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¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

“La lucha por la salud no es sólo


la lucha contra la enfermedad
sino, esencialmente,
contra los factores que la generan
y refuerzan.”
Enrique Pichón-Rivière
Bustos Villar, Eduardo M.
¿Es posible evitar el estrés? : motivos y estrategias para pasar de lo urgente a lo importante /
Eduardo M. Bustos Villar. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : SB, 2015.
168 p. ; 23 x 16 cm.

ISBN 978-987-1984-49-7

1. Psicología. I. Título.
CDD 150

1a edi­ción, Bue­nos Ai­res, noviembre de 2015

Título: ¿Es posible evitar el estrés?


Au­to­r: Eduardo M. Bustos Villar

ISBN: 978-987-1984-49-7

© Eduardo M. Bustos Villar, 2015


© Sb editorial, 2015

Que­da he­cho el de­pó­si­to que mar­ca la ley 11.723.


Li­bro de edi­ción ar­gen­ti­na - Im­pre­so en Ar­gen­ti­na - Ma­de in ar­gen­ti­na

No se per­mi­te la re­pro­duc­ción par­cial o to­tal, el al­ma­ce­na­mien­to, el al­qui­ler, la trans­mi­sión


o la trans­for­ma­ción de es­te li­bro, en cual­quier for­ma o por cual­quier me­dio, sea elec­tró­ni­co
o me­cá­ni­co, me­dian­te fo­to­co­pia, di­gi­ta­li­za­ción u otros me­dios, sin el per­mi­so pre­vio y es­cri­
to del edi­tor. Su in­frac­ción es­tá pe­na­da por las le­yes 11.723 y 25.446.

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Índice

Prólogo................................................................................................................. 7

Primera parte
¿Qué es el estrés?

Capítulo 1
Del estrés como “carga” a la “indefensión aprendida”.............................. 11
Capítulo 2
La epidemia oculta: los diferentes tipos de estrés...................................27
Capítulo 3
Cuando el cuerpo nos da aviso: la fisiología del estrés.......................... 35
Capítulo 4
Modelos explicativos.......................................................................................... 47
Capítulo 5
El estrés ocupacional: cuando el trabajo no es salud..............................59
Capítulo 6
El síndrome de Burnout: un tipo de estrés ocupacional........................93
Segunda parte
Estrategias para afrontar el estrés

Capítulo 7
El modelo cognitivo conductual y las estrategias individuales...........103
Capítulo 8
Terapias Cognitivo Conductuales...................................................................107
Capítulo 9
Estrategias individuales de control y relajación........................................ 138
Capítulo 10
Abordaje basado en el cambio cognitivo:
La Técnica del Gato.............................................................................................. 149

Bibliografía........................................................................................................ 161
Prólogo

Este libro invita al lector a cuestionar sus creencias sobre la direc-


ción que le damos a nuestras vidas.
Podríamos decir que estamos inmersos en el “paradigma de la lie-
bre”: la vida cotidiana nos exige hacer cada vez más cosas en menos tiem-
po. Así vivimos atormentados por el cúmulo de cosas que deberíamos
hacer, por las exigencias de los demás, por las responsabilidades que nos
toca asumir… Finalmente, obtenemos como recompensa una gran canti-
dad de estrés, acompañado de un sentimiento de vacío: no estamos con-
siguiendo aquello que nos proponemos, y pareciera que nuestros sueños
y objetivos fundamentales en la vida se alejan con la misma velocidad
que intentamos alcanzarlos.
Es la paradoja del tiempo que nos toca vivir. Lo urgente gana terreno
a lo importante. Se nos enseñó que el desafío consiste en hacer más cosas
en menos tiempo, bajo la dirección de los criterios de eficiencia y control.
El resultado es mayor frustración y culpa. Mayor sufrimiento. Mayor estrés.
Porque no controlamos las consecuencias de nuestras opciones.
¿Y si cambiamos el paradigma de la liebre por el del gato? En lugar
de estimularnos a hacer más cosas en menos tiempo, podremos detectar
los errores habituales al intentar afrontar nuestros problemas, y aprender
a darle una dirección a nuestra vida.
Soy médico clínico y sanitarista de formación y profesión, cardiólo-
go, especialista en salud mental comunitaria y en salud laboral. Mi traba-
jo con pacientes me ha permitido conocer hondamente al ser humano.
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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Mi trabajo en la salud pública de nuestro país me ha dado un profundo


conocimiento de la realidad que viven las personas en sus más diversas
variantes sociales, económicas y culturales. Ello me ha convencido de la
necesidad absoluta del desarrollo de una medicina preventiva enfocada
de modo integral.
En esta obra me ocuparé del estrés, tal como se nos presenta en
nuestra realidad familiar, social y cultural: una genuina epidemia, la ma-
yor de las veces oculta, que socava nuestras vidas. Conocerá el lector qué
significa realmente, a qué se debe, cuál es su impacto en el organismo y
en nuestra vida, los distintos modelos que se han desarrollado para expli-
carlo, hasta llegar a las estrategias posibles y disponibles para afrontarlo.
La buena noticia es que tenemos la posibilidad de apropiarnos de
sus efectos positivos y evitar sus efectos dañinos. Es evidente que no pode-
mos cambiar el mundo, pero sí el precio que pagamos por observarlo, ma-
nejando y conciliando nuestras auto-conversaciones o diálogos interiores.

Eduardo M. Bustos Villar


Representante Alterno con rango de Embajador en Temas de Salud
de la República Argentina ante la Organización Mundial de la Salud (OMS),
la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Mercado Común del
Sur (MERCOSUR), y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).

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Primera parte

¿Qué es el estrés?
Capítulo 1

Del estrés como “carga”


a la “indefensión aprendida”

El origen científico de un concepto muy popular

Debemos decir de entrada que bajo el nombre de “estrés” se agrupa


un conjunto de fenómenos tan distintos que resulta muy difícil, e incluso
engañoso, presentarlos de un modo sistemático y claro. De hecho, a pesar
de las innumerables investigaciones científicas sobre el estrés, todavía no
hay un acuerdo académico sobre “qué es el estrés”. Lo más común es que
se lo defina como la respuesta del cuerpo a las amenazas exteriores.
Por contraparte, hoy en día cualquier persona, aun sin ser capaz de
definir qué es el estrés, parece saber muy bien cuando está “estresada”. La
palabra estrés se ha popularizado tanto que ya forma parte del vocabu-
lario cotidiano de todos. Cada vez que sentimos que la vida nos abruma
y que vamos a perder el control, nos declaramos “estresados”, o bien le
echamos la culpa al estrés.
Por ello es útil conocer al menos una breve descripción de los an-
tecedentes históricos y de la evolución propia del concepto de estrés,
como así también de los principales modelos que tienen vigencia en la
comunidad científica actual, porque ello nos permitirá no sólo ponernos
de acuerdo sobre el sentido en el que utilizaremos esta palabra, sino tam-
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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

bién evaluar si esos modelos son o no adecuados para nuestro principal


objetivo: encontrar las herramientas necesarias para mejorar la calidad de
vida de quienes lo padecen. Es decir, prevenirlo.
La palabra estrés se deriva del griego
stringere, que significa “apretar”, “provocar
tensión”. Según Lumsden, se utilizó por pri-
Carga - estrés - deformación mera vez en el siglo XIV y, a partir de enton-
Robert Hooke se dedicó a investi- ces, se empleó en diferentes textos en inglés
gar cómo estructuras hechas por la como stress, stresse, strest y straisse. Pero re-
mano del hombre, como los puen- cién alcanzará importancia técnica en el si-
tes, debían ser diseñadas para sos-
glo XVII, a partir del famoso biofísico inglés
tener cargas pesadas y resistir las
sacudidas de los vientos, terremo- Robert Hooke (1635-1703) quien, especia-
tos, y otras fuerzas naturales que lista en construcción de puentes, utilizó el
podrían destruirlos. término para estudiar y prevenir el impacto
El termino “carga”, aludía al peso so-
que una determinada carga podía tener so-
bre la estructura, “estrés” era el área
sobre la cual la carga se aplicaba y bre una determinada estructura.
“deformación” era la deformación El análisis de Hooke influyó fuerte-
de la estructura creada por la inte-
racción de la carga con el estrés.
mente en los primeros modelos del estrés en
el siglo XX, tanto en fisiología, como psico-
logía y sociología. Así la noción que persiste
actualmente es la del “estrés como una carga
externa o demanda sobre un sistema biológi-
co, psicológico o social”.
Pero fue gracias al científico austro-
húngaro-canadiense Hans Selye (1907-1982),
a partir de un artículo publicado en la revis-
ta científica Nature el 4 de julio de 1936 (“A
Syndrome Produced by Diverse Nocuous
Agents”), que el estrés comienza a ser reco-
nocido como un fenómeno universal que
afecta a todos los organismos, desde ani-
males “inferiores” hasta vegetales y aun a
colonias de células aisladas y cultivos de El científico Hans Seyle (1907-1982).
tejidos. Mediante experimentos con ratas lo- Logró identificar y aislar los efectos
físicos del estrés de los síntomas
gró demostrar que si el organismo está muy
propios y característicos de una en-
dañado por agentes nocivos que no son es- fermedad. Por ello se lo considera el
pecíficos aparece un “síndrome típico” como padre del concepto de “estrés”.

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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

respuesta al daño como tal. La búsqueda científica de Selye tenía una


preocupación médica: había notado que pacientes con enfermedades
distintas manifestaban trastornos físicos comunes, por lo que resultaba
evidente que esos síntomas no eran causados directamente por la enferme-
dad específica que sufrían, sino por otros factores. Así consiguió demostrar
por primera vez en la historia que el organismo reacciona frente a los es-
tímulos estresantes con alteraciones fisiológicas en distintos órganos del
cuerpo. Selye llegó a la conclusión de que el cuerpo humano posee un
mecanismo que ayuda a hacer frente a las amenazas y demandas que se
le plantean, y denominó a ese mecanismo como “Síndrome de Adapta-
ción General” o “Estrés”. Gracias a ello, hoy Hans Seyle es conocido como
el padre del estrés.
Es interesante notar que Selye considera al estrés como la “sal de la
vida”, e identifica su ausencia con la muerte. Y esto es así porque el estrés
constituye uno de los mecanismos adaptativos mejor diseñados y de más
amplia repercusión a nivel individual, ya que involucra prácticamente to-
das las funciones orgánicas en forma integral y programada.
Pero al definir el estrés como un conjunto de “respuestas” consecu-
tivas a “estímulos” que entrañan riesgos para el organismo, Selye se mues-
tra deudor de dos corrientes de investigación imperantes en el mundo
anglosajón de la época: la doctrina homeostática y el conductismo.
El conductismo, por una parte, fundado por el psicólogo estadou-
nidense John B. Watson (1878-1958), con su famoso “manifiesto conduc-
tista” de 1913, y consolidado por Burrhus F. Skinner (1904-1990), sostenía
que el comportamiento es la consecuencia lineal de relaciones estímu-
lo-respuesta. Veremos más detalladamente esta corriente de pensamien-
to cuando abordemos el origen de las teorías cognitivas conductuales.
La doctrina homeostática, por la otra, cuyo padre fue el fisiólogo
estadounidense Walter B. Cannon (1871-1945), puso en evidencia que
los  organismos  vivos tienen la capacidad de mantenerse internamen-
te estables  (homeostasis  deriva del  griego  homos, que significa ‘simi-
lar’, y stasis, ‘estado’, ‘estabilidad’) a pesar de los cambios que ocurran en
su entorno, regulándose mediante el intercambio de materia y energía
con el exterior.
Por esta razón no es extraño que las primeras definiciones y estu-
dios modernos del estrés estuvieran asociados a las regulaciones en ge-

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La confianza del conductismo en su doctrina
“Dadme una docena de niños sanos, bien formados y con mi ambien-
te específico para educarlos en él, y garantizo poder tomar cualquiera
de ellos al azar y entrenarlo para que sea especialista en lo que yo se-
leccione -médico, abogado, artista, mercader, e incluso pedigüeño o la-
drón- sin importar sus talentos, inclinaciones, tendencias, habilidades,
vocación o quiénes fueron sus antepasados”.
(Watson, 1924/1955, p. 82)

neral y que fuera precisamente Cannon quien empleó por primera vez el
término “estrés” con su sentido más actual. Así se inicia la “etapa clásica”
de los estudios sobre el tema, que con todo rigor puede designarse como
etapa homeostática o “cannónica”. Se trata, por lo tanto, de una concep-
ción esencialmente “reactiva” del estrés, que cristaliza la experiencia de
muchas décadas de fisiología experimental.

El fisiólogo estadounidense Walter B. Cannon (1871-1945),


pionero en la exploración de la bioquímica del estrés.

Pero existía un problema. La teoría de la homeostasis en su forma


original implicaba una “estabilidad” del organismo con su entorno. Sin
embargo, el estrés como fenómeno permanente implica “inestabilidad y
transición”. Esto hizo crisis cuando se comprobó que aun en ausencia de las

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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

causas desestabilizantes, ciertos efectos continuaban en el tiempo (como


podría ser el caso de la presión arterial sistémica). De modo tal que, con
todo su significado funcional, la “realimentación negativa” solo sirve para
explicar lo que ocurre en el corto plazo, cuando las causas directas juegan
su papel protagónico. Pero para el mediano y largo plazo, los mecanismos
de control se comprobaron mucho mas complejos, sofisticados e integrativos.

Las observaciones e hipótesis de Selye crearon un marco nuevo de


interpretación al jerarquizar la inestabilidad y la fluctuación como estado
permanente, por encima de la estabilidad.

Por ello, si bien Selye adhirió a la visión “cannónica” de la homeos-


tasis y estudió el estrés como una de sus formas extremas, sus observa-
ciones e hipótesis crearon un marco nuevo de interpretación al jerarquizar
la inestabilidad y la fluctuación como estado permanente, por encima de
la estabilidad. En este punto se puede observar las influencias científicas
de la época, ya que hay una coincidencia muy fuerte con Norber Wiener
(1894-1964), el matemático estadounidense creador de la cibernética,
quien define a los organismos como “sistemas metaestables cuyo estado
estable es la muerte” (1948). Con lo cual podríamos decir que el estrés,
cuya ausencia es sinónimo de muerte en Selye, se identifica con la me-
taestabilidad de Wiener.
En consecuencia, a la idea de la “estabilidad” homeostática, le su-
cede la idea de la “inestabilidad” y la “fluctuación permanente” como res-
puesta a amenazas externas o internas. Parafraseando a Heráclito, podría
decirse que “en fisiología lo único estable y permanente es el cambio”.
En la década de los años sesenta se desarrollaron la teoría de con-
trol aplicada a los sistemas biológicos y la cronobiología, que permitieron
la incorporación de aspectos predictivos en el estudio de la fisiología y el
comportamiento. El estrés mismo puede ser concebido como una red muy
compleja de fenómenos de control, con procesos de retroalimentación.
En este sentido, con los “patrones fijos de acción” de la etología (es-
tudio comparativo del comportamiento animal, uno de cuyos principales
referentes es el zoólogo austríaco Konrad Lorenz [1903-1989]), se descri-
ben mecanismos de conducta centralmente programados que, una vez
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disparados, se cumplen prácticamente a “lazo abierto”, es decir, que pue-
den ser modificados por la experiencia o el aprendizaje (como el aparea-
miento, etapa en la que se consuma la captura de presas, etc.), en forma
completa y predecible.
Lo más relevante de estas hipótesis es que definen al estrés no
sólo como una “respuesta” simple y mecánica, sino como una secuencia
de comportamientos específicos, programados y modulados, dispara-
dos por perturbaciones internas o externas. Esta versión coincide con las
ideas según las cuales el estrés constituye uno de los principales motores
de la evolución biológica (Parsons, 1990).
El otro modelo de mecanismo activo de regulación lo constituyen
los biorritmos, ya que al igual que los patrones fijos de acción, tienen un
carácter estereotipado, fijado en el tiempo, son endógenos y hereditarios.
Todos estos parámetros de estudio, más allá de su poder descrip-
tivo y predictivo, son muy importantes para una teoría del estrés, porque
demuestran el carácter fluctuante de todas las funciones del organismo.

Lazarus: la psicología clínica


entra en escena

Los trabajos fundamentales


de Cannon y Selye realizados en ani-
males de laboratorio sirvieron por
extensión al diseño de hipótesis so-
bre diversos aspectos de la patología
humana.
Sin embargo, el interés de la
psicología clínica recién se consolida
hacia la década del cincuenta. Fue
Richard Lazarus (1922-2002) quien,
junto a sus colegas, observó que los
efectos de las condiciones estresan-
tes sobre los seres humanos no son Richard S. Lazarus (1922-2002). Psicólogo esta-
siempre predecibles: puede suceder dounidenese pionero en el estudio de la emo-
que un mismo factor de estrés com- ción y el estrés en relación con la cognición.

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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

porta para algunos sujetos una notable disminución de su eficacia, mien-


tras que para otros favorezca el rendimiento y, en un tercer grupo carezca
de efectos demostrables (Lazarus y Ericksen, 1952). Este grupo concluyó
que para comprender los hechos en humanos, es forzoso tomar en cuenta
las diferencias individuales, en variables motivacionales y cognitivas, que
intervienen entre el estresor, aquello que causa el estrés, y la reacción.

Lazarus observó que los efectos de las condiciones estresantes


sobre los seres humanos no son siempre predecibles.

El análisis de los rasgos de personalidad y de los modos de afrontar el


estrés ha permitido explicaciones acerca de por qué ciertas personas supe-
ran los efectos nocivos del estrés mejor que otras. Algunos de los rasgos de
personalidad que aparecen asociados a esta tolerancia al estrés pueden ser:

• El pensamiento constructivo (Epstein y Meier, 1989).


• La dureza (Maddi y Kobasa, 1984).
• La esperanza (Snyder y cols, 1991).
• El aprendizaje de recursos (Rosembaum, 1990).
• El optimismo (Scheier y Carver, 1987).
• La auto-eficacia (Bandura, 1982).
• Sentido de la coherencia (Antonovsky, 1987).

Como el lector habrá podido entrever, los estudios científicos que


se han realizado sobre el estrés no siempre fueron consistentes y muchas
veces los términos utilizados para explicarlo resultaron a la postre ambi-
guos, con significados distintos, porque fueron realizados desde disci-
plinas muy distintas, como la medicina, la sociología, la psicología, etc.
Desafortunadamente los científicos no se ponen de acuerdo en un len-
guaje común, y así resulta que mientras desde la bio-medicina se usa la
palabra “estrés” para denominar una consecuencia (las reacciones físicas y
psicológicas frente a agentes nocivos), desde la sociología se usa la misma
palabra para nombrar una causa (por ejemplo el desequilibrio social). 

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Pero no es para desanimarse. A pesar de todo hay cuatro significa-
dos que se mantienen estables y que resultan de gran ayuda para identi-
ficar este proceso.

Los 4 conceptos fundamentales en el proceso de estrés

Según Lazarus, a pesar de tan diferentes versiones, ciertas signi-


ficaciones esenciales se encuentran siempre involucradas. Cualesquiera
sean las palabras utilizadas en la descripción del proceso del estrés, cuatro
conceptos deben ser considerados:

1. El agente o agentes causales, externos y/o internos. Lo que Hooke


denominó load (carga, presión, peso, resistencia) y que otros lla-
man estrés o estresor. En opinión del mismo Lazarus, corresponde
enfatizar la relación persona-ambiente y el significado relacional.
2. Una evaluación que establezca distinciones entre lo amenazante
o nocivo y lo que es benigno o favorable.
3. Procesos de afrontamiento utilizados por la mente o el cuerpo,
para resolver las demandas estresantes.
4. Un patrón complejo de efectos sobre la mente y el cuerpo, a me-
nudo definido como la reacción de estrés.

Respecto de los componentes fisiológicos, el énfasis puesto inicial-


mente por Cannon a la participación de las “catecolaminas suprarrenales”
(neurotransmisores que regulan las respuestas al  estrés, sustancias que
incluyen la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina), se desplazó hacia
los corticoides por obra de Selye.
Debemos tener presente que en su descripción del Síndrome Ge-
neral de Adaptación (SGA), Selye sostiene que cualquier agente nocivo
para los tejidos puede producir aproximadamente el mismo conjunto de
defensas fisiológicas, reacción de estrés. El SGA puede ser considerado,
según Lazarus, como el análogo fisiológico del concepto psicológico de
afrontamiento, que veremos más adelante.

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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Del mismo modo, aunque exista una considerable superposición


entre el estrés “fisiológico” y el “psicológico”, se requieren análisis ente-
ramente distintos para su tratamiento. El punto central es el siguiente:
aquello que genera estrés fisiológico, esto es, que resulta dañoso para los
tejidos, se diferencia de lo que aparece estresante o “nocivo” en el plano
psicológico.

Las tres clases de estrés

Lazarus y Folkman señalaron la distinción de tres clases de estrés: el


daño, la amenaza y el desafío.

• Daño: alude al perjuicio psicológico ya concretado, por ejemplo


una pérdida irreversible.
• Amenaza: es la presunción del daño antes de su producción, cuan-
do aparece inminente e inevitable.
• Desafío: resulta de demandas difíciles que el individuo se siente
confiado en superar mediante la movilización y exhibición de sus
recursos de afrontamiento.

Estos diferentes estados de estrés psicológico derivan de condicio-


nes y antecedentes variados, que pueden originarse tanto en el ambiente
como en el individuo, y pueden tener distintas consecuencias. Por ejem-
plo, la amenaza es un estado mental desagradable que puede bloquear
seriamente las operaciones mentales alterando su funcionamiento, mien-
tras que el desafío es estimulante y se asocia a rendimiento expansivo con
frecuencia excepcional. En la medida en que se consideran estas distin-
ciones con seriedad, el estrés no puede ser entendido en los términos de una
sola dimensión, como podría ser considerar sólo aquello que lo activa (el
estresor). En cambio, según Lazarus, hay que considerar también diversos
estados emocionales propios de la persona que se ponen en relación con
ellos, algunos pueden ser negativos, otros positivos.

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El concepto de afrontamiento

Habíamos prometido explicar el concepto de afrontamiento, as-


pecto esencial en la comprensión del proceso de estrés. Veíamos que el
estrés surge como resultado de la interacción entre una persona y su con-
texto. Cuando la persona considera que lo que sucede supera su capaci-
dad de respuesta, percibe una amenaza que pone en riego su bienestar.
Esa “consideración”, como hemos visto, no consiste sólo en una evalua-
ción cognitiva, racional, sino que también depende del estado emotivo
con el cual la persona vive esa suceso.

Aunque exista una considerable superposición entre el estrés


“fisiológico” y el “psicológico”, se requieren análisis
enteramente distintos para su tratamiento.

Pero las personas, ante una situación potencial de estrés, reaccionan


“afrontando” esa situación mediante distintos tipos de estrategias. Para ana-
lizarlo y explicarlo, Lazurus ha desarrollado el concepto de afrontamiento.
El “afrontamiento” es un fenómeno complejo y las personas usan la mayoría
de las estrategias básicas en cada confrontación estresante. Existirían tanto
estrategias de afrontamiento específicas vinculadas a contenidos estresan-
tes específicos como estrategias que utilizan todos los modelos de afronta-
miento disponibles en una suerte de proceso de ensayo y error.
Según la revisión del modelo original de Lazarus y Folkman de 1986,
realizada por el propio Lazarus en 1993, puede señalarse lo siguiente:

1. El afrontamiento depende de la evaluación de que algo pueda ser


hecho para cambiar la situación de estrés:
• Afrontamiento centrado en el problema: cuando se ad-
vierte que se puede hacer algo.
• Afrontamiento centrado en lo emocional: subjetivo.
2. Cuando el tipo de situación estresante se mantiene constante, por
ejemplo, estrés relacionado con el trabajo, la salud o la familia,
hombres y mujeres exhiben patrones de afrontamientos similares.

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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

3. Algunas estrategias de afrontamiento son más estables que otras,


mientras que otras se hallan vinculadas a contextos estresantes
particulares. Por ejemplo, pensar positivamente es relativamente
estable y depende sustancialmente de la personalidad, en cambio
la búsqueda de soporte social es inestable y depende sustancial-
mente del contexto social.
4. Las estrategias de afrontamiento cambian sus etapas de una situa-
ción estresante a otra. Si se mezclan las etapas en una situación
compleja, se tendrá una visión falsa del proceso de afrontamiento.
5. El afrontamiento funciona como un poderoso mediador de las sa-
lidas emocionales: las salidas positivas van asociadas con ciertas
estrategias de afrontamiento, las negativas con otras distintas.

Seligman: la “indefensión aprendida”

En 1967 otro grupo de investigadores norteamericanos de la Uni-


versidad de Minnesota, liderado por Martin Seligman, hace un nuevo
aporte, sustancial, que se denominará “indefensión aprendida”.
El descubrimiento fue inesperado y se produjo durante la rea-
lización de experimentos de condicionamiento evitativo en perros. De
acuerdo con el testimonio del propio Seligman, las observaciones ini-
ciales se debieron a Obermier y Seligman, y Seligman y Maier. Se trataba
de que los animales aprendieran a evitar un electroshock en una caja de
Skinner, para lo cual deberían pasar del compartimiento electrizado al
no electrizado, asociando temporalmente con un estímulo condicionado
(tono o luz). Los perros aprenden la tarea en pocos ensayos sin mayor
dificultad. La observación importante tuvo lugar cuando Seligman y sus
colaboradores aplicaron descargas que no estaban precedidas por ningu-
na señal condicionada, distribuidas en forma aleatoria y sin posibilidad
de evitarlas. En estas condiciones se ve que el animal pierde durante un
tiempo la capacidad de aprender la respuesta condicionada de evitación
y, así, y he aquí lo fundamental, se abandona a su suerte, recibiendo las
descargas entre gemidos.

22
Los autores concluyeron que el ani-
mal sufre un cuadro de déficit cognitivo, La caja de Skinner
motivacional y afectivo, que definieron co- Conocida por el nombre de su crea-
dor, Burrhus F. Skinner, se trata de
mo “síndrome de indefensión o desespe-
una  cámara de “condicionamiento
ranza aprendida” (Seligman). operante”, un instrumento de labo-
En la teoría inicial de la indefensión ratorio utilizado en  análisis experi-
mental del comportamiento  para
aprendida, Seligman sugiere que “la in- estudiar el comportamiento de los
defensión es el estado psicológico que se animales.
produce frecuentemente cuando los acon- Estas cajas se caracterizaban por
contener algún tipo de mecanis-
tecimientos son incontrolables” y añade que mo que garantizaba que el animal
“un hecho es incontrolable cuando no po- adquiriese el alimento (estímulo
demos hacer nada para cambiarlo, cuando positivo que favorecía el condicio-
hagamos lo que hagamos siempre ocurrirá namiento que pretendía lograrse)
en el caso de que realizara aquella
lo mismo” (Seligman, 1975). actividad que el investigador pre-
Maier y Seligman sostienen enton- tendiese estimular (por ejemplo,
pulsar una palanca).
ces que los organismos que experimentan
hechos incontrolables y son capaces de
percibir esa falta de control, desarrollan
una serie de déficit en sus aprendizajes posteriores.

Martin Seligman, psicólogo y escritor estadounidense, fue conocido por sus experimentos sobre la in-
defensión aprendida (learned helplessness) y su relación con la depresión. Actualmente se lo reconoce
como pionero de la Psicología positiva, dentro de la cual ha escrito best-sellers como The Optimistic
Child, Learned Optimism, Authentic Happiness y What You Can Change and What You Can’t.

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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

El “estilo atribucional” enriquece la teoría

Cuando se intentó aplicar el concepto de indefensión aprendida


a seres humanos, la teoría no funcionaba tan bien, ya que se observaba
que no era suficiente la percepción de “no contingencia” entre respues-
tas y consecuencias (es decir, de que no importa lo que se haga, igual se
sufrirían las consecuencias indeseadas) para la aparición de los déficit de
indefensión (actitud que nos haría bajar los brazos en mayor o menor me-
dida, entregándonos al fatal destino sin ofrecer resistencia, ya que escapa
a nuestro control).
Por ello sobrevino una segunda formulación del modelo, realizada
ahora por Abramson, Seligman y Teasdale en 1978, y en 1979 por Alloy y
Abramson. El principal aporte fue la proposición del concepto de “estilo
atribucional”, que venía a integrarse al concepto de indefensión apren-
dida. Estos autores sostenían que, en realidad, cuando nos encontramos
ante un hecho incontrolable, nos preguntamos “a qué es debido”, y que
es la respuesta que nos demos la que determinará en gran medida nuestra
reacción.
El estilo atribucional (más tarde denominado estilo explicativo por
Peterson y Seligman, 1984) propone que cuando las personas son some-
tidas a experiencias que no pueden controlar, y las perciben como tal (es
decir, que efectivamente están fuera de su control, que no pueden hacer
nada por evitarlas o provocarlas), realizan una atribución respecto de cuál
es la causa de esa falta de control. Ahora bien, sólo si las personas realizan
atribuciones causales acerca de esta “no contingencia” (igual me ocurrirá,
por tal y tal motivo –por ejemplo, porque soy débil, porque me lo merez-
co, porque soy un inútil, porque tiene todo el poder sobre mí, porque ten-
go una maldición, etc.) y consideren las expectativas futuras (y esto me
ocurrirá siempre) surgirá un déficit indefensión, es decir, la interiorización
como hábito de este tipo de respuesta que consiste en no responder, en
quedar incapacitado en mayor o menor medida para dar una respuesta
de superación.
El tipo de atribución que demos conforma un “estilo” atribucional,
que es el tipo de interpretaciones que nos demos acerca de las causas
de lo que nos ocurre cotidianamente. Así, los efectos de la indefensión
aprendida serán más o menos graves en función de ese estilo atribucio-

24
nal: los efectos serán mayores si uno piensa que la no contingencia fue
causada por factores estables (ocurre siempre) o globales (me ocurre en
todo lo que hago), y serán menores si uno la atribuye a factores inesta-
bles (pero no siempre ocurre) o específicos (sucedió en este caso). Todo
ello explicaría los diferentes síntomas de indefensión de diferentes perso-
nas ante una misma situación existencial.

