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CALLIE RHODES 1- RANSOM

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

ESTE LIBRO ESTA


TRADUCIDO POR EL GRUPO

SIN ÁNIMO DE LUCRO Y SIN


NINGUNA RETRIBUCIÓN
RECIBIDA POR ELLO.
ESTÁ HECHO CON CARIÑO DE
FANS PARA FANS DE HABLA NO
INGLESA
NO COMPARTIR EN REDES
SOCIALES

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

TRADUCCIÓN:
A&B
CORRECCIÓN Y MAQUETA:
KLAUS
FORMATOS:
PEDRO

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

RANSOM

The Unchained Omegaverse 1

CALLIE RHODES

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

SINOPSIS

Antes había límites... pero ahora que se han roto sus


cadenas, estos alfas se niegan a ser retenidos.

Hace ocho años, Ransom era sólo un adolescente que se


dirigía al territorio alfa de los Boundarylands cuando fue
capturado y hecho prisionero por un loco hambriento de poder.
Desde ese día, ha permanecido bajo tierra, sometido a
experimentos y torturas.

Pero ahora su prisión ha quedado reducida a escombros,


y sólo hay una cosa que desea más que la libertad... la
venganza.

Gretchen Conrad está siguiendo una historia sobre una


explosión en un sitio remoto del gobierno cuando descubre
algo aterrador...algo imposible: un alfa fuera de las Tierras
Limítrofes. Pero, aunque Gretchen sabe que debería tener
miedo de esta bestia con cicatrices, no puede negar la
atracción primitiva que siente cuando él se acerca demasiado.

Pero cuanto más tiempo pasa con Ransom, más siente


que cambia... hasta que ya no está segura de si volverá a ser
la misma.

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CAPÍTULO 1

Unas abrasadoras llamas amarillas y rojas surgieron en


espiral desde el cráter en el centro de las vastas y vacías
praderas. Un humo negro y acre se elevó hacia el cielo,
subiendo por encima de las llanuras de la zona rural de
Nebraska antes de ser atrapado por el viento y llevado hacia el
oeste, con zarcillos de humos tóxicos a la deriva en la
distancia.

Aparte de eso, era un día precioso.

Las mariposas danzaban con la brisa de verano que


ondulaba entre la hierba alta, y las abejas se posaban en los
pétalos moteados por el sol de las flores silvestres amarillas y
blancas. Los esbeltos y pálidos troncos de los álamos en la
distancia se balanceaban al ritmo de una melodía propia,
agitando sus hojas como castañuelas. Sí, pensó Ransom
Forester, era el día más hermoso que había visto en ocho años.

Por supuesto, no era un listón difícil de superar, dado


que había pasado cada día de esos ocho años como cautivo en
una prisión sin ventanas...la misma que estaba viendo arder
hasta los cimientos.

Era difícil decidir cuál era la vista más satisfactoria: el


campo sin límites o el infierno que consumía su antigua
cámara de tortura. No es que importara, ya que Ransom tenía
mucho tiempo para disfrutar de ambas. Sólo habían pasado
unos instantes desde su huida del Centro de Investigación de
Enfermedades Infecciosas, y no iba a ir a ninguna parte hasta
conseguir su venganza.

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Ransom se tomó su tiempo para atravesar el campo y


alejarse del fuego.

No había razón para apresurarse, ya que los primeros


equipos de emergencia tardarían en llegar a un lugar tan
remoto, lo que le dejaba mucho tiempo para elegir su lugar
para la vigilancia.

Lo encontró a media milla de distancia entre un grupo


de álamos junto al lecho de un arroyo seco. Las aguas habían
excavado un profundo camino en la tierra, pero los árboles y
los tallos de la alta hierba ocultaban el barranco de paredes
empinadas hasta que estuvo casi encima de él. Saltó hacia
abajo y descubrió que las paredes de tierra le servían de
cobertura perfecta, permitiéndole desaparecer de la vista, todo
un reto para un alfa de dos metros de altura.

Ransom se acomodó para esperar, apoyando los codos


en la orilla del barranco y separando la hierba para tener una
línea de visión clara del fuego.

Durante casi una hora, observó cómo ardía el


aparentemente modesto edificio. Las llamas lo redujeron a un
esqueleto en la mitad de ese tiempo, pero el infierno seguía
arrojando hollín y cenizas desde el centro cuando finalmente
llegaron los primeros equipos de emergencia.

Ransom sonrió mientras los agentes de la patrulla de


carreteras y los sheriffs de dos condados diferentes se
acercaban con las luces y las sirenas encendidas, arrastrando
enormes columnas de polvo tras sus todoterrenos. Se preguntó
por qué tenían tanta prisa: no era como si pudieran detener el
fuego.

Pero incluso cuando los bomberos descubrieran cómo


hacer descender sus equipos por los kilómetros de camino de
tierra, les iba a resultar muy difícil apagar esta bestia de
incendio. Ransom estaba deseando ver la expresión de sus

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rostros cuando descubrieran que esta instalación


gubernamental llegaba mucho más allá del inusual edificio de
dos plantas de la superficie, extendiéndose doce pisos por
debajo de la tierra.

Se llevarían otra sorpresa cuando descubrieran que el


incendio había sido provocado por un alijo de granadas,
morteros, RPG y una impresionante bomba SAB 250-200, todo
ello empaquetado en ladrillos de C-4.

Sin embargo, antes de hacer ese descubrimiento, el


fuego tendría que extinguirse por sí mismo, y eso llevaría días,
tal vez semanas. Incluso si todos los departamentos de
bomberos en un radio de 50 millas respondieran, no había
nada que pudieran hacer con las enormes reservas de
combustible que ardían en lo que ahora era sólo un pozo
cavernoso.

Ransom había descubierto la armería de la instalación


durante su huida.

Ninguno de los hermanos alfa con los que había estado


comprendía el potencial de ese tesoro de armas, pero él sí.
Nacidos en el seno de una familia con muchas generaciones de
servicio militar, Ransom y su hermano gemelo Ryan estuvieron
obsesionados con el combate desde que pudieron caminar.

Casi sintió pena por el funcionario beta del gobierno que


tendría que explicar por qué un laboratorio de investigación,
que aparentemente albergaba algunos de los patógenos más
mortíferos del planeta, necesitaba tanta potencia de fuego. Por
supuesto, sólo había una beta vivo que podía responder a esa
pregunta, y Ransom sabía que ese bastardo haría todo lo
posible para asegurarse de que el público nunca se enterara.

Pero eso no significaba que Roger Fulmer fuese a


escapar de la justicia.

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Ransom se encargaría de eso. Fue la razón por la que


había prendido el fuego en primer lugar.

A pesar de lo catártico que fue ver cómo se quemaba la


instalación, la satisfacción de destruir el infierno en el que
cientos de alfas secuestrados habían sido torturados y
sometidos a experimentos en contra de su voluntad no era la
única razón por la que Ransom la había volado por los aires.
En lo que a él respecta, su destrucción fue sólo un feliz
accidente, un afortunado efecto secundario.

Lo que quería era venganza, simple y llanamente. Y el


fuego era un medio para ese fin.

No directamente, por supuesto. Convertir un edificio


vacío en cenizas no dañaría a ninguno de sus torturadores, al
menos a los que no estaban muertos. No borraría el
sufrimiento de los hermanos alfa encarcelados con él, que
incluso ahora se dispersaban por el campo como fugitivos. Y
seguro que no le devolvería a Ransom ocho años de su vida.

Pero eso haría que el arquitecto de todo ese mal volviera


a volar como una polilla a la llama. Porque si bien Ransom
sabía que el gobierno beta haría todo lo posible por ocultar la
noticia de una fuga masiva de una instalación remota de alto
secreto, no podrían ocultar esa altísima aguja de humo.

Incluso si los lugareños se perdieran la explosión inicial


y la media hora de fusilamiento que siguió cuando el fuego
arrasó con todas las granadas y bombas, el hollín y la ceniza
que se esparcieron a lo largo de cientos de kilómetros
definitivamente llamarían la atención de la gente.

Y si había algo que el enemigo de Ransom odiaba, era la


atención.

Como todos los titiriteros, a Roger Fulmer le gustaba


pasar desapercibido mientras movía los hilos de los demás. El

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bastardo había manejado su tienda de los horrores durante


una década sin que ni siquiera un susurro de su verdadero
propósito se abriera paso entre el público.

El trabajo oficial del Centro de Investigación de


Enfermedades Infecciosas no tenía nada que ver con su
intimidante nombre. Por lo que Ransom había llegado a
entender de los fragmentos de conversaciones mantenidas a lo
largo de los años, cualquier investigación sobre patógenos
reales se llevaba a cabo en una instalación hermana en el
desierto de Mojave. Lo único que el reducido equipo de este
lugar "investigaba" eran los alfas.

Por supuesto, los Tratados de Fronteras entre el


gobierno beta y la población alfa, vigentes desde el siglo
pasado, hacían que tal empresa fuera altamente ilegal. No es
que la actual administración beta se preocupara mucho por la
ley. En cambio, parecían ver los tratados como una especie de
desafío. Como no iban a permitir que ningún acuerdo formal
impidiera su misión de erradicar a las alfas, se limitaron a
llevar su trabajo a la clandestinidad.

Literalmente.

Doce pisos debajo de un campo de Nebraska, habían


construido "El Sótano", un lugar tan altamente clasificado que,
hasta hoy, sólo tres personas habían podido salir de él con
vida.

Allí, en un laboratorio secreto, más de cuatrocientos


alfas habían sido sacrificados para los retorcidos experimentos
de Fulmer, así como casi otras tantas vidas beta.

Pero ese largo reinado de tortura y muerte había


terminado esta mañana cuando Ransom y sus hermanos
habían escapado de sus jaulas y masacrado a sus carceleros.
Sólo Ransom se había quedado para asegurarse de que su
victoria fuera completa.

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En un golpe de mala suerte, Fulmer se había ido a


Washington D.C. el día anterior. Pero Ransom sabía que un
fanático del control como él nunca confiaría en sus lacayos
para contener las consecuencias. Ese era el tipo de trabajo del
que se encargaría Fulmer. En persona.

Y cuando volviera, Ransom estaría aquí para recibirlo.

Hasta entonces, el alfa tendría que ser paciente.


Después de todo, había esperado años para esto; unas horas
más no supondrían ninguna diferencia.

Por el momento, Ransom se contentó con ver llegar más


vehículos de emergencia con sus inútiles sirenas y luces rojas
y azules parpadeantes. Igual de inútil era la cola de
ambulancias. Si se sacaba algún resto de las ruinas - algo
improbable, dado el fuego furioso - se dirigirían directamente
a la morgue.

Ransom se divirtió imaginando que iba hacia allí y les


contaba exactamente cómo se había producido el incendio.
Sospechaba que no conseguiría decir ni una palabra antes de
que la visión de un alfa tan alejado de las Tierras Limítrofes
hiciera que sus estrechos cerebros beta entraran en pánico.
Inevitablemente, empezarían a disparar, y entonces Ransom se
vería obligado a defenderse.

A pesar del poco respeto que sentía Ransom por las


betas, no tenía ningún interés en acabar con los equipos de
emergencia que llegaron primero. No tenía ningún problema
con los bomberos, los paramédicos y la policía, ninguno de los
cuales le había hecho nunca daño. Simplemente hacían su
trabajo.

No, Ransom estaba esperando los helicópteros negros,


los sedanes oscuros con los cristales fuertemente tintados.

Estaba esperando a Fulmer.

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El monstruo vendría, quizás en la próxima hora, quizás


mañana. Pero vendría.

Porque la verdadera maldad tenía un único objetivo, y


sus practicantes nunca se detenían mientras respiraban.

—Maldición.

Gretchen Conrad maldijo en voz alta mientras conducía


por la autopista 92. Todavía le faltaban unos veinticinco
kilómetros para llegar a la pequeña ciudad de Arrowhead, pero
ya podía ver la enorme columna de humo negro que se extendía
por el aire.

Jeremy había tenido razón, era un fuego infernal el que


ardía ahí fuera.

Normalmente, Gretchen habría estado encantada de


recibir una llamada de su editor pidiéndole que revisara una
noticia de última hora para el periódico. Hasta hace una hora,
nunca había sucedido, y no sólo porque las grandes historias
eran escasas en la Nebraska rural.

Desde que Gretchen había empezado a trabajar en el


Omaha Register hacía dieciséis meses, todos los artículos
importantes habían sido asignados a los reporteros
masculinos. Gretchen y la otra periodista de la plantilla eran
relegadas a cubrir las reuniones del consejo escolar y las
historias de interés humano. Se decía que Jeremy estaba
considerando recuperar la sección de Hogar y Jardín y la
columna de recetas que había dejado de publicarse cuando su
madre era reportera, y no hacía falta ser un genio para adivinar
quién recibiría esas asignaciones.

De hecho, Gretchen volvía de cubrir la Feria Nupcial de


Otoño en North Platte, un salón de baile del hotel lleno de un
mar de vestidos, cristal y porcelana, y seminarios con títulos
como "El retorno de la modestia", cuando su teléfono sonó.

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—Ha habido una gran explosión cerca de Arrowhead —


dijo Jeremy con entusiasmo— ¿Sabes dónde está eso?

Gretchen no lo había hecho, así que se había parado en


el arcén para buscarlo. Mientras su GPS seguía buscando,
Jeremy seguía hablando.

—Normalmente, le pediría a uno de los chicos que fuera,


pero estás tan cerca... ¿puedes pasarte y echar un vistazo? Si
se comprueba, veré si Will o Marvin pueden cubrirlo, pero odio
enviar a alguien si no hay historia.

Gretchen puso los ojos en blanco al ver que no era


alguien. —¿Algún otro comunicado hasta ahora?

—No me sorprendería: se rumorea que la explosión


podría haber sido en una propiedad del gobierno.

—De acuerdo, estoy en ello.

Después de dos días mirando tafetanes de colores pastel


y tazas de té y cajas de sorpresas, tambaleándose en tacones
altos y faldas, durmiendo en lo que debía ser el colchón de
motel más abultado del mundo, Gretchen no quería nada más
que llegar a casa, hundirse en un baño caliente y luego pasar
el resto de la noche susurrándole a su almohada de plumón
que había aprendido la lección y que no volvería a engañarla.

Pero no se atrevió a decir que no. Puede que ésta fuese


una mierda de misión, pero si la supera, la siguiente podría ser
mejor. Sólo cabía esperar, incluso cuando las filas de las
mujeres periodistas se habían reducido al número más bajo en
medio siglo, y un hombre presentaba todos los noticiarios de
los grandes mercados del país.

Así que Gretchen se había desviado cincuenta millas de


su camino para cubrir un incendio de matorrales en medio de
la nada. Pero cuanto más se acercaba, más evidente era que
no se trataba de un incendio de maleza. El humo era

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demasiado denso y demasiado oscuro y arenoso, las partículas


llovían sobre su parabrisas como nieve negra. Para la inexperta
mirada de Gretchen, tenía todos los indicios de un incendio de
estructuras, y además muy grande. Pero, ¿qué hacía un
edificio tan grande aquí, en medio de una pradera?

Podría ser un granero, supuso, o un almacén o un centro


de procesamiento. Una fábrica de carne, tal vez, pero no
conocía ninguna por aquí. No era la primera vez que los
antecedentes de Gretchen en la ciudad no le hacían ningún
favor, a pesar de que su título en un programa de primera
categoría en Chicago le había conseguido el trabajo.

Durante los últimos veinte minutos, no había pasado


más que por pastos, pero no había visto ni una sola cabeza de
ganado. Ni un granero o una granja. La última intersección con
una ruta rural estaba a kilómetros en el retrovisor.

Incluso una chica de ciudad podría decir que algo estaba


mal.

Las cosas no fueron menos confusas cuando finalmente


pasó por el cartel que le daba la bienvenida a Arrowhead. Por
lo que pudo ver Gretchen, todo estaba cerrado, incluso la
gasolinera. Las calles estaban desiertas, sin señales de que
nadie estuviera mirando el incendio que estaba prácticamente
en su patio trasero.

Según la experiencia de Gretchen, no había ninguna


fuerza en la tierra que pudiera impedir que la gente mirar a su
alrededor, lo que significaba que, en las últimas horas,
Arrowhead se había convertido en un pueblo fantasma.

El ulular de las sirenas surgió rápidamente detrás de


ella, y Gretchen se detuvo para ver pasar una caravana de
camiones de bomberos y vehículos de la policía.

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Siguió su estela y estuvo a punto de perder toda la


visibilidad cuando giraron por un camino de tierra y levantaron
una nube de polvo. Su pobre coche rebotó y gimió en los surcos
de hierba. Incluso los vehículos con tracción a las cuatro
ruedas que iban delante de ella parecían tener dificultades
para sortear el terreno irregular a medida que se acercaban a
la torre de humo negro.

No fue hasta que se detuvo detrás de ellos en el borde de


un aparcamiento vacío cuando se dio cuenta de la magnitud
del incendio.

Las llamas brotaban de lo que parecía ser un pozo sin


fondo en el centro.

Saltó del coche y corrió hacia el policía más cercano,


agitando su placa de prensa. —Gretchen Conrad, Omaha
Register —gritó— ¿Puede decirme qué está pasando aquí?

El policía no le dedicó ni una sola mirada, su atención


se centró en el infierno. —Algo ha explotado y se ha incendiado
—dijo, sin rastro del desdén que la policía solía reservar para
los medios de comunicación—. Aparte de eso, su suposición es
tan buena como la mía, señora.

—¿Sabes qué era ese edificio? —Presionó— ¿O qué se


alojaba aquí?

El oficial sólo negó con la cabeza, remachado por las


llamas que surgían de la superficie de la tierra. Incluso los
bomberos parecían estupefactos, con su equipo abandonado
en el suelo a su alrededor.

—Sea lo que sea, arde con fuerza —le dijo uno de ellos—
. Demasiado caliente para que nos acerquemos con
mangueras. De todos modos, no serviría de mucho: los
incendios en los túneles son casi imposibles de extinguir. Hay
que dejar que se consuman solos.

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¿Incendio en el túnel? ¿Qué demonios puede estar


pasando aquí bajo tierra?

—¿Era esto una especie de mina? —preguntó, gritando


para que se le oyera por encima del estruendo de las llamas

El bombero le lanzó una mirada. —¿Con un edificio de


oficinas encima? Lo dudo. El jefe recibió una llamada de
alguien en Washington diciendo que usan los túneles para
almacenamiento. Sólo Dios sabe qué tenían ahí abajo que arde
así.

—¿Washington? ¿Como en D.C.? —Gretchen se


sorprendió de que los rumores online pudieran ser ciertos por
una vez— ¿Estás seguro de que esto es propiedad del gobierno?

—No me cites —dijo el bombero, prestándole por fin toda


su atención—. Mierda, no publiques nada de eso. Hay que
esperar las respuestas oficiales. Dijeron que alguien saldría a
hacer una declaración mañana por la mañana.

—Estaré aquí —juró Gretchen, sobre todo para sí


misma.

Volvió a su coche y pensó en cómo plantear la situación


antes de volver a llamar a Jeremy. Si dejaba entrever la
magnitud de lo que había aprendido hasta el momento, era
imposible que él le permitiera quedarse con la historia. En
cambio, cuando contestó, le dijo que parecía que podía haber
una historia, pero que tendría que quedarse cerca para esperar
a que se desarrollara.

Desgraciadamente, el Fort Calhoun Star News ya había


publicado fotos en Internet.

Quince minutos de discusión no la llevaron a ninguna


parte. Jeremy estaba decidido a enviar a un reportero "más
experimentado", aunque ambos sabían que se refería a un
reportero con polla.

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No, por supuesto. La única hija del legendario reportero


'Perra Loca', Maggie Conrad no iba a dejar que eso sucediera.

—Ya estoy en la escena —insistió—. Ya he establecido


una relación con las autoridades. No se van a fiar de nadie más
que envíes.

Estaba exagerando un poco la verdad... no era nada que


su madre no hubiera hecho hace treinta años. Esta podría ser
su única oportunidad de probarse a sí misma, y no iba a dejar
que nadie se la quitara. Para su alivio, Jeremy acabó cediendo,
aceptando a regañadientes dar a Gretchen un día más en el
campo antes de enviar refuerzos.

Eso estaba bien para ella. Ahora que tenía una


oportunidad de conseguir una historia real, haría lo que fuera
necesario para mantenerla. Con suerte, un día sería todo lo
que necesitaría para concretar los hechos y conseguir algunas
buenas declaraciones. Después de eso, el resto de su trabajo
podría llevarse a cabo en la oficina de Omaha.

Sólo había un problema. Sin contar el motel cerrado en


Arrowhead, el alojamiento más cercano estaba a más de una
hora de distancia, y Gretchen no confiaba en su coche para
hacer otro viaje por ese camino de tierra.

Lo que significaba que podía intentar dormir un poco en


un rincón del aparcamiento bajo el humo y las luces
intermitentes de la policía, o podía acampar en el coche a una
distancia segura.

Recordando el pequeño bosquecillo de árboles a unos


cientos de metros de la carretera que había visto al entrar,
Gretchen volvió a subir a su coche y se dirigió lentamente hacia
allí. Atravesar el campo no era más difícil que intentar recorrer
el camino de tierra, y al menos tendría algo de cobertura para
la noche. Una vez que se perdiera de vista, los policías no la
molestarían.

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Iba arrastrándose a menos de ocho kilómetros por hora,


temiendo la idea de otra noche incómoda, cuando de repente
el terreno que tenía delante desapareció.

Gretchen frenó bruscamente cuando las ruedas


delanteras rozaron el borde de un desnivel. Después de poner
la marcha atrás y retroceder unos metros, saltó para ver en
qué demonios había estado a punto de caer.

Casi se echó a reír cuando se dio cuenta de que, en lugar


del cañón que había imaginado, estaba de pie al borde del
lecho de un viejo arroyo, cuyas orillas estaban erosionadas
hasta una profundidad de dos o tres metros y que quedaban
ocultas por la hierba y los frondosos árboles.

Sin embargo, se alegró de no haber ido más rápido


cuando lo vio. Caer por el borde no la habría matado, pero
ciertamente habría destrozado su coche... y convencido a
Jeremy de que no era capaz de manejar una historia seria.

Gretchen se volvió hacia el coche, con la intención de


coger su manta de emergencia y los bocadillos del maletero,
cuando la hierba detrás de ella crujió. Giró sobre sí misma, con
el corazón palpitando como la mujer de ciudad que era...pero
no había nada allí. Maldita sea, ese fuego la había puesto
nerviosa. Probablemente era sólo el viento. O una ardilla o un
conejo o lo que fuera que viviera por aquí. Con suerte, no una
serpiente... Gretchen se estremeció al pensarlo.

Pero al cerrar el maletero, su mirada se posó en una


impresión en la tierra cerca de su neumático. Apartando la
hierba, se agachó para mirar más de cerca y se quedó
boquiabierta cuando se dio cuenta de lo que estaba viendo.

Una huella. Una grande. No, una enorme, demasiado


grande para ser de ella.

Y además estaba fresco.

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Con el corazón palpitante, Gretchen levantó la cabeza y


escudriñó la zona que la rodeaba. Había más huellas en la
tierra blanda, muchas más. Se apresuró a subir a la parte
delantera de su viejo y oxidado sedán y se encaramó a él. Desde
ese punto de vista más elevado, Gretchen podía distinguir los
rastros en la hierba donde las pesadas pisadas la habían
aplastado, extendiéndose desde el fuego y desapareciendo en
todas direcciones.

Todas, excepto el camino que llevaba a esta zanja. Ese


se detuvo en seco justo detrás de ella.

—Dios mío —susurró.

Había habido gente en ese edificio. Muchas, por lo que


parece.

No le sorprendió que huyeran de la explosión.


Cualquiera lo habría hecho. Pero, ¿a dónde habían ido? ¿Por
qué nadie se había quedado para... ¿hablar con la policía y los
bomberos?

A menos que... ellos hubiesen sido los causantes de la


explosión.

Otro crujido sonó en la hierba detrás de ella, y esta vez


Gretchen estaba segura de que no era el viento. Fuera lo que
fuera lo que se arrastraba, no tenía ningún interés en
enfrentarse a ello. La perspectiva de respirar sustancias
químicas tóxicas no le parecía tan mala.

Con cuidado de no hacer ningún movimiento brusco, se


arrastró lenta y deliberadamente hacia la puerta del
conductor. Ni siquiera se arriesgó a echar un vistazo hacia
atrás hasta que el motor estuvo en marcha y el coche se movió.
Allí no había nada. Su corazón seguía latiendo como las alas
de un colibrí cuando se detuvo detrás de una docena de coches

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de policía aparcados desordenadamente en el campo. Su


mente iba igual de rápido.

Parecía que la explosión no era la única historia aquí. Lo


que significaba que Gretchen iba a necesitar mucho más que
un día más.

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CAPÍTULO 2

El rugido de las aspas de un helicóptero sacó a Gretchen


de su sueño irregular.

No sabía a qué hora se había dormido, pero sentía el


cuerpo rígido y dolorido. Había dado tantas vueltas en el
estrecho asiento trasero que la manta se le había enredado en
las piernas.

Gretchen habría dormido más si no hubiera perdido


tanto tiempo intentando convencer a la policía de que echará
un vistazo a las huellas que había visto en la hierba. Creía que
se interesarían más por la posibilidad de que los pirómanos
estuvieran huyendo, pero estaban demasiado preocupados por
el espectáculo que tenían delante como para escuchar una
palabra de lo que decía.

Se liberó de la manta con un esfuerzo considerable y se


asomó al parabrisas. El fuego seguía activo y todo lo que había
a la vista estaba cubierto por una capa de ceniza. A través de
las brillantes ondas de calor que emanaban de las llamas, vio
helicópteros -dos, no tres- aterrizando al otro lado de las
llamas. Sus ojos se abrieron de par en par al ver que no eran
helicópteros normales que transportaban bomberos o equipos
de noticias, sino enormes aparatos negros de estilo militar.

Así que esto había sido un sitio del gobierno. Gretchen


no pudo evitar preguntarse qué habían guardado en esos
túneles para justificar este tipo de respuesta. Fuera lo que
fuera, obviamente alguien estaba muy preocupado por su
destrucción.

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Los soldados salieron de los helicópteros cuando la


primera luz del amanecer tiñó de rosa el cielo cerca del
horizonte. Debía haber al menos una docena de hombres en
cada helicóptero, vestidos con trajes de camuflaje con la
insignia del Ejército Beta de los Estados Unidos. Se dirigieron
a al lugar corriendo y de inmediato comenzaron a empujar a
todo el mundo hacia atrás del lugar, incluso a los bomberos.

En cinco minutos, habían establecido tres zonas


concéntricas alrededor del incendio: la más interior para sus
propias filas, la siguiente para los primeros servicios de
emergencia que ya estaban siendo informados, y la más
alejada para los miembros de la prensa. Mientras Gretchen
dormitaba, tres o cuatro equipos de las emisoras locales
llegaron y empezaron a grabar, y ella se alisó el pelo y la ropa
lo mejor que pudo antes de unirse a ellos.

Después, el juego consistía en no apresurarse y esperar,


sin que nadie prestara atención a Gretchen y sus colegas a
menos que uno de ellos se saliera del círculo, y entonces sólo
para ordenarles que volvieran en términos inequívocos.

Estaba claro que la historia se estaba convirtiendo en


algo importante y, a medida que iban llegando más y más
medios de comunicación, Gretchen se preparaba para la
llegada de su sustituto una vez que Jeremy se diera cuenta de
lo que estaba en juego. Al mediodía, incluso había un medio
de comunicación nacional presente.

Pero nadie parecía tener ninguna información nueva, y


los oficiales del ejército no parecían tener ninguna prisa por
compartirla. Gretchen no era la única que intentaba identificar
quién estaba al mando, pero las tropas trabajaban con tal
eficiencia coordinada que era imposible. Un reportero de una
emisora de Des Moines le permitió echar un vistazo a través de
su teleobjetivo a la tienda de mando que se estaba montando.

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Sin embargo, cuando a última hora de la tarde seguía vacía, se


resignó a la posibilidad de que el día fuera un completo fracaso.

Pero entonces un rumor recorrió las filas de los


periodistas.

Alguien había dicho que el comandante de la operación


saldría pronto a hacer una declaración. "Pronto" debía tener
un significado diferente en la jerga del ejército, porque pasó
otra hora y veinte minutos antes de que un grupo de oficiales
fuertemente condecorados se acercara finalmente al
micrófono, seguidos por un solitario civil con un traje negro
arrugado, un hombre de unos cincuenta años que se mantenía
en un segundo plano.

El oficial que se acercó al micrófono y se aclaró la


garganta era puro Hollywood: de mandíbula granítica, robusto
y con un corte de pelo plateado, y con suficientes medallas
como para hundir a un informante de la mafia en el fondo del
río.

—Buenas noches —dijo el oficial con voz grave—. Mi


nombre es coronel Bernard Beringer, y voy a supervisar esta
operación de limpieza. Esto es todo lo que sabemos en este
momento: aproximadamente a las 13:00 horas de ayer, se
produjo una avería eléctrica en un sistema de cableado aquí
en el Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas, que
estaba previsto que se cerrara a finales de este mes debido a
los recortes en la financiación federal. Tras la investigación
preliminar de hoy, podemos decir con seguridad que no había
personal presente durante el incidente. No hubo heridos ni
víctimas. Además, todos los materiales potencialmente
peligrosos, incluidos los patógenos contagiosos, habían sido
trasladados previamente a otro lugar seguro.

Gretchen frunció las cejas, confundida. Hasta que no se


extinguiera el fuego y pudieran buscar restos, ¿cómo podían
estar seguros de que nadie estaba herido?

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—Aunque no hay evidencia de una amenaza inmediata


para la seguridad pública —continuó el coronel—. El exceso de
precaución me obliga a ordenar la evacuación de todas las
personas en un radio de cincuenta millas.

Un murmullo de indignación recorrió a los periodistas


reunidos. Al igual que el resto de sus colegas, Gretchen
reconocía las mentiras cuando las oía. Además, tenía la
sospecha de que ese coronel no era realmente el que dirigía la
operación, sino sólo el portavoz.

Entonces, ¿quién estaba al mando?

Gretchen estudió a los oficiales que estaban en posición


de firmes detrás del orador, pero no dejaba de mirar al civil del
traje malo. Había algo... raro en él. Tal vez fuera el cálculo en
sus ojos cuando escudriñaba a la multitud, o los profundos
surcos en su rostro alrededor de su ceño.

No era muy atractivo con su peinado, su débil barbilla y


su barriga. Llevaba las manos metidas en los bolsillos mientras
se balanceaba impaciente sobre los talones. Fuera quien fuera,
Gretchen estaba segura de que no era militar, pero tampoco se
sentía intimidado por ellos.

El coronel terminó sus comentarios sin mencionar qué


había sido de la población de Arrowhead o cómo un fallo en el
cableado podía causar un incendio de esta magnitud, o incluso
por qué seguía ardiendo casi veinticuatro horas después. Al
igual que las huellas sobre las que había intentado llamar la
atención de los policías, estos detalles no parecían preocupar
a los militares.

Cuando los periodistas empezaron a hacer preguntas, el


coronel levantó las manos. —De uno en uno —dijo.

—¿Qué causó la explosión?

24
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Ahora mismo, las pruebas apuntan a que la explosión


inicial fue provocada por el incendio eléctrico que alcanzó un
túnel utilizado como almacén de tanques de oxígeno.

—¿Qué pasa con las enfermedades que se estudian


aquí? ¿No hay peligro de que se liberen en el aire y lleguen a
los centros de población?

El coronel negó rotundamente con la cabeza. —Como


dije anteriormente, todos los agentes patógenos ya habían sido
retirados de las instalaciones para preparar su cierre. No
quedaba ningún material tóxico en las instalaciones. No hay
ningún motivo de alarma.

Gretchen intercambió una mirada dudosa con el


periodista de Des Moines. Si ese era el caso, ¿por qué estaban
evacuando a todo el mundo en cincuenta millas a la redonda?
Nada en esta historia tenía sentido.

Pero las vagas sospechas y acusaciones no llegarían a la


primera página. Si quería dar con la historia, Gretchen
necesitaba más. Antes de que pudiera perder los nervios, se
subió al capó de su coche y gritó por encima de la multitud.

—¿Hay algún indicio de que este incendio podría haber


sido provocado deliberadamente?

El coronel dudó por primera vez y luego miró detrás de


él al hombre del traje negro, que miraba a Gretchen con un
ceño asesino. Así que su intuición había sido correcta. El civil
era el verdadero jefe de esta operación, aunque no parecía
querer que nadie lo supiera.

Sin dejar de mirarla, hizo un movimiento casi


imperceptible con la cabeza.

—No hay absolutamente ninguna prueba que apoye esa


teoría —dijo el coronel con seguridad.

25
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Ayer por la tarde, documenté huellas frescas que se


alejaban de las instalaciones, en al menos una docena de
direcciones —prosiguió Gretchen— ¿Cómo se explica eso si el
edificio estaba realmente vacío? ¿Quién estaba realmente en
las instalaciones, coronel, y cómo puede estar seguro de que
nadie ha quedado atrapado dentro?

El coronel la miró fijamente, haciendo un evidente


esfuerzo por no mirar al civil en busca de ayuda. Estaba claro
que sólo le habían informado de las cuestiones más básicas, y
era igualmente obvio que el civil se contentaba con dejarle
divagar.

—Lo siento, señorita, ¿quién es usted? —preguntó el


coronel, llamando la atención sobre el hecho de que era la
única mujer reportera presente y haciéndolo sonar como un
insulto.

—Gretchen Conrad con el Omaha Register.

El coronel sacudió la cabeza con displicencia. —


¿Siguiente pregunta?

Oh, diablos, no. Su madre no se habría asustado de una


historia por un fanfarrón misógino y un par de miradas sucias,
y Gretchen tampoco iba a hacerlo.

—El caballero del traje negro —gritó, ignorando al


coronel— ¿Cómo se llama y cómo está involucrado en esta
investigación?

Los ojos del civil brillaron con pura furia antes de bajar
la mirada y hacer ademán de mirar su reloj, para luego girar
sobre sus talones y alejarse como si llegara tarde a una
reunión.

Con su marcha, se relajó parte de la tensión. Todo el


mundo parecía haber llegado a la conclusión de que no había
nada más que aprender del coronel, que intercambió unas

26
CALLIE RHODES 1- RANSOM

palabras con los demás oficiales antes de dirigirse a la


multitud.

—Esa es toda la información que tenemos para usted en


este momento. No hay más preguntas.

Treinta minutos después, comenzó la evacuación


forzosa.

Dos docenas de soldados armados con megáfonos y rifles


de asalto se desplegaron frente a la prensa, ladrando órdenes
de recoger y marcharse. Algunos de los colegas de Gretchen
acataron dócilmente la orden, pero el ambiente entre la
multitud había cambiado. Los reporteros restantes siguieron
interrogando a los soldados, que los escoltaron bruscamente
hasta sus coches sin responder.

En el extremo de la zona de prensa, Gretchen estaba


sentada sobre el capó de su viejo y destartalado coche,
esperando su turno para ser expulsada. Sabía que no tenía
sentido atrincherarse, pero no podía quitarse de encima la
sensación de que, si no hacía algo, su breve carrera como
periodista de primicias se acabaría antes de empezar.

Al menos tenía algunas pistas. Podría intentar localizar


a antiguos empleados del CIDRF cuando volviera a la oficina
de Omaha. Podría llamar al condado y ver qué tenían que decir
sobre Arrowhead. Y aunque estuvieran en las afueras, tenía
que haber alguien que viviera cerca y que hubiera visto una
estampida de pirómanos arrastrando el culo.

Gretchen había decidido que, efectivamente, esa era su


mejor opción y estaba entrando en su coche cuando se
acercaron tres soldados.

—Señorita Conrad —ladró el pelirrojo de ojos finos y


complexión sólida que iba en cabeza.

27
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Dudó. No recordaba haber visto a esos hombres en la


rueda de prensa, así que ¿cómo sabían su nombre? —¿Si...?

—Señora, tiene que venir con nosotros.

Gretchen frunció el ceño, suponiendo que la naturaleza


de su interrogatorio le había valido una advertencia oficial o
alguna tontería por el estilo. Había escuchado suficientes
historias de su madre para saber que cuando el gobierno
quería suprimir la verdad, no era precisamente sutil.

—Pensé que debía evacuar —dijo con sorna, cruzando


los brazos y apoyándose en la puerta de su coche—. Ya sabes,
por mi propia seguridad.

—El coronel Beringer quiere hablar con usted primero.

—¿Ah, ¿sí? —Gretchen inyectó una buena dosis de


escepticismo en su voz. Ambos sabían quién estaba realmente
al mando, así que parecía bastante improbable que su portavoz
tuviera algo que decirle.

—Eso es lo que he dicho, señora —El soldado pelirrojo


se movió para mirar directamente al rifle de asalto que llevaba
en el pecho.

Gretchen resistió el impulso de reírse. Si creía que podía


intimidarla con una demostración de fuerza tan burda, se iba
a llevar una sorpresa. Era una mujer periodista en un mundo
que se estaba convirtiendo rápidamente en un mundo de
hombres. Había sido amenazada, acosada y reprendida más
veces de las que podía contar. Los editores la habían rechazado
y pasado por alto, los transeúntes la habían ridiculizado y los
colegas la habían saboteado. Pero, al igual que su madre, no
iba a ninguna parte.

—Lo siento, pero voy a tener que rechazar tu invitación


—dijo, acercándose al pomo de la puerta.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

El pelirrojo se abalanzó sobre ella y le apartó la mano de


un manotazo. —Negarse no es una opción —dijo con frialdad.

Algo duro se clavó en la parte baja de su espalda. Oh,


mierda...

Gretchen supo sin mirar que era el cañón de una pistola.

De repente, ni siquiera los pensamientos sobre el legado


de su madre fueron suficientes para reforzar su valor. Nunca
la habían apuntado con una pistola y sus rodillas amenazaban
con ceder.

Es sólo una táctica para asustar, se dijo a sí misma,


nada diferente de las amenazas que había recibido tan a
menudo en el pasado. Estaba decidida a negarle a este tipo la
satisfacción de saber que estaba funcionando.

—Vale, vale —dijo con voz aburrida, poniendo los ojos


en blanco mientras levantaba las manos. Probablemente, el
hombre del traje negro sólo quería saber cuánto había visto y
qué había reconstruido hasta el momento.

Además, no era como si el pelirrojo fuera a dispararle.


Puede que toda esta operación fuese muy turbia, y tratar de
asustarla por hacer demasiadas preguntas era escandaloso en
sí mismo, pero los militares todavía tenían que seguir algunas
reglas.

Por una vez, Gretchen apreció la beligerancia de algunos


de sus colegas. Mientras se mantuvieran cerca y se negaran a
marcharse, podía estar razonablemente segura de que no iban
a dispararle delante de los testigos.

Pero entonces el pelirrojo le agarró el brazo, clavando


sus dedos dolorosamente en su carne. —Entra en el coche.

—Creía que me ibas a llevar a ver al coronel —protestó


Gretchen, tragándose el pánico.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Lo haremos —Los otros dos soldados ya estaban


subiendo a su asiento trasero—. Pero no aquí. Esta es una
conversación privada, y el director quiere tenerla en el campo.

Esto no era bueno, aunque Pelirrojo hubiera dejado caer


la treta de que sólo iba a tener una charla con el coronel. Fuera
quien fuera, el director no quería audiencia... ni testigos. —¿Y
si digo que no?

Pelirrojo le clavó con más fuerza el cañón del arma en la


espalda. —Entonces todos tus amigos podrán informar de lo
que ocurre cuando alguien ataca a un soldado que realiza una
evacuación crítica.

—Pero yo no...

Gretchen cerró la boca. No importaba que ella no


hubiera hecho nada; estaba bastante segura de que ese tipo
podía hacer que pareciera que lo había hecho. Como secuaz
del misterioso director, probablemente tenía todo tipo de
talentos.

Se puso al volante sin decir nada más mientras Pelirrojo


ocupaba el asiento del copiloto.

—¿Adónde voy? —preguntó ella con dificultad.

Pelirrojo señaló vagamente hacia el campo, lejos de la


carretera.

—¿Quiere reunirse en medio de un campo vacío? —


Incluso mientras su corazón latía con fuerza y sus manos se
convertían en hielo, Gretchen sintió una chispa de orgullo al
ver que su voz se mantenía firme, incluso con desprecio.

Pelirrojo no se molestó en contestar. Cuando Gretchen


empezó a alejarse lentamente de la seguridad de la multitud,
la horrible verdad de lo que estaba a punto de ocurrir la

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

invadió. Había leído suficientes novelas de espionaje como


para saber de qué se trataba: un maldito asesinato.

Pero incluso mientras el terror se apoderaba de ella, una


parte de la mente de Gretchen daba vueltas. Tenía que idear
una forma de salir de este lío para poder sacar la verdad. ¿Pero
cómo? No tenía armas ni un plan. Incluso si se lanzaba desde
el coche en marcha, no había ningún lugar al que huir, ni
donde esconderse.

A menos que...

Gretchen recordó de repente el barranco en el que casi


se había metido ayer. No lo había visto venir, y lo más probable
es que estos tipos tampoco lo vieran.

Claro, la zanja no era profunda, e incluso si conducía el


coche hacia ella a toda velocidad, esos tipos probablemente
sobrevivirían al choque. Lo único que podía esperar era que la
suerte estuviera de su lado y el impacto les rompiera las
piernas.

Lentamente, empezó a acercar la rueda a los árboles.


Como para confirmar sus peores temores, los soldados no
parecían preocuparse ni darse cuenta. El destino no importaba
porque no le esperaba nada más que una bala.

Gretchen pisó el pedal del acelerador, aumentando la


velocidad. —No veo a nadie —dijo, tratando de distraer a
Pelirrojo—. Supongo que el director está muy lejos de aquí.
Todo este polvo no puede ser bueno para ese traje.

No hubo respuesta. Los árboles se acercaban


rápidamente, ligeramente a su izquierda. Iba a estar muy
apretado -sólo tendría unos segundos después de haber tirado
del volante- y no le gustaba la posibilidad de poner a prueba
sus reflejos contra los de Pelirrojo... pero no tenía otra opción.

31
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Con el corazón palpitante, retiró la mano izquierda del


volante y respiró profundamente.

Entonces, ella lo hizo, pisó a fondo.

—¿Qué...?

—¡Oh Dios, los frenos! —gritó Gretchen, mientras


Pelirrojo la miraba atónito— ¡Debería haber escuchado a mi
mecánico!

