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MATERIAS PRIMAS LÍTICAS EN SITIOS COSTEROS DEL EXTREMO SUR


SEPTENTRIONAL DE CHILE. DISPERSIÓN Y APROVISIONAMIENTO

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Doina Munita
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Materias primas líticas en sitios costeros del extremo Sur septentrional de Chile.

MATERIAS PRIMAS LÍTICAS EN SITIOS


COSTEROS DEL EXTREMO SUR SEPTENTRIONAL DE
CHILE. DISPERSIÓN Y APROVISIONAMIENTO

Doina Munita*

INTRODUCCIÓN

Los sitios arqueológicos emplazados en el borde costero del Extremo Sur Septentrional, son identificados
inicialmente a través de una serie de indicadores fisiográficos, contextuales y materiales, diagnósticos de
ocupaciones especializadas en el modo de vida canoero. Extensos conchales que ocupan las terrazas marinas
bajas, grandes montículos de depósitos conchíferos asociados a sectores estuariales y áreas de campo visual
amplio y desembarco, lugares de procesamiento y consumo de alimentos (y probablemente conservación)
como los fogones acotados tipo curantos y, corrales de pesca únicos o formando grandes sistemas de es-
tructuras, son los tipos de yacimientos recurrentes a lo largo de las costas de las islas y continente desde el
seno de Reloncaví por el norte, hasta el archipiélago de Los Chonos por el sur. Como parte de los contextos
o en directa asociación, es frecuente el hallazgo de restos líticos que presentan características tecnológicas
comunes y que muchas veces no permiten establecer una cronología relativa de los componentes culturales,
dada la tradicionalidad de las técnicas. En relación a esto, la utilización de materias primas líticas, puede ser
considerada como uno de los escasos elementos materiales que nos permite distinguir algunas diferencias o
segregaciones entre ocupaciones tempranas, interpretadas como momentos de transición entre modos de
vida propios de cazadores-recolectores marítimos, con un énfasis en la caza de grandes presas marinas y fau-
na terrestre y un segundo gran momento, en el cual la recolección de recursos marinos menores (moluscos,
bivalvos, crustáceos y peces) se intensifica, evidenciándose en la depositación de conchales densos.
Nuevos resultados y una sistematización inicial de la información arqueológica del área de estudio, se ha
logrado a través de proyectos de investigación, conservación y puesta en valor del patrimonio arqueológico y
ambiental, esto último desarrollado gracias a la legislación nacional vigente. A través del registro proveniente
de las fuentes mencionadas, este trabajo pretende contribuir al conocimiento específico de un área relevante en
términos culturales, prehistóricos y etnográficos, dando cuenta de los últimos datos con que se cuenta acerca
de la dispersión y aprovechamiento de los recursos líticos reconocidos en diferentes yacimientos, evaluando
la posible distinción de sus componentes a través de la información proveniente de las materias primas de
los conjuntos líticos.

ÁREA DE ESTUDIO Y ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS

Características ambientales del área de estudio

El Archipiélago de Chiloé está constituido por la Isla Grande y 40 islas menores (Figura 1). La Isla Grande
posee forma rectangular y alcanza una superficie aproximada de 800.000 hás. Su clima, puede ser clasificado
como marítimo templado-frío lluvioso de la Costa Occidental. La precipitación media anual se mantiene entre
2.200 y 2.500 mm y la temperatura media anual es de 11,3º C. La vegetación del área en estudio se encuen-
tra clasificada como Bosque Laurifolio de Chiloé, correspondiendo en la tipología forestal al Tipo Forestal
Siempreverde. El paisaje de esta región presenta fragmentos de bosques con distintos estados de alteración
antrópica, ubicados en terrenos planos (20–50 msnm). Estos bosques se encuentran generalmente insertos
en una matriz de turberas, praderas artificiales o matorrales con drenaje pobre desprovistos de vegetación
arbórea.
En relación con los suelos, tanto en la costa como en el sector interior, éstos derivan de cenizas de origen
piroclástico depositadas sobre material fluvioglacial o morrénico con drenaje pobre. Son delgados a modera-
damente profundos (50 cm a 1 m), de texturas medias y presentan fierrillo independientemente del relieve en
que se encuentren, exceptuando a los suelos derivados de esquistos ó de cenizas volcánicas que descansan
directamente sobre éstos. El contenido de materia orgánica es muy alto, sin embargo presentan fertilidad natural
baja. A su vez, la capacidad máxima de retención de agua es muy elevada, generalmente superior al 100% del
*
O’Higgins 395, Gorbea, Región de La Araucanía. E-mail: doinamunita@yahoo.com

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Munita, D.

peso seco. Muestran una reacción extremadamente


ácida pudiendo ser el pH en muchos sectores, inferior
a 5 a través de todo el perfil2. Desde una perspectiva
estructural, el mapeo geológico de la Isla Grande de
Chiloé reconoce“... un basamento metamórfico de
edad Paleozoico-Triásico, cubierto por secuencias
sedimentarias marinas y volcánicas de edades com-
prendidas entre el Oligoceno y el Plioceno, además
de depósitos glaciales y fluvioglaciales, ampliamente
desarrollado, del Pleistoceno y escasos sedimentos
no consolidados fluviales, estuarinos y de playas del
Cuaternario.” (Duhart et al. 2000: 461).
En cuanto a la línea de costa, Navarro (1995)
expone para el sector comprendido entre Queule y
Chan Chan (X región continental), una descripción
que se condice con el paisaje de Chiloé: “La línea de
costa entre Queule y Chan Chan está formada por
terrazas de baja altura /.../. Coexisten playas grandes
arenosas (de más de 1 km) y pequeñas muy protegi-
das (denominadas “playas de bolsillo” (King, 1959),
separadas por roqueríos que acogen a un abanico
heterogéneo de fauna y flora marina y de vida costera
continental.” (Op. cit.:149).
Figura 1. Área de los canales patagónicos septentrionales.

Arqueología costera en el extremo sur septentrional

A pesar de que el límite geográfico norte de los archipiélagos se encuentra en la isla Grande de Chiloé
(Legoupil 1985-86), la tecnología lítica y los diferentes contextos registrados desde el archipiélago de Los
Chonos, hasta la costa de la provincia de Valdivia, amplían dicha “frontera” en términos culturales a tierras
continentales en latitudes menores (Navarro y Pino 1999; Ocampo y Rivas 2004).
Si bien, las similitudes existentes entre algunos yacimientos costeros de la cuenca de Valdivia fueron
inicialmente advertidas por Menghin (1962) y consideradas bajo el llamado complejo Chanchanense, este
concepto es superado con la información proveniente de sitios emblemáticos como Conchal Gamboa en el
fiordo de Castro (Díaz y Garretón 1972-73), Puente Quilo 1 ubicado en el Golfo de Quetalmahue (Aspillaga
et al. 1995; Rivas et al. 1999), GUA-010 emplazado en la isla Gran Guaiteca (Porter 1992), Chan-Chan 18
en la costa de la provincia de Valdivia (39º30’S-73º15’W) (Navarro y Pino 1999; Pino y Navarro 2005), y
Conchal Piedra Azul en la bahía Chamiza del seno de Reloncaví (Gaete et al. 2001, 2004; Gaete y Navarro
2004). Las coincidencias culturales entre estos sitios arqueológicos, se suma a la información recopilada de
las referencias de Junius Bird (1993 [1976]), quien entrega algunos datos acerca de conchales registrados en
las islas del Seno de Reloncaví (p.ej.: Capera huapi). Estas referencias, además de los hallazgos y revisión de
colecciones privadas realizados por Vázquez de Acuña (1963) en las localidades de Chepu y Cucao en la costa
Pacífica de la Isla Grande, Castro, Quellón y Quemchi (islas Butachauques) en la costa interior, han permitido
presentar un panorama arqueológico coherente y particular para el área, definiendo lo que se conoce como el
Núcleo ecotonal septentrional, que se extendería a lo largo del borde costero Pacífico e interior, comprendido
aproximadamente entre los 39°30’ y 47° (Rivas et al. 1999; Ocampo y Rivas 2004).
A las referencias anteriores, se suma aquella proveniente del registro desarrollado estos últimos años en el
yacimiento de Isla Tenglo (Gaete et al. 2002; Gaete y Navarro 2004), Centro de acuicultura Metri (10PM009)
en el Seno de Reloncaví (Mera y Gaete 2000; Ciprés consultores Ltda. 2005), Puntilla Ten Ten en el fiordo de
Castro (Mera y Munita 2005) y los sitios excavados por Legoupil (2005) en los fiordos de Yaldad y Chadmo
en la costa sureste de la Isla de Chiloé (conchales Yaldad 2 y 7). Por último, se integran los datos provenientes
de las extensas prospecciones realizadas en el marco del proyecto FONDECYT 10203263, información que
ha venido a complementar las propuestas previas acerca de la coherencia espacial y temporal del Núcleo
septentrional.

