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LOS MAGISTRADOS ROMANOS Y LA COMPARACIÓN DE FUNCIONES CON

CARGOS PÚBLICOS ACTUALES

LAS MAGISTRATURAS ROMANAS

Eran distintos cargos públicos a los que un


ciudadano Romano podía optar. A través de su
Cursus Honorun (carrera política), el magistrado
podía ir optando a distintas magistraturas.

En un principio solo existían dos magistraturas,


el Rey y los Senadores. Durante la monarquía esta
estructura se mantuvo así, pero con el paso de
la República las magistraturas de dividieron el
poder y lo descentralizaron.

CONSULADO

Los historiadores romanos enlazan el nacimiento de la República con la propia aparición


del Consulado. Así, se confecciona una lista que recoge los nombres de las dos personas
que, cada año, habían encarnado el Consulado, partiendo de la proclamación de la
República. Esta lista, se denomina fasti consulari y se remonta al año 509 a.C.

Una de las funciones más destacadas del Consulado, es la iniciativa legislativa que le
permite presentar propuestas legislativas ante los Comicios para que se pronuncien
respecto de la aprobación de una Ley.

EN LA ACTUALIDAD

En la actualidad los encargados por voto polar, de presentar iniciativas legislativas son los
congresistas en primera línea, los colegios profesionales y los otros poderes del estado
tienen la facultad de presentar iniciativas legislativas, pero tiene que ser debatido y
evaluado en el congreso por los parlamentarios quienes por mayoría de votos aprueban la
iniciativa legislativa legislativa.

CENSOR

En la antigua Roma, census era una lista (padrón) de ciudadanos y bienes del país, que se
elaboraba cada cinco años, por un magistrado denominado así, "censor", término
equivalente a empadronador. Pero también era una especie de veedor y fiscalizador de las
costumbres de los ciudadanos y de las actuaciones de los funcionarios públicos.

Actualmente, el término "censor" puede aplicarse a lo que en algunas organizaciones es el


"Revisor Fiscal", es decir, un representante del Estado cuya función es garantizar el
cumplimiento de las disposiciones legales aplicables a la contabilidad en materias
estatutarias y tributarias.

También se aplica en general, la palabra censor, a las personas inclinadas


permanentemente a criticar a los demás.

El más famoso censor romano fue Marco Porcio Catón (234-149 adC), conocido en la
historia como "Catón el Censor", quien, habiéndose dedicado en su juventud a cultivar la
tierra, estudió derecho y ya como abogado se dedicó a la política, llegando a desempeñar
importantes cargos públicos como cuestor, edil, pretor de Cerdeña, cónsul y Censor, cargo
en el cual se hizo famoso por su severidad. Catón llegó a expulsar de su orden social a
algunos caballeros y senadores romanos, a quienes consideraba indignos, bien por asuntos
morales o por su exagerada ambición. Se opuso radicalmente a la intromisión de la cultura
griega en Roma, tanto así que pidió la expulsión de algunos filósofos griegos, llegados de
Atenas, por considerar peligrosos sus puntos de vista. Por la misma razón sentía terror de
los médicos, los que en su mayoría eran de origen griego.

En su calidad de censor emitió ordenanzas muy severas contra quienes vivían en lujo y
ostentación, por lo que estableció elevados impuestos sobre vestidos y adornos lujosos,
especialmente los femeninos. Esa forma de pensar lo llevó a estimular en sus coterráneos,
la necesidad de iniciar la tercera guerra púnica, pues luego de haber sido enviado a Cartago
y visto la prosperidad de esa ciudad, regresó convencido de que la seguridad de Roma sólo
era posible si se lograba la destrucción definitiva de Cartago.

EN LA ACTUALIDAD

EDIL

La palabra edil modernamente se aplica a los concejales o miembros de una corporación


municipal. Viene del latín aedilis, nombre de una magistratura o cargo político de la
república romana que formaba parte de cursus honorum o escalafón de la carrera política,
que en época clásica estaba constituida básicamente por cuatro cargos: cuestor, edil, pretor
y cónsul, que necesariamente debían ejercerse en este orden, pues uno se presentaba a las
elecciones primero al más bajo, y si era elegido y lo ejercía con bien, podía aspirar a
presentarse como candidato al siguiente, y así sucesivamente.

