Está en la página 1de 7

Los hechos jurídicos(∗)

Francesco Gazzoni

[Campagna, I negozi di attuazione, 1958; Ferrero, «Dichiarazione espressa»,


«dichiarazione tacita» e autonomia privata, 1974; Scalisi, Il negozio giuridico tra scienza e
diritto positivo, 1998]

1. Hecho y hecho jurídico hipotético [fattispecie]. El ordenamiento jurídico


toma en consideración determinados intereses considerados merecedores de
protección y los protege atribuyendo al sujeto que es portador de derechos
subjetivos y, más en general, de situaciones jurídicas activas.
El poder de realizar el interés deriva de abstractas previsiones normativas,
las cuales establecen condiciones, modos y tiempos de la relativa protección.
También las normas establecen condiciones, modos y tiempos de una
determinada realidad que puede modificarse y de los cuales son los efectos que
derivan de aquella determinada modificación. En el primer caso es una previsión
estática de la relevancia jurídica de ciertas realidades; en el segundo caso, por el
contrario, es una previsión dinámica de las consecuencias jurídicas que
determinadas realidades están en grado de producir recurriendo a ciertos
presupuestos [Cataudella, ED, XVI, 926].
Por ello, se distingue, entre hecho y efecto, los cuales son
inseparablemente ligados por un estricto nexo de causalidad jurídica: previsto un
determinado hecho por la norma, es decir un hecho jurídico hipotético [una fattispecie],
se determina un determinado efecto jurídico [Monateri, D, VIII, 223]. El efecto,
no es sino una consecuencia dinámica del hecho y hecho no es sino un
acaecimiento temporal que, idóneo para modificar la realidad material, puede ser
o no ser jurídicamente relevante según la concreta previsión que haya hecho el
legislador. No hay coincidencia entre hecho material y hecho jurídico, así como
no hay coincidencia entre interés jurídico y socialmente relevante [Moschella, Fatto
giuridico, EG, XIV].
Los hechos, o los eventos, tienen, desde el punto de vista material, una
propia, clara y neta autonomía, todo hecho por su naturaleza singular, puede
conectarse y reducirse a una unidad una vez tomados en consideración por el
legislador. Puede no haber coincidencia entre un particular hecho y un hecho
jurídico hipotético [una fattispecie], identificándose este último como el conjunto de
acaecimientos previstos por una particular norma que necesariamente deben
estar presentes a fin de la producción de un determinado efecto jurídico.

(∗) GAZZONI, Francesco, “I fatti giuridici”, en Manuale di diritto privato, X edizione


aggiornata e con riferimenti di dottrina e di giurisprudenza, Edizioni Scientifiche Italiane,
Nápoles, 1998, 2003, pp. 81-89. Traducción y notas de Rómulo Morales Hervias.

