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Cómo se hace un atleta

P U B L I S H E D IN S P A I N
Cómo se h a c e
u n a t le t a

L IB R IT O QUE DA C O M PLE TA S IN S T R U C ­
C IO N E S PA R A BU USO D E LAS

P e s a s ., M a z a s i n d ia s ,
P aralelas, B arras,
T r a p e c io s , A n il l a s ,

y otros procedimientos para conse­


guir el desarrollo y la salud de los
m úsculos,

con 4 9 ¿rafeados d3rrjostraí¡Vos

J B A P5 C E G A S S O
S u ceso r d e G assó H erm anos
S a n ta T e re sa . 4 y 6
BARCELONA
COMO SE HACE UN ATLETA

INTRODUCCION

El arte gimnástico consiste en regular los movi-


mientos voluntarios del cuerpo, y en darles más
fuerza y precisión. El efecto inmediato de ella es
un aumento, tanto en tamaño como en poder, de las
partes ejercitadas, como consecuencia de la admi­
rable ley que obtiene en los cuerpos vivientes que,
dentro de ciertos límites y en proporción al ejer­
cicio que con ellos se hace, aumenten ciertas partes
no sólo en fuerza y en aptitud, sino también en
tamaño. Este efecto no tan sólo es local, sino que
el conjunto de las funciones del cuerpo participa
de la actividad acrecentada, y el espíritu, si al
mismo tiempo es juiciosamente cultivado, adquie­
re fuerza y se torna más capaz de un ejercicio pro­
longado. Sí, por otra parte, se descuidan los ejer­
cicios corporales, como se ve con frecuencia entre
6 JA C K M ACKINLAY

las personas de ocupación sedentaria, los malos efec­


tos de esto se observan pronto, no sólo por las per­
sonas que tienen empleo en un interior, sino por
las que descuidan un ejercicio activo en sus ratos
de ocio. La diferencia que se observa en el aspecto
de las educandos de un colegio de niñas, al com­
pararlas con los muchachos de la escuela próxima
de varones, sólo puede ser atribuida a la misma
causa. El aumento de actividad mental sería más
que compensación de las horas de tiempo dedi­
cadas a un conveniente sistema de ejercicio y al
propio tiempo los discípulos se hallarían sanos y
robustos. Los daños de la deficiencia sólo son igua­
lados por los males del exceso. En esto, como en
otras muchas cosas, el término medio e3 el único
seguro para el buen éxito, para la salud y para
la dicha. Pero las niñas deben hacer un curso de
ejercicios modificado, por razón de su mayor deli­
cadeza y su menor fuerza.
■Ha sido objeto de observaciones muy corrientes
que casi todas las clases de la sociedad tienen há­
bitos más o menos arraigados de inclinarse, o de
cualquier especie de distensión. Raro es un cuerpo
perfectamente erguido. Entre las masas apenas se
dedica un pensamiento a la salud, la elegancia o
la belleza.
Pocos hay entre los trabajadores mentales, can­
sados del pupitre, y estudiantes aplicados de nues­
tros días, que de vez en cuando no hayan compa­
rado desventajosamente su aptitud para trabajar
en la edad madura con la que tenían en sus días más
jóvenes y más activos, cuando el trabajo comenza­
ba agradablemente y era realizado con alegría.
COMO SE H A C E UN ATEISTA 7

Para éstos, los ejercicios gimnásticos son de va­


lor supremo. No tardarán en serles agradables, y
«I resultado de ellos será maravilloso en breve plazo.

JPUNTOS QUE HAY QUE OBSERVAS

¡ Tened un móvil 1 Si es posible, al andar, sal­


tar, trepar o hacer cualquiera de ios ejercicios que
indicará el presente tratado, tened un móvil y una
voluntad. Un compañero hará a veces agradable
lo que de lo contrario sería un modo aburrido y
triste de pasar el rato o de cumplir un deber. Por
esta razón, los juegos son mucho más beneficiosos,
como rama de la educación física, que el sistema
mejor ordenado de ejercicios. El invierno, la pri­
mavera, el verano, generalmente traen consigo al­
gún deporte divertido, que debe ser adoptado como
complemento de los ejercicios que aquí indicamos.
El aumentado vigor corporal ayudará mucho al re­
gocijo de todos ellos.
Hay que prestar atención a la regularidad de la-
respiración. Todo lo que aumenta la capacidad de
respirar, mejora la salud, y los profesores de gim­
nasia dedican atención especial a este punto. El
aliento grande es necesario para, todo, y más que
nada para gozar al aire libre de los ejercicios de
cualquier clase. Puede aumentarse maravillosamen­
te la capacidad respiratoria leyendo en voz alta,
haciendo grandes inspiraciones al levantarse por
8 JA C K M ACKINLAY

las mañanas, bien dentro de la habitación bien de­


lante de una ventana abierta, o mejor aun en un
jardín; al principio hay que hacerlo cautelosamen­
te; pero se puede hacer durante diez minutos. Po­
cas cosas son mejores preservativos contra la tisis,
y pocas mejoran y aumentan más la facultad res­
piratoria.
También hay que prestar atención al vestido, que
debe ser suelto y holgado, y si es posible, de fra­
nela, sujeto por un cinturón. El gusto dictará el
color de aquél, y la comodidad, la anchura de éste.
Los zapatos deben ser de cuero suave, ligeros, y sin
tacones altos.
Deben evitarse las transiciones bruscas. Para que
sea útil el ejercicio, debe comenzar con suavidad y
terminar lo mismo. La mano y el brazo izquierdos
deben ser ejercitados para que sean tan fuertes co­
mo los derechos. Cuidado con las corrientes de aire;
es perjudicial enfriarse con rapidez cuando se está
sudando. También debe evitarse beber y entrar
en una corriente fría de aire cuando se está caliente.
Se debe tener a mano una chaqueta o cualquier
envoltorio para cubrir el cuerpo en el momento de
terminar el ejercicio. No hay que llevar ninguno
de éstos al exceso, pues con ello sólo se consigue
agotar el cuerpo. La fuerza llegará gradualmente
y con seguridad.
Economícese la energía, sin desperdiciarla. Eví­
tese mover las piernas cuando se está haciendo un
ejercicio de manos o brazos. Hágase lo que se quie­
ra hacer con rapidez y soltura. Los mejores gim­
nastas son los que hacen sus ejercicios con el me­
nor esfuerzo.
COMO SE H A CE U N ATONTA 9

MOVIMIENTOS LIBRES

Las buenas resoluciones se toman por la noche


y se quebrantan por la mañana. Es fastidioso pen­
sar que nos hemos de levantar de la cama para
hacer una serie de ejercicios activos y empezar la
horrible gimnasia.. Pero los muchachos gandules
pueden comenzar en la misma cama. Los dispép­
ticos pueden principiar con el
E je r c ic io l.°.— Tendeos boca arriba en la cama.,,
si queréis, aunque mejor es el suelo. Mantened
el cuerpo envarado, con los brazos pegados a los
costados. Las piernas y los talones deben estar en
la misma línea. Luego, sin mover los talones, le­
vantad el cuerpo perpendicularmente de las cade­
ras arriba, sin mover las piernas. ¡ Qué raro será que
lo podáis hacer fácilmente! Tendeos de nuevo y
recomenzad. La segunda vez saldrá mejor. Crúcen­
se las manos sobre el pecho y pruébese de nuevo.
Practicad esto hasta levantaros, variándolo con po­
ner las manos sobre la cabeza, y levantando el
cuerpo como antes, pero con los brazos en línea
recta con los hombros, o sea en cruz. Este es un
ejemplo práctico de la gimnasia doméstica, que
se puede probar antes de levantarse.
E je r c ic io 2.°—Tratad de levantar la pierna de-
10 •JACK MACKINXA.Y

recha hasta ponerla vertical. Luego bajadla, levan­


tando el cuerpo, hasta que descanse ai lado de la
otra. Haced el mismo movimiento con la pierna
izquierda. Cuando se pueda hacer esto fácilmente,
probadlo con las dos piernas juntas. ¿No es diver­
tida esta lección de gimnasia en la cama? Cuando
ia espalda lo soporte, tratad de levantar las extre­
midades inferiores y la pelvis hasta que las puntas
de los pies toquen la almohada, por detrás de la
cabeza. Esto no es difícil, y practicado sobre un col­
chón duro es un ejercicio excelente para los múscu­
los de la parte posterior del cuerpo humano. Man­
tened los brazos extendidos, apoyados en el colchón
y estiradas las rodillas. Volved gradualmente a vues­
tra primera postura y os encontraréis tranquila­
mente sentados en el suelo. Variad luego el movi­
miento sentándoos, doblando las rodillas, y ponien­
do una con otra las plantas de los pies. Extended
los brazos y sostened fuerte con las manos la parte
interior do las piernas. Bajaos sobre la espalda; po­
ned las piernas sobre los talones; mantened los bra­
zos bien extendidos; haced un ligero movimiento
contrario, y volved a la posición primitiva. Si que­
réis, podéis probar' el
E jercicio 8.°—Poneos boca abajo sobre el col­
chón y extendeos longitudinalmente, sosteniendo
lodo el cuerpo con la fuerza de los brazos y las
puntas de los pies. Las manos deben estar vueltas
hacia dentro, y los dedos señalando unos a otros.
Luego dejad que el cuerpo se vaya bajando lenta­
mente, encorvad suavemente los brazos, sin dejar de
mantener el cuerpo extendido y sin que el esto-
COMO SB HA CB V N ATLETA 11

