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ASIGNATURA:
METODOLOGÍA DE LA
ENSEÑANZA UNIVERSITARIA I
Profesores Responsables:
Jessica Grieve Ramírez-Gastón
Miguel Enrique Pacora Luna
Agosto- 2006
LA EDUCACION COMO TAREA HUMANIZADORA. DE LA TEORIA
PEDAGOGICA A LA PRÁCTICA EDUCATIVA.1
Uno de los temas centrales sobre los que, durante las dos últimas
décadas del siglo XX, ha girado la reflexión pedagógica, el diseño y la
planificación de las políticas educativas, en el ámbito internacional –y, de
forma particular, en la Comunidad de Países Iberoamericanos- ha sido la
revisión y el replanteamiento de las finalidades o de las metas de la
educación; reflexión que nos ha abierto un horizonte luminoso y
esperanzador hacia el que hemos de seguir caminando a lo largo del nuevo
milenio, y que constituye uno de los más grandes y apasionantes retos que
compartimos y ante el que se hacen necesarios y posibles el intercambio y
la cooperación internacional.
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debemos enfrentarnos todas las personas que vivimos implicadas, de
una u otra forma, en la tarea educativa.
• En primer lugar, cabe destacar el “déficit de socialización”, es decir, la
erosión o el agotamiento de la capacidad socializadora del conjunto de
instituciones tradicionalmente responsables de esa función y de la
institución familiar en particular.
• En segundo lugar, la aparición de los que podríamos calificar como los
nuevos agentes de la socialización –entre ellos, los medios de
comunicación y, en particular, la televisión- planteados y desarrollados,
como podemos contrastar día a día, al margen de cualquier tipo de
planteamiento educativo y, por supuesto, al margen de la formación
moral, de la sensibilidad ética e incluso del desarrollo cultural.
• Hablando del déficit de socialización y del valor de la libertad, no
podemos dejar de hacer referencia también a la realidad que supone hoy
día la crisis del concepto de autoridad y el arraigo que ha
experimentado, sobre todo en las nuevas generaciones, el concepto de
individualismo entendido como el pleno derecho a crear o a construir
una forma o un proyecto de vida personal a través de una elección libre,
abierta y sin tabas.
• Vinculada a la crisis del concepto de autoridad, y al incremento del
valor del individualismo, entendido como el pleno derecho a ejercer la
libertad personal, nos enfrentamos con otra realidad que afecta muy
directamente a la crisis de la educación; me refiero, en concreto, a la
carencia de modelos de vida ( <<modelos de identidad entusiasmada>>)
y de criterios y comportamientos morales válidos y solventes –es decir,
éticamente fiables – , con los que los niños y adolescentes puedan
identificarse a lo largo del proceso del desarrollo de su personalidad , y
a los que puedan libremente acudir, cuando lo necesiten, como puntos
de referencia, en la construcción de su identidad y de su proyecto de
vida personal y comunitario.
• Otra de las realidades sobre las que en este momento necesitamos
centrar la reflexión pedagógica, que afecta, muy directamente, al
replanteamiento de los fines de la educación y, en consecuencia, a la
acción educativa, es la necesidad que tenemos de afrontar el hecho de
que habitar conscientemente en la era de la información y en un mundo
en progresiva globalización –es decir, sin límites ni fronteras– supone,
hoy mas que nunca, aventurarse irremediablemente a vivir inmersos en
una amplia y variada gama de grandes conflictos y contradicciones
sociales.
Conflictos y contradicciones que, muchas veces, por su magnitud y
complejidad, pueden conducirnos a situaciones de incertidumbre, de
desmoralización y de impotencia; o que, por el contrario, desde la
responsabilidad y el compromiso, pueden acelerar y fortalecer, en
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nuestra sensibilidad y en nuestra conciencia, el pensamiento utópico o el
sueño posible de que, nos proponemos, y no desfallecemos en el intento,
todavía es posible la realidad de un mundo y de una sociedad global de
<<seres humanos desarrollados y felices, que se obedecen a ellos
mismos, y se ayudan mutuamente mediante los impulsos generosos y
espontáneos de la empatía>>.
