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El árbol de la alegría es una actividad que se lleva a cabo de manera grupal en el aula o

en cualquier otro ámbito y sirve para que los niños reconozcan sus fortalezas y
debilidades. Asimismo, se usa para promover la autoconfianza.

Indice de contenido

¿Cómo se lleva a cabo esta dinámica grupal? 


Para poder realizar esta dinámica se necesitará:

 Una hoja tamaño A4 o carta para cada niño.


 1 lápiz negro.
 Una goma de borrar.
No es necesario usar lápices de colores, aunque esto puede ser visualmente atractivo
para los niños y se puede permitir, aunque a los fines de la actividad no es relevante su
uso.

Pasos para la dinámica del árbol de la alegría 


1. Se le da la hoja y el lápiz a cada niño y se les pide que dibujen un árbol con
raíces, ramas y frutos. También el árbol puede tener hojas, aunque no es
indispensable.
2. Luego se les explica a los niños que las raíces representan las cualidades
positivas que ellos creen tener de sí mismos. Por ejemplo, los niños pueden
responder que son buenos para conciliar o hacer que otros niños no peleen entre
ellos.
Las ramas representan aquello concreto que los niños hacen. Siguiendo el ejemplo
anterior, podrían responder que ellos tienen muchos amigos y que hacen fiestas de
cumpleaños invitándolos a todos para unificar a los diferentes grupos que siempre existen
en las escuelas.

Finalmente los frutos serían las consecuencias de los actos de los niños. En nuestro
ejemplo, los frutos serían que los niños se sienten más unidos y a gusto estando cerca
del niño que invita a todos a sus cumpleaños.

Los niños podrán escribir en cada raíz, rama y fruto, aquello en lo que consideren son
buenos.

El tiempo en el que se lleva a cabo esta actividad es de 40 o 45 minutos.


Es importante darles el tiempo necesario a los niños ya que al principio puede ser
complejo para ellos reconocer sus puntos o aspectos positivos.

Objetivo de la dinámica grupal del árbol de la alegría 


El objetivo principal es que los niños refuercen o reconozcan las áreas en las que son
buenos o representan sus fortalezas. También deja al descubierto las áreas a mejorar.

Al finalizar la dinámica se debe disponer de un tiempo para reflexionar con los niños y
preguntarles:

¿Cómo se sintieron? ¿Qué parte del dibujo les resultó más difícil? ¿Cuáles fueron los
sentimientos que afloraron de esta actividad en cada uno? ¿Cómo se sintieron al dibujar y
escribir sus frutos? ¿Se encuentra en el dibujo la misma cantidad de raíces, ramas y
frutos, o en algunos se observa solo las raíces pero no las ramas o frutos?

Con la respuesta a estas preguntas será posible saber si es necesario reforzar algunos
aspectos de los niños.

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