2
Los datos ambientales han sido tomados de Gutiérrez (2002).
3
Procesos y orígenes del poblamiento marítimo de los canales Patagónicos: Chiloé y el Núcleo septentrional (Ocampo et al. 2002).
3
Este número no corresponde al total de sitios registrados durante el Proyecto FONDECYT 1020616, aumentando esta cifra considerablemente
al incluir los datos provenientes de las islas del sector de Calbuco en el seno del Reloncaví y los sitios de la costa Pacífica noroeste de la
Isla de Chiloé.

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Materias primas líticas en sitios costeros del extremo Sur septentrional de Chile.

Este último “núcleo”, siguiendo la propuesta de los núcleos de poblamiento planteada por Legoupil y
Fontugne (1997) para los canales meridionales, se configura como una macrounidad cultural que si bien
presenta vínculos en la industria lítica principalmente (Orquera et al. 1997; Rivas et al. 1999; Morello et
al. 2002; Ocampo y Rivas 2004; Gaete et al. 2004; Gaete y Navarro 2004), con sitios y hallazgos en los
canales meridionales, posee características particulares que lo distinguen. Para el Núcleo septentrional, se
ha señalado tres aspectos representativos: los tipos de asentamientos, la industria artefactual y las dataciones
de los contextos (Ocampo y Rivas 2004).
En cuanto a los contextos y tipos de sitios, aquellos descritos para los canales septentrionales se conocen
como depósitos estratificados, que en sus niveles superiores presentan potentes conchales monticulares de
ocupaciones reiteradas, con cronologías que van desde el sexto milenio AP, hasta componentes alfareros.
Los niveles inferiores de estos depósitos, corresponderían a ocupaciones sin conchal y con un predominio de
sedimentos inorgánicos. Adyacentes al conchal, o en estos mismos, se advierte diferentes áreas de actividad,
como sectores de enterramientos humanos (individuos depositados decúbito lateral, flectados e hiperflectados),
talleres líticos y áreas de fogones o estructuras tipo curanto.
La industria lítica registrada, se caracteriza principalmente por la elaboración de instrumentos biacuminados
de talla bifacial: puntas de proyectil, raederas y cuchillos de borde cubriente, gran cantidad de preformas con
y sin utilización posterior a su descarte como instrumentos terminados, de morfologías foliáceas y lanceo-
ladas. Solamente las puntas parecen evidenciar zonas de enmangue y las matrices base corresponden casi
exclusivamente a cantos rodados. La segunda gran categoría de artefactos que se distingue en esta industria,
son los cantos astillados.

OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

Como parte de las características particulares que hemos considerado para los canoeros septentrionales
del extremo sur, se aborda tres aspectos esenciales de la tecnología lítica: disponibilidad, aprovisionamiento y
utilización de materias primas. Se evalúa la posibilidad de dar cuenta de relaciones intra e inter-sitio existentes
entre estas variables en el área de estudio. Además de estos objetivos, se pretende evaluar la presencia de las
diferentes materias primas identificadas en los conjuntos líticos de yacimientos que cuentan con información
estratigráfica, con relación a sus componentes más generales.
A través de prospecciones arqueológicas realizadas en la franja costera de la Isla Grande de Chiloé, fue
posible cubrir más de 300 km de borde costero, desde la desembocadura del río Pudeto (extremo norte de
la isla) por la costa interior, hasta el estero Huildad (cercano a la localidad de Quellón), e incluyendo algunos
sectores recorridos en la costa Pacífica entre las playas de Cocotué y Chepu, la localidad de Huentemó hasta
Río Anay, y las playas de Rahue y Quilán. Considerando también las islas interiores Lemuy y las costas oeste
y suroeste de la Isla Caucahué. Además de un tramo de la costa del seno de Reloncaví, entre el sector de
Panitao y la bahía Chamiza. Se ha registrado hasta ahora, un total de 4784 sitios, de los que 436 de ellos
se encuentran en la costa interior, 27 en la costa Pacífica y 15 en el seno Reloncaví. Los resultados de tales
prospecciones en los tramos mencionados, nos han permitido configurar un panorama arqueológico local
acerca de la naturaleza, emplazamiento, componentes y características culturales generales y particulares
según las diferentes áreas recorridas. De este universo de yacimientos y sus sectores de emplazamiento surgen
diferentes observaciones, entre las que la utilización de las materias primas líticas locales se constituye como
una constante en aquellos sitios en los que fue posible recuperar restos culturales en superficie y provenientes
de cortes estratigráficos5. Los resultados de terreno, por lo tanto, se refieren a las observaciones superficiales
de los sitios, donde la intensidad de la observación no es homogénea para todos los yacimientos, a lo que
debemos agregar el sesgo producido por las diferentes condiciones de visibilidad y perceptibilidad (obstrusi-
vidad) propias de este tipo de registro.
Del total de yacimientos registrados, se recuperó muestras líticas de 92 sitios, de las que se realizan observaciones
generales. De acuerdo al mencionado uso de materias primas locales, la presencia de restos artefactuales elaborados
principalmente sobre andesitas, basaltos porfíricos y afaníticos, dacitas y riolitas (obsidianas negra translúcida y gris
opaca con cristales de plagioclasas), se convirtió en un indicador particular para el área en estudio. Como información
anexa, se considera el registro de materias primas observadas en prospecciones controladas en variados sectores
del archipiélago de Chiloé y el seno del Reloncaví. También se considera algunos resultados preliminares en cuanto
a materias primas líticas, de una muestra representativa de los materiales culturales recuperados en el sitio Puente

4
Especialmente en conchales que en la actualidad se encuentran bajo un constante proceso de erosión, producto de la acción marina
sobre las terrazas costeras.
5
A pesar de que existen algunos ejemplares formatizados (n=19) que no corresponden a la categoría de acuminados, al momento del análisis
estos fueron clasificados como artefactos, teniendo en cuenta las siguientes definiciones de Instrumento: “Formatizado en su totalidad y
con morfología definida” y Artefacto: Herramienta formatizada parcialmente “con su base en un núcleo, o en un derivado de núcleo (lasca
o lámina)” (Mera y Becerra 2001:8).