mago esto apoyado. Tocaos las manos con los lar


bios y volved lentamente a la primera posición. Re­
petid despacio este movimiento varias veces. Pue­
de hacerse una variante muy útil en la siguiente
forma. Mientras estáis en la anterior posición, po­
ned la mano derecha bajo la cadera del mismo lado,
y dejad la mano izquierda en su sitio, como antes.
Dejad caer el cuerpo gradualmente, encorvando
los brazos, y manteniéndolo extendido y apoyado
en los talones, hasta, tocar con los labios la mano
izquierda; luego volved a la primera posición y
poned la derecha en su sitio. Repetid el movimien­
to con la mano izquierda bajo la cadera del mismo
lado, y con ello habréis ejercitado muchos de los
músculos importantes del cuerpo. Luego podéis le­
vantaros y recordad que vuestros pulmones han
estado toda la noche tendidos y respirando lenta­
mente. Recordad que en su estructura son como
una vejiga, que se puede distender sin peligro has­
ta el doble de su tamaño ordinario. Expansionad
el pecho y desafiaréis la tisis. Al levantaros de la
cama, colocaos en postura erguida, echando el pe­
cho hacia adelante y los hombros todo lo atrás que
podáis. Haced una larga inspiración, absorbiendo
todo el aire posible, para llenar por completo los
pulmones. Contened el aliento, echad los brazos
atrás y aguantad todo lo posible. Luego al baño de
esponja, si no se tiene ducha a mano; secaos bien
con una toalla dura, sin temer un poco de frote.
Antes de que el gimnasta prosiga con sus ejerci­
cios matinales, un poco de comida y un trago de
agua le sentarán muy bien Entonces puedo pro­
bar ei
12 JA C K M ACKINLAY

E je r c ic io 4.°—Este es un movimiento muy sen­


cillo. Se coloca el cuerpo tieso, con los pies juntos.
Se extienden los brazos y se echa el cuerpo alter­
nativamente a los lados hasta que las manos lleguen
a tocar al suelo. Este ejercicio resulta muy útil en
los casos en que una mala costumbre de contracción
se ha adquirido por la vida sedentaria, como con­
secuencia de malas posturas al sentarse, escribir,
dormir y siempre que haya una inclinación natu­
ral a la deformidad. El ejercicio se puede continuar
con cualquier grado de fuerza, variando según la
que tenga el discípulo. En esto ya habrá adquirido
el conocimiento de I03 músculos que tiene y de
oómo puede valerse de ellos. A pesar de lo senci­
llo que parecen estos ejercicios, se verá que algu­
nos de los músculos están doloridos y no se pueden
mover con facilidad; pero esto pasará pronto, y
el discípulo se quedará regocijado al observar la
libertad y soltura de sus movimientos.

EJERCICIOS DE BRAZOS

Además del andar y el correr, hay ejercicios de


brazos y piernas dignos de atención, y que pueden
preceder o seguir el aprendizaje del paso.
Primer ejercicio: Coloqúese el cuerpo tieso, con
los pies juntos y los brazos caídos. Levántense los
brazos lentamente, sin doblarlos por los codos, has­
ta que queden horizontales con el hombro y los
muchachos se hallen en postura de T, con la palma
COMO SE H A CE U N ATLETA 13

de la mano hacia abajo; bájense prestamente los


brazos hasta la primera posición varias veces.
Segundo ejercicio.—“Uno”. Dóblese el codo de­
recho, sin mover la parte superior del brazo, y pón­
gase el puño delante del hombro, con los nudillos
hacia éste. “Dos”. Bájase el brazo a la primera po­
sición; repítase luego el ejercicio con el brazo iz­
quierdo y luego con ambos.
Tercer ejercicio.—“Uno”, levántese el brazo de­
recho como en el ejercicio anterior; “dos”, leván­
tese vertical al lado de la cabeza, con el puño ce­
rrado; “tres”, vuélvase a la posición de “uno”, y
“cuatro”, póngase el brazo en la postura de “aten­
ción”. Repítase el ejercicio con el brazo izquierdo
y luego con los dos.
Cuarto ejercicio.—“Uno”, levántese el brazo co­
mo en el segundo ejercicio; “Dos”, extiéndase ho­
rizontalmente frente al cuerpo, como si se fuera a
dar un golpe, y con los nudillos hacia arriba; “Uno”
póngase como en el segundo ejercicio; “Dos”, ex­
tiéndase de nuevo; repítase con el izquierdo y lue­
go con los dos.
Quinto, ejercicio.—Lo mismo que el cuarto, pero
al “dos”, vuélvase el brazo extendiéndolo do mane­
ra que los nudillos queden hacia abajo. Repítase
con el izquierdo y con los dos.
Sexto ejercicio.—“Uno”, dóblese el brazo dere­
cho como en el tercer ejercicio; “dos”, súbase ver­
tical al lado de la cabeza con el puño cerrado; “tres”,
14 JACK MACKINLAY

extiéndase hacia fuera de modo que forme ángulo


recto con el cuerpo; “cuatro”, bájese el brazo a
la posición de “uno”, golpeándose el pulmón de­
recho. Repítase con el brazo izquierdo y luego con
los dos (figura 1).
Séptimo ejercicio— “Uno”, levántese el brazo
lentamente hacia adelante, manteniéndolo rígido
hasta que haya descrito un semicírculo y esté por
encima de la cabeza; “dos”, complétese el círculo
bajándolo hacia atrás, cuidando de que el puño esté
todo lo separado posible del cuerpo, y llegando
hasta la primera posición. Repítase esto aumentan­
do la rapidez del movimiento a medida que el ejer­
cicio se va haciendo más familiar; luego hágase
lo mismo con el brazo izquierdo y luego con los
dos.
Octavo ejercicio.—Lo mismo que el séptimo,
pero comenzando con el movimiento de los brazos
hacia alrás, y bajándolos por delante al describir
el segundo semicírculo; es decir, el mismo ejer­
cicio a la inversa.
Puede hacerse gran variedad de otros ejercicios,
que tiende» todos a dar fuerza y flexibilidad al
brazo; pero los antecedentes, si se practican acer­
tadamente, serán bastantes para el objeto que se
persigue.

EJERCICIOS DE PIERNAS

Primer ejercicio.—“Uno”, adelántese el pie iz­


quierdo, manteniendo rígida la rodilla y la punta
COMO SB H A CE U K ATLETA 15

del pie un poco hacia fuera y tocando casi a ras


el suelo; todo el peso del cuerpo debe así recaer
sobre la pierna derecha; “dos”, retírese rápida­
mente la pierna izquierda hasta ponerla detrás

de la derecha. Repítase el mismo ejercicio variad-


veces y hágase después con la pierna derecha.
16 JA C K M A CKINLAY

Segundo ejercicio.—Este consiste en levantar


alternativamente cada pierna a la mayor altura
que se pueda, pero manteniendo el cuerpo bien
erguido y firme.
Flexión de las extremidades inferiores■— Este
es un ejercicio importante, que se debe practicar
con el mayor cuidado. Acerqúense las puntas de
los pies más que en la posición ordinaria, y pón­
ganse las manos en las caderas, con el pulgar hacia
adelante y los demás dedos detrás. Luego dóblen­
se las rodillas, manteniéndolas juntas y el cuerpo
bien erguido. Al principio el doblar las rodillas
•debe ser sólo parcial, pero a medida que se va
repitiendo el movimiento, debe doblarlas más y
más, hasta que se pueda tomar la posición que
muestra el grabado y volver a tomar la postura
■erguida, apoyándose en las puntas de los pies, y
gin separar éstos. La cabeza y el cuerpo deben es­
tar completamente tiesos durante todo el ejercicio.

