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TERCERA PARTE

DIFUSIÓN DE LA IGLESIA ENTRE LOS GENTILES


Hechos 13
VIAJES MISIONEROS DE SAN PABLO 
En la perspectiva del libro de los Hechos entra el narrar cómo la salvación se extiende
desde Jerusalén hasta los confines de la tierra. Pablo es el instrumento elegido por Dios
para ello (cfr 9,1 5). En esta tercera parte se relatan sus viajes apostólicos extendiendo la
predicación del Evangelio y fundando nuevas comunidades.
VIII. PRIMER VIAJE APOSTÓLICO DE SAN PABLO 
Después de una breve descripción de la comunidad de Antioquía (vv. 1-3), el relato se
detiene en la narración del primer viaje apostólico de San Pablo y San Bernabé por tierras
de Asia Menor. Salieron de Antioquía en la primavera del año 45 y volvieron a esta ciudad
unos cuatro años más tarde. En su ministerio, recorren Chipre y gran parte de las regiones
de Cilicia, Panfilia, Licaonia y Pisidia, se dirigen a judíos y gentiles y fundan comunidades
en los lugares por donde pasan. Más tarde, vuelven a los mismos lugares para confirmarles
en la fe que habían recibido.
Designación de San Pablo y de San Bernabé 
El libro de los Hechos se centra ahora en la iglesia de Antioquía y en la penetración del
mensaje apostólico en el mundo pagano. La iglesia antioquena era una comunidad
floreciente, cuya organización presenta rasgos análogos a los de la iglesia de Jerusalén, con
algunos aspectos diferenciales. Hay en ella unos ministros ordenados que la gobiernan y
atienden con la predicación y los sacramentos (cfr v. 2). Junto a ellos se encuentran profetas
y maestros como miembros cualificados de la comunidad. Los «maestros» eran, en las
primitivas iglesias cristianas, aquellos discípulos versados en la Sagrada Escritura que
habían recibido un encargo de catequesis.
En Chipre y paso por Asia Menor.
Se nos dice incidentalmente que Saulo ha cambiado su nombre y que ahora también se
llama Pablo (v. 9). Éste será el nombre que conservará a partir de ahora en el Nuevo
Testamento. La acción de Pablo sobre Barjesús-Elimas es uno de los pocos milagros
punitivos del Nuevo Testamento.
Predicación en la sinagoga de Antioquía de Pisidia 
El discurso de Pablo en la sinagoga de Antioquía de Pisidia nos informa admirablemente
sobre su manera de presentar el Evangelio a una congregación de judíos y prosélitos.
Describe un cuadro general de la historia de la salvación, donde finalmente sitúa a Jesús
como el Mesías esperado, en el que convergen los caminos de esta historia y las promesas
de Dios. Las diversas etapas que conducen a Jesucristo, incluida la del Bautista, adquieren
en la exposición un carácter transitorio. Lo antiguo y provisional debe hacerse a un lado
para dejar paso en Cristo a lo nuevo y definitivo.
El discurso recoge los que eran temas principales de la predicación apostólica: iniciativa
divina salvadora en la historia de Israel (vv. 17-22), referencia al Precursor (vv. 24-25),
anuncio del Evangelio o kérygma propiamente dicho (vv. 26b-31a), mención de Jerusalén
(v. 31b), argumentos de Sagrada Escritura (vv. 33-37), complemento de doctrina y tradición
apostólica (vv. 38-39) y exhortación final de carácter escatológico –anuncio del futuro–
(vv. 40-41). El texto presenta abundantes semejanzas con los discursos de San Pedro (cfr
2,14ss.; 3,12ss.), especialmente en la proclamación de Jesús como Mesías y en las
numerosas citas de la Sagrada Escritura que se aducen para interpretar el hecho decisivo de
la resurrección como garantía de la divinidad de Cristo.
San Pablo y San Bernabé se dirigen a los gentiles
Pablo esperaba quizá que el cristianismo arraigara entre los judíos, de modo que la
sinagoga entera desembocara pacífica y religiosamente en el Evangelio, que era su natural
culminación según los planes divinos. La experiencia le dio a conocer una realidad muy
distinta, y le enfrentó con el desconcertante misterio de la infidelidad de gran parte del
pueblo elegido, que era su propio pueblo. Sin embargo, la evangelización del mundo
pagano no es una consecuencia del endurecimiento judío. Deriva, por el contrario, del
carácter universal del cristianismo, que ofrece a todos los hombres la única gracia que
puede salvar, perfecciona la Ley mosaica y supera los limites étnicos y geográficos del
judaísmo.
