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- Suponer que el léxico, morfología y sintaxis de nuestra lengua han de hacer explícita sistemáticamente
la relación entre género y sexo, de forma que serán automáticamente sexistas las manifestaciones
verbales que no sigan tal directriz, ya que no garantizan “la visibilidad de la mujer”. Si no se acepta
el razonamiento, se estará impidiendo al leguaje “que evolucione de acuerdo con la sociedad”, de forma
que mantendremos una serie de “hábitos que lo masculinizan, lo que expulsa a las mujeres del universo
simbólico”.
5. Hay acuerdo general entre los lingüistas en el que el uso genérico del masculino para designar los dos
sexos está firmemente asentado al sistema gramatical español, como lo está en el de otras muchas lenguas
y también, no hay razón para censurarlo.
Los juicios sobre nuestro lenguaje se extienden a nosotros mismos.
6. Se pone en énfasis la existencia de determinados recursos lingüísticos que pueden servir de solución para
una probable situación de ambigüedad o falta de precisión. Además, no se deja a un lado la existencia de
una forma de discriminación en ciertas expresiones nominales, elaboradas hacia el género masculino,
teniendo que abarcar ambos géneros.
7. Incluso cuando se deje de optar por cuestiones sintácticas muy sutiles, el problema ya se encuentra
arraigado en el contexto de la sociedad, puesto que la discriminación que sentirá la mujer al no verse
incluida en todos los términos, será percatada inminentemente por sí misma.
Se debe tener muy en cuenta, que las personas pertenecientes a un determinado grupo que exige que las
normas gramaticales se mantenga dentro un de determinado intervalo o que no se extienda a ningún
extremo, tienen que tener presente que dichas normas gramaticales no poseen extremos, dado que estas se
aplican en función a una serie de criterios morfológicos, léxicos y/o sintácticos.
10. Es muy resaltante el hecho que las personas tienen la potestad de decidir desde el significado de las
palabras, hasta su conjugación, es decir, se asemeja a lo que vendría ser el código civil en la sociedad.
11. Se promueve la reflexión en una forma que no se tenga que reestructurar las normas lingüísticas para
que satisfagan como una igualdad, además de impulsar el uso en las etimologías para deshacerse de las
expresiones ya marcadas o usadas convencionalmente impidiendo nuestra libre expresión e incluso, la
forma de entender a la otra parte.
Resumen de Lectura:
El debate a partir del artículo “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer” da a relucir la necesidad de
una visibilidad de la mujer con la ayuda de una adaptación del lenguaje para corregir ciertos usos sexistas. A
pesar de dichas intenciones, dicho acto desencadena acciones en contra de lo planteado: atentando a la
gramática o la sintaxis y la promoción de un movimiento contradictorio que debilita sus propias
recomendaciones (señalado por Ignacio Bosque).
A su vez que nuestra lengua diferencia el sexo con el género, este acuña
sustantivos masculinos que incluyen las mujeres y viceversa (ej.
Periodista). Aun así, el autor ejemplifica el uso de la feminización del
lenguaje en el desarrollo de la lengua con el caso de la RAE y la palabra
“Modisto” (un mal uso del sufijo -isto).
Esto deja en evidencia los requerimientos que la RAE le exige a los que
elaboran guías sobre el uso no sexista del lenguaje como a los
académicos que deben interesarse en revisar la DRAE. En dicho
diccionario, encontramos términos sexistas como los grados militares:
el uso de “Soldado” y no “Soldada”, a pesar del reconocimiento de la
FUNDEU como un uso correcto, pero no recomendable en la extensión
de su uso. Esto refleja una contradicción que se intentó arreglar con una
modificación en la siguiente edición: uso común (en referencia al
género) pero con “uso mayormente masculino”.
La RAE cuenta con estos “episodios” en su historia. Por ejemplificación, está la resistencia ante la inclusión
de una acepción para denominar nuevas de formas de matrimonio homosexual. Dentro de la DRAE, existen
hasta diez formas de matrimonio (algunas obsoletas), pero no para el matrimonio anteriormente expuesto, a
pesar de que la TC tumbe dicha forma. Otro caso es el concepto de “violencia de género”, aceptado
universalmente y con raíces en otro idioma, que define la “violencia doméstica” (como lo señala Ignacio
Bosque).
