Está en la página 1de 2

La Memoria de la Casa.

Ensayo por Diego Flórez.

La Memoria de mi casa se escribe atravez de distintos símbolos, tradiciones y podrían decirse rituales
propios de la costumbre de las personas que habitan aquí. Mas exactamente en un momento donde
todos estamos reunidos que se llama Almuerzo Familiar del domingo. Aquí se reúnen todas estas
variantes y al escribirse juntas se renueva la historia, en este conjunto de tanto cosas como costumbres.

El almuerzo familiar del domingo, reúne una cantidad de características que al estar juntas hacen que
se recree la historia de este grupo; es una situación en donde hay elementos que hacen recrear la
memoria y traer tanto experiencias pasadas, como aprendizajes y situaciones con algunos seres
queridos que ya no están. Existen símbolos, como por ejemplo un silbido característico con el que nos
llamamos cuando estamos perdidos en el supermercado o cuando ya toca entrar a comer y es la firma
de que alguien de mi familia está llamando a alguien en este lugar (inclusive el perro atiende este silbido
después del almuerzo familiar al salir al parque) y es un sonido que se ha usado por generaciones;
como elementos de la cocina tales como el mortero de la abuela que aparte de ser un artículo de cocina,
se convierte y simboliza la forma en como se han hecho menjurjes, macerado las hierbas y condimentos
atravez del tiempo por la misma familia y el sello de cómo se hacen ciertas preparaciones por más
técnicas y aparatos modernos que existan.

Tradiciones como la de siempre hacer las diez recetas que se han hecho y de la manera como siempre
se han comido: el sancocho no muy espeso como lo hacía la abuela, así mismo como su mamá lo hacía
también, servir los demás elementos aparte con un guiso particular para ese plato y ver que esta receta
la repiten las tías, tíos y nosotros lo de la siguiente generación; o de comer en la media tarde arepa,
carne de cerdo y chocolate, hacer los panes de ajo; el arroz con leche casi a las 6 de la tarde antes de
que todos se vayan. Inevitablemente estas tradiciones traen a la reunión familiar y así mismo a recrear
tanto la forma de cocinar como recordar a aquellas personas de la familia que no están o por alguna
razón no se encuentran en dicha reunión.

Inclusive se podría hablar casi que de ritos: Estar juntos para el 31 de diciembre o en semana santa y
hacerle juicio al cerdo en la marranada, nombrarle fiscal y abogados en los miembros de la familia y
finalmente condenarlo a muerte por ser un sucio animal. Esto un rito de muchos años seguidos a veces
en Antioquia, a veces en Cundinamarca pero con las características de ser el mismo en todas las
versiones, la reunión de la familia y con esto la continuación de una tradición de memoria de años atrás
ya formada con la regla casi que estricta de que al cerdo se le debe bautizar, se le deben leer sus
derechos, tener una defensa y un juicio, un representante y una sentencia de muerte totalmente injusta,
pese a las grandes defensas por parte de mi padre todos los años; y que el matarife a su vez nunca deba
desperdiciar nada del cerdo y que todos los invitados queden saciados de comida, historias y buena
cerveza.

Todas estas costumbres y demás, sumadas juntas hacen que la memoria de la casa y de la familia se
recree cada vez que sucede el almuerzo familiar del domingo o la marranada del fin de año o el asado
familiar, en la casa de quien este disponible y en un buen número de días. De esta manera se ha
mantenido en gran parte la memoria de la familia tanto de recetas, como de experiencias, consejos y
muchos aprendizajes vividos por todos.

También podría gustarte