LOS SALTOS

Hay diferentes maneras de saltar, siendo las


principales hacia abajo, hacia arriba y a lo largo.
Hay que estudiarlas bien, porque pueden ocurrir
en la vida circunstancias en que haya que poner­
las en práctica con toda seriedad.
El salto largo u horizontal.—Para practicar este
salto, sin correr, debe juntar los pies, y luego do-
COMO SE H A CE U N ATLETA 17

Figura 3 Figura 4

CÓMO SE HACE UN ATIJETA.— 2


18 JA C K M A CKIKLAY

blar ligeramente las piernas, avanzando los bra­


zos, con las manos cerradas y a la altura de los
hombros. El doblar las rodillas debe hacerse dos
o tres veces, pues proporciona impulso. Cuando so
ha obtenido el necesario, deben apretarse contra
el suelo, con fuerza, las plantas de los pies, y con
un salto repentino y vigoroso, extendiendo al pro­
pio tiempo las manos y las piernas, lanzarse hacia
delante, cayendo de puntillas lo más lejos posible.
Hay que cuidar de doblar las piernas en el momen­
to en que los pies tocan el suelo, pues así so amor­
tigua la violencia del choque que causa todo el
peso del cuerpo al caer sobre los pies. En esto, como
en todas las clases de saltos, conviene comenzar por
distancias cortas, cuidando de saltar con limpieza
y gracia, y aumentando el salto gradualmente a
medida que se va adquiriendo práctica.
El salto hacia abajo.—Este es un ejercicio muy
útil. Y como presenta ciertas dificultades, conviene
practicarlo con constancia y aumentando gradual­
mente la altura. Además, es una operación gim­
nástica que involuntariamente nos podemos ver
obligados a practicar en determinadas circunstan­
cias de la vida. El número de las personas que
mueren o quedan lisiadas al saltar desde alturas
en casos de fuego o do otras calamidades, es consi­
derable ; y sin embargo, la mayoría de ellas podría
haber escapado ilesa si hubiera sabido la verda­
dera manera de dar el salto.
Procédase como sigue:
Habiendo subido a la altura desde la cual se
quiero saltar, pónganse los pies juntos, con las
COMO SE H A CE UN ATLETA 21

donar el suelo con la mayor fuerza posible y se


debe caer con la menor que se pueda. Si el que sal­
ta cae sobre los talones, todo el cuerpo recibe un
clioquo desagradable, del cual participa el cere­
bro, y con frecuencia suele sobrevenir un violento
dolor de cabeza. Si cae apoyando planas las plan­
tas de los pies, y si los zapatos son algo cortos o
demasiado flexibles, se hará daño en las puntas de

los dedos. La manera de caer es sobre las puntas


de los pies, sin que ni la planta ni los talones
22 JA C K M ACKINLAY

toquen al suelo, y bajar los talones cuando se esti­


ran las piernas después del salto. En un salto ho­
rizontal suele ocurrir que el saltarín se vea arro­
jado hacia delante, y esto ocurre porque no se ha
elevado demasiado sobre el suelo. Y suelen sobre­
venir chichones y desolladuras en las manos.

EJERCICIOS DE PESAS

Son excelentes para abrir el pecho y desarrollar


los músculos de los brazos, pero hay que cuidar
de no poner pesas muy grandes en las manos del
novicio. En los tiempos antiguos las empleaban
griegos y romanos en sus evoluciones gimnásti­
cas. El primer ejercicio consiste en levantar las
pesas alternativamente hasta la altura del hom­
bro, subiendo los antebrazos despacio y rectos de­
lante del cuerpo; hay que evitar todo esfuerzo y
todo tirón o sacudida. Los ejercicios de las pesas
se parecen mucho a los de brazos, pero son mucho
más eficaces, porque el peso de las bolas desarrolla
la potencia muscular del brazo y ensancha el pe­
cho. Por lo tanto, los movimientos no deben ser
continuados demasiado tiempo sin descanso, por­
que el ejercicio es bastante pesado. Damos los dos
ejercicios siguientes, que unidos a los movimientos
descritos en los ejercicios de brazos serán más que
suficientes para el joven que desea ser atleta.
Primer ejercicio.—Tómese la posición de la figu­
ra 5, inclínese el cuerpo hacia delante, subiendo
COMO SE H A CE U N ATLETA 23

los brazos por la espalda, como en la figura 6; vuél­


vase a tomar la posición de la figura 5, y repítase
esto cuatro veces. Tómese la postura de la figura 5,
óchese el cuerpo y los brazos hacia delante, como
en la figura 7, y vuélvase a la 5. Repítase cuatro
veces. Luego háganse cuatro veces los ejercicios
combinados. Estos movimientos no deben ser rá­
pidos.
Segundo ejercicio.—Tómese la posición de la fi­
gura 8, estando bien erguido y con la cabeza in­
clinada un poco hacia atrás, con los brazos bien
extendidos hacia delante y los pulgares juntos. A
la voz “uno”, djóblese el cuerpo un poco hacia ade­

lante y pásense los brazos a la espalda, en 1a, pos­


tura que indican las líneas de puntos de la figura 8,
volviendo las bolas de las pesas por completo y
manteniendo siempre los pulgares juntos. A la voz
24 JA C K M A CKINLAY

“dos”, pónganse las pesas en la primera posición.


Repítase esto varias veces con rapidez.

EJERCICIO DE LA MAZA INDIA

Esta rama de la gimnasia es de las que reco­


mendamos ahincadamente a los muchachos. Al
usar las mazas se ensancha el pecho, se da mayor
libertad al juego de los brazos, los músculos de
los brazos y piernas, así como los de todo el cuer­
po, entran en plena acción, la muñeca se fortale­
ce, la mano se torna más firme, la circulación de
la sangre se regula, y la salud en general mejora
grandemente. Si se persevera en su uso, harán que
la persona que las practica se pueda valer del bra­
zo izquierdo casi lo mismo que del derecho al tirar
piedras, levantar pesos y otras operaciones pare­
cidas. Se debe cuidar de emplear al principio ma­
zas ligeras, recordando que si se tiene constancia,
pronto podrá valerse de las más pesadas con toda
facilidad y soltura. Las mazas varían en longitud,
oscilando entre 40 y 70 centímetros.
La forma más comúnmente usada es la que se
ve en la figura 9.
Dicha figura representa los tamaños mayor y
menor, entre I03 cuales debe haber por lo menos
seis, con lo cual serán ocho tamaños distintos los de
las mazas.
A medida que la maza va aumentando en lon­
gitud, aumenta también en diámetro.
COMO SE HA CE UN ATLETA 25

De cada tamaño hay que tener dos mazas que


sean aproximadamente del mismo peso. Se hacen

de madera dura, para que puedan soportar cual­


quier golpe casual, porque con frecuencia suce­
26 JA C K MACKrXXAY

de, sobre todo entre los principiantes, que se pon­


gan en contacto una con otra.
< Primer ejercicio—Tómese con la derecha la
maza más pequeña, y moviendo sólo la muñeca,
imprímasele movimiento circular, primero de de­
recha a izquierda, luego de izquierda a derecha,
después de delante atrás y por fin do atrás adelan­
te. El brazo debe caer recto al costado. Luego se
repiten los ejercicios con la mano izquierda.
Segundo ejercicio.—Repítase el anterior con el
brazo doblado por el codo, pero manteniendo el
antebrazo completamente quieto.
Tercer ejercicio.—Sosténgase una maza peque­
ña en cada mano y repítase el ejercicio anterior,
haciendo que las dos mazas giren en el mismo sen­
tido.
Cuarto ejercicio.—El mismo que el tercero, pero
haciendo que las mazas giren en direcciones con­
trarias, es decir, que si la de la mano izquierda va
de derecha a izquierda, la de la mano derecha debe
ir de izquierda a derecha.
Quinto ejercicio.— Re pítase el mismo ejercicio
con los brazos extendidos hacia delante, o bien
subidos por encima de la cabeza.
Sexto ejercicio.—Repítanse los últimos, doblan­
do los brazos por el codo.
Séptimo ejercicio.—Repítanse los anteriores, ac­
tuando de centro del movimiento el codo en vez
de la muñeca, y, colocando el brazo en las distintas
posiciones relativas (v. figura 10).
COMO SE HA CE U N ATLETA 27

Octavo ejercicio. — Ejercítense los brazos con


cualquiera de los ejercicios anteriores, pero con
mazas de diferente tamaño, y haciendo un brazo
el mismo ejercicio que el otro, u otro diferente.
Noveno ejercicio.—Levántese la maza hasta el
hombro, primero con el brazo derecho, luego con
el izquierdo y luego con los dos. Luego hay que
voltearlas con lentitud en torno de la cabeza (véa­
se figura 11), usando cada brazo alternativamente,
cuidando de que la parte gruesa de la maza caiga
en dirección a los hombros a medida que va gi­
rando. Los movimientos deben ser lentos al prin­
cipio, o ir e.presurándolos a medida que va adqui­
riéndose práctica.
Décimo ejercicio.—El mismo con las dos ma­
zas y con ambos brazos, girando en la misma o en
opuesta dirección.
Undécimo ejercicio.—Sosténgase una maza en
cada mano, con el brazo doblado por el codo. Apó­
yese la maza en el hombro, y después, lo más len­
tamente posible, y sólo con el movimiento de la
muñeca, póngase horizontal por completo con sólo
el antebrazo. Hay que hacer esto como si se tratara
de dar un golpe.
Ejercicio duodécimo.—Sosténgase la maza más
grande que se pueda, con los brazos quietos y ex­
tendidos en frente o a los lados, en cruz.
Ejercicio decimotercero.—Mientras se sostiene
una maza en la forma anterior con una mano, há­
ganse con la otra los ejercicios anteriormente des­
critos. {
28 JA C K M ACKINLAY

