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Enséñanos el camino,
muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos el rumbo
como personas débiles y pecadoras.
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Vademécum, 4.4. Esta “Hoja de ruta” debe ser aplicada en consonancia con el Documento Preparatorio y el
Vademécum en su integridad, documentos que se encuentran en línea en el sitio www.synod.va. Esta adaptación
ha sido preparada por la Comisión Teológica del SPEC para la promoción del Proceso Sinodal en Colombia.
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Vademécum, Proemium.
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EL PAPEL DEL OBISPO EN EL PROCESO SINODAL 3
La sinodalidad no existe sin la autoridad pastoral del Colegio Episcopal, bajo el primado del
Sucesor de Pedro, así como no puede existir sin la autoridad pastoral de cada Obispo
diocesano en la Iglesia Particular confiada a su cuidado. El ministerio de los obispos es ser
pastores, maestros y sacerdotes del culto sagrado. Su carisma de discernimiento los llama a
ser auténticos tutores, intérpretes y testigos de la fe de la Iglesia. En y
desde las Iglesias locales existe la única Iglesia Católica (LG, 23). La plenitud del Proceso
Sinodal solo puede existir verdaderamente con la participación de las Iglesias locales, que
requieren la participación personal del Obispo diocesano. “En virtud de esta catolicidad, cada
una de las partes colabora con sus dones propios con las restantes partes y con toda la Iglesia, de tal
modo que el todo y cada una de las partes aumentan a causa de todos los que mutuamente se
comunican y tienden a la plenitud en la unidad” (LG, 13). La diversidad de las Iglesias locales y
su contexto y cultura aportan diferentes dones al conjunto, enriqueciendo todo el Cuerpo de
Cristo. Esta es la clave para comprender el camino de sinodalidad de la Iglesia.
Por lo tanto, el papel principal del Obispo diocesano en este Proceso sinodal es facilitar
la experiencia sinodal de todo el Pueblo de Dios en el camino hacia una Iglesia más sinodal.
El Obispo diocesano tiene un papel clave en la escucha del Pueblo de Dios en su Iglesia
diocesana. Bajo la inspiración del Espíritu Santo, el Obispo debe discernir cuáles
son los procesos que podrían resultar más fructíferos para la escucha del Pueblo de Dios en
su diócesis, en el camino de sinodalidad emprendido por toda la Iglesia. Para ayudar al
Obispo diocesano en esta tarea, es necesario que él mismo nombre el Delegado y/o Equipo
Diocesano para que la Secretaría General del Sínodo, a través de la Conferencia Episcopal,
pueda ponerse en contacto. Juntos, pueden lograr un discernimiento fundamentado en
la oración. El Obispo está llamado a participar activamente en la fase diocesana de
este Proceso Sinodal; su vinculación debe fomentar el diálogo abierto en medio de la
diversidad del Pueblo de Dios.
Al mismo tiempo, el obispo debe asegurar que se reserven los medios adecuados, incluidos
recursos financieros, logísticos, técnicos y de personal. El obispo también es responsable de
fomentar la participación de diversos grupos e individuos para que el
Proceso Sinodal sea un camino verdaderamente colaborativo, apoyado en la amplia
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Vademécum, 4.2.
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participación de los fieles y alcanzando la plena diversidad del Pueblo de Dios: sacerdotes,
diáconos, religiosos y religiosas, consagrados - hombres y mujeres -, y laicos en general. Las
estructuras diocesanas que ya ejercen de hecho la sinodalidad pueden ser un apoyo vital en
este sentido, en particular el Consejo Pastoral Diocesano, el Consejo
Presbiteral, los Consejos Pastorales Parroquiales, etc.
El Obispo podría pensar en redactar una “carta personal” o incluso un video en el que invite
y anime a todos en la diócesis a participar en el proceso de escucha, diálogo y consulta. Se
recomienda que la fase diocesana del Proceso Sinodal se abra y se cierre con una celebración
litúrgica, que puede presidir el Obispo.
