.
- Bueno, a mí me encanta esta faceta tuya y verte tan animada. Yo tampoco suelo ser así,
pero cuando estoy a tu lado me sale solo – respondí dándole un pequeño toque con mi dedo en la
mejilla, haciendo que arrugase la nariz.
Nuestro turno iba a llegar y empecé a mover la pierna nerviosamente, notando cómo mis manos
empezaban a sudar.
- Nos vamos a matar – susurré un poco más alto de lo que me hubiese gustado, lo que hizo
que mi acompañante se volviese a mirarme.
- ¿Tienes miedo? – preguntó.
- Pánico a las alturas – respondí encogiéndome de hombros.
- ¿Por qué no me lo has dicho? Vamos, no tenemos que hacer esto – empezó a tirar de mi
mano para sacarme de la fila.
- Quiero hacerlo. Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? Pues esta va a ser mi
primera vez en una montaña rusa – intenté mostrarme animada y ocultar el miedo. Realmente
quería hacer esto con Lauren.
- ¿Segura? – asentí.
- Es nuestro turno, vamos.
Esta vez fui yo la que tiré de su mano hasta sentarme en la atracción. Ella sonreía con sus ojos
más brillantes de lo normal y se giró para ver mi cara.
- Grita lo más fuerte que puedas, eso siempre ayuda – me dijo mientras apretaba mi mano.
insideofmysoul
Y grité durante todo el trayecto temiendo dejar la mano de Lauren destrozada. Cuando nos
bajamos, ella se tomó unos segundos para colocar mi pelo y luego me abrazó riendo,
levantándome del suelo. No podía controlar la risa nerviosa que había provocado la adrenalina y
Lauren me miraba curiosa.
- Eso ha sido...
- Una pasada – cortó ella.
- Te doy la razón, pero creo que no quiero repetir – le rebatí.
Continuamos visitando el parque sin prisas mientras Lauren parecía una niña pequeña
emocionada como si fuese su cumpleaños. Miré el reloj, ansiosa por ver su reacción ante la
sorpresa que tenía guardada, y la arrastré hasta dirigirnos al punto de encuentro.
- ¿Recordaste traer el bikini? – pregunté.
- Sí, lo llevo puesto debajo. No sabía cuáles eran tus planes así que pensé que lo mejor era
estar preparada.
- Entonces vamos – dije mientras la guiaba al recinto donde estaban los delfines.
La ojiverde miraba a los animales con emoción y les hacía ruiditos como si fuesen bebés, lo que
me provocaba una sensación de ternura inmensa.

- ¿Vamos a conocerlos?
- ¿Podemos verlos más de cerca? – me miró entusiasmada.
- ¿Cómo de cerca te parece nadar un rato con ellos? – sus ojos se abrieron con sorpresa.
- ¿De verdad? Camila, ¿¡me has traído a nadar con delfines!? ¿Te he dicho alguna vez que
es mi animal favorito? – dijo hablando muy rápido.
- No me lo habías dicho, pero creo que entonces he acertado por completo – contesté
mientras sentía que sus brazos me rodeaban y cerré los ojos para disfrutar del momento. La
sensación que sus abrazos provocaban en mí era espectacular.
Tras unos minutos de charla con el instructor pasamos a un vestuario a ponernos unos neoprenos
que nos habían facilitado. No pude evitar fijarme en el cuerpo de la chica, que era espectacular.
Ya lo había visto antes, pero aquella vez era diferente. Paseé mi vista por sus abdominales
marcados y sus piernas trabajadas. Cuando se dio la vuelta tuve una visión perfecta de su trasero
y me mordí el labio sin apartar la vista hasta que escuché un carraspeo por su parte, lo cual hizo
que me enrojeciese.
- ¿Buenas vistas? – bromeó. Me había pillado de lleno, pero no me importaba.
- Las mejores – jugué –. Anda, vamos, que los delfines nos esperan – dije subiendo mi
cremallera y dejándola atrás con una sonrisa en su boca.
La experiencia junto a los delfines fue maravillosa, ellos jugaban con nuestras piernas y nos
acariciaban las mejillas por orden de los monitores. Pudimos alimentarlos y, al final, hacernos
fotos con ellos.
- Disculpe, ¿podríamos hacernos una foto juntas? – escuché comentar a Lauren cuando el
fotógrafo estaba acabando.
Éste nos dio permiso con la mano y Lauren se puso a mi lado, pasando su brazo por mis hombros
mientras yo acariciaba la cabeza del animal. Cuando terminamos de cambiarnos y vi las fotos no
pude evitar sonreír. Yo miraba a cámara, pero Lauren tenía la vista fija en mí con una mirada que
insideofmysoul
no era capaz de describir, pero que hizo que una ola de calor me recorriese de la cabeza a los
pies. Parecíamos un par de enamoradas en su luna de miel, ni siquiera con Will había tenido una
foto tan especial y que expresase tanto como aquella. Pasamos el resto de la mañana paseando
tranquilamente por las diferentes secciones y viendo los animales mientras compartíamos algún
que otro roce cómplice. Agradecí que Lauren no quisiese volver a subirse a las atracciones más
fuertes, aunque en el fondo sabía que lo hacía porque yo no lo disfrutaría y me gustaba sentirme
tan cuidada por la mayor. Después de comer algo en uno de los puestos, nos dirigimos a la
salida. Su mano no soltaba la mía y sonreía feliz bajo sus gafas de sol.
- ¿Te lo has pasado bien? – pregunté.
- Mejor que bien, ha sido impresionante. Y lo mejor de todo ha sido compartirlo contigo,
Camila. Gracias – contestó –. Ahora lo que yo había preparado no estará a la altura y me siento
mal.
- No digas eso – murmuré acariciándole el brazo –. Cada momento que he pasado contigo
desde que te conozco es especial, así que no debes preocuparte.
- Eres lo más adorable del mundo. ¿Qué te parece si descansamos un poco antes de la
cena? – a lo que asentí rápidamente porque la mañana había sido tan intensa que estaba
exhausta –. ¿Quieres ir a mi casa y que tomemos una siesta?
Tras un corto trayecto en coche llegamos al piso de la doctora y vi cómo se tiraba al sofá cayendo
como un peso muerto.
- No sabía que una mañana en un parque temático pudiese dejarme tan destrozada –
murmuró contra el cuero y yo me acerqué a ella.

Con cuidado hice que se levantase un poco para sentarme y volver a colocar su cabeza, esta vez
sobre mis piernas, empezando a acariciarle el pelo con lentitud.
- Si sigues haciendo eso me voy a quedar dormida.
- Puedes tomarte una siesta y descansar un poco, Lauren – ella negó, girando su cuerpo
para mirarme desde mi regazo.
- No, prefiero disfrutar del tiempo contigo. Cuéntame algo de ti que no conozca – propuso.
- Veamos... – murmuré mientras pensaba algo que resultase interesante –. Desde pequeña
uno de mis sueños ha sido tener una biblioteca en mi casa. Como la que tú tienes aquí, pero más
grande. Una habitación llena de libros que haya leído y donde poder sentarme a descubrir nuevas
historias. Cuando me mudé con Will y compramos nuestra casa desistí de tenerla, él necesitaba
un despacho y con la habitación que iba a ocupar Luke no quedaba mucho espacio, así que...
- No debes renunciar a tenerla, Camila. Dentro de unos años quizá te mudes a una casa
grande y esa biblioteca sea un sueño hecho realidad.
- ¿Sabías que todos mis libros están en cajas en el garaje de mis padres? Desde pequeña
nunca había dejado que los guardasen y pedía a mis padres estantería tras estantería hasta que
no cupieron más en mi habitación. Soñaba con el día que me mudase y cómo los colocaría,
incluso mi mejor amiga usaba como broma recurrente el decirme que iba a tardar más en mover
los libros que en preparar el resto de la casa. Luego me di cuenta de que no podría llevármelos y
me resigné a llenar cajas y cajas y guardarlos en el garaje, porque mi habitación iba a pasar a ser
la de mi hermana pequeña.
insideofmysoul
- Vuelvo a repetírtelo: llegará el momento en el que ese sueño se haga realidad – dijo
mirándome fijamente –. Si trabajas para lograr algo, acabas consiguiéndolo.
- No creo que llegue, Lauren – dije amargamente, debatiéndome entre contarle más o no –.
Prácticamente me endeudé cuando compré la casa con Will y, aunque él me devolvió parte del
dinero tras la separación, los tratamientos de Luke son caros. Ahora me centro en ahorrar lo
máximo posible para que a él no le falte de nada, tú debes saber bien cómo funciona la sanidad
en América. Estoy retomando mi trabajo como editora poco a poco y a distancia, pero aún así
cuando miro hacia el futuro no veo posibilidades de volver a mudarme a una casa grande en la
que cumplir todos mis sueños. Puede que suene triste, pero es la realidad – suspiré temiendo
haber sido demasiado abierta sobre mi situación personal y haber asustado a Lauren, pero ella no
parecía dar señales de ello.
- Me alegra que confíes en mí y me cuentes todo esto, Camila. Y... Quizá sea precipitado,
pero me gustaría poder llegar a cumplir esos sueños contigo, ser una parte de tu vida. Te
entiendo muy bien porque yo también dejé muchas cosas atrás, pero no debemos rendirnos por
ello sino luchar para conseguir lo que ansiamos.
- ¿Qué hay de ti? ¿Cuáles son tus sueños? – intenté cambiar de tema. Lauren miró al techo,
concentrada en acariciar la mano que tenía apoyada en su vientre.
- Si me hubieses preguntado hace un par de semanas te hubiese dicho que intentar
combatir la soledad, ahora no lo sé. Una vez yo también tuve esos planes... Mantuve una relación
con Amanda, mi ex pareja, durante tres años mientras estábamos en la universidad, y siempre
soñamos con planear un futuro juntas hasta que poco a poco la relación se convirtió en algo
inexistente. Aunque nos queríamos, ya no nos veíamos como pareja y decidimos terminar la
relación en buenos términos, aún tenemos contacto. Lo que pasa es que Amanda y yo habíamos
hecho muchos planes juntas... – cerró los ojos recordando –. Siempre debatíamos el barrio en el
que compraríamos nuestra casa, cómo sería nuestra boda, si tendríamos un coche o dos...
Planeamos nuestra vida juntas y, cuando eso acabó, yo me sentí perdida por no tener un plan en
solitario, no supe cómo seguir. Por eso me mudé a Australia, buscando encontrarme a mí misma.
Han sido unos años muy buenos y de mucho crecimiento, pero no quiero mentirte: desde hace
algunos meses la soledad me estaba pesando demasiado y se hacía duro. Y luego apareciste y
ahora estamos compartiendo confidencias en este sofá y es como un rayito de luz ante todos los
pensamientos malos.

No supe qué contestar porque, por primera vez, era Lauren la que estaba hablándome de su vida
y sus problemas. En el fondo, aunque la tristeza estuviese presente en el relato de la morena, me
sentía feliz de poder haberle aportado algo y que estuviese más animada. Por otra parte, me
daba miedo lo deprisa que estaba avanzando nuestra relación en cuanto a compartir cosas de
nosotras tan personales. Y me daba miedo pensar que la rapidez fuese un síntoma de que sería
algo intenso y pasajero y después terminaría tan fugazmente como había empezado. ¿Habría
pensado Lauren en un futuro juntas? Quizá fuese precipitado, pero ahora mismo no podía
imaginar mi vida sin ella a mi lado, quería despertarme junto a ella, aprender a quererla más de lo
que ya lo hacía y que todos nuestros planes dejasen de ser individuales y pasasen a formar parte
del futuro de ambas. Ella había conseguido que fuese feliz por primera vez en años.
insideofmysoul
- Estaba pensando, y quizá te suene precipitado, – hice una pausa – que me gustaría
mucho tener la posibilidad de un futuro contigo, Lauren. Poder llegar a conocerte del todo,
compartir cosas como el café por la mañana o lo que fuese. Simplemente, sentarme en un sofá
como estamos ahora se siente correcto... Me gustaría ser partícipe de tus sueños y que tú lo
fueses de los míos...
- No sé si es precipitado, pero yo siento lo mismo – susurró con los ojos cerrados –. La
conexión que he sentido contigo desde un primer momento ha sido tan fuerte que no me gustaría
dejar pasar la oportunidad de ver qué nos depara el futuro.
Incliné la cabeza para unir nuestras bocas en un beso lento, significativo. Mi estómago se encogió
en cuanto sentí la mano de la mayor en mi nuca evitando que me alejase de ella y me aventuré a
rozar mi lengua contra su labio inferior. Lauren abrió la boca se inmediato y sentí cómo nuestras
lenguas empezaban a entrelazarse lentamente, jugando entre ellas como si se conociesen de
toda la vida.

Nos separamos con la respiración agitada y ella me sonrió tiernamente, abrazándose a mi cintura
y pegando su rostro a mi vientre. Volvíamos a parecer unas adolescentes pero en mi mente había
algo que no me dejaba disfrutar el momento del todo, algo que me llevaba preocupando desde
que la ojiverde propuso ver hacia dónde se encaminaba nuestra relación el día anterior.
- ¿Qué te preocupa, bonita? – dijo ella sacándome de mis pensamientos y suspiré mirando
al frente.
- Esto está yendo muy rápido y... No sé si te has parado a pensar en algún momento en lo
que hay detrás. No soy sólo yo, Lauren, tengo un hijo y un pasado que aún me atormenta. Un
juicio por la custodia de Luke, una ex pareja que me maltrataba y... ¿Realmente has pensado
bien en todo eso antes de decidir darnos la oportunidad de ver hacia dónde avanza nuestra
relación? – pregunté un tanto frustrada.
El silencio se hizo dueño de la habitación y mi corazón se encogió. Por primera vez, tuve miedo
de perder a Lauren sin ni siquiera haberla tenido del todo, y me di cuenta de que quizá sintiese
más cosas por ella de las que había admitido en un principio. Ella era mi protectora, mi refugio la
última semana, la dueña de las primeras sonrisas reales en meses. Pero era mejor dejar las
cosas claras, yo no podía permitirme pasar un par de meses con una persona, enamorarme de
ella y que, después, todo acabase porque ella no quisiese cargar con todo lo que conllevaba tener
una relación conmigo. Sentí una lágrima correr por mi mejilla sin poder evitarlo y Lauren se
levantó de mi regazo para quedar frente a mí, agarrándome la cara entre sus manos.
- Ey, mírame – me esforcé en fijar mis ojos en los suyos y sentí cómo las lágrimas
aumentaban sin poder detenerlas –. Me sentí atraída por ti en un primer momento y créeme
cuando te digo que eso aumentó cuando descubrí tu faceta de madre luchadora por su hijo y que
enfrenta sus problemas. No te voy a negar que no lo haya pensado, porque mentiría. Pero si
pongo una balanza de las cosas buenas y las cosas malas, definitivamente me quedo con las
buenas. Si lo que tenemos avanza hacia una relación más profunda, y lo digo totalmente enserio,
estaré eternamente agradecida de estar a tu lado y al lado de tu familia de la forma en la que tú
quieras involucrarme en ella. Y, si no es así, seguiré a tu lado apoyándote como las amigas que
somos. Es cierto que puede que llegue un punto en el que tengamos que sentarnos y debatir las
insideofmysoul
opciones que tenemos de una manera más seria, pero por el momento quiero que sepas que eso
es lo que pienso y que no te preocupes por ello, ¿vale? Dejemos que el tiempo marque hacia
dónde avanzan nuestros sentimientos – finalizó.

- Eres un ángel, Lauren. No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí. Lamento llevar
siempre las cosas a estos puntos, pero espero que puedas comprender mis motivos para
hacerlo... - contesté, abrumada aún por el discurso de Lauren.
- Si quieres que vayamos más despacio podemos hacerlo, quizá te venga bien para poner
en orden los sentimientos y lo que está pasando – propuso gentilmente.
- Estoy bien con esto, Lauren. De verdad. Sólo que, a veces, tengo que darle perspectiva a
todo y no puedo centrarme únicamente en vivir al máximo lo que está sucediendo entre nosotras
sin pensar en las consecuencias, ¿comprendes?
- Perfectamente, Camila. De hecho, yo me siento un poco igual.
Ambas nos quedamos mirándonos en silencio mientras me acariciaba el brazo suavemente y me
acerqué a ella para besarla. Me estaba volviendo adicta a sus labios y no me importaba, nunca
tendría suficiente de ella. Con un movimiento rápido, Lauren dejó mi cuerpo bajo el suyo y
continuó besándome sin prisas. Tras una larga sesión de besos y caricias nos quedamos
abrazadas en el sofá hasta que la doctora rompió el silencio.
- Estaba pensando que quizá sería mejor pedir algo de comida a domicilio y aplazar la cena
para otro día, ¿te parece bien?
- Más que perfecto, ¿qué te apetece cenar? – pregunté.
- ¿Te gusta el sushi? – asentí –. Bien, porque es mi comida favorita. Conozco un sitio que
es genial, voy a hacer el pedido.
Gruñí cuando nuestro contacto finalizó, y me incorporé del sofá para revisar mi teléfono. Dos
llamadas perdidas de mi madre y un par de mensajes de publicidad. Noté a Lauren volver hacia
mí con una sonrisa y sentarse de nuevo a mi lado.
- ¿Te importa si llamo a mi madre? Me ha llamado y no sé si es importante...
- Para nada, no tienes que preguntar eso – dijo acariciándome la mejilla rápidamente.
Marqué el número alejando mi teléfono para que pudiese verme, ya que siempre utilizábamos las
vídeo llamadas.
- Hola, mi niña. ¿Cómo estás? – dijo en cuanto su cara apareció en mi teléfono.
- Muy bien, mamá. Estoy pasando el día fuera. ¿Ha pasado algo? – pregunté con miedo.
- No, ¿tendría que haber un motivo para llamar a mi hija que se ha ido a otro continente? Ya
que tú no me llamas nunca, tengo que hacerlo yo – me regañó.
- ¿Cómo estáis?
- Bien, cariño. ¿Qué has estado haciendo? ¿Estás distrayéndote de todo?
- Sí, mamá. He conocido a una nueva... amiga – dije mirando a Lauren, la cual me sonrió
haciéndome saber que no le importaba que hubiese usado ese calificativo – y estamos pasando
tiempo juntas y esas cosas.
- ¿Está ahí? ¿Por qué no me la presentas? Yo no te he enseñado esos modales, Camila –
Lauren reía entre dientes, divertida con la situación, mientras yo me acerqué a ella para que
pudiese ver la pantalla.
insideofmysoul
- Mamá, esta es Lauren. Y te está escuchando, así que deja de dejarme en ridículo –
protesté.
- Hola, señora – dijo la ojiverde algo cortada por la situación.
- Hola, Lauren. ¿De qué conoces a mi hija? Nunca te había mencionado... - Lauren me miró
con pánico y apreté su rodilla para tranquilizarla.
- Nos hemos conocido la semana pasada, mamá. No la asustes, por Dios.
- Ya, ya. Lo siento, cariño. Un placer conocerte, Lauren.
- Igualmente – murmuró la mayor, que parecía estar aterrada.
- De todas formas, sólo quería saber cómo estabas, así que os dejaré que disfrutéis de la
tarde. No olvides llamarme mañana, ¿de acuerdo?
- Lo prometo. Un beso, mamá – dije cortando la llamada.
Lauren suspiró y empezó a reírse a carcajadas.
- Eso ha sido raro – comenté.
- Camila, ¿es la primera cita y ya me presentas a tus padres? Ahora tengo miedo – dijo
entre risas.
- Idiota. Lo siento, mi madre suele ser un poco pesada.
- No te preocupes, ha sido gracioso... creo.
El timbre sonó y di gracias de acabar con el momento incómodo mientras me levantaba a estirar
un poco las piernas. Lauren volvió con una bolsa enorme y abrí los ojos con sorpresa.
- ¿Piensas alimentar a un regimiento?
- No, – rió – mañana trabajo en la clínica y he pedido de sobra porque la cafetería es una
basura.
Cenamos inmersas en una conversación animada sobre nuestros gustos musicales, los cuales
coincidían bastante. Las horas con Lauren pasaban como si fuesen segundos.
- ¿Tienes que marcharte o puedo pedirte que te quedes a dormir conmigo? Mañana trabajo
en el sur y puedo llevarte antes de entrar – murmuró con un poco de miedo.
- Me parece perfecto, ya me estaba entristeciendo el pensar en separarme de ti – dije
viendo como sus ojos se iluminaban –. Avisaré a mi tía.
Recogimos los restos de la cena y Lauren me propuso ver una película, aunque decliné la oferta
porque estaba realmente cansada y sabía que ella también debía descansar.
- Dormirás conmigo, ¿verdad?
- Si tú quieres, me encantaría hacerlo.
Nos dirigimos a su cuarto, del cual guardaba buenos recuerdos. Ella abrió un par de cajones y
sacó un pijama corto, tendiéndomelo, para después dirigirse al baño a cambiarse.
- Te he dejado un cepillo de dientes en el baño – dijo mirándome cuando volvió.
Me cambie sin prisas, disfrutando de saber que iba a pasar la noche abrazada a ella y la
seguridad que eso me aportaba. Cuando salí del baño, Lauren ya se había metido en la cama y
estaba leyendo un libro atentamente, aunque levantó su mirada para sonreírme cuando me
acerqué a la cama.
- ¿Qué lees? – pregunté acurrucándome en su pecho.
Ella paso un brazo por encima de mis hombros antes de volver a sujetar el libro con ambas
manos, girándolo para enseñarme el título.
insideofmysoul
- Es una poeta india, su libro es una pasada. Una mezcla de crítica social, superación y del
papel de la mujer. Suelo leer siempre antes de dormirme – compartió.
- ¿Me lees algo? – susurré empezando a sentirme adormilada.
Lauren abrió el libro y empezó a leer con voz suave y pausada, y me quedé dormida sintiendo los
latidos de su corazón.

insideofmysoul
Capítulo 14 - Rutina.

LAUREN's POV
Solía despertarme antes de que sonase el despertador y aquella mañana no fue diferente. Sin
embargo, algo había cambiado. No estaba sola en la cama, Camila estaba abrazada a mi cintura
y tenía una de sus piernas entrelazada con las mías. Parpadeé, terminando de despertarme, y me
dediqué a observar a la preciosa mujer que compartía mi cama. Todo estaba pasando muy rápido
y, aunque me daba vértigo, me sentía extremadamente feliz. Admití para mí misma que nunca
había imaginado encontrarme en esta tesitura. Siempre había sido una persona a la que le
gustaba tomarse las cosas con mucha calma y pisar sobre seguro, pero con Camila las cosas
estaban saliendo justamente al contrario.
Habíamos pasado de conocernos de una forma extraña a entablar una rápida amistad basada en
las confidencias que compartíamos. Podía asegurar que había intercambiado más mensajes con
Camila en una semana que con el resto de mis amigos juntos durante los últimos meses, y nunca
me cansaba de aprender cosas nuevas sobre ella o me aburría de la conversación. Nuestra
conexión era tan fuerte que no me esforzaba en buscarle una explicación porque sabía que no la
encontraría. Además, la joven había dado un vuelco de 180 grados a mi vida sin apenas
planteárselo.
Si antes era alguien que no creía en una atracción más allá de la física si no conocía de más
tiempo a la persona, ahora tenía claro que podía pasar todo lo contrario. Si antes necesitaba
tiempo, mucho tiempo, para sentirme conectada a algo o alguien, Camila había conseguido
ganarme en tan sólo unas horas juntas. Si antes era una persona metódica, seria y esquemática,
Camila había roto todos los esquemas y ahora vivía mis días de una forma completamente
opuesta.
Sonreí cuando todos estos pensamientos vinieron a mi cabeza y acaricié la mejilla de la morena
para despertarla. Ella se removió un poco, pero en vez de abrir los ojos puso su cuerpo sobre el
mío y me abrazó más fuerte, mientras ronroneaba en sueños. Reí bajito y aparté el pelo que le
caía sobre la cara para empezar a dejar besos en su mejilla, haciendo un camino hasta llegar a la
comisura de sus labios. Noté como su respiración había cambiado y me mantuve estática durante
unos segundos.
- ¿No vas a seguir? – murmuró con voz ronca, moviendo un poco la cabeza para unir
nuestros labios en un casto beso.
- Buenos días, preciosa – dije intentando aclararme un poco la voz.
- Despertando así, seguro que lo son. ¿Ya es hora de levantarse? – susurró sin abrir los
ojos aún.
- Son las 6:30 de la mañana, siento despertarte a estas horas... Puedes quedarte un rato
más en la cama mientras me doy una ducha y me preparo para el trabajo – le dije saliendo de su
abrazo y dejándola en mi cama. Quería volver a meterme bajo las sábanas con ella y no salir en
todo el día.
Noté como Camila parecía haber vuelto a quedarse dormida y me apresuré en prepararme, tenía
que pasar a dejar a la chica en su casa y no quería ir con el tiempo justo.
Los pensamientos que había dejado apartados volvieron mientras sentía el agua caer sobre mi
insideofmysoul
cuerpo. ¿Estaba haciendo lo correcto al empezar una relación mayor a la amistad tan rápida con
Camila? Quizá fuese precipitado, pero no me sentía así cuando estábamos juntas. La realidad era
que compartíamos tantas cosas y nos compenetrábamos tan bien que parecía que nos
conociésemos de toda la vida. Tal vez nos faltase conocer cuál es nuestra comida favorita u otras
cosas pequeñas, pero eso no me importaba. Conocíamos lo importante y el resto se iba dejando
ver en los momentos que pasábamos en compañía. Iba a dejarme llevar por una vez en la vida
sin importarme cómo se diesen las cosas, y eso decía mucho del cambio que había logrado la
más pequeña en mí. Salí de la ducha y me di prisa en vestirme y maquillarme de forma rápida.
Cuando entré en la cocina pude afirmar que mi propósito de dejarme llevar con respecto a la
morena había sido la mejor decisión posible.

Camila me esperaba con una taza de café en sus manos y un plato de tortitas recién hechas
acompañadas del bote de Nutella. ¿Podía ser más perfecta?
- Guau, ¿de dónde has sacado el tiempo para hacer todo esto? – murmuré mientras la
abrazaba por la espalda y tomaba mi taza de café.
- Ha sido rápido. ¿Te gusta?
- Me encanta. Hacía mucho tiempo que no me paraba a desayunar en casa. Gracias –
suspiré acercándome para besarla suavemente.
- Estás preciosa – dijo cuando nos separamos –. Me gusta la Lauren informal, pero debo
admitir que tienes un punto con las americanas y los tacones, doctora seria.
Sonreí de forma tímida, empezando a comer las tortitas que había preparado. Hablamos de los
planes que teníamos para nuestro día y el ambiente era familiar, cotidiano. Minutos después,
recogí mi maletín, mientras que Camila me señaló que ya tenía ella mi bolso, y pusimos rumbo a
su casa.
~~~
- Doctora Jauregui, ya han llegado los resultados que envió al laboratorio por la mañana –
escuché que mi ayudante decía, asomando la cabeza por la puerta sin llegar a entrar del todo.
- Gracias, Eva. Déjamelos en el escritorio, sobre esas carpetas – murmuré señalando el
lugar mientras ella se acercaba para depositar los papeles.
La mañana había pasado rápida realizando distintos estudios, pero ahora me encontraba
intentando buscar un significado a aquella lista de datos que tenía abierta en mi ordenador, sin
encontrar algo con lo que trabajar. Todos los estudios que había realizado las últimas semanas
parecían llevar al mismo punto del que hablaban la mayoría de expertos, y mi corazonada de
encontrar algún marcador diferente se había ido disolviendo con el paso de las horas frente a los
datos. Gruñí, frustrada, y sentí que la puerta volvía a abrirse.
- ¿Cómo vas? ¿Algo nuevo? – vi al doctor Morgan acercarse a mí.
- Absolutamente nada, empiezo a pensar que aquí no hay nada más que podamos
encontrar – expuse, señalando brevemente la pantalla del ordenador y los distintos documentos
que tenía esparcidos en la mesa.
- No siempre vamos a encontrar algo, Lauren – me dijo, notando mi frustración con la tarea
que estaba realizando –. Quizá deberías centrarte en formar parte de la nueva investigación y
aplazar esta hasta que haya algo nuevo con lo que continuar.
insideofmysoul
Me pasé la mano por el pelo y bebí un sorbo de café. Tenía razón, pero después de haber
perdido a Sean sentía que le debía seguir trabajando por encontrar otra vía de salida a la
enfermedad que el niño había padecido.
- Lo sé, es sólo que... - sacudí la cabeza –. Sé que tienes razón, pero siento que no puedo
dejarlo aún. Dame un par de días más y, si no encuentro nada, me incorporaré al nuevo grupo de
trabajo.
- Está bien. Ve a casa, Lauren, hace una hora que terminó tu horario laboral. Nos vemos el
viernes – dijo mientras cerraba la puerta a sus espaldas.
Intenté hacer caso a las palabras de mi jefe y organicé de nuevo los papeles en carpetas. Tiré los
restos de mi café y me dirigí a la salida, mirando el reloj. Aún no era muy tarde para pasarme a
recoger a Max de su ensayo de teatro, tras haber anulado nuestro encuentro la semana anterior
necesitaba una charla con mi mejor amigo. Al llegar a mi coche subí el volumen de la música
intentando despejarme un poco del trabajo y aceleré, alejándome de la clínica.
~~~
El plato de pasta que tenía en frente aún humeaba, así que me dediqué a separar un poco los
tallarines esperando a que se enfriase.

- ¿Y tú? ¿Algo nuevo que contar? Estás totalmente distraída – escuché decir a Max, que
estaba justo enfrente de mí. Habíamos estado un buen rato debatiendo sobre el guión de su
nueva obra, el cual era realmente bueno.
- ¿Algo que contar? Si empiezo, no paro – bromeé haciendo que mi mejor amigo sonriese.
- Dispara, tenemos tiempo de sobra. Estos platos no se van a enfriar pronto.
- ¿Recuerdas a la chica de la otra noche? – tanteé.
- Claro que la recuerdo, te la comías con los ojos aunque quisieses negarlo – rió para volver
a la seriedad momentos después –. No me digas que has vuelto a pillarte por otra amiga hetero,
no aprendes.
- No exactamente... – vi que él me miraba con confusión –. Quiero decir, no es hetero. Nos
besamos – solté de golpe viendo su asombro.
- ¿Qué?
- Lo que has escuchado, no es hetero. O bueno, era hetero, pero... Nos besamos, las cosas
estuvieron tensas, hablamos, nos volvimos a besar y ayer tuvimos una cita – dije de carrerilla.
- A ver, por partes. Estoy intentando asimilar tanta información junta – respondió
haciéndome reír –. ¿Te has ligado al pivón de la otra noche? Es genial, por fin te animas a tener
relaciones con otros seres humanos que no sean tus pacientes o yo.
Estallé en una fuerte carcajada mientras miraba al chico. Lo adoraba, nuestra amistad era una de
las cosas más valiosas que había logrado desde que llegué a Australia. Él era mi hermano, mi
confidente. Siempre me sacaba una sonrisa y me daba los mejores consejos.
- No es tan fácil como parece. Si lo ves de una forma superficial, sí: me he ligado al pivón.
Pero no es sólo eso... - comenté más seria, esperando que él me entendiese sin necesidad de
muchas palabras.
- Comprendo – dijo poniéndose serio al escucharme –. Estás sintiendo cosas por ella,
¿verdad?
insideofmysoul
- Sí – asentí –. Nos conocemos de muy poco tiempo y ha logrado hacerme sentir cosas.
Cosas... fuertes. No la clase de sentimientos carnales de conocer a una chica en el bar y querer
acostarme con ella, sino una conexión más mental que física.
- Esto sí que no me lo esperaba – comentó.
Max conocía mi historial sentimental y, aunque yo no hubiese tenido muchas relaciones, nunca
había dejado que éstas avanzasen hasta el punto de tener unos sentimientos más fuertes. Tras
mi ruptura con Amanda y lo perdida que me había sentido no pude volver a mantener una
relación sentimental con nadie, cuando veía que las cosas podían ponerse más serias me alejaba
de la chica en concreto y seguía mi vida. Tenía miedo.
- Créeme, yo tampoco. De repente me he visto inmersa en esta situación y no sé cómo
reaccionar. Me gusta, la conexión es fuerte pero... Es todo muy complicado.
- Lauren, es necesario que dejes el pasado atrás de una vez y te des la oportunidad de
poder encontrar a una persona con la que compartir tu vida – dijo Max.
- No es eso. Créeme, cuando estoy con ella no pienso en el miedo – repuse –. Pero... Hay
muchas cosas detrás – murmuré sin saber si hablarle de la situación personal de Camila para que
entendiese lo que estaba pasando por mi mente.
- No estoy entendiendo nada – suspiró frustrado mientras que yo lo miraba.
- Mira, no voy a entrar en detalles, pero ella tiene un hijo y su ex pareja no la trató muy bien.
Además, ha venido a pasar un tiempo, pero sus planes son volver a Estados Unidos en unos
meses.

- ¿Tiene un hijo? – dijo abriendo mucho la boca, a lo que yo asentí para confirmárselo –.
Bueno, creo que esto cambia mucho las cosas. ¿Y en qué punto encajas tú en todo eso?
- No lo sé, y eso es lo que me preocupa. Ella tiene un hijo, unas responsabilidades y
muchos problemas detrás. Y aunque intento decirme a mí misma que la opción más fácil sería no
darme la oportunidad de conocerla más, no puedo hacer eso. Quiero estar con ella, ver qué
pasa... Pero al mismo tiempo vivo con miedo a que se marche y me deje destrozaba.
- Pero... ¿has hablado con ella de todo esto? Si estáis teniendo citas supongo que habréis
dejado claro qué buscáis cada una de lo que pueda salir de ahí. Lauren, tienes 27 años, no
puedes meterte en una relación como si fueses una adolescente y sin pensar en nada más.
Ambas tenéis responsabilidades.
Max tenía razón, y no estaba diciendo nada que yo no hubiese pensado antes.
- Hemos hablado una parte, no todo. De todas formas no estamos saliendo, nos estamos
conociendo para ver hacia dónde se encamina nuestra relación. Aunque, pensándolo bien, es
como si fuese algo formal ya – Max me miró atento, animándome a seguir hablando –. Ayer, por
ejemplo, pasamos el día juntas y durmió en mi casa. Esta mañana me preparó el desayuno y se
sintió algo tan íntimo y familiar...
- Tienes todas las papeletas de enamorarte de esa chica, si es que no lo has hecho ya por
cómo hablas de ella – dijo regalándome una sonrisa de apoyo mientras yo enterraba la cara en
mis manos –. ¿La quieres?
- Sí – contesté sin pensar la respuesta mientras levantaba la vista.
- Entonces date la oportunidad de conocerla y ver qué pasa. No pienses que vas demasiado
insideofmysoul
rápido y no te boicotees a ti misma como sueles hacer siempre, déjate llevar. Y, cuando estés
preparada para hablar de todo lo que te está atormentando y no me estás contando, estaré aquí
para apoyarte – sentenció empezando a comer de su plato.
La cena transcurrió tranquila y me ayudó a desconectar un poco de todos los pensamientos que
estaban rondando por mi cabeza durante las últimas horas. Estaba llegando a casa cuando
escuché una llamada entrante en mi teléfono.
- Hola – dije sonriendo al leer el nombre de Camila en la pantalla.
- Hola, bonita. ¿Qué tal el día?
- Agotador, estoy llegando a casa ahora – suspiré –. ¿Y el tuyo?
- Estresante. No me dijeron que intentar prepararse para un juicio fuese tan cansado –
intentó bromear, aunque su tono de voz me indicaba todo lo contrario.
- ¿Quieres hablar de ello? – propuse rápidamente.
- Realmente no hay mucho que contar, simplemente repasamos una y otra vez todas las
evidencias que puedan demostrar... Ya sabes... - su tono de voz se había ido apagando –. Pero la
verdad es que te llamaba porque te echaba de menos.
- Yo también te he echado de menos – contesté aceptando el cambio brusco de
conversación –. Esta noche voy a sentir tu ausencia.
- Déjame dudarlo – rió provocándome una sonrisa al escuchar su tono juguetón –. ¿A quién
le gusta tener un pequeño koala abrazado que invade el espacio personal mientras duermes?
- Yo estaría encantada de tener a ese koala enganchado a mí muchas más noches – dije
siguiendo su broma y la escuché suspirar.
- Entonces tendremos que actuar acorde a ello. ¿Es normal que me hagas tanta falta y eso
que no han pasado ni 24 horas desde que nos despedimos? – no podía borrar la sonrisa tonta de
mi cara porque yo me sentía exactamente igual.

- Tendremos que remediarlo, ¿qué planes tienes para mañana? Tengo turno de madrugada
y estaré libre a la hora de comer – dije repasando mentalmente mi horario de la semana.
- Debes descansar, Lauren. ¿A qué hora entras?
- A las 4 de la mañana – suspiré frustrada al darme cuenta de que apenas me quedaban 5
horas de sueño por delante –. Pero a las 2 estoy libre.
- No quiero que pierdas horas de descanso, cielo – adoraba cuando Camila usaba apodos
cariñosos conmigo.
- No es un problema – repuse –. Quiero verte y pasar tiempo contigo...
- Lo sé, pero debes descansar. ¿Te parece si lo hablamos mañana? Es tarde y deberías
acostarte – Camila se preocupaba por mí y no podía borrar la sonrisa tonta al ver la actitud de la
morena.
- Está bien, te haré caso. Hablamos mañana, ¿vale? Descansa mucho – dije cerrando la
conversación.
- Igualmente, un beso.
~~~
Me despojé de la bata y cogí mis cosas, rebuscando las gafas de sol en el bolso sin encontrarlas.
Aún me esperaba una caminata de 20 minutos hasta llegar a casa, puesto que no solía llevar el
insideofmysoul
coche cuando trabajaba en el centro. Alcé la mano para despedirme de las recepcionistas y me
encaminé a la salida, intentando que mis ojos se adaptasen al cambio de luz brusco.
- Te ves preciosa hasta cuando sales de trabajar y estás cansada – escuché una voz a mis
espaldas, girándome para encontrarme a Camila.
La más bajita me rodeó con los brazos y escondió su cara en el hueco de mi cuello como siempre
hacía.
- ¿Qué haces aquí? – murmuré feliz mientras le acariciaba la espalda.
- Es obvio, he venido a buscarte – dijo levantando la mirada hacia mis ojos.
Nuestras caras casi se rozaban y pude ver la duda en sus ojos cuando su mirada se dirigió a la
puerta del hospital. Puse una mano en su barbilla para que me mirase de nuevo y sellé nuestros
labios, a lo que ella correspondió inmediatamente. Empezamos a caminar abrazadas mientras yo
le hablaba de la operación que había realizado un par de horas antes. Ella me escuchaba atenta,
aunque suponía que no se estaba enterando de mucho. Era agradable sentirse escuchada y
poder compartir parte de mi día con alguien más, normalmente volvía a casa sola y no tenía con
quien hablar.
- ¿Quieres ir a comer a algún sitio? – pregunté.
- Debes estar cansada, Lauren. ¿Qué tal si me dejas prepararte la comida y te tomas un
descanso mientras? – la miré sopesando su pregunta.
- ¿De verdad no te molestaría? Llevas razón al decir que estoy cansada, los turnos que
empiezan de madrugada me dejan KO – respondí sin querer obligarla a nada.
- Claro que no, ¿tienes comida en casa? – a lo que asentí sintiendo alivio, puesto que la
falta de sueño no me iba a permitir estar al 100% en esos momentos.
Entramos juntas en el ascensor y recosté mi cabeza sobre su hombro fijando la vista en el
marcador que indicaba los pisos. Me encantaba que Camila fuese tan comprensiva y entendiese
sin necesidad de palabras mi estado, además de que ella se había adaptado a los planes sin
poner ninguna pega, pensando únicamente en mí. La observé encaminarse hacia el salón para
colocar su bolso en una esquina del sofá y girarse para mirarme.
- Anda, ve a cambiarte y túmbate un ratito. Voy a ver qué tienes en la nevera y te aviso
cuando esté listo.
Acaricié su mejilla sin decir nada y le sonreí antes de besar sus labios. Los había echado de
menos. Profundicé un poco el beso hasta que sentí sus manos apartándome suavemente de ella.

- Tira, que si empezamos así no acabaremos nunca – dijo feliz para empujarme hacia la
habitación, donde me encaminé soltando una risita mientras ella negaba divertida con la
situación.
Me quité los tacones y colgué la americana en una percha. Debería plantearme el seguir usando
ese tipo de calzado cuando tenía que caminar de vuelta a casa, aunque me cambiase cuando
estaba dentro del hospital el trayecto de vuelta tras tantas horas de pie no era para nada cómodo.
Me despojé del resto de mi ropa para ponerme algo más confortable, dejándola en un rincón de la
habitación, y me tumbé en la cama. No podía borrar la sonrisa de mi rostro. Empezar a compartir
las pequeñas cosas del día a día con Camila estaba haciendo que me olvidase rápidamente de la
rutina en la que había caído durante los últimos años. Y tener a alguien que se preocupase por
insideofmysoul
mí, además de mis padres y mis amigos, era especial. Camila había resultado una extraordinaria
adhesión a mi vida y había logrado ganarse una parte de mi día a día con absoluta facilidad.
Tener a la más joven cocinando a unos metros de distancia era algo que no podría haberme
planteado semanas atrás, pero con ella todo parecía fácil. Tal vez esta vez fuese distinto, pensé.
Mi relación con Amanda se había desarrollado cuando ambas teníamos otro tipo de vida y otras
aspiraciones, en aquel momento los días pasaban entre clases, horas de estudio y fiestas. El
cambio que había sentido en ese aspecto era muy agradable, tanto Camila como yo éramos
personas adultas que compartíamos parte de nuestro día a día y las preocupaciones ya no eran
las mismas que cuando debía decidir si asistir a una fiesta u otra, lo sentía como algo más
maduro.
Me di cuenta de que no podría descansar cuando mis pensamientos no dejaban de perderse en
la chica que tenía cerca, así que me levanté acercándome a la cocina, donde Camila tenía una
sartén al fuego y cortaba algo sobre una tabla. Levantó su vista para mirarme y sonrió.
- Eso ha sido rápido.
- No podía dormir pensando que te tenía tan cerca – respondí encogiéndome de hombros
mientras me acercaba a ella –. ¿Qué es eso que huele tan bien?
- Pollo con verduras, no había más en tu nevera – respondió apartándose un poco para
dejarme ver el contenido de la sartén.
- Lo siento, esta semana he estado un poco ocupada – dije levantando las cejas – y no he
tenido tiempo de ir a hacer la compra.
- Idiota – sonrió dándome un empujón –. De todas formas, deberías acercarte al
supermercado. No quiero que mueras de hambre.
- Tenía pensado ir luego – comenté –. Aunque debo reconocer que suelo comer bastante
fuera de casa, con mis horarios no tengo tiempo en muchas ocasiones para pararme a cocinar
algo – admití.
Noté como ella me miraba comprensivamente y se giró para terminar de agregar un poco de
pimiento que había cortado, tras regalarme una caricia en el brazo. Ninguna de las dos habló de
nuevo, y me alejé un poco para coger mi ordenador y sentarme en la isla de la cocina disfrutando
de su compañía. Abrí los documentos que había estado leyendo los días anteriores y empecé a
repasar intentando recordar dónde lo había dejado el día anterior. Estaba tan enfrascada con
aquellas investigaciones que no noté que Camila había terminado de servir la comida en los
platos hasta que la vi petrificada observando lo que estaba leyendo, sin apartar la vista de la
pantalla.
- No es lo que parece, te lo puedo explicar – intenté excusarme rápidamente.
Camila no contestó, sino que intercalaba su mirada entre mi ordenador y mi cara, que debía ser
de auténtico pánico. Me acerqué más a ella temiendo su rechazo, pero no me apartó.
- ¿Estás bien? – pregunté preocupada.
- Lauren, ¿por qué tienes investigaciones sobre la enfermedad de mi hijo en tu ordenador? –
respondió de forma seria y suspiré intentando encontrar las palabras correctas.
- Yo... - no lograba encontrar una explicación para ella –. Mira, podría mentirte pero no
quiero hacerlo. Cuando me hablaste de la enfermedad de tu hijo no pude sacármelo de la cabeza
y he estado repasando lo que sabía sobre ella y profundizando un poco más por si alguna vez
insideofmysoul
necesitabas mi ayuda. Sé que es algo que probablemente no debería haber hecho porque es
personal, pero no pude evitarlo cuando lo mencionaste y... No quería ocultártelo, de verdad.
Dejaré de hacerlo.
Su silencio me estaba matando, no esperaba que esta situación se diese así. Camila no había
vuelto a mencionar la enfermedad cuando el pequeño había salido en alguna conversación, y
suponía que era un tema que ella no quería tocar.
Me sentí estúpida por haber dejado que viese lo que estaba haciendo, pero estaba tan poco
acostumbrada a tener compañía en casa que ni siquiera había pensado que ella podría verlo.
Cerré los ojos intentando tratar de controlar la sensación de agobio que me estaba invadiendo,
sin saber muy bien si volver a decir algo o simplemente esperar la reacción de la joven. No tuve
que esperar mucho, puesto que ella me abrazó con fuerza mientras lloraba.
- Ey, está todo bien – dije preocupada acariciando su espalda –. Lo siento...
- No tienes que disculparte – susurró distanciándose un poco para mirarme –. Sólo... no
estoy acostumbrada a que alguien se preocupe por mí de la forma en la que tú lo haces. Yo...
Pensé seriamente hablarte más sobre la enfermedad de Luke, pero al mismo tiempo tenía pánico
de que tú pensases que te estaba utilizando para que me ayudases con ello y el miedo me
impedía actuar – dejé que siguiese hablando para no cortarla –. Y ahora te veo así,
preocupándote por mis problemas, y me doy cuenta de que no sé qué he hecho para merecerte.
Las lágrimas habían parado y me besó con fuerza, sintiendo su lengua buscar la mía, mientras la
sorpresa me impedía reaccionar. Intenté adaptarme al ritmo del beso mientras ella pegaba más
su cuerpo al mío sin dejar de mover su boca con rapidez sobre la mía. Cuando el beso acabó,
ambas teníamos las mejillas sonrojadas y notábamos la falta de aire.
- Te quiero – la escuché susurrar y mi corazón dio un vuelco –. Sé que es pronto, que te
pedí ir despacio y que las cosas entre nosotras se están desarrollando muy rápidas, pero era
justo que lo supieses. Te quiero y me estás devolviendo parte de la felicidad que perdí, Lauren –
finalizó.
Volví a unir nuestras bocas de nuevo sin esperar mucho, aunque intenté controlar la intensidad y
el beso se volvió más tierno.
- No importa lo rápido que esté siendo, Camila, yo me siento igual – confesé contra su boca
y pude sentir su sonrisa sobre mis labios.

insideofmysoul
Capítulo 15 - Paso a paso.

CAMILA's POV
No podía dejar de reír mientras Lauren me perseguía, tratando de alcanzarme. Sentí sus manos
agarrarme por la cintura e izarme, dirigiéndose al agua conmigo en sus brazos.
- No, no, para – grité tratando de zafarme de su agarré.
- Es justo, – respondió graciosa sin dejarme escapar – yo llevo tragando agua toda la tarde.
Sentí cómo lanzaba mi cuerpo al agua, justo en la zona donde rompían las olas, e intenté
contener un poco la risa.
- ¿Estamos en paz? – dije abrazándola para depositar un beso en sus labios.
- Por el momento – jugó.
Salimos del agua y nos sentamos sobre las toallas. Empezaba a anochecer y pronto haría frío,
así que ninguna de las dos hizo la intención de volver a acercarse al mar. Las dos últimas
semanas habían pasado en un abrir y cerrar de ojos.
La doctora y yo habíamos entrado en una rutina simple en la cual ambas parecíamos sentirnos
cómodas. Los días de trabajo que le dejaban la tarde libre me pasaba a buscarla y disfrutábamos
de una comida juntas, para después dar un paseo o simplemente quedarnos en el sofá
abrazadas. El fin de semana pasado lo habíamos invertido en intentar que Lauren aprendiese a
surfear, y estaba mejorando rápidamente. Además, su compañía hacía que todos los malos
recuerdos se quedasen escondidos y yo había podido volver a emocionarme con aquella
actividad que tantos buenos ratos me había regalado.
Ella había vuelto a comer a casa el sábado y mañana habíamos planificado una nueva comida
con la tía Sarah, la cual parecía entusiasmada por tener la presencia de la ojiverde en casa. Se
habían compenetrado muy bien y ambas solían charlar sobre cualquier tema de actualidad
mientras yo me recreaba en guardar aquellos momentos para mí. Podía intuir que la tía Sarah
sabía que mi relación con la chica estaba yendo más allá de una simple amistad, pero ella no hizo
mención alguna y yo opté por imitarla hasta que viese dónde me iba a llevar aquella situación con
Lauren.
Por otra parte, la felicidad que me estaba aportando lo que estaba viviendo me ayudó a volver a
retomar mi trabajo de una forma más continuada, dedicando las mañanas a ello y teniendo así un
entretenimiento para el tiempo que Lauren y yo no pasábamos juntas. Tampoco había dejado de
lado el juicio, y mi abogado decía que mi estado actual ayudaría a la hora de tener mayores
posibilidades. Sabía que tenía razón, si me presentaba en el juzgado como una mujer consumida
por la pena y sin ninguna aspiración en la vida las posibilidades de volver a tener a mi hijo cerca
se reducirían drásticamente. Volvía a sentirme viva.
- ¿Nos vamos a casa? – preguntó Lauren, ante lo que yo asentí mientras me levantaba para
recoger las toallas y las tablas.
Casa. Lauren se había convertido en mi casa y algo tan cotidiano como mencionar esa palabra
para referirse a su piso me provocaba la misma sensación que la primera vez que lo había
escuchado de sus labios. Aquella tarde Lauren había decidido enseñarme una galería de
insideofmysoul
fotografía, puesto que sabía que estaba interesada en el arte. Cuando acabamos estábamos
destrozadas y ella me había abrazado por cintura mirándome a los ojos para susurrar un "vamos
a casa, que quiero dormir a tu lado" ante el cual me derretí. Si cerraba los ojos podía recordar el
brillo de sus ojos en aquel momento, solía traerlo a mi mente cuando los días estaban siendo
complicados.
Habíamos decidido dejar las tablas en el coche para no tener que bajarlas de nuevo por la
mañana, y ambas fuimos directas a darnos una ducha que quitase toda la arena de nuestros
cuerpos. Acabé antes que ella y me dirigí al salón para esperar la pizza que habíamos encargado.
La foto que nos tomamos con el delfín semanas atrás estaba ahora enmarcada, y reposaba sobre
el mueble de la televisión. Me acerqué a cogerla y la acaricié con los dedos, sintiendo unos
brazos rodearme por la espalda. Lauren aún tenía el pelo mojado y observaba la foto mientras yo
la miraba a ella. Sonreía, y no pude evitar suspirar al verla así.

- ¿Qué somos, Lauren? – pregunté de pronto. Ella me miró tranquilamente sin borrar la
sonrisa de su rostro.
- ¿Qué quieres que seamos? – respondió.
- No lo sé. Está claro que no somos amigas – dije besándola suavemente.
- Creo que he podido comprobarlo – comentó juguetonamente.
- Lo he pensado mucho estos días – susurré mientras ella se apartaba un poco y me
observaba atentamente –. Compartimos besos, sí, pero además actuamos como una pareja. Y
me siento infinitamente cómoda con ello, pero a veces siento que no sé muy bien lo que tenemos.

- Actuamos como una pareja porque lo somos, Camila – dijo sorprendiéndome –. No sé si


es necesario ponerle nombre o pasar a la típica pregunta de si quieres ser mi novia, ¿sabes?
Porque para mí somos una pareja desde el día que empezamos a compartir nuestros días y
creamos nuestras propias rutinas.
Lauren siempre era clara y esa era una de las cosas que más me gustaban de ella, su forma de
expresarse. Mientras que yo solía tener problemas para encontrar las palabras correctas, ella
siempre acertaba. Había descrito exactamente lo que yo pensaba, y me alegré internamente de
que estuviésemos en la misma página. Me acerqué para besarla y acaricié su nuca con cuidado.
- ¿Entonces eso significa que mañana te puedo presentar como mi novia ante Sarah?
- Vaya, eso ha sido rápido – rió –. Puedes presentarme como desees, sé que puede ser
difícil para ti decir que tienes una relación con otra mujer, así que lo dejo a tu elección.
Siempre era comprensiva y se adelantaba a todos mis miedos. La doctora me cuidaba en cada
momento, con sus acciones, sus palabras y sus gestos. Volví a besarla mientras nos movíamos
para quedar sobre el sofá. Lauren se tumbó encima de mí, acariciándome la mejilla antes de
volver a unir nuestros labios y dejar que nuestras lenguas empezasen a jugar entre ellas. De
repente, sentí su lengua trazando un camino hasta recorrer mi cuello por primera vez y la
respiración se me cortó de golpe. Ella lamía lentamente, besándolo como si fuese mi boca pero
sin aplicar succión para no dejar marcas.
Solté un jadeo y nuestra pequeña sesión de besos se vio interrumpida por el sonido del timbre.
No pude evitar gruñir cuando la más alta alejó su cuerpo del mío para ir a recoger nuestra cena,
insideofmysoul
echando de menos la cercanía y lamentando que el momento hubiese terminado tan pronto. Ella
pareció notar mi frustración cuando volvió cargando la pizza, rió bajito mientras la dejaba sobre la
mesa y se dirigió a la cocina para buscar un par de botellas de agua.
- Nos hemos merecido esta cena después de pasarnos tres horas en la playa – comentó
abriendo la caja y tomando una porción.
¿Por qué estaba Lauren tan tranquila cuando acabábamos de mantener una acalorada sesión de
besos? Quizá fuese mi culpa haberme excitado tan rápidamente, pensé achacándolo a que
llevaba mucho tiempo sin tener un acercamiento de ese tipo. Sabía que ella había mantenido
algunas relaciones esporádicas desde que llegó a Australia y no me extrañó. Era una mujer joven,
sexy y muy interesante. Sin embargo, mi única relación duradera había sido con Will y antes no
había pasado de algún tonteo de una noche y un par de besos. Me sentí una mojigata a su lado.
¿Y si a Lauren le molestaba mi falta de experiencia?
Intenté centrarme en disfrutar de la pizza y la conversación fácil junto a ella, dejando a un lado las
reflexiones, pero volvieron a mi cabeza a la hora de meternos en la cama.
Dormir junto a ella era algo a lo que me había ido acostumbrando. Aunque al principio fueron un
par de noches, había pasado varios días junto a ella la semana pasada. Aquel día noté que era
diferente cuando, en vez de coger su libro y leer en voz alta, Lauren se abrazó a mí y empezó a
besarme de una forma lenta y húmeda. Intenté corresponder a la lucha que mantenían nuestras
lenguas, pero ella se separó un poco mientras me miraba con las mejillas sonrosadas.

- ¿Qué pasa? Estás tensa – apuntó.


Me llevé una mano a la cara, apartando un poco el pelo que se me había desordenado. ¿Qué
debía contestarle?
- Yo... Hace mucho tiempo que no tengo un acercamiento, ya sabes, físico con alguien. Y no
es que no quiera, sólo que tú tienes más experiencia y...
- Mírame – dijo con su característico gesto de sujetar mi barbilla para que no huyese –. No
tenemos por qué hacer esto si no te sientes preparada, Camila. Me he dejado llevar un poco por
la felicidad que me produjo nuestra conversación de antes y lo siento, pero ahora te voy a abrazar
muy fuerte y vamos a dormir, ¿vale?
- Quiero hacerlo, Lauren – rebatí inmediatamente –. Sólo... Ve despacio. Enséñame cómo
quererte de esta forma – susurré besándola nuevamente para darle permiso de continuar lo que
estábamos haciendo antes de la interrupción.
Sus labios no tardaron en corresponderme, esta vez de forma un poco más lenta. Estaba
desesperándome por sentir más de ella así que opté por darle un empujón y colé mi lengua entre
sus labios, sintiendo cómo sonreía. Se separó para mirarme durante unos segundos y volvió a
unir nuestras bocas, acariciándome lentamente los costados por encima de la camiseta que
llevaba puesta. El calor que sentía empezó a ser insoportable cuando repitió lo que había hecho
previamente en el sofá y su boca exploró mi cuello sin prisas.
La noté sonreír contra mi piel cuando consiguió que un jadeo saliese de mi boca y decidí
contraatacar metiendo mis manos bajo su camiseta y acariciándole la espalda. Aquello la
encendió, y volvió a besarme con más pasión mientras pegaba nuestros cuerpos aún más. El
roce había provocado que mi camiseta se levantase un poco, y ella no dudó en acariciar mi
insideofmysoul
vientre desnudo. Quería más, quería más de Lauren.
Me incorporé un poco sin separar nuestra unión y ella me pidió permiso con la mirada para
quitarme la camiseta, a lo que asentí con rapidez. Su cara se transformó cuando se dio cuenta de
que no llevaba nada debajo, y le costó un par de segundos reaccionar hasta que atrapó uno de
mis pechos suavemente con su mano, masajeándolo con mimo. Aquello me provocó el primer
gemido, y ella puso una sonrisa triunfadora. Siguió acariciando mi torso desnudo y tiré de su
camiseta para quedar en las mismas condiciones. No había prisa, estábamos disfrutando de
aquel momento de una manera especial.
Sus labios volvieron a atrapar los míos y se dejo caer un poco más sobre mí, haciendo que
nuestros pechos se rozasen. Ninguna de las dos podíamos controlar los jadeos en aquel
momento, nos movíamos desesperadas por sentir la mayor parte de nuestra piel unida con la de
la otra. Cuando sus dedos empezaron a jugar con el borde de mi short hice que mi cadera
subiese, buscando mayor contacto con la ojiverde. Ella descendió para pasar su lengua por mis
pechos desnudos al mismo tiempo que eliminaba la prenda, dejándome en ropa interior bajo ella.
Me apresuré a sacar su pantalón con torpeza mientras ella seguía besando mi torso descubierto.
- Lauren... - gemí contra su oído cuando sus manos se colaron bajo mis bragas,
apretándome el trasero con fuerza.
No paró ahí, sino que tras un par de besos sacó la última prenda de ropa que me cubría e hizo lo
mismo con la suya, dejándonos completamente desnudas. Se tomó unos segundos para mirar mi
cuerpo y me acarició la mejilla con cariño, bajando después esa misma mano hasta rozar mi
sexo. La excitación de momento había hecho que dejase los nervios atrás y gemí fuertemente
cuando sus dedos empezaron a jugar expertamente con mi clítoris, masajeándolo en círculos y
dando pequeñas puntadas sobre él. Estaba completamente empapada y podía sentirlo.
Me apresuré en repetir los movimientos que ella hacía y su mano se detuvo unos instantes
mientras un gemido ronco salía de su garganta. Mantuvimos las caricias hasta que sentí uno de
sus dedos penetrarme suavemente, haciendo que me quedase estática por unos momentos. Los
besos se sucedían uno tras otro, húmedos, e imité sus movimientos penetrándola con dos de mis
dedos. Aquello pareció encenderla más y buscamos un ritmo común, rápido, que nos hacía gemir
fuertemente.

Ni siquiera podíamos besarnos a esas alturas, Lauren tenía la cabeza sobre mi oído excitándome
aún más con los gemidos que salían de su boca. Iba a llegar muy pronto y ella pareció notarlo,
agregando un dedo más y aumentando su ritmo hasta que ambas llegamos juntas al clímax.
Saqué mis dedos de su cuerpo y noté como ella seguía moviendo lentamente los suyos dentro de
mí, alargando la ola de placer que me recorría.
Nos quedamos un rato abrazadas, con su cuerpo desnudo aún sobre el mío, intentando calmar
nuestras respiraciones. Aproveché para acariciar su espalda y dejar un par de besos en su
hombro, mientras que ella levantaba la cabeza para mirarme con una sonrisa y las pupilas
completamente dilatadas. Me dio un corto beso en la sien y se movió quedándose de espaldas,
llevándose con ella mi cuerpo para que estuviese apoyada en su pecho.
- Te quiero – susurré mientras dibujaba círculos en su ombligo con mi mano.
- Yo también te quiero – respondió dejando un beso en lo alto de mi cabeza.
insideofmysoul
Desperté a la mañana siguiente sin saber en qué momento me había quedado dormida. Mi
cabeza reposaba en el cuello de Lauren y mi mano rodeaba su cintura. Además, tenía una de mis
piernas desnudas enredada en las suyas.
Moví lentamente la cabeza para observarla. Ella era preciosa, su rostro parecía calmado y su
perfil era envidiable. Sonreí cuando los recuerdos de la noche anterior vinieron a mi mente. La
mayor me había tratado como si fuese lo más bonito del mundo, con cuidado y sin prisas,
asegurándose de que estuviese cómoda en todo momento. Si había sentido nervios, eso
quedaba ahora muy lejano. Lo había disfrutado y no podía esperar a repetirlo de nuevo.
Volví mi cabeza de nuevo hacia ella cuando la escuché tragar; se estaba despertando. Se estiró
un poco y sus imponentes ojos verdes se dejaron ver, mirándome fijamente y disfrutando del
contacto de nuestras pieles.
- Buenos días – dijo dejándome un tierno beso en la punta de la nariz.
- Lo son – respondí –. ¿Has dormido bien?
- Como un bebé. ¿Y tú? ¿Estás bien? – preguntó un tanto preocupada mientras acariciaba
mi brazo.
- Perfectamente, corazón – su sonrisa se amplió y me abrazó fuertemente contra ella –.
Tenemos que levantarnos, cielo.
- No quiero – gruñó mientras intentaba revolverse y seguir durmiendo.
- Vamos, perezosa – instigué –. Le prometiste a mi tía enseñarle tu receta secreta de la
panacotta.
Me levanté de la cama y observé que Lauren no apartaba la vista de mi cuerpo desnudo,
haciendo que me sonrojase. Busqué un cambio de ropa que había dejado días atrás en su casa y
me sorprendió encontrarlo colgado junto a su ropa. Reí suavemente y noté que Lauren me
abrazaba por la espalda como solía hacer siempre.
- Lo puse en una percha para que no se arrugase – dijo antes de irse directa a la ducha.
El detalle me había emocionado, había podido ir conociendo un poco más a la chica y sabía que
era una maniática del orden y no le gustaba que nadie cambiase sus cosas o añadiese algo sin
sopesarlo previamente. Su manía llegaba a tal punto de saber en qué posición estaba cada título
de su biblioteca o tener ordenado su armario por tipo de prenda y colores, y sabía que si ella
misma había puesto mi ropa junto a la suya era porque lo consideraba importante. Cuando salí de
la ducha, Lauren ya estaba preparada para que nos marchásemos y ordenaba unos ingredientes
dentro de una bolsa, supuse que eran para preparar el postre.
- ¿Nos da tiempo a preparar un café? – pregunté recogiendo un par de cosas mientras ella
cogía las llaves.
- No creo, pero pensaba pasar por la cafetería a la que suelo ir para comprar un par – ella
siempre pensaba en todo.

La seguí hasta la puerta y, una vez en el coche, tomó una dirección inusual hasta llegar a una
cafetería cercana. Me bajé junto a ella y observé que el camarero parecía conocerla, puesto que
le sonrió ampliamente.
- Buenos días, Tom. Que sean dos hoy, por favor – la oí pedir.
- ¿Ambos cargados y sin azúcar o tu acompañante quiere algo diferente?
insideofmysoul
- No, lo de siempre para ambas estará bien.
El chico no tardó en preparar los cafés y se despidió de Lauren animadamente. Volvimos al coche
con los cafés, que ardían.
- Te voy a enseñar el verdadero motivo por el que compré este coche – dijo burlona
mientras pulsaba un botón, el cual dejó que dos soportes para el café se desplegasen.
- Eres de lo que no hay – reí, admitiendo que el detalle era muy típico de Lauren.
Subió el volumen de la música poniéndose en marcha y ambas empezamos a cantar, se había
convertido en nuestra rutina personal cada vez que Lauren me llevaba a casa. Tenía una voz
rasgada impresionante, y su gusto musical era espectacular. Cuando llegamos me ayudó a
guardar las tablas de surf en el garaje antes de seguirme animada hacia el interior.
- Hemos llegado, tía – exclamé cuando entramos.
Mi tía salió de la cocina y se acercó a abrazarme, haciendo después lo mismo con Lauren, la cual
no parecía incómoda.
- ¿Qué tal estáis? ¿Lo habéis pasado bien?
- Muy bien, las olas ayer eran espectaculares. Lauren por fin pudo ponerse de pie en la
tabla, aunque se cayó al instante – reí.
- Oye, no te burles – dijo poniendo un puchero –. Fue un gran logro para mí.
La tía Sarah observaba contenta nuestro intercambio de bromas sin decir una palabra, sonriendo.

- He traído lo necesario para preparar la panacotta, Sarah – dijo Lauren levantando un poco
la bolsa que llevaba en su mano.
- ¡Genial! – la escuché responder animadamente –. Vamos a la cocina para que puedas
enseñarme, supongo que habrá que dejarlas enfriar después.
- No tiene un gran misterio, el truco está en poner más gelatina de la que marcan las recetas
italianas. A ellos les queda bien, pero yo nunca he conseguido que cuaje del todo poniendo
menos cantidad – explicó Lauren mientras se ponía el delantal que mi tía se había dado.
No había visto a Lauren cocinar, puesto que cuando cocinábamos en su casa siempre me hacía
cargo yo para que ella pudiese descansar un poco. Era igual de metódica que con el resto de
cosas, y en menos de una hora el postre ya estaba listo y las tres esperábamos a que se enfriase
un poco para meterlo en el refrigerador.
- Hoy es día de cocina italiana – comentó mi tía alegremente –. ¿Sabías que es la favorita
de mi sobrina? Podría alimentarse únicamente con pizza y pasta.
- He podido comprobarlo – rió Lauren.
- Oye, no os aliéis en mi contra vosotras dos – intente parecer enfadada –. Además la pizza
es lo mejor del mundo.
Un par de horas después, la pasta que mi tía había preparado ya estaba sobre la mesa y nos
sentamos a comer tranquilamente.
- Y, ¿qué planes tenéis para el fin de semana? – preguntó.
- Habíamos pensado ir a Brisbane a pasar el domingo – mencioné, ante lo que ella asintió.
- Debo asumir que no dormirás en casa esta noche tampoco, ¿verdad? – la afirmación me
pilló de improviso y casi me atraganto, notando que Lauren esperaba a que yo contestase.
- No, dormiré con Lauren.
insideofmysoul
Seguimos comiendo en silencio mientras me debatía si contarle a mi tía sobre mi relación con la
ojiverde. Sabía que a ella no le importaba que no lo hiciese, pero notaba que mi tía empezaba a
sospechar de que pasase tantas noches fuera de casa. Sin pensarlo mucho, hablé:
- Tía, tengo que contarte algo – dije con voz clara mientras que Lauren me miraba, sabiendo
qué iba a decir, dándome su apoyo.
- Dime, cielo – contestó sin dejar de comer.
- Verás, no sé cómo decírtelo pero... – solté todo el aire de golpe y hablé de carrerilla –.
Tengo una relación con Lauren. No como amigas, sino como algo más... Y quería que lo
supieses.
Temí su reacción mientras me miraba fijamente, acabando de masticar. ¿Y si mi tía no estaba
contenta con ello?
- Ya lo sabía, ¿crees que no me doy cuenta de las cosas? Me alegra mucho que me lo
hayas contado y estoy feliz de veros tan bien a ambas – fue mi momento de asombrarme, y miré
a Lauren d manera interrogante, ya que parecía muy calmada.
- A mí no me mires, – dijo leyéndome el pensamiento – lo supo desde la primera vez que
vine a comer. Me mandó que te cuidase, creo que se dio cuenta ella antes que nosotras.
No entendía nada, pero me alegraba de que todo estuviese saliendo de una forma natural. La tía
Sarah observaba curiosa nuestro intercambio de miradas, con una sonrisa en la boca.
- Joder, estaba tan nerviosa y al final no ha sido para tanto.
- Cuida esa boca, Camila – reprochó mi tía apuntándome con el tenedor, y le lancé una
mirada de disculpa.
- Lo siento.
- Me alegra que hayas encontrado a alguien que te quiera de verdad y te cuide, cariño – me
contestó, volviendo a su tono dulce de siempre.
- En realidad, es ella quien me cuida a mí – me sorprendió Lauren y tomé su mano encima
de la mesa para acariciarla, sintiendo cómo mi tía nos miraba sonriente.
- Voy a por el postre, necesito una dosis alta de chocolate para superar el momento –
comenté mientras ambas rieron y continuaron charlando.
Todo había ocurrido mejor de lo que esperaba, y pude disfrutar del resto de la comida junto a
ambas mujeres de una forma más relajada. Lauren también parecía estar cómoda, puesto que
me regaló varias caricias que no pasaron desapercibidas ante los ojos de la tía Sarah, que nos
observaba feliz. Ella conocía el infierno que había pasado en los últimos meses de relación con
Will y estaba segura de que ver la forma en la que Lauren me trataba hacía que se sintiese
mucho más segura y despreocupada. Aunque pensábamos pasar la tarde fuera, nos quedamos
en casa mientras mi tía le enseñaba a Lauren los vergonzosos álbumes de fotos de cuando era
pequeña, y yo me quería esconder debajo de una piedra.
- ¿Te lo estás pasando bien? – pregunté una de las veces que mi tía se levantó a buscar
algo, acercándome para sentarme en su regazo.
- Muy bien, tu tía es genial. Y las fotos... - le puse una mano en la boca para impedir que
siguiese hablando y ella rió.
Aproveché la ausencia de mi tía para besarla suavemente, era adicta a sus labios y no había
podido probarlos desde la mañana.
insideofmysoul
- No encuentro las fotos que buscaba, tendremos que dejarlo para otro día – comentó y yo
suspiré aliviada, aún sentada en las piernas de Lauren.
- No te preocupes, es mejor así. Voy a subir a por ropa para mañana y nos iremos
marchando, va a anochecer pronto – respondí y me levanté para subir las escaleras.
- Coge de sobra, cielo, no hagas que la pobre chica tenga que pasearse porque te has
quedado sin ropa – dijo burlona y yo me reí, dejando atrás a las dos mujeres. Sin duda, mi tía era
maravillosa.

insideofmysoul
Capítulo 16 - Cambio de planes.

LAUREN's POV
Movía nerviosa mi pie sobre el pedal del acelerador, conduciendo más rápida de lo que debería
hacia la casa de Camila. Los días habían pasado tranquilos y el descontrol que habían sido las
primeras semanas junto a la joven dio paso a una calma encabezada por la rutina y el disfrutar de
los pequeños momentos que ya habíamos hecho nuestros. Nuestra relación iba avanzando y me
sentía feliz. Habíamos compartido momentos con mis amigos y también Camila se iba abriendo
poco a poco, mostrándome más partes de ella. Incluso habíamos pasado una tarde en la que
hablamos sobre la enfermedad de su hijo, ayudándola a entender un poco más el cuadro clínico y
los detalles que la más joven no conocía. Hasta hoy.
Estaba aprovechando mi mañana libre para organizar un poco mi despacho, el cual era caótico
debido a que últimamente tenía menos tiempo libre, cuando recibí una llamada de la tía de
Camila. El juicio por la custodia de su hijo, fechado para el mes siguiente, había sido adelantado y
Camila estaba haciendo las maletas para volar cuanto antes a Los Ángeles.
Los nervios me consumían. Si bien nuestra relación parecía estar estable y avanzando en buenos
términos, aún no habíamos hablado de qué pasaría cuando ella tuviese que marcharse. Ambas
sabíamos que eso pasaría pero evitábamos hablar del tema, aplazándolo debido a que la fecha
aún era lejana. Ahora, mientras conducía a su encuentro, me arrepentía de esa decisión.
¿Qué pasaría con nosotras? No sabía los planes de la joven y, al mismo tiempo, me dolía no
poder acompañarla para darle mi apoyo. Días atrás había estado sopesando las posibilidades de
coger unos días libres para poder volar junto a ella en caso de que quisiese mi apoyo, pero el
cambio de fecha había descuadrado todas las opciones.
Por otra parte, nunca me habían gustado los cambios bruscos que no me permitían tener un
mínimo control sobre ellos, y esto me estaba consumiendo. Aún intentaba buscar una solución
cuando aparqué frente a su casa, caminando rápidamente hacia la puerta. Su tía apareció a los
pocos segundos de sonar el timbre y me abrazó con fuerza tras notar mi rostro desencajado.
- Está arriba y no lo está llevando nada bien. Sube con ella – murmuró con un tono de
preocupación, a lo cual no pude responder más que con un movimiento rápido de la cabeza.
Un par de maletas estaban sobre la cama mientras Camila tiraba sin ningún orden sus cosas
dentro de manera rápida, aunque paró cuando me vio y se lanzó a mis brazos.
- ¿Cómo estás? – dije contra su pelo mientras inspiraba fuertemente, sintiendo su olor
familiar.
- Intentando asimilarlo y tratando de no romperme – dijo separándose para besarme con
desesperación –. He conseguido un vuelo que sale esta noche, pero tengo que estar pronto en el
aeropuerto por todos los problemas de aduanas y esas cosas. El juicio es en cinco días.
- Te llevaré al aeropuerto – fue lo único que pude contestar mientras ella se separaba para
seguir empaquetando sus cosas –. ¿Necesitas ayuda con eso?
- ¿No tienes que trabajar? Tranquila, ya está casi todo. Un par de cosas más y estaré lista.
- He pedido el día libre en cuanto he recibido la llamada de Sarah.
insideofmysoul
El ambiente estaba tenso y ninguna de las dos volvió a hablar. La morena terminó de cerrar las
maletas segundos después y la ayudé a bajarlas por las escaleras.
- Te voy a echar de menos, mi niña – dijo Sarah mientras la abrazaba con fuerza y yo sentí
que el nudo que tenía en la garganta crecía –. Todo saldrá bien, tienes que ser fuerte.

- Yo también a ti. Te llamaré con todo lo que pase, ahora tenemos que irnos si quiero pasar
los controles de equipaje a tiempo para no perder el vuelo...
Alargaron el abrazo unos minutos más y me quedé observando la escena pensando que yo
también tendría que despedirme de ella en unas horas. Hice amago de ir hacia la puerta cuando
de separaron, pero noté que su tía me agarraba del brazo impidiéndome avanzar.
- Ven a comer el sábado, ¿sí? – dijo abrazándome igual de fuerte que lo había hecho con
Camila, para dejarnos marchar después.
Seguía sin pronunciar palabra alguna, pero Camila parecía encontrarse igual que yo. Emprendí la
marcha hacia el aeropuerto, conectando el GPS para no perderme. Las indicaciones resonaban
por los altavoces, y era lo único que se escuchaba en el cubículo. La pequeña miraba al frente sin
mover un solo músculo y yo intentaba concentrarme al máximo en la conducción para mantener
los pensamientos alejados.
Llegamos al aeropuerto y cogimos una maleta cada una. Me sorprendí cuando ella tomó mi mano
para caminar con ellas entrelazadas, apretándola con fuerza. Observé su cuerpo mientras ella
facturaba el equipaje, queriendo guardar cada detalle para cuando no estuviese. Agradecí que el
trámite fuese rápido, y volvimos a caminar por la terminal.
- Vamos a comer algo – propuse.
- No tengo hambre, Lauren.
Frené en seco y puse mis manos en sus hombros haciendo que quedase frente a mí.
- Camila, tienes que comer. Tienes que estar bien para dar el máximo en ese juicio y que
todo salga bien.
- ¿Y te crees que puedo estar bien cuando tengo que despedirme de ti?
No supe qué contestar. Había sido directa y todos los miedos que intentaba mantener ocultos
salieron de golpe. Intenté tranquilizarme para controlar la situación, ya que ella no parecía estar
en condiciones de hacerlo.
- Vamos a buscar algo de comer y hablaremos tranquilamente, aún tienes un par de horas
hasta pasar el control – dije mientras la abrazaba contra mí y empezaba a moverme hacia una de
las cafeterías del aeropuerto.
Nos sentamos frente a frente y pedí un par de sándwiches. Camila seguía sin hablar y me estada
empezando a preocupar más.
- ¿Qué va a pasar con nosotras, Lauren? – murmuró jugueteando con la comida entre sus
dedos, sin probar bocado –. Sé que ambas estábamos retrasando esta conversación y que quizá
el momento no sea el ideal, pero tengo miedo. Tengo miedo por el juicio, por mi hijo y por ti.
- Es cierto que deberíamos haber hablado esto antes, pero realmente no esperaba que las
cosas sucediesen así – comenté de forma calmada –. Sé que sientes miedo, pero tienes que ser
fuerte, preciosa.
- ¿Vas a dejarme? – susurró con las lágrimas empezando a brotar.
insideofmysoul
- No, cariño. No voy a dejarte, pero debemos buscar una solución para que ambas nos
sintamos cómodas y ver las cosas desde otras perspectivas para valorar las opciones.
- No sé si puedo mantener otra relación a distancia, Lauren. Y menos sabiendo lo que
podría tener estando a tu lado, el último mes me he sentido tremendamente bien junto a ti y no
puedo imaginar cómo serán mis días sin ti.
- Entonces... ¿Quieres que acabemos con esto? – tanteé intentando manejar el dolor que
había sentido al escuchar a la joven.
- No, no quiero. Quiero intentarlo, Lauren, pero no sé qué va a ser de mi vida. Si el juicio
sale bien, aún no he pensado dónde vamos a vivir Luke y yo, pero la opción que más he
planteado desde que empezó el proceso es la de volver con mis padres. Si sale mal... No quiero
ni pensarlo...

- Comprendo – ella estaba siendo clara por fin con todo lo que pasaba por su cabeza.
- Pero eso era antes, – me miró fijamente con sus ojos llorosos – ahora estás tú y también
quiero estar a tu lado. Sin embargo, tú tienes una vida aquí y un trabajo, y no sé cómo podríamos
encajar todas las piezas. No quiero malinterpretes lo que te voy a decir, pero mi hijo va a ser
siempre mi prioridad, tengo que velar por su bienestar y las decisiones se complican cuando veo
que quizá no pueda compaginar ambas cosas.
Me quedé callada intentando buscar qué decir, pero ella volvió a hablar.
- Si el juicio sale mal voy a quedarme en Los Ángeles. Lucharé por una custodia compartida
o por poder verlo, mi abogado dice que es una posibilidad con mayores opciones – dijo con
miedo.
La entendía, sabía cuánto le dolía a Camila estar separada del pequeño y que llevaba contando
los días para verlo desde hacía tiempo.
- Voy a quedarme a vuestro lado pase lo que pase y os voy a cuidar a ambos – dije tratando
de elegir bien mis palabras –. Te dije hace tiempo que estaría aquí de la forma que tú quisieses
que estuviese y lo mantengo, ahora la decisión está de tu lado.
- Estoy enamorada de ti, Lauren – mi boca se abrió por completo ante su confesión–. Nada
me gustaría más que tener a mi lado a las dos personas más importantes de mi vida pero no
quiero que tú tengas que hacerte cargo de algo que no quieras por estar junto a mí y ser una
carga para ti – estaba claro que hablaba del pequeño.
- Camila, supe de Luke desde el momento en que te conocí y nunca he pensado en él como
una carga – ella me observaba, pero no lograba descifrar su expresión –. Ni tú ni él seríais una
carga para mí.
- Me estás diciendo que, en el caso de que lograse ganar el juicio... ¿no te molestaría
compartir tu vida con nosotros? – preguntó con emoción en su voz.
- Para nada – respondí con una sonrisa –. Estaría encantada de compartir mi día a día con
vosotros y formar una familia.
Me estaba mostrando más abierta de lo que solía ser, pero sentía que en aquel momento había
dos opciones: o callarse las cosas o poner todas las cartas sobre la mesa. Y mi decisión estaba
clara, quería a Camila y ya no me imaginaba una vida sin ella. Sabía de su hijo y no me
importaba, al contrario: había aprendido a querer al pequeño sin conocerlo más que por palabras
insideofmysoul
de su madre. Quería arriesgar por nuestra relación porque sentía dentro que esta vez era la
correcta. Ahora, todo estaba en sus manos.
- Te quiero – susurró abrazándome –. ¿Qué vamos a hacer, Lauren?
- No vale la pena buscar opciones cuando aún no sabemos qué pasará – expuse de la
manera más clara que pude –. Ahora tienes que centrarte en el juicio y, cuando sepamos la
resolución, buscaremos la manera de hacerlo funcionar.
- No sé qué he hecho para merecerte – dijo finalizando la conversación, lo cual me alegró
puesto que mi autocontrol empezaba a fallar y no quería que se convirtiese en una situación
extraña.
Dedicamos la última hora juntas a besarnos, abrazarnos y susurrarnos promesas al oído. Sabía
que ella se marchaba más tranquila tras nuestra conversación y, en cierto modo, yo también me
había quitado un peso de encima. No sabía cómo, pero haríamos que funcionase.
Los últimos minutos en sus brazos pasaron en un abrir y cerrar de ojos y, sin darnos cuenta,
estábamos frente al control de seguridad del aeropuerto. Camila se abrazaba a mi cintura,
mientras que yo tenía un brazo encima de sus hombros y besaba repetidamente su cabeza.

- Voy a extrañarte tanto – murmuró –. Gracias por haber aparecido en mi vida.


- También te extrañaré, pero nos veremos pronto. Te lo prometo – respondí inclinándome
para sellar nuestros labios.
Intercambiamos un par de besos más, pero ambas sabíamos que alargar el momento nos haría
las cosas más difíciles. Me separé de ella, sujetando su rostro entre mis manos y perdiéndome en
sus ojos.
- Te quiero – dije regalándole un último beso y separándome de ella.
- Yo también te quiero – contestó soltándome la mano y dirigiéndose de espaldas al control,
sin dejar de mirarme.
Observé cómo se giraba y dejaba su bolso en una de las cajas disponibles, quitándose los anillos
y el reloj. Pasó sin problemas y recogió en cámara lenta los objetos para, después, mirarme
fijamente sin querer marcharse. Levanté la mano y me esforcé por sonreír. Vi cómo me lanzaba
un beso y se perdía entre la multitud, sintiendo mi corazón romperse.
Dejé que las lágrimas que había retenido desde que recibí la llamada de Sarah corriesen por mi
cara. Había sido fuerte por Camila, pero en estos momentos no podía manejar el dolor que me
producía separarme de la más pequeña. Me encaminé a la salida pensando que iba a ser
complicado, pero que lograríamos superarlo.
~~~
- ¿Cómo estás, corazón? – dijo Sarah mientras me abrazaba fuertemente, haciéndome
pasar al interior de la casa.
Encogí mis hombros como respuesta. Dos días habían pasado desde la marcha de Camila y la
estaba echando mucho de menos a pesar de hablar a diario por teléfono con ella.
- ¿Has sabido algo nuevo? Los viernes suelen ser agotadores y no he tenido tiempo de
llamarla.
- Estaba reunida con el abogado, supongo que llamará más tarde. Esto del cambio horario
es un jaleo – respondió –. He preparado algo de cenar, me alegra que hayas venido. La casa se
insideofmysoul
siente vacía sin mi sobrina.
Fui a la cocina tras ella para ayudarla. Estaba realmente cansada, había doblado mis turnos de
los últimos días con una sola idea en mente: poder volar a Los Ángeles para acompañar a
Camila. Aún no había comprado el billete porque no sabía si sería una buena idea o si ella me
querría allí, pero no podía quedarme tan lejos sabiendo que ella lo estaba pasando mal.
Sarah sirvió un par de platos de estofado y me puso uno de ellos enfrente, haciéndome gestos
para que comiese.
- Debo preguntarte algo – dije mientras probaba aquella comida deliciosa.
- Dime – me invitó a seguir.
- Yo... Había pensado coger un vuelo para estar cerca de Camila. Sé que no es un
momento fácil y me gustaría estar allí pero... ¿crees que es una buena decisión? ¿No le
molestará?
- Es difícil responder a eso, pero en mi opinión creo que es una buena idea – comentó
lentamente.
- No quiero entrometerme entre ella y sus cosas personales, ¿sabes? Sé que el apoyo sería
bueno, pero no estoy segura de si mi presencia allí resultará un problema añadido por tener que
dar explicaciones sobre quién soy, eso me echa un poco para atrás... – dije exponiendo mis
miedos.
- Quizá no deba hablarte sobre esto ya que mi sobrina no parece habértelo dicho, pero si lo
que te preocupa es no ser bien recibida te equivocas – la miré extrañada –. Camila ha hablado
con mi hermana y mi cuñado sobre vuestra relación y ellos están muy felices por ella.