• A las realidades hasta aquí mencionadas, hay que añadir otra que se nos
presenta como uno de los más grandes retos de la educación para el
siglo XXI; me refiero al multiculturalismo cada vez más presente en
nuestras sociedades, y a las consecuencias que ese fenómeno social
está provocando, y debe provocar, en el futuro, sobre la acción
educativa formal y no formal.
Ante todo este conjunto de realidades surgen:
• La necesaria revisión y el replanteamiento de las finalidades o de las
metas de la educación a las que anteriormente hacía referencia.
• Y la revisión y el replanteamiento de los medios y de las estrategias
educativas que deberían implementarse para el desarrollo de las
finalidades.
Entrando ya en la concreción de esas finalidades, hay que destacar,
en primer término, dos de ellas que se han convertido en principios
indiscutibles que, a nivel internacional, impregnan, o deberían
impregnar, la planificación, el diseño y el desarrollo de las políticas
educativas, tanto en los aspectos más puramente legislativos o
normativos como en la acción pedagógica concreta que se realice en las
comunidades y en las aulas. Esos dos principios son los siguientes:
• En primer lugar, el planteamiento de la formación y el desarrollo
integral de la personalidad de los niños, las niñas, los adolescentes y los
jóvenes, como el objetivo primero y principal de la acción educativa.
• En segundo lugar, en el contexto de la educación integral, surge la
necesidad de entender y de potenciar la educación como un proceso
profundamente humanizador en la perspectiva de lo que debe ser una
educación en y para la democracia; una educación concebida << como
crecimiento interior del individuo>>, y basada en la formación de
ciudadanos y ciudadanas que hagan suyo, o integren en su identidad, el
fomento de la paz, de la convivencia y de los derechos humanos; una
educación cimentada sobre una ética profundamente democrática que
nos permita afrontar el reto que Federico Mayor Zaragoza formulaba,
desde UNESCO, como la << creación de un humanismo nuevo para el
siglo XXI>>.
En el marco de estas dos finalidades habría que destacar igualmente las
siguientes, igualmente planteadas a nivel internacional:
• Despertar y fortalecer la identidad y la conciencia nacional a través del
conocimiento y la valoración de la tradición y del patrimonio cultural.
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• Conocer, valorar, proteger y potenciar la riqueza multicultural propia
del país y, en particular, la identidad cultural de los diferentes grupos
étnicos, o comunidades indígenas, donde las haya.
• Crear y fomentar una conciencia de solidaridad y de cooperación
internacional basada en la convivencia pacífica y en la comprensión
entre los pueblos.
• Reconocer el valor de la igualdad, en el marco de la diversidad, y
aprender a convivir practicando el profundo respeto hacia los demás y
el rechazo hacia todo tipo de discriminaciones.
• Favorecer el conocimiento y la práctica de la democracia como forma
de gobierno y de convivencia que permite a todos los ciudadanos ejercer
el derecho y el deber de intervenir activamente en la toma de decisiones
orientadas al bien común y al mejoramiento de la calidad de vida
personal y social.
• Tomar conciencia de la dignidad que posee y que caracteriza a toda
persona; conocer, interiorizar y respetar los derechos humanos y sus
correspondientes deberes.
• Tomar conciencia de los derechos y deberes personales y aprender a
respetar los derechos de los demás.
• Promover el desarrollo de comportamientos democráticos y la práctica
activa de los valores humanos de las normas éticas universalmente
reconocidas.
• Descubrir, interiorizar y practicar de forma autónoma, los valores de la
paz, la verdad, la justicia, la tolerancia y la solidaridad.
• Impulsar el desarrollo personal de la libertad, el esfuerzo y la
responsabilidad.
• Preparar para una vida familiar armónica y responsable.
• Potenciar el desarrollo de una sana y positiva sexualidad.
• Fomentar la equidad de género, estimulando una mayor participación
activa de la mujer en la sociedad.
• Valorar el trabajo como medio de autorrealización personal, como
actividad productiva y como medio para transformar y mejorar la
realidad.
• Desarrollar las capacidades de pensamiento y de expresión de forma
creativa, original, reflexiva, rigurosa y crítica.
• Desarrollar las capacidades de observación, análisis y comprensión de
realidad, y aprender a reflexionar sobre ella.
