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1 Fallen Crest High - Tijan
1 Fallen Crest High - Tijan
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Tijan
Devoradoras de Libros
por
TIJAN
2
TRADUCTORAS
Lluvia
Tormenta
Rocío
Gatita
Fénix
CORRECTORAS
Rocío
Lula
DISEÑADORA
Sol
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Tabla de contenido
Sinopsis........................................................................................................................................ 5
CAPÍTULO 1................................................................................................................................. 6
CAPÍTULO 2.............................................................................................................................. 15
CAPÍTULO 3.............................................................................................................................. 23 3
CAPÍTULO 4.............................................................................................................................. 33
CAPÍTULO 5.............................................................................................................................. 44
CAPÍTULO 6.............................................................................................................................. 54
CAPÍTULO 7.............................................................................................................................. 62
CAPÍTULO 8.............................................................................................................................. 73
CAPÍTULO 9.............................................................................................................................. 83
CAPÍTULO 10............................................................................................................................93
CAPÍTULO 11......................................................................................................................... 106
CAPÍTULO 12......................................................................................................................... 115
CAPÍTULO 13......................................................................................................................... 123
CAPÍTULO 14......................................................................................................................... 131
CAPÍTULO 15......................................................................................................................... 144
CAPÍTULO 16......................................................................................................................... 153
CAPÍTULO 17......................................................................................................................... 162
CAPÍTULO 18......................................................................................................................... 171
CAPÍTULO 19......................................................................................................................... 180
CAPÍTULO 20......................................................................................................................... 191
CAPÍTULO 21......................................................................................................................... 201
CAPÍTULO 22......................................................................................................................... 210
CAPÍTULO 23......................................................................................................................... 220
CAPÍTULO 24......................................................................................................................... 231
CAPÍTULO 25......................................................................................................................... 239
CAPÍTULO 26......................................................................................................................... 248
CAPÍTULO 27......................................................................................................................... 258
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Sinopsis
Mason y Logan Kade son dos hermanos que siguen sus propias reglas. Eran ricos y se
esperaba que asistieran a su escuela, Fallen Crest Academy. Ellos eligieron la escuela
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pública y ahora Samantha tiene que vivir con ellos. El problema es que a ella no le importan
en absoluto: ni ellos, ni sus amigos, ni su novio infiel o incluso el divorcio de sus padres.
Pero tal vez eso sea algo bueno. Tal vez el cambio es algo bueno.
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CAPÍTULO 1
Era un viernes por la noche, a las dos de la madrugada, y mis dos mejores amigas gritaban a 6
carcajadas borrachas detrás de mí. Suspiré mientras entraba a la gasolinera. Mi pequeño
Corolla había estado quejándose casi sediento por los últimos kilómetros. Y admito que me
preocupaba que nos hubiéramos quedado atascadas a un lado de la carretera, no por mi
auto, sino por mí. No sabía si podría haber caminado con Lydia y Jessica a cuestas. Y justo
en este momento, Lydia me golpeó con el codo en la nuca.
—¡Oh, Sam! — Las risas acabadas. —Lo siento. No quise decir... — Se deshizo en risas una
vez más.
Jessica envolvió sus manos alrededor del asiento del pasajero y se inclinó hacia adelante. —
¿Podemos ir a otra fiesta? —
—Porfa? —
Salieron corriendo, o lo intentaron. Lydia tropezó y estuvo a punto chocar con mi espejo
lateral... Jessica se tambaleó e inclinó su peso hacia los hombros de Lydia, pero trató de no
caerse mientras la otra la esquivaba.
Qué amiga.
—¿Por qué no? Es nuestra última noche de viernes antes de la escuela. ¡Vamos, Sam! —
Lydia se puso de pie y se enderezó la falda y la blusa. Cuando sus tetas estuvieron en su
sitio y la falda que apenas le cubría el trasero, también me miró. —Será divertido. ¡Vamos!
Sé dónde hay una fiesta abierta al público.—
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Brincaron juntas. Ambas llevaban faldas sueltas, tops apretados y rizos marrones que
giraban por todas partes. Cuando uno de ellos me golpeó en la cara, le di un golpe.
Jessica frunció el ceño y lanzó su pelo por encima del hombro. —Sí, lo eres. ¿Qué pasa
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contigo? —
—¿Se pelearon Jeffrey y tú? — Las cejas de Lydia se movían hacia arriba y hacia abajo.
Volvió a reír de nuevo.
Les di mi jodida sonrisa educada y cada una puso los ojos en blanco. Entonces Lydia levantó
la nariz y olió pizza en la gasolinera. Su estómago gruñó y se fueron. Mientras las veía saltar
juntas, tomadas de la mano y riéndose del hecho de que estaban borrachas, me apoyé en mi
auto.
Mientras llenaba el tanque de mi auto con gasolina, escuché la pregunta de Jessica otra vez.
¿Pasaba algo malo conmigo? Suspiré. Sólo que todo mi mundo había cambiado esa tarde.
Pude ver la cara de mi madre cuando salí de casa de Jessica y me fui a mi casa por la tarde.
Todas estábamos tan felices de salir esa noche. Incluso yo. Sí, Jeffrey solía ser un imbécil,
pero una pequeña parte de mí se había preguntado si esta noche iba a ser la noche en que
dormiríamos juntos. Había sido mi novio durante tres años. Era bueno, bueno, a veces era
un imbécil, pero aun así parecía gustarle. Y a mí también me gustaba, pero, aunque mi
madre había sido feliz saltando de cama en cama antes de que se quedara embarazada de
mí, yo no quería terminar así. Así que me lo había tomado con calma con Jeff, pero cuando
llegué a casa para prepararme para la fiesta de esa noche, tenía mariposas en el estómago.
Murieron y se quemaron cuando abrí la puerta de mi casa. Cajas tras cajas estaban en fila y
en medio de ellas se sentaba mi madre. Una botella de vino estaba medio vacía a su lado
mientras se sentaba con su albornoz de seda. Las lágrimas cubrían su cara, pero cuando me
vio, forzó una brillante sonrisa.
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—Oh. — Me hizo un gesto de desdén. —Nada. No tienes que preocuparte por nada.—
Sus manos se congelaron. Había estado pegando una caja con cinta adhesiva, pero tomó
aire y se quedó quieta.
—¿Mamá? —
Terminó el resto de su vino y casi se cae hacia atrás por el esfuerzo. Cuando dejó la botella
a un lado, le pregunté de nuevo: —Mamá, ¿Qué está pasando? —
Empezó a sollozar. —Oh, cariño. Siento mucho todo esto. Realmente lo siento. —
—Estoy enamorada de otra persona y estamos dejando a tu padre... — Volvió a tener hipo y
quitó algunas de sus lágrimas.
— ¿Qué? —
Mi interior le gritaba. Mis manos se enroscaron en puños y quise lanzarme hacia ella.
Quería darle una paliza, pero no hice nada de eso. En vez de eso, me colapsé en uno de los
sofás y escuché todo lo que dijo. Se había enamorado de otra persona. Ella quería estar con
él. Le dijo a papá, él nos echó, y mañana nos íbamos a mudar con su novio.
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—¿Quién? —
—¿Quién? —
—James Kade? — 9
Ella asintió y pasó el brazo sobre su cara. —Tiene dos hijos de tu edad, cariño. Puede que
los conozcas.—
¿Conocerlos? Todos los conocían. Mason y Logan Kade. Aunque eran ricos, su padre era
dueño de cinco de las fábricas que prosperaban en nuestro pueblo, decidieron ir a la
escuela pública. Todos conocían a los hermanos Kade. Podrían haber ido a la escuela
privada, a la que iban la mayoría de los niños ricos, o donde yo asistía porque mi padre era
el entrenador de fútbol, pero habían sacudido a todos cuando eligieron la escuela pública.
Mientras miraba a mi madre, que lloraba como si hubiera sido ella la engañada, algo se
marchitó dentro de mí. Nunca sería como mi madre. Nunca. Y lo siento, Jeff, pero eso
significaba que no iba a tener sexo conmigo durante mucho tiempo.
Sin embargo, después de haber pasado la mayor parte de la tarde y la noche empacando
mis cosas, él no estaba emocionado de escuchar mi cambio de planes cuando Lydia y Jessica
me recogieron para la fiesta de esa noche. De hecho, había sido un imbécil. No me
sorprende. Unas pocas maldiciones, unas cuantas cervezas, y ventiló su malestar conmigo.
—Conseguiré a alguien mejor, perra. No eres la única chica sexy aquí.— Y se fue. Sus jeans
iban bajos, con una cerveza en la mano, y su pelo de chico bien.
Que el cielo me ayude, pero Jeff volvería. Estaba en el punto en el que no estaba segura de sí
me importaba o no.
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Una Escalade entró en espacio junto al mío. Al principio no presté atención, perdida en mis
sueños de fin del mundo, pero cuando alguien gritó toda mi atención volvió a la realidad.
—Al carajo con eso, hombre. Vayamos a casa de Molly en su lugar, — un chico se rio
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mientras colgaba de su amigo. Echó la cabeza hacia atrás y se rio despreocupadamente. Sus
rizos marrones bailoteaban y parecía vigorizado. —Vas a tener sexo allí. Lo prometo. —
Se rio con otra risa maníaca antes de que los dos desaparecieran dentro.
Logan Kade, mi futuro compañero de casa. Mientras miraba por la ventana, se rio de algo
que dijo su amigo. Lydia y Jessica vieron quién estaba en el otro pasillo y rápidamente
fueron a coquetear con ellos. El amigo parecía interesado, pero Logan les echó un vistazo
aburrido y volvió a buscar algo más dentro de la tienda.
No había visto a los hermanos Kade de cerca, no desde hacía mucho tiempo, pero había
oído hablar mucho de ellos. Logan era un junior, como yo. Mason era un año mayor. Ambos
eran guapos y se rumoreaba que Mason medía 1,80 metros y tenía una constitución
musculosa. Jugaba en la línea defensiva por una razón en su equipo de fútbol. Logan tenía
una complexión más delgada, pero era una pulgada más bajo.
Resoplé. No podía creer que conociera estos detalles. Mientras maldije a mis amigas por sus
chismes, volví a mirar al Escalade y me congelé una vez más. Dos ojos verdes me miraron
fijamente.
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Logan era guapo. No había duda de ello, pero no eclipsaba a su hermano mayor. Ahora
entiendo por qué tantos chismes y susurros sobre los hermanos Kade. Los pelos de la nuca
se me erizaron y mis ojos se cerraron con los suyos en algún tipo de batalla.
—Mase Tío. Condones con sabor a caramelo.— Logan saltó a través del tramo e hizo un
pequeño baile cuando le dio una caja a su hermano.
Sabía que no debería haber estado mirando, pero no podía parar. Estaba fascinada por los
dos hermanos. Logan movía la cabeza al ritmo de la música que sonaba en los altavoces de
la gasolinera mientras Mason no había quitado sus ojos de los míos.
Ahí fue cuando supe sin duda que él sabía quién era yo.
Me quedé sin aliento y mis rodillas temblaron un momento. ¿Qué he hecho yo? ¿He hecho
algo? Entonces recordé a mi mamá sentada entre todas esas cajas, con lágrimas en la cara y
una botella de vino vacía a su lado.
Mi madre no era una santa. Lo sabía con seguridad, pero había estado con mi padre los
últimos diecisiete años. ¿Lo engañó? ¿Ahora decidió que deberíamos mudarnos con su
nuevo novio y su familia?
Mis ojos se endurecieron. Mason los estrechó. Y me burlé de él antes de entrar a pagar.
Cuando volví a salir, Lydia y Jessica todavía estaban en el baño; Mason pasó a mi lado para
entrar a pagar. Llevaba una chaqueta de cuero negra sobre una camisa negra y unos
vaqueros. Su pelo negro corto y sus ojos me sostuvieron en algún tipo de trance mientras
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pasaba a mi lado. Su chaqueta se frotó contra mí, pasó tan cerca, y ambos nos dimos la
vuelta para mirar al otro.
Que se joda.
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Levanté el labio para burlarme de él y supe que leyó el mensaje porque entrecerró los ojos,
pero dentro de la tienda.
Suspiré y fui a mi coche a esperar. Logan y sus amigos estaban dentro del Escalade,
riéndose de algo. Entonces la puerta sonó y me puse rígida. Sabía quién venía de nuevo.
Miré, no pude evitarlo, y me encontré con la mirada de Mason mientras se acercaba a mí. Se
detuvo, cerca de mi coche y parecía que iba a detenerse. Levanté la cabeza, preparada para
lo que fuera que iba a soltar, pero dos autos chillaron hasta detenerse no muy lejos de
nosotros.
— ¡Hey, Perdedores! —, les gritó un tipo y los maldijo mientras salía corriendo del auto con
algo humeante en la mano.
— ¡Oh, demonios! —
— ¡Mason! —
Logan y sus amigos salieron del auto en un instante. Mason corrió de mi lado y me quedé
allí, conmocionada, mientras los cuatro arrastraban a los muchachos de los otros autos.
Logan agarró la cosa de humeante de la mano del tipo y se la dio a su hermano. Mason lo
cogió y lo tiró en el primer auto. Y el resto de las puertas se abrieron. Los tipos de ese auto
salieron. Luego hicieron otra cosa humeante y Logan la arrojó al otro auto.
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Sus dos amigos seguían golpeando a algunos de los otros tipos. Mason y Logan empezaron
a golpear al resto. No pasó mucho tiempo antes de que los autos se llenaran de humo y tuve
el primer olor a fuego.
—Oh, no—, murmuré y corrí a la tienda. Después de abrir la puerta, grité: — ¡Lydia, Jessica,
salgan de ahí ahora mismo! —
está pasando? —
Jessica la siguió, pero frenó en medio del lugar. Sus ojos se abrieron de par en par al ver lo
que tenía ante ella.
Empujé a Lydia dentro del coche y me volví. —¡Vámonos! Los coches van a explotar. —
Los amigos de Mason y Logan me oyeron y se detuvieron. Agarraron a Logan primero, pero
todos arrastraron a Mason lejos del tipo al que estaba golpeando. La furia le iluminó la cara,
pero cuando Logan dijo algo en su oído, se dio la vuelta y saltó al Escalade. Mientras
entraba, sus ojos se encontraron con los míos por un segundo.
Me encogí de hombros y empujé a Jessica detrás de Lydia dentro del mío. Luego me
apresuré a entrar en mi auto y salimos de allí en un santiamén.
Lydia y Jessica estaban aturdidas en la parte de atrás. —¡No puedo creer que eso haya
pasado! —
—¿Qué pasó? —
Jessica resopló. —¿Logan lo es? ¿No viste a Mason? Lo haría con él en un abrir y cerrar de
ojos.—
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Lydia gimió. —Déjame ir a la cama con mis sueños ahora mismo. ¿Por qué no pueden ir a
nuestra escuela? —
Jessica volvió a sonreír. —He oído que es porque la escuela pública es más dura. No querían
una escuela de mariquitas. —
Lydia levantó los hombros. —Lo que sé es cómo se supone que vamos a ir a casa ahora?
Sam, por favor, por favor, por favor, por favor, ¿podemos ir a otra fiesta? Apuesto a que sé
adónde van. —
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CAPÍTULO 2
Mi fin de semana lo pasé empacando y mudándome. La casa Kade no era una casa en 15
absoluto. Era una mansión, una que tenía pilares en su patio delantero. Había una fuente
en el vestíbulo con una escalera de caracol detrás. Luego estaba la cocina. Parecía que
podría haber sido construida para un restaurante, venía con chef incluido. Se llamaba
Mousteff y tenía un bigote retorcido y manos carnosas. Mi mamá nos presentó, pero lo hizo
agitando una mano en el aire como si fuera la primera dama dando un recorrido. Cuando
nos movimos más allá de la cocina, miré hacia atrás. Mousteff estaba afilando un cuchillo
de carne. Me guiñó un ojo antes de que doblara la esquina.
Con el respecto a la mudanza, James Kade pagó por una compañía de mudanzas, pero él y
sus hijos todavía ayudaron con algunas cosas. Mason y Logan pasaron a mi lado, agarraron
cajas y las llevaron adentro. No los miré. No me miraron a mí. Y ni una sola vez nadie dijo
nada. Los únicos que hablaron fueron mi madre y James. Era un hombre alto y delgado con
el cabello canoso y grisáceo.
Había una bondad en sus ojos azules, pero nunca se encontró con mi mirada, ni siquiera
cuando caminaba detrás de mi madre con una mano en la parte baja de su espalda.
—Analise,— murmuró en su oído. —Tengo amigos que nos han invitado a tomar algo esta
noche.—
Ella le dio una sonrisa brillante y giró aplaudiendo con sus manos. —Oh, eso sería
maravilloso. Estoy emocionada por conocer a algunos de tus amigos.—
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Al doblar una esquina, oí a mi madre preguntar con voz entrecortada: —¿Crees que a
Malaya le interesaría reunirse para tomar el té alguna tarde? Me encantaría conocer a
algunas de las otras señoras.—
Resoplé para mí, como si mi madre fuera bienvenida en ese club. Entonces mi teléfono
vibró en mi bolsillo. Lydia quería ir a una fiesta esa noche. Jessica me envió otro mensaje
poco después. Luego Jeff me envió una hora más tarde una disculpa por su 16
comportamiento.
Los ignoré a todos y me deslicé por la pared de mi habitación. Estaba cubierta de cajas, una
cama en la que podían dormir cinco personas y dos sofás en el otro lado. Tenía mi propio
apartamento. Tal vez ya no tendría que ver a nadie.
Me atreví a salir una vez durante esa noche. Mi estómago había empezado a tener
calambres, así que pensé que necesitaba algo para calmarme. Mientras trataba de
encontrar mi camino a la cocina, un gran televisor resonó desde el interior de alguna
habitación. Estaban pasando las noticias locales y escuché el informe del presentador de
noticias sobre un incidente local de un bombardeo de coches.
—Dos autos se incendiaron frente a una gasolinera en el pueblo de Fallen Crest. Cada uno
de ellos era propiedad de dos adolescentes que asisten a la Escuela Secundaria . Se cree
que este incidente es uno de muchos en una larga lista de vandalismos entre dos escuelas,
Fallen Crest Public School y Roussou High School. Sus equipos de fútbol son archienemigos.
Se ha programado un partido entre los dos y los funcionarios temen que esto sea sólo el
comienzo de lo que parece ser una rivalidad continua entre las dos escuelas. ¿Sidney?—
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Esa fue mi única interacción humana durante el resto de la noche; incluso Mousteff se había
ido. Cuando el domingo amaneció muy temprano y soleado, me di la vuelta y revisé mi
teléfono. Lydia y Jessica habían llamado durante toda la noche. Jeff lo intentó varias veces,
pero dejó de enviar mensajes a las cinco de la mañana. Mi teléfono sonó de nuevo y vi que
eran las nueve de la mañana. Pensé que Jessica y Lydia nunca se iban a casa si todavía lo
estaban intentando, así que lo apagué y bostecé mientras me sentaba. 17
Me dirigí a casa esa tarde para asegurarme de que teníamos todo lo que necesitábamos o
mi mamá necesitaría. Sabía que me enviaría de un lado a otro por cualquier cosa y que
habría sido el fin del mundo hasta que la recibiera.
Cuando revisé el piso de arriba y entré en la cocina, oí que se abría la puerta principal.
—¿Papá?—
—Sí...—
—Sí.— Se pasó una mano por la cara. —Tu madre pensó que sería lo mejor, si me retirará.
No quería ningún roce incómodo.—
—Oh.—
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—¿No es así?—
Su mandíbula se tensó. —Tu madre cree que es mejor que te quedes con ella,
permanentemente.—
—Me tengo que ir. Comenzamos nuestros entrenamientos dominicales. FC Public va a ser
duro este viernes. Jugamos con ellos, ya sabes, tu nuevo...—
Entrecerré los ojos y escupí: —¿Mi nuevo qué? ¿Compañeros de piso? ¿Los hijos del novio
de mi madre? No son nada para mí.—
Me estremecí al oír mi nombre completo. Lo usaba sólo cuando lo había decepcionado, una
vez en diecisiete años.
—Te veré en la escuela, cariño.— Pasó de largo, y luego dudó por un momento. Su mano
me dio una palmadita en el hombro antes de irse. Cuando la puerta se cerró, solté un poco
de aire y me senté en una silla.
Cuando regresé al mausoleo, mi mamá estaba en el patio trasero. Tuve que pasar para
llegar a las escaleras que estaban justo al lado de mi habitación. Ella me vio y me dijo: —
Hola, cariño. ¿Qué hiciste hoy?—
James se sentó con ella, pero cuando salí, se puso de pie. —Puedes sentarte en mi asiento,
Samantha.—
Sabía que mi boca se retorcía en una mueca, pero él hizo un gesto con la mano a la silla y
me dio una sonrisa cortés antes de desaparecer dentro.
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Ella me empujó una taza. —James no tocó su café. Puedes tomarlo. Sé que te gustan esas
bebidas de café.—
—Cariño, este es tu nuevo hogar.— Frunció el ceño y miró hacia el océano. Una pared
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divisoria seccionaba su patio trasero, pero un pequeño sendero conducía desde detrás de
una puerta divisoria hasta la playa. —¿No es hermoso aquí?—
—Vi a papá.—
—¿Desde cuándo?—
—Sí, bueno, estoy tratando de desintoxicarme de eso. El té es mucho mejor para ti.—
—¿Así que viste a tu padre?— Su voz se endureció. —Se suponía que no debía estar allí.—
—Le pedí que se mantuviera alejado. Sabía que volverías hoy para asegurarte de que
recordáramos todo.—
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Ella me dio una palmadita en el brazo una vez y se echó hacia atrás, con el té en la mano. —
Lo verás en la escuela. Tu matrícula todavía va a ser pagada.—
—Nos vamos a divorciar, cariño. Sabes que ciertas cosas en la vida cambian en esos
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momentos.—
La comisura de su boca se curvó y dejó el té. Sus manos eran suaves mientras la colocaba
de nuevo en el portavaso. —Soy tu familia, Samantha. Siempre seremos tú y yo, pero ahora
tengo a James. Deberías conocer a Mason y Logan. Son muy buenos chicos.—
—Te dije que dejé a tu padre. Hemos estado luchando durante mucho tiempo, Sam. Sé que
te diste cuenta, aunque nunca dices nada. Deberías hablar más, cariño. Es más saludable
para ti.—
—Dijiste un año. ¿Has estado engañando a papá durante un año?— Me incliné hacia
adelante en la silla. —¿Lo sabía papá?—
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Ella puso los ojos en blanco. —Como si tu padre fuera un santo. Se necesitan dos para
mantener un matrimonio. David no ha estado por aquí en años. Quizá quieras preguntarle
por qué ha estado tan ausente. ¿O no te diste cuenta?—
—La temporada de fútbol no dura un año, cariño. Es posible que quieras despertar sí vas a
empezar a echar la culpa.— Su voz era como latigazo. 21
Empujé la silla hacia atrás. —Se necesitan muchas horas, a veces dos prácticas por noche.
Ya están empezando sus prácticas dominicales. Tienen un entrenamiento que dura todo el
año, mamá. Es una escuela privada. Su programa de fútbol es muy importante allí. Sé
todas las horas que se necesitan. Jeff ha estado en el equipo durante tres años.—
Volvió a suspirar. —Tú y ese Jeffrey tampoco es bueno para ti, Sam. Su padre es mecánico y
su madre trabaja como cajera en el supermercado. No hay futuro con él.—
—Te conozco, Samantha. Has estado saliendo con él desde antes de ser estudiantes de
primer año. E incluso me di cuenta de que te engaña.—
Una sonrisa cruel vino a mí. —Tienes razón, mamá. Te darías cuenta. Los infieles siempre
se dan cuenta cuando conocen a otro infiel. Felicidades por estar en ese club especial.—
Me fui hacía dentro, pero me detuve. Mason y Logan se sentaron en una mesa. Me
observaron. Los miré y luego corrí escaleras arriba. No me llevó mucho tiempo cambiarme
de ropa y coger mi iPod. Cuando volví abajo, ya no estaban. No importaba. Nada
importaba.
Llegué a la entrada corriendo y seguí adelante. Correr siempre había sido una fuga para mí
y lo seguía siendo. No regresé hasta que oscureció y mi cuerpo apenas podía mantenerse
erguido. Cuando volví a entrar, todo el lugar estaba en silencio. Espeluznante. Mis pasos
resonaban en los pasillos.
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Cuando pasé por el comedor, mi madre me dijo desde la mesa: —¿Has vuelto a correr?—
Ella suspiró para sí misma y se puso de pie. —Supongo que no debería sorprenderme.—
Cuando se fue por el pasillo, la saludé por la espalda y luego extendí mi dedo corazón.
Luego volteé los ojos y me fui a mi habitación. Después de ducharme, me senté y encendí
mi teléfono. Sonaba continuamente. Jessica y Lydia estaban en una fogata. No hubo
noticias de Jeff. Luego lo apagué y me metí en la cama.
Mi primer día del año escolar iba a ser agotador. Sabía que todo el año sería así. El fin de
semana acababa de empezar con una explosión.
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CAPÍTULO 3
Era el primer día de regreso y yo era una junior este año. Antes de que pasara el fin de 23
semana pasado, había estado extasiada durante todo el año. Éramos juniors, a un año de
ser seniors. Entonces sucedió y no tenía idea de cómo sería el día.
Mi papá era su entrenador de fútbol en la escuela. Fue amado por muchos padres ricos e
incluso algunas madres. Los chicos lo respetaban. Y mi madre lo había dejado de la noche a
la mañana. Mientras caminaba hacia mi casillero, no estaba segura de qué recepción
recibiría. Si la gente simpatizaba conmigo o me calificaba de puta, la hija es como la madre,
etc. Pero cuando algunos de los capitanes de fútbol corrieron a mi lado sin una segunda
mirada, me pregunté si nadie lo sabía ...
Entonces Jeffrey cayó contra el casillero a mi lado. Su cabello estaba lleno de gomina y me
dio una sonrisa torcida.
—Después de esa gran despedida que me diste el viernes?— Busqué dentro de mis libros.
Él puso los ojos en blanco. —Vamos, Sam. Te envié un mensaje de texto y me disculpé. No
me contestaste nada—.
Me encogí de hombros.
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—Has estado rara desde el viernes. Es como si alguien muriera en tu familia o algo así. ¿Qué
está pasando?—
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—¿Cómo estuvo la fiesta y la hoguera?—
—¿Estoy jugando una carta? ¿Por qué no me dices cuál es, porque no conozco la mano que
me has dado?—
Yo no hice nada. No maldecí, ni suspiré, ni sentí ganas de llorar. Lo que hice fue hacer
retroceder mis hombros y poner mi bolsa en el casillero. Otro día, otra aventura. Di dos
pasos hacia mi clase de inglés antes de que Jessica y Lydia se me acercaran, literalmente.
Todos llevábamos uniformes, pero sus faldas apenas mostraban la parte inferior de sus
nalgas. Muchas chicas tenían lo mismo. Mis amigas tenían sus camisas desabotonadas para
mostrar su escote, mostrando los sostenes de encaje rojo y negro que llevaban cada una.
—Oye…—
Lydia reajustó su camisa para que se viera más de su teta derecha. Estuviste totalmente
ausente todo el fin de semana. ¿Qué paso?—
Jessica asintió con una mirada solemne sobre ella. — Estábamos preocupadas por ti—.
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Ambas asintieron, y luego alguien pasó junto a nosotras y bajó por el pasillo. Sus
expresiones cambiaron de inmediato. Pasaron de seriedad a exuberancia.
Jessica se agarró a mi brazo y se inclinó hacia delante. — Ashley Delacort y Adam Quinn se
separaron este fin de semana—.
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Lydia asintió. — Escuchamos que Ashley se acostó con uno de los hermanos Kade. Adam la
descubrió y la dejó. Era total y público, en la hoguera de Kara la noche anterior. Delante de
todos —.
—Fue así.—
—¿Estabas?—
—Lo era. Fue increíble. Adam era todo grrr y diciéndole pensé que significábamos algo
para ti y ella dijo, lo era todo, lo fue, pero una chica solo puede hacer lo que tiene que
hacer—. Fue increíble. Totalmente. Ojalá hubiera sucedido en cada hoguera —.
—Entonces, ¿Dónde estabas?— Preguntó Jessica, pero sus dos caras se convirtieron en
máscaras en blanco mientras me miraban.
—¿Qué?—
—¿Dónde estabas? Fuimos a tu casa, pero no había nadie allí. Lincoln dijo que tu padre
estuvo en una conferencia durante el fin de semana. ¿Fuiste con él? —
—Tuve compromisos familiares este fin de semana—. Levanté mis hombros. — Se suponía
que no debía decir nada—.
—Sí.—
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—Oh.— Lydia miró a Jessica. —Ellos juegan en el público esta semana. Es posible que haya
ido a una conferencia para obtener más consejos. Ese equipo es, muy bueno—.
Apreté la mandíbula y apreté los dedos alrededor de mis libros. — ¿De qué estás
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hablando?—
—Mason Kade—. Lydia me miró de esa manera. —Es él la estrella de ese equipo. Escuché a
Adam Quinn hablar con Mark Decraw que pensaba que Kade podría convertirse en
profesional algún día. No estoy seguro de Logan, pero se centraron principalmente en
Mason. Creo que le tiene miedo. Es el que hace el placaje, ¿verdad? Él puede placar a Adam
todo el juego, ¿verdad? — Jessica y yo le fruncimos el ceño.
Lydia puso los ojos en blanco. — Eso es lo que escuché de todos modos, que Adam le tiene
miedo a Mason Kade—.
Mis dedos se apretaron más fuerte alrededor de los libros y mis nudillos se pusieron
blancos. Estaba tan cansada de escuchar acerca de los hermanos Kade, cualquiera de ellos.
Y traté de recordar si siempre había sido así, pero nunca me había importado.
Me sentí agradecida cuando mi clase comenzó y traté de evitar a Lydia y Jess el resto del día.
Otro bonus, nadie más parecía interesado en mí. No percibí ningún comentario adicional
sobre mi papá, así que estaba seguro de que no había derramado los frijoles. Todos estaban
más interesados en la ruptura de Doble A, Ashley y Adam.
Y quedé con Jeff para pizza esa noche. Le gustó el buffet, me gustó la barra de ensaladas.
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Una mirada pasó por encima de él. — Sí, sobre eso, ¿por qué lo hiciste? Por lo general te
recojo—.
—Oh. Está bien ...— Su ceño fruncido nunca se fue y luego se inclinó para besarme.
Respiré cuando nuestros labios se tocaron y sentí su mano en mi mejilla. Sus labios eran
suaves y no presionaba. Cuando su pulgar acarició mi mejilla, dejé escapar un suave gemido.
Jeff sonrió y apoyó su frente contra la mía. — Eso estuvo bien, ¿eh?—
—Hemos estado haciendo esto durante tres años. Debería sentirse bien—.
Él se rio y me besó de nuevo. Esta vez fue más insistente, más duro. Me recosté contra mi
coche y Jeff se apretó contra mí. Su mano inclinó mi cabeza hacia arriba y su beso se volvió
más exigente. Cuando me metió la lengua, me aparté.
—¿Qué pasa?—
Él puso los ojos en blanco. — ¿Qué esperas? ¿Es por eso que manejaste aquí para no tener
que besarme?—
—Vamos, Sam. Solíamos ser calientes y pesados, pero los últimos dos meses estas fría—.
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Noté la tormenta en sus ojos, cómo su mandíbula estaba apretada y la rigidez de sus
hombros. Y algo cedió en mí. Esta no era una pelea que quería en este momento. Al menos,
esta no era la pelea que quería.
Me encontré con su mirada ahora. —No es nada, Jeff. Tengo mucho en mi mente—.
—¿Cómo qué?—
—Mira cómo que necesito ponerme en marcha. Mi madre ha estado enloquecida por el
tiempo en familia. Cuanto más tiempo esté con Lydia, más tarde llegaré. Ya sabes cómo es
ella—.
Aun así frunció el ceño, pero asintió. —Sí, está bien. ¿Quieres que te recoja para la escuela
mañana?—
Mientras lo veía irse, me quedé allí. Sabía que estaba siendo una perra, ese no era el
problema. Entonces suspiré cuando mi teléfono vibraba. Lydia quería que me diera prisa,
así que me metí en el auto y conduje.
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Cuando llegué allí, ella estaba saltando como un conejo con metanfetamina. Chilló mientras
me arrastraba a su habitación. — ¡Jessica me dijo hoy que Adam Quinn preguntó por ti!—
—Sí.— Ella sonrió y asintió con la cabeza arriba y abajo. — ¿Puedes creerlo?—
29
Vi como una baba se deslizaba por su barbilla. — ¿Por qué iba a preguntar por mí?—
—Nada.—
Entonces ella agarró mi brazo de nuevo. — Emociónate, Samantha. Puedes dejar a Jeff, por
fin—.
Ella resopló y se echó hacia atrás sobre la cama. Cuando aterrizó con los brazos extendidos,
puso los ojos en blanco. — Como si realmente te importara el chico. ¿Cuándo fue la última
vez que saliste con él?—
—¿Qué pasa con las veinte preguntas? Sí. Cené. Con mi novio. Con quién he estado saliendo
durante tres años—.
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—Oh.— Su boca se cerró, aunque sus ojos todavía estaban muy abiertos.
—¡No te vayas!— Ella gritó y atrapó mi brazo. Luego me sentó con una expresión seria en
su rostro. — Entonces, si Adam Quinn te invita a salir, ¿Dirías…?—
30
—No, tengo novio.— fruncí el ceño. — ¿Qué está pasando contigo? Actúas como si Jeff no
fuera mi novio—.
Ella levantó sus hombros débilmente. — Bueno ... vosotros dos no parecéis estar juntos—.
—Eso es una mierda. ¿Qué está pasando realmente? Siempre me preguntas sobre Jeff, si lo
he visto en las fiestas o lo que sea—. Doblé mis brazos sobre mi pecho.
Lydia tragó. —Yo, solo, yo, nada. Adam Quinn sería un novio mucho mejor que Jeff. Era fiel
a Ashley cuando estaban juntos. Ella no, pero eso no viene al caso. Vamos, no puedes pasar
de Adam Quinn por culpa de Jeff — .
—Uh, sí puedo—.
—Gracias, Lydia—. Me dirigí a mi coche. Cuando cerré la puerta detrás de mí, ella había
dejado de seguirme. Vi que tenía el teléfono en la oreja, así que apagué el mío. Jess llamaría
en un minuto, después de haber escuchado toda la historia de Lydia primero.
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Cuando entré en la casa, estaba oscuro. No había nadie alrededor, pero se dejó un plato en
la mesa de la cocina con un emparedado en una envoltura de sarán. Mi nombre estaba 31
escrito al lado, pero lo pasé por alto y me dirigí a mi equipo para correr. Cinco minutos
después ya estaba de vuelta por la puerta. Esta vez, solo estuve fuera una hora. Sin embargo,
el sudor todavía me corría cuando entré en la cocina por un vaso de agua.
Me senté en la mesa, para terminar porque sabía que necesitaría una recarga antes de subir
las escaleras para ducharme y meterme en la cama por la noche.
Casi había terminado cuando la puerta se abrió de golpe y la risa llenó la habitación. El olor
a perfume y alcohol le siguió detrás. Me dejé caer en mi silla y observé cuando Mason
entraba en la cocina. Se volvió hacia la nevera y metió la cabeza dentro. Logan fue el
siguiente con una rubia envuelta alrededor de su brazo. Su parte superior apenas cubría
nada y exponía el costado de su pecho.
Ninguno de los dos dijo nada. Ninguno de los dos miró hacia otro lado.
Luego se echó hacia atrás, sonriendo. —Mase, hombre, ¿Crees que debería cogerla aquí?
¿Crees que Mama aspirante estaría molesta? ¿Mis cosas junto a sus tazas de té? Oh, un
sándwich—. Él desenvolvió el que me quedaba y lo comió en tres bocados. Cuando terminó,
se tragó un vaso de agua que Mason le tendió y luego se volvió hacia la niña.
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Mason se apoyó contra el fregadero. Nunca rompió el contacto visual conmigo y cruzó los
brazos sobre su pecho. —Puedes tenerla donde quieras—.
Logan le hizo cosquillas en la parte inferior de su pecho y la chica se rio. Luego levantó la
vista, jadeando. Sus ojos vagaron arriba y abajo de Mason mientras preguntaba con voz
ronca: —¿Quieres entrar, Mason? Puedes tenerme también—. 32
Logan se echó a reír y luego le puso una mano en el brazo. —Creo que no. No comparto así.
Eres mía para pasar la noche, muchacha—.
Cuando él la arrastró, ella extendió la mano y pasó un dedo por la parte superior del bíceps
de Mason. Mientras subían las escaleras, ella seguía chillando y no pasó mucho tiempo
antes de que él le dijera que se callara o que mamá aspirante podría despertarse y que
nadie disfrutaría esa noche. Luego la cocina se quedó en silencio.
No había movido un músculo, pero lo hice ahora. Empujé la silla hacia atrás, crucé hacia la
nevera y volví a llenar mi vaso. El pelo en la parte posterior de mi cuello se levantó. Con
movimientos rígidos, me di la vuelta, ignoré la quemadura ardiente de su mirada, y subí las
escaleras. Cuando llegué a mi habitación, cerré la puerta y dejé escapar un largo suspiro de
alivio.
Me sorprendió descubrir que mis dedos estaban congelados alrededor de mi vaso. Pasaron
unos momentos antes de que pudiera aflojarlos de nuevo.
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CAPÍTULO 4
El viernes por la noche vino y se fue. Me quedé, pero la escuela pública de Fallen Crest ganó 33
a Fallen Crest Academy por una aplastante victoria, 32 a 7. Sabía que a mi padre le
rompería el corazón, pero aun así sentí como si me hubiera echado de la casa. Mi escala de
simpatía estaba en negativos. El único punto culminante fue que Jessica y Lydia estaban
tan entusiasmadas con las fiestas que se olvidaron de acosarme para que fuera. Jeff hizo lo
mismo, aunque yo sabía que siempre estaba dolorido por una pérdida. Incluso si no tocaba
desde que era segundo, sabía que estaría más gruñón de lo normal.
Aparentemente, mis nuevos compañeros de cuarto fueron lo mejor del juego. Mason
despidió a Adam el 70% del tiempo y Logan corrió para tres de los touchdowns. Conseguí
todo eso de los mensajes de texto de Lydia.
–Cariño, ¿vas a salir esta noche–Mi madre me encontró a la tarde siguiente. Entró en mi
habitación y se sentó en uno de los sofás con una taza de té en la mano.
Estaba en el baño y acababa de salir de la ducha. Cuando la vi doblar sus piernas por
debajo y esconderlas, como si estuviera sentada con la Reina de Inglaterra, resoplé con
incredulidad. Entonces solté la toalla que había envuelto a mi alrededor y entré en la
habitación.
Me paré y revisé mi armario. Ignorando el escalofrío que corría sobre mi cuerpo desnudo,
saqué un par de vaqueros negros con una camiseta de tirantes negra.
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Ella suspiró detrás de mí. –Supongo que esta eres tú tratando de vengarte de mí, ¿eh?–
Tomó un sorbo. –Debería esperar esto. Malaya dijo que esto es lo que hacen los
adolescentes cuando han sido desplazados de sus hogares, especialmente las niñas. Sólo
puedo preguntarme qué más me tienes reservado.—
Tiré el tanga a un lado y me puse los vaqueros. Entonces me miré al espejo. La boca de
Analise se retorció con el ceño fruncido, pero dio otro sorbo. 34
—¿Te acuestas con ese Jeffrey? ¿Es por eso que te vistes como una ...?—
Sus labios se cerraron por un momento y luego exhaló: — Como una puta.—
Dejó la taza de té a un lado y alisó su falda. — Creo que te vistes como una porque quieres
vengarte de mí. No solías vestirte así.—
—Sí, bueno, yo solía tener una familia.— Agaché la cabeza y me puse la parte superior.
Cuando me quedaba como un guante, justo encima de mis vaqueros, me incliné hacia
adelante para inspeccionar mi cara en el espejo. No era nada grande, tenía el pelo negro y
largo, era delgada y de constitución de corredor, y tenía los ojos desolados.
—Samantha, cariño, me preocupo por ti. Eres tan hermosa y sé que otros chicos lo
notan.—
Mi boca se retorció.
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—¿Cuándo?—
—¿Qué?—
Yo había estado preparada para salir e ignorar cualquier otra cosa que ella fuera a decir,
demonios, lo habría disfrutado, pero su voz suave me hizo parar. Maldije dentro mientras
me daba la vuelta. — Voy a una fiesta con Lydia y Jessica.—
—Oh.—
Quería poner los ojos en blanco. Lo deseaba tanto. — ¿Por qué?— No lo hice.
—Creo que Mason y Logan van a ir a una reunión de amigos. ¿Quizás podrías ir con ellos?
No puedes seguir ignorándolos.—
Su idea de organizar una fiesta era la idea de más de 200 personas. No estaba segura si mi
mamá escogió ser densa o si esto vino de la nueva relación.
Ella suspiró: — Cariño, al menos inténtalo por mí, por favor. Es importante para mí si te
llevas bien con ellos.—
Dejé de hacer lo que estaba haciendo y la miré en el espejo. Si no la hubiera conocido toda
mi vida, habría vacilado ante la mirada rota de su cara. Fue como si hubiera perdido a su
cachorro. Luego me maldije a mí misma. Sabía que estaba vacilando de todos modos.
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—Veré si Jess y Lydia saben de alguna fiesta pública. Estoy segura de que Mason y Logan
estarán allí.—
Se iluminó y me mostró una sonrisa antes de volver a recoger su té. — Significa mucho
para mí, cariño.— Luego me dio un beso en la frente y se fue de mi habitación con su falda
balanceándose alrededor de sus caderas.
Entonces me miré en el espejo otra vez y cambié todo. El negro fue arrojado a un lado y en
su lugar me puse un par de pantalones rosas ajustados con una blusa brillante de color
carne que se adaptaba a mi cuerpo.
Sonreí cuando me di la vuelta y me dirigí hacia afuera. Mi mamá hubiera tenido un ataque
al corazón si hubiera visto el nuevo atuendo.
Jessica frunció el ceño y se torció la camisa con las manos. Los ojos de Lydia se le salieron y
su boca siguió abriéndose y cerrándose como un pez. Finalmente ella comentó: — Te ves
bien, Sam.—
Otro me dio un silbato de lobo mientras que un tercero me preguntó si podía tocarme. El
último me preguntó si iría a cenar, pero sonreí hasta que sentí un par de manos
serpenteando alrededor de mi cintura. Me tiraron hacia atrás contra un cuerpo y un par de
labios comenzaron en mi cuello. Oí la risa y me relajé un poco.
Jeff me susurró al oído: — ¿Podemos ir a algún lado? Entraste por esa puerta y se me puso
dura.—
—Dulces tonterías. Eso es lo que espero de ti—. Le di una palmadita en la mejilla y me fui.
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En ese momento, un tipo irrumpió entre la multitud y aterrizó a nuestro lado, contra el
mostrador. Miró hacia atrás con los ojos vidriosos, pero echó la cabeza hacia atrás y
empezó a aullar. Algunos tipos contestaron y la mano de Jeff me apretó el brazo. Cuando
aumentó y se volvió doloroso comencé a decir algo, pero la multitud se separó en ese
momento.
Mason y Logan caminaron entre la multitud con algunos de sus amigos a su lado.
Caminaron hacia adelante como si fueran los dueños del partido, lo cual se sintió como si lo
hubieran hecho. Era una fiesta pública. Jeff y yo estábamos al lado de las bebidas, así que
se detuvieron. Logan nos echó un vistazo y sonrió, pero se dio la vuelta y agarró una
botella. Empezó a servir bebidas mientras Mason tomaba una que alguien le ofrecía. Sus
ojos estaban centrados con los míos.
Lydia nos encontró en un cuarto trasero más tarde. Ella agarró un vaso en su mano con
una neblina de borrachera sobre sus ojos. — ¿Los viste?—
Jeff gimió. Tenía una mano enrollada alrededor de mi cintura y había estado besando mi
cuello durante la última hora. Se alejó y ahora se cayó contra el sofá.
—¿Ellos? —
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Lidia se desmayó, — Mason es tan hermoso. Tal vez debería decirles que estuve en la
gasolinera esa noche. Apuesto a que entonces hablaría conmigo. Tal vez lo haga. — Se veía
esperanzada mientras escaneaba la habitación.
—Estoy bastante seguro de que subió hace media hora con una rubia—, dijo Jeff.
La emoción volvió a estallar cuando Lydia se dio la vuelta. — Está en el fondo jugando al
billar con Logan Kade. —
—¿De verdad? —
Mientras yo fruncía el ceño después de él, Lydia tomó su asiento. — No está jugando sólo
con él, sino con un montón de otros. Estoy seguro de que ni siquiera se fija en ella, pero tal
vez. Tal vez empiecen a tener citas. ¿Te lo puedes imaginar? ¿Ser la novia de Logan
Kade?—
Ella frunció el ceño. Algunas de las neblinas borrachas trataron de aclararse. —¿Qué
quieres decir? ¿Has hablado con él?— Luego asintió con la cabeza. —Eso tendría sentido.
Estabas ahí fuera. Lo viste todo. ¿Te amenazaron? Nunca has dicho una palabra sobre los
coches bomba. La gente no sabe que fuiste testigo de todo. Apuesto a que te dijeron que te
callaras, ¿no? —
Ella continuó: — ¿Te imaginas que te amenazaran? Me costaría mucho intentar no saltar
en sus brazos. Mason es tan soñador...—
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— Lydia—
Me dio una sonrisa tonta. —¿O te acostaste con ellos? No te culparía, especialmente con
Jeff. A quién le importa, ¿verdad? —
Logan entrecerró los ojos con la boca en una línea firme. Vi cómo sus manos agarraban la
cerveza más fuerte. Y luego me fui furiosa. No me importaba si lo cabreaba o no. Diablos,
me hubiera gustado eso.
Traté de dirigirme a la puerta principal, pero había mucha gente. No dejaba de perderme y
subí por las escaleras. Estaba vacía y era un lugar donde podía recuperar la cordura. Sin
embargo, mientras empujaba a una habitación vacía, no esperaba encontrar a Jeff en la
cama con otra chica.
Miró por encima de su hombro frunciendo el ceño, pero sus ojos se abrieron de par en par.
La chica se retorció desde abajo y trató de bajar la parte superior del tubo negro. El
pintalabios estaba manchado en ambas caras.
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—Ni siquiera me sorprende.— Hablé con voz tranquila. Mi corazón estaba acelerado.
Sabía que mi cara debía estar roja porque sentí que mi sangre hervía. Mis brazos, piernas,
rodillas, todo temblaba y temblaba, pero mi voz sonaba como si hubiera preguntado si
estaba lloviendo. 40
Se detuvo y me miró.
—Sí—, me había reído y recorrido una mano hacia el dormitorio. —Estabas besándote con
otra chica. —
Una puerta se abrió tras él. Era silencioso, tan silencioso que, si no lo hubiera visto, no
habría sentido su presencia. Mason salió con una rubia flaca en el brazo. Ella parecía
incapaz de pararse, pero vi su mano agarrada por debajo de sus piernas y él la levantó
contra él. Ella se colgó del cuello de él y apoyó la cabeza contra su pecho con una sonrisa
contenta en su cara. Entrecerró los ojos cuando me vio.
—Sí, bueno, me engañaste toda la noche.— Me hizo un gesto. —Mírate, Sam. Estás muy,
muy buena. Y no consigo nada. He sido tu novio durante tres años. Me ha llevado un
maldito año y medio ver tus tetas. —
Pasó una mano por su pelo desordenado. —Cambiaré, Sam. Tengo que hacerlo. Te amo. —
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—Tres años. Eso tiene que significar algo. Por favor, Sam.—
—Tú no me amas. —
Parecía dispuesto a discutir, luego algo le pasó por encima de la cara, y en su lugar salió un
gruñido. —¿Por qué no te bajas del caballo? Bien, hemos terminado. Ni siquiera voy a
besarte el culo. No me ha hecho nada en los tres años que llevamos saliendo o los dos que
me llevó conseguirte. Puedo ser la mitad de un buen tipo para ti y no tengo problemas para 41
Me he preparado yo misma.
Escupió: —Eres una zorra de clase alta que no es de clase alta, Sam.—
Mason levantó la cabeza. Sus ojos permanecieron entrecerrados a rendijas, pero no hubo
otra reacción por su parte. Su cara era una máscara en blanco.
Aparte mis ojos de los suyos y encontré a mi pronto ex-novio en un resplandor. —¿No
quieres saber con quién he estado? ¿No tienes ni idea?—
—Eso te hace ver como una tonta.— Una sonrisa cruel se le apareció. Se metió las manos
en los pantalones y una mirada de orgullo se apoderó de él.
Se quedó callado. —Sí, estás jodida, Sam. Nunca he conocido a otra chica que se quedaría
con un chico si fuera infiel todo el tiempo. —
Se volvió a reír. El sonido que hacía me daba escalofríos en la columna vertebral. —No
tienes ni idea de con quién, ¿verdad? Tienes mal gusto para las amigas.—
—Jess.—
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Jeff se rio y agitó la cabeza. —Estaría aquí arriba con ella si no estuviera tan obsesionada
con Kade. Desde el atentado al coche, es de lo único de lo que hablan. Le dije que se
enderezara. Los hermanos Kade van a caer. Incendiaron esos autos. La policía tiene que 42
saber...—
—Yo estaba allí. Estaba afuera y tú no sabes nada. Jessica y Lydia estaban dentro. No
vieron nada. Estaban borrachas esa noche. —
Mason retrocedió un paso. La chica de su brazo levantó la vista con preocupación, pero un
momento después se acomodó contra su pecho.
—No importa. Tendrán lo que se merecen. — Su boca se acurrucó en una fea mueca.
Le di una bofetada. Cuando terminó, su cabeza se echó hacia atrás y me miró fijamente, con
los ojos muy abiertos. El aire se había vuelto espeso, tenso. Me costaba respirar. Luego me
giré y me fui. Esta vez encontré la puerta principal y me fui. La mano con la que le di una
bofetada incluso después de llegar a casa y arrastrarme a la cama. La metí debajo de mí y
traté de dormir.
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CAPÍTULO 5
Cuando amaneció, me levanté de la cama y salí a correr. No duré mucho, cuatro o cinco 44
millas, pero bajé la velocidad para caminar y no regresé a casa hasta el mediodía. Cuando lo
hice, me sorprendió encontrar un montón de autos estacionados en la entrada y en la
carretera. Luego me dirigí al patio trasero y vi una multitud de gente en el área de la piscina.
La puerta de la pared divisoria estaba abierta y había más gente en la playa.
Luego revisé mi teléfono, después de ducharme y me comí unas cuantas galletas. Lydia y
Jessica querían saber adónde había ido después de la fiesta y por qué no me había
despedido. Apagué mi teléfono. No había nadie más que me importara que pudiera llamar.
Cuando me dirigía a la cocina, Mousteff estaba allí con el delantal blanco de chef y también
llevaba un sombrero. Blandía un cuchillo cortador y señalaba a la mesa que tenía ante él.
—Siéntate—, gruñó.
Me senté.
Cortó un poco de carne y la puso entre dos trozos de pan casero. Perejil y tomate fueron
colocados a un lado antes de que él pusiera el plato frente a mí. Un cuchillo y un tenedor
fueron clavados a su lado, junto con un vaso de agua.
Una manzana fue cortada a continuación. Puso el cuenco a mi lado, se dio la vuelta y se fue.
No lo vi por el resto del día.
Después por la tarde, volví a la cocina por un poco de agua. Cuando pasé por el patio, volví a
asomarme y vi que el grupo no se había ido. Habían encendido una hoguera en la playa y la
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mayoría de la gente estaba alrededor. Sonidos bajos y fuertes se escuchaba a través de las
ventanas. Se hizo más ruidoso cuando una puerta se abrió y se cerró.
No miré, pero Mason se acercó a mi lado, llegó a mi alrededor y sacó una jarra. Cuando él se
retiró para sacar un vaso, dejé escapar el aliento. No sabía que lo había estado sosteniendo.
Extendí una mano hacia mi estómago y fruncí el ceño. ¿Qué demonios estaba haciendo?
Entonces la puerta principal se abrió y oímos a Logan gritar: —¡Por fin! ¡Amigo!—
La risa masculina respondió. Cuando Mason dejó de mirar por la ventana de la cocina, tomé
su lugar y vi a Logan tratando de tirarse sobre un tipo. No lo reconocí, pero ellos tenían
muchos amigos. Era alto, medía más de 1,80 metros y su pelo negro azabache coincidía con
el de Mason. Los dos casi parecían gemelos. Mientras él salía a saludar al recién llegado,
ambos se abrazaron con una sonrisa en la cara. Era tan genuino, que apreté mis manos
alrededor de mi vaso y me di la vuelta.
No salí de mi habitación el resto del día. Cuando lo hice, eran más de las diez de la noche. La
fiesta seguía siendo todo un éxito en la playa. Nadie estaba al lado de la piscina y eso me
sorprendió. Luego revisé mi teléfono y me arrepentí. Lydia me envió un mensaje: —Jeff dijo
que ustedes terminaron. ¡LLÁMAME! —
Mi cuerpo estaba cansado, así que no hice nada el domingo, excepto los deberes que tenía.
Una vez escuché la voz de mi madre cuando me aventuré abajo, pero Mousteff me dijo: —El
señor y la otra se han ido por un día. Cocinar en las ciudades es mejor que cocinar en casa.
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A nadie le importa. Come tú. — Y tiró un tazón de sopa frente a mí con unas galletas a un
lado. Cuando volvió a la cocina lo oí murmurar para sí mismo.
Era tarde cuando oí a Mason y Logan en el pasillo. La voz de un tercer hombre estaba con
ellos, así que asumí que era el tipo de antes.
—No, hombre. Esa es su habitación. Estás hospedado en el ala este—. La voz de Logan se
oyó por el pasillo. 46
Cuando me fui a la escuela, Mousteff extendió la mano al pasar. Me sostuvo una bolsa
marrón y ladró: —Come. El Almuerzo. —
Lo tomé y hubo más murmullos cuando me fui. No pude contener una pequeña sonrisa,
pero se había ido cuando Lydia y Jessica me atraparon en mi casillero.
Jessica frunció el ceño y reajustó la sujeción de sus libros. —Ya no respondes a mis
llamadas. No eres una buena amiga—.
La vi irse, pero cuando Lydia se quedó, le dije: —Tú los cubriste. Una perra desleal es lo
mismo que cualquier otra perra desleal. Lárgate, Lydia. No quiero tener nada que ver
contigo—.
Colgó la cabeza, pero levantó la vista rápidamente. Sus pies se arrastraron en su lugar y ella
dijo en silencio antes de salir corriendo: —Adam Quinn te va a invitar a salir. Todo el
mundo habla de ello. —
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Miró a su alrededor y luego se quitó los rizos rojos de la cara. No importó. El cabello
encrespado se aferró a su piel. A ella no pareció incomodarle. Su excitación no pudo ser
contenida cuando se inclinó hacia adelante. Su gordito codo empujó el mío de la mesa. —Tú
y Jeff Sallaway rompieron, ¿verdad? — 47
Un chillido agudo la dejó. Sonaba a risa. —Él estaba preguntando a tus amigas sobre ti este
fin de semana. —
—Oh. — Sus ojos no paraban de moverse. —Entonces, ¿vas a decir que sí?—
Se movió en su asiento. —Sólo a través del matrimonio. Mi madre se casó con el hermano
de su padre. ¿Vas a salir con Adam Quinn? —
Su boca se abrió un segundo antes de que sus pálidas mejillas blancas coincidieran con el
color de su pelo. —¿Ese insignificante? Es un perdedor. No como Adam Quinn—.
¿Y ella no lo era? Puse los ojos en blanco. —¿Por qué te importa tanto? —
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—Mejor que esas dos. Jessica Larsen ha estado celosa de ti desde sexto grado cuando
Forrest Adams pensó que eras linda y Lydia Thompson no tiene el carácter para ser una
buena amiga. Siempre hace lo que Jessica le dice. Todo el mundo lo sabe. Siempre me he
preguntado por qué no lo sabías—. 48
Sonó la campana y deslice mi silla hacia atrás. —¿Por qué no dices que sí por mí? —
Ella se apresuró a alcanzarme cuando yo empecé a asumir mi camino para salir por la
puerta y llegar a mi casillero. El día había sido largo y yo necesitaba una buena carrera
agotadora.
Jadeando, intentó mover su cabello otra vez. —¿Realmente quieres que lo haga? Iré a
buscarlo ahora mismo. —
—Claro—.
Cuando ella se detuvo y se dirigió hacia un lado, yo seguí adelante. La chica era un
fenómeno. Pero entonces un fenómeno diferente se metió en mi camino.
Ella inclinó la barbilla hacia arriba y sus ojos azules brillaron. Mientras volteaba su cabello
rubio sobre su hombro, ella respondió: —Samantha—.
Empecé a moverme.
Ella me bloqueó.
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Ya nada me sorprendió. —Eso fue rápido. ¿Ustedes dos se han estado moviendo y botando
por un tiempo? — Luego le di una sonrisa. —¿Eres una destroza hogares? —
Entrecerró los ojos. —Jeff me invitó a salir anoche. He decidido salir con él. —
La parte inferior de la blusa de su uniforme empezó a subir por su cintura. Se agachó para
49
bajarlo, pero se detuvo. Una sonrisa de satisfacción le llegó y lo dejó subir aún más. Una de
sus manos se movió hasta la parte inferior de su falda. La bajó una pulgada para que
aparecieran los huesos de sus caderas, junto con la tanga negra que llevaba puesta.
—Mírate—, ronroneé. —¿Quieres ser Britney Spears? Ponte las trenzas mañana. Estoy
seguro de que a Jeff le encantará—.
—Ese es el espíritu. —
Su sonrisa engreída se le escapó un poco. Sabía que era animadora, lo había olvidado.
—Sabes que me engañó con mi mejor amiga durante dos años, ¿verdad? —
Me reí. —¿Él no va a engañar contigo o no te engañará a ti? Estoy segura de que ambos
casos sucederán. —
—Jessica Larsen ya no se acostará con él. Sólo lo hizo para vengarse de ti y por lo que he
oído, está a punto de conseguir que Logan Kade salga con ella. —
—Sí. — Eché la cabeza hacia atrás y me reí. —Tendrás más suerte si piensas que Jeff no te
engañará—.
—Hace años que me quiere.— También se bajó el otro lado de la falda, reajustó la sujeción
de los libros y arqueó ligeramente la espalda. Sus pechos estaban en exhibición mientras la
gente pasaba; los chicos se habían detenido hace un rato y estaban observando. Escuché los
susurros y supe que esto estaría por toda la escuela, probablemente ya lo estaba.
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—¿Y tú eres la Meca de sus sueños de citas?— Capte a Becky en la lateral. Sus mejillas
estaban inflamadas y señaló hacia la esquina. Cuando miré, vi a un confundido Adam Quinn
contra la pared con algunos de sus compañeros de equipo de fútbol. Se quitó el pelo rubio
de los ojos y se rascó la frente.
Entonces Ashley DeCortts empujó a través de la multitud. Se puso de lado de Jill y la tocó en
el brazo. —¿Qué estás haciendo, Jill?— 50
Puse los ojos en blanco y resoplé. —¿Estás bromeando? Puedes quedarte con Jeff. No lo
quiero de vuelta—. Luego lo pensé de nuevo. —No he querido a Jeff desde hace un par de
años. —
Alguien jadeó. Alguien se rio. Y me di la vuelta para irme, pero me detuve cuando lo vi justo
detrás de mí. Una mirada herida se hizo evidente cuando se encontró con mi mirada
durante un segundo.
Cuando vi que la puerta del vestuario de los hombres estaba abierta y no había nadie
dentro, entré sin pensar. La oficina de mi padre estaba en la parte de atrás y su puerta
estaba abierta. Me detuve en la entrada. Rara vez venía a su oficina por el lugar donde
estaba, pero tome una respiración profunda. Yo estaba allí ahora.
El pequeño baño que se unía a su oficina tenía la puerta cerrada. El inodoro tiró de la
cadena y un momento después salió, secándose las manos.
—Hola. — Miré por encima de mi hombro. Voces masculinas recorrían la habitación y las oí
acercarse, así que cerré la puerta y me senté en una de sus sillas.
Abracé mis libros en mi regazo. —No te he visto desde que nos mudamos. —
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—¿Cómo estás? —
Una pequeña sonrisa apareció. —Estoy bien. Yo soy el que se supone que te debe preguntar
cómo estás. — 51
Uno de mis hombros se encogió de hombros. —Yo no soy el que se está divorciando—.
