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Índice
Capítulo 1. La naturaleza de la autoestima
! Causas y efectos
! Como usar este libro
EL AMOR A SÍ MISMO
El amor a si mismo es el camino para reencontrar el aprecio a su persona, el reconocimiento
a sus cualidades, el inicio a una vida libre de ataduras y complejos donde las satisfacciones
no tendrán fin.
¿Cuántas veces olvidamos nuestros atributos y sólo nos fijamos en nuestros defectos? No
sea su propio verdugo, aprenda a contrarrestar sus pensamientos negativos y mejore su
autoestima. El amor a si mismo le dice cómo llegar a verse y sentirse estupendamente,
además de resaltar sus atributos -y liberar sus defectos de una manera lógica y sencilla.
1.- La naturaleza
de la autoestima
La autoestima es un actor esencial para la supervivencia psicológica. Es un sine qua non
emocional; sin una debida proporción de autovalía, la vida puede resultar enormemente
dolorosa, quedando muchas necesidades básicas sin satisfacer.
Uno de los factores principales que distinguen a los seres humanos de los animales el tener
conciencia de sí mismos, es decir, la capacidad de formarse una identidad y enseguida
asignarle un valor. En otras palabras, usted tiene la capacidad de definir quién es usted y
luego decidir si le agrada esa identidad o no. El problema de la autoestima radica en la
capacidad del ser humano para emitir juicios. Una cosa es rechazar determinados colores,
ruidos, formas o sensaciones. Pero cuando usted rechaza partes de sí mismo, lesiona en
gran medida las estructuras psicológicas que literalmente lo mantienen vivo.
Juzgar y rechazar le ocasiona un enorme sufrimiento; así como usted cuida y protege una
herida física, suele evitar todo aquello que pudiera empeorar el dolor del autorrechazo a toda
costa. Es así como asume menos riesgos sociales, académicos o profesionales. Se poen
una serie de trabas en cuanto a conocer nuevas personas, entrevistarse para un trabajo o
esforzarse para algo que pueda no llegar a tener éxito. Limita su capacidad de abrirse ante
los demás, de expresar su sexualidad, de ser el centro de la atención, aceptar críticas,
solicitar ayuda o resolver problemas.
Con el fin de evitar más juicios y autorrechazo, usted mismo se establece barreras de
defensa. Tal vez opte por culparse y dejarse llevar por la ira o bien se vuelca sobre un trabajo
perfeccionista. O alardea. O se disculpa. En ocasiones puede recurrir al alcohol o a las
drogas.
El objetivo de este libro es poner un alto a la emisión de esos juicios; sanar las viejas heridas
de dolor y autorrechazo. Es posible modificar la forma en que usted se percibe y se siente. Y
una vez que tales percepciones y sentimientos hayan cambiado, el efecto de onda alcanzará
todos los aspectos de su vida con una sensación cada vez más amplia de libertad.
Causas y efectos
Estudios realizados en niños pequeños muestran claramente que la manera en que los
padres educan a sus hijos durante los primeros tres o ,cuatro años de vida determina la
cantidad de autoestima que tendrá un niño desde un principio. Después de esa etapa, casi
todos los estudios de niños mayores, adolescentes y personas adultas comparten una
confusión común: ¿cuál es la causa y cuál el efecto?
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 4
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¿El éxito académico fomenta la autoestima, o ésta fomenta el éxito académico? ¿El hecho
de gozar de un alto nivel social propicia una elevada autoestima, o es una elevada
autoestima lo que le ayuda a lograr una elevada posición social? ¿Acaso los alcohólicos
beben porque se odian a si mismos, o bien se odian a sí mismos porque beben? ¿Las
personas se ven con agrado porque se conducen bien en las entrevistas de trabajo, o su
desempeño es mejor en tales entrevistas porque se ven con buenos ojos?
Estas son las preguntas clásicas del huevo y la gallina. Y así como los huevos provienen de
las gallinas y estas de los huevos, al parecer la autoestima se deriva de sus circunstancias
en la vida, y a la vez las circunstancias vida se ven fuertemente influídas por su autoestima.
Pero, ¿qué un desarrolló primero? Esta pregunta tiene serias implicaciones en cuanto al éxito
en el incremento de la autoestima.
Si las circunstancias externas determinan la autoestima, entonces, todo lo que usted tiene
que hacer es mejorar sus circunstancias. Digamos que usted tiene un nivel bajo de
autoestima porque nunca pudo graduarse en Ia escuela preparatoria, tiene una estatura por
abajo del promedio, su madre se odiaba a si misma, vive en un barrio pobre y tiene 40 kilos
de sobrepeso. Todo lo que tiene que hacer es asistir a una escuela nocturna y obtener ese
certificado, crecer unos centímetros, haber sido criado por otra madre, mudarse a un barrio
residencial y perder 40 kilos de peso. Cosa fácil, ¿verdad?
Sin embargo, sabe que jamás podrá lograrlo. No hay nada que pueda hacer acerca de sus
pudres o su estatura. Su única esperanza es que las cosas sean a la inversa: que la
autoestima determine las circunstancias. Esto significa que si usted mejora su autoestima,
sus circunstancias mejorarán. Así que deja de odiarse y se volverá más alto, su madre se
convertirá en una persona diferente y esos 40 kilos desaparecerán como por arte de magia.
Si este segundo panorama también le parece un tanto improbable, puede estar complacido
de tener una visión aguda del mundo real.
Por ejemplo, usted se mira al espejo y piensa: “Caramba, estoy gordo, ¡qué desastre! Tal
pensamiento no hace mas que golpear su autoestima. En cambio, si se viera al espejo y
pensara: "Oye, ese peinado me queda muy bien, el efecto en su autoestima sería el opuesto.
La imagen en el espejo sigue siendo la misma, lo único que cambia son los pensamientos.
O supongamos que está comentando las noticias, y cuando hace un comentario acerca de
los rebeldes de derecha, su quisquilloso amigo le corrige: "N, querrás decir los rebeldes de
izquierda”. -Si esto lo lleva a pensar: “Realmente me oí muy estúpido”, su autoestima sufrirá
un descalabro. Pero si, en cambio, reflexiona algo como: “Ah, sí, la próxima vez trataré de
no equivocarme”, su autoestima no sufrirá tanto. En cualquier caso, usted no cambia las
circunstancias sino la forma en que las interpreta.
¿Significa esto que las circunstancias no tienen nada que ver con la autoestima? No.
Obviamente, en el área de los estratos sociales, un sub-gerente bancario tiene más
oportunidades de sentirse satisfecho con su carrera que un taxista. De ahí que un estudio de
100 sub-gerentes y 100 taxistas “probará” que un nivel más elevado en cuanto a la profesión
genera una mayor autoestima. Lo que no se contempla en este tipo de estadísticas es que
algunos sub gerentes aniquilan su autoestima al pensar: “Ya debería de ser presidente de mi
propio banco.” “Soy un fracaso”; así como hay algunos taxistas que se sienten satisfechos
consigo mismos cuando reflexionan: "Bueno, no soy más que un simple taxista, pero estoy
aportando el gasto diario, los niños van bien en la escuela, y creo que las cosas van por buen
camino".
Este libro utiliza métodos comprobados de terapia cognoscitiva de la conducta con el fin de
acrecentar su autoestima modificando la forma en que usted interpreta su vida. Le mostrará
cómo poner al descubierto y analizar esas afirmaciones negativas acerca de sí mismo que
normalmente hace. Aprenderá a formularon nuevo tipo de afirmaciones objetivas y positivas
acerca de su' propia persona que contribuirán a alimentar su autoestima en lugar de
aniquilarla.
El presente libro está organizado lógicamente, empezando con el material más importante y
de aplicación más generalizada.
En el capítulo dos se le indica cómo llevar a cabo una autoevaluación exacta tanto de sus
puntos fuertes como de sus puntos débiles, lo que constituye un primer paso de gran
importancia para modificar su autoestima.
El capítulo cuatro aborda los “debes”, todas esas reglas que ha establecido para sí, sobre
cómo debe actuar, sentirse y ser. La revisión de estos “debes” es uno de los recursos más
poderosos para anular viejos métodos negativos de programación.
El capítulo cinco muestra cómo manejar los errores modificando su manera de relacionarse
con éstos y cortando con los errores del pasado.
El capítulo seis le enseña cómo reaccionar ante las criticas sin perder la estima o tener que
atacar a los demás.
El capítulo siete se centra en preguntarle qué es lo que quiere en realidad, una de las tareas
más difíciles para las personas que tienen baja autoestima.
Este libro es fácil de usar. Si quiere tener una visión general de su autoestima, así como de la
manera de mejorarla, simplemente lea el libro en la secuencia que tiene, de principio a fin.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 6
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Obtener beneficios de este libro no es tan sencillo como limitarse a una sola lectura. Tiene
que realizar cierta dosis de trabajo. Muchos de los capítulos incluyen ejercicios que hay que
hacer y habilidades que deberá desarrollar. Cuando el texto le indique que “cierre los ojos y
se imagine en una escena de su pasado”, deberá realmente cerrar los ojos y hacer el resto.
Cuando el libro diga: “En una hoja de papel en blanco mencione tres situaciones en las
cuales no se haya sentido a la altura”, de verdad necesitará ir por esa hoja y esa pluma, y
sentarse a escribir esas tres situaciones.
No hay nada que supla la realización de los ejercicios. Imaginarse a sí mismo realizándolos
no es suficiente. Tampoco basta saltarse estos ejercicios con la dudosa intención de hacerlos
algún día. Como tampoco basta hacer sólo aquellos ejercicios que parezcan fáciles o
interesantes. Si hubiese una forma más fácil de mejorar su autoestima que la realización de
los ejercicios, se incluiría en este libro. Los autores son los mejores, los más fáciles y
constituyen la única forma de elevar la autoestima.
Deberá tomarse todo el tiempo necesario para leer este libro. Está lleno de ideas y cosas
para hacer. Léalo a un ritmo que le permita asimilar plenamente su contenido. Por principio
de cuentas, la autoestima es algo que requiere mucho tiempo para desarrollarse, usted se ha
dedicado durante toda su vida a desarrollar el nivel de autoestima que en este momento
posee. Lleva tiempo echar por tierra esa autoestima, como tiempo lleva construirla.
Establezca el compromiso, en este momento, de tomarse todo el tiempo que le sea
necesario.
El hombre del diálogo era uno de los más atractivos que había esa noche en el grupo de
solteros, pero el concepto que tenía de si mismo estaba distorsionado por un énfasis
exagerado en lo negativo. Estaba desechando toda percepción de cualidades positivas
mientras se centraba exclusivamente en las fallas que veía en su persona.
Las personas con baja autoestima no son capaces de verse objetivamente. Al igual que un
reflejo en uno de esos espejos combados que hay en las ferias, la imagen que ven amplifica
sus debilidades y minimiza sus mejores rasgos. La consecuencia normal de observar un
reflejo tan distorsionado es una intensa sensación de insuficiencia, ya que se comparan de
una manera muy desfavorable con quienes lo rodean. Ven a los demás con mucho mayor
exactitud que la que se ven ellos mismos, dado que están al tanto de su proporción de
puntos fuertes y débiles. Comparadas con todas estas personas “normales”, las imágenes
distorsionadas “de feria” que tienen de si mismas, parecen terriblemente defectuosas.
Para elevar su autoestima es absolutamente necesario que deseche esos viejos espejos
combados y aprenda a percibir con exactitud su proporción particular de puntos fuertes y
débiles. Este capitulo le ayudará a crear una descripción clara y exacta de esos puntos. En
lugar de filtrar y descartar sus buenos atributos y amplificar sus debilidades, puede aprender
a reconocer y valorar la persona que realmente es.
El primer paso hacia una evaluación exacta de si mismo consiste en escribir con tanto detalle
como le sea posible la manera en que se ve en el momento actual. El siguiente inventario le
ayudará a organizar tal descripción.
Descríbase a si mismo en las siguientes áreas utilizando tantas palabras o frases como
pueda:
1. Apariencia física. Incluya descripciones de su estatura, peso, apariencia facial, tipo de
piel, cabello, estilo de vestir, así como descripciones de áreas específicas del cuerpo como
su cuello, pecho, cintura y piernas.
2. Cómo se relaciona con los demás. Incluya descripciones de sus puntos fuertes y débiles
tanto en sus relaciones íntimas como en sus interrelaciones con amigos, familiares,
compañeros de trabajo, como su manera de relacionarse con desconocidos en escenarios
sociales.
3. Personalidad. Describa sus rasgos de personalidad positivos como negativos.
4. Cómo lo ven los demás. Describa los puntos fuertes y débiles que sus amigos y
familiares ven en usted.
5. Desempeño en el trabajo o en la escuela. Incluya descripciones de la forma cómo lleva
a cabo las tareas más importantes ya sea en el trabajo o en la escuela.
6. Desempeño de las tareas cotidianas. Las descripciones pueden incluir áreas como
higiene, salud, mantenimiento del lugar en el que vive, preparación de alimentos, cuidado
de los niños y cualquier otra forma en que usted atienda sus necesidades personales o
familiares.
7. Funcionamiento mental. Incluya aquí una evaluación de que tan bueno es para razonar y
resolver problemas, su capacidad en las áreas de aprendizaje y creatividad, su base
general de conocimiento, la sabiduría que ha adquirido, su capacidad de percepción,
etcétera.
8. Sexualidad. Cómo se percibe y siente en el plano sexual.
Cuando haya terminado con el inventario, vuelva a leerlo ponga un signo de más en
aquellos aspectos que representan atributos positivos o cosas que le agraden de sí mismo.
Ponga un signo de menos en los que considere como debilidades o que le gustaría poder
cambiar. No marque los aspectos que sean observaciones neutrales acerca de sí mismo.
+ Abierta
+ Tolerante y flexible
- No puede fijar límites o decir que no
- Demasiado tolerante, lo que luego me provoca resentimiento
+ Comunicativa
+ Amena
- Falsa con los amigos
+ Socialmente competente
+ Buena como escucha
- No puedo solicitar lo que quiero
- Incómoda cuando estoy con desconocidos
+ Protectora
+ Fiel a mis compromisos
- Recurro a los sentimientos de culpa para lograr que los niños hagan las cosas
- En ocasiones ataco y regaño a los niños
3. Personalidad
+ Responsable
+ Divertida
+ Abierta
+ Extrovertida
+ Amistosa
- Odio estar sola
- Indiscreta
- Me irrita no salirme con la mía
- Irritable un ocasiones
+ Cariñosa con la familia
- Me esfuerzo demasiado por complacer a los demás
+ Me encanta estar ocupada
5. Desempeño en el trabajo
+ Cumplida
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 10
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7. Funcionamiento mental
+ Me gusta aprender cosas nuevas
+ Siento curiosidad por saber cómo funcionan las cosas
+ Rapidez mental
8. Sexualidad
+ Por lo general experimento excitación e interés
+ Comunico con facilidad mis preferencias sexuales
- Puedo sentirme muy rechazada y deprimida
- Pasiva
No todo el mundo tendrá el mismo tipo de respuestas. Tal vez usted encuentre que la gran
mayoría de sus aspectos negativos manifiesta sólo una o dos áreas del inventario. Si tal es
su caso, su autoestima es en general buena, pero con unos cuantos puntos específicos.
Cuando más aspectos negativos estén diseminados por el inventario, y sea mayor la
proporción de éstos en relación con los positivos, tanto más esfuerzo se requerirá para lograr
un concepto de sí mismo más realistamente positivo.
No hay nada malo con el hecho de tener fallas. Todo el mundo las tiene y no hay una sola
persona en la tierra que no cuente con una serie de aspectos en los que a él o a ella le
gustaría ser diferente, El problema no es tener tal conjunto de deficiencias, sino la forma en
que usted las usa para atacarse en forma destructiva. Decir que usted disimula su enojo
cuando está con sus amigos constituye un juicio razonable. Pero condenarse por ser “falsa
con mis amigos”, como Elena lo hizo, va en contra de su autoestima. Estar consciente de que
tiene 32 pulgadas de cintura y que le gustaría perder 3, es una evaluación realista de algo
que usted desea cambiar. Pero decir que tiene una “barriga prominente” es como enterrar
alfileres en su sentido de valía.
Son cuatro las reglas que necesita seguir una vez que empiece a revisar los aspectos en su
lista de debilidades.
Al igual que las pirañas, esas designaciones no son muy peligrosas cuando de vez en
cuando se presentan aisladas. Pero en grandes cantidades literalmente pueden achicar su
autoestima.
“Sin carácter” lo sustituyó por “tiendo a ceder ante quienes tienen opiniones más
convincentes”. En cuanto a ser “ilógica”, ella se dio cuenta de que se trataba de una idea de
su esposo y que en realidad ella no se concebía como una persona que lo fuera.
3. Utilice un lenguaje que sea específico en lugar de general. Elimine palabras como
todo, siempre, nunca, completamente, etc. Reescriba su lista de modo que cada
descripción se limite a la situación, escenario o relación particular en que se suscita el
rasgo en cuestión. Los juicios de tipo general como “no puedo fijar límites” o “decir que no”
deberán revisarse a fin de que sólo reflejen las relaciones específicas en que el problema
se presenta. Cuando Elena se puso a reflexionar sobre ese aspecto, se dio cuenta de que
no era verdad tal como estaba escrito. Ella podía decir que no a sus compañeros de a sus
compañeros de ventas, a sus niños, a su madre y a los vecinos cuando le hacían
demandas imposibles. Pero tenía problemas para fijar limites con su esposo y amigos
íntimos. Elena reescribió el aspecto como “dificultad para decirle que no a mi esposo y
amigos íntimos siempre que me necesitan o me piden ayuda”. También procedió a
reelaborar el aspecto de “recurre a los sentimientos de culpa para lograr que los niños
hagan las cosas". Ella se dio cuenta de que el problema sólo se suscitaba en dos
situaciones: “Hago que los niños se sientan mal por lastimarse mutuamente o por no visitar
a sus abuelos”. El aspecto “odiar estar sola” cambió a “nerviosa e inquieta cuando estoy
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 12
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sola en casa después de las ocho o nueve de la noche”. “Pierdo todo” pasó a “de vez en
cuando pierdo las llaves o un sueter”. Observe cómo el hecho de ser específico hace que
una debilidad parezca menos general y negativa. Su problema ya no es algo que lo
abarque todo.
El aspecto de Elena “mala para discutir” era otra área que resultaba sensible para ella. Solía
hostigarse por no mostrar aplomo o defender sus puntos de vista. Elena reelaboró el aspecto
incluyendo un punto fuerte que tenía que ver con ello:' “No dispongo de los datos suficientes
ni soy agresiva por naturaleza. No obstante, lo que me agrada de mí es que no siempre
tengo que tener la razón. No me incomoda el hecho de que la gente disienta conmigo”.
1. Apariencia física
No puedo fijar límites o decir que no!! ! ! Dificultad para decirle que no a mi
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! esposo y amigos íntimos siempre que
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! me necesitan o me piden ayuda.
Demasiado tolerante, lo que luego me provoca ! Dejo que mi esposo haga lo que
resentimiento! ! ! ! ! ! ! ! necesita hacer, pero si no me brinda la
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! suficiente atención puedo experimentar
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! resentimiento.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 13
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Recurro a los sentimientos de culpa para lograr ! Hago que los niños se sientan mal por
que los niños hagan las cosas !! ! ! ! lastimarse mutuamente o por no visitar a
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! sus abuelos.
En ocasiones ataco y regaño a los niños! ! ! El 90 por ciento del tiempo brindo apoyo
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! a mis hijos, pero varias veces a la
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! semana me peleo con ellos y los regaño
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! a causa de la tarea y la limpieza de la
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! cocina.
3. Personalidad
5. Desempeño en el trabajo
Torpe para hablar por teléfono! ! ! Me incomoda cuando la gente no puede entender
! ! ! ! ! ! ! ! mis indicaciones; me siento un tanto nerviosa al
! ! ! ! ! ! ! ! hablar por teléfono.
Mala para llevar el cuidado de la casa! En ocasiones los platos sucios se acumulan, las
! ! ! ! ! ! ! ! mesas del comedor y la sala son un caos. Hago la
! ! ! ! ! ! ! ! limpieza general de la casa una vez a la semana.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 15
Índice
7. Funcionamiento mental
8. Sexualidad
Ahora es el momento de revisar cada una de sus debilidades en el lado izquierdo de su lista.
Hágalo con cuidado, tómese todo el tiempo necesario. Realizar esta tarea implica todo un
reto, ya que usted va a dar un paso importantísimo en el sentido de cambiar esas
autoevaluaciones negativas que le hacen sentir inadecuado o que no está bien.
A los fanfarrones se les rehuye. Además de estas restricciones culturales, es probable que
haya tenido experiencias en el seno de su propia familia que le hagan sentirse renuente a
reconocer sus aspectos positivos. Los padres críticos a menudo castigan a sus hijos por
hablar bien de si mismos. Durante su etapa de crecimiento, algunos niños experimentan
cientos de interacciones similares a éstas:
Como consecuencia de los condicionamientos que imponen tanto la cultura como los padres,
es probable que le provoque cierta ansiedad el hecho de concederle el crédito
correspondiente a sus puntos fuertes. Se experimenta una sensación de peligro, casi como si
alguien pudiera lastimarlo o golpearlo a causa de su audacia.
Pero éste es el momento de ser audaz, de proclamarse a los cuatro vientos, de buscar y
reconocer todo aquello que de apreciable haya en usted. Retome una vez más su Inventario
del concepto que tiene de sí mismo. En una hoja en blanco escriba todos los aspectos que
haya marcado con un signo de más. Ahora observe los aspectos de su lista revisada de
debilidades, a los cuales les haya agregado puntos fuertes correspondientes. Si algunos de
estos puntos fuertes correspondientes no figuran en su lista de rasgos positivos, incorpórelos
ahora.
Lea lentamente los aspectos que aparecen en su lista de puntos hiertes. Trate de pensar en
otros rasgos o habilidades especiales que aún no haya mencionado. Piense en cumplidos
que le hayan hecho, recuerde pequeños éxitos que haya tenido, recuerde también
circunstancias que haya superado y aquello por lo cual se haya interesado. Incluya algunos
Ejercicio. Por unos momentos, piense en la gente a la que haya querido o admirado más
¿qué cualidades lo impulsaron a sentir afecto, admiración? ¿Qué es lo que hace realmente
que alguien le agrade? En este preciso instante, antes de continuar leyendo, escriba en una
hoja de papel esas cualidades que ha apreciado más en dichos individuos.
En este punto, su lista deberá estar completa. Ahora la puede usar como un instrumento de
introspección. Proceda a leerla lentamente, aspecto por aspecto, y váyase preguntando
cuáles de esas cualidades se aplican a usted. Busque ejemplos ya sea en su pasado o en su
presente.
Tal vez le sorprenda descubrir que varias de las mismas cualidades que Io llevaron a
interesarse por los demás y respetarlos son igualmente descriptivas de su propia persona.
Si alguna de las cualidades especiales que usted valora en los demás y reconoce en si
mismo no se ha incluido en su lista de puntos fuertes, agréguela ahora.
Una vez más repase su lista de puntos fuertes, Reelabórela en enunciados completos,
utilizando sinónimos, adjetivos y adverbios con el fin de enriquecerla aún más. Deshágase de
los términos negativos y favorezca los positivos, y prescinda de los falsos halagos. Cuando
Elena revisó su lista de puntos fuertes, cambió “no necesito maquillaje” por “tengo un
excelente color natural”. Asimismo, cambió “divertida” por “tengo un sentido del humor rápido
y perceptivo que la gente realmente aprecia”. Independiente” lo hizo más extenso al escribir:
“En los momentos clave puedo depender de mi misma sin tener que recurrir a la ayuda de los
demás. Poseo una gran fuerza y resolución que me ayudan a salir adelante”.
Usted se ha dedicado durante años a pulir su lista de cualidades negativas y a vivir conforme
a ellas. Ahora dése el tiempo proporcional para atender sus puntos fuertes. Extiéndase en
ellos. Suponga que está escribiendo una carta de recomendación para alguien que quiere de
verdad y desea que realmente triunfe. Cuando Elena abordó aspectos como “me gusta
aprender cosas nuevas” y “siento curiosidad por saber cómo funcionan las cosas”, realmente
echó la casa por la ventana. Esta es un área en la que tendrá que excederse un poco, con el
fin de contrarrestar su acostumbrada tendencia a minimizar sus puntos fuertes.
Mido 1.63 m. de estatura y peso 62 kilos. Mis ojos son grandes y de color café. Tengo una
nariz proporcionalmente grande, labios gruesos, dientes frontales prominentes, cabello
oscuro ensortijado y una tez clara de aspecto juvenil. Tengo un color natural de piel. Tengo 32
pulgadas de cintura, muslos de 21 pulgadas y caderas bien delineadas.
Soy una persona cálida, amistosa, abierta, que se comunica bien con la gente. Soy
razonablemente segura en el trabajo y con mis hijos. Tengo problemas para solicitar lo que
quiero y fijar limites con mi marido y ciertos amigos, Hago amistades con facilidad, aunque
soy renuente a manifestar mi enojo cuando estoy con ellas. Mantengo una buena relación
con mis hijos. Hay veces en que me peleo con ellos y los regaño a causa de sus tareas y de
las obligaciones que tienen que cumplir. Soy buena como oyente y tengo intuición con
respecto de la gente, sobre todo cuando puedo relacionarme cara a cara.
Soy una persona en extremo responsable. Tengo un sentido del humor rápido y perceptivo
que la gente realmente aprecia. Me esfuerzo de verdad en ser alegre. Disfruto mucho cuando
toda la familia está en casa al anochecer, pero me cuesta trabajo estar sola después de Ias
ocho o las nueve de la noche. De verdad disfruto estar con la gente, pero a veces digo que
no debería cuando me involucró demasiado en la conversación.
Los demás me ven como una persona positiva, competente y fuerte Sin embargo, tiendo a
ceder ante quienes tienen opiniones más convincentes. No sé mucho de política y de los
sucesos actuales, pero creo conocer mucho acerca de las cosas que realmente me
interesan: psicología, los niños, mi trabajo, danza moderna y hacer que la familia funcione.
En los momentos clave, puedo depender de mi misma sin tener que pedir ayuda a los
demás. Poseo una gran fuerza y resolución que me ayudan a salir adelante.
En mi empleo soy un elemento consciente y trabajadora y me llevo bien con los demás.
Detesto el papeleo que se tiene que hacer en mi trabajo y en ocasiones omito algunos
detalles. Me siento incómoda cuando hablo por teléfono y tiendo a aplazar las llamadas a
aquellos doctores que son difíciles. Soy una buena vendedora cuando puedo entrevistarme
con la gente cara a cara. Realmente puedo vender los productos y dar una grata impresión
de mi misma.
En lo que se refiere a cocinar, el trabajo de la casa y el arreglo personal, soy rápida, informal
y eficiente. Tiendo a aplazar ciertas cosas como visitar a mi madre y efectuar la limpieza de
la casa. Por fortuna tengo una gran tolerancia hacia el desorden que hacen los niños. Los
domingos hago una campaña de limpieza general.
Adoctrinándose a sí mismo. Esta nueva descripción de si mismo puede valer lo que usted
pesa en oro. Deberá leerla para si en voz alta, lenta y cuidadosamente dos veces al día
durante cuatro semanas. Este es el tiempo mínimo para que usted empiece a modificar la
forma en que usted se concibe, espontáneamente. Y al igual que usted aprende una canción
“grabándose la tonada”, puede aprender una forma de concebirse más tolerante y exacta
leyendo diariamente su nueva descripción.
Tiene que ser capaz de decirle; “Aguarda un momento, eso es algo que no estoy dispuesto a
escuchar. Sé que soy creativo, que soy generoso con mis hijos y que intento estudiar una
nueva carrera a los 40 años”.
Tener Presentes sus puntos fuertes, sobre todo en esos momentos en que se siente más
deprimido consigo mismo, requiere desarrollar un sistema de recordatorios cotidianos. Los
tres métodos siguientes le ayudarán a mantenerse consciente de sus cualidades positivas.