Pelirrojo agarró el volante y lo enderezo justo cuando


Gretchen abrió la puerta. El giro brusco la sacó del coche,
pero...Dios bendiga el terrible manejo de su vieja chatarra: los
neumáticos no giraron lo suficiente para evitar el barranco.

Cuando Gretchen cayó al suelo y rodó, escuchó el sonido


del metal arrugado y los cristales rotos. El dolor se irradiaba
por el costado del cuerpo donde había aterrizado, pero
Gretchen lo ignoró mientras se ponía en pie tambaleándose.
No había nada roto. Ni siquiera parecía haber un esguince.

Sin embargo, en el barranco era otra historia. Se oyó un


grito agónico, pero no hubo ninguna señal de movimiento de
los restos de un coche volcado, salvo una sola rueda que giraba
lentamente hasta detenerse.

Tal vez, sólo tal vez, sería capaz de hacer su escape


después de todo.

Pero el sonido de las botas golpeando las puertas y


ventanas atascadas desvaneció las esperanzas de Gretchen.
Tuvo la suerte de que sólo había herido a uno de los tres
soldados y había dado a los otros dos una razón para enfadarse
mucho más.

Pero no iba a caer sin luchar. Se dio la vuelta y cojeó tan


rápido como pudo entre los árboles, de vuelta a la torre de
humo. Si conseguía llamar la atención de alguien en la

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

carretera, si alguno de los otros periodistas la veía agitando los


brazos...

Pero no había tiempo. Gretchen pudo oír a los dos


hombres maldiciendo mientras salían del barranco detrás de
ella, dejando al tercero gritando entre los restos. Un fuerte
chasquido atravesó el aire, y luego otro.

Mierda, estos tipos le estaban disparando.

Esto estaba sucediendo realmente, estos hombres iban


a matarla, todo por hacer unas cuantas preguntas.

Pero Gretchen seguro que no se lo iba a poner fácil.

La adrenalina corrió por sus venas mientras se esforzaba


al máximo, esquivando de un lado a otro mientras corría. Rezó
para que un trozo de metal mellado le hubiera arrancado las
pelotas al gritón. Que la novia de Pelirrojo le contagiara una
horrible enfermedad venérea. Que el director se metiera en un
cubo de residuos tóxicos que, de alguna manera, se había
pasado por alto. Más disparos, ninguno de ellos encontró su
objetivo... todavía. Pero Gretchen sabía que su suerte no
duraría. Se estaban acercando a ella rápidamente.

De repente, el aire se llenó de un rugido tan fuerte, tan


feroz y primitivo que se tropezó y casi se cayó. Olvídese de los
disparos o de los gritos del soldado herido: aquel sonido era lo
más aterrador que había oído nunca y le ponía los pelos de
punta.

Los disparos cesaron. Durante un breve momento, sólo


se oyó el sonido del viento y luego más gritos, justo detrás de
ella.

El terror paralizó a Gretchen, pegando sus pies al lugar.


Alguien… algo, había atacado a sus posibles asesinos. El
susurro en la maleza de ayer. Las huellas frescas que

33
CALLIE RHODES 1- RANSOM

terminaban en la zanja. Lo que sea que haya huido ayer


todavía estaba aquí.

Y después de terminar con los soldados, vendría por ella.

Gretchen se obligó a darse la vuelta lentamente y casi se


desmaya.

Abrió la boca para gritar, pero no salió nada.

No podía ser cierto. No había manera. No era posible.

De pie, a 30 metros, estaba el hombre más grande que


había visto nunca. Sujetaba a Pelirrojo por la parte delantera
de la camisa con una mano y al otro soldado con la otra,
levantándolos del suelo mientras se agitaban y pataleaban.
Pero era inútil.

Con un último rugido, el hombre golpeó las cabezas de


los soldados con la fuerza suficiente para destrozar sus
cráneos. Los fragmentos de hueso y la pulpa sanguinolenta
estallaron en una niebla roja cuando el hombre arrojó sus
cuerpos sin vida al suelo.

No... no un hombre.

Un alfa.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 3

Todo terminó en segundos. Desde el momento en que los


ojos de los hombres de Fulmer se iluminaron de terror hasta
que arrojó sus cuerpos sin vida al suelo, Ransom apenas había
respirado.

Ahora miraba sus manos manchadas de sangre,


invadido por una poderosa emoción que no podía nombrar. No
era exactamente satisfacción... La justicia estaba todavía muy
lejos, y no era arrepentimiento, ni mucho menos. El
sentimiento que corría ahora por sus venas era mucho más
complejo y se situaba en un punto intermedio.

Pero sí conocía el origen de la emoción, y no era el acto


de violencia en sí.

Era ella.

Esa mujer que había estado tan cerca de descubrirle


ayer. Incluso cuando el viejo coche se dirigió hacia el barranco,
Ransom percibió el olor que confirmaba que ella estaba en el
coche. Ese inolvidable perfume de girasoles, jengibre silvestre
y sasafrás.

Pero esta vez no estaba sola. Los hombres que iban con
ella en el coche apestaban a desprecio y brutalidad, una
combinación que él conocía muy bien por sus años en el
Sótano. Eran los hombres de Fulmer. Sus lacayos. Sus
asesinos.

Y su intención era clara. Se llevaban a la mujer del olor


hipnótico lejos de las otras betas para matarla. Ransom no

35
CALLIE RHODES 1- RANSOM

sabía por qué, y no le importaba. Lo único que sabía era que


no iba a dejar que Fulmer hiciera daño a un alma inocente
más.

Especialmente una que había dominado su imaginación


durante toda la noche.

Fulmer y los que eran como él eran alimañas que debían


ser eliminadas, y como alfa, Ransom aceptó que el trabajo
recayera en él.

Y ahora estaba a salvo.

Aunque estaba claro, por su palidez y el terror en sus


ojos, que no lo sabía. Lo miraba con puro horror, una mirada
que Ransom conocía muy bien. Había visto esa expresión en
los rostros de las mujeres beta que habían sido secuestradas
y llevadas al Sótano para ser utilizadas en los retorcidos
experimentos de Fulmer cuando vieron por primera vez a un
alfa. Ransom había sentido pena por ellas, pero su olor nunca
le había hecho sentirse tan protector.

No es ella, se dijo a sí mismo. Es sólo que no has estado


libre el tiempo suficiente para acostumbrarte a ella.

Pero eso iba a cambiar. Por primera vez en ocho largos


años, Ransom podría finalmente actuar según sus instintos de
protección. Por primera vez, podría marcar la diferencia. No
tenía ni idea de qué hacía aquí alguien que olía tan bien. Todo
lo que sabía era que ella no pertenecía, ni a los policías ni a los
bomberos ni a los soldados.

No es que no fuera dura; su miedo estaba revestido de


un poderoso coraje y determinación. Pero no tenía la sed de
poder, la connivencia y la crueldad que caracterizaban a todos
los empleados del Sótano. Tampoco era como las vulnerables
y desesperadas mujeres que Fulmer había torturado hasta la
muerte.

36
CALLIE RHODES 1- RANSOM

No: quienquiera que fuese, la mujer que se había erguido


hasta su metro sesenta y cinco para mirarle a los ojos había
venido a propósito.

Ransom se dejó observar un momento más, absorbiendo


todo lo que podía con sus sentidos. El aire fresco, el sol, el olor
de la tierra y la agitación de sus criaturas eran lujos tan nuevos
que no se cansaba de ellos. Pero esta mujer los superaba a
todos, un ser de energía y belleza tan exquisita que Ransom no
estaba del todo seguro de que fuera real.

Nunca se había permitido tener fantasías durante su


estancia en el Sótano, pero si lo hubiera hecho, ella era
exactamente lo que habría imaginado. Con las curvas de una
pin-up antigua, la turgencia de sus pechos y sus caderas, que
se tensaban contra la blusa floreada y la falda color limón, se
complementaban con unos brazos torneados y regordetes,
unos labios de abeja y un montón de rizos pálidos que hacían
todo lo posible por escapar de las horquillas.

Sus ojos eran del color del caramelo y redondos como


platillos.

Hasta que llegó ella, Ransom había estado tan seguro de


sí mismo como nunca lo había estado en su vida. El destino le
había dado la oportunidad de buscar venganza, y estaba mil
veces dispuesto a hacerlo, alimentado por la adrenalina y el
poderoso vigor de la libertad. La aparición de esta mujer no
entraba en el plan y, por muy hermosa que fuera, Ransom no
sabía qué hacer con ella.

Intentó invocar su deseo único de venganza. Todavía


tenía que acabar con el último soldado, que seguía aullando
como un cerdo atascado en el coche, pero ahora se sentía
arrastrado en otras direcciones.

Increíblemente, en ese momento, el atractivo de la mujer


que tenía delante era más fuerte que su deseo de hacer justicia.

37
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Tal vez era su coraje lo que lo mantenía paralizado. No


era una cualidad común en una beta, pero ella había sido
increíblemente valiente al saltar de un coche en marcha de esa
manera. Debía estar dolida por la caída, pero no parecía darse
cuenta.

De hecho, no parecía ser consciente de nada más que de


él. Ransom casi tuvo la tentación de preguntarse si ella lo
había estado buscando, si había buscado su escondite ayer y
atraído a los hombres de Fulmer a este lugar a propósito, pero
eso era imposible.

El aire estaba impregnado del aroma de su inocencia,


además de su sorpresa al ver a un alfa. Con toda probabilidad,
esta mujer había llegado ayer aquí buscando lo mismo que él:
un escondite donde los bastardos no pudieran localizarla.
Pero, ¿qué había hecho ella para atraer su ira?

En ese momento, la brisa levantó un papel pegado a su


camisa, retorciéndolo para revelar las letras del otro lado.

PRENSA

Gretchen Conrad

Omaha Register

Era una... ¿periodista?

Ransom sabía que no debía sorprenderse de que la


prensa ya hubiera llegado. Si no hubiera estado sumido en una
niebla de... lo que sea que estuviera revolviendo sus sentidos
en ese momento, ya lo habría adivinado. No había ninguna otra
razón para que un forastero condujera hasta el medio de la
nada, para enfrentarse a los militares que pululaban por el
lugar, para enfrentarse a lo que con toda seguridad parecía un
ataque mortal a la infraestructura, a menos que le pagaran por
estar allí.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Una parte de él quería que ella hubiera venido sólo por


él, un pensamiento vergonzosamente tonto. Ransom no podía
permitirse el lujo de distraerse. Se obligó a considerar a
Gretchen Conrad, reportera. Se preguntó qué había hecho
Gretchen para que Fulmer la quisiera muerta, pero sabía por
experiencia que no habría hecho falta mucho.

Un tono agudo o una mirada interrogativa habían sido


suficientes para que Fulmer eliminara a la gente en el pasado.
Pero algo le decía a Ransom que había hecho mucho más que
eso. De hecho, puede que fuera su propia valentía la que la
metiera en problemas. Fulmer tenía una visión limitada del
lugar de la mujer, por decirlo de alguna manera. Cooperativas,
sumisas, débiles... Éstas eran las cualidades que apreciaba en
las mujeres.

La vida de los demás significaba poco para su antiguo


captor. Fulmer sólo veía activos y pasivos... y era sólo cuestión
de tiempo que los primeros se convirtieran en los segundos, y
fueran destruidos sumariamente.

Ransom aspiró de nuevo su dulce perfume. Ansiaba


mucho más que eso... pero no era el momento. Su único
objetivo era la venganza. No se detendría hasta que la sangre
de Fulmer goteara de sus manos, hasta que sus gritos se
desvanecieran en el silencio.

Hasta que hubiese hecho justicia por la vida robada de


su hermano.

—Mujer —dijo, con su voz áspera y grave, que hace


tiempo que no usa—. Estos hombres ya no pueden hacerte
daño, pero Fulmer enviará más. Sigue corriendo y no le digas
a nadie lo que has visto aquí.

El sonido de la voz del alfa, tan oxidado como un cubo


de hojalata dejado a la intemperie, rompió el hechizo que
congelaba a Gretchen. No tenía ni idea de qué demonios hacía

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

un alfa en medio de Nebraska, pero no iba a quedarse a


averiguarlo. "Sigue corriendo" parecía un buen consejo, viniera
de quien viniera.

Se dio la vuelta y corrió hacia el camino de tierra en la


distancia, donde los últimos de sus colegas estaban haciendo
su salida. Se mantuvo entre los árboles y rezó para que
ninguno de los militares estuviera vigilando los alrededores en
busca de rezagados. De alguna manera, se las habían
arreglado para no ver a una gran alfa, y Gretchen esperaba que
su falta de atención se mantuviera sólo un poco más.

Pero el camino era más largo de lo que parecía, y


Gretchen se quedó sin aliento y se tambaleó por el esfuerzo
mucho antes de llegar a la mitad del camino. Se detuvo a
descansar a la sombra de un árbol, con las manos en las
rodillas, jadeando. El subidón de adrenalina se había
desvanecido hacía tiempo, dejándola con la oportunidad de
pensar realmente, no sólo de reaccionar.

Poco a poco, la enormidad de lo que acababa de ocurrir


se asentó sobre ella como un manto asfixiante. Gretchen se
esforzó por asimilar esta nueva realidad. Era demasiado
abrumador para asimilarlo todo de una vez. Así que se centró
en las tres cosas que sabía con certeza:

1. Alguien del gobierno la quería muerta

2. Estaba huyendo por su vida

3. Un alfa había matado a sus perseguidores

Sorprendentemente, era el último de estos hechos el que


más le restaba credibilidad. Una verdadera alfa vivo, de más
de dos metros de altura y el doble de ancho de hombros que
cualquier otro hombre que ella hubiera visto, en medio de
ningún lugar, Nebraska, ¿a miles de kilómetros de cualquiera
de los Boundarylands?

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

¿Qué demonios estaba pasando?

Gretchen se obligó a empezar a moverse de nuevo.


Corriendo por el campo, sus zapatillas se engancharon en las
zarzas, aumentando los cortes en sus piernas. Su falda estaba
rasgada y manchada, y su blusa, inservible. Aunque
consiguiera alcanzar a uno de los vehículos que se marchaban,
le costaría mucho dar explicaciones...y lo que es peor, sería el
fin de su exclusiva.

Calculó que tardaría otros veinte minutos en llegar al


camino de tierra, quizá menos si conseguía un segundo aire.
Con suerte, llegaría a tiempo para llamar a alguien y pedir un
aventón de regreso a Omaha, o a cualquier otro lugar donde la
gente no intentara matarla.

O...

No. No podía haber "o". La única versión de esta historia


con un final feliz era aquella en la que ella estaba de vuelta en
su escritorio, esta noche, trabajando febrilmente para informar
de todo lo que había visto.

El artículo que presentaría a Jeremy estaría lleno de más


preguntas que respuestas, especulaciones sin pruebas.
Cuanto más pensaba en ello, Gretchen se daba cuenta de lo
poco que tenía para trabajar. Una explosión masiva, unos
equipos de emergencia desconcertados, una versión oficial
obviamente falsa... por no hablar de un intento de asesinato
frustrado y un ataque alfa que nadie más que ella había
presenciado.

Nadie la creería. Especialmente Jeremy. Presentar un


artículo sin fundamento sólo confirmaría su sospecha de que
ella no tenía la capacidad de informar seriamente. Gretchen
volvería a las reuniones del consejo escolar antes de que
supiera lo que la golpeó. Incluso saber que ninguno de sus

41
CALLIE RHODES 1- RANSOM

colegas masculinos había conseguido una historia que valiera


la pena informar era poco consuelo.

Gretchen se debatió consigo misma, observando las


últimas furgonetas de los medios de comunicación que se
dirigían a la carretera. En poco tiempo, no quedaría nadie más
que los militares, el misterioso hombre del traje oscuro... y el
alfa.

Se balanceaba de un lado a otro sobre sus pies, atrapada


entre la seguridad y la ambición.

¿Qué haría mamá?

Gretchen no tuvo que pensárselo dos veces: sabía que a


su madre no se le ocurriría irse. "Perra Loca" Conrad nunca
dejaría que unas cuantas balas y un alfa se interpusieran en
el camino de una historia.

—Maldita sea —susurró Gretchen, y luego se dio la


vuelta y volvió por donde había venido.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 4

¿Qué demonios?

Puede que Ransom no hubiese ejercitado mucho su voz


durante los últimos ocho años, pero estaba bastante seguro de
haberle dicho a la mujer beta que se fuera y se quedara fuera.
Y, sin embargo, aquí estaba ella paseando hacia él como si no
le importara nada.

Vale, eso no era exactamente cierto. Parecía muy


preocupada, incluso desde la distancia, y se apresuraba con
sombría determinación, como si hubiera mil lugares en los que
preferiría estar.

—Te dije que corrieras —gruñó cuando ella estaba a


unas decenas de metros. Podía sentir cómo el corazón de ella
latía con fuerza en su pecho, pero el miedo de la mujer no
servía para disimular su embriagador aroma, y a medida que
se acercaba, Ransom lo sentía enrollarse a su alrededor como
cintas alrededor de un palo de mayo.

¿De dónde demonios había salido eso? El único palo de


mayo que Ransom había visto fue en el jardín de infancia, algo
en lo que no había pensado durante años, del mismo modo que
evitaba cualquier recuerdo agradable de la infancia. El hecho
de no hacerlo hacía que el estar encarcelado fuera mucho más
desgarrador.

Podría irse. Debería irse si le quedaba algo de sentido


común en su estúpida cabeza. No tendría que ir muy lejos -tal
vez más allá de la cresta de esa pequeña colina- y ella dejaría
de seguirlo. Hasta el más persistente de los beta se vería

43
CALLIE RHODES 1- RANSOM

obligado a admitir su derrota cuando se diera cuenta de que él


podía dejarlos atrás todo el día.

Ayer, todo lo que había tenido que hacer era agacharse


detrás de los juncos en el lecho del arroyo, y ella se había
rendido. No había ninguna razón para que hoy fuese diferente.

Y, sin embargo, Ransom no se movió.

No por ese dulce aroma a jengibre y esas ridículas


curvas. Le esperaría un montón de ese tipo de entretenimiento
después de llevar a cabo su venganza. No, sólo había una razón
por la que Ransom se quedaba: si no había huido de un tirano
asesino como Fulmer, seguro que no iba a esconderse de una
escuálida mujer beta con dudosos instintos de supervivencia.

Ella se detuvo, moviéndose inquieta sobre sus pies a una


buena distancia, dándole todas las oportunidades para
rastrear los signos de su miedo. La respiración superficial, el
pulso acelerado, la transpiración, la tensión en los músculos...
todo indicaba que estaba aterrorizada. Lo que le llevó a
preguntarse por qué había vuelto.

—Dijiste “Fulmer” —Su voz, al menos, era firme.


Atrevida, incluso.

Ransom no pudo evitar sentirse impresionado; si acaso,


esta chica era descarada. —¿Ese es el nombre del hombre que
manda ahí abajo? ¿El del traje negro?

—¿Por qué importa?

Aparentemente, esa era toda la respuesta que


necesitaba. —Lo conoces, ¿no? ¿Fulmer?

Ransom reprimió una maldición. ¿No se suponía que las


mujeres beta debían temer a las alfas?

44
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Según las extrañas conversaciones que había recogido


de Fulmer y su director de seguridad, Harlan Cavendish, la
campaña del gobierno beta para poner a sus ciudadanos en
contra de las alfas había sido un éxito rotundo hasta el
momento. Las hembras beta que Fulmer traía para sus
experimentos estaban ciertamente aterrorizadas de verle a él y
a sus hermanos. Y, sin embargo, este joven periodista se
comportaba como si entrevistar a los alfas fuera todo un
trabajo diario.

Eso era lo que él esperaba por el poderoso aroma de pura


determinación que había quedado ayer tras ella. Fuera lo que
fuera lo que buscaba Gretchen Conrad, no iba a retroceder
fácilmente. De hecho, se estaba acercando a él incluso ahora,
con una expresión de dolor que sugería lo que le había costado
el esfuerzo.

—Tú eres el que inició el fuego —dijo sin romper el


contacto visual.

Ransom volvió a gruñir para disimular su sorpresa,


haciéndola tropezar con sus propios pies. Al menos había
encontrado los límites de su terquedad.

—¿Por qué te importa?

Ahora le tocaba a ella sentirse frustrada. —Mi trabajo


consiste en hacer preguntas —dijo ella con tono de enfado—.
Y tu trabajo es responder. Yo soy la periodista. Y te guste o no,
no puedo ayudar a sacar tu historia si no me ayudas.

—¿Mi historia? —Maldita sea, ella hizo un montón de


suposiciones. Ransom se dio una patada por animarla—.
Vamos a aclarar una cosa. No hay ninguna historia, al menos
ninguna que me concierna. No necesitas saber nada de mí. Si
eres inteligente, nunca me viste.

45
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Quieres algo —respondió astutamente—. Si no, no te


quedarías por aquí.

—Eres una mujer —dijo Ransom amenazadoramente


mientras daba un paso hacia ella y la veía retroceder
apresuradamente—. Haciendo demandas a un alfa renegado.
Ya sabes que no dudaré en matar, y no hay nadie cerca para
escuchar tus gritos.

El pie de Gretchen cayó en un surco y su tobillo se torció.


Lo siguiente que supo Ransom fue que ella había caído de
espaldas sobre su trasero. Sus ojos dorados como la miel se
abrieron de par en par cuando él se acercó hasta que se elevó
por encima de ella y respiró el aroma puro de su miedo.

¡Y aun así esa maldita chica tonta no se rendía!

—También eres el alfa que me salvó la vida —tartamudeó


desafiante—. Estoy dispuesta a apostar que no te tomaste
tantas molestias sólo para matarme ahora.

Ransom se tomó su tiempo para estudiar su rostro,


tratando de ver más allá de esa boca de puchero y esa piel
cremosa. Había pasado por alto algo en su anterior evaluación,
algo debajo de su miedo y su obstinado valor de tonta.

Esta mujer había visto cosas. Había cicatrices y


decepciones que se esforzaba por ocultar. Pero su belleza tenía
una cualidad de resistencia que le hizo creer que, aunque
estaba acostumbrada a caerse de culo, también estaba
acostumbrada a volver a levantarse.

Estaba claro que Gretchen Conrad quería dejar su


huella en el mundo. Pero Ransom temía que, con su apetito de
riesgo, no tuviera la oportunidad.

—¿Y si te equivocas? —preguntó bruscamente.

46
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Respiró hondo, con el efecto de distracción de sus


pechos llenos que tensaban los botones amarillos nacarados
de su camisa floreada. —Tuve una elección entre un alfa que
podría querer matarme y una beta que definitivamente lo
quería. Mantengo mi apuesta.

Ransom sacudió lentamente la cabeza. Estaba


equivocada; la opción correcta habría sido huir y no mirar
atrás. Pero estaba aprendiendo rápidamente que el camino
más seguro no era una opción para esta mujer tan ardiente.
No es de extrañar que haya enfurecido a Fulmer antes de saber
su nombre.

—Eres una reportera —reflexionó Ransom, resignado al


hecho de que, a menos que quisiera ver cómo los hombres de
Fulmer la reducían en el campo, iba a tener que encontrar otra
forma de ponerla a salvo. Mientras pensaba en ello, se dio
cuenta de que tal vez ella podría ser una ventaja para él—
¿Todavía quieres contar la historia de lo que pasó aquí?

—Sí quiero —dijo ella con fiereza, convenciéndole de que


lo haría con o sin su bendición.

—¿Toda la historia? —insistió— ¿Incluso si hay partes


que no quieres escuchar?

Ella lo miró fijamente y él sintió que su miedo se


desvanecía. —Mi trabajo es descubrir la verdad. No tengo
ningún otro objetivo.

Eso era cierto en su mayor parte... siempre y cuando


Ransom descontara su poderoso impulso por demostrar su
valía. El aroma de su determinación era brillante y vigorizante.
No sólo buscaba hechos, sino que ansiaba el reconocimiento y
la aceptación. Pero también era honesta. Ransom confiaba en
que no mentiría para conseguir lo que quería.

47
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Entonces, si respondo a tus preguntas —dijo con


cuidado— ¿Te irás? ¿Me darás tu palabra de que te irás de este
lugar y no volverás jamás?

Esta vez no se apresuró a responder, y se mordió el labio


mientras tomaba una decisión. —No puedo prometer que
nunca volveré, pero sí, no te molestaré de nuevo. Tienes mi
palabra.

Ransom asintió. Tendría que ser suficiente.

Con un suspiro de resignación, extendió la mano.

Gretchen miró con horror la enorme mano extendida del


alfa, y de nuevo se apartó involuntariamente de él. Maldita sea
esta timidez, probablemente parecía una novata cubriendo su
primera historia en lugar de la experimentada reportera que
sabía que era.

Había mantenido la compostura mientras negociaba


una entrevista con el alfa, pero en el momento en que él aceptó,
Gretchen había bajado la guardia. Y cuando él le ofreció su
mano, ella no había sido lo suficientemente rápida para cubrir
su pánico instintivo ante la idea de tocarlo.

Bien hecho, se reprendió a sí misma. Hacerle saber a su


sujeto que lo encontraba repugnante realmente iba a ayudarlo
a abrirse a ella.

Excepto que... no era realmente asco lo que sentía


cuando lo miraba. Sí, era un alfa. Uno que ella ya sabía que
era capaz de una violencia brutal. Diablos, había vetas de
sangre por toda su camisa.

Y, sin embargo, nada de eso ocultó el hecho de que


también estaba buenísimo.

Gretchen hizo una doble lectura al pensar en ello. Tenía


un vocabulario del que sentirse orgullosa; podría haberlo

48
CALLIE RHODES 1- RANSOM

descrito fácilmente como llamativo o bien formado o


impresionante o atractivo o atrayente, cualquiera de esas
palabras bonitas y distantes.

Pero eso no se acercaría a la innegable verdad de que


estaba jodidamente caliente. Sus ojos oscuros y su fuerte
barbilla… calientes. Su pelo grueso, oscuro y ondulado...
caliente. Los músculos de los brazos asomando por las
mangas, burlándose de la perfección desgarrada por debajo...
demasiado caliente para imaginarlo.

La mirada cada vez más irritada que le lanzaba cuando


se negaba a tomar su mano... no tanto.

Pero no podía sorprenderse. Aunque el hombre que


estaba frente a ella era un alfa ahora, no siempre lo había sido.
Las alfas suelen adquirir su verdadera naturaleza entre los
dieciséis y los dieciocho años, lo que significa que él había
crecido como una beta, igual que ella.

Tenía que saber cómo el miedo al toque de un alfa se


había metido en la cabeza de todas las chicas beta, porque -a
diferencia de los alfas- la naturaleza de un omega latente no se
revelaba a menos que entrara en contacto con un alfa. Hasta
que el gobierno desarrolló la prueba de detección en los últimos
años, las mujeres beta vivían con el temor de no ser realmente
betas, sino omegas latentes.

Y todo lo que se necesitaría sería un toque de un alfa


para encender su verdadera naturaleza.

No había ninguna mujer en la Tierra que quisiera eso.

Habían pasado casi cinco años desde que Gretchen


había asistido a una clase de estudios sobre la naturaleza en
el instituto, pero lo que había aprendido se le había quedado
grabado en la memoria. El impulso más fuerte de un alfa era
su necesidad de aparearse. Una vez que tenía a su omega,

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

aprisionaba a la pobrecita y la embarazaba hasta que estaba


literalmente agotada.

Afortunadamente, Gretchen sabía que eso nunca le


pasaría a ella.

A pesar de que no se podía estar mucho más lejos de las


Tierras Limítrofes que Nebraska, ella había sido la primera en
la fila para hacer la prueba de la omega inactiva cuando salió
al mercado. Pero a pesar de que los resultados habían sido
negativos, seguía dudando en tomar la mano del alfa.

—Está bien —gruñó—. No puedo despertarte a ti ni a


nadie. Tengo que agradecer a tu amigo Fulmer por eso.

—¿Qué quieres decir? ¿Cómo ha podido...? Gretchen se


interrumpió al ver la furia en los ojos del alfa, aunque no tenía
sentido.

Después de ver la facilidad con la que había destruido a


sus posibles asesinos, no podía imaginarse que una beta tan
poco llamativa como el hombre del traje negro le obligara a
hacer algo. —¿Estás absolutamente seguro?

—Yo nunca miento —dijo el alfa con frialdad—. Si


quieres que te confíe mi historia, voy a necesitar una muestra
de confianza a cambio. Tienes tres segundos, y luego me iré.

Oh, Dios. Sin apenas atreverse a respirar, Gretchen


puso una mano temblorosa en la suya.

Y fue instantáneamente levantada a sus pies y liberada.


El alfa se limpió las manos en los pantalones, como si su
contacto fuera peligroso.

Gretchen se sentía extrañamente herida. Nada tenía


sentido -ni el fuego, ni la respuesta del gobierno, ni la
presencia de ese alfa, ni el atentado contra su vida- pero, por
alguna razón, su mente se centraba únicamente en lo que ese

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

alfa pensaba de ella. Y no sólo eso, la piel donde él la había


tocado se sentía extrañamente cálida, casi zumbando con una
especie de calma anestésica y contagiosa.

Pero Gretchen no tuvo tiempo de pensar en eso porque


el alfa ya había emprendido el regreso hacia el barranco,
desapareciendo en el escondite que le ofrecía. Presa del pánico
ante la idea de quedarse atrás, se precipitó tras él, derrapando
por el áspero muro de tierra.

—Soy Gretchen, por cierto —dijo sin aliento—. Gretchen


Conrad del Omaha Register.

—Lo sé.

El alfa se alejaba de ella, desapareciendo ya de la vista


por un recodo del lecho del arroyo. Gretchen se apresuró a
seguirlo, tratando de idear la pregunta que lo hiciera abrirse y
contarle lo que sucedía, y temiendo que sus pifias lo hicieran
imposible. Nunca se había imaginado hablar con un alfa, y
mucho menos entrevistar a uno, pero ya estaba claro que tenía
mucho trabajo por delante.

Ni siquiera sabía su nombre.

—Y... ¿tú eres? —Preguntó cuando se puso al día. El


barranco se había estrechado y profundizado, y en ese
momento tenía unos dos metros de profundidad, con paredes
de tierra empinadas talladas por una antigua inundación.
Gretchen no podía ver el exterior y había perdido la noción de
la dirección que tomaban. Se subió a un enorme árbol caído
para ver mejor, pero el tronco estaba podrido y su pie se hundió
en la corteza correosa y se atascó, haciéndola tropezar.

Gretchen soltó un grito cuando empezó a caer, segura


de que estaba a punto de romperse el tobillo. Pero entonces
dos fuertes manos la agarraron por la cintura con fuerza,
estabilizándola.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Prepárate —dijo el alfa, y apretó las manos contra la


pared de tierra.

El alfa se arrodilló y rodeó con una mano el tobillo del


pie atrapado mientras arrancaba trozos de madera del tronco.
En poco tiempo, la había liberado... dejándole el tobillo con ese
mismo calor que había sentido en su mano.

Esta vez el alfa no fue tan rápido en alejarse.

Además, a Gretchen no le importaba. Le miró...

Incluso arrodillado, se alzaba sobre ella, y se encontró


paralizada por su expresión ilegible. En las frescas sombras
del barranco, sus rasgos perfectos adquirían un aspecto
peligroso, como si hubiera sido enviado para hacer algo más
que salvarla. Como si tuviera la intención de...

¡Deja eso!

Horrorizada, Gretchen desterró la imagen que había


surgido de forma imprevista, la del alfa acunándola contra la
pared mientras ella le rodeaba con las piernas y.… no, no, no.

Ya le había salvado la vida dos veces -si se hubiera roto


la pierna, habría sido un blanco fácil a la espera de que Fulmer
la encontrara- y ésa era toda la explicación que necesitaba.
Gretchen podía intentar racionalizar la situación con su
intelecto todo el día, pero su cuerpo estaba condicionado a
responder a la protección ofrecida por un hombre poderoso. La
continuidad de la especie dependía de ello.

“No es natural”, le dijo una voz interior que se parecía


mucho a la de su antiguo profesor de ciencias naturales.

Gretchen se sorprendió a sí misma aplastando ese


pensamiento con otro: sigue siendo humano.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

El alfa la soltó bruscamente y retrocedió hasta chocar


con la pared opuesta. Y menos mal, porque Gretchen era una
maldita profesional, no la imbécil de cerebro de guisante que
Jeremy parecía creer que era. Respiró tranquilamente y se
recordó a sí misma que, aunque las condiciones no fueran las
ideales, estaba aquí para cubrir una noticia.

—Gracias —, dijo ella con frialdad, intentando serenarse


mientras se quitaba la suciedad de la falda. Pero cuando
levantó la vista, él la observaba con intenso interés.

Había poco espacio en el estrecho barranco, sus cuerpos


estaban a sólo unos centímetros de distancia. Sería tan fácil
tocarlo, pasarle la mano por el pecho, dejar que las yemas de
sus dedos recorrieran su abdomen y subieran por sus
poderosos hombros. Después de todo, ¿de qué otra forma
podría Gretchen informar al mundo de lo duros que eran los
músculos de un alfa, de lo cálida y tensa que era su piel, de lo
relajante que era el ritmo de su pulso?

Tenía la boca seca cuando habló. —No tienes que


preocuparte por decirme tu nombre. Te prometo que no lo
usaré en el artículo a menos que me des permiso.

Lo que no dijo “no pudo explicar” es por qué necesitaba


realmente saberlo.

Sus ojos se entrecerraron ligeramente. —No me importa


lo que escribas. Pero mi nombre es Ransom.

Ransom. Gretchen tuvo que resistirse a hablar en voz


alta para probar cómo se sentía en sus labios. Intentó
desesperadamente recordar lo que había estado hablando.

—Entonces, ¿cómo hizo ese tipo Fulmer para que


puedas tocar a las mujeres beta?

Toda la vida se drenó de su rostro ante su pregunta,


dejándolo como una dura máscara. —No —murmuró, y volvió

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

a ponerse en marcha, siguiendo el tortuoso camino del


barranco.

Gretchen se apresuró a seguirle. Sabía que debía dejarlo


estar, pero en vez de eso soltó: —¿Cómo qué no?

—No es ahí donde empieza la historia —dijo, girando


hacia ella para que casi chocara con él—. Siéntate.

Mansamente, Gretchen se sentó en la roca plana que él


le indicó. Se habían detenido en un punto donde el barranco
se ensanchaba de nuevo. Él se acomodó con la espalda
apoyada en la ladera del otro lado, una extensión de granito
alisada por el torrente de agua, y la perforó con una mirada lo
suficientemente intensa como para dejarla sin aliento.

—Antes de decirte nada más, quiero dejar clara una


cosa. Fulmer nunca ha "hecho" nada. Lo único que sabe hacer
ese hijo de puta es destrozar las cosas.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 5

Independientemente de lo que Gretchen esperaba


escuchar cuando Ransom accedió a contarle su historia, la
verdad era mucho más espeluznante que cualquier cosa que
hubiera podido imaginar.

La historia que tejió comenzó de forma bastante familiar:


un joven de Kansas que experimenta una transición alfa a los
diecisiete años, empaquetado por su familia a las tierras
fronterizas del sureste a bordo de uno de los vagones de tren
seguros dedicados a ese fin.

Gretchen no había conocido personalmente a ningún


alfa, pero había habido uno en la clase de su primo, y ella había
ido a su fiesta de despedida. Melinda dijo que el chico le
recordaba a un cachorro de Rottweiler, torpe por su
crecimiento, con pocos indicios del amenazante perro policía
en el que se convertiría.

Sin embargo, a diferencia de ese niño, Ransom había


sido sacado a la fuerza del tren y llevado a un laboratorio
secreto donde estuvo retenido durante la mayor parte de una
década, siendo objeto de experimentos impensables y crueles
que equivalían a poco más que una tortura.

El hombre que había ordenado su secuestro era Roger


Fulmer, cuyo empleo en el gobierno estaba envuelto en un
secreto tan absoluto que sólo un puñado de personas sabía lo
que había estado ocurriendo en el laboratorio. Incluso la
mayoría de los empleados de las instalaciones, ahora

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

destruidas, no tenían ni idea de lo que había estado ocurriendo


en las profundidades.

Por eso el fuego había parecido surgir de un pozo, se dio


cuenta Gretchen, y por eso los primeros en llegar respondiendo
a la llamada habían quedado atrapados de pies a cabeza.
Enterrando su cámara de tortura en lo más profundo de la
superficie de la tierra era como Fulmer había sido capaz de
mantener su terrible secreto.

Porque Ransom no era el único alfa que Fulmer había


secuestrado. Si había que creer a Ransom… y nada en su
comportamiento insinuaba siquiera una mentira… cientos de
alfas habían sido secuestrados y llevados al laboratorio
durante la última década. Sólo una parte había sobrevivido, y
todos habían escapado con Ransom justo antes de la
explosión.

Gretchen escuchó embelesada, casi olvidándose de


respirar mientras se desarrollaba la historia. Se olvidó de
comprobar que su teléfono seguía grabando. Olvidó que
estaban sentados en una zanja seca o que estaban huyendo.
Lo único que importaba era la impresionante narración que
Ransom compartía sombríamente, sin ahorrarle nada del
horror de lo que le había sucedido a él y a los demás, y a los
sujetos beta que fueron traídos para servir de conejillos de
indias en pruebas y experimentos horribles e inhumanos.

Mientras Ransom enumeraba un procedimiento sádico


tras otro, Gretchen sabía que nunca podría olvidar lo que
estaba escuchando. Hasta ese momento, había pensado que
nunca cubriría algo tan horrible como las cosas que su madre
había visto como corresponsal en países devastados por la
guerra. Por primera vez, comprendió plenamente el sacrificio
de su madre.

Aunque Ransom hablaba en un tono casi desprovisto de


emoción, a Gretchen no se le escapó el profundo y agudo dolor

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

de sus ojos. Tal vez eso era lo que la hacía confiar en él, aunque
su creencia parecía provenir de algún lugar profundo de su
interior, casi como si fuera instintiva.

Lo cual no tenía mucho sentido, porque eran los


instintos de las alfas los que los distinguían de las betas
incluso más que su fuerza y poder abrumadores.

—No son como la gente normal —recordó uno de los


"expertos" en la televisión diciendo cuando los omegas
inactivos en la parte occidental del país comenzaron a
desaparecer—. No tienen conciencia. Sin alma. Toman lo que
quieren sin remordimientos.

Gretchen aún recordaba el escalofrío que la había


atravesado, fruto de lo que aquel experto no había dicho. Esas
mujeres tendrían suerte de morir mutiladas en lugar de ser
forzadas a la esclavitud sexual.

Ahora, sin embargo, las dudas empezaban a acosarla.


Ransom no había hecho nada para dañarla. En cambio, la
había salvado, dos veces, y estaba dispuesto a entregarle la
historia del siglo. Si Gretchen sobreviviera lo suficiente para
escribirla, le debería su carrera.

Ransom le dio los nombres completos no sólo de los


otros alfas con los que había estado retenido, sino también de
algunos de las betas a los que Fulmer había engañado u
obligado a convertirse en sus víctimas. Algunos habían sido
científicos cuya experiencia necesitaba para cumplir su
espantoso propósito, pero el resto eran prostitutas,
vagabundos, delincuentes de poca monta... gente cuya
desaparición no causaría ninguna conmoción. Toda la
información que Gretchen podría verificar fácilmente una vez
que regresara a su escritorio en Omaha.

Lo que significaba que le estaba entregando la verdad


sobre docenas de casos de personas desaparecidas, además de

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

todo lo demás. Gretchen había vuelto a la escena con la


esperanza de barrer las migajas de una historia y, en cambio,
le habían entregado la veta madre.

Apenas se había movido cuando Ransom finalmente


llegó a la conclusión de su relato. —Después de que se
despidieran, Jax y Victoria salieron a buscar el coche de
Medina, y yo volví a entrar para volar la mierda.

—Pero ¿cómo? —preguntó Gretchen cuando quedó claro


que Ransom no pensaba dar más detalles. Por primera vez,
parecía ligeramente incómodo.

—Había una enorme armería a un piso bajo tierra. No


sólo armas estándar, sino bombas, granadas, C4 de grado
militar... incluso había un maldito lanzacohetes allí. Fulmer no
estaba jugando. Hubiera preferido destruir todo el lugar antes
de dejar que la verdad saliera a la luz.

—Pero ¿cómo supiste qué hacer? Cómo, ya sabes,


dispararlo o activarlo o.…

—Vengo de una familia de militares —la cortó Ransom


con brusquedad—. Cuatro generaciones atrás. Crecí sabiendo
todo esto. Diablos, planeaba alistarme el día que cumpliera 18
años si...

Sin decir nada más, Ransom se levantó y se quitó el


polvo de las enormes palmas de las manos en los pantalones
antes de alejarse. Estaba claro que consideraba que su
conversación había terminado.

Oh, diablos, no.

Gretchen no estaba dispuesta a dejar que le contara esa


historia y que luego la abandonara con más preguntas que
respuestas. Se puso en pie, ignorando el dolor de los arañazos
y los moratones, y le persiguió, olvidándose de su seguridad.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Se quedó sin aliento cuando lo alcanzó y le tiró del brazo para


que se detuviera.

Ransom miró su mano con desagrado. Hasta ese


momento, Gretchen no había considerado lo pequeña que
debía parecer desde su perspectiva, lo débil e insignificante
que debía ser ella a sus ojos. Podría romperle fácilmente los
huesos o arrancarle la mano por atreverse a tocarle. Si estaba
realmente enfadado, con un solo golpe de su brazo le aplastaría
el cráneo contra las rocas, y ella estaría acabada.

Pero Ransom no hizo ninguna de esas cosas. Ni siquiera


se molestó en librarse de su agarre. En cambio, la miró con
perplejidad, como si fuera un tipo de bicho que nunca había
visto antes.

Y ocurrió algo sorprendente, una extraña oleada de


energía que la llenó de pies a cabeza. Por primera vez en la vida
de Gretchen, tuvo la oportunidad de estar realmente a la altura
del legado de “Perra Loca” Conrad -para que su madre se
sintiera orgullosa- y nada iba a hacer que renunciara a ello.

La mirada de Ransom viajó de su mano a su rostro, y la


energía en su interior se encendió. Se negó a apartar la mirada
de aquellos ojos gris granito entrecerrados con impaciencia,
aquella boca esculpida y fruncida.

—¿Por qué demonios no te has ido? —gruñó—. El trato


era que yo te contaría mi historia, y luego tú saldrías corriendo
a escribirla.

¿Corriendo? ¿En serio? Gretchen acababa de entrevistar


a un alfa real en el campo, por el amor de Dios. Los chicos de
la oficina se cagarían en los pantalones con sólo pensar en
hacer algo así.