Ejercicio decimocuarto.—Sosténgase cualquiera


de las mazas, cuanto más grande mejor, en cada
mano, y luego, con movimiento muy rápido, llé­
vense las manos a los sobacos y déjense caer de
nuevo.
Ejercicio décimoquinto.—Llévense las manos a.
los sobacos, y luego extiéndase de repente liacia el
frente o hacia los lados, con las mazas hacia arriba.
Ejercicio decimosexto.—Repítanse sucesivamen­
te los anteriores. Las manos han de estar en los
sobacos o en los hombros, como venga mejor, antes
de proseguir con el ejercicio próximo. Al hacer
los tres últimos hay que tener los codos todo lo
alto y separado del cuerpo que sea posible.
Ejercicio decimoséptimo.—Sosténgase una maza
en cada mano, con los brazos extendidos a los cos­
tados y las manos a la altura de los hombros, y
hágase que las mazas, y si es posible las manos, se
toquen por detrás. (
Ejercicio décimo octavo.—Hágase cualquiera de
I03 ejercicios anteriores, apoyándose sólo en una
pierna.
Ejercicio decimonoveno.—Apúntese a un obje­
to imaginario con una de las mazas de mayor ta­
maño, dando el golpe como si se fuera a tocar la
cabeza de un hombre; y en el momento en que
llegue al punto imaginario, párese de pronto y
sosténgase un momento en la misma posición. Este
ejercicio debe hacerse tanto de frente como a los
lados.
COMO SE H A CE U N ATLETA 29

Ejercicio vigésimo. — Repítase el anterior con


una maza en cada mano, dando los golpes al mis­
mo tiempo hacia delante o hacia los lados, o uno
hacia delante y otro hacia el lado.

PARALELAS

E j e r c i c io 1.»—ENTRA® EN LAS BARRAS

Situaos entre las barras, con las manos colgan­


do a los lados, dad un salto, poner una mano en
cada barra y manteneos suspendidos.
30 JACK MACKIXLAY

Otro método.—Cuando las barras quedan al ni­


vel de las caderas se coloca una mano en cada ba­
rra y se levantan las piernas del suelo, lo cual hará
que todo el peso del cuerpo descanse sobre los bra­
zos. Luego hay que avanzar un poco la cabeza.
Lo único que se necesita es envarar los brazos,
de manera que todo el cuerpo quede completa­
mente recto (figura 12).
Esto requiere gran fuerza de las muñecas y de
los brazos y sólo el que la posea puede hacerlo.
Practíquese este ejercicio poniendo los dedos fue­
ra de las barras y dentro de ellas.

E j e r c i c io 2.°—ANDAR

Hay que suspenderse como en la figura 12, al


extremo de las barras, y mover las manos alter­
nativamente a lo largo de ellas, lo cual debe ha­
cerse sin mover los hombros,, ni dar pasos irregu­
lares o precipitados, ni torcer el cuerpo o las pier­
nas, ni hacer ninguna figura irregular.
Cuando se ha llegado al extremo opuesto de las
paralelas, debe repetirse el paseo hacia, atrás hasta
el punto de partida. Esto será al principio un poco
pesado, pero al cabo de un poco de práctica resul­
tará fácil.
Debe repetirse el ejercicio con los dedos por la
parte interior do las paralelas. Los brazos se han
de mantener completamente rectos, para no expo­
nerse a una caída.
COMO SE HA CE U N A TLETA 31

E j e r c i c io 3.°—SALTAR

Este ejercicio pone muy a prueba la fuerza de


las muñecas; para hacerlo debe moverse entre las
paralelas como en el ejercicio anterior, pero en
lugar de adelantar alternativamente las manos, ha

de moverlas al mismo tiempo. Las piernas han de


estar bien estiradas.
^ Al principio hay que dar saltos cortos, aumen­
tándolos gradualmente en longitud en cuanto pue­
da hacerlo con facilidad.
32 JA C K M A CKIKLAY

E j e r c i c io 4.°—COLUMPIARSE

Es un ejercicio que hay que practicar para ob­


tener completa soltura de brazos y muñecas.
Estando suspendido en las paralelas, debe mo­
verse el cuerpo y las piernas de delante atrás; al
principio muy poco, hasta que se pueda aumen­
tar con seguridad. Las piernas han de estar rec­
tas y muy juntas.
Al aumentar el balance, hay que procurar avan­
zar y retroceder las piernas todo lo que se pueda,
y en todo caso subiendo los pies a la altura de la
cabeza, y más alto si se puede (fig. 13).
Al columpiarse hacia atrás, el cuerpo debe que­
dar paralelo a las barras (fig. 14).

E j e r c i c io 5.°—EL SALTO

Este ejercicio e3 parecido al último, pero para


hacerlo es preciso adquirir un buen balance, pues
el salto se da entre las dos oscilaciones de éste.
Por la variedad de ejercicios a que se presta el
salto, y para que se entienda mejor, lo hemos divi­
dido en partes.
COMO SE HA CE UN ATLETA 83

Primero.—Durante el balance, adelántense los


brazos alternativamente, uno en la oscilación ha­
cia delante y el otro en la oscilación hacia atrás.
Segundo.—Aváncense los brazos alternativa­
mente sólo en la oscilación hacia delante.
Tercero. — Lo mismo en la oscilación hacia
atrás.
Cuarto.—Los dos brazos a un tiempo en la osci­
lación hacia delante, como en la fig. 13.
Quinto.—Lo mismo en la oscilación hacia atrás,
como en la figura 14.
Sexto.—Lo mismo en ambas oscilaciones.
Estos ejercicios dejarán los brazos doloridos, pero
sólo las primeras veces de practicarlos.
Más difíciles son los ejercicios manteniendo su­
bida una pierna, o las dos; pero también deben
practicarse en la misma forma.

E je r c ic io 6.°—EL SALTO LARGO

Gran fuerza se requiere para este ejercicio. Se


hace columpiando el cuerpo en un extremo de las
paralelas, y con impulso repentino llegando de
un salto al otro extremo, o lo más lejos que se pue­
da y al caer al otro lado (siempre en el balance
CÓMO S E HACE U N ATI.ETA.~--3
34 JA C K M A CKINLAY

hacia delante), hay que doblar los brazos corno


en la figura 15. La posición del cuerpo en el salto
hacia delante es la de la figura 16.

E je r c ic io 7.°—LA CARRERA LARGA

Cuando el cuerpo se ha columpiado lo más alto


posible y en el balance hacia atrás (v. fig. 14), há­
ganse tantos movimientos alternativos de las ma­
nos, a lo largo de las paralelas como se pueda re­
sistir, antes de dejar caer las piernas.
Esto debe repetirse hasta el fin de las paralelas.
También se puede hacer este ejercicio en el ba­
lance hacia delante, pero es mucho más difícil;
sin embargo, con la práctica llega a dominarse.
COMO SE HA CE U N ATLETA 35

E jercicio 8.°—EL .PUNTAPIE

Mientras se columpia, en la forma descrita en


la figura 15j encójase cada pierna alternativamen­
te, disparándola luego con rapidez hasta volverla
a poner tiesa; también se pueden encoger las dos
piernas a un tiempo, pero en la oscilación hacia
atrás y cuando las piernas están más arriba quo
las paralelas, pues de lo contrario sufriría proba­
blemente los efectos del puntapié.
El movimiento rápido de las piernas hará pro­
bablemente perder el equilibrio, pero con un poco
de práctica se dominará este inconveniente, aga­
rrándose con fuerza a las barras.

E je r c ic io 9.°—PASAR LAS PIERNAS POR


ENCIMA DE LAS BARRAS

Durante el columpio y con movimiento gra,-


dual, hay que pasar las dos piernas por encima
de la paralela derecha.
Luego, con salto repentino, se pasan las piernas
otra vez entre ambas paralelas, y después se pasan
por sobre la izquierda (v. figura 17).
En este ejercicio y en el siguiente las manos han
de agarrar fuertemente las barras.
36 .TACE M A CKINLAY

E je r c ic io 10.—LEVANTARSE Y CAER DE­


BAJO DE LAS PARALELAS, O LA LETRA L

Sentaos en el suelo, coged las barras con las


manos por la parte de fuera y levantaos gradual­
mente hasta que los hombros lleguen al nivel de
aquéllas; luego os vais bajando gradualmente,
siempre en la misma posición, es decir, con los

pies elevados y las piernas rectas, como en la figu­


ra 18. Hay que repetir el ejercicio dos o tres ve­
ces. Es difícil al principio, pero pronto se domina
con la práctica.
COMO SE H A CE U N ATLETA 37

Este ejercicio se puede practicar cuando se está


en la posición de la figura 12, levantando enton­
ces las piernas hasta el nivel de las paralelas y
manteniendo las rodillas sin doblarlas.