Redacte una nueva afirmación cada mañana, que sea referente a usted y en lo cual pueda
creer, algo reconfortante y motivador,.Tenga presente su afirmación a lo largo del día. Úsela
cuando se sienta agobiado por el estrés o cuando se critique a sí mismo. Úsela como una
piedra angular, como un conocimiento reafirmador de que usted es una persona buena y
valiosa.
2. Letreros recordatorios. Otro método para enfatizar sus puntos fuertes y que se puede
usar en combinación con sus afirmaciones es el signo recordatorio. Escriba una breve
afirmación con letras grandes, ya sea en una hoja de papel o en una tarjeta de 15 X 22.5 cm.
Coloque un letrero como éste en el espejo. Fije otros con diúrex en la parte interior de su
puerta principal, en su mesa de noche, en la puerta del armario o del refrigerador, cerca de
algún interruptor. La idea es tener esos letreros recordatorios en sitios en los que su vista
suele posarse de manera natural. También puede hacer letreros más pequeños en tarjetas
de 7.5 x 12.5 cm. o de presentación. Colóquelas en su portafolios, bajo el celofán de su
cartera o billetera. Cambie o rote sus letreros al cabo de unos cuantos días.
Mientras algunas personas descartaran los letreros por considerarlos absurdos o tontos,
muchos de quienes los usan informan haber reforzado con ellos su sentido de eficiencia
personal. Los letreros son una manera de obligarse a ver las cualidades que valora en si
mismo.
3. Integración activa. Una tercera forma de incrementar la percepción de sus puntos fuertes
consiste en recordar ejemplos y ocasiones específicas en que usted claramente los ha
demostrado. Cada dia seleccione tres puntos fuertes de su lista. Luego localice en su pasado
situaciones que ejemplifiquen esas cualidades específicas. Este ejercicio se denomina
integración activa porque transforma su lista de puntos fuertes de una multitud de palabras
en recuerdos específicos. Le ayuda a creer y recordar que estas cualidades positivas
realmente se aplican a usted. Puede repasar su lista localizando ejemplos, tantos como lo
desee. Pero trate de abarcar toda la lista, al menos una vez. En su proceso de integración
activa, Elena pensó en ejemplos como éstos:
- Agradable: el momento en que Josefina dijo que yo tenía mucha chispa y luego Elisa
intervino y agregó que yo creaba un ambiente muy divertido en la oficina.
- Comperente: soy la tercer mejor representante de ventas de mi área, lo cual es magnífico si
considero que apenas llevo cuatro años trabajando en esto.
- Independiente: como cuando enviaron a mi marido a Arabia Saudita por tres meses. Pude
hacerme cargo de la familia estando él ausente.
3.- Compasión
La esencia de la autoestima es tener compasión por uno mismo. Cuando usted tiene
compasión por si mismo, se entiende y acepta. Si comete un error, se perdona; las
expectativas que tiene en cuanto a usted mismo son razonables; se fija metas alcanzables y
tiende a percibirse como una persona básicamente eficaz.
Una vez que aprende a sentir compasión por sí mismo, empieza a manifestar su sentido de
valía; literalmente descubre el tesoro oculto de su propio valor. Pensar y dirigirse a sí mismo
con compasión puede eliminar ese sedimento de dolor y rechazo que durante años ha
cubierto su innata autoaceptación.
¿Qué es compasión?
La mayoría de la gente piensa que la compasión es un rasgo admirable de la personalidad al
igual que la honestidad, la lealtad o la espontaneidad. Si usted es compasivo, lo demuestra
siendo amable, piadoso y ayudando a los demás.
Entender
Tratar de entender es el primer paso hacia una relación compasiva consigo mismo y con los
demás. Entender algo tan importante acerca de sí mismo o de un ser a quien usted ama
puede cambiar por completo sus sentimientos y actitudes. Considere el caso de Esteban, un
plomero que finalmente se dio cuenta de por que se excedía en comer durante las noches.
Un día tenía que realizar un trabajo especialmente pesado. Después de trabajar hasta el
anochecer, se percató de que para el día siguiente le quedaba trabajo pendiente y que
realizarlo le llevaria toda la jornada cuando se suponía que tenia que empezar otro trabajo.
Así, condujo a su casa observando continuamente el medidor de temperatura porque su auto
se había estado sobrecalentando y no había tenido dinero para arreglarlo. Se sentía
exhausto, ansioso y derrotado. Pensó detenerse en la tienda para comprar nueces, papas y
otros bocadillos con el fin de saborearlos antes de la cena. Mientras se imaginaba instalado
frente a la televisión con los bocadillos apilados en los brazos del sillón, empezó a sentirse
mejor. Pero al mismo tiempo algo en su interior había empezado a acosarlo echándole en
cara su incontrolable gusto por los “alimentos chatarra”. En ese momento, Esteban hizo algo
distinto. Se preguntó por qué la sola idea de comida lo hacia sentirse mejor. Entonces tuvo
una visión: comía en exceso durante las noches para escapar de los sentimientos de presión
o incapacidad que experimentaba durante el día. Mientras comía, sentía seguridad y
consuelo.
Este repentino esclarecimiento fue el primer paso Esteban hacia una concepción más
compasiva de sí mismo. Entendió que su exceso en el comer era una respuesta a sus
intensas presiones y no una manifestación de glotonería o debilidad.
Sin embargo, no siempre es así de fácil entender las situaciones. En ocasiones es resultado
de un esfuerzo sostenido, perseverante, por dilucidar las cosas. Su decisión de comprar y
leer este libro es un ejemplo de un método consciente, paso a paso, para lograr la
comprensión.
Entender la naturaleza de sus problemas no significa que ha dado con la solución para ellos.
Sólo quiere decir que ha detectado tu manera en que opera; lo que es casi seguro que haga
en una situación determinada y por qué probablemente actúa así. Significa que tiene cierta
idea de cómo llegó a ser la persona que es en este
momento.
Entender a otros es, sobre todo, cuestión de saber escucharlos en lugar de atender a las
concepciones que usted mismo se forma acerca de ellos. En lugar de decirse a si mismo:
“¡Pero que manera de hablar! ¿Es que nunca piensa, callarse?”, usted escucha con atención
mientras su madre le cuenta acerca de su visita al doctor. Le pregunta sobre sus síntomas y
sobre los análisis que se tiene que hacer. Con amabilidad trata de encontrar los sentimientos
que hay detrás de los hechos. Gradualmente usted se da cuenta de que ella sólo se está
quejando acerca de la enfermera y la recepcionista; le preocupa el hecho de envejecer, le
preocupa también la muerte. Entonces usted está en condiciones de entenderla y ofrecerle
su apoyo, en lugar de mostrar su acostumbrada impaciencia. Esto hace que ella se sienta
mejor, a la vez que usted se siente más satisfecho consigo mismo.
Aceptar
La aceptación es quizá el aspecto más dificil de la compasión. Aceptar es llevar a cabo un
reconocimiento de los hechos, a la vez que se deja de emitir todo juicio de valor. Usted ni
aprueba ni desaprueba, sencillamente acepta. Por ejemplo, que usted diga: “Acepto el hecho
de que estoy excedido de peso” No significa “estoy excedido de peso; lo sé. Tal vez eso no
me agrade. En realidad, hay ocasiones en que me siento como un tinaco. Pero en este
momento estoy haciendo a un lado mis sentimientos, prescindiendo de mis juicios de valor, y
sencillamente afrontando los hechos”
Martín constituye un buen ejemplo del poder de aceptación. Era un mecánico que
constantemente se rebajaba por el hecho de ser “un hombre de baja estatura, gordo y feo”.
Como parte de su estrategia para lograr la autocompasión, realizó una breve descripción de
sí mismo la cual usaría cada vez que se empezara a sentir molesto. Entonces contra atacaba
diciendo: “Mido 1.55 m. de estatura y acepto ese hecho. Peso 90 kilos y también lo acepto.
Como también acepto que me estoy quedando calvo. Todos estos son hechos, los cuales
son para aceptarse y no para atormentarse con ellos”.
Aceptar a los demás implica reconocer los hechos relacionados con las otras personas sin
que usted emita sus juicios acostumbrados. Por ejemplo, Laura solía percibir a uno de sus
maestros como: “Una persona fría, totalmente desprovista de sentimientos. Jamás daba una
sola frase de aliento ni concedía tiempo adicional para la entrega de trabajos. Sin embargo,
Laura hizo un gran esfuerzo por aceptar a ese hombre sencillamente porque tenia que
trabajar con él en un importante comité “integrado por alumnos y maestros. En primer lugar,
Laura eliminó de su mente toda clase de juicios despectivos; enseguida reflexionó fijamente
acerca de los hechos: “El doctor Solórzano es una persona gallada, reservada y distante. Por
lo general sólo brinda ayuda cuando se le solicita formalmente. Para él, las fechas “límite de
entrega son inmovibles. Tal vez no me agrade su estilo como maestro, pero lo acepto como
es. Pienso que puedo trabajar con él e incluso lograr algo”. Este ejercicio de comprensión le
permitió a Laura lograr que aprobaran algunas resoluciones conjuntas por parte de su
comité. La experiencia en general también, contribuyó a alimentar su autoestima, ya que
sentía que había aprendido a reconocer el valor de ser ella misma un poco más distante y
reservada.
Perdonar
El perdón se deriva de la comprensión y de la aceptación. Al igual que esos dos rasgos, el
perdón no implica aprobación. Implica prescindir del pasado, reafirmar el respeto hacia sí
mismo en el presente y aspirar hacia un futuro mejor. Cuando usted se perdona a si mismo
por haberle gritado a su hijo, no está cambiando lo malo por lo bueno o se está olvidando del
asunto. Su arrebato no ha perdido la categoría de acción inadecuada, y seguirá recordando
su error con el fin de proceder mejor en el futuro. Lo que hace en realidad es dar “por cerrado
el caso” y a partir de ese momento ocuparse de las tareas del día de hoy sin aferrarse al
incidente y sentirse miserable una y otra vez.
Alicia era una joven que tenia problemas para aceptar salir con chicos. Éstos la invitaban al
cine o a cenar, y ella siempre inventaba alguna excusa para no ir. Entonces se empezaba a
atormentar: “Cobarde. Es un buen chico. ¿Por qué no aprovechas la oportunidad? Has
perdido para siempre la oportunidad con él”. Alicia entonces sufría esos ataques durante
varios días. Cuando empezó a contraatacar, el perdón fue una de sus armas más poderosas.
Se decía lo siguiente: “Está bien, cometí un error. Me hubiera gustado salir con Ricardo, pero
me sentía tímida y atemorizada. Ahora eso ha quedado en el pasado y ya no hay nada que
se pueda hacer al respecto. Me perdono, y puedo estar a la espera de la siguiente
oportunidad. Me niego a seguir poniendo mi timidez como una excusa”.
Perdonar genuinamente a los demás equivale a saldar cuentas. La persona que lo lastimó ya
no le debe nada. Independientemente de lo que haya sucedido, él o ella ya no se encuentra
en una posición por arriba de usted. Por su parte, usted ha renunciado a toda idea de
represalia, reparación, restitución o venganza, y enfrenta el futuro sin que exista nada
negativo entre usted y esa persona.
Carlos era un arquitecto cuya relación con su padre se había visto enturbiada por un
desacuerdo de mucho tiempo atrás en relación con una cantidad de dinero que habían
ganado cuando trabajaban juntos en un negocio de jardinería. Su autoestima sufría siempre
que se comparaba con amigos que tenían mejores relaciones con sus padres. Finalmente, se
dio cuenta de que la clave para mejorar la opinión de si mismo y volver a ponerse en
contacto con su padre consistía en perdonarlo con sinceridad. “Tengo que dejar de reincidir
en viejas discusiones”, explicaba Carlos. “Constantemente nos acosan y nos mantienen
distantes”. Una vez que perdonó a su padre y enterró el pasado, Carlos experimentó una
gran mejoría tanto en su autoestima como en la relación con su padre.
Para desarrollar una actitud compasiva es preciso comprometerse a adoptar una forma
distinta de pensar. La forma anterior consistía en juzgar y enseguida rechazar. El nuevo
método requiere suspender los juicios durante unos momentos. Al confrontar una situación
que tradicionalmente juzgue como negativa (“Es tan estúpida"'… De nuevo volvi a
equivocarme. .. Siempre es tan egoísta .. No sirvo Para esto... ), puede, en lugar de ello,
recurrir a una serie de pensamientos que en sí conformen una respuesta compasiva.
La respuesta compasiva
La respuesta compasiva surge de tres preguntas que siempre deberá plantearse con el fin de
lograr una comprensión del comportamiento problemático.
1. ¿Qué necesidad estaba (él, ella, yo) tratando de satisfacer a través de ese
comportamiento?
2. ¿Que creencias o concepciones contribuyeron a ese comportamiento?
3. ¿Qué dolor, pesar u otra clase de sentimientos influyeron en tal comportamiento?
Los tres siguientes enunciados le recuerdan quite usted puede aceptar a una persona sin
sentimientos de culpa o juicios de por medio, independientemente de lo infortunadas que
hayan sido sus elecciones.
4. Desearía que no hubiera sucedido, pero fue sólo un instrumento de satisfacer (sus/mis)
necesidades.
5. Lo acepto (o me acepto) sin juicios o sentimientos negativos respecto a tal acción.
6. No importa lo desafortunada que haya sido (su/mi) decisión, acepto a la persona que lo
hizo como alguien que trata, al igual que todos nosotros, de sobrevivir.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 25
Índice
Finalmente dos enunciados sugieren que esto es posible “hacer borrón y cuenta nueva”; que
es el momento de perdonar y olvidarse del problema.
Trate de memorizar esta secuencia y propóngase utilizarla siempre que se dé cuenta de que
se está juzgando a si mismo o a los demás. Revísela, si lo considera adecuado, con el fin de
ver si el lenguaje y las sugerencias se amoldan a usted. Pero asegúrese de mantener los
principios básicos de la respuesta compasiva: comprensión; aceptación y perdón.
El problema de la valía
Aprender las habilidades para la compasión le ayuda a ponerse en contacto con su propio
sentido de autovalía, pero tal sentido puede ser muy evasivo si usted sufre de un bajo nivel
de autoestima. Así, hay momentos en que le parece que no vale nada, o bien que nadie vale
gran cosa.
¿Qué es lo que hace que la gente resulte valiosa?¿Qué aspectos pueden considerarse como
prueba de su valor? ¿Cuáles son los criterios?
A lo largo de la historia se han concebido muchos criterios para medlir la valía humana. Los
antiguos griegos valoraban la virtud personal en un sentido humanista y político, Si alguien
se atenía a los ideales de armonía y moderación y contribuía al orden de la sociedad, se le
consideraba respetable y podía gozar de una elevada autoestima.
Para los romanos, el individuo valioso era aquel que desplegaba patriotismo y valor. Los
primeros cristianos apreciaban el amor a Dios y a la humanidad por encima de la fidelidad a
los reinados terrenos.
Los budistas respetables luchan por librarse de todo deseo. Los hindúes respetables
contemplan formas de profundizar su reverencia por todos los seres vivos. Los musulmanes
respetables respetan la ley, la tradición y el honor. Los liberales aprecian el amor fraternal y
las buenas obras. Los conservadores valoran la laboriosidad y el respeto por la tradición.
Para los comerciantes, los hombres respetables son los que tienen dinero. Los artistas
respetables son aquellos provistos de talento. Los políticos respetables son los que gozan:
de poder. Entre los actores, los más populares son los más respetables. Y así
sucesivamente.
En nuestra cultura, la solución más común al problema es equiparar el mérito con la actividad
que se realiza. Usted es aquello que hace, y otros puestos y profesiones resultan más
respetables (o menos) que aquél o aquélla en que usted se desempeña. Los doctores son
mejores que los psicólogos; éstos la su vez superan a los abogados, quienes son mejores
que los contadores, los cuales están por encima de los accionistas, quienes por su parte
ocupan un lugar preponderante con respecto a los disk jockeys, y éstos resultan más
respetables que los empleados de mostrador y así sucesivamente.
Dentro de determinada profesión o nivel social, nuestra cultura asigna valores según los
logros obtenidos. Así, hacerse acreedor a un ascenso, grado, promoción, o ganar una
competencia se valoran más alto. Adquirir la casa adecuada, lo mismo que el automóvil, los
muebles, el barco ola educación universitaria para los hijos, son logros a los que se les
asigna también un gran valor. Si a-usted lo despiden o lo liquidan, pierde su casa o de alguna
otra forma sufre un tropiezo en la carrera de los logros, se ve metido en serios aprietos. De
esta forma pierde todos sus puntos y se ve despojado de su valor social.
Dejarse llevar por estos conceptos culturales de valía puede resultar fatal, Por ejemplo, Juan
era un empleado bancario que equiparaba su valía con sus logros en el trabajo. Cuando no
lograba cumplir con una fecha importante de entrega, se sentía carente de valor. Al sentirse
carente de valor, caía en la depresión. Cuando se deprimía trabajaba con mayor lentitud y
fallaba en el cumplimiento de otras, fechas de entrega. De esta forma se sentía todavía
menos valioso, aumentaba su depresión, disminuía su rendimiento laboral y asÍ
sucesivamente en una fatal y descendente espiral.
Y no era que Juan era fuera un individuo carente de valor, sino que estaba seriamente
impedido por un concepto irracional de lo que para él era el valor. Y dado que su concepto
irracional contaba con nadie que le pudiese señalar lo referente al dilema. El supervisor de
Juan reconocía que éste perjudicaba a la compañía cuando no lograba cumplir con las
fechas de entrega cuan o no lograba cumplir con las fechas de entrega. Por otro lado, su
esposa y su hermano coincidían en que algo andaba mal en él. Incluso, su terapeuta tendía a
considerar que su pobre desempeño en el trabajo realmente era un factor que lo llevaba va
sentirse deprimido. En formas sutiles todos contribuían a reforzar la idea en Juan de que él
era una persona carente de valor. Se hallaba atrapado en un remolino depresivo que él
mismo se encargaba de impulsar, y, sus allegados, lejos de ayudarle a librarse de él, sólo
contribuían a empujarlo más y más.
Cuando usted se encuentra inmerso en esta clase de embrollo cultural, puede ayudarle un
poco pensar que cualquier criterio que se conciba para medir lo que vale un individuo
depende del contexto en que se se desenvuelva. Un monje Zen sumamente virtuoso
probablemente no tendría cabida en Wall Street. El corredor de bolsa más respetado
resultaría inútil en las selvas de Borneo. El brujo más poderoso no serviría de nada en la
sede del Pentágono.
Juan trató de tener presente lo siguiente: “¿Cuál es la diferencia si esta auditoría tan
importante la concluye esta semana o la siguiente? ¿va a venirse el mundo abajo? ¿en
realidad depende tanto mi valor total como ser humano del hecho de que dos columnas de
números cuadren? Ni siquiera tendría este problema si anduviera vagabundeando en una
desolada playa o viviera en el Londres de Shakespeare”.
Esta reflexión le permitió a Juan tener una mejor perspectiva de su situación; sin embargo,
no hizo gran cosa por mejorar su autoestima. El hecho era que el había elegido operar y
competir en el mundo de las auditorias bancarias y no dedicarse a vagabundear por las
playas o escribir dramas isabelinos. Juan pertenecía a una cultura occidental, urbana, y
sentía que tenia que estar a la altura de los estándares predominantes de éxito, aun cuando
tales estándares fueran irracionales o subjetivos.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 27
Índice
Un punto más fructífero hacia el cual puede dirigir su atención es el constituido por su propia
experiencia y observaciones. Los criterios culturales más “obvios” y “razonables” para medir
el valor de las personas a menudo pueden verse cuestionados por la- simple observación.
Por ejemplo, si a los pediatras se les considera más valiosos que a las personas que lavan
las ventanas, entonces se podría concluir que los pediatras deberían tener un sentido más
elevado de autovalía. Todos los pediatras estarían deleitándose en los cálidos destellos de su
elevada autoestima, en tanto que todos los limpiaventanas, presas de la desesperación, se
estarían arrojando desde sus andamios. Pero sencillamente no sucede así. Las estadísticas
muestran que la profesión sólo se relaciona ligeramente con el nivel de autoestima o salud
mental de una persona. El hecho observable es que existen tanto pediatras como
limpiaventanas que se quieren a si mismos, como también existen proporciones similares de
pediatras y limpiaventanas que no sienten cariño por si mismos.
Obviamente, algunas personas han resuelto el problema de su valía personal mientras que
otras no. Si usted quiere disfrutar de una elevada autoestima, también tendrá que llegar a un-
acuerdo con el concepto de valía en los seres humanos. Una vez que concluya que la
solución debe residir fuera de criterios culturalmente determinados le quedan cuatro formas a
través de las cuales puede abordar el concepto de valía y salir del proceso con su autoestima
intacta.
El segundo paso para abordar el problema de la valía es tener presente que ésta existe,
pero que está distribuida equitativamente y es inmutable. Todo individuo tiene una proporción
de valía al nacer, absolutamente igual que la proporción de valía de cualquier otra persona.
Es interesante observar que estas dos opciones son funcionalmente lo mismo. Ambas le
confieren la libertad de vivir sin tener que compararse con los demás y hacer constantes
juicios de valor sobre su valía relativa.
Por supueso, estas dos primeras opciones son esencialmente diferentes. La primera es una
especie de agnosticismo práctico: una persona puede o no puede “valer” más que otra, pero
La tercera opción difiere de las dos primeras sin que anule ninguna de ellas. En esta opción
lo que usted hace es reconocer su propia experiencia interna en cuanto a su valía como ser
humano. Recuerde alguna época en que se haya sentido bien consigo mismo, cuando su
valor como individuo parecía auténtico y gozaba de una buena proporción de éste. Recuerde
la sensación de estar bien, aun con todas sus fallas y fracasos; no obstante, las opiniones de
los demás. Es probable que sólo haya tenido atisbos de esta emoción en su vida. Es posible,
también, que en este momento se encuentre totalmente desconectado del sentimiento de
valor personal. Y quizá sólo tenga un recuerdo vago, indefinido, meramente intelectual de
que en algún momento usted se sintió bien consigo mismo.
Lo importante es reconocer que su valor como individuo existe, tal como lo pone de
manifiesto su propia experiencia interior, aun cuando ésta haya sido breve y ocasional. Su
valía es como el Sol, siempre resplandeciendo, incluso en esos momentos en que usted se
halla en la sombra y no puede sentirlo. No puede impedir que continúe brillando y lo único
que puede hacer es permanecer en la sombra, o bien, arrastrándose debajo de la roca de la
depresión.
Juan, el auditor bancario, logró ponerse en contacto con su sentimiento interno de valía al
recordar a una vecina que había tenido a la edad de 12 años. Se llamaba Andrea y era una
mujer de edad que vivía en la casa contigua ala suya. Solía observar con frecuencia los
trabajos y dibujos escolares de Juan cuando su padre y su madre no tenían tiempo de
hacerlo o no le procuraban los elogios necesarios.
La señora Andrea siempre mostraba un gran entusiasmo por sus creaciones, le decía que
era un chico muy inteligente y que iba a llegar lejos. Juan recordaba lo orgulloso que se
sentía, así como Ia sensación de confianza en relación con el futuro. En ocasiones, Juan
podía traer a la memoria el recuerdo de la señora. Andrea y ponerse en contacto con esos
primeros sentimientos de orgullo y competencia.
¿Qué es lo que usted entiende acerca de si mismo? En primer lugar, vive en un mundo en el
que constantemente debe luchar por satisfacer sus necesidades básicas; de otra forma
perecería. Debe obtener comida, casa, apoyo emocional, descanso y recreación. Casi toda
su energía se encamina hacia estas áreas fundamentales de necesidad. Usted hace su
mejor esfuerzo, con los recursos de que dispone. Sin embargo, las estrategias con que
cuenta para satisfacer sus necesidades se hallan limitadas tanto por lo que sabe como por lo
que no sabe, su condicionamiento, su estado emocional, el grado de apoyo que obtiene de
los demás, su estado de salud, su sensibilidad al dolor y al placer, etc., a través de toda esta
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lucha por sobrevivir está consciente de qué tanto sus habilidades intelectuales como físicas
inevitablemente acabarán por deteriorarse y, pese a todos sus esfuerzos, llegará el día en
que muera.
Este último punto es clave: usted prosigue. Ante todo ese dolor, el que ha pasado y el que
está por venir, continúa luchando. Así, planea, toma medidas y decide. Continúa viviendo y
sintiendo. Si permite que esta percepción prospere en usted, si realmente se da permiso de
sentir la lucha, es probable que empiece a tener una visión de su verdadero valor. Es la
fuerza, la energía vital, lo que lo mantiene en Ia lucha. El grado de éxito resulta irrelevante.
Qué tan bien pueda usted lucir, que tan retroalimentado se halle psicológica o físicamente
también es irrelevante. Lo único que cuenta es el esfuerzo. Y la fuente de su valor en el
esfuerzo.
Usted puede perdonarse y prescindir de sus errores y fracasos porque ya ha pagado por
ellos. Es nuestra condición que no siempre sepamos cuál es el mejor método y, aun cuando
tengamos idea de él, es probable que no dispongamos de los recursos para seguirlo. Su
valor, entonces, reside en que haya nacido en este lugar. Y en que en el continúa viviendo
pese a la enorme dificultad de la lucha.
Por fortuna este desequilibrio tiene la ventaja de corregirse por si mismo. Sentir cada vez
más compasión por los demás acabará por hacerle más fácil sentir compasión por usted
mismo. Aprender a consecuentarse más lo llevará de manera natural a tener una visión más
compasiva de los demás. En otras palabras, la regla de oro opera en ambos sentidos:
Empatía
Empatía es un término más conveniente para designar la compasión hacia los demás.
Empatía es entender claramente los pensamientos y sentimientos de otra persona. La
empatía consiste en escuchar con atención, hacer preguntas, dejar de lado los propios juicios
de valor y usar su imaginación para entender los puntos de vista, opiniones, sentimientos,
motivaciones y situación del otro. El conocimiento que se obtiene a través del ejercicio de la
empatía conduce de manera natural al proceso compasivo de entender, aceptar y perdonar.
Empatía no es sentir de la misma forma en que siente la otra persona. A eso se le llama
simpatía, actitud relacionada pero diferente que no siempre resulta posible o apropiada.
Empatía no significa actuar de una manera tierna y comprensiva; eso es apoyo, otra actitud
que tampoco resulta posible o apropiada siempre. La empatía tampoco equivale a estar de
acuerdo o aprobar. La empatía opera fuera y sobreviene antes de la simpatía, el apoyo, el
acuerdo y la aprobación.
Entonces ve la lógica que hay tras las acciones de los demás. Es probable que aún siga
estando en desacuerdo con tal lógica o que rechace las acciones, pero la entiende. Llegará a
darse cuenta de que la verdadera maldad es algo que muy rara vez se encuentra, y que la
inmensa mayoría de las personas sólo buscan procurarse placer o evitar el sufrimiento a
través de lo que les parece la mejor forma en ese momento. También podrá ver lo poco que
intervienen su propia valía o acciones en esta ecuación. Usted es libre de aceptar los hechos
de la situación, perdonar al agresor y proseguir con su vida.
Julia era una trabajadora social que frecuentemente tenía enfrentamientos con su supervisor.
Ella sentía que primero estaba el público y luego el papeleo y, por lo tanto, era frecuente que
se retrasara con sus informes mensuales y semanales. Julia veía con ojos muy críticos la
insistencia de su supervisor en cuanto a que ella debía estar al corriente de sus informes, y
sentía que a él en realidad le interesaba más dar una buena impresión a través de los
documentos que atender al público.
