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Rivales (C a m r e n)

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Rivales (C a m r e n)
---------------By: TheBookstore---------------

Lauren Jauregui comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus amigos, entre un grupito de chicas
que la fastidian conocerá a la popular Camila Cabello. Durante varios años ellas comienzan una gran
rivalidad entre ellas, se odiaban a muerte o al menos eso pensaba.

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Capítulo 1
Septiembre

Lauren Jauregui tenía razones para estar nerviosa, era su primer día de
clases. Después de las vacaciones familiares durante esos dos meses
había olvidado completamente que tendría que volver al instituto. Ahora
cursaba su primer año de secundaria. Esperaba que cualquier
compañero de su escuela anterior estuviese en la misma clase que ella,
aunque no serían muchos.
Echó su cabello oscuro hacia atrás como un acto nervioso, sentía las
manos bañadas en sudor al entrar al salón. Habían muchos chicos y
chicas que no reconocía, comenzaba a sentirse nerviosa, en verdad.
Eso, hasta que logró vislumbrar una cabellera rubia entre la multitud y
prácticamente saltó, pegando gritos.
—¡Dinah!—la llamó, emocionada.

Mientras se acercaba a la chica polinesia la mencionada pareció


reconocerla y se lanzó a abrazarla. Su amiga era mucho más alta que
ella y siempre andaba sonriendo, sus ojos eran marrones claros y su piel
más oscura que la de Lauren. Eran todo lo contrario. La piel de la
ojiverde era blanca y su cabello oscuro, que le hacía resaltar sus ojos de
un verde brillante.
—¡Lauren Jauregui, gracias a Dios! Pensaba que estaría sola—le
sonrió y fueron juntas a sentarse, en el salón.
—¿Has visto a alguien más? Yo juraba que estaba sola, no muchos
se matriculan en este instituto—comentó, cruzando las piernas.
Lauren se recostó en la mesa.

—Hasta ahora sólo tu, pero es mejor así—confesó con una


sonrisa juguetona.
Los estudiantes iban entrando al salón y la ojiverde no reconocía a nadie,
parecían estar en mundos diferentes. Lauren era una chica relajada.
Podría durar todo el día dibujando o escuchando música, también
utilizaba ropa cómoda: unos vaqueros desgastados, camiseta blanca,

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zapatillas deportivas y una chamarra.
Ella no tenía muchos amigos pero en estos momentos se encontraba
feliz con Dinah, desde casi siempre habían sido amigas y ahora no
estarían solas. Se tenían la una a la otra. Las chicas estuvieron un rato
conversando sobre sus vacaciones, hasta que Lauren escuchó unas
risas.
Por la puerta del salón entraron dos chicas, ambas eran morenas y
parecían hermanas. Pero quien capturó la atención de la ojiverde fue la
castaña más baja. Lograba emanar alegría mientras reía por uno de los
chistes de la otra chica, quien era más alta y de cabello liso. Sus miradas se
encontraron por unos segundos. Lauren se perdió en unos ojos chocolates tan
profundos como el océano. Claro, un océano de chocolate, por supuesto.
Tan pronto como empezó, todo acabó. Ella apartó la mirada y la chica
castaña hizo lo mismo mientras se marchaba con su amiga a los asientos
frente al pizarrón.
—¿Qué paso? ¿Encontraste a alguien conocido?—preguntó
Dinah, levantando el rostro para buscar entre las personas.
Lauren negó.

—No fue nada—sonrío a su amiga y cuando entró el profesor,


empezó la clase.
Se presentó a los estudiantes y comenzó a dar un pequeño discurso, les
indicó que por orden de mesa deberían ir al centro de la clase y
presentarse. Lauren no quería, siempre le entraban los nervios al hablar
en público. Por suerte, ella se encontraba en la cuarta fila y tardarían un
poco en llegar a ella. Los chicos fueron pasando y la ojiverde se
sorprendió cuando Dinah fue sin problemas y al volver le sonrió,
divertida. Por eso le agradaba, siempre había admirado su seguridad en
si misma.
Comenzó a hacer garabatos en su cuaderno, para distraerse. Iba muy
bien, cuando llamaron a una chica. Vio a la misma castaña bajita,
levantarse. Se veía muy linda con sus jeans oscuros y una blusa.
Caminaba con seguridad y confianza mientras mostraba una sonrisa
coqueta en sus rosados labios. Se paró al frente de todos, sin mirar a
nadie en especifico. Era muy femenina o eso pensaba Lauren, por sus
cejas delgadas y su manera de caminar.
—Camila Cabello, un gusto—sonrío, pestañeando, y de seguro la mitad
del salón ya pensaba que era linda.
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Lauren apartó los ojos de la hermosa castaña y volvió a hacer garabatos.
No le importaba. Después de un rato era el turno de ella. Se levantó
seguramente con el rostro pálido y fue hacia el frente, algunos
murmuraban y otros reían bajito. Lauren lo ignoró y siguió. Desde que
estaba en primaria siempre era el centro de las burlas, pero con el paso
de los años había aprendido a no darle importancia.

Camila la miraba con interés, apoyaba la barbilla en su mano y mordía


uno de sus dedos. Aun haciendo aquel gesto, se veía increíblemente
guapa y por más que decir femenina. Lauren intentó por todos los medios
no observarla y al terminar fue como un rayo a sentarse en su asiento.
Soltó un suspiro y observó cómo su amiga rubia alzaba los pulgares, en
señal de ánimo. Después de dos horas tenían que cambiar de clases.
Lauren, apresurada, recogía sus libros mientras su amiga la apuraba.

—¡Lauren, mueve el culo!—le apresuró Dinah en la puerta.

—¡Espera, Dinah!—le pidió, siguiéndola, porque la polinesia se había


ido al pasillo.
Sintió que alguien la empujaba por el hombro y se le cayeron todos los
libros. Había una chica de piel oscura y cabello negro frente a ella,
riéndose.
—Ay, disculpa. No te había visto—mintió con ojos burlones, Lauren la
miró mal y comenzó a recoger sus libros.
A su lado pasó otra chica, que pateó uno de los libros en el piso. Era otra
de las amigas de Camila, la castaña más alta que entró con ella.
—Estabas en mi camino—excusó y se echó a reír con la otra chica.
Lauren frunció el ceño y miró a Camila, que apareció junto a ellas.

—Chicas, no sean tan malas—les dijo en broma, aunque también


sonreía y miraba a la ojiverde en el suelo—. Pobrecita, Vero.
Camila se estaba burlando de ella y, a pesar de eso, Lauren seguía
pensando que era hermosa. Intentó descubrir el por qué, pero no lo
consiguió. Logró volver en si misma cuando las tres chicas se fueron por
el pasillo. Dinah llegó hasta ella, disculpándose por dejarla sola. Lauren
le restó importancia, pero seguía pensando si Camila Cabello y sus
amigas serían las idiotas que le harían la vida imposible el resto del año.
Puede que estuviera en lo correcto.

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Capítulo 2
Un mes. No había transcurrido más de un mes desde que comenzaron
las clases y ya Lauren había demostrado un punto.

Bueno, dos.

Primero. Ella era, junto con varios chicos, el objetivo de las burlas en el
salón y segundo, Camila y sus amigas si eran unas idiotas. Siempre la
fastidiaban. No todo el tiempo era la castaña quien lo hacía, pero sí sus
amigas y Camila sólo se reía de Lauren. Dinah, aunque nunca se
hubieran metido con ella por su gran carácter, siempre permanecía con
Lauren y Lucy para que así no las molestasen más de lo debido.
Lucia Vives. Era una chica que Lauren había conocido en el baño,
cuando terminó embarrada de sopa. Un chico le había jugado una broma
a la hora del almuerzo.

Dinah faltó ese día a clases y por esa razón estaba sola, o eso pensó,
hasta que escuchó unos débiles sollozos provenientes del baño y
descubrió a una castaña sentada en el piso. Se colocó junto a ella.
También tenía el cabello mojado y permanecieron en silencio, hasta que
Lauren habló.
—¿Qué te hicieron?

—Metieron mi cabeza al inodoro—le sorprendió, ya que las chicas de


su salón eran malas pero no llegaban a tales extremos—. Fueron los
de quinto—aclaró, al ver la mirada horrorizada de Lauren.
Ella suspiró, pensando estúpidamente que Camila era mala pero
tampoco tanto. Se regañó mentalmente al pensar en ella. ¿Por qué le
sucedía?
—Oh, ya veo.

—¿Tú?—le preguntó, detallando su camisa manchada de un liquido espeso.

—Sopa de champiñones—arrugó la nariz y después olfateó la tela—Lo


peor es que odio los champiñones—la chica soltó una risa débil.

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—¿Cómo te llamas?

—Lucy Vives, ¿y tú?—preguntó, estrechando su mano.

—LaurenJauregui.

Eso fue hacía unas dos semanas atrás y las chicas de inmediatohicieron
clic. Le presentó a su compañera rubia y ahora las tres eran un trio de
amigas inseparables. Si alguien intentaba molestarlas, salía Dinah a su
defensa e incluso dejaba en ridículo al mismo abusivo. Por ello Lauren y
Lucy laadoraban.
Pero hoy, sus dos amigas se encontraban en clase de Arte mientras a
ella veía Historia. Se hallaba guardando unos libros en su casillero
cuando observó una libreta azul en el piso. La recogió y pensó que era
similar a la de Camila. Ella sabia que era estúpido pero, siempre que la
castaña estaba cerca de ella, Lauren no podía evitar mirarla. Por esta
simple razón podría asegurar que esa libreta debía pertenecer a
Camila Cabello, la castaña la cargaba con ella casi todo el tiempo.
Escuchó unos pasos apresurados por el pasillo, acercándose, y una voz
hablándole.
—¡Oye, eso es mío!—reconoció la voz de la castaña y se volvió para
mirarla. Allí estaba frente a ella y pasaba sus ojos de la libreta al rostro
de Lauren —. Devuélvemela—pidió, muy autoritaria.
A Lauren le molestó un poco su tono de voz, pero prefería no hacerla
enojar. Verá Dios que le hacían ella y sus amigas si no se lo entregaba.
Al recibirlo, Camila lo abrazó contra su pecho y suspiró, aliviada.
Después clavó sus ojos oscuros en Lauren, muy severamente.

—¿Qué hacías con el?—preguntó de forma acusatoria y Lauren arqueó


una ceja.
—¿Yo? Nada. Sólo lo encontré, en el suelo—dijo, observando con
irritación sus ojos chocolate, le fastidiaba saber que la ponían nerviosa.
—Oh, claro. Y sobre todo, yo te voy a creer—replicó sarcásticamente,
los ojos de Lauren prácticamente estaban en llamas.
Perdía la paciencia.

—Cree lo que a ti se te de la gana—le soltó y Camila abrió los


ojos, la ojiverde no acostumbraba a mostrarse tan a la defensiva.

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—Bueno... ¿En enserio lo encontraste en el suelo?—preguntó, ahora
un poco dudosa. Lauren asintió—Ah, entonces... lo lamento.
El modo en que lo dijo fue lo especial. Giró el rostro a un lado y escondió
un mechón de cabello detrás de su oreja, claramente avergonzada por la
confusión. Lauren la observó con fascinación. La manera en que sus
dedos jugueteaban con su cabello y mostraba las cejas fruncidas. No
pudo evitar formar lentamente una sonrisa en sus labios. Camila se
distrajo durante un segundo, mirándola. Lauren le volvió a hablar,
divertida, ya que era la primera vez que una abusiva se disculpaba con
ella.
—Camila Cabello pidiendo disculpas. Este es un momento histórico—
dijo bromeando y por las mejillas de la castaña subió un leve rubor.
Lauren pensó que se veía adorable.

—¡Olvídalo, devuélveme mis disculpas!—exclamó infantilmente


enojada, señalándola con un dedo.
—Nop, son mías—le mostró la lengua y se giró para irse.

No entendía de donde sacaba tanto valor como para hacer algo como
aquello. Pero se fue feliz por todo el camino. Escuchando cómo Camila,
claramente enfadada, la llamaba a sus espaldas.
—¡Jauregui!

Al llegar al salón estudiaron durante toda la clase, las batallas de Virginia


del Norte. Eran en verdad un tema poco interesante, pero ella tendría
que hacerlo. Después de clases, en el pasillo, se encontró con sus
amigas frente a su casillero. Lucy sostenía en las manos un póster de un
concierto que iba a haber en la cuidad. Era de aquella banda que
casualmente le gustaba a las dos: The Neigbourhood.
—¡Mira esto, Laur!—le dijo alegremente, dándole el cartel y
Lauren lo contempló con la boca abierta.
—¿Ellos... ellos vienen?¿Cuándo?—preguntó emocionada, alzó el
rostro —. Hay que ir. Tenemos que ir.
—¡Claro que iremos!—dijo Lucy, saltando feliz y abrazó a Dinah
por el cuello—. Claro, tu también vendrás con nosotras.
—Pero... pero ¡Esa banda me aburre!—reclamó, aún así sonreía
mucho ante la idea de salir con sus amigas.
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—Igual irás—dijo directamente la chica de ojos verdes.

—No te salvas—agregó Lucy y las tres quedaron en que así sería .

Todo marchaba a la perfección, sin problema alguno. Hasta que Lauren


sintió como alguien le quitaba el cartel de las manos.
—Aww, que lindas ¿Saldrán? Quien diría que ustedes tienen vida
social—se burló, a quien Lauren no esperaba ver aún, Verónica Iglesias.
—Devuélveme eso—le exigió, intentando alcanzar la hoja, ya que era
más alta y podía lograrlo, pero la latina se echó hacia atrás.
—Mila, mira esto. Nuestras queridas amiguitas, saldrán—dijo
burlándose, mientras le entregaba el póster a Camila.
Ella hasta ahora había permanecido callada, hablando con Ally y otra
chica de piel oscura. No fue hasta que Verónica le habló que se fijó en
Lauren y sus amigas. Alzó una ceja y sonrió divertida, al ver el póster.
—¿The Neigbourhood?¿Quiénes son esos?—preguntó,
entregándole el póster a Ally.
—La pregunta es: ¿Ustedes van a ir? Yo creía que eran de esas chicas
que se quedaban todo el día encerradas en casa, estudiando—dijo la
rubia bajita, las mejillas de Lucy enrojecieron.
Era mentira. Lauren se distraía la mayor parte del tiempo con cualquier
actividad que no fueran los deberes: dibujar, leer, ver películas, salir a
patinar y con suerte es que estudiaba para algo. Sería una vagabunda de
seguir así.
—Descuida, Lu. Sólo vámonos—dijo tranquilamente, intentando
marcharse, pero Lucy volvía a insistir en quitarles el póster.
—Ya... dámelo... yo... esa... esa es nuestra banda favorita... nosotras,
allí están las páginas... por favor—comenzó a tartamudear y las chicas
se rieron.
Lauren no se contuvo por más tiempo. Se acercó hasta Veronica
sorpresivamente y le arrancó la hoja de sus manos, con una sonrisa se la
entregó a su amiga.
—Tú... tú—comenzó a decir Veronica, con los ojos abiertos, y Lauren
prácticamente salió corriendo del lugar, arrastrando a sus amigas con
ella.

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—¿Viste su cara?—preguntó Dinah, riendo.

Las tres carcajeaban, pero aún un poco cansadas por la pequeña carrera
que hicieron.
—Fue increíble—soltó Lucy, con las mejillas rojas, ahora era de tanto reír.

—Daría lo que fuera por haberle tomado una fotografía—dijo


finalmente Lauren y después de un rato comenzó a pensar.
Las consecuencias de mañana serían graves. Sólo esperaba que la
humillación pública que le fueran a aplicar las chicas mañana, no fueran
tan extrema.

Capítulo 3
Segundo trimestre y Lauren sentía que estaban aún a principios de año.
El tiempo realmente transcurría rápido. Pero algo si había cambiado. Ella
se dirigía hacia la biblioteca escolar, para su habitual "sesión de estudios"
o eso pensaba que era. Los primeros días del mes ese era su objetivo,
pero después de unos días, se percató de que cierta joven castaña
también asistía a esas horas de la tarde para estudiar.

El primer día que la había visto, casi decide salir corriendo de la


biblioteca. Camila simplemente se encontraba con el libro de Biología en
sus manos, en una de las mesas del fondo, completamente concentrada
en los estudios. Desde ese entonces Lauren siempre acostumbraba a
asistir a esas horas, aunque los primeros minutos normalmente se
dedicaba a mirarla un rato, y no entendía el por qué. Después de unos
segundos el libro llamaba su atención y comenzaba a hacer lo que debía,
estudiar.
Esa ya era su rutina cotidiana. Al llegar hoy, encontró a Camila en la
misma mesa de siempre. Su cabello amarrado en un moño y algunos
mechones de cabello le caían desordenados en el rostro, garabateaba en
su cuaderno y de vez en cuando arrugaba la nariz o se mordía la lengua,
cuando no comprendía algo.
Eso fue mucho para la ojiverde, quien duró unos minutos más de lo
normal observándola, hasta que por fin se obligó a mantener sus ojos en
el libro de texto. Lauren estaba sentada en una mesa apartada de ella y
debía estudiar.
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Mañana tendría un examen de Ingles y esa era su peor materia. Ella
lograba pasar las asignaturas con notas aceptables mientras que
Camila era una de las mejores estudiantes del salón, considerando que
las dos duraban las mismas horas estudiando en la biblioteca.
Cuando por un segundo la materia la venció, suspiró audiblemente y
abrió su cuaderno de dibujo. Se perdió en su mundo dibujando
simplemente lo primero que le llegaba a la cabeza. Duró casi una media
hora así y de un momento a otro sintió alguien tras ella. Volteó asustada
y se encontró con una despreocupada Camila, que observaba su dibujo.
—Tú... ¿Qué haces allí?—preguntó y, al ver que la castaña no dejaba
de mirar el dibujo, intentó cubrirlo con los brazos ya que no le gustaba
que vieran sus dibujos.
Era como si husmearan en su diario, aunque no tenía uno.

—Dibujas bien—comentó entrecerrando los ojos, intentando ver la hoja


que Lauren cubría—. ¿De quién son, los ojos?
Cuando le preguntó aquello, Lauren sintió como su estómago caía. Alzó
los brazos y observó, horrorizada, que era cierto lo que había dicho la
otra chica. Plasmado en la superficie blanca habían unos ojos delicados
y con algunas sombras en el iris. Sus cejas eran delgadas, el color delos
ojos de una intensa tonalidad oscura y de inmediato Lauren, aunque el
dibujo fuese en blanco y negro, pudo imaginarlos de un marrón cálido y
profundo. Apretó los puños, frustrada, y volteó a ver a la chica, un poco
irritada.
—De nadie, me los acabo de inventar—sonrió falsamente y
Camilapareció creerle.
Se acercó más a ella y sujetó el cuaderno de actividades de Lauren,
antes de que la ojiverde pudiera hacer algo al respecto.
—Eres mala en inglés. Así no se escribe "Photograph"—le indicó,
alzando una ceja, y Lauren se encogió de hombros.
—El inglés no es lo mío.

—Pero la banda que te gusta canta en ese idioma—tenía un punto y


Lauren se quedó en silencio, esa chica sabía cómo sacarla de sus
casillas.
—No importa. De todas formas, suspenderé el examen—le dijo
volviendo a lo suyo, sorpresivamente Camila colocó el cuaderno en la
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mesa y se inclinó sobre ella, para hacer un ejercicio.
—Aquí... es "foot" no "food". Una simple letra puede cambiar el
significado de la palabra—comenzó a hablarle mientras escribía, su letra
era hermosa y sus manos muy pequeñas y delicadas.
La chica con el rostro sereno y la blusa blanca parecía un ángel. Lauren
la observó durante unos segundos, pero después comenzó a escuchar lo
que explicaba e increíblemente entendió.
—Au, ahora tiene sentido—dijo abriendo los ojos, la castaña rodó los suyos.

—Deberías de ser tonta, para no entender— dijo, antes de


apartarse y volver a observar a Lauren a los ojos.
La ojiverde comenzó a sentirse nerviosa por el escrutinio de la mirada
chocolate.
—¿Qué? Ya me insultaste, así que ya puedes irte—le retó y los
ojos chocolate de Camila comenzaron a arder.
—Claro, cuando también te ayudé.

—Pero no por ser amable—devolvió, cruzándose de brazos.

—Cierto. Lo hice porque me estaba dando lástima las estúpidas caras


que hacías, al no entender nada—confesó inconscientemente y con eso
dejó a Lauren muy sorprendida ¿Ella la estuvo observando? —. Por esa
razón, tú y tus amigas están como están.
Al momento de escucharla, la sorpresa (Y bueno, sí. La pequeña
emoción que había sentido al escuchar aquello) pasó a ser rabia. Se
levantó y enfrentó a la castaña.
—Si estamos así es por culpa de tus amiguitas y los imbéciles del
salón, que no saben cómo tratar a la gente—le dijo en la cara y por un
momento la castaña se apartó de ella.
Habían terminado muy cerca de la otra y Lauren se sentía avergonzada
por ello, intentó no demostrarlo.
—No es nuestra culpa que ustedes sean un blanco fácil. De todos
modos, yo nunca hago nada—se defendió, dándose la vuelta.
—¡Pero burlarte de nosotros y no hacer nada al respecto es casi lo
mismo!—gritó a sus espaldas y Camila simplemente la fulminó con
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la mirada, antes de tomar sus cosas y salir de la biblioteca.
Lauren suspiró frustrada, dejándose caer en la silla. No entendía el por
qué, pero, Camila Cabello la colocaba de los nervios. Y lo peor era
aquel... ¡Aquel maldito dibujo! No tenía idea de lo que había pensado al
dibujarlo, pero definitivamente no en Camila.
Ella era una niñita mimada de papá y igual que hace unos meses atrás
en el primer día de clases, volvió a comprobar su teoría. Esa chica
definitivamente era una estúpida, al igual que sus amigas.

Capítulo 4
Ese fin de semana fue gratamente increíble. Después de esperar casi
tres meses, al fin había llegado el sábado en el que era el concierto de
The Neigbourhood. Fue difícil convencer a sus padres, pero, al final, las
chicas ahorraron y fueron juntas al concierto. Fue una noche
emocionante, en la cual fueron acompañadas de la mamá de Lucy, pero
eso no importó.

Cantaban las canciones juntas y aunque Dinah no supiera ninguna, igual


la pasó increíble cuando lanzaron el confeti de colores. Después
durmieron en casa de Lucy, hasta el domingo, y fue la mejor pijamada
del mundo. Habían visto en la tarde una película y los padres de Lucy
fueron muy agradables e incluso graciosos.
Ahora, ya era lunes por la tarde y los exámenes del semestre estaban a
la vuelta de la esquina. Lauren iba con paso alegre a la biblioteca con su
nuevo suéter gris, que llevaba el símbolo de la banda estampado en el,
que habían regalado en el concierto. Ella realmente no era muy
glamorosa a la hora de vestirse pero ese suéter, en especial, le
encantaba y le parecía muy cómodo.
Esperaba encontrarse a la castaña al llegar y así fue. Al abrir la puerta de
la biblioteca inmediatamente captó el rostro de Camila alzando los ojos,
cómo si esperara a alguien. Cuando los ojos chocolate se posaron en
ella, tardó un segundo mirándola, y volvió su atención al libro.
Obviamente, si Camila estaba esperando a alguien no era a Lauren. Se
sintió cómo una gran idiota al descubrir que se encontraba
decepcionada.

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Durante estos dos meses había logrado formar varias conversaciones


con Camila, aunque siempre al final terminaban peleándose y duraban
mínimo tres días sin dirigirse la palabra cuando estaban en la biblioteca,
que era lo mas común. Aunque sus conversaciones fueran poco
significativas, o principalmente por los estudios, a Lauren le daba la
oportunidad de escuchar su voz e incluso conocerla más a fondo.
Se había enterado, por un vago comentario de la castaña, que su plato
favorito era la pizza y que su película preferida era The Notebook. Se
sentía ridícula ya que, aun después de varias semanas de aquella
conversación, ella aún recordara esos detalles y que también le hiciesen
sentir bien.
Durante todo este tiempo también había aprendido algunas expresiones
faciales de Camila, cuando ellas estaban estudiando y ni se hablaban.
Mordía el lápiz al concentrarse, arrugaba la nariz al estar disgustada o
que comenzaba a morder sus dedos cuando claramente estaba
aburrida.
"Idiota, idiota" se decía a ella misma mientras se sentaba en su mesa de
siempre. Parecía una acosadora cuando ni siquiera eran amigas.
La observó un rato, esta vez sin disimular mucho, y después frunció el
ceño, enojada con ella. ¿Por qué la hacia sentirse así? Ya lo tenía claro,
detestaba a las niñas mimadas como ella, con todo su ser y todo por
Camila, que parecía no terminar de salir de su cabeza.
Extrañamente Camila levantó el rostro, y con cierto cuidado observó a la
ojiverde, sus ojos se encontraron y Lauren permaneció (o al menos
intentó aparentar) tranquila, como si estuviera mirando a hacia el paisaje
al otro lado de la ventana que había detrás de la castaña. Parecía
funcionar, ya que de reojo observaba como Camila no la observaba
extrañada, la ojiverde incluso sospechaba que la miraba fijamente.
Lauren no lo pudo evitar, pero se le disparó el pulso y ahora sintiéndose
más valiente, dirigió sus ojos fijamente a Camila que tensó los hombros
al haber sido cachada mirando. Lauren intentó alzar una ceja
(Aparentando que se extrañaba de la mirada de la castaña, cuando hace
poco ella también la había estado observando) dándole a entender que
no entendía por qué Camila la miraba con tanta insistencia y la castaña
apartó las miradas. Volvió el rostro hacia abajo y el cabello le cubrió la
cara mientras ella leía su libro.
Por un momento, Lauren sintió una gran emoción invadirle por completo

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e incluso permaneció en ella horas después de haberse marchado de la


biblioteca. Intentó ver películas tristes o lavarse la cara pero nadaquitaba
su emoción. Bufó frustrada con ella misma y durmió, lanzando
maldiciones contra aquella joven compañerasuya.
A la mañana siguiente era martes. Se levantó apresurada y se vistió a
duras penas, lo único era que no había alcanzado el tiempo parahacerse
un peinado y fue a la escuela con el cabello suelto. Tomó un breve
desayuno y prácticamente llegó con una tostada en sus labios. Logró ver
a Lucy y a Dinah, junto al casillero de la última, y fue hasta donde
estaban ellas.
—Buenas, gracias por traerme el desayuno—saludó felizmente
Dinah mientras le quitaba la tostada y le daba un mordisco.
—¡Hey!—reclamó la chica de los ojos esmeralda y su amiga le dio un guiño.

—Adivina—comenzó a decir Lucy, sus ojos café brillaban por la emoción.

—Soy mala adivinando. Llega al punto, flaca—le dijo Lauren,


divertida, observando a sus dos amigas sacudir la cabeza.

—¡Eso es injusto! Yo tuve que adivinar y tardé unos buenos diez


minutos— reclamó Dinah, ya se había acabado de comer la tostada.
(Tragona)
—¡Adivina!

—Bueno... Mmm ¿Te compraste un nuevo libro?—preguntó, deseando


que fuera aquello.
—No—se burló Lucy.

—¿Vamos a ir a comer a mi pizzería favorita?

—Para nada, pero podríamos—dijo sonriendo y Lauren asintió.

—Dinah invita.

—¡Claro que no!—y sus dos amigas comenzaron a reír.

Pronto los ojos de Lauren se abrieron por la sorpresa. Podría ser aquello
pero no estaba segura del todo.

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—¡Vamos a ir al estreno de Divergente?—preguntó, ansiosa, y


comenzó a saltar al ver los cabeceos positivos de su amiga.
—Ya compramos las tres entradas—dijo una Lucy victoriosa, mientras
las dos amigas saltaban para abrazarla.
—¡Eso es increíble, te adoro Lucia Vives!—gritó Lauren y Dinah
comenzó a aplaudir.
—Está bien, yo invito las palomitas.

—Yo también—dijo Lauren y las tres chicas fueron emocionadas, a clases.

Claro que todo era perfecto, hasta que te encontrabas con el grupito de
las chicas.
Verónica al pasar empujó "accidentalmente" a Lucy, haciendo queesta
chocara contra los casilleros. Lauren apretó los puños y ayudó a su
amiga alevantarse.
—Aww, perdón—se disculpó falsamente la latina mientras observaba
únicamente aLucy.
Lauren iba a decirle algo, pero tuvo que sostener rápidamente a su
amiga, cuando Dinah se quiso lanzar hacia Verónica. Le rodeó el
estómago con los brazos y la sostuvo mientras ella estiraba las manos,
intentado rasguñarla.
—¡Déjame, Lo! La voy a matar—le decía furiosa y que Verónica riera
no lo hacía más fácil.
—Claro, niñita. Quiero ver eso—se burló y Ally río junto a ella.

Al igual que siempre, Camila las observaba sin decir o hacer nada, pero
su sonrisa burlona en el rostro eran lo suficientemente irritantes para
hacerla enojar.
—Te debería dar un... —comenzó Lauren, soltando a su amiga y
avanzando, dispuesta a borrarle la sonrisa de un guantazo, hasta que
sintió cómo Lucy la abrazaba por el brazo.
De inmediato la sonrisa burlona desapareció del rostro de Verónica y
sorpresivamente, también del rostro de Camila. (La que se armó)
—Laur... déjalas... no, no valen la pena—le dijo con unos ojos cargados
de preocupación, aunque muy pronto se posaron en Verónica y se apartó
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de la ojiverde.
La latina ahora observaba con fastidio a Lauren, pero pronto su atención
fue a la chica de ojos marrones. Las mejillas de Lucy estaban rojas
cuando la chica más alta le sonrió con arrogancia. Lauren seguía sin
comprender, pero prefirió observar.
—No... no vuelvas a empujarme—dijo un poco nerviosa y Lauren lo notó.

Lucy era una de sus mejores amigas y no quería dejarla sola. Capturó la
mano de la chica y le sonrió, Lucy se sintió más relajada y le
correspondió con un apretón.Los ojos miel Verónica de ardían, soltó una
risotada y observó a las doschicas.
—¡Claro! ¿Y yo te voy a hacercaso?

—¡Si!—le soltó y observó los ojos de la latina. Sus manos comenzaron


a sudar y Lauren también lo percibió—. Por favor... —dijo un poco más
bajo, casi por un momento Lauren pensó que le iba a dar algo y apretó
su mano.
Verónica parpadeó, sorprendida al escuchar el tono de Lucy, e iba a
hablar cuando escucharon a una voz.
—Esto es una ridiculez. Sólo no te atravieses más en nuestro camino y
ya— dijo Camila, exasperada, y antes de irse observó a Lauren con
disgusto.
Se dio la vuelta y comenzó a caminar por el pasillo, junto con las chicas.
Verónica no tuvo otra opción que seguirle, pero no se marchó sin antes
mirar por última vez a Lucy y luego siguió con paso decidido a su amiga.
Por primera vez Dinah soltó el aire y una pequeña risa nerviosa.

—Lu, eso fue increíble—la felicitó y Lucy soltó la mano de su


amiga, cubriéndose el rostro.
—Te enfrentaste a ella, estoy orgullosa—le dijo Lauren, observando
una pequeña sonrisa en los labios de su amiga castaña.
—Viste... cómo, ¿viste cómo Verónica me miró? Se las va a cobrar—
comentó, negando con la cabeza, y Dinah le rodeó el cuello con el brazo.
—Descuida, la próxima vez Lauren me dejará darle su merecido—le
guiñó un ojo y la mencionada comenzó a reír.

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—Te hubiera dejado, porque la verdad, yo también quería—la menor de


las tres las observó, con desaprobación.
—Son imposibles—dijo y las chicas comenzaron a reír.

Capítulo 5
En estos momentos Lauren podría decir que estaba feliz. Era el primer
día en toda la semana que estaba tranquila con sus amigas, esperando
entrar al cine. Los días anteriores las tres chicas, especialmente ella y
Lucy, habían sido atormentadas por las chicas del instituto. Se podría
decir que era una venganza por lo de la última vez, pero esas chicas
eran muy resentidas, demasiado. La mayor parte de sus recesos
terminaban en el baño o comiendo detrás del edificio.

Por fin hoy era sábado y tenían un poco de paz, o al menos sus dos
amigas, ya que Lauren no podía quitarse de la cabeza a una egocéntrica
chica de ojos chocolate. Especialmente esta semana tuvo una actitud
muy irritante. En los pasillos de la escuela siempre se burlaba de ella y
en la biblioteca, a pesar de que habían pasado días, no se acercó a
hablarle ni una sola vez y por demás, ahora estudiaba mirando hacia la
ventana y dándole la espalda a Lauren. Ella se convencía a si misma
que el cambio de actitud en Camila era simplemente porque quería
ganar más popularidad. Debido a que era imposible que fuera por ella, y
más porque no había hecho nada que enfadara a lacastaña.
También decidió ignorarla y disfrutó de la película con sus amigas.
Suspiraron las tres al ver al protagonista, Tobías, hacer las escenas de
acción. Era el amor platónico de Lucy. A Lauren le parecía atractivo, pero
realmente su amor literario era y siempre seria Percy Jackson. Si ese
chico fuese real, hace años que lo hubiera despojado. Tomando en
cuenta que era tan sólo una cría de catorce años, aunque dentro de un
mes, después de acabar las clases, cumpliría los quince. Todo se fue al
garete, al salir de la sala de cine.
—Chicas ¿quieren ir al baño? —preguntó Dinah, sorbiendo el refresco
por la pajilla.
—No, ¿y tú? —le preguntó Lauren, divertida al ver a su amiga rubia
asentir frenéticamente—. Pues claro, si te tomaste los tres vasos.
—Las palomitas me dejaron sedienta—dijo botando el pote en una
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papelera, después comenzó a balancearse sobre sus talones mientras


les decía—: Ya vuelvo, iré a depositar.
Eso logró que Lucy hiciera una mueca y riera seguidamente. Lauren
estiró los brazos y en verdad tenía frío, a pesar de que llevaba una
chaqueta encima, la ojiverde sonrió al escuchar lo que dijo su amiga
rubia. Ella y sus comentarios eran peor que la propia Lauren. Se podría
decir que Lucia era la más inocente del grupo, aunque ella a veces no se
quedaba atrás.
—Oh, mierda—murmuró Lucy mientras sus mejillas se encendían, debía
de ser grave ya que eran pocas las veces en que las que su amiga
maldecía—Son ellas—le susurró a Lauren acercándose, observaba
hacia un punto frente a ellas.
Lauren intentó buscar a quien se refería y observó con horror que allí
estaba el pequeño grupito del colegio. Obviamente reconoció a Camila
de primero (Claro que lo primero que pensó era que estaba hermosa y el
corazón comenzó a latirle con fuerza, era muy imbécil la niña) Después
logró ver a Austin (uno de los chicos que las fastidiaban en el colegio), a
Brad (otro) y obviamente a Ally y a Verónica. Intentó parecer segura,
para así no preocupar a su amiga, pero no pudo evitar sentir miedo. Sólo
esperaba que ellos aún no las hubieran visto.
—Descuida, Lu. Ellas... —no pudo terminar de hablar ya que su amiga
no la escuchaba.
Sus ojos cafés estaban clavados en la latina, que en estos momentos
reía por algo que había comentado Ally. Lucy parecía realmente
hipnotizada, mirándola, y Lauren tuvo que sacudirla por el hombro para
que volviera su atención a ella.
—¿Estás bien?—alzó una ceja y Lucy negó con la cabeza.

—No quiero que nos vean—dijo en un tono bajito, su cabello castaño en


una trencilla la hacían lucir muy inocente.
—Descuida, ellas no nos... —se calló, al ver cómo los ojos de Camila
se posaban en ella por accidente.
La miró sorprendida, cómo si en verdad no hubiera esperado encontrarla
allí, en el cine.Al menos Lauren podía estar segura de que ellas no las
seguían para fastidiarlas fuera de clases. Sin poder evitarlo comenzó a
sentir cosquillas en su estómago y quiso golpearse mentalmente.
Sólo estaba nerviosa porque le hicieran algo a Lucy, debía de ser eso.
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No podría haber otra cosa que explicara su nerviosismo. Cuando


Verónica las observó, al igual que agua caliente, Lucy se apartó de
Lauren y comenzó a jugar con sus manos. La sonrisa de la latina se hizo
más pronunciada al ver a la castaña, le comentó algo a los chicos yestos
al verlas, comenzaron a reír entreellos.
Lauren sintió sus piernas temblar, percatándose que caminaban hacia
ellas. Debía de hacer algo, había sido un día increíble y ahora se iba a
arruinar. Camila, mientras caminaba y hablaba con Ally, observaba
fijamente a Lauren con una sonrisa coqueta. Ella era muy linda. Llevaba
un vestido corto junto con una casaca de jean y observaba a Lauren
cómo si se tratara de un pequeño animalito acorralado.
—¡Lauren, amiga mía!—dijo una voz masculina a sus espaldas mientras
un brazo se posaba en sus hombros.
Era un chico muy guapo de cabello rubio y ojos de color azul, llevaba una
camiseta blanca y observaba a Lauren con diversión.
—¡Lucy!—otra chica, con el cabello pelirrojo y los ojos de un similar
color azul al chico, abrazó a Lucia.
Las dos chicas estaban tan sorprendidas que no hicieron nada. El grupito
se detuvo, al ver a los dos desconocidos que estaban junto a las chicas.
Austin murmuró algo y Verónica observó a Lucy. Volvió a hablar,
observando a la chica que se colgaba de ella mientras Camila y los
demás los escuchaban. Casi de inmediato apareció Dinah, sonriendo.
—¡Oh, chicas! Veo que ya conocieron a mis amigos—dijo
alegremente mientras observaba al grupo con intención.
—Es un gusto, me llamo Nora—se presentó la chica, acercándose a
Lauren y dándole un beso en la mejilla.
Camila hizo una mueca similar a la reacción que tendría alguien de haber
chupado un limón. (Ay)
—Yo soy Troy—se presentó el muchacho atractivo, llegando a donde
Lucy y plantando un suave beso en el dorso de su mano.
Verónica hablaba con los labios apretados.

Al final, el grupo se dio la vuelta y se fueron. Las dos chicas suspiraron y


observaron a los hermanos cómo si fueran ángeles del cielo.
—Gracias, muchas gracias—Lucy se lanzó a abrazar a Nora, así

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de adorable era la castaña y la chica la recibió con gusto.


—Nos han salvado de una buena—dijo Lauren y le dio una
mirada significativa a Troy, este le sonrió encogiéndose de
hombros.
—Mi buena amiga, Hansen, nos dijo que necesitaban ayuda y eso
hemos hecho. No hay que agradecer.
—Gracias a Dios que me los encontré. Se supone que los iba a ver
mañana pero, miren la sorpresa—dijo abrazando a sus dos amigos de la
infancia y luego fue hasta sus amigas, rodeando la cintura de cada una
con su brazo—. Gracias por salvar a mis chicas, no hubiera podido yo
sola con eso idiotas.
—Parecían unos nenes, aunque el chico rubio no estaba mal—dijo Nora
con una sonrisa pícara y su hermano río.
—Eres imposible—dijo y las otras estuvieron de acuerdo.

Fueron hasta una pizzería, para la satisfacción de Lauren, y duraron una


hora hablando y riendo entre ellos. Eran amigos de Dinah desde hace
años y llevaban un tiempo que no se veían. El próximo año iban a entrar
el instituto de ellas y habían llegado hasta la cuidad para pasar las
vacaciones.
Lauren estaba feliz por tener a otros dos amigos en el instituto. Así sería
más fácil, pero, también esperaba a que fueran vacaciones. Quería
divertirse al máximo y, al ver que sus amigas la invitaban a pasar los días
que quisiera en su casa, la hicieron más feliz.
Sinceramente los dos hermanos Ogletree eran agradables y muy
graciosos. Sólo esperaba que el lunes el grupito no fuera a hacer algo
malévolo, más de lo normal, hacia ellas por lo sucedido hoy.
Teóricamente ellas no habían hecho nada, así que no podían, pero
conociéndolo algo iban a suceder.

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Capítulo 6
Era el último día de clases. Las semanas siguientes pasaron volando yal
fin Lauren ya no tendría que estudiar para cada maldito examen, era
realmente un alivio. Más aún cuando últimamente las chicas del grupito
le habían hecho la vida imposible y ahora que acababan clases, no las
vería durante dos meses. Dos hermosos y largos meses.
De alguna manera, aquello debía de alegrarle. Estaría divirtiéndose
con sus amigos y sin la presencia de la imbécil de Camila Cabello, pero
no pudo evitar sentirse deprimida todo el día. Podía notar que Lucy se
mostraba al igual que ella. La única que parecía realmente feliz era
Dinah, quien no dejaba de sonreír.
Hoy no había razón alguna para ir a la biblioteca, así que no lo hizo.
Lauren tampoco creía que la castaña fuera a ir. Pero, al llegar alcomedor
y no encontrar a sus amigas, se asustó. Fue al primer lugar donde
esperó encontrarlas y ese sitio era elbaño.
—¡Son una zorras!—escuchó la voz de su mejor amiga hablar, Dinah.

—¡¿Qué coño les pasa?!—bueno, últimamente su otra mejor amiga


había mejorado el carácter, seguía siendo tímida pero a veces soltaba
unos tacos cuando estaba muy furiosa.
Lauren entró al baño y se encontró con las dos chicas cubiertas de
pintura rosa. Habría reído si no fuera porque las dos chicas parecían
furiosas y Lauren no quería que se desquitaran con ella.
—Siendo honesta, DJ. Tu color no es el rosado—intentó bromear y
las chicas la fulminaron con la mirada —. A ver, ¿Verónica?
¿Camila?¿Ally?¿Quién fue?

—Todas ellas—respondió una molesta Lucy y después de


quitarse el pegote del cabello, soltó un chillido—.¡Cómo detesto a
Verónica!
—¡A todas esas malcriadas!—dijo Dinah, sin referirse a alguien en especial.

Lauren si lo había hecho. No soportaba específicamente a Camila, pero


no lo dijo.
—¿Cómo sucedió?—preguntó, dejando su mochila en el suelo y abriéndola.
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Le entregó una camiseta limpia a su amiga y luego una sudadera a la


rubia. Ya era la costumbre traer ropa de cambio, desde principios de año
que llevaba haciéndolo, aunque sus amigas nunca siguieran su consejo.
A Lauren le era muy útil.
—Estaba abriendo mi casillero tranquilamente, Dinah estaba conmigo—
comenzó a decir Lucy mientras se lavaba la cara y el cabello, después se
despojó de su camiseta y se colocó la que Lauren le había entregado—.
Entonces, de la nada, algo explota en el y cuando abro los ojos estoy
cubierta de pintura.
—Yo, por estar allí, también fui bañada en pintura. Qué desagradable—dijo
Dinah, también quitándose la camiseta sucia y colocándose la sudadera.
(Cuando tienes mala suerte)

—Qué zorras—comentó una Lauren sorprendida, ellas cada vez


mejoraban sus métodos de acoso para las chicas.
—¡Y Camila! Ella es una perra—dijo muy enojada Dinah y pudo ver
como Lucy también la apoyaba, asintiendo.
—Camila simplemente pasó a nuestro lado y nos tomó varias fotos
mientras se reía. Ahora deben de estar por toda la red escolar—dijo
echando humo y Lauren abrió los ojos ¿Camila había hecho aquello?
—Ella... ¿Hizo eso? —le sorprendía, ya que hasta el momento la
castaña nunca había participado directamente en las bromas.
—Si!—vociferaron los dos, ahora más limpias, y Lauren tomó asiento
en el frío adoquín del baño.
Ya era una costumbre para ellas sentarse en el sin temor a que las
vieran, nadie nunca utilizaba el baño del tercer piso.

—Supongo que todas son zorras—susurró un poco decepcionada,


pero luego pareció molestarse.
—Más Veronica y Camila—dijo Dinah y las dos chicas saltaron.

—Todas—corrigieron y después se miraron.

¿No las estaban defendiendo? ¿Verdad? Era simplemente porque en


general las cuatro son unas zorras, no solamente ellas dos.

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—Cómo sea. Esperemos no encontrarnos una sorpresa parecida en


tu casillero, Laur—dijo tomando asiento en el piso junto a ellas, las
tres chicas suspiraron.
Faltaron a las primeras dos clases y fueron por el pasillo, hablando.
Habían varios chicos que las miraban y comenzaban a reír, pero ellas
simplemente lo ignoraban. Oídos sordos.
Ahora era el momento de la verdad.

Se encontraban frente al casillero de Lauren y esperaban una gran


explosión. Lauren se colocó a un costado, no quedando frente a la
puerta, la abrió con cuidado y apartó rápidamente la mano cuando la
explosión de pintura azul se hizo presente, empapando todo el piso y los
casilleros del frente.
Las chicas sonrieron y la ojiverde suspiro de alivio, por poco. Todos
contemplaban aquella escena y el conserje soltó la escoba.
—¡Ustedes siempre me dan trabajo!—se quejó, refiriéndose a las chicas.

En cualquier desastre que hubiera en el colegio siempre estaban ellas y


él terminaba limpiando.

Lauren río fuerte e intentó salvar los libros que no hubieran quedado
arruinados por la pintura. Por suerte, ya era el último día y no necesitaría
ninguno. De camino a clases, cuando entraron al salón, repartieron los
anuarios escolares.
Lauren aún recordaba ese día, justo cuando Camila y su grupo le habían
escondido la ropa después de la clase deportiva. Las tres chicas en sus
fotos salieron con el cabello mojado y una ropa muy grande para ellas.
Se las habían entregado en la enfermería y ahora las tres se reían ya
que era muy gracioso recordarlo.
Sin poder evitarlo, cuando las chicas ya no la estaban mirando, Lauren
buscó entre las páginas del libro hasta encontrarse con la foto de Camila.
Aparecía con una sonrisa brillante y los ojos igual de hermosos que
siempre. Su cabello estaba en una trenza y llevaba una camiseta de
tirantes. Realmente había salido preciosa. Observó la foto por más
tiempo del que esperaba y cerró el anuario de golpe ¡Debía de dejar se
hacer eso! (Pero que tontita era la Laurita ¡Babeando por una niñita
mimada!)

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—Parezco un perro mojado—opinó Dinah, observando su foto, era


verdad y por eso las chicas se burlaron—. ¡Oigan! Qué ustedes tampoco
salen bien... bueno, Lauren. Tú no estas tan mal.
Las dos amigas de Lauren observaron que era cierto, no salía del todo
mal. Su cabello húmedo peinado hacia atrás y sus ojos verdes brillaban,
llevaba una camiseta de botones azules y le sonría a la cámara con los
labios, sin mostrar los dientes.
Pero igual había salido linda. A Lauren no le pareció así. Ella no utilizaba
colores claros, la mayoría de su guardarropa era generalmente oscura,
pero no era gótica ni emo. Sólo que pensaba que ese color le quedaba
mejor. Sus amigas siempre decían que Lauren podría ser la chica
mala del grupo. Claro, si fuera cruel al igual que las del grupito de las
imbéciles.
—Si. Saliste muy bien, Lo—dijo Lucy, pero sus ojos observaban la foto
de Verónica.
La ojiverde pensó que tal vez estaba intentando planear cómo hacerle
una broma a la latina. Lucy había estado hablando toda la semana sobre
vengarse de las chicas al menos una vez.Pero ellas nunca podrían hacer
eso, no era tan fácil.
Todos comenzaron a firmarse los anuarios y, en cambio, eso no le
interesaba Lauren. Eran mínimamente compañeros y sólo esas dos
chicas eran sus amigas, sus mejores amigas. Lucy tampoco pareció
importarle, aunque estuvo todo el día muy ansiosa y Dinah decía que no
sabía el por qué. Lauren no se preocupó mucho, ya que ella estaba con
su propia lucha interna. Por alguna extraña razón quería que Camila le
firmase el suyo. Era muy tonto y ella lo sabía, por eso se sentía enferma.
Salió por los pasillos, intentando dar vueltas y aclararse la cabeza, pero
lo que sí le soprendio fue la escena que tenía delante de ella. Se detuvo,
con una mueca de desagrado en su mayor expresión. Austin estaba muy
cerca de Camila y jugaba con su cabello, la castaña parecía muy lejosde
molestarse y le sonrió coquetamente. Lauren sintió la sangre hervirle en
las venas. Iba a ir justo a su casillero, ahora que estaba limpio, a buscar
unas cosas y la peor noticia era que ellos estaban recostados justo en el.
Mierda. ¿Por qué a ella?

Tomó varias bocanadas de aire. Camila se mordía el labio y parecía


estar muy divertida coqueteándole al chico. La ojiverde no sabría hacer
aquello ya que su cerebro no se lo permitía. Ella nunca se comportaría
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así y ver a Camila actuando cómo una princesita con un chico, la hizo
irritarse. Lo peor era que Austin parecía encantando. Fue hasta donde
estaban ellos y con la mejor voz inexpresiva que encontró, les habló.
—Con permiso, ese es mi casillero—dijo señalando la puertecita,
Camila la miró divertida y Austin bufó.
—Ándate a otra parte, fenómeno—habló bruscamente y Lauren apretó
los puños.
—Es mi casillero. El que tiene que largarse eres tú—replicó muy
seria, sentía la necesidad de darle un golpe en la nariz.
—¿Quieres que golpee esa carita? Porque yo podría— amenazó
Austin, separándose de la castaña y acercándose a Lauren.
Si a Camila le preocupaba el bienestar de la ojiverde, nunca lo demostró.

Lauren alzó las cejas y por un terrible momento sonrió de tal manera que
Camila la miró fijamente. Era una sonrisa burlona que no se le veía
desde hace tiempo, cómo si Lauren fuera superior.
—Atrévete—lo retó y por un segundo las facciones de Camila
cambiaron. Ella pensaba que la ojiverde tal vez se haría para atrás,
pero no lo hizo.
Antes que el chico alzara el puño dispuesto a golpearle, Camila lo llamó,
intentando aparentar diversión.
—Aust, es un mosquito muerto. No vale la pena ¿Si?—le dijo acariciando
su brazo y de inmediato el chico le sonrió, olvidándose de la existencia
de Lauren.
La ojiverde estaba echando humo por las orejas al observar las caricias
que Camila le daba al chico.
—Mira tu, pedazo de...

—Austin, ¿podrías ir a guardarme un asiento, en la cafetería? Por


favor— pidió Camila, interrumpiéndola, mientras hacia un puchero y
Austin cómo un tonto le sonrió y obedeció.
Se dio la vuelta, olvidando por completo a Lauren y se fue por una
esquina. La ojiverde siguió su camino con los ojos y ahora estaba
indignada. ¿Tan poco importante era? Se resignó y volvió los ojos a la
castaña. Camila no sonreía ya, pero sus ojos chocolates estaban

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clavados en ella.
—Si me disculpas—hizo un ademán para que se apartara, pero Camila
no movió ni un pelo, es más, se recostó en su casillero.
—Yo estoy cómoda, podrías irte tú a otro lado—comenzó a mirarse las
uñas en un acto despreocupado, Lauren rechinó los dientes.
—Cabello, es mejor que te hagas a un lado—le dijo acercándose a
ella, Camila la fulminó con la mirada.
—Oblígame, Jauregui.

Lauren no habló más y la tomó por la cintura, tan rápido que la castaña
no alcanzó a reaccionar, para apartarla de su casillero y abrió la puerta
mientras escuchaba los chillidos de Camila.
—¡¿Quién te crees tu para tocarme?! ¡Idiota! ¡Imbécil! ¡Fenómeno!—
cada vez que gritaba pegaba un pisotón en el piso, ahora sí que
parecía una niña malcriada.
Lauren sacó algunos libros y cerró la puerta, observó a Camila y vio que
ella tenía las mejillas coloradas de tanto gritar. Pensó que se veía
hermosa, incluso toda enojada. Pero se marchó por el pasillo, dándolela
espalda.
—¡Jauregui, no me ignores!—escuchó que le gritaba y no pudo evitar
sonreír, no se percató de que su anuario se deslizó de sus brazos ycayó
alsuelo.
Se fue sin siquiera notarlo.

El resto del día transcurrió con normalidad y en la última clase se sentía


muy ansiosa. Cuando se escuchará esa campana seria la libertad de
todos. El único detalle negativo era que no encontraba su anuario y era
muy importante para ella, ya que allí tenía anotada las dos dedicatorias
de sus mejores amigas. Aunque igual se iban a ver todos los días del
verano, Lauren quería tenerlo para guardarlo.
—¿Segura que ya revisaste todo los lugares?—preguntó por cuarta
vez Lucy, habían estado ayudándole buscar el libro, sin éxito.
—Estoy segura.

—¿Volviste a hacer todo el camino que hiciste hoy?—preguntó


Dinah mientras mascaba un chicle.
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—Fui a cada lugar en el que estuve hoy—dijo muy deprimida, sus


amigas le dieron unas palmaditas en la espalda.
—Bueno, el próximo año volveremos a escribirte algo y estaba vez
lo guardo yo—resolvió felizmente Dinah, dándole un guiño.
—¡Si!—exclamó Lucy muy feliz, sostenía el suyo contra el pecho,
como si fuera valioso.
Cuando entraron al salón y Lauren llegó a su mesa, observó con
emoción que allí estaba su anuario, lo sostuvo en sus manos y soltó un
suspiro.
—¿Ves? Allí esta.

—Te lo habrás dejado antes de salir—dijo Lucy, ahora feliz porque su


amiga hubiera encontrado lo que buscaba.
—Supongo—dijo no muy convencida y así estuvo el resto de la clase,
con la duda.
Todos parecían realmente ansiosos, incluso la profesora observaba su
móvil con disimulo, verificando la hora.
—3... 2... 1—comenzaron contar todos y luego —: ¡YA!

En ese momento se escuchó el timbre y todos los gritos de los


estudiantes mientras algunos lanzaban los cuadernos al aire. Lauren
recibió abrazos de sus amigas y todos comenzaron a salir del salón.
Ya en el aparcamiento las chicas debían de esperar a la mamá de
Lauren que venía por ellas, para celebrar su último día tendrían una
noche de chicas en su casa.
Todos los estudiantes reían y gritaban, logró visualizar a Camila que
casualmente no quitaba sus ojos de ella. Lauren tragó nerviosamente.
—¿Qué sucede, Lo?—preguntó Lucy, observando el nerviosismo de
su mejor amiga.
Lauren no respondía y casi de inmediato sintió su anuario quemarle las
manos.
Lo abrió y fue hasta su foto, ahora completamente alterada: en su rostro
había dibujado con marcador un mostacho y un parche de pirata; junto
con un sombrero de payaso, alrededor había grandes corazones y la
palabra "loser" escrita varias veces.
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Lauren fue hasta la tapa y una hoja después de la dedicatoria de sus


amigas, estaba la hermosa letra de la castaña. Decía: "Espero que pases
unas vacaciones en el salón de belleza (lo necesitas) y por favor rómpete
una pierna (literal). Cuídate, fenómeno. Con gran desprecio tu
queridísima no amiga, Camila Cabello" y junto aquel discurso había un
dibujo de ella misma, con la cara repleta de bellos y una barriga enorme.
(Ew)
Lauren enrojeció y cerró el libro de golpe. Levantó la mirada, furiosa, y
observó con desagrado cómo Camila reía al ver su reacción, para
después lanzarle un beso y subirse al carro de los padres de Austin con
unos amigos.
La ojiverde lanzó el libro contra el piso.

—¡Cabello!—gritó con todo lo que pudo y sus amigas la


observaron, alarmadas.
Tendrían que comer mucho helado esta noche, para así calmar el humor
de su mejor amiga.

Capítulo 7
Septiembre

Bueno, las vacaciones habían pasado muy rápido para el gusto de


Lauren, sentía que los dos meses se le fueron volando. Hace varias
semanas desde su cumpleaños y se encontraba otra vez
desayunando, ahora con quince años, dispuesta a ir a su segundo
año en la secundaria. Lo había pasado fenomenal, sus amigas y los
primos de Dinah la habían mantenido distraída todos los días,
conversaba hasta tarde con las tres chicas vía Skype. De alguna
manera Nora era una de sus amigas cercanas y más ahora que
asistirían juntas a la escuela. Su hermano, Troy, era un galán y
siempre parecía amable con todo el mundo.
Lo único desgraciado en todos esos días fue una persona que no salía
de sus pensamientos: Camila Cabello. La chica, que por cierto, Lauren
odiaba y le estaba haciendo la vida imposible. Todos los días recordaba
sus ojos. Había logrado dejar de escucharla o pensar en su risa pero lo
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único que su mente no podía olvidar, eran sus malditos ojos. Ahora,
pensar que hoy la volvería a ver, le revolvía el estómago de una forma
impensable, se sentía nerviosa y a la vez ridícula por sentir nervios.
Aunque vivieran en la misma ciudad, nunca se la encontró y todo eso
debido a que se enteró de que se fue a un viaje fuera del país, pero ya
volverían al instituto y sea cómo sea, alli desgraciadamente estarían cara
a cara.
—¡Ahg, enserio, que horror!—dijo hundiendo el rostro entre las manos y
su madre, Clara, la miró divertida.
—¿Sigues atormentada por esa niña, cariño?—claro, durante todo el año
Lauren le había hablado sobre las chicas que la fastidiaban, diciendo que
no era tan grave como para acusarlas y restándole importancia.
—Por qué se preocupa tanto por una chica?— preguntó Michael,
cómo siempre él no entendía la situación.
—Porque esa niña lleva haciéndome imposible la vida—dijo dándole un
mordisco a su emparedado, sentía la mantequilla de maní en el
paladar— Por eso no quiero verla.
—Parece todo lo contrario, cariño. Has estado muy ansiosa estos
días—le guiñó un ojo y Lauren se ruborizó.
—¡Mamá!—la regañó, escuchando su risa.

Después de un rato salió directo a la escuela, vestía al igual que toda la


vida: camiseta de tiras, una chaqueta jean y unos vaqueros desgastados,
en conjunto con sus zapatillas converse. Al llegar, a la primera que
encontró hablando en el aparcamiento fue a Dinah. Conversaba
alegremente con sus amigos de la infancia y al acercarse, todos la
saludaron con ánimos. Nora se echó a los brazos de Lauren y se colgó
de ella, todos comenzaron a reír.
—Nora, déjame respirar! Si nos vimos ayer— reclamó, divertida,
cuando la pelirroja se separó y le guiñó un ojo.
Siguieron conversando hasta que llegó Lucy, parecía muy feliz y los
saludó a todos con la dulzura que la caracterizaba. Después de un rato
escucharon el chirrido de unos neumáticos y apareció un convertible azul
cerca de ellos, todo el mundo observaba la escena. Como si fuese una
película, de el comenzaron a bajar los que conformaban al grupito.
Ally y una chica llamada Normani, conversaban animosamente entre
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ellas y no lucían igual que el año anterior. Ya al cumplir los quince años
era cuando las chicas comenzaban a madurar, claramente lo habían
hecho ya que vestían con unos jeans de mezclilla y unas blusas
vaporosas que dejaba al descubierto el abdomen. Incluso se podría decir
que tenían maquillaje. Brad y Austin eran otra historia, vestían con unas
camisas holgadas de ultima marca y chaquetas de cuero. Austin fue
hasta la puerta y le abrió a una castaña. Esa era claramente Camila
Cabello, la que Lauren conocía del año pasado era pequeña frente a
esta. Estaba radiante y el sol de la playa le había dejado un hermoso
bronceado. Vestía una falda negra junto con una camisa rosada de tiras
que dejaba ver un poco de su estómago y una chaqueta, muy grande
para que fuera de ella.
Lauren supuso que debía de pertenecer a Austin. Apretó los puños, pero
aun no podía evitar contemplar a la castaña que sonreía a sus amigas.
Su cabello ahora estaba más ondulado, había un pequeño gancho que le
sujetaba el flequillo, y llevaba las uñas de un fuerte color rosado a juego
camisa. De su brazo colgaba una cartera MK, rebuscó ella y al abrir un
chicle se lo ofreció a Austin, que lo masticó mientras le daba una
sonrisa.

—Dios, ya llegaron esas zorras—se lamentaron Lucy y Dinah, la


ojiverde estaba muy distraída para hablar.
—¿Ellas?—preguntó Troy muy sorprendido, recordaba a las chicas de
aquel día en el cine pero ahora estaban mucho más guapas.
—Si, aquellas ¿Laur?—preguntó Lucy, observando a su amiga en
trance. No podía ser de nuevo—Ay, para ya. Se te sale la baba.
—¿Qué?—preguntó, parpadeando y observando a su amiga.

—Tú ya sabes—la miró con desaprobación.

Lucy y Dinah se habían dado cuenta durante todas las vacaciones que la
ojiverde no paraba de mencionar a Camila, siempre insultándola, pero
era obvio que la volvía loca.
—No tengo idea que de hablas—se defendió y observó cómo su
amiga rodaba los ojos.
Verónica bajó junto con Brad y lucía casi igual de hermosa que Camila, o
al menos eso pensó Lauren. La latina le sonrió al chico y entrelazó sus
brazos con Camila mientras caminaban. Lauren volvió a ver a Camila, en

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estos momentos no recordaba como respirar. ¿Era normal?


—Lucy tiene razón, Lo. Estas prácticamente transpirando por... —Dinah
se calló, al ver en Lucy el rostro embobado de su amiga, observando a
la chica de ojos miel. Se golpeó la frente, sus mejores amigas eran
realmente unas idiotas—. Vienes a reclamar algo que tú también
haces—la regañó y Lucia la miró confundida, aunque aún no alejaba su
atención del todo de Verónica.
—¿De qué hablas? Tú estás enloqueciendo y tú ya estás loca por
la Barbie—dijo apuntándolas a ellas dos, antes girarse y llevar a
Nora arrastras con ella, los dos hermanos sonreían divertidos.
—¿Barbie? ¿De qué habla?—preguntó la chica de ojos esmeralda
haciendo una mueca, Dinah dejó que fuera. No podía con Lauren
cuando se ponía lenta.
—Nada. Ahora, venga. Vamos entrando—dijo prácticamente llevándolos
de la mano a ella y a su amigo.
Desgraciadamente en el pasillo mientras hablaban entre ellos, se
encontraron con el grupito de las plásticos. Ahora el cuarteto estaba
completo ya que no estaban los chicos con ellas. Increíblemente se
parecían a las chicas engreídas esas de la película Mean Girls, sólo que
esto era en 3D. Las cuatro caminaban con paso seguro y riendo entre
ellas, los chicos se quedaban embobados mirándolas e incluso algunas
chicas. Verónica pasó junto a Lucy y le propinó un leve empujón con el
hombro en la espalda. La castaña recuperó el equilibrio y enojada
estaba dispuesta a enfrentarla, pero cuando se encontró con esos ojos
miel comenzó a balbucear.
—Yo... tu... no... déjanos... déjame en paz—dijo apretando los puños y
con la cabeza gacha, Lauren no podía creer que siempre que Veronica
le hablase actuase así.
—Aww, no has cambiado nada—dijo la latina en tono burlón, pero había
un peculiar brillo en sus ojos al observar a la castaña—. Sigues siendo
la misma perdedora de siempre.
—Ya. Detente, pedazo de plástico—salió a la defensa Lauren,
adelantándose frente a su amiga y clavándose delante de Verónica quien
entrecerró los ojos.
—¿Tu eras... ? Ah, Jauregui—dijo restándole importancia, cómo si ella
fuera un cero a la izquierda —. Sigues igual también, supongo ¿Me

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dijiste pedazo de plástico? —preguntó ahora captando las palabras, sus


labios llevaban un lindo color por el labial.
—Escuchaste.

—Sigues siendo igual de salida, fenómeno—dijo Camila,


adelantándose, y observando a Lauren con una sonrisa burlona—.
Metiéndote donde nadie te manda.
(Mira quién lo dice)

Lauren hubiera hablado, pero estaba muy tonta, ver de cerca los
hermosos ojos de Camila la distraía por completo y le producían
mariposas en el estómago. ¿Mariposas? Tendría que ser una broma.
Debía de haber permanecido unos segundos sin hablar, estaba
embobada observando a la castaña de pies a cabeza, porque Camila
volvió a hablarle, pero esta vez había un ligero rubor en sus mejillas.
—¿Tienes lengua?¿O eres tan tonta que se te olvidó cómo hablar?—
dijo muy a la defensiva, intentaba por todos los medios no mirar los
ojos verdes de Lauren, pero cayó en ellos.
Lauren no respondió, eran muchos días desde que no veía a Camila y
ahora había sido un golpe duro para ella. Asintió enérgicamente con la
cabeza y formó una mueca de perrito confundido que hizo que Camila la
mirase con unos ojos dulces. Pero sólo fue un momento, hasta que
Dinah la hizo a un lado y se enfrentó a las chicas.
—Miren, pedazos de zorras—les dijo, mirando a cada una con
desprecio—. Pueden ir madurando y dejando de molestar a la gente.
—¿Molestar? Ustedes son las que se ridiculizan por cuenta propia—
dijo Ally, arrugando la nariz, Troy la observó pestañeando durante
unos segundos.
—Eso dices tú, niñita tonta—salió a la defensa Nora, observando a la
latina con desagrado.
Fue reconocida de inmediato y tanto Camila cómo Verónica la miraron
con el mismo desprecio.
—¿A quién le dices tonta? Rojita... —comenzó a decir Camila, pero
fue cortada por Troy.
—Woah, niñas. Detengan esta pelea sin sentido—dijo mostrando una
sonrisa amable, las cuatro chicas lo observaron con enojo —. Esto es
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muy poco constructivo ¿No crees, Laur?


Le habló a su amiga, pero la ojiverde seguía embobada mirando a
Camila. La castaña al darse cuenta comenzó a reír, mordiéndose el labio.
Lauren por fin salió del trance cuando Nora le sujetó la barbilla,
acercándose, para verle el rostro.
—¿Colega, estás bien? Cierra la boca—dijo apretando sus mejillas de
forma adorable y Lauren por fin logró salir del trance, volteó a ver a
Verónica con desagrado al analizar la situación con la cabeza fría.
—Exacto, Jauregui. Por favor cierra la boca, que apestas—le dijo
Camila con una mirada asesina en dirección a Lauren.
Ella no comprendía el cambio de actitud de la chica y también la observó
con el mismo enojo.
—Cállate, Cabello. Qué si no se te corre el maquillaje, payaso—soltó y
Nora río por debajo, los ojos marrones relampaguearon.
Intentó acercarse a Lauren, pero Verónica le sujetó del brazo.

—Mila, nada de problemas para poder entrar al equipo de porristas


¿Recuerdas?—le dijo arqueando las cejas y rápidamente la castaña
se echó para atrás, aunque seguía furiosa.
—¿Porristas? Parecerán el grupo de las plásticos—dijo Dinah con
las manos en la cadera, Ally la miró con desdén.
—Cállate, pedazo de gorda.
(¡Avemaría purísima, Allyson!)

—Anorexica—replicó mostrándole el dedo medio, en verdad estas


chicas habían crecido mucho. Ya se había esfumado la inocencia.
—¿A quién le dices así, bola de grasa?—le contestó Camila y por
un segundo Lauren la miró con mucho enojo.
—Silencio, niñita. Recuerda que tienes que permanecer con la cara
bonita para entrar al grupo de animadoras de plástico—dijo acercándose
peligrosamente a Camila, a la vez que la chica la fulminaba con los
ojos—. Así que mantén la boca callada si no quieres que te deje morada.
(Rimó y todo)

—Vamos, quiero verte—la retó, acercándose también, pero apretaba

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sus manos, Lauren en realidad se moría por tocar a la chica y esa


desesperación la estaba asustando.
—¡Ya, paren!—volvió a decir Troy, colocándose en el medio y alzando
los brazos—. Por favor, pueden seguir con su camino e intentar no
meterse en problemas—les pidió a las chicas.
—¿Y por qué lo haríamos?—era la primera vez que Normani hablaba y
en parecía molesta.
—Por las audiciones para porristas—le dijo muy convincente y las
tres chicas cambiaron la cara.
Camila no, porque aún seguía muy distraída observando con odio a
Lauren.
—Por hoy, al terminar les juro que esta la pagan—advirtió Verónica,
señalando a las cuatro chicas e intentó tomar a Camila por el brazo para
irse —. Camila, vámonos. Después cobramos.
Camila asintió con la cabeza y se echó el cabello hacia atrás, observaba
aún a Lauren y después se dio la vuelta, alejándose de ella seguida de
sus amigas. Troy soltó un suspiro y Nora se cruzó de brazos.
—Vaya, son unas creídas—comentó la pelirroja ahora muy convencida
de todo lo que le habían contado sus amigas de ellas en las
vacaciones.
—Ni que lo digas—murmuró Lauren, observando cómo la espalda
de Camila se perdía en la multitud de estudiantes.
Lo peor de todo era que aun sentía unas terribles ganas de ir a recorrer a
la castaña con sus manos, la pelea de ahorita y los salvajes ojos
chocolate enojados sólo habían empeorado las cosas.

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Capítulo 8
Ya estaba acabando la primera semana de clases, era viernes, yLauren
debía de admitir que había sido agotadora. Muchos proyectos y trabajos
en grupo, por suerte estaba con sus amigos en la mayoría de ellos.

Troy, por ser un chico muy atractivo, había atraído la atención de varias
chicas y casi siempre lo buscaban. Lauren sonreía al ver lo bien que se
había adoptado. La única que no parecía feliz era su hermana, Nora. Era
una celosa de primera, decía que si su hermano se echaba de novia la
iba a olvidar completamente a ella y más nunca tendrían noche de video
juegos, pero Troy le aseguraba que no iba a ser así.
Lo importante es que esa misma tarde era la tan famosa audición para el
equipo de animadoras y casualmente, después de haber escuchado a
Verónica hablar sobre el tema, Nora había decidido entrar también. Y
ellas cómo buenas amigas debían de estar allí para apoyarla, el pobre de
Troy también había sido arrastrado a la tortura.
Las gradas estaban casi vacías, había algunos chicos riendo, pero
estaban en una esquina apartada, ya que todos los chicos populares
estaban vistiendo el uniforme deportivo de fútbol americano o el traje de
porrista. También eran las pruebas para entrar al equipo. Estaban todos
los chicos (que para el disgusto de Lauren y sus amigas eran
atractivos) entrenando en el campo de fútbol. Habían franjas blancas
pintadas enel césped y los arcos característicos a los dos extremos de
lacancha.
Ellas estaban sentadas en las primeras filas. Dinah hablaba con los
chicos mientras Lauren intentaba conversar tranquila. Estaba nerviosa,
no sabía por qué, ya que por suerte Nora lograba caerle bien a todo el
mundo, así que cualquiera que no fuera parte del grupo de Camila, no le
dejaría en ridículo. Intentó calmarse, debía de hacerlo, pero justo cuando
empezaba a relajarse las chicas salieron de los vestuarios,emocionadas,
mientras agitaban los pomponesazules.
El problema no era el uniforme, el cual era una camiseta blanca y azul
manga larga que llevaba las insignias del colegio grabadas en dorado o
la falda cortísima azul, que ondeaba de un lado al otro. El problema era
quien lo usaba y Lauren casi se quedó sin corazón al ver a Camila. Su
cabello castaño brillaba con el sol de un color más claro y estaba sujeto
en una cola alta mientras el uniforme se moldeaba en su cuerpo,
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resaltando las curvas de la cadera de la castaña y la falda (si es que


podía considerarse una prenda de vestir) dejaba ver sus piernas
bronceadas y perfectas.
Lauren ni se molestó en disimular, observaba fijamente a la castaña
mientras ella hablaba con sus amigas en el campo. Nora las saludó y
también lucía muy bien en el traje, pero ni Lucy o Lauren la notaron del
todo, ya que estaban concentradas en las dos chicas. Verónica vestía
igual que Camila y hablaba animadamente, colocando las manos en su
cadera. Dinah seguía sorprendida de que Lucy aún no se hubiese
desmayado.
—¡Chicas!—les llamó la atención y a duras penas sus dos mejores
amigas lograron mirarla—. Estamos aquí por Nora, ¿lo recuerdan?
Lauren cabeceó cómo idiota, el aire no le llegaba a los pulmones. En
cambio, Lucy escondió el rostro en sus manos y comenzó a bufar,
fastidiada. Justo la castaña eligió aquel momento para alzar la mirada.
Examinaba las gradas con desesperación, como si estuviera buscando a
alguien, hasta que su mirada se posó en los profundos ojos verdes de
Lauren. Camila intentó actuar indiferente y le sonrió hipócritamente
mientras Lauren echaba humo, esa niñita se estaba burlando de ella y
estaba dejando que lo lograra. Idiota, idiota.
—¡A sus posiciones!—gritó la entrenadora y las animadoras
comenzaron a formar un grupo.
Los chicos, en la cancha, se organizaron en filas y comenzaron a jugar al
escuchar el silbato. Era un juego amistoso, pero daban la vida por anotar
un punto. Era muy interesante, aunque Lauren quisiera seguirle el ritmo
al juego, cada tanto se distraía por el baile que hacía Camila junto a las
otras chicas. Alzaban los brazos y las piernas, algunas daban vueltas y
otras hacían la estrella mientras cantaban: "Vamos equipo, Todos unidos
por que no podemos rendirnos. ÁGUILAS"
(Eso ni siquiera tiene ritmo) Camila se veía realmente hermosa, su piel
estaba brillante por el sudor y sonreía muy feliz al público. Lauren no
pudo evitar suspirar, observando a la castaña, y Dinah la miró con
reproche.
—Laur, ojos en Nora—le repetía por quinta vez y ella sólo rodaba los ojos.

—Eso es lo que hago, la estoy viendo—dijo colocando la atención


brevemente en su amiga, que ahora estaba ayudando en la base de una

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pirámide, pero sus ojos la traicionaron y se desviaron a la chica de ojos


chocolate. (Gran trabajo, Jauregui)
—Si, veo que la miras tanto como Lucy lo hace—soltó sarcástica,
observando también a su otra amiga en estado embobado—.
¡Dios, necesitan urgentemente un polvo!
(¡Solo tienen quince años, pecadoras!)

—No necesito un polvo, necesito gomitas—dijo Lauren a la defensiva,


ella tenía un grave problema con los ositos de goma.
—¿Tu no crees que necesitan un polvo, Troy?—preguntó la rubia hacía
su amigo, buscando apoyo y este sonrió con malicia.
—Claro y su necesitan ayuda, me puedo ofrecer cómo voluntario—le
guiñó a Lauren y esta se río.
Dinah le de dio un codazo en el estómago y el chico se quejó.

—¡No digas esas cosas! Es desagradable—le reprochó mientras


miraba a las animadoras, se alarmó un poco—. ¿Qué sucede?
Ya estaban en descanso, pero parecía haberse creado una pequeña
discusión. Nora estaba muy cerca de Camila con los puños apretados,
esta última le sonreía con burla. Pero la pelirroja pareció decirle algo que
no la hizo muy feliz, porque Camila borró la sonrisa y sus ojos asesinaron
a su amiga. Lauren se alarmó y los cuatro comenzaron a bajar las gradas
hasta el campo.
—Cierra el pico, perra—le dijo Nora, resoplando. (Una perra con pico, Uh)

—¿A quién le hablas así, zorra?—respondió Camila, acercándose a


ella, parecía querer jalarla de los pelos.
Lauren se acercó y se interpuso entre ellas, colocándose frente a Camila,
esta la fulminó con la mirada mientras Nora intentó avanzar hacia ella.
Lauren la detuvo, apretando la espalda en contra su pecho, y
extendiendo los brazos a los lados.
—Ya, paren de una vez—dijo observando a Camila, ella soltó una risa falsa.

—¿Parar? Tu pequeña amiguita es la que ha comenzado—dijo


apuntando a la pelirroja tras ella, Lauren frunció el ceño.

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—Pero has sido tú quien le ha seguido la pelea, se madura por una vez
en tu vida—dijo muy firme y Camila pestañeó, parecía en realidad un
poco afectada por sus palabras, y luego las orejas se le tiñeron de rojo
por la ira.
—¡Cierra la maldita boca, Jauregui!—gritó enojada, propinándole
un empujón en el hombro, no fue muy fuerte pero aún así
Lauren se indignó.
—Tu... ¿Te crees mucho, ah?—escupió, intentando lanzarse sobre ella,
pero Nora le rodeó el estómago con los brazos y apoyó la barbilla en su
hombro, buscando calmarla.
—Calma, no queremos golpes—comenzó a decirle en el oído y
Lauren tensó el cuerpo.
Camila abrió los ojos y los labios, en una exclamación muda, ahora con
las mejillas aún más incandescentes.
—¡No la toques!—chilló prácticamente cerrando los ojos y fue tan
severo que Nora se apartó del cuerpo de Lauren, un poco intimidada.
—¿Pero... qué te sucede?—la acusó Nora, observando a la castaña.

Camila finalmente pareció darse cuenta de lo que había hecho, o mejor


dicho, lo que había gritado a todo pulmón. Inmediatamente su rostro se
volvió completamente rojo y desviaba los ojos de los esmeralda de
Lauren. Trató de hablar, pero balbuceaba con un poco de torpeza y era
la primera vez que Lauren la observaba así. Estaba muy nerviosa.
—Bueno... yo... en realidad... yo no quise decir... yo—dijo con la cabeza
gacha, hasta que por suerte llegó Austin a su rescate—¡Austin!—gritó,
desesperada por escapar de esa humillante escena y se abrazó al chico,
ocultando el rostro en su cuello.
—¿Qué sucede? ¿Te están molestando? —preguntó, acariciando
su cabello, y Lauren quiso darle un mordisco en la mano.
Camila asintió, fingiendo una carita de perro.

—Esas dos tontas me querían fastidiar y la fenómeno esa, quería


golpearme—observó a Lauren con una mirada intencionada y ella tragó
en seco, cuando vio los ojos enojados de Austin.
—¡No te acercarás más a mi novia! ¿Entendido? —le espetó en la
cara, gritándole casi en el rostro.
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Lauren se hundió en un caparazón, intimidad por la agresividad del


chico. Pero su cerebro logró captar la palabra y comenzó a sentir una
horrorosa opresión en elpecho.
—¿Novia?—preguntó, sin haber mostrado interés en la amenaza
dicha anteriormente.
El chico frunció el ceño, confundido, pero luego abrazó a Camila por la
cintura.
—Sí, mi novia. Y espero que tú y tus pequeñas raritas se mantengan a
alejada de ella, ¿está claro? —preguntó, pero a Lauren ya no le
importaba, rechinaba los dientes y de ninguno modo se atrevió a mirar a
Camila.
No respondió. Simplemente se dio la vuelta y subió las gradas para
entrar al pasillo e irse. Escuchó a sus amigas llamarla, pero ella estaba
sorda, sólo podía escuchar los latidos de su corazón que con fuerzas le
pedía que llorara. Ella no lo iba a hacer. Era muy tonto llorar sin razón
alguna, pero cuando logró ver una papelera en el pasillo le asestó una
enorme patada y esta comenzó a rodar por el suelo, desparramando
todos los desechos alrededor.
—¡Mierda!—gritó enojada y después sintió sus ojos arderles por las
lágrimas que intentaba contener, desgraciadamente cuando sintió a
alguien llegar a sus espaldas, no eran sus amigas.
Era el director, que observaba alternativamente el desastre del piso y a la
alumna culpable. Fue sumar dos más dos y simplemente le señaló la
dirección en donde Lauren tendría que ir para recibir su castigo.

Capítulo 9
Era perfecto, simplemente perfecto.

El fin de semana de Lauren fue un asco ya que estuvo todos esos días
con un humor de perros, y para mejorarlo, el lunes tendría que comenzar
su castigo. Debía de limpiar los grafitis de los casilleros y los baños de
las instalaciones del instituto. Perfecto, era una maravilla. ¿Qué más
podía suceder?
Al llegar el lunes a la escuela saludó a sus amigas y pensó que el día
podría mejorar cuando comió un rico cupcake de vainilla, pero

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obviamente no iba a ser así cuando la perra de Camila Cabello apareció


en el pasillo, tomada de la mano de su novio.
Lauren prácticamente rechinó los dientes al verlos pasar. Camila vestía
su uniforme de porrista y Austin una camiseta sin mangas junto con un
pantalón holgado, su cabello castaño claro hacia juego con el cabello de
Camila. Para la desgracia de la ojiverde, los dos lucían bien juntos. (Está
drogada, de seguro)
—Fenómeno—su burló al pasar junto a ella.

—Perra—devolvió Lauren, captando la pequeña sombra asesina que


había en los ojos chocolate.
Un chico de primero que salía corriendo hacia una clase, pasó junto a
ellos y Austin lo hizo caer. Camila comenzó a reírse de él, animando a
los demás estudiantes del pasillo a burlarse. El pequeño niño se hundió
en sus hombros y salió corriendo, Lauren suspiró. Parecía que cada año
Camila empeoraba más.
—Cada año es más zorra—comentó Lucy y Lauren por un momento
pensó que le había leído la mente.
Después de clases, y de haber cumplido con su asqueroso castigo,
decidió ir a la biblioteca. Pensaba que encontraría a la castaña allí, pero
no fue así. Se sentó en la misma mesa de siempre, observando con
decepción la mesa del fondo vacía. De alguna manera se sentía solay
terminó sin estudiar realmente, sólo mirando hacia eltecho.
Fue hasta las estanterías y comenzó a buscar un libro, no tenía ni idea
de cuál quería encontrar, pero sería alguno que le hiciera olvidar su
asqueroso día. Terminó leyendo uno de Stephen King y prácticamentele
ocupó toda la hora. Al terminar, lo volvió a guardar y se llevó otro
diferente. Fue hasta la pequeña sala de estar, en la biblioteca tenían una
en la cual habían dos pequeños sillones de dos plazas, formando un
cuadrado alrededor de una mesita ratonera. Se recostó en uno de los
sillones, intentando leer su libro de biología, y los párpados comenzaron
a parecerle pesados. Antes de darse cuenta, cayódormida.
Después de un rato comenzó a sentir cómo alguien acariciaba su rostro y
apartaba un mechón de cabello de su frente cuidadosamente, temiendo
despertarla, provocando que Lauren arrugara la nariz. Casi de inmediato,
sintió la pérdida de la cálida mano en su rostro cuando esta se alejó
rápidamente. Lauren comenzó a parpadear y a restregarse los ojos,
intentando quitarse el sueño.
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Escuchó unos pasos apresurados y un golpe. Al abrir los ojos y


enfocarlos se encontró con Camila, quien estaba con los ojos abiertos y
parecía haber tropezado sus piernas con el borde de la mesa y ahora se
había caído, sentada.
Camila la contemplaba con una mezcla de horror y miedo. Sus mejillas
estaban rojas pero, muy pronto para su gusto, recuperó la mirada irritada
que la caracterizaba.
—¿Qué tanto miras?—preguntó levantándose y sacudiéndose la
falda, llevaba una chaqueta de cuero encima que cubría su cuerpo
bajo el uniforme y a Lauren le molestó saber a quién pertenecía.
—La pregunta es, ¿qué haces tú aquí? —dijo muy a la defensiva y
rascándose el cuello, había estado teniendo un lindo sueño hasta que la
despertó.
—Yo iba a buscar un libro y justamente lo tienes tú. Intentaba tomarlo
mientras dormías—explicó, señalando el tomo de Biología y el de
Charles Dickens que había bajo su brazo, Lauren la miró sorprendida.
—¿Tú lees libros?

—Pues claro, imbécil—dijo, rodando los ojos.

—Pensé que sería mucho para tu cerebro de plástico, ¿sabes?


Porque creía que ustedes pensaban todo el día en chicos y
maquillaje—dijo Lauren burlonamente, formando una sonrisa traviesa
en sus labios.
Camila la miró fijamente, pestañeando tontamente por el pequeño gesto
durante unos cuantos segundos, pero después reaccionó.
—Eres muy patética si piensas eso. Incluso soy más inteligente que
tú, fenómeno—espetó, mirándola con desdén.
Y mierda, aún humillándola era muy guapa.

—Lo que digas, niñita ¿No tienes que ir a atormentar a otros chicos
de primero? —le preguntó, levantándose mientras recogía sus
cosas.
—Prefiero molestarte a ti, ya que tú eres mucho más patética que
un simple bebe—se burló y Lauren río con sarcasmo.

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—Vaya ¿Osea que tienes una obsesión en mi?—preguntó,


riéndose falsamente, y acercándose a la castaña.
Camila retrocedió unos pasos, en guardia.

—Para nada, sólo que recuerda que mi trabajo es volverte loca—dijo


mostrando una sonrisa victoriosa, aunque en verdad parecía nerviosa.
Lauren se arriesgó, pero se acercó un poco más a la animadora. Camila
tuvo que detenerse porque sus piernas chocaron contra la mesa y si
daba otro paso hacia atrás, caería.
—Eso es imposible, Cabello—respondió, fulminándola con la mirada.
No podía odiar más a esa chica, era imposible.
—¿Y por qué no, Jauregui?—preguntó, mirándola con el mismo
odio, y abrazando el libro contra su pecho.
—Porque tú ya me tienes loca—susurró con el rostro a pocos
centímetros del de ella. Su pecho subía y bajaba, sentía una gran
irritación—. Te odio.
—Lo mismo—respondió Camila con los ojos ardiendo, aunque por
alguna razón desconocida sus mejillas estaban levemente sonrojadas.
—Te detesto.

—Somos dos—volvió a responder la castaña y Lauren sin saber qué


hacía intentó acercarse más, pero en ese momento alguien entró en la
biblioteca, haciendo que las dos chicas se separasen.
Lauren observó con desagrado a Ally entrar. La pequeña rubia volteó
varias veces, buscando a Camila y al verla le sonrió. Su expresión
cambió al ver a Lauren, hizo una mueca de desprecio y la chica de ojos
verdes prefirió salir del lugar. Ere el momento de una retirada.
Dio la vuelta, ignorando completamente a Camila y salió por la puerta.
Ahora que ya no sentía la adrenalina recorriéndole el cuerpo, se percató
de que el corazón le latía con mucha velocidad y que sus piernas
temblaban. Fue tan fuerte el impacto que tuvo que tomar aire y detenerse
a mitad del pasillo, le dolía el pecho y sentía que le costaba caminar. La
situación apestaba. Pero no podía estar enferma. Hace rato se sentía en
perfectas condiciones, debía de haber sido la falta de alimento.
Al llegar a su casa comió mucho en la cena, pero ese martilleo en su
pecho seguía sin parar. Le fastidiaba mucho, no la dejaba dormir
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tranquila, y por eso duró casi toda la noche despierta, observando al


techo. Se preguntó que estaría haciendo Camila. Después se maldijo
interiormente por pensar en ella. Dio vueltas en su cama, intentando
apartar el rostro de la castaña de su cabeza, pero prácticamente, ya
estaba grabado en sus párpados. Despertó la siguiente mañana con
fastidio y un gran sueño que no jugaba. Su madre la miró preocupada
mientras la chica comía el cereal.
—¿Cariño, no dormiste anoche?—preguntó, muy preocupada al ver
las ojeras bajo los ojos de su hija.
—Si, tuve la mente ocupada. Nada importante—se encogió de
hombros y volvió a pensar en Camila, soltó un suspiro y luego sacudió
la cabeza.
Su madre la observó y comenzó a sacar conclusiones, soltó un chillido
de alegría y le preguntó a su hija:
—¿Es porque estas enamorada, verdad?—prácticamente lo
dijo directamente y Lauren escupió el cereal.
Comenzó a toser ruidosamente mientras su madre saltaba de alegría ya
que para ella esa reacción se traducía cómo un "si".
Justo en ese momento entraba su padre. Llevaba un periódico bajo el
brazo y observó con curiosidad la escena: su hijita muriendo ahogada y
con la cara roja mientras su esposa bailaba la Macarena con el sartén.
La chica eran un gran misterio.

—¿Qué sucede, cariño?—preguntó, dándole un beso en la frente a su


hija y un pequeño beso en los labios a su esposa.
—Sucede que nuestra niña está enamorada—dijo feliz, logrando que su
hija volviera a atragantarse y el rostro se le pusiera rojo.
—¡No es cierto, papá! Ella se lo está inventando—se defendió, mirando a
su papá con suplica y este la observó mientras bebía de su café.
—Yo te creo, hija—dijo únicamente para que su hija dejase de
convulsionar. Lauren respiró, aliviada.

—¡Mi niña está enamorada!—canturreaba su mamá y Lauren no podía


más con ella.
Se fue muy fastidiada por la idea de su mamá y en todo el camino estuvo

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resoplando ¿Enamorada? ¿Ella? Por supuesto, sobre todo, cuando los


cerdos volaran ¿De quién podría enamorarse ella?
(Claro, hazte la loca)

El amor en su vida era prácticamente nulo, aunque de pronto unos ojos


chocolate aparecieron en su cabeza y la chica se detuvo.
"Oh no, claro que no, Lauren Jauregui. Deja de pensar idioteces", se dijo
a si misma.
Era muy tonto que al pensar en amor el primer rostro en su cabeza fuera
el de Camila Cabello, no podía. Primero porque la odiaba (esa era
primordial) y segundo, ella no recordaba haberse sentido atraída a
ninguna otra chica en su vida. Así que no se consideraba homosexual ni
bisexual. (Eso crees tú)
Lauren estaba segura que era lo que sentía, o eso pensaba ella, estaba
muy confundida y las palabras de su madre en repitiéndose en su cabeza
no ayudaban.
—¿Qué... qué es estar enamorada?—preguntó cuando caminaba en
el pasillo con sus amigas. Las tres la miraron, extrañadas—. ¿Qué?
Sólo quiero saber...
—Bueno, no soy experta en ese tema. Nunca he estado enamorada—
Dinah se encogió de hombros, era muy novata en ese campo.
—A mi una vez me gustó mucho un chico, pero no fue nada serio...
Supongo que es estar feliz todo el tiempo por esa persona—dijo Nora
un poco confundida, ahora ella también quiera saber.
—¿Sólo feliz? Si es por eso estoy enamorada de ustedes—
respondió Lauren, en broma.
—Es estar feliz, pero también ansiosa, nerviosa y soñadora a la vez.
Cada acción que realice esa persona podrá afectarte de una manera
increíble, puedes odiarla de un momento a otro, estar triste o
simplemente sentir mariposas todo el día—dijo Lucy, suspirando
profundamente mientras bajaba la mirada, al darse cuenta de que la
veían se sonrojó hasta las orejas —. Bueno... eso creo... creo yo, me han
dicho.
(No te lo cree ni un sordo)

Lauren y Dinah se miraron, le preguntarían después, pero por ahora lo


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dejarían pasar.

—De todos modos, es algo que no pasará aún—dijo Nora,


intentando quitarle importancia.
Lauren se esforzó en permanecer animada el resto del día.

Eso hasta que se encontró con la perra de Cabello comiéndose a su


novio en pleno corredor. Estaban apoyados en los casilleros mientras
Austin le acariciaba el estómago y las caderas con las manos, ella le
rodeaba el cuello con los brazos. Lauren sintió nauseas, a su lado Dinah
hizo señas de querer vomitar y las otras dos chicas rieron.
—A que termina en su cama este año—apoyó Lucy, mirando la
forma desenfrenada que tenían esos dos de besarse.
—Parece que no hubieran desayunado aún—comentó Nora y las
tres empezaron a reír.
Lauren estaba muy distraída odiando a Austin, y sobre todo a Camila,
cómo para escucharlas. Lo peor de todo era que parecían empeñados en
hacerlo siempre en su casillero. Soltó un gran resoplido mientras iba
hasta donde estaban ellos.
Necesitaba su cuaderno de Biología y ni el mismísimo Hulk la detendría
de buscarlo. Observó, con la sangre ardiéndole en las venas, cómo
Austin introducía una mano en la camiseta de Camila y acariciaba la piel
de su abdomen.
—Con permiso—dijo soltando las palabras con veneno. Ninguno de los
dos pareció escucharla, o al menos Austin, ya que Camila si la había
escuchado, pero la ignoraba, sólo para hacerla rabiar—. Dije que se
aparten, necesito mis libros.
Austin bufó y se alejó del rostro de Camila. Observaba a Lauren con una
clara irritación, ver su cabello despeinado y las mejillas rojas de Camila
no ayudaban mucho a mejorar el humor de la ojiverde.
La respiración de Camila era entrecortada y su cabello también estaba
revuelto, se veía guapísima y ese idiota era el que la había estado
disfrutando. Lauren intentó dejar de mirarla.
—¿Por qué coño siempre eres tu?—preguntó, un poco enojado, y
Lauren lo asesinó con los ojos.
—¿Por qué mierda entonces ustedes siempre terminan en mi
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casillero?— preguntó con el mismo tono cortante y Austin largó una


risa.
—Cuando beso a mi novia no me doy cuenta ni de quien tengo al lado,
así que no me importa—dijo ladeando la cabeza, con una sonrisa
arrogante.
"1...2...3...", Lauren comenzó a contar mentalmente para así no darle un
trancazo.
Camila se mostraba muy divertida.

—Vete. Estás estorbando, fenómeno—dijo con una sonrisa hipócrita,


Lauren resopló.
—Solo apártense de mi casillero, me llevo mi libro y siguen con lo
suyo— pidió con una sonrisa falsa pero Austin, con un palpable
fastidio, se apartó y al ver que su novia no lo hacía la envolvió en un
abrazo.
Lauren con prisa introdujo la combinación y abrió la puerta, escuchaba
los pequeños besos y susurros que intercambiaba la pareja a sus
espaldas, la estaban volviendo loca de ira. Sentía una acidez corroerle el
estómago.
Después de encontrar su cuaderno cerró la puerta y, sin mirarlos, salió
caminando por el pasillo. Lo más lejos posible que fuera. Sus amigas la
recibieron en la cafetería y Lauren se recostó en la mesa, soltando un
gran y pesado suspiro.
Ahora se sentía muy deprimida, con una gran opresión en el pecho que
no le permitía comer. Se decía así misma que no era por la idiota de
Camila Cabello, pero hasta ella reconocía que aquella era una gran
mentira.
—¿Lo, estás bien?—preguntó Lucy, colocando su mano sobre la de
su amiga en la mesa, se veía muy decaída.
—Si... —respondió débilmente y le dio una sonrisa
forzada. Lucy miró a Dinah, preocupada.
—¿Estás segura?—preguntó la polinesia y Lauren volvió a asentir.

En la cafetería entró el pequeño grupo de los chicos. Camila y Austin


iban de la mano. Ally y Normani hablaban entre ellas, Verónica y Brad no
actuaban cómo pareja, pero estaban lo suficientemente cerca cómo para
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pensar que había algo.


Lucy observó a la chica de ojos miel y de pronto sus hombros cayeron,
su rostro perdió cualquier atisbo de alegría. Todas se dieron cuenta de
aquella acción menos Lauren, que rápidamente apartó los ojos de la
castaña al verla acercar la cabeza para a susurrar algo al oído de Austin.
—Venga, no estés así, Laurenza—pidió Nora, sentándose junto a ella y
después la hizo recostar la cabeza sobre su brazo extendido en la
mesa—. Descansa un rato—le propuso, acariciando su cabello, y Lauren
comenzó a sentirse somnolienta.
—¿Cómo quedaron al final las audiciones del equipo?—preguntó Dinah a
su amiga.
—Bien, los resultados los dan el jueves y estoy muy nerviosa.

—Estoy segura que quedaste—dijo muy seguro su hermano.

Lauren entreabrió los ojos y captó un gran fuego chocolate, que la


observaba desde la otra punta de la cafetería.Los ojos de Camila
estaban clavados en ella y aunque su rostro pareciera completamente
inexpresivo, sus ojos estaban llenos de fuego y odio, pero por primera
vez, el odio no era para ella si no para la pelirroja que le acariciaba la
cabeza. Lauren sintió una gran satisfacción, al ver que la castaña
ignoraba completamente a su novio que le hablaba, por verla a ella. Sólo
a ella. Otra vez las mariposas en el estómago. Lauren quería vomitarlas
para terminar con toda esa tontería.
—Nora—llamó, con la voz pastosa, y su amiga acercó la cabeza.

—¿Qué?—preguntó, un poco preocupada por su amiga.

—Eres una gran amiga. Te quiero—dijo en agradecimiento y la


pelirroja le sonrió.
—Yo también te quiero—respondió con afecto, agachándose y dándole
un tierno beso en la mejilla, casi de inmediato los ojos esmeraldas
fueron a Camila.
Camila ya no podía enmascarar del todo sus sentimientos, parecía estar
echando humo por la cabeza. La castaña sostenía con fuerza el tenedor
en la mano y sus labios eran una línea recta. (¡Llamen a los bomberos,
rápido!)

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Lauren no pudo evitar sonreír y Nora se extrañó por aquella sonrisa


boba, pero le restó importancia cuando Troy comenzó a hablarle. No
lograba entender del todo porque ella estaba molesta con toda la
situación de Austin, ni por qué ahora Camila la observaba con ira, pero le
gustaba verla así. Decidió que pensaba fastidiarla un poco más, así que
¿Por qué no?

Capítulo 10
Al fin era jueves, eso quería decir que faltaba un día para el viernes y
pronto el tan anhelado fin de semana. Lauren se encontraba un poco
más feliz, de alguna forma. Últimamente sentía que tenía una ventaja
sobre la castaña, y era molestarla.

Seguía sin comprender por qué la castaña terminaba rabiando, pero


cada vez que Lauren le hablaba lindo a una chica o era muy coquetacon
un chico, Camila la miraba como si fuera a jalarla por los pelos.
Hoy en la mañana, en el laboratorio de biología, había sido alucinante
pero no del todo, ya que terminó con un encéfalo de vaca en su cabello.
(Lo típico)
Ella tenía cómo compañera de mesa a Diana, única chica linda de su
clase. Nunca habían hablado mucho pero hoy decidió ser muy
encantadora con ella y, extrañamente, la chica le habló muy
animadamente. Recuerda aun cuando dijo un comentario sobre sus ojos
y la chica se sonrojó. Lauren se felicitaba interiormente, no sabía que
tuviera algún talento para coquetear y menos con las chicas.

Miró divertida cómo toda la clase Camila cortaba el encéfalo


prácticamente clavando el cuchillo en la tabla mientras observaba a
Diana, luego la fulminó con la mirada a ella y Lauren prefirió mantenerse
alejada. Había sido el colmo cuando Diana, con más confianza, había
dejado un beso en la comisura de los labios de Lauren, al despedirse.
Antes de que pudieran hacer algo, Lauren sintió un objeto pegajosoen
su cabello. Era un tentáculo del animal que acaban de disecar y Diana
también tenía variospedazos.
Camila estaba riendo con sus amigas e hizo una cara de <<Yo, yo no
fui>> tan falsa, que por esa razón Lauren no le dijo sus cinco palabras.
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Pero igual seguía feliz, porque al salir y limpiarse, cuando volvió se


encontró con que Diana estaba hablando con una amiga suya a lo lejos y
Camila debía de ser quien ayudara a la ojiverde.
Le pareció perfecto, duró una hora entera escuchando los insultos de la
castaña cuando ella se equivocaba y también cómo rodaba sus ojos, sus
hermosos ojos. El problema era, que después de salir de aquella burbuja,
cayó en cuenta de todo ¿Qué coño estaba haciendo?
No intentaba llamar la atención de ella, sólo que le gustaba fastidiar a
Camila porque era muy perra con sus amigas. Si, si, debía de ser la
razón. O eso misma se dijo mientras iba al salón, para su sorpresa no
encontró a ninguna de sus amigas ¿Donde podrían estar?
Intentó ir por los pasillos, buscándolas, y decidió ver al campo de fútbol.
Las tres estaban allí, observando a los chicos entrenar y todos, incluso
Austin, lucían muy bien con el uniforme azul y el casco. Lucy comía unas
papas de su bolsa mientras sus piernas estaban estiradas hacia
adelante, Dinah y Nora charlaban distraídamente de temas triviales.
—No sabia que iban a estar aquí—dijo sentándose junto a Nora y
observándolas.
—Claro, se supone que hoy dan los resultados. Todas debemos estar
aquí y ustedes, que son mis fieles amigas, también—dijo la pelirroja,
encogiendo los hombros. Después se acercó un poco más, susurrando—
. Además, creo que tengo un flechazo por el defensa.
Se refería al chico de cabello castaño y ojos café, ese era Robert. Lauren
aún lo recordaba, ya que fue él quien una vez el año pasado le tomó una
foto cuando estaba bañada en pintura, obviamente por una broma de
Camila.
—¿Robert? Es un idiota—afirmó y la chica hizo una mueca.

—Tu también te fijas en la castañita idiota y yo no te digo nada. Gustos


son gustos, querida—dijo cruzándose de brazos y mirando divertida a
su amiga, que tenía un rubor delatándola en las mejillas.
—Yo no me he fijado en nadie—rebatió Lauren, muy a la defensiva, y
Dinah se rió en su cara.
—Oh, para nada: Chica— babeo—por—la—morena—en—uniforme, lo
dejaste bien claro—robó una papa de la bolsa de Lucy y esta se quejó.
—Ustedes imaginan cosas donde no las hay—rodó los ojos y fue
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hasta sentarse junto a Lucy, mientras Nora negaba con la cabeza.


—Sólo recuerda que es una perra y siempre será una perra, Laur. Es
su lema—recordó Dinah, pero su mejor amiga la ignoró, Lauren podía
ser muy cabezota.
—Una gran zorra, al igual que Verónica—murmuró para ella misma,
pero casi de inmediato su amiga castaña giró para encararla.

—Verónica no es una zorra—la defendió Lucy y todas la observaron


como si hubiera enloquecido. Un poco más consciente de sus palabras,
intentó arreglarlo—. Bueno... no lo es tanto.
—¿Estamos hablando de la misma Verónica? La que siempre se burla
de ti, la que nos hace maldades y cada vez que sonríe ahuyenta a un
pájaro

¿Esa Verónica? —preguntó Dinah, abriendo los ojos con horror, su


amiga no podría estar hablando enserio.
—Su... su sonrisa no es tan fea—Lucy se cubrió el rostro con las
manos y agitó la cabeza—. Ignórenme, chicas. Hoy estoy un poco
tonta.
—Ya veo—dijo Nora e intentó cambiar de tema para salvar a su amiga.

Al poco rato comenzaron a llegar las chicas por los resultados de la


audición. Nora tuvo que bajar hasta el campo para poder escuchar
mientras sus amigas la esperaban en las gradas.
En realidad, Lauren había estado muy distraída tumbada en las gradas y
mirando el cielo, tanto que no se percató de la gran entrada que hizo
Camila con sus amigas cómo las reinas del lugar. Pero, aunque no
supiera que ella estaba allí, Lauren seguía pensando en Camila. Sus ojos
chocolate que la traían loca, la forma en la que arrugaba la nariz, cómo
mordía sus dedos cuando estaba nerviosa o aburrida.
Se maldecía por saber tanto acerca de aquella chica engreída, incluso
aún recordaba que le había escuchado mencionar que su serie favorita
era Pretty Little Liars. En las vacaciones, sin entender el por que, se
había visto las primeras temporadas. La serie era bastante buena, pero
le molestaba el hecho de que la hubiera visto sólo por la castaña.
Estúpida, estúpida.

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—¡Lauren!—escuchó que una de sus amigas le gritaba algo.