E je r c ic io 11.—LEVANTARSE Y CAER
ENCIMA DE LAS PARALELAS

Súbase entre las paralelas como en la figura 12,


agárrense bien, y bájese el cuerpo gradualmente

E ig s r a SI

doblando los brazos hasta asumir la. posición que


muestra la figura 19, pero sin que los pies toquen
el suelo; luego hay que levantarse gradualmente
tratando de estirar los brazos, lo cual obligará a
poner en juego toda la fuerza de los músculos.
Es preciso que no se muevan ni giren el cuerpo
ni las piernas, sino hacer el ejercicio con soltura,
38 JA C K M A CKINLAY

lo cual se conseguirá al cabo de unas cuantas veces


de práctica.

E je r c ic io 12.—EL JANO

Súbase entre las paralelas, en el centro, y pá­


sese una pierna a cada lado, delante de las manos.

Cójanse con fuerza las barras y de un salto pá­


sense las piernas entre ellas y llévense atrás; pero
al hacerlo, crúcense las piernas, como en la fig. 20,
COMO SE HA CE U N ATLETA 39

y, torciendo ligeramente el cuerpo, déjeselas des­


cansar en las barras, con lo cual la pierna derecha
quedará en la barra izquierda y la izquierda en

la barra derecha, como en la figura 21. No se vuel­


va siempre el cuerpo del mismo lado, para que no
sea siempre la misma pierna la que quede encima.

E je r c ic io 13.—LA CABRIOLA

Poneos en pie entre las barras dejándoos bajar


hasta que la cabeza quede debajo de ellas. Cójan­
40 JACIC M A CKINLAY

se éstas con las manos y estírense las rodillas, has­


ta quedar en la posición de la letra L (ñg. 18).
Luego súbanse gradualmente las piernas por en­
cima de los brazos (figura 22) hasta que formen
un círculo o hasta que estén lo más cerca posible
del suelo (figura 23); y después de permanecer
corto tiempo en esta posición, vuélvase a la pri­
mera con la misma lentitud.
Durante este ejercicio hay que tener las rodi­
llas rígidas, así como los pies separados del suelo.
Es difícil para los principiantes y hace que due­
lan los brazos, pero se domina con un poco de
práctica.
JSTo se intente* renunciar con desesperación a
hacer el ejercicio, ni a la primera ni a la segunda
vez de intentarlo, porque es sumamente agradable
y tiende a fortalecer los músculos de los brazos en
gran manera, haciendo además que el asidero de
las manos sea mucho más firmo.

E je e c ic io 14. —BOCA ABAJO

Sentaos sobre las paralelas, a horcajadas, como


si fueran un caballo; extended las dos manos ha­
cia delante, caed hacia delante, entre las parale­
las, con movimiento rápido, y coged las barras
por detrás, lo cual os hará soltar la presa de las
piernas (v. ñg. 24), y poniéndolas juntas se verán
COMO SE TIACE UN ATLETA 41

libres de las barras y caerán entre ellas. Con lo


cual os podéis poner de pie en el suelo.
Pruébese esto lentamente al principio, para com­
prender bien la manera de coger las barras y no
se trato de saltar las piernas basta que las manos
estén bien agarradas. Luego, a medida que se vaya
haciendo con facilidad, hay que aumentar la ra­

pidez del movimiento, porque es necesario hacerlo


rápido para hacerlo bien.

E je r c ic io 15.—SALTO MORTAL HACIA


DELANTE

Este ejercicio se suele realizar al finalizar el nú­


mero 2 o cualquier otro ejercicio que lleve al ex­
42 JA C K M A CIÍIN LA Y

tremo de las paralelas. Es un brillante final de


cualquiera de ellos, no siendo tan difícil como pue­
de parecer a primera vista.
Cuando se llega al extremo de las barras, con
las manos agarrando firmemente los bordes, como
se muestra en la figura 25, inclinaos un poco bacia
delante y poned el cuerpo en posición vertical, con
las piernas dobladas sobre la cabeza, y al mismo
tiempo doblad los brazos, con lo cual los hombros
quedarán entre las paralelas. Súbanso luego las
piernas, y cuando os encontréis equilibrados, dad
un pequeño impulso o salto sobre las muñecas y
soltar las barras, con lo cual caeréis de pie, pero
cuidando de mantener las puntas de ellos apunta­
das hacia el suelo.
A los principiantes un ligero balance les permi­
tirá subir las piernas mejor; pero el balance no
debe ser demasiado fuerte, pues de lo contrario la
cabeza podría ir mucho más allá de lo necesario,
haciéndole medir el suelo.
No importe si, al tratar de mantenerse en pie
después de llegar al suelo, se cae hacia atrás o
hacia adelante (esto ocurre si se sueltan las barras
demasiado pronto), porque después do haber he­
cho el ejercicio cinco o seis veces, será el que con
más gusto se practique entre todos los que pueden
hacerse.
COMO SE H A CE U N ATLETA 43

E je r c ic io 16.—EL SALTO ESPAÑOL

Este es mi brillante final de ejercicio cuando el


gimnasta se encuentra al extremo de los barrotes,
y no es tan difícil como parece.

En el extremo de las paralelas, pónganse las


manos sobre las puntas, balanceándose dos veces
y haciendo el último el balance hacia atrás, cui­
dando de que sea mucho más alto que las barras.
Luego ábranse las piernas, pásense sobre ambas
paralelas y soltando la presa de las manos, cáiga-
se en el suelo (v. figura 26).
44 JA C IÍ M A CKINLAY

Al saltar por encima de los extremos de las


barras, cúidese de tener el cuerpo inclinado hacia
delante, ayudándolo con un ligero impulso de las

manos que dará mayor valor para soltar, además


de que es el mejor medio de juntar de nuevo las
piernas sin que choque una contra otra.
Cuanto mayor impulso se dé al balance, tanto
mejor será el resultado de este ejercicio.
COMO SE H A CE U N A TLETA 45

E je r c ic io 17.—SUBIRSE EN LAS BARRAS

Pónganse las manos sobre las barras, dése un


salto y pásese la pierna derecha por encima; sú­

base la otra pierna, y coloqúese la punta del pie


debajo de la barra, como en la figura 27. Inclínese
el cuerpo hacia delante, con los brazos extendidos
46 JA C K M ACKINLAY

para conservar el equilibrio, y luego coloqúese el


otro pie, el derecho, sobre la barra, lo más cerca
posible del cuerpo. Luego, por medio del pie iz­
quierdo, en el cual hay que apoyarse firme, le­
vántese el cuerpo hasta quedar bien erguido sobro
la pierna derecha. No se trate de soltar el pie iz­
quierdo hasta estar bien apoyado en la pierna de-
recha doblada.
Luego vuélvase a bajar gradualmente, cuidando
mucho de pasar bien el pie izquierdo debajo de la'
paralela y de conservar bien el equilibrio.

E je r c ic io 18.—COLGARSE DE LA BARRA

Sáltese y empúñese la barra con ambas manos,


cuidando de que los pulgares caigan al mismo lado
que los otros dedos, y de que los nudillos estén
lo más arriba posible.
Cójase la barra con firmeza, sin temor de no
poder retener la presa mucho tiempo, y alterna­
tivamente suéltense las manos derecha e izquierda.
Continúese suspendido todo el tiempo que se
crea conveniente, pero sin cansarse con exceso. Y
al dejarse caer de la barra cúidese de apoyar las
puntas de los pies en el suelo.
COMO SE HA CE U N ATLETA 47

E je r c ic io 19.—ANDAR POR LA BARRA

Cójase la barra como en el ejercicio anterior


y muévanse las manos alternativamente a lo largo
de ella, comenzando por trechos cortos e iguales;
auméntese su longitud hasta que se pueda hacer
con soltura. Luego póngase una mano a cada lado
de la barra y procédase como antes, pero avanzan­
do las dos manos al mismo tiempo. Al regreso án­
dese hacia atrás.
Manténganse las piernas tiesas y las puntas de
los pies hacia el suelo, sin moverlas durante el
ejercicio.
48 •TAOK M A CKINLAY

E j e r c i c io 20.—SALTAR

Este ejercicio se hace de la misma manera que


el anterior, pero moviendo las manos al mismo
tiempo, en vez de alternarlas.
Las piernas pueden estar ligeramente dobladas,
para ayudar a dar el salto.