1
El hecho jurídico hipotético [fattispecie] puede ser articulado en la previsión de un
único hecho productivo del efecto (se piensa por ejemplo en la muerte, evento
natural que produce el efecto jurídico de la apertura de la sucesión) y se tratará
de un hecho jurídico hipotético [fattispecie] simple pero podrá, por el contrario,
articularse en la previsión de una multiplicidad de hechos y entonces se tratará de
un hecho jurídico hipotético [una fattispecie] complejo.
Se considera por ejemplo la hipótesis de prescripción abreviada prevista
por el artículo 1159( 1 ) [XX. 3]. Dicha norma subordina la adquisición a título
originario de la propiedad de un bien inmueble a la concurrencia de una
pluralidad de hechos y más en general de situaciones caracterizadas de modo del
todo peculiar sea desde el punto de vista subjetivo como desde el punto de vista
subjetivo. En términos objetivos es necesario que subsista un título que sea
abstractamente idóneo para transferir la propiedad (un contrato de compraventa)
y que dicho título sea inscrito; en términos subjetivos es necesario que quien
transfiere el bien no sea el propietario y que quien recibe el bien mismo actúe de
buena fe, es decir, que ignore que el bien es ajeno. Además es necesario que el
bien pertenezca a una determinada categoría jurídico-formal (aquella de bienes
inmuebles) y por ello es necesario que la posesión del bien se prolongue por un
decenio.
Como se ve hay hechos materiales (estipulación del contrato, inscripción
del título) que toman en cuenta determinadas condiciones subjetivas (buena fe,
bien ajeno), objetivas (pertenencia del bien a una determinada categoría,
transcurso del tiempo) y determinan un cierto efecto jurídico bien preciso que es
la adquisición de la propiedad a título originario. En tal caso, la abstracta
previsión normativa es más compleja respecto a la realidad, porque no se está en
presencia de un efecto producido por un particular hecho sino de una suma de
hechos calificados subjetiva y objetivamente, hechos que, reducidos a una unidad
del hecho jurídico normativo, asumen relevancia jurídica a los fines previstos por
la norma en el determinado caso. En consecuencia también el hecho jurídico
concreto [fattispecie concreta] [I.1( 2 )], será complejo o simple.
(1) Artículo 1159 del Código Civil italiano.- Prescripción decenal.- Aquel que adquiere de
buena fe de quien no es propietario un inmueble, en virtud de un título que sea idóneo
para transferir la propiedad y que haya sido debidamente inscrito, cumple la
prescripción en su favor con el transcurso de diez años desde la fecha de la
inscripción.
La misma disposición se aplica en el caso de adquisición de los otros derechos reales
de goce sobre un inmueble.
[Artículo 950 del Código Civil peruano.- La propiedad inmueble se adquiere por
prescripción mediante la posesión continua, pacífica y pública como propietario
durante diez años.
Se adquiere a los cinco años cuando median justo título y buena fe].
(2) Gazzoni hace una diferencia entre hecho jurídico abstracto [fattispecie astratta] y hecho
jurídico concreto [fattispecie concreta]. El primero se expresa mediante “la situación
tipificada en la regla (por ejemplo, la compraventa: artículos 1470 y siguientes) es
siempre igual a si misma y el hecho jurídico concreto que es aquel que concretamente
se realiza regularmente con distintas modalidades (por ejemplo, la compraventa entre

2
La diversidad existente entre hecho jurídico [fattispecie] complejo y hecho
jurídico [fattispecie] simple no es sólo de naturaleza cuantitativa sino también de
naturaleza cualitativa. El hecho jurídico [fattispecie] simple coincidiendo con el
particular hecho material determina, como se ha visto, el nacimiento de efectos
en coincidencia con el acaecimiento del evento. Pero cuando los eventos
previstos por la norma son múltiples y por eso el hecho jurídico [fattispecie] es
complejo, los efectos no se producen si no cuando todos los eventos se produzcan.
Así, en el ejemplo hipotetizado, la adquisición de la propiedad del artículo 1159
no podrá producirse si no transcurre un decenio o si no se inscribe el título,
aunque haya transcurrido el decenio. El hecho de haberse realizado uno de los
eventos constitutivos de la adquisición es del todo irrelevante.
Otra veces el hecho jurídico [fattispecie] más que complejo es de formación
progresiva. Es tal aquel hecho jurídico [fattispecie] que necesariamente consta de
hechos que se deben suceder en el tiempo, en el sentido que uno de ellos no
puede seguir al otro (por ejemplo, la concepción y el nacimiento). En tal caso, es
reconocida una expectativa legítima protegida por la ley, también el acaecimiento
de un solo hecho (por ejemplo la concepción) puede ser productivo de efectos,
pero no finales, sobre todo prodómicos e instrumentales en el sentido ya
clarificado.