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Munita, D.

Quilo 1 (Aspillaga et al. 1995; Rivas et al. 2000) y las recientes labores de protección en el conchal Ten Ten, en la
comuna de Castro (Mera y Munita 2005).
En cuanto al material de Puente Quilo 1, la muestra de material formatizado (categoría acuminados) alcanza
las 284 piezas completas y fracturadas, y corresponden a piezas adscritas a esta categoría que cuentan con
referencias de su procedencia estratigráfica en 9 unidades de excavación realizadas entre los años 1999 y
2000. Sólo se considera tal categoría dado que ésta agrupa a la totalidad de los instrumentos formatizados del
material analizado6. Mientras, la muestra de desechos y derivados7 sólo corresponde a materiales recuperados
durante una excavación de rescate llevada a cabo en 1995 (n = 643), estratigráficamente provenientes del
denominado nivel de arena (70 cm prof. aproximada).
Por su parte, la muestra del conchal Ten Ten (n = 81), corresponde a la totalidad de restos líticos recupe-
rados en los sedimentos derruidos del corte expuesto del conchal y depositados en la base del mismo. Estos
sedimentos fueron harneados sin conocer su procedencia estratigráfica, por lo que la información proveniente
de tales materiales sólo debe ser considerada en términos generales.
El registro de materias primas líticas y su clasificación, fue realizada a partir de la observación macroscópica
de las muestras, utilizando lupa monocular de aumento 15x. Se privilegió la observación de cortes frescos y se
realizó un registro de la presencia de pátinas y sus tipos en cada clase de materia prima, con el fin de lograr
determinarlas sin intervenir las piezas.

OBSERVACIONES MACRORREGIONALES

La disponibilidad y el aprovechamiento de las materias primas líticas, son variables y decisiones tecnológicas
relevantes al momento de la definición cultural y descripción de los contextos materiales comunes a los grupos
canoeros septentrionales. Según lo observado, existe una clara relación entre la disponibilidad y calidad de tales
recursos, consideradas como variables causales de estrategias socio económicas y tecnológicas (Nelson 1991),
como la estandarización de las conductas de talla, movilidad de los grupos en función del aprovisionamiento
y el nivel de formatización del instrumental (Andrefsky 1994).
En términos generales hemos podido identificar la utilización extendida de materias primas locales, disponibles
en las numerosas playas de guijarros existentes en el borde costero del archipiélago de Chiloé y seno de Reloncaví.
Tales playas, tienen un origen local, producto de la degradación paulatina de morrenas y depósitos fluvioglaciales,
que son erosionados en forma constante por la acción marina. A su formación también contribuye el aporte de
sedimentos y cantos rodados en forma de arrastre desde otros sectores del mar marginal8, seguramente arrastra-
dos por los antiguos cursos fluviales continentales, como se observa para el caso de Chan-Chan 18: “...basaltos
y andesitas se depositaron, probablemente, como rodados en la costa durante el período glacial Llanquihue,
cuando los ríos habrían formado abanicos fluviales sobre la plataforma continental transportando material
detrítico desde la Cordillera de los Andes.” (Pino y Navarro 2005: 61).
Bajo esta perspectiva, las mencionadas playas de guijarros se encuentran en un proceso dinámico de
formación, puesto que la erosión de las morrenas y depósitos fluvioglaciales es un fenómeno constante desde
comienzos del Holoceno. Tal fenómeno es perceptible en la costa interior de la isla Grande de Chiloé, islas
interiores del archipiélago y el seno de Reloncaví, donde la presencia de morrenas y terrazas fluvioglaciales
- principalmente de la última glaciación Llanquihue - se hace evidente en innumerables cortes expuestos a lo
largo de la costa. Cabe mencionar, que el área noroeste de la Isla Grande, no fue alcanzada por la influencia
de los hielos durante la última glaciación, situación que la diferencia del resto del archipiélago en cuanto a la
presencia de sedimentos glaciares (Heusser 1990). Por tanto en dicho sector, la procedencia de cantos rodados
costeros se asocia a su arrastre a través de las corrientes marinas y la erosión de sedimentos de depositaciones
previas a la glaciación Llanquihue.
Las materias primas que debieron ser aprovechadas por los grupos de cazadores-recolectores marítimos,
habitantes de las costas de los canales septentrionales durante el Holoceno medio – específicamente entre el 7º
y 4º milenio AP -, son posibles de observar aún en la actualidad en las superficies costeras. Estas se encuentran
disponibles desde ca. 14-12 Ka AP, cuando se hace efectiva la apertura continental y entrada del mar en los
antiguos lagos glaciares, dando forma a lo que hoy conocemos como la región de los canales patagónicos.
6
Se utilizó los conceptos de desechos de talla y derivados de núcleo según de J.L. Bate (1971:5) que define a los derivados como: “las
astillas de cualquier forma o tamaño desprendidas de un núcleo o matriz, con o sin astillamiento posterior. /.../ También se clasificarán
como derivados de núcleos las astillas desprendidas en la confección de artefactos en cantos rodados, estableciéndose su origen en los
casos en que sea posible”.
7
Se utiliza el término “mar marginal” en reemplazo de “mar interior”, pues su definición es más adecuada. Mar marginal, corresponde
a la porción de mar cerrada parcialmente pero que tiene una abertura significativa hacia el océano. No se encuentra más allá de la
plataforma continental, sino en una parte deprimida de ésta, mientras que el concepto de mar interior alude a una gran masa de agua
salada o salobre aislada, sin conexión con el mar abierto (Whittow 1988:312).
8
En dichas estructuras es posible registrar no sólo guijarros de basaltos y andesitas, sino también todas aquellas rocas que presentan
características de tamaño, dureza y/o granulometría similares. Esta coincidencia nos demuestra una selección de las rocas, en la que la
constitución de los fogones está lejos de ser una acumulación de piedras al azar.

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Materias primas líticas en sitios costeros del extremo Sur septentrional de Chile.

CONSIDERACIONES MICRORREGIONALES

Disponibilidad de materias primas en fuentes de depositación secundaria

Tras una prospección intensiva a través de las costas del archipiélago de Chiloé, fue posible identificar
la presencia de andesitas, basaltos, granodioritas, granitos y granitoides, dacitas, cuarcitas, dioritas, lavas y
tobas, como materias primas que en forma de guijarros en las playas de cantos rodados no representan un
problema al momento de la identificación de sus fuentes de aprovisionamiento. De acuerdo a su fácil detección
y alta recurrencia, esta situación es resuelta, haciendo alusión al término empleado por Molinari y Espinosa,
a nivel “microrregional” (1999).
En cuanto a las andesitas (afaníticas y porfíricas) y basaltos (porfíricos en su mayoría), estos han sido
identificados como los más representados en casi la totalidad de las playas recorridas y los sitios en los que se
recuperó material cultural. Tales restos han sido identificados en forma de derivados y desechos de núcleos,
núcleos agotados, guijarros astillados y material formatizado. Cabe observar también, que por ser las rocas más
representadas en las diferentes playas registradas, han sido identificadas como las mayormente seleccionadas
en las estructuras de fogones con piedras o de tipo curanto (Rivas 2004), frecuentes en los asentamientos
y conchales de los canales septentrionales. Estas estructuras, en las que los cantos pueden presentar o no,
evidencias de alteraciones térmicas, se mantienen desde los contextos más tempranos conocidos en la zona
(p.ej.: conchal Piedra Azul y Puente Quilo-1), hasta momentos tardíos, desde el 2º milenio AP a tiempos
subactuales (p.ej.: Catrumán, Huicha, Playa Nal alto) 9 (Op. cit.).
Otra materia prima importante es la dacita, que si bien no ha sido registrada con una alta frecuencia en los
sitios del área en estudio, es relevante luego de identificar con qué contextos y tipos de artefactos se encuentra
relacionada. Esta roca, cuyo origen primario se encontraría en la cordillera de los Andes y se observa en forma
de guijarros costeros como parte de la erosión de sedimentos glaciares y el consecuente arrastre marino sobre
las costas del archipiélago (p.ej.: isla Tabón en el seno de Reloncaví), no presenta la facilidad de identificación
ni la alta recurrencia de las materias primas anteriormente mencionadas.
Andesitas, granitos, granitoides, dioritas y tonalitas se encuentran representados en cantos astillados,
siendo recurrente que muchas piezas interpretadas como tajadores se encuentren aún en proceso de rebaje
correspondiendo a núcleos con y sin marcas por uso.

