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03-007-038 RECURSOS Y

SOCIEDAD - 9 COPIAS
Antonio Carlos Robert Moraes
Departamento de Geografía, Universidad de San Pablo

BASES EPISTEMOLOGICAS DE LA CUESTION AMBIENTAL: EL METODO*

En: IIº Seminario Nacional sobre Universidad y Medio Ambiente. Secretaría Especial de
Medio Ambiente/ Universidad Federal do Pará. Belém, noviembre de 1987.
Publicado en: Meio Ambiente e Ciências Humanas. São Paulo, HUCITEC, 1994;
Capítulo 6, p.67-80.
Traducción provisoria.
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En un texto anterior, alertamos que en el plano metodológico sería posible tratar,


de forma unificada, la variedad de análisis disciplinarios acerca de la problemática
ambiental1. El examen de los métodos científicos -entendidos no como instrumental
técnico de investigación sino como soporte lógico-teórico de análisis y reflexión- permite
agrupar los esfuerzos de varias áreas del conocimiento en una evaluación superadora
de las divisiones entre las diferentes ciencias. Pues todo trabajo científico envuelve
necesariamente posicionamientos metodológicos.

La distinción entre ciencia y filosofía -establecida por el pensamiento moderno-


confiere a la primera la tarea de explicar los fenómenos del mundo; tornando la
investigación sobre el propio conocimiento el objetivo mayor de la segunda. Los
métodos de interpretación de la realidad emergen, en este contexto, como la vía de
establecer relaciones entre esas formas de saber. El método expresa una relación entre
ciencia y filosofía, siendo la aplicación de formulaciones filosóficas en el trabajo
científico. Es a través suyo que el científico explícita las categorías y conceptos
utilizados, define los procedimientos analíticos, circunscribe el objeto de investigación.
La opción metodológica entraña la adhesión a una lógica y la aceptación de ciertas
posturas frente a las cuestiones gnoseológicas básicas, como la del entendimiento del
propio acto cognitivo. En fin, el método involucra necesariamente una teoría del
conocimiento2.

Las propuestas metodológicas articulan posiciones en diferentes tópicos (lógica,


gnoseología, epistemología, ontología, etc.) organizándolas en un sistema filosófico,
orientado hacia macro explicaciones de lo real. De ahí se vehiculizan amplias teorías de
la historia o de la naturaleza, capaces de guiar el análisis específico de fenómenos
particulares. La visión del objeto de investigación y de las formas de aprehenderlo
derivan de esa formulación más amplia de la realidad donde está incluido, de la
concepción que se asume acerca del movimiento de esa realidad. Es en el método que

* - Traducción: Claudia E. Natenzon, para la cátedra Recursos y Sociedad, 1er. cuatrimestre de 1994.

1 - Antonio Carlos Robert Moraes "Introducción de la Temática Ambiental en las Ciencias Sociales", 1er. Seminario Nacional

sobre Universidad y Medio Ambiente, SEMA/ UNB, Brasilia, 1986, p.2-3.

2 - Antonio Carlos Robert Moraes e Wanderley Messias da Costa Geografia Crîtica. A valorização do Espaço. Ed. Hucitec,
São Paulo, 1984.

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se diseñan los objetos y que se definen las relaciones de estos con el sujeto de
conocimiento; por tanto, la posibilidad misma de conocerlos.

La propia división entre los campos de las ciencias y el establecimiento de


criterios de su legitimación son elementos devenidos de las posiciones metodológicas.
Para el positivismo clásico, por ejemplo, las ciencias se definen por la identificación de
objetos irreductibles en la realidad (explicables autónomamente) y por la formalización
de las leyes que rigen su funcionamiento3. Ya las corrientes neo-kantianas entienden
que las ciencias se originan en formas propias de enfocar una realidad en sí misma
múltiple e indivisible, siendo los recortes analíticos una arbitrariedad del sujeto, luego
desposeídos de un status ontológico4.