E je r c ic io 21.— EL BALANCE

Colgado de las manos casi en el centro do la


barra, muévanse las piernas y el cuerpo de adelan­
te a atrás, como en un balance común, y con un
poco de práctica se llegará a levantar el cuerpo al
nivel de la barra (v. figura 28).
No se tema columpiarse demasiado alto, porque
muchos de los ejercicios que vamos a describir de­
penden de la limpieza y amplitud del balance.
COMO SE HACE UN ATI.UTA 40

Balancéese el cuerpo por lo menos una docena


de veces, y al soltar la barra hágase en el balance
delantero y cuando los pies llegan al nivel de la
cara. Entonces hay que soltar las manos, y con un
ligero movimiento del cuerpo caer de pie.

Esta es una manera muy limpia de soltar la


barra, y cuanto más lejos de ésta se caiga más lim­
pio y de más efecto será el ejercicio.
Sobre todo hay que evitar sacudir las piernas
en el balance.

CÓMO SE HACE UN ATLETA.— 4


50 ,TACK M A CKINLAY

E j e r c i c io 22.—LEVANTARSE Y BAJARSE

Este ejercicio es muy parecido al número 10;


sólo se trata de subir el cuerpo todo lo alto que
consientan los brazos.
Colgaos de la barra y gradualmente id subiendo
el cuerpo hasta que el pecho esté a la altura del
barrote; luego bajad despacio (figura 29).
Repítase esto cinco o seis veces por lo menos, y
si no se consigue hacerlo la primera vez que se
pruebe, no hay que desesperarse; porque este ejer­
cicio es la base de otros muchos y además porque
fortalece en extremo los músculos de los brazos y
de las muñecas.

E j e r c i c io 23.—LA LETRA L

Este difiere del último sólo en una cosa, y es


que en lugar de dejar las piernas rectas y col­
gando, hay que ponerlas en ángulo recto con el
cuerpo, formando así la letra L. En tal posición
COMO SE H A CE U N ATLETA 51

se subo y se baja el cuerpo como en el ejercicio


anterior (v. la figura 18).

E je r c ic io 24.—BALANCE A SALTOS

Procédase como liemos diclio en el ejercicio 21,


y cuando el cuerpo haya llegado casi a la altura
de la barra, suéltense las manos, y después de jun­
tarlas un poco (figura 30) vuélvase a coger la barra
y continúese el balance. Persevérese en esto hasta
hacerlo con soltura y perfección; la primera se
consigue con constante práctica, y la segunda se
adquiere cuando se logra juntar bien las manos al
soltar la barra.
Cuanto más se separen las manos de la barra,
tanto mayor será el efecto.
Este ejercicio debe repetirse tres veces antes de
dejarse caer al suelo. Es difícil para I03 princi­
piantes, pero se domina pronto.

E je r c ic io 25.— BALANCE A SALTO


CAMBIADO

Procédase como se describe en el ejercido 21 y


cada vez que el cuerpo se halle en el balance de­
52 JA C K M ACKIXLAY

lantero (es decir, cuando la espalda mira al suelo)


dése un giro suave, soltando la barra y volviéndola
a coger rápidamente antes de que el cuerpo tenga
tiempo de bajar.
Al cabo de un poco de práctica hay que cambiar
el cuerpo cada balance, impidiéndole así que dé
el balance hacia atrás, y viendo siempre la direc­
ción en que va.
Este ejercicio se hará con más limpieza cada nue­
va vez que se intente.

E j e k c ic io 26.—PASAR EL CUERPO ENTRE


LOS BRAZOS

Cuélguese el cuerpo de la barra como hemos di­


cho y con movimiento gradual súbanse las pier­
nas hacia la barra, dóblense las rodillas, pásense
entre los brazos por debajo de la barra y hágase
que las piernas pasen y después todo el cuerpo,
que debe caer todo lo bajo que consientan los bra­
zos; el cuerpo, los brazos y las piernas deben que­
dar casi en línea recta (v. figura 31).
Después de estar un corto tiempo en esta posi­
ción vuélvase otra vez a pasar el cuerpo por me­
dio de los brazos, sin soltar las manos y sin que
los pies toquen al suelo.
COMO SE H A CE U N ATLETA 53

A los principiantes les será muy difícil volver;


hasta que puedan hacerlo, deben soltar las manos
y dejarse caer al suelo; pero con un poco de prác­
tica, y sobre todo con una ligera ayuda al prin­
cipio, pronto les resultará más fácil de lo que pue­
de parecer a primera vista.

E je r c ic io 27.—EL RETORCIMIENTO

Este es un excelente ejercicio que recomenda­


mos con mucho empeño, porque al hacerlo debe,
si ya no lo ha hecho antes, suspenderse de una
sola mano, poniendo, por lo tanto, a prueba la
fuerza de cada muñeca.
Procédase como hemos descrito últimamente,
pero en lugar de pasar el cuerpo otra vez entre
los brazos, suéltese una mano, con lo cual el cuer­
po dará una vuelta completa en torno de sí mis­
mo, vuélvase a coger la barra y repítase el ejer­
cicio todas las veces que se crea conveniente. Si
se hace seis veces sin parar y soltando siempre la
misma mano, parecerá como si el brazo se hubiera
retorcido.
No se emplee siempre la misma mano.
54 JA C K MAOKTXLAY

E je k c ic io 28.— COLGARSE DE LAS PIERNAS

Pásense las piernas por medio de los brazos,


como hemos descrito en el ejercicio 28, y súbanse
sobre la barra en lugar de dejarlas caer hacia el
suelo. Descánsese en ellas como muestra la figu­
ra 32, doblándolas sobre la barra lo más firmemen­
te que se pueda; entonces se sueltan las manos y
se las deja caer sueltas.
Después de permanecer en tal postura todo el
tiempo que se crea conveniente, súbanse los bra­
zos y alzando un poco el cuerpo, vuélvase a coger
la barra y hágase que el cuerpo, después de haber
soltado las piernas, caiga como en el ejercicio 26,
cuidando de caer en el suelo sobre las puntas de
los pies.
Otro procedimiento se describirá más adelante,
porque para hacerlo es preciso realizar antes dos
o tres ejercicios más, con objeto de que el cuerpo
quede sentado en la barra.
COMO SE HA CE U N ATLETA 55

E je r c ic io 29.— EL CIRCULO EN TORNO D E


LA BARRA

Para un principiante es este un ejercicio difí­


cil y enojoso. Difícil porque lo más probable es
que pase mucho tiempo sin que consiga hacerlo
a la perfección; enojoso, porque sus músculos pa­
decerán probablemente si no logra pasar por en­
cima de la barra como se propone. Sin embargo,
una vez que se ha conseguido, se verá que no hay
otro ejercicio más fácil.
Colgado de la barra, procédase como en el nú­
mero 26, pero llévense las piernas encima de la
barra en vez de debajo, y subiendo el cuerpo con
los brazos y un ligero movimiento de la muñeca,
súbanse las piernas completamente sobre la barra,
y al subir actuarán como una especie de balancín
del cuerpo, que, con la ayuda de los brazos, pasará
a la posición requerida.
Para permitir al joven gimnasta que dé la vuel­
ta a la barra más pronto que por el medio que
acabamos de indicar, puede ponerse la barra a la
5(3 JAC'K M ACKINLAY

altura de su barbilla; con lo cual, después de ha­


berla asido con las manos, dando un paso hacia
adelante podrá adquirir el impulso hacia arriba que
le haga pasar por encima de la barra. Pero al ha­
cerlo tiene que estirar las piernas (v. figura 33),
pasándolas por encima de la barra con el simul­
táneo movimiento de los brazos, y sobre todo de
las muñecas. Esto, en poco tiempo, le permitirá
hacer el ejercicio en la forma primera que liemos
descrito, cuando la barra esté levantada lo sufi­
ciente para que haya que saltar al agarrarla.

E je r c ic io 30. —LA PLANCHA

Este ejercicio requiere gran fuerza en los múscu­


los de los brazos, y se consigue hacerlo con la prác­
tica y con la resolución de alcanzarlo.
Pásese por entre los brazos como en el ejerci­
cio 26, manteniendo las piernas perfectamente en
línea recta con el cuerpo, y bajándolas poco a poco
en la figura 34. Después de estar un corto tiempo
en esta posición, cáigase al suelo, o vuélvase a pa-
hasta que queden horizontales con el suelo, como
COMO SE HA CE UN ATLETA 57

sar el cuerpo por entre los brazos. Esto último es


preferible.

