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Las estrellas de neutrones y quarks explicadas para

todos los públicos: así se forman dos de los objetos más


asombrosos del universo
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https://www.xataka.com/espacio/estrellas-neutrones-quarks-explicadas-para-todos-publicos-
asi-se-forman-dos-objetos-asombrosos-universo

El cosmos es sobrecogedor. Vasto. Misterioso. La ciencia es la mejor herramienta que tenemos para descubrirlo
muy poco a poco, aunque los científicos son plenamente conscientes de que lo que conocemos de él es tan
solo una ínfima porción de lo que contiene. La fascinación que tantas personas sentimos por él se alimenta
sobre todo de su capacidad de albergar objetos enigmáticos que en gran medida escapan a nuestra
comprensión.

Los agujeros negros ejemplifican a la perfección esta singularidad. La teoría general de la relatividad publicada
por Albert Einstein en 1915 hizo posible su predicción, pero fue la habilidad con la que poco después el físico y
matemático alemán Karl Schwarzschild resolvió las ecuaciones de campo que dan forma al núcleo de esta teoría
la que permitió apuntalar su existencia en el plano teórico.

Durante más de un siglo los astrofísicos se han esforzado para encontrar formas ingeniosas de ampliar nuestro
conocimiento acerca de las diferentes etapas por las que discurre la vida de las estrellas, así como de los
mecanismos que provocan que algunas de ellas, las más masivas, pongan fin a sus fases de actividad
transformándose en agujeros negros. Estos objetos atrapan por sí solos la atención de las personas que
miramos hacia las estrellas con curiosidad, pero no son en absoluto los únicos cuerpos celestes que tienen
unas propiedades asombrosas.

DURANTE MÁS DE UN SIGLO LOS ASTROFÍSICOS SE HAN ESFORZADO PARA


AMPLIAR NUESTRO CONOCIMIENTO ACERCA DE LAS DIFERENTES ETAPAS POR
LAS QUE DISCURRE LA VIDA DE LAS ESTRELLAS

Las estrellas de neutrones y las aún hipotéticas estrellas de quarks son, al igual que los agujeros negros, unos
objetos apasionantes. La astrofísica se ha desarrollado lo suficiente para ser capaz de entregarnos información
muy valiosa acerca de ellas, lo que nos anima a mantenernos a la expectativa con la esperanza de que los
cosmólogos consigan conocerlas mejor y ayudarnos a entender con más precisión los procesos que
desencadenan su formación.
Aunque estas estrellas en particular, las de neutrones y quarks, son las auténticas protagonistas de este
artículo, para llegar a ellas nos interesa repasar primero las fases por las que discurre la vida de las estrellas. No
obstante, antes de meternos en harina me parece importante hacer una declaración de intenciones: en este
artículo no encontraréis ni una sola ecuación. No son necesarias para intuir con cierta precisión cómo
funcionan los excitantes procesos físicos que explican su formación.

Así nacen, crecen, mueren y se reproducen las estrellas


Las estrellas se forman a partir de las nubes de polvo y gas que están diseminadas por el universo. Cuando la
densidad de una de estas nubes es lo suficientemente alta la gravedad actúa sobre ella favoreciendo la
aparición de un mecanismo incansable conocido como contracción gravitacional, que va condensando la
materia contenida en la nube y dando forma poco a poco a un bebé estelar o protoestrella. Esta fase de la
evolución estelar se conoce como presecuencia principal, y en ella la estrella obtiene su energía, precisamente,
de la contracción gravitacional.

Aproximadamente el 70% de la masa de las estrellas es hidrógeno, entre el 24 y el 26% es helio, y el 4 al 6%


restante es una combinación de elementos químicos más pesados que el helio. La vida de cada estrella está
condicionada por su composición inicial, pero, sobre todo, está profundamente influenciada por su masa,
que no es otra cosa que la cantidad de materia que la gravedad es capaz de reunir y condensar en una porción
del espacio.

Curiosamente, las estrellas más masivas consumen su combustible mucho más rápido que las estrellas menos
masivas, por lo que, como veremos a lo largo del artículo, tienen una vida más corta, y, sobre todo, más
violenta y espectacular. A medida que la contracción gravitacional va condensando la materia contenida en la
nube su temperatura se va incrementando poco a poco.