—Yo no 'correteo' —dijo acaloradamente—. Soy una


periodista, no un conejito asustado. Y ese no era el trato en

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

absoluto. Me comprometí a "irme a la mierda" una vez que


hubieras respondido a mis preguntas. Todas mis preguntas.
Después de lo que me dijiste, será mejor que creas que tengo
muchas preguntas.

Un estruendo bajo comenzó en su pecho, y como ella


aún no había soltado su brazo, Gretchen pudo sentir sus
vibraciones a través de las yemas de sus dedos. Intentaba
intimidarla, y tenía que admitir que era una táctica muy
efectiva. Con cualquiera de sus colegas, habría funcionado a
las mil maravillas.

Pero Gretchen se había ganado un cinturón negro en


sobrevivir a la intimidación.

Prácticamente pudo ver a su madre guiñando un ojo


mientras repetía su mantra favorito: no puedes dejar que los
bastardos te depriman, chica.

Su determinación de demostrar su valía no hizo más que


crecer al calor de su mirada, y cuando él le agarró los
antebrazos e intentó obligarla a volver por donde habían
venido, ella apoyó todo el peso de su cuerpo contra él.

Desgraciadamente, toda la fuerza que ella pudo reunir


no pareció tener ningún efecto sobre él, que la hizo retroceder
unos pasos sólo para demostrarlo. Luego se quedó mirándola
con los brazos cruzados sobre su duro pecho.

Gretchen imitó su postura, diciéndose a sí misma que al


menos había dejado claro que no iba a tolerar que la dejaran
de lado.

Y entonces se anotó una victoria sorpresa cuando él fue


el primero en romperse, bajando los brazos con un suspiro. —
Entonces escúpelo, mujer. Tengo mierda que hacer.

—¿Como vengarte de Fulmer?

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom fingió un bostezo. Al menos, Gretchen pensó


que estaba fingiendo.

—¿De verdad es lo mejor que tienes?

—Fulmer no parecía divertido allá atrás —presionó—.


Apuesto a que no piensa ponértelo fácil.

Ransom le lanzó una mirada de asco. —Así que estás


apostando por el bastardo que acaba de intentar matarte.

—No apuesto por nadie —Aparte de ella misma, por


supuesto. Ransom se puso en marcha de nuevo y ella tuvo que
trotar para alcanzarlo, más como un molesto cachorro que le
pica los talones que como la hija del legendario Perra Loca—.
Como periodista, tengo que ser imparcial.

Eso llamó su atención. Se dio la vuelta y la inmovilizó


contra la pared de tierra con una mano apretada contra su
pecho, tan rápido que ella no lo vio venir. El miedo martilleó
su corazón, igual que la primera vez que lo vio. El hecho de
saber que sólo estaba usando una fracción de su poder la hizo
sentir que podría desmayarse.

—No te engañes, mujer —murmuró—. Aquí fuera no


existe lo neutral. ¿Hueles ese humo? ¿Ves la sangre en mis
manos? Esto es una zona de guerra. Así que será mejor que
elijas ahora mismo de qué lado estás.

Un torrente de sangre llenó los oídos de Gretchen, casi


lo suficiente como para distraerla del hecho de que sus dedos
se extendían por sus pechos. —Volví al lugar donde tres
hombres intentaron dispararme sólo para poder hablar contigo
—tartamudeó—. Creo que es bastante obvio de qué lado estoy.

Ransom entrecerró los ojos, estudiando su rostro. Era


absurdo estar encerrada en un concurso de miradas con ese
terrorífico ser humano. Cualquier beta que pensara
correctamente se estaría meando en los pantalones y rezando

61
CALLIE RHODES 1- RANSOM

por la salvación, pero todo lo que Gretchen sentía era un


extraño revoloteo en lo más profundo de su vientre.

Aquellos ojos inteligentes y acerados que la miraban


fijamente hicieron que Gretchen sintiera que Ransom podía ver
dentro de ella. Al pensar en cualquier parte de él dentro de ella,
le llegó una oleada de mortificación y sus mejillas ardieron más
que una tarde de agosto. Que Dios la ayúdese, probablemente
él también lo vio.

Viera lo que viera, al parecer no le gustó mucho porque


soltó la mano y se echó atrás, y Gretchen se encontró corriendo
tras él de nuevo. Al menos era más fácil hablarle a la espalda.

—¿No quieres hablar de Fulmer? Bien. Tengo muchas


otras preguntas. Por ejemplo, ¿dónde fueron todos los otros las
alfas? —

—No lo sé.

—Entonces, ¿cuántos de vosotros estáis vagando por el


centro del país en este momento?

—No hice un recuento.

Había elegido un buen momento para callarse, pero


Gretchen no se dejó intimidar.

—¿Cuántos de ellos son como tú y ya no pueden


convertir a las mujeres?

—Ni idea.

—Vale, bien —dijo Gretchen, exasperada— ¿Qué puedes


decirme?

—Sólo lo que ya te dije. Que, si tuvieras sentido común,


te irías de aquí.

—Pero lo mismo ocurre contigo, ¿no? —replicó ella.

62
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom negó con la cabeza, pero no se frenó. —No me


tomé la molestia de arrastrar a Fulmer hasta aquí sólo para
rendirme ahora.

Había una frialdad en sus palabras, una sombría


inevitabilidad. Gretchen creía que obtendría su venganza,
aunque le costara la vida.

La pregunta era por qué.

Ransom se había mostrado tranquilo, casi indiferente al


describir el tormento que había sufrido en aquel horrible lugar.
La venganza que buscaba no era por eso sino por otra cosa.

—¿Qué hizo Fulmer para que lo odies tanto?

Le lanzó una mirada de asco por encima del hombro. —


¿Cómo coño puedes preguntar eso después de todo lo que te
acabo de decir? ¿No estabas escuchando?

—He prestado mucha atención a cada palabra que ha


salido de tu boca —replicó Gretchen—. Y también he
escuchado lo que no has dicho.

Ransom se puso rígido. —¿Qué demonios se supone que


significa eso?

—Dijiste que todo lo que te pasó allá abajo también les


pasó a los otros. A todos tus hermanos alfa. Pero eso no es
exactamente cierto, ¿verdad?

Ahora tenía su atención. Ransom se detuvo, bloqueando


su camino con su cuerpo, y la miró fijamente con abierta
hostilidad... y un leve indicio de temor. —Te he dicho que no
miento —gruñó.

—No he dicho que hayas mentido. Sólo que no me estás


contando todo.

63
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen se arriesgó, intentando no pensar en lo que


estaba en juego.

—Fulmer te hizo algo que no le hizo a nadie más. Algo...


personal.

Contuvo la respiración. La expresión de Ransom no


cambió. Por un momento, estuvieron en un punto muerto,
mirándose fijamente a través del abismo de sus propósitos
cruzados.

—No puedes saber eso —dijo finalmente.

Ya no había vuelta atrás. —Dijiste que los otros alfas se


fueron tan pronto como salieron. A donde sea que se dirijan,
está bastante claro que quieren irse tan lejos de aquí como
puedan. Pero tú no.

El gruñido había vuelto a surgir en su interior, tan bajo


que Gretchen lo sintió más que lo oyó. —Hasta el último de
ellos tenía motivos para querer a Fulmer muerto. Pero bastó
un soplo de aire fresco para convencerlos de que amaban más
su libertad que a él. Tú te quedaste, y sé que hay una razón.

Ransom dejó que su mirada recorriera su cuerpo de


arriba a abajo, observando cada centímetro de ella antes de
que el gruñido desapareciera. —Eres demasiado inteligente
para tu propio bien.

—Me lo dicen mucho.

—No es un cumplido.

—Lo sé —Su voz tembló un poco. La forma en que él la


miraba era de alguna manera más íntima incluso que cuando
la había empujado contra la pared— ¿Vas a responder a mi
pregunta?

64
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom no dijo nada. Pasaban los momentos y él seguía


sin moverse. La brisa se adentraba en el barranco y le revolvía
el pelo, pero por lo demás, bien podría haber estado congelado.
Gretchen estaba casi convencida de que iba a perder este
asalto cuando él carraspeó de repente.

—Fulmer mató a mi hermano gemelo. Ryan.

Oh, Dios. Gretchen se tapó la boca con la mano,


horrorizada.

No importaba lo que esperara que él dijera… lo que creía


que un alfa era capaz de hacer… ella no estaba preparada para
esto.

—Lo siento mucho, Ransom —Las palabras salieron de


su boca en una ola de culpa. Si fuera cualquier otra persona,
le tocaría el brazo, trataría de ofrecerle consuelo. Pero su
expresión le decía que no debía arriesgarse—. No dijiste... no
lo sabía.

—Eso es porque no quería hablar de ello —espetó.

Sin embargo, al cabo de un momento, pareció


desinflarse y sus hombros se hundieron. Miró más allá de ella,
a lo largo de la retorcida grieta tallada en la tierra. —Había una
razón por la que Fulmer nos sacó de ese tren. Un par de
gemelos idénticos significaba que podía localizar nuestros
puntos de ruptura. Uno de nosotros servía de control mientras
el otro... aumentaba la intensidad, poco a poco, hasta que
empujaba a Ryan más allá de lo que podía soportar. Entonces
me llevaba justo al borde para confirmar que podía sobrevivir.

—Ryan se había... ido, en todo lo que significa, en un


mes. Pero le llevó otro año morir. Fulmer me hizo mirar. Me
hizo quedarme allí mientras mi hermano daba su último
aliento, sin poder hacer una maldita cosa al respecto.

65
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom volvió a arrastrar su mirada hacia Gretchen,


obligándola a ser testigo de todo el dolor que había detrás de
sus palabras. —Así que sí, diría que es bastante personal,
joder.

—Lo siento mucho —repitió Gretchen en un susurro.

—Ahórrate tu piedad —dijo salvajemente—. No la quiero.

—Pero te juro que no me da pena...

La golpearon de nuevo contra la pared, el impacto la dejó


sin aliento. Ransom tenía una mano rodeando dolorosamente
su bíceps y la otra cubriendo su boca para hacerla callar.

Ella había ido demasiado lejos, y ahora él iba a matarla...

Excepto que estaba mirando hacia arriba, escuchando


atentamente.

—Viene alguien. Suena como un jeep —murmuró.

Gretchen no oyó nada. Si Ransom tenía razón, todavía


estaban muy lejos. —¿Puedes quedarte callada?

Gretchen asintió, exquisitamente consciente de su mano


presionando contra ella.

—Bien. Si necesitas decirme algo, susurra —Retiró la


mano, pero no le soltó el brazo.

—¿Debemos correr?

Sacudió la cabeza. —No hay cobertura. No hay dónde ir.

—Entonces, ¿qué hacemos? —Gretchen luchó contra el


pánico que se agitaba en su interior.

Cerró los ojos y olió el aire. —Sólo son tres. No hay que
preocuparse.

66
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen tragó saliva. ¿Tres soldados armados no eran


nada de lo que preocuparse?

Al parecer, tenían definiciones muy diferentes de esa


frase.

67
CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 6

Ransom debería haber oído llegar a los hombres de


Fulmer en el momento en que su vehículo abandonó el
campamento y se puso en marcha a través del accidentado
terreno del campo. Demonios, debería haber estado
preparando la llegada de esta segunda oleada en el momento
en que había eliminado la primera.

Fulmer no descansaría hasta tener la confirmación de la


muerte de Gretchen. Si algo sabía de Fulmer es que era
implacable. No era lo suficientemente implacable como para
hacer él mismo el trabajo sucio, por supuesto. Quienquiera
que se lanzara contra ellos -tres hombres en un jeep abierto
con un potente motor- no tenía ni idea de lo prescindibles que
eran para el hombre al mando.

Lo que no los hacía menos malvados, por supuesto.


Ransom había pasado ocho años observando lo que ocurría en
el Sótano. En todo ese tiempo, Fulmer sólo permitía que
bajaran a su cámara de tortura dos tipos de personas: las más
viciosas y las más vulnerables. Pero no importaba en qué
columna encajaran, corrían la misma suerte.

Al igual que estos soldados.

Fulmer había elegido bien a sus perros de ataque,


encontrando hombres que no sólo no se resistirían a la
naturaleza del trabajo, sino que lo disfrutarían. Lo que hizo
que el fracaso de Ransom fuera aún más irritante. Los
soldados que se dirigían hacia ellos no habían hecho nada para
camuflar su aproximación y, sin embargo, él no había

68
CALLIE RHODES 1- RANSOM

percibido el sonido del motor, el olor de la adrenalina, el feo


aroma de su sed de sangre.

Y Ransom casi había dejado que lo tomaran por


sorpresa. Se había distraído, atrapado en recuerdos y
emociones que no había sentido desde hace años, todas ellas
provocadas por la suave y compleja fragancia, la determinación
y la astucia de la mujer beta. Centrarse en ella lo había vuelto
tan descuidado que olvidó temporalmente dónde estaba y qué
estaba haciendo. Si no hubiera detectado el peligro cuando lo
hizo, ese descuido podría haber hecho que los mataran.

Bueno, probablemente no él. Después de presenciar la


muerte de cientos de sus hermanos alfa, Ransom sabía
exactamente cuánto esfuerzo se necesitaba para matar a un
alfa. Se necesitaría mucho más que la potencia de fuego que
los tres soldados estaban cargando.

¿Pero Gretchen? Las rayas de sangre roja que marcaban


la tela que cubría sus rodillas y codos eran un testimonio de lo
frágil que era realmente.

Esta mujer beta se estaba convirtiendo en un infierno de


dolor en el culo, con sus preguntas de sondeo y la negativa
obstinada a dejarlo, pero también era la clave para contar la
historia de Ryan. Ella no era sólo su seguro, que contase la
verdad de lo sucedido en caso de que él cayera en el proceso
de matar a Fulmer, sino que tenía el poder de hacer llegar esa
historia a todo el país, para asegurar que el nombre de Ryan
nunca fuera olvidado.

Todo lo que Ransom tenía que hacer era no cometer otro


error por descuido.

Apoyó los brazos en el borde del barranco y se levantó,


para luego rodar bajo la protección de un álamo. Al instante
vio el vehículo, que levantaba una enorme nube de polvo y
aplastaba la hierba alta a su paso, acercándose rápidamente.

69
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Los pantalones caqui y la camisa gris de Ransom le servirían


de camuflaje, pero dudaba que fuera necesario: los soldados
pensaban que estaban persiguiendo a una mujer beta con una
falda amarilla y un top de flores.

—Esa cosa tiene que estar mal.

El todoterreno estaba lo suficientemente cerca como


para que Ransom pudiera oír claramente a los soldados
hablando. Volvió a mirar a Gretchen para asegurarse de que
se había quedado quieta, y luego se centró en su conversación.

—Negativo, señor —respondió una segunda voz—. La


señal de Fleming está llegando fuerte y clara. Mil pies por
delante y acercándose.

—Entonces, ¿dónde diablos está? —ladró su superior


con impaciencia—. Tengo al menos ocho kilómetros de
visibilidad, y no hay nadie allí.

—Ochocientos pies... seiscientos... cuatrocientos...

—Deja de contar, joder —siseó el líder—. Puedo ver, y no


hay ninguno... ¡oh, joder!

Ransom sintió y oyó el asqueroso y húmedo golpe de las


ruedas del todoterreno al pasar por encima del cuerpo del
soldado que había disparado a Gretchen. Había quedado lo
suficientemente oculto por la hierba alta como para que el
conductor no lo hubiera visto hasta que estuvieron
literalmente encima.

Frenó bruscamente y el vehículo derrapó, dejando


profundas marcas en la tierra. Antes de que se detuviera, los
soldados saltaron y corrieron hacia su compañero caído.

—Mierda —dijo una tercera voz de pánico—. Toda su


cabeza está... oh, Dios. ¿Las ruedas...?

70
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—No. Contrólate, Benson —El líder estaba de pie a unos


metros de distancia con una mirada de disgusto en su rostro,
utilizando su bota para separar la hierba delante de él—.
Cooke está aquí. Lo que queda de él, al menos.

—¿Qué coño les ha pasado? —Benson retrocedía,


parecía a punto de vomitar. Ransom se permitió una pequeña
sonrisa; el proceso de selección de Fulmer evidentemente no
era infalible.

—Esa pequeña perra reportera no podría haber logrado


esto —dijo el líder, sacando su teléfono del bolsillo—.
Entonces, ¿quién demonios lo hizo? —Marcó un número en el
teléfono, que fue contestado al instante—. Señor, hay un
problema. Hemos encontrado al equipo de ataque inicial, pero
están muertos.

Ransom se llevó una sombría satisfacción al imaginar a


Fulmer recibiendo esta noticia al otro lado de la línea. Parecía
que tenía una deuda de gratitud con Gretchen Conrad, del
Omaha Register. Ella le había dado algo más que la
oportunidad de compartir el recuerdo de Ryan: su huida había
obligado a Fulmer a salir de las sombras, dándole a Ransom la
oportunidad que había estado esperando.

Avanzó lentamente hasta situarse en el borde del claro,


más allá de la línea de árboles.

—Eso es todo, señor —decía el líder—. No sé qué los


mató. No hay heridas de bala aparentes, y las lesiones-no hay
forma de que hayan sido hechas por un humano. Quiero decir,
un oso, tal vez, pero fueron literalmente desgarrados... oh,
mierda.

El teléfono se le cayó de la mano al soldado cuando vio


a Ransom acercándose a él. Había salido de su posición a la
carrera, y el soldado todavía estaba intentando levantar el rifle
automático que llevaba en el pecho cuando hizo impacto. La

71
CALLIE RHODES 1- RANSOM

sorpresa de ver a un alfa lanzándose hacia él permaneció en la


cara del soldado incluso después de que Ransom le
enganchara un brazo alrededor del cuello y le destrozara la
columna vertebral.

El beta estaba muerto cuando cayó al suelo.

Los otros dos soldados consiguieron disparar un par de


veces mientras se retiraban, pero obviamente Fulmer no había
preparado a su equipo para la posibilidad de enfrentarse a las
amenazas de los alfas. Lo cual era miope, pero no
sorprendente, dado el escaso aprecio que el director tenía por
otras vidas que no fueran las suyas.

Las balas se clavaron en el suelo detrás de Ransom


mientras se acercaba a los soldados que huían, corriendo más
rápido de lo que sus reflejos podían seguir. Apenas redujo la
velocidad para romperle el cuello al segundo beta de la misma
manera que al primero, y luego derribó al tercero de frente,
golpeándole el pecho con toda su fuerza y haciéndolo volar.
Ransom se acercó al lugar de aterrizaje del beta, dispuesto a
acabar con él.

Pero el beta ya estaba muerto, con sus órganos internos


aplastados por el impacto, sus ojos sin ver se pusieron en
blanco, y la sangre goteaba de su boca.

La quietud volvió al vasto campo mientras Ransom se


sacudía el polvo.

El viento soplaba suavemente entre la hierba. Un halcón


rodeaba a su presa en la distancia. Bajo el cielo azul y el
brillante sol de verano, Ransom captó el sonido del corazón de
Gretchen. Un segundo después, la brisa le trajo el olor acre de
su miedo. Incluso en el refugio de la zanja, estaba aterrorizada.

Pero antes de poder comprobarlo, había algo que tenía


que hacer.

72
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom se acercó a donde yacía el comandante muerto


y buscó en la hierba el teléfono que llevaba. No había necesidad
de apresurarse; Ransom sabía que el bastardo al otro lado no
iba a ir a ninguna parte.

Encontró el dispositivo y limpió una salpicadura de


sangre del chorro arterial que había resultado de los
fragmentos de hueso que atravesaban el cuello del soldado.
Luego se lo acercó a la oreja.

—Sigue enviando hombres, Fulmer, y yo seguiré


bajándolos —Una maldición amortiguada en el otro extremo
permitió a Ransom saber que su mensaje había llegado alto y
claro.

—¿Cuál eres tú? —preguntó Fulmer.

Ransom soltó una carcajada. Sus días de aceptar


órdenes de cualquiera habían terminado. —Yo soy el que te va
a matar. El que va a enterrar tu cuerpo tan profundamente en
ese pozo humeante que sólo el diablo podrá encontrarte.

En el fondo, Ransom podía oír los gritos de los soldados,


el tintineo de los equipos y los motores que cobraban vida.
Fulmer ya había dado la orden; los refuerzos estaban en
camino. A Ransom le daba igual. Se enfrentaría a todos los
soldados apostados en los restos calcinados del CIDRF a
cambio de apretar las manos alrededor del cuello de Fulmer y
ver cómo se le escapa la vida de los ojos.

—Eso va a ser difícil de conseguir —dijo Fulmer con


calma, con un rastro de diversión. Incluso después de todo lo
que acababa de ocurrir, el bastardo seguía creyéndose
intocable.

—Me he enfrentado a cosas peores.

El hecho de que Ransom siguiera vivo era una prueba


de ello, y debería haber servido de advertencia a Fulmer.

73
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Pero ya no tienes que hacerlo —dijo, inyectando un


tono seductor en su voz—. No tenemos que ser enemigos,
sabes. El hecho es que estoy agradecido por tu servicio. Y
ahora que eres libre, podría ayudarte a seguir siéndolo.

Ransom reprimió el gruñido que amenazaba con salir de


él.

Fulmer no tenía ni idea de lo transparentes que eran sus


mentiras, pero eso no lo hacía menos peligroso. —¿De qué
demonios estás hablando?

—Estoy dispuesto a perdonarte la vida y darte la libertad


—dijo Fulmer magnánimamente, aunque, desde esta posición
ventajosa, Ransom podía ver el revuelo de actividad en el
improvisado campamento del ejército mientras los soldados
fuertemente armados se apresuraban hacia sus vehículos—.
Sólo necesito saber si ya has matado a la mujer.

Ransom se quedó quieto. Por primera vez, detectó una


pizca de preocupación en la voz del malvado bastardo. Y
tampoco porque un alfa de dos metros quisiera destrozarlo con
sus propias manos. Por alguna razón, Fulmer estaba
preocupado por una sola mujer beta desarmada y herida.

Ransom no se molestó en fingir que no sabía de quién


hablaba Fulmer. —¿Por qué te preocupas por ella?

—Todo lo que necesito saber es si está viva o muerta. Si


su cadáver está ahí fuera con el resto de mis hombres, la
libertad es tuya. Y si por alguna razón no lo está, todo lo que
tienes que hacer es terminar el trabajo, y te pondré en el
próximo tren que se dirija a las tierras fronterizas.

Ransom volvió sobre sus pasos hasta el barranco, donde


encontró a Gretchen sentada contra la pared del fondo con los
brazos rodeando sus piernas.

74
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Sus mejillas estaban manchadas de lágrimas secas.


Había sangre en su ropa y suciedad bajo sus uñas.

Ransom frunció el ceño mientras la consideraba. Por


alguna razón que no podía comprender, esta criatura patética
y vulnerable era lo único que Fulmer temía. No a él, ni a más
de cien alfas renegados, sino a Gretchen Conrad, del Omaha
Register.

En ese instante, los planes de Ransom cambiaron.


Seguiría teniendo su venganza, pero los años le habían
enseñado que la Muerte era una compañera paciente. Estaría
esperando cuando Ransom viniera a llamar.

Sin embargo, primero haría que Fulmer pagara .... lenta


y exquisitamente, hasta que se sumiera en el tipo de terror
impotente que había infligido a tantas vidas inocentes. Sólo
entonces Ryan sería vengado.

—Está viva, hijo de puta —gruñó Ransom al teléfono—.


Viva y bajo mi protección, donde se va a quedar para poder
decirle a todo el maldito mundo quién eres exactamente.

75
CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 7

En el momento en que Ransom la sacó de la zanja,


Gretchen se libró de su contacto. Pero cuando su mirada se
posó en la nueva carnicería esparcida por el campo, deseó no
haberse precipitado tanto. Una extraña mezcla de horror y
alivio la recorrió, haciendo que sus rodillas se tambalearan.

Puede que esos hombres murieran rápidamente, pero


sus muertes habían sido espantosas: desgarrados, con las
vísceras brotando de sus heridas, con los huesos rotos como
yesca. Lo único que la mantenía erguida era saber que habían
venido aquí con toda la intención de hacerle lo mismo a ella.

Sin la intervención del alfa, ella ya estaría muerta. Él


había hecho todo esto para salvarla. Ransom no había
ocultado el hecho de que ella podía esperar su protección todo
el tiempo que fuera necesario para que su historia llegara al
mundo. Después de eso...

Después de eso tendría que esperar. En este momento,


Gretchen tenía las manos llenas sólo tratando de llegar a la
puesta del sol con vida.

Ransom ya se dirigía a grandes zancadas hacia el jeep


abandonado de los hombres y Gretchen trotó para seguirle el
paso. Cuando la sorprendió subiéndose al asiento del
conductor, mantuvo la boca cerrada. Ya había visto el trabajo
del alfa de cerca dos veces, y no le parecía buena idea entrar
en una discusión sobre quién era el conductor más
experimentado.

76
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Así que se subió al asiento del copiloto, se abrochó el


cinturón de seguridad y apartó la cara del baño de sangre.

Cinco muertos, seis si se cuenta el que todavía estaba


dentro de su coche. El hecho de que todos ellos se hubieran
encargado de matarla no hacía más fácil mirar sus restos.

Si su madre siguiera viva, estaría muy decepcionada por


la débil determinación de su hija. Conrad no sólo había
cubierto masacres peores, sino que había entrevistado a
señores de la guerra, documentado fosas comunes y casi había
sido alcanzada por bombas de estrella, y nunca se había
echado atrás. —Cuando cubres una historia, no hay lugar para
el miedo —solía decir—. Sólo tienes que apagar tus emociones
hasta que termines el trabajo.

Si Gretchen tuviera un interruptor de apagado para sus


emociones, estaría más que feliz de usarlo. Pero al pensar en
su madre se dio cuenta de que tenía que reunir alguna prueba
contundente de lo que había ocurrido aquí. Así que se obligó a
girar hacia atrás y sacó su teléfono.

Las manos le temblaban tanto que necesitó varios


intentos para sacar unas cuantas fotos de la escena, y para
cuando terminó, Ransom ya estaba arrancando el motor. Los
engranajes emitieron un terrible sonido de chirrido cuando
forzó la marcha atrás del jeep. Un segundo más tarde, ella se
estrelló contra el salpicadero cuando él hizo la repentina
transición a primera.

—Mierda —Ransom no la miró, haciendo ver que se


disculpaba con el coche—. Hace tiempo que no conduzco.

—Podría... —Gretchen empezó, pero la frase murió en


sus labios cuando Ransom cambió de marcha con el ceño
fruncido de concentración. Luego pisó el acelerador y el
vehículo salió disparado hacia delante.

77
CALLIE RHODES 1- RANSOM

A Gretchen le impresionaba que pudiera conducir una


transmisión manual, ya que sólo tenía diecisiete años cuando
lo arrastraron a las instalaciones de Fulmer. Dado que no
había tocado un coche desde entonces, la habilidad le volvió a
la velocidad del rayo. Al cabo de uno o dos minutos, había
dominado el manejo del vehículo y lo empujaba por el
accidentado terreno a una velocidad que rozaba la temeridad.

Gretchen apoyó los brazos en el salpicadero mientras el


vehículo rebotaba salvajemente. Ransom no parecía esforzarse
por esquivar las roderas y las lomas, y se estrellaba contra las
primeras tras tomar las segundas demasiado rápido. Cuando
llegaron a la carretera, cada hueso de su cuerpo parecía haber
recibido una paliza.

Pero al menos el jeep parecía haber sido diseñado para


soportarlo.

Una vez que estuvieron en el terreno algo más sólido del


camino de tierra, Gretchen se giró en su asiento para
comprobar lo que había detrás de ellos y no vio a nadie que los
persiguiera. No dudó ni un segundo de que en cuanto la
siguiente ronda de refuerzos descubriese que se habían ido,
Fulmer enviaría todos los vehículos disponibles a por ellos,
pero Ransom parecía haberles hecho ganar un poco de tiempo.

Lo que significaba que Gretchen podía tomarse un


respiro.

Pero apenas había dado la vuelta cuando Ransom pisó


a fondo el acelerador en la cima de una ligera subida, y el
todoterreno cogió aire y volvió a bajar con tanta fuerza que se
quedó sin aliento. Pero al todoterreno de categoría militar no
pareció importarle, y Ransom parecía absolutamente mareado,
como un niño en una moto de Cross dando su primer salto.

Era la primera vez que veía una sonrisa alfa, incluso en


fotos, y el efecto era deslumbrante, iluminando su rostro de

78
CALLIE RHODES 1- RANSOM

una forma demasiado hermosa y demasiado humana. Tanto


que, por un momento, Gretchen casi olvidó que estaban
luchando por la supervivencia.

Una mirada al retrovisor lateral le devolvió la realidad.


La ruina humeante de la misteriosa instalación podía estar
quedando atrás, pero ella estaba corriendo por su vida con un
desconocido que había matado a seis hombres armados sin
sudar.

Por un momento, había sido... bueno, sólo un tipo. Un


tipo supercaliente, era cierto. Inconfundiblemente masculino,
de una manera que hacía que las partes femeninas de
Gretchen cobraran vida y ocuparan todo el espacio disponible
en el vehículo con la fuerza de su presencia.

Mierda, estaba en problemas en más de un sentido.

—Me alegro de que uno de los dos se lo esté pasando


bien —dijo con sarcasmo en un intento de ahogar la voz inútil
dentro de su cabeza. La que sugería que debían ponerse algo
más cómodo.

Eso fue lo que hizo el truco. La sonrisa desapareció de


la cara de Ransom cuando le lanzó una mirada. Disminuyó la
velocidad a un nivel inferior al de la velocidad máxima y apretó
las manos en el volante, volviendo la tensión a sus músculos.
—Sólo intento sacarnos de aquí —murmuró.

—¿A dónde vamos? —preguntó Gretchen, resistiendo el


impulso de disculparse por ser una aguafiestas. Sí, era una
pena que Ransom no pudiera disfrutar de su libertad de
inmediato, pero no era el único que intentaba salvarles el culo.

—Todavía no estoy seguro. Reconoceré un lugar seguro


cuando lo vea.

Gretchen contuvo un bufido. La vista en todas las


direcciones era de hierba, hierba y más hierba, hasta las

79
CALLIE RHODES 1- RANSOM

montañas en una dirección y el horizonte en el resto. Además,


ella era la que había vivido en esta parte del país... bueno, en
la superficie, al menos. Era la primera vez que Ransom veía el
paisaje.

Supuso que esa era la desventaja de formar equipo con


un alfa. Claro, él recibiría una bala por ella, pero olvídate de
pedir direcciones.

—Podrías llevarme de vuelta a Omaha —sugirió.

Ransom le lanzó una mirada incrédula. —Estás


bromeando, ¿verdad? Ese es el primer lugar al que irán.

—No tienes que venir —Gretchen se imaginó atrapada


en el tráfico del centro en hora punta, con los transeúntes
mirando al alfa al volante, y reconsideró—. O simplemente
llévame cerca. Puedes dejarme en las afueras, y desde allí me
llevarán.

Sacudió la cabeza con impaciencia. —No estarás a salvo.

Gretchen puso los ojos en blanco. Después de todo, se


había criado en Chicago. Llevaba viajando sola en el tren desde
los diez años. —Es Omaha. Las oficinas del Register están en
un edificio nuevo en el centro de la ciudad. Tiene toneladas de
seguridad. Aunque Fulmer me siguiera hasta allí, ni siquiera
podría entrar en el aparcamiento.

Un gruñido grave volvió a emanar del pecho de Ransom,


y la mirada que le dirigió fue letal. Sus ojos eran como carbones
ardientes, lo que hacía imposible olvidar que era un alfa.
Gretchen podía acercarse a él, incluso admirarlo, pero como
cualquier criatura salvaje, nunca sería capaz de domesticarlo,
y sería una tonta si lo olvidara.

Sí, le había salvado la vida, pero le había quitado la vida


a media docena de personas sin pensárselo dos veces. No había

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

razón para pensar que no le arrancaría la mano si se acercaba


demasiado.

—No sabes nada de Fulmer —Ransom escupió las


palabras con una voz como una cuchilla oxidada—. Ya ha
matado a cientos de personas, casi todas inocentes. No le
importa nadie. Acabaría con toda la maldita ciudad si eso le
acercara a lo que quiere.

Gretchen tragó con fuerza, preguntándose si realmente


estaba en negación. No tenía sentido. Incluso si Ransom tenía
razón -que la vida humana no significaba nada para Fulmer-,
¿por qué tomarse la molestia de ir a por ella?

Había docenas de periodistas presentes y todos ellos


habían visto lo mismo que ella.

Pero ninguno de ellos había señalado al hombre del traje


negro.

Ninguno de ellos le había acusado de encubrimiento.

Y ninguno de ellos tenía pruebas fotográficas de sus


brutales tácticas.

Y ahora era demasiado tarde para retractarse. Incluso si


Gretchen se ofrecía a entregar su teléfono a Fulmer, si juraba
olvidar lo que había visto y dejaba el periódico en el acto, él
había dejado muy claro que sólo había un final... y eso
implicaba silenciarla para siempre.

Y como si no estuviera ya en suficientes problemas, se


había ido y abandonado la escena con el más ardiente enemigo
de Fulmer, sin dejar ninguna duda de dónde estaban sus
lealtades. Muy buena, Gretchen.

Esto fue lo que consiguió por perseguir la sombra de su


madre. Por intentar ser algo que no era. ¿Por qué demonios
había luchado tanto para seguir en esta historia? Jeremy tenía

81
CALLIE RHODES 1- RANSOM

razón: con toda su educación y ambición, Gretchen no tenía lo


necesario para dar noticias de primicia.

Nunca debería haber intentado salir de las noticias de


moda y de las exposiciones de novias.

Si lo que decía Ransom era cierto, incluso eso estaba


probablemente fuera de lugar. Nunca podría arriesgarse a otro
titular o a identificarse para hacer preguntas en una
conferencia de prensa. Lo mejor que podía esperar era
desaparecer hasta que las cosas se calmaran, y luego
comenzar una vida nueva y anónima en algún lugar lejos de
aquí y aún más lejos de Washington.

—Tengo algunos amigos en Lincoln —murmuró—. Tal


vez si me quedo con ellos por un tiempo... me mantendré al
margen hasta que esto se calme.

—¿Pasar desapercibida? —Ransom soltó una carcajada


amarga—. Joder, mujer. ¿Qué parte de esto te cuesta
entender? He visto a Fulmer ordenar múltiples asesinatos en
un solo día, y luego tragarse un sándwich. Le he visto inyectar
a una mujer un suero experimental y luego quedarse mirando
mientras ella gritaba y convulsionaba y se ahogaba hasta morir
en su propio vómito sin hacer nada por salvarla. Vi a mis
propios hermanos alfa golpear sus jaulas hasta que sus manos
estaban en carne viva, y todo lo que hizo fue reírse. Pero en
todo ese tiempo, nunca le he visto mostrar ningún signo de
miedo... hasta hoy. Hasta que apareciste tú.

—No puede ser —Tartamudeó Gretchen—. No tiene


ningún sentido.

—He pasado ocho años observando a Fulmer —dijo


Ransom con frialdad—. A estas alturas, lo conozco mejor que
a mi propia madre. Pero nunca le he oído sonar tan
desesperado como cuando hablaba de ti. Nunca va a dejar de
ir tras de ti. No hasta que él esté muerto, o tú lo estés.

82
CALLIE RHODES 1- RANSOM

El huracán de emociones en el interior de Gretchen se


convirtió en una fuerza contra la que no pudo luchar más, y lo
siguiente que supo fue que estaba gritando. —¡Esto es ridículo!
Nadie me tiene miedo. Ni la gente con la que trabajo o a la que
entrevisto o con la que me cruzo por la calle. Ni siquiera me
han puesto una multa de aparcamiento. No soy nadie. ¿Por
qué no puedes entender eso?

Ransom no se inmutó. —Ha enviado un total de seis


hombres para matarte hasta ahora. ¿Crees que gastaría esa
cantidad de hombres en alguien que no es una amenaza para
él? Necesita todos los soldados que pueda para mantener esa
escena cerrada, así que ¿por qué iba a perder tanto tiempo y
esfuerzo en un don nadie?

Gretchen sabía que había algo en lo que decía Ransom,


pero aún no podía entenderlo. —Soy una reportera de tercera
categoría de Omaha, por el amor de Dios. Antes de que mi
editor me enviara aquí, pasé tres días en una convención
nupcial cubriendo las tendencias de las bodas. Estoy muy lejos
de Woodward y Bernstein... o incluso de mi madre.

Ransom la miró con cautela. —¿Quién es tu madre?

—Maggie Conrad —dijo Gretchen—. Trabajó para el


Chicago Tribune y el London Times, y se forjó una gran
reputación. Nunca se echó atrás ante una historia. Era lo
suficientemente dura como para hacer temblar a alguien como
Fulmer.

—Y tú no —Algo en el tono de Ransom hizo que Gretchen


se arrepintiera de haber sacado el tema.

—Como dije, acabo de pasar tres días escribiendo sobre


el regreso del tren de la catedral y los pros y los contras del
pastel del novio.

83
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Las duras líneas alrededor de la boca de Ransom se


relajaron ligeramente. —No sé qué cojones es un tren catedral,
pero no deberías venderte a ti mismo. Podrías haber escapado,
pero en lugar de eso, volviste para entrevistar a un alfa con las
manos manchadas de sangre. Eso requiere agallas.

Gretchen trató de ignorar la pequeña oleada de orgullo


que le provocaron sus palabras.

—Sí... y mira a dónde me llevó.

—Siguiendo tus instintos allí, esa es la razón por la que


todavía estás viva. Si hubieras hecho lo lógico y te hubieras
quedado en la carretera principal, Fulmer ya te habría matado.

Gretchen no dijo nada por un momento, sopesando las


palabras de Ransom.

Ella realmente quería creerlas.

Pero como parecía que su tiempo estaba casi agotado,


optó por la verdad. —No estaba siguiendo mis instintos —
admitió en un susurro—. Seguía los de mi madre. Desde que
murió, he intentado estar a la altura de su legado, pero... no
creo que lo consiga. Sólo hubo una Perra Loca Conrad, y no
soy yo.

Para sorpresa de Gretchen, la mirada que le dirigió


Ransom estaba impregnada de simpatía. —Mira, Gretchen,
entiendo lo que significa intentar honrar la vida de alguien a
quien amabas. Ryan era mejor hombre de lo que yo nunca seré:
más inteligente, más fuerte, más duro. Debería haber sido yo
quien muriera, no él. Si hubiera algo de justicia en el mundo...
pero no la hay. Y hay que aceptarlo y hacerlo lo mejor posible.

Gretchen sintió que sus sentimientos cambiaban una


vez más y se preguntó si todos los alfa estaban tan llenos de
contradicciones y profundidad inesperada como Ransom. Era
capaz de mostrar su furia en un momento y su amable

84
CALLIE RHODES 1- RANSOM

comprensión al siguiente. Empezaba a pensar que todo lo que


le habían enseñado sobre los alfas estaba equivocado.

Entonces sonó su teléfono. Lo cogió con el corazón


palpitante y se lo acercó a la oreja.

La voz de Jeremy ya en medio de la bronca. —¡Conrad!


¿Dónde diablos estás?

Gretchen apartó ligeramente el teléfono, poniendo los


ojos en blanco. Después de lo que había pasado en las últimas
horas, su rabieta ya no tenía sentido.

—No lo sé —dijo rotundamente—. En medio de un


campo en algún lugar.

—Bueno, vuelve a la oficina ahora. Sabía que no debería


haberte enviado a una historia como esta. ¿Cómo diablos dejé
que me convencieras?

Gretchen no estaba de humor. Por un momento, pensó


en colgarle, pero si él tenía alguna información, ella necesitaba
escúcharla. —Jeremy, cálmate y dime qué está pasando.

Hubo una ligera pausa de sorpresa. —Eso es lo que iba


a preguntarte. ¿Qué demonios has hecho ahí fuera? Era una
misión sencilla. ¿Cómo te las arreglaste para joder las cosas de
tal manera que tanto el Departamento de Interior como el
Pentágono me están llamando y exigiendo saber tu ubicación?

El corazón de Gretchen cayó en picado. Jeremy gritaba


tan fuerte que estaba segura de que Ransom podía oír cada
palabra. Oh, mamá, ¿cómo demonios manejabas este tipo de
estrés? —No se lo has dicho, ¿verdad?

—Ahora, ¿cómo diablos se supone que voy a decirles algo


que no sé, vaca estúpida?

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom se acercó bruscamente y le arrebató el teléfono


de la mano. —Escúchame, patético gusano —le espetó—
¿Quieres saber dónde está tu reportera? Está conmigo, y voy a
hacer lo único que aparentemente eres incapaz de hacer:
protegerla para que pueda hacer su maldito trabajo.

—¿Quién coño eres tú? —La voz metálica de Jeremy se


oyó en el teléfono.

—Ransom Forester. Adelante, menciona mi nombre al


Pentágono y mira a ver lo que dicen. Y una cosa más: si vuelves
a hablarle así, si las llamas de otra manera que no sea 'Ms.
Conrad', te arrancaré la lengua de la boca y te la meteré por el
culo.

Gretchen no se enteró de lo que Jeremy tenía que decir


a eso porque la llamada se desconectó cuando Ransom tiró el
teléfono a sus pies.

86
CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 8

Gretchen imaginó que tenía suficiente adrenalina


corriendo por su sistema como para mantenerla despierta
durante días, tal vez una semana entera, pero su cuerpo no
tardó en agotarse.

El descanso de la noche anterior, combinado con el


zumbido del potente motor del jeep, la arrulló en un sueño
profundo que la dejó sintiéndose plomiza y desorientada
cuando se despertó, sin saber si habían pasado minutos u
horas.

De hecho, podría haber seguido durmiendo si el ritmo


no hubiera cambiado. En lugar del viaje rápido y lleno de
baches al que se había acostumbrado con el estilo de
conducción a pedales de Ransom, ahora se balanceaba
suavemente, con las piernas colgando en el aire.

¿Qué...?

Abrió los ojos con sorpresa. No estaba en el coche, sino


que la llevaban, la llevaban, en una oscuridad casi total.
Gretchen se asustó inmediatamente y empezó a forcejear hasta
que sintió un gruñido familiar.

Rescate. La llevaba en brazos.

Gretchen no sabía por qué esa constatación la había


relajado al instante, pero sus músculos se aflojaron al oír el
ronroneo de él y su espalda se derritió contra su brazo. Tal vez
fuera el calor de su piel a través de la camisa o el reconfortante

87
CALLIE RHODES 1- RANSOM

latido de su corazón, lento y firme contra su costado, pero su


miedo desapareció.

Las imágenes vívidas de la carnicería en el campo


tardaron unos cuantos momentos más en reemplazar la
agradable sensación de sueño. El horrible recuerdo le hizo
replantearse el hecho de haber encontrado tan rápido el
consuelo en los brazos de un alfa.