No le dio tiempo ni de observar a su amiga cuando sintió algo


estrellándose contra su cabeza, era un balón de fútbol, y prácticamente
la punta se le había clavado en la sien. Lauren comenzó a ver rojo
mientras sentía el dolor recorrerle toda la cabeza, sus ojos no enfocaban
y veía puntos negros en su campo de visión. Intentó levantarse, pero
cayó de rodillas en una de las gradas y sintió cómo una de sus amigas,
seguramente Lucy, la tomaba por los hombros. Sólo fue capaz de
distinguir una mancha marrón acercándose, antes de caer inconsciente.
Dormía y desgraciadamente, al igual que varios meses, estaba soñando
era con Camila. Sus ojos marrones mirándola con cariño y ellas dos
saliendo, simplemente como si fueran amigas de toda la vida, pero
siempre despertaba cuando Lauren se comenzaba a acercar a ella.
Lauren despertó, respirando pesadamente, y al levantarse de inmediato
sintió una punzada en la cabeza, perdió el equilibrio y cayó rendida en el
colchón. Estaba en un cuarto limpio y ordenado, había un pequeño
armario metálico y un bebedero. Era la enfermería, ahora que la ojiverde
lograba recordar, le habían lanzado un balón. Seguro se trataría que en
uno de los pases alguien había apuntado mal y bueno, le había dado a
ella. En ese mismo instante, una señora de piel oscura y ojos dulces,
entró al cuarto. Llevaba una bata y un pequeño cartel de identificación en
ella.
—Al fin despiertas, jovencita. Tenías a todo el mundo preocupado—
dijo colocando una bolsa de hielo en su cabeza, Lauren la sostuvo.
—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?—preguntó, confundida,
aún le quedaban las clases en la tarde.

—Casi todo el día, faltaste a muchas clases y su mejor amiga tuvo


que irse, antes de que el director la retara—respondió, sonriendo.
—¿Mejor amiga?¿Ella se quedó aquí, conmigo?—preguntó, sin saber si
se refería a Dinah o a Lucy, ya que las dos eran sus mejores amigas.
—Si. La chica parecía muy preocupada y se notaba que la quiere
mucho, pero tuvo que irse porque ya estaba perdiendo muchas
clases—le dio un analgésico y un vaso de agua, Lauren no lo dudó y
tomó lapastilla.
Se sentía feliz, ya que en tenía unas amigas increíbles. Esperaba no
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haberse perdido mucho y después recordó donde estaba en aquel


momento exacto, cuando le pegó el balón. Casi todo el grupito de Camila
la había visto hacer el ridículo, seguro cuando viera a la castaña esta se
burlaría de ella durante todo el año escolar. Enterró el rostro en la
almohada y suspiró. Aún no podía creer que estaba soñando con Camila,
pero esa era la cruda realidad de Lauren. Y tendría que comenzar a
acostumbrarse a ella.

Capítulo 11
El primer mes de clases tenía a Lauren vuelta un ocho. Le iba muy mal
en Ingles y pensaba que suspendería el próximo examen.

Sus días en el colegio ya tenían una rutina:

Llegaba saludando a sus amigas, veía a Camila y a su novio


besuquearse toda la mañana, y agarraba el mal humor. Sus amigas la
hacían reír y por un momento lo olvidaba, volvía a ver a la parejita
besándose en la tarde y el enojo aumentaba. Finalmente terminaba o
en la biblioteca, o mirando a Nora entrenar. Casualmente, estas eran
las cosas que ocurrían exactamente todos los días, lo que menos
disfrutaba era el besuqueo de idiotas, pero creyó que ya debería de
haberse acostumbrado.
Llevaba días viéndolos hacer lo mismo e ir agarrados de la mano, aun no
comprendía por qué seguía molestándole. Ya debería de haberlo
superado, pero cada vez que los veía, sentía unas terribles ganas de
golpear a Austin en el rostro. Decidió ignorarlo, no era su problema.
En estos momentos se encontraba mirando a Nora entrenar mientras
estudiaba Biología (ya debían de darse cuenta que aquella era su mejor
materia) pero en verdad no estaba del todo concentrada. ¿Cómo podría?
Si Camila lucía deslumbrante, dando vueltas en el aire y alzando los
pompones, era increíble cómo en tan solo un mes el equipo había
mejorado tanto.
Camila Cabello. Aquel era un nombre que seguramente la atormentaría,
los dos años que quedaban de escuela. La observaba, su piel era
hermosa, su cabello brillaba y su sonrisa le alegraba el día. Sin quererlo,
el pulso de la ojiverde se disparó. Era un fastidio cuando le su decía.

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Desde el primer año que le ocurría aquello, pero parecía que cada día
empeoraba más y más ¿Por qué? ¿Qué tiene ella que me haga sentirme
así?, se preguntó, pero no quiso responder con miedo a la respuesta, era
absolutamente imposible.
Suerte que era el último día de la semana y no tendría que verla durante
tres días, aunque sabía que era una mentira, ya que Lauren se sentiría
ansiosa todos los lunes sabiendo que la iba a volver a ver. Después de
un rato, el grupo de chicas se fueron hasta los vestidores, Camila lucía
muy atractiva con las mejillas rojas y el cabello sudado revuelto. Esperó
a Nora, ellas habían acordado con las chicas que, al terminar el
entrenamiento, irían a la pizzería cerca del instituto.
—¿A quién esperas?—preguntó la voz de Nora a su espalda y la chica
de los ojos esmeralda soltó una risa.
—A una amiga no más atractiva que yo—le dio una sonrisa y Nora hizo
una mueca.
—Yo soy más atractiva que tu—dijo ofreciéndole la mano, para
ayudarla a levantarse.
Mientras conversaban y salían del campo, observó cómo Nora quedó
distraída, mirando a Robert. Dios, esta chica sí que babeaba por él. Sólo
esperaba que fuera atracción física, ya que si era algo más fuerte sabía
que su amiga sufriría, y no quería que ella sintiera dolor.
Bajaron varias cuadras y al llegar a la pizzería vieron que en el
aparcamiento había varios coches, hubo un convertible azul que se le
hizo muy familiar, pero igual Lauren entró con su amiga. El local tenía
una pinta exacta a las cafeterías de los años setenta, fueron a las mesas
rojas mientras sus amigas le hacían señas para que se sentaran.
—¡Laur, aquí!—gritó Dinah y ella le sonrió, tomaron asiento y Lauren
quedó junto a Lucy. Nora estaba al lado de Dinah y las cuatro
comenzaron a hablar. Lucy bebía de su merengada y Lauren no dudó
en robarle unos cuantos sorbos.
—¿Cómo fue la práctica?—preguntó Lucy, un poco interesada en el tema.

—Bien, bien ¿Por qué, Lucia?—preguntó Nora, cruzándose de


brazos, y observando a su amiga de forma acusadora. (Pillada)
—Por... por nada—abrió los ojos cafés y comenzó a jugar con sus dedos.

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—El punto, es que Nora estaba babeando por Robert—soltó Lauren


para fastidiar a su amiga, Nora se puso colorada.
—¡Claro que no!

—Asistiré a la boda—dijo Lucy, sonriendo.

—Seré la madrina—le siguió el juego Lauren mientras se burlaban de


su amiga.
—No entiendo por qué todas mis amigas se fijan en los imbéciles—se
quejo Dinah, dándose una palmada en la frente.
—¡Hey!—reclamaron las tres y la mesera llegó a pedir su orden,
pidieron tres pizzas ya que, si. Ellas comían mucho. (Tragona y con
orgullo)
—Oh, no puede ser—se quejó Nora, observando la puerta con
desagrado, en esos momentos Camila y los chicos estaban entrando al
local, riendo—.
¿Es que ellos están en todas partes o qué?

—Por suerte, no en mi casa—dijo Lauren antes de voltear a ver al grupo


(Y por ver la grupo, significa solo mirar a Camila ahr)
La chica vestía unos short blancos y una camiseta negra de tiras muy
corta, llevaba puesta una chaqueta de color azul con las mangas blancas
y las iniciales del colegio en dorado en el pecho. Era la chaqueta oficial
del equipo, que tenían todos los jugadores, quiere decir que debía de ser
de Austin y eso molestó mucho a Lauren. Aún no lograba captar por que
le molestaba tanto que Camila utilizara la ropa de ese idiota, era su
novio, para algo eran los novios ¿No? Lo más impresionante, fue que
Verónica entró de la mano con Brad. Lucy junto a ella se atragantó con
el pedazo de pizza y observó con cierto ¿Enojo? A la aparente nueva
pareja del colegio.
—¿Por qué señor?¿Por qué?—preguntó Dinah, mirando hacia el techo
con un rostro de súplica.
—Deberíamos ir... quedarnos—había comenzado a decir la pelirroja,
pero al ver a él guapísimo Robert entrando con su chaqueta del equipo,
prefirió volver a sentarse.
Lucy y Lauren tampoco parecían muy dispuestas a irse y observaban a
las dos chicos con rabia. Nora parecía estar a punto de lanzarse a besar
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al defensa de equipo y por un segundo, Dinah quiso golpearse contra la


mesa.
¿Todas sus amigas eran idiotas? Debían de serlo, ya que ellas son las
únicas que se fijan en los imbéciles de ese grupo.
El grupito del colegio fue hasta unas dos mesas que tuvieron que juntar y
comenzaron a charlar, por suerte no las habían visto y esperaban que
siguiera así.
—Así que ¿Ahora las dos perras tienen a un perro?—preguntó
Nora, refiriéndose a Camila y a Verónica.
—Al parecer—respondió de forma muy cortante Lucy, había
estado mordiendo la pajilla durante todo el rato.
—¿Qué vamos hacer, al fin?—preguntó Lauren, intentando cambiar
de tema, prefirió ignorar a la castaña y morder un gran trozo de
pizza.
—No sé ¿Quieren ir al nuevo parque de diversiones? —preguntó Nora
con una chispa en los ojos, las otras chicas parecieron animarse con la
idea.
—¡Yo quiero!—dijeron Lucy y Lauren muy animadas.

Dinah estuvo de acuerdo, aunque después Nora suspiró y dijo el resto de


la noticia.
—Aunque, terminan la remodelación en un mes.

—¡¿Qué?!—reclamó Dinah y las chicas intentaron no reír —. Me


emocioné para nada, chica. Eso es jugar sucio.
—Podremos ir cuando lo terminen, DJ—le dijo Lauren, agitando el borde
de su rebanada de pizza y dándole un mordisco.
Duraron un buen rato hablando y por un momento, olvidaron la presencia
de los chicos de su escuela, eso hasta que la cocinera las llamó. Ellas
eran clientes muy habituales en la Pizzería y la mamá de Nora era amiga
de la dueña, era lo normal que todos los empleados las conocieran y en
verdad, se habían hecho muy amigos de todos.
La cocinera, Carmen (Levante la mano quien leyó camren) llamaba a sus
chicas, para que le ayudarán con un favor, mostrando una enorme
sonrisa maternal como siempre, ellas no se pudieron negar. Lauren y

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Lucy se levantaron y fueron hasta la barra, Carmen les saludó.


—Mis amores, necesito un favor—dijo mirando con cariño a las niñas
que había aprendido a querer.
—¿Qué sucede, jefa?—preguntó una juguetona Lauren y recibió
unapretón en mejilla de lacocinera.
—Son un encanto, necesito que vean si pueden hacer que la
licuadora encienda, saben que no soy muy buena con esos
aparatosmodernos, así que mepreguntaba...
—Vamos a ir a dar un vistazo—afirmó Lucy y ella les sonrío.

La licuadora metálica estaba justo encima de la barra, era más abierta al


público para que cualquiera pudiese mezclar las frutas que servían, en
un rico batido. Al abrir la tapa, dentro había una mezcla pegajosa de
color rosa, pero, debía de ser muy espesa.
—¿Cuál crees que sea el botón?—preguntó Lauren, toqueteando
los botones pero, había uno que parecía roto.
—Puede que sea este, intenta girarlo—le ordenó la castaña y Lauren lo
hizo, dio una pequeña sacudida, pero, de inmediato se apagó —.
Debeser algúncable.
—Podría ser... espera—siguió el cable del conector y vio que había una
parte cortada, intentó amarrarla en un nudo para que las fibras de cobre
volvieran a unirse y justo en ese momento, Lauren recibió un choque
eléctrico —. ¡Au!
—¿Ya?—preguntó la menor, dispuesta a volver a apretar el botón.

—¡Lucy, espera, tienes que cerrarla!—dijo intentando llegar pero, era


muy tarde, giró el botón.
La licuadora comenzó a sacudirse y el líquido rosado se alzó,
chapoteando hasta empaparlas por completo. Salpicaba a todas partes y
algunos chicos comenzaron a alarmarse.
—¡APAGALA!

—¡ESO HAGO!—dijo Lucy tanteando pero, el botón no quería funcionar —.


¡No sirve! ¡Está poseído!
Siguieron así, Lauren cubrió su rostro, aunque ahora tenía mezcla rosada hasta en
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la nariz, pero, pronto Carmen se adelantó y desconectó el aparato.


—Yo sabía que esa máquina se había dañado—dijo sacudiendo la
cabeza y entregándoles unos trapos a las chicas —. Descuiden, esa
chatarra ya es muy anticuada.
—Perdón... nosotras—comenzó a decir Lucy mientras limpiaba su rostro,
se volvió con la cara roja al ver que todos en el local las miraban.
—Mierda—murmuró Lauren también intentando limpiarse, sin poder ver,
ya sabía que los ojos marrones de seguro estaban clavados en su
espalda.
—¿Problemas en el paraíso?—preguntó Verónica divertida y
todos comenzaron a reír, Lucy apretó los puños.
—Ignóralos—le dijo su amiga, volteando para fulminar a Camila, la
castaña reía muy fuerte por el color rosa que pintaba a la ojiverde.
—¿Tienes sed, Jauregui?—preguntó con burla y las risas siguieron,
Lauren volteó hasta donde sus amigas y ellas entendieron, se
levantaron para irse.
Fuera, lejos de las risas de sus compañeros, las dos chicas estaban
enojadas, inclusive Lucy.
—¡Son idiotas!—gritó al aire y Dinah asintió.

—Te juro... que si hubiera un concurso por la más perra del mundo,
lo gana sin preámbulos Cabello—dijo muy enojada la chica de ojos
esmeralda, Lucy soltó una risa sarcástica.

—No, cariño. Esa se lo lleva Verónica—dijo dando un pisotón, Nora


prefirió intervenir.
—Sería un empate—comentó, pero las dos chicas la miraron con ira y
ella prefirió callar.
—¿Y si por una vez en nuestra vida, devolvemos la broma?—preguntó
Dinah con una sonrisa maligna, observaba el convertible azul de Austin.
Lauren también sonrió y Lucy parecía no mostrar pánico por una vez en
su vida, las cuatro fueron hasta el carro y con un destornillador (Que
sabrá dios y la virgen María, que hacia Dinah con eso en su cartera)
pincharon los dos neumáticos frontales y se fueron riendo todo el camino,
al imaginar la reacción del chico cuando no pudiera moverse.
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Capítulo 12
Los días parecían ir cada vez más rápidos, faltaba una semana para
poder ir a la apertura del parque de diversiones y Lauren ya quería que
llegara. Últimamente con Camila y Verónica distraídas, gracias a los
entrenamientos del equipo, no les daba ni el tiempo de fastidiarlas y era
perfecto, sus días eran más normales.

Ya iba una semana de tranquilidad. Lauren incluso asistía a los


entrenamientos y siempre lograba ver a Camila, sin que esta tuviera que
estar burlándose de ella. Algunas veces podía jurar que la castaña la
observaba de reojo, pero estaba tan concentrada en vigilar que no
estuviera constantemente cerca de Austin, que no pudo estar del todo
segura. De vez en cuando, en medio de los entrenamientos, ellos se
daban unos castos besos en los labios. Claro que Lauren rechinaba los
dientes cada vez que los veía (Porque celosa siempre, bueno) pero
después el chico tenía que seguir con el partido, y duraban casi toda la
tarde separados.
Hoy se encontraba nuevamente observándola. Había quedado un poco
traumada desde la última vez que estuvo en las gradas y por ello procuró
estar toda la hora pendiente del balón y a donde lo lanzaban. Después,
cuando las porristas se estaban vistiendo, tuvo que ir a esperar a Nora
fuera de los vestuarios. Estaba tardando mucho. De la nada la puerta se
abrió, mostrando a una enojada Camila que llevaba nada más un top
blanco y una falda, su cabello estaba mojado y olía a vainilla. Lauren tuvo
que echarse hacia atrás, ya que la castaña había lanzado la toalla contra
al piso, que al parecer aún no la había visto.
—¡Maldita pelirroja!—dijo en un pequeño murmullo, pero no lo suficiente
bajo cómo para que las chicas en el vestuario no la escucharan.
Apretaba los dientes y se frotaba las manos.

En verdad, verdad, estaba increíblemente sexy y tierna ¿Cómo eso era


posible? Pronto la mirada chocolate se posó en ella y abrió los ojos,
seguidamente frunció el ceño ya que no se encontraba de ánimos para la
ojiverde.
—¿Qué coño miras?—le dijo muy bruscamente.

Lauren volvió a la realidad, al ver su rostro vio sus labios y recordó el


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besuqueo de Camila con su novio. Apretó las manos y se acercó a la


castaña. Camila, un poco desorientada, se alejó unos cuantospasos.
—¿Qué te pasa?—la acusó, prácticamente fulminando a la ojiverde
con la mirada.

—¿Peleaste con Nora, cierto?—preguntó más cerca de lo que planeaba


de la castaña, Camila volvió a retroceder y Lauren avanzó un paso más.
—¿Qué te importa si peleé con esa perra? Igual, es su culpa, por no
parar de ladrar—dijo apoyándose de los casilleros a sus espaldas.
Lauren estaba muy cerca.

—Ella no es una perra, no te confundas contigo misma—espetó


acercándose aún más y acorralando a la castaña contra la pared—. Más
te vale que no le hayas hecho nada.
—Awww ¿Por qué? ¿Es tu novia? —preguntó con un tono
adorable completamente falso, pero atravesó a Lauren con los
ojos, la última palabra la soltó con una amargura palpable.
Lauren perdió la compostura, por un momento parpadeó confundida, y
alejó su rostro de la castaña.
—¿Novia? Para nada, es una de mis mejores amigas—aclaró y casi
pudo ver cómo la mirada de Camila se relajó levemente, sería su
imaginación—. Por eso no quiero que chicas como tú la molesten, me
enferman.
—¿Enfermarte? Si yo soy una de las chicas más deseadas del colegio,
te quedas patética—rodó los ojos y alzó la barbilla con superioridad.
—Pues ya veo, tu querido novio lo demuestra comiéndote la boca todos
los días—observó la sonrisa burlona de Camila y se irritó por ella—.
¿Qué?
—¿Te molesta, no?—preguntó, insinuante, y Lauren parpadeó.

—Qué tontería es esa.

—Por favor, si siempre nos estás mirando. Qué desagradable, ¿acaso


está enamorada de mí o algo? Esa sería la única explicación, de porque

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nunca me puedes quitar los ojos de encima—dijo con una mirada


burlona y un tono venenoso.
Lauren sintió su corazón acelerarse, pero la indignación se apoderó de
cada fibra de su cuerpo, y observó a la castaña con tanto odio que el
rostro de Camila se mostró ligeramente intimidada.
—¿Enamorada? ¿Yo? ¿De ti? ¡Ja!—soltó una risotada falsa y se alejó de
la chica unos centímetros, observando fijamente sus ojos—. Nunca en mi
vida podría fijarme en alguien tan jodida como tú. Primero seguro besaría
a tu amiga, Ally, antes que a ti.
Sonrió mordazmente, aunque no era del todo cierto lo que decía.

—Además, no me gustan las bajitas—dijo eso ultimo alejándose de


ella cómo si tuviese una enfermedad contagiosa, observó el rostro
enojado de Camila y sus ojos húmedos ¿Eran lagrimas? Imposible.
—Qué suerte, ya me estaba preocupando de tener a una perdedora
babeando por mí. Ya es suficiente con el resto de la escuela,
fenómeno— dijo acomodándose la mochila en el hombro, aunque ahora
su voz se escuchaba ahogada, y fue tanto así, que su rostro cambió
momentáneamente. Lauren sintió un gran dolor en el pecho y sin pensar
que hacer intentó acercarse, pero Camila se alejó de ella, hablando con
voz rota—. Haz un favor con tu vida, vete a otro país y simplemente
desaparece.
Se dio la vuelta y se fue por el pasillo. Lauren seguía con una punzada
dolorosa en el pecho, pero esas palabras fueron muy hirientes cómo para
hacerla quedarse en su lugar y no ir corriendo a besarla hasta quedarse
sin aire en los pulmones.
Oh. Eso era nuevo. En ese momento, que la había visto tan vulnerable y
con los ojos húmedos, había sentido unas increíbles ganas de besarla.
Qué mierda, cada vez empeoraba más.

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Capítulo 13
Una semana después y se encontraba sentada en una de las mesitas de
madera que había en la feria. Sus amigas habían ido por algodón de
azúcar y Lauren se había quedado a cuidar el puesto. El parque de
diversiones era magnifico. Todas parecían estar pasándolo bien, a
excepción de Lauren, que llevaba todos estos últimos días deprimida.
Aun recordaba el rostro de Camila, tan roto y en verdad parecía muy
golpeada por las palabras que le había dicho Lauren. La ojiverde se
arrepentía mucho.
Lo peor de todo es que después de aquella pelea se había encontrado
con la castaña. Al igual que otra veces, la había fastidiado con sus
amigas, sólo que había algo diferente. Cuando la estaba insultando, no
tuvo ni una vez la oportunidad observar sus ojos fijamente, Camila
siempre parecía evitarlos o de alguna manera la insultaba desde lejos,
sin querer acercarse.
Ya comenzaba a desesperarse, porque Lauren quería ver ese color
chocolate que le quitaba el aliento. Se sentía cómo una necesidad, una
ridícula y patética necesidad de ver sus ojos para poder estar en calma
consigo misma. No había ayudado en nada el nuevo pensamiento acerca
de la castaña: querer besarla (Sofocada la niña)
La quería besar y eso la asustaba, era otra necesidad que le hacía
temblar de pies a cabeza cada vez que la veía. Observaba el rostro de
Camila y sin poder evitarlo los ojos se le iban a su boca, tenía los labios
más hermosos del mundo y Lauren solamente tenía unas
desesperantes ganas de morderlos y besarla hasta que le dolieran sus
propios labios.
Suspiró ¿Qué leches le estaba sucediendo? No creía que fuera muy
normal, el soñar todos los días con la misma chica y desear besarla. Más
si no era su amiga, más bien lo contrario. Era la chica que le hacia la vida
imposible y allí estaba Lauren, suspirando por la castaña(¡Masoquista!)
Cada vez... cada vez más las palabras de Camila hacían eco en su
mente "¿No será que estás enamorada de mi?" Y en verdad, Lauren
intentaba convencerse de que no era así, imposible. No, era unalocura.
—¿Laur, estás bien?—preguntó Lucy, acercándose a su amiga.

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Llevaba una gorrita de oso en la cabeza, que había ganado en unos


juegos.

—Si, claro—mintió bien mal, sabia con antelación que si le contaba


a sus amigas respecto a su problema, ellas comenzarían a delirar.
—¿Quieren ir a las tazas giratorias?—preguntó Nora al llegar,
habían rastros de azúcar en sus labios.
—¡Será divertido, vamos!—animó Lucy, jalando a Lauren y a Dinah de
las manos, hasta llegar a la atracción y se montarse en ella.
Estaban bajándose de los carritos cuando vieron a lo lejos al grupito del
salón, parecía la realidad despotricara sobre la suerte de Lauren. Todo le
salía mal, y para joder más las cosas allí estaba Camila, igual de
hermosa que siempre. Llevaba un vestido negro y un gancho en su
cabello, reía mientras iba de la mano con Austin y entrelazaba su brazo
con el de Verónica. Quería besarla, quería besarla, que la tierra se
tragara a Austin. Esa era una gran idea rondando en su cabeza. Soltó un
gran suspiro y tomó a Lucy de la mano, quería alejarse de ellos a como
diera lugar.
—Lucy, ¿quieres ir a la montaña rusa? —preguntó con una sonrisa a
su amiga, ella parecía feliz.
—¡Claro!

—Vamos todas—dijo alegremente Dinah y las cuatro de fueron


a la atracción, dejando a los otros atrás.
Lauren logró respirar tranquila por unos segundos, eso hasta que fueron
a comprar palomitas de maíz y casualmente allí estaba Camila. Tenía
que ser una cruel broma de la escritora, ¿no?
De inmediato los ojos de Camila la vieron, pero apartó la mirada, sin
dejar a Lauren ver sus ojos chocolate por más de un segundo. Bufó
irritada y se rió un poco, al ver cómo Nora intentaba darle de comer
palomitas, lanzándoselas, pero estas chocaban en su nariz.
Pero ella sólo podía observar a Camila. La castaña sonreía mientras
lamia un helado de fresa (era su favorito porque ya la había visto comerlo
varias veces, así de acosadora era) más el estómago se le revolvía al
verla dandole besos a su novio. Parecía querer tragárselo con el helado y
a Lauren casi le entraron arcadas

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Ella quería besarla, besarla y borrar el sabor de ese idiota de los labios
de Camila. Le dolía el pecho, a horrores, sentía una fuerte opresión en el
corazón y otra vez los ojos le ardían. "Mierda, mierda, mierda", maldecía
una y otra vez. Sus manos temblaban e intentó ignorar la escena que se
desarrollaba frente a ella.
Habló un rato con sus amigas, charlaban de cualquier cosa pero cada
tanto volteaba a ver a Camila, la castaña ahora estaba sentada en el
regazo de Austin mientras el chico le besaba el cuello.
Dolor, dolor y enojo. También odio hacia el chico, pero más que todo,
enojo contra Camila. No sabia por que se sentía así, tan mierda. Todo le
dolía, era horroroso y ella no encontraba explicación de su
comportamiento. Se levantó bruscamente de la silla, sus amigas la
observaron preocupadas, Lauren llevaba toda la semana rara y parecía
que está noche estaba peor que nunca.
—¿Está todo bien, Lauren?—preguntó Dinah, claramente preocupada
por su mejor amiga e intentó tocarle el hombro, pero Lauren se apartó
delicadamente.
Mostró una sonrisa forzada, pero no podía engañar ni a un ciego.

—Claro,sólo. . sólo necesito ir al baño—dijo observando con suplica asus


amigas, para que la dejaran marcharse sin pedir explicaciones.

—Bueno, si tardas mucho pensaremos que el inodoro te tragó—


intentó bromear Nora y recibió una débil sonrisa de su amiga.
Lauren caminaba rápido, intentando alejarse de la asquerosa pareja que
había en la mesa cercana a ella. Fue hasta detrás de unas carpas de
franjas rojas y no se había dado cuenta, pero apretaba los puños tan
fuertemente que sus nudillos estaban blancos. El dolor seguía, le
encogía el corazón, y ahora no sabía que hacer. Comenzó a pensar en
los ojos chocolate, en su risa, sus labios. Oh, mierda. Ahora sentía sus
mejillas húmedas y al abrir los ojos vió cuál era la razón, estaba llorando.
—¿Qué...?¿Porquéyo. . ?—intentó explicarse así misma mientrassecaba
sus lágrimas con el dorso de la mano, se sentía muy ridícula.

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¿Por qué lloraba? ¿Qué era esté dolor? Ella nunca lloraba, llevaba años
sin hacerlo y esperaba que así hubiera quedado, no lloró ni cuando murió
su adorado hámster.
Llorar apestaba, de seguro le iba a doler la cabeza y lo peor era que no
sabía por que lloraba.
Todo era culpa de Camila Cabello. Ella era quién la hacía confundir,
querer besarla, matarla, darle un golpe, abrazarla hasta romperle los
brazos y besarle todo el rostro. Todo a la misma vez. Todo por culpa de
esa maldita castaña de la cual estaba jodidamente enamorada. (Lauren
ha experimentado una revelación) Abrió los ojos, sorprendida. No.
Mierda. No podía, no podía, o ya lo estaba, era tarde, eran dos años
tarde, se había jodido.
—No... —murmuró entre dientes mientras ahora las lágrimas calientes
caían con más intensidad—. ¿Era por eso? ¿En serio? ¿Al final, ella
tenía razón?
Se preguntó así misma. Al parecer, Camila Cabello siempre iba un paso
más adelante que ella.
Tenía razón, Lauren estaba celosa (Eso sería poco, estaba muerta de
celos) cada vez que la veía besar a Austin.
Siempre la miraba todo el tiempo porque la ama, sus ojos la volvían loca
sólo porque la amaba, sus palabras siempre le dolían el doble porque la
amaba tanto, que los insultos de Camila la herían profundamente y
siempre la encontraba increíblemente atractiva (Bueno en realidad
mucha gente la ve atractiva, pero Lauren la veía como una diosa
romana) todo porque estaba enamorada de Camila.

Se dejó caer en la grama y rodeó sus rodillas con los brazos, los jean y
las mangas de su camiseta se estaban mojando por el rocío del césped.
¿Desde hacía cuánto? ¿Cuándo fue a pasar de detestarla a amarla?

Conclusión: ella nunca la odió, ella odiaba estar tan colada por Camila.
Por eso en primer año creía detestarla, pero en realidad era todo lo
contrario. (Denle un diploma)
Duró una hora llorando todo lo que no había llorado durante dos años,
desde que conocía Camila. Lloraba por haber sufrido, lloraba porque ella
tuviera novio y por lo que más lloraba, era porque Camila no sentía
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absolutamente nada por Lauren, que no fuera desprecio y odio.


A Lauren nunca en su vida se le ocurriría decirle, además, seguro
sacaría provecho y se burlaría de ella el resto de los dos años que le
quedaban.
Definitivo, amar era una mierda y la ojiverde ya estaba clara de eso.

Capítulo 14
Había transcurrido una semana. Lauren no hablaba con nadie y si lo
hacía con sus amigas, era durante unos breves minutos. Mantenía toda
su concentración en los estudios. Duraba horas en la biblioteca,
intentado escapar de la realidad, de su asquerosa realidad. Estaba
enamorada de la perra que detestaban sus amigas, la misma que la
humillaba a ella, la misma que se comía a su novio en los pasillos y la
misma a quien Lauren había tratado de evitar todos estos días.
Ahora que era consciente de sus sentimientos, sentía un gran
nerviosismo al verla, cómo si fuera más torpe de lo estrictamente debido.
Sus amigas le preguntaban que sucedía y Lauren prefería mentir o
cambiar de tema. Las evitaba, evitaba a todo el mundo, al llegar a su
casa iba directo a su habitación para estudiar. (Empollona) Ya no podía
diferenciar que día era del otro, el tiempo pasaba sin realmente estar
pasando para ella. No podía parar de pensar en el rostro de Camila y era
una mierda.
Estaba caminando por el pasillo, con su mochila colgándole del hombro y
jugaba distraídamente con el cierre de su chamarra mientras avanzaba.
Así llevaba todos esos días la chica de los ojos esmeralda. Perdida en su
mundo de enamorada. Era estúpido y lo sabía, pero no podía evitar
sonreír cómo boba cada vez que recordaba la risa de Camila o cómo
mordía su lengua al sonreír.
—¡Loreeeen!—canturreó Nora, colgándose de su brazo derecho, y
Dinah sujetó el izquierdo.
—¿De qué va esto? preguntó, un poco intimidada por las sonrisas
picaras que mostraban sus amigas.
Lucy intentaba parecer neutra, pero se reía.

—Tendremos una reunión de chicas—dijo y las tres comenzaron a


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llevarla a rastras fuera del colegio, por la calle.


—¿A dónde vamos? Tengo que estudiar, mañana hay clases y... —
Lauren intentaba poner vagas excusas, pero sus amigas la ignoraron.
—Lauren, hoy es viernes—dijo Nora y ella abrió los ojos ¿No era
martes o algo así?
—Hoy, hoy será el día en que nos sueltes que sucede—dijo Dinah con
una voz cargada de veneno.
Lauren comenzó a temblar e intentó soltarse del agarre de sus amigas,
ellas prácticamente la cargaron para entrar a la pizzería. Carmen las
recibió con alegría y comenzó a reír al ver cómo Lauren intentaba
escapar, pero Dinah la llevaba hasta la mesa. Los jóvenes de hoy en
día eran muy animados.
—Ya, habla—exigió Nora fulminándola con los ojos, Lauren se encogió
en el asiento.
Parecía un interrogatorio, estaban en la mesa: Nora y Dinah estaban
sentadas frente a ella con las manos cruzadas, observándola con una
intensidad abrasadora. Lauren tragó en seco, Lucy sentada junto a ella
también la observaba, expectante. Le hizo señas con la mano, para que
verbalizara alguna respuesta.
—¿Qué quieren que diga?—preguntó, haciéndose la desentendida.

Dinah golpeó ligeramente su vaso contra la mesa y a atravesó a Lauren


con los ojos.
—¡Habla, ya! Algo te sucede, llevas toda la semana prácticamente
fuera de satélite—dijo, acusándola, y Lauren bajó el rostro.
—¿Te hicieron algo?—preguntó Nora un poco preocupada, su amiga
no había estado muy bien en estos días.
—No ha... sucedido nada, en verdad.

—Vete con esas mentiras a la vecina, porque yo se que no nos


quieres decir—dijo Dinah, apartando un mechón de su rostro, la rubia
podía ser muy dura cuando quería.

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—Podrías contarnos, somos tus amigas—dijo Lucy un poco dolida,


pero estaba más preocupada por su amiga que por el hecho de que
no quisiera decirles la verdad.
—Habla.

—Confiesa.

—Por favor.

Sus amigas la estaban volviendo loca y Lauren no podía decirlo.

—¡Qué no pasa nada!—exclamó y algunos chicos en las otras mesas


voltearon a mirarla, ella se hundió y volvió a susurrar en voz baja—.
Ya paren con el tema.
—Por favor, no duermes, sólo estudias, ya no sales con nosotras y
tampoco te he visto reír tanto cómo antes. Bueno, algunas veces te he
pillado con una cara embobada y eso sólo cuando estas mirando al
vacío, es aterrador—dice Dinah, tomando un sorbo de su batido.
—Por Dios, pareces... —comenzó Lucy, pero pronto un engranaje en
su cabeza hizo clic y abrió los ojos tan grandes, que parecían que se
le fuesen a salir—. ¡Joder! Laur... no me digas que... estás
enamorada.
Dinah se ahogó con la bebida cómicamente y las dos observaron con un
gran asombro e incredulidad a su amiga pelinegra. Nora era la únicaque
no parecía sorprendida. (Seguro tiene el tercerojo)
Lauren sintió el corazón latirle con fuerza contra el pecho, intentó hablar,
pero la voz le fallaba, así que comenzó a balbucear.
—Yo... yo... yo... no, bueno... claro que...no... yo... ¡Ahg!—dijo
frustrada, apretando los puños.
La mirada esmeralda de Lauren estaba clavada en la mesa, así que
no logró ver los ojos de sus dos mejores amigas explotar.
—¡Mierda!—chilló Dinah y casi pega un brinco hasta el techo.

—¡No puede ser, si lo estás! Eso lo confirma todo—dijo Lucy,


apuntando a su amiga y luego observando a Dinah —¿Cómo no nos
dimos cuenta antes?

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—¡Somos unas imbéciles! Debía de haber sospechado cuando


preguntó aquella vez—dijo recordando ese día en el que Lauren
habíapreguntado lo que era estarenamorada.
—¡Cierto, cierto, me siento ridícula!—Lucy se golpeó internamente y
volvió a observar a su amiga, incrédula—. ¿Lau, es por eso qué estas
así?
Lauren no respondió, se negaba a levantar el rostro, con los ojos fijos en
la mesa.
—¡Claro que por eso está así! Oh, Dios—Dinah se cubrió los ojos, aun
muy impactada por el tema, era una muy mala amiga por no haberse
dado cuenta—. Somos las peores mejores amigas del mundo.
—Y cuéntanos, Lauren ¿De quién estás enamorada?—preguntó Nora
con cierta picardía, ella conocía de sobra la respuesta, pero ver cómo
Lauren tensó el cuerpo en ese momento era muy gracioso.
Otra vez seguía balbuceando.

—Yo... bueno... yo... yo... yo... yo... yo—parecía ser que la única sílaba
que podía formular era el "yo".
—¡Si, Lo! ¿De quién estás enamorada? —preguntó Dinah e
inclinándose hacia adelante en la mesa, parecía al borde del ataque.

—¿Lo... conocemos?—preguntó Lucy con suavidad y Nora se río.

—Oh, sí que la conocen—canturreó, mirando a Lauren que se hundía


de apoco en su asiento.
Quería que un rayo le partiera la cabeza necesariamente, ahora.

—¿La?—Lucy frunció el ceño.

Dinah abrió los ojos otra vez, horrorizada.

—¡No, no, no, no, no! Por favor, Lauri. Dime que no es ella—dijo
tomando las manos de Lauren entre las suyas, parecía muy
desesperada.
—¿Ella? ¿Pero quién... ? Un momento, no será... Oh... no, mierda. No,
no, Laur. Dime, por favor, que no es Camila Cabello—la chica de ojos

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esmeralda abrió los ojos como platos, literalmente todo su rostro y sus
orejas, se tornaron de un fuerte tono carmín y abrió la boca. Esa era
respuesta suficiente —. ¡Lauren!
—¡No, no, no! ¡Nora, dile que es mentira! Que está confundida o en
drogas—dijo Dinah, alejándose de su amiga para comenzarse a
abanicarse, y después comenzó a parlotear—. Yo sabía... que tú la
mirabas, pero pensé que era un estúpido flechazo o que te parecíasexy,
porque demonios es sexy, pero nunca creí que tu... tu... estuvieras¡Dios,
esto es mucho para mi pobre corazón! —hundió el rostro entre sus
manos.
—¿No sabían?—preguntó Nora, divertida, la cara que habían puesto
sus dos amigas fue épica, cómo para tomar una fotografía.
(¡Está el museo de Francia! Uno de esos muchos, creo)

—¡¿Tú si?!—chilló Lucy, observando a Nora—. Se supone que sólo


era un quemo, nunca pensé que estaría enamorada de ella.
—¿Acaso no ven cómo la mira?—les preguntó Nora cómo si fuera
obvio, Lauren (si era posible) se sonrojó aún más.
Dinah y Lucy quedaron un instante en silencio, parecían estar
recordando algún momento en el que Lauren hubiera actuado raro con
Camila.
Dinah abrió los ojos y comenzó a abanicarse, frenéticamente.

—¡Dios mío, Dios mío!—decía entre bocanadas de aire y por fin Lucy
tomó las riendas de la situación.
—Lauren, no puedes enamorarte de ella... es un...¡Es una perra!—
dijo mirando a su amiga que intentó replicar.
—No le digas así—dijo un en un susurro, pero Lucy abrió los ojos.

—¡Lauren, ella es una perra y tú lo sabes! ¿Recuerdas todo lo que nos


ha hecho? ¿Las burlas? ¿Todo? —sabía que estaba siendo muy dura,
pero dejar que su amiga se enamorara aún más de esa zorra era cómo
destruirla ella misma.
—Si... pero, yo ya no puedo evitarlo... yo... me jodi—dijo
agachando la cabeza, Dinah ya parecía más calmada, pero aun así
replicó.
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—¡Ella te va a partir el corazón!

—Yo se...

—¡¿No se lo has dicho, verdad?!—preguntó Dinah volviendo a echarse


para adelante y sosteniéndola de los hombros.
Lauren abrió los ojos, horrorizada por la simple idea.

—¡No, ni muerta!—dijo y Dinah pensó que al menos tenía un poco


de sensatez.
—Laur, ella tiene novio—comenzó Lucy.

—A ella no le importa otra persona que no sea su ego—completó Dinah


y la ojiverde bajó los hombros.
—Nunca te va a querer, ni siquiera le vas a gustar.

—Te romperá el corazón y no quiero ver eso.

—¡Yo se, mierda, yo se!—dijo ya un poco alterada y sus dos amigas no


dejaron de mirarla, Lauren mostraba unos ojos vacíos—. Yo la conozco,
se que nunca pasará.
—¿Por qué de ella, Lo?—intentó hablarle con voz más suave la polinesia.

—No... simplemente, no sé—suspiró y Lucy le rodeó los hombros


con el brazo.
—Te hubieras enamorado de Dinah, ella está disponible—dijo
intentando subirle el ánimo.
—¡Si! Además, soy muy buena en la cama—agregó la rubia, haciendo
que todas rieran. (Confío en ello)
Pero nada era perfecto, no en esta historia.

—Ah, mierda—dijo Nora, observando la puerta.

Las tres chicas voltearon a ver lo que veía y por la puerta entraban los
chicos del colegio, no era un buen momento. (Casualidad) En realidad,
era el peor. Las mariposas se alocaron en el estómago de la ojiverde y
observó a Camila, tan hermosa que dolía solo mirarla. No lo pudo evitar,
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era algo natural en ella, y Lauren sonrió cómo una boba al ver a la
castaña.
Camila parecía también estar buscando a alguien y sus ojos se
detuvieron en Lauren, mostró una sonrisa engreída durante unos
segundos, pero luego analizó el rostro con el que la miraba Lauren. Los
ojos verdes brillaban y su sonrisa torcida iba dirigida a la castaña, casi
como un ángel. Camila giró el rostro hacia un lado, para así evitar que
descubrieran el pronunciado sonrojo en sus mejillas. Lauren claramente
quedó afectada cuando Camila dejó de mirarla, se hundió en su sitio,
pero aún así observaba de reojo cómo la chica tomaba asiento.
—Pareces una idiota—dijo Lucy, rodando los ojos.

Lauren seguía con una cara embobada, observando a Camila.

—Es una perra, te a va joder—le recordó Dinah, pero la ojiverde parecía


en verdad no escucharlas.
—¿Quieres cambiar de puesto conmigo, Lo?—le preguntó Nora,
guiñando un ojo, y Lauren se dio cuenta de que podría ver a Camila de
frente si cambiaba con Nora.
Asintió felizmente, pero sus otras dos amigas también se dieron cuenta
de las intenciones de la pelirroja.
—¡NORA!—reclamaron las dos—. ¡El caso es que la ayudes, no
que la hundas más!—los ojos café de Lucy ardían. No quería ver a
su amiga sufrir y menos por alguien cómo esa castaña mimada.
—La estoy ayudando—dijo la pelirroja divertidamente, Lucy intentó
agarrar a Lauren, pero esta se levantó rápido y cambió de lugar con
Nora.
—¡Bah, ahora pasará toda la hora viéndola!—se quejó Dinah y Lucy se
alejó de Nora, frunciendo el ceño.
Y tenían razón, eso hizo. Ahora que sabía la razón de las mariposasen
su estómago, no estaba con ganas de disimular. Durante las dos horas
que estuvieron en la pizzería sus ojos verdes estuvieron clavados en la
castaña.
Camila lucía un poco más tranquila de lo normal. Su novio le hablaba,
pero ella no lo escuchaba, mantenía la mirada clavada en su regazo y
sus mejillas estaban completamente rojas, a Lauren no le importó
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averiguar el por qué. Disfrutaba el color carmín que decoraba las mejillas
de la castaña.
De vez en cuando Camila levantaba ligeramente el rostro, para ver si
Lauren seguía mirándola, y se encontraba siempre con los mismos ojos
esmeralda, observándola con adoración. (Disimulada nos salió la niña)
Esos eran los pocos segundos en los que Lauren podía ver los ojos
chocolate, pero Camila volvía la mirada hacia su regazo nuevamente,
aún más roja que la vez anterior. La ojiverde no comprendía ¿Tal vez
estaba enferma? Si era así, quería cuidarla, Camila no podría estar
saliendo por allí toda enferma.
—Quita esa estúpida sonrisa, estas siendo obvia hasta para el
perro—se quejó Lucy, mirando el rostro embobado de su amiga.
—Se te cae la baba—volvió atacar Dinah, a ninguna de las dos les
gustaba el gran amor que demostraba Lauren con tan solo mirar a la
castaña.
—Pero si es hermosa, yo no puedo evitarlo—dijo con el corazón
en la garganta, no sabía lo que estaba diciendo.

Sus amigas se miraron entre sí, horrorizadas. Nora parecía disfrutar del
espectáculo con palomitas y todo.
—¿Te das cuenta de lo qué estás diciendo?—preguntó Dinah
con la mandíbula abierta.
—Sus ojos, estoy muy enamorada de sus ojos—volvió a decir,
risueña, y Dinah apoyó su frente en la mesa, golpeándola repetidas
veces.
—La perdimos, la perdimos completamente.

—Todo es culpa de esa zorra—dijo Lucy, apretando los puños, aunque


en realidad, al voltear había visto a Verónica hablando con Brad.
De allí la razón de que incrementara su enojo (*cof*hipócrita *cof*)

A ella no le importó, siguió mirando a Camila con tanta intensidad que


llegó un momento en donde la castaña se levantó de un salto de la silla,
su rostro estaba completamente rojo y le dijo algo a sus amigos, antes de
huir al baño.

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Apenas desapareció, Lauren sintió la pérdida. Quería seguirla, pero


conocía su lugar, sabía que eso no podía ser posible.
Cuando al fin pudo mirar a las otras personas, se encontró con los ojos
coléricos de Austin, al parecer no le agradaba que miraran a su novia de
la manera que Lauren lo hacía.
Se levantó de su asiento junto con Verónica y fueron hasta su mesa,
Lucy se tensó al verlos.
—Miren, a quien tenemos aquí, el grupito de raritas del colegio—se
burló Austin, clavando sus ojos en Lauren—. Tú debes ser la líder.

—No, estoy segura de que estas hablando del la listilla de Vives—dijo


Vero pronunciando mal su nombre, las dos se miraron intensamente.
—¿Pueden irse? Nosotras no queremos problemas—comenzó a decir
Nora, aunque parecía muy irritada por el rostro del chico.
Cállate, zorra. Yo me quedo donde a mí me de la gana—le dijo
riéndose de ella, Lauren sintió la sangre ardiendo.
—¿Podrías quitar tu asqueroso rostro de mi vista? Digo, aquí hay
gente que quiere comer—dijo elevando la voz y algunos alrededor se
rieron, incluso Vero intentó no sonreír.
—Tu mantente callada, maldita bollera—le atacó alzando su rostro, sus
ojos estaban repletos de rabia.
—¿Bollera? ¿Es lo mejor que se le ocurrió a tu cerebro? Ya veo
porque Camila te ha estado ignorando toda la tarde—sonrió al ver el
ligero rubor colérico en su rostro—. Seguro besas como un perro,
babeando.
—Sigue hablando y será lo último que hagas—le amenazó, acercando
su rostro.
—¡Hey, apártate!—dijo Dinah, colocando una mano en su pecho,
pero Austin la apartó bruscamente.
Verónica estaba riendo y Lucy la fulminó con la mirada, comenzaron a
decirse palabras aparte y parecía que en cualquier momento saltarían la
una sobre la otra, a darse arañarse la cara.
—Te enseñaré a respetar—murmuró amenazante el chico, tomó el
vaso repleto de la malteada de Nora y lo volcó en el cabello de
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Lauren.

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El líquido achocolatado bajó por su cabeza hasta mojarle la camiseta, se


limpió los ojos y observó con rabia a Austin ¡¿Por qué coño ella siempre
terminaba con algo en su cabeza?! (Soy mala)
Quería lanzarse, golpearlo o hacerle algo, pero sabía que no podría ya
que Austin era mil veces más grande y más fuerte, además su grupo era
mayor que el de ella. Todos comenzaron a reírse debido a su humillación
y Lucy se levantó, molesta. Apartó a Verónica para que la dejara pasar, y
tomó a Lauren de la mano.
Las tres chicas salieron del local, arrastrando a Lauren, quien seguía
asesinando con la mirada a Austin, y este la observaba al otro lado del
vidrio con una sonrisa. Cuando cruzaron la esquina y al fin lo perdió de
vista, sacudió su cabeza.
—¡Detesto el chocolate!—dijo irritada y intentando limpiarse con las
manos, después recordó los ojos de Camila y cambió de opinión.
—Esa razón es por la cual deberías olvidar a Camila, es una perra y sus
amigas lo son aún más—le recordó Lucy, parecía realmente enojada y
sus mejillas estaban rojas.
El resto de las chicas estuvieron de acuerdo, incluso Nora: que estar
cerca de Camila cuando estaba Austin, era muy peligroso. Pero, en esos
instantes, lo único que le mortificaba a Lauren era que no había podido
ver por última vez a Camila, y se sintió decaída.

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Capítulo 15
El fin de semana había sido un nuevo descubrimiento paraLauren.
Ahora que podía desahogarse con sus amigas, descubrió queestar
clandestinamente enamorada de Camila no era tan malo. Bueno,
era una mierda, pero ella no podía evitar sonreír al pronunciar su
nombre y sus amigas a sentir náuseas, cada vez que lo hacía (Por
amigas hablamos de Lucy y Dinah. Nora vivía la vida feliz y
tranquila)
El lunes todo iba bien. Estaba con sus amigas caminando directamente a
su casillero, pero cuando intentó abrirlo, este no le dejaba.
—Intenta otra vez—le dijo Dinah y Lauren volvió a introducir la
combinación, pero no quería abrir.
Estaba segura que era el suyo, lo había sido durante dos años. Le dio
unos cuantos golpes a la puerta y esta no parecía querer ceder, ya iba a
ser la primera clase y su tarea de Ingles (¡JUSTO LA DE INGLES!)
estaba en el casillero. Al final tuvo que desistir y fue hasta la clase, el
profesor le restó puntos y ni se tomó el tiempo de escuchar la excusa de
Lauren.
Ella apretó los dientes, el día no podía empeorar. Milagrosamente
ninguna de las chicas plásticas la habían molestado, aún. Esperaba que
lo hicieran, ya que quería ver a Camila. Después de las primeras clases,
al tomar su mochila las dos cuerdas se rompieron, y le quedó colgando
de la espalda.
—¿Pero qué?—comenzó, observó cómo Austin y Brad chocaban lo
cinco disimuladamente antes de irse del salón.
Miró las correas y era obvio que alguien las había cortado, así tuvo que
llevar su mochila con las manos.
—Creo que lo de casillero fueron ellos—murmuró Lucy, un poco
enfadada también.
Ya le habían informado al conserje y este había logrado abrir el casillero.
Alguien manipuló la cerradura para cambiar la combinación de apertura,
así que Lauren tuvo que buscar otro. Llevó los libros junto con sus
amigas a un nuevo casillero. Lo abrió, introduciendo la nuevacontraseña,
mientras a lo lejos se contemplaba cómo Austin se carcajeaba.

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—Joder—sus amigas la habían ayudado a traer todos los libros y sus


cosas, pero ya que tenían clases diferentes tuvieron que retirarse,
disculpándose con laojiverde.
Lauren fue guardando cada libro, no podía creer que tuviera tantos. Fue
casi una sorpresa cuando escuchó el ruido de unos pasos acercándose y
al levantar el rostro se encontró con Camila. Ella vestía una blusa y una
falda, al igual que siempre y se había detenido, observando con asombro
a la ojiverde.
Lauren no retuvo la sonrisa que se le formó en los labios, mirándola con
una cara boba. Camila, después de durar un rato sin decir nada y mirar a
Lauren con la boca entreabierta, se sonrojó y carraspeó secamente.
—¿Qué haces aquí?

Lauren frunció el ceño hacia el chico que las observaba con cautela,
parecía estar vigilándola.
—Tu querido novio me saboteó el casillero, así que me mudaron a
este— dijo encogiéndose de hombros, sentía muchas mariposas en el
estómago.
—Eso suena a algo que haría yo—dijo Camila arrugando la nariz, y
Lauren no pudo evitar mirarla con felicidad.
Era muy hermosa, debería ser un delito ser tan adorable y sexy al
mismo tiempo. Si dependiera de ella, Camila ya estaría tras las rejas por
el crimen desde hace años.
Camila, ante el silencio de Lauren y sus ojos verdes escrutando, volvió a
sonrojarse e intentó abrir la puerta del casillero contiguo a Lauren,
ignorándola. Sus dedos fallaban y tenía que comenzar desde el principio
mientras que Lauren la contemplaba, estaba feliz ya que eran vecinas.
Levantó la vista y observó con burla a Austin, que abría los ojos dándose
cuenta del error que había cometido. Lauren se rió de su expresión y
Camila volteó a verla, con los ojos asesinos.
—¿De quién te ríes, fenómeno?—le preguntó a la defensiva, creyendo
que se estaba burlando de ella por no lograr abrir su casillero.
—De la cara de espanto de tu novio—dijo la palabra con un mal sabor
en la boca, pronto su sonrisa desapareció y recordó la triste verdad.
"Tú a Camila no le gustas, ella de seguro no te soporta. Así que deja de
parecer tan patética frente a ella", se dijo así misma y terminando de
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guardar los cuadernos. Por fin Camila había logrado abrir la puerta y
parecía apresurada en buscar hasta al fondo del casillero. Pronto llegó
Austin, quien le rodeó la cintura y le dio un beso rápido en los labios,
fulminó a Lauren con la mirada y la ojiverde sintió la tentación colgarlo
del hasta de la bandera.
—Amor, ya hay que ir a clases—le dijo a la castaña, mirando con
superioridad a Lauren, ella hizo una mueca al escucharla llamarla "amor"
(Vomité)

—Claro ¿Me acompañas? –respondió la castaña, mirando a Lauren y


sin prestar atención a su novio, aunque los dos interpretaron cómo si
estuviera hablando con Austin, por esa razón Lauren no respondió.
—Claro, bebé—dijo llevándosela con él y Camila de inmediato miró al
frente, Lauren suspiró.
Por supuesto que le estaba hablando a él.

Ni siquiera le había dado un último vistazo antes de irse. Ella nunca


sentiría nada por Lauren, así que tendría que acostumbrarse a vivir
enamorada de Camila hasta que la superara. Esperaba que fuera pronto,
amar es complicado. Hace unos segundos estaba feliz y ahora, por culpa
de esa pequeñez, se sentía como la mierda. Fue con pasos pesados. A
la siguiente hora le tocaba Deporte y no quería entrenar, sólo le animóun
poco el saber que compartiría esa clase con Camila. Podría verla en
short deportivo, sudando y jugando todo el día. Era una muy buena
clase. (¿Verdad que si?) Después de ir a clase de Historia, fue con Lucy
hasta losvestidores.
—No te quiero ver babeando por Camila, Jauregui—le advirtió la
castaña mientras caminaba.
Lauren la miró, sorprendida.

—¿De qué hablas?

—Normalmente en esta clase también evitabas verla, pero ahora que


estás en tu faceta de "chica enamorada" no te quiero ver sudando por
ella—le espetó y Lauren sintió sus mejillas arder, eso era lo que
exactamente ella tenía planeado hacer.

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Llegaron hasta los vestidores y para la sorpresa de las dos, Verónica


estaba cerca de la entrada con un sostén deportivo y unos short azules.
Lucy se tensó al instante y la chica de ojos miel le sonrió.
Lauren pudo notar la tensión en el ambiente.

—Vamos, Lucy—dijo tomándola del brazo y arrastrando a la chica a


los vestidores individuales, la pobre estaba temblando.
—Ya—dijo Lucy, soltando un suspiro y comenzando a cambiarse.

Las dos estuvieron listas con el uniforme, realmente no lucían tan mal,
una llegaba a acostumbrarse a ellos: camiseta blanca y unos short
deportivos.
—Lucia, ¿me vas a explicar que fue lo que sucedió hace rato? —le
preguntó a la castaña y esta dio un respingo.
—Na—nada sucedió, Lau—dijo intentando parecer distraída, cuando
claramente no lo estaba, y sus mejillas estaban rojas —. Vamos, sólo
fue Verónica intentando intimidarme.
—¿Segura? Estas sudando—dijo observando las manos brillantes de
su amiga, estaba nerviosa. Muy nerviosa. (Ujum)
—Ya, Lau. O quieres que te haga pasar vergüenza frente a tu
amorcito, hoy—dijo burlándose y Lauren resopló.
—Hazlo y te asesino—bromeó y las dos fueron hasta el gimnasio.

Casualmente esta clase la compartían con Troy, las saludó y fue hasta
donde estaban.
—¿Cómo están chicas? Lucen bien—dijo dándole un guiño a sus
amigas, y Lauren rodó los ojos.
—Eres todo un galán y aún no te veo novia ¿Qué sucede con eso? —
preguntó para fastidiarlo.
Él tensó la mandíbula y comenzó a rascarse el cuello.

—No hay nada, bueno. Sí, pero no podríamos—dijo un poco decaído y


Lauren entendió su pesar, sólo que ella en verdad no podía con la
castaña y Troy, tal vez sí, pero puede que fuera muy tonto para verlo.
—¡Cabello! Eres capitana—gritó la entrenadora a Camila, el corazón
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de Lauren comenzó a aletear.


Camila lucía increíble con una camiseta de tiras y unos short muy
pegados, vestía muy sensual para estar en clases y eso a Lauren no le
agradó, cualquiera podría mirarla y ella sólo la quería para sí misma. Su
cabello estaba amarrado en una cola alta y pulcra. Todo lo contrario, a
Lauren, ya que su flequillo caía frente a sus ojos de vez en cuando.
Armaron dos equipos para jugar a los quemados, el de Camila y el de
otro chico allí, que Lauren desconocía. Era guapo, pero nada más, ya
que Lauren solo tenía ojos para la castaña. Ella observaba como Camila
veía entre los chicos, para elegir a alguien que entrara en su equipo, sus
ojos chocolate se posaron en ella de primero y duró un rato,
observándola. Lauren sentía muchos nervios ¿La escogería a ella? La
chica de ojos chocolate levantó la mano y Lauren contuvo el aliento.
—Quiero a Lucia—dijo y todos quedaron sorprendidos.

Lucy abrió los ojos, pero fue decidida hasta colocarse detrás de Camila.
Lauren la miraba con asombro y su amiga ladeaba la cabeza, parecía
realmente fastidiaba y logró mover los labios lentamente, para que
Lauren pudiera leer la palabra "perra" La ojiverde la miró con reproche y
negó con la cabeza, no le gustaba que sus amigas se dirigieran a
Camila de esa forma.
—Yo quiero a la rarita—dijo el chico, apuntando a Lauren, ella
palideció y tuvo que ir hasta el castaño.
Eligieron sus equipos y ya estaban formados, la cancha se dividía en dos
y comenzaron a lanzar las pelotas. Lauren pensaba que sería peloteada
por todo el mundo, pero por suerte nadie parecía notarla mucho. Sólo
Camila, que parecía tirar todas las pelotas justo en dirección a Lauren.
Ella cómo podía las evadía, pero la castaña seguía empeñada en darle a
la ojiverde.
Lauren no comprendía el por qué, sólo se concentraba en ella, Camila no
parecía querer darle a alguien más. Tal vez al final, si la odiara. Lauren
sostuvo la pelota y quemó a un chico junto a Camila, la castaña abrió los
ojos y le lanzó otra que le pasó silbando cerca del rostro. Todo iba bien,
sólo quedaban dos chicos y Camila, en el equipo contrario; Lauren y el
capitán, en el suyo propio.
—¡Ríndete, Luis!—le gritaba Camila y Lauren tuvo que evitar
verla, le parecía muy hermosa con las mejillas rojas y el cabello

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sudado.
Lauren se resbaló y cayó de rodillas, muy cerca de la línea, pero ninguno
de sus rivales tenía pelota. Camila la observó con ojos abiertos y no se
percató de la bola que le lanzó Luis. Iba directo a su cara y cuando alzó
el rostro, soltó un chillido. Lauren no lo pensó dos veces e
incorporándose, colocó su cabeza en medio de la trayectoria, recibiendo
un fuerte golpe en la nuca.
—¡Au!—se quejó al escuchar el silbato.

—¡Jauregui, fuera!—le gritó la entrenadora a Lauren, ahora era


consciente de lo que acababa de hacer. Malditos impulsos.
—¿Qué mierda hiciste, fenómeno?—gritó Luis muy enojado y Lauren
hizo una mueca, quien le llamaba fenómeno era Camila, no él.
No quiso ver a la castaña, se levantó con la cabeza gacha, sintiendo un
fuerte dolor y fue a sentarse junto a Lucy. Ella sacudía la cabeza y le dio
un golpe en el hombro.
—¡Eso fue estupido!

—Le hubieran dado en toda la cara, si no intervenía—se defendió y


Lucy suspiró, irritada.
—¡Pues la hubieras dejado, se lo merece!

Lauren no respondió, comprendía que su amiga tenía razón. Se mantuvo


viendo cómo terminaba el juego, en silencio, y con la mirada acusadora
de su amiga, ya más tarde seguramente Dinah se enteraría y también le
iba a reñir.
Al salir, en el vestidor ya casi todos se habían largado, Lauren acariciaba
el golpe rojo en su nuca, sí que le había dolido. Quien lanzara la pelota
debía tener un brazo prodigio.
Lucy dijo que la esperaba afuera y salió corriendo, casualmente evitando
encontrarse con Verónica. La ojiverde se encontraba secándose elrostro
con una toalla cuando sintió a alguien a susespaldas.
—Eso fue patético, Jauregui—dijo Camila recostada de los casilleros,
con cabello suelto y sus mejillas rojas del cansancio.

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—¿De qué mierda hablas?—le dijo sin ganas de jugar, aunque su


cuerpo temblara por la visión de la castaña en aquellas condiciones,
sentía un dolor de muerte en la cabeza y en el cuello.
—¿Por qué te pusiste frente al balón?—preguntó acercándose
lentamente, hasta estar a pocos centímetros del cuerpo de Lauren, ella
seguía con su mano en la nuca—. Tienes que frotar en el punto
lastimado, idiota. Si no, no dejará de doler.
—Eso hago—pero en realidad ella frotaba cualquier parte del cuello e
hizo una mueca de dolor.
—Eres la persona más inútil que he visto en mi vida—le chistó
Camila, alzando la mano y apartando las de Lauren.
Ella misma, con sus pequeña y delicadas manos, comenzó a trazar
círculos en el punto exacto del golpe por detrás de su nuca, tocándole
levemente el cabello.Se supone que Lauren debería de estar relajada,
pero aquel gesto envió una gran cantidad de choques eléctricos a su
cuerpo, las mariposas parecían querer comerle el estómago.
Camila la observó de una forma extraña, con una pizca de dulzura en
ello, los ojos chocolate se clavaron en los suyos. Lauren estaba
acostumbrada a verla enojada todo el tiempo, así que por eso quedó tan
impresionada.
—¿Por qué te pusiste frente a la pelota?—preguntó nuevamente y
Lauren apartó los ojos, nerviosa.
"Inventa algo imbécil, para que no parezca que te importa ", se dijo así
misma.
—¿Quién dijo que me puse frente a la pelota?—bien hecho, Lauren.
Eres toda una maestra del engaño. Idiota.
Camila alzó una de sus perfectas cejas.

—Nadie lo dijo, todos lo vieron.

—Pues vieron mal—mintió, acercándose a la castaña, y quedó tan


distraída con su perfume que no se percató de que Camila también se
acercó a ella, aun frotándole la nuca por detrás del cuello.
—¿Ah, si?—los ojos dulces se fueron y allí estaba la chispa
que la caracterizaba, Lauren sonrió.

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—Caí frente a ti, me estaba levantando tranquila de la vida y justo, sentí


un golpe en mi cabeza. Al ver, era que te había salvado. Qué desgracia,
por esa razón perdimos—dijo fingiendo indiferencia y las caricias de la
castaña se detuvieron, sus ojos observaban con furia a la ojiverde y se
separó de ella. (Y... la cagó)
—Qué suerte, ya pensaba que sí estabas coladita por mí—se burló,
apartándose aún más de ella mientras mostraba una sonría hipócrita.
A Lauren le dolió, pero sabía que tendría que ser así.

—Ya te dije, primero besaría a Allyson...

—Qué a mí, sé el resto—dijo apretando los labios y después, alzando


la barbilla con superioridad, mostró una sonrisa de muerte—. Ya
veremos, fenómeno. Que al igual que todos, caerás loca por mí.
La fulminó con la mirada y se fue caminando con seguridad, hasta
desaparecer entre los vestidores.
Lauren suspiró, sí que amaba a esa chica.

"Tu ya me tienes loca", eso fue lo que deseó haberle respondido, pero
prefirió cambiarse, aun sentía la mano de Camila en su nuca.
Era la primera vez que ella la tocaba y había sido magnifico.

Capítulo 16
Otro mes va y viene, el caso es que había sido un mes muy agitado, y
Austin realmente la tenía agarrada con ella. La molestaba todo el tiempo.
Le tumbaba los libros, le escondía la mochila e incluso, a veces le
quitaba el almuerzo. Lauren tenía que aguantárselo y rechinar los
dientes, más aún cuando lo veía besar con pasión a Camila en mediodel
pasillo. Aun no comprendía cómo no le daba un golpe en la nariz. Si, así
de violenta se había puestoLauren.
Verónica y Camila de vez en cuando las atacaban a ella y a sus amigas,
pero estaban concentrada en los exámenes. Por eso Austin y Brad las
estaban relevando, para hacerle la vida imposible a la ojiverde.
Lo único era que ahora siempre encontraba a la castaña mirándola.
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Lauren siempre quería mirarla así que no era su culpa, pero se


impresionaba al ver cómo sus ojos se encontraban y la castaña apartaba
la mirada.
—¿Por qué siempre terminan en mi casillero, cuando incluso es
uno diferente?—preguntó apretando los puños y los dientes.
Observaba a la pareja besarse ardientemente, apoyados sobre un
casillero. Su puto casillero. Lauren pronto estaría lanzando fuego por la
boca.
—Tal vez Austin quiera hacerte enojar—dijo Dinah intentando no
observar con asco la escena, se percató de la mirada dolida y enojada
de su amiga, y colocó una mano en su hombro—. Recuerda que es
una perra, en verdad lo es.
Lauren no respondió, clavó sus ojos en Austin, deseando con todas sus
ganas ahorcarlo hasta que dejara de respirar. (Dale, nadie te detiene)
Lucy y Dinah se despidieron

de ella, un poco preocupadas. Lauren quería parecer bien, pero en serio


le dolía mucho.
Fue hasta donde estaban ellos y se aclaró la garganta, para buscar su
atención. Austin se separó de Camila, la chica tenía el cabello revuelto y
los labios hinchados a besos, y ambos la observaron.
—Mi casillero—dijo refiriéndose a la puerta donde estaban apoyados.

Austin simplemente la corrió a un lado mientras volvía a atacar los labios


de Camila, Lauren apretó los puños. Abrió su casillero, escuchando los
suspiros y besos de la pareja. Austin recorría el cuello de Camila con sus
labios, pero ella no parecía notarlo, estaba mirando a Lauren.
Al cerrar la puerta, se encontró con unos ojos chocolate y Camila le dio
un guiño, antes de volver a agarrar el rostro de su novio y besarlo,
Lauren ahora quería devolver el desayuno.
(Hasta yo quiero hacerlo)

Era increíblemente repugnante. Los observó un rato, intentando parecer


superior. Austin, fastidiado, se separó de los labios de su novia y observó
a la ojiverde con disgusto.
—¿Qué leches quieres?
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—No creo que sea correcto besarse en los pasillos, hay una regla—
dijo metiendo las manos en los bolsillos de su jeans, debía
aparentar tranquilidad.
—Pues yo hago lo que se me dé la jodida gana. Ahora, desaparece—
respondió muy cortante el chico y volvió a besar a Camila, pero los ojos
de la chica, aun besando a su novio, estaban en Lauren.
Lauren no comprendió, pero al ver esos hermosos ojos chocolate, no
pudo evitar sonreír. Hizo una mueca graciosa, burlándose de Austin, y
Camila soltó una pequeña risa sobre los labios de su novio. A Lauren le
dio satisfacción y más al ver que su novio le cubrió los ojos a la castaña,
para que Camila no pudiese verla, y fulminó a Lauren con la mirada. Ella
decidió que era hora de irse.
Fue hasta la biblioteca esa tarde, esperaba poder estudiar para el
examen, Austin había escondido sus apuntes y por eso iba retrasada. Al
llegar se encontró con una gran sorpresa. Allí, sentada en la misma silla
de siempre, estaba Camila. Sintió cómo que el corazón se le fuera a salir
y sonrió.
Camila la ignoró toda la tarde, pero eso era lo de menos, pudo ver los
rayos del sol iluminarle el cabello y se perdió en su hermoso rostro. Al
final, terminó sin estudiar nada. Intentaba ver su cuaderno, pero Camila
estaba mordiéndose la lengua de una forma tan adorable que la distraía.
Eso hasta que alguien le tocó el hombro. Era Luis, ya no lucia tan
enojado e incluso le sonreía, Lauren alzó una ceja.
—Hola, Lauren—la saludó, tomando asiento junto a ella, la chica alzó
ahora las dos cejas. La había llamado por su nombre.
—Hola.

—¿Qué haces a estas horas aquí?—preguntó, sonriendo de manera


que cualquier chica hubiera caído rendida, ella no porque claramente
pensaba que el chico venía a hacerle algo.
—Estudio ¿Tu no? —preguntó y el chico se río, Lauren lo miró
cómo si estuviera loco.
—¿Estudias? ¿No sales?

—Los fines de semana.

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—¿Con tus amigas, cierto? Esas chicas parecen cuidarte mucho—hizo


una mueca.
—Si, ¿por?

—Cuando les pregunté por ti, no quisieron decirme dónde estabas—


volvió a sonreírle y ahora más que nunca Lauren amaba a sus mejores
amigas. (Dios las bendiga)
—¿Estabas buscándome?—preguntó, incrédula, y pensó que le iba a
hacer algo malo en verdad—. ¿Qué me vas a hacer? —arrugó la nariz.
—Eres muy linda—dijo dándole un pellizco en su nariz y Lauren
alejó el rostro.
—Ya, esto es raro—dijo intentando apartarse, el chico volvió a reír ¿Qué
era tan gracioso?
—Yo quería ver si salías con nosotros ¿A la pizzería? —preguntó,
pasando una mano por su flequillo bien peinado.
—No creo, yo no me llevo con tus amigos. Menos con las chicas—
respondió, intentado apartarse ¿Acaso Luis le estaba pidiendo una cita?
—Calma, me aseguraré de que Camila no se te acerque—comentó el
chico, dándole un guiño, Lauren abrió los ojos y su corazón comenzó a
palpitar al escuchar el nombre de la castaña.
—¿Por qué Camila?

—Todos saben en la escuela que ustedes dos se odian, por eso te haré
un favor y la mantendré lejos de ti—se levantó y acarició la mejilla de la
chica, aunque esta rápidamente se apartó—. Pero, puedes venir ¿Si?
Lauren no respondió, aún estaba muy sorprendida ya que no creían que
Luis la estuviera invitando. Tenía que ser una trampa o posiblemente
estuviera alucinando por algún alimento en mal estado, ¿qué había
desayunado esta mañana? ¿Waffles?
—Le estás coqueteando al fenómeno? —preguntó repentinamente
Camila, a espaldas de Luis—. No tienes gusto—soltó con veneno.
Luis sin saber, se apartó un poco de Lauren, ya que su amiga lo miraba
cómo si quisiera asesinarlo.
—Nada de eso, es una salida amistosa a la pizzería ¿Verdad, Lauren?

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—le preguntó, al utilizar ese tono tan confiado y dulce con la ojiverde,
Camila rechinó los dientes.
—Ella no saldría con alguien como tú. En realidad, la fenómeno no es
alguien que siquiera sepa cómo estar en un lugar sin hacer el ridículo—
dijo aun mirando a Luis, Lauren se indignó y se levantó de la silla.
—¿Tú qué sabes?—la retó y por fin los ojos marrones la vieron,
parecía furiosa.
—Así que, ¿vas a venir? —le preguntó Luis, sintiendo la tensión.

Lauren estuvo dispuesta a aceptar, pero la castaña habló primero.

—Ella no irá a ninguna parte—espetó, mirando a Lauren,


retándola a contradecirla.
Sus ojos oscuros echaban chispa y Lauren sintió sus piescosquillear,
asintió cómo una tonta y observó a la chica de sus sueños hablar con
Luis.
—¿Ves? Ella nunca iría a esos sitios, menos con ustedes.

—¿Lauren?

—Yo si iría—dijo aun un poco enojada, no quería desobedecer a la


castaña (Porque gobernada siempre) pero Camila la fulminó con los
ojos—. Pero, recordé que tengo unos asuntos—miró con disculpa a
Luis.
—Será la próxima—el chico tocó su brazo y Lauren se tensó. Camila
observó con ojos afiliados la mano de Luis y el chico rápidamente se
apartó—. Disculpa—aunque no sabía exactamente con quien se
estaba disculpando.
Se dio la vuelta y salió prácticamente huyendo, Lauren estaba
confundida.
Hace rato parecía estar coqueteando con ella y ahora se iba sin
despedirse ¿Qué le pasaba? ¿Tenía mal aliento?
—Tu si sabes perder el tiempo—soltó la castaña y Lauren la
miró, confundía.
—¿Cómo así?

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—Deberías estar estudiando, pero estabas ligándote a un chico.


No esperaba eso de ti, fenómeno—dijo alzando una ceja.

—Yo estaba estudiando—se defendió la ojiverde, apretando los puños.

—Llevas una hora sin mirar al libro, claro que no lo hacías—le dijo
Camila, mirándola con reproche, Lauren pestañeó.
—¿Tu cómo sabes?—le preguntó y fue turno de Camila, la castaña se
puso nerviosa y sus ojos evitaron a toda costa los verdes de Lauren.
—Supongo que así fue. Sabiendo lo idiota que eres, claro—dijo yel
cuaderno que sostenía se le cayó de las manos,torpemente.
Las dos se agacharon a recogerlo al mismo tiempo y sus manosse
tocaron, la piel de Lauren ardía y las dos levantaron elrostro.
Sorprendentemente, su nariz estaba rozándose con la de Camila y sentía
el cálido aliento de la chica en sus labios, la castaña al ser consciente de
aquello se sonrojó.
Lauren la encontró increíblemente adorable de esa forma, quería besarla,
y estaba desesperada por hacerlo. Camila también parecía en shock, ya
que no hacía nada para moverse. Lauren, sin darse cuenta, comenzó a
acercarse cuando escucharon unos gritos en la entrada.
—¡LOREN! Nosotras... —habían entrado Dinah y Nora riendo, pero al
ver la escena se quedaron heladas.
Camila se levantó de un salto y se alejó unos pasos de la ojiverde.

Lauren la imitó y las dos chicas estaban coloradas, la ojiverde observaba


la cara de incredulidad y espanto que mostraba su amiga (Nora sonreía
por la mera casualidad) Pronto, Dinah se recuperó del estupor y fue
hasta donde su amiga, mirando amenazante a la castaña, y le rodeó la
cintura con un brazo.

—¿Chicas, qué hacen aquí?—preguntó Lauren muy avergonzada, casi


besaba a Camila y sus amigas la habían pillado con las manos en la
masa.
—¿Qué haces tu aquí y con esta perra?—dijo soltando las palabras con
veneno mientras miraba a Camila, la castaña salió del shock y mostró
una sonrisa arrogante.
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—Aquí no hay perras, solo una gran y gorda cerda—dijo con un


brillo asesino en sus ojos.
—No me importa, sólo no te acerques a Lauren—la rubia
espetó, señalándola, y Camila hizo una mueca.
—¿Qué no me acerque al fenómeno ?¿Por qué te haría caso?

—Porque si. Te quiero lejos de ella, zorra.

—Bola de grasa.

—Cerda patosa.

—No tengo porque quedarme peleando con unas bebes—Camila fue


recogiendo sus cosas y saliendo la biblioteca sin siquiera mirar a Lauren,
que en cambio seguía en las nubes.
Dinah la hizo sentarse en uno de los sillones de la sala de descanso y
comenzó a ir de un lado al otro, con las manos en la cadera. Nora
observaba desde el sofá, entretenida.
—¡¿Cómo es posible?! Llego y te encuentro con el rostro encima de
la perra esa—dijo levantando los brazos.
—No le digas así.

—Y después, tienes la decencia de quedártele mirando cómo una


boba enamorada, cuando ella me está insultando—la señaló.
—Perdón... —se hundió en el sillón.

—Y también, parecías... ¡Dios, parecías querer besarla! ¿Es así? —la


rubia preguntó, analizando la reacción de su amiga que ahora estaba
colorada, Dinah cerró los ojos y colocó sus manos en la cabeza—. ¡Dios,
si querías besarla!
(¿Quién no?)

—Pero Dinah, ella estaba... muy... muy cerca mío ¿Qué más podía hacer?
—preguntó toda tonta, aun recordaba sus labios a centímetros de los
de Camila.
—Darle una cachetada—ofreció la polinesia, ella lo hubiera hecho.
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—Sus ojos ¿No viste sus ojos? Te lo juro, cada día me enamoro más
de ellos—dijo con la cabeza entre las nubes y Dinah abrió los ojos,
claramente asqueada.
—¡¿Te estas escuchando?!—preguntó chillando, esa maldita perra
estaba jugando con el corazón de su mejor amiga.
—Y sus labios, Nora. Sus labios son hermosos. Podría besarla todo el
día— Lauren confesó y su amiga pelirroja río, Dinah la fulminó con los
ojos.
—Vaya, sí que estas muy clavada por la castaña—dijo Nora y Lauren
asintió enérgicamente.
—¡Espera a que le cuente a Lucy! Te va a retar, y las dos te
joderemos juntas—dijo señalando a su amiga, que en estos
momentos parecía perdida en su mundo.

—Y hace unos días... Camila dijo... ella dijo que me volvería loca por ella
y me acarició... me tocó el cuello—dijo mirando al piso, Dinah abrió los
ojos.
—¿Cómo así?.

—El día que me golpearon con la pelota, ella me acarició en el golpe...


Dios, su piel es muy suave, quería tocarla, pero no logré moverme—
susurró muy avergonzando por no haberlo hecho, y el breve contacto de
hoy no contaba.
—¡Ya enloqueciste, esa chica solo quiere humillarte!

—Pero, es muy hermosa...

—¡No la dejes hipnotizarte, Lauren, despiertaaaaaa!—gritó Dinah,


sacudiéndola por los hombros, pero Lauren sabía que ya era tarde.
Ya eran dos años tarde, estaba muy hasta el fondo por esa chica.

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Capítulo 17
Ya estaban llegando a finales del año y por fin tendrían la excursión que
hacían todos los de segundo año. Viajarían a las montañas y pasarían
dos noches en ella, acampando y para Lauren nada se escuchaba
mejor.
Desde aquel día en la biblioteca, cada vez que Camila se encontraba
cerca de Lauren, sus dos amigas actuaban como una muralla entre ellas.
A Lauren le deprimía, ya que estaba deseosa de hablar con Camila.
Estaban ahorita en el aparcamiento de la escuela, esperando para subir
a los buses. Lucy golpeteaba la suela del zapato contra el piso,
ligeramente. Las dos chicas enviaban una mirada desaprobadora a
Lauren.

—Dos horas. Las dos putas horas de la ceremonia, estuviste mirando


a Camila—la regañó Lucy y la ojiverde bajó el rostro.
—Ya te estás dejando en ridículo—Lauren pensaba hablar, cuando la
polinesia la mandó a callar—. Y no me vengas con el numerito de que
es hermosa y todo eso.
—Ustedes no me han dejado estar cerca de ella, prácticamente me
siguen hasta el baño—dijo, exasperada, y sus amigas asintieron.
—Así es como debe ser—le dijo Dinah.

—Te protegemos—agregó Lucy.

—No como esta guarra de aquí—dijo la rubia, señalando a la pelirroja


que tecleaba en su movil.
Nora levantó el rostro, mirándolas.

—Está enamorada, ella no puede hacer nada contra eso.

—¡Olvidarla!

—Raparle el cabello—Dinah sonrió y Lucy apoyó la idea.

—Se vería hermosa, aún sin cabello—dijo sin pensar Lauren y sus
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mejillas se sonrojaron—. ¿Escucharon?


—Esperen un segundo, voy al baño a vomitar—dijo Lucy, haciendo
una mueca.
—Y mira, allí esta tu amada chica—Dinah comentó
sarcásticamente, señalando a la animadora a lo lejos.
Allí estaba Camila. Austin la recostaba contra el bus y prácticamente le
comía la boca, cada día parecía que se besaban con más fuerza. Por un
segundo pensó que la lengua de Camila saldría por el ojo de Austin, la
castaña enredaba los dedos en cabello del chico pero, de un momento a
otro, lo apartó lejos de ella. Se miraron con la respiración agitada y se
dijeron algo que no pareció contentar del todo a Austin. Lauren no pudo
soportar el seguir mirando y sus ojos se humedecieron, desviándolos.
—Ella... yo... yo... iré a ver cuándo partimos—dijo en un susurro.

Nora observó a sus amigas con reproche y ellas entendieron que tal vez
si se habían pasado un poco. Fue hasta donde el profesor y preguntó,
dentro de unos diez minutos saldrían los buses. Esperó, mirando a los
estudiantes avanzar y se sentía tan cansada que ya no veía el momento
para echar una siesta durante el viaje.
Escondía las manos en los bolsillos de su chamarra y bostezó, achicando
los ojos. Observó a Camila hablando con el profesor a un costado y
decidió no verla, le dolía mucho últimamente. En realidad, siempre le
dolía. Era su culpa por haberse enamorado de ella, tonta, tonta.
—¡Vayan subiendo, por orden de lista!—gritó el profesor y todos
fueron tranquilos.
Lauren se acomodó la mochila de viaje en su hombro, el equipaje
completo ya guardado en el maletero del bus. Dinah sujetó sorprendida a
su amiga por el brazo y Lucy reclamaba al profesor, Lauren seguía sin
enterarse de nada ya que estaba muy distraída.
—No, mire otra vez la lista. Lauren no puede ir con ella—dijo Dinah
con desprecio y sujetó más fuerte a la ojiverde.
—Así es el orden, jóvenes. Cabello, ve entrando—el señor Carter dijo
a la castaña, quien mostró una mirada inocente y luego le sacó la
lengua a Dinah y Lucy, las dos estaban echando humo—. Jauregui y
López, se sientan con ella.
Lauren se quedó helada. Diana López, era una chica cualquiera. Lo que
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le preocupaba era que tendría que compartir asiento con Camila, y otra
vez los nervios la carcomían. Sus amigas la miraron con preocupación y
Lauren les sonrío para calmarlas, ellas no querían que hiciese una
estupidez y honestamente a Lauren tampoco le fascinaba la idea. Entró
al bus y avanzó por el pasillo hasta que encontró la caseta de los
asientos amueblados, Camila estaba sentada en la silla junto a la
ventana. Diana iba tras ella y pensó que tal vez la chica quisiera sentarse
junto a Camila, para hablar, pero en eso la castaña lamiró.
—¿Ta vas a sentar o prefieres ir todo el camino parada?—
preguntó, observando a Lauren como si fuera idiota.
—Yo... no... ¿No querías sentarte con Diana? —balbuceó, se sentía
muy tonta y no podía dejar de observar a Camila como si en verdad lo
fuera.
Camila negó con la cabeza y volteó a ver por la ventana.

—Siéntate—murmuró sin mirarla y Lauren obedeció.

Su asiento quedaba muy cerca del de Camila y compartían el mismo


reposa brazos, trató de alejarse un poco de ella y para así darle espacio
personal. La castaña no daba señales de prestarle atención, sus ojos
estaban en el paisaje fuera del cristal. Diana se sentó junto a ella y
comenzó a hablarle.
—¿Nerviosa?—preguntó, apretando la mandíbula.

—No ¿Tu si?

—Un poco. No me gustan los vehículos grandes, podrían tener


un accidente.
—Bueno, no creo que nos pase algo—dijo sonriéndole y la
chica le correspondió.
—Ojalá, pero al menos moriría hablando con alguien—soltó una
risa nerviosa.
—¿Yo?—preguntó muy amable y la chica asintió—. Tienes suerte, mi
hermosa voz será lo último que escuches—ella solo estaba
bromeando, cualquiera diría que hablaba en serio.
—Ja ¿No sería mejor que me salvaras? —preguntó coqueta, y

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Lauren pensaba que era un juego, así que le siguió la corriente.


—Claro que lo haría, no me quiero quedar sola—arrugó la nariz y
Diana habló sin pensar.
—Awww, eres toda una lindura—dijo provocando que Lauren se riera.

—Mantén la boca cerrada, Jauregui. El profesor intenta hablar—


murmuró Camila, fulminándola con la mirada y sonriendo
hipócritamente a Diana, quien le dio una sonrisa tímida.
El profesor indicó algunas normas de seguridad y cuanto tardaría el viaje,
serían seis horas de carretera y Lauren ya pensaba que sería aburrido.
No tenía con quien hablar. Camila la ignoraba olímpicamente y si la
castaña no le hablaba Lauren no quería hablar con nadie. De un
momento a otro, Camila levantó el reposa brazos (la única barrera entre
ellas dos) y Lauren la miró, extrañada.
—Me molesta al dormir—se explicó simplemente y volvió su atención
a la ventana.
Lauren no se percató de que, en qué momento, pero el sueño la venció.
La noche anterior no había dormido muy bien que digamos. Pasó una
hora cuando por fin despertó, sentía un cuerpo cálido abrazado a ella y
por unos leves segundos tensó los músculos. Camila. Era el aroma a
vainilla de Camila, o eso lograba recordar aún medio adormilada.
Su barbilla estaba reposada sobre la cabeza de la castaña y su brazo
derecho rodeaba los hombros de Camila pero, eso no era todo, ya quela
chica menor se abrazaba al torso de Lauren y escondía el rostro en su
cuello. No tenía ni idea de cómo habían terminado así, sintió la
respiración de Camila hacerse más rápida y concluyó que ella también
había despertado. Estaban enroscadas una con la otra, abrazándose,
mientras que Diana dormía con la cabeza hacia un lado y la boca
abierta.
Lauren aspiró la fragancia de Camila y se permitió sentir su calor junto a
su cuerpo, nunca había mantenido un contacto tan directo con la chica y
esta oportunidad no se repetía dos veces. (Disfruta)
Duraron unos minutos así, hasta que detuvieron el bus. Camila se apartó
delicadamente de la ojiverde, acomodándose el cabello desordenado y
sin mirarla. Lauren suspiró, tal vez fuera incomodo para ella, pero sintió
un pequeño destello de esperanza cuando la chica volteó a verla, para
salir. Sus mejillas estaban de un fuerte color carmín y sus ojos brillaban.
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Observó a Lauren, un poco a la defensiva.


—¿Qué?—preguntó y Lauren negó con la cabeza, mostrando una
enorme sonrisa y saliendo feliz
Camila bufó varias veces no dijo nada ofensivo.

La estúpida sonrisa en el rostro de Lauren mientras caminaban por el


bosque, fue suficiente para indicarles a sus amigas que algo ocurría, la
ojiverde no dejaba de mirar a Camila a unos pasos más adelante y
sonreía como boba.
—A ver ¿Por qué esa cara de idiota? —preguntó Lucy, rodando los
ojos, Lauren suspiró.
—Camila—dijo simplemente.

—¿Qué hicieron? Dios, deja de sonreír, que con solo verte me dan
caries— bufó Dinah, aunque estaba feliz al ver a su amiga más
animada.
—Ella... ella y yo estábamos al lado y me quedé dormida, pero
aldespertar estábamos completamente abrazadas. Ella es tan cómoda y
su cuerpo es tan pequeño—dijo suspirando, mientras recordaba el tacto
de la castaña.
—¿Y no te dijo nada?—su amiga preguntó, sorprendida, Lucy
conociendo a Camila esperaba que ella hubiese enloquecido.
—No, Camila solo se quedó callada y creo que no me odia—Lauren
comentó pensativa, deteniéndose mientras sus amigas la observaban,
asombradas.
—¿Por qué lo dices?—preguntó Dinah, un poco preocupada.

—Por la forma en que me mira a veces, parece como si se alegrara


de verme—dijo muy ansiosa y sus amigas negaron con la cabeza.
—Estas imaginando cosas, Lo—dijo Dinah con tristeza, odiaba ver a
su mejor amiga ilusionada de esa manera.
—Es Camila Cabello de la que hablamos.

—Pero... ella, yo puedo jurar que ella...

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—No, ella tiene novio y siempre se besuquea con él, a ella solo le
divierte molestarte. Por favor, date cuenta—le suplicó Lucy y Lauren se
calló.
Podría ser cierto, a quien engañaba, esa era la cruda realidad. Durante
toda la caminata no volvió a hablar, sus amigas se preocuparon por ella
pero decidieron que era lo mejor, dejarla pensar. Llegaron hasta un claro
y comenzaron a armar las tiendas de campaña, a Lauren se le dificultó al
principio ya que le tocó justo realizar la tarea de alzar las tiendas con sus
amigas, Camila y Verónica.
La suerte no la acompañaba ni de casualidad. Lucy no parecía feliz con
la elección, pero entre las cinco intentaron montarlas, les estaba
costando.
—¡Laur, ese clavo no va allí!—la regañó Lucy y Lauren se percató de lo
que hacía, estaba muy distraída.
—Eso estaba haciendo—se defendió y volvió a hacerlo, pero, esta vez bien.

—No te lo crees ni tu misma—se burló Dinah y las tres comenzaron a reír.

—No vayan tan lento, idiotas. Que por su culpa nosotras


también pagamos—se quejó Verónica, mirando fijamente a
Lucy.
Camila doblaba unas frazadas al lado de ellas, llevaba una camiseta
blanca junto con unos short de verano, y se veía hermosa.
Lauren rodó los ojos.

—Lo que tú digas, plástica—respondió y Verónica la fulminó con la mirada.

—Dejemos de pelear. Quiero terminar con esto, fenómeno—dijo


Camila, ayudando a sostener el otro lado de la tienda.

La cinco volvieron a su trabajo, Lucy estaba muy cerca de Verónica y


parecían estar discutiendo entre ellas. Lauren estaba tan distraída que
mientras clavaba un clavo, se dio con el martillo y vio todo negro.
—¡Auch!—chilló, llevándose el dedo a los labios, sacudía la mano
pensando que así podría pasarse el dolor.
—¿Lo, estás bien?—preguntó Dinah, observando a su amiga.

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No tuvo tiempo de responderle, cuando Camila se movió hasta a ella y le


sostuvo la mano, comenzó a frotarla con suavidad y de un bolso sacó un
pequeño botiquín. Lo abrió y esparció un ungüento por la herida roja,
antes de envolverlo con una venda blanca. Lauren intentaba no hacer
muecas dolor durante todo el proceso.
—Tú siempre haciendo idioteces ¿Es necesario, fenómeno? —le
reprochó, terminando de curar el dedo herido de Lauren—. Listo, así
estará mejor.
—Aún duele—la ojiverde musitó, llevándose el dedo a los labios,
Camila negó con la cabeza.
—Si sigues moviéndolo te dolerá más—le dijo capturando su mano
y evitando que la ojiverde la agitase, Lauren miró a Camila a los
ojos cariñosamente, logrando que la castaña se sonrojara.
Todas miraban la escena sorprendidas, inclusive Verónica, quemantenía
la boca ligeramente abierta, sin creerse aun lo que sucedía. Camila se
dio cuenta de que todos la miraban y se apartó de Lauren, volvió a su
trabajo y al ver que las otras chicas no se movían, les habló con voz
altiva.
—¿Van a hacer algo o qué?—las retó y salieron del shock.

La primera fue Verónica, que observó un rato a su amiga y después


volvió la atención a su tarea, hablarían más tarde de aquello. Dinah
seguía vigilando a Camila ¿Acababa en serio de ayudar a Lauren? Eso
no era algo que se viera todos los días y lo peor era que Lauren seguía
sonriendo, en verdad esa chica era una idiota. Dinah se lamentó, al ver
como Lauren miraba a la castaña y esta no le daba bola, pobrecita.
Serían unos dos días intensos.

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Capítulo 18
El primer día habían hecho muchas actividades: aprendieron a hacer
fogatas, manualidades, pescar e hicieron un círculo alrededor de una
fogata. Lauren había pasado todo el día con Camila, para la alegría de
ella, ya que le habían colocado en su grupo de expedición, junto con
Diana, otra vez. Así que mientras las tres andaban por el sendero,
estaban dando una caminata con el resto del grupo, podía observarla
todo el tiempo que quisiera.
Diana charlaba con ella, pero Lauren no le prestaba la gran atención, y
cada vez que Diana parecía querer tocar a Lauren, la castaña llamaba a
la chica para que fuera adelante con ella. Lauren pensaba que era
debido a que Camila no quería estar con ella, eso la deprimió, perovolvió
a estar feliz cuando tuvieron que agarrarse de la mano, para cruzar el río
sin caerse. La mano de Camila era cálida y su piel extremadamente
suave, sintió un choque eléctrico recorrerle todo el cuerpo cuando la
tomó, fue una lástima que tuvieran que soltarse al llegar a laorilla.
—Me duelen los pies—dijo Diana al rato, los otros grupos estaban
unos pasos más adelante.

Lauren había notado las miradas desaprobadoras de sus amigas, cada


vez que la pillaban mirando a Camila. Había intentado evadirlas cuando
tuvieron que cruzar el río, ya que sospechaba que más tarde la reñirían
por mostrarse como una boba al agarrar la mano de Camila.
—Podría cargarte—ofreció Lauren y por un momento la castaña delante
de ellas les prestó atención, ladeando la cabeza para escuchar mejor.
Diana sonrió a la ojiverde—. Pero ya que a mí también me duelen las
piernas, no lo haré.
—¡Oh, vamos!—dijo dándole un golpecito juguetón en el hombro,
Camila bufó.
—Dejen de hacer el tonto. El grupo nos está dejando atrás, fenómeno—
dijo y se fue unos pasos lejos de ellas, avanzando, y las dos chicas se
apresuraron a alcanzarla.

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Al llegar a la cascada todos quedaron impresionados, caía sobre unas


rocas enormes y el agua parecía transparente. El profesor pidió a los
estudiantes no perderse entre el bosque y que nadaran con precaución.
Lauren recordó haber visto el bañador celeste de Camila, por debajo de
su camiseta blanca. El corazón se le aceleró, la vería casi desnuda (casi,
ya que la castaña tendría su bañador) pero, sintió como las manos de su
amiga la jalaban y la llevaban a un lugar más apartado.
—Ni creas que vamos a dejar que pases el ridículo allí, mientras miras
a esa perra—le dijo Lucy y Dinah asintió.
—¿De—de qué hablan?—preguntó, nerviosa.

—Hablamos de que aún no se había quitado la ropa y ya estabas


babeando—le retó la polinesia y Lauren se impresionó, le habían
dado justo en el clavo.

(No la culpen, hasta yo quiero ver a Camila en bikini)

—Yo no estaba haciendo eso.

—¡Claro! No planeabas quedártele mirando mientras se desvestía,


¿verdad? —preguntó

Lucy, sarcásticamente, y Lauren se sonrojó.

—¡Si lo ibas a hacer!—la acusó Dinah, muy exasperada.

—Yo soy un ser humano, perdonen—dijo apartándose malhumorada de


sus amigas —. Ahora, vamos nosotras a bañarnos.
Dinah y Lucy la siguieron, aun enumerando las razones por las cual
Lauren era una idiota, y se encontraron a Nora con un bañador verde en
la orilla del claro. Las chicas ya se habían quitado la ropa, Lauren llevaba
un bañador con la parte superior de color blanco y la inferior negra. Nora
silbó a verlas.
—Vaya, Jauregui. Quien diría que estuvieses tan buena—se burló su
amiga y Lauren le dio un empujón, haciendo que cayera al agua.
Las tres empezaron a reír al ver el cabello empapado de la pelirroja,
parecía un perro mojado. Lauren intentó no gritar tan alto cuando Lucy la
tumbó a ella también. Al hundirse en el agua su piel se erizó, estaba fría,
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muy fría. Se cubrió los brazos con sus manos y comenzó a frotarlos, miró
a Lucy con ojos amenazantes.
—Me las pagaras, morenita—dijo señalándola con el dedo y su
amiga le mostró la lengua.
—Dios, no, Lauren. No actúes tan idiota, por favor—le suplicó Dinah
y la ojiverde no entendió.
Eso, hasta que escuchó la risa de Camila. Se encontraba un poco
más lejos, bajo la cascada, riendo con sus amigas mientras se
mojaban entre ellas. Lauren quedó sin respiración. ¿Qué era el
oxígeno? ¿Se comía?
Allí estaba Camila, con su perfecto cuerpo de gimnasta y la piel
bronceada, llevaba el bañador celeste que ya le había visto antes, y con
el cabello mojado, peinado hacia atrás. Reía mucho y en serio, Lauren
sentía que se le iba a salir el corazón por la boca. Se dio la vuelta,
dándole la espalda y levantó el rostro hacia el cielo, con los ojos
cerrados.
—¿Qué haces?—preguntó Nora, su amiga ojiverde movía los labios
en silencio.
—Rezando.

—¿Para qué?—la pelirroja estaba confundida.

—Para no tener que dormir en la misma tienda que Camila, no


podré soportarlo—dijo aun con los ojos cerrados.
—Amén—murmuraron Lucy y Dinah.

—Son unas exageradas—Nora rodó los ojos.

Duraron un rato chapoteando felices. Lauren hundió a Dinah por las


piernas y ella comenzó a perseguirla mientras la ojiverde corría,
huyendo. Lauren no vio a quien tenía en frente, sólo estaba concentrada
en alejarse de su molesta amiga.
—¡No huyas, Jauregui!

—¡Atrápame!—dijo riendo y escuchó un grito, antes de chocar con


un cuerpo.

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Le dio tiempo a rodear el cuerpo cálido con el que había chocado, a la


vez que unos brazos la abrazaban por el torso con fuerza, debido al
impacto. Soltó un grito mientras ella y su acompañante resbalaban por
las rocas y caían al agua helada.
Se abrazó a la persona mientras se hundían y las dos flotaron a la
superficie, después de toser, vio el cabello castaño de Camila y tensó el
cuerpo. La chica seguía abrazada a Lauren mientras tosía el agua que
había tragado. Dinah las observaba desde la orilla, con los ojos abiertos.
—¡Cof!¡Cof!—tosía la pobre castaña, separó el rostro del pecho de
Lauren para mirarla. La ojiverde estaba temblando y no era por el frío—
. ¿Pero qué...?
—Perdón, yo... —no pudo hablar, ya que sus rostros estaban muy
cerca, Lauren se perdió en esos ojos chocolate que tanto la volvían
loca.
Camila tampoco dijo nada, también la estaba mirando a los ojos. Solo
hicieron eso, duraron unos segundos en silencio, perdiéndose en los ojos
de la otra y Lauren podía sentir que se moría por besarla. La necesidad
fue tanto que se alejó un poco de ella, buscando espacio personal, y
logrando que Camila también reaccionase.
Sus mejillas se tornaron rojas y se alejó del cuerpo de la ojiverde,
observándola con enojo. Lauren experimentaba un cosquilleo
recorriéndole la piel, ya que había sentido la de Camila sobre la suya.
—Ten más cuidado, imbécil—dijo apartando sus brazos y alejándose
de Lauren.
—No te vi.

—Ya veo, eres una ciega—le soltó respirando muy agitada, Lauren
seguía viéndola a los ojos.
—También te pasa por estar en el camino de una—soltó para fastidiarla y
se echó el cabello mojado hacia atrás mientras la veía fijamente con una
sonrisa. Camila no dijo nada durante unos segundos, observándola y
parpadeando rápidamente—. ¿Se te fue la voz?
Esa pregunta hizo que Camila sacudiera la cabeza para así concentrarse
y volviera a hablar, cada vez más a la defensiva.
—Cállate—le espetó aún más enojada y con las mejillas ardiendo, se
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dio la vuelta y se alejó nadando, hasta llegar a donde su novio.


Lauren salió y fue hasta donde Dinah con una sonrisa, su amiga la veía
rodando los ojos.
—Eso fue...

—Patético—le soltó, pero después abrió los ojos—. Te van a joder.

Lauren siguió su mirada y vio a lo lejos como Austin la asesinaba con los
ojos, parecía muy furioso mientras abrazaba a la joven castaña. Lauren
le devolvió una mirada dura, pero por dentro sintió nervios, tenía en
cuenta que pagaría por esto en la escuela. Intentaron ignorarlo y se
fueron a nadar, duraron toda la tarde feliz y en la noche decidieron comer
al lado de lafogata.
Cabe decir que Camila, aún ignorando por completo a la ojiverde, lucía
hermosa con la luz rojiza del fuego iluminándole el rostro. El problema
fue a la hora de asignar las tiendas. Lauren no creía que su suerte fuera
tan mala, pero, como siempre, se equivocó.

Capítulo 19
—¿Cómo que no puedo dormir con mis amigas?—preguntó Camila por
cuarta vez, miraba con el ceño fruncido al profesor mientras sostenía en
sus brazos la bolsa de dormir y su almohada.
El señor suspiró, esa chica llevaba un rato atormentándolo, y él estaba
muy cansado. Volvió a revisar la lista, en la cual claramente colocaba
que las compañeras de la quinta tienda de dormir eran: la señorita
Jauregui, López, Price y Cabello.
—Disculpe, jovencita Cabello, así dictan las reglas. Usted ha sido
asignada a dormir con las compañeras en la lista, punto—dijo para
la desgracia de la castaña, Lauren observaba con los ojos abiertos
la escena.
En ese instante su amiga Dinah salió a la defensa, al igual que Veronica,
no soportarían ser separadas de sus amigas.
—¡¿Cómo que dormirán juntas?!—exclamaron las dos, por primera vez
en su vida de acuerdo con la otra.
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El profesor volvió a suspirar, tendría que aguantar a esas chicas también.

—La señorita Cabello, deberá compartir...

—Ya se toda esa patraña. Me refería, a que usted hiciera una


excepción— dijo la chica de los ojos miel, Camila la apoyó
cabeceando repetidamente.
—¡Por favor! No puedo dejar a mi amiga dormir con esa perra—dijo
Dinah muy decidida, señalándola.
—¿A quién le dices así, bola de grasa—le retó la castaña, mirándola
con irritación.
Lauren la miró con enojo, no le gustaba que insultaran a sus amigas.

—¡Ve, por eso no la quiero cerca de Lauren! ¡No va por el camino


de Yisus!—terminó diciendo la rubia.
—La joven Jauregui tendrá que cumplir con las reglas, al igual que
la señorita Cabello—repitió el profesor y Lauren simplemente no
podía hablar, sentía el corazón en la garganta mientras sacudía la
cabeza.
—No, no, no podría...