Si la cantidad de materia acumulada es lo suficientemente grande llegará un momento en el que en su núcleo


se darán las condiciones de presión y temperatura necesarias para que los núcleos de hidrógeno comiencen a
fusionarse espontáneamente mediante reacciones de fusión nuclear.

La ignición del hidrógeno tiene lugar cuando la temperatura del núcleo de la protoestrella alcanza los diez
millones de grados centígrados. El instante en el que aparecen esas condiciones es el momento en el que se
enciende el horno nuclear, y la estrella comienza una fase conocida como secuencia principal, durante la que
obtiene su energía de la fusión de los núcleos de hidrógeno.
Radiación cósmica: qué es, de dónde procede y qué nos protege de ella
El producto de la fusión de los núcleos de hidrógeno son nuevos núcleos de helio, por lo que la composición de
la estrella comienza a variar. Durante este proceso se libera una enorme cantidad de energía y la estrella se ve
obligada a reajustarse continuamente para mantener el equilibrio hidrostático. Los astrofísicos tienen
herramientas matemáticas que son capaces de describir este proceso con mucha precisión, pero lo que a
nosotros nos interesa es saber que el equilibrio hidrostático es la cualidad que permite a la estrella preservar su
estabilidad.

LAS ESTRELLAS SE MANTIENEN EN EQUILIBRIO DEBIDO A QUE LA


CONTRACCIÓN GRAVITACIONAL SE VE CONTRARRESTADA POR LA PRESIÓN DE
RADIACIÓN Y DE LOS GASES

Para lograrlo es imprescindible que coexistan dos fuerzas opuestas capaces de compensarse. Una de ellas es la
contracción gravitacional, que, como hemos visto, comprime la materia de la estrella, apretándola sin descanso.
Y la otra es la presión de radiación y de los gases, que es el fruto de la ignición del horno nuclear y que intenta
que la estrella se expanda. El reajuste constante que va sufriendo la estrella a medida que va consumiendo su
hidrógeno y produciendo nuevos núcleos de helio es el responsable de mantenerla en equilibrio, de modo que
la contracción gravitacional por un lado, y la presión de radiación y de los gases por otro, se mantienen a raya
mutuamente.

Durante este proceso el núcleo de la estrella se ve obligado a contraerse para incrementar su temperatura y
detener el colapso gravitacional al que se vería abocada de no poder equilibrarse gracias a la presión de
radiación y de los gases. Si la estrella es lo suficientemente masiva el núcleo se calentará y se comprimirá tanto
como para que la fusión de los núcleos de helio tenga lugar cuando se acabe el hidrógeno. A partir de ese
momento arrancará un proceso conocido como triple alfa.
Este fenómeno describe el mecanismo por el que tres núcleos de helio se fusionan para producir un núcleo de
carbono, y tiene lugar a una temperatura aún más alta que aquella a la que se produce la fusión de los núcleos
de hidrógeno. Durante este proceso la estrella continuará consumiendo sus reservas de helio, produciendo
núcleos de carbono y reajustándose para mantenerse en perfecto equilibrio gracias, una vez más, a la acción
conjunta de la contracción gravitacional y la presión de radiación y de los gases.

De nuevo, si la estrella tiene la masa suficiente no se detendrá en la producción de carbono. Cuando este
elemento se agote en el núcleo este se reajustará, comprimiéndose e incrementando una vez más su
temperatura para frenar el colapso gravitacional. A partir de este instante los núcleos de carbono entrarán en
ignición mediante el proceso de fusión nuclear y comenzará la producción de elementos químicos aún más
pesados.

Mientras en el núcleo de la estrella se está llevando a cabo la fusión del carbono en la capa inmediatamente
superior se mantiene la ignición del helio. Y por encima de esta del hidrógeno. Durante la nucleosíntesis
estelar, que es como se denomina el proceso en el que tienen lugar las reacciones nucleares en el interior de
estos objetos, las estrellas adquieren una estructura en forma de capas similar a la de una cebolla. En el núcleo
reside el elemento más pesado, y a partir de ahí vamos ascendiendo por capas encontrándonos cada vez
elementos más ligeros.

