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LA IMPORTANCIA DEL CULTO CRISTIANO EN LÍNEA

Hoy en día estamos ante una nueva normalidad, incluso en relación al hecho del desarrollo del
culto cristiano, ahora hay una nueva modalidad de cómo llevarlo a cabo y esta forma es totalmente
en línea en muchísimos casos, usando redes sociales, páginas web y demás programas para tener
sesiones en grupos, como zoom o google meet. A continuación veremos 2 posturas en relación a
este asunto antes mencionado:

Postura 1: Iglesia Digital Saludable.

Nuestro llamado a contarle a las personas sobre nuestro Salvador y ayudar a esas mismas personas
a vivir su fe es muy claro. No es opcional. Debemos ir, pero ¿cómo es esa comisión en un mundo
digitalmente saturado? ¿Estaría Jesús en Instagram y subiría sus mensajes a YouTube? ¿Qué está
bien y qué no está bien? ¿Cómo encaja el Internet en el propósito de la Iglesia? Jesús siempre
estuvo más enfocado en las personas y menos en los medios. Jesús, y más tarde los apóstoles,
aprovecharon los Caminos Romanos y todo tipo de medios de su tecnología moderna. Usted y yo
sabemos que la clave no es ser relevante, sino si puede una plataforma específica ayudar a cumplir
nuestra misión. La respuesta corta es que puede usar la mayoría de las redes sociales y herramientas
digitales para alcanzar sus objetivos, pero no significa que sea la solución para su iglesia. Estar en
cada plataforma no hará crecer automáticamente a su iglesia. Se necesita una estrategia bien
pensada y alineada con su visión para que funcione.

La clave para el ministerio digital, es concentrarse en las victorias de su iglesia. No copie lo que
otras iglesias están haciendo solo porque puede acrecentar rápidamente su audiencia. Haga lo que
tenga sentido para su iglesia. Recuerde, uno no se une a la tendencia del Internet para multiplicar
a su iglesia, sino para alcanzar su visión, que va más allá de llenar una habitación. Necesita
encontrar el mejor enfoque para los objetivos de su iglesia local. El Internet brinda una tremenda
oportunidad para cumplir con la Gran Comisión, pero se necesita sabiduría. No se trata de ser
relevante, sino de tener un propósito con tiempo y recursos.

Postura 2: Peligros de la Iglesia en línea.

Una de las realidades más claras del siglo XXI es que la tecnología está en todo lugar. Hoy no es
fuera de lo común pedir un taxi, comprar alimentos, o adquirir boletos de cine, todo desde la
comodidad de tu dispositivo móvil. Hay una accesibilidad al mundo entero desde cualquier aparato
que se pueda conectar al Internet.
Los avances tecnológicos son indudablemente de gran bendición para el mundo cristiano. Sin
embargo, permíteme darte algunos aspectos de cuidado para considerar con relación a la iglesia, el
creyente, y el Internet.

La iglesia en línea no es iglesia, ya que la iglesia es un cuerpo vivo, tangible, real, cuidado y velado
por los pastores y obispos, creciendo y ayudándose entre sí. Ver predicaciones en YouTube, o
conectarte a ver predicaciones los domingos cuando pudieras ir a congregarte no quiere decir que
estás obedeciendo a Dios en tu asistencia a una iglesia local (Hebreos 11:25).

Al contrario, la idea de que puedes ir a la iglesia en línea alimenta la noción incorrecta de que
debemos buscar siempre nuestra comodidad. Cristo hizo un llamado a lo opuesto. Cristo quiere
seguidores que estén dispuestos a negarse a sí mismos (Mateo 16:24), que estén dispuestos a amar
a otros (Juan 13:35), y que quieran estar bajo la autoridad de pastores (Hebreos 13:17). La iglesia
no se trata de mí, mi comodidad, mis deseos, mi tiempo, o mi preferencia. La iglesia es la máxima
expresión del amor de Cristo a su pueblo (Efesios 1:22), su autoridad es el centro que une a la
iglesia, y no mi opinión o gustos. Cuando he reemplazado la iglesia local por una “iglesia” en línea,
eso refleja más mi deseo por hacer las cosas a mi manera que una necesidad por obedecer su
Palabra.

Reflexión Final

A la luz de las posturas mencionadas anteriormente y en relación a la importancia del culto en


línea, no se pretende decir que la iglesia tiene que resistirse a cualquier clase de cambio. No todo
lo nuevo es malo; no todo lo moderno es antibíblico. Sin embargo, el criterio que debe evaluar toda
actividad para el creyente debe encontrarse en la Biblia, siempre. Cuando el apóstol Pablo habla
de que nos debemos “edificar los unos a los otros” (1 Tesalonicenses 5:11), está claramente
marcando los límites de la iglesia. En otras palabras, una iglesia que no se edifica mutuamente no
es iglesia, ya sea que se reúna en un culto en línea o presencial.

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