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Se puede afirmar que en “Dialéctica del Iluminismo” Adorno y Horkheimer plantean que el
Iluminismo, al causar la pérdida de identidad del individuo, lo deja en una posición de
vulnerabilidad. Esta postura se da a entender en varios segmentos del texto.
En primer lugar, se puede fundamentar esta postura a partir de lo que se dice en el texto
acerca de cómo el uso instrumental de la razón que se da en el iluminismo ha llevado a la
construcción de una sociedad homogénea que sobrepasa al individuo a la vez que le
aterra. Se habla de cómo el aparato económico confiere de modo automático valores a las
mercancías que deciden el comportamiento de los seres humanos. Mediante la
producción y cultura de masas se inculca al individuo los modos en los que se debe
comportar, presentándolos como los únicos naturales o razonables. De esta manera el
individuo es cosificado y se guía por su adecuamiento a su función en la sociedad y a las
normas que le han sido fijadas, aprende la fuerza de lo colectivo (pg.30). El pánico que
sentía el ser humano ante la totalidad de la naturaleza corresponde al que sienten ahora
ante esta totalidad que son ellos mismos y sobre la cual nada pueden (pg. 30). Con esto
se da a entender que la pérdida de identidad a la que conlleva el iluminismo deja al
individuo en una posición de vulnerabilidad, ya que el mercado y el sistema de trabajo ha
moldeado la identidad del individuo, generando sus necesidades por anticipado y
mostrándole a seguir un único camino. El verdadero carácter del individuo se pierde bajo
el dominio del trabajo y es así como la sociedad se ha transformado en una totalidad igual
de incomprensible e inconmensurable que la misma naturaleza. El ser humano cosificador
pasa a ser él mismo lo cosificado, perdiendo la identidad propia y, por lo tanto, su
autonomía. Al no tener identidad propia está indefenso ante la sociedad pues no cuenta
con la autonomía que le daría tener sus propios ideales que defender. Pasan a ser meras
herramientas en un sistema y pierden así toda capacidad de autorreflexión.
Por otro lado, se puede demostrar la postura expuesta en base a lo que dicen los autores
acerca de cómo el estado actual de la civilización permite el totalitarismo. La sociedad
autónoma e indiferente tiene como consecuencia la impotencia de aquellos dominados.
La multitud pierde toda capacidad de reflexión y es llevada por órdenes que sigue
ciegamente. Esto deviene en que los objetivos de los dominadores son vistos como
inevitables. Los mismos dominadores presentan sus maquinaciones como si fueran
necesidades objetivas, como si fueran ingenieros de la historia universal. Mientras son
solo los dominados quienes toman como necesaria e intocable la evolución que cada vez
los vuelve un poco más impotentes, son reducidos a objetos de administración, que da
forma anticipada a todos los sectores de la vida y proyecta frente a los dominados una
necesidad objetiva ante la cual estos se creen impotentes (pg. 39). Para el individuo
resulta impenetrable el Estado y las instituciones que, desde los puestos de comando
hasta la economía, perpetúan el status quo (pg. 39). De esto se puede concluir que la
sociedad iluminista deja al individuo en una posición de vulnerabilidad frente al
totalitarismo, debido a que las necesidades de los dominadores pasan a ser parte del
mismo sistema impenetrable en el que el sujeto no tiene voz. Esto explica como surgen
totalitarismos tales como el fascismo en Europa.