Luego de analizar los criterios principales para obtener una
buena redacción, ahora empezaremos a tratar la eficacia que debe existir en los documentos jurídicos.
Primero.- Se debe poner un orden al escrito.
Segundo.- No se debe olvidar que redactar es expresar por
escrito con exactitud, concisión y claridad, para que pueda ser entendido.
Tercero.- Se tiene que organizar mentalmente las ideas antes
de escribirlas (relación de ideas).
Cuarto.- No tiene que haber incoherencias en la sintaxis.
Quinto.- Toda redacción jurídica debe expresar en el escrito
un suceso o pensamiento respecto a las conductas relacionadas con las normas que regulan la vida del hombre en la sociedad.
Sexto.– El lenguaje que utilice el abogado en la redacción de
su escrito, debe distinguirse de una redacción general o literaria.
Séptimo.- El profesional del derecho, no solo debe mostrar
una buena redacción, sino que es menester que sepa argumentar su escrito, teniendo en cuenta las normas vigentes. Por último, los abogados que se dediquen íntegramente a ejercer las funciones de jueces o juristas, deben dominar bien las reglas gramaticales de la lengua, puesto que ellos son los encargados de dar seguridad en sus documentos.
Claramente distinguimos en los diferentes escritos, no
solamente la manera de cómo está redactado el documento, sino también a quién va dirigido. En el caso de los documentos jurídicos, el profesional del derecho debe tener cuidado de no hacer gala de una riqueza verbal, que quizá durante su carrera le proporcionó la literatura. Si desea que su redacción sea clara y precisa, debe abstenerse de emplear una imperiosa y elegante gama de metáforas. Lo que se plasme y exprese en el escrito, deben ser enunciados de fácil comprensión para quien los lee. Lo importante de toda buena redacción es tomar consciencia que la escritura debe ser el reflejo de un correcto pensamiento. Plasmar la terminología correcta, no siempre resulta sencillo, para ello hay que leer, estudiar y sobre todo practicar. Si cerramos nuestra mente ante la realidad que existe en las palabras, no nos ayudará a mejorar ni como profesionales, ni como buenos redactores, puesto que nuestro cerebro no se ejercita. La redacción para el profesional del derecho, no debe ser visto como algún elemento opcional, sino obligatorio. La fluidez en el léxico – como en la escritura– solo se logra con la praxis. Queda por demás recordar que los escritos y documentos jurídicos de mejor trayectoria y reconocimiento, fueron redactados por profesionales del derecho que constantemente llegaron a explorar las cavilaciones más profundas de lo que concierne al estudio de la sintaxis y la gramática, logrando desarrollar una correcta función. Empero, esta función para el profesional del derecho, no es nada fácil, sobre todo porque el abogado debe comenzar a interesarse en el lenguaje y poder enriquecerse de todo lo que le ofrece, no en vano Nietzsche decía “el que encuentra el lenguaje interesante, por sí mismo se distingue de quien no lo admite más que como medio de pensamientos interesantes.” Gran parte de la importancia de la redacción jurídica, no recae en investigar sobre la función expresiva del lenguaje, dado que lo trascendente y primordial aquí, es investigar los aportes del lenguaje jurídico y la comunicación que este logra transmitirnos. En la obra de Hernández Gil, podemos reconocer cómo opera la función comunicativa del lenguaje jurídico, lo cual es muy diferente a la del lenguaje común, este autor afirma que: “El lenguaje y el derecho son productos culturales muy próximos entre sí. La similitud radica en que el derecho está enunciado en el lenguaje; la ciencia jurídica tiene un objeto formulado lingüísticamente antes que aquello que lo describa. Pero la mayor sinonimia no consiste en esa reproducción verbal o estricta, sino en que el derecho, como el lenguaje, desempeña una función comunicativa en la convivencia social, por lo que es otro lenguaje.” El lenguaje jurídico empleado por los abogados en sus escritos debe ser claro, conciso y estar conforme a ley, sobre la pretensión que se persigue.
• La importancia de la redacción jurídica es fundamental en
todo documento jurídico, ya que si los profesionales del derecho no se expresan con la terminología adecuada, la redacción de su escrito puede llegar a perder su objetividad.
• La redacción jurídica debe resultar eficaz, sobre todo, si a
través del escrito, se logra el propósito de lo que se solicita. Además todo documento debe informar, persuadir, estimular y esclarecer los hechos narrados para conseguir resultados óptimos de lo que se está solicitando.
• La palabra escrita es el principal elemento del lenguaje
jurídico, por este motivo, es de suma importancia para redactar los documentos con una coherencia pertinente.
• La redacción jurídica debe poseer dos instrumentos: las
reglas de la gramática y el estilo. Es lógico que para poder redactar correctamente, hay que conocer las reglas de la lengua y así poder construir proposiciones coherentes.
• Una buena redacción jurídica debe constar de oraciones
cortas y claras, un correcto uso de la terminología jurídica en su sentido propio, y no contener palabras ambiguas u oscuras que dificulten su comprensión e interpretación.
• Si un profesional del derecho se refiere a hechos concretos,
aplicando de manera correcta el uso de un lenguaje apropiado y mantiene el estilo, orden y la claridad en sus escritos, su éxito está más que garantizado.