—Jeff y yo rompimos. —
—¿Oh? —
Mis manos se retorcieron frente a mis libros y miré hacia abajo en mi regazo. —Con Jessica.
La recuerdas, ¿verdad? —
Hubo silencio.
Seguí adelante, —Durante dos años y Lydia lo supo. Ella les ayudó a mentir sobre ello. —
Esperé y luego, después de un minuto, me preguntó en voz baja: —¿Por qué me dices esto,
Samantha? —
—¿Qué quieres decir? — Miré hacia arriba ahora. Necesitaba algo; lo estaba buscando en él.
Pero no sabía muy bien qué.
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Se volvió a congelar. Su dedo dejó de dar golpecitos. Y luego sacó una profunda respiración
y bajó la cabeza un momento. Cuando volvió a levantar la vista, retrocedí. El dolor era tan
claro, tan evidente en sus ojos. Me quedé sin palabras por un momento.
¿Mintiendo? —¿Papá? —
52
Cerró los ojos y miró hacia otro lado. —Yo no soy tu padre. —
Me reí.
—Lo digo en serio, Sam. No soy tu padre biológico—. Volvió a mirarme a los ojos.
Algo se rompió. Levanté la mano y vi sangre que corría por debajo de mis uñas.
—¿Qué? — Levanté la barbilla erguida. No pude verlo. Se había difuminado y ahora había
dos de él. Estaban empezando a nadar alrededor.
—Suéltate. —
Luego se levantó y rodeó mi silla. Él me levantó por la fuerza la otra mano y había más
sangre en esa. Dos de mis uñas no estaban.
Mi cabeza se estrelló contra mi regazo y jadeé por respirar. De ninguna manera. No había
forma de que...
Se oyeron pasos que volvían y las manos me levantaron en el aire. Ahora había más caras,
pero no les presté atención.
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Me pusieron de espaldas y me levantaron las dos manos en el aire. Sentí que se les vertía un
poco de líquido frío mientras hurgaban y pinchaban. Miré el techo. Los azulejos blancos
sobre mí parecían como si se estuvieran burlando de mí.
—Sam. Lo siento—. Su voz estaba amortiguada cerca de mí. Su mano apartó un poco de mi
cabello de mi frente. —Ella me hizo guardar ese secreto toda tu vida. Debería habértelo 53
Los pasos estaban volviendo. Esta vez fueron más fuertes. Mi cabeza volteaba hacia un lado
y vi a una enfermera y a otro hombre corriendo hacia mí, parecía que se movían por el aire.
Algunos tipos estaban detrás de ellos.
Frunció el ceño y cerró los ojos. Parecía que tenía problemas con algo y cuando los abrió, se
veían sombríos. Se veía como yo me veía ahora. —Sí, Samantha. Supongo que lo soy. —
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CAPÍTULO 6
Sacudí la cabeza en aprobación y me puse de pie. Cuando llegamos a su auto, hice un gesto
de dolor al intentar abrir la puerta. Becky siseó y me sacó del camino. Ella me abrió la
puerta, y luego subió de su lado. Al arrancar el auto, murmuró: —¿Y esperas poder volver a
casa así? Ni siquiera puedes abrir una puerta. Estás loca. —
—Lo soy y estoy diciendo la verdad. Estás loca.— Eso me hizo callar.
Su voz tomó una nota embelesada. — ¿Viste cómo Adán se cernía sobre ti? Fue tan
romántico.—
— ¿Cómo? —
— ¿Qué? —
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—Bueno... Vale, estoy siendo honesta, pero no eras fabulosa antes. Quiero decir, siempre he
sabido quién eres. Somos compañeras de laboratorio, en serio, pero no importaba. Pero
algo cambió en ti este año. No tengo idea de qué, pero es como si ya nada te importara—.
Cuando entramos en una cafetería, ella se rio. —Luego apareciste en la fiesta con ese traje.
Suena estúpido, lo sé, pero hay algo en ti, como si fueras un misterio o algo así. Todos
sabían que Jeff te quería con fuerza esa noche. Y todos saben que te ha estado engañando. 55
Luego apareciste hoy y rechazaste esas patéticas excusas de amigas. —
—¿Estás obsesionada conmigo?— Mis manos estaban empezando a latir. Tomé aliento
cuando traté de flexionar una mano, pero me detuve de inmediato. ¿Qué demonios había
hecho?
Se rio con otro de esos chillidos agudos y volvió a sacudir los rizos rojos.
—Um, no. ¿Estás loca? Digo, lo estás, ¿pero lo estás? — Debilitando su risa. Se volvió hacia
mí en el auto. —Conozco a Adam de toda la vida. Es mi vecino y es un buen tipo. Es uno de
los buenos. Me emocioné cuando rompió con Ashley. —
Sus mejillas se enrojecieron y sus manos empezaron a moverse en su regazo antes de tirar
de su falda más allá de sus rodillas. Murmuró algo entonces.
—¿Qué? —
Cuando volvió a mirar hacia arriba, su cara estaba roja. —No soy lo suficientemente buena
para él. Estoy gorda. Lo sé. Todo el mundo lo sabe. Tus amigas me llamaban hipopótamo
todos los días, todavía lo hacen. —
Fruncí el ceño.
—De todos modos, estoy feliz de que le gustes. El año pasado no creí que tuvieras pelotas.
Quiero decir, mira quién eras. Tenías dos miserables amigas y un novio aún más miserable.
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Eran todos unos miserables a tus espaldas. Algunas personas pensaron que eras estúpida o
que tenías necesidades especiales o algo así.—
Ella se iluminó. —Ahora eres increíble. Jill Flatten trató de diezmarte y te alejaste de ella,
tan fácil como si fuera un pastel. Nadie hace eso. Y también la hiciste quedar como una
estúpida—. 56
Sonreí. —¿Vas a invitarme a cenar ahora? Todos estos halagos, luego me llevas, ¿ahora es la
parte de la comida? ¿Qué es lo siguiente? ¿Una película y un trago?—
—Relájate.— Cogí una de sus manos, pero hice una mueca por el contacto. Mis manos iban
a estar delicadas por un tiempo. Me tragué el dolor. —Siento no estar tan emocionada por
Adam Quinn. Yo no lo conozco. Nunca me ha importado conocerlo tampoco. —
Se volvió hacia la ventana y murmuró en voz baja: —Sólo es el mejor de la escuela. Eso es
todo lo que es—.
Una esquina de su boca se movió. —No le gusto de esa forma. Está interesado en ti. —
—Oh. — Ella corrió alrededor del auto y abrió mi puerta. Cuando entramos, ella empezó a
saltar arriba y abajo. —Recogí una solicitud de trabajo aquí. Espero trabajar aquí. Creo que
sería increíble. Todo el mundo guay viene aquí, ya sabes. —
—Hace un mes. —
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Su sonrisa se oscureció cuando nos acercamos al mostrador. —La chica dijo que el personal
estaba completo, pero que llamarían cuando tuvieran alguna vacante. —
—Me hiciste pedazos, por como permití que la gente me pisoteara el año pasado. Si somos
amigas, entonces sigue mi consejo. No dejes que este lugar te pisotee. — Empujé la puerta y
empecé a salir, pero una pared se estrelló contra mí desde un costado.
Grité y parpadeé entre lágrimas por el repentino dolor. Me atravesó con una lanza, pero
unas manos me agarraron los hombros y me hicieron a un lado.
Tomé aliento a través de los dientes y traté de adormecer el dolor. Sentí como si fuera
fuego mientras me abría los brazos y atravesaba las piernas. No pude ver ni por un
momento cuando más lágrimas amenazaban con derramarse.
— ¿Le arrancó los ojos a una chica o algo así? — La misma voz se rio y otra voz masculina
se unió.
—No sé. No me lo dirá.— La voz de Becky se había vuelto suave, incluso débil.
Se me habían pasado las lágrimas y pude ver quién estaba delante de nosotros.
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Mason estaba al frente con Logan a su lado y su amigo al otro lado. Logan había sido el que
preguntó. Su amigo aún se reía. Y Mason me miró con ojos impenetrables.
Yo fruncí el ceño.
Becky había estado observando la acera, pero movió la cabeza. —No. Lo sé. He estado
58
tratando de razonar con ella para poder llevarla a casa, pero no me deja...—
Me sacudí la mano de Mason. Había estado sujetando mi codo y me alejé. —Estoy bien. —
Esquivé su auto.
—Estoy bien,— repetí con los dientes apretados y cuando doblé una esquina, empecé a
correr. Olvidé mi iPod y mis zapatillas de correr, estaba agradecida de haber usado
zapatillas de deporte en la escuela ese día. Yo sólo correría a casa.
Y lo hice, o lo intenté. En la milla diez, bajé la velocidad para dar un paseo. Me duelen las
piernas por las zapatillas y la espalda por el bolso. Cuando un auto se ralentizó a mi lado,
gruñí cuando miré hacia atrás. Estaba lista para cualquiera, pero David se detuvo a mi lado.
Se acercó y abrió la puerta del pasajero y me subí, aunque mi cuerpo estaba rígido.
Encendió el aire acondicionado y volvió a arrancar. Luego apagó la radio y se echó hacia
atrás. Su voz estaba cansada. —Vi tu auto en el estacionamiento y me preguntaba cómo
llegarías a casa. —
—Entonces recordé lo que dijiste sobre Jeff, Jessica y Lydia. ¿La gente sabe que te estás
quedando con los Kades? —
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—Sí, me lo imaginaba. — Miró el camino y su voz se distanció. —Siempre fuiste tan terca y
orgullosa. Solía preocuparme por tu orgullo, incluso cuando tenías tres años. Siempre le
dije a Analise que te haría o te rompería. No estoy seguro de cuál es...—
El auto giró en una intersección. —Sé que tienes preguntas, pero no estoy seguro de que
sean preguntas que pueda responder. Analise siempre quiso que me callara, así que lo hice. 59
Yo la amaba. Y ahora... —
Parecía no tener emociones, pero luego se volvió y se llevó una mano a la boca. —Lo
hice. — Estaba sofocado. —Lo hice, Sammy.— Y respiró hondo. —Escucha, si quieres puedo
llevarte a la escuela mañana. Sé que no se lo pedirás a nadie y que no tienes tu auto ahora
mismo. —
—Estaré aquí mañana a las siete de la mañana, en punto. No necesitas llamar ni nada. En
realidad, no llames. Te estaré esperando. —
Asentí con un movimiento de cabeza. Rodeó el auto y me abrió la puerta. Cuando me bajé y
usé el codo para cerrarla, me dijo: —Hasta mañana, Samantha. Duerme un poco esta
noche—
Él se fue velozmente y subí por la entrada de la mansión. Sólo había un auto aparcado
delante, el nuevo descapotable de mi madre que había comprado la semana que nos
mudamos. Mi corazón empezó a latir de nuevo cuando entré. Y entonces oí su voz. Se hizo
más fuerte hasta que la encontré en una habitación parecida a una biblioteca, de espaldas a
mí. Tenía un teléfono presionado en la oreja.
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—Sí, cariño. Ya lo sé.— Pausa. —Oh, estoy segura de que estarán bien. Samantha se está
adaptando muy bien, bueno, no.— Suspiró. —Estoy segura de que no es tan mal chico.
Mason parece muy seguro de sí mismo. No, ya lo sé. Sí…vale, cariño. A mí también me
gustaría mucho. —Escuchó a la otra persona durante un minuto. —Todo saldrá de
maravilla. Te lo prometo. —
Luego se rio. El sonido se deslizó por la habitación y me sacudió. Salté hacia atrás y traté de 60
bloquear el dolor por movimiento.
Abrí los ojos a tiempo para verla dar la vuelta. Sus ojos se abrieron de par en par una
fracción de pulgada. —Cariño, no sabía que estabas allí. ¿Cómo estás? —
Luché contra la necesidad de vomitar. Todas las acusaciones, todas las preguntas que tenía
se me fueron por la garganta entonces. No quería oír sus mentiras. Tampoco estaba segura
de sí podría soportar más promesas falsas que salieran de su boca.
—Estaba tratando de abrir una puerta, estaba atascada, y alguien la cerró con un golpe
desde el otro lado. No vieron mis manos—.
—Nada.— Agitó la cabeza y sonrió. —Los chicos volverán pronto a casa. Tenían práctica
que se les hizo tarde, pero James y yo queríamos tener una cena familiar. ¿Qué te
parece? —
—Apesta. —
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Pasó junto a mí. —¿Crees que les gustará el pastel de carne? Parece que les gusta la carne,
¿tal vez la pasta? ¿Pollo y pasta? El chef se fue a casa, yo le pedí que se fuera. Quería cocinar
esta cena yo sola. —
Se volvió al llegar a la cocina. — ¿Quieres ayudar, cariño? Podrías hacer tu famoso plato de
judías verdes. Siempre hiciste eso para Jeffrey. — 61
—¿Puedo invitarlo? —
Su risa rebotó en las paredes. —Oh, cariño. Eres tan graciosa. Lo sacaste de tu padre. David
puede ser gracioso a veces. —
Cuando me puse mis zapatillas de correr con mi iPod en el brazo, golpeé contra la acera.
Mientras corría por la entrada, el Escalade negro de Mason se detuvo. El amarillo de Logan
se quedó atrás, pero no miré a ninguno de ellos y empecé a correr.
Tendría que volver. Eso ya lo sabía. No podía seguir huyendo de mi mamá o de lo que les
había hecho a nuestras vidas, pero por ahora era así como iba a lidiar con la tormenta que
estaba sucediendo dentro de mí.
En ese momento, no me importaba cuando volver a casa. Podría pasar mucho más allá de la
medianoche antes de que regresara, preferiblemente cuando todo el mundo estaba
dormido. Entraba, dormía y salía a hurtadillas. Respiré profundamente y elevé mis brazos
en el aire. Esta iba a ser mi vida, hasta que todo se estrellara bajo nuestros pies.
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CAPÍTULO 7
Era tarde cuando entré cojeando. En este punto, con mis manos ensangrentadas, las 62
piernas débiles y lo mucho que había estado corriendo, era hora de admitir que necesitaba
aminorar. El adormecimiento no fue la forma más saludable de manejar los cambios
recientes en mi vida, pero no estaba segura sí me atrevía a elegir otra opción. Hablar nunca
había sido mi fuerte.
Podía sentir el enfado de Analise desde donde estaba y aún no había mirado.
Tenía la cara blanca, los ojos tensos, la boca apretada y los brazos cruzados sobre el pecho.
Mi madre nunca se cruzaba de brazos, era considerado poco femenino y demasiado
conflictivo. Entonces su pie empezó a golpear el suelo.
Hizo un sonido de asco y siseó al mismo tiempo. —¿Volvemos a esto? Sabías que mi
matrimonio no estaba funcionando. Deberías estar feliz por mí, Samantha. —
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Sus ojos amenazaban con salirse y suspiró dramáticamente. Cuando ella habló, estaba
fuertemente controlada, —¿De qué estás hablando? —
63
—Eres la persona más falsa que conozco. ¿Por qué estás realmente enojada? ¿Es porque
me perdí tu preciosa cena familiar? —
Mis ojos se estrecharon —Tanto que no soporto ser falsa. Soy real todo el tiempo, mamá.
Felicitaciones. No tengo amigos por eso. —
—¿Soy falsa? —
Había una calma en mi madre. Su enojo era tan vigoroso, pero ya no me importaba. Me
dolía el cuerpo. Me dolían las manos. Y estaba cansada, tan cansada de todo.
Me encontré con su mirada y mis manos formaron puños. —¿Qué es lo que quieres? Dime,
que quieres que diga para poder irme a dormir. —
—Lo dudo mucho. — Empecé a irme, pero ella me cogió del brazo.
—Ya no más. Me mudaré tan pronto como tenga 18 años. Eso es todo lo que necesitas
saber de mí. —
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—¿Qué? — jadeó.
—Tú no vivirás con él. — Tuvo que respirar para calmarse. Sus brazos empezaron a
temblar, su barbilla estaba agitada. Sus ojos se aferraron a los míos de una manera
suplicante, dividida entre suplicar y mandar. 64
—¿No tiene derecho a verme? ¿No tengo derecho a verlo? ¿Por qué siempre es a tu
manera? No me diste otra opción. Dijiste que nos mudaríamos y lo hicimos, así de fácil.
Nos mudamos porque tú lo dijiste. Bueno, yo no quiero estar aquí. No quiero ser parte de
la familia de tu novio. Esto es cosa tuya, no mía. —
—Eres mi hija. —
—¿Lo soy? ¿Estás segura de eso? ¿Cuántas noches hemos comido juntas desde la
mudanza?—
—Yo quería...—
—Habría sido una vez, esta noche. Y es porque es lo que tú querías, no yo. Dejaste de ser
mi madre en cuanto nos mudamos aquí. El único papel que cumples es el de su novia como
la aspirante a esposa de James Kade. —
Analise se puso blanca alrededor de su boca. Sus brazos se levantaron, pero los obligó a
bajar. Sus brazos se sacudieron y sus manos empezaron a temblar. Se ahogó y dijo— Me
respetarás...—
—Soy tu madre...—
—Ojalá no lo fueras...—
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Ella me abofeteó.
El dolor me adormecía. Y una parte de mí quería más, pero le dije: —Si me vuelves a
abofetear, te devolveré el golpe. — 65
—Oh— me mordí. —Bueno, entonces lamento que tú hija no estuviera allí para
representar tú lado de la familia. Tenía a sus dos hijos, ¿verdad? ¿Su amigo también? —
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Me reí, me burlé. —Y miraste a tu lado de la mesa y ahí estaba mi silla vacía. Fuiste
humillada, ¿verdad?—
—Me siento humillada cada día que pasamos aquí. Me humilla que hayas dejado a papá por
esto...—
66
—Cuidarás tus palabras. —
—No lo haré. ¿Por qué debería hacerlo? Tú no cuidas la tuya.— Presione un puño en el
costado de la cara. Mi mano se había entumecido y me reí. Rugió desde el fondo de mi
estómago y gorgoteó. El sonido me dio escalofríos en la columna vertebral. —Te amo. Me
estoy divorciando— Una pausa. Levanté la vista y le sostuve los ojos. —Tu padre te
ama.—
Sus ojos se abrieron de par en par y volvió a palidecer. Esta vez estaba blanca como una
sábana.
Respiré hondo, uno para calmarme, pero la tormenta empezó a invadirme. —Tu padre
siempre te amará. Siempre te amaré. Yo te protegeré. Te pondré en primer lugar en mi
vida.— Mi boca se retorció en una fea sonrisa. —Todo era mentira, ¿verdad, Analise? —
—¿Por qué te casas con él? ¿Sólo quieres encontrar un nuevo papá para mí? ¿David no
podía seguir mintiéndome?—
—Basta— hablé bruscamente. Su boca se cerró y me miró. Una lágrima se les vino a los
ojos.
—No puedes sentirte mal por ti misma.— Todo mi cuerpo empezó a temblar. —Ojalá
nunca hubiera nacido—
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Ella abrió su mano y golpeó mi mejilla. Esta vez me golpeó en la nariz y cuando mi cabeza
fue arrojada hacia un lado, probé la sangre. Levanté la vista, sentí que mi interior se
agitaba y apreté mi mano. Tiré todo mi cuerpo hacía atrás.
La vi en cámara lenta. Ella miró de mi cara a mi mano y su boca formó una pequeña O. Sus
ojos se abrieron de par en par, pero entonces algo me atrapó. Fui arrastrada hacia atrás en
el aire y en contra de algo. Traté de patear, pero un brazo se agarró a mi cintura. 67
—¡Samantha! —
Doblé mi lucha.
Luego me puse de pie y me fui a la cama. No se pronunció una sola palabra detrás de mí y
cuando me fui al día siguiente, Mousteff me sonrió con una sonrisa tímida mientras me
entregaba su bolsa marrón. Lo tomé cuando pasé y me encontré con mi pad… David, a una
cuadra de distancia. Estaba callado cuando subí al auto, pero sentí su atención. Sus ojos
rastrillaron mi cara, pero no dijo una palabra. Respiré en agradecimiento cuando entramos
en el estacionamiento. Salí corriendo del auto antes de que él saliera de su lado, estaba en
la escuela lo suficientemente temprano como para que no hubiera nadie en los pasillos.
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Jessica y Lydia mantuvieron su distancia. Jill Flatten se mofó al pasar una vez. Su brazo
estaba enrollado alrededor de Jeff. Evitó mi mirada y me miró al frente. Luego estaba
Becky. Habló efusivamente sobre los hermanos Kade y como habían hablado con ella. Una
vez me preguntó por mis manos y las levanté. Fue gracioso. Me había olvidado del dolor
hasta que ella preguntó, pero luego empezó a hablar de Adam Quinn en la siguiente 68
respiración.
Mis manos habían empezado a dolerme de nuevo, pero escuché su historia e intenté
bloquear el dolor. Le pregunté cuando dijo que quería invitarme a salir. Miró hacia otro
lado mientras uno de sus hombros se encogía de hombros.
Durante la semana siguiente, las cosas en casa estaban mal. Analise me evitó. La evitaba a
ella. Y los chicos parecían haber desaparecido. Fue perfecto.
Mi ceja se levantó.
—Y Jessica. —
Esperé.
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—Lo sabía. —
Puse los ojos en blanco. Al tipo no le importaba un bledo. ¿Cuándo dejó de obsesionarse 69
con ella?
La puerta trasera se abrió de golpe en ese momento y el equipo de fútbol trotó a través del
estacionamiento de camino al campo. Sus tacos resonaron contra el alquitrán y el sonido
pronto fue ensordecedor.
Me di la vuelta para ver que Adam Quinn se había echado a caminar mientras se acercaba.
Se detuvo con el casco en una mano y una botella de agua en la otra. De cerca, vi porque
tantas chicas querían amarlo. Ojos azules llamativos, rizos dorados con rayas del sol, y una
mandíbula cuadrada que habría hecho que las románticas se desmayaran. Diablos, ya lo
hicieron.
Se erguía sobre nosotras con hombreras que hacían que sus ya musculosos hombros fueran
más grandes. Su pecho se estrechó hasta una cintura delgada y le sonrió a Becky. Sus ojos
me miraron fijamente. —¿Necesitas que te lleve a casa, Becky? —
—No.— Sonaba sin aliento. —Mi mamá me dejó usar su auto esta semana. —
—La buena y vieja Nancy. — Su sonrisa se iluminó. —¿Todavía estoy invitado a comer
chile y pan de maíz este fin de semana? —
El pie de Becky empezó a empujar una piedra hacia adelante y hacia atrás en el suelo. No
miró hacia arriba. —Sí, por supuesto. Sé que Eddie podría venir a casa este fin de
semana.—
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Su mano envolvió la mía. Eran duros, un poco callosos, probablemente por haber lanzado
el balón, pero no tan duros al tacto. Pude ver por qué salió con Ashley DeCortts, la chica
que parecía reinar sobre las animadoras. Supongo que soñaba despierta con el Ken Barbie
al que me recordaba, como debe haber sido el príncipe de su damisela en un cuento de 70
hadas.
—Lo sé. —
Hice una leve mueca. Recordé que había estado allí. —Oh, están...— Los levanté y me
encogí de hombros. —Supongo que están bien. Se curarán. —
—¿Qué? —
—Vi tu auto aquí esa noche. Entonces vi al entrenador llevárselo. Me imaginé que tal vez
no podías manejar o algo así. —
—Eso es bueno. —
—Sí. —
—Así que— él la miró también. —¿Irán a la fiesta en la playa mañana por la noche? —
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—Sí. — Sus dientes eran brillantes. —¿Podrían venir las dos conmigo? —
—Yo…— Quería decir que no, pero una mirada afligida apareció en sus ojos. Me
desmoroné. —Claro. Puedes recogernos en casa de Becky. —
71
—Genial. —
—Genial. —
Corrió tras el equipo, pero miró hacia atrás con un pequeño adiós con la mano antes de
entrar en el campo.
Becky dijo: —No puedo creer que vaya a una fiesta con Adam Quinn. —
—Esta es tu gran oportunidad. — Le di una mirada obvia. —Va a estar bebiendo. Vas a
estar bebiendo. Puedo llevarnos a casa...—
Luego volvió a chillar y cerró la boca. Sus mejillas se agrandaron y todo su cuerpo se
enrojeció de pronto, incluso las manos y los dedos.
Cuando me dirigía a mi coche, la oí gemir detrás de mí. De alguna manera, las cosas no se
veían tan mal cuando tenía una amiga que me distraía. Lástima que no se mantendría.
Quería algo para mantener.
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CAPÍTULO 8
Becky rebotaba contra la pared cuando llegué a su casa la tarde siguiente. Estaba vestida 73
con un vestido veraniego blanco que se ataba detrás del cuello. Mi bikini negro era visible
debajo y tenía chancletas negras simples. Mientras yo buscaba comodidad, Becky quería ir
sexy.
Fruncí el ceño y agarré su mano para levantarla. Cuando ella me miró, me encogí de
hombros. — ¿Qué quieres que te diga? Si estás tratando de ser modelo, necesitas perder
peso. Creo que estás bien tal como eres—.
Se levantó y luchó para tirar del resto de su parte superior y del tubo sobre su teta
izquierda. Entonces ella comenzó a saltar. — Sí, pero sería más fácil de tomar si no te vieras
como lo haces—.
Fruncí el ceño y crucé los brazos sobre mi pecho. Hizo una pausa en el medio salto. — Eso
es un cumplido—.
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Me reí entre dientes y vi como ella seguía saltando alrededor, a veces saltaba por la
habitación. Después de una hora, cuando Becky se detuvo a jadear con gotas de sudor en la
frente, hice un gesto hacia un vestido en su armario. — ¿Por qué no te pones eso? —
Ella dejó escapar otro gemido prolongado. —Eso me hace ver como un malvavisco
bronceado—. 74
—No es así. Lo usaste el primer día de clases. Pensé que te veías bien—.
Sus cejas se arquearon alto. —¿No sabía que sabías quién era yo entonces? —
Me encogí de hombros. — No lo hice, pero aun así pensé que te veías bien—.
Rodé los ojos. — Si ella hizo todo lo posible por llamarte por un nombre que significa que te
ves bien. Y apuesto a que un tipo con el que quería coquetear te estaba mirando a ti—.
—¿Lo crees? —
—Lo sé. —
—De todas formas, es mi última opción. Necesito bajar de peso o comprar ropa nueva y me
niego a comprar ropa nueva—. Ella hizo una mueca. — Mi cuenta bancaria no lo permite y
no puedo soportar el hecho de que soy más grande que el año pasado—.
Ella me lanzó una mirada oscura. —No estoy tan desesperada. Intentaré caminar
primero—
Cuando ella se puso el vestido negro, le sentaba bien. Estaba ajustado en los lugares donde
se suponía que debía estar y suelto en los lugares por los que ella estaba avergonzada.
Después de unos cuantos giros en el espejo, le di los pulgares hacia arriba y esperé hasta
que ella terminara su maquillaje en el baño.
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Ella entró en la habitación. — Porque es impermeable y porque Adam nos está llevando—.
Ella puso su mano en la cadera y todos sus ojos. — ¿En serio? Eres mi amiga. ¿No se supone
que nos vamos a preparar juntas? —
—Estoy preparada. —
—Sí, bueno, necesitaba el apoyo moral. Y, además— me lanzó una sonrisa y un guiño. —Mi
mamá tiene vino. Pensé que podríamos atacar su gabinete—.
Becky se rio mientras me conducía escaleras abajo y las dos nos tomamos un vaso.
Habíamos tenido un segundo, cuando su teléfono vibro y ella seguía riendo mientras
golpeaba la lámpara de su madre. — Adam está afuera—.
Cuando se puso de pie, se le doblaron las rodillas y la agarré del brazo. — ¿Estás bien? —
Ella me hizo una débil señal con la mano. — Oh, no te preocupes. Esto tiene más que ver
con Adam que con el vino, pero no comí en todo el día. Vaya—. Ella se rio de nuevo y su
rostro era rojo langosta.
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Adam se rio entre dientes y apoyó un brazo en el respaldo de su asiento delantero. Sus
dedos le rasparon el hombro antes de que cayeran contra el reposacabezas. La vi casi
desmayarse.
Becky no tenía ni idea, mientras movía su cabeza arriba y abajo. — Escuché que es su fiesta.
De hecho, están invitando a gente de nuestra escuela—.
—Sí. — Ella era una idiota sonriente. —Mayormente son tan exclusivos. Quiero decir, nadie
ha estado en allí, pero creo que viven en la playa. Está frente a su casa—. Cada tendón en mí
quería romperse. Cuando llegamos a mi casa, la tensión me sofocaba y me agobiaba. Becky
salió del auto, pero mis piernas no podían moverse.
Adam también se había quedado en silencio mientras miraba hacia atrás. — ¿Estás bien? —
Becky empujó su cabeza junto a la suya. — Sí, te ves pálida, muy pálida—.
—Estoy bien. — Mi voz era tranquila, pero mi cuerpo temblaba. Mis rodillas se doblaron
una pulgada cuando salí del auto, pero Adam me atrapó y me mantuvo erguida. Le di una
sonrisa en agradecimiento y luego me volví para ver que la sonrisa de Becky vacilaba un
poco.
Una multitud de personas se había congregado al final del camino de entrada, pero
comenzaron a caminar alrededor de la colina hacia la playa. Dejé escapar un pequeño
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suspiro de alivio. Recordé su otra fiesta. Nadie había entrado en la casa entonces y
esperaba que nadie lo hiciera esta vez.
Cuando pasamos por la puerta alrededor de la piscina, Becky agarró uno de los barrotes.
—Mira eso. Tienen su propia piscina y un jacuzzi—. Sus ojos estaban muy abiertos
mientras tomaba el resto, las canchas de voleibol de arena y baloncesto.
77
Adam le tocó el hombro. — Creo que tienen una hoguera comenzada aquí—.
—Oh, wow ...— Becky se perdió en el polvo de estrellas mientras seguía la línea hacia abajo.
Respiré un suspiro de alivio cuando vi que la puerta divisoria todavía estaba cerrada, por
no mencionar que estaba cerrada.
Luego estuvimos en la playa y había tres fogatas. Un barril estaba escondido en algunos
arbustos por la parte posterior de la playa con refrigeradores colocados por todas partes.
Cuando las personas fueron rápidamente a ellos, pensé que tenían alcohol dentro.
Logan y su amigo estaban allí con otros asando sobre el fuego. Pronto la música sonó por
los altavoces colocados en la piscina.
Adam sugirió que nos sentáramos alrededor de una de las hogueras más pequeñas y,
después de enganchar algunas sillas de jardín, Becky saltó de nuevo. Ella era todo
sonrisas. — Voy a tomar algo más para beber, ¿Quieren?—. Ella se alejó antes de que
pudiéramos responder y Adam miró con una sonrisa vacilante. — ¿Más?—
Yo sonreí — Mi madre decidió que le encanta el té, no el café que ha estado tomando desde
que nací, sino el té ahora—.
La pequeña sonrisa desapareció. — Sí, uh ... escuché a tu papá esa noche ...— Parecía estar
eligiendo sus palabras.
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Asentí. — Sí…—
—Entonces—, se sentó hacia adelante y se inclinó más cerca. —Tú y Sallaway, ¿eh? Ustedes
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dos estuvieron juntos por un tiempo—.
—Estuvimos.—
Sus ojos parecían mirarme fijamente. — ¿Y no crees que haya alguna posibilidad ...?—
Me tomó un momento antes de que me diera cuenta de lo que estaba preguntando y mis
ojos se abrieron. —Me engañó durante dos años con mi mejor amiga. Algunas chicas
pueden tolerar eso, pero tengo autoestima—.
Sus hombros se aflojaron y sonrió. —Eso es bueno, quiero decir, te mereces algo mejor—.
Por la mirada oscura en su rostro, algo se relajó dentro de mí. Él lo entendía. — Escuché
que Delacort te engañó?—
Pareció sobresaltado por un momento y luego se aclaró la garganta. — Sí, uh, ella lo hizo—.
—Lo sé, solo que ... escucharlo de alguien es diferente, ya sabes ...—
—Me dijeron que vosotros dos erais “la pareja más caliente de la historia” —. Pensé que
esas eran las palabras exactas de Lydia.
Se puso rígido en su silla. — Supongo que sí. Ella es ... se tiró a uno de los Kades, de todas
las personas—. Él rio y gesticuló alrededor.
—¿Cuál?—
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—Logan, creo.— Frunció el ceño, y luego negó con la cabeza. — No importa. Ella dijo que él
la rechazó, pero aun sabía lo que había hecho. Lo escuché todo en una fiesta estúpida.
Luego, Peter me dijo que lo había estado haciendo durante los últimos seis meses. —
Adam asintió. — Sí, no sé con quién, pero confío en él. Peter no dice mucho y si lo dijo,
entonces es peor de lo que me contó—. 79
Me quedé en silencio y me volví para mirar a Becky. Ella se había ido por un tiempo, pero
no podía aplastar una pizca de celos. Tenía un amigo que la cuidaba y ese amigo no era el
que dormía con su novia. Mi boca se cerró y mi pecho se apretó cuando algo se quemó
dentro de mí.
Pero luego el amigo de Mason y Logan caminó hacia nosotros desde la playa. Había pasado
en algún momento y ahora estaba volviendo a la otra hoguera. Un par de cervezas estaban
en sus manos y cuando comenzó a evitarnos, se detuvo, retrocedió y nos miró con el ceño
fruncido.
El amigo le lanzó una mirada y miró mis manos. La gasa que había usado para envolver mis
dedos había desaparecido. Lo miré con el ceño fruncido, esperando lo que iba a decir, pero
luego me tendió una cerveza.
—Gracias.— La palabra se sentía incómoda en mis labios. Él puso los ojos en blanco y
siguió andando. Adam se giró para mirarme. — ¿Lo conoces?—. Me encogí de hombros.
—Eso fue ... extraño. ¿Sabes quién es?—. Una vez más, me encogí de hombros.
—Ese es Nate Monson. Es el mejor amigo de Mason Kade. Se mudó el año pasado, pero creo
que vuelve de visita a veces—. Adam siguió mirándome de forma extraña. — Nunca lo
había visto hacer algo así. Eso fue raro—.
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Sus ojos parecían estar inspeccionándome. —Ser amable con una chica al azar con la que él
o sus amigos no están durmiendo—.
Me moví en mi asiento. —No estoy durmiendo con nadie, si es a eso a lo que te refieres—.
Sus manos se dispararon en el aire en señal de rendición. —No quise decir eso. Solo… ¿Lo
conoces?—.
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Me burlé de él. — ¿Su nombre es Nate?—
—Sí.— Adam se inclinó hacia delante y apoyó los codos en las piernas. — Es una mala
noticia, como una muy mala noticia. Escuché que él y Kade no son un buen equipo juntos—.
Luché contra las ganas de poner los ojos en blanco y abrí la cerveza. — Solo quise decir que
los hermanos Kade parecen estar cerca, tendría sentido si él fuera amigo de ambos—.
—Oh.— Adam se echó hacia atrás otra vez y estiró las piernas. —No sé sobre eso, pero
escuché que cuando él y Mason Kade se juntan, no es bueno—.
—No, pero jugaron fútbol juntos contra mí el año pasado. Estoy feliz de que Kade este solo
este año y no los dos. De todos modos, como sea. Parezco estúpido, ¿verdad?— Él me dio
una sonrisa.
—Tal vez debería ir a buscar a Becky y coger algo para beber.— Sus ojos azules brotaron de
buen humor y otro nudo en mi estómago se deshizo.
Cuando se fue, lo vi irse. Mis manos estaban acurrucadas en mi silla y levanté una mano
para terminar mi cerveza. Otra me fue entregada y miré hacia arriba. Esta era de Logan.
Tenía una mirada sobria en su cara, pero no me estaba mirando. Me moví y vi que estaba
mirando en la dirección en la que Adam acababa de irse.
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Contuve la respiración, pero no dije una palabra. Algo en mí no lo permitía, pero abrí la
cerveza y la puse en el portavasos de la silla.
Estiró las piernas y se echó hacia atrás por un momento. Luego suspiró.
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Escuché el pequeño sonido escapar de sus labios y estaba confundida. Era un sonido que yo
haría.
La risa sonó clara no lejos de nosotros. Me di cuenta de que Adam y yo habíamos elegido
asientos más lejos de la fiesta. No sabía si por privacidad o por la música alta, pero de
repente me di cuenta de la apariencia que teníamos ahora. ¿Adam y yo habíamos tenido el
mismo interés?
Ambos habíamos estado observando a la multitud y cuando dos figuras se separaron del
resto y se dirigían hacia nosotros, hizo una mueca antes de ponerse de pie.
El no me miró, no lo miré pero me ofreció una segunda cerveza. La tomé y luego él se alejó.
El aspecto de chico de la fiesta estaba de regreso con él cuando Logan se acercó a la
multitud. Algunas chicas lo miraron con posturas sensuales y sus amigos le dieron paso a
su llegada.
Cuando Adam y Becky se detuvieron junto a las sillas, ninguno de los dos se sentó ni dijo
una palabra.
Agarré la cerveza con más fuerza y mantuve mi voz neutral. — Quería preguntar sobre
Jessica, si él iba a salir con ella o no—. Algo brilló en sus ojos y ella se sobresaltó: —
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Escuché que él le dijo que se perdiera. Ella ha vuelto a frotarse con mi primo otra vez.
Simplemente pasé junto a ellos—. Mi mano agarró la lata con fuerza y tomé el resto.
La boca de Becky se abrió y quedó así. — Quiero decir ... ella no es lo suficientemente buena
para Kade. Eso es lo que pienso. Y mi primo es un perdedor, una perdedor de primera
clase— 82
Adam gruñó. Ella se mordió el labio y acercó una silla. — ¿Estás bien, Sam?—
Terminé la cerveza. Era el último poco de alcohol que consumiría esa noche o el cielo me
ayude, haría algo de lo que me arrepentiría más tarde. Casi golpeo a mi madre una vez, no
me contendría una segunda vez con Jessica.
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CAPÍTULO 9
La fiesta se retrasó, pero no lo suficiente. Becky estaba borracha, cuando Adam aparcó su 83
coche fuera de las dos casas. Tuvo que ayudarla a entrar y luego me preguntó si necesitaba
que me llevara a casa. Después de preguntar, me sonrió con tristeza. — Lo siento, estás
sobria, ¿no?—
—Sí.— Se rascó la cabeza y los ronquidos de Becky pronto cayeron hasta donde estábamos
frente a su puerta. Se rio y agitó la cabeza.
Fue suficiente. Sabía dónde estaba parado. — Deja de ser amable con ella. Entonces no le
harás tanto daño.—
Asintió con la cabeza y se pasó una mano por el pelo. — Lo sé. Lo hago. Me gusta Becky,
pero no de esa manera.—
Me encogí de hombros y me dirigí hacia mi coche. — Ella no es Ashley DeCortts, pero creo
que eso es bueno.—
—Hola.— Se apresuró a caminar a mi lado. — ¿Quieres que nos encontremos para cenar
esta noche?—
Abrí la puerta de mi coche y me di la vuelta para ver dónde estaba la habitación de Becky.
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Mi risa era genuina. — Eso es lo que dices ahora, pero cuando no lo haga será una historia
diferente.— Mis ojos se entrecerraron en los suyos. —Porque no lo haré, ya sabes. Nunca
me acosté con Jeff y no volveré a empezar contigo. Mi primera y única vez fue un error que
no volveré a cometer.—
Otro de esos nudos que se desenredaron en mi estómago otra vez. ¿Por qué le pasó a él? Y
había momentos en que sentía que estaba siendo honesto.
Incliné la cabeza hacia un lado y lo estudié. —¿Eres realmente un buen tipo o es una
actuación?—
Puso una mueca de dolor. —Soy agradable. Lo soy, pero no estoy siendo tan amable con
Becky.—
—No, no lo eres.—
—Ella es la única persona con la que hablas. No sabía de qué otra forma acercarme a ti sin
parecer un completo perdedor.—
Puse los ojos en blanco, pero no pude evitar la leve sonrisa. — Trata de no hablar con el
amigo que te quiere la próxima vez.—
Lo miré, vi que no iba a ir a ninguna parte en un futuro cercano y lo miré fijamente a los
ojos. —¿Qué quieres, Adam Quinn?—
Sus ojos se abrieron de par en par, pero no perdió ni un segundo. —Cena. Sólo una cena.—
Su sonrisa parecía dolorosa. —Entonces creo que tampoco estás siendo una buena
amiga—
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—Tal vez.— Entré y cerré el auto, pero bajé la ventanilla. —O tal vez ya no creo en los
amigos.—
Se inclinó hacia abajo. —Por si sirve de algo, Becky es la mejor amiga que puedes tener.
Las otras dos eran chistes.—
Le hice un pequeño saludo y me fui a casa, pero murmuré en voz baja: —No me digas.—
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Cuando llegué a la entrada, tuve que ingresar el código de la puerta. No solía estar cerrado,
pero pensé que la fiesta seguía en marcha. Después de asegurarme de que mi coche estaba
en el garaje y de que la puerta principal había sido cerrada de nuevo, me dirigí hacia dentro
y hacia la cocina.
Un pico de luz solar estaba comenzando afuera y vi que eran las cinco de la mañana.
Cuando había ido a fiestas de toda la noche con Jessica y Lydia, era una tradición ir a
desayunar por la mañana y en el momento justo, mi estómago retumbaba. Sin embargo,
cuando abrí la nevera, la luz brillante llenó la habitación y grité.
Mason se paró detrás de mí, apoyándose en el mostrador de la cocina con un pie cruzado
ociosamente sobre el otro. Parecía relajado y despreocupado, pero todo en mí estaba en
alerta. Los pelos de la nuca se me erizaron y supe que no era nada más que relajado.
Cuando no dijo nada, mis entrañas se apretaron aun más. ¿Así es como íbamos a ser? Bien.
Busqué dentro y saqué algunas rebanadas de carne. Estaba decidida a ignorarlo o, al
menos, a no dejar que me molestara más de lo que ya lo había hecho. Mi estómago quería
un sándwich y no me iba de la cocina hasta que no tuviera uno.
Cuando saqué una tabla de cortar y un cuchillo para empezar a cortar la lechuga, Mason
puso un vaso de agua en mis manos.
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Me quedé allí, estupefacta, mientras me empujaba con su cadera. Luego tomó el cuchillo y
miré con una fascinación casi enfermiza mientras empezaba a cortar la lechuga y los
tomates. Un momento después, sacó el queso y lo colocó todo con la carne entre dos
rebanadas de pan. Puso el sándwich en un plato y lo puso en mi otra mano.
Me quedé ahí parada, con el agua a la izquierda y el sándwich a la derecha. Mi boca estaba
abierta. Sabía que tenía que cerrarla, pero no podía. 86
Se inclinó hacia atrás y sorbió su bebida. Era muy temprano en la mañana, así que el
amanecer llegó más a la habitación. El bajo de la música se apagó a través de las ventanas y
luego el aire acondicionado hizo efecto. Apenas podíamos oír que la fiesta seguía fuerte
afuera.
Se rastrillaba la cara con una mano. — Van a estar ahí fuera todo el fin de semana.—
Se sacudió un hombro hacia arriba. —No es su culpa que mi padre sea un imbécil. Le
gustaría saberlo.—
—¿Ella no lo sabía?—
Me dio la primera sonrisa que recibí de él. Era tan suave y sabía que tenía más que ver con
su madre que conmigo. — Se divorciaron el año pasado y no han hablado desde entonces.
James probablemente no creía que mereciera esta información.—
Mis ojos se abrieron de par en par. No pude detenerlos. Cuando me di cuenta de que
estaba mirando, me metí el sándwich en la boca. Luego lo mastiqué.
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Sus ojos se entrecerraron, un brillo de ira brillaba en ellos. Su boca se cerró y su mandíbula
se apretó.
Era como si nunca hubiera estado allí. Todavía me sentaba en la mesa de la cocina.
Nunca fui a la playa. No quería arriesgarme a un encuentro con Jessica, Lydia o Jeff. No me
importaban los demás, pero me había empezado un dolor de cabeza. Creció a medida que
avanzaba el día. Cuando llegó la noche, había disminuido dramáticamente. Me sentí un
poco más humana y revisé mi teléfono.
—Te gusta.—
Esperé un minuto. —No le gusto y prefiero que esté contigo que con otra persona. Nadie
es lo suficientemente bueno para él.—
Bien. — Le di tu número.—
Y por supuesto, vi que un número desconocido me había enviado un mensaje de texto. Este
es Adam.
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Mastoni's era un buen restaurante. Estuve allí una vez con mis padres, o con mi madre y mi
falso padre. Analise quería vestirse así que lo hicimos. Yo llevaba un vestido sencillo
mientras que el suyo era de color rojo. David llevaba una camisa de vestir y pantalones
caqui. Había sido suficiente para mí, no para ella. Mientras caminaba dentro del fresco 88
interior, escuchaba el gorgoteo de la fuente y veía todo el follaje alrededor, recordé la pelea
que había ocurrido esa noche.
Esta vez usé jeans y un top negro, nada especial. Esto no iba a ser especial. Cuando vi a
Adam en el bar, hizo un gesto con la mano y vi que debía sentir lo mismo. Llevaba
pantalones cortos caqui y un polo azul. Se veía bien, pero no el chico que mi mamá había
querido hace tanto tiempo.
—¿Tienes 21 años?—
Me dio una sonrisa con sus perfectos dientes blancos. — El gerente es amigo de la familia,
además, yo trabajé aquí hace un tiempo.—
—Ya tengo una cabina para nosotros, está en la parte de atrás, si te parece bien.—
Lo fue. La privacidad siempre fue buena, pero no pasó mucho tiempo antes de que un
grupo de chicas tomaran el stand junto al nuestro. Cuando esperábamos a que llegara
nuestra comida, nos enviaban miradas coquetas y sonreían a Adam. Estaba segura de que
también hablaban más alto para su beneficio.
Cuando llegó la comida, oí a una de las chicas exclamar: — No sabía que Nate estaba en la
ciudad.—
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—¡Oh, sí!— Otra gritó de alegría . — ¿No lo sabías? Lleva aquí una semana.—
—Siempre hacen algo. Cuando Nate y Mason se unen, siempre hacen algo. El año pasado
robaron unos coches de policía y luego se fueron de juerga.—
—Yo también escuché eso. El padre de Mason pagó a la policía. Destrozaron algunos de
los bares. Debe haber pagado a los dueños también.—
Entonces la primera muchacha habló con autoridad en su voz: — Bueno, esta noche van a
hacer algo. Desaparecieron de la playa hace una hora. —
—¿Cómo lo sabes?—
Le di una sonrisa débil a cambio. —Creo que lo estoy. Lo siento mucho. Tengo que hacer
algo.—
Cuando llegué a la casa, el Escalade de Mason estaba empezando a salir. Corrí hacia allí y
agité los brazos en el aire. Frenó y bajó la ventanilla. — ¿Sí?—
Nate me sonrió desde el asiento del pasajero, pero sentí que se estaba riendo de mí.
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Me quedé sin aliento por la prisa y jadeé: — ¿Vas a ir a Roussou? Sé dónde vive el
entrenador.—
—Quiero ir contigo?—
Logan aulló desde el asiento trasero y un cuarto tipo comenzó a reírse con él.
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—No.—
—¿Qué?— Logan asomó la cabeza hacia adelante. —De ninguna manera. De ninguna
manera, Mase.—
— Entra.— Abrió la parte trasera del maletero y yo me metí. Mi corazón latía con fuerza.
Sabía que mi cara estaba roja, pero tan pronto como cerré la puerta, el Escalade se adelantó.
Fue a una hora en coche por la playa. Logan se quejaba y me echaba una mirada de vez en
cuando. El cuarto amigo lo ignoró y después de un rato, empezó a darme algunas sonrisas.
También me ofreció un refresco. Mason y Nate hablaron entre ellos y Logan se inclinó
hacia adelante para unirse.
Algo me dijo que Logan estaba tratando de persuadirlos de que me dejaran a un lado de la
carretera. Cuando no lo hicieron, me relajé un poco. Me imaginé que estábamos demasiado
lejos para que lo hicieran y luego estuvimos en la ciudad de Roussou. Era un lugar pequeño,
pero era rico. Muchos hombres ricos poseían acciones en compañías de Internet, lo que
ayudó a que su programa de fútbol fuera competitivo contra la Escuela Secundaria Fallen
Crest y fue la razón por la que se desató un sentido extra de rivalidad entre las dos escuelas.
Recordé haber oído el rumor de que el equipo de Roussou había reclutado a Mason y Logan
para su equipo.
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Me tiré hacia adelante para recitar las instrucciones. No pasó mucho tiempo antes de que
estuviéramos fuera de la casa de tres pisos, yo sabía dónde jugaba David al póquer los
sábados por la noche. Y entonces vi su coche. Mis manos se enroscaron en pequeñas bolas
y todo dentro de mí se enfrió. 91
Mi pecho empezó a subir y bajar a un ritmo rápido. Pero sólo vi el auto de mi padre, el de
mi padre no. El coche de David.
—¿Importa eso?— Pregunté ociosamente mientras veía unos fuegos artificiales en la parte
de atrás conmigo. Entonces oí una puerta abierta y se oyeron voces fuertes en el patio.
Cogí un par de ellos y un encendedor antes de empezar a salir del coche.
No lo estaba. Salí, pero dejé la puerta abierta. David había bajado por la acera hasta donde
estaba estacionado su auto, pero se detuvo cuando me vio.
—¿Samantha?—
—¡Oh, Dios mío!— Pasó corriendo junto a mí, pero cerré la puerta. Le llevaría un
momento antes de que pudiera abrirla.
Mi cara estaba en blanco. No he sentido nada. Mis manos no temblaban. Mi espalda estaba
recta. Mis hombros estaban cuadrados y luego volví a por el Escalade.
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CAPÍTULO 10
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Dejaron al cuarto amigo y el resto de nosotros entramos en la casa. Logan cogió un teléfono
y pidió una pizza. Nate cogió una paquete de cervezas y la llevó a la sala de películas. Lo
seguí por detrás. No sabía por qué, sólo lo hice. Cuando Mason encendió las noticias, me
acurruqué en bola en uno de los sillones reclinables de cuero y después de un rato tiré de
una manta en la parte superior.
Cuando llegaron las noticias y no se mencionó nada de mi vandalismo o de lo que sea que
habían hecho los muchachos, desenvolví mis piernas y me dirigí a la cama.
Mason me siguió.
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Dudé y contuve la respiración. Parecía una estatua, un dios hecho de piedra con la sombra
de la luz sobre él. Sus ojos eran intensos mientras miraba a través de mí, dentro de mí.
Luego pasó y salió por la puerta. Mis manos y piernas temblaban un poco cuando me metí
bajo las sábanas.
La voz de Mason también flotaba allí. Mi pecho se apretaba cada vez que lo oía. Su rostro
era ilegible, siempre era ilegible, pero algo se suavizó cuando pronunció esas palabras. El
calor se encendió en todo mi cuerpo y volví a tirar las sábanas. Jadeé cuando el aire frío
golpeó mi piel, pero otra necesidad latía entre mis piernas. Las apreté y esperé que pasara.
Era una molestia y no algo que necesitara ahora mismo.
—¿Eh?—
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—Ven a mi casa. Mi familia va a hacer una parrillada esta tarde y la familia de Adam
también vendrá. Será divertido—.
Hice una mueca de dolor al escuchar cómo sonaba su voz. Mi cabeza me dolió. —Sí, tal
vez—.
—Oh, vamos, Sam. ¿Qué más vas a hacer hoy? ¿Deberes? Puedes hacerlos aquí—.
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—¿Por qué siento que no hay otra opción aquí?—
Sonreí ante esa amenaza. —Será más de una hora. Voy a ir a correr primero.—
No me tomó mucho tiempo prepararme para mi carrera y cuando bajé, los chicos estaban
en la cocina. El café había sido hecho y cada uno tenía sus propias tazas. Mason se acostó
contra un mostrador mientras que Nate había saltado sobre el mostrador. Mientras me
acercaba, Logan estaba merodeando por la cocina. Parecía estar rebotando con demasiada
energía, pero se detuvo cuando me vio por primera vez.
Los ojos de Mason se entrecerraron sobre su taza de café. —Digo una hora.—
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Mi espalda se enderezó. Su sonrisa me pareció más bien una mirada y escuché el tono
burlón de su voz.
—Ella vio a su padre anoche, así que supongo que dos horas, tal vez más... ¿Suena bien,
96
aspirante a hermana?—
Mi boca se apretó y tomé una botella de agua de la despensa. —No seas estúpido.—
Cuando me acerqué a la puerta, Logan estaba frente a mí en un instante. Se rio de mí. —¿He
tocado un nervio? Se te ven las garras—.
Abrió la boca para soltar una réplica, pero cerré la puerta de golpe detrás de mí. No había
dado dos pasos antes de oír su risa aguda en el otro lado. Mason gruñó algo y se detuvo.
Suspiré, pero traté de aclarar mi mente. Para eso estaba corriendo. Mi cabeza necesitaba
estar clara. Necesitaba calmar la tormenta que había en mí y después de una hora, se calmó
con éxito. El sudor caía de mí cuando regresaba a la casa y no había llegado a las escaleras
antes de escuchar la voz de mi madre.
—De verdad, Samantha. ¿Puedes secarte un poco antes de entrar después de correr?—
Venía de una de las habitaciones laterales vestida con un vestido amarillo y un sombrero
blanco. Su maquillaje fue hecho impecablemente con lápiz labial rojo brillante. El lápiz
labial rosa había sido su favorito hasta hace un mes.
Se detuvo frente a mí y sus manos se posaron sobre sus caderas. —David me llamó anoche.
Volvimos antes por eso. ¿En qué estabas pensando, cariño?—
Sabía que mis ojos estaban calientes o parecían muertos. Era una cosa o la otra, porque
ambas emociones se retorcían dentro de mí. —Eres una mujer calculadora. Averígualo—.
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—Sam...— Empezó a seguirme cuando subí las escaleras, pero la voz de James la hizo
retroceder.
Me apresuré a subir y me preparé para lo de Becky. Treinta minutos más tarde y volví a
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salir por la puerta. Fue una sensación de bienvenida, con la mansión en mi espejo
retrovisor y cuando entré en la casa de Becky, los dos lugares contrastaban fuertemente.
Uno era hogareño y acogedor y el otro tenía la frialdad de un extraño.
Una mujer mayor, probablemente a mediados de sus cuarenta años, me recibió en la puerta.
Su cabello castaño oscuro estaba recogido en una cola de caballo y las pecas cubrían su cara.
La hacía lucir bronceada y saludable mientras sus ojos brillaban de calor. —Tú debes ser
Samantha. Rebecca me ha hablado mucho de ti.—
—Sí...—
—¡Sam!— Becky gritó desde algún lugar dentro. —Dile que venga aquí, mamá.—
Laura me dio una palmadita en la espalda. —Siéntete como en tu casa. Finge que esta es tu
casa a partir de ahora. Todos están en el patio trasero. Estaba tomando algunas bandejas de
frutas cuando volvía—.
—¿Quieres que te ayude?— Observé como ella comenzó a levantar dos bandejas
gigantescas de carne y fruta.
—Oh, no. Ve y diviértete. No vamos a tener estos bonitos días de verano por mucho
tiempo.—
—¡Hola, Sam!— Becky saludó desde una pequeña piscina en su patio trasero. La balsa se le
resbaló por debajo y ella gritó al caer al agua.
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Adam agitó la cabeza y vino con una lata de refresco. Tenía una sonrisa torcida y gafas de
sol en su sitio, vestido sólo con traje de baño rojo. —Ella nunca puede seguir en esas cosas
en un día sobrio.—
—Ellos son bastante laxos al respecto. Mis padres no lo son. Si mi madre viera una cerveza
en mi mano, estaría enfadada conmigo durante un mes—.
—Ellos tienen diferentes estilos de paternidad, pero son viejos amigos. Se respetan
mutuamente.—
—Oh.— Por alguna razón me sentí rara mientras me sentaba a su lado. Becky vino un
momento después con una toalla envuelta alrededor de ella. Ella se posó en el extremo de
mi asiento y el agua goteaba de ella.
Se inclinó hacia delante con una ansiosa sonrisa. —Oí que los Kades fueron allí con sus
amigos. Destrozaron el coche de tu padre en la casa del entrenador de Roussou y pincharon
un montón de neumáticos de sus jugadores de fútbol. ¿Puedes creerlo?—
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Sentí a Adam mirándome, pero le di una mirada casual. —Oh, no. No dijo nada al
respecto.—
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Ella frunció el ceño y se levantó. —Mis estúpidos hermanitos—. Y ella se fue, murmurando
en voz baja.
Le eché una mirada y recordé que él sabía de mi situación. Mis hombros se endurecieron y
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la silla se volvió incómoda para sentarse. —No es asunto de nadie.—
—Ella es tu amiga—.
—Ella ha sido alguien con quien he hablado durante la última semana. Eso es todo.—
Puso una mueca de dolor y se puso de pie. —Los Kades son unos talentosos hijos de perra,
eso es todo lo que digo. Tu padre los habría hecho mejores de lo que son, y también podrían
ser más respetuosos. Todo lo que ellos son es unos ricos imbéciles ahora mismo—.
—Sam, Adam.— Becky nos hizo señas para que fuéramos a la mesa de comida. —
Necesitamos tomar nuestra comida antes de que mis hermanitos y todos sus amigos
lleguen aquí. Son como bichos; su saliva se deslizará por toda la comida—.
Y después de sentarnos en una mesa lejana con nuestros platos, ocho niños que parecían
estar en séptimo grado irrumpieron por la puerta trasera. Ellos se apiñaron alrededor de la
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mesa. Becky tenía razón. A medida que pasaba la tarde, los chicos nunca dejaban la comida
por mucho tiempo. Eran de diferentes alturas, pero todos eran delgados excepto uno que se
veía en el lado gordito. Cuando Becky se levantó y nos trajo más bebidas, sus hermanos y
sus amigos también se apoderaron de la piscina.
Ella suspiró mientras abría una cerveza. —Ahí va mi bronceado hoy. Pequeños roedores—.
Adam se rio y robó el agua que había tomado. —Venga ya. Amas a tus hermanos y lo sabes. 101
—Si no sacas a tus amiguitos de la piscina, le diré a mamá y papá lo que hay debajo de tu
televisor.—
Entonces Adam se rio y se puso de pie. —No te preocupes por ella, Jake. Ella no te hará eso.
Vamos.— Él la sacó de la mesa. —Llevemos tu y yo a Sam al cine—.
Una rubor de color rosa cubría sus mejillas, pero ella fingió tirar en contra del control de él
sobre ella. —Quería broncearme hoy, Adam.—
Se rio de nuevo y le dio una palmada en el trasero. —Ve y ponte linda. Podemos hacer un
matiné y yo invito—.
Observé cómo ella intentaba que no pareciera que estaba entrando a toda prisa. Luego
fruncí el ceño cuando se sentó. —No estás siendo amable otra vez.—
Sus cejas se levantaron un poco. —Pensé que estaba siendo muy amable.—
Respiró hondo y miró a su regazo. Un momento más tarde, él se asomó y yo seguí su mirada.
Dos hombres mayores estaban en una conversación acalorada. Sus manos estaban en el
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aire y cada uno tenía una lata de cerveza. —No tengo ganas de estar aquí. Mi padre acaba
de llegar—.
—¿Cuál?—
Por la forma en que dijo eso y cómo le estaba frunciendo el ceño, me imaginé que Adam
102
sabía algo que yo no podía discernir. Su padre era guapo. Él era una versión más adulta de
Adam y estaba vestido con pantalones cortos hechos a medida con una camisa blanca.
Podría haber sido modelo para una edición de verano de GQ.
La madre de Adam se había quedado en silencio junto a Laura, donde se sentaron bajo una
sombrilla de patio.
Entonces Adam me sorprendió cuando me dio un golpecito en el brazo. —Mi madre trabaja
para James Kade, ya sabes. Ella es la asistente de su asistente junior—.
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Se encogió de hombros. —Así que nada. Ella habla de lo bueno que es él con ella.—
El alivio me inundó y mis hombros se inclinaron hacia adelante. Entonces le di una sonrisa
malvada. —Oh, ¿Estás diciendo que podrías ser hermanastro de Mason y Logan Kade?—
No sabía qué más decir y Adam cayó en una tranquila depresión. Ambos estábamos así,
103
aturdidos en nuestros pensamientos cuando Becky salió corriendo. Se había puesto
pantalones cortos caqui y una blusa suelta. Su cabello estaba recogido en una cola de
caballo alta y ella tenía una pequeña cantidad de maquillaje. Sus pestañas eran negras y
largas. Nunca la había visto vestida como estaba, ni siquiera cuando fuimos a la fiesta.