—Nada de cambios. Ahora vayan a cambiarse, antes de que las mande


a dormir al bosque—dijo muy serio mientras se colocaba los lentes.
—¡Perfecto, mejor es compartir con osos que con ella!—dijo Dinah y
Lauren hizo una mueca, ella no quería dormir en el bosque a mitad de la
noche.
Lauren intentaba no mirar a Camila (claro que falló totalmente) pero sus
ojos se encontraron con los chocolates y no identificó el enojo en ellos,
era más bien, una mezcla de emoción y pánico.
¿Por qué Camila Cabello tendría que tener miedo? ¿Acaso pensaba que
Lauren le haría algo? La que debería estar aterrada en ese aspecto era
la ojiverde, intentó no temblar, aunque su piel estuviera de gallina.
Pasar toda una noche con la chica de tus sueños debía de ser magnifico.
Claro, si esta chica no te odiara y no estuviera haciendo todo lo posible
por no dormir contigo.
—No, ya hablé. Y usted, jovencita Iglesias, deberá compartir la tienda
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con Vives y Hansen—dijo señalando a su amiga, las mejillas de Lucy


enrojecieron y los labios de Verónica perdieron color.
Dinah sentía como si le fuera a dar un ataque.

—¡NOO!—chillaron las tres pero ya era tarde, la decisión estaba tomada.

Las cuatro tuvieron que resignarse con su estadía en la tienda que les
había tocado. Lauren notaba a sus amigas (especialmente a Lucy)
sumamente afectadas, por tener que compartir la noche con Verónica. Al
menos se tenían la una a la otra mientras que Lauren, al contrario,
estaba sola con la castaña.
Tal vez en la noche fuera a hacerle alguna maldad y le tomaran fotos
para subirlas a la red, no importa cuán enamorada estuviera de Camila,
ella no podía evitar pensar en que eso sería lo que haría la castaña. Nora
tendría que compartir con dos amigas del equipo de animadoras, eso sí
era suerte.
Estaban las cuatro recogiendo algunas cosas mientras todos se
preparaban para dormir, las chicas vestían con shorts y camisetas
holgadas, la vestimenta común para dormir. Lauren había dejado su
cabello suelto y utilizaba una chamarra sobre la camiseta, ya que el frío
le calaba hasta los huesos.
—Manos fuera, ¿entendiste, Jauregui? —le advirtió Dinah muy
severa, seguía enojada con el profesor por haber hecho esos
cambios—. No aproveches, esta no es una oportunidad para dormir
con esa perra, es el momento en el que ella va a encargarse de
hacerte la vida imposible.
—No le digas así... yo se, me mantendré alejada de ella—bajó la
cabeza, mirando sus pies.
—Además, la defiendes. Lauren, me llego a enterar de que la chica
sabe algo sobre tu enamoramiento y...
—¡Nunca lo sabrá! Shhhh—saltó con los ojos abiertos, si Camila se
llegaba a enterar seria su fin en la escuela.
(Top Secret)

—Te haría la vida imposible, lo sabes. Por eso, mantente alejada de


ella—le dijo para luego mirar a Lucy , la castaña jugaba con sus manos
nerviosamente—Tu también, Vives. Nada de hacer el ridículo esta
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noche.
Lucy la observó sin entender, luego por fin pareció captar la indirecta y
aún tuvo la decencia de reclamarle, aunque sus mejillas estuvieran rojas.
—¡¿Por qué me dices a mi?!

—Porque vamos a estar toda una noche con Iglesias, no finjas que
esono te emociona—la acusó su amiga y las otras dos la miraron, las
mejillas de la castaña enrojecieronmás.
—¡No estoy así por ella!—dijo dando un pisotón para luego darse la
vuelta e irse a la tienda, sus amigas suspiraron.
—Voy con ella, hasta mañana, chicas. Jauregui, por favor, que no te de
un calentón—dijo la rubia, dándole un guiño antes de irse.
—¡Yo nunca haría eso, pervertida!—avisó con la cara roja, Nora se reía.

Se despidieron. Lauren fue por su saco de dormir y la almohada, su


tienda estaba casi al final de la fila y observaba como todos ya estaban
entrando a dormir, con las brasas de la fogata aún crepitando. En la
tunda habían varias frazadas extendidas en el suelo y almohadas, en
realidad, el lugar lucia muy cómodo y en una esquina estaban Diana
López y Amelia Price, charlando. Eran las chicas con las que tendría que
dormir. Al entrar las dos le sonrieron, no eran tan amigas, pero con
Diana mantenía una buena relación y a Amelia también los chicos de la
escuela lafastidiaban.
—Hola, Lauren—saludó Amelia, era una chica con el cabello negro y
los ojos de un color gris.
—Hola ¿Dónde está Cabello? —dijo preguntó notando la falta de la
castaña, la chica se tensó y Diana comenzó a reír.
—Perdónala, a ella no le agrada mucho Camila—dijo mirando los
ojos asustadizos de Amelia, Lauren río ya que ella también se sentía
así a veces.
—A mi tampoco me cae bien.

—Yo sé, tú eres una de las pocas que se enfrenta a ella—le dijo la chica
de ojos gris, mirando a Lauren con admiración.
—Si, por esa razón ella me jode aún más.

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—Todos conocen perfectamente la rivalidad entre tú y Camila—dijo


Amelia, sonriendo, aunque después bajó el rostro—. Eres muy valiente,
por todo lo que les hace a ti y a tus amigas.
—¿Rivalidad? No sabía que era tan popular—bromeó, aunque
levemente sorprendida, era increíble que ya varias personas se lo
hubieran mencionado.
—Pues si—dijo Diana feliz y luego sonrió a otra persona, Amelia se
dio la vuelta en las sabanas—. Hola Camila, hasta que al fin llegas.
Lauren se tensó, no quería voltearse ya que cuando lo hiciera, allí
estarían esos ojos chocolate viéndola.
—Si ¿Ya van a dormir? —preguntó con una voz sería mientras
entraba y dejaba las cosas, su cabello estaba suelto y lucía hermosa
(Lauren siempre pensaba que estaba hermosa así que, bah)
—Si, Amelia ya se durmió—dijo Diana, soltando una risa al ver como
Camila rodaba los ojos.
—Eso es mentira, la patosa me tiene tanto miedo que se está
haciendola dormida—dijo, acostándose en una de las esquinas
mientras acomodaba la almohada.
Amelia no dijo nada, se apartó aún más y Diana soltó una risa divertida.
Ellas dos dormían en una mitad así que, desgraciadamente, Lauren
tendría que dormir en la otra, al lado de Camila.
—Claro ¿Lauren, ya vas a dormir? —preguntó Diana, mirándola
con dulzura, y Lauren asintió estúpidamente, forzándose a no mirar
a la castaña.
—Pues entonces apaga la luz y mueve el culo, fenómeno—le gruñó
Camila mientras Lauren hacia lo que le pedía (¡GOBERNADA!)
Lauren iba a acostarse, hasta que al darse cuenta de que Camila
ocupaba una gran parte del espacio, frunció el ceño y se cruzóde
brazos, viéndola. Camila le vio y la retó con lamirada.
—¿Qué quieres?

—¿Eres gorda o qué? No todo el espacio es para ti—le acusó, logrando


las risas de las otras dos chicas y que Camila la asesinara con los ojos.
—Yo puedo hacer lo que me de la gana. Así que, si no te gusta, vete a
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dormir al bosque—le mostró el dedo del medio y se dio la vuelta, hoy


no estaba con ganas de pelear.
—Ah, no. Apártate y hazme espacio—dijo intentando jalarla del
brazo y Camila la sacudió.
—¡No me toques!

—Pues muévete entonces, princesita—dijo volviendo a jalarla, pero


ahora de los pies, Camila intentaba darle patadas y Lauren las
esquivaba.
—¡Déjame en paz, no me toques! ¡Imbécil! —le gritaba cualquier
cantidad de palabras poco amistosas, debían de estar formando un
escándalo.
—¡Muévete, maldito pedazo plástico!—le dijo sintiendo un golpe en
su mejilla, Camila tenía el rostro rojo de la furia—. Mierda...
—¡¿A quién le dijiste así?!—chilló, lanzándose hacía a ella
mientras le golpeaba con la almohada, Lauren intentó cubrirse el
rostrocuando recibía losgolpes.
La tomó de los hombros, Camila comenzó a darle palmadas en elrostro
y Lauren también, dieron vueltas por las mantas mientras las dos se
gritaban. Parecían dos niñas pequeñas y Diana pensó que ya era hora
de intervenir.
—Chicas, paren—les dijo, pero parecían no escucharla.

—¡Zorra!

—¡Perra!

—¡Nerd!

—¡Plástica!—soltó, colocándose encima de Camila, la castaña


intentaba soltarse pero Lauren había le capturado las muñecas,
colocándolas sobre su cabeza.
—¡Suéltame ahora, Jauregui!—gruñó molesta mientras intentaba
soltarse, sentía el rostro de Lauren muy cerca del suyo y las dos se
observaron con odio.
El esmeralda parecía relampaguear mientras se juntaba con el fuego
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marrón, estaban furiosas, enojadas y con unas inmensas ganas de


golpearse. (*cof* Besarse *cof*)Pero lo peor del asunto era, que a pesar
de todo esto, Lauren también la encontraba ardiente. Las mejillas de la
castaña estaban rojas y lucía extremadamente tierna arrugando la nariz
mientras la miraba con enojo. La quería besar, tenía que hacerlo, sus
labios la estaban llamando y Lauren no podía hacer nada para evitarlo,
lucían muy rosados como para no hacerlo (Ps hazlo y ya, la vida seria
más bella).
—Cállate—dijo Lauren, al ver que Camila seguía gritándole, la castaña
se enfureció el doble.
—¡Oblígame!—la retó pero al instante, los ojos de Lauren brillaron,
quería hacerlo.
La podría callar de un beso, era tan fácil. Pero en el momento se
arrepentiría, quedaría humillada para siempre y tendría que recibir las
golpizas de Austin. No podía hacerlo, pero deseaba tanto besarla.
Camila, de un momento a otro, se detuvo. Sus ojos chocolate se clavaron
en los de Lauren fijamente y sin poder evitarlo, se ruborizó, con la
respiración acelerada.
—Oblígame... –musitó entrecortadamente, observando los intensos
ojos esmeralda que la miraban.
Lauren lo consideró, pensaba hacerlo no importa que sucediera después
pero entonces, escucharon una voz afuera.
—¿Qué es todo ese escándalo?—reclamó el profesor furioso,
buscando entre las tiendas.
Camila apartó a Lauren de un empujón y la jaló con ella, hasta entrar
bajo las frazadas. La ojiverde no dudó ni un segundo en seguirle, viendo
como Diana también se hacia la dormida.
Lauren tuvo que quedarse quieta, con Camila frente a ella. La castaña la
miraba en la oscuridad, con un rostro severo mientras le hacía señas
para que guardara silencio.
—¿Quién fue?—repitió el profesor, asomándose dentro de la tienda de
las chicas pero al ver que todas parecían dormir, fue a la siguiente.
Las chicas soltaron un suspiro, se habían salvado del castigo. En ese
momento, Camila acercó su mano al rostro de Lauren y le dio un lepe en
la frente, Lauren cerró los ojos y se apartó ligeramente de la castaña,
haciendo una mueca de dolor.
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—¡Auch!

—Es tu culpa—dijo en un susurro, pero la miraba enojada.

—¡Tú comenzaste!—chilló, Camila se acercó para cubrirle la boca con


las manos.
—Shhhh.

—Ya—susurró la ojiverde y las dos se miraron fijamente.

Se descubrieron del escondite y Camila prácticamente la empujó de su


lado, Lauren hizo una mueca mientras Camila le mostraba la lengua y se
daba la vuelta.
—¡Eres imposible!—dijo muy bajo, sólo para que ella pudiera escucharla.

Buscó sus mantas y ella misma se cubrió, duró un buen rato sin dormir,
escuchando la respiración de las otras tres chicas. Ya habían pasado dos
horas y ella seguía sin poder cerrar los ojos, no podría calmar los latidos
de su corazón sabiendo que la chica de sus sueños estaba junto a ella.
Camila parecía haberse dormido, que suerte tenía, Lauren estaba muy
alterada y sin poder evitarlo, comenzó a imaginar como seria estar con
Camila. Ser su amiga y poder salir de compras con ella, o ser su novia y
simplemente besarla y agarrarle de la mano. Lauren estaba muy mal,
intentó quitarse esos pensamientos y comenzó a rodar en las frazadas.
Dormir sería más difícil de lo que pensaba.

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Capítulo 20
Al fin era el último día de clases. Lauren estaba agradeciendo al cielo,
porque al fin terminaría la tortura (Gracias Yisus)
Después del campamento, la interacción que había mantenido con
Camila era sólo para insultarse. Después de aquella noche, al día
siguiente, la castaña la había ignorado por completo y al irse en el
bus no le habló ni una vez. Lauren se sintió deprimida, pero
intentó hacer que no se le notara.
Sólo se animaba cuando Camila y sus amigas venían a fastidiarlas, hace
unos días había sido el partido del final de la temporada de fútbol y
Camila había lucido increíble en el campo agitando los pompones.
Ahora debía de soportar estar otros dos meses enteros sin ver a la
castaña, aquello le deprimía mucho, pero sus amigas tenían razón.
Lauren debía de superar a Camila, pero ¿Cómo hacerlo? Si la castaña
prácticamente parecía estar en cualquier parte que la ojiverde estuviera.
—Te vamos a conseguir un novio o una novia, debes superarla—dijo
Lucy mientras caminaban por el aparcamiento.
—Cualquier ser humano, con tal de que olvides a esa perra—la
apoyó Dinah, Nora sonreía mucho.
Lauren rodó los ojos.

—Robert me invitó a salir—confesó la pelirroja y las tres la


miraron, preocupadas.
Nora era mucho más respetada que ellas en su curso, pero eso no
quitaba a el hecho de que el defensa era un mujeriego.
—¿Y tu vas a ir?—preguntó Lauren, sorprendida.
No le gustaba ese chico.
—¡Claro! Él... me gusta—dijo mientras sus mejillas se sonrojaban. Dinah
se detuvo, mirando hacia el cielo.
—¡Dios! ¡¿Es enserio?! ¿Todas mis amigas? ¿No podías dejarme una
con el cerebro intacto? —reclamó, alzando los brazos y sus otras tres
amigas la miraron, extrañadas.
—¿De qué hablas DJ?

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—Primero tú—dijo la rubia señalando a Lauren, después lo hizo con


Lucy—. Después tú y ahora Nora, he quedado sola.
—¡Oye!—reclamaron sus amigas mientras Nora soltaba una carcajada.

—Descuida, Hansen. Vamos a trabajar durante las vacaciones


para encontrarte una cita—le dijo, juguetona, Dinah bufó.
De pronto, unos estudiantes al otro lado del aparcamiento comenzaron a
celebrar, lanzaban globos y serpentina, todos se abrazaban. Era cierto
que los de ultimo año se estaban graduando, Lauren sonreía ante su
emoción, dentro de tan solo dos años ellas también se graduarían.
Esperaba que el próximo año fuera mejor.

Las cuatro fueron juntas hasta la cafetería, intentando evitar el festejo de


los chicos, las otras personas también estaban muy animadas por ser el
último día de clases. Lauren observó con irritación a Camila, sentada en
una mesa con Austin entre sus piernas mientras hablaban. Ella soltó un
suspiro muy fuerte, de frustración. En definitivo, estas vacaciones la iban
a superar, era su meta. (No creo)
—La voy a olvidar, voy a salir con alguien—sentenció cuando
estuvieron sentadas en la mesa, Dinah la felicitó.
—¡Perfecto, yo te ayudo!

Un rato después, repentinamente Ally entró echa una furia en la


cafetería, gritando, seguida de Troy y unos chicos. Todos comenzaron a
reunirse alrededor de ellos, formando un círculo.
—¡No me hables!—dijo la chica, acercándose a sus amigas.

—Ally, escucha—intentó hablar Troy, pero uno de los chicos lo


empujó, Brad.
—A volar, perdedor. Vete a otra parte—le dijo y todos comenzaron a
reír, Nora apretó los puños y fue al centro del círculo.
Las chicas se miraron entre si y decidieron seguirla. Lauren se abría
paso entre los cuerpos amontonados, siguiendo a Lucy. Llegaron muy
cerca, viendo ahora cómo Nora empujaba a Brad para que se alejara de
su hermano.

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—¡No vuelvas a tocar a mi hermano, idiota!—gritó mientras todos


soltaban un: "UHH"
—Tu cállate, pedazo de zorra—respondió, riéndose con sus amigos.
Robert estaba entre ellos, pero con el rostro serio.
—¡Oye!—saltó de la nada Lucy, muy furiosa, y sus mejillas estaban rojas.

—¡Vives, al rescate!—gritó Verónica, logrando más risas.


Lucia la fulminó con la mirada y volvió su atención a Brad.
—Deberías... podrías dejar tu ridiculez, esto es entre la perra de tu amiga
y Troy—le dijo con osadía, Lauren observaba la escena entre
sorprendida y aterrada.
—¡Ja! Tanto que dos chicas la defienden—su burló y le hizo señas a
Luis, el sonreía como un demonio—. ¿No crees, Luis? Deberíamos darle
una lección a este flacucho, para que deje a nuestras amigas en paz.
—Yo opino lo mismo—dijo centrándose en Troy, quien ya estaba
a la defensiva.
Los dos planeaban acercarse a chico cuando Nora y Lucy se
interpusieron, gritándoles.
—¡Lárguense!

—Vayan a hacer algo mejor con sus cerebros de mono! —les gritó
Nora y los chicos fruncieron el ceño.
—¿Cerebro de mono?

—Si, ya sabes. Esos animales que lo tienen chiquito arriba—


comenzó a decir Dinah, apuntándose la cabeza y luego señaló su
entrepierna—. Y cortito abajo.
(Te amo, Dinah)

<<UHHHH>> se escuchó por toda la cafetería y los dos chicos apretaron


los puños, estaban furioso.
—Ahora perderás esa carita de cerda—amenazó Brad, pero antes de
darse cuenta Lauren ya estaba en el medio de los dos.
—¿Vas a pegarle a una chica? ¿Tanto te dolió que todos se enteraran
que lo tienes pequeño? —comenzó a decir la chica de ojos esmeralda y
la gente se carcajeó, se sentía intimidada, pero en parte muy enojada.
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—¡Cierra la boca, fenómeno!—le grito dándole un empujón y de


inmediato Lucy apareció, propinándole una cachetada.
—¡No la vuelvas a tocar!—gruñó, abrazando a Lauren por los hombros.

Brad parpadeó por el golpe, pero! de inmediato recuperó la sonrisa


cínica.
—Aww, que lindo. Las dos lesbianas del colegio son novias—comenzó y
los demás empezaron a corearle.
Lucy enrojeció de pies a cabeza y Lauren levantó una rodilla, dándole un
golpe en la entrepierna. Brad cerró los ojos y cayó de rodillas, cubriendo
su (pequeña) intimidad. Austin se apartó de Camila y fue dispuesto a
enfrentar a Lauren, Luis sólo podía reír. Lauren, al ver que Austin se
acercaba, retrocedió.
—¿Me tienes miedo, bicho raro?—preguntó con los puños ardiendo,
Lauren soltó chispas. Al ver su cara, sólo podía imaginarlo besando a
Camila—.
Uh, te enojaste ¿Por qué será? ¿Qué tienes, pequeña zorra?

Lauren se lanzó contra él y recibió un golpe en el abdomen, perdió el


oxígeno y al ver que Austin reía, vio la oportunidad y le dio un derechazo
en la mandíbula. El chico se cubrió la boca con las manos muy
sorprendido, al tiempo que Lauren mostraba una sonrisa, le había dado y
fuerte.
—¿Quién te crees que eres?—le dijo aun sorprendido, pero mirándola
con unos ojos asesinos, la iba a moler a golpes.
—¡Te dije que no la toques!—Lucy exigió colocándose frente a ella otra vez.

Austin le iba a dar un golpe, cuando Troy hizo aparición y le dio una
patada en las costillas.
—¡Las escuchaste, idiota!—y en eso, Austin se lanzó contra él.
Luis intentó avanzar hasta Lauren (Ya que Brad seguía lamentando ya
no poder se padre en el piso) cuando Lucy se lanzó contra él. En ese
instante, Luis con una sonrisa burlona, la tomó por el rostro y le estampó
un beso en los labios. Posiblemente el chico fuera escaso de neuronas,
considerando que había besado a la castaña frente a cierta latina.Lauren
aún no comprende el por qué, pero sus ojos buscaron los de Verónica y
la chica tenía la cara roja, aquí iba a correr sangre.

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(¡Protejan a los niños!)

Lauren tragó en seco cuando de la nada, sintió un plato de comida


golpearle la cara, era pasta de carne.
—¡GUERRA DE COMIDA!—pronto alguien gritó aquello y
todos comenzaron a lanzarse el almuerzo.
Lucy le dio un golpe en la entrepierna a Luis con la rodilla e intentó llegar
a Lauren, pero pedazo de torta le dio en la cara y quedó ciega. Trozos de
comida y vasos de jugo volaban por todas partes mientras los chicos se
escondían bajo las mesas, incluso las volteaban para utilizarla como
escudos.
—¡Lucy!—gritó Lauren y en ese momento, un vaso de refresco le cayó
en la cabeza, mojándole el cabello—. Mierda.
Restregó sus manos en el rostro, intentando limpiarse los ojos. Tenía
ropa la empapada y observó a lo lejos a Dinah, intentando cubrirse de los
pedazos de pizza que una chica le estaba lanzando. Austin, aún en
medio de todo el jaleo, se estaba cayendo a golpes con Troy. Y Luis,
quehabía recibido un tortazo en el rostro (seguro le lanzaron a Lucy),
cayó al piso cuando recibió un golpe en la espalda por parte de Verónica.
Los ojos miel de la chica ardían y más cuando volcó un vaso de refresco
entero en la cabeza del chico. Lo último que vio fue a la latina tomando a
Lucy del brazo y arrastrándola debajo de unas mesas.
Lauren pensó que tal vez le fuera a hacer algo malo, así que decidió ir a
salvar a su amiga. Durante el camino recibió otros cuantos golpes de
comida lanzada y su ropa ya estaba completamente sucia, a lo lejos vio a
Nora, jalándose de los pelos con Ally. Decidió que era más importante
evitar que ellas se mataran y cambió de dirección.
—¡Nora!—la llamó, viendo como su amiga se tumbaba en el piso
con la animadora y rodaban.
—¡Muérete, zorra—chillaba Ally con la cara embarrada de helado
de chocolate.
—¡No vuelvas a acercarte a mi hermano!—gritaba la pelirroja mientras
Ally rodaba para quedar sobre ella.
—¡Tu no me dices que hacer!—le gritó, embarrándole en la boca puré
de papa.
Nora intentó escupirle los restos.
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—¡Basta!—gritó Lauren tratando de separarlas, rodeó la cintura de Ally


con sus brazos, intentando levantarla mientras la chica aún estiraba los
brazos, queriendo alcanzar a Nora.
—¡Te voy a matar!—berreaba la pequeña rubia, moviendo los brazos y
sin prestarle atención a Lauren, la chica de ojos esmeralda apretó la
espalda de la rubia contra su pecho.
—¡Ya veras, Brooke!—le gritó Nora buscando lanzarse al ataque,
pero Lauren apartó a Ally lejos de ella.
—¡Nora, para!

—¡Déjame!—gritó Ally y Nora se lanzó sobre ella, tumbando a las


dos chicas.
Ally se abrazó a Lauren mientras Nora le jalaba del cabello, la ojiverde
sintió sus costillas dolerle cuando los brazos de la castaña se aferraron a
su cuerpo, casi asfixiándola. Mierda, la estaba dejando sin respiración.
Nora seguía propinándole golpes y en una, le asestó a la mejilla de
Lauren.
—¡Auch!

A la pobre Lauren siempre la golpeaban. (Mi culpa)

—Perdona, Lo—dijo su amiga arrepentida, distrayéndose, y Ally saltó


hacia ella, tumbándola en el suelo.
Ellas siguieron con su propia pelea y Lauren prefirió dejarlas, se
incorporó, tocando el dolor pulsante de su mejilla. Su amiga tenía un
buen derechazo. Miró a su alrededor, el gran alboroto que había en la
cafetería, ya que estarían en muchos problemas.
—¡Jauregui!—escuchó una voz familiar a sus espaldas y al voltear, sintió
un gran trozo de pastel helado golpearle el rostro, la piel le hormigueaba
por frío del postre.
Apartó el pegote de su rostro y observó a una, no muy feliz, Camila. Sus
ojos parecían dagas mientras ella también estaba repleta de comida por
toda su ropa y cabello. Laurenla observó, furiosa. Le irritaba saber que,
aún así toda sucia, la castaña lograba lucir bonita y hacía que su corazón
latiera como loco.

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—¡¿Qué te pasa, Cabello?!—preguntó a gritos, apretando los puños y


con la cara repleta de helado.
Camila no respondió, formó una sonrisa hipócrita y le lanzó un plato de
sopa, que pasó silbando junto a su cabeza. Chasqueó la lengua, por
haber fallado y Lauren vio en una mesa junto a ella un bol de gelatina, la
agarró y sin dudarlo se lo lanzó a la cara. Le dio de lleno y Camila apartó
la gelatina verde de su cabello, mirándola furiosa. (Oh—oh)
—¡Me las vas a pagar, Jauregui!—amenazó, sujetando en su mano un
vaso de refresco y comenzando a caminar hacia ella.
Lauren agarró un plato de arroz con salsa de tomate y rodeó la mesa,
separándose de la castaña enojada. Camila la observaba furiosa.
—¡No huyas, fenómeno!—le dijo intentando alcanzarla por la mesa y
Lauren fue hasta el otro lado.
—¡Oblígame!—respondió burlonamente, pasando a su lado y
corriendo cuando Camila le empapó toda con el refresco.
Ella no perdió tiempo, alzó el plato y lo estampó en su cabeza, haciendo
que el rostro de la castaña se tornara rojo por la salsa y la jalara del
cabello.
—¡Zorra!—chilló mientras le tiraba del cabello y Lauren devolvía la acción.

Las dos cayeron al suelo jalándose del cabello y rodando sobre la


comida tirada en el piso, pronto se comenzaron a dar cachetadas,
repitiendo la escena del campamento. Lauren podía sentir el cuerpo de
Camila presionarse contra el suyo y por un momento, estuvo tentada en
besarle el rostro.

—¡Perra!—soltó, intentando alejarse de Camila antes de que hiciera


algo que lamentara.
—¡Suéltame!

—¡Suéltame tu!—le reclamó, sintiendo los brazos de Camila enredarse


con lo suyos.
—¡ALTO!—escucharon la voz firme y clara del Director, de
inmediato el silencio se hizo presente y la comida dejó de volar.
Bueno, claro, a excepción de dos chicas que continuaban entrándose a
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golpes, Lauren y Camila, aun sin percatarse del Director. Seguían


lanzándose comida y, en un mal lanzamiento que la castaña esquivó,
Lauren lanzó un gran trozo de pasticho que aterrizó en el traje de
director. (Que desperdicio de comida) Allí fue cuando ellas se quedaron
quietas, debido al horror, Lauren abrió los ojos.
—Mierda—murmuró de una manera un poco audible para la cafetería
entera, observó como el rostro del director enrojecía y clavaba sus ojos
furiosos en ellas.
—¡Jauregui y Cabello!—dijo señalando a las dos chicas, que se
tensaron al instante —. ¡A ladirección!

Capítulo 21
—Esto es inaceptable—repetía el director, limpiándose la mancha del
traje mientras observaba a la fila de estudiantes sentándose en
secretaría.
Todos los que habían sido identificados, como los que comenzaron la
pelea: Ally, Brad (quien tenía una bolsa de hielo en su entrepierna),
Austin, Nora, Dinah, Troy, Luis, Verónica, Lucy, Camila y por supuesto,
Lauren. Estaban todos en las sillas, en ese orden, mirando hacia el
piso. Muy indignados entre ellos para sentir vergüenza incluso, el
director los había reunido y planeaba darles un buen sermón, por el
desorden que habían provocado.
—¡Estudiantes de este instituto, golpeándose entre ellos, y señoritas!—
dijo mirando a las chicas—. ¡De esta manera no los educamos, ustedes
ya son mayores, tienen conciencia, por favor!
—¡Él comenzó—se quejó Nora, señalando a Brad.

—¡Este estaba acosando a mi amiga!—se defendió, señalando a Troy.

—¡Tú querías pegarle!—le gritó Lucy y Verónica la fulminó con los ojos.

—Y tú le pegaste y terminaste besando a uno de mis amigos, antes de


darle un golpe, también—dijo con veneno y Lucy parecía querer hundirle
la nariz de un golpe.
—¡La besó en contra de su voluntad, ellos comenzaron todo esto!—
dijo Dinah, defendiendo a su amiga.
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—¡A ella le gustó el beso tanto como a mi!—comentó Luis burlón y el


rostro de Lucia enrojeció.
—¡Cierra la boca!—saltaron Lauren y Verónica, levantándose furiosas,
todos miraron muy sorprendidos a la segunda, quien se sonrojó y volvióa
sentarse.
Lucy estaba cabizbaja debido a la vergüenza.

—Aww, al final la rarita defiende a su novia——soltó amargamente


Austin, haciendo que Lauren le mirara con odio.
—Cállate, que la próxima vez te doy más fuerte—lo amenazó y Camila
se levantó, colocándole un dedo en su hombro.
—¿Quién te crees para hablarle así a mi novio?—le reclamó empujando
a Lauren por el hombro, ella enrojeció de ira al escuchar la palabra
"novio".
—A mi que mierda me importa tu noviecito. Él llega a tocar a una de mis
amigas otra vez y te juro que te dejo sin hijos—dijo con los ojos ardiendo
y la amenaza hizo ruborizar a Camila, quien le dio una cachetada.
(Sóbate)
—¡Paren, todos!—gritó el director, mandándolos a callar.

Lauren seguía observando a Camila, con su mejilla ardiéndole por el


golpe, la castaña le devolvía la mirada con una furia contenida, pero las
dos tuvieron que cortar el contacto visual cuando las mandaron a sentar.
—Primero, quiero hablar con los dos jovencitos—dijo el señor severamente,
refiriéndose a Brad y a Troy, que de inmediato se levantaron y entraron a la
oficina, dejándolos a ellos solos.
—Todo es culpa de esta perra, por siquiera acercarte a mi
hermano— comenzó Nora, Ally se levantó de la silla y la enfrentó.
—¡Yo no hice nada, él fue el que hizo que lo que hizo!—se defendió.

—¿Y qué fue lo que hizo?—bufó Lauren aún muy enojada, la


mejilla le escocía y más al ver a Camila sentada en las piernas de
Austin.
Ally no respondió la pregunta pero se sonrojó, Lauren no pudo evitar
sonreír... acaso...

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—¿Te gusta?—preguntó colocándose frente a Ally, quien se puso


colorada de pies a cabeza, y Lauren comenzó a reír—. ¡Si te gusta!
—¡Claro que no!—dijo dándole un golpe en el hombro y cruzándose de
brazos—. Primero muerta, porque no me dejas en paz y vas con tu
novia.
—¡Exacto, rarita! Ve a cuidar a tu novia—le dijo Austin, riendo,
mientras Lauren se ruborizaba y se volvía a ver a Lucy, quien la
miraba con disculpa.
Lucia extendió la mano, indicándole a Lauren que tomará asiento junto a
ella.
—Vamos, Lau. Sólo ignóralos—dijo aun ofreciendo su mano y Lauren
suspiró, iba a tomarla cuando vio la mirada asesina de Verónica y prefirió
no hacerlo.
Parpadeó, sorprendida ¿Desde cuándo a Verónica le importaba algo
cómo está pequeña acción? Sintió un frío helado en la nuca y al ver era
Camila, clavando sus ojos chocolate como dagas en ella, y no parecía
para nada contenta. En verdad, Lauren no entendía a las porristas, pero
al recordar el malentendido anterior quiso aclarar la situación, para que
así Camila no creyera cosas que no eran. (Pero déjala que se invente la
película)
—Ella no es mi novia—dijo muy firme, pero mirando hacia el suelo,
Dinah observó con curiosidad como el rostro de Camila se relajaba.
Duraron alrededor de una hora, charlando en la oficina de uno en uno.
Lauren, al igual que los otros, no recibió una sanción por ser el último día
de clases, pero si una gran reprimenda y advertencia del director.
Salieron las tres chicas, despotricando contra los idiotas que habían
ocasionado todo aquello. Lauren estaba completamente sucia y había
recibido una simple camiseta holgada de la enfermería, tenía que
mantener sus jeans sucios. Ally, Camila y Verónica las siguieron de lejos,
ya que todas debían de ir a las duchas, se ignoraron completamente,
aunque se lanzaban indirectas. Muy directas, la verdad.
—¿Sabían que las perras detestan las duchas?—comentó Nora desde
una de las duchas mientras lavaba su cabello, Dinah se río.
Lauren y Lucy, ya duchadas y vestidas, estaban en los pequeños
bancos, la ojiverde se colocaba las zapatillas mientras su amiga se
cepillaba el cabello. Lucy llevaba una camisa azul con botones blancos y
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Lauren una camiseta holgada deportiva, obviamente muy lejos de ser de


su talla.
—Estoy segura de que todas las idiotas son bajas—comentó Dinah,
colocándose la blusa sobre su cabeza, y Camila bufó desde el otro lado
de la ducha.
—Las bolas de grasa dan celulitis—dijo muy divertida mientras sus
dos amigas reían.
—Eso quiere decir que con solo ver a Hansen da celulitis, eso explica
las piernas de la rojita—dijo Verónica atando sus agujetas, refiriéndose
a Nora.
Lucy la observó con una mirada cargada de reproche y rodó los ojos, la
latina observaba a la castaña con muy poco disimulo y había un brillo
burlón que ocasionaba que Lucy se sonrojara del enojo.
—Una salvaje no le hubiera dado un golpe a uno de sus propios
amigos— soltó venenosamente Lucy, fulminando con enojo a
Verónica, y ella frunció el ceño.
—Pero al menos, no anda besando chicos cuando ya tiene una novia,
que zorra si lo hace—comentó Ally, soltando un insulto para ayudar a
su amiga.
Lauren ya no podía con estas chicas.

—¡Qué no es mi novia!—soltó y Lucy intentó calmarla—. Ya paren


con esa estupidez.
—Aww, ella quiere que dejemos de decir la verdad, que practico—los
ojos de Verónica ardían aunque, miraban únicamente a Lucy.
—Buen derechazo, aquel que le diste al cabezón, Lo—Dinah secaba
su cabello, Camila salía de la ducha y también se colocó una
chaqueta.
—Pedazo de salvaje.

—Se lo merecía. Avísame si dura unos días besando fatal, porque el


golpe que le di en la mandíbula lo dejó disfuncional—dijo la ojiverde
burlonamente, haciendo a sus amigas carcajearse. (¡Rimó y todo!)
—¡Claro! Cómo si tu besaras de maravilla.

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—Mis besos son increíbles ¿Oh no, Lucy? —preguntó coquetamente,


dándole un guiño a su amiga que soltó una risilla nerviosa al ver como
Verónica apretaba los puños.
—Seguro babeas y tienes mal aliento—siseó la castaña, furiosa, se
había acercado a Lauren, pero sus amigas estaban junto a la ojiverde.
—Para atrás, perra—atacó Dinah, colocando una mano frente a ella, Ally
se situó junto a Camila y la apartó.
—No te metas, cerda.

—¿Qué habrá visto mi hermano en ti? Te apuesto que sólo eras un


juego— dijo Nora y observó un reflejo de dolor en los ojos de la chica,
sintió un poco culpa por eso, y a Verónica le enojó.
—¡Cierra el hocico! ¿Crees en verdad que le interesas a Robert? —
insinuó, burlona, y Lauren al ver el retroceso de su amiga, salió a
defenderla, pero antes Lucy habló, impidiéndole hacerlo.
—La única que se tiene que callar, eres tú, Iglesias. Porque no vas a
hacer algo productivo y te vas a follar con tu novio—dijo echando humo y
Verónica la observó parpadeando, como si le hubieran dado un puñetazo
en la nariz—. Capaz, así se te pase la idiotez—se dio la vuelta y salió de
los vestuarios, dando pisotones. (¿Celosa? Nah)
Todos la miraron con asombro, la pequeña escena de las dos chicas, y
luego dirigieron su atención a Vero, ella tenía las mejillas rojas yapretaba
los dientes. No dijo nada y salió echa una furia por la puerta, dispuesta a
abofetear a Lucy, mientras le llamaba por su apellido, pronto sus gritos
se perdieron por los pasillos. Nadie dijo nada durante unos segundos,
hasta que Lauren fue la primera en hablar, dirigiéndose a sus dos
amigas.
—No puedo más, me voy. Las latinas me sacan de quicio—dijo
colgándose la mochila y despidiéndose de sus amigas, antes de salir
del vestuario. (Tú eres latina, idiota)
Ignoró los gritos de Camila al pasar a su lado y comenzó a caminar por
los pasillos, estaban vacíos, ya que los estudiantes estaban en clases.
—¡Jauregui!—gritó por séptima vez la castaña y Lauren suspiró, fastidiada.

Se detuvo y volteó a encararla. Camila caminaba firmemente hacia ella,


con el cabello mojado, los jeans sucios y la camiseta blanca bajo la
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chaqueta de su novio. Ya no tenía maquillaje y su cabello estaba


revuelto. En estos momentos, así toda desarreglada y sucia, Lauren la
encontraba más sexy que otras veces. (Date una ducha fría)
Sentíaunas irremediables ganas de recorrerla con las manos.
—¿Qué quieres?—preguntó, cruzándose debrazos.

Camila se detuvo y la observó enojada, durante unos segundos, colocó


las manos en su cadera y alzó la barbilla, altiva.
—¿Cómo que detestas a las latinas?

—Las odio y todo se debe a ti, eres insoportable—le contestó, alzando


una ceja, y logrando irritar más a la castaña—. A veces me pregunto
cómo te soporta tu novio, luego recuerdo que no tiene cerebro y todo
tiene sentido.
(Punto para Jauregui)

—Mi novio es más inteligente que tú y besa increíble, comparado con


lo que son tus besos, seguramente. Te apuesto, a que sólo te has
besado con tu mamá—sonrío hipócritamente, logrando enfurecer a
Lauren.
—¿No escuchaste? ¿O prefieres preguntarle a Lucy? Mis besos son el
cielo—dijo apretando los puños mientras se acercaba a Camila, la
castaña también se acercó a ella, riéndose cínicamente.
—Ja ¿Acaso lo dices para provocarme, fenómeno? Porque te digo de
una vez, que no funciona—estaban muy cerca de la otra, tanto que ya
Lauren podía sentir su cálido aliento en el rostro.
—¿Provocarte? Yo sé que te mueres por un beso—no sabía de donde
venía toda aquella valentía, pero se sentía invencible, comenzó a hacer
retroceder a la castaña mientras Camila miraba a los lados, nerviosa.
—Ya quisieras tú—comentó aún firme con su actitud, sintiendo los
casilleros contra la espalda. Lauren la había acorralado.
Camila clavó sus ojos en los de ella y observó ese gran océano
esmeralda. Lauren sentía su corazón latir con fuerza, pero eso no impidió
que sonriera burlonamente y acercara el rostro al de su chica.
—Yo beso miles de veces mejor que tu noviecito—dijo sintiendo la
respiración caliente de Camila quemarle los labios, sus frentes casi
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estaban rozándose.
—Los besos de mi novio me hacen temblar de pies a cabeza—afirmó,
pero Lauren podía jurar que respiraba entrecortadamente, los ojos
verdes bajaron hasta los labios de Camila y volvieron a verla.
Se acercó, haciendo que sus narices chocaran y sus frentes estuvieran
juntas, ella deseaba tanto besarla. Colocó las manos a cada lado del
cuerpo de Camila y notó con gran satisfacción cómo la castaña la miraba
fijamente a los ojos, pestañeando, y sin hacer nada para apartarla.
—Mis besos te dejarían la cabeza loca—susurró en su oído y creyó
haber escuchado a Camila suspirar suavemente, río para sí misma
mientras sus labios rozaban la mejilla de la castaña—. Al final,
terminarás completamente enamorada de mí.
—Te—te equivocas, l—la que se enamorará de mi serás tú—contraatacó
la castaña, tragando en seco mientras Lauren cepillaba sus labios con
los suyos, sentía la piel ardiente y el corazón le latía como loco en el
pecho—. Ni siquiera te atrevas a hacerlo—la retó aún sin apartarse o
intervenir, eso para Lauren fue una invitación.

—Oblígame—dijo lentamente, antes de presionar sus labios sobre los


de Camila, no pudo decir quien de las dos fue la primera, pero ambas
cerraron los ojos.
(*coro de ángeles*)

Al principio fue una leve presión para luego juntarlos de verdad,


colocando sus labios entre los de ella dulcemente. Contuvo el aliento
mientras intentaba a recordar cómo se besaba, lo había hecho en dos
oportunidades de su vida y no era muy experta en el área, las únicas
veces habían sido con chicos y ellos llevaban el mando. Pero de la nada,
la adrenalina y el gran enamoramiento que sentía hacia Camila, tomaron
el control.
Comenzó a mover los labios lentamente, como una sensual danza,
mientras jugaba con las puntas del cabello castaño de Camila que caía
en su espalda con los dedos. Sólo movían los labios, pero Lauren sentía
el pulso acelerado de su corazón por todo el cuerpo.
La piel le hervía y sintió su cuerpo temblar cuando abrió los labios,
obligando a Camila a hacer lo mismo. Sus lenguas se encontraron y
pudo jurar que la castaña soltó un gemido ahogado, que Lauren disfrutó
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por completo. Los labios de Camila eran de sabor a fresa, parecía el


paraíso y su lengua era cálida y muy agradable. ¿Cómo pudo estar tanto
tiempo sin besarle? Le enervaba quien fuera Austin el que disfrutara sus
besos todos los días.
No pudo decir en que momento, pero las manos de Camila se habían
apoyado sobre estómago en un vago intento de alejarla. Camila por un
segundo parecía que iba a perder el equilibrio y Lauren tuvo que
presionarla aún más contra los casilleros, para que le sirviera de soporte.
La ojiverde intentaba hacerla rabiar y comenzó a morder su labio inferior
a mitad del beso, para luego atacarla moviendo los labios con una
lentitud agonizante, otro gemido escapó de los labios de Camila, que
Lauren sintió hasta la médula. Las manos de la castaña seguían sin
hacer fuerza realmente y Lauren sentía la piel quemándole aún bajo la
tela de la camiseta, por el tacto de la chica en su estómago.
Presionó su cuerpo al de Camila y colocó un mechón de pelo detrás de
su oreja, con delicadeza. Se besaban con unas ganas contenidas,
Lauren la besaba como había querido hacerlo desde hace un tiempo y
estaba disfrutando que la castaña no la apartase de un golpe, pero,como
cualquier momento perfecto, tuvo que llegar a sufin.
Se escuchó el ultimo timbre del día, anunciando el final de las clases, y
los gritos animados de los estudiantes retumbaron por todo el pasillo,
desde los salones. Lauren cortó el beso respirando muy rápido y de
seguro con las mejillas encendidas, mirando fijamente el rostro de
Camila, que abría lentamente los ojos y el chocolate se fundió con el
esmeralda.
Se analizaron durante unos segundos, para Lauren parecieron horas, en
las que no dijeron nada. Lauren observó emocionada el fuerte rubor que
decoraban las mejillas de la castaña y el brillo en sus ojos, no quería
hacerse ilusiones, pero al menos podía morir feliz sabiendo que había
besado a la chica de sus sueños.
Un mar de adolescentes comenzó a salir corriendo por el pasillo
emocionados, lanzando cuadernos y hojas. Lauren se fue separando aún
más de Camila, sin cortar el contacto visual. Lauren, aún después de
haber perdido el contacto con los labios de la castaña, podía sentir un
agradable cosquilleo en los suyos.

Camila no hacía nada, solo verla con el pecho subiendo y bajando como
si acabara de correr un maratón, hasta que Lauren estuvo muy separada
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de ella casi en medio de todo el gentío, Lauren no sonrió como esperaba


hacerlo. Interiormente se maldecía, ya que con ese increíble beso le
costaría a horrores superar a la castaña. (Descuida, el beso valió la
pena)
Camila no hablaba, no se movía, solo la miraba como en trance y ella,
sin ganas de permanecer allí hasta que Camila saliera del shock, se dio
la vuelta y se perdió en la gran multitud de estudiantes.
Los apartaba a codazos, intentando avanzar por el pasillo, su cara debía
de estar roja y el corazón le latía fuerte en el pecho, la había besado. Ella
había besado a Camila Cabello y que beso había sido, uno que quedaría
grabado en su cerebro para siempre. Había sido más que perfecto,
jodidamente perfecto, miles de veces mejor que su primer beso que en
realidad había sido un asco, ya que el chico babeaba.
La salida estaba cubierta por los de quinto año, quienes lanzaban
serpentina y globos, subió las escaleras hasta el tercer piso y fue por la
salida que daba a la cancha de fútbol. Se detuvo al escuchar unas voces
bajo las gradas, intentó avanzar en puntillas, pero, por las rendijas, podía
ver lo que sucedía bajo las escaleras.
—¿Qué pensabas hacer, Vives?—reconoció la voz de Verónica, ella
parecía estar peleando con Lucy, ya que sus mejillas estaban rojas—.
¿Querías darme un golpe?
—Es lo que te mereces—le espetó y en verdad, Lucy parecía
querer golpearla.
—Pero, si yo soy adorable.

—Awww ¿Quién te lo dice? ¿Tu novio? —preguntó con una dulzura tan
falsa que Vero se río.
—¿Por qué? ¿Celosa? —preguntó burlona, acercándose a su amiga, y
Lauren temió por ella.
—Eso quisieras tú—dijo antes de darse la vuelta, pero Verónica la
sostuvo por la muñeca, obligándola a quedarse—. Suéltame.
—Ay, perdón, ¿por qué no llamas a tu novia? —dijo venenosamente y
fue turno de Lucy para reírse.
—Tal vez debería hacerlo, así ella te da una lección—soltó e intentó
volverse a irse, pero Verónica la retuvo echando chispas por los ojos.

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—¿A dónde mierda crees que vas?

—Suéltame, te odio—gruñó y en eso, Verónica la atrajo a su cuerpo y


le rodeó la cintura con un brazo.
—Eso no te lo crees ni tu misma—dijo levantándole la barbilla con el
dedo y atacando sus labios, Lauren abrió los ojos ¿Esto era enserio?
(Si)
Lucy al principio parecía luchar, ya que le daba golpes en la espalda y en
los brazos, pero Verónica la retenía con sus manos, rodeándole la cintura
y moldeándola a su cuerpo. Llegó un momento en que fue mucho para la
castaña y se dejó llevar, correspondiendo el beso y enredando sus dedos
en el cabello de Verónica para así juntarse más con ella.
La chica de ojos miel la recostó contra la pared y colocó sus manos en la
espalda de Lucy, acercándola más a su cuerpo, se besaban con pasión y
hambre, y Lauren podía jurar que alguna de las dos había soltado un
gemido.

Al principio fue una sorpresa, pero ahora se sentía indignada con su


amiga, ya todo tenía sentido: los nervios, las sonrisas tontas y los celos
que mostraba su amiga cada vez que Verónica estaba con su novio. Por
eso aquella vez, que Lauren le había preguntado cómo era estar
enamorada, Lucy le había respondido a la perfección, se sentía muy
enojada con su amiga. Pedazo de hipócrita. Riñéndola por su
enamoramiento con la castaña cuando ella también estaba vuelta loca
por la líder del grupito de las plástico.
Sintió que estaba en un momento privado e intentó bajar los escalones
silenciosamente hasta llegar al campo, de allí cruzó el cercado, directo al
aparcamiento. Estaba muy sorprendida. Indignada, pero, sobre todo,
sorprendida. Ya sentía miedo de encontrarse a Dinah besando con
pasión a Normani, cuando la viera. Por suerte, encontró a su amiga junto
al carro de Troy y Nora, Dinah le sonrió, pero luego frunció el ceño.
—¿Estás bien, Lo? Tienes la cara completamente roja—dijo
tocando la frente de su amiga. Lauren se removió, nerviosa—. Y
estás ardiendo.
—Yo... yo... yo estoy un poco mareada, no es nada—comenzó a
rascarse el cuello, aun sentía los labios de Camila sobre los suyos y su
corazón latía rápido.

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—Pareces al borde del ataque y tus labios... tus labios están rojos—
comentó Nora, acercándose y rozando los labios de Lauren con la punta
de los dedos, ella se apartó ya que los tenía extremadamente sensibles.
—¡Dios, cierto!—exclamó Dinah, intentando tocarlos también, y Lauren
alejó el rostro, cubriendo sus labios con las manos.
—No es nada, en serio—insistió, pero Nora ya estaba sonriendo
con picardía.

—Cuente, señorita ¿A quién besaste? —Dinah abrió los ojos y


sujetó a Lauren de los hombros.
—¡OMG! ¿A quién besaste, Jauregui? Soy tu amiga, así que habla ya—
las dos chicas se acercaron a Lauren mientras ella se ruborizaba aún
más, la iban a joder si les decía (o al menos Dinah)
—Yo no besé a nadie...

—¡Claro que sí, estás aún más roja!—dijo Nora carcajeando


mientras observaba la cara enrojecida de su amiga.
—¡¿Quién es Lauren?!—su amiga rubia la sacudió por los hombros.

—Por Dios, Dinah. No te alarmes tanto, no es como si hubiera besado a...


—no término de hablar cuando observó los ojos de Lauren abrirse y su
cara volverse de un fuerte rojo incandescente, Nora prácticamente
ensanchó la sonrisa en su rostro—. ¿No me digas que besaste a
Cabello?
Lauren no dijo nada, bajó el rostro. Mierda. ¿Por qué a ella?

—¡¿Camila Cabello?!—Dinah la zarandeaba por los hombros como


el mismísimo demonio, los ojos de la rubia estaban abiertos del
horror—. ¡Lauren Michelle Jauregui Morgado! ¡No te salvas de la
riña cuando llegue Lucia! ¿Cómo pudiste besarla? ¿No te dio un
golpe? ¿Qué te dijo al terminar? ¿Besa bien?
Lauren negó con la cabeza varias veces, Lucy era otra que también
estaría en problemas y Lauren ya estaba esperando aquello.
(Dulce venganza)

—Yo...ella... la besé y nos besamos un rato... ella no hizo nada


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para apartarme y tampoco me pegó... yo creo... yo creo que no me


odia, después de todo—dijo un poco tímida, agachando la cabeza,
y sonrió al recordar lo último—. Y si, besa bien, besa muy, muy
bien.
Dinah y Nora la miraron boquiabierta, era obvio que aquella chica solo
estaba jugando con su amiga. Pero la sonrisa tonta en los labios de
Lauren no se quitaba con nada. Vieron a lo lejos como Lucy se acercaba
hasta ellas con el cabello revuelto, las mejillas rosadas y los labios rojos,
parecía entre enojada y con la cabeza en las nubes.
—¡Allí estás, compañera! ¡Tienes graves problemas, Jauregui! Ella
sólo quiere jugar contigo, si hizo eso es porque lo utilizará para otra
cosa—le chilló Dinah, dando un pisotón, y Lauren agachó la cabeza.
—Ya comienza el drama—dijo Nora alegremente, dándole unas
palmadas a Lauren, se acercó a susurrarle—: Qué bueno que disfrutaras
tu beso, Lo.
—¡Vives! ¿A qué no te enteras el ultraje que hizo nuestra amiga? —
comenzó Dinah observando a la chica, su respiración parecía rápida y
ella pensó lo peor al ver sus labios—. Ay no, no me digas que tú
también.
—¿Qué... qué... yo... qué?—dijo un poco nerviosa y luego observó a
Lauren, que la miraba con unos ojos acusadores—. ¿Por qué me
miras así?
—Por hipócrita—le soltó y Lucy frunció el ceño, confundida, Nora
estaba riendo.
—¡Lauren besó a Camila!—chismorreó Dinah y Lucy abrió los ojos.

—¡Laureeen!—la regañó la castaña y Lauren se cruzó de brazos.

—Ah, no. No, no vengas tú—dijo frenándola y observando a sus otras


dos amigas—. ¡Ella estaba en el campo, chapando con Verónica! —la
acusó y el rostro de Lucy enrojeció hasta las orejas.

—¡¿Qué?!—gritaron las dos chicas y Nora ya prácticamente podría


estar orinándose de la risa.
—¡No puedo creerlo, ya son dos! Dinah, faltas tú—le dijo riendo,
Lucy y Lauren se daban pequeños golpes en el hombro.

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—Me riñe por estar enamorada de Camila y ella también lo está


de Verónica —la regaña y Lucy dio un pisotón.
—¡No estoy enamorada!

—Nadie te lo cree, se te nota a kilómetros—dijo y las dos


comenzaron a acercarse peligrosamente, dispuestas a jalarse los
pelos.
Dinah siguió escuchando la pelea de las dos chicas y las risas de Nora,
colocó una mano en su frente, intentando calmarse, hasta que por fin
explotó.
—¡CÁLLENSE LAS DOS!—gritó y las tres guardaron silencio, señaló a
Lauren y a Nora, abriendo la puerta trasera del auto—. Ustedes dos,
atrás, ahora.
Les dijo, ninguna de las dos se atrevió a reclamar y se montaron al
vehículo, luego señaló a Lucy, con un rostro tan inexpresivo que la
castaña tembló de miedo.
—Tú, al frente, conmigo. Tenemos cosas de que hablar—dijo abriendo
su propia puerta para entrar y Lucy agachó la cabeza, vencida,
preparándose para los problemas.
Estaban todas en el carro mientras Dinah lo encendía, Troy había salido
con unos amigos y le había dejado las llaves. A lo lejos, un grupo de
estudiantes aplaudía, pero Lauren logró ver por la ventana a una gran
cabellera castaña, completamente furiosa.
—¡JAUREGUI!—gritó tan fuerte Camila, que todos en el aparcamiento
la estaban viendo, Lauren abrió los ojos, presa del horror.
—¡Arranca la maldita chatarra!—le gritó con miedo a Dinah, quien
encendió el auto y salió por la calle.
A la mitad del camino se instaló un gran silencio, después de unos
minutos, las cuatro estallaron en carcajadas limpias.

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Capítulo 22
Septiembre

Un largo verano, sesenta y dos días en la cuales se había divertido con


sus amigas, y como no, Camila Cabello había irrumpido en sus
pensamientos cada vez que podía (ósea, casi todo el tiempo).
Lauren había planeado olvidarla, pero, ¿cómo hacerlo? Solo podía
pensar en su beso, la atormentaba todos los días y en las noches soñaba
con él. Sus labios, su sabor, su tacto, todo seguía en su memoria y lo
añoraba aún más, pero sus amigas siempre le recordaban que Camila
tenía novio y que, en todo caso, estaba jugando conella.
Lauren sabía que tenían razón, pero, la forma en que Camila la había
besado, era diferente. Igual le alegraba que ahora su amiga Lucy no
pudiese reñirla, ya que ella también estaba colada por la capitana del
grupo de las plástico, Verónica.
Cuando alguna de las dos caía en depresión siempre se consolaban
entre ellas. Lucy durante el verano lloró varias veces y pasó la noche en
casa de Lauren, las dos juntas mirando películas románticas y comiendo
helado mientras se abrazaban. Lauren amaba a Lucy y Lucy a ella, sufrir
de amor por unas idiotas había fortalecido aún más su amistad. Dinah
lamentaba el momento en que sus tres amigas cayeron rendidas por
unos idiotas, Nora no podía parar de hablar de Robert tampoco. Estaban
en el carro de Troy, hablando tranquilamente, y listas para su primer día
de clases. Lucy estaba nerviosa, pero tenía en claro que iba a ignorar
rotundamente a Verónica.
—Te apuesto que al final del día, está hablando con ella—le dijo
Nora a Dinah y las dos apostaron.
—Pues perderán, no le voy a hablar. Está decidido, la superaré a como
dé lugar—dijo Lucy muy decidida desde el asiento trasero, junto a
Lauren, Nora estaba de copiloto con su hermano.
—Descuida, chica. Cuando tú superes a la latina, será el mismo día
que Lauren deje de babear por Cabello—dijo alegremente Troy,
causando las risas de su hermana y Dinah, las otras dos no estaban
muy felices.
Lauren bufó, frustrada. Ella también tenía su lucha interna, ya que
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después de dos meses del beso compartido con Camila, la iba a volver a
ver. No estaba segura de sí la castaña actuaría como si nunca hubiese
ocurrido o se vengaría de ella, haciéndole la vida imposible. Llegaron
hasta el estacionamiento y se bajaron del coche. Lucy dio un portazo,
aún furiosa, mientras sus amigas se reían de su reacción.
—Vamos, Lu. No te enojes—le decía Dinah colgándose de su cuello y
Lucy la ignoró.
—Lau, ¿vamos entrando? —preguntó a su amiga con una cálida
sonrisa, ignorando por completo a Dinah, quien chillaba.
—Claro—respondió Lauren y los cinco comenzaron a caminar
hasta la puerta.

Ahora, Lauren tenía dieciséis años y estaba lista para superar esteaño
escolar, pero para lo que aún no estaba preparada, era para Camila. Y
allí estaban.
—Mierda—murmuró antes de detenerse a unos pasos de la entrada,
Nora siguió sus ojos y también la vio.
—Tendrás que pasar a su lado todos modos—le dijo en un susurro
mientras los cinco veían a la castaña.
Junto a los mesones de piedra estaba el grupo de Camila, allí estaba
ella, hablando con una amiga y se veía increíble. Su cabello suelto y
largo con algunos mechones oscuros y un lazo adornándolo, la piel un
poco más clara, unos jeans de mezclilla y una camisa gris manga larga
que dejaba ver su abdomen. Camila sonreía alegremente y la cabeza de
Lauren estuvo a segundos de sufrir un cortocircuito. Estaba hermosa y
Lauren sentía las piernas temblarle, la castaña hablaba con una amiga
sentada en la mesa y parecía no haberla visto aún.
—Cierra la boca, que estas babeando—se burló Dinah mientras Nora y
Troy se reían.
—Cállense—les dijo, molesta, viendo como Lucy buscaba a alguien en el
grupo, fue hasta donde ella y la tomó del brazo—. No la busques, Lucy.
Es mejor evitarla.
—Aún no ha llegado—suspiró un poco triste, para luego asentir—.
Vámonos, antes de que nos vean.
—¿Quién diría que las chicas estúpidas estuvieran tan buenas?—

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comentó Troy y las cuatro lo miraron con reproche—. Yo sólo decía.

Unos amigos le llamaron y él se despidió, antes de irse con ellos,


volvieron a quedar las cuatro solas contra el mundo. Lauren creyó que
tendría una buena racha, si lograban entrar sin que las vieran, todo
cambió cuando sintió un golpe en la cabeza. No fue un gran impacto,
pero sí que le había dolido.
—¡Ouch!—dijo sobándose y en el piso había un balón de fútbol
americano, frunció el ceño.
—¿Estás bien, Lau?—le preguntaron sus amigas un poco
preocupadas, Lauren escuchó una voz familiar e irritante.
No era una buena forma de iniciar el día.

—¡Oye, rarita, pásame el balón!—le gritó la asquerosa voz de Austin.

Estaba riéndose con sus amigos y vestía su chaqueta de fútbol,


mostraba una mueca burlona mientras que hacía señas para recibir el
balón, Lauren lo miró con unos ojos asesinos.
—¡Vamos, no es para todo el día!—le gritó.

—Lo, no tienes que hacerlo—dijo Dinah preocupada, pero Lauren negó.

Recogió el balón y observó a Austin, le estaba haciendo señas para que


se acercara y Lauren fue hasta el pequeño grupo, seguida de sus
amigas. Estaba nerviosa ya que todos la miraban, vestía unos jeans y
una camiseta bajo una chaqueta, no estaba tan mal. Al llegar, Austin se
cruzó de brazos y la repasó de pies a cabeza.

—Parece que cada año estas más rara, Jauregui—dijo despectivamente


y Lauren gruñó, lanzándole el balón a su estómago. Él la recibió un poco
sorpresivo, pero la agarró a tiempo—. Buen lanzamiento.

Lauren lo observó frunciendo el ceño y Austin se río de ella.

—Mientras más hagas eso, más vieja te pondrás—intentó rodear la


cintura de Camila con su brazo, pero la castaña ni se percató de aquella
acción, sus ojos chocolate estaban clavados en Lauren.
Lauren al fin la observó y casi se río ante la escena. Austin le hablaba al

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oído a su novia y ella lo ignoraba por completo mientras veía a Lauren


fijamente. El rostro de Camila se veía completamente ruborizado y sus
labios estaban entreabiertos, Lauren duró un buen rato devolviéndole la
mirada y le sorprendió ver que, en realidad, Camila parecía nerviosa.
—¿Qué miras tanto, rarita?—le preguntó Austin un molesto,
percatándose del rostro colorado de su novia, intentó cubrirla.
—¿Yo? Nada—dijo la ojiverde sarcásticamente, mientras una sonrisa
se le formaba lentamente en sus labios.
Fue increíble, incluso más para Dinah, pero las tres amigas de Lauren
miraron fascinadas como Camila soltaba un profundo suspiro y
seguidamente se le formaba una sonrisa estúpida en sus labios, mientras
veía a la ojiverde.
No era la misma sonrisa hipócrita de siempre, parecía una risueña de
esas que sólo se ven en las niñitas enamoradas de su cantante favorito.
(Mensaje subliminal, chicas)
Lauren también se sorprendió al ver a Camila sonriéndole de ese modo,
Austin se dio cuenta de ese detalle y tomó el rostro de Camila,
acercándolo al suyo y murmurando unas cosas que la castaña sólo
lograba asentir con la cabeza, ya que parecía estar en las nubes.
—Joder—murmuró Nora, aún más contenta de lo que debería y tomó a
Lauren de la mano, antes de arrastrarla junto con las otras chicas al
edificio.
Las cuatro entraron al pasillo aún muy aceleradas, el corazón de Lauren
latía felizmente en su pecho y sentía que la sonrisa le iba a partir el
rostro.
—Por Dios, ¿vieron lo mismo que yo vi? —preguntó Nora, observando a
sus tres amigas y más a Lauren, quien mostraba una cara embobada de
amor.
—Yo creo, ¿tal vez fue una alucinación? —preguntó Lucy, un poco
dudosa, pero Dinah abrió los ojos y levantó los brazos, agitándolos.
—¡Yo si lo vi! Cabello miraba a Lauren, con la misma cara tonta con la
que Lauren la mira a ella—dijo muy ansiosa, tomando a la ojiverde de los
hombros—. ¿Qué crees que signifique eso, Laur? ¿Está en sus días?
¿Tomará drogas?

(Sinu le compartió el porro)


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Lauren miró a su amiga y quiso decir lo que pensaba, pero en realidad


ella no sabía que en creer, así que se encogió de hombros.
—No sé, tal vez le pareció graciosa mi cara—dijo con una sonrisa y
Nora también le sonrió.
—¡Algo está tramando! Debe ser eso, esa perra... —comenzó Dinah,
pero Lauren frunció el ceño.
—No le digas así—la retó y Dinah apretó los labios, rodando los ojos.

—Esa niñita nunca te ha visto de esa manera y de un momento a


otro actúa así ¿Tendrá fiebre? —preguntó, un poco horrorizada.
—¿O estará enamorada de Lauren, también?—propuso Nora un
levemente divertida y las tres la miraron como si estuviera de color
azul—. ¿Qué? ¿Acaso no puede?

—Estás loca.

—Nunca en su vida.

—Es la reina de la heterosexualidad—finalizó Lauren, soltando un suspiro—.


¿O no ves cómo se come a su novio? (Camila hetero, ríanse conmigo)

—Pero, por algo te besó ¿verdad? —preguntó la pelirroja, haciendo


dudar a las tres chicas, y Lauren fue la primera en ser sensata.
—Todas las chicas en algún momento quieren experimentar, y ahora ella
podrá decir que besó a una chica, alguna vez en su vida—dijo muy
convencida de su teoría y sus amigas la miraron con tristeza—. Descuiden,
no me importa. (Me dolió)

—Aww, te amo Lauren—le dijo Lucy abrazándola y sus otras dos


amigas también lo hicieron.
—Nosotras también te amamos—dijeron sus dos amigas y Lauren sonrió.

—Yo también, chicas. Ahora, vamos a clases—dijo aun sin soltarse del
abrazo mientras las cuatro caminaban juntas, tropezando torpemente, y
se reían.
Nora aún no podía creer que sus amigas fueran tan ciegas. Camila,
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aunque fuera mucho mejor enmascarando sus sentimientos, era muy


obvia para ella y desde el año pasado. Pero era mejor no decir nada y
dejar las cosas avanzar a su paso.
(Nora sabe, bitch)

Capítulo 23
El día fue normal. Hasta el momento nadie las había molestado y aquello
era bueno, o eso pensó la ojiverde, hasta que llegaron a la cafetería
durante la hora del almuerzo. Llevaba la mochila en su espalda y hablaba
con Lucy, intentando distraerla por si se encontraban con Verónica.
Lauren no había parado de sonreír en todo el día.

—Nosotras buscamos la comida y ustedes dos cuiden la mesa—les


dijo Dinah guiñándole a Lucy, se fue con Nora, dejándolas a ellas
dos.
—Bueno ¿Sabías que, según Nora, Robert besa con lengua? —
preguntó mientras se sentaban en una de las mesas, Lucy la miró
alzando una ceja.
—Ya se lo que intentas hacer, Laur—dijo acomodando sus brazos
sobre la mesa, Lauren abrió los ojos.
—¿Ah si? Porque hablo enserio, es la palabra de la pelirroja contra
la nuestra.
—Descuida... yo aún no le he visto y cuando lo haga... igual la voy a
ignorar—dijo bajando el rostro y Lauren la hizo alzarlo, sujetándola
porla barbilla.

—Ambas sabemos que esa es una gran mentira—dijo viendo como


su amiga rodaba los ojos—. Ella es una idiota.
—Si, es una idiota—repitió Lucy, sonriendo.

Durante estos meses Lucy le había hablado sobre Verónica y habían


tomado como terapia decir que era idiota, cada vez que se sintiera mal.
Hablaron durante un rato, hasta que sintió la voz de Austin en su oreja.
—Hola, rarita—saludó, rodeándole el cuello fuertemente con el

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brazo, Lauren tosió varias veces—. ¿No te gustaría comer con


nosotros?
—No... suéltame—dijo apretándole el brazo, pero Austin no lasoltaba.

—Déjala—Lucy le dijo levantándose y queriendo darle unacachetada.

—Vamos, Jauregui. Todos te esperan—agregó el chico, levantándose


y arrastrando a Lauren con él, la ojiverde parecía necesitar con
urgencia respirar mientras la llevaban a la mesa.
—¡Oye!—le gritó Lucy y los siguió.

—Aquí estamos—dijo Austin sentando a Lauren en la silla, junto a Luis,


aun rodeando el cuello de la chica .
—¡Lauren, que sorpresa!—dijo Luis riendo, al ver el rostro púrpura
de la ojiverde.
Lauren apenas si podía respirar e intentaba soltarse del brazo de Austin
alrededor de su cuello.
Observó que justo frente a ella estaba sentada Camila, que la observaba
con los ojos abiertos y una notable preocupación en ellos.
—Austin, déjala en paz—dijo observando con enojo a su novio, él se río
cínicamente.
—Amor, ¿no te das cuenta de qué la rarita es una invitada mía? No
le estoy haciendo nada.
Lauren no opinaba lo mismo y cerró los ojos por un momento, ya que se
sentía tremendamente mareada.
¡Suéltala, las estás ahogando! —gritó Camila y Austin la soltó con
fastidio, Lauren comenzó a toser.
—¡Cof, cof, cof!—se sujetaba la garganta mientras observaba de
reojo a Camila.
La castaña parecía querer acercarse para frotarle la espalda, pero todos
estaban mirándola. Camila tuvo que resistir la urgencia de tocarla y
apretar las manos sobre el regazo, sin dejar de mirar los ojos
esmeraldas.
—Lucy ... —murmuró Lauren por debajo, pero no veía a su amiga.

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Logró encontrarla, al verla salir por la puerta de la cafetería, seguida de


Verónica. Lauren se preocupó e intentó irse, pero Luis le capturó la mano
y la obligó a sentarse.
—¿A dónde vas, bonita?—le dijo sosteniendo su mano entre las
suyas mientras Lauren seguía tosiendo.
Camila clavó sus ojos asesinos en Luis y este de inmediato soltó la mano
de Lauren, sentía un frío helado recorrerle el cuerpo y podía jurar que
eran por los fulminantes ojos chocolate de Camila.

—¿Ibas con tu novia?— preguntó Austin, riéndose, al ver la pobre cara


de Lauren.
Lauren comenzó negar mirando a Camila a los ojos, quería asegurarle
que no tenía novia y al hacerlo, Camila sonrió de forma alegre. Austin se
dio cuenta de eso y la llamó.
—Amor, ¿sabes que te amo? —le dijo dándole un guiño y Lauren hizo
una mueca, quería irse. (Adiós a mi desayuno)
Camila no lo miró ni una sola vez y asintió, sonriendo.

—Yo también te amo—dijo mirando fijamente a Lauren a los ojos, la


ojiverde sintió la piel cosquillearle y el corazón en la garganta
¿Se lo estaba diciendo a ella? Camila, después de haberlo dicho, abrió
los ojos y se sonrojó como una loca, agachó el rostro y comenzó a
balbucear—. Yo... Mmm... supongo... bueno... también... bueno... claro—
término con la cara roja, Austin frunció el ceño, observando como las dos
chicas se miraban.
—Bueno, rarita. Me contaron por allí, que estás enamorada—comentó
Austin, burlón, y logrando que todos en la mesa soltaron un "Uhhhhh".
Camila no la dejó de ver ni un segundo.

—Yo... bueno, no te importa—dijo con el rostro sonrojado e intentó irse


de nuevo, Austin la tumbó por los hombros y la hizo sentarse.
—¿Quién es? Confiesa, ¿es Vives? —preguntó burlón, observando a
su novia con intención. Lauren lo pudo ver, en los ojos chocolate
había dolor.

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—No y si fuera así no te lo diría—gruñó para luego volver a ver a


Camila, la castaña le devolvía la mirada y no escuchaba a nadie más.
Austin ya estaba sintiéndose amenazado por la estúpida cara que hacía
su novia al ver a la ojiverde, no le gustaba la manera en que se mirada
no y su orgullo masculino estaba siendo dañado. (¿Tiene alguno?)
—¿No tienes amigas? Podrías largarte de una vez—le dijo irritado
mientras iba al lado de su novia y se sentaba junto a ella, rodeándole los
hombros con el brazo.
—Pero, tú... —comenzó un confundida por su actitud y sus ojos verdes
se volvieron fríos, al ver el brazo del chico sobre Camila.
Austin sonrió triunfante, pero, no duró mucho, cuando Camila se revolvió
incomoda y se alejó un poco del chico, cortando el abrazo sobre su
hombro. Él la miró sorprendido y después con enojo a la causante de
todo esto, que ahora sonreía.
(Lauren: 1 — Austin: Mahone)

—Quita tu asquerosa cara de mi vista, antes de que te la rompa en


dos— amenazó y Lauren abrió los ojos, intentando por todos los
medios levantarse.
—¡Austin!—lo reprendió Camila, mirándolo con reproche y después
volteó a ver a Lauren, que ya se había ido, y soltó un suspiro.
Lauren salió corriendo rápidamente de allí, para volver a su mesa ¿Qué
le ocurría a ese idiota? ¿Estaba en sus días o algo así? Que bipolar, fue
mucho para el gusto de Lauren, que seguía un poco alegre por haber
visto a Camila. Lo mejor de todo era que esta vez no le había insultado.
Tal vez, este lograra ser un gran año.

Capítulo 24
Después de aquel encuentro en la cafetería Lauren había intentadoevitar
a Austin por todos los medios, duró todo el día cerca de Troy y Nora,
para que no se le acercara.
Se lamentaba interiormente, ya que significaba tampoco ver a Camila.
Era muy raro, que ninguna del grupo de las chicas la hubiera fastidiado o
algo. También estaba preocupada por Lucia, a quien no veía desdehacía
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horas. Estaban caminando en el pasillo cuando le encontró, frente a su


casillero. Sus mejillas estaban coloradas y lanzaba los cuadernos dentro
del locker con furia, Lauren temió lopeor.
—¿Lucy?—comenzó Lauren tocándole el brazo, la castaña suspiró, irritada.

—¿Qué hizo Iglesias, ahora?—preguntó Nora, recostándose de la


pared, y Lauren le reprendió por ser tan directa.
Lucy las observó a las dos, primero furiosa, y comenzó a hablar.

—Es una perra, me dice que estoy enamorada de ella y por eso no
puedo acercarme a nadie. Pero, ella dice que no siente nada por mí y
que... y que... —no pudo terminar de hablar, ya que sus ojos se tornaron
húmedos, quería llorar.
Lauren la abrazó y dejó que escondiera el rostro en su cuello, comenzó a
frotarle la espalda mientras la chica se abrazaba a ella. Nora también le
acariciaba el cabello, escuchando los sollozos de Lucy . (Aw, bebé)
—Descuida, ella... ella estoy segura de que siente algo por ti, lo veo por
la forma en que te mira—intentó calmar a Lucy y pareció funcionar,
Verónica no podía no sentir nada por su amiga y el beso que le había
dado era la prueba.

—Eso... eso... espero—murmuró entre sollozos y se abrazó más a Lauren.

Las tres decidieron que era mejor olvidar todo. Nora les propuso ir a la
pizzería de siempre después de clases y las tres fueron, invitando a
Dinah. Por suerte, Troy les había dejado las llaves, así que las chicas no
tuvieron problemas para llegar. Aparcaron al frente del local y al entrar,
se encontraron con la misma mala suerte de siempre. (Yo)
—Joder—murmuró Lauren, viendo al grupito de la escuela en su mesa
de siempre, esperaba que ellos no fueran hoy.
—Solo ignórenlos—dijo Dinah, apoyando la mano en la espalda de
Lucy para avanzar, ella bajó el rostro y asintió.
Cómo siempre hacía, buscó entre las personas el cabello castaño. Allí
estaba Camila, con la misma ropa del colegio, hablando alegremente con
sus amigos. Cabe mencionar, que para Lauren, se veía completamente
hermosa. Para la alegría de la ojiverde Camila no le prestaba la más
mínima atención a su novio, que de vez en cuando intentaba hablarle,

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aunque a él tampoco parecía importarle. Se concentraba en la charlar


con Luis y observar, con poco disimulo, el cuerpo tonificado de Ally.
—Es un idiota—murmuró Lauren, tomando asiento en la mesa, y
quedando con vista al grupito—. Tiene a Camila y mira a otras chicas de
esa forma.
—Todos los chicos son iguales—comentó Nora suspirando, sus
amigas la vieron.
—¿Todo bien con Robert?—preguntó Lucy preocupada, Verónica
parecía estarla mirando, pero ella la ignoraba por completo.

—Salimos varias veces—dijo, aunque no era nada nuevo, ya que sus


amigas la habían ayudado a escoger la ropa que se pondría—. Pero, en
el colegio no me ha hablado ni una sola vez.
—Descuida, solo es el primer día—dijo Dinah, intentando calmarla.

—Todo saldrá bien—le sonrió Lauren, pero luego sintió una bola
de servilleta golpearle la frente y parpadeó—. ¿Qué?
Austin se reía con sus amigos y la observó, divertido.

—Mala mía, rarita—le dijo aun riendo y Lauren frunció el ceño.

Tendría que haberle hecho algo, tal vez lanzarle su batido de fresa en la
cabeza, como de seguro hubiera sucedido el año pasado. Ella esperaba
que de la nada saliera Camila, a burlarse de ella también y luego allí
podría comenzar la pelea limpiamente, pero, para su sorpresa, no fue
así. La castaña nunca habló, mejor dicho, sólo parecía mirarla con una
cara de boba y se sonrojó intensamente, al ser descubierta por Lauren
mirándola. La ojiverde sentía el corazón en la boca ¿Qué le sucedía a su
chica? Nunca había visto a Camila tan nerviosa, quería ir hasta donde
estaba ella y confirmar si la castaña no estaba con fiebre.
Cómo si no pudiera controlarse, comentó en voz alta:

—¿Cabello, estás bien?¿No vas a insultarme también?—preguntó


incrédula, observando como el sonrojo incrementaba en las mejillas dela
chica y sus amigos también vieron a la castaña,extrañados.
—Cierto, amor. Dile sus cuatro cosas a la rarita—dijo Austin, colocando
su mano sobre la de ella. Lauren frunció el ceño y Camila la apartó
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rápidamente, cortando el contacto. (Lo que hace el amor)

Austin dio una mirada furiosa a Lauren, ella también se había


sorprendido de aquello y ahora su rostro volvía a ser una máscara de
sorpresa. Camila se sentía acorralada, debía de hacer algo, así quecerró
los ojos y al abrirlos, parecían irritados por la gran atención querecibía.
—¿Eso quieres, fenómeno? No estoy de ánimos para insultar tú
asqueroso rostro, así que has un favor al mundo y lárgate—dijo
colocando un mechón de pelo tras su oreja y alzando la barbilla, sus
amigos rieron y dejaron deverla.
Lauren pudo jurar que su cuerpo se relajó. Austin sonrió como un gato
diabólico y Lauren seguía sin decir nada, había escuchado las palabras y
ahora estaba un poco atontada por ellas. Sin poder evitarlo, una sonrisa
risueña se plasmó en su cara y observó fijamente a la castaña, miraba a
Camila con tanto amor y adoración, que sus amigas temieron que
estuviera siendo demasiado obvia.
—Lauren... —comenzó a decir Lucy, jalándola de la manga para hacer
que su amiga enamorada se sentara, pero el rostro de Camila la hizo
abrir los ojos.
La castaña seguía cruzada de brazos y hacía todo lo posible para
mantenerse indiferente, pero su rostro estaba rojo y se mordía el labio
mientras miraba de reojo la intensidad de los ojos esmeralda. Lucy la vio
tragar nerviosamente ¿Camila estaba nerviosa? ¿Era por Lauren? Algo
debía de hacer, porque Austin también se estaba dando cuenta del rostro
embobado de su amiga, frunció el ceño y Lucy prácticamente jaló a su
amiga para que se sentara.

—¿Lucy ?¿Pero, qué te pasa?—dijo Lauren un poco enojada, por


haber sido despojada de los ojos chocolate, y Lucy le dio un golpe en
la cabeza.
—¡Estabas siendo demasiado obvia, grandísima idiota!—dijo mientras
ahora era Dinah quien le daba una patada a Lauren, por debajo de le
mesa.
—Auch.

—Por pendeja, Lauren. Te estas hundiendo a ti misma—la


reprendió la rubia, observando de reojo el rostro colorado de

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Camila, había algo extraño en todo esto. Y Dinah llegaría al fondo


del asunto, nadie se escapaba de ella.
Después de en rato, estaban conversando y todo iba bien, para Lauren
era perfecto. Ya que durante toda la hora había estado mirando aCamila
y para suerte de ella la castaña también la miraba, aunque apartaba los
ojos,avergonzada.
Lauren estaba comenzando a adorar el rojo carmesí que cubríalas
mejillas deCamila.
—Voy al baño—dijo después de su tercer batido.

Sus amigas la despidieron mientras ella pasaba junto a la mesa del


colegio e ignoraba las burlas, entró al baño y se apoyó del lavamanos.
Su corazón seguía latiendo con fuerza, por el sólo hecho de ver a
Camila, se remojó el rostro cuando escuchó la puerta abrirse.
—Mira, a quien tenemos aquí—dijo la voz chillona de Ally y
Lauren retrocedió un poco—. ¿Acaso me tienes miedo?
—¿De ti? Sólo eres una perra que viene a ladrar—dijo ahora más
confiada, ganándose una mirada de odio de la chica.

—No me importa lo que digas—sentenció, colocando sus manos en la


cintura, después la miró con recelo—. Quiero que te mantengas alejada
de Camila.
Lauren quedó en shock durante unos segundos ¿Alejada de Camila?
¿Por qué? Pero, después el desconcierto pasó a ser enojo y observó a la
chica con la peor de sus miradas.
—¿Y por qué yo debería hacerte caso?

—Porque si no cosas malas te van a suceder, a Austin no le agradas—


dijo, chasqueando la lengua—. Menos le agrada que mires de esa
manera a su novia.
—Pues no me importa lo que piense él—dijo la ojiverde, dándose la
vuelta y dispuesta a salir de allí.
—¡Te alejaras de ella si o si!—le gritó la pequeña rubia a sus
espaldas, mientras se cerraba la puerta.
Lauren estaba furiosa, daba pisotones e iba a mitad del camino cuando
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Austin le llamó. Ella resopló y se recordó a si misma de tener paciencia.


—¿Te divertías en el baño, rarita?—preguntó intencionadamente y
Lauren lo miró, confundida.
Escuchó la puerta abrirse con un estrépito y volteó, del baño salía Ally,
ahora con el cabello revuelto y la ropa desarreglada. Caminaba hacia ella
con una mirada de furia y al llegar, le dio una cachetada tan fuerte que
quedó marcada en su mejilla. Lauren retrocedió, sorprendida.
—¿Pero... qué... qué... ?—intentó hablar, pero miraba aterrada a Ally
quien por un momento le sonrió con malicia, para luego volver a su
papel de chica indignada.
—¡Y QUE NO SE TE OCURRA VOLVER A BESARME, JAUREGUI!—
gritó y Lauren casi de inmediato miró a Camila, quien observaba la
escena con los ojos abiertos, recibió una cachetada en la otra mejilla—.
¡NUNCA!
Salió del local, dejando a Lauren completamente helada ¿Qué estaba
ocurriendo? Las amigas de Ally se pararon de la mesa y fueron hasta
donde Lauren, mirándola con odio, cada una le dio una cachetada antes
de salir del local, para ir tras su amiga. (Yo que tú, me pongo hielo)
—¡No la vuelvas a tocar!—la amenazó Verónica, sujetándola por el
cuello de la camisa para luego soltarla, le dio un último vistazo a Lucy
y salió junto con lasotras.
Lauren seguía en shock, con los ojos abiertos y la mejilla escociéndole
¡¿Qué demonios estaba sucediendo aquí?! ¡¿Alguien en su sano juicio,
podría explicarle?! Camila fue la última. Llegó hasta ella, con el rostro
envuelto en ira pura y levantó la mano para darle el golpe, la cachetada
se escuchó tan fuerte que sus amigas hicieron una mueca de dolor. (RIP:
Mejilla de Lauren)
—No te quiero ver más nunca cerca de nosotras—sentenció, mirándola
con ira, sus ojos parecían húmedos y en ellos se podía ver el dolor.
Ese fue el momento en el que Lauren pareció reaccionar, tomó la mano
de Camila, antes de que esta se apartara y comenzó a hablarle.
—¡Yo no hice nada!¡No la besé, nunca lo haría!—intentó defenderse,
pero Camila soltó una risa amarga, antes de soltarse del agarre de la
chica.
—Ja, claro. Son tus palabras: preferirías besar a Ally antes que todo
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¿Verdad? —dijo recordando lo que ella le había dicho hace tiempo,


después con una voz tan rota, que a Lauren se le rompió el corazón,
volvió a hablar—. Y no vuelvas a tocarme más nunca en tu vida,
fenómeno.
Dicho esto, llamó a Austin, que en estos momentos mostraba unasonrisa
y reía a carcajadas, y salieron los dos juntos, seguidos de Brad y Luis
que también se reían. Lauren no quitó los ojos de la castaña hasta que
esta desapareció por la puerta, todos en la pizzería la estaban viendo y
ella bajó el rostro avergonzada, fue a sentarse con sus amigas. Sentía
como las mejillas le ardían, pero más el corazón, por las palabras de
Camila.
—¡Lauren! ¿Estás bien? —preguntó Lucy, acunando el rostro de su
amiga con las manos y verificándolo, con preocupación.
—¡¿Qué mierda hiciste, Jauregui?!—preguntó Nora muy molesta viendo
a su amiga, había visto como Camila aguantaba las lágrimas al salir—.
¿Por qué besaste a la perra esa?
—Lauren ¿Qué sucedió? —preguntó Dinah, notando lo afectada que
estaba su amiga. Lauren no hablaba, sólo mantenía la cabeza gacha.
—Yo no besé a nadie, nunca lo haría—dijo con tanto dolor, que
todas le creyeron.
—¿Entonces, por qué Ally hizo eso?—preguntó Lucy, confundida,
¿Para qué armar tanto drama? (Seguro pertenece al fandom)
—Será que quería joderle el día—comentó con rabia Dinah y Nora
estaba a segundos de darse golpes con la mesa.
—Ustedes, en verdad, son unas idiotas—se lamentó y por un momento
se sintió ella misma como una ¿Cómo pudo haber pensado que Lauren
besaría a Ally? Si era muy obvio que su amiga estaba muerta por
Camila, hasta los huesos.
—¿Qué quieres decir?—le preguntaron sus dos amigas, Lauren
seguía observando la mesa, callada.
—No importa, el caso ahora es que Lauren debe aclarar el
malentendido— dijo observando a su amiga, que levantó el rostro.
—¿Por qué debería? No les debo nada. Si esa tonta quería jugar
conmigo de acuerdo, pero ya las escuchaste: que no me acerque a
ellas—dijo recordando las palabras de Camila, comenzaba molestarse.
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Camila estaba enojada y no sabía el por qué, así que ahora Lauren se
sentía indignada. Ella no debía explicaciones, si ellos querían creer eso,
que lo creyeran. A ella no le importaba. Nora se lamentó interiormente,
esta semana iba a ser difícil.

Capítulo 25
Cómo sospechaba Lauren, la semana en la escuela había sido un
infierno. No solo por el hecho de que cada vez que Ally la veía, se hacía
la enojada y sus amigas de nueva cuenta la cacheteaban. Una por una.
Tampoco porque Verónica la había vuelto a molestar y esta vez parecía
peor que nunca. La verdadera razón era que, Camila no la miraba. No le
hablaba, pasaba junto a ella y la ignoraba, ni siquiera la fastidiaba junto a
Verónica, la ojiverde parecía haber dejado de existir para la castaña.
En estos momentos, estaban en clase de Historia y Camila se
encontraba sentada, unas mesas adelante de ella, ignorándola al igual
que todos estos días. Lauren suspiró y extendió los brazos sobre la
mesa, estaban en una clase muy aburrida, en su opinión.
—No me ha insultado ni una sola vez, Lu—se quejó jugando con el
lápiz, sus ojos verdes estaban clavados en la espalda de la castaña.
—Puede que tenga mucho con los deberes y el equipo de
animadoras— comentó su amiga, pero, después de ver a la castaña,
comenzó a recapacitar—. O... puede que esté enojada.
—¿Enojada?¿Por qué?—bufó fastidiada, Cabello era un gran dolor
de cabeza.
Lucy tardó unos minutos considerando su respuesta, ella también había
estudiado el gran cambio de la actitud de Camila durante estos días y
tenía una idea, una idea que nunca en su vida se le hubiera ocurrido
antes. Pero, las acciones de la castaña hablaban por si solas...
—Puede... que esté enojada contigo, por besar a Ally.

—¡No la besé!—se defendió—. ¿Y eso qué tiene que ver?

—No sé, puede que no le gustó que abusaras de su amiga—


comentó pensativa, sin querer llegar a la conclusión que era la
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más obvia.
—Qué yo no la besé—volvió a murmurar y Lucy se quedó perdida en
sus pensamientos, últimamente siempre estaba así.
—... y deberán formar parejas para el siguiente ensayo de 200 páginas,
con dibujos incluidos, que tratará sobre la Segunda Guerra Mundial—
avisó la profesora, logrando entre todos sus estudiantes un abucheo—.
Dejen el drama, alumnos, comenzaré a elegir las parejas...
Dijo el nombre de varios estudiantes, pero Lauren no podía pensar, era
una oportunidad. Así que rezó todas las oraciones que se sabía y cruzó
hasta los dedos de los pies.

Quería que le tocara con Camila, debía de tocarle con Camila, sus
esperanzas aumentaron cuando la amiga rubia de la castaña se fue con
Lucy, una menos.
La profesora duró un rato diciendo los nombres, hasta que llegó al de
ella.
—Camila Cabello, deberá trabajar con la joven Lauren Jauregui—dijo
con esa voz seria y prácticamente las dos saltaron de sus respectivos
asientos.
—¡No quiero trabajar con ella!

—¡Si usted insiste!

Camila fulminó a Lauren con unos ojos oscuros mientras la ojiverde


mostraba una sonrisa burlona (¡La suerte estaba con ella, esanoche
fiesta en su casa!)
—Es parte del trabajo. Tienen que hacer el ensayo juntas, no quiero
discusión, señorita Cabello—dijo zanjando el tema mientras el rostrode
Camila sefruncía.
—No pienso trabajar con este fenómeno—declaró cruzándose de
brazos, Lauren alzó las cejas repetidamente, logrando que se irritara
más.
—El lenguaje, joven—dijo la profesora reprochándole y luego
observando a Lauren—. ¿Usted tiene algún inconveniente, señorita
Jauregui?

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—Para nada—la ojiverde le regaló una de sus sonrisas más


encantadoras, haciendo rabiar a Camila.
—Entonces, no veo el problema, trabajaran juntas—dijo la señora
puntualmente, Camila resopló.
—¡Ella sólo lo hace para fastidiarme!—dijo señalándola pero la
profesora no la miraba, Lauren aprovechó para sacarle la lengua,
ocasionando que se irritara más y que los estudiantes se rieran—. ¡Sólo
quiere burlarse de mí!
—¡Camila, siéntese!—le exigía y Camila obedeció, refunfuñando, luego
miró a Lauren—. Usted también, Jauregui.
Después de terminar de dictar las parejas, mandó a los estudiantes a
reunirse con sus compañeros.
Lauren, viendo que la castaña no iba a mover ni un pelo, arrastró su
mesa hasta la suya y le saludó.
—Hola, princesita—dijo con una voz cantarina, su corazón
aleteaba alegremente.
Camila no la miraba, abrió el cuaderno enojada y comenzó a escribir los
nombres. El nombre de Lauren lucía muy bien con su letra, suspiró,
embobada por la castaña.
—El libro—escuchó que le dijo Camila, Lauren no comprendió y la
castaña volteó a verla como si fuera una estúpida, clavando sus ojos
chocolate en ella—. Necesitamos el libro de texto, Jauregui.
—Ah, claro—dijo rebuscando entre su mochila y lo abrió en la página
correspondiente—. ¿Qué hay de tu vida?— preguntó después de un rato,
en el que Camila sólo se concentró en escribir.
—No quiero hablar de cosas que no sean sobre el trabajo, Jauregui—
aclaró y Lauren hizo una mueca.
—Bueno, igual lo estás haciendo tu sola ¿Sabes que es en
pareja, verdad? —le dijo alzando una ceja y Camila la miró con
irritación.

—Tu cerebro es muy tonto como para ayudarme, prefiero que


te mantengas callada y bonita—dijo con sorna, Lauren sonrió.
—Callada o hablando ya yo soy bonita, Cabello—le dijo dándole un

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guiño y Camila soltó una carcajada.


—¡Wow! No conocía esa arrogancia de tu parte, Jauregui.
Normalmente, eres más sumisa—dijo aun escribiendo, Lauren la miró
con cariño.
Llevaba días sin hablar con ella y le estaba gustando mucho, aunque la
estuviera molestando.
—Hay mucho que no sabes de mí, princesita—comentó, jugando con
un mechón negro de su cabello, y Camila gruñó por debajo.
—No me digas así.

—¿Princesita? Pero si lo eres—sonrío y estiró los brazos sobre la mesa,


recostando la cabeza en uno de ellos, sus ojos verdes brillaban con burla
mientras observaba a la castaña.
—Ya deja de hablarme—le soltó aún más irritada, pero se revolvía
incomoda bajo la insistente mirada de la ojiverde, su mano comenzó a
tambalearse y tuvo que borrar varias veces los errores, al escribir.
—¿Por qué?

—Me desagrada tu voz—dijo simplemente y eso le dolió un poco


a la Lauren.
—No me has insultado en toda la semana, Verónica ha tenido que hacer
todo el trabajo sola—bromeó, intentando escucharse divertida y Camila
río aún más falsa.

—¿Tanto te gusta que te insulte? Eso suena un poco enfermo—dijo


mirándola de reojo, Lauren le sonrió y la castaña volvió su atención al
cuaderno, ocultando un notable rubor.
—Incluso, podría decir que me estás ignorando.

—¿Por qué lo dices? No vales la pena, para que gaste mi día


intentando evitarte—rodó los ojos.
—Porque llevas haciéndome la vida imposible desde primer año y de
un día a otro, me dejas en paz—dijo levantando la cabeza y apoyando
su barbilla en la mano.
—Es tu imaginación, puede que estés tan obsesionada conmigo que
creas eso—intentó alejarse un poco de Lauren, que ahora estaba más
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cerca.
Las ojiverde iba a quitarle una pelusa del cabello, pero Camila se apartó
de ella rápidamente, atravesándola con los ojos.
—¿Qué te dije? No me toques—gruñó y Lauren sonrió, aunque se
mostraba confusa—. Quita esa estúpida sonrisa de tu cara.
—¿Estas enojada o algo así?—preguntó, observando los ojos
marrones—. Estás así conmigo desde aquel día en la pizzería.
—No entiendo de que hablas—sus ojos se oscurecieron y en
verdad parecía enojada—. Ahhh, te refieres a cuando te
besuqueaste con mi amiga en el baño.
—¿Eso te dijo ella?—preguntó sorprendida, Camila resopló.

—La obligaste, como la salvaje y zorra que eres, la obligaste a besarte—


dijo lo último con amargura y apretando la mandíbula.

—¿Ally?—preguntó Lauren, en algunos temas la ojiverde era un poco


lenta. (Como verán)
—Eres una idiota—rodó los ojos.

—Estas molesta porque besé a tu amiga—dijo más como una


afirmación y Camila bufó, irritada.
—¡La obligaste y después fuiste tan cara dura para decir que no! Eres
una zorra de primera—dijo entrecerrando los ojos y observando el rostro
confundido de Lauren.
Lauren pensaba, por eso ella actuaba así. ¿Estaba molesta por aquello?
Será que le importaba mucho su amiga ¿O qué? Pero, si era así ¿Por
qué no se vengaba de Lauren o la fastidiaba cómo siempre? Parecía
estar realmente muy molesta con ella, a tal punto de no hablarle. Podría
ser que... Lauren abrió los ojos y observó con incredulidad a Camila.
—¿Qué?¿Qué te pasa, fenómeno?—preguntó Camila, un poco
alarmada por la cara de Lauren.
—Acaso... ¿Acaso, estas celosa? —preguntó un poco dudosa.

Lauren casi se queda sin respiración al ver como un rubor, que


comenzaba desde el cuello hasta llegar a las orejas de la castaña, se

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hacía presente. Camila abrió tanto los ojos que Lauren tuvo miedo de
que se le fueran a salir. Era eso, estaba celosa. Estaba celosa, pero
Lauren esperaba que fuera porque ella había besado a Ally y no al
revés.
—Y-yo eso e-es... ¡Claro que no! —dijo defendiéndose, pero su rostro
seguía encendido, Lauren la observó con ganas de tomarle una foto, ya
que lucía adorable.

—Estas celosa—dijo ahora afirmándolo y con una sonrisa ¡Estaba celosa!

—¡Qué no lo estoy!—chilló, ahora escondiendo su rostro tras el


cuaderno alzado.
Lauren intentó ver por encima de él, pero Camila volvía a taparse,
impidiéndoselo.
—¿Por qué te cubres?—preguntó divertida, observando las orejas rojas
de la castaña.
—No me estoy cubriendo, sólo no quiero ver tu espantosa cara—dijo la
castaña, aun escondiéndose tras el cuaderno, Lauren seguía intentando
verle y eso ya la estaba fastidiando—. ¡Lauren, déjame en paz!
Lauren se detuvo al escucharla, el corazón comenzó a golpearle
fuertemente en su pecho y sentía unas inmensas ganas de saltar de
alegría. ¡Le había llamado por su nombre! Nada de apodos ni apellidos
de por medio ¡Dijo su nombre! Mierda, no había traído la grabadora.
(¡Eso nunca debe faltar!)
—Tu... tu... dijiste mi nombre—dijo toda afectada y sonriendo como
una idiota. Si, ese efecto era el que tenía Camila sobre la ojiverde.
Camila la miró por encima del cuaderno, confundida ¿Lo había hecho?

—Yo... ¿Si?—preguntó, encontrándose con la sonrisa tonta de Lauren y


se volvió a esconder, esto era mucho para ella.
—Camila—dijo la ojiverde alegremente, ocasionando que la
castaña sujetara con mayor fuerza el cuaderno—. Me gusta que
llames por mi nombre.
—No te acostumbres, yo te sigo odiando y más por hacerle eso a
mi amiga—dijo aun escondida tras el cuaderno y Lauren negó con
la cabeza, sonriendo.
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—Esta celosa, eres una niñita celosa—se burló, arrugando su nariz de


una forma adorable.
Camila la observó durante unos segundos, hipnotizada, pero después
pareció reaccionar.
—¡Qué no estoy celosa!—le dijo en el momento en que se
escuchó la campana.
Lauren estaba emocionada, quería abrazar a alguien o saltar de un
edifico.
—Yo nunca besaría a esa zorra amiguita tuya, no es de mi gusto—
dijo divertida, antes de agarrar sus cosas y salir volando del salón.
Su día era más feliz y de colores, sentía como si su cuerpo estuviera
flotando. Esperaba que todo fuera a mejorar.

Capítulo 26
Camila obviamente seguía enojada con ella, la evitaba a toda costa y las
pocas veces que se veían, sólo se burlaba de Lauren. Habían pasado
unos días desde que hablaron, pero la ojiverde no podía estar más feliz.
Cada vez que cruzaban miradas, Lauren la miraba burlona y formaba con
sus labios la palabra "celosa" haciendo sonrojar cómo loca a Camila,
quien comenzaba a gritarle. La vida era hermosa para la ojiverde, eso
hasta que llegó a su casillero. Esperaba encontrarse con Camila,
considerando que eran vecinas, pero allí estaba nada más y nada menos
que, Austin.

—Hola, rarita—dijo burlonamente, pero en sus ojos había odio. Lauren


no se acercó, intimidada ¿Qué había hecho ella ahora?
—Quítate de mí casillero—dijo ya que el chico estaba impidiéndole abrirlo.

—No lo creo, primero quiero hablar contigo—dijo agitando un


dedo amenazador, delante de ella.
—No quiero, ahora apártate—dijo firme, frunciendo el ceño, el chico
soltó una carcajada hipócrita.
—Pues vas a tener que querer—otra vez ese brillo asesino en sus

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ojos, la asustaba un poco.


Intentó alejarse, pero él la sujetó por el brazo y apretó el agarre,
comenzó a arrastrarla por el pasillo mientras Lauren se quejaba.
—¡Déjame!—le exigía, pero el chico no la escuchaba.

Llegaron hasta los baños para chicos y la obligó a entrar. Ya dentro, la


apretó contra la pared y la jaló del cabello, quedando frente a ella. Lauren
se mordió la lengua por el dolor.
—Me estas lastimando... —comenzó a decir, pero Austin la jaló más
fuerte del cabello—. ¡Auch!
—Escúchame bien, Jauregui, porque no pienso volver a repetirlo—
comenzó, acercando su rostro a la oreja de la chica—. Te quiero lejos
de Camila, es mi novia. Yo soy quien la manosea cuando quiero, el que
la besa y le mete la polla hasta el fondo, haciéndola delirar—le rectificó
riendo y Lauren sintió su rostro arderle. (¿Qué polla? Si es un mito)
Levantó la rodilla, queriendo darle un golpe, en verdad quería molerlo
hasta que sangrara, pero el chico se anticipó a su movimiento y lo
bloqueó antes de propinarle un puñetazo en el estómago. Lauren
perdió el aire.
—Buen intento, no caigo dos veces—dijo arrastrándola hasta que cayó
al piso, sostenía su cabeza por el cabello mientras Lauren se sujetaba
con la mano—. Ella te odia, te detesta y en verdad, le asquea que la
andes acosando. Por eso te quiero lejos de ella.
—Yo... ahhh—gimió sin poder aguantar el dolor, el cuero cabelludo le
dolía y las rodillas se le estaban afincando dolorosamente en las
baldosas del piso.
—Te dejaré una advertencia—dijo el chico, obligándola a arrastrase
hasta una de las casetas y abriendo la tapa del escusado—. Espero
que tengas un buen buceo.
Le hundió el rostro en el agua del retrete, no le dio tiempo ni de aguantar
la respiración y Lauren comenzó a tragar agua (Si, para ella era algo
asqueroso) mientras el oxígeno se le escapaba de sus pulmones. Se
estaba ahogando y en eso, Austin volvió a levantar su cabeza, mientras
Lauren respiraba a ahorcadas.
—¿Te mantendrás alejada de mi novia?—preguntó amenazante,
Lauren lo miró con odio y dio a entender que no—. Sigue buceando,
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entonces.
(¡Lleva un bikini, Lauren!)

La volvió a hundir unas veces más y ya Lauren estaba exhausta, lloraba


amargamente y sentía los pulmones repletos de agua sucia.
—¿Seguirás acercándote a mi novia?—preguntó por décima vez ,
ya aburrido, pero por primera vez observó la desesperación en los
ojos esmeralda.
—Si... si... si... si—murmuraba una y otra vez con pánico, Austin sonrió.

—Me alegra—dijo soltándola y dejándola acurrucarse en el piso—.


Más te vale—le dijo antes de salir con paso seguro, del baño.
Lauren se volvió un ovillo e intentó no llorar, su cabello estaba empapado
y seguía tosiendo agua. No lo pudo evitar, volvió el rostro hacia el retrete,
pero esta vez para vomitar, hasta allí había llegado el almuerzo. (Chau,
pizza de peperoni)Ella no sabia que iba a hacer, si Austin tenía razón,
puede que Camila tampoco la quisiera cerca y alejarse seria hacerle un
favor.
(Será idiota)

Pero Lauren la amaba, joder. Y la amaba mucho, la sola idea de alejarse


de ella la volvía loca. Pero no importa cuán enamorada estuviera, ahora
había algo nuevo. Tenía miedo, mucho miedo. Cerró los ojos, jurando
aún poder escuchar las risas de Austin dentro del baño. Al salir, intentó
sacarse el cabello y fue a su casillero por una muda nueva, en el camino
se encontró a Camila junto con Austin.
La castaña la miró, preparada para insultarla y pelear con la ojiverde, en
sus ojos había un brillo divertido. Lauren observó a Austin, quien la
miraba dándole un guiño y la ojiverde tembló por el pánico. Abrió
rápidamente su casillero y al encontrar sus cosas se fue a toda pastilla,
mirando hacia el suelo, sin prestarle la acostumbrada atención a la
castaña. Camila la miró confundida ¿Qué había hecho?
Se encontró con sus amigas en el pasillo y terminó en la casa de Lucy,
contándole sus penas, estaba con la cabeza recostada en las piernas de
su amiga, llorando. Las dos estaban en la cama, mirando una película,
mientras Lucy observaba a su amiga con dolor, Austin era un ser
desalmado.