Esta situación mejoró una vez que Julia sostuvo una larga conversación con su supervisor en
el día de campo del personal. Conscientemente se esforzó por escuchar y entender los
puntos de vista del supervisor. Conforme hablaban, ella se contuvo de usar sus
acostumbradas observaciones acusatorias o sarcásticas. Poco a poco, su supervisor fue
cediendo, dejando entrever parte de sus sentimientos y su concepción del trabajo. Él le contó
una historia sobre como en una ocasión había perdido una gran cantidad de dinero obtenido
por donación y había arruinado un valioso programa de gran alcance debido a que había
manejado inadecuadamente la documentación. Este gran fracaso le había enseñado que la
buena presentación por escrito es un requisito necesario para desempeñarse bien como
trabajador social.
Después de la conversación, Julia mostró una disposición mucho mejor hacia su supervisor.
Su ejercicio de empatía le redituó en una mejor relación de trabajo.
Ejercicios
Este capítulo concluye con cuatro ejercicios. Los primeros dos lo capacitarán para que pueda
sentir compasión hacia los demás y los últimos dos combinan la compasión hacia los demás
con la compasión hacia uno mismo. Puede empezar con el ejercicio que le parezca más fácil
de realizar y luego proseguir con los que impliquen mayor grado de dificultad.
Vídeoencuentro
Esta es una forma de lo más -segura e inofensiva para practicar la empatía hacia los demás.
Vea un programa de televisión que aborrezca, uno que normalmente no vería por nada del
mundo. Si por lo general ve programas de concursos, escoja una obra dramática seria.
Si suele ver sólo las noticias, sintonice algún canal de caricaturas. Si preflere los programas
cómicos, vea una serie cultural, policiaca o una telenovela.
Observe y escuche con atención. Cada vez que se sienta incómodo, disgustado, aburrido o
avergonzado, haga a un lado sus sentimientos y vuelva a centrar su atención. Dígase para si:
“Estoy consciente de que esto me está irritando mucho. Eso está bien, pero no es lo que me
interesa en este momento. “Puedo dejar de lado la irritación y Iimitarme a observar por unos
minutos, sin emitir juicios de ningún tipo”.
Por unos instantes suspenda sus juicios de valor e imagine porqué quienes ven ese
programa se mantienen fieles a él. ¿Qué es lo que éste les proporciona? ¿Acaso lo ven por
lo emocionante, lo instructivo, lo divertido, por el escape que les brinda, la identificación con
los personajes, la confirmación de sus prejuicios? Trate de entender las características
atractivas del programa y a la clase de personas que gustan de él.
Una vez que logre llegar a un nivel de empatía que le permita entender adecuadamente,
cambie de programa y vuelva a intentar el ejercicio. Recuerde, no necesita aprobar lo que ve;
sencillamente véalo con claridad y trate de entender sus atractivos.
Conforme su amigo hable, su tarea consistirá en escucharlo con atencióny hacerle preguntas
sobre todo aquello que usted no entienda.
Pídale que aclare o amplíe el punto en cuestión. Ahonde más allá de los hechos solicitando
información concerniente a pensamientos y sentimientos: -“¿Por que resultó tan importante
para ti” “¿Cómo reaccionaste ante eso?” “¿Qué aprendiste de esa experiencia?”
De vez en cuando parafrasee lo que su amigo le haya dicho: “O sea que en otras palabras
tú.. .” “Aguarda, déjame ver si- entendí: tú creíste que...” “Lo que tú me estás diciendo es
que...” Parafrasear es una parte importante de la tarea de escuchar con empatía porque eso
lo mantiene al tanto de todo cuando se le está diciendo. Le ayuda a hacer a un lado sus
propias interpretaciones falsas y a poner en claro lo que su amigo quiere decir. Entonces él o
ella obtiene la satisfacción de saber que realmente se le ha escuchado, así como la
oportunidad de corregir cualesquier error que usted pudo haber cometido. De esta forma,
incorporará las correcciones en paráfrasis revisadas.
Con conocidos. Ahora puede proseguir con un ejercicio más difícil. Seleccione personas a
quienes no conozca tan bien y ponga en práctica sus técnicas de empatía sin que ellas se
enteren de lo que usted está haciendo.
Con alguien a quien usted no conoce del todo bien, parafrasear resulta aún más importante.
Le ayuda a recordar alguna anécdota que no conocía, hace que la otra persona se sienta
motivada por su interés, y le ayuda a separar sus propios procesos mentales de lo que en
realidad se dijo. A medida que la persona aclara y corrige la información, usted profundiza en
su grado de comprensión y la plática con frecuencia tiende a dirigirse a un nivel más intimo y
personal. Las auténticas opiniones, sentimientos y áreas de inseguridad o vulnerabilidad
gradualmente se irán poniendo al descubierto conforme el expositor se va dando cuenta de
que usted resulta un oyente cuidadoso e interesado capaz de escuchar a alguien sin realizar
intervenciones abruptas a Io largo de la conversación. Practique este ejercicio con frecuencia
y esos conocidos acabarán siendo sus amigos.
Con desconocidos. En una fiesta o algún otro tipo de reunión, elija hablar con alguien a
quien no conozca o que no le agrade. Entable una conversación con dicha persona y utilice
sus habilidades como oyente para tratar de comprender lo que el o ella tenga que decir. Siga
las instrucciones que se proporcionaron para escuchar a amigos o conocidos, teniendo
presente que tal vez le resulte más difícil suspender los juicios y concentrarse en solicitar
más información y parafrasear lo que se le diga.
Al estar escuchando a alguien que en realidad no le agrada o con quien no tiene nada en
común, es importante tener presente la base de la compasión: todo mundo, al igual que
usted, sencillamente está tratando de sobrevivir. Plantéese las tres preguntas que dan inicio
a la respuesta compasiva. Pregúntese: “¿,Qué necesidad está satisfaciendo esta persona al
decir esto? ¿de qué manera está haciendo que esta persona se sienta más segura, con
mayor sensación de control, menos ansiosa y con menos grado de dolor? ¿qué creencias
están influyendo en él o ella?”
Este momento, en que está leyendo este libro, es el presente. Cualquier otro suceso de su
vida se encuentra ubicado en el pasado. A algunos de estos sucesos les asigna la categoría
de malos y se vale de ellos para rechazarse a si mismo: no haber visitado más a su padre
antes de que muriese; cosas que usted dijo al estarse separando de su cónyuge; su
glotonería de la semana pasada; sus frustrados esfuerzos por dejar de fumar; esa discusión
que tuvo con su hijo, etc. Pero usted no tiene que seguir atormentándose con el pasado.
Estos sucesos pueden volver a experimentarse recurriendo ala respuesta compasiva.
He aquí lo que debe hacer. Primero elija algún suceso del pasado. Ahora adopte una
posición cómoda. Cierre los ojos y practique unas cuantas respiraciones profundas. Vea en
qué partes de su cuerpo existe tensión y flexione o relaje cualquier área que se halle tensa.
En este punto, empiece a dejarse ir hacia el pasado. Remóntese al momento en que el
suceso elegido se estaba desarrollando. Véase ahora realizando aquello de lo cual ahora se
arrepiente. Piense en cómo estaba vestido, mentalmente recuerde como era el cuarto o el
entorno, trate también de recordar quién más estaba presente. Escuche cualquier
conversación que pudo haber tenido lugar entonces. Perciba toda sensación presente
durante ese suceso, ya sea física o emocional. Permítase revivir el suceso lo mejor que
pueda. Vea como se desarrolla la acción, escuche las palabras, observe sus reacciones.
Ahora, mientras sigue aferrándose a la imagen de sí mismo en medio del suceso, hágase
esta pregunta:
Piense acerca de ello ¿Trataba de sentirse más seguro, con mayor control, menos ansioso,
menos culpable? Tómese su tiempo para responder y luego pregúntese:
¿Cuáles eran sus creencias en relación con la situación? ¿de qué manera interpretaba las
cosas? ¿Qué asumía usted como verdadero? No se precipite en dar su respuesta. Ahora
pregúntese:
Cuando obtenga algunas respuestas a estas preguntas y sepa cuáles fueron las
necesidades, pensamientos y sentimientos que influyeron en usted, será el momento de
aceptarse y perdonarse por quien usted fue en ese instante del pasado. 'Sin dejar de
concentrarse en la imagen de sí mismo como protagonista del suceso dígase lo siguiente,
pensando en la persona que usted fue en ese momento:
Deseo que esta no hubiese sucedido, sólo trataba de satisfacer mis necesidades,
Trate realmente de sentir cada una de estas afirmaciones. Deje que trasciendan en usted.
Ahora es el momento de librarse de ese pasado. Dígase lo siguiente:
Si este ejercicio le funciona, úselo para tantos sucesos del pasado como pueda. Mientras
continúa poniéndolo en práctica, la respuesta compasiva se irá haciendo cada vez más
automática, el perdón surgirá con mayor facilidad y usted se sentirá menos atrapado en los
dolorosos arrepentimientos del pasado.
Para alguien que lo ha lastimado. Siéntese o tiéndase sobre su espalda sin cruzar ni brazos
ni manos y con las piernas extendidas. Cierre los ojos y haga varias respiraciones profundas.
Continúe respirando lenta y profundamente a medida que identifica puntos de tensión en el
cuerpo. Conforme vaya notando áreas rígidas, relaje los músculos correspondientes y trate
de entrar en un estado letárgico, cálido y relajado; Haga que el ritmo de su respiración
disminuya todavía más y suspenda todo juicio. Acepto cualesquier imagen que acuda a su
mente, aun cuando por el momento éstas no tengan sentido.
Imagine que hay una silla frente a usted. Alguien está sentado en ella, alguien que usted
sabe que lo ha lastimado de alguna manera.
Imagínese que esa persona yace sentada en silencio en la silla. Observe todos los detalles:
qué tan grande o pequeña es la persona, cómo está vestida, con qué colores, la postura que
tiene. Esa persona que lo ha lastimado lo mira a usted de manera calmada y expectante.
Dígale entonces lo siguiente:
Tú eres un ser humano al igual que yo, y estás tratando de sobrevivir. Cuando me lastimaste
también estabas tratando de sobrevivir; Hiciste lo mejor que pudiste, dadas tus limitaciones y
la idea que tenías de la situación en ese entonces.
! “Puedo entender tus motivos, tus temores, tus esperanzas. Yo las comparto dado que
yo también soy un ser humano. Tal vez no me guste lo que hiciste, pero puedo entenderlo.
Acepto el hecho de que me hayas lastimado. No me agradó, pero yo no procedí mal en tu
contra por haberlo hecho. Ahora ya nada puede cambiar lo sucedido. Te perdono. Tal vez no
esté de acuerdo o no apruebe tu acción, pero te perdono. Puedo olvidar el pasado y hacer de
cuenta que no ha sucedido nada. No espero que te redimas conmigo. He dejado atrás mi
resentimiento y afán de venganza. Nuestras diferencias han quedado en el pasado. Ahora
tengo el control del presente y puedo perdonarte en este momento. Mi enojo ha quedado en
el olvido”.
Continúe observando a la persona que lo lastimó. Gradualmente deje que esa persona vaya
entrando en su corazón. Ábrase y deje que la ira y el resentimiento se vayan desvaneciendo.
Ábrase todavía más. Si le resulta difícil lograr la empatía o librarse de su enojo, no se juzgue
a sí mismo ante la dificultad de la tarea. Tómese unos instantes más en caso necesario y
prosiga a su propio ritmo. Cuando este listo, diga “te perdono” una vez más. Deje que la
imagen de la persona en la silla se desvanezca.
Para alguien a quien usted ha lastimado. Imagine que la persona que yace en la silla es
alguien a quien usted ha herido de alguna manera; alguien de quien usted desearía obtener
comprensión, aceptación y perdón. Observe todos los detalles en cuanto a la ropa y la
apariencia. Trate de que la visión resulte lo más real posible. La persona a quien usted
lastimó lo esta observando con calma y expectación. Dígale lo siguiente:
Soy un ser humano, valioso pero imperfecto. Soy igual que tú, y ambos tratamos de
sobrevivir. Cuando te lastimé, estaba tratando de hacer lo que en ese momento me parecía
lo mejor.
Si en ese entonces hubiese tenido la visión que ahora tengo, hubiera procedido de manera
diferente. Pero en ese entonces, sólo pude actuar como lo hice. Entiendo que te lastimé,
pero quiero que entiendas que no era mi objetivo hacerlo.
Por favor acepta el hecho de que yo te lastimé y que no hay nada que pueda cambiar eso. Si
pudiese modificarlo, lo haría; como tú también lo harías de ser posible. Pero no podemos. No
hay nada que pueda cambiar el pasado.
Por favor, perdóname. No te pido que apruebes lo que hice, o que estés de acuerdo
conmigo, lo único que te pido es que me perdones. Quiero que nuestras diferencias queden
en el pasado, y que empecemos nuevamente como si nada hubiese ocurrido.
Para usted mismo. En esta parte final del ejercicio de meditación, imagínese a sí mismo
sentado en la silla. De nuevo, observe todos los detalles, véase vestido con la ropa que trae
en ese momento, luciendo tal como luce ahora. Imagínese que su propia imagen dice lo
siguiente:
! Soy un ser humano y soy valioso sencillamente porque existo y trato de sobrevivir.
Cuido de mí mismo y me tomo en cuenta seriamente. En todas las cuestiones, procedo a
considerarme en primer término. Tengo deseos y necesidades legítimos, Puedo escoger lo
que necesito y deseo sin tener que justificarlo con nadie. Puedo hacer elecciones y
responsabilizarme de ellas. Siempre hago mi mejor esfuerzo. Cada uno de mis pensamientos
y acciones constituyen lo mejor de lo que soy capaz en ese momento. Dado que soy
humano, cometo errores y los acepto sin juzgarme ni experimentar sentimientos de culpa.
Cuando cometo un error, aprendo de él. Soy imperfecto y me perdono por mis errores.
Sé también que los demás son igualmente valiosos, igualmente imperfectos. Siento
compasión por ellos porque al igual que yo se encuentran involucrados en la misma lucha
por sobrevivir.
Realice este ejercicio por lo menos cinco veces durante las siguientes dos semanas.
El mismo suceso desencadenó reacciones muy diferentes debido a los exclusivos sistemas
de creencias a través de los cuales la gente filtra su visión del mundo. La realidad
difícilmente cuenta. Lo que en realidad importa son los valores y las reglas de conducta que
se siguen para juzgar el comportamiento. De ahí que la misma acción puede resultar egoísta
ante los ojos de la esposa, desinteresado para el gerente, estúpido para el hermano y
heroico para el pastor.
Al mirar en retrospectiva, uno puede darse el lujo de examinar las consecuencias de una
acto. Y los resultados constituyen la única forma segura de juicio. El pastor estaba en lo
cierto. Treinta años más tarde esa pequeña se hacía acreedora a un premio por haber hecho
una contribución importante a su especialidad médica.
Los “debes” que conforman las reglas que usted utiliza en su vida, forman la base ideológica
de los esfuerzos del crítico por destruir su autoestima. Constantemente usted evalúa todo lo
que dice, hace e incluso lo que siente y lo compara con un ideal de perfección. Y como usted
nunca está a la altura del ideal de cómo debería hablar, actuar o sentir, el critico dispone de
infinitos argumentos para tacharlo como alguien malo o carente de valor.
Por otro lado, otros hombres jóvenes también estaban muriendo por el hecho de creer
profundamente en el nacionalismo alemán, en ideales de valentía y deber hacia la Madre
Patria.
Analizando en retrospectiva las siete décadas transcurridas, nos damos cuenta de que no
valió la pena luchar por ninguno de esos ideales. ¿Por qué debieron perecer jóvenes
alemanes a causa de las ambiciones políticas del Kaiser? ¿Por qué debieron perderse vidas
estadounidenses de modo que los aliados pudieran valerse del Tratado de Versalles para
castigar y humillar a Alemania y al hacerlo plantar las semillas de la Segunda Guerra
Mundial? Mas, sin embargo, no hay nada nuevo en esto. A lo largo de toda la historia los
hombres han estado muriendo por sus creencias y rara vez la causa ha demostrado ser
digna-de tal sacrificio.
¿Por que son tan poderosos los valores y las creencias? ¿que encierra en si la naturaleza de
la creencia que hace que el hombre esté dispuesto a renunciar a comodidades, a su
seguridad, e incluso a su propia vida de modo que no se le pueda achacar el haber actuado
de manera equivocada? La respuesta es que, mientras el contenido de una creencia puede
ser arbitrario y con frecuencia erróneo, la motivación para creer emerge de los más
profundos impulsos humanos.
Casi todas las creencias se forman de la misma manera: en respuesta a una necesidad
básica. Las primeras creencias que usted se formó se generaron a partir de la necesidad de
sentirse amado por sus padres y aprobado por ellos. Con el fin de sentirse seguro y amado,
usted adoptó sus creencias sobre determinados aspectos como la forma en que se debía
trabajar, cómo manejar la ira, los errores y el dolor, cuándo y cómo manifestarse
sexualmente, de qué se puede y de que no se puede hablar, cuáles son los objetivos
adecuados en la vida, cómo se debe actuar en un matrimonio, qué se le debe a los padres y
a otros miembros de la familia, y qué tanta confianza debe tener uno en sí mismo. Algunas
de las reglas y creencias que usted adquirió de sus padres fueron promovidas por conceptos
atiborrados de valores como compromiso, honestidad, generosidad, dignidad, inteligencia o
fortaleza. Tales términos, así como sus opuestos negativos, eran utilizados por sus padres
como patrones de valores para medir tanto a la gente como a las diversas conductas. Así,
aplicaban algunos de ellos en su propia persona. Y en su afán de complacer a sus padres, es
probable que incluso haya aceptado motes de carácter negativo como egoísta, estúpido,
débil o flojo.
Varios estudios han mostrado que las creencias cambian drásticamente en respuesta a los
cambios en los roles o el nivel social. Por ejemplo, los empleados pro sindicalistas que están
a favor de los derechos de los trabajadores manifiestan un cambio en su punto de vista
cuando son promovidos a puestos gerenciales. En un lapso de seis meses, con frecuencia se
inclinan significativamente hacia los valores y las creencias propias de los niveles
gerenciales. De nuevo, la necesidad de pertenencia y seguridad literalmente crea nuevos
patrones de creencias con el fin de poder encajar adecuadamente en el nuevo grupo de
referencia.
Existe una tercera fuerza importante que contribuye a conformar sus creencias. Esta es la
necesidad de gozar de un bienestar tanto emocional como ísico. En esto se incluyen la
necesidad de autoestima, la necesidad de protegerse de emociones dolorosas como los
daños o las pérdidas, la necesidad de experimentar placeres, emociones y significado en la
vida y la necesidad de sentirse físicamente seguro. Considere el ejemplo de la persona que
aspira a ser Regente de la ciudad. Tal persona le explica a su esposa que durante el
siguiente año, dedicado a la campaña, él dispondrá de muy poco tiempo para ella y su
familia. Pero se trata de un sacrificio necesario, argumenta, porque una vez que lo elijan será
mucho lo que él pueda hacer por la comunidad. Lo cierto es que esos pocos cambios triviales
que un regente pueda llevar a cabo no justifican renunciar a ver durante un año a su familia.
Pero la verdad resulta irrelevante. Su creencia es generada por una necesidad de imprimir
placer, emoción y sentido a su vida.
Supongamos otro caso en el que el amante de una mujer le dice a ésta que necesita
disponer de tres noches a la semana para estar a solas o visitar a sus amigos. Ella entonces
reflexiona lo siguiente:
“No puedes permitir que un hombre te tenga segura”, y entonces le responde que tal vez
deberían de dar por terminada su relación. Su repentina convicción de que ella debe
reafirmarse así misma en realidad es una respuesta a su necesidad de evitar ser dañada y
sufrir una pérdida.
Como último caso, considere a una mujer que cree firmemente en entregarse en cuerpo y
alma a cuanta tarea emprende y que aborrece el mínimo indicio de pereza. Así, trabaja
largas horas tratando de cumplir con fechas de entrega imposibles. Sin embargo, su regla de
trabajar arduamente no hace otra cosa más que proteger su más bien frágil autoestima. Su
necesidad de verse a si misma como una persona competente y sentirse a salvo de las
críticas es lo que contribuye a alimentar su creencia.
En tanto que el proceso que genera los “debes” no tiene nada que ver con la verdad literal, si
depende de la idea de verdad para su potencial. Para que pueda sentirse motivado a guiarse
por un “debes”, usted necesita estar convencido de su veracidad. Tomemos, por ejemplo, el
caso de la señora quien apoya fervientemente a un grupo cristiano que promueve la idea de
la castidad antes del matrimonio. La señora tiene tres poderosas necesidades que le ayudan
a generar su creencia acerca de la sexualidad premarital. La primera necesidad es ganarse
el amor y la aceptación de su madre, a quien le resulta sumamente incómoda la sexualidad
de cualquier tipo. La segunda necesidad es proteger a sus hijos de ambientes y asociaciones
que ella considera peligrosos. Una “conciencia estricta" es una buena forma de mantenerlos
a salvo. La tercera necesidad es sentirse estrechamente identificada con sus hijos. Ella sabe
que pueden resultar extraños y ajenos a ella si su comportamiento sexual difiere
marcadamente del de ella. Estas tres necesidades conforman la creencia de tal señora . Y la
convicción de que su creencia es absolutamente adecuada ante los ojos de Dios le imprime
su fuerza. Ella puede insistir en sus valores dado que éstos son auténticos, y no sólo
auténticos para sus hijos, sino para todos los niños, en cualquier parte del mundo.
Los valores saludables son flexibles. Las reglas flexibles permiten hacer excepciones
cuando las circunstancias así lo piden, mientras que las reglas nocivas son inflexibles y de
aplicación universal.
Por ejemplo, la regla de que se debe causar sufrimiento a los demás podría hacerse
funcional si se hacen excepciones en los casos en que sus propias necesidades vitales se
ven en riesgo. Pero si la regla es inflexible y usted se ve obligado a proteger a los demás del
sufrimiento incluso a cualquier costo personal, entonces usted tiene un valor nocivo. Los
valores nocivos son rígidos y, con frecuencia, comprenden términos como nunca, siempre,
todo, totalmente, perfectamente, etc. Usted tiene dos opciones: seguir la regla o bien sentirse
indigno y carente de valor.
Una segunda forma de medir la flexibilidad de sus reglas consiste en examinar sus márgenes
de error. Las reglas flexibles incluyen una percepción inherente de que en cierto porcentaje
del tiempo usted no logrará estar a la altura del estándar ideal. Las reglas rígidas carecen de
tal sistema de margen. Usted está en la olla si se desvía un milímetro de lo estrechamente
establecido. Como ejemplo, considere la regla “Jamás debo cometer errores”. *Esforzarse
por alcanzar la excelençia es una ambición encomiable, pero usted necesita un margen
saludable de errores y fracasos. Sin tal margen, sus niveles de estrés serán elevados y su
autoestima se vendrá abajo con el más insignificantte error.
Los valores saludables más que introyectarse se poseen. Poseer una creencia o un
deber significa que usted ha analizado críticamente la regla para aplicarla en su vida y la
sigue considerando lógica.
Esto contrasta con las reglas introyectadas, donde usted acepta los valores de sus padres
sin determinar lo bien que puedan encajar en sus propias y exclusivas circunstancias,
personalidad y necesidad. Aceptar sin cuestionar las reglas y valores de nuestros padres es
como comprar un automóvil sin someterlo a una prueba de manejo. Sencillamente usted
acepta todo cuanto le dice el vendedor y jamás averigua cómo se comporta el auto, si el
toldo está demasiado bajo para su estatura, si tiene potencia suficiente, o si la transmisión
funciona sin problemas. En el caso de los valores introyectados usted acepta todo cuanto le
dicen sus padres sobre aspectos que usted debe probar y evaluar por si mismo.
Los valores saludables son realistas. Esto significa que se basan en una evaluación de
consecuencias positivas contra negativas. Un valor o regla realista promueve conductas que
llevan a resultados positivos. Lo impulsa a realizar cosas que procuran felicidad a largo plazo
a las personas involucradas. Tal es el propósito de un valor. Y usted es fiel a él porque según
su experiencia el valor lo guía hacia una forma de vida en que se siente bien. Los valores y
deberes irreales no tienen nada que ver con resultados. Son absolutos y globales. Y
prescriben comportamientos porque son “correctos” y “buenos”, y no porque ello conduzca a
consecuencias positivas. Los valores irreales requieren que usted actúe “conforme a
principios”, sin importar el sufrimiento que tal acto puede ocasionarle a usted y los demás.
Piense en el valor “el matrimonio debe durar para siempre”. Si se toma como una regla que
regula su comportamiento, entonces resulta irreal. Y ello se debe a que no está basado en
resultados, pues no toma en cuenta el hecho de que luchar por mantener sus compromisos
matrimoniales puede hacer que usted y su esposa sean mas desdichados que si optaran por
el divorcio. La regla el “matrimonio debe durar para siempre” se basa en el principio inflexible
de que el compromiso matrimonial es el don más preciado. Su felicidad es irrelevante, al
igual que su sufrimiento. Todo lo que importa es hacer lo “adecuado”.
Ahora considere la regla “debo ser honesto con mi pareja”. Este valor puede ser tanto realista
como no realista, dependiendo de cómo se le enfoque. La regla debe ser realista si usted
considera que contribuye a la intimidad, ayuda a resolver problemas antes de que crezcan
mucho, y lo impulsa a externar sus necesidades. En otras palabras, usted puede adherirse
al valor de la honestidad en el matrimonio dado que sabe que, por lo general, le hace sentir
bien a la larga. Pero en vista de que su valor de honestidad se basa en los resultados, es
probable que no siempre opte por ser honesto. En determinados momentos podría contener
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Índice
sus sentimientos dado que el prospecto de una mayor intimidad podría verse afectado por las
consecuencias negativas de lastimarse o entrar en discordia. En contraste, su valor de
honestidad en el matrimonio resultaría irreal si se basara en principios y no en resultados o
consecuencias. Usted mismo se obligaría a atenerse a la regla en vista de que representa lo
correcto mientras que la deshonestidad de cualquier tipo es inadecuada.
En ética, este enfoque se denomina consecuencialismo, y lo que hace que éste resulte
atractivo es que los sistemas éticos, que se basan en principios absolutos, inevitablemente
llegan a un punto en que algunos de los principios se contradicen entre si. Este problema
puede demostrarse a un nivel muy sencillo. Considere el conflicto que debe enfrentar un
chico al tratar de decidir si lo mejor es decir a sus padres la verdad o mantener un secreto
con su hermano. Él tendrá que romper con uno de sus principios; ya sea mintiendo o
traicionando a su hermano. La única forma realista en que se puede escapar de tal dilema
ético consiste en evaluar las consecuencias negativas y positivas de cada elección en
relación con todas las partes involucradas.
Los valores saludables impulsan la vida en lugar de restringirla. Esto significa que las
reglas conforme a las que usted vive deben considerar sus necesidades básicas como ser
humano. Los valores saludables le proporcionan la flexibilidad para satisfacer sus
necesidades emocionales, sexuales, intelectuales y recreativas. Las reglas que imperan en
su vida no deberán disminuirlo o limitarlo. No deberán dejarlo con una sensación de vacío
producto del auto sacrificio. Los valores que impulsan la vida lo llevan a hacer aquello que es
alentador y constructivo, excepto en situaciones en que las consecuencias a largo plazo
resultan dolorosas para usted mismo o los demás. Como ejemplo, considere la regla de
“siempre debo pensar primero en mis hijos”. No es éste un valor que impulse la vida, ya que
hay muchas ocasiones en que sus necesidades entran en conflicto con las necesidades de
sus hijos. Para mantenerse saludable y en equilibrio se requiere que en ocasiones se ocupe
de usted mismo, aun cuando sus hijos puedan sufrir un despojo momentáneo. Los hombres
que creen que jamás deben sentir miedo se hallan atados a un valor que les restringe la vida.
Esta creencia rechaza la realidad de que un hombre pueda sentir miedo en muchas
circunstancias y que tenga el derecho de reconocer y aceptar ese sentimiento. La misma
dificultad se suscita cuando se basa en reglas que le exigen mostrarse en todo momento
radiante y feliz. Tal valor tampoco contribuye a impulsar la vida, pues niega el hecho de que
usted pueda tener derecho a sentir toda una gama de emociones, incluyendo esas ocasiones
en que se encuentra triste, frustrado o enojado.