E je k c ic io 31.—LA SUSPENSION

Este ejercicio se propone probar la fuerza con


que se agarra la barra con una pierna.
En pie bajo la barra, cójase con ambas manos,
una por cada lado, y con repentino salto pásese la
pierna derecha sobre la barra, hacia el lado iz­
quierdo; luego póngase la punta del pie izquierdo
debajo de la barra, como se ve en la figura 35, suél­
tense las manos y bájese el cuerpo todo lo posible,
permaneciendo en tal posición todo el tiempo que
se crea conveniente.
Las manos pueden colgar sueltas, como se ve
en la figura 35, o bien cruzarse sobre el pecho.
Repítase el ejercicio cambiando la posición de
las piernas.
La. pierna que queda debajo de la barra ha de
estar bien estirada.
58 JA C K M ACKINLAY

EL TRAPECIO

E je r c ic io 32.—LA VUELTA

Póngase la mano izquierda en la barra, con los


dedos hacia atrás y el pulgar delante de la barra,
cerca de la cuei'da izquierda, que debe empuñar­
se con la mano derecha a la altura del hombro;
luego llévese el cuerpo alrededor de la cuerda iz­
quierda y levantando las piernas sobre la barra,
tómese la posición sobre ella.
Hágase lo mismo con la cuerda derecha., pero
poniendo encima la mano izquierda (v. figura 36).
La cuerda debe agarrarse como se ve en la cita­
da figura.
COJIO SE HA CE U N ATLETA 59

E je r c ic io 33.— PONERSE EN PIE SOBRE LA


BARRA

Sentaos primero en la barra, cogiendo las cuer­


das, lo más alto que sea posible, y con movimien­

to gradual, parecido al del ejercicio 10, elevaos


hasta poner los pies sobre la barra; luego subid
60 JACIC M A CKINLAY

las manos un poco más, para poneros cómodos, o


proceded con el siguiente ejercicio.

E je r c ic io 34.—POSTURA COMODA EN LA
BARRA

Vuélvase la espalda a una de las cuerdas, con


los pies sobre la barra, pero con las puntas hacia
fuera (v. figura 37), y cuando se haya adquirido
el equilibrio, crúcense los brazos sobre el pecho.
Hágase esto en cada cuerda, sin poner siempre
el mismo pie delante.
Los pies se pueden poner como en la figura 37,
o bien se puede resbalar el de delante de manera
que el hueco interior de él quede contra el arran­
que de la cuerda y el otro pie sobre él, como
cuando está una persona sentada en una silla y
estira las piernas para estar más cjómoda.
COMO SE H A CE U N ATLETA 61

E j e r c ic io 36.—LA INVERSION

En pie sobre la. barra, cójanse las cuerdas con


fuerza, como muestra la figura 38, en la que se ve­
62 JÁ C K MACXIIÑLAY

rá que los nudillos están delante y los pulgares


hacia abajo; los codos pueden estar un poco levan­
tados, pero las manos han de caer a la altura de
las caderas: luego, inclinándose hacia delante y
levantando los pies de la barra, hay que inver­
tirse completamente, con lo cual se puede quedar
sentado sobre la barra o bien volver a poner los
pies en ella; se podrá hacer esto último si las ma­
nos están lo bastante altas antes de hacer la inver­
sión.
Este ejercicio so puede hacer a la inversa; y la
mejor descripción de la manera de hacerlo es acon­
sejar que observe la posición de los brazos y de las
manos después de haber realizado el ejercicio ante­
rior, invirtiendo el movimiento del cuerpo al girar.

E je r c ic io 36.— APOYARSE E N LA CABEZA

Cójanse las cuerdas a cosa de un pie sobre la


barra, después de haberse arrodillado en ésta; lue­
go, con movimiento parecido al anterior, échense
ias piernas arriba, ábranse y apóyense en las pier­
nas para equilibrarse. Luego bájese el cuerpo y
coloqúese la cabeza sobre la barra.
COMO SE H A CE U N ATLETA G3

Con un poco de práctica, conseguirá después de


esto soltar las manos de las cuerdas y cruzar los
brazos sobre el pecho, o colocarlos en otra posición
cualquiera; pero ha de tener mucho cuidado con
la manera de hacerlo la primera vez.
Las manos han de estar colocadas como mues­
tra la figura 38.

E je r c ic io 37.—EL DESCANSO

Este ejercicio es muy parecido al anterior.


Sentados en la barra, cójanse las cuerdas, resba­
lando hasta que la barra toque el cogote, y al ha­
cerlo, échense las piernas arriba y apóyense los
pies contra las cuerdas (v. figura 39).
El cuerpo ha de estar algo doblado por la3 ca­
deras.
Las manos pueden cruzarse sobre el pecho, o
ponerlas como se ve en la fig. 39.
Hay que tener mucho cuidado con este ejerci­
cio, porque un desliz puede dar ocasión de arre­
pentirse de haber procedido con atolondramiento.
64 JA C K M A CKINLAY

E je r c ic io 38.— EL BALANCE

Al columpiarse en el trapecio, las cuerdas se


moverán a un lado y a otro, de manera que la
fuerza de impulso se lia de hacer en el momento
preciso, para que el movimiento de las cuerdas no
refrene el columpio.
Es mucho más bonito este ejercicio si durante
él se realiza otro cualquiera, como son los ejerci­
cios 22, 26 o 29, u otro que escoja, mientras el
trapecio está oscilando.
No se descuide el tener los pies bien dirigidos
al suelo durante el balance y una vez que haya
comenzado el movimiento.

E je r c ic io 39.—COLGARSE

Sentado en la barra sin agarrarse, hay que echar­


se hacia atrás, abriendo bien las piernas, y po­
niendo las puntas de los pies hacia los lados, con
CÓMO SE IÍA C E UN ATLETA 65

lo cual al resbalar se quedará cogido a la cuerda


en la postura que muestra la figura 40. Después
de permanecer en esta posición algún tiempo, sú­
base el cuerpo y cójase la uarra, después de lo cual
será fácil soltar los pies.

E je r c ic io 40.—EL SALTO

Terminado el ejercicio 38 y cuando se crea es­


tar bastante alto sobre el suelo, suéltese la barra
y cáigase sobre aquél, bien en el balance atrás o
en el de delante; pero al caer hay que cuidar de
que la fuerza del choque se reciba en las puntas
de los pies y no en los talones.
Esto debe practicarse con un ligero balance al
principio, porque la posición del cuerpo no es la
misma al arrojarse durante el balance delantero
que en el otro. Después de un poco de práctica, se
podrá realizar con cualquier balance, por largo
que sea. Y cuanto más alto sea el balance, más
distante será el salto.

CÓMO SE HACE U N ATLETA.— 5


66 JACTC M ACKINLAY

LAS ANILLAS

E je r c ic io 41.—SENCILLEZ

Cójanse las anillas inferiores de las cuerdas, una


en cada mano, y échense las piernas hacia arriba
todo lo rápidamente que se pueda; algo parecido
al ejercicio 13 pero mucho más rápido. Y cuan­
do los pies esten cerca del suelo, suéltese la cuerda
y cáigase de pie.
A pesar de que los principiantes lo juzgarán di­
fícil, este es uno de los más sencillos ejercicios
cuando se ha dominado.
Cuanto más deprisa se haga, más fácil e3 ha­
cerlo bien; después de probarlo unas cuantas ve-
ves, se caerá en pie sin accidente alguno.
CÓMO SE HA CE U N ATLETA

E je r c ic io 42.—LA VUELTA DEL BARBERO

Este es el ejercicio descrito con el número 13;


pero en vez de agarrar la barra, hay que agarrar

Figura 41

las anillas (v. figura 41), teniendo al hacerlo las


cuerdas bien firmes, y sin dejarlas que oscilen.
68 JA C K M ACKINLAY

E je r c ic io 43.—LA VUELTA CONTINUA

Este ejercicio difiere de los dos que acabamos de


mencionar en que los pies no deben tocar el suelo;
si lo hace, su castigo será, cuando los pies bajen, ha­
cerle abrir los brazos un poco y le parecerá que se
los arrancan de cuajo; pero no hay que hacer caso,
porque cuando este ejercicio haya sido hecho tres
o cuatro veces, dará al brazo rana soltura de mo­
vimientos que proporcionará gran satisfacción.
Al hacer este ejercicio tres o cuatro veces sin
parar y sin que los pies toquen el suelo bajo nin­
gún pretexto, cuando se consiga no experimentará
la más mínima sensación desagradable, el gim­
nasta dirá el beneficio que ha obtenido con su
práctica.

E je r c ic io 44.—OTRO PROCEDIMIENTO

Procédase como en el anterior, pero dejando que


los pies toquen el suelo, y dando un ligero salto
cada vez que se suben las piernas.
CÓMO SE HÁ CE U N A TLETA 69

Este ejercicio debe repetirse tanto hacia atrás


como hacia delante todas las veces que sea posible.

No hay que soltar las cuerdas hasta que se haya


terminado' el ejercicio, dejándolas retorcerse tan­
tas veces como vueltas se hayan dado.