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—No llores cariño, shhh—le decía acariciándole el cabello y


Lauren sollozaba.
—Ahora... no podré acercarme... igual ella... ella... me detesta—decía
entre hipidos y Lucy opinaba todo lo contrario.
Últimamente había observado a la castaña y todo lo que Camila
demostraba, era lo contrario a lo que Lauren pensaba. Esperaba que sus
ideas fueran correctas, ya que no quería ver a su amiga llorar aún más.
Decidió distraerla y las dos se abrazaron, mientras veían por segunda
vez en esa noche el Titanic. Las dos lloraron durante un buen rato.

Capítulo 27
Al día siguiente, Lauren entró a la escuela un poco más relajada, llevaba
unos shorts negros y una camisa negra manga larga. Era lo más cómodo
que había encontrado en su armario. Su cabello estaba suelto y
entrelazaba su brazo con el de Lucy. Su amiga le daba fuerza, hablaban
con Dinah y Nora sobre salir al cine la próxima semana, eso hasta que el
grupito de chicas se colocaron justo frente a ella.
—Hola, a mis raras favoritas—dijo Verónica abriendo los brazos
mientras intentaba buscar los ojos de Lucy, ella sólo miraba al suelo.
—¿Qué quieren?—preguntó Dinah, fastidiada.

Lauren miró a Camila brevemente, vestía una falda de mezclilla y una


blusa que dejaba ver su abdomen, junto con unas zapatillas en conjunto.
Tan linda que dolía.
Sus ojos se encontraron y Lauren apartó la mirada, sentía aún el agua
sucia en su garganta.
—Yo, yo quería hablar con Jauregui—dijo la castaña,
capturando la atención de todas.
—Yo no quiero hablar—rebatió Lauren y vio un brillo de tristeza en los
ojos marrones, eso la debilitó.
—Pues tienes que, vamos—le dijo tomándola de la muñeca y
jalándola fuera del grupo.
Lauren les hizo señas a sus amigas para que no las siguieran, Camila la
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llevó hasta una esquina junto a los casilleros y comenzó a hablar


torpemente, mirándose los pies.
—Ayer... ayer me ignoraste—dijo más como una afirmación,
dándole pequeños vistazos.
—Sí, ¿y?—intentó hacerse la indiferente, pero no le salió muy bien.

—Nada, olvídalo—soltó un poco molesta, aunque después comenzó a


jugar con sus manos—. Nosotras... bueno, tenemos que terminar el
ensayo... y podríamos hacerlo esta tarde, en mi casa.
Lauren abrió los ojos ¿La estaba invitando a su casa? ¿Era un sueño?
¿Debía de tener fiebre? Oh, por Dios, su casa, era su casa y ellas
podrían... ¡Para ya, Lauren!
(No, sigue, quiero saber)

—¿T—tu ca—casa?—preguntó como una tonta y Camila la miró


como si en verdad lo fuera.
—Si. Mi casa, Lauren—dijo y Lauren se sonrojó.

—Me... me llamaste... ¿me llamaste por mi nombre? —preguntó,


abriendo los ojos.
Camila rodó los ojos, aunque sus mejillas estaban ligeramente
ruborizadas.
—¿Vas venir o no?—preguntó impaciente, Lauren pareció dudar.

—Yo, bueno... —comenzó a indagar ya que no debía estar cerca de


Camila, Austin la mataría, pero en parte, también quería conocer la casa
de la castaña.
—Te recuerdo que vale mucha nota—dijo cruzándose de brazos—. No
vemos en la salida, te vienes conmigo—zanjó, dándose la vuelta y
volviendo con sus amigas.
Lauren no pudo decir nada, tendría que ir y ya. Durante el resto del día
estuvo muy nerviosa, no le dijo nada a sus amigas ya que comenzarían a
delirar y a decirle que no fuera. Lucy le preguntó que sucedía y no tuvo
más opción que decirle, pero su amiga no hizo nada más al respecto ya
que era una nota muy importante, le advirtió que tuviera cuidado y

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dándole un fuerte abrazo. Sus bajas y altas con la chica de ojos miel la
tenían mal y Lauren entendía, también le devolvió el abrazo aún con más
fuerzas.
En la hora de la salida, intentaba buscar a Camila sin encontrarse a
Austin, fue fácil ya que últimamente no se les veía muy juntos
(comparado con el año pasado). Sus amigas se habían ido con Dinah y
sintió a alguien tocándole el hombro, dio un brinco y al voltear se
encontró con Camila, que la miraba con una ceja alzada.
—¿Nos vamos, fenómeno?—preguntó y sin darle tiempo a responder,
fue hasta su auto.
Lauren no sabía que Camila tuviera auto ¿Desde cuándo?

—Yo... ¿Tú tienes auto? —preguntó frente al descapotable plateado,


Camila rodó los ojos.
—No ¿Qué crees? Para nada, este es un plátano con ruedas—dijo
sarcásticamente mientras subía al asiento del piloto, Lauren torció la
cabeza—. Ya, dale, entra.
Lauren prefirió no contradecirla y subió, los asientos estaban forrados en
cuero y el vehículo entero olía a vainilla, a Camila.
Arrancaron y salieron del aparcamiento, no hablaron durante toda la
trayectoria, aunque Lauren miraba de vez en cuando a Camila, quien
fingía estar viendo el camino. Llegaron a una residencia y estacionaron
frente a una casa grande y bonita, era igual a la de Lucy. Había una
camioneta aparcada en el garaje y Camila se quejó, mientras se bajaba.
—Andrea—dijo en voz baja mientras iba a la puerta y Lauren la seguía.

Camila rebuscó entre sus cosas y al encontrar la llave abrió la puerta,


dentro el olor a comida invadía el lugar y Lauren se sorprendió al sentirse
hambrienta.
—¡Llegué!—gritó, dejando su cartera en el mueble y Lauren notó que la
sala era bonita, se escucharon unos pasos corriendo por la escalera.
—¡Kaki!—gritó una pequeña niña castaña, mientras bajaba por
los escalones.
Lauren miró con asombro a la niña, era la viva imagen de Camila. Su
cabello castaño ondulado en una trencilla, la piel clara, y sus facciones
tan dulces como las de un ángel. Parecía la versión infantil de Camila.
Llevaba una falda de color rojo y una camisa blanca, en sus manos
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sostenía un oso de peluche gris y se abrazó al cuello de su hermana,


que se había inclinado hacia ella.
—¡Sofi! ¿Cómo estas, dulzura? —preguntó Camila a la niña con una
voz muy suave, Lauren la miraba con adoración.
—Yo estoy muy bien, Kaki—respondió apretando la nariz de su
hermana, para luego ver a la ojiverde en la puerta.
No decía nada, la observaba con esos mismos ojos marrones que la
volvían loca, aunque había algo diferentes en estos, eran de un color
más claro y la analizaban con curiosidad. Lauren temió por unos
segundos que la hubiera asustado, porque la niñita se escondió en el
cuello de su hermana y parecía huir de su mirada, eso le dolió a Lauren.
Camila volteó a verla y le sonrió cómo disculpa, Lauren casi deja de
respirar, ya que eran pocas las veces en las que Camila Cabello le
sonreía.
—Es mi hermanita, Sofía. Ella es muy tímida con las personas
desconocidas—explicó cuando la pequeña se soltó y salió corriendo a
la cocina, Lauren parpadeó.
—Ah, claro.

—¡Karla!—dijo una voz femenina y de la cocina, con unos guantes


de repostera, salió otra chica castaña.
Era mayor que ellas y también debía de ser hermana de Camila por el
parecido, su cabello castaño con algunos mechones rubios, la piel
bronceada y las mismas cejas delgadas que Camila. Sonrió a Lauren y
después observó con diversión a su hermana, quien se cruzaba de
brazos a la defensiva.
—No me llames así ¿No deberías de estar en una reunión? —
preguntó, aunque después le sonrío.
—Estaba esperando a que llegaras, para no dejar a Sofi sola—observó a
Lauren y la examinó de pies a cabeza, después de un momento sus ojos
brillaron y mostraron una señal de reconocimiento —. Lauren, ¿verdad?
Lauren abrió los ojos, con sorpresa.

—Si... ¿cómo sabe mi nombre? —preguntó y Andrea por un segundo


pareció haberse dado cuenta de su error, su hermana se sonrojó, aunque
trató de ocultarlo.
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—Camila me mandó un mensaje, diciendo que llegaría con una amiga


llamada Lauren—dijo simplemente encogiéndose de hombros y la
ojiverde se lo creyó (Ilusa)—. Necesito estar informada sobre las amigas
de mi hermana—le dio un guiño.
—Claro, mamá—se burló Camila y observó con reproche cómo su
hermana analizaba descaradamente a Lauren—. ¿Se te perdió algo?
—Nada, sólo que no me habían contado que eras tan linda, tienes el
cabello hermoso y logras lucir bien sin arreglarte mucho—dijo la mayor,
acercándose y después sosteniendo el rostro de Lauren para verlomejor.
La ojiverde estaba hipnotizada por sus ojos. Eran de una tonalidad
avellana, pero de un color mucho más brillante, lo contrario a las otras
dos, igual eran muy bonitos—. Tiene unos ojos preciosos, son de un
verde...
—Esmeralda, no estoy segura de que tengan un color definido—dijo la
chica y la castaña mayor asintió—. Los tuyos también lo son—confesó y
casi de inmediato se sonrojó, tenía mucha vergüenza y más si Camila la
estaba viendo.

—Awww, que tierna eres. Quiero adoptarte—dijo abrazándola de


improvisto y asfixiándola, ya que el rostro de Lauren estaba hundido en
sus pechos, unos muy grandes pechos. (Cuando se nace con suerte)
—¡Andrea, no ves que la estas ahogando!—dijo Camila regañando a
su hermana y mirándola con enojo, Andrea le mostró la lengua y
abrazó a Lauren, un poco más.
—¿Te estoy molestando, Lauren?—preguntó separándose para mirarla
y haciendo un puchero, Lauren negó, no queriendo ser descortés—.
¿Ves, hermanita? No le molesta.
—¡Ya, para!—reclamó la castaña, sujetando a Lauren por el brazo y
separándola de ella, tomó la mano de la ojiverde antes de mirar a su
hermana con enojo—. Vamos a la sala—dijo jalándola de la mano
mientras Andrea se reía, Lauren miraba sus manos entrelazadas aun
sin creerse que Camila la había tomado.
Llegaron a la sala, en ella había muebles de dos plazas y de color
blanco, alrededor de una gran mesa de cristal y un puf, al frente había
una pantalla plana.
Camila hizo a la ojiverde sentarse y no mover ni un pelo.

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—Quédate allí, ya vuelvo—le dijo al igual que un amo le diría a un


perro y Lauren le hizo caso—. ¡Andrea, te quiero lejos de la sala! —
gritó mientras Lauren escuchaba sus pasos subiendo por la escalera.
—¡Claro!—respondió su hermana y asomó la cabeza por la sala, dándole
un guiño a Lauren, antes de irse.
Lauren suspiró, la tarde en casa de Camila sería más interesante de lo
que esperaba.

Capítulo 28
Lauren se encontraba tranquilamente sentada en el sofá, era cómodo,
mientras esperaba a Camila. Después de un rato sintió que alguien que
la vigilaba y cuando fue a confirmar, cerca del marco de la sala, había
asomada una pequeña cabecita castaña, observándola. Parecía querer
acercarse y la miraba con los ojos brillante y repletos de curiosidad,
Lauren quería hablar con ella. Era muy linda como para no hacerlo.
—Hola Soft, yo soy Lauren una... Mmm, compañera de tu hermana—dijo
un poco insegura, acercándose a la niña, ella no se movía.
—Me llamo Sofía, no Soft—dijo con la vocecita altanera de su
hermana, Lauren hizo una mueca y una sonrisa apareció en el rostro
de la niña—. Te ves graciosa.
—¿Crees que soy graciosa, Soft?—dijo avanzando paso a paso y la
niña sonrió, asintiendo—. ¿Te puedo decir así?
—Si, me gusta. Me hace sentir bonita—respondió aún con una
sonrisa, al ver la manera en que caminaba la ojiverde.
—Tu eres bonita, Soft—aseguró la chica y los ojos de Sofía
parecieron iluminarse.
—¿Si?—preguntó emocionada y comenzó a acercarse también,
llevaba a rastras su osito gris en una mano.
—Si, lo eres y... ¡ahhh!—pegó un chillido cuando tropezó con la
alfombra y cayó de espalda, dándose un golpe en la cabeza—. Ay.
Sofi comenzó a reír mientras ojiverde se sentaba, la niña fue hasta las

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piernas de Lauren y se sentó en su regazo, mirándola con una mezcla de


curiosidad y emoción.
—¿Te estás riendo de mí, Soft?—preguntó Lauren con diversión
mientras observaba el rostro feliz de la niña.
—Si, eres muy tonta—dijo riendo con la lengua entre los dientes y
Lauren casi se desmaya de la ternura, era la misma expresión que hacía
Camila. La niña colocó sus dos manitas en cada mejilla de Lauren,
acercándose—. Tus ojos son un poquito verdes, pero también muuuuy
azules, parecen ojos de pitufos.
(En realidad eran azul verdoso, duh)

Lauren sólo pudo reír mientras la pequeña castaña la veía con


intensidad, sus ojos eran muy hermosos también, pero no tanto como los
de Camila.
—¿Te gustan?—preguntó y la niña asintió enérgicamente, aun sin
soltarle el rostro.
—A Kaki también le gustan, siempre habla sobre unos ojos verdes que
la vuelven loquitaaaa—dijo canturreando y Lauren se ruborizó, Sofi
comenzó a reírse emocionada mientras aplaudía—. Y eso hace cada
vez que papá le dice tu nombre—dijo refiriéndose al color rojo en las
mejillas de la ojiverde.
—¿Papá?¿Tu papá me conoce?—preguntó incrédula, con el corazón
en la garganta.
—Nop, pero algún día quiere hacerlo. Pero, yo te conocí primero ¿verdad?
—preguntó y la ojiverde asintió, logrando que la niña sonriera más—.
Este es mi osito, se llama Cory—dijo levantando al osito gris, se había
sentado aún más entre las piernas de Lauren y parecía cómoda,
mientras alzaba al peluche.
—Es muy lindo, parece de verdad—dijo sintiéndose tonta, pero era lo
primero que había pensado.
—¡Yo también dije lo mismo!—exclamó la niña, volteando a ver a la
chica con adoración en esos ojos marrones ¡Al fin alguien que la
entendía!—. Vamos ver que hace Andi, está haciendo mi comida
favorita.
Se levantó y tomó a Lauren de la mano, en la otra llevaba a Cory,
obligándola a pararse y guiándola hasta la cocina. Lauren sentía miedo
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de que Camila le fuera a retar, pero los ojos marrones de la pequeña


castaña la derretían por dentro, estaba dispuesta a soportar las
consecuencias.
—Está haciendo nuggets, a mí me encantan los nuggets ¿A ti te
gustan?— preguntó Sofi, entrando a la cocina y mirando a Lauren.
La chica sonrió a Andrea, que contemplaba la escena con diversión.

—Si, Soft. Me gustan mucho. Mi mamá los hace con forma de


dinosaurio— dijo sonriendo y la pequeña castaña comenzó a saltar.
—¡Los nuestros también son cómo dinosaurios!—festejó emocionada,
mirando a la ojiverde como si fuera un héroe—. ¿Quieres comer
conmigo?
—preguntó, expectante.

Lauren se quedó callada, no sabía si podía ya que era una casa ajena,
pero escuchó la voz de Andrea hablar antes que ella.
—Claro que puede comer contigo, cariño ¿Quieres, Lauren? —le
preguntó la mayor, mirándola con diversión, llevaba dos platos repletos
con nuggets de dinosaurios y los colocó en la mesa—. Vamos, no seas
tímida.
—Gracias—musitó la ojiverde con vergüenza, sintió cómo alguien le
tocaba la pierna y observó a la pequeña niña—. ¿Qué sucede, Soft?
—Upa, quiero subir, upa—pidió alzando los brazos hacia la chica y
Lauren entendió el mensaje.
Tomó a la niña en brazos y Sofi le rodeó el cuello con los suyos, la ayudó
a sentarse en una sillita que había junto a la mesa y Sofía le sujetó el
rostro, una vez más, cuando se iba a sentar.
—Gracias, ojitos de pitufo—dijo sonriendo mientras la soltaba y
Lauren tomaba asiento junto a ella, la ojiverde sonreía alegremente.
Era obvio que las dos hermanas estaban teniendo el mismo efecto en
Lauren que Camila, eran encantadoras y ya Lauren estaba enamorada
de la pequeña niña junto a ella. Sofi hizo señas para que le dieran el
control remoto y Lauren, sin dudar, fue hasta tomarlo y se lo dio,
colocando sus caricaturas. (Gobernada hasta por la hermanita, ven)
Comenzaron a comer los nuggets, mojándolos en la salsa de tomate.
Sofi y Lauren reían por lo que ocurría en la televisión y Andrea lasmiraba
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con una sonrisa pícara. Hubo un momento en donde Sofi le hizo señas a
Lauren para que abriera la boca y esta le diera un trozo de nuggets, la
ojiverde repitió la acción, pero esta vez alimentando a la castañamenor.
Eran exageradamente adorables. Andrea pronto, aprovechando la
distracción de su hermana y que Camila aun no apareciera, tomó asiento
en la mesa frente a Lauren y la comenzó a ver burlonamente. La chica
tragó en seco al verla y se puso nerviosa.
—¿Qué sucede?—preguntó intentando no mirarla a los ojos,
Andrea sonreía haciendo sufrir a la chica.
—Tú y mi hermana son buenas amigas ¿Cierto? —preguntó y Lauren
casi se atraganta.

—Bueno... nos conocemos desde hace tiempo... y hablamos... pero...


bueno, supongo—dijo rascándose el cuello y Andrea quiso fastidiarla
más.
—¿Hace cuánto se conocen?

—Primer año—respondió la chica, sonriendo al recordar el primer día


que había visto a Camila, ese detalle no le pasó por alto a Andrea.
—Veo que la aprecias mucho—comentó, logrando que la chica de
ojos verdes desviara la mirada nerviosamente, la castaña mayor río—
. Dios, eres una ternura.
—¿Lo soy?—preguntó un poco en broma y Andrea asintió, le pareció
aún más adorable cuando Lauren torció la cabeza y entrecerró los
ojos.
—Ya veo de lo que hablaba Camila, eres como un pequeño cachorrito—
dijo la castaña, formando un puchero y se sorprendió al volver a ver el
sonrojo en la ojiverde. (Uy, alguien se fue de la lengua)
—Ca... Camila... habló... habló... ¿Ella habló sobre mí?—preguntó
complemente incrédula y Andrea alzó una ceja, no creía que tuviera el
permiso de comentar. (Dilo, sin pena)
—Perdón, cariño, pero no puedo hablar de más—dijo dándole un guiño
ylos ojos de Lauren brillaron—. ¿Por qué? ¿Quieres saber? —preguntó,
logrando que esta se avergonzara aún más, la joven chica era un
encanto.

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—Yo... no... bueno ¿En verdad habla sobre mí?—volvió a preguntar,


aún incrédula que la chica de su sueños hablara sobre ella con su
hermana, era algo que tendría que saber.

Andrea miró con diversión el rostro de la chica y volteó a ver que su


hermana aún no llegaba, se acercó a Lauren y comenzó a susurrarle,
como si fuera un secreto.
—Ella habla mucho sobre ti—dijo dándole un guiño (Todo bien haces,
Andrea) mientras tomaba un sorbo de su taza de café, observaba con
diversión el rostro de Lauren, rojo cómo un tomate. Ya había hundido a
su hermana, ahora mejor llevarle información a cambio—. Lauren ¿Mi
hermana es un dolor de cabeza, en el colegio?
Lauren, aún con la cara roja, torció el cuello y pareció estarlo pensando.

—Ella... en el colegio es un poco fuerte con las demás personas, pero,


es muy dedicada e inteligente, parece que en verdad quiere a sus
amigas y ama ser animadora. Ella es muy colaboradora y a veces...
incluso, a veces puede ser amable con los demás—dijo mostrando una
gran sonrisa boba en su rostro, Andrea la miraba alegre—. Una vez,
cuando me lastimé, ella me ayudó a curarme. De, de hecho, fueron dos
veces.
—El balón de quemados, sigo sin entender por qué te metiste en
medio— comenzó riendo y Lauren se sonrojó —. Te dije que ella habla
mucho sobre ti.
—Ahh...

—no dijo nada más y luego comenzó a sonreír, Sofi le hablaba y


Lauren felizmente la escuchaba.
—Lauren—preguntó la castaña mayor, apoyando la barbilla en su
mano, con diversión—. Estás enamorada de Camila, ¿verdad?
(Andrea es una jodida vidente)
De inmediato, Lauren enrojeció de pies a cabeza, era de un rojo color sangriento,
dejando sus ojos de un azul mas claros. Balbuceó varias veces y parecía incluso
querer salir corriendo de la cocina, intentó levantarse de la mesa, pero Andrea la
detuvo colocando una mano sobre la suya, para hacerla sentarse y tranquilizarla.
—Yo... yo... yo... yo... yo—allí iba otra vez Lauren con su jueguito de

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solo digamos: "Yo"


—Descuida, Lauren. No tienes por qué ponerte nerviosa—dijo
acariciando la mano de la ojiverde, no dejaba de temblar, pero ahora no
parecía querer salir huyendo.
—Yo... yo no... no estoy... de ella... yo no estoy—dijo
balbuceando y bajando el rostro, Andrea soltó una risita por tanta
ternura.
—Prometo no decirle nada—le dio un guiño, ocasionando que
Lauren abriera los ojos.
—Pero, yo no... yo no... —cerró los ojos, frustrada por no poder hablar
bien, se estaba dejando al descubierto frente a la hermana de Camila
¡Qué vergüenza!
(Pasaste pena, amiga)

—Claro, como digas. Vamos a pretender que nunca tuvimos


esta conversación—dijo confidencialmente a Lauren y la chica
asintió rápidamente, apoyando su idea.
—Nuggets ¿Quieres pudín? —preguntó Sofi, observando a Lauren
con emoción, la ojiverde le sonrió.
—¿Nuggets?—preguntó Andrea divertida y su hermanita asintió.
—A ella le gustan los nuggets, así que ella es un pitufo que le gustan los nuggets—
comenzó, mirando a Lauren quien soltó una risa encantadora y las dos hermanas
se le quedaron viendo. Sofia parecía maravillada.
—¿Quieres pudín? Te podemos dar pudín, Nuggets.

—Descuida Soft, no hace falta...

—¡Oh, claro que si, cuñis! Come pudín con nosotras—dijo la castaña
mayor alegremente, mientras iba al refrigerador y traía un plato con un
gran trozo del postre, para comerlo entre las tres.
Lauren se sonrojó por el apodo, pero no dijo nada. Comieron felices por
turnos, mientras Sofi hablaba sobre su día en el kínder. (Y Camila ¿se
murió?)
—Nuggets—llamó a la chica y Lauren la miró.

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—¿Si?—dijo sonriendo alegremente y Sofi se sonrojó, lucía


extremadamente adorable y Lauren quería comérsela a besos.
—¿Quieres ver una película conmigo?—preguntó mirándola con emoción
y al ver que la ojiverde aceptaba, saltó de la silla y se montó en la mesa
quedando frente a ella, sostuvo el rostro de Lauren con sus dos
manitas—. ¿En verdad?

—Si, amiguita.

—¿Lo juras?—quería estar segura, ella en verdad quería ver una


película con la Lauren.
—Lo re contra juro—dijo y la pequeña soltó su rostro para
comenzar a aplaudir, en eso, Camila entró a la cocina.
(Falsa alarma, sigue viva)

Se detuvo un segundo en la entrada, observando la escena. Vestía unos


short de tela y una camiseta holgada, llevaba el cabello en un moño
desordenado, sin maquillaje.
Lauren la encontraba hermosa, sus ojos se juntaron y la ojiverde no pudo
evitar sonreír como idiota.
—¿Qué sucede aquí?—preguntó un poco preocupada, mientras
veía la sonrisa burlona de su hermana mayor.
—¡Kaki! Nuggets va a ver una película conmigo—dijo la pequeña
castaña, feliz.
—¿Nuggets?—preguntó Camila, claramente confundida.

—La ojitos de pitufo—señaló a Lauren y la chica seguía sonriéndole


cómo tonta a Camila.
—Ah, ya veo—comentó Camila, sin querer mirando con cariño a la
ojiverde, a Lauren casi se le sale el pecho al ver la forma en que su
compañerade clases lamiraba.
Sofia, al ver que la ojiverde no le prestaba atención, miró con el ceño
fruncido a su hermana.
Camila, que seguía mirando a Lauren, se percató de la mirada furiosa de
su hermanita y abrió los ojos, confundida.

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—¡Nuggets!—la llamó, tomando el rostro de Lauren entre sus


manitas y obligándola a verla—. ¡Deja de ver tanto a Kaki, yo también
estoy aquí!
—Claro, Soft—le sonrió a la castaña y se acercó para darle un beso
en la nariz, Sofi sonrió victoriosa a su hermana y Andrea sonrió.
—Vamos, cuñis. Ve a terminar el trabajo, para que puedas ver la
película con Sofi—dijo Andrea mientras recogía los platos, logrando
sonrojar a la chica.
—¡Andrea!—la retó Camila enfadada, dando un pisotón, aunque sus
mejillas también estaban de un fuerte color rojo.
—Yo solo decía, vuelvo en la noche—dijo acercándose a darle un beso
en la frente a Sofi y luego a Lauren—. Cuídalas por mí, ¿sí? —dijo
dulcemente y Lauren, toda avergonzada, asintió.
—No sean traviesas—advirtió al darle un beso a su hermana en la
puerta y después le susurró algo en el oído que hizo sonrojar a Camila,
para luego marcharse. (Ujum)
—¡Cómo si yo fuera hacer eso!—reclamó Camila enojada para luego
escuchar la puerta, volteó a ver a las dos chicas y se encontró con dos
pares de ojos, unos verdes y otros marrones, que la miraban confundidas
—. No es nada.

Sofi bajó de la mesa de un salto, Lauren quedó impresionada por la


habilidad de la niñita, y luego tomó a la ojiverde de la mano e intentó
llevársela.
—¡Vamos, Nuggets! Quiero ver Resident Evil—dijo emocionada,
intentando huir de su hermana con la chica.
—¿Resident Evil?—preguntó Lauren con los ojos abiertos, observando
a Camila quien le sonrió. Vaya, ya iban tres sonrisas en tan sólo una
hora.

¡Bien! (*choca esos cinco*)

—Papá la crío viendo esas películas—explicó y luego detuvo la marcha de las dos
chicas—. Espera allí, amorcito. Lauren primero tiene que subir a mi habitación,
para hacer un trabajo de la escuela.
(Aja, trabajo)

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Sofia la miró con recelo y se abrazó a la pierna de Lauren, Camila la


observó con los brazos en la cadera.
—Pero ella dijo que iba a ver una peli conmigo—se excusó y Camila
alzó una ceja.
—Si, pero primero tiene que hacer el trabajo—le respondió la mayor,
mientras la invitada observaba el encuentro, las dos hermanas tenían el
mismo rostro retador que la otra.
—Tú sólo quieres llevártela para ti sola, es injusto ¡Siempre la tienes en
el colegio! —la retó y Camila, a pesar de seguir mirando con reproche a
su hermanita, se ruborizó ligeramente.
—Sofi, es un trabajo. Necesitamos hacerlo—dijo, mirando fijamente a
su hermanita.
—Mentira, la quieres para ti. Siempre, siempre es lo mismo, hablas de
ella todo... —no pudo seguir porque Camila se lanzó sobre ella y le cubrió
la boca con las manos (¡Casi!) estaban entre las piernas de Lauren, así
que a la ojiverde le estaba costando mantener el equilibrio.
—¡No digas mentiras, Sofi!—dijo Camila mientras la niña quería
seguir hablando, aún con la mano de su hermana sobre la boca.
(Sofi es una fuente confiable)
—Mujhhmnnnm—logró decir y luego se apartó de su hermana, pero esta la
volvió a cubrir, dio un pisotón como la pequeña diva que era—.¡Ujmnnmmmm!

—Sólo si prometes no hablar más sobre mí, te juro que después las
dos bajamos a ver la peli contigo—negoció, percatándose de que la
estaba convenciendo, después de unos segundos la pequeña castaña
asintió y quedó libre.
—No tarden mucho, quiero ver mi peli—dijo dándose la vuelta a lo diva y
subiendo las escaleras, antes de desaparecer por el pasillo, observó a la
ojiverde con cierta amargura—. No quiero que abraces mucho a Kaki,
cuando no esté ¿Entendido?
—Si, señora—murmuró Lauren, ganando una sonrisa de la pequeña
castaña que se fue a su habitación, la chica observó divertida a
Camila—. Es igualita a ti.
—¿Tú crees?—preguntó rodando los ojos y comenzó a subir las
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escaleras—. Vamos, no tenemos todo el día.


Lauren sonrió y la siguió, definitivamente fue una tarde interesante.

Capítulo 29
Ya habían pasado dos semanas desde que Lauren había sido huésped
en la casa de Camila, aun sonría al recordar a la pequeña Sofi. Pero el
miedo la había vencido y siempre se aseguraba de ver a la animadora
desde lejos, sin acercarse del todo, como lo hacía en estos momentos.
Estaban sentadas en las gradas del campo mientras veían a Nora
entrenar (En realidad, Lauren veía a Camila y Lucy pretendía no estar
mirando a Verónica)
—Ustedes dos, son patéticas—se lamentó Dinah, tomando un sorbo de
su refresco, Lauren frunció el ceño y Lucy rodó los ojos.
—Te buscaremos un novio, Hansen—comentó con gracia y Lauren
sonrió, apoyándola.
—Es urgente, ya me siento la solterona del grupo y ustedes aún no
están de novias—dijo la rubia dándose aire con un cuaderno, llevaban
haciendo los deberes de química, pero eran una lata. (Dinah es yo,
chicas)
—Yo digo que Laur debería de ponerse de novia con la mini castaña—
dijo Lucy logrando que la chica sonriera, les había hablado sobre Sofía y
sus amigas habían quedado encantadas.
—Sería mucho más fácil—se lamentó la ojiverde, observando a su chica
dar vueltas en el aire, la lanzaron y aterrizó en un solo pie. En verdad era
muy buena en eso. (Esta Camila sí, es mi fic y yo mando)
Lauren logró verlas mientras descansaban, se extrañó al visualizar como
Nora se acercaba a Camila y las dos comenzaban a hablar. No parecían
amigables, pero tampoco molestas entre si ¿De que estarían hablando?
Pronto, Camila dijo algo que hizo fruncir el ceño a Nora, la pelirroja sólo
sonrió antes de darse la vuelta y hacer su salida victoriosa, dejando a
una sonrojada y enojada Camila a un lado. (¡Nora power!)
Lauren río por debajo, ya que Camila se veía adorable cuando se
enojaba y más al hacer esa pose de diva, era la misma que había
utilizado Sofía el otro día. Ahora, la ojiverde no podía ver un plato de
nuggest o pudín sin sonreír al recordar a la niña, también estaba
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encantada con la hermana de Camila. De seguro era un don que tenían


las hermanas Cabello sobre ella. (Lauren es Sofía girl)
—Lucy, tu chica no te quita los ojos de encima—susurró
diabólicamente Dinah y Lucy se volvió a ver a Verónica.
Era cierto. La latina mientras tomaba un trago de agua, luciendo el
uniforme, mantenía sus ojos fijos en Lucy. La miraba de una forma
diferente, parecía adoración, logrando que la castaña se sonrojara y
bajara el rostro, para leer el libro entre sus manos. (Nah, no te hagas la
loca)
—No creo—dijo ella, ignorando a sus dos amigas que sonreían cómplices.

—Me pareció ver a Verónica un poco bobita contigo ¿Se han visto
últimamente? —preguntó Lauren, dándole un guiño, y provocando que
su mejor amiga escondiera el rostro detrás del libro que leía.
—Bueno, ayer ella... bueno, ella y yo hablamos por teléfono—confesó
con una sonrisa tímida, para luego suspirar—. Duramos hasta la
madrugada.
(Gay)

—Eso es bueno, Lu—la felicito Dinah mientras la chica suspiraba, triste.

—Pero en la escuela actúa tan... tan diferente—dijo finalmente y


Dinah torció la boca en una sonrisa.
—¿Diferente?

Últimamente sólo nos fastidia a nosotras dos y a ti te mira como tonta—


comentó la rubia, acentuando más el rubor de su amiga—. Y como te
está comiendo ahorita con los ojos ¿No lo ves?
—No estoy segura de nada—suspiró, cansada, aunque ahora sonreía
un poco.
—Qué suerte—dijo Lauren tristemente, recostándose sobre las
rodillas, y sus amigas la miraron como si estuviera loca.
—¿Lauren? No estés así, Camila también... —comenzó a decir Lucy,
pero Dinah le hizo señas para que callara, era mejor que se enterara por
boca de la animadora (Desgraciadas) —. Ella también podría sentir algo
por ti.

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—Supongo, algún día, nunca—dialogó, revolviéndose el


cabello, y decidieron cortar la conversación.
Después de un rato, las tres observaron como las animadoras se
juntaban para hacer una pirámide, Verónica levantaba a una de las
chicas de la base mientras Nora era el soporte, para la chica de la punta.
Esa era Camila, ella estaba reclinándose en sus piernas para mantener
el equilibrio, pero parecía difícil. Lauren se levantó sin quitarle los ojos de
encima, un poco preocupada.
—¿Estará bien?—preguntó mirando a Camila, vigilaba cada
movimiento, asegurándose de que ninguno fuera erróneo.
—Yo creo... deberíamos acercarnos—opinó Lucy preocupada, mientras
sus ojos estaban clavados en Verónica, la chica de ojos miel parecía
estar haciendo mucha fuerza.
Escuchó a Dinah hablar, pero no le hizo caso, los pies de Lauren
comenzaron a moverse por cuenta propia mientras se colgaba su
mochila y bajaba las gradas. La única que parecía preocupada por Nora
era Dinah, ya que las otras dos estaban concentradas en sus chicas.
(Las amigas del año, señoras) Lucy seguía a su amiga y saltó la valla,las
tres estaban ya en el campofútbol.
—Verónica... —Lucy murmuró el nombre de la animadora, más
para sí misma que otra cosa, por suerte Camila pareció lograrlo.
Se mantuvo en la cima, alzando los brazos mientras mostraba una
sonrisa radiante, Lauren no pudo evitar sonreír de orgullo. Pero, no todo
podría ir tan bien. Como si fuera obra del destino, en ese momento, Luis
hizo un pase erróneo y este fue a chocar contra la rodilla de una de las
chicas en la base de la pirámide. La chica se tambaleó, logrando que la
formación se rompiera y todas comenzarán a caerse.
—¡Cuidado!—gritó una de las animadoras y Camila extendió los
brazos, intentando aferrarse a algo, pero no encontró nada.
Cayó desde la punta de la pirámide junto con sus compañeras, se iba a
dar un gran porrazo en la cabeza que podría ser grave, Lauren no lo
pensó dos veces. Ella corrió, acortando la distancia que las separaba.
Cerró los ojos, intentando no tropezar con las otras y se lanzó, atrapando
a Camila en sus brazos y utilizando su cuerpo como un amortiguador del
césped.
(¿Es Batman? No, damas y caballeros ¡Es Súper Lamp!)

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Recibió todo el peso del cuerpo de la castaña y la rodeó con sus brazos,
al tiempo que sintió su espalda y el cráneo golpear dolorosamente contra
el suelo, la cabeza le empezó a retumbar. Sus ojos se tornaron con
puntos negros, escuchó gritos, pero nada más, sentía la respiración
asustada de la castaña en su pecho, escondiendo la cabeza en él.
—¿No... no duele?—preguntó una Camila muy confundida, sintiendo la
suavidad en la que estaba, escuchaba unos latidos. Este no era el suelo,
claro que no.
—¡Lauren!—gritó Nora, quien por estar en el medio de la estructura, cayó
de rodillas y estaba siendo ayudada por Dinah.
Lucy estaba sosteniendo la cabeza de Verónica sobre su regazo,
mientras acariciaba su cabello y le decía que todo estaría bien. Al
parecer, al estar en la base de la pirámide, recibió buenos golpes por
parte de los traseros de sus otras compañeras, pero nada grave. (Ser
aplastada por muchos traseros sexys no se escucha mal)
Lauren escuchaba un pitido intenso en su oreja derecha e intentó abrir
los ojos, de inmediato todo comenzó a balancearse y se tornó
borroso.
—¿Lauren? ¡Lauren! —dijo ahora Camila, observando con horror a la chica, se
levantó de su cuerpo y se inclinó sobre Lauren—.¡Lauren,despierta! Por favor—
suplicó con un matiz de desesperación en la voz, tomándole el rostro entre sus
manos, y Lauren sintió el agradable contacto.
—Amor, ¿estás bien? —reconoció la (desagradable) voz de Austin, que
parecía haberle apartado de la castaña, ya que dejó de sentir las manos
de Camila en su rostro.
—¡Lauren! ¡Lauren!—repetía Camila alarmada, pero no se
acercaba a tocarla ¿Por qué? Eso le extrañó a Lauren, puesto que
hace rato lo estaba haciendo.
Comenzó a parpadear y sintió un gran mareo agitarle la cabeza, la luz le
pegó de lleno en los ojos e intentó levantarse, pero veía puntos negros
en su campo de visión.
—Yo... mierda—dijo sintiendo el dolor en todo su cuerpo y más en
su cabeza, se terminó de incorporar con ayuda de... —¿Diana?
—¿Estás bien, Lauren?—preguntó ayudándola a sentarse, y Lauren
asintió, pero ese diminuto movimiento le mandó choques de dolor a su
cabeza.
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—Mierda—maldijo otra vez, cuando logró ver a una pequeña distancia a


Austin abrazando a Camila, quien se ocultaba en su pecho, la ojiverde
se alegró por verla sana y salva, sintió desagrado al obsérvala con ese
idiota.
—¿Cabello?—la llamó, aun viendo todo borroso, pero no lo suficiente
como para no ver a Camila mirarla.
—¡Lauren!—gritó con una voz ahogada mientras se soltaba de los
brazos de su novio y se lanzaba al cuerpo de Lauren.
Volvió a caer de espaldas, con el cuerpo de la castaña encima, mientras
Camila envolvía sus brazos alrededor de su cuello y la abrazaba
fuertemente. Ignoró completamente el dolor punzante de su cuerpo al
sentir los sollozos de Camila amortiguados en su cuello. Intentó calmarla
acariciándole la espalda, pero casi de inmediato Camila se separó unos
centímetros de ella, con sus narices rozándose.
—¡¿Qué te sucede?! ¿Estás loca? ¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Será
porque realmente no tienes cerebro, fenómeno? —dijo enojada y sus
ojos marrones parecían brillar por las lágrimas que intentaba contener.
Lauren parpadeó y abrió los ojos, intentando decir algo, pero nada
salía—. ¡Vamos! ¡Di algo para excusar semejante ridiculez!

Sus narices estaban muy cerca y Lauren, alzando el rostro, podría juntar
sus labios. Tan cerca. Entrecerró los ojos, aun afectada por el dolor y
habló con la voz ronca.
—No quería que te hicieras daño—dijo simplemente y el rostro de
Camilase deshizo, sus ojos se volvieron más dulces, mirándola con tanto
amor que Lauren tembló de pies acabeza.

No dijeron nada, se perdieron en sus ojos y Lauren podía jurar que


Camila acercaba su rostro al de ella lentamente. Los ojos de Camila
parecían chocolate derretido, cálidos y amorosos, mientras la miraban
fijamente. A Lauren le estaba asustando, ya que la castaña no tendría
por qué mirarla con amor ¿Verdad? (Ciega) Sus latidos se hicieron más
acelerados. El ver como la castaña la miraba tímidamente y sesonrojaba
fue el colmo de su autocontrol y estaba segura de que la besaría allí
mismo, frente a todos. Hasta que las alejaron.
—Cariño, dale espacio a la rarita—dijo Austin visiblemente irritado,
sujetando a su novia por la cintura para separarla de la chica, quien
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seguía acostada.
Camila asintió y al darse cuenta de que todos la miraban, bajó el rostro,
avergonzada. No aceptó el brazo protector de su novio y seguía mirando
de reojo a la ojiverde, que se incorporaba. Austin fulminaba a la ojiverde
con la mirada como si quisiera que ese golpe la mandara al hospital,
mientras apretaba los dientes.
—¿Qué... qué paso?—logró preguntar Lauren a duras penas
mientras volvía a sentarse.
A su lado aparecieron Nora y Dinah, que la miraban preocupadas.

—¿No tienes nada?¿Te duele algo?¿Estás bien?—preguntaron las


dos atropelladamente, mientras Lauren negaba.
—Me duele un poco la cabeza, pero nada grave—dijo haciendo una
mueca de dolor y aún sin apartar los ojos de la castaña. Camila tampoco
dejaba de mirarla.

—Jauregui, ¿se encuentra bien? —preguntó la entrenadora,


inclinándose a su lado. Lauren asintió—. Bueno, como dijo la señorita
Cabello ¡No se le ocurra volver a hacer esa estupidez otra vez!
¿Entendido?
La retó y Lauren asintió rápidamente, un poco intimidada. Sus amigas la
ayudaron a levantarse y todos estaban más relajados ya que al menos la
ojiverde parecía estar bien. Diana le sonrió e incluso Ally se veía más
tranquila. Sus amigas se la llevaron a las gradas, sin darle tiempo para
ver a Camila una última vez. Ella se conformó con lo que había sucedido
hace rato, mientras iban por los pasillos ¿Había visto amor en los ojos
chocolate? Esperaba por todos los dioses que así fuera.

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Capítulo 30
Al día siguiente, se había despertado con un dolor horrendo por todo el
cuerpo, y era una mierda. Su madre, al enterarse, la había llevado al
hospital. La ojiverde insistía en que no era nada grave, pero al llegar,
tenía un chichón en la parte posterior de la cabeza, un moretón en el
hombro y parte de su brazo derecho. Tuvieron que colocarle un ungüento
y unas vendas, pero no era tan grave como para faltar al colegio. (Fuck)

Mientras Lauren se colocaba una camiseta miró la gran venda blanca


que le cubría todo el brazo y parte de su hombro, parecía mitad momia y
estaba segura de que Austin sacaría provecho de aquello para insultarla.
Terminó de colocarse los short y bajó por la escalera con cuidado, su
mochila colgaba del hombro izquierdo, para así evitarle el dolor. En la
cocina estaban sus padres, desayunado, quienes le sonrieron
cálidamente al verla llegar.

—Buenos días, cariño.

—Buenos días, papá—respondió, tomando asiento con lentitud


mientras tomaba un pan francés de la cesta de la mesa.

—¿Cómo te sientes, amor?—preguntó su mama, claramente


preocupada. Lauren le sonrió.

—Mejor, mamá—dio un mordisco—. Aunque, me duele un poco.

—¿Segura que quieres ir al colegio?

—Sip—dijo restándole importancia.

Después de comer un rato en silencio, su madre la miró con una sonrisa


burlona.

—Así que... cuéntanos ¿Cómo fue el accidente de las animadoras?


Lauren ladeó la cabeza a un lado, pero se limitó a responder, sin
entender las segundas intenciones de su madre.

—Se cayeron y yo... bueno, yo salvé a una chica de que se rompiera al


cráneo contra el piso—dijo intentando sonar indiferente, su madre
sonrió aún más.
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—Aww, que bella es mi niña ¿Era Camila Cabello? Nora me contó los
detalles—confesó fingiendo inocencia y Lauren casi se atraganta con
la comida. (Nora es perfecta. Obvio, la creé yo)

—Si... si era ella.


—Pero, cariño, no me contaste que te llevabas malísimo con esa chica y
ahora me llegan con que la salvas ¿Por qué será? —dijo soltando una
risa y Lauren comenzó a sentirse nerviosa.

—Yo supongo que soy buena persona.

—¿Qué sucede con esa chica, Lauren? Siempre hablas de ella y


sobre cómo te atormenta, pero al hacerlo tienes un brillo en los ojos—
comentó su madre risueña, llamando la atención de Michael.

—¿Estás enamorada de esa chica?—preguntó un poco confundido


mientras doblaba el periódico.

Su hija siempre hablaba de esa Camila y lo hacía con tanto entusiasmo y


regularidad que el ya había concluido que su hija estaba enamorada
¿Por qué no lo admitía y ya? (¡That's my suegro!)

—¡Papá!—exclamó Lauren completamente roja, mientras su mamá se


reía de ella y festejaba.

—¡Yo lo sabía! Mi hija está enamorada ¿Cuándo nos presentas a


la chica?—Clara preguntó emocionada y Lauren negó con la
cabeza.

—¿Estás de acuerdo con esto?—preguntó la ojiverde, mirando con


súplica a su padre.

Michael se encogió de hombros.

—Los dedos no embarazan. Me parece perfecto—dijo antes de


sonreírle y volver a leer el periódico, la mamá de Lauren seguía
riéndose.

—¡PAPÁ!

Este iba a ser un día difícil.

Salió de la casa y corrió todas las cuadras para llegar al colegio. Desde
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ayer no había visto a Lucy, pero le había contado que planeaba quedarse
con Verónica. La pobre estaba muy lastimada y de seguro no asistiría a
clases. Al llegar al aparcamiento todos la miraban, eso no le agradó
mucho. Fue con la cabeza cabizbaja hasta la entrada principal y se
detuvo al ver las mesas de siempre. Allí estaba Austin con Camila en sus
brazos mientras le daba unos besos en la mejilla, pero la castaña parecía
no escucharle y tenía la mirada en un punto fijo hacia suelo, sumida en
sus pensamientos.Vestía una falda corta y una blusa manga blanca.
Hermosa, como siempre.

—¡Miren, allí está la gran heroína!— dijo con burla Brad, ocasionando
que otros se rieran.

Sorprendentemente, Ally se mantenía callada, pero Austin no perdió la


oportunidad.

—¿Cómo estas, rarita? Pareces un sobreviviente de guerra ¿Halloween


llegó antes? ¿O te gusta disfrázate de momia? —preguntó y Lauren casi
se echó a reír por aquello, sabía que le iba a sacar ese insulto en cara, se
sentía orgullosa de si misma.

—Ayudé a tu novia ¿Y así me lo agradeces? —preguntó sonriendo.

Camila la miró, pero Lauren evitó sus ojos mientras observaba el irritado
rostro del chico. Austin hizo una mueca. La ojiverde tenía razón en algo,
pero aún así le molestaba, quien debió de haber salvado a Camila tuvo
que ser él, no ella.

—Oh, claro. Muchas gracias—dijo con una voz amable muy falsa,
Lauren alzó una ceja—. Pero, aún te recuerdo que te quiero lejos de
ella ¿O quieres volver a repetir lo del otro día?

Hizo una expresión burlona y Lauren no pudo evitar recordar el agua en


su rostro. Su rostro palideció hasta parecer tiza y sin ser consciente
retrocedió unos pasos, en modo alerta. Sentía que se ahogaba. En
verdad no quería repetir aquel día.

—Yo... no lo haré más—murmuró, pero Austin, sonriendo victorioso,


hizo que no escuchaba.

—¿Cómo dijiste?—preguntó ahuecando su oreja y acercándose un


poco a la ojiverde, había dejado a Camila en la mesa.

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—No me cercaré más a ella... —repitió, apretando los dientes.

—Dilo correctamente y en alto—insistió y Lauren apretó los puños.

—No volveré a acercarme más nunca a tu novia—dijo alto y claro, todos


los del grupo la escucharon y empezaron a aplaudirle.

Austin le dio una palmada en el hombro.

—Me alegro que entendieras, rarita—dijo riéndose y fue con sus amigos.

Lauren quería llorar de indignación. No se atrevió a dirigirle un segundo


vistazo a Camila. Cuando el chico se alejó ella, salió volando hacia la
puerta y entró al edificio. Se encontró con Nora y Dinah en el pasillo. No
mencionó el tema. Al parecer Lucy tampoco había asistido a clases y ya
la ojiverde tenía una idea del por qué. Tenía mucho que ver con cierta
latina que conocía.

Intentó evitar todo el día su casillero, porque la castaña podría estar por
allí ya que eran vecinas. Y en general, no se acercó en todo el día a
Camila. Cuando al fin era la hora del almuerzo se encontraron con Troy
en una mesa de la cafetería y comenzaron a comer.

—Oye, coleguita—la llamó Nora mientras Lauren mordía una rebanada


de pizza. (En mi fic la pizza es sagrada, ven)

—¿Mmm?

—Tu chica te está mirando—dijo murmurado y Lauren volvió su


rostro al frente, para comprobar que era cierto.

Camila estaba en las piernas de Austin mientras el chico hablaba con un


amigo. Pero lejos de esa escena, ella clavaba sus ojos chocolate en
Lauren y en un momento dado, le sonrió. Wow, una sonrisa de verdad.
No la veía desde el día que fue a su casa. No le correspondió y
bruscamente apartó el rostro, ligeramente sonrojada, pero también
sintiendo pánico de que Austin la encontrara mirando a su novia.

—¿Sucede algo?—preguntó Nora, notando la seriedad de su amiga.

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No entendía por qué había hecho aquello y le dio tristeza la mirada de


dolor que había en esos ojos marrones cuando Lauren la ignoró.

—Nada—dijo ahora sin apetito, volvió a ver a la castaña porque así era
ella, nunca podía quitarle los ojos de encima.

Camila seguía mirándola y pareció emocionarse cuando Lauren le


devolvió la mirada. A los segundos la ojiverde la miró seria y después
apartó el rostro. Se sentía mal, quería ir hasta donde estaba Camila y
besarla, abrazarla hasta que no pudiera más, pero seguía muerta de
miedo. Se levantó de golpe y se excusó con que iría al baño. En ningún
momento miró hacia el grupito de la mesa mientras salía de la cafetería.

En el baño se remojó la cara con agua fría y respiró hondo. Debía volver,
pero al salir una mano la sujetó del brazo y la apartó hacia un lado. Se
encontró con unos ojos chocolates disgustados y Camila estaba frente a
ella con los brazos cruzados. Lauren se quedó atónita y miró a los lados
ya que estaban en el pasillo, cualquiera (Austin) podría verlas. Camila
bufó.

—No hay nadie, fenómeno—dijo irritada y luego volvió a ver duramente a la


ojiverde—. ¿De verdad no te vas a acercar más a mí?

—A tu novio no le gusta—se encogió de hombros y evitó a toda costa


sus ojos.

—¿Y desde cuando tú le haces caso?

"Desde que casi me ahoga en el agua del inodoro", pensó en su mente.


Aun así no abrió la boca.

—Por esa razón eres tan patética—dijo Camila y Lauren siguió sin verla.
La castaña soltó un suspiro, completamente irritada—.¡Por Dios! Lauren,
mírame.

Escuchó su nombre salir de los labios de Camila y sintió mariposas en el


estómago, sin embargo, no obedeció y sus ojos verdes siguieron
clavados en sus zapatos.

—He dicho que me mires, Jauregui—Camila la retó, pero la chica seguía


sin hacerlo—. ¡Por favor!

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Sujetó las mejillas de la ojiverde entre sus manos y la obligó a alzar el


rostro, mirándola directamente a los ojos, marrón y verde se encontraron.
Lauren sentía que Camila estaba muy cerca.

—Es de mala educación no mirar a las personas a los ojos cuando


hablas— dijo alejando su rostro mientras miraba a Lauren asentir como
tonta. Una sonrisa apareció en sus labios, pero luego sus ojos vieron las
vendas y con su mano acarició el brazo lastimado de la chica—. ¿Duele
mucho?

Lauren, aún un poco embelesada, negó con la cabeza. Veía la


preocupación en esos ojos marrones y sonrió, complacida.

—No mucho... —aseguró un poco tímida, alejándose un paso de


ella. Camila suspiró, volvían al principio.

Pronto la castaña pareció recordar algo y buscó entre sus cosas, en la


mochila, de ella sacó un envase de plástico en el que al parecer había
comida.

—Mi... mi hermanita dijo... que tú de seguro tendrías hambre y quería


que comieras... bueno, te mandó esto—dijo la castaña, entregándole el
envase con timidez.

Lauren lo abrió, dentro había varios nuggest y papas fritas. Sonrió


alegremente, pensado en la pequeña castaña que tanto adoraba.

—Gracias—dijo feliz y Camila volvió a sonreír, tímida.

A Lauren le estaba encantando la nueva costumbre que tenía la castaña


de sonreírle.

—Y también... dijo... que... te extraña... y que cuando... cuando quisieras, podrías ir


a la casa—ahora un lindo rubor adornaba las mejillas de la castaña. Lauren sentía
el impulso de besarla. (Aja, sí, claro. Sofía dijo eso)

Era increíblemente adorable la forma en que Camila giraba el rostro


hacia un lado, avergonzada, pero a la vez arrogante, y como se
balanceaba sobre sus talones. Lauren colocó una mano en su pecho, no
muy segura de poder soportar tanta ternura.

—Camila—dijo en un pequeño suspiro y la castaña la miró sorprendida,

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no esperaba encontrarse con esos ojos verdes que la miraban con


adoración.

—¿Q... qué?—balbuceó, sintiendo sus mejillas arder por la forma en


que la miraba la ojiverde.

Era oficial. Lauren necesitaba besarla. No lo pudo evitar ¿Cómo hacerlo?


Se acercó unos milímetros y miró a Camila a los ojos unos segundos,
como advirtiéndole. La castaña la miró, sin hacer nada y pestañeando, y
rápidamente Lauren le robó un casto beso en los labios antes de
apartarse. Se sentía valiente y sonrió burlona cuando distinguió un suave
sonrojo haciéndose presente por todo el rostro de Camila.

—¿Q-qué... tú... que h-hiciste?—preguntó tartamudeando mientras


abría los ojos y su rostro se tornaba rojo. (Cambiaron papeles)

—Yo no hice nada, Cabello. Es tu imaginación—Lauren respondió,


seria, fingiendo que no sabía de qué iba la cosa, dándose la vuelta y
comenzando a caminar. Se volvió rápido hacia la chica —. Mándale
saludos a tus hermanas, hasta luego—le dio un guiño.

Comenzó a reír un poco, era una pequeña travesura y el beso había


terminado muy rápido, pero podía sentir sus labios cosquillearle. Estaba
sobre todo feliz porque Camila no hubiera reaccionado mal, pero tendría
que aprender a controlarse. Porque estaba segura que la próxima vez
acorralaría a la castaña contra la pared y la besaría hasta no poder
respirar.

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Capítulo 31
Una semana. Una semana desde los nuggets, una semana desde ese
beso robado, y en ninguno de esos siete días había logrado reunir el
valor suficiente para ir a casa de Camila. Sentía vergüenza de sí misma.
Llevaba días sin hablar con la castaña, sólo observándola de lejos y con
eso le bastaba. Pero ahora era diferente, quería ver a Sofi e incluso jugar
con ella, la ojiverde estaba muy encariñada con la pequeña diva.

Durante estos días no había logrado hablar con Camila, en parte porque
la evitaba entre clases y la otra razón era por Austin. Pero había algo un
poco diferente esta vez que divertía mucho a Lauren. Cada vez que sus
ojos se encontraban con los de la castaña Camila la miraba un rato,
luego parecía recordar algo y apartaba el rostro, ruborizada.

En los pasillos una vez tropezaron y Camila, al reconocerla, se apartó de


un pequeño salto con el rostro rojo y siguió caminando, pero chocó la
cabeza contra una puerta del salón. (No me sorprende) En otra Camila
se supone que estaba respondiendo una pregunta en la clase y ella lo
hacía como siempre, tranquila y confiada. Pero al notar la mirada fija de
Lauren, confundió las palabras y comenzó a balbucear, terminando
avergonzada frente a todos.

Le hacia difícil a Lauren el no querer volver a robarle un beso. No


entendía el comportamiento de la castaña, pero le encantaba. Era incluso
hermosa, siendo torpe y todo. Aún así Austin también parecía estar
vigilándola, por esa razón fingía no ver a Camila cuando el chico estaba
cerca.

Pero hoy en el aparcamiento le fue imposible, dado que la castaña se


veía más hermosa de lo normal. Su cabello oscuro atado en una coleta y
llevaba una falda, junto con una blusa blanca manga larga con botones.
Sus ojos brillaban y sólo llevaba un poco de maquillaje. Lauren, al verla
en la mañana, duró unos segundos con la boca abierta y sus amigas
tuvieron que llevarla a rastras al salón, ya que sus piernas y cerebro no
coordinaban.

—La sigues mirando—comentó Lucy, riéndose al ver a su amiga.

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Estaban junto al coche de Troy mientras el grupito de Camila se hallaba


alrededor del descapotable de Austin. Lauren notó el buen humor de su
amiga y se alegró por ella. Aún recordaba cuando le preguntó el por qué
había faltado dos días seguidos (que coincidían casualmente con los
días que faltó Verónica) y Lucy le confesó que se escapó de su casa
para verla. Relató toda risueña que habían compartido la cama, con las
manos entrelazadas, mientras veían películas toda la tarde y Verónicase
recuperaba. Por eso su amiga estaba tanfeliz.

—Es su culpa, ella no debió de haberse vestido de esa forma—dijo


Lauren en broma, pero luego su rostro se puso serio al ver la mano de
Austin alrededor de la cintura de Camila.

—A ella le encanta llamar la atención—dijo pícaramente Nora—. Y


más de cierta ojiverde por allí... Sus dos amigas se rieron y Lauren las
miró, confundida.

—¿Qué ojiverde?¿Le gusta una chica o algo así?¿Quién es?—


preguntó enojada mientras sus amiga se reían más fuerte. (¡Lenta!
*cachetada*)

—Era broma, Laur—dijo Lucy, divertida por lo lenta que era su amiga.

Pudieron seguir hablando, pero escucharon unos silbidos a lo lejos.


Lauren vió con sorpresa que la hermana de Camila, Andrea, marchaba
con paso decidido por el aparcamiento, siendo el centro de atención de
los chicos. Todos admiraban el contorno de sus caderas y, en general, el
cuerpo atlético y bien formado de Andrea. Ella vestía unos vaqueros
desgastados que lucía sus curvas y una blusa negra con brillantina,
llevando una cartera en el hombro y unos lentes de sol. Sus labios rojos
sonreían. Ella sabía el efecto que ocasionaba en los hombres (y algunas
chicas) y se pavoneaba. Parecía dirigirse hacia directo a hermanamenor,
quien la miraba con sorpresa. Lauren pensó que realmente las dos
chicas eran hermanas, no había dudas. Podría decirse que Andrea era
una versión mayor de su chica, Camila, ya que todos estaban babeando
por ella. Sin querer sus miradas se encontraron y Andrea abrió los ojos,
reconociendo a la chica, y ahora se dirigía haciaella.

—¡Cuñis!—dijo alegremente mientras llegaba a ella y le rodaba el cuello


con los brazos para darle un fuerte abrazo. Lauren sorprendida, le
correspondió—. ¡No esperaba encontrarte aquí! —terminó separándose
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de ella y Lauren pudo reconocer la mentira en sus palabras.

—¿En verdad?—preguntó sin creérselo y Andrea le mostró la lengua.

—Bueno, en realidad buscaba a mi hermana para llevarte a rastras a la


casa. Sofi nos tiene loca con que vengas de visita—dijo riendo y Lauren
lo hizo también, ya podía imaginar a la pequeña diva haciendo un
berrinche—. También porque nos haces falta, cuñis—hizo un puchero.

—¿Cuñis?—preguntó Lucy divertida a su amiga, Lauren se sonrojó y la


castaña mayor asintió.

—¡Ella es mi cuñada! Supongo que sabrán el por qué—dijo


cómplice y dándoles un guiño. Sus amigas comenzaron a reírse y
Lauren se ruborizó aún más—. Soy Andrea, mucho gusto.

Sus amigas se presentaron y para su sorpresa, la hermana de Camila


era muy agradable.

—Sí, ella nos había contado sobre ti—comentó Nora para avergonzar a
su amiga, Andrea sonrió.

—Awww ¿Es cierto? —preguntó observando a Lauren, antes de que esta


se ruborizara y asintiera, apenada. Andrea sonrió felizmente y se acercó,
apretándole las mejillas tiernamente—. Qué linda es mi cuñadita.

—Andrea, basta—dijo Lauren, aunque también se reía un poco.

Andrea rodeó el cuello de Lauren con el brazo, sentía a la pequeña


ojiverde como su hermana. Andrea miró con diversión a su hermana a lo
lejos, intentando ver que hacían, y pensó que era hora de jugar un rato.

—Bueno, chicas. Tenemos que irnos, fue un placer—dijo despidiéndose


de las chicas con un beso en la mejilla y Lauren hizo lo mismo.

—¿Vamos con ellos?—preguntó la ojiverde horrorizada,


cuando comenzaron a caminar hacia el grupo de Camila.

—Claro, allí está mi hermanita—dijo simplemente y notó el temblor


de Lauren—Cuñis ¿Estás bien?

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—Es que... allí... ellos me fastidian y mucho—dijo un poco pálida y


Andrea comprendió, le sonrió para calmarla—. El novio de Camila me
hace la vida imposible.

—Descuida, yo te protejo—aseguró, recordando cuanto odiaba a ese


chico, ella comprendía, y llevó a Lauren por el brazo.

Camila las observó con asombro y más al ver a Lauren. Austin de


inmediato rodeó la cintura de Camila posesivamente, mirando con
frialdad a la chica de ojos verdes. Nada de esto pasó desapercibido para
la castaña mayor.

—¡Hermanita! ¿Cómo estás? —preguntó a modo de saludo.


Camila tardó unos segundos, mirando a Lauren, antes de responder.

—Estoy bien y tú ¿Qué haces aquí? —preguntó confundida, analizando a


su hermana.

Andrea hizo señas con la barbilla, hacia la ojiverde.

—Vengo a recoger a la fugitiva. Sofía me va a volver loca si no la llevo—


dijo como explicación y Camila abrió los ojos, Austin también parecía
confundido.

—¿La rarita conoce a tu hermana?—preguntó Austin mirando a


Camila y exigiendo una respuesta.

Andrea puso mala cara al escuchar como el chico se refería a Lauren.

—Bueno... si—respondió Camila, insegura.

—¿Y cómo es posible?—preguntó, ahora mirando furioso a Lauren,


quien se alejó un paso—. ¿Qué te dije sobre acércate a mi novia,
rarita?

—Yo... no... —la ojiverde no sabía que decir y Andrea miró con
desprecio al novio de su hermana.

Queriendo ayudar a Lauren se acercó a ella y unió sus manos,


entrelazando los dedos de ambas mientras le sonreíacoquetamente.
Lauren abrió losojos.
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—Bueno, es mi novia. Claro que conoce a mis hermanas—dijo


simplemente y Austin abrió la mandíbula hasta el suelo.

Todos quedaron impresionados y comenzaron a silbar, felicitando a la


chica por conseguirse una novia tan buena.

—¿Mi... novia?—Lauren tragó audiblemente, un poco confundida, y Andrea


se río divertida porque la ojiverde aún no hubiera captado la ayuda.

—Claro, amor. Hoy le prometiste a mi hermanita ir visitarla ¿Recuerdas?


— dijo viendo como Lauren, a pesar de no entender, asentía. Se acercó
y le dio un beso en la mejilla, logrando que se sonrojara—. Aww, eres
muy tierna, cariño.

Lauren quedó sin palabras. No entendía nada, pero prefería seguir con el
teatro de la novia para que así Austin no la comería viva. Pero quien
parecía estar echando humo era Camila. Al verla se encontró con una
mirada asesina y el rostro inexpresivo de la chica, con labios en una línea
recta y apretando el cuaderno entre sus brazos contra su pecho. (Corre,
Lauren)

Lauren sintió miedo, ya que Camila miraba a su hermana como si fuera a


saltarle encima. Lejos de asustarse, Andrea la miró divertida y se acercó
para abrazar a Lauren, dirigiendo una mirada con intención a su
hermana.

—Wow, buena esa, Jauregui—dijo Austin sonriendo, pero en parte


irritado porque aquella rarita tuviera una novia tan sexy.

—Mi novia tiene un nombre hermoso y me gustaría que dejaras de


llamarla así, niñito—dijo Andrea mirándolo con desagrado, para luego
ver a su hermana, divertida. Camila tenía las mejilla rojas de la ira—
¿Nos vamos?

No se despidió de Austin, quien seguía en shock por el comentario


anterior, y se fue con Lauren de la mano, alegremente. Observó por
encima del hombro como Camila se alejaba de su novio, sin siquiera
despedirse, y las seguía pisando fuerte. Parecía querer quemarla viva y
darle un golpe en la nariz a la ojiverde, quien seguía ruborizada. Pasaron
junto a las amigas de Lauren, quienes vieron con asombro la escena, les
hizo un guiño y fue hasta el coche aparcado a los lejos.
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—¿Eso por qué fue?—preguntó la ojiverde confundida. Andrea rodó los


ojos.

—Ay, cuñis. Para ser muy bonita, eres lenta en tus momentos—dijo
acelerando el paso, porque Camila las alcanzaba y en estos momentos
era peligrosa —. Vamos rápido, mi hermana parece un dragón ahorita
mismo.

Lauren torció la cabeza ¿Dragón? ¿Por qué? (Y tú eres el unicornio)

Llegaron hasta el vehículo negro y se detuvieron, seguían tomadas de la


mano y Lauren se dio cuenta, pero Andrea le dio un suave apretón,
sonriéndole.

—¿Por qué tan nerviosa?—preguntó para fastidiarla. Lauren miró a los lados,
ansiosa.

—Ahora todos pensaran que eres mi novia, es un rollo—dijo suspirando—


Pero, es mejor así, me acabas de salvar de Austin.

—No me agrada, mi hermana tiene mal gusto—dijo para hacerla


reír. (Andrea es inteligente)

—A mi tampoco me agrada—acordó la ojiverde, haciendo una mueca


de disgusto.

No pudieron hablar más cuando Camila llegó echa una furia y se plantó
frente a ellas.

—¿SE PUEDE SABER QUE FUE AQUELLO?—preguntó enojadísima,


pero miraba a Lauren y esperaba una explicación.

Luego sus ojos se posaron en las manos unidas de ellas dos y soltaron
chispas. De inmediato la ojiverde la soltó, carraspeando incómodamente.

—Yo... ella... en realidad, yo también estoy perdida—dijo Lauren, mirando


sus pies, y Andrea sonrió como un gato diabólico.

—Tu tonto novio parecía querer estrangularla y para salvarla, mentí


diciendo que éramos novias—dijo la mayor, guiñando a Lauren.
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—¡QUITA ESA CARA, JAUREGUI!—la regañó la castaña, con las


mejillas encendidas mientras la sonrisa que Lauren le daba a su
hermana desaparecía, miró intimidada a Camila—. ¡Ahora todos creen
que son novias!

—Yo no veo el problema ¿Y tú? —preguntó Andrea malignamente a


su hermana.

Camila se quedó sin palabras. (Tómala)

—¿Por qué Lauren va a nuestra casa?—preguntó, cambiando de tema.

—Te dije que Sofi la quiere ver—respondió y miró el rostro feliz de


Lauren, esa chica era una dulzura—. Y parece que Lauren también
quiere ¿No, cuñis?

Lauren asintió enérgicamente y mostró una sonrisa deslumbrante.

—Yo a ella la extraño mucho... y quiero abrazarla. Es como un


peluche— dijo sonriendo y las dos hermanas la miraron con dulzura.
Lauren solo decía la verdad.

—Awww, cuñis. Te comería a besos—dijo Andrea, lanzándose a


abrazar a la ojiverde, mientras Lauren quedaba atrapada contra sus
pechos—. ¿Segura que no quieres ser mi novia de verdad? —se
separó dejando sus rostros cerca del otro y guiñó, Lauren sonrío.

—Yo... bueno...

—¡NO!—dijo de pronto Camila, mirando con ira pura en sus ojos


chocolate a la chica. Lauren negó también y Andrea sonrió, apretándola
más—. ¡Ya...ya suéltala de una vez!

Lauren quedó sorprendida cuando Camila la apartó bien lejos de su


hermana y rodeó el torso de ella con sus brazos, abrazando con fuerza a
la ojiverde, mientras fulminaba a su hermana con los ojos.

Andrea levantó las manos divertida, en señal derendición.

—Ya, descuida. Era broma, hermanita. Sólo vamos a casa—dijo


mirando el rostro sorprendido de Lauren, quien no dudó en colocar las

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manos en la cintura de Camila y apreciar su aroma a vainilla—. ¿Cuñis


¿Quieres ir adelante conmigo?

Lauren no pudo responder, cuando Camila la abrazó aun con más


insistencia y apoyó la mejilla contra uno de los hombros de Lauren.

—No, yo iré adelante contigo y Lauren atrás—dijo decidida y Lauren


se encogió de hombros, sometida.

Estaba muy feliz entre los brazos de la castaña sintiendo su calor como
para negarle algo.

Andrea miró divertida a la castaña y Lauren hizo unas señas con las
manos, diciendo que estaba rendida. La hermana mayor sacudió la
cabeza con una sonrisa y le indicó a las chicas que fueran entrando
mientras ella daba la vuelta para subir a la puerta del piloto.

Lauren sintió como Camila cortaba el abrazo, pero, en cambio, tomaba


su mano y la llevaba con paso decidido hasta los asientos de atrás. Abrió
la puerta y señaló hacia adentro, como si Lauren fuera un perro.

—Allí, adentro—dijo y Lauren torció el cuello, ella quería sentarse con


Camila, pero ni muerta se lo diría—. Con mi hermana no pienso
dejarte adelante.

—¿Por qué? Si... es mi novia ¿Verdad? —preguntó un poco


confundida y rascándose el cuello, se alarmó al ver ese brillo asesinó
en los ojos marrones y la mandíbula apretada.

—Ella. No. Es. Tu. Novia ¿OK? —dijo lentamente cada sílaba, colocando el dedo
frente a Lauren de forma amenazante, la ojiverde asintió—. Ahora, entra en el
maldito coche—Lauren obedeció y Camila cerró con un portazo.

—Deja que el dragón escupa fuego—canturreó Andrea, mirándola


con diversión y Lauren pensó que ya estaba comprendiendo el por
qué le decía dragón.

Camila entró y con una voz extrañamente tranquila volvió a hablar.

—Conduce.

Lauren se asustó por su tranquilidad. Camila sólo miraba al frente


mientras su hermana reía y se burlaba de ella, aunque Lauren no
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comprendida muy bien aquellas burlas. Camila no le habló en ningún


momento, la ojiverde suspiró y decidió pensar que dentro de poco vería a
la pequeña castaña que la hacía reír.

Capítulo 32
—¡Nuggest!—chilló con emoción Sofi, cuando las recibió en la puerta.

No le dio a Lauren ni tiempo de saludarla, cuando se lanzó a sus brazos


y se le colgó del cuello. La ojiverde empezó a reírse.

—Hola, Soft—dijo cuándo se separaron finalmente, mientras Lauren


veía el brillo en aquellos ojos marrones.

Pero en pocos segundos la niña se separó de la ojiverde, mirándola con


el ceño fruncido para luego cruzarse de brazos. Lauren sabía que estaba
en problemas. Tragó en seco.

—¿Qué... qué hice?—preguntó, mirando a Camilla y Andrea, que veían la


escena muy entretenidas y se encogieron de hombros.

Sofia la miraba con ojos amenazantes mientras daba golpecitos en el


piso con la punta del pie.

—¿Por qué no has venido a visitarme, Nuggets?—preguntó acusando


a la ojiverde, quien abrió los ojos.

—Bueno, yo no he podido porque estuve ocupada—dijo esa vaga


excusa mientras se rascaba el cuello, la pequeña diva la miró con los
ojos entrecerrados.

—Pudiste haber venido igual, con mi hermana—replicó, señalando a


Camila, y Lauren negó con la cabeza.

—No podía... eh, mucha tarea.

—Podrías haberla hecho aquí. Mis hermanas te podían ayudar—dijo


haciendo una mueca y Lauren no quería que ella siguiera mirándola con
enojo.

—Te extrañé. Te extrañé mucho, Sofi—dijo haciendo un puchero y la


niña volteó el rostro con arrogancia, aunque intentaba contener una
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sonrisa.

—Te... te perdono si juegas Play, conmigo—dijo la condición, las


ojiverde sabía que esa niña amaba jugar videojuegos.

—Jugaré todas las horas que tú quieras—acordó, acercándose a Sofi y dándole un


beso en la mejilla.

La niña la miró, sorprendida, pero luego le dio un ligero golpecito en el


hombro.

—¡Nuggets, no hagas eso! ¡Sigo enojada contigo! —dijo cruzándose


de brazos y rodando los ojos al igual que lo hacía Camila, era su
copia.

—Dios, que linda. Eres igualita a tu hermana—musitó cubriéndose el


rostro con las manos, para luego lanzarse a abrazar a la niña, mientras
le daba besitos en la panza y ella se reía.

—¡Nuggets... no... nooo!—suplicaba riéndose e intentando huir de


Lauren, pronto reprendería a su ojiverde.

—¿Linda?¿A qué hermana te refieres?—preguntó Camila cuando se


separaron, y Lauren sintió un vacío en el estómago, ya que había dicho
aquello sin pensar.

Debía de hacer algo. Piensa, piensa.

—Pues a quien más—dijo guiñándole a Andrea quien se río en alto y le


mostró la lengua a Camila, la propia rodó los ojos—. Vamos, Soft.
Quiero jugar contigo.

Sofia, olvidando su enfado, tomó a la chica de la mano y la llevó hasta la


sala. Las otras chicas fueron a la cocina para hablar y a Lauren le
pareció perfecto, estaría a solas con la niña. Jugaron un rato con un
juego de disparos en el cual la niña le pateó el trasero. Después vino un
juego de dragones que fue asombroso, ya que hacían aventuras
mientras las dos eran compañeras. En una había que pelear contra un
villano monstruoso mientras la otra tendría que abrir la puerta del
castillo. Sofi le daba al monstruo, pero Lauren también tenía problemas
para llegar a la palanca.

—!Vamos, vamos, Nuggest! No tengo todo el día—reclamó la niña


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mientras se levantaba y sostenía el mando, apretando los botones.

—¡No puedo, no puedo, me tiene acorralada!—se quejó al ojiverde de


rodillas sobre la alfombra mientras veía la pantalla, habían tres demonios
rodeándola mientras ella les echaba fuego.

—¡Por dios, eres un asco de pitufo!—dijo chillando cuando el


monstruo le dio un golpe fuerte—. ¡Me está matando, apúrate!

Apretó un botón y logró sacarse uno de encima, pero los otros dos
seguían golpeándole y restándole puntos.

—¡No me dejan, me están matando también!

—¡NUGGEST!—dijo Sofía, ya gritando, y Lauren logró hacer un


movimiento especial con el que eliminó a los dos demonios.

—¡Bieeeen!—dijo emocionada mientras movía el mando, debía de ir


a la puerta.

La que tenía problemas ahora era Sofia, que comenzó a moverse de


un lado a otro mientras le daban golpes a su dragón. Pronto la
mataron y aparecieron unas letras de GAME OVER en la pantalla.
Las dos chicas observaron, con horror.

—¡Sofía!—le reprendió mientras la niña comenzaba a silbar—z Te mataron.

—¡No lo hubieran hecho si hubieras abierto la puerta más rápido!—


rebatió, cruzándose de brazos.

Lauren abrió los ojos, indignada, y se sentó en forma de indio sobre la


alfombra.

—¡Podrías haber volado sobre su cabeza y matarlo!—le dijo cruzándose


de brazos también.

Las dos chicas se miraron con reproche, cuando las otras castañas
entraron a la sala, y encontraron graciosa la escena. En una punta del
sillón estaba Sofi, jugando con el Play y en el otro Lauren, acostada y
mirando la pantalla de su movil. Cada tanto se lanzaban miradas
fulminantes y fingían ignorar a la otra.

—A ver ¿Qué sucedió? —preguntó Camila, alzando una ceja.


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Andrea fue hasta su hermanita y la sentó sobre sus piernas. La pequeña


niña se cruzó de brazos y señaló a la ojiverde. Lauren se incorporó,
mirándola retadoramente.

—Nuggest hizo todo mal. No logró llegar a la puerta y por su culpa


perdimos—dijo mirando a sus hermanas como si fuera lo peor del
mundo.

—¡Mentira!—saltó la chica —. Perdimos porque ella no sabe


pelear y la mataron—dijo ahora señalando a la niña.

—Tú tardaste muchooooo—soltó en un berrinche y Lauren le


mostró la lengua —. ¡Andi! Dile a la pitufo que fue su culpa.

—Fue tu culpa, cuñis—dijo la hermana mayor riéndose y Lauren resopló.

—Mentira, fue culpa de la enana—dijo rodando los ojos y Sofía saltó enojada de
las piernas de su hermana.

—¿A quién le dices enana, fenómeno?—siseó furiosa frente a ella


mientras daba un pisotón y Lauren quedó con los labios abiertos por el
shock. (De tal palo tal astilla)

Esto se parecía a cuando ella peleaba con Camila. Era una escena
exacta de sus riñas en el colegio, que habían tenido desde primer año.

—Tú ¿Cómo me dijiste? —preguntó, un poco divertida, e inclinándose


para quedar a la altura de la niña, quien alzó la barbilla, arrogante.

—Cómo escuchaste—dijo aun retándola y Lauren empezó a reírse—


.¿Qué es lo gracioso?

—Tú—respondió, aun riendo tan fuerte que se limpió una lagrima—. Deberías
pasar menos tiempo con tu hermana.

—¿Eso qué quiere decir?—preguntó Camila, ahora con las manos en las caderas,
y su mirada acusadora era igual a la de la pequeña niña.

—Nada, princesita. Sólo que tus manías se le quedan—dijo abrazando a


la niña por la cintura, en un intento de proponer paz—. ¿No crees,
amorcito?
La niña iba a replicar, pero sonrió feliz al escuchar el apodo con el que la
llamó la ojiverde. Se abrazó a ella y fingió aun con voz de diva que
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seguía enojada.

—Kaki siempre anda gritando y cada vez que está estresada por el
colegio dice tu...

—¡SOFI!—gritó su hermana, advirtiéndola, Andrea se partió de risa, y la


castaña se ruborizó, molesta con sus dos hermanas.

—Ella siempre grita ¿Ves? —dijo alegre mientras miraba a los


ojos a Lauren, le sonrió—. Eres un dragón malo.

—¿Yo? Bueno, tu eres un dragoncito travieso—dijo frotando su nariz


con la de la niña y provocando su risa infantil.

La niña se acercó, mirando con recelo a sus hermanas, y las dos


castañas miraron con una ceja alzada la escena, pero Sofía susurro en
su oído para que nadie pudiera escuchar.

—Los dragones necesitan una novia dragona ¿Quieres ser mi novia


dragón? —pregunta riendo cuando Lauren le hizo cosquillas.

—Claro, tu eres mi pequeña noviecita dragona—afirmó y la niña


comenzó a aplaudir feliz, le dio un beso en la mejilla.

—¿Qué le dijiste, Sofi?—preguntó Camila, un poco curiosa, y la niña


negó con la cabeza.

—Es secreto—dijo antes de darse la vuelta y irse por las escaleras—.


Voy a jugar con mis muñecas, cuiden a Nuggets y que no toque la
comida sin mí—dijo antes de lanzarle un beso a la, ojiverde que fingió
atraparlo, y le dio un guiño.

Lauren sonreía como tonta y Andrea también empezó a reírse.

—El amor si es joven ¿No, cuñis? —preguntó mientras iba hasta la


ojiverdey le revolvía el cabello. Lauren sonrió—. ¿Te quedas a
comer, ¿verdad?

—Sip—dijo alegremente y la castaña mayor le dio un beso en la nariz a


Lauren, antes de huir de su hermana—. ¡Ups! —dijo mirando el rostro
serio de Camila antes de irse.
—¿Ahora amas a mis dos hermanas?—bufó la castaña
amargamente y Lauren se encogió de hombros.
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—Ellas son fantásticas—se excusó, pero a quien más amo es a ti o


esopensó, mientras le sonría dulcemente.

—Bueno, me da igual—dijo observando con molestia la sonrisa boba


en la cara de la ojiverde—. Sonríes como idiota ¿Qué tienes en tu
hueca cabeza, fenómeno?

Lauren la miro y sonrío sin más.

—A una linda castaña—canturreó sin especificar a quien, aunque para


ella era obvio que se trataba de Camila, pero la chica no pareció captar
la indirecta ya que apretó los dientes y sus ojos se encendieron.

—Ja ¿Se puede saber a quién? —preguntó secamente y Lauren


sólo le sonrió—. Borra esa estúpida sonrisa o lo hago yo, Jauregui.

—Secreto—dijo antes de guiñarle y sonreír más grande.

Camila resopló con irritación y tomó a Lauren por la muñeca. La llevó a


rastras hasta una esquina detrás de las escaleras y la soltó, señalándola
con el dedo.

—Borra esa sonrisa.


—Nooop—dijo mostrándole la lengua.

Camila le dio una mirada de muerte y Lauren ya esperaba la bofetada o el


grito que se avecinaba. Lo que no imaginaba era sentir como los brazos de
Camila le rodeaban el cuello y la acercaban a ella. La castaña capturó sus
labios mientras cerraba los ojos y comenzó a besarla con desesperación.

El corazón de Lauren latía desenfrenado, pero eso no evitó que colocará


sus manos en la cintura de la castaña y la presionará más contra su
cuerpo. Devolvió el beso con la misma fuerza.

Sus labios se movían al mismo ritmo mientras Lauren presionaba las


manos sobre la espalda de Camila. La castaña se acercó aún más, si es
posible, profundizando el beso mientras las dos lenguas se encontraban.
Lauren soltó un pequeño gemido en la boca de la castaña y la ojiverde
sentía que se iba a volver loca. Llevó sus manos hasta el rostro de
Camila y comenzó a trazar dulces círculos sobre sus mejillas con los
pulgares.

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Camila la besó con más hambre. De un momento a otro terminaron


recostadas contra la pared, y a diferencia de los otros besos, quien
llevaba el control era la castaña que parecía jugar con los labios de
Lauren, mordisqueándolos con suavidad para luego pasar la lengua por
su labio inferior y volver a besarla. Toda la boca de la ojiverde parecía
estar ardiendo y cosquilleando. Sentía una gran punzada de deseo en su
entrepierna y cerró los ojos con fuerza. Camila se separó, jalando el labio
inferior de la ojiverde, y soltándolo antes de hablar. Sus mejillas estaban
muy rojas y hablaba entre jadeos, estaba igual o peor que Lauren.

—Te. te quiero lejos de mi hermana—dijo esto último dándole una mordida a la


nariz de Lauren, antes de soltarla del cuello y darse la vuelta.

Parecía estar caminando con seguridad mientras iba directo a la cocina y


entraba en ella. Todo lo contrario, a Lauren, quien sentía las rodillas débiles
y el corazón en la garganta. Permaneció unos segundosapoyada contra la
pared e intentando estabilizar su respiración, Pero ¿cómo hacerlo si aún
sentía los labios cálidos de la castaña sobre los de ella?

Sentía toda la boca cosquilleando y ahora estaba asombrada ¿En verdad


Camila la había besado? ¿Por qué la besó? ¿Qué estaba sucediendo?
¿Satán, eres tú? Siempre era ella la que la besaba pero esta vez la
castaña lo había hecho por cuenta propia ¿Podría hacerse esperanzas?
¿O la castaña solo jugaba con ella? Aunque la forma en que la besó
daba mucho que pensar. Lo había hecho con hambre, como si estuviera
desesperada por hacerlo desde hace mucho, al igual que siempre
soñaba la ojiverde.

Después de unos minutos Lauren respiró profundo y fue hasta la cocina


con las piernas flácidas, encontró a Camila fingiendo indiferencia y
sentada en la mesa mientras veía la televisión. ¿Cómo podía estar tan
tranquila? ¿Era de hielo? Lauren aun sentía su corazón retumbar. En
ningún momento se miraron y pronto escuchó el carraspeo de Andrea,
quien la veía malignamente.

—¿Todo bien?—preguntó dándole un guiño y por un momento Lauren


temió que las hubiera visto, pero era imposible.

—Todo perfecto. Ahora vamos, que tengo hambre—dijo


sonriéndole mientras tomaba asiento en la mesa, frente a
Camila.
La castaña no la miró. Parecía concentrada en su móvil y por un
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momento Lauren temió que ese beso no hubiera sido tan


importante para ella.

A los poco segundos llegó Sofía. Saltó feliz cuando vio a Lauren que de
inmediato le sonrió.

—¿Ya está lista la comida?—preguntó, alzando los brazos para que


Lauren la cargara, la ojiverde la sentó sobre sus piernas y la niña le tocó
la nariz.

—Ya ¿Quieres comer conmigo? —preguntó toda educada y fingiendo


que era una princesa.

—¿Seria nuestra primera cita?—preguntó emocionada la pequeña


castaña y Lauren asintió—. Acepto

Andrea les sonrió y sirvió la comida, que eran panqueques con


mermelada, antes de sentarse junto a Camila y comenzar a comer.

—¿No crees que deberían sentarse en sillas diferentes?—dijo mirando


divertida a Sofi aun en la piernas de Lauren comiendo, la ojiverde picó un
trozo y la llevó a su boca.

—No hay mas sillas—mintió masticando, la pequeña castaña


asintió llenándose los labios de chocolate y mermelada.

—¿Y esa?—preguntó, señalando el banco que había junto a las chicas, y


la pareció divertido la forma en que las dos miraron la silla y luego se
encogieron de hombros.

—Yo no veo nada ¿Y tú, Nuggets?—preguntó Sofi dando otro


mordisco, mientras picaba.

—Son imaginaciones de tu hermana—dijo también haciéndose la


desentendida y tomando agua.

—Ustedes dos son tal para cual—dijo Andrea sacudiendo la


cabeza divertida y las dos chicas sonrieron ante la afirmación.

—Nuggets es mía—afirmó la castaña menor y mostrando una sonrisa


de victoria a Camila, quien las ignoraba—. Venga, te voy a dar de
comer—dijo levantando el tenedor con un pedazo de panqueque.
Lauren sonrió y abrió la boca, sin protestar, aceptando el bocado de la
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niña quien le sonrió. Lauren vio sus labios manchados y tomó una
servilleta para comenzar a limpiarla.

—Aww, que linda son ustedes—dijo Andrea y mirándolas con ternura,


esas dos chicas eran pura miel.

—¿Nuggets?
—¿Si?—preguntó Lauren mientras Camila tomaba un sorbo de
agua. La niña le tocó sus labios y la miró, extrañada.

—¿Por qué tus labios están tan rojos?—preguntó, logrando que la


ojiverde se sonrojara de pies a cabeza y que Camila se ahogara
con el agua.

Andrea empezó a reírse sin control y frotándole la espalda a su hermana,


quien también estaba colorada.

—Yo...bueno fue por... —balbuceó sin saber qué hacer y la niña


frunció el ceño.

—Besaste a alguien—afirmó y Lauren abrió los ojos, la pequeña niña


se puso furiosa—. ¡Si lo hiciste! —dijo mirando con los dientes
apretados a Camila, esta se sonrojó y comenzó a negar con la
cabeza.

—Culpable—dijo Andrea alzando las manos y su hermanita la miró con


el ceño fruncido—. Prometo no volverlo a hacer—afirmó sonriendo y
Sofi ahora dirigió todo su enojo a su hermana mayor, sus ojos asesinos
eran la copia de los de Camila.

—¡Andi!—al aparecer la mayor de las hermanas Cabello estaba


en problemas con una pequeña castaña enojada.

Lauren suspiró. Entre las tres chicas la iban a volver loca.

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Capítulo 33
Durante todo el mes de vez en cuando Lauren había visitado a Sofi.
Desgraciadamente cada vez que lo hacía Camila había salido con sus
amigos o estaba en un entrenamiento de animadoras. Para Lauren era
triste, ya que casi no hablaba con ella en la escuela. Sólo compartían
miradas secretas y eso a Lauren no le era mucho. Aun, a veces, podía
sentir los labios de la castaña sobre los suyos y comenzaba a saborear
la piel tibia y dulce de los labios de Camila. La quería volver a besar.
Lo único positivo fue que ya era muy amiga de Andrea y ni hablar de
su pequeña novia dragón. Aún no se había encontrado con los padres
de la castaña, pero esperaba no hacerlo tan pronto, ya que se sentiría
nerviosa hablando con ellos mientras pensaba en suhija.

—¿Laur, me escuchas?—preguntó Lucy junto a ella.

Estaban en el patio de la escuela mirando como unos chicos de primero


jugaban con un balón de fútbol.

—Si—respondió un poco triste, no había visto en todo el día a Camila y


eso le bajaba los ánimos.

—Pronto vendrá, descuida—dijo su amiga, más feliz de lo normal.

Lauren apremió a Verónica que, a pesar de ser una idiota, había visto
cómo ayer se había llevado a Lucy a las duchas. Duraron allí un rato y al
volver su amiga había regresado con el cabello revuelto y las mejillas
sonrojadas. Lauren la había estado molestando todo el día hasta tal
punto de recibir una patada de Lucy para hacerla callar.

De lejos vio a Camila hablando con unas amigas y decidió que la


necesidad de hablarle era muy alta. Se cubrió las manos en las mangas
de su chamarra y fue hasta ella, excusándose con Lucy. No parecía muy
triste, ya que apenas Lauren se fue una chica de ojos miel llegó hasta
ella y comenzó hablarle muy de cerca. Verónica era una pilluela. Estaba
a pocos pasos de la castaña cuando sintió como alguien chocaba su
hombro.

—¡Miren, es la rarita!—dijo Austin, animado, aunque no había nadie con


él, y llevaba su chaqueta de fútbol.

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—Austin, hoy no estoy de ánimos. He estado lejos de tu novia, así


que déjame—intentó apartarse de él, cuando le rodeó los hombros
con el brazo.

—¿Pero no estabas yendo a verla ahorita mismo?—preguntó.


Lauren no pudo responderle y, para sorpresa del chico, asintió.

—Iba a preguntarle si hoy Andrea estaba en la casa, quería darle


una sorpresa—se felicitó mentalmente por aquella gran excusa.

—¡Wow, eres una novia atenta!—dijo con una sonrisa falsa y


después la sujetó con más fuerza—. Bueno, vamos los dos.

Fueron y Camila pareció sorprendida al ver a su novio rodeando el cuello


de Lauren con el brazo mientras la chica hacía una mueca. Se despidió
de sus amigas y se acercó hasta ellos.

—¿Qué hacen?—preguntó delicadamente, mirando directamente a


Lauren, y esta negó con la cabeza.

—Amor, venía a verte—respondió Austin, intentando captar su atención ya que su


novia miraba a Lauren.

Pronto los ojos chocolate se posaron en él y sonrió seductivamente a la


castaña.

—¿Y qué haces aquí , Jauregui?—preguntó y Austin decidió apretarla


más en su agarre.

—Venía a preguntarte para hacerle una sorpresa a tu hermana ¿A que


no es una novia atenta? —preguntó felizmente, pero no le agradó la
mirada seria de su chica.

—Ah, ya veo—respondió Camila, fingiendo indiferencia, y al final Lauren


se soltó de Austin.

—¡Ya, suéltame!—replicó alejándose mientras frotaba su


cuello. Austin se encogió de hombros.

—¿Y tú?—preguntó la castaña a su novio, ignorando a Lauren, y


esto a Austin le encantó.

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—Sólo te extrañaba mucho ¿No puedo ver a mi hermosa novia


cuando quiera? —preguntó un poco posesivo mientras se acercaba y
tomaba el rostro de Camila entre las manos—. Eres muy sexy—dijo
intencionadamente, mirando a Lauren con malicia.

No dijo nada cuando presionó sus labios bruscamente con los de Camila.

La besaba con hambre y de una forma muy desagradable, o eso le parecía a


Lauren. No había amor en aquel beso, sólo lujuria y pudo notar la incomodidad de
Camila, que intentaba apartarlo sutilmente, aunque Austin no la soltaba y la
envolvía en sus brazos.

Lauren apretó los dientes y estaba segura que sus mejillas estaban rojas
de la furia. Sus ojos esmeraldas más fríos que nunca se clavaban en la
espalda del chico mientras apretaba los puños. Maldito, maldito, le iba a
romper la cara. Grrrrr y la castaña, aunque no le gustara no lo apartaba
del todo. Lauren estaba a segundos de alejarlo.

—Austin... tú... necesito... respirar—murmuraba contra sus labios,


intentando apartar su boca, pero el chico la mantenía firme. Sus ojos
vieron a Lauren y con más urgencia se quería alejar del chico, que ya le
estaba tocando el estómago—. Austin.

Lauren no pudo más, le dio una patada en la rodilla y el castaño cortó el


beso, inclinándose y soltando un gemido.

—¡Mierda! ¿Por qué coño hiciste eso? —preguntó mientras se


levantaba y miraba con odio a la ojiverde.

Lauren sonrió inocente.

—Sólo quiero que le tengas más respeto a la hermana de mi novia—dijo


sin más y sonrió arrogante, el chico apretó la mandíbula.

—Mira, puta, yo hago lo que yo quiera con mi novia, así que...

—¡Austin!—dijo Camila muy enojada.

—Respétala, en verdad, espero que algún día consiga un novio mejor—se burló
guiñándole un ojo antes de irse, se sentía muy segura últimamente, y luego miró su
entrepierna—. Y que la tenga más grande.

Austin se iba a lanzar sobre Lauren, pero la castaña lo detuvo, le dio


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tiempo a la chica para huir. No fue con sus amigas, entró al colegio y
sentía furiosa. Ese chico no trataba a Camila como se lo merecía y ella
seguía con él.

Fue hasta el pasillo y, para su sorpresa, estaba sudando. Llevó su


cabello hacia atrás y se desabrochó un poco la chamarra. Había sido
mala idea utilizar jeans hoy. Quedó frente a su casillero y le dio un golpe,
llamando la atención de varios chicos, pero no le importó. Últimamente
ya no la miraban como antes, con burla, ahora parecía más con interés y
curiosidad. Unas chicas de segundo año, a lo lejos, la miraban con
sonrisas tontas mientras susurraban entre ellas. (Al final, todas caen)
Lauren parpadeó, confundida. Pudo jurar que uno de los chicos del club
de pesas le guiñó un ojo y la miró con deseo. Esto era nuevo para ella.
No era muy consciente de aquellos cambios, ya que siempre estaba
concentrada en la castaña y aún era así. Camila era su mundo.

Sacó sus cuadernos y fue a clases. De alguna manera, vio como durante
la clase de Historia, Camila la ignoraba por completo y eso comenzaba a
romperle el cráneo. Hasta que Camila pidió pase para ir al baño. De
inmediato Lauren se excusó y ella también salió del salón con un pase.

Estaban por el pasillo y ella la seguía. Camila soltó un chillido sorpresivo


cuando Lauren la sujetó de la mano y la arrastró hasta al baño. Al entrar
se encontró con unos ojos esmeraldas molestos. Lauren la apoyó contra
la puerta cerrada, acorralándola. Camila parpadeaba, aturdida.

—¿Pero qué... ?—los labios de Lauren la callaron. (Bien pensado,


Jauregui)

Rodeó la cintura de Camila con un brazo y colocó las manos en su


espalda, presionándola más contra ella, mientras le atacaba la boca a
besos. Camila soltó un gemido de sorpresa en los labios de la ojiverde y
respondió el beso con la misma efusividad. Movían sus labios con
necesidad mientras Lauren intentaba borrar cualquier rastro de ese
idiota de la castaña, cuando sus lenguas se encontraron sintió un
temblor en las piernas. Camila levantó sus brazos para rodear el cuello
de la ojiverde con ellos mientras enredaba los dedos en el cabello oscuro
de la chica y la acercaba a ella, sin dejar un solo espacio vacío entre
ellas.

Lauren cortó el beso sutilmente y miró intensamente los ojos marrones,


ahora oscurecidos. No la dejó hablar cuando volvió a sus labios rojos e
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hinchados. Daba pequeños mordiscos en su labio inferior y succionaba


la lengua de Camila. Si eso lograba que la castaña soltara gemidos tan
sensuales, lo iba a hacer todo el tiempo. Fue dejando besos húmedos
por su mandíbula y mejillas mientras Camila cerraba los ojos con fuerza,
respiraba agitadamente y se sentía terriblemente excitada.

—La... Lauren—gimió, sintiendo los labios de la ojiverde ahora en


su cuerpo.

Camila bajó las manos hasta el estómago de la ojiverde y estas se


colaron bajo la camiseta de Lauren. La chica de ojos verdes sintió la piel
extremadamente sensible cuando Camila comenzó a arañar suavemente
la carne caliente. Lauren no respondió. Sus labios fueron al lóbulo de su
oreja el cual comenzó a morder y a chupar, mandando choques
eléctricos a la castaña. Después bajó los labios por el cuello de Camila y
le dio un mordisco. No dolió para nada, pero Camila chilló de lo sensible
que estaba.

—¡Lauren!—volvió a jadear, apretando la cabeza de la ojiverde contra


su pecho y, seguidamente, tomando el rostro de Lauren entre las
manos y juntando sus labios en un nuevo apasionado beso.

Se besaron unos largos minutos sin detenerse, hasta que la falta de aire
se hizo presente. Las dos se separaron y estaban con los rostros
sonrojados, tenían los labios rojos e hinchados y se miraban a los ojos
como si nunca se hubieran visto antes. Sólo que en los ojos verdes había
molestia. Camila tragó nerviosamente, aun sintiendo el sabor de Lauren
en sus labios.

—¿Qué... ?—no pudo hablar, ya que Lauren chocó su nariz con la suya
y la taladró con la mirada, por primera vez era la ojiverde quien la
intimidaba a ella y no al revés.

—No lo beses más, lo odio. No te merece. Odio a tu novio, lo odio con


elalma—susurró con la voz cargada de ira. Camila abrió los ojos ante la
revelación, pero prefirió no hablar, al ver ese fuego esmeralda—. Detesto
como te toca, no soporto que alguien lo haga. Te besa y eso me mata— dijo
dándole un beso suave en los labios y luego separándose—. Odio cuando te
abraza, odio simplemente todo de él. Desde el primer momento que lo vi, hace
tres años, sabía que sería un patán.

(Lauren siempre tiene razón)


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—Pero... —no lograba hablar y Lauren supuso que la chica también


estaría confundida, era mucho para procesar, pero ya no podía
detenerse.

—Mierda. mierda—murmuraba, molesta, y cerrando los ojos. Suponía


que ahora la castaña la veía como una loca—. Ya deja de tocarlo, me
vas a volver loca. No lo beses más. Sólo no lo beses más. Yo me tengo
que ir antes de que nos vean—terminó dándole un besito rápido en los
labios, antes de apartarla delicadamente y abrir la puerta.

Al salir podía escuchar el aleteo de su corazón hasta en la cabeza y las


mariposas en su estómago comiéndose el desayuno que tomó antesde
salir de la casa. Grandioso. Ahora si la había cagado. Aunque se sentía
liberada, pero la había cagado muy mal, ya que prácticamente se había
dejado al descubierto frente aCamila.

Todo ese estúpido discurso ocasionado por los celos, lo había arruinado.
Solo faltaba un cartel brillante en su frente que dijera: "ESTOY
JODIDAMENTE ENAMORADA DE TI, ASÍ QUE DEJA TU NOVIO"
Camila ya debía de haberse dado cuenta de sus verdaderos
sentimientos y ahora le harían la vida imposible. Capaz le fuera con el
chisme a su novio y él mañana le daría una gran paliza. Tenía miedo,
pero sentía una pequeña victoria por aquel beso. Aún experimentaba un
agradable cosquilleo en la boca.

Si tan sólo la castaña sintiera lo mismo que ella, sería mucho más fácil.
Pero... si no sentía lo mismo ¿Por qué la besaba como si lo hiciera? ¿Por
qué siempre sus ojos se encontraban con los de ella? ¿Por qué la había
besado aquella vez en su casa y por qué siempre correspondía sus
besos?

(¿Te lo explico con dibujitos o... ?)

Eran muchas preguntas y todas la atormentaban, pero por una vez en


estos tres años, se permitió tener esperanzas. Tener esperanzas de que
Camila sintiera lo mismo que ella. Respiró hondo antes de entrar al
salón, fingiendo que estaba perfecta. Nadie la miró. Únicamente Nora
que la veía, divertida. Lauren la ignoró por completo y fue a sentarse en
su mesa, esperando a que apareciera Camila.

Rezaba. Quería una señal de que Camila no la odiaba como ella había
pensado todos estos años. Quería una señal. Una puta señal pedía
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solamente, nada más. Pasaron unos minutos y la castaña seguía sin


aparecer, cuando por fin entró en el salón. Lauren sintió su estómago
caer al ver su estado. La pobre niña parecía estar en las nubes, ya que
cuando la profesora le habló Camila tardó unos segundos en escucharla.

—Le pregunté donde estaba—repitió, logrando las risas de algunos


compañeros.

Camila parpadeó, aún atontada, y sonrió.

—Yo... bueno, ya le dije estaba en el baño—contestó como si la


profesora fuera idiota, pero para sorpresa de todos, le habló
dulcemente, sin ninguna burla.

—¿Por qué tardó tanto?—preguntó la mujer, un poco confundida.

Lo normal era que aquella estudiante le contestara mal y se hiciera de las


suyas, como la diva que era. Esto era una actitud nueva.

—Yo, verá, yo estaba... lavándome la cara—respondió vagamente,


buscando los ojos de Lauren y se sonrojó como una loca mientras que de
sus labios salió una risita tonta.

Lauren sintió que tocaba el cielo. La profesora intentó hablarle, pero


Camila no escuchaba. Veía a Lauren como hipnotizada mientras se reía,
risueña. Todos se reían con ella, ya que era la primera vez que la veían
así.

—¡Señorita Cabello!—la llamó la profesora, logrando a duras penas


captar su atención—. ¿Está aquí con nosotros? —preguntó,
chasqueando los dedos frente a la castaña, quien sacudió la cabeza
inconscientemente.

—¡Es culpa del novio!—gritó uno de los amigos de Austin, logrando que
las risas aumentaran.

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—¿Cómo?—preguntó la profesora, confundida.

—¡Camila está enamorada!—corearon sus amigas, logrando que la


castaña se sonrojara de pies a cabeza—.¡Mírela solamente!

Camila abrió los ojos, aun completamente roja, y evitó los ojos verdes por
la vergüenza. Lauren sonreía alegremente, sin ocultarlo siquiera. Nora la
observó como queriendo explicaciones y Lauren simplemente se río con
los demás mientras Camila tomaba asiento, avergonzada. Eso era más
que una señal. Y aumentó aún más cuando vio a las amigas de Camila
mirándola, riéndose entre ellas, mientras se burlaban de su amiga. Dios,
debía de hablar con Lucy, ya.

Capítulo 34
Después de aquella clase Camila había salido corriendo, prácticamente.
Lauren no la pudo ver debido que estaba en el entrenamiento de
animadoras. Se lamentó puesto que en verdad quería verla, pero no
pudo borrar la enorme sonrisa de los labios y sus amigas la veían,
felices. Sabían que algo había ocurrido.