Fuentes de origen primario, el caso de las calcedonias y sílices

La presencia de calcedonias se encuentra mencionada en algunos sitios costeros septentrionales (Chan-


Chan 18, Puntilla Tenglo y Puente Quilo 1). Mientras para Chan-Chan 18 se presume un origen alóctono
andino (Pino y Navarro 2005), el origen de las calcedonias presentes en Puente Quilo 1 nos era desconocido
hasta la fecha. Durante las prospecciones realizadas en el transcurso del proyecto, se reconoció al menos dos
canteras-taller, en las que la materia prima presenta características macroscópicas muy similares con aquellas
registradas al menos, en el sitio Puente Quilo 1 (Figura 2). Estos sitios corresponden a Bellavista 1 (Figura 3)
y Lelbuncura (Figura 4), ambos ubicados en las laderas y cumbres de los cerros costeros, algunos km al sur
de la ciudad de Ancud.
Durante el Mioceno Superior, se registra una fuerte actividad volcánica en lo que actualmente se conoce
como una sección del sur de Chile, que ha expuesto afloramientos que la hacen observable en 3 sectores:
bahía Capitanes, Estaquillas y Caleta Parga (41°- 42° S), cerca de la costa de Osorno; en la costa noroeste
de la isla grande de Chiloé, desde Ancud hasta río Anay, con afloramientos intermitentes en las localidades
de Pumillahue, Tetas de Teguaco, al sur de la bahía Cocotué y en la Punta Polocué (42°-42º50’ S); y en la
isla de Huapiquilán, al suroeste de la Isla Grande (43º50’ S) (Muñoz et al. 2000). A este período de fuerte
actividad volcánica, asociado al Complejo Volcánico Ancud (CVA), se vincula la presencia de afloramientos
de calcedonias y sílices.
A diferencia de lo que ocurre con las materias primas provenientes de fuentes de depositación secundaria,
la calcedonia y sílices presentes en los sitios arqueológicos costeros, tienen su origen en bloques desprendidos
de afloramientos rocosos.
Contrario al caso de las demás materias primas mencionadas en este trabajo, no se registró la presencia de
estas variedades del cuarzo en la superficie y/o perfiles expuestos de los sitios en la costa interior de Chiloé,
ni en los demás sitios de las islas prospectadas.

9
En dichas estructuras es posible registrar no sólo guijarros de basaltos y andesitas, sino también todas aquellas rocas que presentan
características de tamaño, dureza y/o granulometría similares. Esta coincidencia nos demuestra una selección de las rocas, en la que la
constitución de los fogones está lejos de ser una acumulación de piedras al azar.

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Munita, D.

Figura 2. Piezas provenientes del sitio Puente Quilo 1 elaboradas en calcedonias y sílices.

Figura 3. Pieza de calcedonia proveniente Figura 4. Núcleo de sílice procedente


del sitio Bellavista 110. del sector de Lelbuncura.

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Materias primas líticas en sitios costeros del extremo Sur septentrional de Chile.

Disponibilidad y procedencia de obsidianas

Si bien la fuente de origen de las obsidianas negra translúcida y gris oscura con cristales de plagioclasas,
se encuentra en el Volcán Chaitén, la amplia dispersión reconocida en yacimientos arqueológicos desde las
costas de Chan Chan hasta al menos la isla Goñi, es sugerente de un transporte antrópico a través de canoas
(Stern y Porter 1991; Stern et al. 2002). El escasísimo registro de cantos rodados de obsidiana presentes en
las costas de los canales, provenientes de la erosión de sedimentos glaciares arrastrados desde el continente, en
contraste con la relativa alta frecuencia de obsidianas en los sitios arqueológicos (Cuadro 1) – situación que ha
permitido plantear una tecnología significativa de obsidiana (Stern y Porter 1991: 208) – permite contrastar
la hipótesis acerca de la alta movilidad de las sociedades canoeras a través de los canales septentrionales,
advertida etnográficamente para los grupos chono y káweskar (Laming-Emperaire 1972) y permite sugerir
la hipótesis acerca de posibles redes de traspaso o intercambio entre los diferentes grupos que ocuparon las
costas del área.

REGISTRO DE MATERIAS PRIMAS EN LOS SITIOS COSTEROS DEL ÁREA

De acuerdo a los antecedentes bibliográficos y los resultados del registro de yacimientos en el archipiélago
de Chiloé, se observa que tanto la presencia como la frecuencia de las materias primas líticas en los sitios
costeros (de grupos cazadores-recolectores marítimos del Holoceno medio), presentan diferencias según su
emplazamiento, las características geológicas y geomorfológicas de los lugares de asentamiento y las diferentes
ocupaciones observadas en los contextos. A pesar de que a la fecha contamos con más de 500 sitios arqueoló-
gicos registrados en la zona, aún es escasa la información acerca de las características particulares de ellos.
En relación a las observaciones realizadas durante las prospecciones en el área de estudio, las categorías
tecnológicas y materias primas registradas con mayor frecuencia, están representadas por derivados en
forma de lascas y desechos de talla sobre basaltos y andesitas, aunque también se ha reconocido materiales
formatizados (instrumentos y preformas). Sobre esta materia prima, otro grupo menos representado corres-
ponde a los artefactos confeccionados a partir de láminas [hojas largas en Piedra Azul (Gaete et al. 2004),
Conchal Gamboa y Puente Quilo-1] y otro, escasamente representado, son los núcleos, destacando un canto
Cuadro 1. Tipos de obsidiana reconocidos por Stern en el área de estudio
(Adaptado de Stern y Porter 1991; Stern y Curry 1995; Stern et al. 2002).
Obsidiana Procedencia Dispesión Sitios/Localidad Característica
400 km al sur y 400 al norte de la fuente de origen
Puente Quilo
Nercón
Isla Grande de Chiloé Llicaldad
Punta Peulla
Negra (o Gris) Conchal Gamboa Obsidiana riolítica
translúcida Volcán Chaitén Isla Gran Guaiteca GUA-010 altamente silicificada
con (0.3 + 0.1 Ma) con cristales de
cristales de Isla Traiguén Pose Las Conchillas plagioclasas
plagioclasas
Isla Goñi (archipiélago No especificado
de Los Chonos)
Isla Rojas No especificado
Isla Acuao No especificado
Costa de la cuenca Chan Chan 18
de Valdivia
Nercón Quimicamente similar
Gris
Llicaldad a la obsidiana negra
oscura con Volcán Chaitén Isla Grande de Chiloé (gris) translúcida,
cristales de Punta Peulla aunque más hidratada.
plagioclasas
Conchal Gamboa Presenta plagioclasas
Negro opaca Sin referencia Isla Grande de Chiloé Cucao Andesita
Gris oscura Probablemente de algún No posee cristales
(o negra) sin Isla Grande de Chiloé Puente Quilo
volcán del cordón del Caulle de plagioclasa
cristales
Afloramientos de obsidiana No identificada en
Isla Grande de
Sin referencia de edad miocénica en la costa contextos o instrumentos Obsidiana riolítica
Chiloé (Duhatao)
Pacífica, al sur de Quilo arqueológicos