Se veía bien y miré a Adam debajo de mis párpados. ¿Él pensó eso? Pero se levantó y se
acercó a su coche. Sus hombros cayeron una pulgada y las comisuras de su boca se
inclinaron hacia abajo, pero luego me mostró una brillante sonrisa.
—¿Me veo bien?— Se tocó las puntas del cabello y las colocó en su lugar. Ya lo estaban,
pero ella seguía presionándolos.
Me echó una mirada furtiva. —No como tú. Te ves genial, como siempre.—
Fruncí el ceño.
—¿Cómo estuvo tu cita?— Puso la alegre nota en su voz y se puso en fila a mi lado mientras
seguíamos donde Adam había ido a su auto. Nos esperó, no a la distancia de lo que se oye.
Su boca se retorció, pero después me dio una sonrisa. —Eso no importa. No le gusto, no de
esa manera.—
—Podría—.
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—No, él no podría. Prácticamente babea cada vez que entras en una habitación. Siempre ha
sentido algo por ti.—
—Incluso antes del año pasado, él estaba interesado. Estabas saliendo con Jeff, así que
invitó a salir a Ashley—.
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—¿Hablas en serio?—
—Sí, dudas.— Ella puso los ojos en blanco, pero frunció el ceño cuando vio que me estaba
mordiendo el labio. —¿No lo sabías? ¿En serio?—
Agité la cabeza. —No sabía que Jess había estado durmiendo con Jeff durante dos años.
¿Cómo se supone que iba a saber esto?—
—Oh. Bueno.— Sus hombros se levantaron y cayeron de una manera dramática. —Ahora
tienes tu oportunidad—.
Excepto que no lo tenía y no lo quería. Entonces recordé la noche anterior cuando Mason
me tocó, cómo sus dedos permanecían en mi muslo. Me estremecí cuando el mismo deseo
se apoderó de mí de nuevo.
—¡Sí!— Becky gritó y me arrastró después con una mirada forzada y excitada en sus ojos.
Trató de sentarse atrás, pero la hice sentarse adelante.
Cuando íbamos al teatro, me desplomé en la parte trasera del coche y me quedé callada
durante el trayecto. Ambos trataron de meterme en la conversación, pero admitieron su
derrota cuando nos acercamos al centro comercial. Los escuché hablar cuando
conseguimos los boletos y tomamos nuestros asientos.
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Su conversación no fue forzada. No hubo burlas, silencios tensos ni falsedades. Parecían dos
amigos que se conocían de toda la vida y luego me di cuenta de que se conocían de toda la
vida. Eran vecinos. Sus padres eran amigos.
Entonces tomé la decisión de que trataría de ser la amiga de Becky que ella parecía ser para
todos los demás.
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CAPÍTULO 11
106
—Salimos temprano de la práctica esta noche. Tu padre — David tiene algo, supongo. —
Adam dejó caer un hombro contra el casillero al lado del mío cuando llegué a la mañana
siguiente a la escuela. Se cruzó de brazos y las correas de la mochila le cortaron los
músculos de los brazos y el pecho.
Eso me molestó por alguna razón y abrí mi casillero para guardar la bolsa de almuerzo que
Mousteff me había dado esa mañana. Había murmurado, como siempre, pero esta vez
estaba segura de que había oído algunas maldiciones. Y estaba segura de que iban dirigidas
a mí, bueno, a mí o a mi madre. Entonces me relajé mientras consideraba eso.
Probablemente estaba enfadado con mi madre otra vez. Eso tiene más sentido.
Adam me había estado observando con una mirada extraña. — ¿Estás bien? —
—Estoy bien—, mascullé. Me obligué a relajarme. A veces ser mala de entrada no era bueno.
Y Adam había empezado a ser una de las dos personas que todavía estaban ahí para mí
después de mi debacle con Jeff/Lydia/Jessica.
Y hablando de eso, cuando me volví hacia Adam, vi a mis dos ex mejores amigas en el
casillero de Jill Flatten al otro lado del pasillo. Las tres me miraban con el ceño fruncido.
Cuando me vieron, Jill se rio y se acercó a las dos. Susurró algo y ambas empezaron a reírse.
Puse los ojos en blanco y me dirigí hacia mi primera clase. Cuando Adam caminó conmigo,
le pregunté: — ¿Y qué pasa si sales temprano de la práctica? —
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— ¿Por qué no? — Entonces vio hacia donde había estado mirando. Me detuvo con una 107
mano en el hombro. —Becky y yo nunca vamos a salir. Tuvimos una charla íntima anoche
después de las películas. —
— ¿Lo hicieron? —
—Sí. — Asintió. Sus ojos bordeaban mi cara, mirándome constantemente como si estuviera
buscando algo. —Ella está muy bien con tu y yo... — Dudó. — ¿Conociéndonos el uno al
otro?—
—Bueno, sí, por supuesto. — Pero sus mejillas enrojecieron un poco, y se rascó la parte de
atrás de la cabeza. —Entonces, ¿quieres cenar esta noche? Estaba pensando que incluso
podrías comer la comida esta vez. —
Puse los ojos en blanco. —Sí, claro. — Hice una pausa. — ¿Puedo llevar a Becky? —
Lydia estuvo en mis dos primeras clases y me miraba de forma extraña. Jessica estaba en la
tercera y cuarta clase. Se negó a mirarme. Luego, en el almuerzo, cuando Becky se me
acercó y Adam fue a sentarse con su equipo de fútbol, Jill se unió a la mesa junto con Lydia
y Jessica.
Becky miró por encima de su hombro y sus ojos se abrieron de par en par. —No puedo
creerlo. —
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—¿Qué? — Fui cautelosa al abrir mi bolsa de almuerzo. Luego me relajé. Dentro había una
naranja, una bolsa de papas fritas y un sándwich de mantequilla de maní. Le di a mis papas
fritas, tiré el sándwich a la basura y empecé a pelar la naranja.
—Jill Flatten. Está encima de Jeff en la mesa. Y no puedo creer que sea amiga de tus
amigas.—
—Lo eran—, contestó ella y les envió una mirada. Lydia había mirado, pero agachó la
cabeza. —Es como si Jill Flatten quisiera tu vida. —
También miré esta vez y vi que las tres nos habían estado mirando. Lydia chillaba y miraba
su comida. La cabeza de Jessica se apartó y Jill sólo entrecerró los ojos, pero me miró
fijamente.
Estuve tentada de encoger los hombros. No lo sabía, pero algo me impulsó a través del
comedor. Me detuve ante su mesa y escuché muchas conversaciones silenciadas. El equipo
de fútbol se sentó en la mesa "popular", pero la mayoría de las chicas realmente populares
se sentaron en el otro extremo, donde Adam estaba con los otros titulares del equipo. Jill,
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Lydia y Jessica se sentaron al final donde Jeff estaba, junto con los otros chicos de segundo
nivel. Jeff era del tercer nivel, en realidad.
Becky chocó contra mi codo, y luego se disculpó en voz baja. Estaba jadeando por la prisa.
Lo ignoré.
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Becky me cogió del brazo y me susurró al oído: —Podemos sentarnos con él. —
Me encogí de hombros y levanté la vista. No sabía qué me hizo mirar, pero mi padre falso
había entrado en el comedor. Estaba vestido con la ropa de entrenador, un traje de aspecto
profesional con Fallen Crest Academy impreso en su hombro izquierdo debajo del símbolo
de nuestra escuela.
— ¿Sí? — Jill chasqueó. Trató de sonar aburrida, como si la estuviera molestando, pero oí la
aprensión que había debajo. Al ver a David, todo se endureció en mí otra vez. Me estaba
acostumbrando a esa sensación y volví a mirarla. Había un borde añadido cuando me
acerqué a su mesa y puse una mano justo delante de ella.
Jessica todavía se negaba a mirarme. Lydia tenía ambas manos sobre la cara, pero sus
dedos estaban abiertos. Mirando entre ellos y vi que estaba aguantando la respiración.
—Estás interrumpiendo nuestro tiempo de almuerzo—, dijo Jill. — ¿Qué quieres, Sam? Eres
patética. —
Entonces Adam estaba a mi lado y su mano sostenía mi codo. Me puso a su lado y me habló
al oído. Mientras sus labios se movían, se rozaban contra mí y yo temblaba por el toque
burlón. —Siéntate conmigo. Déjalo ir. Confía en mí, no vale la pena. —
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Asintió y empezó a alejarme. Vi las miradas de alivio en las caras de Jessica, Lydia y Jeff. Jill
parecía decepcionada, pero David se paró frente a mí. Le hizo un gesto educado a
Adam. — ¿Te importa si hablo con Samantha? —
David hizo un gesto hacia la salida y lo seguí a un ritmo más lento. Miré hacia atrás y vi que 110
Adam había llevado a Becky a sentarse a su lado, pero ella me miró. Sus ojos eran pequeños
y se estaba mordiendo el labio.
— ¿Mi oficina? —
Me senté en una esquina. Se sentó y dobló las manos sobre el escritorio. Mirándolas.
Esperé. Ninguno habló. Luego maldijo en voz baja y levantó la vista. Sus ojos estaban
desolados otra vez. Fruncí el ceño. No me importaba por qué se veía así. No me importaba
ahora nada.... Empezó diciendo: — ¿Sabes cuántos problemas podrías haber causado? —
—Si alguien más hubiera visto y llamado a la policía, no habría podido protegerte. La
policía tiene derecho a presentar cargos, aunque la parte ofendida no lo desee. —
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— ¿Por qué sería? — Estaba conmocionada por mi propia voz. Sonaba tan aburrida.
Su pecho subía y bajaba con fuerza y parecía que estaba luchando por controlarse. Su voz
se tensó un segundo después. —Te amé, toda tu vida, como si fueras mi hija. Y lo que te
pasó no fue tu culpa... —
—La amaba.— Se rio para sí. El sonido me dio escalofríos. —Porque no gane millones o
porque no sea guapo como él no significa que no amara a tu madre. La quería mucho.—
Continuó con voz distante: —Amaba mi matrimonio como era...— Su silla crujió y su voz
ahora era más clara. —Deja de salir con los chicos Kade.—
Miré hacia arriba. Me miró atentamente, sus ojos nunca se desviaron. —No son buenos
para ti. Son peligrosos.—
Nuevamente desconectamos y me levanté. —Pensé que habías dicho que hiciera amigos. —
—Entonces esperaba que fuera mejor. Ahora me estoy preparando para lo peor—. Su cara
estaba nublada. —Aléjate de ellos, tanto como sea posible. Por favor, Samantha.—
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Le di una mirada irónica. —Si tan sólo fuera tan simple.— Y luego abrí la puerta y pasé por
el vestuario de los chicos. La campana sonó cuando llegué al pasillo y me refugié en mis
últimas tres clases.
No me engañó. —Vamos a hacer una cosa de caridad con tu escuela este fin de semana. —
—Tu padre va a estar allí.— Se había levantado y se había apoyado en un mostrador cerca
de mí. —¿Qué vas a hacer?—
—¿A quién vas a animar? ¿Tu escuela de perdedores o tus nuevos hermanastros?—
Encogió los hombros, pero capté su sonrisa arrogante. —Es por caridad. Toda tu escuela
estará allí. —
— ¿Cuándo es? —
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Puso los ojos en blanco y se alejó del mostrador. Me puse tensa cuando me rodeó y abrió la
nevera. Su brazo me rozó el hombro y sacó un recipiente con jugo. —Porque tenemos
nuestro juego normal esa noche. Jugamos contra Collins. Deberías venir, animarnos.—
Sus ojos parecían reírse de mí. —Lo que sea. Tienes que venir a la cosa de caridad.—
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—¿Y eso por qué?—
—Porque vamos a ganar. — Lo hizo sonar como si fuera lo más obvio que se podía hacer.
—Porque... — Masticaba sus palabras. —Porque Mason y yo somos los mejores. ¿Por qué
no has venido? —
—La mayoría de las chicas abrirían una página en Facebook que diría que somos tus
nuevos hermanastros. Actúas como si fuéramos tu sucio secreto.—
Agitó la cabeza. —Tenemos un par de fiestas este fin de semana también, si quieres ir—
Sus ojos se entrecerraron y abrió la boca, pero Mason se acercó por la esquina en ese
instante. Logan cerró la boca, pero siguió mirándome como si fuera un rompecabezas.
Miré y sostuve la mirada de Mason antes de que saliera por la puerta principal.
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Un escalofrío diferente pasó sobre mi cuerpo al verlo y algo me dejó cuando la puerta se
cerró tras él. Me negué a pensar que era algo más que odio... ¿cierto?
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CAPÍTULO 12
Esa noche me encontré con Adam para comer hamburguesas y me sorprendió trayendo a 115
Becky. Todo el mundo estaba contento hasta que Jeff y Jill Flatten llegaron a su cita.
Eligieron un puesto al otro lado del restaurante, por lo que fue casi fácil ignorarlos. Cuando
se fueron, Jeff me dio un vistazo y Jill me lanzó una mirada fulminante.
Me estremecí al pensar en estar con Jeff otra vez, sin mencionar el engaño de Lydia y Jessica.
Y como Becky debe haber sido psíquica, se adelantó y golpeó una mano contra la mesa. —
Oí a Lydia decirle a Melissa Baker que Jeff preguntó por ti.—
Sacudió la cabeza hacia arriba y hacia abajo. —Uh huh. Y Nancy Morrow también lo oyó
por casualidad. Les preguntó a Lydia y Jessica sobre ti, en el casillero de Jessica.— Habló
como si fuera una conversión secreta.
—Sí, lo es.—
—Mi primo es un idiota imbécil. Te apuesto 50 dólares a que volverá a hablar contigo a fin
de mes. Y Jill también lo sabe.— Señaló a la puerta con una patata frita. —Por eso ella ha
mejorado su juego en tu contra.—
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—Sí, pero es peor. Creo que te odia.— Miró a Adán por debajo de sus párpados. —Y creo
que Ashley DeCortts te tiene miedo.—
—¿Ella también me odia?— No le había hecho nada a nadie. ¿Por qué le importo a alguien?
—No.— Becky me dio una pequeña sonrisa. —No está en Ashley odiar a alguien.— Ella
miró a Adam. —¿Verdad?—
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Él colocó las dos manos contra la mesa y empujó su silla hacia atrás. Cuando se puso de pie,
agarró la cuenta de la mesa y fue a la caja registradora.
—¿Por qué?—
—Porque me trajo a su cita, porque pensó que no vendrías sin mí, y ahora estoy sacando el
tema de Ashley.— Se inclinó sobre la mesa y susurró detrás de sus manos: —Aun la ama,
Sam.—
Cuando empezó a volver con nosotras, me puse de pie. —Becky, sólo estás siendo tú. No te
preocupes por eso. No tienes nada por lo que sentirte mal.—
Se puso en pie de un salto y se alisó con las manos la parte delantera del pantalón mientras
me daba una sonrisa inestable.
Adam se paró detrás de mí y me preguntó en voz baja: —Sam, ¿necesitas que te lleve a la
escuela mañana?—
Los ojos de Becky se abrieron de par en par. Gimió, pero se puso las dos manos sobre la
boca y se alejó.
Mientras ella salía corriendo por la puerta, no pude parar de reírme. —¿Por qué eres así
con ella?—
La comisura de su boca se levantó. —Porque está muy interesada en los asuntos de los
demás. No creo que eso sea bueno para ella.—
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Mientras ambos nos girábamos hacia la puerta, su mano golpeó la parte de atrás de mi
codo. —Nunca respondiste sobre ese aventón.—
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Agité la cabeza y abrí la puerta de cristal. La noche se había enfriado y sabía que pronto
necesitaría un suéter.
—¿Samantha?—
—¿Mi nombre completo?— Me burlé de él antes de girar suavemente mi codo para sacarlo
de su agarre. —Puedo llevarme a mí misma. Gracias por la oferta. Eso fue dulce.—
Me jaló de la parte de atrás de los pantalones cuando estaba a punto de meterme en el auto
y me retuvo. Su voz estaba cerca de mi oído. —Podría llevarte a Becky y a ti mañana.—
Se rio con voz ronca y me rozó la nuca. —Tal vez lo haga entonces.—
Le miré con curiosidad cuando abrí la puerta delantera y él rodeaba el coche, pero cuando
se deslizó detrás del volante su cara estaba ensombrecida. Había colocado un muro en su
lugar y por lo poco que conocía a Adam, sabía que no la volvería a derribar por un tiempo.
Cuando nos llevó de vuelta a la casa de Becky, donde estaba aparcado mi coche, el viaje fue
tranquilo. Hasta Becky se quedó callada y supe que esto era lo correcto. Él siguió
intentándolo, pero eso no pasaría. Eso no debería pasar. Y debería llevar a Becky. Eran
vecinos. Una parte de mí sentía que ella podría empezar a gustarle, si tan sólo superara
cualquier fascinación que tuviera por mí.
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Becky me dio una sonrisa triste cuando nos demoramos en salir. —Está enojado. ¿Qué
hiciste?—
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—Nada.— Esa era la verdad. —Lo superará.—
—Sí.—
—Nos vemos— Ella dijo adiós con la mano mientras yo iba a mi auto y me iba.
Cuando llegué a casa y después de haber salido a correr, era tarde. El lugar estaba vacío, no
fue una sorpresa. Siempre parecía vacío, excepto por el sándwich envuelto en papel film
que Mousteff dejaba en el refrigerador para mí... Después de ducharme, bajé a la sala
audiovisual con un vaso de agua. Encontré a Mason en el sofá con el canal de deportes en la
televisión y dudé en la entrada.
Se recostó en el sofá con una cerveza en la mesa al lado. Las luces de la televisión jugaban a
través de su cara. Me dio una mirada oscura, una mirada sombría que se sumó a la alarma
que siempre sentía a su alrededor. Sus ojos estaban en la pantalla y luego estaban sobre mí.
Me puse tensa ante el cambio repentino, ante la intensidad de las mismas, pero me armé de
valor.
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—Oh—
Luego sonrió con suficiencia. —Tu mamá quiere llevarnos a Logan y a mí a cenar el
domingo.—
Entrecerré los ojos. Todos los nervios que sentía a su alrededor se endurecieron con la
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mención de ella. —¿Por qué?—
Entonces hizo clic. —Por eso no fuiste a la fiesta. Querías preguntarme sobre ella.—
Tenía razón y asentí con la cabeza. —Si quieres saber la agenda de mi madre, supongo que
es porque quiere conocerlos.—
Él no dijo nada.
Mi voz se volvió más atrevida. —Mi mamá quiere que todos hagan lo que ella quiere y dijo
esas cosas para que yo hiciera lo que ella quería. Creo que quiere invitarlos a cenar para
tratar de encantarlos.—
—No funcionará.—
Lo dijo sin rodeos, pero yo sabía que era la verdad. Un escalofrío bajó por mi espina dorsal
mientras sostenía su mirada en esa habitación oscura, con una mansión vacía a nuestro
alrededor. Mason Kade no era estúpido, ni mucho menos, y me preguntaba si lo había
sabido todo el tiempo, si tal vez por eso me mantuve alejada. Observaba los
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Una vez más, no hubo juicio. Era un hecho y lo dijo como tal. La verdad es que tenía más
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poder debido a la falta de emoción con él.
Resopló con disgusto. —Tú también lo crees, pero no puedes decir las palabras, no a mí.
No hay problema. Entiendo. Ella es tu sangre.—
Luego miró hacia otro lado y, una vez más, todo mi cuerpo casi se cayó de la silla. Era como
si me hubiera inmovilizado en su sitio y yo estuviera libre de la agarre.
Mis manos se enrollaban sobre sí mismas y no podía evitar que mis dedos temblaran. Las
puse entre mis piernas y me tomé un respiro. Necesitaba controlarme de nuevo.
En ese momento, me di cuenta de que él siempre tuvo ese efecto en mí. La fachada de hielo
que yo misma dominaba era arrancada cada vez que su atención estaba sobre mí. Se acercó
y me la quitó como si fuera un bebé con caramelos.
—¿Sabe mi madre que no te gusta?— Era una pregunta extraña, pero quería saber cómo
pensaba. Quería entenderlo.
Me sonrió. El poder de esa mirada con sus ojos penetrantes, sus dientes perfectos y su
mandíbula cuadrada me hizo volver a clavarme contra mi silla. No pude respirar ni un
momento.
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Luego se rio de nuevo y la autenticidad de la misma me impactó. —Mi padre tiene dinero,
pero mi madre es rica.—
Mis ojos se abrieron de par en par. Apostaría dinero a que mi madre no tenía ni idea de lo
que estaba pasando. Hizo las cosas mucho más claras, por qué los chicos no parecían
preocuparse demasiado por el matrimonio.
—¿Te importa?—
Me sorprendió la forma en que parecía querer saber. Agité la cabeza. —¿Por qué lo
haría?—
—Porque tu madre va a parecer una tonta cuando se entere de lo rica que es mi madre.—
No lo había considerado, pero tenía razón. Analise era ambiciosa y se había vuelto más
ambiciosa desde que dejó a mi… David.
Oímos que se abría una puerta en el piso de arriba y la risa casi histérica de Logan siguió un
segundo después.
Mason sonrió para sí mismo antes de levantarse y se fue con su cerveza en la mano.
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—¡Mason! Amigo, había una chica con tetas aquí afuera. No podía creerlo.— La voz de
Logan bajó por las escaleras. Su risa no paraba. —Nate la cogió.—
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CAPÍTULO 13
Becky estaba entusiasmada con su viaje con Adam a la mañana siguiente cuando me 123
encontró en mi casillero. Ella se entusiasmó con el partido de fútbol de la caridad en el
almuerzo. El día siguiente fue una cadena de eventos similar, excepto que Adam se sentó
con nosotras en nuestra mesa. A Becky no le desconcertó, el hecho de haber hablado del
juego del sábado. El jueves, algunos de sus amigos se reunieron con él en nuestra mesa y
uno parecía divertido por el apasionado monólogo de Becky sobre los hermanos Kade,
quien era mejor, quien se veía mejor, etc. Bromeó y la estimuló hasta que Becky parecía que
iba a ir a gritar desde la azotea lo calientes que estaban Mason y Logan Kade. En un
momento pensé que había estado a punto de proclamar que podían vencer a todo nuestro
equipo de fútbol, solos los dos.
Los chicos no contuvieron su risa y ella se volvió hacia mí. Le di una palmadita en el brazo
cuando ella suspiró, — Soné como una idiota, ¿no?—
Y luego las cosas se pusieron incómodas cuando Jeff se detuvo al final de nuestra mesa.
Tenía una bandeja de comida en una mano y su mochila sobre el otro hombro. La enganchó
más y me hizo un pequeña hola. — Hey, Sam—. Me eché hacia atrás.
Jeff miró a los chicos y terminó mirando a Becky. — Oye, si bueno. ¿Cómo está tu mamá?—
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—¡Jeff!—
Jill se dirigió hacia nosotros con las piernas rígidas. Su barbilla estaba apretada y sus ojos
brillaban de ira. Uno de los chicos silbó por lo bajo. — Pelea de gatas—.
Jeff le lanzó una mirada, pero se volvió hacia su novia con una amplia sonrisa. Lo vi
deslizarse un poco. —Oye, nena. ¿Qué pasa?—.
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Ella se aferró a su brazo y su sonrisa se congeló en su lugar. — Nada. ¿Qué estás haciendo
aquí?—.
La mano de Becky se apoyó en mi brazo debajo de la mesa. Supongo que ella quería
apoyarme, pero me entretuve. Le devolví la sonrisa a Jill y su boca se torció un poco.
Los dedos de Jill se curvaron en su brazo y Jeff se congeló bajo su agarre. Luego frunció el
ceño y apartó la mano. — ¡Ouch! Mierda, mujer. Eso duele—.
—Entonces, Adam,— Jill se volvió hacia él. El calor falso brotaba de sus poros. — ¿Cómo
crees que irá el partido el sábado?—
Adam lanzó una mirada y se enderezó en su silla. —Creo que estaremos bien—.
—¿Porqué es eso?— Se inclinó hacia delante para darle una vista de las curvas superiores
de sus tetas. Su escote estaba en exhibición. Jeff estaba lamiendo ansiosamente su vista.
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Jill se recostó sobre sus talones y volvió los ojos de hielo hacia ella. —Ellos fueron
aplastados la semana pasada por ellos—.
Ella no lo vio y continuó: — Este juego realmente no cuenta. Escuché que los hermanos
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Kade ni siquiera jugarían. No asistieron al evento de caridad el año pasado—.
—Ellos tienen que venir—. Los ojos de Jill eran agudos. —Es por eso que elegimos el
equipo de fútbol, para que vinieran—.
—Sí, pero es para la caridad—. Ella se apretó contra él y volvió a arrullar. —Apuesto a que
también toca la tercera cuerda. Caridad para todos—.
La boca de Becky se cerró con un chasquido audible. Los chicos guardaron silencio por un
segundo y luego se echaron a reír. Incluso Adam limpió algo en sus ojos. Las cejas de Jill se
alzaron y su sonrisa se congeló en su lugar.
Jeff se apartó. — ¿Entonces yo soy la caridad? ¿Es eso lo que estás diciendo?—
—No, cariño. ¡Jeff! Eso no es lo que quise decir.— Ella gritó y fue tras él mientras él salía de
la cafetería.
Uno de los chicos silbó. —Hombre, Sam. Ni siquiera dijiste una palabra. ¿Cómo saliste de
eso?—
Ambos amigos de Adam se rieron mientras los ojos de Becky se abrieron. — No te importa,
¿verdad? Pensé que Jill te iba a saltar con las uñas—.
Adam negó con la cabeza. — Creo que por eso Sam se calló—.
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El chico adoptó una actitud arrogante. — Ella diezma su camino a través de los chicos. El
Decimator—.
—Estoy de acuerdo con eso. Ella es una decimatora—. Becky volvió a comer y asintió con la
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cabeza.
Adam me dio una media sonrisa. — ¿Estás bien?— Bajó la voz y se acercó más a la mesa.
Me encogí de hombros, pero no dije nada porque no tenía nada que decir. No me importaba
Jeff y hacía mucho que era así.
Adam siguió mirándome preocupado durante el resto de la mañana y al día siguiente, pero
no importaba. Ya no me importaba y Jeff también se dio cuenta de eso después de que pasé
junto a él y a Jill en el pasillo. No sabía que estaban allí hasta que casi los derribé. Estaban
con Lydia y Jessica. Después de que murmuré una rápida disculpa, una que le daría a
cualquiera, me apresuré en mi camino. No fue hasta que estaba a punto de doblar la
esquina que miré hacia atrás y me di cuenta de con quién me había topado.
El hombro de Jeff se desplomó y tenía una expresión abatida en su rostro. Cuando sus ojos
se encontraron con los míos por un breve segundo, vi una disculpa a través de ellos.
Mi paso tuvo un ligero rebote para el resto del día. Eso duró hasta el final cuando Lydia me
acorraló más tarde. Ella había estado esperando en mi coche. Reduje la velocidad cuando la
vi, pero ¿Qué podía hacer? No soy lo suficientemente estúpida o lo suficientemente loca
como para intentar correr a casa otra vez.
—Oye.— Ella se levantó de mi coche y se retorció las manos juntas. — ¿Cómo estás?—
—¿Qué quieres?—
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El dolor brilló en sus ojos, pero ella miró hacia abajo. — Nada, yo solo, ¿Cómo estás?—
Dejé caer mi bolsa al suelo antes de abrir la puerta. — ¿Estoy bien, tu?—
Ella me dio una sonrisa tentativa. — Creo que Justin Beardsley podría invitarme a salir—.
Asentí. — Guay.—
—Así que tú y Adam, ¿eh?— Un mechón de su cabello estaba enrollado en su mano y ella 127
comenzó a girarlo. — Eso es emocionante, realmente emocionante. Traté de decirle a
Jessica que deberíamos estar felices por ti, pero...—
—¿Pero que?— Mi tono era plano. —Ella se acostó con mi novio durante dos años siendo
mi amiga—. Lydia se calló. —A ella no le importa, ni ahora ni entonces—.
—Sí, lo hace. Sé que lo hace—. Pero sonaba como si quisiera convencerse a sí misma.
Y Becky llegó en ese momento. — ¿Cómo te va?— Sabía que ella me habló, pero su mirada
estaba dirigida a Lydia.
Becky levantó su hombro y frunció el ceño, pero ella miró hacia otro lado. — Supongo. Es la
decisión de Sam. Quiero decir ... ustedes eran amigas después de todo ... antes que yo—.
Traté de suavizarlo. —¿Estáis vosotras dos criticando la una a la otra por mi amistad? No
me importa eso. Las dos deberían saberlo—.
Lydia parecía congelada en su lugar mientras me miraba, pero Becky agachó la cabeza. —
Lo sé, lo siento.—
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—Tengo que llegar a casa—. Comencé a alcanzar la puerta de mi coche otra vez.
—Porque están jugando contra Roussou. Puede que haya mucha acción esta noche, con los
muchachos en la ciudad después de lo que escuchamos que los Kades habían hecho a la
128
casa de su entrenador y algunos de los otros—.
—Bueno, no lo hiciste—.
—No.— No lo dudé.
Lydia miró hacia otro lado. Sus ojos estaban pegados a mí, como si yo fuera un programa de
televisión para ella. Ahora todo su cuerpo parecía retirarse.
Le fruncí el ceño, pero estaba distraída cuando Becky preguntó excitada, —¿Y mañana?
Tienes que venir. Es para la caridad—. Su voz se convirtió en un gemido.
Suspiré, pero ya sabía que iría. Logan me había estado acosando la semana pasada con la
misma pregunta. Mason nunca preguntó, pero Nate me dijo una vez que quería que viniera.
No tenía ni idea de por qué. —No lo sé. Probablemente, ¿de acuerdo?—
Una vez más, Lydia parecía sorprendida por algo. Ella retrocedió un par de pasos antes de
que ella misma se contuviera. Le espeté a ella, — ¿Cuál es tu problema?—
Ella parpadeó rápidamente unas cuantas veces antes de decir, — Uh, nada. Eres, solo, que
has cambiado—.
—Sí. La vida te hace eso—. Entonces abrí la puerta y entré. No pude explicarlo, pero ambas
me molestaron. Y cuando pude llegar a casa y salir a correr, mi mente finalmente comenzó
a despejarse después de un par de horas.
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Me tomó mucho tiempo antes de que me calmara. Cuando volví a casa, la oscuridad de la
tarde había comenzado a aparecer.
Mi madre me esperaba en la mesa del comedor. Ella tenía un gran vaso de vino delante de
ella y cada habitación estaba iluminada nuestro alrededor. Sus dedos seguían golpeando la
mesa de una manera nerviosa, o, mientras observaba mejor a Analise, de una manera
irritada. 129
Ni siquiera esperé a que ella dijera nada. Me dejé caer a una silla en la mesa y aguante. Mi
dolor de cabeza había regresado.
—Voy a llevar a los chicos a cenar el domingo después de la iglesia. Si puedes abstenerte de
la violencia física, me gustaría que te unieras a nosotros—. Su tono se sintió como un
latigazo contra mí.
Me aparté, pero me preparé de nuevo. Ella no podía hacerme daño a menos que yo se lo
permitiera. — ¿Por qué me quieres allí?—
Dio un largo suspiro dramático y giró el vino dentro del vaso. — Porque eres mi hija. Mason
y Logan van a ser mis hijastros, tus hermanastros. ¿No crees que pienso en esto? Estoy
preocupada por ti, Samantha. Realmente lo estoy—.
Ella hizo una mueca de dolor, pero se lo tragó. Luego forzó su brillante acto falso de rayo de
sol. — ¿Cómo van las cosas en la escuela? ¿Has visto a David?—
—Una vez.—
—Oh.— Ella pareció alejarse de mí, aunque no se movió en su silla. Luego lanzó el resto de
su vino por la parte de atrás de su garganta. — Es bueno que aun lo tengas en tu vida.
¿Alguna vez has considerado ir a la escuela pública? A Mason y Logan parece que les va
muy bien allí—.
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Devoradoras de Libros
Ella hizo una mueca, pero sabía que el movimiento le costó. Una leve maldición resbaló de
sus labios y ella trató de ocultarlo.
—¿Madre?—
130
—¿Qué?— Ella levantó los ojos vidriosos hacia mí. —Creo que la cena será genial. ¿Podría
cocinar algo, tal vez? No, eso no terminó bien la última vez. Tienes razón. La cena es la
mejor idea. Estoy tan feliz de que pienses eso—.
Sí. Yo también.
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CAPÍTULO 14
Becky me llamó muy temprano a la mañana siguiente. — Malas noticias, Sam.— 131
Me di la vuelta y me senté con un bostezo. —Son las siete de la mañana, de un sábado por
la mañana.—
—No—Su voz era brillante y alegre. — Todavía estoy borracha, así que probablemente aun
no lo estoy, pero no puedo ir al partido de esta noche.—
—Hubo una fiesta en la playa cerca de la casa de Lydia y iba a volver. Mamá me pilló esta
mañana, así que ahora estoy castigada.—
—Oh no. La fiesta fue en su casa, creo que otra chica la organizó, pero no sé. De todos
modos, tuvimos que esperar hasta que Adam estuviera lo suficientemente sobrio para
conducir. He estado bebiendo toda la noche. Lydia es un poco graciosa.—
Ella se rio. — No literalmente, pero me explicó algunas cosas y lo siento por ella....algo así
como....no realmente. Oh bien. Así que no voy a ir al partido esta noche, así que eso
significa que tú tampoco tienes que ir. Sé que yo era la única razón por la que ibas a ir.—
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Recogí algo de pelusa de la ropa de cama. —Yo también podría haber ido a animar a
Adam....—
—¡Lo sé!— volvió a cantar, seguida de una risita. —Me tomó de la mano en el coche.—
—¿Estabas borracha?—
—Estoy segura de que lo fue.— Me recosté en la cama y cerré los ojos. Algo me decía que
esta llamada telefónica no me iba a dejar volver a dormir pronto.
Se rio de nuevo. —Ojalá fuera toda la noche. ¿Quizás podría emborracharme más? ¿Crees
que lo haría siempre?—
—No.—
—Las que sean.— Agarré el teléfono más fuerte. —Creo que hay algo ahí. Tal vez tendría
que ser un hombre y tomar una decisión.—
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Silencio. Suspiré.
Fruncí el ceño y maldije en voz baja. —¿Tu imaginación? ¿Tu cuento de hadas, que te
retiene?—
Me mordí otra maldición. Había olvidado que Becky era una de esas chicas. —Lo siento.—
—Lo sé.—Ha vuelto a tener hipo. —Está bien. Sé que no lo decías en serio.—
Me rechiné los dientes, pero no dije nada. El problema es que lo dije en serio; lo dije en
serio y más.
—Ya que no vamos a ir al partido, mi mamá me dijo que podías venir esta noche. ¿Quieres
venir aquí? Creo que iremos a cenar y al cine.—
—Um.— ¿Cómo podría salirme de ésta? —Mi mamá también dijo algo sobre la cena.—
—¿Lo hizo?—
—Sí.— Me senté y me dirigí al borde de la cama. —Pero no sé. No estoy segura de lo que
debo hacer, podría ir a animar a Adam esta noche.—
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Mi puerta se abrió en ese momento y Logan metió la cabeza dentro. Cuando vio que estaba
al teléfono, levantó una mano en media ola y me frunció el ceño. Le hice un gesto para que
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se fuera, pero él sólo sonrió y empujó la puerta para entrar.
—Uh—, dije con prisa. —Tengo que irme, Becky. Te llamaré más tarde.—
Logan se paró justo detrás de mí. Me di la vuelta y ahora me respiraba en el cuello. Traté
de alejarlo.
—Vale...—
—Nos vemos. Te llamaré esta noche.— Y colgué, sin aliento. Luego me di la vuelta. —¿Qué
estás haciendo?—
Se rio. — Sólo estás enojada porque uno de tus amigos podría haberme escuchado.—
—No, supongo que no.— Y se echó hacia atrás en mi cama antes de sentarse contra la
pared. — ¿Así que vienes esta noche? ¿Vas a animar a tus futuros hermanos?—
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Suspiré y volteé los ojos antes de agarrar su brazo y empecé a tirar de él hacia
arriba. — Vamos. Fuera de aquí. Quiero ir a correr.—
Esquivó mi mano y se rio cuando fue a la puerta. —Deberías salir con Mason alguna vez.—
—¿Qué?—
—¿Qué?, ¿Qué Mason es mejor que tú para correr?— Logan corrió y bloqueó mi camino al
baño. Su sonrisa de gallito estaba en su sitio y se cruzó de brazos sobre su pecho. —¿Por
qué no compiten los dos? Me gustaría ver eso.—
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—Yo no perdería.—
Dio otro paso más cerca y estaba contra mi pecho. Miró hacia abajo, a través de sus gruesas
pestañas. Su aliento se movía sobre mi piel
Mis brazos estaban rígidos contra mi costado y yo le dije: —No le tengo miedo a nada.—
Se rio mientras se levantaba del marco de la cama. —Lo que sea que te digas a ti misma por
la noche.—
—Sí, sí.—Me despidió con un gesto de su mano. —Nos vemos, hermana. Que lo pases bien
esta noche.—
Cuando se fue y la puerta se cerró detrás de él, dejé salir un aliento tembloroso y me di
cuenta de que mis uñas estaban clavadas en la palma de mis manos. Los saqué y vi que la
sangre empezaba inmediatamente. Las habían presionado tan fuerte, tan fuerte. No había
sentido nada.
La luz del estadio de fútbol ilumina el campo, las gradas y dos de los estacionamientos que
lo rodean. A medida que me acercaba al campo de mi escuela, un sentido diferente me
llenaba. No era una fanática del juego, pero había venido a veces para apoyar a David.
Ahora vine a apoyar al enemigo, o a quien yo había considerado el enemigo.
Después de que me dieron un refresco y un programa de fútbol, me senté sola esta vez. Mis
dos ex mejores amigas estaban más arriba en las gradas y yo sabía que la boca de Lydia se
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había caído al verme. Jessica se negó a mirar, como siempre. Jill estaba en la pista en frente
con su traje de animadora. Se detuvo en sus estiramientos para mirarme fijamente.
Su nariz se arrugó y se dio la vuelta cuando Ashley DeCortts se le acercó. Ambas chicas me
miraron por encima de sus hombros después de un momento. Esta vez les di una amplia
sonrisa. 137
No pasó mucho tiempo antes de que los equipos salieran corriendo al campo. El equipo de
la Academia le dio a Adam un gran aplauso cuando lo presentaron en la alineación, pero
cuando Mason y Logan fueron presentados, juré que el suelo temblaba.
No tenía ni idea. Era como si fueran dioses. Agité la cabeza al ver lo extraño que me
parecía.
Cuando el balón empezó a rodar, intenté prestar atención a los números de Adam, Mason y
Logan. El más obvio fue el de Jeff, el 33. Me estalló cuando se paró justo enfrente de donde
me sentaba. No jugó todo el tiempo, pero me pareció bien.
Durante el entretiempo hubo muchos anuncios y sorteos para las rifas de caridad. Ashley y
Jill se rieron en el micrófono en un momento dado para una venta. No tenía ni idea de lo
que estaban hablando. Su lenguaje al estilo de las animadoras se arrastraba por el
micrófono. Me cansé de tratar de averiguar qué significaba realmente para ellas, pero
parecía que les iba bien con la multitud. Hubo una gran ovación y el nombre de Jessica fue
anunciado después.
Lydia fue la que más gritó. Jessica se sorprendió, pero era falso. Tenía una pequeña sonrisa
en la cara y yo sabía que todo lo que se había hecho era una estafa. Ella sabía todo el
tiempo que iba a ganar. Cuando ella pasó a mi lado y no se dio cuenta de que estaba
sentada allí, me senté más derecha. Lo que haya ganado debe haber sido importante para
ella para olvidar el factor frío cada vez que estaba a mi lado.
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La agarré del brazo cuando empezó a dar la vuelta a por sus amigos.
— ¿Qué?—
Su labio se arrugo y me miró con desdén. —Como dije, una cita con el siempre tan gran
Logan Kade. Quítame las manos de encima.—
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Me solté, pero me acerqué más.
Se encogió de hombros y puso los ojos en blanco. —No tengo ni idea. ¿Puedo hablar con
mis amigos ahora?—
La perversidad de la chica no me molestó. Estaba en segundo año. Tenía dos años más
para que la pisaran y yo sabía que pasaría. Siempre pasaba.
Todo se detuvo para mí. Se me erizaron los pelos del cuello. Se me salieron las garras. Mi
lengua se volvió gruesa, pero le di la mirada más educada que he tenido en todos mis años y
le pregunté con una voz tan profesional que mi madre habría estado orgullosa:
La estudiante de segundo año entrecerró los ojos, pero los giró después. —Mi hermana
gemela va al público. Logan Kade dijo que eras su nueva hermana. ¿Es eso, como, no es
verdad?—
Mi corazón empezó a latir con fuerza y mi pecho se puso pesado. Sentí que se acercaba un
ataque al corazón, pero aun así pregunté con esa voz dolorosamente educada,
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Ella hizo algún sonido y yo me sentí esnobismo escrito por todas partes. Entonces ella tiró
de su mini falda deshilachada y envolvió su chaqueta más apretada alrededor de ella. —Lo
que sea. Probablemente lo inventó todo.—
Adam lo sabría.
Jessica lo sabría.
Lydia lo sabría.
— ¡Hola!—
—Sólo tenemos unos minutos. Jessica está encantada. Estoy segura de que estará con Jill y
Ashley por un tiempo. ¿Cómo estás?— Su mano se sujetó a la mía y le dio un apretón.
—Estoy....bien...—
Su sonrisa se extendió ampliamente. —Bien. Eso es bueno. Hablé con Becky anoche. Ella
es tan divertida . ¿Por qué no me dijiste lo divertida que podía ser?—
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—Porque....— ¿Le habían crecido dos cabezas a Lydia? Juré que no estaba cuerda , pero
esto no me lo esperaba. —No tengo ni idea.—
Se dobló de la risa.
Se escabulló conmigo y presionó su pierna contra mí. —Vamos, Sam. ¿Cómo estás
140
realmente?— Susurró tras una mano. —He oído que le gustas a Adam, como si le gustaras
de verdad. Eso es genial, aunque sabía que eso pasaría.— Su mano volvió a
apretarse. —¿Estás emocionada?—
—Um.—
Ella entró corriendo y dijo: —Harán una gran pareja. Sólo lo sé.—
—¿Por qué es asunto tuyo?— cerró la boca y se dio la vuelta. Un grupo de sus amigos
detrás de nosotros se adelantó y supe que los rumores eran sobre mí.
Un segundo después, Jessica pasó por delante de mi asiento y regresó a su asiento anterior.
Cuando me vio, su sonrisa se congeló por un segundo, pero luego murmuró: —Hola.—
Si Jessica me dio la hora del día que significaba que estaba feliz, muy feliz, y eso me dejó con
una sensación de temor. Desde el momento en que tuve que conocer a la verdadera Jessica,
supe que no era feliz a menos que consiguiera lo que se proponía.
Logan.
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Pasé el resto del juego sopesando mis opciones. Jessica, ex mejor amiga que se había
estado tirando a mi novio durante dos años para vengarse de mí y ahora es la mejor amiga
de su nueva novia. Jessica quería a Logan. Resulta que conocía al tipo... ¿Qué podía hacer?
Cuando el juego terminó y el público de Fallen Crest había derrotado a mi escuela, una vez
más, me quedé con el resto y comencé a caminar hacia el estacionamiento. Lydia chillaba 141
mi nombre cuando estaba a punto de salir de las gradas y me hizo una ola de emoción con
un signo de pulgar hacia arriba.
Cuando llegué al aparcamiento, tuve que retroceder con un grupo de personas mientras
nuestro equipo corría por primera vez, seguido por el siguiente equipo.
Y entonces dos brazos salieron de la nada y me levantaron del suelo. Me dieron la vuelta
antes de que me pusieran de pie.
Me incliné hacia atrás y vi la cara sonriente de Logan. —¡Ganamos! ¿Tenías alguna duda?
Dime que animaste al equipo ganador.—
Oh no.... miré a mi alrededor. Las cejas estaban levantadas. Las manos escondían la boca y
las cabezas se inclinaban juntas. Entonces vi a Lydia y Jessica detrás de mí. Ambas tenían
la mirada congelada. Jessica estaba blanca como un fantasma.
—¡Hey!— Logan me abrazó de nuevo. —Marqué tres touchdown, claro que Mason me
consiguió todos los bloqueos, pero yo anoté. ¿No vas a felicitarme, hermanita?—
Luego, una mano sujetó el hombro de Logan y fue arrastrado con el resto de su equipo. Se
volvió y gritó: — Vas a salir con nosotros, Sammy. Vamos a ir de fiesta esta noche. No más
fiestas de perdedores para ti!—
Uno de sus compañeros de equipo se rio y dijo algo en su oído. Logan inclinó la cabeza
hacia atrás y su risa de hiena volvió a salir.
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Mason se había detenido detrás de mí. Tenía una mirada interrogativa en la cara y alcanzó
una mano para rascarse la parte de atrás de la cabeza.
—Hola.— Me agarré una mano al estómago y me pregunté por qué de repente me quedé
sin aliento.
142
—¿Hey?— Miró dónde estaban Lydia y Jessica. —¿Son tus amigas?—
Él también lo hizo y casi nos tocamos, sus almohadillas en mis hombros. Inclinó la cabeza
para poder oírme. —Eran mis mejores amigas.—
—Lo tengo.— Luego me hizo una pequeña mueca. —¿Tu mamá mencionó que vendrías a
cenar el domingo?—
—Bien—, suspiró.
—Sí. Lo hizo.—
Estaba a punto de decirle que tenía un coche, pero que había empezado a correr después de
su equipo. Había una fila de chicas que habían estado observando y todas miraban
mientras él pasaba junto a ellas.
Antes de que sus cabezas pudieran volverse contra mí, empecé a dar la espalda. Lydia y
Jessica estaban frente a mí, ambas con expresiones feroces en sus caras.
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CAPÍTULO 15
Lydia se empujó hacia adelante y estaba a una pulgada de mi cara. Sentí su aliento sobre 144
mí. —¿Conoces a Mason Kade?— Ella tenía un tono agudo, pero fue empujada a un lado
cuando Jessica tomó su lugar.
Tenía los ojos entrecerrados, la boca apretada, y me preguntaba si podría salir vapor de
una persona. Se cruzó de brazos sobre el pecho y enfrió su tono. —¿De qué conoces a
Logan?—
Miré a mi alrededor. Jill y Ashley se habían detenido no muy lejos de nosotros. Sus bolsas
de porristas estaban en el suelo y yo sabía que escuchaban cada palabra. Cada una tenía
una expresión diferente, una parecía cautelosa y la otra parecía compartir la furia de Jessica.
Lydia contuvo su aliento mientras los ojos de Jessica se estrechaba aun más. —Logan te
abrazó y Mason habló contigo. No puedes mentir sobre eso.—
Me encogí de hombros y sonreí. —Supongo que están jugando contigo, Jess, porque no los
conozco. Nunca lo he hecho, nunca lo haré, nunca quiero hacerlo—.
Puse los ojos en blanco y traté de irradiar una actitud aburrida. —No es mi problema.—
—Samantha—. Jessica se plantó frente a mí cuando intenté dar la espalda. Puso las manos
en la cadera. —No puedes estar mintiendo sobre esto.—
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—Exactamente.— La hice a un lado y fui a por mi coche, pero Nate me interceptó. Sostuvo
unas llaves y dijo: —Aquí están las llaves de Mason. Dame las tuyas, me llevaré tu coche a
casa—.
No me di la vuelta, pero sabía que Jessica y Lydia habían escuchado. Podía sentir su
incredulidad y su enojo saliendo de ellas. Suspiré y alargué la mano. —Lo que sea—.
Nate sonrió mientras me arrancaba las llaves para Mason. Luego miró por encima de mi 145
hombro. —Supongo que esas son las dos que te apuñalaron por la espalda.—
—Más o menos—.
—Todavía no—.
—Ah.— Inclinó la cabeza hacia atrás para comprender. —El gato está fuera de la bolsa, ¿eh?
Lo siento por eso.—
Se rio de eso. —Sí, cuando decide que le gusta alguien, se emociona bastante con él.— Se
cruzó de brazos sobre el pecho. —No le gusta mucha gente.—
Levanté la vista, sin aliento otra vez. —¿Y cuándo fue eso?—
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Me sujetó la mano en el hombro. —No te preocupes por estas cosas, tus amigos y todo eso.
Logan está decidido a hacer que te diviertas esta noche, así que yo me relajaría y dejaría
que sucediera—.
—¿Quieres que haga de perro guardián hasta que estés en el coche de Mason?—
Vi el Escalade negro no muy lejos y agité la cabeza. —No. Estoy bien.— Luego me reí para
mí misma. —Esto se está convirtiendo en una aventura—.
—Supongo que podrías verlo de esa manera.— Me dio una palmadita en el hombro otra
vez. —Hasta luego—.
—Nos vemos—, murmuré en voz baja mientras lo veía atravesar a Jessica y Lydia como si
un cuchillo atravesara la mantequilla. No le importaba a quién tropezaba y ambas saltaron
hacia atrás, con los ojos muy abiertos en shock.
Agité la cabeza y no pude detener otra risa mientras me balanceaba hacia el auto de
Mason. —¡Samantha!— Jessica me llamó, pero la ignoré hasta que estuve cerca de su auto.
Entonces me di la vuelta, me apoyé en el capó y crucé las piernas. No iba a esconderme
dentro.
Ellas se pararon donde me había ido y me observaron. Jill y Ashley se unieron a ellas y las
cuatro no dijeron ni una palabra mientras miraban.
Levanté la barbilla.
Estábamos en un punto muerto, pero no duró mucho. Adam salió del vestuario y comenzó a
caminar hacia su auto. Él vio a las otras chicas, siguió sus miradas y me vio a mí. Se detuvo
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en medio de nosotros antes de agitar la cabeza y se acercó. Cuando estuvo cerca, levantó la
mano y sacudió un poco de su cabello mojado.
—Hola.— Asintió a través del estacionamiento. —¿Qué pasa con la brigada de allá?—
Fruncí el ceño. No había considerado a Adam antes. —No es nada, sólo cosas estúpidas.—
—Oh.— Me dio una pequeña sonrisa. —Así que viniste sin Becky, ¿eh?—
—Becky—, se rio. —Dijo algo sobre una pastilla para dormir, así que ahora puede
escaparse. ¿Quieres venir conmigo? Iba a recogerla antes de una fiesta a la que los chicos
quieren ir esta noche—.
Se encogió de hombros. —No estoy seguro, pero es una pública, así que estoy seguro de que
estará buena. ¿Quieres venir conmigo?— Luego sus ojos se abrieron un poco y frunció el
ceño rápidamente. —¿No es este el coche de Mason Kade?—
—Um....— Me paré del auto. —Sobre eso, debería llamar a Becky. Hay algunas cosas que
tengo que decirle primero... antes de que se entere por la gente equivocada—.
Dio un paso atrás y una pared lo cubrió. —Así que conoces a los Kades.—
Dudé y levanté los hombros. No podía decir mucho, no cuando le debía a Becky una
explicación primero. Ella era la única que realmente se lo merecía, si es que alguien lo hizo.
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Sonrió y me quitó sus llaves de la mano. —Lo habría despedido con más fuerza si lo hubiera
sabido—. Cuando abrió el coche y los dos entramos, preguntó: —¿Tienes hambre?—
Al salir del estacionamiento, pasamos por donde Lydia y Jessica permanecían en su lugar.
Sus bocas estaban abiertas, junto con la de Jill. Ashley parecía calmada. Incluso levantó la
mano en una pequeña despedida.
—¿Quieres algo?—
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—¿Estás segura?— Mason movió la cabeza hacia su puerta. —Vamos. Entra conmigo.
Necesitarás toda la sustancia que puedas conseguir cuando Logan te encuentre en la
fiesta—
Abrí la puerta y rodeé el coche. Mis palmas estaban sudadas, así que me las limpié en la
parte delantera de mis pantalones. Los nervios de mi estómago se me aceleraron cuando
Mason sostuvo la puerta para mi. La soltó cuando entré y me guio a través de la puerta de al 149
lado hasta que entramos. El aire acondicionado aun estaba encendido y se me puso la piel
de gallina.
Una niña se paró detrás de la caja registradora y sus ojos se abrieron de par en par cuando
vio a Mason. La reconocí de mi escuela y luego recordé quién era. Su padre era el gerente y
él no era muy amable por lo que Lydia me había dicho hace un año.
Mason ordenó para los dos y cuando sacó su billetera, su padre vino de la parte de atrás.
Agitó la cabeza y extendió la mano. —No de un Kade. Soy Walter . Soy el gerente de
Burger—
—Gracias de nuevo—.
La comida fue embolsada rápidamente, por el mismo Walter, y no pude contener una risa
de incredulidad cuando entramos en la Escalade de Mason.
—¿Qué?—
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Agité la cabeza. —Te dan comida gratis; básicamente puedes dormir con la chica que
quieras. Tienes una vida muy diferente a la del resto de nosotros—.
Miré y sostuve su mirada. Las mariposas se habían ido hace mucho tiempo. Una tormenta
había empezado a presentarse. —Siempre supe que eran como dioses, pero no me di
cuenta de que era así.— 150
—Correcto—.
—No lo es—. Me miró fijamente. —Las personas son como víboras, sólo tienes que
descubrir sus diferentes colores, pero todas son iguales. Todo el mundo quiere algo.—
—Probablemente no debería decir nada, pero lamento que se haya metido en sus vidas.—
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—Ella mintió.—
—Ella nos conoció hace un año, pero estuvo con mi padre un año antes de eso. Logan y yo
la vimos entrar en una de las salas de conferencias de su hotel. Acababa de dejar a nuestra
mamá y nos pidió que lleváramos algo al hotel, ella es medio dueño de la casa. Estábamos
esperando al gerente general cuando vimos a papá con una nueva sordidez—. Me echó una 151
—No me ofende—. Ella era mi mamá y debí haberla defendido, pero ya había pasado el
punto en el que podía reunir la energía. No quedaba nada en mí. Entonces le pregunté otra
cosa. —¿Por qué tú y Logan están siendo amables conmigo?—
Era mi turno de darle una mirada irónica. —Vamos. Ustedes son unos imbéciles. No les
importa y dudo que el hecho de que pueda ser tu hermanastra tenga algo que ver—.
Sonrió y se echó hacia atrás. —No dijiste nada de los autos antes y quemaste el auto de tu
entrenador por nosotros.—
Mi teléfono se apagó y revisé el mensaje. Era de Becky. En Kilbourn y la 8ª. ¿Dónde estas tú?
¿Adam dijo que querías hablar?
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Suspiré y envié un mensaje de texto. —Estaré allí pronto—. Entonces miré hacia
arriba. —Sólo por curiosidad.—
—No. Es la amiga del mariscal de campo. Ella es mi única amiga ahora mismo.— Aunque,
152
eso podría cambiar después de esta noche.
—Diversión—, murmuré.
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CAPÍTULO 16
153
Cuando entramos, todos sabían que Mason estaba allí. Los chicos aparecieron de la nada
para recibir una palmada en la mano, un gesto con la cabeza o cualquier otro saludo de su
parte. Las chicas trataron de acurrucarse en sus brazos, pero él se las quitó con una
facilidad impresionante. Dejó a cada uno de ellos y todos parecían no darse cuenta de lo
que había pasado antes de que él ya se hubiera ido. Luego entró en la cocina y un coro de
ovaciones sonó.
Logan estaba en medio de la cocina con la mano alrededor de la boquilla del barril. Cuando
vio a su hermano, lo levantó y lo dejó ir. La cerveza empapó a todos en la habitación, pero
nadie se molestó. Las chicas gritaron de risa y los chicos levantaron sus bebidas para
saludar.
Otra ronda de ovaciones recorrió la sala y escuché un coro que resonaba por toda la casa,
aunque dudo que supieran por qué habían aplaudido.
Le di en la cabeza. —Bájame. —
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Cuando estaba de pie, vi que Mason estaba en el rincón más alejado de la cocina. Tenía una
bebida en la mano y mientras miraba a una rubia que se envolvía alrededor de su brazo. No
se la quitó de encima.
Un vaso estaba siendo empujado en mi mano y vi que Logan estaba tratando de darme una
bebida. — ¿Qué? —
Su mano se dobló alrededor de mi espalda. —Sólo déjalo ir, sólo por esta noche.— Luego
me apretó la boca contra el oído y oí la seriedad de su voz. —Quiero que te diviertas y no
dejaré que te pase nada. Promesa. Todo el mundo te cuidará desde que les dije que somos
familia.—
Un destello de ira pasó a través de mí, pero no contra él. Agarré el vaso y lo vacié. Logan
silbó su aprobación y la llenó de nuevo. Y la noche siguió así.
Mason desapareció y Logan no me dejó fuera de su vista. Una hora más tarde, después de
que había sido solicitado abajo para jugar al billar, alcé la vista y vi a Jessica. Estaba en un
rincón sola. No conocía a nadie más en la habitación, pero estaba llena de gente y todos
conocían a Logan. La mayoría de los chicos eran altos y musculosos, de constitución atlética,
así que asumí que estaban en el equipo de fútbol con él.
Busqué a Lydia o a Jill, pero Jessica parecía sola. Luego codeé a alguien a mi lado. Cuando se
giró con su palo de billar en la mano, le pregunté: —¿Viene alguien de la Academia esta
noche?—
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Señaló hacia afuera. —Están todos en el lago. ¿Por qué?— Entrecerró los ojos. —¿Eres una
chica de la Academia?—
—Hola, Sam—, dijo Jessica en voz baja. Se acercó más cuando alguien se le acercó.
Sus hombros cayeron una pulgada y me pregunté si ella quería lo contrario, entonces me
sentí estúpida. Por supuesto que lo hacía. ¿Por qué si no hablaría conmigo mi ex mejor
amiga?
Alguien cayó contra la pared a mi lado y no tuve que mirar. Aguanté la respiración por un
momento y estaba agradecida cuando Logan se quedó callado.
—Te acostaste con mi novio durante dos años. No me has dicho una palabra desde que me
enteré.—
Su sonrisa parecía tensa y retrocedió un paso. —¿De qué estás hablando? Hablé contigo en
el partido de esta noche. —
Me impulsé desde la pared. —Me saludaste, después de haber ganado una cita con Logan.—
—Sí, Logan.— Ella se adelantó y le dio una sonrisa sensual. —Gané la cita contigo.—
—¿Qué cita?—
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—¿Hablas en serio?—
Ethan se recostó en la mesa. —Amigo, esa chica te preguntó la semana pasada si lo harías—
—Pensé que me estaba invitando a salir. Estaba buena— Logan mostró una sonrisa y silbó
en voz baja.
Ethan le dio una palmada en el hombro. —¿Qué pensaste cuando nunca salieron? —
156
—Nah, lo hicimos. Anoche. —
Los hombros de Jessica se hundieron a medida que se pronunciaba cada afirmación entre
los dos. Su cabeza colgaba casi al suelo ahora.
Logan debe haberse fijado en mi mirada porque le dijo: —¿Pagaste mucho por esa cita? —
Una dura mirada llegó a sus ojos. —¿Vas a joder conmigo después? —
Ella tragó, pero respondió con voz tímida: —¿Es eso lo que quieres? —
Ethan observó el intercambio y sentí que su mirada descansaba sobre mí por un momento.
Sabiamente, se quedó callado.
—¿Quizás si te gusta? —
Logan aulló una carcajada. Sonaba cruel. —Pagaste por mí. ¿Crees que eres una chica que
me gusta? Hay muy pocas que caerían en esa categoría. —
—¿Su madre? —
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Su sonrisa desapareció. —Lo siento— Empujé su brazo y empecé a rodearlo, pero me cogió
del brazo. —Lo siento. No pensé en tu situación. —
Me dirigí hacia el lago y respiré hondo cuando pude liberarme de la casa. Las multitudes de
afuera estaban muy dispersas por el patio trasero y por la colina junto al lago. El olor a
hoguera llenaba el aire, mezclado con una sensación de humedad que provenía del lago y
del deslizamiento.
Dos chicas me pasaron corriendo riendo y otros dos chicos siguieron en la persecución.
Todos estaban empapados de pies a cabeza. Uno casi me tiró, pero me agarró y salió
corriendo: —Lo siento, pequeña Kade. —
Mientras bajaba la colina, vi a Mason y Nate. Estaban al lado de una hoguera en un rincón
lejano y cada uno asintió saludando, pero no se acercaron y tampoco me hicieron un gesto
para que me dirigiera a ellos.