El caso más significativo se encuentra en la DRAE y las excepciones sexistas (con razones de sentido común
y eficacia que rigen el orden alfabético). Como muestra, el predominio de la variante masculina en palabras
para designar oficios que vulneran dicho orden. A su vez, Ignacio Bosque señala, en su artículo, una cuestión
acerca de cómo un profesor de Lengua puede explicar a sus estudiantes sobre las distorsiones del idioma (las
guías del lenguaje no sexista) y, a su vez, una posible variación del orden alfabético propuesto por la RAE.
Por añadidura, es significativo el párrafo extraído de la Constitución Venezolana: “Quedamos a la espera
del análisis correspondiente de nuestra Constitución vigente, especialmente de los artículos 56 y
siguientes en los que se refiere a la denominación del jefe del Estado como “Rey”, y a su heredero como
“Príncipe de Asturias”, excluyendo la posibilidad, consagrada como es lógico en el propio texto y efectiva
desde que el heredero ha tenido solo hijas, de que un día en España haya una Reina. Sin llegar al
despropósito bolivariano, se podría haber matizado más.”
Finalmente, dicho debate está abierto. Así como la RAE se muestra activa para la modernización de
nuestra gramática y ortografía en un intento por incluir las peculiaridades de ambos castellanos en un
diccionario Panhispánico de Dudas, esto para mostrar todas las variedades fonéticas, a su vez debería
elaborar una guía de referencia para la orientación de un lenguaje más inclusivo (sin convertirlo en una
sinrazón). Dado que el documento de Ignacio Bosque, “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”,
junto a las críticas, dan propuestas razonables, existe la posibilidad de alcanzar consensos. Mientras llega,
resulta interesante que la RAE prosiguiera su labor analítica y divulgadora, en los que destacan los
lenguajes acuñados desde la economía y la política, con los circunloquios, lugares comunes y
eufemismos, que maquillan la realidad y muestran la baja consideración hacia quienes se dirigen
(mostrando que la indignación “no es asimétrica”).
Resumen de Lectura:
Javier Goma. Filósofo y director de la Fundación Juan March. En contraparte con las
anteriores mujeres a favor de la situación en cuestión, este filósofo concluye que las
correcciones del masculino a femenino no deben ser impuestas por nadie, sino deben pasar a
ser una costumbre por sí solas.
Enrique Villamatas. Escritor. La posición de este escritor frente a la inclusión del lenguaje, es
en contra, debido a que él cree que el lenguaje está únicamente para entenderse y sería demasiado
ilógico si alguien creyese lo contrario.
Ouka Leele. Fotógrafa y artista. Esta artista por una parte está en contra debido a que se debe
preservar la armonía del lenguaje. Por otro lado, se encuentra a favor, puesto que se debe tener
presente a la mujer en todo momento en el lenguaje y ver la repercusión que trae consigo hacia
el desarrollo y formación de los niños y niñas.
Resumen de Lectura:
Por otro lado, también abogan: “Los términos colectivos que dan valor común a hombres y mujeres
ocultan a estas últimas”
- No tiene sentido dejar de emplear palabras acabadas con el grafema ‘o’ y significado genérico, sino se va
a hacer lo mismo con las que terminan en ‘a’ y también integran ambos sexos.
Conclusión: La lengua SÍ debe reflejar los tiempos de una sociedad; pero NO debe caer en la demagogia, el
populismo o la ignorancia.
Resumen de Lectura:
La historia:
Desde su fundación en 1713, la RAE no aceptó a ninguna mujer hasta 1979 pasando casi tres siglos. Y
aunque haya mujeres en el selecto equipo se puede presenciar ciertas palabras que excluyen o ponen en
segundo lugar a la mujer. Lo que puede dar a entender que la RAE sigue con una postura patriarcal.
Propuesta de la Unesco:
Ante la necesidad de una nueva visión del lenguaje, la
Unesco redactó el documento “Recomendaciones para el
uso no sexista del lenguaje” y propuso:
– Dejar de mencionar a la mujer como un objeto del hombre: “En la fiesta, los invitados y sus
mujeres…” sino “En la fiesta, las personas invitadas…”
– Evitar poner a las mujeres en niveles más bajos que los hombres en ciertas frases. “Hay 5 personas
en el bar, entre ellas 1 mujer” sino “Hay 5 personas en el bar”. Las mujeres no son diferentes a los
hombres para incluirlas.
Los ejemplos nos sirven para demostrar que existen recursos gramaticales que posibilitan las prácticas
de estos cambios.