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4.0 LÍNEA BASE ARQUEOLÓGICA

4.1 INTRODUCCIÓN

El territorio peruano ha sido ocupado intensamente desde épocas tempranas hasta la actualidad. Todas las manifesta-
ciones culturales originadas antes de la llegada de los españoles al Perú son consideradas “arqueológicas prehispáni-
cas”, mientras que los restos correspondientes a la ocupación española son definidos como “bienes culturales colonia-
les”. Los restos arqueológicos, coloniales, aquellos pertenecientes a la época republicana -que son relevantes por su
importancia artística y/o histórica- y los restos paleontológicos, son considerados como Patrimonio Cultural de la Nación
y, por lo tanto, están bajo la protección de las leyes y del Instituto Nacional de Cultura (INC).

Con la finalidad de proteger este invaluable y rico legado cultural de conformidad con las normas legales, el proyecto ha
realizado y realizará un conjunto de acciones para evitar y/o minimizar el impacto sobre los bienes que forman parte del
Patrimonio Cultural que se encuentran ubicados en su área de influencia directa e indirecta. Considerando que la ma-
yoría de estos bienes corresponde a evidencias arqueológicas prehispánicas, el trabajo ha sido realizado por un equipo
de arqueólogos con experiencia en prospecciones de esta naturaleza.

Para la elaboración del presente estudio de impacto se consideraron dos aspectos que se detallan en este capítulo: la
información recuperada durante el recorrido de la ruta y la información bibliográfica consultada.

4.1.1 OBJETIVOS

El objetivo principal de los trabajos arqueológicos en el marco del EIA es la protección de los bienes considerados como
Patrimonio Cultural de la Nación, en cumplimiento con la Ley General de Patrimonio Cultural.

Los objetivos generales son:

• Identificar la existencia o inexistencia de restos arqueológicos en el área donde se planea instalar el sistema de
transporte, así como en aquellas donde se tiene previsto construir infraestructura e instalaciones asociadas al
mismo, con el fin de evitar la afectación de éstos durante los trabajos de construcción. Hay que mencionar que
las áreas adicionales destinadas a uso asociado al sistema de trasnporte más allá de 50 metros (campamentos,
botaderos, patios de acopio, accesos, etc.) no han sido revisadas en el momento de los trabajos para el estudio de
impacto ambiental. El área de estudio se ciñó hasta 50 m. a cada lado del eje de la traza del sistema de transporte.
Definir el im pacto directo o indirecto de los trabajos de construcción sobre los yacimientos arqueológicos que se
registren.

Los objetivos específicos son:

• Identificar, registrar y caracterizar las evidencias arqueológicas presentes en el área de estudio.


• Presentar propuestas de estudio, protección y mitigación para aquellas áreas que contengan vestigios arqueológicos.
• Proponer un Plan de Manejo para los sitios arqueológicos que se registren. El Plan de Manejo incluye el diseño y
ejecución de programas de evaluación, rescate, señalización, estudio de materiales y difusión de los resultados.
• Proponer al INC tramos libres de restos arqueológicos para la obtención del Certificado de Inexistencia de Restos
Arqueológicos (CIRA), según lo contemplado por las normas legales vigentes.
• Proponer un plan de monitoreo permanente durante la ejecución de las obras y un plan de contingencias ante el
hallazgo de evidencias arqueológicas.

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4.1.2 ÁREA DE ESTUDIO

El área de estudio abarcó un espacio de 50 m a cada lado del eje del sistema de transporte que trascurre a lo largo
del departamento de Moquegua, desde el límite entre las provincias de Islay (Arequipa) y Mariscal Nieto (Moquegua),
aproximadamente el KP 63 del sistema de trasnporte en el ramal a Ilo, aproximadamente el KP 147 donde se ubica Ilo.

Además, el área de estudio deberá incluir las “áreas adicionales” donde se tiene previsto instalar componentes de apoyo
e infraestructura asociada al sistema de transporte (campamentos, botaderos, patios de acopio, accesos, etc.), una vez
que estos hayan sido definidos.

Las características geográficas y climáticas influyen directamente en el tamaño, tipo y estado de conservación de los
sitios arqueológicos. El acceso a los diferentes recursos de subsistencia determinan además los patrones de asenta-
miento y la dispersión y/o densidad de los sitios.

El proyecto se extiende en la región costa. A nivel arqueológico, los patrones de asentamiento difieren según el medio
ambiente, la disponibilidad de recursos y aspectos de control socioeconómico. Por lo tanto, los tramos costa, sierra y
selva difieren en las características estructurales y morfológicas de los sitios y la densidad de las ocupaciones culturales.

En el caso de la costa, es posible que los sitios arqueológicos no presenten evidencias superficiales y se encuentren
hasta 3 o 4 m de profundidad (debido al arrastre y acumulación de arena por factor eólico), según el tipo de terreno,
características ambientales y accesibilidad de los recursos.

La costa se puede subdividir en tres áreas según sus características geográficas y arqueológicas:

El litoral: Compuesto por un estrecho tablazo, dominado por pampas arenosas con escasas elevaciones y ocasionales
dunas. Está surcado por una gran cantidad de lechos de ríos y quebradas, muchos de ellos actualmente inactivos, pero
que en el pasado seguramente constituyeron aportes hídricos suficientes como para soportar poblaciones humanas,
desde nómadas hasta parcial o totalmente sedentarias.

Los sitios más tempranos corresponden a pequeños campamentos temporales de finales del Pleistoceno y ocupaciones
del Holoceno Temprano y Medio. Se tiene desde sencillos campamentos con viviendas, fogones y puntas de proyectil
lanceoladas, asociados eventualmente a entierros humanos y restos óseos de megafauna y fauna moderna, hasta
asentamientos más complejos y edificaciones con fines ceremoniales.

Los sitios ubicados en las playas y pampas del litoral son fácilmente identificables debido a la erosión eólica. Corres-
ponden a basurales dominados por especies marinas (por lo que usualmente se les denomina “conchales”), a veces
dispuestos en concentraciones de poco espesor, o bien como gigantescos depósitos, de más de 3 m de espesor. En
ellos se encuentran otro tipo de desechos como restos botánicos, fragmentos de cerámica, etc.

Un inconveniente en esta área son las dunas, pues debido a su movilidad, ocultan o descubren constantemente porcio-
nes de los sitios, por lo que el registro de un sitio constituye sólo una “fotografía del momento” que podría cambiar tan
sólo en pocas semanas. Incluso, luego de realizar una búsqueda sistemática podría no hallarse nada en determinado
día, y semanas después, hallarse un sitio completo en el mismo lugar donde al parecer no existía evidencias, y vicever-
sa. Es por ello que algunos sitios de la costa, en áreas de dunas, podrían catalogarse como “conchales furtivos”. Otro
inconveniente es la visibilidad de los sitios, disminuida en función de la luminosidad registrada al momento de realizar la
prospección, así como la reflexibilidad de la arena.

Es común que una ventisca ocasione acumulación de arena sobre los sitios. Esta característica no permite realizar una
prospección en horas del mediodía durante el verano, o muy temprano durante el invierno, por que los sitios se hacen
temporalmente imperceptibles. Este problema es frecuente cuando se trata de talleres líticos o sitios con poco o sin
material en superficie.

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Las lomas: Corresponden a áreas de poca elevación (menor a 700 m) que son pobladas por vegetación estacional (ti-
llandsia, etc.) entre los meses de mayo y octubre, acompañada por fauna típica (en el pasado, venados de cola blanca
y guanacos solían pastar en estas zonas). Durante el Holoceno Medio, el clima más cálido que el actual favoreció el
desarrollo de extensas aldeas. Estas probablemente fueron establecidas para el aprovechamiento de sus recursos, por
pobladores del litoral que según la estación alternaban la ocupación ambas zonas.

Las lomas fueron ocupadas continuamente en períodos posteriores, siendo los asentamientos básicamente de carácter
doméstico, compuestos por estructuras habitacionales y corrales levantados con piedras de campo, sin mayor preparación.

La sedimentación en las lomas, generalmente arcillosa y asociada a aportes coluviales de los cerros en forma de gui-
jarros angulosos, dificulta la identificación de los sitios. Si bien en verano la falta de vegetación deja al descubierto las
piedras naturales que se confunden de lejos con las piedras colocadas como cimientos de las estructuras habitacionales
y los corrales, en invierno esta dificultad es más evidente donde existe una abundante vegetación que cubre los sitios.
Sin embargo, la erosión (básicamente de origen eólico y pluvial) deja siempre al descubierto indicios identificables
(fragmentos de cerámica, etc.).

Los valles costeros: Presentan un tipo de asentamiento opuesto al de las lomas. El período Holoceno muestra pocas
evidencias humanas, pero a partir del Holoceno Tardío la aparición y difusión del uso de vasijas de cerámica facilitó
la ocupación densa de los valles, siendo estos explotados tanto intensiva como extensivamente. El crecimiento de las
aldeas originó una explosión agrícola sin precedentes, donde la construcción de terrazas de cultivo y los sistemas de
irrigación permitieron la transformación de los suelos para hacerlos productivos.

Los pobladores prehispánicos de los valles costeros utilizaron siempre materiales locales para sus construcciones. De
ahí que la arquitectura del área se caracteriza por estructuras construidas con cantos rodados o barro cocido (adobe),
derivados del material de las riberas. En este ambiente los asentamientos se encuentran relativamente cerca de los
cursos de agua y los sitios se mimetizan fácilmente con el entorno geográfico.

Más aún, a diferencia de las zonas anteriores, los valles presentan una problemática propia, pues los sitios están someti-
dos a dos agentes geomorfológicos: la erosión y la deposición, ambas de origen fluvial. La erosión puede destruir partes
importantes de los sitios, dejando incompleto el registro arqueológico, e igualmente puede desperdigar los restos culturales
a varios cientos de metros, e incluso kilómetros, mezclando además materiales de distinta procedencia cultural y temporal.
Asimismo, la deposición implica la cobertura de los sitios por densos estratos de limo, grava, guijarros, individualmente
interandinos o en conjunto, y hacer “invisibles” a los mismos, si se toma en cuenta sólo la información de superficie.