Jeff
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Sonrió. —¿Supones? O los conoces o no los conoces. Jessica se cagó en los pantalones esta
noche. —
— ¿De verdad? —
Asintió y retorció los dedos en el pelo para levantarlo. Estaba lleno de gel y se paró derecho.
Le dio un estilo mohawk. Luego lo estropeó y lo aplanó de nuevo. —Jill también se está
volviendo loca. No sabe si debería besarte el trasero o ser una perra más grande contigo.— 158
Se encogió de hombros de nuevo y metió las manos en los bolsillos traseros. —No lo sé.
Supongo que ahora se siente bien, ¿sabes? Quiero decir, me sentí mal por lo que pasó con
nosotros y luego estuve con Jill tan rápido. No sentí que podía disculparme contigo y el otro
día... en el pasillo... — Respiró profundamente. —Sé que se acabó. —
Me dio una sonrisa brillante. —Y si vas a estar con Quinn, normalmente es un buen tipo,
pero debes saber que no siempre lo es. —
Movió un brazo hacia los muelles y los barcos. —Está ahí abajo siendo un imbécil. Supongo
que está enojado porque tú y los Kades se conocen.—
Genial. Si Jeff fue el que me advirtió, entonces era malo, muy malo. Y cuando me acerqué a
un pontón pegado al muelle, oí la voz de Adam. Estaba borracho y cuando me subí a él y
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miré bajo el dosel, vi a una chica en su regazo y una de sus manos entre las piernas de ella.
La otra estaba acariciando su rodilla.
Él murmuró algo en el oído de la chica y ella soltó una risita gutural. Rallaba contra mis
oídos, pero cuando oí otro chillido, miré más de cerca. Becky estaba acurrucada en el
asiento detrás de ellos. Sus rodillas estaban pegadas a su pecho y ella las estaba abrazando. 159
Cuando sus ojos se encontraron con los míos por un segundo, volvió a chillar y agachó la
cabeza.
Puse los ojos en blanco y me senté rígida en una silla al frente. Me volví hacia ellos. —Veo
que has estado disfrutando de la fiesta. —
—¿Por qué no debería?— La chica que estaba en su regazo chillaba y se movía bajo su
agarre. Sonrió y le pinchó el hombro.
Miré a la feliz pareja antes de encontrar la mirada de Becky. La tristeza en ella era evidente
y cuando secó una lágrima, me puse de pie. —¿Puedo hablar contigo, Becky? —
—¿Por qué hablar sólo con ella?— Adam nos detuvo. —También me has estado mintiendo.
¿O te reías de nosotros a nuestras espaldas? —
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Fruncí el ceño y le miré. —¿Intentas intimidarme? ¿Estás tan dolido porque no te dije que
conocía a los Kades? —
—¿De quién?— Miré a mí alrededor. —¿De mí? ¿Por qué no quería que la gente supiera que
160
mis padres se están divorciando?—
—Sabías que estaba pasando. Estabas allí cuando estaba en la oficina de mi padre.
Ayudaste a vendarme las manos. —
Él no dijo nada.
Y Becky me miró. — ¿No estás con Mason Kade? Lydia dijo que te subiste a su auto y... —
Puse los ojos en blanco. —Oh, por el amor de Dios. Si Lydia lo dijo, debe ser verdad, ¿cierto?
No puedo creerlo. Estás escuchando a mi vieja mejor amiga que sabía que mi otra mejor
amiga y mi novio se acostaban a mis espaldas durante dos años. Estoy segura de que es la
mejor fuente del mundo para escuchar. —
—Lo hice, tienes razón. Así que, por supuesto, eso significa que estoy teniendo sexo con él.
Me he subido a tu auto dos veces. ¿También lo he estado haciendo contigo? —
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—Sí, lo es. Y, por cierto, ¿por qué tengo que explicarte? ¿Has sido mi amigo por qué? ¿Dos
semanas? ¿Me invitaste a salir un par de veces y se supone que debo abrir mi corazón para
ti? ¿Cuántos esqueletos sucios tienes que yo desconozca? —
Su boca cerrada.
—Exactamente. — Me balanceé hacia Becky. —Siento no haberte dicho que conocía a los
Kades, pero no es algo de lo que quiera hablar. Tiene que ver con el divorcio de mis padres, 161
La chica que había estado en el regazo de Adam levantó la mano. —No diré nada. —
Ella me dio una sonrisa brillante y puso su cabello rubio y decolorado sobre su hombro. —
Soy Tanya. Conozco a Logan, así que definitivamente no diré nada. —
—Salimos anoche. —
Entonces Becky me apretó la mano. —¿Conoces a los Kades?— La emoción en sus ojos me
hizo detenerme. Entonces sonreí y agité la cabeza. Becky nunca se abatía por mucho tiempo.
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CAPÍTULO 17
Eran las cinco de la mañana y estaba borracha. Becky se había desmayado a mi lado en el 162
muelle, mientras Adam se llevó a su animadora a casa hace mucho tiempo. Levanté mi vaso
rojo y traté de beber de él, pero no había nada en ella. Lo volteé y no cayó ni una gota.
Una rubia con piernas largas se subió al muelle y se agachó para ver mejor bajo el toldo.
Becky roncó y se dio la vuelta.
Entrecerré los ojos contra la luz de la luna ante esa nueva extraña. Tenía el cabello largo,
ligeramente rizado, que llegaba casi hasta la cintura y llevaba una elegante camisa sin
mangas de cuello en V sobre unos vaqueros ajustados. Los tacones altos me llamaron la
atención. Su color plateado combinaba perfectamente con su camisa.
Suspiré. Esta chica estaba sobria. Me di cuenta. Usualmente estaba sobria. No esta noche.
—¿Eh?—
—Tanya. ¿Ella está aquí? ¿Estaba aquí?— Se frotó los brazos como si tuviera frío.
—No, gracias.— Ella miró mi vaso mientras hacía una mueca. Estaba seguro de que estaba
disgustada. —Yo no bebo.—
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—No lo soy.—
Volví a entrecerrar los ojos ante esta chica. Ella no dijo su nombre de la manera usual y
esperanzadora que la mayoría de las demás. Lo dijo como si lo conociera, y lo conocía bien.
163
Aun así, me mordí la lengua. Él ya había hecho suficiente daño para que yo le agregara más.
Ella suspiró y miró hacia otro lado. —No puedo creerlo. Otro chico—
—Dijiste Logan.—
Ella se detuvo.
Me encogí de hombros.
—Mira.— Ella me dio una forzada sonrisa educada. —Muchas chicas quieren conocer a
Logan y muchas han conocido a Logan. Si buscas un noviazgo, él es el hombre para ti, pero
si buscas un novio rico, yo buscaría en otra parte. Logan no es de ese tipo, para nadie.—
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—Sí, lo hago.— Y puso los ojos en blanco. —Lo conozco un poco demasiado bien. Salimos
durante dos años, rompimos hace un año.—
—¿Qué más?— Se rio, pero parecía vacía. —A él le gustaban mis amigas y a mí.... y a mí me
gustaba su hermano.— 164
Mis ojos se abrieron de par en par. ¿Mason? —¿Saliste con Mason también?—
Ella resopló y agitó la cabeza. —Dios, no. ¿Cómo si Mason Kade fuera simpático con
cualquier chica que no fuera su preciosa Marissa?—
¿Marissa?
—No puedo creer que haya dicho nada de esto. Lo siento mucho. Gracias por contarme
sobre Tanya y este Adam. No tienes su número, ¿verdad?—
Saqué mi teléfono y lo llamé. Ella esperó y se abrazó. Cuando una brisa se levantó y ondeó
sobre el lago hacía nosotras, extendió su cabello en el aire y la envolvió, me alegré de haber
mantenido mi cabello recogido en una coleta baja. Entonces oí el buzón de voz de Adam y
terminé la llamada.
—No también como eso.— Le sonreí. Entonces hice un gesto hacia el muelle. —Tiene
debilidad por Becky, es su vecina. La mira como a una hermana menor.—
—¿Tate?— Logan estaba al final del muelle. —¿Qué estás haciendo aquí?—
Ella le dio una sonrisa brillante y exagerada y dijo sarcásticamente: —Esperaba verte,
Logan.—
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—Sí,— le dijo ella bruscamente. —Conduje dos horas con la ligera esperanza de que
estuvieras en la casa de Ethan. De hecho, no tenía ni idea de que estarías aquí. Me subí a
mi auto y conduje, sólo conduje. Mi instinto me trajo aquí.—
Ella levanto la fulminante mirada llena de odio hacia él antes de mirar hacia atrás. —Creí
que dijiste que no lo conocías.—
—¿Por qué he vuelto aquí? Esta bien, es por la puta de mi prima. Es por eso.—
—Una de ellas y también es prima.— Colocó su bolso en su brazo y se dio la vuelta con una
mano apoyada en su cadera. —Logan, ¿conoces a este Adam?—
—¡Logan!—
—¿Dónde vive?—
Logan me miró.
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Volvió a hablar por ella. —Has estado en su coche, Sam. Te he visto. ¿Qué tipo de coche
es?—
—¿Sam?— Becky salió tropezando de debajo del toldo, frotándose los ojos. —¿Qué está
pasando?—
—Hola.— Me volví hacia ella cuando se me ocurrió una idea diferente. —Adam te llevó,
¿no?—
Y eso quería decir… me di la vuelta de nuevo. —Todavía está aquí. Él no la dejaría, así que
probablemente estén dentro.—
Tate me rodeó y se cruzó de brazos sobre su pecho. Se inclinó hacia adelante y miró a los
ojos de Becky. —¿No te dejaría?—
Sus ojos brillaron con irritación. —No importa. He oído lo que necesito. Gracias.— Y pasó
junto a todos nosotros. Mientras ella pasaba a Logan, él se puso a un lado para que su
hombro no lo golpeara y silbó por lo bajo mientras la observaba subir la colina. Ella le sacó
el dedo a sus espaldas, pero él sólo se rio.
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Sonrió, pero inmediatamente se cubrió la boca con la mano y se sacudió hacia un lado.
Después de un par de minutos y de haber dejado de vomitar, se puso de pie de nuevo. —Se
fue hace mucho tiempo.—
—Dijiste...—
—Ella no estaba siendo amable.— Becky se encogió de hombros, pero se agarró a mi brazo
de nuevo. 167
No pude detener la sonrisa de mi cara, pero miré dónde estaba Logan. —¿Podrías llevarnos
a las dos a casa?—
Se rio entre dientes. —Sí. Mason me envió. Él y Nate están esperando en el frente, pero
será mejor que nos demos prisa. Si Tate descubre que mentimos, nos perseguirá y no
quiero tratar con esa chica ahora mismo.—
Quería saber todo sobre su relación y lo que Mason tenía que ver con ella, pero me mordí la
lengua cuando nos subimos a la parte de atrás de su Escalade. Becky les dio a ambos una
sonrisa descuidada y un agradecimiento torpe, pero se desmoronó en un montón en su
asiento tan pronto como se arrastró dentro. Tuve que levantarle el trasero para que Logan
y yo pudiéramos entrar también. Cuando llegamos a la casa de Becky, Nate se acercó por el
costado y la levantó por encima de su hombro. Él me siguió adentro y la metimos a
escondidas en su habitación después de revisar sus bolsillos en busca de sus llaves.
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Cuando los cuatro llegamos a la mansión, eran casi las seis de la mañana. No estaba
cansada en absoluto. Estaba bien despierta. Las preguntas persistentes sobre la relación
entre Tate/Logan y quién era Marissa me dieron energía. Podría haber ido a correr.
Mientras pasaba por la cocina, había una gran bolsa negra en el vestíbulo junto con una
bolsa de excursión. Mason tiró una colchoneta enrollada a su lado un segundo después. Se 168
había puesto unos pantalones cortos de color verde caqui y una camisa negra sin mangas.
Estaba hecho jirones a lo largo de los bordes y tenía dos agujeros en la espalda.
—¿Adónde vas?—
Me llevó un segundo darme cuenta de que me había hecho una pregunta. Le fruncí el
ceño. —Voy a correr. ¿Adónde vas?—
Revisó su reloj. —Son más de las seis. Estuviste despierta toda la noche.—
Le di una patada a la bolsa y oí ollas y sartenes chocando entre sí. —¿Adónde vas?—
'¿Quién es Marissa?'
Puso una mueca de dolor por un momento y luego se puso sus gafas de sol negras sobre sus
ojos. Ya no podía leerlo. —Vamos a acampar.—
—¿Acampar?—
Estaba un poco molesto mientras estaba ahí parado. Había sido todo amigo y ahora… nada.
Acampar. Eso es todo. No hay otra explicación, pero de nuevo tuve que recordarme a mí
misma… ¿A quién estaba engañando? Estos chicos no eran mis hermanastros y dudaba
mucho de que su padre se casara con mi madre.
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La verdad es que mi madre y yo saldríamos en tres meses. Esa fue mi suposición. Cuando
eso ocurriera, sería como si nada de esto hubiera pasado. No Logan. No Mason. No Nate.
Nada. Y tendría que tratar con Lydia y Jessica una vez más.
Con ese pensamiento, sentí otro estallido de adrenalina que me atravesó y apenas pude
aguantar mientras saltaba por la puerta y empezaba a correr.
Nada de eso importa. Yo importaba. Yo era la única. Tuve que cuidar de mí misma. 169
Entonces encontré un parque y corrí sobre el puente. Patos y gansos se dispersaron por mí
en el agua y me sentí bien mientras corría a través de una pequeña parte de un estanque.
Cuando me empezaron a doler las piernas, volví. Y tan pronto como me acerqué al césped
delantero, mi cuerpo se desmoronó. Me dejé caer sobre el césped y me quedé allí hasta que
mi corazón y mi pecho se ralentizaron.
Apenas me di cuenta de los sonidos de un coche que salía del garaje hasta que frenó a mi
lado.
—¿Samantha?—
Un Rolls Royce negro se había detenido a mi lado y mi mamá miró a James que estaba en el
asiento del conductor. Estaba vestida con un vestido rosa con un sombrero en la parte
superior de la cabeza.
Fruncí el ceño mientras me sentaba. ¿Estaba delirando? Mi mamá parecía vestida para un
papel en una película sureña. —¿Adónde van ustedes?—
—Es domingo, cariño. Vamos a la iglesia.— Ella frunció un poco el ceño. —¿Te gustaría
venir? Podríamos ir al servicio siguiente.—
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Oí la tensión en su voz, pero la ignoré cuando traté de pararme. Mis piernas seguían
tambaleándose. —No. Sólo me veo como si lo hubiera hecho.—
—Samantha.—
James le dijo algo y mi mamá volvió a gritar: —Oh, cariño. Los chicos fueron a acampar.
Estarán fuera la mayor parte de la semana, así que si quieres invitar a algún amigo,
adelante. ¿Quizás Jessica y Lydia? ¿O incluso Jeff? ¿Siguen juntos?—
James le dijo algo más en voz baja y mi mamá se rio. —Está bien, cariño. Tenemos que
irnos. Te quiero.—
Ella saludó mientras él salía de la entrada. Y luego fui sólo yo. Tenía la mansión para mí
sola. Caminé por el lugar y entré en mi ducha. Después de eso, me acurruqué bajo mis
sábanas y me di la vuelta.
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CAPÍTULO 18
Los chicos se fueron por una semana entera. No tenía idea de cómo podían hacer eso, pero 171
lo hicieron. No debería haberme sorprendido. Evité a mi madre durante la semana y solo
una vez vi a James. Estaba sentada en la sala de estudio, que se parecía a la biblioteca de mi
escuela cuando entró.
La puerta se cerró detrás de él. Levanté mi cabeza del libro que había estado leyendo. Nos
miramos el uno al otro.
Estaba vestido con un traje de negocios negro a rayas y tenía un maletín negro en la mano.
Cuando vi una pequeña bolsa marrón en su otra mano, escondí una sonrisa. Mousteff
también debe haber llegado a él.
Se fue tan silenciosamente como cuando entro y al cerrar la puerta detrás de él, no se
escuchó ningún sonido.
Los escalofríos bajaron por mi cuerpo y me aparté de la mesa y, cuando llegué a donde
había visto a Mason sacar un poco de brandy de un mostrador. Todavía estaba allí y le di un
trago. ¿Tal vez el alcoholismo diurno sería mi próxima aventura?
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Cuando regresaba corriendo, había estado oscuro durante una hora y un par de faros se
acercaron por detrás. Estaba a dos calles de la casa y me desvié hacia un lado. La mayoría
de los coches pasaron, algunos se desaceleraron por precaución, pero este se desaceleró y
me siguió.
Puse algo más de velocidad y pronto estuve corriendo. A una calle a la izquierda. 172
Los faros del auto me envolvieron y mi sombra brotó frente a mí. Parecía estar riéndose de
mí, bailando vigorosamente. Mi corazón ya latía con fuerza, pero el sudor frío se formó en
mi frente. Se extendió por todo mi cuerpo y mis dientes pronto empezaron a chocar.
Mi aliento me escupió antes de que pudiera detenerlo. Hice una mueca cuando aterrizó en
mi pierna, pero no pude evitar reírme de alivio. — ¿Soy idiota? Vosotros sois los idiotas—.
Logan asomó la cabeza por el lado del pasajero. — Podríamos haber sido malos tipos—.
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Se encogió de hombros y me lanzó una sonrisa. —Depende de ti. — Y luego se fue. Mis ojos
se agrandaron cuando vi el charco, pero ya era demasiado tarde. Lo atravesó y me empapé
un segundo después.
Luego apreté los dientes y salté hacia adelante. Cuando corrí por la esquina, empezaban a
salir del coche y vi la manguera que su jardinero había dejado afuera. Logan había dejado
algunas bolsas en el suelo cuando se dio la vuelta, pero ya era demasiado tarde.
—Oye ...— Su grito se ahogó cuando encendí la manguera y la apunté hacia él. Antes de que
Nate pudiera saltar fuera del camino, me di la vuelta y lo atrapé también. Mientras buscaba
a Mason, me empujaron al suelo y me sacaron la manguera de las manos.
Levanté la vista y él se paró sobre mí con la manguera apuntando hacia el césped. Una
mirada perversa estaba en sus ojos y abrí mi boca para intentar detenerlo, pero la puerta
de entrada se abrió en ese momento.
—Sam?—
—Hola, chicos ...— vaciló mientras me fruncía el ceño. —Sam, ¿Qué estás haciendo en el
suelo?— Sus ojos se desviaron de mí a Mason.
Me puse de pie y me toque los pantalones cortos. — Nada. Creo que corrí demasiado,
tropecé—.
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—Espera cariño.— Ella se volvió hacia Logan. —Dado que todos están aquí, mañana es
sábado. Me preguntaba si podríamos tener nuestra cena mañana por la noche—.
—La que se suponía que tendríamos el domingo pasado se canceló ya que querían ir de
174
campamento, así que pensé...— Ella lanzó sus manos al aire con una sonrisa
brillante. —¿Qué tal mañana por la noche?—
Luché contra el impulso de poner los ojos en blanco. Tenía tantas ganas ...
—¿Y tú y yo, Sam? ¿Qué piensas? Podemos tener una cena de madre hija como solíamos
hacerlo—.
Luego Mason preguntó: — ¿El equipo de fútbol de tu escuela no tiene su cena anual
mañana por la noche?—.
No me importaba, dije con brusquedad:—Estoy bien sin eso, mamá. No querría que
fuésemos falsas y no habláramos de "cosas".—
—¿Qué?—
—De cómo me golpeaste. Dos veces—. Mis ojos estaban fríos. Todo en mí estaba frío otra
vez y recordé la sensación de esa primera bofetada.
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Logan se aclaró la garganta y nos dio a ambos una sonrisa forzada y educada. —No os
preocupéis por nosotros. Nos bañaremos y volveremos. Nos vemos—. Los tres agarraron el
resto de sus bolsas y entraron. Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, me sobresalté.
Pero no había empezado a calmar mis nervios antes de que mi madre se acercara.
—Samantha—, habló en voz baja. —Deberíamos hablar sobre esa noche. Realmente no... 175
Yo quería gritar mucho. Ella lo dijo como si fuera un ataque personal para ella, ¿El hombre
que me había criado toda mi vida podría tener las bolas para invitarme a una cena? Como si
no tuviera ningún derecho ya que no era mi padre biológico.
—¿Sam?— Ella lo dijo en voz tan baja. Se había convertido en un ratón tímido y mi madre
me miró con los ojos muy abiertos, una pregunta de mendigo en sus profundidades.
—¿Qué?— Gruñí
—¿Vas a esa cena con David? Sé que también es para las familias—.
Cuando comencé a caminar adentro, ella me llamó: — Estaría bien, ya sabes. Lo entendería.
No querría que estuviera solo ...—
Y la puerta se cerró con sus palabras cuando entré. Dejo que golpee más fuerte de lo normal.
Cuando corrí escaleras arriba y me dirigí a mi habitación, la puerta de Mason se abrió de
golpe y apareció. Estaba sin camisa y en jeans. Tenía el pelo mojado y tenía un cepillo de
dientes en la boca, pero me vio acercarme.
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contra su puerta. Cuando cruzó los brazos, sus músculos se hincharon, pero no era un
espectáculo. El espectáculo era él.
—No lo creo.—
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La puerta de Logan se abrió por el pasillo y salió, pero no dijo una palabra. Él esperó.
Y esperaba que eso significara que no habría Lydia, Jessica o incluso Adam. La semana
había sido tolerable, pero sentí el peso de todos ellos. Lydia quería ser mi mejor amiga otra
vez y Jessica parecía desgarrada. Después de la humillación de Logan, se había mantenido
alejada, pero todavía captaba las pocas sonrisas amistosas que me había enviado, Becky
estaba encantada. Estaba consumiendo toda la atención, incluso cuando Adam todavía
parecía molesto. Ella disfrutaba ser el intermediario entre los dos.
Fruncí el ceño mientras trataba de recordar lo que Becky había dicho que estaban haciendo
esta noche. Probablemente fue una fiesta. Siempre parecía ser una fiesta. — ¿No tienen un
partido de fútbol esta noche?—
Tijan
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Su pregunta me hizo retroceder un paso. Por que lo hice Me encogí de hombros y metí mis
manos en los bolsillos traseros de mis pantalones cortos para correr. Estaba tratando de
parecer genial. Mi sudor se había secado, pero mi nariz se contrajo al olerlo mientras
colgaba en el aire.
—Mira,— empecé. — No tengo ganas de otra fiesta. Además, creo que la chica Tate está
fuera por mi cabeza—. 177
Los ojos de Logan se cerraron tras él y bajó la cabeza. Sus hombros cayeron.
—¿Conociste a Tate?—
Asentí.
Asentí de nuevo.
La cabeza de Logan se levantó y una mirada atormentada estaba en sus ojos. — Sí.—
—Vino el sábado pasado. Estaba buscando una chica que el mariscal de campo de Sam
estaba teniendo—.
Mason me devolvió la mirada. Sus ojos estaban fríos. — ¿Qué quiere ella contigo?—
—Becky y yo le mentimos. Ella parece ser del tipo que guarda rencor—.
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—¿Qué rayos?—
Me tomó un segundo darme cuenta de que Mason no se estaba refiriendo a mí. Miré hacia
arriba con su mano todavía en mi hombro y vi que algo pasaba entre los dos hermanos.
Logan retrocedió y le dio una sonrisa tensa. — ¿Qué te pasa?—
Mason me empujó lejos. Cuando recuperé el equilibrio y miré hacia arriba, ambas puertas
estaban cerradas. Me apresuré hacia la mía y la cerré cuando mi madre giró el pomo. —
Sam, ¿Puedes hablar conmigo? Realmente me gustaría hablar contigo sobre David. Y James
me dijo que había hablado contigo. También me gustaría hablar contigo sobre él—. Ella
esperó un momento. — ¿Por favor cariño?—
Me quede quieta en el otro lado y contuve la respiración. Mi corazón latía con fuerza, pero
no era por mi madre, por una vez. Y luego, cuando la oí alejarse, dejé escapar un profundo
suspiro y me hundí contra la puerta. Mis manos y piernas temblaron cuando me dirigí a la
ducha, así que me deslicé por la pared y dejé que el agua me calmara.
Pasó una hora antes de ponerme la sudadera y un tanque. Mi pelo fue arrastrado hacia
atrás por una diadema y mi cuerpo se sintió fuerte desde la última carrera. Cuando entré en
la cocina, esperaba que todos los demás se hubieran ido, pero se detuvieron en seco. Logan
se sentó a la mesa en la oscuridad. Un vaso estaba frente a él y una botella de Brandy al lado.
—Tate—.
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—¿Dónde piensas?— Mordió y levantó su vaso para tomar una copa. Lo puso con fuerza.
—¿Qué?— No podía creer esto. — ¿Estás siendo castigado? ¿Salieron sin ti?—
—¿Tienes doce años ahora?— ¿Dónde se había ido el hablador suave? ¿O el tipo vengativo 179
que había humillado a Jessica por mí?
Sus ojos me encontraron y la seriedad en ellos me hizo contener el aliento. —Para que
puedas pisar con cuidado de ahora en adelante—. Se levantó de la mesa. —Mi consejo:
cállate sobre lo que no sabes—. Pasó junto a mí cuando me quedé quieta y terminé el resto
de su Brandy antes de guardar el vaso vacío. La botella se quedo en el mostrador.
Me tomó un momento darme cuenta de que mi corazón no latía con fuerza. Mis piernas
eran fuertes. Y una sensación de calma se apoderó de mí. Lo que eso significaba, no tenía ni
idea.
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CAPÍTULO 19
Mi teléfono me despertó a la mañana siguiente y me quejé cuando vi que eran más de las 180
once. — ¿Hola?—
Juré en voz baja y enterré mi cabeza bajo mi almohada. — ¿Qué es lo que quieres?—
—¿Qué?—
—¿Acabas de despertar?—
—¡Sam!—
—¿Qué?— Reajusté el teléfono cuando sentí que me despertaba más. — Dime que no te
vas a la cama ahora.—
—No.— Ella se rio. — Pero mis padres van a ir al Fallen Crest Club con la familia de Adam.
Mi madre quería que te invitara. Pagaríamos por tu entrada y todo lo demás corre por
cuenta del padre de Adam. Tiene una cuenta en el club, creo.—
—Mis padres no son miembros, pero a veces vamos con los padres de Adam. Son
miembros.— Eso sonó bien.
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Me quejé. Había olvidado que ella lo sabía, que todo el mundo lo sabía. Tal vez. Podría
difundir el rumor de que pagué a los hermanos Kade para que actuaran como si me
conocieran. La gente se lo comería en un instante. Las cosas volverían a ser como deberían
haber sido, conmigo sola.
—También tengo muchos chismes que contarte sobre anoche.— Ella sonaba sin aliento en 181
su excitación y yo me animé. Lo que sea que fuera, sería bueno, o eso esperaba. Me
vendrían bien unos chismes que no tienen nada que ver conmigo.
—De acuerdo. ¿A qué hora me quieres allí?— Moví las piernas y me puse de pie. Estaban
un poco tambaleantes, pero las empujé y me apresuré a ir al baño.
—¿Podemos ir a buscarte?—
—Becky.—
—Está bien, está bien. Sí, nos vemos en el club. Nos iremos pronto, así que llámame
cuando llegues al estacionamiento.—
—Suena bien.—
Puse los ojos en blanco ante mi reflejo y me puse a trabajar. Mi cabello estaba hecho un
desastre, pero para cuando me había vestido con pantalones negros y una camisa blanca de
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manga larga, mi cabello había vuelto a su estado normal. Recto y un poco aburrido. Era
como me gustaba. Me lo puse detrás de las orejas cuando me puse unas sandalias de tacón
y agarré mi bolso. Este era el club de campo, necesitaría vestirme un poco como la parte
rica.
No había nadie en la casa cuando salí, excepto Mousteff. Sacó la cabeza, vio mi apariencia y
silbó. Le di con el dedo medio, pero se rio al volver a la cocina. 182
Uh....
Un tipo diferente emergió de detrás de ellos con un auricular pegado a su oreja. Estaba
vestido con un traje blanco y me dio una sonrisa falsa. — ¿Su nombre, señorita?—
—Estoy aquí con amigos.— Me picaban las manos para volver a extender la blusa o para
reajustar los pantalones. Era como si las babosas hubieran aparecido sobre mi cuerpo por
la forma en que me miraban.
—Ya llegó con un invitado.— Me dio la misma sonrisa fría. — Tendrás que irte.—
—No, no, no, no.— Becky corrió a su alrededor y unió sus codos con los míos. Se quedó sin
aliento cuando se apresuró a salir, — Mi madre pagó por ella.—
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—¿David Strattan?—
—Su nombre aparece debajo del nombre de un miembro. Te incluyó como invitado.— El
educado escalofrío que emanaba de él emanaba de todas partes. Sus labios se movieron
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para formar una sonrisa, pero no encajaba con sus rasgos. —A tu madre se le devolverá su
dinero.—
Nos extendió la mano para que entráramos en el club, pero las dos nos quedamos
sorprendidas.
Saltamos hacia adelante ante su leve ladrido. Luego Becky se inclinó para reírse cuando
doblamos la esquina.
—¡Santa Ana! No puedo creer que eso haya pasado. ¿Qué le pasa a ese tipo? —
Miré por encima de mi hombro y supe que podía escuchar cada palabra que
decíamos. — No. Él batea para el otro equipo.—
Su risa subió un peldaño y yo la alejé antes de que nos echara a las dos. Le di una palmadita
en el brazo. —No tenía ni idea de que mi padre era miembro aquí.—
Becky se limpió la boca y yo sabía que estaba tratando de dejar de reír. —Lo sé. Yo
tampoco.—
Cuando ella pareció haber aceptado mi declaración, me relajé de nuevo. Ella podría haber
sabido lo del divorcio, pero no sabía las otras cosas. Esperaba que nadie lo supiera. Luego
nos abrimos paso a través de un elegante comedor con lámparas de araña y mesas de
cristal. Me aseguré de no chocar con nada. Si rompía un tenedor, estaba segura de que no
podía permitirme el lujo de reemplazarlo. Y Becky me tiró de la última parte antes de que
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Me llevó a un patio trasero donde reconocí a los hermanos pequeños de Laura y Becky.
Adam se sentó en la mesa de atrás con la chica de la fiesta del fin de semana pasado. Su 184
sonrisa se le escapó un poco cuando me vio, pero cuando llegamos a la mesa parecía
natural.
—Me acordé. Hola, Tanya. Tu prima no vendrá, ¿verdad?— Me senté frente a ellos en una
silla de mimbre similar cuando Becky se sentó a mi lado e hizo un gesto a un camarero.
Se rio y levantó sus delgadas piernas en la silla. Mientras las abrazaba a su pecho, apoyó su
cabeza en ellos y sonrió a Adam.
Becky me miró con emoción. —Tengo que contarte todo sobre eso.—
Oh no.
Un camarero apareció y colocó una copa de champán con zumo de naranja delante mío . A
continuación, un plato lleno de comida para el desayuno con tocino, gofres, tostadas
francesas y salchichas. Un tazón de fruta fue puesto a un lado.
Cogí la manga del camarero antes de que se fuera. —¿Puedo tomar un café?—
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Adam se rio y el sonido me calmó un poco. De alguna manera, en algún lugar había 185
empezado a cuidar de él como amigo. ¿Quién lo hubiera pensado? La idea me hizo sonreír,
pero sintonicé a mi otra amiga. Ella quería el centro del escenario.
Becky salió corriendo, sin aliento, — ¿Por qué no me escuchas? Te acabo de decir que
Adam estaba con la élite de la academia anoche.—
Adam buscó su agua. —Es su término para el círculo superior. Miranda Stewart invitó a
algunas personas anoche.—
Becky se mofó de él. —No es sólo mi término. Todo el mundo lo usa.— Se volvió hacia mí
y sus ojos estaban radiantes. —De todos modos, Miranda invitó a la élite de la academia.
Ya sabes, ella, Emily, Amelia y Cassandra. Son las cuatro mejores chicas de la escuela,
¿verdad?—
—Claro.—
—Traje a Tanya anoche.— Él levantó sus manos entrelazadas. ¿Estaban juntos ahora?
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Asentí con la cabeza. Eran los otros dos capitanes del equipo de fútbol. ¿Esta era la
Academia Elite?
—Y luego...—
Cerró la boca y me echó un vistazo. — No, pero escuché todo esto de Adam.—
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Movió las cejas y besó la mano de Tanya.
—Así que Jeff y Jill aparecieron. Miranda los dejó quedarse por una hora, ya que Jill está en
el equipo de animadoras y Jeff en la tercera cuerda. Pero luego los echaron después de una
hora, sólo una hora. ¿Puedes creerlo? Y luego Jessica y Lydia trataron de entrar también,
pero supongo que las rechazaron en la puerta. Peter Glasburg ni siquiera las dejó entrar en
la casa de Miranda. ¿Sabías que esos dos estaban saliendo? No tenía ni idea.—
No se detuvo a respirar.
—Espera... ¿qué?—
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—Sí. Lo sé.— Su cabeza rebotó hacia arriba y hacia abajo. —Él realmente la estaba
destrozando , llamándola puta , zorra y todo tipo de cosas. Tanya empezó a llorar, ¿pero
sabes qué pasó?—
— ¿No lo hiciste?—
Becky abrió la boca. —Así que nadie lo detuvo, nadie. Ni siquiera Peter y todos sabemos
que Peter manda en estas cosas.—
—¿Quién?—
—Su prima.—Sus ojos brillaron. — Y en vez de eso, empezó a gritarle a Logan. Creo que
Tanya le envió un mensaje, pero nunca adivinarás qué más pasó.—
—Así que Logan estaba gritándole a Tanya y entonces esa chica empezó a gritarle a Logan,
que se lo llevó. Se calló completamente y dejó que ella le gritara, pero su hermano apareció
media hora después.—
Su cabeza saltó arriba y abajo de nuevo y ella estaba jadeando como un perro sediento.
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—¿Quién se calla?—
Adam ofreció:
—Tate se calló completamente y parecía que se iba a desmayar o algo así.— 188
—Su cara se puso toda verde.— Sonrió y fue entonces cuando supe que a Adam no le
gustaba para nada la prima de Tanya.
—Escuché que Emily pensó que Tate se había cagado en los pantalones o algo así, fue así de
intenso. Y Mason ni siquiera había dicho nada en ese momento.—
—Pero lo va a hacer, ¿verdad?— Comenzaba a ver hacia dónde iba esto y se estaba
asentando una sensación de temor.
—Sí. Parecía un gato que había encontrado a su ratón favorito herido o algo así. Era
espeluznante. Y empezó a burlarse de ella, como si fuera cruel y todo eso. Las cosas que le
dijo eran horribles y sólo estaba jugando con ella. No intentó defenderse. Supongo que
Mason Kade realmente odia a esa chica, y la forma en que se metió con ella. Era otra
cosa.—
Volvió a decir: — Era como un animal que jugaba con su presa antes de que la mataran por
completo. Eso es lo que estaba haciendo con ella. Nunca había visto nada igual.—
Mantuve su mirada y el darme cuenta de que tenía miedo de los Kade me golpeó fuerte.
Pude ver que estaba aterrorizado por ellos, pero Adam rompió el momento en que se
levantó de la mesa.
Los ojos de Becky bordeaban entre nosotros dos, pero se inclinó hacia adelante. — Y
entonces supongo que Logan finalmente le dijo que se fuera.—
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—¿Y lo hizo?—
Ella levantó un hombro. — No lo sé. Adam nunca me dijo eso, pero dijo que había un
comentario extraño que Logan le hizo.—
—¿A Adam?—
Ella agitó la cabeza. — Esa es la cuestión. Adam dijo que todos le miraban los hombros,
pero no había nada allí. Llevaba un chal envolvente o algo así, pero sus hombros estaban
desnudos. No hay moretones. Nada.— Y entonces sus ojos cayeron sobre mis hombros.
Me alegré por haberlos cubierto y sentí una pequeña sensación de hormigueo donde se
había formado un pequeño moretón de la mano de Mason. Estaba tensa, esperando que me
lo pidiera. Pero no lo hizo. Sentí el entusiasmo de Becky y sabía que quería hacerlo, pero se
mordió la lengua. Estaba agradecida al alcanzar mi jugo de naranja. Lo he estropeado todo.
Se le había añadido champán y me senté, sorprendida.
Ella se rio. — Tu padre es el entrenador de Fallen Crest Academy y nosotros estamos aquí
con el padre de Adam. Steven Quinn también es poderoso en esta ciudad.—
Señaló a una esquina trasera. El padre de Adam estaba cerca de otra mujer con la mano en
el muslo. Se inclinó para susurrarle algo al oído, pero yo miré más a la derecha, donde
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Adam estaba de pie y observé el intercambio. Cuando le apretó la mandíbula, supe que
estaba enojado, pero luego me senté derecha. Mi padre había aparecido de la nada. No mi
padre. David
—Sam.—
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CAPÍTULO 20
191
—Sam—. David retrocedió un paso cuando me detuve cerca de él. Sentí que Adam venía
detrás de mi codo, pero se quedó callado.
La mujer extendió su brazo y trató de derretirme con su sonrisa. —Hola, eres tan preciosa,
tan hermosa. Penélope.—
El padre de Adam se alejó de la mujer y asintió. —Steven. Creo que nos hemos visto una
vez.—
Adam le dijo: —No, papá. No la conociste formalmente. Salimos de casa temprano ese
día.—
—Oh, sí, es cierto.— Luego se volvió hacia David. —David, ¿Qué tienes planeado para el
partido de la semana que viene? ¿Crees que vamos a ganar a Leers?—
—Así es.— La risa de Penélope sonó. —Estaba hablando con tu padre sobre eso. Dijo que
va a estar solo esta noche. Cielos, no podemos hacer eso, ¿verdad?—
—Por supuesto que no.— Me dolía la mandíbula por lo apretada que estaba.
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—Papá, vienes conmigo, ¿verdad?— Adam me rozó el codo cuando se movió hacia adelante.
Se paró cerca de mí y sentí su tensión.
—Bueno, esto suena perfecto. Padre e hijo.— Penélope puso su mano en el brazo de David
esta vez. —Padre e hija. Es casi romántico—.
—¿Qué?— Me volví hacia David con los ojos muy abiertos, ojos inocentes.
—Discúlpate—.
Entrecerré los ojos y esperé. La ira se estaba acumulando en ella. Sus manos apretadas. Sus
hombros se tensaron. Sus mejillas se inflamaron y sus ojos se cerraron hasta que eran casi
rendijas.
—Qué pequeña perra tienes, David.— Se inclinó hacia adelante hasta que su cara estaba a
unos centímetros de la mía.
Ella contuvo su aliento y yo sabía que su furia había aumentado. —Siento pena por ti, David,
realmente pena por ti.—
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Lo esquive y nunca rompí el contacto visual con ella. —¿Estas aburrida de los hombres
casados? Los entrenadores de fútbol no ganan tanto dinero, lo sabes—.
La voz de Adán sonó estridente. —Hey papá, ¿Dónde está mamá? ¿No viniste con ella?—
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Hubo otro breve momento de silencio.
Él se rio a mi lado y yo me encontré sonriendo con él. —Eres un hombre inteligente. ¿Qué
te parece?—
—Penélope—.
¿—La ganancia —?
—Ya sabes, teniendo aventuras, acostándose con hombres casados, siendo una
prostituta?—
Esperé hasta que me llevó al estacionamiento y luego tiré de mi brazo para liberarlo. Me
froté donde él se había aferrado. —¿Ese es el agradecimiento que recibo por salvarte de
ella?—
—Eso es dudoso.—
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Empezó a caminar delante de mí con las manos en las caderas. Su corbata se agitó detrás de
él mientras se giraba y se iba para el otro lado. No pude evitar sonreír mientras me apoyaba
en un coche detrás de mí.
—Eso es lo que haces cuando estás frustrado con el equipo contrario.— Ya lo había visto
suficientes veces cuando su equipo de fútbol no jugaba tan bien como él quería. 194
Se detuvo y luego soltó una pequeña carcajada mientras se estiraba detrás de su cabeza
para rascarse. —Había olvidado lo inteligente que eres.—
—Esa mujer es una puta asquerosa y lo sabes.— Borré mi sonrisa. —Sólo porque estés solo
y mi madre te haya roto el corazón no significa que debas mezclarte con ella.—
—Samantha—.
Él extendió sus brazos en señal de rendición. —No iba a mezclarme con ella. No lo estaba.
Estoy consiente de qué clase de mujer es, pero la llamaste así por tener una aventura con
Steven Quinn. Él sabe ahora que yo lo sé. Ella lo sabe. Su hijo lo sabe. Eso significa
problemas para mucha gente—.
—Así que, ¿puedo ir a la cena de esta noche? Sé que las familias se suponen deben ir—.
Me encogí de hombros. —Como si me importara y sí, lo hace. Ella dijo que podía ir—.
Abrió la boca.
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Y agregué:—Y ella dijo eso frente a Mason y Logan Kade, así que tiene que seguir adelante
con ello—.
Su boca se cerró, pero noté una llamarada de orgullo en sus ojos. Mi pecho se hinchó y miré
hacia otro lado cuando un repentino estallido de lágrimas llegó a mis ojos. Los limpié
rápidamente y miré hacia atrás. Me había estado observando con una sonrisa triste. Que
desapareció inmediatamente. 195
—¿Estás bien?—
—Con todo esto, los cambios, la verdad saliendo a la luz. ¿Estás bien?—
—Porque eres un adolescente.— Lo dijo tan simplemente. —Porque tu madre puede ser
una mujer viciosa y egoísta. Porque te quitaron la vida que conocías de ti—. Su voz se
suavizó aun más. —Recuerda que sé lo de Jeff y tus amigas. Sé lo que te hicieron. Y
porqué— dijo con una sonrisa torcida en la boca, —tú prendiste fuego a mi coche,
¿recuerdas?—
—¡Oh, sí!— Me reí a carcajadas y enjugué más lágrimas. No sabía por qué venían.
Sonaba triste. —Tanto tiempo, ¿eh?— Y respiró hondo otra vez. —Lo siento, Sam.
Realmente lo siento.—
Miré hacia otro lado. No podía ver lo afectado que sonaba él. Algo se habría roto dentro de
mí y me estaba agarrando fuerte. Me estaba agarrando tan fuerte ahora mismo.
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Él continuó. —Si hubiera sabido lo que tu madre quería o necesitaba, habría intentado
adoptarte. Habría encontrado algo hasta los tribunales para que ella no te pudiera llevar.
No tenía ni idea. Realmente no lo tenía, pero no había forma de que pudiera ser el hombre
que ella quería. Yo era el hombre que ella usaba para ayudarla a superar sus momentos
difíciles—.
—Lo siento.— Mi voz se rompió. Más lágrimas me inundaron. —Lamento lo que ella te 196
hizo—
Agitó la cabeza. —Puedo manejarlo. Tengo un buen trabajo. Todavía soy un poco joven y en
forma. Estaré bien.—
Respiré profundamente.
—Oigo los chismes, ya sabes. Escuché que los hermanos Kade te han tomado bajo su
protección.— Frunció el ceño. —No estoy seguro de que eso sea algo bueno. Esos chicos
pueden ser crueles, pero ellos parecen apoyarse mutuamente. ¿Estás bien con ellos?—
Había dicho suficiente Asintió con la cabeza, comprendiendo. —Bueno, supongo que te veré
esta noche entonces. A las seis en punto. Aquí de nuevo.—
—De acuerdo—.
Él le hizo un pequeño saludo antes de volver a entrar. Me volví hacia mi auto, pero Adam
dijo mi nombre y yo me detuve y miré hacia atrás. Puso una mueca de dolor al acercarse. —
Siento lo de mi padre y esa mujer.—
Me reí. —Pensé que debería ser yo la que se tendría que disculpar contigo.—
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Asintió con la cabeza. —Ya lo veo, pero gracias. Ahora se sabe. Mi padre tiene que lidiar con
ello. Sabe que lo sé—.
—Sobre Tanya...—
—No lo sé—, admitió. —Sólo sé que estaba jugando un juego con ella antes por ti. Te
gustaba Becky. Me gustabas. Así que no hice lo correcto antes, pero lo estoy intentando.
Realmente lo estoy ahora mismo.—
Asentí.
Agité la cabeza. —Es sobre las cosas de mis padres y no quiero hablar de eso.—
—No.—
—¿Por qué no?— Mi voz se enfrió. —Te dije que los conozco, no me los estoy tirando.—
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—Sí...— Fruncí el ceño. Me estaba cansando de oír eso de él. ¿Qué pensaba de mí antes? 198
Luego volteé los ojos, como si eso me importara ahora. —No le rompas el corazón a Becky,
¿de acuerdo?—
Me saludó.
Y me reí. Esta era genuina, pero luego me despedí y me fui a casa. Tenía dos horas antes de
tener que regresar al club para la cena anual de fútbol. Me apresuré a atravesar la casa,
pero me detuve cuando vi a Mason en su habitación. Normalmente habría tomado las
escaleras del sur y no tendría que pasar por su habitación, pero esta vez tomé las escaleras
del norte. Cuando pasé, su puerta estaba abierta y él estaba sentado en su escritorio sin
camisa.
Frené y retrocedí.
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—¿Tu padre?—
Sonrió mientras se giraba en su silla. —Entiendo. Él sigue siendo tu padre. Te crió, ¿no?—
Asentí con la cabeza y me abracé. Por alguna razón, un escalofrío se apoderó de mí. Fruncí 199
el ceño. Las ventanas no estaban abiertas en la habitación.
Mason me devolvió sus ojos hipnóticos y los estrechó. Lo sentí buscando dentro de mí,
midiendo lo que tenía dentro en busca de lo que podría haber necesitado. Siempre sentí
que me sondeaba profundamente.
Fruncí el ceño. —Lo dices como si mi madre fuera la otra mujer. ¿Lo era?— ¿No era el otro
hombre para ella?
Se encogió de hombros y se puso de pie para ir al baño. Esperé un segundo, pero respiré
hondo y lo seguí. Cuando entré en la puerta, Mason se soltó los pantalones y abrió la ducha.
Di un paso adentro.
Me acerqué e incliné la cabeza hacia arriba. Miró hacia abajo y nos quedamos cerca, lo
suficientemente cerca como para tocarnos. Su mano rozó mi cadera y cerré los ojos. Su
mano empezó a acariciarme allí. Una sensación me llenó y una necesidad comenzó a
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palpitar entre mis piernas. Contuve la respiración y mi cabeza empezó a colgar. La apoyé en
su pecho.
Entonces sentí sus labios contra mi frente. Los rozó ligeramente. Mi mano se levantó y se
enroscó en su brazo. Estaba colgado ahí.
Cuando se inclinó hacia adelante y sentí que su brazo empezaba a envolverse, me eché
hacia atrás, sin aliento. Mi corazón latía con fuerza en mis oídos y sólo podía mirarlo, 200
afligida. Me miró y sus labios se movieron. Sabía que estaba diciendo algo, pero no podía
escuchar por encima de mis latidos del corazón. Agité la cabeza e intenté explicárselo, pero
no pude. Mi garganta no funcionó. Mi lengua no funcionó. Nada funcionaba, excepto mis
pies. Me sacaron de allí y pronto me apresuré a ir a mi habitación.
La puerta se cerró tras de mí, pero no fue suficiente. Giré la cerradura y retrocedí tres pasos.
Miré hacia abajo y observé el mango. Esperé a que girara, pero nunca lo hizo. No pasó nada.
Nunca vino.
Seguí retrocediendo hasta que sentí mi cama detrás de mis piernas y me senté
abruptamente. Mis brazos aun estaban abrazados a mi alrededor. Me senté allí y esperé a
que el latido de mi corazón se calmara, hasta que pudiera oír las cosas de nuevo. Todo era
tan ensordecedor.
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CAPÍTULO 21
201
La cena de fútbol estuvo sin incidentes, al menos para mi último nivel de dramatismo. Jill
estaba allí con Jeff y se burlaba de mí la mayor parte del tiempo. No me sorprende. Jessica
también había conseguido una cita, pero no tenía idea de quién era. Estaba en el equipo,
obviamente. Y mientras su nueva amiga se burlaba de mí, Jessica no mostró emociones. No
me ignoró como hasta el momento que salió a la luz lo de los Kade, pero tampoco me besó
el trasero. La miré un par de veces y una vez pensé que parecía triste, pero me encogí de
hombros. Debería estar triste.
Lo único que me molestó en la cena fue el interés que Malinda Decraw mostró en David
cuando se sentó a su lado después de la segunda ronda de cócteles. Era la madre soltera de
Mark Decraw, uno de los llamados Elite de la Academia por Becky. Era el co-capitán y la cita
de Amelia White esa noche. Sabía que Becky estaría salivando con los chismes, pero todo lo
que me importaba era cuántas veces Malinda volteaba el pelo.
Cuando dejé la cena y vi a Mark y Amelia besándose junto a su auto, tuve la tentación de
acorralarlos sobre las intenciones de Malinda. Pero me abstuve. Con mi suerte, eso traería
más drama y cuando entré en la mansión Kade, tenía suficiente en mis manos.
Analise estaba en la cocina con una gran copa de vino y dos botellas a su lado. Sus ojos
estaban vidriosos y se balanceaba de un lado a otro. Su cabello estaba desordenado y se
veía desaliñada mientras su vestido blanco se deslizaba de un hombro. La parte superior de
su sostén rojo era visible.
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Logan y Nate se sentaron en un mostrador con las piernas colgando mientras Mason estaba
apoyado contra la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho. Como de costumbre, era
ilegible mientras Logan tenía una mirada de deleite en su cara. Nate estaba luchando contra
su propia risa.
— ¡Sam, te lo has perdido! — Logan abrió bien los brazos. —Tu madre está borracha como 202
estudiante de una fraternidad. Papá la dejó hace una hora y se está emborrachando cada
vez más.—
Analise me rodeó. Su cuerpo siguió adelante, pero Mason la detuvo cuando su mano salió
disparada y empujó su hombro hacia atrás y la sostuvo recta.
—Gracias. Regresaste— dijo con dificultad, y luego tomó un gran trago de vino. Se limpió la
boca con el dorso de la mano. —¿Cómo te fue con tu padre? —
Sollozó. —Siempre lo amaste más. Yo soy la madre nada más. Él nunca más será tu
padre. —
Sus ojos se abrieron de par en par y sus labios se fruncieron en una mueca de
desprecio. —Te juro que si no fueras mi hija, te repudiaría.—
—Si lo quieres, puedes vivir con él. Múdate con él. Me voy de aquí.— Osciló el brazo otra
vez. Su cuerpo siguió adelante, pero Nate fue el que la atrapó del otro lado esta vez.
Asintió.
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—¿Qué deseo? —
—Yo. Y tú. Nos vamos de aquí. Me echó a patadas. Tuve unas cuantas mierdas en una cena y
me echó. Tengo que empacar mis cosas ahora. ¡Nos vamos, amiga!— Luego bajó la cabeza y
se oyó sollozo. —David me recibirá de nuevo ahora.—
—Mamá—
203
—¡No!— Levantó su cabeza y sus ojos eran salvajes. —Siempre lo dijiste, que nos iríamos.
No se casaría conmigo y tienes razón. No lo hará. Se acabó. Se acabó. Finito. Finito.
Terminado... —
Caminé alrededor de Mason, pero se movió conmigo. Cuando empecé a acercarme a ella, él
se movió otra pulgada. Me estaba bloqueando. No me quería cerca de ella, así que me quedé
aquí. Crucé los brazos. —Mamá, estás borracha. Todo estará mejor por la mañana. Lo
prometo. —
—No lo prometas. No puedes prometerme nada. Yo soy la madre. Debería ser la que
promete, pero no lo soy. No puedo incluso hacer eso por ti. Lo he arruinado todo,
Sammy. —
—¿Cómo?— la reté.
—David nunca te amó. Diablos, yo nunca te amé. Debería haber estado con tu padre. Lo
amaba, pero no podía quedarse. Tuvo que irse. Siempre tenía que irse. No tenía a nadie. Yo
y un bebé.— Echó la cabeza hacia atrás y soltó una risa fea y sonora. —¿Quién iba a querer
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—David odia a tu padre. Lo detesta. Cree que abandonó a su hija.— Una risa histérica salió, 204
Un escalofrío bajó por mi espalda y me pregunté si eso era maldad acechando en sus
profundidades. No. No puede ser. Estaba borracha, sólo borracha... y triste.
Se mofó de mí. —Y nunca lo sabrás. Él nunca sabrá de ti, tú nunca sabrás de él. No puedes
dejarme, Sam. Soy todo lo que tienes. David no te aceptará de nuevo. ¿Me estás tomando el
pelo? Probablemente ya tenga otra mujer, tal vez un hijo también. Siempre le gustó jugar al
padre cariñoso. Quizá esta vez escoja un hijo. La hija que tuvo terminó siendo un fracaso.
Siempre elegiste a los peores tipos, Sam. Jeff, Lydia Jessica. Son los más cercanos y todos te
jodieron. Hasta yo lo sabía. Tú eres una fracasada. —
Cuando terminó, nadie dijo una palabra. Una mosca habría enviado ecos por la habitación,
pero Analise se ahogó con una sonrisa. —Empaca tus cosas, Sam. Nos vamos.—
Mason se rio.
Logan y Nate saltaron del mostrador. Ninguno de los dos sonreía ahora.
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Y Mason se alejó de ella, pero se acercó a mí. Me llevó más atrás, a una distancia más segura
de mi madre. Cuando dejó de reírse, agitó la cabeza. Su voz salió aburrida. —¿Estás así de
loca? —
Ella jadeó.
Analise se puso pálida y su cuerpo volvió a tropezar. Parecía como si un viento violento y
repentino la hubiera golpeado. Salió de la nada, pero no había viento.
—Sólo piérdete, mujer—, se rio Logan. La rodeó mientras Nate permanecía en su lugar.
Mason volvió a dar un paso atrás y esta vez estaba frente a mí. Me bloqueó completamente,
incluso de su visión. Traté de moverme hacia un lado, pero él volvió a retroceder y me tenía
atrapada contra la pared. Así que le puse una mano en el costado y lo rodeé. No me detuvo,
pero se puso tenso cuando lo toqué.
Logan se movió de nuevo y los tres la habían rodeado. Miró a su alrededor cuando el pánico
empezó a aparecer en sus ojos.
Mason dijo: —Hemos estado callados, mujer. Hemos tomado su presencia en esta casa
como chicos buenos tranquilos, pero no somos chicos buenos. —
—No.— Mason agitó la cabeza. —Pero estás borracha. Estás loca de remate y estás siendo
semi abusiva con tu hija.— La risa de Logan se suavizó, pero el sonido todavía me hacía
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temblar. —Podríamos decirte cualquier cosa, hacerte cualquier cosa, ¿y quién te creería?
Tu propio prometido te envió a empacar esta noche y volvió a su cena.—
—Ustedes no...— Estaba blanca como un fantasma y sus ojos saltaban entre los tres.
Entonces me halló y me tendió una mano. —Sam, él... —
Mason se movió de nuevo para que no pudiera verme. Oí un sonido de bofetada y mi mamá
gritó: — ¡Ay! — 206
Tiré detrás de él, pero no sabía qué hacer. ¿Ayudarla o ayudarme a mí misma? Metí la
cabeza en la parte de atrás de su camisa.
—¿Cómo crees que va a terminar esto?— Mason estaba de nuevo al mando, tan frío. Era
como si hubiera preguntado por el tiempo.
—Yo—yo—yo—yo qué? —
—¿De verdad crees que vamos a ser unas perras y dejar que le hables así a Sam? —Logan
habló ahora. —Estás jodida de la cabeza si crees que tienes el poder para hacer eso,
especialmente delante de nosotros. —
Nate se rio.
Mason suspiró. Fue un sonido de lástima. — ¿No nos gusta ella? Queremos a cualquiera
comparado contigo.—
Logan dijo: —Deja de ahogarte como una perra. Creí que tenías las pelotas más grandes
que eso.—
— ¿Qué? —
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Todo mi cuerpo temblaba mientras escuchaba. Los tres hablaron como una sola unidad. Se
movieron como uno solo y tenían a la vista a mi madre. Me acerqué aun más a Mason, sin
207
saber qué hacer, si es que podía. ¿Acaso quería hacerlo? Hacía tanto tiempo que nadie me
protegía...
—Lo estás. — Lo dijo tan suave, tan blando y tan escalofriante. Se movió. Caí hacia adelante,
perdida de su calor, pero me contuve. Se movía como un acosador, silencioso como un
fantasma. Luego le hizo una seña a Nate.
Un segundo después, mi madre se quejó de dolor. Tenía las manos delante de la cara, pero
cuando Logan empezó a reírse de nuevo, el sonido era tan encantador y tan oscuro que ya
no podía esconderme. Respiré profundamente y miré hacia arriba. Había agarrado la parte
de atrás de la cabeza de mi madre y la había inclinado hacia atrás.
Mason miró. No parecía afectado y luego volvió a hacer un gesto con la mano para que
viniera Nate.
Lo hicieron de nuevo.
Y otra vez.
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Después de una cuarta vez, después de que Nate casi había vaciado una botella, miró hacia
arriba. —Creo que es suficiente. —
Logan arrastró a mi madre en sus brazos. Se había debilitado durante la prueba y la lucha la
había abandonado después de la segunda vez. Sus ojos se volvieron mientras la acunaban
en su pecho. Cuando se volvió hacia la puerta, Nate lo siguió. 208
La puerta se cerró tras ellos y el silencio volvió a llenar la habitación. No podía dejar de
temblar. Mis dientes estaban castañeando. Mis brazos se movían por todas partes y luego
Mason me arrastró contra él. Me acunó con la cabeza en el pecho y me pasó las manos por
el brazo.
Sus labios me rozaron la frente, tan suave. —Irá a un hotel y dormirá la mona. —
Me agarré más fuerte. Cuando su mano se agachó y agarró mi pierna, la subí, agradecida
por el agarre. Iba a caer de otra manera. —¿Y si le dice algo a tu padre?— ¿Qué me haría
ella a mí? No lo había detenido.
Mason me levantó, así que mis piernas estaban entrelazadas alrededor de su cintura. Me
aferré a él. Mis brazos estaban enrollados alrededor de su cuello. Me metió una mano por la
espalda mientras la otra me mantenía en su sitio, extendida sobre mi trasero.
Suspiré mientras él besaba el otro lado de mi boca. Mis labios se movieron contra los
suyos. — ¿Qué quieres decir? —
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Ella sabía lo que podían hacerle. Mi cuerpo no podía dejar de temblar cuando me di cuenta
de esto y presioné mi frente contra su hombro. Me agarré más fuerte, pero un pensamiento
me molestó. ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué los tres habían hecho eso?
Mason se rio contra mi pelo. —Porque ahora se va a callar. Por eso lo hicimos. Y porque
necesitaba saber que podíamos. — 209
Cerré los ojos y lo sentí moverse. No tenía ni idea de adónde me llevaba, pero no iba a
preguntar. Mi cuerpo había dejado de temblar y un sentimiento diferente se había
apoderado de mí, uno que no creía que pudiera defenderme. Tampoco quería hacerlo.
Necesidad.
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Devoradoras de Libros
CAPÍTULO 22
Mis brazos volvieron a caer sobre mi regazo y miré hacía arriba. El deseo era tan espeso
dentro de mí, que nublaba mi visión. ¿Por qué no me besó? Yo quería que lo hiciera,
levanté el brazo y con la palma de la mano alcancé la parte de atrás de su cabeza. Algo fue
empujado por mi brazo en su lugar y también lo deslizó por la cabeza. Cuando me levantó
el otro brazo y lo empujó a través de una manga, me di cuenta de que me estaba vistiendo.
—¿Qué...?—
Él subió unos pantalones y me miré. Estaba completamente vestida, incluso con calcetines
y zapatillas de tenis.
—¿Cómo qué?—
—Nos vamos a ir.— Volvió a revisar mi armario. Más de mi ropa fue quitada del armario y
metida en un bolso.
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—¿Lo estamos?—
—No, no lo hicieron.— Su cabeza estaba en mi armario otra vez. —Mi padre me llamó y
me preguntó si podíamos encargarnos de tu madre. Se emborrachó en su cena de negocios
211
y no dejaba de hablar de ti y de tu padre. No podía dejar que se quedara y tenía que seguir
con la reunión, así que hicimos de niñeras.—
Observé cómo seguía poniendo cosas en mi bolso y luego desapareció dentro del baño. —
¿Qué vas a decir cuando llame esta noche?—
—La verdad.— Volvió con mi neceser. Estaba abultado en la cremallera. —Ella siguió
bebiendo. Viniste a casa. Te atacó y luego empezó a atacarnos, así que la llevamos a un
hotel.—
—¿Qué vas a decirle por qué nos vamos?— ¿A dónde nos vamos?