195
Munita, D.

rodado de basalto, de tamaño grande (aproximadamente 40 cm), trabajado en su parte superior y hallado
en un potente conchal monticular en la poza de Pureo (sitio Chadmo 041), en el sector de Paildad de la Isla
Grande de Chiloé.
Otra categoría advertida durante la prospección, tanto en contextos como en sitios arrasados y hallazgos
aislados en playas, son los cantos astillados elaborados sobre andesitas, basaltos, granitos, granitoides, dioritas
y tonalitas. En muchos casos, la funcionalidad de estas piezas es difícil de precisar debido al grado de alteración
(pátina y pulimento) que presentan, correspondiendo en algunos casos a matrices en proceso de desbaste.
Esta observación se condice con lo observado por Galarce para el bloque inferior de PM009 (2005b: 28): “Un
tercer grupo de materias primas corresponde a aquellas como los granitos y esquistos, cuyas secuencias
de reducción se orientan preferentemente a actividades como el desbaste de núcleo principalmente, así
como al trabajo reductivo inicial de matrices. Estas materias primas son caracterizadas por una utilización
fundamentalmente expeditiva dentro del conjunto (Binford 1979, Bamforth 1986)”.
En cuanto a los sitios arqueológicos documentados, para el caso de Chan-Chan 18, se ha descrito una
amplia variedad de materias primas, tanto locales como de origen alóctono. Mientras las locales corresponde
a basaltos, cuarzos, cuarcitas, ‘chert’, serpentinita (cuya fuente de origen se encuentra en Caleta Bonifacio
30 km al sur del sitio arqueológico) y esquistos, las materias primas foráneas, menos representadas que las
anteriores, corresponden a obsidiana, calcedonia y obsidiana gris translúcida proveniente del volcán Chaitén
(Pino y Navarro 2005: 62). En este sitio, los fechados obtenidos demuestran dos momentos de ocupación
contrastados y coherentes con los resultados de análisis geoarqueológicos realizados en el yacimiento (Pino
y Navarro 2005).
Por su parte en Puntilla Tenglo, las materias primas identificadas se condicen con las registradas para el
resto de sitios en la zona, basaltos porfíricos y afaníticos, andesitas basálticas, cuarcitas, riolitas, obsidiana
negra del Chaitén (sólo un ejemplar), granitos y granitoides, areniscas, tobas, materias primas silíceas y cal-
cedonias (Gaete et al. 2002).
En conchal Piedra Azul, se menciona que el conjunto lítico fue elaborado sobre recursos locales cuya forma
original correspondería a guijarros y bloques de basaltos porfíricos y afaníticos, andesita basáltica, cuarcita,
granito, granodiorita, cuarcita y cuarzo. Las materias primas alóctonas representadas serían las obsidianas y
riolitas (Gaete y Navarro 2004). En este sitio: “Es preciso destacar, que los artefactos formatizados en basalto
porfírico y afanítico, se registran en prácticamente toda la ocupación arcaica (estratos II, III y IV), al igual
que los elaborados en riolita (estratos III, IV, V y VI), mientras que las piezas en obsidiana muestran una
mayor popularidad en los estratos II y III, aunque también están presentes en el IV, y los confeccionados
en cuarcita se asocian al estrato IV.” (Op. cit.: 228). Los estratos mencionados corresponden a ocupaciones
de cazadores-recolectores. El estrato II fue fechado en 4.140 a 3.700 cal. años AP y 4.410 a 3.960 cal. años
AP, el estrato IV fue datado en 5.290 a 5.150 cal. años AP y 5.560 a 5.300 cal. años AP y el estrato VI en
6.430 a 6.290 cal. años AP. Los estratos III y IV (reocupación del sitio) corresponden al miembro transicional,
mientras que el V (playa estéril) y VI al litoral.
En Piedra Azul, la mayor densidad de los depósitos de conchal a partir del estrato IV (Op. cit: 219) demues-
tra una diferencia en dos grandes miembros o bloques estratigráficos. Esta observación relevante, se condice
con lo registrado en otros sitios del área como PM009 (Flores y Lira 2005) y Puente Quilo.
Para PM009 se reconoció recursos líticos ígneos, sedimentarios y metamórficos, cuya frecuencia presenta
fuertes diferencias entre los llamados bloques de ocupaciones, inferior y superior. Para el “bloque inferior” se
identificó que más del 90% de los casos, corresponden a andesitas y riolitas (Galarce 2005a: 16) y las cate-
gorías más frecuentes son las puntas de proyectil y preformas bifaciales, evidenciándose un mayor énfasis en
la caza y procesamiento con respecto a las ocupaciones subsecuentes.
En cuanto a los instrumentos, para el llamado “bloque superior” se observó un predominio de categorías
instrumentales que tienen como matriz base, guijarros, destacando la presencia de sobadores, percutores y
soportes sobre granito, pumicita y andesitas, mientras que en menor frecuencia se registró puntas de proyectil
elaboradas sobre andesita basáltica porfírica y cuarcita y artefactos de corte y raído, desconchadores y soportes.
Para el mismo bloque, como resultados del análisis de los desechos y derivados, se resalta la predominancia
de materiales termoalterados y la importancia secundaria de materias primas propias para la talla (Galarce
2005b: 18). En síntesis, las materias primas registradas tanto en los bloques inferior y superior, corresponden
principalmente a andesitas basálticas porfíricas, andesitas basálticas afaníticas, esquistos, granitos, riolita sili-
cificada, obsidiana (Op. cit.: 11), cuarcíferas, cuarcitas, riolitas y limolitas (Op. cit.: 21) existiendo diferencias
en cuanto a las frecuencias relativas para cada macro-componente ocupacional (Op. cit.: 17).
Por su parte, en el sitio Puente Quilo 1, también se advierte una diferenciación en la presencia de mate-
rias primas líticas en relación a sus ocupaciones. El registro estratigráfico permitió discriminar al menos 4
componentes que son agrupados en dos grandes bloques (Cuadro 2).