Este variado posicionamiento, en términos de clasificación de las ciencias,


derivan en otras clases de diferencias. Hay métodos que se pretenden comunes a
todas las áreas de investigación científica. Es el caso, por ejemplo, de las propuestas
orientadas por el positivismo lógico (o neopositivismo) que nombra su modelo de
encaminamiento analítico y explicación de lo real como "método científico", colocando
todas las formulaciones que le son alternativas en la rúbrica de conocimientos
despojados de objetividad; luego, "no científicos". En esta concepción, así como en la
del positivismo clásico (o "empírico"), es posible un alto nivel de analogías entre las
distintas ciencias (dada la base metodológica común). Procedimientos, verificaciones y
conclusiones son intercambiadas independientemente de las cualidades específicas de
los fenómenos analizados. Hay un rígido criterio de cientificidad, que atraviesa e ignora
las particularidades de las áreas de su aplicación. Aquí la distinción entre fenómenos
naturales y sociales pierde potencia, volviendo la objetividad de las ciencias de la
sociedad bastante problemática5.

Existen, con todo, otros métodos que se pretenden específicos de una clase
particular de fenómenos, o mismo de una sola ciencia. En este último caso estaría la
sociología comprensiva de Max Weber o la teoría psicoanalítica de Freud, dedicadas al
estudio de realidades bien circunscriptas y con procedimientos íntimamente ligados a
los objetos en examen. Tales propuestas, en principio, no son convertibles al análisis de
otros fenómenos. En términos de un horizonte un poco mayor de aplicación, podrían
nombrarse las perspectivas marxistas, estructuralistas y fenomenológicas, que limitan
su alcance explicativo al dominio de los fenómenos sociales, desconociendo
proyecciones en el campo de las ciencias naturales.

3 - Sobre el positivismo en la sociología: Emile Durkheim As Regras do Método Sociológico, Ed. Nacional, São Paulo, 4ta.
ed.- 1966. En la geografía: Friedrich Ratzel Geografía dell'Uomo, Ed. Fratelli Bocca, Turin, 1914.

4 - Es conocido el ejemplo de un vaso que como objeto empírico único puede conocer análisis diferenciados: mineralógico,

estético, antropológico, económico, etc. Sobre el neo-kantismo en geografía, ver: Richard Hartshorne Propósitos e Natureza da
Geografia, Ed. Hucitec/Edusp, São Paulo, 1979. Na sociología, ver: Julien Freund Sociologia de Max Weber, Ed. Forense, São
Paulo, 1966.

5 - Para una crítica del positivismo clásico, ver: Lesek Kolakowski La Filosofía del Positivismo, Roma/Bari, 1974. Sobre el
positivismo lógico: Enrique E.Mari Neopositivismo e Ideología, Ed. Universitaria, Buenos Aires, 1974.

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La historia del marxismo ilustra con claridad este punto. Las tentativas de
expandir su alcance más allá de los estudios sobre la sociedad revelan, en la opinión de
comentaristas destacados, desvíos positivizantes con el empobrecimiento del
componente dialéctico de tal método6. Son hoy numerosas las críticas a las
formulaciones de Engels en la Dialéctica de la Naturaleza y en el Anti-Duhring y sus
implicaciones en la concepción mecanicista de la historia presente en la obra de
autores como Plekhanov, Kaustsky y Bukharin (refutados por Lukács, Kirsch y Gramsci,
entre otros). También las concepciones reduccionistas de "cultura proletaria" (Zdhanov)
o de "ciencia proletaria" (Lisenko), dominates en el período stalinista, fueron blanco de
contundentes críticas7. En verdad, actualmente, los pensadores marxistas más
refinados restringen la vigencia de la propia dialéctica a los fenómenos dotados de
materialidad social8. Así, es cada vez más enfática la defensa del materialismo histórico
y dialéctico como método exclusivo de las ciencias de la sociedad, aplicables a su
amplia gama de especializaciones. Hoy, se conocen investigaciones marxistas desde la
antropología (Godelier) a la psicología (Reich), del derecho (Cerroni) a la teoría
literarias (Baktikin), aún cuando son inexistentes trabajos orientados por tal método en
la física, en la química o en la biología.