La sorpresa inundó mi rostro. Camila no me había comentado nada, pero tampoco se había dado
el momento para ello. Nuestras conversaciones eran muy breves debido al aumento de mis
horarios y sus reuniones y cómo avanzaban las cosas con el juicio era lo que más debatíamos,
era lo importante en estos momentos.
- Supongo que entonces no debo pensármelo mucho más – contesté –. No le digas nada a
Camila, no quiero que se distraiga. Sé que va a pasar el fin de semana repasando de nuevo todo
punto por punto y lo que menos necesita tener en su cabeza es que yo voy a ir, puede distraerla.
- Coincido contigo. ¿Cuándo te marcharás?
- Había visto un vuelo el domingo a media tarde, llegaría de noche pero estaría allí a tiempo
para descansar un poco e ir a buscar a Camila. Tengo que ver si aún quedan plazas y cuadrar el
horario de la próxima semana para tener libre hasta el miércoles, el jueves debo estar trabajando
– hablé sobre los planes que había hecho durante los últimos días.
- Espero que salga todo bien. Gracias por cuidarla tanto, Lauren. Me alegra que se haya
cruzado con alguien como tú, tan preocupada y comprometida.
Bajé la cara intentando ocultar la sonrisa enorme que sus palabras hacían producido, la timidez
me estaba ganando. Nunca había sido buena recibiendo elogios.
- La quiero con mi vida. Quiero cuidarla, Sarah. A ella y a Luke – dije cuando me repuse.
- Cuando Camila me hablaba del miedo a que tú no estuvieses preparada para mantener
una relación con una persona que tuviese un hijo, no la entendía. Desde que te conocí te había
visto como una persona que no se rinde ante las cosas diferentes y veía cómo la mirabas y la
insideofmysoul
tratabas – escuchaba atenta mientras la mujer parecía estar feliz de exponer todo esto ante mí –.
Yo le dije a mi sobrina que no creía que debiese preocuparse por ello, pero ella seguía con los
miedos. Veo que no me equivocaba.
- Gracias por todo, no sé qué decir...
- No digas nada, cielo. Ahora eres de la familia – dijo alegremente y no puse evitar soltar
una risita.
La mujer y yo compartimos un rato más de charla, pero no tardé en marcharme: el día siguiente
tenía que trabajar para cubrir uno de los turnos a los que faltaría la próxima semana. Si había
llegado a la cena triste y cansada, ahora me sentía con fuerzas tras la conversación con Sarah.
No era muy tarde cuando entré en casa, así que decidí coger mi ordenador y dejar todas las
reservas hechas para no tener que preocuparme de ello mañana. Compré los vuelos
rápidamente, lamentándome que no hubiese otro horario de vuelta que la mañana del miércoles
temprano. No podría pasar mucho tiempo con Camila, pero era suficiente. Además, encontré un
hotel que se encontraba a unas manzanas del juzgado al cual llamé de inmediato para confirmar
una habitación.
Cerré el ordenador, satisfecha con lo rápido que había resuelto todo, y busqué mi maleta de
mano. Aquello iba a ser más complicado. Escogí una falda de tubo que solía usar cuando daba
alguna conferencia y la guardé, junto a una camisa blanca. También saqué un conjunto de
pantalón que usaba normalmente para el trabajo, y doblé la americana que me pegaba con
ambos conjuntos. No quería dar mala imagen si acompañaba a Camila al juzgado. Busqué un par
de prendas más informales y un pijama, pasando a escoger unos zapatos de tacón y unas botas
que usaba mucho.
Me froté la nuca mientras observaba la ropa cuidadosamente doblada. Nunca se me había dado
bien hacer maletas, siempre empezaba a meter cosas y cosas y al final acababa facturando 20
kilos de equipaje que no usaba. Volví a revisar el contenido, añadiendo unos vaqueros más y otra
camisa por si era necesario, y la cerré después de encajar un pequeño neceser con lo más
básico.
Era casi las dos de la mañana pero en Los Ángeles estaría amaneciendo. No lo pensé mucho y
marqué el número de Camila mientras me metía en la cama.
- Hola, cielo. ¿Qué haces despierta?
- Estaba preparando unas cosas, mañana trabajo. ¿Cómo estás?
- Bien – escuché que contestaba –. Ayer pasamos todo el día repasando los testimonios y
salgo ahora hacia el bufete para seguir con ello. ¿Trabajas en sábado? – preguntó extrañada.
- He cambiado algunos turnos – dije intentando cerrar la conversación –. Me alegra
escucharte tan animada, supongo que eso significa que las cosas están saliendo según lo
previsto.
- Sí, de momento no hay novedades aunque no quiero hacerme ilusiones, ya sabes... -
contestó –. Te echo de menos...
- Y yo a ti, pequeña. Todo esto acabará pronto.
- Tengo que dejarte, mi madre me está esperando. Te mandaré un mensaje más tarde,
¿vale?
- Vale, mucho ánimo y fuerza.
insideofmysoul
- Descansa, corazón – escuché que me decía antes de finalizar la llamada.
Sonreí al recordar que dentro de un par de días volvería a verla. La ocasión no era para festejar,
pero aún así no podía borrar mi sonrisa cuando pensaba en volver a tenerla entre mis brazos.
Un par de días más, pensé antes de apagar la luz e intentar dormir.

insideofmysoul
Capítulo 17 - El juicio.

Nota: Este capítulo ha sido difícil de escribir. Tras dos meses con la historia parada porque no
conseguía un resultado que me gustase he decidido dejarlo así para poder continuar. Aclaro que
no tengo mucha idea de temas legales ni de los procedimientos, y siento si el nivel de este
capítulo no está a la altura del resto, pero era necesario para poder continuarla. A partir de ahora
puede que el ritmo de subida varíe, esta parte estaba escrita desde hace meses y tengo algunos
capítulos más ya escritos, pero puede que ahora suba capítulos cada dos días o así. Espero que,
quien la esté leyendo, la esté disfrutando tanto como yo escribiéndola. Gracias por leer.

CAMILA's POV
El día por fin había llegado. Me temblaban tanto las piernas que tuve que sujetarme a la pared
para no caerme en mitad de la ducha. Eran las 6 de la mañana y el juicio no empezaría hasta las
10, pero quería prepararme rápido para llegar no tener que andar con prisas.
Sequé mi pelo y lo alisé, acomodándolo hasta conseguir un resultado que me gustó. Abroché con
dificultad los botones de mi camisa y me maquillé de una forma muy natural que apenas se
notaba. Una vez subida en mis tacones caminé hacia la cocina, de donde provenía el olor
característico de las tortitas recién hechas.
- Buenos días, mamá – dije con voz apenas audible y ella se acercó para abrazarme.
- Estás muy guapa. Come algo, va a ser un día duro y tienes que coger fuerzas.
El ambiente era tenso. Mi padre apareció, enfundado en su traje, y besó mi cabeza antes de
sentarse a la mesa. Ninguno de nosotros hablaba, habíamos repasado tantas veces lo que
deberíamos decir hoy que no era necesario volver a comentarlo.
Masticaba lentamente cuando sonó el timbre y mi madre se levantó para ir a ver quién era. Un par
de minutos después, escuché varios sonidos de pasos.
- Camila, tienes visita – anunció acercándose por el pasillo.
Levanté la cabeza y la vi. Lauren estaba allí, vestida con un traje de falda y americana y con
gesto serio.
- Dios mío – murmuré temblando mientras me levantaba deprisa y me tiraba a sus brazos.
Ella me apretó con fuerza y cerré los ojos para disfrutar del contacto. Estar a su lado siempre me
calmaba y hacía que me sintiese segura. Cuando me separé de su abrazo noté la mirada de mis
padres, que bebían tranquilamente de sus cafés sin dejar de observar la escena.
- Mamá, papá, ella es Lauren... Ya os había hablado de ella. Ellos son mis padres, Sinu y
Alejandro – señalé mientras Lauren les devolvía la sonrisa –. ¿Qué haces aquí?
- Encantada – se dirigió a ellos para volver su vista hacia mí –. No podía quedarme lejos
sabiendo que lo estabas pasando mal. He cambiado un par de turnos para poder venir, pero no
tengo muchos días. Al menos puedo estar aquí hoy.
- Gracias – susurré mientras volvía a abrazarla. No me salían las palabras.
- Vamos, sentaos – escuché que nos llamaba mi madre –. ¿Te gustan las tortitas, Lauren?
Dejé libre a la ojiverde para que pudiese sentarse junto a mí en la mesa, intentando recuperarme
insideofmysoul
del shock que me había supuesto encontrarla aquí.
- Claro, señora. Muchas gracias – Lauren había sacado su lado formal con mis padres,
estaba realmente cortada por la situación. Quizá porque no sabía que ya había hablado con ellos
de nuestra relación.
- ¿Nos acompañarás al juzgado? – escuché que preguntaba mi padre.
- Depende de si Camila quiere que vaya o no. Puedo esperar fuera, mi hotel queda a unas
pocas manzanas de allí.

- Claro que quiero que vayas – ni en mis mejores sueños podría haber contado con su
presencia aquí, sólo con verla había logrado lidiar con mis nervios un poco mejor que antes.
- Nosotros tenemos que testificar – comentó mi padre señalando a mi madre – pero no creo
que haya problema en que te sientes a nuestro lado. No irá mucha gente.
- No quiero molestar – repuso Lauren rápidamente –. Me quedaré atrás.
- Vamos, eres de la familia, te sentarás con nosotros – noté como Lauren me miraba con
pánico, casi atragantándose con la tortita. Su expresión imperturbable estaba ahora
completamente desencajada.
- Ya lo saben, Lauren – le dije para tranquilizarla –. Saben que estamos juntas.
El silencio volvió a reinar en la cocina hasta que mis padres se levantaron para ir cogiendo sus
cosas. Lauren no hablaba, simplemente me miraba cariñosamente y acariciaba mi muslo. Me
acerqué para besarla cortamente y la abracé de nuevo. Necesitaba tenerla cerca.
Mis padres nos avisaron de que era la hora de ponerse en marcha y caminé a cámara lenta hacia
la puerta. Notaba que todos me miraban con una expresión preocupada, pero apenas podía
reaccionar. Lauren me sujetó por la cintura cuando notó que mis piernas temblaban y empezaba
a tambalearme.
- Tranquila – susurró en mi oído e intenté reaccionar, mirándola –. Tienes que mostrarte
calmada.
Cerré los ojos y puse toda mi atención en regular mis respiraciones. Ni siquiera recuerdo haber
llegado al coche, al que Lauren me condujo afianzando nuestro agarre. Tenía que controlar mi
estado rápido o podría ser el punto clave para perder todas nuestras opciones.
- ¿Mejor? – escuché a Lauren preguntarme cuando abrí los ojos.
- Mucho mejor, puedo manejarlo. O, al menos, intentar que no se me note tanto – respondí
con voz clara –. Gracias de nuevo. Por todo.
- Te quiero – fue su única respuesta y se centró en acariciarme el pelo hasta que
aparcamos cerca del juzgado.
Mi abogado nos estaba esperando y rápidamente repasamos por última vez toda la información.
Alexandra, mi mejor amiga, se nos unió poco después. Ella también iba a testificar. Sin darme
cuenta la hora había llegado y avanzamos en grupo hasta la sala donde nos habían citado.
Entonces lo vi.
Will estaba riendo tranquilamente junto a su abogado en uno de los lugares del frente de la sala.
¿Cómo podía comportarse así cuando sabía que estaba mintiendo? La ira me recorría el cuerpo y
apreté los dientes, mirándolo con odio. Iba a abrir la boca cuando sentí los brazos de Lauren
girándome y apartándome un poco.
insideofmysoul
- No lo hagas, cualquier paso en falso podría perjudicarte – dijo leyéndome el pensamiento
–. Además, el juez acaba de entrar cuando estabas distraída.
La gente empezó a sentarse y yo abracé brevemente a Lauren y a mi familia para caminar hasta
el fondo de la sala. Una vez sentada, escuché al juez empezar con el procedimiento
rutinariamente, me lo había aprendido de memoria. Sabía que mi abogado se haría cargo de
tenerlo bajo control, así que intenté desconectar mi mente unos segundos para calmarme. Volví a
conectar cuando Will fue llamado a declarar y observé que subía para colocarse casi enfrente de
mí.
- ¿Por qué pide usted la custodia totalitaria del menor?
- Porque mi ex pareja no es una persona que esté cualificada para cuidar de él.
- ¿Cuáles son los motivos por los que piensa que no está cualificada?
- Ella tiene problemas mentales. Se autolesionaba e incluso trató de suicidarse. No creo que
mi hijo pueda estar a salvo con ella.

- Se le acusa de maltrato, ¿qué tiene que decir ante eso?


- No es cierto, yo nunca le he levantado la mano.
La serenidad con la que él contestaba me estaba dejando a cuadros, tanto que tuve desconectar
por completo cuando mi abogado se levantó para hacer sus preguntas porque si no me rompería
allí mismo. Cuando mi abogado volvió a sentarse, los nervios aumentaron. Will era el único que
iba a hablar por su parte, mientras que yo sería la primera de varios: mi padre, mi mejor amiga,
una psicóloga que me había evaluado y la doctora que me atendió en el hospital.
- Es la hora, Camila – me dijo mi abogado señalándome el lugar que Will había dejado libre
segundos atrás y me moví hasta llegar a él.
La perspectiva era aterradora, una cosa es no ver qué pasa a tus espaldas y otra poder ver todas
las caras de la gente. Me fijé en los padres de Will, que no levantaban la cabeza del suelo.
También en mis padres y Lauren, que me daban sonrisas de ánimo.
- Señora Cabello, ¿por qué pide usted la custodia totalitaria del menor?
- Porque no puedo dejar que mi hijo viva con un maltratador, tanto físico como psicológico,
puede hacerle daño y tengo miedo de que cualquier cosa le pase.
- ¿Es cierto que su ex pareja, aquí presente, la maltrató en numerosas ocasiones?
- Sí.
- ¿Es cierto que intentó quitarse la vida?
- Sí – tragué fuertemente. No me gustaba hablar de mi intentó de suicidio, menos en
público. Pero habíamos preparado la declaración tantas veces que yodo estaba saliendo de forma
mecánica.
- ¿El maltrato de su ex pareja le llevó a cometer ese atentado contra su vida o fueron otros
los motivos?
- Fue el maltrato constante en el que viví los últimos meses de relación el que me hizo creer
que no servía para nada y que, palabras de mi ex pareja, estaría mejor muerta.
La primera parte había pasado, ahora venía lo difícil. Por cuestión de horarios, los juicios por
custodia solían ser cortos según me había dicho mi abogado. Aquello significaba que teníamos
menos tiempo para demostrar la realidad, pero a la vez era un alivio. Noté que se acercaba el
insideofmysoul
abogado de Will y escondí las manos para que no notase el tembleque que estaba
experimentando.
- Señorita Cabello, ¿por qué acusa a mi cliente de maltrato si no tiene pruebas sobre ello?
- Porque es la realidad. Y he presentado las pruebas que lo ratifican...
- Además de sus ya comentados problemas psicológicos...
- ¡Protesto, señoría! Está acusando a mi clienta de algo que ya no existe como hemos
certificado en los informes psicológicos – respiré hondo intentando mantenerme firme.
- Se acepta, continúe – dijo el letrado al abogado de Will.
- Bien, reformularé la pregunta. ¿Se encuentra usted cualificada para cuidar de un niño, el
cual además está enfermo, de una manera correcta?
- Por supuesto, mi hijo es mi prioridad.
- ¿Tiene usted casa propia?
- No...
- ¿Tiene un trabajo a tiempo completo con el que poder mantener a su hijo?
- Trabajo a tiempo parcial... - mierda, estas preguntas no me las esperaba.

- No tengo más preguntas por el momento.


Mi abogado me hizo una seña para que volviese a mi lugar y caminé despacio, intentando
parecer fuerte. Me senté y miré a Will, que sonreía mientras veía el miedo que yo tenía en esos
momentos. Me sentí pequeña, él siempre tenía esa superioridad sobre mí, pero no podía dejar
que la usase en estos momentos.
- Se hará una pausa de 10 minutos y luego declararán los testigos anotados en la lista
–anunció el juez y noté que mi abogado tiraba de mi brazo para arrastrarme fuera de la sala.
Me dejé envolver por los brazos de mi padre y me permití unos segundos de rotura.
- Todo está yendo mal, él es muy superior en todos los aspectos.
- No, Camila, todo va bien. Quizá nos dé problemas el tema de la subsistencia económica
que han sacado rastreramente, pero va a funcionar. Lo que sí te pido – me dijo con tono firme –
es que no des más señales de estar desmoronándote. Si lo necesitas desconecta y deja de
escuchar, pero no lo demuestres – asentí rápidamente –. Tenemos que entrar.
Apenas había tenido tiempo de reponerme y ya debía volver a enfrentarme a Will. Unos minutos
más y todo habría acabado.
Alexandra y mis padres ya habían hablado, y faltaba el turno de los doctores. Esta era mi única
baza, demostrar que él había causado el daño. El tiempo pasaba y yo estaba viviendo todo como
si fuese una película y yo no estuviese allí, no lograba centrarme del todo.
Escuché murmullos en la sala y me obligué a levantar la vista. Allí estaban, seguían
impresionándome desde la primera vez que las vi. Eran fotos mías en el hospital con el cuerpo
lleno de golpes. Mi abogado pasó por un par de fotos más para dejar una las recopilaba todas y
se volvió hacia la doctora para hacer la última pregunta.
- A ojos de un profesional, ¿las lesiones de la señora Cabello podrían haber sido infringidas
por autolesión o los golpes provenían de una tercera persona?
- Por la forma y el ángulo en el que podemos ver que han sido realizados, los golpes son de
una tercera persona.
insideofmysoul
Vi a la doctora volver a su lugar y al juez tomar la palabra de nuevo.
- En 30 minutos daremos la resolución, abandonen la sala – finalizó.
Volvimos a salir y me llevé a mi abogado lo más lejos posible.
- ¿Qué ha pasado ahí dentro? Ha llegado un momento en el que era como si no estuviese
allí, tengo todo como una película borrosa – dije alterada con miedo de que esto se hubiese
notado.
- Tranquila, lo has hecho bien. Te has mantenido correcta en todo momento, no como tu ex
pareja que no dejaba de soltar risas burlonas. Y no se ha notado como sí paso con la declaración
de Will, yo mismo pensaba que habías estado atenta a todo.
- ¿Qué posibilidades tenemos?
- No lo sé, Camila. No quiero aventurar nada. Tenemos las pruebas médicas a nuestro
favor, pero Will tiene de su parte la estabilidad económica y que el niño está acostumbrado a vivir
con él... Vamos a esperar, ¿vale? – asentí y me dirigí a mi familia, que me esperaba un poco más
apartada.
Mis padres me abrazaron de nuevo y caí en la cuenta de que Lauren no estaba allí.
- ¿Dónde está Lauren? – vi como se miraban entre ellos dudando de su respuesta.
- Ha ido al baño – dijo por fin mi madre –. Ella... No lo ha pasado bien con las fotos.
Mierda. Había olvidado por completo que Lauren no sabía que iban a enseñar aquellas fotos. Mis
padres y yo estábamos acostumbrados a verlas porque las habíamos repasado una y otra vez
con el fin de venir preparados al juicio, pero eran unas imágenes muy duras cuando las veías por
primera vez.

Caminé hacia los aseos más cercanos, esperando encontrarla allí. Abrí la puerta y no me había
equivocado: Lauren estaba apoyada contra el lavabo con los ojos cerrados y los músculos tensos.

- Ey... - murmuré, y ella levantó la cabeza para mirarme.


- Pequeña – reaccionó –. ¿Estás bien?
- Todo lo bien que puedo estar ahora mismo – sus brazos me rodearon –. Me preocupas...
Siento no haberte avisado de las fotos...
- Tranquila, puedo manejarlo. Ha sido un golpe duro, créeme cuando te digo que quería
arrancarle la cabeza a ese cabrón, pero ahora estás bien y eso es lo que importa.
- Gracias por estar aquí – dije besándola significativamente –. ¿Volvemos? Queda poco
para que me llamen.
- Claro, sólo he venido a intentar alejar los instintos violentos. Vamos – dijo agarrándome
por la cintura para guiarme.
Las conversaciones se sucedían a mi alrededor, pero no escuchaba ninguna. Estaba apoyada
sobre el pecho de Lauren, la cual no dejaba de acariciarme, y mi cabeza era un caos de
pensamientos. ¿Qué pasaría si perdíamos? ¿Dónde estaría en unas horas? Cada suposición que
pasaba por mi mente me hacía más daño, tanto que casi me sentí aliviada cuando ver la puerta
de la sala abrirse y a uno de los funcionarios llamándonos para la resolución.
Me senté intentando fijar mi vista en un punto concreto y respiré hondo. Observé al juez, que
movía un par de papeles sobre su mesa, y respiré hondo.
insideofmysoul
- Tras las pruebas presentadas por ambas partes y los testimonios que han acontecido, la
demanda presentada por la señora Cabello queda resuelta otorgándose la custodia totalitaria sin
posibilidad de recurrir esta sentencia a la señora Cabello – lo había conseguido y sentía que
empezaba a llorar, pero no quería perderme nada de lo que el juez dijese –. Así mismo, se
condena a Willian Meola a una pena de 5 años de cárcel sin posibilidad de fianza por maltrato y
oclusión de pruebas ante el tribunal y se impondrá una orden de alejamiento sobre el acusado
para evitar cualquier tipo de represalia contra la señora Cabello. Cerramos así el juicio, buenos
días.
Un grupo de funcionarios se acercó a Will, mientras que otro par de ellos vinieron hacia la mesa
en la que nos encontrábamos. A riesgo de parecer maleducada, giré rápidamente la cabeza para
mirar a mi familia. Mis padres sonreían alegres y Lauren estaba llorando con un gesto feliz. Era la
primera vez que la veía llorar y aquello me conmovió.
- Señora Cabello, debemos arreglar algunos puntos antes de que se marche – me giré para
mirar a la pareja que estaba ahora enfrente de mí, asintiendo rápidamente –. Su hijo se encuentra
en una de las salas custodiadas junto a sus abuelos paternos, pero antes de ir a buscarlo debe
firmar los papeles que la identifican como única tutora legal a cargo del menor, y también debe
firmar la sentencia para que quede constancia.
Le extendió unos papeles a mi abogado y vi cómo los leía rápidamente, revisando que todo
estuviese en orden. Iba a ver a mi hijo y Luke volvería conmigo a casa. Firmé las hojas que me
indicó mi abogado y esperé más instrucciones.
- Queda un punto a tratar, el cual debe firmar también. Según está marcado, su hijo padece
una enfermedad crónica para la cual necesita un tratamiento – asentí rápidamente – y según las
facturas y datos presentadas por su ex pareja el costo del mismo es bastante elevado. Debido a
que usted ha mencionado que no dispone de un trabajo a tiempo completo, se realizará una
revisión dentro de 3 meses para confirmar que el menor está recibiendo todos los cuidados
necesarios y que usted posee solvencia económica para que su nivel de vida no disminuya – me
quedé helada.

- Voy a darle todo lo necesario a mi hijo, no tiene que preocuparse por ello – dije intentando
manejar la rabia que me recorría.
- No lo dudamos, señora Cabello, pero debe saber que, en el caso de que los informes
presentados no fueran favorables y el niño no dispusiese de una calidad de vida óptima, tanto
económica como de ambiente familiar, los servicios sociales pasarán a hacerse cargo de él – me
querían quitar a mi hijo sin ni siquiera habérmelo devuelto –. Aquí tiene una serie de documentos
que se le van a exigir, tales como una relación de todas las facturas y gastos médicos
relacionados con el menor, copias de sus cuentas bancarias y sus nóminas laborales... Si usted
tiene una cuenta conjunta con alguien, sus padres o su pareja, también deberá presentarla para
que se tomen en cuenta. Eso es todo, si tienen algún problema pueden llamar para pedir
información. En unos minutos la llevaremos con el menor, el procedimiento marca que su padre
puede despedirse de él y estamos gestionando eso en estos momentos.
Se marcharon y yo me quedé pensando en todo lo que habían dicho hasta que noté la mano de
mi abogado sobre mi hombro haciendo que le prestase atención.
insideofmysoul
- No pienses en ello ahora, Camila. Disfruta de estos días con tu hijo y, en una semana, nos
reunimos para estudiar un poco todo esto, ¿vale? – asentí –. Enhorabuena.
Me reuní con mis padres y me dejé llorar en sus brazos. Abracé también a Alexandra y a Lauren,
y les di las gracias por estar allí.
- ¿Cuándo recogemos a Luke, Camila? – preguntó mi padre.
- Está despidiéndose de Will, los papeles están firmados ya y, cuando acaben, podremos ir
con él – expliqué.
Los minutos se me estaban haciendo eternos y no podía concentrarme en ninguna de las
animadas conversaciones que mantenían a mi alrededor, sólo quería que llegase el momento de
ver a mi pequeño. ¿Se acordaría de mí? ¿Le habría hablado Will de mí? El miedo volvía,
provocado por los nervios de la espera.
- ¿Preparada para consentir al máximo a Luke? – noté que Lauren me preguntaba,
abrazándome por la espalda.
- Creo que nunca había estado más preparada – admití –. Quiero verle ya, saber si se
acuerda de mí... Para él también va a ser un gran cambio...
- Llevas razón, pero se acostumbrará. Va a ser muy feliz.
- ¿Señora Cabello? – me giré, viendo uno de los funcionarios que me había hablado
minutos atrás –. Puede pasar a recoger a su hijo, la acompañaré.
Seguí al hombre mientras que mis padres y Lauren caminaban unos metros detrás de nosotros,
quedándose algo más apartados cuando paramos delante de una puerta. Respiré hondo y,
gustosamente, acepté la invitación del hombre para abrir la puerta. Allí estaba, sentado en una
mesa pequeña mientras emborronaba una hoja con garabatos.
- Mi amor – susurré mirándolo, mientras me acercaba a él.
- ¿Mamá?
- Sí, mi vida, soy mamá – dije envolviéndolo con mis brazos y sintiendo como él pasaba las
manos para aferrarse a mi cuello. Las lágrimas no dejaban de salir –. Ahora vamos a estar juntos,
cariño.
Sus manos acariciaban mi cara y dejaba ver los hoyuelos de sus mejillas mientras sonreía, los
cuales yo no dejaba de besar. El funcionario, que se había quedado un poco más apartado, se
acercó para darme una mochila infantil y dejó la sala. Seguí acariciando su rostro un poco más,
disfrutando del momento.
- ¿Nos vamos a casa, corazón? – pregunté.
- ¿Podemos comprar chuches? – reí asintiendo rápidamente.
- Claro, iremos a comprar chuches. ¿O prefieres un helado?
Vi cómo arrugaba un poco la nariz mientras intentaba elegir una de las dos cosas.
- ¿Los dos? – este niño sabía cómo conseguir lo que quería.
- Por esta vez, vale – aprobé –. Vamos a ver a los abuelos.
Me puse la mochila al hombro mientras cargaba a Luke en uno de mis brazos, sin dejar de
mirarlo. Abrí mi puerta y observé a mis padres y a Lauren levantarse con rapidez. Mi madre
prácticamente corrió hasta nosotros y me quitó al pequeño de los brazos, besando su cara
mientras él reía. Miré la imagen feliz y me acerqué un poco a Lauren.
- Todo ha salido bien – dije escondiéndome en su cuello.
insideofmysoul
- Te lo dije – murmuró besándome en lo alto de la cabeza –. Se le ve feliz.
- Eso es porque le he prometido chuches y helado – bromeé rápidamente y ella rió –. Ven,
vamos.
Tiré de su mano para acercarme a mis padres, que seguían llenando de cariños al pequeño. Luke
estiró las manitas hacia mí en cuanto me vio acercarme, y lo cogí gustosamente en mis brazos.
- Quiero presentarte a alguien, mi amor – le dije bajito, como si fuese un secreto, y él asintió
rápidamente –. Esa chica de ahí es Lauren, y mamá la quiere mucho. Ve a darle un abrazo.
Dejé al niño en el suelo y él caminó despacio hacia Lauren, que lo miraba con una sonrisa sin
saber qué iba a hacer. Vi a Luke estirar sus brazos hacia ella, pidiendo que lo cogiese, y se
abrazó a su cuello como lo había hecho antes conmigo. La ojiverde no dudó en responder a su
abrazo mientras cerraba los ojos, feliz.
- Hola, Lauren – escuché decir a Luke y me acerqué a ellos.
- Hola, campeón. Tu mamá me ha hablado mucho de ti – noté la emoción en su voz, que
parecía a punto de romperse. No sabía que la emocionase tanto.
- Mamá me va a llevar a por chuches y helado – le dijo de forma confidente y no pude evitar
soltar una carcajada.
- ¡Qué suerte! ¿Cuál es tu helado favorito? – preguntó la doctora.
- El de limón. Y el de nata también. ¿Puedo pedir los dos, mamá? – dijo con un puchero.
- Ah, no. Uno por esta vez, compraremos también chuches – me giré para dirigirme a
Lauren –. No sé si voy a ser capaz de soportar tener a dos aduladores que ponen pucheros en mi
vida, sois igual de chantajistas.
La risa de Lauren resonó por todo el pasillo y me sentí completa.

insideofmysoul
Capítulo 18 - Helado.

LAUREN's POV
Tecleé con rapidez buscando información en uno de los documentos. No sólo había declinado la
oferta de Camila para comer en su casa por querer dejarle más tiempo para ir adaptándose con
Luke, sino que tenía que entregar el informe de mi estudio sobre la leucemia esa misma noche. El
doctor Morgan me había permitido viajar, pero las fechas de entrega seguían siendo las mismas.
Una hora más y habría terminado, me dije a mí misma mientras llamaba a recepción para que me
subieran otro café: entre el cansancio, el jet lag y las emociones del día, mi cuerpo estaba al
límite.
Revisé de nuevo los datos uno a uno, temiendo haber fallado en algo. Todo parecía correcto, así
que me estiré un poco para redactar los últimos párrafos de las conclusiones. El reloj marcaba las
6 de la tarde cuando acabé y aún era buena hora para dar un paseo, así que encendí mi móvil
para llamar a mi jefe antes de empezar a cambiarme. Tras un par de minutos de charla, abrí los
mensajes que tenía pendientes de leer. Eran todos de Camila, y sonreí.
"Ya hemos llegado a casa, gracias de nuevo por estar ahí", "Vamos a salir a comprar ropa y
algunas cosas que necesitamos, si quieres unirte llámame", "Lauren, ¿estás bien? Tu teléfono no
da señal, sé que no quieres quitarme tiempo con Luke, pero vamos a salir a por un helado y me
gustaría que vinieses con nosotros. Llámame". Mierda, había apagado el teléfono para no tener
interrupciones y no había recibido nada hasta ahora. Marqué su número con rapidez.
- Hola, me tenías preocupada – la oí contestar rápidamente.
- Lo sé, lo siento. Tenía que entregar las conclusiones de una investigación hoy y he
apagado todo para no distraerme –expliqué –. ¿Qué tal está yendo todo?
- Todo bien, vamos a salir ahora mismo a por un helado. ¿Quieres venir?
- Claro, ya he acabado. Pero tengo que cambiarme. ¿Dónde pensáis ir?
- Al Pier de Santa Mónica, ¿te queda muy lejos? – dijo con voz preocupada.
- No mucho, si cojo un taxi puedo estar allí en media hora, ¿te parece bien? – dije haciendo
cálculos mientras me ponía los vaqueros con la mano que tenía libre.
- Puedo pasar a recogerte, Luke está cansado y voy a llevar el coche – propuso –. Había
olvidado lo fácil que se cansa y cuánto le duelen las piernas, pero no quiere dejar pasar el helado
– reí bajito.
- Tranquila, nos vemos allí. Pero tengo que cortar si quiero estar a tiempo.
- Vale, cielo. No corras, podemos esperarte.
- No será necesario. ¡Te quiero! – dije antes de cortar la llamada.
Me puse una blusa rápidamente y arreglé mi pelo en menos de dos minutos. Salí de la habitación
revisando que tenía todo lo necesario en el bolso y me dirigí hacia la parada de taxis más
cercana. Tenía 20 minutos para llegar, no quería hacerlos esperar. Y echaba de menos a Camila,
quería aprovechar el tiempo que tuviese a su lado y también conocer más al pequeño Luke.
- Acabamos de llegar, ¿dónde te esperamos? – escuché a Camila cuando descolgué la
llamada.
- Estoy llegando, nos vemos en la entrada si os parece bien – dije a modo de pregunta.
- Perfecto, tengo ganas de abrazarte.
insideofmysoul
- Y yo. Tengo que colgar, estoy al llegar, hasta ahora – no podía borrar la sonrisa de mi
cara.
Pagué el taxi y me dirigí a la entrada. Había muchísima gente allí, las pocas veces que había
visitado este lugar en alguno de mis viajes nunca estaba tan lleno. Buscaba a ambos con la
mirada hasta que di con ellos. Camila estaba agachada frente a Luke y le colocaba un poco el
pelo mientras él se reía de algo que la morena le había dicho. La imagen era preciosa y Camila
parecía otra persona: estaba completamente llena de vida, podía ver su felicidad desde la
distancia. Cuando nuestras miradas se cruzaron, agarró al niño de la mano y caminó hacia mí.

- Te echaba de menos – dijo abrazándome de lado con la mano que tenía libre.
- Yo a ti también – repuse de vuelta –. Hola, pequeñajo.
Luke se había quedado a su lado, casi ocultándose tras Camila, y me sonreía.
- Lauren, ¿también vienes a por helado? – dijo feliz. Había recordado mi nombre, pensé
sorprendida.

- Claro, no podía perderme el helado – contesté haciéndolo reír.


Camila mencionó una heladería a la que solía ir cuando era más joven y empezó a guiarnos. No
sabía muy bien cómo actuar delante de Luke, así que simplemente caminé a su lado, disfrutando
de la compañía de la pareja. Luke era un niño despierto, se iba fijando en todo y nos señalaba
cosas para que las viésemos. La cola de la heladería era enorme, pero decidimos esperar.
- Mami, ¿me coges? Duele... - oí a Luke pedirle a Camila, la cual lo recogió rápidamente del
suelo con un gesto preocupado.
- ¿Estás bien, mi amor? ¿Quieres ir a casa y descansamos? – propuso.
- No, quiero helado. Pero duelen – dijo refiriéndose a sus piernas.
Días atrás, Camila había mencionado que las articulaciones que más afectadas tenía por la
enfermedad eran las rodillas, lo cual le impedía en muchas ocasiones seguir un ritmo normal
aunque no estuviesen inflamadas.
- Si se le mete algo en la cabeza, no para – me dijo un poco menos seria –. Prometí un
helado y mira.
- Eso es bueno, no hay que privarse nunca de hacer cosas – contesté, esperando que
recordase el consejo que le había dado días atrás de intentar que el niño llevase una vida
totalmente normal dentro de sus posibilidades. Ella pareció entenderme, porque me sonrió de
vuelta.
- No hay que privarse de nada, pero mi espalda no dice lo mismo después de un día sin
parar – intentó bromear –. Esta fierecilla pesa ya 14 kg, ¿cuándo has crecido tanto?
Luke reía en brazos de su madre, pero supe que ella no bromeaba con lo de la espalda cuando
noté que cambiaba constantemente la posición de su cuerpo intentando encontrar una postura
más relajada.
- Oye, Luke, ¿vienes conmigo? – pregunté estirando los brazos hacia él, que
inmediatamente se dejó coger.
Estaba realmente cansado, apoyaba la cabeza en mi cuello y jugaba con mi pelo, como si fuese a
quedarse dormido en cualquier momento. Sentí a Camila besar mi mejilla y susurrar un "gracias"
insideofmysoul
en mi oído.
Ya con los helados nos acercamos a la montaña rusa porque Luke no dejaba de mirar las luces
asombrado. El pequeño comía su helado lentamente aún en mis brazos. Era aún más guapo en
persona que en las fotos que me había mostrado Camila. Su madre no dejaba de sonreír y, a
veces, se acercaba a acariciar la espalda del niño.
- ¿Vendrás a jugar conmigo otro día? – me preguntó cuando nos sentamos en uno de los
bancos.
- No creo que pueda, vivo muy lejos – respondí y escuché a Camila suspirar.
- Pero yo quiero jugar – puso un puchero adorable y yo no sabía cómo decirle que no iba a
poder ser, ahora entendía a Camila cuando cedía ante mis pucheros.
- Cielo, Lauren vive muy lejos. Aunque ella quisiese, no podría venir a jugar – intentó
hacerle entrar en razón la joven, viendo que yo no estaba manejando la situación.
- Ahora estás aquí, ¿te vas a ir?
- Sí, Luke. Tengo que marcharme el miércoles de madrugada – noté como la sonrisa de
Camila se borraba, aún no le había dicho que tendría tan poco tiempo.

- Pero tú eres amiga de mamá y ella tiene que jugar con sus amigos como yo cuando voy al
cole. Si te vas no podréis jugar... - el niño tenía unas salidas que me dejaban sin saber qué
contestar.
- Verás...
- Cariño, Lauren y yo nos conocimos muy lejos de aquí, ¿te acuerdas que te conté que
había estado en Australia? – interrumpió Camila.
- Sí, con los canguros – no pude evitar reír.
- Pues Lauren y yo nos conocimos allí, y ella tiene que volver a su casa y a su trabajo, amor
– finalizó.
El niño no pareció hacer más preguntas por el momento y seguimos paseando un rato más hasta
que preguntó si podíamos ir a la playa, a lo que su madre accedió gustosa. Camila y yo nos
sentamos sobre la arena mientras que Luke se quedó jugando con otro niño que intentaba hacer
un castillo de arena.
- No sabía que te fueras tan pronto – rompió el hielo Camila.
- No he podido quedarme más – dije mientras la miraba –. Ha sido muy precipitado, compré
los billetes el sábado por la noche. Pero quería estar aquí, ha merecido la pena...
- Lo sé y créeme que ha sido una fantástica sorpresa. Aun así, te echaré de menos. Y
tendremos que hablar sobre, ya sabes, - hizo una pausa – qué va a pasar con nosotras.
- No hay nada de qué hablar, quiero estar a vuestro lado. Encontraremos la manera de que
funcione.
- Tengo que explicárselo a Luke, aunque él parece adorarte. Lauren, ¿te has dado cuenta
que yo no puedo salir de Los Ángeles por las citaciones y los médicos y tú tienes tu vida en Gold
Coast? ¿Cómo encajamos todo esto? – dijo mientras una lágrima le caía por la mejilla.
- Cariño, no llores. Todo va a salir bien, céntrate en Luke ahora y, mientras, iremos
hablando para encontrar una solución – intenté calmarla mientras le secaba las lágrimas.
No podía besarla con Luke delante, pero me senté más cerca de ella y pasé un brazo por sus
insideofmysoul
hombros, lo que logró relajarla.
- Es un cielo de niño, Camila – dije con mi vista fija en el pequeño.
- Lo sé, al menos el tiempo que ha estado con Will no le ha afectado a su carácter. Tenía
miedo de que hubiese cambiado mucho o hubiese olvidado las cosas que le enseñé.
Vimos como el niño avanzaba hasta nosotras e hice el amago de separarme de Camila, pero ella
no me lo permitió.
- Mami, duele – dijo Luke buscando los brazos de su madre.
- ¿Dónde te duele, mi amor? – preguntó ella.
- Aquí – dijo el niño mientras se señalaba la rodilla izquierda y vi a Camila hacer un gesto de
frustración.
- Ey, Luke, ¿me dejas verla? Soy doctora – le dije para que confiase en mí.
- No me gustan los médicos, ellos me pinchan y me hacen daño – se abrazó a su madre.
- Lauren no va a hacerte daño, cariño, deja que la vea – le dijo bajito y el asintió.
Camila le levantó el pantalón con calma y palpé un poco la zona sin apretar demasiado. No pude
encontrar ninguna inflamación ni signos de que hubiese líquido en la articulación, por lo que me
quedé tranquila.
- Está bien, debe ser por el cansancio – dije mirando a Camila –. No hay líquido ni nada
extraño de lo que preocuparse.
- Entonces quizá será mejor marcharse para que pueda descansar – dijo más relajada.

Volví a coger a Luke en brazos para evitar que Camila se resintiese más de la espalda y me lo
agradeció con una mirada tierna. El niño se abrazó a mi cuello y se quedó dormido a los pocos
minutos, ante lo que la morena reaccionó tomándome la mano que tenía libre para seguir
caminando.
Así se sentía: durante muchos años había imaginado en mi mente cómo sería tener una pareja,
formar una familia. Sabía que Luke no era mi hijo, pero en aquel momento parecíamos una joven
pareja que pasea con su pequeño y mi corazón latía alegre por la situación.
- Mis padres quieren conocerte y darte las gracias por todo – comentó la morena.
- ¿Sí? Si quieres podemos organizar algo, mañana tengo el día libre... No había pensado
nada porque prefiero que tú hagas los planes y los compagines con el renacuajo como mejor
venga – respondí.
- Podrías venir a cenar hoy. Mi hermana llega esta noche, de hecho ya debe estar en casa.
Aunque quizá es precipitado, pareces cansada – dijo acariciándome un poco la mejilla.
- Es el jet lag, pero sólo tengo un día más aquí y quiero aprovecharlo con vosotros. Está
bien por mi parte – acepté.
- Le gustas a Luke – admitió y sentí que mi corazón daba un vuelco –. Estaba muy feliz
cuando le dije que vendrías con nosotros a por el helado. Le he estado hablando de ti. Lo que no
sé es cómo hablarle de nuestra relación, con todo lo que está pasando creo que él aún no ha
asimilado que no va a ver más a su padre, tengo la impresión de que piensa que esto son como
unas vacaciones y me da miedo añadir más cambios bruscos a su vida...
- No tienes por qué apresurar las cosas, dale tiempo a que se adapte al cambio y después
puedes contárselo. Además, no me va a ver mucho por el momento, así que no sé si es buena
insideofmysoul
idea que lo sepa y no pueda entenderlo del todo – reflexioné, intentando que ella me entendiese.
- Te voy a echar demasiado de menos. Estos días sin ti y con todo lo del juicio han sido
horribles. Sólo quería llegar a casa y meterme en la cama contigo mientras me abrazas y me lees
hasta que me duerma – susurró.
- Tampoco ha sido fácil para mí, pero debemos acostumbrarnos y llevarlo lo mejor posible
hasta encontrar una solución. Había pensado pedir plaza en algún hospital cercano para poder
estar cerca, – confesé – pero ahora mismo no puedo dejar las investigaciones pendientes...
- No tienes que hacerlo, Lauren. Y yo no te voy a pedir que lo hagas, sé que es una decisión
muy importante y no quiero que dejes tu vida por mí...
- Camila, ahora mismo tú eres lo más importante de mi vida. Me siento completa a tu lado,
el trabajo se ha convertido en algo secundario tras mucho tiempo dedicada en cuerpo y alma a
ello – ella parecía abrumada –. Además, no sería dejar mi vida. Puedo trabajar en otro lugar.
Quiero arriesgar por nosotras. Estoy enamorada de ti y voy a hacer todo lo posible para que salga
bien.
- Gracias por todo, Lauren... Realmente, con todas las emociones de hoy, no me siento
preparada para hablar de esto ahora. ¿Podemos dejarlo para otro momento? – su voz estaba
quebrada.
- Claro, mi amor – dije apretando su mano, y ella pareció relajarse.
No me importaba. Lo que más me gustaba de estar con Camila era que ninguna de las dos huía
de las cosas, sabíamos qué teníamos pendiente y, si no era en este momento, ella lo recuperaría
más tarde. Nos comprendíamos mutuamente y esa libertad y comodidad dentro de la relación se
veía reflejada como algo muy positivo. Camila se apartó para buscar las llaves del coche en su
bolso y me hizo una seña para que dejase a Luke, aún dormido en mis brazos, en la sillita que
estaba colocada en la parte trasera. Até los cinturones con rapidez, comprobando que estuviese
bien ajustado, y me senté en el asiento del copiloto.

- Eso ha sido rápido, ¿puedes creer que esta mañana cuando la compré me pasé 20
minutos intentando ajustar todo? – murmuró frustrada – Además de ser muy caras, a esas cosas
las carga el demonio, nunca se me han dado bien.
- Camila, sé que es un tema que no te gusta tratar pero... - paré, intentando encontrar las
palabras correctas – Si necesitas algo sabes que puedes pedírmelo, ¿verdad? – ella me miraba
sin entender y suspiré –. Sé que tienes que comprar muchas cosas para Luke y pagar al mismo
tiempo los tratamientos. Puedo ayudarte.
Noté que se tensaba y agarraba el volante con fuerza aunque aún ni siquiera lo hubiese puesto
en marcha. Encendió el motor sin decir una palabra, pero podía verse que estaba enfadada.
- Camila...
- No, Lauren. Basta. No sé qué mierda os pasa a todos hoy para ofrecerme dinero, estoy
harta – dijo cortante.
- Estaba presente cuando tu abogado le comentó a tus padres que iban a hacer revisiones
para comprobar que a Luke no le faltase de nada y por eso intentaba...
- No necesito ayuda de nadie – me cortó de forma brusca –. Puedo mantener a mi hijo y lo
haré, aunque tenga que buscar otro trabajo para poder hacerlo. Dejad me meteros en mis
insideofmysoul
asuntos.
- Pero yo sólo intentaba...
- Que no, Lauren. Es mi hijo y es mi vida.
- Pensaba que querías hacerme partícipe de ella, tenemos una relación – contesté un tanto
enfadada.
- Que tengamos una relación no significa que tengas que formar parte de cada cosa que
hago en mi vida o que puedas opinar de cosas en las que no te he invitado a hacerlo.
- Haz lo que te dé la gana, Camila – espeté.
En esos momentos sólo tenía ganas de bajarme del coche, no entendía cómo, momentos atrás,
Camila quería hacerme ver que era parte de su vida y ahora opinaba justo lo contrario. ¿No
consistían en eso las relaciones? Poder estar al lado de la persona que quieres y tener la
oportunidad de ayudar en los momentos malos, no disfrutar únicamente de lo bueno y obviar lo
demás. Aquella era nuestra primera discusión como pareja y me estaba mordiendo la lengua para
no decir cosas de las que después pudiese arrepentirme.
- Creo que será mejor que hoy no vaya a cenar a tu casa, no quiero que tus padres se
lleven una impresión totalmente contraria a lo que somos y, definitivamente, no creo que pueda
concentrarme en intentar fingir que esto no ha pasado – intenté explicar de una forma que ella
entendiese mis palabras.
- Sí, es mejor que no vengas. Te dejaré cerca de tu hotel – contestó sin ninguna emoción en
su voz y no volvió a decir palabra alguna.
No conocía mucho la ciudad, pero el barrio por el que Camila conducía me resultaba familiar, no
estaríamos muy lejos del hotel. Quería gritarle que reaccionase, que dijese algo, pero me callé.
Camila paro el coche en doble fila y me invitó a salir de él con una mirada fría, sin abrir la boca.
Me quedé parada, no quería irme dejando las cosas así con ella.
- Tu hotel está ahí, ya puedes salir.
- Camila...
- Ya hablaremos, Lauren. Adiós – dijo sin mirarme y yo abrí la puerta sin decir nada más.
La vi alejarse sin mirar atrás y mi corazón parecía haberse roto. ¿Cómo podían estar las cosas
tan bien en un momento y pasar a esto sin ni siquiera esperarlo? ¿Tan malo era querer ofrecerle
mi ayuda para que ella no tuviese preocupaciones y pudiese centrarse en cuidar de Luke?
Mis ánimos estaban por los suelos y decidí pasear un rato en vez de encerrarme en la habitación,
necesitaba despejar la mente. Quizá nuestra relación tuviese que acabar así, ella tenía una vida
completamente diferente ahora: ya no era la chica rota que lloraba por las noches por no poder
estar con su hijo y quería un abrazo para tranquilizarse, ahora lo había recuperado y no
necesitaba a nadie más en su vida.
No podía culparla, ella siempre había dicho que Luke sería su prioridad y yo ya no encajaba en su
vida. Y dolía pensar eso, la quería y me había hecho a la idea de una vida junto a ella y formar
nuestra propia familia, pero lo mejor sería que le diese su espacio y me apartase: no quería ser
un problema más en su día a día y, definitivamente, una relación a distancia no sería más que
algo que nos dañaría a ambas.
Cuando quise darme cuenta, había anochecido. No sabía cuántas horas llevaría dando vueltas
sin rumbo, así que era hora de volver e intentar dormir. Paré un taxi y le di la dirección del hotel.
insideofmysoul
Veía pasar los edificios iluminados a través de la ventanilla y no pude reprimir las lágrimas. Ya no
podía hacer más, ahora era el momento de asumir lo que había pasado y esperar a que Camila
tomase una decisión, pero no iba a presionarla.

insideofmysoul
Capítulo 19 - Despedidas.

CAMILA's POV
No podía dormir. Intentaba no moverme mucho para no despertar a Luke, que dormía sobre mí,
pero lo que había pasado con Lauren me estaba revolviendo por dentro. El día había sido tan
duro y tenía tanta presión sobre mí que había acabado explotando y ella había tenido que pagar
las consecuencias. Tenía que hablar con ella para solucionar las cosas, no quería que se
marchase así.
Por otro lado, sabía que Lauren tenía razón. Los gastos que iba a tener a partir de ahora iban a
ser altos, pero mi orgullo me impedía pedir ayuda a nadie. Quería hacerlo sola, demostrar que
podía cuidar y criar a mi hijo de la mejor forma posible. Tendría que hacer muchos números, pero
estaba segura de poder lograrlo. No me planteaba otra opción.
Me levanté de la cama, dejando a Luke bien arropado, y fui a la cocina para tomar un vaso de
leche. Estaba tan ensimismada que no me di cuenta de que alguien había entrado hasta que
escuché la voz de mi madre.
- ¿Está todo bien? ¿Qué haces despierta a estas horas? Te he escuchado levantarte.
- No podía dormir y no quería despertar al pequeñajo – dije con un suspiro.
- ¿Qué pasa, cielo?
La miré. Me debatía entre contarle lo que pasaba por mi cabeza o callármelo, pero en aquel
momento sólo necesitaba hablar con alguien.
- He discutido con Lauren – admití.
- ¿Por eso no ha venido a cenar? – preguntó sentándose enfrente.
- La dejé en su hotel de camino a casa – comenté mientras asentía levemente –. ¿Sabes
cuando tienes un día duro y lo pagas con quien menos lo merece? Eso he hecho con ella, y ahora
me arrepiento.
- Entonces debes pedirle perdón e intentar hablar las cosas – aconsejó mi madre.
- ¿Y si ella no quiere? He sido muy dura esta tarde, lo más probable es que me mande a
paseo – expuse con miedo.
- No creo, corazón – dijo mi madre, acariciándome un poco la mano que tenía sobre la mesa
–. He visto cómo esa chica te mira, y se nota que te quiere. No hubiese hecho un viaje tan largo
de forma precipitada si no lo hiciese.
- Por eso mismo, ella ha venido para demostrarme su apoyo y yo no he hecho más que
echarle cosas en cara. Cosas en las que creo que ni siquiera llevo razón – comenté frunciendo
los labios.
- Todas las parejas tienen sus más y sus menos, pero está en vuestra mano trabajar para
que eso no os afecte, sino que os haga más fuertes.
- Intentaré hablar con ella mañana. Gracias, mamá.
- Ve a dormir, llevas días sin pegar ojo y te va a pasar factura – dijo saliendo de la cocina.
Me quedé unos minutos allí mientras daba vueltas a mi teléfono. ¿Sería buena idea mandarle un
mensaje a Lauren o mejor esperar a hablar cara a cara? Con un suspiro, desbloqueé la pantalla y
tecleé con rapidez. "Lauren, siento mucho lo que ha pasado esta tarde. El día ha sido muy
insideofmysoul
complicado y he explotado contigo sin motivo alguno. Espero que puedas perdonarme. Te quiero,
no lo olvides nunca." Lo releí un par de veces antes de darle a enviar rápidamente para no
arrepentirme, bloqueando la pantalla y volviendo a la cama donde mi hijo dormía pacíficamente.
~~~
Noté las manitas de Luke dándome golpes suaves en la cara para que me despertase. Abrí los
ojos y me lo encontré sobre mí, con una sonrisa adorable.

- Mamá, tengo hambre – dijo con un puchero.


- Buenos días, mi amor – besé su cara repetidamente, provocándole una carcajada –.
Vamos a levantarnos y a desayunar.
El niño prácticamente saltó de la cama y corrió a la cocina, mientras que yo me quedé unos
segundos más en la cama intentando desperezarme. Escuché a mi madre preguntarle qué quería
desayunar, y no me molesté en darme tanta prisa como lo hubiese hecho antes.
De repente, los recuerdos de mi discusión con Lauren volvieron a mi mente y agarré mi teléfono
rápidamente para ver si la doctora había contestado. Tenía un mensaje suyo que había enviado
de madrugada según pude comprobar en las horas de mis notificaciones. Noté que mi corazón se
aceleraba mientras accedía con rapidez a la aplicación de mensajería. "También te quiero." ¿Qué
significaba aquello? Lauren había evitado contestar al resto del contenido, tendría que hablar con
ella más tarde.
Suspiré hondo y me levanté, para ir a la cocina donde mis padres y mi hermana desayunaban
mientras charlaban alegremente con Luke, que les contaba lo que hacía en el colegio muy
emocionado.
- Buenos días – dije de manera general y me dirigí a mi hijo –. Mañana tienes que ir al
nuevo cole, ¿tienes ganas?
Asintió fervientemente mientras yo repasaba mentalmente todo el papeleo que tenía pendiente. El
nuevo colegio de Luke, organizar las citas médicas, las reuniones con el abogado para ver qué
pasos había que dar ahora, el trabajo... No sabía cómo iba a poder compaginar todo, mi jefe me
había permitido cogerme tres días libres por el juicio pero debía volver a trabajar el jueves.
También tenía en la cabeza la idea de empezar a mirar casas para poder mudarme con Luke.
Sabía que a mis padres no les importaba tenerme en casa, más bien estaban agradecidos de
pasar tiempo con su nieto, pero si algo tenía claro es que en algún momento necesitaría
independencia y tenía que ver cómo iba a manejar todo aquello. Mi vida había vuelto a dar un giro
de 180 grados, pero tenía muchas ganas de empezar esta nueva etapa.
Acabamos de desayunar con calma y estábamos recogiendo los restos del desayuno cuando mi
madre preguntó:
- ¿Qué planes tienes para hoy?
- No lo sé, pero tengo que hablar con Lauren. Se va mañana y no quiero... Ya sabes, dejarlo
pendiente – contesté intentando que me entendiese.
- Luke quiere jugar a los legos, tu padre le ha comprado un barco pirata y está
entusiasmado. Puedes quedar con Lauren mientras, nosotros nos quedamos con él – sopesé la
idea, sin saber si era bueno dejarlo solo tan pronto, me sentía mal por ello –. Estará bien, Camila.
No puedes estar 24 horas del día pegada a él.
insideofmysoul
- Hablaré con Lauren para ver si podemos vernos un par de horas esta tarde, ¿está eso
bien?
Mi madre asintió y volví a mi habitación para avisar a Lauren. Decidí no llamarla porque no estaba
preparada para una conversación verbal, así que le mandé un mensaje. Tampoco quería
presionarla si ella no quería verme. "Tengo un par de horas libres esta tarde después de comer,
¿te gustaría que nos viésemos? Creo que tenemos que hablar." Intenté sonar lo más cordial
posible, no sabía si ella estaría muy enfadada, cosa que comprendería. No tuve que esperar
mucho, puesto que escuché mi móvil vibrar mientras acababa de arreglar la cama. "Claro, no
tengo ningún plan. ¿Dónde nos vemos?". "Voy a tu hotel, así estamos más tranquilas. ¿A las 4 te
parece bien?" Mis nervios aumentaron. ¿Qué le diría? "Perfecto, mi habitación es la 739."
La mañana pasó rápido. Llevé a Luke a su terapia de mantenimiento, la cual tenía que hacer un
par de veces por semana. Estuve muy atenta a todos los ejercicios que el doctor hacía con sus
articulaciones, intentando memorizar todo en caso de que tuviese que hacerlos con él en casa. El
doctor me dio algunas recomendaciones básicas y agradecí que no preguntase el por qué del
cambio que había acontecido, sabía que Will lo llevaba personalmente a todas las consultas.

Tras eso pasamos la mañana comprando algunas cosas básicas que pudiese necesitar para
empezar las clases. Estaba muy guapo con el nuevo uniforme y la mochila de Pokémon que él
mismo había elegido. Después de comer con mis padres dejé a Luke durmiendo una pequeña
siesta y me despedí de ellos para ir a encontrarme con Lauren.
Estaba nerviosa. Sintonicé a duras penas una emisora de radio en la que ponían música y
emprendí mi camino hacia el hotel de Lauren, agradeciendo conocer bien las calles de la ciudad.
Encontré un sitio para aparcar bastante cercano y me paré frente a la puerta del hotel, intentando
calmar un poco mi respiración antes de enfrentarme a la conversación pendiente. No quería que
Lauren acabase conmigo, pero le había dado suficientes motivos para ello. Ella había intentado
apoyarme y estar a mi lado desde el minuto uno y yo prácticamente la había echado de mi vida a
la primera oportunidad. Apreté el botón 7 en el ascensor y cerré los ojos hasta llegar al piso
indicado. Con rapidez, busqué el número que la doctora me había enviado esta mañana y llamé a
la puerta con un par de golpes.
Noté una silla moverse y la puerta se abrió, dejándome ver a una Lauren cansada y ojerosa. No
parecía haber dormido mucho. No sabía cómo saludarla, así que me quedé frotándome las
manos sin saber muy bien qué decir.
- Hola – murmuré sin moverme de la puerta.
- Pasa – contestó, haciéndose a un lado para dejarme espacio.
Pasé de largo de ella, aguantándome las ganas de abrazarla con fuerza. La habitación era
enorme, tenía una cama de matrimonio y una parte anexa con un sofá y un escritorio, el cual
estaba ocupado por un ordenador y un montón de papeles. Maldije para mí misma al darme
cuenta de que Lauren estaba trabajando y que debía haber dejado muchas cosas pendientes en
Gold Coast sólo por venir a acompañarme.
- ¿Tienes mucho trabajo? – intenté romper el hielo –. Te ves cansada.
- Un poco, los casos nuevos los pueden coger otros doctores, pero el papeleo siempre se
acaba acumulando – respondió de forma pausada.
insideofmysoul
- Siento mucho que se te acumule el trabajo por haber venido – susurré culpable.
- No tienes nada que sentir, la acumulación sería la misma estando aquí que estando allí –
sabía que no era cierto, pero me alegró comprobar que ella seguía intentando hacer que me
sintiese mejor como siempre hacía.
Nos quedamos calladas y ninguna de las dos sabía bien qué decir. Lauren se frotaba la nuca
mientras tenía la mirada en el suelo y yo la observaba sin abrir la boca.
- ¿Puedo abrazarte? – murmuré en un tono de voz que creí que no oiría, pero ella levantó la
vista y abrió un poco sus brazos.
- Ven aquí – invitó, ante lo que yo no dudé en tirarme contra su cuerpo y empezar a dejar
caer las lágrimas que llevaba aguantando desde que se bajó de mi coche la tarde anterior.
- Lo siento, lo siento mucho. Por favor, perdóname – sollocé mientras su mano me
acariciaba la espalda.
- Shhh, todo está bien. Tranquila.
Me aferré a ella sin querer soltarla mientras no dejaba de llorar. No sé cuánto tiempo estuvimos
así, pero apenas noté que Lauren se movía un poco hasta acercarnos al sofá. Nos quedamos un
rato más abrazadas, sin decir nada. Me separé un poco para mirar a Lauren a los ojos y ataqué
su boca con desesperación. Ella no dudó en contestar al beso y nuestras lenguas luchaban a un
ritmo desenfrenado. Me separé de ella dejando un par de besos más cortos en sus labios y su
mejilla, teníamos que hablar.

- No quería que ayer pasase eso. Estaba cansada y guardaba mucha tensión dentro por
todo lo que había pasado – hablé casi sobre su boca mientras que ella me miraba atenta –.
Estallé contigo y lo siento. ¿Puedes perdonarme?
- No hay nada que perdonar, lo entiendo. También te debo una disculpa, toqué un tema que
no debería y quiero disculparme por ello.
- No es eso, Lauren. Es que es un tema que aún estoy valorando y...
- Shh, - volvió a callarme – no hay nada que explicar. No necesito explicaciones, de verdad.
- Te prometo que cuando tenga las cosas más claras y logre entenderlas yo, te hablaré de
todo eso. ¿Estamos bien? – pregunté.
- Claro, princesa. Las discusiones y opiniones contrarias son normales en toda pareja, lo
importante es hablar las cosas y arreglarlas. Ambas nos hemos disculpado, todo está bien.
Dejémoslo atrás, por favor – propuso, ante lo que yo asentí.
Tenía que hablar de muchas cosas con ella pero, tras lo que había pasado la tarde anterior, no
veía una buena opción sacar a flote el mismo tema por el cual terminamos así. Me centraría en
disfrutar de las horas con Lauren y, dentro de unos días, tendría las ideas más claras para
compartirlas con la doctora.
Volví a besarla profundamente y dejé que mi lengua recorriese su cuello. Tenía la necesidad de
sentir a Lauren cerca, sentir su cuerpo junto al mío y comprobar que todo estaba bien. Levanté su
camiseta sin dejar de besarla y pasé mis manos por su abdomen, esperando que ella entendiese
mis intenciones. No pareció tardar mucho en darse cuenta y se revolvió para dejarme sentada en
su regazo mientras los besos se sucedían.
Me cargó por los muslos y me llevó hasta la cama.
insideofmysoul
- ¿Sexo de reconciliación? – preguntó con una sonrisa lasciva.
- Prefiero denominarlo como 'hacerle el amor a mi novia para que sepa cuánto me importa',
pero llámalo como quieras – respondí arrastrando su cuerpo para que quedase sobre mí.
En un abrir y cerrar de ojos ambas estábamos desnudas. Habíamos mantenido relaciones
sexuales un par de veces más desde nuestra primera vez, pero aquello estaba siendo diferente.
El ritmo era frenético, cuando nosotras solíamos tomárnoslo con calma. Si antes la conexión era
más sentimental que física en aquellos instantes, esta vez era puro instinto lo que nos recorría a
ambas.
Me giré bruscamente para dejarla debajo de mí y empecé a besar su pecho y la línea de sus
abdominales, parándome a juguetear un poco con su ombligo. Noté sus músculos tensarse
cuando se dio cuenta de que me movía hacia abajo y soltó un grito cuando rocé su clítoris con mi
lengua. Con una sonrisa de satisfacción empecé a lamerla con un ritmo frenético. Lauren no
gemía, gritaba mientras se retorcía apretando las sábanas. Sin esperar mucho introduje un par de
dedos en ella y la penetré con fuerza mientras seguía trabajando su clítoris con la boca. En sólo
un par de minutos sentí como todo su cuerpo empezaba a temblar a causa del orgasmo que
acababa de sentir. Cerró los ojos un par de segundos, pero no me dio tiempo a llegar a su boca
para besarla porque cambió nuestras posiciones rápidamente y ahora era yo la que la tenía entre
mis piernas.
Me perdí en el placer y en el hecho de seguir teniendo a la ojiverde a mi lado, tanto que no me di
cuenta de que unas lágrimas se escapaban por mis mejillas debido a las emociones liberadas.
Lauren también pareció notarlo y me sonrió, subiendo para dejar su cara junto a la mía. En vez de
continuar con el sexo rápido y brutal que estábamos teniendo, se dedicó a masajear lentamente
mi clítoris, el cual había estado estimulando previamente.
Lauren me besaba mientras me daba placer con movimientos tiernos.
- Te amo – susurró besando mis lágrimas y penetrándome a un ritmo dulce.

Me repetía los "te amo" entre beso y beso y quitaba mis lágrimas mientras seguía dándome
placer. El orgasmo fue impresionante y Lauren me abrazó contra su cuerpo.
- Gracias. Por no marcharte, por entenderme siempre sin necesidad de palabras. Por
quererme – murmuré bajito.
Lauren acariciaba mi brazo mientras yo paseaba mis manos sobre su espalda desnuda, trazando
la línea de la columna vertebral arriba y abajo sin detenerme.
- ¿A qué hora te marchas? – pregunté intentando no mostrar la tristeza que me provocaba
el hecho de tener que separarme de ella.
- Mi vuelo sale a las 5:30 de la mañana, tengo que estar pasada la media noche en el
aeropuerto, al menos no facturo y me evito los controles – contestó sobre mi piel, sin separarse.
- ¿Puedo llevarte al aeropuerto? – propuse sin querer forzarla a aceptar.
- ¿Y Luke? – repuso ella al instante.
- Mis padres estarán en casa, y volveré con tiempo suficiente para dormir unas horas y
llevarlo a su primer día de cole, tengo una reunión con el director a media mañana – comenté
intentando ser más abierta sobre lo que estaba haciendo aquellos días, no quería que Lauren se
sintiese desplazada.
insideofmysoul
- Entonces está bien, puedes llevarme al aeropuerto – susurró mientras me besaba.
- ¿Vendrás a cenar esta noche? – volví a proponer, queriendo pasar más tiempo junto a ella
e intentando arreglar mis errores del día anterior.
- No sé si es buena idea, quizá es ir muy rápido y meterme don...
- Para – la corté –. Siento si ayer te di la impresión contraria, por eso te he pedido perdón.
Eres parte de mi vida y quiero que actuemos acordes a ello, ¿vale?
- Iré a cenar – cedió –. Pero vas a tener que dejar que me levante de la cama, mi maleta
está sin hacer y tengo que ducharme aún – bromeó y me alivió ver que era la Lauren de siempre.
Nos levantamos de la cama y busqué mi ropa, que había quedado esparcida por toda la
habitación, mientras Lauren se iba a la ducha directamente. Suspiré, mucho más tranquila tras
ver que las cosas estaban en buenos términos con la doctora. Teníamos muchas cosas
pendientes que hablar sobre nuestra relación, las cuales íbamos aplazando para disfrutar de
nuestro tiempo juntas pero que tendríamos que tratar en algún momento. Pero estábamos bien, y
eso era lo importante ahora mismo.
Puse la maleta de Lauren sobre la cama y empecé a doblar cuidadosamente la ropa que había
colgado en el armario. Sabía que mi novia era una maniática en cuanto al orden y la colocación
de las cosas, así que intenté hacerlo lo mejor posible. Estaba terminando cuando la vi salir de la
ducha vestida de manera informal.
- ¿Me has hecho la maleta? – dijo abrazándome –. Ahora te quiero un poco más.
- ¿Me quieres más por hacerte la maleta? Lo tendré en cuenta – bromeé –. No he querido
tocar los papeles ni las cosas del trabajo, creo que sólo falta eso.
Observé cómo terminaba de recoger todo, puesto que mi idea de que se llevase la maleta a la
cena para irnos directas de allí al aeropuerto fue aceptada gustosamente.
- ¿No tienes que meter el maletín dentro de la maleta de mano, cielo? ¿Te dejan pasarlo en
el avión? – pregunté cuando salíamos por la puerta.
- No hay problema, puedo pasar con el maletín, la maleta y el bolso – debí parecer
extrañada, porque volvió a hablar rápidamente para explicarlo –. En primera clase nos dejan subir
varios bultos.

Conduje a casa y me di cuenta de que no estaba nada nerviosa por compartir aquella cena en
familia, más bien todo lo contrario. Mis padres se habían llevado muy bien con Lauren el día
anterior y mi hermana no sería un problema. Además, Luke la adoraba, aquella mañana había
preguntado por ella porque ayer no tuvo posibilidad de despedirse de la ojiverde. Dejamos las
cosas de Lauren en el coche y subimos a casa.
- Buenas noches – la escuché decir cuando vio a mis padres en el salón.
- Hola, querida – contestó mi madre dándole un abrazo.
- ¡Mamá! – Luke corrió a mis brazos y lo apreté con fuerza contra mi pecho.
- ¿Te lo has pasado bien con los abuelos? – pregunté.
- ¡Sí! Hemos hecho un barco y tienes que verlo – dijo señalando a la mesa donde estaba
aún el barco pirata construido en legos.
Miré a Lauren para ver si ella estaba bien y no le molestaba que la dejase sola con mis padres.
Ella me sonrió mientras charlaba animadamente con mi padre sobre algunas cosas de Nueva
insideofmysoul
York, ya que él había vivido unos años en la ciudad por temas de trabajo. Luke estaba hiperactivo
y no dejaba de corretear mientras pedía atención a todo el mundo. Noté que se dio cuenta de la
presencia de Lauren y corrió hacia ella, extendiendo los brazos para que lo cogiese. La felicidad
que sentía en aquellos momentos era indescriptible, todo estaba yendo bien por fin.
La cena transcurrió tranquila, como si nos conociésemos de toda la vida. Me retiré pronto para
acostar a Luke, que estaba exhausto, y dejé al resto conversando animadamente sobre la vida de
Lauren en Gold Coast y las zonas que mis padres conocían.
- ¿Ya se ha dormido? – preguntó mi padre cuando regresé a la mesa.
- Sí, no podía más. Estos días lo están dejando muy cansado, tengo ganas de empezar
pronto con la rutina – comenté –. Voy a llevar luego a Lauren al aeropuerto, no os importa echarle
un vistazo por si necesita algo, ¿verdad? – pregunté.
- Para nada, ¿a qué hora tienes el vuelo? – contestó mi madre, diigiéndose después a la
ojiverde.
- Sobre las 5 de la mañana, pero los vuelos internacionales son horribles en cuanto a horas
previas de espera – dijo con la voz un tanto cansada.
- Puedes dormir un rato aquí antes de marcharos – propuso mi hermana, a lo que Lauren
negó con la cabeza.
- Me quedaré despierta, no suelo dormir mucho en los vuelos y la mejor opción es
montarme en el avión lo más cansada posible para poder tener al menos un par de horas de
sueño – explicó.
Lauren se había llevado muy bien con todos y sentía pena al pensar que esta estampa familiar no
podría repetirse a menudo. Me acerqué más a ella para tenerla cerca, no quería dejarla marchar.
A mis padres no les molestó que me apoyase sobre su costado, al contrario: sonreían al ver la
interacción entre ambas. Alargamos la sobremesa un par de horas que se me pasaron volando y
mis padres se despidieron de Lauren antes de irse a dormir, haciéndola prometer antes que
volvería pronto.
- ¿Nos vamos al aeropuerto? – dije cuando noté que el reloj marcaba la media noche.
Habíamos estado abrazadas en el sofá un rato, sin hablar. Sólo nos besábamos y nos dábamos
todo el cariño que no podríamos compartir a partir de ahora. Avisé a mis padres de que nos
marchábamos y volví a reunirme con la mayor.
- ¿Puedo despedirme de Luke? – preguntó un tanto cortada.
- Claro, cielo. Vamos – dije guiándola a mi habitación.
Mi hijo dormía boca arriba, abrazado a un osito de peluche. Vi cómo Lauren se acercaba y le
acariciaba un poco el pelo, dejando un beso en su frente tras arroparlo un poco. Mi corazón latía
apresurando ante la imagen que veían mis ojos.
El ambiente camino del aeropuerto era relajado y cargado de tristeza.
- No quiero que te vayas – murmuré contra su boca mientras esperábamos fuera del control
de seguridad, apurando al máximo nuestro tiempo juntas.
- Tampoco quiero irme, pero debo hacerlo – suspiró frustrada.
- Lo sé. Te voy a echar de menos...
- Yo a ti también. Además, estos días van a ser complicados poniéndome al día en el
trabajo, no sé si tendré mucho tiempo de... - empezó a excusarse, pero la corté.
insideofmysoul
- Tranquila, lo entiendo. ¿Qué te parece si el fin de semana hacemos una vídeo llamada
cuando estés más tranquila? – propuse.
- Perfecto. Así podré ver esa cara preciosa que tienes – contestó sonriente.
- Podremos con esto, ¿verdad? – dije sin evitar que una lágrima cayese por mi mejilla ante
la inminente marcha de la doctora.
- Podremos con todo, mi amor – aseguró, uniendo nuestros labios suavemente –. Tenemos
que sentarnos a hablar detenidamente de todo, pero por el momento sólo nos queda esperar un
poco a ver cómo van las cosas e intentar no echarnos demasiado de menos.
- Eso es imposible, aún no te has marchado y siento que ya me haces falta – intenté
bromear sin éxito.
Lauren no retuvo las lágrimas en esta ocasión, y noté cómo iniciaba un llanto silencioso mientras
me acariciaba suavemente la mejilla.
- Te amo – dijo.
- También te amo – respondí uniendo nuestras bocas en un último beso, el cual alargamos
un par de minutos.
Cuando nos separamos, Lauren me limpió las lágrimas con sus pulgares y me sonrió, intentando
hacerse la valiente. Intenté contestarle de la misma forma, pero no sé si la sonrisa pudo llegar a
mi rostro.
- Si seguimos alargándolo creo que no voy a poder soportarlo – susurré dándole un último
beso y apartándome un poco de nuestro abrazo –. Buen vuelo, mi vida.
- Te quiero – respondió ella, encaminándose al puesto de control.
Los papeles se habían invertido desde la última vez, ahora era yo la que tenía que lidiar con la
marcha de la doctora y pude saber que tampoco debió ser fácil para ella dejarme marchar días
atrás. Con el corazón hecho pedazos y la ausencia de la morena, me apresuré a llegar a casa
para abrazarme al pequeño cuerpo de mi hijo, que actuaba como una cura a todo lo malo.

insideofmysoul
Capítulo 20 - Sensaciones.

LAUREN's POV
Una semana después de volver de Los Ángeles al fin había puesto todo al día y tenía tiempo para
ir a la jamm session de los jueves junto a Max.
- Últimamente sólo hay música, – me quejé – se ve que prefieren ver cómo destrozan
canciones a una jamm decente de poesía.
- Cierto. Si vemos que es muy mala nos vamos a tomar unas cervezas tranquilamente –
respondió mi amigo mientras nos sentábamos.
Efectivamente, la música era aún peor que la de los días anteriores. Max y yo salimos de allí
habiendo escuchado sólo tres canciones y nos dirigimos a un pub irlandés que solíamos
frecuentar.
- ¿Cómo has estado? – pregunté cuando el camarero nos trajo un par de pintas.
- Genial. Últimamente mi relación con Diane está monopolizando mi tiempo. ¿Tú cómo
llevas que Camila se haya marchado?
Max y yo habíamos mantenido contacto mediante mensajes y llamadas las últimas semanas, así
que el joven estaba al tanto de todo lo que había acontecido.
- Mejor de lo que esperaba. Con la nueva investigación sobre el cáncer de piel estoy muy
ocupada, y eso ayuda – comenté.
- ¿Qué vais a hacer al final? – preguntó.
- No lo sé, aún no hemos hablado sobre ello. Camila aún está adaptándose a la nueva
rutina y estoy dejando pasar unos días hasta que todo esté más tranquilo para poder empezar a
valorar opciones junto a ella.
Mi relación con Camila estaba en buenos términos. Hablábamos casi a diario y nos poníamos al
día de nuestras rutinas, yo con mis días en el hospital y la clínica y ella con su vuelta al trabajo
compaginada con cuidar de Luke. El pequeño se había adaptado bien al cambio y no parecía
molesto, aunque en ocasiones preguntaba por su padre. Camila había intentado explicarle la
situación, puesto que no quería ocultarle las cosas para que luego no hubiese más problemas con
ello y él parecía entenderlo aunque aún no era consciente de todo el daño que su padre le había
hecho a la joven.
- ¿Cómo lo lleva el niño? – Max había empezado a estudiar psicología dos años atrás.
- Lo está llevando bien por lo que me cuenta Camila. El otro día hablamos por vídeo llamada
y estaba muy contento – contesté –. Creo que aún no es consciente de todo, pero se irá
adaptando. Es pequeño.
- Eso está bien – dijo vagamente.
- ¿Y tú y Diane? No me cuentas nada – reproché.
- Qué te voy a decir, todo está yendo muy bien. El fin de semana conocí a sus padres
cuando fuimos a Brisbane, fue extraño pero estuvo bien. Se sintió como un paso adelante.
- Me alegro mucho por ti, Max. Te mereces a alguien que te quiera y que te haga feliz – dije
contenta.
- Al final los dos hemos encontrado a personas con las que compartir nuestra vida, ¿quién
nos lo hubiese dicho meses atrás? – bromeó el joven mientras que yo reía.
insideofmysoul
- Tienes toda la razón, ambos éramos unos lobos solitarios – seguí bromeando.
- Te voy a echar de menos cuando te marches, Laur – dijo Max mirándome a los ojos y bajé
la mirada sin saber qué responder a aquello.
~~~
Apagué mi ordenador, recogí los documentos que acababa de imprimir y me dirigí a la salida para
entregarlos en el mostrador.