E je r c ic io 45.— LA VERTICAL

Cójanse las cuerdas y súbanse las piernas como


antes, pero al hacerlo estírense y manténganse ha­
70 JA C K M ACKINLAY

cia arriba. Sosténgase el cuerpo bajo, sin encorvar­


lo y sin que los pies toquen las cuerdas (figura 42).
Cuando se esté en esta posición, súbase y bájese
el cuerpo todo lo posible, pero manteniéndolo, así
como las piernas, en la misma posición.
Este es un buen ejercicio, que tiende a robustecer
los músculos de las muñecas y brazos.

E je r c ic io 46.—LA PLANCHA

<Este ejercicio es el descrito con el número 30,


siendo la única diferencia la posición de las ma­
nos.

E je r c ic io 47.—EL RETORCIMIENTO

Este es un ejercicio muy difícil, tanto para ha­


cerlo como para describirlo.
Colgados de las manos, súbanse las piernas; pero
antes de dejarlas caer demasiado, dése una vuelta
al cuerpo de manera que se coloque la espalda lo
más en el centro que se pueda, pegada al brazo
hacia el cual se gira; y al hacerlo suéltese la otra
cuerda, manteniéndose suspendido (v. figura 43).
COMO RE HA CE U N ATLETA 71

Las piernas y el brazo libre se lian de mantener


todo lo estiradas posible, y el cuerpo se debe in­
clinar un poco hacia atrás, para que descanse más
seguramente sobre el brazo.

Se requiere gran práctica antes de que el prin­


cipiante pueda realizar la parte difícil de este ejer­
cicio, pues no sólo pone a prueba la fuerza de los
músculos del brazo, sino que el retorcimiento que
se le da al hombro y la dificultad que se encuen­
tra en equilibrar bien el cuerpo, hacen que mu­
72 JACIC MACIvINLAY

chos lo abandonen como imposible. Pero criando


lo haya conseguido, experimentará una gran sa­
tisfacción al hacerlo delante de aquellos que lo
creían imposible.

E je r c ic io 48. —LA LETRA L

Este ejercicio se describe en el ejercicio 10, sólo


que las manos agarran aquí las anillas en vez de
las paralelas.

E je r c ic io 49.—ESTIRARSE

Después de levantarse lo más posible, como en


el último ejercicio, pásese una mano delante y ex­
tiéndase la otra (fig. 44). El lazo de delante debe
agarrarse con fuerza, mientras que el otro se man­
tiene en la posición requerida con la mano abier­
ta, con los dedos extendidosí y haciendo toda la
fuerza con la palma.
Esto se ha de hacer con ambas manos. Las pier­
nas se han de mantener perfectamente rectas, aun­
que se pueden mover como quien suhe una esca­
lera, cuanto más despacio mejor.
COMO SE HA CE U N ATLETA 73

E je r c ic io 50.—EL CAMBIO

Procédase como se ha descrito en el ejercicio an­


terior y después de pasar una mano delante, suél-
74 JA C K MACKTNLAY

tese la otra y manténgase el cuerpo suspendido


durante un breve rato; luego cójase la otra anilla
y hágase el ejercicio a la inversa.
Es un ejercicio muy bonito, en el que conviene
perseverar.

E je r c ic io 51.—MONTARSE ENTRE LAS


CUERDAS

Es otro ejercicio de prueba, pero, como en el


ejercicio, 46, los hombros obtendrán gran bene­
ficio de él.
Levantaos entre las cuerdas como en el ejerci­
cio 49 y con una vuelta repentina de los brazos
(uno por uno al principio) súbanse los hombros,
como en la figura 45, y después será fácil subir le­
vantando el cuerpo.
Hay que perseverar en este ejercicio, porque per­
mitirá hacer con más facilidad el que sigue.

E je r c ic io 52. —LA VUELTA

Mientras se está subido entre las cuerdas como


en el ejercicio anterior, pero antes de poner los
brazos rectos, hay que hacer este ejercicio.
COMO SE H A CE U N ATLETA 75

Inclinaos hacia delante, echando las piernas


(por detrás) sobro la cabeza y dejándolas caer al
suelo, sin soltar las anillas.
Cuando se tenga un poco de práctica, se pueden
soltar las cuerdas al caer, pero al principio hay que
hacerlo con mucho cuidado.
Es un ejercicio difícil, pero la práctica dominará
pronto la dificultad.

E je r c ic io 53.—TREPAR POR LA CUERDA

Hemos introducido aquí este ejercicio, porque


algunas veces será necesario llegar a la pieza trans­
versal de arriba, en vez de hacer cualquiera de los
otros ejercicios.
Iiay dos maneras de subir por la cuerda.
.Primera.—Cójase la cuerda con ambas manos,
moviéndolas alternativamente una sobre la otra, y
para sostenerse entre tanto, se pueden emplear los
pies, apretando la cuerda entre ellos, como se mues­
tra en el medio cuerpo de la figura 46, en que los
pies están cruzados y el de abajo aprieta la cuerda
contra el de encima.
Segunda.—Cójase la cuerda con ambas manos,
y sin ayuda de los pies muévanse aquéllas alterna­
tivamente hacia arriba; pero así el gimnasta ten­
drá que hacer uso del ejercicio de subir y bajar
con una mano mientras levanta la otra.
76 JA C K M A CKINLAY

Deben repetirse estos ejercicios de trepar en una


cuerda sin nudos y no demasiado corta.
Para bajar la cuerda, hay que invertir el movi­
miento de manos y pies, o sólo de las manos.
No se deje resbalar la cuerda entre las manos,
porque el roce con seguridad arrancará la piel.

E je r c ic io 54. —EL SALTO

Este ejercicio es parecido al descrito con el nú­


mero 41, pero al principio resultará un poco más
difícil de realizar.
Cójanse las cuerdas como en el ejercicio 41 y
al subir las piernas, ábranse para pasar una a cada
lado de las cuerdas, que han de quedar juntas o
próximas, como se ve en la figura 47; luego, cuan­
do estén casi arriba, suéltense las manos y cáigase
sobre el suelo. Hágase este ejercicio sólo con una
cuerda, pero entonces en ella hay que tener las
dos manos.
Es un ejercicio muy limpio, pero que se ha de
hacer con gran rapidez.

E je r c ic io 55.— EL TIRON

Cójanse las cuerdas, una en cada mano, y pón­


gase la pierna derecha sobre el brazo del mismo
lado, como en la figura 48, o bien la izquierda so-
COMO SE H A C E UN ATLETA 77

bre el izquierdo, dejando la otra pierna suelta. Lue­


go, con repentino tirón, y al mismo tiempo ex­
tendiendo el brazo libre, échese el cuerpo hacia de­
lante con el impulso más grande que se pueda,
con lo cual se dará la vuelta completa; pero al ha-

pierna resbale de su sitio.


Es un ejercicio muy difícil, que requiere mu­
cha fuerza y mucha práctica.

E je r c ic io 56.—-EL DESCENSO

Este ejercicio se ha de hacer en una sola cuer­


da, cuanto más elevada mejor, atándole al extre­
78 JA C K M ACKINLAY

mo inferior un peso de 25 kilos, que venga a que­


dar a diez centímetros del suelo.
Súbase por la cuerda lo más aprisa que se pue­
da., dejándola luego colgar por delante y bajar en­
tre las piernas. Luego pásese la pierna derecha al­
rededor de ella, pasando también el pie alrededor.
Hecho esto, pásese el brazo derecho delante de la
cuerda, como se ve en la figura 49, y se puede ba­
jar gradualmente, según la fuerza que la pierna
haga contra la cuerda.
La otra pierna debe quedar suelta y libre.
Para dar a este ejercicio el mayor efecto, el peso
debe estar retorcido, lo cual hará que se baje dan­
do vueltas.
Mientras se baja, las manos deben ponerse en
la actitud más elegante posible.

E je r c ic io 57.—EL REVOLVER

Cójanse las cuerdas con ambas manos, súbanse


las piernas, y pásese el pie derecho por el lazo del
mismo lado. Al hacerlo, se suelta la mano de la
anilla en que se ha puesto el pie, y se coge la otra
cuerda con la mano derecha, subiendo la izquierda
y dejándola colgar.
Al hacer esto es preciso cuidar de que el pie de­
recho no se suelte.
COMO SE HA CE UN ATLETA 79

Luego, cogiendo la cuerda con las dos manos, hay


que subirse moviendo las manos alternativamente,
y cuando se está a suficiente altura, se pone el pie
izquierdo en el lazo del centro, y se agarra una
cuerda con cada mano.
Crúcese un pie sobre otro, para mantenerlos jun­
tos, y pónganse los brazos al frente, cogiendo las
cuerdas, como antes hemos mostrado, a la altura
de las caderas; inclinándose hacia delante y echan­
do los pies ligeramente hacia atrás, se encontrará
el cuerpo completamente invertido.

FIN
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