Durante el proceso de consulta, el papel clave del obispo es escuchar. Aunque la vinculación
personal del Obispo diocesano en el proceso de escucha puede tener variadas expresiones,
sin embargo, se le recomienda su atenta participación cuando se trata de estar atentos a la voz
de los fieles. Además de participar en sesiones de escucha grupales en toda la diócesis, el
obispo puede convocar pequeñas reuniones comunitarias particulares, si así lo desea,
invitando a representantes de una particular realidad pastoral (transversal) de la diócesis,
especialmente a los de las periferias. Además, también puede revisar los
resultados obtenidos de las consultas a medida que va avanzando el proceso y discernir qué
está diciendo el Espíritu Santo a través de las personas confiadas a su cuidado. De manera
periódica, el Obispo debe reunirse con el Delegado para el Proceso Sinodal y su Equipo para
revisar el progreso de la consulta y abordar cualquier desafío que se presente. Se debe tener
cuidado para asegurar que la presencia del Obispo y del clero no interfieran o sofoquen en
los aportes auténticos y sin restricciones de los fieles, especialmente en circunstancias en las
que ha habido un escándalo, o simplemente debido a deferencia cultural.
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EL PAPEL DE LOS SACERDOTES Y DE LOS DIÁCONOS
EN EL PROCESO SINODAL4
El ministerio de los sacerdotes y de los diáconos tiene dos puntos de referencia vitales: por
un lado, el obispo diocesano; y por otro, las personas confiadas a su cuidado pastoral. Así, el
clero presente en la Iglesia local constituye un punto de conexión útil entre el obispo y las
personas a las que sirve. Esto confiere a los sacerdotes y a los diáconos un rol clave para
caminar juntos en medio del Pueblo de Dios, unidos al obispo y al servicio de los fieles.
Deben aprender a comunicar al pueblo en nombre del obispo, y también comunicar al obispo
en nombre del pueblo. Están llamados a ser agentes de comunión y de unidad en la
construcción del Cuerpo de Cristo, a ayudar a los fieles a ir adelante juntos, caminando unos
con los otros en el corazón de la Iglesia. El clero es, del mismo modo, un heraldo de la
renovación, atento a las necesidades cambiantes de su rebaño y señalando cómo como el
Espíritu Santo abre nuevos caminos. En fin, están llamados a ser hombres de oración que
promuevan una experiencia genuinamente espiritual de la sinodalidad, para que el Pueblo de
Dios pueda estar más atento al Espíritu Santo y escuchar juntos la voluntad de Dios.
En este sentido, los sacerdotes y los diáconos tienen un rol crucial en el acompañar a todo el
Pueblo de Dios en el camino de la sinodalidad. Sus esfuerzos por promover y poner en
práctica un modo más sinodal de ser Iglesia de Cristo son de vital importancia. Los sacerdotes
y diáconos pueden sensibilizar sobre la naturaleza sinodal de la Iglesia y el significado de la
sinodalidad en las parroquias, ministerios y movimientos a los que sirven. También están
llamados a apoyar, animar, promover y facilitar el desarrollo de la fase diocesana del Proceso
Sinodal en la Iglesia local. Lo hacen a través de los órganos de participación ya establecidos
en la diócesis, como el Consejo Pastoral Diocesano, el Consejo Presbiteral y los Consejos
Pastorales Parroquiales. Se pide específicamente la participación de los órganos “sinodales”
de las Iglesias locales, de modo particular la participación del Consejo Presbiteral y del
Consejo Pastoral (DP, 31).
El Documento Preparatorio nos dice que, en el ministerio de Jesús, “la elección de los
apóstoles no es el privilegio de una posición exclusiva de poder y de separación, sino la gracia
de un ministerio inclusivo de bendición y de comunión. Gracias al don del Espíritu del Señor
4
Vademécum, 4.3.
4
resucitado, ellos deben custodiar el lugar que ocupa Jesús, sin sustituirlo: no para poner filtros
a su presencia, sino para que sea más fácil encontrarlo” (DP, 19). Así, todo el clero, dotado
de los dones y carismas sagrados recibidos por su ordenación, tiene un rol fundamental para
que esta experiencia sinodal sea un auténtico encuentro con Cristo resucitado, fundado en la
oración, nutrido por la celebración de la Eucaristía e inspirado por la escucha de la Palabra
de Dios.
