Está en la página 1de 24

TEMA 1: ESTRÉS, RENDIMIENTO Y

SALUD

1. INTRODUCCIÓN
Estrés: Respuesta general del organismo ante demandas internas o externas que en principio
resultan amenazantes, consistiendo, básicamente, en una movilización de recursos fisiológicos
y psicológicos para poder afrontar tales demandas.

El estrés, por tanto, es una respuesta adaptativa que resulta beneficiosa para incrementar y
mantener el rendimiento y la salud.

Sin embargo, el exceso cualitativo o cuantitativo del estrés puede perjudicar, seriamente el
rendimiento y la salud de las personas. Esto es consecuencia de dos aspectos:

 La exposición a múltiples o muy impactantes situaciones estresantes.

 Como resultado del agotamiento de un organismo que con bastante frecuencia debe
estar sobrefuncionando para manejar las situaciones que podrían afectarlo.

2. CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DEL ESTRÉS


El estrés está determinado por la interacción de:

 Situaciones potencialmente estresantes: Situaciones que tienen la propiedad de


provocar estrés, aunque no necesariamente lo provoquen.

 Características personales relevantes: Aquellas que en interacción con las situaciones


potencialmente estresantes aumentan la probabilidad de estrés.

Del resultado de esta interacción dependerán la aparición, la duración y la intensidad de la


respuesta de estrés, así como sus manifestaciones específicas.

SITUACIONES VARIABLES
POTENCIALMENTE PERSONALES
ESTRESANTES RELEVANTES

MANIFESTACIONES
DE ESTRÉS

CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS

 MENOS RENDIMIENTO
 PEOR SALUD
2.1 VARIABLES SITUACIONALES POTENCIALMENTE
ESTRESANTES

Situaciones potencialmente estresantes:

 Que tienen trascendencia para las personas implicadas


 Implican cambios significativos en su vida cotidiana.
 Obligan a sobrefuncionar para manejarlas o adaptarse mejor a ellas.
 Si son novedosas, inciertas, ambiguas, conflictivas, difíciles o insolubles.
 Si resultan dolorosas, desagradables, molestas, incómodas o poco
gratificantes.

Estas situaciones tienen las siguientes características:

 Amenazan la seguridad de las personas: La inversión personal que han


realizado en alguna cuestión concreta, el cumplimiento de alguna tarea o
compromiso, su autoconfianza, su autoestima o su autorrealización.
 Atentan contra principios, valores o creencias fundamentales : Contra normas
o costumbres de funcionamiento personal o contra su propia intimidad.
 Exigen un sobreesfuerzo físico y mental: Un rendimiento elevado y unos
resultados satisfactorios.
 Implican la toma de decisiones difíciles: La obligación de asumir
responsabilidades y/o riesgos considerables, o la necesidad de actuar en poco
tiempo.
 Implican someterse a una evaluación social: Situaciones en las que el
comportamiento de una persona puede ser evaluado por otras que ésta
considera relevantes.
 Plantean problemas o conflictos difíciles de superar.
 Conllevan la exposición a algo desagradable, doloroso, molesto o incómodo.
 Suponen la restricción de la actividad normal y/o la dependencia excesiva de
los demás.
 Conllevan la realización de tareas monótonas, aburridas, poco interesantes o
gratificantes.
 Propician la aparición de sentimientos de inutilidad o fracaso.
 Consisten en la agresión de otras personas: Tanto la agresión física como la
agresión verbal, o la agresión y el abuso a través de acciones de distinto tipo.

En estos términos es importante recalcar la importancia del concepto miedo al miedo o


miedo a los síntomas.
Miedo al miedo o miedo a los síntomas: Las mismas manifestaciones del estrés y sus
efectos perjudiciales son potencialmente estresantes, pudiendo provocar más estrés.

Formas de presentación de situaciones potencialmente estresantes. Son principalmente dos


tipos:

 Eventos de gran importancia: Bastan sólo que aparezcan una vez para que provoquen
respuestas de estrés intensas, duraderas y perjudiciales. Otros eventos igual de
importantes pero que necesitan una exposición más prolongada y duradera, o bien,
coincidir con otros sucesos estresantes.

 Múltiples sucesos menores: Que sumando su impacto estresante favorecen la


presencia de un estrés prolongado suficientemente severo.

Las situaciones potencialmente estresantes pueden ser también positivas que, sin
embargo, conllevan algún elemento amenazante para la persona que se expone a
ellas. Por ejemplo, el ascenso a un puesto de dirección bien remunerado pero que
conlleva consigo muchas responsabilidades.
De esta manera, las situaciones que pueden favorecer estrés son de dos tipos:

 Excesos: Muchas horas de trabajo, mucha responsabilidad…

 Déficits: Monotonía, aburrimiento, falta de interés…

2.2 CARACTERÍSTICAS PERSONALES RELEVANTES


La presencia de situaciones potencialmente estresantes, aún tratándose de situaciones
muy poderosas, no es condición suficiente para que se manifieste el estrés. Es
necesario además de la trascendencia objetiva de la situación tener en cuenta la
presencia o ausencia de variables personales.

Lazarus y Folkman (1984) proponen una posición interaccionista, es decir, la


presencia y el impacto del estrés dependen de la valoración que las personas hacen de
la situación estresante y de los propios recursos para hacerle frente.