Entrecerró los ojos en la noche sin luna y descubrió que


Ransom la llevaba a través de un denso bosque, con una
estrella ocasional parpadeando a través de una brecha en el
frondoso dosel sobre ellos.

Lo último que recordaba era que el cielo se oscurecía


hasta convertirse en índigo cuando el sol se hundía en el
horizonte. El aire había estado perfumado de hierba y tierra
mientras el jeep avanzaba por colinas suavemente onduladas
y llanuras salpicadas de flores silvestres. Ahora estaban
ascendiendo por una pendiente bastante pronunciada, lo que
sugería que estaban lejos de las praderas abiertas.

—¿Qué está pasando? —preguntó, con la voz


entrecortada por el sueño.

—Calla, mujer —murmuró Ransom sin romper el paso—


. Vuelve a dormir.

El corazón de Gretchen iba más rápido que un avión de


combate. Giró su cuerpo para quedar más o menos erguida y
se ganó el chasquido de una rama contra su cara por su
esfuerzo.

—¿Qué pasó con el jeep?

—Nada —dijo—. Aparqué cerca de unos matorrales unos


kilómetros atrás.

88
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Un par de kilómetros... Gretchen se dio cuenta de que


Ransom debía de llevarla durante bastante tiempo antes de
que se despertara. ¿Cómo era posible? Era casi como si el
movimiento de su cuerpo al caminar tuviera un efecto
tranquilizador en ella.

—¿Dónde estamos?

—Norte.

Parecía que Ransom no se había vuelto más hablador


mientras ella dormía. Gretchen rebuscó en sus reservas de
paciencia, un reto considerable dado el peligro que corrían. —
¿Al norte, como cerca del río Elkhorn, o al norte, como la
frontera de Dakota del Sur?

Gruñó. —Norte como en el norte. Dudo que este lugar


esté en algún mapa.

Las palabras de Ransom volvieron a Gretchen:


Reconoceré un lugar seguro cuando lo vea.

Tal vez -si su suerte había cambiado finalmente- era


esto. Pero no había ninguna razón por la que no pudiera
decidirlo por sí misma mientras se mantenía en pie. —Puedes
bajarme.

—No es una buena idea. Es empinado, y no hay un


camino marcado. Si te bajo, podrías torcerte un tobillo o
tropezar con una roca.

—A ver si lo entiendo —Como era de esperar, la


paciencia de Gretchen se había agotado—. Nos has llevado a lo
más profundo del bosque, y no sabemos a dónde vamos
exactamente, aparte de hacia arriba.

—Sí... ¿y?

89
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Pensé que habías dicho que nos ibas a llevar a un


lugar seguro.

Ransom la sorprendió riéndose. —¿Qué esperabas?


¿Creías que iba a conducir hasta un hotel de lujo y entregar
las llaves al aparcacoches?

Gretchen sintió que su cara se encendía de vergüenza.


No necesitaba un alojamiento de cinco estrellas. Pero sí,
esperaba que el lugar al que se dirigían tuviera cuatro paredes
y un techo.

—Lo que esperaba era que nos alejáramos del peligro, no


que cambiáramos un tipo por otro.

—¿Crees que estás en peligro?

Estaba bromeando, ¿verdad?

—Estamos en el bosque en medio de la noche —dijo lo


obvio—. Tú mismo dijiste que podrías tropezar y torcerte un
tobillo. Y luego están los osos y los lobos y las serpientes y…

Esta vez la risa de Ransom salió del vientre, un


terremoto en miniatura contra su cuerpo. —Primero, dije que
podías tropezar y torcerte un tobillo, no yo. Soy un alfa, mujer.
No me voy a caer.

—Pero...

—En cuanto a los osos y otras criaturas, son lo


suficientemente inteligentes como para no cruzarse con un
alfa.

¿Era eso cierto? Y aunque lo fuera, ¿cómo podría


saberlo?

Gretchen no tenía el suficiente tacto como para sacar el


tema, pero había estado viviendo en un agujero en el suelo

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

durante los últimos ocho años. No era como si hubiera pasado


la última década vagando por la naturaleza.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —se conformó con


preguntar.

—Porque soy un depredador. Diablos, aquí fuera, soy el


depredador. Incluso ahora, puedo sentir que los animales se
dan cuenta de mi presencia, respirando mi olor. Créeme, saben
que es mejor no cruzarse en mi camino. Sólo una beta sería
tan estúpido.

Depredador. La palabra provocó un incómodo escalofrío


en Gretchen, incómodo porque, a pesar de su miedo real,
despertó algo totalmente distinto. Algo oscuro y sensual.

Algo que la invitaba a apretarse aún más contra él.

Claro, ella sabía de lo que era capaz. Ella había visto las
consecuencias de la violencia de Ransom. Había matado a
media docena de soldados sin dudarlo, pero no sin razón.
Puede que tuviera ansias de venganza, pero hasta ahora, ella
no lo había visto matar por deporte o por placer.

Las vidas que había quitado eran para defender su vida


y la de ella.

Gretchen empezaba a ver que Ransom tenía un código


personal que, aunque sencillo, era muy diferente de lo que
había llegado a esperar de los que estaban en el poder. Sólo
recurría a la violencia cuando se sentía amenazado y dejaba a
los demás ocuparse de sus asuntos.

No podía imaginárselo haciendo daño a ningún ser vivo


sólo por diversión o porque no pudiera controlar sus
emociones. ¿Comida? Sí. ¿Defensa personal? Sin pensarlo dos
veces.

91
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Esto iba en contra de todo lo que le habían enseñado


sobre las alfas.

Se decía que violaban y abusaban de todas las mujeres


que tenían la mala suerte de cruzarse en su camino, pero
Ransom no había mostrado ni un ápice de agresividad hacia
ella, a pesar de tener muchas oportunidades.

De repente, a Gretchen le pareció extraño que los medios


de comunicación pintaran una imagen de las alfas como
asesinos y violadores salvajes e indiscriminados, mientras que
la administración actual parecía empeñada en revertir
generaciones de progreso en el ámbito de los derechos
humanos. Su propio periódico había publicado recientemente
una serie de perfiles que glorificaban a los líderes
empresariales locales, los mismos hombres acusados de
prácticas de contratación injustas, acoso sexual y despido
indiscriminado de mujeres.

Pero el hecho de que Ransom no resultara ser una


amenaza no significaba que ella no estuviera en peligro. Al fin
y al cabo, él podía ser un depredador supremo del que los
animales sabían que debían mantenerse alejados, pero ella, sin
duda, no lo era.

—Relájate —dijo Ransom como si leyera su mente— ¿Por


qué tienes tanto miedo a la naturaleza?

La respuesta estaba en la pregunta. —Porque es salvaje.


Sé qué hace tiempo que no estás rodeado de gente, pero el
mundo no se ha movido sobre su eje. Las betas aún
conservamos nuestro saludable miedo a la naturaleza.

—¿No has ido nunca de camping? —Parecía confundido.

—Dios, no —La madre de Gretchen había acampado de


niña, pero para cuando Gretchen estaba en el instituto, la

92
CALLIE RHODES 1- RANSOM

práctica había caído tan lejos de moda que la única tienda de


artículos de camping estaba a cincuenta millas de distancia.

Los Boy Scouts se habían convertido en poco más que


un brazo de reclutamiento del ejército, y las Girl Scouts habían
vuelto a sus raíces de ama de casa. Las betas estaban
destinadas a conquistar la naturaleza, no a someterse a sus
caprichos.

—¿Senderismo?

—Corro —dijo Gretchen, aunque su ruta habitual de


tres millas por las calles de Omaha le parecía ahora ridícula.
Se le ocurrió que Ransom se había perdido muchos de los
cambios que había experimentado el país durante los dos
últimos mandatos presidenciales—. Digamos que las pocas
betas que se dedican a ese tipo de cosas están siendo...
persuadidas de tomar nuevas aficiones.

Ransom sacudió la cabeza con disgusto. —No entiendo


por qué os empeñáis en vivir vuestras vidas en un constante
estado de miedo. Aquí fuera no hay nada que pueda haceros
daño.

—En primer lugar, no hay nada aquí fuera que vaya a


hacerte daño —dijo ella, echándole en cara sus palabras—.
Puede que los osos, los lobos y los coyotes sean capaces de
captar el olor de tu maldad, pero tengo la sensación de que,
para ellos, yo huelo como un bocadillo de medianoche.

Para su decepción, él no la contradijo. —Entonces


probablemente deberías quedarte cerca de mí mientras
estemos aquí.

Un escalofrío recorrió a Gretchen al oír sus palabras, y


esta vez no por preocupación. Había algo demasiado tentador
en sus palabras. Al igual que había demasiado confort en la
forma en que la abrazaba. Una relajante sensación de

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

tranquilidad que iba más allá del hipnotizante ritmo de sus


pasos. Incluso el calor de su cuerpo se filtraba en ella... y se
transformaba en una sensación demasiado cercana a la
excitación como para sentirse cómoda.

Sí, Gretchen podía admitirlo, aunque no tuviera ningún


sentido. Le excitaba ese alfa, ese ejército de un solo hombre
que era la única razón por la que no estaba tirada en el suelo
llena de agujeros de bala. Probablemente era una especie de
respuesta emocional fuera de lugar. Aun así, bajó la cabeza
antes de que Ransom pudiera notar el rubor que subía por sus
mejillas. Teniendo en cuenta su extraña vista, no iba a correr
ningún riesgo.

Durante los siguientes minutos, Ransom avanzó en


silencio, abriéndose paso por un terreno rocoso. Mientras sus
ojos se adaptaban lentamente a la oscuridad, Gretchen tuvo
que admitir que él tenía razón: probablemente se lesionaría si
tratara de recorrer este camino por sí misma. Apenas podía ver
más que unos metros delante de ellos, y sus reflejos no eran ni
la mitad de agudos.

Finalmente, llegaron a un claro entre los árboles,


revelando una escarpada pared de roca que reflejaba la pálida
luz de la luna. En el centro había una grieta vertical, como un
desgarro en la ladera de la montaña. A Gretchen se le revolvió
el estómago.

—Por favor, dime que esa no es tu idea de un lugar


seguro para pasar la noche.

Ransom la agarró con más fuerza mientras recorría con


paso seguro el estrecho sendero. —No me digas que también
te dan miedo las cuevas.

—¿Cueva? —Gretchen se hizo eco, horrorizada. Si había


algo más aterrador que andar por el bosque de noche, Ransom
lo había clavado— ¿Me estás tomando el pelo?

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Lo vi desde abajo cuando estábamos en el fondo del


valle. Puede que no sea el Ritz, pero servirá.

¿Se suponía que eso era humor? Gretchen no lo sabía y


no se le ocurría ningún argumento que pudiera convencerle.
La abertura sólo tenía un metro y medio de ancho, y se
estrechaba a medida que subía hasta dejar un espacio de sólo
unos centímetros a la altura de Ransom. El interior estaba
completamente negro. El aire era definitivamente más fresco
que en el exterior, con un fuerte olor a musgo teñido de algo
mineral y desconocido.

—Oh, Dios, ¿es esto una guarida de osos? —susurró,


con su imaginación dando vueltas en todo tipo de direcciones
aterradoras.

—No. Aquí no hay osos.

—Pero ¿qué pasa con los murciélagos? Tiene que haber


murciélagos.

—No veo ninguno —Hizo ademán de respirar


profundamente—. Tampoco huelo nada. Aquí no hay nada que
te moleste mientras duermes.

—¡Ja! —Como si fuera capaz de hacer algo parecido al


descanso en esta cámara de los horrores.

Ransom la llevó hasta el centro de la cueva antes de


ponerla finalmente en pie. Sin embargo, se mantuvo cerca de
él. Lo que realmente quería hacer era rodear su cuello con los
brazos y saltar de nuevo a sus brazos, pero su orgullo no se lo
permitía.

En su lugar, se quedó temblando en la negrura oscura,


con miedo a mover un músculo.

—¿Realmente puedes ver algo aquí? —preguntó.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Puedo ver lo suficiente. Va unos tres o cuatro metros


hacia atrás. Suelo de tierra, algunas rocas... oh, y el retorcido
nido de víboras, por supuesto.

—Oh, Dios...

—Es una broma —Se rió, con una voz llena de humor.
Al menos uno de ellos se estaba divirtiendo—. Aquí no hay
nada más que tú, yo y unas cuantas arañas.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Dios mío, ¿por qué


tenía que sacar el tema de las arañas?

—¿Puedes verlos? ¿O sólo estás adivinando?

—Verlos, oírlos, olerlos —respondió.

De repente, Gretchen se sintió agradecida por sus


sentidos beta "inferiores".

Se asustaba con solo ver vio una araña en la esquina de


una habitación. No podía imaginar la ansiedad constante que
sentiría si fuera capaz de olerlas.

—¿No es abrumador?

Hizo una pausa antes de responder. —Es... nuevo. No


había mucha variedad en el Sótano. Todos los días entraban
en mi celda las mismas imágenes y sonidos, pero aquí... —Se
interrumpió antes de exhalar profundamente—. Aquí oigo de
todo: animales nocturnos buscando comida, la corriente del
río, el sonido de los troncos de los árboles que se tensan con el
viento. Diablos, puedo distinguir cada hoja de cada árbol y
respirar el aroma de un búho anidando a una milla de
distancia. Pero de alguna manera, no es demasiado. Mi mente
es capaz de procesarlo.

—¿Todos tus sentidos son tan... extremos?

96
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—No estoy seguro de lo que quieres decir —dijo Ransom,


y su voz adquirió una calidad profunda y aterciopelada que
hizo que sus partes femeninas volvieran a cantar—. Pero sí,
desde mi transición, experimento casi todo más...
intensamente.

¿Estaba coqueteando con ella? Nerviosa, Gretchen se


apartó del calor tranquilizador de su cuerpo. Quizá era su
cercanía lo que le hacía perder la cabeza. —Oh. Bueno, eso es
bueno. Supongo que sí. Ya que al menos uno de nosotros
puede ver y oír y…

—Eso no es todo lo que puedo hacer —gruñó. Sí,


definitivamente estaba siendo deliberadamente sugestivo—.
Puedo oler más, saborear más, sentir más.

Mientras Gretchen seguía retrocediendo, pudo sentir


que él se movía con ella hasta que se topó con la fría y húmeda
pared de la cueva, golpeando su codo. —Ouch.

—Descuidada —murmuró Ransom, pero no se acercó a


ella como lo había hecho antes.

¿Estaba esperando que ella lo tocara? ¿Para acortar la


distancia entre ellos? ¿O simplemente respetar sus límites?

—¿Podrías hacernos un fuego? —chilló, tratando de


distraerse.

—No es una buena idea. No hasta la mañana, al menos.


Hay una línea de visión directa desde el valle y más allá si
alguien está vigilando.

—Pero, ¿cómo vamos a mantener alejados a todos los


bichos? Quiero decir, sí, entiendo que eres un p-predador y
todo eso, pero a las arañas y a los insectos no les importa eso
—Gretchen se estremeció, tratando de no imaginarse
pequeñas patas peludas correteando por su cuerpo en la
oscuridad.

97
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Te dije que ningún ser vivo va a meterse conmigo. Ni


uno solo.

Sus palabras no deberían sonar tan calientes, no


cuando estaban discutiendo un escenario de hombre contra
naturaleza del que ella no quería formar parte. Ransom
acababa de admitir que era una amenaza mayor que cualquier
otra criatura que ella pudiera imaginar.

—Eso está muy bien para ti —dijo ella, con la boca


repentinamente seca—. Pero ¿qué pasa conmigo? Si las arañas
saben que deben alejarse de ti, entonces eso significa que el
doble vendrá a por mí.

—Entonces supongo que será mejor que duermas cerca


de mí —dijo Ransom con una voz como de grava—. Muy cerca.

Por un momento, Gretchen se permitió recordar la


sensación de sus brazos alrededor de ella mientras la llevaba
a través del bosque, el constante latido de su corazón contra
su mejilla. Pero era impensable: no podía pasar la noche entre
los brazos de un alfa.

—No, gracias —gritó. Ya le costaba bastante conseguir


que sus colegas la tomaran en serio. Si se enteraban de que se
acostaba con un alfa, podía despedirse de su carrera.

—Tú eliges —dijo con suavidad, alejándose de ella. Ella


pudo oír cómo se acomodaba en el suelo de la cueva, cerca del
fondo, y suspiraba satisfecho a pesar de estar tumbado en un
suelo duro y una roca fría—. Sin embargo, es posible que
quieras mantenerte alejada de las paredes. Ahí es donde
estarían los nidos de arañas.

—Sólo lo dices para asustarme.

—¿Lo hago? —Bostezó. Incluso en la oscuridad, ella


pudo ver que estaba sonriendo—. Supongo que sólo hay una
manera de averiguarlo.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Una brisa fría se coló en la cueva en ese momento,


intensificando la piel de gallina que ya había empezado a
extenderse por la piel expuesta de sus brazos y piernas.

—Que te den, Ransom —siseó Gretchen mientras se


arrodillaba y se arrastraba hacia su voz tan rápido como podía,
rezando para que ninguna araña eligiera ese momento para
caer del techo. Cuando se acurrucó contra el pecho de Ransom
y le pasó el brazo por el costado, pudo sentir cómo su cuerpo
vibraba con una risa silenciosa.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 9

Durante los dos primeros años de su cautiverio, Ransom


había pasado mucho tiempo pensando en las mujeres.

Los días en el sótano seguían un patrón familiar: largas


horas de implacable aburrimiento interrumpidas por breves y
repentinos momentos de horrible dolor y tortura. Desnudo en
una celda vacía, su único entretenimiento era su memoria, y
Ransom la utilizaba bien, repitiendo una y otra vez en su
mente su puñado de experiencias sexuales, fantaseando con
todas las cosas que nunca había tenido la oportunidad de
hacer.

Sin embargo, con el tiempo, la idea de rescatar o luchar


para salir se desvaneció. Llegó a aceptar que era probable que
muriera en aquel miserable lugar de las profundidades de la
tierra. El día en que se dio cuenta de ello -el día en que Ryan
murió- fue el día en que Ransom dejó de pensar en el sexo.

Al principio, fue una elección deliberada: cuando los


pensamientos de una chica guapa le quitaban el sueño,
contaba hacia atrás desde mil, intentando evitar el dolor de
saber que nunca más experimentaría otro beso o caricia.

Sin embargo, con el tiempo, su mente se reajustó y ya


no tuvo que crear distracciones. La misma táctica funcionaba
también con otros deseos, el anhelo de libertad, de comodidad,
de dignidad. Ransom luchó contra el impulso de preocuparse
por cualquiera de esas cosas. Aunque su cuerpo se
acostumbró a los ritmos del laboratorio, anticipando las

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

comidas, los procedimientos invasivos y el chorro de agua fría


diario que constituía la ducha, el resto de él se apagó.

Pero todo eso cambió en el instante en que respiró el


dulce aroma a jengibre de una mujer beta que merodeaba
cerca del barranco.

Gretchen no era la primera mujer que Ransom había


encontrado en los últimos ocho años. Había habido muchas en
el laboratorio y en su celda. Fulmer le había lanzado un
montón de omegas latentes para asegurarse de que sus
"experimentos de impotencia" habían funcionado.

Ni siquiera fue la primera en los últimos días. Ese honor


recayó en Victoria Hyde, una científica beta que había sido
llevada al laboratorio en contra de su voluntad y que había
diseñado en secreto la fuga de las alfas.

Ahora Victoria estaba huyendo con uno de los hermanos


de Ransom. Resultó ser una hermosa omega, y Ransom se
alegró mucho por su hermano alfa Jax, que de alguna manera
había ganado su corazón mientras estaba cautivo. Si había
algo de justicia en el mundo, los dos estarían a salvo en algún
lugar lejano.

Ransom supuso que su tibia reacción ante Victoria era


otro efecto secundario de su mentalidad de supervivencia o el
resultado de la cruel experimentación de Fulmer. Aceptó que,
a partir de ahora, su polla no se movería por ninguna mujer.

Pero entonces llegó Gretchen.

No llevaba mucho tiempo con él, pero ya podía sentir que


se estaba formando una extraña conexión entre ellos. Por no
hablar de una sensación largamente olvidada en lo más
profundo de sus entrañas.

Había estado mal engañarla para que se aferrara a él por


seguridad, pero Ransom no se arrepentía. Supuso que se había

101
CALLIE RHODES 1- RANSOM

ganado unas horas de tener a una chica en sus brazos, sobre


todo porque ella había caído inmediatamente en un profundo
sueño. Sus fantasías no podían considerarse inapropiadas si
ella nunca se enteraba de ellas... ¿verdad?

Además, no era como si Ransom pensara poner en


práctica ninguna de las fantasías que le rondaban por la
cabeza. Los hermanos Forester habían sido educados
correctamente, y Ransom había jurado no manchar nunca la
memoria de su hermano avergonzando a la familia.

El honor. Deber. El respeto. Estos eran los valores que


habían seguido todos los hombres de Forester en el ejército.
Desgraciadamente, Ransom sabía ahora que no todos los
soldados se aferraban tanto a esos principios rectores.

Puede que haya pasado casi una década entre betas


cuyos propios valores eran retorcidos y malvados, pero eso no
cambiaba lo que era correcto.

No importaba que los hombres que había matado


llevaran el uniforme del ejército en el que una vez había
pensado alistarse. Apenas había sido un hombre cuando se lo
llevaron, pero desde entonces había aprendido que el
verdadero honor no tenía nada que ver con banderas o
medallas.

Lo extraño era que Ransom podía percibir el honor y el


propósito de Gretchen. No sólo porque parecía decidida a llevar
la verdad al público. Su carácter estaba impregnado en su olor,
pero también era evidente para él en su voz, sus expresiones,
su forma de moverse, las cosas que no decía. Ransom no podía
explicarlo, pero, aunque la conocía desde hacía menos de
veinticuatro horas, conocía a Gretchen Conrad hasta los
huesos.

Ransom se alegró de que ella se hubiera dormido, y no


sólo para que sus fantasías se desbocaran sin ser detectadas.

102
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Necesitaba descansar. Podía sentir el puro agotamiento mental


y físico que emanaba de su cuerpo.

Y eso no era todo lo que podía sentir.

De alguna manera, Ransom era capaz de sentir cada


parte de ella. No sólo la superficie de su piel o las ligeras
fluctuaciones de su temperatura, sino toda ella. Estaba atento
a la ralentización de su pulso, a la estabilización de su
respiración. Sintió los latidos de su corazón, no las vibraciones
sensoriales, sino el latido real. Lo sintió dentro de sí mismo, en
un nivel que no era físico ni emocional ni siquiera lógico, un
nivel que simplemente era.

Era la misma forma en que él sabía que ella lo deseaba.

Aunque Ransom sabía que ella nunca lo admitiría en voz


alta, él podía sentirlo. La verdad estaba ahí, más allá del más
leve rastro de su resbalón. De nuevo, Ransom no podía decir
cómo lo sabía. Simplemente lo sabía.

Esta conexión entre ellos era tangible. Iba más allá de la


atracción, del manoseo adolescente de sus primeros
encuentros sexuales y de sus fantasías más extravagantes.

Gretchen había despertado algo dormido en su interior.

Algo que creía muerto desde hacía tiempo. Pero como un


ave fénix, estaba resurgiendo del fuego hambriento de su
sangre. Puede que Fulmer haya hecho lo peor, pero parece que
no ha extinguido su virilidad después de todo.

¿No es eso abrumador? —El recuerdo de la pregunta de


Gretchen volvió a él.

Si bien era cierto que Ransom no mentía, tampoco había


sido completamente sincero en su respuesta. Sí, su mente
podía procesar toda esta nueva estimulación, pero no tan
fácilmente como lo dejó ver.

103
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Durante ocho años, la única conexión humana que


Ransom había experimentado había sido la de los lacayos de
Fulmer apuñalándole con agujas y dándole descargas
eléctricas como castigo. Unas cuantas veces, le habían lanzado
una omega dormida, sólo para que se la arrancaran de nuevo
en cuanto su toque resultaba inofensivo. Le habían separado
de toda la demás alfa, viviendo en silencio, atrapado en un
largo y estrecho pasillo de retención donde el aislamiento era
una forma de vida.

Todo eso había cambiado, literalmente de la noche a la


mañana.

Tras su huida, Ransom había pasado sus primeras


horas al aire libre totalmente concentrado en esperar y vigilar
a Fulmer. Hasta que el bastardo llegó, apenas se había dado
cuenta de su entorno.

Pero cuando el sol salió a la mañana siguiente, pareció


encender sus sentidos como una cerilla encendida en una
mecha. El paisaje que parecía plano y gris estalló en hierba de
pradera verde esmeralda, cielo azul brillante y flores silvestres
amarillas y blancas. Le llegaron a la nariz docenas de olores,
desde la rica tierra del fondo del barranco hasta los cebollinos
silvestres que crecían en la orilla, pasando por el olor a gasóleo
de los vehículos de la policía. Podía oír sus conversaciones,
pero también las pisadas de los animales en la maleza y el
asentamiento de las ruinas carbonizadas del edificio, y el
zumbido de los insectos que revoloteaban en la superficie de
un estanque a kilómetros de distancia.

Y había nuevos sentidos, unos que nunca había


conocido mientras estaba preso, como ver en la oscuridad.
Ransom había restado importancia a la experiencia ante
Gretchen, haciéndola parecer rutinaria, pero nada más lejos
de la realidad.

104
CALLIE RHODES 1- RANSOM

En el laboratorio y en el pasillo de la vivienda, las luces


fluorescentes del techo nunca se apagaban. La única forma de
distinguir el día de la noche era el ir y venir del personal beta.

Esta noche, sin embargo, Ransom había visto la puesta


de sol a través del parabrisas del Jeep. Mientras se adentraba
en las entrañas del bosque, se había sorprendido de todo lo
que aún podía ver mientras la oscuridad cubría la tierra.
Aunque no había luna, había divisado a kilómetros de
distancia esa zona tan boscosa que rodeaba el río. Una vez que
se bajó del jeep, se asustó al oír el correteo de cientos de
criaturas mientras huían.

No se lo había pensado dos veces antes de coger a


Gretchen. En el momento en que ella estaba en sus brazos, el
resto de sus sentidos cobraron vida. Era desconcertante:
temerosa pero nunca acobardada, valiente pero no arrogante,
decidida pero no egoísta. Por alguna razón, a pesar de que a
veces lo enfurecía, Ransom no se cansaba de ella.

O tal vez fue sólo el hecho de que ella lo trató como una
persona.

Dios sabía qué hacía mucho tiempo que nadie lo hacía.


Estaba claro que a los ojos de Gretchen era un individuo digno
de atención, no un objeto de estudio ni una amenaza a la que
temer. Aun así, le tenía miedo. No todo el tiempo, pero había
detectado su agudo olor ocasionalmente, como cuando había
matado a sus atacantes.

Ransom no podía culparla, y probablemente era lo


mejor.

El miedo serviría para frenar la creciente atracción que


crecía entre ellos. Porque, aunque Ransom nunca forzaría a
ninguna mujer, no estaba seguro de lo que haría si ella daba
el primer paso.

105
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Sabía que no podía esperar que una mujer -cualquier


mujer- se sintiera atraída por algo que la sociedad beta
consideraba antinatural. Había visto el modo en que los
"súbditos" de Fulmer -la mayoría mujeres que nadie echaría de
menos, tomadas contra su voluntad de las calles-
reaccionaban con horror y repugnancia ante los alfas
enjaulados. Hasta que Fulmer cambió su naturaleza. Entonces
se aparearon voluntariamente y murieron en agonía cuando
Fulmer los arrancó de los brazos de sus alfas.

Pero podría estar aquí toda la noche imaginando estar


con Gretchen de todas las formas que anhelaba, y no serviría
de nada. Ella podría verlo como un individuo ahora, pero el
mundo beta no lo vería.

Sabía que, si se descubría que Gretchen tenía una


relación con su sujeto alfa, pagaría un precio muy alto. Si tenía
suerte, Gretchen sólo perdería su trabajo, su reputación, sus
amigos y su familia. Si no la tenía, podría ser interrogada,
encerrada, torturada. Ransom debería saberlo.

Además, alguien tan guapa y capaz como Gretchen tenía


que soñar con el matrimonio y la familia y con una bonita casa.
Ransom podía imaginársela con algún otro tipo, alguna beta,
que la cuidara, la mantuviera, le diera un techo. Habría un
gran patio lleno de niños que prosperarían con el amor de su
madre.

Pero lo que Ransom no podía imaginar era cómo


cualquier beta podría darle a Gretchen el tipo de vida que
merecía. Una con un verdadero vínculo, uno que durara más
allá de esta vida y en la siguiente. Una pasión que nunca se
desvanecía, una devoción que nunca se debilitaba.

La única criatura capaz de proporcionar ese tipo de


satisfacción era un alfa. Y no cualquier alfa: él.

106
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Él era el hombre que podía hacer feliz a Gretchen y


satisfacer su anhelo. En el fondo, él sabía que ella también lo
sentía.

Había una razón por la que Ransom no se había sentido


así con la mujer de Jax ni con ninguna otra hembra que
hubiera conocido. Era una verdad que su naturaleza alfa no
podía negar: él y Gretchen estaban hechos el uno para el otro.

Pero Fulmer también le había robado esto a Ransom.

No podía darle a Gretchen lo que quería. Un alfa sólo


podía aparearse con éxito con un omega. Incluso si
permanecían juntos, Ransom nunca podría darle una familia.
Siempre estarían huyendo, siempre serían cazados.

Y Gretchen se merecía mucho más que eso. Ransom


había conseguido alejar los pensamientos lujuriosos de su
cabeza una vez, y podía hacerlo de nuevo.

Mañana.

Empezaría a primera hora de la mañana.

Pero hasta entonces, respiraría hasta saciarse de ella.

Gretchen se despertó sobresaltada, con el corazón


palpitando. Algo iba mal. Estaba segura de ello, aunque no
pudiera decirlo. Al abrir los ojos, descubrió que estaba sola en
la cueva y que el sol de la mañana iluminaba todas las
superficies del interior.

Gretchen se deshizo de la manta que la cubría sólo para


darse cuenta de que en realidad era la enorme camiseta de
Ransom. ¿Adónde había ido? No se habría tomado la molestia
de cubrirla si fuera a abandonarla allí... ¿verdad? ¿Tan
desesperado estaba por deshacerse de ella?

107
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Cálmate, se ordenó Gretchen. Si Ransom quería que se


fuera, había tenido muchas oportunidades. Podría haberla
dejado al lado de la carretera o en el coche. Podría haberla
dejado a su suerte, rodeada de soldados muertos.

Estaba a punto de llamarle por su nombre cuando


recordó lo que había dicho anoche sobre la necesidad de tener
cuidado. A la luz del día, parecía menos probable que los
hombres de Fulmer les hubieran perseguido hasta aquí, pero,
por otra parte, parecían tener mucho equipo de alta tecnología
y una gran motivación. Tenía la sensación de que nadie le decía
que no a Fulmer, no si no querían acabar como los cadáveres
del campo.

Gretchen se aventuró a salir de la cueva hasta la


plataforma rocosa, desde donde tenía una espléndida vista del
valle. No vio rastro de Ransom por ninguna parte, ni siquiera
huellas en la tierra blanda de más allá, pero sí vio un camino
despejado hasta la orilla del río.

Deliberó por un momento antes de decidirse a bajar. El


aire de la mañana era frío, así que se puso la camiseta de
Ransom por encima de la cabeza como una capa más, aunque
le colgaba hasta las pantorrillas, y el tenue aroma de él se elevó
para burlarse de sus sentidos.

Gretchen se preguntó qué pensaría Ransom si volvía y


encontraba que tanto ella como su camisa habían
desaparecido. Aun así, no podía esperar todo el día a que él
volviera, sobre todo porque ella no poseía sus propiedades de
propulsor de osos.

Se puso en marcha con cuidado y se felicitaba por sus


habilidades para el senderismo cuando su pie patinó en un
parche de guijarros. Cayó de culo, deslizándose unos metros
montaña abajo antes de estrellarse contra un arbusto en flor.

108
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Menos mal que no había nadie para verlo —murmuró


para sí misma antes de levantarse y sacudirse el polvo. Tropezó
dos veces más antes de que el suelo se nivelara, dejándola con
un mosaico de arañazos y pequeños moratones.

La noche anterior se había dejado llevar por la facilidad


con la que Ransom se desenvolvía al aire libre, pero ahora que
volvía a estar sola, era obvio que la naturaleza no era lugar
para las betas. Aunque no fuera atacada por animales salvajes
y consiguiera no romperse el cuello, no tenía ni idea de cómo
volver a la carretera.

Se detuvo junto a la orilla del río, contemplando qué


camino tomar, si volver a la corriente o al jeep, cuando oyó el
sonido de salpicaduras procedentes de un recodo del río.

Su corazón dio un salto. El rescate. No la había


abandonado después de todo.

Corrió dos pasos antes de que la precaución la venciera.


¿Y si no era Ransom el que estaba en la curva? ¿Y si era un
animal salvaje?

¿Una grande?

Gretchen se quedó helada al pensarlo. Por desgracia,


sólo había una forma de averiguarlo.

Esta vez, cuando Gretchen se acercó al sonido, lo hizo


despacio, caminando ligeramente por la orilla fangosa para
hacer el menor ruido posible. Cuando llegó a la curva, se
agachó detrás de un peñasco y se armó de valor para asomarse
a la esquina.

Lo que vio la dejó boquiabierta.

El estrecho río se ensanchaba hasta convertirse en un


gran estanque enmarcado en sus orillas por sauces y altas
hierbas que se balanceaban. Los brillantes rayos de sol

109
CALLIE RHODES 1- RANSOM

centelleaban en la ondulante superficie. Justo debajo de las


aguas poco profundas de la orilla, podía ver bancos de peces
diminutos que se movían de un lado a otro. Cerca de la orilla,
las alas de una libélula proyectaban arco iris en la clara luz de
la mañana.

La belleza del entorno era imposible de negar. A lo largo


del borde más alejado de la piscina, varios arroyos se unían
para crear una impresionante y amplia cascada, quizá la más
hermosa que Gretchen había visto nunca.

Y de pie en la base, empapado y hasta los muslos en una


piscina natural, estaba Ransom, desnudo como el día en que
nació.

Gretchen tragó un grito ahogado y se tapó la boca con


las manos mientras lo veía sacudirse el agua del pelo, con su
musculatura dorada ondeando al sol. Pero en el momento en
que él empezó a darse la vuelta, ella volvió rápidamente a su
escondite.

Durante unos segundos, Gretchen se quedó


completamente quieta, demasiado asustada para moverse un
centímetro. Si él la descubría ahora, no habría forma de
convencerle de que no le estaba espiando.

Y ella no hacia... ¿lo hacia?

¿En qué estaba pensando? Necesitaba salir de aquí


antes de que la atraparan.

Para asegurarse de que no había moros en la costa, echó


otro vistazo a la roca. Buen intento, le dijo una vocecita dentro
de su cabeza, así que Gretchen dejó de fingir que no lo estaba
mirando.

¿Tenía ella la culpa de que fuera tan condenadamente


atractivo, mejor incluso que el Sr. Febrero en el calendario de
recaudación de fondos de la estación de bomberos local? Ya

110
CALLIE RHODES 1- RANSOM

sabía que Ransom era enorme y fuerte, pero bajo su ropa se


escondía un cuerpo digno de un escultor, con un pecho ancho
y definido, abdominales como una tabla de lavar y bíceps más
grandes que su cintura. Hacía que todos los demás hombres
que había visto desnudos le parecieran un niño, un
debilucho... un beta.

Mientras ella miraba, Ransom se zambulló en el agua y


nadó perezosamente a través de la piscina y de vuelta, luego
se puso de espaldas y flotó, con el sol calentándole la cara. Sus
ojos se fijaron en su polla, que incluso en reposo, incluso
después de estar sumergida en agua helada, era
deliciosamente enorme.

Luego se zambulló de nuevo con la misma elegancia que


una garza. Gretchen esperó a que apareciera a unos metros...
y esperó... y esperó hasta que empezó a sentir pánico. ¿Se
había enredado en la maleza del fondo de la piscina? ¿Se había
golpeado la cabeza con una roca?

Y si lo había hecho, ¿qué demonios se suponía que iba a


hacer ella al respecto? No era como si pudiera saltar y salvarlo.
Gretchen sabía nadar, pero, aunque pudiera encontrarlo, no
había forma de que pudiera arrastrar a alguien del tamaño de
Ransom hasta la orilla.

Sube, sube, sube. La oración se repetía una y otra vez


en su mente. Pero cuando los segundos se convirtieron en un
minuto completo, empezó a sentir pánico. Maldita sea, estaba
en problemas y necesitaba su ayuda.

Gretchen bordeó el estanque, atravesando las ramas en


su pánico cuando, de repente, algo se balanceó desde la rama
de un árbol que sobresalía frente a ella. Ransom cayó
ligeramente a sus pies, empapado y sonriendo.

—¿Buscas a alguien?

111
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen no tenía ni idea de cómo el alfa se las había


arreglado para llegar a la orilla y volver a dar vueltas por el
bosque sin que ella se diera cuenta, pero hizo todo lo posible
por fingir que no le había dado un ataque al corazón.

—Oh, hola, Ransom —dijo en un tono aburrido—. Qué


casualidad encontrarme contigo. No sabía que estabas aquí.

Su sonrisa sólo se amplió. —¿No? Debe haber sido otra


persona a la que escuché a escondidas. Pero ya que estás aquí,
¿por qué no te unes a mí para darte un baño? Entra, el agua
está bien.

112
CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 10

Gretchen no se dio cuenta de que estaba retrocediendo


hasta que tropezó con una piedra y cayó de culo, añadiendo
unos cuantos moratones más a su colección. Le dolió, pero
apenas lo notó. Toda su atención se centraba únicamente en
la abrumadora presencia del enorme, vital y magnífico -por no
decir desnudo- alfa que se alzaba sobre ella.

Se aseguró de mantener su mirada pegada a la de él,


negándose por completo a dejar que sus ojos se desviaran a
otras partes de su anatomía que llamaran la atención.

Por desgracia, su polla era demasiado prominente para


ser ignorada, y por mucho que mirara su cara, seguía
dominando su visión periférica.

Ransom tuvo el mérito de ofrecerle la mano para


ayudarla a levantarse sin comentar su incomodidad. Ella
quería aceptar su ayuda, pero tenía demasiado miedo de
chocar íntimamente con él en el proceso.

—Toma —balbuceó ella, quitándose la camiseta y


lanzándosela—. Tienes que ponerte esto. Podría haber... gente.
Ya sabes, observándonos.

Ransom se rió. —La gente que me preocupa no se va a


desanimar por ver mi culo desnudo, mujer. Créeme, si
estuvieran lo suficientemente cerca como para verme bien,
tendríamos una serie de problemas totalmente diferentes.

No quería pensar en los soldados que los perseguían.


Todavía era temprano y ya tenía suficientes problemas que

113
CALLIE RHODES 1- RANSOM

resolver. Bueno, sólo uno de momento, pero era lo


suficientemente grande como para desplazar a todos los
demás.

Cuando esa mirada depredadora volvió a sus ojos -la que


decía que podía saber exactamente lo que ella estaba
pensando-, Gretchen decidió ignorar su mano y levantarse del
suelo.

—¿Por qué insistes en llamarme 'mujer'? —preguntó


ella, desesperada por cambiar la conversación—. Sabes mi
nombre, ¿verdad?

—Sí —sostenía la camiseta hecha un ovillo en la mano,


cubriendo lo justo de su anatomía para que pareciera que lo
estaba intentando... pero Gretchen sabía que, si dejaba caer
su mirada, seguiría recibiendo un vistazo.

—Te llamo así porque es lo que eres. Eres una mujer y


yo soy un hombre.

Su voz era gruesa y embriagadora y hacía que a


Gretchen le flaquearan las rodillas. ¿Por qué hablaba así?
Tenía que saber el efecto que causaba en ella. No parecía el
momento de entregarse a juegos sensuales de gato y ratón. Sin
embargo, supuso que la falta de preocupación de Ransom
estaba justificada. Si sus perseguidores los habían rastreado
hasta aquí, ya habrían hecho su jugada.

Y no sólo eso, sino que el bosque que había parecido tan


prohibitivo por la noche era inesperadamente pacífico ahora,
impregnado de la cálida luz de la mañana, lleno del parloteo
de los pájaros y del aroma de la tierra arcillosa y de las flores
blancas de la maraña de lianas que crecían a los lados de la
cascada. Era como un anuncio de viajes a lugares lejanos, pero
mejor, porque era real.

114
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom la observó con una sonrisa apenas disimulada


que insinuaba todo tipo de pensamientos lascivos. Inquieta,
Gretchen se volvió hacia un lado y centró su atención en el
agua.

—Bueno, preferiría que me llamaras Gretchen —dijo,


tratando de sonar firme, aunque temiendo que su voz fuera tan
temblorosa como el resto de ella.

—¿Es eso cierto? —ronroneó, realmente ronroneó—.


Bueno, preferiría que dejaras de esconderte y observarme
desde las sombras. Si quieres mirar mi cuerpo, dilo. No hay
que avergonzarse del deseo.

—No estaba... no estoy... —espetó—. Sólo estaba dando


un paseo.

—No, no lo estabas —dijo Ransom—. Al menos no


durante los últimos minutos. Una vez que me encontraste,
seguro que no ibas a ningún otro sitio.

—¿Cómo puedes saber eso? ¡Estuve detrás de esa roca


todo el tiempo!

Ransom se acercó más.

—Te oí bajar en cuanto saliste de la cueva. Sentí que tu


corazón latía más rápido por el esfuerzo. Hiciste un ruido al
atravesar los árboles —Se detuvo un momento, acercando su
cara tanto que ella pudo sentir su calor, antes de olfatear su
cuello—. Y luego estaba tu olor.

Gretchen palideció de vergüenza. —¿Estás diciendo que


huelo mal?

Se rió por lo bajo. —No apenas. Sólo digo que tus labios
pueden mentir, pero tu olor delata todos tus secretos.

Oh, Dios. No puede estar hablando de...

115
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Llenó sus pulmones, tomándose su tiempo, y Gretchen


tuvo de repente una visión de sus extraordinarios poderes
porque casi podía sentir sus labios en su piel, bajando desde
su mandíbula a lo largo de su garganta hasta el hueco de sus
clavículas...

De repente, Ransom dio un paso atrás con una sonrisa


de satisfacción. —Tal y como pensaba. Ahora mismo, estás
demasiado avergonzada para tener miedo. Te esfuerzas por no
dejarme ver tus deseos... tus necesidades.