El acceso a los sitios arqueológicos es también variable y de este depende, en muchos casos, el estado de conser-
vación de los mismos. Es decir, un acceso fácil favorece el huaqueo, mientras uno restringido favorece su integridad.

En la costa, el acceso a los sitios arqueológicos que se encuentran en el área de influencia del proyecto es relativamente
fácil, debido no sólo a la existencia de la carretera Panamericana, sino también a los múltiples caminos de acceso a los
poblados de la zona. En la sierra por el contrario, el acceso es difícil no solo por la ausencia de caminos sino también
por las condiciones geográficas y climáticas.

4.1.3 ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS EN MOQUEGUA

La evidencia más temprana para el departamento se encuentra en la quebrada de Tacahuay, donde se encontró evi-
den- cias de la presencia de un pequeño grupo que cazaba aves hace unos 12 700 años en las lomas de la Quebrada
Taca- huay, al sur de Ilo (Moseley et al. 1 998). Eso hubiera sido parte de las actividades de caza y recolección de gente
que debe haber explotado las peces y mariscos de la costa, así como los recursos de tierra adentro también. Hace unos
11,300 años, un grupo de pobladores se asentaron en el sitio conocido como Anillo, en la costa al sur de Ilo. Al parecer,
los grupos se desplazaban estacionalmente entre la costa y la sierra alta. Hace unos 8 800 años se habían diferenciado
en dos tipos de grupos: los que vivían en los valles intermedios y la sierra alta, y los que ocupaban las zonas costeras.
Inicialmente la sierra fue poblada por pequeños grupos familiares de gran movilidad, dedicados a la caza de animales

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silvestres y la recolección de plantas, en la zona comprendida entre la línea costera y el borde del altiplano. Uno de
sus campamentos se encontraba en el sitio serrano de Asana, que ha sido investigado por el Dr. Mark Aldenderfer (1
998). Ya desde hace unos 10,500 años estos grupos acudían a Asana para la caza del guanaco, la vicuña y ciervos que
poblaban los pastizales de las inmediaciones. Los cazadores construyeron chozas redondas de palos, posiblemente
revestidas con pieles, para alojarse durante sus visitas breves.

Con el transcurso del tiempo, los grupos fueron creciendo y quedándose por períodos más largos. Probablemente pro-
cedían de campamentos más estables ubicados en las zonas de menor altitud cerca del valle de Moquegua, o tal vez
de lugares cercanos al borde de los pastizales de la puna. En Asana hay evidencia de la ocupación simultánea de hasta
ocho viviendas, lo que sugiere que, probablemente, varias familias vivían juntas en el lugar.

También hace ya unos 8,800 años los habitantes de la sierra empezaron a usar las cuevas como puestos de vigilancia,
refugios temporales y galerías donde dejaron muestras pictóricas de sus presas e incursiones de caza, aunque la estre-
chez del espacio y la lejanía a las fuentes de agua hacía que la mayor parte de las cuevas fuesen poco apropiadas para
grupos numerosos o estadas prolongadas. Un caso bien conocido es el de la cueva de Toquepala, en la sierra entre
Moquegua y el valle de Locumba, más al sur. Los ocupantes de la cueva de Toquepala decoraron los muros usando
tintes minerales en colores blanco, rojo y verde con escenas en las que aparecen algunos animales (probablemente
guanacos, vicuñas y ciervos) y cazadores humanos.

Hace unos 5,000 años comenzó a aumentar la densidad demográfica de la sierra y el altiplano, y los ocupantes per-
manentes de Asana perdieron acceso a las zonas de caza de la puna. Al reducirse su territorio, limitaban su movilidad,
empezaban a construir casas más grandes, y cambiaban sus hábitos de consumo desde la caza hacia más recolección
y molienda de semillas silvestres, que incluía una variedad de quinua.

Aproximadamente por la misma época, los pobladores de la sierra empezaron a dejar indicaciones de una vida social
y ceremonial más compleja. Un ejemplo de ello fue la cueva de El Panteón, donde se enterró a un niño ataviado con
un collar de cuentas de piedra y conchas marinas. Hace unos 4,800 años la gente de Asana comenzó a construir
estructuras ceremoniales para realizar ofrendas. En contraste con las áreas públicas abiertas de períodos anteriores,
estas estructuras estaban divididas mediante paredes y presentan plataformas cruciformes de arcilla blanca y piedra
escarchada, como si hubieran sido altares en cuartos cerrados, con acceso sólo para reducidos grupos.

Poco después, los pobladores fueron dedicándose cada vez más al pastoreo y dejaron de construir estructuras ceremo-
niales. Finalmente Asana fue abandonada por completo hace 4 000 años.

El sitio más antiguo conocido con asentamiento semi-permanente es el Sitio Anillo, ubicado en la Pampa de Palo, al sur
de Ilo, fechado hace alrededor de 11,300 años. Los primeros habitantes de Anillo se habrían alimentado principalmente
de los tipos de pescados que se pesca con cordeles y anzuelos, y de mariscos.

Hace unos 8 000 años los pescadores de la costa, desde Ilo hasta el norte de Chile, desarrollaron la costumbre de mo-
mificar artificialmente a sus muertos y enterrarlos en áreas especialmente designadas para tal fin. Las primeras de estas
momias “Chinchorro” son los cuerpos momificados más antiguos del mundo. Los cadáveres que recibieron el tratamien-
to más sofisticado tienen armazones internos, rellenos de fibras vegetales y máscaras de arcilla pintada, tal vez para
poder pararlos como estatuas de los muertos. Este respeto para los antepasados y el repetido empleo de cementerios
fijos podrían indicar que los grupos de Chinchorro estaban empezando a establecerse en lugares específicos y recurrían
a las elaboradas prácticas de entierro para establecer sus derechos ancestrales en esos territorios. La Dra. Karen Wise
ha descubierto rastros de entierros estilo Chinchorro en el sitio de Villa del Mar, en la desembocadura del río Ilo, y en el
sitio Kilómetro 4, en un manantial seco a la orilla del mar al norte del río (Wise 1990, 1993).

Los habitantes del Sitio Anillo empezaron a emplear piedras para moler semillas hace unos 5 000 años, diversificando
así su dieta mediante la incorporación de un mayor número de plantas terrestres. Al norte del río, gente se asentaron en
los manantiales de Carrizal y Kilómetro 4. Aunque principalmente dependían del mar, ellos también ampliaron su dieta a
incluir mayor variedad de vegetales, y empezaron a recolectar algodón para fabricar redes y confeccionar textiles como
taparrabos y frazadas.

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Paralelamente, en kilómetro 4 fue enterrado un hombre de unos 45 a 50 años junto con más de dos docenas de objetos,
entre los que se encontró cuentas de piedra, una punta de proyectil, conchas, por lo menos seis textiles diferentes, una
bolsa de cuero, una rama de una planta no identificada, y otras ofrendas, muchas de ellas probablemente relacionadas
con el consumo de alucinógenos.

Por lo menos desde 200 años a.C., y posiblemente tan temprano como 1,000 a.C., los ocupantes de las zonas próximas
a manantiales costeros como Carrizal habían empezado a plantar y cosechar el maíz. El Dr. Garth Bawden encontró
cantidades de mazorcas carbonizadas de maíz en sus excavaciones. La agricultura liberó a las poblaciones de su
dependencia de los productos marinos y les permitió establecerse en el valle de Ilo, apartándose del mar. El Dr. Bruce
Owen ha demostrado que hacia el año 100 a.C. los habitantes del valle de Ilo ya cultivaban grandes extensiones de
maíz, frijoles, yuca y otras plantas, como algodón y calabazas. La transición a la agricultura probablemente fue gradual
y surgió del creciente empleo de plantas silvestres desde el año 3,000 a.C. Quienes vivían cerca del mar siguieron
pescando, todos los agricultores continuaron con sus costumbres de cazar en las lomas y recolectar plantas silvestres,
y por lo menos los que habitaban en el valle de Ilo empezaron a criar cuyes como fuente de alimentación y llamas para
tener lana, carne y probablemente como medio de transporte de carga.

Los primeros agricultores fueron también los primeros alfareros de la región. Las vasijas les resultaban prácticas para
hervir tubérculos y otras plantas. La cerámica temprana era sencilla, de forma redondeada y boca ancha, posiblemente
siguiendo el modelo de las calabazas que durante miles de años se habían usado de vasijas.

Cuando morían, la mayoría de estos agricultores tempranos eran enterrados en fosas sencillas, cubiertos apenas con
una estera de paja y acompañados de una o dos vasijas. Sólo algunos, probablemente jefes y chamanes, recibían un
tratamiento especial: sus cadáveres eran seccionados y colocados en una fosa cilíndrica, con techo de caña, en un
cementerio especialmente reservado para este tipo de entierros. Sobre la tumba construían un montículo con capas
sucesivas de tierra, piedras y pajas que se elevaban de uno a varios metros de altura.

Casi al mismo tiempo que aparecen los agricultores en la costa y en la parte costera del valle, otros habitantes de la
zona empiezan a practicar la agricultura en el valle medio de Moquegua. Los Huaracane, como se les conoce, vivían
en aldeas de gran extensión construidas en terrazas. Su alfarería utilitaria era también sencilla, pero fabricaban además
delicados cuencos de fino acabado, probablemente para servir la comida. Los Huaracane compartieron la costumbre
de enterrar a ciertos de sus muertos bajo montículos mortuorios, pero el Dr. P Goldstein ha demostrado que además
tenían otra forma de entierro, que muy probablemente destinaban a personajes importantes. Estas tumbas en forma de
bota constaban de un pozo vertical profundo y estrecho, al fondo del cual había una cámara lateral donde se colocaba
el cuerpo y los ceramios y otros objetos de compañía, como cucharas de madera tallada y otros artefactos decorados.
Poco usuales, estas tumbas podrían ser indicio del comienzo de una clase dirigente.