Hechos 14
Evangelización en Iconio y posterior persecución
Lucas denomina aquí «apóstoles» a Pablo y Bernabé (v. 14). Aunque Pablo no pertenece al
grupo de los Doce, para quienes Lucas suele reservar el nombre de Apóstoles, es
considerado y se consideraba a sí mismo Apóstol por razón de su singular vocación (cfr 1
Co 15,9; 2 Co 11,5) y su incansable predicación entre los gentiles. Cuando en los escritos
de los Padres se menciona al Apóstol, y no se concreta más, el término se refiere a San
Pablo, pues es el más citado y comentado, debido a sus numerosas cartas.
En este apretado resumen de la actividad en Iconio (vv. 1-7) se muestra cómo en el
desarrollo de la misión apostólica se cumple a la letra cuanto se había anunciado en el
Evangelio: los signos que acompañan a la predicación (v. 3: cfr Mc 16,15-18), Jesús como
signo de contradicción (v. 4; cfr Lc 2,34), etc.
El relato de la actividad de Pablo en Listra (vv. 8-18) guarda ciertas semejanzas con la
actividad de Pedro. También Pedro curó a un cojo (3,1-10) y también Pedro (10,26), como
ahora Pablo (v. 15), tuvo que corregir a Cornelio diciéndole que era un simple hombre.
Curación de un cojo en Listra
Lapidación de San Pablo
Lucas, siguiendo la enseñanza paulina (cfr v. 22), señala en estos versículos el progreso y la
victoria de la Palabra de Dios, al tiempo que no deja de apuntar que el camino de los
predicadores es un camino de cruz.
Regreso hacia Antioquía
Hechos 15
IX. CONCILIO DE JERUSALÉN
Se podría decir que estos versículos son el centro del libro de los Hechos, no sólo por el
lugar que ocupan sino porque narran el episodio más decisivo para la extensión universal
del Evangelio y su plena difusión entre los gentiles. Están relacionados directamente con la
conversión del pagano Cornelio, hecho del que ahora se extraen, con la ayuda del Espíritu
Santo, todas las consecuencias. Lucas, con el orden que le caracteriza, refiere el origen del
conflicto (vv. 1-5), el desarrollo de la reunión en Jerusalén (vv. 6-29) y las consecuencias
para la Iglesia (vv. 30-35).
Conflicto con los judaizantes en Antioquía
Algunos cristianos de procedencia farisea llegados a Antioquía afirman categóricamente
que no es posible la salvación a quien no se circuncide y practique la Ley de Moisés. Han
aceptado que los gentiles convertidos puedan bautizarse y formar parte de la Iglesia. Pero
no han entendido bien la nueva economía evangélica, y piensan aún que es necesario
hacerse primero judíos y cumplir todos los preceptos y ritos mosaicos. Las graves
afirmaciones de estos discípulos no sólo turban el ánimo de los cristianos antioquenos sino
que comprometen la propagación de la Iglesia misma. Se plantea por lo tanto la necesidad
de una apelación a los Apóstoles y presbíteros, que se encuentran en Jerusalén y llevan el
gobierno de la Iglesia.
San Pablo y San Bernabé van a Jerusalén
Discurso de San Pedro al Concilio
Lucas conserva tres acontecimientos importantes relacionados con el tema planteado: el
discurso de Pedro (vv. 7-11), el de Santiago (vv. 13-21) y el decreto que se envía a las
iglesias (vv. 23-29). El discurso de Pedro, aunque breve, es determinante. Fundado en lo
que Dios le ha hecho comprender con motivo del bautismo de Cornelio (cfr cap. 10), Pedro
resume las discusiones de la larga deliberación (v. 7) y presenta una tesis que coincide con
la de Pablo y Bernabé: no salva la Ley sino la gracia, y por lo tanto la circuncisión y la Ley
misma han quedado superadas por la fe en Jesucristo (v. 11).
Intervención de Santiago
Santiago reafirma, con pruebas de la Escritura, los contenidos del discurso de Pedro: Dios
ha querido hacerse su nuevo pueblo de entre todas las naciones. No obstante, propone que
se guarden unos pocos preceptos rituales contenidos en el Antiguo Testamento.) para evitar
el escándalo de los judíos que vivían en las ciudades de la diáspora (v. 21). También San
Pablo más tarde, con ocasión de la cuestión de las carnes sacrificadas a los ídolos,
proclamará la libertad total del cristiano en lo referente a este tema, pero pidiendo el respeto
debido hacia los más débiles.