El síndrome de indefensión aprendida se hace presente cuando una


persona advierte que el agente perturbador y su presentación son
independientes de su conducta y que, cualquiera sea esta, el estresor
siempre se hará presente.

Sin embargo, a pesar de las mejoras que ofrece, esta segunda for-
mulación tampoco se ha visto exenta de críticas (Maldonado y Ruiz, 1982;
Palenzuela, 1984).
En síntesis, el síndrome de indefensión aprendida se hace presen-
te cuando una persona advierte que el agente perturbador y su presen-
tación son independientes de su conducta y que, cualquiera sea esta, el
estresor siempre se hará presente.
Sobre la base de estas evidencias experimentales, que permitieron
afirmar que uno de los factores verificables de la conducta al estrés es la
falta de control del estresor, Sutton y Kahn (1986) elaboraron un protocolo
de estudio del estrés ocupacional en humanos y también una forma de
intervención. Junto a la demostración de que la posibilidad de controlar
estresores atenúa sus efectos, surgió la hipótesis de que también la pre-
dictibilidad tenga efectos en el mismo sentido.
Como conclusión podemos retener que las primeras consideracio-
nes sobre el problema del estrés no ocultaban su tinte biologicista/evolu-
cionista, al tomarlo como una respuesta genética adaptativa a situaciones
novedosas y potencialmente peligrosas.

25
Capítulo 2

La epidemia oculta:
los diferentes tipos de estrés

Decíamos al inicio que el término estrés se ha incorporado al entra-


mado cultural de nuestra época para definir situaciones que, en verdad,
son muy diversas.
El aspecto positivo es que permitió caracterizar y dar cuenta de una
realidad novedosa para la cual no se desarrollaron aún palabras adecua-
das para explicarla, y pareciera que más o menos todos entendemos de
qué se está hablando cuando alguien menciona estar sujeto a una situa-
ción de estrés.
El aspecto negativo es el riesgo de que se multipliquen y con-
fundan sus significados, equivocando el cuadro, el diagnóstico y el tra-
tamiento. Muchas personas en situaciones de angustia vital, amenaza o
tensión psíquica se declararán atravesando una situación de “estrés”, pero
tanto la vulnerabilidad, como los síndromes derivados, son tan distintos,
particulares y subjetivos, que etiquetarlos bajo el nombre de “estrés” solo
nos sirve para reconocer que una persona está sufriendo.
Por ello en el tratamiento clínico y cotidiano del estrés es de vital
importancia la forma en que se comunican médicos y pacientes. Frente a
pacientes que pueden sobrediagnosticar su estrés o subestimarlo como
problema médico, resulta indispensable la precisión del profesional. En
forma conjunta, médico y paciente deberán poder conformar un verda-
dero “equipo” donde el profesional guíe al paciente hacia una reflexión

27
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

sobre su sintomatología, evitando diagnósticos apresurados que carez-


can del análisis clínico correspondiente.
Como primer paso en este camino
asumiremos una rápida definición del es-
Psiconeuroinmunología trés, como un desencadenamiento de pro-
“La psiconeuroinmunología es un cesos endógenos que preparan a la persona
campo científico interdisciplinar para afrontar situaciones que percibe como
que se dedica al estudio e inves-
tigación de los mecanismos de in- amenazantes.
teracción y comunicación entre el Como hemos dicho, las primeras con-
cerebro (mente/conducta) y los
sideraciones sobre el problema no oculta-
sistemas responsables del man-
tenimiento homeostático del or- ban su tinte biologicista/evolucionista, al
ganismo, los sistemas: nervioso tomarlo como una respuesta genética adap-
(central y autónomo), inmunoló- tativa a situaciones novedosas y potencial-
gico y neuroendocrino, así como
sus implicaciones clínicas”. mente peligrosas.
George F. Solomon. Psiconeuroin- La actitud personal que comporta el
munología: sinopsis de su historia, estrés tiene a menudo una parte positiva: la
evidencias y consecuencias, 2001.
predisposición a actuar sobre el problema
intentando encontrar una nueva perspecti-
va a fin de poder enfrentarlo con éxito.
Pero tiene también un parte negativa: es esa actitud asociada con
desconfianza, impotencia, rechazo, mal humor, irritabilidad y depresión,
que pueden traducirse en síntomas físicos como cansancio, tensiones
musculares, dolores de cabeza, trastornos del apetito, alteraciones del
sueño, hipertensión arterial, úlceras, etc.
Por lo tanto, los procesos de generación del estrés no son necesa-
riamente negativos, ya que permiten a la persona prepararse ante singula-
ridades. Se considera como verdadero problema en aquellos casos en los
que el estrés no se manifiesta como respuesta a un caso puntual, sino que
sobreviene como un proceso permanente en la cotidianeidad del sujeto,
transformándose en un escenario de tensión y predisposición continua a
sentirse atacado.

28
Clasificación del estrés: eutrés y distrés

Retomando la definición de Selye que hemos presentado anterior-


mente, estrés es la respuesta del organismo no específica, que comporta
una serie de cambios físicos, biológicos y hormonales, previa evaluación
o atribución consciente y/o inconsciente de los factores estresantes. Esta
respuesta es la que permite responder adecuadamente a las demandas
externas. Es decir, las respuestas del organismo se realizan en los planos
biológico, físico y psicológico a través del complejo sistema psiconeu-
roendocrinológico.
Si las respuestas efectuadas se realizan en armonía, respetando los
parámetros fisiológicos y psicológicos del individuo, son adecuadas en
relación con la demanda y se consume biológica y físicamente la energía
prevista por el organismo, adoptamos el concepto de “estrés” como “eu-
trés”, o “estrés bueno”. El eutrés nombra las situaciones y experiencias en
las que el estrés tiene resultados y consecuencias predominantemente
positivas: produce estimulación y activación, permitiendo a las personas
lograr resultados satisfactorios con costes personales razonables.

Los procesos de generación del estrés no son necesariamente negativos,


ya que permiten a la persona prepararse ante casos puntuales.
El problema sobreviene cuando se transforma en un escenario de tensión
y predisposición continua a sentirse atacado.

Cuando, por el contrario, las respuestas efectuadas resultan insufi-


cientes o exageradas en relación con la demanda, ya sea en el plano bioló-
gico, físico o psicológico, y no se consume la energía prevista, se produce el
“distrés” o estrés malo, que por su permanencia (cronicidad) o por su inten-
sidad (respuesta aguda) produce el Síndrome General de Adaptación (que
explicaremos en el capítulo sobre la fisiología del estrés). El distrés nombra
las situaciones y experiencias personales desagradables, molestas y con
probables consecuencias negativas para la salud y el bienestar psicológico.
Cada factor de estrés tendrá una respuesta específica de acuerdo
al agente que lo causa, pero estará siempre acompañado por “una res-

29
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

puesta complementaria biológica” común a todos esos factores y, por lo


tanto, no específica, es decir, independiente del tipo de factor causante y
que se traduce por un conjunto de cambios y de reacciones biológicas y
orgánicas de adaptación general. Hasta llegar a la enfermedad de adap-
tación o enfermedad psicosomática por distrés, el sistema deberá pasar
por las fases de alarma, resistencia y agotamiento. Habrá causas o factores
condicionantes y la evaluación y atribución del estresor como amenaza y
las respuestas elegidas darán lugar a la resolución o cronicidad del distrés.

La angustia como respuesta psicológica llevará a la enfermedad


psicosomática por claudicación o agotamiento.

La angustia como respuesta psicológica, es decir la manifestación


somática de la angustia en los sistemas del organismo, llevarán a la en-
fermedad psicosomática por claudicación o agotamiento del sistema u
órgano afectado. Son de destacar los mecanismos que llevan al distrés,
ya que las causas que lo provocan incluyen todas aquellas situaciones ca-
paces de desencadenar el proceso de adaptación a las demandas o exi-
gencias ambientales. Esta adaptación del individuo a las exigencias del
medio, su éxito o fracaso, nos lleva a considerar el concepto de “inadecua-
ción” entre los seres humanos y su entorno cuando estas exigencias no se
corresponden a sus capacidades, necesidades o expectativas, y someten
al individuo a un mayor grado de estrés.

Distrés: diferentes tipos y niveles

Dentro de lo que denominamos distrés podemos encontrar diver-


sos tipos o niveles, cada uno con sus propias características, síntomas, du-
ración y distinto tratamiento. La diferenciación entre estrés y distrés que
se ha hecho más arriba destaca la diferencia entre una condición necesa-
ria y normal vs. otra que excede estos límites. Sin embargo, a lo largo de la
obra, se utilizará generalmente la palabra estrés para designar lo que aquí
hemos definido como distrés.

30
Estrés agudo

El estrés agudo es la forma de estrés más común. Proviene de las


demandas y las presiones del pasado inmediato y se anticipa a las deman-
das y presiones del futuro próximo. Es estimulante y excitante a pequeñas
dosis, pero puede tornarse agotador. Es producto de una agresión inten-
sa, que incluso puede ser violenta, sea física o emocional, limitada en el
tiempo aunque superando el umbral de la persona, dando lugar a una
respuesta también intensa, rápida e incluso violenta.
Un ejemplo puede ser un descenso rápido por una pista de esquí de
alta dificultad: por la mañana temprano puede ser muy estimulante, por
la tarde puede añadir tensión a la acumulada durante el día; esquiar por
encima de las posibilidades puede conducir a accidentes, caídas y lesiones.
De la misma forma un elevado nivel de estrés agudo puede produ-
cir molestias psicológicas, cefaleas de tensión, dolor de estómago y otros
muchos síntomas. Puesto que es breve, el estrés agudo no tiene tiempo su-
ficiente para producir las grandes lesiones asociadas con el estrés crónico.
Los síntomas más comunes son:

• Desequilibrio emocional: una combinación de ira o irritabilidad,


ansiedad y depresión, las tres emociones del estrés.
• Problemas musculares entre los que se encuentra el dolor de ca-
beza tensional, el dolor de espalda, el dolor en la mandíbula y las
tensiones musculares que producen contracturas y lesiones en
tendones y ligamentos.
• Problemas digestivos con molestias en el estómago o en el intesti-
no, como acidez.
• Flatulencia, diarrea, estreñimiento y síndrome del intestino irritable.
• Manifestaciones generales transitorias como elevación de la pre-
sión arterial, taquicardia, sudoración de las palmas de las manos,
palpitaciones cardíacas, mareos, migrañas, manos o pies fríos, difi-
cultad respiratoria y dolor torácico.

El estrés agudo puede aparecer en cualquier momento de la vida,


es fácilmente tratable y tiene una buena respuesta al tratamiento.

31
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Estrés agudo episódico

Existen personas que padecen de estrés agudo con frecuencia. Sus


vidas están tan desordenadas que siempre parecen inmersas en crisis y
caos. No poseen control alguno, e incluso suelen ser incapaces de man-
tener una rutina. Como consecuencia, las presiones externas e internas
que nacen del deseo de establecer el orden perdido reclaman toda su
atención. Están permanentemente en la cresta del llamado estrés agudo.
Con frecuencia, los que padecen estrés agudo reaccionan de forma
descontrolada, muy emocional. Son sujetos irritables, ansiosos y tensos.
Se describen a sí mismos como personas que poseen “mucha energía
nerviosa”. Siempre tienen prisa, son bruscos y su irritabilidad se convierte
en hostilidad. Sus relaciones interpersonales se deterioran rápidamente
cuando los demás reaccionan con hostilidad real. El lugar de trabajo se
convierte en un lugar muy estresante para ellos.

Estrés crónico

Cuando el estrés se presenta en forma crónica, prolongado en el


tiempo, continuo, no necesariamente intenso, pero exigiendo adaptación
permanente, se sobrepasa el umbral de resistencia de la persona para
provocar las llamadas “enfermedades de adaptación”.
Es decir que cuando el organismo se encuentra sobreestimulado
y agota las normas fisiológicas, sobreviene el denominado estrés crónico.
Puede manifestarse por una exposición prolongada y continua a factores
estresantes externos (como sucede con los periodistas, ejecutivos, pilotos
o médicos) o por condiciones crónicas o prolongadas de la respuesta al
estrés (como en personas deprimidas y en el estrés postraumático). En
estos casos la persona se ve expuesta de modo prolongado a las llamadas
hormonas del estrés (catecolaminas, adrenalina y noradrenalina liberadas
por el sistema nervioso simpático, y los glucocorticoides).

Estrés crónico, sistema inmune y salud

Como hemos visto, el estrés crónico deriva de una situación de exi-


gencia permanente y constante en el tiempo, ante la cual la persona se ha

32
resignado, pues no visualiza ni una vía de solución ni un tiempo de finali-
zación. El estrés crónico desencadena una reacción fisiológica, hormonal
y anímica que otorga al síndrome características propias.
Numerosos estudios científicos dan cuenta de las variaciones me-
tabólicas del organismo estresado y su correlación con la aparición de en-

Cuando el estrés se presenta en forma crónica, no necesariamente


intenso, pero exigiendo adaptación permanente, se sobrepasa
el umbral de resistencia de la persona para provocar las llamadas
“enfermedades de adaptación”.

fermedades vinculadas a un déficit del sistema inmune. Uno de los puntos


clave de la Psiconeuroinmunología es el estudio de cómo el estrés altera
la respuesta inmune del organismo frente a las enfermedades. Desde hace
muchos años Borysenko y Borysenko explicaron, en un artículo muy di-
fundido, cómo una sobreproducción de corticoesteroides, a partir de un
estímulo estresante, puede llevar a una inmunosupresión (una debilita-
ción de su sistema inmune) indeseada que aumenta la susceptibilidad a
las enfermedades.
Dimsdale verificó que los ácidos libres y el colesterol aumentaban
en personas expuestas a situaciones de tensión. De modo particular el co-
lesterol se incrementa ante estresores crónicos (los resultados no fueron
tan concluyentes con los triglicéridos).
Los estudios de Harburg aportaron evidencia muy sólida que de-
muestra que las tensiones del ambiente y los estados emocionales que
generan provocan hipertensión arterial. En cuanto al infarto de miocar-
dio, Theorell también verificó una mayor incidencia en personas con un
historial de sometimiento a factores estresantes.
Nuestro propósito al señalar esto es poner en evidencia el “efecto
expansivo” que tiene el problema del estrés, pues si éste influye sobre el
sistema inmunológico y ello, a su vez, determina la aparición de enferme-
dades infecciosas u otro tipo de deterioro de la salud, nos encontramos
frente a un fenómeno que implica un altísimo costo, tanto desde el punto
de vista del bienestar como de la carga económica que representa en los
sistemas productivos y de salud de los países.
33
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Hoy el estrés es un estrés atribucional o emocional. Los órganos de


percepción externa y la interpretación de los estímulos, las dudas, angus-
tias y conflictos de nuestro inconsciente provocan la puesta en marcha

El estrés es un acompañante privilegiado de nuestra existencia.


La correcta utilización de sus mecanismos y el conocimiento de nuestra
personalidad podrán llevarnos a la prevención de enfermedades
psicosomáticas y somatopsíquicas.

de lo que se identifica como el “eje córtico-hipotálamo-hipofisiario-su-


prarrenal” (que detallaremos en el próximo capítulo), con liberación de
adrenalina, glucocorticoides, neurotransmisores y hormonas en cerebro
y órganos internos que preparan a ese organismo para la lucha, como
cualquier situación de enfrentamientos que hubieran tenido nuestros an-
cestros.
Un examen, un informe laboral, una cita, un éxito inesperado o una
frustración real o aparente por expectativas exageradas, pueden provocar
cambios cardiovasculares, musculares energéticos, plaquetarios, prepa-
rando al organismo para la lucha (que no siempre se produce), generando
cambios funcionales en nuestros órganos, con una energía que no se con-
sume y que irá provocando, si el estrés es prolongado, las enfermedades
de adaptación; o si el mismo es intenso y agudo, claudicación de órganos
de acuerdo a la inestabilidad de la persona o tipo de personalidad.
De allí que pensamos al estrés en la actualidad como un acompa-
ñante privilegiado de nuestra existencia. La correcta utilización de sus
mecanismos y el conocimiento de nuestra personalidad podrán llevarnos
a la prevención de enfermedades psicosomáticas y somatopsíquicas.
Quizás sea hoy mejor interpretado el recuerdo de Hans Selye: “el
hombre moderno debe dominar su estrés y aprender a adaptarse, pues
de lo contrario se verá condenado al fracaso profesional, a la enfermedad
y a la muerte prematura”.

34
Capítulo 3

Cuando el cuerpo nos da aviso:


la fisiología del estrés

El organismo presenta siempre un estado de estrés mínimo que,


ante determinadas situaciones, se incrementa. Esto puede producir un
efecto beneficioso o negativo: todo depende de si la reacción del organis-
mo es suficiente para cubrir una determinada demanda o si las exigencias
de la demanda desbordan a la persona.
Lo que debe quedar en claro es que un determinado grado de es-
trés estimula al organismo y permite que éste alcance su objetivo, vol-
viendo a su estado normal cuando desaparece el estímulo.
Cuando se mantiene la presión de la demanda (el estresor) y se pasa
de la alarma inicial al “estado de resistencia” (veremos más adelante las fa-
ses del estrés), las personas comienzan a tener una sensación de disconfort
(tensión muscular, palpitaciones, etc.). Si continúa el estresor, se llega al “es-
tado de agotamiento”, con posibles alteraciones funcionales y/u orgánicas
llamada “enfermedad de adaptación”. Estos síntomas se perciben negativa-
mente por las personas y producen preocupación, lo que a su vez agrava
los síntomas, constituyéndose de esta manera un círculo vicioso.
La respuesta fisiológica es la reacción que se produce en el organis-
mo ante los estímulos estresores. Ante una situación de estrés, el organis-
mo tiene una serie de reacciones fisiológicas que suponen la activación
del ya nombrado eje córtico-hipotálamo-hipofisiario-suprarrenal y del sis-
tema nervioso vegetativo, que veremos inmediatamente.

35
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

El eje córtico-hipotálamo-hipofisiario-suprarrenal (HSP) se compo-


ne por la corteza cerebral, el hipotálamo, estructura nerviosa situada en
la base del cerebro que actúa de enlace entre el sistema endócrino y el
sistema nervioso, la hipófisis, glándula también localizada en la base del
cerebro, y las glándulas suprarrenales, las que se encuentran sobre el polo
superior de cada uno de los riñones y están compuestas por la corteza y
la médula. Por su parte el sistema nervioso vegetativo (SNV) es el conjun-
to de estructuras nerviosas que se encarga de regular el funcionamiento
de los órganos internos y controla algunas de sus funciones de manera
involuntaria e inconsciente. Ambos sistemas producen la liberación de
hormonas, sustancias elaboradas en las glándulas que, transportadas a
través de la sangre, excitan, inhiben o regulan la actividad de los órganos.

Producción de hormonas por el sistema nervioso vegetativo


y el eje córtico-hipotálamo-hipofisiario-suprarrenal

DEMANDAS
DEL ENTORNO

PRINCIPALES
CENTROS CEREBRALES

HIPOTÁLAMO Señales
(CRF) nerviosas
OTROS
ÓRGANOS

HIPÓFISIS
NERVIOSO VEGETATIVO

NORADRENALINA

ACTH CORTISOL
ADRENALINA
SISTEMA

CORTEZA
SUPRARRENAL

MÉDULA
SUPRARRENAL

36
Eje córtico-hipotálamo-hipofisiario-suprarrenal

El eje córtico-hipotálamo-hipofisiario-suprarrenal se activa tanto


con agresiones físicas como psíquicas. Al activarse desencadena un pro-
ceso de secreción de hormonas que, entre otros efectos, produce corti-
coides que pasan al torrente circulatorio e impactan en el organismo. Los
corticoides que se liberan son:

• Los glucocorticoides: El más importante es el cortisol que facilita la


secreción de agua y el mantenimiento de la presión arterial. Afecta
a los procesos infecciosos y produce una degradación de las proteí-
nas intracelulares. Aumenta la concentración de glucosa en sangre
y se produce un aumento de calcio y de fosfatos liberados por los
riñones, y de lípidos.
• Los andrógenos: Son hormonas que estimulan el desarrollo de las
características secundarias masculinas y estimulan el aumento tan-
to de la fuerza como de la masa muscular.

El sistema nervioso vegetativo

Este sistema mantiene la homeostasis del organismo. La activación


simpática supone la secreción de adrenalina, especialmente en casos de
estrés psíquico y de ansiedad, y de noradrenalina (sobre todo ante el es-
trés de tipo físico), que se manifiesta generalmente en situaciones de alto
riesgo o de agresividad.
La adrenalina y la noradrenalina son las hormonas encargadas de
poner el cuerpo en estado de alerta preparándolo para luchar o huir. Son
las que permiten enlazar el proceso del estrés con los fenómenos psico-fi-
siológicos de la emoción. Ambas intervienen en los siguientes procesos:

• Dilatación de las pupilas.


• Dilatación bronquial.

37
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• Movilización de los ácidos grasos, pudiendo generar un incremen-


to de lípidos en sangre (posible arterioesclerosis).
• Aumento de la coagulación.
• Incremento cardíaco que puede desembocar en hipertensión ar-
terial.
• Vasodilatación muscular y vasoconstricción cutánea.
• Redistribución de la sangre, que abandona los puntos menos im-
portantes, como la piel (aparición de palidez) y las vísceras intesti-
nales, para acudir a músculos, cerebro y corazón, que pasan a ser
las zonas de acción.
• Reducción de los niveles de estrógenos y testosterona, hormonas
que estimulan el desarrollo de las características sexuales secunda-
rias masculinas.
• Inhibición de la secreción de prolactina, influyendo sobre la glán-
dula mamaria.
• Incremento de la producción de tiroxina, que favorece el metabo-
lismo energético, la síntesis de proteínas, etc.

Como puede observarse ante una situación de estrés, la totalidad


del organismo se encuentra comprometido.

Ejes psico-somáticos intervinientes

Los mecanismos de respuesta del estrés actúan a través de tres ejes


psico-somáticos:

• Eje neural.
• Eje neuro-endócrino.
• Eje endócrino.
Pasaremos a detallar los procesos que se desarrollan en cada uno
de ellos.

38
Eje neural

Es el primero en que se manifiesta la respuesta con efectos inme-


diatos y puramente locales. Es el responsable de la reacción de alarma.
Actúa a través de los nervios de las ramas simpáticas y parasimpáticas.
La forma típica es la excitación Simpática o Ergotrópica, aunque existe
también en determinadas ocasiones la excitación parasimpática o trofo-
trópica, que explica ciertos cuadros de asma bronquial, por ejemplo. Clá-
sicamente la excitación simpática es la aceleración del ritmo cardíaco. La
secuencia mantenida por los impulsos nerviosos es la siguiente:

NEOCORTEZA

Estímulo
psico-social
SISTEMA LÍMBICO

HIPOTÁLAMO

POSTERIOR ANTERIOR
Activación Activación
Simpática Parasimpática

ÓRGANOS TERMINALES

Este mecanismo se agota cuando el estímulo estresor es muy intenso o perdura en el tiempo. Luego
comienza a activarse el segundo mecanismo de repuesta.

39
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Eje neuro-endócrino

Es importante destacar los aportes de Cannon sobre homeostasis


(esfuerzos del organismo para adaptarse) y de huida o lucha. Pero como
nosotros queremos concentrarnos en el estrés psico-social, nos interesa
los conceptos de homeostasis social, representada por la adaptación o
ajuste interpersonal a los diversos grupos, y la actividad de huida o de lu-
cha ante los estresores psico-sociales.

Si el cuerpo se prepara repetidamente para la acción de huida o de lucha,


pero ambas le son impedidas, sufre las consecuencias en forma interna,
la cual será aguda e intensa, pudiendo concluir en infarto, hipertensión,
accidente cerebro vascular, entre otras.

Nos centramos en aquellos momentos en que, por diversas normas


establecidas, no pueden darse ninguno de los dos mecanismos. La ener-
gía que no puede ser canalizada se vuelve contra el propio organismo,
convirtiéndose en autoagresión.
En este eje intervienen el Sistema Nervioso Autonómico Simpático
y parte del Sistema Endócrino, representado por la médula adrenal. Am-
bas movilizan al organismo para la acción a tomar. Se incrementa así el to-
no Simpático, liberando las hormonas adrenalina y noradrenalina, desde
la médula adrenal a la circulación periférica. Al distribuirse por el cuerpo
lo preparan para la actividad muscular, aumentando la presión arterial
y rendimiento cardíaco, produciendo vasoconstricción de la piel, mayor
tensión muscular, y se produce también aumento en los niveles de ácidos
grasos, triglicéridos y colesterol en sangre, favoreciendo el consumo de
energía para la emergencia.
Si el cuerpo se prepara repetidamente para la acción de huida o
de lucha, pero ambas le son impedidas, sufre las consecuencias en forma
interna, la cual será aguda e intensa, pudiendo concluir en infarto, hiper-
tensión, accidente cerebro vascular, etc. Aunque los efectos físicos apa-
rentemente provocados por el Eje Neuroendócrino son similares a los
del Eje Neural, cuyos nervios activan directamente a los órganos en vez
de actuar a través de adrenalina o noradrenalina, la liberación de estas
sustancias tardan de 20 a 30 segundos y dura 10 veces más hasta que se

40
inactivan. Esto explica la duración de los estados emocionales de temor
o fuga, hasta que las hormonas circulantes se inactivan químicamente,
sobre todo si no existió ejercicio físico alguno.

Eje endócrino

Cuando el evento estresor es más prolongado y de mayor intensi-


dad, puede producir una respuesta de carácter crónico, de períodos varia-
bles. Los efectos somáticos producidos por el eje endócrino pueden ser:
aumento de la producción de glucosa, de urea y cetonas, de ácidos grasos
libres, una mayor susceptibilidad al infarto de miocardio y una disminu-
ción de la resistencia a la inmunidad.
En la actualidad se ha descubierto que el estrés genera más afec-
ciones de lo que se creía. Se tiene la certeza, por evidencias clínicas y ca-
suísticas, que síntomas como caída de pelo, resfríos constantes, herpes o
enfermedades infecciosas en general, personas que enmudecen por inex-
plicables faringitis o laringitis, etc., pueden ser víctimas del estrés.
Esta afección no solo se manifiesta bajo la forma de ansiedad sino
que provoca trastornos en cuatro áreas: psicológica, neurológica, inmuno-
lógica y endocrinológica. Por ende, estos serían los caminos que utiliza es-
te padecimiento para manifestar al cuerpo que algo no está bien y, de no
considerarlo, ese trastorno se puede hacer crónico y transformarse en un
serio peligro para el organismo.
Otra forma, aunque indirecta, de estimar cuántas personas están
afectadas por esta enfermedad, es la ansiedad, factor íntimamente asocia-
do con los estresores. Los relevamientos de la OMS señalan que 3 de cada
10 personas en el mundo no pueden dominar su ansiedad y viven estresadas.
El director del SAMES, Dr. Daniel López Rosetti, demostró que las
causas del estrés pueden ser de naturaleza física y/o mental. Señala ade-
más distintos niveles de vulnerabilidad al estrés, el que se desprende de
patrones o perfiles psicológicos diferentes para cada persona. Pero tam-
bién que todos tienen posibilidades de controlarlo. A veces, la solución
para el problema puede ser tan sencilla como organizar mejor una agen-
da o programar mejor los momentos de ocio y diversión.
Oscar Angel Spinelli afirma que el estrés sobreviene cuando una
situación se torna insoportable. El trauma genera miedo e impotencia.

41
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?
Frente a una amenaza, el cuerpo entra en estado de alerta y se prepara para
“pelear
Frente aouna
correr” comoelrespuesta,
amenaza orientando
cuerpo entra paradeello
en estado todos
alerta y selosprepara
recursos
para
energéticos y fisiológicos disponibles.
“pelear o correr” como respuesta a una situación, direccionando todos los
1.recursos energéticos
Activación de la y fisiológicos disponibles. Respuesta del organismo
glándula hipófesis. Frente a la del
adrenalina
1. Activación de la Respuesta organismo
Emite un mensaje Neurológica:
glándula hipófesis. Frente a ladeadrenalina:
hormonal que activa Aumento la atención
Emite un mensaje Neurológica:
las glándulas que y velocidad de reacción.
hormonal que activan Aumento de la atención
producen las hormonas
las glándulas que
del estrés. yCardíaca:
velocidad de reacción.
producen las hormonas Aumenta el pulso,
del estrés.
2. Las glándulas Cardíaca:
la presión y la
suprarrenales Aumenta el pulso,
oxigenación.
2. Las glándulas la presión y la
responden al mensaje Frente al cortisol
suprarrenales oxigenación.
de la hipófisis Inmunológica:
responden al mensaje
aumentando la Frente al cortisol:
Disminución de la
de la hipófisis
producción de cortisol. Inmunológica:
respuesta inmunitaria.
aumentando la
También liberan Disminución
Digestiva: de la
producción de cortisol.
adrenalina por estímulo respuesta
Disminución inmunitaria.
de la
También liberan
nervioso. Digestiva:
actividad intestinal.
adrenalina por estímulo
nervioso. Disminución de la
actividad intestinal.