196
Materias primas líticas en sitios costeros del extremo Sur septentrional de Chile.

Cuadro 2. Componentes estratigráficos


generales registrados en el sitio Puente Quilo
Los fechados obtenidos para el sitio, desde los 60
1 (Adaptado de Rivas et al. 2000). hasta los 130 cm, se encuentran entre los 4.455 + 95
años AP (5.316 – 4.848 cal. años AP) y 5.030 + 120
Bloque Característica Niveles Profundidades años AP (6.166 – 6.150 cal. años AP). En este sitio,
ocupacional de las matrices aproximadas no es posible realizar una discriminación clara de los
Primer nivel componentes ocupacionales a partir de los fechados
de conchal 0-40 cm obtenidos en relación a las unidades estratigráficas,
Predominio denso (90%)
Inferior de matrices sino sólo a través de la segregación estratigráfica.
orgánicas Segundo nivel
de conchal 40-70 cm En cuanto a las frecuencias de materias primas
(20%) registradas en la categoría de instrumentos acuminados,
Sucesivas es destacable la presencia mayoritaria de obsidianas
capas de arena, del Chaitén registradas en el primer componente de
guijarros. 70-120 cm los niveles superiores (Figuras 5 y 6) en contraste con
Matrices Evidencia
Superior de procesos los estratos más profundos. Aún no se cuenta con la
inorgánicas
oxidativos información del análisis de desechos y derivados de
Sedimentos estos niveles, que complementaría las interpretaciones y
Bajo 120 cm
franco-arenosos
permitiría corroborar o refutar los resultados obtenidos
del análisis de las piezas acuminadas.
En este componente es secundaria la frecuencia de
andesitas y basaltos que se volverá mayoritaria en los niveles inferiores, en conjunto con las piezas elaboradas
sobre calcedonias y sílices (Figuras 7 y 8). También es relevante la baja frecuencia de otras materias primas
distintas a andesitas, basaltos, calcedonias y sílices, en el primer nivel inferior del sitio. Datos que viene a
confirmar el registro de instrumentos acuminados bajo los 40 cm, son las frecuencias observadas en el análisis
de una muestra de desechos y derivados provenientes del nivel de arena (bajo los 60 cm), que presentan ten-
dencias generales muy similares a la categoría de acuminados (Figura 9).Por su parte, la presencia de dacita
sólo ha sido registrada en dos sitios, coincidiendo ambos en sus tempranas datas: Puente Quilo 1 (en el que
los niveles estratigráficos más antiguos se encuentran entre los 50 y 130 cm con fechas que van desde los
4.455 + 95 años AP (5.316- 4.848 cal. años AP) a 5.030 + 120 años AP (6.166-6.150 cal. años AP) y el
sitio Quemchi 090 en la Isla Caucahué, con una fecha convencional de 4.675 + 80 años AP (5.054-5.593 cal.
años AP) (Figura 10). En este último, se reconoció artefactos nucleiformes (Figura 11) tallados exclusivamente
mediante la técnica de percusión. En las dos situaciones mencionadas, cabe destacar la ausencia de depósitos
conchíferos en los niveles provenientes de las piezas. Para el caso de Quemchi 090, la observación de cortes
demuestra dos niveles ocupacionales, que evidencian al asentamiento sobre antiguos niveles de playas de
arena, con una somera formación de suelo orgánico (paleosuelos). A los sitios con presencia de obsidianas,
mencionados por Stern (ver cuadro 1, supra), se suma la información de los sitios conchal Puqueldón en la isla
Lemuy, conchal Piedra Azul (Gaete et al. 2001, 2004) conchal Puntilla Tenglo (Gaete et al. 2002), conchal
Ten Ten (Mera y Munita 2005) y los hallazgos superficiales de 22 sitios registrados durante las prospecciones
realizadas en el archipiélago de Chiloé (Cuadro 3).
La frecuencia de obsidiana en los diferentes yacimientos mencionados, es variable. Su presencia en el
archipiélago de Chiloé, manifiesta en las costas interiores de las islas en el área de los canales y mar marginal,
difiere en relación al registro con que contamos para la costa Pacífico. Excluyendo el caso de Puente Quilo
111, donde se ha registrado obsidianas mayoritariamente del Chaitén y un ejemplar en otro tipo del vidrio
volcánico (punta biacuminada recuperada a los 40 cm de la unidad 1A), y la presencia de piezas bifaciales de
obsidiana mencionadas por Vázquez de Acuña para la zona de Chepu (1963) aún no se ha reconocido esta
materia prima, en los otros sitios registrados en costa Pacífica.
El registro de sitios prospectados con presencia de obsidianas del Chaitén, se concentra en el sector central
y sur de la costa este de la isla grande, con casos destacables como el conchal Ten Ten, sitio en el que el 49,4%
de una muestra de 81 desechos y derivados recuperados de los sedimentos harneados (3,5 m³) durante las
labores de protección del conchal (Figura 12), corresponde a esta materia prima, además de los únicos tres
instrumentos registrados en la categoría acuminados.
Otro dato es que el 20% de los derivados y desechos de obsidiana recuperados en el Conchal Ten Ten,
presenta cobertura de corteza secundaria, variable que puede ser utilizada al momento de discutir el origen y
traslado de tal materia prima desde sus fuentes de origen a los contextos arqueológicos (Molinari y Espinosa
1999; Méndez 2001; Méndez et al. 2004). La mayor frecuencia de obsidianas del Chaitén en las áreas men-
cionadas, podría deberse a un transporte de núcleos más “expedito” desde sus fuentes de origen, a través de
cadenas de islas como las Desertores y Butachauques.
11
Cuyo emplazamiento, en el Golfo de Quetalmahue a orillas del río Quilo, bien puede ser considerado como parte del sistema de canales
interiores.

197
Munita, D.

andesitas 38
andesitas 16 basaltos (porfírico
basalto porfírico 10 21
y afanítico)
calcedonias 7 calcedonia 21
obsidianas del obsidianas del
Chaitén (negra y 18 Chaitén (negra y 22
gris c/plagioclasas) gris c/plagioclasas)
dacitas 4 cuarcitas 2
obsidiana negra dacitas 3
translúcida 1 toba 1
s/cristales
Figura 5. Frecuencias absolutas de materias primas Figura 6. Frecuencias absolutas de materias
líticas, categoría de instrumentos acuminados del nivel primas líticas, categoría de instrumentos
superior (0-40 cm), sitio Puente Quilo 1 (n= 56). acuminados del segundo nivel superior (40-
70 cm), sitio Puente Quilo 1 (n= 108).

andesitas 45
basalto porfírico 24 andesitas 2
calcedonia 27 basaltos 3
obsidianas del cuarcita 1
Chaitén (negra y 6 riolita 1
gris c/plagioclasas)
obsidianas
dacitas 4 del Chaitén
granodioritas 2 2
(gris c/
m.p.alterada plagioclasas)
2
(caolinita)
probable toba 1

Figura 7. Frecuencias absolutas de materias primas líticas, Figura 8. Frecuencias absolutas de materias
categoría de instrumentos acuminados del primer nivel primas líticas, categoría de instrumentos
inferior (70-120 cm), sitio Puente Quilo 1 (n= 111). acuminados del segundo nivel inferior (bajo
los 120 cm), sitio Puente Quilo 1 (n= 9).