Gretchen se mordió el labio, negándose a entrar en ese


juego. No podía evitar el hecho de que se estaba sonrojando y
de que su piel le cosquilleaba por donde él había rondado, pero
eso no significaba que tuviera que dejar que él se impusiera.
—Lo único que necesito ahora es el desayuno.

—Mentirosa —le susurró al oído antes de retirarse.

—¿Qué significa eso? —preguntó ella, decidiendo que


era mucho más cómodo estar indignada que emocionalmente
vulnerable en ese momento—. Yo no miento. Quiero decir, no
normalmente.

—Lo sé. Al igual que sé que te estás mintiendo más a ti


misma que a mí en este momento.

Espera. ¿Qué?

—No hay manera de que puedas saber algo así —dijo.

Ransom sacudió lentamente la cabeza antes de hablar


con una voz que vibró a lo largo de su columna vertebral. —He
respirado el aroma de cada emoción que has experimentado
desde el momento en que te vi.

Gretchen parpadeó. Eso no podía ser cierto... ¿o sí? —


Entonces, ¿qué has estado sintiendo?

116
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Sobre todo el miedo, pero también el orgullo, la duda


y la empatía... y no olvides la lujuria.

Gretchen se quedó con la boca abierta, pero se detuvo


justo antes de la negación automática. Contradecirlo sólo le
daría más combustible. La acusaría de mentir y le diría que
podía olerlo, y entonces volvería a meterle la nariz en el cuello,
y ella probablemente se derretiría en un charco en el acto.

Además, tenía razón.

—¿Quieres saber cómo es? —murmuró— ¿El aroma de


tu deseo?

—¡No!

—…porque puedo decirte que nunca he olido nada igual.


Néctar de albaricoque, tal vez, y caléndulas y algo que ni
siquiera puedo... si ir al doble del límite de velocidad en un
Lamborghini tuviera un olor, eso es lo que sería.

—Ahora, ni siquiera tienes sentido —No era una gran


respuesta, pero era bastante difícil ocultar el hecho de que le
gustaba. No todas las chicas son comparadas con un coche de
carreras, después de todo.

Continuó con el desafío brillando en sus ojos oscuros,


desafiándola a que intentara detenerlo. —Tu pulso se acelera,
por supuesto, y tu temperatura corporal aumenta. Tus pupilas
se ensanchan. Lo están haciendo ahora mismo.

Los tuyos también, estuvo a punto de decir antes de


contenerse.

Porque eso significaría que él estaba tan afectado como


ella. Si quería una prueba de ello, sólo tenía que mirar hacia
abajo. Aunque, por el momento, no estaba segura de poder
soportar tanta validación.

117
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Adelante —ronroneó, como un enorme gato de la


selva—. Sabes que quieres mirar.

Maldito sea. Ransom era un manipulador


increíblemente hábil o...

Ella miró.

Mierda. Eso era un montón de... sí. La columna


vertebral de Gretchen se puso rígida cuando volvió a levantar
la mirada para encontrar a Ransom con cara de gato de la selva
que ha atrapado a todos los canarios.

—Sabes —reflexionó—. Realmente no parece justo.


Tienes que verme desnudo mientras tú sigues llevando toda
esa ropa.

De repente, su traje de blusa y falda de verano, que ya


tenía tres días, se sentía más como una armadura protectora.
—Deberías haber pensado en eso antes de desfilar desnudo
donde todo el mundo puede verte.

—No todo el mundo —Sus ojos se entrecerraron, la


intensidad de su mirada como una caricia seductora contra su
piel—. Sólo tú.

Por un momento, Gretchen pensó que Ransom estaba a


punto de alcanzarla, y su cuerpo respondió con una oleada de
calor y deseo aún más fuerte que antes.

Y el muy cabrón lo sabía porque guiñó un ojo al decir:


—Pero si me quieres, ya sabes dónde encontrarme —Dio dos
zancadas y saltó a la piscina, desapareciendo bajo la
superficie.

Gretchen no esperó a ver si esta vez volvía a aparecer.


En lugar de eso, dio media vuelta y se dirigió a la empinada
colina que conducía a la cueva. Lo cual era una pena, porque

118
CALLIE RHODES 1- RANSOM

si había algo que le hubiera venido bien en ese momento, era


un chapuzón en agua fría.

Ni siquiera el agua helada de la montaña podía


proporcionar el alivio que la dolorida polla de Ransom ansiaba.
Maldita sea, ¿por qué la mujer...Gretchen, tiene que ser tan
enloquecedoramente deseable?

Pero si pones a un hombre en una celda durante ocho


años, es probable que se vuelva muy bueno masturbandose.
Ransom fue capaz de ocuparse rápidamente del negocio de
forma eficiente al amparo del agua. Al igual que en el Sótano,
el acto fue mecánico e insatisfactorio, mucho más por
necesidad física que por gratificación.

Para ello, necesitaría un socio entusiasta.

Necesitaría a Gretchen.

Pero ella ya se había ido, dirigiéndose a su refugio


improvisado. Cuando él salió y se secó con la camiseta que ella
quería que se pusiera, ella ya estaba empezando a subir la
colina. Era obvio, por sus tímidos pasos, que no lo tenía fácil.

Esata claro que el bosque no era su zona de confort.

Pero para Ransom, era como volver a casa. Incluso antes


de su transición, él y Ryan habían vagado por toda la extensa
campiña de Kansas, haciendo senderismo, cazando y
pescando. Le encantaba la vida al aire libre.

Se puso rápidamente los pantalones y se apresuró a


alcanzarla.

Cuando la encontró subiendo a duras penas la primera


cuarta parte de la colina, la cogió en brazos sin darle la
oportunidad de discutir, la alcanzó en segundos y la estrechó
entre sus brazos. Por el grito de sorpresa que dio ella, supuso

119
CALLIE RHODES 1- RANSOM

que no había oído su aproximación. Fue un buen recordatorio


de lo vulnerable que era una beta como ella.

—No te preocupes —gruñó—. No voy a violarte aquí, en


la ladera de la montaña.

Gretchen le hizo una mueca. —Haces que parezca que


estás esperando a que volvamos a la cueva.

Ransom se encogió de hombros y trató de moderar su


sonrisa de comemierda, pero no pudo evitarlo: se sentía mejor
que en años y no le importaba que lo supiera. Sobre todo, si
esa persona era Gretchen.

Era un pensamiento tonto y una prueba de que todo ese


aire fresco le estaba afectando a la cabeza. A cada momento
que pasaba, a cada kilómetro que Ransom ponía entre él y la
instalación, sentía que cambiaba, que entraba más en su
verdadera naturaleza.

Convirtiéndose en el alfa que estaba destinado a ser.

Había sido un alfa durante sólo unos días antes de que


se lo llevaran, y su transición había sufrido por ello.

No es que el cambio en su naturaleza se hubiese


detenido. Había seguido creciendo y desarrollándose hasta
superar los dos metros de altura y los doscientos cincuenta
kilos de músculo, pero se había estancado en otros aspectos.
Sus sentidos se habían fortalecido, por supuesto, pero con tan
poco para estimularlos, nunca habían alcanzado su potencial.
Hasta que Ransom no tuvo la oportunidad de respirar aire
fresco fuera de su estrecha celda, no empezó a descubrir de
qué era realmente capaz.

En los últimos dos días, cada uno de sus sentidos se


había profundizado y agudizado... y se había vuelto mucho
más difícil de controlar. Dentro del laboratorio, poco podía
hacer para afectar al mundo que le rodeaba. Podía golpearse

120
CALLIE RHODES 1- RANSOM

contra las inflexibles paredes de su celda y rugir hasta que el


suelo retumbara bajo sus pies, y eso era todo.

Aquí fuera, parecía que todo era posible.

Como su instinto de aceptar las palabras de Gretchen y


tenerla en cuanto volvieran a la cueva. Había estado
bromeando, pero no tenía ni idea de lo evidente que era su
deseo por él. El olor de su entrepierna le instaba a tumbarla
en el suelo de la cueva y a comportarse como sus antepasados
prehistóricos, que una vez vagaron por esta tierra: tomarla,
hacerla suya, follarla hasta que ambos estuvieran agotados.
Saborear cada parte de ella y enterrarse dentro de ella una y
otra vez hasta que estuviera claro que era suya, para siempre.

Él sabía que ella no era una omega. No le importaba. No


podía provocar su transición, aunque lo fuera... Fulmer se
había encargado de ello. Lo único que importaba era este
momento, esta preciosa libertad que podía terminar en
cualquier momento. Ambos estaban vivos, juntos, y se
deseaban con una ferocidad que ahogaba cualquier otro
pensamiento.

Anoche, mientras la sostenía en sus brazos y la veía


dormir, sus pensamientos habían dado un giro oscuro hacia lo
mucho peor que serían las consecuencias del apareamiento
para Gretchen que para él.

Ransom podría estar muerto fácilmente en una


semana... pero ella tenía toda su vida por delante, y que le
maldijesen si dejase que esa vida se viese manchada por el
juicio y la crueldad de la sociedad beta, todo por su asociación
con un alfa.

Fue hace sólo unas horas, pero bien podría haber sido
toda una vida.

121
CALLIE RHODES 1- RANSOM

El argumento que había parecido tan convincente la


noche anterior ahora se sentía abstracto, incluso sin sentido.
Ransom no pudo mantener su razonamiento más que unos
segundos antes de que su mente volviera a todas las cosas que
quería hacer con Gretchen. Su lado más primitivo lo estaba
superando casi más rápido de lo que podía seguir, su
naturaleza se estaba haciendo evidente y, con ella, su negativa
a someterse a la voluntad de cualquier hombre nunca más.

¿A quién le importa lo que piensen los demás? ¿Por qué


importan los caprichos de la sociedad beta? Con una nueva
claridad, vio lo poco que importaba, cómo los betas se ataban
a sí mismos por desaires sin sentido e ignoraban lo que era
importante.

Era un alfa. Una criatura salvaje nacida para satisfacer


sus necesidades...

¿Cansado? Duerme. ¿Sediento? Bebe. ¿Caliente? Follar.


El resto se encargaría de sí mismo.

Pero había una necesidad que superaba a todas esas, se


recordó Ransom: la necesidad de venganza. Ese pensamiento
fue suficiente para sacarlo de su niebla primitiva y devolverlo
a la realidad.

No había traído a Gretchen a este lugar para follar. No


importaba lo mucho que deseara su tacto o la sensación de su
estrechez deslizándose alrededor de su polla.

No, ella estaba aquí para escribir la historia que haría


caer al hombre que mató a Ryan, para hacer la única cosa que
infundía miedo a Fulmer.

Y si eso significaba dejar pasar la oportunidad de estar


con Gretchen como él anhelaba, bueno, tendría que aprender
a vivir con ello.

122
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Una vez que llegaron a la cueva, Ransom la dejó en el


suelo y extendió su camiseta en la parte más plana del suelo.
Recogió su bolsa y se la entregó. Ante su mirada interrogativa,
tomó aire y se obligó a no traicionar lo que le costarían sus
palabras.

—Es hora de ponerse a trabajar —dijo con voz dura—.


Tienes una historia que escribir.

No pudo pasar por alto el agudo destello de decepción en


sus ojos antes de que fuera sustituido por una sonrisa opaca.
Gretchen asintió con la cabeza antes de sacar de su bolso un
gran cuaderno y media docena de lápices. Luego se acomodó
en el suelo, haciendo una mueca mientras doblaba las piernas,
metiendo los pies bajo los muslos. Su olor le hizo saber que no
era sólo el dolor de sus magulladuras lo que la atormentaba.

Ransom llegó a la abertura de la cueva antes de que ella


hablara, con una voz demasiado quejumbrosa, el aroma de su
deseo insatisfecho tan agudo como las ramas de hoja perenne
recién cortadas en invierno. Pero su miedo también había
regresado.

—¿A dónde vas?

A diferencia de lo que ocurría antes, el miedo de


Gretchen provocó un impulso abrumador de protegerla, un
impulso que parecía forjado a partir de su propósito más
elemental. Ella le necesitaba, y esa necesidad hizo que su
propia lujuria se disparara. Por muy inesperado que fuera,
nunca había oído nada más excitante que su súplica tácita.

—No te preocupes —dijo, sin confiar en que se diera la


vuelta.

Para empezar, su polla estaba dura como el granito. —


Voy a buscar algo para comer. No iré muy lejos, y estaré de
vuelta antes de que te des cuenta.

123
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Pero, ¿y si... ya sabes, eso de los osos, las serpientes y


las arañas?

Ransom no pudo evitar reírse, y cuando miró por encima


de su hombro, vio que ella también sonreía.

—No te molestarán.

—Pero ¿qué pasa si lo hacen?

—Grita mi nombre a todo pulmón —Ransom se giró


lentamente para que ella pudiera ver cada centímetro de la
evidencia de sus sentimientos por ella—. Será una buena
práctica para después.

124
CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 11

Sentada sola en el frío y duro suelo en medio de la nada,


Gretchen recordó de repente que había asistido a un discurso
de su madre. Ella sólo tenía siete u ocho años, y no era lo
suficientemente mayor para entender el contexto de lo que
estaba ocurriendo en el escenario. Nadie le había explicado lo
que era un discurso de graduación. Lo único que sabía,
inquieta en la dura silla de madera junto a su abuela, era que
las filas de estudiantes con sus bonitas togas se aferraban a
cada palabra de su madre como si fuera el consejo más
importante que iban a recibir.

—Cuenta la historia —había aconsejado su madre a los


asistentes aquel día—. No importa si trabajas en un pequeño
periódico local o en un medio de comunicación internacional,
o incluso si te conviertes en un padre de familia y escribes el
boletín de la Asociación de Padres de Alumnos. Si hay una
verdad que necesita ser contada, tienes la oportunidad de
cambiar el mundo.

Ese fue el día en que Gretchen se dio cuenta de que su


madre era alguien importante, alguien a quien debía tratar de
emular. Pero desde entonces, siempre había sentido que se
quedaba atrás. Las historias de su madre habían cambiado el
mundo, pero hasta ahora, Gretchen sólo podía escribir
historias sobre ventas de pasteles y vestidos de dama de honor.

Hasta ahora.

Ahora, por fin tenía una historia que valía la pena


contar. Una que tenía el potencial de cambiarlo todo. Así que

125
CALLIE RHODES 1- RANSOM

con Ransom fuera en la búsqueda de alimentos o lo que fuera


que estuviera haciendo, despejó la niebla de su cabeza y
comenzó a escribirla.

Empezó por el principio y escribió todos los detalles que


recordaba, decidida a registrar todo lo que Ransom le contaba.
Era sorprendentemente fácil. A diferencia del artículo sobre los
tonos de blanco más favorecedores que había elaborado en la
exposición, esta historia era tan convincente que
prácticamente se escribía sola. Seguía un arco de tragedia,
angustia y dura justicia. Estaba impregnada de un
apasionante suspense y con un protagonista literalmente más
grande que la vida e inequívocamente heroico.

Gretchen se detuvo y miró la palabra que acababa de


escribir. Hace una semana, no habría imaginado utilizar la
palabra "heroico"en el mismo párrafo que "alfa", a menos que
estuviera describiendo a uno de los guardias fronterizos beta o
a los soldados de operaciones especiales que habían perdido la
vida en los últimos conflictos de los Territorios Fronterizos.

Pero le resultaba obvio que esas noticias eran muy


sospechosas, si no directamente falsas. Y tenía la sensación de
que iban a dificultar mucho su trabajo: llamar la atención
sobre la injusticia que se había cometido con cientos de alfas
encarcelados.

¿Cómo iba a enfrentarse a la propaganda del gobierno?

Si Fulmer se salía con la suya, los esfuerzos de Gretchen


serían anulados antes de que se imprimieran. Había dejado
claro que mataría para mantener sus secretos; ya había
asesinado a un número incalculable de alfas y betas por igual.

Pero mientras Gretchen escribía furiosamente sobre esta


monumental parodia, se encontraba con que volvía a la
historia de un hombre: La de Ransom.

126
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Lo imaginó confinado en su celda, día tras día. El


tormento que había soportado. La rabia que le había quemado
por dentro. Las indignidades y el salvajismo al que había sido
sometido mientras veían morir a sus hermanos, una y otra vez,
incluido su hermano gemelo, sin que se le permitiera llorar.

No es de extrañar que Ransom ansiara la venganza. Si


Gretchen hubiera estado en su lugar, también la querría. Si
hubiera tenido que soportar ese nivel de dolor y tortura, su sed
de venganza se extendería a toda la humanidad. Tenía la
sensación de que la mayoría de la gente sentiría lo mismo.

Pero no Ransom.

Se centró en Fulmer únicamente, aparentemente


indiferente a todos los que se apartaron de su camino.

¿Cómo puede ser eso? Ransom dijo que no mentía, y


Gretchen le creyó. Sólo mataba a los que se lo merecían. Y de
alguna manera, fue capaz de ver a esos hombres, sus captores
y los soldados de Fulmer, como algo distinto al resto de la
sociedad en general que permitió que fuera demonizado y
encarcelado en primer lugar.

Lo que posiblemente hizo que un alfa fuera mejor


persona que la propia Gretchen.

Cuando su madre murió, Gretchen había sentido


muchas emociones oscuras y dolorosas, pero no había ningún
lugar donde enfocar su rabia. Después de todo, no podía
vengarse del cáncer. Así que, en lugar de eso, reprimió esas
emociones e intentó seguir adelante, pero las cosas nunca
volvieron a ser lo mismo.

Gretchen había perdido parte de su fuego, de su pasión.


Había dejado de pensar en las historias que quería contar y,
en cambio, se centraba en las que su madre nunca tuvo la

127
CALLIE RHODES 1- RANSOM

oportunidad de contar. Eso sólo le provocaba resentimiento y


amargura cuando le asignaban historias que no le interesaban.

Pero todos esos sentimientos venenosos se desvanecían


cuando Ransom estaba cerca.

Su presencia la calmaba y tranquilizaba de alguna


manera... incluso cuando su respuesta física a él se encendía.
Lo deseaba, más de lo que recordaba haber deseado a
cualquier otro hombre. Quería tocar la piel suave y tensa que
ya se estaba dorando al sol. Besarlo. Dios, cada vez que
pensaba en besar sus labios, su fuerte mandíbula, los ásperos
planos de su frente y sus mejillas, perdía la noción de todo lo
demás, tan mareada como una peonza.

Ella también quería mucho más que eso.

Pero pensamientos como ése sólo podían estorbar


mientras informaba de lo que, sin duda, era la historia más
importante de su vida. Así que Gretchen se obligó a alejar esos
sentimientos, se inclinó sobre su cuaderno y siguió
escribiendo.

Había llenado seis páginas cuando una sombra se


asomó a la boca de la cueva. Ransom la observaba, con un
conejo colgando de su mano, con la cabeza en un ángulo poco
natural.

Vaya. ¿Lo había matado con sus propias manos?

Para alguien cuyas comidas procedían casi siempre de


la sección de comidas preparadas del supermercado, en
paquetes uniformes y ordenadas porciones, la visión de una
comida en su estado natural era sorprendente... pero no poco
atractiva.

Podría decir lo mismo del alfa que la había atrapado.

128
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Había algo en la postura de Ransom que indicaba el


colmo de la masculinidad. No se había limitado a
proporcionarle la cena, sino que había salido a matarla él
mismo.

Un escalofrío recorrió el camino ya conocido de su


columna vertebral, y Gretchen carraspeó para cubrirlo y dijo
lo primero que se le ocurrió. —Vaya... ¿cómo lo has cogido?

—Lo atrapé —se encogió Ransom—. Lo cogí por


sorpresa. Lo dejaré atrás.

Gretchen asintió con la cabeza, aunque sabía muy bien


que ningún hombre corriente podía correr más rápido que un
conejo. Ninguna beta, eso era seguro. Pero ninguna de las
reglas parecía aplicarse ahora que estaba en compañía de un
alfa.

Volvió a centrar su atención en su trabajo, aunque las


palabras se agolparon ante sus ojos. Detrás de ella, oyó a
Ransom moviéndose en la cornisa. Se asomó y lo vio
desollando el conejo con un cuchillo de aspecto malvado.

Debió quitárselo a uno de los soldados que había


matado. Lo cual fue un recordatorio inoportuno del roce de
Gretchen con la muerte, algo en lo que apenas había podido
pensar hasta ahora esa mañana. Cuanto antes escribiera esta
historia, antes podría salir de esta cueva, de este bosque, y
volver a la civilización.

Ransom la dejó trabajar en silencio mientras él recogía


leña para el fuego y fabricaba un asador con una rama que
había tallado en punta. Una vez que el conejo estuvo
suspendido sobre el fuego crepitante, se sentó en el suelo de la
cueva cerca de Gretchen.

—Estás preocupada por algo —Era una afirmación más


que una pregunta, un recordatorio inquietante de la capacidad

129
CALLIE RHODES 1- RANSOM

de Ransom para leer lo que ocurría en su interior. Gracias a


Dios, su capacidad se limitaba a sus emociones y no a sus
pensamientos reales... aunque en momentos como éste,
Gretchen no estaba segura de que hubiera mucha diferencia.

—No —dijo ella, y luego pensó mejor en su negación


instintiva—. Al menos no hay nada que deba preocuparte. La
historia va bien.

—¿Es eso cierto?

Su intensa mirada no delataba nada, y Gretchen se


revolvió incómoda. —Sí, mejor que bien, en realidad. Creo que
puede ser lo mejor que he escrito.

—No estaba discutiendo contigo, Gretchen. No dudo que


la historia sea buena —¿El hombre nunca parpadeó?— Pero te
sientes ansiosa, y quiero saber por qué.

Gretchen no tenía ni idea de cómo responder. Tardaría


una eternidad en explicar el funcionamiento interno del
negocio de los medios de comunicación, pero lo que es más
importante, no estaba acostumbrada a que le hablaran de la
forma en que Ransom le estaba hablando.

No es que fuera brusco y exigente: los hombres habían


dado órdenes a Gretchen desde su primer día de trabajo en el
periódico de su campus, y sólo habían empeorado a medida
que ascendía en el escalafón. La diferencia era que todos esos
hombres beta hacían suposiciones sobre ella sólo por ser
mujer. Creían conocerla y se aprovechaban de ello para ejercer
su poder sobre ella.

Con Ransom, era casi lo contrario. Él no pretendía saber


lo que ella pensaba y sentía... no tenía por qué hacerlo. La leía
como un libro, y cuando le ordenaba hacer algo, no era porque
tuviera algo que demostrar o quisiera hacerla sentir inferior.

130
CALLIE RHODES 1- RANSOM

De hecho, todas las órdenes que le había dado hasta ahora


habían sido en interés de su supervivencia.

Desde que conoció a Ransom, Gretchen no lo encontró


ni una sola vez degradante, ni condescendiente, ni insultante.
Aunque se alzaba sobre ella, nunca le hablaba con desprecio.

Era muy directo, le decía lo que tenía que hacer y


confiaba en que viera el propósito que había detrás. Se
aseguraba de que sus necesidades estuvieran satisfechas, y las
suyas también: comida, refugio y mantenerse con vida.

Si sólo pudiera atender el resto de sus necesidades...

Maldita sea. Gretchen agarró el lápiz con tanta fuerza en


señal de frustración que amenazaba con romperse. ¿Qué
demonios le pasaba? Volvió a centrar su atención en la
conversación, con la esperanza de haber llegado a tiempo para
evitar que el Sr. Lector de Mentes viera demasiado.

—De acuerdo, te lo diré. Me preocupa que, por muy


buena que sea la historia, Jeremy se niegue a publicarla.

Una de las gruesas y oscuras cejas de Ransom se


levantó. —¿Por qué haría eso?

—Escuchaste nuestra última conversación. Ni siquiera


sé si todavía estoy en la nómina del Register. Incluso si lo estoy,
Jeremy nunca ha tenido mucha columna vertebral como
editor. Si Fulmer le amenaza, cederá sin rechistar —Gretchen
suspiró y miró el fuego lamiendo la carne asada—. O quizá
estoy siendo demasiado dura con él. Un pequeño periódico
local como el nuestro no tiene realmente el poder de
enfrentarse al gobierno.

Ransom pensó en eso por un momento, girando el conejo


mientras los deliciosos aromas derivaban hacia Gretchen,
haciendo que su estómago gruñera.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Entonces, ¿quién lo hace? —preguntó finalmente—


¿Quién puede enfrentarse a él?

—Bueno, el Chicago Tribune, para empezar. El


Washington Post, el New York Times, Buzzfeed... algunos
otros.

—Entonces, ¿por qué no estás trabajando para ellos?

Gretchen soltó una risa amarga. —Créeme, me


encantaría, pero hace años que ninguno de los grandes medios
contrata a mujeres periodistas. Tengo suerte de tener el trabajo
en el Register.

—¿Me estás diciendo que no contratarían a una mujer


ni siquiera para una historia como ésta?

En realidad, era una buena pregunta, ahora que lo


pienso. Hasta ahora, Gretchen había estado trabajando bajo el
supuesto de que Jeremy simplemente reasignaría la historia,
pero hasta donde ella recordaba, nadie había hecho una
entrevista con un alfa.

Y Ransom no era un simple residente descontento de las


Tierras Límite, sino un alfa renegado, a cientos de kilómetros
del territorio alfa, con una gran historia que contar, una que
sacudiría al gobierno hasta los niveles más altos.

Tal vez si ella podría tener algunas opciones. Podría


enviar una foto de ella y Ransom como prueba de que había
conseguido la entrevista. Diablos, si lo manejaba bien, podría
incluso provocar una guerra de ofertas. Lo que podría conducir
a un mejor trabajo, o por lo menos, mejores asignaciones en el
Diario.

Pero antes de que eso ocurriera, había una historia que


terminar, y no se iba a hacer mientras Ransom la distrajera.
Una cosa sería si él se ocupara de sus propios asuntos al otro

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

lado de la cueva, pero no había dejado de moverse desde su


regreso.

Por lo visto, no era suficiente con haber cazado la cena


con sus propias manos, haberla desollado y aderezado, haber
encendido un fuego sin cerillas ni mechero, sino que ahora
estaba tallando un plato con una gruesa capa de corteza que
había arrancado de un árbol caído.

Nada de eso debería ser sexy, pero cuando él deslizó el


conejo asado sobre la bandeja de corteza, Gretchen casi gimió
en voz alta, dividida entre el hambre y la excitación.

—La carne necesita descansar —le dijo—. Vuelve a


trabajar. Te avisaré cuando sea la hora de comer.

—De acuerdo, pero necesito algo de ti primero. Una foto.

—¿Por qué? —preguntó Ransom con recelo.

—No te preocupes, no es por mi colección. Es mucho


más probable que la historia sea recogida si tengo pruebas.

Después de un momento, Ransom asintió a


regañadientes. —¿Dónde quieres tomarla?

—El lugar no importa, pero... tengo que estar en él —


tartamudeó Gretchen, y luego añadió apresuradamente—.
Para demostrar que hablaste conmigo voluntariamente.

Ransom entrecerró los ojos como si ella le hubiera


sugerido que se pusiera flores en el pelo y posara. Aun así, se
quedó rígido a su lado el tiempo suficiente para que Gretchen
se hiciera unos cuantos selfis.

En el momento en que bajó el teléfono, Ransom se


escabulló de la cueva y desapareció por la cornisa. Ahora que
por fin se había ido, Gretchen pudo concentrarse lo suficiente
como para terminar el resto del primer borrador. Hizo una foto

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

de la primera página y la envió, junto con uno de los selfis, a


media docena de medios de comunicación importantes antes
de que Ransom regresara cargando agua en un enorme
recipiente sintético de forma extraña.

Volvía a estar sin camiseta, con el pelo húmedo pegado


al cráneo.

—Conseguí esta agua del manantial —dijo, y Gretchen


se dio cuenta de que había arrancado una sección del
parachoques del jeep para que sirviera de jarra.

Mientras Gretchen trataba de encontrar la forma más


digna de llevarse el agua del parachoques a la boca, Ransom
trinchó el conejo asado en rodajas gruesas y las amontonó en
la bandeja.

Luego se sentó frente a ella. Cortó un trozo y se lo tendió


en el cuchillo, y Gretchen lo cogió delicadamente con los dedos
y se lo metió en la boca. Y gimió de placer. Estaba más
hambrienta de lo que recordaba, y la carne asada al fuego era
lo más delicioso que había probado nunca. Ransom se rió
mientras devoraba un bocado tras otro, y se lavó con el agua
fresca y fría y se limpió la boca con la manga.

Sus amigos se horrorizarían.

A Gretchen no le importaba.

Ransom terminó de comer primero y la observó con un


rastro de diversión. Cuando se acabó la última carne y se
quedó llena, Gretchen se llevó las manos a la barriga. —
Maldita sea, ha estado muy bien.

Ransom la observó un momento más con esa mirada


inescrutable antes de ponerse en pie. —Tengo que apagar el
fuego.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen tenía en la punta de la lengua preguntarle si


eso era realmente necesario. Sería tan agradable sentarse aquí
y contemplar el parpadeo de las llamas, con las barrigas
agradablemente llenas, calentándose al borde del fuego.

Pero al momento siguiente, recordó de qué estaban


huyendo.

Ransom recogió el agua que quedaba en la jarra


improvisada, con sus músculos ondeando a la luz del fuego, y
apagó las llamas. Una ráfaga de humo y vapor lo envolvió
brevemente. Cuando se disipó, se puso de pie sobre las brasas
incandescentes, una figura casi mítica que se perfilaba contra
el cielo índigo.

La mirada de Gretchen se fijó en sus anchos hombros,


en sus ondulantes abdominales. Sus ojos se adaptaron a la
penumbra y vio que Ransom la observaba con una sonrisa casi
depredadora, como si hubiera guardado sitio para el postre y
ella estuviera en el menú.

Probablemente era su imaginación, pero no importaba:


la imagen se había quedado grabada en su mente. Ransom,
desnudándola con sus ojos. Caminando hacia ella sobre el
fuego moribundo. Inclinándose para tomar su mano.
Levantándola contra la pared y...

Oh, Dios, él sabía todo lo que ella estaba pensando. Era


obvio por la forma en que sus labios se curvaban en una
sonrisa lobuna, las chispas en sus ojos oscuros. Gretchen no
creía que pudiera aguantar mucho más. Por primera vez que
recordaba, estaba perdiendo la batalla contra su libido. Y lo
peor era que no podía hacer nada para ocultar ese hecho a
Ransom.

Volvió a decir lo primero que se le ocurrió en un esfuerzo


desesperado por quitarle hierro a la situación. —¿Cómo
supiste hacer todo esto, haciendo un gesto para incluir el

135
CALLIE RHODES 1- RANSOM

fuego, la jarra vacía, los huesos que quedaban de su comida,


si has estado viviendo en una jaula durante la última década?

Demasiado tarde, Gretchen se dio cuenta de lo


insensible de la pregunta, pero Ransom no pareció molestarse.

—Aprendí algo de esto al crecer —dijo—. Éramos una de


esas familias beta que no se mudaron a la gran ciudad cuando
todo el mundo lo hizo. Pero tengo que decir que todo es... más
fácil, de alguna manera, ahora. Instintivo.

—¿Quieres decir que por tu naturaleza alfa?

—¿Qué otra cosa podría ser?

—Pero... —Gretchen se esforzó por encontrar las


palabras para lo que quería saber. Si un día se hubiera
despertado con una naturaleza completamente nueva, habría
aprendido todo lo que pudiera sobre ella. Le encantaba
investigar; era una de sus cosas favoritas a la hora de escribir
artículos.

—¿No tienes curiosidad? ¿Me refiero a por qué puedes


hacer cosas que nadie más puede?

Ransom se rió. —Cosas que ninguna beta puede hacer,


tal vez. Pero apostaría mi brazo izquierdo a que cada uno de
mis hermanos alfa podría hacer esto también. De hecho,
apuesto a que están haciendo el mismo tipo de cosas ahora
mismo, viendo que todos están huyendo.

Gretchen lo pensó por un momento. Cuando se enteró


de la fuga del alfa, se sintió horrorizada: todas esas peligrosas
máquinas de matar vagando por el país sin control. Ahora, por
primera vez, consideró que podrían tener mucho en común con
Ransom. Lo que les hacía parecer mucho menos aterradores...
y lo que se les había hecho aún más indignante.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Sólo lamento que todos vosotros tengáis que hacerlo


—dijo en voz baja.

Esta vez el ladrido de risa de Ransom resonó en la cueva.

—¿Estás bromeando? Vivir así de la tierra es mejor de lo


que nunca me imaginé. Por fin me siento... como yo mismo.
Confiando en mis instintos hace que todo sea mucho más fácil
—La miró, con la mirada depredadora de nuevo en sus ojos—.
Deberías probarlo.

—Lo estoy haciendo —soltó Gretchen, con el corazón


acelerado bajo su intenso escrutinio—. Acabo de comer conejo
asado al fuego en una cueva.

—Eso no es exactamente lo que quería decir —retumbó.

Oh, Dios, a pesar de sus esfuerzos por evitarlo, se


estaban adentrando en territorio peligroso.

—Lo sé. Pero tienes que recordar que los instintos beta
no deben ser como los alfa —dijo—. No están destinados a
mantenernos alimentados y calientes aquí en la naturaleza.
Son lo contrario de los tuyos: evitar el peligro y lo desconocido.

—¿Como tu madre? —Ransom respondió con un


disparo.

Ouch. Antes de que Gretchen pudiera responder,


Ransom añadió en un tono algo conciliador: —Mira, Gretchen,
te estás vendiendo mal. Tus instintos te han mantenido viva
hasta ahora: te han ayudado a escapar de soldados entrenados
y a mantenerte alejada de Fulmer. Diablos, te trajeron de
vuelta a mí incluso después de que intentara deshacerme de
ti.

Sí, eso... Ransom había intentado definitivamente


deshacerse de ella, lo que le escocía aún más. —No, tenías
razón la primera vez —suspiró—. Nada de eso era realmente

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

yo. Sólo hacía lo que creía que mi madre habría hecho. Si hubo
algún instinto, fue el de ella.

—Mentira.

Por alguna razón, Ransom sonaba casi enfadado. ¿Cómo


iba a hacerle entender? Por primera vez, Gretchen deseó que
su madre la hubiera llevado a algunas de sus misiones más
peligrosas, como la familia de Ransom lo había llevado a él a
la naturaleza.

—Es cierto —insistió—. Desde que mamá murió, he


tratado de llenar el espacio vacío que dejó. Pero nunca he sido
lo suficientemente buena. Ella tenía un talento innato para
caminar hacia el peligro. Hacía lo que fuera para conseguir su
historia, incluso cuando nadie más se atrevía a intentarlo. Yo
no soy así—. Se tragó el doloroso nudo en la garganta—. En mi
caso, es como si siempre estuviera luchando con mi miedo.

Ransom guardó silencio. Cogió un palo y lo utilizó para


echar tierra sobre las brasas, haciendo que más humo se
extendiera hacia el cielo nocturno. Gretchen se reprendía a sí
misma por haber dicho demasiado cuando finalmente se aclaró
la garganta, con los ojos fijos en el valle, viendo un paisaje que
sólo podía adivinar en la oscuridad.

—Fue lo mismo con Ryan. Él era... él era el verdadero


alfa. Yo nací tres minutos antes que él, pero siempre fue más
fuerte que yo. Mejor en todo —Dio un golpe salvaje al pozo de
fuego, haciendo saltar chispas en el aire—. Todo lo que he
hecho en los últimos ocho años... todo lo que estoy haciendo
ahora... es sólo para asegurarme de que Ryan no murió por
nada.

El corazón de Gretchen se llenó de tristeza por Ransom.


Lo entendía... pero le parecía mal que llevara el tipo de dolor
que llevaba. Después de todo, no había hecho nada para
merecerlo.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—No puedes pensar así —dijo ella—. Eres... eres una


gran alfa. Sobreviviste cuando muchos de tus hermanos
murieron en ese laboratorio. Escapaste de lo imposible. Y has
salvado mi vida una y otra vez. Nos encontraste refugio,
comida y agua y nos mantuviste a salvo.

—Ryan lo habría hecho mejor.

Gretchen se estremeció ante la dureza de su tono, pero


se obligó a acercarse a él, haciendo que la mirara.

—No digas eso —imploró—. Es exactamente lo que


quiere Fulmer, enfrentarte a tus recuerdos. Robar toda la
alegría de tu vida hasta que dejes de preocuparte.

Ransom frunció el ceño, pero no dijo nada. Gretchen se


acercó tímidamente. —Si realmente quieres vengarte de
Fulmer, tienes que honrar a tu hermano, no dejarte perseguir
por él. La única forma de ganar es viviendo la vida que te
mereces, la que Fulmer intentó arrebatarte, con pasión y sin
remordimientos.

—No te lo crees —dijo Ransom con amargura.

Gretchen abrió los ojos, confundida. Estaba diciendo la


verdad... y le salía del corazón, y si eso no lo hacía instintivo,
no sabía qué era. —Sí, lo sé.

Pero Ransom sólo negó con la cabeza. —Si lo hicieras,


entonces también creerías que tu madre habría querido lo
mismo para ti.

Gretchen abrió la boca para discutir, pero antes de que


pudiera hablar, la verdad la bañó como una lluvia cálida.
Ransom tenía razón, no había estado viviendo su propia vida,
no durante mucho tiempo. En cambio, había estado viviendo
en la memoria de su madre, tratando de hacer lo que era
correcto para su madre.

139
CALLIE RHODES 1- RANSOM

No lo que era correcto para ella.

Mientras el humo se extendía por el valle y una gorda


luna amarilla coronaba el horizonte, algo se rompió en su
interior y una chispa estalló en llamas entre los fragmentos. A
diferencia del fuego que Ransom había apagado para
mantenerlos a salvo, éste era suyo.

Puede que los ojos de Gretchen no sean tan agudos como


los de Ransom, pero podía ver este momento con claridad.
Hasta ahora, había estado librando una batalla inútil, pero ya
no. En cambio, permitió que la chispa de la posibilidad se
encendiera en su interior.

Decidió que nunca más se apartaría del camino que le


correspondía seguir.

Sin siquiera darse cuenta de lo que estaba a punto de


hacer, cerró la brecha entre su Ransom y luego lo besó.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 12

Respirar el aroma del deseo de Gretchen había sido una


cosa. Pero cuando ella apretó sus labios contra los suyos, el
sabor de ella se disparó a través de Ransom como un millar de
voltios de electricidad, y él supo que se había ido.

Ella era todo lo que él había imaginado, dulce como las


frambuesas, fragante como los lirios del valle, picante como el
jengibre. Era compleja y con muchas capas y casi demasiado
para asimilarla de una vez.

Si Ransom había creído que ya había intuido todo lo que


había que saber sobre Gretchen Conrad, un roce de sus labios
le demostró que estaba tan equivocado como un hombre podía
estarlo.

Y todo eso fue antes de que ella deslizara su lengua entre


sus labios.

Al escuchar su suave grito de necesidad, supo que


nunca resolvería todos los misterios de esta mujer, aunque
viviera cien años. Ransom le devolvió el beso con un fervor que
le resultaba a la vez familiar y no. Todos los recuerdos que
había intentado aplastar durante su encarcelamiento volvieron
a sonar, ecos de torpe lujuria adolescente.

Pero esto era diferente.

Este beso tenía toda la novedad y la maravilla del


primero, pero era mucho más profundo. La sensación de ella

141
CALLIE RHODES 1- RANSOM

recorrió su cuerpo, haciéndole temblar y ponerse rígido al


mismo tiempo. Una voz en el fondo de su mente se burló de
que se estaba ablandando, pero Ransom la aplastó como un
insecto. Esa voz ya no sería necesaria.

Además, se estaba hundiendo rápidamente, abrumado


no sólo por las sensaciones sino por lo que todo aquello
significaba.

Hacía años, Ransom había aprendido lo inútiles que


solían ser las palabras. Cuando su naturaleza cambió, y creció
un pie y medio casi de la noche a la mañana, las personas que
decían ser tus amigos, de repente, escasean. Hombres que
prometieron llevarte a un lugar seguro te desnudaron, te
encerraron en una jaula y te torturaron hasta el límite de tu
resistencia.

La persona a la que más querías en el mundo, la que


había prometido cubrirte la espalda para siempre, parpadeó en
la nada cuando la muerte le llegó.

No, las palabras no significaban nada.

Pero las acciones eran otra historia. No mentían. Y


aunque Ransom sabía que Gretchen aún no comprendía del
todo el bonito discurso que había pronunciado, su abrasador
beso le decía lo mucho que deseaba creer que era cierto.

Además, ella realmente lo quería.

Puede que Ransom no tuviese mucha experiencia con


los revolcones, pero era difícil pasar por alto el hecho de que
sus bragas estaban empapadas. Su corazón latía como un
martillo neumático. Si tiraba más fuerte de su cuello, sus pies
abandonarían el suelo.

Así que Ransom se dejó llevar por sus instintos. La rodeó


con sus brazos y la acercó, besándola como si sus vidas
dependieran de ello. No había nada que ocultar en un beso así,

142
CALLIE RHODES 1- RANSOM

ningún velo que ocultara quiénes eran realmente. Y ver a


Gretchen en su totalidad le hizo desearla aún más.

Porque entregarse a él de esta manera dejaba al


descubierto su propia esencia. Se ponía en sus manos...
confiando en que él sabría qué hacer. Confiando en que él
cuidaría de ella.

Para poseerla.

Joder, Ransom no tenía ni idea de dónde había salido


eso, pero le puso la polla tan dura que le dolía. Esta mujer le
había visto matar. Sabía con qué facilidad podía romperle el
cuello y aplastarle los huesos.

Pero, de alguna manera, también sabía que Ransom


nunca le haría daño... sentía esa certeza a un nivel tan
elemental que bien podría haber estado en su ADN.
Independientemente de lo que Gretchen pensara de él, le
confiaba su vida.

Es más, la idea de que alguien intente hacer daño a


Gretchen...que alguien le pusiera un solo dedo encima le
llenaba de rabia. Pensar en los hombres que la perseguían le
hizo enrojecer la vista, pero entonces Gretchen enganchó una
pierna alrededor de la suya y empezó a apretar contra él, y ese
pensamiento se desintegró en polvo.

Ransom respiró el agudo sabor de su beso, liberado


cuando ella abrió las piernas. Sintió que se le escapaba su
tenue control. Antes de que se diera cuenta de lo que estaba
haciendo, le había agarrado el culo redondo y completo,
dispuesto a rodearle las piernas y a arrinconarla contra la
pared de la cueva.

En cambio, soltó una maldición, con la respiración


entrecortada. —Gretchen...

