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PROFESORA: MG. ADRIANA J.

VILLOTA GONZÁLEZ GUÍA: 1


ESTUDIANTE: ____________________________ GRADO Séptimo: 1 2
TEMA: SEXO Y GÉNERO
INSTITUCIÓN EDUCATIVA MUNICIPAL INDICADOR DE LOGRO:
SAN JOSÉ BETHLEMITAS FECHA: _________
ÁREA: Ética y valores
¿Qué dicen otros?

Cuando los seres humanos nacen ya están


diferenciados sexualmente por la presencia de
los órganos genitales. El sexo tiene una función
biológica, y generalmente la maduración del
aparato sexual se alcanza durante la
adolescencia

Sexo y sexualidad son conceptos muy


diferentes, considerando que este último, al
tratar los afectos, la comunicación y la
capacidad de sentir placer, rebasan la
dimensión biológica del sexo.

A diferencia de otros seres vivos que viven en sociedad, cuyos comportamientos están en mayor medida
determinados por la herencia genética de su especie, nosotros tenemos que aprender a relacionarnos con otras
personas, buscando ser cada día mejores, más justos y equitativos, asumiendo responsabilidades y compartiendo
quehaceres tanto en nuestro espacio familiar, como en la comunidad educativa.

Los rasgos que tenemos como personas, presentes desde la infancia y que nos distinguen de los demás, se definen
con mayor fuerza y claridad durante la adolescencia. Vivimos un proceso de aprendizaje y definición diaria con el que
cada día decidimos lo que nos gusta y lo que nos molesta, lo que preferimos y lo que nos disgusta. Nos formamos una
idea cada vez más propia del mundo y de las cosas, empezamos a precisar lo que es valioso y a reflexionar sobre lo
que hacemos ahora y lo que queremos en un futuro. En otras palabras, estamos formando lo que nos caracteriza
como individuos: nuestra identidad.

Esto no quiere decir que la identidad que nos define en la adolescencia sea inmutable, o sea, que no vaya a sufrir
cambios, pues los seres humanos tenemos la capacidad de aprender y modificarnos, lo que seguramente sucederá
también en la edad adulta, aunque en ella conservaremos algunos de los rasgos que adquirimos en nuestra infancia y
adolescencia, y también le agregaremos otros nuevos adquiridos con el paso del tiempo. Nuestra identidad es
producto de diferentes experiencias que se suceden diariamente en las relaciones que establecemos con la familia,
amigos, amigas, en la escuela y con el entorno que nos rodea.

Seguramente has notado que los hombres y las mujeres se manifiestan y relacionan de diferente manera, según las
ideas y valores del grupo social al que pertenecen, se habla entonces de la construcción de la identidad de género,
que es: el conjunto de características asignadas a hombres y mujeres en cada época, en cada sociedad y en cada
cultura. Recuerda que estas características, comportamientos y actitudes se pueden modificar y transformar para
lograr un pleno desarrollo en los seres humanos, sin anteponer su condición de hombre o mujer.

En el sistema educativo colombiano se han identificado varios aspectos que contribuyen a perpetuar situaciones de
inequidad y desigualdad entre hombres y mujeres. La historia nos muestra cómo se impartía la educación a cada uno
de los sexos, asignándoles funciones y roles que debían desempeñar tanto en la escuela, como en la familia y la
sociedad:
“En el siglo XVIII y XIX el papel que tenía la escuela en ese entonces, era formar los niños para que en el futuro fueran
adultos proveedores, porque en ellos recaía una obligación de formar un hogar y mantener económicamente a todos
los miembros de la familia incluida la futura esposa.

La educación empezaba en casa, el repertorio de hombres para imitar lo daban sus padres y abuelos, los tíos o amigos
cercanos: de ellos se aprendía que no tendían camas, que no preparaban su propia comida ni mucho menos otras
personas, que mimar no era cosa de ellos... Todas estas tareas eran responsabilidad de las mujeres, y los hombres se
debían preocupar fundamentalmente por traer dinero a la casa y ejercer su autoridad. A finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX se constituyeron las primeras escuelas femeninas en Colombia, las cuales fueron apoyadas por
familias adineradas, quienes deseaban que sus hijas recibieran una educación para ser mujeres de su casa, mujeres
decentes... los cursos que recibían las niñas y jóvenes era costura, dibujo, bordado, arte culinario, piano, canto, violín,
inglés, francés, contabilidad doméstica, entre otros.

Se puede afirmar que durante el transcurso de la historia se han notado algunos cambios y afortunadamente, muchas
mujeres, grupos y organizaciones que luchan por los derechos humanos están trabajando por transformar ideas,
creencias, costumbres que aún se mantienen en las relaciones de hombres y mujeres.

Los casos y cifras conocidas en los últimos años demuestran que en muchas partes del mundo, de nuestro país, y de
nuestro municipio se mantienen situaciones discriminatorias, desiguales e inequitativas frente a las mujeres.

• El desempleo en el sector rural colombiano ha afectado más a las mujeres que a los hombres, en 1994 llegó al 12
por ciento para las mujeres y al 4 por ciento para los varones.

• En las elecciones de 1998, en ninguno de los 33 departamentos de Colombia fue elegida una gobernadora.

Vale la pena señalar, que, desde hace casi tres décadas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha puesto
especial interés en apoyar temas relacionados con el desarrollo integral de las mujeres, y en las últimas cumbres
internacionales se ha buscado el compromiso de todos los estados miembros para mejorar las condiciones de vida de
las mujeres y lograr su pleno desarrollo como ciudadanas en la sociedad contemporánea

2. Participa en la propuesta colectiva

Es tiempo de compartir tus reflexiones individuales con el resto del grupo. De lo que se trata ahora es de que pongas
en juego tus valores, actitudes y capacidades para empezar a hacer posibles relaciones más justas y equitativas.

Intégrate a un equipo y elabora una propuesta que señale cómo hacer más equitativas las relaciones entre mujeres y
hombres. Piensa en tu espacio familiar, en tu escuela, en tu comunidad y en tus vecinos. Cuando sea tu turno
cuéntale al resto del grupo y, con todos y todas, acuerda aquellas maneras que ayudarán a realizar ese propósito.

En la Constitución Política de Colombia de 1991, se consagra el principio de igualdad, Artículo 13. Todas las personas
nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos
derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar,
lengua, religión, opinión política o filosófica.

Contesta las siguientes preguntas:

1- ¿Qué fue lo que más les llamó la atención de la lectura?


2- ¿Qué situaciones consideras que son discriminatorias y desiguales? Argumenta tu respuesta y anota tus
conclusiones en tu cuaderno.
3- Dentro del salón de clase identifica las causas de la discriminación.

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