—Los padres de Nate llamaron para invitarnos. Volveremos el lunes o el martes para que
tu madre no vuelva a meterse contigo. Es un fin de semana largo de todos modos.—
La claridad me golpeó. Escuché la velada amenaza y me puse en pie. —¿Crees que voy a
delatarlos?—
Sonrió y el momento de tensión se había ido. —No lo creí así. Revisa para asegurarte de
que tengo todo. Necesito conseguir mis propias cosas.—
—Nate vive en las montañas, pero tiene un jacuzzi.— Y se fue con esas palabras de
despedida.
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Mi trasero se dejó caer en el sofá y sostuve mi bolso con los dedos adormecidos. Colgaba de
ellos hacia el suelo. Todo lo que podía hacer era sentarme allí. ¿Qué demonios había
pasado? Y entonces me di cuenta de que no importaba. Tenía todo cubierto para mí,
incluso mi ropa. Todo lo que tenía que hacer era bajar y dar una vuelta. ¿Fui?
Una hora más tarde, mientras esperaba en el vestíbulo, supe que esa pregunta era
irrelevante. Nunca hubo una pregunta para no ir. 212
Una bolsa se estrelló a mi lado y salté hacía atrás. Luego, un segundo después, otra bolsa
siguió con una tercera al lado. Logan y Nate me miraron desde la escalera y Logan saludó
con la mano. —¡Lo siento!—
Les fruncí el ceño, pero desaparecieron. No pasó mucho tiempo antes de que ambos
estuvieran abajo y en el vestíbulo conmigo.
Se veían felices, no radiantes. Logan estaba dando saltos en el lugar y Nate se estaba riendo
de algo. Los dos estaban llenos de adrenalina y emoción.
Agité la cabeza. ¿Qué estaba pasando? Todo fue una gran confusión para mí.
Entonces Logan puso su brazo alrededor de mi hombro y me empujó contra él. Respiró
sobre mí. —¿Estás lista para la fiesta?—
—Uh, sí....con otros treinta.— Logan suspiró exasperado y luego frunció el ceño antes de
ladrar: —¡Oye!—
Volví a saltar.
—¿Mis amigos?—
—Sí, esa chica nerd y el mariscal de campo que quiere acostarse contigo.—
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Logan me apretó contra él e inclinó la cabeza hacia atrás. Su risa de hiena salió. Nate
empezó a unirse.
—No lo hace.—
—No lo hace.—
213
Mason apareció con dos bolsas en una mano y una bolsa de lona negra en la espalda. Puso
los ojos en blanco y sacó las llaves. —Ni siquiera puedes mentirte a ti misma. El imbécil ha
querido meterse en tus pantalones desde hace mucho tiempo.—
Miré a mi alrededor. Los tres me dieron miradas sabias. Entonces lancé mis brazos al
aire. —Ni siquiera sé por qué estaba diciendo eso.—
Logan extendió la mano y me agarró de los hombros cuando empecé a salir. Me tiró hacia
atrás contra su pecho y me envolvió los brazos sobre el pecho. —Ah, nuestra hermanita,
tratando de ser amable y santa.—
Mason resopló y abrió la puerta. —Las santas no prenden fuego a los coches.—
Todos nos apilamos detrás de él y Logan se rio. —Ahí está eso, sí.—
Cuando llegamos al Escalade de Mason, mis maletas fueron arrojadas dentro de el. Logan
me empujó con el hombro. —Si quieres invitar a tus amigos, será mejor que los llames
ahora. Estamos recogiendo a otros y saliendo.—
Se encogió de hombros. —Diles que vamos a una cabaña de puta madre por dos días, pero
que tienen que estar en la gasolinera de Joe en treinta minutos. Un minuto tarde y son
polvo.—
—Dales cuarenta. Tenemos que pasar y recoger a Marissa. Está en la ciudad, en casa de su
tía.— Mason pasó junto a mí en busca del asiento del conductor. Su mano chocó contra mi
muslo.
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respondió por un momento, y luego dijo con voz ronca: —Supongo que debo asegurarme
de que Becky llegue allí. Nos llevaremos mi coche.—
Después de que terminé y guardé mi teléfono, los chicos se quedaron callados. Nate me
miraba y Mason me miraba por el espejo retrovisor.
—¿Qué?—
Los dos hermanos compartieron una mirada, pero Logan respondió: —Te necesitamos allí
para que te encuentres con tus amigos. Vas a viajar con ellos.—
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—Oh. Está bien.— Y como eso tenía mucho sentido, me bajé y me senté en su asiento
trasero. Dos de sus amigos se escabulleron mientras que otros dos saltaron atrás con los
bolsos. Nos fuimos por un lado y Mason se fue por el otro.
Cuando llegamos a la gasolinera, la vista era casi increíble. Veinte coches diferentes
estaban estacionados en el aparcamiento trasero y la gente estaba dando vueltas. Los
bolsos estaban en el suelo, algunos estaban atados a otros coches, y luego vi el coche de 215
Adam. Había estacionado en el rincón más alejado, lejos del frenesí. Cuando Logan aparcó,
yo salté, pero él me gritó: —No te alejes demasiado.—
Me di la vuelta y seguí caminando hacia atrás. —En realidad no eres mi hermano mayor,
¿sabes?—
Fruncí el ceño y abrí la boca para preguntarle qué quería decir, pero dos de sus amigos lo
alejaron. El olor a alcohol era acre en el aire y yo sabía que las festividades ya habían
comenzado. Cuando llegué al auto de Adam, Becky gritó mi nombre y me di la vuelta.
Tenía dos bolsas de plástico en sus manos y corrió el resto del camino desde la estación.
Su pelo rebotó con ella. —¡Estoy tan emocionada por esto! Ni siquiera puedo creérmelo.—
—Mi vertiginoso radar explotó en la cima. Tuve que rogarle a mi madre que me dejara ir.
Casi no lo hace, pero le dije que lavaría los platos el resto del año. No estoy segura de que
haya sido una buena idea, pero ahora mismo no me importa.— Dejó caer las dos bolsas al
suelo y me agarró de los hombros cuando empezó a rebotar a mi alrededor. —No me
importa si me veo estúpida. Estoy tan emocionada, tan emocionada.—
La puerta del coche de Adam se abrió y se puso de pie. La miraba con ojos cautelosos y se
pasó una mano por el cabello. —No podrías creer lo que vi cuando fui a su casa. Juro que
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todo el lugar había sido destruido. Parecía como si un centenar de mapaches lo hubieran
atravesado.—
Ella siguió riéndose y sus ojos se agrandaron. —No sé qué me emociona más, la cabaña,
que sea una fiesta de Kade, o que nos hayan invitado y no a Lydia y Jessica.—
—Sí,— tenía que admitirlo. —Allí está.— Miré a Adán. —¿Tus padres te dejaron venir?—
216
La pequeña sonrisa que tenía fue borrada. Sus hombros se endurecieron y vi como su
mandíbula se apretaba. —Ya no tienen mucho que decir en mí.—
Estaba a punto de preguntar qué había pasado, cuando Becky jadeó y dejó de rebotar.
Cerré los ojos. Oh no. Había sido demasiado bueno para ser verdad. Una sensación de
fatalidad me llenó y me gire....
No podía creer lo que estaba viendo. Jessica, Lydia, Jill....y Ashley Decortts amontonadas en
un coche. Cada una de ellas tenía diferentes expresiones en la cara, pero ninguna podía
ocultar su propia emoción.
—Sácalas— gritó.
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—No, no, no, no...— Jessica, Lydia, Jill y Ashley empezaron a sacudir sus cabezas y a
levantar las manos para rendirse. No importaba.
Fueron sacadas de allí en un tiempo récord. Uno de los tipos golpeó la parte superior del
auto. Jill asomó la cabeza y les gruñó, pero los chicos empezaron a reírse y a tirarles
botellas. La basura fue arrojada a continuación. Se apresuraron a subir las ventanas, pero
no importaba. Alguien tiró pintura dentro. Jessica estaba empapada y Lydia gritaba desde 217
atrás.
Su coche salió pronto de allí, pero no pude apartar la vista. Una tensión se había apoderado
de mí. Su agarre era tan fuerte, tan poderoso. No podía creer lo que casi había pasado, lo
que acababa de pasar... por mi culpa.
Levanté la cabeza y me di cuenta de que había permanecido cerca todo el tiempo. El resto
de su coche había sido vaciado.
—¿Estás segura?—
Estaba tan cerca. Sentí su aliento sobre mí y se burló de mí. Ese mismo cosquilleo empezó
a volver, regañándome. No se iría.... Agité la cabeza. Tenía que desaparecer. No había otra
manera.
—¿Sam?—
Me ahogué, —Estoy bien.— Y me alejé. Necesitaba alejarme de él, de cómo podía atraerme,
cómo quería que me atrajera.
Cerré los ojos, pero Mason dio un paso atrás. Respiré profundamente y traté de calmar mis
nervios. Por Dios. Quise saltar sobre él allí mismo y cuando abrí los ojos, bajo los pesados
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párpados, vi que él quería lo mismo. Sus ojos estaban oscuros de deseo, pero luego cerró
los ojos. Cuando las abrió, volvió a usar una máscara. Tenía el control y me dio una media
sonrisa. —Quiero su coche detrás del mío o del de Logan, ¿vale?—
Mason entrecerró los ojos y mantuvo la mirada fija durante un segundo. Ninguno de los
dos dijo una palabra, pero yo sabía que había alguna forma de mensaje compartido entre
los dos. La intensa mirada se rompió cuando una niña pequeña de pelo rizado marrón se
acercó por el costado del coche de Mason. Tenía ojos de almendra brillante, una sonrisa
tímida y un suéter blanco que la envolvía.
—Ahora no.— Mason le tocó el hombro y la instó delante de él mientras caminaban hacia
el lado de Logan.
Ella miró hacia atrás y me dio otra sonrisa antes de que Mason bloqueara su visión de mí.
Fruncí el ceño al darme cuenta de lo que estaba haciendo. Había hecho lo mismo con mi
madre. En ese momento, él me había estado protegiendo, ¿pero a quién estaba protegiendo
ahora?
Ella miró hacia atrás, todavía jadeando como un perro. —¿Viste lo que hice? Ni siquiera sé
de qué cosa hablar primero. No puedo priorizarlas. Esto es una sobrecarga de drama.—
Sus hombros se hundieron pesadamente y dejó caer sus brazos a su lado.—Todo esto me
pesa. Tengo que desahogarme, sólo tengo que hacerlo.—
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Entonces Adam sonrió y señaló a un coche que se acercaba. —Vas a tener que añadir un
poco más a tu lista.—
Cuando un Bentley se detuvo al otro lado del coche de Adam, mi radar se puso en alerta
máxima. Un cero kilómetros, directamente del concesionario, un Porche Cayenne entró
por el otro lado y las puertas se abrieron de par en par.
La Academia Élite había llegado. Y a juzgar por sus vehículos llenos, venían en el viaje. 219
Observé con horror cómo Mark Decraw se acercaba y chocó los puños con Logan.
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CAPÍTULO 23
Fueron tres horas de viaje y cuando llegamos allí, tenía una cosa en mente. ¿Podría correr y, 220
si pudiera, cuánto tiempo tenía que esperar para hacerlo? El ansia de escapar y correr libre
era tan fuerte; Tuve que forzar mis piernas a quedarse quietas un par de veces. Quería
saltar del coche cada vez que nos deteníamos en un semáforo de alguna pequeña ciudad.
Becky había dejado de interrogarme sobre los Kades en cuanto me quede en silencio. Adam
tampoco había llenado ese silencio y, por lo tanto, Becky se sentó y conversó para sí misma.
Ella habló de todo: los Kades, la Academia Elite, lo liberador que fue ver a Jessica y Lydia
ser expulsadas. Ella siguió y siguió.
Luego, después de que Adam recibió un mensaje de texto, volvió a chillar cuando se lo
arrebató. Se giró en el asiento y exclamó: — ¡Tanya viene con su prima!— Ella cantó, —
¡Mucho drama!—
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—Whoa,— Adam se rio en voz baja. — Eso es un maldito hotel. Me preguntaba cómo iban a
alojar a todos—.
Becky se había quedado en silencio con los ojos muy abiertos. Su boca formó un óvalo
silencioso y apretó los puños.
Salté del auto y corrí hacia Logan. — ¿Dónde están mis cosas?—
221
Me frunció el ceño. — ¿Qué pasa contigo?—
—Necesito correr—.
Señaló un camino que comenzaba detrás de un garaje. — Todavía está oscuro, pero debería
estar iluminado pronto. Me aseguraré de que tengas una buena habitación. Ese sendero
sube y rodea un lago. Será bonito para cuando llegues. Y debería ser seguro—. Los padres
de Nate tienen una cerca eléctrica que recorre el perímetro, por lo que no deberían haber
grandes animales ahí fuera. Coge tu teléfono — .
Entonces empecé. Caminé hacia la parte trasera del garaje. Cuando Becky llamó y me
preguntó a dónde iba, Logan le dijo algo. Sabía que estaba cubierta y, tan pronto como
estaba oculta a la vista, despegué.
Bombeé mis rodillas y mis brazos en alto, y aun más cuanto más alto iba. Cuando el camino
se desvió a la derecha, mi cuerpo se inclinó con él. Yo no estaba corriendo Yo estaba
volando Sabía que debía frenar. No quería quemarme demasiado pronto, pero no podía.
Algo en mí me hacía ir cada vez más rápido. El sudor pronto me goteo, pero no me
importaba. Apenas lo sentí.
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El camino se aplanó después de una pendiente empinada. Tuve que hacer algunos saltos,
todos bienvenidos, pero me encantaba la escalada. Mi corazón latía más rápido y no era por
el esfuerzo.
Podría haber pasado una hora, no estaba segura, pero el bosque se abrió a mi alrededor y
me dio una vista impresionante de un lago debajo. Estaba en un valle entre dos montañas. 222
Las olas lo ondulaban. No podía ver a través de él, no por lo alto que estaba, pero el agua
parecía darme otro estallido de adrenalina.
Los árboles se desdibujaron cuando pasé corriendo junto a ellos y seguí adelante. Cuando
sentí que mi pecho no podía expandirse más y mis brazos comenzaron a sentirse como
cemento, disminuí el ritmo. Levanté la cabeza y respiré el aire.
Podía sentir la elevación en mis pulmones, pero solo me hizo frenar un poco más.
Después de lo que pareció una hora más, di media vuelta y empecé a volver. Cuando volví al
lago, me detuve y me incliné. Contuve el aliento, pero no pude dejar de mirar el lago. Algo
me calmó y me emocionó al mismo tiempo. Quería ser parte de eso y me sentía loca
admitiéndome eso a mí misma, pero lo hice.
Había un ligero claro en la colina donde estaba y me detuve. Mis pies estaban enraizados en
su lugar.
Podía ver una gran piscina detrás de la mansión. Estaba lleno de personas a ambos lados.
Parecía que había una bañera de hidromasaje y sauna también. Algunas mesas se
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mantuvieron separadas detrás de una barrera de plantas con una rejilla de acero al lado de
una estructura de barra grande. Escuché risas cuando algunos chicos empujaron a algunas
chicas a la piscina. Chillaron cuando cayeron al agua.
Cuando regresé a la casa y caminé por el garaje, había gente por todas partes. Con mi
cuerpo empapado en sudor, algunas chicas me dieron el desaire. Me miraron, sus labios se
curvaron hacia arriba, y se dieron la vuelta. No pude contener una sonrisa mientras esto
sucedía. Puede que no hubiera querido comprar la protección de Mason o Logan, pero sabía
que estas chicas no sabían quién era yo. Y suspiré al darme cuenta de eso. Estas chicas
estaban siendo reales. No estaban siendo falsas hacia mí. No me estaban besando el culo
porque quiénes podrían haber sido mis nuevos hermanastros.
Más que unos pocos chicos no apartaron la mirada. Mi camisa y mis pantalones se pegaban
como una segunda piel. No fue hasta que me metí en la cocina y escuché la risa de Nate
cuando me vio que me di cuenta de lo tonta que parecía. Me vio, abrió la boca y se echó a
reír.
Sacudió la cabeza, aun riendo. — No tu, no, es que tu...— Más risas y él se dio una palmada
en la rodilla un par de veces. — Mírate.— Levantó una mano. — Parece que fuiste a nadar y
sé que es porque saliste corriendo. La mayoría de las chicas quieren lucir lo más sexy y tú ...
lo siento, pero se ve que vas por el camino opuesto. Me gusta. De verdad lo hago. Lo
admiro—
Señaló las escaleras, todavía riendo, y se ahogó. —Cuarto piso, segunda puerta a la
derecha—
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Cuarto piso. No podía creer que hubiera un cuarto piso. Y luego recordé la mansión de Kade,
que no era tan pequeña en comparación con esta bestia de una casa, y decidí mantener la
boca cerrada. Cuando estaba rodeando el primer conjunto de escaleras, me encontré con
Adam. Iba abajo, vestido con un bañador y un vaso de algo en la mano.
Hizo una mueca y puso los ojos en blanco. — Algo para ponerle de humor para la fiesta.
¿Adónde fuiste? Saliste enseguida y Logan dijo que tenías algo que hacer. Nadie le preguntó,
no sentimos que pudiéramos, pero ... ¿a dónde fuiste? —
—Sí.—
—Oh.— Me echó una ojeada arriba y abajo. Me inquieté bajo el peso de su mirada, ahora
tímida. — Entonces, bueno… ¿tú y Becky están en este piso?—
Apartó la mirada y se rascó la nuca. — Sí ... creo que ella y Tate compartirán una habitación
en el sótano. Creo que esas son las únicas que quedan—.
Se encontró con mi mirada por un segundo y solo por un segundo el verdadero Adán estaba
allí, el que lo decía en serio cuando me prometió el mundo. Él habló con pesar, — No ...—
Negué con la cabeza — ¿Sabes lo que estás haciendo? Logan se va a enfadar cuando sepa
que ella está aquí—.
—Por lo que e oído, Logan no es el problema—. Su mandíbula se apretó y miró hacia otro
lado.
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Allí estaba. El nombre indecible, una de las muchas razones por las que Adam y yo ya no
confiábamos el uno en el otro y, como lo confesé, me preguntaba cuándo había ocurrido eso,
¿Cuándo perdí mi confianza en él y cuándo lo hizo conmigo? Bueno, podría adivinar cuándo
había perdido el suyo conmigo.
Tomé aliento y desafié de frente. Nombré el nombre que estaba entre nosotros. —Mason
sabrá que la invitaste. Mason la odia—. 225
Él dijo, — ¿Sabes por qué la odia tanto? ¿Y qué tiene eso que ver contigo?—
—¿Tu sí?—
—No.— Sacudió la cabeza. — Pero no tengo que lidiar con eso. No me importa quién le
gusta o quién no ...—
—¿Me estás tomando el pelo?— Doblé mis brazos sobre mi pecho. Mi pecho empezaba a
subir, subir y bajar, arriba y abajo. Mi corazón estaba empezando a correr de nuevo. —¿No
te importa? ¿Ni yo? ¿No te preocupas por mí? Porque sabes que estoy conectada con ellos.
Estoy conectada con ellos de una manera que pocos lo son. Van a ser mi familia, Adam. No
puedo ignorar eso. Y creo que quieres que lo haga, pero no puedo — .
Cerré los ojos y me di la vuelta. ¿Qué había dicho? No podía creer que hubiera dejado que
esto pasara.
—No te tortures. Fuiste honesta justo ahora. Fuiste honesta conmigo, quizás la primera
vez— Tomó aire y me tocó la parte de atrás del codo. Su voz era suave. —¿Decías que Tate
ya tenía algo que ver contigo? ¿Qué querías decir con eso? Me gustaría saberlo. Me
preocupo por ti—
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Y entonces note movimiento desde una esquina trasera. Levanté la vista, herida. Ni siquiera
sabía que existía una esquina trasera.
Mason me dirigió una mirada indescifrable, pero le habló a Adam: — ¿Qué haces aquí?—
Mason se rio para sí mismo y me hizo un gesto. — ¿Qué piensas, imbécil? ¿Qué quieres? ¿A
ella?—
Los ojos de Mason se veían con desdén. — Sé honesto. Ahora mismo, aquí mismo. Tú y yo.
Ella. La quieres, ¿verdad? Sé que sí. Solo dilo. Ponlo ahí, podría funcionar—.
Entonces Adam se rompió y abrió los brazos. — ¿Qué quieres? Sí, la quiero—. Su pecho
subía y bajaba. — La quiero, ¿de acuerdo? La conozco toda mi vida—.
—La mitad de ese tiempo— le espetó Adam. — ¿Estás feliz? La he deseado desde el
séptimo grado, desde la primera vez que Sallaway la notó—.
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Mason se encogió de hombros. Fue otro momento como el de mi madre. Entró a matar y me
presiono contra su espalda. Me presioné contra él, no para ocultarme, sino para evitar decir
algo que lamentaría. ¿Y qué iba a decir? Presioné el dorso de mi mano contra mi boca. No
tenía ni idea. Mi corazón latía muy rápido. Era como si estuviera corriendo todavía.
—Tienes razón.— La voz de Mason era tan suave, casi delicada. — Lo hago. No estoy
negando eso—.
—Oh Dios.—
Mason continuó, casi tierno todavía, — Pero no voy a joder a otra chica deseando que fuera
Sam e imaginándola en mi cabeza. No voy a hacer eso porque sabes qué?—
—Sam—.
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—No soy tu puta. No soy tu hermanastra. No soy tu nada. Pensé que era tu amiga, pero tal
vez ni siquiera eso. No tienes ningún derecho, Mason. Nunca lo harías. esto para Lo ...
Puso su cara en la mía y jadeé mientras caía contra la pared. — Esto es exactamente lo que
hice por el. ¿Quieres saber qué hizo esa puta?—
No pude apartar la mirada Mis ojos estaban muy abiertos. Mi espalda estaba contra la
pared. 228
Se apretó contra mí y puso ambas manos contra la pared a mi lado. Él me atrapó, pero no
quería ir a ningún lado. Cuando su rodilla se movió entre mis piernas y se movió hacia
arriba, cerré los ojos y contuve un suspiro. La necesidad palpitaba dentro de mí otra vez.
Estaba empezando a pensar que la necesidad por él nunca se iría. Era tan poderosa, tan
consumidora.
Lo sentí sonreír contra mí, pero me mantuvo erguido. Él tomó mi peso. —Ella lo jodió. Hizo
que él la amara. Durante dos años, Sam, le hizo pensar que lo amaba y luego decidió que
ella me deseaba—.
Sentí la frialdad en él, incluso mientras descansaba contra mí, y lo alcancé. Deslicé mis
manos por sus brazos, sobre sus hombros, alrededor de ellos, y amasé la parte posterior de
su cuello. Quería que la tensión desapareciera. Estaba ciega con eso. Y estaba ciega con el
manteniéndome abrazada. Sus manos se movieron para ahuecar mi trasero y mis piernas lo
envolvieron. Yo lo deseaba palpitaba de necesidad y presioné contra él.
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—Ella vino a mi casa un día. Estaba en mi habitación. Había estado con el y Logan estaba
dormido. Habían follado y ella vino a mi habitación—. Mason me levantó de la pared.
Me aferré a él como lo había hecho la noche anterior. Él me había protegido entonces. ¿Me
estaba protegiendo de nuevo? La lujuria había confundido todo pensamiento racional
dentro de mí. Ya no sabía dónde estábamos, pero no importaba.
Puse una mano en su mejilla y la ahuequé. Yo lo deseaba Moví mis labios para que rozaran 229
—Ella me quería. Ella se lo cree y pensó que la querría. No sé por qué. Nunca le había dado
ninguna razón para pensar eso, pero ella pensaba que podía tener dos hermanos en lugar
de uno. Llamé a Logan. La dejé intentar seducirme y dejé que lo escuchara todo. No tardó
todo lo que pensé que tardaría. Lo vi cuando la llamada termino. Tres minutos, eso fue todo.
Logan dio la vuelta a la esquina. con el teléfono en la oreja. Ella lo vio y me miró. Levanté el
mío y le dije que había escuchado todo — .
Un temblor me sacudió.
Estaban nublada de deseo, muy parecida a la mía. La satisfacción surgió a través de mí. Le
afecté igual que él me afectaba a mi. Era en ambos sentidos.
Y luego mató el momento cuando se volvió de lado. Una emoción despiadada surgió, gruesa
y pesada, cuando él gruño: — ¿Has estado mirando? Por eso nunca haré lo que haces. La
tengo. No tendré que soñar con ella—.
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CAPÍTULO 24
Estábamos solos.
Mason me bajó lentamente para que pudiera pararme por mi cuenta y dio un paso atrás.
Me miraba como si fuera un animal, esperando para atacar. Estaba preparado.
Había estado caliente y pesado, o eso creía, pero había estado frío y calculando todo el
tiempo. Esa misma máscara ilegible estaba sobre él ahora.
No respondió. Tomó otro golpe antes de que él mirara hacia otro lado y se pusiera una
mano sobre su cabeza. — No te pongas como una niña. Eso fue un espectáculo. Te
desempeñaste bien y él se lo creyó.—
Se me salieron los ojos de la cabeza. No podía creer que se lo llevara aquí. — ¿Estás
bromeando?—
Algo apareció en sus ojos. Se fue en el siguiente instante. Agitó la cabeza y levantó los
hombros.
Una sonrisa estúpida salió. — Como dijiste, soy un imbécil. Eso es lo que hacemos.—
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Respiré profundamente. Algo frío empezó en la boca del estómago. Creció con cada
palabra que dijo y cada segundo que estuve lejos de su contacto. Odiaba cómo me afectaba,
el poder que tenía y él también lo sabía. Era plenamente consciente del poder que tenía
sobre mí.
Mis pies no se movían. Mi mente me gritaba que me fuera, pero mi cuerpo no se iba. No
quería ir. Él tenía poder sobre mí... pero yo estaba bastante segura de que yo también tenía
poder sobre él.
— ¿Qué pasa?—
Me volví y lo miré fijamente. No sabía lo que vio, pero funcionó. Su mano apretada sobre la
barandilla, sus hombros enderezados. Aspiró un poco de aliento. Vi como su pecho se
elevaba cada vez más alto.
El deseo era espeso en sus ojos. Los estrechó, se mojó los labios y sacudió la cabeza en
señal de rechazo.
Mi corazón latía con fuerza mientras me aferraba a su mano. Estaba ciega en mi necesidad.
Sólo podía concentrarme en él. Me llevó a través de una mirada de escaleras, a través de
algunas puertas, y finalmente me arrastró a través de la última. No tenía ni idea de dónde
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estábamos, no me había preocupado de prestar atención, pero sabía que estábamos lejos de
la fiesta.
Mason dejó caer mi mano y me miró fijamente. Su habitación estaba a oscuras. Las
persianas fueron retiradas para que la luz de la mañana se filtrara a través de ellas, pero
todavía estábamos en la sombra.
Me estaba observando con una intensidad que hacía que mi corazón diera un latido. El 233
Oh, Dios.
Sus labios eran duros para mí, una llama explotó dentro de mí, yo quería más de él.
Necesitaba más. Entonces empezó a moverse en mi contra. Sus labios persuadieron,
mordisquearon, se deslizaron y susurraron contra los míos. Su lengua tocó la punta de mi
boca y lo dejé entrar. No se me permitía no hacerlo. Mi cuerpo respondió a cualquier
demanda que hiciera. La idea de la negación no estaba en mí.
Cuando mi lengua tocó la suya y su cuerpo tembló bajo mis brazos, me di cuenta del poder
que tenía. Era adictivo. Estalló dentro de mí y me subí a él. Fue como antes, pero esta vez
no lo esperé. Le metí la mano bajo la camisa y se la levanté por encima de la cabeza.
Mason lo dejó pasar y ya se había quitado la mía con hambre. Me quitó el sujetador en un
segundo y me ahuecó los pechos.
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Jadeé en su boca cuando su pulgar tocó la punta de mi pezón. Se burló y se rio de mí. Le
mordisqueé en la comisura de la boca y luego retrocedí. Me cogió con una mano a la
espalda y se encontró con mi mirada.
Nos mirábamos fijamente el uno al otro. No podía dejar de mirar. Sus ojos estaban oscuros,
hambrientos, y se oscurecían cuanto más mirábamos fijamente al otro. Entonces levanté
una mano y toqué el lado de su cara. Rastreé su borde, su frente, el rabillo de su ojo, el lado 234
de su mejilla, sus labios.
Era hermoso.
Me quejé en protesta. No quería dejarlo, pero se inclinó hacia adelante y me cogió los
labios en un beso hambriento, un beso largo. No podría separarme de él si tuviera que
hacerlo. Lloriqueando, me apreté contra él de nuevo y entonces sus manos estaban bajo
mis piernas desnudas. Las levantó de nuevo y mientras las envolvía alrededor de su
cintura, se puso en contacto conmigo.
Y luego su mano se movió hacia abajo. Acarició el interior de mi muslo y luego sobre mi
estómago, bajando por el otro muslo. Rodeó el área que palpitaba para él. Y entonces,
mientras jadeaba contra su boca, su dedo se deslizó dentro de mí. Su lengua chocó contra
la mía al mismo tiempo.
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empuje. Me aferré a él, rogándole que me diera más mientras mis caderas se movían al
ritmo. Entonces mi mano se deslizó por su brazo, rodeó su delgada cintura y lo envolvió.
Sonreí, intoxicada con el poder y la necesidad. Yo quería más. Lo quería y le besé el oído
para susurrarle eso.
235
Con un gemido gutural arrancado de él, me sacó de la pared y se dirigió al dormitorio. Un
segundo dedo se deslizó y los curvó profundamente en mí, más profundo que antes.
Cuando me bajó a la cama, jadeé y arqueé la espalda. Sus dedos empujaron más lejos. Ya
no necesitaba moverlos.
— ¿Qué?—
Lo vi mientras se inclinaba sobre mí. Me empujó y cuando me vio mirando, me empujó más
fuerte. Me inmovilizó los brazos por encima de la cabeza y me estiró. Mis pechos se
alzaron para él y él tomó uno en su boca. Su lengua se deslizó alrededor del pezón, lo pasó
por encima, burlándose de él. Entonces sus empujes se volvieron más duros, más duros.
Ha ido lo más lejos posible. Cuando quise que fuera más rápido, se reprimió. Se mantuvo a
un ritmo lento. Se construyó dentro de mí, volviéndome loca. Yo quería más. Le grité, pero
sólo me devolvió la sonrisa. Luego su lengua se metió en mi cuello. Me lamió y volví a
gritar.
Mis piernas se agarraron a su alrededor y se elevaron más. Yo lo quería más adentro, pero
luego me ahuecó la parte inferior de las piernas y las sostuvo en el lugar correcto. Su polla
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Me volví a mojar y Mason levantó la cabeza de mi pecho. Me dio una sonrisa perezosa y
lenta. — ¿Ya?—
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Me reí mucho y lo empujé fuera de mí. Su polla se deslizó hacia afuera. Me lo perdí tan
pronto como se fue. Algo faltaba.
Me quedé sin aliento otra vez. Mi pecho quería levantarse y caer, pero estaba congelado en
su sitio.
Luego se inclinó y tocó sus labios contra los míos. Fue un beso suave, tierno. Mientras se
alejaba, me apretó otro en la frente antes de ponerse de pie. Me senté y miré cómo se
dirigía al baño. Su cuerpo estaba hecho de músculos. Fue esculpido como una estatua. La
comodidad adicional que tenía con su cuerpo, a la que no le importaba nada si estaba
desnudo o si llevaba ropa, me dejó sin aliento.
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Se mantuvo firme sobre mí. Miré, debe haber tenido una toalla para entonces, pero sus
labios atraparon los míos. Me había estado esperando. Después de un largo y hambriento
beso, retrocedió y se dirigió al dormitorio.
Incliné la cabeza hacia atrás y me quejé. Todo en mí era puré. Mis piernas estaban
gelatinosas, pero me las arreglé para empujar el mostrador y me metí en la ducha. El agua
me refrescó. Cuando volví a la habitación, Mason estaba en el borde de la cama. Se había 237
puesto un par de jeans que cabalgaban bajo sus caderas. Mientras buscaba una camisa en
el armario, echó un vistazo. — ¿Tienes algo de ropa?
Todo mi cuerpo temblaba de conciencia. Me sentí viva. Era como si me hubiera ido a
correr otras tres horas. Y entonces su pregunta penetró y me puse de pie. — ¡No tengo
ropa!—
Se rio y se sentó a mi lado. Su muslo rozó contra el mío. — Por eso pregunté. ¿Quieres que
vaya y te traiga un poco?—
Puso una mueca de dolor. — Logan asignó las habitaciones y te puso en el lado opuesto de
la casa.—
Mason me golpeó en el hombro y se puso de pie. Mientras levantaba los brazos sobre la
cabeza y los estiraba, comentó: — Tranquila. Iré a buscarte algo de ropa.—
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Sus brazos se le cayeron a los costados y se rio. El sonido genuino me envió otra ráfaga de
hormigueo. Se encogió de hombros. — ¿A quién le importa? Siempre puedo sacar la
tarjeta de hermana si es necesario.—
Me quejé de nuevo.
Fue a la puerta y miró hacia atrás para guiñarme el ojo. — No es que me importara una
mierda eso antes. Volveré.— Golpeó la puerta dos veces y me envió una sonrisa de 238
Y me dejo sola.
Lo quería de nuevo.
A medida que más imágenes me atravesaban, me di la vuelta y dejé que gritara en sus
almohadas. Sabía que lo querría por mucho tiempo.
No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera de nuevo y me arrojó algo de ropa.
Aterrizaron a mi lado y él me miró fijamente. Mi cuerpo reaccionó, mi pecho comenzó a
moverse, mi pulso se aceleró, mis manos se pusieron húmedas, y la necesidad palpitó entre
mis piernas.
Sus ojos se oscurecieron y luego maldijo mientras cerraba la puerta tras él.
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CAPÍTULO 25
Cuando me desperté más tarde, me di la vuelta y miré hacia abajo. Dos condones más se 239
habían unido al primero en el suelo y luego escuché su risa detrás de mí. Su mano se frotó
en la parte inferior de mi espalda y me masajeó hasta llegar a los hombros. Se sentó
adelante, me dio un beso en el hueso del hombro y se dirigió al respaldo. —¿Crees que me
olvidaría de esos cachorros?—
Sonrió y se estiró con un gran bostezo. —Esas cosas son como ponerse pantalones. Tendría
que estar drogado para olvidarlos—.
Se encogió de hombros. —Podría dormir el resto del día. El buen sexo hace eso por mí.—
Un hormigueo diferente me hizo sentir sus palabras, pero fruncí el ceño. No quería
diseccionar nada de esto y entonces miré el reloj. Se me subieron las cejas. —Son las seis en
punto. Oh, Dios mío. Tengo que salir de aquí.— Empecé a tirar las sábanas para salir
corriendo.
—¿Por qué?— Su mano me agarró por la cintura y me tiró hacia atrás. Su cuerpo se dobló
detrás de mí y me envolvió con ambos brazos.
El calor y el frenesí del deseo estaban empezando a acumularse de nuevo, pero apreté las
piernas y me di la vuelta. Cuando me sonrió perezosamente, le puse un pulgar en la frente.
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Luego me acerqué y besé sus dos párpados cerrados antes de susurrar: —Tenemos que
levantarnos o todos lo sabrán—.
—¿Qué estás haciendo?— Dio una palmadita en el lugar vacío a su lado. —Vuelve a la
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cama—.
Hice una mueca, aunque quise. Lo deseaba mucho, pero agité la cabeza y me pasé la blusa a
través de mi cabeza. —Por mi bien, no puedo.—
—¿Tu bien?— Se volvió a sentar y frunció el ceño mientras se pasaba una mano por el
pelo. —¿De qué estás hablando?—
—Soy tu hermanastra. Estoy durmiendo contigo. ¿Te das cuenta de la clase de reputación
que voy a tener?—
Cruzó los brazos por encima del pecho y aparté los ojos cuando los músculos del pecho
sobresalieron. Cielos, ese chico...
Cuando cerré la puerta, su risa siguió y como pronto me di cuenta de que no tenía ni idea de
dónde estaba, él tenía motivos para reírse de mí. Tres puertas más tarde, cuatro pasillos y
otros dos juegos de escaleras me abrí paso a través de una última puerta para encontrarme
al lado de una piscina cubierta. ¿Quién tenía una piscina cubierta? Cielos, Dios mío. Y
entonces miré hacia arriba y la incredulidad de la situación desapareció.
Logan se sentó en el otro lado con algunos de sus amigos y Mark Decraw.
—¡Hey! ¿Cómo llegaste allí?— Logan me hizo señas para que viniera.
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Todos los demás levantaron la vista. La mayoría de los chicos eran amistosos. La mayoría
de las chicas no lo eran, pero no importaba. Al acercarme, ignoré la sonrisa de Logan y en
su lugar estudié la sonrisa reservada de Mark.
Me encogí de hombros. No podía quitarle los ojos de encima a Mark, cuyos ojos estaban
dirigidos a cualquier parte menos a mí. —Ni siquiera sé dónde dormí. Nunca encontré mi
habitación.—
Mi mano se apretó contra su hombro y él hizo una mueca de dolor, aullando en voz baja. —
Quita las garras, Sam. En serio.—
Volvió a poner los ojos en blanco. —Tus amigos están en el patio de abajo. Sé que ahí es
donde estarás el resto de la noche—.
Mark se puso en pie y señaló a través de una puerta. —Vas por ahí, subes por la escalera de
la izquierda y la puerta te llevará a la cocina. Los patios están fuera de allí.—
Le entrecerré los ojos. ¿Por qué estaba siendo útil? ¿No sabía de las intenciones de su
madre? Sabía que debía haberle dado las gracias, pero le dije:—¿Cómo está tu mamá?—.
Frunció el ceño. —Ella está bien... ¿Por qué?— Sus ojos parecían cautelosos.
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La mirada de Logan había estado bordeando entre nosotros con el ceño fruncido. Una
mirada de frustración pasó por encima de él. —¿Dónde está Mason, Sam?—
Miré hacia otro lado y maldije cuando mi cara se incendió en llamas. —No tengo ni idea. He
242
estado durmiendo toda la tarde.—
Cuando miré hacia atrás, me sentí agradecido de ver que sólo Logan me estudiaba. Me
sonrió y supe que él lo sabía. La culpa y la ira se apoderaron de mí, pero yo le devolví el
ceño fruncido. Entonces le saqué la lengua antes de atravesar un conjunto de puertas que
conducían a donde Mark me había dicho que fuera.
Cuando me moví a la cocina, había mucha gente por todas partes. Nadie me miró y tuve un
adelanto extra en mi paso desde ahí. A nadie le importaba. Eso estuvo bien, muy bien. Y me
dirigí por los patios. Desde arriba, miré hacia abajo y mis ojos se abrieron de par en par.
Cuando Logan dijo que mis amigos estaban en el patio de abajo, se negó a decirme que
había seis patios diferentes. Había pasillos que los conectaban y cada patio estaba situado
debajo del otro.
Cuando llegué al fondo, ese patio estaba ubicado entre una cancha de tenis y una cancha de
voleibol de arena.
Mientras me acercaba, ella le había contado algo a Becky, a quien no parecía importarle
porque su sonrisa estaba grabada de oreja a oreja. Ella se detuvo en un asiento vacío a su
lado y me lo empujó. —Aquí. Siéntate aquí—.
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Me senté.
Amelia se mofó y puso los ojos en blanco mientras se alejaba un asiento al otro lado de
Becky. Sus otras dos amigas, Miranda y Cassandra, me sonrieron cortésmente antes de
sorber sus bebidas. Adam estaba rodeado de Peter y un segundo tipo que yo no conocía.
Parecía de la Academia Élite, pijo y engreído.
—¿Adónde fuiste?— Becky preguntó. —No sabía que habías corrías. Adam dijo que fuiste a 243
—Eso es tan genial. Deberías ir a campo traviesa. Apuesto a que lo harías de maravilla—.
Cassandra se rio estridentemente y puso una mano sobre la suya. Me dio una sonrisa
forzada. —Oh, no creerías cuánto tiempo durmió la siesta.—
—No.— Ella agitó la cabeza de corazón. —Para nada, ni un poquito.— Luego movió dos
dedos hacia mí. —Eres tan reservada, Samantha. No teníamos ni idea de que te gustaba
correr—.
Mi ceja se levantó. —Bueno, ¿Cómo podrías? Hemos sido tan buenas amigas desde...—
Esperé un poco y me reí a la fuerza. —Oh, es cierto. No somos amigas—.
Su sonrisa se encogió y ella me miró en su lugar. —No tienes que ser mala.—
Becky jadeó y palmeó su pecho de manera exagerada. —¿Podría ser esto? ¿La engreída
Cassandra ha encontrado a su pareja?—
Ella volvió su mirada hacia Becky y una frialdad añadida se mostró en sus
profundidades. —Cuidado, Sallaway. Estás a dos pasos de ser expulsada de la escuela—.
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Becky parecía ronronear en su sonrisa. —Adam ha sido mi vecino toda mi vida. Nosotros
también somos buenos amigos—.
Los ojos de Cassandra eran penetrantes. —No lo veo defendiéndote ahora mismo. Dos
pasos, marginada, dos pasos y tu humillación será toda mía. Me gusta servir mis platos
mejor fríos—.
Becky levantó la mano y fingió que la arañaba. —Retráctate, abeja. Todos sabemos lo que 244
—¿Qué?—
Parecía buscar las palabras. —Que... son la versión femenina de la especie humana:
maliciosa, malhumorada y tramposa.—
La sonrisa en la cara de Cassandra era la créme de la créme y ella se inclinó hacia atrás. —
Tienes razón. Te gusta estar atada a tu alrededor, luciendo como una tonta, la mayor parte
del tiempo cuando todo el mundo sabe que sólo estás jadeando por las sobras de tu
maestro. Eres de clase baja, Rebecca. Tienes que aceptarlo—.
Becky se puso verde y miró hacia otro lado. Me incliné hacia adelante, sin saber qué hacer,
pero Adam comentó mientras seguía recostado en su silla: —Sullivan, relájate—.
Ella puso los ojos en blanco y se acurrucó antes de saltar de la mesa y alejarse furiosa.
Becky miró hacia atrás desde su regazo. Una pequeña sonrisa comenzó en su rostro. —¿Se
acaba de ir?—
Las otras dos chicas de la Academia Élite no dijeron una palabra, pero compartieron una
mirada.
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Eso no me pareció bien. ¿Qué significaba eso? Y luego todos nos distrajimos cuando
aparecieron dos recién llegadas. Ellas estaban junto a la playa y se detuvieron a la vista
desde las cubiertas superiores de la mansión.
Suspiré.
Tanya lo vio y le dio una sonrisa brillante y un saludo a cambio. Empezó a buscarlo hasta
que Logan se metió en medio y puso una mano alrededor de su cintura. Él la acercó y
pareció susurrarle algo al oído. Tanya puso una mano sobre su hombro y frunció el ceño,
tomando alguna decisión. Cuando él continuó susurrando y su mano comenzó a masajear
su cintura, ella se fundió con él. Su cabeza descansó sobre su hombro y Logan se encontró
con mi mirada con un breve destello de triunfo antes de tomar su mano.
Tate estaba detrás de ellos con la boca en el suelo. Una mano estaba apoyada en su cadera.
Mientras Logan se la llevaba, nadie dijo una palabra hasta que Cassandra se ahogó en una
risa. —¿Eso acaba de pasar?—
Becky estaba callada mientras miraba nerviosamente a Adam. Sus manos estaban en su
regazo y observé como ella seguía retorciéndolas. Cuando le puse una mano encima de ellas
para calmarla, me miró con nerviosismo, pero liberó sus manos. Sus ojos nunca dejaron a
Adam.
Adam se encogió de hombros y miró hacia otro lado. Su mandíbula apretada. —No importa.
Ella fue suya antes de todo modos.—
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—Sí, pero...— Cassandra se mordió otra risa. Se limpió la boca. —No puedo creer que viera
eso. Me encantan los hermanos Kade. ¡Hombre!—
Tenía el pecho apretado. Mis manos estaban en puños, apretadas en mi regazo. No sabía lo
que iba a hacer, pero sabía que estaba enfadada por eso.
Tate estaba en el medio con los brazos cruzados sobre el pecho. Sus dos maletas estaban a
su lado. Ella estaba parada sola, pero levantó la barbilla y miró a su alrededor. Cuando su
mirada se encontró con la mía, me sentí quemada por ella. Sus ojos se entrecerraron y sentí
que quería venir y decir algo. Y entonces Mason salió de una esquina.
Ella parecía estar esperando, pero él no hizo nada. Él la miró a ella, luego me miró a mí y se
fue.
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Su mirada también me quemó, pero Tate se volvió hacia mí. Había una pregunta en sus
profundidades y tragué saliva. Sabía que no sería capaz de esconderme de ella por mucho
tiempo.
247
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CAPÍTULO 26
248
Becky arrugó la nariz y miró sobre su vaso. —Míralos. — Me agaché y me golpeé la cabeza
con ella. Las dos nos reímos, pero Becky hizo un gesto con la mano sobre su cara. —Hablo
en serio. ¡Mira! —
—Oh. — Ella hablaba en serio, así que lo hice. — ¿A quién estoy mirando? Hay tantos. —
— ¡Adam!— Señaló de nuevo. —No puedo creerlo. Pensé que estaba enamorado de Tanya,
pero míralo. —
Escaneé toda la zona a rebosar y finalmente lo vi. Estaba apretujado en una mesa con los de
la Academia Élite. Cuando bajó sus manos por las piernas de....miré con
atención...Cassandra, me senté derecha. — ¿Cuándo ocurrió eso? —
Se desplomó a mi lado y cruzó los brazos con un suspiro. —Han estado así durante la
última hora. No puedo soportarlo más. —
Puso su mano en mi boca. —No tienes que publicarlo, pero sí. Duh. Sabes que me gusta. —
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Cuando los miré otra vez, me di cuenta de la mirada que Adam nos estaba enviando y le di
una palmadita en la mano a Becky. —Yo no me preocuparía demasiado por eso. Su ego está
herido. Ella es su curita para que no se sienta tan mal. —
Sonreí. — ¿Vas a seguir quejándote de eso? Y además, te valora. No podría usarte de esa
forma — 249
Puse los ojos en blanco. —Sabes que lo hace. Detén la fiesta de autocompasión. Se supone
que nos estamos divirtiendo. —
—Eso dices tú. No tienes al Equipo de Desaire de la Academia encima de ti. Les encantaría
que me enroscara en una bola y me desvanezca en el aire. Y Cassandra sigue dándonos esas
miradas arrogantes. —
Suspiré y me apoyé en el sofá que ambas habíamos conseguido hace rato. Estaba situado en
una esquina trasera de un espacio lateral y nos daba privacidad donde nadie podía oírnos o
vernos, pero teníamos una gran vista de toda la acción que nos rodeaba. Cuando el sofá se
vació, Becky y yo hicimos una carrera loca por él y habíamos estado bebiendo desde
entonces.
Había estado enfadada con Adam, pero cuando fui a buscar mi bebida, no podía dejar de
mirar el salón que estaba encima del nuestro. Mason se sentó en una esquina trasera con
Marissa a un lado, Nate al otro, y Logan con Tanya en su regazo frente a ellos. Había algunos
otros, pero todos sabían que era el nivel más alto de la escena social. Cuando Mason rozó la
parte superior de las rodillas de Marissa, mi mano se apretó alrededor de mi bebida y la
tomé. Debería haberme quemado la garganta, pero había dejado de sentir hace tiempo.
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— ¿Eh? —
Caí en mi trampa. ¿Había dicho esas palabras en voz alta? Pero agité la cabeza. — ¿Por qué
Cassandra es tan mala contigo? —
250
— ¡No sé! — Levantó los brazos hacia arriba y hacia abajo. Frunció el labio inferior con una
mueca. —No le he hecho nada. Siempre he sido amable con ella y ¿Quién soy yo para ellos?
Además de ser una buena amiga de Adam... y ahora tú... y estás cerca de los Kades... — Su
cara se iluminó. — ¿Crees que soy una amenaza para ella? Por ti y por Adam, ya sabes... No,
eso no tiene sentido. Soy la misma Becky aburrida de siempre. —
Le di una palmadita en la pierna. Había estado haciéndolo durante la última hora. —Todo
saldrá bien. Lo sé. Lo sé. Creo que tú y Adam estarán juntos. —
— ¿Eso crees? —
Hice un gesto con el brazo extendido. Parte de mi bebida se derramó, pero a ninguna de las
dos nos importó. —Sí, así es. Puede que no sea en el instituto. —
Su rostro se apenó.
—Pero creo que sucederá. Adam está inmerso en la popularidad. No puede apreciarte
ahora porque no es lo suficientemente maduro. —
Becky asintió. —Para estar borrachas, estamos muy claras en este momento. —
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—No. — Su mano agarró la mía. —Necesitas hablar más. Tienes muy buenas ideas que
puedo escuchar. Nunca pensé que Adam fuera inmaduro, pero puedo ver por qué piensas
eso. —
Entonces nos dimos cuenta de que alguien había llegado a nuestro lado. Jadeé y Becky
gimió. 251
Mason frunció el ceño antes de hablar. Luego tiró su teléfono en mi regazo. —Llama a tu
madre. Se está volviendo loca. Cree que te secuestramos. —
Observé el movimiento y quise hacer lo mismo. Una ola de necesidad se apoderó de mí,
pero exhalé y recordé que estábamos en público. Intenté abanicarme.
Cuando Becky dejó de reírse, se sentó con los ojos vidriosos y lo miró con los ojos
entrecerrados. — ¿Quién es tu novia? —
Di un salto.
— ¡Hola! — Ella me pasó por encima y le hizo un gesto con la mano delante de su cara.
Miró hacia otro lado y tomó aliento. Sentí el movimiento cuando su brazo rozó el mío.
Ella se recostó y suspiró. —No puedo creerlo. Soy tu mejor amiga, va a ser tu hermano, y
también me ignora. Todo el mundo me ignora. Estoy más por debajo de la gente de lo que
pensaba. —
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Me sonrió, pero le dijo a Mason, —Sé que puedes oírme y sé que no estás siendo cruel
conmigo por culpa de Sam, pero, ¿Quién es la novia? Nunca la había visto antes. Parece
agradable. —
Mason arrojó su mirada hacia la mía. — ¿Puedes llamar a tu madre? Búscame más tarde
para darme el teléfono. — 252
Salió de allí y Becky agitó la cabeza mientras lo veía marchar. —Debo estar muy borracha
porque sé que no debería haberle hablado así, pero ahora mismo no me importa. —
Cuando encontré un rincón semi silencioso, volví a levantar el teléfono. —Hola, mamá. —
—Por lo que me hicieron. No puedo creer que no me hayas ayudado, pero luego pensé que
quizá no podías. Tal vez estabas demasiado asustada de ellos. —
Las alarmas se dispararon en mi cabeza y me senté sobre mis talones. — ¿Estás bromeando
ahora mismo? —
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Una sombra se movió encima y me di la vuelta, mi corazón se detuvo por un segundo, pero
mis hombros cayeron cuando reconocí a Mason. Sonrió y se movió hacia adelante para
curvar una mano alrededor de mi cintura. Mientras se inclinaba para escuchar, se rozó
contra mí y su aliento acarició mi mejilla.
Me ahogué, con la garganta llena de deseo, —No puedo lidiar con esto, mamá. Estoy bien. 253
Estoy bien. Nos fuimos a la cabaña de Nate. Te lo conté anoche, pero estabas tan loca y
borracha. Supongo que no me sorprende que no lo recordaras. — Esperé.
Me mordí, mi voz se aceleró, — ¿No has estado diciendo nada de estas locuras a nadie
más? —
—De acuerdo. — Me acordé cuando entré en mi vieja casa y la vi con lágrimas en los ojos y
dos botellas de vino vacías a su lado. Fue cuando me dijo que nos íbamos. —Es lo que estoy
haciendo. Estoy mintiendo. Siempre te estoy mintiendo. Yo soy la loca de la familia. Yo soy
la que estaba casada con David y lo dejé por James. Sí, yo soy la que está mintiendo ahora
mismo. —
—Oh, mamá. Deja de beber. No quiero oír qué te has emborrachado más. Estoy bien. Estoy
bien. Todos estamos bien. Deja de decir historias locas como esa, a menos que estés
tratando de hacer algo. ¿Intentas hacer algo? —
—No lo sé. ¿Por qué harías algo? ¿Por más dinero? No tengo ni idea. — Y terminé la llamada.
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Cuando me puso de pie, le di una pequeña sonrisa. —No, pero es algo que ella habría
hecho. —
254
Se volvió a reír y se metió el teléfono en el bolsillo.
Volteó los ojos y me miró fijamente. — ¿Estás bromeando? Sabes que es Marissa. —
—Nada.— Empecé a alejarme, pero me cogió del brazo y me tiró hacia atrás.
—Vamos, Sam. No te pongas celosa e insegura. Marissa es una buena amiga mía. La
protejo.—
Solía ser protector conmigo también. Me tragué el dolor. —Tienes razón. Lo siento por
eso.—
—La pasamos bien. No es nada más que eso. Por favor, no le admitas nada a Logan. Creo
que ya lo sabe y si lo sabe con seguridad, ¿Te imaginas todas las bromas que voy a recibir
de él?—
Mason me miró con disgusto. —¿Hablas en serio? Protejo a Marissa porque soy la razón
por la que tuvo que cambiar de escuela hace un par de años. —
P á g i n a 254 | 403
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—Es una buena persona, es genuina. A algunas chicas no les gustaba que fuéramos amigos
y la hicieron pedazos. Siempre le ocurren cosas malas cuando está cerca de mí. No tiene
ninguna amiga. Por eso no quería presentártela ni a ti ni a nadie. Tienes amigos, Sam. Ella
no. Si te conociera, le habrías presentado a tus amigos, y ahí es cuando esa mierda suele
pasar. Lo corté desde el principio. —
Recordé las palabras de Tate. —¿Fue Tate quien la hizo pedazos?— 255
—Ella era la líder del grupo, sí. Y lo haría de nuevo. Si Marissa no está conmigo, está con
Nate. Es así de malo. Tate la culpa de todo y por eso la odio tanto.—
—Vale... ¿qué? — Parecía que me estaba midiendo. Lo sentí tratando de entrar dentro de
mí. — ¿Estás bien ahora? No voy a disculparme por tu amiga. Ella me encrespa. No voy a
mentir. No me gusta, pero la toleraré por ti. —
Se me escapó una risita. Sintió que la tensión me abandonaba y me empujó hacia él. —Sí,
puedo verlo. —
—Parece que sí. —Le di una sonrisa descuidada y me besó. Suspiré cuando sus labios
dejaron los míos. —Parece que esta noche es mi noche con Becky, está muy deprimida por
culpa de Adam. —
Agité la cabeza. Sabía exactamente quién era Adam. —Sí, a ella le gusta. —
Puso una mueca de dolor. —Podría tener mejor gusto para los hombres. —
Sus ojos se abrieron de par en par. —Deberías animar a esos dos a salir. —
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Me reí y me presioné un poco más contra él. Sus manos cayeron y empezaron a acariciar la
parte interior de mi muslo. Me apretó un lado de la cara y empezó a agacharse cuando
alguien irrumpió a través del follaje que nos había dado nuestra privacidad.
Logan nos miró con la boca abierta. Luego chasqueó los dedos y lanzó los brazos al aire. —
¡Lo sabía! Lo sabía! ¡Oh, demonios, sí! ¡Lo sabía! — 256
Me hizo un gesto. —Lo de su mamá. Sabía que iba a llamarla. ¿Lo hiciste? —
Asentí.
Se asfixió con una risa. — ¿Y si no lo hace y a ustedes las mandan a hacer las maletas? —
Sabía que mis ojos se pusieron gélidos cuando ambos retrocedieron un paso. —Estoy
bastante segura de que puedo volver a vivir con David hasta la universidad. —
— ¿Y tu mamá? —
El hielo corría por mis venas. —Y estoy segura de que encontrará a otro tipo de quien
burlarse. —
—Hombre, realmente odias a tu madre, ¿eh? — Logan silbó en voz baja. —Estoy feliz de
que nos hayamos quitado a papá de encima. —
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Puso los ojos en blanco y cogió el teléfono de Logan. —Supongo que eso debe compensar
por los otros, ¿no? —
—Lo que sea. Estamos cubiertos. Y tengo mi propia pieza que machacar esta noche. —
Logan nos dio un saludo. —Hasta luego, hermanos. Diviértanse con sus relaciones de
incesto. —
Mason le dio un puñetazo, pero Logan lo esquivó y se escabulló de nuestro escondite. 257
— ¡Ja, ja, ja! — Le hice un gesto con el dedo medio cuando se fue, pero no pude borrar la
sonrisa de mi cara cuando escuché su risa.
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CAPÍTULO 27
Cuando me desperté, me di la vuelta y me encontré en una cama grande con Becky medio 258
encima de mi. Al empujar hacia arriba, el dolor me atravesó y toqué el costado de mi
cara. —¡Ay!— Siseé y corrí hacia un espejo. Se había formado un gran moretón en el
costado de mi mandíbula. Estaba hinchada y ya había empezado a cambiar de color. Me
quejé y apoyé la frente contra el espejo.
¿Cómo había sucedido eso? Estaba fresco, así que tendría el moretón durante unas
semanas. Genial.
—Eh... ¿Qué pasa?— Becky parpadeó rápidamente mientras luchaba para que su boca no
se abriera. Se limpió los ojos y se sentó más arriba. —¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?—
Me reí, sorprendida por la ronquera de mi voz. —Supongo que tenemos resaca.— Hice una
mueca de dolor cuando me senté en el sofá. Mi trasero estaba adolorido, así que me moví
aun más despacio debido a ello. —¿Qué le pasó a mi cara?—
Me retorcí por el dolor. Toda mi cara estaba palpitando. —Dime que no hice el ridículo.—
Levantó la mano para peinarse el cabello, pero se le cayó al regazo con un golpe. —Todo es
tan difícil ahora mismo. Esto apesta.—
—Oh, eso.—
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—Sí, eso.—
Intentó ocultar un bostezo, pero al final ganó. Cuando terminó, empezó a bostezar de
nuevo. —No sé qué pasó, pero tenías que ir al baño, así que nos escabullimos. No parabas
de decir que sabías de un baño privado. No lo sé.—
Y agregó con una mirada amarga en su rostro: —De todos modos, finalmente encontramos
una habitación y entramos a hurtadillas. No sabíamos de quién era, pero entonces esa
chica que estaba atada a la cadera de Mason y esa chica, la prima de Tanya, también estaba
ahí.—
Me senté más derecha, o lo habría hecho. El dolor parecía cortarme con cada movimiento
que hacía.
—¿Cómo se llamaba?—
—Tate.— le dije.
—¡Oh, sí!— Empezó a sonreír, pero murió enseguida. —Tate estaba ahí dentro y estaba
siendo muy mala con esa chica por ser la novia de Mason, no tiene ninguna lucha. La chica
lo soportó y estaba allí de pie llorando. No paraba de decir algo sobre dónde estaba Nate,
pero no pude entenderlo. Ambas estábamos tan borrachas.—
—Sí.— Ella asintió con los ojos muy abiertos, un poco anchos por la resaca. —Sólo sacaste
la mano y la golpeaste. Entonces empezaste a decir algo sobre ser una abusiva y que era
una perra desleal y eso fue todo. Ella te respondió. Esa chica seguía llorando, así que
empecé a gritar pidiendo ayuda. Golpeas mucho más fuerte que ella. Eres muy ágil. No
tenía ni idea.— Empezó a reírse, pero siseó por el movimiento. —Ella seguía tratando de
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golpearte y tú la rodeabas. Entonces la golpeabas por detrás o algo así. Eres divertidísima
cuando estás borracha.—
—Oh no.— Gemí en mis manos. ¿Realmente me había metido en una pelea?
—De todos modos, algunos chicos entraron corriendo y la separaron de ti. No te vi por un
tiempo porque te llevaron a donde estaba Mason. Te llevó a un cuarto trasero y luego
Logan entró corriendo desde otro lugar. Sólo llevaba vaqueros, que no estaban abotonados 260
o con la cremallera abajo para que todos supieran lo que hacía.— Ella movió las cejas. —Si
sabes a lo que me refiero.—
Así que interrumpí uno de sus muchos revolcones con la animadora. A algo en mí no le
importaba en absoluto.