- ¿Son los resultados de los nuevos estudios, doctora Jauregui? – preguntó la recepcionista.
- Sí, el doctor Morgan me pidió una copia de los avances pero tiene su despacho cerrado,
¿se los puedes hacer llegar? – ella asintió rápidamente, dejándolos en un archivador, y yo caminé
hacia la salida.
El día estaba precioso. Echaba de menos tener a Camila en Gold Coast para hacer algún plan
juntas o que me esperase a la salida del trabajo. La soledad había vuelto y no me di cuenta de
dónde estaba hasta que apagué el motor del coche. Era la playa donde la morena y yo nos
habíamos conocido por primera vez. Caminé un poco sobre la arena mientras veía a grupos de
surfistas aprovechando la tarde del viernes. Estiré la toalla cerca del lugar donde había tenido
lugar nuestro primer encuentro y me senté sobre ella. Ni siquiera me había molestado en
cambiarme, seguía llevando aquel traje de pantalón y camisa con el que había ido a trabajar.
Marqué el número de la joven, ansiosa por escuchar su voz.
- Hola, amor. ¿Ya has salido del trabajo?
- Hace un rato, he venido a la playa a desconectar – contesté –. ¿Cómo ha ido tu día?
- Agotador, acabo de meter a Luke en la cama. Hoy estaba enfadado, han estado haciendo
carreras en el recreo y los profesores no le han dejado participar. A veces le cuesta entender que
no puede hacerlo – dijo frustrada.
- Es un niño, es normal que no entienda que no deje que juegue como el resto. Pero, a su
vez, estoy contenta de que sus profesores comprendan la situación, pasarse horas corriendo
puede afectar gravemente a sus rodillas.
- Lo sé, pero estaba inconsolable. No se le ha pasado el enfado ni ofreciéndole un helado –
suspiró Camila.
- Cuando crezca comprenderá mejor las cosas, preciosa. Ahora simplemente hay que
intentar que lo lleve lo mejor posible – me dolía saber que al niño le afectase tanto su
enfermedad, muchas veces no era consciente de ello.
- Eso espero... ¿Qué planes tienes para el fin de semana? – preguntó un poco más
animada.
- Poca cosa, la nueva investigación está acabando con mis horas libres, tengo mucha
documentación que leer. Además, tengo que participar en un congreso dentro de unas semanas y
me ha pillado de improviso, así que pasaré el fin de semana delante del ordenador – dije con voz
cansada.
- ¿No habías quedado para comer con Sarah? – escuché que preguntaba.
- Sí, el domingo. El otro fin de semana no pude ir a verla.
- Seguro que se alegra de que vayas, se siente un poco sola desde que me marché...
- ¿Y tú? ¿Con qué vas a consentir al renacuajo el finde? – dije cambiando a algo más
insideofmysoul
alegre.
- El domingo vamos a ir a la playa con mis padres, pero poco más. Ya sabes que trabajo
también los sábados, así que no me va a quedar mucho tiempo libre.
- Lo pasaréis bien, a Luke le encanta jugar con la arena.
- Te echo de menos, ¿sabes? Se está haciendo duro no verte – tragué saliva ante el nuevo
rumbo de nuestra conversación.
- Yo a ti también. De hecho, te he llamado porque hoy se me ha hecho aún más grande tu
falta, los fines de semana solíamos pasar mucho tiempo juntas...
- Lo sé, amor. Y lo siento.
- Pronto estaremos juntas, déjame unos días para reorganizar mi agenda con el congreso e
intentaré ir un fin de semana a veros. Es una putada que justo sean los lunes y los viernes los
días que trabajo en la clínica, sería más sencillo cambiar los turnos en el hospital – resoplé un
tanto enfadada.

- Ey, cariño. Tranquila – Camila había notado mi tono de voz –. No puedes dejar tu trabajo
de lado, ya sabes que estaría encantada de tenerte aquí, ambos lo estaríamos, pero lo primero es
lo primero. Además, las vacaciones de navidad no están tan lejos, es cuestión de unos meses.
- Lo había olvidado, asocio la navidad a las calles nevadas de Nueva York y el estar en
pleno verano aún me sigue confundiendo – bromeé.
- Bueno, en Los Ángeles la temperatura tampoco es muy baja, no creo que vaya a nevar
para las fiestas – bromeó la joven de vuelta, ante lo que no pude evitar soltar una carcajada.
- Tendremos que planear una excursión a la nieve – propuse –. De todas formas, no sé qué
días tendré libres aún. Y tengo que ir a Nueva York a visitar a mis padres...
- Podemos hablarlo cuando sepas tus horarios para intentar cuadrar unos días para vernos,
¿te parece? – contestó Camila.
- Me parece perfecto. Y tú tienes que ir a dormir, supongo que es tarde y te estoy
entreteniendo.
- Me gusta hablar contigo, ¿qué le voy a hacer? – dijo contenta –. Pero sí, voy a irme a
dormir ya, cielo. Te llamaré mañana.
- Dulces sueños, princesa.
- Te quiero – pude notar la sonrisa en su boca al pronunciar las últimas palabras antes de
finalizar la llamada.
Suspiré mientras guardaba el teléfono en el bolso. Al menos la conversación con la morena me
había dado fuerzas y había levantado un poco mi estado de ánimo. Me quedé un rato más allí
sentada, arrepintiéndome de no haber tenido un cambio de ropa para poder practicar algo de
yoga. Las risas de los jóvenes en el agua se mezclaban con mis pensamientos, en los que no
dejaba de repasar mentalmente cada detalle de la conversación con Camila como siempre hacía
con la intención de no olvidarme de nada ni dejar pasar ningún detalle.
Recogí la toalla cuando empezaba a hacerse tarde y me monté en el coche para ir a casa.
Repasaba mentalmente todas las cosas que debía hacer ese fin de semana. Lo primero de todo,
preparar el congreso. Tenía que realizar una exposición de una hora sobre la investigación de la
leucemia y debía escoger qué datos iba a añadir y qué iba a quedarse fuera, además de preparar
insideofmysoul
algunas diapositivas con las que apoyar mi discurso. Sabía cómo preparar exposiciones y que me
llevaría demasiadas horas, así que mejor empezar cuanto antes. Además, tenía una montaña de
artículos con los que ponerme al día por haberme incorporado más tarde al grupo de trabajo del
cáncer de piel.
Intenté calcular mentalmente las horas que me llevaría cada cosa y me di cuenta de que no
terminaría ni dedicando todas las horas del día, así que debería centrarme en adelantar la mayor
parte posible para poder ponerme al día durante la semana si la carga de trabajo no era muy
grande.
Aumenté el volumen de la música y eché de menos a Camila cantando junto a mí en el asiento
del copiloto. ¿Cómo podía haberme acostumbrado tan rápido a aquellos pequeños momentos?
Cuando entré en mi piso se sentía vacío, sin vida. Me cambié rápidamente y me dirigí al
despacho, empezando a leer artículo tras artículo hasta que mis ojos no pudieron más y me
marché a dormir.
~~~
Me encontraba ante la puerta de Sarah esperando a que ella abriese. Al menos podía
desconectar del trabajo por unas horas y la compañía de la mujer siempre me alegraba los días,
nos habíamos vuelto bastante cercanas. Ella apareció sonriente y me arrastró al interior de la
casa, prácticamente obligándome a sentarme en la mesa que ya estaba puesta.
- Camila me ha dicho que tienes mucho trabajo, ¿has podido descansar? – hice el amago
de levantarme para ayudarla en la cocina – Ah, no, no, no. Te quedas ahí sentada mientras dejas
que alguien cuide de ti un poco.

- Tengo trabajo, pero aún puedo ayudarte con la comida, Sarah – reí en alto.
- Lo sé, pero mi sobrina no para de decirme que con esa cantidad de trabajo necesitas a
alguien que te cuide un poco, sobre todo que te recuerde que debes comer cada ciertas horas –
dijo en tono bromista.
- Camila es lo peor, no debería contarte esas cosas – dije alegre con la situación. Se sentía
bien sentirse tan cuidada por la morena incluso estando lejos.
- Sabes cómo es. ¿Qué tal has estado? – dijo mientras servía unos filetes en salsa en los
platos.
- Cansada. Estos días han sido una locura, aunque por otra parte me ayuda a no tener
tiempo libre para pensar demasiado – admití –. ¿Y tú?
- Sin mucho que hacer, he estado arreglando el jardín. Lo tenía hecho un desastre.
- Me he fijado al entrar, los rosales te han quedado preciosos, Sarah – alagué viendo que la
mujer mayor sonreía por el cumplido.
- Por cierto, he preparado algunos tuppers con comida para que tengas algo que llevarte a
la boca durante la semana. No digas nada, – interrumpió cuando yo abría la boca – lo he hecho
porque he querido y no me cuesta trabajo.
- No sé de qué forma agradecértelo. Debo reconocer que, desde que Camila se marchó, he
sobrevivido a base de comida para llevar... No tengo tiempo de cocinar – admití.
- Lo sé, mi sobrina es un tanto chivata – bromeó –. Quizá deberías plantearte qué le
cuentas, acabará diciéndoselo a todo el mundo.
insideofmysoul
- Creo que debo hablar seriamente con ella – dije con una voz alegre –. Muchas gracias, de
verdad. A veces se nos olvida la felicidad que produce sentirse tan cuidada por alguien...
- Somos familia, corazón. Tú has hecho feliz a mi sobrina y, en cierto modo, me haces feliz
a mí viniendo a hacerme compañía cada fin de semana. Estamos en paz – dijo finalizando la
conversación.
Comimos mientras hablábamos animadamente sobre las plantas que quería comprar para el
jardín, y me ofrecí a llevarla en coche el fin de semana hasta un vivero cercano. Ella parecía
encantada con los planes y la compañía.
- Oye, estaba pensando acercarme a la playa esta tarde. ¿Crees que le importaría a Camila
que cogiese una de sus tablas? – pregunté.
- ¿Quieres surfear? – dijo Sarah con los ojos muy abiertos.
- No. Bueno, sí. Ya sabes que no soy muy buena aún, pero me hace sentirme un poco más
cerca de Camila... - admití.
- La echas mucho de menos, lo puedo ver – dijo levantándose para abrazarme.
- Más de lo que me gustaría admitir – confesé dejándome abrazar.
- No le importará, estoy segura. Ven, te llevaré al garaje.
Vi que las tablas volvían a estar cubiertas por una sábana. Sarah me dejó sola y las destapé. Las
rocé con mis dedos, queriendo sentir a Camila un poco más cerca. Vi que las que solíamos usar
estaban en uno de los laterales. Normalmente yo usaba aquel tablón verde, mientras que Camila
prefería el azul por ser un poco más pequeño. Ella siempre bromeaba diciéndome que hacía
juego con mis ojos. Cogí la azul sin pensarlo mucho y fui a despedirme de Sarah.
- No olvides que el sábado por la mañana vamos al vivero – recordé mientras ella metía una
cantidad enorme de tuppers con comida en una bolsa.

- No lo haré, cielo. Cuídate, ¿vale? – me abrazó, dejando la comida en mi mano cuando se


apartó - Y llámame.
- Gracias por todo, Sarah.
Sin pensar demasiado en todo el trabajo que tenía pendiente conduje directa a la playa. Me
cambié rápidamente en el coche y saqué el tablón de su funda, atando la cuerda al tobillo antes
de encaminarme hacia la orilla del mar.
Entré y empecé a remar encima de la tabla. Tenía que reconocer que las horas con Camila
habían dado sus frutos, ahora al menos no me tambaleaba a cada brazada. Me alejé un poco de
la orilla y me senté sobre la tabla. Mi novia tenía razón, desde allí todo se veía diferente. La
echaba de menos, sí, pero al mismo tiempo me sentía conectada a ella de una forma distinta.
No estaba pensando cuando remé rápidamente intentando coger una ola para, segundos
después, ponerme en pie sobre la tabla y recorrer algunos metros hasta que la ola se deshizo. Lo
había conseguido, incluso empezaba a parecerme fácil. Noté que un chico me aplaudía desde la
orilla y se acercaba a mí con una sonrisa.
- ¿Eres nueva? – preguntó.
- Principiante – bromeé.
- Se nota, pero mejorarás. Sólo quería felicitarte, te he visto por aquí con otra chica algunas
veces y he seguido tu avance, al final nos conocemos todos – dijo de forma agradable y le sonreí
insideofmysoul
de vuelta.
A eso se refería Camila con el espíritu del surf y las amistades que se hacían cuando estabas
dentro del agua. Me gustó sentirme integrada, formar parte de algo que compartía a la vez con la
más joven.
- Oye, ¿podrías hacerme un favor? – le pregunté al chico cuando una idea me vino a la
cabeza.
- Claro, ¿qué necesitas? Soy Josh, por cierto – dijo extendiendo la mano.
- Lauren – respondí estrechándola, cuidando de no acercarme mucho para no mojarle –.
Verás, la chica con la que venía es mi novia y ella me ha enseñado a surfear un poco, ¿crees que
podrías grabarme intentando surfear para enviárselo? – pregunté al joven.
- Por supuesto, seguro que le gusta ver cómo estás progresando. ¿Dónde tienes tu
teléfono? – dijo entusiasmado.
- Allí, en el bolso – señalé mi toalla.
- Vale, ve entrando y me encargo del resto, tengo todo controlado – me dijo volviendo la
cabeza mientras trotaba en la dirección que le había indicado.
Una vez dentro respiré con calma. No quería mirar en la dirección que había dejado al chico
porque me pondría nerviosa. Quería hacerlo bien por Camila, no podía fallar. Vi que una ola no
muy grande se acercaba y me tumbé rápidamente para alcanzarla. Cuando estaba sobre ella me
impulsé rápidamente sobre mis brazos y me enderecé, abriéndolos un poco para mantener el
equilibrio. Una suave presión con el pie delantero y estaba hecho, ahora sólo tenía que aguantar
de pie hasta el final, cosa que logré sin problemas. Me tiré de cabeza al agua para celebrarlo y,
cuando salí, vi que Josh me enfocaba con mi teléfono mientras gritaba palabras de ánimo.
Salí del agua riendo y me dirigí hacia él, que aún tenía el vídeo grabando.
- Tu novia debe estar muy orgullosa de ti – dijo para bajar la cámara.
- Muchas gracias, Josh – dije solemnemente –. Creo que te debo una cerveza.
- Tendrá que ser en otro momento, la que se acerca por allí es mi novia – dijo señalando a
una joven que se acercaba a nosotros y saludándola con la mano.
- Claro, te daré mi teléfono para que me avises cuando puedas – respondí anotando mi
número en una pequeña libreta que tenía en la mochila.
- ¡Genial! Ahora te apunto el mío – dijo, girándose después a la chica – Hola, amor.
- Hola. ¿Haciendo amistades?
- Sí, esta es Lauren, – me presentó como si me conociese de toda la vida – hemos estado
grabando un vídeo cursi para su chica. Ella es Katy.
- Encantada – contesté, intercambiando dos besos con la rubia.
- Nosotros nos vamos, ya me contarás qué le ha parecido a tu chica el vídeo, Lauren. Un
placer.
- Nos vemos pronto, chicos. Y gracias de nuevo – me despedí con una enorme sonrisa de la
pareja, que se alejaba de la mano.
Me senté sobre la toalla esperando a secarme un poco y revisé el vídeo. Josh lo había clavado,
además de hacerme reír con sus comentarios como "tu chica la tiene, le has enseñado bien" o las
celebraciones cuando conseguí ponerme en pie. Cuando terminé de verlo no tardé en enviárselo
a Camila. Dejé que el vídeo se comprimiese mientras me vestía y recogía la tabla para
insideofmysoul
marcharme a casa. Me iba contenta, feliz. La echaba de menos, pero aquello junto a la comida
con Sarah habían hecho del domingo un día perfecto.
Noté la llamada entrante a pocos minutos de llegar a casa, poniéndola inmediatamente en el
manos libres.
- ¡Amor! ¡Lo has conseguido! Te juro que he gritado al ver el vídeo, hasta se lo he enseñado
a mamá – escuché a Camila decir emocionada.
- Hola para ti también. Supongo que ya has visto el vídeo – bromeé.
- Claro que lo he visto, idiota. Es obvio – me hizo rodar los ojos –. Estaba en el salón con mi
madre a punto de irnos a dormir cuando lo he recibido, ahora estoy hiperactiva.
- Creo que puedo notarlo, pareces un koala alterado – reí.
- Lo sé, pero no puedo calmarme. ¿Has visto lo bien que lo haces? Y tienes mi tabla, ¿por
qué tienes mi tabla? – preguntó.
- Porque quería sentirme un poco más cerca de ti – admití.
- Eres lo más bonito del mundo – dijo con una voz más calmada.
- ¿Cómo estás?
- Bien, nosotros también hemos ido a la playa. Ha sido un buen día. ¿Y tú?
- Estoy llegando a casa con un montón de comida, ¿qué le has dicho a tu tía para que
piense que no me alimento? – escuché su risa en el altavoz y mi corazón se desbocó.
- Puede, y sólo puede, que le haya mencionado que te alimentas de pizza cuando tienes
mucho trabajo.
- Gracias por cuidarme tanto, en serio. No sé qué haría sin ti – admití.
- Pues acabarías con el colesterol por las nubes y alguna otra cosa más, tú debes saberlo
mejor que yo – bromeó.
- Touchée, es juego sucio amenazarme así – respondí.
- Lo hago porque te quiero.
- Yo también te quiero.
- Voy a irme a dormir, mi amor. Sólo quería llamarte para hacerte saber lo que había
provocado tu vídeo, pero me caigo de sueño.
- Descansa mucho, preciosa. Mañana te llamo. Te quiero.
- Y yo a ti – repitió ella.
La sonrisa boba que cubría toda mi cara era imposible de borrar, incluso me sentía con fuerza
para adelantar todo el trabajo posible. Me encerré en el despacho tras una ducha y sólo salí horas
después. Calenté un poco de arroz con verduras, agradeciendo mentalmente por la comida de
Sarah. A pesar de la distancia, todo estaba bien. Con ese pensamiento cerré los ojos para
quedarme dormida por fin.

insideofmysoul
Capítulo 21 - Hospital.

CAMILA's POV

La rutina se había instalado en nuestras vidas. Cada día me levantaba pronto y dejaba a Luke en
el colegio, marchándome directa al trabajo desde allí. Trabajaba de 8 a 2 y de 3 a 5, parando para
comer, y después recogía a Luke y lo llevaba a algún sitio si no tenía que hacer su rehabilitación.
Mi jefe había sido muy comprensivo y me había dejado adaptar mis horarios para que
coincidiesen con los de mi hijo, además de darme horas libres cuando tenía que llevarlo a alguna
consulta médica en horario laboral.
El pequeño se había adaptado rápidamente a su nueva vida y casi no preguntaba por su padre,
algo que achacaba a que en casa siempre tuviese a alguien con quien estar entretenidos: mis
padres no dejaban de consentirlo y jugar con él y, además, se había asociado con mi hermana
para presionar cuando alguno de los dos quería algo.
Las cosas con Lauren estaban mejor que nunca, obviando la distancia. La doctora y yo habíamos
hablado de todo y, al final, había accedido a que valorásemos juntas la posibilidad de que ella se
mudase a Los Ángeles para estar cerca, aunque dejaríamos pasar primero en congreso para
empezar a mirar las posibilidades más seriamente. Lauren tenía muchísimo trabajo y era mejor
que empezase a dejar las cosas cerradas antes de meterse en todo el jaleo de la posible
mudanza.
Estaba segura de Lauren, segura de nuestra relación y de que nos queríamos. Mis padres habían
aceptado desde el primer momento lo que teníamos, pero ahora la querían aún más. La doctora
se esforzaba por hacer que me sintiese bien incluso estando lejos, y esos detalles no habían
pasado desapercibidos ante los ojos de mis padres. Ellos se acercaban siempre que hacíamos
vídeo llamadas para saludarla y ella parecía feliz con eso. Por su parte, Lauren les había hablado
de mí a sus padres y me había dicho que ellos tenían muchas ganas de conocerme y que nos
habían invitado a pasar unos días en navidad. Empezábamos a asentar unas bases muy sólidas
en nuestra relación, y me moría de ganas de ver qué nos deparaba el futuro.
Llegué a la editorial antes de lo que pensaba, quizá porque estaba distraída reflexionando sobre
mi vida de las dos últimas semanas.
- Buenos días, Camila – vi que me decía uno de los becarios que trabajaba con nosotros.
- Buenos días, Tom. ¿Necesitas algo? – pregunté mientras dejaba mi bolso sobre la mesa
del despacho que compartía con otro compañero.
- Verás, tengo algunas dudas sobre la corrección de uno de los relatos que me enviaste
hacer y estoy un tanto preocupado – le sonreí para que se tranquilizase un poco, parecía
nervioso.
- Siéntate mientras enciendo el ordenador. ¿Qué problemas has encontrado? – pregunté.
- Hace muchísimos juegos de palabras. Demasiados. Y creo que el traductor a intentado
hacer lo mismo en inglés, pero es que la mayoría de expresiones no tienen sentido alguno – dijo
revisando sus notas –. Es parte de la obra en francés, creo que tú la recomendaste.
- La recuerdo, he leído fragmentos pero no llegué a finalizarla. Vamos a echarle un vistazo –
comenté abriendo el documento del traductor en mi ordenador –. ¿Tienes alguna página
insideofmysoul
apuntada que deba mirar directamente?
- Claro – dijo tendiéndome una lista manuscrita que llevaba en su carpeta.
El joven tenía razón, aquello era un desastre de traducción. Ni siquiera pasando varios
correctores podría obtenerse un resultado semi decente. Marqué el número de mi jefe para que
se acercase a la oficina y vi cómo Tom se tensaba sobre su asiento.
- Tranquilo – le dije sin poder hablar más, puesto que mi jefe ya estaba entrando por la
puerta.
Tras unos minutos de charla y revisión de lo que Tom había marcado, mi jefe prácticamente se
llevaba las manos a la cabeza.

- Esto es un desastre, menos mal que te has dado cuenta, Camila. Tenemos que encargar
otra traducción de inmediato, la fecha de publicación ya está anunciada – dijo frotándose las
manos con nerviosismo.
- No he sido yo, ha sido Tom – lo señalé y él se quedó asombrado.
- Muy bien, muchacho. Te debemos una. Camila, quiero que te encargues personalmente
de la revisión de cada proceso de la obra hasta que la tengamos en la imprenta. Traducción,
plazos, corrección, diseño, maquetación, marketing. Todo. Y que el joven te ayude – fruncí los
labios, aquello sería muchísimo trabajo.
- Claro, empezaré con ello ahora mismo. Te iré remitiendo los informes. ¿Algún traductor
recomendado o queda a nuestro criterio? – pregunté por último.
- Todo vuestro, no sé cómo hemos podido dejar pasar esta aberración. Infórmame de todo,
Camila – dijo saliendo, un tanto enfadado.
Me froté la nuca antes de mirar al joven que seguía sentado frente a mí. No tendría más de 20
años, era normal que estuviese asustado. Por otra parte, me recordaba a mí en mis inicios.
- Bueno, Tom, parece que tenemos trabajo – él me miró con miedo –. No te preocupes, te
iré guiando y explicando cada punto. Esto te va a venir muy bien para aprender.
- Pero... ¿tenemos que empezar de cero?
- Sí. Lo primero que tenemos que hacer es buscar un traductor competente, ¿crees que
puedes hacer eso? – vi cómo asentía – Bien, pues quiero que en unas horas me entregues una
lista con traductores bilingües, a poder ser. Busca algún canadiense, suelen tener los dos idiomas
desde pequeños y eso puede ayudar bastante, puedes empezar por ahí y, si no encontramos
nada, buscaremos otra opción – él anotaba rápidamente en su cuaderno –. Quiero una lista con
nombre, correo electrónico y teléfono y currículum. Si no encuentras un currículum, busca si
existe perfil en alguna red social como LinkedIn, ¿lo tienes todo? Si encuentras algún problema,
puedes avisarme. Voy a recopilar todo lo que tenemos que hacer y te contaré sobre ello más
tarde, necesito organizarme primero.
- Intentaré tenerlo lo antes posible, voy a ponerme inmediatamente – dijo hablando rápido.
- Saldrá bien, ya verás que vas a llevarte una muy buena experiencia – intenté infundirle
confianza, iba a necesitar que estuviese al 100% para que el proyecto saliese adelante en plazo.
Suspiré mientras abría mi agenda. Tendría que posponer algunas cosas para darle prioridad a
este proyecto, la fecha de publicación estaba fechada para dentro de dos meses y poco y todo iba
a ir muy rápido. Cuando tuve todo más o menos cuadrado, le envié un correo a mi jefe para que
insideofmysoul
reasignara algunos proyectos de los que no podría hacerme cargo con la nueva incorporación.
Hice un calendario orientativo para saber qué plazos teníamos para cada proceso editorial,
íbamos a tener que reducirlos drásticamente por la falta de tiempo. Decidí ir adelantando el mayor
número de cosas posibles y, tras un par de llamadas, conseguí que la cubierta del libro empezase
a diseñarse.
- ¿Camila? – levanté la vista.
- Pasa, Tom. ¿Tienes lo que te pedí? – pregunté.
- Sí, tengo la lista y todos los datos impresos para que los revisemos juntos, he anotado
también los traductores que ya han trabajado con obras parecidas por si nos servía de algo – eso
era perfecto.
- Seguro que has hecho un buen trabajo, déjame imprimir el calendario de tareas y lo
debatimos. ¿Has salido ya a tomar café? – él negó – Bien, pues coge lo que tengas que vamos a
revisarlo en la cafetería, necesito una dosis de cafeína.

La verdad es que la necesitaba con urgencia, eran casi las 12 y aún no había parado. En la
cafetería me di cuenta de que Tom había realizado un buen trabajo, su lista era incluso más
completa de lo que yo le había pedido. Lo felicité y él parecía contento. Al mismo tiempo, fue un
alivio saber que podía contar con el joven para quitarme un poco de carga de trabajo, en
ocasiones la gente pedía una beca únicamente por el prestigio que daba ponerlo en su currículum
pero luego no tenía ni idea de cómo hacer las cosas.
Al final de la mañana habíamos conseguido adelantar muchas cosas que necesitaríamos a lo
largo de los próximos días, trabajábamos a contrarreloj pero de una forma eficaz. Usé las horas
de la tarde para ponerme al día con los otros proyectos y, cuando cogí mis cosas para ir a buscar
a Luke por fin, sentía que me iba a estallar la cabeza. Me gustaba mi trabajo y salía feliz por estar
haciendo algo que me apasionaba, pero los días tan estresantes acababan con todas mis
fuerzas.
- ¡Mamá! – escuché a Luke gritar mientras corría hasta mí, que lo cogí en brazos mientras le
daba besos en las mejillas.
- ¿Cómo ha ido el día, mi vida? ¿Te lo has pasado bien? – pregunté mientras íbamos al
coche.
- Síiii. He hecho dibujos y la profe me ha dejado llevarme uno para regalártelo – dijo alegre.
- Me muero de ganas de llegar a casa y que me lo enseñes, lo colgaré en un sitio donde
pueda verlo todos los días – él parecía muy feliz.
Al llegar a casa la rutina era diferente. Luke tomaba su baño y luego jugábamos un poco. Mis
padres solían unirse a nosotros, y los tres acabábamos tumbados por el suelo pero felices.
Después de cenar ayudaba al niño a hacer unos ejercicios que los doctores recomendaban para
aliviar el dolor de las articulaciones y prevenir otros problemas y luego lo acostaba, quedándome
un rato más en el salón junto a mis padres y mi hermana y aprovechando, cuando podía, para
hablar con Lauren.
Los días siguientes fueron una locura, el tiempo se nos echaba encima para lograr mantener los
plazos, pero Tom y yo habíamos hecho un buen equipo e íbamos solucionando todo poco a poco.
Hasta que el viernes recibí una llamada del colegio de Luke y el mundo volvió a caerse sobre mí.
insideofmysoul
Luke estaba con mucho dolor, fiebre y, según su profesor, tenía la rodilla izquierda muy hinchada.
Hablé con mi jefe rápidamente, y él me dio el resto de la semana libre. Salí corriendo para
buscarlo y llevarlo al hospital, donde mis padres ya nos esperaban tras haberlo llamado.
Busqué con rapidez al doctor que lo trataba desde que era un bebé y él me dejó acompañarlo,
mientras revisaba todos los síntomas. Lo primero que me aseguró es que debería quedarse
ingresado, lo cual me preocupó.
- Vamos a hacer algunas pruebas, pero todos los síntomas apuntan a que esté teniendo un
brote fuerte de la enfermedad – tragué saliva, intentando contener las lágrimas –. Tiene la rodilla
izquierda muy hinchada y con líquido, y también la otra rodilla y la muñeca derecha, aunque en
menor grado. Le vamos a bajar la fiebre y, cuando tengamos los resultados, veremos cómo
actuar.
- ¿Qué opciones hay? ¿Qué van a hacerle? – pregunté, desesperada por saber más.
- Aún no podemos saberlo. Si el tendón no está afectado, bastará con controlar el brote con
antiinflamatorios y corticoides, si remite en unos días se irá a casa. En el peor de los casos, si el
tejido está muy inflamado, deberemos operar para eliminarlo y poder controlarlo, pero no vamos a
adelantar acontecimientos. Vendrán dentro de poco a por él para las pruebas.
Cuando salió de la habitación, entraron mis padres. Les conté preocupada lo que me había dicho,
sin poder evitar llorar mientras acariciaba el pelo de Luke, que dormía gracias a los calmantes.
Intenté tranquilizarme para llamar a mi jefe, quien me permitió tomar los días que necesitase
siempre y cuando pudiese seguir trabajando en lo más urgente desde casa.

- Deberías llamar a Lauren, hija. Quizá ella pueda ayudarte a entender mejor las cosas –
propuso mi padre.
- No quiero preocuparla hasta saber más – dije sabiendo que la doctora tenía mucho trabajo
y que, si recibía mi llamada, se preocuparía aún más.
- Cariño, no es preocuparla. Ella se va a sentir mal si no la avisas, ya sabes cuánto cariño le
ha cogido a Luke en tan poco tiempo. Ella daría la vida por vosotros – mencionó mi madre, que
era una auténtica defensora de Lauren.
- Lo sé, pero voy a esperar a tener los resultados. Quizá no sea nada y en cuanto pase nos
vayamos a casa y quede en un susto.
Por desgracia, no fue así. Los resultados indicaban que el brote era grave, aunque deberíamos
esperar un par de días más hasta ver si iba remitiendo o la operación sería necesaria. Una vez
hecho todo el papeleo, el cual tenía pendiente revisar, decidí llamar a la doctora.
- ¿Camila? ¿Pasa algo? – no me había dado cuenta del cambio horario, aunque estuviese
amaneciendo en Los ángeles aún era noche cerrada en Australia.
- Luke está ingresado. No saben aún si van a tener que operarlo – solté de golpe, volviendo
a llorar de nuevo.
- ¿¡Qué!? ¿Qué ha pasado? – preguntó alarmada.
Intenté tranquilizarme y contarle todo, lo cual fue difícil porque el llanto me impedía vocalizar en
muchas ocasiones.
- Todo va a estar bien. Estoy preparando la maleta, cogeré el primer vuelo – sentenció
cuando pensaba finalizar la conversación.
insideofmysoul
- Lauren, no es necesario. Mis padres están aquí, podemos manejarlo – no quería que ella
volviese a tener problemas en el trabajo por faltar.
- Sé que no lo es, pero quiero hacerlo. No puedo quedarme aquí sabiéndolo. ¿Entiendes
eso, amor? – dijo con voz cariñosa.
- Realmente me encantaría tenerte aquí, pero no quiero qu...
- Estoy de camino, mi vida. No hay más que hablar. Infórmame de todo mediante mensaje,
iré directa al hospital en cuanto llegue. Te quiero. Os quiero a ambos – dijo antes de que
escuchase el pitido que indicaba que Lauren había finalizado la llamada.
Minutos después, mis padres entraban a la habitación con un par de cafés y algo de comer. Tenía
el estómago cerrado, pero la cafeína me iría bien tras toda la noche en vela.
- ¿Has podido hablar con Lauren? – preguntaron.
- Ella está viniendo, cogerá el primer vuelo – admití.
- Esa chica es un sol. No la dejes escapar, Camila – dijo mi madre.
- Nosotros vamos a marcharnos a casa, ¿te importa? – negué con la cabeza – Si necesitas
algo estaremos de vuelta al instante, pero ya sabes que tu madre no puede hacer esfuerzos
grandes.
Asentí despidiéndome de ellos. Mi madre tenía problemas cardiacos y mi padre había hecho bien
en llevársela a casa. No era grave, pero la mala alimentación o esfuerzos excesivos a su edad
podían provocar algo peor.
Me quedé en el sofá que había al lado de la cama de Luke, mirando cómo dormía pacíficamente
gracias a todos los calmantes que le habían puesto. Odiaba verlo así, me rompía el corazón.
Sacando fuerzas de donde no las había, adelanté todo lo que tenía previsto en el trabajo hasta el
martes. Se lo enviaría a mi jefe el lunes, y así no tendría que preocuparme durante un par de
días. Confiaba que Tom supiese seguir mis instrucciones sin necesidad de una supervisión
mayor. Lauren me había mandado un mensaje diciendo que su vuelo salía en un par de horas, al
menos tendría su apoyo y eso me aliviaba.

El doctor pasó a revisar al niño horas después.


- La inflamación no ha bajado, pero aún es pronto para saber si remitirá – mencionó –. ¿Ha
rellenado ya todos los papeles del ingreso y los pagos?
- Aún no he podido, voy a hacerlo ahora mismo – mentí y él salió de la habitación.
Previamente me habían entregado una carpeta con los costes del ingreso y los tratamientos y los
había revisado de inmediato. Estaba asustada, porque sabía que podía hacer frente a los gastos
si la cosa no se ponía más grave, pero tendría que usar todos mis ahorros para pagar la
operación en caso de que fuese necesaria. Aún tenía que llamar al seguro para ver qué parte
cubría, pero me daba miedo conocer esa respuesta y lo había aplazado durante todo el día.
Luke se revolvió sobre la camilla y me levanté rápidamente para ir a su lado.
- Quiero irme a casa, mami – susurró antes de volver a quedarse dormido.
Le acaricié el pelo y las mejillas, rosadas por la fiebre. Ojalá pudiese cumplir su deseo y
llevármelo a casa, ojalá todo estuviese bien.
Respiré hondo y decidí enfrentarme a la carpeta de papeles que reposaba al lado de la cama de
Luke, sobre la mesilla. Realicé un par de llamadas y mis temores fueron confirmados: al no haber
insideofmysoul
trabajado continuadamente durante los años pasados el seguro no cubriría tanto como lo hubiese
hecho en otros casos. Al menos, cubría una parte. Sentía muchas ganas de llorar de la
impotencia.
Rellené los datos del seguro y la parte cubierta por ellos y puse mi cuenta bancaria para la parte
restante. Rezaba mentalmente para que no tuviesen que operarlo, no solo por la gravedad de la
situación sino por todo lo que repercutiría económicamente. Me sentía la peor madre del mundo
por pensar así, pero no tenía otra opción. No rellené la parte de la operación hasta saber si
tendría que realizarse o no. Entregué el originar de los documentos en la secretaría del hospital y
volví a guardar mis copias en la carpeta, quedándome dormida en aquel sofá incómodo.
- Amor... Despierta – escuché la voz suave de Lauren y abrí los ojos para encontrarme a la
doctora.
Me abracé a ella, aún adormilada. ¿Cuánto tiempo había dormido? Me relajé cuando vi que había
sido poco más de una hora, no tenía sentido del tiempo desde que entré en el hospital.
- Estás aquí – susurré, mientras miraba a Luke para comprobar que seguía exactamente
igual que las horas pasadas.
- Estoy aquí. Todo va a estar bien – dijo besándome en la frente –. ¿Cómo está?
- Los calmantes y la fiebre hacen que duerma todo el día. Apenas se ha despertado – la
puse al día mientras ella se acercaba desde el otro lado para acariciarle la mejilla –. El doctor
tiene que estar al venir para hacer la revisión, dijo que pasaría antes de que acabase su turno...
- ¿No tienen su historial por aquí? – preguntó.
- No lo sé, tú eres la que sabe de esas cosas...
- Le preguntaré al médico. ¿Cómo estás tú?
- Cansada. Intento llevarlo lo mejor posible, pero me duele verlo así – admití.
- Se va a poner bien. Ya lo verás – dijo examinando más de cerca su muñeca.
La llegada de Lauren había sido un soplo de aire fresco. No era la mejor situación para
encontrarse, pero tras tantas horas en el hospital era bueno tener su apoyo y su compañía. Me
acerqué a ella, que inmediatamente me abrazó. Necesitaba cariño y sentirla cerca. La había
echado de menos.

- Buenas tardes, ¿cómo está el pequeño campeón? – escuché que preguntaba el doctor
entrando a la habitación – Doctora Jauregui... No esperaba verla aquí, ¿la han atendido ya?
¿Necesita algo?
Noté la sorpresa del doctor al encontrarse con Lauren. Sabía que ella era conocida por sus
estudios, pero me sorprendió la rápida reacción del médico de mi hijo ante su presencia.
- No estoy aquí por temas laborales. Doctor Martínez, ¿verdad? – se aseguró,
extendiéndole una mano que él estrechó gustosamente.
- El mismo, llevo el caso del niño. ¿Es usted familiar? – preguntó, acercándose a la camilla
para revisar la temperatura de mi hijo.
- Bueno... - noté la duda de Lauren.
- Lo es – respondí por ella, viendo su asombro –. Es mi pareja. ¿Cómo está?
- Parece que la fiebre está controlada, pero no acaba de bajar del todo. Mandaré ahora a
alguien a que tome unas muestras nuevas del líquido en su rodilla y haga una ecografía para
insideofmysoul
tener los resultados cuando vuelva por la mañana – me dijo.
- ¿Habría alguna posibilidad de que pudiese echarle un vistazo al historial del niño y a las
pruebas? – preguntó Lauren –. Sé que no es el procedimiento normal, pero espero que puedan
hacer una excepción.
Conocía ese tono de voz. Era el de la Lauren seria. En ese momento caí en la cuenta de que ella
era muy importante y reconocida, sabía que estaba usando su influencia para lograr lo que
quería.
- Claro... Pediré que le traigan una copia y que contenga también las últimas pruebas. No sé
si le ha comentado ya la señora Cabello sobre la posibilidad de tener que plantear la operación
para eliminar la inflamación.
- Lo ha hecho, sólo quiero estar un poco al corriente de todo – respondió Lauren en un tono
menos serio.
- En cuanto esté se lo traerán. ¿Ha entregado usted la documentación sobre los
tratamientos y el pago? – se dirigió a mí.
- Sí, los rellené después de su última visita – vi que él buscaba la información en la tablet
que traía consigo y asentía.
- Tenga preparados los de la operación, a veces las transferencias suelen tardar y será
mejor tener todo listo para no retrasarlo, en caso de que fuera necesaria – me recomendó y me
tensé. Aún tenía que ver cómo lo haría para tenerlo a tiempo, aunque mi sueldo debería ser
ingresado durante los días siguientes.
- Claro... Lo tendré – vi que Lauren me miraba fijamente sin mostrar ninguna expresión en
su rostro y le huí la mirada. No quería que se enterase de la situación, menos aún cuando
habíamos tenido aquella pelea en la que la había tratado tan mal sin motivos la última vez que
estuvo en Los Ángeles.
- Bien, entonces las dejo. Pasen buena noche y, si ocurre algo, avisen rápidamente para
que me llamen.
Salió de la habitación y nos dejó solas.
- Voy a llamar a mis padres para contarles, aunque deben estar al llegar. Comentaron que
vendrían a media tarde – le dije a la doctora.
- Vale, cariño. ¿Has comido algo? – negué – ¿Quieres ir a comer y yo me quedo con Luke?
- Voy a esperar a que vengan mis padres, luego me acerco a la cafetería. Aunque tengo el
estómago cerrado – susurré.
- Tienes que comer. No me hagas obligarte – me respondió, acercándose para arroparme
entre sus brazos.
- Gracias por estar aquí.
- Siempre voy a estarlo, sois lo más importante.
- Somos tu familia. Quiero que seamos una familia, Lauren – le dije.
- Lo seremos, cariño. Ya lo somos...
Mis padres entraron en ese momento y Lauren me soltó para saludarlos. Estaban contentos de
saber que la ojiverde iba a pasar aquellos días junto a mí, en el fondo sabía que ellos sentían un
miedo atroz a que volviera a romperme o caer de nuevo en una espiral de tristeza. Cuando
estaba terminando de contarles qué había dicho el doctor y cómo había ido el día, una joven
insideofmysoul
llamó a la puerta.
- ¿Doctora Jauregui? – Lauren se giró hacia ella y pude ver el rostro de la chica iluminarse
por tenerla delante, incluso le temblaban las manos – El doctor Martínez me ha pedido que le
haga llegar una copia de las pruebas y el historial y... Bueno, aquí la tiene...
- Muchas gracias, perdonad por las molestias – contestó Lauren con una sonrisa.
- No son molestias, cualquier cosa que necesite puede avisarnos y estaremos encantados
de ayudarla – vi a Lauren asentir, y la chica abandonó la habitación.
- Realmente sigo sorprendida con tu influencia – le comenté a Lauren y ella se encogió de
hombros.
- Para algo tiene que servir haberte pasado años investigando, al final te haces conocido –
dijo quitándole importancia mientras abría la carpeta que la chica le había entregado.
- Has elegido bien, Camila – bromeó mi padre y todos reímos. Era bueno tener un poco de
normalidad después de todo lo que estaba pasando.
- Tú deberías comer algo, Camila – Lauren me miró con gesto serio –. Aprovecha que están
tus padres y que te acompañen, yo me quedo con Luke mientras le echo un vistazo a todo esto.
- Está bien – acepté y dejé un beso en sus labios. Era la primera vez que lo hacía delante
de mis padres, pero con los nervios de su llegada y la visita del doctor aún no había tenido tiempo
de saludarla correctamente.
- ¿Te quedarás a dormir o quieres venir a casa, Lauren? – preguntó mi madre cuando casi
estábamos saliendo de la habitación.
- Me quedaré, si Camila me deja – asentí con rapidez.
- Mañana si quieres puedes venir, ¿vale? Gracias por haber venido – dijo mi padre
despidiéndose.
Aunque me hubiese venido bien la llegada de Lauren, no dejaba de intentar buscar una solución a
todo lo que rondaba mi cabeza. ¿Qué pasaría si no podía pagar la operación de Luke? ¿Me
quitarían la custodia de mi hijo cuando se diesen cuenta de todas las cábalas que debía hacer
para costear los tratamientos tan caros? ¿Debía contárselo a Lauren para que me ayudase
después de haber discutido con ella de aquella manera tan fea? No sabía qué hacer.

insideofmysoul
Capítulo 22 - Promesas.

LAUREN's POV

Me quedé sola en la habitación de Luke y abrí la carpeta para revisar un poco el historial del niño
hasta que la misma joven que me había entregado los documentos me interrumpió.
- ¿Doctora Jauregui? ¿No está la señora Cabello? Estamos teniendo algunos problemas...
- Ella ha salido a comer algo, ¿puedo ayudarte? – pregunté preocupada y ella no respondió
– Soy su pareja – dije para que supiese que podía confiar en mí.
- Verá... La señora Cabello ha entregado hace algunas horas los papeles del seguro y de
los gastos del ingreso, pero no pueden realizar el cobro... - dijo apurada – Me han mandado a
solicitar otra cuenta bancaria, ya sabe que no podemos iniciar ningún tratamiento sin tener la
seguridad de que va a ser abonado...
Empecé a atar cabos en mi mente. La reacción de Camila ante las palabras del doctor Martínez,
el nerviosismo que mostraba cada vez que miraba la carpeta que ahora señalaba la joven...
Camila no llevaba más de un mes trabajando y probablemente aún no hubiese cobrado su
sueldo. Además, ella había reaccionado mal cuando mencioné la posibilidad de ayudarla
económicamente hasta que se estabilizase.
Suspiré, pasándome una mano por el pelo, y miré a la joven.
- ¿Cómo te llamas? – pregunté.
- Carrie, doctora. Soy residente... Es un placer tenerla aquí – dijo atropelladamente.
- Bien, Carrie. ¿Me harías un favor? – esperé su consentimiento para seguir hablando –
Creo que Camila se ha equivocado de cuenta, pero no quiero que piense en ese error porque la
pondría aún más nerviosa – dije mientras hacía como que revisaba los papeles de la carpeta.
- Es comprensible con la situación, los padres suelen ponerse nerviosos cuando algo malo
le pasa a sus hijos – contestó.
- Exacto. Yo misma me haré cargo de solucionarlo sin que ella se entere, cuando ella vuelva
me acercaré a arreglar el papeleo. ¿Puedes avisar sobre ello y darme tiempo hasta que ella
vuelva? No quiero dejar solo al niño – mi tono de voz era tranquilo, supuse que ella no
sospecharía nada de lo que estaba tramando.
- Claro, no se preocupe. Me encargaré de ello.
- Muchas gracias, Carrie. Y siento las molestias.
- No es ninguna molestia. Por cierto, espero que no le incomode pero soy una gran
admiradora de su trabajo y de cómo ha desarrollado su carrera. La veré en unas semanas en el
congreso de Denver y es un gran honor para mí haber podido conocerla – dijo de forma tímida.
- El placer es mío, Carrie. Si me ves en Denver, salúdame. Quizá tengamos tiempo para
tomar un café – propuse a la joven en forma de agradecimiento.
- Estaría encantada. La dejo trabajar.
- Gracias de nuevo. Y si ocurre algún imprevisto más, habla conmigo. No quiero que Camila
se preocupe más de lo que ya está.
Salió de la habitación y me quedé pensando la forma de solucionar la situación y que ello no
crease un conflicto con la morena. Las opciones eran muy limitadas y, tras mucho pensarlo,
insideofmysoul
decidí solucionarlo por mi cuenta y esperar el momento indicado para contárselo. Esperaba que
no estuviese molesta. Llamé a mi banco estadounidense para que hicieran un par de cambios en
mi cuenta bancaria, intentando no pensar en las posibles represalias que aquello pudiese
traerme. Tuve suerte y finalicé la llamada momentos antes de que Camila apareciese en la
puerta, ya sin sus padres.

- ¿Has cenado algo? – pregunté.


- Sí, he comido. No te preocupes.
- Claro que me preocupo, tienes que estar bien y con fuerzas para poder estar al lado de
Luke. Es muy cansado estar en el hospital – dije agarrándola por la cintura para sentarla sobre
mis piernas.
Camila se hizo una bolita y se abrazó a mí, con la vista clavada en el niño que dormía tranquilo.
- Parece tranquilo, pero odio verlo así – dijo mientras yo le frotaba la espalda
cariñosamente.
- Lo sé, pequeña. Pero va a ponerse bien. Voy a ir a comprar algo para cenar, ¿te importa?
- Ve tranquila, debes estar cansada. Tú tampoco has dormido.
- Estoy bien – respondí levantándome del sofá –. ¿Te traigo algo?
- A ti de vuelta – dijo inesperadamente, lo cual me hizo sonreír y acercarme para dejar un
beso en sus labios.
- No tardo, amor.
Salí de la habitación tras echar un vistazo a Luke y fui directamente a la secretaría.
- Buenas tardes, una de sus residentes me ha remitido aquí para arreglar unos papeles de
un ingreso – dije, haciendo que la chica que estaba sentada levantase su vista del ordenador y
me mirase.
- Por supuesto, doctora Jauregui. Me habían avisado de que vendría, tome asiento por favor
– no me sorprendía el trato, estaba acostumbrada. Muchos de los hospitales mandaban
solicitudes constantemente para que diese alguna charla o cursos de formación.
- Creo que ha habido un problema porque mi pareja se ha equivocado al darles los datos
bancarios – expuse.
- Sí, hemos intentado realizar el primer cobro y se nos ha denegado. Me han comentado
que había habido una confusión con las cuentas – dijo tecleando en su ordenador para encontrar
los documentos.
- He venido a darle los datos correctos – dije sacando una libreta del bolso y tendiéndosela
–. No me ha dado tiempo a actualizarla porque no vivo en EEUU ahora mismo, espero que no
haya problemas.
- No se preocupe. Vamos a rellenar los datos de nuevo y le entregaré su copia. ¿La cuenta
está a su nombre?
- A nombre de ambas, puede poner únicamente el nombre de Camila si lo desea.
Siguió rellenando los datos mientras yo me frotaba las manos nerviosa, deseando que terminase
cuanto antes.
- ¿Quieren hacer pagos fraccionados cuando se le dé el alta o prefieren un único pago?
- Uno sólo – respondí.
insideofmysoul
- Bien, pues si me firma los documentos está todo listo – finalizó.
Firmé ambos papeles y guardé mi copia rápidamente en el bolso. Me despedí y compré un
sándwich en la máquina para volver junto a Camila y Luke. La joven acariciaba la cabeza del
pequeño, que parecía seguir igual. Comprobé los sueros mientras ella me sonreía y se acercaba
a abrazarme.
- No sé qué haría sin ti – susurró contra mi cuello.
- Sabes que puedes contar conmigo para todo, ¿verdad? Cualquier cosa que te preocupe.
Ahora somos dos – dije, tratando de tantear un poco a la más bajita.
- Lo sé, amor. Pero tengo miedo... ¿Y si piensas que soy sólo una carga y te das cuenta de
que no quieres eso en tu vida? Sólo te estoy dando problemas. Mira cómo estaba cuando nos
conocimos, luego el juicio, ahora esto...

- Mírame. No eres una carga – la miré fijamente a los ojos intentando que pudiese leer en
ellos que decía la verdad –. Estoy contenta de poder estar a tu lado. De hecho, me gustaría estar
más cerca para que todo fuese más sencillo.
- Te quiero tanto...
- Yo a ti también. Últimamente me he estado planteando demasiadas cosas... - admití,
pensando si compartir con Camila lo que llevaba rondándome en la cabeza tanto tiempo.
- ¿Cosas buenas o cosas malas? – preguntó algo intranquila.
- Quiero mudarme. Quiero volver a Estados Unidos para estar cerca de vosotros – comenté
tratando de que ella estuviese receptiva, cosa que percibía y me animé a seguir hablando –.
Tengo una vida en Australia que me gustaba, pero ahora siento que es hora de volver y empezar
de nuevo una vida aquí. Junto a ti, si tú quieres – hice una pausa para coger aire –. Sé que quizá
no sea el mejor momento para hablarlo, pero tenemos que hacerlo en algún punto.
- Mi amor... Sabes que nada me gustaría más que poder estar a tu lado, pero por otra parte
tengo miedo de que dejes todo lo que has logrado por volver – a veces me desesperaba que ella
no se sintiese suficiente como para que yo diese ese paso.
- Eso no sería un problema – aseguré –. Tú misma has podido comprobarlo, gracias a los
últimos años mi nombre es conocido dentro del panorama médico mundial, me atrevería a decir.
Puedo continuar mi carrera aquí.
- ¿Estás segura, Lauren? – preguntó mientras acariciaba mi nuca.
- Nunca he estado más segura de algo, princesa. Quiero compartir mi vida con vosotros si
es lo que tú quieres también.
- Por supuesto que quiero. ¿Crees que no lo he pensado? Compartir el día a día, que Luke
tuviese a alguien más para cuidar de él, tener nuestra casa... Llevo soñando con eso desde que
me enamoré de ti, Lauren – dijo de forma tierna.
- Entonces... ¿Me estás dando el visto bueno para empezar a hablar con el hospital y
buscar algo cerca? – pregunté con la voz emocionada y el corazón latiéndome muy fuerte.
- Sí, mi amor. Creemos una vida juntas.
Nos fundimos en un beso que selló nuestra promesa y ninguna de las dos dejaba de sonreír.
Dentro de todo lo malo, había un rayito de esperanza con el que mantenernos a flote los días
duros. Ahora sólo quedaba mucho trabajo y prepararlo todo, no era un proceso que pudiese
insideofmysoul
realizarse con rapidez.
Luke se removió y ambas nos separamos rápidamente para acercarnos al niño, que empezaba a
abrir los ojos con gesto de dolor.
- ¿Cómo estás, mi vida? – preguntó Camila mientras le besaba la mejilla. Él parecía un poco
descolocado.
- Duele. ¿Lolo? – preguntó cuando me vio.
- Hola, campeón. Me alegra que estés despierto – dije emocionada tras escuchar el apodo
que me había dado.
- ¿Has venido a verme? – empezaba a espabilarse, aquello era bueno.
- Sí. Mamá me dijo que estabas malito y tenía que venir – le respondí al pequeño.
- ¿Ya no te vas a ir? – sentí que mi corazón se rompía un poco.
- Cielo, Lauren se tendrá que marchar. Pero quiero preguntarte algo, aunque es un secreto
– Luke miraba atento a su madre, emocionado por lo que ella le decía.
- No se lo diré a nadie, lo prometo. ¿Lolo puede escucharlo? – dijo estirando su manita
hacia mí, que no dudé en coger entre las mías.

- Sí, puede escucharlo. Es un secreto entre nosotros tres, ¿vale? – Luke asintió –. ¿Qué te
parecería si Lolo viene a vivir con nosotros? Nosotros tres juntos – sonreí al escuchar a Camila
llamarme por el nuevo apodo que me había dado su hijo.
- ¿Vas a venir a quedarte con nosotros? ¿Por qué? ¿Jugarás conmigo a los legos? – estaba
claro que su respuesta era un sí.
- Claro que jugaremos a los legos. Y a lo que tú quieras – le dije.
- Lolo va a venir con nosotros porque ella nos quiere mucho, ¿entiendes eso, Luke? –
escuché a Camila decirle al niño – Nos quiere de una manera especial.
- Sí. ¿Lolo es tu novia y os dais besitos? – no pude reprimir una carcajada, ante lo que
Camila me lanzó una mirada fulminante.
Entendía que para ella no fuese fácil, pero estaba claro que las salidas que tenía el niño eran muy
maduras para su edad. Y estaba siendo fácil, teniendo en cuenta la importancia del momento.
- Sí, cariño, Lolo es mi novia – admitió Camila, mientras yo intentaba controlar un poco la
risa –. Pero eso no significa que yo te quiera menos, ¿lo sabes?
- Lo sé. Pero es mejor, ahora podréis jugar las dos conmigo, los abuelos se cansan muy
rápido – Luke tenía sus propias prioridades, y yo estaba divertida con la situación.
- Entonces, ¿me das tu permiso, campeón? – le pregunté.
- Claro, será guay. ¿Cuándo nos vamos a casa? – preguntó con tristeza mientras miraba la
aguja que tenía clavada en el brazo.
- Cuando te pongas bien nos iremos a casa y Lauren vendrá pronto, mi amor.
- Vale, mami. Tengo sueño – dijo bostezando.
- Duerme un poco, corazón. Estaremos aquí cuando despiertes – le dijo Camila mientras el
pequeño cerraba los ojos.
La noche pasó tranquila. Luke dormía sin enterarse de nada y, tras mucho insistir, logré que
Camila intentase hacer lo mismo en aquel incómodo sofá. Encendí mi ordenador y empecé a
mandar correos para cuadrar los horarios de la próxima semana, no pensaba volver hasta que el
insideofmysoul
pequeño estuviese en casa. Cuando acabé, abrí un documento en blanco y empecé a redactar
los documentos de renuncia a ambos trabajos. Era aún de noche cuando sentí que Camila se
levantaba y venía hacia mí tras revisar a Luke.
- ¿Qué haces? – preguntó con voz ronca mientras me acariciaba suavemente el cuello,
quedando justo detrás de mí.
- Aviso de mis horarios para la próxima semana y estoy adelantando papeleo para que no
se me junte todo – dije mientras me giraba a dejar un beso en sus labios –. Estos procesos son
difíciles y, si me voy a marchar, quiero hacer las cosas bien – admití.
- ¿De verdad todo esto es real? – dijo sin poder creerlo del todo.
- Más real que nunca – la miraba a los ojos y podía ver el brillo en su mirada –. Se va a
acabar el estar lejos de ti, te abrazaré todas las noches – estaba emocionada, podía notarlo.
- Creo que aún tenemos que debatir algunos puntos – Camila se frotaba los ojos intentando
despertarse del todo y yo hice que se sentara sobre mis rodillas para poder tenerla más cerca.
- Supongo. Es un cambio grande y tendremos que hacer muchísimas cosas, pero estoy
segura de que trabajando juntas no será difícil – la animé mientras ella se acurrucaba un poco
contra mí.

- Lo sé, pero va a ser tan difícil – notaba su preocupación y la entendía, en el fondo yo


también estaba dándole vueltas a cómo ir solucionando todo con la mayor rapidez posible –. Es
muy fácil hacer planes, pero luego hay que tomar en cuenta demasiadas cosas distintas y da un
poco de vértigo.
- ¿No estás segura de hacerlo? – el miedo empezaba a aumentar en mi interior, ¿qué
pasaría si Camila había reflexionado y se había arrepentido? – Podemos aplazarlo un poco más
si necesitas tiempo para ordenar tus pensamientos – propuse, deseando que su respuesta no
fuese aceptarlo.
- No es eso, es que... - se frenó en mitad de la frase y no quise presionarla, si ella quería
hablar lo haría – Verás, no sé si es el mejor momento porque no creo que pueda hacer frente a
muchas de las cosas que están por venir y me da miedo que te des cuenta y no quieras seguir a
mi lado.
- ¿Qué te preocupa, amor? – le dije tratando de calmarla, porque ella parecía nerviosa –
Estoy aquí, no me voy a marchar. Te lo prometo.
- Mi vida ahora mismo no es fácil, Lo – murmuró y yo sonreí ante el nuevo apodo –. Aún
estoy acostumbrándome a todos los cambios y me encantaría poder decir que estoy preparada
para el cambio pero... - aquí íbamos, mi corazón se empezaba a romper casi antes de escuchar
las palabras de la más joven – Me acabo de reincorporar al trabajo a tiempo completo y no sé si
voy a poder hacer frente a los gastos que supone una mudanza. Quizá deberíamos esperar - ¿así
que lo que le preocupaba a Camila era aquello? Sentí alivio, pero por otra parte no lograba
comprender por qué los temas monetarios causaban esas reacciones en ella. Yo era totalmente
capaz de hacer frente a todos los gastos, y eso ella lo sabía.
- No logro entender – traté de buscar las palabras más correctas para que ella no se sintiese
atacada – por qué te preocupa tanto eso – Camila me miraba intrigada pero tranquila, como
dándome permiso para seguir hablando –. Sabes que tengo un buen trabajo e ingresos altos,
insideofmysoul
nunca te lo he ocultado. Puedo hacerme cargo hasta que la situación mejore, y no me importa. Es
lo que hacen las parejas, lo mío es tuyo. No lo quiero sin ti – finalicé, un tanto preocupada por si
me había excedido en intensidad con las últimas palabras.
Camila se pegó aún más a mí y no pronunció palabra alguna. Decidí darle un poco de espacio, la
conocía lo suficiente como para saber los momentos en los que ella necesitaba perderse en sus
pensamientos antes de volver a la conversación.
- Los problemas con Will no empezaron con la enfermedad de Luke – me sorprendió, pero
la dejé hablar. Por su tono de voz, sabía que era importante lo que tenía que decirme –. Cuando
Luke nació los gastos aumentaron, y yo estaba de baja por maternidad. No me preocupé en un
principio porque Will tenía un buen trabajo en el banco y no tendríamos problemas pero él... A él
siempre le ha importado el dinero, aparentar ser algo que no es. Me presionaba para que volviese
al trabajo y me acusaba de ser una mantenida, lo cual empezó a hacer mella en mí hasta que me
reincorporé – me sentía asqueada por cómo la había tratado aquel malnacido, ahora comprendía
mejor las actitudes de la joven –. Esos comentarios se dieron durante toda la relación y yo no me
di cuenta hasta entonces, que empezaron a hacerme más daño. No puedo, Lauren. No puedo
dejar que nadie me dé nada porque mi cabeza lo ve de forma diferente y no puedo cambiarlo por
muchas terapias que haga... Sé que es algo que debo cambiar, pero no soy capaz.
- Yo no soy así, amor – le dije esperando que me creyese –. No te voy a hacer daño. Y él no
tenía razón, y lo sabes, – pude ver cómo asentía levemente – pero entiendo que lleve tiempo
superarlo del todo. Y voy a estar aquí para demostrarte que las cosas son diferentes, sin
presionarte ni obligarte a nada. Tú marcas el ritmo, ¿vale?

- Me siento segura a tu lado y sé que tú no me harás daño, pero aún así hay una parte de
mí que me impide dejar el miedo atrás – Camila estaba siendo totalmente sincera conmigo y se lo
agradecía.
- Cuando quieres a alguien, todo cambia. Y yo quiero estar a tu lado con todo lo que tener
una relación conlleva, quiero estar ahí para ser parte de la felicidad cuando todo vaya bien y para
ser un apoyo en los malos momentos. Compartir cada detalle y que, dentro de muchos años,
echemos la vista atrás y veamos todo lo que hemos logrado juntas.
- A veces pienso que te aprendes los libros de memoria para luego decirme cosas de esas...
- no pude evitar reírme un poco, a pesar de la seriedad de la conversación – Te necesito, Lauren
– retomó –. Ambos te necesitamos. Y voy a dejarme ayudar, te lo prometo. Ahora ya lo sabes y
seré más abierta y pediré tu ayuda cuando la necesite.
- Y yo estaré aquí para dártela, mi amor – la besé para dar por concluida la conversación.
Nos quedamos abrazadas un rato más hasta que el doctor Martínez entró en la habitación.
- Buenos días, ¿cómo ha pasado la noche?
- Tranquila – contestó Camila mientras él se acercaba para revisar que todo estuviese bien.
- Han llegado los informes, parece que el brote está controlado – respiré aliviada – aunque
seguiremos con los corticoides hasta que remita del todo. Según las últimas pruebas no va a ser
necesario operarle por el momento, aunque ya sabréis que es una opción que no podemos
descartar del todo.
- Entonces... ¿Nos iremos a casa pronto? – escuché que Camila preguntaba.
insideofmysoul
- Cuando la fiebre baje del todo y la inflamación disminuya podréis marcharos, aunque
tendréis que venir de seguido a las consultas y hacer un par de semanas de rehabilitación en la
rodilla, además de seguir controlando los valores con un tratamiento – contestó él con una sonrisa
–. Tendremos que venir a extraerle el líquido de la rodilla en un rato – pude ver que Camila volvía
a encogerse, me había dicho que Luke lo pasaba realmente mal con ese procedimiento.
- ¿Podemos quedarnos para acompañarlo? – pregunté y vi que el doctor Martínez me
miraba valorando qué contestar.
- No suele ser lo que marca el protocolo, pero puedo dejar que usted lo acompañe en
calidad de doctora – propuso y miré a Camila para obtener su consentimiento, aceptando
después la propuesta del hombre –. Le traeré un cambio de ropa cuando venga a recogerlo.
- Muchas gracias – contesté y él salió de la habitación –. Todo estará bien, – me dirigí a
Camila – es doloroso pero no es nada grave.
- Me quedo más tranquila sabiendo que vas a estar a su lado – estaba asustada y la abracé
de nuevo.
Me desinfecté las manos y entré a la sala de radiología donde le realizarían la aspiración a Luke.
Él estaba llorando en la camilla y ninguna de las enfermeras lograba calmarlo.
- Oye, pequeñajo, ya estoy aquí – intenté sonar animada para calmar su llanto.
- ¿Lolo? ¿Dónde está mami? Quiero ir con mamá – apenas se le entendía por el llanto y le
hice un gesto a las enfermeras para que me dejasen encargarme de él.
Lo cogí un poco en brazos y él se pegaba a mí como si no fuese a soltarme nunca.
- Mamá no puede entrar, por eso he venido yo – lo calmé –. Es sólo un pinchacito y pronto
nos iremos a casa, corazón. Además, tú eres muy valiente y en cuanto salgamos le contaremos a
mami lo bien que lo has hecho – su llanto se iba calmando y pude respirar, aunque estuviese
acostumbrada a trabajar con niños era diferente sabiendo que era Luke al que tenían que pinchar.

- ¿Te vas a quedar conmigo?


- Claro que sí, no me voy a ningún sitio. ¿Has visto que me han disfrazado? – bromeé con
él, que se separó a echar un vistazo a mi atuendo de hospital y rió un poco.
- ¿Te tienes que vestir así siempre? – parecía curioso, al menos estaba entretenido con
otras cosas - ¿Puedo ponerme yo uno de esos?
- Te conseguiré un disfraz, lo prometo. Pero ahora tienes que tumbarte y quedarte quieto –
acaricié su espalda mientras veía al doctor Martínez entrar a la sala.
Lo dejé sobre la camilla y me quedé a su lado para poder calmarlo en caso de que fuese
necesario. Volvía a tener lágrimas en sus ojos, pero al menos ya no lloraba tan
desconsoladamente como minutos atrás.
- Es diferente cuando es tu hijo el que está ahí, ¿eh? – dijo el doctor de manera amable y yo
me quedé bloqueada. Mi hijo.
- Sí... Al menos tiene a alguien conocido – contesté en voz baja sin saber muy bien cómo
salir de esa conversación.
- ¿Quiere participar en el proceso? – negué rápidamente, prefería estar pendiente del niño
que de realizar cualquier acción –. Me gustaría trabajar con usted algún día.
- Bueno, estoy pensando mudarme a Los Ángeles. Quizá no sea una opción descabellada –
insideofmysoul
tanteé un poco, intentando adivinar si había alguna posibilidad de pedir un puesto de trabajo en el
hospital, y él me miró sorprendido mientras buscaba una aguja.
- Eso sí que es una sorpresa, se ha hablado mucho sobre su presencia aquí – dijo a modo
de confidencia – y puedo asegurar que a la mayor parte de la plantilla le fascinaría la idea de que
se uniese a nosotros, doctora Jauregui – me quedé más tranquila al escuchar sus palabras, si no
mentía la posibilidad de encontrar un puesto con rapidez era muy alta –. Vamos allá, campeón.
No te muevas, ¿vale?
Luke parecía aterrado y le cogí la cara con mis manos para que me mirase, sonriéndole. Me
acerqué un poco más para poder rodearlo con mis brazos sin moverlo demasiado y él escondió
su cabeza en mi pecho, intentando no ver nada.
- Es sólo un pinchacito, ¿vale? – dijo clavando la aguja con cuidado en su rodilla – Ya está,
¿a que no duele? – Luke negó con su cabeza y él empezó a aspirar el líquido poco a poco – Ya
queda menos, lo estás haciendo genial.
Tras varios minutos, quitó la aguja de su rodilla y desinfectó la pequeña herida que había dejado
con cuidado, poniendo un apósito sobre ella y dirigiéndose al niño de nuevo.
- Ya está, ¿ves como no era nada? Ahora podrás volver con tu mamá – le dijo acariciándole
el hombro para después volverse hacia mí –. Vamos a empezar con la dieta blanda y a ir
quitándole los sueros, la fiebre ha bajado bastante.
- Perfecto. ¿Puedo llevarlo ya a la habitación? – dije cogiendo al niño en brazos y él asintió
– Vamos, campeón. Vamos a ver a mamá – le dije besándole la frente.
Cuando llegamos, Camila estaba paseándose en la habitación como si estuviese preparándose
para una maratón y prácticamente corrió hasta nosotros. Le pasé al pequeño y ella lo llenó de
besos mientras le preguntaba mil cosas a la vez, ante lo que Luke parecía estar aturdido. Me
aparté un poco, observando la escena desde un poco más lejos. Ellos eran adorables, no podía
borrar la sonrisa de mi cara. La morena dejó al niño en la camilla, que se durmió en instantes;
estaba cansado de haber llorado tanto. Después, se acercó a mí.
- Es la primera vez que te veo así vestida – me miré, para darme cuenta de que no me
había quitado la ropa de hospital que me habían prestado – y es raro, pero estás muy guapa.
Gracias por estar junto a él.
Le conté un poco lo que habían hecho y lo que me había contado el doctor del niño, y ella pareció
estar aliviada. En unos días podrían irse a casa y la estancia en el hospital quedaría sólo en un
mal recuerdo.

insideofmysoul
Capítulo 23 - No fear.

CAMILA's POV

Luke había vuelto a casa, me reincorporé al trabajo y Lauren se había marchado. La vuelta al
trabajo había sido un caos. Tom había hecho partes bajo mi supervisión, pero las cosas que sólo
podía hacer yo estaban aún pendientes y me estaba dando muchos dolores de cabeza. Al menos,
y gracias a la influencia de Lauren, las citas con el doctor y los tratamientos se realizaban en un
horario que no me coincidía con el trabajo y el resto del día el pequeño estaba siendo cuidado por
mis padres.
Terminé de redactar unos informes y apagué el ordenador, revisando la hora por última vez para
asegurarme de que iba con el tiempo suficiente para recoger a Luke y llevarlo a la revisión. Hoy
teníamos consulta y rehabilitación, así que no llegaría a casa hasta la noche. Tras muchas
charlas y horas debatiendo con Lauren, había aceptado que ella corriese con los gastos de
algunos de los tratamientos de Luke a regañadientes y con la promesa de devolvérselo en cuanto
cobrase mi sueldo el mes siguiente.
Las cosas con Lauren estaban siendo distintas a lo que alguna vez fueron con Will, y por primera
vez empezaba a entender algunos de los consejos que me habían dado en las terapias. Mi
psicólogo siempre decía que, en la mayoría de los casos, la mujer maltratada no ve que lo está
haciendo ni valora algunas actitudes de su pareja como maltrato. Quizá mi inexperiencia en las
relaciones me había hecho creer que aquello era lo normal, pero gracias a Lauren estaba
descubriendo que todo podía ser muy diferente a lo que viví entonces.
La doctora era amable, cariñosa y paciente conmigo, al contrario de lo que había pasado con mi
ex pareja. Si yo tenía dudas o necesitaba tiempo, ella no dudaba en dármelo a la vez que me
ofrecía su ayuda y apoyo para cuando estuviese preparada. No me presionaba en ningún
momento, lo cual era agradable. Después de haberle contado lo que había pasado con Will y las
dudas que aquello me provocaba respecto a dejar que se hiciese cargo de algunos gastos para
que yo no fuese tan justa, ella lo había comprendido y dejaba que fuese yo quien tomase la
iniciativa cuando había que tratar algo relacionado con ello. Sacaba el tema cuando notaba que
podría ser importante, como cuando le hablé de los pagos de las consultas, pero no me presionó
para que aceptase su ayuda. Me estaba ayudando a confiar más en ella y aceptar que ahora
éramos una pareja y era posible compartir algunas cosas, al contrario de lo que había vivido en el
pasado.
También me había ayudado a aumentar la confianza y a ver que tenía a alguien que me iba a
escuchar, tanto en lo bueno como en lo malo. Compartíamos gran parte de nuestros
pensamientos, intentando hacer que la distancia fuese menor al menos en ese aspecto. Ella me
había hablado sobre su miedo a la soledad y sobre cuánto le había costado superar su ruptura
con Amanda y empezar de nuevo en solitario. Por mi parte, yo le hablaba de mis dudas con Luke
o los problemas en el trabajo, y se sentía bien saber que ella escuchaba detenidamente y daba su
opinión respetuosa. Con Will ninguno de mis problemas era importante, me mandaba callar antes
de empezar a hablar porque decía que no merecía la pena escucharlo o, simplemente, hacía de
menos cualquier cosa que me hubiese pasado para centrarse en él.
insideofmysoul
Me estaba costando adaptarme a los nuevos cambios, pero lo estaba haciendo con gusto. Incluso
había debatido esto con Lauren, puesto que me estaba planteando volver a hacer terapia para
que me ayudase a comprender todo lo que estaba pasando y ella me había apoyado con dicha
idea desde el primer momento. Notaba que tenía miedo a dar un paso más en la relación porque
no sabría cómo adaptarme a una vida junto a ella teniendo tan interiorizada mi experiencia
pasada, pero aún así no le importaba y estaba dispuesta a darme la mano en este camino.
Recogí rápidamente a Luke y salimos hacia el hospital cantando viejas canciones de los 70
durante el trayecto. En la sala de espera, con el pequeño un tanto asustado sobre mi regazo, los
minutos se hacían interminables. No me gustaban los hospitales, quizá debido al hecho de que ya
habíamos pasado suficiente tiempo entre aquellas pareces. El doctor Martínez no tardó en
llamarnos.

- Bueno, ¿cómo habéis estado? – preguntó amablemente mientras revisaba algunos


papeles.
- Bien, la inflamación parece que ha bajado, casi no se nota – expuse, mientras él miraba
con una sonrisa al pequeño que trataba de esconderse acurrucándose en mi pecho.
- Vamos a revisarlo, los análisis y las pruebas están bien así que puedes estar tranquila –
comentó levantándose y Luke se agarró aún más a mí.
- Corazón, tienes que dejar que el doctor te vea. No te va a hacer nada – susurré
acariciando un poco su pelo.
- Pero dolerá...
- No va a doler, te lo prometo. Sólo quiero verte un poco la rodilla, ¿puedo? – le preguntó
despacio.
- Lolo también se viste así – me dijo cuando levantó la mirada hacia el doctor Martínez.
- Sí, y ella no te hace daño. El doctor tampoco – Luke pareció tranquilizarse un poco y lo
senté en la camilla, sacándole el pantalón.
- Asumo que Lolo es la doctora Jauregui, estamos muy contentos de su petición de plaza en
el hospital – comentó mientras empezaba a palpar un poco la rodilla de Luke –. Será un gran
honor trabajar junto a ella.
Me quedé callada sin saber muy bien que contestar a aquello, aunque Lauren y yo fuésemos
pareja me parecía un tema bastante personal como para tratarlo en su lugar. Le sonreí al doctor a
modo de respuesta, que terminó de revisar a mi hijo momentos después y me indicó que podía
volver a ponerle el pantalón.
- Vamos a bajar la dosis de corticoides, aunque no la de antiinflamatorios aún. De todas
formas, está bien por el momento. Esperemos que no haya otro brote pronto para que le dé
tiempo a recuperarse del todo. Seguiréis con la rehabilitación un par de semanas más, ¿el horario
que hemos estado siguiendo estas semanas está bien o mejor lo cambiamos?
- No, está perfecto, – respondí rápidamente – así puedo venir con él cuando salga del
trabajo. Gracias por eso, sé que normalmente tenía sus sesiones por las mañanas.
- No es nada, entre compañeros siempre intentamos ayudarnos – dijo haciendo referencia a
que había sido la propia Lauren la que había pedido si podía hacerse ese cambio en el horario –.
Nos vemos entonces dentro de un mes para la revisión, si pasa algo no dudéis en poneros en
insideofmysoul
contacto. La doctora Jauregui tiene mi número personal si fuese necesario.
- Gracias por todo – contesté, saliendo de la consulta con Luke en mis brazos.
Dejé al pequeño en rehabilitación, donde me dijeron que ampliarían un poco el horario por
recomendación del doctor Martínez, y fui directamente a la cafetería que quedaba cerca del
hospital. Había quedado con mi abogado, puesto que dentro de algunos días me llegaría la
citación para comprobar que todo estuviese bien con Luke.
- ¿Cómo has estado, Camila? – me preguntó antes de ponernos a mirar el papeleo.
- Muy bien. Todo va bien, salvo por el ingreso de Luke. Pero está mejorando, así que es
pasado ya – respondí amablemente.
- Bien. Tengo todo listo para que veamos lo que nos van a pedir – mi miedo era palpable,
pero me las apañé para asentir con un nudo en la garganta. Él pareció notarlo –. Puedo
encargarme de revisar todo lo que tenemos que entregar, así que no te preocupes – me
tranquilizó.
- Eso sería perfecto, no sé si puedo hacerle frente. De todas formas, mi pareja se ofreció a
ayudarme con ello si tengo que hacer algo – expuse.

- No será necesario, me pagas para algo, ¿verdad? – bromeó y pude relajarme un poco
–Veamos, necesitaremos una copia de tus extractos bancarios, ¿sigues teniendo la misma
cuenta? – asentí –. También el certificado de la vivienda donde os encontráis ahora y una copia
de los documentos de identidad de los habitantes, eso es fácil. Por último, la relación de bienes
materiales. ¿Me dijiste que el coche estaba a tu nombre o me equivoco?
- No te equivocas, está a mi nombre. Fue un regalo de mis padres – mencioné al recordar
que había sido mi regalo al finalizar la facultad.
- Bien, no necesitaremos mucho más. El resto son los informes médicos del niño y la
evaluación del colegio, la cual pedí hace unos días con los datos que me mandaste. Así que unos
días antes de la reunión te haré llegar una carpeta con los documentos lo más actualizados
posibles. Si prefieres, puedo enviarla directamente cuando nos envíen la citación.
- Sí, prefiero esta última opción. Estoy muy liada en el trabajo y con todos los tratamientos
de Luke y no quiero olvidarme de nada, me sentiré más segura si te encargas de ello – planteé, y
él asintió rápidamente.
- Eso era todo por el momento, no quiero entretenerte que sé que tienes que ir a buscar al
niño. Cualquier duda, me llamas. Lo tendré todo listo. Y me alegra veros tan bien, de corazón –
agradecí sus palabras infinitamente, sin aquel hombre puede que las cosas hubiesen sido muy
diferentes.
Cuando recogí a Luke estaba completamente destrozado. Se quedó dormido incluso antes de
llegar al coche, aunque me las apañé para meterlo en su sillita sin despertarle; al menos podría
dormir en el trayecto a casa antes de cenar. Por mi parte, estaba feliz. Además de las buenas
noticias en cuanto al médico y al abogado, Lauren y yo teníamos programada una vídeo llamada
para esa noche y tenía ganas de hablar con ella cara a cara.
~~~
- Hola, mi amor – dije cuando la cara de Lauren apareció en la pantalla de mi ordenador, sin
poder ocultar mi sonrisa.
insideofmysoul
- Buenas noches, princesa. No es muy tarde, ¿verdad? Me he liado un poco... - se excusó
rápidamente por la tardanza.
- Tranquila, es pronto. Sabes que tardo en dormirme – intenté relajarla. Estaba preciosa,
con el pelo desordenado y una camiseta gigante que hacía las veces de vestido.
- ¿Qué tal ha ido el día?
No pude dejar de sonreír mientras le contaba a la doctora sobre lo que me habían dicho en la
consulta de Luke y mi reunión con el abogado. Ella me miraba atenta, como si no quisiese
perderse nada de lo que le estaba contando. De nuevo, la sensación de comodidad y bienestar
me recorría, era el efecto que creaba en mí.
- Tú también tendrás cosas que contarme, no quiero aburrirte – dije cuando llevaba un rato
hablando.
- Nunca me aburres, podría estar horas y horas escuchándote y no me cansaría de hacerlo
– era una aduladora, pero me encantaba su faceta cariñosa –. Tengo poco que contarte, he
terminado por fin de preparar el congreso y eso me alivia. Al menos tendré una preocupación
menos.
- Era la próxima semana, ¿no? – últimamente era incapaz de recordar todos los horarios
que tenía en mi cabeza.
- Sí, y estaba pensando pasarme por Los Ángeles antes de volver. El congreso es jueves y
viernes, puedo coger un vuelo el domingo desde allí. ¿Qué te parece?
- ¿Lo dices en serio? ¿Me estás diciendo que te veré la próxima semana? – Lauren rió
fuertemente al ver mi cara entusiasmada pero no podía dejar de sonreír, me iban a doler las
mejillas a este paso.