Al llegar a la casa sus padres le habían preguntado la razón de su


felicidad y ella no contestó, sólo les dio un guiño cómplice y fue hasta su
habitación. Durmió escuchando música y casualmente todas las
canciones de amor le recordaban a ella. Realmente Lauren se sentía en
las nubes.

A la mañana siguiente vistió una camiseta manga larga y sus short favoritos,
colocándose un gorrito para cubrirle el cabello despeinado. Salió feliz para la
escuela y en el aparcamiento se encontró con sus amigas. Lucy la saludó con el
mismo entusiasmo, casi desbordando corazones en por los ojos.

—Buenos días, Vives ¿Cómo despertaste? —preguntó alegremente


mientras caminaba con sus amigas.

Nora y Dinah las observaron, entretenidas.

—Todo bien, Jauregui. La vida es hermosa ¿No lo crees? —preguntó


amarrándose el cabello en una coleta.
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Sus mejillas estaban rojas por el frío mientras sonreía, en el mismo


estado bobalicón que Lauren.

—La vida siempre es bella—respondió y las dos se sonrieron.

—¿Qué les sucede hoy?—preguntó Dinah con una alegre sonrisa,


mientras entraban en la escuela.

—Parecen más enamoradas de lo normal—comentó Nora, señalando


las sonrisas tontas.

—No comprendo que hablan—dijo Lucy, haciéndose la desentendida.

—Yo tampoco—comentó Lauren, siguiéndole el juego.

Fueron hasta el casillero de la pelirroja, acompañándola.

—¿Seguras?

—Bueno, en realidad... —comenzó Lucy, sonrojándose, y se


mostraba tímida—. Verónica... bueno, ella me dijo algo importante.
Todas sus amigas la miraron, expectantes. Lauren le hizo señas para
que continuara.

—Sucede que... durante este mes la he visitado varias noches a su casa,


porque practicante es mi vecina del frente—dijo y sus amigas asintieron.
Lauren aún recordaba cuando, en primer año, Lucy había llegado
aterrorizada de que la chica que las fastidiaba viviera frente a ella. Ahora,
era divertida la situación —. Ella últimamente siempre me pedía ayuda
con los deberes, pero ayer no lo hizo. Me extrañó mucho y me quedé en
la ventana, esperando a que llegara.

—Qué acoso, Lucy—dijo Lauren, riéndose, y su amiga le dio un


golpe amistoso en el hombro—. Sigue, sigue.

—En fin. Ayer anoche, ella llegó tarde y parecía haber estado
tomando,sin pensarlo fui hasta su habitación y entré por la ventana—
tomó un respiro, ya que parecía muy nerviosa con sólo recordarlo—. Y
bueno, si lo estaba. Hablamos, la cuidé, le di un baño y no se en que
momento, terminamos besándonos.

—Aww, que tierna ¿No quieres ser mi novia? —preguntó Nora,


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logrando avergonzar a la castaña.

—Cállate.

—Anda, continua—la apremió Dinah, desesperada por saber los


detalles. (El chisme)

—Ya.... era un beso muy, vale. Muy intenso y terminamos de alguna


manera en la cama. ¡No es lo que piensan! —se defendió al ver los ojos
malignos de sus amigas. Lauren carcajeó y Lucy enrojeció—. No
hicimos nada. Ella simplemente me besaba y de un momento a otro
comenzó a llorar, me pidió perdón muchas veces y dijo que lamentaba
haberme tratado mal en los últimos años—dijo con una sonrisa tonta en
sus labios, al recordar lo hermosa que se veía Verónica aún toda llorosa
y borracha.

—Wow ¿Por todo? —preguntó Nora, sorprendida, ellas no esperaban


eso de la reina de las plásticos.

—Si, por todo y dijo que ella sólo lo hacía porque le fastidiaba en cierta
manera, y ahora se daba cuenta, de que lo hacía porque no quería
aceptar que, bueno... —se puso aún más colorada y parpadeó varias
veces, para controlar la emoción—. Qué estaba enamorada de mí.

(Nunca lo hubiera sospechado, lo juro *sarcasmo*)

Las tres chicas abrieron la mandíbula hasta el suelo. Lauren estaba


saltando de emoción ya que por fin, después de tanto sufrimiento, salía
esa tonta diciendo que si estaba enamorada de su amiga. ¡Gracias, Dios!

—¿Si?

—¿Lo hizo?

—Por favor, dime que lo grabaste—las tres chicas preguntaron, pero el


ultimo comentario era de Dinah, y la miraron—. ¿Qué? Quiero burlarme
de ella, es mi venganza.

(Dinah es rebelde)

—Por Dios, bueno, si lo dijo. En realidad, me dijo muchas veces "Te


amo" mientras me besaba. Después se quedó dormida y tuve que irme,
estaba muy borracha y no creo que lo recuerde—se lamentó, aunque su
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sonrisa no se iba—. Pero, los borrachos dicen la verdad.

—¡Bien, Vives!—la ojiverde fue la primera en lanzarse a abrazarla y


después las otras dos se unieron.

—Yo sabía que tanto sufrimiento valía la pena—dijo alegremente Nora y


las tres se rieron.

—Bueno, ahora solo falta que te lo diga sobria—comentó Dinah mientras


se soltaban, Lucy sonrió de todas formas. (Dinah Caga momentos Yein)

—Cada vez siento que ese día se acerca más, estoy muerta de
nervios— mostró sus dientes en una sonrisa deslumbrante, hace
tiempo que Lauren no le veía sonriendo tanto.

—Ya va una, sólo falta Lauren—dijo Dinah, mirando a su amiga—.


También quiero que tú estés feliz.

—Yo creo que todo va bien—dijo Lucy mirando cómplice a Nora, quien
bien, sonreía.

—Dicen por allí que Camila está muy enamorada ¿Quién será? —preguntó la
pelirroja, observando el leve rubor de la ojiverde.

—Su... su novio, será—dijo rascándose el cuello, pero sus amigas la miraron


con sonrisas burlonas.

Dinah parecía un poco menos informada.

—Yo escuché que le iba a terminar a Austin ¿Es por eso?—preguntó,


intrigada.

—Yo creo que si ¿Lauren, quieres decirnos algo? —preguntó Lucy


con malicia y la chica tragó un nudo en la garganta

—Yo no sé nada... ¡Hablo enserio! —dijo escuchando las risas de


sus amigas, era la verdad. Lauren nunca estaba segura—. Por favor,
hasta hace unos pocos meses no estaba segura si le caía bien.

—Ustedes son muy ciegas—comentó Nora con pesadez y sus


amigas la miraron, confundidas—. Descuida, todo a su tiempo.

Decidieron cambiar de tema, aunque cada tanto fastidiaban a alguna de


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sus dos amigas enamoradas. Lauren solo rodaba los ojos. Tenía que
soportar los nervios de Lucy, ya que en la práctica de fútbol verían a
Verónica y ella estaba muy inquieta. Mejoraba, puesto que últimamente
la latina no le prestaba atención a nadie más que no fueran sus amigas y
Lucy. Y ese detalle emocionaba a su amiga. Llegaron a las gradas y
encontraron a todo el equipo de animadoras en el campo con el
uniforme. Nora se despidió de las chicas para unirse al grupo y ellas
tomaron asiento en unas gradas más cercanas del campo.

—No la veo—dijo Lucy aun buscando a Verónica, sus ojos la


encontraron y comenzó a sonreír.

Las dos (Dinah había salido a hacer algo con Troy) notaron con asombro
como Verónica, al verla, abría los ojos y se sonrojaba, miraba hacia los
lados nerviosa y al final, le sonrió saludándola con la mano. Su rostro,
aunque no recordaba nada de anoche, lo decía todo. Miraba a Lucy con
los ojos brillantes que decían: "Estoy muy enamorada de ti"

—Lucy... —dijo la ojiverde feliz por la reacción de la latina y al ver a


su amiga, también la vio sonriendo como tonta a la animadora.

—Parece como si incluso se acordara—suspiró profundamente y sonrió


al ver que Verónica le hacía señas para que hablaran más tarde—. Por
dios, quiere hablar conmigo.

Su amiga se veía nerviosa y Lauren le palmeó la rodilla, tratando de


calmarla.

—Descuida, conozco a los borrachos. No creo que recuerde lo que


te dijo, pero si que estuvo contigo—dijo y Lucy pareció aún más
nerviosa—. Ella está boba por ti, lo veo en la forma en que te mira.

—Bueno, al menos—dijo soltando una risita y después le dio unos


codazos juguetones a la castaña—. Camila te está mirando—murmuró
pícaramente.

Lauren sintió mariposas en el estómago. Levantó el rostro y se encontró


con unos ojos chocolates mirándola desde el campo.

Camila, al ser consciente de que Lauren la había pillado, se sonrojó y


miró hacia otro lado, pero cada tanto volvía a verla y sonreía como tonta.
Las esperanzas de Lauren seguían creciendo. Esos rumores de que
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aparentemente la castaña estaba enamorada de alguien que no era su


novio, lograban que su corazón se acelerase. Iba con el uniforme de
animadora y el cabello recogido, en sus manos habían unos pompones
de azul y amarillo. Lauren sonrió, lucía adorable.

—Pobre chica, Laur. Parece un tomate—dijo Lucy, asombrada por el


tono rojo que había en la piel de la castaña, debía pararla, ya que
estaba segura que todos se darían cuenta de la mirada de ellas dos—.
Lauren, mírame, por favor. Estas siendo muy obvia.

A duras penas, Lauren le hizo caso, aunque sonreía como tonta a su


amiga. Lucy rodó los ojos, preguntándose si así actuaba ella cuando veía
o hablaba de Verónica (Duh, igual o peor, querida)

—Vuelve a tierra—pidió chasqueando los dedos frente a su rostro.

Lauren apartó la mano y sacudió la cabeza.

—Estoy en la luna desde hace tres años y aún no pienso volver—


dijo risueña y volvió a ver a Camila, frunciendo el ceño cuando la vio
con Austin—. ¿Qué hace ese bastardo?

—Lauren, que suerte que no eres celosa—le fastidió su amiga y


Lauren la ignoró.

Allí estaba Austin, sujetando las manos de Camila mientras esta le


sonreía, parecía forzada e intentaba apartarse de él. A la ojiverde le
parecía perfecto. Mientras más lejos mejor. Austin no lucía tan contento,
ya que intentó acercarse para darle un beso y Camila corrió el rostro
hacia un lado, recibiendo los labios del chico en la mejilla. Lauren
aplaudió internamente y no pudo evitar sonreír con orgullo.

—¡Lucy! ¿Viste eso?

—Claro que lo vi, en verdad parece no querer besarlo—comentó,


impresionada, y un poco divertida por la actitud feliz de su
amiga—. Pareces muy alegre.

Lauren prácticamente brincaba en las gradas. Quería llevar una bandera


de perdedor e izarla frente a Austin. El chico seguía diciendo algo y
Camila le respondió. Volvió a intentar besarla y la castaña se apartó de
él, negándose. De reojo miraba a Lauren, sutilmente, y luego volvía a ver
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a Austin. Estaba decidido. La ojiverde hoy montaba fiesta en su casa si o


si (¡TAMALES GRATIS!!)

Austin parecía furioso y Camila intentó calmarlo, acariciándole el brazo.


El chico se relajó un poco y volvió a tratar de besarla, esto la tomó por
sorpresa. La sonrisa desapareció de la ojiverde. Camila parecía nerviosa
e intentó apartarlo, pero Austin no la dejaba. Cuando por fin la soltó, ella
se limpiaba la boca con el dorso de la mano. Austin quizo acercarse,
pero la castaña volteó a ver con arrepentimiento a Lauren mientras
negaba desesperadamente con la cabeza, como si estuviera diciéndole
con los ojos que ella no había querido besarlo. (Bella la niña)

Lauren le sonrió y la castaña se relajó visiblemente. Desafortunadamente


Austin se percató de aquel intercambio y apretó los puños mientras
observaba a la chica. Lauren despegó los ojos de su chica, para ver con
horror como Austin cruzaba la baranda e iba directo hacia ella, con el
rostro rojo. Y muy, pero muy enojado. Uy.

—¡AHORA SI TE LA BUSCASTE, BOLLERA DE MIERDA!—gritó,


apuntando a Lauren mientras subía las gradas. Lauren también comenzó
a retroceder, subiendo de espaldas y evitando caerse—. ¡TE VOY A
JODER TANTO QUE REZARAS POR ESTAR MUERTA!

Lauren abrió los ojos con miedo y pronto ya estaba corriendo por las
gradas, seguida de un Austin furioso. El chico intentaba atraparla
mientras ella cruzaba hasta el pasillo. Él pasó junto a Lucy y Lauren
volvió a bajar hacia el campo, tratando de ahorrar tiempo.

—DEJA DE HUIR, PERRA DE MIERDA—dijo agitando los puños mientras


bajaba tras ella.

Algunos se reían, ya que no entendía la gravedad de la situación y lo


encontraban gracioso.

—¡DÍGANLE "NO" AL MALTRATO A LAS CHICAS BLANCAS!—gritaba


Lauren corriendo por la fila de jugadores y logrando que se rieran más
fuerte, los apartaba mientras intentaba escapar.

—DEJA DE HUIR, DE TODAS FORMAS, TE VOY A MOLER A PALOS —


amenazaba el chico, apartando a sus compañeros y entrando al campo,
ya que Lauren había huido allí.

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—AHHH, NO TE MOLESTES. NO ES MI CULPA QUE LO TENGAS


PEQUEÑO—decía asustada, aunque eso le ocasionó risa, ya era oficial,
estaba muerta, o eso pensó cuando todos en el campo estallaron en
carcajadas—. ¡NO ME MATES, YO SOY MUY DARKSS PARA MORIR!

Lauren ni se atrevió a acercarse a Camila, ya que temía que ella saliera


lastimada. Rodeó a unas chicas mientras Austin la seguía y jugaban al
Gato y al Ratón. El chico se lanzó sobre ella, pero Lauren pasó bajo las
piernas de una chica y escapó, corriendo. Austin gruñó de frustración y
fue a seguir a la ojiverde corriendo más rápido, también. Entraron otra
vez a las gradas y Lauren subía a prisas los escalones. La única que
parecía preocupada eran las amigas de la ojiverde y Camila. Hasta la
entrenadora seguía riendo.

—Joder—murmuró Lauren cuando sintió un golpe en la cabeza que la


mandó de rodillas, le habían lanzado un balón con mucha fuerza y le
retumbaban los oídos.

—LA PRÓXIMA ES EN EL ROSTRO—avisó Austin, aunque ya no


tenía más balones, siguió subiendo los escalones y Lauren también.

En un mal movimiento Lauren sintió la mano del chico tomarla del


hombro.

—Te tengo—dijo Austin con maldad y luego la empujó hacia atrás,


sin a hacer nada para evitar su caída, e hizo una mueca burlona
mientras Lauren caía.

Escuchó los gritos de todos, que ya habían captado que no era una
broma y esperó el golpe. Lo sintió muy fuerte en la cabeza cuando dio
contra un escalón y comenzó a rodar escaleras abajo. Su cuerpo se
golpeaba con los escalones y Lauren cerraba los ojos, soltando gimoteos
de dolor. Al llegar al final, recibió un impacto muy fuerte en el brazo y
soltó un grito de dolor al sentir sus huesos quebrándose. Mierda. Ese
infeliz le había fracturado el brazo. Acompañado de todo el dolor en su
cuerpo y el de su cabeza, supuso que mañana tendría unos moretones
que la harían lucir de lo linda. Era la primera vez que lloraba frente a sus
compañeros y los hacia sin pudor, las lágrimas bajaban por sus mejillas y
se mordía la lengua para no gritar.

—¡Lauren!—gritaban varias personas, pero ella no reconocía a


nadie, estaba cegada por el dolor.

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Las lágrimas le hacían borrosa la vista, pero escuchaba algunas


personas gritándole a Austin, mientras otras se encargaban de
cargar a la chica. Lauren lloraba y gemía de dolor, esto dolía como
la mierda.

—¡ESO ES PARA QUE APRENDAS, RARITA!—le gritó a lo lejos


Austin, pero pronto la entrenadora le mandó a callar, diciendo que
hablaría con el mas tarde.

(Yo le daría un gran azote, por idiota)

Fue tanto el dolor que Lauren terminó perdiendo el conocimiento, y


deseando que la castaña estuviera con ella.

Capítulo 35
A los dos días Lauren se encontraba en su habitación, aburrida. Llevaba
un gran yeso que le cubría su brazo fracturado. Debía esperar un mes
para que sanara ¡Gracias Austin—pito—corto! Por suerte sus amigas,
que la habían visitado ayer, le contaron que después del incidente
expulsaron a Austin del colegio durante una semana y que había recibido
una gran reprimenda de la entrenadora. También le contaron con detalle
la gran pelea que había tenido con Camila, en la cual la castaña le
gritaba que era un idiota como unas cien veces. Eso mejoró su día al
máximo, el cual era un asco, ya que estaba sin hacer nada. Respirar no
contaba como una actividad. Sólo podía pensar en la castaña, y para ser
sincera, también en como estarían las cosas en la escuela. Sus
pensamientos también viajaban a las otras dos castañas que adoraba,
las Cabello la tenían a hundida. Su brazo dolía si se daba un golpe o lo
sacudía. Así que ella no podía moverse mucho.

Ya era de tarde y sus amigas debían de quedarse para el entrenamiento


de Nora. Entonces Camila también debería de estar allí, se lamentaba ya
que quería ver a la castaña. En verdad, quería ir a la escuela, pero su
madre era paranoica. (Todas en general)

Leyó varios libros durante las últimas horas, pero la aburrían, vio la
televisión, e intentó hacer cualquier otra cosa que no requiriera utilizar su
brazo. Gracias a Dios que era el izquierdo, si no estaría completamente
inútil. Ya era tarde noche cuando llegó su mamá y la saludó, su padre y
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ella estaban abajo en la cocina mientras Lauren seguía encerrada.


Lauren estaba terminando de usar el ordenador, y llevaba uno de los
audífonos, cuando escuchó el timbre. No le prestó mucha atención, ya
que debía de ser una visita para su madre. Seguía mirando unos vídeos
en YouTube cuando escuchó la voz emocionada de su mamá, Clara.

—¡Cariño, es para ti!—dijo con la voz alegre y Lauren frunció el ceño,


quintándose los audífonos.

—¿Para mí?—preguntó gritando, para hacerse oír.

—¡Si, es una amiga tuya!—dijo aún a gritos y Lauren se extrañó,


una sonrisa estuvo en sus labios ¿Podría ser Lucy?

—¡Ya voy!—exclamó, divertida, sabiendo que Lucy igual subiría.

Pero si fuera ella ¿Su madre no se lo diría como siempre? Digo, ella solo
tenía tres mejores amigas.

—¡Tomate tu tiempo, cariño, yo le muestro la casa a Camila!—dijo


Clara riéndose mientras Lauren se caía de la silla. (¡ALERTA ROJA!)

—¡¿Quién?!—gritó, alarmada, agradeciendo no haberse golpeado el


brazo, y salió corriendo por la puerta.

—¡Camila, cariño! ¿No escuchas? ¡Me la llevaré un rato! —dijo su


maligna madre mientras Lauren corría por las escaleras.

Lauren prácticamente saltó los escalones y quedó de rodillas frente a la


entrada, con el cabello alborotado. Llevaba unos short de lana y una
camiseta holgada para dormir. No era la mejor vestimenta para dar saltos
mortales.

Se levantó lentamente, ayudándose con la barandilla, hizo una mueca


por su brazo, y se encontró con su madre mirándola con desaprobación.
Pero sus ojos se clavaron en la castaña en la puerta. Camila vestía una
falda y una blusa muy linda mientras mostraba a Lauren una sonrisa
tímida y sus ojos chocolate brillaban con diversión.

—Lauren, debes tener más cuidado con tu brazo. No quieres volver al


hospital ¿Verdad? —advirtió su madre, al notar el rubor en el rostro de su
hija, observó cómo miraba a la castaña y aplaudió ¡Era la chica de la cual
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su bebita estaba enamorada!

—Perdona, mamá, es que... Camila ¿Qué... bueno, que haces aquí? —


preguntó levantándose mientras se rascaba la cabeza y torcía el cuello.

—Yo quería visitarte. Para saber si seguías viva, claro—respondió


la castaña con una sonrisa tímida mientras miraba con adoración a
la ojiverde, eso no le pasó por alto a Clara. (Las mamás lo saben
todo)

—Bueno, no tengas pena, hija. Pasa, pasa. Cualquier amiga de Lauren


es bienvenida—dijo amablemente la mujer y Camila le sonrió, educada,
antes de entrar.

Lauren se sentía ligeramente emocionada, todo su cuerpo estaba


caliente y la aleteaban unas mariposas en el estómago.

—¿Tienes sed? ¿Quieren algo de merendar? —preguntó Clara,


observando con emoción a Camila mientras iban a la sala.

Era linda, educada y amable. Ya se había ganado la aprobación de ella.

—Mamá—murmuró Lauren, avergonzaba, tomando asiento en el sofá.

Camila fue también al sillón frente a ella, sonriendo ante el entusiasmo


de la mujer mayor.

—Agua, muchas gracias—dijo con una voz suave y Clara sonrió, encantada.

—Bueno, ya vuelvo, hablen tranquilas—dijo dándole un guiño


poco disimulado a su hija.

Lauren abrió los ojos, horrorizada, y sus mejillas se sonrojaron. Cuándo


se fue, las dos quedaron en silencio. Lauren estaba avergonzada
mientras miraba sus pies descalzos, lo que no se percató era que Camila
la miraba a ella.

—¿Te duele mucho?—preguntó la castaña para hablar con la


chica. Lauren la miró, sonriendo.

—Un poco, tu novio es un salvaje. Esa caída dolió—dijo haciendo


una mueca al recordar los golpes.
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—Supongo. Él nunca piensa, en realidad a veces pienso que no tiene


cerebro—agregó, logrando una risa en las dos chicas, y volvieron a
mirarse, perdiéndose en sus ojos—. Sofi está preocupada por ti,
quiere que vengas a la casa para cuidarte.

Lauren mostró una sonrisa tan sincera que Camila no hizo otra cosa que
mirarla mientras sonría embobada a la ojiverde.

—Apenas pueda escapar de este lugar, iré a verla ¿Cómo le ha


ido?¿Ese niño la sigue molestando?—preguntó, recordando como un
día Sofi le contó sobre un niñito, en su escuela, que la fastidiaba ¡Cómo
se atrevía a tocar a su pequeña chica!

—No en verdad, ese pequeño consejo que le diste de defenderse le ha


servido mucho—dijo arrugando la nariz de manera adorable, Lauren
sólo quería besarla.

—Yo le dije unas cosas y ella hizo lo suyo—dijo humildemente y la


castaña sonrío, entretenida.

—¡Ya estoy aquí chicas!—informó Clara, entrando con una bandeja


de galletas y el agua de Camila.

—Gracias—dijo Camila antes de ofrecerse a ayudar a Clara, la


mujer cada vez amaba más a su nuera.

Duraron una hora las tres hablando sobre cualquier cosa, mientras reían
cuando Clara contaba anécdotas vergonzosas de su hija. Sin saber
cómo, Camila y Lauren estaban sentadas una al lado de la otra. Y cada
vez que la ojiverde se ruborizaba por la vergüenza y se molestaba,
Camila le hacía dulces caricias en la rodilla descubierta. Lauren cedía de
inmediato mientras su piel hormigueaba.

—Recuerdo aquella vez que Lauren intentó vestir a un perro, con un


vestido—dijo la mujer mayor mientras Camila alzaba una ceja y comía
una galleta.

—¿A un perro?¿Cómo es eso, Lauren?—preguntó sarcásticamente


y la ojiverde refunfuñó.

—Había visto aquello en una caricatura ¿Vale? Era muy chiquita y


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tonta—se defendió sintiendo la mano de Camila rozar la suya.

La castaña le sonrió tímidamente.

Después de unos minutos más de tortura llegó el padre de Lauren, que


casi la hace morir de vergüenza al preguntar si era su novia. Las dos
chicas se sonrojaron de pies a cabeza y Lauren le reclamó a su padre y
presento a Camila.Al final, charlaron cómodamente. Lauren sintió como
si en verdad estuviera presentando a su novia, en parte era así, ya que
sus padres estaban bien claros que ella estaba enamorada de Camila.
(Más obvia imposible)

Se dejaba al descubierto cada vez que la miraba o le sonreía, pero no lo


podía evitar. Sus padres la adoraron y cuando era hora de irse se
despidieron de Camila con un abrazo efusivo. Lauren la acompañó hasta
la puerta, no queriendo dejarle irse.

—Fue una tarde agradable—habló alegremente la castaña mientras


miraba sus manos—. Tus padres son muy amables.

—Te adoraron, no me extrañaría que mi mamá te haga un altar—


bromeó Lauren y escuchó la risa de Camila.

—Estoy segura que mis hermanas ya tienen un altar para ti—confesó y


las dos sonrieron ante la idea.

—Bueno... gracias por venir—balbuceó Lauren, un poco nerviosa,


pero mirando a Camila con dulzura—. Me hacía falta... digo, estaba
muy sola sin hacer nada.

—Ah—dijo la castaña un poco decepcionada, pero igual sonrió con


afecto a la chica de ojos esmeralda—. No hay problema, quería
asegurarme si estabas bien.

—Tu novio necesitaría más que unos golpes, soy muy dura de roer—dijo
Lauren, con aires de superioridad, y vio los ojos chocolate mirar al suelo.

—Si... hablando de él... bueno, yo te he hecho caso... —dijo un


poco apenada.

—¿Hacerme caso?—preguntó Lauren, muy confundida.

Las mejillas de la castaña se encendieron de un rojo brillante.


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—Tú sabes... Lo que me dijiste la otra vez... Yo bueno, yo...


llevovarios días sin besarlo ni nada por el estilo. Cómo me dijiste
¿Lo odias, verdad? —insinuó, alzando los ojos tímidamente, y aun
con el rostro encendido.

Lauren sentía ahora las mariposas en la garganta.

—Lo odio con mi alma—aseguró y Camila asintió.

—No he besado a nadie y menos a Austin, desde tu accidente—confesó


en voz baja y Lauren casi tuvo un ataque de risa por los nervios, pronto
Camila empezó a jugar con los dedos y ahora sus orejas estaban
rojas—. ¿No merezco un premio?

Lauren quería saber quién estaba más roja, si ella o Camila. No se daba
tiempo a analizar las acciones de la castaña, sentía una gran felicidad en
su pecho ya que había pedido una señal, pero esto era demasiado. (Las
pediste, aquí las tienes)

La ojiverde suspiró y se acercó, levantando la barbilla de Camila con un


dedo y estampando un dulce beso en sus labios. El contacto duró unos
segundos, dándole tiempo a probar de sus labios, mientras se movían
lentamente. Saboreaba el tacto de la castaña, pero tuvo que separarse
de ella y para su absoluta satisfacción, tuvo la oportunidad de ver los ojos
de Camila aún cerrados. La castaña los abrió a los pocos segundos, con
los ojos dilatados y un poco mareada. Sus mejillas estaban rojas y veía a
Lauren con los labios entreabiertos.

—Hasta luego—se despidió y sonrió burlonamente, cuando Camila tocó


sus labios, aún más roja, cerró la puerta y se fue alegre a su habitación.
(Punto para Jauregui)

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Capítulo 36
—¿Me lo juras?—preguntó por cuarta vez Dinah mientras las cuatro
iban al auto de Troy, estaban de camino a la escuela.

Ayer su madre, después de aquella visita de Camila, había decidido que


ya Lauren podía asistir a la escuela. Pero la ojiverde no era tonta. Sus
padres querían que ella pasara el día con la castaña.

Ya su mamá le había dicho que aprobaba a Camila. Eso la había hecho


enrojecer, y más aun cuando pasaron toda la cena hablando sobre el buen
gusto de Lauren y sobre como Camila Cabello era un encanto. Pero en estos
momentos ella les estaba contando a las chicas sobre la visita inesperada y
el beso que habían compartido en la puerta.

—No bromeo. Ella, con sus propias piernas, vino ayer a mi casa—
aseguró sonriendo, llevaba una camiseta blanca y holgada, para que
su yeso estuviera cómodo.

—¿Y luego se besaron?—preguntó Lucy sonriente, estaba feliz por


su amiga.

—Ella misma fue la que me pidió el beso—dijo muy orgullosa y


alzando la barbilla, casi se echó a reír al ver el rostro escandalizado de
Dinah.

—Dios mío, esto no es normal—dijo la rubia aún con las manos en el


volante, sus ojos estaban bien abiertos—. Ahora nos dicen ustedes que
las dos chicas más divas y crueles del colegio están amables y cursis—
dijo refiriéndose a Lucy y a Lauren.

—Lo que hace el amor—tarareó Nora mientras se recostaba del asiento.

—Espera, habla por Verónica... Camila, ella aun no me ha dicho nada.


Puede que sólo esté jugando—dijo Lauren un poco dudosa, aunque
algo en su pecho le decía que no era así.

—No pienses eso, Lo— Dinah, intentando animar a su amiga—.


Ella no parece...

—¡Pero saben cómo es ella, podría solo estar pasando por una
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etapa!— exclamó, ahora un poco alterada.

—Lauren, ella... no creo que sea una etapa—sugirió Lucy, intentando


ver como decirle a su amiga lo obvio, pero con tacto.

—¿Y ustedes cómo lo saben?

—¿Estás de joda, verdad?—preguntó Nora, mirando a sus amigas


como si fueran idiotas—. Es muy obvio lo que le sucede a Camila.

—Pues venga, explica tú porque yo no sé—pidió Lauren y Dinah asintió


con ella.

—Ella está igual o más enamorada que tú, Jauregui ¿No te das cuenta?
— preguntó, logrado que la ojiverde abriera los ojos. (Nora sabe)

—¿Por qué dices eso?¿Enamorada de quién?—preguntó con la


voz cortada.

Lucy y Nora se golpearon la frente por tanta lentitud de su amiga (Pobre


Laurenza)

—Lauren ¿Eres idiota? —insinuó Lucy, intentando no darle una cachetada.

—Está enamorada de ti, idiota. Ella muere por ti ¡Es muy obvia al igual
que tú!—dijo Nora, soltando un suspiro y Lucy asintió.

Lauren parpadeó y sintió mariposas por todo el estómago ¿Era cierto?


Esperaba que fuera así, porque ya se había emocionado.

—¿En... en verdad?—preguntó, balbuceando.

—Por supuesto. Yo me di cuenta hace poco, pero está muy claro que
esta igual de boba por ti que tú por ella—dijo Lucy, un poco feliz por la
cara de asombro que tenía su amiga.

—¡¿No es broma?!—preguntó Dinah también sorprendida, intentaba


no quitar la vista del camino, pero la tentación era grande.

—Para nada—respondió Nora.

—¿Cuándo te diste cuenta?—preguntó la ojiverde, debía saberlo.

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—Desde hace dos años, aquel día en el cine—dijo divertida,


recordando la cara de celos que había mostrado Camila al verla con
Lauren.

Las tres amigas saltaron, sorprendidas.

—¡¿Dos años?!

—¡¿Tanto tiempo?!

—¡Es prácticamente desde que nos conocimos!—terminó diciendo


Lauren, recordando como ella creía odiar a Camila en primer año.

—Bueno, si. Aquí día en el cine lo sospeché, pero el año pasado


quedó claro—confesó para la sorpresa de las otras.

—Yo no creía que tanto... yo me di cuenta este año—susurró Lucy, igual


de sorprendida.

—¡¿Y por qué no me dijiste?!—preguntó Lauren, enojada—. Sufrí mucho


para que me vengas con esto.
(Y esto niñas se llama: ¡ESTAFAAA!) Seguramente era el karma del
fandom.

—Ella debía decírtelo. Seguro ni fue consciente de sus sentimientos


hasta este año o el anterior, tal vez se asustó—explicó Lucy, apenada.

—Pero... pero...

—Lauren, ella era una chica normal y enamorarse de otra chica hubiera
asustado a cualquiera... pero, ahora parece más tranquila—dijo la
pelirroja, intentando calmarla.

Lauren se mordía las uñas.

—Entonces... si me ama ¿Por qué no me lo dice? —preguntó,


enojada ahora con la castaña.

—Debes darle tiempo, cuando ella esté lista, te lo va a decir—dijo Lucy y las otras
dos chicas estuvieron de acuerdo.

Lauren, cuando llegaron, duró dos horas sin hablarle a sus dos amigas.
Solo fingía que no existían y conversaba con Dinah. Estaba muy dolida
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porque no le hubieran dicho aquello tan importante. Las chicas intentaron


hablarle, pero se rindieron a la hora del almuerzo. Entraron a la cafetería
y aunque Lauren estaba enojada con ellas, comieron en la misma mesa.
La ojiverde tomó asiento junto a Nora, quien sonrió al ver aquel gesto.

—Mira, Lauren y que tienes novia y no nos avisaste—dijo Nora en


broma y sus amigas comenzaron a reírse.

—Si, es una linda castaña un poco mayor que yo y es hermana de


Camila— dijo mordiendo su emparedado y les dio un guiño—. Es muy
sexy.

—Ya nos dimos cuenta ¿Es buena en la ca...

Sorprendentemente la del comentario fue la pelirroja (Yo lo esperaba de


Dinah)

—¡Nora! Por Dios—exclamó Lucy, riéndose e interrumpiéndola, antes


de que dijera lo que estaba pensando.

Las cuatro empezaron a reírse y Nora rodeó el cuello de Lauren con su


brazo mientras se apoyaba en ella para evitar caerse. Lucy estaba con el
rostro contra el hombro de Dinah, riéndose también. Escucharon un
carraspeo a su izquierda y todas voltearon a ver de dónde provenía.

—Buenas, Vives. Veo que se divierten ¿Uh? —preguntó una Verónica


irritada, cruzándose de brazos mientras que Camila junto a ella también
parecía un poco molesta.

De inmediato Lucy se alejó un poco de Dinah y miró a la latina con una


sonrisa de adoración. Lauren hizo lo propio y se separó de un salto de
Nora, arrimándose lejos de ella en la silla y haciendo que sus amigas
contuvieran una carcajada por su reacción. Los ojos esmeraldas estaban
clavados en la castaña frente a ellas.

—¿Todo bien, Loren?—preguntó Nora, burlona, y observando como


Camila parecía más relajada ahora.

—Yo... si ¡Claro! —respondió con la voz un poco aguda y cerró los


ojos al ver como hasta Verónica empezaba a reírse.

Camila se mordía el labio, intentando aguantar la sonrisa.

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—La rarita haciendo cosas de raras ¿Cómo está tu brazo? —preguntó


Verónica amablemente por primera vez en la vida de Lauren, la ojiverde
la miró divertida.

Con que intentaba ser amable por Lucy ¿Ah?

—Está perfecto. Gracias por preguntar, Verónica—dijo Lauren,


dándose cuenta que era la primera vez que la llamaba por su
nombre.

La chica de ojos miel rodó los ojos ante la sonrisa burlona de las amigas
de Lucy. Dinah estaba ya roja de tanto reírse.

—¿Y que se les ofrece?—preguntó Nora, volviendo la vista de


Verónica a Lucy.

La latina se sonrojó.

—Bueno... —miraba a Lucy, quien sonreía dulcemente a la animadora.

—¿Te encuentras bien? Pareces tener fiebre—apuntó Dinah, todas


hacían un gran esfuerzo por no reír cuando Verónica enrojeció aún
más.

—Estás roja, Verónica—agregó Lauren y se mordió el labio, iba a


explotar a carcajada limpia. (El bullying no para)

—¿No será que quieres hablar con Lucy?—preguntó Nora


alegremente, logrando que ahora su amiga también se sonrojara.

—Qué bueno que se lleven taaaan bien—enfatizó Lauren


guiñándole y Camila rodó los ojos.

—Ya bueno, Lucy ¿Si podrías hablar un momento con Vero?—dijo la


castaña, llegando al rescate de su amiga que parecía morir de
vergüenza.

Verónica asintió y miró a Camila como si fuera un ángel.

—Claro. Por supuesto, Vero.... —respondió la castaña, feliz, y levantándose,pero


se encontró con los ojos divertidos de sus amigas. Se sentía nerviosa—. ¿Qué... ?

—Nada, nada—dijo Dinah haciendo un gesto con la mano, pero


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seguía sonriendo.
—Vayan, nosotras estaremos bien—dijo Nora, dándole un guiño
nada disimulado a su amiga.

—Hasta luego…Vero—suspiró falsamente la ojiverde, imitando la voz


de Lucy hace unos segundos y las dos chicas enrojecieron.

Empezaron a reírse todas y Verónica no pudo más.

—Son unas inmaduras—siseó completamente roja mientras tomaba a


Lucy de la mano y se la llevaba hasta la salida.

Lauren seguía riéndose cuando notó unos ojos marrones mirarla con
reproche. Se calló de golpe, viendo a Camila con las manos en la cadera
y el ceño fruncido.

—¿Qué sucede?—preguntó Lauren, tragándose un nudo en la


garganta. Sus amigas se callaron para ahora ver a esta pareja.

—No fue divertido, para nada—dijo Camila retándola, y Nora soltó una
risita, volvió sus ojos a la pelirroja.

—Descuida, Cabello. Ellas al menos están claras—dijo dándole una


mirada intencional, logrando hacer a la castaña sonrojarse.

—Su—supongo—dijo un poco nerviosa y observó a Lauren, era turno


de la morena para fastidiarla.

—Así que, Lauren ¿Cuándo nos ibas a contar que tenías novia? —
preguntó Nora fingiendo normalidad y Lauren se coloró de pies a
cabeza.

Lauren miró a Camila y los ojos chocolates la miraban con fuego. Todas
veían muy divertidas lo obvia que era Camila con sus celos.

—Ah ¿Si? —preguntó la castaña, intentando sonar desinteresada.

—Yo... no... es... mentira... se refieren... se refieren a Andrea... no es


verdad. Fue para quitarme a Austin de encima—dijo aterrada
mientras observaba aCamila.

La castaña parecía muy enojada, pero al ir escuchando aLauren


comenzó arecordar.
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—¿Te refieres a aquella vez que mi hermana me fue a buscar?—


preguntó y vio a Lauren asentir frenéticamente, y una pequeña sonrisa
se posó en sus labios, pero al ver como las otras chicas la miraban con
sonrisas cómplices se puso seria y se sonrojó—. Bueno, no es que me
importe. Puedes hacer lo que quieras con tu vida, Lau... Jauregui.

—Si... igual no es mi novia—aseguró, rascándose la nuca.

—Yo... bueno, yo me voy—dijo Camila, sin poder aguantar un segundo


más los ojos burlones de las amigas de la ojiverde.

Se dio la vuelta y se fue hasta su mesa.

—Eso... fue muy intenso—comentó Nora cuando todas empezaron a


reírse. Lauren se hundió en su asiento, roja y molesta con sus amigas.

—Son en verdad unas inmaduras.

Capítulo 37
Lauren estaba vuelta loca, era fin de semana y desde el miércoles no
tenía noticias de Camila. La chica llevaba todos esos días sin ir a la
escuela, cuando por fin agarró valentía para preguntarle a Verónica (en
realidad sólo pudo ya que Lucy la acompañó) se enteraron de que la
castaña estaba enferma. Al parecer había pescado un resfriado, Austin
ya había vuelto a la escuela y Lauren siempre intentaba evitarlo.

Pero hoy, sábado, había recibido una llamada de Andrea en que la


invitaba a ir de improvisó a la casa de ellas para sorprender a Camila y a
Sofía. La ojiverde aceptó, aunque pudo notar una segunda intención en
las acciones de Andrea, tuvo un mal presentimiento al salir de la casa y
de alguna forma, se sentía ansiosa. Algo iba a ocurrir hoy, o eso era lo
que pensaba, mientras caminaba hasta la casa de Camila. Llevaba una
bolsa de galletas Chips que eran las favoritas de Sofi, también tenía la
excusa de que la profesora de química le había enviado la tarea a la
castaña junto con Lauren.

La ojiverde aceptó gustosa el favor. Se había vestido con unos jeans


oscuros, una camiseta de tiras blanca y una casaca jean que siempre le
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había gustado y estaba cómoda como para no incomodarse con el yeso.


Lucía bien, o eso pensaba, y al llegar a la puerta suspiró varias veces
antes de tocar, miró extrañada los carros en la entrada y abrió los ojos
con horror. (Condenada) Pero ya era tarde, una mujer de cabello rubio
corto abrió la puerta, sus ojos extrañamente eran de color avellana y
miraron a Lauren con curiosidad.

—Hola ¿Qué desea? —preguntó con una voz suave, notó los nervios
de la chica de ojos verdes.

—Buenas tardes, yo... bueno, soy compañera de Camila y.… venía a


traerle los deberes de química... y ehhhh... Andrea también... ¿Está
Andrea? —preguntó muy nerviosa, ya suponía quien era la mujer por
el gran parecido con las chicas o al menos en las expresiones.

—Claro, pasa querida, ya le aviso a Andrea—dijo haciéndose a un lado


para que entrara y examinando a Lauren con extrañeza, como si
intentara reconocerla.

Lauren entró y quedó en la entrada con la mujer quien seguía viéndola,


era muy hermosa y enseguida que sus ojos se encontraron, ella le
sonrió.

—Es un gusto mi nombre es Sinu y tú debes ser... —preguntó


extendiendo una mano que Lauren estrechó.

—El placer es mío me llamo...

—¡Cuñis!—gritó Andrea desde la cocina mientras la saludaba, su


rostro estaba cubierto de harina.

Se escucharon unos pasos apresurados desde la sala y apareció Sofi,


sosteniendo el mando del Play, sus ojos brillaron al ver a la ojiverde y
salió corriendo para abrazarle.

—¡Nuggets!—dijo alegre mientras Lauren se inclinaba y la cargaba en


sus brazos, la niña le rodeó el cuello y se abrazó a ella.

(Y el yeso se esfumó, chama)

Luego más ruidos desde el cuarto de arriba y al inicio de la escalera


apareció una muy desarreglada Camila, que parecía haber pegado una

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carrera, llevaba el pijama con su cabello revuelto y las mejillas rojas del
cansancio.

—¡Lauren!—dijo sorprendida y sus ojos se abrieron al verla junto a su


mamá, no dijo nada.

—Wow, parece que ya todos te conocen menos yo—dijo Sinu


alegremente mientras veía divertida a sus tres hijas, luego quedó seria,
procesando lo que acababa de escuchar, hasta que abrió los ojos y
sonrió abiertamente—. ¿Tú eres Lauren?

—Eh... sí, es un gusto—dijo sonriendo tímidamente, parecía saber de ella.

—Oh querida, al fin...

—¡MAMÁ!—reclamó Camila alterada y la mujer mayor la miró con reproche.

—Nada de mamá, ve a darte una ducha y a tomar una pastilla si quieres


bajar. Estas muy enferma, no deberías salir de la cama—la miró con los
brazos cruzados y la ojiverde estaba sorprendida, todas parecían clones
una de las otras.

Camila dudó unos segundos mirando a su madre y a Lauren. No quería


dejarlas solas, pero al ver los ojos duros de Sinu, bufó y fue rápidamente
a su cuarto a hacer todo lo pedido. Lauren río al ver la ansiedad de
Camila y luego se encontró con los ojos avellana, mirándola con
emoción.

—Lauren, cariño ¿Te gustaría comer algo? —dijo sujetando la mano


de la chica con cariño, Lauren se sintió a gusto.

No pudo responder cuando Sofi habló.

—¡Nuggets, ven a jugar conmigo a los dragones! Papá es un asco—


hizo una mueca y Lauren palideció ¿También estaba el papá?

(Sálvate)

—Si, si ¡Alejandro, ven a conocer a una amiga de Kaki!—dijo la mujer


tomando a la invitada de la mano y llevándola hasta la sala, Sofi seguía
en sus brazos feliz por poder jugar con Lauren y Andrea las siguió aun
con el delantal, no se podía perder aquello.

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—¡Alejandro!—llamó a un hombre de cabello castaño que estaba


sentado en la alfombra, parecía estar jugando el juego y luego vio a su
esposa.

—¿Qué sucede, cariño?—preguntó luego viendo a la ojiverde, de


inmediato pareció reconocerla aunque Lauren no sabía como pudo
hacerlo.

—Esta es Lauren, vino a visitar a Camila—dijo mirándola pícaramente y


Lauren se sonrojó, los dos padres parecían saber algo, aunque Alejandro
la miraba con recelo.

Lauren se quería esconder detrás del sillón o tal vez en el baño, esta era
el mal presentimiento que sentía al venir.

—Es un gusto al fin conocerte, nuestra hija no para de hablar de ti—dijo


sonriendo y luego vio como Lauren se sonrojaba y la expresión de
alarma de Andrea —. Tienes loca a Sofía, siempre anda preguntando
por cuando vendrás—aclaró y en parte Lauren se sintió decepcionada,
la niña en sus brazos iba a reclamar cuando vio los ojos alarmados de
Andrea.

—Bueno... es que Nuggets, te extrañaba—dijo la niña un poco


confundida, pero recibió una sonrisa de su hermana, así que sabía que
lo había hecho bien.

—Ya estoy aquí Soft ¿Así que cuál es el problema? —dijo dejando a la
niña en el suelo y apoyándose en las rodillas para hablarle, teniendo
cuidado con su brazo lastimado. (El yeso apareció por arte de magia)

—Papá es un asco, necesito tu ayuda—dijo señalando su padre que


ahora se hacia el ofendido.

—¡No soy tan malo!—se defendió mientras abrazaba a su esposa.

—Intentaste apagar la antorcha de fuego con una llamarada—


dijo señalando que en verdad su padre era muy malo.

—Wow, esoes muy .. bueno, no puedes apagar fuego con fuego—dijola


ojiverde riendo mientras Alejandro bufaba.

—Ya, ahora todos se creen expertos ¡Yo soy un buen dragón! —dijo

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mientras miraba a Sinu —. ¿Verdad, cariño?

—Claro—dijo para después guiñarle a las chicas que rieron y después vio a su
esposo haciendo una mueca, le dio un beso en los labios —. Sabes que es cierto,
cariño.

—Ya, hasta mi esposa está contra mía.

—Yo también soy un asco papá, si te hace sentir bien—comento Andrea


mientras se limpiaba las mejillas —. Cuñis ¿Quieres acompañarme en la
cocina? —dijo haciendo un puchero, si los padres de Camila escucharon
el apodo sólo rieron, sin decir nada.

—¡No, Andi! Nuggets va a jugar conmigo—dijo aferrándose al brazo


de la chica, sus ojos cafés miraban retando a su hermana.

—Pero yo también quiero que venga conmigo, tienes que compartir,


Sofía— le dijo tomando a Lauren del otro brazo, los padres de la castaña
veían muy divertidos aquella escena. (¡Cuidado con el yeso, joder!)

Las dos hermanas halaban a la ojiverde de cada lado mientras discutían,


ya Lauren estaba con los brazos a doloridos.

—Ya... ya... ¡Bueno, basta! —dijo alzando la voz y las dos hermanas se
detuvieron, mirándola, ella se soltó delicadamente y las vio con reproche
—. Deben aprender a compartir, hay mucha Lauren para todos—dijo con
arrogancia fingida, logrando una sonrisa en Andrea y que Sofi la mirara con
una trompita.

—Pero yo te pedí primero, no es justo—dijo la menor cruzándose de


brazos y actuando como diva, Lauren sonrió.

—Primero juego un rato contigo... —dijo logrando una sonrisa en la niña, pero
cuando Andrea fue a protestar, alzó la mano para que callara —. No te quejes,
y después voy con Andy, a ayudarla en la cocina.

—¡Bien!—dijo la niñita y ahora quien se cruzaba de brazos era Andrea.

—¡Es injusto, es favoritismo! Eres muy imparcial, Cuñis—dijo fingiendo


molestia, pero Lauren la abrazó por la cintura y la acercó a ella, le dio un
guiño.

—Descuida, después estaré toda para ti—le dijo fingiendo ser


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seductora y Andrea le dio un golpecito en el hombro riendo.

—¡Andrea, aléjate de Nuggets!—reclamó la castaña menor celosa


mientras miraba a su hermana con enojo.

—Ya, ya las dejo—dijo separándose de Lauren y apretando su nariz —. Te


espero en la cocina, Cuñis—dijo antes de irse dando pequeños saltos.

—Es increíble, me agradas, cariño—dijo Sinu dándole un abrazo antes


de irse con su hija —Alejandro, se amable.

Y se fue, la ojiverde sintió miedo ya que ahora Alejandro, después de ver


a sus dos chicas demostrando tanto amor hacia Lauren, se sentíaceloso,
la miraba entrecerrando losojos.

—¿Hace cuánto conoces a mi hija?—preguntó cuándo tomaron asiento


en el sofá, Sofi le dio un mando a la chica y empezaron a jugar.

—Mmm ¿A cuál de todas? —preguntó con sus ojos en la pantalla,


pero sonrió.

—A la del medio...ustedes ¿Qué son? —preguntó directo al grano y


Lauren dejó de jugar, volteó a verlo con los ojos abiertos.

—Yo...bueno...ella y yo supongo que somos...Mmm, amigas—dijo no muy


convencida ya que Camila y ella nunca habían actuado como amigas.

—¡Nuggets, vamos perdiendo!—la regañó la menor y Lauren volvió


su atención a la pantalla.

—Con que amigas, ¿Uh? —preguntó tampoco convencido, aunque


ahora sonría.

—Bueno, llevamos conociéndonos desde primero, supongo que


somos amigas—se encogió de hombros queriendo cambiar de tema.

—Me parece perfecto, ella tiene muy buenas amigas y puedo ver que
tú eres una de ellas—dijo sincerarte y Lauren asintió —. ¿Y qué
piensas estudiar al salir de la escuela?

—Diseño gráfico o Arquitectura...yo soy muy buena en matemática y


dibujando—dijo un poco tímida, pero sintió como el señor la
abrazaba.
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—Bienvenida a la familia, eres perfecta—dijo riendo mientras la soltaba


y la dejaba jugar —. Yo también soy arquitecto y me parece perfecto las
carreras que escogiste, son muy productivas.

—Gracias—dijo ganando el juego y Sofia saltó a sus piernas.

—¡Otro!

—Bueno ¿qué tal si jugamos en algo que sea bueno? —dijo Alejandro
alzando el disco de Call Of Duty—. Las reto

Lauren sonrió con complicidad y los tres estuvieron un rato jugando el


juego, al final Lauren perdió contra el papá de la niña y Sofía se burlaba
de ella.

—¡Cuñis, es mi turno!—escuchó que la llamaba Andrea y se despidió


de ellos mientras jugaban otra ronda.

Al llegar encontró a madre e hija riendo mientras cocinaban, parecían


estar haciendo pizza.

—Lauren, ¿Quieres unirte? —preguntó alegre Sinu mientras le daba


un delantal.

Lauren aceptó gustosa y ayudó a hacer la cena, Sinu ya estaba


encantada con la ojiverde y Andrea reía cuando su madre la vio con
admiración mientras Lauren preparaba una salsa que le había enseñado
su abuela.

—¡También sabes cocinar, eres una nuera perfecta!—dijo riendo y


Lauren la miró asombrada —. Mi hija te puede decir cuñada así que no
veo el problema—dijo dándole un apretón amistoso en su mejilla.

—Wow, cuñis, eres la chica maravilla ¿Mamá ya te conté que Lauren


fue la que hizo las galletas del otro día? —contó Andrea dándole un
guiño recordando esa tarde en la que Lauren hizo galletas para ellas y
dejó varias para los padres.

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—¿Fuiste tú?—preguntó mirando a Lauren con asombro, la ojiverde asintió —.


Definitivo, estas re contra aprobada.

—¿Aprobada?—Lauren se sonrojó por que más o menos


había comprendido.

—Mamá—le dijo Andrea, aunque reía —. Cuidado con la lengua—


aunque ella también parecía querer decir algo.

—¡Oh, cierto! Yo no he dicho nada, querida—dijo fingiendo inocencia


mientras las tres reían, aunque Lauren parecía muy nerviosa los padres
le habían caído de maravilla.

Ya a la hora de cenar las tres habían servido los platos y las dos pizzas
de tamaño familiar estaban colocadas, Lauren estaba sirviendo los vasos
con refresco mientras bromeaba con Andrea.

En ese momento entró Alejandro con Sofi en brazos, que al ver a la


ojiverde se bajó ellos y se fue abrazarla.

—Soft ¿Tienes hambre? —preguntó cargando a la niña, intentaba


tener cuidado con su yeso (estaba decorado de dibujos por parte de
la pequeña niña) y colocándola en una silla junto a ella.

—Me acaban de abandonar por una colegiala—se quejó Alejandro


en broma mientras tomada asiento junto a su esposa —. Es
injusto.

—¿Colegiala?—preguntó Lauren con sorosa y Andi río.

—Mi hermanita parece colegiala pero tu no.…eres mas como


una...modelo de pasta dental—le comentó la castaña mayor y Lauren
arqueó una ceja.

—¿Colgate?

—Algunas de esas era—las dos chicas rieron y Sinu las llamó.

—Niñas, ¿Alguien le dijo a Camila para bajar? —preguntó y todas negaron.

—¡Llegué!—dijo la mencionada como si hubiera escuchado que la


llamaban, ya estaba vestida más cómoda y su cabello aún estaba
húmedo.
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Sus ojos se posaron primero en los verdes de Lauren para después


recorrer a todos los presentes y luego terminar viendo la pizza.

—¿Pizza?—preguntó animada mientras miraba con un poco de recelo a


su padre, este fingía no ver a su hija mientras silbaba.

—Si, vamos hija, que Lauren, tu hermana y yo la hicimos—dijo su


madre apurándola mientras los demás empezaban a comer.

—¿Sabes cocinar?—preguntó alzando una ceja mientras tomaba


asiento junto a su padre y servía un trozo de pizza.

Lauren mordió el suyo y sonrió de tal manera que la castaña tragó,


terminó de masticar mientras asentía.

—Por supuesto, princesita, te dije que estaba repleta de sorpresas—


dijo dándole una guiño a Sofi junto a ella —. ¿Verdad, amiguita?

—Nuggets es súper increíble—dijo la niña con los labios repletos de


salsa roja.

—Y tú eres un desastre—le dijo la ojiverde a la vez que le limpiaba la


boca con una servilleta.

—Y yo soy una Barbie pero dos veces más atractiva—aportó


Andrea al sentirse excluida por la Lauren —. Cuñis, yo también
existo.

—Yo sé, te tengo al lado mientras masticas con la boca abierta de par
en par—le dijo burlonamente mientras Andrea rodaba los ojos.

—Pero al menos no me caigo por las escaleras—dijo recordándole


aquella vez que Lauren rodó por las escaleras mientas Sofía se
burlaba.

—Niñas, a comer—dijo Sinu riendo y las chicas obedecieron.

Después de un rato de hablar sobre asuntos de la escuela Alejandro


tomó un trago de agua, miró a Lauren con recelo, pero aun sonriendo.

—Bueno,Lauren .... ¿tienes algún novio? —preguntó logrando que la


ojiverde se atragantase.
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—¡Cof, cof, cof!—dijo mientras Andrea acariciaba su espalda y Sofi le


daba un vaso de agua, intentó recuperarse —. Yo. yo no tengo, señor
Cabello.

—Descuida, puedes decirme Alejandro—le sonrió y después, de tomar


un bocado de pizza, volvió a hablar —. ¿Y novia, tal vez? —preguntó
aun desconfiado.

Lauren volvió a atragantarse y esta vez Camila se unió a ella, las dos
tosían mientras las hermanas Cabello ayudaban a la ojiverde y Alejandro
le daba su vaso de agua a su hija.

—¡Cof, cof, cof!—el rostro de Lauren estaba rojo y seguía tosiendo,


Sofi y Andrea miraron con reproche a su padre mientras ayudaban a la
a lastimada chica.

—¡PAPÁ!—le dijo Camila alterada mientras intentaba recuperarse, su


rostro también mostraba un gran tono rojo.

—Sólo preguntaba—dijo mientras su esposa empezó a reír, después


volvió a ver a Lauren —. ¿Así que...?

—No bueno...yo—comenzó Lauren completamente avergonzada


cuando Sofi interrumpió feliz.

—¡Yo papi, yo soy la novia dragón de Nuggets!—dijo la castaña


menor inclinándose sobre la mesa y sonriendo feliz.

Alejandro abrió los ojos con sorpresa y Sinu también pareció curiosa,
aunque aún sonreía.

—¿Cómo así, cariño?—preguntó la mujer mayor pero luego Andrea habló.

—Yo también soy su novia, por si querían saber—dijo mostrando una


sonrisa gigante y riendo al ver las mejillas rojas de Lauren —. No era
un secreto.

Alejandro abrió tanto los ojos que parecían que fueran a salirse, observó
a Lauren quien se quería hundir en su asiento.

—¿Andrea también?—preguntó confundido, pensaba que la ojiverde


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se había equivocado de hermana, observó a Camila confundido —.


No entiendo.

Camila se sonrojó al ver que todos la miraban.

—Yo no sé—dijo intentado parecer despreocupada, su mamá


también la observaba confundida y con cara de "hablaremos más
tarde"

La que no parecía muy feliz era Sofía, volteó a ver a Lauren con sus
brazos cruzados y sus cejas fruncidas por el enojo.

—¿Cómo es eso que eres novia de Andi? ¿Me estas engañando,


Nuggets?—preguntó enojada mientras señalaba a Lauren con un dedo,
la acusada negó rápidamente.

—No...no...tu bueno, es que fue un mal entendido—intentó explicarse


pero Andrea rodeó su cuello con un brazo, riendo.

—Perdona, hermanita, pero yo fui su novia primero, así que comparte—


dijo logrando que la menor de las hermanas apretara los labios, ya iba a
comenzar con su actitud diva.

—Nuggets es mía—afirmó parándose sobre el banquillo, su madre le


dijo que se sentara, pero ella se hizo la sorda.

—También es mía, ella me quiere—dijo retándola mientras le daba un


beso en la mejilla, Lauren se sonrojó —. ¿Ves?

—SUÉLTALA—saltaron las otras dos hermanas mirando con enojo a


la ojiverde quien se coloraba, todos observaron con asombro a
Camila quien enrojeció y volvió a sentarse con la cabeza gacha
fingiendo que había algo en su plato.

—¡Nuggets es mi novia dragón! No se pueden compartir ¿Verdad, mamá?


—preguntó la castaña mientras miraba a Sinu, esta rio ante la
divertida escena.

—Tendrás que preguntárselo a ella, cariño, por lo que a mí respecta si


quieren todas pueden ser sus novia—dijo logrando que la ojiverde y su
hija del medio se sonrojarán.

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—¡Mamá!—dijeron Camila y Sofía, la última inconforme por la falta de


apoyo de su madre.

—¿Las...mis tres niñas?—dijo Alejandro aterrorizado, no quería


entregar a sus tres chicas a la ojiverde que tenía al frente, se levantó
intentando marcar territorio —. No entregare a mis tres ángeles.

—No...yo...no yo no quería—dijo Lauren abriendo los ojos y pálida,


negaba con la cabeza y Camila captando su miedo extendió la mano
sobre la mesa y tomó la de la ojiverde trazando círculos con el pulgar.

Alejandro se dio cuenta de aquello y sus ojos ardieron.

—¡Son mis chicas!—dijo y Lauren soltó a la castaña de inmediato y


se mantuvo tiesa, Sofi se colgó de su cuello.

Andrea acarició el brazo de Lauren y las tres hermanas Cabello miraron


con reproche a su padre por haber intimidado a la ojiverde.

—Alejandro—dijo su esposa intentando calmarlo, sabía que su


esposo estaba bromeando, pero Lauren en verdad parecía
alterada.

—Papá, deja en paz a Nuggets—dijo la pequeña abrazándose a su


ojiverde intentando no lastimarle el brazo.

—Ella si quiere puede ser la novia de las tres—dijo Andrea


mostrándole la luenga infantil mente, Alejandro palideció.

—¿Las tres...ninguna para papa?—preguntó sentándose, con un


rostro derrotado.

—No sé por qué hablan por mí—soltó Camila cubriendo su rostro, su


papá podía ser muy dramático.

—Que falsa, hermanita—dijo Andrea mirando a su hermana y


guiñándole, Camila enrojeció, pero no respondió por suerte Lauren no
la miraba.

—Pero ella me quiere más a mi ¿Verdad, Nuggets? —preguntó Sofi


acercando su rostro al de Lauren, la chica sonrió y asintió —. ¿Ves,
Andi? Me quiere más a mí—dijo mostrándole le lengua y bailando sobre
la silla.
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—Soft, siéntate, te puedes caer—le dijo Lauren sujetando su mano con


su brazo bueno y jalándola para que tomará asiento.

—Serás una nuera perfecta ¿No crees, amor? —preguntó Sinu en


broma, pero al ver los ojos perdidos y horrorizados de su esposo
carcajeó aún más fuerte —. Descuida, cariño, sabias que este día
llegaría.

—No esperaba que fuera tan pronto—soltó un suspiro y luego volvió a


mirar a Lauren pero ahora más dulce —. Nada de pasarse de lista ¿Ok?

—Okay—sonrío Lauren sin saber a quién se refería, aunque no


iba a confesar que ya había besado muchas veces a Camila.

—Por Dios, papá, hablamos de esto en la boda—dijo Andrea dando beso


en la mejilla a Lauren quien abrió los ojos.

Fue de inmediato cuando Alejandro saltó a negar rotundamente la boda,


Sinu ya estaba planeando la ceremonia y las otras dos hermanas Cabello
reclamaban enojadas a su hermana que ella no tocaría a Lauren ni un
pelo. Fue una cena muy divertida.

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Capítulo 38
A la semana siguiente Lauren ya estaba cansada de que las de primero
la siguieran, se querían asegurar si estaba bien del brazo, pero ya era
viernes así que podría descansar. La ojiverde no comprendía su interés,
pero ya estaba cansada de las sonrisas tontas que le daban, más aún
cuando algunos chicos de segundo le preguntaron cómo había sido huir
de Austin, ella recordando aun como gritaba su nombre.

Había dejado a sus amigas en la clase de informática y estaba frente a


su casillero sacando unos libros, secretamente esperaba encontrarsecon
Camila, no le veía desde el almuerzo cuando la castaña le había
sonreído toda la hora, aun se sentía en las nubes. Intentaba hacer toda
esa ardua labor sin chocar su yeso con el metal, cuando cerró la puerta
se encontró con una chica de cabello rubio oxigenado que había visto
antes, pertenecía al grupo popular, pero de las de primero. Le sonreía
coquetamente mientras vestía el uniforme de deporte, Lauren sonrió por
educación.

—Hola... Mmm.

—Sasha, es un placer ¿Lauren Jauregui? —preguntó dándole un beso


en la mejilla y observándola con interés.

—Si, esa soy yo—dijo sin comprender y torció el cuello, juntando las cejas —.
¿Me buscabas?

Sasha río tímidamente y la miró pestañeando.

—Eres más adorable de lo que me habían comentado—confesó y


Lauren abrió los ojos.

—¿Te... te han hablado de mí?—preguntó aun sin creérselo, como de


una chica invisible ahora era conocida por media escuela. (Porque
estás buena)

—Claro, este año has sido el centro de atención en los problemas, aunque
tienes antecedentes del año pasado con la guerra de comida—dijo riendo
nuevamente, sus ojos miel brillaron con coquetería —. También cuando
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sucedió lo del capitán del equipo, dijeron que echaste una buena corrida.

—Ah, Austin no podría haberme alcanzado si no fuera porque me


distraje— dijo en broma mientras guiñaba.

—Si, todos hablan de eso ¿Cuándo te quitaran el yeso? —preguntó


acariciando extrañamente el brazo bueno de Lauren, la ojiverde se sintió
un poco incomoda.

—Bueno... dentro de otras dos semanas—arrugó la nariz al sentir un


perfume muy conocido para ella —. Oye... tú de casualidad conoces...
—no terminó de hablar ya que la rubia estaba muy cerca de ella.

—¿Si... ?—preguntó fingiendo inocencia y tomando la mano de la


ojiverde, Lauren quería concentrarse, pero el perfume de Camila la
confundía.

—Eh... bueno... conoces a... —dejó de hablar cuando escuchó un


carraspeo a su espalda, casi de inmediato Sasha se apartó de Lauren
con los ojos abiertos.

—Camila—la rubia dijo su nombre como si se tratara de una profesora,


Lauren volvió a verla y allí estaba la chica de la cual estaba enamorada.

Camila vestía su uniforme de porrista, sólo que llevaba el cabello suelto y


cruzaba los brazos, sus ojos chocolate parecían cuchillas sobre la joven
niña rubia. (Marca territorio, dale)

Lauren no pensó, quería quitar esa expresión de enojo del rostro de


Camila, pero al verla no pudo evitar formar una sonrisa de amor hacia su
chica.

—Cabello—dijo con una voz dulce logrando captar la atención de


Camila, que hace tan solo unos segundos estaba mirando a la niña que
temblaba de pies a cabeza.

Camila relajó su rostro, pero siguió con el fuego oscuro en sus ojos,
observó a Lauren con una actitud irritada.

—Conque hablando con las de primero ¿Uh? —preguntó en un


tono amargo, Lauren asintió con la cabeza, pero torció el cuello.

—Sí, estaba hablando con Sasha—dijo mirando a la chica tras ella


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y le sonrió, la de primero fue tan descarada que le devolvió la


sonrisa, aunque esta se borró al ver el rostro de Camila.
—Yo... bueno, quería decirte que Verónica te busca, quiere verte en
las duchas, ella es amiga de mi hermana y me pidió el favor—dijo
evitando mirar los ojos furiosos de Camila mientras observaba a
Lauren —. Solo quería decirte eso, nada más—dijo lo último mirando
a Camila antes de despedirse e irse por el pasillo.

—¿Qué la habrá pasado? Parecía asustada—comentó Lauren


confundida por la actitud de la chica, luego pareció entender las
palabras —. ¿Para qué querría verme Vero? ¿Por qué no te lo pidió a
ti?

—Yo que sé, estaba ocupada—dijo rodando los ojos, aunque volvió la
atención a Lauren —. ¿No que no te gustaban las bajitas? —preguntó en
un tono cortante.

Lauren frunció el ceño, intentando captar la insinuación, la chica había


sido amable, pero ella prefería a las chicas como Camila.

—No todas son malas—dijo pensativamente y luego sonrió—. Tu


hermana es encantadora.

—¡Ja! Claro, supongo—dijo la castaña, apretando los dientes y


actuando con la actitud diva que tanto caracterizaba a Sofi.

—¿Estas enojada?—preguntó un poco divertida, Camila río más


fuerte y negó.

—Ya quisieras.

—¿Cómo te va con tu novio?—preguntó la ojiverde un poco disgustada


ya que ayer los había visto juntos, no se habían besado, pero no estaba
segura que duraría así por siempre.

—¿Austin? Él está perfecto, estamos de maravilla—mintió


descaradamente y luego alzó la barbilla mientras mostraba una sonrisa
hipócrita —. Besa mucho mejor que tú.

Lauren se tensó, pero sonrió con diversión.

—No parecías opinar eso la última vez—dijo logrando que Camila


pestañease, pero, pronto para su gusto, recuperó la arrogancia que la
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caracterizaba.

—¿Ese beso tonto? Pues sólo lo hice para saber cómo era besar a una
chica, nada más y fue patético... —comenzó a callarse cuando Lauren
se acercó con los ojos esmeraldas en fuego, la sujetó de la cintura con
su mano sana y la apoyó contra los casilleros.

Al parecer era su posición favorita. Camila colocó las manos en su


estómago, pero sin intentar apartarla.

—¿Ah sí?—dijo las ojiverde con un tono venenoso en sus palabras —.


¿No te gustó?

—No me movió ni un pelo—afirmó sintiendo la respiración de Lauren


quemarle los labios —. Para nada, creo que incluso deberías
besarme otra vez para demostrarte que no es así.

Lauren entrecerró los ojos, pensándoselo, la miró con intensidad y


Camila se sonrojó.

Acercó el rostro y con su nariz acaricio la de la castaña, también


rozándola por la mandíbula y sus mejillas. Le dejaba un rastro de besos
calientes por el rostro y luego fue hasta su oreja y la mordió con
suavidad, logrando un gemido ahogado de Camila.

—Lauren... —dijo con la voz cargada de emoción y la ojiverde río sobre


su piel.

No la besó, siguió dándole pequeñas caricias en su rostro para luego


juntar sus caras y apoyar su frente contra la suya, con sus labios
prácticamente rozándose. Sus ojos estaban en los de Camila. Se moría
por besarla, pero prefirió sonreír cuando la castaña cerró los ojos,
esperando el beso, y se separó de ella.

—Pues dile a tu novio que te bese, ya que el si logra moverte ¿Verdad? —


dijo burlonamente al ver como Camila seguía apoyada de los casilleros, con
los ojos cerrados.

Camila abrió los ojos y observó a Lauren, antes de que su rostro se


tornara rojo y mirara a la chica con furia, apretaba los puños y Lauren
comenzó a reír.

—¡JAUREGUI!—gritó enojada dispuesta a darle un puñetazo en la


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nariz y antes de que pudiera, Lauren salió corriendo mientras sus


carcajadas sonaban por todo el pasillo.

Capítulo 39
Después de haber perdido a Camila por los pasillos, cabe recalcar que
duraron unos minutos corriendo una atrás de la otra mientras Camila la
perseguía para darle un golpe, cuando finalmente había escapado.

Ahora estaba de camino a las duchas ¿Para que la quería ver Verónica?
Esperaba que no fuera algo malo, aunque ya hacía tiempo desde que
ella y su grupito la habían fastidiado, seguro se debía a Lucy. Al llegar no
habían muchas chicas pero en una pared estaba recostada Vero, llevaba
su uniforme de animadora y parecía nerviosa. Al ver a Lauren no sonrió,
pero tampoco hizo una mueca de disgusto, como estaba acostumbrada.

—¿Me buscabas?—preguntó extrañada y la latina asintió.

—Sí, si lo hacía—dijo con las manos en la cadera y ahora


mostraba la seguridad de siempre.

—Bueno, ya me tienes aquí ¿Qué quieres? —preguntó arqueando una


ceja y observó con fascinación como Verónica parecía volver a estar
nerviosa.

—Bueno, yo quería, en realidad, es complicado—suspiró, la otra ceja


se unió en la frente de la ojiverde.

—¿Es sobre Lucy?—preguntó, ya sabiendo la respuesta al ver el rubor


en la chica —. ¿Qué sucedió con ella?

Verónica pareció pensárselo un segundo, comenzó a rascar sucuello


mientras intentaba pensar que palabrasutilizar.

—Bueno, sí. Ella, tu sabes que yo, no me digas que no porque


conociéndola seguro ya les dijo, estoy... bueno... estoy—le costaba
mucho hablar y sus mejillas estaban mucho másrojas.

—¿Enamorada de ella?—preguntó divertida, para su sorpresa la


porrista asintió con la cabeza y bajó el rostro, avergonzada.

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Lauren no esperaba aquello, pensaba que le iba a gritar negando


rotundamente sus palabras.

—¿A sí que... ?—dijo para animarla a continuar, le agradaba el rumbo


de esta conversación.

Vero alzó el rostro y ahora parecía más decidida, avergonzada, pero


segura de lo que iba a hacer.

—Yo quería pedirte ayuda para invitarla a una cita—soltó y pronto


respiró como si soltara un peso de encima, ladeó la cabeza y pareció
derrotada —
. No sé cómo hacerlo y no tengo ni idea de adonde llevarla.
Lauren la miró y le pareció divertido, aquello chica que le había hecho la
vida imposible desde primer año le estaba pidiendo ayuda. Le sonrió
dulcemente mientras colocaba una mano en su hombro.

—¿Sólo es por eso? Es muy dulce de tu parte—dijo y pronto


Verónica le sonrió, luego su rostro se tornó serio.

—Le hablas de esto a alguien y te mato—dijo mientras Lauren reía y


alzaba las manos, en señal de rendición.

—Descuida, yo no digo nada.

—Perdona, sólo que estoy muy nerviosa—dijo pasando los dedos por
su cabello.

—¿Nerviosa?¿Por qué? Tienes a Lucy loquita por ti—dijo dándole


ánimos y Vero se sonrojó.

—Eso ya lo sé, por eso es que estoy nerviosa. Tengo miedo de


arruinarlo— colocó el rostro entre sus manos —. Si me dejara de amar,
yo no podría vivir.

—Pudo aguantar tres años con tus insultos y amarte como idiota, estoy
segura de que no hay forma de que la arruines—dijo sonriendo
mientras Verónica la fulminaba con los ojos —. Oye, fuiste una idiota,
no me mires así.

Las dos chicas salieron al pasillo y comenzaron a hablar mientras


caminaban, algunos las miraban con asombro al verlas charlar tan
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tranquilas.

—A ella le encantan las ferias, las adora—dijo estirando su brazo


bueno, Vero pareció pensárselo.

—¿Tú crees? Yo tengo miedo de las montañas rusas—dijo observando la sonrisa


burlona en el rostro de la ojiverde.

—Ella las adora—de inmediato la chica palideció y Lauren prefiero


quitarle la presión —. Pero podrían ir a otra parte...

—Bueno, si a ella le gustan pienso... que podría llevarla—dijo un poco


nerviosa, pero sonrió al pensar en lo feliz que estaría Lucy —. Le
gustaría mucho ¿Verdad?

—¿Estas dispuesta a ir a un lugar que te da pánico sólo por ella?—


preguntó sorprendida, Verónica la miró como si fuera obvio.

—Por supuesto, quiero que esté alegre—respondió, observando otra


vez la sonrisa en Lauren —. ¿Ahora qué?

—Estas muy enamorada, ya estoy clara—río al ver como Vero rodaba


los ojos —. ¿Cómo es posible que la reina de las plástico sea tan
tierna con una chica?

Verónica le dio un golpe en el hombro, molesta, aunque no fue tan fuerte


como lo habría hecho anteriormente, fue más bien amistoso.

—No me digas así, Jauregui—dijo, aunque formó una sonrisa —. Entonces


¿La feria?

—Es una magnífica idea—le guiñó y luego se percató de las miradas


poco disimuladas de sus compañeros —. ¿Tendré algo en los dientes o
algún letrero en la espalda? Seguro fue Austin.

—No ¿Por qué dices eso? —preguntó Vero confundida, ahora que
no le estaba gritando Lauren se dio cuenta de que podría ser
agradable.

—Todos no están mirando, será que eres famosa—dijo a la


animadora quien ladeó la cabeza.

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—No creo, pienso que te miran a ya que ahora eres conocida—


dijo palmeando su hombro —. Las de primero suspiran por ti.

—¿Cómo así?—preguntó torciendo el cuello ¿Las de


primero?¿Por qué?¿La acosaban?

—Dios, Camila tiene razón, eres muy lenta—dijo frotando su rostro y al


ver la expresión sorprendida de la ojiverde, se apresuró a agregar —:
No le digas que dije aquello, me mataría.

—¿Ella... ella te ha hablado sobre mi?

—No puedo responderte eso, solo no la arruines, rarita—dijo sonriendo


burlona antes de palmearle la espalda otra vez e irse —. ¡Cuando
necesite ayuda te digo!
—¡Más te vale!—le respondió sonriendo igual y luego volvió a ver a
un grupo de chicos que la miraban sorprendidos, suspiró irritada —
.
¿Necesitan algo?

Un chico moreno asintió, pero luego pareció darse cuenta y avanzó,


parecía avergonzando, pero igual habló representando a todo el grupo.

—¿Desde cuándo tú y Verónica Iglesias son amigas? —preguntó inseguro y


Lauren alzó las cejas. "Era por eso, ahora se supone que somos amigas. Nada
mal" pensó maliciosa.

—Somos socias—dijo antes de darse la vuelta a irse con paso feliz.

Capítulo 40
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El lunes estaban en el aparcamiento de la escuela escuchando los gritos


emocionados de Lucy, la ojiverde recostada del capo sólo podía sonreír.

—¡¿Comprenden?! Me invitó a una cita, una de verdad ¡No lo puedo creer!


—dijo feliz mientras se colgaba del hombro de Nora, ella también
parecía feliz por su amiga.

—Yo también tengo una cita con Michael—confesó y las


demás la felicitaron.

—Yo fui a visitar a Sofía en su casa—pero claro que todas sabían que
en parte estaba feliz porque había pasado tiempo con Camila.

—Terminaré viviendo con gatos—se lamentó Dinah por falta de emoción


en su vida amorosa.

—No creo, chica. Sabes, un chico del club de pesas no quita los ojos de
ti— le susurró Nora y Dinah le restó importancia.

—No importa, no quiero sufrir como ustedes. Ahorita estarán


felices,pero hace meses lloraban como locas—dijo y sus amigas le
dieron la razón, el amor era una gran montañarusa.

—¡Dios, Lau! Aun no me lo creo—le susurró Lucy a su mejor amiga


mientras las otras dos hablaban —. Lucía tan adorable mientras me lo
pedía, estaba nerviosa y todo—contó con la cabeza en las nubes.

—Supongo ¿Y a donde te llevará? —preguntó, riendo por la emoción de


su amiga.

—Dijo que era una sorpresa—respondió emocionada.

—Puede que te sorprenda—aclaró dejando a su amiga con la duda,


pero cuando preguntó se hizo la desentendida.

Estuvieron todo el día perfecto, solo que Camila estaba molesta con
Lauren por lo de la otra vez y se lo demostraba ignorándola, aunque a la
ojiverde no le pasaba por alto que la viera de reojo. Austin también le
veía con enojo, pero la ignoraba mientras iba de la mano con su novia,
aunque no los había visto besarse y Lauren estaba feliz. A la quinta hora
estaba en el pasillo, yendo a clases, y escuchó a alguien que la llamaba,
volteó tan brusco que le dolió el brazo roto, pero intentó disimular el
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dolor.

—Rarita, te estaba llamando ¿No escuchas? —le dijo Vero, aunque de


una forma bromista, no había desprecio.

—Mira, señorita. Yo estaba distraída yendo hacia mi clase, creo


que deberías hacer lo mismo—le dijo echando su cabello para
atrás.

—Y sobre todo yo te voy hacer caso—dijo rodando los ojos y tomando


a Lauren del brazo, para apartarse de los estudiantes que caminaban
por el pasillo —. Oye, tengo que decirte algo.

—Sí, ya vi, Lucy estaba muy emocionada hoy—el rostro de


Verónica pareció iluminarse.

—¿En verdad?

—No paraba de brincar, me recuerda aquella vez que se tomó cinco


litros de cafeína—dijo riendo y recordando ese día, fue muy divertido.

—Me imagino, pero ahora el problema es que hay un rumor, que dijo
uno de los de primero—sus ojos miel estaban repletos de ansiedad y
preocupación —. De que casi besas a Camila ¿Es cierto?

Lauren se coloró de pies a cabeza y eso fue la respuesta.

—Supongo que si—dijo un poco cansada.

—¿Cómo... cómo... quién?

—Hasta ahora sólo poco los sabemos, pero los rumores se riegan muy
rápido, Austin podría enterarse—dijo observando la cara pálida de la
ojiverde, suspiró y estaba dispuesta a arriesgarse —. Mira, Jauregui
¿Tu está enamorada de Camila?

Lauren no respondió, ya que escuchó unos gritos y vio con horror como
los ojos de Vero se abrían.
—JAUREGUI—Dios, Lauren ya iba a comenzar a odiar su propio
apellido, eso pensó cuando escuchó la voz repleta de odio de Austin.
(Ya valiste, amiga.Chau)

Vio como el chico se dirigía a ella con el rostro rojo y los nudillos
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apretados, lucía igual que aquel día en el campo y Lauren se preguntósi


le rompería el otrobrazo.

(Para emparejarlos)

Intentó apartarse, pero por suerte Verónica salió a su defensa y se


colocó frente al castaño, intentando apartarlo.

—Austin, detente, no seas idiota—le dijo, pero el chico la apartó de


un empujón, Vero se dio contra los casilleros y Lauren hizo una
mueca.

Ya todos los estudiantes se estaban reuniendo alrededor y llenando el


pasillo, querían ver que sucedía.

—¡Lauren, Vero!—gritó Lucy desde un grupo, pero la gente la retuvo,


podría salir lastimada.

—¿Por qué lastimas a tu amiga?—preguntó Lauren furiosa mientras


veía como Verónica se levantaba.

Austin no respondió, intentó darle un puño que pasó volando junto aella,
se apartó y el golpe impactó contra los casilleros, dejando una marca en
ellos.

—¿QUE TE DIJE SOBRE ESTAR CERCA DE MI NOVIA?—le gritó enojado,


esta vez logrando darle un golpe en las costillas, Lauren se hizo a un
lado para esquivar otro y sintió una punzada de dolor en su brazo roto
—. ¿QUIERES QUE TE PARTA EL OTRO BRAZO?

Lauren gimió, ya que sentía el dolor en su estómago, Austin veía rojo y


se lanzó otra vez contra ella, pero recibió una patada circular en el
estómago por parte de la latina. Cayó de rodillas mirando con enojo a
Vero, ella apretaba los puños.

—¡Ja, ¿Ahora se supone que son amigas?!—dijo con disgusto


mientras intentaba levantarse.

—Vete a lloriquear por tu novia a otra parte, Austin—le soltó Vero cuando
el chico le dio un golpe en la mejilla y la hizo retroceder, Lucy volvió a
gritar, pero no le dejaron entrar.

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—¡Oye!—le dijo Lauren enojada y se agachó para darle un patada en


las rodillas, Austin volvió a caer pero Lauren le empujó por la espalda,
causando que su cabeza golpeara con el piso.

Austin volvió a reír, se levantó limpiando un hilo de sangre de su labio


mientras miraba con odio a la ojiverde.

—¿Querías besar a mi novia, lesbiana de mierda? ¿Tanto te gusta?


— preguntó viéndola y volvió a reír —. No importa, yo la toco y me la
follo cuando quiera, eso no se compara.

Lauren rabió e intentó darle otro golpe, pero recibió un codazo en la


cabeza y gimió al sentir un dolor en su brazo. Austin la sujetaba del
cabello y la acercó a su rostro mientras Lauren intentaba soltarse. Del
público Camila se abrió paso y observó la escena con horror, Vero aún
seguía un poco confundida, sentada en el suelo.

—¡Austin, para ya!—le gritó furiosa y empeoró al ver que sujetaba a Lauren

—. ¡Déjala ahora! —intentó avanzar, pero sus amigas la sujetaron.

—¡Descuida, amor, esta bollera no volverá a tocarte!—dijo riendo antes


de darle una cachetada en el rostro, Lauren gimió y volvió a intentar
soltarse, pero no servía de mucho ya que sólo utilizaba una mano, sentía
su rostro palpitar —. No importa cuánto la beses, ella me va a desear a
mí, seguirá excitada por mi ¡Es mi novia, mi novia! —le gritó en la oreja,
causando dolor de cabeza a lachica.

—¡Austin, detente!—le volvió a decir Camila intentado soltarse de sus


amigas.

Lauren observaba a Austin con ojos asesinos. Había tanto odio en sus
ojos como en los de Austin que, mientras el chico observa el enojo de la
ojiverde, comprendió y comenzó a reír desenfrenadamente mientras la
alzaba del cabello, logrando que chillara.

—¡Ya veo, ya veo bien!—dijo alzándola para que todos la vieran,


después volvió su atención a todos mientras la señalaba con su mano
libre —. ¡Miren y escuchen, la muy idiota de la rarita de Jauregui está
enamorada de mi novia! —dijo riendo de su propia broma, los únicos
que le seguían el juego eran sus amigos ya que los demás estaban
callados —. ¡Todo este tiempo que me buscó pelea fue porque estaba
celosa, me odia porque estoy con la chica que ama!
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Lauren cerró los ojos con fuerza, sintiendo el dolor en su cuero


cabelludo, mañana iba a tener moretones, miró hacia el piso y por todos
los medios evitaba el contacto visual con Camila. Austin la acercó hasta
su rostro y le obligó mirarlo, dijo en voz muy clara y fría para que Lauren
entendiera, ella no se mostró débil y sus ojos esmeraldas lo miraron con
odio.

—Pues comprende que es MI NOVIA, a ti no te ama, no tienes


oportunidad y nunca la tendrás ¿Por qué no haces un favor y te cambias
de escuela? Porque te seguro que, aunque terminara conmigo nunca
podría volverte a hablar, después de esto de seguro le debes de dar
asco, esta es tu realidad, acéptala—le dijo de forma tan directa y fría
que le llegó al corazón, Lauren se sentía lastimada, aunque no quisiera.
Sin poder evitarlo, sus ojos se humedecieron y Austin sonrió —. ¿Qué
sucede, Jauregui? ¿Quieresllorar?

Lauren no quería llorar, se tragó las lágrimas y dejó que la rabia la


invadiera, su voz se escuchó rota cuando habló, pero igual clara y fuerte.

—Lo dices porque sabes que te va a terminar, porque sabes que no


eres lo suficientemente hombre para ella ni para alguna otra chica—
comenzó escuchando algunos murmullos de la gente, Austin la miraba
con rabia —. Eres patético, siempre buscando la atención de todos
¿Qué sucede? ¿En tu casa no te quieren? Tanto es así que buscas
humillar a los demás, ni siquiera tu novia y tus amigos, están contigo por
interés. Estas celoso de mí, eso te pasa, esta celoso ya que Camila te
va a dejar y no te importa, no la amas lo único que te dolería seria que
lastimaran tu orgullo de macho alfa. Nunca te importó Camila, por eso
me odias, por eso me tienes tanto celos porque a diferencia tuya, yo si
estoy enamorada de ella y puedo decirlo. Tu nunca podrás sentir como
es amar a alguien, y por eso te molesta... —se cayó al sentir otro golpe
de Austin en su estómago y se hubiera caído si no fuera porque la
sostenía por el cabello.

—CÁLLATE, TU NO SABES NINGUNA MIERDA ¡YO NUNCA


SENTIRÍA CELOS DE UNA BASURA COMO TU!
Lauren vio su oportunidad, ya que el chico parecía afectado por sus
palabras, levantó la pierna y le dio con todas sus fuerzas en su intimidad
y el chico soltó a la ojiverde, emitiendo un grito de dolor mientras se
cubría con las manos y caía de rodillas. Lauren se incorporó adolorida,
sintiendo como Vero la ayudaba por el brazo, las dos vieron con

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desprecio al chico.

—Claro que estas celoso, porque yo si estoy enamorada y tú no—


dijo mirándolo con desdén mientras Verónica reía.

—Y además, lo tienes chiquito—le informó la chica y las dos


sonrieron triunfantes.

—¿Así... que lo admites... estas enamorada de mi novia? Eso no


importa, ella te odia por hacerme esto—dijo, aunque nadie le creyó,
Austin intentó levantarse —. Deberías largarte con la zorra de Vives y
dejarla en paz, Camila es mía.

Eso ultimo la hizo enojar, pero antes que pudiera hacer algo, Verónicase
adelantó dándole un rodillazo en la mandíbula tan fuerte que cayó al
piso,noqueado.

—Qué se atreva a volver a insultarla, no comprende que la única que


puede, soy yo—dijo sonriendo mientras palmeaba a Lauren, volvió aver
Lucy y lesonrió.

Todos miraban sorprendidos la escena y pronto comenzaron a aplaudir,


muchos parecían hacerlo a excepción de los amigos de Austin, hasta las
del equipo de porristas y Ally lo hacían. Lauren y Verónica se miraron y
comenzaron a hacer pequeñas reverencias, eso hasta que Lauren hizo
una mueca de dolor.

—¡Joder, duele!—dijo y Vero se acercó a ella.

—Parece que mañana tendremos moretones, rarita. Igual luciré


hermosa para la clase de Historia—luego sonrió y Lauren también lo
hizo —. Creo que deberías hablar con Camila.

Iba a hacerlo, eso hasta que todos se callaron y escuchó a Vero


maldecir. Lauren volteó lentamente y allí estaba el director, su rostro
estaba rojo al ver a Austin inconsciente y pronto sus ojos se clavaron en
Lauren.

—¡Jauregui!—gritó tan fuerte que el pasillo se fue despejando, Lauren


bufó de frustración.

—¡Comenzaré a decir que me llamen por el segundo apellido,


joder!—se quejó y Vero empezó a reír.
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(Igual no te salvas, Morgado)

Seguramente estaban en grandes problemas.

Capítulo 41
—¿Una semana?—preguntó Lucy mientras tomaba asiento junto a
Vero, estaban en la pizzería y colocó una malteada frente a ella y a
lalatina. Las dos se sonrieron antes de que Laurenasintiera.

—Una jodida semana ¿Puedes creerlo? —preguntó irritada mientras


hacía una mueca, tenía un moretón y varios cortes en su cara.

Ayer el director las había llevado a la dirección, a los tres, y los expulsó
durante una semana a ellas, debido a la circunstancias y antecedentes
de Austin él estaba de manera indefinida. Al llamar a sus padres habían
estado furiosos, pero al explicar entre las dos que fue por defensa propia
parecieron calmarse. Incluso los padres de las dos chicas se habían
caído bien, muy bien, esta noche Verónica y sus padres iban a una cena
en casa de Lauren. A ellas les pareció perfecto ya que así podrían hablar
acerca de la cita del viernes. Hoy Lucy había faltado a la escuela con la
excusa de estar enferma, era de mañana y allí estaban las tres reunidas,
hablando sobre ayer.

—Al menos Austin salió perdiendo también—la latina sonrió y estiró


los brazos, llevaba un labio roto, aunque le habían aplicado
ungüento.

—Ese chico es un idiota ¿Cómo pudo siquiera hacerles daño? —


pregunto Lucy sorbiendo enojada de su malteada, volteó a ver a
Verónica yllevó sus dedos a los labios de esta —. ¿Duelemucho?

—No tanto, pero podrías curarlos—dijo pícaramente mientras capturaba


su mano y la besaba, Lucy se sonrojó, pero igual entrelazó sus dedos
con los de ella.

—Dios, ustedes me dan caries—dijo Lauren un poco abatida, aun


recordaba su confesión de ayer.

—Cómo digas rarita ¿Has hablado con Camila? —preguntó aun


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con la mano unida a Lucy.

—No—respondió simplemente.

—Lo de ayer no fue la mejor forma de decirle que estabas enamorada


de ella, pero al menos el mensaje le llegó claro y directo—dijo Lucy
intentado animarla, pero la ojiverde seguía suspirando.

—¿Tú has logrado hablar con ella?—preguntó Lauren a la latina,


Verónica pareció dudar un rato si responder o no pero terminó
asintiendo —. ¿Te...dijo algosobre…

—Alto, rarita. Verás, no puedo hablarte sobre ese tema. Camila me


mataría, pero debes saber que esta muuy enojada con Austin—dijo
mientras bebía de su malteada, tomó un respiro y le guiñó un ojo—
.Creo que esta vez esgrave.

—Puede que terminen...—dijo Lucy mirando a su amiga, quería


que sonriera.

Pudo lograr algo ya que Lauren levantó la comisura de los labios y dio
una débil sonrisa, era mejor que nada.

—¿Te esperabas aquello?—preguntó mirando a Vero, la porrista


había quedado entretenida con el cabello de Lucy pero luego volvió a
verla.
—¿Qué cosa?¿Qué estuvieras enamorada de mi mejor amiga? Algo
así, siempre la mirabas de una forma diferente—ladeó la cabeza, pero
terminó sonriendo, Lauren no terminaba a acostumbrase de que la
chica que odiaba en primer año la tratara tan bien.

Ahora sólo faltaba Ally o Normani, dentro de poco volarían los cerdos
también.

—Te dije que eras muy obvia—le reprochó su mejor amiga, Lauren rodó
los ojos.

—No importa, igual tal vez ahora le de asco o algo por el


estilo—se desanimó mientras recostaba su cabeza en sus
brazos.

Lucy observó con preocupación a su amiga, con su mano libre acarició


su cabello y le otorgó una mirada a Vero. La latina negó con la cabeza
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como diciendo "no puedo hablar de eso", la chica de ojos marrón la miró
con reproche, pero al ver la alarmada cara de la chica prefirió no
presionar.

—Bueno ¿Qué haremos hoy? Es un día hermoso y aún falta mucho para
la cena—intentó cambiar de tema Vero, la chica solo encogió de
hombros.

—¿Una película?

—¿Mi casa o la tuya?—preguntó Lucy ahora sonriente.

—La tuya—respondió la ojiverde más animada y para fastidiar a su amiga


agregó—: Pero no se queden toda la tarde besuqueándose, si no las dejo solas.

—Entonces tendrás que ir yendo de una vez a tu casa...¡Au!—dijo la


latina mirando con reproche a Lucy, le había dado un golpe en el
hombro —. Sólo le aviso de una vez.

—Descuida, vamos a ir a ver la película, Lau—le sonrió a su


amiga ignorando a Vero, la ojiverde río.

—Qué bueno que no fuimos expulsadas del baile de invierno—


comentó Verónica casualmente, Lauren la miró confundida.

—¿Qué baile?
—El de invierno, es dentro de dos semanas Lauren ¿No recuerdas?
— preguntó Lucy, la chica negó.

—Nunca me entero de estas cosas—se encogió de hombros.

—¿Pero vas a ir?—la animadora alzó las cejas de forma sugerente,


Lauren ladeó la cabeza.

—No tengo pareja, además nunca fui buena bailando—se encogió


de hombros —. ¿Tú ya tienes con quien ir?

Verónica se quedó quieta mientras a su lado Lucy fingía jugar con la


pajilla, pero en realidad le daba miradas de reojo tímidamente, logrando
que la latina se sonrojara.

—Eh... bueno, en realidad aún no—río un poco nerviosa y con el


cuerpo tieso, se volvió hacia Lucy, que de inmediato captó su atención
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—. Mmm Lu.… ya sé que aún no hemos tenido nuestra primera cita,


pero.... Mmmm tu.... Mmm... Quisieras....

Lucy parecía desesperada con la vacilación de Verónica, extendió la


mano y capturó la de la latina, acariciándola, para darle ánimos.

—¿Quieres.... quieres ser.... quieres ir al baile de invierno conmigo?


— preguntó con las mejillas rojas, soltó un suspiro cuando dijo lo
último y Lauren empezó a reír—. No veo lo divertido, rarita.

—Yo sí, ya la has besado muchas veces, pero, te da vergüenza


pedirle que se a tu pareja, es gracioso—le contó mientras observaba
ahora con más diversión el rostro rojo y enojado de la animadora.

Lucy también lucía un lindo rubor y le sonría con adoración a la chica de


ojos miel, se acercó a ella tomando su rostro, para que Vero la mirara a
los ojos.

—Claro que quiero ser tu cita. Te amo, Vero—le dijo con los ojos
brillantes y Verónica formó una tonta sonrisa en sus labios.

—Yo. yo también te amo—le dijo colocando sus manos sobre las de ella en
su rostro, se acercaron y se dieron un dulce y casto beso en los labios.

—Ewwww—se quejó Lauren mientras las dos chicas se separaban, riendo.

Ya no se estaban besando, pero sobre la mesa estaban sus manos


entrelazadas, mientras las dos sonreían. El amor era bello, pero claro, no
para la ojiverde.

—Descuida, también te puedo dar un beso a ti—dijo la animadora,


dándole un guiño, la chica hizo una mueca.

—No, gracias, prefiero a las bajitas—dijo sonriendo, logrando que su


mejor amiga empezara a reír.

Capítulo 42
Ya era viernes y Lauren se encontraba en el centro comercial con Vero,
durante toda la semana había salido con la animadora cuando estaban
aburridas. Lucy no las podía acompañar ya que no podía faltar
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eternamente a la escuela, estaban en una tienda de ropa mientras la


animadora se probaba un vestido. Aunque, Lauren se había dado cuenta
que en realidad estaba nerviosa por la cita de esta noche con su amiga, río
cuando Vero casi se cae en los vestidores.

—No estés tan nerviosa—le dijo mientras le daba un gancho para el vestido.

Verónica se fue desvistiendo mientras hablaba, estaban las dos dentro


del vestidor, que por cierto era muy amplio, quedó en ropa interior y
ninguna de las dos se sentía incomoda por esto.

(¿Puedo unirme?)

—No lo estoy—le dijo rodando los ojos mientras se comenzaba a vestir


con su franela y sus jeans.

—¿Entonces por qué te pusiste la ropa al revés?—le preguntó


observando las dos prendas de ropa con la costura afuera, Vero
maldijo y volvió a cambiarse correctamente.

—Vale, tal vez este un poco nerviosa—admitió —. Pero todo va a salir bien.

Lauren asintió felizmente y escuchó su móvil sonar, lo buscó


ansiosamente para encontrarse con que era un mensaje de Andrea, en el
que decía que la llamara. Durante toda la semana todo el mundo había
intentado llamarla, pero ella las ignoraba, en una también recibió una
llamada de la casa de Camila. Con miedo de que la castaña fuera a
buscarla a su casa había estado toda la semana fuera con Vero, Lauren
sabía que estaba huyendo, pero prefería eso que el rechazo.

—En algún momento tendrás que hablar con ella—le dijo la animadora,
que desde hace varios días se había dado cuenta, Camila la
atormentaba todas las noches por teléfono ya que la ojiverde la
ignoraba.

—No tengo ni idea de que hablas—se hizo la desentendida.

—Olvídalo, venga, vamos a buscarte una a ti también—le dijo jalándola


por la mano para llevarla a buscar un vestido, iba a ser una tarde larga.

Ya era de noche y Verónica ya había pasado por Lucy, estaban las tres
en el parque de diversiones, aunque Lucy no estaba enterada de la
presencia de Lauren. La ojiverde se encontraba en una mesa comiendo
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algodón de azúcar, se ajustó su chamarra para no tener frío, mientras


observaba a lo lejos a la pareja jugando en los carros chocones.Lucy
parecía realmente feliz y Vero muy enamorada. Qué envidia. Después
de aquello, fueron a la sección de juegos y Lauren las siguió, sólo se
aseguraba de que nada saliera mal y todo iba perfecto, hasta ahora.
Fue hasta un pequeño local y se compró un refresco, todo iba bien,
hasta que la llamaron.

—¡Miren, pero si es la chica enamorada!—le dijo la voz de Brad, que


iba seguido de sus amigos. Gracias a Dios (Y Allysus) entre ellos aún
no estaba Camila —. Descuida, Jauregui. Si busca a Camila, ella
está en algún lado.

Lauren no respondió, intentó irse, pero la jalaron del hombro y la hicieron


sentarse en una mesa. Brad se mostraba burlón y comprobó que allí
también estaba Luis, Ally tras el no parecía muy feliz por la escena.

—¿Con que te gusta la chica de Austin?—le preguntó el


moreno, sentándose junto a ella, Lauren retrocedió.

—Me quiero ir—dijo firme, aunque sus manos temblaban.

—Lo que le hiciste a nuestro amigo no estuvo bien, Jauregui—Brad


seguía sonriendo, pero sus ojos mostraban odio —. Y también por tu
culpa, Vero está saliendo con tu amiguita lesbiana.

Lauren se sentía furiosa e intentó acercarse cuando unos brazos la


rodearon, era Luis, sonriéndole con malicia.

—Suelta—le ordenó y el chico la apretó aún más, Lauren


comenzaba a sentirse adolorida —. Ya, en serio

—Luis, déjala ya—le dijo Ally abriéndose camino entre los otros chicos,
Lauren la miró con urgencia ya que le estaban apretando el estómago y
le dificultaba respirar.

—¿Qué?¿Ahora defiendes a esta bollera?—le preguntó Brad con


sorna, la chica respiró profundo, pero volvió a hablar.

—Luis, que la sueltes dije—le volvió a ordenar, pero el chico no le hizo caso.

Brad se acercó amenazadoramente a Ally y la chica pequeña retrocedió,


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no pudo más cuando de la nada apareció Troy colocándose entre ellos


dos, sonrió.

—¿Se te perdió algo?

—Tu rostro, apártate antes de que te puño en la cara—le dijo alzando


su mano cerrada con fuerza, Ally a sus espaldas intentó apartar a
Troy.

—Troy... te va a hacer daño, déjalo así—le suplicaba, pero el chico


no le hizo caso.

—Quiero verte—le soltó y Brad, cuando fue a darle un golpe, recibió


una noqueada de Troy.

Ally gritó mientras el chico la tomaba de la mano y se la llevaba, Lauren


aprovechó y le dio un golpe en la entrepierna a Luis con su codo, salió
corriendo. Brad a sus espaldas le gritaba, debió suponer que Luis y sus
amigos la seguían, Brad y los otros debían de estar por Troy y Ally. La
ojiverde se abrió paso entre las personas mientras corría. Todos la
miraban cómo si fuera una loca y tuvo que correr entre una pila de
peluches, logrando que se tumbaran, no le extrañaría si ahora el dueño
de la tienda estuviera tras ella también.

—¡Ya déjenme!—le gritó corriendo.

—¡Detente, Jauregui!—escuchó la voz de Luis y, en un intento por


evadirlo, rodeó el carrusel.

—¡Jodete!—le gritó volteando a verlo mientas el chico la miraba


furioso, gran error.

No se percató de lo que tenía adelante y tropezó con una pareja.


Escuchó una voz masculina quejarse y cayó encima de una chica, pero
por suerte colocó las manos y evitó darle un golpe del todo.

—¿Quién eres?—escuchó preguntar a la voz de Camila, la castaña


de inmediato alzó el rostro y sus ojos, después de tantos días, se
encontraron —. ¿Lauren?

—¿Camila?—preguntó y luego se dio cuenta de que sus rostros

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estaban cerca, la castaña se sonrojó de pies a cabeza y no pudo


hablar.

Escuchaba los gritos y logró ver a su lado a Austin, intentando


incorporarse, pero estaba muy lastimado por la golpiza. Lauren pensó
que podía ser su última vez viva, así que hizo lo primero que se le
ocurrió.

(No tienes nada que perder, aprovecha)

Sostuvo las muñecas de Camila a los dos lados de su cabeza contra el


suelo, la castaña abrió los ojos e iba a hablar, cuando los labios de la
Lauren se presionaron contra los suyos. Camila abrió los ojos, pero los
volvió a cerrar cuando sintió los labios firmes. Lauren le daba pequeños
besos castos en los labios, repetidamente, la castaña intentaba hablar
vagamente entre besos.

—Lau... donde... tu... espera...un segundo... —le intentaba decir entre


beso y beso, pero la ojiverde sólo estaba con sus labios. Camila no
parecía ni siquiera estar a la defensiva. Más bien, cada vez que recibía
un beso cerraba los ojos durante unos segundos y cuando sus labios
volvían a estar libres, intentaba hablar, hasta que los labios de Lauren la
hacían callar de nuevo —. Lauren... no... me has.... respondido.... las...
llamadas......Laur .... escucha... —seguía dándole besos o eso hastaque
sintió un golpe en sus costillas y salió volando, separándose de la
castaña tumbada en el suelo.

Camila seguía con los ojos cerrados y las manos a los lados cuando se
dio cuenta de Lauren no estaba. Abrió los ojos y observó con horror, al
ver a Austin furioso caminando hacia Lauren, que se encontraba
tumbada a una corta distancian de ellos.

—¡Tú no te rindes! ¡¿Verdad?!—le preguntó enojado mientras


intentaba llegar hasta la chica, Camila se colgó de su brazo y lo jaló.