Resolución del Concilio
El decreto apostólico resume en breves trazos toda la cuestión: el origen del problema y la
solución. Llama la atención la expresión del v. 28 por la que se presenta la decisión de los
Apóstoles también como obra del Espíritu Santo.
Efectos del decreto
Pablo y Bernabé, acompañados por Judas y Silas (15,22.27.32) vuelven a Antioquía para
confortar a la comunidad y transmitirles el decreto apostólico. Inmediatamente partirán
hacia los lugares evangelizados en el primer viaje apostólico (15,39-41) para transmitirles
aquellas decisiones (16,4).
Algunos manuscritos añaden (v 34): «Pero Silas decidió permanecer allí, de modo que sólo
Judas volvió a Jerusalén».
X. SEGUNDO VIAJE APOSTÓLICO DE SAN PABLO 
Comienza ahora el segundo viaje de San Pablo. Como en el anterior, parte de Antioquía y
regresa otra vez a esa ciudad unos tres años más tarde: hacia la primavera del año 53. La
narración de Lucas ocupa casi tres capítulos, hasta 18,23, donde comienza, sin solución de
continuidad, el tercer viaje apostólico.
Silas, compañero de San Pablo
Comienza el viaje, aunque esta vez Pablo y Bernabé no lo harán juntos. Se separan con
motivo de sus diferencias sobre Marcos.
Hechos 16
Timoteo acompaña a San Pablo
San Pablo toma ahora a Timoteo que tanto le ayudó después en su apostolado (cfr 17,14ss.;
18,5; 19,22: 20,4; etc.). La madre de Timoteo, Eunice, y su abuela Loide eran cristianas y
de ellas había recibido la fe. Como explica San Lucas (cfr v. 3), Pablo lo circuncidó por un
motivo de prudencia pastoral. Nada más comenzada la evangelización, es de nuevo el
Espíritu Santo, llamado aquí Espíritu de Jesús (cfr v. 7), quien la dirige. En el v. 10 ha
comenzado Lucas a escribir en primera persona del plural, dando a entender así que él era
compañero de Pablo en aquel viaje.
Visita a las iglesias de Asia
Paso a Macedonia
Lucas recoge este entrañable relato en el que se dan cita el don divino de la vocación y el
agradecimiento humano. Es, en efecto, Dios quien abre el corazón (cfr v. 14. Pero, después
(cfr v. 15), Lidia muestra su agradecimiento con obras.
Curación de una endemoniada y encarcelamiento de San Pablo
En la mitología griega Pitón era una serpiente que pronunciaba los oráculos de Delfos. De
ahí el nombre de «espíritu pitónico» (v. 16) que se le atribuye a la joven esclava. San Pablo
juzga que es el demonio quien actúa en ella y por eso lo expulsa.
Con la expulsión del espíritu pitónico se produce el primer conflicto entre Pablo y hombres
no judíos. No toma la forma de una revuelta, como en las ciudades de Asia Menor, sino de
una denuncia legal ante los magistrados locales. La reacción de las autoridades (cfr vv. 22-
24) parece desproporcionada.
Bautismo del carcelero
Como en otros lugares del Nuevo Testamento (16,15; 18,8; 1 Co 1,16) se alude aquí (v. 33)
al bautismo de toda la casa. A esa acción apostólica se remite la práctica pastoral de la
Iglesia cuando recomienda el bautismo de los niños.
Liberación y salida de Filipos
La acción de Pablo al invocar su condición de ciudadano romano, y al ejercer su derecho
como tal, pone de manifiesto también que los cristianos, por ser tales, no renuncian a su
condición secular.
Hechos 17
En Tesalónica, dificultades con los judíos 
Tesalónica era la sede del gobernador romano de la provincia de Macedonia. Distaba de
Filipos unos 150 km. Había sido fundada en el siglo IV a.C., y declarada ciudad libre por
Augusto en el año 42 a.C. Poseía una colonia judía, como demuestra la existencia de una
sinagoga. La estancia de Pablo en Tesalónica debió de durar bastantes semanas. Durante
este tiempo recibió algunos donativos de los cristianos de Filipos (cfr Flp 4,16) y hubo de
trabajar para ganarse el sustento (cfr 1Ts 2,9). Fue un periodo de dificultades (cfr vv. 5-8) y
alegrías (cfr v. 4).