Pero los problemas aparecen cuando una situación crítica persistente dispara el estrés patológico.
Pero los problemas aparecen cuando una situación crítica persistente dispara el estrés patológico.

ESTRÉS CRÓNICO
Cuando la situación que dispara el estrés se torna crónica, las hormonas del
estrés se mantienen en niveles altos de forma continua y aumenta el riesgo de
sufrir enfermedades.
Afecciones. Cardíacas
Neurológicas El aumento de la presión
El cortisol se vuelve tóxico arterial y el ritmo del co-
para el cerebro, disminuye razón y altos niveles de
la concentración, aumenta colesterol y triglicéridos
la ansiedad y la depresión provocan afecciones
y provoca ataques de cardiovasculares.
pánico, fobias y Digestivas
alteraciones del sueño. Lo cambios en la acti-
vidad digestiva pueden
Inmunológicas ocasionar gastritis y dia-
La menor actividad rrea. Los altos niveles
inmunológica aumenta la de cortisol aumentan
incidencia de infecciones y el apetito y eso puede
en algunos casos provoca derivar en obesidad.
reacciones autoinmunes.

42
42
Lo que aparecía como una amenaza pasa a convertirse en la razón de la
existencia. El estrés no es cansancio, es el pesar de no poder sobrellevarlo
porque no le encontramos suficiente sentido a lo que hacemos. Más an-
siedad y/o angustia va alimentando la sensación de hastío. Sueños que
se esfuman, dinero que no alcanza, inseguridad ante la mirada del otro,
trabajar exhaustos, el futuro de nuestros hijos, etc. Sólo aquellas personas
carentes del sentido de responsabilidad parecen inmunes al estrés.

Síndrome General de Adaptación

Como hemos visto en el primer capítulo de este libro, Hans Selye,


basándose en ideas de Cannon, efectuó en 1936 un descubrimiento acci-
dental en ratas sometidas a una investigación experimental con hormo-
nas. Los resultados de sus experiencias se manifestaban de forma regular
con una tríada sintomática:

1. Aumento del tamaño de las glándulas suprarrenales (Hipertrofia).


2. Reducción de los órganos linfáticos (timo, bazo y ganglios linfáticos).
3. Ulceras sangrantes gastrointestinales (ulcera de cushing).

Este breve artículo aparecido en la revista británica Nature (ver


págs. 12-13 de esta obra) se convirtió, gracias a sus investigaciones poste-
riores y conclusiones conceptuales, en la monumental Stress of Life. Para
Selye, la incidencia de causas o situaciones estresantes desencadenaba lo
que denominó “Síndrome General de Adaptación” (SGA), a saber:

• Síndrome: conjunto de signos y síntomas físicos mentales y de


conducta.
• General: diversos agentes no específicos lo inducen como una vía
final común a la acción de todos ellos.
• Adaptación: en su esfuerzo para sobrevivir el organismo se adapta
con el objetivo de ajustarse a estos estresores prolongados.

43
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

En el SGA se incluye el factor tiempo, por lo que es descripto co-


mo una serie de fenómenos medibles, que se suceden al movilizarse el
sistema del individuo frente a los estímulos estresores. Estos estímulos
estresantes varían en los distintos sujetos e incluso en el mismo indivi-
duo según los momentos y las circunstancias. La salud física y mental,
la herencia, las experiencias anteriores, la disposición psíquica frente al
riesgo o la incertidumbre, e incluso la dieta habitual, pueden determi-
nar, calificar y cuantificar los estímulos que pueden ser estresantes.
Selye destacó la capacidad orgánica de respuesta al estrés median-
te la movilización de mecanismos fisiológicos capaces de responder al de-
safío generado por el estrés. Estresor es, como definimos en el comienzo
del apartado, todo agente nocivo para el equilibrio del sistema homeostáti-
co del organismo.
Esta teoría general acerca de las reacciones del organismo frente
a una amplia variedad de estresores es una forma de pensar la interre-
lación entre factores del entorno y fisiológicos. A través de mecanismos
fisiológicos se explica la relación entre estrés y enfermedad. Sin embargo,
hay que destacar que este supuesto no permite la valoración psicológica
de los acontecimientos estresores, ya que algunos de estos provocan una
respuesta emocional más fuerte que otros. Los procesos de valoración del
estímulo suelen jugar un papel importante en las reacciones fisiológicas ma-
nifestadas ante el estrés.
Este síndrome se manifiesta mediante los cambios producidos en
el organismo como consecuencia de la presencia mantenida de un estre-
sor o situación de estrés. La totalidad de los organismos, ante situaciones
estresantes, presentan esta respuesta de activación generalizada e ines-
pecífica, ya que es similar ante cualquier estresor.

Fases del estrés

Ante una situación de amenaza para su equilibrio, el organismo


emite una respuesta con el fin de intentar adaptarse. En este proceso de
adaptación por parte del organismo se distinguen las fases de alarma,
adaptación y agotamiento.

44
Fase de alarma
Ante la aparición de un peligro o estresor se produce una reacción
de alarma durante la cual la resistencia baja por debajo de lo normal. Es
muy importante resaltar que todos los procesos que suceden son reac-
ciones encaminadas a preparar el organismo para la acción de afrontar una
tarea o esfuerzo.
Esta primera fase supone la activación del eje córtico-hipotála-
mo-hipofisiario-suprarrenal. Existe una reacción instantánea y automáti-
ca compuesta por una serie de síntomas siempre similares, aunque de
variable intensidad. Las que se corresponden con las respuestas fisiológi-
cas del estrés, mencionadas con anterioridad.

Fase de resistencia o adaptación


En esta fase el organismo intenta superar, adaptarse o afrontar la
presencia de los factores que percibe como amenazantes, produciendo
las siguientes reacciones:

• Normalización de los niveles de corticoesteroides.


• Desaparición de la sintomatología.

Fase de agotamiento
Se manifiesta cuando la agresión adquiere una frecuencia conside-
rable en repitencia y perdurabilidad, juntao con la insuficiente adaptación
del sujeto mediante la aplicación de sus recursos. La misma conlleva:

• Alteración tisular.
• Aparición de la patología psicosomática.

Consecuencias corporales del estrés

Siguiendo con el modelo del SGA, la respuesta del organismo es


diferente según se esté en una fase de tensión inicial, donde existe una
activación general del mismo y las alteraciones que se producen son fácil-

45
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

mente remisibles si se revierte la causa, o en una fase de tensión crónica o


estrés prolongado, en la cual los síntomas se convierten en permanentes
desencadenando la enfermedad. En el siguiente cuadro se exponen algu-
nos ejemplos de las alteraciones que se producen.

ÓRGANO TENSIÓN ESTRÉS


COMPROMETIDO (Fase Inicial) (Fase de Agotamiento)
Cerebro Ideación clara y rápida. Dolor de cabeza, tic nervioso,
temblor, insomnio, pesadillas.
Humor Concentración mental. Ansiedad, pérdida del sentido
del humor.
Saliva Muy reducida. Boca seca, nudo en la garganta.
Músculos Mayor capacidad. Tensión y dolor muscular, tic.
Pulmones Mayor capacidad. Hiperventilación, tos, asma,
taquipnea.
Estómago Secreción aumentada. Ardor, indigestión, dispepsia,
vómitos.
Intestino Aumenta la actividad Diarrea, cólico, dolor, colitis
motora. ulcerosa.
Vejiga Flujo disminuido Poliuria.
Sexualidad Irregularidades Impotencia, amenorrea,
menstruales frigidez, dismenorrea.
Piel Menor humedad Sequedad, erupciones,
dermatitis.
Energía Aumento del gasto Fatiga fácil.
energético, aumento del
consumo de oxígeno.
Corazón Aumento del trabajo Taquicardia, Hipertensión,
cardíaco. dolor precordial.

Consecuencias biológicas del estrés.

A lo largo de la primera parte de esta obra hemos desarrollado el


concepto de estrés, tomando en cuenta sus diferentes acepciones así co-
mo su evolución histórica y clasificación. Por su parte también hemos pro-
fundizado en su fisiología, por considerarla esencial para la comprensión
del concepto. Pasaremos ahora a detallar los diferentes modelos explica-
tivos del estrés.
46
Capítulo 4

Modelos explicativos

Los principales modelos de estrés

Los distintos modelos explicativos del estrés pueden ser clasifica-


dos según lo consideren:

• un estímulo,
• una respuesta o
• un proceso.

A su vez, cada ciencia dará su interpretación del fenómeno, selec-


cionando sólo aquel aspecto que corresponde a su especificidad. Así nos
encontramos con modelos fisiológicos del estrés, modelos psicológicos,
interaccionistas y organizacionales. Cada uno de ellos realiza su aporte
enriquecedor, y es en la consideración de todos donde enriquecemos
nuestras miradas sobre dicha problemática.
Antes de comenzar con las descripciones es necesario destacar la
existencia de dos posturas con respecto a la influencia de diversos fac-
tores en la salud y enfermedad: una que plantea la generalidad y otra la
especificidad.

47
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

El modelo de la generalidad

Según este modelo, la enfermedad puede producirse por los efec-


tos del desequilibrio sobre los procesos inmunes o por las consecuencias
metabólicas de las hormonas intervinientes en los procesos de estrés,
según el modelo definido por Selye. El concepto de Síndrome General
de Adaptación prestó apoyo a esta teoría ya que plantea una respuesta
inespecífica del individuo a las situaciones estresantes, y se considera que
la razón de que aparezca una enfermedad u otra es dependiente de dife-
rencias individuales en los condicionamientos pasados o en las vulnerabi-
lidades determinadas genética o constitucionalmente.

Lazurus criticó al modelo generalista porque la variable fundamental


en la producción de enfermedad es la relación que se establece entre el
individuo y el entorno, según la estrategia de afrontamiento.

Esto fue criticado abiertamente por Lazarus, pues supone desco-


nocer el hecho de las diferentes calidades y la versatilidad de la respuesta
emocional. Para él la variable que puede influir específicamente en la pro-
ducción de enfermedad está en la relación que se establece entre el indivi-
duo y el entorno expresado en el concepto de estrategia de afrontamiento.
Esta puede mitigar o aumentar el efecto de las condiciones ambientales
nocivas, regular la perturbación emocional en el individuo frente a la si-
tuación y expresar una serie de valores-afrontamientos que en sí mismos
pueden ser perjudiciales (Lazarus, 1986).

El modelo de la especificidad

El máximo representante de este modelo es Depue: sostiene que la


enfermedad puede originarse a través de las formas particulares de tras-
torno fisiológico que se asocian a los distintos modelos de respuesta y/o
por los efectos directos de la conducta de afrontamiento.
48
El modelo de la fisiología experimental

El modelo de la fisiología experimental puso énfasis en los efectos


de las emociones en el funcionamiento del organismo. Este enfoque tiene
sus orígenes en los estudios sobre la patología de las emociones y está
ganando cada vez más reconocimiento. Aun cuando los acontecimientos
objetivos en la vida de las personas, tales como la pérdida de la pareja,
la enfermedad grave de un familiar próximo, el despido de la empresa,
etc., suelen producir respuestas emocionales, la respuesta fisiológica ante
éstos y otros acontecimientos varía significativamente en función de factores
psicológicos. Es decir que las variables ambientales, actuando a través de
vías y mecanismos puramente psicológicos, son capaces de alterar la bio-
química de nuestro organismo (Selye, 1946).
El estudio de la fisiología del estrés ha crecido considerablemente en
los últimos años, pudiendo asegurar que están ampliamente estudiados los
mecanismos fisiológicos asociados al estrés. Es abundante la literatura con
referencia a este tema y han sido grandes los progresos en esta área.

Experiencias realizadas en Argentina

En Argentina existe la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés


(SAMES), organización que ha desarrollado el Psicoscanner, un equipo
diagnóstico desarrollado en la SAMES por un grupo de profesionales
médicos y especialistas en Ingeniería Biomédica. El Psicoscanner permi-
te medir la respuesta física al estrés (Stress Reactor de Elliot) mediante la
realización de tres pruebas simuladas de estrés: aritmética y videogame
competitivo (estrés psicológico) y could-test (estrés físico) y la medición
simultánea de todas las variables físicas que sufren variaciones bajo estí-
mulos tensionantes. El Psicoescanner registra distintas variables fisiológi-
cas que se modifican ante el estímulo de los estresares.
En la Universidad de Córdoba un equipo de investigación liderado
por la Dra. Marta E. Lapid de Volosin estudia el conocimiento sobre la par-
ticipación funcional de los glucocorticoides en los procesos neurales que
se manifiestan luego de la exposición a diferentes situaciones estresantes
que conforman modelos animales de psicopatologías. Los estudios se fo-
calizan en los sistemas de receptores a glucocorticoides y áreas centrales
49
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

involucrados en las alteraciones conductuales, neuroquímicas y neuroen-


dócrinas a largo plazo inducidas por estrés. Conocer los mecanismos que
subyacen a los efectos moduladores de los glucocorticoides estimulará el
diseño de una farmacoterapia más racional, destinada no solo a molécu-
las específicas, sino también a circuitos y regiones del cerebro que están
particularmente involucradas en la génesis de las enfermedades psiquiá-
tricas.
En el Hospital Fernández se han llevado a cabo estudios de índices
biológicos en estrés asistencial. El Dr. Enrique Segura, investigador de la
Facultad de Psicología de la UBA y del Consejo Nacional de Investigacio-
nes Científicas y Técnicas (Conicet) y la Dra. Nora Leibovich de Figueroa,
entre otros, investigan la problemática del estrés en particular, siguiendo
la terminología que propone, el distrés ocupacional. Afirman, apoyán-
dose en Eckenrodel (1991), Moos y Schaefer, (1984) que “existe evidencia
inequívoca que el contexto situacional afecta el afrontamiento. Las carac-
terísticas situacionales no solamente influyen sobre la elección de la estra-
tegia de afrontamiento sino que también afectan los resultados del mismo.
Cómo un individuo afronta la situación depende de los siguientes factores:
la evaluación del estrés que realiza, los recursos de afrontamiento propios,
los recursos que provee la cultura y la reacción de los otros. Los resultados del
afrontamiento tienen consecuencias psicológicas, físicas, así como sociales
y culturales. Como el individuo afronta lo afecta no solamente a él sino tam-
bién a los otros dentro de su contexto social”. (Segura, 1998).

Estrés y sistema inmunológico

En los últimos años se han hecho diversas investigaciones donde


se comprobó que la situación de estrés altera la respuesta inmune, en
general disminuyéndola, tanto se trate de animales como de humanos.
Las experiencias con animales permitieron demostrar que la exposición
a estresores puede incrementar la morbilidad y mortalidad de trastornos
inmuno-relacionados con el cáncer y otras enfermedades.
Riley (1975) sostuvo que el estrés produce la activación de las glán-
dulas adrenales, lo cual supone un incremento en la producción de cor-
ticoesteroides, que a su vez tiene como consecuencia una involución del
timo y ganglios encargados de la producción de linfocitos, y por lo tanto

50
un debilitamiento del sistema inmunológico encargado de proteger al
organismo.
Compartimos la reflexión de la Dra. Ilse Plattner cuando afirma: “La
investigación moderna del estrés indica que el hombre en el acontecer
estresante no es simplemente alguien que reacciona de un modo fisioló-
gico –como lo vio Selye–, sino que ante todo es un actuante, que puede
perfectamente intervenir en el acontecer estresante”.

Modelos psicológicos

Estrés y patrones de conducta

Dentro de los modelos psicológicos, la revisión de la investigación


epidemiológica ha permitido descubrir, al margen del demostrado poder
patógeno de algunas conductas concretas –como fumar o beber alco-
hol–, la existencia de un conjunto de actitudes y comportamientos que, a
partir de los denominados “patrones de conducta”, se han podido estable-
cer como factor de riesgo y predisposición al estrés, es decir, que implican
un riesgo para la salud. El patrón de conducta es la forma habitual de ver
y reaccionar ante el mundo, es el resultado de la observación de determi-
nadas características psicológicas y conductuales.
Estas observaciones llevaron a Price (1982) a definir el patrón de
conducta como la predisposición de determinadas personas respecto de
sus actitudes y el modo de afrontar situaciones, condicionados por la es-
cala de valores utilizados en una sociedad determinada. Así el patrón de
conducta de una persona reúne rasgos de personalidad, actitudes, creen-
cias, conducta manifiesta y una determinada activación psicofisiológica.
Esta serie de variables psicológicas y comportamentales que cons-
tituyen una unidad funcional han sido objeto de exhaustiva investigación
en las dos últimas décadas. El estudio de estos patrones de conducta ha
abierto nuevos cauces de prevención e intervención terapéutica y ha demos-
trado de manera inequívoca el peso de las variables psicológicas en la code-
terminación de las enfermedades médicas.

51
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Es decir, tal como señala Oscar E. Slipak, el estrés, o los factores cau-
santes de estrés serán iguales para todos los individuos, pero la vía elegi-
da (autonómica o neuroendócrina) y la forma de reaccionar ante el mismo
dependerán de su grado de vulnerabilidad y de su perfil psicológico.
Hasta el momento se han descrito 3 tipos de patrones de conducta:

• Patrón A: se relaciona con factor de riesgo coronario. Correspon-


den a perfiles psicológicos donde predomina una respuesta exa-
gerada. “Predomina la hiperactividad, irritabilidad, son ambiciosos,
agresivos, hostiles, impulsivos, impacientes crónicos, tensos y com-
petitivos, ya sea con su medio ambiente y con ellos mismos y sus
relaciones interpersonales son problemáticas y con tendencia a la
dominancia” (Slipak, O, 1994). Típicamente tienen un elevado co-
lesterol LDL y un bajo colesterol HDL, y factores de riesgo como
obesidad, hipertensión y nicotinismo.
• Patrón B: no parece asociado a ninguna enfermedad en particular.
Son personas tranquilas, confiadas, relajadas, abiertas a las emocio-
nes, incluso hostiles.
• Patrón C: se relaciona con un factor de riesgo neoplásico. Son
personas  introvertidas, obsesivas, que interiorizan su respuesta al
estrés, conformistas, pasivas, extremadamente cooperadoras, sumi-
sas, resignadas y apacibles,  siempre en control de las expresiones
de hostilidad y deseosas de aprobación social. Tienen mayor pre-
disposición a reumas, infecciones, alergias, enfermedades de piel e
incluso el cáncer. 

Teoría de la Vulnerabilidad

Otro arquetipo de referencia es el de “Vulnerabilidad-Estrés” (Zubin


y Spring, 1977), que quizás sea el más compartido por la mayoría de los
psiquiatras y psicólogos clínicos para dar cuenta de los factores causales
de los distintos trastornos.
Este modelo propone que los trastornos suponen una crisis en el
funcionamiento psicobiológico de la personas con una cierta vulnerabili-
dad (disposición o características de personalidad) ante determinados es-
52
tresores (situaciones que generan tensión y necesidades de adaptación).
La vulnerabilidad incluye predisposiciones determinadas genéticamente
que, a su vez, influyen sobre, por ejemplo, determinados niveles de sus-
tancias bioquímicas en el cerebro del individuo.
También incluyen procesos y habilidades psicológicas, como la ca-
pacidad atencional, los procesos de memoria, los estilos de pensamiento
personales y las habilidades de conducta para afrontar determinadas si-
tuaciones. Se supone además que esos factores se pueden consolidar y
hacerse más persistentes en las épocas tempranas de la vida, donde la
maduración del sistema nervioso está iniciándose y las influencias am-
bientales provenientes del medio sociofamiliar pueden dejar una fuerte
huella.
Teoría de la Vulnerabilidad sentó las bases de uno de los desarrollos
científicos más fecundos de la psicoterapia. Según Zubin y Spring, para
que aparezca la enfermedad es necesaria la acción de un factor estresante
sobre un organismo con cierta vulnerabilidad (genética, bioquímica, cog-
nitiva). A mayor vulnerabilidad, menos estrés será necesario para que se
produzca la enfermedad, y viceversa. Esta teoría posibilita la intervención
psicológica sobre la enfermedad ya que el control del estrés aparecía co-
mo un intento de evitar o prevenir la aparición de la enfermedad.

Modelos sociales

Teoría Sociocognitiva

A mediados de los años 80 tuvieron un gran auge los modelos so-


ciales basados en la Teoría Sociocognitiva de Bandura (ver el capítulo 8
de este libro). Su teoría trata de conjugar la importancia de los factores
ambientales (conductismo) y personales (cognitivismo) en la determina-
ción de la conducta en el contexto del aprendizaje social. Estos modelos
sociales destacan el papel fundamental de las variables cognitivas en la
explicación del síndrome, como las actitudes, las creencias, el autocon-
cepto o la autoeficacia. El enfoque que propone este paradigma cognitivo
permite trazar dos grandes líneas de investigación:

53
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• El neuropsicológico: Son las grandes funciones instrumentales


que entran en juego en la percepción, el tratamiento y la adqui-
sición de información: la memoria, la atención, el aprendizaje, etc.
Son englobadas, en algunos casos, dentro de las así llamadas “Fun-
ciones Mentales Superiores”. Aunque esta aproximación es, en cier-
ta medida, reduccionista, intenta la comprensión de mecanismos
funcionales. Puede permitir interesantes estudios de correlación
entre investigaciones neuro-anatómicas y psicofisiológicas.
• El cognitivo: Se ocupa del estudio de las representaciones men-
tales, es decir, de los diferentes sistemas para el proceso de la  in-
formación  y sus asociaciones a las diferentes emociones. Es una
investigación fundamentalmente clínica y más abarcadora que la
precedente, permite hipótesis tendientes a intervenciones tera-
péuticas específicas.

Enfoque Sistémico

Posteriormente, en los años 90 se comprende la importancia del pa-


radigma sistémico, concretamente de la Teoría Organizacional. En ella se
destaca la importancia de los estresores del contexto laboral tales como:

• La estructura organizacional.
• El clima.
• Los estresores de rol o el apoyo social.

Los modelos sistémicos resaltan el equilibrio, fundamentalmente


dinámico, entre las exigencias del medio y las capacidades del sujeto.

Modelos Organizacionales

Vinculados al estudio del estrés laboral aparecen los modelos or-


ganizacionales. Enfocan diversos factores etiológicos como el contexto, la

54
vulnerabilidad y el factor estresante que, en la medida en que concurren o
se superponen, provocan un grado mayor de estrés (cfr. McLean).
Otros, como el modelo de ajuste ambiental de Pearson, otorgan
una importancia mayor a las percepciones objetivas y/o subjetivas del yo
y el ambiente. Baker, por su parte, plantea su modelo sobre el ambiente
de trabajo y hasta qué grado permite a las personas modificar las respues-
tas al estrés.
El concepto “modelo de control de decisiones de trabajo” sostie-
ne que el estrés resulta de un desequilibrio entre las exigencias impues-
tas a un trabajador y su capacidad para modificarlas. Diversos estudios
demostraron que se producían efectos en el estado de salud (depresión
e indefensión aprendida, síntomas de tensión psicológica) y en el com-
portamiento (actitud activa en el trabajo, conducta en el tiempo de ocio,
experiencia activa) relacionados ambos, aunque de distinta manera, con
dos dimensiones: las intensas demandas psicológicas (cambios, retos psi-
cológicos) por un lado, y la capacidad de control (trabajo monótono, ca-
pacidad de ejercer las competencias, altos niveles de autonomía, uso de
capacidades) por otro (Vega Martínez).
Es indudable que el equilibrio entre la demanda y la respuesta
adaptativa, que permiten al trabajador responder adecuadamente a la
exigencia, darán el grado de estrés resultante. A mayor control sobre la
demanda, menor estrés. Por el contrario, un menor control en la decisión
laboral, con exigencias crecientes en el trabajo, generará un alto grado
de distrés, ante el elevado nivel de indefensión y menor capacidad para
hacer frente y controlar la situación estresante.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se refiere al estrés
laboral en los siguientes términos: “Esta enfermedad es un peligro para las
economías de los países industrializados y en vías de desarrollo. Resiente
la productividad, al afectar la salud física y mental de los trabajadores”.
Según Kalimo, “múltiples estudios epidemiológicos han demostrado que
la salud está relacionada con factores psicosociales presentes en el tra-
bajo y que la función de esos factores, tanto con respecto al estado de
salud como a las causas de la enfermedad, es de alcance relativamente
general. Los factores psicosociales pueden contribuir a causar y agravar
una enfermedad e influir en los resultados de las medidas de curación y
rehabilitación”.

55
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Quisiéramos concluir este apartado con las palabras de Slipak: “Se


ha planteado muchas veces la idea de que estos factores no afectan a todos
por igual y plantean el problema desde el concepto exclusivo de la vulne-
rabilidad. No obstante, habrá que tener en cuenta que cuando los factores
psicosociales son intensos, es menor la importancia de la vulnerabilidad in-
dividual, al igual que la resistencia individual a padecer enfermedades infec-
ciosas, por ejemplo, no invalida combatir las mismas, aunque sólo afecte a
una parte de la población”.

Modelos Relacionales: la perspectiva interaccionista

Los modelos interaccionistas del estrés conducen a modelos rela-


cionales que conceptualizan al estrés como una interacción o transacción
entre el sujeto y su ambiente.
Entre esos modelos destaca el de Sutherland y Cooper (citados por
Travers y Cooper, 1997) que establecen tres ámbitos de estudio:

• El entorno.
• El individuo.
• La respuesta.

Estos modelos relacionales se han enriquecido con los trabajos de


Cohen y Lazarus (1979), Lazarus y Folkman (1986) y Lazarus, (2000) quie-
nes plantean la teoría transaccional del estrés, enfocándose básicamente
en las estrategias de afrontamiento. Los últimos trabajos en esta teoría se
han centrado en el estrés social, el estrés fisiológico y el estrés psicológico;
sus relaciones con la emoción; y su relación con los estilos cognitivos.
Para Lazarus y Folkman (1980), el estrés psicológico es un proce-
so dinámico de interacción entre el sujeto y el medio (transacción), “una
relación particular entre el individuo y el entorno que es evaluado por éste
como amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su
bienestar.”
Plattner (1995) nos recuerda que “Lazarus ha puesto de relieve que
el origen del estrés y el comportamiento estresante son un enfrentamiento

56
recíproco de la persona con su entorno; la respectiva situación agobian-
te juega asimismo un rol como las características específicas de la persona
correspondiente. Su reacción depende sobre todo de cómo valora personal-
mente la situación respectiva”. Sostiene con respecto al estrés psicológico
que “la respuesta depende de la forma en que un individuo interpreta, evalúa
consciente o inconscientemente el significado amenazante de un evento”. Se
diferencia del estrés físico, al que considera como una condición de los
tejidos que directamente determina daño. Señala que el concepto puede
extenderse hacia toda un área de problemas sociológicos, psicológicos y
fisiológicos en los cuales a la organización de un individuo le es impuesta
una demanda que amenaza sus habilidades de adaptación. El concepto
de estrés incluye para su análisis tipos de estímulo, mecanismos y efectos
de la respuesta.
A su vez, Lazarus otorga especial relevancia al sistema de evalua-
ción del individuo. En ese sentido hace hincapié en la evaluación cogniti-
va individual frente al evento, aunque no deja de lado el análisis del tipo
de evento y sus características para evaluar la respuesta. “Para entender
el estrés psicológico se requiere estudiar procesos mediadores cognitivos,
evaluativos, que determinan la reacción de estrés, incluyendo las conductas
y las adaptaciones subjetivas, procesos de coping, que se desencadenan al
producirse la alteración de la relación entre individuo y medio. Los procesos
de coping incluyen acciones destinadas a modificar directamente la relación
del individuo con el ambiente, que puede ser percibido como amenazante”
(Lazarus, 1986).

Investigaciones relativas al estrés laboral

No podemos dejar de mencionar los importantísimos aportes que


desde este modelo han realizado Gil-Monte y Peiró (2000). Tal como se-
ñala Guerrero Barona, especialista en estrés laboral, ellos han constatado
que el síndrome de quemarse en el trabajo (Burnout) es una respuesta al
estrés laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos negativos
hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional,
así como por una vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta
respuesta se da frecuentemente en las organizaciones de servicios aun-
que no está restringida a ellas.

57
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Durante el año 2003 se llevó a cabo una investigación en el Ca-


nadian Centre for Occupational Health and Safety (CCOSH), buscando
establecer las diversas causas de estrés laboral en los trabajadores. Los
resultados revelaron que más del 50% de los encuestados perciben a sus
trabajos como causa de estrés moderado o importante. Sin embargo los
datos también demostraron que no todo el estrés es negativo: un nivel de
estrés razonable ayuda a un mejor rendimiento.
Por estos motivos muchas empresas y organismos comenzaron a
establecer programas y políticas tendientes a reducir el estrés o manejar-
lo antes de que se convierta en una problemática. La incidencia de estos
programas varía mucho en función del tipo de actividad de las empresas
u organismos implicados. No obstante, muchos de ellos centralizan su
enfoque en los síntomas del estrés, sin considerar el tratamiento de sus
causas.
La problemática laboral desde una perspectiva interaccionista con-
sidera explícitamente que se realiza un ajuste dinámico entre la persona, el
puesto de trabajo y la propia organización. Cuando este ajuste es inadecua-
do y la persona percibe que no dispone de recursos suficientes para afron-
tarlo o neutralizarlo surgen las experiencias del estrés (Piero, 1993).
Estas experiencias son con gran frecuencia negativas y pueden te-
ner consecuencias graves y, a veces irreparables, para la salud y el bienes-
tar físico, psicológico y social.
Cada uno de los modelos expuestos realiza un aporte enriquece-
dor. Sin embargo, consideramos que los modelos relacionales (interaccio-
nistas) son más abarcadores y concluyentes.