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Pero ella no se dejaría disuadir. Con un gemido de


necesidad, apretó su agarre alrededor de él. —Tú fuiste quien
dijo que debía seguir mis instintos —murmuró entre besos—.
Por favor, no me hagas parar.

El tono suplicante de su voz hizo arder todos los nervios


del cuerpo de Ransom, y cuando ella gimió con la palabra "por
favor", pensó que podría perder el control en el acto. Gretchen
se lo estaba pidiendo y era lo más caliente que había
imaginado.

Tan caliente que casi olvidó su promesa de no


aprovecharse de su posición vulnerable.

—Si seguimos, te vas a arrepentir —le advirtió.

Ella agitó la cabeza, bajando la boca y bañando su cuello


en un torrente de besos que llevó su deseo a cotas
inimaginables.

—Tiene que haber algo que podamos hacer que no me


mate.

¿Matarla? ¿Qué demonios?

De repente, Ransom tuvo la sensación de que estaban


hablando de cosas muy diferentes.

—Gretchen, quiero decir que te costará ser aceptada de


nuevo en la sociedad beta después de acostarte con un alfa.

Se rió con alivio. —Oh, ¿eso es todo? Pensé que decías


que esa cosa tuya me partiría por la mitad.

Ransom escupió con incredulidad. —¿Tienes miedo de


mi polla?

—Cualquier mujer lo tendría.

—No tienes que tenerlo —le aseguró él—. Te lo prometo.

144
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Estás muy seguro de eso.

—Lo he visto. Fulmer traía mujeres beta todo el tiempo


para experimentos. Él inyectaba al sujeto alfa hasta que estaba
tan drogado que lo único que sabía era lo excitado que estaba,
entonces lanzaba a la mujer en su jaula —Ante su mirada de
horror, Ransom se apresuró a tranquilizarla—. Ninguno de
ellos ha sufrido, lo prometo.

Al menos, no por el acto físico. Pero no era el momento


de decirle que, de todas formas, todos habían muerto: las
verdaderas betas de un tiro en la nuca y los omegas latentes
al ser arrancados de sus alfas.

—Has... observado a las alfas y a las mujeres beta, um...


—Había una extraña luz en sus ojos y una correspondiente
oleada de flujos de la que probablemente no era consciente.
Ransom se palpó la polla para aliviarse un poco.

—Muchas veces.

—Y tú... —Su rostro se tornó rosado y fue incapaz de


terminar la pregunta.

—No. Eso no estaba en el plan de Fulmer para mí —


Ransom se imaginó esas bonitas mejillas rosadas, esos labios
sonrosados, acogiendo su polla y gimió—. La única vez que
toqué a una mujer fue para asegurarme de que no podía
encender su verdadera naturaleza omega.

—Lo siento mucho, Ransom.

—No quiero tu simpatía —No, él deseaba algo muy


diferente—. Lo que quiero es que me toques la polla. Ahora.

No le pasó desapercibido el temblor que recorrió el


cuerpo de Gretchen al oír su orden. Tímidamente, como si
tuviera miedo de romperlo, apoyó su pequeña y suave mano en
su vástago duro como una roca.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Las dos manos.

Una vez más, ella obedeció y se envalentonó mientras lo


acariciaba, con los ojos abiertos como platos y la respiración
acelerada.

Ransom le puso las manos alrededor de la cintura y la


levantó para que se sentara a horcajadas sobre sus caderas, y
la besó mientras la deslizaba por su bulto. Esto no se parecía
en nada a la follada en seco que había experimentado cuando
era adolescente... esto era el preludio de algo sin lo que no
podría vivir.

—Más —gritó Gretchen contra sus labios, y él estuvo


encantado de complacerla. Sujetándola con una mano por
debajo del culo, deslizó la otra por debajo de la falda y le
arrancó las bragas empapadas.

La sentía como seda y miel. Encontró su clítoris con el


pulgar, y ella echó la cabeza hacia atrás y gritó.

—Voy a hacer que grites mi nombre —le dijo, y sin más,


Gretchen empezó a correrse.

Nunca había visto nada parecido. Demonios, nunca


había imaginado que pudiera ser así. De alguna manera, él
sabía exactamente cómo tocarla, lo que la volvía loca. Introdujo
un dedo en su interior mientras ella se agarraba a él con más
fuerza de la que él hubiera imaginado. Su orgasmo no cesaba,
y sus gritos resonaban en la cueva.

Si Ransom no supiera exactamente lo que ese cabrón de


Fulmer le había hecho, casi pensaría que Gretchen estaba
despertando a su naturaleza omega. Pero eso era imposible.
Ahora mismo, sin embargo, le importaba un carajo. Sus
cuerpos estaban reaccionando como si ella fuera una omega, y
eso era lo único que importaba.

146
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Estaba seguro de que podía darle placer, pero esto iba


más allá de sus sueños.

Tal vez fuera sólo que Gretchen era la primera mujer


adulta con la que había estado, la primera que sabía lo que
quería y cómo conseguirlo, cuyo cuerpo estaba maduro y listo
para ser tomado. De alguna manera, lo dudaba.

Pero no era el momento de reflexionar. —Si no quieres


llegar hasta el final —gritó—. Entonces tienes que decirme que
pare ahora mismo porque en unos dos segundos más no podré
hacerlo.

—No te detengas —jadeó—. Por favor, Ransom, por


favor...

Por un momento, Gretchen estuvo convencida de que


Ransom se iba a alejar, un pensamiento tan insoportable que
utilizó todas sus fuerzas para encerrar sus piernas alrededor
de él. Pero la palabra "por favor" parecía enviarlo al límite.

Dejó escapar un rugido que pudo oírse a kilómetros de


distancia y, aun sujetándola contra él, se tumbó de espaldas
en el suelo de la cueva.

No quiere que tenga que tumbarme en ese duro suelo,


pensó. Fue un gesto dulce, pero la verdad es que no le habría
importado. Estaba tan desesperada por sentirlo que nada más
importaba.

Ransom llevó una mano a su pecho, burlándose de su


pezón, mientras ella comenzaba a besarlo de nuevo. Ningún
hombre la había tocado así, incluso cuando ella les había dicho
exactamente qué hacer. Era como si él conociera su cuerpo
mejor que ella, una cosa más que desafiaba toda razón.

Una parte de la mente de Gretchen aún intentaba


asimilar lo que estaba sucediendo. Estaba en una cueva en el
medio de la nada, por el amor de Dios. Acababa de comer carne

147
CALLIE RHODES 1- RANSOM

cocinada al fuego con los dedos. Y no sólo había perdido de


algún modo el miedo a un ser que había sembrado el terror en
su corazón hacía tan sólo un día, sino que estaba a punto de
tener sexo con él.

No puedo evitarlo, lo intentó, pero su cerebro le llamó la


atención.

Podía detenerse ahora mismo, bajarse de Ransom y huir


al otro lado de la cueva para recuperar la cordura. Puede que
Gretchen no estuviese segura de muchas cosas en este
momento, pero estaba 100% segura de que Ransom no la
forzaría.

Pero la verdad es que no quería parar. Nunca había


sentido nada parecido a ese orgasmo, y su cuerpo ya le pedía
más. ¿Y si no volvía a tener otra oportunidad de excitarse así?
Si las citas continuaban como hasta entonces, un encuentro
mediocre tras otro, nunca se lo perdonaría. Deseaba la polla
de Ransom dentro de ella mucho más de lo que le importaban
las consecuencias.

Gretchen no podía explicarlo, pero ahora mismo lo único


en lo que podía pensar era en el estruendo del pecho de
Ransom cuando le había ordenado que lo tocara. —Dime qué
debo hacer —susurró antes de poder dudar de sí misma.

—A horcajadas —gruñó, con la misma mirada


depredadora que cuando la había acorralado junto al río, una
sonrisa hambrienta que se estaba volviendo deliciosamente
familiar.

Temblando por todo el cuerpo, con el coño palpitando,


Gretchen hizo lo que él le dijo, aunque sus caderas eran tan
anchas que sus rodillas apenas llegaban a ambos lados. Nunca
se había sentido tan abierta.

—Ahora enséñame ese bonito coño.

148
CALLIE RHODES 1- RANSOM

La resbaladiza sensación que le brotó fue sorprendente.


Más sorprendente aún era lo bien que se sentía. Gretchen
deslizó sus dedos sobre los labios hinchados de su coño y
extendió su crema sobre su clítoris, observando a Ransom que
la miraba. Cuando él recuperó el aliento y se mordió el labio,
ella separó lentamente los labios exteriores y se exhibió para
él.

—Maldita sea —respiró, y Gretchen supo que nunca


había recibido un cumplido mejor—. Dame una probada.

Gretchen inclinó la cabeza sumisamente y hundió los


dedos en su abertura, recubriéndolos antes de colocarlos
ligeramente en sus labios. Él chupó sus dedos con avidez, su
pecho retumbando. No podía creer lo que estaba sucediendo,
esto era más sucio que cualquier fantasía que hubiera tenido,
pero también se sentía... bien. Como si fuera exactamente lo
que tenía que ser.

Pero ella necesitaba más. Gretchen movió las caderas


contra él, tratando de aliviar la fricción.

—Paciencia, chiquilla —raspó Ransom, agarrando sus


caderas para alejarla de él, atormentándola—. Dime lo que
quieres. Lo que necesitas.

—Yo... necesito...

Gretchen nunca había sido una persona que hablara


sucio en la cama. Se decía a sí misma que era porque
necesitaba toda su concentración para llegar al orgasmo.
Ahora, a pesar de que estaba a punto de correrse de nuevo, se
sintió repentinamente tímida.

—Dime —La voz de Ransom parecía haber bajado una


octava, vibrando a través de su piel hasta su cuerpo.

—Yo... quiero que me hagas el amor.

149
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom se rió. —No, no quieres. Quieres que te folle más


fuerte de lo que te han follado nunca. Dilo.

Gretchen estaba perdiendo rápidamente el control, cada


palabra que salía de su boca tensaba la espiral de lujuria en lo
más profundo de su vientre hasta que sentía que el más
mínimo roce desataría una explosión más fuerte que la que
había acabado con la prisión de Ransom.

—Dios, sí, quiero que me folles. Quiero esa enorme polla


dentro de mí. Quiero que me tomes y.…

Sin previo aviso, Ransom la levantó sobre la cabeza de


su polla y la embistió con fuerza. No hasta el final -él era tan
increíblemente grande-, sino más allá de su abertura,
estirándola más de lo que Gretchen había creído posible.

Hubo una fracción de segundo de dolor seguida de la


más increíble sensación de estar llena, con la polla caliente y
palpitante, y aun así Gretchen quería más. Lo quería todo, pero
parecía haber perdido la capacidad de hablar. Lo que salió de
su boca mientras empezaba a retorcerse en un esfuerzo por
tomar más de él era el lenguaje, sin embargo, el lenguaje
primordial de apareamiento.

Ransom siguió su ritmo y la hizo descender lentamente


por su eje, provocándola, haciéndola esperar hasta que
finalmente, con un último empujón, alcanzó su límite. —¿Es
esto lo que querías? ¿Mi enorme polla dentro de tu pequeño
coño rosa?

—Sí, sí —gritó Gretchen—. Fóllame así, no pares...

Abruptamente, Ransom se retiró.

— Yo estoy al mando —murmuró en su cuello, justo


debajo de su oreja, mientras sus dedos se clavaban en sus
caderas, manteniéndola justo fuera de su alcance,
encendiendo no el miedo, sino un escalofrío de oscuro deseo,

150
CALLIE RHODES 1- RANSOM

distinto a todo lo que Gretchen había sentido antes—. No lo


olvides. No puedes decirme lo que tengo que hacer...porque ya
lo sé. Sé lo que necesitas, y te lo voy a dar cuando esté bien y
listo.

Y luego estaba en el aire, siendo levantada sin esfuerzo


en los brazos de Ransom mientras él se ponía de pie de
repente. La llevó hasta la boca de la cueva antes de ponerla de
rodillas. Apenas sintió el agudo roce de la maleza contra su piel
mientras contemplaba el valle, la empinada pendiente a
centímetros de donde descansaban sus manos. Era aterrador
estar tan cerca... y, sin embargo, Gretchen sabía que Ransom
no permitiría que se cayera.

Era esa confianza -esa certeza- la que añadía una capa


más al complejo guiso de emociones que hacían de este
encuentro sexual algo diferente a cualquier otro en su vida.
Pero pensamientos como esos, nacidos del intelecto y la razón,
estaban perdiendo rápidamente la batalla con lo único que
importaba.

—Por favor —jadeó, con los dientes castañeando por la


expectación.

—Así está mejor —gruñó Ransom—. Puedes suplicar


todo lo que quieras, pero soy yo quien decide qué necesitas y
cuándo.

Y entonces le dio una palmada en el culo.

Dos veces. Dos golpes duros y punzantes, sin posibilidad


de recuperarse antes de que él volviera a entrar en ella, con su
coño hinchado apretándose alrededor de él, palpitando, ya en
un curso imparable hacia su próximo orgasmo.

Ransom golpeó a Gretchen con fuerza, pero no lo


suficiente, y todo el tiempo la sostuvo con seguridad por
encima del suelo del valle. Cuando llegó a la cima, un temblor

151
CALLIE RHODES 1- RANSOM

la recorrió, arrastrando el éxtasis a su paso. Otro y otro, ola


tras ola. Su visión se fracturó y quedó a la deriva. Era como si
se elevara por encima del valle, un cuervo en una corriente que
se sumergía y zambullía en un mar de éxtasis, y no tenía
miedo.

Sintió que nunca más volvería a tener miedo de verdad.

Cuando el orgasmo se acercó finalmente a su fin,


meciéndola suavemente como una pluma que baja a la tierra,
Ransom empujó una vez más y emitió un poderoso rugido.
Gretchen pudo sentir cómo se corría dentro de ella, cómo su
semilla caliente la llenaba, cómo su voz llegaba hasta donde
ella podía imaginar.

Pero incluso después de agotarse, permaneció dentro de


ella... y una nueva sensación floreció en su unión. Comenzó
como una suave presión, luego creció, hinchándose hasta que
ninguno de los dos pudo negar su presencia.

No podía ser... ¿o sí? Ransom dijo que los experimentos


de Fulmer lo habían despojado de su capacidad de aparearse
verdaderamente, de llenar y anudar a su mujer.

Y no era una omega.

Después de unos segundos, la presión en su interior


disminuyó y Ransom pudo salir de ella. Dando un suspiro de
agotamiento, se echó hacia atrás, acunándola contra su pecho.

—Joder —murmuró contra su oído.

Gretchen no pudo contenerse. Tuvo que preguntar. —


¿Era eso...?

—No —La agudeza de su voz la sorprendió. Un momento


después, añadió—. Quizá. No lo sé. Pero no puede...

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

La soltó de sus brazos. Su polla seguía hinchada,


brillando con su crema y su semilla.

Gretchen sabía que debía dejar el tema hasta que él


quisiera hablar de él, pero la curiosidad de periodista que
había en ella no se lo permitía.

—Ese no pudo ser tu nudo porque no soy un omega.


¿Verdad?

Ransom no respondió por un momento. Estaba de


espaldas a ella, con el ceño fruncido por el pensamiento. —No
era un nudo real —dijo finalmente—. Pero tampoco lo era. Es
decir, definitivamente era algo.

¿Cómo iba a saber si era real o no? pensó Gretchen.


Después de todo, era su primera vez como alfa.

—Lo sabría —dijo él, leyendo sus pensamientos. No


estaba a la defensiva, y eso fue lo que hizo que Gretchen le
creyera—. Además, Fulmer me quitó eso. La capacidad de
convertir a una mujer. Una omega.

Pero la amargura que estaba presente cada vez que


hablaba de Fulmer se veía ensombrecida por algo más. Algo
muy parecido al asombro. Por un momento, pareció estar a
punto de decidir algo trascendental, pero luego sacudió la
cabeza y se puso en pie.

—Es que hace tanto tiempo que no estoy con nadie —


dijo sin mirarla—. Mi cuerpo está confundido, eso es todo; está
liberando la tensión como puede —La rodeó con un brazo y la
condujo de nuevo al interior de la cueva—. Ven, vamos a
descansar un poco.

Ransom la acostó y la envolvió, protegiéndola del frío de


la noche, y el ritmo constante de su corazón la arrulló hasta
que se durmió.

153
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Pero antes de quedarse dormida, Gretchen tuvo un


pensamiento inquietante.

Estaba cien por cien convencida de que Ransom nunca


le mentiría... pero tenía la sensación de que acababa de
presenciar cómo se mentía a sí mismo.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 13

A la luz de la mañana, los acontecimientos de la noche


anterior parecían casi un sueño. Gretchen estiró los brazos por
encima de su cabeza. El ligero dolor de sus músculos era la
prueba de que su intimidad con Ransom había sido real y no
una fantasía que se había desvanecido en la noche como
volutas de nubes.

Ransom fue definitivamente real…y muy despierto.

Cuando vio que por fin se había despertado, se acercó y


la levantó del suelo sin decir nada, llevándola en brazos como
aquella primera noche. Los constantes latidos del corazón que
golpeaban tranquilamente su oído mientras la llevaba por la
ladera de la montaña disiparon cualquier duda sobre lo que
habían compartido.

Sorprendentemente, todos los sentidos de Gretchen


parecían haberse iluminado e intensificado durante la noche.
El cielo parecía más claro. El canto de los pájaros en las ramas
más altas de los árboles de hoja perenne sonaba más nítido.
Incluso el aroma verde y fresco del musgo húmedo era más
profundo.

Y luego estaba la sensación del cuerpo de Ransom: sus


fuertes manos envolviendo sus curvas, el poder que irradiaban
sus brazos, el lento y constante ascenso y descenso de su
respiración. Era suficiente para que la cabeza de Gretchen
diera vueltas.

Por desgracia, los pensamientos de Gretchen le dejaban


poco tiempo para disfrutar de la sensualidad que la rodeaba.

155
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom podría estar acunándola con cuidado, pero se dio


cuenta de que no le había dicho ni una sola palabra. Sólo
miraba al frente, sin expresión.

Bueno, esto fue vergonzoso.

Aquí estaba ella, en silencio, delirando sobre la noche


mágica que habían compartido, mientras que él se sentía
claramente incómodo por una aventura de una noche.

Gretchen lo entendía. Demonios, ella misma lo había


experimentado muchas veces, dirigiéndose a la puerta de un
tipo cualquiera, retrocediendo mientras se ponía la ropa de la
noche anterior, haciendo la suficiente charla torpe para no
sentirse maleducada antes de salir corriendo y comenzar el
paseo de la vergüenza de vuelta a casa.

Claro, era más que un poco hiriente que Ransom se


sintiera así. Al igual que le dolía saber que no compartía su
opinión sobre lo especial que fue la noche anterior, pero lo
entendía. Intentó facilitarle la tarea con un poco de
conversación ligera.

—¿A dónde vamos?

Gruñó antes de responder escuetamente: —El río.

Vale... quizás la conversación no era la mejor vía


después de todo.

Gretchen permaneció en silencio el resto del camino,


mientras Ransom seguía el sonido del agua atronadora y
caudalosa. Cuando la dejó en la orilla del río, vio que estaban
cerca de la base de una montaña y que al otro lado de un
profundo estanque verde se encontraba la cascada más
increíble que jamás había visto. Abarcaba casi toda la anchura
del estanque y tenía al menos tres pisos de altura, lanzando
millones de gotas de agua que brillaban como diamantes, con
una fuerza casi imposible de comprender.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen jadeó asombrada, pero Ransom pareció no


inmutarse ante el espectáculo. —Puedes bañarte aquí —dijo
enérgicamente antes de darse la vuelta.

—Espera, ¿a dónde vas?

—Esperaré en el bosque hasta que termines, y luego te


llevaré de vuelta a la cueva.

Bien, ahora Gretchen estaba realmente confundida.


Hasta ese momento, no había habido ninguna formalidad
entre ellos. Él le decía lo que tenía que hacer y ella lo hacía; si
tenía algo en mente, se lo decía directamente.

Además, después de lo que habían hecho anoche,


parecía un poco tarde para preocuparse por su pudor.

—Espera, Ransom. ¿Qué demonios está pasando?

—Nada.

—Creía que los alfas no mentían —Gretchen no se


molestó en ocultar el filo de su voz. No importaba que pareciera
haber desarrollado un gusto por la sumisión cuando se trataba
de sexo; el resto del tiempo, no iba a soportar que la dejaran
fuera.

—No lo hacemos —espetó Ransom—. Y yo no miento.

—Sí, lo haces —Gretchen se puso las manos en las


caderas y le miró fijamente—. He pasado por este camino más
que suficientes veces como para reconocer cuando un tipo se
comporta de forma extraña a la mañana siguiente, y créeme,
tú estás actuando muy raro.

Eso llamó la atención de Ransom. Sus ojos se


entrecerraron y su boca se tensó mientras la estudiaba. —
¿Exactamente cuántos viajes por esta carretera has hecho?

¿En serio?

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Los suficientes como para saber cuándo un tipo está


intentando salir por la puerta principal antes de que suene mi
alarma.

—¿Qué significa eso?

Bien. Si Ransom realmente iba a obligarla a decirlo,


Gretchen no iba a contenerse. Pero primero se metió unos
pasos en el agua... para estar segura. El agua fría le escocía
hasta el pliegue de las rodillas.

—Si quieres decirme que lo de anoche fue sólo una


aventura o un error del que te arrepentiste nada más
despertarte, o incluso si quieres decirte a ti mismo que sólo
estabas desahogándote, adelante. Dios sabe que ya lo he oído
todo.

Ransom no parecía avergonzado en lo más mínimo, con


la boca en una línea sombría. —Así que hubo al menos tres
antes que yo. ¿Algún otro?

Este tipo era realmente demasiado, pensó Gretchen. ¿Le


estaba dando el tratamiento de silencio porque estaba celoso?
Sí, había sido célibe a la fuerza durante ocho años, y eso
probablemente dejaría a cualquiera con algunas emociones
encontradas, por decir algo. Pero Gretchen no iba a
disculparse por ser una joven sana e independiente que
intentaba divertirse un poco antes de que el gobierno
prohibiera eso también.

—Primero, no es asunto tuyo. Segundo, no es que


estuviera llevando la cuenta o tallando muescas en la
cabecera. Y tercero... —¿Por qué le molestaba tanto esto? Pero
a Gretchen no le interesaba lo más mínimo responder a esa
pregunta— ¿Por qué demonios debería impórtate? Apenas me
has dicho dos palabras en toda la mañana, y ahora no puedes
irte lo suficientemente rápido.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom parpadeó, y parte de la tensión abandonó su


rostro, sustituida por la confusión. —¿Crees que estoy
tratando de alejarme de ti?

Gretchen sintió que su cara se enrojecía. No podía creer


que él quisiera tener esta discusión mientras ella estaba de pie
en medio del río. —Literalmente acabas de decir que me ibas a
dejar aquí. ¿Qué otra cosa se supone que debo pensar?

En lugar de responder, Ransom la observó, sus ojos se


entrecerraron con ese brillo ya familiar, totalmente seguro de
sí mismo y ligeramente depredador. Y, como si se hubiera
accionado un interruptor, Gretchen sintió un torrente caliente
de flujo cayendo por sus muslos.

Por Dios, esto se estaba saliendo de control. Menos mal


que estaba a punto de sumergirse en el agua helada. Ransom
comenzó a moverse hacia ella, sin quitarle los ojos de encima,
como si hubiera olvidado por completo su promesa de esperar
fuera de la vista.

Gretchen casi esperaba que se la echara al hombro y se


la llevara sin el baño como castigo. El problema era que ni
siquiera sabía qué parte de lo que había dicho le había hecho
estallar.

Siguió retrocediendo hasta que el agua le llegó al pecho


y la corriente tiró de su cuerpo.

Ransom se detuvo justo delante de ella, con los brazos


colgando a los lados. El agua apenas les llegaba a los muslos.

—Ponte en mi lugar —dijo en voz baja—. Pasé ocho años


en una jaula, sin poder tocar ni hablar con nadie. Fulmer me
quitó mi dignidad, mi independencia. Me negó las necesidades
humanas más simples. Todo lo que experimenté fue dolor y
pérdida. Y lo único que me quedaba era la supervivencia.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen tragó saliva, sin poder evitarlo. De alguna


manera, había pasado de la irritación a una empatía tan
profunda que era casi como si ella misma llevara la marca de
su trauma.

—Era como estar atrapado en esa maldita cueva,


excepto que no había forma de salir de ella. Nunca vi el cielo.
Me alimentaban como a un animal. Después de un tiempo, mis
sentidos se adormecieron. Dejó de importarme todo lo que no
fuera destruir a Fulmer —Estaba tan cerca que Gretchen podía
ver las pequeñas motas de cobre en sus ojos oscuros, como los
radios de una rueda de ébano—. Entonces llegaste tú, y fue
como si de repente estuviese saliendo al sol. Era abrumador.
Cegador. Sólo tu presencia empezó a derretir el dolor. No sé
cómo, pero trajo cosas que creía perdidas para siempre.

Acortó la distancia entre ellos, desapareciendo toda


incomodidad, y pasó sus dedos húmedos por los brazos de ella
para agarrar sus muñecas. Incluso ese simple contacto dejó la
piel de gallina a su paso.

—Estar contigo se siente tan bien, mejor de lo que nunca


imaginé que algo podría. Como si me calentaras por dentro,
pero he tenido tanto frío durante tanto tiempo que casi no
reconocía esa sensación. Como si de repente estuviera viva de
nuevo. Pero me he descuidado, Gretchen —Las motas de cobre
brillaron, y escupió lo que parecía una acusación—. Me hiciste
tener esperanza.

Gretchen se sintió desgarrada en todas las direcciones.


Aquel discurso era lo más conmovedor que había oído decir a
Ransom, que había oído decir a alguien... pero tampoco dejaba
lugar a dudas sobre sus impulsos conflictivos, el peligro
temerario que se cocinaba a fuego lento justo debajo de la
superficie. Sin embargo, por alguna razón, su efecto principal
era hacerla entrar en una vertiginosa espiral de lujuria.
Debería ofrecerle consuelo y compasión, convencerle de que

160
CALLIE RHODES 1- RANSOM

tenía todo por lo que vivir, pero lo único en lo que podía pensar
era en tenerlo dentro de ella de nuevo.

Y eso era peligroso, porque si Gretchen volvía a dar


rienda suelta a su furioso deseo, ya no podría pretender
controlar nada. Ningún hombre había hablado de ella con
tanta pasión, diciéndole que ella era lo que le quitaba el dolor,
aunque sólo fuera por un rato. Ningún hombre le había hecho
sentir que ella importaba tanto.

El hecho de que los soldados beta estuvieran intentando


matarla probablemente había sesgado su razón. Amplificaba
sus respuestas, y era una mala idea confiar en cualquiera de
sus percepciones en este momento... y, sin embargo, estaba
haciendo falta cada pizca de autocontrol de Gretchen para no
lanzarse sobre Ransom y rogarle que se la follara.

Por eso, cuando soltó un suspiro, sus hombros se


hundieron y la luz de sus ojos se desvaneció, Gretchen se sintió
como un guijarro que había arrojado a la corriente,
retorciéndose salvajemente hacia la nada.

—La cosa es que siempre fue sólo una ilusión —dijo


sombríamente—. Este sol que creía enviado para devolverme a
la vida -esta mujer que salió de la nada- nunca fue realmente
para mí. Sólo soy un visitante en tu mundo, Gretchen.

—Ransom…

—No soy quien era cuando me secuestraron —insistió—


. No soy... entero ya. Y sólo hay una manera de que esto
termine. Ese hermoso sol se va a poner. Me va a dejar para
siempre. Y esa esperanza… esa ilusión de esperanza…
desaparecerá como si nunca hubiera existido.

Gretchen quería negar, discutir, demostrar que Ransom


estaba equivocado... pero no podía porque la verdad era que
ella también lo estaba sintiendo, la oscuridad que se acercaba

161
CALLIE RHODES 1- RANSOM

y que no tenía nada que ver con el peligro al que se


enfrentaban. Sólo que no había sido capaz de ponerle un
nombre hasta ahora, intentando convencerse de que sólo le
había llegado la tristeza que siempre seguía a una relación de
una noche.

Pero no era eso en absoluto.

Durante el resto de su vida, no importaba a quién llevara


a su cama, a quién intentara amar, confiar, siempre habría un
recuerdo que se interpondría en el camino, un listón tan alto
que ningún hombre beta podría alcanzar.

Gretchen sabía hasta la médula que nunca nadie la


tocaría como lo hacía Ransom: física y emocionalmente. La
conexión entre ellos era real, y era profunda, y, lo que es más,
había estado ahí desde el principio.

¿Por qué, si no, habría vuelto corriendo hacia él después


de que le dijera que se fuera? Una parte de Gretchen sabía
desde el principio que él no le haría daño. Que él era lo que ella
debía encontrar. No sólo una historia, sino alguien que la viera
por lo que era, quizá por primera vez en su vida. Ransom
entendía la vida a la sombra de otro. Había sentido la misma
culpa y el mismo dolor, el peaje de tener que luchar cada día.

Sus luchas no eran las mismas, pero sus almas estaban


enzarzadas en la misma guerra. Una en la que las betas al
mando intentaban apagar el fuego que ardía dentro de cada
uno de ellos.

—Ransom —dijo— ¿Y si no tiene que terminar todavía?

No había querido decirlo, y cogió aire al saber que había


revelado más de lo que pretendía. Pero la mirada de él le dijo
que ya lo sabía. —Será peor. Si seguimos haciendo esto, sólo
estamos pidiendo más dolor después.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

Él tenía razón. Gretchen lo sabía y, sin embargo, el


obstinado anhelo de su corazón se negaba a ser apagado.
Olvídate del futuro, insistía; lo único que importa es el ahora.

—No puedes dejar que Fulmer te robe más alegrías —


dijo apurada—. Ransom, ninguno de nosotros sabe lo que va a
pasar mañana. Ni siquiera sabemos lo que va a pasar dentro
de una hora. Por lo que sabemos, podemos haber sido
captados por sus satélites espías, y Fulmer podría estar
ordenando a los aviones de la Fuerza Aérea que bombardeen
todo el maldito río —Respiró profundamente y le apretó las
manos—. Si estos son nuestros últimos momentos con vida,
¿realmente quieres pasarlos pensando en lo que te ha robado
cuando podríamos estar...

Ella lo sintió, la aceleración de su pulso, la agitación de


su sangre. Pero entonces Ransom se deshizo de sus manos y
se apartó de ella como si los últimos jirones de esa esperanza
de la que hablaba fueran veneno en sus venas.

En el momento en que expresó las cosas que no quería


decir, su cuerpo se impuso a su voluntad. La extraña
sensación con la que se había despertado, esa profundización
de sus sentidos y la estabilización de su propósito, la instó a
actuar con su corazón en lugar de con su mente.

Era como si se observara a sí misma desde un lado


mientras se desabrochaba lentamente la blusa y la arrojaba
sobre una roca. El sujetador que se había puesto hacía dos
días en aquella anodina habitación de hotel, de sensible satén
rosa con un pequeño lazo en el cierre, fue el siguiente en
desaparecer. Cuando se quitó la falda, sus caderas se
movieron seductoramente, siguiendo un guion escrito por el
deseo que oscurecía la expresión de Ransom. Lo vio tragar
saliva y dejó que sus ojos se dirigieran a su polla hinchada que
se apretaba contra la parte delantera de sus pantalones
húmedos.

163
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Gretchen... —dijo con voz desgarrada.

Como respuesta, enganchó los pulgares en los laterales


de las bragas y las deslizó unos centímetros hacia abajo, y
luego deslizó un dedo por debajo de los restos de encaje y lo
introdujo en su empapado y dolorido coño. Nunca antes había
comprendido el poder de su excitación, el placer que podía
conferir, y sacó los dedos y deslizó uno en su boca, clavando
los ojos en Ransom mientras lo rodeaba con su lengua.

Ransom emitió un sonido estrangulado que envió un


temblor de respuesta a través de Gretchen. Se quitó las bragas
y las lanzó hacia el resto de su ropa. A pesar de la temperatura
del agua, su piel ardía, y el choque de esta contra su ardiente
coño enviaba ondas de choque de placer por su cuerpo.

Necesitaba más. Metió las manos en el río y soltó el agua


fría sobre su cara, volviéndola hacia el sol, mientras el agua se
deslizaba por sus pechos y le apretaba los pezones hasta
convertirlos en duros guijarros. Una y otra vez, se mojó,
girando en el agua y riendo de puro placer.

Lo siguiente que supo fue que Ransom vino a por ella,


sus fuertes brazos la rodearon y la aplastaron contra su cálido
y suave pecho. Debajo de la superficie, ella mecía sus caderas
contra las de él, buscando el placer que ansiaba.

Ransom la llevó más adentro del agua, nadando con


brazadas fuertes y seguras, de vuelta hacia la parte más
profunda de la piscina, hasta que estuvieron directamente
frente a las cataratas.

—Inspira —dijo él, y su cuerpo respondió antes de que


su mente se diera cuenta. Y entonces él la sumergió.

Era la sensación más extraña, estar bajo el agua


mientras la cascada los golpeaba desde arriba. Su rugido se
amortiguaba en sus oídos, y la fuerza de la percusión recorría

164
CALLIE RHODES 1- RANSOM

su cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Luego


salieron a la superficie en una caverna brillante teñida del
verde de la ribera musgosa, con una pared revestida de lianas
brillantes que caían en cascada por la pared de la roca y la otra
formada por agua corriente.

Había demasiado ruido para oírse. No importaba. Las


palabras nunca podrían transmitir lo que pasó entre ellos
mientras Ransom la tomaba bruscamente por la cintura y la
levantaba sobre la alfombra de musgo húmedo que recubría
un afloramiento parcialmente sumergido.

Dijo su nombre de todos modos, y luego lo gritó cuando


él bajó al agua y le obligó a separar los muslos para poder
saborearla. El líquido que salió de ella en un torrente rivalizó
con las propias cataratas, trayendo consigo un espasmo de
placer que se apoderó de todos los músculos de su cuerpo. Era
la promesa de lo que estaba por venir, no sólo esta vez, sino
una y otra vez, en un futuro en el que nada importaba más que
esto... ellos... juntos.

Y aunque la mentira era tan traicionera como bonita,


Gretchen se lanzó de buena gana sobre su borde. La lengua,
los labios y los dientes de Ransom le hacían cosas que sacaban
sensaciones imposibles de su interior hasta que le clavaba las
uñas en los hombros y se agitaba contra su cara como un
animal salvaje. Ella empezó a correrse, echando la cabeza
hacia atrás y gritando. Las cataratas se tragaron el sonido,
dándole permiso para dejarse llevar por completo, para
entregarse a él hasta que ya no existiera ella, sólo ellos, juntos.
Se corrió, se corrió y se corrió. En algún momento, acabó
sentada a horcajadas sobre su regazo, meciéndose contra él.

La sostuvo para que nada malo pudiera sucederle,


dándole la libertad de seguir perdiéndose. Era la libertad más
pura que Gretchen había conocido, este lugar donde nadie

165
CALLIE RHODES 1- RANSOM

podía ver, y nadie podía oír, y nadie los encontraría jamás. En


un lugar así, podrían estar juntos para siempre.

Estaba a punto de llegar a su orgasmo más potente,


arañando, mordiendo y gritando, cuando el rugido de Ransom
rompió el aire, más fuerte incluso que las poderosas cataratas.
La hizo girar para que sus codos se apoyaran en el suave
musgo y se encontrara frente a una masa de flores de trompeta
púrpura.

Ransom se sumergió en su interior una vez más, hasta


el fondo... y Gretchen se rompió. Se corrieron juntos, el poder
de su semilla pulsando al compás de su ritmo, y ella luchó
contra la roca inamovible y pateó las corrientes sin
profundidad, cegada por el éxtasis.

De nuevo comenzó a hincharse, y esta vez no se pudo


negar.

La presión que la llenaba era tan exquisita como


imposible. Más, más, más, hasta que juró que estarían
encerrados juntos...inseparables.

Lo que ocurrió la última vez había sido sólo una


promesa, pero este nudo era una declaración. El propio cuerpo
de Ransom la estaba marcando, haciéndola suya, y el alma de
Gretchen se sometió como si hubiera estado esperando este
momento toda su vida.

Pero antes de que eso ocurriera, sonó un chasquido


ensordecedor. Un segundo después, la calidez del tacto de
Ransom fue sustituida por el escozor del agua helada.
Gretchen apenas tuvo tiempo de respirar antes de que él los
llevara a las oscuras profundidades, brazada tras brazada
moviéndolos bajo las cataratas y a lo largo del fondo limoso.

A través del verde turbio, vio que las estrellas


enturbiaban el agua donde habían estado haciendo el amor.

166
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Salieron a la superficie al amparo de un tronco caído,


boqueando entre las ramas ennegrecidas, mientras la cara de
granito se astillaba por encima de ellos.

Sólo entonces Gretchen se dio cuenta de lo que estaba


pasando. Los habían encontrado.

Esos no eran estallidos de estrellas; eran balas.

167
CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 14

Los habían encontrado y todo era culpa suya.

El corazón de Gretchen lanzó un galopante popurrí de


terror y culpa cuando Ransom se puso rígido y le cubrió la boca
con la mano. Su rostro se volvió hacia la fuente de la descarga.

Ella esperaba que Fulmer respondiera a su huida


elevando su respuesta a los niveles más altos que la tecnología
y la potencia de fuego del ejército permitían: aviones, ataques
aéreos, artillería pesada, pero, al parecer, le gustaba quedarse
en su zona de confort.

Esa zona de confort consistía en enviar a sus soldados


al combate terrestre mientras él permanecía completamente a
salvo y fuera de la vista. Sin duda, les había equipado con
cámaras corporales para poder ver sus progresos en una gran
pantalla en algún lugar lejano.

Cobarde. El pensamiento fue acompañado por una


oleada de rabia lo suficientemente poderosa como para
convencerla de que, si alguna vez tenía la oportunidad,
lucharía contra el malvado bastardo hasta la muerte. En una
lucha justa, estaba segura de que ganaría.

Pero Fulmer nunca lo permitiría. Los matones como él


aborrecían la idea misma de la justicia. Y ahora, ella le había
proporcionado la oportunidad que había estado esperando.

Sólo había sido cuestión de segundos... un minuto o dos


como máximo.

168
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Anoche, Gretchen había encendido su teléfono para


enviar un correo electrónico a los medios de comunicación y,
en ese breve momento, Fulmer debió de localizarla. En ese
momento, usar su teléfono le pareció una apuesta segura...
¿cómo podría Fulmer tener suficientes ojos en la vasta zona
como para poder localizarlos en tan poco tiempo?

Pero una vez más, había subestimado al hijo de puta.

Ransom le inclinó la barbilla con la mano libre, haciendo


que le mirara.

Hizo un gesto de silencio y, cuando ella asintió, le quitó


la mano de la boca.

—Voy a alejarlos —dijo en voz baja contra su oído.

—Estarás a salvo aquí, están disparando a ciegas. No


saben dónde estamos.

El pánico se apoderó de Gretchen ante la idea de que se


fuera de su lado, pero sabía que tenía razón. Al mismo tiempo,
la idea de que Ransom se expusiera a toda esa potencia de
fuego… el terrible riesgo de perderlo… la hizo desfallecer de
desesperación.

Ransom le rozó los labios con un beso y luego


desapareció, deslizándose desnudo bajo el agua con la gracia
de una foca y dejando apenas una ondulación tras de sí.
Gretchen se agarró a las resbaladizas ramas y flotó, rezando
con más fuerza que nunca en su vida.

Ransom sabía que le había hecho a Gretchen una


promesa que no tenía derecho a hacer, y ese pensamiento lo
destrozaba más que cualquier amenaza de Fulmer. Si le
ocurría algo, si la mataban, no podría seguir adelante.

No podía explicarlo. Hace un día, no lo habría creído.


Seguro que no tenía tiempo para procesarlo. Todo lo que sabía

169
CALLIE RHODES 1- RANSOM

era que garantizar la seguridad de su mujer era lo más


importante en la vida.

Su mujer.

La frase le golpeó con fuerza en las entrañas. Desde el


día en que Fulmer le había inyectado una jeringa llena de suero
espeso e incoloro, había pensado que la idea era imposible.
Pero ahora no podía negarlo.

Gretchen era suya en todos los aspectos que


importaban, y ahora estaba dispuesto a luchar contra su
enemigo con cada fibra de su ser para garantizar su seguridad.

Era tan vulnerable, una beta cazada por betas, una


inocente arrastrada a una guerra a la que no pertenecía, todo
por creer en la verdad.

Pero también creía en él. Y fue ese conocimiento el que


impulsó las fuertes y seguras brazadas de Ransom bajo el
agua, llevando su cuerpo silenciosamente por el fondo de la
orilla del río hacia el origen de los disparos. Salió a la superficie
a poca distancia del primer soldado, pero benditamente lejos
de donde había dejado a Gretchen.

Sacudiendo el agua de sus ojos, Ransom envió gotas


rociando en todas direcciones, sin molestarse en camuflar su
presencia. Necesitaba que los soldados lo encontraran, y no se
decepcionó. En cuestión de segundos, la primera de las balas
impactó en el agua cerca de él, y se sumergió de nuevo.

A Ransom le encantaba el agua cuando era niño. Lagos,


arroyos, piscinas públicas... no importaba. Pero nunca había
sido así. Con sus enormes y poderosos pulmones, sentía que
podía permanecer bajo la superficie para siempre. Su sentido
del oído apenas había disminuido y podía ver a través del río
turbio hasta la orilla casi con la misma claridad que si
estuviera de pie en su superficie.

170
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Oyó los pasos de los soldados, el susurro de su equipo,


el latido de sus corazones. Habían elegido un lugar en el que
la orilla caía bruscamente, sin duda creyendo que la fuerte
corriente actuaría contra Ransom.

Eran cinco, muy experimentados a juzgar por la forma


en que se extendían silenciosamente e igualmente
distanciados a lo largo de la orilla, esperando que él apareciera
de nuevo. Los bastardos probablemente esperaban que un
cadáver flotara en la superficie.

Les esperaba una gran decepción.

Ransom se mantuvo en el fondo del río mientras se


acercaba al beta del extremo. El hombre estaba de pie a sólo
unos centímetros del borde, lo que le facilitó alcanzarlo y
agarrarle el tobillo, tomando un silencioso respiro antes de
tirar del hombre hacia abajo. Ransom vislumbró la conmoción
en los ojos del soldado mientras lo arrastraba hasta el fondo,
donde le dio un puñetazo en la garganta y enganchó su
cinturón en una rama alojada en el lodo, asegurándose de que
el cuerpo no sería encontrado durante bastante tiempo.

Se hizo en cuestión de segundos.