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HOJA DE RUTA EN LAS IGLESIAS PARTICULARES
1. Elegir uno o dos delegados diocesanos (clérigo, religioso (a) o laico) cuyo nombramiento
estará vigente incluso más allá de 2023, si así lo dispone el Obispo. Si son dos, se recomienda
que uno sea mujer (Cf. Anexo A).
3. Discernir el mejor camino para actuar el proceso de escucha con base en el contexto real
de cada Iglesia Particular (El Obispo se puede apoyar en los órganos de participación en la
Iglesia: Colegio de Consultores, Consejo Pastoral Diocesano, Consejo Presbiteral, etc.).
4. Planear la participación amplia usando diversas plataformas y métodos5 para que haya
diversas reuniones de consulta sinodal alrededor de la diócesis (cf. Anexo B):
- respuestas individuales a cuestionarios
- encuentros grupales (presenciales y/o virtuales) a nivel parroquial/ arciprestal/vicarial o a
nivel de movimientos o realidades supraparroquiales
- foros presenciales o virtuales en colegios, universidades y mundo académico, de la salud,
de la cultura, etc.
- plataformas virtuales para la participación
- Encuentros para grupos con capacidades especiales o dificultades del lenguaje, para
sectores marginados o de periferia
- Medios adecuados para vincular a los alejados de la Iglesia (cine, deporte, cultura, etc.) y
proponerles la consulta
Destinar presupuesto, instalaciones físicas, recursos humanos, sistemas de
gestión de información, etc.
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El Vademécum sugiere estudiar el proceso de escucha de algunas experiencias sinodales como, por ejemplo,
la Asamblea Eclesial para América Latina y el Caribe (cf. www.asambleaeclesial.lat) cuya metodología se basó
en encuestas particulares, encuestas grupales, foros virtuales, encuentros parroquiales, etc.
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5. El equipo diocesano puede apoyarse en coordinadores y equipos
parroquiales /supraparroquiales para gestionar la participación (lo ideal sería que cada
parroquia contara con un coordinador/equipo del camino sinodal).
9. Sínodo diocesano.6 Se recomienda que el proceso diocesano de consulta culmine con una
experiencia de sínodo que cuente con una amplia participación del Pueblo de Dios, incluya
una celebración litúrgica y permita “orar, escuchar, reflexionar y discernir” los resultados del
proceso de escucha diocesano (cf. Anexo C).
10. Preparar y enviar la síntesis diocesana (cf. Anexo D) en la fecha señalada por la
Conferencia Episcopal, antes de su Asamblea Ordinaria CXII, con una extensión máxima de
diez (10) páginas. Los Delegados diocesanos del Proceso Sinodal deben mantener su
nombramiento al menos hasta la realización de la XVI Asamblea General Ordinaria
del Sínodo de los Obispos (Roma, octubre de 2023) teniendo presente, además, que
el Proceso sinodal es el comienzo de una nueva etapa eclesial permanente.
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El Vademécum lo llama “Asamblea Pre-Sinodal”, sin embargo, en la perspectiva de las últimas intervenciones
de la Secretaría General del Sínodo se ha llamado “Sínodo Diocesano” en razón de que la XVI Asamblea
General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (2023) no agota el “Sínodo 2021-2023”.
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NO OLVIDAR ESTOS INGREDIENTES EN LA EXPERIENCIA SINODAL7
Celebración litúrgica de inicio, encuentros de consulta y reflexión en grupos pequeños,
favorecer momentos de silencio y oración, conversaciones informales, experiencias
compartidas (expresiones artísticas, juveniles, con personas vulnerables y con capacidades
diferentes, ancianos, etc.) convocación de una gran asamblea diocesana (sínodo) y una
celebración litúrgica conclusiva.
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Vademécum, 4.5.
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Vademécum, 5.2.
9
Vademécum, 5.3.
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DIEZ EJES TEMÁTICOS CON PREGUNTAS ESPECÍFICAS PARA ILUMINAR
LA PREGUNTA FUNDAMENTAL:
II. ESCUCHAR La escucha es el primer paso, pero exige tener una mente y un corazón
abiertos, sin prejuicios. ¿Hacia quiénes se encuentra “en deuda de escucha” nuestra Iglesia
particular? ¿Cómo son escuchados los laicos, en particular los jóvenes y las mujeres? ¿Cómo
integramos las aportaciones de consagradas y consagrados? ¿Qué espacio tiene la voz de las
minorías, de los descartados y de los excluidos? ¿Logramos identificar prejuicios y
estereotipos que obstaculizan nuestra escucha? ¿Cómo escuchamos el contexto social y
cultural en que vivimos?