Los restos de obsidianas del Chaitén recuperadas


en el conchal Ten Ten provienen principalmente de andesitas 369
sedimentos del conchal denso del yacimiento, obser- basaltos 138
vación que se relaciona directamente con lo observado calcedonia 78
en Puente Quilo 1, sitio en el que la mayor frecuencia obsidiana 2
de esta materia prima se encuentra en los niveles cuarcita 9
madera
más tardíos de conchal denso. Aunque no poseemos silicificada 1
dataciones absolutas para el primer nivel superior de sílice 1
Puente Quilo, es posible establecer la asociación con toba 14
un fechado proveniente de la presunta base de conchal Figura 9. Frecuencias absolutas de
materias primas líticas en derivados diorita 3
Ten Ten, de 1.160 + 50 años AP (1.180-960 cal. años y desechos, nivel de arena del sitio granito 1
AP) (Muñoz y Pino 2002). Gracias a las labores de Puente Quilo 1, unidades 1 y 2 no determinada 27
limpieza del corte expuesto en este último, fue posible (excavación 1995) (N = 643).
registrar la base al menos 1 m más profunda de los
que se observaba a simple vista en dicho perfil. Bajo
los sedimentos de conchal, nos fue posible registrar,
a 335 cm de profundidad, un nivel sin conchal denso
con un área de actividad de talla en torno a un fogón
central en el que se identificó un núcleo agotado de
obsidiana gris opaca con cristales de plagioclasas, 2
cantos astillados en basalto porfírico, un tajador sobre
andesita y otro sobre basalto, además de dos lascas,
una sobre granitoide y otra en granodiorita (Mera y
Munita 2004). A pesar de que aún no contamos con la
datación para este rasgo, es probable que corresponda
a una fecha bastante más temprana que la obtenida
con anterioridad.
Para el área del archipiélago de Los Chonos y en Figura 10. Sitio Quemchi 090 isla
relación a la industria lítica, se cuenta con la información Caucahue – matafilos sobre lava.

198
Materias primas líticas en sitios costeros del extremo Sur septentrional de Chile.

del sitio GUA-010, donde se identificó materiales líticos


en granitos, basaltos, andesitas, riolitas y obsidianas. En
este yacimiento, Porter (1992) da cuenta de un fenómeno
previamente inédito en el área: “La mayoría de los
artefactos líticos han sido químicamente alterados a
caolinita blanquecina debido al ambiente altamente
ácido (pH 4,4) del podzol. Mientras detalles de las
cicatrices del astillamiento estaban bien preservadas,
los artefactos de rocas ígneas previamente duros, son
frágiles como tiza.” (Op. cit.:85-86). Esta característica
fue observada en dos piezas del sitio Puente Quilo 1,
una de ellas registrada a los 82 cm (Figura 13) y la
Figura 11. Artefacto nucleiforme sitio Quemchi 090. segunda - tal vez la pieza más destacable del sitio dadas
Cuadro 3. Sitios con presencia de obsidianas sus particulares características-, recuperada a los 90
con plagioclasas, identificados durante las cm (Figura 14). Es curioso que la frecuencia de restos
prospecciones en la Isla Grande de Chiloé. alterados a caolinita sea tan baja en relación al total
Identificación sitio Localidad Tipo de sitio de la muestra, pues la alta acidez del suelo se condice
Achao 011 Estero Tocoihue Conchal monticular con la ocurrencia de tal proceso.
Castro 009 Nercón Conchal monticular Si bien la construcción de una arqueología regional
para el área costera septentrional del extremo sur de
Chadmo 006 Quechu Conchal
Chile, no está exenta de amplias comparaciones y vín-
Chonchi 003 Punta Peuque Conchal acotado
culos con sus áreas vecinas, la realidad microrregional,
Chonchi 012 Rauco Conchal monticular las relaciones inter-sitios y características intra-sitios
Chonchi 015 Chonchi Conchal amplían nuestra visión acerca de los tempranos grupos
Dalcahue 001 San Juan Conchal monticular que ocuparon el área. Un ejemplo sustantivo de esto,
Dalcahue 012 Quetalco Conchal se manifiesta en la alta frecuencia de ciertas materias
Dalcahue 040 Pullao Conchal
primas como las calcedonias y sílices, utilizados en la
manufactura de artefactos e instrumentos en el sitio
Dalcahue 045 Pello Conchal
Puente Quilo 1, identificándose algunas canteras de
Dalcahue 048 Pillul Conchal estas materias primas relativamente cercanas al sitio
Conchal
Dalcahue 051 Tey monticular (menos de 20 km), mientras que en los demás sitios
Dalcahue 054 Tey Conchal monticular de los canales interiores del archipiélago de Chiloé tal
Dalcahue 060 Llau Llau Habitacional materia prima no fue identificada, observando eso sí,
un aumento de la obsidiana, roca vítrea que permite
Isla Lemuy 008 Aguantao Conchal monticular
una formatización de los útiles más acabada, mediante
Isla Lemuy 016 Rilán Conchal monticular la técnica de presión. Los tipos morfo-funcionales de
Isla Lemuy 027 Curahue Conchal monticular artefactos confeccionados tanto en calcedonia y sílex
Isla Lemuy 028 Curahue Conchal monticular como en obsidiana, también han sido manufacturados
Queilen 004 Queilen Conchal sobre andesitas y basaltos en aquellos sitios en los que
Queilen 009 Estero Mechai Conchal monticular las materias primas que presentan mejores condiciones
para la talla y retocado se encuentran en frecuencias
Quemchi 044 Tubildad Conchal y funebria
bajas o nulas. Esto último confirma la replicación de
Quemchi 087 Quicaví Habitacional artefactos e instrumentos, en forma independiente a
la presencia de materias primas de óptima calidad,
andesita 1 siempre que existan aquellas volcánicas más frecuentes,
basaltos 26 sin una exclusiva dependencia en materias primas no
obsidiana negra 25 locales para la manufactura de herramientas formales
obsidiana gris 15 (Cuadro 4).
cuarcita 1 Los hallazgos de obsidiana en los diferentes sitios
madera mencionados, corresponden a instrumentos, derivados
2
silicificada
brecha 1 sin huellas por uso y desechos de talla. No hemos
cuarzo hialino 2 identificado, hasta la fecha, materiales informales
granitoide 3 sobre tal materia prima, lo que viene a confirmar
granodiorita 3 el presupuesto de una preferencia de utilización de
las materias primas alóctonas en la manufactura de
Figura 12. Frecuencias absolutas de materias primas líticas herramientas formales (Andrefsky 1994).
en derivados y desechos en conchal Ten Ten (N = 81).

199
Munita, D.

Figuras 13 y 14. Piezas líticas químicamente alteradas, sitio Puente Quilo 1.


(Izquierda: unidad 5, 82 cm prof. Derecha: unidad 4D, 90 cm prof.).

CONCLUSIONES

De acuerdo a lo observado en el registro arqueológico, la relación entre decisiones tecnológicas como el