58
Capítulo 5

El estrés ocupacional:
cuando el trabajo no es salud

La herencia de nuestros antepasados

Suele asociarse el estrés a escenas típicamente contemporáneas,


de hiperactividad, alta presión laboral, consumismo y escasez de meca-
nismos de contención social. Resulta así paradójico que desde el punto
de vista biológico encuentre sus orígenes en los albores de la historia de
la humanidad. En tanto respuesta adaptativa, ayudaba a nuestros antepa-
sados a sobrevivir frente a los peligros extremos. Los sentidos prevenían
sobre el peligro inminente. Como respuesta el córtex cerebral indicaba al
hipotálamo que debía prepararse para escapar o confrontar, para hacer
frente a la amenaza. El hipotálamo, directa e indirectamente, transmitía la
señal a diferentes partes del cuerpo mediante tres sistemas independien-
tes pero íntimamente interrelacionados –el sistema nervioso, el endócri-
no y el inmunológico– con el fin de potenciar la acción a tomar. Como
resultado de ello aumentaba la frecuencia cardíaca y pulmonar, y global-
mente se producían diversas reacciones fisicoquímicas. En conjunto estas
reacciones se desencadenaban veloz y automáticamente, en tanto plan
global de la naturaleza de supervivencia del más apto. Consecuentemen-
te sus sucesores nos constituimos en una especie propensa a reaccionar

59
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

con estrés. Desde entonces las condiciones vitales se modificaron consi-


derablemente: actualmente en la mayoría de las situaciones cotidianas no
necesitamos de nuestras reacciones arcaicas de estrés. Evidentemente, el
estrés tiene un origen biológico como reacción al peligro. Sin embargo,
en la actualidad es un problema social. Diferentes condiciones cotidia-
nas pueden transformarse en una presión constante, ante la cual actúa
un mecanismo arcaico. La permanencia de la presión dista mucho de ser
un problema genético. Si ésta se produce durante un lapso prolongado
y constante el estrés es adverso a la adaptación y genera enfermedades.
El estar permanentemente en estado de tensión provoca que el
agotamiento emocional, y el sentimiento de frustración concuerden. El
estrés es una reacción normal en la vida de las personas de cualquier
edad. Se lo puede considerar como un fenómeno que se presenta cuan-
do las demandas de la vida se perciben excesivamente complejas. La per-
sona se siente ansiosa y tensa, los latidos del corazón se descubren con
mayor rapidez. Es esta la respuesta que se produce como reacción frente a
la presión, sea del mundo interior o exterior. Ante estas presiones el orga-
nismo por instinto trata de protegerse desencadenando las mencionadas
reacciones.
En pocas palabras, el estrés consiste en un patrón de procesos que
preparan al organismo humano para la actividad física en respuesta a exi-
gencias e influencias que ponen a prueba su capacidad de adaptación.

Influencia recíproca entre trabajo y estrés

La actividad laboral y el ambiente que se genera en la misma pue-


den igualmente propiciar la aparición del llamado estrés ocupacional. Co-
nocer en qué consiste, sus fuentes y las situaciones físicas o psico-sociales
que lo favorecen, nos brinda elementos para enfrentar su prevención y
control.
Consideramos que el trabajo constituye una de las actividades más
estructurantes y dadoras de sentido para el ser humano. En la sociedad
actual el desarrollo de las organizaciones laborales se encuentra influi-
do por las condiciones del entorno. Las mismas exigen que se tengan en
cuenta numerosos factores que son difícilmente previsibles e inestables,
60
tales como la globalización de la economía, la demanda comercial, la in-
novación y el cambio tecnológico. De allí que las organizaciones e insti-
tuciones deben ser capaces de responder eficazmente a estos factores,
generando estrategias que les permitan desarrollarse como organización.
Uno de los aspectos a considerar es la correcta gestión de los recursos
humanos, centralizándose en el individuo como parte fundamental de la
organización e indispensable para lograr los objetivos institucionales.

El estrés el estrés tiene un origen biológico como reacción al peligro.


Sin embargo, en la actualidad es un problema social.

Una de las razones es la creciente preocupación sobre la preven-


ción de los riesgos laborales, la salud de los trabajadores y la importancia
de generar y mantener altos niveles de motivación entre los mismos. Se
trata de factores que facilitan un ambiente laboral propicio para la conse-
cución de objetivos propuestos por la organización. A tales efectos las or-
ganizaciones implementan diseños de programas de salud laboral dentro
de un enfoque participativo. Los mismos les permiten no solo identificar
necesidades reales y prioridades de cada empresa o los factores de riesgo
presentes en el ambiente laboral y extra-laboral que afectan la salud in-
tegral de los trabajadores, sino también dirigir los esfuerzos hacia metas
reales y resultados claros que posibiliten el control y seguimiento de la
enfermedad más representativa de los últimos años: el estrés ocupacional
crónico.
Para identificar, prevenir y contraatacar las causas y consecuencias
del estrés, es necesario vigilar el contenido del trabajo, las condiciones
laborales, los términos de contratación, las relaciones sociales, la salud,
el bienestar y la productividad. El primer paso es identificar la incidencia,
frecuencia, severidad y tendencias del estrés relacionado con el trabajo,
sus causas y consecuencias sobre la salud.
Estrés y trabajo se condicionan mutuamente: las distintas condiciones
de trabajo pueden generar, provocar, aumentar o disminuir los niveles de es-
trés. Asimismo, altos niveles de estrés repercuten negativamente en la tarea
de los trabajadores, generando menores estándares de productividad, mayor
índice de ausentismo y conflictos interpersonales.

61
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

El estrés ha ido adquiriendo relevancia y reconocimiento social a


través del siglo pasado, asociándose al desempeño del trabajo. Resulta
importante conocer y entender los efectos de las condiciones en que se
realizan las tareas sobre las personas y encontrar medios que permitan
prevenir el estrés.

Hoy en día el trabajo supone más demandas mentales y emocionales


que físicas. Las consecuencias se expresan en la disfunción psicológica,
bajo la forma de Burnout, insatisfacción, depresión, enfermedades
de origen inmunológico, cardiovasculares, desórdenes estomacales,
ausentismo por enfermedad, entre otras.

En los últimos años se han dado numerosos e importantes cambios


en el entorno y la estructura de la fuerza del trabajo. Entre los de mayor
influencia se destaca la expansión del sector servicios (tercerización), la
globalización de la economía, la mayor proporción de mujeres trabaja-
doras y empleados con un nivel educativo más alto, la desaparación del
“empleo para toda la vida” con el consiguiente aumento de la inseguridad
en el puesto, el incremento de la utilización de tecnología de la informa-
ción, nuevas legislaciones sobre condiciones psicológicas de trabajo, etc.
Todas estas tendencias influyen en la conducta de empleados, grupos de
trabajo y organizaciones.
Quizá el cambio más notable se haya producido en la naturaleza
misma del trabajo al incrementarse su carga mental y emocional. Hoy en
día, para muchos empleados, el trabajo supone más demandas mentales
y emocionales que físicas, e implicaría el procesamiento de la informa-
ción y la solución de problemas. Esta sobrecarga mental y emocional va
incrementándose, y las consecuencias de tal sobrecarga se expresan en
la disfunción psicológica, ya sea bajo la forma de Burnout, insatisfacción,
depresión, enfermedades de origen inmunológico, cardiovasculares, des-
órdenes estomacales, ausentismo por enfermedad, etc.
Como se ha señalado, los cambios en el entorno, estructura y
naturaleza del trabajo han llevado a juicio de algunos autores a que la
experiencia del estrés sea cada vez más común y frecuente entre los tra-

62
bajadores y que sus consecuencias supongan notables cambios institu-
cionales y sociales. La palabra estrés ha sido definida en tantos sentidos
que resulta necesario prestar atención al concepto de estrés y los diversos
significados que ha ido adquiriendo.

Fundamentación conceptual del estrés ocupacional

Como hemos descripto, Hans Selye, pionero en el abordaje del


estrés, lo define como un conjunto de respuestas somáticas y conduc-
tuales inespecíficas, frente a agresiones procedentes del ambiente que
impliquen una demanda psico-física aumentada o un riesgo para el or-
ganismo en su conjunto. Este grupo de respuestas fue denominado por
Selye Síndrome General de Adaptación. Ya conocimos su caracterización
del Síndrome en tres etapas: una fase de alarma, una de resistencia y una
de agotamiento. En esta última, si no se pueden contrarrestar los efectos
de los estresores, los síntomas reaparecen produciendo un daño variable
sobre la salud del sujeto.
Seligman y Maier introducen el factor cognitivo como núcleo del
SGA, manifestando la puesta en juego de la situación de estrés a través
de las nociones de predictibilidad y controlabilidad de los estresores, cuya
perturbación drástica resultaría en el cuadro de indefensión o desesperan-
za aprendida. Conciben la indefensión como un estado psicológico que se
produce frecuentemente cuando los acontecimientos son incontrolables.
Esto es, cuando el sujeto no puede ejercer cambio alguno sobre su situa-
ción y se resigna a sufrirla pasivamente. Si los acontecimientos estresan-
tes son impredecibles, la seguridad del sujeto también será impredecible,
produciendo ello miedo crónico o ansiedad.

Teoría antidótica del estrés ocupacional

Sutton y Khan aplicaron los conceptos propuestos por Seligman y


Maier al estudio del estrés ocupacional. En 1986 elaboraron lo que deno-
minaron la Teoría antidótica del estrés ocupacional, considerando como an-
tídotos o moduladores del estrés a tres factores resultantes del manejo de
la información por los trabajadores acerca de su tarea:
63
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• Comprensión.
• Control.
• Predicción.

Comprensión es el nivel de percepción de relaciones de causa-efec-


to que un trabajador tiene de los sucesos relacionados con su tarea. Por
otra parte, control y predicción son la posibilidad y capacidad de anticipar
la frecuencia, el ritmo, la oportunidad de influir sobre los sucesos para
alterar sus efectos, o al menos, intentarlo.

Otras teorías explicativas

Karasek propone que la demanda laboral y el tipo de control son


dos constructos que pueden variar independientemente en el trabajo. La
proposición central de este modelo es que altas demandas laborales y ba-
jo control de la situación (bajo nivel de decisión) están asociadas a bajos
niveles de satisfacción laboral, estrés y riesgo de enfermedades.
En el año 2000 J. N. Jimmieson concluye que la percepción subje-
tiva de control e información (antes que la objetiva), es la que condiciona
los niveles de estrés y ansiedad. El carácter estresante de un estímulo no
estaría dado tanto por el estímulo en sí mismo, sino por la significación
atribuida por el sujeto, interviniendo en este proceso de significación y
en la respuesta psicológica, las experiencias previas, grado de control del
ambiente, y el estilo de afrontamiento afectivo y cognoscitivo.
Ahora bien, antes de adentrarnos en cómo se genera, las fuentes
que lo provocan, su proceso de construcción, etc., debemos establecer
que es el estrés ocupacional, o en su defecto, en qué consiste el mismo.

Definición de estrés ocupacional

El estrés ocupacional puede conceptualizarse como el conjunto de


fenómenos que se suceden en el organismo del trabajador con la participa-
ción de los agentes estresantes nocivos derivados directamente del trabajo o
que con motivo de éste, pueden afectar la salud del trabajador.

64
En los últimos tiempos se ha incrementado el interés por la investi-
gación de las causas y consecuencias del estrés ocupacional. La atención
se centra en el binomio persona-ambiente, en los resultados de las inte-
racciones entre las características personológicas de los individuos y las
características del ambiente y de las condiciones laborales.

El estrés ocupacional surge cuando las demandas y exigencias


del trabajo no se corresponden con las capacidades,
recursos o las necesidades del trabajador.

Sauter y Cols plantearon en relación con lo anterior que “el estrés


ocupacional puede ser observado como una desfavorable interacción entre
las características del trabajador y las condiciones del trabajo que conduce
a perturbaciones psicológicas y comportamientos malsanos, y finalmente a
la enfermedad”. Así el estrés ocupacional surge cuando las demandas y
exigencias del trabajo no se corresponden con las capacidades, recursos
o las necesidades del trabajador.
Al hacer mención al estrés ocupacional se hace referencia a aquel
tipo de estrés que deriva de la exposición del trabajador a estresores
propios del puesto de trabajo y su entorno. No obstante el mecanismo y
los dinamismos puestos en juego en la producción del síndrome son los
mismos que pueden darse en situaciones de estrés no ocupacional, por
ejemplo, del ámbito familiar. Esta identidad estructural entre el estrés no
ocupacional y el ocupacional determina que los efectos que se encuen-
tran en uno y otro tipo sea muy semejante para la salud de las personas.
Precisamente en este punto radica la dificultad de su inclusión en los sis-
temas de cobertura del trabajador, aun cuando, en ocasiones, se abusa de
este obstáculo diagnóstico con propósitos de índole económico.
Se justifica la denominación porque las metodologías destinadas a
reducirlo son diferentes de acuerdo al ámbito donde se desee realizar la
intervención y requieren por tanto un cuerpo de conocimiento específico.
Es decir, el concepto de estrés ocupacional conlleva implícito la delimita-
ción de una entidad diagnóstica, un área de conocimiento científico, y un
conjunto de prácticas técnicas destinadas a controlarlo.

65
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Según Kalimo, “múltiples estudios epidemiológicos demostraron


que la salud está relacionada con factores psico-sociales presentes en el
trabajo y que la función de esos factores, tanto con respecto al estado de
salud como a las causas de la enfermedad, es de alcance relativamente
general. Los factores psico-sociales pueden contribuir a causar y agravar
una enfermedad e influir en los resultados de las medidas de curación
y rehabilitación”. En varias oportunidades se planteó la idea de que es-
tos factores no afectan a todos por igual y plantean el problema desde el
concepto exclusivo de la vulnerabilidad. No obstante, habrá que tener en
cuenta que cuando los factores psico-sociales son intensos, es menor la
importancia de la vulnerabilidad individual.

La identidad estructural entre el estrés no ocupacional y el ocupacional


determina que los efectos de uno y otro sean muy semejantes para la
salud de las personas. Aquí radica la dificultad de su inclusión en los
sistemas de cobertura del trabajador, aun cuando en ocasiones se abusa
de este obstáculo de diagnóstico por motivaciones económicas.

La problemática laboral en la actualidad se aborda desde una pers-


pectiva interaccionista que considera explícitamente un ajuste dinámico
entre la persona, el puesto de trabajo y la propia organización. Cuando este
ajuste es inadecuado y la persona percibe que no dispone de recursos su-
ficientes para afrontarlo o neutralizarlo surgen las experiencias del estrés.
Como hemos señalado, estas experiencias son con gran frecuencia
negativas y pueden tener consecuencias graves, y a veces irreparables,
para la salud y el bienestar físico, psicológico, y social. El estrés ocupacio-
nal es uno de los fenómenos más extendidos en nuestra sociedad, porque
en ella el trabajo ha cobrado gran importancia social y el interés por la
productividad y la eficiencia no siempre han ido acompañados de condi-
ciones de trabajo dignas y adecuadas, recursos suficientes para llevarlo a
cabo y un diseño de las tareas y puestos que tengan en cuenta las carac-
terísticas de las personas, sus necesidades, habilidades e intereses.

66
Habitualmente los resultados y la eficacia organizacional se evalúan
en términos de beneficios económicos, de posición de liderazgo en el mer-
cado, de calidad de producto o servicio y de viabilidad competitiva a medio
y largo plazo. Es mucho menos frecuente evaluar otro tipo de resultados
aunque su inadecuada consecución puede poner en peligro los primeros.
Nos referimos a las consecuencias que el trabajo tiene para las personas
que lo desempeñan. Son muchos los aspectos de la organización que afec-
tan a ese bienestar y a la salud física y mental. Las condiciones ambientales,
el tipo de trabajo, las relaciones sociales, los roles que se desempeñan, los
sistemas de promoción y el estilo de dirección son determinantes para el
bienestar, la salud, la calidad laboral y la satisfacción de los miembros, ya
que repercuten sobre las instituciones (ausentismo, rotación, disminución
de la productividad, etc.) y por ende sobre la sociedad en general.
Es bien conocido que la productividad de las personas se encuen-
tra en estrecha relación no solo con su estado físico-mental sino también
con su estado anímico, y consecuentemente influyen de manera interac-
tiva en la salud de la organización, como lo expone Idalberto Chiavenatto,
destacando la importancia de la salud de las personas en las organizacio-
nes. El deterioro de la calidad de vida laboral en una determinada organi-
zación, y los niveles elevados de estrés pueden repercutir negativamente
sobre las contribuciones que sus recursos humanos han de realizar para
preservar ese estado saludable.
Más allá de la clasificación y denominación descripta se deberá te-
ner presente que es sólo un recorte operativo. Creemos que en la realidad
social del trabajador enfermo, el síndrome general de adaptación es con-
tinuo, altera su vida laboral, familiar, social, conyugal, etc. y no sólo sus
capacidades aplicadas al trabajo.

Fuentes del estrés ocupacional

Al considerar las fuentes del estrés ocupacional, la mayoría de los


autores se refieren a tres grupos principales: ambientales, organizaciona-
les y de la tarea; adicionaremos dos grupos más a efectos de utilizar la
siguiente clasificación: ambientales o físicas, personales o individuales, de la
tarea, relaciones interpersonales y organizacionales.

67
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Ambientales o físicas. Se refiere a determinadas características o


condiciones del ambiente físico como ruido, débil iluminación, falta de
ventilación, hacinamiento, etc.
Personales o individuales. Se trata de las condiciones y de las
características personológicas de los sujetos, del nivel inadecuado de
preparación para la labor que realiza, de las expectativas de trabajo no
coincidentes con la realidad, de los inadecuados estilos de afrontamiento,
locus de control, características de personalidad.
De la tarea. Aspectos como sobrecarga de trabajo, ritmo intenso,
tareas repetitivas, complejidad de las tareas y diseño del trabajo.
Relaciones interpersonales. Comunicación pobre o de carácter
conflictivo, sexismo, malas relaciones con jefes y subordinados, trato im-
personal en el trabajo, falta de apoyo y de cooperación de jefes, subordi-
nados o compañeros.
Organizacionales. En este grupo contemplamos: estilo de direc-
ción inadecuado, ambigüedad en los roles, cambios en la organización
por la introducción de nuevas tecnologías, condiciones ambientales des-
agradables, etc.

Estresores ocupacionales

Conjuntamente con el análisis de las fuentes de estrés ocupacional,


debemos considerar el papel de los estresores.
Se utiliza el término estresor o situación estresante para referirse
al estímulo o situación que provoca una respuesta de estrés en el profe-
sional. Los estresores ocupacionales según Aguayo y Lama pueden ser
considerados como “Un conjunto de situaciones físicas o psico-sociales de
carácter estimular que se dan en el trabajo y que con frecuencia producen
tensión y otros resultados desagradables para la persona. Son, por tanto, ele-
mentos recurrentes de carácter estimular (sensorial o intrapsíquico) ante las
cuales las personas suelen experimentar estrés y consecuencias negativas.
Sobre la base de esta definición, cualquier aspecto del funcionamiento orga-
nizacional relacionado con resultados conductuales negativos o indeseables
se correspondería con un estresor.”

68
La capacidad del estresor ocupacional para provocar la respuesta
de estrés depende de:

• La evaluación que el sujeto hace de la situación.


• Vulnerabilidad al mismo y las características individuales del sujeto.
• Las estrategias de afrontamientos utilizados (individuales, grupa-
les, organizacionales) y su nivel de adecuación a la situación en
cuestión.

De acuerdo con su comienzo, duración, frecuencia e intensidad,


los estresores pueden ser clasificados como: agudos o crónicos, peque-
ños o grandes estresores:

Estresores agudos Estresores crónicos

• Comienzo definido. • No tienen comienzo definido.


• Corta duración. • Pueden tener larga o corta duración.
• Ocurren con poca frecuencia. • Se repiten con frecuencia.
• Presentan alta intensidad. • Pueden ser de baja o alta intensidad.

Pequeños estresores (cotidianos) Grandes estresores (catastróficos)

• Comienzo definido. • Comienzo definido.


• Corta duración. • Pueden ser de corta o larga duración.
• Ocurren con frecuencia. • Ocurren con muy poca frecuencia.
• Son de baja intensidad. • Son de alta intensidad.

Fuente: elaboración propia (2005).

Otra clasificación habitual de los estresores es aquella que los divi-


de en Intraorganizacionales y los Extraorganizacionales. Tal es el caso de la
clasificación que realiza Slipak.

69
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Estresores Intraorganizacionales

Son aquellos intrínsecos al puesto de trabajo, estructura organi-


zacional, ambiente físico, sistema de recompensa, administración de los
recursos humanos, estilos de liderazgos, etc. Par una mejor comprensión
podemos agruparlos en:

Estresores del ambiente físico

• Ruido: Ruido excesivo o intermitente.


• Vibración.
• Iluminación: Falta de luz o luz muy brillante.
• Temperatura: Alta o baja temperatura.
• Higiene.
• Toxicidad.
• Condiciones climatológicas.
• Disposición y disponibilidad del espacio físico en el trabajo.

Estresores de nivel individual

• Sobrecarga de trabajo: La sobrecarga o estrés por sobreestimula-


ción puede ser objetiva o subjetiva, de acuerdo con la valoración
y las características de las personas. Se considera sobrecarga de
trabajo el ejercer responsabilidades importantes, por ejemplo, res-
ponsabilidad por la tarea o las decisiones de otros. Estas personas
habitualmente poseen mayor estrés, fuman más, presión más alta
y mayores índices de colesterol que aquellas que solamente se res-
ponsabilizan por objetos, o por la realización de su propia tarea.
La sobrecarga genera insatisfacción, tensión, disminución de la
autoestima, sensación de amenaza, taquicardia, aumento del co-
lesterol, del consumo de nicotina y otras adicciones, para tratar de
responder a la sobreexigencia. Desde el punto de vista laboral pro-
voca la disminución de la motivación en el trabajo, de los aportes o

70
sugerencias laborales y de la calidad de las decisiones, el aumento
del índice de accidentes laborales, el deterioro de las relaciones in-
terpersonales y el aumento del ausentismo.

• Conflicto de roles: El conflicto de roles también puede ser objetivo


o subjetivo:
1. Conflicto de roles objetivo: cuando existen dos o más personas
dando órdenes contradictorias.
2. Conflicto de roles subjetivo: se produce como resultado de la
contradicción entre las órdenes formales que recibe el indivi-
duo y los propios valores y metas del sujeto.
Los conflictos de roles generan gran ansiedad e insatisfacción por
el trabajo, mayor aún cuanto más autoridad ostenta el que expresa
las órdenes contradictorias. Estas situaciones disminuyen la crea-
tividad de los individuos sometidos al conflicto, ya que el temor a
fallar provoca un desempeño laboral menos satisfactorio. El corre-
lato somático de esta situación suele ser la hipertensión arterial y
el aumento del colesterol.
• Ambigüedad de roles: Se refiere a la falta de claridad sobre el papel
que se está desempeñando, los objetivos del trabajo individual o el
alcance de las responsabilidades. Cuando esta situación se mantie-
ne en el tiempo en forma crónica puede generar estrés, depresión y
deseos de abandonar el puesto de trabajo. Es característica de este
caso la disminución de la autoestima y la falta de satisfacción por la
tarea que se ejerce. Optimizar los canales de información y comuni-
cación disminuyen este tipo de conflictos, al mejorar la orientación
de las tareas laborales.
• Discrepancias con las metas de la carrera laboral: Las discrepancias y
dudas sobre la carrera laboral o la profesión del individuo están da-
das por la falta de seguridad laboral, las dudas sobre los ascensos
y las legítimas ambiciones frustradas. La insatisfacción en cuanto a
las discrepancias entre aspiraciones y logros lleva a la ansiedad y la
frustración, la depresión y el estrés. Es frecuente que además de una
calidad deficiente del rendimiento laboral encontremos adicciones
como alcohol, drogas, café, tabaco, etcétera.

71
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Estresores de nivel grupal

Un grupo son dos o más personas que comparten valores, metas,


normas y que interactúan entre sí. Una organización puede crear un gru-
po de trabajo como una estructura: son los llamados grupos formales de
la organización. También hay grupos informales, que interactúan dentro
y fuera de la empresa. La falta de apoyo por parte del grupo o sus miem-
bros, como así también los conflictos inter e intragrupales, pueden, en
su máxima gravedad, hacer caer una organización. En esta situación se
genera un alto grado de inseguridad, ansiedad y ausentismo como una
manera de abandonar el conflicto.
Se incluyen como factores estresantes en los niveles grupales los
siguientes:

• Falta de cohesión grupal.


• Conflictos intragrupales.
• Conflictos intergrupales.
• Apoyo inadecuado del grupo.

Estresores organizacionales
Se han identificado algunos factores cuya presencia contribuye
al bienestar psicológico, pero su representación inadecuada pueden ser
fuentes de estrés, entre ellos se cuentan:

• Clima de la organización: Una organización tiene un carácter, una


atmósfera particular propia de su esquema productivo. Este clima
condiciona la conducta de los individuos que la integran, pero su
valoración es difícil de lograr, ya que su medición carece de rigor
científico. Puede tratarse de un clima tenso, relajado, cordial, etcé-
tera. Todo ello produce distintos niveles de estrés en los individuos,
según la susceptibilidad o vulnerabilidad que posea cada uno.
• Estilos gerenciales: Pueden estar determinados por estructuras rígi-
das e impersonales, por una supervisión o información inadecua-
da, por la imposibilidad de participar en las decisiones, etcétera.
72
• Tecnología: Será un factor de protección o predisponente de estrés
la disponibilidad con que la organización dota a sus empleados de
los elementos necesarios para su acción, así como también lo será la
capacitación para el uso de la misma. Los recursos deben ser acor-
des con los requerimientos y exigencias laborales ya que cuando los
integrantes de la organización, objetiva o subjetivamente, no domi-
nan o controlan los sistemas informáticos que se utilizan, se generan
situaciones de ansiedad y estrés que disminuyen la eficiencia.
• Diseños y características de los puestos: Permiten la motivación para
el progreso dentro de la organización laboral.
• Grado de control de la tarea: Es el grado en que un ambiente laboral
permite al individuo controlar sus actividades, planificar y decidir
sobre los procedimientos a utilizar en la realización de su propia
tarea. Así como también su influencia sobre aspectos del ambiente
de trabajo (salario, horario, políticas de la empresa, etc.) Existe una
clara relación positiva entre el grado de control y la satisfacción la-
boral.
• Fechas topes no racionales: Es bien conocido el impacto que produ-
ce el establecimiento de metas inalcanzables en los tiempos prefi-
jados para ello.
• Control de sistemas informáticos: Cuando los integrantes de la orga-
nización, objetiva o subjetivamente, no dominan o controlan los
sistemas informáticos que se utilizan, se generan situaciones de
ansiedad y estrés que disminuyen la eficacia.

A continuación proponemos un cuadro clasificatorio de los estre-


sores más frecuentes en los ámbitos laborales. No intenta ser exhaustivo,
sino simplemente presentar un agrupamiento didáctico.

73
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Clasificación de los Estresores Físicos asociados al Trabajo

Tipo de Delimitación Modo de Consecuencias


estresor presentación en la salud

Ambiente laboral Vinculados al En todos los Requieren una


inadecuado. ambiente físico ambientes sobreadaptación
en el que se laborales donde física y
desarrolla la haya: psicológica.
tarea. • Falta de luz o luz
muy brillante.
• Ruido excesivo
o intermitente.
• Vibraciones.
• Aire
contaminado.
• Alta o baja
temperatura.

Sobrecarga de Se produce por Tareas de riesgo: • Fatiga.


trabajo. sobreestimula- • Obreros en • Irritabilidad.
ción. cadena rápida y • Crisis de
Se presenta por compleja. decisión.
exigencias • Operadores de • Ansiedad.
psicosensoriales bolsa. • Confusión.
violentas, • Emigrados. • Embotamiento y
simultáneas, • Ingresadores desconcentración.
numerosas, de información
persistentes y en sistemas de
variables. computación.

Alteración de Producido por la Tareas de riesgo: Requiere un alto


ritmos biológicos. alteración de las • Trabajadores esfuerzo
constantes nocturnos. adaptativo
biológicas • Personal de generando:
determinadas por seguridad. • Irritabilidad.
el ritmo • Personal de • Disminución de
circadiano, como sanidad. la concentración
los ciclos del • Trabajadores del • Trastornos del
sueño y el ritmo transporte. sueño.
metabólico. • Diplomáticos • Fatiga y
• Atletas ansiedad.
profesionales. • Modificaciones
en la vida social,
conyugal y
sexual.