Como fue indicado, también el estructuralismo y la fenomenología conocen


estos límites discipliarios. El primer método, circunscripto a la lingüística en la
formulación original de Saussure, ve ampliado su campo en las proposiciones de Levi-
Strauss, que defiende a la estructura como categoría básica del entendimiento de
cualquier fenómeno social9. La propuesta fenomenológica, teniendo la experiencia
vivida como base de todo el conocimiento y viendo las representaciones como objetos
de investigación, ya está filosóficamente imposibilitada de avanzar más allá de los
límites del fenómeno leído por la conciencia humana10. Así, su única relación posible
con las ciencias naturales sería la de tomarlas como material de investigación, como
lecturas de lo real. En fin, se trata de métodos propuestos para el estudio específico de
fenómenos sociales.

En esta breve exposición, se observa la diversidad de los métodos científicos y


la variedad de sus contenidos, pudiéndose de allí intuir la complejidad del debate
metodológico contemporáneo. Negarla constituye el gran equívoco del ropaje actual de
la postura cientificista. Tal postura, al perder la dimensión filosófica del trabajo científico,
sirve de vehículo eficaz de manipulación del científico al distanciarlo de la reflexión

6 - Tómense los ensayos constantes de la obra organizada por Eric Hobsbawn, Historia del Marxismo, Ed. Paz y Tierra, Río
de Janeiro, 1982/7. Por ejemplo, de Franco Andreucci "A difusão e Vulgarização do Marxismo", en el volumen II.

7 - Ver por ejemplo: José Paulo Netto "Lukács y la Problemática Cultural de la Era Stalinista", Revista Temas nro.6, São

Paulo, 1979.

8 - Ver Perry Anderson Consideraciones sobre el marxismo Occidental, Ed. Afrontamento, Porto, 1976.

9 - Sobre este método: Varios Autores Estructuralismo, Ed. Portugália, Lisboa, s/d; y Claude Lévi-Strauss Antropología

Estructural, Ed. Tempo Brasileiro, Rio de Janeiro, 1975.

10 - Ver: Maurice Merleau-Ponty "Sobre a fenomenologia da linguagem". Coleção Os Pensadores, Ed.Abril, São Paulo, 1980.

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acerca de su responsabilidad social11. Se reduce el método a la técnica y el ciudadano
al técnico.

La incursión por la metodología permite exactamente el rescate de esas


implicaciones perdidas. Es retomar la discusión de los principios que orientan los
variados procedimientos operacionales de investigación, de esclarecimiento de los
presupuestos lógicos, de explicitación de los conceptos y las categorías utilizadas; y,
principalmente, de reflexión sobre la relación política/ciencia en un escalón más elevado
que el del panfletarismo o del partidismo.

El concepto de ecología sirve bien para ilustrar lo expuesto. Una fuerte


sobreposición de entendimientos parece marcarlo, lo que revela una gran indefinición
conceptual. Por un lado la ecología aparece como una ciencia, sea autónoma, sea
como un sub-campo de la biología, en una visión próxima a la formulación original de
Haeckel. Puesta como ciencia -teniendo por objeto propio el estudio de las
interrelaciones de los organismos que cohabitan en un medio dado- la ecología
propiciaría la aplicación en su campo de diferentes métodos. Sería posible un análisis
neo positivista del temario de esa disciplina, o un estudio orientado por el abordaje
sistémico o una formulación meramente cuantitativa, etc.

Sin embargo, en otros contextos, la ecología en sí es presentada como método,


sea autónomo, sea como una variante del funcionalismo. Este método, relacional por
excelencia, articula una visión orgánica de los fenómenos, una concepción relativa de la
causalidad y una óptica mecánica del movimiento. Lo preside la idea del equilibrio como
tendencia natural de los fenómenos. En cuanto método, la ecología conoce
aplicaciones en campos variados de la ciencia. Hay análisis ecológico en geografía,
estudios de ecología urbana, teorías ecológicas en economía, etc. Sería inclusive
posible hablar de un abordaje ecológico en ecología, uniendo las dos concepciones.