III. TOMAR LA PALABRA Todos están invitados a hablar con valentía y parresia, es decir
integrando libertad, verdad y caridad. ¿Cómo promovemos dentro de la comunidad y de sus
organismos un estilo de comunicación libre y auténtica, sin dobleces y oportunismos? ¿Y
ante la sociedad de la cual formamos parte? ¿Cuándo y cómo logramos decir lo que realmente
tenemos en el corazón? ¿Cómo funciona la relación con el sistema de los medios de
comunicación (no sólo los medios católicos)? ¿Quién habla en nombre de la comunidad
cristiana y cómo es elegido?
IV. CELEBRAR “Caminar juntos” sólo es posible sobre la base de la escucha comunitaria
de la Palabra y de la celebración de la Eucaristía. ¿Cómo inspiran y orientan efectivamente
nuestro “caminar juntos” la oración y la celebración litúrgica? ¿Cómo inspiran las decisiones
más importantes? ¿Cómo promovemos la participación activa de todos los fieles en la liturgia
y en el ejercicio de la función de santificación? ¿Qué espacio se da al ejercicio de los
ministerios del lectorado y del acolitado?
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en vista de un eficaz testimonio cristiano? ¿Cómo funciona la colaboración en los territorios
donde están presentes diferentes Iglesias sui iuris diversas?
VII. CON LAS OTRAS CONFESIONES CRISTIANAS El diálogo entre los cristianos
de diversas confesiones, unidos por un solo Bautismo, tiene un puesto particular en el
camino sinodal. ¿Qué relaciones mantenemos con los hermanos y las hermanas de las otras
confesiones cristianas? ¿A qué ámbitos se refieren? ¿Qué frutos hemos obtenido de este
“caminar juntos”? ¿Cuáles son las dificultades?
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ANEXOS DEL VADEMÉCUM
Cada diócesis debe seleccionar una o dos personas para que sirvan como contacto
diocesano (Delegado-s). Si es posible, conviene organizar un equipo de personas para su
apoyo. Se recomienda un modelo de co-liderazgo, en lugar de nombrar a un único delegado
- contacto, ya que esto refleja la naturaleza sinodal del proceso. Sus funciones son:
Servir como punto (s) de referencia para las parroquias y otros grupos eclesiales en
la diócesis sobre la consulta sinodal.
Servir como contacto principal para el Obispo diocesano con respecto al Proceso Sinodal.
Trabajar de manera sinodal con un equipo para definir cómo se desarrollará el proceso
diocesano de escucha y recopilar, analizar y sintetizar los resultados de la consulta en toda la
diócesis.
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6. Invitar a cada ministerio laical, movimiento, comunidad eclesial y departamento/oficina
dentro de la diócesis para brindar información sobre las preguntas incluidas en
el Vademécum y el Documento Preparatorio desde el punto de vista de su ministerio o
enfoque específico. Cada uno de estos grupos puede celebrar su propia consulta o trabajar
junto con otro y/o con parroquias de la diócesis. Deben hacerse esfuerzos para involucrar a
todos los diversos apostolados, culturas, comunidades, grupos, iniciativas y esfuerzos
ecuménicos/interreligiosos dentro de la diócesis en el proceso de consulta, fomentando una
auténtica experiencia de sinodalidad en la Iglesia local.
8. Desarrollar métodos para recibir aportes del proceso de consulta en toda la diócesis y
comunicar este proceso a parroquias, grupos diocesanos, religiosos, comunidades y
movimientos, involucrando la participación más amplia posible.
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12. Analizar y sintetizar los aportes recogidos, desarrollando una síntesis con extensión
máxima de diez páginas, que deberá enviar a la Conferencia Episcopal en el plazo
establecido. Esta síntesis debe ser redactada en conjunto con el Equipo Diocesano, en
colaboración con el Obispo y/o su designado (véase el Anexo D).
