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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACION CIVIL

AC5995-2015
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02321-00

Bogotá D.C., trece (13) de octubre de dos mil quince


(2015).

Procede la Corte a resolver el recurso de queja


interpuesto por el demandado hacia el auto de 3 de agosto
de 2015, por medio del cual la Sala Civil-Familia-Laboral
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Villavicencio
negó la concesión del de casación frente la sentencia de 29
de septiembre de 2014, proferida dentro del ordinario
reivindicatorio agrario promovido por los menores Manuela
y Federico Ureña Vélez, a través de su progenitora Nidia
Vélez Bonilla, contra Edilberto Romero Buitrago.

I. ANTECEDENTES

1.- Los accionantes pidieron que se ordene a su


convocado restituirles la franja de terreno de nueve mil
(9.000) metros cuadrados aproximadamente que posee pero
que hace parte del predio de propiedad de ellos,
denominado La Urania ubicado en la vereda Puerto Poveda
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del municipio Fuente De Oro (Meta), junto con los frutos


producidos o que hubiere podido forjar con mediana
inteligencia y cuidado desde que el encartado entró al bien,
por ser poseedor de mala fe (fls. 1 a 2, cuaderno 1).

2.- Sustentaron sus reclamos así (folios 3 a 4, ib):

a.-) Adquirieron el fundo de mayor extensión en juicio


sucesorio protocolizado en la escritura pública nº 336 de 27
de marzo de 2003 otorgada en la Notaría Única de Granada.

b.-) El inmueble limita por el sur con el de Edilberto


Buitrago Romero, estando de por medio el Caño Zanja de
Raya.

c.-) Aprovechando esa colindancia, el enjuiciado


accedió al área materia de reivindicación, al punto que ha
talado árboles que forestan la ronda del Caño.

d.-) Él instauró una querella policiva con el fin de que


fuera respetado su señorío y obtuvo decisión favorable en
segunda instancia.

3.- Notificado el encausado se abstuvo de proponer


excepciones, aunque sí manifestó oponerse porque el
terreno objeto de reclamo es del Estado, al tratarse de zona
de reserva forestal.

4.- El Juzgado Civil del Circuito de Granada accedió


parcialmente a la pretensión, pues, ordenó la restitución y

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denegó el reconocimiento de los frutos civiles (fls. 8 a 20,


cuaderno 1).

5.- El superior confirmó, al desatar la apelación


presentada por el perdedor (fls. 41 a 52, cuaderno 2).

6.- El impugnante interpuso casación, que no le fue


concedida con auto de 3 de agosto de 2015, habida cuenta
que la porción de suelo litigado ostenta un valor inferior a
cuatrocientos veinticinco (425) salarios mínimos mensuales
legales vigentes, según la pericia practicada con tal
propósito, por lo que no alcanza el interés previsto en el
artículo 366 del Código de Procedimiento Civil (fls. 152 a
156, cuaderno 2).

7.- El contradictor pidió reponer esa determinación,


argumentando que el artículo 50 del Decreto 2303 de 1989,
norma de carácter especial en tratándose de juicios
agrarios, consagra que la cuantía para recurrir en casación
está fijada en diez millones de pesos ($10’000.000),
precepto que rige aún porque la Ley 1395 de 2010 sólo
derogó los cánones 51 a 97 de tal Decreto. En subsidio
solicitó la expedición de copias para acudir en queja (fls.
157 a 160, ib).

8.- El ad quem mantuvo su decisión con proveído del


31 de agosto último y ordenó al recurrente sufragar lo
necesario para agotar el mecanismo que ahora ocupa la
atención de esta Corporación.

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9.- En tiempo fueron suministradas las expensas


para tomar las reproducciones, se fijaron en lista para su
retiro, lo que hizo el censor oportunamente (fls. 165 vto. a
167).

10.- Tempestivamente estuvieron radicadas en esta


Corporación con escrito en el que se reiteraron los
argumentos ya expuestos (fls. 1 a 6, cuaderno 3).

11.- La secretaría corrió el traslado respectivo,


guardando silencio los demás intervinientes (fls. 9 a 10).

II. CONSIDERACIONES

1.- Conforme al artículo 29 del estatuto procesal civil,


reformado por el artículo 4º de la ley 1395 de 2010, vigente
a partir de su promulgación el 12 de julio, «[c]orresponde a
las salas de decisión dictar las sentencias y los autos que
resuelvan sobre la apelación contra el que rechace o resuelva
el incidente de liquidación de perjuicios de condena impuesta
en abstracto. El magistrado sustanciador dictará los demás
autos que no correspondan a la sala de decisión».