Estas características personales para afrontar el estrés se pueden enmarcar en 5 áreas:

 Patrones de conducta.
 Estilos de afrontamiento.
 Valores, creencias y actitudes.
 Recursos y habilidades de afrontamiento.
 Apoyos sociales.
2.2.1. Patrones de conducta
Respecto a los patrones de conducta podemos distinguir principalmente dos, cada uno
con tres componentes:

PATRÓN DE CONDUCTA PATRÓN DE CONDUCTA


TIPO-A TIPO “DUREZA”
Competitividad Reto
Hostilidad Control
Impaciencia Compromiso

Se asume que la presencia del patrón de conduta Tipo-A, sobretodo debido al


componente hostilidad y la ausencia del patrón dureza, aumenta el valor de las
situaciones potencialmente estresantes.
También es necesario tener en cuenta que el patrón de conducta Tipo-A, o alguno de
sus componentes, pueden favorecer, en ocasiones, un rendimiento más alto en
determinados contextos.
El principal problema de los patrones de conducta es que los patrones de conducta
Tipo-A ofrecen beneficios inmediatos, mientras que los perjuicios tardan más en
aparecer (problemas cardiovasculares), por lo que este patrón tiende a consolidarse, lo
que aumenta la vulnerabilidad de las personas a sufrir y padecer sus efectos adversos.

2.2.2. Estilos de afrontamiento


Se ha contrastado la importancia de los estilos de afrontamiento como elementos
moderadores de las relaciones entre las relaciones entre las situaciones
potencialmente estresantes, y la aparición del estrés y sus consecuencias.
Los estilos de afrontamiento, más o menos estables, indican una disposición específica
para hacer frente a las situaciones estresantes (Sandín, 1995).
Entre ejemplos de estudios que investigan estilos de afrontamiento:

 Existe una tendencia de algunos sujetos a valorar como amenazantes las


situaciones ambiguas (Muris y De Jong, 1993): Puede determinar que se
perciban más situaciones amenazantes.

 Encontramos también una tendencia de estilo de afrontamiento en la que se


niega, evita o escapa de la situación estresante (Kobasa, Maddi, Donner,
Merrick y White, 1984): Puede contribuir a que las personas perciban como
muy amenazante cualquier situación potencialmente estresante y tengan muy
deteriorada la autoconfianza respecto a los propios recursos para manejar la
situación en lugar de evitarla o escapar de ella.
En general encontramos dos estilos de afrontamiento:

 Estilos caracterizados por la negación, la huida, la evitación, la autoculpación


y la confrontación irracional: Aumentan la vulnerabilidad al estrés.

 Estilos caracterizados por afrontamiento activo, búsqueda racional de


soluciones, autocontrol y reevaluación positiva de la situación: Incrementan la
inmunidad al estrés.

2.2.3. Valores, creencias y actitudes


Beck (1984) se ha referido a la influencia de los valores, creencias y las actitudes
rígidas, irracionales y disfuncionales en dos aspectos:

 Sobre la atención selectiva y el procesamiento mental de las situaciones


potencialmente estresantes.

 Sobre la apreciación de los propios recursos para hacer frente a tales


situaciones.

Según Beck, el estrés perjudicial coincide con la activación de cogniciones estables


(valores, creencias y actitudes) que propician una valoración sesgada de las
situaciones potencialmente estresantes y de los propios recursos, con una tendencia
a percibir más, y más graves, experiencias estresantes y a infravalorar la eficacia de los
recursos de afrontamiento personales.

Parece que la tendencia a evaluar la realidad de las situaciones potencialmente


estresantes y de los propios recursos de manera más objetiva y, sobre esta base
objetiva, de forma optimista, reduce la probabilidad del estrés y su impacto perjudicial.
La valoración objetiva no garantiza la ausencia de estrés, pero si propicia un
conocimiento mejor de lo que sucede y una mayor percepción del control de la
situación potencialmente estresante, pues en aún en el caso de que se produzca una
valoración desfavorable, la persona implicada sabrá mejor a qué atenerse.

Desarrollar un estilo de afrontamiento basado en la valoración más objetiva de las


situaciones potencialmente estresantes y los recursos propios para manejarlas: Ayudará a
reducir el valor amenazante de múltiples situaciones potencialmente estresantes.

2.2.4. Recursos y habilidades de afrontamiento


Antes de explicar lo referente a recursos y habilidades de afrontamiento ante el estrés,
es necesario hacer una distinción:

 Habilidades: Las habilidades son recursos.

 Recursos: No todos los recursos son habilidades.


Respecto a la estabilidad de estos recursos y habilidades de afrontamiento:

 Los recursos que no son habilidades: Al no depender enteramente de la


persona que de momento disfruta de ellos, pueden ser inestables.
 Las habilidades una vez consolidadas: Dependen fundamentalmente del
comportamiento del que las domina y las utiliza asidua o periódicamente.
La ausencia de recursos apropiados y habilidades eficaces para afrontar las situaciones
potencialmente estresantes dificulta la posibilidad de alcanzar uno de los tres objetivos
siguientes:

 Solucionar tales situaciones.


 Manejar adecuadamente aún no eliminándolas del todo.
 Aliviar su impacto perjudicial.

2.2.5. Apoyos sociales

La presencia de apoyos sociales apropiados, fundamentalmente el apoyo social


percibido más que el apoyo real, puede ayudar a amortiguar las experiencias
estresantes (Sandín, 1995).