- Totalmente en serio. Ya tenía mirados los vuelos sabiendo que era casi seguro que
aceptarías – bromeó, para después ponerse un poco más seria –. De hecho, esa no es toda la
verdad... - mi rostro se tensó al ver la seriedad en su cara.
- ¿Hay algo mal? Estás muy seria – pregunté con cuidado, intentando no forzarla si no
quería hablar de ello.
- No es nada malo, sólo que... Ay, no quiero que te enfades conmigo... - ¿por qué iba a
enfadarme con ella? ¿Qué tenía Lauren en mente?
- No me voy a enfadar, pero si no me cuentas qué pasa igual serás la culpable de que me
dé un paro cardiaco, y no creo que puedas solucionarlo a través de una pantalla – intenté relajar
el ambiente, aunque no sabía si por ella o por mí misma.
- Vale. La cosa es que he visto una casa preciosa, y está en venta. No hemos hablado
nunca de empezar a mirar opciones para cuando me mudase, pero sabes que falta poco para que
eso suceda, después del congreso será volver casi para recoger todo y marcharme y... Ay, no soy
capaz de expresarme – la notaba nerviosa, suponía que por las conversaciones que habíamos
mantenido sobre cómo me sentía en la relación y mi miedo a dar pasos adelante debido a mi
pasado.
- Tranquila, amor. No voy a enfadarme pero, ¿puedes contarme qué es lo que has visto? No
es justo que estemos hablando de nuestro posible futuro hogar y no lo sepa – y era la verdad, no
estaba enfadada ni nerviosa. Estaba preparada, quería que Lauren me contase más sobre sus
insideofmysoul
ideas y pensar en nuestro futuro juntas, aquello me daba fuerzas.
- He visto una casa preciosa en venta – volvió a repetir y le di espacio para que siguiese
hablando–. Es amplia, con tres pisos y garaje. El último piso es una única estancia con
ventanales y, cuando lo vi, pensé que podría ser nuestra biblioteca – se había acordado. Se
acordaba de mis sueños no cumplidos, aquellos a los que había renunciado, y yo estaba al borde
de las lágrimas por ello –. No sé, me parece el sitio perfecto para llamarlo hogar, y estoy segura
de que a Luke puede gustarle. Es más, tamb... Camila, ¿estás llorando? – se cortó de golpe, con
un deje de culpabilidad en su voz –. Ey, cielo, lo siento. No quería ir tan rápido, lo hablaremos en
otro momento...
- No es eso, Lo – dije dejando caer mis lágrimas, que eran de felicidad –. Te has acordado.
Te has acordado de mi sueño de tener una biblioteca – pude ver su rostro relajarse al momento,
comprendiendo qué pasaba.
- Siempre voy a acordarme de las cosas que son importantes para ti, mi amor – su voz
sonaba tierna ahora.
- ¿Por qué tardaste tanto en aparecer en mi vida? – dije con una mezcla de lágrimas y risas,
intentando manejar la situación para poder volver a la conversación. Vi que Lauren se encogía de
hombros, mientras empezaba a reír también. – Entonces, ¿me vas a contar más de esa casa?
¿Dónde está el problema?
- No hay problema, simplemente no sabía si querías que lo mirásemos juntas – intento
esconder sus nervios iniciales, pero empezaba a conocerla muy bien como para saber que me
ocultaba algo.
- No me importa que lo hayas mirado, de hecho creo que yo no hubiese tomado la iniciativa.
Y estoy contenta con ello, puedes estar tranquila – dije, ya más calmada del momento emocional
–. Sin embargo, tengo la sensación de que estás evitando decirme algo y no sé el por qué,
pensaba que estábamos mejorando el aspecto de hablar las cosas – murmuré un tanto
preocupada por si había hecho algo mal.
- Me conoces bien. Estamos mejorando, Camz, pero no sé si lo que te voy a decir te va a
gustar...
- ¿Camz? – pregunté, sorprendida.
- Bueno, tú me llamas Lo. Creo que es justo estar a mano con los apodos – sonrió.
- Me gusta. Ahora empieza a hablar por esa bonita boca que tienes – intenté obligarla de
una forma juguetona, y tuvo efecto: Lauren retomó la conversación.
- La casa es en Pacific Palisades. No sé si conoces el barrio pero... - mi boca estaba muy
abierta, aquel era uno de los barrios ricos de la ciudad.
- Lo conozco. Lauren, tú sabes que no podemos permitirnos el comprar una casa allí – la
corté de inmediato.
- Técnicamente sí podemos – dijo con un poco de vergüenza, a ella nunca le gustaba hablar
del dinero que tenía.
Me froté la cabeza sin saber qué contestar a aquello. Nunca habíamos hablado del nivel de vida
de la doctora, pero estaba claro que ella estaba en un punto muy superior al mío. Bastaba con
observar el apartamento que tenía en Paradise Surfers, o incluso su coche de gama alta. Lauren
no hablaba de ello, y suponía que lo evitaría más aún tras hacerla partícipe de mi situación, tanto
insideofmysoul
la actual como la pasada. Mi cabeza daba vueltas pensando qué hacer. Por una parte, sentía la
ansiedad invadir mi cuerpo sólo de pensar que ella se hiciese cargo de todos los gastos que
conllevara la mudanza en un principio; por otro lado, había reflexionado sobre nuestros planes
durante los días anteriores y sabía que, si quería empezar una vida junto a la joven, tendría que
aceptar el hecho de que ella se encargase de ello al menos durante los primeros meses.
- ¿Estás bien? – la escuché preguntar, sacándome de mis pensamientos.
- Sólo estaba pensando – contesté con simpleza.
- No tenemos que hacer nada que no quieras, era sólo una opción que me pareció que
podía encajar – se explicó con su tono de voz tranquilizador –. Podemos mirar otras opciones
entre las dos, con las que te sientas más cómoda.
- Te gusta mucho esa casa, ¿verdad? – sabía que era cierto, pero quería que ella misma
me lo confirmase. Lauren no hubiese sacado el tema a no ser que estuviese muy segura, así que
la pregunta estaba un poco obsoleta.
- Sí. Cuando la vi pensé que sería la opción perfecta – admitió sincera, cosa que agradecí.
- ¿Me enseñas las fotos? – sus ojos se iluminaron con mi propuesta, parecía una niña
pequeña con un juguete nuevo.
- Ahora mismo te las mando, no tienes que verlas ahora – dijo mientras sus ojos se
cerraban un poco, buscando la información en el ordenador –. Échales un ojo con calma y
podemos hablarlo más tranquilamente otro día. Aunque sería bueno concertar una visita para
cuando estuviese allí la próxima semana – su última frase fue apenas un murmullo, pero pude
escucharla.
- Hazlo. Pide una cita para verla. Una visita no nos va a hacer daño, además no significa
que vayamos a comprarla ni nada – accedí, ante lo que ella sonrió de lado.
- ¿Segura? No quiero presionarte...
- Necesitaremos un lugar para vivir, Lo. Tenemos que empezar a buscar si queremos tener
un sitio cuando tú estés de vuelta, y no queda mucho para eso – aclaré con calma –. Estoy bien
con ello, no tienes de qué preocuparte – y era verdad, poco a poco mis miedos se iban y me
sentía cada vez más segura del paso que estábamos dando.
- ¿Entonces? – preguntó con miedo.
- Lo valoraremos. Le echaré un vistazo a lo que me has mandado, lo prometo – dije de
forma animada y ella pareció relajarse, soltando de golpe todo el aire que tenía en sus pulmones
para liberar la tensión.
- Te quiero – respondió sinceramente y no pude evitar sonreírle a la pantalla, quedándome
embobada mientras miraba el rostro perfecto de la ojiverde que me sonreía de vuelta.

insideofmysoul
Capítulo 24 - Preparando el futuro.

LAUREN's POV
Terminé de firmar todos aquellos documentos y se los entregué al doctor Alexander Pouch, el
director del hospital de Los Ángeles.
- Oficialmente, bienvenida al equipo, Lauren – dijo tendiéndome la mano con una sonrisa.
- Muchas gracias por la oportunidad, doctor Pouch – dije con una sonrisa.
- Es un honor tenerte con nosotros, nos vemos en dos semanas y te daremos un tour, así
como un despacho nuevo – dijo a modo de despedida.
Salí al caluroso día que hacía en Los Ángeles, revisando mi teléfono para ver si tenía alguna
llamada. No había nada, así que fui directamente a casa de los padres de Camila para recogerla,
teníamos una visita a la casa que había mirado dentro de unas horas.
El jet lag me estaba matando, apenas podía concentrarme en la carretera. Menos mal que había
alquilado un coche para el fin de semana en la ciudad, al menos podría moverme con libertad. El
congreso había ido muy bien, había conseguido un par de revistas que querían publicar mis
investigaciones así como un contrato para participar en un nuevo estudio sobre los diferentes
tipos de cánceres de piel, con lo que podría compaginar de nuevo mis dos áreas de trabajo.
- Hola, amor – Camila entra en el coche dejando un beso en mi mejilla antes de ponerse
cinturón. Estaba preciosa, con un vestido veraniego que deja ver sus bronceadas piernas - ¿Has
firmado ya todo?
- Sí, el contrato está listo y empiezo en dos semanas. ¿Cómo ha ido tu mañana? – le
pregunto mientras muevo mi mano derecha hasta ponerla sobre su mulso desnudo
cariñosamente.
- Hemos conseguido finalizar las correcciones del libro que te conté que nos estaba dando
tantos problemas, así que ya sólo queda la maquetación y estará listo para la fecha. El jefe nos
ha dado el resto del día libre como agradecimiento – dijo riendo.
- Eso es perfecto, pensaba que sólo tendrías libre el tiempo justo para ver la casa – estaba
animada con lo que estaba por venir, aunque tuviese que volver mañana a Australia no se sentía
como una despedida.
- Estaba pensando que podemos llevar a Luke al museo de los dinosaurios esta tarde, lleva
hablando días y días sobre él desde que se lo mencionaron en el colegio y ahora ya está mejor –
propuso y mi sonrisa aumentó, tenía ganas de pasar tiempo con el niño.
- Me gusta tu idea. De hecho, me gusta mucho tu idea – enfaticé bromeando, y ella soltó
una carcajada.
Aquellos momentos con Camila se sentían tan correctos. Ambas disfrutábamos de las pequeñas
cosas y habíamos aprendido a compartir una gran parte de nuestra vida pero sin dejar a un lado
nuestros proyectos o gustos personales. Personalmente, me moría de ganas de visitar aquella
casa y ver si podría ser la indicada para empezar nuestro camino juntas, aunque tenía un poco de
miedo. Camila había visto las fotos y la documentación días atrás y podía intuir que no se sentía
muy cómoda con aquel nivel de vida. No sabía bien si era debido a lo que había pasado con su
insideofmysoul
ex pareja o, simplemente, a no estar acostumbrada a vivir de aquella manera. Por lo que me
había contado, salvo en sus estancias con Sarah siempre había vivido en pisos, y el cambio a
una casa de aquel tipo podría ser grande.
- Este sitio es precioso – murmuró mientras miraba por la ventana.
Estábamos llegando al barrio y la verdad era que las vistas eran mejores de lo que se podía ver
en internet. La playa estaba cerca, pero las casas estaban situadas en una especie de colina
rodeada por montañas, dejando ver el verde que los árboles aportaban. Siendo Los Ángeles una
ciudad tan calurosa en la mayor parte del año, aquel paisaje era privilegiado. El GPS me indicó
que habíamos llegado y estacioné frente a la casa. Ninguna de las dos salió del coche ni hizo
amago de moverse, nos quedamos observando desde dentro.

Había una reja que separaba la acera del jardín y un camino que llegaba justo al porche. La casa
se veía bonita, pintada de blanco y con ventanales grandes. El garaje estaba a la derecha, y por
lo que pude intuir cabrían un par de coches sin problemas. Giré la cabeza para ver la reacción de
Camila, intentando leer sus pensamientos. No parecía preocupada, miraba hacia el edificio con
una sonrisa suave en su rostro.
- ¿Estás preparada? – le dije, y ella se giró para mirarme y sonreírme, asintiendo.
Salimos del coche y me acerqué rápidamente a dejar un beso sobre sus labios. No nos habíamos
visto desde que había llegado a la ciudad el día anterior y la echaba de menos. Entrelacé
nuestras manos antes de caminar hasta la entrada y llamar al timbre. Rápidamente, una mujer de
mediana edad salió a recibirnos, supuse que sería la misma con la que concreté la cita en la
inmobiliaria.
- Buenas tardes. ¿Señoras Cabello y Jauregui? – dijo extendiendo su mano para estrechar
las nuestras.
- Sí, ¿usted es la señora Park? Hablé con usted para concertar el horario de visita –
respondí amablemente tras ver su asentimiento.
- Acompáñenme, por favor – dijo levantando su brazo para guiarnos hacia el interior.
Sentí que la mano de Camila apretaba la mía y acaricié lentamente la suya con mi pulgar, lo que
hizo que ella me mirase sonriendo. La mujer abrió las puertas y nos invitó a pasar primero.
- ¿Prefieren que las acompañe en su visita o las dejo hacerlo en solitario?
- Preferiría verla por nuestra cuenta – respondió Camila, tímida, mientras buscaba mi
aprobación.
La mujer se quedó en el salón, el cual nosotras vimos con rapidez. Era enorme, con una
chimenea y varios sofás, también con una mesa grande que hacía las veces de comedor. De la
mano, Camila y yo nos fuimos dirigiendo a todas las estancias de la casa. Cocina grande, con
una isla preciosa en medio, las escaleras amplias para acceder a los pisos superiores... El
segundo piso contaba con cinco habitaciones y la habitación matrimonial era mi sueño hecho
realidad. Un baño amplio, ventanales y un vestidor gigante. Me estaba emocionando sólo de
pensar cómo quedaría mi ropa colocada allí.
Vimos el resto de habitaciones, las cuales podían hacer las veces tanto de dormitorio como de
despacho. Antes de subir al tercer piso intercambié una mirada con la joven, que no había soltado
mi mano en toda la visita. No habíamos hablado, pero no hacía falta. Ella sonreía y eso me
insideofmysoul
dejaba tranquila, no quería pensar que estaba presionándola.
El tercer piso era una maravilla. Una única estancia con un ventanal gigante que tenía vistas a las
montañas. Estaba vacío, pero lo imaginaba lleno de libros y con un par de sofás cerca del
ventanal. Me giré para mirar a Camila y vi que tenía los ojos llorosos.
- ¿Todo bien, princesa? – ella asintió con rapidez y buscó mi cuerpo, ante lo que yo no dudé
en abrazarla mientras admirábamos las vistas.
- Todo bien. Es preciosa.
Nos quedamos abrazadas hasta que recordé que teníamos a la mujer esperando por nosotras en
el primer piso.
- ¿Qué piensas? ¿Te ha gustado? – pregunté antes de tener que romper nuestro abrazo y
volver.
- Sí. Y sé que a ti también, pero... - tenía que haber un pero –. Lauren, esto es demasiado.
Es una casa de ensueño, pero sigo pensando que es mucho.
- No tenemos por qué decidir ahora, podemos valorarlo tranquilamente en casa.
- Estoy un tanto abrumada – confesó mientras yo dejaba besos en lo alto de su cabeza, me
gustaba que fuese sincera conmigo –. Preferiría que lo hablásemos más tarde cuando me dé
tiempo a procesar todo, si no te importa.

- Claro que no, vamos – dije dirigiéndome a la salida con ella aún entre mis brazos.
Bajamos los dos pisos y la mujer se levantó rápidamente para venir a nuestro encuentro.
- ¿Y bien? ¿Les ha gustado? Falta por ver el garaje y el jardín trasero, supongo que han
visto que tiene piscina.
- Es realmente bonita, nos hemos fijado en el detalle de la piscina desde el último piso – dije
mientras ella nos guiaba hacia una puerta que daba acceso al garaje, como pudimos comprobar.
También era amplio.
- Es una casa muy familiar y muy amplia. Una gran inversión para el futuro, sin duda.
- Lo hemos podido comprobar – reí, mientras Camila seguía callada a mi lado.
- ¿Han tomado alguna decisión o necesitan un tiempo para pensarlo?
- Nos gustaría debatirlo tranquilamente en casa, si no es molestia – apoyé a Camila
mientras volvía a mirar a la mujer, que nos sonreía con amabilidad.
- No es molestia, pero quiero avisarles de que el próximo lunes tenemos concertada otra
visita de la casa. Hasta entonces no habrá problema, pero no podemos asegurar que siga en
venta si alguien la demanda antes que ustedes.
- Contaremos con ello, tendremos una respuesta pronto – respondí mientras nos dirigíamos
a la salida –. Muchas gracias por su tiempo, señora Park.
La mujer nos estrechó la mano a ambas y salimos de allí. No lograba saber qué pensaba Camila,
pero decidí dejarle un tiempo para pensar.
- ¿Vamos a recoger al enano? – intenté hacer que el momento ignorando lo que
acabábamos de ver no fuese incómodo.
- Avisaré a mis padres de que estamos de camino para que lo vistan, los fines de semana
se pasa el día en pijama – dijo en un tono de broma.
El camino se hizo corto, los pensamientos no dejaban de inundar mi mente sin darme un
insideofmysoul
descanso. Aquella casa definitivamente era un sueño hecho realidad, pero tenía que valorar el
hecho de que Camila no quisiese dar ese paso. Por lo que había podido hablar con la madre de la
morena en uno de nuestros encuentros, las terapias para intentar superar lo sucedido habían sido
duras y la joven aún tenía muchas secuelas. Ella tenía miedo de que, al forzar alguna situación,
pudiese recaer en aquellos pensamientos autodestructivos. Y yo, sinceramente, también lo
pensaba.
Por otra parte, no quería dejar pasar la oportunidad de consentir a la chica cumpliendo uno de sus
sueños, que además también era uno de los míos. Aparqué cerca de la casa de los padres de
Camila y decidí que debía dejar mis debates internos para disfrutar de la tarde junto a Luke y la
chica, ya tendríamos tiempo más tarde para ver las opciones de manera conjunta.
- Ey, pequeñajo – dije cogiendo a Luke de los brazos de Camila mientras él me abrazaba
fuerte – ¿Cómo estás?
- Bien, ya no duele. Y puedo ir al cole. Vamos a ir a ver dinosaurios, ¿no? – una de las
cosas que más me gustaba del niño era que él siempre era capaz de redirigir las conversaciones
a lo que realmente le interesaba, me parecía adorable.
- Sí, mami nos lleva a los dos. Yo tampoco los he visto – empezamos a caminar con el niño
en mis brazos y Camila dándome la mano.
- Bieeeeeeeeeeen – él gritaba mientras su madre se reía y hacía bromas para que
estuviese entretenido durante todo el camino hacia el museo, que no estaba muy alejado.
Luke pasó toda la tarde emocionado por los dinosaurios y yo no podía dejar de sonreír. Camila
tampoco. Nos turnábamos para llevar al niño en brazos, que aún no estaba del todo recuperado
de la rodilla, y él estaba encantado con los mimos extra que estaba recibiendo.

- ¿Podemos hacer esto más veces? – preguntó cuando nos sentamos en una terraza para
tomar un helado.
- Todas las veces que quieras, campeón – le dije con un golpecito en su mejilla y él intentó
apartarse de forma graciosa.
- ¿Ya no te vas, Lolo? – dijo con un puchero adorable que me hizo sonreír.
- Me voy mañana, renacuajo. Pero vuelvo en unos días y ya no me voy – respondí.
- ¿Papi también viene con nosotros?
El silencio fue brutal. Podía escuchar el corazón de Camila latir apresurado y su cara estaba
desencajada. Sabía que ella le había intentado explicar todo al niño, pero al parecer Luke no lo
había comprendido del todo. Me sentí ansiosa, no sabía cómo reaccionar a lo que estaba
pasando. El pequeño nos miraba esperando una respuesta y ninguna de nosotras reaccionaba.
- Mi amor, hemos hablado de eso – dijo Camila en un tono de voz apenas audible –. Papá
ya no va a estar con nosotros, ¿recuerdas lo que te conté?
- Él era malo contigo, pero si ya no es malo puede venir con nosotros – repuso, sin
comprender lo que su madre intentaba decirle. Camila estaba a punto de romperse.
- Ey, Luke, ven aquí – llamé al niño para que se sentase en mi regazo –. ¿Sabes cuando
alguien es malo y hace que los demás estén tristes? – asintió, mirándome con sus ojitos del
mismo color de los de su madre – Pues tu papá hacía que mami estuviese triste, muy triste. Le
hizo pupa y por eso él se ha tenido que marchar.
insideofmysoul
- Yo no quiero que mami esté triste, ella llora a veces – miré a Camila, que tenía lágrimas en
su rostro, e intenté mantenerme fuerte para lidiar con aquella situación.
- Yo tampoco, y es por eso que él no puede volver. Cuando alguien te hace daño tienes que
alejarte de lo que te hace sentir triste.
- Tú cuidas a mamá, ¿verdad? – me preguntó en un tono de voz serio, no parecía que
tuviese su corta edad.
- Intento cuidarla siempre, quiero que mami sea feliz y sonría todos los días – dije de forma
sincera y el pequeño me abrazó.
- Te quiero, Lolo. No quiero que te vayas porque mami sonríe más cuando tú estás...
- No me voy a ir, campeón – lo mantuve abrazado a mí durante un buen rato y nadie volvió
hablar.
El camino de vuelta fue silencioso, Camila llevaba a Luke en brazos mientras el niño se aferraba
a ella como si fuese a desvanecerse si la soltaba. Subí con ellos a casa, entrando bajo la atenta
mirada de Sinu. Pude notar que ella sabía que algo no iba bien, pero no dije nada. Camila fue con
Luke a su cuarto para acostarlo un poco y yo me senté en el sofá, esperándola.
- ¿Está todo bien, corazón? – Sinu se acercaba a mí con una taza de café, la cual acepté
gustosa.
- No lo sé – admití –. Ha mencionado a Will y Camila no ha dicho una sola palabra desde
entonces – dije frustrada.
- Sigue siendo complicado. A veces nos pregunta a Alejandro y a mí y no sabemos qué
responderle – confesó –. Camila ha hablado con él sobre ello, pero todos tenemos la sensación
de que él aún no entiende que su padre no puede volver...
- Me da miedo que no pueda manejarlo, Sinu. Estaba rota...
La mujer me abrazó y me dejé caer en sus brazos. Todos queríamos lo mejor para Camila y el
pequeño, pero ninguno de nosotros podíamos actuar por nuestra cuenta en algunos temas.
Escuché unos pasos y me separé de los brazos de Sinu con un leve carraspeo, intentando
recuperar las formas.
- Se ha dormido – dijo Camila mientras se acercó al sofá y me abrazó con fuerza –. Siento
que hayas tenido que ver eso, no te corresponde. Gracias.
- No me las des. Sois lo más importante de mi vida ahora mismo, lo sabes – dije
apretándola contra mi pecho, sintiendo que ella se relajaba un poco.
- ¿Qué tal la casa que habéis visto? – agradecí que Sinu cambiase la conversación e
intentase llevarla a algo más liviano – ¿Os ha gustado?
- Es preciosa, Sinu – respondí –. Realmente me gustaría que nos la quedásemos – miré a
Camila con miedo.
- Lo es, – corroboró Camila – pero es muy cara. No creo que pueda permitírmelo ahora.
Su madre intercambió un par de miradas hacia ambas y se levantó para ir a preparar la cena,
dejándonos un poco de espacio.
- No puedo, Lo – volvió a hablar Camila.
- Entiendo que sientas miedo, pero es nuestra casa perfecta... No quiero dejarla escapar –
necesitaba ser sincera con ella en estos momentos.
- Lo sé, y sé que necesitarás un sitio donde vivir en unas semanas, pero no me siento
insideofmysoul
cómoda dejándote pagar algo que va a ser de las dos – intentó explicarse.
- Podemos llegar a un acuerdo, Camz...
- Tengo la vista sobre cómo van las cosas con Luke el lunes, Lo. Y sigo nerviosa porque
aún no sé si me van a quitar a mi hijo por no poder mantenerlo – era la primera vez que Camila
expresaba aquello en voz alta –. Si no sé si voy a llegar a fin de mes si surge algún contratiempo
con la enfermedad de Luke, ¿realmente piensas que podemos encontrar una solución o acuerdo
con esto?
- Sabes que el dinero no es un problema, puedo correr con todos los gastos médicos de
Luke si fuese necesario. Deberías comentar eso con tu abogado, para que lo dejaseis indicado.
- Sé que puedes, pero me parece pedirte demasiado.
- Nada es demasiado cuando se trata de vosotros. Quieres que seamos una familia, tú
misma lo dijiste. Déjame formar parte de ello – prácticamente supliqué.
- ¿Y si te arrepientes? – notaba el miedo en su voz.
- No voy a arrepentirme nunca de hacer lo necesario para cuidaros y protegeros de todo lo
malo– intenté sonar lo más sincera posible.
- Te quiero, Laur. Mucho – me abrazó aún más fuerte, enterrando su cabeza en mi cuello, y
yo me dejé hacer. Tendría que marcharme mañana y Camila no había dejado nada claro, pero en
mi mente sólo estaba la idea de hacerlos felices.
Después de la cena me dirigí al hotel con una única idea en mente: solucionar todo y quitarle a
Camila el mayor peso de encima que pudiese. Dejé mi bolso y jugueteé con mi móvil entre los
dedos, pulsando el botón de llamar con un suspiro antes de que me arrepintiese de lo que estaba
haciendo.

insideofmysoul
Capítulo 25 - Lies.

CAMILA's POV

Llevaba todo el fin de semana inquieta. Lauren se había marchado por última vez y no habíamos
hablado sobre qué hacer con la casa. Sabía que era debido a mis miedos y no podía evitar
sentirme culpable. Al mismo tiempo, no podía centrarme en pensar sobre aquello. En unas horas
tendría la cita en el juzgado para valorar mi situación y tenía pánico ante los posibles resultados.
Mi abogado había pasado por casa a entregarle la carpeta de documentos a mi madre mientras
yo llevaba a Luke al colegio. La guardé en mi bolso rápidamente, antes de despedirme de mi
padre e ir directa al coche. Me temblaban tanto las manos que apenas podía cambiar las marchas
en condiciones.
Llegué al juzgado con el tiempo justo, dando mi nombre en el mostrador que había en la entrada.
La mujer que me atendió me dio las indicaciones sobre dónde debía ir y me senté en uno de los
bancos que había fuera, esperando a que me llamasen. Revisé mi teléfono para intentar matar el
tiempo y tenía un mensaje de Lauren. "Todo va a ir bien, no te preocupes. Os quiero, no lo
olvides, por favor". Me pareció un tanto extraño, pero sonreí al leerlo. La doctora siempre se
preocupaba por nosotros, estaba agradecida de que estuviese a mi lado. Iba a teclear una
respuesta cuando la puerta se abrió y un hombre entrado en años dijo mi nombre en alto,
invitándome a entrar.
Tras una presentación, me senté frente a él y le extendí los documentos. Me froté nerviosa las
manos mientras el hombre revisaba atentamente los papeles que le había entregado con el
extracto de mis cuentas bancarias, mi nómina y los gastos de Luke. No pude evitar intentar
excusarme por si servía de algo.
- He pasado a un trabajo de jornada completa y estoy promocionando dentro de la empresa,
por lo que mi salario aumentará en los próximos meses... Puedo proporcionarle el número de
teléfono de la empresa para que lo compruebe.
Siguió revisando los papeles sin levantar la vista. Estaba acabada, aunque Lauren me hubiese
ayudado con las últimas consultas el ingreso se había llevado la gran parte del dinero que tenía
ahorrado.
- No será necesario, señora Cabello.
- Entonces, ¿van a quitarme a mi hijo? – espeté nerviosa, sintiendo cómo el hombre
levantaba su vista mirándome con confusión.
- No, los papeles no mienten. La cuenta conjunta que tiene con su pareja nos deja saber
que están preparadas para hacer frente a cualquier contratiempo.
¿La cuenta conjunta? Yo no tenía ninguna cuenta conjunta con Lauren.
- Perdone, ¿de qué está hablando?
- Señora Cabello, la cuenta desde que se pagaron la mayor parte de los gastos del ingreso
del menor y los tratamientos posteriores – dijo tendiéndome una hoja –. En la carpeta de
documentación que ha aportado aparecen los datos junto a los de su pareja – bajó la vista al
documento pareciendo buscar algo – Lauren Jauregui.
- Claro.
insideofmysoul
- Y enhorabuena, he visto que su nueva casa aparece en la relación de bienes materiales a
su nombre – añadió amablemente.
Mi cabeza no dejaba de intentar encontrar qué estaba mal. Lauren y yo no habíamos hablado de
comprar aquella casa antes de que se marchase de nuevo, no habíamos firmado nada ni nos
habíamos decidido; aunque hubiese aceptado su ayuda en algunos aspectos aún era un tanto
reticente a dejar que ella se hiciese cargo de todos los gastos o nos metiésemos en una hipoteca
cuando yo no todavía no podía contribuir. Ella parecía haberlo comprendido.
Vi al hombre dejar los documentos al lado y teclear con rapidez en su ordenador. ¿Qué estaba
pasando? Todo mi cuerpo temblaba y no era capaz de respirar para intentar que se notase
menos.

- Aquí tiene un documento donde se da fe de que ha entregado todo lo que se ha pedido y


que se encuentra capacitada para cuidar del menor – me tendió un par de folios después de
sellarlos –. Haremos otra revisión pasados seis meses, pero no creo que tenga problema con ello
– me sonrió con amabilidad y cogí lo que me estaba entregando.
- Gracias, ha sido un placer – murmuré antes de levantarme y salir de la sala.
Caminaba como un autómata a través de los pasillos del juzgado, con la carpeta de documentos
en una mano y los papeles sellados en otra. Busqué una cafetería con rapidez y me senté en una
mesa apartada, llevándome las manos a la cara. La mezcla de sentimientos se acumulaba en mi
pecho. Por un lado, estaba feliz de haber pasado la prueba sin problemas y de tener la certeza de
que no se llevarían a mi hijo. Por otra parte, no dejaba de darle vueltas a qué había hecho Lauren
para que el hombre dijese todo aquello.
Apenas pude devolverle una sonrisa al camarero, que dejó un café sobre mi mesa. Mis ojos
seguían sobre la carpeta donde estaban todas las respuestas y el miedo a ver qué podría
encontrarme dentro me estaba consumiendo. La abrí con cuidado y empecé a pasar la vista
sobre aquellas hojas. El libro de familia y el empadronamiento de Luke estaban en primer lugar,
junto a los documentos de identidad de mis padres y el mío y la dirección de su casa. Una copia
de mi contrato y mi última nómina los seguía, todo era normal por el momento.
Había un resumen del historial de mi hijo y todos los datos sobre el último ingreso, desde los por
qués hasta el tratamiento indicado por el doctor. El documento que había rellenado con los pagos
del ingreso estaba allí, pero noté al instante las diferencias. Aquella no era mi letra ni mi firma: era
la de Lauren. Analicé cada detalle para comprobar que aquella cuenta bancaria no era la mía. Los
gastos de las consultas y los tratamientos también se habían cobrado de ella.
Arrugando algunos de los papeles con las prisas, busqué con rapidez los datos bancarios. Sabía
que tenían que estar allí porque había hablado con mi abogado sobre todo lo que debíamos
presentar. Había dos documentos: uno con mi cuenta bancaria, en la cual se veía reflejada mi
última nómina, y otro con una cuenta que desconocía. Era una cuenta en Bank of America a
nombre de Lauren y mío. Al comprobar los extractos, todos los gastos del hospital se habían
cargado en ella. Las lágrimas empezaban a hacerse presentes y apenas podía leer los folios que
tenía delante.
Saqué el último impreso y allí estaba: la casa que Lauren y yo habíamos visitado el fin de semana
aparecía en la lista de bienes materiales a mi nombre. Guardé todo de nuevo en la carpeta como
insideofmysoul
si quemasen y dejé que las lágrimas siguiesen cayendo. ¿Por qué había hecho Lauren aquello?
¿Por qué no había dicho nada? ¿Pensaría que no era capaz de mantener a mi hijo sin
problemas?
Mi teléfono empezó a sonar y lo cogí sin mirar quién llamaba.
- ¿Sí? – pregunté intentando que el llanto no se notase.
- Hija, ¿ya has salido? ¿Estás bien? – la voz de mi madre se escuchaba del otro lado del
altavoz.
- Todo está bien con Luke, pero yo no lo estoy. Ha pasado algo...
- Ven a casa, tenemos que hablar – su tono de voz no sonaba sorprendido, más bien como
si estuviese esperando esa respuesta por mi parte.
- ¿De qué tenemos que hablar? – contesté cabreada.
- Tú sólo ven, te explicaré todo. Te espero aquí – finalizó la llamada sin darme tiempo a
responder y supe que no podía negarme. Además, si lo retrasaba para más tarde Luke estaría en
casa, y no quería que me viese así.

Volví a releer el mensaje de Lauren y cerré el teléfono sin contestarle. Estaba enfadada por todo
lo que había hecho a mis espaldas. Sabía que era por mi bien y no me importaba que lo hubiese
hecho, pero me molestaba que no lo hubiese hablado conmigo previamente o lo hubiésemos
tratado juntas.
Escuché los pasos de mi madre caminando hacia la entrada en cuanto cerré la puerta a mis
espaldas. Noté el miedo en su mirada y, en ese momento, supe que mi corazonada de que ella
sabía algo era cierta.
- Camila, hija...
- Tenemos que hablar, mamá – soné demasiado cortante, por lo que intenté respirar para
relajarme un poco, no me gustaba hablarle así a mi madre.
- Es cierto, he hecho café. ¿Nos sentamos en la cocina? – la seguí mientras la veía servir el
café aún caliente en dos tazas y sentarse en la mesa, justo frente a mí.
- ¿Por qué tengo la sensación de que tú sabías de esto y me lo has ocultado? – pregunté
directamente mientras colocaba la carpeta de documentación encima de la mesa sin ningún
cuidado.
- Lo sabía, hija... Pero necesito que dejes que te explique todo, no puedes enfadarte así por
algo que han hecho pensando en tu bienestar...
- No estoy enfadada por lo que se ha hecho, mamá. Estoy enfadada porque todos habéis
actuado a mis espaldas en algo que era mío y que yo debía solucionar. ¿Piensas que es bonito
quedar como una gilipollas delante del hombre que evaluaba la documentación por no tener ni
puta idea de que habíais hecho todo eso sin yo saberlo? – grité, y mi madre no me calló. Me dejó
terminar y se quedó mirándome sin saber qué decir –. Ahora me vas a contar todo, porque si yo
sigo hablando no voy a hacer más que gritar.
- La otra noche, cuando fuiste a leerle su cuento a Luke y acostarlo, nos quedamos
hablando con Lauren. Ella estaba muy preocupada y quiso saber nuestra opinión. Hay cosas que
no te voy a contar porque creo que es mejor que las hables con ella, pero voy a intentar aclararte
un poco todo – empezó, y yo asentí mientras bebía un poco de café –. Lauren nos dijo que, en el
insideofmysoul
hospital, había habido problemas con los pagos. No estabas cuando volvieron para solucionarlo y
ella decidió encargarse para no poner más presión sobre ti con todo lo que estaba pasando con
Luke. Cuando nos lo contó estaba realmente asustada por no saber cómo reaccionarías, sé que
le has hablado de todo lo que te hizo Will y tenía miedo de haber actuado mal. Tanto tu padre
como yo apoyamos su decisión porque sabemos lo mal que lo pasaste aquellos días y nos
ofrecimos a devolverle el dinero, pero ella se negó – intentaba cuadrar los datos que mi madre me
estaba contando y resolver el puzle que había en mi cabeza en esos momentos, pero seguían
faltándome piezas –. Sabemos que has aceptado su ayuda para algunos tratamientos, pero no
sabíamos cómo ibas a reaccionar. Además, Lauren estaba preocupada por el tema de la casa.
Quería comprarla y todos podíamos ver que lo único que te impedía dar el paso era el dinero,
porque se notaba que tú también la querías. Nos comentó la posibilidad de comprarla a su
nombre, pero nosotros no entramos en eso, pensábamos que era un tema personal. Cuando
hablamos un poco sobre la vista de esta mañana, ella cayó en la cuenta de que tenía que
entregar algunos papeles porque los tuyos no eran válidos y nos pidió el número de Roger para
hablar con él, así que se lo dimos. Roger me ha contado todo esta mañana cuando vino a
entregar los documentos y hemos debatido sobre qué hacer, si contártelo o no. Al final, hemos
decidido que fueses tú la que se diese cuenta si los abrías antes porque pensábamos que si te
contábamos todo esto antes de la citación estarías enfadada y podrías hacer una locura y no
entregarlos. Hemos intentado hacer lo mejor, hija, pero quizá nos hemos equivocado. Lo siento –
finalizó un tanto apenada.
Respiré tratando de asimilar toda la información. Seguía enfadada, muy enfadada, pero también
podía ver por qué habían actuado todos de aquella forma. Estaba un tanto decepcionada por
haber visto que Lauren no había confiado en mí, pero entendía que en ocasiones le daba largas
para no tratar temas importantes y sabía que ella intentaba no mencionarlos, aunque quisiese
hacerlo. Tendría que hablar con ella seriamente.

- Tengo algo para ti – no me había dado cuenta de que mi madre se había levantado de la
mesa y ahora estaba parada a mi lado con un sobre en sus manos –. Lo siento, cariño. Espero
que puedas perdonarnos el habértelo ocultado – dejó un beso en mi cabeza y el sobre en mis
manos y salió de la cocina.
Abrí el sobre intentando dejar de pensar en lo que había hecho Lauren y me encontré con una
carta manuscrita de la doctora. Suspiré y empecé a leer.
"Camila, si estás leyendo esto es porque ya te has dado cuenta de muchas cosas. Quiero pedirte
perdón porque sé que ahora mismo vas a estar enfadada conmigo por haberte ocultado lo que he
hecho, pero también necesito darte una explicación esperando que puedas comprenderlo.
Tú y Luke sois lo más importante que tengo ahora mismo y mi única motivación a hacer lo que he
hecho es cuidaros, que estéis bien y que no tengáis que preocuparos por nada más que por ser
felices.
Pagué los gastos del hospital de Luke porque había problemas y fui una cobarde por no
contártelo entonces. No sabía cómo ibas a reaccionar, y no quería darte más dolores de cabeza.
También he comprado la casa y, Camz, no puedo esperar a ver cómo construimos una familia en
ella. Quizá sea un sueño hecho realidad, pero ahora mismo es secundario. Mi único sueño es
insideofmysoul
poder compartir mis días con vosotros y que seamos felices, la casa es algo secundario que no
tiene ninguna importancia más que el valor de los posibles recuerdos que podamos crear en ella.
Sé que vas a estar enfadada, lo puedo notar y ni siquiera te has dado cuenta aún. Nunca quise
mentirte, pero no sabía de qué otra forma hacerlo para que tú me permitieses seguir adelante con
ello. Lo único que te pido es que, por favor, pienses a cerca de todo esto y hables conmigo. Hay
muchas cosas que debo contarte, pero no quiero hacerlo por una simple carta. Además, necesito
que tú quieras que te lo cuente para no forzarte a leer algo que no quieras saber.
Te quiero, Camila. Pase lo que pase, no lo olvides. Estoy enamorada de ti y has cambiado mi vida
radicalmente. Ahora vuelvo a tener sueños y planes de futuro, y no logro visualizarme en ellos si
no es de tu mano. Y, de nuevo, lo siento. Siento cualquier dolor que esto haya podido causarte.
Con amor,
Lauren"
No podía dejar de llorar al terminar de leer la carta. Podía entender sus motivos, pero no obviaba
el hecho de que Lauren me había mentido. Necesitaba estar sola y pensar sobre lo que había
pasado, aún no era capaz de asimilar toda la información. Llamé con cuidado a la puerta de la
habitación de mi madre y ella salió rápidamente.
- Necesito estar sola y quería ir a la playa, ¿puedes recoger a Luke por mí? – pregunté sin
dejar que ella dijese nada.
- Claro, cielo. Tómate el tiempo que necesites – me abrazó fuertemente antes de soltarme,
con una mirada triste en su cara.
Cogí las llaves del coche y mi bolso y puse rumbo a una de mis playas favoritas. El día estaba
nublado y no había mucha gente, lo cual agradecí. Estiré mi toalla sobre la arena y me senté
mirando al mar, respirando fuertemente para lograr embriagarme del olor a salitre que tanto me
gustaba.
¿Qué iba a hacer? No podía decirle a Lauren que todo estaba bien. Estaba muy agradecida y, en
cierta parte, comprendía las razones que la habían llevado a actuar así. Pero también me había
mentido. El peso que tenía por no saber qué iba a pasar con Luke se había marchado, pero ahora
la situación con la doctora no me dejaba disfrutar del todo del momento. No pensaba que Lauren
lo hubiese hecho con mala intención, pero aun así...

Revisé mi teléfono y vi que tenía un nuevo mensaje suyo. Con la esperanza de que no me
obligase a hablar, lo abrí. "Lo siento, espero que puedas perdonarme. Te quiero". Sin pensarlo,
pulsé el botón de llamada sobre su contacto.
- Mi amor... – su voz sonaba cansada y temerosa.
- Hola, Lauren – respondí sin saber cómo empezar la conversación y ambas nos quedamos
calladas, escuchando únicamente nuestras respiraciones.
- ¿Ha salido todo bien? – murmuró Lauren en un susurro – Lo siento.
- No ha habido problemas con Luke, pero debemos hablar... Bueno, realmente no sé si
estoy preparada para hablarlo, no sé por qué te he llamado – contesté y el silencio volvió.
- Tengo muchas cosas que explicarte – retomó ella – pero puedo esperar a que quieras
escucharlas...
- Estoy enfadada, Lauren. Y, curiosamente, no por lo que has hecho. Estoy enfadada
insideofmysoul
porque me has mentido. Has actuado a mis espaldas compinchándote con mis padres, incluso
con mi abogado. Por el amor de Dios, ¿en qué estabas pensando? – había levantado el tono de
voz demasiado rápido y me arrepentí al instante.
- No estaba pensando... Sólo buscaba la mejor opción, pero claramente he cometido un
error al ocultártelo. Tenía miedo a que rechazases mi ayuda y actué por mi cuenta. Lo siento... -
no había ningún rastro de la Lauren segura de sí misma que conocía, era como si se hubiese
encogido y ahora fuese un cuerpo lleno de dudas.
- Necesito que me aclares todo, porque sigo sin entender muchas cosas – sabía que le
estaba haciendo daño ignorando sus palabras, pero necesitaba entender todo primero.
- Pregunta lo que quieras, te responderé a todo – contestó rápidamente.
- ¿Cuándo te has hecho cargo de los gastos del hospital y por qué esa cuenta está con mi
nombre?
- No podían realizar los cobros y no estabas en la habitación cuando vinieron a decírtelo.
Sabía que te iba a preocupar aún más, así que pensé hacerme cargo de ellos y después
contártelo, pero no encontré ningún momento adecuado para hacerlo. Recordé que tenías que
presentar los gastos de los tratamientos, así que la solución más rápida que encontré fue añadirte
como titular a mi cuenta bancaria y realizar yo misma los pagos desde allí y que quedase
constancia de que también estaba a tu nombre – me conmovió ver que ella había pensado en
todo, pero aún tenía cosas que preguntarle.
- ¿Y la casa, Lauren? ¿Por qué has comprado la casa?
- Porque era la casa de nuestros sueños... Yo pensé en comprarla sólo a mi nombre y que
fuésemos viendo qué pasaba después, pero hablando con tus padres comentaron que te pedirían
también una lista de bienes materiales y la puse a nombre de ambas para ser de más ayuda...
- ¿Cuándo has hablado con mi abogado? Eso sí que me enfada, Lauren. ¿Te das cuenta de
todo lo que has hecho a mis espaldas y sin mi consentimiento? – la corté.
- Después de hablar con tus padres y comentarles que yo había pagado lo del hospital, me
dijeron que tenía que darle la información al abogado para que la incluyese. Tu madre me dio su
teléfono y le entregué toda la información antes de marcharme...
- Lauren, ¿has pensado en la cantidad de mentiras e información que me has ocultado?
Pensaba que nuestra relación era diferente, puedo entender lo que has hecho pero no la forma en
que lo has hecho – sabía que había sonado muy dura, pero me dolía que me hubiese ocultado
todo aquello y hubiese actuado a mis espaldas.
- Lo siento, Camila. De verdad que lo siento... He intentado hacer el máximo para que no
tuvieses que preocuparte por nada y me he olvidado de lo más importante, que eres tú y tu
opinión sobre ello – su voz se rompía y supe que estaba empezando a llorar – Por favor,
perdóname...
Me dolía demasiado escucharla así, pero no podía perdonarla tan fácilmente aunque quisiese
hacerlo. Había tenido una relación plagada de mentiras y en la que mi opinión nunca contaba
para nada y pensaba que con Lauren iba a ser diferente, pero ella acababa de demostrarme que
no era así por muy buenas que fueran sus intenciones. No podía retener las lágrimas, y tampoco
contestar a la doctora que se mantenía en silencio.
- Camila, dime algo. Por favor, mi amor... - notaba la desesperación en su voz, y no quise
insideofmysoul
mentirle.
- Me estás haciendo lo mismo que hizo Will, Lauren – sabía que aquello le iba a doler, pero
necesitaba sincerarme –. Él tomaba todas las decisiones y mi opinión no era valorada. Te hubiese
dejado comprar la casa porque yo también la quiero, Lauren, pero me hubiese gustado que me lo
hubieras dicho. Al igual que me podrías haber contado lo de los gastos del hospital, más cuando
te permití encargarte de las consultas posteriores sin ningún problema. ¿En qué vamos a
convertirnos? ¿Vamos a acabar exactamente como Will y yo? Porque no estoy dispuesta a eso,
por mucho que te quiera...
- No me dejes, Camila. Por favor. No puedo soportar que vuelva a pasar lo mismo otra vez y
todos mis planes y sueños se rompan como pasó con Amanda... No puedo con ello... - apenas
podía descifrar sus palabras a través del llanto y me estaba doliendo, pero no todo era tan fácil
como parecía. Yo también estaba rota por la situación y sabía que ella estaba recordando lo que
pasó con su ex pareja, pero no podía reaccionar.
- No quiero dejarte, Lauren. Te quiero. Pero no sé si quiero una relación plagada de
mentiras que me va a volver a hacer daño... Intento pensar que lo has hecho porque yo no he
estado receptiva para aceptar tu ayuda o tu dinero cuando realmente lo necesitaba y admito mi
culpa en ello, sé que no debe ser fácil para ti. Lo que no puedo soportar es que me ocultes las
cosas...
- Prometo no volver a hacerlo. Sabes que te he contado cada paso en mi vida, cada
sentimiento, todo... He actuado mal por el miedo a que no aceptases mi ayuda, pero no volveré a
hacerlo. Quiero que seamos tú y yo, y que compartamos todo. Eres mi pareja, la persona que
amo y en la que más confío, y me he equivocado. Déjame demostrarte que no va a ser así, no lo
ha sido antes y podemos hacerlo funcionar...
- Necesito unos días para pensar, Lo. ¿Puedes darme eso? – intenté calmarme y actuar de
una forma más correcta, ambas habíamos llorado lo suficiente ya –. Dame unos días para
reorganizar mi mente y todo lo que estoy sintiendo – escuché un sollozo del otro lado del teléfono
y se me rompió el corazón –. No te estoy dejando, Laur. Te lo prometo. Quiero luchar por
nosotras, pero necesito unos días. Por favor, compréndelo...
- Está bien... ¿Cuando aclares tus pensamientos me llamarás? Necesito... Necesito saber
que vamos a estar bien, mi vuelo es la próxima semana y tendría que hacer la mudanza y... No sé
si soy capaz de empezar con ello sin saber qué va a pasar... - entendía lo que me decía, y me
dolía verla así.
- Claro. Te llamaré. Y Lauren...
- ¿Sí?
- Gracias por cuidarnos y por querernos. No te estoy diciendo que lo hayas hecho bien, pero
gracias por estar ahí para nosotros y ponernos como tu prioridad – dije en un tono más suave
intentando demostrarle que de verdad apreciaba lo que había hecho a pesar de todo lo que había
desencadenado.
- Siempre voy a estar aquí para vosotros pase lo que pase – contestó con un hijo de voz.
- Te llamaré, ¿vale? Cuídate – finalicé la llamada antes de darle tiempo a contestar, no
quería alargar más el dolor.
Con el móvil aún en mis manos, rompí en un llanto desconsolado que no podía calmar. ¿Por qué
insideofmysoul
tenía que pasar esto de nuevo? ¿Por qué las cosas no eran tan fáciles como parecían serlo días
atrás? ¿Cómo habíamos pasado de hablar sobre mudarnos juntas y comprar una casa a esta
sarta de mentiras que se clavaban en mi pecho?
Volví a leer la carta de Lauren, la cual había llevado conmigo. Yo también soñaba con tener todo
aquello con ella, pero ahora todo había cambiado. Y tenía que reflexionar, si tomaba la decisión
incorrecta podía rompernos a ambas de nuevo.

insideofmysoul
Capítulo 26 - Dreams.

LAUREN's POV
Tres días. Habían pasado tres días sin ninguna noticia de Camila tras nuestra conversación.
Había tenido mucho tiempo para pensar, ya que mi trabajo aquí ya había finalizado. Pensaba
tomarme estos días para despedirme de Australia como merecía pero todo había salido al revés,
me había encerrado en mi piso sin ver a nadie ni salir de él.
La foto que tenía con Camila encima del mueble del salón parecía observarme mientras se
burlaba de mí. ¿La habría perdido? No dejaba de darle vueltas en la cabeza a todo lo que había
pasado. Sin duda, había metido la pata hasta el fondo. Ella misma me lo había dicho, no estaba
molesta por mis acciones sino por la mentira.
Tras pasar horas y horas intentando encontrar una solución lo único que había logrado sacar en
claro era que debía asumir mi error y dejar que la joven tomase su decisión, no le reprocharía
nada fuese cual fuese.
Volví a mirar su perfil en la aplicación de mensajería, se había convertido en una rutina. La
morena había cambiado su foto un par de días atrás a una en la que abrazaba a Luke y me
encantaba verlos a ambos tan sonrientes.
Quedaba una semana exacta para mi vuelo de vuelta a EEUU y aún tenía toda la mudanza
pendiente, no encontraba fuerzas para guardar las cosas en cajas. Decidí que debía ponerme
cuanto antes, así que empecé por los libros. Quería que los enviasen a la nueva casa lo antes
posible porque había mandado instalar las estanterías poco después de firmar la compra y me
moría de ganas por colocarlos en ellas en cuanto llegasen. Pasase lo que pasase con Camila,
aquel iba a ser mi nuevo hogar.
Pasé un par de horas empaquetando cuidadosamente cada uno de los ejemplares, intentando
que estuviesen lo mejor colocados posible para que no sufrieran daños. Mis padres iban a
mandarme los que había dejado en casa, así que tendría que buscar un nuevo orden. Terminé de
vaciar las estanterías y pasé al armario, descolgando los trajes y las camisas y empezando a
meterlos también en cajas. ¿Cómo había acumulado tantas cosas en tan pocos años?
Cuando me di cuenta, tenía el salón lleno de cajas y se había hecho de noche. Pedí una pizza y
apilé algunas de las cajas para que viniesen a recogerlas por la mañana. Había tenido mucha
suerte porque, al querer llevarme el coche, me habían hecho un precio especial para el resto de
la mudanza, así que no podía quejarme.
En algún momento de las horas siguientes me quedé dormida en el sofá, despertándome con el
sonido de mi teléfono cuando aún era noche cerrada.
- ¿Sí? – contesté, aún dormida. Quizá fuese algo del hospital o una llamada importante.
- ¿Lauren? – escuchar la voz de Camila hizo que me incorporase de golpe y abriese los ojos
rápidamente. Mi corazón se aceleró, con una mezcla entre sueño, temor y alegría por escuchar la
voz de la joven –. ¿Estás bien? ¿Te pillo en mal momento? Mierda, no he tenido en cuenta el
cambio horario... - soltó de retahíla.
- Tranquila, estoy despierta – me obligué a cortarla mientras me estiraba un poco, aún
adormilada.
insideofmysoul
- Te he despertado, lo siento – su voz era nerviosa y usaba un tono de voz extraño.
- No pasa nada, es bueno oírte – le quité importancia sin saber si esa sensación que había
sentido al escuchar su voz seguiría ahí minutos más tarde o el dolor sería más fuerte –. ¿Cómo
estás?
- Bien... Acabo de entregar uno de los libros pendientes del trabajo y me han dado el resto
de tarde libre... - hizo una pausa –. ¿Y tú?
- Enhorabuena – dije alegremente, ya un poco más despierta –. Todo bien por aquí. Ya
sabes, guardando cosas en cajas y poco más...
Camila permaneció en silencio al otro lado de la línea y yo no me atreví a hacer la pregunta en la
que llevaba pensando días por miedo a la respuesta.

- ¿Es un mal momento para una conversación? – rompió el silencio y respiré hondo.
- Creo que nunca va a haber un buen momento para esta conversación, así que adelante.
Te escucho – soné derrotada, pero no podía sentirme de otra forma.
- ¿Puedo pedirte algo? – preguntó, pillándome por sorpresa.
- Claro, dime – dije con rapidez.
- ¿Podemos hacerlo cara a cara? ¿Una vídeollamada? – ¿por qué querría Camila hacerlo
así? Me iba a dejar estaba clarísimo.
- Sí, iré a por el ordenador y estaré lista en un par de minutos – me resigné, levantándome
para ir hasta el despacho.
- Vale, nos vemos ahora – cortó la llamada.
Tomé una botella de agua de la nevera mientras mi ordenador se encendía. Estaba tardando
demasiado. Me había alegrado volver a escuchar la voz de Camila después de los días de
ausencia, pero lo que sentía en estos momentos era un miedo horrible a conocer qué decisión
había tomado ella.
- ¿Cómo estás? – me pregunto con un tono suave cuando su cara apareció en la pantalla.
La podía notar cansada, pero aún así estaba preciosa.
- Bien, ya sabes... – no supe qué contestar.
- Te noto cansada, Lauren. ¿Quieres que lo dejemos para otro momento? – era cierto que
las ojeras se habían adueñado de mi rostro, pero no podía esperar más.
- No, no, estoy bien. ¿Tú cómo estás? – pregunté con miedo.
- Tirando, han sido unos días difíciles.
- Comprendo – dije sin saber qué contestar ni cómo comenzar la conversación.
- He retomado la terapia, – dijo de golpe y presté atención – he tenido un par de sesiones
con mi psicólogo para ayudarme a entender un poco todo lo que estaba pasando.
- ¿Y lo ha hecho? ¿Te ha ayudado? – pregunté interesadamente, sabía que era un gran
paso para ella el decidirse a volver a la terapia.
- Sí, me ha ayudado a poner mis ideas en orden. Por eso quería hablar contigo – no podía
descifrar qué escondía tras ese tono de voz calmado y paciente y las manos me sudaban.
- Te escucho – fue lo único que logré decir antes de que ella suspirase y empezase a
hablar.
- Ante todo, siento haberte gritado el otro día. No fueron las formas correctas, y te pido
insideofmysoul
disculpas por ello – asentí pero no dije nada, no podía –. He hablado mucho con el psicólogo de
lo que ha pasado entre nosotras, y necesito compartirlo contigo ahora que logro entenderlo un
poco. Vuelvo a agradecerte lo que has hecho por nosotros, nunca encontraré una manera de
darte las gracias por querernos de esa forma tan pura y desinteresada, Lauren. Pero creo que si
queremos hacer que nuestra relación funcione debemos trabajar en algunas cosas, tanto tú como
yo – paró y me debatí entre decir algo o no.
- Ninguna relación es perfecta. Yo no soy perfecta, lo has comprobado. Cometemos errores
porque somos humanos, y tenemos que lidiar con las consecuencias. Pero estoy dispuesta a
intentar mejorar en los puntos débiles si me das la oportunidad de hacerlo.
- Necesito que me escuches antes de que me digas nada, Laur. A mí me ha costado
asimilar algunas cosas, no quiero que te precipites a decir algo cuando puede que después
pienses diferente.
- Está bien, te escucharé hasta el final – Camila me tenía en vilo, nerviosa.
- No quiero aburrirte contándote absolutamente todo, menos cuando te he despertado.
Hemos tratado sobre las posibles secuelas que han quedado tras cómo me trató Will. Me ha
dolido mucho asumirlo, Lauren. Según él, va a haber ciertos momentos en los que me sienta
insegura o compare todo con lo que pasó anteriormente. Son secuelas que no se van tan
fácilmente, que están ancladas dentro de mí, y en las que debo trabajar para que no afecten a mi
vida en la actualidad. Y es por eso que me voy a sentir insegura, voy a darle demasiada
importancia a cosas que no la tengan o voy a magnificar los hechos. El otro día estaba muy
enfadada, Lauren. Puede que siga un poco enfadada – reconoció bajando la cabeza – pero al
menos he podido ver las cosas con una perspectiva mayor a lo que las veía hace unos días. No
puedes mentirme, Lo. No sé si entiendes hasta qué punto me afecta ver esa actitud y verme
reflejada en la Camila que no valía para nada, que no tenía opinión en ningún aspecto. Will no me
valoraba, me mentía, me ocultaba las cosas. Y, en cierta parte, tú has hecho lo mismo. Quizá tu
propósito era diferente al suyo, y entiendo que has hecho todo eso para ayudarme e intentar que
no tuviese que preocuparme de nada, pero el resultado final ha sido una mentira que me ha
hecho sentirme de nuevo pequeña, inútil y, aunque sea duro decirlo, poco valorada por tu parte.

No sabía qué decir, pero estaba comprendiendo mejor lo que había pasado. Al verla tan feliz
nunca había pensado en las secuelas que seguirían ahí tras el maltrato de Will y menos aún
había valorado los hechos a la hora de actuar. Yo misma había hecho que Camila volviese a
sentirse de la misma forma que lo hacía cuando estaba junto a su ex pareja y ser consciente de
ello estaba resultando un golpe duro para mí. Conocía la depresión, la había estudiado y la había
vivido en mis propias carnes después de mi ruptura, no entendía cómo podían habérseme
escapado los detalles. La culpabilidad me estaba matando.
- Estoy percibiendo muchas cosas en las que antes no había caído, Camz... - ella me dejó
hablar mientras me miraba fijamente desde el otro lado de la pantalla –. Con mis acciones he
hecho que te sintieses mal, y lo siento. Pasé por alto lo que habías vivido en el pasado y actué de
una forma que te ha empujado a recordar el pasado. Admito mi culpa, y me disculpo de nuevo.
- No te voy a decir que lo hiciste bien, porque mentiría. Pero... Me cuesta admitir que la
depresión sigue y que todo lo que pasé continúa haciendo daño como en aquellos momentos,
insideofmysoul
¿sabes? Es complicado y sé que no tienes la culpa de que esté así, tú sólo me has cuidado, pero
todo me ha estallado en la cara – notaba su nerviosismo por los cambios constantes en la
conversación, tenía que esforzarme para seguir el hilo de lo que ella quería explicar.
- No es fácil superar un hecho tan traumático como el que viviste, Camila. Y yo no he
ayudado a ello ocultándote información, pero por otra parte me siento aliviada de que mi error
haya servido para que pidas ayuda profesional, te hará bien trabajar con un psicólogo todo lo que
tienes dentro para poder mejorar – hablé desde el corazón, quería que ella supiese que yo
entendía la situación.
- El psicólogo me ha recomendado hacer algunas sesiones de terapia en pareja para que
ambas podamos entender bien los entresijos y evitar futuros problemas – fruncí un poco el ceño
con el nuevo rumbo que había elegido Camila. ¿Significaría esa frase que quería seguir a mi
lado? ¿Por qué estaba siendo tan ambigua?
- No me opondré a ello si es lo que quieres hacer. Pero... - no sabía si continuar hablando o
callarme –. Siento si no estoy entendiendo bien tus palabras, ¿eso significa que quieres seguir
adelante con lo nuestro? – mi voz sonó acobardada y me reproché a mí misma al momento.
- Te quiero. Te quiero y puedo entender los motivos que te llevaron a ocultármelo – respiré
hondo –. Quiero estar a tu lado, Lauren. Pero eso no quita que, si vuelves a mentirme, las cosas
sean diferentes. Sé que yo tengo parte de la culpa por no haber reaccionado a tiempo ni haber
aceptado tu ayuda en ocasiones y prometo trabajar en ello, pero eso no significa que tú tengas
vía libre para actuar a mis espaldas en algo mío o de ambas, ¿entiendes?
- Perfectamente, Camila. He tenido tiempo para darme cuenta de mi error, sinceramente
nunca pensé que fuese a desencadenar toda esta situación. Yo solo pensaba hacer lo mejor para
Luke y para ti y me he equivocado. No volveré a hacerlo, lo prometo – sabía que me había
disculpado muchas veces, pero sentía la necesidad de hacerlo de nuevo.
- Y yo prometo ser sincera contigo a partir de ahora y dejarme ayudar. Puede que me
cueste, pero realmente te necesitamos en nuestra vida. Luke no ha dejado de preguntar por ti y
yo me he sentido vacía al no tener tu apoyo durante estos días aunque haya sido mi decisión...
- Estoy aquí y te voy a ayudar a superar esto. Quiero demostrarte lo que es de verdad tener
una pareja que te quiere y que te cuida. Iremos a las terapias si es necesario para que yo
aprenda a manejar algunas cosas sobre cómo tratarte para que no sientas que estoy actuando
como lo hizo ese malnacido, hablaremos más y voy a estar allí para abrazarte cada vez que te
sientas triste o tengas un problema – hablé desde el corazón y pude sentir de nuevo la conexión
con la morena por primera vez en días, regalándome una sensación de alivio.

- Gracias, Lo. De verdad. Sé que no es fácil tener una relación con alguien que está tan rota
por dentro en todos los aspectos y puede que haya puesto mucho peso encima de tus hombros.
Y, a pesar de eso, no te has marchado. Estoy tan agradecida de que seas así, de que me
entiendas y de que me apoyes... De que quieras mejorar también tus fallos y ser mejor, sé que
también tengo parte de la culpa pero no estoy acostumbrada a compartir ese peso, siempre era
yo la que era la mala y...
- Ya está, amor – la corté viendo que empezaba a ponerse triste –. Tú no has tenido la
culpa, la que te ha ocultado la información importante he sido yo. Y me siento bendecida por estar
insideofmysoul
al lado de alguien que sabe perdonar los errores y que no se rinde conmigo a la primera de
cambio. Te quiero tanto, Camila...
- Y yo a ti, Lo. Demasiado... Tu despacho se ve vacío – dijo dándose cuenta de que había
recogido parte de las cosas que había en la estantería detrás de mi mesa.
- Bueno, tengo un par de personas especiales esperándome en Los Ángeles y estoy
haciendo la mudanza para tenerlos cerca. ¿Puedes creerlo? – intenté bromear, tanteando el
terreno para saber en qué punto nos encontrábamos. Quizá Camila no quisiese hablar o
necesitase volver a la conversación inicial.
- Esas personas tienen mucha suerte de tenerte – dijo con una sonrisa tímida, que me hizo
sonreír abiertamente por primera vez en días –. ¿Cómo llevas la mudanza?
- ¿La verdad? – ella asintió con la cabeza mientras yo suspiré profundamente –. Mal, estos
días no he estado muy productiva que digamos – ella frunció los labios suavemente, dándose
cuenta de por qué – pero estoy en ello. Esta tarde he empezado y se llevarán pronto los libros y
algunas cajas con ropa.
- ¿Vas a traértelo todo? No me sorprende que lo primero que hayas guardado sean los
libros viniendo de ti.
- No todo, pero sí la mayoría. Hablé con tu tía y voy a dejar algunos muebles en su garaje,
dijo que no le importaba. A no ser que quieras que me los lleve, pero... Pensé que podríamos
decorar la casa juntas para hacerla nuestra desde el principio – admití un tanto avergonzada por
mostrarme tan sentimental respecto a ello.
- Eres adorable cuando dejas de ser la Lauren fría y seria y te muestras avergonzada
incluso por algo tan normal como querer que decoremos la casa juntas – me sonrojé aún más
mientras Camila se reía y en ese momento supe que todo estaría bien.
- ¿Entonces estamos bien? Porque... Bueno, tengo una sorpresa para ti... - comenté con un
poco de miedo.
- Estamos bien, Lo. Estaremos bien, la distancia lo magnifica más. Cuando estés aquí
hablaremos con más calma y podremos sacar más cosas, pero no me parece correcto hacerlo
cuando no puedo abrazarme a ti – entendía su punto, nada me gustaría más que poder
estrecharla entre mis brazos en estos momentos –. Ahora explícame esa sorpresa, no me dejes
así.
- Estoy preparando nuestra biblioteca – observé que abría mucho los ojos, sorprendida –.
Recordé lo que me contaste sobre que tenías los libros en cajas y que no te gustaba y pensé que
podría ser mi regalo de bienvenida a nuestra nueva vida. Hice un diseño con la ayuda de un
decorador, y están instalando las estanterías.
- Lo... Eso es... - podía notar la emoción en su voz –. No tengo palabras, gracias. Gracias
por hacerme inmensamente feliz...
- Es un placer – reí –. Pero no vas a poder verla hasta que esté acabada. De hecho, antes
de que se me olvide, ¿quieres una copia de las llaves para ir llevando cosas? Puedes pasar a
recogerla en la inmobiliaria, creo que has podido notar que la casa está a tu nombre también –
comenté un poco más seriamente por si era un error sacar el tema de nuevo.