Ejercicio
En el siguiente ejercicio se le presentan situaciones de la vida real y los valores a los que
recurre la gente pera encauzarlas:
En cada uno de los casos, el protagonista de la historia emplea una regla que viola uno o
más de los criterios correspondientes a los valores saludables. Su tarea consiste en detectar
cual de dichos criterios se está violando. Con el fin de refrescar su memoria, a continuación
se vuelven a mencionar los criterios referentes tanto a valores saludables como no
saludables.
Situación 1. Elisa es una artesana de 30 años de edad. Le encanta trabajar con las manos y
se especializa en hacer pantallas exclusivas para lámparas. El año pasado abrió una
pequeña tienda y está disfrutando mucho su primera experiencia como empresaria. El padre
de Elisa es un profesor de tiempo completo que siempre se muestra desilusionado ante el
hecho de que su hija no haya proseguido con sus estudios ni tampoco manifestado un mayor
interés por lo académico.
Pese ala satisfacción que Elisa obtiene de su actividad, ella constantemente se ve acosada
por una sensación de fracaso. Piensa que debería estar enseñando inglés como ya antes lo
había planeado y su padre lo deseaba. Le aflige también el hecho de no estar “usando su
cerebro”. Ha intentado regresar a la universidad en tres ocasiones distintas pero
invariablemente acaba por desertar. Ella le confiesa a sus amigos que en ciertos aspectos su
vida “ha sido un fracaso”.
¿Qué hay de malo con los valores de Elisa? ¿cuáles de los siguientes criterios se aplican?
Situación 2. Arturo se ha desempeñado como agente de seguros durante los últimos ocho
años. Su éxito ha sido moderado sin que jamás haya hecho “el gran dinero”. El problema
principal de Arturo es que se siente un fracasado siempre que falla en la renovación de una
póliza. Mientras que este hecho es inevitable, y todo agente de seguros ya sabe que siempre
hay una proporción de este tipo de imprevistos, Arturo considera que un buen agente
siempre debe complacer a todos sus clientes. Así, cuando alguien cancela su contrato, Arturo
se percibe como un fracaso y considera que no ha sido lo suficientemente atento.
¿En que fallan los valores de Arturo? ¿cuáles de los siguientes criterios se aplican?
Las reglas de Arturo son muy rígidas. Él espera ser siempre perfecto y cuando no resulta 100
por ciento eficaz en la renovación de las pólizas de sus clientes, él mismo se designa como
un fracaso. Los valores flexibles otorgan un margen por el simple hecho de ser humano;
Usted espera cometer errores y, por lo tanto, considera una proporción realista de fallas
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Índice
como parte de sus expectativas. Si los valores de Arturo fueran flexibles, averiguaría los
porcentajes de renovación correspondientes a otros agentes. Entonces incorporaría un
margen de cancelaciones en sus estándares de rendimiento.
Situación 3. Cada año Cecilia visita a su madre, con quien pasa una semana.
Invariablemente se queda en casa de su madre, donde se siente constantemente atacada y
humillada por las criticas. Tras las primeras 24 horas de buen comportamiento, la relación
empieza a degenerar rápidamente hasta el punto en que Cecilia y su madre tienen varios
altercados a lo largo del día. Si Cecilia se abstiene de responderle, su madre le echa en cara
que no la está escuchando. Si trata de defenderse, su madre sencillamente cambia de tema
y aborda otra de las “fallas” de Cecilia. Este año Cecilia decidió hacer una variante en la
visita. Se hospeda en un motel, aun cuando su madre insiste en que se quede en casa. De
este modo, dispone de más tiempo para visitar amigos y verse libre de su madre unos
momentos. Así mismo, se niega a ver a su tía, quien con frecuencia hace frente común con
su madre para librar una batalla de dos contra una. Peso al hecho de que ahora hay mucho
menos enfrentamientos y Ia despedida resulta insólitamente dulce, pese a que se siente más
segura y menos aporreada, Cecilia experimenta sentimientos de culpa en relación con su
decisión. “Me odié por haber hecho eso. Siento que debo ser cariñosa y aguantar las cosas
por el bien de mamá”.
¿En que resultan deficientes los valores de Cecilia? ¿cuáles de los siguientes criterios se
aplicarían?
Situación 4. Guillermo trabaja como tapicero durante el día, hace labores de repartidor
durante la noche y se desempeña como guardia de seguridad durante los fines de semana.
Siente que tiene que aprovechar todo el tiempo con el fin de poder “lograr algo en la vida”.
Guillermo odia “perder el tiempo” porque “esto me hace sentir que no soy nada en tanto no
me haga de algún dinero y respeto”. Guillermo mantiene una relación que no le agrada, pero
no tiene el tiempo suficiente para buscarse una nueva. Con el fin de ahorrar al máximo, vive
en un hotel de tercera.
¿Qué hay de malo en los valores de Guillermo? ¿cuáles de los siguientes criterios se aplican
a su situación?
Los valores de Guillermo son limitantes de la vida, ya que no toman en cuenta sus
necesidades básicas de recreación, intimidad y amistad. Guillermo está dejando mucho de
su propia vida en su loca carrera por obtener riqueza y posición.
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Situación 5. A los 69 años, Sonia tiene varias amigas» que han perdido a sus esposos. Una
de estas arrugas, que recientemente enviudó, le ha estado telefoneando constantemente
ocupando la línea durante horas. El problema ha continuado suscitándose al grado de que
ello ha molestado en exceso al esposo de Sonia. Hace poco, ella le comunicó a su amiga su
intención de reducir las llamadas telefónicas a, quizá, una vez por semana; Sin embargo, eso
la hizo sentirse terriblemente mal y culpable. Siempre había creído que por encima de todo,
una persona debe ser amable. Para aligerar su cargo de conciencia empezó a telefonearle a
su amiga casi a diario “sólo para ver cómo estaba”.
¿En qué resultan inadecuados los valores de Sonia? ¿cuáles de los siguientes criterios se
aplican?
Los valores de Sonia son demasiado rígidos ya que no consienten en ningún tipo de
excepción. Está claro que Sonia necesita fijar limites en relación con su necesitada amiga,
pero la regla dela amabilidad no se lo permite. Necesita evaluar esta situación para ver si las
consecuencias negativas constituyen un caso especial.
Situación 6. Arlene vive en un distrito escolar de escasos recursos donde los niños
consistentemente se han ubicado por debajo de las normas nacionales establecidas para el
rendimiento en lectura y matemáticas. Ella ha decidido que desea mandar a sus hijos a una
escuela privada, pero necesita del apoyo de su madre para poder cubrir la colegiatura. Arlene
se ve atrapada entre dos valores en conflicto. Su regla número uno es “da a tus hijos siempre
lo mejor”, pero su regla número dos le dice “siempre debes valerte por ti misma”. Ella está
decidida a procurar a sus hijos una buena educación, pero se siente un fracaso como madre
porque no dispone de los medios financieros para proporcionársela. Así mismo, se siente
culpable de estar “aprovechándose” de su madre y de “ser dependiente”.
¿En qué fallan los valores de Arlene? ¿cuáles de los siguientes criterios se aplican?
Los valores de Arlene son tanto rígidos como irreales. Ser independiente es una regla
razonable de la vida, pero hay ocasiones en que las consecuencias piden hacer una
excepción. El producto de obtener una buena educación para sus hijos resulta en este caso
mucho más importante que el principio general de independencia.
Situación 7. Jaime ha sido infeliz en su matrimonio a lo largo de los últimos seis años. Su
madre, quien se sacrificó mucho por su familia, solía decir que “es mejor sufrir uno mismo
que lastimar a aquéllos a quienes Así, Jaime no podía concebir 'la idea de causarle dolor a
su esposa. Se la imagina sola y abatida por el dolor tras el divorcio, Pero al mismo tiempo, se
da cuenta de que está evitando a su familia, trabaja hasta tarde y se enfada fácilmente
cuando está en casa Se siente atrapado. Y aun cuando está tratando de “hacer lo mejor”
para proteger a su esposa, siente que le está fallando con sus ausencias y su mal humor. De
ahí que Jaime diga: “No me siento bien en casa y por eso me voy. Sin embargo, me siento
atormentado todo el tiempo que estoy fuera”.
¿Qué hay de malo en los valores de Jaime? ¿cuáles de los siguientes criterios se aplican?
RÍGIDO INTROYECTADO IRREAL LIMITANTE DE LA VIDA
Los valores de Jaime, más que desarrollados por el mismo, son introyectados. Nunca se ha
puesto a examinar el valor del auto sacrificio de su madre para ver si resulta aplicable a su
propia situación y necesidades; Si pudiese analizar críticamente el valor; podría darse cuenta
de que no se aplica a su persona, que el es un hombre con tendencias muy arraigadas a huir
del dolor emocional, y que es mejor dar por terminada la relación que continuar rehuyendo
toda la vida.
Situación 8. Gerardo tiene una nueva relación y recientemente su novia le dijo que no
lograba alcanzar el orgasmo durante sus intercursos sexuales. Gerardo tiene la firme
convicción de que debe ser perfecto en todas las ocasiones. Las malas noticias han dejado a
Gerardo con una sensación de fracaso e ineptitud. En realidad se siente tan incómodo que
ha experimentado un agudo declive en su interés sexual. De ahí que le haya dicho a su chica
que necesita “tiempo para estar solo” sugiriéndole que pasen una semana sin verse.
¿Qué hay de malo en los valores de Gerardo? ¿cuáles de los siguientes criterios se aplican?
RÍGIDO INTROYECTADO IRREAL LIMITANTE DE LA VIDA
La regla que sigue Gerardo en cuanto al desempeño sexual es muy rígida. No hay margen
para nada que no sea la perfección. Gerardo piensa que debe entender y satisfacer de
inmediato las necesidades sexuales de cada una de sus amantes. Un valor saludable seria
que él buscara entender las necesidades sexuales propias de su pareja. Deberá tener
presente que el proceso se lleva tiempo y no esperar una respuesta perfecta cada vez.
Situación 9. Recientemente Julia se ha mudado a otra ciudad. Lo que le preocupa cada vez
más son los problemas que su hijo está teniendo en su nueva escuela. Un bravucón se ha
dedicado a molestarlo y golpearlo en el patio de la escuela y en ocasiones lo ha acosado en
el camino a casa.- Julia tiene muy arraigada la creencia de que un buen padre debe ser
capaz de proteger a sus hijos de todo sufrimiento. Se siente culpable y considera que debe
hacer algo para poner un alto al hostigamiento. Lo intenta quejándose con el director,
acudiendo a recoger a su hijo a la escuela y hablando con los padres del chico bravucón. Sin
embargo, el problema persiste. Julia le escribe a su hermano diciéndole lo mucho que se
censura ella misma cuando ve que su hijo ha tenido otro día dificil en la escuela.
¿En que fallan los valores de Julia? ¿cuáles de los siguientes criterios se aplican?
Este es otro ejemplo de una regla que es demasiado rígida como para resultar funcional.
Sencillamente no es posible proteger a un niño de toda experiencia desagradable a lo largo
de su periodo de crecimiento. El valor de que se debe proteger a los hijos es bueno, pero
existen excepciones. Son muchos los daños que los niños sufren a manos de sus
compañeros y para Julia resulta tanto inapropiado como imposible poder proteger a su hijo
de todo niño malo.
Situación 10. Jorge posee una pequeña fábrica que produce novedades navideñas. El
negocio fue fundado por su padre, un hombre de energía y dinamismo ilimitados. Él solía
trabajar 14 horas al día y le decía a Jorge que el dueño deíia poner el ejemplo “trabajando
más duro que cualquiera”. Al igual que su padre, Jorge labora de 12 a 14 horas diarias. A los
38 años, tiene úlcera, su matrimonio está en riesgo porque su esposa jamás lo ve, extraña a
sus hijos y experimenta una creciente sensación de vacío.
¿En que son deficientes los valores de Jorge? ¿cuáles de los siguientes criterios se aplican?
Jorge ha introyectado las reglas de su -padre sin determinar si éstas encajan con su persona
o no. Su regla de “trabajar duro” es un tanto irreal (dado que las consecuencias negativas
rebasan los beneficios) como limitante de la vida (ya que bloquea su necesidad de estar con
su familia). Jorge manifiesta síntomas de estrés, depresión y discordia matrimonial. Ha
pagado un precio muy alto por mantenerse fiel a los ideales empresariales de su padre.
El hecho es que muchos de los debes con los cuales usted creció sencillamente no se
aplican a su persona. Y no se aplican porque usted vive en una época y un lugar diferentes, y
sus esperanzas, aflicciones y necesidades difieren de las de sus padres. Los valores que
usted heredó fueron creados por otras personas para satisfacer sus necesidades dentro de
sus propias circunstancias y no las suyas. Cuando sus debes no encajan con su persona y
empiezan a entrar en conflicto con sus necesidades básicas, entonces se ve atrapado en un
callejón sin salida.
Y puede optar por prescindir de su necesidad o romper con la fe que profesa a sus valores.
Pérdida o culpabilidad. Si usted elige satisfacer sus necesidades a expensas de valores
profundamente arraigados, es probable que acabe por considerarse débil, una nulidad o un
fracaso.
Los debes con frecuencia exigen un comportamiento que resulta imposible o nocivo para
determinado individuo. Para ilustrar la manera en que los valores pueden, en ocasiones,
resultar ideales imposibles, considere el caso de Alberto. Él es un ex mecánico de aviones
que durante 30 años ha acostumbrado beber en exceso. Dejó de trabajar hace ocho años y
vive de su pensión por incapacidad en un hotel del centro de la ciudad. Se pasa los días en
una de las sillas de plástico que hay en el recibidor rumiando sobre sus pecados del pasado.
Se odia por no poder apartarse de la bebida, por no trabajar, y por no poder pagar los gastos
para que su hija estudie en la universidad. Pero lo cierto es que el alcohol es el único placer
con que cuenta. Una neuropatía periférica ha destruido su coordinación motora fina, de ahí
que no pueda volver a trabajar más en su oficio. Los debes de Alberto le exigen lo imposible
y constituyen su diaria tortura. Si él pudiese crear valores adecuados al tipo de persona que
realmente es, podría exigir de si mismo lo que estuviese a su alcance: visitar a su hija
cuando estuviere aseado y sobrio; llamarla con frecuencia para brindarle aliento y apoyo. Eso
es lo que podría hacer Alberto, pero como sus debes le exigen ser algo que él no es, se ve
inmovilizado al grado de no poder dar nada a su hija.
Rita tiene un conjunto de debes que le exigen actuar de una manera que esencialmente
resulta dañina para ella. Considera que debe tener energía ilimitada para trabajar. Así que,
además de cuidar a sus tres hijos, encargarse de la casa y cuidar ja su suegro enfermo, lleva
todos los libros de la constructora que tiene su esposo. Rita se siente exhausta, deprimida y
cada vez tiene más retrasos con sus actividades. “Pero es que es malo no ayudar. Y me
pregunto una y otra vez que sucede conmigo que no puedo darme ánimos y ponerme al
corriente con las cosas. Sencillamente es que soy floja, temperamental o algo por el estilo.
Pienso en todas esas mujeres trabajando arduamente en los campos. En todo el mundo, las
mujeres esforzándose al máximo, y yo no puedo terminar estos libros”. Un artículo aparecido
hace algunos años en la revista National Enquirer ilustra esta variedad nociva de los debes.
Un hombre acababa de concluir la construcción de su propia casa rodante, partiendo desde
cero. Tenia dos pisos, era del tamaño de un autobús foráneo y remolcaba un garage con
capacidad para tres automóviles. Había trabajado durante 10 años, dedicando entre 30 y 50
horas a la semana al proyecto y estaba de lo más orgulloso por el hecho de haber construido
y ser el poseedor de algo “que ningún hombre común podría tener a su alcance”. Pero el
costo había sido enorme, Había sido víctima de un ataque cardiaco, las relaciones con su
esposa y su familia se habían deteriorado y, durante esos 10 años, no se tomó unas solas
vacaciones. Su objetivo se había convertido en una verdadera obsesión, y su regla de que
“un hombre siempre debe terminar lo que inicia” le había costado mucho en términos de
estrés, armonía familiar y tiempo para procurarse los pequeños placeres de la vida.
Una segunda manera de cómo los debes atacan su autoestima es asignando conceptos
morales de lo que es adecuado e inadecuado a situaciones, comportamientos, y gustos que
esencialmente no tienen que ver con la moralidad. Este proceso se inicia en la niñez. Sus
padres le dan a entender que usted es bueno cuando sigue sus reglas y malo cuando rompe
éstas. Se le dice también que determinadas acciones son buenas y que ciertas conductas
son erróneas. Así, por un accidente del lenguaje se crea, en sus valores y en sus sistema de
reglas personales, la dicotomía bueno-malo, correcto-incorrecto. La decisión de tender su
cama o dejarla desordenada, cuando usted es niño, es llevada a la dimensión moral cuando
sus padres lo tachan de malo debido a su negligencia. Las reglas familiares que se fijan para
promover la seguridad, la conveniencia o la eficiencia con frecuencia se mal interpretan como
imperativos morales. Por ejemplo, que un niño enlode su ropa no resulta moralmente
incorrecto, es una cuestión de inconveniencia y de trabajo adicional para sus padres; Sin
embargo, unos pantalones sucios pueden desencadenar un monologo de carácter moralista:
“¿Pero qué diablos te pasa? ¡mira lo que has hecho con tu ropa! Esta noche no mereces ver
la televisión por ser un niño tan malo”.
Muchas personas califican la falta de criterio como un error moral. Por ejemplo, un chico que
deja hasta el final la realización de un trabajo escolar y luego se ve obligado a pasar la noche
en vela desarrollando el proyecto, de una manera más bien deficiente, es visto como alguien
que no tuvo el criterio suficiente o bien la iniciativa y el control adecuados (cuando no es que
ambos). Sin embargo, los padres que catalogan este comportamiento como pereza,
estupidez o falta de responsabilidad lo que hacen es comunicar al chico que es moralmente
inadecuado. Cuando usted sorprende a su hijo de nueve años fumando en el garage o
jugando con cerillos, se trata de errores de juicio que resultan peligrosos para la salud y
atentan contra la seguridad. Pero no hay nada de moral en estas cuestiones como tampoco
designaciones de correcto o incorrecto.
Cuanto más hayan confundido sus padres las cuestiones de gustos, preferencias, criterios y
conveniencia con los aspectos morales, tanto más probable es que usted padezca una
autoestima frágil. Una y otra vez ha captado el mensaje de que sus gustos, decisiones o
impulsos son malos. Los debes que sus padres le heredaron acabaron por aprisionarlo en un
dilema imposible: “Cumple con las reglas que hemos creado en cuanto a cómo debes lucir o
actuar o resígnate a verte condenado como una persona indigna y mala”.
el punto “amigos”. Tal vez observe que ha estado sintiendo la insistente obligación de visitar
a un amigo que tiene poco de haberse divorciado. Usted se da cuenta entonces de que tal
sentimiento proviene de un debes que le exige apoyar a alguien que sufre.
En ocasiones, pese ala clara presencia del sentimiento de culpa o el conflicto, resulta dificil
identificar el debes subyacente. En esos casos usted puede usar el método de “descenso”
con el fin de poder llegar hasta el valor o regla básica en cuestión. Un ejemplo basado en el
punto “experiencia interior” le mostrará como funciona este método. Al estar llenando el
inventario, una mujer se dio cuenta de que se sentía en extremo culpable en relación con sus
sentimientos de enojo hacia su hijo. Lo que le irritaba de el era su distanciamiento y su
inaccesibilidad emocional; sin embargo, a ella le costaba trabajo identificar el debes
subyacente. De modo que lo que hizo fue “descender” hasta su regla básica formulándose la
siguiente pregunta: “¿Qué significa para mí el hecho de que me sienta enojada con mi hijo?”
Su respuesta fue que ella se estaba apartando, alejándose un tanto de él. Prosiguió entonces
con el descenso a través de la siguiente pregunta: “¿,Y qué si me estoy apartando? ¿qué
significa eso para mí?” Temía que ello significara que no amaba a su hijo lo suficiente o que
no lo procuraba en forma adecuada. Fue en este momento que entró en contacto con el
debes subyacente: ella siempre debía sentir amor por un hijo. Y como el enojo y el
distanciamiento parecían interrumpir el acto de sentir amor, entonces debían ser
manifestaciones inadecuadas.
De manera que efectuar descensos es muy sencillo. Siempre que identifique un área de
culpa, conflicto, obligación o abstinencia, y tenga problemas para identificar sus debes,
pregúntese lo siguiente: “¿Y qué si , qué significa eso para mí?” Y enseguida trate de decidir
con honestidad que es lo que está implicado a través de su comportamiento, que le dice éste
en relación con su propia persona.
Sígase formulando preguntas de este tipo hasta que llegue a lo que parezca ser un
enunciado básico, algo que implique claramente un valor o regla personal.
Evite caer en dos situaciones que no lo llevan a nada: en primer lugar, no responda con
juicios sencillos como “soy malo” o “la estoy regando”. En lugar de eso trate de enunciar el
meollo del juicio, el valor del cual emerge el juicio. Por ejemplo, en lugar de responder
“significa que soy un tonto”; una respuesta más específica seria “significa que no estoy
apoyando a alguien que sufre”. En segundo lugar, trate de no responder con un sentimiento;
Por ejemplo, responder “significa que voy a sentir miedo” no lo conducirá a nada. El objetivo
es identificar sus creencias y no sus sentimientos.
En este momento, consiga una hoja de papel y anote los debes que pertenecen a cada uno
de los puntos del inventario. Naturalmente, en algunos puntos no figurarán debes porque
sencillamente usted no tiene en ellos áreas de culpa, conflicto, obligación o abstinencia.
Entanto que en otros puntos habrá profusión de debes. Anote tantos debes como pueda.
Inventario de “debes”
1. Relaciones
a. esposa o pareja
b. lujos
c. padres
d. hermanos
e. gente que necesita ayuda
f. amigos
g. maestros, estudiantes o clientes
2. Actividades en casa
a. Mantenimiento
b. limpieza
c. decoración
d. reparaciones
4. Actividades en el trabajo
a. eficiencia
b. relaciones con los compañeros
c. iniciativa
d. confiabilidad
e. logros y búsqueda de objetivos
5. Actividades creativas
10.Dinero y finanzas
a. hábitos de consumo
b. ahorro
c. realización de metas económicas
d. capacidad para ganar dinero
14.Experiencia interna
a. sentimientos no externados
b. pensamientos no externados
c. deseos o anhelos no externados
Proceda en este momento a revisar su lista de debes marcando aquellos que considere que
su crítico ha utilizado como base para perpetrar sus ataques. Usted está ahora en
condiciones de evaluar estas reglas para ver si resultan funcionales y saludables. Para cada
debes que su critico utilice, haga las siguientes tres cosas:
1. Examine el lenguaje que emplea. ¿Se expresan los debes mediante términos absolutos y
generalizaciones como todo, siempre, nunca, totalmente, perfecto, etc.? En lugar de
“Debo...”, utilice frases como “Preferiría...”, “Más bien yo...” o “Quiero...”. La situación
específica en la cual usted esté aplicando el debes puede llegar a resultar una excepción ala
regla. Admita esa posibilidad utilizando un lenguaje que sea flexible.
3. Piense si la regla encaja -con la persona que realmente es usted. ¿Toma en cuenta su
temperamento, sus limitaciones, capacidad de resistencia, formas de protegerse, temores,
problemasy aspectos que probablemente no llegue a cambiar? ¿da pie para que usted pueda
atender sus necesidades importantes, sueños y placeres? ¿realmente tiene sentido la regla,
considerando quién es usted y que muy probablemente seguirá siéndolo?
El caso de Rebeca constituye un buen ejemplo de cómo estos pasos pueden ayudarle a
manejar sus debes. Su lista incluía un debe que le molestaba casi diario. Se decía que no
debía pesar más de 58 kilos, cuando Rebeca en realidad pesaba entre 63 y 65 kilos. Lo
primero que hizo Rebeca fue examinar su lenguaje. La frase “no debía pesar más de 58
kilos” le imprimía al debes una categoría absoluta. Rebeca procedió entonces a reformular su
regla con mayor flexibilidad: “Preferiría que mi peso fuera alrededor de los 58 kilos”.
Enseguida, examinó las consecuencias probables de aplicar su debes, y esta es la lista de
sus resultados positivos y negativos.
Sentirse más atractiva y tener un cuerpo agradable constituían un poderoso aliciente para
Rebeca, pero las consecuencias negativas resultaron mucho más poderosas de lo que ella
se había imaginado.
Nunca antes se había puesto a analizar fríamente todos los problemas que le ocasionaba el
hecho de estar a dieta. Finalmente, Rebeca se preguntó si la “regla de los 58 kilos” encajaba
con el tipo de persona que realmente era ella. Tuvo que reconocer que su peso natural
parecía fluctuar entre 63 y 65 kilos y que sólo mediante una dieta rigurosa podría llegar a los
58 kilos. Muy pronto empezaba a recuperar su peso original experimentando una sensación
de fracaso y una caída en su autoestima. Además, gran parte de su vida- social tenía lugar
en restaurantes y comidas. Una dieta implicaba reducir considerablemente su principal forma
de convivir con sus amistades. Por su parte, el novio de Rebeca evidentemente se sentía
atraído hacia ella tal como era, de ahí que fuera muy poco lo que se ganaba en cuanto a
intimidad emocional o sexual por efecto de la pérdida de peso.
No sin renuncia, Rebeca empezó a aceptar el hecho de que la “regla de los 58 kilos” no
encajaba en ella y que los costos eran mucho mayores que los beneficios.
Lo primero que hizo fue volver a formular la regla en un lenguaje más flexible. Me gustaría
que mis alumnos me entregaran dos trabajos de redacción por semana -“de ser posible”.
Luego, analizó las con-
1. Los alumnos tienen mayor! ! ! ! 1. Con cinco grupos de 30 alumnos cada uno
retroalimentación.! ! ! ! ! ! tendría que leer 300 trabajos por semana.
2. Los alumnos aprenden más rápidamente. ! 2. Me dedicaría casi todo el fin de semana a
! ! ! ! ! ! ! ! ! corregir ensayos.
3. Me siento más satisfecho porque observo! 3. Limitaría mucho mi tiempo
progreso.! ! ! ! ! ! ! ! más para convivir con mi familia.
Las consecuencias negativas claramente rebasaban a las positivas, con lo cual Arturo se dio
muy bien cuenta de por qué asignaba tan pocos trabajos de redacción.
Por último, Arturo reflexionó sobre si la regla realmente encajaba con su persona o no. Su
respuesta fue categóricamente afirmativa. Seguía creyendo en el valor de las asignaciones
frecuentes, pero ahora contaba con una respuesta para él. Aplicar su regla en una escuela
tan concurrida implicaba para él un alto costo tanto en lo físico como en lo emocional.
El crítico de Jimena era muy inteligente, pues solía utilizar dos debes contradictorios, con lo
cual ella permanecía atrapada un conflicto permanente. Jimena es pintora y goza de buena
reputación en su localidad. Es también madre de un bebé de 10 meses. Por una parte, el
crítico le ha dicho que debe dedicar todo su tiempo disponible a su hijo. Por otra, le exige que
continúe pintando con el mismo nivel de productividad que había mostrado antes de que
naciera el bebé.
Los debes de Jimena dañaban su autoestima de dos maneras. La regla de “debes darle todo
a tu hijo” le hacía rechazar la idea de contratar a alguien para que cuidara de su hijo. Como
consecuencia, se sentía deprimida y desganada durante el día porque no tema tiempo para
pintar o divertirse. Esos sentimientos la llevaban a castigarse por ser una madre floja y mala.