El apoyo social contribuye a disminuir el estrés por una de las siguientes vías:

 Reduciendo la trascendencia global y por tanto el carácter amenazante de las


situaciones potencialmente estresantes: Al percibir que pase lo que pase,
seguirá contando con la fuente de gratificación que le proporciona el apoyo.

 Aumentando la motivación de las personas por el reto de superar la situación


estresante: El apoyo percibido puede propiciar que las personas afronten la
situación estresante con una actitud más positiva.

 Incrementando la autoconfianza en los propios recursos: Cuando el apoyo


social transmite una confianza sólida, basada en hechos, de los demás en los
recursos de la persona, ésta puede mejorar su propia autoconfianza.

 Ayudando a controlar el estrés cuando éste se produce: Gracias al apoyo


social, la persona que sufre estrés en un determinado momento puede
controlar mejor el impacto de éste aliviando sus efectos negativos; este alivio
puede contribuir a reducir el valor amenazante de las situaciones amenazantes
en el futuro.
El apoyo social apropiado: Debe ser aquel que, en cada caso concreto, favorezca los
efectos beneficiosos, debiendo evitarse un exceso de dependencia social que podría
propiciar, en la persona apoyada, un estado de indefensión ante las situaciones
potencialmente estresantes.

2.3. RESPUESTA DE ESTRÉS


A continuación, se va a mostrar aquellos aspectos que son relevantes en la relación de
estrés y salud:

 Nivel de activación general.


 Manifestaciones relacionadas con el aumento de la activación.
 Manifestaciones relacionadas con una disminución de la activación.

2.3.1. Nivel de activación general


Ante la activación del organismo nos encontramos ante dos panoramas:

 El estrés conlleva un aumento del nivel de activación general: Cuando


predominan el sobreesfuerzo necesario para hacer frente a la situación
estresante o las manifestaciones de ansiedad u hostilidad. Este aumento puede
llevar a dos situaciones:

- Cuando se produce un aumento, pero dentro de unos niveles adecuados:


Se relaciona con los efectos beneficiosos.

- Cuando se llega a un estado de sobreactivación: Se asocia a los efectos


perjudiciales.

 El estrés provoca una disminución de la activación: Cuando predominan la


depresión o el agotamiento. Va unido a dos tipos de afrontamiento pasivos:

- Indefensión aprendida: Cuando a la persona le gustaría manejar las


situaciones adecuadamente, pero a pesar de sus esfuerzos, ha llegado a la
conclusión de que no dispone recursos para ello.

- Déficit de motivación básica: Cuando un sujeto reacciona con desinterés y


desgana ante la situación estresante, porque no tiene interés en manejar
esa situación.
2.3.2. Manifestaciones relacionadas con el aumento de la
activación
Las manifestaciones del estrés relacionadas con el aumento de nivel general de
activación se pueden agrupar bajo tres epígrafes:

 Motivación: Cuando la persona percibe que podría disponer de los recursos


adecuados para controlar la situación estresante. Se produce un sobreesfuerzo
para encontrar y poner en funcionamiento tales recursos, predominando el
interés controlado por solucionar el problema y la búsqueda de soluciones
eficaces.

En este estado las personas rinden mejor y actúan de forma más saludable;
aunque el mantenimiento prolongado de este sobreesfuerzo también puede
ser perjudicial a largo plazo, al favorecer un estado de desgaste y finalmente
agotamiento.

 Ansiedad: Se caracteriza por el miedo, la preocupación incontrolada y la


inseguridad, favoreciendo que la persona evalúe la situación incorrectamente,
evite o escape de las situaciones estresantes.

En un primero momento, la ansiedad puede propiciar un estado de activación


favorecedor del rendimiento, pero posteriormente, para que la persona sea
eficaz, debe dar paso al estado de motivación.

 Hostilidad: Conlleva insatisfacción, disgusto, irritabilidad, enfado, rabia,


agresividad o enemistad. La hostilidad, cuando está controlada, puede propiciar
condiciones muy favorables para rendir.

Sin embargo, la hostilidad puede afectar la salud si se mantiene


prolongadamente. Además, en muchos casos, el rendimiento mejorará si, aún
existiendo cierta hostilidad, predomina la motivación por el reto.
La ansiedad y la hostilidad, aunque pueden ser positivas a corto plazo, en general son
manifestaciones perjudiciales para el rendimiento y la salud. Sin embargo,
transformarlas en motivación, puede favorecer el rendimiento elevado más estable,
minimizando al mismo tiempo, los efectos perjudiciales del estrés sobre la salud.
2.3.3. Manifestaciones relacionadas con una disminución de la
activación
Pueden situarse en dos categorías:

 Indefensión aprendida: Predomina la depresión. El nivel de activación es bajo,


al percibir la persona que poco o nada puede hacer para controlar una
situación estresante que le importa.

La frustración, la percepción de fracaso y la culpabilidad, los sentimientos de


inutilidad y el desánimo provocan una percepción sesgada, rígida y negativa de
la realidad, una pérdida aparente de interés y conductas que muestran
pasividad, lentitud e inhibición o indiferencia.

 El agotamiento psicológico: Ocurre cuando el sobreesfuerzo con o sin éxito,


produce un desgaste, y la persona no consigue recuperarse. Esto es una prueba
de que utilizar recursos eficaces para solventar la situación estresante, no
implica que el estrés esté controlado del todo.