PERFIL:
El Delegado o los Delegados (de estado clerical, laical o consagrado) y el equipo deben
tener las siguientes cualidades:
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B. GUÍA SUGERIDA PARA ORGANIZAR ENCUENTROS GRUPALES DE
CONSULTA SINODAL
Las reuniones de consulta sinodal pueden organizarse entre varios grupos en una parroquia
o reuniendo a diversos grupos de diferentes parroquias. Otros organismos diocesanos o
religiosos supraparroquiales y las organizaciones de laicos también pueden celebrar
reuniones de consulta.
A menudo es muy fructífero para los participantes reflexionar sobre el camino que ha
recorrido su comunidad local hasta la actualidad. ¿Cuál ha sido la historia de la vida de fe de
la comunidad? ¿Cómo esta comunidad ha logrado llegar al estado en el que se encuentra
ahora? ¿Cómo ha estado presente Dios en esta historia? Recordar juntos el pasado ayuda a
construir la comunidad y a trazar un camino futuro.
Para ayudar a las personas a explorar esta pregunta fundamental con profundidad, diez ejes
temáticos han sido desarrollados para resaltar aspectos significativos de la "vivencia de
la sinodalidad" (DP, 30). Las preguntas que acompañan a cada uno de los diez temas se
pueden utilizar como punto de partida o guía útil para enriquecer la consulta. Estas preguntas
se pueden encontrar en la quinta parte del Vademécum y una versión más detallada está
disponible en el material adjunto en el sitio web del Sínodo.
6. Debe garantizarse que haya suficientes facilitadores de grupo, de acuerdo con el método y
formato elegidos de la reunión de consulta, que hayan sido adecuadamente
preparados para acompañar el proceso. El equipo de personas que prepararán la síntesis
grupal también debe ser elegido con antelación.
8. Puede usarse un método adecuado para el diálogo grupal que esté en consonancia con los
principios de la sinodalidad. Por ejemplo, el método de Conversación Espiritual promueve
participación activa, escucha atenta, habla reflexiva y discernimiento espiritual. Los
participantes forman pequeños grupos de aproximadamente 6-7 personas de diversa
procedencia. Éste método puede emplearse aproximadamente durante una hora y
comprende tres rondas. En la primera ronda, todos se turnan por igual para compartir el fruto
de su oración, en relación con las preguntas de reflexión distribuidas previamente (véase el
No. 5 del presente anexo). No hay discusión en esta ronda y todos los participantes
simplemente escuchan profundamente a cada persona y contemplan cómo el Espíritu Santo
se mueve dentro de sí, dentro de la persona que habla, y en el grupo en su conjunto. Esto es
seguido por un tiempo de silencio para evidenciar la moción interior del Espíritu. En la
segunda ronda, los participantes comparten lo que más les impresionó de la primera ronda y
lo que los conmovió durante el tiempo de silencio. Un poco de diálogo puede también ocurrir,
y se mantiene la misma atención espiritual. Una vez más este momento es seguido de un
tiempo de silencio. Finalmente, en la tercera ronda, los participantes reflexionan sobre lo que
parece estar resonando de manera general en la conversación y lo que los conmovió más
profundamente. Pueden indicarse ideas e incluso preguntas no resueltas. Oraciones
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espontáneas de acción de gracias pueden concluir la conversación. Por lo general, cada grupo
pequeño tendrá un facilitador (coordinador) y tomador de notas (o secretario).
9. Una vez que el diálogo grupal ha tenido lugar, los participantes deben revisar y compartir
sobre su experiencia del proceso dentro de su pequeño grupo. ¿Cómo fue su experiencia?
¿Cuáles fueron los altibajos? ¿Qué ideas nuevas e iluminadoras han descubierto? ¿Qué han
aprendido sobre el proceso del camino sinodal? ¿Cómo estuvo Dios presente y obrando
durante este encuentro?
10. Los participantes deben decidir sobre los resultados que desean comunicar al equipo de
organización/facilitadores. Las preguntas orientadoras para la síntesis diocesana
como está descrito en la Parte 4 del Vademécum se pueden utilizar como base para esta
retroalimentación en el nivel local (véase también el anexo D).
