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CLASES DE AMPARO

En el amparo, el juez ejerce un control sobre una amplia gama de actos que
pueden ser calificados como actos lesivos, es decir, acciones u omisiones que
vulneran o amenazan con lesionar los derechos fundamentales. [CITATION CES18 \p
111 \l 10250 ]

Los actos lesivos pueden ser actos de los poderes públicos y de los agentes
privados. Entre los primeros tenemos:

a) El amparo contra normas

Si bien el artículo 200 inciso 2 de la Constitución establece que no procede el


amparo contra normas legales, la jurisprudencia del TC admite la procedencia del
amparo contra normas. Para ello, se introdujo la diferencia entre normas auto-
aplicativas y normas hetero-aplicativas. Las primeras se aplican de forma directa a
una situación concreta, por ejemplo, una ley de expropiación a un particular o los
decretos leyes que cesaron a jueces y fiscales luego del autogolpe de Estado del 5 de
abril de 1992. En cambio, las normas heteroaplicativas para desplegar sus efectos
requieren de actos adicionales de ejecución, tales como la emisión de un reglamento
o actos administrativos de ejecución (al respecto puede verse la sentencia del Exp.
04677-2004-PA/TC, fundamentos 3 a 6).

Esta posición del TC ha sido recogida en el CPConst, cuyo artículo 3


establece:

Cuando se invoque la amenaza o violación de actos que tienen como sustento


la aplicación de una norma autoaplicativa incompatible con la Constitución, la
sentencia que declare fundada la demanda dispondrá, además, la inaplicabilidad de
la citada norma. Son normas autoaplicativas, aquellas cuya aplicabilidad, una vez
que han entrado en vigencia, resulta inmediata e incondicionada […].

b) El amparo contra resoluciones judiciales

El artículo 200 inciso 2 de la Constitución establece que no procede el


amparo contra resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular. Esta
última expresión ha sido objeto de un amplio desarrollo jurisprudencial,
entendiéndose, en un primer momento, a partir de una interpretación en sentido
contrario, que el amparo procedería contra una resolución judicial que emane de un
procedimiento irregular.

Luego, que este procedimiento irregular debía entenderse como aquella


situación en la que se lesionan los derechos que integran el derecho al debido
proceso (defensa, procedimiento predeterminado, pluralidad de instancias,
motivación, etc.) y la tutela jurisdiccional (acceso a la justicia y ejecución de
resoluciones judiciales).

Finalmente, se ha comprendido también que un proceso irregular no solo


significa que no se hayan respetado los derechos procesales de las partes, sino
también sus derechos sustantivos (ver la sentencia del Exp. 03179-2004-PA/TC,
fundamentos 18 a 21). Un supuesto excepcional dentro de esta categoría es el
denominado amparo contra amparo. El artículo 5.6 del CPConst. establece que no
proceden los procesos constitucionales contra las resoluciones recaídas en otro
proceso constitucional, es decir, que prohíben el amparo contra el amparo. No
obstante, la jurisprudencia del TC ha establecido que el amparo contra el amparo
tiene sustento constitucional directo en el artículo 200 inciso 2 de la Constitución,
porque un proceso constitucional también puede ser irregular. Por el amparo
resultaría procedente para remediar las lesiones que un primer proceso de amparo
produzca en los derechos fundamentales de las partes (revisar la sentencia del Exp.
4853-AA/TC, fundamentos 5 a 10).

Otro supuesto dentro de esta categoría es el amparo contra laudos arbitrales.


La jurisprudencia del TC ha señalado que el arbitraje es una jurisdicción de
excepción (ver los fundamentos 5 a 14 de la sentencia del Exp. 06167-2005-
PHC/TC), por lo tanto, un laudo arbitral sería equivalente a una sentencia judicial.
Además, el artículo 59 de la Ley de Arbitraje (decreto legislativo 1071) otorga
autoridad de cosa juzgada a lo resuelto mediante un laudo arbitral, siendo este
definitivo, inapelable y de obligatorio cumplimiento para las partes. Si bien la
Duodécima Disposición Complementaria de la Ley de Arbitraje señala que el
recurso de anulación de laudo es la vía igualmente satisfactoria para la tutela de los
derechos lesionados en un arbitraje, el TC ha establecido los supuestos en que
procede un proceso de amparo para cuestionar un laudo arbitral: a) cuando los
árbitros resuelven contra precedentes del TC; b) cuando los árbitros inaplican una
ley cuya constitucionalidad ha sido confirmada por el TC; y c) cuando se lesionen
derechos de terceros totalmente ajenos a la controversia arbitral (revisar la sentencia
del Exp. 00142-2011-PA/TC, fundamento 21).