• Conocer, apreciar y respetar la propia realidad corporal, y adquirir
hábitos de higiene y de preservación de la salud.
• Fomentar la actividad física deportiva y la adecuada utilización del
tiempo libre o de ocio.
• Desarrollar la creatividad y la sensibilidad estética y artística.
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• Estimular el conocimiento, la comprensión, el amor y el respeto hacia la
naturaleza y el medio ambiente, y adquirir un compromiso de defensa y
el manejo sostenible de los recursos naturales.
• Adquirir y dominar los saberes considerados como socialmente
significativos y acceder con curiosidad e interés al conocimiento de los
bienes y de los valores culturales.
• Fomentar la toma de decisiones y de iniciativas personales, y la
participación responsable en el cambio o la transformación social y en
la solución de problemas.
• Elaborar hábitos y estrategias intelectuales para aprender, continuar
aprendiendo, y ser capaces de reconstruir y enriquecer el conocimiento.
• Iniciar en la investigación e innovación científica y tecnológica como
base para el progreso de la sociedad y el mejoramiento de la calidad de
vida personal y social.
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3. Es evidente, también, que para ejecución de un modelo o proyecto
educativo como el que venimos presentando, se requiere un cambio
radical respecto a la función y a la identidad de los educadores o
maestros que intervienen en él.
4. Pero hay algo más: el nuevo modelo educativo que nos venimos
planteando implica la idea de “proyecto”; es decir, ha de ser un modelo
que necesariamente –a partir de la adquisición de un mayor nivel de
autonomía, por parte de las instituciones educativas- tiene que ser
diseñado, compartido y asumido globalmente por toda la comunidad
escolar; exigencia que viene a añadir otra nueva dimensión respecto a la
tarea docente. Me refiero a la necesidad de potenciar, en los centros
educativos, el trabajo profesional en equipo (cultura participativa, el
consenso como diálogo constructivo y el pacto educativo).
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curricular que han de producirse en un centro escolar para poder traducir,
en acciones operativas y eficaces, las consideradas como grandes o
prioritarias finalidades respecto a la educación para la paz, los derechos
humanos y la democracia. En concreto, haré referencia a dos de esos
niveles de concreción:
• El replanteamiento del concepto de lo que son y deben aportar los
Proyectos Educativos –también llamados Proyectos de Centro o
Institucionales.
• El replanteamiento, en el lenguaje y en la practica educativa, de los ya
conocidos, a nivel internacional, como Ejes, Áreas o Contenidos
Transversales, y a la función que deben desarrollar, en ese contexto, las
Áreas del Conocimiento (Nivel de concreción íntimamente relacionado
con el tema de la “Educación en Valores”).
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comunidades educativas, y a la satisfacción de los docentes al constatar sus
posibilidades reales para convertir los grandes principios pedagógicos en
practicas cotidianas que, por lo general, les han resultado ampliamente
gratificantes.
Pero es evidente, también, que por el contrario, en otros muchos
centros, el diseño y la elaboración de los Proyectos Educativos ha sido
asumido bien como una imposición administrativa, a la que había que
responder burocráticamente, bien como una dificultad añadida al conjunto
de dificultades experimentadas por los docentes en las escuelas. En ambos
casos, los Proyectos Educativos no se han hecho prácticamente realidad y,
en consecuencia, al anular, o al vacilar de contenido, el primer paso del
proceso de concreción y de puesta en marcha del nuevo modelo educativo,
se ha generado no solo una falta de transformación real de los procesos de
enseñanza y aprendizaje y una cierta paralización de la actividad
innovadora, sino también una sensible resistencia, por parte del
profesorado, a aceptar los cambios surgidos en el Sistema Educativo como
consecuencia de la modificación experimentada, a nivel internacional,
respecto a los fines y a los objetivos de la educación. Hecho que, a la vez,
ha provocado, en parte, esa sensación, bastante generalizada, de fracaso en
la implantación de las Reformas Educativas, a la que antes hacía referencia.