Prevenir el agotamiento psicológico es una de las prioridades de la intervención


en el ámbito del alto rendimiento. Es conveniente, que las estrategias para
optimizar el rendimiento mediante el control del estrés sirvan, al mismo
tiempo, para optimizar la salud, minimizando el sobreesfuerzo psicológico y
físico que conlleva enfrentarse a situaciones estresantes sin que disminuyan las
posibilidades de rendimiento.

3. LA RELACIÓN DEL ESTRÉS CON LA SALUD Y EL


RENDIMIENTO

3.1. ESTRÉS Y SALUD

La National Center for Health Statistics en 1992, realizaron un estudio para


determinar las principales causas de muerte de los países más avanzados:
• Enfermedades del corazón.
• Cáncer.
• Accidentes cerebrovasculares.
El estrés es uno de los factores de riesgo relacionados con estas alteraciones de la
salud, contribuyendo indirectamente, a favorecer la presencia de otros factores de
riesgo relevantes (hipertensión, conducta de fumar, obesidad…).
Algunas de las facetas donde influye el estrés:

 El estrés se relaciona con alteraciones de la salud y otros comportamientos


habituales que no suelen ser mortales (aunque algunos de ellos sean factores
de riesgo): Que deterioran notablemente el funcionamiento normal, el
bienestar y la calidad de vida de las personas que los padecen (asma, dolor
crónico, alcoholismo…).

 El estrés deteriora el funcionamiento normal del organismo y ocasiona


experiencias negativas o poco gratificantes: Disminuye el rendimiento laboral,
las personas se encuentran con menos energía, empeora el estado de ánimo….

 El estrés también está relacionado con trastornos psicológicos (trastornos de


ansiedad, depresión…): Tanto en su etiología y desarrollo y mantenimiento,
como en su tratamiento.
A continuación, se muestran las principales alteraciones de la salud relacionadas con el
estrés (adaptado de Labrador, 1992):

 Hipertensión
 Enfermedad coronaria (angina de
Trastornos cardiovasculares pecho, infarto de miocardio)
 Taquicardia
 Arritmias cardíacas episódicas
 Enfermedad de Raynaud

 Asma bronquial
 Síndrome de hiperventilación
Trastornos respiratorios  Otros: taquipnea, dificultades
respiratorias episódicas (disnea),
sensación de opresión torácica

 Gripe, herpes, tuberculosis


Trastornos inmunológicos  Cáncer
 SIDA

Artritis reumatoide

 Hipertiroidismo
Trastornos endocrinos  Hipotiroidismo
 Síndrome de Cushing
 Úlcera péptica
 Dispesia funcional
 Síndrome del intestino irritable
Trastornos gastrointestinales  Colitis ulcerosa
 Otros: Molestias digestivas,
digestiones lentas, estreñimiento,
aerofagia, espasmos exofágicos

Diabetes e hipoglucemia

 Prurito
 Sudoración excesiva
 Dermatitis atípica
Trastornos dermatológicos  Otros: Alopecia, urticaria crónica,
hipersecreción de grasa cutánea
(seborrea, acné), rubor facial

 Cefalea: Tensional, migrañosa,


mixta
Dolor crónico y cefaleas  Dolor crónico: lumbalgia,
dismenorrea, etc.

 Aumento del tono muscular


 Tics, temblores, contracturas
Trastornos musculares musculares mantenidas
 Alteración de reflejos musculares

Trastornos bucodentales  Bruxismo


 Liquen plano oral

 Impotencia
 Eyaculación precoz
Trastornos sexuales  Coito doloroso
 Vaginismo
 Alteraciones de la libido

3.2. ESTRÉS Y RENDIMIENTO


La influencia del estrés sobre el rendimiento parece producirse a través del nivel de
activación general. El estrés puede provocar niveles más altos o bajos de activación,
favoreciendo o perjudicando al rendimiento en función de la activación presente.

3.2.1. Nivel de activación y rendimiento


El nivel de activación general se podría situar en un continuo que, en estado de vigilia,
se extendería desde:

 Activación muy baja: Un estado de máxima calma y relajación.


 Activación muy alta: Estado de máxima alerta, tensión y excitación.
Para controlar la activación, cada persona debe aprender a identificar los síntomas
que, en su caso particular, indican su presencia (sudor en las manos, sensación de
agobio, tensión general…), y paralelamente, debe aprender a cuantificar el nivel de
activación, utilizando escalas subjetivas de 0-10 puntos para referirse a los niveles del
continuo de activación.
El propósito de esta identificación de síntomas es que la persona aprenda a discriminar
con precisión entre distintos niveles de activación general, para poder controlar esa
variable.
A continuación, se muestra una tabla de la relación básica entre estrés, motivación,
nivel de activación general y rendimiento:

NIVEL DE
ACTIVACIÓN BAJA ACTIVACIÓN SOBREACTIVACIÓ
(menor que nivel ÓPTIMO N (mayor que nivel
óptimo) Máximo óptimo)
Bajo rendimiento rendimiento Bajo rendimiento

Ausencia de estrés X
y motivación

Ausencia de estrés X
y motivación alta

Estrés controlado X

Estrés demasiado
alto (ansiedad y X
hostilidad)

Estrés demasiado X
alto (depresión)

Motivación X
excesiva

Estrés prolongado X
(agotamiento)

El nivel de activación general influye en el rendimiento de las personas afectando su


funcionamiento físico y psicológico:

 Afectación al funcionamiento físico: Repercuten en aspectos como tensión


muscular, la movilización de energía, la coordinación motriz, la conducta no
verbal y los elementos de la conducta verbal ajenos a su contenido.