Por otro lado, la autoestima de Jimena también recibía los embates de la “regla de tienes que
seguir pintando”. Por las noches, cuando se sentía demasiado cansada como para
enfrentarse a un lienzo vacío, se atormentaba por el hecho de desperdiciar su talento y no
“comprometerse” con su arte.
He aquí cómo Jimena manejó sus debes. Por principio de cuentas, los volvió a formular con
un lenguaje flexible: “quiero dedicar la mayor parte de mi tiempo a mi hijo pero también
quiero pintar tanto como me sea posible.” Enseguida se puso a analizar las consecuencias
de cada uno de los debes.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 56
Índice
Jimena se preguntó si sus debes encajaban con la clase dc persona que ella era. Era
evidente que sus necesidades de expresión artística, desarrollar una actividad significativa y
disponer de tiempo para sí misma además del bebé estaban siendo denegadas por la “regla
de tienes que darle todo a tu hijo”. Estaba tratando de sobrevivir sin cultivar uno de los
placeres que más le satisfacían en la vida y el costo de ello se traducía en bajos niveles de
autoestima, de energía y en una gran depresión. Después de varias semanas de
ambivalencia, Jimena finalmente optó por contratar una niñera por dos periodos de cinco
horas, en la idea de que los ampliaría más tarde a quince horas si es que se sentía bien con
el nuevo sistema.
1. Algo que le recuerde la necesidad original que dio pie a su debes. Para esto deberá
determinar por qué adquirió ese debes desde un principio ¿Fue con el fin de sentir que su
padre lo amaba? ¿para obtener la aprobación de algún amigo en particular? ¿para estrechar
más las relaciones con su pareja? ¿para sentirse mejor consigo mismo? ¿menos ansioso?
¿más seguro?
2. La razón fundamental por la cual su debes no encaja con usted o con la situación. Deberá
detener presente, por ejemplo, cómo es que ese debes le exige que sea, haga o sienta algo
que sencillamente no va de acuerdo con usted. También podría tener presente que las
consecuencias negativas de atenerse a su debes, rebasan las negativas.
Mantra: ! ! Tener un trabajo importante es una regla de mi padre. Sin embargo, este
! ! ! trabajo es seguro y me genera muy poco estrés. En el momento en que
! ! ! desee estar en un ambiente de estrés e incertidumbre acudiré a otro lado en
! ! ! busca de trabajo.
Ahora es el momento de que usted genere sus propios mantras. Al principio resérvelos para
sus debes más dañinos. Luego, conforme esas reglas vayan perdiendo eficacia para crear
sentimientos de culpa, escriba mantras para sus otros debes. Tener el mantra no es
suficiente, debe comprometerse a usarlo cada vez que sus crisis lo ataquen con algún debes
nocivo. Recuerde que el que calla otorga. Si usted no logra responder cuando se siente, su
silencio significa que usted está creyendo y aceptando todo.
Los únicos casos en que este tipo de debes interfieren con su autoestima es cuando usted
los transgrede. Si después de realizar un análisis, considera que la regla que ha violado es
saludable para usted, la única manera de no lastimarse es iniciando un proceso de
redención. Sencillamente, tiene que compensar lo que ha hecho. Sin redención usted se verá
atormentado constantemente.
1. Es importante reconocer que usted actuó de manera inadecuada con la persona que
lastimó. Esto deja en claro que está aceptando la responsabilidad de su comportamiento.
2. Deberá redimirse directamente con la persona a la cual agravió. Hacer donativos de
caridad, brindar apoyo a personas necesitadas o sumarse a algún movimiento pacifista no lo
redimirán tan eficazmente como el hecho de ayudar directamente a esa persona que lastimó.
3. La redención debe ser real y no simbólica. Prender veladoras o escribir un poema no
lograrán librarlo. Lo que usted haga con fines de redención deberá costarle una proporción
considerable de tiempo, dinero, esfuerzo e incluso ansiedad. Y tiene que ser lo
suficientemente tangible de modo que ejerza el impacto adecuado en la relación con la
persona ofendida.
4. Su redención deberá ser proporcional al daño cometido. Si su ofensa fue momento de
irritabilidad, entonces bastará con una breve disculpa. Pero si se ha mostrado frío y distante
durante los últimos seis meses, entonces deberá recurrir a algo mejor que un sencillo “lo
siento”.
Al ir creciendo, fue interiorizando las enmiendas y culpas que le imponían sus padres. Así,
asumió la tarea de criticarse por el hecho de cometer errores. En pocas palabras, procedió a
crear a su crítico patológico, al grado de que, en la actualidad, cuando arranca una flor al
desherbar su jardín, su critico le dice: “Buen movimiento, estúpido ¿Por qué no acabas de
una vez con todas las flores del jardín?”
Se dio cuenta de que para ser un buen miembro de la sociedad debía ser igual y superior,
espléndido y frugal, espontáneo y controlado, etc. Este sistema incapaz de valores
mutuamente excluyentes le permite a su crítico encontrar evidencias de error en cualquier
acción que usted realice y echarle éstas en cara, fuera de toda proporción.
Es probable que usted actúe a la defensiva, racionalizando todos sus errores, o bien, se
integre al grupo cuyos miembros temen tanto al más insignificante de los errores que acaban
por no aceptar ninguno. O quizá siga la ruta más común de la depresión crónica por todos
esos errores que ha cometido.
En casos extremos, cae en una especie de parálisis. Masculla sobre sus errores del pasado
y restringe sus actividades y relaciones a fin de evitar cualquier posibilidad de futuros errores.
Temeroso de hacer algo mal, trata de hacer lo mínimo indispensable a la perfección. Pero
incluso este mínimo resulta imposible dado que los cambios y los errores son inevitables. De
esta manera se ve irremediablemente atrapado.
Lo cierto es que la autoestima no tiene nada que ver con el hecho de ser perfecto. La
autoestima no tiene ninguna relación con evitar cometer errores. La autoestima se encuentra
arraigada en la aceptación incondicional de sí mismo como un ser inherentemente valioso,
independientemente de sus errores. Sentirse bien consigo mismo no es algo que usted
generó una vez que todos sus errores. El único error realmente serio es estar de acuerdo
cuando le dicen que los errores son prueba de ineficiencia.
siente un gran alivio. Su corazón deja de latir con ,violencia y usted recupera la calma. Su
mente ha “reenmarcado” la experiencia cambiando el significado de “estoy en peligro” por
“sólo fue un sueño”. Su cuerpo, al igual que su estado de ánimo, sigue la pauta que le marca
su mente. Reenmarcar errores significa aprender a concebirlos en formas a través de las
cuales pierdan sus características de pesadilla. De esta manera, usted ve sus errores como
un componente natural e incluso valioso de vida. Esta nueva concepción le permite, a su vez,
responder con mayor flexibilidad cuando comete errores, aprendiendo de ellos y
prosiguiendo con su vida.
No hay manera de aprender cualquier tarea o habilidad sin cometer errores. Este proceso se
denomina de aproximación sucesiva: irse acercando cada vez más al desempeño exitoso a
través de la retroalimentación que proporcionan los errores. Todo error le indica qué es lo que
debe corregir, todo error lo lleva cada vez más cerca ala secuencia de comportamiento que
funciona mejor para la realización de la tarea. En lugar de temer a los errores, necesita
admitirlos de buena gana durante el proceso de aprendizaje. La gente que no tolera cometer
errores tiene problemas para aprender. Teme conseguir un nuevo trabajo porque de esa
manera se vería enfrentando nuevos procedimientos y desafíos. Teme practicar un nuevo
deporte debido a los errores que tendrían que cometer antes de que su cuerpo aprenda los
sutiles ajustes necesarios para mover esa raqueta o manipular ese arco. Tampoco se
compara una procesadora de palabras o intentan reconstruir su carburador dado que
resultan muy dolorosos los inevitables errores que se cometen al intentar algo nuevo.
Enmarcar los errores como una retroalimentación necesaria para el proceso de aprendizaje
le permite relajarse y concentrarse mejor en el dominio gradual de la nueva tarea. Los
errores son información acerca de qué funciona y qué no. Los errores no tienen nada que ver
con su valor o su inteligencia. Sencillamente son pasos que conducen a un objetivo.
que necesita mejorar sus hábitos de estudio. Cuando usted y su pareja tienen un pleito fuerte
por un asunto sin importancia, puede ser una advertencia de que no se están comunicando
adecuadamente respecto a otro asunto más serio.
Estar dispuesto a cometer errores significa que no hay nada de malo en decepcionar a la
gente, cometer una acto de torpeza, hacer que la conversación tenga un giro escabroso.
Considere el caso de Andrea. Ella siempre convive con las mismas dos personas en el
trabajo porque piensa que cualquier relación nueva sería impredecible. Suponga que a la
nueva persona no le gustaran sus bromas o considerará estúpidas algunas de sus opiniones.
Ella tendría entonces que cuidarse de todo cuanto dijera. La situación de Andrea ilustra cómo
el temor a los errores puede
1) aislarlo, debido a que teme a los juicios de esa persona nueva y,
2) anular su espontaneidad, dado que tiene que estar muy al pendiente de todo cuanto
exprese.
Los errores
funcionan como algo inexistente en el presente.
Para entender este concepto le será útil examinar previamente las categorías más comunes
de errores.
1. Errores de hecho. Usted escucha por el teléfono que “su cita es a las doce” y anota que
es a las dos; por lo tanto, llega tarde.
2. Incapacidad para lograr una meta. Llega al verano y usted no ha bajado de peso lo
suficiente como para poder entrar en ese diminuto traje de baño.
3. Esfuerzo en vano. Recopila 300 firmas para solicitar la renuncia de un funcionario y la
petición es rechazada.
4. Errores de juicio. Usted decide comprar una pintura más económica y ésta se destiñe
rápidamente.
5. Oportunidades desaprovechadas. Esas acciones que usted no quiso comprar ahora
valen cinco veces más que su precio original.
6. Olvido. Usted recorre todo el camino hasta el sitio donde va a tener ese día de campo y
se da cuenta de que el aderezo para la ensalada se quedó en casa, en el refrigerador.
7. Indulgencia en placeres válidos. La fiesta estuvo divertida pero usted tiene una fuerte
cruda.
8. Explosiones emocionales inapropiadas. Lc grita a su esposa y luego se siente
terriblemente mal por eso.
9. Aplazamiento. Jamás se ocupó de reparar el techo y ahora el papel tapiz del comedor se
ha estropeado.
10. Impaciencia. Usted aplica una llave más grande en el perno y éste se barre.
11. Violación de su código moral. Usted dice una mentira inocente: “Este fin de semana
saldré de la ciudad” y el sábado se topa con la persona que está evitando ver.
Esta lista podría continuar indefinidamente, pues clasificar las formas de equivocarse ha sido
uno de los pasatiempos más populares desde que Moisés bajó del monte con los diez
mandamientos.
Corre un hilo conductor a través de estos ejemplos que le ayudará a entender la naturaleza
de los errores. Un error es cualquier cosa que haga y que, posteriormente, al reflexionar en
ello, desearía haber hecho de manera diferente. Esto se aplica también a casos que usted no
hizo y que luego, después de reflexionar al respecto, desearía haber hecho.
La palabra clave en este caso es “luego”. Luego puede ser una fracción de segundos o bien
una década después de la acción. Cuando aplica mucha fuerza al perno y éste se rompe,
“luego” significa en realidad muy pronto. En realidad parecería “de inmediato”, pero no es así.
Hay un intervalo de retardo entre la acción y el arrepentimiento. Es este intervalo, corto o
largo, lo que constituye la clave para liberarse de la tiranía de los errores.
El problema de la conciencia.
Usted siempre exige la acción que parece ser la más apropiada para satisfacer sus
necesidades. Esa es la esencia de la motivación: desear hacer algo más que cualquier otra
cosa.
En vista de que siempre hace lo mejor que puede (o elige lo que parece ser más adecuado
para satisfacer sus necesidades) en cualquier momento dado, y en vista de que los “errores”
son consecuencia de una interpretación subsecuente, seria lógico pensar que cometer
errores no debiera disminuir su autoestima.
Sin embargo”, pensará usted, “en ocasiones me doy cuenta de que no me conviene hacer
algo y de todas formas lo hago. Sé que no debo comer postres si quiero bajar de peso, pero
no hago caso y de todos modos me como ese gran vaso de helado. Luego me siento
terriblemente mal y así es como debo sentirme porque no resistí la tentación”.
Si así es su linea de razonamiento, entonces está pasando por alto un punto crucial acerca
de la motivación. Saber qué nos conviene y qué no” no basta para actuar correctamente si su
conciencia en ese momento se centra en una motivación contraria y más poderosa. En esa
ocasión, su deseo de comer helado fue más poderoso que su deseo de bajar de peso, de
modo que lo “mejor” que usted puede hacer (en realidad lo único) fue comerse el helado.
Si suele designar las elecciones que haga como “buenas” o “malas”, acabará castigándose
injustamente por acciones que no pudo evitar llevar a cabo. Designaciones más relevantes
serian “inteligente” o “tonto” y “eficaz” o “ineficaz”, ya que estos términos hacen el juicio más
condescendiente y exacto en cuanto a que sus acciones fueron consecuencia de una
conciencia limitada. De cualquier forma, comprometerse firmemente a ampliar su capacidad
de conciencia funcionará mucho mejor que tomar la inflexible resolución de no volver a
cometer el mismo error, porque en tanto no amplíe su capacidad de percepción, lo más
seguro es que vuelva a cometer ese mismo error.
Responsabilidad.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 64
Índice
Todo esto que se ha expuesto acerca de hacer su mejor esfuerzo puede sugerir que usted no
es responsable de sus acciones. Esto no es así, en definitiva, usted es responsable de sus
acciones.
a) Ignorancia; Muchas veces usted no tiene ninguna forma válida de predecir las
consecuencias debido a que -nunca antes se había enfrentado a circunstancias similares;
En efecto, usted navega a ciegas. Por ejemplo, si nunca antes ha pintado con compresora,
no tiene forma de saber que si aplica más cerca la pistola, esto puede hacer que la pintura
se corra. Si usted no sabe cómo batir las claras para su primer soufflé, es probable que
éste no esponje adecuadamente.
b) Olvido. No hay manera de recordar todas las consecuencias de cuantos actos se realizan.
Muchos sucesos escapan a la percepción porque no resultan suficientemente dolorosos o
importantes. En consecuencia, usted repite con frecuencia los mismos errores porque
sencillamente no recuerda cómo resultaron las cosas la última vez. Uno de los autores,
que tenia ya varios años de no acampar, se había olvidado de lo mucho que sufría con las
picaduras de mosquitos, como consecuencia, se le volvió a olvidar llevar consigo repelente
en la última excursión de verano.
c) Rechazo. La gente rechaza y hace caso omiso de las consecuencias de errores ya
cometidos ya sea por temor o por necesidad. En ocasiones temen tanto a los cambios o a
hacer las cosas de manera diferente que rechazan o las consecuencias negativas de sus
errores. Luego, al enfrentarse a la misma situación, vuelven a repetir el doloroso error
debido a lo atemorizantes que resultaban todas las alternativas. Un ejemplo de ello es el
hombre que acude a innumerables citas y aburre a las mujeres hasta el cansancio al
exponerles toda una letanía de sus logros. Y aunque sospecha que ello podría alejarle
algunas oportunidades se niega a ver las consecuencias de su fanfarroneo: menos citas
repetidas y prácticamente ninguna relación. Y se aferra al rechazo dado el gran temor que
siente por la verdadera comunicación, de abrirse de capa y hablar de sus sentimientos
auténticos. Las necesidades irresistibles crean la misma clase de rechazo. Si usted
realmente necesita algo, tiende a hacer caso omiso de las consecuencias negativas de
obtenerlo.
d) Falta de alternativas. Muchos errores se repiten una y otra vez porque las personas
sencillamente no tienen idea de que exista una mejor forma de actuar. Carecen de la
capacidad, habilidad o experiencia necesaria para generar nuevas estrategias y
soluciones. Piense en el caso de la mujer que fracasaba en cada una de las entrevistas a
las que acudía para conseguir empleo dado que empezaba al nivel de piso, dando
respuestas breves, de una sola frase y sin poder -en absoluto- presentarse como un buen
elemento.
e) Costumbres. Algunas costumbres arraigadas a lo largo de toda una vida, le impiden
evaluar o tener la mínima conciencia de sus opciones. Usted no piensa en las
consecuencias porque no se da cuenta de que esta tomando una decisión. Un ejemplo
clásico es la costumbre de elegir un beneficio a corto plazo al tiempo que se ignora un
desastre a largo plazo. Una mujer iba siempre de una relación fallida a otra. Crónicamente
repetía el error de relacionarse con hombres que le recordaban a su padre. Se sentía
atraída hacia su aparente fortaleza y autoridad pero a la larga su frialdad y su
superficialidad acababan por destruir la relación.
Otro ejemplo es el estudiante de leyes que consistentemente optaba por el placer a corto
plazo de fumar mariguana y pasarse aturdido todo el fin de semana en lugar de estudiar
para su examen profesional. Su conciencia se ve disminuida por todos estos factores. En
el caso de muchas de sus decisiones, el olvido, el rechazo, la costumbre, etc. le impiden
hacer un buen uso de su experiencia . Todo lo que sabe y lo que le ha sucedido con
anterioridad sencillamente no está disponible en el momento en que decide actuar. Sin
embargo, no se le puede culpar por esto ya que su conciencia, no obstante limitada, era
lo único con lo que contaba cuando cometió el error. Pero el hecho de que no se le pueda
culpar, no significa que no pueda hacer algo al respecto. Evidentemente puede hacerlo y
en la siguiente sección se le dirá cómo.
La costumbre de la conciencia
La costumbre de la conciencia es algo muy sencillo de lograr. Consiste en comprometerse a
predecir las probables consecuencias, tanto corto como a largo plazo, de cualquier acto o
decisión importante. Estas son las preguntas que deberá plantearse con el fin de acrecentar
su conciencia en el momento de tomar una decisión.
Errores crónicos. Todo el mundo tiene una o más áreas en donde los mismos errores
vuelven a repetirse una y otra vez. Para aumentar su capacidad de conciencia de estas
áreas, deberá hacer dos cosas después de cada reincidencia del error:
1. Anote con detalle las consecuencias negativas del error. El solo hecho de escribir, ya sea
que guarde la nota o no, es un auxiliar importante para la memoria.
2. Determine sus prioridades ¿qué fue lo principal que obtuvo o esperó obtener de su
decisión equivocada? ¿buscaba obtener un placer a corto plazo, trataba de sentirse seguro,
de agradar a los demás, de evitar estar solo? ¿es esta prioridad un punto central de su vida?
¿constituye la base de otras decisiones inadecuadas? Si la misma prioridad lo vuelve a
conducir una y otra vez a cometer errores, entonces deberá de incluir este factor en su
capacidad de conciencia. La prioridad puede ser importante, pero también peligrosa. Toda
nueva decisión importante deberá examinarse para ver si es motivada por esa prioridad. De
ser así, entonces se trata de una señal de alarma y es probable que se esté enfilando a
cometer de nuevo ese viejo error. Plantéese las cuatro preguntas anteriores y luego proceda
lenta y cuidadosamente a analizar sus elecciones.
1. Tenga presente que todo el mundo comete errores. Incluso los buenos muchachos y
los héroes, líderes políticos, genios de las finanzas, estrellas de la pantalla, grandes
filántropos, científicos y curadores cometen errores. En realidad, suele ser verdad que
mientras más grande sea la persona, más grandes son sus errores. Los hermanos Wright
fracasaron muchas veces antes de que su avión finalmente lograse volar en Kittyhawk. Salk
batalló durante años antes de desarrollar la vacuna contra la polio. Los errores son la
concsecuencia ineludible de aprender o tratar de hacer algo nuevo.
Haga una lista de figuras históricas o públicas que hayan cometido, errores significativos.
Sólo incluya personas por las cuales usted siente aprecio y respeto.
Haga otra lista de sus errores. Incluso su entrañable maestro debe haber perdido los estribos
ante ese pequeño percance, el capitán de su equipo de fútbol debe haber sido sorprendido
haciendo trampa en los exámenes y ese vendedor estrella en su trabajo debe haber
fracasado en una venta que era pan comido.
¿Cómo es que incluso las personas más buenas y admirables cometan errores? La
respuesta es que no reconocieron su decisión como error en ese momento. No anticiparon
plenamente las consecuencias de su acto. Y al igual que todo ser humano que ha transitado
por este planeta, tenían una conciencia imperfecta; no pudieron predecir con total exactitud
los devastadores efectos de una decisión presente en una experiencia futura.
Gente brillante y poderosa comete errores porque el futuro no se puede ver; a los más puede
adivinarse. Y no hay inteligencia o conciencia suficiente capaz de pronosticar a la perfección
lo que va a suceder.
2. Tenga presente que incluso usted comete errores. Haga otra lista de sus propios
errores. Tómese su tiempo en esto, ya que va a necesitar esta lista para ejercicios
posteriores. Si parece que todo el tiempo está cometiendo errores y que su lista podría
prolongarse hasta el infinito, reduzca ésta de manera que sólo abarque sus 10 errores
principales.
Note qué factor parecía pensar más en ese entonces. Ahora trate de recordar la necesidad o
necesidades que lo llevaron a tomar esa decisión. ¿no había ninguna otra acción alternativa
que le pareciera más atractiva? Y la pregunta más importante si se hubiese forzado regresar
a ese momento, con las mismas necesidades, percepciones y predicción de futuras
consecuencias ¿actuaría de otra forma?
Continúe y repita este proceso con cada uno de los errores de su lista. Naturalmente, deberá
saltarse aquellos en los que su memoria no le ayude a responder adecuadamente a tales
preguntas.
a) Tomó la mejor decisión que pudo, dadas las necesidades y su capacidad de conciencia del
momento en cuestión. Si trabajo seriamente en el ejercicio anterior, entonces tendrá claro
que no puede actuar diferente a lo que le permite su capacidad de conciencia en un punto
determinado del cliente. Sencillamente hizo lo mejor que pudo.
lastimado a otras personas y necesite de alguna manera redimirse con ellas, usted ya
apagado el precio de ser humano.
c) los errores son inevitables. Usted llegó a este mundo sin saber nada y todo lo que ha
aprendido, desde ponerse de pie hasta manejar una computadora, lo ha logrado a base de
pagar por, literalmente, miles de errores. Antes de que caminara se cayó cientos de veces y
es probable que más de una ocasión haya extraviado sus archivos. El proceso de
aprendizaje continuó durante toda su vida y lo mismo sucede con los errores, así que no
tiene caso castigarse por algo que sólo puede evitar yaciendo en el cementerio.
Visualización. Si quiere conseguir mejor los errores como resultado de una percepción
limitada, intente practicar este ejercicio, que es una combinación de relajación, visualización
y afirmación.
Empezando por los pies, localicen su cuerpo las zonas de tensión y relajes. Conforme
respira, detecte cualquier asomo de tensión en los pies y deje que se desvanezca conforme
exhala. Mantenga sus respiraciones a un ritmo lento y regular. Ahora vea si hay atención en
sus pantorrillas conforme respira y deje que ésta se vaya a medida que exhala. Avance luego
los muslos con la siguiente respiración, después, pase a las caderas y la pelvis, el estómago
y la parte baja de la espalda, y el pecho y la parte superior de la espalda.
Ahora dirija la atención a sus manos. Inhale y sienta cualquier signo detención, exhale y deje
que ésta se desvanezca. Hagan lo mismo con los antebrazos, bíceps, hombros y cuello.
Dedique a estas áreas varias respiraciones en caso necesario.
Note cualquier asomo de tensión en los músculos de su mandíbula y deje que vaya
desapareciendo conforme respira. Ahora concéntrese en los ojos, luego en la frente y
finalmente en el cuero cabelludo.
Repita estas afirmaciones tres o cuatro veces cambiando las palabras de modo que se
adapten mejor a usted.
Ahora imagínese realizando su diaria rutina; lo que estará haciendo el resto del día de hoy o
el día siguiente. Tenga presente que es un ser único, un ser valioso, y que está tratando de
vivir lo mejor que puede. Observe como siempre hace lo que parece ser mejor en el
momento en que lo lleva a cabo.
Termine con esta afirmación: “Hoy me gusté más que ayer. Mañana me gustaré todavía
más”.
Cuando esté listo, abra los ojos, levántese lentamente. Conforme avance el día, repita las
afirmaciones cada vez que estas recurren a su mente. Haga todo el ejercicio de relajación
dos veces diarias. En la mañana, antes de levantarse y en la noche, antes de dormirse, son
buenos momentos, ya que entonces está relajado y en un estado mental más receptivo.
El ejercicio funciona mejor si usted formula sus propias afirmaciones. Las afirmaciones que
más sirven son las breves, sencillas y positivas. Las afirmaciones complejas no parecen
penetrar fácilmente en el subconsciente. Las afirmaciones que contienen términos negativos,
como “no me criticaré” al parecer son captadas por el subconsciente como silo negativo se
hubiese suprimido en ellas: “Me criticaré”. Redacte afirmaciones que sean positivas: “voy a
expresarme bien de mí mismo”.
Para ayudarle a formular sus propias frases de autoestima, he aquí algunos ejemplos que
han funcionado para otras personas:
Esto hace que su estado de ánimo se venga abajo. La habitación que antes decía tan
renovada y reluciente ahora sede descuidada y de un tono muy llamativo. Su autoestima se
ha visto disminuida, a causa de las críticas.
Las opiniones negativas de los demás pueden resultar fatales para la autoestima pues de
alguna manera dicen o implican que usted no vale en algo y es factible que sienta cómo cae
por tierra la opinión que tiene de sí mismo. Las críticas son un factor sumamente dañino para
la autoestima, cuando ésta es frágil.
Existen muchas clases de críticas. Algunas son incluso constructivas, como cuando alguien
que lo critica está motivado por un deseo de ayudarle y suaviza sus críticas en términos de
sugerencias positivas para el cambio. En otras ocasiones, las críticas no son más que una
acostumbrada, insistente y fútil letanía de sus fracasos. Con frecuencia su crítico adopta una
actitud de superioridad, tratando de parecer más listo, mejor o más informado que usted. O
quizá ese crítico se muestre manipulador, criticando lo que usted hace como un recurso para
inducirlo a hacer otra cosa.
independientemente de cuáles sean los motivos del crítico, toda crítica tiene una
característica en común: no ser bien recibida. Usted no quiere saber, de ella y necesita
formas para poder atenuarla y evitar que dañe su autoestima.
En realidad, las críticas no tienen nada que ver con la auténtica autoestima. La auténtica
autoestima es un don innato, innegable e independiente de la opinión de los demás. No
puede verse ni disminuida por las críticas ni acrecentada por los elogios. Sencillamente es
algo que se tiene. La clave para contrarrestar las críticas consiste en no dejar que le hagan
olvidar su autoestima.
Casio todo este capitulo tratará sobre la naturaleza arbitraria distorsionada de las críticas.
Una vez que usted entienda y haya puesto en práctica las técnicas para descontar el efecto
de las críticas, podrá concebir formas más eficaces para responder a éstas.
El mito de la realidad
Usted confía en sus sentidos. El agua es húmeda, el fuego es caliente, el aire sirve para
respirar, el suelo se siente frío. Usted ha visto con tanta frecuencia que las cosas son
exactamente lo que parecen que ha llegado a confiar ciegamente en sus sentidos. Y así cree
en lo que éstos le dicen acerca del mundo.
El punto es que en el calor de los hechos usted no puede confiar en sus propios sentidos.
Nadie puede. Todos seleccionamos, alteramos y distorsionamos lo que vemos.
! ! ! !
Todo el mundo
tiene una pantalla de televisor en la mente.
El ejemplo anterior muestra que uno rara vez percibe la realidad con un 100 por ciento de
exactitud y objetividad. Casi siempre usted filtra y edita, como si sus ojos y oídos fuesen una
cámara de televisión y estuviese viendo la realidad a través de una pantalla instalada en su
cabeza. En ocasiones esta pantalla no está bien enfocada, en otras, realiza acercamientos
sobre determinados detalles en tanto que omite otros. A veces amplifica o hace reducciones.