Ransom escuchó maldiciones confusas, pero pudo


agarrar a uno más antes de que el resto empezara a disparar
de nuevo. Este luchó más duro que el primero mientras
Ransom nadaba hacia la corriente, dejándose llevar por ella
mientras estrangulaba la vida del soldado.

Soltó el cuerpo, sabiendo que podría ser transportado


durante kilómetros antes de ser enganchado por una rama o
visto por un excursionista, y nadó de nuevo hacia las balas que
rociaban la superficie. Quedaban tres hombres, y fueron lo
suficientemente sabios como para retirarse de la orilla,
extendiéndose más.

171
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Los dos primeros asesinatos habían reforzado la


confianza de Ransom. Matar a los hombres del jeep había sido
puro instinto, sin estrategia alguna. Pero ahora, Ransom
comprendía plenamente la impresionante ventaja que tenía
sobre su enemigo.

No sólo era físicamente superior en todos los sentidos,


sino que sus enemigos no entendían contra qué estaban
luchando. No habían entrenado para esto. Y lo que es más
importante, no luchaban por nada. Simplemente cumplían
órdenes, o posiblemente mataban por el afán de hacerlo.

Pero ese no era el caso de Ransom. Estaba defendiendo


lo que era suyo, y eso lo hacía casi invencible. Sin Gretchen,
nada importaba. Y por eso no podía -no quería- perder esta
batalla.

Salió a la superficie río abajo de los soldados a la sombra


de una roca y se arrastró descalzo por la orilla, tan silencioso
como un zorro.

Imaginó que Fulmer empezaba a sudar en la tienda de


mando junto a los restos humeantes de su antigua prisión. A
estas alturas, el director había visto cómo dos de sus cámaras
parpadeaban bajo el agua oscura. Pero ahora Ransom le daría
lo que había estado esperando: la oportunidad de ver a su
presa en la pantalla.

Ransom encontró a uno de los soldados agazapado en


un saliente de piedra, escudriñando el agua con prismáticos.
Romperle el cuello fue casi sin esfuerzo. Le dio la vuelta al
cuerpo para asegurarse de que Fulmer lo viera bien antes de
aplastar con el talón la cámara que llevaba el soldado en el
pecho.

Oyó el estallido de voces en la radio del cinturón del


soldado, llamadas frenéticas a la retirada anuladas por la voz
que había intentado destruirle. —¡Encuéntralo, maldita sea!

172
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Durante ocho años, las habilidades de Ransom se


habían visto atrofiadas por las condiciones antinaturales en
las que se le mantenía hasta que había llegado a creer que
estaba indefenso. Y tal vez había sido cierto durante un tiempo.

Pero Ransom era un hombre libre ahora. No, un alfa


libre. Hecho de carne y hueso, claro. Destinado a morir algún
día como cualquier otro hombre.

Pero ese día no era hoy.

Él no había empezado esta pelea. No tenía ningún


problema con los betas, siempre y cuando los dejaran en paz
a él y a Gretchen. Pero cualquier hombre -alfa o beta- que
amenazara a Ransom o a su mujer había comprado un billete
para su propia muerte.

Divisó a otro soldado bajando del árbol en el que se


había escondido a cien metros de distancia, y cogió una piedra.
Esto fue demasiado fácil. Golpeó al hombre directamente en el
cráneo, y una nube de niebla roja quedó en el aire después de
que el cuerpo se estrellara contra la tierra.

Ransom corrió hacia el último soldado, que estaba de


rodillas en posición de tiro con una mirada de horror en su
rostro, con el dedo en el gatillo de su rifle de asalto. La ráfaga
de balas se disparó mientras gritaba...y Ransom apenas sintió
el agudo escozor de la que encontró su marca cuando se lanzó
por el aire, derribándolo y rodando con él por la pendiente
antes de detenerse cerca del borde de la orilla.

El hombre balbuceaba aterrorizado cuando Ransom le


aplastó la tráquea, luego le metió la cara en el agua y la
mantuvo allí hasta que el valle volvió a estar tranquilo y en paz.
Entonces hizo rodar al soldado muerto sobre su espalda.

173
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Hola, Fulmer —dijo Ransom a la cámara que llevaba


en el pecho mientras rebuscaba en el chaleco del beta
muerto— ¿Ya te estás cansando de perder?

—Número cuarenta y dos —la voz de Fulmer crepitó por


la radio después de unos segundos— Qué decepción.

—Sí, todavía estoy vivo. Y también lo está Gretchen. Y la


historia que ha escrito va a salir en todo el mundo, cabrón.

Ransom estrelló la cámara contra una roca y arrojó los


restos astillados al río.

Las balas se habían detenido lo que parecía que había


sido una eternidad, aunque Gretchen sabía que no podían
haber pasado más de unos minutos. Los gritos habían
continuado un poco más, el sonido más horrible que había
escuchado.

Los peores pensamientos se agolpan en los límites de su


mente. Le costó todo lo que tenía no creer que las balas habían
impactado, pero no habían matado a Ransom; que los soldados
lo estaban torturando ahora como castigo por haber matado a
sus compañeros o quizás simplemente por atreverse a ir tras
ellos.

Si eso era cierto, la encontrarían en un abrir y cerrar de


ojos, en cuanto lo sacaran de su miseria. Pero,
sorprendentemente, no le importaba.

Si Ransom estaba muerto... si nunca volvería a ver esos


destellos cobrizos en sus hermosos ojos oscuros... nunca
escucharía su voz profunda y retumbante diciendo su
nombre... entonces no estaba segura de que la vida valiera la
pena.

—¡Gretchen!

174
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Por un segundo, estuvo segura de que sus temores


habían conjurado la voz de Ransom desde su imaginación,
pero cuando oyó que la llamaba de nuevo, Gretchen supo que
no era una alucinación.

Se zambulló en el agua, saliendo a la superficie al otro


lado del tronco, y lo vio corriendo por la orilla rocosa hacia ella,
con los antebrazos y el pecho manchados de sangre. Se
arrastró hasta la orilla y Ransom la cogió en brazos, la abrazó
con fuerza y le besó la cabeza.

—Estás vivo —dijo, de alguna manera riendo y llorando


al mismo tiempo.

—Tienes que tener más fe en mí —retumbó—. Puedo


manejar cinco pésimas betas.

¿Cinco de ellos? Gretchen supuso que no debería


sorprenderse... después de todo, ya la había defendido contra
amenazas increíbles dos veces.

Pero entonces se dio cuenta de la mancha roja brillante


que se extendía por su camisa y se zafó de sus brazos para
poder echar un vistazo.

—¡Estás herido! ¡Dios mío, te han disparado!

Ransom apartó su mano. —Estoy bien.

—No lo estas. Déjame ver.

Esta vez la dejó, poniendo los ojos en blanco. —


Gretchen, he pasado por cosas mucho peores, créeme. Este
dolor no es nada al lado de, bueno...

No quería decirlo, quería evitar que ella supiera la


tortura por la que había pasado. Pero tenía un agujero en el
costado, un agujero de bala redondo y limpio, y otro un poco
más rasgado en la espalda.

175
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Tenía que conseguirle ayuda. Estaban a salvo por el


momento, la amenaza estaba muerta en el suelo, y todo lo que
tenía que hacer era llevarlo al jeep y volver a la civilización y...
no tenía ni idea de qué hacer después. No era como si pudiera
llevarlo a la sala de emergencias.

Ella tendría que averiguar el resto más tarde, porque lo


único que importaba ahora era mantenerlo con vida... cosa que
él estaba haciendo muy difícil al negarse a que ella lo guiara.

—Gretchen. Suficiente.

—¡Pero la bala te atravesó por completo!

—Eso es algo bueno —dijo suavemente—. No le dio a


nada importante.

—Hay que limpiar la herida y vendarte —insistió—.


Deberías descansar aquí mientras consigo suministros.
Necesitas guardar tu energía hasta que lleguemos a un médico.

No tenía ni idea de si eso era cierto o no, pero sonaba


bien.

—No vamos a hacer nada de eso. Tenemos que seguir


avanzando. En serio, estaré bien.

—¿Por qué tienes que ser tan malditamente terco? —


soltó Gretchen, con lágrimas de frustración en los ojos.

—No lo hago. Estoy cuidando de ti.

¿Cuidar de ella?

Pero él era el que estaba herido. Ella no necesitaba


cuidados. Él sí.

—Sé que esto es difícil de entender para ti —continuó—


. Pero voy a estar bien. En un día o dos, la herida estará

176
CALLIE RHODES 1- RANSOM

cicatrizada. Me curo rápido, Gretchen, y hará falta mucho más


que un solo disparo para derribarme.

Era una afirmación increíble, pero de nuevo, Ransom


era un hombre increíble. Uno al que no le costaba creer.

—Bien —dijo ella con una respiración aguda—. De


acuerdo. No hay que descansar. Pero voy a limpiar esa herida
sin importar lo que tengas que decir al respecto. Ahora dame
tu camisa.

Cuando se la pasó por la cabeza y se la entregó, casi


parecía que intentaba no sonreír. Gretchen le dio la espalda y
volvió a meterse en el agua. Mientras enjuagaba la camisa,
limpiándola lo mejor que podía, las palabras de él seguían
resonando en su cabeza.

Estoy cuidando de ti.

Nadie se había ocupado de ella desde... desde que su


madre había muerto.

Incluso en los últimos días, cuando su madre no podía


levantarse de la cama, no podía comer, desvaneciéndose y
perdiendo la conciencia, pasaba cada momento de lucidez
haciéndole a Gretchen la promesa de no pensar en su muerte,
sino de vivir su propia vida al máximo. Cuidar de ella de la
única manera que podía.

Las lágrimas se derramaron por las mejillas de


Gretchen. Todo era demasiado, los aterradores últimos días,
pero también el saber que no había vivido su vida al máximo
como había prometido. Había defraudado a su madre.

Pero eso se detuvo ahora.

Escurrió el agua de la maltrecha camisa y se volvió para


encontrar a Ransom mirándola, sacudiendo la cabeza y

177
CALLIE RHODES 1- RANSOM

sonriendo. Gretchen se secó las lágrimas con los talones de las


manos antes de volver hacia él.

—Dame tu cuchillo. Y borra esa maldita sonrisa de tu


cara.

Ransom se rió. —Oh, vas a pagar por eso —dijo,


entregando el cuchillo plegable más pequeño— ¿No hemos
hablado de quién da las órdenes por aquí?

Gretchen trató de ignorar el escalofrío que sus palabras


le produjeron y se puso a trabajar. Durante los siguientes
minutos, cortó tiras de la parte inferior de su camisa y las unió
para formar un vendaje, envolviéndolo firmemente alrededor
de su cintura para cubrir ambas heridas. Cuando volvió a
ponerse la camisa, apenas le cubría el pecho.

—Tal vez deberíamos conseguirte una camisa de uno de


los... cuerpos —dijo Gretchen, esperando que Ransom no se
hubiera dado cuenta de su tono de voz.

Una gran oportunidad.

—De ninguna manera —gruñó Ransom—. No voy a


llevar ninguna maldita camisa expedida por el ejército beta.
Además, conseguí lo que necesitaba de esos imbéciles.

—De acuerdo —dijo Gretchen, sin perder el ritmo—.


Entonces tienes que quedarte aquí mientras subo a por mis
cosas.

Ransom frunció el ceño. —De ninguna manera voy a


dejar que mi mujer...

—Estoy de acuerdo en seguir adelante —Gretchen ya le


había interrumpido cuando se dio cuenta de lo que había
dicho. Mi mujer. Tardó un momento en recuperarse—. Y no
voy a hacer que te cambies de camisa, así que...

178
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom resopló. —No puedes 'obligarme' a hacer nada,


mujer.

Cruzó los brazos sobre el pecho para cubrir el rubor del


deseo que se deslizaba por su piel. —Y no puedes 'dejarme'
hacer nada. Que quede claro, ahora mismo.

Ransom parecía sorprendido, y luego se rió tan fuerte


que una nueva mancha roja se filtró en el vendaje.

—Es justo. Esta vez te seguiré el juego —dijo—. Sin


embargo, no te pierdo de vista, y si das un paso en falso...

—Sí, sí, vendrás corriendo detrás de mí —dijo Gretchen,


y ahora fue ella la que se apartó para cubrir su sonrisa—. No
eres la única que puede subir una colina, alfa.

Fue bastante fácil volver sobre sus pasos, cruzando el


fondo plano de hierba hasta la base de la pendiente y subiendo
por el camino que había tomado Ransom. Quizá fuera la
adrenalina, pero Gretchen se sentía sorprendentemente
enérgica y fuerte. De hecho, apenas se sentía sin aliento a
pesar de lo empinado de la subida, encontrando asideros para
las manos y los pies que le habrían sido esquivos cuando
Ransom la había cargado por primera vez.

Tal vez este tierno pie tenía potencial después de todo,


pensó Gretchen.

Siempre se había considerado una chica de interior, pero


quizás se había vendido poco. Claro, estas cosas le resultaban
fáciles a Ransom porque estaban incorporadas a su
naturaleza. Pero apostaba a que lo hacía mucho mejor que la
mayoría de sus colegas.

Debe de haber heredado su seguridad en los pies de su


madre, que había dejado atrás a un emir nigeriano depuesto
que había aparecido en el aeropuerto de Atlanta... con tacones.

179
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Pero algo le rondaba por la cabeza a Gretchen...

En concreto, el recuerdo de haber tocado a Ransom


detrás de la cascada... o más bien el recuerdo de no poder dejar
de tocarlo, como si fuera tan necesario como respirar. Y luego
estaba el horrible vacío dentro de ella cuando él se había
alejado de ella para ocuparse de los soldados, una sensación
de pérdida que superaba incluso su temor por su seguridad.

Así era como se suponía que debían sentirse los omegas.

Por un momento, Gretchen se sintió electrizada, primero


con horror, luego con asombro... y luego volvió la razón.

Ransom no podía despertar a los omegas dormidos. Él


mismo se lo había dicho. Además, ella no era una.

Pero en lugar de sentirse inundada de alivio mientras


recorría los últimos cientos de metros hasta la cueva, Gretchen
se sintió inquieta.

Casi... decepcionada.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 15

Gretchen se sorprendió más de la cuenta al encontrar a


Ransom esperándola en el mismo lugar donde lo había dejado.
Tal vez la había escuchado y había descansado todo el tiempo.
Ella lo dudaba, pero... tal vez.

Una cosa que sabía con certeza era que él no le había


quitado los ojos de encima en todo el tiempo que había estado
subiendo la colina. No era sólo que la roca en la que estaba
sentado tuviera una vista clara de la cueva. De alguna manera,
ella había sido capaz de sentir su mirada observándola
mientras hacía el viaje.

Sabía que estaba preocupado por ella. No necesitaba los


sentidos alfa para darse cuenta de ello. Era obvio por las duras
líneas que se clavaban en las esquinas de sus ojos y que le
marcaban la boca. Gretchen no sabía si debía estar molesta o
contenta, aunque un pequeño y placentero impulso le sugirió
lo segundo.

Era una sensación nueva: ser atendido.

Se podría pensar que la vuelta de Estados Unidos a los


llamados valores tradicionales habría provocado un aumento
de los modales anticuados. Nada más lejos de la realidad.

En cambio, en todo el país crecía el resentimiento hacia


las mujeres, y no sólo hacia las que, como ella, insistían en
permanecer en el lugar de trabajo. Gretchen tenía muchas
amigas que se habían convertido en las pequeñas y buenas
esposas que se esperaba que fueran, pero lejos de ser tratadas

181
CALLIE RHODES 1- RANSOM

como reinas en sus propios hogares, eran más a menudo


ignoradas, menospreciadas y dadas por sentado.

Ransom, en cambio, había atendido todas sus


necesidades y la había cargado literalmente cuando estaba
demasiado cansada para subir.

Y, sin embargo, los alfas eran a los que llamaban


salvajes.

—¿Tienes tus cosas? —gritó Ransom cuando se acercó.

Gretchen asintió con la cabeza y levantó su cuaderno


para mostrárselo. Su teléfono estaba bien guardado en el
bolsillo de su falda, que ahora era muy estrecha. —
¿Descansaste?

—Casi —dijo encogiéndose de hombros.

Ella le frunció el ceño. —Déjame revisar tu vendaje.

Sorprendentemente, él hizo lo que ella le pidió, se puso


de pie y levantó el brazo para que ella pudiera inspeccionar su
costado. Ella no vio ninguna sangre fresca que se filtrara en el
vendaje.

No podía curarse tan rápido, ¿verdad?

—Tal vez debería echar un vistazo por debajo —sugirió.

—Más tarde. Tenemos que movernos.

Ninguno de los dos habló durante el trayecto de vuelta


al jeep: Ransom, con los labios apretados por la concentración,
sin duda, y ella por la falta de aliento que le causaba el tratar
de seguir su ritmo anormalmente rápido. Al final, debió de
cansarse de sus resoplidos porque la levantó sin previo aviso y
la puso sobre sus hombros.

182
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen estuvo a punto de discutir, pero decidió no


hacerlo. Su alfa podía estar herido, pero alguien que podía
mantener ese ritmo obviamente lo estaba haciendo bien.
Encontraron el coche oculto bajo las gráciles ramas de un
enorme nogal negro. Incluso desde la distancia, Gretchen pudo
ver que cuando Ransom había arrancado el parachoques,
también había arrancado la tapa de la bodega de carga.

—Si la patrulla de carretera lo ve, probablemente nos


detendrá —se preocupó.

—¿Honestamente crees que voy a conducir esta cosa


cerca de una carretera oficial?

Estaba a punto de preguntarle adónde pensaba llevarlos


cuando se dio cuenta de que la zona de carga no estaba vacía.
Además de un hacha, una pala y varios contenedores de
plástico negro, había una bolsa de lona con una cruz roja atada
al portaequipaje.

—¿Un botiquín de primeros auxilios? ¿Por qué no me lo


dijiste? Probablemente haya pomada antibiótica y vendas y…

—…y un kit de herramientas y una tienda de campaña


y mantas de emergencia y ocho galones de combustible. Sí, lo
he comprobado. Nada de lo cual valdrá una mierda si no
salimos de aquí.

—Rescate —Gretchen mordió su frustración. Podría


tener una hemorragia interna por lo que sabían—. Estoy
tratando de asegurarme de que no caigas muerto antes de que
lleguemos a una milla de distancia.

—Ya te he dicho que estoy bien, mujer. Ahora entra en


el maldito coche.

—Mira, aprecio el, uh, juego de roles donde actúas todo


dominante y me dices qué hacer y…

183
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—¿Juego de roles? —preguntó Ransom, con los ojos


entrecerrados— ¿Es eso lo que crees que estamos haciendo?

Gretchen trató de ignorar sus traidoras entrañas, que


empezaron a ronronear en el momento en que él se puso
oscuro y con el ceño fruncido. —Sólo déjame echar un vistazo.
No tardará más de un...

El pecho de Ransom retumbó, cortándola. —Puedes


mirar todo lo que quieras cuando estemos en un lugar seguro.
Ahora mismo tenemos que volver a la carretera.

De repente, Gretchen se encontró de nuevo entre sus


brazos. Ransom abrió la puerta del pasajero y la metió dentro,
cerrándola de golpe antes de que ella tuviera la oportunidad de
recuperar el aliento.

Demasiado para esa cortesía alfa que había estado


alabando.

Segundos más tarde, estaban ganando velocidad en el


terreno accidentado.

Durante los siguientes veinte minutos, Ransom llevó el


jeep al límite, tomando una ruta que debía estar pensada para
despistar a los rastreadores de Fulmer y que, al parecer,
implicaba golpear todas las rocas y surcos de su camino.

Cuando por fin estaban lo suficientemente lejos,


Gretchen ya no podía ver el valle del río en el espejo de su
ventana, y por fin se permitió relajarse un poco. La
conversación la habría ayudado a calmarse aún más, pero la
postura de la mandíbula de Ransom dejaba claro que no
estaba de humor para hablar. Por desgracia, el silencio dejó la
mente de Gretchen libre para dar vueltas en círculos ansiosos.

El botiquín de primeros auxilios fue un hallazgo


afortunado, pero Ransom realmente necesitaba que lo viera un
médico. ¿Pero cómo demonios se suponía que Gretchen iba a

184
CALLIE RHODES 1- RANSOM

conseguirlo? No podía arriesgarse a que alguien viera a un alfa


fuera de los límites.

A estas alturas, la historia de la explosión estaría en


todas las noticias, aunque Gretchen no dudaba de que Fulmer
estaba haciendo todo lo posible para encubrirla o darle la
vuelta en su beneficio. En cualquier momento, más tropas
podrían llegar gritando por la carretera detrás de ellos. O
podrían estar levantando barricadas a diez millas de distancia.
Casi esperaba oír el rugido de las aspas de los helicópteros en
lo alto. Y ni siquiera sabía a dónde se dirigían. Le preguntaría
a Ransom, pero honestamente, tenía miedo de la respuesta.

Dondequiera que fuera, no estarían a salvo, no mientras


ella siguiera necesitando estar en contacto con el mundo
exterior. Fulmer los había encontrado una vez, y ella estaba
dispuesta a apostar que estaba esperando para hacerlo de
nuevo.

—Tengo que comprobar mi correo electrónico para ver si


alguien ha respondido a mis preguntas —dijo.

Ransom la miró. —¿Es seguro?

—No —dijo honestamente—. Pero es mejor que lo haga


ahora, cerca de donde Fulmer ya nos rastreó, que donde
vayamos después.

Gretchen contuvo la respiración y encendió el teléfono,


asombrada al ver que tenía dos barras de cobertura aquí en
medio de la nada.

Sus pulgares se movieron como un relámpago, y ella


estaba en su correo electrónico en cuestión de segundos. Once
nuevos mensajes. Con el corazón acelerado, escaneó el
primero, de un editor del San Francisco Cronical.

—Gracias por su interés. Lamentablemente...

185
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen había acumulado suficientes rechazos antes


de conseguir el trabajo en el Journal como para poder detectar
uno en las primeras palabras. La mayoría de los que recibía
eran de editores que decían tener ya demasiadas
colaboradoras.

Estos eran diferentes.

—Once rechazos. El Times es el único medio que aún no


ha respondido.

—¿Dijeron por qué? —preguntó Ransom al cabo de un


segundo, suavizando su tono.

—La mayoría no dio una razón —dijo con dificultad—.


Uno de ellos dijo que consideraría la posibilidad de hacer una
entrevista después de que la historia se publicara en otro
lugar. Y dos editores me dijeron que no volviera a contactar
con ellos —Suspiró.

—Al menos el editor del Houston Cronical fue honesto:


dijo que no podía arriesgarse a ser el primero en publicar la
historia.

—Fulmer llegó a ellos.

—Eso parece —admitió Gretchen. Ese conocimiento le


sentó como una piedra en las tripas. Estaba dispuesta a
arriesgar su trabajo, su reputación e incluso su vida para sacar
la verdad, pero nunca se le había ocurrido que nadie estaría
dispuesto a publicarla.

—¿Y el New York Times?

Se encogió de hombros. —Tienen la mayor circulación


del país, así que...

—…así que probablemente reciban muchos más envíos.

186
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Es cierto, pero también emplearon a un gran personal


para revisarlos.

Sin embargo, una pequeña chispa de esperanza floreció


en el pecho de Gretchen.

—Han recibido muchas críticas por ser críticos con la


actual administración. Hasta ahora han defendido todas las
historias. Tal vez... supongo que es posible que todavía estén
pensando en mi pieza.

—Entonces hay esperanza —dijo Ransom, poniendo una


mano en su rodilla. Probablemente pretendía tranquilizarla,
pero también la distrajo mucho.

—La hay —aceptó ella. Una pequeña esperanza, pero


esperanza, al fin y al cabo—. El único problema es que tendré
que volver a encender mi teléfono para comprobar su
respuesta. Lo que significa que nos arriesgamos a que Fulmer
nos encuentre de nuevo.

Ransom lo pensó.

—Sí. Pero esta vez estaremos preparados para él.

En menos de una hora, el terreno había cambiado de


montañas escarpadas a colinas suavemente onduladas del
verde brillante de las lluvias recientes. Ransom abandonó de
nuevo el camino y se adentró en él hacia las manchas verdes
más densas de la distancia, con la esperanza de encontrar
agua.

No le decepcionó. El río que descubrió serpenteando por


el campo era más ancho y tranquilo que en el que se habían
bañado esta mañana. Sus riberas estaban salpicadas de flores
silvestres y ancladas con majestuosos sicomoros y grupos de
abedules. Como no había nadie cerca para pescar en exceso,
Ransom supuso que el río estaba probablemente lleno de
percas, truchas y siluros.

187
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Pasó por delante de los restos erosionados de un


granero, la casa de labranza despojada hace tiempo de sus
cimientos, y siguió adelante. Ransom no iba a quedar atrapado
en una estructura. Necesitaba encontrar un lugar con tantas
opciones de escape como fuera posible.

—¿Qué pasa contigo y los ríos? —preguntó Gretchen.


Hacía tiempo que no hablaba, pero después de que él apoyara
su mano en la rodilla de ella, su ansiedad había disminuido
considerablemente.

—Proporcionan todo lo necesario para la supervivencia.


Comida, agua...recreo —Añadió un sugerente guiño,
esperando reforzar su mejor estado de ánimo.

Cuando ella le dio una bofetada juguetona, él supo que


había tenido éxito.

—¿Cómo eres capaz de pensar en el sexo ahora mismo?


Te acaban de disparar. Oh, mira, ¡moras!

Ransom sacudió la cabeza y se rió de su distracción. Las


enredaderas que bordeaban la orilla estaban repletas de bayas
oscuras y maduras.

—Supongo que este es un lugar tan bueno como


cualquier otro.

Se detuvo en un grupo de tres sauces junto a un codo


del río, cuya orilla poco profunda descendía suavemente hasta
un tramo de playa de guijarros. Había una zona plana en el
centro que sería perfecta para acampar.

Mientras Gretchen se apresuraba a bajar a la orilla del


agua, Ransom observó mejor los alrededores. Una vez que
estuvo convencido de que había varias opciones buenas para
la retirada y ninguna aproximación que diera mucha cobertura
a los atacantes, sacó la tienda de campaña de la bodega de
carga y empezó a montarla, recordando el verano en que él y

188
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ryan compitieron para ver quién montaba sus tiendas de


campaña de un solo hombre más rápido.

Ryan ganó, por supuesto, pero Ransom no se había


quedado atrás, llegando a los cuatro minutos y veintiún
segundos. Por primera vez en años, se sorprendió a sí mismo
sonriendo ante un recuerdo.

Gretchen regresó con los puños llenos de bayas y los


labios teñidos de púrpura intenso. —Nada para ti hasta que
me dejes echar un vistazo —dijo en un intento de severidad—.
No puedo creer que sigas en pie.

No había razón para no seguirle la corriente ahora que


estaban fuera de peligro inmediato. Ransom desenrolló el
vendaje improvisado.

Gretchen jadeó. —¿Qué...? —Se arrodilló y colocó su


mano suavemente en el plano de su estómago, haciendo que
su polla se agitara, pero estaba completamente concentrada en
el agujero de la bala.

—Parece que ha dejado de sangrar —dijo suavemente.

—¡Detenido Ransom! Ya tiene costras. No hay señales de


infección. Deberías haber tardado días en curarte... —Ella lo
miró a los ojos, y Ransom no pudo evitar imaginarse esos
dulces y regordetes labios rosados alrededor de la cabeza de su
polla.

—No sé qué decirte. Buenos genes, supongo —Ya era


hora de que esta conversación terminara: tenían mejores cosas
que hacer.

Pero Gretchen aún parecía sorprendida. —Quiero decir,


¿es esto sólo una parte de tu naturaleza alfa?

—Honestamente, no estoy completamente seguro.


Probablemente, al menos parcialmente. Pero Fulmer estaba

189
CALLIE RHODES 1- RANSOM

haciendo todo tipo de mierda con nuestros sistemas


inmunológicos. Seguían sacando sueros, pero nadie decía
nunca lo que contenían o lo que se suponía que hacían. E ideó
todo un catálogo de lesiones y siguió la pista de cómo los
sujetos alfa se curaban de ellas —Recordó los cadáveres que
llevaban por el pasillo, las horribles agresiones a sus cuerpos
expuestos en la muerte—. O no lo hacían.

—Así que ni siquiera sabes...

—Todo lo que tengo para seguir es lo que escuché, e


incluso eso fue bastante jodido. Pero sí, ahora mismo hay más
de un centenar de alfas por ahí con todo tipo de habilidades
aumentadas de las que puede que ni siquiera sean
conscientes.

—Pero cómo... cómo va a averiguar alguno de ellos de lo


que son capaces a menos que...

Ransom decidió que tendría que esforzarse un poco más


para cambiar de tema.

—Tengo una idea —dijo, tomando su cuerpo cálido y


suave en sus brazos—. Hagamos un pequeño experimento por
nuestra cuenta y averigüémoslo.

190
CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 16

Podría acostumbrarme a esto.

La idea se le ocurrió a Gretchen mientras se metía en la


boca el último y delicioso trozo de bagre asado con un gemido
de satisfacción. Tomó un sorbo de agua fría de manantial de la
botella de acero que Ransom había encontrado entre las
provisiones de la bodega del jeep.

Gretchen pensó que podría haber sido la mejor comida


de su vida. Se rió recordando una despedida de soltera a la que
había asistido recientemente y en la que los sándwiches de té
que parecían tan perfectos apilados en una bandeja de plata
escalonada acabaron sabiendo a serrín.

—¿Qué es tan gracioso?

Ransom estaba relajado al otro lado del fuego con la


espalda apoyada en uno de los dos troncos que había
arrastrado para que le sirvieran de asiento. Había declarado
que era seguro dejar que el fuego siguiera ardiendo después
del anochecer porque el humo se disipaba en el momento en
que se elevaba sobre el valle.

Además, a Ransom no le costó percibir que no había


nadie en kilómetros a la redonda. Bueno, aparte de los
animales que llamaban a este campo su hogar. Era curioso lo
rápido que había cambiado su opinión sobre la naturaleza. En
algún momento, el mensaje se había consolidado en su
cerebro: quédate cerca de Ransom, y nada malo pasará.

191
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Nada —dijo ella—. Sólo me preguntaba qué pensarían


mis amigos si pudieran verme ahora.

—¿No crees que se impresionarán?

Gretchen se mordió la risa. Su ropa estaba sucia. Había


un desgarro en su blusa y el dobladillo de su falda se había
caído, dejando al descubierto el forro. Ni siquiera la
beneficencia aceptaría esta ropa. —Ni por asomo.

Al menos, sus fieles zapatos aguantaban bien. Y los


arañazos y moratones de sus diversas caídas se habían
curado. Y no sólo eso, su piel empezaba a tomar algo de color.
Sorprendente, ya que su piel pálida solía quemarse después de
pasar tiempo al sol. Extendió la mano y admiró el precioso tono
marrón dorado a la luz del fuego.

—Bueno, entonces que se jodan —dijo Ransom—. Toma,


come el último bocado.

Gretchen se deslizó por el tronco para aceptar el bocado


perfectamente cocinado y luego cerró los ojos para disfrutarlo.

Había otra cosa que sus amigos nunca entenderían... su


nueva sensualidad. Antes de conocer a Ransom, Gretchen se
enorgullecía de su carácter práctico. Se centraba en el
panorama general, sin detenerse en los detalles. Pero en los
últimos días, se dio cuenta de que saboreaba las pequeñas
cosas: el sabor del pescado recién pescado, la belleza de una
cascada, la sensación embriagadora de las caricias de Ransom.

Todo el miedo que había sentido aquella primera noche


había desaparecido. Y lo que es más sorprendente, también
sus preocupaciones por Fulmer. Aquí, al lado de Ransom, su
ansiedad se había desvanecido como la seda de un diente de
león en la brisa.

No para siempre -Gretchen estaba segura de ello-, pero


por ahora, en esta mágica y aterciopelada noche en la

192
CALLIE RHODES 1- RANSOM

naturaleza que nunca había sabido que podía ser tan


magnífica. Lejos de la sociedad beta, con sus normas, sus
expectativas y su discriminación, de los crecientes precios de
la gasolina, de los maleducados dependientes de las tiendas y
de los clubes sólo para hombres que aparecían por todo el
centro de la ciudad.

En ausencia de angustia, pudo sentir que se volvía más


consciente de toda la vibrante vida que la rodeaba. ¿Siempre
había sido así y nunca se había dado cuenta? ¿Había siempre
tantos insectos zumbando en la hierba? ¿Siempre ha movido
el viento las hojas con su propia melodía secreta?

Gretchen inclinó la cabeza hacia atrás para contemplar


el cielo. Cientos de millones de estrellas titilantes adornaban
el cielo, y no se cansaba de verlo. Era sorprendente lo diferente
que se veía el cielo nocturno incluso desde una ciudad de
tamaño relativamente modesto como Omaha. No hacían falta
muchas farolas y edificios altos para oscurecer la maravilla del
cielo.

Pero aquí fuera, eran libres de brillar. Por primera vez,


Gretchen pudo ver cómo la Vía Láctea había recibido su
nombre: una estela de luces puntiformes tan densa que
parecía haber sido pintada por el propio pincel de Dios.

Gretchen se sonrojó ante la idea. No solía tener


pensamientos tan poéticos; años de escritura expositiva la
habían curado de ello. No era una de esas periodistas con una
novela a medio escribir en el cajón: todo lo que quería escribir
era la verdad.

—¿Todavía tienes hambre? —preguntó Ransom—.


Porque puedo pescar algunos peces más.

—No, estoy bien.

No era exactamente la verdad.

193
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Claro, no había nada tangible que Gretchen necesitara,


como más comida o agua. Incluso tuvo la oportunidad de
dormir con un techo sobre su cabeza -concedido, uno hecho
de algún tipo de tela de alta tecnología- y una almohadilla
inflable de la que Ransom se había burlado pero que, sin
embargo, había inflado para ella.

Pero aun así necesitaba algo.

Sin ni siquiera pensarlo, Gretchen se acercó al final de


su tronco, donde estaba más cerca de Ransom.

—El humo se te meterá en los ojos aquí —observó,


divertido, tirando de la comisura de la boca—. Pero haz lo que
quieras.

Gretchen volvió a sonrojarse. Lo había hecho mucho


esta noche. No podía evitarlo.

Se sentía como una niña enamorada por primera vez,


incapaz de apartar los ojos de Ransom, siguiéndolo como un
cachorro mientras montaba el campamento y cogía la cena.
Incluso cuando él la mandaba a recoger leña, ella se mantenía
lo suficientemente cerca como para no perderlo de vista, como
si no pudiera soportar que lo perdiera de vista.

Y a ella se le ocurrían razones para tocarlo, rozando sus


dedos mientras le entregaba ramitas para que las apilara en el
anillo de rocas que había sacado del río o chocando
"accidentalmente" con él mientras buscaba platos y cubiertos
en las provisiones. (No hubo suerte.) Cada vez, la sonrisa de
Ransom se ampliaba un poco más, pero todavía no la había
cogido en brazos ni la había metido en la tienda.

Pero, Dios mío, ella lo deseaba.

Lo deseaba como nunca había deseado nada en su vida.


Su hambre por él estaba creciendo rápidamente más fuerte
que el deseo de comida y agua. Ella lo anhelaba.

194
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Gretchen trató de racionalizar su deseo, diciéndose a sí


misma que todavía estaba reteniendo algo de energía no
gastada desde que su último encuentro había sido
interrumpido tan bruscamente justo al final. Pero no podía
creerse esa excusa.

La verdad era que ella quería a Ransom porque lo quería


a él.

No tenía que haber una razón. Su anhelo por él


simplemente lo era.

Era totalmente natural estar sentada en el suelo


mirándolo, sintiendo cómo la lujuria se acumulaba en su
interior. Dada la poderosa pasión que había estallado entre
ellos en los últimos días, era lógico que ella quisiera más: más
manos de él retorciéndole el pelo, más de él obligándola a
arrodillarse, más de él provocándola con la cabeza de su polla
hasta que se retorciera de necesidad.

—¿En qué estás pensando? —preguntó Ransom.

Avergonzada, Gretchen apartó la mirada. —Pensé que


serías capaz de decirlo —dijo con ligereza.

—Tus emociones, sí. Sé que tus pensamientos


acelerados se han calmado, y también tu ansiedad, pero no sé
qué pensamientos lo causaron.

Su respuesta fue tan honesta, tan carente de juicio, que


Gretchen decidió decirle la verdad. —Yo tampoco, no del todo.
Todo lo que sé es que, aunque nunca he corrido más peligro,
me siento más... cómoda conmigo misma ahora que nunca en
mi vida. No lo sé. Quizá sea porque por fin siento que estoy
haciendo algo que importa.

—No es eso —dijo inmediatamente Ransom. No estaba


discutiendo, sólo exponiendo los hechos.

195
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Bueno, la única otra cosa que se me ocurre es que este


es el primer día en mucho tiempo que no me he preguntado ni
una sola vez qué haría mi madre si fuera yo.

Estaba preparada para que Ransom le dijera que tenía


que dejar de vivir a la sombra de su madre, pero en lugar de
eso, no dijo nada por un momento, mirando al fuego con una
mirada distante. Cuando finalmente habló, su voz era áspera.
—Yo tampoco he pensado en Ryan ni una sola vez.

El momento quedó suspendido en el aire entre ellos, la


verdad más profunda que Gretchen podía imaginar, la
evidencia de que algo estaba cambiando para siempre.

—Tal vez —dijo con cuidado—. Somos una buena


influencia el uno para el otro.

Ransom levantó su mirada hacia la de ella y asintió


lentamente. —Tal vez sí.

—Cuando todo esto termine —dijo Gretchen con


premura, sus palabras se agolpaban más rápido que sus
pensamientos— ¿Irás a las Tierras Fronterizas? ¿O volverás a
las colinas y vivirás como un cavernícola?

—No he pensado mucho en ello —Ransom volvió a


hurgar en el fuego con un palo—. Hasta ahora, toda mi
atención se ha centrado en vengarme de Fulmer. Es lo único
en lo que he pensado durante meses... años. Nunca pensé
mucho en lo que haría después. Diablos, ni siquiera esperaba
que hubiera un después.

Gretchen sabía a lo que se refería: la venganza había


sido tanto más importante que su propia vida que no le dejaba
espacio ni para pensar en ella. Se preguntaba si él seguía
pensando así... y le importaba demasiado la respuesta.

—Bueno —dijo ella, con un brillo que rozaba la


estridencia—. Sea lo que sea que elijas hacer, estarás bien.

196
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—¿Cómo lo sabes? ¿Tienes habilidades de adivinación


que me has estado ocultando?

—No. Es sólo que... eres más que un superviviente,


eres... —Para alguien que se ganaba la vida con palabras, a
Gretchen le estaba costando mucho dar con las adecuadas—.
Está en tu alma. Estás destinado a.… prosperar.

Estuvo a punto de decir "brillar", pero cambió de


opinión, avergonzada. Sin embargo, Ransom brillaba, incluso
a la luz de la luna, con un sutil brillo bruñido, un aura a la
que ella no podía resistirse.

Ransom dejó pasar su comentario. —¿Y tú? ¿Qué vas a


hacer cuando todo esto termine?

—Supongo que todo depende de los problemas que tenga


cuando se asiente la polvareda —dijo—. Sinceramente, no sé
dónde caerá la opinión pública sobre esto.

Ransom frunció el ceño. —¿Incluso después de exponer


lo que Fulmer estaba haciendo?

—No sabes hasta dónde llegará el gobierno para


mantener la gran mentira sobre las alfas. Quiero decir, esta
administración se está jugando todo el próximo ciclo electoral
con el embargo de las tierras fronterizas y la supresión de la
omega. La gente está asustada —Gretchen bajó la cabeza
avergonzada.

—Tenía miedo hasta que te conocí. Y debería haberlo


sabido.

Ransom frunció el ceño. —Así que Fulmer cuenta con


que el público se asuste lo suficiente como para disparar al
mensajero.

La encantadora y cálida sensación de Gretchen


amenazaba con desintegrarse.

197
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—No importa —dijo ferozmente—. No voy a dejar de


hacerlo sólo porque algunos no me crean. Lo peor que puede
pasar es que pierda mi trabajo y que mis vecinos dejen claro
que no soy bienvenida.

Un estruendo bajo comenzó en el pecho de Ransom. —


¿Entonces qué?

—Las cosas son mejores en las grandes ciudades.


Siempre puedo volver a Chicago y pasar desapercibida durante
un tiempo, conseguir un trabajo temporal hasta que decida
qué hacer con mi vida.

—¿Y si la opinión pública se pone a tu favor? ¿Y si eres


un héroe?

—Supongo que seguiré adelante. Si la historia tiene


tanta repercusión, probablemente pueda conseguir un trabajo
con quien la publique —Sonrió irónicamente—. Aunque sólo
será cuestión de tiempo que todo el mundo se olvide de que
una mujer destapó el escándalo, y me volverán a echar al
reportaje de entretenimiento y al de hogar y jardín.

Ransom frunció el ceño. —Así que estás jodida de


cualquier manera, parece.

—Probablemente estoy exagerando —dijo Gretchen—.


No sería peor de lo que era antes de que estallara esta historia.
Y al menos conseguiría informar de noticias reales durante un
tiempo.

—¿Y te conformas con eso? —Ransom dejó el palo con el


que había estado removiendo el fuego y se encaró con ella—
¿Por ver cómo otras personas consiguen lo que tú quieres? ¿Lo
que se merecen?

—Así es la vida —suspiró Gretchen. Ransom había sido


encarcelado cuando apenas era un hombre. No había tenido la
oportunidad de comprobarlo por sí mismo—. Ojalá se tratara

198
CALLIE RHODES 1- RANSOM

de lo que yo quiero, pero tengo que ser realista. La mayoría de


las veces, la vida se trata de lo que es posible, no de lo que es
ideal.

Ransom le cogió la mano. —Ya que es tan malo, ¿has


pensado en dejarlo atrás?

Gretchen se acercó a él, deslizando el culo por el tronco.


Sabía lo que le estaba pidiendo. Era una idea terrible, incluso
ridícula...y, sin embargo, la idea no la inquietaba tanto como
debería. Diablos, apenas le molestaba.

—Mira, Ransom, ¿podemos no hablar más de esto?


Estamos teniendo una noche agradable y tranquila, y me
gustaría disfrutarla.

La sorprendió soltando una carcajada. —¿Bonita?


¿Tranquila? ¿Ese es el tipo de velada que crees que vamos a
tener?

Gretchen se quedó con la boca abierta. —¿De qué estás


hablando?

Ransom sacudió la cabeza. —Mira cómo estás sentada.

Tardó un minuto en comprenderlo: de alguna manera,


sin darse cuenta, sus muslos se habían abierto y se deslizaba
sobre sus rodillas, dispuesta a...

