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Es un instrumento financiero que te permite anticipar determinadas

situaciones que pueden poner en riesgo la operatividad de tu empresa,


especialmente lo relacionado con la liquidez.

Al proyectar o estimar cómo será el movimiento de ingresos y egresos


en un periodo, ya sea mensual o anual, sabrás en qué momento
podrías tener mayores ingresos o —al contrario— presentar problemas
de insolvencia económica. Esto te permite tener una idea sobre si
la empresa necesitará financiamiento a futuro o si tendrá
suficientes recursos para realizar inversiones que ayuden a su
desarrollo y crecimiento.

En el flujo de caja proyectado debes considerar todos los factores que


pienses cambiar a corto plazo o que puedan variar en el futuro, ya sea
aumento de personal, de la producción, venta de nuevos productos,
modificaciones de la infraestructura, entre otros, dependiendo del
periodo en el que proyectes tu flujo.

Para que puedas apreciar resultados acertados, debes ser realista


frente a las cifras que vas a proyectar y, si es posible, llegar a los
resultados en el periodo que estás considerando. Igualmente, existe la
posibilidad de realizar varias proyecciones del flujo de caja donde
presentes diferentes escenarios: el que creas más probable, uno
pesimista y otro optimista.

Recuerda que proyectar el flujo de caja ampliará tu visión del negocio,


pues sabrás si se están implementando buenas estrategias o si
necesitan ser modificadas para alcanzar sus objetivos.

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