Otras veces hay ausencia de colores o la imagen cambia a blanco y negro. Hay momentos,
también, en que, cuando está recordando el pasado, la pantalla le muestra viejos recortes de
película y usted no ve ninguna realidad “viva” ante sus ojos.
Por lo general su pantalla no es algo que le resulte negativo, ya que esencialmente refleja la
manera en que se hallan conectados sus sentidos y su mente. Si no tuviese la capacidad
para manipular imágenes en su pantalla mental, jamás podría enfrentarse al flujo de
información que le llega a torrentes desde el mundo exterior. Jamás podría organizar o hacer
uso de su experiencia pasada, como tampoco podría aprender o recordar. Su pantalla es una
máquina fabulosa, con infinidad de botones y palancas con las que puede jugar.
1. Todo el mundo cuenta con una. Es la forma en que se hallan conectados los seres
humanos.
2. Usted no puede ver directamente la realidad, sino sólo a través de su pantalla. Los
científicos trabajan rigurosamente para volverse tan perfectamente objetivos como les sea
posible. El método científico es una forma muy precisa de asegurarse de que aquello que los
investigadores están observando realmente se halla ahí y realmente es lo que ellos creen
que es. Sin embargo, la historia de la ciencia abunda en ejemplos de cientificos honestos que
se han visto traicionados por sus esperanzas, temores y ambiciones al propugnar falsas
teorías. Lo que hicieron fue tomar erróneamente sus pantallas como la realidad.
3. Usted no puede saber totalmente lo que existe en la pantalla de otra persona. Para ello
tendría que convertirse en esa persona o poseer poderes telepáticos.
7. Cuanto más distorsionada se vuelva su pantalla, tanto más seguro estará usted de que lo
que ve en ella es exacto. No hay nadie que esté tan seguro como aquel que está totalmente
engañado.
8.Usted puede, en cualquier momento, controlar parte de lo que ve en su pantalla. Sólo cierre
los ojos o aplauda.
9. Puede, por momentos, controlar todo lo que ve en su pantalla. Por ejemplo, la meditación
puede conducirlo a un lugar en el que esté intensamente concentrado en una sola cosa. La
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hipnosis puede hacer que se centre en un sólo pensamiento suceso del pasado. Pero fuera
de estos estados especiales, el control total es raro.
12. Las personas que lo critican en realidad no lo critican. Tan solo critican lo que ellas ven
en sus pantallas. Es probable que sostengan que lo ven mejor, con mayor claridad, de lo que
usted es capaz de verse a si mismo. Pero en ningún momento están viendo su auténtico yo,
sino tan sólo la imagen que de usted tienen en su pantalla. Recuerde, cuanto más se obstine
un crítico en la exactitud de su observación, tanto mayor será la probabilidad de que la
imagen que tiene de usted resulte distorsionada.
13. Su percepción de la realidad no es más que una de las diversas entradas con que cuenta
su pantalla. Estas percepciones están matizadas por sus habilidades y características
innatas. Sus percepciones pueden verse influídas por su estado fisiológico o emocional del
momento. Su concepción de la realidad puede resultar distorsionada o disminuida por
recuerdos de escenas similares de su pasado, sus creencias o sus necesidades.
Analicemos esta última regla con mayor detalle. Existen muchos conectores de entrada, por
así decirlo, a través de los cuales las imágenes pueden llegar a su pantalla. Sólo cinco de
ellos tienen que ver con la realidad: la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato. Y estos cinco
pueden verse influídos o anulados por muchas otras entradas.
Por ejemplo, usted ve a un hombre de pelo cano y arrugas en el rostro en el momento en que
desciende de un auto y se dirige al banco. Esto es lo que le indican sus sentidos. Su
constitución innata determinará la rapidez e intensidad con que usted reacciona a sus
impresiones sensoriales. Si acaba de tener un mal momento tratando de hallar un sitio donde
estacionarse y le preocupa llegar tarde a una cita, se hallará irritado y probablemente con la
tendencia a juzgar negativamente todo lo que vea. Su experiencia anterior respecto a los
hombres de pelo cano y arrugas en el rostro le indica que se trata de un individuo de unos
50 años de edad. Su conocimiento sobre automóviles le dice que su auto es un costoso
Mercedes. Su solemne expresión lo recuerda a su tío Maximino, quien padece una úlcera, lo
cual lo lleva a suponer que tal vez este hombre también la tenga. Su experiencia anterior en
cuanto a bancos y moda masculina le sugiere que tal vez tenga dinero. Sus creencias y
prejuicios le indican que este tipo es un emprendedor y acaudalado hombre de negocios que
despoja de su dinero a aquéllos que lo necesitan más que él. Probablemente sea alguien que
haga alarde de sus posesiones, dado que conduce un lujoso Mercedes y, quizá, también sea
incapaz de expresar plenamente sus sentimientos, al igual que su tío Maximino. Su
necesidad de sentirse más amable, noble y responsable que los demás lo lleva a ubicar a
este desconocido por debajo de usted mismo en estas categorías fundamentales. A usted no
le agrada esa persona y se siente sumamente critico hacia ella.
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Índice
I. Constitución innata. En cada ser humano hay determinadas cosas que se encuentran
genéticamente determinadas. No sólo el color del cabello, de los ojos y demás, sino ciertas
tendencias de conducta parecen hallarse establecidas a partir del nacimiento. Sencillamente
algunas personas son más exhaltables que otras. Reaccionan más rápidamente o con mayor
intensidad a toda clase de estímulos. Algunas personas son más nerviosas o más reservadas
que otras. Hay gente que requiere tener frecuente contacto social, mientras otra tiende a
buscar la soledad. Hay quienes son más inteligentes o tienen reflejos más rápidos. Otros son
más intuitivos o sensibles hacia los delicados matices de los significados o sentimientos.
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Algunas personas se adaptan fácilmente a cosas nuevas, en tanto que otras rehuyen los
cambios o las innovaciones, prefiriendo los métodos tradicionales y familiares. Algunas
personas son gente de la mañana, en tanto que otras son nocturnas. Hay a quienes les basta
dormir poco en tanto que otros no pueden funcionar sin sus ocho horas diarias de sueño.
Algunas personas son amistosas por naturaleza, mientras otras prefieren guardar su
distancia.
Estos rasgos innatos de personalidad pueden matizar fácilmente lo que la gente ve en sus
pantallas. Es probable que la gente nocturna perciba un mundo apagado, sombrío, durante la
mañana, y que tienda más en ese lapso a criticar a los demás que durante la noche, cuando
se siente lleno de energía y listo para darlo máximo de si. Las personas solitarias conciben
los actos sociales como algo que se debe soportar, mientras que para aquellas que son
festivas, una tarde tranquila en casa puede resultar un prospecto fatal.
Si alguien lo critica por ser muy tímido y reservado, es porque quizá esa persona sea
innatamente gregaria y por tanto incapaz de aceptar como correcta su manera de ser. O
cuando alguien muy crítico explota con usted por aspectos insignificantes, tal vez ello se
deba a que posee un temperamento irritable de nacimiento y sus arrebatos, en realidad,
tengan muy poco o nada que ver con esos pequeños errores que comete.
La forma en que la gente procesa los estímulos externos varía considerablemente. Hay
personas que son “atenuadores” por naturaleza. Esto significa que cuando ven o escuchan
algo automáticamente, sin pensarlo, atenúan la sensación. Es como si los controle de brillo y
volumen en sus pantallas se hallasen permanentemente bajados. Otras personas, en
cambio, podrían ser los amplificadores, quienes hacen lo opuesto. Sus controles de volumen
y de brillo siempre están al máximo, así que cualquier suspiro se convierte en un alarido,
cualquier petardo en una poderosa explosión. Por fortuna, la mayoría de la gente está en el
punto intermedio. Quienes son atenuadores en grado extremo corren el riesgo de convertirse
en psicópatas, dado que cada vez necesitan una estimulación más intensa para rebasar su
umbral de agitación. Por otro lado los amplificadores en extremo suelen volverse neuróticos
después de años de verse bombardeados por estímulos que parecieron ser muy intensos y
abrumadores.
En pocas palabras, no importa lo equilibrado, inteligente o perceptivo que usted sea, posee
tendencias innatas, de constitución, que le impiden percibir la realidad con una objetividad
perfecta. De ahí que nadie pueda ser un critico totalmente objetivo. Sólo es posible criticar lo
que aparece en su pantalla, y esa imagen no es del todo confiable, pues siempre resulta un
tanto distorsionada o incompleta.
II.Estado fisiológico. Lo que usted ve en su pantalla puede estar influido por estados de
fatiga, dolor de cabeza, fiebre, dolor estomacal, efectos de medicamentos, niveles de azúcar
en la sangre, o cualquier otro de entre cientos de fenómenos fisiológicos. Incluso si usted
está al tanto de ello, es probable que no se dé cuenta de la forma en que está afectando su
percepción. E incluso si lo supiese, no sería capaz de hacer nada al respecto.
Por ejemplo, un hombre que tenia un problema de tiroides, antes de que se le diagnosticara,
sufría de fatiga, depresión y ocasionales ataques de ansiedad. En ocasiones se mostraba
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Esto también sucede en la vida real, pero por desgracia sin el reconfortante desvanecimiento
de la escena. A menudo usted se lleva consigo la carga de ira o de rechazo que no tienen
nada que ver con su persona, se halla tan ajeno a esos sentimientos, como el mensajero o el
perro. Su única falla fue haber sido lo suficientemente desafortunado como para encontrar a
ese crítico que aún estaba susceptible acerca de una experiencia del pasado.
Por ejemplo, su jefe lo reprende por gastar dinero en exceso. Lo que usted hizo fue adquirir
un poco de mobiliario y material que era necesario para la oficina, nada que fuese
extravagante y además, a muy buen precio. Si su autoestima es frágil, tal vez llegue a la
conclusión de que no tiene la visión suficiente y que jamás va a tener éxito en su empleo. Sin
embargo, es probable que más tarde se entere de que su jefe acababa de sufrir un revés
financiero y que se estaba sintiendo especialmente paranoico en cuanto a reducir los gastos
al mínimo. No hubo nada malo con la decisión que usted tomó; el arrebato fue ocasionado
por el estado de conmoción de su jefe y usted se convirtió en la oportunidad que él buscaba
para desahogarse.
a la práctica hasta la edad adulta, etapa en la que no le funcionarán del todo bien para lograr
una relación satisfactoria con otro adulto.
Otro ejemplo seria el de una mujer que haya crecido en una familia donde la norma fuese un
estilo de humor sarcástico, irónico. Así, fuera de su círculo familiar, acostumbra humillar a la
gente, su patrón acostumbrado de conducta de satirizar y parodiar a las personas que la
rodean es concebido como una actitud crítica y negativa.
A menudo cuando usted siente que alguien lo critica o minimiza, más tarde se entera, por
parte de los amigos de esa persona critica, que “él siempre es así”. Lo que ellos quieren dar
a entender es que sus patrones acostumbrados de comportamiento lo llevan a mostrarse
crítico o negativo con ciertas clases de personas en determinadas situaciones,
independientemente de la realidad objetiva de ese momento.
VI. Necesidades. Cualquier persona que usted conozca está tratando todo el tiempo de
satisfacer sus necesidades. Este imperativo afecta lo que la gente ve en sus pantallas. Un
hombre hambriento tiene una mirada aguda para los alimentos que hay sobre la mesa, pero
es probable que no repare en el intenso fuego que hay en la chimenea, o por las revistas que
se encuentran sobre la mesa del café. Una mujer que tenga frío, al entrar en la habitación se
dirigirá directamente al fuego sin fijarse en la comida o en las revistas. Una persona aburrida
que aguarde en esa misma habitación se abalanzará inmediatamente sobre las revistas
como fuente de entretenimiento. Alguien que tenga sed no hallará nada ahí que satisfaga su
necesidad y tendrá una opinión más desfavorable del entorno que las otras tres personas.
Las críticas que parecen ser desmedidas respecto a la situación a menudo obedecen a
motivos ocultos. El autor de las críticas lo induce a hacer algo que usted no haría si supiera
la verdadera razón que hay tras ello. Por ejemplo, supongamos que su jefe le pide trabajar
horas extra o que labore el fin de semana y se muestra muy crítico cuando usted no acepta
hacerlo. Su petición, así como su reacción, no tienen sentido para usted; sencillamente no
hay tanto trabajo como para justificar la inconveniencia. La verdadera situación puede ser
que su jefe sólo está tratando de impresionar a sus superiores al afirmar que tiene gente
trabajando los fines de semana. O que lo requiere para recibir una llamada telefónica
importante y él tiene flojera de acudir y esperarla. Podría haber varios motivos ocultos, sin
que ninguno de ellos tuviese que ver con su rendimiento en el trabajo o las funciones que
usted desempeña.
Ejercicio. Dedíquese durante el resto del día o durante todo el día de mañana a imaginarse
que sus ojos son una cámara de cine. Sus oídos son los micrófonos, y usted será el director
de un documental. Conscientemente elabore un comentario de fondo sobre lo que vea y
oiga. Varíe su atención para enfatizar los aspectos negativos o positivos de una escena.
Cuando alguien le diga algo, pretenda que esas personas son personajes de una telenovela.
lmagínese varias respuestas posibles además de la que usted daría normalmente. Imagínese
también varios posibles motivos por los cuáles actúan los demás aparte de aquellos motivos
que usted suponga que son correctos. Observe cómo este ejercicio de distanciamiento
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ENTRADAS
Realidad: tipo de baja estatura con anteojos y corbata pregunta: “De modo que, ¿en qué
trabajas?”
+ Constitución innata: precaución, nuevo encuentro, ten cuidado, probable ataque.
+ Estado fisiológico: respiración entrecortada por haber subido corriendo las escaleras,
sudoroso y ritmo cardiaco acelerado.
+ Estado emocional: agitado. Molesto por haber llegado tarde, y enojado con la esposa por
haberme hecho venir.
+ Patrón acostumbrado de comportamiento: psicológicamente adopta una posición de
superioridad. Tira el primer golpe y trata de establecer el dominio.
+ Creencias: he aquí otro intelectualoide de anteojitos y corbata. Estos sabiondos siempre
están buscando la oportunidad para humillar a un trabajador sencillo como yo.
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+ Necesidades: aliviar la tensión provocada por la ira y la ansiedad. Lucir poderoso, recio,
competente.
= Respuesta: con voz fuerte; el pecho salido e inclinándose hacia el rostro del intelectualoide
“Trabajo para sobrevivir.
¿Y tú qué haces'?”
Recuerde que las personas sólo pueden criticar lo que está en sus pantallas y que éstas no
son del todo confiables. Es muy improbable que alguna crítica pueda basarse en una
percepción exacta de usted. Y es mucho más factible que quien critica este reaccionando a
emociones, recuerdos y patrones de comportamiento que no tienen que ver casi nada con
usted. Concebirse negativamente a causa de tales criticas es un error. Es como correr
atemorizado por un niño pequeño cubierto con una sábana que nos sale al paso detrás de un
arbusto y nos dice: “¡Buuu!” Es probable que usted se espante al principio y retroceda, pero
enseguida se reirá y pensará: “Vamos, esto no tiene nada de real”. Justamente eso sucede
con las criticas. Cuando alguien lo critica, es probable que se sienta por unos instantes que lo
han tomado desprevenido, pero enseguida se dibujará una sonrisa en su rostro y pensará lo
siguiente: “Caramba, me pregunto ¿qué estará viendo en su pantalla para que se muestre
tan crítico conmigo?”
Si es esto lo que ha pensado, tiene razón Con frecuencia tiene que responder de alguna
manera alas críticas. El mantra “¿Qué estará viviendo en este momento en su pantalla?”
constituye un breve, pero esencial, elemento de primeros auxilios para su autoestima.
Recuerde que toda crítica tiene una característica en común: es algo algo que no se admite
de buena. Usted no invitó a la gente para que arrojara sobre usted los distorsionados
contenidos de sus pantallas. Y es probable que sienta que a algunos críticos les debe una
respuesta, pero en ningún momento habrá de deberle a un crítico su autoestima.
1. El estilo agresivo. La respuesta agresiva a las críticas consiste en el contraataque con una
observación cortante afición que ella tiene por las telenovelas. Su esposo le hace un
comentario sarcástico sobre su exceso de peso y usted contraataca aludiendo a su elevada
presión arterial.
Esta es la teoría del “¿Ah, sí?” de cómo manejar las criticas. Toda observación se recibe con
una actitud hostil de “¿Ah sí?”, y una respuesta que varía en intensidad de “¿Cómo te
atreves incluso a pensar en criticarme?” a “Bueno, tal vez yo no sea la gran cosa, pero
tampoco lo eres tú”.
El estilo agresivo de responder a las críticas tiene una ventaja: generalmente uno se sacude
a la gente en el preciso instante. Sin embargo, éste es un beneficio a corto plazo. Si usted
tiene que tratar una y otra vez con las mismas personas, éstas volverán a asediarlo cada vez
con armas más poderosas, y tanto sus ataques, como los contraataques que usted
emprenda, alcanzarán las proporciones de una guerra abierta. Y acabará por convertir
críticos potencialmente constructivos en enemigos destructivos.
Responder invariablemente con agresividad a las críticas revela una baja autoestima. Usted
arremete contra los críticos porque dentro de usted comparte la opinión desfavorable que
tienen de usted y violentamente se opone a todo aquello que aluda a sus deficiencias. Ataca
a sus críticos con el fin de llevarlos hasta su propio nivel, para así demostrar que aunque tal
vez no valga mucho, al menos vale más que ellos.
2. El estilo pasivo. El estilo pasivo de responder alas criticas consiste en estar de acuerdo
con lo que se le dice, disculparse y rendirse al primer indicio de un ataque. Su esposa se
queja de que usted está subiendo de peso y esto es lo que le responde: "Si, lo sé. Me estoy
convirtiendo en una bola de grasa. No sé cómo soportas verme”. Su esposo le dice que se
está pegando mucho al auto que va delante, y de inmediato usted se disculpa, disminuye la
velocidad y promete no volver a hacerlo jamás.
El silencio también puede ser una respuesta pasiva a las críticas. Usted no emite ninguna
respuesta a las críticas que realmente lo ameritan. Entonces su critico continúa hostigándolo
hasta que usted proporciona cierto tipo de reacción verbal tardía, por lo general en forma de
una disculpa.
El estilo pasivo de responder a las críticas ofrece dos ventajas posibles. La primera es que
algunos críticos lo dejarán en paz al ver que no obtienen un contraataque por parte de usted.
El entretenimiento no resulta muy divertido para ellos. La segunda es que si no formula
ningún tipo de respuesta, se ahorra el problema de pensar algo qué decir.
Sin embargo, estas ventajas sólo son a corto plazo. A la larga, se dará cuenta de que
muchos críticos disfrutan de ensañarse con quien se deja. Y una y otra vez volverán a
hacerlo víctima de sus ataques sencillamente porque saben que usted acabará por
disculparse o asentir lo que ellos digan. Su respuesta los hace sentirse superiores, y ya ni
siquiera les importa si resulta divertido o no. E incluso si usted se ahorra el trabajo de pensar
una respuesta verbal, se dará cuenta de que está gastando una gran cantidad de energía
mental al estar concibiendo meras réplicas mentales. Y aunque no las diga, si las está
pensando.
La verdadera desventaja del estilo pasivo es que someterse a las opiniones negativas de los
demás resulta sumamente dañino para su autoestima.
3. El estilo pasivo-agresivo. Esta forma de responder a las criticas combina algunos de los
peores aspectos correspondientes tanto al estilo agresivo como al estilo pasivo; En un
principio, cuando se le critica, usted responde de manera pasiva disculpándose o accediendo
a cambiar. Pero más tarde, usted se desquita con su critico olvidándose de algún detalle, no
cumpliendo con la realización de ese cambio prometido, o con alguna otra acción
furtivamente agresiva.
Por ejemplo, en una ocasión un hombre criticó a su esposa por no haber retirado un montón
de revistas y novelas. Ella prometió empacarlas y enviarlas como donativo a una institución
filantrópica. Después de recordarle en dos ocasiones que lo hiciera, ella llamó a esa
institución y llevó a cabo el donativo. Mientras se ocupaba de empacar las cosas, sacó al
mismo tiempo, algunas ropas viejas que había en el armario, incluyendo una de las camisas
usadas favoritas de su esposo. Cuando él se enojó porque su esposa había donado su
camisa preferida, ella se disculpó de nuevo, argumentando que no sabia que era tan
importante para él, y que si eso se le hacía tan grave, la próxima vez él podría encargarse
personalmente de hacer los donativos.
En este ejemplo la mujer no tenía conciencia de haber hecho algo para desquitarse. La
agresión pasiva casi siempre es inconsciente. Usted comete errores comprensibles y,
aunque sus intenciones sean buenas, de alguna manera falla en algún pequeño detalle.
Usted prepara una cena especial para hacer las paces con su chica, pero se le olvida que
ella odia los camarones. O bien llega tarde a una cita importante, compra la talla equivocada
o le hace una abolladura al auto.
La agresión pasiva disminuye su autoestima dos veces. La primera de ellas es cuando usted
coincide con alguien en relación con sus deficiencias. Luego su autoestima vuelve a sufrir
otro revés cuando usted contraataca en secreto. En el fondo siente odio hacia sí mismo, ya
sea por actuar furtivamente si es que está consciente de su contraataque, o por ser falible en
caso de que el desquite tome la forma de un error inconsciente.
Cuando usted reconoce la crítica, usted le dice a quien la procure: “En efecto, yo tengo la
misma imagen en mi pantalla. Estamos viendo el mismo canal”.
Cuando alguien lo critica y la critica es acertada, sencillamente siga estos cuatro pasos
sencillos:
Critical me gustaría que fueras más cuidadoso con tus cosas. Encontré tu martillo sobre el
pasto húmedo.
Respuesta: tienes razón, debí haberlo guardado cuando dejé de usarlo. Gracias por hallarlo.
Esto es todo lo que se requiere decir. Sin explicaciones, disculpas o promesas en cuanto a
que se va a cambiar. La persona que responde reconoce su olvido, le da al crítico y el caso
queda cerrado. He aquí otro ejemplo de reconocimiento sencillo.
Crítica: casi me quedo sin gasolina en la mañana, camino al trabajo. ¿Por que no llenaste el
tanque ayer? No entiendo por qué siempre tengo que SER YO quien lo haga.
Respuesta: tienes razón. Me di cuenta de que al auto le quedaba poca gasolina y debía
haberle puesto. Realmente lo siento.
Crítica: son las nueve y media. Hace media hora que debiste haber llegado.
Respuesta: tienes razón, se me hizo tarde. El autobús se descompuso esta mañana y
tuvieron que enviar otro que nos recogiera.
Ejercicio. Después de cada una de las siguientes críticas, anote su propia repuesta usando
la fórmula completa de tienes razón, parafraseo, explicación".
Critica: este es el informe caótico que jamás haya visto en mi vida ¿acaso lo escribiste
dormido?
Respuesta:
Crítica: tu perro hizo un enorme hoyo al pie de nuestra barda ¿es que no puedes mantenerlo
bajo control?
Respuesta:
Cuando utiliza el encubrimiento para manejar las críticas, lo que ésta le dice al crítico es lo
siguiente: “En efecto, una parte de lo que está en tu pantalla también aparece en mi
pantalla”, Al tiempo que añada para sí: “Pero otra parte no aparece”. Usted “encubre”
reconociendo parcialmente, en principio o en probabilidad.
1. Reconociendo en parte. Cuando reconoce en parte, detecta sólo una parte de lo que el
critico le está diciendo, y reconoce esa parte. He aquí un ejemplo:
Critica: no eres digno de confianza. Te olvidas de recoger a los niños, dejas que las cuentas
se acumulen hasta que estamos a punto de quedarnos en la calle y ni siquiera puedo contar
contigo en el momento en que te necesito.
Respuesta: realmente tienes razón en cuanto a que se me olvido recoger a los niños la
semana pasada después de su clase de natación.
En este ejemplo, la acusación general de “no eres digno de confianza” es demasiado amplia
como para estar de acuerdo con ella. En cuanto a que están a punto de quedarse en la calle,
resulta una exageración. Y lo de “ni siquiera puede contar contigo” en absoluto podría decirse
que sea verdad. De modo que quien responde elige sólo la afirmación que considera verídica
acerca de no haber pasado por los niños y admite su culpa en ello.
Crítico: señorita, éste es el peor café que jamás haya tomado. Está aguado y apenas
caliente. He escuchado buenos comentarios acerca de este lugar, espero que la comida esté
mejor que el café.
Respuesta: oh, tiene razón, está frío. En este momento le traeré otra taza del café que
acaba de salir.
En este ejemplo, la mesera elige una verdad objetiva con la cual pueda estar de acuerdo y
hace caso omiso de las otras quejas.
Crítica: si no te limpias bien los dientes, se te van a dañar las encías y te arrepentirás por el
resto de tu vida.
Respuesta: tal vez tengas razón, se me pueden dañar las encías.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 87
Índice
Crítica: usar el embrague es malísimo para la transmisión. Vas a necesitar que te remolque
la grúa más rápido de lo que te imaginas. Sólo deberías soltarlo y dejarlo en paz.
Respuesta: sí, es probable que no esté haciendo lo más adecuado.
Estos ejemplos muestran la esencia del encubrimiento. Usted da la idea de estar de acuerdo
con el crítico y éste puede sentirse satisfecho con ello. Pero el mensaje oculto, protector de
su autoestima es: “Aunque es probable que tengas razón, en realidad no lo considero así.
Intento ejercer mi derecho a tener mi propia opinión y continuaré haciéndolo hasta el
momento en que me plazca”.
Crítica: esa no es la herramienta adecuada para el trabajo. Un formón como ese puede
zafarse y dañar la madera. Deberías usar una gubia.
Respuesta: tienes razón, si el formón se zafa realmente voy a dañar la madera.
La persona que responde reconoce la conexión lógica entre las herramientas que se zafan y
el daño que pueden ocasionar al trabajo, pero sin que en realidad admita que el formón es la
herramienta inadecuada. He aquí otro ejemplo:
Crítica: realmente te estás arriesgando al declarar todas esas deducciones de las cuales no
tienes los recibos. Los de la oficina de impuestos no se andan por las ramas, y con esto
estás pidiendo que te hagan una auditoria. Es estúpido que trates de ahorrarte unos cuantos
pesos y hacer que te caigan como una jauría de sabuesos.
Respuesta: tienes razón, si hago estas deducciones me estaré haciendo más obvio. Y si me
hacen una auditoria, realmente voy a verme en problemas.
Esta respuesta coincide con la lógica del cliente pero sin concederle lo referente al grado de
riesgo.
Ejercicio. en el espacio que se incluye después de las siguientes tres críticas, anote sus
propias respuestas. En cada crítica haga que su reconocimiento sea parcial, en probabilidad
y en principio.
Crítica: tu cabello es una mina. Está reseco y sin vida; y debe tener un mes que te lo
cortaste. Espero que no te atrevas a salir a la calle. así. Si lo haces, la gente se va a estar
riendo a tus espaldas ¿cómo puedes esperar que la gente te tome en serio cuando te
presentas así ante el mundo?
Reconocimiento en parte:
Reconocimiento en probabilidad:
Reconocimiento en principio:
Reconocimiento en parte:
Reconocimiento en probabilidad:
Reconocimiento en principio:
Crítica: ¿Es lo mejor que puedes hacer? Yo quería un análisis a proundidad y esto sólo toca
los puntos más relevantes. El informe que te pedí debe ser dos veces más extenso, con una
discusión de todos los puntos que te expuse en mi memorandum Si le enviamos esto al
departamento de planeación, nos lo van a rebotar. Necesitas volver a hacerlo, y ponerle un
poco más de cerebro.
Reconocimiento en parte:
Reconocimiento en probabilidad:
Reconocimiento en principio:
La ventaja del encubrimiento en sus distintas formas es que aplaca a los críticos sin sacrificar
su autoestima. Los críticos se dan por satisfechos al escuchar el mensaje mágico de “tienes
razón”. Y no se dan cuenta o no les importa que usted haya dicho que ellos sólo tienen
razón en parte, en probabilidad o en principio.