En consonancia con lo anterior, la presente decisión


no será objeto de pronunciamiento en sala, teniendo en
cuenta los criterios expuestos oportunamente por la Corte
en tal sentido al señalar «que a partir de la vigencia de la
mentada ley, atendiendo las previsiones del artículo 40 de la
Ley 153 de 1887, cual fue advertido en esta providencia, la

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Corte Suprema resolverá, entre otros asuntos asignados, los


que siguen: (…) A) En Sala de decisión. (…) i) Las sentencias.
(…) ii) inadmisión del recurso de casación (art. 372 C. de P.
C.). (…) iii) pruebas de oficio antes de proferir la sentencia de
instancia. (…) B) El Magistrado sustanciador. (…) i) El
recurso de queja (…) ii) acumulación de procesos (…) iii)
conflictos de competencia (…) iv) el auto que resuelve una
nulidad (…) v) el auto que resuelve la súplica (magistrado
que siga en turno -art. 363 C. de P. C.-). (…) vi) multa por la
no asistencia a la audiencia de que trata el artículo 373 del
C. de P. C.» (CSJ AC 27 sep. 2010, rad. 2010-01055).

2.- La naturaleza extraordinaria del recurso de


casación justifica las restricciones para concederlo, toda vez
que sólo es viable en aquellos eventos establecidos de
manera expresa por la ley, teniendo en cuenta su clase y el
quantum del agravio causado por el fallo opugnado, salvo
que verse exclusivamente sobre el estado civil porque en
este están involucrados los derechos personalísimos
irrenunciables y no un componente económico.

Así lo resaltó la Corte en AC del 20 abr. 2009, rad.


2008-01910, reiterado en AC4416-2014, al señalar que

(…) sólo puede emplearse frente a ciertas y determinadas


sentencias, en atención a la naturaleza del proceso en el que
ellas fueron proferidas, al juez que las emitió y, por regla general,
‘al valor actual de la resolución desfavorable al recurrente’
(Cfme. art. 366 del C. de P. C., modificado por la Ley 592 de
2000).

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3.- Tienen relevancia para la presente resolución los


siguientes hechos:

a.-) Que en la demanda génesis de la controversia fue


invocada la acción ordinaria de dominio agraria (fl. 1,
cuaderno 1).

b.-) Que el Juzgado Civil del Circuito de Granada le


dio ese trámite por la naturaleza del pleito implorada, sin
que ninguno de los extremos procesales mostrara
inconformidad.

c.-) Que la sentencia de primera instancia de 26 de


abril de 2012 fue parcialmente favorable a la pretensión, ya
que accedió a la reivindicación y negó el reconocimiento de
los frutos solicitados (folios 8 a 20, cuaderno 1).

d.-) Que al resolver la alzada interpuesta por el


convocado, tal determinación fue confirmada por el superior
el 29 de septiembre de 2014 (fls. 41 a 52, cuaderno 2).

e.-) Que tras la interposición del recurso de casación


fue ordenado y practicado un dictamen pericial, que arrojó
la suma de cuarenta y dos millones ochocientos diez mil
pesos ($42’810.000) como valor de la fracción de terreno
que el fallo dispuso entregar a los promotores.

4.- No hay lugar a acceder al reclamo del quejoso, en


la medida en que el artículo 366 del Código de
Procedimiento Civil dispone que «(e)l recurso de casación

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procede contra las siguientes sentencias dictadas en segunda


instancia por los tribunales superiores, cuando el valor actual de la
resolución desfavorable al recurrente sea o exceda de cuatrocientos

veinticinco (425) salarios mínimos legales mensuales vigentes (…) »

Y si bien es cierto, como se alega en el sub lite, que el


artículo 50 del Decreto 2303 de 1989 está vigente –ya que
aún cuando fue derogado por el artículo 626 del Código
General del Proceso ésta abolición no ha entrado a regir en
concordancia con el numeral 6 del canon 627- ello no
implica que se trate de un precepto aislado en el
ordenamiento que, sin más, genere la concesión del
mecanismo extraordinario implorado.

Por el contrario, aun cuando allí se fijó el interés para


recurrir en casación en asuntos agrarios en diez millones de
pesos ($10’000.000), en su parágrafo final se previó que
«(l)a cuantía de que trata este artículo se reajustará en la
forma en que la ley lo ordene.»