Mientras que los aldeanos de los segmentos costeros y medio del valle de Moquegua siguieron dedicados a la agri-
cultura siglo tras siglo, el distante pueblo altiplánico de Tiwanaku se convertía en una enorme ciudad poblada no sólo
por agricultores sino también por artesanos especializados, administradores y sacerdotes. Alrededor del 600 d.C., el
creciente estado Tiwanaku estaba emplazando colonos en los valles más cálidos de las faldas orientales y occidentales
de los Andes para producir maíz, coca, ají y otros productos agrícolas de las zonas bajas para abastecer al altiplano.
Una de las colonias más importantes fue el valle medio de Moquegua.

En la fase inicial Omo, los colonizadores de Tiwanaku se asentaron en algunas aldeas en la margen oriental del valle.
Los Huaracane compartían el valle con los colonos Tiwanaku en una relación aparentemente pacífica. Los colonos de
la fase Omo mantenían una estrecha relación con el altiplano, empleaban cerámica y textiles con motivos Tiwanaku y
probablemente intercambiaban comida y otros productos con los habitantes de su centro urbano de origen.

Una pequeña aldea de la fase Omo explorada por el Dr. Bruce Owen era diferente de las otras. Ubicada en el valle de
Torata, distante de los demás colonos Tiwanaku, este lugar presentaba un complejo de muros de piedra y adobe que
rodeaba tres plazas rectangulares subiendo la falda del cerro, con un pequeño recinto adosado al muro superior. Cons-
truida al pie de Cerro Baúl, imponente montaña que se sigue hasta hoy día reverenciando como huaca o lugar sagrado,
dicha estructura probablemente era la primera construcción de tipo ceremonial levantada para adorar a la imponente
formación natural.

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Al mismo tiempo que Tiwanaku enviaba sus colonos, el sitio Wari, bastante más al norte, en la zona de Ayacucho, se
expandía rápidamente para convertirse en un intrincado complejo urbano de edificios de múltiples pisos. Wari también
enviaba sus colonos y constructores a los confines de los Andes. A diferencia de Tiwanaku, que establecía colonias en
lugares bien ubicados para permitirles abastecer a la capital con alimentos, el estado Wari construyó centros dispersos
por los Andes, muchos de los cuales se encontraban demasiado apartados para cumplir propósitos agrícolas.

Por el sur, Wari parece haberse extendido sólo un poco más allá de Arequipa, con una única excepción. Alrededor de
650 d.C., el estado Wari construyó su complejo más septentrional en la cima de Cerro Baúl. Cerro Baúl es una fortaleza
natural, y los varios sitios satélites de estilo Wari que lo rodean se encuentran en posiciones de fácil defensa, generalmente
protegidos por macizos muros de piedra. Cerro Baúl está localizado justo fuera de la zona agrícola Tiwanaku, en el valle
medio de Moquegua, donde se asentaron los colonos de la fase Omo durante un breve período antes de la llegada de Wari.

Los edificios en la cima de Cerro Baúl incluyen cuartos dispuestos alrededor de patios, típico estilo Wari. También
comprenden la característica estructura en forma de “D” que se encuentra en tantos lugares Wari y que parece haber
servido como área ceremonial. El resto del asentamiento está cubierto por casas rústicas de piedra. Las excavaciones
del Dr. Robert Feldman (1 998) muestran que por lo menos uno de los edificios más refinados se usó para almacenar,
servir y beber chicha en vasijas muy decoradas, probablemente como parte de ceremonias rituales o cortesanas. Aún
no se ha determinado el propósito de esta fortaleza Wari. Cerro Baúl está muy alejado para abastecer de alimentos a
la capital. Cerro Baúl podría haber servido para controlar una cantera de ónice en el valle de Torata, pero tampoco hay
rastros de arquitectura o artefactos de estilo Wari en el lugar.

De otro lado, Cerro Baúl podría haber sido un centro comercial y, de hecho, se ha encontrado algunos fragmentos de
cerámica Wari en varios lugares Huaracane, lo que sugiere algún intercambio con los habitantes locales. Pero resulta
más probable que Wari haya ocupado Cerro Baúl para poner el límite o defender la frontera contra la creciente expan-
sión de Tiwanaku, o para apropiarse de un lugar sagrado que ya era reverenciado por los colonos de la fase Omo. Tal
vez el asentamiento cumplió simultáneamente varios de estos roles.

Aunque la ocupación de Cerro Baúl duró lo suficiente como para permitir remodelaciones sucesivas de varias áreas, el
complejo aparentemente nunca fue terminado. Se habían marcado algunas áreas pero todavía no se habían construido
los edificios cuando se produjo un gran incendio alrededor del año 800 d.C. Este incendio no fue accidental pues toda
la cerámica finamente decorada que se encontraba en los edificios fue rota y lanzada contra los techos de paja ardien-
tes. Quizá los colonos Tiwanaku pudieron haber regresado o haberse rebelado contra los intrusos Wari, o tal vez los
mismos Wari destruyeron el lugar cuando lo abandonaron. La ciudadela natural de Cerro Baúl no volvió a ser ocupada
nuevamente durante varios siglos.

Después que Wari abandonó Cerro Baúl, los colonos Tiwanaku de la fase Chen Chen regresaron en mayor número que
antes. Tiwanaku se acercaba a su máxima extensión política y económica. Esta vez construyeron canales para irrigar
zonas del desierto donde producían maíz, frijoles, calabazas, maní y otros cultivos que enviaban en caravanas a la
capital altiplánica. Chen Chen, el mayor asentamiento, estaba rodeado de cementerios que eventualmente albergaron
hasta 13 000 entierros en fosas simples y tumbas cilíndricas con revestimiento de piedra. Aunque los colonos de la
fase Chen Chen establecieron una nueva aldea cerca del antiguo templo en las faldas de Cerro Baúl, el valle de Torata
siguió aislado de la mayor parte de los colonos Tiwanaku que ocupaban la parte media del valle de Moquegua. El Dr.
Paul Goldstein (1 989; 1 990) ha demostrado que los colonos de Chen Chen llegaron a construir un nuevo templo casi
del doble de las dimensiones del antiguo, aguas abajo de Moquegua, en Omo. Aunque en líneas generales seguía el
plan general del templo de Cerro Baúl, el nuevo era mucho más elaborado y presentaba una empinada escalinata que
llevaba hasta una entrada monumental y, en el recinto más elevado, una plaza hundida rectangular de estilo Tiwanaku
con evidencia de que hubo un monolito en el centro.

Si bien el templo antiguo pudo haber sido construido por unos cuantos aldeanos, el nuevo debe haber sido una obra
emprendida por el estado Tiwanaku. Puesto que se trata del único lugar fuera de la cuenca del lago Titicaca donde hay
un templo Tiwanaku, el valle medio del Moquegua tiene que haber sido una provincia importante del imperio y la capital
altiplánica debe haber estado íntimamente involucrada en su gobierno.

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Ni Tiwanaku ni Wari parecen haber estado particularmente interesados en ocupar los manantiales costeros ni la zona
costera del valle. Los colonos del valle medio tal vez intercambiaban pescado, conchas y moluscos con la costa pero
aparentemente el contacto fue mínimo. De hecho, la población del valle costero parece haber disminuido drásticamente
durante este período, tal vez debido a que las irrigaciones de Moquegua y Cerro Baúl redujeron el caudal del río costeño
al punto de hacerlo difícil cultivar en el valle.

Alrededor del año 1,000 d.C., el estado altiplánico de Tiwanaku se derrumbó súbitamente. El Dr. Alan Kolata (1989)
ha demostrado que una larga y aguda sequía disminuyó el nivel del lago Titicaca, secando los campos alrededor de
Tiwanaku y privando al estado de su sustento económico. La crisis alimentaria del altiplano produjo una crisis social en
Moquegua. Posiblemente Tiwanaku incrementó sus exigencias de envíos de alimentos o no lograba enviar suficientes
productos y servicios en compensación. La violencia irrumpió en Moquegua. El templo de Omo fue saqueado. Las
aldeas Chen Chen ya establecidas se encontraban en lugares abiertos y planos, cercanos a los terrenos agrícolas del
valle medio, que por ser imposibles de defender fueron rápidamente destruidos.

Los ex colonos abandonaron estas aldeas y se trasladaron a lugares de más fácil defensa, protegidos por colinas,
ubicadas en las empinadas faldas de los cerros, o rodeadas de muros para protegerse de los ataques. Probablemente
esperando huir de la zona de conflicto y ganar nuevas tierras de cultivo y acceso a aguas de regadío, muchos aban-
donaron el valle medio y se establecieron bien hacia las alturas despobladas río arriba de Moquegua, o en el valle
costeño de Ilo. Irónicamente, fue esta “fase Tumilaca” de dispersión la que propagó la tradición Tiwanaku a muchas
áreas nuevas, recién después del colapso del imperio. Cada una de estas áreas, parcialmente aisladas de las demás,
empezó a desarrollar su propia variación de los antiguos estilos Tiwanaku de alfarería, arquitectura, vestimenta y otros
elementos. Estos colonos no fueron los únicos en trasladarse al valle costero. Aproximadamente en la misma época los
Chiribaya establecieron aldeas desde la desembocadura del río hasta unos 25 kilómetros tierra adentro. Los Chiribaya
son conocidos por su cerámica elaborada y sus textiles decorados que tienen un estilo muy diferente de los que existían
antes en la zona. No se sabe con exactitud dónde y cómo se desarrollaron, pero lo cierto es que los Chiribaya fundaron
muchas aldeas desde el río Tambo por el norte hasta el valle de Azapa en el sur, entrando a la sierra hasta Moquegua.