2. Hecho y acto. Los hechos jurídicos son clasificados según múltiples


criterios [Falzea, ED, XVI, 944], de los cuales el más importante es aquel que
contrapone el hecho al acto.
Tradicionalmente el criterio distintivo es reconocido en la participación
del hombre en la causalidad del evento: si el hombre es la causa, se tratará de un
acto jurídico, si el hombre le es extraño se tratará de un hecho jurídico en
sentido estricto. En realidad este criterio es válido en una primera aproximación
(como regla general los hechos jurídicos en sentido estricto son referidos a los
eventos naturales) pero no es válido en absoluto, por que más que el origen del
evento se da realce a la relevancia o irrelevancia de la voluntad del sujeto en la
causalidad del hecho [Santoro-Passarelli( 3 ), ED, IV, 203].
Por eso sin duda todos los eventos naturales como el relámpago, el
aluvión, el terremoto, la muerte son además de eventos naturales también hechos

Ticio y Cayo, que puede tener por objeto un determinado bien u otro, a un cierto
precio u otro, a determinadas condiciones u otras)” (p. 3).
(3) SANTORO-PASSARELLI, Francesco, Dottrine generali del diritto civile, Nona edizione,
Ristampa, Casa Editrice Dott. Eugenio Jovene, Nápoles, 1997, pp. 106-107: “Como ya
se ha indicado el criterio distintivo entre los hechos y los actos debe centrarse, por el
contrario, en la trascendencia de la voluntad humana del hecho. El hecho, incluso el
realizado en concreto, por un hombre y voluntario respecto de éste, no deja de ser un
hecho en sentido estricto si, al hacer depender de él consecuencias jurídicas, el
ordenamiento prescinde de la circunstancia de que provenga o no del hombre o de
que, proviniendo del hombre sea o no voluntario. En otras palabras, son actos
solamente aquellos hechos que para ser idóneos para producir consecuencias deben ser
voluntarios”.

3
jurídicos en sentido estricto, que el ordenamiento jurídico considera relevantes
de por sí (dentro de los límites que influyan con mutaciones [vicende] jurídicas)
prescindiendo de cualquier ulterior determinación. Pero no se ha dicho que los
hechos causados por el hombre no puedan ser considerados por el
ordenamiento como hechos jurídicos en sentido estricto, como si fueran
naturales.
La distinción entre hecho y acto pasa a través de la relevancia o no
relevancia para el ordenamiento de la voluntad (en sentido amplio) del hombre.
Si dicha voluntad es tomada en consideración a los fines de la producción de
efectos, se tratará de un acto jurídico, si por el contrario es irrelevante se tratará
de todas maneras de hechos jurídicos en sentido estricto( 4 ). Así, por ejemplo, la
muerte es en todo caso un hecho jurídico no obstante que ella pueda depender
de la voluntad conocida por el hombre (muerte por suicidio). Igualmente se
puede decir para la unión y la mezcla reguladas en el artículo 939( 5 ) o para la
especificación (artículo 940( 6 )) y para otros hechos jurídicos hipotéticos

(4) SANTORO-PASSARELLI, Op. cit., p. 107: Son hechos jurídicos en sentido estricto
“no sólo las accesiones naturales sino también las que tienen lugar por un hecho del
hombre, como la edificación y la plantación, y además la confusión, la mezcla, la
especificación y la invención de las cosas perdidas y del tesoro, en el límite en que no
es relevante para el efecto jurídico la voluntad del agente”.
(5) Artículo 939 del Código Civil italiano.- Unión y mezcla.- Cuando varias cosas
pertenecientes a diversos propietarios han sido unidas o mezcladas de manera que
forman una totalidad, pero son separables sin notable deterioro, cada uno conserva la
propiedad de su cosa y tiene derecho a obtener su separación. En caso diverso, la
propiedad se hace común en proporción al valor de las cosas correspondientes a cada
uno.
Pero cuando una de las cosas se puede considerar como principal o es muy superior en
cuanto a su valor, aun cuando sirva a la otra de ornamento, el propietario de la cosa
principal adquiere la propiedad de la totalidad. El tiene la obligación de pagar al otro el
valor de la cosa que está unida o mezclada, pero si la unión o la mezcla ha ocurrido sin
su asentimiento por obra del propietario de la cosa accesoria, él no está obligado a
abonar más que la suma menor entre el aumento de valor aportado a la cosa principal
y el valor de la cosa accesoria.
Se debe, además, el resarcimiento de los daños en caso de culpa grave.
[Segundo párrafo del artículo 937 del Código Civil peruano.- La especie que resulta de
la unión o mezcla de otras de diferentes dueños, pertenece a éstos en proporción a sus
valores respectivos].
(6) Artículo 940 del Código Civil italiano.- Especificación. - Si alguno ha empleado una
materia que no le pertenecía. para formar una cosa nueva, pueda o no pueda la materia
volver a tomar su primera forma, adquiere su propiedad pagando al propietario e!
Precio de la materia, salvo que e! valor de ella sobrepase notablemente al de la mano de
obra. En este último caso, la cosa corresponde al propietario de la materia, e! cual debe
pagar el precio de la mano de obra.
[Primer párrafo del artículo 937 del Código Civil peruano.- El objeto que se hace de
buena fe con materia ajena pertenece al artífice, pagando el valor de la cosa empleada].