74
Tipo de Delimitación Modo de Consecuencias
estresor presentación en la salud

Responsabilida- Es el estrés del • Responsabilida- Es frecuente que


des y decisiones personal des numerosas quienes lo
importantes. jerárquico o con y variables. padecen
grados de • Trabajo acumulen
responsabilidad intelectual factores de riesgo
centrales para la excesivo. e inadecuación
organización. • Tensión familiar y social
psicológica por falta de
continua. tiempo y
• Inseguridad agotamiento
laboral. físico.
• Competencia. Este tipo de estrés
• Búsqueda de la genera:
eficacia. • Agotamiento.
• Marcha contra • Manifestaciones
reloj. psicosomáticas.
• Adaptación a • Trastornos del
situaciones sueño.
nuevas y • Disminución de
altamente la libido.
inestables. • Impaciencia y
perdida de la
iniciativa.
• Adicciones.

Estimulación Es el estrés por • Cadena de • Distracción.


lenta y subestimulación. trabajo lenta y • Falta de
monótona. Se produce por la monótona. atención.
falta de estímulo • Jubilación • Aumento de
normal y brusca. accidentes de
fisiológico de los • Ausencia de trabajo.
sentidos y del tareas.
pensamiento. Ociosidad
Se presenta, por obligada.
ejemplo, en el
trabajo rutinario
y automatizado
que no permite
la creatividad y el
pensamiento
independiente.

75
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Tipo de Delimitación Modo de Consecuencias


estresor presentación en la salud

Condiciones Refiere al estrés • Malas • Desgano.


laborales derivado de las condiciones de • Apatía.
inadecuadas. condiciones trabajo. • Depresión.
laborales en las • Maltrato • Falta de
que se desarrolla psicológico. motivación.
la tarea. • Salarios bajos.
• Alimentación
inadecuada e
insuficiente.
• Ausencia de
perspectivas de
progreso.
• Pocas
posibilidades de
recreación.
• Inestabilidad
laboral por
renovación
tecnológica.
Fuente: elaboración propia (2005)

Estresores Extraorganizacionales

Los estresores extraorganizacionales son los que se plantean fue-


ra del ámbito de las instituciones: factores familiares, políticos, sociales
y económicos que inciden sobre el individuo. Si bien estudios recientes
sugieren que es mayor la incidencia de los factores estresantes laborales
sobre la vida familiar y conyugal, no podemos dejar de mencionar la inte-
rrelación existente entre el ámbito laboral y el hogar o la vida de relación
social. La inadecuada interconexión hogar-trabajo genera conflictos psi-
cológicos y fatiga mental, falta de motivación y disminución de la produc-
tividad, como así también un deterioro de la relación conyugal y familiar.
Las particularidades y períodos de la historia de un país, su situa-
ción económica y social, inciden en forma directa sobre el individuo. Cual-
quier especialista en salud encuentra un aumento de las enfermedades
psicosomáticas ante las crisis económicas y un notable aumento en los
conflictos familiares y sociales.
Es indudable que los problemas o estresores Intraorganizacionales,
es decir, los que se presentan dentro del ámbito laboral, inciden en la vida
76
personal del sujeto, provocando dificultades hogareñas, que al aumentar
se potencian luego, generando un estrés posterior que se lleva nueva-
mente al ámbito laboral y genera dificultades en el rendimiento laboral.
Se produce así un círculo vicioso de realimentación mutua. Debemos te-
ner muy en cuenta el hecho de que las personas invierten una gran parte
de su tiempo en su trabajo, encontrando una parte sustancial de su iden-
tidad y gratificación personal en sus tareas. Sin embargo, estas considera-
ciones no siempre son adecuadamente valoradas por las instituciones, ni
aun por los propios trabajadores.
A modo de agrupamiento didáctico de los conceptos desarrollados
se presenta el siguiente cuadro clasificatorio:

Son los que se plantean por fuera de la empresa y tienen que ver con
Extraorganizacionales

la situación coyuntural socio histórica de la sociedad donde el traba-


jador vive. En los momentos de crisis económicas los especialistas
Estresores

en salud coinciden en que se correlaciona con un incremento de las


enfermedades psicosomáticas.

Sobrecarga de trabajo: Puede ser objetiva o subjetiva, de acuerdo


con la valoración y las características de las personas. Se considera
Estresores de nivel individual

sobrecarga de trabajo el ejercer responsabilidades importantes, por


Intraorganizacionales

la tarea o las decisiones de otros. Genera insatisfacción, tensión, dis-


minución de la autoestima, sensación de amenaza, taquicardia, au-
Estresores

mento del colesterol, del consumo de nicotina y otras adicciones,


para tratar de responder a la sobreexigencia. Desde el punto de vis-
ta laboral provoca la disminución de la motivación en el trabajo, de
los aportes o sugerencias laborales y de la calidad de las decisiones,
el aumento del índice de accidentes laborales, el deterioro de las re-
laciones interpersonales y el aumento del ausentismo.
Conflicto de roles: El conflicto de roles puede ser objetivo o subje-
tivo. Será un conflicto de roles objetivo cuando existen dos o más
Estresores de nivel individual

personas dando órdenes contradictorias. En cambio, un conflicto de


Intraorganizacionales

roles subjetivo se produce como resultado de la contradicción entre


las órdenes formales que recibe el individuo y los propios valores y
Estresores

metas del sujeto.


Los conflictos de roles generan gran ansiedad e insatisfacción por el
trabajo, mayor aun cuanto más autoridad ostenta el que expresa las
órdenes contradictorias. Estas situaciones disminuyen la creatividad
de los individuos sometidos al conflicto, ya que el temor a fallar pro-
voca un desempeño laboral menos satisfactorio.

77
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Ambigüedad de roles: Falta de claridad sobre el papel que se es-

Estresores de nivel individual


tá desempeñando, los objetivos del trabajo individual o el alcance

Intraorganizacionales
de las responsabilidades. Se produce estrés, depresión y deseos de
abandonar el puesto de trabajo cuando esta situación se mantiene
Estresores

en el tiempo en forma crónica. Es característica de este caso la dismi-


nución de la autoestima ante la falta de satisfacción por la tarea que
se ejerce. Información y comunicación adecuadas disminuyen este
tipo de conflictos, al mejorar la orientación de las tareas laborales.

Discrepancias con las metas de la carrera laboral: Las discrepan-


Estresores de nivel individual

cias y dudas sobre la carrera laboral o la profesión del individuo


Intraorganizacionales

están dadas por la falta de seguridad laboral, las dudas sobre los
ascensos y las legítimas ambiciones frustradas. La insatisfacción en
Estresores

cuanto a las discrepancias entre aspiraciones y logros lleva a la an-


siedad y la frustración, la depresión y el estrés, especialmente entre
los 40 y 50 años. Es frecuente que además de una calidad deficien-
te del rendimiento laboral encontremos adicciones como el alcohol,
las drogas, el café, el tabaco, etcétera.

Se incluyen como factores estresantes en los niveles grupales:


• Falta de cohesión grupal.
• Conflictos intragrupales.
• Conflictos intergrupales.
Estresores de nivel grupal
Intraorganizacionales

• Apoyo inadecuado del grupo.


Un grupo son dos o más personas que comparten valores, metas, nor-
Estresores

mas y que interactúan entre sí. Una organización puede crear un gru-
po de trabajo como una estructura: son los llamados grupos formales
de la organización, aunque ello no implica, necesariamente, que en la
realidad funcionen como “grupo”. La falta de apoyo por parte del gru-
po o sus miembros, como así también los conflictos inter e intragru-
pales, pueden, en su máxima gravedad, hacer caer una organización.
En esta situación se genera un alto grado de inseguridad, ansiedad y
ausentismo como una manera de abandonar el conflicto.

• Clima de la organización.
Estresores Organizacionales

• Estilos gerenciales.
• Tecnología.
• Diseños y características de los puestos.
• Fechas topes no racionales.

Fuente: elaboración propia (2005).


78
Disminuir los factores estresantes puede no ser una tarea fácil. Sin
embargo la premisa fundamental pasará indudablemente, al igual que
en la medicina, por una correcta valoración y evaluación de sus causas,
los factores condicionantes y todas aquellas situaciones, individuales o
grupales que inciden en el conflicto. No alcanzará el intento aislado y bien
intencionado de una institución que incorpore conocimientos, organiza-
ción, prevención, círculos de calidad, etc. para mejorar el clima general. Es
necesario que las leyes que rigen la relación entre los empleadores y los
empleados cubran las necesidades físicas y psicológicas de los trabajado-
res, para que los efectos se perciban en la situación general.
Al respecto la OIT plantea: “La lucha contra el estrés en el trabajo se-
rá uno de los grandes empeños que deberán acometer tanto los gobiernos
como los empleadores y los sindicatos en los próximos años. Las empresas
que probablemente tengan más éxito en el futuro serán las que ayuden a los
trabajadores a hacer frente al estrés y reacondicionen el lugar de trabajo para
adaptarlo mejor a las aptitudes y aspiraciones humanas”.

Factores psico-sociales

Los factores de riesgo psico-sociales son aquellas características de


las condiciones de trabajo, y sobre todo de su organización, que afectan
a la salud de las personas a través de mecanismos psicológicos y fisiológi-
cos. Pueden generar estrés por el significado que el individuo les asigne.
Ahora bien, la transformación de los factores psico-sociales en fac-
tores de riesgo supone la consideración de varios de los siguientes cri-
terios: la duración o tiempo de exposición a la condición que se percibe
riesgosa; la intensidad del factor de riesgo; la frecuencia de presentación;
y, el potencial dañino o grado en que un factor de riesgo es capaz de pro-
ducir efectos negativos en la salud y el bienestar. Según lo anterior pue-
den presentarse factores de riesgo psico-social de diverso tipo (Aguayo y
Lama 1996, citado por Villalobos 1999):

• Factores de riesgo que producen efectos agudos y que se caracteri-


zan porque tienen un tiempo de exposición corto, escasa frecuen-
cia de ocurrencia y alta intensidad.

79
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• Factores de riesgo que producen efectos crónicos, que se caracteri-


zan porque tienen alta frecuencia de ocurrencia, tiempo de exposi-
ción e intensidad variables.
• Condiciones cotidianas que, aunque generan efectos de estrés le-
ves, no pueden considerarse como factores de riesgo psico-social,
porque a pesar de presentarse con alta frecuencia, el tiempo de
exposición y la intensidad son bajas.

El análisis de los factores de riesgo psico-social presenta dos alterna-


tivas. En primer lugar su identificación e intervención para propiciar bien-
estar en la población de trabajadores. En segundo lugar, su identificación e
intervención, no sólo para mejorar las condiciones de bienestar, sino para
prevenir la enfermedad derivada de los mismos. Bajo este escenario, se re-
quiere el establecimiento de un sistema de vigilancia epidemiológica, que
permita monitorear el factor de riesgo en función de prevenir la ocurrencia
de patologías o, en su defecto, para disponer la rehabilitación.

Efectos ocasionados

Los efectos de los factores de riesgo psico-social son diversos y de-


penden de las características de las personas, de la apreciación de la si-
tuación y de los mecanismos de resistencia, así como de las características
mismas del factor de riesgo.
En general pueden identificase dos tipos de respuestas ante los
factores psico-sociales:

• Las respuestas de acomodación pasiva, que conducen a una reduc-


ción del interés por participar y cambiar la realidad, sumiendo al
individuo en un ciclo de empobrecimiento personal que limita su
capacidad de lucha.
• Las respuestas de estrés, que tienen componentes subjetivos, fisio-
lógicos y motores.

Los sistemas orgánicos iniciales y principales que se activan como


respuesta al estrés son el sistema nervioso y el sistema endócrino. Ambos

80
se conocen como el sistema neuro-endocrino. Otros, como el inmunológi-
co, el cardiovascular y el gastrointestinal, se involucran y son eventualmen-
te afectados por la presencia de las reacciones de estrés. Según Martínez,
el estrés puede producir enfermedad a través de dos vías: estados afecti-
vos negativos (ansiedad, depresión), consecuencia del estrés mismo, que
actúan mediante procesos biológicos hormonales o conductas de riesgo.
Y mediante respuestas de coping o afrontamiento que pueden llevar a
conductas de riesgo (como fumar, ingerir alcohol) y a respuestas biológi-
cas hormonales. De otra parte, el estrés puede convertirse en generador
de conductas de enfermedad por el aumento de activación que origina, a
través de la interpretación que la persona con estrés hace de sensaciones
que no tienen nada que ver con los síntomas. Finalmente, el estrés podría
conducir a la persona a diversos comportamientos en relación con el pro-
ceso de enfermedad, tales como consultas médicas repetidas.
La intervención incluye la prevención primaria y secundaria de la
enfermedad, así como la rehabilitación de las secuelas. En este sentido,
Glass menciona cinco tipos de intervención: las de cambio comporta-
mental, las de apoyo social, las de manejo de la enfermedad, las de alivio
del distrés y las de mejoramiento del control y la eficacia personal.
El grupo más grande de estudios de intervención psico-social se
ha dirigido hacia la modificación de comportamientos específicos, que
representan factores de riesgo en el surgimiento o recurrencia de una en-
fermedad.
La acción del profesional de la Salud se ve influida por la deman-
da creciente que representa la identificación, valoración y atención de los
factores psico-sociales del trabajo, como una forma de prevenir y con-
trolar las innumerables manifestaciones del estrés, que cada día toman
mayor relevancia como fenómeno no sólo ocupacional sino también de
Salud Pública.

Construcción del estrés ocupacional crónico

Los conceptos sistematizados por los investigadores: vulnerabili-


dad / invulnerabilidad, competencia, apoyo social, apuntan a precisar los
estados, procesos o mecanismos que intervienen en este accionar inte-
81
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

ractivo entre el sujeto y el ambiente psico-social y que modelan las posi-


bilidades de afrontamiento o conducen al estrés o al Burnout. Si bien es
difícil separar estos analizadores, ya que se ponen de manifiesto en un
accionar interactivo sujeto-medio, trataremos de deslindarlos para expli-
citar su base teórica.
Las investigaciones sobre el estrés no solo indagaron los factores
estresantes sino que trataron de descubrir los indicadores que podían
intervenir en la vulnerabilidad de un sujeto. La dificultad para sistema-
tizar de forma inequívoca factores específicos y la vulnerabilidad de las
respuestas humanas llevó a estudiar los sistemas que servían de apoyo
y permitían a los sujetos atravesar situaciones estresantes, sin enfermar.
Frente incluso a situaciones extremas, como la guerra (y muchos investi-
gadores estudiaron secuelas de la guerra) algunos sujetos desarrollaban
patologías y otros no. El objetivo de estas indagaciones era posibilitar la
implementación de acciones preventivas. Antonovsky es quien más acen-
túa la necesidad del enfoque salutífero; en esta misma línea y apoyando
este posicionamiento se ubica Gerald Caplan.
El concepto de vulnerabilidad se refiere a la tendencia existente en
un sujeto a reaccionar ante ciertos acontecimientos con estrés psíquico
o con un grado mayor de estrés que otro individuo. Frente a los mismos
acontecimientos las reacciones de los sujetos pueden ser muy distintas,
incluso sucesos vividos por unos como estresantes pueden no serlo para
otros. Esto condujo a reflexionar sobre los elementos constituyentes de
los umbrales subjetivos frente a los factores estresantes.
Las hipótesis sobre los factores que pueden actuar como barrera
de protección o por el contrario ser factores multiplicadores del estrés
han dado lugar a estudios sobre las características de personalidad, el
apoyo social y un amplio conjunto de factores englobados bajo el con-
cepto de factores psico-sociales. Lazarus y Folkman, desde un enfoque
interactivo, sostienen que la vulnerabilidad de un sujeto no solo estará en
relación con los recursos físicos, psíquicos o sociales de que disponga sino
además con el tipo de evento a afrontar y el contexto en que se desarrolle.
Los cardiólogos Friedman y Roseman estudiaron las relaciones en-
tre ciertos rasgos de personalidad y enfermedades cardíacas. A partir de
esos estudios se fue configurando una tipología de personalidad caracte-
rizada por dos modalidades conductuales polares:

82
• Tipo A: que identifica a un sujeto obsesionado por su trabajo, com-
petitivo, agresivo, presenta mayor riesgo cardíaco.
• Tipo B: que se describe como una persona tranquila, menos com-
petitiva, el riesgo cardíaco encontrado era menor.

Las investigaciones realizadas sobre la relación entre el estrés ocu-


pacional y la salud coinciden en señalar un tipo de personalidad más pro-
clive a padecer problemas de salud. Cooper menciona la investigación del
Western Collaboratie Group Study que realizó un estudio prospectivo sobre
3.182 personas para ver la relación entre tipo de personalidad e incidencias
de cardiopatías coronarias. Los sujetos englobados en el tipo A en forma
significativa tuvieron mayor incidencia de problemas cardiológicos.

El concepto de vulnerabilidad es la tendencia de una persona


a reaccionar ante ciertos acontecimientos con estrés psíquico
o con un grado mayor de estrés que otro individuo.

Cooper trabaja con la propensión al estrés y la personalidad de tipo


A, y describe una serie de estudios biológicos donde se comprueba la re-
lación entre patrones de conducta y riesgos a nivel de salud. Un ejemplo
son estudios fisiológicos en situaciones de trabajo, comprobándose que
en el tipo A la excreción de catecolamina era superior que en los sujetos
del grupo B. Un estudio longitudinal para los sujetos del tipo A demostra-
ba mayor incidencia de infarto de miocardio y angina de pecho.
Un sujeto que al ingresar a un trabajo no tiene un comportamiento
tipo A puede por la presión laboral convertirse en un tipo A, o un tipo A
no tan extremo llegar a comportarse como un A exagerado. Se encontró
correlación entre el volumen del trabajo y la personalidad del tipo A. Este
autor se pregunta acerca del punto de inicio, es decir el excesivo trabajo
transforma a alguien en A, o “la persona A se impone a sí misma el excesi-
vo volumen de trabajo”. Otros autores suponen que las personas tipo A se
auto seleccionan para profesiones que exigen un alto estrés. Así tendría-
mos sujetos A en organizaciones A y por ende mayor sintomatología. Los
sujetos B estarían en organizaciones B, que serian más salutíferas.

83
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Otra estructura vulnerable es la que se describe como “tipo emoti-


vo”. Una persona con mayor sensibilidad hacia los problemas de los seres
humanos, más necesitados de afecto. Investigadores consideran que este
tipo de personalidad es el que constituye casi el 80% de los integrantes en
los servicios de salud (Garden, citado por Filgueira, 1994).
Glen O. Gabbard relata las conclusiones de una serie de workshops
realizadas por la Fundación Menninger con médicos y sus familias. La in-
formación permite postular la existencia de una tríada de compulsividad
que caracteriza el comportamiento psicológico de los médicos: dudas,
sentimientos de culpabilidad y un exagerado sentido de la responsabi-
lidad. Los autores observaron a través de las informaciones de los work-
shops que los médicos con estas características dedican poco tiempo a
las actividades recreativas. Una hipótesis que postulan es que el proceso
de educación médica puede reforzar en los estudiantes-futuros profesio-
nales estas características personales. La compulsividad de estos rasgos
predispone al estrés.
Otro concepto presente en la relación sujeto-medio, enfocada des-
de el lado de las características subjetivas, es el concepto locus de control.
Rotter es quien lo sistematiza (veremos en detalle en el capítulo 8). Se
refiere al dominio que el sujeto ejerce sobre su propia persona, locus de
control interno, o sobre los hechos externos, locus de control externo. Las
personas con un locus de control interno extremo son poco flexibles y les
es difícil tener buenos niveles de afrontamiento frente a sucesos deses-
tabilizadores. Estas situaciones los van a predisponer a la morbilidad. Los
sujetos con un locus de control externo se sienten a la merced de los otros
o del azar y tienen un accionar pasivo frente a las diversas circunstancias.
El problema a considerar desde un enfoque interactivo no es la vul-
nerabilidad “inherente” a un sujeto, sino en qué circunstancias esta carac-
terística pasa a ser dominante en un contexto determinado.
Caplan (1993) descarta la conexión lineal entre los factores estre-
santes y enfermedad. Apoyándose en los conceptos de invulnerabilidad
de Anthony y de fuerza de resistencia o flexibilidad homeostática de Anto-
novsky, resalta el valor de los sistemas de apoyo que sostienen, refuerzan
o construyen los recursos de competencia (competente) que le permiten
a un sujeto afrontar situaciones de riesgo. Si bien este autor aplica sus
conceptos para explicar, por ejemplo la manera diferencial de actuar de
sujetos pertenecientes a las llamadas “poblaciones en riesgo” y la impor-
84
tancia en la construcción subjetiva de los sistemas sociales de apoyo, e in-
cluso, su papel en toda planificación preventiva, podemos transferir estos
instrumentos epistemológicos al campo de la formación y de la práctica
médica.
Otro concepto que viene a enrolarse en la línea teórica sostenida
por Antonovsky, a fin de encarar el proceso salud-enfermedad desde el
ángulo de la salud, es el de resiliencia. Stefan Vanistendael, citado por
Kotliarenco, distingue dos componentes en el contructo resiliencia: la
resistencia frente a la destrucción, es decir, la capacidad de proteger la
propia integridad aun estando bajo presión; y la capacidad para construir
una respuesta vital positiva frente a circunstancias difíciles. Dentro de la
temática del estrés, es la capacidad de resistir, de afrontar o sostener si-
tuaciones estresantes brindando respuestas adecuadas.

Panorama mundial del estrés ocupacional

Como hemos detallado con anterioridad, una mala organización


del trabajo, el modo en que se definen los puestos y los sistemas de tra-
bajo, y la manera en que se gestionan, puede provocar estrés ocupacio-
nal. El exceso de exigencias y presiones, o la dificultad para controlarlas
pueden tener su origen en una definición inadecuada del trabajo, una
mala gestión o la existencia de condiciones laborales insatisfactorias. Del
mismo modo, estas circunstancias pueden hacer que el trabajador no re-
ciba suficiente apoyo de los demás, o no tenga suficiente control sobre su
actividad y las presiones que conlleva.
Diversas investigaciones realizadas muestran que el tipo de trabajo
que produce más estrés es aquel en el que las exigencias y presiones su-
peran los conocimientos y capacidades del trabajador, hay pocas oportu-
nidades de tomar decisiones o ejercer control, y el apoyo que se recibe de
los demás es escaso. Cuanto más se ajusten los conocimientos y capacida-
des del trabajador a las exigencias y presiones del trabajo, menor será la
probabilidad de que sufra estrés ocupacional. Cuanto mayor sea el apoyo
que el trabajador reciba de los demás en su trabajo o en relación con este,
y cuanto más participe en las decisiones que atañen a su actividad, menor
será la probabilidad de que sufra estrés ocupacional

85
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

La mayor parte de las causas del estrés ocupacional se encuentran


relacionadas con la forma en que se define el trabajo y el modo en que
se gestionan las entidades. Tales factores pueden ser perjudiciales, por lo
que se denominan “peligros relacionados con el estrés”. Estos pueden ser
varios, generalmente se los resume en diez, a saber:

Características del trabajo:

1. Características del puesto.


2. Volúmenes y ritmo de trabajo.
3. Horario de trabajo.
4. Participación y control.
5. Contexto laboral.

Contexto Laboral:

6. Perspectivas profesionales, estatus y salario.


7. Papel en la entidad.
8. Relaciones interpersonales.
9. Cultura institucional.
10. Relación entre la vida familiar y la vida laboral.

En cuanto al contexto mundial actual el capitalismo y la sociedad


de consumo han instaurado la filosofía de la eficiencia y la eficacia, en
el marco de la competencia, como el modelo idóneo para promover el
desarrollo económico de las empresas y de las sociedades en general. En
este contexto el factor humano pasó a tener un rol fundamental tanto
como elemento implicado en la producción, como sujeto destinatario de
lo producido. El individuo es a la vez productor y consumidor de bienes,
y en el interjuego de ambos roles queda determinada su calidad de vida.
Con la industrialización el obrero se constituyó en fuerza de trabajo
de la empresa. Un componente más de la maquinaria productiva y como

86
tal, una pieza intercambiable que podía obtenerse con relativa facilidad
en el mercado de trabajo. Los teóricos de la libre competencia señala-
ban que la mano invisible de la oferta y la demanda garantizarían cier-
to número permanente de desocupados ansiosos por ocupar la vacante
de aquellos trabajadores que fuera necesario sustituir por accidentes o
enfermedad. Este escenario aún, si hiciera falta volver a indicarlo, no fue
superado en Latinoamérica.

El tipo de trabajo que produce más estrés es aquel en el que las


exigencias y presiones superan los conocimientos y capacidades
del trabajador, hay pocas oportunidades de tomar decisiones o
ejercer control, y el apoyo que se recibe de los demás es escaso.

El avance en los derechos obreros promovió la conquista de regula-


ciones estatales más benéficas. Este hecho fue marcando paulatinamente
un encarecimiento de los reemplazos de los trabajadores enfermos y le-
sionados. Sumado a esto el altísimo grado de diversificación tecnológica
en la industria y en los servicios requirió y requiere trabajadores cada vez
más capacitados y costosos de formar. El obrero comenzó a ser conside-
rado como un elemento valioso que debía protegerse, no tanto por un
humanismo revitalizado de las empresas sino por razones estrictamente
económicas y de competitividad.
De este modo los riesgos laborales han comenzado a ser una pre-
ocupación de los sistemas de seguridad social del mundo porque aten-
tan contra la filosofía de la eficiencia que mencionábamos más arriba, al
encubrir costos que no sólo erosionan la competitividad de las empre-
sas, sino que también socavan los presupuestos estatales destinados a
la protección de los trabajadores conforme las regulaciones normativas
alcanzadas por consenso legislativo.
Encausadas las cosas por esta senda, desde hace algún tiempo se
visualizó la conveniencia de transparentar los costos ocultos del trabajo,
como los accidentes y enfermedades, y encuadrarlos en un sistema de
cobertura financiado con el esfuerzo conjunto de la sociedad.

87
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Esta preocupación dio origen a múltiples disciplinas y especialida-


des que orientaron sus esfuerzos a controlar y disminuir esta problemá-
tica, alcanzándose importantes avances en materia de medicina laboral,
ergonomía, psicología laboral, etc., todas ellas conectadas con el objetivo
común de hacer más eficiente el trabajo. Por tal motivo en las últimas dos
décadas se han encarado numerosas investigaciones científicas en este
sentido, y en los países industrializados y en algunos en vías de desarrollo,
se han comenzado a traducir en innovaciones normativas y jurídicas que
consagran nuevos derechos, fijan obligaciones e incluso tipifican delitos
antes no contemplados por los códigos penales.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se refiere al estrés
laboral en los siguientes términos: esta enfermedad es un peligro para las
economías de los países industrializados y en vías de desarrollo. Resiente la
productividad al afectar la salud psicofísica de los trabajadores. Y agrega
una recomendación: las empresas que ayuden a sus empleados para hacer
frente al estrés y reorganicen con cuidado el ambiente de trabajo, en función
de las aptitudes y las aspiraciones humanas, tienen más posibilidades de lo-
grar ventajas competitivas.
Es un hecho verificado que las personas que se encuentran some-
tidas a estrés tienden a abandonar el empleo como respuesta de huida, lo
que determina un alto índice de rotación de personal de empresa y, por
otra parte, las personas enferman cuando se sienten superadas por las de-
mandas provenientes del ámbito laboral. Esta situación implica cuantiosos
gastos, generalmente determinados por crecientes índices de ausentismo,
baja productividad, accidentes profesionales, aumento del lucro cesante, y
lo que es más importante, la incidencia sobre la salud mental y física de los
individuos, que si bien podrán ser cuantificados por los gastos en salud, la
misma no debe ser encarada como un mero costo a reducir.
Dadas las condiciones que deben manifestarse en la ámbito labo-
ral para la aparición del estrés, y el contexto internacional descriptas con
anterioridad, es que creemos que el interés por el estudio de este tipo de
estrés se ha ido ampliando en el curso de los últimos años. Algunas de las
razones que se encuentran detrás de este desarrollo pueden ser:

• El avance de las evidencias en favor de la relación salud-trabajo,


y particularmente en la salud mental, dada la relevancia del clima
biopsico-social en el que se ejecuta el trabajo.

88
• Los resultados de los estudios epidemiológicos, tanto los realiza-
dos en el contexto del trabajo como de la salud pública, han de-
mostrado el influjo de las condiciones psico-sociales propias de la
vida del trabajo en el incremento de procesos mórbidos.
• La pérdida en la calidad de vida, reportada en informes de orga-
nismos internacionales como la Comisión Económica Para América
Latina (CEPAL) que refiere 241 millones de pobres en Latinoaméri-
ca y la proporción de población dedicada a la economía informal,
que entre los años 1990 al 2000 oscila entre el 43 y el 56%, según
datos del informe del Banco Interamericano De Desarrollo (BID) y la
CEPAL de los años 1998 y 2000, respectivamente.