—Sí.— Me dio una sonrisa perezosa. —Mason apareció y la empujó fuera. Alguien hizo
sus maletas y las tiraron. Debía de tener sus llaves porque oí que se fue en mitad de la
noche. A nadie le importó, pero supongo que tenía algunos amigos aquí. Decían que eso no
era justo para ella, pero luego el amigo de Mason y Logan, ese que siempre está por ahí, dijo
que también podían irse. Todo el mundo se calló después de eso.—
—Nah.— Ella agitó la cabeza cuando tuvo otro bostezo. —Ya habían regresado a por ti
para entonces. Oh, y podíamos oír a esa chica llorando a través de la puerta. Ella debería
haberse callado para entonces, es decir, tú le diste un puñetazo a alguien por ella. Podría
haber sido más agradecida.—
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Ella también asintió con una amplia sonrisa. —Dijiste algo sobre no necesitar su protección
y te escapaste. Supongo que Mason y Logan se pelearon. Eso es lo que me dijiste.—
—Uh huh.— Ella se rio. —Y luego tú y yo fuimos a la piscina cubierta. No tenía ni idea de
que estaba ahí, pero tú sí. No había nadie más ahí. Nos quedamos allí el resto de la noche
hasta que....ahí es donde empieza mi pérdida de conocimiento. No tengo ni idea. Recuerdo 261
que bebía y nadaba y tú me decías que no éramos inteligentes, pero que éramos
divertidas.—
Gemía con la cabeza en las manos. —No quiero tratar con nadie hoy. ¿Qué hora es?—
Becky se encogió de hombros, aun acurrucada entre las sábanas. —Estoy segura de que es
hora de empezar a empacar. Todo el mundo se iba a ir hoy después del desayuno.—
Giré mi pesada cabeza a un lado y vi mis dos maletas en la esquina. Gruñí. —Parece que
he hecho las maletas.—
Becky resopló antes de salir de la cama. —Tengo que encontrar mi habitación. Nos vemos
en un rato.—
—Nos vemos.— Me despedí con la mano mientras ella salía tropezando por la puerta.
Ella no se había ido mucho antes de que alguien más llamara a la puerta. Intenté gritarles
que entraran, pero sonó como el croar de una rana, así que me levanté y abrí la puerta de
par en par. Esperaba a Mason o incluso a Logan, pero en cambio me esperaba una sorpresa.
Sus ojos esmeralda chispearon con intensidad y ella cruzó sus manos frente a ella. —Hola,
Samantha.—
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—Miranda.—
Entrecerré los ojos. La Miranda Stewart que conocí no era una chica cohibida y tímida. Era
lo suficientemente fuerte e inteligente como para controlar al resto de la Élite de la
Academia. Ella era el cerebro detrás de tantas actividades. No sabía lo que había hecho
para llamar su atención.
—Bueno.— Respiró profundamente. —Estoy segura que te preguntas por qué estoy
aquí.—
Mi boca permaneció cerrada, pero le hice un gesto para que entrara. Mientras ella se
sentaba en el sofá, me apoyé en mi tocador. La cama parecía tentadora, pero no confiaba en
que yo me quedara fuera de ella el resto del día.
—¿Por qué me dices esto?— Me sorprendió mi tono brusco. Tal vez fue la audacia de
Mason o cómo la verdad siempre se le caía de la lengua a Becky, pero una de ellas se me
había pegado.
Por el ligero ensanchamiento de sus ojos, Miranda debe haber compartido mis
sentimientos. Ella suspiró. —Porque no quiero tenerte de enemiga.—
—¿Por qué?—
—¿La verdad?—
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Respiró hondo otra vez y bajó las manos por sus vaqueros. —Porque ahora mismo eres
muy poderosa y no quiero una guerra en la escuela.—
Me quedé aturdida una vez más. —¿Por qué habría una guerra?—
—Porque Cassandra está celosa de ti.— Sus ojos se oscurecieron y miró su regazo.
Ah ha. Asentí con la cabeza para comprender. —Entonces, ¿estás diciendo que no va a
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parar con sus burlas?—
Parecía haber un verdadero arrepentimiento en sus ojos. —Sí, pero tienes que entender de
dónde viene. Adam siempre te ha querido y siempre te ha defendido. Quería que entraras
en el grupo, y no como su novia. Cuando lo rechazaste, parecía que le dolía aun más y ya
había sido herido por Ashley también. Cassandra es muy protectora con él.—
—No puedo decir nada sobre eso, pero sé que ella no fue amable contigo ni con Rebecca
anoche.—
Ella se puso de pie y me dio la misma sonrisa triste. —Cassandra es una de mis mejores
amigas y la amo hasta la muerte, pero sé que no tiene nuestro apoyo si es mala contigo.
Ella no tiene mi apoyo. Me gustas, Samantha. Siempre estuve de acuerdo con Adam. Pensé
que habrías sido una gran adición al grupo.—
Cuando miró su reloj y luego la puerta, supe que su visita había terminado. Ella dijo lo que
quería, así que la seguí hasta la puerta y se la abrí. —Supongo que debería darte las gracias
por tu advertencia, entonces?—
Volvió a reírse, el sonido era tan delicado. No es de extrañar que se convirtiera en la Reina.
Quería darle una corona yo misma y hacer guardia ante ella.
—Supongo. Gracias por ser... ¿comprensiva?— Me dio un pequeño adiós con la mano antes
de irse. —Te veo en la escuela hoy.—
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Después de cerrar la puerta, me quedé en medio de mi cuarto por un rato. Todo esto me
pareció extraño. Ella pensó que yo habría sido una gran adición al grupo; eso significaba
que estaba fuera. Luego me encogí de hombros. Eso sonó demasiado dramático de todos
modos.
Cuando otro bostezo se apoderó de mí, traté de apresurarme a entrar al baño y no pensar
en la extraña visita de Miranda. Lo que me habría tomado veinte minutos me tomó una 264
hora. No me movía a un ritmo rápido, ni estaba pensando en uno rápido. Cuando tiré de
mis dos bolsas al fondo de las escaleras, mis brazos se sintieron como plomo y la risa de
hiena de Logan se raspó contra mis oídos.
Se rio aun más fuerte y me recogió en el aire. Era un bulto contra su pecho y me hizo
girar. —¿Qué pasa, hermana? ¿Demasiada actividad para ti anoche? No estás adolorida ni
nada, ¿verdad?—
—Tu nuevo apodo es Golpeadora. Un golpe y así es como manejas los negocios.— Estaba
alegre en su diversión.
Fue repugnante.
Empezó a hacerme rebotar en sus brazos. —Mi hermana Golpeadora. Voy a hacerte una
camiseta con ese eslogan. Hermana Golpeadora. ¡Todo el mundo te llamará así!—
Tanya apareció a la vuelta de la esquina con una camiseta blanca ajustada, un cuello en V de
corte bajo y unos vaqueros muy ajustados. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cintura
y presionó contra su espalda. —Ella no es mi hermana. No puedo llamarla así.—
Logan se quedó quieto mientras ella seguía presionando contra él, y luego se rio de mí. —
Lo siento, hermana. Alguien más necesita mi atención—
Después de que me depositó de nuevo en mis pies, alisé mi ropa. —De alguna manera creo
que lo superaré. Gracias, Tanya.—
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Me dio una sonrisa cegadora mientras Logan la agarraba en su lugar. —No hay problema,
Sam. Nos vemos.— Ella empezó a reírse mientras él saltaba por la puerta con ella.
—Hola.— Mason vino a la vuelta de la esquina con una bolsa de lona sobre su hombro. Se
agachó y cogió las dos mías. —Tú vienes conmigo. Tu mariscal de campo se fue esta
mañana.—
Me mostró una sonrisa mientras mantenía abierta la puerta con su hombro. Me agaché a su
alrededor y traté de ignorar la llamarada de calor que chisporroteaba a través de mí. Nate
vuelve a casa hoy y se lleva a Marissa con él.—
—¿De verdad?—
—Sí.— Tiró todas las bolsas en la parte trasera de su Escalade y la cerró de nuevo. No me
sorprendió ver que estaba lleno de otras bolsas. —Y tu amiga también puede venir, pero
no quiero que me hable. Puede hablar contigo eso está bien, pero que no me haga
preguntas.—
Le di un saludo militar.
—Muy gracioso.—
—Eso pensé.— No pude contener una pequeña sonrisa antes de decirle a Becky la noticia.
Y como esperaba, cuando la encontré con un plato lleno de panqueques y magdalenas, se le
cayó todo y empezó a gritar.
—¡Tres horas en el mismo coche que Mason Kade!— Me agarró de los brazos y empezó a
saltar de arriba a abajo.
—Ugh. Para.— El dolor me atravesó. Retrocedí e intenté retener la última comida que
había comido. —Nunca más me volveré a meter en otra pelea.—
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—Eso también.—
Becky se rio detrás de sus manos. —Lo siento, Sam. Es tan emocionante.—
Necesitaba café.
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CAPÍTULO 28
Mason nos dejó en la escuela. Mi bolso se quedó en su asiento trasero, pero Becky cogió el 267
suyo. Cuando él preguntó a qué hora me recogía, ella comenzó a reírse. Miramos en su
dirección y ella nos saludó con la mano. —Encontraré mi propio viaje a casa. Gracias—.
Luego salió, dio una palmada y se marchó.
Me lanzó una mirada indescifrable y yo suspiré. —Ella está cansada y ... de mal humor ...—
Becky no estaba a la vista, así que apunté a mi casillero. Cuando llegué allí, Miranda Stewart
me saludó. Apareció de la nada. Ella me dio una de esas sonrisas serenas que flotaban en
sus labios. Su cabello colgaba suelto en rizos brillantes esta vez y reajustó los libros en sus
manos. El calor brotó de ella. —¡Tu vas allí!—
Ella miró por encima de sus hombros y luego me dio otra sonrisa, esta parecía ser
reservada. —Todo el mundo sabe sobre el viaje de los Kade—.
Luché contra las ganas de agachar la cabeza. Por supuesto que todos lo sabrían.
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Se acercó y bajó la voz. —Hablé con el resto del grupo en el camino de regreso y quieren
devolverle el favor a Mason y Logan—.
—Logan y Mark son amigos, pero no son tan buenos amigos. Supuse que fuimos invitados
por ti—.
—No—
—Oh.— Su espalda se enderezó y sus hombros se tensaron. Entonces ella dejó escapar una
suave risa. — En cualquier caso, estoy haciendo una cena íntima. He extendido invitaciones
a Mason y Logan, pero quería invitarte en persona—.
—Las hago todo el tiempo, pero generalmente es solo para nuestros amigos cercanos—.
—La Elite de la Academia—, reflexioné e intenté recordar qué libro necesitaba para la
siguiente clase. Era el quinto período ... Mi cerebro de resaca seguía yendo lento.
Ella se rio de nuevo. — Así es. Olvidé que sabías ese nombre. Así es como tu amiga nos
llama, ¿verdad?—
—Y amiga de Adam—.
—¿Hmmm?—
Levanté la vista y sostuve su mirada. — Ella también es amiga de Adam. Tiene debilidad
por ella—.
—Oh, lo sé. Lo sé.— Las comisuras de su boca se volvieron hacia abajo, pero se levantaron
un segundo después. — Entonces me encantaría que los tres vinierais a mi cena esta
noche—.
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—¿Hacer qué?—
—Nunca los he invitado...— Frunció un poco el ceño mientras ella comenzaba a mirar
alrededor. Una pequeña audiencia había aparecido. No estaban cerca, pero estaban a una
distancia de audición.
—No asistirán. Los conozco. No les importa nadie, excepto ellos mismos. Confía en mí—.
Levanté un hombro. —Sí lo hacen, pero no los invites. No vendrán y te harán quedar mal.
Me dijiste esta mañana que no querías una guerra, pero eso es lo que estás empezando. No
funcionará con Mason y Logan. Todos saben que van a la suya porque no les importa nada
ni nadie— .
Cuando me volvió a mirar, se transformó. Una determinación feroz brilló a través de sus
ojos esmeralda y me atrapó, pero ella se acercó más y bajó su voz a un susurro: —Tienes
razón. Tienes toda la razón. Gracias. Sé que esto vino de un buen lugar contigo. Así que no
voy a invitarlos. Nunca lo hice—.
Ella me dio una sonrisa tensa. —No lo hice. Te estaba probando. Quería saber qué harías y
me diste la razón. Has demostrado que otros están equivocados—.
—¿De qué estás hablando?— Negué con la cabeza ¿se había enfadado? —¿No hay cena?—
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—Hay una cena, ¿pero realmente crees que estoy lo suficientemente loca como para invitar
a los hermanos Kade? Todos saben que pasan de todo y todos sabemos que no fuimos
realmente invitados en ese viaje. Tu invitaste a Adam, él nos invitó a nosotros , ya nadie
más le importó si fuimos o no. Así es como fuimos a ese viaje. Tienes toda la razón. A
Mason y Logan no les importamos, aunque creo que deberían. Todos saben que deberían
haber ido a esta escuela. Deberían ser nuestros amigos, pero no lo son. Hicieron su 270
elección — .
La miré de arriba abajo y noté cómo sus manos estaban en puños, cómo su mandíbula
estaba rígida y cómo sus hombros estaban en tensión. Un gran nudo iba a formarse entre
ellos.
—Nada.— Agarré mi libro del quinto período. — ¿Así que no hay cena esta noche?—
—Oh no. La hay y estás invitada. No tienes que venir; no me ofendo si no lo haces. Todos
sabemos que probablemente estés cansada—. Ella se fijo en mi moretón. —Pero si vienes,
Adam te recogerá—.
Miranda hizo una mueca. —Entre tú y yo, espero que esos dos no hagan más que coquetear.
A él no le importa lo suficiente, y ella se merece a alguien que va a estar allí por ella. A
Adam Le gustas tú.—
Oh no…
Ella se rio y lo desecho. —No te preocupes. No voy a jugar al casamentero. Todos pueden
decir que Sallaway hizo un número contigo, pero espero que vengas a cenar esta noche—.
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Miranda miró por encima de mi hombro y se rio para sí misma. —Mira eso, te hice otro
favor—.
¿Otro? Miré y vi a Jessica, Jill, Lydia y Ashley en algunos casilleros. Las cuatro nos miraban
con diferentes emociones. Jessica estaba lívida, como Jill. Lydia estaba tratando de evitar
una sonrisa y Ashley me sorprendió sonriendo. 271
Miranda agregó: —Querían confrontarte acerca de por qué no les permitiste que vinieran
al viaje, pero ahora que te considero uno de mis amigas—, puso una mano en mi
hombro. — Ellas no se atreverían—. Su risa era segura, estaba a punto de ser
arrogante. —Bienvenida a la élite, Samantha. Espero verte en la cena de esta noche—.
Mientras caminaba por el pasillo y unía los codos con Emily Connsway, la única mujer de su
grupo que no había ido de viaje, Miranda se detuvo y levantó la cabeza para besar a Peter
Glasburg. Tampoco había ido en el viaje. Cuando los dos miraron y me sonrieron, me
sobresalté lo suficiente como para levantar mi mano en un hola.
Me di la vuelta. Becky les frunció el ceño con algo más en sus ojos. Estreché el mío, ¿estaba
herida por haber hablado con ella?
Los ojos de Becky se estrecharon y supe que había sospecha en ellos, pero luego bostezó y
sus hombros se hundieron. —Estoy tan cansada. No puedo manejar más peleas—.
—¿No puedes?— Toqué un lado de mi cara. Todavía estaba tierno y el dolor comenzó a
palpitar de nuevo. —No recuerdo que hayas ayudado con tu versión de la historia—.
Ella sonrió y unió sus manos frente a ella. Fue un movimiento predeterminado. —Lo
hubiera hecho, pero eras tan divertida de ver. Y seguiste diciendo que podías manejarlo. En
realidad, te estabas burlando de ella—.
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—¿Lo hice?— Un viejo consuelo se instaló entre mis hombros. Eso sonaba como algo que
yo haría. —¿Se enfadó?—
—Oh, sí. Comenzó a golpearte más y más. Después de eso se volvió más descuidada y tu
seguiste esquivándola, luego le dabas un golpe de la nada—.
Le di una sonrisa descuidada. Eso me hizo feliz. —¿Quieres comer hamburguesas esta
noche? Creo que necesito algo de proteína—. 272
—¿Podemos hacer pizza en su lugar? Hay una mesa de hockey de aire en Gino's—. Cuando
pasamos junto a un grupo de jugadores de fútbol, levantó la vista, pero rápidamente
volvió a mirar hacia abajo.
Adam estaba en el centro del grupo. Se apoyó contra los casilleros con los pies cruzados
debajo de él. Cassandra Sullivan estaba presionada contra él, tan cerca como podía estar sin
su brazo alrededor de ella. Ella tenía una mano extendida sobre su pecho y le estaba
sonriendo. Cuando se encontró con mi mirada, se enfrió y se enderezó.
Mis pies tropezaron con ellos mismos, pero seguí por el pasillo con el ceño fruncido.
¿Cuándo me habían saludado los futbolistas? Incluso cuando salía con Jeff, y algunos de
ellos eran sus amigos, nunca me habían hablado.
Luego miré hacia arriba cuando Becky y yo estábamos a punto de ir al salón de clases.
Miranda se encontró con mi mirada por el pasillo. Sus ojos parecían reírse de mí, pero tenía
la extraña sensación de que sabía exactamente lo que había sucedido y sabía por qué.
Entonces ella fingió darme un sombrero imaginario.
Sus palabras volvieron a atormentarme. ¿Me había unido a sus filas sin darme cuenta? Y si
lo hubiera hecho, ¿Qué significaba eso?
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Jessica y Jill se sentaron en una mesa detrás de Becky y de mi. Estaba tensa, lista para lo que
me iban a decir, pero cada uno me dio una sonrisa brillante. —Hola, Sam! ¿Cómo estuvo la
fiesta?—
Mi boca se abrió.
El infierno se congeló.
273
La cabeza de Becky cayó sobre su regazo y no pudo silenciar sus risitas. Sus hombros
temblaron.
La maestra comenzó a pasar lista, pero no pudo importarme. Me di la vuelta. Ese había sido
el favor que Miranda había mencionado. Ella me eligió como su amiga, nadie me tocaría
ahora ... excepto la Academia Elite.
El resto del día siguió el mismo patrón. Amelia White me pidió que me sentara con ella en el
sexto período. Ella me ofreció sus notas de las clases de la mañana que perdí y Emily
Connsway me guardó un asiento a su lado en nuestro último período. Mark Decraw me
dirigió algunas miradas cautelosas, pero una vez extendió sus dedos en un gesto. Y luego
Miranda me pasó en el pasillo después de la escuela. Ella gritó: — Hasta luego, Samantha!—
antes de que ella inclinara la cabeza y se riera de algo que Emily le dijo.
Sacudí la cabeza mientras sacaba los dos libros que necesitaba para la tarea y me daba la
vuelta. Me di contra mi casillero cuando vi a Jeff detrás de mí. Su cabello oscuro estaba
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gelificado en un nido fortuito y sus ojos eran feroces. Me frunció el ceño. —¿Qué estás
haciendo?—
Él puso los ojos en blanco y se acercó. Bajó la voz a un gruñido. — Jess se está cagando en 274
sus pantalones. Ahora, de repente, eres toda poderosa y popular. ¿Qué hiciste? ¿Cómo
sucedió? ¿Y qué vas a hacer con ella?—
Retrocedí y le eché un largo vistazo. Pensé que estaba enfadado, pero ¿veía preocupación
en sus ojos ahora y algo parecido al miedo?
Bajé la voz también. — ¿Por qué estás preocupado por Jessica? ¿No deberías preocuparte
por Jill, tu novia?—
—No fuiste traicionada por Jill. No eras amiga de ella. Jessica es la que te apuñaló por la
espalda—.
Puse los ojos en blanco, pero calmé mi voz. —Fue a mí a la que apuñalaron por la espalda.
Jessica probablemente podría dejar de preocuparse si se disculpara conmigo—.
Sostuvo mi mirada por un minuto y luego retrocedió. —¿Hablas en serio? Pensé que ella se
disculpó hace mucho tiempo. Pensé que estabas estancada y no lo aceptabas—.
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ha dicho nada. Me ignoró y luego me saludó una vez. No voy a barrerla debajo de la
alfombra—
Se pasó las manos por el pelo, se llevó el pelo a un Mohawk puntiagudo y lo desordenó de
nuevo. —Sé que ambas están realmente arrepentidas. Tiene a Jill paranoica. Ella cree que
van a dejarla por ti ahora y toda esta mierda—. Señalo el pasillo. —Estás con la camarilla
popular. ¿Cómo sucedió eso? Nunca te importó nada de esa mierda—. 275
—Jeff—, suspiré. —Tú y yo estamos bien. Creo que deberías dejarlo como esta. No trates de
proteger o disculparte por Jessica y Lydia. Eso es lo que deben hacer ellas, no tú—.
—Si, lo sé.— Él dejó escapar un suspiro entrecortado. —Estoy tan enfadado por arruinar a
nuestro grupo. Nos separamos. Debería haberle dicho que no a Jessica, pero ella seguía
presionando. Hizo que pareciera tan emocionante ...—
Cuando mi teléfono vibró, vi que era Mason. Él envió un mensaje de texto, 'aquí'.
Me reí entre dientes y golpeé su hombro ligeramente. — Te ves bien, Sallaway. Jill debe ser
buena para ti—.
El lado de su boca se curvó hacia arriba. —Oye, gracias, Strattan. Eso significa mucho
viniendo de ti—.
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Su ventana bajó y me lanzó una sonrisa. Golpeó el costado de su coche dos veces. —Vamos.
El entrenador nos está obligando a hacer dos prácticas esta noche—.
Apreté mi paso y entré. Mientras Mason hacía girar su Escalade en el estacionamiento, pasó
junto a Adam. Me sostuvo la mirada cuando y observé cómo su boca se tensaba. Cassandra
estaba a su lado. Su expresión reflejaba la suya.
Respiré hondo y traté de relajarme en mi asiento. —Sí, bueno, tengo la sensación de que
mucha gente se va a enfadar conmigo—.
Negué con la cabeza —Voy a hacer que algunas personas estén muy enfadadas la próxima
semana—.
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CAPÍTULO 29
Mason me dejó en casa y se fue a su consulta de inmediato. Mientras llevaba mis maletas 278
por la mansión y subía a mi habitación, encontré una nota en la mesa de la cocina.
Hola, cariño! James y yo estamos en la ciudad, fuimos a cenar al Bangor. Volveremos esta
noche. ¡Te quiero! BESOS.
Como sabía que haría mi tarea más tarde, saqué los zapatos para correr y me los até.
Entonces me golpeé contra el pavimento. Corrí durante dos horas, tres me habrían dado
demasiada cuerda, mi cuerpo estaba jadeando demasiado cuando rodé la última curva de la
mansión. Jadeando, con el sudor corriendo por mi cuerpo, volví a mi habitación y cuando
me metí en la ducha, tuve la tentación de cerrar la puerta con llave.
Todavía no había nadie en casa, pero no quería tratar con Analise cuando volvieran.
—Sí, mi mamá está furiosa conmigo. Me dijo que podía ir siempre y cuando no faltara a la
escuela, pero se enteró de que había faltado la mitad del día. No lo hice a propósito y se
enteró de que habíamos ido a una fiesta de los Kade. No tenía ni idea de cómo se enteró.
Le dije que iría contigo y tu familia a una cabaña. Le gustas, pero ahora sabe todo sobre el
divorcio de tus padres y todo eso. Podría matar a quienquiera que le dijera esas cosas.—
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—Sin mencionar que tu madre se ha liado con James Kade. Mi madre parecía bastante
inclinada por eso por alguna razón.—
—Tu madre solía estar en un comité en el club de campo con ella, pero creo que mi madre
está más enfadada por lo de tu padre. Sabes que todo el mundo quiere al entrenador
Strattan.— 279
Por la forma en que su voz se calló, sentí una patada en mis tripas. Sabía que algo más
estaba pasando y me senté. — ¿No te dejará ir a Gino's o no quiere que vengas conmigo?—
—Ambos.—
Becky añadió: — Oh, vaya, lo siento mucho. Mi madre ya no quiere que sea tu amiga.
Supongo que llamó a un grupo de otras mamás y sus hijos les dijeron que eres muy unida a
los hermanos Kade. Mi madre les tiene miedo, todas las madres lo tienen. Mi padre estaba
extasiado. Quiere conocerlos, quiere hablar de fútbol con Mason. Sí, claro, como si eso
fuera a pasar.—
Puse mis rodillas contra mi pecho y las abracé con fuerza. — ¿Entonces no podemos hablar
en la escuela?—
Ella resopló. — Olvida eso. Voy a seguir siendo tu amiga. Mi madre no puede decirme qué
hacer con eso, pero no me deja ir a Gino's esta noche. Lo siento, Sam. Sé que querías ir
para no tener que ir a esa cena de la Élite.—
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—Por supuesto que lo sabía. ¿Quién te crees que soy? No es mi primer día en las páginas
de cotilleos. Todo el mundo sabe que Miranda te invitó a la cena de la Élite esta noche. Sólo
yo sabía que no ibas a ir—. Se detuvo durante un rato. — ¿ Vas a ir ahora?—
—Uhm....—
Estaba a punto de decir que no estaba segura, pero Mason abrió la puerta.
280
— Logan se está volviendo loco con tu madre.— Y se fue en un instante.
Analise parecía molesta vestida con un vestido de encaje blanco . En su escote había una
cadena de perlas blancas. James se interpuso entre ellos, vestido con un traje formal negro.
Sea lo que sea Bangor, debe haber sido formal y caro.
Logan escupió, — ¿En serio estás tratando de decirme lo que no puedo hacer?— Sus ojos
se entrecerraron a un nivel alarmante.
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Logan resopló con una carcajada mientras agitaba la cabeza. Sus manos aun estaban en
puños. Las abrió y las volvió a cerrar. Siguió haciéndolo. — No lo puedo creerlo. ¿Quién
demonios eres, mujer?—
Analise miró a Mason y luego me vio detrás de él. Sus hombros se levantaron un poco y se
puso un poco más recta de pie. — Ya que todos están aquí, me gustaría hacer un anuncio.—
James estaba en su cara en el siguiente segundo. — Ten cuidado con lo que dices, hijo.—
La boca de Logan se cerró, pero respiró hondo y siguió moviendo la cabeza. — No puedo
creerlo. ¿Vas a dejar que nos diga lo qué podemos beber o no beber?—
La voz de su padre era tranquila. — Los tres niños de esta casa son menores de edad. Y
como los tres afirmaron que Analise estaba borracha la otra noche, ambos consideramos
una elección responsable deshacernos de todo el alcohol. —
Su padre retrocedió una vez. — No, no lo sé. Yo también la vi esa noche. Había estado
bebiendo demasiado.— Me miró a mí. — Ella estaba bajo mucha ansiedad emocional esa
noche, pero esta es una respuesta que puede ayudar a múltiples niveles para un problema
que estoy seguro que aun no ha sido desenterrado.—
Mason se rio a carcajadas. Sus manos se apretaban alrededor del poste de arriba y sus
músculos se tensaban con el movimiento.
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Asintió brevemente con la cabeza. — Ella cree que estoy siendo irresponsable.—
Masón volvió la mirada hacia su padre, pero le dijo a Analise: — Tú podrías ser su madre.—
Me hizo un gesto hacia mí, por encima del hombro. — Pero tú no eres nuestra madre .
282
Tenemos una madre.—Entonces sus ojos se encontraron con los de su padre por un breve
segundo. Fue muy significativo.
La boca de mi madre se abrió y su mano se sacudió después de él. — ¿Qué...? ¿Qué estás
haciendo? James!—
Logan sonrió con victoria y compartió una mirada significativa con su hermano.
— Nuestra madre tiene la custodia de nosotros. Podemos volver con ella cuando queramos.
Tal vez quieras recordar eso.—
Puños apretados contra sus piernas y ella pisoteó sus pies. — ¡No puedo creerlo! Ustedes
son los dos niños más horribles que he conocido...—
La risa de la hiena de Logan sonó, pero Mason inclinó su cabeza hacia un lado, solo un
ligero movimiento.
Analise se detuvo. Sus manos fueron presionadas a la fuerza contra ella mientras sus
rodillas temblaban.
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—Realmente tienes que dejar de amenazarnos. Lo hace todo mucho peor.— Mason se giró
con una dura sonrisa en la cara. Me tocó el hombro y la miró.
Ella jadeó y se ahogó con él. Sus mejillas se llenaron y sus manos revoloteaban a su
alrededor a un ritmo indefenso. Lágrimas llenaron su cara y ella se rozó furiosamente
contra ellos. — ¡No me amenaces, chico!— 283
Su risa fue suave, pero la golpeó fuerte. Mi madre empezó a agitar los puños en el aire.
Logan puso los ojos en blanco y sacó las llaves. Cuando él se volvió hacia la puerta, ella le
gritó: — ¿Adónde vas?—
Mason ya había desaparecido arriba cuando mi madre se dio la vuelta. Se agachó y respiró
hondo, mientras se acariciaba el pecho al mismo tiempo. Luego levantó la vista con
lágrimas frescas en los ojos. Trató de limpiarlas.
—¿Cómo lo haces?—
Ella miró hacia otro lado. Vi cómo se enjugaba más lágrimas. Luego se dio la vuelta. —
¿Qué hago?—
— Nunca ganarás contra ellos. Todo lo que puedes hacer es existir junto a ellos. Eso es
todo.—
—¿Eso es todo?—
—Como él dijo, no eres su madre.— Cuando abrió la boca, la corté. — Y ya no eres mía, en
realidad no.—
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Entrecerré los ojos. — No me gustas. No sé si alguna vez lo hice. Te amo, pero tampoco te
respeto. Y dudo que vuelva a hacerlo. Tienes suerte de tenerme aquí. No has hecho nada
para ayudarme, nada en absoluto. Sólo me has hecho daño, mamá.—
Ella apretó el dorso de su mano contra su boca. Más lágrimas corrían por su cara. — Lo
siento, Samantha. Realmente lo siento .— 284
Mis ojos sostenían los suyos. No sabía lo que estaba buscando, tal vez un debilitamiento
dentro de ella o algo a lo que pudiera aferrarme. No tenía ni idea. En vez de eso, vi el vacío.
Y lo sentí dentro de mí. Se levantó mientras veía a mi madre romperse ante mis ojos.
— Mírate. Esto es lo que te han hecho y ni siquiera lo han intentado. Podrían destruirte,
mamá. No es al revés. Nunca podrías tocarlos. Eres un mosquito molesto para ellos. Han
soportado tu presencia porque James te ama. Puedo ver eso también. Lo hace.— Me dolió
decir lo que iba a decir a continuación.
— Concéntrate en él. Concéntrate en tu relación con él. La nuestra se ha ido, pero tal vez
podría volver algún día. Hoy no. O el año que viene, pero en algún momento en el futuro.
Solo....concéntrate en tu futuro marido, mamá. Eso es todo lo que puedes hacer ahora
mismo.—
Eran las 8:30 cuando volví a revisar mi teléfono y tenía tres mensajes de texto de Miranda,
junto con un mensaje de voz de ella. La cena había llegado y se había ido. Querían saber
dónde estaba, si iba a ir. Había terminado de escuchar su mensaje cuando Mason llamó a
mi puerta.
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Mi teléfono volvió a vibrar. Era otro mensaje de Miranda, todos habían ido a un bar. Miré a
Mason y le pregunté:
No podía parar de reírme. — No creo que diga mucho después de lo que le dije.—
—Nada, que tuvo suerte de que yo siguiera aquí y que ya no tuviéramos una relación.—
Sacudí la cabeza con un movimiento de cabeza. — Lo hice.— Mis ojos encontraron los
suyos. — Estoy cerca de preguntarle a David si puedo vivir con él. Me crio toda mi vida. Si
mi madre sabe quién es mi verdadero padre o no, no me importa. David me crio. Él es mi
padre y ella sabe que la presionaré si alguna vez vamos a juicio.—
—Algún bar. Algunas personas de la escuela me invitaron a su cena. No fui y ahora están
fuera. Me siento un poco mal por haberme deshecho de ellos.—
Mason agitó la cabeza. —Déjame adivinar, ¿estas no son las personas que están
acostumbradas a ser abandonadas?—
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Él reflejó mi sonrisa.
Le envié un mensaje de texto a Miranda con la pregunta y ella me dio una respuesta un
segundo después. Levanté el teléfono. — Están en el Ryder.—
286
Mason con su risa sacó su teléfono.
— Estoy seguro de que Logan ya tiene su arma. Tal vez nos encontraría allí.—
Me puse de pie y me metí las manos sudorosas por los pantalones. Les fruncí el ceño. ¿Por
qué estaban tan sudados? Entonces Mason miró hacia arriba cuando terminó. Me agarró
de la mano y me tiró entre sus piernas. Contuve la respiración mientras él se acercaba y me
daba un beso en el cuello. Me inhaló y me abrazó. Lo sentí encajar entre mis piernas y casi
cerré los ojos. Quería decirle que lo olvidara y lo llevara a mi cama.
—¡Estamos ahí!—
Le abracé con mis brazos e incliné mi cuello . Su boca comenzó a dar pequeños besos .
Entonces suspiré contra él. No sabía si alguna vez tendría suficiente de él.
Mason retrocedió y susurró mientras sus labios se burlaban de mi piel: — Esta noche me
vas a cabalgar largo y tendido.—
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CAPÍTULO 30
287
Cuando llegamos a The Ryder, me di cuenta de que era un bar conectado a un hotel. Tan
pronto como entramos, recordé que el padre de Amelia era el dueño. Eso explicaba por qué
ellos podían beber en el bar y cuando llegamos allí, ellos se habían congregado en una
esquina trasera, lejos de los otros clientes. Era un hotel de lujo y la luz roja y negra de neón
daba un tono íntimo al bar.
Miranda me vio primero y nos hizo señas junto a una mesa de billar. Ella estaba vestida
con un vestido negro apretado con un cinturón rojo alrededor de su estómago. El resto de
las chicas estaban vestidas con vestidos similares, todos apretados y de diferentes colores.
Me preguntaba si lo habían planeado. Se veían muy elegantes y caras. Cada uno de ellas
llevaba pendientes de diamantes colgantes que combinaban con el color de su vestido.
—¡Hola, chicos!— Miranda me dio un gran abrazo. —Estoy tan contenta de que hayan
podido venir. Los demás estaban decepcionados de que no vinieran a la cena—.
Mason le dio una de sus miradas ilegibles y ella se puso de pie. Su mano se movió por un
segundo. Fue el único movimiento que capté, que me hizo preguntarme si ella estaba
incómoda. Yo lo estaría.
Al hacerlo, ella se rio y tocó la base de su cuello. —No voy a tomarme eso como algo
personal. No debería, ¿verdad?—
—A él ciertamente debes gustarle. Mason Kade nunca ha venido a una de mis reuniones—.
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Ella sacó otra carcajada. Era lo suficientemente aguda como para hacerme callar. ¿Estaba
siendo falsa o estaba borracha? Algo no encajaba con ella. Se rio en su mano. —Eso no fue él
viniendo como invitado. Todos pensamos que había venido a por su hermano, pero en vez
de eso vino a acostarse con esa chica—. Sus ojos se detuvieron en mi moretón otra vez. —
Te acuerdas, con la que te peleaste.— 288
Miranda parecía estar esperando a que dijera algo, pero no estaba segura de lo que quería.
Cuando empecé a preguntar algo estúpido, me levantaron y me arrojaron sobre los
hombros de alguien. La risa de hiena de Logan sonó mientras me daba vueltas, se inclinaba
con mi trasero en exhibición. Lo sentí acariciarlo y silbó en voz baja. —Tienes un culo
apretado, Sam. No me extraña que tu quarterback quiera follarte persistentemente. —
Se rio un poco más, pero me bajó. Cuando me apoyó sobre mis pies, se levantó, pero estaba
lo suficientemente cerca como para rozarme el cuerpo. Cuando sus ojos se encontraron con
los míos, vi un humor oscuro en ellos. Me puse tensa y me preparé para lo que pasaría.
No quería ser amiga de estos chicos, pero no estaba segura de qué hacer al respecto. Mason
me preguntó en el viaje si quería hacerlos enojar ahora o esperar el momento perfecto. Yo
no tenía una respuesta y aun seguía sin tenerla. Aun así, sea lo que fuera lo que Logan
estuviera haciendo, sabía que quería cabrear a alguien.
Miranda soltó una risa y volvió a dar un paso adelante. —Logan, tú también has venido.—
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Él curvó un brazo alrededor de mi cintura y levantó una ceja. —¿No fuimos invitados?— Su
tono era demasiado confiado, demasiado suave.
Ella visiblemente tragó y miró a su alrededor. —Uh, por supuesto que fueron invitados.
Supuse que Samantha te lo habría dicho. Ambos están aquí.—
Logan le echó un vistazo a Adam. —Pensé en traer a Tanya, pero ella pensó que sería
incómodo. Además, ella necesitaba una hora para estar lista...— 289
El ceño fruncido de Adam se oscureció, pero no respondió. Peter Glasburg y Mark Decraw
se interpusieron entre los dos. Ellos trataron de parecer informales mientras se paraban
con sus palos de billar, pero cada uno no podía contener sus ceños fruncidos. Le lanzaron
miradas a Mason mientras él se quedaba en el bar, quien tenía un trago en la mano y
parecía relajado.
—Uh... ¿Ella podría haber venido si quisieras?— La risa nerviosa de Miranda sonó aguda. Se
aclaró la garganta y sonó más normal cuando dijo: —Todos ustedes podrían haber traído
citas con ustedes. Esa opción siempre está abierta al grupo—.
La morena la sonrió y sorbió de su vaso de martini. —Vamos, Miranda estás con Peter. Cass
está con Adam ahora. Amelia y Mark se chupan la cara la mayor parte del tiempo—.
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Ella resopló de nuevo y volvió a inclinar la cabeza hacia atrás para terminar el resto de su
martini. Sus delgadas piernas temblaban por debajo de ella, pero mantuvo el equilibrio
cuando levantó su vaso vacío. —¡Otro, camarero!—
—Ella dice la verdad.— Le envió una sonrisa de satisfacción. —Es todo lo que podemos
pedir, ¿no?—
Logan quitó su brazo de mi cintura y me movió detrás de él. En un abrir y cerrar de ojos,
Mason también estaba delante de mí. Miranda jadeó y miró a su alrededor con los ojos muy
abiertos. Ella no paraba de mirar de los Kades hacia Adam.
Todos lo observaban.
Su enfadado ceño fruncido se intensificó y dijo: —¿Por qué te llevaste a Tanya? Antes no te
importaba—.
—¡No!—
—Creo... um... creo...— Miranda se interpuso entre ellos. Sus brazos temblaban.
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—¡No!— Adam trató de apartarlo, pero Mark paró entre ellos. Cassandra fue sacada del
camino por Miranda.
Logan parecía tranquilo, demasiado tranquilo, mientras se reía. —Déjenlo pasar. Tiene algo
en el pecho. Ayudémosle a quitárselo. Este es el árbol de la confianza, ¿verdad? Aquí vamos,
terapia de grupo para todos—.
—Crees que eres tan increíble, ¿no?— Adam gruñó. Ahora tenía un vaso de cerveza en la 291
—Prefiero rudo—.
El gruñido creció. —'Ustedes son tan ricos', 'Ustedes son tan sexy', 'todo el mundo los
quiere'. Estoy harto de ustedes dos...—
Mason le dio una mirada seca, pero Logan lo ignoró. Su sonrisa se hizo más amplia y le
sonrió a Adán. —Vamos, cuéntame más. Me encantaría saber qué más odias de mí—. Le
preguntó con un dedo en el aire. —Sólo yo, sin embargo. ¿Escuchaste eso? Pasaremos a mi
hermano mayor en la próxima sesión—.
La ira saltó a los ojos de Adam. Me alejé del . Nunca había visto tanta rabia dentro de él
antes. Mi corazón empezó a latir con fuerza. Creció en velocidad a medida que Adam
inclinaba la cabeza. Su boca se había curvado con una mueca de odio.
—¿Te ríes de mí? ¿Estás bromeando ahora mismo? ¿Sabes con quién te estás metiendo?—
La risa de Logan sonaba genuina. —¿Crees que me importa? Tú eres el chico que se queda
con las sobras. Eso es lo que sé de ti—.
Adam se quedó en silencio. Mi corazón latía tan fuerte. Era ensordecedor para mis oídos.
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—Tuve a Ashley antes de ti, y cuando estaba contigo. — La sonrisa de Logan creció. —Tuve
a Tanya antes que tú y otra vez antes que tú. ¿Quién más está ahí?— Hizo un espectáculo
mientras se daba la vuelta. Se dio un golpecito con el dedo en la barbilla y se detuvo cuando
su mirada se posó sobre mí. —¿Quién más está ahí?—
Logan se volvió a girar; el deleite en su cara era inquietante. —Tiene que haber otros. ¿Tina 292
Schnieder? Me dijo que tú también querías salir con ella, pero nadie sabe nada de eso. Ella
va a la Pública. Está por debajo de ti, ¿verdad? ¿No es eso lo que pensaste de Tanya?
Pensaste que la tenías en el bote. Ella va a la Pública. Todas esas chicas están por debajo de
ti, ¿No es eso lo que crees?—
La cara de Adam estaba grabada en piedra. La mano que apretaba su vaso era blanca
alrededor de los nudillos. Se oyó un crujido silencioso. El grupo se había quedado en
silencio y todo el mundo lo escuchó. Sonó otro chasquido.
La voz de Logan estaba tan callada ahora, yendo a matar. Inclinó la cabeza hacia adelante y
sus ojos se entrecerraron. —¿Qué hay de tu amiga Cassandra?—
Se dio la vuelta con la cabeza. El miedo se hizo evidente cuando empezó a temblar. —¿De
qué estás hablando....— Ella tartamudeó, —Yo...yo...Yo nunca...— Se inclinó hacia adelante y
respiró temblorosamente. Miranda se escabulló de ella con una mirada de terror en su
propia cara. Peter sostuvo la mano de ella en la suya ahora y la levantó hacia el pecho de él.
Adam estaba blanco alrededor de la esquina de su boca. Él giró la cabeza lentamente, muy
lentamente. Mi corazón palpitaba en mis oídos. Mis manos empezaron a temblar y supe que
mis rodillas temblaban unas contra otras.
Cassandra tenía la boca abierta. Sus ojos se abrieron mientras miraba desde la sonrisa
confiada de Logan hasta la cara bien controlada de Adam. —YO....YO...—
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—No puedo creerlo.— Parecía tan tranquilo, pero sus ojos eran demasiado oscuros. —Tú
sabes cuánto los odio.—
Emily empezó a reírse en el bar. Ella saludó a su copa de martini en el aire. —Bien hecho,
Cassie. La forma de empezar el año nuevo siendo honesto—.
Los ojos de Miranda se abrieron de par en par y Peter se alejó de ella como si se hubiera
quemado. Ella se volvió hacia él y apretó las manos contra su boca. —No lo he hecho, cariño.
No lo he hecho. Lo juro.—
Él la estudió con los ojos entrecerrados. —Siempre has querido que Logan estuviera en el
grupo. Has hablado de ello durante años.—
Su mano salió disparada y ella señaló hacia ellos. Su pie dio un pisotón.
—Sólo porque deberían haber estado en nuestro grupo. Se suponía que iban a elegir
nuestra escuela. Tenemos la mejor escuela. Sólo porque ellos tienen un mejor equipo de
fútbol, esa es la única razón por la que eligieron la Pública. Se suponía que debían estar en
nuestro grupo, pero en cambio todo el mundo quiere ir a las fiestas de la Pública. Todo el
mundo piensa que la preparatoria Fallen Crest Public High es genial, ¡Todo gracias a ellos!
Se suponía que estarían en nuestra escuela. Fallen Crest Academy es la mejor escuela. Esa
otra escuela está por debajo de nosotros, debería estar por debajo de nosotros. Ellos
deberían estar besando nuestros pies. Esa es la única razón por la que he hablado de ellos.
¡Lo juro, nene!—
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Logan se inclinó para reírse. Se pegó con una mano en la pierna. —Tío, sois tan fáciles. Ha
sido, ¿qué? ¿Diez minutos?— Siguió riendo mientras agitaba la cabeza. —Mi trabajo aquí ha
terminado. Que tengan una buena noche—.
Adam frunció el ceño. —¿Qué estás diciendo? ¿No te acostaste con Cassandra?—
—Oh no. Lo hice, en la fiesta en realidad. Estuve con Tanya más tarde. Emily fue una vez y
creo que—, frunció el ceño a Amelia, que estaba junto a Mark. —...Halloween el año 294
pasado?—
—¡Amelia!—
Ella levantó los hombros y levantó las palmas hacia afuera. —No querías exclusividad,
Mark. ¿Qué es lo que esperabas? Él es sexy.—
—Eres un mujeriego. —
Todo el mundo se volvió hacia Miranda, que estaba mirando a Logan. Sus manos sostenían
su vaso con fuerza. Sus brazos todavía temblaban, pero no por miedo esta vez. Ella
repitió:—Eres un mujeriego —.
Sus ojos se abrieron de par en par y se giró hacia su novio, que al mismo tiempo miró hacia
otro lado.
Emily exclamó, —Esta fue una gran idea, Miranda. Deberíamos invitar a Strattan
siempre.—
Después de esto, todos los ojos se dirigieron a mí. Me di cuenta de que parecía que me
estaba escondiendo detrás de Mason y Logan, así que pasé junto a ellos y enderecé mi
espalda. Mi barbilla se levantó y miré a Miranda hacia abajo. —Me enviaste un mensaje tras
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otro esta noche y me llamaste. Me rogabas que viniera. Así que vine. Si quieres culparme
por esto, bien. Te dije que te alejaras de Mason y Logan, pero no lo hiciste—.
Puse los ojos en blanco. —Todos sabemos que los querías aquí, así que aquí están.
Conseguiste lo que querías. Apuesto a que ya no lo quieres. No puedes controlarlos y no
puedes controlarme a mí—. 295
—Lo has intentado desde que me advertiste que Cassandra estaba celosa de mí.—
Miranda se echó hacia atrás contra Peter, quien le levantó una mano al hombro. Él comenzó
a frotar hacia arriba y hacia abajo en su brazo en un movimiento relajante. Me envió una
mirada fulminante. —Puedes irte, Samantha. Buena suerte en la escuela mañana.—
Me encontré con su mirada y vi el odio que había allí. —No te molestes, Adam.— Le tiré del
brazo a Logan. —Vamos.— Y los dos nos dirigimos a la puerta, pero cuando nos dimos
cuenta de que Mason no nos seguía, nos dimos la vuelta.
Mason le dio una sonrisa apretada. No llegó a sus ojos. —Ahora tenemos un problema.— Él
se volvió hacia el grupo. —Ella es una de las nuestras y le declaraste la guerra.—
Logan fue a lado de Mason. Su boca se curvó hacia arriba, burlándose de ellos. —Hice esto
por deporte esta noche. ¿Realmente quieren que vaya tras de ustedes, cabreado si le hacen
algo a Sam?—
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Puso los ojos en blanco y caminó hacia mí. Al acercarse, tomó mi brazo y me tiró por detrás
de él. —Logan, recibieron el mensaje.—
—Espero que lo hagan—. Los ojos de Logan tenían un mensaje mucho más profundo
296
mientras escudriñaba al grupo.
Me temblaban mucho las piernas. A medida que nos acercábamos a la Escalade de Mason,
él me tomó en sus brazos y yo me aferré. Si no, no lo habría hecho. Él me depositó en el
asiento y se fue al suyo. Logan se detuvo en su puerta abierta. Me frunció el ceño. —¿Estás
bien?—
Toda la diversión había desaparecido. Los dos me miraron con ojos graves. Entonces Logan
suspiró. —¿Qué hacemos?—
—¿Y si le hacen algo? No podemos estar allí durante el horario escolar. Por eso no fuimos a
su escuela. No queríamos tratar con ellos—.
—Lo sé.—
Tragué mientras mis ojos sostenían los de Mason. Una promesa pasó a través de él hacia mí
y mi cuerpo se calentó. Yo lo quería, incluso ahora, lo quería a él.
—Mason, demonios. Creo que abrí una lata de gusanos más grande de lo que pensaba—.
Logan puso su mano en la puerta del Escalade. —Lo siento, Samantha.—
Intenté encoger los hombros contra el asiento. Mi hombro se levantó a mitad de camino. —
Me he enfrentado a cosas peores.—
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Mis ojos se aferraron a los de Mason. —Te dije que iba a hacer enojar a algunas personas
esta semana.—
297
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CAPÍTULO 31
Salí rodando fuera del brazo de Mason que tenía sobre mí. Una de sus manos me ahuecó el 298
pecho y lancé un bufido. Por supuesto que se había quedado dormido tocándolo. Después
de colarme en mi cuarto y prepararme para la escuela, me dirigí abajo. Mousteff siempre
tenía una bolsa de almuerzo lista para mí, pero me sorprendí al ver a mi mamá detrás de la
mesa. La bolsa de almuerzo estaba colocada frente a ella y tenía una taza de café humeante
a su lado.
Ella resopló y lo cogió. —Odio el té. Lo intenté, pero lo odio. — aspiró el aroma del café. —Y
esta cosa, es tan adictiva. —
—¿Qué es eso?—
—Es un acuerdo tentativo con David. — Respiró profundamente. —Dice que él tiene
derechos sobre ti como padre y que puedes vivir con él, si quieres... o puedes visitarlo... lo
que tú elijas. Ya no puedo mantenerte alejada de él. —
—¿Ya no?— Recogí la carpeta, pero dudé en abrirla. — ¿De qué estás hablando? —
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—Consiguió un abogado, cariño, y ese abogado dijo que tenía derechos sobre ti. Además,
con todo lo que me has dicho y cómo parezco ser la peor madre del mundo, no me resistí.
Es lo que hay que hacer. Él te crio. Es tu padre, no un abogado importante de Boston. —
Encogió los hombros. —Ahora ya no importa. Me puse en contacto con él anoche y le hablé
de ti. Así que podrías tener dos padres con los que lidiar.— 299
—Porqué estaba equivocada. — Ella miró hacia arriba. Mi corazón dio un vuelco. Parecía
tan seria. —Te amo y no he sido la mejor madre para ti. Me he puesto en primer lugar. He
seguido haciéndolo, pero tenías razón anoche. Vi que te perdí. Perder tu respeto, cuando te
lo dice una chica de diecisiete años que te mira como si tuviera treinta años, eso me ha
dicho mucho.— Su risa sonaba hueca. —Dijo un montón de cosas. —
Señalé el borde del paquete y levanté la vista. — ¿Le hablaste a mi padre de mí? — Estaba
sin aliento, aunque no sabía por qué debería estarlo.
Tomó un gran sorbo de café. —No te hagas ilusiones, cariño. Es un gran asno. —
—No, lo sé, pero...um... — Miré la carpeta en mis manos. — ¿Entonces podría vivir con
David si realmente quisiera? —
Respiró hondo otra vez y asintió. Su cabeza se movía tan lentamente. —Seguro que
podrías....podrías estar allí incluso esta noche. —
— ¿De verdad? —
— ¿Lo ha hecho? —
—Sí, lo ha hecho. —Miró hacia otro lado y limpió algo de sus ojos. Cuando miró hacia atrás,
me dio otra sonrisa brillante. Su labio temblaba. —Quería tenerte toda para mí. No quería
compartirte o perderte, pero no puedo controlar eso. Ahora lo veo. Me lo dijiste anoche.
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Pero, cariño, te quiero mucho. — Ella se adelantó y me agarró del brazo. —Lo sabes,
¿verdad? —
Me pareció correcto llamarla así. Había sido Analise, pero era mi madre en ese momento.
Le di otra sonrisa. —No me voy a ir, mamá. Me gustaría ver a David, pero tú eres mi madre.
Este se ha convertido en mi hogar. — 300
Cuando le di una pequeña sonrisa, entró en la cocina. Sus ojos se posaron en la carpeta que
tenía en mis manos. — ¿Quieres que te lleve a la escuela? —
—Claro. — Intenté decirlo brillantemente, pero mi vida acababa de cambiar. Dos padres...
No podía entenderlo. ¿Qué significaba eso?
— ¿Estás segura? Podría llamar por ti. No tienes que ir a la escuela hoy. Estoy segura de que
es mucho para asimilar... — Parecía tímida mientras estaba de pie junto a la mesa. Su
humeante taza de café fue olvidada a su espalda.
Me despedí cuando salí por la puerta principal. Oí a Mason entrar en su Escalade. —Estaré
bien, mamá. Promesa. Que tengas un buen día. —
Salió y esperó hasta que nos habíamos ido por una cuadra. — ¿Qué fue todo eso? —
Todavía tenía la carpeta de Manila en mi regazo. —Ella le dio derechos a David. Puedo verlo
si quiero y llamó a mi verdadero padre anoche. Me dijo que es un abogado importante de
Boston. —
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Agité la cabeza. No podía creer que esto estuviera pasando. Me pidió un café de todos
modos.
Me lo entregó. — ¿Así que te vas a quedar con él ahora? Eso es lo que querías, ¿verdad? —
301
Le eché un vistazo y sorbí mi café. Siseé cuando sentí lo caliente que estaba. —Sí, pero
hay... — Le miré con cautela. —Eso no está en el destino. —
Sonreí cuando los recuerdos de anoche enviaron una oleada de calor a través de mi cuerpo.
La necesidad comenzó a latir entre mis piernas de nuevo y las sostuve juntas. No podía ir a
la escuela caliente y molesta, y me punzaba todo... otra vez. Anoche había pasado de un
momento sensual a otro. Mason me había llevado en un viaje insaciable y cada vez que
pensaba que había terminado, se deslizaba hacia adentro y comenzaba todo de nuevo.
Mientras aparcaba delante y en el centro, vi a Adam en su auto. Estaba con Mark Decraw y
Peter Glasburg. Todo lo sexual me dejó y apreté mi vaso con café. —Sí, bueno, tendremos
que hacerlo en otro momento. —
Hice una mueca cuando se echó hacia atrás en su asiento. —Tendré tiempo suficiente para
venir a buscarte y volver para mi entrenamiento. ¿Puedes quedarte ahí un rato? Creo que a
Logan le encantaría. Puede presumir de su brazo lanzador para ti. —
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—Claro. Nos vemos. — Cuando llegué a la puerta, sonó el primer timbre de advertencia y
todo el mundo empezó a entrar. Nuestros ojos se encontraron y se sostuvieron mientras
caminaba por el frente hacia la puerta. A medida que me acercaba, esperaba oírlo alejarse.
No sucedió y me volví.
Mason estaba fuera de su auto y estaba cara a cara con Adam. Peter y Mark estaban detrás 302
de él. Los tres tenían expresiones feroces en sus caras y mandíbulas firmes, pero Mason
parecía relajado mientras miraba a cada uno de ellos de arriba a abajo.
— ¡Hey, hey, hey, hey! — Volví corriendo y me metí entre ellos. No está bien. No está bien.
Eso me pasaba por la cabeza.
Mason sonrió con suficiencia. Parecía tranquilo. Los otros se revolvían en sus pies, pero él
nunca se movió, ni un centímetro. Él se detuvo y dijo: — ¿Cabrón? Esa fue la movida de un
perro. ¿Esperaste hasta que una chica se interpuso entre nosotros? —
Adam se sonrojó, pero gruñó. —Un golpe, Kade. Un golpe. ¿No es eso lo que dicen de ti? —
Su labio se curvó. —Sólo hace falta un puñetazo para Mason Kade. —
— ¡Detente! —
— ¿Es eso cierto? — Adam intentó empujarlo de nuevo. Mark y Peter lo agarraron mientras
se ponían delante.
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Adam se ahogó con una risa ronca. — ¿Estás bromeando, Sam? Alguien tiene que bajarlos
de su pedestal, a él y a su zorra. Creen que son dioses por aquí. No creo que lo sean. No lo
creo! — Escupió en el suelo. —Tiene valor para aparecer en mi territorio. ¡Esto es mío,
Kade! —
— ¡Mason! —
Sus ojos se abrieron más y ahogó una réplica para volver a lanzarse hacia delante. Sus
amigos gruñeron y se esforzaron por retenerlo. Peter le dijo: —Esto es lo que él quiere.
Estás siguiéndole el juego. —
—No me importa—, Adam soltó. —Me importa un bledo. Quiero esto. Esto tiene que
hacerse. Alguien tiene que hacerlo. Todos los demás están demasiado asustados, así que lo
haré yo. ¡Déjame hacerlo! —
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—Tu compañero no está aquí. ¿Qué vas a hacer, hombre? — Los dos brazos de Adam
fueron levantados y empujados hacia atrás por Peter y Mark. Continuaron sosteniéndolo
mientras apoyaban todo su peso sobre él.
—No peleo con palabras. — La esquina del labio de Mason se curvó. —Soy muy capaz de 304
— ¡Hey! — Mason ladró cuando me atrapó y me tiró detrás de él. —Si quieres pelear, pelea
conmigo, no con tus amigos. Sam acaba de ser lastimada. —
Mark gritó mientras tomaba uno de los brazos de Adam: —Lo siento, hombre. Lo siento,
Sam— Estaba a punto de decir más, pero Adam maldijo y se lanzó una vez más. — ¡Eres un
pedazo de mierda, Kade! — Continuó mordiscando maldiciones.
Mason suspiró e hizo un gesto para que se adelantara. —Sólo déjalo. Será más rápido. Yo
también tengo escuela. —
Sentí la impaciencia de Mason. La mano que tenía sobre mí estaba tensa, tan tensa que me
preguntaba si se daría cuenta de que iba a dejar un moretón. Entonces dejé de preguntarme.
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Parecía como si todo esto le divirtiera, pero un nervio se sacudió debajo de su camisa. Lo vi
a través de la abertura de su camisa. Era lo único que lo delataba; todo lo demás en él en
calma. Estaba completamente quieto.
Y entonces algo sucedió. Se tiró hacia adelante, le puso un brazo alrededor del cuello a
Peter y lo arrojó a un lado. Adam osciló, pero Mason lo evadió y en su lugar agarró a Mark a 305
¡Crack!
Mason le dio un puñetazo entre la mejilla y la boca, una vez, y luego retrocedió.
Los ojos de Adam giraron hacia la parte posterior de su cabeza y cayó al suelo con un fuerte
ruido sordo. Su cabeza golpeó contra el cemento dos veces y sus extremidades rebotaron
hacia arriba antes de que cayeran.
—Cielos, hombre...— —¿Viste eso?— —Mieerrda—. Otro tipo gritó de risa y otros
empezaron a gritar de un lado a otro. La gente empezaba a empujarse y empujarse unos a
otros.
Más profesores estaban empezando a abrirse camino y entonces escuché la voz de mi padre
en el fondo. — ¿Qué está pasando? Déjennos pasar. —
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—Oh no—— Me apresuré y empecé a empujar a Mason entre la multitud. —Tienes que
irte.—
Cuando llegamos a su Escalade, me sonrió. — ¿Por qué? Dirán que fui yo. Lo dejé
inconsciente, Sam. —
Me hice la tonta, pero aun no nos había visto. —Vete, Mason. Lo digo en serio. —
— ¡Samantha! — La voz de David estaba ahora más cerca. Y luego se abrió paso entre la
multitud hacia nosotros.
Me volví para mirar a mi padre, pero siseé detrás de mí: —Podrías hacer que te
arrestaran.—
David se detuvo frente a nosotros y puso ambas manos en sus caderas. Me miró fijamente
por un momento y luego a Mason antes de quitarse su gorra de entrenador y frotarse la
cabeza. — ¿Sabes lo que has hecho, hijo? —
—Sí, señor. —
Mis cejas se elevaron cuando no vi una sonrisa en su cara y escuché respeto en su tono.
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Uno de sus entrenadores asistentes apareció. —Estará bien, señor. Ya se le pasará. Sólo
tenemos que llevarlo adentro. —
Mi padre respiró hondo. —De acuerdo, bueno, ya lo oíste. Vamos todos adentro—. Señaló a
Mason. —Tú, ve a la oficina del director. —
— ¿Sí, papá? —
—Seguro. —
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CAPÍTULO 32
Mason y yo estábamos en una clase vacía. Su cabeza estaba inclinada hacia abajo, 308
amortiguada por sus brazos y yo estaba empezando a preguntarme si se había quedado
dormido. No pudo haberlo hecho. Y entonces alguien pasó a toda velocidad por la puerta,
gritó hasta detenerse y retrocedió para pararse en la puerta. Logan nos saludó con los
brazos abiertos y una brillante sonrisa en la cara.
—¿Un puñetazo, Mase?— Logan se rio y se lanzó sobre nuestra mesa. —La próxima vez
creo que deberías hacer que se desmaye.—
—Logan, amigo.— Otro chico lo siguió, se veía irritable. Lo reconocí de una de sus
fiestas. —Te fuiste sin más. Este lugar es el paraíso de las perras, al menos dame migas de
pan.—
Hizo una mueca. —No estoy hablando de eso; estoy hablando de los chicos. Están por
todas partes. Sus pantalones están tan apretados que sigo esperando oler aromaterapia o
lo que sea que mi mamá venda con sus cosas perfumadas. Se tiran pedos de margaritas. Lo
sé.—
Logan se rio y le pegó en la nuca. Ethan lo fulminó con la mirada. Sus cejas se elevaron a
una altura alarmante.