—¡Déjala!—le gritó y Austin la tumbó al suelo.

Lauren seguía adolorida, pero al ver eso intentó llegar hasta Camila, el
chico le dio un golpe en el brazo, Lauren soltó un gemido, pero, como
pudo, se levantó. Camila estaba bien, aunque parecía mirar la escena
con horror cuando Lauren esquivó el golpe de Austin y salió corriendo.

—¡Eres un loco!—le gritaba la castaña a Austin mientras el también


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hacia lo mismo, parecían estar peleando de las buenas.

Lauren corría, no sabía dónde estaban las chicas, pero con suerte sucita
iba perfecta. Eso lo comprobó, ya que, al llegar al aparcamiento, allí
estaban las dos chicas contra el carro de Verónica, besándose. Lucy
llevaba un oso amarillo y unas orejas de ratón al igual que Vero,debieron
habérselo comprado en una tienda. Después de observarlas (Por que
tenía ganas la muchacha ahr) un rato mientras se besaban escuchó
gritos y pasando junto a ellas, abrió la puerta y se lanzó dentro delcarro.

—¿Pero, qué coño?—preguntó Verónica viendo a Lauren, luego por fin


observó a Luis y a Brad que llegaban enojados, tras ella —. Joder,
Lauren ¿Qué hiciste ahora?

Ninguna de las dos hablaron, Lucy fue rápido hasta el asiento del
copiloto y entró al igual que Vero, antes de que esta arrancara. Dejaron
a la multitud de chicos molestos atrás y Lauren por fin pudo respirar, a
pesar de todo, sus labios cosquilleaban.

—Okay, rarita. Ahora mismo me vas a explicar que fue aquello—le dijo
Vero cuando ya iban por la carretera, Lucy acariciaba su pierna,
intentando calmarla.

—Tus amigos están locos—fue lo primero que dijo, para después


comenzar a contar su historia, el lunes no iba a ser un día lindo.

Capítulo 43
Era miércoles y Lauren se había encargado de evitar a la castaña, cada
vez que Camila intentaba acercarse ella huía. Algunos en el colegio la
miraban, pero ella no les hacía caso, también estaba el problema de que
tenía que evitar encontrarse con Austin y sus amigos. Por suerte Lucy
estaba feliz de la vida con Verónica, oficialmente ya estaban saliendo o
así quedó cuando el lunes fueron por el pasillo tomadas de la mano,
mucha gente quedó sorprendida, pero las amigas de Lucy estaban
felices.

—¿Cuánto tiempo vas a seguir huyendo de Camila?—le reclamó


Nora mientras estaban en el aparcamiento.

Lauren se recostó del capo y sonrió, no quería hablar de este tema y la


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mejor forma de evitarlo era bromeando.

—Ella no está lista para mi belleza, así de simple—ladeó la cabeza,


estaba muy feliz.

—Rompió con su novio—le recordó la pelirroja mientras se cruzaba


de brazos.

Lauren ya estaba informada al respecto, eso fue lo primero que le dijeron


cuando llegó el lunes, estaba muy feliz. Aunque fingió sentirse
indiferente.

—Felicidades, así Austin va a querer matarme con más razón—se


burló aunque arrugó el ceño, al ver que era todo lo contrario.

—Pues yo no creo—dijo Nora observando lo mismo que la ojiverde.

En una de las mesas estaba Austin riendo mientras intentabaacercarse


a Ally, la chica se apartó de el e intentaba huirle, pero Austin la sostuvo
de la muñeca mientras Luisreía.

Lauren sin saber muy bien comenzó a ir hasta ellos, escuchaba a Nora
llamarla, pero sus ojos asesinos estaban en Austin mientras sonreía.

—¿Ahora te quieres tirar a la amiga de tu ex? Qué poco varonil—le


dijo soltando una carcajada, Austin al verla apretó los puños, pero
sonrió.

—Estoy en el mercado, yo me tiro a quien quiera, bollera—dijo


sujetando a Ally, la ojiverde llegó hasta él y le dio una patada en la
rodilla —.¡Mierda!

Ally se soltó mientras el chico se encogía de dolor y fue hasta los brazos
de Troy, que estaba llegando, el chico la abrazó con fuerza y miró con
mala cara a Austin.

—Por esa razón te dejaron botado, no vuelvas a tocar a mi novia—Troy


dijo amenazante y a pesar del miedo de Ally, la chica le sonrió feliz.

—Todos son unos idiotas, yo dejé a esa zorra—dijo Austin


levantándose mientras planeaba arrojarse contra Lauren.

—Yo tu pensaría bien antes de hacerlo, si te detienen por una pelea otra
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vez, te sacan del equipo—mostró una sonrisa triunfadora y Austin hizo


una mueca, Lauren sabía que estaba en lo correcto.

—No importa, puedes quedarte con esa perra. Te dejo los restos, es
una sucia que se tiraría a cualquiera—sonrío con arrogancia y Lauren
sintió la sangre arderle, apretó los dientes.

—A mí no me van a hacer nada por otra pelea más— dijo levantando


los puños, le daba igual si la expulsaban, le iba a dar un golpe a ese
idiota. (Nadie te detiene)

—¡Lauren!—le llamó una voz conocida.

Camila la sostuvo por el brazo, evitando que fuera hasta él, llevaba el
uniforme de animadora y su cabello estaba sudado mientras observaba
con reproche a la ojiverde. Lauren la observó con incredulidad, ya que no
le hablaba desde hace muchos días.

—Hazle caso a la zorra, Jauregui—le dijo Austin riendo, aunque


nadie parecía seguirle la broma.

El rostro de Lauren estaba rojo y apretaba los dientes, intentó acercarse,


pero Camila la sujetó con más fuerza e intentó jalarla.

—Lauren, déjalo. No vale la pena—le dijo fulminándola con sus


ojos chocolate, Lauren frunció el ceño.

Enojada, se soltó de Camila, mientras caminaba dando pistones, hasta el


auto de Troy. La castaña la siguió, junto con Troy y Ally.

Cuando llegó, la pelirroja le iba a decir algo, pero, al ver su enojo, se


calló. Lauren se subió al auto, dando un portazo y se cruzó de brazos en
el asiento.

—Vamos, yo las llevo—ofreció Troy dándole un tierno beso en los


labios a Ally, quien sonrió.

Nora y Camila aceptaron, la ojiverde sospechó que fue un plan de su


amiga, ya que junto a ella se sentó Camila mientras que Nora quedaba
en el otro extremo y la animadora iba adelante con Troy. Lauren ignoró
por completo a Camila mientras apoyaba la cabeza en el cristal, Troy y
Ally hablaban, pero aun así todos podían sentir la tensión entre las dos
chicas.
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—Lauren ¿Me vas a hablar? —le susurró la castaña, recibiendo el


silencio de la otra chica, suspiró, aunque ahora más irritada —. Mira,
fenómeno, te estoy hablando.

—Cállate, Cabello—le dijo por debajo aun mirando por la ventana, no


quería escucharla, no si iba a hablarle para rechazarla o burlarse.

—Lauren—dijo la castaña ya rendida e intentó tomar a Lauren de la


mano, la chica la apartó y Camila volvió hablar con la voz rota —.
Lauren, yo....

—Llegamos—dijo la ojiverde cuando Troy se estacionó frente a su casa,


se colocó la mochila —. Hasta luego, chicos—se despidió y todos
hicieron lo propio, menos Camila, que se desabrochó el cinturón y se
bajó con ella.

—Pueden irse sin mí—les sonrió y le hizo señas a Ally de que llamaría
más tarde, asintió y se fueron.

Lauren la miró con una mueca, se encogió de hombros y fue hasta su


casa, pero alguien la detuvo del brazo.

—Lauren, no puedes ignorarme toda la vida—le dijo intentando captar


su atención, la ojiverde no volteó a verla y Camila se colocó frente a
ella —. Mírame.

—¿Por qué mierda te quedaste? Tengo hambre, Cabello, déjame


entrar— intentó hacerla a un lado, pero Camila se aferró a sus brazos,
acercándose a ella —. Aléjate.

—¿Eso quieres?—preguntó burlándose, pero en sus ojos chocolates


había dolor, Lauren contuvo el aliento cuando el rostro de Camila se
acercó al suyo.

—Lauren... yo... yo... —la ojiverde no quería escucharlo, no lo soportaría.

Al parecer no se iba a burlar de ella, pero puede que la rechazara con


amabilidad. Mucho peor.

—Yo... lo del otro día, era mentira—dijo sintiendo un dolor en su


pecho, Camila se alejó y la miró a losojos.

—¿El otro día?—preguntóconfundida.


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—Si... lo que le dije a Austin... sólo le hice para dejarlo en ridículo—soltó


y al ver los ojos de Camila sintió cómo se le rompía el corazón, la
castaña parecía querer llorar y Lauren no sabía el por qué —. Oye...

(¡Maldita lenta!)

—Fue... tu no... ¿Fue mentira? —preguntó, alejándose un poco,


mientras limpiaba una lagrima que se escapó de sus ojos.

Lauren, al ver eso quedó arrepentida, quería decirle que era mentira y
que ella estaba locamente enamorada. Pero sentía miedo de que la
rechazara, aunque ¿Por qué Camila lloraba? (Idiota)

—Oye... —intentó acercarse nuevamente, pero Camila se apartó de ella cómo si


quemase, río con sorna mientras intentaba aparentar que estaba bien.

—Me parece perfecto, ya estaba fastidiada de tener a una idiota


enamorada tras mío todos los días. Qué desagradable—dijo con una
voz arrogante, antes de darse la vuelta y comenzar a caminar, lejos de
la casa.

A Lauren le dolió aquello, apretó los puños y no importa cuánto quisiera ir


tras ella, no lo hizo. Entró a su casa, al subir a su cuarto lanzó su mochila
y gritó durante varios minutos en la almohada, ella sabía de lo que era
capaz Camila. Sólo que, por una vez, deseó no conocerla tanto como
para saberlo.

Capítulo 44
Esta noche era el baile de invierno y Lauren, a pesar de tener un vestido,
no quería ir. Durante estos días, Camila la había evitado e incluso fingía
que la ojiverde no existía. Verónica le había regañado, pero Lauren no
entendía el por qué (La Jauregui no era muy inteligente ¿Tú me
entiende?) Al parecer la latina también la evitaba y solo la miraba desde
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lejos, con desaprobación. Estaban en el pasillo. Lucy a su lado le


acariciaba la espalda y Dinah intentaba animarla.

—Vamos, Lo. Fue tu culpa—le dijo y Lauren la miró con mala cara. Dinah
se hizo hacia atrás—. Tú fuiste la que dijo la mentira, de que no la
amabas.

—Cierto, Lauren. Ella... ella puede que tuviera que decirte algo
importante y tú le echaste esa bomba—Lucy, a pesar de estar
consolándola, también le reprochaba su actitud.

—Ella seguro me iba a rechazar—soltó, apoyándose de los casilleros.

—No creo eso—comentó Dinah, rascándose la cabeza.

—Yo tampoco—dijo Lucy apoyándola, aunque comenzó a sonreír,


cuando vio a su chica acercándose.

Verónica, vestida con una blusa y unos jeans, al ver a Lucy mostró una
gran sonrisa y al acercarse las dos se saludaron con un beso en los
labios. Verónica le hizo un cabeceó a Dinah como saludo y luego miró
con reproche a la ojiverde. Lauren se encogió ante esos ojos miel.

—Eres una gran idiota, rarita—soltó mientras Lauren bufaba.

—No vengas tú también. Ella me iba a rechazar y no le iba a dar la


satisfacción de hacerlo—se defendió, cruzándose de brazos, y Verónica
la observó como si fuera idiota.

—¿Eres ciega?—preguntó un poco indignada y luego volteó a ver a


su chica—. Amor ¿Tu amiga es tonta de nacimiento o qué?

(Yo creo que se cayó de la cuna)

—Ella siempre ha sido así—Lucy se encogió de hombros mientras con


sus manos entrelazaba los dedos con los de Verónica.

—Ya déjenme—intentó irse, pero, a los poco minutos, aquella chica


de primero la llamó.

—Hola, Lauren—la saludó con una sonrisa brillante y Lauren apenas si


se mostró feliz.

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—Hola—se iba a ir cuando Sasha la tomó de la mano—. ¿Quieres algo?

—Yo... bueno, después de todo, me preguntaba si tú... eh—estaba un


poco nerviosa y su piel blanca le hacía parecer un tomate en estos
momento.

Lauren, un poco aburrida, vio que varias personas las miraban y parecían
entretenidos.
—¿Tú... necesitas?—intentó ayudarla y la chica se sacudió un poco,
para avisparse.

—¿Quería ver si ibas conmigo al baile de invierno?—preguntó un


poco tímida y todos observaron, esperando a que ella respondiera.

Lauren parpadeó.

—Bueno... yo... En realidad—se calló al ver a Camila cerca de ellas,


con el ceño fruncido.

Sus labios estaban apretados y ahora todos miraban a las dos chicas,
esperando el drama. (Traigan palomitas)

Lauren no respondió, seguía mirando a Camila. La pequeña de primer


año ya se estaba desesperando y sacudió por el hombro a Lauren, quien
por fin salió del estupor y dejó los ojos marrones.

—¿Vas conmigo, Lauren?—le preguntó un poco preocupada, ya que


allí estaba Camila y no la miraba con buena cara.

—Yo... claro—respondió mirando otra vez a la castaña, quien abrió


los labios y cerró los ojos, antes de darse la vuelta e irse por el
pasillo.

—¿Si? ¡Gracias! Te voy a dar la dirección de mi casa—dijo Sasha


alegremente mientras en un papel le escribía la dirección y al instante se
fue feliz con sus amigas.

—Bien hecho, rarita—la regañó Verónica antes de despedirse de Lucy e


irse tras Camila.

Sus amigas la miraban con decepción y la dejaron sola en su casillero.


Lauren no comprendía el por qué, pero se sentía como la mierda. Ya era
de noche y antes de salir se observó al espejo, llevaba un lindo vestido
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negro a tiras de falda corta y brillante, que le llegaba por arriba de las
rodillas; unos tacones, maquillaje, el cabello suelto, pero con algunos
bucles y un collar de plata en su cuello. Se veía hermosa o eso le
recordó todo este tiempo su padre, antes de salir.

Fue en el auto de sus padres y buscó a Sasha a su casa. La chica


también estaba linda. Estuvo todo el camino charlando con ella y cada
tanto la rubia le recordaba a Lauren lo hermosa que estaba. Al llegar al
aparcamiento estaba repleto de estudiantes. Habían luces y música que
provenían de la escuela. Le dio la mano a Sasha y se encontró con
Dinah y su pareja, aquel chico del club de pesas, Siope.

—¡Lo, estas hermosa!—gritó lanzándose a abrazarla y la ojiverde


sonrió—Tú también luces bien—le dijo a Sasha quien le sonrió.

Fueron los cuatro hasta la escuela, donde encontraron a Nora que iba en
compañía de Robert. Después de un rato, Lauren dejó a Sasha hablando
con el chico y las tres se fueron a buscar a Lucy.

—¿Dónde creen que esté?—preguntó Nora, buscando entre la gente.

—Dios, Iglesias la anotó—comenzó Dinah, silbando al ver a Lucia Vives.

La chica entraba al gimnasio con un vestido ámbar de encaje y el cabello


en una coleta, llevaba maquillaje y se veía hermosa. A su lado, iba de la
mano con Vero, que vestía igual a ella a excepción de que llevaba el
vestido de color blanco. Les sonrieron a las chicas y fueron hasta donde
estaban. Deslumbraban y parecían la pareja perfecta.

—Dios, Vives, estás que ardes—le dijo Nora y Lucy sonrió por el cumplido.

—Cuidado, que mi chica es celosa—dijo dándole un beso cariñoso


en la mejilla a Verónica.

—No, porque sé que eres mía—respondió la animadora en un tono


meloso y todas rodaron los ojos.

—Son pura miel—comentó Lauren y comenzó a buscar a Camila


por el lugar.

—Te ves bien, rarita—dijo Vero dándole un guiño, aunque al notar a la chica
distraída, le volvió a hablar—. Ella aún no ha llegado. Lauren se sonrojó y se hizo
la desentendida.
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—No sé de qué hablas.

—Yo creo que si—coreó Dinah y las cuatro se rieron de la ojiverde, quien
se fue entre enojada y avergonzada.

Fue hasta la mesa de las bebidas y se sirvió un refresco. El gimnasio


estaba muy bien decorado y en la mesa habían cupcakes de muchos
sabores. Se veían deliciosos. Lauren tomó uno de vainilla y estaba todo
bien. Hasta que se giró hacia la entrada y allí estaba, Camila llegando
con Normani.

Su cabello castaño estaba recogido en un moño elegante y parecíabrillar


bajo los reflectores. Llevaba maquillaje que le hacían sobresaltar los ojos
marrones, haciéndolos parecer casi negros, que iban a juego con el
vestido de ceda oscuro escotado. Parecía feliz y sexy. En sus muñecas
llevaba varias pulseras de plata que casualmente combinaban con el
collar de Lauren. En general, las dos iban casi iguales. Lauren tragó en
seco y sentía las piernas temblarle. Contuvo la respiración cuando sus
ojos se encontraron y Camila también parecía igual de sorprendida. Sus
labios estaban entreabiertos mientras recorría a Lauren de pies a
cabeza, sin disimularlo siquiera. Al llegar a sus ojos se ruborizó, aunque
no apartó la mirada. Las dos duraron unos largos segundos
observándose, hasta que un chico tomó a Camila de la mano y la llevó a
la pista de baile. La castaña le sonrió con educación y aceptó, aunque
sus ojos seguían viendo a Lauren dereojo.

—Recuerda respirar—le dijo Lucy junto a ella y Lauren casi pegó un brinco.

—¡Lucia! No me asustes así—reclamó, tomando un sorbo de su


bebida. Lucy alzó una ceja.

—Camila está hermosa—dijo como si la chica no lo supiera.

—Desafortunadamente—se apoyó de una columna, observando a la


castaña bailando. En verdad estaba muy guapa—. No me lo hace
fácil.

—Sabes .. ella no te iba rechazar—comenzó a decir su amigamientras


tomaba unas frituras de un tazón, Lauren la miró.

—¿Y cómo estás tan segura? —preguntó, con el corazón acelerado, y


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Lucy le sonrió.

—Porque es muy obvio que está enamorada de ti, sólo que eres tan
cabezota que no te das cuenta—dijo apretándole el brazo, antes de irse
a la pista con Verónica.

Lauren cerró los ojos y pensó que era mejor dejarlo pasar ¿Pero, si era
cierto? Lo había arruinado todo. Y así estuvo toda la noche: hablando y
bailando de vez en cuando con Sasha y sus amigas. Aunque sólo para
ver la reacción de Camila, bailó una pieza lenta con la chica de primer
año. Había tomado unos cuantos tragos y se sentía valiente.

—Es una linda canción—dijo Sasha con el rostro en su cuello,


mientras bailaban.

Lauren le sonrió. Se sentía feliz y observaba divertida el rostro serio de


Camila mientras esta bailaba con Brad. Sus ojos chocolates miraban con
fuego a Sasha. Lauren pensaba que en cualquier momento iba a llegar
hasta ellas y le daría una cachetada. Aunque ella también estaba
enojada. Brad se quería pasar de listo y una de sus manos estaba en la
espalda de Camila, muy cerca de su culo. Lauren quería agarrar al chico
por el cuello y obligarlo a soltarla.

En una oportunidad, Sasha, con sus labios muy cerca de los de ella, le
sonrió. Se comenzó a acercar su rostro y parecía que iba a besarla. De
reojo, Lauren vio a Camila soltándose de Brad con el rostro rojo de la ira,
dispuesta a separarlas a ellas dos. Pero, mientras Camila iba por la pista
directo hacia ellas, apareció Austin y la tomó de la cintura. Le dijo varias
cosas a la castaña, tratando de charlar con ella, mientras Camila
desesperadamente intentaba soltarse de su agarre, mirando a Sasha,
que ya estaba muy cerca de los labios de la ojiverde. Lauren iba a hacer
algo para detenerla, cuando Austin sujetó a Camila de la cintura y la
besó. La ojiverde ardió en celos y dejó que los labios de Sasha se
posasen en lo suyos unos segundos antes de separarse.

—Yo... yo... —miraba a la chica de primer año, que tenía las mejillas rojas.

—Perdón... —le dijo Sasha.

Camila se había soltado de Austin y ahora miraba con enojo a Lauren.


Giró sobre sus talones para marcharse y la ojiverde, también furiosa, la
siguió.

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Austin iba a ir tras ellas, pero apareció Troy apartándolo de un empujón.


No era asunto suyo. Lauren salió del gimnasio, siguiendo a la castaña
que daba pisotones cada vez que avanzaba por el pasillo. La ojiverde
intentó llamarla.

—¡Cabello!—gritaba mientras iban por el pasillo, que estaba un poco


oscuro y solitario.

—¡Déjame en paz, fenómeno!—Camila gritó en respuesta y con la


voz ahogada, antes de darle un golpe a la puerta y entrar al
laboratorio de Biología—. ¡Ahh!—gruñó, frustrada, y pateando una
silla.

Lauren entró a tiempo y escuchó el golpe. Hizo una mueca mientras


cerraba la puerta con llave y la encaraba. En ese momento Camila la
miró, enojada, y los con ojos ardiendo en llamas. La señaló con un dedo.

—¡Abre la jodida puerta!—ordenó amenazante y Lauren negó


con la cabeza—. Mira, Jauregui o abres esa puerta o yo...

—¿Tú qué?—dijo Lauren, furiosa, acercándose a Camila quien también


se acercó a ella.

—Te voy a golpear la cara—dijo siseando y Lauren empezó a reír—.


¡Hablo enserio! —seguía riéndose y Camila levantó una mano,
dispuesta a darle una cachetada.

Lauren la detuvo en el aire. Acercó su cuerpo al de ella y Camila


intentó soltarse.

—Suéltame—ordenó tajante y Lauren así lo hizo, pero ahora lo miraba


con burla, haciendo rechinar los dientes a la castaña.

—Tú no le harías daño ni a una mosca—comenzó a decir mientras


se acercaba a ella, logrando que Camila retrocediera.

—Aléjate de mí, Jauregui. No te quiero cerca—dijo sintiendo el borde


de le mesa de laboratorio en la cadera, a su espalda.

—¿Segura? Ya pude ver que te estabas besuqueando con tu novio—dijo


con amargura y colocando las manos en la mesa, a cada lado del cuerpo
de Camila, acercándose aún más.

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La castaña se encogió, pero, aun así, habló con voz firme.

—¿Cómo tú con la bebe de primer año? Ja ¿Acaso besa bien? —preguntó con
un falso tono de alegría, dando a entender que si afirmaba la pregunta le daría
un golpe en la nariz.

Sus ojos oscuros ardían en ira.

—¿Celosa?—preguntó la ojiverde y acercando su rostro al de ella,


sus narices se rozaban.

—Nunca ¿Y tú? —dijo devolviéndosela y a Lauren le pareció que era


inútil seguir fingiendo. (Aleluya)

—Estaba muriendo de celos, Cabello—confesó, logrando que


Camila temblase entre sus brazos.

—¿Por... por qué?

—Ya lo había dicho, pero, como tú eres tan ingenua y te creíste lo del
otro día, lo volveré a repetir—dijo juntando sus frentes y con los labios a
unos ridículos centímetros de los de ella, mientras hablaban los rozaba y
sentía sus labios cosquillear—. Te engañé. Desde el primer día en que
te vi tan confiada y alegre presentándote en la clase, caí a tus pies,
Cabello. Me volvías loca. No podía dejar de pensar en ti, en querer
besarte y abrazarte cuando quisiera. Me tienes mal. No he tenido ni un
solo momento de paz con mi alma, desde que apareciste con esos ojos
que me vuelven loca y me colocan de los nervios. Todo eso porque
estoy locamente enamorada de ti, Camila Cabello. Amo todo sobre ti,
hasta tu actitud de chica arrogante, tus gustos, tu rostro, tus defectos,
tus hermanas, estoy jodidamente enamorada de ti y me mata de celos
ver que ese idiota que no te ama te toque—término diciendo (Tremendo
discurso) y mirando a fondo esos ojos chocolate que brillaban con
emoción.

Lauren observó las mejillas completamente rojas de la castaña y sus


labios entreabiertos, parecía no estar respirando. Lauren soltó una risita
nerviosa, antes de frotar su nariz con la de la chica, dulcemente.

—Camila, recuerda respirar—susurró.

Camila pareció escucharla, ya que soltó el aire y comenzó a respirar


pesadamente. No decía nada, sólo miraba los claros ojos esmeraldas de
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Lauren fijamente. La castaña intentó formar alguna oración, pero sus


labios se movían sin decir nada. Lauren no se apartó de ella, de hecho,
juntó aún más sus rostros con las narices chocándose y sus labios
cepillando los de ella. Cuando Camila por fin pudo hablar, sus labios se
rozaban dolorosamente, queriendo hacer que la castaña los besara de
una vez.

—Yo....yo... Lauren... yo—cerró, los ojos frustrada consigo misma, y a


la ojiverde le pareció divertido.

La que normalmente actuaba así era ella y le daba gracia que ahora
fuera el turno de Camila. Habían cambiado roles por esa noche.
—Estoy enamorada de ti, Camila. Te amo, te amo mucho, pero si tú
no sientes lo mismo... —comenzó un poco insegura, pero Camila
abrió los ojos, horrorizada.

—¡No! No... espera.... yo... Lauren, yo.... —intentaba hablar con el


rostro de un rojo incandescente. Lauren se moría por besarla y más al
sentir su aliento sobre los labios. La castaña soltó un suspiro, hablando
rápido y atropelladamente—. Yo también estoy enamorada de ti. Tanto
que a veces me duele amarte de esta manera y me estaba muriendo al
ver a esa niñita bailar contigo. No miento. Estoy muy, muy enamorada
de ti, Lauren—finalizó complemente avergonzada.

Lauren sintió su mejillas sonrojarse y su corazón latir cómo loco.


(Se declararon después de 44 capítulos, mejor tarde que nunca)

—¿Si?—preguntó, acercando sus labios aún más a los de Camila, para


que ella la mirara a los ojos.

Camila, con el rostro rojo de vergüenza, se vio obligada a mirarla,


aunque no quisiera, y se mordió el labio.

—Te amo tanto que en estos momentos siento que me voy a morir si
no me besas—dijo en un pequeño susurro y Lauren sonrió, su rostro
estaba igual de rojo y se acercó a ella.

—Descuida, serias un ángel hermoso—fue lo último que dijo antes de


juntar sus labios en un beso.

Era un beso dolorosamente lento, repleto de todo el amor y deseo que


las chicas pudieran demostrar. Camila recorrió los brazos de la ojiverde
lentamente con sus manos hasta llegar a su cuello y rodearlo, hundiendo
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los dedos en los rizos negros de Lauren. La otra no perdió el tiempo.


Sujetó la cintura de Camila y con sus manos fue trazando su cuerpo
hasta llegar a la espalda y subir las manos hasta su cabello. Enredó sus
dedos y soltó el cabello castaño del moño, para que cayera libremente al
aire sobre su espalda.

Camila sonrió sobre sus labios. Se besaron moviendo los labios con
lentitud y explorándose una a la otra con las manos, cómo si fuera la
primera vez que se besaban. Camila rodeó la cintura de la chica con sus
piernas mientras Lauren la cargaba por los muslos y la sentaba en la
mesa, colocándose entre sus piernas abiertas. (Mal pensé) Se besaban
cada vez con más fuerza, pero hablando entre besos.

—Te amo—comenzó a decir la castaña y Lauren hizo lo mismo—. Te


amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo—se decían las dos entre
besos, turnándose. Se confesaban todos esos sentimientos que habían
estado ocultándose durante tanto tiempo, reían sobre sus labios
mientras seguían besándose—. Te amo. Te amo mucho.

El cabello de Lauren estaba revuelto por las manos de Camila, que la


acariciaba desesperadamente. Abrieron sus labios, para que sus lenguas
se encontraran, y gimieron al saborearse. Lauren comenzó a besarla con
más necesidad y la castaña sujetó su cabeza con fuerza, acercándola,
para profundizar el beso. Lauren mordió sus labios varias veces mientras
daba vueltas con la lengua, logrando que Camila se volviera loca. Volvió
a gemir sobre la boca de Lauren y la ojiverde se apretó más contra ella,
entre sus piernas.

—Mierda, Lauren. Te amo tanto—dijo la castaña entre besos y con la


respiración agitada, al sentir los labios de su chica recorrerle el rostro,
dejándole besos húmedos. Llegó hasta el lóbulo de su oreja, lo comenzó
a mordisquear y a chupar, logrando que Camila se excitase—. Laur... Te
amo, te amo, mucho.

Lauren siguió con el trabajo. Su corazón latía dolorosamente en elpecho


y sentía una punzada de deseo en su centro. Volvió a los labios rojos de
Camila y los mordió varias veces, fastidiándola.(¿Smut?)

—Te amo, Camila Cabello— dijo mirando sus ojos fijamente.

Camila hizo lo propio y aún con los labios rojos e hinchados, sonrió con
dulzura mientras sus ojos la miraban con amor.

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—Te amo, Lauren Jauregui—dijo cerrando los ojos, antes de


volver a besarla.

Duraron un gran rato entre besos y risas. En la fiesta ya debían de haber


escogido a los reyes de la noche. Camila, lejos de importarle, se reía y
disfrutaba dándole pequeños besos en los labios a la chica entre sus
piernas.

—Pero, tú estabas nominada ¿Qué pasa si ganaste, pero no


estabas? —preguntó Lauren al fin, un poco preocupada, acariciaba
las piernas de Camila con sus manos lentamente.

Camila se río ante su obvia preocupación y le acarició su mejilla con las


manos, mirándola con mucho amor. Lauren se sonrojó, pero también le
sonrió.

—No me importa, gané algo mejor esta noche—dijo con malicia y las dos
se sintieron, después observó fijamente a Lauren—. Estoy muy
enamorada de ti,Lauren.

(Ya sabemos, calma)

—Yo te amo tambiñpén ¿Te has dado cuenta, que, en toda la hora, solo
nos hemos dicho eso? —preguntó divertida mientras le robaba un beso
desus labios.

Camila le retuvo y mordió su labio inferior, las dos rieron cuando Lauren
soltó un gruñido.

—Si... bueno, es que llevaba mucho tiempo con ganas de


decírtelo— confesó avergonzada y Lauren asintió.

—Yo también. Desde aquel día en la pizzería, después de


vacaciones— confesó y Camila pareció estar pensando.

Se río con las mejillas sonrojadas, al recordar aquel día.

—Me mirabas tan intensamente que sentía el corazón en la garganta.


Tuve que ir al baño para mojarme con agua fría—dijo acariciando la
nariz de Lauren, la chica tomó un mechón negro y lo metió tras su
oreja—. Yo... yo moría por decírtelo fueaqueldía. cuando Austin te
obligó asentarte
con nosotros, incluso te lo dije indirectamente—río al recordar.
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Lauren cada vez estaba más enamorada de su risa, ya que la había


escuchado muchas veces y en tan sólo una hora. Lauren intentó recordar
y era cierto. Austin le había dicho aquello, pero Camila en aquel
momento la había sonreído a ella y mirándola a los ojos, había dicho: "Yo
también te amo".

Le parecía adorable. Suponiendo que ya era hora de irse, le dio un beso


en la nariz antes de ayudarle a bajar de la mesa. (Nah, creo que no hay
smut) Las dos se miraron durante un rato y Camila sonrió, intentando
peinar el cabello de Lauren con sus dedos, mientras la ojiverde le
arreglaba el vestido.

—Perdona, debiste haber tardado mucho en arreglarte—dijo la


chica disculpándose, pero la castaña negó con la cabeza—.
Estás muy hermosa—logró que Camila se sonrojase.

—Descuida, tú también estás hermosa—confesó tímidamente y


Lauren le dio un beso en la frente.

—Deberíamos ir ¿No? —preguntó tomando su mano, Camila le


sonrió y entrelazó sus dedos.

—También lo creo—le respondió y las dos fueron caminando por el pasillo.

—Veamos,Jauregui... ahora que estamos claras ¿Noquieres


preguntarme algo? —le lanzó la indirecta mientras entraban a la fiesta
con las manos juntas, varios chicos las vieron y les sonrieron.

Lauren observó a lo lejos a Verónica y a Lucy en el escenario, coronadas


como las reinas (¡Porque es mi historia y si yo quiero dos chicas como
reinas del baile, se hace!) Ella intercambió una mirada cómplice con
Camila.

Fueron hasta la pista de baile. Nora al verlas alzó los pulgares y Dinah
comenzó a saltar, la ojiverde río y colocó sus manos en la cintura de
Camila para bailar. La castaña subió los brazos hasta la curvatura de su
cuello y se dejó guiar por Lauren.

—¿Si? ¿Qué crees que debería preguntarte? —alzó una ceja para fastidiarla y
Camila rodó los ojos.

—No me hagas decirlo, Jauregui—sus mejillas estaban ruborizadas y


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las dos ignoraban a todas las personas que las veían bailar.

—Bueno... Mmmmm—comenzó la chica, fingiendo no saber. Camila le


dio un golpecito en el hombro y Lauren se río—. Ya ¿Quieres salir en
una cita conmigo?

Camila sonrío también y negó con la cabeza. Lauren se quedó quieta,


abriendo los ojos.

—¿No?—preguntó un poco confundida—. Pero... si tú me amas... Y


yote amo…¿Por qué...?

—Era broma, Laur. Claro que quiero ir a una cita contigo—dijo la


castaña, riéndose por su ingenuidad, antes de acortar la distancia y
darle un beso en los labios.

—Ya es oficial ¿Sabías? Nos acabamos de besar en público—


apuntó Lauren, sonriendo, y Camila se encogió de hombros.

—Mejor así. No quiero a esa niñita cerca tuyo—hizo una mueca


adorable y Lauren acarició su nariz con la suya.

—Descuida, a mí solo me gusta una chica—le recordó mientras las


dos seguían bailando.

Junto a ellas estaban Verónica y Lucy, que les sonreían mientras


también bailaban. La noche iba a ser mejor de lo que ellas esperaban.

Capítulo 45 (Final)
Lauren estaba muy nerviosa, por fin estaban acabando clases, este
mismo día se graduarían de secundaria. Tenía las uñas dañadas de
tanto morderlas durante las últimas horas, era obvio ya que tendría que
recibir un diploma frente a todo un público.

Este año, en la opinión de la ojiverde, había sido el mejor de todos.


Después del baile de invierno las cosas habían funcionado de maravilla,
su primera cita con Camila, a pesar de que fue un desastre cuando la
castaña en la playa se cayó al agua, fue perfecta ya que al final las dos
terminaron riéndose. Eran una pareja muy peculiar, siempre se peleaban
por tonterías o discutían por celos, era lo mejor ya que al final las
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reconciliaciones eran muy intensas: alguna de las dos siempre terminaba


en la cama de la otra.

Lauren nunca hubiera imaginado lo cursi y tierna que podía llegar a ser
una Camila enamorada, la castaña siempre andaba pendiente de ella,
cuidándola, haciéndole cariño y sonriéndole tontamente enamorandoaún
más a la chica de ojos verdes. Pero después de tantos meses se
graduarían, no se preocupaba en no volver a ver a su novia ya que ellas
ya lo habían discutido. Las universidades a las que asistían, por mera
casualidad, estaban muy cerca (como a una hora y media de la otra) así
que podrían verse prácticamente todo el tiempo. El problema era Nora,
ella se iría a estudiar medicina a Londres, eso a Lauren le dolía mucho
ya que sería como despedir a unahermana.

—Lolo, cariño, ¿Estas bien? —escuchó la voz de su novia tras ella,


estaba sentada en una de las mesas de la biblioteca.

Otra cosa que había cambiado en su relación y también amaba, se


tenían, al igual que antes, apodos cariñosos. Camila siempre le decía
Lolo (Pocas veces cuando estaba enojada o celosa era que le llamaba
"fenómeno". Lauren no quería admitirlo, pero lo extrañaba un poco)

—Camz...—planeaba decirle que todo estaba bien, pero al ver los ojos
marrones de su novia se derrumbó por completo —. Me encuentro un
poco triste…por todo el tema de Nora.

Camila la miró con ojos dulces, ella sabía lo mortificada que Lauren
estaba por la partida de una de sus mejores amigas. Las dos vestían
togas azules para ir a la ceremonia de graduación, el color de la ropa
hacia lucir de un azul muy claro los ojos de Lauren.

—Lauren...—murmuró suavemente mientras cubría la mano de su novia


con la suya, comenzó a trazar tiernos círculos en sus nudillos —. Ya
hemos hablado de esto, descuida, podrán hablar por skype y cuando
puedas la visitaremos a Londres.

Lauren disfrutaba las caricias de Camila, su piel hormigueaba con su


tacto.

—Pero ¿Y si dejo de importarle? A veces las distancian rompen


relaciones, Camz—dijo recordando todas esas historias de película
que había visto.

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Camila negó varias veces con la cabeza divertida por el drama de la


chica.

—Estas paranoica, amor—después se acercó a Lauren para sentarse en


sus piernas y rodear su cuello con los brazos, la miro fijamente a los
ojos—. No hay manera de que alguien se pueda olvidar de lo maravillosa
persona que eres, Lauren Jauregui.

—¿Lo dices enserio?—sonrío a Camila.

—Tan enserio como que Verónica casi reprueba Biología—las dos rieron
recordando como la latina había llegado un día a su casa pidiendo ayuda
a la ojiverde, había interrumpido una gran sesión de besos en el sofá de
la chica con su novia.

Lauren aun sentía rencor, pero se ofreció a ayudarla.

—¿Ya estas lista para crecer?—la castaña estaba peinando el cabello


de Lauren con sus dedos.

—Un poco, preferiría volver en el tiempo y empezar de nuevo la


secundaria, ¿Sabes? —sacudió la cabeza mientras reía un poco —.
Pero también recuerdo que ir a la universidad será una etapa nueva y
gratificante de nuestras vidas.

Camila río cubriendo sus labios con una mano.

—Y si volviéramos al principio tendrías que volver soportar las peleas


matutinas conmigo, Lolo—se le quedó mirando, marrón perdiéndose en
el verde.

—No me importaría, eras muy sexy cuando me gritabas y me


humillabas frente a toda la escuela—le mostró la lengua al ver a su
novia rodar los ojos.

Después de charlar un rato más salieron de la Biblioteca cogida de las


manos, ya nadie las miraba cuando iban por el pasillo. Antes, cuando
habían empezado a salir, todos las observaban boquiabiertos, las dos
enemigas juradas de la escuela estaban enamoradas. Los rumores no
tardaron en correr y para al final del día ya todos sabían sobre la
aparente nueva pareja.

Ellas, al igual que Vero y Lucy, simplemente ignoraron las miradas

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curiosas. Lo difícil fue cuando Austin se enteró, había acorralado a


Camila gritándole barbaridades sobre haberlo utilizado. Lauren de
inmediato había ido en su rescate, junto con Vero, Dinah y Troy. El chico
el verlos intentó hacerles frente, pero al ver que sus amigos lo habían
dejado solo no le quedo de otra que dejar en paz a Camila, todos sabían
que en el fondo Austin sentía un ligero temor por repetir la paliza que le
habían dado Lauren y Vero.

Llegaron hasta el gimnasio, donde sería la asamblea, estaba repleto de


sillas y tomaron asiento junto a sus amigas. Durante los últimos meses
todos habían formado un grupo muy sólido, Lauren y sus amigas ahora
se llevaban de maravilla con Ally y Normani. Después de algunas
circunstancias Dinah y Normani habían encontrado algo en común, su
pasión por bailar y Beyonce, a estas alturas nadie lograría adivinar que
en un pasado fueron rivales. Incluso se podía decir que había una buena
amistad, o algo más, pero Lauren no tenía pruebas para demostrarlo.
Que desgracia, tal vez algún día lo compartieran con el grupo.

—¿Trajiste pantalones de repuesto, Lo?—le susurró Nora, ella estaba


sentada junto a Vero y Lucy.

—No, ¿Por qué?—Lauren alzó una ceja.

—Por si te haces en los pantalones de tanto miedo—río entre dientes y


sus otras amigas, Ally, Dinah y Normani, sentadas al frente también lo
hicieron.

—Cállate, idiota—Lauren resopló.

Mientras el director daba un gran y profundo discurso Camila sostenía su


mano, realizaba pequeños trazos en su dorso con una de sus uñas.

—¡Por eso hoy vamos a honrar a los graduados con sus diplomas!—
terminó y el gimnasio se llenó de aplausos.

Sus padres debían estar entre el público, aun recordaba la primera cena
familiar entre los Cabello y los Jauregui. Se habían llevado de maravilla
tanto que incluso Sinu y Clara salían todos los sábados al salón de
belleza o a cualquier parte. Ya habían fastidiado a las dos chicas con sus
fantasías del futuro cuando las dos contrajeran matrimonio, como serían
los vestidos y la ceremonia. A Lauren le causaba risa y a su chica
bochorno, pero no parecía nada disgustada por la idea como lo estaban
sus papas. Eran muy sobre protectores, pero con tal de que fuera entre
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ellas y ni un solo chico suponían que estaba bien.

En la lista comenzaron a llamar a los graduados por los apellidos, Camila


fue una de las primeras y mientras caminaba, con su bata azul y su
cabello en una coleta, con gracia y coquetería todos se la comían con los
ojos. Pueden disfrutar la vista, pero la que tiene a Camila Cabello soy yo,
chicos. Pensaba con burla la ojiverde.

Camila agradeció en el estrado mientras recibía su diploma con una gran


sonrisa, el director la miro serio, pero hizo un leve asentimiento al
entregar el documento. Los padres de Camila, junto a los de Lauren,
tomaban fotos desde todos los ángulos y Sofía montada en los hombros
de Andrea vitoreaba.

Sus amigas fueron pasando hasta que escuchó su nombre.

—Lauren Michelle Jauregui Morgado—un nombre muy largo, para


su opinión.

Con piernas temblorosas fue hasta la tarima a recibir su certificado, la


gente aplaudía y veía a algunos chicos de primero mirarla con
admiración. Todos sabían las grandes locuras que había cometido la
ojiverde a lo largo de su vida estudiantil.

—Felicidades, Jauregui—dijo el directo mirándola a los ojos,


extendió el diploma.

—Gracias—sonrío un poco y lo sostuvo, le extrañó que el director


pareció no soltarlo.

El hombre canoso colocó una mano sobre la de Lauren y levantó la


comisura de los labios, casi en una sonrisa.

—Procura no meterte en tantos problemas en la universidad,


Jauregui— asintió mientras estrechaba la mano de Lauren, la ojiverde
sonrió mientras escuchaba los aplausos.

Bajó las escaleras ligeramente mareada, vio a sus padres y levantó el


diploma, agitándolo felizmente, mientras Clara lloraba por la emoción.
Fue a un lugar junto a Camila en la fila, que la castaña le había apartado.

—Lucida—murmuró por lo de antes, aunque Lauren al verla vio que sonreía.

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En honor a ellos Troy fue el encargado de dar el discurso, cabe decir que
sacó más de una lagrima, fue recompensado con abrazos y silbidos. Por
una pantalla colgado en la pared trasmitieron un vídeo con los mejores
momentos de todos los años, la gente se sentía extrañamente nostálgica
y todos compartían un abrazo grupal.Al final cuando se escuchó el ultimo
timbre del año todos salieron corriendo hacia el aparcamiento mientras
lanzaban los gorros al aire. Camila se dio un fuerte abrazo con Nora y
Ally mientras la ojiverde abrazada a sus otras amigas.

—¡Al fin, Laurenza, nos graduamos!—gritaba Dinah rodeando el cuello


de Lauren con un brazo y la cintura de Normani con el otro.

Vero y Lucy también estaban muy juntas diciéndose palabras dulces, sus
dedos estaban entrelazadas y Lauren pensó que eran adorables.

—¡Nora!—todos se lanzaron a un abrazo grupal sobre a pelirroja que


estaba llorando.

—Los voy a extrañar, idiotas—a pesar de las lágrimas en sus mejillas


sonreía abiertamente —. Por cierto, tu discurso fue fantástico,
hermanito.

Troy sonrió con orgullo mientras dejaba un beso en la frente de su


hermana, los demás lo felicitaron.

—Tiene razón, bebé; estuviste estupendo—Ally le dio una tímida


sonrisa antes de alzarse en puntillas y darle un dulce beso en los
labios.

Lauren estaba agradecida de que todos estuvieran felices, cada uno con
las personas que amaba y rodeados de sus mejores amigos. Sintió unos
brazos rodearla por atrás descansado las manos en su vientre, un aliento
cálido le acaricio la oreja y reconoció el perfume de su chica causándole
mariposas en el estómago.

—Ya estamos graduadas, ¿Cómo te sientes? —Lauren sonrió y giró


entre sus brazos para quedar de cara con Camila.

—Me siento de maravilla, más sabiendo que vas a seguir en mi vida—


volvió a mirar esos ojos chocolate que tanto amaba, Camila se sonrojó,
aunque le dio una sonrisa.

—Claro, no podrás liberarte tan fácil de mí, fenómeno—Lauren río por


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el apodo y apoyó su frente sobre la de Camila —. Te dije que te iba a


volver loca, siempre cumplo mis promesas.

—Me alegro que lo hayas hecho, Camz—sostuvo el rostro de Camila


entre sus manos, dándole un pequeño y suave beso en los labios —.
Te amo.

Camila respiró hondo antes de reír nerviosamente y volver a besarla,


esta vez fue más largo y lleno de amor y pasión. La castaña volvió a
hablar cuando se separaron.

—Yo también te amo, Jauregui.

Se quedaron mirándose fijamente pensado en todo lo que habían pasado


juntas, el dolor, el llanto, las peleas y los celos. Pero también habíacosas
buenas y Lauren estaba segura que, si le dijeran para volver en el
tiempo, ella aceptaría solo para poder volver a vivir estos años con
Camila nuevamente. Ya que al final terminarían en el mismo puntodonde
estaban ahora, completamente enamoradas yjuntas.

Epílogo
Lauren estaba abriendo la puerta levemente, evitando emitir cualquier
ruido, no queriendo despertar a la durmiente, aún. Su esposa le había
ordenado despertar a la niña, sus suegros se encontraban en un crucero
por el mediterráneo y las dos adultas estaban encargadas de cuidar de la
adolescente, hace dos semanas desde que llegaron a la casa.

Despertar a la chica de dieciséis años ya formaba parte de la rutina, ya


que Lauren era la única capaz de interrumpir el sueño de la chica sin
terminar lastimada. Si su esposa intentaba despertar a su hermana
menor normalmente terminaba golpeada por una almohada o recibía
quejidos negativos de la niña, por esa razón Lauren era la encargada de
levantarla todas las mañanas.

—Eh, despierta, bella durmiente — comenzó diciendo la ojiverde,


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sentándose en el borde de la cama y sacudiendo levemente suspiernas.

—Mmm —Fue lo único que recibió como respuesta.


Lauren inspeccionó el cuarto de la chica, aun sin levantarse de la cama,
algunas revistas y la ropa regada por el suelo. El ordenador estaba
encendido y mostraba la aplicación de iTunes abierta, parecía que
alguien se quedó hasta tarde escuchando canciones de The 1975.
Lauren sonrió, era en parte su culpa que la adolescente tuviera una
obsesión con esa banda y Lana Del Rey ya que desde pequeña la
ojiverde le regalaba discos de sus artistas favoritos para su cumpleaños.

—Vamos, Soft, tienes que despertar — Lauren insistió una vez más
lazándose juguetonamente sobre el pequeño cuerpo de SofíaCabello
bajo lasmantas.

Sofi volvió a gruñir acurrucándose más en la cama e intentando apartar a


su ojiverde favorita de encima, aun no entendía como su hermana
soportaba ser despertada por Lauren todos los días. Era muy entusiasta
y lo peor era que le daba resultado, siempre las dos hermanas Cabello
terminaban obedeciendo a Jauregui.

—No, Laur, vete — dijo jadeando por falta de aire cuando


Laurenvolvió lanzarse aplastando su estómago —.¡Ahg!

—Si no quieres otro ataque sorpresa, levántate — la amenaza iba


enserioy Sofía sabiaeso.

Aun así, se resistió, ayer había durado hasta tarde escuchando música y
mirando por la ventana, ella quería dormir al menos unas...doce horas
más, si, aquello se escuchaba de maravilla.

—Déjame.

—Pero ya es de mañana, tienes que ir al instituto — le intentó quitar


la almohada de la cabeza forcejeando durante unrato.
Ahora por culpa de la ojiverde la castaña estaba más despierta de lo que
quería estar, ella gruñó nuevamente. Se resignaba a moverse de la
cama, eso hasta que algo de lo que dijo Lauren le llegó con claridad a la
cabeza: instituto.

De un salto se incorporó en la cama, logrando hacer caer a Lauren de


culo al suelo. Sofía se rió un poco, su cuñada podría tener veintisiete
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años, pero a veces era casi tan infantil como ella. Ni hablemos de su
hermana, Camila aun saltaba por los regalos el día de Navidad.

—¡Tengo que cambiarme, se me hace tarde! — la menor de los


Cabello pegó un salto corriendo al cuarto de baño, parecía entre
emocionaday feliz.

—Pero ¿Ahora por qué tanto entusiasmo? — Lauren rascaba su


cabeza formando una mueca ya que le dolía el trasero ¿Por qué los
pisos de madera debían ser tan jodidamente duros? ¿Cuál era la
necesidad?

Sofía volvió a salir del baño quietándose el pijama y cambiándose a


trompicones por unos short y un jersey, Lauren alzó su ceja observando
el apuro de la chica.

—Descuida, Soft, aún faltan veinticinco minutos. Puedes llegar— aun


así, Sofía le miró sacándole la lengua y con los ojos brillantes,
cepillandosu cabello.

—No tiene nada de malo ser puntual ¿Verdad? — contestó la chica.

Lauren cruzó los brazos contra el pecho, mientras sonreía a la chica.


Durante estos años la adolescente había crecido tanto, ya no era la
pequeña niña amante de los videojuegos y el helado, ahora era hermosa
y el parecido con su hermana era asombroso. Eran dos gotas de agua,
los mismos ojos marrones, el cabello sedoso y ondulado, la piel morena.
Nadie podía dudar que Sofía y Camila eran hermanas.

—Claro, vamos bajando. Camz hizo el desayuno— señaló la puerta


mientas la abría.

Sofía hizo una seña con la mano, mientras se aplicaba labial color
melocotón a sus labios.

—Ve bajando tú, dile a Kaki que ella puede esperarme unos cinco
minutos más —sonrió pero aún seguía concentrada en su proceso
demaquillaje.

Lauren así hizo, pero mientras bajaba las escaleras no pudo evitar
pensar en que últimamente notaba cambiada a Sofía. Bueno, desde
siempre la chica había acostumbrado a vestir coquetamente y a
maquilarse, Camila y Verónica fueron las que le llevaron a su primera vez
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a la peluquería y quienes le enseñaron a Sofía a maquillarse.

Por eso no era extraño ver a la menor arreglarse tanto, pero lo que si
cambiaba era el hecho de que se despertaba temprano y se vestía con
una sonrisa de oreja a oreja, sus ojos marrones siempre mostraban un
brillo peculiar al saludar a las chicas por la mañana.

Lauren y Camila vivían en una casa diferente, así que nunca se había
percatado de la actitud de Sofía ya que no la veían tan constantemente.
Pero desde hace ya un tiempo, cuando eran los días festivos y ella y
Camila pasaban el día en la casa de los Cabello, la había notado
diferente.

Durante esas dos semanas de estadía en la casa, cuidando a Sofía, ella


comenzaba a sospechar. Pero como saben Lauren era muy lenta, por
esa razón aun no descifraba el extraño comportamiento de su cuñada,
aunque la ojiverde había pasado por esa etapa también. Ella casi se
lamentaba, Andrea tal vez ya sabría qué pasaba pero debía estar
ocupada en el extranjero con su novio, según ella Las Bahamas era muy
exótico e interesante.

Al entrar a la cocina se encontró con su esposa, el amor de su vida, de


espalda cocinando unos huevos fritos mientras tarareaba una canción.
Su cabello castaño, ahora hasta los hombros, caía libremente. Lauren
sonrió, de pronto recordando lo largo que era el cabello de Camila en la
secundaria, pero no importaba como luciera la ex animadora para la
ojiverde seguía siendo la mujer más hermosa que conocía.

—¿Hiciste algo productivo y despertaste a Sofi, Jauregui? — lo dijo en


un tono de broma y Lauren casi podía sentir susonrisa.

—Claro, solo que es igualita a ti y le encanta arreglarse


paradeslumbrar los pasillos de la escuela con su belleza— respondió
acercándose mientras abrazaba a Camila por la espalda y le dejaba un
beso en el cuello.

Camila casi respingó y apartó a Lauren riendo, la ojiverde amaba


escucharla.

—¡Lolo! Casi me haces quemar la comida— Lauren amaba aún más


cuando la castaña la llamaba con ese mote cariñoso, no importaqué
edad tuviera casi siempre le decíaasí.

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—No es mi culpa que tu luzcas tan sexy ¡Aun con ese delantal sucio! —
rió otra vez dejándole otro beso en el cuello a pesar de las quejas de su
esposa.

—Si terminamos comiendo carbón es tu culpa, Lauren — pero aun


así Camila apagó la estufa y apartó el sartén a unlado.

Lauren lo sobrentendió como el permiso para seguir dándole cariño sin


peligro de quemar la cocina, hizo girar a Camila entre sus brazoshasta
quedar frente a frente. Estaban muy cerca y los ojos chocolate desu
esposa la observaban con el mismo brillo de enamorada que siempre le
había visto, Lauren frotó dulcemente su nariz con la de su esposa.

—No importaría, yo igual comería cualquier cosa que cocinaras— le dio


un pico en los labios a lacastaña.

Camila arqueó las cejas divertida.

—¿Y Sofía?

—Ellapuede comer en la cafetería, te recuerdo — se encogió de


hombros dándole otros dos besos castos a su esposa.

—Eres imposible, Lauren— rodó los ojos envolviendo el cuello de la


ojiverde con sus brazos y fundiendo sus labios en un beso más largo
y pasional.

Escucharon unos pasos en la escalera y Sofía entró saltando.

—¡Buenos días a todos! — estaba sonriendo y tomando una manzana


dela isla central cuando las vio aun inmersas en su mundo — Dije:
¡BUENOS DÍAS!

Lauren y Camila se separaron soltando un gruñido de exasperación, la


ojiverde apoyó la frente contra la de la castaña maldiciendo.

—Te escuchamos a la primera, Sofi — Camila bufó robándole un beso a


su chica antes de zafarse de sus brazos y comenzar a servir el
desayuno a su hermana—No tienes por qué gritar, enana.

—No me digas así — Sofía se sentó mientras comenzaba comer su


desayuno, lo hacía lentamente— No tendría que repetirlo dos veces si
ustedes no se encontraran tan ocupadas besándose.
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Lauren soltó una suave risa, sentándose en otra banqueta de la mesa,


miraba divertida la discusión de las dos hermanas Cabello. Solo faltaba
la mayor de las tres y ya sería una guerra civil. Camila rodó los ojos
nuevamente apartando un mechón de cabello de su frente y
escondiéndolo tras su oreja, sirvió el jugo de la menor.

—Estamos casadas, es lo que normalmente se hace, Sofía.

—Aun así deben recordar que hay una chica en la casa ¡Qué
pensaría mamá! — Sofía amaba fastidiar a Camila, le guiñó el ojo a
la ojiverde.

—¿Chica? Pareces más una bebe de cinco años, otra vez— le dio un
golpecito a su hermana en la cabeza, después volvió al fregador alimpiar
los trastes— . Y para que te enteres, mamá y papá también lo hacen,
enana.

—Deja de decirme así ¡Nuggets, dile a la cascarrabias que no se meta


conmigo! — Sofía le dijo a la ojiverde utilizando su arma secreta,
llamándola por su apodo cariñoso y un puchero increíblemente
adorable.

Lauren se derritió ante la niña e iba a hablar cuando Camila se dio la


vuelta cruzándose de brazos y mirando a su hermana.

—¿Tan bajo has caído, porque sabes que Lauren esta de mi lado? —
la acusó.

—No sé de qué hablas — Sofi sonrió inocentemente.

—Claro que sabes ¡Solo le llamas así cuando quieres llevarla a tu


bando!

—Eso no es verdad ¿Yo hago eso, Nuggets? — otra vez la cara


deperrito y Lauren tuvo que morderse el labio para noreír.

—No creo —afirmó.

—¡Lauren!

Las dos chicas comenzaron a reír mientras Camila soltaba una carcajada
sarcástica y volvía a su tarea de lavar los platos, Lauren se levantó
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dejando comer a Sofía, para darle un beso en la mejilla a su esposa.


Amaba picar a la castaña solo para ver su reacción.

—Ah no, no vengas ahora ¿Por qué no vas con Sofi, Nuggets?—Camila dijo
corriendo el rostro para evitar los besos de su chica en la mejilla.

Lauren volvió a sonreír.

—¿Alguna vez de te he dicho lo condenadamente atractiva y tierna


que luces cuando estas enojadas? — la ojiverde le mordía la oreja
cariñosamente logrando que a Camila le temblasen las piernas.

¡Demonios! La castaña aún no se creía que después de tantos años


Lauren seguía teniendo el mismo afecto en ella que como cuando eran
jóvenes.

—Creo... Que lo has mencionado — tuvo que tragar para poder hablar
con fluidez, Lauren seguía lamiendo el lóbulo de la oreja ahora.

—Perfecto, porque si lo eres y te amo de esa forma — comenzó a bajar


sutilmente hasta el cuello dejando besos en su paso, mientras susmanos
acariciaban la espalda y el brazo deCamila.

Los platos sucios ya habían sido olvidados, Camila mantenía los ojos
cerrados absorbiendo cada detalle del tacto de Lauren.

—Tú me amas de cualquier forma, fenómeno— Lauren mordió


sensualmente el cuello de la castaña logrando que Camila soltara unleve
gemido que intentó aguantar mordiendo su labio.

—¡Lauren! — le chistó en voz baja.

—Es tu culpa, sabes que cuando me llamas de esa forma me


prendes demasiado. Es taaan sexy — Lauren sonrío sobre la piel de
la castaña.

Camila asintió, ella sabía el efecto que tenía ese nombre especifico en
Lauren.

Por alguna razón le parecía increíblemente excitante, tanto que una vez
cuando Camila, en su época universitaria, muerta de celos por la
compañera de habitación de Lauren se lo gritó en pleno pasillo y la pelea
terminó de otra forma.
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Camila había ido a visitarla ese día y encontró a esa imbécil pelirroja
coqueteando con su novia, Lauren no había hecho nada, es más, la
rechazó varias veces, pero Camila estaba cegada por los celos y las
dos comenzaron a gritarse frente a todos. La pelea terminó cuando
Camila le dijo algo como: ¡Cállate la boca, fenómeno!

De alguna forma terminaron con la ojiverde cargándola sobre sus


hombros hasta la habitación de la facultad en donde dormía, Camila le
golpeaba la espalda, pero aun así Lauren no la soltó hasta que la tumbó
en la cama y terminaron besándose desesperadamente. Cabe resaltar
que esa noche Lauren le hizo el amor hasta hacerle entender a la
castaña que cada rincón de su alma le pertenecía a Camila, la castaña
comprendió claro y fuerte el mensaje.

Tanto Camila como Lauren siempre habían adorado sus extrañas formas
de reconciliación, eran muy...dinámicas, por así decirse. Pero en ese
momento no podían, Lauren estaba besándole el cuello de tal manera
que incitaba a Camila a hacerle el amor de inmediato. ¡Por el amor de
Dios! Sofía estaba en la mesa, a tan solo unos pasos ¡En la misma
habitación! Su madre le pegaría con la chancla si hacía algo como eso
frente a su hermana adolescente.

—Lauren...Sofía...está aquí — dijo con el poco auto control quetenía.

Para el lamento de la ojiverde era cierto, dejó de besar el cuello de su


esposa, escuchando un suspiro de ella, y volteó a ver alarmada si Sofía
las había estado observando. Para su alivio, y también confusión, no era
así.

—Camz, creo que ella ni siquiera está aquí presente... — susurró


observando a la castaña menor revolver su desayuno con el tenedor,
ausentemente.

Camila, ya un poco más recuperada, giró el cuerpo para ver a su


hermana. Allí estaba el cuerpo de Sofía Cabello, sentada, pero sus ojos
parecían en otro lugar mientras miraba al vació. Parecía estar pensando
en algo...o en alguien, de un momento a otro Sofía sonrió tontamente y
sacudió la cabeza para salir se su ensoñación. Camila y Lauren se
miraron, acercándose un poco más pero en ese momento con motivos de
confidencialidad.

—No creo que sea normal ¿Verdad? — dijo Lauren.


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—¡¿Cómo va a ser normal que sonría de la nada, Lauren?! — susurró la


castaña palmeándole el estómago con el dorso de la mano — .
Sofíalleva ya un tiempo así, es obvio lo quesucede.

Lauren meditó las palabras de su esposa, intentado encontrar alguna de


las miles de razones por la cual la chica menor actuaria así ¿Drogas?
¿Nervios? ¿Hambre? No es hambre si ella ya está comiendo, idiota
¿Guardaba el secreto de un duende mágico? ¿Que, mujer?¡¿Qué?!.

Camila, observando el hámster girando en una rueda trabajando


forzosamente en la cabeza de la ojiverde, restregó su rostro con una
mano ¿Por qué Lauren era tan lenta? Algunas veces Dinah le recordaba
que fue un milagro que Lauren se le declarara de primero en el baile,
porque al ritmo que iban en esa época, si fuera por la ojiverde ella nunca
se hubiera enterado del enamoramiento de Camila hacia Lauren.

—¡¿En verdad no sabes?!

—Ehh ¿Recordó un chiste muy bueno? — sonrió culpable y sabía que


estaba claramente equivocada cuanto Camilabufó.

—Jauregui,ella obviamente está en las nubes porque...bueno,


posiblemente está enamorada — dijo la última palabra en un
pequeño susurro mientras sonreía y las dos adultas volvieron a ver
a Sofía.

Sofía seguía distraída, pero al menos ya había ingerido la mayor parte


del contenido en su plato. Lauren le miraba sin creérselo, ahora el
entusiasmo y el brillo en sus ojos tenían más sentido ¡Su niña favorita
estaba enamorada! En cambio, Camila le miraba dulcemente,
comprendiendo por fin que su hermana estaba creciendo y tal vez
experimentando el primer amor, se identificaba con ella misma ya que
cuando Camila descubrió que estaba enamorada de Lauren, en su
juventud, actuaba igual.

Pero ahora la pregunta principal era clara: ¿De quién estaba enamorada?

Camila sospechaba que la ojiverde también se hacia esa pregunta, ya que


de un momento a otro estaba sentándose junto a Sofía con un rostro entre
sorprendido y travieso. Camila pestañeó ¿En qué momento Lauren había
llegado allí?¿Le preguntaría tan directo? No, seguro que no, Lauren no eran
tan imbécil.
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—Así que...Sofía— Lauren comenzó captando la atención de una


sonriente Sofía.

—¿Si, Laur?— otra sonrisa de oreja a oreja.

Camila le sonrió a su hermana, acercándose también, Lauren se inclinó


sobre la mesa.

—¿Estas enamoradas de alguien o como es la cosa? — preguntó


sin ningún tacto.

Las dos hermanas Cabello abrieron los ojos como platos. Camila en
estos momentos quería pegarle un porrazo a su ojiverde por tremenda
pregunta ¡Si era lo suficientemente imbécil como para preguntarle!
¿Cómo no la detuvo? Llevaba años viviendo con ella y conocía a su
esposa, por Dios.

—¡LAUREN! — le retó, Lauren levantó los brazos.

Pero de alguna forma las dos chicas habían acertado, Camila lo confirmó
al ver el rostro completamente sonrojado de Sofía hasta la coronilla, se
retorcía las manos mientras alternaba los ojos de su hermana a la
ojiverde.
—Yo no, no, claro que… Bueno, no... —Camila se moría de ternura,
Sofía miraba a los lados mientras negaba con la cabeza, se preguntaba
cómo era posible que su hermana actuara algunas veces de forma tan
similara Lauren.

Tal vez la razón se debía a la gran cantidad de tiempo que pasaron


juntas cuando Sofía era una cría, había adquirido algunas mañas de la
ojiverde.

—Sofía, cariño... — Camila intentó hablarle dulce, para calmar a


su sonrojada hermana.

Antes de siquiera poder decir algo el móvil de Sofía comenzó a sonar,


ella vio la pantalla casi desesperada y un suspiro de alivio se escapó de
sus labios. Se levantó de un salto de la silla, sonriendo nerviosamente y
dándole un beso en la mejilla a su hermana y a Lauren rápido.

—Zac ya llegó por mí, me tengo que ir ¡Chao! — se despidió con la mano
mientras cargaba su mochila y salía pitando de la cocina, Lauren
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pestañeó de lo rápido que fue la escena—. ¡Las veo en la tarde, las


quiero! —gritó desde la puerta mientras salía.

Escucharon el ruido del carro arrancar y quedaron en silencio, aun en la


misma posición. Lauren fue la primera en salir del estupor.

—¿Será Zac?

Camila también reaccionó dándole otro golpe en el brazo.


—¿Cómo pudiste preguntarle algo así? La pobre se espantó de
que supiéramos su secreto— se volvió para seguir lavando.

Lauren masajeó su brazo, estaba adolorido ya que la castaña tenía una


gran fuerza para ser tan delgada.

—Tu hermana me hizo lo mismo una vez, fue igualito — se defendió.

—Andrea es Andrea y tú eres Lauren, no tienes justificación— ella dijo


aunque después recordó la pregunta anterior de Lauren—. ¿Podrá ser
Zac? No estoy tan segura, es su mejor amigo y siempre luce tan
normal al hablar de él.

Lauren apoyó la barbilla sobre el brazo acomodando en la mesa, parecía


estar pensándoselo.

—Puede, pero una nunca sabe ¿Verdad? ¿Qué otro amigo tiene Sofía?
— arrugó el ceño, Camila estaba divertida ya que ahora Lauren
semostraba sobreprotectora.

Camila repasó la lista de amigos de Sofía mentalmente, sólo conocía


personalmente a Zac y a un rubio llamado Jorge, del resto solo los había
escuchado de la boca de su hermanita. Desistió con la idea, en cualquier
momento terminaran enterándose.

—Algún día Sofi nos va a decir, claro, eso si se le pasa el susto que
le diste —le regañó a Lauren.

Ahora Lauren se sentía un poco culpable pero aun así agarró una
manzana del mismo lugar que Sofía y le dio una mordida, estaba jugosa.

—Créeme, si se enteraba Verónica primero no la hubiera asustado, ella


directamente ya habría ido a buscar el chico para interrogarlo— las dos
sonrieron abiertamente reconociendo que la latina si reaccionaria así,era
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como una hermana para Sofía, suerte que estaba de viaje denegocios.

Camila siguió lavando mientras hablaba con Lauren sobre invitar a Lucy
y a su hija de once meses, Lena, a cenar para que no se sintieran tan
solas en casa. Que mala suerte que Dinah y Normani seguían de luna
de miel y Nora estaba tan lejos, hacían falta.

***************************

—¿Crees que soy tan obvia? — Sofía apretaba sus cuadernos


contrael pecho, ella y Zac caminaban por el pasillo para ir al casillero
de Zoe, donde estaban losotros.

El chico castaño junto a ella ladeó a cabeza, sonriendo por los nervios
que mostraba su amiga, aun se moría de risa al recordar cómo había
llegado Sofía a su auto con el rostro tan rojo como un tomate y le había
apresurado a arrancar.

—Algo así, puede —sólo dijo para picar a su mejor amiga que ahora
estaba dándose golpes con el cuaderno, soltó una carcajada.

—Descuida, no eres tan obvia ¿Por qué preguntas?


Sofía, ahora un poco más calmada, le miró de reojo decidiéndose si
contarle de la vergüenza que pasó con su hermana y Lauren en la
cocina. Optó por hacerlo e hizo rabieta cuando Zac no hizo nada más
que reírse muy fuerte de la miseria de la castaña ¡Maldito traidor!

¡Oh, amiga, fuiste atrapada! — Sofía le dio un golpe con sucadera.

—¡Por eso te pregunto si soy tan obvia!

A lo lejos vieron al grupo en el mismo lugar de siempre, Zoe le sonrió


mientras le animaba a acercarse.

—No te preocupes, no lo saben...o al menos no todos— susurró


malvadamente ganándose un golpe de la castaña, a Zac menos
lepodía importar.

Sofía respiró hondo mientras llegaban y saludaban a todos.

Eran sus amigos desde siempre, Zoe y Clara pertenecían al mismo


equipo de animadoras al igual como lo hizo Camila, mientras que Zac,
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Owen y Jorge estaban en el equipo de softball. Según ellos aquel


deporte era más dinámico que el fútbol americano y menos agresivo,
Sofía no pertenecía ningún club. Ninguno llamaba su atención lo
suficiente, pero le encantaba jugar al voleibol en la clase de deporte, tal
vez considerara unirse este año.

—¿Por qué tardaron tanto? — Zoe era pelinegra, sonrió a los dos chicos.

Desgraciadamente algunos en el grupo bromeaban que entre Sofía y Zac


existía algo, estaba muy alejado de la realidad ya que en verdad Zac
estaba colado por Clara desde el año pasado. Pero igual le chico no tuvo
problemas y responder por los dos con una sonrisa.

—Es obvio, Sofía se entretuvo en el baño pesando en mi — por


comentarios como este los fastidiaban, Sofía le dio un golpe a la vez que
volteaba los ojos.

Zoe y Owen rieron por aquel mal chiste, ellos sabían que no había algo
en verdad serio pero Clara no parecía cómoda. Ou, aquí pasaba algo.
Sofía le sonrió a su amiga para calmarla, millones de veces la castaña le
había confesado a Clara que no sentía nada por Zac y aun se
preguntaba por qué esos dos no se ponían de novios ya.

—Ya, ya hablando en serio — dijo Zoe secándose una lagrima.

—Estaba terminando de comer, no mucho— Sofía se encogió


dehombros.

—¡Eh, Chloe, Jorge! — gritó Owen llamando a alguien tras ella,


logrando que el corazón de Sofía saltara fuertemente al escuchar ese
nombre.Ya estaba aquí —¡Apúrense!

Sofía quería actuar normal, tenía que hacerlo, si Lauren se había dado
(Que considerando que era Lauren era grave) cuenta ahora todos
podrían y eso era lo que ella menos quería. El único que sabía acerca de
su enamoramiento era Zac y se lo dijo nada más a él porque se sentía
segura con su mejor amigo.

—No era necesario gritar, chico — Jorge se frotaba la cabeza mientras


llegaba, sonrió a Zac y a Sofía, que seguía aparentando no estar congelada.

—Hola, compañero— Zac le dio un apretón al chico rubio.

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Jorge le dio un beso en la mejilla a Sofía, riendo por su expresión tensa,


y preguntando que le sucedía a los que todos respondían que lo mismo
de siempre. Sofía sentía su pulso acelerarse, Chloe y Jorge eran
hermanos, pero la que en realidad le afectaba y la hacía sentir miles de
mariposas en el estómago era la rubia.

(¿Irónico, verdad? Y las otras dos idiotas seguro siguen sentadas en la


cocina pensando quien será el chico que trae loca a Sofía. ¿Por qué
siempre deben asumir que es un niño?)

—¡Venga, Chloe, deja de leer y saluda! – le dijo Clara y Sofía contuvo


las ganas de voltearse a ver a la rubia.

Chloe era una chica blanca, al igual que Jorge, de un largo cabello rubio
acaramelado y ojos azules claros en los cuales Sofia siempre se perdía.
El día que la conoció ya Sofía podía entender cuando de joven Camila
decía que amaba los ojos de Lauren, sólo que la castaña menor estaba
enamorada de unos ojos color cielo.

—Claro que no dejaré de leer en la mejor parte, Clary, deberían bastarle


con mi presencia sin yo tener que hablar — como siempre la rubia no
despegaba los ojos del libro, se encontraba al lado de Sofía.

—Nerd— le dijo su hermano, y todos rieron. (Por que sin bullying no hay amistad,
ven)

A diferencia de Sofía, que sólo le gustaba leer revistas, Chloe se tragaba


los libros y los disfrutaba casi tanto como Camila. Además, siempre
llevaba puestas unas gafas de lectura, sus amigos se burlaban de ella ya
que lucía como una rata de biblioteca, Sofía pensaba lo contrario ya que
le encontraba increíblemente guapa con gafas.

—¿No vas a saludar? — Owen se hacía elofendido.


Chloe, sin ser consciente aun de Sofía junto a ella, levantó el rostro
sonriendo con sarcasmo a su amigo.

—Vale, hola a todos ¿Feliz? — los chicos se rieron al ver el rostro


deOwen ante la respuesta, incluso Sofía soltó una pequeña risa y allí fue
cuando la rubia la notó, se le quedó mirando —. Hola,Sofi.

Sofía detuvo la risa casi de inmediato mientras se calmaba a ella misma,


volteó a ver a Chloe con una sonrisa dulce mirando tímidamente susojos
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azules.

—Hola, Chlo —las dos chicas se sonrieron, no despegaban sus ojos


dela otra.

Zac se aclaró la garganta para sacar a las chicas de su burbuja,


siempre era lo mismo y si seguían así todos caerían en cuenta.

—Esto es injusto ¿Por qué a Sofía si la saludas y a mí, tu atractivo


y mejor amigo, no? —Owen dijo mientras fingía limpiar una lagrima
inexistente de sus ojos—. ¡Me ofendes,Chloe!

—Idiota,puede que tal vez porque ella no es tan ridícula como tú —le dijo
subiendo las gafas al puente de su nariz, era una manía que tenía.

— ¡Vamos, Owen, sabes que Sofía siempre ha sido su favorita! No


intentes competir contra eso —Jorge le dio un empujón en el hombro
mientras todos sereían.

—Hablan puras tonterías— resopló Chloe mientras volvía a mirar


ellibro pero parecíanerviosa.

Sofia reía como tonta, al igual que sus amigos, con un rubor muy
pronunciado en su rostro y ninguna de las dos chicas se atrevía a cruzar
miradas. Era muy vergonzoso. Tuvieron que separarse para ir a clases,
Chloe, Owen y Sofía fueron juntos a la de Historia. En el camino el
conserje, de mayor edad, miraba con recelo a Sofía cada vez que
pasaba junto a él.

—¿Siempre seguirá rencoroso? —Owen se revolvió el cabello mirando


divertido al señor amargo.

Sofía resopló, un poco exasperada, aunque también sonreía.

—Con la fama que tiene mi apellido creo que nunca me mirara de


otra forma —se lamentó, todo era culpa de Camila.

—¿Que habrá echo tu hermana cuando era estudiante como para


que te odie tanto? —el chico volvió a comentar.
Sofía también se lo preguntaba, no recordaba mucho esa época ya que
apenas tenía seis años, pero según lo que su madre y Camila le habían
contado su hermana fue un poco traviesa de joven. Ahora por culpa de
aquello tenía que calarse las miradas de advertencia del pobre conserje,
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que en un pasado fue el encargado de limpiar todos los desastres de


Camila y su grupo.

—Ella una vez mencionó una guerra de comida —los dos chicos le
miraron y ella se encogió de hombros — Dice que fue divertido.

Owen silbó, claramente impresionado mientras que la rubia seguía


leyendo muy concentrada. Chloe siempre tenía que aferrarse a alguien
para caminar leyendo sin tropezar, en estos momentos sujetaba el
bordillo del jersey de Sofía y la castaña no podía estar más alegre.

—Deberíamos hacer una —Owen dijo.

—Claro, serás tu solo el que limpie el comedor después, genio —


Chloe dijo con el mismo sarcasmo de siempre, la castaña le sonrió.

Entraron al salón y como todos los días tomaron asientos cerca del otro,
Owen a la izquierda de Sofía y Chloe frente a ella dejando a la castaña la
vista de su espalda y el olor del cabello rubio a su disposición. Le
gustaba mucho que Chloe se sentara frente a ella. Durante la clase Sofía
se dedicó a pensar en lo mismo que la invade la cabeza desde hace dos
años: Chloe.

Estaba enamorada de ella, quería decírselo, pero tenía miedo de no ser


correspondida más al hecho de que fueran mujeres. Chloe era de mente
abierta y no la rechazaría por aquello. Pero Sofía no podía estar segura
de lo que sentía la rubia hacia ella, algunas veces era dulce con la
castaña e incluso la atrapaba mirándola a escondidas, pero Chloe era
fría y calculadora. No se abría a todo el mundo, a ellos porque eran sus
amigos, pero casi nunca hablaba de sus sentimientos. Pero Sofía podía
hacerse esperanzas, creía que podía tener alguna, ya que algunas
veces Chloe la trataba de forma diferente a los demás, como si confiara
plenamente en Sofía. La castaña con el paso de los días había llegado
a enamorarse de sus rarezas y sus defectos, se preguntaba qué
pensaría la rubia de ella.

—Hola, Sofía — un chico de su clase, Hugo, a su derecha le saludó


enplan seductor.

Ew. Hugo otra vez, no. Ese chico llevaba ya cuatro meses intentando
secarle una cita a Sofía, era irritantemente insistente, aunque la castaña
siempre se mostraba amable con él ya que era buena persona. Otra cosa
por la que Sofia evitaba hablar con el: Cada vez que Hugo le trataba de
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coqueteos Chloe se aislaba aún más si es posible en su libro y se le


amargaba el humor. Sofía siempre rezaba por todos los dioses a que
fueran celos por ella y no otra cosa... Como que a Chloe le gustara
Hugo, seria desgarrador.

—Shh, Hugo, hay que prestar atención a la clase — le sonrió cortésmente.

—Claro, preciosa — el chico le dio un guiño antes de mirar al frente.

—Idiota — dijo la rubia casi en un susurro aun leyendo mientras daban


la clase, Owen le miró y parecía querer reír.

Sofía se hundió en su asiento y esperó pacientemente a que salieran a la


hora del almuerzo para que Chloe volviera a sujetarse de su jersey para
caminar por el pasillo. Por suerte fue así, la castaña casi suspiro de alivio
frente a los chicos al ver a Chloe aferrarse a ella otra vez mientras
caminaban a la cafetería. Era increíble la capacidad que tenía la rubia
para leer a todas horas sin cansarse, Camila le decía a su hermana que
era una extraña habilidad de fangirls. Ya estaban sentados en una mesa,
hablando animados entre ellos, cuando Hugo se deslizó en el asiento
vació junto a Sofia y todos le miraron interesados, excepto Chloe que
seguía leyendo.

—Hola, Hugo ¿Que te trae por aquí? — Zoe arqueó una ceja
ytodos miraron a Sofía que seruborizó.

No podía ser ¿Algún día la dejaría tranquila?

—Vengo a ver a mi chica —sonrió a la castaña mordiendo una patata


frita robada del plato de Owen.

—No soy tu chica, Hugo —Sofi remarcó mirando de reojo Chloe, la


rubia parecía ajena a todo, se sintió un poco decepcionada por la falta
de interés.

—Aun no —Hugo seguía sonriendo como si fuera super atractivo ¡Por


favor!

—Y tal vez nunca —Zac susurró y los chicos en la mesa tuvieron que
aguantar la sonrisa.

Hugo pasó por alto su comentario masticando lentamente, aun con sus
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ojos avellana clavados en Sofía.

—Podríamos solucionar eso, Sofi ¿Ya, al fin, dejaras hacerte del rogar
y saldrás conmigo?

Sofía se revolvió incomoda en su lugar, volvió a buscar la mirada de


Chloe y se encontró con unos ojos azules que la observaban atenta y
fruncía el ceño.

—Eh, no Hugo, no quiero salir contigo —respondió mirando a Chloe


pero desvió los ojos ruborizada para que nadie en la mesa se percatara
de a quien veía.

Hugo no parecía desanimado, le excitaba que lo rechazara ya que veía a


Sofía Cabello como un reto.

—Hoy me dirás que sí, tengo mis métodos, Sofía — le apartó un mechón
de pelo de la frente, Sofía se hizo para atrás, antes de levantarse e irse.

—¿Que insistente, no creen? Ya va un buen tiempo — Clara le


miraba hasta que el chico fue a su mesa con sus amigos.

Zac se rió del rostro consternado que tenía Sofía, la castaña le fulminó
con los ojos.

—Creo que no se rendirá,Sofi.

La castaña esperaba que ya lo hiciera, le estaba sacando de nervios esa


misma escena casi todos los días. Le lanzó otra mirada furtiva a Chloe
que sacudió la cabeza en negativa y volvió sus ojos a las páginas del
libro. Sería un día difícil. Y Sofía tenía razón, casi pega un brinco cuando
un grupo de chicas de primer año la rodearon frente a su casillero. Sus
amigos, y casi todos los estudiantes en el pasillo, veían interesados a la
pobre Sofía Cabello intentando de apartar a las jóvenes.

—Necesito irme, chicas —Sofía sonrió un poco nerviosa ya que


sus amigos la esperaban para irse en el auto.

—¿Por qué no sales con Hugo? Él quiere que aceptes —una castaña
que le sonreía inocente, le habló.

—Cierto, sal con él, anda —insistió otra chica.

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—Es un buen chico, sal con él.

—Vamos, Sofía, dile que sí.

Todas las chicas le insistían para que aceptara salir con Hugo, la castaña
un poco mareada por tantas personas hablándole al mismo tiempo,
buscó por el pasillo entrecerrando losojos.

Allí estaba Hugo, recostado sobre los casilleros, con sus amigos y le hizo
una seña antes de sonreír. ¿Cómo no lo había visto? En los ojos del
chico se leía prácticamente <<Ahora me tendrás que decir que si,
preciosa>> Eso era jugar sucio. Sofía suspiró y estaba casi rendida, las
chicas no paraban de hablarle y ella se preguntaba como las convenció
el chico para que aceptaran hacer esto.

—Solo queda una salida, preciosa —Hugo le miraba divertida.

Sofía quería hablar, pero las chicas no la dejaban y seguían


convenciéndola:

—Por favor, Sofía.

—Sal con él.

—Te divertirás, dile que sí.

—Sofia, anda.

Sofia. Sofia. Sofia. La castaña iba a explotar, estaba a segundos de


aceptar salir con el chico cuando ruido seco la detuvo.

Chloe, estaba con sus amigos, había cerrado el libro que sostenía de
golpe y mantenía los ojos cerrados.

—Por favor ¡Denme un respiro, señor! — dijo sin gritar, pero con voz
clara y audible logrando callar a las de primero, le dio su libro a un
divertido Owen.

Antes de darse cuenta ¡PUM! Chloe se dirigía a Sofía con decisión,


apartó a las chicas y la tomó de la muñeca. La castaña pensaba que la
sacaría de allí, al fin, pero se mostró confusa al ver que la rubia las
arrastraba a ellas dos directamente a donde estaban Hugo y sus amigos.
Sintió un ligero dolor en el pecho ¿Chloe le insistiría a Sofía que saliera

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con el chico para que las de primero dejaran el fastidio? De sólo pensar
eso quería llorar. Chloe las hizo plantarse frente al chico castaño que
miraba entre sorprendido y divertido a la chica rubia.

—Oh, gracias, Chloe ¿Piensas echarme una ayuda con tu testaruda


amiga? — mostró su brillante dentadura a lo cual Chloe puso los ojos
en blanco.

—Para nada, venía a aclararte que Sofía nunca en la vida saldrá


contigo— los ojos azules le miraron con irritación, Sofía se le quedó
viendo ¿Qué estaba sucediendo?

Hugo borró su expresión triunfal y frunció el ceño, mirando a las dos


chicas.

—¿Por qué? Si se nota que Sofía quiere —volvió a sonreír sacando


aún mas de quicio a la rubia.

—Jesús, dame paciencia —bufó fastidiada antes de rodear la cintura


de Sofía con un brazo y atraerla a ella.
Chloe con el otro brazo rodeó el cuerpo de la castaña, eran del mismo
tamaño, apretándola más contra su cuerpo antes de besarla, colocando
sus labios entre los de ella dulcemente y cerrando sus ojos. La rubia
sabía que era el primer beso de Sofia, también era el de ella, por esa
razón movió los labios delicadamente al compás con los de Sofía
intentando recordar lo que había visto en las películas.

Sofía estaba en shock, helada, veía con los ojos abiertos como la chica
de sus sueños la estaba besando ¡¿Entienden?! ¡Era real! (¿Dónde
estaba la cámara?)

Su sangre comenzó a hervir bajo la piel a la vez que cerraba los ojos y
correspondía al beso torpemente, no tenía experiencia, colocando las
manos en los hombros de la rubia, pero sin intención de apartarla. La
castaña sentía un cosquilleo hasta los pies, no le importaba que todos la
estuvieran viendo, ella estaba en otro mundo sintiendo la calidez de la
boca de Chloe contra la suya. Pero tan rápido como empezó también
acabó, fue muy rápido y cuando la rubia se apartó de Sofía la pobre niña
estaba mareada y pestañeando mientras veía a Chloe. Chloe, ignorando
los estudiantes boquiabiertos y el rostro rojo brillante de Sofía, clavó sus
ojos en el chico que al contrario estaba pálido y mirándolas con los ojos
como platos.

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—No saldrá contigo ¿Entendido? —alzó una rubia ceja, el chico


nopodía hablar y ella lo tomó como una afirmativa— Perfecto.
Andando, Sofía.

Tranquilamente se dispuso a irse, pero al ver que la castaña seguía


mirándola como embobada en el mismo lugar se sonrojó levemente
antes de rodar los ojos y tomar la mano de Sofía, llevándola a la salida.

—Vamos, chicos — dijo indiferente pasando al lado de sus amigos,


todoel pasillo estaba en silencio, llevaba aun a Sofía de la mano e
ignoraba sobre todo la sonrisa satisfactoria en el rostro deOwen.

Sus amigos, o la mayoría, casi tan sorprendidos como la misma Sofía, la


siguieron dejando el pasillo directo al aparcamiento. Sofía no era
consciente de a donde la llevaba, sólo sentía las mariposas más
alborotadas que nunca y caminaba con paso flojo.

—Chloe ¿Se puede saber que fue aquello? — Clara fue la primera
en interrogar siguiendo el apresurado andar de las dos chicas en el
aparcamiento.

—Te digo después.

—¡Chloe, por el amor de ...! ¿Que estabas pensando? — Jorge


tambiénle retaba, aunque no parecíasorprendido.

—Eso fue fascinante — Zac sonreía muy abiertamente e


intercambio miradas con Owen.

—Si, creo que debiste hacerlo hace días, Hugo estaba


insoportable —Zoe estaba sacando las llaves de su convertible.

—¡¿Hacerlo hace días?! No entiendo nada ¿Por qué ustedes


noparecen impresionados? —Clara exigía explicaciones, al parecer ella
era la única perdida.

Bueno, ella y Sofía que claramente no esperaba aquel arrebato de la


rubia.

—Descuida, Clary, te explico de camino a mi casa — Zoe la tranquilizó


sujetándola del brazo y llevándola a rastras a su vehículo junto conOwen
y Jorge —¡Hasta luego chicos, nos vemosmañana!

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—¡Me llamas apenas llegues a casa, Chloe MClare! —Clara dijo antes
de que la obligaran a entrar por la puerta del conductor, Chloe parecía
cansada.

—Chloe, Chloe — Zac sacudía la cabeza chasqueando la lengua


—Al menos tenías que avisar ¿Viste cómo has dejado a la pobre
Sofía?

Chloe le vio, ahora un poco tímida, Sofía aun parecía con la cabeza en el
beso y estaba muy sonrojada mirando a la rubia con ojos abiertos e
intentando hablar.
—Tu... eh... tu me... me... me... Oh, Dios — Sofía sólo conseguía
balbucear unas pocas palabras coherentes. Definitivamente de
chiquita había pasado mucho tiempo con Lauren Jauregui.

Chloe se mordió el labio, ahora si parecía avergonzada, mientras un


suave rubor subía a sus mejillas y sacudía la cabeza.
—Olvídalo, solo llevémosla a casa —insistió. Por supuesto, con
lotonta que había dejado a Sofía, como para caminar sola, era lo
menos que podíahacer.

Sofia completamente tímida subió a los asientos traseros del automóvil


de Zac, Chloe iba de copiloto. El viaje fue silencioso, Chloe miraba por la
ventanilla mientras Zac se burlaba de ella ya que no tenía su
acostumbrado libro. En cambio, Sofía seguía repitiendo le escena de su
primer beso una y otra vez con los ojos cerrados ¿Por qué Chloe había
hecho eso? Quería saber, pero temía que si preguntara la respuesta no
le gustara.

—Hogar, dulce hogar — Zac las dejó frente a la casa y el corazón de


Sofía dio un vuelco al ver a Chloe siguiéndola a la puerta.

Ninguna de las dos hablaba, Sofía no podía ya que el fuerte golpeteo


constante en su pecho no le permitía y con suerte logró abrir la entrada.
Escuchaba voces en la sala de estar, serian Camila y Lauren con alguna
amiga, pero las dos chicas fueron directas a la cocina.

—¿Quieres algo de tomar? —Sofía dijo con en voz baja y mirando al


suelo, sin esperar respuesta ya estaba abriendo la nevera y sirvió dos
vasos de agua

Chloe observaba todos sus movimientos y eso colocaba más nerviosa a


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la castaña ¿Qué pasaría ahora? Las manos de Sofía temblaban mientras


le extendía el vaso a su amiga aun sin mirarla. Chloe le ayudó a sujetarlo
y sus manos se tocaron, Sofía contuvo el aliento.

—¿No vas a decirme nada? —sorprendentemente quien habló fue la


rubia.

Sus ojos se encontraron por fin y Sofía no hizo otra cosa que sonrojarse,
estaba mirando directamente al cielo en los ojos de Chloe. La otra chica
se comenzaba a sentir nerviosa por los ojos oscuros mirándola de esa
forma tan especial que tenía Sofía de verla.

—Sofía ¿No piensas decirme algo? —volvió a preguntar y ahora


ellase ruborizó al ver que Sofía sólo la miraba —¡Sofía!

—Ah...oh — dijo la mencionada balbuceando y mordiéndose el labio—


. Yo no sé qué decir.

—Bueno...yo si tengo algo que decirte — Chloe se armó de valor,


tragando audiblemente y dejó el vaso en la encimera mientras se
acercaba a la castaña —¿Sofía?

Sofía sentía la carne de gallina y deseaba que Chloe la volviera a besar,


bajó su mirada a sus labios y volvió a verla a los ojos un poco aturdida
retrocediendo hasta quedar con el borde de la mesa contra su espalda.

—¿Si? — dijo con un hilo de voz.

Chloe parecía en extremo nerviosa, miraba a los ojos marrones, pero


luego desviaba la vista a otra parte, en segundos pareció decidida
mientras colocaba sus dos manos a en la pequeña cintura de Sofía
logrando que esta respingara.

— Yo...

—Tu...— comenzó Sofía ya que estaba desesperada por escucharla.

—Sofía, yo...desde hace un tiempo...yo creo, creo que... — la lengua de


la chica rubia se trababa y miraba suplicante a la castaña.

Chloe nunca hablaba de sus sentimientos y por eso aquello se le hacía


tan difícil, pero Sofía no tenía idea como ayudarla...al menos que...

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—Chloe, yo estoy...estoy — decía lentamente, pero la rubia abrió los


ojos antes de callarla colocando un dedo en sus labios, Sofía se
estremeció ante el contacto.

—Yo quiero decirlo, necesito hacerlo, para no sentirme tan cobarde —


suspiró hondo, otra vez mirando profundamente los ojos de Sofía—. Yo
creo, no, no creo. Estoy enamorada de ti, Sofía —Chloe cerró los ojos
un poco asustada

Sofía sentía el pecho cálido y ahora si quería llorar era de alegría, se


abrazó fuertemente a la rubia rodeando el cuello con sus brazos mientras
sollozaba.

—¿Sofía? ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? — obviamente Chloe estaba


muy preocupada y envolvió a la niña en sus brazos, se sentía tan bien
decir lo que sentía, pero ahora pensaba que Sofía lloraba por que la
rechazaría — Perdona, no quise decir eso, no llores — hundió su nariz
en el suave cabello.

—No... te disculpes, perdona...yo estoy muy feliz — decía entre hipos


mientras se separaba ligeramente del abrazo y ahora sus rostrosestaban
a escasos centímetros. Sofía sonrió como nunca antes — Yo también te
amo, Chloe.

Se quedaron mirando, Chloe también sonreía antes de frotar su nariz


dulcemente con la de Sofía y reír nerviosamente.

—¿Por qué nunca me dijiste? —inquirió.

Sofía se mordió el labio mirándola con los ojos brillantes.

—Pensé que tal vez no sentías lo mismo, no te quería perder


como amiga.

—Nunca lo harás, te...te amo— la voz le tembló y las mejillas blancas


de Chloe se encendieron.

Sofía también se rió como una tonta enamorada antes de mirarla


tímidamente.

—Me besaste — afirmó logrando avergonzar más a Chloe.

—Bueno, ese idiota me tenía harta —la rubia miró a un lado.


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—¿Puedes... puedes volver a hacerlo? — el rostro de Sofía


estaba rojo.

Chloe entreabrió los labios, viendo los de Sofía antes de volver a sus
ojos y asentir lentamente. Se fueron acercando con la respiración
acelerada, sus fragancias se mezclaban y cuando sus labios se
volvieron a tocar la castaña gimió sobre la boca de Chloe enredando
sus manos en el cabello dorado. Parecía el primer segundo beso,
movían los labios dejándose guiar por las emociones (También Sofia
sabia un poco de la materia ya que Camila siempre la obligaba a ver
The Notebook).

Chloe tuvo que sujetarse de la mesa pegándose mucho más al cuerpo de


Sofía cuando sus lenguas se encontraron, sabia a dulce y a Sofía, era
muy bueno. Las piernas le temblaban y no estaba segura de poder seguir
estando en pie.

Pero como siempre (Desde tiempos inmemorables) Lauren estaba


buscando a su cuñada favorita, distraídamente entró en la cocina feliz ya
que estaba con sus amigas y su esposa.

—Sofía ¿Tienes... — se detuvo en el marco de la entrada al ver el


intercambio íntimo de esa dos ¡Oh por dios, lengua, beso, chica!Chica
¡ESTÁ BESANDO A UNA CHICA, MARTAAA!

Camila venia tras ella, ya que había escuchado a su ojiverde callarse de


la nada.

—Lolo ¿Pero que suce... ¡AH NO, SOFIA HIPÓCRITA CABELLO!¿QUE


PENSARÍA MAMÁ? ¡Viste, viste Lauren y luego se queja cuando yo lo
hice esta mañana! — Camila se quejaba por la injusticia e intentaba
convencer a Lauren que su hermana no era una Santa.

Chloe y Sofía habían dejado de besarse, sus caras estaban coloradas y


la respiración acelerada, seguían muy cerca la una de la otra observando
con vergüenza como todos llegaban. Lucy apareció también tras Camila
con una linda bebe de ojos miel en sus brazos.

—¿Mila, por qué gritas? — dirigió sus ojos a la pareja que seguía en
un abrazo y los labios rojos y comprendió—. Ou, ya veo. Oh, dios,
Verónica.

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Sofía palideció al recordar a Verónica, al parecer había vuelto


imprevistamente del viaje y era casi como su hermana, pero el doble de
protectora.

—Amor, ¿Que sucedes? ¿Ya llegó Sofi? — una Verónica en falda y


traje gris laboral se detuvo tras su esposa, observando también la
escena yla culpabilidad legible en el rostro de Sofía, su
hermanitapostiza.

Nadie decía nada. Camila seguía murmurando sobre que le cobraría a su


hermana mientras Lucy consideraba si llamar a Ally para que rezara por
las dos chicas adolescentes. Lauren mientras tanto seguía en shock
hasta que por fin soltó toda la información que acaba de asimilar.

—¡OH DIOS, SOFIA, ESTABAS BESANDO A UNA CHICA!— dijo lo


obvio ya que la ojiverde aún no se lo tragaba ¿Heterosexualidad? ¿En
esta familia? ¿Donde? (Notase el sarcasmo)

—¡LAUREN! — gritaron las dos hermanasCabello.

—Mejor voy a llamar a Ally, tal vez pueda venir con Troy mañana —
dijo Lucy huyendo del caos en la cocina para ir a lasala.

—AHORA SI, SOFIA CABELLO ¿QUE TE DIJE SOBRE ESPERAR


A ESTAR CASADA PARA BESAR A ALGUIEN? ¿EH? ¿AHORA
QUE?¿TAMBIÉN ME SALDRÁS CON QUE NO ERES VIRGEN?
(Verónica era también muy hipócrita, considerando que también a
esa edad ella ya había besado muchas veces a Lucy)

Verónica estaba echa una fiera mientras Camila y Lucy intentaban


calmarla (Lauren estaba sentada en una silla aun pesando en que todo
este tiempo era una chica, que inocente, como si su esposa en vez de
una chica fuera un perro)

Sofía miró avergonzada Chloe por el embrollo, la rubia le sonrió con


dulzura mientras se juntaban más cerca, recibiendo el regaño de una
Verónica furiosa, pero logrando entrelazar sus manos con fuerza tras sus
espaldas.

Al menos estaban en esto, juntas.

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Extra #1
Camila odiaba llegar tarde a clases, menos si sería durante su clase
favorita, la de Ingles. Muy curioso puesto que ella era latina, y hablaban
español en su casa, pero a ella le iba mejor el otro idioma. No había
dormido muy bien ayer, le costaba pegar ojo en la noche y terminó
leyendo sentada en su cama, despertándose más tarde de lo
acostumbrado. Cruzó la entrada, esquivando ágilmente a los estudiantes
en al pasillo para llegar al salón. Un pequeño pensamiento le llegó.

¿Dónde estaría Lauren Jauregui?

Hizo una mueca, sin entender muy bien el por qué debía pensar en ella.
Desde el inicio de clases le sucedía, de vez en cuando la castaña de ojos
verdes acudía a sus pensamientos. Era absurdo, ella no se implicaba
directamente con la chica, simplemente observaba a Verónica fastidiarla
a ella y sus amigas. Nunca intervenía, solo sonreía a su mejor amiga.
Además, Jauregui era de cierta manera...irritante para Camila, su
presencia la alteraba. Por ello no la defendía de las constantes burlas
que recibía, igual la ojiverde podía defenderse. Y también, no quería
perderse el adorable rostro que hacía Lauren cada vez que peleaba con
Verónica.

Se detuvo en pleno pasillo.

¿Qué acababa de pensar?

Sacudió la cabeza, debía de ser el sueño. Fue nuevamente en camino a su clase,


ahora rezando para no cruzarse a la perdedora de Jauregui en todo el día. Pero la
mala suerte le dio una patada mental, al entrar por la puerta y pedir disculpas por
su retraso, allí estaba. Suspiró fastidiada, no entendía el por qué, pero en verdad
no quería ver a Lauren. El único asiento libre era uno junto a la ojiverde, la castaña
estaba pensando en simplemente dejarlo ser, ni que fuera a hablarle. Solo la
tendría que soportar esta clase, era al parecer la única que compartirían hoy.

Mientras caminaba varios chicos la miraban embobados, ella sonrió


coquetamente ya que en secreto disfrutaba un poco al saber que la
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encontraban linda. Se fijó brevemente, no quería darle importancia, la


ojiverde estaba con el rostro escondido tras un libro alzado. Camila
arqueó una ceja ¿Qué pretendía? Tomó asiento mirando al frente,
captando todas las explicaciones de la profesora Raquel. Anotaba los
apuntes limpiamente en su cuaderno.

Después de unos veinte minutos, por la vista periférica, observó un


pequeño movimiento a su izquierda. El asiento donde estaba Lauren. Sin
querer parecer interesada le lanzó una mirada de reojo, abrió los labios
sorpresivamente al verla. El libro que cubría el rostro de Lauren había
resbalado en la mesa, dejando ver a una ojiverde dormida. Camila se
sorprendía ¿Quién podría dormir en Inglés? Si la materia era maravillosa,
Camila no podría.

Aún sabiendo que Lauren no le veía le lanzó una mirada de reproche, se


sentía indignada, lo demostró apartando el rostro y mirando la clase.
Pero una pequeña curiosidad le hizo volver a verla, quería asegurarse
que en verdad la chica dormía.

La ojiverde había cambiado de posición entre sueños, estaba con los


brazos cruzados sobre la mesa y la cabeza recostada en ellos, con el
rostro hacia Camila. La castaña la observaba sin darse cuenta, aún con
parte de su atención en la clase. Lauren dormía con los labios
entreabiertos y su cabello ligeramente revuelto por el movimiento, un
mechón castaño cubría su frente. Respiraba lentamente y parecía muy
tranquila.

Después de una hora, toda la atención de Camila se la había ganado la


imagen durmiente de la ojiverde, ni ella misma se había percatado de
aquello. De lanzarle miradas fugaces había pasado a observarle
fijamente, con la barbilla apoyada en su mano.

Un pensamiento tonto llegó a la castaña: Lauren Jauregui era muy linda.


Al menos al dormir, Camila se justificó. La observaba descaradamente,
su rostro, cejas, labios y ese adorable mechón de pelo cruzándole el
rostro.

Detuvo su respiración rápidamente al ver a Lauren arrugando la nariz,


sintió un incómodo cosquilleo en su estómago al pensar que la ojiverde la
pillaría mirándola, pero se removió un poco hasta que finalmente cambió
de posición escondiendo la cara entre sus brazos. Inconscientemente la
castaña frunció el ceño, rápidamente frustrada, por no tener más la visión

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del rostro de Lauren dormido.

Después se dio cuenta de lo tonto que era aquello y decidió volver a ver
la clase, un poco confundida por su actitud. Abrió los ojos al ver la pizarra
repleta de oraciones y conjugaciones que no entendía muy bien, había
perdido el hilo de la clase y por ello no comprendía que tema estaban
viendo. Maldijo interiormente e intentó guiarse por su libro de texto.

—Señorita Cabello—le llamó la profesora, sonriendo. Camila era una de


sus mejores estudiantes y necesitaba que diera el ejemplo. — ¿Podría
pasar a la pizarra para completar la siguiente oración?

Camila tragó fuertemente, mirando lo que decía en el pizarrón sin tener


idea alguna.

—Yo...disculpe, profesora. No.…entendí muy bien, no sabría cómo


¿Podría volver a explicarlo, por favor? —dijo con el rostro ardiendo,
todos la observaban sorprendidos y la profesora Raquel se mostraba
igual.

—Por supuesto, veamos si esta vez puede lograr comprender,


señorita Cabello—dijo amablemente dirigiéndose a explicar la
conjugación en el pizarrón nuevamente.