4
[fattispecie], entre los cuales de particular importancia es la destinación del padre
de familia (artículo 1062( 7 )).
El acto jurídico presupone la voluntariedad del acto, presupone también el
conocimiento del comportamiento realizado, indispensable a fin de poder imputar
al sujeto las consecuencias del acto mismo. El conocimiento es excluido en el
caso en que, para determinadas circunstancias, el sujeto no está en grado de
entender y por eso de libremente querer (la llamada incapacidad de entender y de
querer: artículos 428( 8 ) y 2046( 9 )).
Las características de conocimiento y voluntariedad son comunes en todos los
actos jurídicos, sean lícitos o ilícitos. La concreta disciplina, todavía, no es
idéntica.
En cuanto se refiere a los actos ilícitos hay que decir rápidamente que el
legislador ha adoptado una expresión impropia, hablando del artículo 2043( 10 ) de
hecho ilícito. De la concreta disciplina se deduce en efecto que es necesario que el
autor del ilícito sea capaz de entender y de querer (artículo 2046), mientras que la
indicación de la culpa y al dolo en el artículo 2043 pone el acento sobre la
necesidad que el sujeto haya realizado el comportamiento por negligencia o
impericia que causó el daño, sin haberlo querido ocasionarlo (entonces será
culposo como en el caso del choque automovilístico debido al exceso de
velocidad o a la falta de observancia de la señal de tránsito) o que el sujeto haya

(7) Artículo 1062 del Código Civil italiano.- Destino del padre de familia [Destinazione del padre
di famiglia].- El destino del padre de familia tiene lugar cuando consta, mediante
cualquier género de prueba, que dos fundos, actualmente divididos, han sido poseídos
por el mismo propietario, y que éste ha puesto o dejado las cosas en el estado del que
resulta la servidumbre.
Si los dos fundos dejan de pertenecer al mismo propietario sin ninguna disposición
relativa a la servidumbre, ésta se entiende establecida activa y pasivamente a favor y
sobre cada uno de los fundos separables.
(8) Artículo 428 del Código Civil italiano.- Actos realizados por persona incapaz de entender o de
querer. - Los actos realizados por persona que, si bien no está sujeta a interdicción, se
pruebe que ha sido por cualquier causa, aun transitoria, incapaz de entender o de
querer en el momento en que los actos se realizaron, pueden ser anulados a solicitud
de la misma persona o de sus herederos o causahabientes, si resulta de ello un grave
perjuicio para el autor.
La anulación de los contratos no se puede pronunciar solo cuando, por el perjuicio que
haya derivado o pueda derivar a la persona incapaz de entender o de querer o por la
calidad del contrato o por otra causa, resulte de la mala fe del otro contratante.
La acción prescribe dentro del plazo de cinco años contados desde el día en que el acto
o el contrato se ha realizado.
Queda a salvo toda diversa disposición de ley.
(9) Artículo 2046 del Código Civil italiano.- Imputabilidad del hecho dañoso.- No responde de
las consecuencias del hecho dañoso quien no tenía capacidad de entender o de querer
al momento de la comisión del hecho, a menos que el estado de incapacidad haya
derivado de su propia culpa.
(10) Artículo 2043 del Código Civil italiano. Resarcimiento por hecho ilícito.- Todo hecho
doloso o culposo que causa a otro un daño injusto obliga a aquel que ha cometido el
hecho a resarcir el daño.