Los Chiribaya, Tumilaca, y otros tipos de aldeas estaban entremezclados a lo largo del valle, frecuentemente muy cer-
canos una a otra. En contraste a los asentamientos defendibles en el valle medio y las valles superiores, casi todos los
sitios en el valle costeño se ubicaron cerca al fondo del valle y carecieron de murallas. Esta combinación de distintos
grupos sociales aparentemente compartió el valle pacíficamente.

Las excavaciones del Dr. Bruce Owen en aldeas Chiribaya y Tumilaca muestran que los nuevos pobladores mantenían
los mismos productos básicos que los agricultores que los precedieron, como maíz, yuca, frijoles, algodón para hilados,
redes, calabazas para hacer mates. También aumentaron las cosechas con otros cultivos como achira, zapallo, lúcuma,
guayaba, pacay y coca. Los pobladores que vivían más cerca del mar comían más pescados y mariscos. Parece que
todas las aldeas tenían rebaños de llamas, aunque aquellas situadas más cerca de los bosques de niebla en las lomas
se habrían concentrado en la ganadería. Igualmente criaban cuyes y perros.

Los Tumilaca vivían en estructuras ligeras e independientes de una o pocas habitaciones, en medio de un espacio
abierto. El Mag. David Jessup (1 990), la Lic. Ana Miranda (1 993) y otros investigadores han demostrado que, por el
contrario, las familias Chiribaya vivían en grandes complejos rectangulares rodeados de sólidos muros perimétricos de
caña, dentro de los cuales construían un laberíntico complejo de habitaciones y patios unidos por corredores. La eviden-
cia arquitectónica y las grandes cantidades de desechos domésticos también sugieren que las casas Chiribaya fueron
ocupadas durante mucho más tiempo que las residencias de la fase Tumilaca. Aparentemente, los Chiribaya vivían en
unidades familiares más amplias y permanentes.

Los agricultores Tumilaca siguieron fabricando ceramios de tradición Tiwanaku pero con menos cuidado, con diseños
simplificados y confusos. Ninguna de las aldeas Tumilaca destaca como para haber sido la capital. Todos los entierros
Tumilaca conocidos contenían el mismo rango reducido de una o dos vasijas, hasta un par de canastas y algunos otros
objetos, lo que sugiere que entre los Tumilaca no había ricos ni poderosos.

Los Chiribaya presentan un panorama bastante diferente. Si bien algunos fueron enterrados en fosas sencillas con po-
cos objetos y tejidos simples, otros recibieron sepultura en tumbas rectangulares con docenas de cerámicas de buena

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factura y compleja decoración, así como tejidos de colores brillantes, sombreros, plumas, canastas, objetos de madera
y cuero, cobre y oro, alimentos y coca, y en un caso de un importante personaje masculino, dos acompañantes mujeres.
Entierros tan inusuales e ricos sugieren que la sociedad Chiribaya era gobernada por poderosos jefes.

Los entierros más impresionantes fueron encontrados por el proyecto de la Dra. Jane Buikstra (1 998) en Chiribaya Alta.
Este es el único sitio Chiribaya en el valle costero que fue evidentemente defensivo, por encontrarse en el borde abrupto
del valle y rodeado de un banco alto de tierra y una zanja. Dentro de la muralla estaban muchos complejos residenciales
grandes, mientras que cementerios extensos estaban distribuidos por dentro y especialmente afuera de las defensas.
Sin duda, se trata de la sede del poder regional y la residencia de una poderosa clase dirigente.

Alrededor del año 1 250 d.C. ya no quedaban descendientes de los colonos Tumilaca en el valle costero. Tal vez los
Tumilaca se asimilaron a los Chiribaya, quizá se trasladaron fuera del valle o sencillamente, al reducirse el número de
sus familias, desaparecieron gradualmente.

Los Chiribaya prosperaron en el valle costero hasta aproximadamente el año 1 350 d.C., cuando las lluvias torrenciales
provocadas por la corriente de El Niño azotaron los Andes septentrionales. El Dr. Michael E. Moseley ha demostrado
que los campos y canales de riego en el fondo del valle costero fueron arrasados por grandes inundaciones y desliza-
mientos de tierras que destruyeron el canal principal, cubrieron de lodo las tierras de cultivo y sepultaron muchas aldeas
Chiribaya. Aunque los Chiribaya lograron reconstruir algunos de sus terrenos de cultivo y aldeas, la población nunca se
recuperó y finalmente fueron absorbidos por la siguiente ola de inmigrantes que llegó al valle costero (Mosley et al. 1 998).

Alrededor del año 1,200 d.C. la mayor parte del territorio andino comenzó un período de constantes ataques y guerras.
La población que conocemos como los Estuquiña empezó a construir ciudadelas amuralladas en las cimas de los cerros
y crestas rocosas del valle medio y superior de Moquegua. Mucho más fáciles de defender que los asentamientos de la
fase Tumilaca, estas aglomeraciones de casas rectangulares de piedra eran verdaderas fortalezas, a menudo rodeadas
de dos altos muros paralelos con estrechas entradas, separados por un terreno vacío.

A lo largo de los muros de los poblados y las rutas de acceso se encontraban monumentos cilíndricos de piedra, desde
pequeñas plataformas planas hasta macizas torres de tres metros de diámetro y casi de la misma altura. En cada una
de estas chullpas había huesos y ofrendas funerarias. Las tradiciones arquitectónicas y funerarias así como el estilo de
alfarería relativamente tosco sugieren que la cultura Estuquiña proviene por lo menos en parte del Altiplano.

La población Estuquiña creció mucho más que las anteriores y llegó a cubrir toda la región, hasta el valle costero y los
manantiales cerca del mar. Para alimentar a la población de los valles superiores, construyeron andenes en las faldas
de los de cerros con sólidos muros de contención, equipados con redes de canales de distribución y reservorios alimen-
tados por largos canales de irrigación sobre un accidentado terreno. Muchos de los canales y campos agrícolas que se
siguen utilizando hoy en día en los valles superiores fueron acondicionados por los Estuquiña.

A fines del siglo XV los ejércitos del Inca Mayta Capac conquistaron la cuenca del lago Titicaca y luego se dirigieron a
Moquegua. Según el cronista Garcilaso de la Vega, el Inca mantuvo bajo asedio una fortaleza Estuquiña que podría
haber sido Cerro Baúl, aunque también hay otras posibilidades.

Garcilaso sostiene que después de derrotar a los Estuquiña, el Inca mandó construir un pueblo llamado Cuchuna en las
faldas del cerro de la fortaleza y otro pueblo que llamó Moquegua.

Además de los dos nuevos pueblos, los Incas erigieron varios otros asentamientos en los valles superiores, construye-
ron caminos o remodelaron los existentes conectando los pueblos con la costa, el altiplano y otros valles. Construyeron
también un pequeño complejo de almacenes o colcas, al lado del camino principal en una zona extensa de andenes.

Los Incas se interesaban sobre todo en la producción de maíz en los valles superiores, e indicios de su presencia en las
zonas aguas abajo de Moquegua son escasos. Unos pocos entierros Inca en el valle costero y cerca de los manantiales
sugieren que los Incas posiblemente obtenían pescado u otros recursos típicos de la costa en dichos lugares, pero
aparentemente el Imperio Inca no tuvo un gran impacto en la población Estuquiña de la costa.

8 Anexo D 4.1 EIA Gasoducto Andino del Sur


000351

4.1.4 METODOLOGÍA

La obtención y análisis de la información arqueológica se realizó en dos niveles: campo y gabinete. Durante el trabajo de
campo se recuperó información referente a los nuevos sitios arqueológicos registrados y sobre el impacto del proyecto
sobre los sitios arqueológicos ya conocidos. En los trabajos de gabinete se procesó esta nueva información junto con la
existente y con aquella obtenida durante la investigación documental bibliográfica.

Trabajos de campo

Los trabajos se realizaron en la zona comprendida entre el límite entre las provincias de Islay (Arequipa) y Mariscal Nieto
(Moquegua) hasta Ilo.

Toda el área de costa fue recorrida a pie, realizando un recorrido lineal y paralelo, con una separación de 25 m. Al
encontrar un sitio arqueológico en el DdV se efectuó el registro del mismo, la elaboración de croquis y poligonal pre-
ventiva, y el trazado de una variante tentativa que será posteriormente aprobada o descartada por el área de ingeniería
del proyecto. Las variantes fueron propuestas en aquellas áreas donde existían sitios arqueológicos superpuestos o
colindantes con el DdV, y fueron trazadas por la parte exterior de las poligonales preliminares que delimitan los sitios
registrados, en áreas donde no se observaron restos arqueológicos en superficie. En algunos casos, la variante no fue
propuesta ya que las condiciones del sitio (muy mal estado de conservación) no lo ameritaban. En otros casos, las va-
riantes no eran viables en función de la topografía del terreno, la existencia de infraestructura actual, población, ríos, etc.

Al ubicar un sitio arqueológico fuera del área del DdV, pero colindante a éste, se procedió igualmente a efectuar el regis-
tro del mismo y a la elaboración de la poligonal preventiva. En los lugares donde se observaron vestigios arqueológicos
se amplió el área de reconocimiento con el fin de definir su naturaleza, extensión, límites y filiación cultural.

Los sitios arqueológicos fueron registrados con ayuda de un GPS y extrapolados a un mapa. La información fue recu-
perada mediante el uso de fichas de caracterización, croquis de campo y fotografías.

Una vez identificada la presencia de un sitio arqueológico, éste fue caracterizado según el tipo al que pertenece, las
evidencias muebles asociadas, el área aproximada que ocupa, entre otros. Con este fin se llenaron fichas, se elaboraron
croquis de campo, obteniendo así un registro gráfico y fotográfico.

