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Teología de la Adoración
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En relación a la adoración, Dios no nos ha dicho todo, pero tampoco ha estado callado respecto a
esto, a lo que podemos tener en cuenta los siguientes principios, respecto a nuestra adoración
congregacional: hacer lo que Dios claramente ordena, no hacer lo que Dios claramente prohíbe y
usar la sabiduría de la Escritura en todo lo demás.
Trascendente e inmanente
Dios es tanto trascendente como inmanente. Así lo afirma Isaías 57:15. Él es trascendente. Él
trasciende, o excede, todas nuestras ideas, pensamientos y opiniones acerca de Él. Trascendente
quiere decir que Dios es independiente de Su creación y superior a ella. Mientras adoramos a Dios,
debemos reconocer que Él no es uno de nosotros. Él es el Rey soberano, infinitamente majestuoso
y glorioso. Y a su vez es también Inminente, lo cual significa que está cercano a nosotros. Él no
está distante o aislado de Su creación. Pero la mejor manera de mantener esta tensión saludable es
meditar continuamente en el evangelio.
Mente y corazón
Adorar a Dios con nuestras mentes es importante, así como también con nuestro corazón, estamos
buscando despertar algo más que emociones efímeras, superficiales o autoinducidas. Los afectos
piadosos son profundos y tienen repercusiones duraderas. Son el resultado de centrarnos en lo que
Dios ha hecho y en quién es Él. Dios tiene la intención de que recordemos que ni la verdad bíblica
ni la profunda emoción están fuera de lugar cuando lo adoramos; las dos deben ir juntas.
Interior y exterior
En la Escritura el corazón abarca todo, desde lo que pensamos a lo que sentimos y también a lo que
escogemos. Por eso, no es suficiente que las personas simplemente asistan a las reuniones.
Tenemos que preguntarnos qué está sucediendo en sus deseos, pensamientos y sentimientos,
incluso las expresiones externas en adoración dicen mucho, pero no todo, aborda aquellos aspectos
que obstaculizan las expresiones físicas en la adoración.
Vertical y horizontal
La adoración comienza y termina con Dios, que es acerca de Dios y es para Dios. Nosotros
necesitamos adorar a Dios, La adoración bíblica se enfoca en Dios (Dios se ve claramente), se
centra en Dios (Dios es claramente la prioridad), y exalta a Dios (Dios es claramente honrado).
Otra manera igualmente significativa en que adoramos a Dios es a través de la edificación de unos
a otros. Distintas actividades, pero el mismo fin.
Planificado y espontáneo
Arraigado y relevante
Demasiado énfasis en las tradiciones y raíces puede inducirnos a depender de ellas. Muchas
tradiciones comenzaron como un honesto intento de proteger las verdades de la fe, pero con el paso
del tiempo llegan a separarse de la fe, resultando en una ortodoxia muerta. Por eso buscamos
tradiciones que sean flexibles y apropiadas para la cultura presente. Queremos proclamar el
evangelio inmutable de maneras que nuestra cultura pueda comprender, en formas que faciliten
que las personas perciban quién es Jesús y cómo nos ha cambiado.
Hábil y auténtica
La adoración no es solamente lo que está sucediendo entre Dios y yo, Dios quiere que busquemos
tanto la habilidad como con el corazón. Nuestra primera responsabilidad es servir a la congregación
con los dones que Dios nos ha dado. Mientras estimulamos y ayudamos a las personas a servir
“según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno”, podrán hacerlo con gozo, no importa
cuándo, dónde o cómo.
Bíblicamente, no hay una distinción entre sagrado y secular en nuestras vidas. Cada momento es
una oportunidad para adorar a Dios y hacer de la adoración un estilo de vida. Él es tan digno de
adoración cuando nuestros automóviles se averían como cuando nos reunimos el domingo. Somos
la iglesia dispersa que adora y también la iglesia reunida que adora.