La falta de integración social y la generación de comportamientos


que no se ajustan a las normas de convivencia generan fenómenos de
patología social, representados también en altas tasas de violencia, que
muestran un considerable aumento según datos de CEPAL.
Pese a lo anteriormente descripto, la importancia de las enferme-
dades causadas por el estrés no se refleja suficientemente en el desarrollo
normativo de los países latinoamericanos. En el caso de la Unión Europea
y Estados Unidos, si bien se observa una tendencia al reconocimiento de
casos de mobbing, Burnout, enfermedades mentales y algunas cardiovas-
culares, tales reconocimientos suelen hacerse luego de que el trabajador
ha interpuesto un proceso judicial y ha aportado pruebas suficientes para
demostrar la presencia de condiciones de trabajo estresantes. En España
y otros países del mundo como Alemania, Suecia, Finlandia y Noruega
es posible encontrar jurisprudencia que ejemplifica la nueva tendencia
al reconocimiento del estrés ocupacional como causa de padecimientos.
En el mismo sentido, existe en Japón un término denominado “Ka-
roshi” para referirse a aquellos casos de enfermedad, suicidio o muertes
inducidos por el estrés ocupacional que no resulta soportable para la
constitución psíquica de un individuo. La legislación laboral y en especial
la jurisprudencia de este país asiático incorporaron algunos criterios que
permiten el reconocimiento de indemnizaciones en favor de la familia del
trabajador que fallece de esta manera.
Para Latinoamérica se conocen datos de Chile, donde el recono-
cimiento de una enfermedad como profesional está reglamentado en el

89
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Decreto Supremo 109 del Ministerio de Trabajo y Previsión Social, del 7 de


junio de 1969. En el numeral 13 del artículo 19 se reconocen las Neurosis
Profesionales incapacitantes como enfermedad profesional en “todos los
trabajos que se expongan al riesgo de tensión psíquica y se compruebe rela-
ción de causa a efecto”.
La lista de enfermedades profesionales establecida en Colombia
está compuesta por más de cuarenta patologías que se recopilaron me-
diante resoluciones como la 1832/94. El artículo 42 de la misma estable-
ce la existencia de patologías causadas por estrés en el trabajo: trabajos
con sobrecarga cuantitativa (demasiado trabajo en relación con el tiempo
para ejecutarlo); trabajo repetitivo combinado con sobrecarga de trabajo
(labores con técnicas de producción en masa, repetitivos o monótonos, o
combinados con ritmo y/o control impuesto por la máquina); trabajos por
turnos, nocturno y trabajo con estresantes físicos con efectos psico-socia-
les (pudiendo producir estados de ansiedad, depresión o enfermedades
tales como infarto del miocardio, hipertensión arterial, enfermedad aci-
dopéptica grave o colon irritable).
Estos episodios movilizaron hacia la búsqueda de criterios diag-
nósticos que permitan la calificación del origen –común o profesional– de
tales patologías. Los datos aportados por 10 Administradoras de Riesgos
Profesionales en Colombia, correspondientes a los casos de enfermeda-
des profesionales generadas por estrés en el trabajo, correspondientes al
periodo 1994–2002 (primer trimestre), muestran 48 eventos calificados,
de los cuales 44 (91%) fueron trabajadores hombres y 4 (9%) mujeres. El
40% de los eventos ocurrieron en el personal de servicios de seguridad
del Estado (prisiones e inteligencia civil); le siguen trabajadores de distin-
tas empresas de servicios (financiero, energía, educación, comunicación,
servicios temporales y vigilancia), que cobijan el 33% de los casos. En
cuanto a las patologías calificadas, llama la atención que en el 40% de los
casos se determinó como estrés postraumático secundario a explosión y
accidente de trabajo. Los demás casos incluyeron episodios de depresión
(6%), trastornos secundarios a secuestros (20%) y crisis de ansiedad (30%).
Podemos afirmar entonces que la existencia del estrés no puede
ser desconocida; no obstante, la decisión de incluir una enfermedad cau-
sada por el mismo a una lista de enfermedades profesionales implica dis-
poner de elementos científicos que respalden tal decisión, así como de la
existencia de normativa que facilite el proceso.

90
OIT: estrés, empresas y economía
“Esta enfermedad es un peligro para las economías de los países indus-
trializados y en vías de desarrollo. Resiente la productividad al afectar la
salud psicofísica de los trabajadores (...) Las empresas que ayuden a sus
empleados para hacer frente al estrés y reorganicen con cuidado el am-
biente de trabajo, en función de las aptitudes y las aspiraciones huma-
nas, tienen más posibilidades de lograr ventajas competitivas”.

Panorama nacional del estrés ocupacional

En nuestro país el estrés ocupacional adquiere relevancia por carac-


terísticas particulares. Si bien en todo el mundo los problemas laborales
y la sobrecarga que sufren los trabajadores es una constante, en nuestro
país se conjuga con el embate que ha recibido la clase obrera a través de
diversos momentos históricos. La situación socio económica actual, y de
las últimas décadas, ronda alrededor de la problemática laboral.
El alto desempleo abierto se transforma en una presión oculta per-
manente, que opera inconscientemente en forma de temor a perder lo
que se tiene o de ser degradado laboralmente. Las oportunidades legales
que tuvieron las empresas desde la década pasada para flexibilizar la ma-
no de obra y precarizar las formas de contratación tampoco son inocuas.
La flexibilización laboral en el mejor de los casos se transformó en trabajar
al ritmo que impone la empresa, es decir, abandonar la rutina de un traba-
jo estable, con horario y vacaciones fijas. Los empleos con horarios y feria-
dos rotativos, así como formas de flexibilización que asemejan al trabajo a
destajo, son menos infrecuentes de lo que se supone. Si bien estas formas
laborales rompen con la rutina, imprimen una presión y una adrenalina
extra a la sobrecarga típica, que pulverizan voluntades y limitan las posi-
bilidades de tratar el estrés desde el propio individuo. Las diversas formas
que adopta la precarización no hacen más que agregar complejidad a un
panorama por demás delicado.
Como tendencia laboral típica de las últimas décadas subsiste la
categoría de los cuentapropistas u autónomos. En este caso, las complica-
ciones no derivan de la existencia de una presión por parte de un jefe, sin

91
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

embargo, las presiones son incorporadas por el individuo. El cuentapro-


pista que se encuentra con problemas para desarrollarse en un contexto
adverso se sobreexige y suele sobreexplotarse. El incremento de la can-
tidad de horas de trabajo, achicamiento de los tiempos de descanso, así
como un estado de no-descanso y frustración permanente son las princi-
pales fuentes problemáticas de esta categoría de trabajador.
Para los trabajadores jóvenes, estas condiciones son las únicas co-
nocidas y son naturalizadas, pero para quienes desarrollaron su vida la-
boral en contextos pretéritos relativamente mejores, la sensación es de
haber empeorado notablemente. Contrastando con momentos donde el
empleo era de por vida, donde existía cierto paternalismo por parte de las
empresas y del Estado, el panorama no se presenta alentador. Ahora bien,
es también verdad que las condiciones de otras épocas incluían otros pro-
blemas como un exceso de rutina y una sobrecarga de tipo física. Cabe
destacar que en dicho contexto, la rutina era percibida como un anclaje
que otorgaba seguridad al individuo y la carga física, un motivo de orgu-
llo (machista, muchas veces), pero que en la mayoría de los casos no se
percibía como amenazante.
Por otro lado, en la actualidad la mayoría de las empresas carecen
de políticas de prevención y tratamiento. Según fuentes periodísticas en
uno de los centros de terapia sistémica más importante de Buenos Aires
–institución a la que acuden las empresas para que evalúe, entre otros as-
pectos, el estado emocional de sus empleados– en una empresa el 28,3 %
del personal presenta trastornos de ansiedad; en otra, el 19,1 % demuestra
trastornos de estado de ánimo, y en una tercera empresa, el 42,9 % de los
empleados reconoce enfrentar trastornos familiares y de pareja.
En un contexto de debate sobre un nuevo modelo de país, la cues-
tión laboral se mantiene en el centro de la discusión. Desde nuestra opi-
nión, este aspecto no se circunscribe únicamente al plano económico,
sino que es necesario un cambio de cultura en la sociedad, para llegar a
un modelo de trabajo inclusivo y solidario. En este sentido, creemos im-
portante concientizar y brindar herramientas de intervención para lograr
afrontar eficazmente esta problemática.

92
Capítulo 6

El síndrome de Burnout:
un tipo de estrés ocupacional

El término Burnout ha sido utilizado en el lenguaje anglosajón,


dentro de la jerga de los deportistas, para describir una situación en la
que no se lograba obtener los resultados esperados aunque se habían
preparado y esforzado para conseguirlos. La traducción literal al castella-
no significa “estar quemado”.
Específicamente “Burnout” fue utilizado por primera vez por Freu-
demberguer en 1974 para referirse a los problemas de los servicios socia-
les. Pero fue Maslach quien dio a conocer la palabra en forma pública en
1977 en el Congreso Anual de la Asociación Americana de Psicólogos, ha-
ciendo referencia a situaciones cada vez más frecuentes entre los trabaja-
dores de los servicios humanos que, después de meses o años de trabajo
y dedicación, terminaban “quemándose” o agotándose.
Actualmente se utiliza este concepto para describir un tipo de estrés
ocupacional e institucional que se da en aquellas profesiones que mantie-
nen un contacto constante y directo con las personas que son los bene-
ficiarios del propio trabajo, personal sanitario, docente, fuerzas del orden
público, servicios sociales y en las que la relación es de ayuda o servicio.
El concepto que nos ocupa ha generado un interés creciente y se
le han añadido aportes de diversos autores. La importancia del Burnout y
su relación con la salud se ve reflejada en el hecho de que la Clasificación
Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, en

93
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

su 10° Revisión (CIE 10), en su capítulo XXI, hace referencia a los factores
que afectan la salud y al contacto con los servicios de salud, incluyendo un
código para el Burnout dentro del apartado referido a los problemas rela-
cionados con las dificultades de la vida.
Resumiendo: el agotamiento, desgaste o fatiga psíquica en el tra-
bajo (Burnout) puede entenderse como una forma de aflicción producida
por un sobreesfuerzo en el trabajo que se manifiesta en severas pérdidas
de energía y en un descenso de la calidad y cantidad del rendimiento.

Estrés y Burnout: ¿Un estrecho vínculo o casual circunstancia?

Las presiones sociales, profesionales y el aumento de responsabi-


lidades pueden someter al individuo a una gran sobrecarga psicofísica
que obliga al organismo a poner en marcha sus mecanismos biológicos
y fisiológicos para la adaptación y defensa de las agresiones del entorno.
Como ya hemos señalado, si esas respuestas no son adecuadas y las de-
mandas del medio son excesivas, intensas, prolongadas en el tiempo y
superan la capacidad de resistencia y adaptación del sujeto, se llega a la
situación de estrés.
En el ámbito laboral, ese desajuste que se produce entre las exi-
gencias y la respuesta adaptativa del trabajador ubica al estrés como una
enfermedad profesional o laboral, independientemente de su reconoci-
miento por las legislaciones de los países. La repercusión del estrés ocu-
pacional sobre la salud psicofísica del trabajador alcanza una magnitud
tal que puede llegar hasta incapacitarlo física y psíquicamente en forma
permanente e irreversible.
Burnout sería, entonces, un tipo característico de estrés que se da
en aquellas profesiones que realizan su trabajo en contacto con personas
que, por sus características, son sujetos de ayuda como los profesores,
asistentes sociales, personal de la salud y otros. Es un trastorno adaptati-
vo crónico con ansiedad que se da como consecuencia de la interacción
fallida entre el individuo y su situación laboral. Se produce en entornos
laborales exentos de satisfacción intrínseca a la realización de la tarea,
cuando el profesional ve frustradas sus expectativas de modificar la situa-
ción laboral.
94
Agotamiento, desgaste o fatiga psíquica en el trabajo (Burnout) puede
entenderse como una forma de aflicción producida por un sobreesfuerzo
en el trabajo que se manifiesta en severas pérdidas de energía y en un
descenso de la calidad y cantidad del rendimiento.

El Síndrome de Burnout causado por el estrés en el trabajo es el re-


sultado de las condiciones laborales y presiones ejercidas en las relaciones
interpersonales o por las estructuras de las organizaciones, instituciones
o empresas, en la que se configuran situaciones similares a la coacción y
a la violencia que, al afectar sustancialmente la libertad e intención del
empleado, le hace emprender actos que pueden resultar dañinos, incluso
para sí mismo. Las diferencias fundamentales entre estrés y Burnout se-
gún Barón Duque son:

Estrés Burnout
Conjunto de reacciones que Estado de agotamiento al que llegan
experimenta un sujeto en un proceso algunas personas sometidas a
adaptativo o normalizador de su determinadas condiciones de
equilibrio vital, en su relación con el trabajo. Se parece al estado al que
entorno (puede llegar a ser positivo). llegan las víctimas del mobbing
debido a las presiones del acoso.

Otra diferencia entre el estrés con el Burnout es que mientras el pri-


mero puede ser experimentado positiva o negativamente por la persona,
el segundo es un fenómeno exclusivamente negativo.
Una diferencia fundamental es que mientras que el estrés puede
desaparecer tras un período adecuado de descanso y reposo, el Burnout
no declina con las vacaciones ni con otras formas de descanso.
El Burnout es un trastorno adaptativo, es decir, un estado patológico
por inadecuación de la persona a su situación laboral. Es un Síndrome, por
lo tanto, una consecuencia. La diferencia entre el Burnout y el acoso moral,
es que el primero se debe a las condiciones de trabajo involuntaria o negli-
gentemente dispuestas por la organización, y el acoso moral es un fenóme-
no de intencionalidad dañina, dirigida a causar malestar y daño a la víctima.

95
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Características específicas del síndrome de Burnout

El Síndrome de Burnout o Síndrome de Agotamiento Profesional,


se define como un proceso continuo que surge de manera paulatina y se
instaura en el individuo, hasta provocar en él los sentimientos propios del
síndrome: pérdida de interés y entusiasmo, fenómenos de despersonali-
zación, bajos logros personales y agotamiento emocional. Este síndrome
expone al profesional a altos riesgos de salud, médicos y legales. Se pro-
duce un cansancio emocional que lleva a una pérdida de motivación y
que suele progresar hacia la frustración y fracaso.

Agentes causales del Burnout

• Situaciones de naturaleza intrapersonal.


• Relaciones interpersonales.
• Alto nivel de competitividad.
• La inseguridad en el trabajo.
• Las exigencias y demandas del medio.
• Cambios trascendentales en los enfoques de vida y las costumbres.
• La globalización, el desempleo, el ritmo del trabajo, etc.

El Burnout genera

• Angustia, sentimientos de frustración.


• Agotamiento emocional.
• Trastornos en los ritmos de alimentación, actividad física y descanso.
• Dolencias físicas, psíquicas.

Efectos del Burnout

• Afecta negativamente la resistencia del trabajador.


• Favorece la respuesta silenciosa o la incapacidad para atender las
exigencias de los que deben ser atendidos.

96
Para poder evaluar el grado de Burnout se identifican tres catego-
rías del síndrome:

1. Cansancio o agotamiento emocional: pérdida progresiva de energía,


desgaste, agotamiento, fatiga, etc. Es por lo tanto, un agotamien-
to de los recursos emocionales propios, es decir, emocionalmente
agotado por el contacto diario mantenido con personas a las que
hay que atender como objeto de trabajo.
2. Despersonalización: manifestada por un cambio negativo de acti-
tudes y respuestas hacia los demás, con irritabilidad y pérdida de
motivación hacia el trabajo.
3. Baja realización personal: se define como la tendencia de los pro-
fesionales a evaluarse negativamente, con especial incidencia en
la habilidad para la realización del trabajo y a la relación con las
personas a las que atienden.

Los síntomas son diversos: falta de ilusión o motivación por el tra-


bajo, agotamiento físico y psíquico que no remite con el descanso, bajo
rendimiento laboral, ausentismo, sentimientos de frustración y descon-
tento, etc. También se dan una serie de síntomas físicos: insomnio, alte-
raciones gastrointestinales, taquicardias, aumento de la presión arterial y
cefaleas, entre otros. Los síntomas asociados al Burnout pueden clasificar-
se acorde a su intensidad, identificando cuatro grados:

• Leve: Presenta síntomas físicos vagos, como cefaleas, dolores de


espalda, contracturas musculares, etc. Pueden observarse cambios
en el carácter y disminución de operatividad y eficiencia laboral.
• Moderado: Generalmente presenta alteraciones del sueño, dificul-
tad para concentrarse, problemas en las relaciones interpersonales,
cambios en el peso, disminución del apetito sexual, pesimismo. Es
común que se recurra a la automedicación.
• Grave: En este estadio disminuye marcadamente la productividad
laboral, aumenta el ausentismo y la sensación de disgusto acompa-
ñado de baja autoestima. Es frecuente el abuso de alcohol y/o de
los psicofármacos.

97
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• Extremo: Frecuentemente se encuentran cuadros de aislamiento y


sentimientos de pena y tristeza. La sensación de fracaso se acom-
paña de falta de sentido del trabajo y de la profesión. En este esta-
dío, existe un alto riesgo de suicidio.

Los síntomas anteriormente descriptos transcurren a lo largo de eta-


pas definidas que pueden observarse sin dificultad:

• Entusiasmo: Período inicial caracterizado por la existencia de altas


esperanzas y expectativas, así como de una alta energía. En esta
etapa el trabajo promete serlo “todo”. El empleo llega a ser la única
fuente de valores y satisfacciones, y las necesidades personales del
trabajador (sentirse necesario, estimado, admirado y que depen-
dan de él) son circunstancias únicamente referidas a su entorno
laboral. Los peligros de esta etapa son una identificación excesiva
con los clientes y un gasto excesivo e ineficaz de energía.
• Estancamiento: El trabajo ya no parece tan importante, y se hace
énfasis en la satisfacción de las propias necesidades fuera del mar-
co laboral.
• Frustración: Período en el cual el profesional comienza a cuestio-
narse su propia valía y la del trabajo en sí. Los límites del trabajo
ahora parecen amenazar los propósitos de lo que se está haciendo.
Surgen los problemas emocionales, físicos y conductuales.
• Apatía: Lo característico de esta etapa es la actitud de “un trabajo
es sólo un trabajo”, desarrollando en el trabajo un mínimo esfuer-
zo y dedicación de tiempo insuficiente, evitando cualquier tipo de
desafío, evitando los clientes o usuarios, y permaneciendo en el tra-
bajo únicamente por la seguridad que conlleva.

Es necesario tener en cuenta que el estrés es una percepción in-


dividual: lo que para una persona supone un desafío excitante para otra
puede representar un problema abrumador. Un individuo comienza a es-
tar afectado de forma adversa cuando su umbral de tolerancia al estrés es
sobrepasado de forma consistente.

98
Evaluación lógico-temporal del síndrome: suceso vs. proceso

A pesar de la unanimidad de opinión sobre las características del


fenómeno Burnout, la determinación de si un trabajador está o no des-
gastado profesionalmente no es fácil de realizar. El Burnout es un proceso
y no un suceso; además que el proceso es diferente en cada individuo. Es
un sutil patrón de síntomas, conductas y actitudes que son únicos para
cada persona.
Desde las organizaciones, instituciones o empresas se puede cau-
sar el Burnout como consecuencia del ánimo de lucro, al tratar de obtener
más ganancias mediante la eficiencia y la productividad; o reduciendo
personal y haciendo recaer sobre pocos trabajadores el peso del traba-
jo para reducir los costos y obtener beneficio, dañando al ser humano
y atentando su integridad moral al limitar sus descansos, posibilidades
de capacitación, de ocio, de atención a la familia, de contactos con otros
profesionales donde nacen las ideas y los resultados.

Medición del fenómeno: Maslach Burnout Inventory (MBI)

Uno de los métodos más utilizados para evaluar el grado de Bur-


nout es el Maslach Burnout Inventory (que posee distintas versiones y
adaptaciones) que identifica tres categorías del síndrome:

1. Cansancio o agotamiento emocional: pérdida progresiva de ener-


gía, el desgaste, el agotamiento, la fatiga, etc. Es por lo tanto, un
agotamiento de los recursos emocionales propios, es decir, emo-
cionalmente agotado por el contacto diario mantenido con perso-
nas a las que hay que atender como objeto de trabajo.
2. Despersonalización: manifestada por un cambio negativo de acti-
tudes y respuestas hacia los demás, con irritabilidad y pérdida de
motivación hacia el trabajo.
3. Baja realización personal: se define como la tendencia de los pro-
fesionales a evaluarse negativamente, con especial incidencia en

99
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

la habilidad para la realización del trabajo y a la relación con las


personas a las que atienden.

En síntesis, el Burnout puede definirse como un tipo de estrés ocu-


pacional que se da específicamente en los profesionales que mantienen
un contacto constante y directo con los beneficiarios de su trabajo, cuan-
do entre ambos media una relación de ayuda o servicio. Por lo tanto, el
personal sanitario, docente, y los que trabajan en servicios sociales de ca-
ra al público, tales como las fuerzas del orden, el personal de justicia, etc.
son los más susceptibles de padecerlo.
La definición más extendida y aceptada es la propuesta por Mas-
lach y Jackson: Se trata de una respuesta inadecuada a un estrés ocupa-
cional con implicaciones emocionales, de carácter crónico, y cuyos rasgos
principales son el agotamiento físico y psicológico, la actitud fría o desperso-
nalizada hacia los demandantes del servicio, y el sentimiento de fracaso en lo
que se está realizando por parte del trabajador.
Según los resultados obtenidos por un estudio del Instituto Nacio-
nal de la Administración Pública (INAP), los profesionales de la sanidad
y la enseñanza son los colectivos del sector público más afectados por
el síndrome del desgaste profesional. Se trata de profesiones que exigen
entrega, implicación, idealismo y servicio a los demás y se asienta sobre
una personalidad perfeccionista con un alto grado de autoexigencia, con
una gran tendencia a implicarse en el trabajo.
También afecta a trabajadores sociales, profesionales de alto ries-
go y penitenciarios, y a otras profesiones como la de empresario, alto di-
rectivo o en empleos rutinarios y monótonos. Este síndrome se presenta
cuando se desequilibran las expectativas individuales del profesional y la
realidad del trabajo diario. Se considera un trastorno adaptativo crónico
y puede sobrevenir tanto por un excesivo grado de exigencia como por
escasez de recursos.
Como puede apreciarse de los conceptos desarrollados, la realidad
actual nos presenta el desafío de encontrar la manera de enfrentar eficaz-
mente las problemáticas relevadas. Sobre ello discutiremos en la segunda
parte del libro.

100
Segunda parte

Estrategias
para afrontar el estrés
Capítulo 7

El modelo cognitivo conductual


y las estrategias individuales

¿Qué conclusiones podemos sacar a partir del camino recorrido?


Hemos visto que la primera etapa de la elaboración del concepto
de estrés comportó el estudio de la reacción fisiológica del cuerpo ante
una amenaza exterior, una reacción espontánea del organismo vivo (sea
animal o humano) que tiene como primer objetivo la supervivencia, es
decir, mantener o recuperar el equilibrio.
Gracias a los trabajos pioneros de Cannon, y muchos otros que lo
siguieron y que aún hoy, naturalmente, continúan investigando pudimos
conocer la compleja reacción bioquímica del organismo: una verdadera
catarata de hormonas se disparan a través del torrente sanguíneo para
poner el cuerpo en alerta y ser capaz de hacer frente a esa amenaza. Selye
estimuló la idea que dio fundamento a los estudios modernos sobre el
estrés: que esa reacción puede ser producida no sólo por una amenaza
física, sino también por factores de carácter psicosocial.
Así es que, comandada por la acción del cerebro, a partir del hipo-
tálamo y la acción del sistema nervioso autónomo que regula las funcio-
nes no sujetas a nuestra voluntad (como el ritmo cardíaco, la respiración o
la presión arterial), nos encontramos ante el espectáculo de una reacción
muy compleja y sumamente coordinada de distintos órganos del cuerpo.
Movilizados por la acción de la adrenalina, la noradrenalina y el cortisol,
por citar las hormonas más importantes y seguramente más conocidas

103
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

por el lector, se contraen nuestros músculos, la respiración se acelera, el


corazón late mucho más rápido, aumenta la presión arterial, el cuerpo se
llena de energía y los sentidos de la vista, olfato y oído se agudizan. Usted
no lo sabe, pero algunos vasos sanguíneos se contraen para que la sangre
fluya directamente a sus músculos y su cerebro, ya que son esenciales en
ese momento crítico, en detrimento de otros órganos como su estómago
e intestinos (evidentemente, no es hora de comer).
Debemos considerarnos afortunados de que nuestro cuerpo esté
equipado de semejante capacidad de reacción natural, que podríamos
llamar instintiva, para mantenernos vivos. Por eso Cannon hablaba de una
“reacción de lucha o huida” (a veces convendrá una, otra veces otra) ante
lo que es percibido como una amenaza, como algo que nos alterará o
desestabilizará. Pero mientras estamos ubicados en la reacción fisiológi-
ca, estamos ante una acción no controlada por nuestra mente (si bien es
nuestra mente quien juzga si se trata o no de una amenaza, ya veremos
más adelante), por lo que esta reacción fisiológica puede convertirse en
un arma de doble filo, si por algún motivo excede la capacidad de nuestro
propio organismo o se perpetúa (se hace crónica). He aquí los cuadros
sintomáticos de estrés que pueden comportar consecuencias indesea-
bles: hipertensión, arritmias, accidentes cardiovasculares (los tan temidos
ACV), paros cardíacos, aterosclerosis, trastornos gastrointestinales, daños
en el riñón, disminución del sistema inmunológico que da lugar a la apa-
rición de distintas enfermedades, asma, cáncer…
Afortunadamente hemos visto también que gracias al ingreso de
la psicología clínica en la escena de estudio se enriqueció la comprensión
del fenómeno del estrés, a la vez que dio nuevas esperanzas para su tra-
tamiento. Puesto que nuestro cuerpo está inextricablemente unido a un
espíritu que piensa y siente, esa reacción de adaptación depende también
del modo en que pensamos y sentimos lo que nos sucede. Si bien es com-
pletamente cierto (y absolutamente demostrable, pruebas al canto) que
el estrés comporta una reacción fisiológica espontánea e inmediata, esta
reacción se dispara siempre y cuando consideremos que estamos ante una
amenaza.
En esa acción de “considerar” está la clave de la prevención y tra-
tamiento. Porque si por una parte esta reacción no se da sólo con nues-
tro cuerpo sino también en y con nuestro espíritu, por la otra tenemos
también la posibilidad de actuar sobre él, sobre nuestra racionalidad y

104
emotividad, sobre el modo en que pensamos y sentimos las cosas que
nos pasan.
Hemos visto también cómo surgieron distintos modelos explica-
tivos más complejos, más ricos, más integrales e integradores con el en-
torno social. Estos modelos fructificaron a su vez en distintas técnicas de
tratamiento para afrontar el estrés, que veremos a continuación.

La instalación y desarrollo de una situación de estrés


depende del vínculo que una persona establezca con su entorno.

Pero lo que el lector no debe perder de vista es que el estrés no ya


sólo la reacción del cuerpo (entendido en un sentido meramente fisio-
lógico) ante una amenaza externa, ni siquiera la reacción de la persona
incluyendo su psique (raciocinio y emotividad) a una amenaza externa,
sino que la instalación y desarrollo de una situación de estrés depende del
vínculo que una persona establezca con su entorno.

• instalación: porque la existencia o no de una situación de estrés de-


pende de que una persona considere que un determinado hecho
constituye una amenaza que pone en riesgo su estabilidad. Cuanto
más abrumadoras sean sus percepciones o conclusiones, cuanto
más impotente e indefensa se considere, mayores serán los efec-
tos estresantes que se disparen en su organismo. Pero si considera
que puede gestionar adecuadamente y con sus propios recursos
esa situación, no se activará del proceso del estrés en su organismo.
• desarrollo: porque sea que prevalezca el carácter objetivo amena-
zador de un hecho, cuanto que prevalezca el carácter subjetivo de
su sobrevaloración o de la subvaloración de los propios recursos para
afrontarlo, siempre tiene la posibilidad y la capacidad de preparase
para afrontarlo, disminuyendo así sus efectos nocivos.

El aspecto subjetivo que incide en la instalación y/o desarrollo del


estrés depende a su vez de las características individuales de la perso-
na. Hemos visto anteriormente los distintos patrones de personalidad de
Slipak que caracterizan los distintos tipos de conductas o reacciones de

105
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

diferentes personas ante hechos similares.


Si bien es cierto que no es “científicamente” posible hablar de la
“objetividad” de un hecho al margen de la subjetividad de la persona que
lo percibe como tal (no tiene ningún sentido intentar establecer el “valor
objetivo” un accidente automovilístico o de la posibilidad de perder un
empleo al margen de la biografía de la persona que lo sufre), también es
cierto que la escala de valores, las creencias y las características cogniti-
vas, emotivas, psicológicas, sociales y culturales propias del individuo son
determinantes en el momento de establecer esa consideración.
Afortunadamente hoy en día disponemos de una variedad muy
grande de técnicas para afrontar el estrés y alcanzar una mejor calidad de
vida. Podríamos resumirlas en dos grandes grupos:

• aquellas que dependen del desarrollo de los modelos conducti-


vos-conductuales, y
• aquellas que se proponen como técnicas de relajación.

Además, naturalmente, otras acciones contribuyen de modo con-


comitante y eficaz: una alimentación saludable (equilibrada en nutrien-
tes, minerales y calorías) y bien distribuida, actividad deportiva estable y,
de suma importancia, desarrollar espacios de sociabilidad, invertir tiempo
y energías en el cultivo de vínculos significativos.
Ya conocidos los aspectos fisiológicos y bioquímicos, y la comple-
ja interrelación con el entorno humano, material, organizacional, social y
cultural que nos posibilitó el conocimiento de los modelos explicativos,
nos adentraremos ahora en los aspectos psíquicos de la persona y las es-
trategias de que dispone para afrontarlo.

