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Paso a paso:
Reto:
Que durante el resto del año lectivo, sus estudiantes expresen y compartan en el aula,
situaciones en las que identifican vivencias de empatía en los diferentes entornos de su
vida cotidiana: en el aula, en la casa y en la comunidad.
Para compartir entre docentes:
En los espacios de reunión entre docentes pueden compartir sobre la relevancia de
trabajar el tema de la empatía con las y los estudiantes y qué estrategias o actividades
permiten hacerlo en el aula.
También pueden practicar la escucha activa entre ustedes como docentes, lo que les
permite ser personas más empáticas. Esto puede hacerse a través del uso de preguntas
que apoyan la verificación del mensaje recibido en una conversación: ¿Lo que me estás
diciendo es ...? ¿Esta situación te hace sentir ...? ¿La manera como tú ves este asunto
es ...? Cuando yo dije o hice ... yo observé o sentí que tú ... ¿Esto es correcto?
Descripción:
1) Coloque en un lugar visible y al alcance sus estudiantes un cartel que diga “Sí” y
otro que diga “No”.
2) Coménteles que la carita “Sí” está para apoyarnos al igual que la carita “No”, y
que las podemos usar siempre y cuando respondan a lo que queremos hacer y
deseamos de verdad, atendiendo a nuestra seguridad y bienestar.
Pídales que cuenten situaciones en las que quieren usar la carita “Sí” y aquellas
en las que quieren usar la carita “No”. También pueden compartir situaciones
en las que hayan utilizado las caritas para decirle “Si” o “No” a papá, mamá,
otros familiares, amistades, etc.
3) Invite a que cada una de las niñas y los niños pasen y respondan alguna pregunta
en donde tengan que decidir si escogen la carita “Sí” o a la carita “No”. Algunos
ejemplos de preguntas son: ¿Te comerías una cebolla cruda a mordidas?
¿Aceptarías que papá o mamá te lleven al cumpleaños de un compañero o
compañera? ¿Si alguna de tus tías o tíos te invita un helado de un sabor que no
te gusta, te lo comes igual? ¿Aceptarías jugar con tu amiga o amigo si tienes que
dejar una actividad que te gusta mucho? ¿Acudirías al llamado de ayuda de una
niña o niño por algo que no logra hacer por sí mismo? ¿Pasarías más tiempo con
quienes te hablan feo?
Es importante que les guíe tratando siempre que sus respuestas sean asertivas. Se
recomienda establecer la actividad por lo menos cada dos o tres semanas, para revisar
temas donde entre en juego la asertividad de sus estudiantes.
Cierre y reflexión:
Reflexione con sus estudiantes acerca de: ¿Cómo decimos “sí”? ¿Cómo decimos “no”?
¿Cuándo hay que decir que sí? ¿Cuándo hay que decir que no?
La intención es que sus estudiantes reconozcan que decir “sí” nos apoya en decidir
sobre algunas acciones que en verdad queremos hacer, por ejemplo, realizar cosas de
manera acompañada, como jugar, bailar, conversar. Mientras que decir “no”, nos ayuda
a decir a las personas que hay cosas que nos molestan, que nos hacen daño, que no
aceptamos, por lo que también nos ayuda a protegernos y defendernos.
Reto:
Que sus estudiantes integren una expresión asertiva del sí y del no en sus entornos
cotidianos como el aula, la casa y su comunidad. Para identificar esto cabe encontrar
estrategias en las que puedan compartir situaciones donde tuvieron que manifestar un
sí o un no, o también generar tales situaciones en el aula dentro del proceso de
enseñanza - aprendizaje.
Para compartir entre docentes:
En los espacios de reunión entre docentes, pueden compartir experiencias donde han
ayudado a sus estudiantes a decir sí o no ante alguna situación, así como experiencias
en las que hayan respetado que sus estudiantes digan no a alguna propuesta, y cómo
estas experiencias han repercutido a nivel personal para trabajar su propia asertividad
como docentes.
Se puede conversar, también, sobre estudiantes que observan con dificultad para decir
que no frente a situaciones que les desagradan, y cómo ayudarles a ser más asertivos y
asertivas.
4) Para terminar, pida que cada pareja pase adelante y entregue la tarjeta
correspondiente a su par. Incentive que cada uno exprese pensamientos
positivos hacia su compañero o compañera.
Cierre y reflexión:
Realizar una ronda en la que todas y todos al mismo tiempo puedan hacer gestos con
sus rostros y cuerpo sobre diferentes emociones que enuncia el o la docente, por
ejemplo, tristeza, felicidad, asombro, miedo, enojo, vergüenza, etc.
Luego, con una pelotita circular la palabra para que cada uno y cada una puedan
expresar cómo se sintieron al compartir con sus compañeros y compañeras lo que más
les gusta hacer y regalándole una tarjeta, así como recibiéndola.
Reto:
Que, a lo largo del año, a través de este tipo de actividades puedan recordar a aquellos
aspectos positivos de sí mismos y de sus compañeros y compañeras cuando surja algún
conflicto entre ellos y ellas. De ese modo, comprender que los conflictos son parte de
la vida, que podemos enfrentarlos con respeto, recordando quiénes somos y que
nuestras diferencias nos hacen personas más valiosas.