—Mujer —ronroneó, un sonido tan sexy que hizo que


Gretchen se quedara sin aliento—. Estás chorreando de
fluidos.

Gretchen miró hacia abajo.

Mierda. Tenía razón. ¿Cómo no se había dado cuenta de


lo mojada que estaba?

199
CALLIE RHODES 1- RANSOM

El hecho de darse cuenta sólo la hizo brotar más,


humedeciendo el suelo bajo ella. Esto no era natural. No para
una beta, al menos.

—¿Qué me está pasando? —preguntó con voz


temblorosa.

Ransom sacudió la cabeza, pero su oscuridad era opaca.


—Esto no debería ser posible —retumbó. Metiendo la mano
entre las piernas de ella, pasó la punta de un dedo por su
abertura, haciéndola estremecer. Se llevó el dedo húmedo a los
labios, cerrando los ojos mientras chupaba la prueba de su
deseo—. Pero es así. No sé cómo, pero lo es, joder.

El corazón de Gretchen latía con fuerza. —¿Qué es?

Cuando Ransom volvió a abrir los ojos, estaban


desorbitados con una especie de hambre salvaje que ella
nunca había visto antes. —Creo que lo sabes.

— Oh, Dios —dijo Gretchen.

Tenía razón. Ella lo sabía.

Si era sincera, lo sabía desde hacía tiempo. Se había


dado cuenta de que los fragmentos de su antigua vida se iban
desprendiendo, uno a uno. Lo había negado porque era
imposible: Fulmer había dañado a Ransom; Gretchen no era
portadora del gen latente. Todo eso era cierto.

Y nada de eso importaba.

Por un momento, Gretchen se tambaleó al borde del


horror y la lujuria, y entonces su cuerpo la empujó al límite.
Los pensamientos se alejaron de su mente como una marea
saliente. La necesidad superó a la lógica.

Era casi como si se observara a sí misma desde la


distancia, mirando con incredulidad mientras se subía al

200
CALLIE RHODES 1- RANSOM

regazo de Ransom y tiraba de su camisa, gruñendo como un


animal salvaje. Necesitaba su boca, sus manos, su polla, y
nada en el mundo importaría hasta que los tuviera.

Su visión se arremolinó cuando Ransom rugió en


respuesta, haciéndola rodar y encajándose entre sus muslos
abiertos. Gretchen sintió que la tierra temblaba bajo ellos, y
que su cuerpo se perfilaba contra la brillante alfombra de
estrellas.

En ese último momento de conciencia, no se podía negar


la verdad.

Gretchen se había convertido en omega, y estaba


entrando en celo.

201
CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 17

Ransom se apoyó en el codo, observando a su omega


dormir mientras el amanecer teñía el interior de la tienda de
un rosa resplandeciente. Los últimos cuatro días habían
dejado su huella en ambos.

Gretchen había provocado largos arañazos en la espalda


de Ransom con sus uñas, y ella misma se había llevado unos
cuantos moratones y mordiscos. Pero ya se estaban curando.
El efecto más duradero de su primer calor era el agotamiento
evidente en las manchas moradas bajo sus ojos y la perfecta
quietud de su profundo sueño.

Anoche, bajo la luna creciente, había estado cabalgando


con fuerza sobre él cuando, de repente, se frenó como un
juguete de cuerda para niños. Sus ojos se cerraron y se deslizó
fuera de él. Habría aterrizado en la suave hierba del campo
cercano a su tienda si él no la hubiera atrapado.

Ransom la había cogido en brazos y la había llevado de


vuelta a la tienda. Estaba tan agotada que sus miembros se
habían caído como los de una muñeca de trapo cuando la dejó
en el suelo. No era de extrañar. Cuatro días de hacer el amor
sin parar tenían una forma de consumir cada gramo de energía
de un omega.

Ransom, en cambio, nunca se había sentido mejor.


Claro, estaba un poco dolorido, tal vez. Tampoco diría que no
a una siesta o a un largo baño. Lo único que le impedía salir
de la tienda para lavarse era el deseo de permanecer al lado de
Gretchen.

202
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Aunque sabía, por lo que había visto en el Sótano, que


ese sueño profundo después de un celo era normal en los
omegas, no sabía cuánto duraría. Ya llevaba horas desmayada
y no se había movido ni una sola vez. Después de todo lo que
había sufrido su cuerpo, a Ransom no le extrañaría que
durmiera durante días.

Lo que significaba que probablemente estaba bien para


ir a darse un chapuzón y atrapar algo de comida mientras
estaba fuera. Mientras estaba en la orilla, también podía
recoger algunas ramas verdes de los árboles jóvenes para hacer
trampas.

Y podría empezar a anudar la cuerda de seguridad del


jeep en una simple red de pesca. Después de eso, se pondría a
trabajar en la situación del refugio. La tienda de campaña
estaba bien, pero Ransom se sentiría mucho mejor después de
haber construido algo más sólido, lo que significaba cortar y
pelar troncos para un cobertizo.

Todo lo cual comenzaría en cualquier momento... tan


pronto como descubriera cómo demonios habían sucedido los
últimos cuatro días. Hace unos años, Fulmer había ideado una
de sus pruebas más enfermizas.

Colocando a tres omegas en la celda con Ransom, les dio


una descarga con un voltaje cada vez mayor hasta que lo
tocaron. Ninguna había cambiado.

Entonces, ¿por qué Gretchen?

No cabía duda de que lo había hecho. Su aroma había


florecido, haciéndose más dulce y complejo. Y estaba el asunto
de sus fluidos: había fluido de ella casi incesantemente,
grandes torrentes viscosos que sabían a elixir del cielo.

Pero incluso si no hubiera tenido ninguna de esas pistas


sensoriales para guiarse, Ransom habría sabido que ella se

203
CALLIE RHODES 1- RANSOM

había convertido en su omega por el efecto que tenía en él. Se


sentía mucho mejor de lo que tenía derecho un hombre que
llevaba cuatro días practicando sexo: más fuerte, más agudo,
más alerta que nunca.

Pero la prueba más innegable era la conexión entre ellos.

Antes, Ransom había rastreado a Gretchen utilizando


sus sentidos: el oído, la vista y el olfato. Ahora era como si
hubiera desarrollado un sentido adicional para ella. Incluso
con los ojos cerrados, sabía exactamente dónde estaba. Si se
alejaba demasiado de ella, se sentía... mal.

Desconectado de su fuerza vital.

En circunstancias normales, la transición de un omega


inactivo era inmediata. Sólo hacía falta un toque, y el
interruptor genético se activaba. Pero ese no había sido el caso
de Gretchen. Su nueva naturaleza había surgido lentamente,
creciendo día a día... al igual que su relación.

Ransom entrecerró los ojos mientras miraba a su nueva


compañera.

¿Era esa la respuesta? ¿Había sido el sexo la clave para


abrir esta nueva habilidad de él? ¿O simplemente había sido
una cercanía física prolongada?

No había forma de estar seguros.

Todo lo que sabía era que la naturaleza era un enemigo


molesto contra el que luchar.

Fulmer podría haber encontrado una manera de


bloquear químicamente un camino de la virilidad de un alfa.
Sin embargo, al igual que en cualquier otra batalla, se negó a
rendirse. En su lugar, se había adaptado, empujando hacia
adelante como siempre lo hacía.

204
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Ransom se inclinó hacia delante y presionó un beso en


la suave frente de Gretchen antes de salir de la tienda. Ella era
todo lo que siempre había deseado, pero la mejor manera de
cuidarla ahora era dejarla descansar. Así que se dirigió a la
orilla del agua y se sumergió en la parte más profunda del río.
Se deslizó perezosamente por el agua, disfrutando de la presión
de la corriente a su alrededor, pero no podía apartar sus
pensamientos de su omega.

Puede que Ransom no entendiera cómo había llegado a


suceder, pero sabía una cosa con certeza, no sólo porque lo
había oído de sus hermanos, sino porque lo sentía: el vínculo
era para siempre. Nada lo rompería, y nada le devolvería su
omega.

Lo que significaba que Ransom había sido dotado de un


milagro. Había renunciado a la esperanza de tener una pareja
incluso antes de renunciar al resto de sus sueños, otra cosa
más que Fulmer le había robado. Pero parecía que el bastardo
no iba a ganar esta vez. Incluso si Ransom fuera abatido
mañana, habría vivido más plenamente de lo que nunca creyó
posible.

Sabía que Fulmer no dejaría de buscar, pero Ransom se


encargaría de mantenerlo a raya. Con el tiempo, Gretchen se
adaptaría a su nueva naturaleza. Por ahora, sólo tenía que
mantenerla a salvo.

No sería fácil. Sabía por experiencia propia que una


transición en la naturaleza era una de las experiencias más
exigentes por las que una persona podía pasar, pero en el caso
de Gretchen, se enfrentaba a algo más que a cambios a nivel
molecular. Estaba huyendo, perseguida, en un entorno
desconocido.

Por otro lado, su omega era fuerte y más valiente de lo


que ella creía. Por lo que parecía, Gretchen llevaba ya mucho
tiempo luchando por el derecho a perseguir su pasión. Cada

205
CALLIE RHODES 1- RANSOM

obstáculo que había superado la había hecho más dura y


resistente, se diera cuenta o no.

A Ransom le hubiera gustado conocer a la formidable


Perra Loca Conrad, pero Gretchen se equivocaba al creer que
nunca podría estar a la altura del legado de su madre.
Gretchen era una guerrera por derecho propio, una beta con
el valor de sus convicciones, una mujer sin miedo a enfrentarse
a los hombres que intentaban mantenerla en el suelo. Ransom
iba a disfrutar viéndola entrar en su naturaleza, descubriendo
que era capaz de mucho más de lo que había soñado.

Y pretendía estar a su lado, protegiéndola, a través de


todo ello.

No importaba lo que pasara... no importaba la furia


impía que Fulmer intentara desatar sobre ellos... él estaría con
ella hasta el final.

Ransom no sabía por qué el destino había elegido


reunirlos en un campo empapado de sangre bajo un cielo
oscuro de ceniza, y no le importaba.

Ahora estaba lleno de la verdad, el conocimiento


innegable de que Gretchen siempre había estado destinada a
ser su omega. Nada podría haberlos separado, ni su
encarcelamiento, ni el ejército beta, ni un maldito análisis de
sangre omega. Fulmer había intentado destruirlo, pero había
fracasado, porque el destino de Ransom era más fuerte. El
vínculo que compartía con su omega no sería negado.

Por fin, los pensamientos que se agolpaban en la mente


de Ransom se calmaron, sustituidos por la paz de saber que
todo esto estaba destinado a suceder. Mientras él y su omega
estuvieran juntos, todo estaría bien.

Nadó hasta la orilla en unas pocas brazadas y estaba


pisando la orilla cuando lo sintió: una vibración ominosa, un

206
CALLIE RHODES 1- RANSOM

débil zumbido. La mandíbula de Ransom se endureció hasta


convertirse en acero, y sus puños se cerraron: sabía lo que se
avecinaba, y ese conocimiento le llenaba de rabia.

Un helicóptero bimotor, de cuatro palas, con una


asombrosa capacidad de elevación externa que lo marcaba
como militar. El mismo que había transportado a Fulmer y sus
tropas hasta el lugar del incendio.

Ransom empezó a correr al instante hacia la tienda. Ni


siquiera estaba a mitad de camino cuando oyó el sonido de un
segundo pájaro, ambos dirigiéndose hacia él.

¿Cómo diablos los había encontrado el hijo de puta? El


teléfono de Gretchen no había sido tocado en días. El jeep y la
tienda de campaña estaban ocultos bajo la cobertura de los
árboles. No se habían aventurado a salir del lugar ni una sola
vez, y Ransom no había captado el olor de ningún equipo de
reconocimiento.

Fulmer tenía que haber dado un paso adelante y haber


empezado a utilizar satélites de imágenes térmicas, del tipo
que siempre hablaba de utilizar para la seguridad en el Sótano.

No importa cómo lo había hecho Fulmer, Ransom tenía


que actuar rápido.

Irrumpió en la tienda. Gretchen seguía tan


profundamente dormida que ni siquiera se movió.

Maldita sea. Estaba totalmente indefensa en este estado.


Mientras estuviera inconsciente, no podría protegerla y atacar
a las betas que se acercaban al mismo tiempo. Su única opción
era encontrar un lugar seguro para ocultar su cuerpo dormido
mientras dirigía la batalla lejos de ella.

Levantando a Gretchen, Ransom salió corriendo hacia


los árboles. Su mirada escudriñó los alrededores, evaluando

207
CALLIE RHODES 1- RANSOM

cada posibilidad en rápida sucesión. Sólo tardó una fracción


de segundo en decidirse por la mejor.

Gretchen apenas se agitó en sus brazos mientras él


corría hacia el hueco del viejo e imponente árbol. Sus ojos ni
siquiera se movieron mientras él la acomodaba en el espacio
oscuro y arcilloso del centro. Ransom arrancó ramas del árbol
y las amontonó en la base hasta cubrir completamente el
agujero.

—Volveré a por ti —prometió antes de girar sobre sí


mismo, dispuesto a llevar la lucha a las betas.

Ransom recorrió rápidamente los 400 metros que


separaban el campamento del lugar de aterrizaje y llegó antes
de que el primero tocara tierra. Se quedó inmóvil, observando
cómo los rotores levantaban nubes de polvo, con la cabeza alta
y los brazos sueltos a los lados.

Seis soldados saltaron del primer helicóptero y siete del


otro.

Trece en total.

Ransom estiró los músculos del cuello.

Trece asesinos fuertemente armados y altamente


entrenados y un par de pilotos. No es de extrañar que Fulmer
no estuviera en ninguna parte. Se lo imaginaba. El hombre
nunca había hecho su propio trabajo sucio antes; no había
razón para que eligiera hoy para empezar.

No importa, pensó Ransom mientras se preparaba para


la embestida. Esa pelea podía esperar a otro día.

Gretchen se despertó con el aroma del musgo húmedo y


las agujas de hoja perenne. Intentó darse la vuelta para
ponerse más cómoda, pero todos los músculos de su cuerpo se
sentían perezosos y doloridos. Su cerebro se sentía de la misma

208
CALLIE RHODES 1- RANSOM

manera, como la mañana después de haber terminado una


botella de vino sola y haberse quedado dormida.

Pero cuando se esforzó por abrir los ojos, todo lo que vio
fue oscuridad.

Fue entonces cuando los otros recuerdos se


precipitaron: un revuelto de ella y Ransom, desnudos,
haciendo cosas que nunca había imaginado.

La sangre se agolpó en su dolorido coño mientras


intentaba dar sentido a las imágenes que se sucedían,
demasiadas para haber tenido lugar. Hacer todo lo que
aparecía en esas impactantes imágenes le habría llevado días.

Días... que era lo que se rumoreaba que duraba el calor


de un omega.

Gretchen intentó incorporarse, tratando frenéticamente


de entender lo que le había sucedido. Junto con el profundo
agotamiento y el dolor de su cuerpo, había otro dolor, que no
le resultaba familiar...un anhelo profundo en el alma que era
más fuerte que cualquier otro que hubiera conocido.

Ransom: sabía con total certeza que lo que sentía era su


ausencia. No tenía sentido, pero todo, desde su concentración
hasta su respiración, se sentía mal, y seguiría así hasta que él
volviera.

¿Dónde estaba? Gretchen consiguió por fin


incorporarse, con los codos y las rodillas chocando contra las
paredes esponjosas. Un poco de luz se filtró a través de lo que
parecían ser densas ramas. Lentamente, Gretchen se dio
cuenta de que ya no estaba en el campamento, sino dentro de
un enorme árbol.

¿Qué demonios?

209
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Extendió la mano para arrancar las ramas, pero se


detuvo en seco.

Sólo había una persona que podía haberla puesto aquí y


encubrirla. Ransom debía tener una buena razón para
esconderla, y hasta que no supiera cuál era, era mejor que se
mantuviera fuera de la vista. Gretchen hizo un trabajo
admirable al mantener su pulso y su ritmo cardíaco bajo
control... hasta que escuchó la primera ronda de disparos.
Entonces no pudo evitar el pánico.

Al instante, supo lo que estaba pasando ahí fuera. Los


habían encontrado de nuevo.

Justo fuera de la cortina de ramas, una ramita se


rompió. El terror de Gretchen se disparó y se tapó la boca con
ambas manos.

Oh, Dios. Alguien estaba ahí fuera. Alguien que


definitivamente no era Ransom.

Era difícil explicar cómo lo sabía. El dolor de su corazón


se lo decía.

Su corazón latía con fuerza mientras el tiempo se


ralentizaba. Gretchen se quedó paralizada, demasiado
asustada incluso para respirar. La tensión irradiaba por todas
las fibras musculares y parecía que iba a ser eterna.

Pero resultó que eso era una ilusión.

Segundos después, la cortina de ramas se apartó y


Gretchen parpadeó contra la cegadora luz del sol. Un hombre
estaba de pie a unos metros de distancia con una fría sonrisa
en la cara y una pistola apuntando a ella.

—Bueno, bueno, bueno —dijo en tono de burla—.


Imagínate. Ahora, ¿qué puede estar haciendo mi amiguita de
la rueda de prensa metido en un árbol?

210
CALLIE RHODES 1- RANSOM

¿La conferencia de prensa?

A Gretchen se le cayó el estómago. Dios, no podía ser.


Pero cuando parpadeó de nuevo, el rostro familiar del hombre
de traje negro apareció.

Fulmer.

Gretchen retrocedió asustada, pero no tenía dónde ir.


Estaba atrapada.

—Pensar que realmente me he preocupado por los


problemas que podrías causarme —reflexionó—. Imagínate mi
preocupación cuando me enteré de que no eras una cualquiera
de los bosques, sino la hija de Perra Loca Conrad. Tu madre
tenía una reputación bastante temible. Consiguió derribar a
hombres incluso más poderosos que yo.

—Claro que sí.

—Pero afortunadamente para mí, tú no eres tu madre,


¿verdad? —El desprecio goteaba de cada una de sus
palabras—. No eres más que una putita, igual que todas las
demás zorras que tiré a las alfas.

La mandíbula de Gretchen se tensó. Poco a poco, la rabia


estaba superando el miedo que llevaba dentro. —Puede ser,
pero esta perra aún puede escribir, imbécil. Y he enviado
copias de la historia de Ransom a todos los principales medios
de comunicación del país.

La sonrisa aceitosa de Fulmer no se desvaneció. —Oh,


lo sé. Al igual que sé que cada uno de ellos te rechazó.

—El Times no —respondió ella. Al menos, todavía no.

Eso le valió una sacudida en la comisura de los ojos, una


muestra de vulnerabilidad que a Gretchen le produjo un gran

211
CALLIE RHODES 1- RANSOM

placer. Obviamente, el hombre no era tan a prueba de balas


como se hacía pasar por él.

—Pero lo harán —gruñó—. Les haré entrar en razón de


un modo u otro. No es que vayas a estar cerca para verlo.

Gretchen retrocedió contra la esponjosa pared interior


del árbol.

—No te atrevas a tocarme.

Fulmer se quejó. —Cálmate. No he venido a matarte.


Eres demasiado valiosa para eso. Deberías sentirte halagada
de que haya venido a buscarte yo mismo.

—¿Porque soy muy valiosa? —escupió Gretchen,


tratando de ganar tiempo. Si conseguía distraerlo, si se
lanzaba desde el árbol cuando él estuviera en guardia, tal vez,
sólo tal vez, podría arrebatarle el arma. Pero, en el fondo, sabía
que sus músculos estaban aún demasiado agotados.

—¿Por qué es eso, de todos modos?

—He revisado tus expedientes médicos y sé que te has


sometido a pruebas como una verdadera beta —Su expresión
se volvió astuta—. Así que me pregunto, ¿por qué esta beta es
idéntica a una omega exhausta recién salida de su primer celo?

Gretchen se estremeció. El director hizo que lo que ella


y Ransom habían hecho sonara sucio cuando era todo lo
contrario. Su calor había cimentado el vínculo entre ellos, uno
que parecía sagrado ahora, la parte más importante de su ser.

—¿Por qué me lo preguntas a mí? —preguntó ella—. Tú


eres el que ha estado jugando con la naturaleza.

Fulmer se rió.

—Así es —dijo—. Aunque no estoy de acuerdo con su


elección de palabras. Se trata de una cuestión de ciencia:

212
CALLIE RHODES 1- RANSOM

hipótesis, pruebas y datos. No estaba "jodiendo" con nada.


Estaba realizando experimentos. Y parece que acabo de
encontrar el más reciente.

Y con eso, metió la mano en la muñeca de ella con una


fuerza sorprendente y la sacó al aire libre.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 18

Uno por uno, cayeron.

Era su propia culpa. La sangre que goteaba de las rocas


y los árboles era causada por la propia arrogancia de los betas,
producto de su infundada creencia de que no sólo podían
derrotar a un alfa y a su pareja en la naturaleza, sino que lo
merecían.

Atravesar las filas de estos soldados-marioneta fue casi


ridículamente fácil. Ocho de los trece fueron eliminados en
pocos minutos. Los cinco restantes, al darse cuenta de que
estaban luchando en una batalla perdida, se retiraron
rápidamente y se dirigieron a los helicópteros para escapar.

Ransom les dejó marchar, no porque se sintiera


misericordioso, sino porque intuía que había refuerzos en
camino. Parecía que las tropas aéreas eran sólo la primera
oleada del ataque de Fulmer.

Se acercaban rápidamente al menos una veintena de


jeeps como el que Ransom había secuestrado aquel primer día.
No le resultó difícil seguir la pista de sus momentos. Una vez
que llegaron a la línea de árboles, los vehículos empezaron a
abrirse en abanico para rodearlo.

Sin duda, los bastardos pensaron que el movimiento les


daría la ventaja táctica que necesitaban, pero estaban
equivocados. Muy equivocados.

Nada podía detener a Ransom ahora.

214
CALLIE RHODES 1- RANSOM

No fue sólo la protección de Gretchen lo que hizo que sus


habilidades aumentaran. Había algo más que eso. Ransom
podía sentirlo en sus venas. Sus sentidos, sus habilidades,
superaban con creces las capacidades de un alfa típico.

Se había convertido en algo más. Algo más.

Y sólo podía haber una razón para ello.

Fulmer, en sus intentos de llevar a Ransom a sus


límites, había conseguido más de lo que esperaba. Todos esos
experimentos, todas esas pruebas y sueros, el uso de los alfas
como ratas de laboratorio para la resistencia y el aguante y la
respuesta inmune habían sido contraproducentes. En lugar de
encontrar la clave de la dominación beta, el bastardo había
creado accidentalmente un alfa superior.

La prueba estaba por todas partes. La cicatriz dejada por


la bala hace sólo unos días ya se había desvanecido. De alguna
manera, acababa de eliminar más betas de los que se podían
contar con una mano. Su resistencia aumentaba, no decaía.
Ransom podía sentir que su poder aumentaba con cada bala
que esquivaba, cada asalto que rechazaba, cada golpe mortal.

Y luego estaba la mayor prueba de todas: Gretchen.

Ella era la venganza más dulce que podría haber pedido.


La única cosa por la que Fulmer se había esforzado, quitarle el
propósito a un alfa...no sólo había sido un fracaso, sino una
gloriosa derrota. Si había otros alfas fugadas como él, y
Ransom no dudaba ni un segundo de que los hubiera, su
futuro ya no estaba ligado a juegos de azar genético.

Cualquier mujer que quisieran podría ser suya.

Cualquiera.

Ahora podían vivir la vida en sus propios términos. Con


sus propias reglas.

215
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Matar a los que se atrevían a intentar tomar lo que era


suyo. Defender a sus mujeres con sus vidas. Vivir libres,
aunque eso significase destrozar la civilización beta.

Ransom se situó en el centro del círculo de vehículos que


se estrechaba rápidamente a su alrededor, listo para afrontar
la siguiente batalla. Pero antes de que se produjera el primer
disparo, la calurosa brisa veraniega llevó un olor demasiado
familiar hacia él.

Bilioso y agrio, sólo había un hombre tan malvado como


para desprender ese hedor.

Fulmer.

Con los pies firmemente plantados en el suelo, Ransom


giró hacia la dirección del mal olor cuando los jeeps se
pusieron en posición. Para su sorpresa, cada uno de ellos no
disparó. Los músculos de la mandíbula de Ransom se
tensaron. Eso no era una buena señal.

Sólo había una razón por la que tenían órdenes de no


disparar...que pudiera ver, Fulmer estaba planeando una gran
revelación. Una que quería que Ransom estuviera vivo para
ver.

Y Ransom se dio cuenta de su sorpresa justo antes de


que el bastardo beta saliera del bosque: el revelador y dulce
aroma a jengibre de su mujer.

Echando la cabeza hacia atrás, soltó un rugido lo


suficientemente fuerte como para hacer temblar los cielos
cuando Gretchen fue arrastrada a la vista. Siempre cobarde,
Fulmer la sujetó por el pelo, profanando sus hermosos
mechones con sus huesudos dedos, empujándola delante de él
como un escudo. El hijo de puta incluso tuvo la audacia de
sonreír mientras le ponía una pistola en su delicado cuello
blanco.

216
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Número cuarenta y dos. Tengo que admitir que me has


llevado a una persecución infernal —Cualquier admiración
rencorosa en la voz de Fulmer fue eclipsada por el odio puro—
. Supongo que fuiste el responsable de la explosión en las
instalaciones.

Ransom dejó que su gruñido respondiera por él. Todo su


cuerpo se tensó de rabia, listo para atacar.

Pero Fulmer leyó su lenguaje corporal y apretó el pelo de


Gretchen, haciéndola jadear de dolor. —No es un buen plan,
amigo. Creo que es mejor que te quedes donde estás —dijo—.
Al menos, seguro que lo es. Puedes ser rápido, pero no más
que una bala.

—Suéltala —ahogó Ransom, con la rabia pura que le


abrasaba las venas.

—Hmmm —Fulmer fingió pensarlo—. No, no creo que lo


haga. No sé si alguna vez tuviste la oportunidad de jugar al
póquer antes de ser reubicada en el Sótano, Cuarenta y dos,
pero sólo un idiota se retiraría mientras tiene una mano
ganadora —Acarició la mejilla de Gretchen con el frío cañón de
acero—. Ves, tengo tu omega. Tu única vulnerabilidad. Y eso
significa que soy yo quien llevará la voz cantante.

—Déjala ir —tronó Ransom. Por encima de él, decenas


de pájaros levantaron el vuelo.

—Admito que me... sorprendió que fueras capaz de


cambiar a una verdadera beta —continuó Fulmer como si
Ransom no hubiera dicho nada—. No sabía que eso fuera
posible. Pero parece que mi trabajo te ha conferido
accidentalmente algunas habilidades nuevas. Habilidades que,
como estoy seguro de que mis colegas muertos estarían de
acuerdo, justifican un estudio más profundo.

217
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Cada segundo que la alejas de mí —gruñó Ransom—.


Te ganas más dolor. Te lo prometo.

—¡Cuidado, Cuidado! Relájate, Cuarenta y dos, hay un


resquicio de esperanza que no estás viendo —Fulmer levantó
las cejas en señal de sorpresa.

—Ríndete pacíficamente, y os pondré a ti y a tu linda


omega en una celda juntos. Incluso mandaré construir una
más grande para que uno de vosotros pueda relajarse mientras
el otro ayuda en nuestra investigación —Se estremeció
ligeramente al oír el gruñido de Ransom antes de continuar.

—No te pasará nada, al menos no durante mucho


tiempo. Tienes mi promesa.

Fue esa palabra -promesa- la que enrojeció la visión de


Ransom, del mismo color que la sangre que se disponía a
derramar. Fulmer, con sus mentiras y confabulaciones y su
monstruoso interés personal, no tenía derecho a ello.

—Esta es la última oferta que voy a hacer. Deja ir a


Gretchen ahora, y tu muerte será más fácil.

Fulmer se rió. —¿Qué te hace pensar que voy a aceptar


eso? Claro que te has enfrentado a unos cuantos de mis
hombres uno a uno, pero ahora estás rodeado. Y puedo
prometer que estas tropas no llevan rifles estándar. Esta vez
los envié con armas de verdad. Unas que pueden convertir el
lugar en el que estás parado en un cráter humeante contigo
como un montón de polvo en el fondo.

Ransom sabía que Fulmer decía la verdad. Era propio de


él sacar la artillería pesada sólo cuando se jugaba la vida. No
importaba. Estos soldados podrían lanzar todo un arsenal a
Ransom, y él seguiría adelante. Mientras la vida de Gretchen
estuviera en juego, él encontraría una manera.

218
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Curiosamente, la mejor manera que podía ver en este


momento no implicaba ninguna violencia. Los cinco miembros
supervivientes de la primera oleada se habían retirado cuando
se dieron cuenta de la inutilidad de la lucha en la que habían
caído. Tal vez estos otros soldados también podrían entrar en
razón.

—No he 'peleado' con ellos. Los maté. No quería hacerlo.


Al igual que no quiero matar a ninguno de estos hombres. Todo
lo que quiero es mi mujer y mi libertad. Pero no te equivoques,
cualquier otra sangre que se derrame hoy será en tus manos,
no en las mías—

Fulmer puso los ojos en blanco, no impresionado por el


discurso, pero Ransom pudo percibir un cambio en el aire. La
mayoría de estos hombres eran soldados rasos, no la escuadra
elegida a dedo por Fulmer, cuyas filas Ransom ya debía haber
diezmado en los últimos días.

Estos hombres no tenían ninguna lealtad particular


hacia Fulmer o su misión.

Lo que sí tenían eran familias y amigos y vidas en la


base, y estaban muy interesados en vivir para ver el mañana.

Así que Ransom siguió hablando.

—Te das cuenta de que la capacidad de convertir a una


beta en omega no fue el único regalo que me diste —Ransom
miraba ahora a los ojos de Gretchen, recordándole su promesa
de protegerla para siempre—. Ahora soy más rápido. Más
fuerte. Más mortal. Yo no estaría tan seguro de que haya algo
con lo que puedas armar a estos hombres que sea lo
suficientemente poderoso como para detenerme.

La sensación de malestar aumentó rápidamente.


Algunos hombres bajaron sus armas. Otros compartieron
miradas de preocupación.

219
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Mirad a vuestro alrededor —dijo Ransom, sin


molestarse ya en dirigir sus palabras a Fulmer, sino
dirigiéndose a los soldados—. Este suelo está empapado de la
sangre de vuestros compañeros. ¿Y para qué? ¿El orgullo de
este hombre? ¿Su negativa a admitir la derrota? No tenéis que
acabar como ellos. No seáis tontos. No tenéis que sacrificar
vuestra vida por el sueño delirante de dominación de un loco.

Fulmer debió percibir el cambio de ambiente porque sus


labios se apretaron en una línea dura y plana. —No se muevan,
hombres —dijo—. Es una orden.

—¿Una orden? —Ransom se rió— ¿Quién demonios eres


tú para dar órdenes? No eres un general. No has luchado ni un
día en tu vida. No eres más que un cobarde con un mal traje
que se escuda en la valentía de otros hombres.

El inconfundible sonido de un motor girando fue seguido


por el primer vehículo que se alejó de los demás, aumentando
la velocidad mientras se dirigía hacia la carretera. Media
docena de hombres corrieron hacia un segundo jeep, y éste
siguió al primero. Luego otro. Había más hombres corriendo
que los que quedaban en pie.

—¿Ves eso, Fulmer? Estos hombres están saliendo


mientras pueden. Te están abandonando.

Los ojos de Fulmer se abrieron de par en par, no sólo de


miedo sino de absoluta incredulidad. Era obvio que nunca se
le había ocurrido la posibilidad de quedarse atrás.

—Alto —gritó al viento mientras los soldados restantes


abandonaban la lucha y se retiraban— ¡Regresen, o los veré a
todos en una corte marcial!

De alguna manera, Ransom dudaba que eso sucediera.


El poder que tenía Fulmer se estaba esfumando. En algún
lugar entre estas tropas surgiría un verdadero comandante que

220
CALLIE RHODES 1- RANSOM

empezaría a tomar las decisiones, uno que supiera lo suficiente


como para salvar a sus hombres para una lucha por la que
mereciera la pena morir.

—Debería matarte por eso —gritó Fulmer mientras el


último de los jeeps se alejaba. Tiró del pelo de Gretchen en
señal de frustración y ella tropezó, demasiado agotada por el
cele para mantener el equilibrio. Se vio obligada a agarrarse al
cinturón de Fulmer para estabilizarse.

¿O no?

Los ojos de Ransom se entrecerraron mientras se


enderezaba de nuevo. La luz del sol brilló en algo oculto detrás
de su antebrazo. Un tufillo de astucia en su aroma le alertó de
que ella había estado esperando su momento.

Ella estaba planeando algo.

Ransom sólo podía esperar que no la mataran, porque


todavía tenía una pistola cargada apuntando hacia ella.

Le dirigió una mirada suplicante. No hagas nada


imprudente.

En respuesta, ella esbozó una sonrisa fantasma.

A pesar del caos y el peligro, la conexión entre ellos se


mantuvo fuerte. Ransom no tenía ni idea de cómo había tenido
la suerte de encontrar a alguien tan valiente, tan fuerte, tan...
De repente, Gretchen sacudió todo su cuerpo, intentando
zafarse de las garras de Fulmer, y a Ransom se le subió el
corazón a la garganta cuando el bastardo consiguió aguantar.

Entonces, un grito agudo atravesó el aire. No era el de


Gretchen, sino el de Fulmer.

Ransom se lanzó hacia delante mientras Gretchen caía


al suelo.

221
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Sabiendo que Fulmer aún tenía la pistola, la cubrió con


su cuerpo mientras sonaba una explosión ensordecedora.

Ransom esperó el aguijón de la bala, pero no llegó.

Cuando levantó la cabeza, vio por qué.

Fulmer se tambaleó sobre unas piernas temblorosas,


con las manos cubriendo su entrepierna ensangrentada. La
gravedad lo arrastró lentamente hasta sus rodillas, chillando
en un dolor sobrenatural. Entre sus dedos, Ransom divisó la
empuñadura de un largo cuchillo táctico, cuya hoja estaba
profundamente clavada en el trasero de Fulmer.

Así que eso es lo que Gretchen había tomado de su


cinturón durante su "caída". Ransom se bajó de su omega y se
quitó el polvo. No había necesidad de apresurarse. El hijo de
puta no iba a ninguna parte.

Esta vez no habría escapatoria.

Fulmer se retorcía ahora en el suelo, y Ransom le puso


el pie casi suavemente sobre el pecho, inmovilizándolo. Se
agachó y agarró un mechón de pelo del bastardo, igual que se
había atrevido a hacer con la omega de Ransom.

Luego miró al beta a los ojos. —Ninguna tortura que


pueda infligirte puede devolverte lo que me quitaste. Así que
llévate esto a la tumba: no me rompiste. No ganaste. He
encontrado el amor. Voy a vivir una vida larga y feliz, y tú vas
a sufrir en el infierno—.

Maldición, eso se sintió bien.

Pero había una cosa más.

—Esto es por mi hermano Ryan—, escupió, y tiró del


brazo hacia atrás con todas sus fuerzas. La cabeza del beta se
desprendió de su cuello con un chasquido húmedo.

222
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Y entonces se acabó.

Ransom arrojó la cabeza lejos en el bosque, sin querer


mirar la cara del mal ni siquiera un segundo más. Esa parte
de su vida había terminado.

Ahora era el momento de pasar a lo que realmente


importaba.

—¿Cómo estás, mi amor? —preguntó, levantando a


Gretchen en sus brazos.

—Estoy...estoy... —Sus dientes castañeteaban con tanta


fuerza que apenas podía hablar.

—Calla —murmuró Ransom, besando su pelo una y otra


vez—. Estoy aquí, mi amor.

La llevó hacia el río para lavar la sangre y las vísceras de


sus cuerpos. Ya podía sentir que su tensión disminuía. Su
corazón acelerado se ralentizó. Se acurrucó cerca de ella.
Cuando llegó a la orilla del agua, su miedo se había calmado
lo suficiente como para que pudiera hablar.

—Estoy bien —dijo ella mientras él bajaba su hermoso


cuerpo al agua. La suave corriente hizo su trabajo, lavando los
pecados de Fulmer— ¿Acabas de llamarme 'mi amor'?

—No me digas que eso te sorprende, mujer —dijo con


una sonrisa—. Acabo de eliminar a todo un batallón para
salvar tu vida.

Ella soltó una carcajada, débil, pero una carcajada, al


fin y al cabo. Era el sonido más hermoso que Ransom había
escuchado. —Y vuelvo a ser 'mujer' de nuevo. Elige un nombre
cariñoso y quédate con él.

—'Mi amor', entonces —retumbó Ransom,


acurrucándola más contra él, una sensación más perfecta que

223
CALLIE RHODES 1- RANSOM

cualquiera que él hubiera creído posible—. Tú, mujer, siempre


serás mi único amor.

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CALLIE RHODES 1- RANSOM

CAPÍTULO 19

Llevaban casi una hora en la carretera, el tiempo


suficiente para que Gretchen viera cómo el cielo se abría paso
a través de la paleta del amanecer, del rosa al naranja y al azul
pálido perfecto antes de que el sol coronara el horizonte.

Era una mañana preciosa. Quizá la más bonita que


había visto nunca, aunque tenía la sensación de que cualquier
mañana en la que se despertara acurrucada contra el cuerpo
de Ransom sería así.

Gretchen cerró los ojos, disfrutando del calor de un


nuevo día en su rostro mientras pasaban por un campo de
sorgo, con sus flores de color rojo óxido meciéndose con la
brisa. Se sentía mil veces mejor después de una buena noche
de sueño. Las secuelas de su calor se habían desvanecido
hasta convertirse en un poco de dolor y una agradable pereza.
¿Y el trauma del ataque de Fulmer? Bueno, eso se había
aliviado con una noche en los brazos de su alfa.

Ransom había dicho que probablemente necesitaría


unos días para recuperarse por completo, pero lo cierto era que
Gretchen se sentía mejor y con más energía que nunca como
beta.

La vida de Omega no se parecía en nada a lo que ella


había temido. Incluso ayer, cubierta de sangre y convencida de
que iba a morir, el toque de su alfa le había devuelto
instantáneamente la sensación de paz. De lo correcto. De estar
exactamente donde -y con quien- debía estar.

225
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Sólo llevaban unos días juntos, pero Gretchen se sentía


más segura de Ransom que de cualquier otra cosa en su vida.
Mientras estuvieran juntos, todo lo demás se resolvería por sí
solo y...

Los ojos de Gretchen se abrieron de golpe y se incorporó.


Había olvidado por completo la razón por la que había acabado
junto a Ransom en primer lugar, ¡la historia!

Sacó su teléfono del bolsillo de la falda hecha jirones -


sin duda iban a tener que hacer algo con su vestuario pronto-
y lo encendió.

—Oh, Dios mío —respiró ella, mientras Ransom la


miraba con curiosidad— ¡El Times quiere mi historia! —Ella
escaneó el resto del correo electrónico rápidamente—. Y eso no
es todo. Dios mío, Ransom, escucha esto. Quieren que escriba
una serie de artículos sobre la realidad de la vida alfa en
contraste con la propaganda del gobierno beta. ¡Y me darán un
titular!

—Eso es genial —dijo Ransom, con la voz llena de


orgullo—. Ves, siempre lo tuviste en ti.

Le dio un apretón en el hombro y Gretchen le acarició la


palma de la mano con la mejilla. Le encantaba tocarlo. No
quería dejar de tocarlo nunca.

—Tu madre estaría orgullosa —añadió Ransom en voz


baja, con un deje casi inaudible en su voz.

Gretchen podía adivinar lo que estaba pensando: por fin


había encontrado una forma de vivir fuera de la sombra de su
madre... al igual que, habiendo conseguido vengarse de su
atormentador, estaba listo para vivir la vida fuera de la sombra
de su hermano.

226
CALLIE RHODES 1- RANSOM

—Me pregunto cómo les enviaré los artículos —


reflexionó al cabo de un rato—. Espero que alguien tenga wi-fi
en las tierras fronterizas del noroeste del Pacífico.

Ransom le lanzó una mirada. —¿Por qué te importa lo


que tienen ahí arriba?

—Anoche hablamos de esto —dijo ella, perpleja—. Hacia


allí nos dirigimos, ¿verdad?

Ransom se rió. —Puede que fuera eso lo que decías, pero


este jeep no se detendrá hasta que lleguemos a las Tierras
Límite del Sureste.

Las visiones de Gretchen de las imponentes secoyas


cambiaron a los verdes bosques, las antiguas colinas y los
suaves ríos del sur rural. La verdad era que no le importaba a
dónde se dirigían. Mientras estuviera con Ransom, ya estaba
en casa. —¿Por qué allí?

Ransom le apretó la rodilla, provocando un delicioso


escalofrío en el cuerpo de Gretchen. —Casi se me congelan las
pelotas en ese río, mujer. Donde vamos, podemos nadar
desnudos todo el año.

227
CALLIE RHODES 1- RANSOM

Washington DC

El Secretario de Defensa tamborileó con los dedos sobre


su escritorio, mirando la portada del informe. Las palabras
“Alto Secreto” y “Confidencialidad Crítica” estaban estampados
con suficiente tinta roja en cada página como para que el jefe
de Suministros del Pentágono tuviera que pedir más.

Toda la misión había sido un espectáculo de mierda, que


el Secretario probablemente debería haber visto venir. Algunas
cabezas iban a rodar, pero tendría que tener cuidado, ya que
los medios de comunicación ya habían descubierto más de lo
que se les debería haber permitido.

Sin embargo, cuanto más pensaba el Secretario en ello,


empezaba a surgir un resquicio de esperanza en el desorden.

Descolgó su línea segura, y una voz escueta respondió


al instante.

—¿Se ha confirmado ya? —preguntó el Secretario.

—Sí, señor. Fulmer está muerto. El cuerpo debería


llegar…

El Secretario colgó el teléfono. No le importaban los


detalles.

En retrospectiva, debería haber habido más


investigación. No volvería a cometer ese error. Fulmer podría
haber sido brillante, pero también había sido descuidado,
demasiado confiado, y casi había hecho caer toda la operación
con su ego.

228
CALLIE RHODES 1- RANSOM

AUTORA

Desde que era pequeña, la imaginación de Callie Rhodes


la ha metido en problemas. Desde que sueña con mundos
lejanos en clase hasta que se escapa a las historias inventadas
de su mente en la sala de reuniones, ha estado creando
historias que la alejan del mundo real desde que tiene
memoria.

Ahora vive entre los árboles del norte de California y ha


encontrado la forma de vivir de sus fantasías.

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