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ESPIRITUALIDAD DE LA SINODALIDAD

Espiritualidad Misionera de la Iglesia


1. De entrada, como elemento central de comprensión y de vivencia de la
espiritualidad cristiana, es necesario saber y sentir que “la vida cristiana es
una búsqueda continua y por eso requiere un permanente caminar” (cf.
Vademecum, pág. 1). La sinodalidad ha sido la experiencia de la Iglesia
desde su nacimiento que desde entonces sigue su caminada; es la caminada
del Pueblo de Dios. El papa Francisco “está llamando a la Iglesia a
redescubrir su naturaleza profundamente sinodal” (Ibid. pág. 5). La Iglesia
del tercer milenio es convocada a reaprender con humildad ese camino de
“Comunión, Participación y Misión” que ha vivido durante los últimos dos
milenios.

2. El camino de la sinodalidad es la espiritualidad misionera de la Iglesia que se


caracteriza por la escucha permanente que conduce al discernimiento y
por eso la “participación es el camino”.

3. En esta caminada la Iglesia tiene como punto de referencia primordial “a


quienes sufren, a las personas y pueblos pobres, a emigrantes, refugiados,
a quienes están en el abismo de la marginación al que gran parte de la
humanidad ha sido avocada por sistemas y poderes inhumanos, impulsores
de una ‘economía de la exclusión y la inequidad’” (papa Francisco). Esto nos
lleva a la escucha de otras espiritualidades, reconociendo en ellas lo que hay
de “verdadero y santo”.

4. La celebración comunitaria de nuestra fe cristiana en la Eucaristía y toda la


sacramentalidad de la Iglesia adquiere aquí su máxima expresión: una Iglesia
que vive la comunión, en participación continua en el ejercicio de su misión
celebra y se alimenta de la Palabra de Dios y del Pan de la Vida, Jesucristo,
el Hijo de Dios vivo.

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