Trabajos de gabinete

Se revisaron fotografías satelitales y fotografías Ikonos. Esto permitió observar las evidencias arqueológicas superficia-
les arquitectónicas. Esta información sirvió de ayuda no sólo para el establecimiento de áreas de sensibilidad, sino que
también permitió tener una idea preliminar sobre la existencia de sitios arqueológicos antes de salir al campo.

En base a las coordenadas de la traza, se realizó una búsqueda de información bibliográfica sobre los sitios arqueo-
lógicos identificados previamente por otros investigadores y aquellos que se encuentran en el Inventario Nacional de
Sitios Arqueológicos del INC y que pudieran encontrarse en el área de influencia del proyecto. Esta información sirvió
de ayuda para el establecimiento preliminar de áreas de sensibilidad, y proporcionó cierta idea acerca de la existencia
de sitios arqueológicos en áreas determinadas antes de salir al campo.

La información existente, a la que se añade la información disponible en el INC de proyectos anteriores, se sistematizó
y adecuó al área de influencia del proyecto mediante la digitalización de planos, elaboración de fichas y elaboración de
una base de datos.

EIA Gasoducto Andino del Sur Anexo D 4.1 9


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4.2 RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN

4.2.1 SITIOS ARQUEOLÓGICOS IDENTIFICADOS

1) Pampa Clemesí (UTM Z19 263,748 E, 8,088,588 N, altitud 1,334 msnm.)


Se trata de una gran área con presencia de estructuras de piedra y material cerámico en gran cantidad. Hacia el SE del
sitio se ha ubicado una aldea prehispánica consistente en más de 20 estructuras elaboradas con cantos rodados de
regular tamaño, las cuales presentan mayoritariamente planta circular y más de 5 m de diámetro. Asociado a esta zona
se ubicaron concentraciones de material cultural, cerámica de estilo claramente Waracane. La presencia de material
cultural en esta extensa área no se limita a restos aislados de fragmentería cerámica, sino que la superficie arenosa y
con guijarros se encuentra densamente ocupada por restos aglutinados de fragmentería cerámica de varios periodos,
así como por aglomeraciones de piedras de diversos tipos, cuya característica común es formar grupos compactos y
distintos al terreno inmediato y ser las más grandes en los alrededores; es más, en algunos casos, estos 2 rasgos dis-
tintos se encuentran físicamente asociados. De acuerdo al reconocimiento inicial, su extensión a cada lado del eje del
futuro DdV podría fluctuar entre el kilómetro y medio a más.

El estado de conservación es regular, pudiéndose identificar aún parte de las plantas de las estructuras, pero el mate-
rial se encuentra expuesto al intemperismo y se encuentra erosionado. El material cultural hallado en el sitio presenta
características propias del Período Horizonte Temprano. El eje del futuro DdV atraviesa la poligonal del sitio. Debido a
las grandes dimensiones del sitio la variante no es posible, por lo que se recomienda un proyecto de evaluación arqueo-
lógica con fines de delimitación y señalización. Además, se aconseja reducir el ancho de vía y establecer el área para
el rescate arqueológico.
2) Osmore Chico (UTM Z19 275,305 E, 8,069,112 N, altitud 549 msnm.)
Se trata de un cementerio prehispánico, antigua y recientemente huaqueado. Presenta escasos restos en superficie.
Sin embargo, fueron suficientes para deducir la filiación tardía del sitio. Se encontró fragmentos de cerámica burda,
así como restos diagnósticos de cerámica fina, en ambos casos oxidada. Además, se identificó restos óseos humanos
y de animal, restos textiles, un mate y una soga de pelo. En el desmonte del huaqueo más reciente se observó mayor
densidad de fragmentería cerámica y restos vegetales.

Se encuentra en mal estado de conservación debido al huaqueo que ha sufrido. La cerámica pertenece probablemen-
te al Período Horizonte Tardío. El eje del futuro DdV se encuentra a unos 200 m al oeste del sitio, por lo que no será
afectado.
3) Pampa Las Pulgas (UTM Z19 279,325 E, 8,062,906 N, altitud 1,045 msnm.)
Se trata de un campamento de manufactura lítica. Consiste en concentraciones de desecho de talla (lascas) de 1 a 2 m2,
distribuidas irregularmente en un radio aproximado de 500 m, encontrando la mayor concentración hacia el NO del sitio.
El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesa-
miento de material lítico, principalmente de un tipo de sílex traslúcido lechoso. Se ubicó además una pieza de obsidiana
hacia el oeste del sitio, que presenta huella de percusión. Como elemento intrusivo se observa una línea de transmisión
eléctrica que impacta el sitio hacia el oeste, además de material variado asociado a los trabajos en el tendido eléctrico.

Se encuentra en regular estado de conservación pues el terreno ha sido removido durante las obras de instalación del
tendido eléctrico. No se halló material cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio, aunque según
la tipología observada en el material lítico, probablemente pertenezca al Período Precerámico. El sitio se encuentra a
unos 429 m al este del eje del futuro DdV, por lo que no será afectado.
4) Quebrada Honda (UTM Z19 277,238 E, 8,057,801 N, altitud 855 msnm.)
Se trata de un taller de manufactura lítica. Consiste en concentraciones de material lítico, producto del desecho de la
actividad de talla, distribuidas por toda la extensión del sitio, las cuales miden en promedio de 1 a 2 m2. La materia prima

10 Anexo D 4.2 EIA Gasoducto Andino del Sur


000353

predominante es el silex, aunque también se observa cuarzo y obsidiana en menor proporción. Se pudieron identificar
lascas de 1 a 4 cm, además de algunos artefactos líticos como puntas de proyectil y raederas. También se ubicó una
zona que funcionaría como cantera registrándose, muy cerca, el hallazgo de un saco o bolso para el traslado de mate-
rial. En la parte central del sitio se ubicó una pequeña concentración de material malacológico de 2 m2, además de algu-
nos fragmentos de cerámica no diagnóstica, los cuales se encontraban muy erosionados por factores de intemperismo.
Se trataría de una gran área de extracción y producción lítica que, por la densidad del material, denotaría una ocupación
continua. Como elementos intrusivos se observa una línea de transmisión eléctrica que impacta el sitio hacia el norte,
además de material variado asociado a las obras en el tendido eléctrico.

El estado de conservación es regular debido a la remoción del terreno durante las obras de instalación de este tendido
eléctrico. No se halló material cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio, aunque según la tipo-
logía observada en el material lítico, probablemente pertenezca al Período Precerámico y ocupación posterior. El eje
del futuro DdV atraviesa la poligonal del sitio, por lo que se ha propuesto una variante hacia el noroeste. Esta variante
incluye los sitios que se describen a continuación (Pampapalo 1, 2 y 3). Se recomienda un proyecto de evaluación ar-
queológica con fines de delimitación y señalización. En caso de no ser viable la variante, se aconseja reducir el ancho
de vía y establecer el área para el rescate arqueológico.
5) Pampapalo 1 (UTM Z19 275,170 E, 8,055,656 N, altitud 907 msnm.)
Se trata de un taller de manufactura lítica. Consiste en concentraciones de material lítico producto del desecho de la
actividad de talla, distribuidas principalmente en una colina, las cuales miden en promedio de 1 a 2 m2, presentando
lascas que tienen de 1 a 3 cm de longitud. La materia prima predominante es el silex. También se observaron pequeñas
concentraciones de material malacológico de baja densidad. Como elementos intrusivos se observa material variado
asociado a las obras en el tendido eléctrico que está ubicado hacia el norte de la poligonal propuesta.

El estado de conservación es regular debido a actividades relacionadas con la instalación del tendido eléctrico. No se
halló material cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio, aunque según la tipología observada
en el material lítico, probablemente pertenezca al Período Precerámico. El eje del futuro DdV atraviesa la poligonal del
sitio, por lo que se ha propuesto una variante hacia el noroeste. Esta variante incluye varios sitios (Quebrada Honda y
Pampapalo 2 y 3). Se recomienda un proyecto de evaluación arqueológica con fines de delimitación y señalización. En
caso de no ser viable la variante, se aconseja reducir el ancho de vía y establecer el área para el rescate arqueológico.
6) Pampapalo 2 (UTM Z19 274,361 E, 8,055,170 N, altitud 890 msnm.)
Se trata de un taller de manufactura lítica. Consiste en concentraciones de material lítico producto del desecho de la
actividad de talla, distribuidas principalmente en una colina, las cuales miden en promedio de 1 a 2 m2, presentando
lascas que tienen de 1 a 3 cm de longitud. La materia prima predominante es el silex. Como elementos intrusivos se
observan algunos objetos de filiación moderna, como fajas de fierro y pedazos de madera, material asociado a la línea
de transmisión eléctrica ubicada hacia el norte de la poligonal propuesta.

El estado de conservación es regular debido a actividades relacionadas con la instalación del tendido eléctrico. No se
halló material cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio, aunque según la tipología observada
en el material lítico, probablemente pertenezca al Período Precerámico. El eje del futuro DdV atraviesa la poligonal del
sitio, por lo que se ha propuesto una variante hacia el noroeste. Esta variante incluye varios sitios (Quebrada Honda y
Pampapalo 1 y 3). Se recomienda un proyecto de evaluación arqueológica con fines de delimitación y señalización. En
caso de no ser viable la variante, se aconseja reducir el ancho de vía y establecer el área para el rescate arqueológico.
7) Pampapalo 3 (UTM Z19 273,535 E, 8,054,536 N, altitud 867 msnm.)
Se trata de un taller de manufactura lítica. Consiste en concentraciones de material lítico producto del desecho de la
actividad de talla, distribuidas por toda la extensión del sitio, las cuales miden en promedio de 1 a 2 m2, presentando
lascas de 1 a 4 cm de longitud. La materia prima predominante es el silex. Como elementos intrusivos se observan algu-
nos objetos de filiación moderna, como fajas de fierro y pedazos de madera, material asociado a la línea de transmisión
eléctrica ubicada hacia el norte de la poligonal propuesta.