 Afectación al funcionamiento psicológico: En la conducta atencional y los


procesos cognitivos implicados en el procesamiento de la información, las
operaciones mentales y la toma de decisiones.

 Afectación al funcionamiento psicológico y/o físico: La activación puede influir


en el rendimiento positiva o negativamente.

3.2.2. Nivel de activación óptimo


Nivel de activación óptimo: Es aquel, que, en cada caso particular, favorece el mejor
funcionamiento físico y psicológico y, por tanto, el máximo rendimiento dentro de las
posibilidades reales de cada persona.

El nivel de activación óptimo se caracteriza por un estado de fluidez física y


psicológica que permite rendir al máximo posible sin aparente esfuerzo. El nivel de
activación óptimo será diferente en función de las características individuales de cada
persona y del tipo de tarea a realizar.

Para algunas personas y/o tareas el nivel de activación óptimo es más elevado en
términos absolutos que en otros casos. Lo más importante, en definitiva, es que cada
persona en particular aprenda a identificar cuál es su nivel de activación óptimo para
cada tarea concreta en la que deba rendir.

3.2.3. Identificación del nivel de activación óptimo


Para identificar el nivel de activación óptimo es necesario seguir una serie de pasos:
1) Que el sujeto se autoobserve con el fin de detectar los síntomas
predominantes de activación, al tiempo que utiliza una escala de 0-10 puntos
para aprender a cuantificar su activación: Llevará un registro de su experiencia
de activación durante algún tiempo, especificando los síntomas más destacados
y valorando numéricamente la intensidad de la activación.

El psicólogo debe ayudarlo a realizar estas comparaciones como parte de su


entrenamiento psicológico.

2) Consiste en asociar distintos niveles de activación con distintos niveles de


rendimiento en tareas concretas: El sujeto tendrá que registrar su activación
en diferentes situaciones antecedentes relacionadas con las tareas de
rendimiento y registrar, así mismo, su nivel de rendimiento.

El sujeto podrá identificar los niveles de activación que coincidan con su mejor
rendimiento, determinando, así, su nivel de activación óptimo en cada
situación concreta, y los niveles de activación que se encuentran por debajo y
por encima de éste.

A continuación, se muestra el ejemplo de una hoja de registro para aprender a


identificar el nivel de activación óptimo:

Situaciones Síntomas de Nivel de activación Nivel de


relacionadas con activación (0-10) rendimiento (0-10)
el rendimiento

3.2.4. Autorregulación de la activación


Resultará apropiado entrenar al sujeto para que autorregule su nivel de activación,
situándolo y manteniéndolo en el nivel óptimo. Pueden darse dos casos que debe
explorar el psicólogo:

 Si el sujeto posee las entre su repertorio estrategias eficaces: No será


necesario que aprenda nuevas habilidades, debiendo aprovechar las existentes.

 Si el sujeto no posee estrategias eficaces: Será necesario el entrenamiento


específico para la adquisición de habilidades.
Cuando ya estén disponibles las habilidades pertinentes, el trabajo del psicólogo
consistirá en organizar mejor la utilización de estas habilidades. Para ello, pueden ser
necesarias estrategias como las siguientes:

 Negociar y acordar con el sujeto cuándo debe emplear las habilidades.


 Ayudarlo a que identifique las señales antecedentes en cuya presencia deben
emplearse tales habilidades.
 Utilizar el ensayo en imaginación o en vivo para practicar su uso correcto.
 Planificar las situaciones concretas con las que tales habilidades deben ser
empleadas.
 Anticipar dificultades y solucionar problemas que puedan impedir la
utilización de habilidades.
 Supervisar la aplicación de las habilidades para reforzar al sujeto por las
aplicaciones correctas y corregir el procedimiento si procede.

Si el sujeto no dispone de estrategias adecuadas para aumentar o disminuir su


activación, es importante que las aprenda. En este caso, conviene que, inicialmente,
el psicólogo sugiera varias alternativas.
Entre las posibles alternativas pueden encontrarse pensamientos, imágenes,
autoinstrucciones, autoafirmaciones y ejercicios específicos de relajación o
activación.

3.2.5. Estrategias de afrontamiento


Estas estrategias deben permitir autorregular el nivel de activación en situaciones que
exigen una autorregulación relativamente urgente y en condiciones muy específicas.
Es importante elegir, planificar y ensayar bien las estrategias de afrontamiento en cada
caso particular.
Las estrategias de afrontamiento que sirven para reducir la activación son habituales
en el ámbito de la salud, al ser el exceso de activación de la respuesta de estrés uno de
los principales problemas.
La clave de estrategias para aumentar la activación está en encontrar pensamientos,
imágenes, autoinstrucciones, autoafirmaciones, palabras clave o ejercicios específicos
que resulten útiles en cada caso particular. Se deben tener en cuenta las siguientes
consideraciones:

 Si el déficit de activación procede de una falta de interés por la tarea el


sujeto debe aplicar una estrategia para aumentar su motivación: Puede
intentar encontrar algo atractivo en la tarea, buscar un objetivo inmediato que
sea desafiante, elaborar un plan de actuación que le resulte interesante y/o
pensar en las consecuencias positivas…

 Si las estrategias anteriores no funcionan, puede intentar provocarse a sí


mismo estrés, pensando en las consecuencias negativas que podría tener un
bajo rendimiento en esa tarea, o pensando en situaciones similares pasadas
en las que haya fracasado: Si utiliza este tipo de estrategias para provocar
ansiedad u hostilidad, y elevar así su nivel de activación, es conveniente que,
una vez en el nivel de activación óptimo, sustituya los pensamientos que le han
ayudado a activarse por otros que propicien su motivación por el reto de la
tarea, y de esta forma, le ayuden a mantener su nivel óptimo.

