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CURSO:
Teología de Santidad I
ESTUDIANTE:
Danner Vickely Guevara Santacruz
PROFESOR:
Pastor Guillermo Neyra Melendez
PROGRAMA:
ETED
UNA VIDA QUE IRRADIA
(1 TESALONICENSES 5: 23)
INTRODUCCIÓN
DESARROLLO
Antes de dar detalles sobre los aspectos de vivir una vida que irradie quisiera
mencionar un poco más sobre la entera santificación. Esta expresión se refiere
a la obra de Dios en el creyente, que lo libra de todo pecado, creando una
relación perfecta según el versículo antes mencionado (1Tesalonisenses 5:23).
Asimismo, que la santificación es por gracia, es decir, un don gratuito de Dios,
inalcanzable al esfuerzo humano, pero dado por el padre a quienes lo piden;
porque no podemos librarnos a nosotros mismos de la corrupción inherente de
la naturaleza; igualmente, es una operación sinérgica y recibido a través de la
fe. Se cree que a través de la entera santificación el pecado original es
desarraigado del alma del ser humano y Dios es el empieza a dirigir la vida.
Para permitir que Dios nos santifique y vivir una vida en santidad o equilibrada
conforme a 1 Tesalonicenses 5: 23 necesitamos entender estos 3 aspectos:
Una vez que tenemos ese momento instantáneo o entera santificación, Dios
nos dirige para el cambio interno y personal. Luego, está el siguiente punto:
b) Segundo la Santidad social: En este aspecto, la santificación se expresa
en la comunidad. Wesley decía: «El evangelio no reconoce ninguna otra
santidad que no sea la santidad social». Otro lema era: «Gana todo lo que
puedas, ahorra todo lo que puedas, da todo lo que puedas». Ante este
enunciado, se puede decir que no se está poniendo en práctica sino por el
contrario existe un enorme descuido en nuestras iglesias, debido a que más se
enfatiza tener una santidad privada, interna, individualista, convirtiéndonos
como Wesley decía “santos solitarios”. Esa es la razón que se necesita en este
siglo XXI practicar una vida de santidad en comunidad, para la comunidad,
dentro de la comunidad de fieles y fuera de ella. La religión verdadera no puede
subsistir sin la sociedad, por tal motivo es indispensable mirar más allá de las
cuatro paredes y así como el autoanálisis con la siguiente pregunta: ¿Quiero
saber si soy santo? La respuesta debe ir en relación a mi trato con los demás
(1Corintios 13). Conllevando a dejar de juzgar al prójimo, dejar de lado ese
espíritu individualista y competitivo que existe entre pastores, iglesias y
denominaciones. ¡Es hora de empezar el cambio con nosotros mismos y
empecemos ya!
Como último punto, ser santificado no es llevar una vida estática sino por el
contrario, seguir creciendo en gracia, en el conocimiento de Cristo y en el amor,
no solo hasta la muerte, sino por toda la eternidad. Todo esto no exime a que
una persona enteramente santificada pueda caer de la gracia redentora de
Dios, pero si esta vive en santidad, aumenta la posibilidad de retener la
condición espiritual. Eso implica que la posibilidad de caer de la gracia no es
eliminada; sin embargo, su riesgo se reduce al mínimo. Cada día, pidamos a
nuestro Dios que nos llene de su amor.
CONCLUSIÓN
No olvidar que debe haber el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús y la mejor
manera de cuidar nuestra salvación es a través del camino de santidad no
dejando de crecer en la gracia (Filipenses 2.12). En este camino, quien se
detiene inmediatamente empieza a caer.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Brengle, S. (1960). AUXILIOS PARA LA SANTIDAD. (4ta ed.). ARGENTINA: IGLESIA DEL
NAZARENO.
Knight, J. (2012). El amor más excelente. La proclamación del mensaje wesleyano. CASA
NAZARENA: ARGENTINA.
McClurkan, J. (s/f). Santificados por Completo. ARGENTINA: IGLESIA DEL NAZARENO .Pag (22-
27).