Sería irreal, e injusto por mi parte, achacar toda la responsabilidad de
esta situación a los docentes, o a los centros; hay que decir, igualmente, que
en general, la no elaboración de Proyectos Educativos o Pedagógicos –
surgidos de un análisis riguroso de la realidad escolar y de una toma de
decisiones consensuadas en los claustros de profesores- se ha producido
también como consecuencia de deficiencias y errores que podríamos hacer
girar en torno a cinco perspectivas:
Tras todo cuanto hemos venido diciendo sobre la importancia que tiene
el Proyecto Educativo o Pedagógico de Centro, para la transformación y la
mejora de nuestros Sistemas Educativos, deseo terminar mis reflexiones
glosando, precisamente, unas palabras y una experiencia de Tonucci: la
elaboración de un Proyecto Educativo puede parecer una aventura difícil y
compleja, y de hecho lo es; pero merece la pena intentarlo… “a este
propósito, recuerdo –dice Tonucci- la frase de una señora de Viareggio que
me conmovió mucho. Al término de mi presentación del proyecto, un señor
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había pedido la palabra diciendo que le gustaba mucho, que lo consideraba
justo y deseable, pero que, según él, jamás se realizaría teniendo en cuenta
los problemas administrativos, las trabas burocráticas y los intereses que
ponía en entredicho. La señora respondió: “yo no sé si se podrá realizar
alguna vez, pero estoy segura de que nosotros al intentarlo, en cualquier
caso, ya estamos ganando”.
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capacidades, en competencias, o en comportamientos integrados por los
alumnos y las alumnas en su personalidad-, van a posibilitar que ese
modelo de humanismo y de convivencia se haga realidad. Objetivos
transversales que, a fin de cuentas, son los que venimos calificando y
definiendo como Objetivos Básicos de la Educación o del Sistema
Educativo.
En este sentido, por ejemplo, no hablaríamos de un tema, o de un eje
transversal, tan genérico como es la Educación Ambiental, sino de un
objetivo básico o fundamental hacia el que toda la Comunidad Educativa –
y no solo los profesores o profesoras de Ciencias de la Naturaleza- debe ser
sensible y sentirse responsable: “Estimular el conocimiento, la
comprensión, el amor y el respeto hacia la naturaleza y el medio ambiente,
y adquirir un compromiso personal en la defensa y el manejo sostenible de
los recursos naturales”.
Los docentes, desde esa perspectiva, cuando diseñen una programación
de aula, referida, pongamos el caso, al Área Matemática, no tendrán que
plantearse cómo integrar, a esa programación, contenidos nuevos referidos
al tema de la Educación Ambiental, sino en que medida, o de que forma –si
es que es posible, porque no siempre lo es-, a través de esa programación
concreta pueden estimular, en sus alumnos y alumnas, el conocimiento, la
comprensión, el amor o el respeto hacia la naturaleza; o la importancia que
tiene la defensa y el manejo sostenible de los recursos naturales.
Estas dos formas de entender la transversalidad parecen iguales, pero,
en realidad, no lo son. En el primer caso, el referente transversal es
básicamente conceptualista, y la labor del profesorado se centra, sobre
todo, en incorporar contenidos; en el segundo, la transversalidad se
convierte más en una cuestión de sensibilidad y de rigor científico.
Sensibilidad del profesor o la profesora ante un hecho, o una
problemática social grave, que amenaza nuestra felicidad y nuestro futuro;
y rigor científico, en el sentido de tomar conciencia de la dimensión
profundamente humanizadota y transformadora de la realidad que tiene la
ciencia –que tienen las áreas-. Sensibilidad en el caso anterior, del profesor
o la profesora de Matemáticas ante la problemática ambiental; rigor
científico y profesional para utilizar la Matemática como un instrumento
que, por ejemplo, a través del planteamiento y la resolución de problemas,
o de la interpretación de informaciones que contienen datos numéricos,
puede posibilitar una mejor percepción y comprensión de la realidad; y
como una herramienta de la que podemos servirnos para demostrar,
convencernos y hacernos conscientes de que los problemas tienen solución
y de que merece la pena esforzarse en solucionarlos.
Con esta reflexión, aterrizo finalmente en donde, para mí, se centra y
concreta todo el problema que puede surgir en torno a la transversalidad
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como propuesta educativa; desde mi punto de vista, es sencillamente un
problema que tiene dos vertientes:
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