Mason suspiró y se recostó en su silla. —Hemos estado encerrados aquí cuatro horas.
Papá apareció después de una hora y nos trajeron de vuelta aquí.—
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—Tú lo sabes. Recordándoles quién trae el dinero.— Me miró a mí. —Tú madre llevaba
un vestido de novia de encaje.—
Miré hacia abajo y me crucé de brazos. Una puñalada de dolor me atravesó las entrañas
cuando recordé como Analise se pavoneaba a través de la puerta de mi escuela. Era la
segunda vez que la visitaba. La primera vez había sido un evento para David.
Ambos hermanos compartieron una sonrisa. —Te vas a salir con la tuya en esto.— 309
Mason se encogió de hombros y se puso en pie. Empezó a caminar. Incluso con su físico
musculoso, la elegancia de su caminar me recordaba a una pantera delgada atrapada en
una jaula. No paraba de mirar a la puerta abierta. La campana había vuelto a sonar y los
estudiantes pasaron de largo. Había dejado de mirar después de un tiempo. No pasó ni una
sola persona que no mirara dentro. Todos querían echar un vistazo. Éramos la exhibición
en un zoológico humano.
—Sí, claro. No voy a estar allí cuando mi hermano está aquí. Además, el entrenador me
envió.— Asintió a Mason. —Tenemos dos ofertas para el resto de la semana. Dijo que
tienes que hacerlas todas esta noche también, si vas a jugar.—
La irritación se encendió sobre su cara y frunció el ceño. —¿Contra Roussou? Por supuesto
que voy a jugar. Es nuestra segunda oportunidad para vencerlos. Odio a su mariscal de
campo.—
Logan inclinó la cabeza hacia atrás para reírse mientras Mason doblaba los nudillos. —Lo
que sea. Estoy harto de esto. Estoy empezando a desear no haber terminado con él.—
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Logan miró sorprendido y extendió su mano hacia mí. —Lo que sea. El tipo se va a echar
atrás. Sabe que puedes vencer su...—
—Y ahora podría calmarse. Sus bragas están retorcidas por Sam de todos modos...—
—¡Hey!—
310
Ethan me frunció el ceño.
—Pero ahora se irá y se lamerá las pelotas un poco. Creo que deberíamos hacerlo de nuevo
para asegurarnos de está fuera de combate y sepa quién manda. ¿Qué dices? Cazarlo
después de que aniquilemos a Roussou el viernes por la noche?—
Mason se detuvo y lo miró fijamente. Parecía dispuesto a ladrar algo pero cambió de
opinión y señaló la puerta. —Ethan, vete.—
Logan le tiró las llaves de su coche. —Ve a buscar unos sándwiches, tengo hambre.—
—¿Estás bromeando?—
Se le cayó la boca.
—Nos vemos. Gracias.— Logan se rio y le hizo señas con los dedos. —Reunión familiar,
idiota.—
Gruñó y luego salió por la puerta. Tan pronto como se fue, Logan se cruzó de brazos y sacó
la barbilla.
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Mason le echó una mirada oscura antes de girar rápidamente sobre su talón y cerró la
puerta. Tan pronto como encajó en su lugar, estaba en la cara de Logan. —¿Estás
bromeando? ¿Quieres otra oportunidad con este chico?—
Logan puso los ojos en blanco. —Oh, vamos. Papá es el dueño de esta ciudad. Dirige la
mitad del estado. Tiene negocios por todo el mundo. No creo que tengamos que
preocuparnos por este niñato.— Me hizo un gesto otra vez. —Además, ¿realmente te gusta
cómo sigue olfateando a Sam? Sabes que se está movilizando para volver con ella otra vez.
Te apuesto lo que sea a que iba a intentarlo anoche, pero ella lo derribó.—
—Sí, lo es.—
Mason se paró frente a él y lo miró de frente. —¿Me vas a convencer de esa mierda?—
—Entonces estás a su nivel. Quieres ver quién tiene las pelotas más grandes. Felicitaciones,
Logan. Lo hice. Le di un puñetazo.—
Logan lo empujó hacia atrás y saltó del escritorio. Me preparé, lista para el segundo asalto,
pero Mason agitó la cabeza y retrocedió. —Madura, Logan. Es divertido y todo, pero papá
está involucrado. ¿Crees que es bueno para él que tenga que hacer su parte para que yo no
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vaya a la cárcel y tú quieres hacerlo de nuevo? Los idiotas como este tipo no se dejan
intimidar.—
La esquina de la boca de Logan se contrajo. Y luego respiró hondo y saltó al suelo. Agitó la
mano delante de él y pareció que se estaba sacudiendo algo. —Lo que sea. Bien. Tienes
razón.—
Mason gruñó y cruzó los brazos sobre su pecho. —Claro que tengo razón. Si salgo de esto, 312
nos mantendremos alejados de esos tipos por un tiempo, ¿de acuerdo?— Golpeó el pecho
de Logan con un dedo.
—¿De acuerdo?—
Logan apartó el dedo, pero la comisura de su boca se curvó. —Bien. Normalmente tienes
razón en estas cosas, pero quería pegarle a ese chico. No sabes lo difícil que fue recibir ese
mensaje de texto que le noqueaste y yo no estaba allí.—
—Sácalo con Roussou el viernes. Esos tipos son una mejor pelea.—
Logan esbozó una sonrisa y volvió a su forma habitual de arrogancia. —Estará bien. Papá
lo sacará. Necesitamos preocuparnos más por tu situación.—
Me estremecí al recordar las pocas veces que había vislumbrado a Miranda o cualquier
miembro de la Élite cuando habían pasado por nuestra puerta. Sí las miradas matarán...
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Logan expulsó otro aliento y agitó la cabeza. —Oh hombre, estás jugando con fuego. Papá,
Analise y mamá en la misma habitación.—
313
Levanté una mano. —¿Y David... con mi verdadero padre quizás algún día?—
Levantó un hombro. —Su madre llamó a su verdadero padre. Podría estar viniendo.—
Una de mis cejas se levantó. —Uh....no planeaba irme. Ni siquiera sé quién es.—
Sus hombros se relajaron. —Oh, bien. Me gusta tener una hermana que se acuesta con mi
hermano.—
—Y ciérralo con esas referencias.— Mason se acercó y lo empujó un paso atrás. —Me
estoy cansando de ello.—
La sonrisa de Logan se le escapó y se metió las manos en los bolsillos. —Sí, claro. No hay
problema.—
Apenas pronunció esas palabras cuando la puerta se abrió de nuevo. Esperábamos a Ethan,
pero me senté derecha cuando David entró. James y Analise entraron detrás de él pero se
dirigieron al otro lado de la habitación mientras mi padre se detenía dentro de la puerta.
James compartió una mirada con Mason, pero Analise siguió moviéndose nerviosamente
con las manos delante de ella. Ella miraba de vez en cuando y seguí su mirada una última
vez, la mía se extendió mientras me sentaba. Malinda Decraw había entrado y se quedó al
lado de David. Ella tocó su mano durante un breve instante antes de que él tomará aliento
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y se acercase a nosotros. Ella se quedó detrás de él pero no pude sacarme ese toque de la
cabeza. Era una caricia sensual ó de consuelo? ¿Por qué era tan sensual? ¿Por qué estaba
aquí?
David aclaró su garganta y tiró de su camisa un poco. —Se ha tomado una decisión.— Sus
ojos encontraron los de Mason y se endurecieron.
David estrecho su mirada. —Cuando Adam se despertó, no nos dijo de qué se trataba la
pelea.— Sus ojos se dirigían hacia mí con una oscura pregunta en ellos. —Pero admitió
que él fue el agresor inicial. Dijo que estabas tratando de irte, pero no te dejó. Luego,
cuando saliste de tu vehículo, te acosó y te amenazó. Fallen Crest Academy no toma las
acciones de Adam a la ligera, pero dado que te le fuiste encima y lo noqueaste, hemos
decidido un castigo. Los padres de Adam no desean presentar cargos criminales en tú
contra. En vez de eso, han estado de acuerdo con la siguiente disciplina en tres partes.—
David me miró de nuevo. Una emoción ilegible resplandecía en ellos, pero volvió a su modo
profesional. —Ya que usted no es un estudiante de Fallen Crest Academy, ellos no pueden
solicitar la expulsión o suspensión de ninguna forma. Sin embargo, ya hemos avisado a las
autoridades de su escuela y recomendamos encarecidamente que se le suspenda...—
Logan se adelantó. —De ninguna manera, estaría fuera del juego el viernes. Lo
necesitamos contra Roussou.—
—Hijo.— James le puso una mano en el hombro. —Deja que el entrenador Strattan
termine.—
David continuó diciendo: —Como te decía, estamos buscando una suspensión para ti pero
dependerá de tu escuela si siguen adelante con esa recomendación. Ahora, después de
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—¿Qué significa eso?— Mason se había recostado en la mesa donde estaba sentado, pero
ahora estaba de pie. Su brazo rozó mi pierna.
Miré hacía donde me rozó, un escalofrío me atravesó pero mi corazón latía con fuerza.
Había dicho tres partes, esas eran sólo dos.... 315
—Ayudarás con la instalación, harás todo lo que te diga durante el día para ayudar y
ayudarás con la limpieza. Hay una cena esa noche para los voluntarios y el personal. Yo
decidiré si te invitan a eso o no.—
—Oh.— Mason se volvió a recostar a mi lado. Su brazo estaba suelto otra vez. —Eso es
justo.—
—Dijiste tres partes— dije. David se volvió hacia mí y me inmovilizó con su mirada.
Estaba tratando de buscar dentro de mí. Sus ojos se entrecerraron y miraron hacia
adelante y hacia atrás de Mason y de mí.
David levantó una mano. —No, está bien Analise. Dije tres partes y la tercera ya está
arreglada. Tu padre ha hecho una generosa donación a la escuela.—
Sus ojos se abrieron de par en par y su boca se sacudió en reacción pero Logan se encogió
contra la mesa sobre la que estaba sentado. Sus ojos adoptaron una mirada de enfado.
James tenía los ojos tapados, pero se volvió hacia mi padre y bajó la cabeza en un
movimiento de cabeza. —Como decías, David...—
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—¡Samantha!—
Ignoré a mi padre y caminé hacia ella. —Eres la madre de Mark. No tienes conexión con
nadie de aquí. ¿Por qué estás aquí?—
316
Su boca formó un pequeño óvalo pero miró a David.
Él se interpuso entre nosotras y habló en voz baja: —Ella está aquí por mí. Se ha
convertido en una buena amiga para mí, Samantha.—
Me eché hacia atrás tambaleándome y miré a mi madre. Se había puesto pálida con una
mano apretada contra su pecho. Su otra mano se aferró a una de las de James. Estaba
oculta a la vista pero aun así lo vi. Cuando se dio cuenta de que la había visto jadeó y
retraía la mano hacia su costado.
¿Por qué estaba pálida? Y por qué necesitaba el consuelo de James... entonces lo entendí.
Mi corazón se hundió y mi estómago cayó al suelo. Se había acabado de verdad para ellos.
Mi mamá había seguido adelante con James, David también estaba empezando a seguir
adelante.... Mi cabeza cayó hacia adelante y me abracé.
Una mano tocó suavemente mi costado. Mason me tiró de la presilla de mis vaqueros. Me
arropó detrás de él y dio un paso adelante. —Escuché que el festival es por dos días?—
David seguía buscando entre nosotros. —Uh, sí, sí, sí, lo es.— Frunció el ceño. —¿Por
qué?—
—¿Podrías?—
Mason asintió. Sostuvo su mirada con firmeza. —Es lo menos que podía hacer.—
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David le dio una sonrisa triste. —Tu escuela no te suspenderá. Ambos sabemos que te
necesitan para su partido de fútbol.—
La esquina de la boca de Mason se movió. —¿A qué hora debo estar aquí el sábado?—
—Sam.—
Hizo un gesto con la mano en el aire. —Está bien Analise. Puedo hablar con ella la semana
que viene.—
Mi mamá temblaba pero ella le hizo un gesto con la cabeza y trató de sonreír.
Por un momento, David miró a su alrededor y luego suspiró suavemente. —Supongo que
estaré en contacto entonces...—
—Bien.—
—Bien.—
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CAPÍTULO 33
Fui a mis dos últimas clases, aunque no aprendí nada. Mi cuerpo se había vuelto 319
entumecido de nuevo. Extrañaba esa sensación y estaba ansiosa por correr otras tres horas.
Mi cuerpo me lo pedía.
Becky me hablaba después de las clases. No tenía idea de lo que decía, pero asentí con la
cabeza en momentos aleatorios y ella seguía charlando. Cuando busqué mis llaves en mi
bolsa, maldije y golpeé mi cabeza contra mi casillero.
—¿Qué?—
—¿Te trajo?— Ella se enderezó de un armario. — Oh, cierto. Eso tiene sentido, ¿por qué
estuvo aquí ... espera ... va a venir para llevarte a casa?—
Los ojos de Becky se agrandaron y sus labios se apretaron. Un extraño gorgoteo escapó de
sus labios.
Ella susurró: — Adam me trajo hoy—. Saltó hacia atrás y se llevó una mano a la boca. — Lo
siento.—
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Negué con la cabeza, mi garganta estaba tan cerrada, había estado así todo el día. — No,
tienen dos prácticas esta noche y su madre está en la ciudad—. Y eso significaba que no
vería a ninguno de ellos en toda la semana ... probablemente ... Me tragué un bulto.
—¡Eh, apuesto a que Adam te llevaría!— Su cabeza rebotó hacia arriba y hacia abajo. — Sí,
sí. Apuesto a que lo haría. Creo que se siente muy mal. Me llamó anoche y me dijo que 320
quería mejorar las cosas contigo. Quería que los tres volviéramos a ser amigos—,
—Uh, sí. Quiero decir, ¿Por qué lo haría si no lo decía en serio?— Su sonrisa se volvió
descuidada y un brillo se deslizó sobre sus ojos.
Ella suspiró soñadora: — ¿No sería maravilloso si los tres saliéramos otra vez? ¿Y entonces
tal vez se diera cuenta de que me necesitaba en su vida?—
—Si lo sé.—Sus ojos se desviaron hacia abajo y se mordió la comisura de los labios. — Solo
quería decir que si los tres somos mejores amigos. Sentimos eso antes, pero luego se puso
muy raro y enfadado contigo. Cambió cuando se enteró de los Kades, ahora que lo pienso.—
—Becky—.
—Estás rara, más rara de lo normal—. Luego hizo clic. — ¿Qué ha estado diciendo la gente
sobre mí?—
Tan pronto como dije eso, ella contuvo el aliento dramáticamente y se alejó de mí.
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—Becky—. Me aferré a su brazo para que ella no pudiera ir más lejos. —¿Qué esta
pasando?—
Ella toco su pecho y se elevó más y más alto. Parecía que estaba hiperventilando o teniendo
un ataque de pánico. Esperaba no, necesitaba respuestas.
—¡Becky!—
321
—Bien bien.— Me arrastró por el pasillo hacia el teatro vacío. Estaba oscuro donde nos
situamos, pero las luces brillaban en el escenario donde un grupo de personas formaba un
pequeño círculo. No me importaba lo que estaban haciendo allí.
—Habla. Ahora.—
Miró con dolor mientras decía de carrerilla, — Miranda, te ha declarado la guerra, y ahora
todo el mundo también puede hacerlo—. Ella respiró hondo. — Y todos piensan que Adam
y Mason pelearon por ti. Todos saben que sucedió algo en la cena de Elite que tuvo Miranda
y a la que fuiste, pero nadie dirá lo que pasó ... así que ... la gente está haciendo sus propias
suposiciones—.
—¿La gente cree que Mason y Adam pelearon por mí?— Una explosión de aire frío me
sacudió de nuevo. Mi estómago cayó de nuevo y una sensación de terror surrealista
comenzó a asentarse. ¿Estaba lista para esto? El nudo se había duplicado en tamaño.
Tragué por la fuerza una vez más. Sabía lo que pasaría si la gente se enterara ...
—No, sí, quiero decir, no lo sé. Realmente no lo sé. Algunas personas piensan que se trata
de Logan. No estoy seguro de por qué, debido a Tanya o algo así. No tengo idea. Todos
saben que Logan tomó a Tanya se alejó de Adam y todos vimos que Cassandra y Adam
estaban coqueteando. Ahora ni siquiera se hablan. Algo sucedió — .
—Oh.— El alivio se apoderó de mí. La pelea de Adam con Logan sobre Tanya tenía más
sentido, ¿no? —Sí, quiero decir, Logan no fue agradable en la cena. Lo frotó en la cara de
Adam—.
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—¿Lo frotó?— Una risa hueca vino de detrás de mí. Jessica apretó sus libros con fuerza y
me miró. —Escuchamos que prácticamente estaba teniendo relaciones sexuales con
Tanya en la cena. No es de extrañar que a Adam le estallara su cabeza y fuera a buscar a
Mason hoy—. Ella me miró de arriba abajo y frunció el labio con desprecio. —También
escuchamos que Emily Connsway se rio en tu cara. Muy bien, Sam—.
La puerta del teatro estaba abierta y un pequeño grupo se había congregado detrás de 322
nosotros.
—Dale un descanso, Jess.— Lydia se puso a su lado y la miró con una mirada
penetrante. —Deja de inventar mentiras, deja de ser una perra y discúlpate con Sam
por lo que hiciste—
La espalda de Jessica se enderezó. —¿Que? ¿Pedir disculpas?¿Qué le hice? Ella se quedó allí
y dejó que Logan Kade me humillara. Solía gustarle y ella arruinó eso. Arruinaste mi
vida, Sam. Muchas gracias—.
Jill se adelantó para estar a su lado y se mordió el labio. Luego ella estalló: — Lo siento por
ser una perra, Sam. Jeff me amenazó—. Ella señalo a Jessica y Lydia. — Y no quería que me
hicieran lo que te hicieron a ti, así que traté de ser amiga de ellas. Sabes, acercarte más a tus
enemigos y todo ... eso ...— Ella agachó la cabeza y se calló.
Jessica se giró hacia ella. —Eres una puta, Jill. Sam no va a ser tu amiga. Ella te odia. Ella
también odia a Lydia—.
Lydia se quedó sin aliento. —No creo que me odie. Estoy tratando de ser su amiga—. Ella
me miró con ojos suplicantes. —Lo siento mucho. Realmente lo estoy. Y no me importa si
Jessica me odia después de esto. Nunca debería haber cubierto a ella y a Jeff y haberte
mentido. Debería haberme disculpado contigo de inmediato—. Se acercó y empujó a Jessica
hacia atrás unos pasos en el proceso. —Realmente te echo de menos y haré lo que sea para
volver a ser tu amiga—.
—¡Lydia!—
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Ella ignoró a Jessica y me dio una sonrisa temblorosa. —No me importa si a la élite no le
gustas. Te apoyaré y estaré a tu lado todo el tiempo. No me asustan—.
Jill suspiró. —Sí, lo hacen. Asustan a todos ... bueno, excepto tal vez a Sam, pero aun así—.
—¿Oye?— Jeff se quedó en la parte de atrás de la multitud, y se abrieron para él. Su rostro
323
estaba torcido en la confusión. —¿Qué ... qué está pasando aquí ...? ¿Incluso quiero saber?—
Jessica bajo su mirada y fue a su lado. Ella le dirigió una sonrisa seductora mientras su
mano viajaba por su brazo. — Hola Jeff.—
—¡Oye!— Jill retiró la mano de su brazo. —No te voy a dejar dormir con él—.
Los ojos de Jessica no parpadearon. —¿Puedes llevarme a casa, Jeff? Mi coche está en el
taller por un cambio de aceite—.
Él parpadeó hacia ella. —Uh ... claro ... sí, está bien—.
Se encontró con mi mirada por un segundo, pero se encogió de hombros ante su novia. —
Es solo un viaje a casa. No voy a dormir con ella ni nada—. Luego hizo un gesto a Jessica
para que lo siguiera y los dos se fueron.
La boca de Becky se abrió. — Yo ...— Ella parpadeó. — No puedo creer lo que acaba de
pasar—
—Lydia, ¿crees que van a ...?— Jill parpadeó algunas lágrimas. Su voz se enganchó en un
sollozo.
—Sí.— Lydia no perdió un segundo. —Lo harán, lo dejaría en un abrir y cerrar de ojos si
fuera tú.—
Mi ceja se alzó. Este era un lado diferente de Lydia que nunca había visto. Cuando ella me
dio una pequeña sonrisa, casi le devolví una. Casi.
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La boca de Jill se abrió y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Se las secó, pero
se dio la vuelta y corrió por el pasillo.
Lydia negó con la cabeza. — No me siento mal por ella. Ella sabía lo que te hicieron—.
—Ella no lo va a dejar —.
—Lo sé.— Lydia me dio una mirada triste. —Extraño ser tu amiga. Me gustaría recuperar
eso y eso es lo que voy a hacer de ahora en adelante—.
—¡Oye!— Becky me agarró del brazo. Con una sonrisa de oreja a oreja. — Ella puede
llevarte a casa—.
—Uh, no. Estoy bien—. Las pesadillas brillaron en mi cabeza. No estaba segura de quién
sabía que me esperaba en la mansión Kade y no iba a dejar que Lydia fuera la primera en
saberlo. — Encontraré, o llamaré, a alguien más—.
—Estoy bien. De verdad—. Cada célula dentro de mí se relajó. Ella todavía pensaba que yo
estaba en casa de David.
Le di una sonrisa brillante. —Hablando de mi papá, él quería hablar conmigo, así que las
veré luego—. Me abrí paso entre la multitud y me apresuré a alejarme antes de que
cualquiera de ellas hiciera más preguntas. La gente lo resolvería, si no lo hubieran hecho ya,
pero no los iba a ayudar.
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bruscamente. Parpadeé un par de veces guardando mi teléfono. Mi mamá ya estaba allí. Ella
estaba esperando en su convertible.
—Hola cariño.— Ella agitó sus dedos hacia mí. —Te conseguí un café—.
La miré fijamente. ¿No había estado allí cuando salí del aula? —Perfectamente—.
Mi boca quería caer al suelo. ¿A dónde había ido la mamá de esta mañana? Ella dijo que
quería cambiar y ahora tengo nuevamente a la falsa mamá Barbie.
—Y él quiere conocerte—.
—Oh no.—
—Esta noche.—
—Depende de ti.— Ella sostuvo mi mirada hasta que la luz se puso verde. Cuando
comenzamos a avanzar de nuevo, ella agarró el volante con los nudillos apretados. —No me
gusta que esté aquí, pero lo está. David se va a volver loco con esto.—
Mi corazón latía de nuevo. Era una pista de caballos. —Mamá, no puedo ...—
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Su mano se entrelazó con la mía y la apretó. —Lo siento, cariño. Realmente lo hago, pero tu
padre es un imbécil. Si le digo que no quieres verlo, no me va a creer. Se presentará de
todos modos y me gustaría evitarlo, si es posible — .
Siguió conduciendo y casi estábamos en casa cuando murmuró:—Está bien, cariño. Le diré
que no estás lista—. 326
Todo se hundió. Tan pronto como llegamos a casa, me desabroché el cinturón y corrí hacia
la puerta. Volví a la acera en diez minutos con las zapatillas y los auriculares en los oídos.
Tres horas más tarde, cuando entré en el camino, mi estómago había dejado de rugir. Todo
estaba adormecido en mí, era como a mí me gustaba, y estaba ciega a los tres autos que
pasé cuando entre. Recorrí la casa y observé las gotas de sudor que se me escapaban. Dudé
de que a mi madre le importara, no que lo hiciera nunca, pero la pequeña sonrisa que se
formó en mi cara se borró cuando pasé por el comedor.
Un hombre estaba sentado en la mesa con mi madre y James. Tenía llamativos ojos azules y
hombros anchos. De unos cuarenta años con una mandíbula fuerte y un físico delgado.
Exhumaba confianza y autoridad. Cuando se volvió hacia mí, nunca parpadeó. Me sentí
atrapada bajo su mirada y me endurecí. Él estaba tratando de leerme, como solo Mason
solía hacerlo algunas veces.
La esquina de su labio se contrajo. — ¿Eres el dolor en culo de la hija que nunca supe?—
—Mi mamá dijo que eras un imbécil—. Me detuve — Eso fue un eufemismo—.
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—Ella me dijo lo mismo a mí—. Se puso de pie y mis ojos se ensancharon. Se mantuvo
quieto. Y se elevó por encima de mi madre y James.
—¿Cuánto mides?—
Estábamos encerrados en alguna forma de batalla. Ninguno de los dos podía mirar hacia
otro lado, ninguno de los dos podía retroceder.
Su boca se torció ahora a una sonrisa burlona. —Debes hacer un seguimiento de lo que
haces. Tus logros te definen—.
Mi labio se curvó hacia arriba. —Entonces no valgo la pena de tu tiempo. No tengo ningún
logro. Puedes volver a Boston y tu vida de abogado—.
Luego se rio con una suave voz de barítono. —Sí, eres mi hija, está claro.— Se volvió hacia
Analise. —Todavía quiero que me realicen la prueba, pero estoy 99% seguro de que es
mía.—
Se rio entre dientes —Creo que mientes tanto que no sabes cuando no lo haces— . Sus ojos
se encontraron con James. —No te ofendas por tu futura novia. Estoy seguro de que te
quiere lo bastante—.
Una mirada se contrajo en los ojos de James. —La has visto por ti mismo. Ahora puedes
regresar a tu hotel para esperar hasta que Samantha esté lista. Creo que debería
determinar cuándo y si está lista para reunirse contigo de nuevo—.
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Entonces el momento se rompió cuando Garrett pasó a mi lado. —¡Te veré más tarde,
niña!— Me golpeó en el hombro antes de que la puerta se cerrara detrás de él.
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CAPÍTULO 34
El resto de la semana fue tranquila. Sabía que Garrett estaba en un hotel elegante. Analise 329
me dijo que se ofreció a pagar por mi propia suite para que pudiéramos conocernos, pero
esa fue la única vez que ella lo mencionó. Me contentaba con dejarle sentarse y esperar.
La escuela también estaba tranquila. Lydia nunca se apartó de mi lado, lo que fue
refrescante. Becky estaba a su lado y las dos parecían almas gemelas perdidas hace tiempo.
Ella insistió en que Adam quería arreglar las cosas de nuevo, pero nunca se acercó a mí. Él
me miró un poco, pero eso fue lo único que pasó. La Élite también se había callado.
Miranda y Amelia miraban de vez en cuando, pero a medida que avanzaba la semana sus
miradas se desvanecían. Cassandra ponía los ojos en blanco cada vez que me veía y le
susurraba a cualquier amigo que estuviera cerca, pero nunca dejé que me molestara. Antes
me daba igual, ¿por qué iba a empezar ahora?
De las cuatro chicas Elite, Emily era la que no había cambiado conmigo. Nunca me había
hablado antes y no lo hacía ahora. Tampoco hubo miradas. Una vez se topó conmigo, pero
siguió adelante. Por la mirada distraída en su rostro, me inclinaba a que no sabía con quién
se había topado. Y a juzgar por cómo se fue apresuradamente, creí que no le importaba.
El único miembro de la élite que habló conmigo fue Mark, y ambos nos sentimos incómodos
con el intercambio.
Me di la vuelta para ver quién estaba detrás mío , pero no había nadie.
— ¿Puedo ayudarte ?—
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—¿Mark? Hola?—
Continuó mirándome fijamente por encima de la cabeza y su boca seguía temblando. Me 330
cansé de esperar y chasqueé los dedos delante de él. — Oye, estoy aquí abajo. Mírame si
vas a hablar conmigo.—
—Um....vale, esto es muy raro de decir, pero...uh...mi madre quería que te invitara a nuestra
casa mañana por la noche.—
—¿Por qué?—
—Para cenar.— Ahora miró hacia abajo y casi saltó un pie hacia atrás. Frunció el ceño, se
retorció el cuello de su camisa y miró hacia otro lado. — Esto es tan incómodo.—
— Y extraño.— Agarré su camisa y le bajé la cara para que estuviera a la altura de mis
ojos. — ¿Por qué quiere tu madre que vaya a cenar?—
—Por el entrenador.—
—Explica.—
Su boca se movió hacia arriba ahora. — No hay problema. Vale, quiere que vengas sobre
las seis. ¿Puedes traer una botella de vino?—
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—¿Y lo es?—
Volvió a sonreír. — No, mujer . Podemos beberla más tarde. Supongo que puedes venir a
cenar y luego podemos irnos a la fiesta. Se vería bien aparecer con una botella de vino, ya
sabes. Es como si fuéramos maduros y creciéramos.—
—Sí, va a ser increíble. Están en una suite enorme en un hotel. Mi padre se ha quedado allí
un par de veces. Se supone que es algo fuera de este mundo.—
¿Así que tuvieron tiempo de correr la voz sobre una fiesta, pero no me invitaron? Me crucé
de brazos sobre el pecho y me apoyé en mi casillero cuando Mark rebotó. Le dio una
bofetada a otro tipo mientras lo hacía y se empezaron a reír. Miré sus labios y supe que
estaba hablando de la fiesta de los Kade, de la que no me habían informado. Pero no
debería haberme sorprendido. Mason y Logan desaparecieron después del martes.
Estuvieron con su madre toda la semana. James fue a su hotel una noche, pero a Analise y a
mí no nos habían pedido que fuéramos.
Nunca supe de ellos el resto de la semana. Una parte de mí intentó ser razonable. Estaban
ocupados. Tenían muchos entrenamientos y yo sabía que ambos estaban decididos a
demoler Roussou, el partido de esta noche.
Me quejé y dejé caer mi cabeza hacia atrás con un golpe contra mi casillero. No tenía
sentido. Deberían haberme llamado o mandado un mensaje.
—Hola.—Una voz suave habló y abrí los ojos. Adam se paró frente a mí con una mirada
sombría en su cara.
—Hola.—
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Me sonrió un poco antes de empezar y miraba hacia atrás de vez en cuando para
asegurarse de que yo lo seguía. Cuando pasamos el baño, Lydia y Becky volvieron a salir.
Sus ojos se abrieron de par en par y hubo una repetición de la actuación de antes.
Volvieron corriendo con las manos sobre la boca y la cabeza juntas. 332
Cuando abrió una puerta, vi que estábamos en una habitación con televisores, teclados y
pantallas de ordenadores. Había cables por todas partes. — ¿Qué es esto?—
Y con esas palabras, un silencio incómodo cayó sobre nosotros. Yo lo miré, él me miró a mí.
Ninguno de los dos habló. Así que me senté en un sofá. ¿Cuándo consiguieron un sofá para
su habitación? Entonces dejé de preocuparme cuando Adam aclaró su garganta y jugueteó
con sus pulgares.
—Sólo di lo que tengas que decir, Adam. Podemos irnos en cuanto termines.—
Expulsó una respiración profunda. — Esa es la cosa; es más difícil hacer esto de lo que
pensé que sería.—
Sus ojos encontraron los míos y me perforaron. — Para disculparme. Llevo toda la semana
intentando hacerlo, desde el martes, pero no he podido reunir el valor.—
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Se pasó una mano por el pelo y se frotó la mandíbula. — Mira, siento mucho todo lo que ha
pasado. He sido un gran idiota y sé que eso ni siquiera cubre lo que he sido contigo.—
Miré hacia otro lado. ¿Quería escuchar esto? Entonces suspiré. No importaba. Aquí fue...
Él continuó: — Sabes que me gustas, todavía me gustas si soy sincero. Cuando me enteré
de que eras amiga de los hermanos Kade, me volví loco. Estaba celoso y era un gilipollas y
tienes todo el derecho a no volver a hablarme. Actuaba como un imbécil malcriado que no 333
consiguió su premio.—
Se rio. — Sí, probablemente. Mira, Mason tenía todo el derecho a noquearme. Le dije algo
horrible sobre ti.—
—Adam.—
Se quejaba y se estiraba el pelo. — Oh, bien. Podría haber mencionado algo sobre si iba a
dejar a su puta... o algo así. No estoy seguro de qué palabra exactamente usé, pero no fue
una buena.—
—¿Además del ponche? Podría haber dicho algo como que me veía patético, no estoy
seguro. Todo el día estuvo revuelto para mí. Fui estúpido ese día, realmente estúpido. Me
merecía lo que me paso.—
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—¿Por qué lo estabas? Nunca te dije que iba a salir contigo.— 334
—Ves, esa es la cuestión.— Se sentó en otro sofá y maldijo, cuando un montón de cables se
interpusieron en su camino. Los apartó a un lado. — Pensé que quizás no querías salir
conmigo porque no habías superado lo de Sallaway. Pensé que necesitabas tiempo, e iba a
tratar de dártelo. Quería dártelo, pero luego vi cómo te manejó Kade. Literalmente te
manejó en su fiesta y me volví loco. No podía creerlo...— Se detuvo al ver mi cara. — Lo
siento mucho. Realmente lo siento, Sam. Y me gustaría mucho que tú y yo estuviéramos
bien. Sé que Becky me ha estado golpeando el trasero desde el primer día contigo. No lo
dejará pasar.—
—Ambas—, gimió. Una sonrisa pasó por sus labios. — Miranda está furiosa conmigo. Ella
quería eclipsarte, pero todo el asunto entre Mason y yo hizo imposible que ella hiciera lo
que quería. Le decía que no funcionaría. No te importaría.—
—No estoy seguro de lo que era, pero ella estaba segura de que te ibas a cabrear.—
—Sí. Creo que por eso haces esas carreras tan largas, para no sentir nada.—
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Mi pie tembló cuando dijo eso. Desde que Mark me habló de la fiesta, estaba planeando ir a
correr tan pronto como llegara a casa después de la escuela. Estar entumecida me ayudaba
todos los días. ¿Por qué estropear algo bueno?
Empecé a reírme y una vez que empecé, me di cuenta de que no podía parar. Me agaché y
seguí riendo hasta llegar a mis rodillas. Me temblaban mucho los hombros. Entonces 335
—¿Sam?—
No pude responder. Las lágrimas fluían libremente por mi cara, pero seguí riendo.
Comenzaron a mezclarse en una forma de hipo con la que mi cuerpo no paraba de estallar.
—Estoy muy confundido. ¿Estás bien?— Se sentó a mi lado y sentí su mano tocar mi
espalda. Lo sacudió de inmediato, y luego tocó entre mis omóplatos de nuevo. — ¿Estás
bien?—
Las risas se calmaron y yo seguí llorando. No pude detener las lágrimas. Cada sollozo se
abrió camino a través de mi cuerpo y luego Adam me convirtió en él. No pude evitarlo.
Sabía que no debería haberlo hecho, pero me escarbé en él y más y más sollozos seguían
causando estragos en mí. Me dio una palmadita en el hombro y luego me puso en su contra.
Bajó la cabeza para que su barbilla descansara sobre mi hombro y murmuró contra mi
cuello: — Déjalo todo. Déjalo salir. Es la única manera. Déjalo salir todo, Sam.— Su mano
empezó a rozarme la espalda.
—Oh, Dios mío. Lo siento.— Me alejé y me limpié las mejillas. No podía creer que había
hecho esto. — He sido un desastre últimamente.—
Frunció el ceño y su labio se movió. Sabía que tenía algo que decir, pero lo reprimió. Sea lo
que sea, no quería oírlo. No pude manejarlo, así que me paré y retrocedí.
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—Sam, puedes llorar, ya sabes. Estoy aquí para ti. Cuando quieras. Llámame e iré a
buscarte. Lo prometo.—
Parecía tan sincero. Algo oscuro me llenó y agité la cabeza. — ¿Y cuando me veas con
Mason otra vez? ¿Qué vas a hacer entonces?—
Sus manos presionaron contra su costado y sus hombros se enderezaron. Mantuvo su voz
neutral. — Nada. Te lo prometo. No haré nada más.—Cada palabra parecía traerle 336
No había terminado. — Puede que ahora te disculpes, pero nada ha cambiado. Odias que
esté con él...—
—Si estás con él, ¿por qué lloras en mi hombro? No está aquí por ti. ¿Alguna vez has
llorado en su hombro?—
—¡Y una mierda lo fue! Te derrumbaste delante de mí. Dudo que haya mucha gente a la
que hayas destrozado delante de ti. Siempre estás en control de tus emociones, pero no
ahora. Tú me dejaste entrar. Eso es lo que pasó aquí. Confías en mí, aunque no lo sepas,
confías en mí. Sé que lo haces.—
—Sam, piensa en eso.— Me tendió una mano y no soportaba ver sus súplicas.
Había estado corriendo demasiado. Comenzaba a volverse insalubre, pero hizo su trabajo.
Me desmayé en mi cama tan pronto como salí de la ducha. Cuando me desperté estaba
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oscuro y puse una mueca de asco en medio de la confusión. Mi teléfono se abrió paso a
través del aire fresco de la noche e iluminó mi escritorio.
—¿Eh?— Entrecerré los ojos ante el reloj. ¿Eran más de las nueve? Debería seguir en la
cama. — Logan—, me quejé. — Estaba durmiendo.—
—No, mira, estoy cabreado. Deberías haber estado aquí esta noche.—
—No—, enloquecí. — Tuve que escuchar de Mark Decraw que vais a tener una fiesta
mañana por la noche.—
—No, pensé, oh hombre, pensé que Mason debe haber estado hablando contigo desde que
ustedes dos están....—
—Detente ahí mismo. No estamos saliendo. No somos nada. Para que yo sepa lo que
somos, tendría que haber una conversación sobre ello y no he oído una palabra de él, así
que definitivamente no ha habido ninguna conversación sobre eso.— Mi pecho se agitaba
hacia arriba y hacia abajo. Le di una palmadita. Necesitaba calmarme.
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—¿Quién?—
—No lo sé. Estoy siendo honesto. Algunos de los chicos se dirigen a comer pizza y luego
hay una fiesta. Iba a ver si querías venir, pero ahora tengo miedo de preguntarte. Por qué?
¿Te llamó ahora?—
—Sí.—
—Llámalo de vuelta. Te veré esta noche.— Su voz se puso alegre y el tono de llamada sonó
en mi oído.
Maldije mientras miraba el teléfono. Volvió a sonar y fue otro texto de Mason. ¿Estás en
casa?
No pasó mucho tiempo antes de que mi puerta se abriera y encendiera mi luz. Me quedé
ciega por un momento.
Sonrió y pasó una mano por su pelo mojado. Parecía que se había duchado.
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—Sí. Lo hice.—
—Vale. No sé qué hacer con eso. ¿Quieres comer algo conmigo? Hay una fiesta esta
noche.—
—¿La hay?—Me encogí por los celos en mi voz. No era propio de mí. — Lo siento. Me
339
estoy comportando como una estúpida.—
Sus ojos se volvieron más oscuros y cerró la puerta tras él. Apagó la luz y no pasó mucho
tiempo antes de que su mano estuviera en mi rodilla. Murmuró contra mi piel mientras me
empujaba tiernamente sobre la cama. — Siento no haber llamado esta semana—
Mi cuello se arqueó cuando sus labios lo encontraron. Su mano se deslizó desde mi mejilla,
por mi brazo, hasta mi cintura, y se deslizó hacia arriba para ahuecar mi pecho. Me quejé
cuando sentí que su mano pasaba junto a mi bata y su pulgar rozaba mi pezón. Su boca
reemplazó su pulgar y sentí su lengua barriendo alrededor de él.
Susurró contra mi pecho: — No significará mucho, pero pensé en ti. Toda la semana.
Quería hacer esto y sabía que si te llamaba, vendría a hacer esto.—
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CAPÍTULO 35
340
Se introdujo en mí una última vez. Mis piernas estaban envueltas alrededor de su cintura y
una de sus manos las levantó mientras la otra se sostenía sobre la cama por encima de mi
cabeza. Todo mi cuerpo se levantó de la cama mientras mi clímax se desgarraba a través de
mí. Olas de placer me atravesaron y me estremecí mientras él me sostenía en sus brazos.
Tembló conmigo y luego me arropó delante de él para que me acurrucara. Metió la barbilla
en el hueco de mi cuello.
Algo revoloteaba en mi estómago al sentir eso y entrelacé mis dedos con los suyos. —¿No
hay fiesta para nosotros esta noche?—
Se rio y su aliento acarició mi piel. —Son las tres de la mañana. Es un poco tarde para
eso.—
Cuando él apretó su agarre en mi cintura, mis párpados comenzaron a cerrarse, pero todo
mi cuerpo se sintió renovado y vigorizado. —¿Vas a pasar la noche aquí?—
Cuando terminó, me volví y deslicé una de mis piernas a través de la suya, la otra estaba
encima de la suya y me acurruqué contra él. Él me dio un beso en la frente y mi cuerpo se
estremeció mientras me cepillaba el pelo.
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—Nah. Ella sabe que estamos fuera. Ella no es estúpida. Logan probablemente tampoco irá
al hotel.— Él se rio y me echó una mano por el costado. —Dejó a esa chica. ¿Has oído
hablar de eso?—
Él sonrió con suficiencia. —El otro que le gustó, sí. La dejó después del partido y se fue con
otra chica—. 341
Me alisó un poco el pelo y me pasó el pulgar por la mejilla hasta los labios.
—No estaba seguro de si vendrías. Pensé que si venías, querría convencerte—. Sonrió. —
No te ofendas, pero te metes en mi cabeza.—
—¿Lo hago?— Sonreí mientras acariciaba sus brazos. Sus músculos se movieron con mi
toque.
Gimió y me apretó con sus brazos para abrazarme más fuerte. Se giró hacia atrás y me tiró
hacia arriba. Me reí mucho mientras pasaba sus manos por encima de mi cuerpo. Cuando se
endureció entre mis piernas, cerré los ojos para disfrutarlo. El calor se estaba acumulando
de nuevo. Mientras él acariciaba círculos en mi espalda, puse mi cabeza sobre su pecho.
Estaba intoxicado con él y murmuré contra su piel: —¿Cuándo tienes que levantarte?—
Sus manos comenzaron a explorar un poco más y cuando me metió un dedo dentro, yo
estaba indefensa. El deseo se apoderó de mí y pronto estaba palpitando de nuevo. No pasó
mucho tiempo antes de que yo tuviera suficiente y me hundiera en él. Él respondió
rápidamente, pero después de haber empujado profundamente, jadeó y me apartó.
—Condón—, dijo con voz ronca. Se dio la vuelta y cogió uno. En cuanto oí ese envoltorio,
volví a buscarlo. Cuando se deslizó, levanté las caderas y volví a hundirme. Lo empujé
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profundamente y cayó de espaldas con un gemido. Luego moví las caderas y empecé un
ritmo. Sus manos se agarraron a mis muslos y me empujó y tiró de mí hasta que ambos
estábamos jadeando. Cuando mi clímax se acercaba, sumergí mi cabeza y toqué sus labios
con los míos. Su lengua se estrelló contra la mía y tomó el control del beso. Una emoción
primitiva echó raíces. No podía hacer nada para evitarlo. Nuestras caderas se golpearon
entre sí y saltamos juntos sobre el borde. Las olas explotaron en mí y temblé cuando cada 342
una de ellas se precipitó a través de mí.
—Sam—. Fue una caricia susurrada de sus labios antes de que volviera a poner un suave
beso en mis labios. Luego me retuvo contra él mientras su propio cuerpo temblaba con el
mío. Después de que nuestra respiración se estabilizó, murmuró: —De todos modos, sólo
necesito dos horas de sueño—.
Sus ojos estaban en mis labios mientras su mano ahuecaba el lado de mi cara. Y luego
maldijo. —No me canso de ti.—
—Sí.— Su mano empezó a subir y bajar por mi espalda ahora. —Creo que mi madre se va a
quedar todo el mes. Tiene algunos amigos que quería visitar. A papá le va a encantar—.
—Conocí a mi padre.— Me sonrojé cuando lo dije. No era mi intención, pero tan pronto
como las palabras me abandonaron, algo se me escapó del pecho.
Asentí con la cabeza antes de presionar mi frente contra su pecho. —Estaba aquí el martes
por la noche cuando volví de una carrera. No hablamos mucho—.
—Me preguntó si llevaba un registro de mis logros y le dije que podía irse a casa, que no
valía la pena su tiempo.—
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Se rio, pero luego sus manos llegaron hasta mi cintura y me elevó más alto sobre él.
Comenzó a acariciar debajo de mi barbilla y como la misma necesidad comenzó a moverse
dentro de mí, cerré los ojos y me entregué. Ambos sabíamos que él no dormiría nada.
Y cuando su alarma sonó, ninguno de los dos durmió. Con un bostezo enorme, se dio la
vuelta y apagó la alarma antes de girarse lentamente y sentarse en el borde de la cama.
Me senté y me apoyé en mi cabecera con la sábana recogida a mi alrededor. —¿Vas a estar 343
bien hoy?—
Él se acercó a la cama y se inclinó para darme un beso en la frente. —Voy a coger algo de
ropa de mi habitación y me iré.— Me pasó una mano por el costado de la cara y me levantó
la barbilla. Lo miré a través de ojos privados de sueño. Deberían haber estado chupando la
humedad del aire, pero no sentí ni un centímetro de mi agotamiento.
—De acuerdo—.
Cuando entré en el festival, no estaba segura de qué esperar. Nunca había estado en uno de
los eventos escolares, por lo que ver serpentinas, globos, toboganes inflables y casas de
diversiones no era lo que tenía en mente. Las cabinas estaban repartidas por toda la
escuela. Empezaron en el estacionamiento con uno para café y capuchino e incluso uno fue
colocado en un armario de conserje para las banderas de Fallen Crest Academy.
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Niños pequeños corrían alrededor de mis pies. Vi más que suficiente de mis compañeros de
clase y de nuestros profesores posicionados por todas partes. Cuando pasé por el puesto de
fútbol que tenía balones con el nombre de Fallen Crest Academy y hechos con nuestros
colores, vi a David charlando con algunos padres. Entonces me di cuenta de que llevaban
chaquetas viejas de la universidad y sabía que eran los ex—alumnos.
Recorrí toda la escuela, incluso hasta el tercer piso, antes de encontrar a Mason. Estaba 344
escondido cerca de la sala de arte, detrás de una mesa de manteles blancos de encaje. Él
estaba recostado en su silla, con los brazos cruzados sobre el pecho, las piernas cruzadas
debajo de la mesa y la gorra lo suficientemente baja como para cubrir sus ojos. Mientras su
pecho subía y bajaba a un ritmo constante, disfruté de la vista por un momento antes de
patear sus pies.
Se echó hacia atrás, sobresaltado y tiró su gorra hacia atrás. Un gruñido se mostró en su
cara, pero se relajó cuando me vio. —No sabía que vendrías hoy.—
Él gruñó. —¿Qué es lo que espera? Me dejó aquí arriba vendiendo algunos pañuelos de
mujeres de la iglesia. Nadie quiere esto—. Miró el café en mi mano. —¿Tienes otro de
esos?—
—Gracias.— Luego empujó la otra silla hacia afuera. —¿Quieres sentarte? ¿Hacerme
compañía?—
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Cuando bostezó de nuevo y trató de cubrirlo con su mano, pensé que se veía adorable. Sus
ojos estaban más suaves por la fatiga y sus párpados se cerraban un poco. Sus labios
estaban un poco hinchados por nuestros besos y su piel se veía brillante de color. Cuando vi
el chupetón que había dejado bajo el cuello de su camisa, me acerqué para tirar de su
camisa hacia un lado.
Sonrió cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. —Sí, yo también sigo moviendo mi 345
camiseta, pero siempre vuelve atrás. Estoy seguro de que la gente ya lo ha visto—.
—¿Qué? ¿Se supone que tengo que decir algo o... qué?— ¿Me estaba probando?
No estaba segura de cómo reaccionar, así que me quedé callada y me senté. Después de
unos minutos, supe que se había vuelto a dormir, pero fue un alivio. Su presencia me
afectaba mucho. Tuve un momento difícil para tomar decisiones claras, especialmente
cuando se trataba de él o de nosotros. Después de una hora y después de haber vendido
tres manteles, le di un codazo en el pie. Sus ojos se abrieron y él estaba despierto, así de
fácil. No hubo ningún movimiento repentino, ningún resoplido. A veces me recordaba a una
máquina.
Él gimió. —Por favor, quédate. Haces que esto sea algo soportable—.
—Sí.—
Algo se atascó dentro de mí cuando vi que decía la verdad. Era ilegible de nuevo y me
picaba el dedo para extender la mano y tocar sus labios. Aquellos deliciosos y terribles
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labios que podían hacer maravillas en mí.... Agité la cabeza para despejar los pensamientos
lujuriosos.
Arqueé una ceja, pero vi la luz burlona en sus ojos. Oh, cómo esos ojos podían desentrañar
mi guardarropa en un abrir y cerrar de ojos. —Voy a por más café—.
Asentí con la cabeza y pasé junto a él. Se inclinó hacia adelante y su mano rozó la parte de
atrás de mis muslos a medida que avanzaba.
Una sacudida de lujuria me atravesó, pero me preparé contra ella. Era una sensación a la
que estaba empezando a acostumbrarme, pero mientras me movía hacia el baño, no estaba
lista para la vista que vi en el espejo. La chica que miró atrás tenía escrito—loca por el
sexo— por todas partes. Sus labios se curvaron en una seductora burla con un rubor en las
mejillas. Y la lujuria en sus ojos los había oscurecido, así que llevaban un brillo
irreconocible. Mi piel brillaba y la toqué con asombro.
Me sonrojé bajo su mirada y observé con horror impotente cómo mi piel parecía brillar aun
más. —Tal vez debería preguntarte eso. ¿Cómo van las cosas con Adam?—
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Ella resopló y buscó una toalla de papel. —Creo que tú sabrías más de eso que yo. Me dijo
que ustedes dos se reconciliaron ayer.—
Continuó mientras se acariciaba el pelo: —No soy estúpida. Sé que te quiere, que siempre
te ha querido, pero tú no lo quieres—. Ella resopló de nuevo.
347
—Y no tiene ninguna oportunidad contra los Kades. Yo sólo estoy esperando a que se dé
cuenta y se dé por vencido—.
Todas las células de mi cuerpo se habían puesto atentas cuando ella llegó. Hablé a través de
labios rígidos ahora. —¿Quizás Adam quiera a Tanya de vuelta?—
Ella se tiró el pelo por encima del hombro y su risa parecía genuina. —Sí, claro. A Adam ni
siquiera le gustaba tanto. No hay forma de que la tome de vuelta después de que Logan la
tuviera dos veces por encima de él. Demonios, él lo hizo para restregárselo a Adam en la
cara que podía conseguir a la chica que quisiera—. Me miró de arriba a abajo en el
espejo. —No has estado con Logan, ¿verdad? Eso sería....sorprendente...—
Mis ojos se abrieron de par en par por la insinuación de ella y mi pecho de repente estaba
tan pesado. No había manera de que ella pudiera adivinar la verdad; estaba tan cerca de
ella.... Mi corazón empezó a latir en mis oídos otra vez.
—¿Lo has hecho?— Ella me guiñó el ojo. Parecía más seria ahora.
Ella se relajó y volvió a reír. —Oh, por un minuto pensé... no. No tienes las agallas para
hacer eso. Quiero decir, tu padre enloquecería por una vez.—
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Luego terminó con una burla: —Y nunca olvidarías tu nuevo rap "como una puta". Todo el
mundo te llamaría puta.— Ella se sonrió en el espejo y terminó de acariciarse el pelo. —
Pensándolo bien, hazlo. Tal vez Adam finalmente te deje ir. Me vendría bien un descanso—.
Cuando ella salió del baño, apenas me di cuenta de su partida. Seguí escuchando sus
palabras. Todo el mundo te llamaría puta. 348
Tragué y miré hacia abajo. Mis manos habían empezado a temblar de nuevo. Mis rodillas
temblaban una contra la otra y me aferré al fregadero para estabilizarme.
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CAPÍTULO 36
Cuando salí del baño y me dirigí a comprar café, no estaba segura de lo que sentía. Me 349
preocupaba que todo el mundo se enterara de lo de Mason y yo....—sí. Era suficiente para
paralizarme de miedo….—no. Con esa decisión tomada, estaba más contrariada de lo
normal cuando hice mi pedido a la chica detrás de la barra de café.
— ¿Estás bien? — Sus cejas estaban arqueadas con su propia taza de café en la mano.
— ¿Eh? —
—Sí, ella me dijo lo mismo. — Un destello de tristeza pasó por sus ojos. —No funcionará,
¿verdad? —
Abrió bien la mano. —Oye, estoy bien con esto. De verdad. Lo he dejado, por tu amistad.
Voy a hacer lo que sea necesario para mantener tu amistad. —
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Un brazo cayó sobre mis hombros y el cuerpo de Logan se estrecho contra mi costado. Él
sonrió con suficiencia. — ¿De verdad? —
Adam se enderezó y la dulzura de sus ojos desapareció. Una mirada dura en su lugar
cuando él cortó, —De verdad. —
—Sí, lo tengo. Va a ser mi hermana, tío. Crees que quiero un parásito cerca de ella porque
eso es lo que eres. Eres uno de esos tipos que se sientan y esperan a que el tipo la cague.
Cuando está herida o sola, se zambullen. Demonios, debería quitarme el sombrero ante
ustedes. No podría hacerlo. No podría esperar y ver a la mujer que quiero estar con otro
hombre, esperando hasta que haya un espacio entre ellos, hasta que ella sea vulnerable. —
Se burló de él. —Sí, debe ser un tipo especial de hombre para hacer eso. —
Los ojos de Adam se habían entrecerrado a un nivel peligroso. Su mano estaba apretada en
un puño, pero la mantuvo abajo y presionó contra su costado.
Logan continuó, —O quizás eso es lo que hacen los trepadores. Tengo un punto de vista
diferente sobre los acosadores ahora... —
El labio de Adam se crispó mientras trataba de ocultar una mueca de desprecio. — ¿Me
estás llamando trepador? ¿Qué estás haciendo? — Sus ojos se deslizaron hacia mí y Logan
tardó un segundo en lanzarse hacia adelante. Su brazo fue lanzado hacia atrás, su puño listo,
y una mirada de odio apareció en sus ojos.
Los ojos de Adam se abrieron de par en par cuando lo vio en cámara lenta, pero antes de
que el puño de Logan conectara, Mason le puso un brazo alrededor del pecho y lo arrojó
hacia atrás.
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Sacudido, Adam hinchó el pecho y suavizó las manos en la parte delantera de sus
pantalones. —Hey, hombre. Si no fuera verdad... —
Mason miró por encima de su hombro. La mirada de advertencia hizo que Adam cerrara los
labios. —Cállate o haremos el segundo asalto, en un lugar privado. —
Logan habló por encima de los hombros de su hermano: —Donde no habrá maestros o
alguna chica que te salve. — 351
Mason me miró y entrecerré los ojos. Hurgando en la mía. Levanté la barbilla. ¿Qué estaba
buscando? Luego intenté buscar dentro de él. ¿En qué estaba pensando?
La voz de Cassandra vino de detrás de mí. Apreté los dientes mientras la oía arrullar: —
Logan, ¿estás bien? ¿Te ha hecho daño? —
Logan lanzó una malvada risa y la empujó a un lado. —Retrocede. No tienes ninguna
oportunidad. —
Intenté reprimir una sonrisa, pero no pude, así que miré hacia abajo.
Mi cabeza se levantó y mis ojos se abrieron de par en par. Su furia estaba dirigida hacia mí.
Se acercó con dos pasos y una mano en el aire. — ¿Te atreves a reírte de mí? ¿Sabes quién
soy yo? ¿O lo que podría hacerte? Te derribaría, zorra. Pasaría tu nombre por el lodo tanto
que me rogarías que te dejara salir de tu miseria. Estarías... —
Algo se rompió dentro de mí y me acerqué a ella. Sabía que mis ojos estaban muertos
cuando se encontraron con los suyos y ella se encogió, un poco. — ¿Crees que me asustas?
Nada me asusta. Nada, Sullivan.—
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Había silencio a mi alrededor y luego ella soltó una risa histérica. —Sabía que te estabas
acostando con Logan. De todos... —
La abofeteé.
Entonces me quedé allí y esperé su reacción. Jadeó y retrocedió con una mano apretada
contra su mejilla. Sus ojos sobresalieron y estaba agitada. —Tú sólo... —
Mi cara estaba tranquila, sin emoción. No sentía nada. —Lo hice. ¿Qué vas a hacer al
respecto? —
La tensión espesaba el aire. Sentí que se arremolinaba en mi interior y sabía que ella podía
ver la tormenta dentro de mí. Quería que me pegara. Quería golpearla de nuevo....quería
una razón para desatar mi infierno sobre alguien....
Sus hombros se inclinaron hacia adelante y ella miró hacia abajo mientras retrocedía.
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Ella miró hacia arriba. Me di cuenta de la mirada de miedo que había en ellos. Luego se dio
la vuelta y fue tragada por la multitud.
La miré fijamente y empecé a mirar a su alrededor. Miranda Stewart estaba allí, así como el
resto de la élite. Me encontré con todas sus miradas inquebrantables. Uno por uno miraron
hacia otro lado. Cuando llegué a la última, me sorprendió ver lástima en la mirada de Adam.
Su pecho se elevó arriba y abajo. —Te lo dije. Somos amigos. Puede que odie a tus
hermanastros, pero a ti no. Nunca a ti. —
Mason se volvió hacia él. —Cállate. — Caminó hacia adelante hasta que bloqueó la mirada
de Adam. Me dio la espalda, como tantas otras veces. —Mensaje recibido, Quinn. No irás a
ninguna parte, pero nosotros tampoco. —
Entonces Mason se acercó por detrás de él y me agarró el brazo. Se dio la vuelta y caminó a
través de la multitud, arrastrándome detrás. Logan lo siguió, pero lanzó unas cuantas
miradas sucias detrás de él. Murmuró en voz baja: —Te voy a abrir la cara. —
No habíamos llegado al auto de Mason antes de que la voz de David gritara por el
estacionamiento: —No puedes irte, Mason. Estuviste de acuerdo por todo el día y
mañana.—
Mason me soltó el brazo y maldijo mientras se daba la vuelta. Los autos vacíos estaban
aparcados a nuestro alrededor y una ligera brisa fría nos rodeaba después de una suave
lluvia. Los autos estaban mojados y se habían formado pequeños charcos en el pavimento.
David se nos acercó con paso firme. Tenía la mandíbula apretada y los hombros hacia atrás.
Me miró fijamente, pero le dijo a Mason: —No puedes irte. Es parte de tu castigo. —
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Me estremecí. 354
Mason se puso delante de mí otra vez. —Quinn está obsesionado con ella. Eso no es un
buen presagio para el resto de las chicas de tu escuela. Debería cambiarse a la escuela
pública. Podríamos protegerla allí. —
Siseé al apartar el brazo, pero le envié a Mason una mirada inquisitiva. ¿Qué estaba
haciendo?
—Sam. —
— ¿Qué? — Me dirigí al único padre que conocía. — ¿Qué es lo que quieres? Los tipos de
ahí odian a Mason y a Logan. Fuiste estúpido al pensar que esto funcionaría y que Mason
podría durar todo el fin de semana. —
—No funcionó. Piensa en otro plan, pero rodearlo con esos tipos no funcionará,
especialmente si está solo. Logan y yo estábamos allí para apoyarlo. —
—Ya no me ajusto. —
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Logan se adelantó y me rozó con su brazo. —No está diciendo eso, señor. Fallen Academy
es una buena escuela. Sam estará bien, pero dice que no puede pedirnos que nos llevemos
bien con tu equipo de fútbol. No funcionará, señor. —
David miró entre nosotros tres. Inspiraba y espiraba y luego murmuró: — ¿Entonces es así,
eh? — 355
Y añadió en voz baja: —Tú eres uno de ellos, ¿verdad? Intenté decírtelo... —
Mis párpados volvieron a subir. — ¿Estás bromeando? ¿Esto es realmente sobre Mason y
Logan o sobre ti y mamá? ¿Por qué querías que Mason fuera voluntario en el festival? ¿Fue
realmente porque necesitabas la ayuda o porque querías a uno de los hijos de James Kade
bajo tu dedo, aunque sea un poco? —
Se alejó un paso, pero no había juicio en sus ojos, solo comprensión. Mi corazón se sacudió
al ver eso. No quería que me entendiera. Nadie podía. Sólo me compadecerían a mí en su
lugar.
