Está en la página 1de 7

INSTITUCIÓN:

Seminario Teológico Nazareno del Perú

CURSO:
Teología de Santidad I

ESTUDIANTE:
Danner Vickely Guevara Santacruz

PROFESOR:
Pastor Guillermo Neyra Melendez

PROGRAMA:
ETED
UNA VIDA QUE IRRADIA
(1 TESALONICENSES 5: 23)

INTRODUCCIÓN

Hoy en día, un gran porcentaje de cristianos no han llegado a descubrir ese


propósito que Dios tiene en sus vidas, permitiéndoles marcar la diferencia ante
la sociedad. Y existe una sola manera que nuestra vida brille e ilumine, se
llama: «la entera santificación», cuyo tema en estos tiempos posmodernos se
convierte, sin duda, en un sueño o en un tema muy desafiante. Por un lado,
porque en las iglesias se está dejando de lado la vida práctica de santidad,
debido a que, la gente se está conformando solo con levantar la mano para
aceptar la salvación y vivir una vida cristiana superficial, también se puede
decir porque quieren vivir a su manera. Desean que Dios se adapte a su estilo
de vida y que Dios haga lo que ellos desean. La cual no permite llegar u
obtener la entera santificación.

Lamentablemente, muy pocos están dispuestos a entregar a Dios todo su ser.


Solo quieren entregar a Dios lo que les conviene. Dejando de lado, lo que
encontramos en el libro Auxilio para la Santidad, Brengle (1960) quien aporta
que el ser humano debe tener un desprendimiento completo del pecado de su
corazón para que Dios transforme o llene de la entera santificación. Asimismo,
en las iglesias se ha llegado a entender que debemos anhelar ser llenos del
Espíritu Santo a través de manifestaciones, no es que eso no esté bien o que
queramos limitar el trabajo del Espíritu Santo porque él trata con cada persona
de manera única, sin embargo, es necesario entender que la entera
santificación no es solo en un momento es para toda la vida como está en el
documento «Santidad en la Vida Diaria».

Es sumamente importante que como cristianos entendamos que la


santificación es tener una vida equilibrada, así como lo encontramos en 1
Tesalonicenses 5: 23: «El mismo Dios de paz os santifique por completo y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sean guardadas irreprensibles para la vida
eterna. Entonces, ¿cómo estamos entendiendo respecto a la santidad en las
iglesias o los cristianos?. ¿Será vivir una vida aislada para demostrar que
somos santificados?. Es por ello que el propósito de este ensayo es dar a
conocer la manera de cómo debemos de vivir una vida santificada y para
comprender más detalladamente el tema de la santificación se analizará desde
tres aspectos muy importantes, más adelante los detalles: La entera
santificación es instantánea y gradual, segundo la Santidad social y tercero la
santidad se caracteriza por el amor.

DESARROLLO

Antes de dar detalles sobre los aspectos de vivir una vida que irradie quisiera
mencionar un poco más sobre la entera santificación. Esta expresión se refiere
a la obra de Dios en el creyente, que lo libra de todo pecado, creando una
relación perfecta según el versículo antes mencionado (1Tesalonisenses 5:23).
Asimismo, que la santificación es por gracia, es decir, un don gratuito de Dios,
inalcanzable al esfuerzo humano, pero dado por el padre a quienes lo piden;
porque no podemos librarnos a nosotros mismos de la corrupción inherente de
la naturaleza; igualmente, es una operación sinérgica y recibido a través de la
fe. Se cree que a través de la entera santificación el pecado original es
desarraigado del alma del ser humano y Dios es el empieza a dirigir la vida.

Para permitir que Dios nos santifique y vivir una vida en santidad o equilibrada
conforme a 1 Tesalonicenses 5: 23 necesitamos entender estos 3 aspectos:

a) La entera santificación es instantánea y gradual (un proceso): La entera


santificación inicia en la regeneración y desde allí en adelante existe un
desarrollo gradual, pero llega un momento instantáneo donde el individuo es
enteramente santificado. Se puede decir que a medida que vamos creciendo
en la gracia santificadora de Dios, nos damos cuenta que más necesitamos de
Él y no queremos ser independientes. Esa dependencia ocasiona que haya
cambios en nuestro ser. Dios mismo a través del Espíritu Santo empieza a
ordenar nuestra alma, es decir, nuestras emociones, sentimientos,
pensamientos y así mismo nuestro cuerpo empieza a reflejar salud, incluso he
podido ver que las personas pareciera que cambiaran de rostro porque irradian
felicidad. Es por ello que la vida santificada es un cambio o transformación
total. Lo maravilloso de este encuentro con Dios es que nos da la fortaleza para
continuar perfeccionándose en el día a día.