El estado de conservación es regular debido a las actividades relacionadas a la instalación del tendido eléctrico. No se
halló material cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio, aunque según la tipología observada

EIA Gasoducto Andino del Sur Anexo D 4.2 11


000354

en el material lítico, probablemente pertenezca al Período Precerámico. El eje del futuro DdV atraviesa la poligonal del
sitio, por lo que se ha propuesto una variante hacia el noroeste. Esta variante incluye varios sitios (Quebrada Honda y
Pampapalo 1 y 2). Se recomienda un proyecto de evaluación arqueológica con fines de delimitación y señalización. En
caso de no ser viable la variante, se aconseja reducir el ancho de vía y establecer el área para el rescate arqueológico.
8) Pampa Salinas (UTM Z19 261,982 E, 8,044,037 N, altitud 654 msnm.)
Consiste en concentraciones de material cultural diverso: concentraciones de fragmentos de cerámica, concentraciones
de material malacológico y lítico, además de restos óseos de animal distribuidas por toda la extensión del sitio. La pre-
sencia de material es abundante. Se pudieron identificar algunos artefactos líticos como puntas de proyectil y raederas.
Se trataría de una gran área de ocupación, procesamiento de desconchado y áreas de producción lítica.

El estado de conservación de los materiales es regular debido al intemperismo. Además, hacia el oeste el sitio está cor-
tado por la carretera que conduce a Ilo. No se ha podido confirmar la cronología del sitio aunque se observaron algunos
fragmentos de cerámica, probablemente del Período Intermedio Tardío, los cuales se encontraban muy erosionados. El
eje del futuro DdV atraviesa la poligonal del sitio, por lo que se ha propuesto una variante hacia el sur, en paralelo a la
carretera que conduce a Ilo. Se recomienda un proyecto de evaluación arqueológica con fines de delimitación y seña-
lización. En caso de no ser viable la variante, se aconseja reducir el ancho de vía y establecer el área para el rescate
arqueológico.

9) Pampa El Palo 1 (UTM Z19 2,596,85 E, 8,042,023 N, altitud 463 msnm.)

Área de concentraciones de material diverso: concentraciones de fragmentería cerámica, concentraciones de material


malacológico y lítico, además de restos óseos de animal, distribuidas por toda la extensión del sitio. Se trataría de un
área asociada al sitio anterior (Sitio Pampa Salinas: gran área de ocupación, procesamiento de desconchado y áreas de
producción lítica), que fue seccionado por la construcción de la carretera ubicada hacia el este.

El estado de conservación de los materiales es regular, afectados por el intemperismo y, además, en la zona se observó
basura moderna. No se halló material cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. El eje del futuro
DdV atraviesa la poligonal del sitio, por lo que se ha propuesto una variante hacia el sur. Se recomienda un proyecto
de evaluación arqueológica con fines de delimitación y señalización. En caso de no ser viable la variante, se aconseja
reducir el ancho de vía y establecer el área para el rescate arqueológico.
10) Pampa El Palo 2 (UTM Z19 259,075 E, 8,041,677 N, altitud 340 msnm.)
Conjunto de conchales de regular dimensión que presentan como material asociado concentraciones de material lítico,
cerámico y restos óseos. Se distinguieron hasta doce (12) concentraciones de material malacológico de densidad me-
dia, siendo el choro la especie predominante. En cuanto a la cerámica observada, pertenecería a una vasija grande, de
pasta y temperantes gruesos y de color marrón. Se trataría de una estancia temporal de procesamiento de desconchado
y área de producción lítica.

El estado de conservación de la evidencia es regular debido al intemperismo. No se halló material cultural diagnóstico
que permita determinar la cronología del sitio. El eje del futuro DdV atraviesa la poligonal del sitio, por lo que se ha
propuesto una variante hacia el sur. Se recomienda un proyecto de evaluación arqueológica con fines de delimitación
y señalización. En caso de no ser viable la variante, se aconseja reducir el ancho de vía y establecer el área para el
rescate arqueológico.
11) Pampa El Palo 3 (UTM Z19 258,702 E, 8,041,586 N, altitud 249 msnm.)
Consiste en dos áreas con presencia de conchales de regular dimensión y densidad media que presentan como material
asociado desecho de talla lítica, fragmentos de cerámica y restos óseos en poca proporción. Se trataría de una estancia
temporal de procesamiento de desconchado.

El estado de conservación de la evidencia es regular debido a factores de intemperismo. No se halló material cultural diagnósti-
co que permita determinar la cronología del sitio. El eje del futuro DdV atraviesa la poligonal del sitio, por lo que se ha propuesto
una variante hacia el sur. Se recomienda un proyecto de evaluación arqueológica con fines de delimitación y señalización. En
caso de no ser viable la variante, se aconseja reducir el ancho de vía y establecer el área para el rescate arqueológico.

12 Anexo D 4.2 EIA Gasoducto Andino del Sur


000355

12) Pampa El Palo 4 (UTM Z19 256,628 E, 8,041,082 N, altitud 132 msnm.)
Consiste en un conchal de gran extensión y alta densidad, dentro del cual se hallaron concentraciones de material mal-
acológico de más de 50 m2. Presenta diversas especies marinas tales como el choro, la lapa, machas, etc. El área de
evidencia supera los 3 km2. Como material asociado se observa concentraciones de material lítico (principalmente silex
y cuarzo) y concentraciones de fragmentos de cerámica distribuidas principalmente hacia el norte del sitio. Se halló tam-
bién una vasija, prácticamente entera. Se trataría de una gran área de procesamiento de productos marinos, que, por la
cantidad observada, indicaría una ocupación continua. Como elementos intrusivos se identificaron desechos modernos.

El estado de conservación de la evidencia es regular por el intemperismo y el uso actual de parte del sitio como basural.
La vasija observada parecería pertenecer al Período Intermedio Tardío, pero no se descarta que el sitio haya sido usado
desde épocas más tempranas. El eje del futuro DdV atraviesa la poligonal del sitio, por lo que se ha propuesto una va-
riante hacia el sur. Se recomienda un proyecto de evaluación arqueológica con fines de delimitación y señalización. En
caso de no ser viable la variante, se aconseja reducir el ancho de vía y establecer el área para el rescate arqueológico.

Cuadro 4.2-1 Sitios arqueológicos en Moquegua.

Nombre del sitio UTM (WGS 84)


Nº Descripción Ubicación Mitigación
Arqueológico Este Norte
1 Pampa Clemesí 263,748 8,088,588 Estructuras y cerámica DdV 1, 2, 3, 4
2 Osmore Chico 275,305 8,069,112 Cementerio huaqueado Área de influencia 5
3 Pampa Las Pulgas 279,325 8,062,906 Taller lítico Área de influencia 5
4 Quebrada Honda 277,238 8,057,801 Taller lítico y conchal DdV 1, 2, 3, 4
5 Pampapalo 1 275,170 8,055,656 Taller lítico y conchal DdV 1, 2, 3, 4
6 Pampapalo 2 274,361 8,055,170 Taller lítico DdV 1, 2, 3, 4
7 Pampapalo 3 273,535 8,054,536 Taller lítico DdV 1, 2, 3, 4
8 Pampa Salinas 261,982 8,044,037 Concentraciones de materiales DdV 1, 2, 3, 4
9 Pampa El Palo 1 259,685 8,042,023 Concentraciones de materiales DdV 1, 2, 3, 4
10 Pampa El Palo 2 259,075 8,041,677 Conchal DdV 1, 2, 3, 4
11 Pampa El Palo 3 258,702 8,041,586 Conchal DdV 1, 2, 3, 4
12 Pampa El Palo 4 256,628 8,041,082 Conchal DdV 1, 2, 3, 4
UBICACIÓN: DdV: Entre 0 y 12.5 m del eje; Adyacente: Entre los 12.5 y 50 m del eje; Área de influencia: Entre 50 m y 2.5 km del eje.
MITIGACIÓN: 1): Angostar el DdV en áreas donde no será posible modificar en trazo; 2): Evaluación con excavaciones; 3): Rescate arqueo-
lógico; 4) Señalización permanente; 5) Otros, según consideraciones del INC.

4.2.2 EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS AISLADAS IDENTIFICADAS

1) EA 130 (UTM Z19 279,301 E, 8,062,559 N, altitud 1,034 msnm.)


Consiste en una concentración de desecho de talla lítica de 25 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La
evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex traslú-
cido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 460 m al este del eje del futuro
DdV, por lo que no será afectada.
2) EA 131 (UTM Z19 279,300 E, 8,062,489 N, altitud 1,032 msnm.)
Consiste en una concentración de desecho de talla lítica de 25 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evi-
dencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex traslúcido le-
choso. Como elementos intrusivos se observa regular cantidad de material asociado a la instalación del tendido eléctrico.
Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo y la remoción por los trabajos

EIA Gasoducto Andino del Sur Anexo D 4.2 13


000356

de instalación del tendido eléctrico. No se halló material cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del
sitio. La evidencia se encuentra a 451 m al este del eje del futuro DdV, por lo que no será afectada.
3) EA 132 (UTM Z19 278,997 E, 8,061,762 N, altitud 1,016 msnm.)
Consiste en una concentración de desecho de talla lítica (lascas) de 20 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3
cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex
traslúcido lechoso y rojizo.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 66,5 m al este del eje del futuro
DdV, por lo que no será afectada.

4) EA 133 (UTM Z19 278,965 E, 8,061,717 N, altitud 1,009 msnm.)