David miró entre nosotros, pero suspiró. —Samantha, tu madre dijo que podía tener la
custodia compartida de ti... —
Miré hacia abajo. —Ella te está mintiendo, lo que sea que esté pasando entre ustedes dos
sobre mí, es todo mentira. Llamó a mi padre hace una semana y está en la ciudad. Quiere
conocerme. — Miré hacia arriba y se habían formado lágrimas en las esquinas. —Tendré
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dieciocho años en cuatro meses, David. Nada de esto importará de todos modos. No sé por
qué estás de acuerdo con esto. —
—Porque me preocupo por ti. — Me tocó el brazo en su lugar. —Eres mi hija, Sam. Yo te
crié. Nunca importará quién es tu verdadero padre o qué dice tu madre. He estado allí
desde que naciste. Tú también eres mi familia. —
yo lloré en su pecho.
Estuvimos así por un tiempo hasta que Logan aclaró su garganta. —Esto es conmovedor y
todo eso, pero... estoy incómodo ahora mismo. —
Podía sentir la desaprobación de David mientras levantaba la mirada. Una sonrisa tocó la
comisura de mis labios. —Ponte en contacto con tus emociones, Kade. Puede que te haga
bien. —
Mi estómago se torció en un nudo y sentí que caía a mis pies. No sabía cómo deshacer lo
que había hecho.
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Logan encubrió una risa detrás de nosotros, pero yo sabía que no estaba escondiendo su
sonrisa.
Mi padre dio un paso adelante. Sus ojos brillaban con una emoción que no podía ubicar. Su
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mandíbula estaba tan rígida. —Hiciste un gran show, Mason, y querías que supiera que mi
hija se acuesta contigo. Enhorabuena. Lo suponía desde hace mucho tiempo, pero tu lío fue
por mala conducta deportiva. ¿Por qué lo hiciste? —
— ¿Hacer qué? —
—Mostrarme tu triunfo como lo haces. — Los ojos de David eran inflexibles. —Querías
hacerme daño. Querías que supiera que se acuesta contigo. ¿Por qué? ¿Te sientes
amenazado por mí? ¿Crees que me escuchará si le digo que te deje?"
David continuó: —No me gustas. No me gusta ninguno de los dos, pero los respeto como
jugadores de fútbol. No creo que hayas sido entrenado por alguien a quien respetes y no
creo que hayas respetado a otro hombre, ni siquiera a tu padre. Os he visto a los dos en el
campo. Ambos son despiadados. Eres el mejor y te aseguras de que todo el mundo lo sepa
en el campo, pero lo que siempre me sorprende no es lo buenos que sois los dos, sino
vuestro nivel de respeto. No respetas a nadie más en el campo, pero respetas el juego. Cada
vez que te veo, me pregunto qué clase de hombres sois vosotros dos. ¿Qué te motiva? —
— ¿Crees que eres el entrenador que vamos a respetar? ¿Criaste a Samantha con películas
de Disney también? — El tono de Mason era burlón y me daba escalofríos. Su brazo no se
movía alrededor de mi cintura.
David retrocedió un paso y sonó arrepentido cuando habló. —Pienso en los hombres que
podrían haber sido bajo mi mando. Habrías sido el doble de hombre de lo que eres
ahora. —
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Logan se había callado, pero Mason me soltó la cintura y me movió detrás de él. Ahora
estaba cara a cara con mi padre y su tono se había suavizado. —Crees que somos dos niños
criados sin disciplina y educación, pero te equivocas. Puede que no respete a mi padre, pero
le quiero y respeto a mi madre. Nunca la has conocido. No sabes nada sobre Logan y yo,
pero estás buscando pajitas. No me gustas, pero eres un gran entrenador. Yo también lo he
visto y sé que es un gran entrenador, pero sus jugadores no lo respetan, señor. Te escuchan 358
porque los motivas, pero no lo malinterpretes. No te respetan. Si lo hicieran, Quinn nunca
trataría a Samantha como lo hace. Ella es un premio para él. Quieres pintarnos como los
bastardos que crecieron sin competencia. Quieres pintar a nuestro padre como alguien
menos que tú, pero no podrías estar más lejos de la verdad. Crecimos sabiendo con quién
vamos a tener que lidiar durante nuestras vidas y tipos como tú, tipos como Quinn son una
moneda de diez centavos por docena. Están en cada curva del camino. Logan y yo no somos
tan estúpidos como para comprar la mierda que la mayoría de los adultos tratan de
vender. —
Se volvió y se encontró con mi mirada. Me estremecí bajo su mirada, pero la sostuve. Estaba
buscando algo dentro de mí y yo sabía que no podía dejar de mirar. No podía estremecerme
ni temblar, así que calmé mis nervios, me puse derecha y levanté la mandíbula. Mis ojos
estaban duros cuando le miré fijamente.
Mason se volvió hacia mi padre. —Te respeto como entrenador, pero no como hombre.
Nunca debiste dejar ir a Sam. —
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CAPÍTULO 37
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Fuimos a su hotel, era un lugar elegante. No me importaba y caminaba detrás de ellos
mientras subíamos en el ascensor hasta el último piso. Por supuesto que se quedarían en la
mejor suite, tenía sentido pero cuando llegamos Mason presionó un botón diferente.
Logan se bajó y nos saludó con una sonrisa arrogante. —Hasta luego.— El ascensor se
cerró al final de sus palabras y bajamos dos pisos en el ascensor. Se detuvo y cuando se
abrió di un paso atrás al lado de Mason.
—Su padre.—
Me estremeció su tono.
Salté ante la repentina intensidad de la voz de Mason, pero su mano subió y bajó por mi
espalda. Sosteniéndome en de contra él.
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Mason se rio. —Eso es algo que puedes preguntarle cuando esté lista para las preguntas.—
Hubo un pesado silencio después de eso. Sabía que ambos estaban esperando por mi,
pero....
Me estremecí y me derretí contra Mason. Su mano me sostuvo cerca y sentí un suave beso
361
en mi hombro.
Lo necesitaba. Necesitaba todo el apoyo posible en ese momento. Todo estaba fuera de
control. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que nunca me referí a Logan, sino
a Mason. Sabía que toda mi escuela estaría comentando acerca de mi relación y de mi
padre, David, ¿Qué podía decir de él? Se había ido. Lo sentí en mis huesos. Y ahora vimos a
mi otro padre... ¿Qué pensaba de él?
Garrett se rio mientras el ascensor se abría en nuestro piso. —Tú y tus hombres, niñita.
Todos están esperando a que estés lista.—
Mason golpeó la parada de emergencia y se giró para mirarlo. Había empezado a dar un
paso al frente, pero esperé con un fuerte dolor de cabeza y una opresión en el pecho. ¿Qué
iba a pasar ahora? No estaba segura de cuánto más podría soportar....
Garrett movió las cejas hacia arriba y hacia abajo y se pasó una mano por la cara. —Me di
cuenta, me tomó un segundo, pero olvidé que Helen estaba casada con James Kade. Ahora
todo tiene sentido. Entonces ¿Qué hacen ustedes dos aquí? Supongo que Analise no sabe
nada de esta relación... ¿es una relación o ustedes dos niños están follando para cabrear a la
gente?—
La sonrisa de Mason era una amenaza velada. —¿Y es asunto tuyo porque...?—
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Garrett entrecerró los ojos y estudió a Mason por un momento. Mi corazón latía en mis
oídos, mientras esperaba. Pareció extenderse en un silencio tenso mientras los dos se
miraban el uno al otro y luego Garrett terminó con una curva de sus labios. Agitó la cabeza
y se adelantó para desbloquear el freno de emergencia. —Tienes pelotas niño. Helen
estaría orgullosa.—
Cuando las puertas comenzaron a cerrarse la mano de Mason las detuvo. Se retiraron hacia 362
atrás y esta vez entrecerró los ojos. —¿Eres el tipo que está follando con mi mamá?—
Los ojos de Garrett se abrieron de par en par. —¿Por qué crees eso?—
—Vino a la ciudad por mí pero se queda porque apareció un amigo de ella. La línea de
tiempo tiene sentido. Tienes el piso debajo de nosotros.—
Mason sonrió y retrocedió. Su mano cayó a su lado. —Ella me dijo que él estaba casado.—
Mi boca cayó, pero no salió ningún sonido. Mi corazón era chillón ahora.
Los ojos de Garrett se deslizaron hacia los míos. Cuando las puertas comenzaron a cerrarse
de nuevo, dijo: —Tienes que cuidarte nena.—
Cuando las puertas se cerraron y el ascensor bajó, Mason me echó una mano a la espalda y
me empujó hacia una de las dos puertas del piso. Metió su tarjeta y la abrió mientras yo de
entraba primera.
No miré a mi alrededor antes de volver a él. —¿Mi padre biológico engaña a su mujer con
tu madre?—
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Mason sonrió mientras empezaba a sacar su ropa, pero no llegaba a sus ojos. —Supongo.—
Se quitó los zapatos y agarró mi mano antes de empujarme hacia una cama king size en un
rincón de la habitación. Mientras se sentaba, me tiró entre sus piernas y miró hacia
arriba. —Mi madre es un poco dura cuando se trata de hombres, especialmente después de
lo que mi padre le hizo.— 363
—Ella es la otra mujer.— Deslicé mis dedos a través de su cabello y me agarré de el.
Cuando empezó a apoyar su frente contra mi estómago, levanté su cara para que elevará la
mirada.
—Siempre es complicado.—
—Tu madre también era la otra mujer. Mi padre era el otro hombre.—
Mi corazón empezó a palpitar de nuevo. Cuando oí una leve condena en su tono, me quedé
sin aliento cuando le pregunté: —¿Es eso lo que crees que es normal?—
Sus ojos se suavizaron y metió una mano debajo de mi camisa. —La gente no sabe de qué
está hecha hasta que lo comprueba. Necesitas salir de una situación y pensar en los daños
colaterales, si vale la pena.—
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Sonrió y se inclinó hacia adelante para besarme el estómago. Mi camisa fue levantada más
alto y él comenzó a tirar de mí hacia él. Sus dos manos me rodearon la espalda y subieron
hasta los hombros mientras me presionaba. Me hundí y lo sentí endurecerse entre mis
piernas. Me besó en el cuello y me susurró: —Una vez tuve una novia.—
Lo abracé con ambos brazos y lo sostuve contra mí, más fuerte de lo que sabía que podía 364
—¿Qué?—
Se rio y me mordió en la comisura de la boca. Sus labios mordisqueaban los míos antes de
abrirse contra ellos. Su lengua tocó la comisura de mis labios y la abrí para él. Se metió
dentro y su mano agarró la parte de atrás de mi cabeza para mantenerme inmóvil. El dolor
empezó a palpitar dentro de mí y me retorcí contra su regazo. Necesitaba acercarme más,
tenía que hacerlo.
Luego se echó hacia atrás y se dejó caer contra la cama. Me miró con lujuria en los ojos. Se
oscurecieron cuando me empujó más alto en su cintura. —Mi amiga, Marissa. Ella me
engañó.—
Se rio y me levantó la camisa por encima de la cabeza. —Sí, estoy con ella. No salí con
Marissa. Tuve algunas otras novias y la mayoría de ellas me engañaron, pero no me
sorprendió. No salía con ellas por su clase, ¿entiendes lo que digo?—
—¿No las engañaste?— Su mano se deslizó por mi espalda y me inclinó hacia él. Me quedé
sin aliento cuando mi cabeza cayó sobre su hombro, me gire y lo lamí. Mi cuerpo se estiró
mientras sus manos se deslizaban hacia mi trasero, ahueco mis nalgas y me clavó contra él.
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—Nunca he sido infiel. Ser fiel fue una cosa que valoré cuando crecí. Hace mucho tiempo
que decidí que nunca sería como mi padre. Nunca le haría eso a una mujer que respeto, ni
siquiera a alguien a quien no respeto. No me rebajaré a esos estándares.—
Me cogió la boca con la suya y me susurró, sus labios rozaron los míos —No sí ama a la
chica y no me importa un bledo lo que haga.— Entonces su boca tomó el mando de la mía y 365
Incliné la cabeza hacia atrás, pero estaba ciega de lujuria. Cuando su mano se deslizó hacia
mis pantalones y me metió dos dedos dentro de mí, mi garganta estaba llena. No podía
hablar más y gemí cuando me puso debajo de él.
Treinta minutos más tarde, después de que Mason se arqueó sobre mí en su último
empujón mi cuerpo se derrumbó sobre la cama y esperé mientras las olas cabalgaban sobre
mí. Gimió y cayó sobre mí. Le di la bienvenida a su peso. Me encerró, pero me sentí
protegida. A salvo. Mis piernas se sentían pesadas por el cansancio y se deslizaron a lo
largo de las suyas para caer en la cama.
No pasó mucho tiempo después de eso cuando se apoyó en un codo a mi lado. Mi garganta
aun estaba llena de deseo y lo miré fijamente. Mis dedos se movieron para tocar el costado
de su cara, para sentir lo suaves que eran sus pestañas, el ligero rastrojo en su barbilla, el
hundimiento en sus hombros donde sus músculos se unían.... Quería volver a tocarlo todo
de nuevo.
Luché por aclararme la garganta y le pregunté con voz ronca: —¿Es siempre así?—
Agitó la cabeza en cámara lenta. —No. No lo es.— Sus ojos se oscurecieron de nuevo y se
inclinó hacia mí.
Incliné la cabeza hacia atrás y sus labios se encontraron con los míos. Fue un beso suave,
pero no se profundizó más porque sonó un suave pitido antes de que la puerta se abriera.
Mason maldijo y saltó para ocultarme de quien entrara.
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—Será mejor que te vistas porque sí crees que esa sábana me impedirá hablar con tu nueva
novia, entonces no eres el hijo que creí que eras.—
Habló por encima de ella, —Vamos a subir para tener esta conversación.—
366
Se rio y el sonido me dio escalofríos. Había un tono inteligente y astuto en su voz, pero la
ira me sentó en atención. —Con Logan para intervenir con sus comentarios sarcásticos,
creo que no. Esta conversación ocurrirá sin la actitud sarcástica de tu hermano. ¿Crees que
soy una tonta para que ustedes tres se unan en mi contra? No soy tonta, Mason James. A
Logan le gusta tu pequeñita. Me dijo que los apoya a los dos.— Ella respiró con enojo. —
No lo voy a permitir—
—Bien, mamá.— Mason había estado sosteniendo una sábana frente a él y la dejó
caer. —Lo conversaremos de esta manera.—
—Ponte algo.— siseó ella. —No soy una animadora de secundaria a la que puedas
intimidar o hacer avergonzar mostrándome tu pene. Lo he visto antes. Yo fui quien te
cambió los pañales.—
—Oh, por el amor de tu abuelo, ella va a tener que enfrentarme en algún momento. Coge
algo de ropa, Mason. He estado esperando toda la semana para conocer a la hija de Analise.
Podría ser ahora.— dijo con un tono gentil.
Los hombros de Mason se pusieron rígidos. —No va a pasar así, mamá. Sube las escaleras.
Subiremos en unos minutos.—
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—Eres tan terco como yo.— Le arrancó una risa que se parecía a la de Mason. —No sé si
debería maldecir tu genética o la mía. Bien. Sube en cinco minutos, ni un minuto tarde o
volveré a bajar.—
Cuando la puerta se cerró, miró hacia atrás y puso una mueca de dolor. —Lleva toda la
semana detrás de nosotros para llamarte. Ella es la verdadera razón por la que no 367
llamamos.—
Puse mis rodillas contra mi pecho y las abracé con fuerza. —¿Por qué quiere tanto
conocerme?—
—Ahora es por esto, pero antes era por venganza contra tu madre.—
—¿Venganza?—
Se pasó una mano por la cara y parecía exhausto. Sus hombros se desplomaron y suspiró
profundamente. —Mi madre no es tonta. Ella sabe de Analise desde que estaba
husmeando alrededor de papá. Y sabiendo que el tipo con el que ha estado saliendo es tu
padre biológico, no me sorprende demasiado. Mi madre puede ser calculadora, Sam.—
Se puso de pie y empezó a vestirse. Cuando metió la cabeza dentro de su camisa la tiró
hacia abajo y comentó —Creo que quería que te gustará ella más que tú mamá. Logan y yo
no hemos estado callados. Sabía que no estabas contenta con Analise más de lo que lo
estábamos nosotros. Pero ahora...— Se calló mientras miraba hacia la puerta.
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No respondió.
—No— le siseé.
—No sientas pena por mí, no ahora después de toda la mierda que me ha pasado.—
—Lo hice.— Se inclinó hacia adelante y me besó. —Pero eso fue antes de que me diera
cuenta de algo.—
—¿Qué es eso?—
Se puso de pie y esperó hasta que me puse la ropa interior y los vaqueros para tirar de mí a
su lado. Luego me abrazó en sus brazos y habló contra mi hombro —Estoy bastante seguro
de que mi madre fue tras tu padre biológico para vengarse de tu madre.—
—¿Por qué piensas eso?— Me incliné hacia atrás y miré hacia arriba.
—Si eso es verdad, entonces...— Una piedra cayó a la boca del estómago y una sensación
de frío comenzó a barrer mi cuerpo. —Entonces tienes razón. Debería tenerle miedo a tu
madre.—
Él sonrió y me levantó, así que le puse mis piernas alrededor de la cintura. Nuestros ojos se
encontraron y sostuvieron mientras su mano se extendía por la parte inferior de mi
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espalda. Se inclinó hacia adelante y me mordió los labios. Sonreí y lo atrapé en un beso
profundo cuando lo hizo de nuevo.
Cuando empezó a salir de la habitación y a subir al ascensor, suspiró contra mis labios: —
No le dejaré hacer nada, Logan también.— Volvió a respirar contra mí. —Creo que por eso
está tan enfadada. No dejaremos que te haga daño.—
Cuando el ascensor subió a su piso, me puso de pie. La puerta se abrió y tomó mi mano en 369
Le di un apretón de manos.
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CAPÍTULO 38
Cuando entramos en la suite superior, inspiré profundamente y solté la mano de Mason. 370
Miró hacia atrás, pero negué con la cabeza. Necesitaba hacer esto por mi cuenta. Logan se
sentó en un sofá en la esquina. Tenía dos bolsas de fichas en la mesa frente a él, una
pequeña televisión en su esquina y una nevera a su lado. La sonrisa en su cara no podía ser
más amplia cuando vio nuestra entrada, metió la mano en el refrigerador. Volvió con una
cerveza y comenzó a tragar la mitad.
Me estremecí ante el tono de su madre. Cuando nadie respondió, ella dobló la esquina. Su
mano se levantó para fijar un pendiente en su lugar. Cuando sus ojos se fijaron en mí, su
mano cayó en cámara lenta. Se enderezó y cruzó los brazos sobre su pecho mientras
levantaba su cabeza y cuadraba sus hombros .
Por un momento, me quedé sin palabras. Ella era hermosa. Tenía el cuerpo de una modelo,
alta y delgada, con piernas largas. Llevaba una falda blanca de negocios con un suéter de
cachemira rosa pálido. Un collar de diamantes blancos descansaba sobre su cuello.
Coincidían con los diamantes en sus oídos y había un destello en su muñeca. Mis ojos no
podían dejar de agrandarse al ver el brazalete de diamantes allí. Incluso sus tacones de
color rosa pálido brillaban con los diamantes en sus correas.
Tenía el pelo rubio dorado, que parecía rayado por la luz del sol y que descansaba alto en
un moño suelto. Los zarcillos cayeron hasta la nuca de su cuello y con sus claros ojos azules.
Ella parecía la imagen de una diosa. Pero sus labios se habían transformado en una burla
cuando se tomó su tiempo para estudiarme a su vez.
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Mason y su madre le lanzaron una mirada fulminante. Se hundió en el sofá y se llevó una
mano a los labios, comprimiéndose.
Su madre hizo una mueca, pero pasó a nuestro lado. Apoyó una mano en el pecho de
Garrett mientras sus labios rozaban un beso en su mejilla. Ella le dio a Mason una pequeña
sonrisa. — Pensé que era apropiado. Él es su verdadero padre después de todo, y vosotros
sabéis de nosotros dos. Podemos matar dos pájaros de un tiro esta noche. ¿Mmmm? ¿No
estás de acuerdo?—
Hizo un gesto de mostrar sus labios con cremallera de nuevo y se encogió de hombros.
Logan meneó la cabeza hacia arriba y hacia abajo mientras tomaba otra cerveza.
Y luego hubo otro golpe en la puerta. Helen frunció el ceño mientras caminaba hacia ella y
miró a través de la mirilla. — ¿Quién podría ser? Oh, Dios mío—. Ella se volvió con una
expresión de pánico en su rostro. Su pecho comenzó a subir y bajar a un ritmo rápido y se
dirigió enfurecida a Mason, — ¿Estabas detrás de esto?—
—Que no…—
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Garrett se pasó una mano por la mandíbula y negó con la cabeza. Una risa barítona baja se
le escapó. — Ahora, querida, solo parecía apropiado que la llamara. Después de todo, es la
verdadera madre de mi hija—.
Levantó un hombro y arqueó una ceja antes de sentarse en el extremo de un sofá. —Abre,
cariño. Lo averiguarán de todos modos y podría ser ahora. No pueden estar enfadados con 372
—Mamá,¿ qué está pasando ...?— Las palabras murieron en la garganta de Mason cuando
ella abrió la puerta y su padre entró, seguido por mi madre. Ambos usaban expresiones
reservadas, pero cuando Analise vio a Garrett, ella contuvo el aliento. Su rostro se veía en
cada ángulo sorprendido en cada ángulo posible. Ella miró con dolor y luego sus ojos se
volvieron hacia Helen. Una mirada confusa reemplazó la horrorizada.
Logan gimió detrás de nosotros. Algo que sonaba como una mezcla de risas y maldiciones.
Luego resopló y presionó su cabeza contra un cojín del sofá mientras sus hombros
temblaban.
—Cariño, ¿Qué estás haciendo aquí?— Analise me preguntó. Ella era fría y formal.
Todos los ojos se volvieron hacia James, que estaba frunciendo el ceño a Mason.
Garrett se puso de pie y se estiró hasta su máxima altura. — Ella no te llamó. Yo lo hice.—
Analise se adelantó bruscamente con los puños apretados a los costados. — ¿Por qué?—
Él giró su cabeza hacia nosotros. — Pregúntales a ellos. Estaba cumpliendo con mi deber
paternal—. Su labio se curvó de manera burlona.
—¿Sam?—
—¿Masón?—
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Él dijo de nuevo: — No, ella no quiere tener nada que ver conmigo, Lise. Hiciste un buen
trabajo. Ella odia verme—.
Agaché la cabeza y deseé poder desaparecer. Este no era un lugar donde quisiera estar.
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—¿Por qué? ¿Qué le hiciste ?—
—Cariño—, el tono de James era calmante. — Nos llamaron aquí por una razón. Helen, ¿no
estabas detrás de esto?—
—¿Y por qué tendrías que manejarlos?— Su tono se enfrió. — ¿Mason? ¿A qué se refiere tu
madre?—
La mirada de Analise se llenó de odio mientras miraba a Garrett. — ¿Por qué demonios
estás aquí?—
La risa de Helen se esfumó esta vez. —Puedo tomar crédito por eso, Analise—. Su labio se
curvó con desdén. — Lo vas a descubrir de todos modos. Todo va a salir ahora—.
Lanzó una sonrisa seductora hacia Garrett. — Creo que voy a tener que hacerlo. Tu ex no
parece que ella pueda manejar todos los detalles, no de todas formas—.
Mi madre palideció y dio un salto hacia adelante. — ¿De qué estás hablando? Garrett, ¿De
qué está hablando ella?—
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Analise chamuscó a todos con una mirada fulminante. — ¿Y por qué tengo la sensación de
que no estás hablando de tu hija?—
Helen sonrió y se preparó con una mano en la cadera. — Está hablando de mí, Lise. Íbamos
a esperar hasta que su divorcio fuera definitivo, pero estamos comprometidos—. Y con eso,
ella mostró un anillo alrededor de su dedo. El diamante era el doble del tamaño de el de mi 374
madre. Brillaba mientras movía sus dedos. —¿Te gusta? Coincide con el resto de mis
accesorios. Solo otra mujer puede apreciar mi atuendo—.
Mason gimió a mi lado y se sentó en el sofá junto a Logan. Pasó las papas y los dos comieron.
Analise se quedó sin aliento con la información y se hundió, James maldijo entre dientes.
Retiró a su prometida con una mano alrededor de su brazo. —¿Estás bromeando, Helen? ¿Y
cómo se conocieron? ¿Se supone que debo creer que fue por casualidad?—
—Oh no.— Helen rezumaba arrogancia. — Verás, cuando empezaste a verte a mis espaldas
con ella, contraté a un investigador privado. Y aprendí todo tipo de cosas, incluido el padre
biológico de Samantha Jacquelyn Strattan. A partir de ahí, todas las piezas encajaron en su
lugar, ni siquiera fue difícil conseguir al hombre que Analise nunca pudo. Garrett y yo
tuvimos química instantánea ...
—Oh Dios mío.— Analise se inclinó cuando ella comenzó a jadear. —Cariño, no puedo
respirar—.
Había una mirada de placer en los ojos de Helen que me hizo gruñir. Me puse de pie. — Te
llamaron aquí por mi culpa. Estoy durmiendo con Mason—.
James soltó una maldición mientras la abría. Se detuvo en shock cuando David se quedó allí,
con Malinda detrás de él.
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David escudriñó el interior y se dio la vuelta. No pasó mucho tiempo antes de que Malinda
se fuera y el entrará.
—Genial.— Analise estaba lívida. —Esto es genial. ¿Adónde se fue tu novia esta vez? ¿Ella
no está aquí para apoyarte?—
David frunció el ceño, pero sus ojos se posaron en mí. Un tinte de preocupación se había
filtrado en ellos. —Puedo ver que esto es un asunto solo de familia. Malinda vino conmigo 375
para ayudarme si lo necesito. Su hijo también vino. Creo que más tarde asistirá a una fiesta
en esta suite—.
Logan se atragantó con un poco de cerveza y luchó por mantenerla. Mason le dio un golpe
en la espalda.
—¿Quién te llamó?—
David miró a su alrededor, pero Garrett levantó otro dedo en el aire. La mirada de diversión
era evidente ya que no pudo contener una sonrisa. —Lo hice. Otra vez, pensé que era
apropiado—.
Extendió una mano hacia mí. —Ella es mi hija. Llamé a su madre y al hombre que es su
verdadero padre. Él la crio toda su vida—. Luego avanzó y le dio la mano a David. —Soy el
donante de esperma. Encantado de conocerte—.
Analise puso los ojos en blanco. — ¿Vosotros dos estáis bien el uno con el otro?—
Garrett le dio una sonrisa educada. —Ambos hemos tenido que tratar contigo—.
Logan contuvo otra risa. Cuando todos se volvieron para mirar, él mostró sus labios con
cremallera de nuevo y se metió un puñado de papas en la boca.
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—Son menores de edad, Helen. No se les permite beber—. Señaló a sus hijos, que tenían
una cerveza en la mano. — ¿Y están organizando una fiesta aquí esta noche?—
—Bueno—, miró hacia Garrett. —No tenía idea. Tenía planes para la cena—.
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Mi madre se aclaró la garganta. —¿Podemos volver a la parte en la que mi hija dijo que
estaba jodiendo a su futuro hermanastro?— Ella me fulminó con la mirada. —Me
encantaría saber cómo sucedió esto y por qué nadie más parece sorprendido—.
Su cabeza comenzó a girar. Cuando sus ojos encontraron a James, él le dirigió una mirada
de disculpa. —Tenía mis sospechas—.
Ella jadeó.
Garrett levantó otro dedo. —Yo también lo sabía. Los atrapé en el ascensor—.
—No lo hiciste.— Mis manos encontraron mis caderas. —Estábamos ahí y te subiste. Fin
de la historia—.
—Él tenía su brazo alrededor de ti y te besó en el hombro. Era bastante evidente, cariño—.
David se aclaró la garganta. —Yo también lo sabía, Analise. Iba a decírtelo, pero había
esperado una cena familiar primero—. Sus ojos sostuvieron los míos. Sentí mi estómago
caer por la tristeza en ellos. —Eso no ocurrió como lo había planeado—.
Miré hacia otro lado, ardiendo. ¿Qué importaba? ¿Qué le importaba ya? Me dejó ir ... Una
pequeña voz en mi cabeza me dijo que no lo hizo, sin embargo. Había luchado por mí desde
el principio. Me volví hacia él y él me dio una pequeña sonrisa para animarme.
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Helen le dio un trato cortés, pero letal. —Entré cuando ellos acababan de tener relaciones
sexuales—.
—Estás jodido, hermano—, susurró Logan por el rabillo de su boca. Mason le lanzó una
mirada, pero se quedó a mi lado. Miró al grupo con una mirada grave en su rostro. —¿Qué
es lo que a todos les importa? Me jodo a las chicas. Lo sabes—.
Él la enfrento con una mirada que la silenció. Los escalofríos bajaron por mi espalda, pero
no me atreví a mirar hacia arriba. No quería recordar eso de él. Luego se burló de ella en
voz baja. —Deberías ser feliz, Analise. Mi padre no es mecánico y mi madre no es cajera en
la tienda de comestibles local. A su hija le fue bien encontrando un compañero de cama—.
Ella se sonrojó al recordar sus propias palabras. —Esto no está bien. Ustedes dos no
deberían estar.—
Garrett se puso de pie de nuevo. —No puedes hacer nada para detenerla, Lise—.
Ella se giró hacia él. —Cállate, Garrett. No has tenido nada que ver con ella nunca. No tienes
derecho a empezar ahora—
Con dos pasos estaba en su cara. — Tengo todo el derecho. Tenía una hija que no conocía.
¡Me la ocultaste! No tenías derecho a hacer eso. Tal vez es mi turno ahora. Tal vez debería
ser su padre ahora—.
David dio un paso adelante. — No sería reacio a eso. He estado en conversaciones con
Analise para compartir la responsabilidad de Samantha. Ya me he ofrecido a pagar por su
universidad—.
—¿Cómo?—
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—Si— Sus ojos se suavizaron cuando se volvió hacia mí. — Quería hablar contigo sobre
algunos de los planes que hice con tu madre en la cena de esta noche—.
—¿En serio?—
—Bueno, ¡eso es simplemente genial! ¿Todos sabían que mi hija estaba jodiendo a su
hermanastro y nadie tuvo la decencia de llamarme?—
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—Cuidado, Analise. Tu edad se está mostrando—. Garrett le sonrió. — Y te llamé—.
David se puso rígido mientras se daba la vuelta. — ¿Por qué te llamaría cuando no tuviste la
decencia de consultarme en algún asunto? Querías quitármela por completo. Querías
borrarla de mi vida—.
—Ella es una perra, ¿verdad?— Garrett lanzó un brazo alrededor del hombro de David.
—Lo es.— Luego su labio se volvió hacia abajo. —Samantha, como el hombre que te ha
criado toda tu vida ...— Miró hacia arriba.
David continuó: —Tengo que preguntar si esto es un grito de ayuda. ¿Estás con Mason
porque querías toda nuestra atención?—
La fulminé con la mirada, pero gentilmente mientras miraba a mi padre. —No es un grito
de ayuda, David. Es... —
—¡Están calientes como el infierno el uno por el otro!— Logan se puso de pie. —Ya no
puedo quedarme callado. Todos vosotros sois estúpidos e idiotas si pensáis eso. ¿No la
conocen? ¿No conocen a Mason? ¡Dios mío, me avergüenza llamarlos idiotas!—
Levantó su dedo medio. —No me importa. No puedo manejar esto. Mi juego es hablar.
Intentaste quitármelo—
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Levanto un brazo hacia Mason. —Él pelea. Yo hablo. Esa es la magia del dúo temible. Sam es
uno de nosotros, hombre. Ella tiene las agallas para hacer las cosas sucias si no lo hacemos.
Ella también nos cuida. Tú también eres estúpida si no viste venir esto—. Él abrió los
brazos de par en par. —Los tres somos un equipo mágico. De ninguna manera estás
arruinando esto—.
Logan hinchó su pecho antes de tragar el resto de su cerveza. —No sabes lo que es ser un
Kade. Sam lo sabe. Ella ha sido probada y ha demostrado que su lealtad es profunda—. El se
estremeció —Muy profundo si estoy adivinando qué tan lejos va Mason en ella ...—
Levanto la cabeza con una sonrisa más brillante. —¡Y he comprobado que tengo razón otra
vez! Vosotros deberíais contratarme para este talento que tengo. Mamá, apuesto a qué ella
tiene una vida sexual mejor con ese tipo Garrett que con papá—.
—¡Logan!—
Se volvió hacia James. —Y papá, apuesto a que tu vida sexual es bastante buena con Analise.
Ella me parece que es el tipo de puta que te gusta—.
—¡Logan!—
Él sonrió ampliamente. —Y David ... no te conozco muy bien, pero me pareces conservador.
Sólo vas a estar con una mujer conservadora, aunque tal vez parezca exótica. Puedo decirte
que tienes problemas de control. No lo sabes. No te gusta nadie que sea más salvaje que tú,
probablemente por qué tuviste problemas con tu ex, ¿eh? En cuanto a la actual, tiene mucha
confianza, pero no sé si quieres que lo sea— . Sacudió la cabeza con simpatía. —Es posible
que desee fijarse en eso—.
—Y Garrett,— Logan lo miro con aprobación. —Eres un salvaje, puedo decirlo. Es por eso
que sé que Mason tiene uno bueno. Tú y Analise son muy buenos en la cama. Puedo decirlo.
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Es por eso que a mi mamá y a mi papá les gustan los dos. Ambos ellos son vainilla en la
cama, apuesto. Lo siento. Apuesto que ustedes dos tuvieron sexo salvaje juntos—. Sacudió
la cabeza con asombro. —Dos de los mismos tipos rara vez funcionan, demasiado drama.
Uno salvaje y uno de vainilla siempre van a la distancia. Se equilibran entre sí—.
Logan hinchó su pecho. Luego la sonrisa se borró de su rostro y dijo: —Bien. Entonces dejar
a Sam y Mason a la mierda. Habéis arruinado nuestras vidas lo suficiente—.
Mason le lanzó una mirada. —Iba a llegar a eso. Estaba esperando el momento adecuado—.
Logan se veía molesto. —Lo que sea. Tuve bastante de estar en silencio—.
Deslicé mis ojos hacia él y él me saludó antes de caer de nuevo en el sofá. —Continúa por
donde ibas...— Fingió inclinarse ante ellos mientras abría otra cerveza y le pasaba una a
Mason.
Su mano se deslizó hasta mi hombro. Me dio una palmadita. —Trío temible. Nadie tiene una
oportunidad—.
Golpeó su cerveza con la mía. —Cuando él está cerca, es el temible cuarteto. Puedes agregar
un poco a ese nombre. Gracias a Dios, ¿eh?— Entonces él gimió. —Realmente necesito
tener sexo esta noche—.
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Mason echó la cabeza hacia atrás. Sentí la tensión en su cuerpo y alcancé su mano.
Logan se inclinó hacia delante. —Podríamos tener esa fiesta en tu suite—. Luego miramos
la habitación mientras sus voces se alzaban una a la otra. —Algo me está diciendo que los
adultos no irán a ninguna parte esta noche—.
Mi mamá eligió ese momento para levantar sus manos en el aire. —No me importa lo que
crees que he hecho mal en la crianza de mi hija. He sido la única para ella toda su vida—. 381
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CAPÍTULO 39
Los adultos permanecieron en la suite superior, por lo que la fiesta se trasladó dos pisos 382
cuando Logan pagó por la otra suite en el piso de Mason. Se enviaron mensajes de texto y
pronto el ascensor empezó a sonar su llegada. Las dos puertas se dejaron abiertas y no
pasó mucho tiempo antes de que un enjambre de gente llenara la habitación. Había estado
con Mason y Logan por un tiempo hasta que sus amigos del público empezaron a aparecer.
Después de que Ethan me enviara algunos ceños fruncidos y miradas entrecerradas, tomé
mi salida y no pasó mucho tiempo antes de que escuchara la voz excitada de Becky.
Cuando cogí una silla, los vi dentro de la puerta y les envié un mensaje diciendo que estaba
cerca de la cocina. No pasó mucho tiempo antes de que Becky y Lydia se abrieran paso
hacia mí y aterrizaran con caras sonrojadas.
Lydia soltó un eructo silencioso y tiró de su falda para hacer alarde de sus huesos de la
cadera.
—Estáis borrachas.—
Becky tiró hacia mí por un abrazo. Al caer contra mí, dijo con un gorgojeo: —No lo estoy.
Mimada.—
—No estamos borrachas.— Lydia tiró de su espalda y unió sus codos. Se hinchó el pecho y
se puso el pelo por encima del hombro.
—Lo estas. Sé cómo te ves cuando estás borracha y puedo oler el alcohol en el aliento de
Becky.—
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—¿Y qué si estamos borrachos? Es viernes por la noche. Se nos permite.— Becky parecía
segura de sí misma. —Y además estamos celebrando tu asombrosidad. Oh sí. Eres
impresionante. Eres la reina increíble. Eres una diosa, lo eres.—Su cabeza rebotó hacia
arriba y hacia abajo con cada palabra y su sonrisa creció con cada asentimiento.
—Oh chica.—Tomé la cerveza que Logan me hizo tomar. — ¿Cómo vas a llegar a casa?—
Becky me señaló con el dedo. — ¿Cómo vas a volver a casa, señorita? ¿O estás durmiendo
aquí... con tu novio?—
—No te preocupes—, la voz de Adam vino de detrás de mí. —Le prometí a los padres de
Becky que la cuidaría. No querían que asistiera a una fiesta de los Kade, pero los convencí.
Además, creo que Lydia se quedará en casa de Becky esta noche.—Me sonrió un poco, pero
capté la aprensión en sus entrañas.
Becky la empujó.
—Quiero decir, algún día....tal vez...no.— Colgó la cabeza, pero se levantó con una brillante
sonrisa. —Olvidé decírtelo. Jessica te está odiando ahora mismo. Está tan celosa de ti.
Tienes a Logan Kade. ¿Puedes creerlo? Bueno... supongo que puedes, pero aun así estás
saliendo con Logan Kade.—
Me arrojaron un brazo alrededor del hombro y cerré los ojos. Hablando del diablo...
No necesitaba mirar para saber que una sonrisa de satisfacción estaba en la cara de Logan
mientras me ponía en su contra. —¿Cuándo ocurrió este fenómeno?—
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Los ojos de Becky se abrieron de par en par, pero Lydia se acercó con una sonrisa
secreta. — Tal vez cuando te diste cuenta de que no podías ignorar sus llamadas. Quiero
decir, ella vive contigo, ¿verdad?—
Logan se echó hacia atrás frunciendo el ceño. Su brazo se apretó sobre mis
hombros. —¿Estás diciendo que estoy saliendo con ella?— Me echó una
mirada. —Tus amigas apestan.— 384
Lydia se sonrojo.
—Estoy harta de que la gente diga que Sam no tiene buenas amigas. Soy su amiga. Soy su
mejor amiga, aunque ella no lo sepa, pero sé que lo soy.—
Su dedo se volvió a levantar. —Y será mejor que la trates bien, no como a su último novio.
Apestaba— Se golpeó el pecho con una cerveza en la mano. —Lo sé. Soy su primo. Puedo
decir eso. Y él la engañó. Era un tonto. Será mejor que no la engañes, Logan Kade.—
Una mirada de admiración se arraigó en sus ojos, pero no paró de decir: —¿Y si lo hago?—
Ella se adelantó y golpeó su pecho contra el de él. El movimiento no era suave y se habría
tropezado si Adam no le hubiera agarrado del codo.
Luego, con una risa que sonaba diferente, me apretó de nuevo contra él y me besó el
costado de la cabeza. —No te preocupes. Seré tu novio todo el tiempo que quieras que lo
sea.— Miró a Becky. —Espero no encontrarte en un callejón oscuro, pequeña.—
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—Yo también tengo movimientos, pequeña Red.— Logan agitó la cabeza y se rio en voz
baja antes de darme un golpecito en el brazo y se fue.
—¡Lydia!—
Me encogí de hombros.
—¿Decirnos qué?—
—¡Hey, amigo! — Mark Decraw se abrió paso entre la multitud y le puso una mano en el
hombro a Adam.
Adam puso una mueca de dolor. —Sí, me llevó más tiempo del que pensaba. Perdón por la
espera.—
—No quiero hablar de ello.— Me crucé de brazos sobre el pecho y esperé. Mi corazón
empezó a latir con fuerza. ¿Qué derecho tenía a hablar de las luchas de mi familia? No era
de la familia. No sabía nada al respecto.
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Lo mismo hizo Lydia mientras los ojos de Becky estaban pegados a mí mientras hablaba, —
¿Qué hay arriba?—
Lydia y Becky hicieron contacto visual y se agacharon para reírse. Adam frunció más el
ceño y empezó a rascarse la cabeza.
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No estaba segura de lo que se suponía que debía hacer. ¿Me unía a ellos? ¿He fingido que
no sabía de qué hablaba Mark? ¿He fingido que era amiga de Adam otra vez? No tenía ni
idea, pero sabía que ahora estaba separado del grupo. Mi relación con los Kades me había
elevado más que la de mis amigos, pero si ellos estaban así con la suposición de que me
acostaba con Logan, ¿Cómo serían cuando supieran que era Mason?
Cerré los ojos mientras sentía la necesidad de encontrar la cinta de correr en el gimnasio
del hotel. Ya estaba cerrada, pero estaba seguro de que el nombre Kade tenía algo de
influencia.
—Oh, hola—, Mark intentó sonar normal. Fracasó. — Ahí están Pete y la tripulación. Los
veré más tarde. Sam...—
Sacudí la cabeza con un movimiento de cabeza, pero no pude mantener el ceño fruncido.
¿Quién se creía que era ahora porque tenía conocimiento de mi familia?
Las cabezas de Becky y Lydia se aplastaron juntas, pero Adam me tiró hacia atrás, lejos de
ellas. Me dijo al oído: —Cálmate. Mark no quiso decir nada con eso.—
Yo siseé, —Él no me conoce. ¿No sabe nada y ahora me habla de mi vida? ¿Quién demonios
se cree que es?—
—Porque quiere dar la noticia de que cree que su madre y el entrenador se van a casar,
pero no sabe cómo.—
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—Sí.— Adam levantó una mano por la parte de atrás de su cabeza y se frotó el cuello. —
Cree que deberías saberlo, pero supongo que es algo espontáneo. Va a ser de la familia,
Sam. Ya está saliendo de la ira de Miranda.—
Cerré los ojos. No podía hacer otra cosa. Y me quedé ahí parada.
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Adam agarró mis hombros para acercarme. Me encogí de hombros. Y pude oír la amargura
en su voz. — Mira, Stewart no quiere que ninguno de nosotros sea tu amigo, mucho menos
que hable contigo. Le dije que se fuera al infierno y Mark también. Está haciendo esto por
su madre y por el entrenador y, de alguna manera extraña, por ti también. Se siente mal
por tu situación.—
—Lo sé. Todos lo sabemos y creo que eso es lo que más molesta a Miranda, pero eso no
cambia el hecho. Tienes otro año en la Academia, te falta poco para el resto de este año.
Mira, las chicas no irán contra Miranda. Puede que no todos estén de acuerdo con ella, pero
no irán en su contra. Si tú...—
Una mano me envolvió la cintura y me tiró hacia atrás. Cerré los ojos porque no necesitaba
mirar. El calor y la lujuria me bañaron cuando Mason me instó a que me diera la vuelta con
una mano en la cadera. Una vez me encontré con su mirada y cuando vi las ardientes
profundidades allí, supe que el juego había terminado. Fui barrida contra su pecho y
excavada allí mientras él comenzaba a frotarme la espalda mientras que la otra me
acurrucaba con la cabeza hacia él. Habló sobre mí:
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—Mase, ¿por qué abrazas a mi novia?—Sonaba brillante, alegre. Luego se puso serio. —Ah,
lo tengo. Hora de la verdad, ¿eh? Quinn, ¿por qué siempre estás cerca de Sam? Debes
tener una erección cada vez que hablas con ella, o piensas en ella, o la hueles... ¿Usas la
loción de tu mamá? la cosa que huele bien cuando te la sacudes?—
Se me abrieron los ojos, pero sabía que no podía dar la vuelta. Lo tenía por toda la cara.
Estuve en sus brazos un minuto y quería arrastrarlo a una habitación. Mi cara estaba
caliente y podía imaginarme cómo estaría el resto de mí cuerpo. Me llamarían puta
después de esto y se quedaría. Yo lo sabía.
Cuando empecé a girar, Mason me mantuvo en su lugar. Su voz era áspera mientras
cerraba la puerta, — Aléjate de ella, Quinn. Si sigues intentando meterte en sus pantalones,
vamos a tener un problema.—
Logan se puso de lado a nuestro lado. Sentí su presencia junto a Mason. — Y deja de jugar
al juego de los tontos. Ya sabes de qué estamos hablando.—
Hubo silencio durante un latido y luego la risa de Adam se desvaneció. — ¿Hablan en serio?
¿Crees que no sé lo que estás haciendo con ella? Sólo te estás divirtiendo con ella. La estás
usando para cabrear a tus padres. Mark me ha contado un poco. Creí que Sam tenía
problemas con su padre, pero vosotros dos...—
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Fui transferida a los brazos de Logan en un instante, pero me di la vuelta a tiempo para ver
a Mason atacar a Adam. Lo golpeó hacia atrás y luego le cogió por la camisa y lo golpeó
contra la pared. Adam no se defendió, pero los dos se miraron el uno al otro mientras
Mason se acercaba. Su boca se movió y la cara de Adam se puso blanca. Perdió más y más
color a medida que Mason continuaba hablando en su oído. Entonces, después de que
Mason se detuviera y mantuviera su mirada durante un largo segundo lleno de tensión, dio 389
un paso atrás y le dio un último puñetazo en el costado de la cara de Adam.
Cayó, pero no lo dejó inconsciente. Mientras yacía en el suelo, miró a Mason con miedo.
Nadie se puso de su lado, pero Becky se abrió paso entre la multitud y se arrodilló a su lado.
Ella tocó el costado de su cara, pero miró con ira a Mason. —¿Cuál es tu problema? Es un
buen tipo.—
— Quinn no es el héroe que tu amiga cree que es. Es hora de que lo sepa.—
Pero la escena que se desarrollaba ante mí me cautivó cuando Mason puso sus manos en
sus caderas y miró a mi amiga con pesar. Salí de la bodega de Logan y me puse a su lado
mientras él le hablaba: — ¿Crees que es un buen tipo? Te usó para llegar a ella.—
Mason agitó la cabeza. —Soy un chico. No tenía que decir ni una maldita palabra. Ha
estado olfateando a Sam desde que terminó con el otro tipo.—
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Se me rompió el corazón. Era una niña pequeña en ese momento. Cerré los ojos cuando
una sensación de dejavú me atravesó. Ella sonaba como me sentía cuando entré en mi casa
y me dijeron que íbamos a dejar a mi papá.
Destrozada.
—Sam.— Adam habló esta vez. Se sentó con una mano aun acunando el costado de su
cara. — Sólo díselo. Cuéntaselo todo.— 390
Mi lengua era gruesa mientras yo luchaba, — Adam me dijo que te estaba usando para
llegar a mí. Me lo admitió, Becky. Fuiste la única con el que hablé después de enterarme de
que Jeff hizo trampa. Y él sabe lo mío con Mason...—
—¿Tú y Mason?— Los ojos de Lydia se estrecharon cuando se paró detrás de ellos. —
Pensé, pero entonces...—
Logan gritó: —¡Sois unos estúpidos! Los dos están juntos. Están enganchados a la cadera,
literalmente ahora mismo. Estoy empezando a cabrearme. ¿Por qué es tan fácil pensar que
está conmigo, pero no con mi hermano?—
—Porque tú eres tú...— Miranda habló. La Élite se había unido a la multitud que nos
rodeaba. — Y él es...—
— ¿Soy qué?—
—Nada.— Se cerró la boca con pinzas y sus mejillas se pusieron rosadas. Ella no miró para
otro lado cuando él se acercó a ella.
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Se paró delante de Logan y lo empujó hacia atrás. —¿Qué estás haciendo? Estás
empeorando las cosas.—
—¿Lo estoy?— La comisura de su labio se acurrucó, pero su tono era hostil. —¿No puedes
soportar oír que todos piensan que eres mejor que yo?—
Mason tiró de él y le susurró al oído. Mientras hablaba, el pecho de Logan empezó a subir y
bajar. Su boca se apretó y sus ojos se aplastaron, y luego lo empujó hacia atrás en un 391
violento empujón.
—Logan.—
—Para—, le gruñó y empujó entre la multitud. Cuando fue tragado, Mason se paró allí y lo
miró fijamente. Algo cambió entonces. Se volvió hacia Miranda y un aura mortal se
apoderó de él.
Me quedé boquiabierta al ver a Nate. Me mostró una pequeña sonrisa, pero instó a su
mejor amigo a que se alejara de la multitud. Me apresuré a seguirlos y los encontré en un
rincón privado para oír las últimas palabras: — Yo me ocuparé de ella. —
Mason me tiró hacia atrás y me levantó, así que lo rodeé con mis piernas. Me sostuvo en su
lugar, pero me dijo por encima del hombro:
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—¿Podrías dejar de actuar como si este fuera mi primer trabajo? Hemos estado haciendo
esta mierda durante años. No es que no sepa cómo manejar a Logan, sabes. Soy su
amigo.—
—Ha superado lo de Tate. Sabía que estabas siendo un buen hermano.— 392
Nate agitó la cabeza. — Por mi bien, llévala atrás y sé feliz. Los dos. Todo se arreglará.
Logan será su yo normal mañana.—
—Es una mala noticia, como una muy mala noticia. Escuché que él y Kade no son un buen
equipo juntos.—
La voz de mi propia madre en el teléfono: — Estoy segura de que no es tan mal chico.
Mason parece muy seguro de sí mismo.—
Nunca pregunté, pero estaba segura de que había estado hablando de Nate y ahora empecé
a preguntarme qué significaba. Nate había sido amable conmigo, pero vi un lado diferente
de él cuando me respondió. — Haré que se tire a la reina de tu escuela. Él ya empezó el
trabajo preliminar y ella cayó, cayó muy fuerte.—
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—Lo haré.—
393
Nate se rio en una nota despreocupada. — Sí, me tomó más tiempo del que pensaba. No
sabía que estaría agradecido por una película de piratas que están filmando en Brasil.—
— Sí, lo hicimos.— Él asintió una vez más y luego me llevó a un cuarto trasero.
Mientras me sentaba, encendió las luces y cerró la puerta. Una cama king size estaba en
una esquina con un sofá y un área de cocina al otro lado. Un pequeño baño estaba
conectado y vi un jacuzzi dentro. Un pensamiento fugaz pasó a través de mí, habría
pensado que la gente habría encontrado esta habitación antes de ahora.
Cerró los ojos y apoyó su frente contra la mía. Él exhaló: — Porque soy un imbécil.—
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— ¿Me ama?—
Con la frente contra la otra, él levantó la vista y se encontró con mi mirada. Sus pestañas
tocaron las mías y sentí su aliento contra mis labios. — No creo que lo haga, no de esa
manera.—
Mi corazón latía tan rápido ahora. Era un ritmo continuo. Me quedé sin aliento cuando abrí
la boca. — ¿Me amas?—
Cuando tocó sus labios contra los míos, le oí susurrar: — Sí.— Y luego me hizo rodar por
debajo de él y me perdí. Otra vez.
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CAPÍTULO 40
395
No estaba segura qué hora era la mañana siguiente cuando me desperté. En algún momento
había apagado el reloj de la mesita de noche y una sacudida de calor se apoderó de mí al
recordarlo. Mason estaba tendido al otro lado de la cama. Parpadeé al ver su apretado
trasero. Las sábanas se le habían deslizado hasta el muslo y me sentí tentada a pasar un
dedo por la parte trasera de su pierna y por encima de sus nalgas. Estaban bronceadas,
musculosas y deseosas de mi toque.
—Ni lo pienses—, murmuró por el rabillo de su boca. Uno de sus ojos se abrió lo suficiente
como para verme con su cara presionada contra su almohada. Una media sonrisa se
extendió sobre él y luego tiró de la sábana sobre mi regazo. Estaba envuelta alrededor de
mis piernas y pronto fui arrastrada a sus brazos.
Cuando empezó a hacerme cosquillas bajo el brazo, me alejé, sin aliento. —¡Para!—
—Tú también—. Le devolví el beso y pronto nos hizo rodar de nuestro lado. Nuestras
piernas y nuestros brazos se envolvían entre sí y no pasó mucho tiempo antes de que lo
sentí endurecerse contra mi estómago. —¿Cuánto tiempo tienes la suite?—
Pasó un dedo por mi brazo y sonrió mientras me ponía la piel de gallina. —Mientras mi
madre esté por aquí. Logan y yo no queríamos quedarnos con ella, así que nos quedamos
con esta. Probablemente se quedará con la otra suite hasta que nos echen a todos—.
Me estremecí cuando empezó a plantar besos suaves bajo mi mandíbula. —¿Estará bien? Ya
sabes....sobre mí y esas cosas?—
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Gruñó y cayó de espaldas. —Desde Tate, Logan nunca ha olvidado que ella me deseaba. Él
la amaba, pero ella me quería y se abrió paso a través de él para llegar a mí—. 396
—Sí.— Me miró con tristeza. —No soy exactamente acogedor con las chicas.—
Se encogió de hombros. —Ella había estado sobre mí por un tiempo y nunca la alejé. Tenía
un deseo que aliviar pero ella estaba demasiado borracha. No hicimos nada—.
—Hace tiempo, cuando era joven y estúpido. No he tenido que esforzarme para conseguir
sexo desde hace mucho tiempo. Si lo quiero, puedo elegir a la chica. Básicamente.—
Me tiró hacia abajo, así que me tendí de nuevo sobre él y él levantó sus caderas contra las
mías. —¿Te parece conveniente?— Su voz se quedaba sin aliento mientras tomaba mi
cabeza y volvía mis labios hacia los suyos. Se rozó contra ellos. —Has estado en mi mente
desde esa maldita gasolinera. No pude sacarte de mi cabeza y cuando te mudaste, fue una
tortura. Me pongo duro en el momento en que entras en una habitación.—
—Así que estás diciendo...— Abrí la boca y su lengua se metió. Él tomó el control del beso y
yo probé su desesperación. Me retiré cuando me di cuenta de que era para mí. El hambre
que había en él era insaciable.
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Me puse nerviosa cuando una emoción diferente se apoderó de mí. Mis dientes empezaron
a sonar unos contra otros y mis brazos empezaron a temblar. Mis rodillas se doblaron
cuando traté de levantarme, así que me dirigí al lado más lejano de la cama.
—Lo sé.—
—Sam, no soy estúpido. Has estado encerrada desde que te mudaste. Por eso sales a correr.
Cada vez que empiezas a sentir algo, te paralizas. Lo entiendo. Confía en mí, lo hago. Pero sé
que no estarías conmigo ni harías la mitad de las cosas que haces conmigo si no me
amaras—
—Pero...— No lo había sabido. ¿Por qué no lo había hecho? Una sensación de frío se arraigó
en mis entrañas.
—Oye—, dijo en voz baja y se movió, así que se acercó de nuevo. Se movió a su lado y tiró
de mí, así que me enfrenté a él. Su frente volvió a descansar contra la mía. —Todo estará
bien. Lo prometo.—
—Lo sé.—
—Después de todo lo que ha pasado...— No sabía que estaba temblando hasta que me
envolvió con un brazo y me apretó. El temblor se detuvo y una sensación de seguridad
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comenzó a filtrarse. Esta vez no era una sensación temporal, no se iba a ir después de que él
se fuera de la cama.
—Lo sé.—
Me sonrió y dejó caer sus vaqueros para ponerse unos calzoncillos. Dejó atrás la camisa y
los calcetines cuando me cogió la mano. Me vestí con prisa y terminé de bajar mi camisa
cuando me arrastró detrás de él y salió por la puerta.
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Tan pronto como salimos, su comportamiento bajó. El distante Masón estaba de nuevo en
su sitio, pero su mano seguía sosteniendo la mía. Una sensación zumbante se extendió a
través de mí cuando me di cuenta de que estaba agradecida por el toque. Extrañaba la
sensación de su cuerpo contra el mío y sabía que era adicta. Entonces admití que no quería
dejar esta adicción. Amenazaba con tomar el control de mi vida y eso me parecía bien.
Nate nos miró con una sonrisa mientras nos acercábamos a la cocina y hacía un gesto desde 399
la cafetera. —Llamé por teléfono. Bagels, omelet, tocino, panqueques.— Me ofreció una
taza. —Y café.—
Hubo un momento de silencio antes de que Nate estallara en risa. —Lo siento, amigo. Creo
que voy por tu chica—.
Mason le mostró una sonrisa arrogante y puso un poco de tocino en su boca. —No te
preocupes. La tenía preparada antes de que saliéramos.—
Les eché a los dos un vistazo y me senté en una silla con mi café. Y entonces empecé a ver la
escena que nos rodeaba. Unas cuantas chicas sentadas en la mesa con el cabello recogido en
colas de caballo al azar. Ellas estaban tumbadas en las sillas con bolsas bajo los ojos. Una de
las chicas entrecerró los ojos hacia mí, pero se detuvo a mitad de camino. Levantó una
mano y la dejó caer con un fuerte golpe. —Hola. Estoy muy cansada ahora mismo. Soy
Natalie.—
Ella sacudió un pulgar a su lado. —Estas son Kate y Parker. Vamos a la escuela con estos
imbéciles—.
Nate se rio mientras levantaba a una de las chicas y se sentaba debajo de ella. La sostuvo en
su regazo, pero ella nunca se resistió. El movimiento se había hecho con una facilidad que
hablaba de su historia. Había hecho esto muchas veces con esa chica. Ella se acostó de
nuevo en su pecho y me dio una sonrisa caída. Sus ojos se dispararon por encima de mi
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Había tomado una taza de café para sí mismo y se había echado contra el mostrador más
lejano. En ese momento se lo bajaba de la boca. Un ceño fruncido tomó forma. —¿Nate?—
Y entonces la puerta de la suite se abrió de golpe. Logan entró con los brazos abiertos y una
sonrisa arrogante en la cara. —El trato está hecho.—
Él sostuvo mi mirada durante un minuto y miró más allá de mis hombros de una manera
puntiaguda. Una sensación de malestar se arraigó en mí antes de que me volviera. Todo
parecía en cámara lenta y me congelé al ver a Miranda Stewart en la entrada. No llevaba
nada excepto una larga camisa blanca abotonada que le rozaba por debajo del trasero. Se
podían ver bragas negras de encaje y ella miró de regreso con los ojos muy abiertos. Tragué
cuando vi miedo en ellos. Esa mirada se duplicó cuando ella observó la habitación y yo
también me di la vuelta. Las tres chicas mostraban desprecio en sus rostros y cada una de
ellas no tenía una mirada engreída.
La garganta de Miranda se sacudió hacia arriba y hacia abajo cuando se encontró con mi
mirada.
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Al hacerlo, su garganta se movió de arriba a abajo de nuevo y ella corrió hacia su regazo.
Tan pronto como ella estuvo allí, se acurrucó en sus brazos y se volvió hacia la mesa.
La tercera chica en los brazos de Nate se rio con sus amigos, pero presionó su cara contra el
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brazo de él.
—Logan tiene una nueva novia. Eso es lo que está pasando—. Mason parecía divertido.
Me torcí el meñique para enrollarlo alrededor del suyo y me apoyé en él con todo mi
peso. —¿Fue idea suya o tuya?—
—Mía—.
—No.—
Me di la vuelta en sus brazos y miré hacia arriba. Él miró hacia abajo y la pared se quedó a
un lado. Él era el chico que estaba conmigo en el dormitorio, el que me dijo que me amaba.
Y mi corazón se rompió. No podía dejar de mirar. No podía mudarme. No podía contar su
secreto y cuando regresé mi mirada al grupo supe que todo había cambiado en ese
momento.
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Mason y yo estábamos unidos con ese único motivo. Y cuando un escalofrío de oscura
excitación atravesó mi cuerpo, no quería estar en ningún otro lugar excepto a su lado, sin
importar a dónde nos llevara.
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EL FIN
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Samantha y Mason están juntos. Todo el mundo lo sabe. No todo el mundo está lidiando con
ello. Mientras Mason está listo para darles el dedo medio, hay una que no se rinde. Su
madre. Se emiten amenazas. Se dan ultimátums. Incluso se utiliza el chantaje, pero sólo 403
Samantha puede detener a Analise. Sin embargo, cuando se desencadena un trauma de su
pasado, es posible que ella no tenga el coraje o la fuerza para hacer lo que se necesita. Si
ella no lo hace, el futuro de Mason podría ser destruido.
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