- Lo pensaré, aunque creo que prefiero esperar a que estés aquí... No me sentiría bien
insideofmysoul
haciendo eso sin ti.
- Te ayudaré con ello, ya tendré el coche. Mis cosas las van a ir llevando poco a poco a lo
largo de esta semana – compartí, queriendo ser sincera y que estuviese al tanto de todo el
proceso.
- Me gusta esa idea. No lo he pensado mucho, pero quizá necesitemos las camas y los
colchones antes de mudarnos. Y también debatir la distribución... La verdad es que he tenido
tantas cosas en mente los últimos días que he dejado esto completamente de lado – sus palabras
me hicieron recordar que yo también había intentado no pensar ello por si nuestra relación
acababa y noté cómo un escalofrío me recorría el cuerpo.
- Podemos irlo mirando estos días, si te parece bien – comenté sin saber qué más decir.
- Deberías ir a dormir, Laur. Estás cansada y siento haberte despertado, pero necesitaba
con urgencia aclarar las cosas contigo – dijo un tanto apenada.
- No te preocupes, yo me sentía igual que tú. Me alegra que hayamos hablado todo, aunque
sea en plena madrugada. ¿Te llamo mañana? – pregunté con un poco de duda.
- Sí, llámame cuando quieras. Dulces sueños. Y... Te quiero, ¿vale? – se mordía el labio y
tenía unas ganas inmensas de besarla.
- También te quiero, princesa. Y gracias por todo – Camila cortó la llamada y suspiré. Al fin
iba a poder dormir tranquila.
~~~
Max me ayudó a apilar las últimas cajas y eché un vistazo al apartamento vacío. La semana
había sido intensa, me había despedido de Sarah ayer por la tarde y había aprovechado para
pasar tiempo con Max, al que no volvería a ver en un tiempo. Él me había ayudado con toda la
mudanza y el traslado de los muebles a casa de Sarah, y ahora estaba colocando lo poco que
quedaba.
El piso estaba vacío. Recorrí cada una de las habitaciones por última vez y saqué mi cámara de
fotos para inmortalizar las vistas desde el ventanal. Aquella había sido mi vida durante los últimos
años y la iba a echar de menos, pero estaba emocionada con el nuevo comienzo.
Camila había estado mucho más receptiva y juntas escogimos algunos muebles básicos que
necesitaríamos cuando yo llegase. No se opuso a que yo comprase algunas cosas, pero también
quiso encargarse de pagar algunas otras, lo cual permití. Estábamos intentando equilibrar todo y
ser sinceras e íbamos por buen camino. Habíamos decidido que Luke y ella se fuesen mudando
poco a poco y no al principio para que el niño no tuviese que lidiar con todos los cambios. Cuando
las habitaciones estuviesen listas, lo cual esperábamos que no tardase mucho, se instalarían
definitivamente. Por mi parte, yo empezaría a vivir allí desde esta misma noche cuando llegase a
Los Ángeles.
- Vas a echarlo de menos, ¿eh? – Max se había acercado y se unió a mí, que seguía
observando las calles de Gold Coast desde lo alto.
- Sí, voy a echarlo de menos. Y voy a echaros de menos – lo miré un tanto apenada.
- No es una despedida para siempre, Laur. Nos veremos y mantendremos el contacto.
Además, iré a visitarte. Y supongo que vosotras también volveréis de vez en cuando – Max
siempre era una persona positiva y me alegraba tenerlo a mi lado en esos momentos.
- Gracias por todos estos años, Max. Lo mejor que me llevo de este lugar es a ti y una
insideofmysoul
cantidad inmensa de recuerdos que hemos compartido – el joven me abrió los brazos y no dudé
en aferrarme a él, reprimiendo las ganas de llorar.
Sin muchas palabras recogimos las últimas cosas y nos montamos en su coche para emprender
el camino al aeropuerto. Por la ventanilla veía pasar las calles que había recorrido durante años,
las playas donde los surfistas intentaban dar lo mejor de sí mismos. Me sentía nostálgica, pero al
mismo tiempo la sensación de que yo ya no pertenecía a ello me recorría.
Mi casa estaba ahora en otro lugar, mi hogar eran Camila y Luke. Saqué mi teléfono para
inmortalizar las playas y me encontré con un mensaje de Camila. "Te iré a recoger, me muero de
ganas de verte y de ver qué nos depara el futuro". Sonreí, sacando un par de fotos y dejando
pendiente el contestar al mensaje para más tarde.
Tras facturar las maletas, Max me acompañó hasta la entrada del control. Lo abracé sin decir
nada y no pude evitar que una lágrima solitaria rodase por mi mejilla.
- Nos vemos pronto, ojitos – dijo con un guiño.
- Te quiero, Max – le grité cuando me alejaba y él me hizo un gesto burlón con la mano.
Este era el final. Me dirigí a la puerta de embarque con una sonrisa en la cara. Mi último mensaje
antes de despegar fue para Camila. "Estoy de camino, ahora ya no podrás librarte de mí. Te
quiero".

insideofmysoul
Capítulo 27 - Home.

CAMILA'S POV
Había llegado al aeropuerto una hora antes de que el vuelo de Lauren aterrizase debido a los
nervios. Había dejado a Luke con mis padres después de llevarlo a rehabilitación para poder venir
a recoger a doctora más tranquila. Me debatía entre comer algo rápido o esperar a que su vuelo
llegase, optando por la segunda opción para poder cenar juntas si aún no lo había hecho.
Debía reconocer que sentía miedo, un miedo atroz al paso que íbamos a dar. Estaba segura de lo
que sentíamos la una por la otra, pero recordar que ella me había ocultado cosas tan importantes
aún me hacía volver a mi antigua inseguridad. Necesitaba manejarlo para no volver a estropear
las cosas, yo misma había admitido mi parte de culpa y había personado a la doctora, pero la
ansiedad me superaba en algunos momentos.
No tuve tiempo de seguir perdida en mis pensamientos porque escuché por megafonía que el
vuelo de Lauren acababa de llegar y me dirigí hacia las puertas de salida. Los minutos pasaban y
empezaba a impacientarme, mirando a derecha y a izquierda sin localizar a mi pareja. En una de
aquellas búsquedas mi mirada chocó de golpe con sus ojos verdes y corrí hacia ella. Noté cómo
dejaba la maleta a un lado y abría los brazos para abrazarme, pero tenía otra idea en mente.
Salté sobre ella, enganchando mis piernas en su cintura y noté que me sujetaba por el trasero sin
ningún pudor.
- Estás aquí – murmuré antes de besarla, intentando demostrarle las ganas que tenía de
poder hacer eso y que me había guardado durante toda la semana.
Mantuvimos nuestros labios juntos durante unos segundos y pude notar algunas miradas curiosas
cuando nos separamos. Lauren me dejó en el suelo y me acarició un poco la mejilla.
- Estoy aquí – contestó con una sonrisa.
- ¿Tienes todo? – pregunté señalando a la maleta que había quedado olvidada a su lado.
- Sí, el resto de cosas las han enviado a casa directamente, no quería venir cargada con
ellas. ¿Cuáles son tus planes? – Lauren cogió su maleta y pasó su brazo libre por mis hombros,
dirigiéndonos a la salida.
- Venir a buscarte, llevarte a casa y, supongo, que cenemos algo. Estoy hambrienta – reí un
poco, pegándome más a ella para sentir su cuerpo.
- ¿Podemos coger algo para llevar de camino a casa y cenar allí? – su mirada reflejaba
duda –. Estoy bastante cansada y no me apetece mucho cenar fuera, si no te importa.
- ¿Una pizza? – pregunté con un puchero y ella soltó una carcajada.
- Una pizza es perfecto.
Pusimos su maleta en el coche y ella se recostó un poco en el asiento del copiloto con los ojos
cerrados. Sabía que había estado terminando de recoger las últimas cosas y que el jet lag le iba a
afectar los próximos días, así que la dejé descansar. Conecté el GPS y me puse en marcha. La
doctora no daba signos de estar presente, pero sabía por su respiración que estaba despierta. En
uno de los semáforos en rojo aproveché para acariciar suavemente su mejilla y me derretí cuando
abrió los ojos para mirarme con una sonrisa preciosa.
- Estoy totalmente fuera de juego – bromeó mientras se estiraba un poco, tratando de
insideofmysoul
mantenerse despierta.
- Duerme, cielo. Cuando estemos llegando te aviso – dije mientras volvía a concentrarme en
seguir las instrucciones para llegar a nuestra casa.
- Pero no quiero dormir cuando te he echado de menos y ahora estoy contigo – no tuve que
mirarla para saber que estaba haciendo uno de sus pucheros adorables y me reí un poco.

- No sé si te has dado cuenta, pero ahora vas a tener que aguantarme a diario. Por, no sé,
¿toda una vida? – escuché su risa y me giré a mirarla con rapidez –. No va a pasar nada si
duermes los 30 minutos de camino que marca el GPS.
- Buen argumento. ¿Me despiertas cuando lleguemos? La verdad es que no he dormido
nada en el vuelo – suspiró y acarició un poco mi mano, que reposaba sobre la palanca de
marchas.
- Descansa, amor – la vi cerrar los ojos casi inmediatamente, aunque sus caricias siguieron
unos segundos más.
Reí un poco al ver lo rápido que se había quedado dormida y puse su mano con delicadeza sobre
su pierna para no molestarla con mis movimientos. Mis nervios se habían calmado bastante al ver
que no había tensión entre nosotras después de lo ocurrido. Si algo me gustaba de Lauren era
que, una vez un tema había quedado zanjado, lo dejaba en el pasado. Vivir durante un tiempo
con Will me había enseñado que, aunque él dijese que todo estaba bien, después me echaba
cosas en cara aunque no tuviese razón. Y aquello dolía aún más.
Era un hecho que sabía que Lauren lo había pasado mal con mi silencio durante aquellos días,
pero tampoco había sido fácil para mí. Volver a la terapia tras darme cuenta de la mentira de
Lauren era un paso adelante, pero al mismo tiempo el ser consciente de todas las secuelas que
me habían quedado debido a las acciones de Will dolió demasiado. Pero tenía que poner de mi
parte para superarlo, debía ser sincera con Lauren y aceptar su apoyo y soporte en vez de
guardarme las cosas si quería hacer que funcionase. Y, siendo sincera conmigo misma, sabía
que todo sería más fácil si la tenía a mi lado.
Iba a funcionar y lo sabía. Estaba segura de que Lauren era mi persona y lucharía para dejar
atrás el pasado y disfrutar de lo que la vida nos regalase.
Paré a comprar un par de pizzas, manteniendo un ojo puesto en el coche donde la doctora
dormía plácidamente. Me alegró ver que no se había despertado con mi parada, quería que
descansase lo máximo posible. El olor a la pizza recién hecha inundó el coche y mi tripa rugía
hambrienta en los últimos kilómetros de camino.
Pensar que no había vuelto a la casa desde nuestra visita me provocaba un poco de inquietud,
pero había decidido disfrutar del momento para que mis miedos no empañasen nuestras primeras
vivencias juntas. Aparqué en la puerta y me giré para despertar a Lauren. Intenté mover un poco
su hombro, pero estaba completamente dormida.
- Amor, despierta – dije mientras le acariciaba la mejilla –. Hemos llegado y, si sigues
durmiendo aquí, tu cuello va a estar destrozado mañana.
La escuché balbucear algo inteligible y reí de nuevo.
- Tengo pizza, puedes olerla – sus ojos se abrieron de golpe mientras me miraba.
- Bueno, no puedo dejar que se enfríe – murmuró carraspeando un poco para quitar la
insideofmysoul
ronquera.
- Eres caso aparte – reí –. ¿Tienes llaves? – pregunté cuando caí en la cuenta de que yo no
había recogido las que Lauren me dijo que podía usar.
- En el bolso, vamos – se quitó el cinturón y salió del coche, estirando un poco las piernas
para desentumecerlas. Buscó el llavero y abrió la verja, haciéndome un gesto para que pasase
primero –. Bienvenida a casa. Espero que los de la mudanza hayan dejado las cajas un poco
ordenadas – murmuró.
Pasé a su lado y tomé su mano para recorrer el camino hasta la entrada.
- Aún no me creo que sea real – murmuré y Lauren me abrazó por la espalda para
quedarnos das dos mirando hacia la casa.

- Bueno, pues lo es. Creo que es un poco tarde para arrepentirse – rió un poco y me giré
para dejar un beso en sus labios.
- Abre la puerta, la pizza se enfría – dije separándome y dejándola negando con la cabeza
mientras sonreía abiertamente.
Lauren se adelantó para abrir la puerta y encender un par de luces y me apresuré a seguirla. El
vestíbulo y parte del salón estaban llenos de cajas, suponía que eran las cosas de Lauren.
- Creo que tendremos que comer en la cocina – propuso, encaminándose hacia allí.
- Yo creo que vas a necesitar mucha ayuda para colocar todo esto, ¿de dónde has sacado
tantas cosas? – pregunté mientras me reía.
- Les dije a mis padres que me mandasen los libros que tenía en Nueva York, creo que por
eso hay tantas cajas – se encogió de hombros y puso las cajas de pizza sobre la isla de la cocina,
abriendo una de ellas para coger un pedazo.
- ¿Tantos libros tienes? – pregunté sorprendida e imité su gesto, esperando a que
masticase para tener su respuesta.
- Demasiados. Supongo que tendremos que hacer una selección, tengo la intuición de que
habrá más de uno duplicado entre los tuyos y los míos – dijo sonriendo de lado.
- No sé si lo sabes, pero que acepte mezclar mis libros con los tuyos y crear una biblioteca
conjunta es un compromiso casi mayor al matrimonio, ¿crees que puedes con esa presión?
- Totalmente y coincido contigo, pero quiero un abogado para la custodia de los libros en
caso de divorcio – rió. Me encantaba su lado idiota, además de que lograba sacar mi lado más
payaso e infantil.
Cuando acabamos de comer aún eran las 8.30, así que subimos a echar un vistazo a las
habitaciones. Lauren me prohibió subir al último piso y, aunque me moría de ganas de ver cómo
estaba quedando, decidí seguir adelante con su sorpresa. Lo único que había, además de las
cajas de la mudanza de Lauren, era una cama de matrimonio gigante.
- Tenemos que poner todo esto a punto lo antes posible, no me gusta nada vivir entre el
desorden – la escuché suspirar.
- Empiezas a trabajar el lunes, ¿verdad? – ella asintió –. Voy a mandarle un mensaje a mi
jefe para cogerme libre mañana y el sábado y así vamos mirándolo, ¿te parece bien?
- ¿Puedes hacer eso? – preguntó un tanto preocupada.
- A los empleados nos dar un par de días libres cuando cambiamos de domicilio y llevo todo
insideofmysoul
al día, así que sí – le expliqué para que se quedase más tranquila.
- Va a ser muchísimo trabajo. Mañana podemos ir a ver los muebles y dedicamos el sábado
y el domingo a organizar un poco todo, ¿qué te parece? – preguntó.
- Perfecto, cuanto antes mejor. Tendré que ir trayendo mis cosas poco a poco – suspiré al
ver que nos faltaba prácticamente todo y que iban a ser unos días, semanas incluso, agotadoras.
- Voy a ver si encuentro unas sábanas y una manta, creo que deben estar por alguna caja –
me dijo mientras abría algunas de las que habían dejado en la habitación.
- ¿Quieres que vaya llevando las que tengan ropa al vestidor? Prometo no colocar nada, te
conozco – bromeé.
- Puedes colocar lo que quieras, espero que no seas un desastre con el orden de la ropa
porque te tendré que vetar el acceso a ese chiqutín de ahí y desterrar tu ropa a otro armario –
sonreí. Me encantaba su lado idiota.

- Creo que puedo aprender a colocar mi ropa por colores, aún no me han diagnosticado
daltonismo. ¿Quieres hacerle un chequeo rápido a mis ojos, doctora Jauregui? – dije acercando
mucho mi cara a la suya de forma sugerente. Lauren me puso una mano en la barbilla para que
no bajase la cabeza y sonrió.
- Tienes unos preciosos ojos y puedo asegurar que serás capaz de realizar el trabajo sin
problema. Ahora déjame comprobar tus labios, quizá haya algún problema con ellos – murmuró
acercándose a mi boca y besándome de forma lenta, pausada –. Bueno, creo que está todo bien.
Pero deberé comprobarlo constantemente, no queremos que haya problemas, ¿verdad?
- Eres tan idiota. Dime, ¿cómo he podido enamorarme de alguien así? Necesito una
explicación – le dije mientras notaba que su sonrisa aumentaba.
- Precisamente que sea una idiota ha hecho que te enamores de mí, tienes que empezar a
asumirlo.
Después de nuestro pequeño momento me marché al vestidor, intentando colocar un poco su
ropa. Tendríamos que comprar perchas porque no había ninguna, y tal vez modificar alguno de
los estantes. Limpié el polvo del zapatero y empecé a sacar el calzado de Lauren para irlo
colocando en los huecos. ¿Cómo podía tener tantísimos zapatos? Me reía mientras sacaba el
cuarto par de botas parecido entre sí. Al menos gastábamos el mismo número, sería una ventaja
cuando quisiese tomar prestado alguno de ellos. Cuando volví a por más cajas Lauren ya había
hecho la cama y revisaba su teléfono con una mirada concentrada.
- ¿Te has dado cuenta de la cantidad de zapatos que tienes? – pregunté y ella me miró con
una sonrisa de disculpa.
- Lo sé, pero nunca hay suficientes zapatos. Ni ropa.
- Es imposible que puedas usar todo eso, pero no voy a entrar a debatir sobre ello. De
hecho, me gusta. Voy a poder robarte muchas cosas – reí.
- Estoy segura de que te quedarán mejor a ti que a mí. Pero deja eso, mañana me pondré
con ello. Ven a darme mimos – me puso un puchero y me acerqué a ella, sentándome a su lado
en la cama.
Nos quedamos un rato acurrucadas, compartiendo algunas caricias y besos. No era necesario
hablar, simplemente estar de aquella manera estaba expresando lo que sentíamos en esos
insideofmysoul
momentos. En mi caso, una mezcla de sensaciones que iban desde las ganas y la felicidad del
cambio hasta el miedo a lo desconocido, que se evaporaba cuando estaba entre sus brazos. A
ella la podía notar contenta, pero con un atisbo de duda que, suponía, derivaba de las
situaciones por las que habíamos pasado las últimas semanas. Al final, lo único que me
importaba era que el verdadero significado de hogar no estaba en las paredes que construían una
casa, sino en las personas que nos hacían sentir así. Y Lauren, junto a Luke, era mi hogar, mi
refugio, mi lugar seguro.
- ¿Puedo pedirte algo? – escuché que me preguntaba. Nos habíamos ido moviendo de tal
forma que yo apoyaba mi espalda en el cabecero de la cama mientras que ella estaba con su
cabeza en mi regazo, permitiéndome acariciar su pelo.
- Dime.
- ¿Te quedarías a dormir? ¿Podrían tus padres llevar a Luke al colegio mañana? – la miré
valorando las opciones cuando ella volvió a hablar –. Me gustaría que la primera noche aquí la
pasásemos juntas, pero entiendo si no puedes.
- Puedo llamar a mis padres e intentarlo. Depende de cómo esté Luke, hoy estaba un tanto
revoltoso – dije. A mí también me encantaría dormir allí por primera vez junto a ella, pero tenía
que asegurarme antes de que Luke estuviese bien y no me necesitase en esos momentos.
- Comprendo si no puedes, princesa. Era sólo una sugerencia – ella pareció notar mi duda,
pero me apresuré a negar.
- Voy a llamarles y preguntar, no te muevas de aquí – dije con una risa mientras me
levantaba para buscar mi bolso, el cual había dejado en la cocina cuando entramos.

Tras una llamada a mis padres decidí aceptar la oferta de Lauren. Era ya noche cerrada y ellos no
querían que condujese si estaba cansada, además de que el pequeño se había quedado dormido
ya debido a la energía que había gastado todo el día.
- ¿Todo bien? – Lauren apareció en la cocina para buscar un vaso de agua y me miró.
- Tendrás que prestarme un pijama – le sonreí –. Ya está dormido, así que no me echará de
menos.
- Genial. Espero poder verle mañana – susurró –. Por cierto, dame las llaves de tu coche. Lo
guardaré en el garaje mientras buscas algo con lo que dormir, está todo en las cajas.
- ¿No has sacado ya tus pijamas? – pregunté mientras le alcanzaba las llaves y ella se
encaminaba a la puerta.
- Con el calor que hace en Los Ángeles no tenía pensado usar pijama, pero si encuentras
alguna camiseta vieja está bien para mí – dijo elevando su tono de voz para que pudiese
escucharla mientras salía.
Volví a subir a nuestra habitación y, tras un par de minutos, me di cuenta de que sería una tarea
imposible encontrar algo en aquellas cajas. Lauren tenía una cantidad de ropa indescriptible y,
aunque estuviese seleccionada, desistí de encontrar algo cuando abrí la cuarta caja. Fui al baño
para recogerme el pelo y desmaquillarme. Lauren tenía un neceser con un montón de productos
empaquetados, así que le cogí también un cepillo de dientes, el cual dejé junto al suyo cuando
finalicé.
Ella aún no había vuelto, por lo que me desvestí hasta quedar sólo con mi ropa interior. Ella
insideofmysoul
apareció cuando estaba doblando los pantalones para volver a usarlos al día siguiente y frenó en
seco cuando me vio, lo cual me hizo reír.
- Wow, eso sí que no me lo esperaba – sus ojos recorrían mi cuerpo de arriba abajo.
- Dale las gracias al número de prendas que tienes, no he podido encontrar nada – bromeé
mientras levantaba las sábanas y me metía en la cama.
Lauren desapareció en el baño mientras negaba con la cabeza y aproveché para cerrar los ojos y
respirar. Aquella iba a ser nuestra vida a partir de ahora. Quizá nos costase un poco arreglar todo
lo de la mudanza y preparar la casa a nuestro gusto, pero podía imaginarme el día a día con la
Lauren idiota y bromista y con Luke. Y, si esos pensamientos venían a mi cabeza, no podía dejar
de sonreír. Las cosas cotidianas como que ella se ofreciese a guardar mi coche en el garaje o me
dejase hurgar entre su ropa eran nuevas para mí, se sentía bien tener la libertad de ser yo misma
en mi propia casa sin que nadie me fuese a juzgar por ello. Lauren me quería con mis defectos,
compartía los suyos conmigo y juntas hacíamos que las cosas funcionasen. Así lo habíamos
hecho los meses pasados desde que apareció en mi vida, y estaba segura de que lo seguiríamos
haciendo.
Aunque en un principio la idea de mudarme con ella me había asustado por pensar que quizá
fuese un poco pronto, pero estaba comprobando que, si las cosas se mantenían como lo habían
hecho durante nuestro tiempo de relación, aquello no sería un problema. Estábamos conectadas
la una a la otra, nos queríamos. Nos necesitábamos. Había llegado a pensar que era yo la que
más la necesitaba a ella, pero tras algunas conversaciones después de nuestra discusión había
podido comprobar que ella también me necesitaba a mí. Quería que fuésemos una familia, y lo
seríamos.
Lauren volvió del baño en ropa interior y me sacó de mis pensamientos. Su cuerpo era una obra
de arte, aquellos abdominales marcados me llamaban constantemente a descansar mi cabeza
sobre ellos. Se metió en la cama conmigo, cubriéndonos con las sábanas, y se abrazó a mí.
- Estoy reventada – sentenció mientras acariciaba lentamente mi brazo.
- Vamos a dormir, anda. Mañana va a ser otro día duro y es mejor que vayas cogiendo los
horarios de sueño – dije mientras dejaba un beso en lo alto de su cabeza.
- Te importa si... - hizo un gesto refiriéndose al sujetador y negué rápidamente, yo no había
querido tomarme esa licencia pero lo cierto es que también me molestaría.
- No, de hecho creo que voy a seguir tus pasos – dije desabrochándome la prenda y
dejándola en el suelo.
- Te quiero – Lauren me miraba a los ojos sonriendo.
- Y yo a ti – sellé el espacio que separaba nuestros labios y la besé –. Dulces sueños, mi
amor.
- Descansa, princesa – contestó antes de acurrucarse aún más contra mi cuerpo y quedarse
dormida en apenas unos minutos.
Aquella era la primera noche de todas las que estaban por venir, y me dejé dormir con ella entre
mis brazos. Me sentía segura.

insideofmysoul
Capítulo 28 - El principio de una nueva vida.

LAUREN's POV
Me desperté cuando el reloj marcaba las 10.30. ¿Cómo había podido dormir tanto? Camila ya no
estaba a mi lado, pero su aroma aún se podía notar en la almohada. Salí de la cama, poniéndome
la sudadera con la que había viajado ayer para cubrir mi cuerpo. No hacía frío en Los Ángeles y
aún tenía miles de cajas por deshacer. Escuché un ruido en la cocina y me dirigí hacia allá.
- Buenos días – Camila se acercó a mí para darme un beso corto –. ¿Has dormido bien? No
quise despertarte, ayer estabas muy cansada.
- Uhum, he dormido mejor que bien. ¿Y tú? – pregunté abrazándola un poco.
- Siempre duermo bien cuando me abrazas – confesó –. Me he despertado pronto por si mis
padres tenían algún problema con Luke y, después de asegurarme, he ido a comprar el desayuno
– dijo apuntando a un café que había sobre la encimera junto a un croissant.
- Si venir a Los Ángeles significa poder levantarme tarde, tener el desayuno preparado y a
una chica preciosa creo que he tomado la decisión correcta – no podía borrar la sonrisa enorme
que tenía en la cara mientras calentaba un poco el café y le daba un muerdo al croissant.
- Bueno, no te acostumbres. Sólo lo he hecho porque necesitaba que repusieses fuerzas
para lo que nos espera hoy – jugueteó ella y le puse un puchero.
- Igual debería haberme callado – bromeé –. Tendríamos que hacer una lista de todas las
cosas pendientes para avanzar lo máximo posible – dije de forma más seria.
- Me he encargado de eso, yo también puedo ser una persona metódica a veces y has
dormido demasiado – reí en bajito, pero la dejé continuar –. He apuntado algunas tiendas de
muebles que podemos visitar por la mañana, la mayoría de ellas tienen envío en el día por lo que
podríamos tener lo que comprásemos esta misma tarde. Lo más básico, además de algunos
cubiertos y demás, son los sofás, mesa del comedor y lo que necesitemos para las habitaciones.
¿Enviaste tu televisión al final? – asentí –. Pues un mueble para la televisión – dijo chequeando
una pequeña libreta –. Y tenemos que decidir la distribución de las habitaciones de arriba, ¿te
parece bien que empecemos con la de Luke antes de ponernos con tu despacho?
- Acabas de hacer todo el trabajo – dije contenta –. Había pensado lo mismo, empezar por
la habitación de Luke, pero no sabía si querías hacerlo sola o querías que lo debatiésemos entre
las dos – no quería entrometerme en algo con lo que Camila pudiese sentirse incómoda.
- Lo, vamos a hablar seriamente de algo – mi sonrisa se borró y me tensé un poco, pero ella
se acercó hasta sentarse en mi regazo –. Sé que mi historial no es muy bueno, pero estoy
trabajando en ello. Y ahora todo va a ser cosa de dos, no necesitas preguntar eso cuando
también es tu casa. Tomaremos juntas todas las decisiones, ¿de acuerdo? – dijo besándome de
nuevo mientras la atraía más hacia mí.
- Perfecto, porque no quería que mi idea de poner estrellas que brillan en la oscuridad en el
techo de su habitación quedase en el olvido – intenté normalizarlo porque sabía que a ella aún le
costaba ser tan abierta y me gané un par de besos más en respuesta.
- Vale, pues muebles básicos y habitación del peque. ¿Crees que será mucho trabajo
pintarla de azul? Luke adora ese color – compartió conmigo.
insideofmysoul
- Compraremos pintura y me encargaré de ello, soy multiusos – dije levantando las manos
de forma cómica –. Tenemos que coger las medidas y ver un poco qué queremos para no ir a lo
loco. Creo que lo mejor será que su habitación sea la más cercana a la nuestra, por si necesita
algo por la noche o no sé...

- ¿Te das cuenta de que piensas como una madre ya? – me besó en la mejilla como si su
comentario no fuese tan importante y se separó para tirar los restos del desayuno a la basura.
- Bueno, no sé... - no sabía muy bien qué contestarle.
- Lo, no te sientas incómoda – dijo notando mi inquietud –. Vamos a vivir juntos, a formar
una familia. Es muy probable que Luke empiece a verte como una segunda figura materna, y no
me molestaría – Camila tenía sus ojos clavados en los míos y podía sentir la sinceridad de sus
palabras –. A no ser que tú no quieras que te vea como tal, entonces tenemos un problema – dijo
cambiando su expresión a una un poco más preocupada.
- No, no, no. Para nada me incomoda, simplemente no quiero entrometerme en vuestra
relación. Seré para Luke lo que él quiera que sea y con lo que tú estés conforme, amor. Pero
tenemos que tener en cuenta que no es una situación normal y que puede que a él le cueste un
poco entenderlo a pesar de ser tan maduro para su edad – ella suspiró y volvió a buscar mis
brazos.
- Luke te adora, Lauren. Habla de ti con devoción y únicamente os habéis visto un puñado
de veces. Tengo la sensación de que no tardará en ver esa figura materna en ti. Estoy
agradecida... - hizo una pausa y le di espacio para pensar –. Estoy agradecida de que él sea tan
pequeño y no vaya a tener recuerdos de lo que me hizo su padre, de que él vaya a poder crecer
en una casa donde vea el amor y lo que significa de verdad querer a alguien.
No intenté contestar a eso, opté por besarla para no romper la magia del momento. Claro que me
gustaría que Luke me viese como una madre, no iba a negar que lo había pensado en más de
una ocasión, pero el tener la confirmación de que Camila quería lo mismo que yo me infundía una
felicidad extrema. Por fin estábamos encontrando nuestro equilibrio y parecía estar resultando
más fácil de lo que lo había imaginado en un principio con todos los problemas que arrastraba la
joven.
- En marcha – dijo separándose con una sonrisa, el momento había pasado –. Mueve el
culo o no avanzaremos nada.
- Me doy una ducha rápida y estoy lista, ¿mides la habitación de Luke mientras? – pregunté
volviendo a entrar en un modo de trabajo. Ella asintió y subimos juntas las escaleras, donde nos
separamos.
No tardé mucho en ducharme y busqué unos pantalones básicos y una camisa que no estuviese
muy arrugada por la mudanza. Solté una risita al ver que Camila había colocado la mayor parte
de mi calzado en el zapatero, escogiendo unas botas básicas que fuesen cómodas. Sequé mi
pelo con rapidez, dejándolo sin arreglar, y fui a buscar a la morena. Estaba sentada en el suelo,
con una pequeña libreta entre sus piernas. Dejé un beso en lo alto de su cabeza antes de
sentarme a su lado.
- ¿Tienes todo pensado? – pregunté.
- Te estaba esperando para que me dieses tu opinión – me tendió una hoja con un boceto
insideofmysoul
básico de la posible colocación de la habitación e intenté reprimir la risa sin conseguirlo –. ¿Qué
pasa?
- Dibujas peor que Luke – me gané un golpe en el hombro y empecé a reír a carcajadas
mientras me tumbaba en el suelo sin poder parar. Camila se unió a mí momentos más tarde y
ambas llorábamos de la risa.
Cuando nos calmamos nos centramos en debatir cómo quedaría la habitación, las posibles
medidas y qué era lo que íbamos a necesitar. Sin perder mucho tiempo nos montamos en el
coche y nos dirigimos a una de las tiendas que la más bajita había apuntado en la lista. Al menos
los centros comerciales eran grandes y podríamos visitar varias antes de decidirnos. Tras varias
horas viendo tiendas y apuntando datos y precios en un papel, nos sentamos a comer en un
restaurante cercano.

- Está siendo agotador – dije exageradamente y Camila rió.


- Guarda fuerzas, te recuerdo que en unas horas hay que ir a buscar a Luke y normalmente
sale hiperactivo del colegio – apuntó.
- Lo haré. Ahora centrémonos para dejar cerrado todo esto – respondí mientras hacíamos la
selección de las cosas que queríamos, que dudábamos y que descartábamos.
Teníamos la mesa llena de papeles y catálogos cuando el camarero nos trajo la comida, pero no
dejamos de lado nuestra labor.
- Lo, no hemos hablado de qué presupuesto tenemos. Quizá hay que dejar algunas cosas
para más adelante – la miré un tanto preocupada, pero decidí ser sincera.
- Podemos permitírnoslo – ella me miraba extrañada –. Camz, he hecho investigaciones por
todo el mundo, me llaman a conferencias, me pagan por publicar en sus revistas y llevo varios
años con dos trabajos muy bien pagados gracias a mi reputación – solté de golpe sin querer
entrar en detalles, pero intentando que ella lo comprendiese –. No me baño en dinero, pero
digamos que mi posición es bastante acomodada. Así que no te preocupes por eso.
- Lo sé, y pude intuirlo desde la primera vez que vi tu piso en Gold Coast, pero tampoco me
parece bien que tú pagues todo – entendía su punto, claro que lo entendía.
- Podemos hacer un trato – vi que ella me escuchaba con atención –. Tú te encargas de los
gastos de comida y facturas durante unos meses hasta que nos asentemos y hablemos de esto
con calma y yo me encargo del resto – noté la duda en su mirada –. Amor, podríamos esperar e ir
amueblando la casa poco a poco si quisieses pero, ¿por qué hacerlo si podemos permitírnoslo
ahora? Sé que aún no te sientes cómoda del todo con ello, pero te lo diré una y mil veces para
que te lo creas: el dinero es nuestro. De ambas. No lo quiero sin ti.
- Aún me cuesta hacerme a la idea – estiré mi mano para acariciar la suya y ella me sonrió
para tranquilizarme, estaba bien al menos – y siento si a veces me pongo un poco tonta. Estoy de
acuerdo con lo que dices, pero con la condición de que cuando me mude del todo hablemos
claramente sobre las cuentas y la economía.
- No tengo ningún problema con eso, cariño. De hecho, te recuerdo que mi cuenta corriente
está puesta a tu nombre también, puedes ver cada detalle. Tuve que cerrar todas las cuentas
Australianas, desde aquí tendría más problemas – compartí con ella.
- Está bien, entonces sigamos con esto, por favor.
insideofmysoul
Seguimos debatiendo las diferentes ideas mientras comíamos hasta que nos decidimos por una
en concreto. Me alegraba ver que ya no le afectaba tanto el hablar de ciertos temas, aunque
estuviese un poco más tensa acabábamos llegando a un acuerdo.
Después de un par de horas habíamos conseguido tener casi todo para la habitación de Luke y
las cosas básicas que íbamos a necesitar. Habíamos pedido que nos lo enviasen a casa y
mañana empezaríamos a montar las cosas. Tanto Camila como yo habíamos decidido intentar
hacer ese trabajo nosotras mismas, creando así más recuerdos en común. El tiempo había
volado y estábamos de camino a recoger a Luke del colegio.
Aparqué cerca y saqué la sillita del maletero para montarla mientras Camila iba a por él, pero caí
en la cuenta de que la joven estaba esperándome pacientemente.
- Vamos a llegar tarde, amor. ¿Puedes terminar después? – preguntó.
- Pensaba que irías sola – ella negó con la cabeza y sonreí con rapidez, cogiendo la mano
que me tendía para caminar hacia la puerta del colegio.

Me sorprendió que ella no soltase mi mano cuando saludó a un par de padres en la puerta,
tampoco pareció incómoda con mostrarme como su pareja. Quizá mis pensamientos iniciales de
que no fuese una buena idea acompañarla fuesen tirar piedras sobre mi propio tejado, Camila
realmente estaba involucrada al cien por cien con nuestra relación. Ella notó que estaba un poco
tensa y dejó un beso en mi mejilla junto a una caricia. Parecía ir a decir algo, pero vimos aparecer
a Luke con su mochila de Pokémon en la puerta y ambas nos giramos olvidando el resto.
- ¡Lolo! – el pequeño se tiró directamente a mis brazos y lo abracé mientras cerraba los ojos,
disfrutando de cómo sus manitas rodeaban mi cuello.
- ¿Cómo estás, campeón? – Camila nos miraba sonriendo, sin decir nada.
- Es viernes y hemos hecho dibujos. Mami los pone en su trabajo, ¿tú quieres uno? – reí
bajito.
- Claro, puedo ponerlo en mi consulta – dije, golpeando su nariz y haciendo que se riese un
poco.
- Los abuelos nos están esperando – dijo Camila mientras besaba la mejilla de Luke – así
que mejor llegar cuanto antes.
Empezamos a caminar hacia el coche, con Luke aún en mis brazos y con Camila abrazada del
otro costado. Una vez reanudamos la marcha, tuve una idea perfecta.
- Oye, Luke, ¿quieres ayudarme a pintar tu habitación mañana por la mañana? – pregunté
mientras miraba por el espejo interior la reacción del niño.
- ¿Me dejarás? ¿Podemos pintar las paredes? Mami dice que eso está mal – Camila rió un
poco.
- Está mal si dibujas sobre las paredes, amor. Te he comprado una pizarra para eso –
intentó explicarle.
La tarde pasó tranquila. Los padres de Camila estaban encantados de tenerme allí y pude hablar
más con su hermana, que estaba pensando estudiar medicina el próximo año. Cuando al fin tuve
el descanso, no pude evitar echar de menos a mis padres. Estar con la familia de Camila era
magnífico, me sentía querida y una más de ellos, pero después de tantos años lejos en ocasiones
aún necesitaba tener cerca a los míos. Sinu no me dejó ayudarla con la cena, por lo que me
insideofmysoul
separé un poco e hice una llamada.
- Hola, mamá.
- Te has dignado a llamar, no sabíamos más desde tu mensaje diciendo que habías llegado.
¿Cómo estás? ¿Qué tal con Camila? – mi madre siempre me atosigaba con sus preguntas, pero
me hizo sonreír.
- Todo está bien, mamá. Tenemos mucho trabajo con la casa, pero vamos a ir poco a poco.
Estamos en casa con sus padres, cenaremos aquí – le expliqué un poco por encima.
- Me alegro, cielo. Cuando estéis instaladas iremos a veros, tu padre y yo tenemos muchas
ganas de conocerla, a ella y a su hijo – sonreí sabiendo que los vería pronto.
- En cuanto tengamos las habitaciones listas te lo haré saber, podréis quedaros en casa.
¿Viste las fotos? Es la casa de mis sueños, mamá – confesé.
- Lo sé, desde pequeña siempre hablabas de la casa que tendrías. Al final los sueños se
cumplen, cariño.
- Os echo de menos – murmuré, sintiéndome un poco abrumada.
- Nos vamos a ver pronto. Además, ahora que estás más cerca podremos vernos a menudo.
Los Ángeles no está tan lejos como Australia, doy gracias por eso – bromeó.
- Y vosotros, ¿cómo estáis?
- Bien. Tu padre y yo vamos a salir a cenar con los Wilson y Taylor ha ido al cine, es
viernes. Chris vendrá la próxima semana a pasar unos días, pero tampoco hay mucha novedad.

- Entonces no te entretengo más. Pasadlo bien.


- Llámame más a menudo, a veces se te olvida que tienes unos padres a los que contarles
cosas – reprochó.
- Lo haré, mami. Os quiero – contesté y corté la llamada.
Me quedé unos minutos a solas para pensar, los echaba de menos. Quizá sería bueno programar
algún viaje un fin de semana que tuviese libre, hacía demasiado tiempo que no iba a casa.
Además, las navidades estaban a la vuelta de la esquina. Aún no había hablado con Camila
sobre cómo las íbamos a pasar, pero tendría que sacar el tema.
- ¿Estás bien? – los brazos de Camila me rodearon por la espalda y pegó su cara a mi
hombro.
- Sí, he estado hablando con mi madre. Los echo un poco de menos, ya sabes...
- Pronto los verás, ¿por qué no les dices que vengan a ver la nueva casa? – propuso,
rodeando el sofá donde estaba sentada para quedar a mi lado.
- Ya lo he hecho, pero prefiero esperar a tenerla un poco más organizada, ahora mismo está
todo patas arriba – ella suspiró, comprendiendo lo que decía.
- Lo acabaremos pronto, ya verás. Si seguimos a este ritmo no tardaremos mucho – me dio
un toque en la mejilla y sonreí.
- Eso es cierto. ¿Quieres que me lleve algunas cajas cuando vuelva a casa? – pregunté –.
Esta tarde terminaban de instalar los últimos detalles de la biblioteca, así que puede que mañana
puedas verla – dije levantando las cejas.
- Me muero de ganas. Y, conociéndote, seguro que has hecho que quede preciosa. Pero
tenemos que terminar antes el resto y...
insideofmysoul
- Nos centraremos en la habitación de Luke, tranquila, pero podemos ir compaginando las
cosas – la corté.
- Entonces te daré algunas cajas con libros, sé que tú también estás ansiosa con ello –
sonreí, asintiendo ante sus palabras.
La madre de Camila nos llamó a la mesa. Había preparado comida mexicana y agradecí que me
gustase el picante, porque aquello era otro nivel. Luke comía unos trozos de pollo con menos
condimentos y el resto charlábamos animadamente. Me excusé al poco de acabar y me dispuse a
marcharme, la casa de los padres de Camila estaba a una media hora de nuestro nuevo hogar, y
no quería llegar muy tarde. Además, quería preparar algunas cosas para sorprender a Camila al
día siguiente. Ella me permitió acostar a Luke y leerle un cuento antes de marcharme mientras iba
cargando los libros en mi coche con la ayuda de Alejandro. La sensación del niño quedándose
dormido en mi pecho escuchando mis palabras me provocó una ternura inmensa, repetiría
aquello cada noche si fuese posible.
Lo arropé antes de salir de la habitación, dejando un beso en su frente. Estaba precioso,
abrazado a un peluche y con una sonrisa en la boca a pesar de estar dormido, era un cielo.
Ayudé a cargar las últimas cajas y Alejandro nos dejó solas para despedirnos.
- Vendré mañana a buscarte, tu coche aún está en casa. ¿Quedan más cajas? – pregunté.
- Los libros están todos, si tengo tiempo empaquetaré algunas cosas más para aprovechar
el viaje de mañana – me dijo, abrazándome con fuerza –. Gracias por un día magnífico. Se siente
bien el saber que estás cerca y que no te vas a marchar de nuevo...
- Me siento igual – confesé, acariciándole el pelo –. ¿A qué hora quieres que venga
mañana?
- ¿A media mañana te viene bien? Luke y yo tenemos un trato de aprovechar para dormir
más los fines de semana, aunque quizá mañana con los nervios de pintar la habitación que le has
prometido se despierte antes – rió.
- Perfecto, te aviso cuando salga de allí. Duerme bien – me incliné para besarla, sin querer
soltarla aún.
Ella no rompió el beso, sino que lo hizo aún más profundo cuando su lengua se introdujo
directamente en mi boca, haciendo que mi piel se erizara. Con un suave movimiento la empuje
contra el coche, pegando nuestros cuerpos al máximo sin cortar el beso. Cuando el aire empezó
a faltarnos, nos separamos con las mejillas sonrojadas.
- Eso ha sido una buena despedida – comenté, intentando recuperar la compostura. Ella
levantó las cejas de forma insinuante y rió un poco.
- Te veo mañana, mi amor – se dio media vuelta y se marchó, dejándome allí sin saber muy
bien cómo reaccionar.
Miré la hora en el salpicadero, sonriendo para mí misma. No era muy tarde, así que tendría
tiempo de preparar algunas cosas para el día siguiente. Si algo tenía claro es que quería que
Camila se sintiese querida, hacer cosas por ella para demostrarle que esta vez sería diferente y
que todo iba a ir bien si estaba a mi lado. Descargué todas las cajas que me había dado,
pensando que quizá no hubiese sido una buena idea poner la biblioteca en el último piso si tenía
que cargar todo aquello por las escaleras.
Tras subir los libros comprobé de nuevo la hora. Aún eran las 11 de la noche y el jet lag, junto con
insideofmysoul
mis horarios nocturnos durante los últimos años, me tenían completamente despejada. Apoyé las
manos en la cadera, echando un vistazo a lo que había creado. La sala estaba llena de
estanterías que llegaban casi hasta el techo, todas en color blanco. Los sofás, aún embalados,
estaban junto al ventanal, y también había un par de bolsas con las cortinas que había comprado
mientras la joven estaba distraída.
Decidí empezar por los sofás, quitando los plásticos que los recubrían. Sin mucho trabajo los
moví para que quedaran en una posición donde pudiesen verse las vistas y la biblioteca al mismo
tiempo, uno en frente del otro. Había escogido un modelo de cuero blanco que aportaba un toque
sofisticado, pero que era muy cómodo. Coloqué los cojines y algún detalle más, colocando un par
de mesitas con lámparas bastante potentes para poder leer sin forzar la vista. Después puse las
cortinas, alegrándome de que las medidas fueran las correctas puesto que no había tenido tiempo
de medir los espacios el día anterior.
Como toque final, había enmarcado algunas fotos de las playas de Gold Coast que había tomado
las últimas semanas. Las colgué en la pared, en uno de los pocos espacios que quedaban libres
de estanterías. Esperaba que a Camila le gustase, aunque siempre podríamos hacer cambios
más adelante. Moví las cajas a una posición en la que no chocasen mucho a simple vista, quería
que todo fuese perfecto. Me moría de ganas de ver la reacción de la chica cuando lo viese.
Aún no era muy tarde, por lo que decidí continuar adelantando trabajo y desembalé las mesitas
de noche que habíamos escogido para nuestra habitación, al menos tendría un lugar donde poder
colocar el despertador y el móvil aquella noche. Camila había comprado una cantidad enorme de
perchas y reí cuando vi la gran bolsa que las contenía, algunas de ellas incluso se podían ver
desde fuera. Aproveché para colgar la ropa que no estaba demasiado arrugada, gruñendo un
poco al darme cuenta de que tendría que pasar horas y horas planchando el resto.
Cuando me fui a la cama, la felicidad me invadía. Tenía la vida que siempre había querido. Había
comprado la casa de mis sueños junto a la mujer que amaba y ella, además, me había permitido
formar parte de su vida y de la vida de su hijo, no podía darme un regalo mejor. Todos mis
sueños se estaban haciendo realidad y, por primera vez, me sentía completa. Había dedicado
gran parte de mis años a mis estudios y al trabajo, y reconocía que había sido una vía de escape
para no centrarme en la soledad y mi miedo al abandono, pero ahora todo había cambiado. Podía
compaginar ambas cosas y, por fin, todo estaba saliendo como siempre había deseado.

insideofmysoul
Capítulo 29 - Sorpresa.

CAMILA's POV
Iba con el tiempo justo. Luke se había despertado pronto y no había dejado de preguntar cuándo
íbamos a la nueva casa, reclamando atención. Mis padres se habían quedado jugando con él un
rato, dándome espacio para meter algo de ropa en una maleta; no quería tener imprevistos si me
quedaba más noches junto a Lauren antes de hacer la mudanza definitiva. Me enfundé unas
mallas y una camiseta vieja para estar preparada a la hora de pintar y mondar muebles, atando
mi pelo en una coleta alta. Si a Lauren le seguía gustando después de verme así sería todo un
logro, pensé.
La doctora me había avisado de que ya estaba de camino y mi idea principal de preparar algunas
cajas más había quedado desechada. Tiré sin mucho orden algunos pares de zapatos en una
bolsa de viaje y saqué la maleta al salón.
- ¿Ya nos vamos? – preguntó Luke emocionado, mientras mis padres reían de la
impaciencia del niño.
- Sí, mi vida, en cuanto llegue Lauren nos vamos – le dije, acariciándole un poco la cabeza.
Mi padre se ofreció a bajar ambas maletas al portal y no me negué. Por otra parte, mi madre me
miraba con una expresión indescifrable y una sonrisa en la cara.
- ¿Sabes? – empezó a hablar –. Cuando te mudaste con Will lloré muchísimo, tenía miedo
de dejarte marchar y ver cómo te hacías tan mayor y te alejabas de nosotros, como si tuviese una
corazonada de que debiese retenerte aquí – hizo una pausa y yo noté que un nudo se formaba en
mi garganta, ella nunca me había hablado de aquello –. Sin embargo, ahora te veo feliz. No tengo
miedo a que te vayas porque sé que Lauren te va a cuidar y que estarás bien, y no hay mejor
sensación para una madre que esa.
Me acerqué a abrazarla bajo la atenta mirada de Luke, que se había quedado callado
entendiendo la importancia del momento. Sabía que había sido duro para ellos dejarme marchar,
más aún cuando se dieron cuenta de lo que había vivido durante aquel periodo, pero nunca
imaginé que ella sentía todo aquello. Podía notar su miedo al volver a vivir la misma situación,
pero a la vez estaba aliviada de que ella tuviese buenas vibraciones con respecto a Lauren. Se
habían llevado muy bien desde el primer momento y, sin duda, ayudaba a que mis padres le
tuviesen tanta confianza. Nuestro momento se vio interrumpido por una llamada al telefonillo.
- Tu padre dice que Lauren ya ha llegado, marchaos antes de que me ponga más
sentimental. Y llamadnos si necesitáis ayuda – me abrazó de nuevo y le dio un par de besos a
Luke antes de salir del salón.
Sacudí la cabeza para intentar asimilar las palabras de mi madre, que aún se repetían en mi
cabeza, y le hice un gesto a Luke para que nos marchásemos. Él me agarró de la mano
entusiasmado e intenté dejar a un lado los pensamientos y el emotivo momento que acababa de
vivir con mi madre. Ella nunca había sido una mujer muy expresiva, al contrario de lo que ocurría
con mi padre, por lo que aquel momento tenía mayor valor para mí. Cuando salimos del ascensor
mi padre y Lauren charlaban animadamente, aunque se callaron en cuanto vieron que nos
acercábamos.
- ¿Qué ocultáis vosotros dos? – pregunté mientras dejaba un beso en la mejilla de Lauren,
insideofmysoul
quien ya tenía a Luke en sus brazos y le hacía muecas para que se riese.
- Ya lo verás cuando llegues a casa, no quiero ser el culpable de estropearle la sorpresa a
Lauren – dijo mi padre con las manos a modo de disculpa e intercambió una sonrisa cómplice con
la doctora, quien no dijo nada.
Me sorprendí con la petición de mi hijo para que Lauren pusiese la lista de música "guay", como
él la denominaba. Nunca hubiese imaginado que al niño pudiese gustarle aquella selección de
Springsteen, Roy Orbison, Prince, Queen y demás porque la única música que escuchaba su
padre era tecno, pero estaba agradecida por ver que, al final, sus gustos se asemejaban más a
los míos.

- ¿Cuándo has instalado eso? – pregunté señalando que la verja se abría sola gracias a un
mando a distancia.
- Han venido a ponerlo esta mañana, lo pedí cuando firmé la compra – me explicó –. Es más
cómodo, no tienes que bajarte del coche para abrir y cerrar la puerta.
Lauren aparcó fuera del garaje y sacó a Luke de su sillita mientras él miraba todo, emocionado.
Nos abrazó cuando le confirmamos que sí viviríamos allí y correteó mirando a todas partes
mientras Lauren y yo nos abrazábamos y lo mirábamos con ternura. Dejé un corto beso sobre su
sonrisa y ella llamó al niño para que subiésemos a ver y pintar su habitación antes de que se
pusiese más ansioso.
- Tu sorpresa la dejamos para más tarde – me susurró al oído mientras subíamos las
escaleras y me dejó con una sonrisa aún más grande en la cara.
La doctora ya había recubierto el suelo y la puerta para no mancharlos de pintura, siempre iba un
paso por delante y me encantaba que fuese tan detallista. Tras tres horas de trabajo
ininterrumpidas, salvo por Luke y Lauren jugando a mancharse con pintura, logramos terminar la
habitación. Calentamos la comida que, muy previsoramente, nos había preparado mi madre.
Podía ver que mi hijo se iba a quedar dormido sobre el plato, así que le di una mirada significativa
a Lauren mientras lo cogía en brazos.
Subí a la habitación que compartiría con Lauren y le quité toda la ropa mientras él ya dormitaba.
Le puse una camiseta de la doctora que le cubría todo el cuerpo sin poder evitar reírme y sacar
mi teléfono para hacerle una foto, dejándolo después arropado en la cama para que descansase.
- Ha caído rendido, – comenté cuando volví a reunirme con ella, que partía una manzana en
trozos – te he cogido una camiseta.
- No hay problema – dijo dándome un trozo en la boca, el cual acepté gustosamente –. Han
sido muchas emociones juntas, va a necesitar una buena siesta.
Terminamos de comer tranquilamente, intentando decidir por dónde íbamos a continuar.
Teníamos aún todos los muebles pendientes de ser montados, la distribución del salón y las miles
de cajas por colocar.
- Creo que es hora de tu sorpresa – abrí mucho los ojos, había olvidado que Lauren tenía
algo para mí con todo el trabajo pendiente.
Ella sonreía mientras me arrastraba escaleras arriba. Le hice un gesto que comprendió, y
pasamos a revisar a Luke antes de seguir subiendo las escaleras. Dormía despreocupadamente,
así que lo dejamos descansar sin molestarlo. Lauren volvió a tomar mi mano y me dejó subir
insideofmysoul
primero, tapándome los ojos cuando íbamos a mitad de escalera.
- Voy a matarme, amor – le dije, intentando averiguar dónde poner mis pies para seguir
ascendiendo.
- Te tengo sujeta, no va a pasar nada – murmuró en mi oído, guiándome con movimientos
suaves pero firmes.
Noté que las escaleras habían acabado, pero aún así avanzamos algunos pasos más. El corazón
me martilleaba con fuerza y tenía ganas de que quitase las manos de mis ojos.
- Por un buen comienzo de nuestra vida juntas – dijo besándome dulcemente en la mejilla
antes de descubrirme los ojos.
De todas las posibilidades que había debatido en mi cabeza sobre cómo habría decorado Lauren
aquel espacio no había ni siquiera una aproximación. Era precioso, con las paredes repletas de
estanterías y muy luminoso. Los sofás hacán juego con el resto de la estancia, y pude ver
algunas fotos colgadas en la pared. No pude reprimir las lágrimas, que empezaron a brotar sin
descanso mientras intentaba guardar cada detalle en mi mente. Tras unos segundos observando
todo, me quité algunas lágrimas y me giré hacia Lauren, que me miraba con una sonrisa tierna.

- No llores – dijo acercándose para envolverme en sus brazos –. ¿Te ha gustado?


- Es precioso. Es un sueño hecho realidad, pero mejor porque es a tu lado – dije
escondiéndome en su pecho –. Te quiero, Lo. Gracias – la besé tranquilamente, necesitaba sentir
sus labios junto a los míos.
- Entonces, ¿cumple tus expectativas? – rió, haciendo que sus ojos se achinaran un poco.
- Las supera. Me muero de ganas por empezar a colocar todos los libros – respondí.
- Bueno, podemos saltarnos la siesta y empezar. Le prometí a Luke que le dejaría
ayudarnos a montar los muebles, así que tampoco podemos hacerlo sin él – propuso y acepté.
Me di cuenta de lo parecidas que éramos cuando, al empezar a abrir algunas de las cajas, ambas
teníamos organizados nuestros libros por temática. Compartimos algunas miradas y toques
cómplices mientras debatíamos un orden, aunque no fue difícil llegar a un acuerdo. Reíamos
juntas cuando nos encontrábamos ejemplares duplicados en nuestras respectivas cajas,
dejándolos apartados para decidir después qué hacer con ellos.
- Bueno, tienes el honor de colocar el primer libro, Cabello – dijo burlona mientras se
acercaba a mí con un ejemplar en sus manos. Mi corazón se aceleró al verlo.
- Es el libro que leías la primera vez que nos vimos – murmuré mientras pasaba algunas
páginas, encontrando mi mensaje escrito a lápiz justo donde recordaba –. Creo que no podrías
haber elegido mejor – dije, acercándome a uno de los estantes próximos al ventanal y
colocándolo sobre él.
Escuché un sonido de una cámara de fotos y me giré, encontrándome a Lauren fotografiando el
momento.
- ¿Tú crees que estas pintas que llevo son dignas de foto, Lo? – le reñí, viendo que bajaba
la cámara y se encogía de hombros.
- Siempre estás preciosa, mi amor – nos besamos durante algunos minutos y después
continuamos con nuestra tarea.
Tras colocar varios estantes de poesía, acompañando a aquel ejemplar de Elvira Sastre que
insideofmysoul
marcaría nuestras vidas, decidimos despertar a Luke para seguir trabajando. Si seguía durmiendo
probablemente no conseguiría pegar ojo por la noche. Lauren y él estaban intentando montar el
mueble de la tele mientras yo los observaba con cariño. Ambos tenían una conexión única, mi hijo
adoraba a la doctora y ella hacía todo lo posible para consentirlo. Podía ver que Luke la admiraba
por todo lo que hacía y cómo quería estar siempre cerca de ella.
Los dejé solos viendo que no necesitaban de mi ayuda. Habían convertido aquello en un juego y,
aunque veía que mi hijo era más un estorbo que una ayuda, a Lauren no parecía importarle. Le
pedía que le fuese pasando cosas y que la ayudase a hacer otras, podría haber terminado de
montarlo hace bastante rato pero no parecía preocupada por ello. Y Luke estaba feliz.
Aproveché para sacar la ropa que había traído y colocarla, de esa forma podría llevarme de
nuevo las maletas vacías para seguir trayendo cosas. No tardé mucho, aunque intenté colocarla
de una forma parecida a lo que había visto en el armario de Lauren sabiendo que aquello era
importante para ella. Cuando volví al salón, la televisión estaba colocada sobre el nuevo mueble y
Luke y Lauren tenían una pelea con los cojines del sofá.
- ¿No se supone que tendríais que preparar el sofá en vez de poneros a jugar? – mencioné
divertida con la situación, la doctora estaba tumbada en el suelo con Luke sobre su vientre y tenía
la mejillas sonrojadas, al parecer el juego llevaba un rato en curso.
- No, mami, Lolo y yo estamos peleando por ver quién se va a quedar con el mejor sitio del
sofá y voy ganando – dijo con voz orgullosa mientras ella soltaba una carcajada y le daba un
nuevo golpe suave con el cojín.

- Voy a tener dos niños en casa en vez de uno, ¿dónde me he metido? – reí mientras ellos
parecían haber parado para respirar –. Arriba vosotros dos, vamos a hacer algo que sea
productivo.
Se miraron encogiendo los hombros, como si yo fuese la mala que llegaba a interrumpir sus
juegos y no pude evitar sonreír. Lauren y Luke iban a ser una combinación explosiva, pero no
podía mentir y decir que no me gustase, siempre había imaginado a Will haciendo eso con Luke
desde el momento que me quedé embarazada, pensando que él dejaría de ser tan serio cuando
el niño naciese. Sin duda no había sido así, y me alegraba ver que podría tener aquello con
Lauren, ya que yo era una persona mucho más tranquila.
Me di cuenta de lo mucho que habíamos avanzado cuando hice una vista panorámica de cómo
estaba quedando el salón. Lauren se había ofrecido a hacer los ejercicios de mantenimiento con
Luke y él no había puesto tantas pegas como solía hacerlo conmigo, lo cual me alivió. Recogí un
par de restos de suciedad con la escoba y me senté en el sofá. Se estaba haciendo tarde, el día
había sido perfecto y no quería marcharme.
Decidí acceder a la petición de Luke y pedir unas pizzas. Desde que había vuelto a Los Ángeles
intentaba tener una dieta más equilibrada para darle ejemplo, pero no pasaría nada por una vez.
Además, la nevera estaba completamente vacía y Lauren también tendría que cenar. Ambos
volvieron cuando yo estaba cerrando la puerta al repartidor y me miraron entusiasmados.
- No os acostumbréis, hoy es un día especial pero tiene que haber algún adulto que ponga
normas en esta casa – dije mirando a Lauren mientras levantaba las cejas y ella me sonrió de
vuelta.
insideofmysoul
- Mami, ¿podemos dormir con Lolo? Esto es muy grande y se va a sentir muy solita – Luke
preguntó, mordiendo un trozo de pizza. Mi miedo a que él tuviese problemas con la mudanza y
los cambios había empezado a disiparse tras verlos interactuar durante todo el día, y aquello lo
confirmaba aún más.
- Si ella quiere, no hay problema – dije dejando que decidiese.
- Estaría encantada de tener compañía esta noche, gracias renacuajo – dijo acariciándole el
pelo mientras él daba palmas.
- Pero te tienes que tomar todas las medicinas sin protestar, Luke. Si haces lo mismo que
todas las noches, nos iremos a casa. ¿Entendido? – me puse un poco seria porque, tras la visita
al hospital, Luke estaba llevando bastante mal el tener que tomar tantas medicinas y cogía una
rabieta cada vez que llegaba esa hora. Él miraba a su trozo de pizza sin contestarme.
- Ey, campeón, ¿por qué no quieres tomar las medicinas? – le preguntó Lauren cuando vio
que empezaba a llorar, cogiéndolo para sentarlo en su regazo. Suspiré y la dejé hacer, yo ya
había intentado todo lo que se me había ocurrido sin éxito.
- Porque están malas y me hacen daño aquí cuando las tomo – dijo señalándose la
garganta, algunas de las pastillas eran un tanto grandes –. Y el líquido sabe mal, no me gusta –
se acurrucó sobre el regazo de Lauren, buscando protección en su pecho.
- Tú sabes que yo soy doctora, ¿verdad? – empezó a decir Lauren mientras le acariciaba la
espalda, y él asintió –. Pues yo tengo que darle medicinas a los niños a veces para que no estén
malitos y, si no me hacen caso, luego les duele más. Tú tienes que hacerle caso a mamá y
tomarte las medicinas, – él la miraba, aún llorando – si te portas bien vas a tener una recompensa
– le dijo en voz bajita a modo de confidencia, mirándome para buscar mi aprobación.
- ¿Un premio? – preguntó un poco más animado.
- Haremos una cosa – dijo levantándose con él en los brazos y quitándole el plástico a la
pequeña pizarra que habíamos comprado para pegar en la nevera –. Cada día que te portes bien
y te tomes las medicinas sin protestar, lo apuntaremos. Y cuando llegues a un número de veces,
tendrás un premio, pero no te voy a decir qué es – bromeó con él y vi como su cara cambiaba y la
miraba un poco más feliz, asintiendo rápidamente.

Ambos volvieron a la mesa y siguieron comiendo, Lauren lo mantenía en su regazo y no parecía


importarle que la pizza se hubiese enfriado. Iba a ser una gran madre con Luke, podía notarlo. Me
levanté para buscar sus medicinas de mi bolso dejándolos terminar de cenar en silencio y dudé
un poco al acercarme a ellos. Las puse delante de Lauren y la miré para desearle ánimos,
esperaba que Luke se comportase.
- Hora de las medicinas, ¿puedes alcanzarme mi bolso, amor? – me pidió, y la miré
extrañada, pero no pregunté nada.
Cuando se lo di, Lauren sacó un bote de píldoras y cogió una bajo la atenta mirada de Luke.
- Yo también tengo que tomármelas, ¿lo hacemos juntos? – le propuso al niño, que asintió.
Aproveché para dejarles dos vasos de agua cerca y vi que Lauren se tomaba aquella pastilla
primero, tendría que preguntarle luego para qué era puesto que me había dejado preocupada. Vi
a Luke dudar, pero cogió su vaso y fue tomándose una a una las tres pastillas que descansaban
en la palma de Lauren sin protestar. El jarabe fue un poco más difícil y giró la cara un par de
insideofmysoul
veces, pero la doctora consiguió que acabase tomándolo y yo suspiré aliviada, vocalizando un
gracias en mis labios sin llegar a decirlo en voz alta.
- Hora de ir a dormir, pequeñín. Vamos a lavarnos los dientes y te leeré un cuento – le dije
cuando acabaron de apuntar el día en la pizarra tras su nuevo trato.
- ¿Puedo acompañaros en el cuento? – preguntó Lauren y asentí, pidiéndole que escogiese
uno mientras preparaba a Luke para dormir.
Cuando volvimos al cuarto principal Lauren nos esperaba con un libro infantil entre sus manos.
- Este era mi favorito de pequeña – dijo girándolo para que pudiese ver su título, "¿A qué
sabe la luna?".
Dejé que leyese porque me encantaba escuchar su voz ronca cuando se concentraba en lograr
una cadencia perfecta en las frases, y vi que Luke se quedaba dormido antes de llegar a la mitad.
Le hice un gesto para que parase y arropamos al pequeño juntas.
- ¿Vemos un rato la tele? – propuse, señalando la puerta, y ella se levantó de la cama con
una sonrisa.
Bajamos al primer piso y nos acomodamos en el sofá, estrenándolo. Aproveché para abrazarme a
ella y disfrutar de la cercanía que casi no habíamos compartido durante todo el día.
- ¿En qué piensas? – me preguntó acariciándome el pelo con cariño.
- En que te quiero. Y en que eres la mujer perfecta, cada día me lo demuestras más –
confesé.
- No soy perfecta, Camz. Pero me gustaría serlo para ti.
- Eres perfecta. Cuidas cada detalle, cumples mis sueños, te preocupas por mí, creas esa
conexión con mi hijo con la que me derrito, me mimas, me apoyas... ¿Qué más podría pedir?
Tengo todo lo que siempre quise, mi vida, y es gracias a ti – deposité un beso en su muñeca
mientras ella continuaba con sus caricias.
Lauren se quedó callada, sin decir nada, la cercanía entre nuestros cuerpos y los suaves toques
que compartíamos eran suficientes. Me seguía sorprendiendo lo fáciles que estaban resultando
las cosas. Aún nos quedaba mucho camino por delante y tendríamos que irnos acostumbrando
poco a poco a la nueva etapa, pero hasta el momento todo iba bien. Jamás me había sentido tan
conectada a alguien como pasaba con ella. Aquella cita escrita en un libro de poesía había sido
una de las mejores decisiones de la vida.
- ¿Qué crees que nos deparará el futuro? – la escuché preguntar, y volví en mí.
- No lo sé, Laur. Supongo que no todo serán cosas buenas, pero lo veremos juntas. Estos
días están siendo como vivir en una nube, pero tendremos que adaptarnos a las nuevas rutinas y
ver qué pasa. Yo sólo quiero ser feliz a tu lado – giré un poco la cabeza para encontrarme con
sus ojos verdes, que me miraban con ternura. Acercó un poco su cara a la mía y me besó.
- Tengo ganas de eso. Volver a trabajar, compaginar nuestros horarios, disfrutar del día a
día junto a Luke y a ti... Tengo ganas de todo si es a tu lado, Camila – admitió y volvimos a
sumergirnos en el silencio, con la televisión sonando de fondo.
- ¿Nos vamos a dormir? – pregunté –. Estoy cansada, han sido muchas emociones en un
día.
Ella se incorporó y me dio la mano para subir las escaleras juntas. Luke estaba en mitad de la
cama, completamente dormido. Observé a Lauren ponerse un pijama rápidamente y la imité,
insideofmysoul
poniendo después mi cuerpo bajo las sábanas. Mi hijo se removió un poco y se abrazó a mi
cuerpo como hacía cada noche, y aproveché para detallas sus facciones relajadas. Él era mi vida,
y podría por fin darle un poco de normalidad y una casa llena de cariño, en la que aprendiese a
vivir bajo el respeto y el amor. Lauren se unió a nosotros momentos después e imitó mis
acciones, mirando con cariño al pequeño.
- Buenas noches, mi vida – se inclinó suavemente para no despertarlo y dejó un beso en
mis labios, besando también la cabeza de Luke antes de acomodarse y envolvernos a ambos en
un abrazo.
Cerré los ojos disfrutando de la sensación de estar formando una familia y, gracias a las caricias
que Lauren dejaba en mi costado, me quedé dormida.

insideofmysoul
Capítulo 30 - Visita inesperada.

LAUREN's POV
Primer día de trabajo. Mis músculos estaban agarrotados después de haber pasado el domingo
moviendo cajas y montando muebles junto a Luke y Camila. La joven y yo parecíamos haber
llegado a un acuerdo sin necesidad de palabras para tener todo listo pronto y que ellos se
instalasen definitivamente, así que estábamos trabajando a destajo. La habitación de Luke ya
estaba casi lista, al igual que la nuestra y el salón.
Me dirigí a la recepción del hospital para preguntar por el doctor Pouch, aún estaba perdida entre
aquellas pareces. La recepcionista me indicó amablemente dónde debía ir y, tras una breve
charla con el director, empecé a familiarizarme con el nuevo despacho. Me habían asignado al
área de oncología y, aunque fuese mi especialidad, me hubiese gustado formar parte también de
una medicina más general. Trabajar a diario con pacientes con cáncer en ocasiones llegaba a
afectarme, pero no podía quejarme.
Todos los doctores estaban siendo muy amables conmigo, el director me había presentado a los
jefes de todas las secciones y no me costaría integrarme, estaban encantados de tenerme allí. El
doctor Martínez me había preguntado por Luke, y estaba contenta de que todos intentasen que mi
adaptación fuese lo mejor posible.
Leí los historiales de los tres primeros casos que llevaría. Un cáncer de mama en las primeras
fases de la enfermedad, el cual no parecía presentar complicaciones a priori, una leucemia a la
espera de un donante de médula y un cáncer tiroideo. El último sería el más complicado, sin
duda. Estudié un poco los casos de forma individual antes de ir a visitar a los pacientes, no quería
dejarme nada.
Después de visitar a la primera mujer y dejar programada su mastectomía para el día siguiente
aproveché para llamar al centro de trasplantes para informarme de las donaciones de médula y
de los posibles donantes compatibles. Hasta que el doctor Martínez me interrumpió.
- Hola Lauren, ¿cómo va el primer día? ¿Puedo pedirte un favor? – preguntó cuando lo
invité a entrar.
- No va mal, me pondré al día pronto. ¿Qué necesitas? – él trabajaba en el área de pediatría
y recé para que no tuviese ningún niño con cáncer, después de perder a Sean se había hecho un
poco más duro.
- Tengo una adolescente con problemas. Una depresión aguda y anorexia, según los
informes psicológicos, debido al acoso – comentó explicándome el caso un poco y lo escuché
atentamente –. La joven es lesbiana y según el psicólogo los comentarios de sus compañeros y el
bulling es lo que le está llevando a desarrollar la depresión aguda, y había pensado que quizá
puedas hablar con ella... No quiero meterme en tu vida privada, y créeme que no es una molestia
para mí tu orientación sexual, pero como mantienes una relación con la madre de Luke he
pensado que sería bueno que hablase con alguien que pudiese entenderla y ayudarla, ya no sé
qué más hacer...
- No será ningún problema, ¿quieres que vayamos ahora? – yo nunca había tenido
problemas para asumir mi sexualidad, pero sabía lo difícil que podía ser para algunas personas,
sobre todo si el ambiente que frecuentaban no era el más abierto y propicio para poder mostrarse
insideofmysoul
tal y como son.
- Gracias, de verdad – me dijo, sosteniendo la puerta para que saliese y manteniendo una
conversación amable de camino a la planta de psiquiatría.
Cuando llegamos me encontré con una joven completamente rota. Estaba muy delgada,
demasiado, y sus ojos no parecían tener vida. Traté de mantener la compostura y entablé una
conversación con ella. Parecía escucharme atenta cuando le hablé de mis propias experiencias.
- Entonces, ¿estás casada?
- No – reí un poco ante su pregunta –. Tengo una relación con una mujer, estamos
mudándonos juntas. Hemos comprado una casa donde poder vivir junto a su hijo, por eso me he
mudado a Los Ángeles – le expliqué, para que comprendiese que era normal tener una relación
con otra mujer y que estábamos cómodas con ello.

- Y... - hizo una pausa, dudando - ¿Cómo es? ¿Qué se siente?


- Pues... Es una sensación indescriptible. Pero sería lo mismo con un hombre, es la persona
de la que te enamoras – le dije –. Camila me enamoró desde el primer momento, ni siquiera me di
cuenta de cómo paso todo tan rápido. Me siento segura a su lado, como si fuese capaz de lograr
todo lo que me proponga. Y te da seguridad porque sabes que vas a tener a una persona al lado.
Te contaré un secreto, la primera vez que ella fue a buscarme a la salida del trabajo fue tal
mezcla de emociones que aún siento nervios en el estómago cuando lo recuerdo – vi que ella
sonreía un poco y me animé a contarle un poco más –. Ella es la mujer de mi vida. Preguntabas si
estaba casada y la respuesta es no, pero no es algo que descarte en un futuro cercano – le guiñé
un ojo y ella suspiró.
- Guau, yo quiero eso algún día. Pero no creo que pueda... La gente habla, no podría
soportarlo – murmuró, volviendo a cerrarse.
- Mira, la gente habla. Al igual que habla de las parejas heterosexuales. Pero no pasa nada
por ser diferente, va a llegar un día en el que conozcas a alguien que le dé la vuelta a tu mundo y
por la que quieras arriesgarlo todo, ¿comprendes? – ella me miraba sin decir nada –. Puede que
ahora sea difícil, pero no dejes nunca de ser quien eres por la opinión de los demás. Todo mejora.
Si ellos ven que te afecta, irán a hacerte daño. Si lo llevas con normalidad y les muestras que no
es nada de lo que avergonzarte, se cansarán – esperaba tener razón con mis palabras, los
jóvenes solían intentar dañar siempre al más débil –. Pero primero que todo, tienes que aceptarte
y quererte tú. Eso es lo más importante. Y luchar para recuperarte.
- Intentaré hacer eso. Gracias, me ha ayudado mucho saber que hay más gente como yo,
conocer a alguien personalmente y que está viviendo una historia de amor tan bonita como lo que
me cuentas – murmuró, y pude ver lo difícil que estaba siendo para ella el ambiente que la
rodeaba.
- No me las des, estoy aquí para ayudarte. Ahora tienes que empezar a recuperarte, me
pasaré a verte estos días y, si necesitas hablar de algo, puedes decirle al doctor Martínez que me
llame, ¿de acuerdo? – apreté un poco su brazo y me sonrió, asintiendo levemente –. Pues
mañana me paso y charlamos un rato, soy nueva así que puedes ser mi compañera del almuerzo.

El doctor Martínez me agradeció mi ayuda después de contarle un poco por encima mi


insideofmysoul
conversación con la joven, sabía que era algo que él no podría haber hecho y me gustaba que
hubiese confiado en mí tan pronto.
Salí del hospital casi de noche porque necesitaba ponerme al día para poder trabajar mejor y más
cómoda. Me dolía la cabeza y tenía unas ganas horribles de llegar a casa y tumbarme. Miré el
reloj pensando llamar a Camila, pero estaría con Luke o ayudando a su madre con la cena, por lo
que lo descarté; ya le mandaría un mensaje más tarde, no tenía fuerzas para seguir trabajando en
las cosas de la mudanza hoy.
Cuando entré en casa me di cuenta de que no estaba sola, olía a comida y la música sonaba en
la cocina. Dejé las llaves y la chaqueta en la entrada y seguí el olor.
- ¿Qué haces aquí? – pregunté a Camila, que estaba con un delantal mientras removía la
comida, y me acerqué para darle un beso.
- ¿La cena? ¿Necesito una excusa para venir a mi casa? – bromeó.
- Para nada, me alegra que estés aquí. ¿Y Luke? ¿Qué tal ha ido el día? – pregunté
mientras tomaba algunos de los platos para preparar la mesa.
- Se ha quedado con mis padres hoy. El día bien, cansado... - notaba la duda en su voz y
sabía que le pasaba algo, pero prefería esperar a que ella misma me lo contase, lo cual no tardó
en hacer –. En realidad sí hay una excusa, he tenido terapia con el psicólogo y las sesiones me
dejan tristona. Necesitaba verte y que me abrazases – dijo mirándome mientras hacía una mueca
–. ¿Qué tal te ha ido a ti el primer día?

Dejé lo que estaba haciendo y me acerqué de nuevo a ella, apartándola de los fuegos y
arropándola en mis brazos. Ella escondió la cabeza en mi pecho, al igual que solía hacer Luke, y
me apretó con fuerza.
- Esto es justo lo que necesitaba... - susurró –. Pero si no me sueltas se va a quemar la
cena – dijo un poco más alegre.
- No quiero ser la culpable de fastidiarte el trabajo, ¿te quedarás a dormir?
- Sí, no quiero dormir sola esta noche... Siento estar así y que me tengas que ver, soy un
auténtico desastre de emociones cada vez que salgo de la terapia – odiaba que se disculpase por
ello, me gustaba poder estar ahí para apoyarla.
- Me gusta verte de todas las maneras – respondí con un tono juguetón que hizo que
soltase una risita –. Además, estoy tan cansada que tener la cena hecha es como un regalo
divino, gracias por eso.
- No me cuesta trabajo, y me gusta. Me ayuda a desconectar un poco de todo – comentó en
voz calmada –. No me has contado qué tal te ha ido.
Le conté un poco por encima lo que había hecho y ella se interesó en la joven con problemas de
aceptación, dándome su opinión y contándome algunas cosas que no sabía, como sus primeros
debates internos cuando yo le había atraído de una forma mayor a la amistad y cómo había
tenido que aclarar su mente para darse cuenta de ello. Me alegró saber que no le había costado
asumir que sentía cosas por alguien del mismo sexo y que lo hubiese tomado como algo normal.
Estaba claro que eran casos diferentes, nosotras éramos personas maduras y contábamos con el
apoyo de nuestras familias, pero aún así no dejaba de ser un paso importante.
Terminamos de cenar tranquilamente y ella parecía más animada. No me había hablado de lo
insideofmysoul
que había pasado en la terapia, pero sí había hecho algunos comentarios sobre todos los miedos
que le impedían actuar correctamente en ocasiones. No quise forzarla a seguir hablando, sabía
que ella confiaba en mí pero, al mismo tiempo, era una persona que necesitaba tener las cosas
muy claras antes de exponerlas en voz alta. Que hubiese acudido a mí en ese momento ya era
una muestra enorme de nuestra confianza y de que teníamos una relación más que afianzada.
- Oye, Lo... - la miré atentamente –. ¿Para qué son las medicinas? – preguntó, señalando la
píldora que descansaba en mi mano –. La otra noche me fijé pero no quise preguntarte delante de
Luke, ¿estás bien?
- No te preocupes, – sonreí para que no estuviese nerviosa – son vitaminas. Empecé a
tomarlas cuando hacía muchas horas de guardias y me vienen bien para mejorar las defensas,
pero no es nada importante – la escuché suspirar aliviada. Camila se preocupaba demasiado por
mí.
Tras recoger la cocina entre ambas, nos tumbamos en el sofá. Empezaba a adorar aquellos
momentos cotidianos, como el hablar de nuestro día o compartir la cena. Después de haber
pasado tanto tiempo sola cada pequeño detalle me emocionaba, y esperaba que nunca dejase de
ser así. Camila transformaba todo en algo especial, como irme a buscar al trabajo o preparar la
cena para cuando llegase. Meses atrás no podría haber imaginado encontrarme en esta tesitura,
pero ahora me sentiría perdida sin ello.
- Creo que podría acostumbrarme a esto – murmuró bajito Camila como si me hubiese leído
el pensamiento.
- Estaba pensando lo mismo – compartí –. Se siente tan bien – dije atrayéndola más hacia
mí para que su cuerpo quedase más pegado al mío.
Ella estaba acostada sobre mí mientras me besaba y aproveché para acariciar con suavidad su
costado, subiendo y bajando mis manos a un ritmo lento. Nuestras respiraciones empezaban a
entrecortarse, pero no sabía hasta dónde querría llegar la morena. La última vez que habíamos
intimado ella había llorado. Tenía bastante seguro que aquello había sucedido debido a la
discusión previa, pero me daba un poco de reparo iniciar algo sin saber si había algo más. La
deseaba tanto que mis manos quemaban por seguir con las caricias.

Con cuidado metí las manos bajo su camiseta para seguir repitiendo los movimientos, esta vez
rozando su piel. Ella reciprocó hundiendo su lengua en mi boca de una forma que casi me cortó la
respiración. Si bien en un principio se había sentido un tanto tímida por no haber mantenido
relaciones sexuales con una mujer previamente, se estaba soltando poco a poco de una forma
que me encantaba. Y, lo que más apreciaba, es que estar junto a ella no era sólo sexo. Había
sentimientos más profundos, conectábamos más allá del roce de nuestros cuerpos; hacíamos el
amor.
- Vamos a la habitación, – me susurró mientras dejaba besos por la línea de mi mandíbula y
apreté los dientes – necesito que me quites esta tristeza que no se acaba de marchar.
No dije nada, pero me separé un poco y la cargué para subir las escaleras. Ella se enganchó
como un koala mientras se frotaba contra mí, lo que me empezaba a excitar aún más. Camila era
pura sensualidad, aunque ella no lo creyese. Para ser inexperta en sexo con otra mujer, no se
había notado en ningún momento. Nos acostamos y ella tiró una sábana por encima de nuestros
insideofmysoul
cuerpos, creando un espacio en el que sólo éramos nosotras.
Nuestros movimientos se relajaron y nos dedicamos a acariciarnos con calma por encima de la
ropa sin separar nuestros labios. Ella deslizó las manos por mi cuello y empezó a desabotonar sin
prisas los botones de mi camisa. Con un giro rápido la dejé sobre mí facilitándole seguir con su
labor mientras yo deslizaba mis manos por su espalda, bajo la camiseta. La ropa fue
desapareciendo sin prisas hasta que pude sentir su cuerpo desnudo presionarse contra el mío.
Se paró y me miró a los ojos, acariciándome el pelo con suavidad mientras sonreía.
- Te quiero – murmuró –. Te quiero y doy gracias cada día por tenerte.
No me dejó contestar y volvió a besarme, como si aquello no hubiese pasado. Quería contestar,
pero decidí hacerlo a través de mis gestos. Puse una pierna entre las suyas para aumentar el
roce y Camila empezó a moverse sobre ella, soltando el primer gemido de la noche. El calor me
invadía el cuerpo y no podía pensar con claridad, sólo quería sentirla y amarla de todas las
formas posibles.
Noté que se movía y di un respingo cuando percibí que había bajado su mano hasta mi
entrepierna, empezando a realizar movimientos circulares sobre mi clítoris, y me apresuré en
imitarla. Amaba que con ella no hubiese unos roles predeterminados, ambas actuábamos y nos
queríamos. Y, más que eso, adoraba hacerlo a la vez, poder sentir que estábamos en el mismo
punto. La conexión era mayor y nuestra sincronía daba miedo en ocasiones. No me sorprendió
cuando movimos las manos al mismo tiempo y nos penetramos a la vez, marcando un ritmo no
muy rápido mientras nuestros gemidos resonaban por toda la habitación.
Ella movía rítmicamente sus caderas, supliendo la poca movilidad que aquella postura le dejaba a
mi mano. Aproveché para besar su cuello y sus clavículas cuando arqueó la espalda y me dejó
aquella parte totalmente disponible para mi boca. Notaba que ella estaba cerca y puse las manos
sobre su trasero para que parase de moverse, sacando mis dedos de su interior. Noté que me
miraba un tanto frustrada pero la giré para quedar sobre ella y hundí mi lengua en su boca lo más
húmedamente posible que pude. Ella volvió a gemir, esta vez sobre mi boca, y me separé
satisfecha.
- Abre un poco las piernas – le susurré mientras mordisqueaba el área que quedaba debajo
de su oreja y no tardó en obedecerme.
Me posicioné para que nuestros clítoris se rozasen entre sí y ella me miró sorprendida, con un
rastro de timidez en sus ojos.
- Relájate – volví a murmurar mientras seguía depositando besos suaves en su cara y vi
cómo cerraba los ojos en el momento que empecé a moverme sobre ella, con una cara de
auténtico placer.

Fui aumentando la velocidad de mis movimientos mientras gemía cerca de su oído, no iba a
tardar mucho en llegar. Aquello estaba siendo otro nivel, normalmente tardaba más en llegar a un
orgasmo pero Camila y su cuerpo provocaban que hubiese dejado aquello atrás, estaba al borde
sólo con unos pequeños roces.
- Lauren – gimió cerca de mi boca y aquello fue mi sentencia final.
Aceleré los movimientos mientras sus gemidos se hacían más altos y no lograba descifrar lo que
intentaba decir entre medias. Sus piernas empezaron a temblar y me dejé llevar para acabar
insideofmysoul
juntas, alargando un poco los movimientos para que la ola de placer durase un poco más.
Me dejé caer a su lado, tumbándome sobre mi espalda mientras intentaba normalizar mi
respiración de nuevo. Ella estaba en la misma postura, aún con los ojos cerrados, y se aferró a mi
mano con fuerza. Tras un par de minutos se giró para abrazarme por la cintura, dejando nuestras
cabezas muy juntas sobre la almohada. Abrí los ojos y me encontré con aquel mar color
chocolate que me observaba con un cariño inmenso.
- Hola – le dije y ella sonrió tiernamente, dejando sus labios posados sobre mi mejilla
durante algunos segundos.
- Siempre borras todo lo malo, pase lo que pase tú consigues que el día tenga al menos una
sonrisa. Te amo tanto, Lo...
Empecé una nueva sesión de besos, esta vez más cariñosos y suaves. Era indescriptible el tener
su pequeño cuerpo sudado pegado junto al mío después de aquellos momentos, el amor debía
significar eso.
- Oye, - dijo bajito cuando nos separamos una de las veces - ¿tú estás bien con esto?
Quiero decir, sé que no tengo mucha experiencia ni sé cómo complacerte, pero te prometo que lo
intento.
Me separé un poco más para observar que volvía a tener su cara de duda, como si estuviese
carcomiéndola por dentro. Odiaba que fuese tan insegura.
- Amor, estoy perfectamente bien con esto. Y no debes dudar de ello, creo que mi cuerpo te
lo demuestra con sus reacciones – respondí, aprovechando para colocar un mechón de pelo
rebelde detrás de su oreja.
- Lo he estado hablando esta tarde con el psicólogo – ahí tenía la respuesta a las preguntas
que empezaban a inundar mi cabeza –. Tengo la sensación de no ser suficiente para ti en ese
aspecto, tú eres mucho más experimentada y yo... Yo nunca he podido crear una conexión como
la que tengo contigo en la cama, pero siento que falta algo y que no voy a saber recompensártelo.

Me incorporé para sentarme, haciendo que ella hiciese lo mismo y así poder mirarla más
fácilmente. Estábamos desnudas, frente a frente, con Camila de nuevo haciéndose pequeñita por
sus inseguridades.
- Escúchame – dije haciendo que levantase un poco la cara para que me mirase –. Puede
que yo haya tenido más experiencia, pero la conexión que sientes es mutua. Nunca me había
sentido tan bien con alguien en ese aspecto, tienes que creerme.
- Entendería que no fuese así... Lo, las cosas son diferentes que en otras relaciones que
hayas tenido. Yo fui madre y el embarazo no me dejó el mismo cuerpo que tenía antes y tampoco
he mantenido relaciones con otras mujeres, estoy segura de que quieres probar otras cosas o...
- Para – la corté –. Tu cuerpo es una obra de arte, y me encanta – no mentía, no sabía por
qué Camila tenía aquellas inseguridades cuando era preciosa, su cuerpo estaba muy bien
definido y tenía unas curvas latinas que me hacían delirar –. Toda tú eres perfecta en todos los
aspectos, y debes empezar a creértelo. Es obvio que podríamos probar muchas cosas en la
cama, pero olvidas que aún no hemos tenido ocasión de estar juntas en este aspecto con
normalidad debido a la distancia, nos iremos conociendo más y podremos probar cosas nuevas si
eso es lo que quieres. Pero te prometo que estoy muy bien como estamos, lo disfruto y valoro
insideofmysoul
cada segundo que he pasado haciéndote el amor porque es una sensación que había olvidado y
tú la has recuperado y mejorado hasta límites insospechados.
- ¿Por qué eres tan buena conmigo? No merezco que me digas estas cosas – se abrazó un
poco a mí y acaricié su espalda.
- Ahora no puedes verlo porque tu mente te juega malas pasadas, pero eres perfecta, mi
amor. Y, hasta que estés bien y tú misma puedas verlo, yo voy a estar aquí para verlo por ti y
hacértelo saber, te lo prometo – sus manos me acariciaban la espalda y aproveché para besar
repetidas veces su hombro desnudo.
Tras un rato volvimos a acostarnos y ella no tardó mucho en dormirse, tantas emociones en un
día la habían dejado cansada. Suspiré, intentando buscar una solución a nuestros problemas. Sin
duda, nunca hubiese pensado que su depresión fuese tan grave. Cuando estaba feliz era una
joven llena de vida, pero las inseguridades debido a todo lo que había pasado se convertían en
un lastre imposible de cargar cuando hacían su aparición. Me alegré de que hubiese vuelto a la
terapia, sabía cómo funcionaba y que eran sesiones en las que tenías que sacar todo el dolor que
llevabas dentro para luego aprender a manejarlo y transformarlo, pero era difícil. Yo había pasado
por ello y aún recordaba las noches en vela llorando tras una sesión. Agradecía haberme mudado
tan pronto, así tendría un apoyo cuando estuviese triste. Y ella quería hacerme partícipe de ello,
si fuese al contrario no habría recurrido a mí para aliviar un poco el dolor que sentía.
La observé apoyada en mi pecho, con la respiración calmada y el rostro lleno de paz, y deseé que
siempre estuviese así, poder protegerla de todo. No iba a ser fácil, pero conseguiríamos superarlo
juntas.

insideofmysoul
Capítulo 31 - Luchas.

CAMILA's POV
¿Por qué tenían que volver las inseguridades ahora? Lauren y yo habíamos pasado una semana
trabajando a contrarreloj para tener todo listo en nuestro nuevo hogar y habíamos logrado
conseguirlo en un tiempo récord, pero mis miedos estaban cada vez más presentes. Había
hablado con la doctora de mis terapias de las dos últimas semanas y sabía que ella me
comprendía y apoyaba, pero no podía evitar sentirme una carga.
Ella había manejado todo el proceso de la mudanza y adaptación combinándolo con su nuevo
trabajo y con intentar hacer que yo me sintiese mejor, lo sabía aunque no lo dijese en voz alta.
Sus pequeños detalles, como cambiar los turnos para ir a buscarme al trabajo u ofrecerse a salir
al parque con Luke cuando yo empezaba a frustrarme para darme un poco de tiempo y
recomponerme sin que mi hijo se diese cuenta, no habían pasado desapercibidos para mí. Cada
día me daba cuenta de que me enamoraba más de ella, si es que eso era posible, pero lo sentía
como un arma de doble filo.
La amaba y sabía que ella sentía lo mismo, pero no dejaba de pensar que estaba siendo una
carga o un lastre para ella. Era Lauren quien había dejado su vida atrás para empezar de cero y
se suponía que yo debería estar ahí para apoyarla, pero me parecía que estaba siendo
completamente al contrario. Yo debería estar más feliz que nunca por haber encontrado a alguien
que me quisiese de una forma tan pura y desinteresada y, sin embargo, estaba triste y sentía un
miedo ilógico a que volviese a repetirse lo mismo que pasó con Will. Y eso me dolía porque sabía
que Lauren no me haría nunca aquello, sentía que la estaba traicionando cuando no podía
controlar los pensamientos.
Lo había hablado en las terapias y sabía que ese miedo formaba parte del proceso, ya que en mi
interior siempre tendría una sensación de pensar qué pasaría si saliese mal, pero quería
superarlo y no sumirme de nuevo en una autodestrucción sin motivos aparentes. Sabía que iba
por buen camino porque mi psicólogo me decía que no estaría tan emocionada con la mudanza o
con las cosas de la casa si no fuese la decisión correcta, pero tenía que aprender a lidiar con los
fantasmas para que no afectasen a la relación con Lauren.
No podía seguir sintiéndome inferior a ella porque todo indicaba que estábamos en el mismo
punto, pero mi cabeza no decía lo mismo. En una de nuestras conversaciones ella había
intentado hacerme ver que no era así, decía que no me esforzaría tanto ni tendría ciertos detalles
si no estuviese involucrada al máximo con la relación. Lauren valoraba que hubiese ido algunas
noches en las que había notado que estaba muy cansada para hacerle la cena, valoraba
encontrarse con la nevera llena porque ella siempre se olvidaba de ir a comprar o que dejase su
ropa arreglada para el día siguiente si ella no tenía tiempo, valoraba que no tuviese problemas en
empezar a dejar que ella y Luke pasasen tiempo a solas y se hiciese cargo de él... Valoraba todas
las cosas que hacía. Y yo me sentía inferior.
Me sentía inferior porque veía que no era capaz de mantener el pasado a raya y ella tenía que
cagar con unos problemas que no había ocasionado. Sentía que no podía complacerla en ningún
aspecto aunque todos con los que lo había comentado pensaban lo contrario. Por ejemplo,
Lauren no había vuelto a acercarse a mí de una manera sexual desde nuestra conversación la
insideofmysoul
última vez que hicimos el amor, y aquello me preocupaba. Ella había admitido por encima que
solía llevar una vida sexual activa y podía entenderlo; quién iba a negarse a ese cuerpo y a una
mujer tan hermosa como ella. Pero eso era antes de conocerme, conmigo se tomaba las cosas
con calma. Quizá por mi inexperiencia o por respeto, pero no podía evitar pensar que era porque
no la satisfacía o porque no se sentía atraída por mí.
Quité mi vista del ventanal y me levanté un poco la camiseta. Mi estómago estaba plano, pero
aún se notaban algunas de las estrías que habían aparecido en el embarazo de Luke. Pasé mis
manos por encima, bajando la camiseta de un tirón e intentando contener las lágrimas. Me estaba
equivocando de nuevo, aquella era nuestra primera noche todos juntos ya instalados en la nueva
casa y yo había dejado a la ojiverde durmiendo y había subido a la biblioteca a intentar aclarar un
poco mi mente. Debería estar abrazada a ella, disfrutando de tenerla a mi lado y de dormir juntas,
y sin embargo no había podido.

Las lágrimas se hicieron realidad y me quedé allí, llorando mientras me abrazaba las piernas, sin
saber cómo lograr salir de aquella depresión que me estaba destruyendo. Todo había mejorado
tras conocer a Lauren, pero me sentía estancada y con mucha impotencia al ver que, aunque
hubiese mejoras, todo fuese tan lento. No sé cuánto tiempo estuve en la misma postura, pero me
apresuré a enderezarme y a limpiarme las lágrimas cuando escuché pasos subiendo las
escaleras.
- ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? – Lauren me miraba con cara de preocupación,
acercándose con rapidez mientras se frotaba los ojos para despejarse del sueño.
No respondí y hundí la cara entre mis manos para evitar que me viese cuando ella se puso de
cuclillas frente a mí, posando una de sus manos en mi rodilla.
- Amor... ¿Qué pasa? Habla conmigo – podía notar la desesperación en su voz, pero no era
capaz de decir una sola palabra.
Percibí que se movía y se sentó a mi lado en el sofá, agarrándome por los hombros para que me
recostase un poco sobre ella. Me aferré a ella buscando consuelo pero, al mismo tiempo,
volviendo a sentir que no era suficiente. Ella me acabaría dejando y se iría con alguien que
estuviese a su nivel y a quien no tuviese que cuidar permanentemente.
- Lo siento – susurré entre lágrimas –. Soy una basura de novia, no entiendo por qué sigues
cargando conmigo.
- No lo eres. Te quiero y yo he pasado por lo mismo que tú, aunque por otros motivos. No
eres una carga, eres una bendición, Camila. Me haces feliz. Y voy a hacer todo lo posible para
que tú dejes atrás todo esto y también lo seas – su voz ronca debido al sueño había
desaparecido, volvía a hablar con firmeza.
- No es justo. No es justo que tengas que lidiar con esto cuando no has tenido culpa de que
esté así – respondí, intentando que entendiese mi postura.
- Lo que no es justo es que ese hijo de puta te hiciese tanto daño. Esa es la verdad. Yo he
elegido quererte, y lo hice sabiendo todo lo que había detrás. Por eso te voy a ayudar para que
seamos felices juntas, mi vida – ella era demasiado tierna, no me lo merecía.
Me dejé llorar entre sus brazos intentando que la frustración se fuese. Poco después, ella se
levantó y tiró de mí para que la siguiese, llevándonos de nuevo a la cama. Adoptamos la postura
insideofmysoul
en la que siempre dormíamos, Lauren boca arriba y yo abrazada sobre su cuerpo, usándola como
almohada.
- Todo va a estar bien, mi amor – escuché que susurraba. Su voz y su presencia lograban
calmarme, aferrarme a ella era un bálsamo.
Me quedé dormida y desperté cuando escuché susurros en la habitación. Lauren hablaba con
Luke, diciéndole que hablase bajito para no despertarme y que ella le prepararía el desayuno.
Con los ojos aún cerrados pude sentir que salía de la cama y los dos se marchaban de la
habitación. Intenté abrir los ojos pero estaba muy cansada. Apenas habría dormido un par de
horas, pero quería pasar el fin de semana junto a mi hijo y la doctora, así que me obligué a salir
de la cama.
Decidí darme una ducha para despejarme y relajarme al mismo tiempo. Mientras el agua caía
sobre mi cabeza sólo podía pensar una cosa: tenía que seguir dando lo mejor de mí misma para
salir del momento en el que me encontraba. Y tenía que confiar más en Lauren, ella era mi bote
salvavidas y a veces la apartaba de mí por el miedo a resultar cargante o que se cansase, aún
sabiendo que ella quería que hablásemos para poder ayudarme.
Con el pelo aún mojado, baje a reunirme con ambos. Los encontré conversando sobre una serie
nueva de dibujos y vi que Luke hablaba con seriedad, como si fuese la conversación más seria
del mundo. Sonreí al notar que Lauren le seguía la corriente, ambos se habían adaptado a la
perfección el uno al otro.

- Buenos días – dije con un tono de voz animado y ambos se giraron para mirarme.
Me acerqué a Luke y repartí muchos besos por su cara, haciéndole reír y empujándome para que
lo dejase tranquilo. Lauren nos miraba divertida.
- ¿Tú también quieres? – dije repitiendo lo mismo que acababa de hacer con mi hijo
momentos atrás, notando la risa de Luke al ver que ahora era Lauren el objetivo de mis bromas.
- He preparado el desayuno – señaló cuando la dejé tranquila y le agradecí con una sonrisa,
sentándome a comer junto a ellos, los cuáles volvieron a su conversación anterior.
Verlos juntos me alegraba infinitamente y me ayudaba a desconectar la mente. No sé cómo lo
había conseguido Lauren, pero Luke se tomaba sus medicinas sin tantas protestas como antes y
estaba agradecida por ello.
- Poneos los bañadores, nos vamos a la playa – soltó Lauren de sopetón y Luke chilló
abrazándose a sus rodillas. Yo la miré, interrogante –. Hace un día perfecto y mucho calor, hasta
que pongamos a punto la piscina es lo mejor que se me ha ocurrido – explicó.
Nos cambiamos con rapidez y Lauren condujo hasta una playa cercana a la que no había ido
nunca, esta zona de la ciudad aún era desconocida para mí. Solté a Luke de su sillita, el cual
estaba impaciente por estrenar los nuevos cubos y palas que le habían regalado mis padres, y vi
cómo se dirigía con rapidez a la arena. La doctora se puso sus gafas de sol y tomó mi mano para
seguirlo mientras no dejaba de sonreír.
Aproveché para extender un par de toallas en la arena, cerca del lugar que había elegido Luke
para jugar, y observé que Lauren sacaba el bote de crema protectora y se acercaba al niño,
empezando a embadurnarlo sin mostrar piedad ante sus quejas. Luego repitió el proceso con ella
misma, extendiendo la crema de forma metódica. Saqué un libro que había cogido de los
insideofmysoul
ejemplares de Lauren y empecé a leer.
- ¿Me echas por la espalda, porfi? – levanté la vista y vi que me estaba dando el bote de
protector, por lo que me levanté y extendí un poco sobre su espalda –. Tú también deberías darte
un poco – señaló cuando me aparté.
- Las ventajas de ser latina es que mi piel es más morena y no se quema, sólo cojo color –
repuse con una sonrisa.
- No es por quemarte, que también, es para protegerte. ¿Sabes la cantidad de cánceres de
piel que hay por no hacer algo tan sencillo como ponerte un poco de crema? – me explicó
mientras se acercaba y empezaba a embadurnarme como había hecho con Luke –. Ya he tenido
bastantes casos de esos en mi carrera, no quieras comprar papeletas para ser mi próxima
paciente – dijo con tono serio, dejando un beso sobre mi nuca cuando terminó de darme la crema.

- Pensaba que ese tipo de problemas venían dados por pieles claritas como la tuya –
comenté mientras me giraba –. Casi nunca me echo crema, no te voy a mentir.
- La gente suele pensar eso por desconocimiento, pero las radiaciones de la exposición al
sol afectan a todo el mundo. A partir de ahora ni se te ocurra venir a la playa sin crema – me
sonrió, acariciándome un poco la mejilla.
- Prometido. Eres mi salvadora personal, me gusta – bromeé.
- Estoy aquí para servirte – dijo haciendo una reverencia cómica para ir con Luke después
de dejar un beso corto sobre mis labios.
Los dejé jugar tranquilos, el pequeño se divertía mucho con Lauren y ella siempre tenía miles de
ideas para sorprenderlo. Me puse a leer, levantando la vista de vez en cuando para ver los
avances en el castillo de arena gigante que estaban preparando. Ambos estaban cubiertos de
arena hasta las cejas y no pude evitar reírme, acercándome a ellos con el móvil en la mano para
hacerles una foto. Por momentos como aquellos valía la pena seguir luchando.

Volví a enfrascarme en la lectura hasta que una Lauren cubierta de arena de la cabeza a los pies
se paró frente a mí. La miré de arriba abajo levantando una ceja, era peor que los niños pequeños
cuando se ponía a jugar con Luke.
- Vamos a bañarnos, tenemos que quitarnos toda esta arena de encima. ¿Vienes? –
preguntó, y estiré mis manos hacia ella para que me ayudase a levantarme.
Luke me vio caminar hacia él y dio palmas al saber que los acompañaría al agua, alzando sus
brazos para que lo cogiese. Estaba aprendiendo a nadar, pero no quería dejarlo solo en el mar
todavía, podría pasar cualquier cosa. Entramos juntos al mar, pero no nos alejamos mucho de la
orilla. Aproveché para quitarle gran parte de la arena a Luke mientras veía que Lauren hacía lo
mismo consigo misma, no podía comprender cómo era posible que ambos estuviesen literalmente
rebozados en arena.
Miré a mi hijo, que se lo estaba pasando en grande. Se turnaba entre mis brazos y los de la
doctora y reía cuando alguna ola pasaba cerca de nosotros, intentando atraparla con sus manos
mientras Lauren y yo reíamos despreocupadas.
- Cuando mami te enseñe a surfear ya verás qué bien te lo vas a pasar – le dijo Lauren y la
miré rápidamente para decirle que se callase.
insideofmysoul
- Lo, él no puede hacer deportes con impacto en sus articulaciones – susurré mientras me
acercaba.
- Lo sé, pero tengo una idea. Déjamelo a mí – guiñó un ojo y volvió a jugar con Luke,
subiéndolo sobre sus hombros para salir del agua.
Tras secarnos un poco Lauren sacó unos sándwiches de su bolsa y nos los ofreció, no sabía
cuándo los había preparado pero agradecí el detalle. Luke devoró el suyo y volvió a jugar en la
arena, aunque la doctora se quedo junto a mí en la toalla esta vez.
- ¿Estás mejor? – preguntó mientras acariciaba mi muslo, sin quitar la vista de mi hijo.
- La playa siempre me anima, pero creo que eso ya lo sabes – dije para que entendiese que
sabía que habíamos venido porque quería que estuviese feliz –. Gracias.
- Anoche estaba muy preocupada – comentó, girándose para mirarme –. Tienes que hablar
conmigo para que pueda ayudarte, despiértame aunque sea de madrugada. No estás sola en
esto, ¿vale?
- Lo haré – dije meditando mis palabras –. Oye, Laur, ¿puedo pedirte algo? – dije con un
tono dudoso.
- Lo que quieras – repuso mientras esperaba que hablase.
- El lunes tengo otra sesión de terapia y... Me preguntaba si querrías venir conmigo. El
doctor dijo que sería bueno hacer algunas sesiones juntas, pero no quiero forzarte si no quieres –
solté de golpe, sabiendo que si lo pensaba mucho seguiría aplazándolo.
- Tengo que mirar mi agenda, pero estaré allí. Puedo cambiar los turnos si fuese necesario
–dijo cariñosamente y le sonreí. Era un ángel.
- Si no puedes lo aplazamos para más adelante, pero creo que es un buen paso para seguir
mejorando – fui sincera y notaba que ella me comprendía.
- Estoy muy orgullosa de ti, princesa – dijo, acercándose para dejar un beso en mi frente –.
Aunque tú pienses que no, estás luchando mucho por seguir avanzando y es un gran paso.
Recogimos todo un rato después, Luke quería seguir jugando pero ambas pudimos notar que
estaba muy cansado, así que decidimos volver a casa. Preparé unas ensaladas rápidamente para
comer y acosté al pequeño. Estaba totalmente enamorado de su nueva habitación, y deseaba
que bajásemos todas las persianas para poder ver las estrellas que Lauren había colocado en el
techo.

Cuando volví al salón me encontré a Lauren con la mesa llena de papeles y el ordenador
encendido.
- ¿Tienes mucho trabajo? – pregunté acercándome, y ella se echó para atrás para que me
sentase en su regazo.
- Tengo que entregar el artículo sobre mi última investigación en Australia y me están
presionando para sacarlo antes del congreso que hay dentro de un mes – dijo frunciendo los
labios.
- Te prepararé un café – dije besándola suavemente para levantarme de sus piernas e ir a la
cocina.
Ella se había empeñado en comprar una de aquellas cafeteras de cápsulas y debía reconocer
que había sido una gran idea. Yo estaba acostumbrada al café americano, pero reconocía que
insideofmysoul
aquel estaba incluso mejor. Una vez estuvo listo se lo dejé al lado del ordenador y ella me lo
agradeció rápidamente.
- Voy a ponerme a ordenar tu despacho, nos hemos centrado en lo demás y necesitas un
espacio donde poder trabajar – comenté, haciendo alusión al lugar donde estaba sentada. La vi
hacer un amago de decir algo, pero la interrumpí –. No pongas pegas, déjame cuidarte un poco.
Ya me lo agradecerás luego – la besé y me di la vuelta después de ver que ella se quedaba con
una sonrisa en la boca.
Subí las escaleras de nuevo para acercarme a la habitación en la que Lauren había elegido
colocar su despacho. Los muebles estaban amontonados en una esquina, cubiertos con una
sábana. Ella me había contado cómo quería colocarlo, por lo que no iba a tener muchos
problemas con ello. Además, siempre podría cambiarlo antes de poner sus cosas. Sonreí,
moviendo hasta el centro de la habitación la estantería que faltaba por montar. Me sentía bien por
poder hacer algo por ella, por cuidarla y consentirla aunque fuese en una cosa tan tonta como
esa.
Un par de horas después, con el trabajo aún a medias, Luke se despertó y bajamos juntos a
merendar. Lauren no parecía haberse movido y tampoco nos hizo mucho caso cuando pasamos
por allí, estaba completamente concentrada. Corté un poco de fruta para Luke, e hice lo mismo
para ella. La puse en un plato y añadí medio sándwich de Nutella, tendiéndole la otra mitad a mi
hijo que sonreía entusiasmado. Lo dejé comiendo y me acerqué a ella, dejando el plato junto con
un zumo a su alcance.
No se percató de mi presencia hasta que el plato hizo un poco de ruido al dejarlo sobre la mesa, e
intercambió miradas entre la comida y mi cara.
- Dios mío, ¿sabes que ahora te quiero aún más? – dijo, atacando la Nutella directamente –.
Necesitaba esto – murmuró cerrando los ojos y la abracé por la espalda.
- ¿Cómo vas? – pregunté mirando su ordenador sin entender nada de lo que se veía en la
pantalla.
- Estoy avanzando, pero voy muy lenta – confesó después de tragar –. Por cierto, me han
llamado mis padres – se giró para que nos mirásemos –. Me han preguntado si podían venir el
próximo fin de semana, les dije que les daría una respuesta cuando lo hablase contigo.
- Claro que pueden, me muero de ganas de conocerlos. ¿Cuántos días se quedarán? – me
encantaba que ella siempre me tuviese en cuenta para decidir todo lo que nos incumbía a ambas,
se sentía bien.
- Vendrían el viernes por la tarde y se marcharían el domingo, pero al menos podré verlos –
notaba la nostalgia en su mirada y le acaricié un poco la mejilla –. Había pensado que podríamos
hacer una comida el sábado junto a tus padres, así inauguramos la casa y los presentamos –
propuso.
- Luego concretamos los detalles, no quiero distraerte. Pero mándales un mensaje para
confirmárselo, no te olvides – le dije, volviendo con Luke y cogiendo una manzana para mí.
No quería molestarla mientras trabajaba, así que le propuse al niño que me ayudase con el
despacho. Él estaba emocionado, desde que empezamos con la mudanza decía que quería ser
arquitecto y Lauren y yo lo dejábamos colaborar en todo lo que podíamos. Convertimos los
últimos detalles en un juego entre ambos y, cuando ya casi habíamos terminado de colocar todo,
insideofmysoul
Luke desapareció para correr a su habitación.
- Mami, ¿podemos ponerle esto a Lolo? – preguntó, tendiéndome un papel un poco
arrugado –. Lo hice en el cole.
Era un dibujo en el que Luke nos había dibujado a los tres, poniéndose en medio y dándonos la
mano a ambas. Tuve que reprimir las lágrimas y lo alcé del suelo para abrazarlo. Mi hijo se había
adaptado rápido y verlo tan feliz por dibujarnos como una familia me alegraba inmensamente. Lo
volví a poner en el suelo y me dirigí a él.
- Tengo una idea, ahora vengo – dije guiñándole un ojo mientras él se reía de mi gesto.
Localicé rápidamente lo que buscaba, Lauren y yo habíamos comprado algunos marcos donde
poner sus fotografías a modo de decoración. Cogí uno y volví con Luke, enseñándoselo. Él
aplaudió cuando vio mi idea y me ayudó a colocar el dibujo dentro.
- ¿Se lo podemos poner ahí? – dijo, señalando a la pared que quedaba enfrente del
escritorio.
Asentí rápidamente y, una vez puesta la sujeción, alcé al pequeño en brazos para que fuese él el
que lo colocase. Nos retiramos un poco, mirando el resultado final. Había quedado bastante
bonito, Lauren tenía un buen gusto a la hora de elegir los muebles y las decoraciones.
- Vamos a llamar a Lolo para que lo vea – dijo Luke, arrastrándome de la mano escaleras
abajo y corriendo a sentarse en el regazo de la doctora, que de inmediato dejó lo que estaba
haciendo para abrazarlo con una sonrisa –. Ya hemos acabado, ven a verlo – le dijo a ella,
estirando de su mano.
La vi reír y levantarse rápidamente, buscando mi mirada. Encogí los hombros sin poder borrar la
sonrisa de mi boca y los seguí escalera arriba, ansiosa por saber qué pensaría ella de nuestro
trabajo. Entré tras ellos y vi que Lauren observaba todo sin dejar de sonreír. Achinó los ojos
cuando notó que había algo en la pared, pero no dije nada; quería que lo viese ella misma.
- Dios mío – susurró cuando miró el dibujo más de cerca –. ¿Lo has hecho para mí? –
preguntó cogiendo a Luke en brazos mientras no dejaba de ver su regalo.
- Sí, somos mamá, tú y yo. Lo hice en el cole – dijo orgulloso y ella lo besó repetidamente
en la mejilla antes de que el pequeño pasase los brazos por su cuello para abrazarla.
Noté que levantaba la mirada buscándome y pude ver que estaba llorando, lo cual me sorprendió
y me enterneció al mismo tiempo. Me acerqué a ellos uniéndome al abrazo e intentando darle
apoyo a Lauren, que parecía estar lidiando con el momento sentimental a pesar de su carácter
más pausado y un tanto frío. Eran mi familia y momentos como ese abrazo significaban todo.

insideofmysoul
Capítulo 32 - Terapia.

LAUREN's POV
Corrí para entregar los historiales de mis casos en recepción y firmar la salida de mi turno. Había
tenido que llamar a Camila para decirle que no podría pasarme a buscarla porque se me había
hecho tarde, pero no le importó. Tenía la dirección donde la joven hacía sus terapias, la cual
estaba bastante cerca de su trabajó. Me subí en el coche y aceleré más de lo permitido, no quería
llegar tarde a algo que era tan importante para ella.
Realmente no sabía qué esperar. Aunque hubiésemos comentado algunas veces las cosas que
trataba en las terapias seguía teniendo una vaga idea sobre aquello, pero estaba dispuesta a
enfrentarme a todo si eso ayudaba a que se sintiese mejor. Maldije cuando no lograba encontrar
un aparcamiento cerca, martilleando nerviosamente los dedos sobre el volante. Cuando encontré
un sitio prácticamente tiré mi coche dentro. No sabía cuántas normas de conducción me había
saltado hasta llegar al lugar, pero las posibles multas eran lo de menos.
Aceleré el paso hasta el edificio y pude ver que la morena me esperaba en la puerta con gesto
serio.
- Siento el retraso, – dije tratando de regular un poco mi respiración sintiendo que ella se
abrazaba a mí – ha sido de locos poder llegar a tiempo.
- No te preocupes, aún faltan un par de minutos – dijo separándose para besarme –.
Gracias por esto – apreté su mano para darle confianza y caminamos juntas hacia el interior.
Parecía un lugar agradable, aproveché para fijarme en algunos detalles mientras le daba un poco
de espacio a Camila, que hablaba con la recepcionista. El sitio estaba cuidado, incluso tenían
plantas naturales. Vi que se acercaba a mí y puse toda mi atención sobre ella.
- Podemos pasar... Lo, antes de entrar... Si te sientes incómoda puedes salir cuando lo
necesites, sé que no es fácil – me dijo.
- Sé lo que es una terapia, no te preocupes. Puedo manejarlo, no pienso dejarte sola – besé
su cabeza con cuidado y dejé que me guiase hacia una de las puertas.
La abrió sin llamar y pasó primero, saludando amablemente al doctor.
- Tú debes ser Lauren – dijo él, tendiéndome una mano que no tardé en estrechar –. Soy el
doctor Closs, me alegra que te hayas unido a nosotros. Tomad asiento.
- Es un placer estar aquí – dije siguiendo los pasos de Camila y sentándome junto a ella en
una silla acolchada y cómoda.
El hombre sacó una libreta con algunas notas que no pude llegar a descifrar y noté que Camila
daba un largo suspiro, lo cual me hizo centrar la atención de nuevo en ella y sonreírle
animadamente para intentar calmar los nervios.
- Antes de darle otro enfoque, ¿cómo has estado, Camila? – preguntó –. Aunque si prefieres
que charlemos un poco a solas al final de la sesión podemos arreglar eso.
- No me importa que Lauren esté presente – replicó ella en un tono pausado –. Ha sido un
fin de semana complicado, pero creo que estoy manejando mejor la ansiedad.
- La semana pasada tenías bastante miedo ante la proximidad de la mudanza, ¿te ha
afectado? – cuestionó él.
- Sí. Los sentimientos de ser una carga para Lauren han estado presentes, pero intento
insideofmysoul
mantenerlos alejados de mi mente – pocas veces Camila expresaba las cosas tan directamente,
pero me alegraba que fuese totalmente sincera con el psicólogo, aquel era un paso importante.
- ¿Habéis hablado sobre ello? – dijo intercambiando miradas entre ambas y decidí dejar que
fuese ella la que contestase.
- Sí y no – contestó mirándome –. Lauren sabe de mis miedos y la he dejado verlos en
ocasiones, pero no nos hemos sentado a hablar sobre ellos. Sé que debería, pero me puede la
ansiedad. Es como si hablar de sentirme una carga para ella aumentase la sensación de ser una
carga, ¿es comprensible eso?

- Lo es, pero ya sabes que debes hablar de tus miedos para poder afrontarlos. Hay que
crear unas bases sólidas de confianza – Camila suspiró, pero no dijo nada –. De todas formas,
trataremos eso más adelante. Ahora quiero darle otro enfoque a esta sesión para tener una mejor
visión de lo que pasa. Lauren, ¿Cómo crees que es vuestra relación? Conozco el punto de vista
de Camila, pero no el tuyo – se dirigió a mí y tomé aire.
- Pues... No sabría bien cómo describirla – dije, intentando encontrar las palabras correctas
–. Las cosas entre nosotras han ido muy rápido, pero no creo que sea algo malo. Creo que el
mejor punto de todos es que tenemos una conexión muy grande entre nosotras en todos los
aspectos, no únicamente en el físico. Nos entendemos muy bien y eso facilita todo. Me siento
segura sobre la relación, quizá es de lo que más segura me haya sentido en la vida salvo por
algunos temas de mi profesión, y eso me aporta felicidad. Estar al lado de la mujer que amo y de
su hijo llena mis días de alegría y me ha devuelto algunas motivaciones que creía olvidadas,
además de darme fuerzas para volver a soñar, por lo que estoy agradecida de tenerlos a ambos –
miré a Camila que me sonreía y me relajé un poco, era más difícil hablar de tus sentimientos ante
un profesional cuando había alguien más en la sala, pero no me importaba hacerlo.
- Eso es muy bonito por tu parte, Lauren. Ahora, cuéntame: ¿cómo reaccionaste y asumiste
todo lo que había vivido Camila? ¿Qué pensaste cuando te lo contó? – cerré los ojos tratando de
recordar aquella noche en mi apartamento de Gold Coast.
- Fue difícil. No difícil de entender, sino por ver todo lo que había tenido que pasar ella. En
aquel momento aún nos estábamos conociendo y no había sentimientos fuertes entre nosotras,
pero me rompió el corazón saber que ella había sufrido una situación de tal magnitud. Después
de que me lo contase reflexioné mucho sobre ello, sobre cómo poder ayudarla. Desde que nos
conocimos tuve esa sensación de necesitar protegerla del dolor y me sentía un tanto impotente,
pero intenté hacer cosas para que ella fuese feliz – expuse, recordando nuestras tardes en la
playa o la jamm session donde me había besado por primera vez.
- Y lo conseguiste, me hiciste sonreír de nuevo – escuché que decía y acerqué mi mano
para tomar la suya mientras el doctor nos observaba atento.
- ¿Fue difícil para ti empezar una relación con ella debido a su pasado? – preguntó.
- Para nada – contesté con rapidez –. Empecé a quererla rápidamente, pero lo hice
sabiendo la realidad. Sabía lo que había pasado y no me importaba, creo que esa es una de las
partes más importantes del amor. Quieres a la otra persona con lo bueno y con lo malo, nunca lo
vi un impedimento a la hora de dar un paso más en nuestra relación. Admito que pensé que iba a
ser difícil, porque aunque Camila no lo diga en muchas ocasiones sé que guarda muchas cosas
insideofmysoul
dentro y mucho dolor, pero no me hizo echarme atrás en ningún momento.
- ¿Habéis hablado de esto antes? – ambas negamos con la cabeza y él miró a la joven –.
¿Qué piensas tú de todo esto, Camila? ¿Cuál es tu punto de vista? Creo que sería bueno que
ambas compartáis lo que sentís para mejorar vuestro vínculo.
- Yo... Simplemente pensé que no la merecía. Lauren es una persona llena de amor y que
destaca en todos los aspectos de su vida – escuché que decía –. Realmente me pareció raro que
se fijase en alguien como yo cuando ella podría estar con cualquier otra persona – fruncí un poco
el ceño y ella lo notó – pero ahora ya no tengo esos pensamientos tan a menudo. Sé que ella me
quiere porque me lo demuestra cada día, y ha sido maravilloso sentirse elegida por una persona
tan especial como es Lauren. Me ha dado más confianza en mí misma y me ha enseñado que
hay personas que también pueden amar a las que están rotas por dentro. Que ella me quiera de
esa forma me ayuda a intentar quererme a mí misma tal y como soy.

- Eso está muy bien, sabes que mi consejo es quererte a ti misma y aceptarte para poder
querer a los que están a tu alrededor, y veo que vas mejorando en eso – expuso el doctor –.
También veo por qué vuestra relación es tan fuerte, creo que has encontrado en Lauren un apoyo
y un amor al que no estabas acostumbrada, y veo que ella también ha dado pasos en su vida
gracias a ti, lo cual es importante para ambas.
- Todo es diferente a su lado – habló Camila, sin dejar que él redirigiese la conversación, y
ambos la observamos atentamente sabiendo que aquello era un avance –. Yo estaba
acostumbrada a lo que viví con Will y pensaba que aquello era lo normal, pero gracias a Lauren
estoy pudiendo ver las cosas de otra forma. Estoy descubriendo de verdad lo que es sentirse
querida, valorada, escuchada... Ese es el verdadero significado del amor, y es lo que guardo
dentro. Sé que estoy aprendiendo y adaptándome a todo ello – dijo, esta vez mirándome
fijamente – pero no hay mejor sensación que vivirlo a tu lado, descubrirlo gracias a ti.
Noté las lágrimas a punto de salir y respiré para retenerlas, ver a Camila tan abierta y expuesta a
mí, dejándome ver todo lo que guardaba, era una sensación extraña. Dolía porque podía
comprender todo el daño que había en su interior, pero al mismo tiempo me aliviaba saber que
estaba siendo tan importante para ella.
- Tus palabras son muy acertadas – alabó el doctor y me enderecé un poco en la silla,
tratando de mantener la compostura –. No sé si lo sabes – comentó dirigiéndose a mí – pero
Camila y yo estamos trabajando para lograr ver todas las diferencias en la relación con su ex
pareja y contigo, intentando que la culpabilidad que siente se empiece a ir. La mujer maltratada
nunca es la culpable de los actos de su pareja, aunque sea la más dañada, y hay que esforzarse
para volver a recuperar a la persona que era antes y que pueda expresarse con la seguridad de
que eso es lo correcto. ¿Habéis tenido problemas con respecto a esto? – preguntó, y escuché un
suspiro por parte de Camila, quien bajó la cabeza rápidamente.
- Hemos tenido algunos momentos en los que su pasado le ha impedido reaccionar ante
algunas situaciones – murmuré, sin querer entrar en detalles para no hacerle daño.
- ¿Me puedes contar sobre ello? – presionó el doctor al ver que no seguía hablando y miré a
la chica buscando una aprobación para seguir hablando. Cuando ella me miró, asintiendo
levemente, tomé aire para continuar.
insideofmysoul
- Creo que lo que pasó fue un cúmulo de cosas, pero lo hablamos y lo arreglamos – dije,
tratando de pensar cómo explicar aquello –. Yo cometí un error cuando me encargué de algunos
gastos sin su consentimiento y hubo una discusión por ello – el doctor me miraba con gesto
interrogante y paré buscando las palabras correctas para explicarlo sin dar muchos detalles –.
Camila me había comentado que su ex pareja estaba un tanto obsesionado con el dinero y los
gastos y por eso le costaba pedir ayuda. Sabiendo que no iba a dejarme ayudar, tomé las
decisiones por mi cuenta buscando lo mejor para ellos sin pensar que podría tener una
repercusión tan grande, en aquel momento obvié por completo cómo podría sentirse respecto a
ello y me equivoqué, pero aprendí de mis errores. Lo hablamos y llegamos a un acuerdo
posteriormente, pero fue una situación complicada para ambas...
- Sé que lo hiciste por nuestro bien, Laur. Te lo he repetido mil veces y siento mi reacción en
aquel momento, pero me sentí muy abrumada... También fue mi culpa haber sido tan dura
previamente respecto a ello, obligándote a tomar decisiones después...
- Lo importante es que parece que es algo que ya habéis hablado y habéis arreglado. Mi
consejo es que tú, Lauren, intentes tener presente lo que ha vivido Camila antes para evitar
situaciones que puedan ser conflictivas o dañinas para ella. Y Camila, tú debes hablar con
sinceridad para que Lauren sepa en qué punto os encontráis y así actuar acorde a ello.

- Estamos en ello – repuse, viendo que Camila estaba cada vez más hundida en su asiento
y con la mirada perdida –. ¿Estás bien, amor?
- Muchas emociones juntas, sucede cada vez que vengo – comentó, sonriendo un poco
hacia el doctor –. Pero puedo manejarlo, podemos continuar.
- Tengo una pregunta para ambas – habló de nuevo el doctor y vi que la joven levantaba su
cabeza intentando prestar toda su atención a pesar del momento –. ¿Creéis que hay cosas que
pueden mejorar entre vosotras o en la relación?
Camila mordió su labio, pensativa, y decidí ir primero.
- A veces me gustaría que ella se comunicase más conmigo. No en el día a día, pero sí de
cómo se siente. Tengo la impresión de que a veces no habla conmigo porque piensa que es una
carga o un estorbo para mí, y es al contrario. Me encantaría que ella compartiese sus
pensamientos para poder ayudarla y saber cómo actuar para que ella avance en este proceso,
pero entiendo que es difícil aún – mi voz había ido perdiendo fuerza a medida que pronunciaba
las palabras, y las últimas frases fueron como un suspiro.
- Definitivamente debo mejorar eso – dijo acariciándome un poco el brazo, notando que yo
me estaba rompiendo un poco –. Sé que me apoyas y que estás ahí para mí, intentaré no
cerrarme tanto cuando los malos pensamientos aparezcan. Hablaré contigo sea lo que sea,
bueno o malo. Lo prometo – le sonreí y nos quedamos mirándonos unos segundos hasta que el
doctor nos interrumpió.
- ¿Y tú, Camila?
- Me da miedo que ella vuelva a actuar a mis espaldas, me hace sentir de nuevo como si no
tuviese ni voz ni voto sobre mi propia vida... Sé que es cosa del pasado y que no ha vuelto a
suceder, pero es lo único que puedo pensar ahora mismo. Lauren es perfecta y me trata de una
forma indescriptible, no puedo pedir nada más de ella. Eso y que tenga paciencia. Aún estoy
insideofmysoul
aprendiendo a manejar todo esto y me está costando más de lo que hubiese pensado, necesito
que me dé tiempo para irme recuperando poco a poco. Sé que a veces me comporto como una
auténtica gilipollas cuando lo que llevo dentro me supera y tengo miedo a que ella se marche por
ello. Por eso le pido paciencia.
- No me voy a marchar. Estoy aquí y sé lo que estás pasando, estaré a tu lado en todo
momento hasta que estés bien – dije sinceramente.
- Hay algo que quiero que entiendas, Camila – ella volvió su vista al doctor y yo me apresuré
a hacer lo mismo –. Por lo que me has contado en sesiones anteriores y lo que he podido ver en
ésta, Lauren y tú tenéis un vínculo fuerte y una relación sana. No dudo que os queráis porque
salta a la vista, y me alegro mucho de que así sea y de que tengas una persona a tu lado que te
ayude a lidiar con esta situación de una manera más liviana, que no tengas que cargar todos los
problemas sobre ti. Pero hay algo que debes tener muy en cuenta: Lauren no es Will. Ya hemos
dejado claro que aquella relación era tóxica y abusiva en todos los aspectos y sé que estás
concienciada sobre ello, pero al mismo tiempo reflejas los problemas pasados en tu nueva
relación. Tienes que entender que no tiene por qué ser igual, y está claro que no lo es. En
ocasiones los miedos vuelven a ti y piensas que pasará lo mismo o que todo se va a estropear
por ser tú misma y debes mejorar eso. Creo que Lauren te ha demostrado muchas cosas a lo
largo de la relación y, sobre todo, al venir aquí contigo y hablar de todo de una forma sincera.
Guarda eso para ti e intenta alejar los miedos para poder disfrutar de lo que estás viviendo junto a
ella, no dejes que nada te frene. Ya no tienes que luchar contra alguien más, él se ha ido y eres
libre. Ahora la lucha es contra ti misma y a veces te dejas vencer, tenemos que darle la vuelta a
eso.
Estaba sin aliento debido a las palabras del doctor. Había sido conciso y un tanto duro, aunque
sabía por propias experiencias que escuchar eso en voz alta ayudaba a reflexionar
posteriormente y, aunque dañase, acababa curando. Sabía que a Camila le afectaba mucho
saber que ella misma se ponía barreras y el doctor parecía saberlo también, porque había hecho
hincapié en ello. Cuando la miré tenía lágrimas corriendo por sus mejillas y se me encogió el
corazón. Sin pensar que estábamos en la consulta me levanté y me acerqué a ella, rodeándola
con mis brazos a pesar de la incomodidad de la postura debido a la silla. Tras unos segundos me
agaché para dejar mi cabeza a su altura e hice que me mirase.
- Está todo bien, mi vida. Vamos a superar esto y dentro de un tiempo lo recordaremos
como una broma pesada que nos jugó el destino, ya lo verás – le dije, mirándola con infinito
cariño. Cada día estaba más enamorada de ella.
Sequé sus lágrimas con cuidado y volví a mi posición sin soltar su mano cuando caí en la cuenta
de que aún estábamos en la consulta, aunque al doctor no había parecido importarle.
- Lo siento – comenté, haciendo referencia al momento anterior.
- No tienes que disculparte, has hecho lo correcto. Creo que hemos terminado por hoy,
quiero que nos veamos de nuevo a final de semana si te viene bien – comentó mirando a Camila,
que asintió con la cabeza.
- Gracias por todo, creo que ha sido de mucha ayuda – murmuró con una leve sonrisa que
no llegó a sus ojos.
- Es mi trabajo ayudarte, no tienes que agradecerme. Ahora intentad disfrutar de lo que
insideofmysoul
queda de tarde, os lo merecéis después de tantas emociones – comentó a modo de despedida y
me tendió la mano de nuevo –. Un placer, Lauren. Serás bien recibida si queréis hacer alguna
sesión más en pareja.
Se despidió de Camila y nos acompañó a la puerta, apretando su hombro a modo de apoyo. La
abracé contra mi pecho mientras nos dirigíamos al coche y ninguna de las dos dijo nada. No era
incómodo y tenía la sensación de que ambas estábamos tratando de lidiar con las emociones y
poniendo nuestras cabezas en orden.
- ¿Te apetece un helado? – pregunté cuando entramos al coche, no quería ir a casa aún y
Luke estaría con los padres de Camila hasta la noche.
- ¿Puede ser triple? – intentó bromear y asentí, poniendo rumbo a la playa.
Puse un poco de música bajita para relajar el ambiente hasta estacionar cerca de la playa.
Salimos del coche y Camila tomó mi mano mientras nos dirigíamos a un puesto de helados que
había en el camino de acceso. Compré un par de tarrinas gigantes de helado de chocolate y fresa
mientras la morena se reía por la cantidad que estaba pidiendo, me alegró verla un poco más
feliz.
- ¿Contenta? – pregunté, robando un poco de su helado de fresa en vez de comer del mío.
- No puedo estar contenta si me robas la comida. ¿Qué clase de modales tienes? –
contraatacó y reí.
- No volveré a hacerlo – dije, sentándome sobre la arena y esperando que ella hiciese lo
mismo, no me importaba ensuciar la ropa –. ¿Estás mejor?
- Sí. Gracias. Ha sido duro, pero creo que ha sido un paso hacia delante muy grande –
contestó, volviendo a ponerse seria.
- Siempre voy a estar aquí, ¿de acuerdo? Trabajaremos juntas en las pautas que nos ha
dado el doctor – acaricié su brazo mientras comía un poco de helado.
- Me siento segura a tu lado. Aunque a veces no lo parezca, lo hago. No sé qué haría sin ti –
murmuró y me acerqué más a ella para poner mi cabeza sobre sus piernas.
- No tendrías que aguantar mis bromas, eso sería una ventaja – dije con una sonrisa que
ella correspondió –. Todo va a estar bien. Ahora abrázame y dame mimos, han sido demasiadas
emociones juntas y me siento como un osito de peluche perdido – puse un puchero y ella se
inclinó para besarme, acariciando mi pelo.
- Todos los mimos que quieras, mi amor.

insideofmysoul
Capítulo 33 - Familia.

CAMILA's POV
Tras secarme el pelo me coloqué un vestido no muy formal y me maquillé con suavidad. Lauren
se había marchado al aeropuerto a recoger a sus padres y mi hermana estaría a punto de llegar,
junto a los míos. Mis padres habían tomado la decisión de no venir hasta que estuviese todo
terminado, así que los nervios aumentaban. Por una parte, me daba respeto conocer a los padres
de Lauren. ¿Qué pensarían ellos sobre mí? Y, por otra, tenía una sensación de angustia
injustificada por demostrarle a todo el mundo que nuestras decisiones y nueva vida habían sido
correctas.
La sesión de terapia a la que Lauren me había acompañado había marcado un antes y un
después. Ambas estábamos intentando poner más de nuestra parte para que las cosas fueran
bien y yo sentía que me había quitado un peso de encima. Conocer qué pensaba Lauren de todo
aquello había conseguido que me abriese a ella, que recurriese a su cariño cuando estaba
pasando un mal momento o el pasado se me venía encima.
Terminé de arreglarme y bajé a la cocina. Tanto Lauren como yo nos habíamos pedido el día libre
en el trabajo para preparar algunos canapés y algo de picar, queríamos que fuese perfecto. Le di
un par de retoques a algunas cosas que me faltaban mientras Luke jugaba con uno de sus legos
en el salón hasta que escuché la puerta. Me sequé las manos rápidamente y me acerqué hacia
donde se escuchaban las voces. Mis padres estaban charlando amablemente con los que supuse
eran los padres de Lauren, se habrían encontrado al venir.
- Ey – escuché que Lauren me llamaba con una sonrisa y se acercaba a mí, rozando un
poco mis labios a modo de saludo –. Ven, quiero presentarte a mis padres – dijo, señalando con
la mano a la pareja que habían dejado a un lado su conversación para mirar nuestra interacción.
Intenté mantener la compostura mientras veía que mis padres y mi hermana iban a saludar a
Luke, dejándonos solos, y me acerqué a ellos.
- Mamá, papá, ella es Camila – dijo Lauren –. Ellos son Clara y Mike, mis padres.
- Un placer – dije mientras me acercaba a Clara para saludarla en primer lugar.
Me sorprendió que ella me abrazase con fuerza, y Mike hizo lo mismo después.
- Así que tú eres la culpable de que Lauren haya vuelto por fin, Clara y yo hemos debatido
cómo darte las gracias por ello – bromeó Mike y me relajé un poco. Eran muy parecidos a Lauren,
con una forma de ser que me resultaba tranquilizadora.
- Técnicamente la que he vuelto soy yo, así que me merezco una recompensa o algo –
repuso la doctora intentando ponerse seria sin conseguirlo. Su padre la miraba desafiante, como
si tuviesen una lucha entre ellos y no pude evitar fijarme en la bonita conexión que tenían.
- Tener a tus padres aquí es tu recompensa, así que no te puedes quejar – escuché que le
rebatía Clara y reí un poco –. Teníamos muchas ganas de conocerte, Camila – me habló,
dirigiéndose a mí directamente y le presté toda mi atención.
- Me pasa lo mismo, – dije un poco más tranquila – Lauren habla muchísimo de ustedes.
- De tú, por favor, no me hagas sentirme más viejo de lo que ya soy – rió Mike y le pedí
disculpas.
- Bueno, ¿vamos a quedarnos en la puerta o qué? – dijo Lauren dando una palmada –. Aún
insideofmysoul
tenemos que enseñaros la casa.
Caminamos hacia el interior, donde mi familia se giró para mirarnos cuando entramos.
- Amor, ven aquí – llamé a Luke que corrió hacia nosotras, subiéndose a los brazos de
Lauren. Últimamente la buscaba más a ella porque siempre estaba jugando con él, pero no me
importaba –. Estos son los padres de Lauren – le dije mientras ellos nos miraban sin mediar
palabra y Luke, al darse cuenta de que había gente desconocida, se escondió un poco contra el
pecho de Lauren.

- Son mis padres, no muerden – le dijo la doctora haciéndole cosquillas y él levantó la


cabeza con una risa.
- Hola – dijo mirándolos. Ambos tenían el rostro feliz al ver la imagen de su hija con el niño
en brazos.
- Él es el renacuajo, Luke. Es el hijo de Camila – sabía que Lauren les había hablado de él,
pero no me importó que lo hiciese de nuevo.
Clara le ofreció un caramelo y Luke rápidamente pidió cambiar los brazos de Lauren por los
suyos, mi hijo era un chantajista. Mike se sentó con mi padre en el sofá y Sofi y mi madre
charlaban alegremente. Miré a Lauren, que observaba la escena con un gesto muy parecido al
mío, y me acerqué a ella para abrazarla por la cintura. Me rodeó con un brazo y no hizo falta decir
nada más.
- ¿Queréis comer algo antes o vemos la casa primero? – preguntó Lauren.
- ¿Me estás diciendo que quieres pasear a tu padre en vez de alimentarlo después de un
vuelo eterno? ¿Qué clase de hija tengo? – estaba comprobando de dónde salían las bromas de
Lauren, su padre era exactamente igual a ella.
- Vale, primero la comida. Eres un exagerado. Dadme un par de minutos – dijo ella dándose
media vuelta y me apresuré a seguirla para echarle una mano, rechazando la ayuda de Clara y de
mi madre, que se estaban levantando para venir con nosotras.
Entramos a la cocina y cerré los ojos un momento para tranquilizarme del todo. Había sido fácil y
ambas familias parecían llevarse bien por ahora, así que la preocupación había disminuido.
- ¿Todo bien? – la doctora me rodeó con sus brazos y me besó, dejando a un lado la
comida que teníamos que llevar. Últimamente estaba más cariñosa y agradecía aquello.
- Todo perfecto, estaba un poco nerviosa pero ya estoy mejor – respondí, aprovechando
para acariciarle un poco la mejilla.
Preparamos algunas bandejas con comida para llevarlas al salón. Optamos por mantener el
ambiente familiar antes de sentarnos todos en una mesa formal y todo el mundo pareció contento
con la decisión. Aquella distribución dejaba que todos pudiésemos hablar entre nosotros, además
de darle vía libre a Luke para jugar. Lauren se había sentado en el suelo con él y solía dejar la
conversación a un lado para tumbarse y jugar como si ella también tuviese tres años. Observé
que Clara la miraba con una sonrisa y un brillo en los ojos, y no me sentí incómoda cuando
nuestras miradas se cruzaron y ella me asintió con la cabeza, devolviendo rápidamente la vista a
su hija que ahora estaba tumbada de espaldas mientras lanzaba a Luke por los aires y volvía a
cogerlo.
Me levanté para recoger algunas bandejas e ir a por unos pasteles que habíamos preparado
insideofmysoul
como postre y Clara me siguió, alegando que Lauren estaba demasiado ocupada con Luke y que
necesitaría ayuda. Me entró el pánico porque me di cuenta de que ella quería estar a solas
conmigo, pero me apresuré a respirar hondo.
- Lauren está feliz – la escuché decir a mis espaldas y me giré para encontrarme con su
mirada clavada en la mía –. Hacía mucho tiempo que no veía a mi hija de esta forma,
despreocupada, contenta... Con algo más en la vida que un trabajo que le apasiona.
- Ella siempre ha sido así desde que la conozco – comenté, sin saber muy bien qué
contestar. La mujer parecía estar pasando por un momento emocional y no quería estropearlo
diciendo algo que la sacase de allí.
- Eso dice mucho de lo que significas para ella, Camila – me quedé callada de nuevo, no me
sentía intimidada pero percibía que ella quería seguir hablando –. Lauren ha dedicado su vida al
trabajo desde que Amanda se marchó, consiguió superarlo pero no volvió a ser la misma.
Trabajaba día y noche y esa era su vida. Veo cómo te mira y cómo le brillan los ojos. Veo cómo
juega con Luke y vuelvo a recuperar a la Lauren de 20 años que jugaba con sus primos pequeños
y que soñaba con formar una familia. Y tú se lo estás dando, y no puedo estarte más agradecida
– se acercó a mí y me estrechó fuerte entre sus brazos, a lo que correspondí gustosamente –. Me
alegra tenerte en la familia, corazón – finalizó, dejándome libre del abrazo.

- No sé qué decir, Clara. Yo sólo quiero que ella sea feliz – no me salían las palabras y
temía estar quedando como una idiota ante los ojos de mi suegra.
- La haces feliz, Camila. Cuídala, ¿vale? Ahora, ¿qué tenemos que llevar? – dijo,
separándose del todo.
Saqué los postres de la nevera y me ayudó con una sonrisa enorme, como si se hubiese quitado
un peso de encima al haberme dicho aquello.
El momento de enseñar la casa fue mágico. Tanto a mi familia como a la de Lauren les encantó
cómo habíamos realizado la distribución y la decoración, y la madre de Lauren quedó enamorada
de la biblioteca. Sin duda alguna se había convertido en nuestro espacio favorito de la casa.
Poco después mis padres se excusaron y se marcharon, aunque habían planeado salir a comer
fuera todos juntos al día siguiente. Mike y mi padre se habían compenetrado muy bien y habían
organizado todo a nuestras espaldas, sorprendiéndonos. Los padres de Lauren también se
instalaron en la habitación de invitados y decidieron descansar un poco del vuelo.
Tras acostar a Luke me reuní con Lauren, que se había sentado en uno de los sillones que
habíamos puesto en el porche trasero y tenía la mirada perdida en algún punto lejano.
- ¿Estás bien? – pregunté, acurrucándome junto a ella. La brisa corría suave y la cercanía
de su cuerpo me proporcionaba calor.
- Mejor que nunca. Me siento completa, feliz – susurró en voz baja sin girarle para mirarme,
pero me abrazó más contra su cuerpo.
- Tus padres son maravillosos. ¿Sabías que mi madre los ha invitado a pasar las navidades
aquí y ellos han aceptado? – pregunté, mordiéndome un poco el labio porque no sabía si ella ya
había hecho planes para aquellas fechas, había dejado caer que le gustaría pasarlas en Nueva
York.
- ¿Sí? No lo sabía, será genial tenerlos cerca. Hace años que no celebro las fiestas en
insideofmysoul
familia. Espero que mis hermanos puedan venir también – sabía que los echaba de menos y que
aquello sería una motivación extra.
- Podemos organizar la cena aquí, es más grande que el piso de mis padres – me
encantaba hacer planes con ella y tener la seguridad de que podríamos cumplirlos.
- Me parece perfecto. Gracias – dijo atrapando mis labios sin previo aviso y haciendo que
nuestras lenguas empezasen a jugar entre ellas con calma.
- ¿Por qué me das las gracias? – pregunté extrañada cuando se separó.
- Por darme una familia, por devolverme al mundo real. Por estar a mi lado – le acaricié la
mejilla suavemente sin saber qué contestar, los Jauregui estaban consiguiendo que me quedase
sin palabras varias veces al día –. Siento ponerme tan sentimental.
- Adoro que seas así y que lo expreses en voz alta. Te quiero, mi vida.
Disfrutamos del tiempo juntas sin volver a hablar, simplemente compartíamos caricias y besos
cómplices mientras admirábamos las vistas de la montaña que teníamos en frente. Cuando
escuché a Clara aparecer por la puerta me excusé, diciendo que debía despertar a Luke, y las
dejé solas. Sabía cuánto echaba de menos Lauren a su familia y que le gustaría tener un tiempo
a solas con sus padres.
Mi hijo y yo dibujamos durante un par de horas. Él me decía qué quería y yo lo plasmaba sobre el
papel. Había dejado de dibujar tiempo atrás y recuperar esa parte de mí era importante para
mejorar. Además, Luke ya tenía bastante movimiento cuando jugaba con Lauren, le vendría bien
un descanso de tanto juego. Mike se unió a nosotros y, antes de la cena, habíamos montado un
pictionary casero entre todos y Luke estaba encantado de tener a tantos adultos prestándole
atención.

El día siguiente fue agotador de principio a fin. Aprovechamos para enseñarle los puntos
emblemáticos de la ciudad a Mike y Clara y, cuando llegó la hora de comer, estábamos sin
fuerzas. Sin planearlo acabamos montando una mini fiesta improvisada en casa. Nuestros padres
habían asaltado el minibar y estaban preparando mojitos a diestro y siniestro mientras
escuchábamos música latina.
Sofi se había ido a ver una película con Luke porque decía que el ambiente de los adultos estaba
raro y llevaba razón, yo empezaba a estar un poco mareada tras los mojitos. Lauren pareció
pensar con más claridad que el resto y se hizo cargo de la situación, preparando algo de picoteo
para no tener el estómago vacío. Tras comer algo seguimos disfrutando de la tarde, mi padre me
sacaba a bailar y me recordaba los veranos en los que pasábamos las vacaciones en nuestra
tierra natal.
En uno de los descansos, Lauren agarró mi mano y me guió al interior de la casa, escaleras
arriba.
- ¿Pasa algo? – pregunté mientras la seguía, casi a rastras, a nuestra habitación –. No me
preocupes, ¿estás bien? – noté que cerraba la puerta y me empujaba contra ella, metiendo su
lengua en mi boca sin previo aviso.
- Pasa que verte bailar mientras mueves el culo con ese vestido diminuto me pone
cachonda – espetó, y volvió a empezar otro beso que me hizo gemir en su boca, apretándome el
trasero con ambas manos de una forma que casi me levantó del suelo.
insideofmysoul
La doctora no solía tener aquellos arrebatos pero debía reconocer que estaba disfrutando de
aquello, olvidando por completo que nuestros padres estaban en el jardín. Decidí tomar la
iniciativa y la empujé a la cama sin ningún cuidado, lo que la pilló por sorpresa.
- No tenemos mucho tiempo – dije para que fuese consciente de que teníamos a nuestros
invitados abajo.
- No necesitamos tanto tiempo – dijo con la respiración entrecortada y su lengua volvió a
recorrer cada centímetro de mi boca con desesperación.
Me senté a horcajadas sobre ella y me levantó el vestido sin llegar a quitármelo, dejándolo subido
por encima de mi cadera. Sentía que iba a explotar del calor que estaba invadiendo mi cuerpo,
ardía. Me dediqué a besar y lamer su cuello con rapidez y no me di cuenta de que mi ropa interior
había desaparecido hasta que noté que Lauren me penetraba sin piedad con dos de sus dedos y
mi respiración se entrecortó. Pude ver la lujuria en sus ojos y decidí tomar la iniciativa, sabía que
aquello la encendería aún más.
Con un poco de fuerza paré los movimientos de su brazo hasta que lo dejó quieto, con sus dedos
aún en mi interior. No aparté la mirada de sus ojos y empecé a mover las caderas de arriba abajo,
cabalgando sobre sus dedos. Ella soltó un gemido al darse cuenta de lo que estaba haciendo y
colocó su otra mano sobre mis nalgas, ayudándome en mi labor, sin dejar de besar y morder mi
escote con ganas.
Aumenté el ritmo y noté cómo sus dedos se hundían hasta el fondo, manteniendo la cadencia
hasta que llegué al orgasmo y la besé con fuerza.
- Tu turno – dije después de un par de segundos de descanso para reponerme –. No
necesitas esto, además están destrozados – hice referencia a su pantalón, que estaba
completamente empapado de mis fluidos, y gimió al verlo.
Los bajé, junto con su ropa interior, y volví a colocarme en la misma posición que estábamos
antes. Estar sobre ella me daba una autoridad que parecía gustarle, así que no dudé en
penetrarla tan rápidamente como ella había hecho conmigo. Estaba empapada, no iba a durar
mucho. Curvé un poco mis dedos en su interior, buscando su punto de placer y ella intentó
ahogar sus gemidos en mi hombro. Repetí aquello un par de veces más mientras lo combinaba
con un ritmo rápido y noté que sus muslos temblaban bajo mi cuerpo y que sus paredes se
apretaban, llegando al orgasmo.
- Guau – fue su único comentario cuando abrió los ojos, besándome de una forma más
tierna para tranquilizarnos a ambas.
- Vamos – dije, levantándome de su regazo y buscando ropa interior nueva –. Espero que
no se hayan dado cuenta de que hemos desaparecido – le comenté riendo mientras le tiraba unos
pantalones muy parecidos a los que llevaba puestos anteriormente, rezando porque nuestros
padres no se diesen cuenta de los cambios.
- Habrá merecido la pena aunque se hayan dado cuenta – bromeó –. Creo que tendré que
darte mojitos más a menudo – susurró en mi oído, dejando un beso cerca de él.
- No necesitas mojitos para eso, mi amor – le guiñé un ojo y la dejé cambiándose.
Sacudí la cabeza mientras me retocaba un poco el maquillaje. Sabía que la había sorprendido
tomando la iniciativa, pero me sentía demasiado bien conmigo misma. Junto a ella tenía la
seguridad de probar cosas nuevas y querer llegar a puntos que antes ni siquiera me hubiese
insideofmysoul
planteado.
Bajé a la cocina y corté un poco de queso para poder tener una excusa ante nuestra desaparición
y Lauren se unió a mí al instante, ayudándome. Cuando nos reunimos con nuestros padres no
hubo ningún tipo de comentario extraño, así que me tranquilicé bastante. Decidí no beber más por
si tenía que conducir para llevar a mis padres de vuelta y pasamos la tarde alegremente en el
jardín.
- Mike, tienes que decirle a tu hija que muerda en lugares menos visibles – dijo mi padre con
sorna mientras ambos reían y miré a Lauren con pánico. Ella estaba igual que yo –. Vamos, no
pongas esa cara, mija. Tienes el cuello hecho un cristo, ¿de verdad pensabais que no nos íbamos
a dar cuenta?
Tragué saliva y miré a Lauren, que tenía la cara enterrada entre las manos, y la maldije por no
salir en mi defensa. Estaba pensando qué contestar cuando escuché a Clara hablar.
- Dejad a las niñas, son jóvenes y tienen que disfrutar. Ni que vosotros fuerais unos santos –
mi madre la apoyó, y yo suspiré. Ellos siguieron bromeando un poco, pero no me importó.
Lauren se acercó a mí, con la cara completamente roja, y levanté las cejas.
- Podrías haber dicho algo, ¿no? – le dije con un golpe en el hombro.
- Lo siento. Eso ha sido... Patético – dijo vocalizando mucho la última palabra y reí, dejando
un beso en su hombro.
- Nos lo van a recordar toda la vida, empieza a hacerte a la idea – jugué y ella suspiró,
enrojeciéndose aún más.
El día de la partida de los padres de Lauren llegó rápido. Mis padres habían decidido venir a
despedirse y se ofrecieron a quedarse con Luke mientras yo acompañaba a la doctora al
aeropuerto. Me pareció demasiado tierna la imagen de mis suegros despidiéndose de mi hijo
mientras él los abrazaba con fuerza a ambos.
La despedida en el aeropuerto fue emotiva. Se notaba que Lauren no quería dejarlos marchar
después de haberlos visto tras tanto tiempo, y vi sus esfuerzos para despedirse sin llorar.
Mike me abrazó, susurrándome un "cuídala" al oído, al que asentí con rapidez. Clara también me
envolvió entre sus brazos y correspondí de la misma manera. Me habían conquistado en poco
tiempo, a mí y a mi familia. Lauren los abrazó de nuevo a ambos y retrocedió, buscando mi mano,
mientras veíamos cómo la pareja avanzaba hacia el control.
La abracé en dirección al coche y me monté en el asiento del conductor para darle tiempo a
desconectar su mente si lo necesitaba.
- No me había dado cuenta de todo lo que los echaba de menos – comentó a mitad de
camino y, mirándola de refilón, pude ver que tenía una sonrisa triste en su cara.
- Ahora estás más cerca, mi amor. Podemos ir a Nueva York a verlos, lo planearemos –
moví mi mano y la puse sobre su muslo, apretando levemente para que supiese que estaba allí
para ella en caso de que necesitase hablar.
- Al menos ahora os tengo a vosotros y no estoy sola – atrapó mi mano y jugueteó un poco
con mis dedos cariñosamente.
- Nunca te vamos a dejar sola, cariño.
Lauren no volvió a hablar y el trayecto a casa fue silencioso. Me dio tiempo a pensar en todo lo
sucedido el fin de semana. Me sentía llena de vida, tenía una familia maravillosa y las nuevas
insideofmysoul
adiciones a ella resultaban encantadoras. Todo estaba empezando a mejorar, y me alegraba por
ello.

insideofmysoul
Capítulo 34 - Operación.

LAUREN's POV
La semana estaba siendo perfecta. Tras un fin de semana maravilloso con la visita de mis padres
el lunes habíamos conseguido un donante de médula para uno de mis pacientes y, de momento,
parecía estar evolucionando muy bien. Y acababa de darle el alta a mi paciente con cáncer de
mama, tendría que seguir viniendo a las sesiones de quimioterapia pero estaba feliz de poder irse
a casa con su familia. Iba camino de mi despacho cuando el doctor Martínez me llamó a gritos
desde el otro lado del pasillo.
- ¡Lauren! – exclamó y me asusté, deteniendo mis pasos hasta que él llegó con rapidez a mi
lado.
- ¿Qué pasa? ¿Necesitas algo? – pregunté frunciendo el ceño.
- Han ingresado a Luke, acaban de llamarme de su planta para que vaya – se me cortó la
respiración por unos segundos, aunque traté de tranquilizarme.
- ¿Dónde está? ¿Está Camila con él? ¿Qué ha pasado? – dije mientras me movía con
rapidez hacia la planta de pediatría sin importarme que a él le costase seguir mi ritmo, sólo quería
llegar junto a Luke lo antes posible.
- Lo han traído en ambulancia desde el colegio, al parecer ha empezado a vomitar y se ha
mareado. Han avisado a Camila, pero no sé si ha llegado aún. Por lo que me han dicho desde
urgencias tiene pinta de ser un nuevo brote en la misma pierna que el último, y de los fuertes – no
contesté porque no sabía que decir.
Sentía ganas de llorar pero tenía que mantenerme estable para poder ayudar al niño y a Camila,
ella iba a estar destrozada de nuevo. Busqué mi teléfono para llamarla y me di cuenta que no lo
llevaba encima, reprochándome a mí misma el haberlo dejado en el despacho. Prácticamente
corrí hacia la habitación que me indicó mi compañero y entré sin pedir permiso.
Luke estaba llorando con fuerza en la camilla mientras un par de enfermeras intentaban cogerle
una vía y me acerqué a él con rapidez, que se pegó a mí en cuanto me vio.
- Shhh, cariño, ya estoy aquí. Vas a ponerte bien, ya lo verás – notaba sus lágrimas
mojando mi bata y tuve que reprimir las mías mientras echaba un vistazo a su rodilla, que estaba
al descubierto. No tenía buena pinta.
- Mami, haz que deje de doler – acababa de llamarme mami y ni siquiera podía disfrutar del
momento, me estaba partiendo el corazón verlo así.
- Va a dejar de doler, mi vida. Pero tienes que quedarte quieto un poco para que los
doctores hagan su trabajo – no era capaz de calmarlo y ni el doctor Martínez ni las enfermeras
conseguían cogerle la vía.
Vi que dejaron de intentarlo y que el doctor Martínez decidía revisar su pierna, esperando que
estuviese un poco más tranquilo después. Acaricié su espalda suavemente hasta que noté que
tenía arcadas. Una de las enfermeras me dio una cuña con rapidez y vi que vomitaba con fuerza.
Notaba la preocupación del doctor, pero no dijo una sola palabra. Me acomodé un poco en la
camilla para poder mantenerlo cerca de mí hasta que vi a Camila entrar corriendo con lágrimas en
los ojos.
- Mi amor, vas a ponerte bien – Luke volvió a llorar al ver las lágrimas de su madre y me
insideofmysoul
aparté un poco para facilitarle a la morena estar más cerca de él –. ¿Qué le pasa? – preguntó con
voz desesperada.
- Aún no hemos hecho pruebas, pero por la hinchazón y los síntomas es una réplica del
último brote, aún más fuerte – dijo el doctor –. Voy a intentar cogerle la vía de nuevo para hacer
unos análisis y mirar las defensas y todos los valores para confirmarlo.
- Yo lo haré – dije espontáneamente, pero no me arrepentí. Luke tenía confianza en que yo
no le haría daño y estaría más tranquilo. Él me dio permiso con la cabeza y suspiré –. Voy a
lavarme las manos – comenté, haciendo una desinfección rápida en el cuarto de baño.

Cuando volví una de las enfermeras había dejado el carrito de curas a un lado de la camilla y
tomé aire. Era un procedimiento básico, de las primeras cosas que se aprenden en la carrera,
pero nunca había tratado a alguien cercano a mí. Levanté la vista para toparme con los ojos
vidriosos de Camila, que me miraban con miedo, y me obligué a centrarme sin pensar en lo que
pasaba a mi alrededor. Me puse los guantes con rapidez y cogí una de las agujas para colocar la
vía, sacándola de su envoltorio para dejarla preparada. Me acerqué al pequeño y estiré un poco
su brazo.
- Voy a ponerte esto, ¿vale, mi amor? – le dije con cariño, intentando tranquilizarlo un poco
–. Pero no puedes moverte porque si no te puedo hacer pupa. ¿Puedes hacer eso por mí? – dije,
acariciándole un poco la mejilla y vi que asentía.
Desinfecté la zona con mucho cuidado y presioné con mis dedos intentando encontrar una vena.
Una vez localizada tomé aire, intentando obviar las miradas de Luke, Camila y el doctor Martínez,
que estaban clavadas en lo que estaba haciendo. Con un pinchazo rápido la aguja estaba
colocada y puse un apósito grande para que no se moviese, llamando con un gesto a la
enfermera para que terminase de conectar los tubos necesarios, no sabía qué medicación habían
pedido.
- Lauren – me llamó el doctor mientras me quitaba los guantes y levanté la vista –. Deberíais
salir hasta que hagamos las pruebas. Ella no puede estar aquí – dijo señalando a Camila – y tú
estás completamente atacada, no puedo permitir que te quedes. Id a tomar un café y
tranquilizaros un poco, ¿vale? Te enviaré un busca en cuando hayamos terminado.
Asentí porque tenía razón, aunque estuviese intentando mantener la compostura no lo estaba
logrando. Aunque yo no fuese familiar directo del niño y pudiese estar en su caso los sentimientos
me estaban ganando la partida, por lo que decidí hacerle caso y esperar a estar un poco más
relajada. Me acerqué a la camilla para darle un beso al niño y vi que Camila hacía lo mismo sin
querer separarse de él, por lo que tiré de su mano para que saliésemos de la habitación.
Cuando la puerta se cerró a nuestras espaldas el cuerpo de Camila se estrelló contra el mío,
llorando desconsoladamente. Acaricié un poco su pelo sin decir nada, tratando de manejar mis
propias emociones para poder estar tranquila.
- Ven conmigo – la guié por los pasillos hasta llegar a mi despacho, haciendo que se
sentase en el sofá que tenía en uno de los laterales y acercándole un vaso de agua con rapidez
–. Va a estar bien, está en buenas manos. ¿Has llamado a tus padres? – negó levemente pero no
dio más respuestas.
Me acaricié un poco el pelo y supe que tenía que dejar todas las preocupaciones a un lado y
insideofmysoul
hacerme cargo de la situación. Bajé la mirada a mi bata, viendo algunas manchas en ella
provocadas por el vómito de Luke y me deshice con rapidez de la prenda, cambiándola por una
limpia. Me acerqué al escritorio y llamé a mi jefe para explicarle la situación por encima,
quedándome más tranquila cuando él me dijo que no me preocupase y que cuidase de mi familia.

Avisé también a Sinu y Alejandro porque sabía que Camila iba a necesitarlos, y volví al sofá junto
a ella, abrazándola fuertemente contra mi cuerpo.
- Estoy aquí, mi amor – susurré, acariciándole el pelo. Al menos estaba un poco más
tranquila, aunque no dejaba de llorar –. Tienes que ser fuerte por Luke, él no puede verte así,
Camz...
- Lo sé, pero me ha pillado de sopetón. Estaba bien esta mañana, tú lo has visto – vocalizó
entre algunos sollozos.
- Sí, pero al igual que unos brotes son más progresivos otros vienen así, de golpe. Yo lo
hubiese notado ayer cuando hice los ejercicios con él, pero no estaba hinchada – le expliqué,
aunque sabía que serviría de poco.

Cuando sus padres llegaron los dejé en mi despacho y fui a buscar unos cafés intentando tomar
un poco de aire y relajarme. Los minutos parecían ser horas y necesitaba saber algo de Luke
pronto. Estaba esperando los cafés cuando recordé que él me había llamado mami y la primera
sonrisa sincera desde el aviso del doctor Martínez apareció en mi rostro. El pequeño y su madre
habían llegado para cambiarme la vida y, sin duda, lo estaban haciendo.
Volví a mi despacho y tendí los cafés a Camila y a sus padres, los cuales lo agradecieron con una
sonrisa. La espera nos estaba matando a todos y el silencio inundada la habitación. Yo sabía que
era grave sólo con ver la rodilla del pequeño, que casi triplicaba su tamaño normal. Los vómitos y
la fiebre, junto a lo repentino que había sido todo, me dejaban saber que aquello no iba a
quedarse en un susto aunque desease que así fuese.
Dos horas después no teníamos noticias y empezaba a desesperarme, mirando el busca
fijamente. Cuando el doctor Martínez apareció personalmente en la puerta de mi despacho supe
que algo no iba bien.
- Tengo noticias – comentó, y todos nos levantamos centrándonos en él –. El brote es malo
y tiene una infección en la rodilla, por lo que no basta con controlarlo hasta que remita. Hay que
controlar que no se extienda la infección y dañe otras articulaciones o tejidos, y hay que hacerlo
cuanto antes. Su sistema inmunológico es más débil de lo normal y cualquier bacteria ha podido
causarla, no hay un detonante exacto – explicó y mi cabeza funcionaba rápidamente –. Hay que
operar, y hay que hacerlo ya – escuché el sollozo de Camila y vi que su padre la refugiaba entre
sus brazos mientras mis ojos quemaban de retener las lágrimas –. Lo han subido a quirófano
directamente para no perder tiempo, yo me haré cargo y os avisaré de todo.
- Quiero entrar a la operación – dije cuando terminó de hablar, quitándome con rapidez la
bata y cambiándome los zapatos por unos tenis que usaba en quirófano y que eran más cómodos
para soportar las horas en pie –. En cinco minutos estaré preparada.
- No – su tono fue cortante y me paré en seco para mirarlo –. ¿Te has visto, Lauren? Estás
temblando y no estás pensando. Serías un estorbo. No puedo permitirlo, lo siento – tenía razón,
insideofmysoul
estaba perdiendo la cabeza por completo. No pude retener las lágrimas y él se acercó a darme un
abrazo. Me había preocupado tanto por Camila y por mantenerme entera que había pasado por
alto cómo estaba yo –. No puedo dejar que lo veáis porque está en una zona restringida – dijo de
manera general cuando me tranquilicé un poco – pero puedo dejar, si te tranquilizas, que entres a
verlo y te quedes hasta que le suministren la anestesia. Pero sólo si te tranquilizas - enfatizó.
- Ve con él, Lauren. Por favor – dijo Alejandro, que aún intentaba mantener a Camila en pie
aunque ella parecía estar colapsando. La miré y él se dio cuenta de lo que estaba pensando –.
Nosotros cuidaremos de ella, ve con Luke.
Asentí mirando al doctor Martínez y cerré los ojos un par de segundos, respirando hondo e
indicándole que podíamos marcharnos.
- Os avisaré de todo en cuanto hayamos terminado – comentó hacia ellos antes de abrir la
puerta para dejarme salir primero.
El camino se me hizo eterno. Casi antes de llegar me paró y me hizo mirarlo a los ojos.
- Sé que eres familiar pero te pido, por favor, que mantengas los nervios en su sitio. No
puede verte así. Eres una profesional y puedes hacerlo, pero no dudaré en echarte antes de
tiempo si empeoras las cosas.
- Gracias, Jason. Me hacía falta un toque de atención, es la primera vez que estoy lidiando
con alguien de mi familia enfermo desde que soy doctora y se me ha ido de las manos.
Simplemente quiero darle un beso y que sepa que estamos aquí, que no le va a pasar nada. Me
iré en cuanto esté dormido – estaba mucho mejor sin duda, ver a mi compañero tan serio me
había hecho darme cuenta de lo mal que estaba actuando. Sabía que podía entrar a quirófano
porque, técnicamente, no era familiar de Luke, pero también apreciaba que él estuviese
permitiendo aquello aun conociendo la realidad.

Entramos a la sala anexa, donde nos colocaron la ropa de quirófano y pasamos por el proceso de
desinfección. Podía ver a Luke desde la ventana que había en aquella zona y quería terminar
cuando antes para poder ir con él. Terminé el proceso, enfundándome unos guantes con ayuda
de la enfermera, y pasé a la sala, donde algunos se sorprendieron de verme allí.
- Dadle un par de minutos con el niño – ordenó el doctor Martínez y ellos me dejaron vía
libre, mirándome curiosos.
Me acerqué a Luke, que estaba muy asustado, y tomé su mano entre las mías.
- Hola, mi amor – murmuré bajito, para que sólo él me escuchase. Cuando me miró pude
ver un amago de sonrisa en su boca.
- Quiero irme a casa – fue lo único que murmuró, los calmantes debían tenerlo medio
dormido.
- Te van a curar y nos vamos a casa, ¿vale? Mami y yo estaremos esperándote fuera,
tienes que portarte bien, campeón – le acaricié un poco el pelo sin querer entretenerme mucho,
sabía que todos esperaban por mí.
- ¿Comeremos helado?
- Claro, corazón. Y chuches. Ahora te van a dormir, ¿vale? Pero estoy aquí contigo – noté
que se acercaban y dejé un beso en su frente a través de la mascarilla, apartándome un poco
pero sin soltar su mano.
insideofmysoul
- Te quiero, mami – me dijo, mirándome fijamente hasta que le pusieron la mascarilla y sus
ojos se fueron cerrando.
Nadie hablaba dentro del quirófano y notaba todas las miradas puestas en mí, pero no me
importaba. Apreté un poco el hombro de mi compañero a modo de agradecimiento y salí de allí lo
antes posible, no quería ver nada de lo que iba a pasar. Ni siquiera me paré a quitarme la ropa de
quirófano, me deshice de la mascarilla en una papelera cercana y fui lo más rápido posible a
encontrarme con Camila y sus padres. Cuando cerré la puerta detrás de mí los tres pares de ojos
me miraron fijamente, y no sabía qué decir.
Me di cuenta de que estaba llorando en los brazos de Sinu y no sabía cómo había llegado allí.
- Lo siento – murmuré, secándome las lágrimas rápidamente y separándome de ella.
- No lo sientas, corazón. No lo guardes todo para ti, también estamos aquí para apoyarte –
me contestó y le agradecí rápidamente.
Les conté brevemente mi encuentro con Luke, ya más calmada, e intenté explicarles un poco el
procedimiento en estos casos. Por propia experiencia sabía que el desconocimiento podía hacer
mucho daño, así que contesté a todas las preguntas que tuvieron, notando que estaban mucho
más relajados tras la charla. Sabiendo que aún tardaríamos un par de horas en tener noticias, los
padres de Camila decidieron ir a tomar un poco el aire y comprar de paso algo para comer.
- Hoy Luke me ha llamado mami – solté de golpe, sin mirar a Camila –. Dos veces.
Aún tenía la vista en mis pies cuando noté que su cuerpo me abrazaba con fuerza. Correspondí a
su abrazo y me di cuenta de que nos teníamos la una a la otra para soportar toda aquella
situación.
- ¿Sabes? Viendo vuestra relación me preguntaba cuánto tardaría en hacerlo. Me hubiese
gustado que fuese en otro momento y poder estar presente, pero me siento infinitamente feliz de
que el te vea como una figura materna – me sorprendió la tranquilidad de su voz en aquellos
momentos y que ella siguiese una conversación de tal calibre con todo lo que estaba pasando.
- Ha sido de las cosas más bonitas que me han pasado en la vida. Gracias por todo, Camila.
Gracias por darme una familia – atrapé sus labios durante unos instantes y me recosté en el sofá.

- Deberías quitarte esa ropa – dijo haciendo referencia a mi atuendo y caí en la cuenta de
que seguía con la ropa de quirófano. Tiré de la bata, haciéndola una bola, y me quité los
protectores de los pies. Camila me quitó el gorro con cuidado y se recostó sobre mi cuerpo –. ¿Va
a estar bien?
- Se pondrá bien, ya lo verás – respondí, deseando que así fuese.
Los minutos de espera pasaban lentos. Daba gracias de poder estar en mi propio despacho y no
tener que esperar en una de las habitaciones. Una de las residentes llamó a la puerta y todos nos
enderezamos con rapidez.
- ¿Doctora Jauregui? – preguntó, y la invité a pasar –. Siento molestarla, pero necesitamos
que nos confirme las dosis de quimio para la paciente de las 649, tenemos fechada la primera
sesión para hoy – cabeceé un poco dándome cuenta de que había olvidado algunas cosas
importantes.
- Lo siento, se me ha pasado por completo. Ven – dije, extendiendo una mano para que me
insideofmysoul
pasase los informes.
Intenté dejar de lado todo lo que estaba pasando con Luke y centrarme en los datos. Tras una
revisión rápida anoté algunas cosas y firmé los papeles, devolviéndole la carpeta a la joven.
- Según las pruebas debería poder soportar las dosis fuertes, vamos a empezar así y, si
vemos que hay complicaciones, iremos bajando hasta encontrar lo que mejor pueda soportar –
ella me miraba atenta mientras le señalaba algunos datos que debía tener en cuenta –. Hoy
tienes turno conmigo, ¿verdad? – ella asintió y suspiré un poco –. Supongo que ya te habrán
avisado de la situación, pero voy a estar supervisándote, no te preocupes. Quiero que la tengas
vigilada para cualquier cosa que nos indique que algo va mal, apunta todo – rebusqué en uno de
los cajones y le entregué una hoja para el seguimiento, la cual miró con calma –. Si hay alguna
complicación, mándame un busca y estaré allí en unos minutos. ¿Podrás hacerlo? Siento todo
esto – volví a suspirar, frustrada.
- No se preocupe, creo que puedo hacerlo. Si hay algún problema me encargaré de que la
localicen – asentí y le sonreí a modo de apoyo, era una buena residente así que no tendría
problemas –. Espero que su hijo se mejore.
- Muchas gracias, – sonreí amablemente – búscame cuando termine tu turno para ponerme
al día, por favor – pedí, y ella salió de la habitación –. Lo siento, había olvidado que tenía algunas
cosas pendientes – me dirigí, esta vez, a Camila y sus padres, que seguían allí. No parecían
sorprendidos de que la chica se hubiese referido a Luke como mi hijo.
- No te preocupes, cielo. Son tus obligaciones – respondió Sinu, con Alejandro dándole la
razón.
El doctor Martínez no tardó mucho tiempo en venir a buscarnos para decirnos cómo había ido
todo.
- Está bien, no tenéis de qué preocuparos – tenía a Camila abrazada a mi costado y pude
ver que su cuerpo se relajaba –. Hemos quitado todo el tejido afectado y hemos aprovechado
para extraer algunas muestras del resto de articulaciones, aunque no haya nada a simple vista es
mejor ser precavidos. Está en reanimación, en cuanto se despierte de la anestesia podréis estar
con él. Lo peor va a ser la recuperación, hasta que los tejidos se regeneren no vamos a saber si
ha perdido algo de movilidad, pero hemos intentado ser lo más cuidadosos posibles con ello.
- Gracias – le contestó Camila, con lágrimas en los ojos.
- Es mi trabajo, estoy contento de poder ayudar. Os avisaré en cuanto despierte, voy a estar
supervisándolo. Os dejo por aquí los papeles del ingreso que debéis rellenar y un historial con las
últimas actualizaciones – finalizó mirándome, marchándose tras eso.
Alejandro y Sinu envolvieron a Camila en un abrazo, y después hicieron lo mismo conmigo. El
ambiente estaba más relajado tras las noticias y agradecía que fuese así.
- Voy a rellenar esto – comenté, sentándome tras mi escritorio y revisando el papeleo.
- Lo, no es necesario, yo pue...
- Yo lo haré – corté a Camila con una sonrisa –. Estoy más familiarizada con estas cosas y
así no tienes que preocuparte por nada, estará listo en unos minutos – le sonreí para que
estuviese tranquila y ella me lo agradeció lanzándome un beso, sin poner ninguna pega.
Mientras completaba los datos no podía dejar de sonreír. Aunque la recuperación fuera a ser
lenta y un tanto dolorosa, Luke estaba bien y volvería a casa junto a nosotras pronto, junto a su
insideofmysoul
familia.