Consiste en una concentración de desecho de talla lítica (lascas) de 15 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3
cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex
traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cul-
tural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 29.6 m al este del eje
del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las
dimensiones de la evidencia.
5) EA 134 (UTM Z19 278,966 E, 8,061,570 N, altitud 1,002 msnm.)
Consiste en un área de concentraciones poco densas de desecho de talla (lascas) de 1 a 2 m2, distribuidas irregular-
mente en un área aproximada de 40 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra
que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cul-
tural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 42,4 m al este del eje
del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las
dimensiones de la evidencia.
6) EA 135 (UTM Z19 278780 E, 8,061,335 N, altitud 1,011 msnm.)
Consiste en una concentración de desecho de talla lítica (lascas) de 25 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3
cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, principalmente de
un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 43.2 m al oeste del eje del futuro
DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimensiones
de la evidencia.
7) EA 136 (UTM Z19 278,743 E, 8,061,090 N, altitud 996 msnm.)
Consiste en una concentración de desecho de talla lítica (lascas) de 10 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a
3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, principalmente de
un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 13,2 m al este del eje del futuro
DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimensiones
de la evidencia.

14 Anexo D 4.2 EIA Gasoducto Andino del Sur


000357

8) EA 137 (UTM Z19 278,696 E, 8,061,032 N, altitud 997 msnm.)


Consiste en un área de concentraciones de desecho de talla (lascas) de 1 a 2 m2, distribuidas irregularmente en un área
aproximada de 30 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio
se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido al intemperismo. No se halló material cultural diagnóstico que
permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 9 m al oeste del eje del futuro DdV. Se recomien-
da la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimensiones de la evidencia.
9) EA 138 (UTM Z19 278,606 E, 8,060,842 N, altitud 987 msnm.)
Consiste en una concentración de desecho de talla (lascas) de 5 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm.
La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex
traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material


cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 22 m al oeste del
eje del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología
y las dimensiones de la evidencia.
10) EA 139 (UTM Z19 278,356 E, 8,060,159 N, altitud 964 msnm.)
Consiste en una pequeña concentración de desecho de talla (lascas) de 2 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1
a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de
sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cul-
tural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 1.2 m al oeste del eje
del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las
dimensiones de la evidencia.
11) EA 140 (UTM Z19 277,999 E, 8,059,223 N, altitud 978 msnm.)
Consiste en una concentración de desecho de talla (lascas) de 4 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3
cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de
sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido al intemperismo. No se halló material cultural diagnóstico que
permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 14 m al este del eje del futuro DdV. Se recomien-
da la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimensiones de la evidencia.
12) EA 141 (UTM Z19 277,724 E, 8,058,586 N, altitud 970 msnm.)
Consiste en un área de concentraciones de desecho de talla (lascas) de 1 a 2 m2, distribuidas irregularmente en un área
aproximada de 50 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio
se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido al intemperismo. No se halló elementos culturales diag-
nósticos que nos permitan determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 5,2 m al oeste del eje
del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y
las dimensiones de la evidencia.

13) EA 142 (UTM Z19 274,528 E, 8,056,205 N, altitud 893 msnm.)


Se trata de un sector con concentración de desechos de talla en un área de 15 m2, presentando lascas de 2 a 4 cm
de largo. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo
de sílex traslúcido lechoso.

EIA Gasoducto Andino del Sur Anexo D 4.2 15


000358

El estado de conservación de la evidencia es regular pues ha sido afectada por el intemperismo. No se hallaron ele-
mentos culturales diagnósticos que permitan determinar la cronología del sitio. El eje del futuro DdV se encuentra a 775
m al SE de la evidencia, y también se encuentra distante de la variante propuesta para los sitios Quebrada Honda y
Pampapalo 1, 2 y 3, por lo que no será afectada.

14) EA 143 (UTM Z19 275,568 E, 8,056,016 N, altitud 892 msnm.)


Consiste en una pequeña concentración de desecho de talla lítica de 10 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3
cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex
traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 19,3 m al SE del eje del
futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las
dimensiones de la evidencia.

15) EA 144 (UTM Z19 274,463 E, 8,055,901 N, altitud 903 msnm.)


Se trata de un sector con concentración de desechos de talla en un área de 10 m2, presentando lascas de 2 a 4 cm
de largo. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un
tipo de sílex traslúcido lechoso.

El estado de conservación de la evidencia es regular pues ha sido afectada por el intemperismo. No se hallaron ele-
mentos culturales diagnósticos que permitan determinar la cronología del sitio. El eje del futuro DdV se encuentra a
559,3 m al SE de la evidencia, y también se encuentra distante de la variante propuesta para los sitios Quebrada Honda
y Pampapalo 1, 2 y 3, por lo que no será afectada.

16) EA 145 (UTM Z19 274,754 E, 8,055,408 N, altitud 886 msnm.)


Consiste en una pequeña concentración de desecho de talla lítica de 20 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a
3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo
de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material


cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 12 m al SE del eje
del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y
las dimensiones de la evidencia.

17) EA 146 (UTM Z19 274,156 E, 8,054,987 N, altitud 882 msnm.)


Consiste en una pequeña concentración de desecho de talla lítica de 12 m2. El tamaño de las lascas oscila entre
1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un
tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 26 m al SE del eje del
futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las
dimensiones de la evidencia.

18) EA 147 (UTM Z19 274,085 E, 8,054,946 N, altitud 881 msnm.)


Consiste en una pequeña concentración de desecho de talla lítica de 10 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a
3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo
de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 20 m al SE del eje del futuro

16 Anexo D 4.2 EIA Gasoducto Andino del Sur


000359

DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimen-
siones de la evidencia.

19) EA 148 (UTM Z19 273,997 E, 8,054,951 N, altitud 870 msnm.)


Consiste en una pequeña concentración de desecho de talla lítica de 15 m2. El tamaño de las lascas oscila entre
1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material lítico, de un
tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material


cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 33.3 m al NO del
eje del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología
y las dimensiones de la evidencia.

20) EA 149 (UTM Z19 273,795 E, 8,054,829 N, altitud 862 msnm.)


Consiste en una concentración poco densa de desecho de talla lítica distribuida en un área de 50 m2. El tamaño de las
lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material
lítico, de un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material


cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 45.3 m al NO del
eje del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología
y las dimensiones de la evidencia.

21) EA 150 (UTM Z19 273,068 E, 8,054,343 N, altitud 845 msnm.)


Consiste en un área de concentraciones de desecho de talla (lascas) de 1 a 2 m2, distribuidas irregularmente en un área
aproximada de 40 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio
se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material


cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 49.9 m al NO del
eje del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología
y las dimensiones de la evidencia.

22) EA 151 (UTM Z19 273,074 E, 8,054,262 N, altitud 842 msnm.)


Consiste en un área de concentraciones de desecho de talla (lascas) de 1 a 2 m2, distribuidas irregularmente en un área
aproximada de 30 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio
se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material


cultural diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 20.5 m al SE del
eje del futuro DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología
y las dimensiones de la evidencia.

23) EA 152 (UTM Z19 272,970 E, 8,054,208 N, altitud 841 msnm.)


Consiste en un área de concentraciones de desecho de talla (lascas) de 1 a 2 m2, distribuidas irregularmente en un área
aproximada de 25 m2. El tamaño de las lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio
se realizó el procesamiento de material lítico, de un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural diag-
nóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 7 m al SE del eje del futuro DdV. Se re-
comienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimensiones de la evidencia.

EIA Gasoducto Andino del Sur Anexo D 4.2 17


000360

24) EA 153 (UTM Z19 271,945 E, 8,053,320 N, altitud 761 msnm.)


Consiste en una pequeña concentración de desecho de talla (lascas) en un área aproximada de 20 m2. El tamaño de las
lascas oscila entre 1 a 3 cm. La evidencia observada muestra que en este sitio se realizó el procesamiento de material
lítico, de un tipo de sílex traslúcido lechoso.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 42 m al NO del eje del futuro
DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimensiones
de la evidencia.
25) EA 154 (UTM Z19 264,012 E, 8,046,202 N, altitud 580 msnm.)
Consiste en una dispersión de material malacológico asociado a restos óseos de animal no identificado.

La evidencia se encuentra muy erosionada debido a la humedad del terreno. No se halló material cultural diagnóstico
que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 0.8 m al este del eje del futuro DdV. Se reco-
mienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimensiones de la evidencia.
26) EA 155 (UTM Z19 259,490 E, 8,041,950 N, altitud 396 msnm.)
Consiste en una pequeña concentración de material cerámico fragmentado en un área de 15 m2. La cerámica presenta
pasta gruesa, es de color marrón y no presenta decoración. Como material asociado se ubicó escaso material lítico
(lascas) de silex blanco.

Se encuentra en regular estado de conservación debido a la exposición al intemperismo. No se halló material cultural
diagnóstico que permita determinar la cronología del sitio. La evidencia se encuentra a 26.8 m al NO del eje del futuro
DdV. Se recomienda la evaluación arqueológica para determinar con mayor precisión la cronología y las dimensiones
de la evidencia.

Cuadro 4.2-2 Evidencias Arqueológicas Aisladas en Moquegua.