c) El amparo contra resoluciones electorales

La Constitución en sus artículos 142 y 181 establece una especie de


inmunidad para las decisiones del JNE porque no cabía un control judicial sobre sus
resoluciones en materia electoral. No obstante, la jurisprudencia del TC ha señalado
que vía amparo es posible revisar las decisiones del ente electoral cuando lesionan
derechos fundamentales. Entonces, en principio no cabe el control de las decisiones
del ente electoral do estas respetan los derechos constitucionales (puede revisarse las
siguientes sentencias: Exp. 02366-2003-AA/TC, Exp. 05854-PA/TC, Exp. 02730-
2006-PA/TC y Exp. 0007-2007-PI/TC).
d) El amparo contra resoluciones del Consejo Nacional de la
Magistratura en materia de destitución y ratificación de jueces y fiscales

Según el artículo 142 de la Constitución no son revisables en sede judicial las


resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura en materia de evaluación y
ratificación de jueces, en tanto que el artículo 5.7 del CPConst. contiene una
disposición similar como causal de improcedencia del amparo. No obstante estas
disposiciones, el TC ha entendido que es posible efectuar un control de las
decisiones del Consejo en las materias aludidas en la medida en que los jueces y
fiscales no pierden sus derechos fundamentales en dichos procedimientos,
sometiéndose el mismo CNM a los principios que se derivan del debido proceso (ver
la sentencia del Exp. 03361-2004-AA/TC, fundamentos 2 a 8).

e) El amparo contra actos de la administración pública

Los actos de las entidades del Poder Ejecutivo y de los gobiernos regionales y
locales son controlables mediante el proceso de amparo. El deber de respetar y
preferir el principio jurídico de supremacía de la Constitución también alcanza a la
administración pública. Esta, al igual que los poderes del Estado y los órganos
constitucionales, se encuentra sometida, en primer lugar, a la Constitución de
manera directa y, en segundo lugar, al principio de legalidad, de conformidad con el
artículo 51 de la Constitución. De tal modo, la legitimidad de los actos
administrativos no viene determinada por el respeto a la ley —más aún si esta puede
ser inconstitucional— sino, antes bien, por su vinculación a la Constitución (revisar
la sentencia del Exp. 03741-2004-AA/TC, fundamento 6).

f) Amparo frente a actos lesivos en estados de excepción

Según lo establecido en el artículo 137 de la Constitución, mediante decreto


supremo puede suspenderse el ejercicio de algunos derechos fundamentales con la
declaración de los estados de emergencia y de sitio. El primero opera cuando
ocurren perturbaciones de la paz o del orden interno, de catástrofe o graves
circunstancias que afecten la vida de la Nación. La declaración del estado de
emergencia puede durar hasta sesenta días, los que pueden prorrogarse mediante un
nuevo decreto supremo. Con la declaración pueden restringirse o suspenderse el
ejercicio de los derechos a la libertad y la seguridad personales, la inviolabilidad del
domicilio, la libertad de reunión y de tránsito. En estos casos el control del orden
interno puede quedar en manos de las Fuerzas Armadas.

Por su parte, el estado de sitio opera en casos de invasión, guerra exterior,


guerra civil o peligro inminente de que se produzcan. El decreto que declara el
estado sitio deberá indicar los derechos cuyo ejercicio no se suspende o restringe. El
plazo de vigencia de este estado es de 45 días, y la prórroga requiere de la
aprobación del Congreso, que se reúne de pleno derecho al decretarse el estado de
sitio.

En estos escenarios, frente a actos que lesionan o amenazan con lesionar los
derechos fundamentales de las personas cabe interponer un proceso de amparo. En
este proceso el juez constitucional evaluará la razonabilidad y proporcionalidad de la
medida restrictiva del derecho invocado en la demanda, pero no podrá cuestionar los
motivos que justificaron la declaración del régimen de excepción. Este control se
justifica en el hecho de que durante los regímenes de emergencia en la lucha contra
el terrorismo se cometieron arbitrariedades y graves violaciones de los derechos
humanos por parte de autoridades públicas e incluso de particulares, no solo contra
los derechos cuyo ejercicio habían sido suspendidos.

Por su parte, el artículo 23 del CPConst. establece, por un lado, que el juez
para evaluar la razonabilidad y proporcionalidad del acto restrictivo es el juez
constitucional, quien en el caso de derechos suspendidos debe analizar si los
motivos del acto restrictivo del derecho guardan relación directa con las razones que
justificaron la declaración del régimen de excepción o si, atendiendo a la conducta
del agraviado o las circunstancias del caso, la medida restrictiva resulta innecesaria
o injustificada.

Bibliografía
LANDA, C. (2018). Derecho Procesal Constitucional .Fondo Editorial PUCP

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