Acogida en Berea
En Berea los judíos reciben con espíritu más abierto a Pablo y eso les lleva a creer en el
Señor. Lucas anota explícitamente la nobleza, el interés y la diligencia (cfr v. 11) de
aquellas gentes.
San Pablo en Atenas
El relato sobre la estancia de Pablo en Atenas es de una riqueza de matices admirable. El
narrador apunta el celo del Apóstol y su manifestación en obras de evangelización con
judíos (v. 17) y con paganos (v. 18). En toda la Tradición de la Iglesia, y muy
particularmente en los inicios, se ha tenido presente que también los pueblos paganos han
recibido una cierta manifestación de la Verdad que les prepara para aceptar a Cristo, única
Verdad.
Discurso en el Areópago
Éste discurso, el más extenso de San Pablo predicado a los paganos (cfr 14,15ss.),
constituye probablemente el primer modelo conocido de apologética cristiana: tiende a
mostrar la naturaleza razonable del cristianismo y lo mucho que puede decir en favor de sí
mismo al mejor pensamiento humano. Está evidentemente pronunciado por el mismo autor
de los tres primeros capítulos de la Epístola a los Romanos, que lleva largo tiempo ocupado
en predicar el Evangelio a paganos, según un esquema que habla primero del único Dios
vivo y verdadero y anuncia a continuación a Jesucristo, Salvador divino de todos los
hombres.
Después de una introducción destinada a atraer la atención de los oyentes y anunciar el
tema principal (vv. 22-23), el discurso se divide en tres partes: 1) Dios es el Señor del
mundo y no necesita habitar en templos fabricados por hombres (vv. 24-25); 2) el hombre
es criatura de Dios y depende en todo de Él (vv. 26-27); 3) existe una relación entre Dios y
el hombre, de modo que la idolatría es un gran error (vv. 28 29). Sigue una conclusión en la
que Pablo exhorta a sus oyentes a abandonar sus errores acerca de Dios y decidirse al
arrepentimiento, teniendo en cuenta el Juicio Final que realizará Jesucristo resucitado (vv.
30-31).
Hechos 18
San Pablo en Corinto, con Aquila y Priscila
Pablo debió de llegar muy abatido a Corinto por los sucesos ocurridos en Atenas, y con
gran estrechez económica. Corinto era una ciudad eminentemente comercial y cosmopolita.
Ocupaba el istmo entre dos golfos –hoy unidos por un canal–, y a ella arribaban naves de
todas partes. El ambiente moral no era favorable para la difusión del Evangelio. Las
costumbres relajadas, el exclusivo afán por ganar dinero y honrar a la diosa Afrodita con la
más refinada lujuria podían hacer suponer que no era el lugar adecuado para sembrar la
Palabra de Dios; pero el Señor puede más y su mensaje de salvación es capaz de convertir
los corazones.
Predicación a judíos y gentiles
San Pablo ante Galión
El procónsul Galión del que habla el texto era hermano del filósofo estoico Séneca, nacido
en Córdoba. Sabemos que Galión comenzó a desempeñar el gobierno de Acaya, cuya
capital era Corinto, en julio del año 51. La comparecencia de Pablo ante el procónsul debió
de ocurrir hacia finales del 52. Éste es uno de los puntos mejor establecidos en la
cronología del Apóstol.
Regreso a Antioquía pasando por Éfeso
El Apóstol llega por primera vez a Éfeso, capital del Asia proconsular. Tenía cerca de
200.000 habitantes y era una de las ciudades más florecientes del Imperio. Entre sus
monumentos destacaba el Artemisión o templo de Artemisa (Diana), una de las maravillas
del mundo antiguo. El teatro que dominaba la ciudad tenía capacidad para 23.000
espectadores. En este viaje, Pablo permanece en la ciudad poco tiempo. En el viaje
siguiente Éfeso será, sin embargo, el centro de su misión.
XI. TERCER VIAJE APOSTÓLICO DE SAN PABLO
El tercer viaje apostólico de Pablo comienza, como los anteriores, en Antioquía y acaba con
la partida del Apóstol hacia Jerusalén. El viaje fue largo. Lucas se centra sobre todo en la
actividad desarrollada en Éfeso.