El vocablo aedilis se deriva con un sufijo -ilis de relación, de aedes, nombre que significó
templo, pero que primero significaba casa y con más antigüedad recinto donde se encendía
el fuego de un hogar, pues este vocablo aedes en origen significa hogar o chimenea y está
vinculado a la raíz indoeuropea "aidh- (quemar). Popularmente suele entenderse que el
nombre aedilis se deriva de aedes porque uno de los cometidos más importantes de los
ediles era supervisar el buen estado de los templos y edificios públicos, pero en realidad
parece que no fue así. Existían en Roma primero dos ediles curules (patricios) y dos ediles
plebeyos, cuyo número fue ampliado con el tiempo. Suele suceder en los cargos políticos
que primeramente los cargos los ocupan los patricios y luego con la igualación jurídica de
patricios y plebeyos y el ascenso de los plebeyos al poder, estos van ocupando los cargos o
se crean cargos para ellos. Pero en el caso de los ediles esto no es así, y es mucho más
antiguo el cargo plebeyo que el correspondiente patricio.

Los ediles plebeyos nacen como un cargo muy modesto allá por el 494 a.C., como
secretarios ayudantes de los tribunos de la plebe, cargo recién creado para representar a los
plebeyos. Parece que trabajaban en el aedes o templo de Ceres (principal diosa y templo de
los plebeyos), situado en el Aventino y que contenía todos los registros y administración de
los plebeyos, y como funcionarios de ese aedes concreto fueron llamados aediles
(funcionarios del templo). Pero poco a poco el cargo se desarrolla, asume funciones
propias y mucho más importantes, y dejan de ser subalternos de los tribunos. Los ediles
curules o patricios sin embargo, fueron creados en el s. IV, según Tito Livio, en el 365
a.C., con objeto de resolver un conflicto en la gestión de ciertos juegos o celebraciones
públicas, cuestión que siempre tendería a estar más en manos de los ediles curules.

Resumiendo las complejas funciones de este cargo que variaron con el tiempo, diremos
que los ediles en general acabaron encargándose de los siguientes aspectos: supervisión y
cuidado de la ciudad y sus principales infraestructuras (mantenimiento de edificios,
templos, cloacas, acueductos, pavimentación de calles, supervisión del esta o de baños,
tabernas y posadas y de determinados servicios como el de la extinción de incendios y
ciertos controles policiales para el orden público, la limitación de la prostitución callejera,
de la usura ilegal, etc.), control y supervisión de provisiones (control de los mercados, de la
calidad de los productos, de los sistemas de pesos y medidas y supervisión de la annona, es
decir, del suministro de trigo a bajo precio y del reparto gratuito de trigo a los pobres y
necesitados) y gestión, organización y subvención de los juegos públicos y espectáculos.
Los ediles tenían también capacidad de imponer y decretar multas a quienes incumplieran
las normas de todas estas cuestiones urbanas.

EN LA ACTUALIDAD

PRETOR

En la antigua Roma, census era una lista (padrón) de ciudadanos y bienes del país, que se
elaboraba cada cinco años, por un magistrado denominado así, "censor", término
equivalente a empadronador. Pero también era una especie de veedor y fiscalizador de las
costumbres de los ciudadanos y de las actuaciones de los funcionarios públicos.

Actualmente, el término "censor" puede aplicarse a lo que en algunas organizaciones es el


"Revisor Fiscal", es decir, un representante del Estado cuya función es garantizar el
cumplimiento de las disposiciones legales aplicables a la contabilidad en materias
estatutarias y tributarias.
También se aplica en general, la palabra censor, a las personas inclinadas
permanentemente a criticar a los demás.

El más famoso censor romano fue Marco Porcio Catón (234-149 adC), conocido en la
historia como "Catón el Censor", quien habiéndose dedicado en su juventud a cultivar la
tierra, estudió derecho y ya como abogado se dedicó a la política, llegando a desempeñar
importantes cargos públicos como cuestor, edil, pretor de Cerdeña, cónsul y Censor, cargo
en el cual se hizo famoso por su severidad. Catón llegó a expulsar de su orden social a
algunos caballeros y senadores romanos, a quienes consideraba indignos, bien por asuntos
morales o por su exagerada ambición. Se opuso radicalmente a la intromisión de la cultura
griega en Roma, tanto así que pidió la expulsión de algunos filósofos griegos, llegados de
Atenas, por considerar peligrosos sus puntos de vista. Por la misma razón sentía terror de
los médicos, los que en su mayoría eran de origen griego.

En su calidad de censor emitió ordenanzas muy severas contra quienes vivían en lujo y
ostentación, por lo que estableció elevados impuestos sobre vestidos y adornos lujosos,
especialmente los femeninos. Esa forma de pensar lo llevó a estimular en sus coterráneos,
la necesidad de iniciar la tercera guerra púnica, pues luego de haber sido enviado a Cartago
y visto la prosperidad de esa ciudad, regresó convencido de que la seguridad de Roma sólo
era posible si se lograba la destrucción definitiva de Cartago.

EN LA ACTUALIDAD

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