106
Capítulo 8

Terapias Cognitivo Conductuales

Bajo el nombre de Terapias Cognitivo Conductuales se agrupan en


verdad un gran número de corrientes o escuelas de psicología dentro de
un marco teórico común. Se desarrolloran científicamente en las decadas
del 60 y 70, pero tuvieron una popularidad creciente a partir de los años
80, que se manifestó en el desarrollo de millares de modelos psicotera-
péuticos y en la proliferación de libros de autoayudua. Todas ellas tratan
de establecer en mayor o menor medida, con mayor o menor énfasis, un
vínculo entre las dimensiones cognitiva (capacidad de raciocinio, lógica
y representación), la dimensión emotiva (estados sensibles y afectivos) y
la conducta (el comportamiento efectivo). Las escuelas más importantes,
que dan nombre al conjunto, son justamente la terapia cognitiva y el con-
ductismo. Entre ellas puede situarse como un eslabón intermedio necesa-
rio las teorías del aprendizaje social.

PENSAMIENTO

EMOCIÓN CONDUCTA

107
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Los orígenes conductistas

El conductismo hecha sus raíces en el trabajo del ruso Iván Pávlov


(1849-1936), premio Nobel de fisiología en 1904. En 1897 desarrolló el con-
cepto del “condicionamiento clásico”, que descubrió experimentando con
perros y que nutrirá el desarrollo posterior del conductismo: los organismos
pueden aprender o interiorizar respuestas ante la recurrencia de determi-
nados estímulos del ambiente, estableciendo una relación de predicción.
John B. Watson, de quien ya hemos visto su extrema confianza en la
aplicación del condicionamiento clásico de Pávlov para la “educación” de
los niños, elaboró el concepto de “condicionamiento operante”. Mediante
el famoso y controvertido caso del “pequeño Albert”, Watson pretendía
demostrar cómo los principios del condicionamiento clásico podían apli-
carse en la reacción de miedo de un niño ante una rata blanca mediante
la introducción de un estímulo aterrador ajeno a la rata (consiguió infun-
dirle miedo cuando antes no lo tenía).
Fue Watson quien fundó propiamente lo que se conoce como el
conductismo. Naturalmente también el conductismo evolucionó en dis-
tintas y variadas escuelas. Pero el legado que dejará al desarrollo de la

Iván P. Pávlov (1849-1936). Fisiólogo ruso, formu- John B. Watson (1878-1958). Psicólogo estadou-
ló la “ley del reflejo condicional” al identificar la nidense fundador del Conductismo. Impresiona-
existencia de una asociación condicionada entre do por los estudios de Pávlov, adoptó el concepto
un estímulo y una respuesta que antes no la te- de “condicionamiento clásico” para el estudio del
nían (“condicionamiento clásico”). comportamiento humano.

108
psicología cognitiva conductual es la considera-
ción del comportamiento manifiesto como objeto El método de “ensayo y error”
de estudio y la observación externa, natural y ob- Thorndike se quejaba de que a
jetiva como método, sin recurrir al estado mental nadie a se le había ocurrido des-
cribir la estupidez animal:
de la persona o a métodos como la introspec- “Por cada perro que encuentra el
ción, propios del psicoanálisis. Es decir, la deter- camino de regreso al hogar, hay
minación teórica de focalizarse en lo observable quizás un centenar que se pierden”.
Se ocupó entonces de demostrar
y medible, y el método de operar directamente
que los animales aprenden de
sobre el comportamiento. El conductismo no una manera mecánica, partiendo
negará la existencia de un mundo interior a la de un método de ensayo y error.
persona, sino que lo declarará imposible de co- Así, las conductas que les resultan
fructíferas y gratificantes se “im-
nocer científicamente (como una “caja negra”) y, primen” en el sistema nervioso.
en definitiva, puesto que continúa adelante con
sus estudios, que tampoco es necesario conocer.
Como hemos señalado, Burrhus F. Skinner asumió este legado y
elaboró el concepto de aprendizaje operante. La teoría de Skinner fue po-
sible, también, a partir de los estudios del psicólogo y pedagogo estadou-
nidense Edward Lee Thorndike  (1874-1949), que estudió el proceso de
aprendizaje por ensayo y error (el aprendizaje se compone de conexiones
entre un estímulo y una respuesta, que se fortalecen cada vez que se ob-

Edward L. Thorndike (1874-1949). Psicólogo y pe- Burrhus F. Skinner (1904-1990). Psicólogo esta-
dagogo estadounidense, considerado antecesor de dounidense, promotor del conductismo radical.
la psicología conductista y pionero de la psicología Desarrolló el concepto de “aprendizaje operante”,
del aprendizaje, con sus conceptos del aprendizaje por el cual la conducta se refuerza con arreglo a
por “ensayo y error” y la “ley del efecto”. sus consecuencias.

109
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

tiene satisfacción) y estableció la “ley del efecto” (las respuestas seguidas


de consecuencias reforzatorias serán asociadas al estímulo y tendrán ma-
yor probabilidad de ocurrir ante la recurrencia del estímulo; inversamente
si la consecuencia es opuesta). Finalmente Skinner definirá el aprendizaje
operante como una forma de aprendizaje en el que se tiene más proba-
bilidades de repetir una conducta con arreglo a sus consecuencias: si son
positivas su repetición será más probable que si son negativas. Esto lo
diferencia del condicionamiento clásico, en el cual el refuerzo de las con-
ductas estaba dada por la asociación del estímulo respuesta.

Las Teorías del Aprendizaje Social

El “aprendizaje operante” dio paso al concepto de “aprendizaje so-


cial”, que se constituyó como un puente hacia el desarrollo de las terapias
cognitivas. Esta teoría parte de los trabajos remotos de Cornell Montgo-
mery (1843-1904), quien consideró que el aprendizaje se daba a través del
contacto cercano, de la imitación de los superiores, la comprensión de los
conceptos y el comportamiento del modelo a seguir.
Pero fue Julian B. Rotter (1916-2014) quien puso el foco en la inte-
racción, al puntualizar que adquirimos la conducta a través de nuestras
experiencias sociales. Su obra fundamental Aprendizaje Social y Psicología
Clínica fue publicada en 1954. La idea principal en la teoría del aprendizaje
social es que la personalidad representa una interacción del individuo con su
entorno. Rotter había asistido a los seminarios impartidos por el psicólogo
austríaco Alfred Adler (1870-1937), fundador de la psicología individual, y
a las reuniones de la Sociedad de Psicología Individual desarrolladas en la
propia casa de Adler. Adler había formado parte del equipo de Freud, pero
se apartó para focalizarse en el aspecto consciente de ser humano. Consi-
deraba que el hombre tiene posibilidades de mejorarse y de progresar en
la vida, de reducir sus problemas y de llegar a un ajuste casi perfecto de
su proceso vital. Trabajó sobre conceptos como el carácter, el complejo de
inferioridad y el conflicto entre la situación real del individuo y sus aspira-
ciones. La influencia de Adler será muy basta aunque disímil. Además de
Rotter pueden mencionarse figuras tales como Oswald Schwarz, Rudolf
Allers, Viktor Frankl, Fritz Künkel, Erich Fromm, Gordon Allport, entre mu-

110
chos otros, y Albert Ellis, fundador de la Terapia Racional Emotiva Conduc-
tual (TREC) que veremos inmediatamente después.
Por su parte, Rotter combina el estudio de la personalidad con el
conductismo imperante, pero enfatizando que no se puede hablar de una

Según la teoría del aprendizaje social la a personalidad es aprendida


y está motivada hacia metas específicas. Las expectativas de la
persona sobre sus posibilidades de cambio efectivo es fundamental.

personalidad independiente del medio ambiente ni centrarse en el com-


portamiento como una respuesta automática a un conjunto objetivo de
estímulos ambientales. Así Rotter describe la personalidad como la “inte-
racción del individuo y su ambiente significativo” y critica a Skinner por
estudiar sujetos individuales y aislados de las experiencias sociales. En-
tendía que sus explicaciones no reflejan el aprendizaje tal como ocurre en
el mundo real donde las personas interactúan. Consideraba con criterio
que el estudio sobre animales o en base a estímulos simples no pueden
explicar las conductas complejas del ser humano, por lo que no pueden
tomarse más que como un punto de partida. El ser humano se percibe
como ser consciente, capaz de influir en sus experiencias y tomar decisio-
nes que regulan su vida. El reforzamiento externo es importante, pero la
efectividad del reforzamiento depende de sus capacidades cognoscitivas.
Es por ello que, a pesar de que la teoría de Rotter ha partido también de
un planteamiento conductista, se considera un modelo interaccionista.
Dos de los supuestos básicos de la teoría del aprendizaje social de
Rotter son los siguientes: la personalidad es aprendida; la personalidad
está motivada hacia metas específicas. Las conductas que nos acercan a
las metas anticipadas se reforzarán con mayor fuerza que otras conductas.
Rotter tiene una visión optimista sobre las posibilidades de cam-
bio, tanto que no cree que haya un período crítico y definitorio en el que
se establece la personalidad. Al enfatizar la capacidad de aprender y la
dependencia de la conducta en la interacción con el entorno proporciona
insumos teóricos para el desarrollo del congnitivismo. Si cambia la forma
en que la persona piensa, o cambia el entorno sobre el que la persona
está respondiendo, cambiará el comportamiento.

111
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Uno de los conceptos fundamentales


El error de extrapolación del que influyó sobre la posterior configuración
Conductismo según Bandura del modelo conductual-cognitivo es el locus
“Los procesos elementales se explo-
de control, mencionado en el capítulo 5, ya
raban en animales con el supuesto
de que los procesos rudimentarios que hace referencia a la percepción que tie-
verificados en la experimentación ne una persona acerca de dónde se localiza la
con animales explicarían fenóme- causa de los acontecimientos de su vida coti-
nos psicosociales en niveles supe-
riores de complejidad”. diana. Representa la consideración de la per-
sona acerca de si el esfuerzo que realiza está o
no vinculado a su conducta. No se trata de una
correlación real entre conducta y acontecimiento: lo que cuenta de frente
a las expectativas que despierta en la persona sobre las posibilidades para
influir en el los acontecimientos es, justamente, esa percepción subjetiva.
“El potencial para que ocurra una conducta en una situación específica es una
función de la expectativa de que la conducta conducirá a un reforzamiento
particular en esa situación y del valor de ese reforzamiento“ (1975).
El locus de control es sería un componente central de la personali-
dad. Es la creencia del sujeto en la responsabilidad que tiene sobre su propio
actuar. Las que se caracterizan por tener un locus de control interno tienen
un grado significativo de independencia personal y mayor capacidad de
logro, ya que creen que lo que reciben está controlado por sus conductas
y actitudes. Las que tienen un locus de control externo piensan que otras
personas, el destino o la suerte controlan las recompensas que reciben y
están convencidas de que no tienen poder para cambiar la situación.

LOCUS DE CONTROL INTERNO LOCUS DE CONTROL EXTERNO


El reforzamiento está controlado por Piensan que el destino o la suerte
sus conductas y actitudes. controlan las recompensas que reciben.
Son menos susceptibles a los intentos No tienen poder sobre las fuerzas
de influencia. externas.
Dan mayor valor a sus destrezas. Creen que sus conductas y habilidades
no pueden cambiar los refuerzos que
reciben.
Menor ansiedad y mayor autoestima. Mayor ansiedad y menor autoestima.
Son más responsables. Hacen Son menos responsables. Piensan que
esfuerzos por cambiar su situación. sus esfuerzos no van a cambiar la
situación.
Tienen mayor salud mental y física. Tienen menor salud mental y física.

112
Finalmente, en el marco de la tradición conductista y las variadas
teorías del aprendizaje, fue el canadiense Albert Bandura (1925) quien
constituyó una influencia decisiva en la transición entre el conductismo y
la psicología cognitiva, gracias al peso dado a la interacción entre factores
ambientales, personales y conductuales.
Si bien Bandura comenzó sus
estudios del aprendizaje social en
el contexto académico del conduc-
tismo, comprendió que era necesa-
rio referirse a elementos cognitivos
(representaciones, estructuras y
procesos mentales) para entender
este tipo de aprendizaje, que final-
mente lo llevará a la formulación de
una teoría social-cognitiva.
De frente al  conductismo
clásico, la persona no responde so-
lamente a los estímulos del medio
de forma automática, sino que tam-
bién reflexiona y responde de forma Albert Bandura (1925). Psicólogo canadiense
establecido en Stanford, sistematizó y desarro-
significativa. “Mi programa inicial de
lló las teorías del aprendizaje social como una
investigación en Stanford –sostenía teoría social-cognitiva. Constituyó una influen-
en su Autobiografia– se centró en el cia decisiva para el desarrollo de las terapias
modelo humano para el desarrollo y cognitivo conductuales, al destacar las repre-
sentaciones, estructuras y procesos mentales
el cambio personal. Los mecanismos como elementos cognitivos indispensables en
explicativos del aprendizaje fueron el proceso de adquisición de la conducta.
proyectados sobre la asociación del
estímulo ambiental sobre las respuestas. Hallé este behaviorismo teórico dis-
cordante con la realidad de que la mayoría de lo que aprendemos lo hace-
mos mediante modelos sociales. No podría imaginar una cultura en la que
lenguaje, modos, costumbres y prácticas familiares, competencias laborales,
prácticas religiosas y políticas se formaran gradualmente en cada uno de sus
miembros premiando y castigando las consecuencias de sus ejecuciones, en-
sayos de intento error”.
Pero de frente a las teorías del aprendizaje en boga, se trata de ver
también cómo la persona motiva y regula su conducta y crea sistemas so-
ciales que organiza y estructura sus vidas. Así desarrolló más cabalmente

113
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

la idea de que el aprendizaje no depende


El carácter fortuito de la vida solo de la experiencia personal y directa,
“Las influencias fortuitas son ignora- sino también de la observación de lo que
das en la estructura causal de las cien- hacen otras personas y de la información
cias sociales a pesar de que juegan un
papel importante en las trayectorias de que circula socialmente.
la vida. Acontecimientos fortuitos intro- Se trata de una concepción más
ducen un elemento de indeterminación
mentalista porque Bandura consideró
en las ciencias del comportamiento. Las
ocurrencias fortuitas pueden ser impre- necesario referirse a la existencia de re-
visibles, pero una vez producidas, se presentaciones mentales para compren-
convierten en factores que contribuyen der la imitación, en particular en la fase
en los procesos causales de la misma
manera que los hacen los preparados de la adquisición de la conducta. Propon-
de antemano. drá la existencia de dos fases, divididas
Fortuito no significa falta de control de cada una de ellas en dos subfases, para
sus efectos. La gente puede hacer que
acontezca lo casual teniendo una vida
explicar este tipo de aprendizaje: la fase
activa que incremente el número y los de adquisición de la conducta con las su-
tipos de encuentros fortuitos que que- bfases de atención y retención, y la fase
rrá experimentar.
de la ejecución de la conducta con las su-
Yo tomé el carácter fortuito de la vida
seriamente, proporcioné un esquema bfases de la reproducción motora y de la
conceptual preliminar para predecir el motivación y refuerzo.
impacto psicológico de tales aconteci-
mientos mediante la interacción de las Bandura explica que su teoría
propiedades personales y ambienta- es social porque reconoce los orígenes
les, y especifiqué modos como la gente sociales en muchos pensamientos y ac-
puede sacar provecho causalmente de
ciones humanas; y es cognitiva porque
las oportunidades” (A. Bandura, 2006).
reconoce las aportaciones causales de
los procesos cognitivos a la motivación
humana, al afecto y la acción. Posteriormente agregará como agente cau-
sal el sistema de creencias de autoeficacia.

Las terapias cognitivas

Ya más lejos del conductismo puro y duro, podemos adentrarnos


en las terapias cognitivas que hicieron eclosión en la década del 60. Sin
embargo, ellas serían impensables sin los desarrollos anteriores y simultá-
neos dentro y fuera del campo psicológico. Bastaría tener presente el de-
sarrollo de la teoría de la información (Claude E. Shannon 1948, resultado
de Markovi, 1907; Hartley, 1927; Turing, 1936), la teoría de la comunicación
(Lasswell, 1927, 1948; Lazarsfeld y Merton, 1949;  y la teoría de los sistemas
114
(von Bertalanffy, 1950; Ashby y Wiener, 1948) y el desarrollo de las com-
putadoras (1945; 1951), para comprender que su interés por los procesos
cognitivos no nace de la ocurrencia aislada de un científico. El ser huma-
no es un activo procesador de información y construye su experiencia de
modo complejo.
En efecto, la cognición es facultad de procesar información a par-
tir de la percepción, la experiencia (en cuanto conocimiento adquirido)
y otras características subjetivas que permiten otorgar un valor a la in-
formación. Comprende procesos como el aprendizaje, el razonamiento,
la atención, la memoria, la resolución de problemas, la toma de decisio-
nes y el procesamiento del lenguaje, entre muchísimos otros. Su campo
de estudio es tan abierto que involucró a diferentes disciplinas como
la neurociencia, la filosofía, la lingüística, la antropología, la inteligencia
artificial, las ciencias cognitivas y la psicología.

Para los cognitivistas la acción depende fundamentalmente de los


pensamientos de la persona más que de un “estado de activación”,
como sería más propio del conductismo.

Cuando la psicología asume el calificativo de “cognitiva” significa


que asume como objeto de estudio los procesos mentales implicados en
el conocimiento, como la percepción, la memoria y el aprendizaje, la for-
mación de conceptos y  el razonamiento lógico. Ello comporta estudiar
cómo las personas entienden el mundo en el que viven y cómo asumen,
transforman, elaboran, sintetizan y utilizan la información que obtienen a
través de sus sentidos.
Dentro del campo estricto de la Psicología Cognitiva, que constitu-
yó el humus sobre el cual se construyeron las terapias cognitivo conduc-
tuales, ellas tampoco serían pensables sin los desarrollos de la psicología
experimental y la piscología evolutiva. Por ejemplo, para el primer caso, el
concepto central de “esquemas cognitivos” de estas teorías se cimenta en
la explicación constructivista de la memoria propuesta por Barlett en 1932,
por la cual la memoria deja de ser considerada como un mero “depósito” pa-
ra pensarla como un proceso activo de reinterpretación de la información a
partir esquemas que median en su observación y clasificación. En cuanto a

115
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

la psicología evolutiva, basta mencionar la figura de Jean Piaget y su monu-


mental y fundamental estudio sobre el desarrollo cognitivo. Para Piaget el
conocimiento está ligado a la acción directa, comienza por esquemas sen-
soriomotrices y concluye con operaciones formales abstractas.
Respecto del carácter “conductual” de estas teorías, la elucidación
puede ser más problemática, ya que mientras el conductismo mantiene
como uno de sus conceptos teóricos fundamentales la asociación estí-
mulo-respuesta para comprender el comportamiento, el cognitivismo se
centra en el papel que juega la cognición (entendida de modos diversos
y complejos) en el desarrollo de conducta. Para los cognitivistas la acción
depende fundamentalmente de los pensamientos de la persona más que
de un “estado de activación” como sería más propio del conductismo.
Sin embargo, desde el punto de vista teórico conserva el interés
funcional de lograr que el individuo se adapte el ambiente, y para ello
tanto el objetivo como la variable medible de logro es la modificación
de la conducta. Y respecto del método, si bien se abandona la linearidad
mecanicista del estímulo-respuesta, otorgando protagonismo tanto al
paciente como al terapeuta mediante una intervención consciente, explí-
cita y dialógica, se utilizan técnicas de intervención directa sobre el com-
portamiento del paciente con el fin de modificar conductas, como dar
tareas para la casa, completar listas, llevar registros de las actividades que
le despiertan mayor o menor placer, uso de castigos y recompensas, téc-
nicas para que el paciente se auto-oblige a no postergar tareas o asumir
los hechos incómodos que vive, se recrean escenas para que el paciente
ensaye otras conductas, etc.
Aquí tenemos una clara diferencia con el modelo conductivo, por-
que mientras el conductismo mantiene como uno de sus conceptos teó-
ricos fundamentales la asociación estímulo-respuesta para comprender
el comportamiento, el cognitivismo se centra en el papel que juega la
cognición en el desarrollo de conducta. Para los cognitivistas la acción
depende fundamentalmente de los pensamientos de la persona más que
de un “estado de activación” como sería más propio del conductismo.
Puede considerarse Aaron Beck y Albert Ellis como los impulsores
en la década del 60 del campo que se denominará Terapias Cognitivas
Conductuales, Beck en cuanto fundador de la Terapia Cognitiva Conduc-
tual propiamente dicha y Ellis en cuanto fundador de la Terapia Racional
Emotiva Conductual.
116
La Terapia Racional Emotiva Conductual de Albert Ellis

Albert Ellis  (1913-2007) fue un  psicólogo clínico estadounidense.


Tras su paso por el psicoanálisis toma distancia en 1953, para desarrollar
una psicoterapia que requiere la participación activa, dinámica y direccio-
nadora del terapeuta. A través de ella intenta ayudar al paciente a tomar
conciencia del “autoadoctrinamiento” en exigencias irracionales, pensa-
mientos absolutistas y derrotistas, para sustituirlos por creencias que fue-
ran más racionales y no actuaran como una autoexigencia.
La idea de estar “autosometidos” a “creencias irracionales” (sin fun-
damento real) es deudora del psicoanalista K. Horney quien había formu-
lado el concepto de “la tiranía de los deberías” o exigencias culturales y
familiares internalizadas. También del concepto de Sullivan denominado
“distorsión paratáxica”, que designaba las incorrecciones en el juicio y la
percepción, especialmente en las relaciones interpersonales, basadas en
la necesidad de percibir a los sujetos y a las relaciones de acuerdo a pre-
conceptos, es decir, modelos formados por una experiencia anterior. Este
concepto lo inspirará para desarrollar el de “distorsiones cognitivas”, que
será fundamental en las teorías
cognitivas en general, como
veremos más adelante. En 1959
publicó su libro Como vivir con
un neurótico, en el cual presen-
taba su nuevo método, y ya en
1962 publica Razón y emoción
en Psicoterapia, en la que pre-
senta su modelo completo de la
terapia racional-emotiva.
Ellis tenía una gran con-
fianza en el análisis racional y
ponían un fuerte énfasis en el
diálogo consciente entre el psi- Albert Ellis (1913-2007). Psicólogo clínico estadou-
coterapeuta y el paciente, con el nidense que desarrolló la Terapia Racional Emoti-
va Conductual. Se propone cambiar activamente
fin de demostrar la irracionalidad creencias y comportamientos contraproducentes,
de ciertas creencias y supuestos autoderrotistas y rígidos, demostrando su irracio-
por falta de evidencias. nalidad por falta de evidencias.

117
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

El “A-B-C” de la teoría

En 1958 publica su famoso modelo “A-B-C”, por el cual establece que


no son los acontecimientos (A) los que nos generan los estados emocio-
nales (C), sino la manera de interpretarlos (B). Entre A y C, está siempre B.
La idea central de este modelo puede representarse por la frase atribui-
da al filósofo estoico greco-romano Epícteto: “Las personas no se alteran
por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos”. Es decir, las
emociones son consecuencia de un acontecimiento activador, suceso o
situación, que da lugar al desarrollo de un sistema de creencias, a partir de
las cuales el sujeto desarrolla emociones, pensamientos y acciones:

• “A” (por “Activating Event “) representa el acontecimiento activador,


suceso o situación. Puede ser una situación o acontecimiento ex-
terno o un suceso interno (pensamiento, imagen, fantasía, conduc-
ta, sensación, emoción, etc.).
• “B” (por “Belief System”) representa en principio al sistema de creen-
cias, pero puede considerarse que incluye todo el contenido del
sistema cognitivo: pensamientos, recuerdos, imágenes, supuestos,
inferencias, actitudes, atribuciones, normas, valores, esquemas, fi-
losofía de vida, etc.
• “C” (por “Consequence”) representa la consecuencia o reacción an-
te “A”. Las “C” pueden ser de tipo emotivo (emociones), cognitivo
(pensamientos) o conductual (acciones).

“La Terapia Racional Emotiva afirma que las emociones son


reacciones a nuestras interpretaciones y creencias, ya que creamos
emociones no simplemente manteniendo pensamientos negativos,
sino sintiéndolos y actuando posteriormente como consecuencia de
ellos. Y el hecho es que podemos sentir, actuar y pensar de manera
diferente si nos forzamos a hacerlo” (Albert Ellis ).

118
“¿Cuántas veces el pensar de forma errónea nos ha llevado a
situaciones indeseables? El pensamiento puede ejercer un gran
poder sobre nosotros. Decide qué quieres pensar.
La última decisión se encuentra en nosotros mismos” (A. Ellis).

En 1994 presenta un modelo más complejo donde se reconoce


una múltiple interacción no lineal entre sus componentes. Pero lo esen-
cial es comprender que, según este modelo, muchas personas construyen
creencias erróneas a partir de acontecimientos negativos que les hacen
instalarse en actitudes o formas de sentir que provocan emociones o
conductas disfuncionales, que les generan un sufrimiento innecesario o
desproporcionado. Éstas conductas o actitudes son comportamientos
contrarios a los propios intereses u objetivos, que dificultan o impiden la
realización de las conductas necesarias para lograr los objetivos propios.
Estas creencias irracionales esconden tres tipos de demandas de
carácter absoluto sobre uno mismo, los otros y el mundo.

• Demandas sobre uno mismo: tengo que actuar bien y tengo que
ganar la aprobación por mi forma de actuar (“yo debo... yo nece-
sito...”).
• Demandas sobre los otros: todas las personas deben actuar de for-
ma agradable, considerada y justa conmigo. Si no lo hacen, son
despreciables y deben ser castigados (“él debería hacer... tratarme...
darme...”).
• Demandas sobre el mundo: las condiciones de la vida deben ser
buenas y fáciles para que pueda conseguir prácticamente todo lo
que quiero sin mucho esfuerzo e incomodidad (“la vida es injusta”...)

Las creencias irracionales

Ellis enumeró una serie de creencias irracionales básicas, de las cua-


les podrían destacarse a modo ilustrativo:

119
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• “Necesito amor y aprobación de cuantos me rodean” o “tengo que


ser amado y tener la aprobación de todas las personas importantes
que me rodean”.
• “Para ser valioso debo conseguir todo lo que me propongo” o “si
soy una persona valiosa, tengo que ser siempre competente, sufi-
ciente y capaz para conseguir todo lo que me propongo”.
• “Los malos deben ser castigados por sus malas acciones”.
• “Es horrible y catastrófico que las cosas no salgan, no sean o no
vayan como yo deseo o quiero”.
• “Las desgracias humanas se originan por causas externas y no pue-
do hacer nada o casi nada para evitar o controlar la pena y el sufri-
miento que me producen”.
• “Debo pensar constantemente que puede ocurrir lo peor”.
• “Es más fácil evitar que enfrentarse a las responsabilidades y los
problemas de la vida”.
• “Hay que tener a alguien más fuerte en quien confiar”.
• “Mi pasado es determinante de mi presente y de mi futuro”.
• “Debo preocuparme constantemente de los problemas de los de-
más”.
• “Cada problema tiene una solución acertada, y es catastrófico no
encontrarla”.

Por lo tanto, si somos capaces de cambiar nuestros esquemas men-


tales, es decir nuestros patrones de pensamiento, seremos capaces de ge-
nerar estados emociones menos dolorosos, más positivos y acordes con
la realidad.
Para finalizar, entre los principales conceptos teóricos podemos
destacar:

• Los hombres son más felices cuando se proponen metas y se es-


fuerzan por alcanzarlas racionalmente: supervivencia; felicidad
(aprobación o afecto; éxito y competencia personal; bienestar físi-
co, emocional o social).

120
• Pensamiento, afecto y conducta están interrelacionados.
• Tanto la salud y como los trastornos psicológicos tiene su núcleo
en el pensamiento, a nivel cognitivo. Estos componentes determi-
nantes son: las creencias irracionales (exigencias) en los procesos
de trastorno psicológico y las creencias racionales (preferencias) en
los procesos de salud psicológica.
• Las personas sufren por perseguir sus metas de modo exigente, ab-
solutista e irracional.
• Las personas son más felices cuando persiguen sus metas de mo-
do anti-exigente, anti-absolutista, preferencialmente o de manera
racional.

La Terapia Cognitivo Conductual de Aaron T. Beck

Aaron T. Beck (1921) es un psiquiatra estadounidense reconocido


mundialmente como el padre de la Terapia Cognitiva y uno de los prin-
cipales investigadores del mundo en la psicopatología. Se graduó en
la Universidad de Brown en 1942 y en la Escuela de Medicina de Yale en
1946. Actualmente es presidente del Beck Institute for Cognitive Therapy
and Research  y es profesor de
Psiquiatría  en la  Universidad de
Pensilvania.
De formación psicoana-
lista, su insatisfacción con los
conceptos psicoanalíticos apli-
cados a la depresión y el impac-
to terapéutico en los pacientes
lo llevaron al desarrollo de las
Terapia Cognitiva. Pero el psicoa-
nálisis con el que inicialmente se
formó tenía una fuerte tendencia Aaron T. Beck (1921). Psiquiatra estadounidense
al pragmatismo y a la integración reconocido mundialmente como uno de los padres
la “revolucion cognitiva”, junto Albert Ellis y Donald
de técnicas conductuales, por lo Meichenbaum, que concluyeron con la hegemonía
que la terapia cognitiva desarro- del conductismo skinneriano.