Hay todavía un tercer significado atribuido al término. En ciertos contextos


discursivos, la ecología aparece como una cuestión social. Como objeto de interés y de
intervención política. Ahí, se tiene no una ciencia ni un método sino un campo de
actuación con formas de organización política, tácticas, estrategias y metas
establecidas. En ese sentido la ecología aparece como fundamento de un determinado
tipo de movimiento social urbano12, al cual se apela en la actualidad. Vista así, ella
puede formularse como un tema de preocupación de las ciencias sociales,
marcadamente de la sociología y de la ciencia política, pasible de ser abordado desde
los variados métodos presentes en esas disciplinas.

Se observa, en esta rápida ejemplicación, cuánto hay que clarificar en la


discusión metododológica acerca de la problemática ambiental, pues el concepto
enfocado es central en su interior. Un camino fértil de la indagación sería el rastreo de
las visiones sobre los elementos básicos de ese universo en diferentes sistemas

11 - Ver Jurgen Habermas - Conhecimiento e Interesse y Ciência e Técnica enquanto Ideologia, coleção Os Pensadores, Ed.

Abril, São Paulo, 1980.

12 - Los trabajos desarrollados por CEDEC de San Pablo buscan identificar las características propias de tales movimientos,
constituyendo la revista de este centro una fuente interesante de consulta.

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filosóficos13. Dilucidar de esta manera las concepciones de naturaleza, de sociedad y
de relación sociedad/naturaleza, a nivel de las grandes matrices metodológicas de las
ciencias modernas. Este trabajo, en sí una empresa de largo aliento, reforzaría un
señalamiento sólido para futuras propuestas analíticas y operacionales en este campo.
En los límites del presente texto, se intenta indicar el enunciado contenido en las
formulaciones fundantes de uno de los métodos de mayor vigor, a nivel de las ciencias
humanas, a lo largo del último siglo: el materialismo histórico y dialéctico.

Como fue dicho, el marxismo es un método restringido a las ciencia sociales,


donde conoce una amplia difusión. Alfred Schmidt mostró, en un interesante estudio, la
inexistencia de una pespectiva ontológica respecto de la naturaleza en el interior de la
obra de Marx14. En ella, los fenómenos naturales nunca son enfocados en su
movimiento intrínseco, aun cuando abordados en cuanto recursos para la vida humana.
Así, es una "naturaleza para el hombre" que siempre está en el foco de las
consideraciones marxianas. De manera notoria, él discute las condiciones naturales en
su involucramiento con los procesos productivos, como "presupuesto general de toda la
producción". Según Marx, la materia ambiental pre-existe en el trabajo humano, siendo
en ese sentido su "objeto universal"15.

A partir de este entendimiento, la realidad natural es inicialmente desdoblada en


"naturaleza interna al hombre" (su naturalidad) y "naturaleza exterior o ambiente" (el
"cuerpo externo" del hombre). Es en el juego entre estas dos dimensiones que se
desarrolla el propio ser humano, en una relación que tiene al trabajo como elemento
mediador. Es al modificar su naturaleza exterior que el hombre substantiva sus
potencialidades naturales, adiestrando la mente y los músculos en la transformación del
ambiente. Aquí ya se ve al trabajo como categoría fundamental en la concepción
marxista de la relación hombre/naturaleza, siendo entendido como actividad
(exclusivamente humana) de dar forma útil para la vida humana a los materiales
ofrecidos por el medio natural (tornándolos valores de uso para la sociedad).

En un segundo momento, Marx va a distinguir los marcos naturales no tocados


por el hombre de aquellos que ya traen en sí las marcas de una trasformación pretérita.
A estos los denomina "segunda naturaleza", o naturaleza socializada que agrega en
sus formas el "trabajo muerto" de generaciones pasadas, diferenciado así de la
"primera naturaleza", esta como resultado exclusivo del movimiento de la historia
natural. Tal distinción viene a destacar la historicidad de los lugares y la tendencia
inexorable a la continua antropomorfización de la superficie terrestre. La historia
humana es también una ininterrumpida transformación de primera en segunda

13 - Ver, por ejemplo: Gerd Bornheim "Reflexões sobre o Meio Ambiente: um caso político". Revista Pau Brasil nro.6, São

Paulo, 1985.