Una vez que tenemos ese momento instantáneo o entera santificación, Dios
nos dirige para el cambio interno y personal. Luego, está el siguiente punto:
b) Segundo la Santidad social: En este aspecto, la santificación se expresa
en la comunidad. Wesley decía: «El evangelio no reconoce ninguna otra
santidad que no sea la santidad social». Otro lema era: «Gana todo lo que
puedas, ahorra todo lo que puedas, da todo lo que puedas». Ante este
enunciado, se puede decir que no se está poniendo en práctica sino por el
contrario existe un enorme descuido en nuestras iglesias, debido a que más se
enfatiza tener una santidad privada, interna, individualista, convirtiéndonos
como Wesley decía “santos solitarios”. Esa es la razón que se necesita en este
siglo XXI practicar una vida de santidad en comunidad, para la comunidad,
dentro de la comunidad de fieles y fuera de ella. La religión verdadera no puede
subsistir sin la sociedad, por tal motivo es indispensable mirar más allá de las
cuatro paredes y así como el autoanálisis con la siguiente pregunta: ¿Quiero
saber si soy santo? La respuesta debe ir en relación a mi trato con los demás
(1Corintios 13). Conllevando a dejar de juzgar al prójimo, dejar de lado ese
espíritu individualista y competitivo que existe entre pastores, iglesias y
denominaciones. ¡Es hora de empezar el cambio con nosotros mismos y
empecemos ya!

c)Tercero la santidad se caracteriza por el amor: A este último aspecto


Wesley lo llamó amor perfecto y lo citó así: «Un amor expulsando al amor, el
amor excluyendo al pecado; el amor llenando el corazón, tomando la capacidad
completa del alma y entre tanto que el amor llene todo el corazón, ¿Qué lugar
hay allí para el pecado?» (1Juan 4:16-17) es un amor hacia Dios y al prójimo,
es un amor que no está mezclado con motivaciones carnales. Las evidencias
de la vida en santidad no son las manifestaciones, los carismas, las caídas, etc.
como los grupos pentecostales creen que la evidencia es el hablar en lenguas,
de no ser así, no ha sido enteramente santificado. Los nazarenos siguiendo el
legado de Wesley creemos que la mayor evidencia es la perfección en amor.

Asimismo, Wesley enseñaba que la santidad no solo se enfoca en obedecer


una serie de reglas, sino, es un llamado a actuar a través de un amor en
acción, en primer lugar, a Dios y, en segundo lugar, en pro de las personas
más indefensas.

Como último punto, ser santificado no es llevar una vida estática sino por el
contrario, seguir creciendo en gracia, en el conocimiento de Cristo y en el amor,
no solo hasta la muerte, sino por toda la eternidad. Todo esto no exime a que
una persona enteramente santificada pueda caer de la gracia redentora de
Dios, pero si esta vive en santidad, aumenta la posibilidad de retener la
condición espiritual. Eso implica que la posibilidad de caer de la gracia no es
eliminada; sin embargo, su riesgo se reduce al mínimo. Cada día, pidamos a
nuestro Dios que nos llene de su amor.

CONCLUSIÓN

Para concluir, necesitamos ser santificados para tener la fuerza y empezar a


ordenar nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo e impactar en nuestra familia,
amistades y sociedad. Asimismo, necesitamos seguir y seguir en la búsqueda
diaria con nuestro Dios para llenarnos de su perfecto amor y reflejar en la
sociedad lo que hemos adquirido.

No olvidar que debe haber el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús y la mejor
manera de cuidar nuestra salvación es a través del camino de santidad no
dejando de crecer en la gracia (Filipenses 2.12). En este camino, quien se
detiene inmediatamente empieza a caer.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Brengle, S. (1960). AUXILIOS PARA LA SANTIDAD. (4ta ed.). ARGENTINA: IGLESIA DEL
NAZARENO.

Everett, L. El Espíritu de Santidad. ARGENTINA.

Knight, J. (2012). El amor más excelente. La proclamación del mensaje wesleyano. CASA
NAZARENA: ARGENTINA.

McClurkan, J. (s/f). Santificados por Completo. ARGENTINA: IGLESIA DEL NAZARENO .Pag (22-
27).

Palmer, E. (1995). El Espíritu Santo. EL ESTANDARTE DE LA VERDAD: BARCELONA.

Santidad en la vida diaria.

También podría gustarte