 Si existe un exceso de confianza respecto al rendimiento de la tarea, sería


apropiado provocar estrés: Sería adecuado recordar experiencias pasadas de
fracaso en situaciones similares y recordar las dificultades de la tarea, una vez
alcanzado el nivel óptimo de activación, sería conveniente que el sujeto
cambie la estrategia y fortalezca la motivación por el rendimiento de la tarea.

 Si el déficit de activación está vinculado a un estado de indefensión y


depresión: No es conveniente que el sujeto se autoprovoque más estrés; y
tampoco que busque objetivos demasiado ambiciosos. La mejor opción es que
intente encontrar algún tipo de objetivo que verdaderamente pueda controlar.

 En el caso de que el déficit de activación se relacione con un estado de


agotamiento: Es muy difícil utilizar eficazmente estrategias de afrontamiento
para aumentar la activación. La mejor opción es que el sujeto acepte sus
limitaciones y partir de aquí establezca un objetivo poco ambicioso que sea
verdaderamente poco alcanzable. No es recomendable que se autoprovoque
estrés ni que establezca objetivos demasiado ambiciosos que posteriormente,
debido al estado de agotamiento, tendrá dificultad en conseguir o le exigirán
un coste demasiado alto.

La autorregulación de la activación puede propiciarse, a través de otras estrategias de


efectos menos inmediatos que las anteriores:

 Establecimiento de objetivos a medio-largo plazo.


 Utilización de matrices de decisiones.
 Programación de tiempo.
 Discusión de creencias y actitudes.
Estas estrategias influyen en la vulnerabilidad de las personas al estrés, favorecen la
presencia y el mantenimiento del nivel de activación óptimo, y facilitan la utilización de
las estrategias de afrontamiento en las situaciones concretas que lo requieren,
potenciando, incluso, en algunos casos, la eficacia de las estrategias.

3.3. ESTRÉS, SALUD Y RENDIMIENTO


En muchos casos, el nivel de activación óptimo no implica una sobreactivación poco
saludable, y en otros, incluso, puede contribuir a fortalecer la salud, al favorecer un
buen funcionamiento físico y psicológico.
En los casos en los que el rendimiento exija una sobreactivación elevada, ésta se podrá
paliar aplicando estrategias apropiadas para compensarla cuando no sea
imprescindible (por ejemplo, intervalos entre tareas de rendimiento).
Una visión conjunta de la salud y el rendimiento permite ayudar mejor a las personas
que deben rendir en cualquier actividad, facilitando, paralelamente, el máximo
rendimiento posible y la mejor salud posible.
La ausencia de este planteamiento propicia frecuentemente problemas como los que
se comentan a continuación:

 Si se persigue únicamente el máximo rendimiento sin tener en cuenta la


salud, llegará un momento en el que resultará muy difícil conseguir aquél,
precisamente por falta de salud.

 Si se considera únicamente la salud, sin tener en cuenta el rendimiento, la


persona que no rinde como se espera de ella (o como ella misma espera)
puede tener problemas (situaciones potencialmente estresantes), que, tarde
o temprano, afecten a su bienestar y salud.

El objetivo general de la intervención psicológica en este ámbito: Debe consistir en


controlar adecuadamente el estrés, con el propósito de optimizar la salud y el
rendimiento, considerando la interacción entre éstos.

4. INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA PARA OPTIMIZAR


LA SALUD Y EL RENDIMIENTO MEDIANTE EL
CONTROL DEL ESTRÉS
La intervención psicológica para el control del estrés, con el propósito de optimizar la salud y
el rendimiento, puede tener los siguientes grandes objetivos:

• Eliminar o aliviar situaciones potencialmente estresantes.

• Potenciar o modificar características personales relevantes: Patrones de conducta,


estilos de afrontamiento, valores…)

• Eliminar o controlar las manifestaciones del estrés cuando se hayan producido:


Controlar la activación, eliminar la ansiedad y la hostilidad, superar estados de depresión…

4.1. INTERVENCIÓN CENTRADA EN LAS SITUACIONES


POTENCIALMENTE ESTRESANTES.
La intervención psicológica centrada en aquellas situaciones que potencialmente
pueden crear estrés sigue las siguientes estrategias:

 Solucionar problemas reales: Conceder más tiempo del que inicialmente se


había previsto para terminar un trabajo, cuando se comprueba que es
insuficiente, proporcionar transporte a pacientes que deban asistir a un
hospital de día…

 Alterar normas de funcionamiento institucional a las que la persona deba


adaptarse: Flexibilizar el horario de la cena en el domicilio familiar…

 Mejorar las condiciones del entorno con medidas que contribuyan a hacerlas
más agradables y/o tolerables: Ampliar el espacio personal de cada trabajador
en una oficina, mejorar la decoración en una institución de la tercera edad…

 Aportar más información respecto a la situación estresante: Informar al


enfermo sobre la intervención quirúrgica a la que va a ser sometido, darle
información a un deportista lesionado sobre su lesión…