14 - Alfred Schmidt El concepto de naturaleza en Marx, Ed. Siglo Veintiuno, México, 1976.

15- Ver, principalmente: Karl Marx O Capital (Crîtica da Economia Polîtica), Libro I, vol I, Ed. Civilização brasileira, Rio de
Janeiro, 3ra. ed. 1975, cap. V "O processo de trabalho".

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naturaleza, en un proceso donde el hombre va alterando los paisajes de la superficie de
la Tierra, imprimiéndoles su marca16.

Sintetizando, se tiene un abordaje donde los fenómenos naturales son tomados


en sus implicaciones con el proceso de reproducción de la vida humana, esto es, como
factores y recursos dinamizados por el trabajo. Se observa que el movimiento interno
de tales fenómenos no es enfocado, en una perspectiva centrada en el entendimiento
de la sociedad. Esta se proyecta en el paisaje alterado, pues las formas espaciales
creadas por los hombres expresan las relaciones sociales vigentes en la época de su
realización 17. El trabajo produce un efecto retroactivo en el espacio natural,
socializándolo. Así, de la naturaleza se pasa a las relaciones sociales -objeto central del
método analizado.

Para Marx no se trata de un individuo aislado frente a las condiciones de un


dado medio natural. El ironiza la situación límite vivida por Robinson Cruzoe18. En
verdad, la relación del hombre con su ambiente es formulado al interior de relaciones
sociales históricamente determinadas. Se trata de sujetos históricos, portadores de un
bagaje culturalmente elaborado e inserto en estructuras societales que
sobredeterminan sus actos (en una compleja dialéctica entre necesidades y libertad). El
instrumental técnico disponible revela las fuerzas productivas de una sociedad dada, a
las cuales corresponde una cierta división social del trabajo y relaciones de producción
también específicas. Son estas que definen las formas de apropiación de la naturaleza
y el acceso de los diferentes grupos sociales a los recursos del ambiente. Las
relaciones de trabajo y de propiedad, principalmente, expresan las relaciones
desiguales de las distintas clases con la riqueza natural de los lugares donde están
insertas. En suma, para Marx, la relación del hombre con la naturaleza es función de
las relaciones establecidas por y entre los hombres en un dado modo de producción.

Aquí está el punto nodal de esta visión, que define una formulación específica de
la cuestión ambiental. Aquí, la perspectiva de Marx va a asumir la posición antípoda de
la óptica positivista. Esta busca enfáticamente aprehender la unidad del hombre con la
naturaleza. Marx, respetando en un principio la naturalidad del hombre, transforma esa
meta en un discurso sobre lo obvio. El hombre es un ser de la naturaleza, que se
desarrolla en un intercambio constante con los elementos de esta, que posee
necesidades naturales las cuales busca suprimir movilizando su capacidad nata sobre
los materiales ambientales. La condición humana implica un substrato biológico
irreductible, que data de forma ineluctable la historia de los individuos.

Puesto de esta manera, la cuestión de la unidad pierde sentido pues el hombre


no es un otro en relación a la naturaleza, desde el punto de vista natural. No obstante,
si él posee "naturalmente " esta íntima ligación con el medio que lo hospeda, ¿cómo
explicar que porciones del espacio terrestre estén vedados a la apropiación de todos?.

16 - Ver: Antonio Carlos Robert Moraes e Wanderley Messias da Costa Geografia crîtica. A Valorização do Espaço, op.cit.,

caps.6 y 7.

17 - Ver: Milton Santos Pensando o Espaço do Homem, Ed. Hucitec, São Paulo, 1982.

18 - Ver: Karl Marx Contribução para a Crîtica da Economia Polîtica, Ed. Estampa, Lisboa, 1974.