11. Todos los participantes que se encuentran en los distintos grupos pueden reunirse para
concluir la asamblea. Un representante de cada pequeño grupo podría compartir en
plenaria la experiencia del grupo. Los participantes deben ser informados sobre la siguiente
etapa del Proceso Sinodal de modo que se enteren cómo su aporte contribuirá a la
Iglesia Universal. Es recomendable que la reunión concluya con una oración o canto de
acción de gracias.
12. Después de la reunión, los miembros del equipo organizador/de facilitadores pueden
reunirse para revisar toda la experiencia y preparar la síntesis basada en los comentarios
enviados por todos los grupos pequeños. Luego pueden enviar su síntesis al Delegado y
Equipo Diocesano.
13. Si las personas no pueden asistir a una reunión presencial o virtual, se deben hacer
esfuerzos para comunicarse con ellos a través de mensajes de texto, llamadas telefónicas,
radio u otros medios apropiados. Es importante que hagamos todo lo posible para escuchar
las voces de todos, especialmente de aquellos que están marginados. Para obtener más
recursos, consulte el sitio web del Sínodo.
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C. ASAMBLEA SINODAL DIOCESANA
Cada Iglesia Particular culmina la fase diocesana con un Encuentro Sinodal Diocesano. Esta
reunión brinda la oportunidad para que diversos miembros de la diócesis se reúnan para una
celebración litúrgica, para orar juntos, para reflexionar sobre su experiencia del Proceso
Sinodal en la diócesis, para escuchar los comentarios que han surgido de la consulta
sinodal en las distintas realidades eclesiales, para dialogar sobre la realidad actual de la
Iglesia local y los signos de los tiempos, y discernir la llamada del Espíritu Santo a la diócesis
en el camino de sinodalidad.
Si bien es cierto que gran parte del proceso de consulta durante la fase diocesana logró la
participación de comunidades específicas de la Iglesia Particular como parroquias,
ministerios, comunidades y otros grupos eclesiales, el objetivo del
Encuentro Sinodal Diocesano es permitir el encuentro de una parte representativa de toda la
diócesis, incluidos los grupos minoritarios y personas en las periferias, permitiendo a los
participantes orar, escuchar, reflexionar y discernir juntos. En la reunión sinodal pueden
darse a conocer los resultados de las consultas en las parroquias y
realidades supraparroquiales. La retroalimentación del Proceso de Escucha grupal y sinodal
debe ser un conjunto coherente en la síntesis diocesana (Consulte el Anexo D para obtener
más información sobre la síntesis diocesana).
Objetivos
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Participantes
El objetivo de este encuentro diocesano sería celebrar el camino sinodal que la Iglesia
Particular ha recorrido hasta el momento, reflexionar sobre los resultados recibidos del
proceso de consulta en la jurisdicción y avanzar hacia el desarrollo de la síntesis
diocesana que representa los frutos de la escucha y el discernimiento del Pueblo de Dios.
Esta síntesis, que debe ser enviada a la Conferencia Episcopal, será la contribución de
la Iglesia Particular a la Iglesia Universal. Es muy necesario que antes de programar la
asamblea sinodal diocesana se lea el anexo D sobre la presentación de la síntesis puesto que
este apéndice sugiere algunas preguntas cuyas respuestas deben consolidarse en esta
asamblea.
La forma en que se realice esta reunión sinodal será fruto del diálogo y el discernimiento del
Obispo con el Delegado o Delegados y el Equipo de apoyo del Proceso Sinodal en la
diócesis para perseguir de la manera más efectiva los objetivos ya mencionados.
Es muy recomendable que la fase diocesana culmine con una celebración litúrgica dando
gracias a Dios por lo vivido e invocando la guía del Espíritu Santo en el camino que quedará
por recorrer. Sobre los demás elementos que debe tener este sínodo puede discernir el Obispo
y su Equipo. Los Delegados deben recopilar todos los resultados y comentarios del proceso
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de consulta en toda la diócesis que pueden ser presentados a los participantes en el
Sínodo que culmina la fase diocesana.