 Programar un acercamiento progresivo a cambios que puedan ser


estresantes: En el marco empresarial, aumentar las responsabilidades
progresivamente a un joven directivo, en lugar de hacerlo bruscamente…
 Programar la exposición inevitable a situaciones estresantes en momentos de
ausencia de otras fuentes de estrés: Cambiar al hijo de colegio al comenzar el
curso y no justo antes de los exámenes…
 Relativizar en la medida de lo posible, la trascendencia de las situaciones
estresantes: Al hablar con sus jugadores, el entrenador deportivo puede
aportar datos objetivos que alivien la trascendencia de un próximo partido…

 Racionalizar y objetivar los procedimientos para evaluar el comportamiento


de las personas que pueden sufrir estrés por esta causa: En el entorno laboral,
el responsable de un equipo de trabajo, en lugar de evaluar continuamente, y a
veces de forma arbitraria, el rendimiento de sus empleados, puede hacerlo
periódicamente con la máxima objetividad…

 Establecer medidas que ayuden a motivar a las personas que realizan tareas
monótonas y aburridas: Incentivos económicos, planes paralelos de desarrollo
profesional…

 Escuchar a las personas expuestas a las situaciones estresantes con empatía y


“calor humano”: En el hospital, el personal de enfermería, cuando atiende a
enfermos; en el trabajo, al empleado que tiene demasiado trabajo…

 Dirigirse a las personas con cordialidad y respeto, y explicarles con claridad


qué es lo que se pretende de ellas, para favorecer que tengan expectativas de
rendimiento realistas y evitar la ambigüedad y/o el conflicto: En el entorno
laboral, al dirigirse el jefe a sus empleados…

 Optimizar, en definitiva, los elementos del entorno habitual que pueden ser
estresantes, incluyendo el comportamiento de las personas cercanas con
capacidad de influencia: Profesores, familiares, personal sanitario…

4.2. INTERVENCIÓN CENTRADA EN LAS


CARACTERÍSTICAS PERSONALES RELEVANTES
A continuación, se van a mostrar aquellos aspectos relevantes en cuando a las
características personales relevantes que pueden influir en el estrés.

4.2.1. Patrones de conducta y estilos de afrontamiento


Entre otras investigaciones, las siguientes son las más estudiadas en cuanto a los
patrones de conducta y los estilos de afrontamiento:
 En cuanto a los patrones de conducta, diversos programas de intervención
han sido utilizados para modificar el patrón de conducta Tipo-A (e.g.
Friedman y Ulmer, 1984): Intentando conseguir una forma habitual de
funcionar más saludable.

 Se ha abordado la intervención para potenciar el patrón de conducta


“dureza” o sustituir los estilos de afrontamiento perjudiciales por otros más
favorables: Es frecuente que el desarrollo de los tres componentes del patrón
“dureza” (o “fortaleza mental”), reto, compromiso y control, constituya uno de
los objetivos fundamentales de los programas de intervención para el control
del estrés. Tienen entre otros propósitos los siguientes:

- Cambiar la percepción de amenaza de las situaciones estresantes por la


percepción de que constituyen un reto que puede afrontarse.

- Fortalecer el compromiso del cliente para enfrentarse adecuadamente a


tales situaciones estresantes.

- Potenciar la percepción de control sobre las situaciones estresantes y


sobre el conjunto del proceso de intervención.

 La intervención comportamental conlleva la modificación de estilos de


negación, evitación o escape de las situaciones estresantes: Planificando,
ensayando y realizando actividades de exposición, confrontación y manejo
adecuados, con el objetivo de desarrollar un estilo de afrontamiento más eficaz
y saludable.

4.2.2. Valores, creencias y actitudes


En lo que respecta a la modificación de valores, creencias y actitudes que pueden
influir en la valoración de las situaciones potencialmente estresantes y de los propios
recursos para enfrentarse a ellas, son útiles las terapias y estrategias cognitivas
propuestas por:

 Beck (1984): Terapia cognitiva.


 Ellis (1973): Terapia racional emotiva.
La utilización de los elementos que forman parte de estas terapias (discusión racional,
planteamiento de hipótesis, búsqueda de evidencia…) pueden contribuir a aliviar
problemas de estrés que estén presentes (e.g. Buceta, 1988, Wells, 1992) y prevenir
problemas futuros, desarrollando un estilo de funcionamiento cognitivo más eficaz y
saludable, con valores, creencias y actitudes más flexibles, y el predominio de
valoraciones objetivas basadas en la evidencia de los hechos.
4.2.3. Recursos y habilidades
En el área de recursos y habilidades para solucionar, manejar o aliviar situaciones
estresantes, la intervención comportamental puede contribuir, sobre todo, a mejorar
el repertorio de habilidades, siendo este apartado el más atendido en la prevención de
tratamiento y estrés.
Pueden aplicarse estrategias ampliamente difundidas:

 Técnicas de resolución de problemas: D’ Zurilla, 1985.


 La inoculación de Estrés: Meichenbaum, 1977.
 Entrenamiento en habilidades sociales: Incluyendo más específicamente:

- Entrenamiento Asertivo: Lange y Jakubowski, 1976.


- Entrenamiento para hablar en público.

 Entrenamiento en Relajación: Bernstein y Borkovec, 1973.


Otras técnicas que se utilizan en menor medida que las anteriores son:

 Planificación del tiempo: Bueno y Buceta, 1997.