Camila asintió, copiando todo y queriendo dejar de sentir vergüenza por


lo ocurrido. A su lado Lauren hizo un pequeño ruidito entre sueños,
Camila se obligó a sí misma a no voltear a verla. Ya a pocos minutos de
terminar la hora de Ingles, la peor clase que había tenido hasta ahora,
volvió a ver a Lauren que, increíblemente, seguía dormida. Camila le
fulminó con los ojos, recogiendo sus cosas y queriendo salir lo más
pronto posible. Culpando a Lauren de lo sucedido en clases, todo era
culpa de ella, por ello la ojiverde la caía tan mal.

Al escucharse la campana salió de primera, sin importarle ver si la


ojiverde despertó, estaba enojadísima con ella. Todo era su culpa, idiota

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Jauregui. Aquel pensamiento la acompañó todo el día, incluso aquella


noche minutos antes de dormir. Le fue mal en su clase de Ingles todo por
culpa de Lauren Jauregui y su tierna forma de dormir, arrugando la nariz
y haciendo ruiditos adorables ¿Qué estudiante dormía durante clases?
(Muchos...)

Si la ojiverde hubiera estado despierta en la clase, nada de eso hubiera


sucedido. Si, todo era culpa de ella. Lo que Camila no comprendía era
que no tenía sentido echarle la culpa a Lauren. Era de ella misma por lo
que, sin ser consciente, comenzaba a sentir por la ojiverde. De todas
formas, Camila empeoraría con el pasar de los días, solo quedaba
desearle suerte.

Extra #2
—¿Sesión de estudio?—Verónica observaba a su mejor amiga guardar
sus libros en el casillero.

—Eso mismo, Vero—Camila respondió rodando los ojos.

Estaban en pleno pasillo, era la última hora de clase. Verónica intentaba


convencer a su mejor amiga que la acompañara a su casa esta tarde.
Camila se había negado, en este mes matemática comenzaba a
dificultarse y, a pesar de ser inteligente, quería quedarse unas horas en
la biblioteca repasando las clases de la semana. La latina quería tener
una noche de películas, pero la castaña insistía en tomar la tarde para
los estudios.

—¿Y en donde piensas estudiar?—la chica de ojos miel hizo un mohín.

—En la biblioteca, Vero—al ver los ojos confundidos de su amiga le


sonrió divertida. — Sí no sabes, es una habitación con estanterías y
mesas en donde hay una gran cantidad de libros...

Verónica la detuvo, alzando la mano frente el rostro de la castaña,


torciendo la boca un poco ofendida.

—Se lo que es una biblioteca, Mila—bufó al escuchar la risa de la castaña.

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—¿Entonces?

—Me refería ¿No podrías estudiar en mi casa? Es lo mismo—la latina


alzó los brazos.

Camila negó suavemente con la cabeza, colgándose la mochila del


hombro.

—No podría concentrarme.

—¿Y porque?

—¿Tú me dejarías estudiar en completo silencio y sin hablarme una sola


vez en toda la tarde?—le dijo alzando una ceja, Verónica mantuvo la
boca cerrada.—¿Ves? Prefiero ir a la biblioteca.

Verónica aceptó a regañadientes, alegando que aquella tarde planeaba


comer un gran razón de helado de fresa y galletas, sin ella. (Es lo que yo
estoy comiendo ahorita, sienta celos)

La castaña sintió una lagrima caer, ella también quería helado y galleta,
pero a duras penas acepto su destino y fue pesadamente esa tarde a la
biblioteca. Planeaba vengarse de Verónica Iglesias, tal vezencerrándola
en su baño mientras Camila comía una caja entera de pizza al lado de
la puerta.

Sonrió, más animada por su malvado plan. Esperaba pasar unas horas
tranquilas, en estos días no muchas personas acudían a la bibliotecaasí
que estaría prácticamente sola (Y con la bibliotecaria, pero a quien le
importa) Al llegar a la entrada sintió que su corazón le subía a la
garganta, como un acto reflejo se ocultó detrás de la puerta, respirando
rápido.

Cuando ya estaba levemente calmada, aspiró profundo y asomó la


cabeza para observar nuevamente. En unas mesas más lejos estaba
Lauren Jauregui, de espaldas, pero Camila podía reconocerla. Por su
cabello, el de la ojiverde era más oscuro que el de ella, también por la
ropa que llevaba ese día, unos jeans blancos y un jersey. Se preguntaba
en qué momento le había tomado importancia a lo que vestía Lauren, y
eso que solo la había visto una vez en el día.

Camila sintió la tentación de irse, estudiaría otra tarde y así comería

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helado en casa de su amiga. Todo perfecto. Pero ella quería estudiar, no


se iba a privar de hacerlo solo por qué la tonta de Lauren Jauregui
estaba en la biblioteca. Bastaría con ignorarla y ya, no tenía por qué
sentirse cohibida por ella de todas formas. La perdedora era la ojiverde,
no ella.

Con la barbilla en alto y la espalda recta, para mostrarse segura, fue


hasta una de las mesas junto a la ventana. En ningún momento observó
a Lauren, no le daría la satisfacción de que la chica de ojos verdes fuera
consciente de la atención extra que le daba la castaña. Con orgullo abrió
su libro de cálculo y empezó a estudiar, anotando las fórmulas.
Pasaron dos horas, Camila era plenamente consciente de la presencia
de Lauren a unas mesas frente a ella, pero aun así no había levanto la
mirada del libro ni una sola vez. Merecía un premio. Justo cuando ya
empezaba a concentrarse en la materia, había estado distraída
pensando si Lauren la había visto, cuando escuchó una silla arrastrarse.

Su cabello cubría su rostro, por ello pudo observar discretamente como


Lauren se levantaba de la mesa con su mochila, dando por terminado su
sesión y planeaba irse a su casa. Lauren estaba con los audífonos y la
mirada perdida en otro lugar, no parecía haberse percatado ni de cerca
de la presencia de Camila en la habitación.A la castaña le molestó como
también la hizo sentirse aliviada, en partes iguales.

Lauren se estaba yendo, Camila sintió un ridículo impulsó de llamarla o


algo para evitar que se fuera. Pero se mantuvo firmemente sentada, a
ella no le importaba. Clavó sus ojos en las páginas de números, la
siguiente hora estudió perfectamente, ahora sin ninguna distracción. Al
día siguiente, en la cafetería, estaba lanzándole miradas asesinas a
Verónica por haber comido helado sin ella ¡Incluso le envió fotos cuando
lo hacía, traidora!

La latina solo se reía, al sonar la campana la chica de ojos miel fue a sus
clases mientras Camila prefería ir al baño antes. Se estaba lavando las
manos, pensando si llegaría a tiempo a la clase de Historia, cuando la
puerta se abrió. Sintió un vuelco en el corazón, eran las voces de Lucy
Vives y, obviamente, Lauren Jauregui.

Su cuerpo reaccionó sin preguntarle, fue hasta una de las casetas y se


ocultó en ella cerrando la puerta con pestillo. Para evitar que la
descubrieran se subió en el inodoro, con la tapa cerrada por supuesto. Ni
ella misma entendía el por qué se escondía ¿Por qué tendría que tener
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pánico de que la vieran? No le interesaba para nada sea lo que fuera de


lo que hablara Lauren con su amiga. Aún así estuvo atenta a lo que
decían (Se contradice ella sola)

—¿Estudiaste algo, al menos?—Lucy le decía a la ojiverde, se


escuchaba el agua del lavabo —. El examen de Ingles es la próxima
semana.

—Intenté, lo juro—Camila contuvo la respiración al escuchar la voz


de Lauren, no entendiendo el porque .— Pero se me dificulta, en
verdad prefiero cualquier otra materia.

—Tendrías que pasar más horas estudiando—sugirió la castaña.

—Ayer estuve toda la tarde con un maldito cuaderno, Lu—Lauren


suspiró con una voz rendida. — Supongo que ir toda la semana a la
biblioteca podría ayudar ¿Verdad?

—¿Cómo ayudaría?—Lucy parecía divertida.

—Cuando estudio en la biblioteca me siento más inteligente—la ojiverde


dijo y pronto se escucharon las risas de la otra, Lauren bufó —. ¡Venga,
no te burles!

—¡Es que es absurdo, Lau!—después de unos segundos más de


risas volvió a hablar —. Si sigues así terminaras todo el año en la
biblioteca.

Estuvieron un rato riéndose entre ellas por la falta de interés de la


ojiverde en estudiar Ingles, hasta que finalmente se fueron. Camila abrió
lentamente la puerta, para asegurarse de que estaba sola. Salió
rápidamente del baño, de camino a su clase, pensado que seguramente
llegaba tarde, nuevamente algo le salía mal por culpa de la ojiverde.
Pensaba en no volver a la biblioteca, si lo que decía Lucy era cierto,
Lauren estaría mucho tiempo con ella durante sus sesiones de estudio.
Tal vez podría estudiar en...otra parte, para no cruzarse con la ojiverde.
Si, lo mejor era aquella decisión. Se lo estuvo repitiendo a sí misma
durante la primera hora de Historia. Aun así, esa misma tarde se hallaba
nuevamente sentada en una de las mesas de la biblioteca, furiosa
consigo misma por ir.

Miraba distraídamente su cuaderno, dando pequeños vistazos a la


puerta. Ella había llegado más temprano, Lauren aún no aparecía. Al
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verla llegar se le quedó mirado, Lauren entraba con un suéter un poco


grande para ella y dando un pequeño bostezo. Fue hasta su mesa,
Camila podía verla de frente, y sin darle un vistazo empezó a leer.

Camila la miraba, como la luz del sol de la ventana tras ella le daba a
Lauren en el rostro, haciéndola parecer hermosa.Camila sintió un extraño
calor en sus mejillas ante esos pensamientos, se levantó
inesperadamente y, con cuidado de que la ojiverde no la viera, se
escabulló por unas estanterías hasta salir del lugar. Estaba confundida,
últimamente siempre sentía estas nuevas sensaciones con la presencia
de la ojiverde, quería estar lejos de ella. Unos dos días después y Camila
siguió asistiendo todas las tardes a la biblioteca, sin comprender por qué
a pesar de no querer ver a la ojiverde no podía mantenerse lejos de ella.

Extra #3
A Camila no le interesaba en lo más mínimo Austin Mahone, era
atractivo, pero nada más. (¿Qué? ¿Atractivo?)

No parecía pensar en otra cosa que, en el mismo, seguramente su


cerebro era del tamaño de una nuez (Completamente correcto)
considerando que reprobó informática. ¡¿Qué clase de idiota suspende
informática?! Pero allí estaban, otra vez, frente al casillero de la castaña
con el muchacho rogándole por salir a tomar un café. ¿Enserio? ¿Un
café? ¿No pudo pensar en algo más original? Además, el corte de pelo
que llevaba le hacía parecer un pincho, sin ánimo de ofender.
(Por supuesto que fue con esa intención)

—¡Vamos, Camila!—la castaña guardaba sus libros dándole la espalda,


razón por la cual el chico no pudo verla rodando los ojos .— No te
resistas, sal conmigo ¿Sabes cuántas chicas se mueren por esta
oportunidad?— (Yo no, amigo) peinaba su cabello con sus manos y
sonreía de forma burlona, pero irritante.

Le recordó a la sonrisa divertida que casi siempre mostraba Lauren, la


castaña sacudió la cabeza. Claro que no, la sonrisa de Lauren era miles
de veces más encantadora y le hacía sentir piruetas extrañas en el
estómago. Un tema que, desde hace unos meses, llevaba preocupando
a Camila como también molestándole. Era un fastidio, no podía estar en

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la misma habitación que la ojiverde sin sentirse insegura y nerviosa. ¡Así


no era ella!¡Camila Cabello no actuaba así y menos por una chica!
Laurenera tan... ¡Ahg! Ni siquiera quería pensar en ella las veinticuatro
horas del día ¡No caería tan bajo! Volvió a ver al chico, frunciendo el
ceño al verlo pero aun así sonriendo ya que eran amigos, y por mucho
que la irritara, debía tratarlo bien.

—No, Austin. Ya te dije, no quiero salir con personas del grupo—


sonrío coqueta antes de colgarse la mochila al hombro.

Austin se acercó a ella, queriendo acorralarla contra los casilleros, pero


la castaña colocó una mano en su pecho alejándolo.

—Camila, te aseguro que conmigo vas a pasarlo de maravilla—afirmó


con ojos seductores y relamiéndose los labios, Camila torció la boca
pensándolo—. Es una tontería que digas eso, no importa si soy del grupo o
no, eres muy linda y quiero llevarte a salir ¿No entiendes?

Camila se le quedó mirando, pensando seriamente si aceptar o no. Su


mamá le había dicho que a esta edad empezaría las citas con los chicos,
todo el rollo de lo novios y esas cosas. No estaría mal ¿Verdad? Austin
era guapo (Ciega), de buena familia, popular y seguramente el próximo
año se uniría al equipo de la escuela. Era un buen partido.

Además le había dicho que era linda, Camila sonrió aunque de todas
formas pensaba negarse. Esperaría unos años más, aún no estaba
interesada en el romance en su vida.

—Mira, Austin quiero aclarar que....—comenzó a hablar intentando no


apartarlo, con su dedo empezó a trazar la mandíbula del chico que
sonreía idiotizado, pero se interrumpió al escuchar risas.

Los dos voltearon, en el pasillo estaban el grupo de Lauren y sus amigas.


Camila las miraba, intentado entender que era lo gracioso y quedando
desconcertada por pensar en lo linda que se veía la ojiverde con las
mejillas sonrojadas y los ojos cerrados mientras se carcajeaba.

—¡Pero, Lau! No puedes, tu mamá no va a estar de acuerdo—la alta,


Camila recordaba que se llamaba Dinah, le dio un empujón en el
hombro.

—Camila—el moreno intentó hablar, pero Camila lo acalló colocando


un dedo en sus labios, quería escuchar.
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—Shh—siseó.

Lauren sacudió la cabeza, negando, antes de echarse el cabellohacia


atrás mirando fijamente a las dos chicas con esa fantástica sonrisa.
Camila suspiró suavemente, como si hubiera estado reteniendo el
aire, tanto que Austin no pudo escucharla y eso que estaban
muycerca.

—Descuiden, chicas. Ella cree que vamos a hacer un trabajo de Arte—


alzó un dedo inteligentemente.

—Lau...—Lucy reía cubriendo sus labios con una mano, mirando


a la ojiverde divertida. — Tú no estás en nuestra clase de arte.

—¡Qué importa! De todas formas, ella no tiene porqué saberlo—se


encogió de hombros.

—¿Segura?

—¡Si! Mi mamá va a dejarme dormir en casa de Dinah por asunto


"escolares"—hizo comillas mientras las otras dos reían. — Pero a mitad
de la noche podremos escabullirnos al sótano para tener nuestro
maratón de películas.

Camila sonrió inconscientemente al ver el rostro iluminado de Lauren,


parecía emocionada.

—Cami...—dale con la insistencia en hablar ¿Austin no sabía


cuándo quedarse calladito? Así seguro se veía más lindo.
(Ni así, ew)
—¡SH!—pasó a cubrirle la boca con la mano, mirando al pequeño grupo un poco
asustada de que las hubieran escuchado.

Seguían dándole la espalda y no eran conscientes de que ellos estaban


a unos pasos de distancia.

—¿Serán de terror?—Dinah y Lucy preguntaron al mismo tiempo, la


rubia con una sonrisa de gato diabólico y la castaña con miedo.

Lauren hizo otra de sus sonrisas matadoras.

—Perdona, Lucy...—intercambió una mirada maliciosa con la rubia.


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—¡No!—Lucy cubrió su rostro y luego les hablaba indignada por las risas
de sus amigas .— Saben que odio la películas de terror, son
tan...terroríficas.

Camila asintió sin darse cuenta, ella también odiaba ese género
cinematográfico. Eran más de su tipo las películas de lindas e inofensivas
como The Notebook. Si, definitivamente.

—Claro que son terroríficas, ese es la razón de ser de las películas de


terror, Lucy—Dinah rodaba los ojos y la chica la miraba con enojo —.
¡Pero no te enojes, gallina!

—¡No me digas así, Laureeeen!—se lanzó al cuello de la ojiverde


que la recibió entre risas mientras la envolvía con sus brazos.

Camila abrió la mandíbula hasta el suelo. Estaban cerca, demasiado


cerca ¡¿Por qué estaban tan abrazadas?! Oh no. Nuevamente lo estaba
sintiendo, esas sensaciones extrañas que le invadían con todo lo
respecto a Lauren Jauregui. Sintió un ácido en su garganta y como algo
dentro de ella rugía, se desconcertó tanto por aquella reacción poco
común en ella que no hizo el intento de ir a donde ellas estaban.

—Ya, Dinah, deja a la gallina—la ojiverde apretó las mejillas a


Lucy y Camila apretó sus manos en los hombros de Austin
fuertemente.

Contrólate ¿Qué le sucedía? ¡Reacciona, Cabello! ¡¿Qué te pasa?! Casi


podía escuchar la estruendosa voz de Veronica gritándole por suridícula
actitudcelosa.

Espera ¿Celosa? Ella no era celosa, muy lejos de ello. Para nada, nunca
en la vida. Pero si Lauren volvía a acercarse tanto al rostro de su
amiguita de esa forma ella misma se encargaría de humillarla
públicamente (Verónica who?)

Camila se mordió el labio, viendo con más tranquilidad como Lucy se


separaba de la ojiverde, molesta, y se iba. Las otras dos la seguían
partiéndose de risa. Camila no podía sentirse así, nunca en su vida había
sentido tanta…hostilidad, llamémosle así, hacia una chica y más sin
razón. Lauren Jauregui no cuenta por qué la castaña la odiaba, tenía sus
razones, la ojiverde era irritante.Ella no tenía nada en contra de Lucy

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Vives y la descolocada saber que por unos segundos la odió solo por ser
tan cercana a Lauren.

Respiró al ver al chico frente a ella, mirándola con desconcierto y


dispuesto a preguntarle. Camila no quería responderle, ni ella misma
entendía, y no quería ir dando explicaciones sobre el porqué de su
actitud extraña. Por ello habló antes que él.

—¿Sabes, Aus? Creo que aceptaré esa cita, no veo problema


alguno— sonrío dejándole un beso en la mejilla que hizo sonreír
abiertamente al chico y pareció olvidar completamente lo anterior.

—Claro, bebé—otra sonrisa tonta antes de darle un guiño e irse


orgulloso por el pasillo.

Camila se recostó de los casilleros, pensando en lo tonta que era ella por
aceptar la oferta del chico y la imbécil que era Austin por actuar como si
ella fuera un premio que se hubiera ganado. Pensó en que era lo mejor,
posiblemente empezará a sentir cosas por el moreno y olvidará todo lo
referente a aquella patética ojiverde.

Después en clases hizo lo único que podía hacer para no pensar en


nada, estudiar. No pensó en otra cosa que no fuera Historia: fechas,
personas, batallas, cualquier cantidad de datos que la distrajeran de
pensar en su reacción de antes.

Estaba caminando con Vero, en el aparcamiento, de camino a la parada


del autobús. Nadie podía llevarlas hoy. Camila no la escuchaba, repetía
incesantemente los primeros diez presidentes, y sus fechas, del país.

(¿Cómo memoriza tanto?)

—¡Camila Cabello!—la latina la detuvo por el hombro, haciéndola girar y


que está saliera de sus pensamientos de golpe .— ¡Despierta, te estoy
hablando!

—¡Verónica, me asustaste!—dijo enojada por el repentino ataque, las dos


se estaban gritando sin razón.

—¡Fue tu culpa! ¿Dónde está tu cabeza? —la sacudió ya que Camila


había cerrado los ojos nuevamente, detrás de la latina estaban
caminando Lauren y sus amigas, no quería verla. — Pero ¡¿ME ESTÁS

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IGNORANDO?!

—¡QUÉ NO!—abrió los ojos y sintió alivio al ver que la ojiverde se


había marchado.

Gracias al señor en los cielos. (Seguro porque es amiga de Ally)


—¡Qué te sucede, pareces enojada! ¿Qué te hicieron? —le dijo
acusadora y Camila abrió los ojos.

—Yo no estoy enojada, que dices—replicó muy rápido.

—Claro que si, parece que hubieran roto tu libro favorito— gesticuló con
las manos.— ¡Se te nota!

—¡Qué no estoy enojada!—dio un pisotón en el suelo.

—¡Qué si!

—¡Qué no!

Veronica se detuvo, pensativa, después sus ojos brillaron y consiguió


una razón lógica.

—¿Es la rarita? Es eso, ¿Te enojaste por ...—Camila saltó alterada


antes de que terminara de hacer la pregunta

—¡Qué no estoy celosa!—chilló. Verónica abrió los labios,sorprendida.

—...por algo que te hizo...?—finalizó la pregunta un poco confundida.

Camila se aterró, no pensaba que aquello era lo que diría su amiga.


Evadió los ojos miel mientras se alejaba, avergonzada.

—Dije enojada, no celosa... ¿De quién podrías estar celosa? ¿De qué
hablas, Mila? —la latina estaba un poco preocupada, pensado que tal
vez su mejor amiga perdió la cabeza.

Camila sintió las mejillas más calientes que nunca ¡Qué idiota!

—Nada, Vero. Es solo...

—¿Estabas celosa de la rarita o algo parecido?—alzó una ceja y la


castaña casi jadeaba de terror.
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—¡No, no fue así!—alzó las manos llevándolas adelante y hacia atrás,


debía pensar en algo, una excusa que le salvara .— Sí fueron celos, pero
fue por....¡Austin! Si, la fenómeno estaba con el muy cerca...y no me
agradó mucho.

Observó los ojos miel mordiéndose el labio, deseando que le creyera.


Para su suerte Verónica soltó una risa mientras le rodeaba el cuello con
un brazo, Camila intentó sonreír.

—¡Qué tonto, Camila! ¿Por qué tendrías tu que sentir celos? —le decía
divertida empezando a caminar otra vez, la castaña ahora con su
corazón tranquilo pensando que se había salvado. — Es obvio que
Austin te elegiría a ti, eres mucho más linda que la rarita.

La castaña se mordió la lengua cuando quiso defender a Lauren. ¿Qué


pensaba? Claro que Jauregui no era linda, para nada.

(¡Stop lying!)

Camila no dijo nada, al rato estaban en el autobús y ella se preguntaba si


en algún remoto futuro alternativo Lauren la elegiría a ella sobre Lucy. La
respuesta era obvia, no eran amigas ni se caían bien, la ojiverde siempre
escogería a su amiga. El resto del viaje, por primera vez en meses o
puede que, en toda su vida, Camila sé sintió extrañamente triste por
caerle mal a una persona.

Extra #4
Camila estaba ligeramente arrepentida, ahora, en el vestidor de las
animadoras.

¿Cómo terminó aceptando ser novia de Austin Mahone?

La respuesta era simple: apariencias.

Él era un buen jugador de fútbol, lo había demostrado hace dos semanas al entrar
al equipo. También era popular, todas querían salir con el (Las chicas en este fic
tienen problemas mentales)

Además, Camila era una animadora, era casi por un equilibrio social
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colocarse de novia con el. Era lo normal, lo correcto. Pero se negaba a


aceptar la razón más probable, quiso salir con él para sentirse bien
consigo misma, que era como cualquier otra chica linda y popular.

Que no era aquella Camila Cabello que le incomodaba, esa extraña chica
con mariposas en el estómago y tontos pensamientos sobre Lauren
Jauregui. Esa Camila era anormal, no tenía sentido, nunca pensaba con
claridad alrededor de la ojiverde y sentía extraños impulsos de agarrarla
de la mano y entrelazar sus dedos, al verla en el pasillo.

La castaña prefería a la otra Camila, la normal, con preocupaciones tales


como si recibiría un vestido para Navidad o si los chicos la invitarían a
salir, la cual era ella misma hace un año atrás, antes de conocer a
aquella chica gótica del demonio. Austin era lo único que la mantenía
cuerda, o la hacía sentirse así, que le gustaban los chicos.

Camila se repetía así misma que lo que sentía por Lauren, si es que se
podía definir como un sentimiento, era extraño e incorrecto y sobretodo
seguramente un encaprichamientojuvenil.

Nada más. Camila estaba segura, creía, de que era heterosexual. Claro.
Camila Cabello aseguraba ser completamente heterosexual. (Me reí)

¿Lo que le sucedía? Posiblemente un lapsus una incoherencia en su


crecimiento adolescente. (El efecto Jauregui, señoras)

Respiró profundo, se sentía más segura al anotar sus inseguridades en


su diario. Y desde que Lauren apareció en su vida, vaya que había
escrito. ... varias páginas en él. (En resumen: muchísimas páginassobre
la Loren)

—¡Por supuesto, chicas!—escuchó la voz de la amiga de la ojiverde,


aquella que le caí tan mal, Nora.

Frunció el ceño, aún sin verla, irritándole su voz, aunque no encontraba


una razón exacta por la cual detestaba a la pelirroja. La chica entró a los
vestidores, despidiéndose de unas amigas suyas antes de ir a su
casillero. Hace pocas semanas que eran nuevas en el equipo, pero
llevaban una pequeña rivalidad, quien hacía mejores giros o quien dirigía
los entrenamientos.

Camila casi siempre ganaba, debería de sentirse victoriosa al ver la


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mirada resentida que le daba la chica durante aquellos momentos. Pero


cualquier felicidad desaparecía al recordar que Nora era amiga de
Lauren, tenía derecho a sus sonrisas, a abrazarle, a pertenecer a la vida
de la ojiverde.

Camila sentía envidia, y se enojaba muchísimo con ella misma por


aquellos pensamientos absurdos. Por ello detestaba a esta versión de
Camila Cabello, la verdadera no sentiría celos por semejante tontería. La
castaña sonrió con sorna, mientras terminaba de hacerse una cola de
caballo.

—¿Lista para comer el polvo hoy, Rojita?—cerró la puerta de su


casillero, colocando las manos en su cadera con intención de
intimidar.

Nora sonrió, pero con diversión, hizo lo mismo que la otra chica,
ladeando la cabeza.

—Esa serás tú, plástico—le rectificó antes de darle un guiño y comenzar


a caminar a la salida. — No llores cuando me toque dirigir el
entrenamiento, Cabello.

Camila apretó los labios, aún sin dejar de sonreír falsamente.

—Eso crees tú, me das lastima—soltó con desprecio.

Nora siguió avanzando sin dignarse a voltearse y mirarla, se detuvo en la


puerta.

—Por cierto, hoy mis amigas me estarán observando entrenar... —dijo


con una extraña vocecita burlona, arrastrando las palabras.

Camila tragó lentamente. Sus amigas ¿Lauren estaría en las gradas


hoy? Maldijo interiormente, a la Camila Cabello idiota, cuando sintió
mariposas devorándole el estómago.

—¿Y a mí que me importa que tu séquito de amiguitas vayan a


verte?— estaba a la defensiva, podía notarlo.

La pelirroja negó con la cabeza, mirándola sobre su hombro antes de


encogerse, sin importancia.

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—Nada. Solo pensé que te interesaría saberlo—fue lo último que dijo


antes de retirarse, seguramente con intenciones de ir al campo.

Camila se espabiló. Fue siguiendo sus pasos decidida, no dejaría que


esa tonta pelirroja le robara la atención hoy, en el entrenamiento. La
dejaría en ridículo frente a todos. No quería admitirlo, pero una pequeña
parte, en realidad era grande (Como Ariana, ja *chiste malo*), quería
demostrarle a la ojiverde que ella era miles de veces mejor que la tal
Nora.

En el campo vislumbró a su mejor amiga, Verónica no apartaba los ojos


de las gradas, aunque quisiera aparentarlo. Camila lo vio un poco
extraño ¿A quién podría estar observando? Pero no preguntó. En
cambio, siguió su mirada, hasta donde suponía que estaba Lucy. Pero
lejos de importarle la pequeña castaña sus ojos estaban en Lauren
Jauregui.La misma chica que la atormentaba, con la que mantenía
discusiones constantemente en la biblioteca, aquella que se supone
que destetaba profundamente. Lauren estaba con los codos en sus
rodillas y la barbilla en su mano, siempre vestía ropa oscura que le
hacía parecer más blanca y los ojos aún más verdes. (¡Podría hacerse
pasar por un Cullen!) Sus ojos se encontraron, la ojiverde mostró un
pequeño atisbo de emoción y la castaña sintió un fuerte vuelco en su
pecho.Cortó el contacto visual de inmediato, sintiéndose vulnerable y
sin comprender por qué su corazón no paraba de latir como loco. Idiota.
Eres simplemente patética, Camila Cabello. Reprendía mentalmente a
la otra Camila, la que en estos momentos se preguntaba si Lauren
seguía observándola.

—Veamos, chicas, comiencen el estiramiento y después elegiremos


quien dirige el entrenamiento de hoy—ordenó la entrenadora, era muy
alta y amargada, pero todas debían calarse sus órdenes.

Todas se colocaron en círculo, empezando a estirar coordinadamente.


Vero estaba junto a la castaña, hablaba sobre algún tema interesante,
suponía ella. Camila no la escuchaba, estaba observando a la pelirroja
que justamente estaba al otro lado de la formación, frente a ella. ¿Lo
peor de todo? Le estaba mirando. Aquella rarita le sonreía como si
mantuviera un chiste privado. Camila la fulminaba con los ojos,
procuraba no dejar de mirarla para así no demostrar debilidad.

No señor, la Camila Cabello normal, a la que le valía madres Jauregui,


nunca la humillaban y en estos momentos iba a probarlo. Aunque sus

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ojos no le hicieron caso, malditos traidores. Ella no quería. Se fueron,


unos breves segundos, a las gradas. Lauren estaba jugando con
Dinah, a darse golpecitos en los hombros, la castaña no hizo nada
mejor que quedarse mirando. Después volvió en sí cuando sonaron el
silbato.

—Ahora ¿Quiénes se ofrecen como capitanas? —anunció la


entrenadora, colocándose en medio de la formación.

—Yo quiero—dos manos se alzaron y dos voces hablaron al


unísono. Nadie más se atrevió a ofrecerse.

Todas en el equipo sabían que Camila y Nora llevaban competencia por


ocupar ese puesto todas las prácticas. Si no querías recibir un golpe de
una banana voladora en el ojo, mejor era no intervenir (Camila era una
chica ruda, amiguis)

—Vale, al centro las dos—las chicas hicieron lo indicado, sonriéndose


como dos chicas que se detestan, pero fingen que no frente a los
profesores (Ustedes ya saben cómo)—. Cabello ¿cara o cruz? —sí, es lo
que piensan, para elegir a la capitana del día utilizaban una moneda.

Era un método infalible.

—Cruz—Camila sonrió dulcemente, obviamente más falso que un billete


de tres dólares.

Nora se encogió de hombros, pero había un brillo en sus ojos que seguía
siendo raro. No era con desprecio, como Camila sentía hacia ella, era
más bien con diversión. La entrenadora lanzó la moneda al aire, dio
varias vueltas, pero las dos chicas estaban más ocupadas en verse
directamente como para observar el resultado.

—Cruz. Cabello, dirige al grupo—fue el resultado final y Nora no hizo


nada, torció la boca, pero volvió a sonreír.

Las amigas de Camila sonrieron, la misma castaña lo hacía, y el grupo


fue a colocarse en posición. Esperaban a las dos chicas.

—Buena suerte la próxima, roja—le susurró al pasar al lado de


ella, deteniéndose un poco para verle —. Te hará falta.

—Disfruta ser capitana hoy, Camila—los ojos azules pusieron nerviosa


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a la castaña, Nora sonrió abiertamente —. Intenta no tropezar tanto,


Lauren nos está viendo—ella dio la vuelta y fue alegremente con las
otras.

Camila palideció. No, no era.... ¿Cómo? Ella... ¿Estaba loca? Si debía


ser. No tenía sentido. De todas formas, esa pelirroja no podía saber lo
que Camila pensaba sobre Lauren. Nadie podía saberlo, sintió el
estómago revuelto. El resto de la práctica evitó apropósito cruzarpalabra
con Nora. Estaba nerviosa, lo sabía, sentía los ojos azules clavados en
ella esperando algo. Camila tenía miedo, nadie podía saberlo,esa
pequeña y ridícula cosa que sentía por Lauren Jauregui era innombrable.
(Como Voldemort, casi)

En las duchas se vistió rapidísimo, sabía que perdía su reputación ante


los ojos de la pelirroja al hacerlo, pero no quería toparse con Nora. Salió
prácticamente corriendo y chocó con alguien, con quien menos esperaba.

(No era un buen día para Camilita)

—Ouch. Perdo... ¿Cabello? —la confundida le miraba con sus


ojos esmeralda, Camila se fijó en que hoy parecían un poco
azules y brillaban.

Se apartó un poco torpe, acaba de tropezar con ella en pleno pasillo,


pero nadie les prestaba gran atención. Miraba a Lauren, esta observaba
confundida, pero estaba justo allí, cerca de los vestidores y Camila supo
el por qué. Y le molestaba un montón. Jauregui seguramente esperaba a
Nora, a esa estúpida pelirroja.

—Ten más cuidado, fenómeno—siseó, apretando los puños.

De inmediato los ojos esmeraldas se enfriaron. Hizo aquel gesto tan


característico suyo cuando se enojaba, y no es que Camila le prestara
tanta atención (Para nada, chicas), frunció las cejas y tensó la
mandíbula.

—La que estaba atravesada eras tú, Cabello—luego, con un gesto de


manos, le restó importancia —. Igual no me importa, vengo a hacer
cosas más importantes que pelear contigo.

Camila sentía los nudillos blancos. Mierda. Otra vez la Camila Cabello
tonta por la ojiverde salía a causar problemas. Se mordió la lengua, así
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salvándose de preguntar si venía por la pelirroja.

—¡Lauren!—gritó alguien tras ella, Camila se congeló, pronto


recordando la razón de su huida.

Sentía miedo. Mejor era irse ahora. (¡Retirada!) Fulminó por última vez a
Lauren antes de irse por una esquina y largarse del lugar. Ella no puede
saber, se repetía mientras caminaba por el pasillo. Es imposible. Le
molestaba que Nora actuase como si supiera algo que Camila no.
Siempre, con esa sonrisa cada vez que la ojiverde estaba cerca o
atrapaba a la castaña mirándolas. Se detuvo, pensando ¿Acaso Nora
jugaba con ella? o ¿Nora veía algo de lo que ni la propia Camila era
consciente? La sola idea le dio pavor.

(Nora lo sabe todo, aprendan eso)

Extra #5
Camila estaba en un gran aprieto. Vaya que sí, sentía la necesidad de
quedarse dormida una eternidad y huir de la realidad. ¿Qué le sucedía?
Lo mismo de siempre. Era muy obvio: Lauren Jauregui. La chica más
irritante, tierna y lenta del mundo. Todos en el instituto pensaban que
Camila la odiaba, antes era así o al menos eso creía ella, ahora no
estaba tan segura.

Según Vero, su mejor amiga había descubierto lo que le sucedía por


andar de chismosa en su diario, decía que era una confusión. Camila
debería quemar ese jodido cuaderno, tal vez. Una confusión, se repetía
ella, le repetía su amiga, le decía incluso internet. Por qué si, Camila
había buscado en Google (incluso en Yahoo respuestas Perú) como
saber si estabas enamorada de una chica cuando también eras una.

¿Útil? La verdad, no. Decía lo mismo que esperaba ella, que


seguramente era una confusión hormonal común a su edad. Camila al
principio se lo creía, pero ella no era tonta. Iba más de una atracción
física. La forma de pensar de Lauren, con las pocas veces que habían
compartido ideas en la biblioteca, sus increíbles notas en Biología, o con
solo ver los libros que leía, le parecía maravillosa.

Como la ojiverde era tan amable con todos, trataba con cariño y afecto a

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sus amigas, le hacía sentirse enternecida. También lo lenta y adorable


que parecía algunas veces cuando no comprendía Inglés, era mucho que
soportar para la castaña (y para todas la Harmonizer)

Además, Lauren dibujaba espectacular. Captando el arte en un objeto


simple o creando dibujos que cualquier otro nunca pensaría. ¿Cómo lo
sabía? La ojiverde de vez en cuando dibujaba en la biblioteca, algunas
veces parecía tan absorta que podía acercarse con sigilo y observar el
dibujo a sus espaldas. Sobra decir que el arte de Lauren atrapó a Camila.
Incluso cuando le peleaba era astuta, siempre sabía con qué responderle
para molestarla y salirse con la suya.

Después estaban sus ojos. Joder, sus ojos. Le quitaban el sueño a


Camila dejándola perdida en un mar verde azul. Siempre sentía ganasde
solamente verla durante horas, su cabello, su nariz, sus cejas. Lauren
era perfecta.

Oh, claro que Camila no era idiota. Ella sabía que esto era más que una
confusión, mucho más. Querer besar a alguien sólo por encontrarla
tierna, sin sentir algún deseo sexual, o darle abrazos todo el día no era
normal. Camila ya lo sospechaba, llevaba tiempo desde que tuvo una
conversación con su madre. Pero no quería aceptarlo, y ahora que
pensaba en la posibilidad, sentía miedo hasta la médula.

Posiblemente, tal vez, Camila gustara de Lauren. Y puede que un indicio,


uno muy pequeño, de enamoramiento hacia la ojiverde. Aunque no
estaba del todo segura, creía. Obviamente no pensaba decírselo a
Verónica aún, esta sufriría un ataque cardiaco y Camila no estaba segura
de que tuviera seguro médico.

¿Qué has echo, Cabello? En qué momento, no podías fijarte en el


repartidor de pizzas sexy y moreno ¿verdad?

O sea ¡Era el lote completo! Hermoso, alto y amaba la pizza. El chico


soñado. Pero nooooo. Debía fijarse en una chica ¡Vaya royo! Y además,
una chica que la detestaba. Maldecía el día en que cruzó palabras con la
perfección que conformaba Lauren Jauregui. También maldecía el día en
que se interesó en conocerla quedándose en la biblioteca, pensando que
así la superaría, tuvo el efecto contrario y terminó enamorándose.

—¿Todo bien?—Normani, una de sus amigas, la sacudió en el pasillo.

Camila había estado observando a la nada, pensando en su desgracia


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de vida. Ella estaba con Ally y la chica de piel negra, acompañando a la


rubia mientras recogía sus libros.

—¿Sabes dónde está Vero?—Ally preguntó mientras guardaba sus


cosas. Ella se encogió de hombros, llevaba un rato sin verle.

—Mira, allí está el grupito—Normani sonrió.

Camila no se movió, parecía indiferente por fuera mientras observaba al


grupo de Lauren llegar. No mostraba todos los nervios que sentía dentro,
y también enojo, claro. Lauren le vio, sus ojos brillaron un segundo y
después volvió a ver a sus amigas, charlando. Estaban acercándose,
pero Camila no encontraba excusa para pelearle, además no quería
verle. Estaba cabreada con ella ¿Quién se creía esa fenómeno para no
besarla? ¿Sabe ella cuantas oportunidades tuvo para hacerlo y lo dejó
pasar? Jauregui sería inteligente, pero era una idiota. (Contradictorio
pero cierto)

—Buenos días, plásticas—saludó Dinah, dándoles una mirada cargada


de desdén, Normani resopló.

—Perdedoras—sonrío con la misma mirada a la rubia. Estas dos


se llevaban especialmente mal. (Ya veremos *doble guiño*)

Lucy parecía estar buscando a alguien, ya Camila sospechaba a quien, y


al no encontrarla perdió el interés en el grupo. Los ojos chocolate vieron
los esmeralda, estaban a segundos de irse y pasarla de largo.

—Cobarde—fue lo único que susurró la castaña, casi le da un lepe a


Lauren al ver sus ojos confundidos.

De todas formas, la ojiverde debió pensar que era uno de sus insultos
acostumbrados y no le encontró nada extraño. (Ayúdala señor)

—Princesita mimada—musitó antes de seguir el camino por el pasillo


con sus amigas.

Porque en eso se basaba su relación, en peleas constantes e insultos.


Camila se cansaba, pero si era la única forma de conseguir hablar con la
ojiverde, sin estar en la biblioteca, ella estaba dispuesta a seguir.

—Ignóralas, Mila. Veo que aún no entienden que las perdedoras son
ella— Normani se movió el cabello a un lado del hombro y sonrió,
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logrando embobar a todos en el pasillo porquébueno. ya saben,


esNormani.

—Si, como sea—dije entre dientes, aún pensando en que quería darle
un golpe a Lauren.

Esa tarde, después de que Verónica fuera a su casa con la excusa de ir


a tomar fotos al atardecer. Camila entendía la traducción a español: ir a
espiar a su vecina por la ventana. Ella quiso ir a la biblioteca. No estaba
segura si Lauren estaría, solo necesitaba un lugar donde estar en
completo silencio. Al llegar se sentó en el sofá, cruzada de brazos. Mejor
sería leer. Eso hizo, estuvo metida en un libro que encontró donde la
protagonista tenía ojos esmeralda. Oh, vaya, qué ironía. Sintió unos
pasos, se detuvieron en la entrada, vacilantes, y después siguieron.
Camila levantó la cabeza, encontrándose con Lauren.

—¿Viniste, fenómeno?—habló duramente y sin una pizca de cordialidad.

Lauren ladeó la cabeza, juntando las cejas antes de asentir. Aunque


luego frunció el ceño, a la defensiva.

—Es una biblioteca pública, Cabello. Puedo venir cuando quiera—fue


sin verle hasta una de las estanterías, buscando un libro —. ¿Dónde
está?—murmuraba.

Camila no dejó de verla, la ojiverde estaba de espalda así que no podría


pillarla haciéndolo. Después al ver que se volteaba, sus ojos se
encontraron, los de la ojiverde observaron el libro que tenía Camila.

—¿Tú lees Hermosas Criaturas?—preguntó con aparente


incredulidad, mientras alzaba una ceja —. Vaya, eso no me lo
esperaba.

—Lo que lea o no, no te importa—Camila le observaba con los


ojos entrecerrados peligrosamente.

—¿Qué te sucede hoy? Parece que un perro te ensució la ropa,


Cabello— comentó con burla, la castaña aumentó el fuego en sus ojos
—. Necesito el libro, yo lo estaba leyendo.

—Ahora lo tengo yo—dijo cerrándolo, mientras jugaba con él en sus


manos, necesitaba sentir a la ojiverde cerca —. ¿Qué harás al respecto?
—sabía que tenía que provocarla.
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Lauren igualmente achicó los ojos, tomándolo como un reto. Fue hasta
ella, quedando frente al sillón donde Camila estaba, extendiendo la
mano.

—Lo estoy pidiendo amablemente, plástico—sonrío y Camila miró su


mano como si tuviera siete dedos en vez de cinco.

—Ni te lo creas—replicó.

—No querrás que te lo quite a las malas... —amenazó y Camila se


levantó de su lugar, quedando frente a ella a pocos centímetros de su
rostro.

—Eres muy cobarde para hacerlo—aseguró, aunque al decir cobarde no


se refería exactamente a quitarle el libro.

Lauren pestañeó como tonta, mirando el rostro tan cerca de Camila, pero
sin retroceder. Las dos se observaban, veía a la ojiverde mirarle los
labios para luego ir a sus ojos. Camila estaba que le gritaba a todo
pulmón: ¡Anda, bésame de una vez, grandísima imbécil! Quería sentir los
labios rosados sobre los de ella, para así de una vez asegurarse
definitivamente de lo que sentía por la ojiverde y sufrir porello.

Inconscientemente las dos chicas se fueron acercando. Los ojos de


Lauren la observaban con tanta intensidad que sentía sus mejillas
ardiendo, puede que, al fin, después de todos esos intentos fallidos, la
fuera a besar. ¿Sentiría mariposas? Por qué aún sin haberla tocado ya
sentía el cuerpo gelatina y el corazón a punto de salirse por la garganta.
El aliento de ella le quemaba los labios, ya casi...

—Disculpe, jovencitas, ya vamos a cerrar la biblioteca y necesitan irse...


— inició la bibliotecaria (Si, ella existía) acercándose y ahora incomoda,
pensando que había interrumpido algo.

(Es Dinah 2.0)

Lauren salió del trance y sacudió la cabeza, alejándose un poco de


Camila mientras observaba a la mujer y asentía.

—¡Oh, vamos! ¿Esto es enserio? —Camila soltó mientras miraba con


una rabia inmensa a la pobre mujer. Esto debía de ser una broma, una
jodida y cruel broma ¿Acaso nunca podría besar a la ojiverde?
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—Si, es verdad, jovencita. Ya es hora de cerrar y... —la señora


explicaba sintiendo un poco de temor por los ojos chocolate, pero
Camila la interrumpió.

—No me importa—la calló y con brusquedad se volvió a Lauren, que


miraba un poco confundida por la actitud de la castaña. Apretó el libro
contra el pecho de la ojiverde, con fuerza —. Toma tu estúpido libro, ya
no me interesa—y se fue, sin darle una última mirada a la chica.

Tomó sus cosas y se largó, planeando darse una gran ducha y ordenar
una inmensa caja de pizza mientras veía el Titanic. ¿Lauren? ¿Esa
cobarde más lenta que el caracol del jardín? Ella podría irse a tomar por
culo. Camila estaría durante dos horas enamorada del atractivo Jack
Dawson, el moría, pero seguramente si se hubiera atrevido a besarla.
(Me dolió, chama)

Extra #6
Camila estaba muy alegre, más de lo que recordaba haber estado alguna
vez.¿Cómo no? Hace unos dos días, la noche del baile de invierno, fue el
momento más emocionante y hermoso de su vida. Pasaron muchas
cosas, ella terminó bebiendo, comiendo alegremente y felicitando a Vero
y a Lucy por ganar como reinas del baile.

Aunque el acontecimiento principal de aquella noche, fue la declaración


más tierna y hermosa que le había dado Lauren Jauregui, su Lauren.
Bailaron juntas muchas veces, mirándose a los ojos con dulzura e
ignorando las miradas curiosas de los otros compañeros. Sobra decir que
también se dieron varios besos, Camila amaba los suaves labios de la
ojiverde. (¿Quién no?)

Y no, no fue un sueño. Esa noche, después de que Lauren la despidiera


tímidamente frente a su casa, ella se lanzó un balde de agua fría para
asegurarse de no estar dormida. En realidad, fueron dos baldes, para
rectificar. Una nunca sabe. Al día siguiente no lograron verse, para la
desgracia de las dos chicas. Camila tuvo que asistir a una reunión
familiar y estuvo todo el día de muy mal humor. Andrea alzaba una ceja,
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riéndose un poco. Camila evitaba mirarle a los ojos, como su hermana


llegara a enterarse de lo sucedido con Lauren, en cuestión de segundos
toda la familia lo sabría. (Hasta estaría en el periódico)

Y lo menos que necesitaba era que sus padres se enteraran


sorpresivamente, Sinu seguro estaría montando una fiesta de
celebración (Con tortas cubanas *guiño*) pero a Alejandro no la
agradaría la idea. Prefería decirles por su propia boca, cuando sesintiera
preparada, o cuando Lauren se dignará tener ovarios y fuera a la casa a
hablar con sus padres.

El domingo fue lo mismo, Lauren no podía dejar sola a sus padres, ya


que querían almorzar juntos. Lo único positivo fueron los mensajes de
texto que intercambiaron. Camila sonrió al recibir el primero,
preguntándose donde había encontrado su número la ojiverde.
Sospechaba de cierta latina.
(Nah, fue Andrea)

Y aquí estaban, un lunes, en el instituto. Ya a estas alturas, todos debían


saber que entre Camila Cabello y Lauren Jauregui había algo. No eran
amigas, aún no, eran mucho más. (Super amigas harmonicas ¡Yey!)
Camila estaba sentada en una de las mesas del patio, mirando hacia el
aparcamiento, esperando a cierta chica de ojos verdes y sonrisa
angelical.

—Estoy frustrada—fue el comentario inútil que hizo la chica castaña.

—¿Por qué?—Vero estiró los brazos, ella también esperaba a Lucy.

—Hace dos días que me he besado con Lauren y le dije que la amaba,
no la he visto desde entonces—su tono fue sarcástico, se cruzó de
brazos, mientras movía la pierna—. ¿Qué se supone que somos ahora?

—¿Rivales con ciertas actitudes cariñosas?—la latina tentaba a la


suerte con su chiste, vio los ojos chocolate asesinarla y alzó las
manos—. No me mates, era broma. ¿No querrás dejar a Lucy soltera,
verdad?

—La haría un favor—rodó los ojos.

—Pff, claro—chistó con gracia, echándose el cabello hacia


atrás—. Ya quisiera ella encontrarse otra novia como yo.

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(Todas quisiéramos)

—No le deseo tanto mal, Verónica. Espero que no existan dos como
tú, con una me basta—Camila movió las manos, esperando que la
latina se picara.

—¡Oye! Que tú no eres Miss simpatía—le dio un golpe en el brazo,


la castaña sonrió —. Soy increíble y estoy segura que Lucy piensa
igual.

Una voz tras ellas respondió, divertida.

—Tienes razón, Vero—Lucy sonreía con dulzura a su novia, la sonrisa


resplandeciente de la latina se mostró en sus labios—. Eres
maravillosa—se sonrojó.

—Aww, gracias, Lu—la latina le hizo ojitos.

Veronica se lanzó a abrazarla, dándole besos en las mejillas y finalizando


con un beso en los labios, Lucy reía como idiota, aún ruborizada. Camila
rodó los ojos, tanto amor por las mañanas le hacían sentir diabetes nivel
III. Si es que existía. De todas formas, eran empalagosas.
(¿Qué te pasa? Si tú eres igual, querida)

—Ya, esperen estar a solas—sonrío a las dos chicas, Lucy asintió


más la latina alzó la barbilla.

—Tu te callas. Es mi novia y puedo besarle cuantas veces quiera—


rodeó el cuello de su chica con un brazo, cariñosamente, plantándole un
beso en la oreja y dejando a una atontada Lucy junto a ella. Alzó una
ceja—. Al menos nosotras tenemos un título ¿no?

(Uh, hasta a mí me dolió)

Camila hizo una mueca amarga.


—Yo no fui la que tardé meses en aceptar que estaba enamorada—los
ojos miel se abrieron, Camila sabía jugar sucio.

Lucy volteó a ver a su novia, entre divertida y sarcástica.

—¿Meses?

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—Ehh, cariño. No la escuches, quiere lavarte el cerebro—sonrío nerviosa,


lanzando dagas imaginarias a la cabeza de su mejor amiga.

—¿Segura? No parecías pensar eso cuando... —la gran revelación


de Camila fue cortada por la latina.

—¡VAYA! Hablando de Lauren ¿Dónde está la rarita? —Verónica logró


zafarse, ya que la atención de Camila fue completamente en dirección a
Lucy.

Los ojos chocolate observaban a la otra castaña, con expectación y


emoción. Lucy no pudo evitar sonreír ante el rostro de Camila.

—Ah, Lauren.

—Sí, Lauren—repitió Camila, esperando respuesta.

—Exacto, Lauren—Lucy siguió el juego, con una sonrisa enigmática.

Camila perdía paciencia, no pensaba desquitarse con Lucy puesto que le


caía bien, por ella intentó sonreír.

—Esa misma.

Verónica intervino, arruinando el jueguito mental de su novia con su


amiga. La pobre Camila terminaría arrancándose los pelos si no
escuchaba noticias de la ojiverde.

—Si, si. Lauren Jauregui. La rarita, fenómeno, la closetera, la hija de


Satán. Como quieran llamarla—movió la mano para dar a entender que
habían más nombres, luego miró a Lucy con ojos cariñosos—. ¿Sabes
dónde está, Lu?

Lucy se encogió de hombros, dándole a Camila una sonrisa traviesa.


Luego sujetó la mano de la latina, entrelazando sus dedos y empezando
a caminar.

—Tendríamos que entrar para averiguarlo ¿No? —los ojos cafés


fueron la única motivación que necesitó Camila.
Algo planeaba. Fue prácticamente corriendo hasta la entrada, seguida de
unas divertidas Lucy y Vero. Ellas se susurraban entre sí, y se daban
pequeños besos en las manos.

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—¿Dónde?—la castaña observaba, entre el grupo de estudiantes,


en el pasillo.

—Deja que tu corazón te guíe—Lucy dijo con aire teatral. Verónica rió
como tonta enamorada.
(Lo que hace el amor, te hablo a ti también, Lauren) Camila no estaba
para soportar chistes.

—Lucía—repitió con tono severo.

—Vale, ve a tu casillero. No era fan difícil—la chica hacia un puchero falso, le


habían arruinado la diversión.

—Descuida, Lu. Camila es una aguafiestas—la latina la abrazó por la


cintura, besándole la coronilla —. Ya tienes lo que querías, mueve el culo
y vamos a tu casillero.

—Tu no me mandas, Iglesias—aun así, la castaña se puso en marcha,


de camino a lugarseñalado.

Fueron las tres, buscando una cabellera negra entre las otras cabezas.
Camila contuvo un suspiro de alivio y luchó contra su sonrisa boba alver
a la ojiverde, recostada del casillero y charlando con Dinah. Lauren
parecía igual de radiante que siempre. Su cabello cepillado con sus
dedos y hacia un lado, jersey y vaqueros oscuros. Sonreía muy feliz,
mientras charlaba con Dinah. Camila comenzaba a sentir las piernas
temblarle, por lo guapa que estaba hoy. Se detuvo. Las otras dos la
miraron, sincomprender.

—¿Qué sucede, Camila?—Lucy preguntó, con preocupación.

Camila comenzó a jugar con su cabello, nerviosa, mientras halaba el


bordillo de su falda.

—¿Mila?—Verónica ya tenía una idea, sonrió por lo patética y tierna que


era su amiga —. ¿Todo va bien? Estas sonrojada.

—Gracias, si no me lo dices, nunca me entero—dijo sarcástica, puesto que

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ella era perfectamente consciente del estado de sus mejillas, al sentir un


fuerte calor en ellas.

—¿Entonces? De verdad, debes estar bromeando, Cabello—Verónica


soltó una risa, Lucy le dio un codazo—. ¡Pero, mírala! Está nerviosa por
ver a la rarita, cuando hace unos días estaban comiéndose en el
laboratorio de Biología.

(¿Comiéndose? Era canibalismo)

Camila enrojeció hasta la raíz del cabello. Maldijo el momento en que


tuvo la magnífica idea de contarle a su mejor amiga, acerca de su
pequeña confesión a Lauren.

—¡Vero! Déjala, tiene derecho a estar nerviosa—volvió a regañar a la


latina, esta guardó silencio aún reteniendo la risa. Lucy regresó su
atención a Camila, sonriendo dulcemente—. ¿Es eso lo que sucede?

Camila asintió, avergonzada y mordiéndose él labio.

—Si, yo... yo no sé cómo actuar ahora, frente a ella. Además... no.…


hoy no creo estar tan bonita, no traje mi lazo de la suerte—confesó,
como si fuera de vital importancia, Lucy colocó una mano en su
hombro.

—Descuida, Camila. Lauren...

La risa de la latina llegó hasta un límite, tenía que explotar.

—¡JAJAJA! ¿UN LAZO? ¿EN SERIO, MILA? —se apoyaba de sus rodillas
mientras reía, las dos castañas la atravesaban con los ojos. Ella
recuperándose, la señaló—. Perdón, ja ja... Descuida, estas perfecta. Por
algo tuve que esperar dos horas, para que te arreglaras frente al espejo
¿no?

Camila se sonrojó.

—¿Dos horas?—Lucy abrió los ojos, apretando divertida el hombro


de Camila —. ¿Cómo así?

Verónica resopló, recordando la razón de su sueño. Sin dar tiempo a la


castaña para explicarse.

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—¡Si! Me hizo ir temprano a su casa, para ayudarle a escoger lo que


llevaría hoy—señaló el conjunto que utilizaba la castaña, falda y una
blusa—. Tardaba un montón, creo que dejamos su habitación
desastrosa—dio un guiño exagerado.

Lucy carraspeó, apretando los labios. Ella no quería reír, se supone que
estaba allí para apoyar a la castaña no para burlarse.

—¿Y qué tiene? Pienso que estás bien—ánimo a Camila.

—Sí, pero. No traje mi lazo—hizo una carita de perrito triste, Lucy


aguantó la respiración —. Me lo dio mi mamá, es de la suerte y me
siento segura de mí misma con él.

—Entonces ¿dependes de un lacito lila, para estar menos nerviosa? —


la latina colocaba las manos en su cadera.

Camila frunció el ceño, cruzándose de brazos.

—No seas ridícula, Verónica—Camila rodó los ojos—. Es un lazo azul.

Hasta este punto también llegó el límite de la risa de Lucy. La castaña


soltó una carcajada, cubriéndose los labios con una mano e intentando
sujetar el brazo de una enojada Camila con el otra, para evitar que se
largara.

—¡JA JA JA! No, espera, Camila. Perdón, no quería ¡Fue culpa de Vero!
— señaló a la latina, que silbaba inocentemente.

—¡¿Qué?!

¡¿Yo?!—se señaló, esquivando los golpes de su mejor amiga y


escondiéndose tras su novia —. ¡No! Yo solo dije que era lila, Lucy se
rió sola.

—¡ES AZUL!—la castaña deseaba clavarle las uñas.

Lucy se interpuso entre ambas, ya tranquila y olvidando la razón de su


risa. Aunque protegía mayormente a la latina, alejándola de las manos
homicidas de Camila.

(Favoritismo ¿dónde?)

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—Ya ya. Mejor vamos con las chicas—observó nuevamente los ojos
nerviosos de Camila—. No tengas pánico, estoy segura que Lauren
estará aún más enamorada al verte. No tienes nada que perder—la
tranquilizó.

Camila le sonrió, desviando sus ojos asesinos a la latina, que volvióa


refugiarse detrás de su novia.(Cobarde)

—Vamos—estaba enojada con Verónica y aquel sentimiento le dabaun


poco de equilibrio con su propiacabeza.

¿Quién se creía Verónica para burlarse de su lazo? ¡Era sagrada, al igual


que las pizzas! Su amiga sufriría un castigo durante las noches de
pijamada, la enviaría a dormir al sofá. Para que aprendiera

(Seguro se encontraba con a Alejandro)

Camila respiraba lentamente, al ir directo a su casillero, ignorando


completamente todo a su alrededor y con sus ojos sobre Lauren. Dinah
le dio un ligero codazo a la ojiverde, para llamar su atención y con una
sonrisa pícara, la señaló. Camila se encontraba lo suficientemente cerca
para escucharla, prácticamente estaba detrás de Lauren.

—¿Quién?—lo lenta no se lo quita nadie.

—Camila, idiota. Está tras tuyo—la rubia rodó los ojos,


señalando exageradamente a una pequeña castaña.

Lauren rápidamente volteó la cabeza, encontrándose el


esmeralda con los ojos chocolates. Camila sonrió y sintió su
corazón latir a mil, esta mañana los ojos de su chica eran de
un color azul verdoso, muy claros.

—Hola—dijo tímidamente, colocando un mechón detrás de su oreja.

Lauren abrió y cerró la boca varías veces, mirando fijamente los ojos
chocolate para después bajar la mirada y observarla.

—Ho—hola, tú... tú, si tú. Estas, estas... muy... Ehh—balbuceaba,


volviendo a clavar sus ojos en los de Camila, y ocasionando un
mariposario en el estómago de la castaña—. Te ves increíble, estas
hermosa. Muy hermosa— se sonrojó.

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(Lucy tenía razón, denle un premio)

Camila igualmente sintió todo su rostro sonrojado, mordiéndose el labio y


acercándose un paso a la ojiverde.

—Gracias. Tú tampoco lo haces mal—ladeó la cabeza, con el


corazón hinchado de felicidad por el simple hecho de estar con la
ojiverde —. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?

Lauren sonreía, sonreía mucho y no dejaba de ver el rostro de Camila,


como si lo analizará y guardará cada detalle en su memoria. Ocultaba
sus brazos detrás de su espalda, achicando los ojos con diversión.
—Bien, en realidad. Bueno... —juntó las cejas, sacudiendo la cabeza
antes de volver a sonreír—. No fue tan agradable como esperaba, te
extrañé.

Camila podía morir feliz, la expresión idiotizada de amor, no se borraba


de su rostro. Tanta miel debería estar prohibida, gente podría sufrir un
ataque al leer esto. Si los lectores estaban muriendo de diabetes por
leerlo, no imaginen como está la escritora (¡AYUDA!)

—Yo también, Sofía preguntó por ti—su hermanita seria otra persona
que tampoco estaría alegre, porque ella robara a su novia dragón.

(Uy, corre ahora que estás atiempo)

—¿Si? A ella también la extrañé mucho—la ojiverde asintió,


torciendo la boca adorablemente—. Pero más ati.

(Sofía se enterará de esto *se esconde en las sombras*)

—Pienso... qué deberías ir a visitarla, hoy en mi casa. Ella estaría


alegre— era la indirecta más directa del mundo, Camila contaba con
que Lauren era la suficientemente lenta como para no captarla.

(Ni tanto)

—Ah... si tú quieres—se escuchaba un poco decepcionada, aun así


no parecía molesta—. ¿También quieres que vaya, verdad?

(Al parecer si era así de lenta)


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—Si, si quiero.

Ellas dos estaban en su burbuja de amor, las otras tres, más que sentirse
incómodas en un momento tan íntimo, observaban fascinas el intercambio de las
chicas. Claro, después de acostumbrarte todo este tiempo (y un libro entero) a
verlas gritándose y dándose celos, con todo el drama incluido, era extraño verlas
en una conversación tan civilizada y sobre todocariñosa.

—Te juro que puedo ver una burbuja rosa alrededor de ellas—
susurró la latina a las dos chicas.

Dinah estuvo de acuerdo, últimamente comenzaban a congeniar.

—Puedo sentir el amor hasta en mi vejiga—(¿Es posible? Ni idea) la


rubia abrió los ojos, ante una revelación del cielo—. Este es mi shipp,
para esto llegué a este mundo—sintió la tentación de arrodillarse, pero
se contuvo.

(Y esta es la historia de toda camren shipper)

—Yo también las shippeo—Lucy observaba, sonriendo—. Se ven muy


lindas juntas.

(Lucy nuevamente acierta *le lanza un premio*)

Ya, volviendo a las otras dos idiotas que seguían sonriendo e ignorando
todo.

Lauren se revolvió nerviosa en su lugar, sonriendo y reduciendo el


espacio entre ella y Camila.

—¿Puedo tener un beso de buenos días?—fue la audaz táctica. Buena jugada,


Jauregui.

Camila sonrió coqueta, colocando un dedo en su barbilla.

—Mm, déjame pensar—después señaló los brazos de Lauren, escondidos—.


¿Qué tienes tras la espalda?

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—Umm, es clasificado—chistó con la lengua, ladeando la cabeza con


burla. Alzó las cejas rápidamente—. Podría dejarme sobornar con un
beso, para decírtelo—fue la condición.

Camila se mordió el labio, colando una mano en el cuello del jersey de la


ojiverde y jugando con la tela. Acercó sus rostros, más si era posible.

—¿Si? No estoy segura de que seas una fuente fiable—


pestañeó, mirándole.

—¿Quieres saber o no?—la chica alzó una ceja, bajando su rostro


hasta el de Camila—. Te aseguro que es muy...Mhm—fue callada por
los labios tibios de la castaña.

Fue un beso breve y sin movimiento alguno, aun así, las dos chicas se
sintieron en el cielo. Lauren abrió los ojos, con las pupilas dilatadas,
cuando rompieron él contacto.

—Ahora ¿vas a decirme? —Camila reía divertida, por el rostro en blanco


de Lauren, ella también se encontraba afectada, pero podía disimularlo
mejor. (Aja, las palabras: Camila y disimular, no cuadran)

Lauren asintió frenéticamente, suspirando antes de dejar ver una rosa


azul y tendérsela a la castaña, en plan caballeroso.

—Es... una rosa para otra rosa—sonrío ahora más tranquila, al ver las
mejillas rojísimas de Camila. Se la entregó con cuidado, en sus
manos—. Perdona, estoy tan nerviosa que he utilizado una frase cliché.
Tu culpa, no mía—se justificó, encogiéndose de hombros.

—¿Mia?—Camila olía la rosa que emanaba un aroma dulce,


seguía sorprendida pero completamente encantada por el pequeño
detalle.

—¿La rosa? Si—Lauren juntó las cejas, rascando su cabeza.

—No, boba ¿Si es mi culpa que seas tan cliché? —la castaña siempre lo
diría, le resultaba adorable la lentitud de Lauren, la mayoría de las veces,
al menos.

—Ahh—la ojiverde arrugó la nariz, esquivando los ojos chocolate para


volver a verlos—. Es que estoy nerviosa. Si, definitivamente es tu

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culpa que actúe así, por ser tan perfecta y todo lo otro—colocó las
manos con las palmas hacia arriba, como diciendo: <<¿Qué se le
puede hacer?>>

—¿Hola? Chicas, seguimos aquí— Verónica quería llamar la atención de


estas dos, que seguían sonriéndose y mirándose como retrasadas —.
¡Oh, vamos! ¿Qué no eras tú la que se quejaba de las muestras de
afecto públicas, Cabello? —recriminó.

(La hipocresía es fuerte)

—¡Shh! Cállate, estoy grabando—Dinah alzaba su celular, apuntando la


cámara hacia ellas y pretendiendo que lloraba—. Es un momento
glorioso para el fandom ¿Qué no ves?

—¿El qué?—la latina movió las mano frente a la cámara.

—¡Noooo, para! ¡LUCY, dile a tu novia que me deje fangirlear!— señaló


a la latina.

Lucy se cruzó de brazos.

—Verónica, deja de arruinarle la grabación a DJ—la latina se


sintió indignada.

—¡Pero... !

—Si no la dejas, te quedas sin besos—afirmó.

—Perdona, Hansen. No fue mi intención—dio un apretón en el brazo


de la rubia, alentándola a que siguiera con lo suyo.

Dinah observó a Lucy, fascinada. ¡Era como un perrito con su amo!

—¡Funciona! Vamos, Lu. Ahora pídele que me compre un disco


de Beyonce, dale—la rubia ánimo a su amiga, Verónica quiso
darleun pisotón, pero se arriesgaba a perder el cariño de
sunovia.

(Me estoy riendo mientas escribo)

—¡Ya, esto termina aquí!—la latina fue hasta donde las chicas, dándole
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unos golpecitos en la cabeza a Lauren—. ¡Eh! Aquí, llamando a rari—


landia ¿Me escuchas? —ahuecó sus manos en la oreja de la ojiverde,
para darle más efecto.

—¿Eh? ¿Verónica? —Lauren salía del trance, apartándose un mechón


de cabello de la frente, entrecerró los ojos—. ¿Qué quieres? Cuando tú
estás con Lucy, yo no voy y te arruino el momento ¿sabías?

—Ya, deja el lloriqueo—rodó los ojos, señalando el pasillo casi vacío —.


Han durado casi quince minutos hablando de tonterías, tenemos que ir a
clases.

Lauren abrió los ojos, mirando la hora en su móvil y comprobando que


llevaba razón.

—¡Mierda! Lu, tenemos que ir a Historia...y tu también, Cabello—


sonrío al recordar que compartía la clase con la castaña.

Camila, aún sin salir de su estado ensoñador, asintió.

—Vale, hay que irnos—la latina se acercó, para darle un beso en los
labios a Lucy —. ¿Nos vemos en el almuerzo? —quería confirmación.

—Por supuesto, Vero—la chica se sonrojó y volvió a besarle.

—¿Lauren, por qué una rosa azul?—preguntó Dinah, con curiosidad.

Todas parecían querer saber, Camila se hacía la misma pregunta,


Lauren les miraba como si fuera lo más obvio del mundo.

—¿No lo saben? Es el color del lazo favorito de Camila, pensé que así
le encantaría la rosa, aún más—se sintió un poco culpable al ver los
ojos abiertos de todas y por el inexplicable rostro que le daba su chica
—. No quería escucharme como una acosadora, en realidad, me lo ha
dicho Andrea— sonrojó, intentado ver si la castaña se sentía
incómoda.

—¿Esta es una jodida broma?—Verónica dijo con la boca


abierta. Al parecer un lazo azul no era tan ridículo para otras
personas.

—Estoy orgullosa de ti, Laur—Lucy aplaudió.

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—¿Qué lazo?¿De qué hablamos? No comprendo—Dinah estaba


perdida, lo normal.

—¡Lauren!—Camila se enganchó de su cuello rodeándola con sus


brazos, cuidando de que la rosa no se estropeara.

—¿Qu—qué?—balbuceó confundida, al sentir el gran afecto


cariñoso bienvenido.

Camila alzó el rostro, mirándola muy de cerca. Podía sentir como la


ojiverde aguantaba la respiración.

—¡Lauren, te amo tanto!—le dio besitos en su nariz antes de darle


más en sus labios, repetidamente. Escondió su rostro en el cuello
de la ojiverde —. ¡Tú sí entiendes lo importante que es el lazo para
mí!

—Cla—claro, ¿por qué no lo haría? Es tu lazo de la suerte, tiene mu—


mucho valor sentimental para ti— sus palabras alegraron aún más a la
castaña, la ojiverde mostraba una tonalidad roja sangrienta en su rostro.

—¡¿Escuchaste, Verónica?! ¡Ve y aprende algo de Lauren, para la


próxima! —gritó la chica, aún con el rostro escondido en el abrazo de
la ojiverde—. ¡Por eso a ella la quiero más!
—¡No me vengas con eso!—chilló la chica de ojos miel, abriendo los brazos—
. ¡Es solo un puto lazo!

Al parecer el manual para conquistar de Lauren Jauregui se vendería


muy bien, si escribiera uno.

Extra # 7
—¿Llevas dinero para el almuerzo?—preguntó Sinu, por quinta
vez. Camila rodó los ojos, divertida por la preocupación de su
madre.

—Si, mamá. Descuida, tengo prisa, voy tarde—recordó al ver la hora en


su móvil.

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Faltaban veinte minutos para entrar a clases, si quería llegar a tiempo y


llevar a Verónica, todo a la vez. Era mejor apurarse.

—¿Kaki?—preguntó la pequeña Sofía, desayunaba junto a su padre


mientras sonreía a su hermana —. ¿Cuándo viene Nuggets? Lleva
mucho tiempo sin jugar conmigo—hizo puchero.

Camila frunció los labios, divertida, colgándose la cartera del hombro y


comiendo una galleta del tarro sobre el refrigerador. Ella comía las
veinticuatro horas del día, no se cansaba.

(¿Cómo carajo sigue tan flaca?)

—La has visto hace dos días, cuando llegó de sorpresa con Vero—
apuntó, sonriendo aún por el agradable recuerdo de aquella tarde.

Ver a Lauren con su hermana menor era de sus actividades favoritas, le


parecían súper tiernas. Incluso, el fondo de pantalla de su móvil era una
foto de Lauren y Sofia posando, la ojiverde hacia una mueca graciosa
mientras la niña le daba un beso en la mejilla. Si en algún momento del
día sentía la necesidad de ver a sus dos personas preferidas, solo
bastaba con desbloquear el aparato y allí estaban ¡Era perfecto!
(Yo quiero y necesito que exista esa foto)

—Eh, no. Ya van... Mmm—la niña dejó de comer para contar con los
dedos, como le enseñaron en la escuela—. Van ochenta y dos horas,
desde que no veo a Nuggets—las matemáticas no eran su fuerte.

—Son cuarenta y ocho horas, enana—la corrigió.

—Como sea—la niña rodó los ojos, Camila le daba la razón a su


ojiverde, a veces Sofía se parecía tanto a ella que daba miedo —. El
punto, es que no la veo hace muchísimas horas, seguro ella me
extraña—dijo completamente segura.

¿Lo peor de todo? Camila sabía que su hermana tenía razón, Lauren
vivía preguntando por la pequeña niña y jugando con ella, cada vez que
podía.

—Bah, no creo—bromeó, le mostró la lengua a una Sofía con el


ceño fruncido—. Me extraña más a mí—aseguró.

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—¡Mentira! Tú eres fea, yo soy linda, claro que me extraña más a


mí— movió la mano, como si Camila fuera inferior. (Sofía Rules,
chiks)

Sinu observaba a sus dos hijas, sonriendo, mientras colocaba más


sándwiches en el plato de su esposo. Se dieron una mirada dulce, al
parecer hoy alguien no dormiría en el sofá.

(¡Bien por ti, Alejandro!)

—¿Fea?¿Yo?—Camila colocó una mano en su pecho, riendo con


gracia—. Soy increíble, tus celos me dan ternura—apretó las mejillas
de su hermanita, esta se revolvió lejos de sus manos.

—¡No estoy celosa!—comprobado científicamente, estas dos son


hermanas y nadie puede negarlo.

—Por favor, todos piensan así—estaba bromeando, su hermanita


indignada era un acto digno de ver. Fue por la cocina, hablándole,
mágicamente una manzana estaba en sus manos y le daba un
mordisco—. Hasta Lauren, ella piensa que soy hermosa—sonrío como
tonta, recordando que la ojiverde se encargaba de remarcarle lo perfecta
que era, cada vez que tenía oportunidad.

(Si buscas perfección en el diccionario, sale una foto de Camila Cabello)

Alejandro quiso hacer un comentario de padre celoso, bastó una mirada


fulminante de Sinu, para hacerlo callar. Suficientes experiencias
traumáticas con una Cabello enojada, para el resto del año. (Además, el
sofá no es cómodo)

—¿Nuggets?—la niña achicó los ojos, confundida, Camila cubrió su


boca para no reír.

¡Por dios, esa reacción fue tan Lauren Jauregui! Al parecer la pequeña niña
era una combinación de ambas, como si fuera su propia hija, el corazón de Camila
se hinchó de felicidad ante la idea.

—Sí, enana—terminó la manzana, antes de que Sinu tuviera tiempo


de esconderlo, se robó un sándwich de la bandeja—. ¿Cómo creías
que se llamaba? —dio un mordisco ¡Qué bueno estaba el queso
derretido!
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Sofía abrió los labios, considerando la respuesta, seguidamente sonrió y


alzó la barbilla.

—Nuggets Juregi—fue la simple respuesta, la niña realmente se


sentía orgullosa al decirlo.

Camila se atragantó con la comida, su madre de inmediato le dio un vaso


de jugo, ella reía a carcajadas.

—¡JA JA JA! ¿Cómo, que, qué? —hablaba con la lengua entre los dientes.

—¡No te burles!—Sofía chilló, luego hizo un puchero a su papá—. ¡Pa,


Kaki me está molestando!

Alejandro no quería decir algún comentario incorrecto, las mujeres


explotaban si hacías un movimiento en falso, rápidamente introdujo una
porción de pan en su boca e hizo señas de no poder hablar.

En plan: << Perdona, cariño. Tengo la boca llena y ya sabes lo que dicen
las normas de cortesía ¡Primero terminar de masticar antes de hablar!>>
(Está en la Biblia)

Obviamente, el hombre era ingenioso, digamos que tardaría un buen rato


en terminar de tragar el bocado. Hasta estar en zona segura.

—¡Papá!—se quejó la niña castaña, se detuvo un segundo, después Sofía


sonrió sintiéndose ganadora—. Tú eres la que está celosa—aseguró.

Camila alzó una ceja, junto a la cesta de frutas y pelando una banana.
Sinu pestañeó, sin entender en que momento su hija se había trasladado
a esa parte de la cocina ¿Era ninja?

—¿Por qué yo estaría celosa?—preguntó curiosa, masticando.


(Camila no seguía las normar de cortesía ¡Sé cómo Alejandro!)
Sofía dejó que su padre le limpiara los labios con una servilleta, ella
sonreía con superioridad.

—Es fácil.

—Pues dímelo, enana—Camila terminaba su bocadillo, ya


buscaba nuevamente otro alimento para echarle el diente.

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(Su barriga es un pozo sin fondo)

—Que Lauren es mi novia Dragón—se cruzó de brazos, Alejandro


levantó los brazos como un aro, indicando que Sofía Cabello acababa
de anotar punto.

Camila se detuvo, la observó fijamente, se lamió los labios.

—No tiene nada de especial ser su novia Dragón—musitó.

—Bueno, al menos es mi novia y no la tuya—sacudió sus hombros,


dejando en shock a Camila que acaba de encontrar algo de comer.

—Aún—canturreó Sinu, dándole un golpe en la mano a su hija con la


cuchara, para que soltara él trozo de tarta que compró ayer—. No
tocar—se refirió al postre, el cual colocó sobre un plato, lejos de su
tragona hija.

La mujer ya preparaba los futuros planes de bodas con su compañera en


crimen ¡Clara Jauregui era su socia! La castaña mayor se dejó separar
de su comida, pensando seriamente en que era cierto. Llevaba tres
meses saliendo con Lauren y ellas dos aún no eran novias.

(Lauren es lenta en estas cosas ¿Qué esperabas?)

—Eh... —balbuceó, dándole a tender a Sofia que ella había


ganado el encuentro.

—Me retiro, madre—dijo la niña con voz formal, levantándose, Sinu la


despidió sonriendo. Pasó junto a Camila, susurrando —. Perdedora—
antes de irse con la cabeza en alto.

Camila quedó mirando el suelo, pensando. Su madre la miró, lavando los platos.

—¿Qué piensas, hija?—sonrío.

—Que llego tarde al instituto—susurró distraída, metiendo un trozo


de la tarta prohibida en su boca.

Sinu observó a su hija y luego al plato, donde se supone que estaba la


tarta, ahora se encontraba vacío ¡¿Cómo carrizo la había agarrado?!

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—¡KARLA CABELLO!—señaló el plato y luego a ella—. ¿Cómo...


—dijo perpleja.

—Me tengo que ir, los amo—salió corriendo como un tren.

Extrañamente, Verónica insistió en que no fuera a buscarle, aseguraba


ya estar en el instituto. Seguramente fue temprano para encontrarse con
Lucy. Esa tonta chica enamorada. En su convertible plateado, Camila
mientras conducía, analizaba su actual situación con Lauren. Desde
aquel día, en el baile de invierno muchas semanas atrás, siempre
estaban juntas. Tenían su tiempo para ellas mismas, pero la mayor parte
del día preferían gastarlo en la otra.

Se daban besos, muchos realmente, salían juntas a pasear por la playao


a tomar un helado. Se agarraban de la mano en los pasillos del instituto y
eran conscientes de sus sentimientos por la otra. Prácticamente
actuaban como novias, pero oficialmente, no lo eran. Camila sentía que
debía solucionarlo. (Es tu deber)

Pero Lauren era muy lenta, tardó casi tres años en decirle que la amaba,
si dejaba pedirle que fuera su novia cuando se le ocurriera, estaría
soltera hasta terminar la universidad. Camila consideraba seriamente ser
ella la que diera el paso, o al menos, lanzarle indirectas a Lauren. Si es
que las captaba. Era tonto, pero quería llamar a la ojiverde como su
novia. Al llegar al aparcamiento, estacionó junto a la camioneta de Troy.
Sonrió, al sentir un abrazo demoledor alrededor del cuello, ya sabia a
quien pertenecía esa clase de afecto.

—¿Qué onda, Walz?—la rubia amiga de Lauren, era ahora su propia amiga.

Sinceramente, Camila se preguntaba cómo pudo aguantar todos estos


años peleando con la chica y pretendiendo que le caía mal. Se llevaba
muy bien con Dinah, en tan pocos meses lograron hacer una conexión de
esas que pocas veces uno tiene.

—¡China, déjame, no puedo respirar!—se soltó, escuchando una risa


por parte de la polinesia.

—¿Parecías distraída? ¿Algo... o alguien en mente? —pestañeó


coquetamente, dándole un codazo a la castaña—. Descuida, no temas
decirlo. Todos saben que siempre piensas en mí, a Lauren no le
molesta— bromeó.
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—No seas tonta—río mientras las dos caminaban, hacia la


entrada, conversando—. ¿Cómo crees que voy a pensar en ti?

Dinah rodó los ojos.

—Claro, ya tienes a una idiota en tu cabeza ¿Para qué tener a otra?—


dijo echando su cabello hacia atrás, abanicando su rostro —. Me
ofendes, Mila. Ya quisieras tu tenerme como pareja.

—Que va—río al ver la mueca indignada de su amiga, le dio un suave


golpe en el hombro—. ¡Ya, no te molestes! Igual no podríamos.

Dinah le sujetó la mano con una actitud teatral, sollozando con


exageración. Camila estaba riendo.

—¿Por qué? ¡¿Por qué nuestro amor no puede ser, Cabello?!—casi


gritó, logrando que otros voltearan a verlas y la castaña se
avergonzara.

—Ya, para. Eres una ridícula—se soltó de su agarre, alzando una ceja al
ver a Dinah bordeando sus uñas—. ¿Estamos pasando pena, sabes?

Dinah se encogió de hombros, silbando como si fuera inocente.

—No sé de qué hablas.

—Pero, enserio. No podríamos, Lauren es el amor de mi vida—río al


ver a su amiga fingiendo tener arcadas. (Sabias palabras, Camila)

—Diabetes, necesito agua con sal. Ayuda—musitó, manoseando el


rostro de Camila.

La castaña la apartó, negando con la cabeza.

—No seas así, también Normani podría matarme por... —se


mordió la lengua, al saber que habló de más.

Por suerte, Dinah había desaparecido y ahora estaba a unos cuantos


pasos lejos de ella, burlándose del cabello de Normani. Era como un
nene pequeño que fastidia a la niña que le gusta. Camila la miraba
divertida. Esas dos eran el mismo acto todos los días, desde hace
meses. Era obvio, al menos para Camila, que entre Normani y Dinah
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había chispa.

(Era LA chispa, amiga)

Normani y Dinah eran amigas, las dos se llevaban bien por su pasión
hacia Beyonce, aun así, habían días en los que discutían. Era muy
gracioso de ver. Se encontró a Vero frente a su casillero, guardaba unos
libros distraídamente. Camila fue hasta ella, necesitaban hablar.

—Hola, Mila...

—¿Y Lauren?—fue la primera pregunta. La latina alzó una ceja.

—¿Cómo debería...

—Aún no somos novias ¿Te lo puedes creer? —se quejó volviendo a


interrumpir a la chica, se recostó en un casillero, derrotada —. ¿Qué tengo
que esperar? ¿Una señal de humo o un mensaje enviado por una paloma?
Lauren tardará años en pedírmelo.

Verónica sonrió, colocando una mano sobre su hombro.

—Descuida, todo a su... —nuevamente cortada a mitad de la oración.

—¿Y si se lo pido yo? Puede que sea más fácil, digo, yo podría
hacerlo romántico incluso—colocó una mano sobre su barbilla,
analizando sus opciones.

—¡No!—Verónica abrió los ojos, en pánico. Camila la miró sin


entender, la latina se aclaró la garganta —. Digo, podrías esperar un
poco... es muy pronto—dijo extrañamente nerviosa.

Camila le dio un toquecito en la frente, rodando los ojos.

—Verónica, tú no eres la mejor para darme consejos.

—¿Por qué?—se cruzó de brazos.

—Le pediste a Lucy que fuera tu novia, semanas después de salir—se


señaló el pecho, con énfasis —. Yo llevo meses ¿Escuchaste? ¡Meses
saliendo con Lauren!

—¡Oh vamos, no empieces!—resopló.

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—¡Si que empiezo! Cuando la vea... ¡Ah!—saltó cuando dos manos


cubrieron sus ojos, eran cálidas y familiares, su corazón se aceleró
felizmente.

—Adivina ¿Quién es?—Lauren bromeó, dándole besitos en el cuello.

Camila sintió las mariposas revolotear en su cuerpo y comenzó a reír,


siguiéndole el juego. El enojo fue rápidamente olvidado (Lauren se salvó
por poco)

—No sé ¿Quién podrá ser? —se giró entre sus brazos,


rodeándole la cintura y frotando su nariz contra de de Lauren,
mirando sus ojos esmeralda —. Hola.

Lauren sonrió, radiante, dándole un beso en la frente.

—¡Buenos días, princesita!—bromeó. Camila sacudió la cabeza, divertida —.


¿Cómo dormiste anoche?

—Bien, muy bien—sonrío, mordiéndose el labio y observando a la


ojiverde verlos.

—¿Beso de buenos días?—preguntó hipnotizada por los labios


de la castaña.

—Si, por favor—susurró Camila.

Unieron sus labios, la castaña sentía la calidez y el cosquilleo en los


suyos. Como se sincronizaron y se movían lentamente al mismo ritmo,
sentía sus pies flotando, besar a Lauren era tremendamente mágico.

Verónica carraspeó.

—Ajam—dijo sonoramente—. Si, ya entendimos, era obvio que es


Lauren. Eres una gran adivina, Mila—comentó sarcásticamente.

Ellas seguían besándose, Lauren la presionaba contra su cuerpo.


—Ya déjalas, Vero. Son tiernas—Lucy le daba un beso en la mejilla a
su novia, acababa de llegar con Lauren.

Se escuchó el flash de una cámara fotográfica, las dos chicas rompieron


el beso, apoyando las frentes juntas y mirándose intensamente.
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—Mierda, la foto salió perfecta—Dinah dijo orgullosa de su trabajo,


agitó la cámara en el aire —. ¡Esto es por el fandom!

—¿De qué hablas, Hansen?—Normani junto a ella se rió de la


ocurrencias de la chica —. Estás haciendo él ridículo.

Dinah chistó, dándole un empujón con la cadera a la chica de piel oscura,


levantó un dedo.

—Tú serás ridícula—señaló a la pareja frente a ella y luego a la


cámara—. Esta foto vale más que tu riñón.

(Deberías venderla por EBay)

—Tonterías—la chica rodó los ojos ante las palabras de la polinesia.

Dinah comenzó a picarle el brazo con el dedo, Normani se quejaba de


ella y le colocaba la mano en el rostro, para alejarla, sonriendo
levemente.

(Basta, las shippeo)

—Creo que deberíamos ir a clases, Lu—la latina sujetó la mano de su


novia, mostrando una mirada irónica —. Aquí hay muchas babosas.

—Pero, Vero. Si tú eres igual conmigo—la castaña sonrió a su


novia, dándole un beso en la mejilla sonrojada.
Lauren sonrió, colocando un brazo alrededor de los hombros de Camila,
esta se acurrucó contra ella.

—La hipocresía es mala, Iglesias—comentó la ojiverde y las otras


rieron, la latina se apartó un mechón de cabello con un soplido.

—Vale, de igual. No quiero escucharlas, son malas conmigo—se fue


indignada, contoneándose por el pasillo, Lucy la alcanzó y se abrazó a
ella.

Las dos desaparecieron entre los otros estudiantes.

—Venga, chicas—Dinah agitó la mano, para instarles a moverse —.


Tenemos que ir a clases, después pueden follar en el baño, si quieren.

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Normani se rió fuerte, Camila completamente sonrojada, le propinó un


golpe a su amiga en el abdomen.

—¡DINAH!—la castaña se sentía abochornada, ellas aún no se


acostaban a menos que no fuera para dormir. (Dijo aún)

—Los baños son incómodos—Lauren frunció el ceño, ladeó la


cabeza. Dinah sonrió con gracia y sarcasmo.

—Vale; entonces, la enfermería—observó los ojos


esmeraldas considerándolo —. Tienen una camilla muy
cómoda—agregó.

—Eso está mejor—la ojiverde sonrió y recibió un manotazo de su chica


en la cabeza —. ¡Auch!

—Por pervertida—sacudió la cabeza, alejándose y entrelazando su


brazo con el de Normani—. Ven, Mani. Vámonos con personas más
decentes.

—Tienes toda la razón, Mila—la chica de piel oscura alzó las cejas
con superioridad, Dinah le dio una pícara sonrisa.

—No hay nadie más decente que yo, chicas—afirmó.

Las cuatro chicas fueron a sus primeras clases, Camila sentía felicidad
ya que compartía dos horas con Lauren. Pero, en las siguientes no. En
la clase de cálculo estuvo toda la hora intentando copiar apuntes
mientras Dinah, sentada a su lado, se quejaba por el aburrimiento y le
contaba chistes para hacerla reír. (Lloro, son goals) Camila quería ser
responsable y estudiosa ¿Cómo podría concentrarse con la polinesia
junto a ella, burlándose del viejo profesor Cárter? Le fue casi imposible.

En la hora del almuerzo, las cosas habían cambiado. Desde hace un


tiempo que las cuatro animadoras se habían trasladado de su
acostumbrada mesa, para estar con el grupo de Lauren. Irónico,
considerando que hace dos años almorzar con el grupo de raritos sería
visto como un gran chiste para Camila y Vero. Hoy en día, pensaban en
estar más cerca de sus chicas como fuera posible. Al conocerlos mejor,
Camila sintió más agrado por ellos que hacía su propio grupo. Las
animadoras eran el doble de superficiales que ella y los chicos, entre
ellos Austin, eran idiotas.
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—¿Es gelatina marrón?—preguntó Lauren, sujetando la mano de la


castaña bajo la mesa.

Ally levantó el postre, tomando una cuchara y llevándola a su boca.


Sonrió a la ojiverde, después de los malentendidos pasados, todo estaba
arreglado.

—Es pudín de chocolate, Laur—dijo agitando el cubierto, a ofreció


una cucharada a Troy haciendo de avióncito —. Esta muy bueno
¿quieres?

—Claro, lo cocinaste tú. Debe estar riquísimo—sonrío como tonto,


probando bocado y abriendo los ojos —. ¡Ves que eres fantástica! Tenía
razón, está muy bueno—los ojos azules miraron con cariño a su pequeña
rubia. Ally se sonrojó y le ofreció más del pudín. (Me duele el corazón)

—No sé quién está peor, si las Camren, Vercy o Norminah—comenzó


Nora, dando un sorbo a su jugo y señalando a las parejas con diversión
—. O ustedes.

Camila y Lauren se encogieron de hombros, la latina puso los ojos en


blanco con Lucy acariciando su mejilla.

—¿Normi—que?—dijeron la rubia y la chica de piel oscura, al mismo tiempo.

—Nada, chicas—resopló, mirando a la mesa —. ¿Por qué Robert tuvo


que enfermar? Me siento como una sujetavelas.

(Te entiendo)

—No se lo que será esa Normicha, o lo que sea—Dinah colocó


ambas manos sobre la mesa, apuntando a Camila con su barbilla
—. Pero te aseguro que las Camren superan a todos los demás.

—Oye—Camila hizo una mueca aguantando la risa —. Se escucha


como si fuéramos una banda de raperas: ¡Damas y caballeros, les
presento a "Las Camren"!—dijo con una cómica voz de presentador.

Nadie rió por su broma, únicamente una persona. (Nunca adivinaran


quién es, chicas)

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—¡JA JA JA, ESA ESTUVO BUENA, CAMZ!—Lauren se


carcajeaba, apoyando la cabeza sobre el hombro de una radiante
castaña, al escuchar la risa que tanto amaba.

Camila comprendía, que ella vivía para hacer chistes y así lograr
escuchar la risa de la chica de ojos esmeralda. Era su razón de ser. (Aw)

—No me pareció gracioso—Dinah alzó la ceja con una cara de póquer.

Camila se cruzó de brazos, señalando a Lauren con orgullo.


—Pues parece que a Lauren si.

—Eso no es humor, es idiotez del amor, no lo confundas—señaló a


Lauren, las risas ya disminuían.

—¡Pfff, yo soy graciosa!—dijo como si fuera obvio, miró a sus amigas—.


¿Verdad?

Ninguna dijo nada, sonreían con resignación y la castaña resopló.

—Me deben estar jodiendo.

—Yo sí creo que eres graciosa, Camz—su amada ojiverde estuvo de


su bando.

—¿Ven? Aprendan de Lauren—apartó un mechón de cabello oscuro


del rostro de la ojiverde, afectuosamente.

—No vale, como dijo Dinah—comenzó Troy, divertido y aceptando


bocados que le daba su pequeña rubia—. Es tu novia, obviamente te
dará la razón entodo.

(Verónica es un claro ejemplo viviente)

Todas rieron, menos Camila que estaba completamente seria.

—Lauren no es mi novia—dijo dándole una mirada de reojo a su


chica, la ojiverde bebía de su refresco—. Aún no ¿Por qué, Jauregui?

Lauren se atragantó, al no percibir la diversión en las palabras de su


chica, comenzó a toser con fuerza y una desagradable sensación en la
nariz por el líquido gaseoso. (Yo odio que me pase eso)

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—¿Qué... ¡Cof, cof! ¿Qué cosa, Camz?—preguntó limpiando las


leves lágrimas de sus ojos, la castaña jugó con sus dedos.

—¿Qué somos, tú y yo?—prefirió ir por el camino seguro.

Lauren abrió los labios, repentinamente alarmada y mirando a los lados.

—Ehh... somos ¿Amigas? —Camila la fulminó con los ojos, ella se


aclaró la garganta—. Amigas que están enamoradas una de la otra—
pensó que así lo arreglaría.

(Sigue cavando tu tumba, Loren)

—No seas idiota, fenómeno—Uy, Camila le había llamado ese por


el nombre explícito. Estaba cabreada, la ojiverde podía sentir el
peligro acercarse, casi lo olfateaba en el aire —. Sabes a lo que me
refiero.

Todas estaban calladas, miraban atentas a la ojiverde, esperando que se


salvara. Lauren no decía nada, tenía que buscar una forma de escapar.

—Mila, porque no mejor cambiamos... —comenzó Lucy, fue callada por


una furiosa castaña.

—¿Lauren? Sigo esperando, fenómeno—se cruzó de brazos,


inclinándose hacia la ojiverde quien se alejó a la vez—. ¿Amigas
enamoradas una de la otra, en serio? ¿No te gustaría que fuéramos algo
más? —lanzó la pregunta bomba.

Lauren tragó, sentía miedo por los ojos chocolate.

—¿Súper amigas? No, bueno, no se me ocurre que más podríamos


ser... — dijo evasiva, volteando el rostro nerviosamente y sonriendo —.
¿Sabes qué? Ignora a Troy, hace comentarios en los momentos menos
esperados—le dio una mirada intencionada a su amigo.

Camila sintió un golpe en su pecho, era como si Lauren la estuviera


rechazando y no se mostrará emocionada con la idea de ser su novia.
Lauren no era tan lenta (bueno... ) obviamente entendía la pregunta de
Camila, pero la evitaba por alguna razón. Puede que no quisiera estar en
una relación con la castaña. Ella sintió el alma a los pies, no era posible.

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La ojiverde la amaba ¿no era así?

—Lauren... —susurró, la campana se escuchó y la ojiverde se levantó de


un salto.

—¡Vaya, ya hay que irnos!—dijo sonriendo mientras daba miradas


crípticas a sus amigas, se acercó rápidamente a darle un beso en los
labios a la castaña—. Te amo, recuérdalo—otro beso más antes de irse
arrastrando a las cinco chicas.

Todo fue tan rápido que no dio tiempo a Camila para reaccionar, además
de que los besos de Lauren siempre la dejaban atontada, logró formar un
pensamiento en su cabeza al verlas salir de la cafetería.

Había quedado sola, con Dinah y Troy.

—¿Qué... qué fue... ?—señaló a Troy—. ¿Me puedes explicar? El chico


sonrío, negando con la cabeza.

—Tu solo espera—le explicó antes de despedirse e irse.

—¿Dinah?—la pobre castaña buscó ayuda en la polinesia.

Dinah le hizo levantarse de la mesa, saliendo al pasillo mientras


palmeaba su hombro.

—Descuida, Cabello. Estoy igual de confundida que tú—le dijo con empatía.

(Dinah siempre está perdida)

Camila no volvió a ver a las chicas, ni a Lauren, durante el resto del día.
Sentía el ánimo por el suelo, andaba con pasos pesados y muy triste.

Lauren evitó la pregunta, ella no quería ser su novia, tal vez le


incomodara. Era un hecho muy desgarrador para la castaña, ella
anhelaba ser su novia para así oficialmente tener el derecho de alejar a
las zorras de primer año, que se querían acercar a su chica.

(Posesiva nos salió la hija)

Y sobre todo, para avanzar en su relación. Al parecer, Lauren no sentía


lo mismo.

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—Odio la vida—replicó al salir de clases con su única amiga fiel, Dinah.


(Me acordé de Toy Story)

—La vida es hermosa, Beyonce existe en ella—fue la simple respuesta—.


¿Dónde están las chicas? Camila resopló.

—Posiblemente ellas y la fenómeno se largaron—murmuró enojada,


luego dio un quejido —. ¿Sabes qué? No las necesito.

—¿Pero, por qué el mal humor, Mila?—alzó una ceja.

Camila abrió los brazos, exasperada.

—¡Por nada, Dinah! Simplemente, la chica que amo no quiere ser


mi novia—hizo un puchero, nuevamente triste —. No entiendo.
Dinah pareció meditarlo.

—Yo tampoco, fue muy raro lo del almuerzo, la verdad. Digo, hasta un
ciego puede ver que Laur babea por ti—colocó una mano en su barbilla,
analítica —. Su reacción no tuvo lógica, ella amaría ser tu novia. Pero,
no te preocupes, es Lauren. Seguro ni entendió la pregunta—fue lo que
se le ocurrió.

Camila quería creerle, pero estaba segura de lo que vio, Lauren sí que
comprendió lo que ella había querido decir. Camila, dispuesta a ignorar a
sus traidoras amigas y a su supuesta enamorada, invitó a Dinah a su
casa. Durante todo el camino la rubia contaba chistes para hacerla feliz.
Dinah ignoró su móvil, el cual estuvo todo el camino vibrando, sentía
fastidio de sacarlo de su bolsillo. (Así de floja era Dinah Jane, señores)

—¡Venga, quiero comer!—Dinah cantó cuando llegaron al jardín frontal


de los Cabello.

—Es lo más inteligente que has dicho hoy—Camila estuvo de


acuerdo, seguía desanimada.

Al parecer, en la casa había un gran revuelo. Cuando abrió la puerta


escuchaba voces muy fuertes y gritos. Extrañamente, personas chillando
el nombre de Alejandro y entre ellas estaban sus amigas.

—¡Alejandro, deja de pensar con el culo y reacciona, viejo loco!—ese


fue el grito respetuoso de la latina hacia el señor Cabello.

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Lucy y Ally estaban cerca de la escalera, con un rostro entre cansado y


divertido.

—¿Qué pasa aquí?—Camila dijo, soltando la cartera sonoramente


en el suelo.

Las dos chicas la vieron, parecían asombradas de ver a la castaña en su


propia casa.

—¿Qué haces aquí?—preguntó Ally.

—Tu, no se supone que debías llegar ahorita—dijo Lucy, frunció el


ceño mirando a Dinah —. ¡Dinah!

—¿Qué hice ahora?—alzó las manos.

—¡ALEJANDRO, BAJA EL ZAPATO AHORA!—la voz de Sinu resonaba


por toda la casa.

—¡YA VERÁS, ES MI HIJA, NO TE DEJARÉ TENERLA!—el hombre no se


escuchaba ni un poco feliz.

—¡QUIERO UNA ORDEN DE RESTRICCION!—esa voz era muy familiar.

Camila perdía la paciencia, escuchaba muchas voces mezcladas. Como


un flash, la castaña vislumbró una mancha negra muy conocida, bajando
las escaleras. Lauren apartó a sus amigas entre tropezones y huyóhacia
la sala, saliendo fuera devista.

—¿Qué demonios?—escuchó a Dinah hablar.

Seguidamente, tras Lauren, en fila bajaron las personas que faltaban.


Alejandro con el rostro rojo y un zapato en la mano, se veía ridículamente
peligroso.

—¡NO HUYAS, LAUREN!—gritó con fuerza, siguiendo el paso de la


ojiverde hasta la sala—. ¡SI QUIERES A MÍ HIJA, VEN Y LUCHA POR
ELLA! —se podía escuchar su voz en alguna parte de la casa. (Una
batalla de zapatazos hasta la muerte, ah)

—¡DEJA DE INTENTAR UTILIZARLA COMO TIRO AL BLANCO, LOCO!—


Vero fue otra en la línea.

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—¡LLEGAS A HACERLE ALGÚN RASGUÑO A MI FUTURA NUERA Y


CRÉEME, NO ESTARAS INVITADO A LA BODA, ALEJANDRO!—Sinu
cazaba a su esposo sacudiendo una chancleta en la mano, ella si daba
miedo.

Todos se fueron hacia la sala, la última en bajar fue Normani, respiraba


acelerada por tanto correr.

—Vaya, estos dos deberían participar en los Juegos Olímpicos—


observó a Camila en la entrada —. ¿Y tú qué haces aquí tan
temprano?

—¡Es mi casa!—Camila reclamó, pensando en por qué Lauren huía de


su padre.

—¡Dinah fue una inútil y no la distrajo!—Lucy señaló a la rubia culpable.

—¡DINAH JANE!—Normani la miraba con enojo, la rubia se escondió


detrás de Camila—. ERES UNA INITUL ¿POR QUÉ NO LA
DISTRAJISTE COMO TE DIJIMOS?

—¿DE QUÉ HABLAS? A MÍ NUNCA ME DIJERON NADA—la polinesia no


tardó en responder los gritos, aun así, se mantuvo refugiada tras la
castaña y lejos de la enojada chica, solo por precaución, claro.

—¡TE ENVIAMOS UN MENSAJE!

—¡MENTIRAAA!—aquí nadie sabía hablar bajo.

—¡VE EL MOVIL, IDIOTA!—Normani tuvo que irse, al escuchar


pasos correr, quería asegurarse que la ojiverde siguiera viva.

—No encontraré nada, están... Un momento—se detuvo al revisar


el aparato, en la pantalla se mostraban diez mensajes sin leer—.
Ups.

—Un "Ups" no me funciona, Dinah—Lucy se cruzaba de brazos y


Ally cerraba los ojos, las dos decepcionadas.

—Señor, perdónale—la pequeña rubia rezó al cielo, después escuchó


un grito de Lauren y agregó—: Y salva a Laur de la furia de un padre
celoso, también. Amén.

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—¡¿Qué le hacen a Lauren?!—gritó por fin la castaña, salió tras los


demás y sus amigas la siguieron.

Lo que encontró la hizo casi reírse, en otra oportunidad lo hubiera hecho,


pero ahora era una situación delicada. Alejandro, su supuesto padre
maduro, estaba aporreando la puerta del armario con un zapato.

—¡SAL, LAUREN! NO TE HARÉ DAÑO—prometía falsamente el


hombre, Camila supuso que la ojiverde estaba oculta en la pequeña
habitación, para escapar del peligro.

—¡Eso es exactamente lo que dice un asesino durante una película!—la


voz de la ojiverde se escuchaba al otro lado de la puerta, seguramente
entrecortada por tanto correr —. Y definitivamente ¡SI QUE LE HACEN
DAÑO AL PROTAGONISTA!

—¡PAPA! ¿QUÉ HACES? —saltó la hija a la defensa de su asustadiza


"amiga enamorada", pensaba en abandonarla en las garras de su papá,
por haberle rechazado, pero la amaba mucho como para hacerlo.

Oh oh, Alejandro. Has sido descubierto, mejor huir cuanto antes. El señor
se detuvo, con el brazo a medio camino de golpear la puerta y se quedó
tieso.

—¿Camila?—giró el cuerpo lentamente, con una rápida sonrisa


inocente y escondiendo el arma del crimen detrás de su espalda—.
Cariño ¿Qué haces aquí tan temprano?

—¿Por qué todos me preguntan lo mismo? ¡Es mi casa, puedo llegar a la


hora que quiera! —chilló, seguidamente achicó los ojos con
desaprobación—. Papá ¿Qué se supone que hacías?