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Se ve que la cuestión en examen pasa a ser no la de la unidad entre el hombre y la
naturaleza, sino el de la separación entre los dos. Y teniendo la unidad como natural, la
separación sólo puede ser histórica y social19. Por eso, es en el universo específico de
la vida social que debe ser formulada la relación en foco. La ligazón natural con la
naturaleza es quebrada a través de las reglas establecidas en la convivencia social. La
estructuración de la sociedad define las relaciones de los individuos con la mayor parte
de los recursos naturales, al normatizar sus relaciones entre sí. Las relaciones de
propiedad, con mayor claridad, son un ejemplo notable de mecanismos sociales donde
algunos garantizan su domino sobre porciones de espacio terrestre (y de los recursos
ahí contenidos), vedando a otros la posibilidad de usufructuarlos. Marx argumenta que
en la sociedad capitalista, al proletariado sólo le resta el dominio de su propia
naturaleza interna, su capacidad muscular y mental que en cuanto "fuerza de trabajo"
es ofrecida en el mercado como cualquier otra mercadería.

Se observa el refuerzo a la postura de circunscribir el tema al interior de una


teoría de la sociedad, sacándolo de su posición en cuanto punto de contacto entre
análisis de las ciencias naturales y sociales. Es en la perspectiva exclusiva de estas
últimas que la cuestión ambiental es formulada. Para el método marxista tal cuestión se
inscribe en el rol de los fenómenos sociales, para cuya comprensión son volcados la
integralidad de sus esfuerzos. Así, la problemática de la relación hombre/naturaleza
debería ser formulada en un plano económico, político y cultural. Su indicación más
detallada escapa a los propósitos de este texto, siendo asunto de la exposición de
Wanderley Messias da Costa en este seminario. Aquí se intenta profundizar la
argumentación expuesta también en sus implicaciones metodológicas, buscando
esclarecer mejor la óptica marxista.

Desmenuzando los fundamentos filosóficos del método enfocado, es evidente


que la distinción entre las cualidades de los fenómenos naturales y sociales poseen un
lastre considerable, sea del punto de vista ontológico o del gnoseológico. En términos
del primero, se señala que el movimiento mismo de tales fenómenos es entendido
como dotado de cualidades diferentes. Lukács, avanzando en el camino de Marx,
apunta la repetibilidad y regularidad de los fenómenos de la naturaleza inorgánica sin
paralelo con el dominio de los hechos sociales20. De aquí las posibilidades
experimentales de las ciencias naturales, y también su alto grado de formalización
posible. La repetición siendo el presupuesto ontológico de la "ley natural". Ya en el
dominio de la sociedad, el fluir histórico se presenta como renovación ininterrumpida,
donde las situaciones concretas jamás se repiten. La capacidad humana de optar, de
transformar lo existente, de crear lo nuevo, vuelve la previsión un ejercicio hipotético
(sólo validado en el "post festum") en el universo de los fenómenos sociales. Por eso, la
"ley" en ciencias sociales tiene un significado de máxima tendencialidad, desnudando
los niveles de certeza que posee cuando es aplicada al estudio de la naturaleza. Así, el
marxismo va a distinguir los criterios de objetividad y verificabilidad de los dos dominios.
Lukács diferencia con énfasis las cualidades ontológicas de la materialidad orgánica,
inorgánica y social.

19 - Ver: Karl Marx Formações Econômicas Pré-Capitalistas, Ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1974.

20 - Ver: Georg Lukács "As bases ontológicas do pensamento e da atividade do homen", Revista Temas nro.4, São Paulo,
1978. Y también: Varios Autores Conversando com Lukács, Ed. Paz e Terra, Rio de Janiero, 1969.