~~~~~~~~

Waves está llegando a su final y me da pena despedirme de esta historia. Aún faltan algunos
capítulos para dejarla cerrada del todo, pero no quiero dejar de agradeceros que estéis formando
parte de este viaje y que hayáis invertido parte de vuestro tiempo en leerme. Cuando empecé a
escribir no podría haberme imaginado que alguien leería la historia y hoy me he dado cuenta de
que, según las estadísticas, está llegando a casi 1500 visitas. Para algunos serán pocas, pero no
os miento cuando digo que estoy asombrada desde que he visto la cifra, nunca esperé llegar a
eso. Waves ha sido mi forma de intentar dar visibilidad la las secuelas que pueden quedar
después de un maltrato, así como dar esperanza de que todo puede mejorar. Me he dado cuenta
de que aún tengo muchas cosas que quiero compartir y que me gustaría que leyerais, así que mi
forma de agradeceros que hayáis estado aquí en este viaje es el prólogo de una nueva historia
que podéis encontrar en mi perfil junto a este capítulo, que en principio se publicaría mañana.
Además, intentaré aprovechar las vacaciones para darle el mejor final posible a Waves.
Gracias por leer, por votar, por comentar. Gracias por estar ahí.

insideofmysoul
Capítulo 35 - It gets better.