Para compartir entre docentes:
Invitarles a contar con espacios que hagan posible conocerse más entre compañeras y
compañeros docentes. Pueden ser adaptaciones de ejercicios como estos que
posibiliten un intercambio de experiencias, de vivencias y de percepciones. Conocerse
más como colegas permite afianzar vínculos, cooperar más las unas con los otros. Tener
estas vivencias personales que fortalecen el trabajo en equipo en la institución
educativa se refleja en el trabajo con las y los estudiantes, sobre todo para reconocer la
importancia del acompañamiento socioemocional.
Luego, invitarles a hacer gestos, también con sus cuerpos y rostros, sobre las diferentes
emociones y sentimientos tales como alegría, calma, tristeza, miedo, vergüenza,
asombro, enojo. Después de cada gesto, preguntarles ¿qué tipo de situaciones les hacen
sentir así?, circular la palabra para que todas y todos se puedan expresar. Una vez que
hayan manifestado qué les provoca esa emoción, preguntarles ¿qué hacen cuando se
sienten así? De esta forma, podrán compartir estrategias distintas. También motivarles
a pensar ¿qué podrían hacer ustedes como compañeros y compañeras para ayudarle a
sentirse mejor?
Continuar con el gesto corporal y del rostro de otra emoción, indagar como se explicó
anteriormente y continuar con otra emoción, y así con todas las demás.
Cierre y reflexión:
Recordar que es importante contar con una persona de confianza a la que puedan
contarle cómo se sienten y pedirle ayuda, estas pueden estar en su familia y en la
escuela son personas que les hacen sentir seguros y seguras.
Reto:
Que a lo largo de la repetición de ejercicios similares que hacen posible identificar sus
emociones y qué pueden hacer cuando se sienten así, logren efectivamente poner en
práctica las diferentes estrategias posibles para manejar la tristeza, la ira o enojo, el
miedo y otras emociones.
Para compartir entre docentes:
Hacer rondas de intercambio de las estrategias que utilizaban para el manejo de sus
emociones cuando eran niñas y niños, y cómo hubiera sido diferente la experiencia en
algunas ocasiones si hubieran contado con acompañamiento en ese sentido.
1) Quien dirige (en primer lugar, será la o el docente) indicará dos partes
del cuerpo que deberán unirse entre los cuerpos de la pareja de
estudiantes. Por ejemplo, mano con rodilla, entonces la rodilla de un
estudiante se junta con la mano de la otra.
2) Sin soltar esa unión, deberán cumplir con la próxima unión enunciada,
por ejemplo, codo con hombro.
3) Sin soltar las dos anteriores, enunciar una tercera, por ejemplo, cabeza
con espalda.
4) Una vez que se enuncian las tres uniones, decir “Persona a persona”, lo
que significa que todas las parejas se desarman y se construyen otras
diferentes. En ese momento la o el docente deberá encontrar pareja
también para permitir que quien se quede sin pareja sea quien dirija las
próximas uniones.
5) El o la estudiante que se quedó sin pareja, es quien dirige ahora y enuncia
las nuevas uniones que quiera, hasta que diga “Persona a Persona”,
todas las parejas se desarman y deberá conseguir pareja para que
alguien más se quede sin pareja y sea quien dirija las nuevas uniones. Y
así sucesivamente, hasta que dirijan tres o cuatro estudiantes.
6) Probar hacer lo mismo en grupos de tres y de cuatro para aumentar el
desafío del trabajo conjunto.
7) Cerrar cuando ya hayan dirigido todos y todas en el grupo, o varios, o
cuando se perciba que ya es suficiente para el grupo por hoy.
Cierre y reflexión:
Preguntarles ¿Cómo se sintieron al hacer las uniones? ¿Qué uniones les fueron más
difíciles? Ayudarles a mirar el trabajo conjunto que realizaron para lograr la misión de
unir varias partes de sus cuerpos sin soltarse por varios segundos. Preguntarles si les
gustó ese trabajo en conjunto. Invitarles a mirar otras ocasiones en las que el trabajo
conjunto ayuda a conseguir logros.
Reto:
Que el grupo fortalezca sus vínculos de afecto y que en las acciones de cada día se vean
manifestaciones de solidaridad y trabajo conjunto más que de competencia.
Para compartir entre docentes:
Es importante que entre docentes de la institución educativa podamos reflexionar sobre
el peso que tienen las actividades que realizamos que invitan a las y los estudiantes a
colaborar entre sí, frente a las actividades que promueven más bien la competencia. No
quiere decir que algunos juegos de competencias no sean valiosos para fortalecer el
trabajo en equipo, por ejemplo, y trabajar el esfuerzo. Sin embargo, suelen ser casi
exclusivamente estas las actividades que se realizan y las de cooperación permanecen
invisibilizadas.
También pueden realizar un juego de trabajo colaborativo antes de iniciar las reuniones
de docentes y analizar cómo se sintieron y cómo adaptarlos para sus estudiantes, como
una estrategia pedagógica que genera sensibilización, vivencia personal para luego
poner en práctica con el sentido necesario para trabajarlo con las y los estudiantes.