UTM (WGS 84)


Nº Evidencia aislada Descripción Ubicación Mitigación
Este Norte
1 130 279,301 8,062,559 Concentración lítica Área de influencia 5
2 131 279,300 8,062,489 Concentración lítica Área de influencia 5
3 132 278,997 8,061,762 Concentración lítica Área de influencia 5
4 133 278,965 8,061,717 Concentración lítica Adyacente 2,3
5 134 278,966 8,061,570 Concentraciones líticas Adyacente 2,3
6 135 278,780 8,061,335 Concentración lítica Adyacente 2,3
7 136 278,743 8,061,090 Concentración lítica Adyacente 2,3
8 137 278,696 8,061,032 Concentraciones líticas DdV 2,3
9 138 278,606 8,060,842 Concentración lítica Adyacente 2,3
10 139 278,356 8,060,159 Concentración lítica DdV 2,3
11 140 277,999 8,059,223 Concentración lítica Adyacente 2,3
12 141 277,724 8,058,586 Concentraciones líticas DdV 2,3
13 142 274528 8,056,205 Concentración lítica Área de influencia 5
14 143 275,568 8,056,016 Concentración lítica Adyacente 2,3
15 144 274,463 8,055,901 Concentración lítica Área de influencia 5
16 145 274,754 8,055,408 Concentración lítica DdV 2,3

18 Anexo D 4.2 EIA Gasoducto Andino del Sur


000361

UTM (WGS 84)


Nº Evidencia aislada Descripción Ubicación Mitigación
Este Norte
17 146 274,156 8,054,987 Concentración lítica Adyacente 2,3
18 147 274,085 8,054,946 Concentración lítica Adyacente 2,3
19 148 273,997 8,054,951 Concentración lítica Adyacente 2,3
20 149 273795 8,054,829 Concentraciones líticas Adyacente 2,3
21 150 273,068 8,054,343 Concentraciones líticas Adyacente 2,3
22 151 273,074 8,054,262 Concentraciones líticas Adyacente 2,3
23 152 272,970 8,054,208 Concentraciones líticas DdV 2,3
24 153 271,945 8,053,320 Concentración lítica Adyacente 2,3
25 154 264,012 8,046,202 Dispersión malacológica y óseos DdV 2,3
26 155 259,490 8,041,950 Concentración cerámica Adyacente 2,3
UBICACIÓN: DdV: Entre 0 y 12,5 m del eje; Adyacente: Entre los 12,5 y 50 m del eje; Área de influencia: Entre 50 m y 2.5 km del eje.
MITIGACIÓN: 1): Angostar el DdV en áreas donde no será posible modificar en trazo; 2): Evaluación con excavaciones; 3): Rescate arqueo-
lógico; 4) Señalización permanente; 5) Otros, según consideraciones del INC

4.3 SINTESIS Y CONCLUSIONES

Como resultado de las labores de campo se han registrado un total de 12 sitios arqueológicos y 26 evidencias aisladas.

• De los 12 sitios arqueológicos, 10 se encuentran en el área del DdV (entre 0 y 12.5 m a cada lado del eje del DdV)
y 2 se encuentran en el área de influencia (a más de 50 m del eje del DdV).
• Respecto a las evidencias aisladas, de las 26 registradas, 6 se encuentran en el área del DdV, 15 se encuentran
en el área adyacente al DdV, y 5 se encuentra en el área de influencia.
• Se han presentado proyectos de evaluación arqueológica sin excavaciones al Instituto Nacional de Cultura (INC).
Los informes finales de estos proyectos muestran los resultados obtenidos en la revisión de la traza efectuada. Una
vez aprobados los informes finales de dichos proyectos se deberá proceder de la siguiente manera:
- Para aquellos sitios que se encuentran en el DdV y que, por lo tanto, recibirían impacto directo, se deben reali-
zar trabajos de evaluación arqueológica con excavaciones con fines de delimitación y señalización, incluyendo
la evaluación del potencial arqueológico de cada uno de ellos. Una vez realizado este paso, en aquellos casos
donde la traza no pueda ser modificada para evitar los sitios por razones de ingeniería, social, etc., se debe-
rán realizar trabajos de rescate arqueológico antes de cualquier movimiento de tierras en la zona. Una vez
efectuados los rescates y aprobados estos por el Instituto Nacional de Cultura (INC), la zona quedará liberada
y podrá solicitarse un Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA), el cual autoriza la realiza-
ción de obras en el área. En caso que los sitios no sean rescatados en su totalidad, sino sólo el área afectada
por el DdV, las áreas remanentes deberán ser delimitadas y señalizadas con hitos y letreros oficiales del INC.

- Para el caso de los sitios que recibirían impacto indirecto, los que se encuentran adyacentes al DdV, se debe-
rán realizar proyectos de evaluación arqueológica con excavaciones con fines de delimitación y señalización.
Una vez aprobadas estas delimitaciones por el INC, los sitios deberán ser delimitados y señalizados con hitos
y letreros oficiales del INC. Estas zonas pasarán a ser intangibles y, por lo tanto, no podrá efectuarse ningún
tipo de actividad en su interior.

EIA Gasoducto Andino del Sur Anexo D 4.3 19


000362

4.4 IDENTIFICACIÓN DE IMPACTOS

4.4.1 CRITERIOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y VALORACIÓN DE LOS IMPACTOS

Todos los sitios con evidencias arqueológicas, grandes y pequeños, son considerados Patrimonio Cultural de la Nación
y, por lo tanto, aunque no se encuentren inscritos en el Inventario Nacional de Sitios Arqueológicos, son intangibles, in-
alienables e imprescriptibles. Dependiendo de sus características morfológicas, tipológicas, cronológicas, sus dimensio-
nes y su carácter único o no, algunos sitios arqueológicos pueden ser rescatados, permitiendo el desarrollo de proyectos
de inversión. Otros sitios, sin embargo, son fuertemente protegidos, manteniendo áreas intangibles extremadamente
grandes, sin posibilidad alguna de impacto directo o indirecto.

Se consideran impactos arqueológicos aquellos que alteran, parcial o totalmente, cualquier evidencia arqueológica. El
proyecto desarrollará diversas actividades que podrían producir estos impactos, entre ellos las fases de movimiento de
suelos mediante nivelaciones y apertura de los espacios de trabajo, excavaciones de zanja o voladuras, el tránsito de
personas y maquinaria pesada, y la instalación de botaderos para materiales extraídos.

Los criterios empleados para la identificación de los impactos son:

• Magnitud y características del sitio arqueológico.


• Posibilidad de rescate arqueológico según legislación vigente.
• Posibilidad de realizar variantes que desafecten las evidencias arqueológicas.

Los impactos son clasificados de la siguiente manera:

1. Se identifica como impacto potencialmente significativo aquel que no puede ser evitado con un cambio en el trazo.
Así mismo, cuando el sitio arqueológico que es impactado no puede ser rescatado debido a su carácter monumen-
tal, por sus características únicas o por encontrarse declarado como Patrimonio Cultural por el INC y, por lo tanto,
ser intangible.
2. Se identifica como impacto poco significativo aquel que puede ser evitado mediante un cambio en el trazo o un
rescate arqueológico.
3. Se identifica como impacto no significativo aquel que puede ser mitigado mediante a una variante en el trazo. Se
trata de impactos indirectos sobre sitios adyacentes al DdV.

20 Anexo D 4.4 EIA Gasoducto Andino del Sur


4.4.2 RESULTADOS IMPACTOS POTENCIALES

Nombre del sitio UTM (WGS 84) Impacto traza gruesa Mitigación (*) Impacto con
Nº Descripción Ubicación
Arqueológico Este Norte (Original) (VARIANTE) mitigación
1 Pampa Clemesí 263,748 8,088,588 Estructuras y cerámica DdV 2 2
2 Osmore Chico 275,305 8,069,112 Cementerio huaqueado Área de influencia 0 V41 0
3 Pampa Las Pulgas 279,325 8,062,906 Taller lítico Área de influencia 0 0
4 Quebrada Honda 277,238 8,057,801 Taller lítico y conchal DdV 2 V42 3
5 Pampapalo 1 275,170 8,055,656 Taller lítico y conchal DdV 2 V42 0
6 Pampapalo 2 274,361 8,055,170 Taller lítico DdV 2 V42 0
7 Pampapalo 3 273,535 8,054,536 Taller lítico DdV 2 V42 0
8 Pampa Salinas 261,982 8,044,037 Concentraciones de materiales DdV 2 V42 0
000363

9 Pampa El Palo 1 259,685 8,042,023 Concentraciones de materiales DdV 2 V42 0


10 Pampa El Palo 2 259,075 8,041,677 Conchal DdV 2 V42 0
11 Pampa El Palo 3 258,702 8,041,586 Conchal DdV 2 V42 0
12 Pampa El Palo 4 256,628 8,041,082 Conchal DdV 2 V42 0
NOTA: MITIGACIÓN (*) La evaluación del impacto con la mitigación (variante) fue realizada en gabinete, con revisión de imágenes, y sirve para evitar el impacto en el trazo original. Variante pendiente de evaluación
de campo.
MITIGACIÓN: 0): Sin impacto; 1): Impacto potencialmente significativo; 2): Impacto poco significativo; 3): Impacto no significativo.

21 Anexo D 4.4 EIA Gasoducto Andino del Sur


000364

Aunque en el departamento de Moquegua no se han identificado impactos potencialmente significativos, debemos


mencionar que existen dos grandes áreas con concentración de sitios los cuales, aunque podrían ser rescatados par-
cialmente, estas labores significarían una gran inversión tanto en tiempo como en dinero debido a las dimensiones de
los mismos y su posible potencial arqueológico, por lo que se deben realizar las variantes propuestas por el equipo de
arqueología a fin de no afectar los sitios. Deberán ser señalizados en forma visible y permanente antes del inicio de los
trabajos de construcción para evitar el tránsito de personal y maquinaria por las áreas delimitadas como arqueológicas
tras la realización de un proyecto de evaluación arqueológica con excavaciones.

Estas dos áreas son las siguientes:

1) Tramo ubicado entre los KP 117 y 126 del ramal a Ilo. En este tramo se localizan los sitios Quebrada Honda,
Pampapalo 1, Pampapalo 2 y Pampapalo 3. En ellos se ha observado en superficie gran cantidad de materiales
culturales, principalmente líticos, aunque también existe presencia de cerámica.
2) Tramo ubicado entre los KP 140 y 147 del ramal a Ilo. En este tramo se localizan los sitios Pampa Salinas, Pampa
El Palo 1, Pampa El Palo 2, Pampa El Palo 3, Pampa El Palo 4. Se trata de amplias áreas de conchales y concen-
traciones de materiales culturales.

22 Anexo D 4.4 EIA Gasoducto Andino del Sur

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