 Establecimiento de objetivos, elaboración de planes de actuación,
anticipación de posibles dificultades interferentes y la preparación de planes
alternativos: Buceta, 1988.
 Técnicas cognitivas: Como autopreguntas, autoafirmaciones y
autoinstrucciones dirigidas a aliviar el impacto estresante de situaciones que no
se pueden eliminar.

A continuación, se muestra un ejemplo de instrumento para preparar el afrontamiento


de una situación potencialmente estresante (adaptado de Buceta, 1998):

OBJETIVOS A PLANES DE ACTUACIÓN POSIBLES DIFICULTADES PLANES ALTERNATIVOS


CONSEGUIR PARA CONSEGUIR INTERFERENTES ¿QUÉ HACER SI SURGEN
OBJETIVOS LAS DIFICULTADES?
Evaluar objetiva y racionalmente las situaciones potencialmente estresantes y los
recursos para enfrentarse a ellas, de manera sistemática, también debe considerarse
una habilidad efectiva para controlar el estrés.

La valoración objetiva y racional de los recursos propios para manejar la situación,


favorecerá que esa persona adopte las mejores soluciones posibles.

A continuación, se muestran enumeradas las principales habilidades psicológicas en el


deporte de competición, un ámbito con múltiples situaciones estresantes, en el que el
rendimiento y la salud tienen una enorme trascendencia. El dominio de estas
habilidades favorece que los deportistas afronten las situaciones estresantes de
manera eficaz y saludable.
Principales habilidades psicológicas en el deporte de competición (Buceta, 1988):

 Establecimiento de objetivos.
 Autoobservación y autorregistro.
 Autoevaluación subjetiva del nivel de activación y otras experiencias internas.
 Evaluación objetiva del propio rendimiento.
 Autoaplicación de técnicas de relajación y respiración.
 Práctica en imaginación.
 Habilidades atencionales.
 Aplicación de autoafirmaciones, autoinstrucciones y autorrefuerzos.
 Habilidades para controlar cogniciones disfuncionales.
 Identificación y consecución del nivel de activación óptimo.
 Preparación personal para la actuación en la competición y los
entrenamientos.
 Aplicación de las habilidades para la autorregulación y el autocontrol en la
competición y el entrenamiento.
 Técnicas para la solución de problemas y toma de decisiones.
 Habilidades interpersonales.

El dominio de habilidades de afrontamiento exige un periodo de entrenamiento


específico, previo a su utilización en las situaciones estresantes.

En cuanto a los recursos que no son habilidades (e.g. disponibilidad de tiempo, el


acceso a actividades reforzantes…), los programas de intervención comportamental
también pueden contribuir a mejorar esta parcela, siempre con el objetivo de que
aumenten las posibilidades de afrontamiento eficaz de las situaciones potencialmente
estresantes.

4.2.4. Apoyos sociales


La intervención comportamental apenas se ha ocupado de forma específica de los
apoyos sociales, aunque sí indirectamente con medidas como las siguientes:

 Ayudando a mejorar habilidades sociales: Que aumentan la probabilidad de


obtener apoyos beneficiosos.
 Modificando cogniciones disfuncionales: Respecto a la obtención y el
mantenimiento de apoyos sociales, y potenciando cogniciones favorables.
 Planificando: Actividades adecuadas para la búsqueda y el desarrollo de apoyos
adecuados.
 Incrementando la independencia de funcionamiento personal: De esta manera
se reduce la dependencia de apoyos inapropiados.
 Trabajando con personas cercanas: Que pueden proporcionar apoyos sociales
adecuados.
El aprovechamiento de los apoyos sociales existentes que se consideren favorables, la
modificación de los que resulten desfavorables, y la búsqueda y el desarrollo de
apoyos apropiados cuando exista un déficit, constituyen, en muchos casos, objetivos
importantes de los programas de intervención para el control del estrés.

4.3. INTERVENCIÓN PARA CONTROLAR LAS


MANIFESTACIONES DE ESTRÉS
La intervención puede tener los siguientes objetivos:

 Eliminar o aliviar situaciones estresantes y/o modificar características


personales relevantes: Que, en cada caso concreto, contribuyan a la aparición
del estrés o puedan ayudar a controlarlo.

 Control de las respuestas específicas del estrés mediante estrategias


apropiadas a cada caso particular: Relajación, desensibilización sistemática,
biofeedback…

En muchos casos, lo apropiado es intervenir, paralelamente, en varios frentes:

 Controlando directamente manifestaciones concretas de estrés.


 Eliminando o aliviando situaciones estresantes.
 Sustituyendo variables personales que estén aumentando la probabilidad
del estrés, por otras, que, al contrario, contribuyan a reducirla en el
presente y en el futuro.

El análisis conductual del problema debe determinar si el estrés es uno de los


factores que contribuyen al mantenimiento e incluso empeoramiento de este,
manifestándose de las siguientes maneras:

 Dificultando su tratamiento.
 Deteriorando el bienestar y la calidad de vida de la persona afectada.
 Incrementando la probabilidad de recaídas cuando se produzca algún
progreso.

BIBLIOGRAFÍA
Buceta, J. M., Bueno, A. M., & Mas, B. (2001). Intervención psicológica y salud:
control del estrés y conductas de riesgo (1a ed., 1a imp. ed.). Dykinson, S.L.

También podría gustarte