Los ordenadores cuánticos, explicados: cómo funcionan, qué problemas


pretenden resolver y qué desafíos deben superar para lograrlo
Las estrellas son las auténticas responsables de fabricar los elementos químicos. El oxígeno, el carbono, el
hidrógeno, el nitrógeno, el calcio y el fósforo que constituyen el 99% de la masa de nuestro cuerpo han sido
sintetizados en ellas. Y los elementos químicos que dan forma al 1% restante, también. La materia de la que
estamos hechos no solo nosotros, sino todo lo que nos rodea, procede, literalmente, de las estrellas. No
obstante, como estamos a punto de comprobar, no todos los elementos químicos se originan en el interior de
las estrellas.

Del hierro no es posible obtener más energía por medio de procesos de fusión nuclear, por lo que cuando el
núcleo de la estrella evoluciona mediante la nucleosíntesis estelar hasta quedar compuesto por hierro, la
producción de energía en él se detiene. En ese momento la presión de radiación y de los gases no es suficiente
para contrarrestar la contracción gravitacional, por lo que el núcleo de hierro se contrae súbitamente bajo la
enorme presión que ejercen sobre él todas las capas de material que tiene por encima. La estrella ha perdido
el equilibrio.
En este instante toda esa materia pierde el soporte que ejercía el núcleo, que ahora es mucho más compacto, y
cae sobre él con una velocidad enorme. Cuando todo ese material de la estrella toca la superficie del núcleo se
produce un efecto rebote que provoca que salga despedido con una energía descomunal hacia el medio estelar,
quedando diseminado. Acaba de producirse una supernova. Algunas de ellas son tan energéticas que durante
unos pocos segundos emiten más luz que toda la galaxia que las contiene.

Las supernovas ponen fin de alguna manera al latido estelar. Y, además, todo el material que esparcen por el
cosmos puede dar lugar en el futuro a la formación de nuevas estrellas y planetas, por lo que,
sorprendentemente, las estrellas se reproducen después de morir. Pero el núcleo de hierro no sale indemne de
este proceso. La enorme presión a la que es sometido provoca cambios muy importantes en su estructura, por
lo que deja de estar conformado por materia ordinaria, con sus protones, neutrones y electrones, y pasa a estar
compuesto por lo que los astrofísicos llaman materia degenerada.

Estrellas de neutrones: el remanente de una supernova es otro objeto


colosal
El recorrido que acabamos de hacer a lo largo de la vida de las estrellas nos prepara para indagar en el objeto
que estamos a punto de explorar: una estrella de neutrones. Sin embargo, durante nuestro viaje hemos
pasado por alto varios objetos que también son el resultado de la evolución estelar, pero que no son
imprescindibles para conocer las estrellas de neutrones y quarks, que son las auténticas protagonistas de este
artículo.

EN LAS ESTRELLAS DE NEUTRONES EL HIERRO DEL NÚCLEO SE


FOTODESINTEGRA BAJO LA ACCIÓN DE LOS FOTONES DE ALTA ENERGÍA QUE
CONSTITUYEN LA RADIACIÓN GAMMA

En el reportaje que enlazo aquí:


https://www.xataka.com/espacio/nubes-polvo-gas-agujeros-negros-asi-nacen-crecen-mueren-se-reproducen-est
rellas os hablamos con más detalle de la vida de las estrellas, y en él encontraréis información muy interesante
acerca de las enanas marrones, las enanas blancas o las gigantes rojas, entre otros objetos fruto de la evolución
estelar. Retomemos ahora nuestro viaje donde lo dejamos. Si el objeto que queda después de que la estrella
haya expulsado hacia el medio estelar sus capas externas bajo la forma de una supernova tiene más de 1,44
masas solares, un valor conocido como límite de Chandrasekhar en honor del astrofísico indio que lo calculó, el
remanente estelar colapsará una vez más para dar lugar a una estrella de neutrones.

Unos instantes antes de que se produzca la supernova el núcleo de hierro de nuestra estrella masiva se ve
sometido a la enorme presión de las capas superiores de material, y también a la acción incesante de la
contracción gravitacional. Estos procesos desencadenan un mecanismo de naturaleza cuántica que conlleva
cambios muy importantes en la estructura de la materia, provocando que el hierro del núcleo estelar, que está
sometido a una temperatura muy alta, se fotodesintegre bajo la acción de los fotones de alta energía, que
constituyen una forma de transferencia de energía conocida como radiación gamma.