CAMILA's POV

Abrí los ojos, encontrándome a Lauren dejando besos en mi mejilla para despertarme.
- Buenos días, ¿cómo habéis pasado la noche? – dejó un beso en mi frente y se acercó a la
camilla donde Luke aún dormía, peinando un poco su pelo con cariño.
- Tranquila, duerme del tirón – intenté estirarme un poco para despejarme y miré hacia
donde ella señalaba, viendo que había un café aún caliente.
- Tengo que irme a trabajar, pero vendré cuando el doctor Martínez pase a verlo. Odio tener
que trabajar y no poder estar más pendiente estos días – vi que hacía un gesto, un tanto
frustrada, sabía que le gustaría pasar más tiempo con nosotros pero no había podido dejar de
trabajar aquella semana que Luke llevaba ingresado.
- Hemos hablado de esto, Lo. Nos estás cuidando mucho a pesar de tener que seguir
haciéndote cargo de tus responsabilidades – me acerqué a ella y la abracé, pudiendo notar el olor
de su perfume –. Te veo luego, gracias por el café, cariño – besé sus labios y, después, la empujé
levemente para que saliese de la habitación.
Cuando salió de la habitación me acerqué un poco a ver a mi hijo. Tenía el rostro tranquilo y lo
agradecía. De todas formas, no lo estaba pasando tan mal como había imaginado. Los doctores
le suministraban calmantes y no podría mover la pierna hasta dentro de unas semanas, pero lo
estaba llevando muy bien y esperaba poder volver a casa pronto.
Cogí el café que me había traído Lauren y lo puse en la mesa, abriendo el ordenador. Teníamos
que entregar unos libros pronto y no podía dejar de lado el trabajo, que Luke durmiese gran parte
del tiempo era un alivio; me permitía llevar al día mis obligaciones. Justo estaba terminando de
enviar un correo electrónico cuando el doctor Martínez entró en la habitación seguido por Lauren,
que llevaba otro café en su mano. Saludé al doctor, que fue directo a revisar a Luke, y fulminé con
la mirada a Lauren.
- Sí, lo sé, pero si no sobrevivo a base de cafeína me quedaré dormida en cualquier parte –
me susurró antes de que yo pudiese decir algo.
- No más café hasta después de comer, empiezas a preocuparme – la vi asentir y quedarse
de nuevo callada a la espera de que el doctor nos contase más.
Observé que revisaba una hoja y miraba con cuidado la cicatriz que le había quedado a Luke,
volviendo a vendarla fuertemente después.
- Todo está más que perfecto. Las analíticas dan bien, no hay fiebre, la cicatriz está curando
perfectamente y no hay restos de inflamación en ninguna de las articulaciones – suspiré aliviada y
vi que Lauren hacía lo mismo, sujetando mi mano –. Lo que significa que voy a pedir las últimas
pruebas para dejarlas archivadas y os podréis marchar a casa en cuanto lleguen los resultados.
- Muchas gracias – contesté, había sido muy atento con nosotros durante los últimos días.
- Es mi trabajo, Camila – respondió sonriente –. Os daré una hoja con los medicamentos
que debe tomar a partir de ahora y las curas que hay que hacer. ¿Las harás tú en casa? Supongo
que es mucho viaje para 15 minutos – preguntó, mirando a Lauren esta vez.
- Sí, yo me encargo. Había pensado comentártelo, será más sencillo para todos hacer las
insideofmysoul
curas por la noche en casa. Gracias por todo, Jason – la vi acercarse y poner una mano en su
hombro, mientras su compañero sonreía.
- Van a venir a hacerle una radiografía de la pierna para descartar problemas, así que id a
tomar un café o algo para que se os haga más corto – nos propuso.

- No, Lauren ya ha tenido suficiente café por hoy – bromeé y él rió –. Igual un zumo. ¿A qué
hora lo traerán de nuevo a la habitación? – pregunté.
- En unos cuarenta minutos está de vuelta – finalizó, saliendo de la habitación.
Ambas besamos la cabeza de Luke, sonriéndonos por nuestra sincronía, y salimos hacia la
cafetería.
- ¡Lauren! Te dije que no más café, luego te quejas de que te cuesta dormir – intenté reñirle,
pero me puso un puchero.
- No duermo por exceso de café, no duermo porque te echo de menos y se me hace raro
dormir sola – mi expresión cambió por completo viéndola tan vulnerable y le cogí la mano por
encima de la mesa –. Así que si no tomo café me quedaré dormida en la consulta.
- Esta noche estaremos todos juntos, amor. Llevo estos días pendiente de Luke y siento si
te he descuidado un poco – me sentía un poco culpable aunque Lauren había sido la que me
había animado para quedarme con Luke y había arreglado todo para pasar junto a nosotros el
mayor tiempo posible y que no nos faltase de nada.
- Estabas donde tenías que estar. Lo que pasa es que mi cabeza no deja de pensar en si
estará todo bien aquí y no descanso, pero hoy volvemos juntos a casa – subió un poco la mano
que había alargado para atrapar la suya, dejando un beso dulce en mi muñeca.
~~~
Recogí las últimas cosas que quedaban en la habitación del hospital, guardándolas en una bolsa
de viaje que Lauren había traído aquella mañana con algo de ropa para cambiarme. Tenía ganas
de volver a la rutina y a la normalidad, estar en el hospital me creaba una sensación de tristeza
que no podía manejar bien, a pesar de saber que Luke iba a estar bien. Lo miré, estaba
concentrado con algún dibujo animado que daban en la tele, y sonreí. Haber estado separada
tanto tiempo de él me hacía disfrutar más de los pequeños detalles.
- ¿Quién se va a casa hoy? – preguntó animado el doctor Martínez entrando en la
habitación y Luke soltó un grito que nos hizo reír a ambos –. Aquí están los papeles del alta, ya le
he dado a Lauren las indicaciones para las curas. Tenéis que volver en cinco días para revisión –
me dijo sonriendo amablemente y tendiéndome una carpeta.
- Sé que me repito, pero muchas gracias por todo lo que habéis hecho por él – no me refería
únicamente a los tratamientos, sino también a cómo se habían portado con nosotros. Sabía que
el hecho de que Lauren trabajase en el hospital tenía mucho que ver, pero aún así me alegraba
que hiciesen aquellos días lo más cómodos posibles para todos.
- Para eso estamos, Camila. Cualquier cosa me llamáis, ¿vale? – se despidió y salió de la
habitación.
- Vamos a cambiarte para poder irnos, mi vida – me dirigí a Luke y le quité aquel pijama de
hospital, poniéndole con rapidez una camiseta. La parte de abajo sería más complicada, pero
Lauren había comprado algunos pantalones muy anchos, podría asegurar que eran como los que
insideofmysoul
usaban los jugadores de baloncesto, así no le molestarían en la pierna.
- ¿Mamá no viene? Me prometió leerme un cuento esta noche – puso un puchero y me
quedé parada, sonriendo. Era la primera vez que se refería a la doctora de aquel modo estando
yo delante, aunque ella me había contado que ya lo había hecho un par de veces días atrás
cuando estaban solos. El corazón no me podía latir más rápido, aquello era lo que siempre había
soñado.
- Mamá viene ahora para llevarnos a casa, cielo – contesté, intentando no mostrarme
demasiado emocional; quería que él viviese aquello como algo normal, que él marcase sus
propios ritmos en su relación con Lauren.

Terminé de peinar un poco su pelo, el cual tendría que cortar pronto antes de que siguiese
creciendo tan rápido. Cuando estábamos casi listos Lauren apareció por la puerta ya vestida con
ropa de calle y con una sonrisa inmensa.
- ¡Mami! – exclamó Luke, estirando sus bracitos para que lo cogiese, y vi que ella me miraba
un tanto confusa. Le hice un gesto para que lo cogiese al ver que no acababa de saber si se
refería a ella o a mí, levantando un poco los hombros y regalándole una sonrisa enorme.
- ¿Nos vamos a casa, monstruito? – escuché que le preguntaba mientras lo cargaba en sus
brazos con cuidado de que no flexionase la pierna operada.
- Me prometiste un cuento. Y helado – ahí íbamos de nuevo, el pequeño chantajista usando
sus encantos para conseguir lo que quería.
- No me he olvidado – le dijo, dándole un toque en la nariz mientras lo miraba con infinito
cariño –. ¿Tienes todo? – me preguntó, cargando la bolsa en su otro hombro sin dejarme coger
casi nada –. Tengo que pasar a firmar y nos vamos.
- Sí, podemos irnos – abrí la puerta para que ella pasase primero y me colgué el bolso.
Caminé unos pasos por detrás, viendo las bromas que estaban compartiendo. Los quería tanto...
Lauren se detuvo en recepción, sin soltar a Luke en ningún momento. Intercambió un par de
comentarios con la mujer, que se levantó para hacerle un par de carantoñas al niño.
- Este pequeño es un cielo – nos dijo a ambas –. ¿Sabíais que tiene a medio hospital
enamorado? – Lauren rió y yo le sonreí agradecida por sus palabras –. Tenéis un pequeñín muy
adorable, pero espero no verlo por aquí pronto.
- Eso esperamos nosotras también – bromeé con ella, que le estaba ofreciendo un caramelo
a Luke.
- Pero yo quiero venir y vestirme como mamá – me miró con un puchero, estaba segura de
que no había entendido nuestra conversación.
- Para eso te dejamos venir sin ningún problema, te buscaré una bata de tu tamaño para
cuando vuelvas – le dijo ella.
- No se va a olvidar de eso, Mary, ten cuidado – rió Lauren y ella le hizo un gesto con la
mano como si no le importase, volviendo a su sitio detrás del mostrador –. ¡Hasta mañana!
Nos despedimos de ella y nos montamos en el coche. No me había dado cuenta de todo lo que
había echado de menos estar en casa junto a ellos hasta que cruzamos el umbral de la puerta y
vi a Lauren dejando las llaves en la entrada y bajándose de sus tacones. Dejó a Luke en el sofá
mientras le ponía una película de Disney en la tele para que se quedase entretenido y subió
insideofmysoul
directamente a darse una ducha. Aproveché para preparar la cena, vigilando al niño desde la
cocina. Puse un poco de pasta a cocer y empecé a cortar algunas verduras para hacer la salsa,
ya que era el primer día de vuelta en casa quería consentir un poco a mi hijo con algo que le
encantaba.
Lauren no tardó mucho en bajar, aunque viendo que no necesitaba ayuda se tiró en el sofá junto
a Luke para ver la película con él. Me encantaba verla tan casera después de los días en el
hospital en los que sólo había podido ver a la Lauren seria y metódica, vestida a la perfección y
en su faceta más trabajadora. Cuando llegaba a casa o estaba con nosotros, se transformaba y
era una persona jovial, la perfecta compañera de juegos de Luke y siempre con una sonrisa en la
boca. Aún tenía el pelo mojado, cayendo sobre sus hombros y empapando una camiseta vieja
que se había puesto junto a un pantalón de chándal. Me derretía verla así, con mi hijo acomodado
sobre su pecho y tan despreocupada, era una imagen de ella que mostraba sólo con nosotros y
se sentía especial.

Serví la pasta en unos boles y se la llevé al sofá, sentándome junto a ellos mientras Mulán iba ya
por más de la mitad.
- Sólo por hoy, nada de acostumbrarse. Mañana todos a la mesa – dije, cuando vi sus caras
de asombro al ver que les permitía cenar en el sofá.
- Eres una aguafiestas – me dijo Lauren con sorna, incorporándose un poco para hacerme
más hueco.
Tras terminar de cenar Luke se quedó dormido al instante, Lauren decía que era por las
medicinas, que lo iban a dejar un poco atontado al ser bastante fuertes. Lo cargué para llevarlo a
la cama y abrió los ojos llegando a su habitación.
- Hora de dormir, mi vida – dejé un beso en su frente y tiré las sábanas hacia atrás para
meterlo en la cama.
- No, quiero mi cuento. Me lo prometió – no iba a durar ni cinco minutos despierto, pero
cedí.
Llamé a Lauren de un grito y ella subió rápidamente.
- ¿Qué pasa? – pude ver temor en su mirada, como si hubiese pasado algo grave.
- Me prometiste un cuento – dijo Luke con voz adormilada y noté que sus hombros se
relajaban.
- Lo había olvidado, hazme un hueco – pidió, metiéndose en la cama junto a él y
atrayéndolo hacia ella con cuidado.
Me quedé sentada en la cama observando la escena. Lauren leía en voz alta y Luke se quedó
dormido a los pocos minutos. Ella se dio cuenta y cerró el libro, saliendo de la cama
cuidadosamente para no despertarlo, y arropándolo con mimo.
- Deja la puerta abierta – me comentó cuando iba a cerrarla para que no le molestasen los
ruidos –. Si necesita algo por la noche será más fácil oírlo – me explicó, viendo mi cara de
confusión.
Aproveché para darme una ducha, dejando a Lauren pendiente de si Luke necesitaba algo o se
despertaba. Cuando salí la encontré leyendo en la cama, era la primera vez desde que nos
mudamos que Lauren había recuperado aquella costumbre que tanto habíamos compartido en
insideofmysoul
Australia. Me metí en mi lado de la cama, acercándome a ella y notando que pasaba un brazo por
encima de mis hombros para que me apoyase en su pecho.
- Te he echado de menos – murmuré, y ella dejó el libro en la mesilla para prestarme
atención.
- Yo también, amor – atrapó mis labios en un beso y sonrió –. Pero volveremos a la rutina
pronto. ¿Vas a trabajar desde casa?
- Sí, aunque tendré que reincorporarme pronto. Tendré que hablar con mis padres para que
vengan a cuidar a Luke hasta que le quiten los puntos y pueda volver al cole – compartí con ella.
- Puedo pedirme un par de días libres si fuese necesario. He hecho horas extra estos días
que habéis estado allí – propuso.
- Lo miraremos, a ver cómo avanza hasta el fin de semana y luego vemos – contesté –. ¿Me
lees un poco a mí también? – pedí, y ella volvió a alcanzar el libro con una sonrisa, abriéndolo por
donde lo había dejado y empezando a leer. Su voz era tan tranquilizadora que ni siquiera me di
cuenta de en qué momento me quedé dormida.
Cuando desperté a la mañana siguiente estaba sola en la cama. Me levanté con rapidez y noté
que la habitación de Luke estaba vacía, encontrándome con ambos en la cocina. Lauren ya
estaba vestida para ir al trabajo y desayunaban juntos.
- Justo a tiempo, – me miró sonriendo, dejando su taza de café en el fregadero y dándome
un beso – me tengo que ir si no quiero llegar tarde – gruñí un poco, deseando haberme
despertado antes para compartir con ellos aquel rato.
- Nos vemos luego, amor. Ten un buen día – le alisé el cuello de la camisa con cuidado,
levantando un poco las cejas al ver su escote y ella rió.
- Adiós, campeón – chocó su puño con el de Luke y avanzó hacia la puerta –. Llamadme si
necesitáis cualquier cosa – comentó antes de coger las llaves y marcharse.
Poco a poco volvimos a nuestra rutina. Los días pasaban rápido y Luke se iba recuperando
lentamente, pero bien. Pudo volver pronto al colegio, aunque usaba una pequeña muleta para no
forzar demasiado la pierna. Lauren siempre bromeaba con él y juntos buscaban usos de lo más
variopintos para ella, pero Luke parecía más feliz así.
Por primera vez en mucho tiempo me encontré siendo feliz sin preocupaciones. Gracias a las
terapias había logrado dejar el pasado atrás, aunque a veces tuviese pequeñas recaídas de las
que Lauren me recogía sin problema, mimándome hasta que la crisis pasaba y volvía a estar
bien. Ahora sabía lo que era ser una familia y lo anteponía ante todas las cosas. Los tres
hacíamos cosas juntos y disfrutábamos de los ratos que nuestros trabajos nos permitían
compartir. Luke había continuado llamando 'mamá' a Lauren, y aquello se había hecho una
costumbre. Al principio lo intercambiaba con su apodo, como si estuviese un poco confuso, pero
últimamente no había vuelto a llamarla por su nombre.
Tal vez a la que más le hubiese costado hubiese sido a Lauren. Recordaba con cariño cómo, la
primera vez que habíamos salido a cenar con sus compañeros de trabajo, había hablado de Luke
refiriéndose a él como su hijo e inmediatamente me había mirado para pedirme perdón por decir
aquello sin darse cuenta de que a mí no me importaba. Lauren lo quería y lo cuidaba como si
fuese suyo y, al final del día, lo era. Su relación era preciosa, la doctora se desvivía por él y Luke
tenía devoción por ella.
insideofmysoul
Estábamos casi en fechas navideñas y nuestros días estaban siendo una locura. La familia de
Lauren vendría para las fiestas y también lo haría mi tía Sarah. Era la primera Navidad que
íbamos a pasar todos juntos y estaba ansiosa por rodearme de todas aquellas personas. Luke
estaba emocionado y nos había ayudado a decorar toda la casa, obligándonos a tener la
decoración navideña puesta mucho antes de las fiestas, pero a ninguno nos importaba. Nuestro
árbol empezaba a llenarse de regalos que íbamos comprando y Luke adoraba colocar nuevos o
despertarse viendo que los montones habían crecido. Sabía que Lauren y él se habían escapado
algunas tardes para hacer compras sin mí, eran muy poco disimulados, pero les seguía el juego y
él parecía contento de que yo no me diese cuenta.
Aquella tarde volví a casa un poco tarde, había tenido terapia y Lauren se había encargado de
recoger a Luke. Para compensárselo, compré pizzas y entré por la puerta con ellas, notando que
la mirada de ambos se iluminaba al verme llegar. Compartimos la cena y, como ya era costumbre,
Lauren subió a leerle un cuento a Luke antes de que se quedase dormido, volviendo al sofá junto
a mí un rato más tarde.
- El psicólogo dice que estoy casi recuperada, que ya no necesito seguir con las terapias tan de
seguido si me encuentro con fuerza – solté directamente y ella abrió mucho los ojos –. No
significa que esté bien del todo, pero dice que soy capaz de manejar las emociones y que he
aprendido a diferenciar las cosas buenas de las malas y a dejar atrás el pasado.
- ¡Es genial, amor! – se inclinó para atrapar mis labios, sonriendo en mitad del beso –.
Tenemos que celebrarlo. El sábado saldremos a cenar – sentenció y no me pude negar, mis
padres no tendrían ningún problema en quedarse con Luke para darnos un poco de tiempo a
solas.
- Estoy feliz, y es en parte gracias a ti. No hubiese llegado a donde estoy si no hubieses
estado a mi lado – su sonrisa se amplió y me acarició el pelo.
- El mérito es tuyo, pero no voy a quejarme si quieres darme parte de él – contentó de forma
graciosa y le di un golpe en el hombro.
- Será mejor que nos vayamos a dormir, es tarde y mañana trabajas – me levanté y ella me
siguió, abrazándome por la espalda.
Todo estaba bien, todo iría bien. Will ya no marcaba mi vida, ni mis acciones y miedos. Volvía a
ser Camila, tenía a mi lado a una mujer preciosa que me amaba y que amaba a mi hijo con toda
su alma, y no podía estar más agradecida por haber topado con ella aquella tarde en las playas
australianas.

insideofmysoul
Capítulo 36 - ¿Tú también quieres?

LAUREN's POV
Camila volvió al coche tras dejar a Luke en casa de sus padres. Era sábado y habíamos decidido
pasar el día juntas en vez de ir únicamente a cenar, las últimas semanas apenas habíamos tenido
tiempo para nosotras.
- ¿Dónde vamos a ir? – me preguntó, subiendo el volumen de la música.
- Al centro comercial – contesté de forma ambigua, no quería que supiese qué tenía
planeado para hoy.
- ¿Y el bikini? Cuando me dijiste que me lo pusiera pensé que iríamos a la playa – chica
lista, pensé y busqué una buena respuesta.
- Después vamos a la playa, pero tenemos que pasar antes a por unas cosas – dije tratando
de evadir sus preguntas y sus conjeturas.
- Lo, ya hemos hablado de esto. No más regalos de navidad, Luke ya está bastante
consentido como para comprar una juguetería entera, y poco te falta – me riñó entre risas y
levanté un poco los hombros. Era cierto que había comprado muchísimos regalos para él, pero
me encantaba consentirlo y verlo tan feliz, ya se encargaba Camila de mantener el orden y ser
más seria.
- No más regalos, es otra cosa – subí el volumen al máximo y empecé a cantar, tratando de
evitar cualquier tipo de conversación.
Camila negó con la cabeza y me dio un toque en el abdomen para que supiese que sabía lo que
estaba haciendo, pero se unió a mí en la canción. Aparqué y caminamos de la mano hacia una
tienda de deportes mientras ella me miraba con gesto de no entender nada.
- ¡Lauren! – exclamó el dependiente y la joven se quedó aún más confusa –. Tengo lo que
me pediste preparado, ¿quieres verlas?
- Vengo a por ellas, me llamaron ayer para decirme que ya habían llegado – se alejó para
buscar mi encargo y me giré para mirar a Camila, que fruncía el ceño.
- Eres una consumista, no vas a comprar más regalos – reí bajito y ella me miró de forma
seria.
- No más regalos, pero esto es especial. Además, no es un regalo de navidad, es una cosa
para nosotras – desvelé y pude notar su curiosidad.
- ¿Sí? ¿Qué es? – reí al ver su repentino interés y señalé detrás de ella.
- Gírate y lo verás – sonreí.
Se dio la vuelta rápidamente y vio al dependiente volver con dos tablas de surf nuevas, ya
preparadas para su uso. La vi llevarse una mano a la boca con cara de sorpresa y disfruté de ver
su reacción. El dependiente las dejó sobre una mesa y volvió al mostrador, dejándonos solas
mientras las veíamos.
- ¿Te gustan? Bueno, técnicamente sólo una es para ti, la otra tendrás que seguir
enseñándome a usarla – se giró y me dio un beso.
- Me encantan, nunca hubiese imaginado esto – ambas tablas estaban hechas a medida y
había conseguido que grabasen en ellas una frase del poema que leí la tarde que nos conocimos.
Noté que pasaba sus dedos sobre el detalle de las letras y no pude borrar la sonrisa de mi cara.
insideofmysoul
- Y ahora sí, tenemos los bikinis y nos vamos a la playa – le dije, guardando una de las
tablas en una funda mientras ella hacía lo mismo con la otra.
Me despedí del dependiente, agradeciéndole que hubiese sido tan atento con mi pedido, y
pusimos rumbo a una de las playas que habíamos conocido semanas atrás. Hacía un poco de
viento, no demasiado, pero suponía que aquello sería bueno para poder estrenarlas. Si giraba la
cabeza podía notar que la sonrisa no se borraba de su rostro y me encantaba haber provocado
esa reacción en ella.

Cuando llegamos a la playa Camila prácticamente me arrastró a la orilla, desprendiéndose


rápidamente de su ropa y quedando en bikini.
- ¿No son unas olas muy altas? Quizá no debería acompañarte – expuse un tanto
preocupada al ver que las olas eran muy diferentes a las que había en Australia.
- No te va a pasar nada, estás conmigo. Porfa – me miró, poniéndome ojitos, y me quité la
camiseta.
Camila aplaudió cuando se dio cuenta de que iba a ir con ella, pero yo no las tenía todas
conmigo. Aquella tabla era mucho más pequeña porque no había querido comprar uno de los
tablones de iniciación y ahora me arrepentía de aquello. Si a eso le sumaba que el mar no estaba
calmado, mis nervios estaban por las nubes. Respiré para tranquilizarme un poco mientras gruñía
un poco al ver a Camila tan segura de meterse al agua, aquel era su elemento y yo aún me sentía
fuera de lugar.
Tiró de mi mano cuando terminé de atarme la correa a la pierna y me llevó hasta la orilla. Antes
de entrar cogió mi cara y me besó de forma lenta, aprovechando para recorrer mis labios con su
lengua. Debí de quedarme con cara de idiota, porque rió al verme.
- Cuando salgamos, si te portas bien, tienes más de eso – dijo con un guiño, empezando a
caminar hacia dentro.
Intenté seguirla y di unos cuantos pasos antes de tumbarme sobre la tabla. Era demasiado
pequeña, volvía a sentirme muy inestable, justo como las primeras veces que había intentado
surfear. Cuando logré mantenerme de una forma más firme sobre la tabla, Camila volvió a darme
algunos consejos para ir mejorando. Decidí quedarme en la parte profunda mejorando mis
brazadas mientras ella intentaba coger un par de olas. Realmente prefería ver cómo ella
disfrutaba, observar la sonrisa en su cara cuando volvía dentro tras haber cogido una buena ola.
- Vamos, inténtalo – me dijo una de las veces que volvió a entrar.
- No creo que sea buena idea. Realmente me estoy planteando cómo salir de aquí, las olas
rompen realmente fuerte – confesé y ella me miró de forma tierna.
- Puedes salir surfeando. Vamos, no te va a pasar nada, iré detrás – la miré sin saber qué
hacer, realmente me estaba sintiendo un tanto abrumada por la situación –. Estaré justo detrás, si
pasa algo voy a por ti, ¿vale?
Asentí con la cabeza y nadamos paralelamente hasta llegar a la zona donde la gente cogía las
olas. Ya no había casi nadie, era la hora de comer y la mayoría habría aprovechado para hacer
un descanso. Camila volvió a darme unas indicaciones, pero yo seguía igual de aterrorizada. La
tabla más pequeña junto a aquellas olas grandes y el mar más revuelto me imponían bastante.
- Voy a ir justo detrás, amor – intentó tranquilizarme y apretó un poco mi mano.
insideofmysoul
Cuando la miré pude notar la duda en sus ojos.
- Vamos a hacer esto – intenté animarla y me coloqué.
- Voy a coger la misma ola que tú, pero unos metros por detrás. Hazlo como te he enseñado
– bromeó lanzándome un beso y me quedé más tranquila sabiendo que estaría cerca.
Aquello fue un desastre. No duré más que algunos metros en pie sobre la ola, pero al menos
pude nadar rápido hasta la orilla cuando caí de la tabla. Camila vino hacia mí preocupada pero yo
sólo podía reírme, contagiándole la risa a ella también.
- Eres idiota – dijo golpeándome el hombro mientras yo no podía dejar las risas a un lado –.
Pensé que te habrías hecho daño.
La miré, pero las risas me impedían hablar. Nos dirigimos a la orilla a trompicones y me tumbé
sobre la arena, quitándome la sujeción de la tabla. Camila se paró justo en un punto que quitaba
el sol de mi cara y abrí los ojos para mirarla.

- Creo que he tenido suficiente por hoy – bromeé y soltó una risa –. Prometo seguir
intentándolo cuando el mar esté un poco más calmado.
- Anda, vamos. Necesitas una ducha, prepararé algo de comer en casa – dijo, estirando sus
manos para ayudarme a levantar mi cuerpo de la arena, y la abracé –. ¡Lauren! Estás llena de
arena – dijo entre risas sin soltarme y aproveché para atrapar sus labios antes de dejarla libre.
Me fui directa a la ducha y Camila se quedó en la cocina. Ella se sentía cómoda preparando las
comidas y yo me había acostumbrado a dejarla cocinar, aunque a veces la ayudase cuando me lo
permitía. Cuando salí volví a sentir la sensación de nervios en el estómago. Había planeado este
día durante las últimas semanas y quería que todo fuese perfecto. Aprovechamos la tarde
vagueando en el sofá hasta que me di cuenta de que era tarde y tendríamos que empezar a
prepararnos si queríamos llegar a tiempo a la reserva que había hecho para cenar.
Mientras Camila tomaba una ducha aproveché para vestirme. Elegí un vestido negro, elegante.
Tenía un escote en la espalda que me maravillaba. Me maquillé resaltando mis ojos y usando el
pintalabios granate que tanto le gustaba a la morena, terminando de dar los últimos retoques
cuando ella volvió al baño para maquillarse.
- Vaya... – comentó, mirándome de arriba abajo –. Estás preciosa.
- Tú no te quedas atrás – correspondí alegremente.
Llevaba un vestido del mismo color al mío, pero más corto y ajustado a sus curvas, acentuando el
cuerpo latino que tanto me hacía perder la cabeza. Le dejé espacio, dándole una palmada en el
culo al salir mientras ella reía con mi atrevimiento y prácticamente me echaba del baño.
Me puse unos tacones altos y cogí mi bolso para esperarla abajo. No tardó en unirse a mí y la
cogí de la mano para girarla y admirar lo bonita que se veía aquella noche. Cuando volvió a estar
de cara posé mis labios suavemente en su mejilla, manteniéndolos unos segundos allí.
- ¿Nos vamos? – preguntó un tanto tímida y asentí, tomando su mano y acariciando su
palma con mis dedos.
Pude ver que mi elección había sido acertada cuando vi a Camila sonreír al llegar a nuestra mesa
del restaurante: estaba decorada con luz tenue, vajilla de plata y tenía vistas al mar, además de
estar un tanto alejada del resto de comensales.
- Lo, esto es precioso pero, ¿no es muy caro? – escuché que preguntaba en voz baja.
insideofmysoul
- No lo es – besé su cabeza y alejé la silla de la mesa para ayudarla a sentarse. Me
encantaba tener esos pequeños detalles con ella y siempre la hacían feliz.
Pedimos un pescado al horno que estaba realmente rico y conversamos sobre los planes de las
fiestas. Tener a toda la familia junta iba a ser cansado, pero merecería la pena. Luke no estaba
recuperado del todo y también tendríamos que tener en cuenta aquello para no planear nada que
pudiese resultar inviable después.
- Gracias por este día, amor – me dijo antes de pedir el postre, cogiendo mi mano por
encima de la mesa.
- Aún no ha acabado – dejé caer con un murmullo, notando nervios en mi estómago.
- Ya has hecho suficiente. Me haces sentirme especial, querida. Lo preparas todo con tantos
detalles que no sé cuándo tienes tiempo de organizar cosas de estas ni cómo se te ocurren –
respondió.
- En realidad se me ocurrió hace algunos días mientras leía – comenté, pero no fui capaz de
seguir hablando.
- ¿Qué leías? ¿Me lo vas a contar? – vi su sonrisa al otro lado de la mesa y supe que había
llegado el momento.

- Te lo contaré, pero tienes que dejarme hablar hasta el final. Si no, creo que no seré capaz
– me miró un tanto extrañada, como esperándose lo peor, pero asintió –. Estaba leyendo un
poema y me encontré con una cita que decía "we return to each other in waves, this is how water
loves" y no pude evitar pensar en nosotras y en lo que hemos vivido. Al fin y al cabo, el mar
siempre ha estado presente. Nos conocimos en la playa, hemos compartido muchos secretos allí.
El otro día, cuando estábamos con Luke en la playa, hablamos de cómo las olas se llevan las
conchas, la arena, y luego las devuelven. Nosotras somos como el mar, como las olas. Hay veces
que está calmado y otras que se desata la tormenta, que vuelven los fantasmas, pero al final del
día las olas siempre nos traen algo nuevo y logran llevarse lo malo. Siento como si cada día,
cuando vuelvo a casa y estás esperándome o cuando nos abrazamos para dormir, estuviese
volviendo a ti. No importa lo que pase, lo que sienta, lo que suceda, siempre vuelvo a ti – tomé
una pausa para respirar y la miré, notaba que se estaba emocionando con mis palabras –. Y no
sólo vuelvo a ti, vuelvo a una casa en la que he creado un hogar a tu lado, en la que me has
regalado una de las cosas más bonitas de mi vida: un niño que me llama mamá y por el que daría
todo. Antes no llevaba más que una soledad anclada en el pecho y tú llegaste e hiciste que se
marchase, la sustituiste por amor, cariño, respeto, confianza. Siempre me agradeces por haberte
salvado, pero en realidad la que me salvaste y me diste fuerza y sueños fuiste tú, Camz. Tú eres
la ola, llegaste y te llevaste lo malo, dejando sólo las cosas buenas – noté que una lágrima corría
por su mejilla y se la quité con cuidado antes de seguir hablando –. Eres todo para mí, Camila. Te
quiero como no he querido a nadie y me gustaría compartir el resto de mi vida contigo, si tú
quieres – se llevó la mano a la boca cuando me vio sacar una pequeña caja del bolso y la abrí
frente a ella, mostrando su contenido –. ¿Tú quieres compartir tu vida conmigo? ¿Quieres casarte
conmigo?
Sentí que mis manos temblaban mientras la miraba fijamente. La primera lágrima había sido
solitaria, pero ahora podía ver muchas más en su rostro. Tragué saliva esperando una respuesta
insideofmysoul
que no tardó en llegar.
- Claro que quiero casarme contigo, mi amor – murmuró entre el llanto y me levanté para
estrecharla entre mis brazos.
Besé sus labios con suavidad y me aparté para sacar la alianza de la caja, intentando que el
temblor persistente en mis manos me dejase colocársela correctamente. Admiré lo bonita que
quedaba en su mano, rozando su dedo con mis labios para volver a levantar la vista. Sus ojos
brillaban más que nunca y me miraban con tanto amor que pensé que me derretiría allí mismo.
Quité un par de lágrimas de su rostro con cuidado y ella se giró para besar mi mano
Volví a mi asiento sin soltar su mano, dejándola unida con la mía mientras tomaba un sorbo de mi
copa de vino intentando aclarar la garganta.
- Te quiero – escuché a Camila decir, mirándose la mano con cariño.
- También te quiero, amor. Ahora eres mi prometida, ¿te has dado cuenta de lo bonito que
suena?
- Soy todo lo que quieras que sea, Lauren. Por ti sería incluso astronauta si me pidieses ir a
la luna.
- ¿Quién es la aduladora ahora? – bromeé y ella rió bajito.
- No puedo quitarte el puesto, ¿tengo que recordarte las palabras de hace unos minutos?
Aunque me esfuerce sería incapaz de igualarte.
- Lo sigues haciendo – dije continuando con el flirteo y ella me mostró la más grande de sus
sonrisas.
A pesar de que Camila odiaba los clichés, compartimos el postre antes de salir del restaurante
abrazadas.

- Gracias por una noche mágica – dijo, levantando la cabeza para mirarme fijamente a los
ojos.
- Tú la has hecho especial – repliqué agachándome un poco para besar su nariz, notando
que ella la arrugaba un poco al sentir mis labios.
- Me tienes tan enamorada que a veces no me lo explico – bromeó, jugando con los dedos
de la mano que teníamos entrelazada.
- Igual debes empezar a entenderlo, no sé, te vas a casar conmigo – seguí su broma y me
empujó riendo.
De camino a casa observé que no dejaba de mirar el anillo que había colocado en su dedo.
- Está grabado – comenté quitándole importancia por si quería ver el detalle y observé que
lo sacaba con cuidado para acercárselo a los ojos.
- Waves – murmuró y me miró.
- La cita no iba a caber, así que tuve que decidirme por algo y pensé que era lo más
correcto. Engloba cómo me siento en una sola palabra – admití porque en eso éramos iguales:
necesitábamos saber los pequeños detalles y compartirlos entre nosotras.
- Sigo sin tener palabras, no estoy soñando, ¿verdad? – reí bajito mientras negaba con la
cabeza –. Me gustaría decirte tantas cosas y mírame, no enlazo más de dos frases.
- Tenemos toda una vida por delante para que me las digas – le sonreí mientras
estacionaba el coche en el garaje y soltó una risita.
insideofmysoul
- Si todas tus bromas e insinuaciones a partir de ahora van a estar relacionadas con esto –
dijo señalándose el anillo – creo que me gusta – no me dejó responder y salió del coche.
Me apresuré a seguirla porque antes de que me diese cuenta ya había entrado en casa y yo
seguía sentada en el coche, sin dejar de sonreír. ¡Me había dicho que sí! Me iba a casar con la
mujer que amaba. Aunque estuviese tranquila con respecto a su respuesta los nervios habían
aparecido igualmente y ahora por fin podía relajarme y soltar la tensión que había ido acumulando
a lo largo del día. Cuando entré Camila trasteaba en la cocina en busca de algo y se giró con una
botella de vino blanco y un par de copas.
- Tenemos que celebrarlo, ¿no? – preguntó y empezó a subir las escaleras –. Vamos, Lo –
sacudí la cabeza un poco y me apresuré a seguirla, tenía que dejar de estar en las nubes y
reaccionar para poder ser plenamente consciente de todo lo que estaba pasando.
Subí las escaleras detrás de ella hasta llegar a nuestra biblioteca y sonreí. Aquel se había
convertido en nuestro lugar seguro, nuestro refugio, donde podíamos hablar y confesar cualquier
cosa.
- Debí haber supuesto que me traerías aquí – dije con una sonrisa.
- Necesito que las palabras fluyan, vas a pensar que te vas a casar con una idiota que se
queda bloqueada.
- No lo pensaría nunca, amor – dejé un beso en su mejilla y me senté a su lado, cogiendo la
copa que me tendía y mirándola fijamente.
- Por nosotras – asentí y rocé levemente mi copa con la suya sin apenas hacer ruido,
llevándomela después a la boca.
La noche estaba preciosa, era una pena que las luces de los vecindarios impidiesen apreciar el
cielo nocturno, las estrellas. Estaba segura que se podrían apreciar desde el ventanal de no ser
así.
- Tú eres la ola, Lauren – giré mi cabeza con rapidez hacia Camila –. Tú eres la que te has
llevado todo lo malo. No sé que habría sido de mí sin ti, y ya no puedo imaginar la vida si no te
tengo a mi lado – ella no me miraba, perdía su vista en el mismo punto en el que yo había tenido
la mía segundos atrás –. No imagino volver a casa y no encontrarte jugando con Luke,
despertarme por las mañanas y que refunfuñes por tener que levantarte y te abraces a mí. No
puedo ni siquiera pensar en que me faltaría tenerte a mi lado leyendo en voz alta. Lo has
cambiado todo y te amo con todo lo que soy. Así que sí, quiero casarme contigo. Siento que no
pudiese decir nada en el restaurante, pero más vale tarde que nunca – me miró por fin y me
acerqué a ella, besándola.

- No tienes que decir nada porque me lo demuestras cada día – Camila volvió a besarme y
nuestras lenguas jugaron entre ellas, fundiéndose como si fuesen una sola.
- ¿Qué tal si te lo demuestro en la habitación? – preguntó cuando nos separamos para
tomar un poco de aire.
Sonreí y la agarré de las manos, dirigiéndome hacia nuestro cuarto sin pronunciar ninguna
palabra. Me gustaba que ella tomase la iniciativa porque aquello era un gran paso. Camila y yo
habíamos hablado mucho tras sus sesiones de terapia y el sexo había formado parte de aquellas
conversaciones. Al principio había notado su inseguridad a la hora de exponer algunas cosas en
insideofmysoul
voz alta, pero ella me dijo que había prometido ser sincera conmigo sobre todo lo que pasase y
que debía hacerlo.
Así era como había aprendido de sus inseguridades, de cómo su miedo a hacer algo que no me
gustase la paralizaba, de cómo Will había hecho comentarios poco agradables sobre su cuerpo
tras el embarazo y las consecuencias de ello. Pero también había aprendido que ella se sentía
segura a mi lado y que, según sus propias palabras, por fin se sentía libre a dejarse llevar en las
relaciones sexuales porque yo le daba la suficiente confianza para hacerlo. Desde aquel
momento dejaba que ella llevase la iniciativa, que marcase los ritmos para que tuviese el control y
se sintiese lo más cómoda posible. Y debía admitir que la conexión que teníamos cuando
hacíamos el amor había mejorado muchísimo después de las largas conversaciones llenas de
confesiones.
Cuando llegamos a nuestro cuarto nos deshicimos de los vestidos entre risas y toques cómplices.

- Hoy que no está el enano te voy a hacer gritar hasta que te quedes afónica – murmuré
cera de su oído mientras pasaba mi lengua por aquella zona, empujándola a la cama.
- Wow – rió –. Inténtalo – contestó burlona mientras yo levanté la cabeza para mirarla.
- ¿Es un reto, futura esposa? – pregunté con mis ojos clavados en los suyos.
- Tómalo como quieras – sentí que me apretaba el trasero, acercándome más a ella y
pegando nuestras pieles.
Sonreí con suficiencia cuando nos giré para que ella quedase encima de mí. Camila me había
retado y pensaba tomármelo muy en serio. Empecé a dejar besos húmedos en su cuello mientras
masajeaba sus pechos con mis manos. Ella cada vez pegaba más sus caderas a las mías,
buscando contacto, pero no iba a ceder a lo que su cuerpo pedía. No aún. Dejé sus pechos y
aproveché para llevar mis manos a su espalda desnuda, acariciando de arriba abajo su columna
vertebral y viendo como su cuerpo se erizaba en respuesta. Junté nuestras bocas en un beso
húmedo mientras no dejaba de acariciarla con cariño y me gané el primer gemido, que fue directo
a mi boca.
Empezaba a impacientarse pero me obligué a no darle aún lo que quería, sabía que cuando más
jugase con ella antes mayor sería su reacción. Lo que no esperaba fue su respuesta: Camila bajó
su mano directa a mi sexo y empezó a frotar mi clítoris en círculos, haciendo que esta vez la que
le gimiese en la boca fuese yo y ella me miró insinuante.
Dejé que siguiese con lo que estaba haciendo pero la empujé hacia arriba, pasando mi lengua
sobre sus pechos cuando quedaron a la altura de mi boca. Aproveché para lamer sus pezones
con avidez, provocando que ella bajase su mano y tantease mi entrada. Empecé a notar que su
desesperación era mayor y decidí acabar con los juegos. Antes de que pudiese hacer algún
movimiento más agarré su trasero y la empujé hacia arriba hasta que su sexo quedó
prácticamente encima de mi cara y escuché que jadeaba y se agarraba al cabecero de la cama,
entendiendo por fin mis intenciones.
Soplé suavemente sobre su clítoris y gimió de nuevo, estaba completamente empapada y aquello
me demostraba que había hecho un buen trabajo con los juegos previos. No la hice esperar y
pasé mi lengua de arriba abajo, intercalando pequeños besos y lametones entre su clítoris y su
entrada. Aumenté los movimientos y la sujeté por las caderas cuando me di cuenta de que sus
insideofmysoul
piernas fallaban. Continué mi trabajo de forma lenta, haciendo que se acostumbrase a la
sensación. Cuando sus gemidos fueron más fuertes puse una mano entre su vientre y su pecho e
hice que se incorporase un poco.
- Quiero que me mires – le dije con voz ronca y ella bajó su mirada para clavarla en la mía.
Su cara de placer era perfecta y me hizo empezar a succionar con más fuerza, viendo que se
mordía el labio inferior intentando contener los gemidos. La guié con movimientos suaves para
que empezase a moverse sobre mi cara y lo hizo. Aquello fue el pistoletazo de salida, mi lengua
jugó con ella sin ninguna piedad y sus gemidos resonaban ahora por toda la habitación. Aceleró
sus movimientos, lo que me permitió penetrarla con mi lengua viendo cómo se le cortaba la
respiración. Unos minutos después sus piernas empezaron a temblar y me apresuré a sujetarla
de nuevo para aplicar suaves succiones sobre su sexo, que hicieron que llegara a un orgasmo
fuerte.
No se había recuperado aún cuando se posicionó sobre mí y me besó, aún temblando, con los
ojos abiertos y mirándome fijamente mientras pasaba su lengua por todos los puntos de mi boca.
Fue bajando, dejando besos por mis pechos, mi vientre, mis caderas. No dejó ningún punto sin
besar antes de pararse en mi sexo y jugar expertamente con su lengua, lo que hizo que agarrase
las sábanas con fuerza y me retorciese de placer. Sabía que no iba a durar mucho porque había
estado a punto de correrme sólo de ver su cara de placer mientras ella estaba sentada sobre mi
cara, y aquellos movimientos no ayudaban. Me penetraba con su lengua sin piedad mientras le
daba atención a mi clítoris con la mano y apenas podía respirar, me estaba destrozando. Sentí la
conocida sensación formándose en mi vientre cuando retorció su lengua en mi interior, tocando
uno de los puntos de placer. Camila no paraba y yo estaba al borde, mordiendo la almohada para
intentar controlarme. Cuando pensé que no podía ir a más, aceleró el ritmo e intenté apartarla
antes de llegar, pero ella succionó con más fuerza y sentí que me corría en su boca mientras ella
lamía, ahora con más suavidad, lo que el orgasmo me había provocado.
Cuando acabó hizo el recorrido de vuelta por mi cuerpo, que aún temblaba, y me besó
suavemente en los labios con una sonrisa de satisfacción.
- Creo que ha sido un empate en el concurso de gritos – murmuré, acariciándole el pelo con
suavidad y ella rió bajito.
- Me parece un buen resultado – volvió a besarme y se abrazó a mí como un koala,
descansando su cabeza en mi pecho.
- Te amo – dije besando con cariño su pelo, en lo alto de la cabeza, y noté que me apretaba
aún más en su abrazo.
- Y yo a ti. Dulces sueños, mi vida.

insideofmysoul
Capítulo 37 - Navidad.

CAMILA's POV
Las vacaciones no habían supuesto un descanso, sino todo lo contrario. Ni Lauren ni yo
estábamos trabajando, salvo algunas guardias que la doctora debía hacer en el hospital, pero los
dos días que llevábamos en casa habían resultado agotadores. Luke estaba de vacaciones y, al
no haberse recuperado aún del todo de la rodilla, Lauren y yo nos pasábamos las horas buscando
juegos que fuesen apropiados con los que entretenerle.
Hoy era un día especial: la víspera de Navidad. La familia de Lauren llegaría en unas horas y mis
padres también vendrían a cenar, junto a la tía Sarah que había venido de visita. Además, la
doctora y yo habíamos decidido anunciarles nuestro compromiso esta misma noche, lo cual
aumentaba los nervios. La última semana había sido un sueño y parecíamos estar viviendo una
luna de miel adelantada, pero ahora teníamos que dar la noticia a nuestras familias y era otro
gran paso para nosotras.
- ¡Amor! – escuché que Lauren me llamaba desde la cocina –. ¿Puedes echarle un ojo a
esto? Creo que ya está pero no sé a qué hora lo metiste en el horno – me dijo cuando llegué,
encontrándomela agachada mientras miraba detenidamente el pavo que se estaba asando.
- Deberían faltarle unos diez minutos – comenté bajándome a su altura y escudriñando el
horno –. Déjalo un poco más, si queda crudo será un desastre. ¿Te ha dado tiempo a preparar los
postres?
- Todo listo – me dejó un beso en la mejilla y se desató el delantal que estaba usando –.
Voy a cambiarme, deben estar al llegar.
La escuché subir las escaleras mientras terminaba de dar los últimos retoques a la mesa del
comedor, Lauren había hecho un buen trabajo y la había decorado con mucho gusto. Aproveché
para echarle un ojo a Luke, que estaba entretenido con un puzle en el salón. Estaba muy guapo,
Lauren había insistido en comprarle una pajarita aunque yo decía que me parecía excesivo para
un niño de tres años, pero ambos se habían aliado contra mí y había terminado perdiendo. Ahora
mi hijo llevaba una camisa blanca junto con aquella parajita y unos vaqueros no muy ajustados,
parecía un pequeño galán. Cuando me acerqué a él me gruñó, diciendo que quería hacerlo él
solo. Negué con la cabeza ante lo cabezota que podía ser a veces, pero dejé que siguiese con su
labor y subí a terminar de prepararme mientras el pavo terminaba de hacerse.
Me estaba aplicando el brillo de labios cuando vi que Lauren se unía a mí en el baño, ya vestida y
preparada.
- Estás preciosa, como siempre – dejó un beso en mi cuello y se acercó un poco al espejo
para colocarse los pendientes.
- Tú también. Espero que no se fijen en el anillo antes de tiempo – bromeé. No había estado
usándolo cuando veía a mis padres porque queríamos que todos supiesen de la noticia al mismo
tiempo.
- Se van a acabar enterando – encogió los hombros y sonó el timbre –. Yo voy, termina de
arreglarte sin prisas.
Me miré al espejo sin miedo. Tiempo atrás la imagen que me devolvía no era yo, no sentía que
perteneciese a mi propio cuerpo. No estaba viva. Ahora el reflejo me devolvía una Camila feliz,
insideofmysoul
completa, que había conseguido que los miedos y las inseguridades no determinasen su vida. No
me asustaba mirarme porque había luchado durante años por lograr lo que tenía ahora. Había
dejado atrás los años del maltrato, la separación forzosa de mi hijo durante más de un año, las
ganas de no seguir viviendo. Me sonreí a mí misma sabiendo que, aunque el camino hubiese sido
largo y con muchas piedras, por fin había conseguido rebasar todos los obstáculos.
Bajé las escaleras despacio y aquello fue un caos. Presentaciones oficiales con los hermanos de
Lauren, Chris y Taylor, besos y abrazos entre ambas familias, el reencuentro con la tía Sarah. Ni
siquiera fui consciente de cuándo habíamos empezado a cenar, pero cuando quise darme cuenta
los platos estaban casi vacíos y la conversación fluía animadamente mientras yo estaba
disfrutando sin pensar en nada más. Intenté centrarme y mirar a mi alrededor más
detalladamente, pero mi vista se quedó fija en un punto.

Lauren tenía a Luke sobre su regazo y ambos estaban completamente ausentes del resto de
comensales. La doctora intentaba enseñarle a pelar marisco y él se frustraba al no ser capaz.
- Lo, se está poniendo perdido – les reñí cuando me di cuenta de que la camisa de Luke,
que horas atrás había sido blanca, tenía restos anaranjados del marisco que intentaban pelar.
- No pasa nada, tiene más camisas y esa se lavará. Luego se cambia, ¿a que sí, campeón?
– le preguntó al pequeño y él asintió efusivamente, sin despegar los ojos del langostino que
estaba masacrando.
- Esto no se quita, hazlo tú, mami – le ofreció los restos que quedaban a Lauren, quien soltó
una risita intentando sacar algo de allí.
Cuando levanté la vista pude ver que Clara también tenía la mirada clavada en ambos y que se
secaba una lágrima. Se dio cuenta de mi mirada y me sonrió.
- Es la primera vez que veo que se refiera a ella como su madre – compartió conmigo a
modo de confidencia y entendí por qué estaba tan emocionada.
- Tendrás que acostumbrarte, no tardará en llamarte abuela – su sonrisa se ensanchó y bajó
la vista al plato, perdiéndose en sus pensamientos, y decidí no molestarla.
Terminando de cenar vi que mi padre levantaba su copa de vino y alzaba un poco la voz.
- No quiero dejar de pasar esta oportunidad de brindar por una maravillosa noche y porque
vengan muchas más como esta, me alegra que la familia se haya ampliado de una manera tan
agradable – chocamos nuestras copas e intercambié una mirada significativa con Lauren,
sabiendo que había llegado el momento de darles la noticia. Vi que me hacía un gesto con la
cabeza para que fuese yo y agarré su mano, tomando aire.
- Ten por seguro que vendrán más, y pronto – noté todas las miradas sobre mí y alcé mi
copa de nuevo –. Lauren y yo vamos a casarnos, así que esperamos que os llevéis bien porque
tendréis que veros las caras a menudo – bromeé intentando mirar a todos para ver sus
reacciones.
El padre de Lauren lloraba y se abrazaba a mi padre, nuestras madres se miraban entre sí y
compartían complicidades con la tía Sarah y nuestros hermanos nos miraban fijamente, como si
diesen por hecho que aquello pasaría.
- Creo que deberían felicitarnos o algo – murmuró Lauren en mi oreja – pero tengo la
sensación de que están más felices por seguir viéndose entre ellos que por la boda – reí bajito
insideofmysoul
mientras ella me besaba la mejilla.
- Te he escuchado, hija – dijo Mike –. Admito que estoy feliz por ambas cosas, pero llevarte
al altar para casarte con una mujer tan maravillosa como Camila hace que me sienta el hombre
más afortunado del mundo, sé que la vas a cuidar – sus últimas palabras las dijo mirándome
fijamente y tuve que apartarle la mirada un tanto abrumada.
No me dio tiempo a contestar porque noté a mi madre rodearme con los brazos y me dejé llevar
en aquella muestra de cariño que tantos significados tenía. Tanto Lauren como yo pasamos por
los brazos de cada miembro de nuestra familia hasta que todos recuperamos nuestros sitios en la
mesa.
- No podéis imaginar la felicidad que tengo por haberos visto crecer como pareja – comentó
la tía Sarah mientras yo tenía a Luke en mi regazo, el cual no parecía estar enterándose de
mucho –. Aún recuerdo lo asustada que estaba Lauren la primera vez que vino a comer a casa –
todos rieron y vi que ella se sonrojaba.
- ¿Nos vais a enseñar el anillo o qué? ¿Quién se lo pidió a quién? Dejad de poneros
sentimentales y dadnos cotilleos – escuché que decía mi hermana y todos reímos de nuevo.

Lauren y yo compartimos algunos detalles con ellos mientras Luke se acurrucaba en mi regazo,
quedándose dormido. Ya era tarde para él, aunque sabíamos que la cena se alargaría más, sobre
todo después de la noticia.
- Bueno, cielo, realmente estoy contento de que vaya a llevarte al altar para casarte con
Lauren y de que nunca tomases la decisión de casarte con el malnacido de Will – noté que un
escalofrío me recorría la espalda y que todos se callaban ante la mención de mi ex pareja,
mirándome para ver mi reacción. Aún estaba pensando qué contestar cuando una voz suave me
sacó de mis pensamientos.
- ¿Con papá? ¿También va a venir papá? – Luke me miraba adormilado, podría asegurar
que ni siquiera sabía lo que estaba diciendo por el sueño porque no mencionaba a Will ni
preguntaba sobre él desde hacía bastante tiempo, cuando Lauren y yo nos sentamos con él para
contestar a todas las preguntas que tuviese.
- ¿Camz? – me volví y miré a Lauren, podía notar la preocupación en su rostro. Luke había
vuelto a adormilarse sobre mi pecho, lo que me evitaría contestar a su pregunta, pero me había
dejado un mal sabor de boca horrible y muchos recuerdos que creía olvidados rondándome la
cabeza. ¿Qué pasaría si él quería de vuelta a su padre? ¿Y si no entendía lo que me había
hecho? ¿Y si...? Miles de preguntas se pasaban por mi mente sin poder evitarlo.
- ¿Puedes quedarte con él? Necesito un poco de aire fresco – Lauren asintió y cogió a Luke,
acunándolo contra ella sin apartar la mirada de mí –. Disculpadme unos minutos, ahora vuelvo –
intenté sonreír, pero no miré a nadie y salí del comedor para sentarme en el porche.
La noche era fresca y agradecí que Lauren siempre dejase una pequeña manta en aquel banco.
Cubrí mis piernas con ella e intenté controlar la respiración, no quería llorar. Había trabajado en
mi autoestima, mis traumas, mis secuelas. Pero aquello podía controlarlo, era yo la que podía
trabajar para entenderlo y superarlo. Que Luke hablase sobre su padre o, en algún momento,
pudiese quererlo de vuelta, era algo que se salía de mi control. No podía manejar sus
pensamientos, sus deseos. Él había entendido que me había hecho daño y, hasta ahora, había
insideofmysoul
creído que la convivencia junto a Lauren como una familia había logrado que comprendiese lo
que era de verdad el amor, el cariño. No había podido experimentar eso porque la gran parte de
los casi dos años que había pasado conviviendo solo con Will eran las niñeras las que cuidaban
de él, mi ex pareja estaba más preocupado por su trabajo y por ganar dinero que por pasar
tiempo con el niño. Y, sin embargo, había vuelto a mencionarlo. Yo nunca le negaría que él era su
padre y no dudaba del cariño que tenía Will por el pequeño, pero en el fondo de mi corazón
esperaba que Luke comprendiese la situación y se adaptase del todo a la nueva vida, olvidando
en ocasiones que tenía únicamente tres años y que no iba a reaccionar como un adulto lo haría.
- ¿Estás bien? – Lauren se sentó a mi lado, cogiendo un poco de la manta y rodeándome
por los hombros para atraerme hacia su pecho –. Estaba dormido, lo he dejado acostado en el
sofá para echarle un vistazo – comentó, sabiendo que yo estaba pensando en el niño.
- Tengo miedo. Tengo miedo de que él no entienda la situación y dentro de unos años me
odie por haberle separado de su padre. ¿Y si no soy una buena madre y él hubiese estado mejor
con Will? – pregunté intentando retener las lágrimas mientras ella me acariciaba el pelo
cuidadosamente.
- Creo que la que más dudas sobre si Luke entiende o no entiende los cambios de los
últimos meses eres tú. Él está feliz, se ha acostumbrado a volver contigo, a la nueva casa, a mí.
Incluso me llama mamá. Camz, tienes que ver las cosas con perspectiva. Tiene tres años y se ha
enfrentado a una gran cantidad de cambios en poco tiempo, afrontándolos muy bien. No puedes
pedirle más, con el tiempo irá creciendo y entenderá mejor las cosas. Ahora debes estar feliz
porque él lo está y tiene una familia que cuida de él y que le adora más que a nada en el mundo –
presté atención a cada una de sus palabras para grabarlas en mi cabeza.

- No quiero que me odie por separarlo de su padre – admití en voz alta, sintiendo como algo
se liberaba en mi pecho.
- No lo va a hacer, estoy segura – cerré los ojos, apoyándome más contra ella porque el
calor que desprendía su cuerpo me tranquilizaba –. ¿Estás mejor?
- Eso creo. A veces no puedo evitar que algunas ideas ronden mi cabeza, pero estoy
intentando manejarlo.
- Entonces vamos dentro, tu padre se ha quedado muy preocupado por verte así después
de su comentario, creo que deberías hablar con él – me estiré hacia atrás, alejándome del
contacto y besándola antes de ponerme de pie.
- No ha sido su comentario, han sido las palabras de Luke. Pero lo haré, gracias.
Me acerqué directamente al sofá donde descansaba Luke y le acaricié el pelo con cariño,
agradeciendo no tener que ir al comedor aún.
- Hija, ¿podemos hablar? – mi padre estaba parado mirando la escena y asentí,
apartándome un poco para no despertar al pequeño –. Siento si he dicho algo que te molestase o
fuera de lugar.
- No lo has hecho, papá. Tenías razón con tus palabras, yo también me alegro de no
haberme casado nunca con Will y dar este paso con Lauren, nunca me he sentido más segura de
algo – le dije y noté que sonreía un poco –. Pero tengo miedo de qué pensará Luke de todo lo que
ha pasado con Will cuando crezca. Tengo miedo de que se enfade conmigo o no quiera estar con
insideofmysoul
nosotras, por eso me ha afectado tanto su comentario.
- Eso no va a pasar, hija. Lauren adora a Luke y él está feliz con la vida que le estáis dando.
Es normal que aún pregunte por su padre, está todo muy reciente, pero no va a odiarte. Ni a ti ni
a ella, estoy seguro. Crecerá y entenderá mejor lo que ha pasado – avancé para refugiarme en
sus brazos y él me recibió cariñosamente.
- Entonces, ¿estás de acuerdo con mi decisión de casarme con ella? – pregunté un tanto
preocupada, había visto la alegría en los rostros pero no habíamos tenido tiempo de hablar.
- Lauren es una mujer valiente, trabajadora, cariñosa, entregada, amable. Y es una mujer
que te ama y que ama a vuestro hijo, una mujer a la que he visto apoyarte en las cosas más
importantes y en las cosas más pequeñas, esas que normalmente no se valoran pero gracias a
las cuales he podido volver a verte sonreír y ser feliz. Así que no creo que sea necesario
contestar a tu pregunta, estoy feliz de la familia que has creado, de la mujer en la que te has
convertido y de haber recuperado a mi hija. Y sé que Lauren tiene mucho que ver en todo eso,
además de darme la seguridad de que te va a cuidar y de que no va a hacerte daño, algo que es
esencial después de todo por lo que hemos pasado. Estoy deseando verte dándole el sí quiero,
supongo que la mayoría de los padres se entristecen un poco por ver crecer a sus hijos, pero yo
no puedo sentir otra cosa que no sea alegría – besó mi cabeza como lo hacía cuando era
pequeña y me lanzaba a sus brazos porque me pasaba algo y recurría a sus consejos y consuelo.

Volvimos a la mesa y noté muchas miradas preocupadas, por lo que tomé un poco de aire y hablé
de nuevo.
- Sé que estás preocupados, pero no tenéis por qué estarlo. Aún me afecta que Luke
mencione a Will, pero estoy aprendiendo a manejarlo. Ahora Luke está feliz, tiene a dos mamás
que lo quieren mucho – apreté la mano de Lauren por debajo de la mesa, sintiendo que ella me
devolvía el gesto – y una familia que lo adora, así que mis miedos con respecto a mi ex pareja
son, en ocasiones, injustificados – admití –. Pero esta noche no es para cosas tristes, así que, por
favor, vamos a celebrar que voy a casarme con la mujer de mi vida y que estamos pasando una
fantástica noche rodeados de las personas cercanas, las personas que nos importan – miré a
Lauren, que asentía, y pude ver algunas sonrisas en el resto de comensales.

- ¿Quién quiere una copa? – preguntó Lauren acercándose al minibar y reí cuando mi padre
y el suyo se levantaron de golpe, prácticamente echándola de allí para hacerlo ellos.
- Ron cubano, papá – escuché gritar a Chris, el hermano de Lauren, y todos reímos –.
Bueno, Camila, cuéntanos cómo has conseguido que nuestra hermana deje de ser una seria y
ahora incluso sonría y bromee.
- Gilipollas – le dijo Lauren, sentándose a la mesa de nuevo, y Clara la fulminó con la mirada
–. Luke está dormido y vosotros estáis creciditos, puedo insultar a Chris sin problemas – explicó
con un gesto que hacía saber que pasaba de todo y le pegué un manotazo, haciendo reír al resto.

- En realidad es una blanda, tiene esa fachada seria pero no es capaz de engañar a nadie –
le estiré un poco de los mofletes y ella me puso un puchero.
- Dejadla, pobrecita.
insideofmysoul
- Gracias, Sarah. A este paso me vuelvo a Australia, están todos contra mí. ¿Me acoges en
tu casa? – le preguntó rápidamente.
- Tú no te mueves de aquí – interrumpí, sentándome en su regazo y abrazándome a su
cuello –. Lo siento, tía – Clara y mi madre reían.
- ¿Para cuándo es la boda entonces? – preguntó Mike, que volvió cargado de vasos con
bebidas y los repartió.
- Me la voy a llevar a Las Vegas, nos casaremos en el juzgado y os enteraréis después, así
no tengo que aguantaros a todos – dijo Lauren en tono despreocupado, pero muy seria –. ¿Qué
pasa? Os metéis conmigo, no es justo que tenga que aguantaros – dejé besos en su mejilla
intentando que cambiase la cara.
- Eres idiota – ella rió y me besó suavemente en los labios –. Quiero una boda de verdad,
Jauregui. Si no, te devuelvo el anillo – su risa se hizo más alta y pude notar todas las miradas
puestas en nosotras, pero no me importó.
- Tendremos la boda que tú quieras, amor – contestó mirándome con cariño.
- ¿Por qué los chicos que conozco en la universidad no son así de monos? Dais asco –
sentenció Taylor devolviéndonos a la conversación grupal mientras veía los ojos brillosos de mi
madre ante nuestra interacción.
Nos pusimos al día, conociéndonos un poco más y planeando lo que haríamos los días que la
familia de Lauren estuviese aquí. Clara y Mike se ausentaron y volvieron con un montón de
regalos envueltos que dejaron bajo el árbol, en el poco espacio que quedaba libre. Mis padres
hicieron lo mismo y vi que Lauren sacaba su teléfono, haciéndole una foto para dejar constancia
de la cantidad de paquetes que había.
- Será mejor ir a dormir, Luke se despertará pronto para ver los regalos. Ya sabéis todos
dónde tenéis que dormir, ¿verdad? – preguntó Lauren y todo el mundo estuvo de acuerdo,
ayudando a recoger los restos de la cena rápidamente; éramos muchos y todo el mundo
colaboraba.
Si la noche había sido caótica, la mañana lo fue aún más. Estábamos reunidos en el salón
abriendo regalos. Lauren no había abierto ninguno, había sacado su cámara de fotos y se
dedicaba a hacerle fotos a un emocionado Luke, que abría regalo tras regalo: ropa, un balón de
fútbol pequeño, varios legos, peluches, una tabla de surf en miniatura que estaba segura que
había sido idea de Lauren, un montón de pinturas nuevas...
- ¿Vas a abrir esto? – le pregunté cuando vi que se alejaba para sacar una foto con un
plano más abierto, tendiéndole un pequeño paquete.
Lo cogió con una sonrisa y quitó el envoltorio, frunciendo un poco el ceño al encontrarse con un
cuaderno. Cuando lo abrió pude notar su emoción. Conocerla había hecho que volviese a escribir
y a dibujar, y había recopilado una serie de aquellos textos y poemas y los había ilustrado yo
misma.
- Es el mejor regalo del mundo – dijo, abrazándose a mí y besando mi frente.
- No habéis abierto el mío – Luke nos miraba desde abajo, poniendo un puchero.
- ¿Cuál es, mi amor? – le pregunté y él señaló uno de los paquetes, seguro que algún adulto
le había ayudado a envolverlo.
Lauren lo cogió y se acercó a nosotros de nuevo, retirando el papel. Era una foto de los tres, en la
insideofmysoul
que nos mirábamos con cariño. Por el lugar en el que parecía haber sido tomada podría asegurar
que era del fin de semana que los padres de Lauren nos habían visitado. Intercambié miradas con
ellos, que observaban la escena sin decir nada. Aquella foto representaba nuestra unión, nuestra
felicidad, y mi corazón latía muy rápido al saber que estábamos creando tantos recuerdos bonitos
entre todos. La doctora levantó a Luke del suelo y empezó a darle besos, agradeciéndole el
regalo. Cuando los abracé a los dos quise parar el tiempo y que aquel momento no acabase
nunca.

insideofmysoul
Capítulo 38 - Preparativos.

LAUREN's POV
Odiaba tener que separarme de Camila y Luke. Después de haber pasado las mejores navidades
de mi vida, también las más cansadas, tener que viajar a Canadá para aquel congreso me había
sentado fatal. Antes no había tenido problemas en viajar y dar charlas, incluso había ido a Europa
cuando trabajaba en Australia para participar en congresos y coloquios, pero ahora me dolía tener
que despedirme de ellos. Me había acostumbrado a compartir los días junto a ambos y el pensar
que pasaría los siguientes cinco días sola hacía que quisiese darme la vuelta en la cama y volver
a dormir hasta que llegase el viernes por la noche y estuviese de vuelta.
Me giré en la cama y empecé a besar la espalda desnuda de Camila, intentando despertarla. No
pude evitar reír cuando ella se giró aún más y se alejó de mí, tratando de seguir durmiendo.
- Arriba, dormilona – me puse sobre ella y dejé besos en su mejilla, sintiendo que me daba
un manotazo para que la dejase en paz –. Si no te despiertas no tendremos tiempo de mirar los
restaurantes para la boda, mi vuelo sale a las 5 de la tarde.
Aunque me encantase quedarme hasta tarde en la cama los fines de semana, teníamos muchas
cosas pendientes, y que yo me marchase iba a hacer que retrasásemos aún más los preparativos
de la boda, la cual habíamos fechado para dos meses más tarde porque ninguna de las dos
quería esperar mucho tiempo. Camila seguía sin dar ningún signo de que fuese a moverse de la
cama y volví a intentarlo, besando su cuello con suavidad.
- Caaaaaaaaamz. Son casi las 10, mueve el culo – opté por darle una palmada suave y
abrió los ojos.
- ¿Por qué eres tan molesta? – su voz era extremadamente ronca por las mañanas.
- No lo sé, pero me quieres – le robé un beso y me quité de encima, cogiendo ropa cómoda
para andar por casa –. Le prometí a Luke que haría tortitas, levanta si quieres comer alguna antes
de que nos las acabemos todas.
Vi que se daba media vuelta en la cama pero sabía que no tardaría mucho en bajar a la cocina.
Pasé por la habitación de Luke, que se entretenía en la cama con uno de sus peluches. Sin duda,
era igual que su madre: ninguno de los dos quería salir de la cama por las mañanas.
- Buenos días, renacuajo – me acerqué a él y estiró sus bracitos para engancharse a mi
cuello –. ¿Tienes hambre? ¿Hacemos las tortitas juntos?
- Síiiiiiiiii – dejó un beso en mi mejilla y lo cogí en brazos para bajar con él las escaleras.
Aunque ya estuviese casi recuperado del todo y pudiese andar con normalidad me encantaba
mimarlo y la sensación que tenerlo entre mis brazos me provocaba.
Preparé la mezcla de las tortitas con rapidez mientras Luke se subía a la encimera y me miraba.
Había comprado una sartén especial en la que sólo teníamos que echar la mezcla y esperar a
darle la vuelta cuando estuviesen hechas porque intentar hacer tortitas en una normal junto a
Luke acababa en desastre, con tortitas quemadas, deformes o a medio hacer. De esta manera él
podía ayudarme y los domingos teníamos nuestro desayuno especial sin mucho trabajo.
- ¿Plátano o fresas? – pregunté abriendo la nevera.
- Plátano – sonreí porque también era la fruta favorita de Camila y saqué un par de plátanos
para cortarlos en rodajas, apagando también la cafetera cuando indicó que el café estaba listo.
insideofmysoul
Camila se unió a nosotros en el momento en el que estábamos poniendo las últimas tortitas en el
plato y negué con la cabeza sonriendo, siempre hacía lo mismo los domingos. Luke comió con
rapidez su desayuno y se fue directo a jugar con el nuevo lego que estaba montando.

- Está creciendo demasiado rápido, no quiero que siga haciéndose mayor y deje de ser mi
bebé – comentó Camila con un puchero –. Hasta ayuda a hacer el desayuno, pronto aparecerá
con una novia o novio, quién sabe – bromeó.
- Siempre podemos adoptar un perro al que puedas achuchar cuando él se vaya haciendo
más mayor, no me importaría. O un peluche, los peluches no se mueven y no hay que darles de
comer – respondí animada mientras ella me miraba.
- O podemos darle un hermanito – dejó caer de golpe y casi me atraganto con el café –. No
me digas que no lo has pensado – comentó de forma más seria, malinterpretando mi gesto.
- Claro que lo he pensado, amor. Tener otro hijo contigo sería un sueño hecho realidad,
pero no esperaba esta conversación hasta después de la boda – intenté mantener un tono
informal pero con el que ella supiese que hablaba de forma sincera.
- Creo que nunca ha ido con nosotras hacer las cosas con tiempo y esperando – bromeó un
poco haciendo referencia a lo rápido que se había desarrollado nuestra relación y reí –.
Simplemente cada vez que te veo con Luke me dan ganas de verte con un bebé en los brazos, no
puedes culparme por ello.
La miré con infinito cariño. Claro que había pensado tener un hijo con ella, había fantaseado
durante días y días cuando aún estaba en Australia y la mudanza a Los Ángeles no era más que
un proyecto, pero sentía miedo de que Camila no quisiese dar ese paso tan pronto después de
todo lo que tuvo que pasar tras el nacimiento de Luke.
- Me encantaría tener un bebé contigo, cariño. ¿Qué te parece después de que nos
casemos? – propuse, dando un poco de margen para que tuviésemos tiempo de hablarlo con
más calma y saber que ella estaba 100% segura con ello.
- Hay algo que me ronda la cabeza desde hace algunas semanas, Lo – la miré extrañada
por el repentino cambio de conversación –. El doctor Martínez comentó que había factores
hereditarios en la enfermedad de Luke y me dejó preocupada.
- Los hay y no los hay. Es posible que tú o Will tuvieseis algunos factores genéticos que,
juntos, hiciesen que Luke naciese con la enfermedad, pero no es la única causa posible, hay
muchos factores en las enfermedades que afectan al sistema inmunológico – expliqué un poco
por encima.
- Lo sé, el doctor dijo lo mismo, pero no pude evitar sentir miedo de que pasase lo mismo si
volviese a quedarme embarazada – suspiró –. ¿Entiendes lo que quiero decir, Lo?
- Quieres que sea yo la que me quede embarazada si decidimos tener un bebé – repuse y
ella asintió un tanto preocupada –. No entiendo por qué te preocupa, ser madre siempre ha sido
algo que he querido experimentar y estaría encantada de llevar a nuestro bebé si eso es lo que
quieres.
- Te quiero – dijo mirándome desde el otro lado de la mesa.
- Y yo a ti. ¿Cómo hemos acabado hablando de tener bebés así tan de repente? – bromeé
levantándome para fregar los restos del desayuno y ella rió, abrazándome por la espalda.
insideofmysoul
- Tal vez porque no somos normales. O tal vez porque realmente quiero que tengamos un
bebé – dijo antes de separarse y subir las escaleras.
Terminé de fregar un tanto aturdida. Las cosas con Camila eran así; tan pronto tenías que sacarle
las palabras casi a presión como, en otros momentos, soltaba tan tranquila un tema tan serio
como aquel y se quedaba como si nada. Intenté no pensar demasiado en aquello porque sabía
que, si lo hacía, estaría comiéndome la cabeza hasta que volviese del viaje.
Cuando subí a preparar la maleta ella ya había doblado algunos de mis trajes y los había dejado
listos.
- No lleves más de lo que necesitas – me dijo, dándome un beso y yéndose con Luke.

Me encantaban aquellos detalles, que ella conociese tan bien mis manías o lo poco que me
gustaba, por ejemplo, tener que preparar maletas. Organicé todo con rapidez y cogí mi portátil,
sentándome en el salón y avisando a la morena de que se uniese a mí para seguir mirando
restaurantes. Gracias a la ayuda de nuestra familia habíamos conseguido seleccionar varios, los
cuales contaban con un jardín o terreno donde poder oficiar la ceremonia. No necesitábamos
nada grande, queríamos algo familiar y con algunos amigos, así que volvimos a valorar las
opciones y nos decantamos por la que más nos gustó: un restaurante ubicado al lado de la playa
y que tenía todo lo que buscábamos.
- Al final era un hecho que acabaríamos casándonos en la playa – bromeó ella y le di la
razón.
- No podía ser de otra forma. Tendremos que buscar los vestidos – aquello me preocupaba
más.
- Cada una buscará el suyo, Lo. No quiero verte con él hasta ese día.
- ¿Tampoco me dejarás dormir contigo la noche anterior? – ella negó y le puse un puchero.
- Quiero hacerlo de la manera tradicional. Es la única vez que pienso casarme, déjame vivir
la experiencia al máximo – sabía que si ella me lo pedía así no podría negarle nada.
Después de comer algo rápido Camila se empeñó en que Luke y ella me llevarían al aeropuerto y
no pude decir que no, aunque me costaría más separarme de ellos. La abracé con fuerza para
despedirme y Luke empezó a llorar.
- ¿Qué pasa, amor? – me agaché para estar a su altura, un tanto acongojada por verle así.
- No quiero que te vayas – dijo entre sollozos y se abrazó a mí.
- Vuelvo en unos días, te lo prometo – notaba que los ojos me quemaban y luché por
contener las lágrimas. Me estaba costando mucho separarme de ellos después de haberme
acostumbrado a nuestra rutina.
- Yo quiero ir contigo, mami.
- ¿Y quién cuida de mamá? ¿Vas a cuidarla mientras yo no esté? Además, tienes que ir al
cole – él me miró pero sus lágrimas seguían cayendo –. Tienes que prometerme que vas a cuidar
de mamá estos días, confío en ti para que lo hagas.
- Te lo prometo, pero ven pronto.
- Lo haré, campeón – dejé un beso en lo alto de su cabeza y me incorporé, abrazando
también a Camila –. Cuidaos el uno al otro estos días, ¿vale? Os echaré de menos.
- Te quiero – me besó y me empujó hacia el control, notando que Luke estaba más calmado
insideofmysoul
y que sería más fácil si me iba ahora –. Llámame cuando llegues – asentí alejándome de ellos.
~~~
Hacía frío en Canadá. Mucho frío. Había aprovechado los ratos libres para conocer un poco la
ciudad, Toronto, intentando mantenerme entretenida y no pensar en lo mucho que echaba de
menos a Luke y Camila a pesar de haber hablado a diario con ellos los tres días que llevaba aquí.
Aún quedaba un día y medio para volver a casa, pero ya estaba más relajada. Había presentado
mi investigación, la cual había sido un éxito, y podía tomarme las cosas con más calma. Tenía
bastantes ofertas para colaborar en investigaciones y escribir artículos que debía valorar, pero ya
lo haría cuando volviese a Los Ángeles.
Además de hacer frío, oscurecía pronto en Toronto. No eran ni las 6 de la tarde cuando se estaba
empezando a hacer de noche, y empecé a caminar en dirección a mi hotel, ajustándome la
bufanda en el cuello. Entonces lo vi.
Me llamó la atención ver un escaparate con ropa veraniega mientras hacía aquel frío insoportable
y me paré delante de él sin quitar la vista de uno de los vestidos que estaba colocado en la parte
trasera. Era blanco y liso, llegaba hasta medio muslo por delante pero era más largo por detrás.
Contrastaba la falta de escote con una abertura en la espalda muy grande, justo como me
gustaba. Y, sin pensarlo mucho, entré en la tienda, quitándome con rapidez algunas capas de
ropa puesto que la calefacción fuerte contrastaba con el invierno en la ciudad. La dependienta se
acercó a mí preguntándome amablemente si buscaba algo.