—Ehhh... —Alejandro se encogió de hombros, nerviosamente—.


Haciendo ejercicio.

—¡ESO ES MENTIRA!—la voz de Lauren se escuchaba desde el


armario, Camila fulminó con los ojos al culpable.

—Aja ¿Y qué hace Lauren allí dentro? —se cruzó de brazos, todos
estaban reunidos en el marco de la sala, observando el encuentro.

Verónica había obtenido palomitas y todo, las compartía con sus amigas
mientras Normani retaba a Dinah por ser tan irresponsable y floja.
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Alejandro silbó, pretendiendo que no escuchaba nada mientras jugaba


con el zapato entre sus manos, cansando de esconderlo.

—¿Lauren? No creo haberle visto—otra mentira.

—La estoy escuchando—Camila quería parar con él jueguito.

—¿Qué? Claro que no...

—¡AYUDA, CAMZ! RECUERDA QUE SOY EL AMOR DE TU VIDA Y EL


ME QUIERE METER EL ZAPATO POR LA... ¡Ouch!—al parecer la chica
se había tropezado con un objeto dentro del armario, se escuchó un
ruido.

A nadie le sorprendió, así que no comentaron.

—Acabo de escucharle.

—Vale, puede que haya venido. Nada más estábamos jugando... —


Alejandro añadió para la excusa barata que se quería inventar.

Camila observó el zapato agitándose en su mano, con una ceja alzada.

—¿Jugar?—dijo escéptica.

Alejandro siguió su mirada y lanzó el zapato hacia un lado, como


diciendo que aquí no pasó nada.

—¿Eso? No era nada, sabes que Lauren es una exagerada—


movió la cabeza, dándole una sonrisa a su hija.

—¡MENTIRA, AYUDAAA!—la ojiverde no se atrevía a salir de su escondite.

—Te quiero lejos de aquí, padre—soltó con enojo la niña, el pobre


Alejandro bajó los hombros derrotado.

—Pero, hija...

—Largo—hizo énfasis.

—Ya escuchaste, colega. Perdiste—Verónica movió la mano,


indicándole que se retirara con dignidad.

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—Esto necesitaba ser grabado en un Vine o algo—aquel


comentario obviamente era de Dinah.

—Quiero hablar contigo, Alejandro—la voz seria e inexpresiva de Sinu


logró hacerlo palidecer, todas sintieron compasión por él, menos Camila,
que estaba igual de enojada—. A solas—esas fueron las palabras que
marcaban la condena.

Los dos padres fueron marchando fuera de la sala, el primero con la


cabeza gacha y murmurando entre dientes y la segunda dejándole una
caricia a su hija en el abrazo antes de subir con su esposo a las
habitaciones. Tendrían una gran charla. (RIP)

—Listo, ahora que ya todo está en calma ¿Alguien quiere explicarme


qué está sucediendo?—preguntó Camila lentamente, retando a las más
valiente a confesar primero.

Ally se adelantó, era la más madura y quería arreglar la situación.

—Veras, Mila. Nosotras planeábamos darte una sorpresa, de hecho,


alguien se supone que debía mantenerte alejada de la casa, hasta que
lográramos solucionar un asunto—los ojos azules se dirigieron a Dinah
con reproche, todas la vieron.

—¡TENÍA FLOJERA DE LEER EL MÓVIL, déjenme ser!—levantó los


brazos al aire.

Ally prosiguió con su explicación, Camila observaba con aparente


tranquilidad.

—Después, Lauren fue a hablar con tus padres para... No puedo decirte
aún, pero te aseguro que es bueno. El caso, es que tu padre enloqueció
y aquí se armó una persecución a lo Tom y Jerry—nadie río ante el
chiste, Ally se aclaró la garganta—. Sería mejor que Lauren te explicara.

—Cierto—Camila le dio la razón, abrió la puerta del armario


rápidamente y la ojiverde cayó sobre el suelo, ya que estaba apoyada
de esta—. Jauregui, más te vale que tengas algo que decir—declaró.
(Y así niñas, Lauren salió del closet)

Lauren se levantó de un salto, en el armario había escobas


desacomodadas y cajas tiradas. La ojiverde llevaba el cabello

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desordenado y las mejillas rojas de tanto correr o posiblemente por la


presencia de Camila, un tanto de amabas.

—Camz... —se intentó acercar y la castaña colocó una mano frente a


ella, deteniéndola.

—Quiero explicaciones, fenómeno. Necesito saber, tengo el derecho


¿Qué hacen todas ustedes en mi casa? —hablo con voz dura, todas
hicieron una mueca triste al ver la carita desolada de la ojiverde—.
Además, no recuerdo haberte invitado—esto último lo comentó con
brusquedad, seguía rencorosa con la chica.

(Camila, calma, comete un Snicker)

—Es sorpresa, Camz—titubeó nerviosa, los ojos chocolate la fulminaron


y ella resopló, casi rendida —. ¿Quieres saber ya? Se arruinará mi
increíble sorpresa—se cruzó de brazos, molesto porqué su gran
esfuerzo se iría al garete a causa de la impaciencia de la castaña.

Camila entrecerró los ojos hasta volverlos dos rendijas, asintió


lentamente, dando a entender que así lo quería.

—Me arriesgaré, igual no creo que sea la gran cosa—volteó el rostro


enojada y ansiosa por saber ¿Qué sería? ¿El nuevo disco de The 1975?
¿Un M&G con Ed Sheeran? ¡¿Un castillo de chocolate tamaño real?!
(Ya quisieras, sigue soñando)

Lauren bufó.

—Vale, vamos—la tomó de la muñeca sin una pizca de amabilidad y la


fue arrastrando por la casa, hasta subir las escaleras.

—¡Intenta no gritar tan alto, los vecinos pensaran que hay un atraco!—
comentó Verónica, divertida.

Las chicas sonreían mientras las otras dos subían directo a la habitación
de la castaña. Camila frunció el ceño, por el comentario de la latina.

—Lauren ¿Qué quieren decir con eso? —preguntó confundida, la


ojiverde sonrió sarcástica.

—Más te vale no chillar tan alto, Cabello—la miró fijamente a los ojos,

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con tanta intensidad que la castaña se sonrojó.

Comenzó a imaginar escenas muy poco apropiadas de Lauren y ella en


situaciones que requirieran poca ropa, cuerpos sudados y muchos
movimientos sobre una cama. Ay, Dios míos. ¿Lo harían? ¿Aquella era
la sorpresa? ¿Tan rápido? ¡Si aún no eran novias, Jesús! Camila,
aunque muriera de nervios, comenzó a sentir diferentes puntos de su
cuerpo subiendo de temperatura. (¿Smut? Después de todos estos
capítulos ¿eres tú?)

Lauren, colocándose detrás de Camila, cubrió los ojos de la castaña con


su brazo derecho alrededor de su cabeza y acercó los labios a su oreja.
La castaña tembló de pies a cabeza, al sentir el cálido aliento
embriagador de la ojiverde en su oreja.

—Intenta no ver, quiero que te sorprendas—río un poco al ver la rigidez


del cuerpo de la castaña, dejó un beso en su mejilla sonrojada—. Por
ser una niña impaciente tendrá que ser ahora, no quiero trampas
¿Vale? — advirtió.

Camila tragó en seco. ¿Realmente sucedería? ¿Por fin las lectoras de


este fanfic obtendrían lo que tanto buscaron durante todo este tiempo?
(Pidan un deseo)

—La—Lauren, y—yo no sé... Digo, yo quiero, me muero por hacerlo,


pe—pero cr—creo que aún no estamos listas—tartamudeaba con la
lengua trabada y el corazón en la garganta, veía negro puesto que el
brazo de la ojiverde la cegaba—. Lauren, es mi primera vez.

Escuchó como la ojiverde abría la puerta y la hacía caminar hasta entrar,


con pasos lentos y sustituyendo rápidamente su brazo por sus manos,
sobre los ojos de la castaña. Soltó una pequeña risa nerviosa.

—¿De qué hablas, Camz?

—Aún no estamos listas. Puede... que, dentro de un año, no sé, tú me


pones demasiado nerviosa—admitió mordiéndose él labio y sintiendo
el olor familiar de su habitación, cerca estaba la cama.

Ya entendía por qué su papá se había enojado ¡Lauren planeaba


llevársela a la cama!

—¿Qué? No, no entendiendo. Tú querías ¿verdad? Llevas queriéndolo


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desde hace un tiempo, Vero me ha dicho—la ojiverde respondió


extremadamente confundida y un poco triste, la castaña sintió su pecho
encogerse.

¡¿Verónica perdió la cabeza o que?! ¡¿Cómo se le ocurría ir por allí


insinuándole tales cosas a Lauren?! ¡Aún era muy pronto, Camila nunca
hablaba de aquel tema con su mejor amiga! Pero, eso no le impedía
fantasear de vez en cuando, la ojiverde avivaba su alma hasta más no
poder. (Ah no, amiga, fuiste pillada)

Aun así, la latina estaba loca. ¿Cómo se atrevió?

—Yo quiero. . créeme, deseo hacer el amor, pero... —la castañafue


interrumpida.

Lauren se detuvo, girando a Camila hacia el otro lado para que lograra
verla a los ojos y no descubriera la sorpresa en su habitación.

—¿De qué rayos estás hablando, Cabello?—abrió los ojos, observando


las mejillas súper rojas de su chica. Tardaría un rato en comprender, si
la castaña no la explicaba —. ¿Me quieres explicar?

—Yo te amo ¿Lo sabes? —Camila quiso que lo supiera.

Lauren ladeó la cabeza, acariciando la mejilla de la castaña con dulzura,


pero con los ojos esmeraldas perdidos.

—Eso espero, si no, quedaría como una tonta en estos momentos—


sonrío con vacilación, la castaña sostuvo su mano—. ¿Por qué lo
dices?

—Estoy enamorada de ti, obviamente quiero que tú seas la primera y


la última—suspiró profundamente, mirando los ojos de su chica y
temerosa por su reacción, si la rechazaba—. Pero creo que aún no
estamos listas.

—¿Por qué? Tú... tú dijiste hoy... que querías ser algo más, no
entiendo—la carita de perrito apaleado que hizo Lauren, la enterneció. La
ojiverde bajó los hombros.

—¡Me refería a ser novias!—exclamó alzando las manos.

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Lauren volvió a ladear la cabeza, rascando su cuello e intentando


seguirle el ritmo a la castaña.

—Por eso mismo, quiero serlo. Entonces ¿Por qué dices que es muy
pronto? —miraba a la castaña como si esta acabara de enloquecer —.
Estás muy bipolar hoy ¿Qué sucede? ¿Tienes la regla? —era la
explicación con más lógica para la ojiverde.

Camila se sintió repentinamente ofendida.

—¡N—no! Solo que... ¡Lauren! Si tanto quieres ser mi novia ¿Por qué no
me lo pides? No puedo creer que quieras pasar a segunda base sin
primero dignarte a hacerlo—se cruzó de brazos, enojada y aún más
irritada al ver el rostro de Lauren Jauregui en blanco—. ¡Qué
desesperante eres!

—¡¿De qué hablas?!—Lauren se sentía frustrada por los gritos de la


castaña —. ¡Eso era lo que estaba a punto de hacer, pero me has
dicho que es muy pronto!

—¡Mentira, tu... ¿Tú qué? —detuvo su escena de telenovela mexicana

¿Qué acaba de decir la ojiverde?

—Lo que escuchaste, iba a hacer una cursi y tonta propuesta. Antes de
que dijeras que no querías ¿Quién te entiende? —resopló antes de ver
los ojos chocolate mirarla, sin creérselo.

—¿QUE TU QUE?—gritó casi dejando sorda a la ojiverde.


(Lo primero que le dice Verónica y es lo primero que hace)

—No grites ¿Qué te dije antes? —se limpió la oreja, mirándola con el
ceño fruncido —. Te iba a pedir que fueras mi novia ¿No comprendes?
—habló lentamente, como si quien tuviera problemas de lentitud fuera la
castaña y no ella.

Camila abrió y cerró la boca, apretando la mandíbula.

—Claro que entiendo, fenómeno. ¡Pero, no tiene sentido! —la señaló.

—Pues mira que si—puso los ojos en blanco y la sujetó de los hombros,
girándole sobre sus talones para mostrarle lo que tanto le tardó planificar
—. Sorpresa, sorpresa—dijo con una vocecita desanimada.
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Camila sintió que su corazón se detenía, oleadas de culpa invadieron su


cuerpo al ver la pequeña sorpresa. Su cuarto estaba decorado con
globos flotando, en el techo colgaban unas letras echas con fotografías
de ellas dos juntas formando una palabra si las juntaban y con ellas una
oración: ¿Q U I E R E S S E R M I N O V I A?. Sobre la cama había dos
bandejas repletas de los chocolates favoritos de la castaña y una pizza
de nutella. Sus sueños vueltos realidad, Camila quiso llorar.

(Pobre Lauren)

—La—Laur, yo... —la voz se le ahogó bajo un sollozo, cubrió su boca


con las manos mientras las lágrimas se juntaban en sus ojos.

Lauren abrió los ojos esmeraldas, repentinamente alarmada y


envolviendo a la castaña con sus brazos, con cariño y cuidado.

—¿Qué pasa, Camz? ¿No quieres? ¿Me he sobrepasado? Tú dime, no


quiero que llores—suplicó mientras acunaba el rostro de la chica entre
sus manos, frotando su nariz con la de Camila en un intento de
calmarla—. Si quieres ir lento, yo te apoyo, solo deseo que seas feliz—
afirmó mirándola con sus increíbles ojos verdes que la enamoraban cada
día más.

Camila soltó un suspiro, con lágrimas de felicidad bajando por sus


mejillas y sintiéndose como una completa idiota. Colocó sus manos en
las mejillas de la ojiverde y se acercó para plantarle un beso en los
labios, con todo el amor y la dulzura que encontró dentro de ella en estos
momentos

—Oh, Lauren. Yo ya soy feliz—afirmó al separarse, sonriendo aún


entre lágrimas.

Lauren parpadeó como tonta, por el tremendo beso (Provecho) y se


espabiló, sonriendo más tranquila al ver a su chica feliz.

—¿Si estás feliz? ¿Entonces, quieres ser mi novia? —quería asegurarse,


frunció el ceño arrugando la nariz de forma tan adorable que la castaña
no pudo evitar darle besitos en la mejilla y en sus labios mientras asentía.

—Si. Si. Si. Claro que sí. Un millón de veces sí, Laur—repetía entre
pequeños besitos, logrando dejar fuera de juego a la atacada—.
¿Cómo pensaste que me negaría?

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Lauren salió del trance, sintiendo que jugaban con ella. Debía de ser una
jodida broma.

—Me lo acabas de decir, hace unos segundos—al ver que Camila no


entendía, explicó—. Dijiste que era muy pronto, que necesitabas
tiempo...

Camila formó una "O" con los labios, en una exclamación silenciosa y
sintiéndose como el ser más ridículo y mal pensado de la historia (El
bullying que le haría Verónica sería fuerte)

—Tu... hablabas de esto ¿Te referías a ser mi novia? —


preguntó abochornada y con las mejillas encendiéndose a mil.

—¡Claro, princesita! ¿Qué otra cosa podría ser? —alzó una ceja,
observando el repentino rubor del rostro de la castaña—. ¿Qué
creíste, Camila? —insistió.

—Yo... pensaba que tú, que querías... ya sabes—susurró con un


pequeño hilo de voz, trasladando su mirada de la cama hasta la
ojiverde.

Lauren duró casi un minuto entero, cuando su cerebro por fin


logrócaptar la insinuación de la castaña (¡Es un tiemporécord!)

—¿Tu... pensaste... que yo... que... nosotras hiciéramos... ?—balbuceó


como tonta sintiendo, al igual que la otra chica, como la sangre subía
hasta su rostro. Estaban tan rojas como untomate.

(Al parecer, se quedarán sin smut, chicas)

—¡Dios, por favor no lo digas! Qué vergüenza—la castaña se separó


de la chica, enterrando su encendido rostro entre las manos, para así
evitar ver a la ojiverde.

—Tu... querías... pensaste, vaya—soltó el aire, echando su cabello


hacia atrás nerviosamente—. Yo, por supuesto que quiero...

Camila levantó el rostro, mirándola con los ojos abiertos y un corazón


anhelante. La castaña quería y a la vez no ¡Era tan complicado! Lauren
alzó las manos, al ver la reacción de la chica, moviéndolas con rapidez.

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—Quiero, pero preferiría ser tu novia por un tiempo, primero—aclaró el


mal entendido, las dos se mirando unos segundos en silencio —.
Además, tu padre se encargaría de asesinarme y esconder el cuerpo—
agregó.

No lo lograron, fue inevitable, pero las dos explotaron en carcajadas


mientras la tensión se disipaba. Lauren fue hasta la castaña, rodeando
su cintura con un brazo y atrayéndola a ella, mientras Camila escondíael
rostro en su hombro, riendo.

—¿En verdad creíste que quería... llevarte a la cama?—la ojiverde alzó


una ceja con incredulidad sarcástica y una sonrisa enorme en sus
labios.
Camila le propinó un pequeño golpecito en su abdomen con el dorso de
la mano, la risa lograba ocultar muy bien su vergüenza.

—Déjame, ustedes me confundieron con sus comentarios, no fue del


todo mi culpa—se justificó, enredando sus brazos alrededor del cuello
de la ojiverde.

Lauren ladeó la mandíbula, mirando al techo rápidamente antes de clavar


sus increíbles ojos esmeralda en los chocolate de Camila.

—¿Nosotras? Yo sería incapaz, Cabello—sonrío con gracia. Camila rodó


los ojos, torciendo los labios.

—Claro que sí. ¿Qué clase de amiga me advierte "que no grite


demasiado alto"? Cualquiera puede mal interpretarlo—hizo un mohín al
escuchar la risa de Lauren, le sacó la lengua —. ¡Oye, no te rías! Los
seres humanos se equivocan ¿Sabías?

(Y vaya equivocación, Camilita)

—¡Verónica se refería a que no enloquecieras al ver la pizza!—sonrío


achinando los ojos—. Llevo planificando esto desde hace dos
semanas ¿Por qué crees que hoy salí huyendo, durante el almuerzo?

—¿Dos semanas? Es mucho tiempo—dijo incrédula, sorprendida al


saber que desde hace días atrás que la ojiverde pensaba en ser su
novia.

Lauren asintió con energía, tocando su nariz con un dedo.


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—¡Si, Camz! Tuve que esperar a que grabaran las iniciales en el... ¡Oh,
el collar!—recordó repentinamente, palpando en su bolsillo para sacar
una bolsita cebolla, en donde habían envuelto un pequeño objeto—.
Esta es la razón por la cual Vero tuvo que dejarte sola hoy, me
acompañó a buscarlo en la tienda del centro—sonrío extendiendo la
hermosa cadena de plata frente a los ojos de la castaña.

De la cadena colgaba un dije, un símbolo del infinito con los nombres de


las dos chicas grabados, recorriendo el trazado de la forma. Era
precioso.

—Lauren, es perfecto—otra vez una Camila sensiblemente llorosa, lo


sostuvo con sus dedos. Trazando las letras sobre la figura con la uña.
Miró con ojos brillantes a su chica—. ¿Podrías colocármelo?

Lauren se ofreció como voluntaria (*canción del Sinsajo*) aceptando la


tarea y colocándose detrás de Camila mientras esta entre pequeñas
risas, se levantaba el cabello, para facilitarle el acceso a la ojiverde de su
cuello. Lauren abrochó la cadena en el lugar exacto, con el dije infinito
reposando sobre el pecho de la castaña, que sonreía como un sol.
Volvieron a perderse en sus ojos, Lauren acarició el contorno de la
mandíbula de Camila con la yema de sus dedos.

—Es un infinito, como nuestra historia de amor, Camz—susurró.


Volvió a ver las letras colgando del techo, antes de sonreír a la
castaña con dulzura—. Así que ¿Ya somos novias?

—¿Tú qué crees, Lauren?—Camila dijo con sarcasmo, llevando una


mano hasta la espalda de la ojiverde para acercarla a ella—. Es lo más
tierno que han hecho por mí, hasta ahora—admitió.

—No es mi culpa ser tan fantástica—dijo con falsa arrogancia,


lamiéndose sus labios—. ¿Quieres comer?

—¿Comer pizza y chocolate? Eso no se pregunta, novia—bromeó


disfrutando el sabor de la palabra en sus labios, se sentía tan bien
decirla.

Los ojos de Lauren resplandecieron como dos faros.

—Tienes razón, que tonta pregunta. Vamos, quiero que mi hermosa


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novia tenga su comida—enfatizó las palabras y fueron con sonrisas


tontashasta sentarse en la cama e iniciar su improvisadamerienda.

Estuvieron una hora bromeando y dándose de comer la una a la otra,


como si fueran la propia pareja de recién casadas. Lauren picaba a la
castaña por su anterior confusión y la chica le regañaba mientras le
advertía no contarle ni una palabra al respecto a Veronica. No la dejaría
morir en paz. La ojiverde explicó cómo las chicas le ayudaron a
conseguir los materiales, razón por la cual la dejaron sola durante el día,
y la pizza. Todos sus ahorros se fueron ordenando los chocolates y los
globos de helio, pero para Lauren, Camila valía la pena. Cuando
decidieron que llevaban mucho tiempo, desde que dejaron a las chicas
abandonadas en la casa, decidieron volver con ellas. Fueron bajando la
escalera, con sus manos entrelazadas y mirándose con adoración.

(Ew, tanto amor, me sobresatura. Ayuda)

Escuchaban las voces de las chicas conversando animadamente desde


la sala de estar, seguramente veían una película. También la pequeña
discusión de Dinah y Normani se distinguía entre la habladuría, la
castaña sonrió.

—Laur ¿No crees que deberías ayudarle a Dinah, darle consejos para
que invite a Normani a salir?—insinuó aquel tema mientras bajaban los
últimos escalones.

Lauren frunció el ceño.


—¿Salir a dónde? ¿Por qué debería? —obviamente la ojiverde no
se enteraba de nada.

(Si quieren saber algo, pregúntele a Nora)

—Cariño, tienes mucho que aprender—le dejó un pequeño beso


en la mejilla.

Lauren analizó sus palabras, comprendiendo de a poco.

—¿Tú crees que ella dos... tal vez?—abrió los ojos. No podía creerlo,
ahora sí lo había visto todo.

Camila se encogió de hombros, sonriendo y dejando que el tiempo


decidiera el destino de sus dos amigas.
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—Puede ser, una nunca sabe—se sonrieron, dándose un beso. Estaban


tan sumergidas en su propio mundo, que no escucharon la puerta
principal abrirse y unos pasos acercase. Al separarse, Camila
preguntó—. Ahora que lo pienso ¿Por qué papá te perseguía por la
casa? —le intrigaba un montón.

Lauren sintió un repentino escalofrío, recordando su pequeña carrera


recorriendo la casa de los Cabellos mientras huía de la Muerte
personificada ¡Y con un zapato volador en la mano!

—Yo llegué temprano, queriendo preparar tu habitación y también para


hablar con tus padres y pedirles... permiso, la bendición, por así
decirlo— se sonrojó al sentirse tan anticuada, la castaña sintió su
corazón derretirse—. Tú madre lo tomó muy bien, la verdad.

(¿Bien? Sinu prácticamente armó LA fiesta)

Camila rodó los ojos por su entusiasta madre, Sinu nunca cambiaba. La
mujer planeaba tener esa boda, a como dé lugar.

—Pero, Alejandro... no digirió muy bien la noticia—sonrío tensa,


mientras sacudía la cabeza —. Dijo que debía luchar por tu amor y eso
hice al principio, hasta que me amenazó con el zapato y no me quedo
otra más que huir—esquivó los ojos divertidos de la castaña.

—Ya entendí, tu amor puede contra cualquier obstáculo...

—Exceptuando un zapato de la muerte—agregó la ojiverde.

—Bueno, exceptuando un zapato mortífero—le siguió el juego a


Lauren, rodando los ojos y sonriendo satisfecha —. Al final, terminó
perdiendo. Porque soy tuya.

—Claro que eres mía, mi hermosa novia—acercaron sus narices,


dispuestas a darse nuevamente un beso, cuando...

—¿CÓMO QUE ERES NOVIA DE KAKI, NUGGETS?—la muy enojada


voz de la pequeña Sofía Cabello, las hizo volver al mundo real.

(Mierda ¡Run, Lauren, run!)

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Las dos chicas voltearon rápidamente, encontrando a la niña frente a la


entrada principal con una cara de pocos amigos y tras ella a Andrea, que
abría los labios mientras una sonrisa se formaba lentamente en estos.
Lauren sintió el alma salirse de su cuerpo y caer nuevamente dentro de
él. Todos se habían reunido cerca, observando el drama avecinarse.

(Re chismosas, pues)

—No... Soft, mira...

—¡NUGGETS, ME ESTAS ENGAÑANDO!—la niñita la señaló y luego


fulminó a su hermana castaña, que se intentaba esconder detrás de su
novia Dragón —. ¡TRAICION, KAKI!

—Voy a por la cámara, esto necesita ser guardado en vídeo para


las futuras generaciones—Andrea limpió una falsa lagrima de su
mejilla.

—¡Esa es la actitud, hermana!—Dinah aplaudió mientras chocaba los


cinco con la castaña mayor.

—¡NO PUEDEN SER NOVIAS, CAMILA APENAS ES UNA NIÑA!—ahora


llegaban las vagas quejas de Alejandro.

—¡GUARDA SILENCIO, ALEJANDRO CABELLO, SI NO QUIERES


CONOCER MI IRA CUBANA!—Sinu salía en defensa de las
dos acusadas.

—¡NO PUEDES TENER TANTÁS NOVIAS, NUGGETS, DECIDE!—Sofía


amenazaba a la ojiverde.

No importa a quién mirara, la castaña estaba completamente segura que


Lauren saldría perdiendo. Pero como la ojiverde le había asegurado, al
final, todo valdría la pena.

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Extra #8
—¿Las estás mirando, Vero?—la castaña reclamaba a su amiga, las
dos entrenando en el campo de fútbol—. ¡Verónica!

La latina dejó de estirar para darle la atención a su mejor amiga.

—¿No ves que estoy ocupada, aquí?—señaló la posición en la cual se


encontraba, con la pierna estirada hasta arriba al igual que un gato. (Ya
quisiera yo hacer eso)

Camila apretó los labios, señalando a las gradas, nada feliz por la falta
de interés.

—¡Lo mío es más importante!—rectificó, clavando sus ojos en el


pequeño grupito de tercer año—. ¡Sólo míralas, parecen buitres!

Verónica decidió obedecer a su amiga, para que dejara elberrinche.


Llevaba una hora soportando las quejas interminables de la castaña
sobre las niñitas en las gradas que rondaban a su novia. (Celosa se
nace)

Si, eso. Camila y Lauren llevaban un tiempo de novias, prácticamente


meses. Ahora las dos cursaban su último año en la secundaria, habían
iniciado clases tan solo hace unas dos semanas. La castaña se sentía
nostálgica al pensar que este año se graduarían. Pero, Lauren. Era una
novia creativa, cariñosa, atenta, inteligente, hermosa, perfecta, con ojos
más profundos que... (Ya, ya, creo que entendimos) Camila podía durar
horas enumerando cada virtud que amaba de la ojiverde. Y era sexy, no
mal interpreten. Camila siempre la había considerado atractiva, pero
últimamente las personas comenzaban a notarlo también,
exageradamente.

La castaña maldecía el día en que no detuvo a su novia, cuando Lauren


quiso iniciar una clase de Pilates en el gimnasio cercano a su casa, se
arrepiente. Antes, apoyó la idea por el simple hecho de que para ella
todo lo que hacía Lauren le salía bien y además, así podría ver su
abdomen aún más marcado. (Golosa)
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Ahora, sabe que fue un error. Ya que la ojiverde había adquirido un


cuerpo atlético muy provocativo, sonreía y sus ojos brillaban todo el
tiempo. Camila sabía tanta alegría de su novia era por ella (Que
modesta) pero hacía parecer a Lauren más atractiva de lo estrictamente
prohibido y eso no le agradaba ni un poco.

No por ella, claro que no. Camila seguía enamorada hasta la médula de
esa chica de ojos esmeraldas. Era por las chicas, chicos (perros okno) y
más chicas, por todas partes. ¡Se multiplicaban como conejos!

Acosaban a la pobre Lauren de arriba para abajo, sin importarles si


quiera o parecer tener consciencia de que la ojiverde tenía una novia
muy celosa y que en cualquier momento podrían sufrir una muerte
"accidental".

(Camila y su Mafia)

Ósea ¿Desde cuándo asistían tantas chicas gays a su instituto? (En el


mío no, es injusto) ¿Era posible o sólo se les caía la tanga por Lauren?

¡Qué rabia! Camila no se preocupaba tanto por Lauren (aún), la


ojiverde respiraba y sonreía por ella solamente, obvio. Aun así, no
podía evitar sentir la sangre hervirle en las venas y los impulsos
homicidas acudir a ella, al verla cerca de chicas que obviamente
querían llevársela a la cama.

(Es Lauren Jauregui, todas quieren tenerla allí)

Nuevamente en Verónica. La latina entrecerró los ojos, ubicando al


grupo de la ojiverde en las gradas más cercanas. Lauren reía con Lucy
(Verónica sonrió como idiota al verla) mientras que un grupo de... cinco
chicas, contó, intentaban charlar con la ojiverde. Camila esperaba, con
las manos en la cadera, sin importarle un poco el estiramiento. Primero
su novia, antes que todo.

—¿Ves? ¿Verdad que son unas zorras? —fulminó con sus ojos
chocolates a las chicas, considerando terminar temprano el
entrenamiento y darle una severa charla de protección contra
acosadoras a Lauren.

(¡Regálale un Repeleperras Pro!)


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—Son menores que nosotras—declaró la chica de ojos miel y era


cierto, esas chicas tenían quince años.

—Dale, entonces son unas zorritas—dijo Camila sarcásticamente, nada


conforme por la tranquilidad de su amiga—. ¡No actúan como tal!
¿Acaso estas ciegas? ¡Miran a Lauren como si fuera... no sé, algo
comestible! — alzó los brazos, necesitando consuelo.

Verónica no era la indicada.

—Vaya, es que a la rarita le ha golpeado la pubertad en el rostro—


comentó con gracia, observando el cabello largo y sedoso de la ojiverde
cuando se lo revolvía—. No culpo a las chicas que quieren ser tú.

Camila río en su cabeza ¡Ya esas tontas quisieran ser ella! La castaña
podía besar y abrazar a la ojiverde cuando se le pegara la real gana,
bien. Quería ir y sacarles la lengua a todas las pretendientes de su novia.
(Re infantil)

¡Es mía! gruñó interiormente.


—¡Lauren siempre ha sido hermosa!—reclamó, dándole un golpecito en
el hombro. Si insultaban a Lauren prácticamente la ofendían a ella, era
su novia y la defendía—. Que tú y medio instituto fueran ciegos durante
estos años, no es mi culpa. Verónica alzó una ceja.

—Cómo digas, pero ahora está muy buena—sonrío al ver cómo la


castaña la asesinaba con los ojos, alzó las manos—. Descuida, Lucy es
mucho más linda. No quiero a tu rarita.

—Más te vale—bufó, luego volvió a ver a Lauren con las garrapatas que
se hacían llamar estudiantes—. Estas no me agradan, parecen más
insistentes que las otras. Siempre se encuentran con Lauren por mera
"coincidencia", es más falso que un político honesto. Lo sé—aseguró,
estirando los brazos para variar.

(Y la entrenadora se rasca la panza en este fic)

Verónica soltó una pequeña risa, su amiga celosa era un acto para presenciar en
un teatro. Tal vez, si le hiciera grabar una película, ganaría dinero para llevar de
viaje a Lucy... (Considéralo, es un buen negocio) Duraron casi un minuto en
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silencio y estirando tranquilamente. Dije casi.


—¿Y por qué Lauren no hace nada para alejarlas? Digo, sería lo ideal
¿no? —la castaña no parecía dispuesta a olvidar el tema, la latina soltó
un suspiro.

—Mila, ella ni siquiera las registra. Solo tiene ojos para ti—señaló donde
claramente la ojiverde se limitaba a hablar con Lucy, casi no prestaba
atención a las chicas junto a ella y lanzaba pequeñas sonrisas a Camila,
al ver que la miraban—. Allí está tu prueba, ella es tan lenta que no
imagina que esas nenitas quieren algo más que una firma del anuario—
le guiñó.

Camila sintió nauseas al pensar que esas chicas (Y casi todo el fandom)
fantaseaban en acostarse con su novia.

—Asco. No digas esas cosas.

—Es cierto, ellas babean por la rarita—la latina debía callarse, avivaba
la llama dentro de Camila—. ¿Y tú? ¿No deberías marcar territorio o
algo?

Camila le miró a los ojos, deteniendo su calentamiento, nuevamente


valiéndole madres si sus compañeras trotaban o practicaban los saltos.
Este tema era de suma importancia.

—¿Marcar territorio, a qué te refieres?—alzó una ceja, queriendo una


explicación.

Las dos se miraron, la latina sin saber cómo sacar a relucir el tema.

—Ya sabes...

—No, no creo—torció la boca—. Yo siempre la beso frente esas chicas,


pero no creo que tengan la suficiente inteligencia como para entender la
indirecta.

—Puede que por ello estén interesadas en Lauren, las lentas se


atraen—la latina bromeó, pero dejo de reír al ver la mirada seria de su
amiga.

—Al punto.

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—Mira. Esas chicas quieren meterse en los pantalones de tu chica


¿Verdad? —los ojos coléricos de la castaña, al pensar en esa
posibilidad, fueron la respuesta—. Creo que es bastante obvio ¿Sabes
qué es lo mejor en estas situaciones?

Camila no sabía la respuesta, la latina rodó los ojos.

—¡Márcala! Llévatela tú a la cama ¿No entiendes, Cabello? —la


castaña abrió los ojos y Verónica río—. Venga, no hagas esa cara.
Las parejas tienen relaciones ¿Cuánto llevan ustedes?

—Ca... casi un año —balbuceó, sentía esa acostumbrada punzada de anhelo


y deseo al imaginarse en esa situación con Lauren.

—¡Mucho tiempo! Por favor, Camila, los dedos de la rarita deben


estar acalambrados por el desuso— se restregó la palma de la mano
en el rostro—. ¿Por qué han esperado tanto? —dijo sin creérselo.

(Yo me pregunto lo mismo)

Camila se sonrojó de pies a cabeza, sentía sus propias orejas calientes.


Esa, era una gran pregunta. ¿Por qué? Bueno, simplemente porque el
momento no se había dado. Ellas dos llegaban siempre hasta algún
punto y luego algo, alguien, la escritora de este fic o hasta la mismísima
madre naturaleza ¡Las interrumpía!

Era frustrante, lo más lejos que habían llegado a hacer era quitarse las
camisetas y los jeans, solamente en ropa interior, y tocarse la piel
expuesta mientras se besaban con pasión, como en... muchas
partes. Una vez en su casa, otra detrás de las gradas, después en el
sofá de la castaña e incluso una noche cuando fueron de acampada a la
playa ¡Pero todas fueron fallidas!

Si no era Lucy quien interrumpía, era Dinah y si no era ella, podía salir de
la nada sus padres (Alejandro casi cuelga a Lauren) y si no eran ellos,
volvía a ser Dinah. Dinah por todas partes ¿Qué le pasaba a esa teñida?

(Soy mala *risa maligna*)

—¿Esperado? ¡Es el maldito destino que no nos deja! —se quejó, volteando

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el rostro a un lado.

—No seas exagerada...

—Verónica, tú nos interrumpiste aquella vez, en mi habitación—acusó


a la latina.

Verónica hizo memoria, abrió los labios.

—¡Pero... estaba asustada! Quise visitarte, tus padres no estaban,


gemías desde tu habitación ¡Podrías estar siendo violada! —se defendió
cruzándose de brazos y alejándose un paso, quería mantener una
distancia segura.

Camila rechinó los dientes.

—¡¿Cómo un violador podría hacerme gemir, Verónica?! ¡En todo caso,


estaría gritando o llorando! —la castaña no comprendía lo idiota que era
la latina a veces, había comenzado a actuar así desde que se hizo
buena amiga de Lauren.

(La lentitud es contagiosa)

—¡Yo que sé! ¿Y si el violador era bueno en su trabajo y por esos gemías?
¡Puede ser, sabes! —gritó.

Varios las vieron y Camila cerró los ojos, avergonzada y rabiosa.

—¿Podemos dejar de hablar sobre los violadores? Es... traumático—hizo una


mueca de desagrado, sacudiendo la cabeza y dispuesta a cambiar de tema—.
Mejor has algo útil y entrenemos.

(Al fin)

Verónica la miraba como si su amiga tuviera problemas de bipolaridad


cuando Camila siguió con su calentamiento en silencio. ¡Si aquello era lo
que quería la latina desde un principio! Entrenar. Después de esa
conversación, no volvieron a hablar del tema. Y por tema, me refiero a el
de los violadores. Verónica no se salvó y tuvo que escuchar a su celosa
amiga el resto de la tarde.Al terminar el entrenamiento, la castaña fue
rápidamente a las gradas, en vez de ir a las duchas con sus amigas,
estaba sudada y necesitaba cambiarse, pero primero tenía algo que
hacer. La castaña subió los escalones, dirigiéndose a donde estaban
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Lauren y sus amigas, Dinah agitó la mano saludándola.

—¡Hola, Super Chancho! Esa voltereta que hiciste... —la castaña siguió
de largo y fue a donde el grupo de chicas cerca de la ojiverde. Dinah hizo
un mohín—. Oye... oye ¡QUÉ ESTOY HABLÁNDOTE, CABELLO! —fue
ignorada. (Visto ✔️✔️ 4:57)

Lucy río al verla y Nora estaba en el campo charlando muy cariñosamente


con Robert.

—Sí, ¿Y podrías enseñarnos técnicas para dibujar? —escuchó el


coqueteo de una chica castaña, le sonreía a Lauren mientras se mordía
el labio.

—Eh, no sé. Hoy tengo que estudiar y... ¡Camz! —los ojos esmeraldas la
vieron llegando. Lauren sonrío de oreja a oreja, casi olvidando la presencia
de esas chicas.

La castaña correspondió la sonrisa de su novia, abriéndose paso


intencionadamente entre el grupo de chicas para llegar a los brazos de la
ojiverde.

—Lolo, te amo—fue la táctica maestra de Camila, sorpresivamente le


echó los brazos al cuello y juntó sus labios.

Camila amaba como sus bocas encajaban a la perfección, los labios y el


sabor de la ojiverde eran tan embriagadores que debía ser considerado
como una droga. Ella cerró los ojos, moviendo sus labios e invadiendo la
boca de la ojiverde con su lengua, dándole un beso lento, amoroso y
posesivo mientras sentía las manos de Lauren enredarse alrededor de su
cuerpo y apretarla a ella.

Esperaba que esas chicas de tercer año estuvieran disfrutando la


película en primera fila, les podría comprar palomitas con mantequilla y
todo, para que comprendieran de una vez que Lauren era su ojiverde, no
tocar (Boyfriend Camila) Al separarse estaban con la respiración agitada,
la castaña miraba fijamente los ojos verdes, ahora brillantes y vivos.
Sonrió al ver las mejillas ruborizadas de Lauren, sabiendo que ella debía
de estar igual en estos momentos.

—Hola a ti también. Yo igual te amo—Lauren sonrió mientras dejaba


un último beso en sus labios y rodeaba la cintura de la castaña con

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su brazo, acercándola lo más posible que pudiera—. No es que me


queje ¿Pero a qué se debió eso? —alzó una ceja.

—Momento, Camren. Lloro grasa—Dinah fingía llorar mientras


Lucy observaba, divertida.

Camila sonrió, ignorando a la polinesia, acurrucándose en los brazos de


su novia y sonriendo falsamente a las chicas del frente, que parecían de
todo menos felices y mostraban unas expresiones amargas.

—Nada especial, solo que te extrañaba mucho—sonrío aún más


grande al ver a Lauren mirarla con cariño, sintió las mismas mariposas
en el estómago que solo la ojiverde provocaba.

—Yo también, Camz—la pelinegra escuchó un carraspeo,


encontrándose a las chicas incómodas, aunque ella no lo sabía—. Ah,
sí. Camz, ellas son... Ehhhh, espera—la ojiverde entrecerró los ojos, sin
tener la más remota idea de cuáles eran los nombres de las chicas—.
Son unas chicas que conozco. Sí, eso—sonrío al creer que se había
salvado. (Táctica inteligente)

Camila tuvo que aguantar una carcajada, al ver los rostros


decepcionados de las otras y como una pelinegra de cabello corto la
fulminaba con los ojos.

—Ya, es un gusto—dijo la castaña en un tono que dejó en claro para


todos que era mentira, obviamente ya sabemos quién fue la única que
no lo notó. (Nunca nadie podría adivinarlo *sarcasmo*)

—Si, chicas. Esta es mi hermosa novia, Camila Cabello—Lauren se


acercó a ella, frotando la nariz en la mejilla de la castaña mientras la
abrazaba—. ¿A qué no es perfecta? —preguntó inocentemente y con una
mirada de adoración para la chica de ojos chocolates.

La ojiverde estaba tan ocupada mirando el cabello sudado y las mejillas


rojas por el cansancio de su chica, y lo perfectamente hermosa que se
veía, que no estaba ni enterada de que acaba de comenzar la guerra de
Troya frente a ella. Camila y la pelinegra menor se fulminaban con los
ojos, la castaña mostraba una sonrisa triunfante. Hasta que la misma
chica, que parecía ser la más valiente, se adelantó. Camila recordaba
haber escuchado de ella, era una de las jugadoras del equipo de voleibol,
se llamaba Erika.
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—Si, Lauren. Pero yo pienso que Camila es la que tiene suerte de tener
a una novia tan linda y amable como tú—la chica de ojos negros
pestañeó exageradamente, Camila hizo una expresión de nausea—. Ya
quisiera yo tener una novia así—se mordió el labio.

Camila alzó una ceja y se cruzó de brazos, dándole una repasada


despectiva de pies a cabeza a Erika. La chica simplemente sonrió a
Camila mientras se atrevía a coquetear con su novia frente a ella. (El
abuso siempre)

En cambio, Lauren frunció el ceño un poco confundida, después sacudió


la cabeza y sonrío suavemente.

—¿Qué? No, que va. Soy yo la que tiene suerte por tener a Camila, es
graciosa, inteligente, cariñosa y ¿Sabían que también canta hermoso? —
la ojiverde asintió energéticamente, mirando a la castaña con los ojos
esmeraldas, tímidos. Camila sonreía como idiota—. Tuve una gran suerte
de que ella me quisiera—volvió su atención a las chicas, encogiéndose
de hombros con completa inocencia.

Lauren tal vez debería medir sus palabras, acababa de noquear a unas
pobres chicas hace unos segundos, todas llevaban el mismo rostro
descompuesto. Erika parecía cacheteada, Camila comenzó a toser con
fuerza para disimular las risas.

—¡Perdona! Es que.. ¡Cof! ¡Cof!—colocó una mano en su boca, para que


no captaran la sonrisa burlona en sus labios.

Erika la fulminó con los ojos, cerrando las manos en puños y la castaña
quería llorar de risa.

—¿Camz, estás bien? ¿Necesitas un trago de agua? —la ojiverde


acariciaba la espalda de su novia, mostraba una gran preocupación—.
Si quieres yo puedo ir a buscarla... — comenzó ofrecer, entonces dos
chicas saltaron al rescate.

—¡Yo te acompaño, Lauren!—las chicas dijeron al unísono,


adelantándose con una sonrisa de emoción.

Lauren asintió, más preocupada por Camila que prestándole atención a


ellas.
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—Si, como quieran. Pienso que en los bebederos...

Camila se recompuso mágicamente, enderezándose y negando con la cabeza,


abrazándose al brazo de la ojiverde.

—No, no, estoy bien, Lolo. Mira, sigo respirando—habló rápidamente,


sintiéndose aliviada al ver la decepción en el rostro de las otras chicas.

Lauren suspiró, sosteniendo el rostro de la castaña entre las manos y


acercándolo al suyo para frotar sus narices de forma cariñosa. (Pobre
admiradoras de Lauren)

—No me asustes así, boba—río un poco, después sintió muchas


miradas sobre ella y volteó a ver a las chicas—. ¿De qué
hablábamos? Ustedes querían clases de dibujo ¿no? —recordó.

Las chicas, a pesar del balde de agua fría y la sonrisa triunfal de Camila,
asintieron. Creyendo que quedaba algún chance.

—Sí, sí. ¿Podríamos ir a tu casa o encontrarnos esta tarde, para ver


clases? —Erika jugaba con un mechón de su cabello, enredándolo
varias veces. No perdería.

Una chica rubia apoyó la idea.

—¡Si! Incluso, si quieres, podríamos utilizar mi casa. Mi habitación es


cómoda—agregó en un tono sugerente y las otras chicas soltaron
risas tontas. (Pero ¡apenas son niñas!)

Menos Camila, ella echaba humo de su cabeza por lo que la otra


decía. (Normal)

—¿Hoy?—Lauren ladeó la cabeza, pensándoselo, después chasqueó


la lengua—. No sé si hoy pueda, pero mañana estaré disponible—
sonrío con amabilidad.

Camila giró la cabeza como la niñita del exorcista, para ver a su novia
con los ojos y la boca abierta. ¿QUÉ LAUREN QUE?

—Bien. ¡Gracias, Lauren! —antes de que la castaña lograra reaccionar,


la pelinegra se acercó a Lauren y dejó un beso en su mejilla—.
Entonces, nos vemos mañana—le guiñó y se fue alegremente con las
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otras, bajando las gradas.


Camila estaba de piedra, aún sin reaccionar. Lauren arrugó la nariz,
limpiándose la mejilla y mirando también por donde se fueron las chicas.

—¿Qué le pasa a la loca?—después se encogió de hombros,


decidiendo dejar pasar el asunto del beso y encontró a su novia sin
moverse—. ¿Camz? ¿Ahora eres una estatua?

Dinah se palmeó la frente y Lucy estaba frotando su sien para tener


paciencia. Lauren tenía una habilidad innata para este tipo de
situaciones. (Se me olvidó que ellas estaban allí)

La castaña pestañeó como tonta, dándole un golpecito en el brazo a


Lauren y girando sobre sus talones, para largarse de allí.

—¿Camz?—escuchaba la voz confusa de Lauren, igual no la miró y


siguió de camino a los vestuarios dejando a las otras chicas atrás—.
¡Eh, Camz! ¡Espera! —la sostuvo del brazo.

—¿Qué quieres?—las palabras salieron cortantes, los ojos


chocolates la miraban con rabia.
Lauren tragó en seco, acercándose más a la castaña.

—¿Estás enojada? Si lo parece, solo que no termino de entender—se


rascó el cuello, pensando con fuerza—. Ehhh... ¿Estás celosa? —quiso
probar la opción A, si no era aquella podría elegir la opción B: Camila
tenía el período.

La castaña rodó los ojos, zafándose de la mano de su novia y riendo con


gracia.

—Para nada, Lauren. ¿Tú qué crees? A mí no me importa ni un poco


que vayas a pasar toda una tarde rodeada de chicas ¿Por qué lo
estaría? — todas las palabras de la castaña desbordaban sarcasmo.

Lauren ladeó la cabeza.

—¿Estas celosa por eso? Camz, solo voy a darles clases de


dibujo— aseguró, completamente segura y sin entender el drama.

Camila apretó los dientes.

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—¡¿Clases de dibujo, Lauren?! ¡¿En verdad te crees eso?!—no


podía creerlo.

—¿Qué más podría ser?—entrecerró los ojos. Camila sacudió la


cabeza.

—¡Quieren llevarte a la cama, pedazo de lenta! ¿Acaso no vistes las


sonrisitas y el coqueteo? —colocó un dedo en el hombro de la
ojiverde, con fuerza. (Lauren es ciega o lenta, alguna de las dos)

—¿Sonrisas? ¿De qué hablas? Ellas nunca me han insinuado algo así—
la ojiverde colocó las manos en los hombros de la castaña—. Creo que
estás delirando...

—¡No estoy delirando, Jauregui!—chilló, apartándose de ella.

Lauren ahora se estaba enojando, se colocaron a una distancia prudente


y se fulminaban con los ojos.

—Vale, pues yo pienso que sí. Los celos te tienen así, Cabello.

—¿Los celos? ¡Qué celos, no estoy celosa! —los gritos


aumentaban, la ojiverde rodó los ojos.

—Creo que ya pasamos por esto antes. Te amo y nunca iría con otra
¿Cómo hago que lo entiendas? —resopló mientras peinaba su
cabello hacia atrás, después movió la mano—. ¿Sabes qué? Mejor
hablemos cuando estés calmada. No puedo lidiar contigo cuando
estás en modo plástico activada.

Camila abrió la mandíbula hasta el suelo, sintiendo la sangre subirle a la


cabeza y un gran enojo al escucharle decir ese apodo tan antiguo.

—¡Si tú estuvieras en mi lugar estarías igual que yo!—reclamó.


Lauren negó con la cabeza, como si fuese alguien madura.

—No, Camila. A diferencia tuya, yo no soy una celopata—la miró


con reproche, después torció la boca. (Aja, ya veremos)

—¿CÓMO ME DIJISTE?—definitivamente su novia quería morir hoy.

—Te llamo después, Camila—la ojiverde se fue, dejándole con la palabra


en la boca.
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La castaña decidió irse a cambiar, ignorando a todos y pensando en las


palabras de Lauren. Después salió de los vestuarios, la latina se había
ido con Lucy así que ella estaba sola ¡Genial! Camila pisaba con fuerza,
fue por el pasillo dispuesta a golpear al primero que se le atravesara.

¡Lauren era la persona más idiota del mundo!

—¡Cómo la odio!—murmuró mientras giraba en una esquina, razón


por la cual chocó contra una persona.

—¡Oh, perdona! No fue mi intención—la voz se disculpaba, mientras la


castaña se incorporaba.

—No, descuida. Fue mi culpa—admitió con un tono amargo, seguía


enojada por lo anterior. Se encontró con unos ojos azules claros y un
cabello pelirrojo —. ¿Chloe?

La recién nombrada también la reconoció y mostró una sonrisa de oreja a


oreja.

—¿Camila? Vaya, ¡Hola! —saludo animadamente, agitando la mano.

Camila sonrió, esa chica le caía de maravilla con las pocas veces que
habían charlado. Chloe Beale era una chica perteneciente al club de
canto, siempre utilizaba vestidos llamativos y sonreía a todos. Camila
admiraba su originalidad.

Se conocieron una vez cuando la castaña, curiosa por entrenar su voz,


se acercó al club y terminó en una animada charla de casi dos horas con
Chloe. Desde entonces han sido buenas amigas, eso fue hace menos de
un año.

—Muy bien ¿Y tú? Disculpa realmente por lo de antes, iba distraída—


dijo avergonzada, la pelirroja sacudió la mano.

—No importa. Seguro era importante, eso podría explicar porque


me encontré a Lauren enojada—alzo una ceja.

Camila se tensó, a veces se le olvidaba lo directa que era la chica.

—Eh, sí. Nos peleamos—confeso, cruzándose de brazos.

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—¡Qué mal! ¿Y se puede saber que sucedió? —Chloe Beale era curiosa,
se acercó en forma confidencial y con una mano ahuecando su oreja—.
Dale, sin pena. Yo escucho.

—Ella... ¡Dice que soy celosa! —se quejó, Chloe empezó a reír.

—¿Y lo eres?—la castaña no esperaba esa pregunta. (Mentir es


malo)

—Bueno, lo soy. Pero en mi situación cualquiera lo estaría ¡Ella no


me entiende! —alzó las manos, luego resopló—. Y dice que soy
dramática. Lauren asegura no ser celosa, pero te apuesto que ella
también lo estaría si yo le sonriera lindo a cualquier chico—rezongó.

Chloe colocó una mano en su hombro, dándoleánimos.

—Ya, ya, esas cosas pasan. Una no puede evitar estar celosa, yo soy
celosa con mi chica todo el tiempo ¡Pero ella es una tonta! —soltó una
risa junto con Camila.

—¿Chica? Uy ¿Quién es la afortunada? —la castaña le dio un


empujoncito con la cadera.

Sonrió con picardía al ver como el rostro de Chloe pareció iluminarse,


mostraba un brillo en los ojos muy familiar para la castaña cuando se
trataba de Lauren.

—Es hermosa, se llama Beca Mitchell—asintió orgullosa. Camila alzó


una ceja.

—¿Quién?—no quería ser grosera, pero no tenía idea de quién era


esa chica.

Chloe sonrió, encogiéndose de hombros y alzando un dedo de forma


cómica.

—No creo que la conozcas, a ella no le gusta llamar la atención. Pero


es muy buena persona, graciosa, y talentosa. ¡Y su voz! Su voz es el
cielo— aplaudió, con una mirada de tonta enamorada.

Camila sonrió, hasta que borró su expresión, preguntándose si así


actuaría ella frente a otras personas al hablar de Lauren. No, tampoco

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para tanto... (Lo que tú digas)

—Parece agradable.

Chloa asintió, pero hizo un puchero.

—Si, la conozco desde el primer año, pero ella aún no se anima a decir
lo que siente por mi—dijo tristemente, para luego sonreír un poco.

Camila abrió los ojos.

—¿Lo que siente por ti? ¿Ya lo sabes?—ella estaba impresionada,


Camila tardó un poco más en adivinar los sentimientos de Lauren.

(Lauren fue la única lenta que se dio cuenta al final)

—¡Claro! Beca está enamorada de mi, por eso no pierdo la


esperanza— asintió firmemente, agitando un puño en el aire.

—¡Oh! ¿Y tú como sabes?—saber el secreto era importante


¿Leería mentes?

Chloe bufó, divertida.

—Porque se le nota, solo que es tan miedosa que no me lo dice—dijo


como si fuera lo más obvio del mundo.

—Aww, me pasa. Descuida, a veces las chicas pueden ser así—las


dos suspiraron mientras agitaban la cabeza.

—Ella es tan callada y cerrada, le cuesta mostrar sus sentimientos.


Desearía que se animara un poco... —Chloe colocó una mano en su
barbilla, después sus ojos azules se iluminaron y colocó las manos en los
hombros de Camila—. ¡Mila, Mila! Se me acaba de ocurrir una idea—dijo
feliz.

Camila fue contagiada por la emoción en la voz de la pelirroja.

—¿Si, cuál es?

Chloe sonrió como un niño en una juguetería.

—Tu estas frustrada porque Lauren dice no ser celosa ¿Verdad? —la
castaña asintió enérgicamente, haciendo un mohín. Entonces, Chloe
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agitó un dedo frente a su rostro—. Y yo estoy triste porque Beca no


tiene la valentía suficiente para decirme que me quiere ¿Sabes qué
hay que hacer?

—¿Qué? ¿A qué quieres llegar? —pero la castaña tenía una pequeña


idea, descabellada, pero le gustaba.

—¡Hay que darles celos! Ese es el plan—la pelirroja chocó el puño


contra la palma de su mano—. ¡Así ellas verán que pueden perdernos
en cualquier momento! —comentó con voz cantarina.

Un bombillo en la cabeza de Camila se encendió, ella dio todo su apoy0.

—¡Si, si! Así Lauren podría entender lo que siento yo al verla con otras
chicas y aprendería—festejó, pensando en que llevaba de hecho
mucho tiempo sin notar celos en Lauren, cosa que extrañaba ya que
era extremadamente tierna y excitante en ese estado.

Chloe se movía de un lado para el otro, imitando los movimientos de la


castaña mientras hablaban de su (maligno e infalible plan)

—Y entonces cuando Beca vea que podría fijarme en otra persona, se


va a enojar e irá a buscarme—la chica de ojos azules se detuvo,
mirando a Camila—. Hay que hacerlo, es justo y necesario.

—Ellas se lo buscaron—la castaña asintió, sonriendo malignamente—. A


partir de mañana, tú y yo, seremos las amigas más cariñosas del mundo.

—¡Exacto! Y tendremos que hacerlo en sus propias narices, para que


así se vean obligadas a contemplar el espectáculo—las dos levantaron
la mano para chocar los cinco, se fueron todo el camino charlando
sobre las tácticas que harían el próximo día.

La mañana del día siguiente Camila avisó a Verónica que saldría más
tarde y por esa razón no podría buscarla, la latina no parecía triste ya que
iría caminando con Lucy. Todos salen ganando. La verdad era que Camila
fue a buscar a Chloe a su casa y fueron charlando animadamente,
escuchando música en la radio. Al llegar a laparcamiento respiraron
profundo, Camila creía que algo saldría mal pero Chloe le dio ánimos.

—Lauren seguramente está esperándome en la entrada—informó


Camila, confiando en que así fuera.

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Chloe dio un vistazo por el espejo retrovisor, acomodándose el cabello y


el vestido color celeste que traía, resaltaba aún más el azul de sus ojos.

—Acabo de ver a mis amigas por el espejo, Beca está allí—sonrío antes
de bajarse junto a la castaña, a unos pasos de aproximarse al grupo se
miraron—. ¿Lista?

—Qué empiece el Show—Camila intercambió un saludo de puños


con la chica y fueron al edificio.

—¿Qué hago?—la castaña preguntaba mientras se acercaban a las


chicas, Lauren charlaba con Lucy y Verónica a un lado.

—Hablemos, ríete. Y abrázame, haz algo inteligente. Allí está Beca—la


pelirroja se mostraba un poco nerviosa, refiriéndose a una chica castaña
y a otra gordita de cabello rubio, hablando con otras chicas.

Deben ser sus amigas y una de ellas tiene que se Beca. Pensó Camila.

Llegaron justo en el medio de los dos grupos, Dinah miraba con


curiosidad a las dos chicas al igual que las del club de canto. Lauren alzó
una ceja.

—¿Sabes de qué tamaño son las vacas?—Camila comenzó a


improvisar dándole una mirada coqueta, Chloe le siguió el juego y le
dio un empujoncito con la cadera.

—No ¿Cuál es?

—Son muuu—y grandes—la castaña se rió de su propio chiste, pero la


pelirroja la veía confundida—. ¿Entiendes? Remarqué el "mu", porque
así hacen las vacas—se cruzó de brazos, a la espera.

Chloe se cubrió la boca con las manos, soltando una fuerte carcajada
mientras se apoyaba del hombro de Camila para no caerse.

—¡Ese chiste estuvo malo, Camila! JAJAJA ¿No tienes otro mejor? —le
dio un golpecito cariñoso en él brazo, la castaña quiso rodar los ojos,
pero se abstuvo e hizo un puchero.

—No es malo. Lauren se hubiera muerto de risa—se quejó, resoplando.

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—¿Por qué? Si es muuu—y malo—se volvió a reír, llamando la atención.

Camila no pudo evitarlo, sus labios temblaron hasta que se unió a las
risas de la otra chica. De reojo veía como la misma castaña que se
encontraba junto a la rubia llevaba una mirada seria, se acercó a Chloe
para hablarle en susurros.

—Oye, la chica castaña detrás tuyo ¿Es Beca? —preguntó,


recuperándose del ataque de risa.

Chloe mostraba unas cuantas lágrimas en sus ojos, respirando


lentamente para tranquilizarse.

—¿Qué? Jaja, ¿La qué trae unos auriculares gigantes y ropa oscura? —
sus ojos mostraron una chispa de emoción.

Camila la evaluó y así parecía ser, el cabello castaño amarrado en una


media cola, jeans desgastados y una sudadera oscura. La chica quese
hacía llamar Beca llevaba las manos en los bolsillos y unos auriculares
en las orejas ¿Cómo podría escuchar a la rubia si los utilizaba?

—Si, esa misma. También hay una rubia...

—Fat Amy—Chloe aseguró mientras asentía con la cabeza.

—¿Qué? ¿Por qué le dices así? ¿No es grosero? —abrió los ojos.

Chloe volvió a soltar una risa mientras la tomaba de la mano y la llevaba


con ella, para entrar al edificio.

—No, no. Ese es su nombre. Amy siempre se ha llamado así misma con
ese apodo—se encogió de hombros, deteniéndose frente a su casillero
mientras buscaba los libros—. Gracias por acompañarme, que
caballerosa eres—se burló.

—No hay de qué. Pero también tenemos que ir a mi casillero ¿sabes?


— sonrío.

—¡Camila!—unos brazos la rodearon por atrás y al escuchar su voz,


adivinó que se trataba de Dinah.

—Hola, Cheechee—Camila le devolvió el abrazo, pero al ver que Lauren


y las otras se encontraban con ella se acercó rápidamente a una
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sonriente Chloe—. Buenos días, chicas ¿Cómo están? —dijo como si


nada.

Lauren ladeaba la cabeza confundida mientras que Lucy sonreía a las


chicas y Verónica intentaba averiguar las intenciones de su mejor amiga.
Dinah parecía disconforme.

—¡Bien, gracias por preguntar! Nos has pasado de largo, hace unos
segundos—reclamó mientras se cruzaba de brazos.

Camila se encogió de hombros inocentemente.

—Perdonen, es que debía acompañar a Chloe para buscar sus


libros— sonrío alegremente a la pelirroja y esta le devolvió un guiño.

Dinah alzó una ceja.

—¿Chloe?

—¡Un gusto, soy Chloe Beale!—se presentó la chica mientras le


estrechaba la mano a cada una amistosamente—. Camila me ha
hablado muy bien de ustedes—agregó.

Verónica aún las observaba con incredulidad y Lucy la abrazaba por el


cuello.

—Un gusto ¿Y desde cuando son amigas? —preguntó con cautela.

Chloe y Camila decidieron usar la táctica. Lo habían discutido ayer en la


tarde, practicar una escena en donde pareciera que coqueteaban frente a
las otras chicas, cuando no era así. Debían actuar. Luz, cámara y acción.

—No sé ¿Desde cuándo, Chlo?—Camila soltó una risa torpe y


falsamente tímida, sin dejar de mirar a la pelirroja.

Chloe también río levemente sin despegar sus ojos de los chocolate,
encogiéndose de hombros y mordiéndose el labio provocativamente.

—No tengo ni idea, Mila ¿Un tiempo, puede ser? —las dos chicas
terminaron su escena para encontrarse con el rostro atónito de las otras.

Las tres primeras chicas la miraban como si tuviera un bigote en la


frente, sin poder creer el momento de película romántica barata que
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acaban de contemplar. Pero Camila sabía que el plan estaba haciendo


el efecto deseado al ver el rostro deshecho de la ojiverde. Lauren abrió
la boca hasta el suelo y fruncía el ceño, mirando alternativamente a las
dos chicas y sin saber muy bien qué hacer. (¡Corre en círculos!)

—¿Les parece si hablamos en el almuerzo? Tenemos clase de


Química Orgánica y llegaremos tarde—Camila sonrío mirando a la
ojiverde con intención, antes de tomar a la pelirroja de la muñeca y
comenzar a caminar.

Chloe se despedía con la mano y completamente divertida cuando se


alejaron lo suficiente, la castaña victoreó mientras Chloe le palmeaba la
espalda.

—¿La has visto? Estaba entre celosa y muy confundida—Camila se


echaba el cabello a un lado, mostrando una sonrisa de satisfacción.

—¡Si, si! Y ahora tendremos que ver a Beca, ella también comparte esa
clase con nosotras—la pelirroja la llevó casi a rastras hasta el salón, al
ver que sí que llegarían tarde.

Durante toda la clase Camila estuvo escuchando felizmente a Chloe, que


le divertía ver la mirada enojada de Beca mientras las miraba a ellas dos.
Normalmente Chloe se hubiera sentando con la chica, pero hoy decidió
irse con Camila mientras charlaban. Aparentemente, Beca no parecía
nada feliz con este cambio. Camila sonrío tensa ya que sentía la mirada
penetrante de la otra castaña en su espalda. Celosa era una palabra
pequeña, a su parecer.

Pero daba resultado, si conseguían mantenerse así por más tiempo


lograrían que las dos chicas reaccionasen. Y así permanecieron todo el
día, dándose pequeños abrazos, susurrando y riendo entre ellas e
incluso se sentaron juntas a la hora del almuerzo, en la mesa que
normalmente ocupaba Camila con sus amigas. Queda más que decir
que todas la miraron sorprendidas. Veronica seguía vigilando
sospechosamente a su amiga y las otras simplemente aceptaron la
compañía de Chloe, ya que era agradable y graciosa.

La única que logró reconocer todo el embuste fue Nora (como siempre
tan inteligente) y miró a las dos chicas con diversión antes de reírse y
seguir charlando con Normani. Camila se sonrojó al ser descubierta, pero
no por ello se detendría. Lauren no dejaba de mirarla, sentada frente a la

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castaña y masticando con fuerza. Desde Júpiter se podían notar sus


celos, se sentían las auras asesinas flotar desde la ojiverde hasta Chloe,
que en estos momentos intentaba manchar la mejilla de Camila con puré
de papa. En unas mesas más lejos también estaban las amigas de la
pelirroja, preguntándose por qué una de sus capitanas del club no
almorzaba con ellas. Beca apoyaba la barbilla en su mano, sin dejar de
observar a Camila con la peor mirada que cualquiera le haya visto alguna
vez.

Camila y Chloe cruzaron miradas cómplices. Comprendiendo, por la


forma que tenía la ojiverde de apretar los puños sobre la mesa y como
Beca refunfuñaba a cada segundo, que en cualquier momento sus chicas
tendrían que intervenir. Después de un rato...Camila caminaba por el
pasillo, silbando felizmente ya que la primera fase del plan había
resultado con éxito. Hace unos segundos, Beca las había alcanzado y
exigió seriamente conversar con la pelirroja.

Chloe aceptó cortésmente y mientras se alejaban, se giró


disimuladamente para darle un guiño alegre a Camila y alzarle los
pulgares, deseándole buena suerte a ella también. La castaña se alegró
por su amiga, esperando que Lauren se apareciera en cualquier
momento por una esquina y la besara con pasión, reclamándola como
suya. Pero no sucedía y después de durar un rato dando vueltas, ya un
poco desanimada, la encontró en el aparcamiento.

—Tienes que estar jodiendo—murmuró entre dientes al ver a su


novia charlando con Erika. (Rescata)

Se acercó dando pisotones, mientras las dos chicas hablaban. Estaba


tan cegada por los celos que no se percató de que Lauren negaba con la
cabeza y movía las manos, mientras la pelinegra parecía decepcionada.

—¿Por qué no quieres venir a mi casa? Lo prometiste ayer—la chica


hizo un puchero, Camila logró escucharlo y apresuró el paso.

Lauren volvió a negar, con el ceño fruncido.

—Te he dicho, hoy tengo que... ¿Camz? —preguntó cuándo la chica


se colocó en medio de ellas, fulminando a la menor con sus ojos.

—¿Qué haces aquí? Lárgate—gruñó antes de girarse a su novia, se


cruzó de brazos—. ¿Y tú planeabas irte con ella?
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Lauren parpadeó confundida, pero negó con la cabeza a la vez que


fruncía el ceño, también pareciendo enojada.

—Claro que no, al contrario, tuyo ¿Dónde estabas? —la cuestionó, sus ojos
esmeraldas la atravesaban porcompleto.

Camila sintió sus piernas flaquear por la intensa mirada que le daba
su novia, pero no estaba dispuesta aperder.

—Buscándote. No charlando con... colegialas—se escuchó como


una acusación.

—Tengo nombre ¿Sabías? —la pelinegra tras ella intentó hacerse notar,
un poco indignada por él nombre recibido.

Fue completamente ignorada por las dos chicas. (Un cero a la izquierda)

—¿Buscándome? No lo creo, lo más probable es que estuvieras feliz con


Beale ¿O no, Cabello? —murmuró con voz amarga, acercándose un paso y
provocando que Camila la imitara.

—¿Celosa?—atacó, clavando sus ojos sobre los de ella. Lauren resopló.

—Para nada. No soy como tú, celosa hasta del perro de mi vecina—
colocó los brazos en jarra, logrando hacer humear a Camila con su
comentario.

—¡Lo que tú digas! Sabes, si estaba con Chloe. Es muy buena


persona— sonrío con intención, jugando con su cabello—. Es graciosa
y linda ¿Por qué seguirá soltera? —con cada palabra lograba que las
mejillas de Lauren se encendieran.

—Me preguntó lo mismo, alguien tan perfecta debería tener pareja—a


este punto, Lauren podría darle un golpe a alguien.

—¡Si!

—¿Entonces por qué no vas y sales con ella, Cabello?—escupió


con veneno.

—¡Lo pensaré! Y mientras tanto tú podrías dar tus "Clases de Dibujo"


y besuquearte con la perra de Erika—hizo las comillas con los dedos,
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desbordando rabia en su voz.

—No me parece mala idea—la pelinegra menor tuvo el descaro de


comentar.

—¡CÁLLATE!—la ojiverde y la castaña le gritaron, provocando que la


chica retrocedería y huyera lejos de ellas. (Salvajes)

—¡Eres una idiota, Jauregui! No cambias—la castaña se acercó y le dio


un golpecito en el hombro.

—Y tú una princesita caprichosa, creando tu propio drama—Lauren le


gritó mientras veía a Camila girarse y comenzar a caminar, lejos de
ella.

Camila no lo podía creer, estaba furiosa y solo quería gritar. A estas


horas había pocas personas en el instituto, las que quedaban deberían
estar en las actividades extras de la tarde o en el entrenamiento de
porristas, como sus amigas. La castaña agradeció, aprovechando la
situación en la cual el pasillo estaba vacío, y logró soltar una maldición
por la cual Sinu le hubiera lavado la boca con jabón.

—¡Cabello!—la voz de Lauren la seguía, escuchaba sus pasos


perseguirla y luego una mano girándola por el hombro—. ¿A dónde crees
que vas? — entrecerró los ojos.

Camila se apartó de ella, intentando no darle un guantazo y controlarse,


ya que después de todo, era su novia y la amaba.

—Alejarme de ti, eso hago—quiso moverse pero Lauren no la soltaba.

—Camila...— pronunció su nombre lentamente, pero con lo que parecía


un tono de advertencia que encendió la ira de Camila.

—¡YA, SUÉLTAME! SI QUIERES IR A FASTIDIAR A UNA CHICA VETE


CON ESA TAL ERIKA—chilló con el rostro rojo, dándole un golpe tras
otro en el pecho de la ojiverde que no pronunciaba palabra—. ¡No me
importa! Yo me iré a con Chloe, para ver si te agradaría...—lo siguiente
que logró sentir eran unas manos que sostenían sus mejillas y la
acercaban a unos labios que ya conocía a la perfección.

Lauren siempre encontraba la mejor formar de callarla, la castaña soltó


un suspiro entrecortado sobre sus labios, pero aun así intentando
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alejarse, no permitiría que le hiciera olvidar su enojo a besos.

—Deja... yo estoy enojada—giró el rostro, pero entonces la ojiverde


rodeó su cuerpo con los brazos, aferrándose a ella y sin dejarle
moverse—. Lauren... —la llamó, intentando no tartamudear al sentir
los labios de la ojiverde besando su cuello.

Lauren mordía y lamia su cuello, succionándole la piel y dejándole


marcas que le recordaran a Camila quién era su novia. La castaña ahogó
un gemido, cuando la ojiverde movió sus labios hasta la oreja de esta y
comenzó chuparla con suavidad.

—Estoy celosa—admitió con una voz ronca, Camila apretó las manos
con fuerza en los brazos de la chica—. Ya se lo que sientes, perdona
por decirte que exagerabas.

—Lauren, yo ... —Camila se calló cuando la ojiverde apoyó su frente


contra la de ella, mirándola intensamente y con la respiración agitada.

—Yo ahorita estoy muriendo de celos, no soporto verte con otra persona.
Que te hagan reír, que te toquen—Lauren sacudió la cabeza, dejando
otro dulce beso en los labios de su chica antes de volver a hablar—.
Perdona todas las veces que te hice sentir de esta forma, no lo volveré a
hacer. Te amo ¿Lo entiendes? Eres mi primer y único amor, Camz—
susurró, frotando cariñosamente su nariz con la de la castaña y con sus
labios rozándose.

Camila realmente sintió una gran felicidad embriagándola, su corazón


latiendo no más rápido, pero sí con más fuerza de lo que ya era posible.
Como si cada latido que se escuchara contra su pecho fuera únicamente
por Lauren Jauregui.

—Lauren, te amo—la castaña la jaló hasta ella, colocando la mano en


su nuca para atraerla a su boca y fundirse en un beso amoroso y repleto
de pasión. (¿Smut, ya es hora?)

Se besaban en sincronía como tantas veces lo habían hecho, la ojiverde


recorrió el cuerpo de la castaña con sus manos bajando por los muslos y
sintiendo la piel descubierta contra sus dedos debido a la corta falda que
utilizaba Camila. Camila sintió las manos de su novia cargarla por los
muslos y antes de darse cuenta, rodeaba la cintura de la ojiverde con las
piernas mientras sus brazos se enredaban alrededor del cuello de
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Lauren.

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Se besaban con deseo, saboreando el sabor de cada una a la vez que la


ojiverde se giraba y la acorralaba entre su cuerpo y la pared, apretando
su pecho sobre el de la castaña, provocando que Camila sintiera todo su
ser en llamas. La ojiverde bajó los labios hasta su cuello, dándole un
beso húmedo y recorriendo sus piernas tonificadas con las manos,
apoyando a la castaña contra la pared.

Camila se abrazó con fuerza al cuello de la ojiverde, presionando su


centro contra el de Lauren y, considerando que llevaba una falda que la
dejaba aún más expuesta, aquel leve roce le hizo ahogar un gemido
contra el hombro de su novia. Lauren dijo su nombre cerca de su mejilla,
dejándole con los labios caricias en su cuello a la vez que Camila besaba
cada sección de piel que lograra encontrar.

—Te... necesito—Lauren susurró con esfuerzo y Camila, entre toda


su pasión, logró escucharla.

—¿Qué?—preguntó, alejándose tan solo unos centímetros.

Lauren llevó sus manos hasta el trasero de Camila, para volver a


presionar sus centros palpitantes con fuerza mientras apretaba las dos
nalgas de la chica con las manos, inclinando la cabeza para atrapar sus
labios y tragándose el gemido que la castaña quizo soltar en ese
instante. Lauren volvió a hablar entre besos.

—Te quiero lejos de Chloe—con cada palabra intensificaba el beso,


tuvo que dejar los labios de la castaña cuando Camila bajó la cabeza
para trazar un camino de besos desde el hombro hasta su clavícula.

Camila disfrutaba el sabor de la piel de Lauren contra sus labios, le


parecía maravilloso, y sus clavículas. La volvían loca. Como se le
marcaban y le daban ese aire tan atractivo, seguía besándolas y
subiendo las manos bajo la camiseta de la ojiverde, tanteando su
espalda y trazando suavemente las uñas sobre ella.

La excitación que invadía su cuerpo estaba llegando a tales grados en


las cuales se veía incapaz de soportarlo. Sentía la respiración de Lauren
contra su oreja, ella deslizó las manos hasta el abdomen de la ojiverde,
sin dejar de besarle el cuello, la mandíbula o sus hombros.

La ojiverde también disfrutaba el placer de manosearle con delicadeza


las piernas y sus caderas, frotándose contra la castaña y besando su
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hombro. Camila llevó subió las manos por el estómago de su novia,


sintiendo los fuertes músculos bajo sus dedos y memorizando cada
centímetro de piel con su tacto.

Llegó hasta el sujetador de Lauren, soltando un gruñido al sentir la


molesta tela impidiéndole tocar la carne caliente. Movió las manos bajo el
sujetador, ahuecando los dos pechos de la ojiverde contra la palma de su
mano y apretándolos, sintiéndose poderosa al escuchar un gemido ronco
de la chica.

—Quiero hacer el amor, Lo—suspiró con la poca fuerza que le quedaba,


utilizando el pulgar para frotarlo circularmente alrededor del pezón
endurecido de su chica, saber que tenía este efecto en Lauren la ponía a
cien. (Smut, ¿al fin?)

—Yo... también ¿Pero... en dónde? —la ojiverde respiraba como si


acabara de correr un maratón, llevando sus labios por el brazo de
Camila y dejándose tocar por la castaña.

—No me importa. Te necesito—confesó dejando besos en su


mandíbula, sin detener el moviendo sobre los pechos de la chica.
Clavó sus ojos, oscurecidos por el deseo, en los de Lauren—. Me voy
a morir si no lo hacemos.

(Las lectoras también se van a morir si no lo hacen)

Lauren no respondió, simplemente la besó y chupó sus labios,


comenzando a caminar y dejando que Camila se aferrara a su cuello
para así evitar caerse.

Las dos chicas se permitieron dejar escapar un gruñido de frustración


cuando las manos tibias de la castaña dejaron los pechos de la ojiverde.
Se besaban, no se querían separar de sus labios ni un segundo. Lauren
caminaba casi a ciegas, pero dando un breve vistazo hacia donde se
dirigía, las dos chicas realmente agradecían el hecho de no tener público
en estos momentos cerca del pasillo. Estaban de suerte (Mi fic, mis
reglas) Camila enredaba los dedos en el cabello de la ojiverde y le
mordía el labio inferior, jalándolo antes de soltarlo y volver a capturarlo
en un beso.

Su centro palpitaba dolorosamente y su piel estaba extremadamente


sensible, la invadía la desesperación de juntar su cuerpo con el de la
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ojiverde y sentirla por completo. Camila comenzó a bajar su mano hasta


colocarlo sobre la tela de los jeans de Lauren, no dudó en presionar los
dedos sobre su entrepierna y en ese momento, la ojiverde se detuvo.

—Camila, detente un segundo... —pidió con voz ahogada, aún sobre


los labios de Camila.

—No, quiero escucharte, Lo. Por favor—la castaña volvió a tocar su


centro sobre la tela, y la ojiverde reprimió un gemido contra la boca de
Camila, la castaña quizo repetir la acción ya que los ruidos que emitía
Lauren la calentaban.

—¡Camila!—lloriqueó.
—¡Entonces, apúrate!—la regañó, llevando su mano hasta la espalda de
Lauren y rasguñando levemente—. Te juro estoy a pocos segundos de
desnudarte en pleno pasillo, Jauregui—susurró, presionando los labios
en la oreja de la ojiverde y dándole besos húmedos sobre esta.

Lauren también se sentía impaciente, fue rápidamente hasta el almacén


del gimnasio, aún con Camila en sus brazos y sintiendo los tortuosos
besos de la castaña sobre su piel. Abrió la puerta con rapidez y con la
misma, extendió una mano para cerrarla con llave. La habitación se
encontraba casi a oscuras, simplemente unos tenues rayos de sol que
entraban por una pequeña ventana, pero que le permitiría a las dos
chicas contemplar su entorno.

Lauren logró reunir fuerzas para colocar suavemente a la castaña sobre


el suelo, con la chica aún enredando los brazos y sus piernas alrededor
del cuerpo de la ojiverde y besándola sin descanso. Camila no
escuchaba, solo sentía: el calor que desprendía el cuerpo de Lauren, los
latidos de su corazón, el perfume que tanto amaba filtrarse por sus fosas
nasales y sobre todo, la molesta presencia de la ropa entre sus cuerpos.
(Que atravesada)

—Quítate la camisa—la castaña dijo con voz tajante, pero la ojiverde


hizo lo pedido más por necesidad que obediencia.

Se alejaron unos breves segundos en los cuales Lauren se sacaba la


camiseta por la cabeza y ayudaba a Camila a hacer lo mismo para
después seguir besándose, ya las dos en sujetador. Lo siguiente fueron
las manos de la castaña, desabrochando sus jeans torpemente y

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deslizándolos por las piernas de Lauren hasta dejarla libre de ellos. En


cambio, la ojiverde solo tuvo que hacer un movimiento para deshacerse
de la falda que cubría a Camila.

La castaña no se sentía satisfecha aún, quería sentir toda la piel de la


ojiverde presionándose contra la suya. Llevó sus manos por la espalda
de Lauren, saboreando la textura y llegando hasta un poco más abajo de
la cadera, sintiendo la tela de las bragas, para arrimarla más cerca de
ella y lograr que la ojiverde gimiera sobre su boca.

—Camila, espera. Camila—la voz de su novia logró penetrar entre sus


pensamientos borrosos, pestañeó varias veces y miró los ojos oscuros
de la otra.

—¿Si?—aún así, preguntó con una voz muy dulce.

Lauren se mordió el labio mientras se acomodaba mejor sobre el cuerpo


de la castaña, quedando entre sus piernas e intentando no apoyar todo
su peso sobre ella.

—¿Estás... segura?—parecía indecisa, Camila abrió los ojos.

—Lo, yo... claro que lo estoy. Llevamos un tiempo deseándolo—tragó


fuertemente, dejándose perder en los ojos esmeralda y sin comprender
su mirada—. Yo estoy lista ¿Pero tú... ?

—¡No! Yo quiero, claro que quiero, no pienses que no. Solo que... —
ladeó la cabeza y juntó sus cejas, formando esa expresión tan adorable
que tanto enamoraba a Camila—. Quería... quería que fuera especial, es
nuestra primera vez. Ya sabes, con pétalos de rosas y velas... y una
cama— comentó lentamente, dando un breve vistazo al pequeño
almacén donde estaban.

Al verla afectada por un detalle tan pequeño, Camila sintió que se


derretía de amor. Veía una gran preocupación y nervios en los ojos
esmeralda. No podía ser posible amar a esta mujer más de lo que ya lo
hacía, pero al parecer, Lauren lo había logrado.

—Amor, está bien. No tiene que ser especial... solo con que seamos tu
y yo juntas, ya es perfecto para mí ¿Si?—le aseguró suavemente,
dándole un besito en la nariz y logrando que Lauren suspirara, ahora

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más relajada.

—¿Segura? ¿No estás incomoda? Si quieres puedo estar abajo, el


piso debe ser frío y duro... —siguió insistiendo, Camila soltó una risa
tonta antes de tomar el rostro de Lauren y besarla.

—No sabes cuánto te amo, Lauren—dijo con voz risueña,


dejando pequeños besitos en las mejillas de la chica.

Lauren sonrió, deslizando las tiras del sujetador por los hombros de
Camila y abriendo el broche en la parte de la espalda, plantando un
cariñoso beso en su hombro.

—No más que yo—susurró dejando sus pechos al descubierto, Camila


no logró sentir vergüenza ya que confiaba plenamente en Lauren y no
se sentía incómoda con ella—. Eres muy hermosa, cada parte de ti lo
es—la ojiverde soltó con ojos desbordando de amor.

Lauren comenzó dejando un beso en cada uno de los pequeños pero


firmes pechos para después chupar un pezón, con gentileza. Camila
enredó los dedos en el cabello de su novia, presionado la boca caliente
de la chica con más fuerza contra su pecho, sintiendo su cuerpo débil
cuando la ojiverde mordió el pezón con suavidad, colocando la otra mano
sobre el pecho derecho para comenzar a estimularlo.

Lauren era tan amable y dulce, que la castaña se sentía completamente


amada. La otra chica le susurraba palabras de amor, besando cada parte
de su anatomía y explorando el cuerpo de la castaña con sus manos
mientras se desnudaban entre pequeñas risas. Camila se dejaba ser,
gimiendo el nombre de Lauren y suspirando unos silenciosos "Te amo"
que no podía asegurar si la otra chica lograba escucharlos. Los dedos de
la ojiverde viajando por sus piernas y los labios de Lauren besando su
abdomen con lentitud. Camila temía correrse sin que la otra chica
siquiera hubiera actuado, pero se sentía tan excitada por la voz ronca de
Lauren y su simple tacto, que estaba a su merced.

—Lauren, por favor—sollozó mientras apretaba con fuerza los brazos de


la ojiverde, sentía que moriría si su novia no entraba en ella—. Te
necesito...

—Ya voy, Camz—susurró mientras apoyaba la frente contra la de


Camila, sus manos sobre ella y cerca de su entrepierna, tocando la

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humedad de la castaña—. Mírame, Camz. Quiero que me mires.

Camila cerraba los ojos con fuerza, la mano de la ojiverde rozaba sus
pliegues con movimientos tentadores y ella sentía una extraña opresión
en su vientre, pero se obligó a abrir los ojos para ver los de su chica.

—¿Así... ?—preguntó con voz temblorosa, recibió un beso en los


labios como respuesta.

Después Lauren susurró muy cerca de ella, con sus respiraciones


mezcladas.

—Quiero verte cuando te vengas—mordió el labio de Camila, logrando


que esta gimiera cuando deslizó un dedo sobre su intimidad—.
Mírame—pidió con voz dulce, pero exigente.

Camila clavó sus ojos repletos de deseo y pasión, perdiéndose


completamente en los orbes esmeralda que la contemplaban.

—Dolerá un poco, pero yo estoy contigo, Camz. Tú solo tienes que


mirarme—susurró con una voz tan suave y sensual que la castaña
sintió un cosquilleo en su vientre, que no ayudaba en nada con su
estado actual de excitación.

Camila no se vio capaz de hablar, asintió levemente con la cabeza para


permitirle entrar en ella. Lauren la miraba fijamente mientras introducía
un dedo lentamente, hundiéndose con cuidado y suavidad para así evitar
provocarle algún daño a la castaña.

Camila no puedo evitarlo, cerró los ojos en el momento que un dolor le


hizo sentir las lágrimas acumularse. Soltó un suspiro tembloroso mientras
encajaba las uñas en la piel de Lauren y la ojiverde captando su
comportamiento, buscó sus ojos.

—Camz, mírame.

—Duele, Lo. Un... poco— dijo entre dientes mientras sentía a su


novia completamente dentro de ella, respiró hondo.

—Tienes que mirarme y olvidar todo, amor. Así el dolor


irá desapareciendo— dijo dulcemente.

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Camila abrió los ojos y miró fijamente los de Lauren, aún sentía las
lágrimas, pero lentamente el dolor fue disminuyendo y un nuevo
sentimiento de calidez comenzó a invadirla. Lauren movió el dedo dentro
de ella y la castaña sintió como arqueaba la espalda, la ojiverde volvió a
repetir la acción con más fuerza mientras capturaba la boca de Camila
para tragarse su orgasmo.

Camila sentía su cuerpo temblar a la vez que su novia comenzaba un


repetitivo movimiento con los dedos de entrar y salir, agregando otro
dedo que igualmente penetró en ella y la hizo correrse en cuestión de
minutos. Lauren simplemente disfrutaba el orgasmo de su chica mientras
la besaba, para después probar su cuello y aún si detener los
movimientos rápidos de los dedos.

Comenzaron a balancearse juntas, en sintonía. Lauren descubrió que


sentir el cuerpo sudado de la castaña contra el suyo y escuchar los
constantes gemidos de la chica junto a su oreja, era lo suficientemente
excitante como para lograr que llegara al orgasmo.

Esa tarde se amaron y sus almas se conocieron. Camila disfrutó al


ubicarse arriba de la ojiverde y escuchar los gemidos de la chica gritando
su nombre cuando la hizo suya. Sentía la frescura del clima y la capa de
sudor que cubría su cuerpo, el aroma de Lauren la envolvían por
completo y aquello la enloquecía.

Sentir los beso húmedos de la ojiverde en su cuerpo, le aceleraba el


corazón; las palabras cariñosas cerca de su oído, le provocaban
escalofríos; las manos suaves y familiares tocando sus pechos, la hacían
sentirse deseada.

Todo lo cual tuviera que ver con la idea de Lauren Jauregui haciéndola suya,
encendía su corazón; pero escuchar a la ojiverde decirle que la amaba
mientras Camila le hacía el amor, la volvía loca.

Nunca se imaginó sentirse tan viva como lo hacía en estos momentos,


completamente agotada y acurrucada con la ojiverde en el suelo
mientras se cubrían con la camiseta y él suéter de Lauren.

Dándose calor entre ellas y abrazándose con fuerza, sus piernas


entrelazadas y la cabeza de Camila recostada sobre el pecho de su
novia, casi quedándose dormida bajo el rítmico palpitar del corazón de
Lauren contra su mejilla. (Aquí tienen su smut, sean felices)

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—¿Sigues despierta?—Lauren susurró, dejando un beso sobre el cabello


de la chica.

Camila parpadeó un poco cansada, frotando su mejilla contra el pecho de


su novia y abrazando con más fuerza su cintura.

—Aún... —dijo con voz somnolienta.

—¿Cómo te sientes? ¿No duele, verdad? Me preocupo, Camz—le


preguntó con voz dulce, recibiendo un gruñido de la castaña y comenzó a
acariciar la espalda de Camila con sus dedos—. No seas así, quiero
escuchar tu voz, Camzi—pidió con voz tierna mientras se abrazaba a la
chica y hundía la nariz entre el cabello castaño y sedoso.

—Estoy bien, Lo. Simplemente estoy cansada, eres muy difícil de


complacer—bromeó a la vez que se incorporaba en el cuerpo de
la ojiverde y se cruzaba de brazos sobre el pecho de Lauren,
apoyando la barbilla en ellos para mirarla—. Hola allí—saludó
tímidamente, apartando un mechón de la frente de la chica

El rostro de Lauren se iluminó, mirando con cariño y amor a su novia


mientras comenzaba a acariciar sus mejillas.

—Hola allí—devolvió el saludo.

Camila soltó una pequeña risa nerviosa, dejando un beso en la palma de


la mano de la pelinegra.

—Vaya día ¿Ah?

—Un hermoso día, el mejor—afirmó provocando una sonrisa en


ambas, después se mordió el labio un poco insegura—. ¿Tú cómo...
te gustó?

Camila alzó una ceja y sonrío como si la ojiverde fuera extremadamente


graciosa.

—¿Realmente estás preguntándomelo?—ella creía que ya era obvio.


(A Lauren hay que explicarle con paciencia)

—Solo quiero asegurarme, puede que simplemente estuvieras


actuando— está vez la ojiverde siguió el chiste, disfrutando la carcajada

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que escapó de los labios de Camila—. ¿Sí o no, Camz? Es una


pregunta fácil.

—Fue perfecto, me hiciste sentirme en el cielo, Lo—aseguró dándole


unos rápidos besos en los labios, Lauren la abrazó.

—Me alegro. Mira que me esforcé un montón—dijo juguetona, la castaña


se quedó frente a su rostro, observándola con sarcasmo.

—Ah, pues muchas gracias por su trabajo—Camila sonrió, sentía que


en cualquier momento sus mejillas comenzarían a doler de tanto
hacerlo.

Lauren se encogió de hombros, con una actitud profesional y elevando


las cejas.

—No hay de qué. Espero que haya disfrutado el servicio—murmuró con


voz seductora.

Camila tragó y sintió su boca seca, lamiéndose los labios y sin dejar de
mirarla a los ojos.

—Más de lo que puedas imaginarte—se inclinó para atrapar la boca de


su novia en un beso exigente y húmedo.

Se besaban y nuevamente parecían querer entrar en una segunda ronda,


Camila sonrío sobre los labios la ojiverde cuando sintió las manos de su
chica apretar su trasero. Entonces, sucedió un imprevisto que aún no
esperaba que llegara.

—¿Camila? ¿Lauren? ¡¿CHICAS DONDE ESTÁN?!—la voz de Dinah


las llamaba desde afuera, se podía escuchar cómo se acercaban unos
pasos. (Pobre, las lectoras la van a terminar odiando)

Lauren y Camila dieron un respingo, cubriéndose con las pocas prendas


de vestir que encontraron en el suelo mientras se miraban con los ojos
abiertos.

—¿Dinah?—la castaña formuló la pregunta silenciosamente a lo


cual la ojiverde asintió con la cabeza.

—Venga, Hansen. Llevan una hora desparecidas, se habrán ido—la

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siguiente en escucharse fue la latina, Verónica parecíafastidiada.

—Creo que podrían seguir cerca, jamás las vi dirigirse a la salida


¿No crees? —Lucy arruinaba su última oportunidad para que las
chicas se rindieran y se marcharan, Camila se sintió tontamente
traicionada ¿Acaso no podría garchar en paz? Dios mío.

—Gran observación, Watson—la rubia agradeció.

—¿Por qué tú eres Sherlock? Yo no quiero ser Watson—la castaña de


ojos café se escuchaba inconforme, los pasos de las chicas cada vez
estaban más cerca.

Camila y Lauren charlaban entre ellas mediante señas de mano, sin


emitir ruido alguno, apurándose para colocarse la ropa e intentar parecer
decentes antes de que las descubrieran. La castaña aún sentía el cuerpo
en llamas, pero del resto, todo iba bien.

—Porque solamente las personas hábiles y atractivas pueden ser


Sherlock ¿Entiendes? —Dinah no dudada de su belleza.

—¿Acabas de decirle fea indirectamente a mi novia, Hansen?—la


latina salió a la defensa. (Yo soy Verónica)

—No, no, que va. No fue una indirecta, se lo dije claramente. Soy más
atractiva que tú, Lu—se burló, pero se escuchó un golpecito y después
la risa de Lucy—. ¡ESO DOLIÓ, IGLESIAS!

—Tú te lo buscaste.

—Oigan ¿Ya registramos el almacén de deporte? —Lucy nuevamente


traicionaba a sus amigas, al darle a Dinah la ubicación de su posición.
Lauren prácticamente giró el rostro hacia la puerta, abrochándose el
botón de los jeans y maldiciendo tan cómicamente que Camila tuvo que
morderse el labio para no reír.

—¡Buena idea, Watson!—la rubia salió corriendo.

—¿Por qué ellas estarían en un almacén? No tiene sentido—Verónica


refunfuñó—. Quiero irme—prácticamente la latina era la única persona
que ayudaba a las dos chicas, así fuera sin ser consciente de ello.

—Puede que... Oye, está cerrado—comentó


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Dinah intentando girar la perilla, Camila agradeció internamente a su


novia—. ¿Por qué está cerrado? Yo quiero entrar, debería estar
abierto para el público—ahora la rubia forcejaba con la puerta.

—Dinah, cuidado si lo dañas—la castaña de ojos café advirtió.

—Quiero irme—gimió la latina.

¡Pues váyanse!, exclamó mentalmente Camila, de acuerdo con la


decisión de su mejor amiga.

—¿Sabes qué? Voy a llamar a Lauren, puede que así me responda—


antes de que alguna de las dos lograra reaccionar, la música comenzó a
escucharse del móvil de la ojiverde.

—Mierda—Lauren susurró, buscando el aparato en el bolsillo. Camila


cerró los ojos, esperando.

—La música parece venir de... Oh, ella está en... ¡YA TE ENCONTRÉ,
HIJA DE SATÁN! —Dinah golpeó la puerta con los nudillos, llamándola
y aun escuchando el móvil de Lauren—. ¡NO TE HAGAS LA LOCA, TÚ
ERES LA ÚNICA QUE TIENE COMO TONO DE LLAMADA EL
OPENING DE PRETTY LITTLE LIARS!—exigió que respondiera a
sus gritos. (Va a quedar ronca)

—Ya, Dinah. Deja de gritar que me vas a dejar sorda—finalmente


Lauren habló, guardando el móvil y captando la mirada divertida de
Camila.

—¡ESTÁS VIVA!—Dinah celebró, sin dar muestras de obedecer


a la ojiverde.

—¿Pretty Little Liars?—la castaña alzó una ceja, refiriéndose al tono


de llamada.

Lauren se sonrojó mientras se rascaba el cuello con la mano.

—La canción es pegajosa—se defendió.

—Espera. Esa es... ¡¿Chancho, estás allí?!—la rubia logró escuchar la


voz de la castaña.

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—¿Mila?—Verónica parecía curiosa.

Camila se resignó en mantener oculta su presencia. Dinah era muy


insistente y terminaría averiguándolo.

—Sí, chicas. Yo...

—¡Ahh! YAAA. ¡Si solo querían un momento privado de amiguis, nada


más tenían que avisarnos, chicas! —la rubia soltó una carcajada,
contagiando a sus amigas y provocando el bochorno de la pareja—.
Bueno ¿Ya terminaron o necesitan tiempo extra?

—Ya vamos a salir, Dinah. No nos presiones—la ojiverde suspiró.

Camila se acercó a ella, para arreglarle el cabello con ternura mientras


Lauren le sonría y acomodaba la falda de la animadora.

—¿Me veo bien?—la castaña pregunto, deseando lucir presentable.

—Hermosa, como siempre. Pero te ves mejor sin ropa—Lauren sonrió


con picardía, antes de darle un guiño.

—Tonta—la castaña río, dándole un golpe amistoso en el hombro.

Lauren simplemente volvió a sacarle la lengua antes de abrir la puerta,


dejándose a la vista de las tres chicas que las miraban entre divertidas y
sorprendidas. Al menos Lucy y Veronica, la rubia cubría sus ojos con una
mano.

—¿Están vestidas? ¿Ya terminaron de fabricar Camren babies?—


preguntó mientras extendía la mano a ciegas, para terminar tocando el
rostro de la ojiverde frente a ella—. Oh, vale. Espero que esta sea una
nariz, no me gustaría encontrarme con una sorpresa.

—Cierra la boca, Dinah—Lauren apartó la mano de la rubia, queriendo


parecer enojada pero un poco divertida por sus comentarios—. No seas
ridícula y abre los ojos.

Dinah terminó por abrirlos y suspiró exageradamente.

—Gracias. Chicas, las shippeo con locura, pero no creo que pueda
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verlas en acción—explicó, recibiendo una mirada asesina de Camila—.


Venga, Chancho. Yo digo la verdad.

—No cambias, realmente—la castaña lamentó, sacudiendo la cabeza.

—Mira, sigues viva—la latina saludó a su amiga, dándole una mirada


interrogante que colocó de nervios a la chica—. Tardaron mucho.

—¡Si, estábamos un poco preocupadas!—Lucy las miraba, notando los


ojos brillantes de las chicas y sus mejillas sonrojadas, no era tan difícil
descubrir lo que realmente sucedió—. Desaparecieron, creíamos que se
pelearon a muerte entre ustedes, como en los viejos tiempos.

Camila sonrío, recordando sus tontas peleas con Lauren cuando era más
joven.

—Descuida, estamos en paz—aseguró la chica.

—Qué bien. Ahora que todo está arreglado, tengo una pregunta—la
rubia dijo mientras tomaba a Lauren de la mano y sonreía a la castaña
con diversión—. Pero lamentablemente es secreto, solamente el trío
Jauregui— Vives—Hansen —también sujetó el brazo de Lucy,
atrayéndola a ella.

Las otras dos animadoras alzaron las cejas, cruzándose de brazos.


Lauren y Lucy miraban confundidas a la polinesia, bastó un intercambio
de miradas entre las tres para que lograran comprender.

La ojiverde se ruborizó mientras Lucy sonreía y se mostraba de acuerdo,


juntándose con Dinah para cada una tomar a Lauren de un brazo.

—Si, tenemos que tener una charla de amigas—la chica de ojos


café comentó, dándole una mirada tímida a su novia—. Perdona,
Vero. Es privada.

La latina torció la boca, sin creérselo.

—¿Ah, sí?

Camila pensaba igual.

—¿Y eso por qué? Todas somos amigas aquí—señaló con una voz

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altiva, esas dos no podrían hablar enserio.

Dinah sonrió como gato malévolo.

—Si, si. Pero... Ahhh ¡Corre, Lucy, corre!—exclamó cuando


cómicamente comenzó a arrastrar a Lauren, que seguía avergonzada
por la futura conversación que tendría con sus mejores amigas.

—¡Perdona, Vero! Te amo—fue lo último que dijo Lucy, corriendo y


ayudando a su amiga a llevar a la ojiverde casi bruscamente hasta la
salida del gimnasio.

Se fueron, dejando a las dos chicas sola. Camila y Verónica observaban


aún el sitio por donde desaparecieron, con la mandíbula abierta.

—¿Ellas... se fueron?—balbuceó la castaña, aún recordando los


ojos esmeralda pidiéndole ayuda al mirarlos por última vez.

Verónica resopló, apartando un mechón de cabello con movimientos


rabiosos.

—Al parecer ¿Quiénes se creen? —después de durar unos segundos en


silencio la latina alzó la cabeza, olvidando temporalmente el enojo contra
su novia, y mirando a su amiga—. ¿Y cómo fue? ¿Seguiste mi consejo?

Camila giró a verla, confundida.

—¿Qué? ¿Consejo? —no comprendía.

—Ya, no te hagas la loca. Tú sabes... —la chica de ojos miel se


acercó a ella, sonriendo y dándole un suave codazo en el abdomen.

—No te entiendo, Verónica. Déjate de rodeos y se clara—Camila tenía


una pequeña idea de a lo que podría estar refiriéndose su amiga, pero
prefería evadir el tema. (La verdad siempre sale a luz, amiga)

Verónica rodó los ojos, si Camila quería que fuera directa, ella lo sería.
Vaya que si.

—Vale, si así lo deseas—se acercó hasta ella, susurrando con una


voz burlona—. ¿La gran Camila Cabello aún es virgen?

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Ya imaginaran la reacción de la castaña ante su pregunta.

—¡VERONICA!—chilló con el rostro encendido y cubriendo la boca de


la latina, que había soltado una carcajada antes de que la cortaran—.
No lo digas aquí, podrían saber. Mi vida sexual no tiene que ser el
chisme del año—dijo entre dientes, clavando sus ojos en los miel.

Verónica se alejó de ella, esquivando las manos de la castaña cuando


nuevamente intentó cubrirle la boca.

—Ya, ya, cálmate. ¿Pero, eso quiere decir que ustedes dos ya... ?—
insinuó, la castaña miró sus pies sin atreverse a dar la cara y allí la latina
obtuvo su respuesta—. Okay, ya era hora, Mila—la felicitó, colocando una
mano en su hombro.

—No quiero hablar de este tema aquí, Vero—pidió mientras tiraba la


toalla, estaba diciendo quién era peor ¿Dinah o Verónica? (Nunca se
sabrá)

—Descuida, cuando te sientas cómoda para hablar al respecto, yo


siempre estaré aquí—la latina le dio un guiño, antes de rodear el cuello
de Camila con un brazo y animarla a caminar—. Vamos, para celebrar
tu desflorecimiento iremos por una pizza—se río al ver a Camila
fulminarla con los ojos.

—Cállate, tonta—después rodeó la cintura de Verónica con un brazo


y fueron caminando cómodamente por el pasillo—. ¿Crees que en la
supuesta "junta secreta" ellas estén hablando sobre... bueno, eso?—
se mordió el labio, temiendo que ahora Dinah tuviera material extra
para picarla las veinticuatro horas del día.

Una de las actividades favoritas de Dinah Jane era hacerle bullying a


Camila Cabello, ahora como amigas, pero aun así la castaña
siempre andaba al pendiente.

—¡Pfff! Era obvio que esa estúpida reunión es para preguntarle a la


rarita. Dinah necesita satisfacer su curiosidad—le sonrió, abrazándola
con cariño y aún sin dejar de caminar—. Posiblemente haga la pregunta
del millón.

—¿Cuál pregunta?—la castaña ni se molestó en disimular su preocupación.

—¿Quién es la pasiva de la relación?—Verónica sonrió de oreja a oreja.


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Rivales (C a m r e n)
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Y por segunda vez en la tarde, Camila volvió a a gritarle a su mejor


amiga mientras la escuchaba reír.

FIN

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