Estos fotones de altísima energía consiguen desintegrar el hierro y el helio acumulados en el núcleo de la
estrella, dando lugar a la producción de partículas alfa, que son núcleos de helio que carecen de su envoltura de
electrones, y que, por tanto, tienen carga eléctrica positiva, y neutrones. Además tiene lugar un mecanismo
conocido como captura beta en el que no vamos a indagar para no complicar excesivamente el artículo. Lo
importante es que sepamos que provoca que los electrones de los átomos de hierro interaccionen con los
protones del núcleo, neutralizando su carga positiva y dando lugar a la producción de más neutrones.

El final del universo: qué nos dice la ciencia acerca del destino inevitable
del cosmos
Durante este proceso la materia inicial, que estaba constituida por protones, neutrones y electrones, pasa a
estar conformada únicamente por neutrones porque, como acabamos de ver, los electrones y los protones
han interaccionado mediante captura electrónica para dar lugar a más neutrones. A partir de ese momento la
estrella ya no está constituida por materia ordinaria; se ha transformado en una especie de enorme cristal
conformado solo por neutrones.

No obstante, una vez que la estrella ha alcanzado este estado podemos preguntarnos qué mecanismo permite
que esa bola de neutrones consiga soportar y contrarrestar la presión ejercida por la infatigable contracción
gravitacional. El fenómeno responsable de mantener la estrella de neutrones en equilibrio es el principio de
exclusión de Pauli, un efecto de naturaleza cuántica en el que no es necesario que nos sumerjamos a fondo
para evitar complicar mucho más el artículo.
Muy a grandes rasgos este principio, que fue enunciado por el físico austríaco Wolfgang Ernst Pauli en 1925,
establece que dos fermiones de un mismo sistema cuántico no pueden permanecer en el mismo estado
cuántico. Los quarks, que son las partículas elementales que constituyen los protones y los neutrones del
núcleo atómico, son fermiones. Y los electrones, también. Para aproximar de una forma sencilla qué significa
que dos fermiones no puedan adquirir el mismo estado cuántico y entender de dónde procede el equilibrio de
las estrellas de neutrones podemos intuir que la imposibilidad de que dos neutrones ocupen el mismo lugar
genera la presión necesaria para mantener la estrella en equilibrio.

Y esto nos lleva a la que sin duda es la característica más sorprendente de las estrellas de neutrones: su
densidad. El radio medio de uno de estos objetos es de aproximadamente diez kilómetros, pero su masa es
enorme. Comparadas, por ejemplo, con las estrellas que se encuentran en la secuencia principal, o, incluso, con
las enanas blancas, las estrellas de neutrones son muy pequeñas, y acumular tanta masa en tan poco espacio
provoca que un fragmento de un centímetro cúbico de una estrella de neutrones pese aproximadamente, ni
más ni menos, mil millones de toneladas. Es asombroso que un pedacito de materia similar a un terrón de
azúcar pueda tener un peso tan monstruoso.

Las estrellas de quarks, si realmente existen, rozan lo increíble


Por si lo que acabamos de ver no fuese ya suficientemente impactante, el producto final de una estrella puede
ser un objeto todavía más extraño que una estrella de neutrones. Si la masa del cuerpo resultante después de
que nuestra estrella masiva haya expulsado las capas externas al medio estelar supera las 2,17 masas solares
colapsará y dará lugar a una estrella de quarks o un agujero negro.

Las primeras son hipotéticas. Los científicos aún no han encontrado ningún objeto en el cosmos que tenga sin
ningún atisbo de duda las características propias de las estrellas de quarks, pero las leyes de la física las
describen con precisión. De los agujeros negros os hablamos con cierta profundidad en el artículo que enlazo
aquí mismo:
https://www.xataka.com/investigacion/agujeros-negros-respuestas-sencillas-a-algunas-grandes-preguntas-plant
eadas-objetos-misteriosos-universo, y, como sin duda sabéis, los astrofísicos ya han conseguido identificar
varios y fotografiar uno de ellos.
Conocemos la masa límite que son capaces de soportar las estrellas de neutrones, esas 2,17 masas solares que
acabo de mencionar, gracias a la investigación de los astrofísicos Richard Chace Tolman, Julius Robert
Oppenheimer y George Michael Volkoff. El límite de Tolman-Oppenheimer-Volkoff original fue propuesto en
1939, pero ha sido corregido en décadas posteriores gracias a los nuevos hallazgos realizados por los
cosmólogos, y también con la ayuda de los nuevos instrumentos de medida.