5
querido hacer tal comportamiento a fin de provocar un daño (ahora el
comportamiento será doloso).
En el caso de los actos lícitos, por el contrario, de un lado se pretende no
sólo la capacidad de entender y de querer sino también la capacidad de actuar
para los actos llamados negociales [VI. 4], mientras, por otro lado, la relevancia
de la voluntad es siempre directa, así se debe distinguir, también en este caso,
entre actos negociales y no negociales, también denominados dichos actos como actos
jurídicos en sentido estricto.
En el acto jurídico en sentido estricto, en efecto, el ordenamiento limita la
relevancia del conocimiento y de la voluntariedad al mero comportamiento
efectuado, por el contrario irrelevante queda el conocimiento y la voluntariedad
de los efectos producidos, que son siempre fijados por la ley. Aquello significa
que los actos jurídicos en sentido estricto son todos típicos, es decir, todos
previstos por la ley.
Diversamente se dice para la categoría de los actos negociales, que son
caracterizados por la voluntariedad y conocimiento que no son limitados al
comportamiento sino se extienden a los efectos, que son, por tanto, ellos
tomados en consideración por el ordenamiento jurídico en cuanto queridos por
el sujeto( 11 ). El negocio jurídico es en consecuencia el acto mediante el cual el sujeto
está en grado de perseguir al máximo los propios intereses (dentro de los límites
en son lícitos y considerados merecedores de protección) y por ello la más
amplia exteriorización del poder de autonomía privada.

3. Acto y negocio. En el caso del negocio jurídico el sujeto crea el mismo la


regla que disciplina los intereses perseguidos (en efecto se habla del negocio en
términos de autorreglamento compromisorio), así que los efectos que consiguen no
dejarán de corresponder al propósito.
En el caso del acto no negocial, por el contrario, la autonomía privada(12 )
se explica a fin de obtener determinados intereses, no ya en la creación de la
disciplina, sino exclusivamente en la elección del medio ofrecido por el
ordenamiento jurídico [Santoro-Passarelli, 207]. Por consiguiente, no existe alguna
participación del sujeto en la elaboración de la regla sino sólo una utilización de
instrumentos de reglamentación que son resultado no ya de autonomía sino,

(11) SANTORO-PASSARELLI, Op. cit., p. 106: “Si el acto tiene relevancia como mero
presupuesto de efectos predispuestos por la ley pertenece a la categoría de los actos
jurídicos en sentido estricto. Si, por el contrario, el acto tiene relevancia como
expresión de una voluntad dirigida a la producción de efectos pertenece a la categoría
de los actos de voluntad o negocios jurídicos. Precisando más, en el ámbito de derecho
privado los negocios jurídicos son actos de autonomía privada, puesto que a través de
ellos los efectos son determinados por la voluntad privada, autorizada para esto por el
ordenamiento jurídico”.
(12) SANTORO-PASSARELLI, Op. cit., p. 126: “Y se dice autonomía privada porque, en
la rama del Derecho de que nos ocupamos, es la voluntad privada –la de los individuos
o de las colectividades particulares (cfr. N. 59)- la autorizada por el ordenamiento
jurídico para perseguir un propósito propio”.

6
como se suele técnicamente decir, de heteronomía, entendiéndose por regla
heterónoma aquella dictada por poderes diversos y externos a la autonomía del
privado, en particular, por eso, del poder legislativo [crítico Sacco, RDC 94,I, 346].

También podría gustarte