- Sí, me gustaría probarme ese vestido de ahí – contesté señalándolo. Se veía aún más
bonito que a través del cristal, incluso podría asegurar que estaba hecho de algún tejido lujoso
sólo viendo las demás prendas que me rodeaban.
Ella se paró frente al maniquí, quitándolo con sumo cuidado y volviéndose hacia mí con él en las
manos.
- Es un diseño precioso, creo que es de los que más me gustan de todo nuestro catálogo –
comentó –. ¿Ocasión especial?
- Me caso en dos meses – compartí y ella me miró extrañada, intercalando su vista entre el
vestido y mi cara –. Es una boda en la playa, así que no quiero nada ostentoso – expliqué y ella
pareció comprender el por qué de mi elección, sonriéndome un poco y guiándome al probador.
- Enhorabuena. Tenemos todo tipo de vestidos de novia en otra de nuestras tiendas no muy
lejos de aquí por si este no te convence, avísame cuando estés lista – cerró la puerta y me dejó a
solas.
Me deshice de la ropa y me enfundé aquel vestido, mirándome al espejo. Se pegaba a mi cuerpo
y acentuaba mis curvas. No tenía mucho vuelo, pero que fuese más largo por la parte trasera le
daba un toque especial cuando me movía. Me hice una foto con rapidez para mandársela luego a
mi madre, aunque no lo acabase usando para la boda sabía que iba a comprarlo. Abrí la puerta y
le hice un gesto a la chica de la tienda, que se acercó y me escaneó detenidamente.
- Te sienta como un guante – murmuró, girándome para ajustar un poco la espalda.
- Me lo voy a llevar, me he enamorado de él – bromeé riéndome un poco.
- Tu futuro marido seguro que también se enamora de él, te ves preciosa – comentó.
- Sí, estoy segura de que a mi futura esposa le encantará – dije de forma divertida y ella
insideofmysoul
enrojeció de golpe.
- Lo siento, no debería hacer suposiciones. Seguro que a ella le encanta – se trabó un poco
en la frase y desapareció con rapidez, dejándome sola de nuevo.
Cuando fui a pagar ella apenas me miraba a los ojos.
- Aquí tienes – me extendió el vestido perfectamente doblado y en una caja –. Y lo siento
por lo de antes.
- No te preocupes – reí un poco y ella me miró –, no podías saberlo. Muchas gracias por
todo – me despedí saliendo contenta de la tienda.
~~~
La sonrisa me llenaba la cara cuando vi a Luke caminar hacia mí lo más deprisa que su rodilla le
permitía, acelerando mis pasos y levantándolo con rapidez mientras él me daba besos.
- Ya no te vayas más – me dijo con un puchero y reí, acercándome a Camila para besarla.
- No lo hagas, ha descubierto que yo no soy tan buena compañera de juegos como tú –
bromeó, cogiendo la maleta para que no soltase a Luke –. Te hemos echado de menos.
- Y yo a vosotros, no sabéis cuánto – contesté, feliz de tenerlos conmigo de nuevo.
- ¿Por qué traes tantas cosas? ¿Has ido a trabajar o a comprar? – preguntó al verme tan
cargada.
- Ambas cosas – jugué –. Son un par de cosas que he comprado para vosotros y un vestido.

- ¿Regalos? – preguntó Luke con los ojos entusiasmados.


- Sí, renacuajo, te he traído un regalo – dio palmas y me reí.
- ¿Qué tal si salimos a cenar el fin de semana y te veo con él puesto? – comentó Camila.
- No creo que sea buena idea – me miró con el ceño fruncido e inmediatamente me di
cuenta de que pensaba que algo iba mal –. No pasa nada, pero creo que dijiste que no querías
verme con él hasta la boda. Si quieres me lo pongo el fin de semana – bromeé y abrió mucho los
ojos.
- ¿¡Ya te has comprado el vestido!? Dios, siento que no me dará tiempo a todo – se frotó la
nuca con la mano, mostrando un gesto preocupado.
- Ey, te dará tiempo. Y, si no, la aplazaremos. Pero tenemos todo controlado, cariño – noté
que se recostaba un poco sobre mi brazo y suspiraba.
Cuando llegamos a casa Luke me arrastró para que le ayudase a terminar de montar el lego que
le habíamos regalado por Navidad y Camila nos miraba de forma cariñosa.
- Voy a hacer la cena, portaos bien vosotros dos – nos dijo y ambos asentimos.
"Así que esto es lo que se siente a volver a casa con tu familia", pensé. Era la primera vez que
me había alejado de ellos desde que nos mudamos y ver la reacción de Luke por volver a estar a
mi lado hacía que mi corazón latiese con rapidez. También ver a Camila feliz por volver a tenerme
en casa, aunque ella no lo admitiese sabía que lo había pasado un poco mal y que me había
echado de menos. Yo también había sentido su falta, los primeros días en Toronto me había
sentido completamente desubicada al haber salido de nuestras rutinas. Por eso aquella noche
disfruté más que nunca la cena que compartimos, entre risas y bromas con ambos y
compartiendo miradas cómplices con la que en unos meses sería mi esposa.
- ¿Puedo dormir con vosotras? – preguntó Luke mientras Camila terminaba de ayudarle a
insideofmysoul
ponerse el pijama y giró para mirarme de forma interrogante para ver qué quería hacer yo.
- Por mí no hay problema, pregúntale a mamá – le dije y él sonrió, girándose para ponerle
un puchero a Camila, que le besó la nariz.
- Vamos a dormir entonces, mamá debe estar cansada del viaje – lo cargó y lo llevó a
nuestra habitación, soltándolo en mitad de la cama mientras él reía por todo el espacio que tenía
para jugar, su cama era mucho más pequeña.
- ¿Me vas a leer? – preguntó mirándome y volví a su cuarto para coger un cuento. Camila
se había metido ya entre las sábanas y ambos me esperaban mientras se abrazaban y no pude
evitar mirarlos con infinito cariño.
Me metí en la cama y Luke se tumbó encima de mí como hacía cada noche antes de dormir. Noté
que Camila se pegaba a nosotros y pasaba una mano rodeándonos a ambos, dejando un beso en
mi hombro. En ese momento sólo pude pensar que la cama era muy grande y que nos sobraría
más de la mitad, y con una sonrisa en la boca empecé a leer en voz alta.

insideofmysoul
Final (Parte 1)

CAMILA's POV
Me estaba olvidando de respirar. Había dormido la noche pasada en casa de mis padres porque
quería respetar la costumbre de no ver a Lauren la noche anterior a la boda y los nervios me
consumían. El no haber tenido sus brazos rodeándome por la noche tampoco ayudaba a
tranquilizarme, pero estaba feliz. Después de los años duros por fin las cosas iban bien, tenía una
vida estable, un buen trabajo, una familia que me quería... Casarme con Lauren era poner el
punto final a la etapa oscura y darme la oportunidad de olvidar del todo, como si sólo quedase el
último paso y fuese a darlo dentro de unas horas.
Tenía la sensación de estar viviendo el momento como en una película. Mi padre ajustaba la
pajarita de Luke mientras mi madre terminaba de retocar la corona de flores que me habían
colocado en el pelo minutos atrás. El vestido que había escogido me definía perfectamente; era
liso, con algunos pliegues en la falda, que llegaba hasta la mitad de mi muslo, y en vez de tener
escote era cerrado en el cuello. Me moría de ganas por ver a Lauren vestida de blanco.
Sin esperar mucho nos pusimos en marcha en dirección a la playa donde oficiaríamos la
ceremonia. Tras darle muchas vueltas la doctora y yo habíamos decidido optar por la opción más
informal y encontrarnos justo detrás de las filas de bancos para caminar juntas ante el juez que
certificaría nuestro matrimonio. Tampoco habíamos querido que fuese algo muy grande o muy
largo, sería un acto sencillo y únicamente estarían presentes los familiares más cercanos y
algunos amigos, pero mis nervios seguían estando presentes.
Mi padre aparcó cerca y pude ver que el coche de Lauren ya estaba allí, haciendo que mi
estómago se encogiese. Observé que mi madre llevaba a Luke en brazos y me regalaba una
sonrisa, antes de dirigirse hacia dentro acompañada de mi hermana. Mi padre abrió mi puerta y
puso las manos en su cadera.
- No puedes decirme que vas a acobardarte ahora, yo mismo te llevaré echada al hombro
como si fueses un saco de patatas si fuese necesario – bromeó y consiguió sacarme una risa.
- Estoy acojonada, papá. Y sé que no debería estarlo porque Lauren es el amor de mi vida –
pude ver su sonrisa cuando fije esto y fue contagiosa – pero estoy tan nerviosa porque algo salga
mal...
- Cuando me casé con tu madre estaba acojonado – aquel vocabulario no era normal en él,
pero lo dejé seguir –. Me sudaban la manos y no dejaba de pensar que ella me dejaría plantado
en el altar y no aparecería o que algo saldría mal. Pero cuando la vi todos esos nervios quedaron
atrás y me relajé, y fue uno de los recuerdos más bonitos de mi vida. Tu madre me hizo esperar
casi 20 minutos y tú llevas 10 de retraso, no hagas que Lauren pase por esto – me reí y tomé la
mano que me tendía para ayudarme a salir del coche.
- No puedo hacerla esperar, ¿verdad? – la charla con mi padre me había tranquilizado un
poco.
Caminamos juntos hasta la recepción, donde nos guiaron por un pasillo largo que tenía, justo al
final, una cantidad de zapatos amontonados. Me bajé de mis tacones y los dejé colocados en una
esquina, dándole una última mirada a mi padre que no tardó en abrazarme con cuidado,
acariciándome la mejilla al separarse.
insideofmysoul
- Soy el hombre más feliz del mundo al verte tan radiante. ¿Estás lista? – asentí y me dio la
mano para caminar hacia fuera.
Inspiré con fuera y mi padre abrió la puerta que daba a la playa, donde pude notar que todas las
cabezas se giraban para mirarme. Busqué con rapidez a Lauren, a la cual localicé tan solo a unos
metros de mí hablando tranquilamente con Mike. Estaba preciosa con aquel vestido que dejaba
su espalda al descubierto. Se giró al ver que todos miraban en mi dirección y nuestras miradas se
conectaron. Podía ver el brillo en sus ojos y la sonrisa hermosa que tenía en la cara, lo cual me
hizo tener escalofríos. No sé cuánto tiempo estuve perdida observando a la que sería mi esposa
en unos minutos, pero mi padre tuvo que apretarme un poco la mano para que reaccionase y me
acercase a ellos.

Caminamos con lentitud y nos acercamos a ellos, que nos miraban sonrientes. Noté que Lauren
venía rápidamente a mi lado y me rodeaba por la cintura, atrayéndome hacia su cuerpo y dejando
un beso en mi frente.
- Estás preciosa – susurró en mi oído y pude notar que su voz estaba llena de emoción.
Le di un suave apretón para que supiese que estaba escuchándola porque estaba segura de que
no podría evitar llorar si hablaba en estos momentos.
- Bueno, nosotros nos vamos – escuché que decía Mike y ambos se dirigieron hacia los
bancos delanteros –. No tardéis mucho, tortolitas.
- Venid a casaros. O al menos a firmar, que parece que vayáis a salir corriendo – comentó
mi padre siguiendo a Mike y escuché la risa de Lauren cerca de mi oído.
Nos quedamos unos segundos más en la parte de atrás, agarradas de las manos y mirándonos
fijamente.
- Creo que tenemos que casarnos – bromeé, haciendo un movimiento de cabeza que
indicaba el lugar donde el juez nos esperaba.
- Vamos allá – se inclinó para dejar un beso en la comisura de mi labio que fue apenas un
roce y me dio la mano para que avanzásemos juntas hasta las posiciones delanteras.
Mientras caminábamos pude notar las miradas de los invitados. Había caras felices y algunas
lágrimas. Mi madre y Clara lloraban mientras nos miraban, estaba feliz de que ambas se hubiesen
llevado tan bien. Estaban presentes algunos de mis compañeros y amigos del trabajo, así como
los compañeros de Lauren. Incluso su amigo Max había hecho el esfuerzo de venir desde
Australia para la ocasión y ella estaba muy contenta de poder compartir aquel día con él, sabía
que lo echaba muchísimo de menos. Nos colocamos frente al juez, un hombre muy amable con el
que habíamos tenido un par de charlas cuando habíamos buscado alguien que tuviese el poder
de otorgarnos el matrimonio. Él nos sonrió y descubrió un par de hojas que ya conocíamos, pero
que me traían muy buenos recuerdos.
Cuando habíamos decidido casarnos no habíamos especificado si cambiaríamos nuestros
apellidos o no pero, tras mucho pensarlo, había decidido que quería tomar el apellido de Lauren
como una muestra de mi amor por ella. Lo había hablado con mi madre y ella estaba de acuerdo,
por lo que organicé una cena con mi prometida para darle la sorpresa. Recordaba que ella había
llorado cuando le había dado aquel sobre con los papeles que había gestionado mi abogado, que
ahora se estaba haciendo cargo de la boda, y había descubierto que pasaría a ser Camila
insideofmysoul
Jauregui en el momento que firmásemos aquel enlace. Las cosas con Luke serían un poco más
complicadas, aunque hubiésemos intentado realizar un cambio de apellido y adopción formal por
parte de Lauren los trámites iban lentos, pues los datos de Will aparecían en muchos de los
registros aunque él ya no tuviese ningún poder ni responsabilidad sobre él.
Me di cuenta de que me estaba perdiendo en mis pensamientos y volví a conectar con la realidad.
Miré a mi familia, que me observaban con cariño y volví a centrarme en Lauren a la espera de
que el juez empezase.
- Bueno, como habéis decidido optar por la opción rápida yo no soy más que un mero
trámite aquí – bromeó y nuestros invitados rieron con él –. Como ya sabéis, os dejaremos tiempo
para compartir los votos y luego pasaréis a aceptar el enlace y a firmar los documentos, tanto
vosotras como los testigos que hayáis escogido – asentimos al mismo tiempo porque habíamos
hablado de cómo sería días atrás y ya sabíamos lo que teníamos que hacer –. Así que, si queréis
compartir los votos e intercambiar los anillos, tenéis todo el tiempo que queráis – sonrió y se
apartó un poco hacia atrás, mientras yo me giraba hacia Lauren para quedar frente a ella.
- Necesitamos los anillos, campeón – dijo la doctora llamando a Luke y provocando que
todos nuestros invitados riesen con fuerza.
Luke se acercó corriendo con una caja y Lauren no dudó en cogerlo en brazos a pesar de que él
debería volver a su sitio. Tras un par de besos y unas caricias dejamos que volviese con mi
madre, que se estaba encargando de que se quedase quieto por unos minutos. Me aclaré la
garganta y levanté mi vista hasta perderme en los ojos verdes de la mujer que había conseguido
enamorarme.
- ¿Tú o yo? – le pregunté a modo de broma y ella rió bajito.
- Yo – noté que tomaba un par de respiraciones y que cerraba los ojos para tranquilizarse.
- Tranquila, piensa que estamos solas – cuando abrió de nuevo los ojos pude ver una
sonrisa y la dejé hablar.
- Realmente no sé por dónde empezar. Me gustaría decirte tantas cosas y, al mismo tiempo,
siento que nada de lo que diga será suficiente – le apreté un poco la mano porque su voz
temblaba, algo raro en una persona tan acostumbrada a hablar en público –. Cuando te conocí yo
estaba sola. Obviamente estaba soltera, pero no hablo de ese tipo de soledad – bromeó –. Tenía
mis amigos, mi familia, mi trabajo, pero no estaba viviendo. Estaba triste, no disfrutaba de las
cosas y no valoraba lo que tenía porque me faltaba algo. Y entonces apareciste tú y me
cambiaste la vida, aunque suene tópico. Me enseñaste a volver a disfrutar de las pequeñas
cosas, de las rutinas. Hiciste que lo que era de color gris tomase unas tonalidades coloridas. Te
conocí y me abriste los ojos, me diste la fuerza necesaria para volver a arriesgar por alguien y
dejar atrás la soledad. Sin pensarlo me regalaste una familia y creo que, a día de hoy, ese es mi
mayor logro: nuestra familia. Llegar a casa y verte despeinada en la cocina mientras haces la
cena, jugar con Luke hasta las tantas y que nos riñas a ambos porque dices que tienes a dos
niños en casa o que me abraces por las noches dándome la seguridad que tanto tiempo me faltó.
Son esos pequeños detalles los que quiero compartir a tu lado. Sé que hemos pasado por
momentos buenos y momentos menos buenos – arrugué un poco la nariz, intentando no llorar –
pero sé que todo lo que venga si es a tu lado me aportará algo, me enseñará cosas nuevas y me
mostrará sensaciones que no sabía que conocía. Y sé que siempre dices que yo soy buena con
insideofmysoul
las palabras y quizá esto no esté a la altura que mereces, pero no tengo nada más que decir si no
es para darte las gracias por haber cambiado mi vida, por quedarte a mi lado. Te quiero, Camila.
Casarme contigo es la mejor decisión que pudiese haber tomado nunca y no puedo esperar a
firmar esos papeles y a caminar de la mano hasta que envejezcamos juntas, porque ya no sé
describirme ni verme a mí si tú no estás – un par de lágrimas rodaban por mis mejillas y noté que
Lauren soltaba de golpe todo el aire que había acumulado, buscando una respuesta en mi rostro.
Aquello había sido precioso, es cierto que ya habíamos compartido millones de veces aquellas
palabras y los pensamientos, pero escucharlos en voz alta delante de tanta gente en un día tan
emotivo me tenían con los sentimientos a flor de piel. Le sonreí mientras ella quitaba una lágrima
que rodaba por mi mejilla y noté que tomaba mi mano, deslizando con cuidado la alianza en mi
dedo anular y levantándola para dejar un beso justo en el lugar donde acababa de colocarla.
Ahora era mi turno y temía que los nervios y las emociones después del discurso de Lauren no
me dejasen hablar.

insideofmysoul
Final (Parte 2)

LAUREN's POV
Las manos me temblaban tanto que, por un momento, temí no poder colocarle a Camila el anillo
en el dedo. Fue un alivio cuando entró suavemente a pesar del temblor y lo ajusté con cuidado,
dejando un beso suave sobre él y dedicándole una sonrisa a la morena. Lo peor había pasado,
nunca se me había dado mal hablar en público pero aquello había sido un simple trámite. Me
gustaba decirle a Camila todo lo que sentía por ella en privado porque nunca había sido de ir
exponiendo mis sentimientos ante los demás, pero al menos esperaba que no hubiese quedado
muy pobre.
Levanté la vista y mi mirada se cruzó con la de la joven, que aún tenía los ojos brillosos debido a
las lágrimas.
- No sé si ser la segunda es la mejor idea – bromeó tragando saliva con dificultad y pude ver
a nuestros padres riendo bajito ante lo nerviosas que estábamos ambas –. Cuando te conocí yo
estaba rota – su tono de voz amentó y entrelazó nuestras manos, fijando los ojos en ellas –. No
estaba rota porque estuviese triste, estaba literalmente hecha pedazos y mi vida se había
derrumbado de todas las formas posibles. Y, en mitad de esa oscuridad, apareciste tú y, sin
pensarlo, en poco tiempo me di cuenta que no había lugar más seguro en el mundo que tus
brazos. Hiciste que sonriese de nuevo, Lauren, me sacaste del pozo y, sin pretenderlo, te fuiste
haciendo un hueco poco a poco en mi vida y en mi corazón. Sé que probablemente pocos sepan
de nuestra historia, pero tú puedes entender cuando te digo que a veces unas líneas torcidas
escritas con prisa en un libro pueden hacer que todo cambie. A tu lado he vivido algunos de los
mejores momentos de la vida y he aprendido a ser libre y a quererme tal y como soy. Me has
dado seguridad en mí misma y la fuerza necesaria para seguir avanzando pasito a pasito,
dejando los fantasmas atrás. Y, lo más importante, cuando yo no he podido seguir sola me has
acompañado y has hecho que vuelva a levantarme simplemente dándome la mano – ni siquiera
había notado que estaba llorando hasta que sentí la mano de Camila en mi mejilla, quitando un
par de lágrimas con cariño antes de continuar –. Nunca voy a tener palabras suficientes para
agradecértelo pero quiero que sepas que hoy te entrego una parte de mí que ya es tuya. Tú dices
que no puedes verte si tú no estás y me pasa lo mismo, me siento perdida sin ti. No puedo
prometer que todo sea fácil a partir de ahora porque, conociéndonos, puede pasar cualquier cosa.
Pero lo que sí prometo es cuidarte y mimarte cada día como te mereces, quererte un poco más a
diario, si es que eso es posible, y nunca dejarte caer tal y como tú has hecho contigo. He
descubierto que juntas somos un equipo, juntas somos fuertes, amor. Y me muero de ganas de
firmar esos papeles y tomar tu apellido porque, por primera vez en mucho tiempo, no tengo ni un
ápice de duda en lo que vamos a hacer. Te amo, Lauren – mi maquillaje a estas alturas sería un
desastre, pero no me importaba.
Noté que Camila deslizaba con cuidado la alianza en mi dedo y solté una risita nerviosa,
intentando respirar hondo para calmar un poco las emociones. Nos miramos a los ojos y las
lágrimas no dejaban de correr por nuestras mejillas hasta que Luke nos interrumpió.
- Los abuelos dicen que os dé esto – dijo con un par de pañuelos en cada mano,
mirándonos un tanto asustado por vernos llorar a ambas mientras que nuestros padres estaban
insideofmysoul
con gesto burlón y relajado mirando la escena.
Camila se agachó y cogió uno de los pañuelos, limpiándose las lágrimas y besando a Luke con
ternura, gesto que no tardé en imitar quedando a la altura de ambos y envolviéndolos a ambos en
un abrazo.
Cuando nos recompusimos un poco nos giramos hacia el juez, que nos miraba con una sonrisa
calurosa.
- Falta la parte importante según vuestros cambios en el guión, ¿estás listas? – preguntó y
asentimos a la vez, riendo bajito porque ambas habíamos decidido compartir nuestros votos e
intercambiar los anillos antes del acto oficial, aunque no había puesto ninguna pega.

- Todo listo – murmuré y apreté con fuerza la mano de Camila.


- Camila Cabello, ¿quieres contraer matrimonio con Lauren Jauregui y eres consciente de
contraerlo en este acto?
- Sí – soltó una pequeña risa y estuve a punto de reír con ella, pero me contuve y miré al
hombre, que ahora dirigía su vista hacia mí.
- Lauren Jauregui, ¿quieres contraer matrimonio con Camila Cabello y eres consciente de
contraerlo en este acto?
- Sí, por supuesto – contesté con rapidez.
- Por los poderes que el estado de California me confiere, os declaro unidas en matrimonio.
Enhorabuena a ambas – finalizó con una sonrisa y se apartó hacia atrás.
Camila y yo quedamos frente a frente y levantó las cejas riendo nerviosa, como si no acabase de
creerse lo que acabábamos de hacer.
- Oh, venga, besaos ya – gritó Taylor desde los bancos y no me hice de rogar.
Con infinito cuidado ahuequé la cara de Camila entre mis manos, haciendo que nuestras miradas
conectasen por unos segundos. Pude leer en sus labios un 'te quiero' antes de inclinarme hacia
ella cerrando los ojos, disfrutando al máximo de aquel beso mientras nuestros invitados
aplaudían.
Saludamos a mis abuelos con rapidez antes de que mis hermanos, junto con la hermana de
Camila, fueran dirigiendo a los familiares y amigos a la zona donde se haría la comida y la
posterior fiesta, dejándonos únicamente acompañados por los testigos que habíamos escogido.
Por mi parte estaban mis padres y Max, el cual había sido una pieza importante en una de las
etapas más importantes de mi vida. Camila había elegido también a sus padres y a su tía Sarah,
elección que me encantó cuando supe de ella.
Max me abrazó con fuerza cuando llegó hasta mí, no nos habíamos visto desde que me despedí
de él en el aeropuerto y, aunque hubiésemos tenido contacto, vernos en persona era diferente.
Iba a decir algo cuando el juez nos llamó para firmar los papeles y él me dio una sonrisa
indicando que no importaba, que fuese.
- Aquí tenéis el contrato matrimonial, ya lo conocéis – explicó por encima y ambas
asentimos, tomando unos bolígrafos –. Esto es lo que cuenta, pensáoslo bien – bromeó mientras
nos indicaba dónde firmar.
- No tengo nada que pensar – respondí de forma graciosa, estampando mi firma en las dos
hojas que me indicó y viendo a Camila hacer lo mismo con una sonrisa.
insideofmysoul
Nos apartamos un poco mientras los testigos iban pasando uno a uno a firmar, aprovechando
para estar un ratito con Luke, que estaba un tanto desubicado.
- ¿Por qué firman? – preguntó y yo reí.
- Firman porque Lolo y yo nos queremos y tienen dar fe de ello – contestó Camila y él
frunció el ceño.
- Yo quiero, yo sé que os queréis – su indignación nos hizo reír a ambas.
- ¿Podemos tener un testigo de honor? – alcé la voz para que el juez me hiciese caso y
señalé a Luke con una sonrisa.
- En vuestra copia, todos los que queráis – dijo señalando uno de los papeles y cogí a Luke
en brazos, acercándome a la mesa y dándole un boli.
- Firma, campeón – él hizo un garabato en una de las esquinas mientras mi madre hacía
muchas fotos del momento y se giró para mirarnos contento.
- Mis mamis se quieren – le dijo al juez queriendo demostrarlo y todos los que estaban
rodeándonos rieron con ganas, lo cual lo dejó aún más aturdido.
- Está todo, enhorabuena de nuevo, señoras Jauregui – dijo con una sonrisa,
entregándonos una copia que Camila cogió y marchándose del lugar.
Camila y yo nos miramos sin decir nada, no era necesario en aquel momento. De pronto, unos
brazos nos rodearon y pude notar que era el padre de Camila.
- No sabéis lo feliz que me hace esta boda, cuídamela – dijo señalándome con el dedo, a lo
que Camila contestó dándole un golpe en el hombro para que me dejase en paz.
Uno a uno nos fueron felicitando hasta que nos dejaron solas, llevándose a Luke con ellos y
marchándose a la fiesta.
- ¿Qué se siente al ser la señora Jauregui? – bromeé, apartándole con cuidado un mechón
de pelo rebelde que le caía sobre los ojos.
- ¿Lo mismo que siendo una Cabello? – contestó con suficiencia, lo que me hizo reír con
fuera antes de que ella se abrazase con fuerza a mí –. Estar casada contigo es un sueño hecho
realidad, mi amor. No podría estar más feliz.
- Tú eres mi sueño hecho realidad, Camz – ella levantó la vista y negó suavemente,
mordiéndose el labio inferior para intentar ocultar la sonrisa.
- Aduladora – murmuró antes de besarme –. Lo hemos conseguido, Lo. Hemos superado
tantas cosas que este momento parece irreal, pero es nuestro.
- Ahora tenemos una preciosa vida que compartir y que nos está esperando – la sonrisa no
se me borraba de la cara, era real que me había casado con el amor de mi vida.
- Y no pienso dejarte escapar aunque a veces tengas la edad mental de Luke y quiera
castigaros a ambos – bromeó, haciendo que yo me riese un poco y empezamos a caminar de la
mano hacia donde nos esperaba la comida y la fiesta.
- Lo sé. Y te amo por no dejarme escapar – contesté simplemente, volviendo a atrapar sus
labios con cariño, disfrutando del roce suave entre ambos y dejando que nuestras lenguas se
entrelazasen como si fuesen una sola –. ¿Recuerdas la autora que leía la primera vez que nos
encontramos en la playa? – la observé asentir y sonreí –. Tiene una cita que dice así:
"Te deseo a un fiel del mar
para que jamás detone las olas de tus lagrimales,
insideofmysoul
para que acepte que un día serás calma
y otro tempestad
y aún así decida volver a ti cada día."
Yo soy fiel de ti, Camz. Siempre querré volver, como las olas.

~~~~~~~

Este es el final pero no es el final. Habrá un epílogo dividido en varias partes (sí, lo admito, no
quiero despedirme aún de esta historia) y quiero que quede perfecto, que dé una pincelada de
todo lo que no va a ser escrito. Espero que os haya gustado hasta el momento y que estéis
preparados para el cierre real.

Añadir también que, si hay alguien de Venezuela por aquí, os mando todo mi cariño y apoyo ante
la situación que se está viviendo en el país. Manteneos a salvo, cuidaos y, sobre todo, no os
rindáis. Mi corazón está con todos vosotros.

insideofmysoul
EPÍLOGO PARTE 1

LAUREN's POV
8 meses después
Con unas indicaciones a los residentes di por terminada la jornada y suspiré. Camila había
viajado a una presentación de un autor en San Francisco y Luke y yo nos quedaríamos solos un
par de días. Ella había pasado a dejarlo en su sesión de rehabilitación y a despedirse de mí, pero
estaba tan liada con los problemas de uno de mis pacientes que apenas había tenido tiempo de
darle un beso y desearle un buen viaje y ahora me fastidiaba: tanto Camila como yo llevábamos
mal la distancia. Cada vez que alguna de las dos tenía que ausentarse un par de días notábamos
la falta de la otra, pero habíamos aprendido a manejarlo bien.
Pasé a buscar a Luke y aproveché para ver los avances de la rehabilitación, aunque el último
brote no hubiese sido fuerte su rodilla derecha seguía dando problemas y nos tenía bastante
preocupadas. Por suerte no parecía haber perdido movilidad y aquello me dejaba más tranquila.
Luke aún no me había visto porque seguía tumbado en aquella camilla donde una joven movía su
pierna con cuidado y sonreí al verle charlar animadamente con ella. Desde que los trabajadores
se enteraron de que era mi hijo todos me habían dicho lo mismo: que era un cielo de niño y que
se los tenía ganados a todos. Su carácter extrovertido no pasaba desapercibido y sonreí al ver
que alguna de sus palabras había hecho que la joven se riese.
Me acerqué a ellos cuando observé que se estaba incorporando y su sonrisa aumentó al verme.
- ¡¡Mami!! – extendió los brazos y no dudé en cargarlo, era pequeño para su edad y aquello
facilitaba el llevarlo cogido sin problemas. Él se enganchó a mí y me dio besos en la cara, a los
que correspondí de inmediato.
- ¿Cómo estás, campeón?
- Mamá se ha ido, vamos a poder jugar sin que nos riña – me dijo con una mirada traviesa y
tanto su terapeuta como yo reímos a carcajadas.
- Ya veremos eso, quizá tenga que comportarme como una adulta a falta de una en casa –
dejé un beso en su frente y cogí su mochila, despidiéndome de los trabajadores con rapidez.
Llevé a Luke al coche mientras me contaba qué había hecho en el cole. Aquellas pequeñas cosas
que en un principio me había costado asumir porque había pensado que le estaba quitando a
Camila parte de su papel como madre ahora eran de mis favoritas. Gracias a mi esposa y a Luke
había aprendido que el que me viese como una figura materna no significaba que se olvidase de
Camila o me estuviese entrometiendo, simplemente compartíamos aquello. Aunque la adaptación
hubiese sido progresiva podía decir que ahora era la orgullosa mamá de un niño precioso de
cuatro años con el que se me caía la baba y del que iba presumiendo por todo el hospital.
Llegamos a casa y me apresuré a preparar algo para merendar. Vi que Luke me ponía ojitos y
cedí, sacando el bote de Nutella escuchando sus palmadas y untando un par de rebanadas para
cada uno.
- Prométeme que no vas a contarle a mamá que esto es la casa sin ley cada vez que ella se
va – bromeé y él se rió, mordiendo con fuerza el pan.
- Mamá se va a enterar aunque no se lo contemos, siempre se entera de todo – dijo con la
boca completamente manchada, la cual limpié con una servilleta.
insideofmysoul
- Tienes razón, creo que nos espía – y era cierto, Camila siempre se enteraba de todo
aunque ninguno de los dos dijésemos nada, aquello eran súper poderes como mínimo.
Mi teléfono sonó antes de poder continuar la conversación con Luke y respondí al facetime sin
mirar, encontrándome el rostro de mi esposa del otro lado de la pantalla.
- Hola, amor – dije animada –. ¿Ya has llegado?
- Hace un ratito. ¿Qué hacéis vosotros dos? Os echo de menos y me he ido hace unas
horas – suspiró.

- Merendar, acabamos de llegar – sonreí porque la Camila frustrada por estar lejos era
adorable.
- ¿Qué estáis comiendo? – preguntó y Luke me miró con los ojos muy abiertos.
- Fruta, cariño. Dile a mamá qué estamos merendando – me puse al lado de Luke para que
pudiese vernos a ambos y vi que su sonrisa aumentaba.
- Fruta – corroboró él y Camila rió.
- La próxima vez guardad el bote de Nutella y limpiaos los labios, señoritos – riñó entre risas
y no podía creer que nos hubiese pillado tan rápido.
- Te lo dije, ella se iba a enterar – Luke me puso un puchero y Camila soltó una carcajada
desde el otro lado de la línea.
Cuando cortamos la llamada decidí que era un buen momento para contarle a Luke el plan que
llevaba tramando desde una semana atrás así que lo llamé.
- Quiero hacer algo para sorprender a mamá y quiero que me ayudes, ¿cuento contigo? –
pregunté cuando se unió a mí en el sofá, trayendo un puzle con él.
- Vale, ¿es su cumpleaños? – preguntó extrañado y me reí, ayudándole a extender las
fichas sobre una de las mesas más baja.
- No, cariño, es una sorpresa que quiero darle a mamá – él me miró fijamente, intrigado –.
¿Recuerdas lo que pediste de regalo en tu cumpleaños?
~~~~~~~
Camila debería estar al llegar, así que me apresuré a ponerle un jersey a Luke y le guiñé un ojo
cuando, justo después de ajustárselo, escuché el sonido de las llaves en la puerta.
- No me falles, campeón – él negó con un brillo en los ojos y me chocó el puño, corriendo
directamente al encuentro de la morena.
Cuando llegué Camila tenía a Luke entre sus brazos y no dejaba de darle besos, parecía incluso
que no se hubiesen visto en varios años.
- ¿Qué haces despierto? – escuché que le preguntaba y él rió, abrazándose de nuevo a ella.

- Quería quedarse a esperarte y que lo acostases – comenté acercándome a ellos y


besándola suavemente en los labios, la había echado de menos.
- Os he echado de menos – murmuró, haciendo que los abrazase a ambos hasta quedar los
tres apretujados.
- Nosotros a ti a ratos – bromeé y me gané un manotazo de su parte mientras Luke reía.
- Voy a acostarlo y bajo a cenar contigo, ¿vale? – dejó un último beso en mi mejilla y se
apartó para subir las escaleras con el pequeño en brazos.
insideofmysoul
Aproveché para sacar un par de platos y servir la ensalada de pasta que había preparado,
nerviosa por ver cuánto tardaría Camila en darse cuenta de lo que había ideado con la ayuda de
Luke. La mesa estaba preparada y ella no bajaba, lo que me hizo pensar que quizá ni siquiera se
hubiese fijado en el detalle. Mis manos sudaban y mi pie martilleaba contra el suelo mientras
espesaba sentada en uno de los taburetes de la cocina, jugueteando con un libro entre las manos
pero sin llegar a leer nada. Escuché pasos en la escalera y me giré cuando vi que Camila se
acercaba.
- Lo, ¿qué es esto? – preguntó, moviendo un poco la camiseta que Luke había tenido
puesta, la cual habíamos pintado entre los dos el día anterior.
- Mmm... ¿una camiseta? – contesté levantando las cejas y ella la estiró para que pudiese
leerla. 'Best big brother' en letras de colores y las manitas de Luke estampadas con pintura justo
abajo. Solté una risa nerviosa y me froté un poco la nuca, Camila parecía estar en shock.

- ¿Estás...? Lauren, ¿estás embarazada? – preguntó acercándose a mí con un brillo en los


ojos y asentí, viendo como ella soltaba las primeras lágrimas –. Oh dios, ¿en serio? – me abrazó
con fuerza y noté que seguía llorando cuando mi camiseta empezó a mojarse.
Aproveché para despegarme de ella y mirarla a los ojos con una sonrisa enorme, besándola de
forma lenta.
- Felicidades, mamá – murmuré sobre sus labios y ella rió, empezando un nuevo beso.
- Creo que alguien tiene muchas cosas que contarme – dijo feliz cuando me arrastró para
sentarnos a la mesa, quitándose los restos de las lágrimas y fijando sus ojos en mi vientre aunque
aún no se notase nada.
- Tal vez – dije cogiendo el tenedor –. Verás, tengo una esposa muy guapa, muy muy
guapa, y me ha dejado embarazada, ¿lo sabías? – bromeé y ella rió.
- ¿No sabes estar seria nunca? – negué con la cabeza y ella capturó la mano que tenía libre
para dejar un beso en mi muñeca.
- Nunca, la seriedad está sobrevalorada.
- Eso lo dices cuando estás en casa, fuera de ella eres la reina del hielo, mi vida – asentí
dándole la razón porque era verdad, Camila se sorprendía aún cuando me veía ejerciendo de
doctora en el hospital e incluso Luke había hecho algún comentario sobre ello.
- Me enteré hace una semana, pero no sabía cómo decírtelo – expuse, volviendo a la
conversación.
- La pregunta es: ¿no era que debíamos esperar porque era demasiado pronto como para
pedir la baja en el trabajo? – me miró un tanto intrigada porque habíamos hablado de aquello.
- Quizá, y sólo quizá, te oculté algunos detalles porque quería que fuese una sorpresa – ella
giró la cabeza pero me dejó hablar –. Vamos, has visto que en el hospital me adoran y están
encantados con mi trabajo, ¿de verdad creías que no podía quedarme embarazada por eso? –
pregunté.
- No lo sé, parecías muy segura...
- Trabajar en el hospital ha sido una ventaja, cuando escogimos el donante hice que
enviaran las muestras y me hice la inseminación hace un mes y poco, parece que hemos tenido
suerte y ha sido a la primera – le conté, sabiendo que ella estaría deseando saber más.
insideofmysoul
- Estoy en una nube, aún no me lo creo. Vamos a ser mamás – me reí porque yo había
tenido una reacción parecida cuando el test había dado positivo.
- Vamos a ser mamás, ahora te toca consentirme mucho – bromeé y ella rodó los ojos,
poniéndolos en blanco.
- ¿Consentirte aún más? ¿Eso es posible? – alzó las cejas y me reí.
- Mierda, estás aprendiendo demasiado rápido – contesté apurando los restos de la
ensalada al ver que ella ya había terminado de cenar.
- Me casé con una buena profesora – dejó un beso en mi sien y llevó los restos de la cena a
la cocina, estirándome a su vuelta la mano para que la acompañase hacia el salón.
Camila se sentó en una esquina del sofá y me guió para que me sentase entre sus piernas,
postura que aproveché para recostarme sobre ella y cerrar los ojos para disfrutar del contacto, la
había echado demasiado de menos los dos días que había estado fuera. Noté que no tardó
mucho en levantarme la camiseta y colar una de sus manos debajo, acariciando mi vientre con
cariño. No podía borrar la sonrisa de la cara, aquello era lo que siempre había soñado.
- Pienso consentirte hasta en lo que no me pidas y lo sabes, soy una blanda cuando se trata
de ti – susurró en mi oído, dejando un beso cerca –. ¿Has tenido alguna molestia?
- Nada aún. Pensaba que las nauseas o el ponerme en marcha por las mañanas me
costaría más, pero estoy exactamente igual que antes, doy gracias por ello. Quizá un poco de
dolor en los pechos, pero soportable – murmuré, acurrucándome más en ella –. Bueno, duermo
más, pero de eso ya te habías dado cuenta – las últimas semanas había tenido que dejar de lado
nuestra rutina de compartir el tiempo después de cenar porque me quedaba dormida al instante,
pero lo había achacado al cansancio hasta que supe del embarazo.
- Mejor así, lo pasé realmente mal los primeros meses con el embarazo de Luke, los
vómitos eran constantes – comentó y pude notar el alivio en su voz de que, de momento, no
estuviese pasando por aquello.
- Luke está emocionado – ella me acariciaba el pelo y yo empezaba a sentir el sueño, pero
no quería dormirme aún –. Cuando se lo conté casi llora, me ha cuidado mucho estos días.
- Nuestro pequeño caballero andante. Va a ser el mejor hermano mayor – asentí porque no
me sentía con fuerzas para contestar nada más –. ¿Te estás quedando sopa? – volví a asentir y
ella rió, incorporándose un poco –. Vamos a la cama, puedo abrazarme a tu tripa igual allí que
aquí – bromeó y me levanté para ir hasta nuestra habitación.
Me deshice de los pantalones con rapidez y me metí en la cama, dejándome únicamente la
camiseta ancha que llevaba cuando estaba en casa. Camila depositó un beso en mis labios y se
fue al baño, aún tenía que desmaquillarse y cambiarse. Mis intentos por permanecer despierta
para esperarla fueron en vano, estaba entrando en un sueño profundo cuando noté que se
acostaba a mi lado, abrazándome contra ella y volviendo a colar su mano bajo mi camiseta.
- Os voy a cuidar a ambos con mi vida – escuché que murmuraba bajito para no
despertarme mientras su dedo trazaba círculos en mi ombligo.
Noté que las caricias seguían y que mi esposa continuaba murmurando frases, pero el sueño me
invadió antes de poder descifrar lo que le estaba diciendo a nuestro bebé, con un último
pensamiento sobre lo feliz que me hacía mi familia y lo entusiasmados que estábamos todos con
la futura incorporación.
insideofmysoul
insideofmysoul
EPÍLOGO PARTE 2

CAMILA's POV
8 meses después
Lauren descansaba sobre la camilla del hospital, con el pelo cayéndole desordenado y tapándole
la mitad de la cara. Me acerqué a ella para comprobar que siguiese bien, acariciándole un poco la
mejilla y apartando lentamente los mechones que pudiesen molestar su sueño. Me agaché un
poco para besar con cuidado su frente y di la vuelta a la cama, moviéndome hacia donde estaba
colocada la cuna con nuestra pequeña.
Clare dormía abrazada a una gasa que Lauren había colocado a su lado antes de irse a dormir y
aún me parecía mentira que ella estuviese aquí por fin. El parto había sido lento, demasiado
lento, y Lauren había acabado completamente agotada, tanto que apenas había logrado
mantenerse despierta un par de horas tras el nacimiento de nuestra hija y había caído rendida. La
pequeña aún no estaba muy activa, pero sabía por propia experiencia que no tardaría en
despertarse y quería estar preparada para intentar que no despertase aún a mi esposa.
No podía creerme que, tras pasar los últimos meses emocionada y pegada a Lauren para
consentirla en todo momento, ahora estuviese aquí. A partir de ahora ya no tendría que hablarle a
la tripa de mi esposa cuando ella se quedaba dormida, ahora teníamos a la muñequita en
nuestros brazos y la alegría e ilusión eran inmensas. Me quedé observándola sin poder quitar la
sonrisa de mi rostro hasta que noté que movía las manitas y encogía un poco su rostro,
cargándola con rapidez y recostándome en el sofá con ella sobre mi pecho.
Era preciosa, tenía el mismo color de pelo de Lauren y rasgos latinos gracias al donante.
Esperaba que cuando pudiésemos ver su color de ojos definitivo fueran como los de su madre,
con ese verde tan impactante. Acaricié con cuidado las comisuras de su boca y obtuve una
sonrisa como regalo, se me caía la baba con ella y apenas tenía unas horas de vida.
- No sabes las ganas que teníamos mami y yo de tenerte con nosotras – susurré mientras
seguía acariciándola con sumo cuidado –. Y tu hermanito también tiene muchas ganas de
conocerte – Clare bostezó en mis brazos y se acurrucó contra mí, haciendo que mi corazón
latiese rápidamente –. Eres como un regalo, princesita. Tu mami y yo hemos pasado por muchas
cosas y tú eres el resultado de nuestra felicidad – le confesé, besando su manita con cuidado.
Y era verdad, Lauren y yo habíamos pasado por tanto que ahora valorábamos más todo lo que la
vida nos estaba regalando y las cosas bonitas que ponía en nuestro camino. Yo había
conseguido dejar atrás mis secuelas de mujer maltratada en su gran mayoría y, aunque fuese
algo personal, Lauren había tenido que pasar por todo aquello a mi lado. Y ella lo había tomado
como suyo, cuidándome y apoyándome en cada momento, sin rendirse. La enfermedad de Luke
también había sido la causante de algunos baches hasta que aprendí a aceptar que debíamos
vivir con ella y adaptarnos a las cosas como viniesen, no servía de nada lamentarse por lo que no
había pasado o regodearse en lo malo, menos aún cuando el pequeño estaba tan lleno de vida y
era casi él el que nos daba las lecciones a nosotras.
Aparté los pensamientos de mi cabeza y me centré en la pequeña, que no se mantenía calmada
por mucho que lo intentase. No quería hacerlo pero tendría que despertar a Lauren, mi intuición
me decía que empezaba a tener hambre y no podría contenerla mucho tiempo más aún
insideofmysoul
intentando todos los trucos posibles para entretenerla y que estuviese tranquila. Cuando escuché
el primer sollozo me puse en pie, acercándome a mi esposa para despertarla antes de que lo
hiciese ella misma debido al llanto.
- Amor – murmuré, acariciando su cara con la mano que la pequeña me dejaba libre. Ella se
removió y abrió un poco los ojos, adaptándose a la luz –. Creo que alguien tiene hambre – dije
haciendo referencia a la pequeña y ella intentó incorporarse, haciendo un gesto de dolor –.
¿Duele mucho?

- Shhh, no te preocupes, son las molestias normales – murmuró en mi mismo tono de voz,
mirando con adoración a la pequeña en mis brazos y sonriendo –. Es tan bonita, no me puedo
creer que sea real – con cuidado la pasé a sus brazos y vi que ella la cogía con mimo,
acunándola un poco –. ¿Tienes hambre, mi amor? – si pensaba que no podía haber un momento
perfecto aquel sin duda lo era; Lauren hablándole a nuestra pequeña con los ojos llenos de
felicidad.
- Creo que estoy volviendo a enamorarme de ti, si es que eso es posible – dije con una
sonrisa sin apartar la mirada de ambas.
- Al menos podrías haber elegido un momento en el que estuviese presentable y no hecha
un desastre – me puso un puchero antes de volver la vista a la bebé, que estiraba sus manitas
hacia arriba.
- Estás más bonita que nunca – y era verdad, estaba radiante y feliz, sus ojos brillaban
como hacía mucho tiempo que no lo hacían. Y para mí era la mujer más bonita del mundo,
aunque ahora tuviese que compartir el puesto con la pequeñaja.
- Ven aquí – dijo haciendo un gesto para que me colocase a su lado, haciéndome hueco con
un movimiento cuidadoso. Dudaba si acercarme o no, pero ella me sacó de dudas –. Es la
primera vez, quiero que estés con nosotras – prácticamente suplicó y me subí a la camilla,
abrazándola con cuidado y reposando mi barbilla en su hombro.
Le ayudé a apartar un poco el camisón y Lauren actuó con una soltura innata, poniéndose a la
pequeña en el pecho y logrando que empezase a comer con rapidez.
- Eres una súper mamá, no quieras saber cuánto me costó que Luke lo consiguiese – dejé
un beso en su mejilla sin apartar la vista de nuestra pequeña, que estaba comiendo con lentitud.
- Aún tienes que enseñarme muchas cosas – replicó ella con un murmullo mientras
acariciaba la cabecita de Clare con sumo cuidado, como si fuese a romperse.
Compartir todos los pequeños momentos era lo que más nos unía a ambas. Si sabíamos que algo
era importante no lo hacíamos solas, esperábamos a estar juntas. Lo habíamos hecho el primer
día de colegio de Luke este año, el día que Lauren recogió uno de sus premios de investigación
en el hospital cambió la fecha para que pudiese estar con ella, la primera noche que Luke se
aventuró a dormir sin pañal o el día que quiso hacer sus propias galletas y luego tuvimos que
recoger el desastre. Esas pequeñas cosas que podríamos haber hecho en solitario las
disfrutábamos más cuando las compartíamos, y todo se había intensificado con el embarazo.
Obviamente no iba a perderme ninguna de las ecografías de la pequeña, pero decidí acompañar
a Lauren en cada cita aunque ni siquiera fuese importante y ella pudiese mirarlo directamente con
sus compañeros del hospital. La primera ropa que le compramos, preparar su habitación, las
insideofmysoul
clases de preparación al parto... Había compartido cada detalle, además de haber tratado a mi
esposa como me hubiese gustado que Will me tratase a mí cuando estaba embarazada de Luke,
y eso había hecho que ambas viviésemos la etapa de forma especial, saboreando cada segundo
que habíamos pasado conmigo hablándole a la pequeña mientras Lauren me acariciaba el pelo,
las noches buscando posturas cómodas en las que pudiese abrazarla o los debates sobre qué
nombre elegiríamos, los cuáles fueron una pérdida de tiempo porque al final fue Luke el que se
encargó de decidir por nosotras.
Ahora Clare estaba aquí y todos los recuerdos quedaban atrás viéndola quedarse dormida en vez
de seguir comiendo. Solté una risita y posé un beso suave sobre el pelo de Lauren, que me miró y
me la puso con cuidado en los brazos.
- Me da pena despertarla para que suelte los gases así que tú te encargas – dijo
encogiendo los hombros un poco.
- Así que me dejas la parte mala, ¿eh? Duele despertarla cuando está tan tranquila –
comenté apoyándola sobre mi hombro y acariciándole la espalda para que se fuese despertando
poco a poco y no de golpe.
- Soy un desastre hormonal con patas, si la despierto no creo que pueda dejar de llorar en
horas – dijo con un puchero adorable –. De la caca también te encargas tú, a mí me duele – dijo
con una sonrisa torcida que indicaba que, aunque fuese verdad, podría hacerlo ella
perfectamente.
- Alguien va a tener que aprender que a partir de ahora la niña consentida de la casa es
Clare – bromeé, moviendo un poco a la pequeña para que estuviese más cómoda, y ella me
volvió a poner el mismo puchero de antes –. No hagas eso, sabes que es juego sucio y que te voy
a consentir igual.
- Me tienes demasiado calada – bromeó, acurrucándose de nuevo.
- Estoy casada contigo, imposible no conocerte – dije, levantándome para cambiar a la
pequeña y dejarla descansar tranquila cuanto antes.
- Duerme algo cuando acabes – escuché que me decía Lauren con la voz cansada –. He
pedido que hagan las pruebas a primera hora y nos marchamos a casa a la hora de comer.
- ¿No es demasiado pronto? Cielo, he visto tus muecas cuando te mueves – le eché un
vistazo rápido antes de volver a centrarme en lo que estaba haciendo.
- Molesta y duele un poco, pero es lo normal. Confía en mí, ¿te tengo que recordar cuántos
años pasé estudiando medicina? – negué con la cabeza porque ella siempre usaba esa carta –.
Estoy cansada, pero en cuanto duerma un poco estaré perfecta. Y quiero estar mañana en casa
con Luke, que estemos tranquilos los cuatro.
Cuando me di la vuelta para contestarle ella ya se había dormido de nuevo y no pude evitar
sonreír. Clare no tardó mucho en dormirse y aproveche para acomodarme en el sillón, intentando
descansar al menos unos minutos.
~~~~~
Queríamos estar en casa a la hora de comer y casi se nos había hecho de noche. Aunque las
pruebas habían sido rápidas y nos habían dado prioridad, muchos de los compañeros de Lauren
habían pasado a felicitarnos por la pequeña y a conocerla, lo cual había hecho que nos
retrasásemos bastante en nuestros planes iniciales. Quité la llave del contacto y me apresuré a
insideofmysoul
dar la vuelta al coche para ayudar a Lauren. Aunque ella decía que eran sólo molestias había
pasado por la misma situación y sabía que era muy incómodo los primeros días. Cuando estuvo
fuera hice el amago de ir a sacar a la pequeña pero ella me retuvo, besándome calmadamente y
regalándome una sonrisa gigante. Con ella no era necesario el uso de palabras.
Entramos en casa y escuchamos unos pasos corriendo en cuanto la puerta sonó, y no pude evitar
sonreír cuando Luke apareció como un terremoto y se abrazó a las piernas de Lauren, que lo
cogió en brazos a pesar del dolor.
- Ya no tienes tripa – dijo abrazándose a su cuello como siempre hacía y ella rió.
- No está tan grande como cuando tu hermanita estaba dentro, ¿quieres conocerla? – él
asintió y nos dirigimos al salón, donde estaban también mis padres y los de Lauren, que no
habían ido al hospital porque pensaban que estaríamos antes en casa.
Allí todo fueron besos y gestos de emoción, pero noté que Lauren los apartaba un poco y se
acercaba a mí con Luke en sus brazos para que pudiese conocer a la pequeña.
- Es muy chiquitita – dijo tocándole la mejilla con un dedo, como si no se creyese que fuese
real.
A partir de ese momento Clare pasó de brazos en brazos hasta que se echó a llorar, lo que nos
indicó que era el momento de dejarla descansar. Mis padres se marcharon y los padres de
Lauren insistieron en hacer la cena mientras nosotras atendíamos a la pequeña. Luke no se
separaba de Lauren, así que subimos los cuatro a nuestra habitación para tener más privacidad
mientras le daba el pecho a la niña.
Ella se recostó sobre unas almohadas y acercó a Luke con un brazo acurrucándolo junto a ella
mientras sostenía a Clare con el otro. Saqué mi móvil con rapidez e inmortalicé el momento,
tumbándome después apoyando mi cabeza en sus piernas y mirándolos. No necesitaba nada
más, aquellas tres personitas eran lo más bonito de mi vida y nadie podría quitarme aquello.

insideofmysoul
EPÍLOGO PARTE 3

LAUREN's POV
10 años después
Conducía despacio por las calles de Los Ángeles mientras en el coche se respiraba un ambiente
tenso. Camila se frotaba las manos y fruncía los labios, no la había visto tan nerviosa desde que
tuve que operarme de apendicitis dos años atrás y ella prácticamente había colapsado al verme
convaleciente.
- Si no dejas de mirarme y fruncir el ceño te van a salir arrugas - murmuró una de las veces
que giré mi cabeza para comprobar su estado.
- Tengo edad de que empiecen a salirme arrugas, cariño - repuse en un tono suave
intentando ver su reacción.
- Vas a cumplir cuarenta y te conservas exactamente igual que cuando nos conocimos, a mí
no me mientes. Pero deja de mirarme, estoy bien - se giró hacia la ventanilla y decidí no decir
más y concentrarme en la carretera.
Eché un vistazo al espejo central para detallar la cara de mis dos hijos. Clare se mantenía
entretenida con algún juego en el móvil de Camila y Luke miraba por la ventana con el mismo
gesto que su madre. Subí el volumen de la música intentando despejarme, aquella tarde iba a ser
demasiado complicada. Cuando aparqué en el parking del centro comercial nadie había abierto la
boca aún. Quité la llave del contacto pero no me moví, ni yo ni ninguno de los otros tres
ocupantes del coche.
- No puedo - escuché murmurar a Camila y suspiré.
- Luke, cielo, ¿te importa cuidar un momento de Clare? - lo vi asentir sin decir nada y le di
una sonrisa -. Vamos fuera un minuto, Camz.
Salí del coche y vi que Camila hacía lo mismo, apartándonos unos metros pero sin perder de vista
a nuestros hijos. Vi que se frotaba los brazos con nerviosismo y que bajaba la cabeza.
- No puedo hacerlo, Lo. No puedo y no quiero - dijo con la voz entrecortada.
- No es nuestra decisión, es la decisión que ha tomado Luke. Y debemos respetarla porque
ya tiene edad para decidir por sí mismo, no creas que a mí me hace gracia, pero...
- ¿Y si me echa en cara que es mi culpa que haya crecido sin él? ¿Y si quiere irse con su
padre y no quiere quedarse con nosotras? - me cortó de golpe y pude ver que las lágrimas se
acumulaban en sus ojos.
- Mírame - dije acunando su cara entre mis manos -. A mí tampoco me hace gracia que
quiera ver a Will y haya aceptado su oferta de tomar un refresco con él, pero no hubiese querido
que lo acompañásemos si él sintiese eso - intenté hacerla ser racional a pesar de tener mis
propios nervios -. Él dijo que quería verlo y conversar porque quería que le aclarase algunas
cosas, no porque quiera irse con él. Tiene quince años, Camz. Ya no es un niño, vamos a confiar
en él, ¿vale? - observé que asentía con la cabeza aunque no parecía muy segura.
Volvimos al coche de la mano y le lancé una sonrisa a Luke, que salió con el rostro serio. Clare
no entendía muy bien qué estaba pasando, pero no decía nada. Nos miraba alternamente con
sus ojos verdes y ya, no hacía más.
- ¿Vamos? - preguntó Luke mirándonos y asentí con la cabeza, poniendo una mano sobre
insideofmysoul
su hombro aunque ya casi fuésemos de la misma altura y dejando la otra sujetando la de Camila,
que llevaba a Clare abrazada.
A unos metros de la cafetería en la que habíamos quedado noté que Camila paraba en seco, por
lo que me apresuré a seguir su mirada, encontrándome con un Will más envejecido que nos
miraba atentamente. Intenté seguir caminando pero vi que mi esposa no avanzaba.
- ¿Amor? - llamé y ella negó con la cabeza.
- No puedo, no puedo hacerlo - noté que buscaba a Luke con la mirada y él le sonreía.

- Puede venir mami conmigo y tú te quedas con Clare, ¿verdad? - sus ojos me miraban
suplicantes y asentí, volviéndome para ver la decisión de mi esposa que hizo lo mismo.
- Te llamo cuando acabemos, ¿vale? - me acerqué a ella y la besé en los labios,
apartándome para que Luke la abrazase -. Cuida de mamá, cariño - le dije a Clare antes de que
ambas tomasen la dirección opuesta, dejándonos a Luke y a mí solos.
- No me vas a dejar solo, ¿verdad? - preguntó con gesto serio y preocupado.
- Nunca te voy a dejar solo, cariño. Simplemente me quedaré a tu lado y ya está, pero si en
algún momento quieres que nos vayamos no tienes más que decírmelo y eso haremos - intentar
sonar serena a pesar de mi nerviosismo estaba siendo complicado.
Noté que buscaba coger mi mano y apreté la suya con fuerza, dejando que fuese él el que
marcase los tiempos y cuándo quería acercarse a Will. Caminamos despacio y, cuando llegamos
a su altura, el hombre se levantó y se acercó a Luke con una sonrisa, abriendo los brazos hacia
él. Me había tensado al ver la acción, pero pude respirar rápidamente al ver que Luke no
correspondía al gesto y le extendía una mano, que él estrechó confuso.
- ¿Cómo estás, hijo? ¿Te acuerdas de tu padre? - su tono era exactamente igual a como lo
recordaba en aquel juicio muchos años atrás, altanero y egocéntrico -. ¿Y tú eres? - preguntó
dirigiéndose a mí aún sabiendo la respuesta, nos acababa de ver y conocía que Camila y yo
estábamos casadas y que Luke llevaba mi apellido desde hacía años.
- Bien. Y es mi madre - me extrañaba ver a mi hijo hablar con esa seriedad después de
estar acostumbrada a su carácter amable y jovial, pero se lo tenía merecido.
Nos sentamos en una mesa lo suficientemente grande como para no tener que estar cerca de él y
ambos rechazamos su oferta de tomar algo mientras él pedía un café.
- Me alegra que quisieses verme, hijo - volvió a hablar y yo sentía que me quemaba cada
vez que lo llamaba así.
- Tienes algunas cosas que aclararme - comentó él y pude ver su miedo.
- Puedes preguntarme lo que quieras, te voy a contestar con la verdad - su mirada se posó
en mí, intentando hacer que Luke creyese que nosotras mentíamos.
- ¿Por qué trataste así a mamá? ¿Por qué le hiciste daño? - soltó de golpe y el estómago
me dio un vuelco, aún me costaba recordar todo lo que había pasado Camila por culpa de ese
malnacido.
- Yo nunca la traté mal, no sé qué te habrán contado pero no es cierto. Ellas solo querían
estar juntas en esa relación que es una aberración y consiguieron que te quedases con ellas a
base de mentiras - ahora sí que me hervía la sangre, años después seguía intentando lo mismo.
- ¿Crees que voy a creerme eso? - espetó Luke antes de que me diese tiempo a abrir la
insideofmysoul
boca -. He sabido la verdad desde hace años, sé lo que hiciste y simplemente quería saber los
por qués, no quiero mentiras.
- Te han comido la cabeza, hijo. Lo que te digo es cierto, puedes venirte conmigo y te
demostraré que es así.
- No me llames así, no soy tu hijo - seguía callada observando el intercambio, si antes
habíamos confiado en Luke a la hora de tomar la decisión de ver a Will iba a darle un margen
antes de intervenir.
- Además te han criado como un maleducado - Will empezaba a cabrearme y aquello
realmente me preocupaba, Camila decía que se ponía muy violento en esas ocasiones.
- Me han educado muy bien y estoy orgulloso de tener dos mamás que me han querido
todos estos años y que me han enseñado lo que es tener una familia. Tuve que crecer viendo
como mamá estaba triste en ocasiones por algo de lo que ella no tenía la culpa. Y no intentes
mentirme porque sé que no es cierto lo que hablas sobre ellas - soltó de carrerilla un tanto
enfadado.

- Ella no es tu madre, yo soy tu padre y fui quien te trajo al mundo, no digas estupideces y
sé agradecido. Y la que es tu madre es una cobarde porque te ha dejado solo - escupió con saña.

- Ella es mi madre porque ha sido la persona que me ha cuidado y me ha querido desde que
era un niño, la que me ha enseñado muchas de las cosas que sé y se ha desvivido por mí para
que esté bien y feliz, para que no me falte de nada. ¿Acaso has hecho tú algo de eso? Ella
siempre será más que tú para mí, tú no eres nadie. Acusas a mamá de no querer venir y yo la
entiendo ahora mejor que antes, no merece la pena tener esta conversación. No sabes cuánto me
alegro de haber tenido la vida que he tenido y una familia de verdad, espero que te vaya bien - se
levantó con lágrimas en los ojos y me miró suplicante, por lo que me apresuré a abrazarlo contra
mí y empezamos a andar hacia la salida.
Will reaccionó y se levantó, girándome con brusquedad y agarrándome con fuerza del brazo.
- ¿Dónde te crees que vas? ¿Me robas a mi hijo y encima me dejas sin poder decirte lo que
quiero?
- Suéltame - dije empujándolo y frotándome un poco el brazo -. Yo no tengo nada que
hablar contigo, he venido aquí a acompañar a mi hijo y nada más. Ahora él se quiere marchar y
eso es lo que voy a hacer, llevármelo a casa - enfaticé en 'mi hijo' al pronunciar la frase y por un
momento temí que fuese un error y eso lo pusiese más violento, por lo que moví a Luke para que
quedase detrás de mí.
- ¡No vas a volver a hacer lo mismo! Me robaste a mi hijo, a mi mujer, no vas a volver a
hacerlo - sus ojos estaban furiosos y yo empezaba a no controlar mi enfado.
- No te he robado nada. Camila es mi mujer, mi esposa, he estado con ella durante años.
Cuando la conocí estaba hundida porque un hijo de puta la había maltratado hasta el punto de
casi quitarse la vida y le había quitado el derecho de estar con su hijo a base de mentiras. Le
jodiste la vida, Will, pero no lo suficiente como para que el karma pusiese las cosas en su lugar.
Ahora es feliz y no precisamente gracias a ti, así que no te atrevas a mencionarla siquiera - él
parecía estar petrificado al escucharme hablar de aquella manera, pero no paré -. Y dices que te
insideofmysoul
robé a tu hijo, debería reírme. Luke ha elegido desde un primer momento qué tipo de relación
quería tener conmigo y sus decisiones siempre se han respetado, así que mejor no hables de lo
que no sabes y déjanos en paz - escupí e hice el amago de darme la vuelta pero volvió a
sujetarme.
- ¿Por qué lleva tu apellido entonces? No eres su madre y nunca lo serás - dijo con una
sonrisa irónica y reí.
- Que no sea de mi misma sangre no significa que no sea mi hijo, deberías buscar
información sobre ello. Y no tengo que darte explicaciones, pero fue él el que quiso tomar mi
apellido y realizar la adopción legal cuando tuvo uso de razón, disfruta de saberlo y adiós - esta
vez fui más rápida y agarré a Luke para alejarnos con rapidez de allí.
Revisaba constantemente que Luke estuviese bien con ese ritmo y en unos minutos nos pusimos
en la otra punta del centro comercial. Él estaba serio pero ya no lloraba. Solía hacer aquello
exactamente igual a como lo hacía su madre, perderse en sus pensamientos y no ser consciente
del mundo exterior. Suspiré y respiré hondo, intentando controlar las emociones que estaban aún
a flor de piel, y toqué un poco su brazo con suavidad.
- ¿Estás bien, mi amor? - Luke se abrazó a mí y soltó un sollozo que casi me arte el
corazón. Acaricié un poco su espalda intentando calmarlo, odiaba verlo mal por culpa de Will -. Ya
ha pasado, cariño. Suéltalo todo y dejemos esto atrás, ¿vale?
- Me estaba mintiendo, mami. Vosotras siempre habéis dicho que él me cuidó bien cuando
se quedó conmigo y pensaba que me quería, pero tú lo has visto - tuve que descifrar algunas
palabras y lo apreté más fuerte contra mí.

- Te cuidó bien, no hay queja sobre ello, sus motivos ya no los podemos saber. Y sí, he visto
lo que ha intentado hacer, y estoy orgullosa del hombrecito en que te has convertido y de cómo
has reaccionado - él me miró y me sonrió y me tranquilicé un poco.
- Te quiero, mami. Gracias por no marcharte y por haberte quedado con nosotros y
habernos querido.
- Lo mejor que me pudo pasar en la vida es conocer a mamá y haber formado una familia
tan bonita junto a ella, os tendría que dar yo las gracias a vosotros - le di un toque en la nariz y él
rió, abrazándome más fuerte.
- Siento haber querido verlo. ¿Podemos olvidarnos de esto? - preguntó.
- Es mejor que lo hayas hecho, cielo. Tú tenías eso dentro de ti y al menos ahora no te vas
a quedar con la sensación de no haberlo intentado o no haber buscado respuestas. No hay nada
que sentir, mamá y yo vamos a apoyar siempre en todas tus decisiones y, si salen mal, vamos a
estar ahí - no podía dejar de pensar cuánto había crecido.
- ¿Podemos ir a buscar a mamá y a Clare y cenar pizza? - solté una carcajada y él se unió.
- Eso está hecho - dije dándole un beso en la frente.

~~~

insideofmysoul
Cuando salí de la ducha agradecí que mañana fuese domingo y no tuviese que madrugar, había
sido un día demasiado complicado y no saldría de la cama si no fuese extremadamente
necesario. Eché un vistazo a Camila, que estaba ya metida en la cama mientras escribía en su
ordenador con gesto de concentración, y decidí no molestarla. Dejé caer la toalla y me cubrí con
una camiseta vieja que usaba pare dormir.
- ¿Qué es eso? - escuché que mencionaba Camila y la miré, siguiendo después su mirada
hasta mi brazo y observando las marcas que el agarre de Will había dejado.
- No es nada, me agarró para que no nos fuésemos pero ni siquiera me había fijado hasta
que me he metido en la ducha - comenté mientras levantaba la sábana y me metía en la cama
junto a ella, que apartaba el ordenador con gesto serio.
- Ninguno de los dos me habéis contado nada, ¿qué ha pasado? Tendría que haber estado,
te ha hecho daño - murmuró acariciando mi brazo con cuidado.
- No, la decisión de no estar presente ha sido la mejor que has podido tomar. Yo soy más
tranquila y he llegado a perder los estribos esta tarde - confesé atrayéndola hacia mí para
abrazarla - así que no puedo imaginarme qué hubiese pasado si tú también hubieses estado.
- Sigues sin contestarme a qué ha pasado, amor - murmuró besando mi mano con cuidado.
- Creo que debería contártelo Luke, cualquier cosa que yo te diga está vista desde fuera. Él
tiene que hablar con nosotras, pero dale unos días para que aclare sus ideas. En resumen, sigue
igual - suspiré -. Ha intentado mentirle a Luke sobre nosotras y sobre lo que pasó y Luke le ha
cerrado la boca. Y cuando nos íbamos me ha agarrado para pararnos, de ahí las marcas del
agarre, y estaba un poco violento echándome en cara que no era mi hijo y que nunca lo sería.
Pero nos hemos marchado sin mucho jaleo, Luke estaba poniéndose mal y yo no tenía ganas de
aguantar a ese desgraciado - resumí con rapidez sin entrar en muchos detalles, realmente
pensaba que era Luke el que debía compartir esa información con Camila y contarnos qué
pensaba de todo.
- Luke es tu hijo. Sé cuánto te duele que se ponga en duda o que te digan que no lo es -
dejé caer las lágrimas porque llevaba pensando en ello toda la tarde, Camila me conocía muy
bien y por eso hacía hincapié en ello. Cuando se dio cuenta se incorporó y las quitó suavemente
con las yemas de los dedos -. Un padre no es el que concibe a su hijo, amor. Es quien lo cuida,
quien lo quiere, quien lo educa. La sangre no tiene nada que ver y lo sabes, Luke es tu hijo y de
eso no hay ninguna duda porque se puede ver. Y estoy muy agradecida de haberte encontrado y
que Luke haya podido crecer con una figura materna como tú y con un ambiente familiar
maravilloso - dejé que me acariciase las mejillas porque era incapaz de decir una palabra, todo lo
que había pasado esta tarde estaba saliendo ahora -. Eres una mamá maravillosa, tus hijos te
adoran y tu esposa está muy orgullosa de ti y agradecida por poder compartir su vida contigo.
Desahógate y llora porque sabes que opino que es bueno sacar las emociones, pero cuando
hayas soltado todo quiero verte sonriendo por todas las cosas buenas que tenemos - dejó un
beso en mi mejilla y reí un poco. Sabía que tenía razón, pero en ocasiones las emociones me
superaban.
La atraje hacia mí para que quedase tumbada con la cabeza apoyada en mi hombro y dejé mi
insideofmysoul
vista en el techo. Camila tenía razón, no había motivos por los que preocuparse. Tenía una
familia que me quería y dos hijos preciosos que alegraban mis días y nada de lo que un tipo
dijese para hacerme daño me iba a quitar eso.
- Creo que después de tantos años de matrimonio no te digo tan a menudo como antes lo
agradecida que estoy de haberte conocido y de que cambiases mi vida por completo, pero creo
que es un buen momento para recordártelo. Te quiero tanto... No sé cómo lo haces, pero sigo
igual de enamorada de ti que el primer día - ella rió y volvió a besarme la mejilla repetidamente.
- Es porque te has acostumbrado a no cocinar mucho, porque te has quedado el puesto de
la mami guay que no riñe y porque te doy mimos por la noche, está claro - reí con ella y la giré
para que quedase sobre mí.
- Y porque eres un poco idiota también - sellé nuestros labios y la sentí sonreír en mitad del
beso.
- Lo admito, lo soy. Pero sería cualquier cosa con tal de verte sonreír.

____________________________________________

Queda únicamente uno más, espero tenerlo pronto esta semana. :)

insideofmysoul
EPÍLOGO PARTE 4 (FINAL)

CAMILA's POV
1 año después

Me temblaban las piernas como nunca antes, ni siquiera el día que me había casado con Lauren
había estado tan nerviosa. Acababa de despedirme de mi familia, ya que Lauren y los niños se
habían marchado para tener un buen sitio, y martilleaba mi pie contra el suelo mientras alisaba mi
falda con cuidado.
- ¿Preparada? – uno de los chicos de la asociación se acercó a mí para comprobar que todo
estuviese listo y asentí –. En dos minutos van a conectar en directo, así que te dejo que te relajes
– volví a asentir sin pronunciar palabra alguna, tenía la boca seca.
Escribir un libro era una cosa, dar a conocer el rostro que estaba detrás de las letras me hacía
sentirme vulnerable. Estaba preparada y lo sabía, además de que la ocasión lo merecía, pero
exponerme de esta forma no era algo que me hiciese sentirme segura. Noté que me llamaban
con un gesto y caminé unos pasos hacia la mesa donde se encontraba el presidente de la
asociación y esperé a que me diesen la entrada.
- Como bien sabréis, la asociación de apoyo a las mujeres maltratadas de Los Ángeles ha
tenido un gran impulso gracias a los beneficios de la obra "Love like waves". Durante los últimos
meses el libro se ha convertido en un fenómeno viral por su manera cruel y realista de dar voz a
las mujeres que han pasado por una situación similar. Sabemos que a su autora le ha costado
mucho dar el paso a estar hoy aquí con nosotros, por eso os pido que le deis la bienvenida a la
persona que ha ayudado a tantas mujeres a lo largo del último año, Camila Cabello.
Me dirigí hacia la mesa con una sonrisa al haber escuchado mi apellido de soltera, no lo había
usado desde que me había casado con Lauren pero me había parecido una buena forma de
salvaguardar mi intimidad a la hora de haber publicado aquel libro. Saludé al hombre con un
apretón en el hombro y tomé asiento junto a él, levantando la vista por primera vez y quedándome
sorprendida de la cantidad de gente que había, además de muchos medios de comunicación. Mi
sorpresa fue grande y las manos me sudaban, por lo que busqué con rapidez a mi esposa y mis
hijos para tranquilizarme, localizándolos con sus rostros orgullosos en una fila cercana. Noté que
Lauren sonreía y asentía, intentando darme fuerzas, y ajusté un poco el micrófono.
- Buenas tardes, y gracias por venir. No había esperado que tanta gente estuviese presente
– comenté y escuché un par de risas, lo que me ayudó a tranquilizarme un poco.
- Ante todo, gracias a ti, Camila. Sabemos que ha sido difícil para ti tomar la decisión de dar
a conocer a la persona que se escondía detrás de las letras, ¿quieres contarnos un poco sobre
eso para romper el hielo? – preguntó y asentí. Estaba agradecida de que hubiesen respetado mi
decisión de no dejar las preguntas a los medios.
- Creo que es difícil dar la cara y decir: esta soy yo, he pasado por ello. No porque me
avergüence, sino porque, por muy interiorizado o superado que lo tengas, siempre es algo que
cuesta reconocer. No quieres que el resto te encasille en algo que forma parte de tu pasado y, por
desgracia, suele ser así cuando la gente se entera. Pero la ocasión lo merecía, sobre todo si con
insideofmysoul
la campaña de recaudación de fondos logramos el objetivo de poder empezar con la construcción
del hogar para las mujeres maltratadas – aquel era el objetivo y yo estaba orgullosa de poder
contribuir a ello.
- ¿Quieres hablarnos de tu experiencia? – torcí un poco el gesto porque sabía que me iban
a preguntar sobre ello.
- Creo que lo importante está en el libro, los relatos son una parte ficción y otra realidad,
pero creo que prefiero guardarme para mí lo que pasó – repuse con un tono calmado y vi que me
pedía disculpas con la mirada.

- Me parece perfecto, siento si te ha incomodado la pregunta – negué con la cabeza,


esperando a que pasase a otro tema –. Hemos seleccionado algunas preguntas que han enviado
los lectores a la asociación que nos gustaría que respondieses, la que más se ha repetido es si el
amor te salva, podemos ver algunos relatos dedicados a una persona en concreto y creo que eso
ha despertado la curiosidad en tus lectores.
- No, el amor no te salva. Te salvas tú – pude ver miradas extrañadas y me encontré con la
sonrisa de Lauren, que parecía ser la única que me comprendía. Me apresuré a intentar
explicarme antes de que comentasen algo –. Creo que volver a abrirse al amor es un paso muy
importante, sobre todo si el maltrato ha venido por parte de tu pareja. Siempre tienes el miedo de
que pase lo mismo, de que te vuelvan a tratar así... En mi caso, cuando conocí a mi mujer me
sentía infinitamente inferior a ella, algo que mi ex pareja había conseguido que calase muy hondo.
Me costó muchísimo lograr superarlo, pero con ayuda profesional lo hice. Pero el amor no te
salva, el amor no aparece y se lleva todo lo malo. El amor te ayuda, te ayuda a tener un motivo
más por el que querer estar mejor, ser mejor. Te da un apoyo incondicional y te hace saber que
no estás sola, que tienes a alguien que está a tu lado, alguien a quien le importas de verdad. Te
puede ayudar a ver las cosas de otra manera, conocer a mi mujer cambió por completo mi idea
sobre una relación y pude ver las diferencias de manera más clara. En definitiva, en mi opinión el
amor te da un empujón pero no te salva. Tienes que querer salvarte, luchar para recuperarte y
volver a vivir tu vida, trabajar día a día para superar los restos de algo que te deja unas secuelas
que son muy difíciles de olvidar. Si tú no quieres y tú no te quieres a ti misma, no hay nada ni
nadie que vaya a salvarte. Puede darle otro punto de vista, pero la clave está en uno mismo –
cuando acabé mi pequeño discurso noté que el silencio era sepulcral. Busqué de nuevo a Lauren
porque no sabía ni qué había dicho, y me la encontré secándose una lágrima intentando ser
discreta.
- Eso ha sido realmente revelador, Camila – dijo tras una pequeña pausa –. Gracias por
compartirlo con nosotros. Lo que has dicho me lleva a otra pregunta que se repite mucho entre
personas que han pasado por tu situación, ¿es posible rehacer tu vida? En la asociación tratamos
a muchas mujeres que sienten que, aunque vayan recuperándose, no podrían volver a mantener
una relación de pareja o volver a acercarse a un hombre.
- Bueno, no sé si ahí tengo mucho que decir porque me casé con una mujer – escuché risas
y reí con ellos, disfrutando del momento más distendido –. Hablando en serio, creo que depende
de la persona. Si tú estás preparada para tener una relación lo sabrás, si no lo estás también
serás consciente. Lo que sí puedo aportar en ello es que yo no buscaba el amor. Conocí a mi
insideofmysoul
mujer por pura casualidad y las cosas se dieron así, y ahora míranos, llevamos casi 15 años
casadas. Además, las cosas con ella fueron fáciles, por lo que no me costó dar el paso a
formalizar la relación y crear una familia con ella, pero entiendo que haya otros casos en los que
las mujeres no se sientan cómodas o sientan miedo de volver a entablar una relación sentimental.
- Me están diciendo que no tenemos mucho tiempo, así que quiero hacerte una última
pregunta. ¿Qué consejo le darías a una mujer maltratada?
- Que no se rinda – dije pensando mis palabras –. Que luche, que se quiera a sí misma, que
se valore. A veces nos olvidamos de todo eso. Y les diría que no están solas, existen
asociaciones como la que está aquí presente que puede ayudar a que se dé ese pequeño paso
que en ocasiones cuesta tanto.
- Pues eso es todo, Camila. Gracias por dedicarnos estos minutos dentro de las jornadas y
dar visibilidad a las mujeres que han pasado por experiencias similares. Y gracias, sobre todo, por
haber escrito el libro y cedérnoslo para que todos sus beneficios vayan a la asociación, está
suponiendo un empujón muy grande en nuestros proyectos – sonreí porque me gustaba poder
ayudar de esa manera.

- Gracias a vosotros por ayudar a tantas mujeres – respondí amablemente.


- Os pido un aplauso para Camila, y nos vemos en diez minutos con el siguiente invitado –
cuando apagó el micrófono estaba abrumada por toda la gente que aplaudía, por lo que me
apresuré a salir de allí cuanto antes.
Me apoyé contra una pared en un pasillo vacío. El tiempo había sido limitado y no había logrado
expresar todo lo que tenía para contar, pero estaba satisfecha de haber dado ese paso. Puede
que en un futuro fuese capaz de hablar con más claridad para ayudar a más personas, pero al
menos era un comienzo. No noté que alguien se había acercado hasta que noté los brazos de mi
hija rodeándome con fuerza. Abrí los ojos y me encontré con mi familia, que me miraban
orgullosos.
- ¿Qué tal ha estado? Ha sido tan corto que no estoy segura de si los conceptos han
quedado claros, temo haber dado una idea equivocada – pregunté, dirigiéndome sobre todo a
Lauren.
- Muy corto, pero conciso. Creo que lo has hecho bien a pesar de los nervios, estoy muy
orgullosa de ti – su sonrisa lo decía todo y me tranquilicé, bajando un poco la cabeza para dejar
un beso en la frente de Clare.
- ¿Podemos ir a surfear? – preguntó Luke, cambiando por completo la conversación. Lauren
se había empeñado en que él aprendería a pesar de sus dificultades y lo había conseguido, él
estaba entusiasmado cada vez que íbamos a la playa.
- Me parece una gran idea – dije soltando a Clare, que rápidamente buscó a su hermano
para caminar juntos. Me acerqué a Lauren y me refugié en sus brazos, posando mi cabeza en su
hombro y dejando un beso en su mentón –. Gracias por ayudarme a que quisiese salvarme,
recuperarme – murmuré y ella negó con la cabeza.
- Tú tienes el mérito. Gracias por dejar que me quedase a tu lado – respondió, dejando un
beso en mi sien.
~~~~~
insideofmysoul
Me acerqué cansada a la toalla donde Lauren leía, viendo que levantaba la cabeza para mirarme.

- ¿Puedes explicarme de dónde sacan tanta energía? Me estoy haciendo mayor – puse un
puchero y ella dejó el libro a un lado y me hizo un gesto para que me sentase entre sus piernas
sin importarle que estuviese mojada.
- Es la edad de que jueguen, luego se harán mayores y ya no querrán tener a sus madres
correteando con ellos porque les dará vergüenza – contestó con la mirada clavada en los niños,
que se esforzaban en hacer túneles para el agua cerca de la orilla.
- No es por echarnos flores pero, ¿has visto lo bien que lo hemos hecho? – pregunté
señalando hacia ellos y Lauren rió, dejando un beso en mi hombro.
- Lo hemos hecho muy bien, pero ellos también tienen su mérito – contestó feliz.
- No sé qué habría hecho si no te hubiese conocido – murmuré, recostándome más en ella y
sintiendo cómo pasaba sus manos por mi cintura para pegarme más a su cuerpo.
- Habrías salido adelante, pero es una posibilidad que prefiero no pensar – a veces
teníamos conversaciones como esta, aunque hubiesen disminuido drásticamente con el paso del
tiempo –. Llevamos tanto tiempo juntas y aún pienso que es poco, creo que uno de mis grandes
miedos es no tener el tiempo suficiente para compartirlo contigo – confesó bajito en mi oído y
cerré los ojos.
- Tal vez el amor no nos salva, pero nos completa – me giré y cogí su rostro para besarla
con suavidad, sintiendo la misma sensación que llevaba acompañándome durante años cada vez
que besaba sus labios –. Tú me completaste – susurré contra sus labios.
- El amor en muchas ocasiones viene acompañado de una gran dosis de ganas de seguir
adelante, de compartir, de ver qué habrá al día siguiente porque siempre es algo nuevo al lado de
esa persona – contestó con la voz suave y sonreí, tenía un don con las palabras.
- A tu lado siempre es algo nuevo porque cuidas cada pequeño detalle y cumples todos mis
sueños – mi vista se posó en la tabla de surf de Luke, aquella que pensé que nunca iba a poder
utilizar y recordé la sorpresa que me habían dado Lauren y él aprendiendo sin que yo me
enterase.
- Es fácil querer cumplir todos tus sueños, mi amor. Sobre todo porque tú eres el mío –
sonreí mirándola a los ojos, fundiéndonos después en un nuevo beso que me hizo sentir en casa.

_______________
Esto ha sido todo. Gracias por leer, por votar, por comentar. Ha sido una experiencia maravillosa
ver que os estaba gustando la historia y creo que compartirla ha sido la mejor decisión que pude
tomar. Me da pena que llegue el final, pero era algo que tenía que pasar. Espero de corazón que
hayáis disfrutado de Waves tanto como yo he disfrutado escribiéndola.

Espero que nos sigamos leyendo y aprovecho para deciros que hay dos historias más en mi
perfil. La primera es Dancing through the dark y es un proyecto muy especial para mí. La
segunda, Serendipia, fue una idea más espontánea que tuve ganas de continuar, además de ser
una escritura más ligera que puedo compaginar con la primera. Espero que queráis seguir
insideofmysoul
acompañándome en los nuevos proyectos. De nuevo, millones de gracias a todos; ha significado
mucho para mí que leyéseis esta historia y no tengo palabras para describir qué se siente al
haber estado tan bien acompañada a lo largo de este viaje.

insideofmysoul

También podría gustarte