De allí que tal mandato deba ser interpretado de


manera sistemática con el restante ordenamiento que rige
tal materia, es decir, que debe entenderse que a los
procesos agrarios también es aplicable la modificación
introducida por el artículo 1º de la Ley 592 de 2000 al
artículo 366 del estatuto adjetivo civil, a cuyo tenor el
interés de que se trata asciende a cuatrocientos veinticinco
(425) salarios mínimos mensuales legales vigente para la
época de expedición de la sentencia atacada.

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Así lo ha venido exponiendo la Corte, al señalar lo


siguiente

Inocultable es, que el propósito del legislador al promulgar la


comentada ley fue, de un lado, imponer un reajuste a la cuantía
que venía rigiendo del interés para recurrir en casación y, de otro,
prever un sistema automático de incremento año a año de ese
valor diverso al imperante hasta ese momento, lo que hizo fijando
el monto de tal interés por su equivalente al número de salarios
mínimos legales mensuales vigentes allí indicado (425), en el
entendido que el salario mínimo legal mensual es reajustado
anualmente por el gobierno nacional; con lo cual hay que entender,
que se creó una regulación de ese interés distinta de la establecida
por el Decreto 522 de 1988. Tomando como punto de partida dicho
propósito del legislador y resultando claro, además, que el artículo
50 del Decreto 2303 de 1989 no es norma aislada, ni
absolutamente independiente, de las generales que se ocupan de
regular el recurso extraordinario de casación, menos en lo que
atañe al preciso aspecto de la cuantía del interés para recurrir,
pues como ya se hizo ver, tal precepto consagra que el valor de
$10.000.000.oo que fija expresamente como tope mínimo del
agravio económico que debe sufrir el recurrente “se reajustará en
la forma en que la ley lo ordene”, propio es colegir, entonces, que
las disposiciones de la Ley 592 de 2000 sí comprenden la materia
agraria y que, por ende, desde su vigencia, los litigios de tal
naturaleza también están sometidos, por una parte, al incremento
de la cuantía del interés para impugnar en casación y, por otra, al
incremento anual automático de su valor, derivado del sistema de
fijar su monto por equivalencia del que tenga el salario mínimo
legal mensual, porque es evidente que el Decreto 522 de 1988
desapareció del ordenamiento al ser expresamente modificado por
la Ley 592 de 2000 que, como se dijo, derogó (por mandato de su
artículo 2º) “todas las disposiciones que le sean contrarias”;
mayormente si, como se sabe, la cuantía para recurrir en casación

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señalada en el derogado Decreto 522 de 1988 (artículo 2º) estaba


igualmente prevista “para los efectos del artículo 366 del Código
de Procedimiento Civil”. En sana lógica, pues, desaparecida la
regulación que para su momento introdujo el citado Decreto, el
parágrafo último del artículo 50 del Decreto 2303 de 1989 debe
entenderse en armonía con el artículo 2º de la Ley 592 de 2000; lo
cual denota que la cuantía del interés para recurrir en casación los
asuntos agrarios quedó equiparada a la exigida en materia civil,

conforme la regulación contenida en la recién citada ley. (CSJ

AC-32 de 7 mar. 2001, rad. nº 1996-1289-03, reiterada


AC 4 dic. 2012, rad. nº 2012-2432-00; 15 mar. 2013,
rad. 2012-2950-00 y AC 11 abr. 2013, rad. nº 2013-
733-00).

En conclusión, la hermenéutica prohijada por la Corte,


que en esta oportunidad se repite, es la de que el artículo
50 del Decreto 2303 de 1989 debe ser aplicado
conjuntamente con el artículo 366 del Código de
Procedimiento Civil, en lo que atañe a la cuantía allí
prevista para recurrir en casación respecto de juicios de
naturaleza agraria.

Es decir, que la norma en que funda su reclamo el


demandado no debe ser interpretada de manera insular
sino acompasada con la Ley 592 de 2000, que aumentó la
cuantía del interés para recurrir en casación.

5.- Consecuentemente, los reparos del opugnador no


tienen vocación de éxito porque la modificación contenida
en ésta legislación también aplica en tratándose de juicios
de naturaleza agraria.

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III. DECISIÓN

Con base en lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Civil,

RESUELVE

Primero: Declarar bien denegado el recurso de


casación interpuesto frente a la sentencia de 29 de
septiembre de 2014, proferida dentro del proceso ordinario
reivindicatorio agrario promovido por los menores de edad
Manuela y Federico Ureña Vélez, a través de su progenitora
Nidia Vélez Bonilla, contra Edilberto Romero Buitrago.

Segundo: Devolver la actuación a la oficina de origen.

Notifíquese

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ


Magistrado

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