Desde un punto de vista teórico las estrellas de quarks son objetos a medio camino entre las estrellas de
neutrones y los agujeros negros. Tienen más masa que las primeras, pero menos que los segundos. Cuando la
masa del subproducto de la supernova excede el límite de Tolman-Oppenheimer-Volkoff, pero no alcanza el
valor crítico para colapsar gravitacionalmente hasta el punto de rasgar el continuo espacio-tiempo y
desencadenar la formación de un agujero negro, el equilibrio de la estrella de neutrones se rompe.

La presión por degeneración de los neutrones que preservaba la estabilidad de la estrella sucumbe ante la
presión gravitatoria, lo que provoca que los neutrones pierdan su estructura y se liberen los quarks, que son las
partículas fundamentales que los forman. A partir de este momento la materia de la estrella adquiere una
estructura exótica que los astrofísicos suelen describir como un plasma, que es un gas muy caliente y en este
caso también muy denso, constituido por quarks libres y gluones.

Por qué hay algo en vez de nada: qué nos dice la ciencia acerca del origen
cuántico del universo
Los gluones son las partículas fundamentales sin masa ni carga eléctrica que median entre los quarks como
resultado de la interacción nuclear fuerte, que es una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza.
Gracias a ellos el núcleo de los átomos se mantiene cohesionado debido a que transmiten la fuerza que
mantiene unidos los quarks que constituyen los nucleones, que son las partículas del núcleo: los protones y los
neutrones.
LOS GLUONES SON LAS PARTÍCULAS FUNDAMENTALES QUE MEDIAN ENTRE
LOS QUARKS COMO RESULTADO DE LA INTERACCIÓN NUCLEAR FUERTE

De la misma forma en que dos partículas con carga eléctrica intercambian fotones debido a que esta última
partícula fundamental actúa como mediadora de la fuerza electromagnética, los quarks, que tienen masa,
intercambian gluones debido a que, como acabamos de ver, son las partículas fundamentales que actúan
como mediadoras de la interacción nuclear fuerte.

No es fácil imaginar la estructura que tiene la materia de una estrella de quarks, pero lo que nos dicen las leyes
de la física es que debería ser una sopa de partículas extremadamente caliente y terriblemente densa. De
hecho, su densidad debería ser muy superior a la de las estrellas de neutrones, que, como hemos visto, es
monstruosa. Los astrofísicos formulan todo lo que acabamos de ver en el ámbito de las hipótesis, pero de las
observaciones que han llevado a cabo durante las últimas dos décadas se desprende que varias de las estrellas
de neutrones que conocemos podrían ser en realidad estrellas de quarks.

Las estrellas de neutrones, las estrellas de quarks y los agujeros negros estimulan las ganas de seguir
investigando y aprendiendo de miles de astrofísicos. Conocer mejor estos objetos puede ayudarnos a
comprender con más precisión las leyes que rigen el universo.
Los investigadores que están estudiándolas defienden que algunas estrellas de neutrones podrían tener plasma
conformado por quarks y gluones en su interior, mientras que otros objetos podrían estar constituidos por
completo por este tipo de materia exótica. En cualquier caso, hay varias estrellas de neutrones candidatas a
ser estrellas de quarks. Las que según los astrofísicos mejor encajan en este perfil son XTE J1739-285, en la
constelación de Ofiuco; 3C_58, en la constelación de Casiopea; y PSR B0943+10, en la constelación de Leo.

También cabe la posibilidad de que el remanente de las supernovas SN 2006gy, SN 2005gj, SN 2005ap, SN
1987A y ASASSN-15lh también sea una estrella de quarks. Quién sabe, quizá durante los próximos años los
astrofísicos consigan tomar medidas fehacientes que les permitan concluir con más rotundidad que, como
parecen revelarnos las leyes de la física con las que trabajamos, las estrellas de quarks no solo existen, sino que,
además, son más abundantes en el universo de lo que creemos actualmente.

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