grado de formatización de los artefactos e instrumentos y su conservación a través del tiempo, en poblaciones
de cazadores recolectores marítimos de los canales patagónicos septentrionales, podría estar relacionada con: a)
Una alta movilidad, asumiendo que la movilidad a través de la vía marítima puede abarcar grandes distancias.
Esta hipótesis es planteada a nivel local, a partir de la analogía etnográfica (grupos chono y káweskar) y el
recurrente registro arqueológico del área (alta densidad de sitios e intensidad de ocupación). b) Un énfasis en
el aprovisionamiento local. Ya hemos revisado el panorama general de la disponibilidad y aprovechamiento
de las materias primas líticas existentes en las fuentes de depositación secundaria en playas de guijarros y la
clara utilización preferencial de tales materias primas, abundantes y de buena calidad. La excepción a esto, es
el caso de las obsidianas, en el que la mayor cantidad de piezas elaboradas sobre este recurso corresponde a las
obsidianas cuyo origen se encontraría en el volcán Chaitén y su presencia, en casi todos los sitios que poseen
registro estratigráfico de excavaciones sistemáticas y de rescate, no supera la frecuencia de materias primas
locales. c) Una alta estandarización de las conductas de talla, situación que se advierte en la elaboración del
instrumental formal no sólo a nivel regional, sino que trasciende los límites arqueológicos y etnográficos sep-
tentrionales a contextos meridionales, otorgándole a esta tecnología lítica, un carácter co-tradicional12 (sensu
Lumbreras 1966), al menos en relación a la morfología y por ende, los comportamientos técnicos involucrados
en la producción de tales piezas. d) Por último, cabe mencionar la alta tasa de descarte (Ocampo y Rivas 2004)
y la producción de instrumentos altamente formatizados o formales, situación registrada en el sitio Puente
Quilo 1, en el que el 90,17% del material formatizado analizado, corresponde a piezas fracturadas.
A estas opciones tecnológicas, es posible asociar la tradicionalidad y especialización en relación a los
recursos obtenidos y trabajados. Tanto los conceptos como los comportamientos técnicos (Schidlowsky 2004),
no sólo se encuentran en lo que hemos considerado como una co-tradicionalidad espacial ampliamente exten-
dida, sino también temporal. Esta tradicionalidad se justifica en la medida en que las tecnologías son adecuadas
para el sustento de los grupos. Esto se explicaría entonces por una alta eficiencia en relación a la obtención
y/o procesamiento de los recursos preferidos por las poblaciones canoeras septentrionales conocidas para el
Holoceno medio y tardío, y algunos contextos meridionales, como por ejemplo Ponsonby (Legoupil 2003)
y Lancha Packewaia componente antiguo (Orquera et al. 1977). A partir de la evidencia arqueológica es
posible interpretar que nos encontramos frente a grupos culturales que conocen y tienen un eficiente manejo
del medio ambiente y sus recursos, con una tecnología lítica adecuada al medio costero durante el Holoceno
medio y tardío. Es probable entonces, que estas poblaciones correspondan a grupos cuyo modo de vida se
encuentra consolidado desde fechas ca. 6.000 años AP.
A partir de la información obtenida de los sitios Piedra Azul, PM009 y Puente Quilo 1 en cuanto a la

12
“Bennet (1948), al formular el concepto de Co-tradición, indica que un “área de co-tradición es la unidad total de la historia cultural
de un área dentro de la cual las culturas componentes han sido interrelacionadas por un período de tiempo”, lo cual quiere decir que
no se debe confundir el área de una cultura (Área Cultural) con el área co-tradicional. De acuerdo a esta formulación, es posible que en
un área co-tradicional, las áreas culturales (áreas de expansión de una cultura), pueden ser varias y a la vez diferentes en cada uno de
los períodos de tiempo.” /…/ La intensidad con que se reflejan los rasgos de una cultura dentro de un territorio, permiten reconocer una
región dentro del área de co-tradición, región que representa el territorio, “promedio” dentro del cual se percibe con mayor intensidad la
tradición de una cultura. /…/ el concepto de de Co-tradición implica relaciones interculturales que permiten reconocer rasgos comunes
dentro de las culturas diferenciadas.” (Lumbreras 1966:65).

200
Materias primas líticas en sitios costeros del extremo Sur septentrional de Chile.

Cuadro 4. Cuadro resumen de las principales materias primas y variables


relacionadas a éstas observadas en el área de estudio.
Origen Fuente Materia Prima Calidad Disponibilidad Representación Formatización Mantención de los útiles
andesitas
basaltos
dacitas
cuarcitas
Depositación Alta presencia
tobas Alta Alta Artefactos
secundaria de descarte
Local granitoides Alta formales e Reciclaje
informales
dioritas no significativo
esquistos
lavas
calcedonias Acotada a
Origen primario Restringida
y sílices sectores definidos
Lugares de obsidianas negra Alta (variable Gran
No aprovisionamiento translúcida y asumida a partir dispersión Alta Artefactos Reciclaje no significativo
Alta
local directo no gris opaca con del registro representatividad formales
determinados plagioclasas arqueológico) espacial y temporal

relación estratigráfica (Flores y Lira 2005), se advierte que existe una selección de materias primas líticas algo
diferenciada entre los niveles inferiores y superiores de los sitios, situación que se convierte en otro indicador
para la propuesta de los diferentes bloques ocupacionales. Por su parte la tecnología lítica no presenta mayores
variaciones en cuanto a la morfología de los artefactos. Si bien existen diferencias entre los yacimientos, dadas
por las características internas de cada sitio, en ellos se observa el uso de las materias primas más frecuentes
desde las ocupaciones más tempranas.
Como parte de la discusión, es posible hipotetizar una etapa de ocupación a través de la vía marítima, por
parte de grupos portadores de una tecnología lítica eficiente para la obtención de recursos terrestres y marí-
timos tales como guanacos (restos mayoritarios en Ponsonby) (Legoupil 2003), otáridos, cérvidos y cetáceos
(presentes en los niveles inferiores de Puente Quilo 1). El conjunto artefactual se mantendría como un medio de
obtención y procesamiento altamente eficiente hasta tiempos más tardíos. Ante esto cabe la discusión acerca
del alcance conceptual del llamado Núcleo septentrional, que alude directamente a un proceso de poblamiento
y, es más, a un proceso de transición de grupos con adaptaciones terrestres a marítimas, evidenciado en el
término ecotonal. Los datos recolectados en el área de estudio, aún no permiten demostrar un proceso de
transición de grupos de adaptación terrestre a marítima, si no que más bien pareciera que nos enfrentamos
a grupos con una subsistencia basada en la caza de presas mayores y un movimiento a través de las costas
que debió ser realizado en embarcaciones. Ahora, si consideramos a este primer momento identificado como
un proceso de colonización inicial (sensu Borrero 1989-1990), es posible asumir una segunda gran etapa de
ocupación efectiva (Op. cit.), que se expresaría en la masificada extracción de peces y recursos marinos como
moluscos, bivalvos y crustáceos.
Este esquema sugiere que el llamado Núcleo septentrional correspondería a un núcleo de dispersión, en el
que veríamos con mayor intensidad la manifestación de algunos elementos culturales. Es posible que el factor
geográfico se haya comportado como facilitador de este proceso, existiendo verdaderas fronteras naturales
(península de Taitao por el sur y el término de los archipiélagos por el norte) que serían superadas en menor
frecuencia a través del tiempo, observando con mayor definición a los grupos culturales en momentos más
tardíos. Es posible entonces, considerar una co-tradición temprana para los pueblos canoeros del extremo sur,
en cuanto la tecnología lítica se convierte en un indicador o elemento diagnóstico similar a lo observado para
grupos etnográficos chono y káweskar a través de técnicas de extracción de recursos ampliamente expandi-
das como son los corrales de pesca (Munita et al. 2004). En ambos casos, la técnica trasciende las fronteras
territoriales y/o étnicas en pos de una extracción u obtención y procesamiento eficiente de los recursos.

AGRADECIMIENTOS

A mi compañero de ruta Rodrigo Mera, pues este trabajo es fruto de nuestras prospecciones por las costas
del archipiélago de Chiloé e innumerables conversaciones a lo largo de más de 600 km. A Carlos Ocampo y
Pilar Rivas, por su apoyo durante la participación en las jornadas y a Marejke Van Meurs, junto a quienes tra-
bajan en el Museo Regional de Ancud, por su disposición y facilidades prestadas para acceder a los materiales
de estudio del sitio Puente Quilo 1. A la evaluadora de este trabajo, Mariana Carballido, por sus importantes
sugerencias y comentarios. Este trabajo fue realizado en el marco del proyecto FONDECYT 1020616.

201
Munita, D.

BIBLIOGRAFÍA

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