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Pero no es sólo en términos ontológicos que ocurre esta distinción. También la
relación del sujeto de conocimiento con el objeto varía, según el marxismo, en el
estudio de la naturaleza y la sociedad. Ya Engels trabajó con ahínco este tópico,
ironizando que ningún investigador busca a dios en el microscopio; y sin embargo,
nada impide que al salir del laboratorio él sea un individuo profundamente religioso.
Hay, en el dominio de los fenómenos naturales, una externalidad del sujeto en relación
al objeto también sin paralelo en las ciencias sociales. Esta permite un examen del
fenómeno donde creencias y valores personales del investigador influyen menos en la
interpretación. Al analizar fenómenos sociales el investigador además de sujeto es
también parte del objeto (en cuanto miembro de la sociedad), por eso su evaluación se
pauta mucho más por su vivencia objetiva y por las concepciones que desenvuelve en
su vida cotidiana. Los valores culturales y políticos necesariamente se inmiscuyen en la
lectura que él haga de su objeto. El intervalo entre ciencia e ideología queda así mucho
más impreciso en el estudio de los fenómenos sociales.

Los ejemplos podrían ser multiplicados, ilustrando la enfática distinción que el


materialismo histórico y dialéctico establece entre los dominios de las ciencias naturales
y sociales. Tal énfasis se justifica por el combate prioritario contra las corrientes
positivistas, que tienen en la analogía entre teorías de los dos dominios una de sus
piedras angulares. El "darwinismo social" de Spencer, el "racismo" de Gobineau, el
"determinismo geográfico", y otras formulaciones conservadoras, tienen en este
intercambio (donde generalmente conclusiones y perspectivas oriundas del estudio de
la naturaleza son trasplantadas para el análisis de la sociedad) su base de
sustentación. El marxismo se opone a ellas, haciendo el rescate de las cualidades
propias de la historia humana, formulada de una manera exclusivamente teórica, anti-
analógica por excelencia.

Tomando en cuenta lo expuesto, se observa que un abordaje marxista de la


cuestión ambiental va a encararla como una manifestación de procesos sociales, por
los cuales una sociedad dada organiza el acceso y el uso de los recursos naturales
disponibles, organización que se articula en la propia estructuración social
constituyendo parte del proceso global de su reproducción21. En suma, la cuestión
ambiental será evaluada en el contexto de un modo de producción y de una formación
económica y social. La relación sociedad/naturaleza formulada en cuanto relación
social. El ambiente como recurso, como condición de producción, como mercadería,
como objeto de intervención del Estado, etc. Viendo a la ecología en el tercero de los
sentidos presentados: como cuestión política. A partir de ese plano general, las
diferentes propuestas que componen el campo de debate de ese método establecen
perspectivas más específicas de análisis. Aquí, el tratamiento unitario, mismo al nivel de
un solo método, vuelve a tornarse problemático, en un campo metodológico marcado
por significativa diversidad.

La discusión iniciada permite refrendar una observación que hicimos en el texto


anterior (ver nota 1): la de la necesariamente previa (anterior) elucidación metodológica
frente a las propuestas de aplicación, de cara al estado del arte actual de la materia en

21 - Ver: Massimo Quaini Marxismo e Geografia Ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1979.

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el contexto universitario brasileño, al menos de ciencias humanas. El trato de la
cuestión ambiental se reciente de mejor fundamentación conceptual y de bases
filosóficas más sólidas. Esto es un presupuesto del refinamiento analítico que la
dimensión del problema ambiental brasileño requiere para ser bien formulado. Aquí se
ha presentado rápidamente indicaciones de un solo campo metodológico, y aun así en
términos de sus fundamentos más genéricos. Un vasto terreno de investigación se abre
a nuestro frente.

Se sabe que el universo de las ciencias sociales es la principal vía por la cual el
conocimiento científico se relaciona con la ciudadanía. Así, la superación de un nivel
meramente técnico de intervención sobre la cuestión ambiental demanda un
enriquecimiento de las investigaciones en este área. Esto propiciaría a las propuestas
oriundas de la práctica del planeamiento una evaluación más rica. Una crítica -en el
sentido académico- de las políticas públicas del sector, que las discutirían en un nivel
superador de lo inmediato. Y, en este intercambio, la universidad reforzaría su papel de
portavoz de la sociedad civil, en su tenso e inevitable diálogo con el Estado.

San Pablo, octubre de 1987.

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