Puede ser necesario o útil organizar reuniones en línea o híbridas, tanto para el proceso grupal
de escucha como para la celebración diocesana del sínodo. Las reuniones en línea o una
combinación de reuniones presenciales y en línea pueden ser una opción efectiva,
especialmente en medio de la pandemia de COVID-19. Se debe tener especial cuidado para
asegurar que estas reuniones en línea o híbridas se lleven a cabo en un espíritu de oración,
comunión, y escucha atenta los unos a los otros y al Espíritu Santo. Los facilitadores o los
moderadores deben asegurarse de que todos los participantes puedan contribuir
y ser escuchados, incluidos aquellos que se sienten menos cómodos o familiarizados con la
tecnología.
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D. PREPARACIÓN DE LA SÍNTESIS DIOCESANA
La síntesis diocesana transmite los frutos principales del discernimiento de todo el Pueblo de
Dios en la diócesis. Se recomienda que los resultados finales se transmitan en un documento
escrito que no supere 10 páginas. Otros materiales como imágenes, videos, historias,
expresiones artísticas y los testimonios personales pueden presentarse como anexos, en la
medida en que ayudan a entender la experiencia y los aportes de los participantes.
El contenido de la síntesis puede organizarse de acuerdo con las siguientes preguntas, que se
ofrecen como sugerencias o inspiración, de modo que no ha de responderse individualmente
a cada pregunta sino que las respuestas deben crear un texto hilado y homogéneo. El objetivo
es transmitir adecuadamente los diversos frutos, ideas, alegrías y desafíos de la experiencia
sinodal y del discernimiento del Pueblo de Dios en la diócesis:
¿Qué fue lo más significativo de toda la experiencia de la consulta? ¿Cuáles fueron los
puntos altos y los puntos bajos, o los consuelos y desolaciones? ¿Qué disposiciones, actitudes
o sentimientos fueron notables? ¿Qué tensiones o desacuerdos surgieron del proceso de
escucha? ¿Qué temas o cuestiones dieron lugar a diversos puntos de vista? En general,
¿cuáles fueron los frutos que el Espíritu Santo trajo a través de esta experiencia?
Entre los resultados de las reuniones locales, ¿qué fue particularmente significativo,
sorprendente o inesperado? ¿Qué nuevas perspectivas o nuevos horizontes se abrieron? ¿Qué
historias particulares o experiencias de la vida real fueron especialmente conmovedoras y por
qué? ¿Qué puntos de vista parecen tener una fuerte resonancia? ¿Qué puntos de vista fueron
mencionados menos pero son interesantes y dignos de mención?
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En general, ¿qué ha inspirado el Espíritu Santo a la comunidad con respecto a la realidad
actual que vive la Iglesia Particular, incluyendo las luces y sombras? ¿Qué expresaron los
participantes sobre las áreas donde la Iglesia necesita curación y
conversión, especialmente, en su vida espiritual, cultura, actitudes, estructuras, prácticas
pastorales, relaciones humanas e institucionales y alcance misionero?
¿De qué manera el Espíritu Santo está invitando a la iglesia local a crecer en espíritu
de sinodalidad? ¿Qué sueños, deseos y aspiraciones para la Iglesia fueron expresados por los
participantes? Con base en los resultados, ¿qué pasos debe seguir la diócesis para convertirse
en más sinodal? ¿Cuáles son los próximos pasos a seguir para nuestra diócesis en el camino
de sinodalidad en comunión con toda la Iglesia?
Se recomienda que la síntesis sea preparada por un pequeño equipo de personas en lugar de
una gran asamblea. Este equipo llevará a cabo su tarea en colaboración con el Obispo
diocesano y el Delegado diocesano del Proceso Sinodal. Deben leerse todos los textos en
espíritu de oración. Las reuniones del equipo redactor, en sí mismas, deben ser sinodales y
espiritualmente discernientes, para escuchar la voz viva del Pueblo de Dios en toda la
diócesis bajo la guía del Espíritu Santo.
Está decididamente recomendado que la síntesis se haga pública una vez redactada,
como bitácora para el camino que debe emprender la diócesis en un espíritu de sinodalidad.
En la medida de lo posible, se pueden dar oportunidades al Pueblo de Dios para revisar y
replicar el contenido de la síntesis diocesana antes de que sea enviada oficialmente a
la Conferencia Episcopal.
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COMISIÓN TEOLÓGICA DEL SPEC
PARA LA PROMOCIÓN DEL PROCESO SINODAL EN COLOMBIA
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