Comienzo por Galacia y Frigia
Apolo en Éfeso y Corinto
El texto nos presenta un excelente ejemplo del modo con que el celo de este matrimonio
cristiano –Aquila y Priscila (v. 26)– redundó en eficacia (vv. 27-28).
Hechos 19
Discípulos de San Juan Bautista en Éfeso
La existencia en Éfeso de un grupo de discípulos que sólo habían recibido el bautismo de
Juan presenta algunas dificultades de interpretación. Puede pensarse que estaban
relacionados con las enseñanzas del Bautista –habían recibido su Bautismo–, y Pablo debió
de considerarlos cristianos en un primer momento. Pero en el Nuevo Testamento la
condición de Cristiano va unida siempre a la recepción del Bautismo de Jesucristo y a la
posesión del Espíritu Santo, y éstos son los pasos que aquellos hombres dan a continuación
(vv. 5-6). En todo caso, en esta escena, el texto señala (v. 6), como otras veces en el libro
de los Hechos, el paralelismo entre la labor de Pablo y la de Pedro.
Predicación y milagros de San Pablo en Éfeso
La actividad de Pablo en Éfeso es descrita por Lucas como un eco de la de Jesús en Galilea
(vv. 11-12), También en cuanto a la forma, con milagros que confirman las palabras, la
acción de Pablo imita el proceder de Jesús.
Quema de libros mágicos
Proyectos de viaje de San Pablo
El éxito del apostolado de Pablo en Éfeso se muestra no sólo porque provoca la
preocupación en los plateros que veían así disminuir sus ganancias, sino también por su
relación cordial con los magistrados de Éfeso: los asiarcas (v. 31). El texto pone en
contraste la actitud interesada de Demetrio y los plateros con la actitud más ponderada del
magistrado (vv. 35-40). En las palabras del magistrado se puede percibir que la excelencia
del mensaje cristiano es capaz de impresionar favorablemente a quienes lo examinan con
buen sentido.
Lucas menciona el término «Camino» (v. 23) para referirse al cristianismo y a la Iglesia.
Probablemente era un término bastante usado por muchos cristianos de la época. Esta
palabra «camino», tenía raigambre bíblica, con el significado de conducta moral y religiosa
e, incluso, de norma de conducta.
Motín de los plateros de Éfeso
Hechos 20
Paso a Macedonia. Comienza el regreso
El narrador retoma ahora el hilo del viaje que había abandonado en 19,22. Este viaje hacia
Macedonia es probablemente el mismo que se menciona en 2 Co 2,12-13. «Cuando llegué a
Tróade, para anunciar el Evangelio de Cristo, aunque se me había abierto una puerta en el
Señor, no hallé sosiego para mi espíritu por no encontrar a mi hermano Tito; así que me
despedí de ellos y salí para Macedonia».
En el v. 7 se encuentra la primera mención explícita del libro de los Hechos a la costumbre
cristiana de reunirse en el primer día de la semana para celebrar la Sagrada Eucaristía 
Celebración de la Eucaristía y resurrección de Eutico
De Tróade a Mileto
La exhortación a los presbíteros de Éfeso es el tercer gran discurso del Apóstol en el libro
de los Hechos, junto a los que dirige a judíos y paganos en Antioquía de Pisidia (13,16ss.) y
Atenas (17,22ss.), respectivamente. Constituye una despedida emocionada en la que Pablo
parece decir adiós a todas las iglesias que ha fundado.
El discurso se divide en dos partes. La primera (vv. 18-27) contiene el breve resumen que
Pablo hace de su abnegada vida en Éfeso al frente de la iglesia que había establecido, así
como los difíciles acontecimientos que barrunta para el tiempo inmediato. Dos secciones
paralelas (vv. 18-21 y 26-27) encuadran un pasaje central (vv. 22-25). En la segunda parte,
el Apóstol habla encendidamente sobre la misión y tarea de los presbíteros. Dos series de
recomendaciones (vv. 28-31 y 33-35) se agrupan también en torno a un versículo eje (v.
32). Las recomendaciones que hace aquí son muy semejantes a las que encontramos en las
cartas pastorales a Timoteo y Tito.
Todo el discurso del Apóstol pone de manifiesto que su ministerio ha ido siempre
acompañado de la abnegación y puede, por eso, servirles de ejemplo.
Discurso de despedida a los presbíteros de Éfeso

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