En ocasiones le resultará dificil conformarse con una respuesta encubierta. Tal vez se sienta
impulsado a externar plenamente sus opiniones y sentimientos auténticos en relación con el
tema, Es tentador discutir y tratar de convencer al crítico sobre la validez de su punto de
vista. Esto es adecuado cuando la critica es constructiva y la persona que la expresa es
susceptible de cambiar en su concepción. Pero la mayoría de las criticas con las cuales
disentimos no merecen verse dignificadas con una discusión de por medio. Tanto usted como
su autoestima quedarán mejor librados si opta por encubrir el tema con un acuerdo subjetivo
y luego pasa a hablar de otra cosa.
Tiene la necesidad de hacerle caer con el fin de enaltecerse a si mismo. La mayoría de los
críticos son personas manipuladoras: en lugar de solicitarle directamente que haga algo,
tratan de influir en usted de manera indirecta externando quejas en relación con su persona.
Sobre todo en esos casos en que las críticas resulten inadecuadas o no constructivas, tiene
todo el derecho de ser tan manipulador como la persona que lo critica. Su autoestima es lo
primero.
La única desventaja del encubrimiento es que puede usar esta técnica con mucha
anticipación. Si usted no entiende los motivos del crítico o los mensajes, en su totalidad, y
utiliza el encubrimiento para poner un alto al intercambio, puede privarse de escuchar algo
provechoso. Antes de lanzar su respuesta encubierta, asegúrese de entender lo que se le
está diciendo y determine si el.crítico está tratando de ser constructivo. Si no comprende
exactamente lo que el crítico quiere decirle, recurra a la indagación.
La indagación. En muchas ocasiones las criticas resultan vagas. Y no puede decir hacia
dónde se dirige el crítico lo que él quiere decirle. Una vez que haya descifrado todo el
mensaje, podrá decir si éste es constructivo o no, si coincide con él en su totalidad o sólo
parcialmente, y cómo va a responder.
“¿Ah, sí?, “Demuéstramelo” y “¿Quién lo dice?” no son ejemplos de una buena indagación.
Deberá de mantener un tono inquisitivo sin que éste propicie el enfrentamiento. Usted quiere
más información y no un pleito.
Cuando esté cuestionando a alguien que se caracterice por ser regañón resulta útil pedirle
ejemplos de cómo él o ella descarta que usted modificara su comportamiento. Insista en que
la queja sea expresada en forma de petición para procurar un cambio en su manera de
comportarse. Haga que su crítico se abstenga de usar términos abstractos y peyorativos
como flojo, desconsiderado, descuidado, gruñón, etc. He aquí un ejemplo de cómo se
cuestiona a una persona que todo el tiempo está regañando:
Esta técnica obliga a la persona que reprende a desistir de los apelativos y de la vaguedad
en cuanto a las quejas, para abordar algunas peticiones reales que usted puede considerar
seriamente. Desvía el foco de atención de lo que sería una enumeración de antiguos
pecados y lo dirige hacía el futuro, donde existe la posibilidad de cambio.
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 90
Índice
Ejercicio. Después de cada una de las siguientes tres críticas vagas, escriba sus propias
respuestas de carácter indagatorio.
Crítica: ¿por qué tienes que ser tan inflexible? ¿acaso no puedes ceder un poco?
Indagación:
Las ventajas de la indagación resultan obvias. Usted obtiene la infomación que requiere para,
de esta manera, saber cómo responder a la crítica. Tal vez se dé cuenta de que lo que al
principio parecía ser una crítica, en realidad no era más que una sugerencia razonable, una
manifestación de preocupación o una solicitud desesperada de ayuda. En el mejor de los
casos, descifrar el mensaje de la persona que hace la crítica puede convertir una queja
fortuita en un diálogo significativo. En el peor de los casos, indagar lo que nos está diciendo
un crítico confirmará nuestras sospechas de que él o ella nos está atacando maliciosamente
y, por lo tanto, se merece las tácticas más astutas de encubrimiento.
La única desventaja de la indagación es que constituye una técnica intermedia. Sólo le ayuda
a tener una idea más clara de lo que intenta y quiere decirle la persona que externa la critica.
Todavía tiene que determinar si admite la crítica o utiliza una de las formas de encubrimiento.
El árbol de decisiones de la siguiente sección le ayudará a elegir las respuestas más
adecuadas de acuerdo con sus indagaciones.
Integrando todo
En la primera parte de este capítulo se le enseñó qué hacer en el momento en que tuviese la
sospecha de que alguien le está haciendo una critica: aplicar su mantra: “¿Qué aparece en la
pantalla? Tener presente que quien critica sólo lo hace con base en el contenido de su
pantalla, y no en la realidad. No tiene nada que ver con usted directamente. Trate, a toda
costa, de sacar su autoestima del circuito, podrá concentrarse en lo que realmente le está
diciendo el crítico. Atienda primero a las intenciones del crítico. ¿Resulta constructiva la
critica? ¿Está tratando esa persona de ayudarle o hacerle pasar un mal rato?
Observe el árbol de decisiones que se incluye a continuación. Incluye todas las repuestas
posibles apropiadas, afirmativas y favorables a su autoestima que usted puede dar a
cualquier tipo de crítica.
Cuando no le sea posible saber si el crítico intenta ayudarle o incomodarlo, deberá valerse
de la indagación hasta que las intenciones de esa persona se aclaren. Una vez que haya
determinado cuáles son dichas intenciones, habrá de preguntarse si el contenido del
mensaje es acertado ¿Está usted de acuerdo con él?
Ejercicio. Utilice algunos ejemplos de criticas que se incluyan en este capitulo o de su propia
vida. Hágalas pasar por el árbol de decisiones y determine cómo respondería, dependiendo
de lo que sea constructivo y acertado
Es probable que tema tanto el rechazo o se encuentre tan desconectado de sus necesidades
que ni siquiera esté consciente de qué es lo que quiere. No es capaz de asumir el riesgo de
solicitar, de manera consciente, algo de los demás.
Por ejemplo, tal vez usted alimente fantasías en cuanto a cierta forma de hacer el amor que
le resulte atractiva en especial, pero hasta ahora no la ha experimentado porque nunca se ha
atrevido a solicitarlo. En realidad ni siquiera admite conscientemente ante sí mismo que lo
desea. Es “sólo una fantasía”-. No reconoce el hecho de desearlo porque si lo hiciera, podría
estar solicitándolo. Si lo solicitan, es posible que lo rechazaran tachándolo de “muy
degenerado”. O tal vez su pareja podría considerar su solicitud como una implicación de que
a usted le resulta inadecuada la forma en que están llevando sus relaciones sexuales.
En este capítulo se listan y explican sus necesidades legítimas, se discute la relación que
existe entre necesidades y deseos, se le enseña cómo mejorar su percepción en relación con
sus deseos, se proporcionan ejercidos para analizar y definir con precisión lo que usted
quiere, así como también entrenamiento y práctica para solicitar lo que desea.
Necesidades físicas. Desde el momento en que nace, necesita aire puro para respirar. No
lograría sobrevivir por mucho tiempo si no contara con agua potable para beber y alimentos
nutritivos para comer. A éstas puede agregar la necesidad de cierta clase de ropa y vivienda
adaptada a la zona del planeta que usted habita. Otras necesidades físicas obvias son las de
descansar y dormir con regularidad.
Necesidades emocionales. Aunque menos obvias, pero difícilmente menos esenciales, son
sus necesidades emocionales: amar, ser amado, gozar de compañía, sentir que se es
respetado, y respetar a los demás. Usted necesita experimentar simpatía y compasión de
parte de los demás, como también necesita expresar su propia simpatía y compasión hacia
ellos. Cuando hace algo bueno necesita recibir reconocimientos, muestras de aprecio y
felicitaciones. Cuando no logra hacer algo lo suficientemente bien, -necesita del perdón y la
comprensión. Por otra parte, necesita desahogos a todo su impulso sexual, una necesidad
que es física en el nivel hormonal, pero representa una búsqueda de intimidad y pertenencia
en el nivel emocional.
En algún punto intermedio del espectro se halla la linea divisor tu entre necesidades y
deseos. Es la zona media en la cual suele verse en problemas la gente que tiene bajos
niveles de autoestima.
Si usted tiene una baja autoestima, ya de por si le es dificil satisfacer sus necesidades de
supervivencia. Sin embargo, sus necesidades y deseos menos vitales parecen carecer de
importancia, sobre todo si entran en conflicto con los de alguien más. Más aún, tiende a
identificar sus necesidades esenciales como sencillos deseos y hace caso omiso de
satisfacerlos, De esta manera, piensa que está siendo estoico y que está renunciando al
bienestar por el bien de los demás; pero en realidad no es más que un mártir inconsciente de
su baja autoestima.
Por ejemplo, es probable que permanezca en casa todas las noches en lugar de inscribirse
en la escuela nocturna porque considera que su ausencia en las noches resultaría perjudicial
para su familia; Y aunque en realidad le gustaría obtener un grado académico, siente que no
merece disponer de todo ese tiempo y energía que corresponde a su familia. De modo que
jamás se atreve a solicitarlo. Y, por lo tanto, experimenta un sentimiento cada vez mayor de
entropía y estancamiento. Lo cierto es que tiene una poderosa y legitima necesidad de
aprender, cambiar y crecer, pero usted mismo se está asfixiando y provocando un verdadero
sufrimiento al tachar incorrectamente su genuina necesidad como una indulgencia
innecesaria.
La línea divisoria entre una necesidad y un deseo varía de persona en persona. A veces
usted tiene la absoluta necesidad de hablar con alguien acerca de un problema personal que
lo tiene de lo más confundido, mientras que en otras ocasiones el mismo problema parece
ser menos apremiante, algo que usted solo desea resolver, pero que, sin embargo, puede
aplazar para abordarlo más tarde.
No importa si todos los demás piensan que eso que usted quiere es un mero articulo de lujo.
Para usted se trata de una necesidad crítica y no se va a sentir feliz hasta que lo solicite y lo
consiga.
Para los fines de este capítulo y con el objeto de elevar su autoestima, de aquí en adelante
nos referiremos a todas las necesidades y deseos sencillamente como “deseos” y daremos
por sentado que todos son importantes y legítimos. Si de pronto le da por pensar. “Bueno en
realidad me gustaría tener esto, pero, francamente no lo necesito”, tenga presentes dos
cosas: 1) usted tiene derecho a solicitar algo independientemente de que lo necesite o sólo lo
desee, 2) como alguien que padece baja autoestima, es probable que no esté al tanto de
una intensa necesidad aun cuando de alguna forma se haya manifestado en usted.
Inventario de deseos
El propósito de este inventario es acrecentar la conciencia de sus deseos. En la columna A,
ponga una marca de verificación al lado de los aspectos que sean aplicables a usted. En la
columna B, asigne un puntaje a los aspectos que haya señalado, del 1 al 3, que serían:
I. Me incomoda poco
2. Me incomoda mas o menos
3. Me incomoda muchísimo
! ! ! A QUIEN
_______ _______ Me cuesta trabajo solicitar lo que deseo a:
_______ _______ mis padres.
_______ _______ mis compañeros de trabajo.
_______ _______ mis compañeros de grupo.
_______ _______ estudiantes/maestros.
_______ _______ clientes.
_______ _______ miembros de la iglesia, autoridades religiosas.
_______ _______ mi cónyuge o pareja.
_______ _______ desconocidos.
! ! ! CUANDO
_______ _______ Me cuesta trabajo solicitar algo que deseo cuando:
_______ _______ necesito ayuda.
_______ _______ solicito un servicio.
_______ _______ solicito salir con alguien.
_______ _______ no acuerdo una cita.
_______ _______ necesito un favor.
_______ _______ solicito información.
_______ _______ quiero proponer una idea.
_______ _______ me siento culpable.
_______ _______ me siento egoísta.
_______ _______ solicito cooperación.
_______ _______ negocio desde una posición ventajosa.
_______ _______ mucha gente está escuchando.
_______ _______ la otra persona está muy alterada.
_______ _______ estoy alterado.
_______ _______ temo verme estúpido.
_______ _______ temo que me den un no por respuesta.
_______ _______ pueda parecer débil.
_______ _______ otros: _______________________________________
Evaluación. Revise su inventario y observe qué tipo de cosas son las que más desea, las
personas de quienes desea obtener tales cosas, y en qué situaciones sus necesidades son
más apremiantes. Es probable que detecte patrones: ciertas necesidades para cuya
satisfacción nunca ha solicitado la colaboración de nadie, determinadas personas de las
cuales no sería capaz de solicitar el más sencillo de los favores o situaciones problemáticas
en las cuales su autoestima y seguridad lo abandonan por completo.
petición por anticipado, o en lugar de decir espontáneamente lo primero que le venga a la-
mente. Para preparar una petición convincente primero se requiere reunir todos los hechos y
luego disponerlos en una afirmación concisa de aquello que usted desea. Estos son los
hechos que usted necesita:
De __________________________________________________________________
Escriba el nombre de la persona que le puede proporcionar lo que usted desea. Si son varias
las personas de las que usted quiere lo mismo, redacta peticiones separadas para cada una
de ellas.
Yo quiero _________________________________________________________________
Especifique claramente lo que desea que la otra persona haga. Prescinda de abstracciones
como "que me respete" o “que sea honesta". No solicite un cambio de actitud o grado de
interés. En lugar de eso, especifique el comportamiento exacto: “Quiero tener el mismo
derecho e elegir a la persona que se va, a encargar de cuidar a nuestro bebé” o “Quiero que
Jorge me diga el verdadero motivo de por qué continúa aplazando nuestra boda y dónde
consigue todo ese dinero que despilfarra”.
Cuándo _________________________________________________________________
Indique el tiempo límite para obtener lo que desea, la hora exacta del día en que usted quiere
alguien haga algo, o la frecuencia con que usted desea algo, cualquier referencia temporal
que le ayude a circunscribir y refinar su petición. Por ejemplo, tal vez desea que le ayuden
en la limpieza de la casa, cada semana. Sea entonces específica y escriba: “Todos los
sábados por la mañana, justo después del desayuno".
Dónde _________________________________________________________________
Anote los lugares silos cuales quiere recibir lo que desea, cualquier referente de lugar que
ayude a definir con precisión lo que usted quiere. Si usted desea que le dejen a solas
cuando está en su cuarto de trabajo, especifique ese lugar
como su sitio especial para estar a solas.
Con _________________________________________________________________
Especifique cualquier otra persona que tenga que ver con su petición. Por ejemplo, si desea
que su esposo deje de molestarla por su tendencia a olvidarse de las cosas cuando están
con los familiares de él, incluya los nombres de todos esos parientes.
Este boceto está diseñado para ayudarle a especificar exactamente que es lo que está
solicitando: el comportamiento deseado, al igual que el momento, el lugar y la situación.
Cuando establece estos hechos con anticipación, su petición se vuelve tan específica que la
negociación se solicita al mismo tiempo que disminuye la tendencia a las discusiones.
Elisa tenía la esperanza de que Alberto le ayudara a editar su articulo sobre manejo del color.
Ocasionalmente, después de la cena ella solía mencionarle vagamente algunos de los
problemas que estaba teniendo con la organización del material. Entonces Alberto la
escuchaba mientras ponía alguna película en la videocasetera y ajustaba el televisor.
Constantemente se distraía sin poner la debida atención a lo que le mencionaba Elisa. He
aquí cómo ella delineó los hechos en relación con su petición:
De: Alberto
Deseo: que me ayude a editar mi articulo, revisando el contenido y Ia organización página
por página.
Cuándo: los martes, después de cenar, durante tres horas. Y si no terminamos, nuevamente
el sábado, en la mañana.
Dónde: en el estudio, donde se encuentra todo mi material y lejos del televisor.
Con: Alberto... y nada más.
Ramón preparó su petición para abordar lo concerniente al sentido del humor cáustico de su
hermano. Jaime tendía a burlarse de la ropa que usaba Ramón, así como de su trabajo, su
timidez con las chicas, etc. Este problema se agravaba sobre todo durante las reuniones
familiares cuando su padre se hallaba presente. He aquí cómo Ramón delineó los hechos:
De: Jaime.
Deseo: que no me haga más broma: u observaciones en relación con mi ropa, trabajo o vida
social. Quiero en lugar de ello, una conversación acerca de sucesos reciente: de nuestras
vidas.
Cuándo: generalmente después de la comida.
Dónde: En la: reuniones en casa de nuestros padres.
Con: Papá, en particular.
De:
Deseo:
Cuándo:
Dónde:
Con:
Alberto, realmente necesito que me ayudes a editar mi articulo sobre el control del dolor. Me
gustaría revisar junto contigo el contenido y la organización página por página ¿podríamos
reunimos el jueves después de la cena, para trabajar en la edición durante tres horas, en el
estudio? Y si no terminamos, ¿podríamos pulirlo el sábado por la mañana?
Observe lo específicas que son las peticiones de Elisa. Se han incluido todos los hechos
importantes en su esquemas de petición. No queda nada en el aire ni se deja nada incierto
para la otra parte. Como sus deseos son claros, hay una posibilidad mucho mayor de que
consigan lo solicitado o que fijen un compromiso.
Mensajes integrales
A menudo no basta con limitarse a decir lo que se desea. La gente necesita conocer más a
fondo los antecedentes de su petición Necesita estar al tanto de su perspectiva o concepción
del problema. También puede servirle saber cuáles son sus sentimientos, es decir, cómo es
que la situación o el problema le ha afectado a usted emocionalmente. Cuando usted expone
sus pensamientos (cómo percibe la situación), sus sentimientos, así como la enunciación de
su deseo, lo que usted está proporcionando es un “mensaje integral”.
Cuando usted deja fuera de una solicitud su experiencia de una situación o lo que siente
respecto de ella, las personas pueden sentirse presionadas a hacer algo, pero sin saber por
qué. Y es más probable que discutan o recurran al enojo con el fin de desafanarse tanto de
usted como de sus deseos. Por eso es importante, sobre todo en las relaciones más
estrechas, hacer saber a la gente de dónde provienen sus deseos; es decir, dar una visión
completa de la experiencia que usted tiene de la situación.
Sus pensamientos
Sus pensamientos son sus percepciones, la manera como usted entiende una situación.
Usted explica su experiencia de lo que está sucediendo y cómo es que la interpreta.
Sus sentimientos
Los sentimientos contribuyen a que la persona que lo escucha experimente empatía por su
experiencia en una situación. La mejor forma de expresar sus sentimientos es mediante
mensajes en primera persona. En ellos, usted asume la responsabilidad de sus emociones.
Y así dice:
- Me sentí lastimada.
- Me disgusté un poco.
- Sentí que no me tomaron en cuenta.
- Me sentí triste.
- Eso me desilusionó.
Esto contrasta con los mensajes en segunda persona, los cuales son acusatorios y
peyorativos y descargan toda la responsabilidad de lo que usted siente en la otra persona:
- Tú me lastimaste.
- Me hiciste enojar.
- No me tomaste en cuenta.
- Lo que hiciste me deprimió.
- Me desilusionaste.
- Me confundiste.
Observe que los mensajes en segunda persona tienden a hacer que la gente se muestre
hostil y a la defensiva, en tanto que los mensajes en primera persona parecen propiciar
menos la confrontación y tienden a generar preocupación.
Elisa expresó así sus sentimientos con respecto de Alberto: “Me duele cuando, al parecer, no
te interesa ayudarme”. Por su parte, los sentimientos de Ramón hacia su hermano asumieron
esta forma: “Me siento apenado »frente a papá y un tanto molesto”.
Integrando todo
Cuando te pido que me asesores con el artículo y me doy cuenta de que te pones a ajustar el
televisor, me pregunto si realmente estás interesado en ayudarme. Entonces, me siento
lastimada. Realmente necesito que me ayudes en la edición del trabajo y me gustaría que
juntos revisáramos el contenido y la organización página por página. ¿Podríamos reunimos
después de cenar el jueves y dedicamos durante tres horas a revisar el trabajo en el estudio?
Y si no terminamos ¿podríamos pulirlo el sábado por la mañana?
Trabaje en sus tres peticiones hasta que resulten lo más claras, directas y libres de criticas
como sea posible, Luego, trate de aplicadas en las personas que le pueden darlo que usted
desea. Para ayudarle a perfeccionar sus peticiones, he aquí algunas reglas referentes a
cómo pedir las cosas.
1. De ser posible, concerte una cita con la otra persona una hora y un lugar
convenientes para llevar a cabo su conversación.
2. Cuide que su petición sea lo suficientemente breve con el fin de evitar una resistencia
de grandes proporciones.
3. Procure que su petición sea sencilla; sólo una o dos acciones específicas con el fin
de que la otra persona pueda comprenderlas y tenerlas en mente.
4. No atribuya la culpa, ni ataque, a la otra persona. Utilice mensajes en primera
persona para que así pueda aferrarse a sus propios pensamientos y sentimientos.
Trate de ser objetivo apegándose a los hechos. Mantenga un tono de voz moderado.
5. Sea específico. Proporcione cifras y tiempos exactos respecto de lo que desea. No se
vaya por las ramas. No imponga un gran número de condiciones. Describa lo que
quiere en términos de comportamiento y no de un cambio de actitud.
6. Utilice un lenguaje corporal que comunique seguridad y alta autoestima: mantenga el
contacto ocular, siéntese o párese derecho, no cruce ni los brazos ni las piernas,
asegúrese de estar lo suficientemente cerca de la otra persona. Hable de manera
clara, inteligible y firme, sin que su tono de voz resulte plañidero o suplicante.
Practique sus peticiones ante un espejo con el fln de corregir problemas que pueda
haber con su lenguaje corporal. Puede grabar sus peticiones en una cinta con el fin
de evaluar su tono e inflexión de voz.
7. En ocasiones resulta útil mencionar las consecuencias positivas de concederle
aquello que quiere. Asimismo, podría mencionar las consecuencias negativas de no
complacer su petición; sin embargo, el enfoque positivo funciona mejor. Como reza el
antiguo adagio: “Se atrapan más moscas con miel que con vinagre”.
Una vez que haya perfeccionado sus peticiones y las haya puesto en práctica ante el espejo,
proceda a aplicarlas en la vida real. Dar ese paso no resultará fácil, pero si será muy
redituable. Primero empiece con la persona que considere menos amenazante. Una vez que
haya agotado todas sus peticiones separadas, retome mi lista y prepare algunas más,
reservándose para el final aquellas confrontaciones que le incomoden en mayor grado.
Esta es un área en la cual la práctica hace al maestro y un éxito lleva a otro éxito. Conforme
vaya trabajando en su lista de deseos, pronto se irá dando cuenta de que ya no le ocasiona
tantos problemas determinar si un deseo en particular es razonable o legítimo. También
requerirá menos tiempo para ensayar sus peticiones. Empezará a ver con mayor claridad
qué es lo que realmente desea y a solicitarlo de manera espontánea y directa.
Le sorprenderá la frecuencia con que la gente accede a una petición claramente expresada y
libre de acusaciones podrá obtener dobles beneficios y al adquirir mayor seguridad en sí
mismo.
8. La visualización
La visualización es una técnica poderosa y comprobada que contribuye a refinar la imagen
de sí mismo y a efectuar cambios importantes en su vida. Entre sus aspectos comprende
relajar el cuerpo, despejar la mente de distracciones e imaginar escenas positivas. Que usted
crea o no en la efectividad de la visualización en realidad no importa. La fe en la técnica
puede ayudarle a obtener resultados más rápidos que una persona escéptica; sin embargo,
la fe no es esencial en el proceso. Su mente está estructurada de tal manera que la
visualización funciona independientemente de lo que usted crea. El puede hacer que usted
se resista a poner en práctica la visualización, pero no puede impedir que la técnica funcione
una vez que usted la aplica.
Mejorar su propia imagen es el primer paso y más importante. Si por lo general se concibe
como una persona débil e impotente, practicará concebirse como alguien fuerte y lleno de
recursos. Si tiende a considerarse como alguien que carece de valor y no merece nada,
habrá de crear escenas en 'las que aparezca como un individuo evidentemente digno y
valioso capaz de hacer una contribución trascendente para el mundo. Si se tiene como una
persona enfermiza, propensa a los accidentes y víctima de depresiones, podrá contrarrestar
esta creencia creando escenas en la que usted luzca corno una persona saludable,
cuidadosa y alegre.
EI segundo paso es recurrir a la visualización para modificar la forma en que interactúa con
los demás. De esta manera usted visualiza escenas en que se muestra extrovertida, seguro
de sí mismo, amigable. Se imagina manteniendo relaciones satisfactorias con su familia, su
pareja, amigos y compañeros de trabajo. Se imagina también estableciendo relaciones con
personas interesantes y positivas que a su vez lo encuentren a usted, por derecho propio,
interesante y positivo.
En el tercer paso usted utiliza la visualización para lograr objetivos específicos. Se imagina
entonces logrando ese aumento de sueldo, obteniendo finalmente ese grado académico
importante mudándose a ese barrio que tanto anhelaba, destacando en su deporte favorito,
marcando una verdadera diferencia en su mundo; en síntesis, siendo, haciendo y teniendo lo
que usted desea en la vida.
Por ejemplo, si se imagina a sí mismo alternando libremente con Ia gente en una fiesta,
obtendrá una reafirmación en su seguridad casi igual que si en realidad acudiera a la fiesta e
interactuara con éxito.
Además, resulta más fácil la labor imaginativa, dado que usted tiene todo el control y
experimenta menos ansiedad. Las afirmaciones que usted incluya en su visualización sirven
como una corrección consciente y positiva de los comentarios negativos que externa su
critico interno. Constituyen un “comentario de fondo para su visualización, al igual que si
usted estuviese viendo un documental con la voz de un comentador explicando todo lo que
usted ve en la pantalla.
Usted puede sustituir gran parte de esta propaganda subconsciente negativa mediante
escenas visualizadas en las cuales aparezca como el héroe, sea objeto de bien merecidos
elogios, y se desempeñe con competencia. En el proceso de aprender a formar vividas
imágenes mentales, también refinará su capacidad para percibir con exactitud la realidad y
observarse a si mismo con más libertad y objetividad.
Hay otra forma de entender por que la visualización resulta tan eficaz para cambiar tanto su
comportamiento como la imagen que tiene de si mismo. Considere la visualización como un
método para reprogramar la forma en que usted torna las decisiones más sencillas. Cada
instante, de cada día, usted se ve obligado a tornar pequeñas decisiones, casi inconscientes
¿doy vuelta a la izquierda o a la derecha? ¿me como un pan tostado o un panqué? ¿llamo a
Julia o mejor no? ¿me como otro pedazo de pastel o me quedo con las ganas? ¿me pongo el
cinturón de seguridad o no? ¿me paso la luz preventiva o me detengo? ¿me integro a los que
están en el enfriador de agua o voy con los que están en la cafetera?
La visualización reprograma su mente para que pueda reconocer y elegir, entre dos
opciones, la que sea ligeramente más positiva. Con el tiempo, la suma de miles de pequeñas
elecciones positivas se traduce en alta autoestima y una felicidad mucho mayor.
alguien carente de valor, entonces espera y elige perder, rechazado, verse desilusionado,
sentirse deprimido, experimentar ansiedad, verse acosado por las dudas y la inseguridad.
Así, toma ese segundo pedazo de pizza aun cuando sabe que está excedido de peso. O
bien, está enojado consigo mismo, por lo cual no usa su cinturón de seguridad y trata de
pasarse la luz preventiva. Es de esta manera como gravita hacia la gente negativa, hacia las
situaciones dolorosas.
La visualización puede cambiar todo esto. Puede valerse de ella para dar un matiz
consciente, positivo a lo que hasta ahora ha sido un proceso automático, subconsciente y
negativo. Usted puede reprogramar su sistema de toma de decisiones de modo que pueda
optar por triunfar, ser aceptado, satisfacer sus expectativas, ser positivo, hallarse relajado y
sentirse estimulado por la esperanza y la confianza en sí mismo. Puede reforzar sus
tendencias positivas y abstenerse de comer ese dañino pedazo de pizza. Puede apreciarse
lo suficiente como para usar el cinturón de seguridad y dehar de tomar esos riesgos tan
imprudentes. Puede gravitar hacia personas positivas y situaciones emocionalmente
saludables en los cuales tenga oportunidad de crecer y triunfar.
Imagine un banco de peces, lanzándose a izquierda y derecha, hacia arriba y hacia abajo.
Todos gastan la misma energía sin llegar a ninguna parte en particular. Si usted pudiera
convertirse en un pez conscientemente programado, podría definir un lugar al cual quisiera
ir, y sin gastar más energía que la que empleaba antes.
Ejercicios de visualización
El primer paso para la visualizaciónn es relajarse. La visualización más eficaz tiene lugar
cuando su cerebro esta produciendo ondas alfa, las cuales sólo se generan cuando se
encuentra en un estado de profunda relajación. El estado alfa relajado se caracteriza por ser
de un alto nivel de percepción y sugestibilidad.
Haga ejercicios de visualización dos veces al día. Los mejores momentos son justo antes de
dormirse, en la noche, y al despertar, en la mañana. En esos momentos su mente se
encuentra en un estado especialmente relajado y propicio para la sugestibilidad.
Primera sesión
Siéntese en una silla o sillón sobre el cual pueda reclinar la cabeza, o tiéndase de espaldas
en un lugar tranquilo donde sepa que nadie lo va a molestar. Asegúrese de que no esté ni
demasiado caliente ni demasiado frío.- Cierre los ojos.
Haga una respiración profunda dejando que el aire llene lentamente sus pulmones de
manera que tanto el tórax como el estómago se extiendan. Exhale el aire lenta y
completamente. Continúe respirando de esta forma, lenta y profundamente.
Concentre su ,atención en los pies. Conforme inhala, vea si hay alguna tensión en sus pies, y
al momento de exhalar, imagine que la tensión se desvanece. Siente los pies calientes y
relajados.
A continuación, dirija su atención a los muslos. Inhale y dése cuenta de si hay tensión en los
grandes músculos de la parte superior de sus piernas. Exhale y deje que desaparezca la
tensión.
Ahora observe si hay tensión en los glúteos o zona pélvica conforme inhala. Al exhalar, deje
que la tensión se libere y desvanezca.
Ahora observe, mientras inhala, si existe alguna tensión en los músculos del estómago o la
parte baja de la espalda. Al exhalar lentamente, deje que cualquier tensión se vaya.
Ahora dirija la atención nacía las manos. Inhale y sienta si hay alguna tensión en sus dedos,
palmas o muñecas. Deje que la tensión se desvanezca conforme exhala lentamente.
Ahora pase a los antebrazos y observe si hay alguna tensión ahí conforme inhala. Luego
exhale y deje que la tensión se disuelva.
Inhale lentamente y vea si hay tensión en la parte superior de los brazos. Conforme exhala,
deje que los bíceps al igual que los otros músculos de esa parte del cuerpo se relajen y se
sientan pesados.
Ahora observe si está acumulando tensión en los hombros. Inhale y céntrese realmente en la
tensión; Exhale y deje que la tensión se vaya con la respiración, fuera de los hombros. Alce
los hombros y haga otra respiración en caso necesario con el fin de sacar la tensión de esa
área, la cual suele estar muy rígida.
De ahí pase a su cuello y sienta toda la tensión que hay en esa zona a medida que inhala.
Luego, al exhalar deje que la tensión se vaya alejando del cuello. Si aún siente que el cuello
está rígido, haga girar su cabeza y practique otra respiración completa y profunda con el fin
de dejar verdaderamente flojo.
Mientras inhala deje caer la quijada y observe qué tan tensa se encuentra ésta. Muévala de
un lado a otro y deje que se vaya relajando mientras exhala lenta y completamente.
Manténgala ligeramente abierta para asegurar que permanezca relajada.
Ahora concéntrese en los músculos de su rostro conforme toma aire: lengua, boca, mejillas,
frente y el área alrededor de los ojos. Al exhalar, libérese de cualquier sensación de
movimientos involuntarios como arruga: la frente, entrecruzar los ojos, etcétera.
Finalmente, explore todo su cuerpo, observando qué áreas se encuentran aún un poco
tensas, y dejando que se vayan relajando por completo mientras continúa respirando lenta y
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 106
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Al principio, cuando trata de visualizar, es probable que sienta que acuden a su mente
pensamientos que lo distraen. Eso es normal.
Sólo vea en qué consisten tales pensamientos o imágenes y déjelos ir. Resista la tentación a
seguir lineas de pensamiento de tipo seductor y vuelva a enfocar la mente en el material que
ha planeado visualizar.
Primero ejercitará su sentido interior de la vista. Para ello, mantenga los ojos cerrados e
imagínese un circulo negro sobre un fondo blanco. Haga que el círculo sea perfectamente
redondo y perfectamente negro. Luego haga que el fondo sea tan brillante y perfectamente
blanco como pueda. Mueva su visión interior alrededor del circulo, observando su perfecta
redondez, así como lo marcado de la línea divisoria entre lo negro y lo blanco.
Ahora cambie el color del circulo a amarillo, haciendo que este sea el amarillo más brillante,
puro y vívido que se pueda imaginar. Mantenga el fondo blanco y brillante.
Ahora haga que se desvanezca el cuadrado e imagínese un triángulo azul. Haga que este
color sea puro, primario, como el azul que pendía del muro de su salón de primer año de
primaria con el cual le enseñaban el significado de ese color. Haga también que el triángulo
sea un isósceles, con los tres lados de la misma longitud. Enseguida haga desaparecer el
triángulo y en su lugar conciba una linea delgada de color bajo, de un tono brillante, como el
de un carro de bomberos. Verifique el fondo y asegúrese de que siga siendo blanco.
Ahora deje que su imaginación divague por unos momentos y conciba una serie de figuras
cambiantes de diversos colores. Cambie tanto el fondo como el primer plano. Trate de
imprimir cada vez más velocidad a sus cambios sin perder la vivacidad, integridad o
perfección de las imágenes.
2. La siguiente etapa del ejercicio se concentrará en sonidos. Deje que sus ojos mentales se
cierren y haga que las formas y los colores desaparezcan. Puede ayudar el imaginarse que
se encuentra en medio de una espesa neblina donde no pueda ver prácticamente nada. La
idea es que se vuelve “todo oídos”.
Primero, escuche una campana. Hágala tañer una y otra vez ¿De qué clase de campana se
trata? ¿es una campana de Iglesia, de una puerta, para llamar a comer, de un barco, de un
mostrador de hotel, de cencerro?
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 107
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Ahora escuche una sirena, a lo lejos, como si fuese un carro de bomberos a medio kilómetro
de distancia. Haga que el sonido se vaya aproximando, dejándose escuchar cada vez más
fuerte hasta que casi tenga que llevarse las manos a sus oídos mentales. Deje que el agudo
sonido pase por donde usted se encuentre. Escuche el efecto Dopper a través de l cual el
ruido de la sirena parece aumentar de tono conforme se aproxima para luego descender al
irse alejando de usted. Escuche cómo el sonido se pierde con la distancia hasta que ya no
logra oírlo más.
Ahora escuche como el mar se estrella en una playa rocosa. Oiga el golpeteo de las olas al
romper a lo lejos. Escuche el estruendo y el crepitar conforme el agua blanquecina se
acumula contra las rocas. Escuche también el siseo y gorgogeo en el momento en que las
olas se extienden en la arena para luego replegarse dejando atrás la orilla. Incluya los
sonidos de algunas gaviotas.
Ahora escuche con atención y oiga cómo su madre pronuncia su nombre, primero con un
tono amoroso y luego con tono de enojo. Inténtelo con exasperación, felicidad, tristeza. Haga
lo mismo con la voz de su padre, de su pareja y las voces de otras personas importantes en
su vida.
3. La siguiente etapa tiene que ver con el sentido del tacto. Imagínese que su neblina mental
está más espesa que nunca, y no puede ver nada en absoluto. Además, tiene los oídos
tapados con algodón por lo cual tampoco puede oír nada. Todo lo que puede hacer es sentir.
Imagínese que está sentado en unas silla de madera. Sienta como ejercen presión contra
usted tanto el asiento como el respaldo. Imagínese también que se encuentra ante una mesa
de madera. Extienda las manos mentalmente y sienta el contorno duro y cuadrado, así como
la pulida superficie.
Ahora imagínese que hay varios objetos en la mesa. Extienda las manos y trate de tomar el
primero. Es un pedazo de lija de aproximádamente 10x10. Sienta la superficie rugosa así
como la lisa. Deslice los dedos por ellas y sienta de verdad lo áspero de un lado y el papel
seco y liso del otro. Flexione la hoja con las manos y sienta la resistencia a doblarse.Siga
doblando hasta que el papel ceda y se doble por la mitad.
Ponga la lija de nuevo en la mesa y ahora tome un pedazo más o menos del mismo tamaño
de terciopelo grueso. Sienta lo suave y afelpado que es. Llévelo a la altura de su rostro y
deslícelo sobre sus ojos cerrados, luego hacia abajo por mejillas y labios. Enrolle el pedazo
de terciopelo y luego extiéndalo sobre la mesa.
Ahora deje el terciopelo y recoja una piedra lisa más o menos del tamaño de un huevo.
Siento lo dura, tersa, fría y pesada que es.
A continuación extienda la mano con la palma hacia arriba e imagínese que alguien le pone
un poco de crema para las manos. Mentalmente frótese las manos extendiendo la crema por
Continúe explorando su sentido del tacto. Trate de meter las manos bajo un chorro de agua
tibia, y luego haga que ésta se vuelva indistintamente más fría y más caliente. Imagínese que
toca la cálida piel de un ser humano. Conciba en su mente la tarea de sacar a pasear a un
perro o a un gato. Imagínese la textura de su herramienta o utensilio de cocina favorito.
4. La siguiente etapa del ejercicio se centra en el sentido del gusto. Imagine que aún no
puede ver ni oír nada, pero además, ahora tampoco puede sentir nada. De lo único de que
dispone es de su sentido del gusto. Imagínese que tiene unos granos de sal en la lengua.
Deje que el sabor de la sal inunde su boca, haciéndolo salivar y deglutir.
Ahora sustituya la sal por unas gotas de jugo de limón. Concéntrese en la sensación de
acidez. Sienta cómo toda su boca se contrae.
Ahora toque con la punta de la lengua un chile sumamente picoso. Sienta la quemante e
intensa sensación.
Enseguida quítese lo picoso mordiendo una bola de helado de vainilla: dulce, frío, terso,
cremoso. Sabotéelo de verdad. Continúe probando toda una sucesión de sus alimentos
favoritos. Consuma toda una comida imaginaria desde la sopa hasta el postre.
5. Ahora se concentrará en el sentido del olfato. Desconecte todos sus otros sentidos e
imagínese el aroma de un pavo navideño. Vuelva a experimentar el placer de acudir a la
cocina, abrir el horno y aspirar ese rico y festivo olor.
Enseguida haga lo mismo con su perfume, colonia o esencia de flores favorita. Deje que el
aroma invada sus fosas nasales imaginarios. Continúe con otros olores de su agrado, o
incluso con algunos que no le gusten: pizza, vino, pan recién horneado, el aire marino, heno
recién segado, pintura fresca, chapopote caliente, pegamento para modelismo, huevos
podridos, etcétera.
Analice su experiencia ¿sintió que algunos de los sentidos se le dieron con mayor facilidad
que otros? En la mayoría de las personas, las imágenes visuales son las más intensas, con
los sonidos figurando en segundo término." En realidad no importa cuál de los sentidos le
resulte más fácil de Aun cuando la palabra “visualización” implica que se refiere al sentido de
la visión, cualquier impresión sensorial que usted pueda concebir en su imaginación le será
de utilidad. Explote su punto más fuerte y haga énfasis en el sentido que le resulte más fácil
recrear.
adquiriendo más dominio en ella. Tanto imágenes como sonidos y sentimientos se irán
haciendo paulatinamente más intensos y vividos y usted podrá ir incorporando detalles más
sutiles.
¿Le resultó difícil concentrarse en un solo sentido a la vez? Tal vez cuando estaba
concibiendo el triángulo azul le vino a la mente una visión fugaz del aspecto, sonidos y olores
del salón de clases que tenía en primer año de primaria. Quizá logró un imagen completa de
un carro de bomberos cuando trató de imaginarse un tono rojo característico de este tipo de
vehículos. O mientras se imaginaba los sonidos del océano, es probable que también haya
percibido con el olfato o el gusto el aire salado, o bien percibido la arena debajo de los pies
desnudos. Esto es un buen indicio, ya que indica que tiene el don de incorporar detalles
sensoriales e incluir aportaciones de más de un sistema sensorial.
Durante los días siguientes, observe de qué manera se combinan sus sentidos para formar la
experiencia. Vea de que manera una comida en un restaurante constituye una mezcla
compleja de impresiones sensoriales: la forma en que luce la comida, el sonido de los
utensilios y otros componentes, el sabor y aroma de la comida, la sensación en su boca al
consumirla. Cuanto más perciba en el mundo real, más vivido y disfrutable resultará éste.
Estar al tanto de sus impresiones sensoriales y la forma en que se combinan en estado
consciente, cotidiano, también constituye una práctica excelente para combinar impresiones
sensoriales imaginarias en la búsqueda de visualizaciones vividas y eficaces.
Segunda sesión
En este ejercicio usted llevará a la práctica la creación de una experiencia vivida y total que
incluya impresiones de los cinco sentidos. Para empezar, ubíquese en un sitio tranquilo y
relájese aplicando el procedimiento de relajación que se le enseñó en la primera sesión.
Ahora usted habrá de crear la experiencia total con una suculenta manzana roja. Empiece
por visualizar el color rojo. Luego haga que éste adopte el contorno de una manzana:
básicamente redonda, un poco más estrecho en la base y ensanchado en la parte superior.
Ahora observe la manzana en tres dimensiones. Haga girar la imagen en su mente para que
pueda ver las pequeñas protuberancias en la parte inferior, y el tallo y la hendidura en la
superior, y así sucesivamente. Si aún no lo ha hecho, agregue sombras en cuanto al color;
desde rojo ligero, en un costado, a un rojo más, oscuro en el otro. Añada esas pequeñas
manchas blancas que suelen tener en toda la superficie las manzanas rojas más sabrosas.
Vea el reluciente brillo que despide. Deje que la imagen de la manzana descanse sobre la
imagen de un platón.
Ahora incorpore algunos sonidos. Haga que la manzana se eleve unos cuantos centímetros y
luego déjela caer sobre el platón provocando un sonido seco. Deslice el platón a lo largo de
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 110
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una mesa de madera y luego a través de un mantel. Escuche el crujiente sonido de morder
una manzana.
Enseguida agregue el sentido del tacto. Tome la manzana y sienta lo frío que está, lo terso
de su contexto y su peso. Lentamente dele una mordida y sienta su resistencia conforme sus
dientes frontales penetran en la cáscara.
Ahora saboree la primera impresión del jugo dulce y ligeramente ácido. Perciba también el
dulce y fresco aroma. Continúe experimentando un sentido tras otro: el aspecto de su blanca
carnosidad, la sensación de la pulpa conforme mastica, el sabor de la cáscara y la carne, el
aroma, lo frío de la fruta así como su húmeda sensación, los cambios que va sufriendo tanto
en su peso como en su forma a medida que se la come. Continúe hasta terminar con ella y
haber puesto el corazón en el platón y finalmente haberse limpiado la 'boca y las manos con
una servilleta.
Concluya el ejercicio regresando al aquí y al ahora. Una vez que este listo, abra los ojos y
analice la expcriencia ¿se imaginó acaso en una habitación especial de su casa? ¿acudieron
a su mente algunas imágenes de su niñez? ¿la actividad lo hizo sentirse tonto? ¿sintió ganas
de comerse una manzana en realidad? ¿se sintió satisfecho después?
Tercera sesión
La primera parte de esta sesión es un ejercicio para agudizar la visión, el cual puede realizar
en cualquier momento. En un espejo de cuerpo entero, o en uno de buen tamaño, examine
su rostro: el color de su cabello y la forma como lo lleva cortado, la frente, cejas, ojos, nariz,
mejillas, su sonrisa y las líneas que forman ésta, la boca, lunares, cicatrices, vello facial,
poros, distintas tonalidades de la piel, orejas, etc. Practique sonreír y lucir serio. Vuélvase un
experto de su propio rostro. Le sorprenderá la diversidad de nuevos aspectos que puede
percibir en la cara.
Haga lo mismo con el resto de su cuerpo, proceda hacia abajo y vaya observando el cuello,
hombros, brazos y manos. Fíjese en su tórax y estómago, caderas y piernas. Dese vuelta y
vea que tanto puede abarcar de la parte posterior. Observe su postura. Párese derecho y
luego afloje todo el cuerpo lentamente. Meza los brazos, simule marchar sin moverse de su
lugar. Contemple algunas viejas fotografías donde aparezca, si es que dispone de ellas, y
trate de darse cuenta de la forma que lo han visto otras personas. Necesita tener una idea
clara y consciente de cómo luce realmente con el fin de poder realizar el siguiente paso del
ejercicio.
Tenga presente que esto no debe constituir una apreciación crítica. No es este el momento
para realizar un inventario de todo aquello que usted desearía cambiar o le gustaría que
fuese diferente.
Realice su rutina normal de arreglo personal: peinarse, lavarse los dientes, etc. Fíjese en los
olores de la pasta dental, los cosméticos o cualquier otra cosa que despida aromas. Perciba
cualquier dolor o achaque acostumbrada en su cuerpo conforme se calienta y empieza a
moverse.
Haga que la escena resulte tan vivida y real como sea posible. Ahora recuerde que en
realidad continúa acostado en su cama. Abra los ojos y levántese, llevando a cabo todas las
acciones que acaba de visualizar. Esté pendiente de qué tanto coinciden las sensaciones
reales con lo que usted visualizó. Tome nota cuidadosamente de la diferencias, de aquello
que haya omitido o visualizado mal.
Realice este ejercicio cada mañana durante una semana, cada vez añadiendo los detalles
que no haya incluido el día anterior a su visualización. Piense que está desarrollando su
capacidad para imaginar de forma similar a como un director de cine aprendería a concebir la
manera en que una escena va a lucir en la cámara antes de filmarla.
Las siguientes reglas también le ayudarán a crear visualizaciones muy eficaces para la
autoestima.
3. Incluya las consecuencias positivas de poseer una alta autoestima. Imagínese como una
persona de éxito en el trabajo, como alguien que disfruta de relaciones más estrechas y
satisfactorias y que es capaz de concretar objetivos.
4. Incluya un lenguaje corporal que refleje seguridad y un alto nivel de autoestima: pararse en
forma erguida, inclinarse hacia la gente, sonreír, mantener sin cruzar tanto brazos como
piernas, aproximarse más hacia las personas en lugar de mantenerse a distancia, asentir
conforme su interlocutor habla y tocar a los demás cuando sea apropiado.
5. Imagínese pasando momentos difíciles al principio, para luego alcanzar el éxito. Este
recurso ha mostrado ser más eficaz que el hecho de concebirse como un triunfador desde
el primer momento.
6. Concíbase gustando más de su propia persona, y no sólo resultando más agradable a los
ojos de los demás. Esto ultimo es consecuencia de lo primero y no a la inversa.
8. Piense que la autoestima es algo inherente a usted, pero con la cual, por ahora, no está en
contacto. Véase descubriendo su autoestima como un tesoro que ha vuelto a encontrar
después de haberlo perdido. Imagínese unas nubes ennegrecidas en el momento de
despejarse para dar paso al Sol que siempre había estado ahí. Imagínese también que
una música emerge de entre la estática conforme usted se sintonizar en el amor hacía si
mismo. Sienta la calidez y al ponerse un fino suéter de lana que había extraviado pero
que acaba de encontrar.
9. Resulta útil alternar la visualización con afirmaciones. Pronuncie una breve afirmación
durante el desarrollo de cada escena de visualización y al final de ésta. La afirmación hará
las veces de una sugestión hipnótica, reforzando los mensajes visuales, auditivos y táctiles
con un mensaje verbal dirigido directamente a su subconsciente.
“Positivo” implica que la afirmación no debe incluir ningún término negativo que cree
confusión en el subconsciente, ya que éste tiende a hacer caso omiso de los elementos
negativos, de modo que “yo no me aferro al pasado” se interpreta como 'yo me aferro al
pasado”.
“Rico en sensaciones” quiere decir que la afirmación debe expresar los hechos en términos
emocionales y no a través de abstracciones o teorías. Así, es mejor decir: “Me amo a mi
mismo” en lugar de: “Estoy consciente de mi valor innato”.
“Enunciado” significa que la afirmación debe ser una oración declarativa, y no una pregunta,
una orden o una exclamación.
“Algo que en sí ya es un hecho” implica que la afirmación debe expresar en tiempo presente,
dado que eso es todo lo que su subsconsciente entiende. Su mente subconsciente no
distingue entre pasado, presente y futuro; todo cuanto existe es el momento actual.
Siéntase en libertad de visualizar a Dios o algún otro símbolo del amor universal. Puede
concebirse prodigándose respeto y cariño como un reflejo del amor que tiene Dios hacia la
humanidad. Puede también visualizar un amor o energía universal fluyendo a través del
universo y concebir el crecimiento de su autoestima como quitar una serie de pantallas que
bloqueaban el paso de esa energía hacia usted. Use sus creencias en una forma creativa.
En general, ayuda imaginar al universo como un lugar pleno de alimento emocional, físico y
espiritual para todo mundo; un universo benecolente que potencialmente puede obrar en
beneficio de cualquiera. En tal universo, todos los seres humanos son capaces de cambiar y
mejorar, todos merecedores de amor, todos con «margen para la esperanza.
Sesión de autoimagen
Este es el primer tipo de visualización de autoestima que usted deberá hacer para sí mismo.
Se trata de una sesión de propósito general diseñada para corregir la forma en que se ve a sí
mismo. Así, usted creará escenas en las cuales su comportamiento refleje que es una
persona valiosa y no lo contrario, segura de sí en lugar de vacilante, con aplomo y no presa
de la ansiedad, alegre en lugar de deprimida, que se ama a sí misma en vez de odiarse,
extrovertida y no tímida, atractiva en lugar de fea, capaz en vez de inepta, buena mejor que
Usted se está bañando, Observe el vapor. Sienta lo tibio y húmedo del agua contra su
espalda y corriendo por todo su cuerpo. Escuche el sonido del agua deslizarse. Aspire el
aroma del jabón y el champú.
Usted se siente muy bien: lleno de vida, calor y libertad. Regocíjese en el puro placer sensual
y piense para sí: “Merezco disfrutar de todo esto”. Goce la sensación de hallarse limpio de
pies a cabeza, de sentirse renovado y refrescado.
Ahora ha dejado el baño y se ha secado, y empieza a vestirse con su ropa favorita. Observe
los colores de las distintas prendas. Sienta las texturas conforme desliza cada una de dichas
prendas a lo largo de su tibio y limpio cuerpo. Dígase a si mismo: “Merezco disfrutar de las
cosas agradables. Merezco sentirme bien”.
Ahora vaya al espejo y admite sus ropas. Vea lo bien que luce en ellas. Párese derecho y
perciba cómo su limpia y fresca piel se siente bajo la ropa, lo fuertes y flexibles que también
se sienten sus músculos al pararse derecho. Observe con agradable sorpresa cómo sus
achaques y dolores acostumbrados se desvanecen en ese instante. Entonces diga para si:
“Luzco bien”.
Ahora vaya a la cocina y obsérvela con detalle: la estufa, las alacenas y el fregadero tal como
éstos lucen. Vaya ahora al refrigerador y ábralo. Vea cómo está lleno de alimentos atractivos
y nutritivos: fruta y verduras frescas, leche y jugos, carnes magras. .. cualquier tipo de
comida saludable que a usted le gustaría comer. Abra las alacenas y vea en su interior
nutritivos granos enteros y frijoles, ingredientes nutritivos que le gustaría prepararse.
Comente lo siguiente “tengo lo que necesito”. Prepárese un platillo sencillo, algo que le
resulte delicioso y de provecho. Puede ser una ensalada, una sopa o un emparedado
nutritivo. Tómese su tiempo para disfrutar el proceso de sacar los ingredientes, cortar el pan
o las verduras, calentar la sopa, disponer las cosas atractivamente en el plato. Diga
entonces: “merezco alimentarme bien”.
Observe los colores, sienta Ia temperatura y texturas, perciba los seductores aromas. Admire
ese plato que se ha preparado y comente para sí: “soy bueno en esto."
Ahora dispóngase a salir de su casa. Su intención es dar una caminata de placer, así que
salga y enfílese calle abajo. Es un día soleado, cálido y hermoso. Disfrute la sensación de
sus músculos en movimiento, de sus pulmones aspirando el aire fresco y puro, de la cálida
caricia del sol en sus hombros. Note cómo sus acostumbrados achaques y dolores parecen
haber desaparecido, los autos yendo y viniendo, la música sonando en algún radio. Entonces
comente para sí: “soy capaz de disfrutar de las cosas sencillas de la vida.”
Observe que alguien se aproxima; puede ser un vecino o un desconocido que aún cuando le
resulta familiar, en realidad, nunca antes había cruzado palabra con él. Vea cómo esa
persona le dirige la mirada y le sonríe. Usted medio quiere asentir y clave la vista en el piso,
rompiendo el contacto ocular. Sienta ese extraño aleteo en su pecho, esa ligera sensación de
frustración o escalofrío provocado por la segregación de adrenalina que generalmente
percibe y designa como timidez o reserva.
Ahora vea cómo otro extraño se aproxima. Nuevamente este le dirige la mirada y sonríe.
Pero esta vez usted mantiene el contacto ocular y le devuelve una ligera sonrisa. Comente
enseguida para sí: “Estoy dispuesto a asumir riesgo.”
Una vez más, observe a otro extraño aproximarse y sonreírle. En esta ocasión, mantenga
contacto ocular, sonría abiertamente y diga en voz alta y clara: “Hola, ¿cómo está?” Continúe
caminando por la acera, sonriendo ligeramente para sí, al tiempo que se dice: “Soy
extrovertido y tengo confianza en mi mismo.”
Ahora dispóngase a concluir esta sesión. Recuerde su entorno. Cuando esté listo, abra los
ojos e incorpórese. Conforme avance en su diaria rutina, recuerde esta visualización y
repítase a sí mismo sus afirmaciones: “Merezco disfrutar de las cosas agradables. Merezco
sentirme bien. Luzco bien. En realidad estoy bien justo como me encuentro. Tengo lo que
necesito. Merezco alimentarme bien. Soy bueno haciendo las cosas. Me amo y cuido de mí
mismo. Me concedo permiso para cometer errores. Me encuentro bien tal como estoy, con
errores y todo. Soy capaz de disfrutar de las cosas sencillas de la vida. Estoy dispuesto a
asumir riesgos. Soy extrovertido y tengo confianza en mí mismo.”
Estas serian algunas sugerencias más para concebir escenas de auto imagen: concertando
una cita con el doctor para un chequeo médico; aceptando un cumplido con elegancia;
comprando ropa o mobiliario nuevo; comprando vitaminas, cosméticos o equipo para
ejercitar, disfrutando de ejercicio físico o actividades culturales, pasando un placentero
periodo a solas en un lugar tranquilo, destacando en alguna actividad deportiva, disfrutando
de su pasatiempo favorito. Escoja éstas u otras situaciones en las cuales tienda a ser duro
P. Toribio Gutiérrez Muñoz, CM 116
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consigo mismo o que pudieran constituir una prueba de un mayor nivel de autoestima en el
caso. de que las llevara a cabo.
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Esta edición se imprimió en Septiembre de 2009; Ares Sabino No 12, Col. El Manto
Iztapalapa.
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