121
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

llada por Beck propondrá ideas en esa línea. En los años 70 irá transforman-
do la terapia cognitiva en un modelo integrado con la terapia conductual,
trabajando con un grupo de terapeutas conductuales que, inversamente,
trataban de incorporar la cognición en sus tratamientos conductuales. En
1970 Beck publica uno de los textos más conocidos de la Terapia Cognitiva:
Cognitive therapy: Nature and relation to behavior therapy.
Beck fue también muy receptivo de los cuestionamientos que reci-
biría la Terapia Cognitiva desde la Ciencia Cognitiva en los años 80 y 90,
modificando su modelo teórico y terapéutico cada vez que reconocía una
novedad significativa.
Nunca abandonó esa característica flexible e integradora de mode-
los, y puede llamar la atención la carta escrita en 1981 a John Bowlby: “Po-
dría ser un punto de curiosidad para ti saber que mi entrenamiento psiquiátrico
fue completo y exclusivamente psi-
coanalítico... Consideraría mi traba-
jo teórico como una derivación de
la psicología del yo más que de la
psicología cognitiva o la teoría del
aprendizaje. En el presente, de he-
cho, estoy tratando de reformular
muchos de los conceptos básicos
del psicoanálisis en términos cog-
nitivos”.
Esto es posible también
porque la Terapia Cognitiva no
se funda en definiciones teóricas
precisas sino en conceptos muy
amplios como son los esquemas
cognitivos y las creencias.
Su foco está en ofrecer ex-
plicaciones clínicas, articulándose
Con la publicación de Cognitive Therapy of Depression
en 1979, Beck alcanza su máxima difusión y recono- en un eclecticismo técnico por el
cimiento en el ámbito clínico. En ella no solo expo- cual selecciona las técnicas más
ne la naturaleza cognitiva del trastorno depresivo, diversas en función del “cliente”,
sino también la forma prototípica de estructurar un
caso en terapia cognitiva y descripciones detalladas pero siempre según la concep-
de las técnicas de tratamiento. Se convirtió en un tualización realizada desde una
clásico de la terapia cognitiva. orientación teórica cognitiva.
122
Publicó obras muy importantes como La depresión (1967), La te-
rapia cognitiva y los trastornos emocionales (1976) y Terapia cognitiva de
la depresión (1979). Esta obra se constituyó en un verdadero manual de
terapia cognitiva, ya que en ella se expone la forma característica de es-
tructurar un caso en terapia cognitiva y las técnicas de su tratamiento.

Beck comenzó a trabajar con sus pacientes en la identificación y


evaluación de esos pensamientos negativos y descubrió que eran
capaces de re-evaluarlos de un modo más realista, modificando las
representaciones mentales que se hacían y poniéndose en grado
de actuar de un modo más funcional a sus propios intereses.

Más tarde Beck aplicará su modelo a otros tipos de trastornos como el


de la ansiedad, de las fobias, de la alimentación, de la vida de pareja, de
la personalidad, etc. Según su teoría existe una estrecha relación entre los
pensamientos de la persona (lo que se dice a sí misma sobre las situaciones
que vive, sobre los demás, sobre sí misma y sobre los problemas que pre-
senta), y las emociones y los sentimientos que experimenta. A su vez, esta
reacción emocional influirá en la reacción comportamental de la persona
ante esa situación, ante la conducta de otro o ante los síntomas que expe-
rimenta, según el caso. Es decir, no son las situaciones en sí mismas las que
producen malestar de un modo directo, sino las interpretaciones personales
que hacemos de ellas.
Cuando Beck estudió a los pacientes depresivos descubrió que es-
pontáneamente aparecían en sus mentes, de modo característico y abru-
mador, pensamientos negativos (sobre sí mismos, sobre el mundo y acerca
del futuro), que denominó “pensamientos automáticos negativos”.
Sin necesidad de retrotraerse al origen profundo de esos pensa-
mientos (como haría el psicoanálisis), comenzó a trabajar con sus pacien-
tes en la identificación y evaluación de esos pensamientos negativos y
descubrió que eran capaces de re-evaluarlos de un modo más realista,
modificando las representaciones mentales que se hacían y poniéndose en
grado de actuar de un modo más funcional a sus propios intereses. Cuando
los pacientes corrigen las distorsiones de su pensamientos, resuelven sus

123
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

problemas, cambian su comportamiento disfuncional y rápidamente expe-


rimentan una mejora duradera en su estado de ánimo, en los síntomas, en
su funcionamiento y en las relaciones que establecen.
La consecuencia evidente es que no somos objetivos al evaluar una
situación podemos distorsionar la información y establecer conclusiones
negativas. Cuando esto ocurre cometemos errores en la interpretación o
errores de razonamiento. Estas “distorsiones cognitivas” ya vista con Ellis,
fueron también tematizadas y ampliadas por Beck. El trabajo terapéutico
consistirá en transformar las distorsiones cognitivas que dan origen a los
pensamientos negativos automáticos. Una de las técnicas más interesantes
de las teorías cognitivas conductuales, pero no la más sencilla, es la llamada
“técnica de reestructuración cognitiva”, que veremos a continuación.

AMBIENTE: CUÁNDO, DÓNDE, CON QUIÉN

ESTADOS DE ÁNIMO

SÍNTOMAS
COMPORTAMIENTOS
CORPORALES

PENSAMIENTOS AUTO-
MÁTICOS NEGATIVOS

DISPARADORES

SUPUESTOS
CONDICIONALES

EVENTOS
POSTERIORES

EVENTOS
CREENCIAS
TEMPRANOS
FUNDAMENTALES

Modelo cognitivo basado en Beck (1979) .

124
La técnica de Reestructuración cognitiva

Como hemos ya señalado, uno de los aspectos más interesantes de


las terapias cognitivas no sólo es el concepto de que son las percepciones
y pensamientos los que determinan nuestras emociones y estados de áni-
mo, sino que ese pensamiento distorsionado puede cambiarse.
El objetivo terapéutico es enseñar a la persona a pensar de un mo-
do diferente ante los problemas que padece, transformando así las emo-
ciones negativas y afrontando las situaciones de un modo constructivo.
Una de las técnicas más sugerentes es la “reestructuración cognitiva”,
procedimiento por el cual las personas aprenden a cambiar algunas ma-
neras de pensar distorsionadas que conducen al malestar emocional y a la
frustración. Las distorsiones cognitivas juegan un papel muy importante en
la psicopatología porque pueden producir la perturbación emocional. La
distorsiones cognitivas provocan estados de ánimo disfuncionales como
fobias, depresión, problemas de autoestima, entre otros.
Estas distorsiones cognitivas surgen a partir de “pensamientos au-
tomáticos”, no reflexionados, casi involuntarios, interiorizados en nuestros
esquemas cognitivos, que se caracterizan por lo siguiente:

1. Son mensajes específicos, de pocas palabras o una imagen visual.


2. No importa lo irracionales que sean, casi siempre son creídos.
3. Se introducen de golpe en la mente.
4. Se expresan en términos como “tendría que...” o “debería…”.
5. Tienden a dramatizar y a convertir todo en una catástrofe.
6. En iguales situaciones pueden generar diferentes emociones y pen-
samientos.
7. Son difíciles de desviar o contrarrestar.
8. Son aprendidos.

El objetivo fundamental de esta técnica es transformar esos “pen-


samientos automáticos” negativos que tienen las personas ante las dis-
tintas situaciones de la vida. Su aplicación no es fácil porque requiere del
125
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

terapeuta no sólo conocer muy bien el trastorno con el que se encuentre,


sino una gran velocidad de pensamiento y creatividad para mantener una
interacción fluida y competente. Por su propia modalidad, es una de las
técnicas menos pautada del conjunto de procedimiento de que dispone
el terapeuta cognitivo conductual. Recordemos los tres supuestos básicos
sobre los que se funda (Bados y García, 2015):

• El modo en que las personas estructuran cognitivamente sus


experiencias ejerce una influencia fundamental en cómo se
sienten y actúan y en las reacciones físicas que tienen. En otras
palabras, nuestra reacción ante un acontecimiento depende prin-
cipalmente de cómo lo percibimos, atendemos, valoramos e inter-
pretamos, de las atribuciones que hacemos y de las expectativas
que tenemos. Imaginemos que quedamos en encnotrarnos con un
nuevo conocido que nos gusta y este no ha aparecido al cabo de
media hora. Si nuestra interpretación es que no lo interesamos, nos
sentiremos tristes y no volveremos a establecer contacto; pero si
pensamos que la tardanza se debe a un imprevisto o a una confu-
sión de hora, nuestra reacción emocional y conductual será muy
diferente. Por otra parte, afecto, conducta y reacciones físicas se in-
fluyen recíprocamente y contribuyen a mantener las cogniciones.
• Se pueden identificar las cogniciones de las personas a través
de métodos como la entrevista, cuestionarios y autorregistros. Mu-
chas de estas cogniciones son conscientes y otras son preconscien-
tes, pero la persona es capaz de conseguir acceder a las mismas.
• Es posible modificar las cogniciones de las personas, lo cual
puede ser empleado para lograr cambios terapéuticos.

A partir de las investigaciones de Ellis, Beck estableció una serie de


“distorsiones cognitivas”, características:

1. Inferencia arbitraria: es el proceso por el cual se adelanta una


conclusión sin evidencia que la sustente o cuando se sostienen
ciertas afirmaciones incluso con evidencia contraria. Por ejemplo
pensar que van a dar mal un examen, incluso habiendo estudiado
mucho y teniendo aprobados todos los exámenes anteriores con
buenas calificaciones.
126
2. Maximización: consiste en agrandar ciertos aspectos o cualidades.
En el caso de los pacientes depresivos maximizan los errores, las
carencias, las faltas, las pérdidas.
3. Minimización: se da cuando se subestiman o empequeñecen cier-
tos aspectos o cualidades. Los pacientes depresivos minimizan los
logros, los éxitos, las buenas cualidades, los aciertos.
4. Abstracción selectiva: consiste en centrarse en un aspecto, atribu-
to o detalle sacándolo del contexto, dejando de lado características
relevantes de la situación y a partir de allí elaborar ciertas conclu-
siones. Los pacientes depresivos tienden a recortar los aspectos
negativos y mediante ellos sacar conclusiones que comprueben su
inutilidad, su poca valía personal o sus defectos.
5. Generalización excesiva: se da cuando a partir de uno o varios
hechos o situaciones aisladas se sacan reglas que se generalizan
para otras situaciones. En el caso de los pacientes depresivos, por
ejemplo, a partir de un fracaso sentimental pueden concluir que
nunca van a poder estar en pareja.
6. Personalización: es la tendencia a autoatribuirse hechos y fenó-
menos externos que no tienen que ver con ellos mismos y sin evi-
dencia que establezca esa relación.
4. Pensamiento dicotómico: también llamado pensamiento absolu-
tista, todo o nada, o blanco o negro. Consiste en la utilización de
categorías polares para clasificar a situaciones o personas, sin po-
der ver matices o grados. Todo se evalúa en extremos. Por ejemplo:
bueno/malo, santo/pecador, fiel/infiel, justo/injusto. Los pacientes
depresivos tienden a atribuirse las categorías del extremo negativo.

La Reestructuración cognitiva consiste, entonces, en que el pacien-


te, con la ayuda inicial del terapeuta, identifique y cuestione sus pensa-
mientos desadaptativos, de modo que queden sustituidos por otros más
apropiados y se reduzca o elimine así la perturbación emocional y/o con-
ductual causada por los primeros.
A continuación presentamos dos fragmentos ilustrativos de rees-
tructuración cognitiva guiada por un terapeuta: en un caso de una fobia
social y en otro de un ataque de pánico.

127
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

“La gente pensará que soy tonto”

T: Cuando dice que puede actuar tontamente, ¿qué quiere decir exactamente?
P: La gente pensará que soy tonto.
T: ¿Qué hará que la gente piense esto?
P: Haré algo tonto y atraeré la atención sobre mí.
T: ¿Qué hará?
P: No acertaré con las palabras y no sabré qué decir.
T: ¿Así que su pensamiento negativo es que no acertará con las palabras y
que la gente pensará que es tonto?
P: Sí. No quiero que la gente piense eso.
T: ¿Tiene pruebas de que sucederá?
P: Me ha sucedido antes cuando he estado ansioso en las situaciones. No
sé qué decir y mi mente se queda en blanco.
T: Es cierto que su mente se queda en blanco a veces, pero...
P: Bien, no lo sé seguro.
T: ¿Cómo reaccionaría la gente hacia usted si pensaran que es tonto?
P: Supongo que no me hablarían y que me ridiculizarían.
T: ¿Hay alguna prueba de que la gente le haga esto?
P: No. Alguna gente puede, pero la gente no hace generalmente esto.
T: Así que parece como si hubiera alguna prueba contraria, alguna prueba de
que la gente no piensa que usted es tonto.
P: Sí, supongo que sí cuando lo miras de este modo.
T: ¿Qué pruebas hay de que la gente no piensa que usted es tonto?
P: Tengo un par de buenos amigos y me llevo bien con la gente en el trabajo.
T: ¿Qué quiere decir con “llevarse bien con la gente en el trabajo”?
P: Algunas personas me piden consejo sobre cosas en las que están tra-
bajando.
T: ¿Es esto prueba de que piensan que es tonto?
P: No... justo lo contrario.
T: Parece que a veces tiene dificultades para saber qué decir cuando está an-
sioso, pero parece que la gente no piensa que usted es tonto. Si la gen-
te no piensa que usted es tonto, ¿qué otra cosa puede pensar?
P: Bien, probablemente ni se darán cuenta de que estoy callado.

128
T: Incluso si se dan cuenta, ¿qué pueden pensar?
P: Pueden pensar que simplemente estoy callado o pensativo o algo.
T: Pensando en ello ahora, ¿en qué medida cree que la gente pensará que es
tonto?
Tomado de Wells 1997, págs. 69-70.

“Pienso que voy a desmayarme”


P: En mitad de un ataque de pánico pienso normalmente que voy a des-
mayarme.
T: ¿Cuánto cree en esto estando sentado aquí ahora mismo y cuánto creería
si tuviera las sensaciones experimentadas durante el ataque?
P: 50% ahora y 90% en un ataque.
T: Bien, veamos los datos que tiene para este pensamiento. ¿Se ha desmaya-
do alguna vez durante un ataque?
P: No.
T: ¿Qué le hace pensar entonces que puede desmayarse?
P: Me siento mareado y esta sensación puede ser muy fuerte.
T: Resumiendo, ¿su prueba de que va a desmayarse es el hecho de que se sien-
te mareado?
P: Sí.
T: ¿Cómo puede explicar el hecho de que se haya sentido mareado cientos de
veces y no se haya desmayado?
P: Hasta ahora, los ataques han terminado justo a tiempo o he conseguido
agarrarme a algo para evitar caerme.
T: Bien, así que una explicación del hecho de que se ha mareado frecuen-
temente y ha pensado que se desmayará, pero no se ha desmayado
realmente es que usted siempre ha hecho algo para salvarse a tiempo.
Sin embargo, una explicación alternativa es que la sensación de ma-
reo que usted tiene durante un ataque de pánico nunca acabará en un
desmayo, aunque usted no la controle.
P: Supongo que sí.
T: Para decidir cuál de estas dos posibilidades es correcta, necesitamos saber
qué tiene que sucederle a su cuerpo para que usted se desmaye. ¿Lo sabe?

129
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

P: No.
T: Su presión sanguínea necesita descender. ¿Sabe lo que le ocurre a su pre-
sión sanguínea durante un ataque de pánico?
P: Bien, mi pulso se dispara. Supongo que mi presión debe subir.
T: Correcto. En la ansiedad, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea tienden a
ir juntos. De modo que es menos probable que usted se desmaye cuan-
do está ansioso que cuando no lo está.
P: Esto es muy interesante y bueno es saberlo. Sin embargo, si es verdad,
¿por qué me siento tan mareado?
T: Su sensación de mareo es un signo de que su cuerpo está reaccionando de
un modo normal a la percepción de peligro. La mayoría de las reaccio-
nes corporales que experimenta cuando está ansioso fueron diseña-
das probablemente para manejar las amenazas experimentadas por
el hombre primitivo, tal como ver que se acercaba un tigre hambrien-
to. ¿Qué sería lo mejor que podría hacerse en esta situación?
P: Escaparse tan rápido como uno pueda.
T: Correcto. Y para que le sea más fácil correr usted necesita la máxima canti-
dad de energía en sus músculos. Esto se logra enviando más sangre a
los músculos y relativamente menos al cerebro. Esto significa que hay
una pequeña caída de oxígeno en el cerebro y esta es la razón de que
usted se sienta mareado. Sin embargo, esta sensación es engañosa en
el sentido de que no significa que usted se va a desmayar, ya que su
presión sanguínea global es alta, no baja.
P. Esto está muy claro. Así que la próxima vez que me sienta mareado,
puedo comprobar si me voy a desmayar tomando mi pulso. Si es
normal o más rápido que lo normal, sé que no me desmayaré.
T: Correcto. Ahora, teniendo en cuenta lo que hemos discutido hasta ahora,
¿En qué medida cree que puede desmayarse durante un ataque de pá-
nico?
P: Digamos 10%.
T: ¿Y si estuviera experimentando las sensaciones?
P: Quizá 25%.
Tomado de Clark 1989, págs. 76-77.

130
Utilidad y efectividad de las Terapias Cognitivo
Conductuales para el control del estrés

Las Terapias Cognitivo Conductuales pueden ser una herramienta


muy eficaz para ayudar a cualquier persona a manejar mejor las situa-
ciones estresantes de su vida. El objetivo principal es ayudarle a tomar
conciencia de pensamientos erróneos o negativos. Permite ver más cla-
ramente las situaciones difíciles y responder de una manera más eficaz.
En ellas el psicólogo clínico o psicoterapeuta trabaja de manera
estructurada. Son terapias de corto plazo, habitualmente el proceso se
desarrolla entre 10 y 30 sesiones. Una sesión puede durar 50 minutos.

Estrategias terapéuticas

• Técnicas de relajación.
• Entrenamiento en asertividad.
• Revisión de los pensamientos irracionales y desarrollo de alterna-
tivas.
• Ejercicios conductuales.
• Ejercicios en imaginación.
• Desensibilización sistemática.
• Técnicas de exposición.

Problemas que se tratan

• Trastorno de pánico, fobias, ansiedad, estrés postraumático, el mie-


do al fracaso , ira.
• Depresión.
• Celos.
• Los trastornos conducta alimentaria: sobreingesta compulsiva, la
bulimia y la anorexia.
• Autolesiones.
• Situaciones de separación o divorcio.

131
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• Insomnio.
• Somatizaciones: dolor de cabeza, dolor de espalda, etc.
• Abusos sexuales, problemas sexuales: problemas de deseo, disfun-
ción eréctil, disfunción orgásmica.
• Adicciones (juegos de azar, tabaco, alcohol, drogas, sexo, trabajo).
• Problemas laborales (Burnout, adicción al trabajo, problemas de
concentración).
• Manejo del estrés.
• Duelo

Las terapias cognitivo conductuales permiten el aprendizaje de es-


trategias duraderas y eficaces que ayuden a afrontar los problemas en el
presente y en el futuro, entender mejor a los demás y ayudarlos con sus
problemas, aumentar el disfrute cotidiano y favorecer la salud.
Pero al mismo tiempo requieren de parte del paciente-cliente
voluntad de trabajo, voluntad de hacer los deberes, el deseo de poner
a prueba las nuevas conductas y estar dispuesto a afrontar sensaciones
negativas para alcanzar el estado de bienestar.

132
Capítulo 9

Estrategias individuales
de control y relajación

En la primera parte de esta obra nos hemos puesto de acuerdo


en qué estamos hablando cuando hablamos de estrés, gracias a un re-
corrido sobre la historia y evolución científica del concepto. Hemos visto
que estamos ante una respuesta biológica ante situaciones percibidas y
evaluadas como amenazantes. El organismo reacciona con sus sistemas
neurofisiológicos, neuroendocrino y neuroinmunológico para hacer fren-
te a esa situación (“reflejo de defensa” según Pávlov; “reacción de lucha y
huida” según Cannon; “reacción de alarma” según Selye). Esta reacción es
indispensable porque nos advierte sobre los peligros y nos pone en las
mejores condiciones psicofísicas para afrontarlo. Pero este estrés “bueno”
(eutrés) puede transformarse en “malo” (distrés), si la respuesta se repi-
te con demasiada frecuencia, si su intensidad excede las demandas ob-
jetivas de la situación o si supera los recursos propios del organismo en
cuestión, impactando concreta y directamente en su vida cotidiana, tanto
en los aspectos corporales, como mentales y espirituales. El ser humano
sufre en exceso, desarrolla enfermedades que se manifiestan en todo su
ser. Los modelos explictativos han puesto en evidencia que los aspectos
fisiológicos del estrés están acompañados de componentes subjetivos,
conductuales y relacionales. A partir de ellos hemos visto que la instala-
ción y/o desarrollo de una situación de estrés depende de:

• La valoración cognitiva de la situación.


• La capacidad del sujeto para hacerle frente.
133
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

En el capítulo anterior conocimos las estrategias de los modelos


cognitivos-conductuales para hacer frente a una situación de estrés, tan-
to sea para transformar la valoración cognitiva de la persona implicada
tratando de alcanzar valoraciones más justas y adecuadas cuanto para
ponerla en condiciones de llevar una vida más tranquila y placentera.
Decíamos que la terapia cognitivo conductual puede ser una herra-
mienta muy útil y eficaz para ayudar a cualquier persona a manejar mejor
las situaciones estresantes de su vida, pero requiere también de tiempo,
dinero y un fuerte compromiso. También están a nuestro alcance estra-
tegias personales para afrontar el estrés como estrategias de autoayuda
y técnicas de relajación, además de otras acciones saludables y conco-
mitantes como el ejercicio regular, una dieta saludable, el desarrollo de
actividades placenteras y la socialización.

Biblioterapia al alcance de todos

El desarrollo de las Terapias Cognitivas Conductuales se derramó


en el desarrollo de la “biblioterapia”, manuales de autoayuda que ofrecen
la cura de los síntomas del malestar subjetivo en pos de mejorar la vida
cotidiana. En la década del 80 apareció la obra Sentirse bien: una nueva
terapia contra las depresiones, de David D. Burns, psiquiatra estadounidense
discípulo temprano de Aaron Beck. Fue un éxito fenomenal de ventas que
popularizó la Terapia Cognitiva de Beck, llegando a vender casi 5 millones
de ejemplares en más de 20 países.
El propio Albert Ellis, fundador de la Escuela Racional Emotivo Con-
ductual, escribió decenas de libros orientados cada vez más con ese fin.
“Si yo pude hacerlo, usted también puede”, suele decir en ellos de modo
explícito o implícito.
Quisiéramos compartir con el lector, a modo de ejemplo, la “bajada
a tierra” con que Burns, de modo cercano, ameno y sugerente, presenta las
distorsiones cognitivas elaboradas por su maestro. Hemos recortado y en al-
gunos casos sintetizado la presentación, tratando de conservar el lenguaje
original del autor:

134
1. Pensamientos “todo o nada”: tendencia a evaluar sus cualidades perso-
nales recurriendo a categorías extremas. Un estudiante que siempre ob-
tiene la más alta calificación, al conseguir otra sólo un poco menos alta
llegó a esta conclusión: “ahora soy un fracaso total”. Las formas de pensa-
mientos todo o nada constituyen la base del perfeccionismo. Hacen que
usted tema cometer cualquier error o imperfección porque entonces se
considerará un inútil, sin valor. Esta manera de evaluar las cosas no es re-
alista y si usted trata de situar sus experiencias en categorías absolutas
por fuerza estará constantemente deprimido, porque sus percepciones
no se ajustarán a la realidad. Lo único que conseguirá será desacreditarse
continuamente porque, haga lo que haga, nunca satisfará sus exageradas
expectativas. Es un “pensamiento dicotómico”: usted ve todas las cosas en
blanco o negro, los matices grises no existen.

2. Generalización excesiva: Llegar arbitrariamente a la conclusión de que algo


que le ha ocurrido una vez le sucederá siempre, o si ha pasado una vez, es
porque pasará siempre. No es “esa” persona que lo ha rechazado, sino “nadie
me quiere”. No es “esa” persona que no se ha esforzado, sino “todos son me-
diocres”. Como lo que sucedió es invariablemente desagradable, se siente
abatido o pierde las esperanzas. Un buen recurso para ganar realismo es
hacer una lista de “todas” las personas que usted conoce que han hecho eso
o “todas” las veces que le ha sucedido ese hecho...

3. Filtro mental: Elegir un detalle negativo de cualquier situación y fijarse


exclusivamente en él, percibiendo así que toda la situación es negativa.
Cuando usted está deprimido, se pone un par de gafas con cristales es-
peciales que no dejan pasar nada que sea positivo. Dado que usted no
tiene conciencia de este “proceso de filtrado”, llega a la conclusión de que
todo es negativo. Es un mal hábito que puede provocar mucha angustia
innecesaria.

4. Descalificar lo positivo: Una ilusión mental incluso más espectacular es la


persistente tendencia a transformar las experiencias neutras o incluso po-
sitivas en negativas. No se trata sólo de ignorar las experiencias positivas,
usted las transforma inteligente y rápidamente en su opuesto de pesadi-
lla. Un ejemplo sería la forma en que la mayoría de nosotros hemos sido
condicionados a responder a los elogios. Cuando alguien alaba su aspecto
o su trabajo, puede que usted se diga a sí mismo: “quieren quedar bien, y
nada más”. Con un golpe rápido descalifica mentalmente su elogio. Y hace
lo mismo con ellos cuando les dice: “no tiene importancia, de verdad”. Si
usted arroja continuamente agua fría sobre las cosas buenas que suce-
den, ¡no se sorprenda si la vida la parece húmeda e inhóspita! Descalificar
lo positivo es una de las formas más destructivas de la distorsión cogniti-
va. La hipótesis que predomina en su pensamiento es alguna versión de

135
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

“yo soy de segunda clase”. Cada vez que tiene una experiencia negativa,
usted se detiene en ella y llega a esta conclusión: “eso prueba lo que he
sabido siempre”. En cambio, cuando tiene una experiencia positiva, se di-
ce a sí mismo “ha sido una casualidad. No tiene importancia”. El precio que
paga por esta tendencia suya es una intensa tristeza y la incapacidad para
apreciar las cosas buenas que le suceden.

5. Conclusiones apresuradas: Apresurarse a sacar arbitrariamente una con-


clusión negativa que no está justificada por los hechos. Dos ejemplos de
esta actitud son la “lectura del pensamiento” y el “error del adivino”.
“Lectura de pensamiento”: usted supone que otras personas lo desprecian, y
está tan convencido que ni siquiera se toma la molestia de comprobar-
lo. Está pronunciando una excelente conferencia y nota que un hombre
sentado en la primera fila se duerme. Ese hombre ha estado casi toda la
noche en pie, de fiesta, pero usted, desde luego, no lo sabe. Usted po-
dría experimentar el pensamiento siguiente: “Este público piensa que soy
aburrido”. Suponga que un amigo pasa a su lado por la calle y no lo saluda
porque está tan absorto en sus pensamientos que no lo ve. Usted podría
llegar a la siguiente conclusión errónea: “Me ignora, así que ya no debo
caerle bien”. Tal vez su cónyuge no está receptivo una noche porque ha
recibido una crítica en el trabajo y está muy molesto como para querer
hablar de ello. A usted se le cae el alma al piso por la manera que interpre-
ta ese silencio: “Está enfadado conmigo. ¿Qué es lo que hice mal?”. Tal vez
usted responda a estas reacciones negativas imaginarias retrayéndose o
contra-atacando. Esta conducta contraproducente puede actuar como
una profecía que se cumple a sí misma e iniciar una interacción negativa
en una relación cuando en el fondo no pasaba nada.
“El error del adivino”: es como si tuviera la bola de cristal que sólo le predijera
tristeza. Usted imagina que va a suceder algo malo, y toma esta predic-
ción como un hecho, aun cuando no sea realista. La bibliotecaria de una
escuela se repetía a sí misma durante sus ataques de ansiedad: “Me voy a
desmayar o a volverme loca”. Estas predicciones no eran realistas porque
ella nunca se había desmayado (¡ni vuelto loca!) en toda su vida. Suponga
que telefonea a un amigo que no le devuelve la llamada después de un
tiempo razonable. Usted entonces se siente deprimido cuando se dice a sí
mismo que probablemente su amigo recibió el mensaje pero no mostró
interés alguno en llamarlo. ¿Cuál es su distorsión? Leer el pensamiento de
los demás. Usted se amarga y decide no volverlo a llamar ni averiguar qué
pasó, porque se dice: “Va a pensar que soy un pesado si lo vuelvo a llamar.
Me voy a poner en ridículo”. A causa de estas predicciones negativas (el
error del adivino), usted evita a su amigo y se siente humillado. Tres sema-
nas después se entera de que su amigo no había recibido el mensaje. Todo
aquel lío fue sólo un cúmulo de tonterías autoimpuestas. ¡Otro doloroso
producto de la magia de su mente!

136
6. Magnificación y minimización: Usted aumenta las cosas de manera des-
proporcionada o las reduce demasiado. La magnificación se produce
cuando usted se fija en sus propios errores, temores o imperfecciones y
exagera su importancia: “Dios mío, he cometido un error. ¡Qué terrible!
¡Qué horrible! ¡La noticia va a correr como un reguero de pólvora! ¡Mi re-
putación está arruinada!”. Es un pensamiento “catástrofe”: usted convier-
te hechos negativos comunes en monstruos de pesadilla. Cuando usted
piensa en sus cualidades, tal vez haga lo opuesto: minimizarlas. Si usted
magnifica sus imperfecciones y minimiza sus cualidades, sin duda se sen-
tirá inferior. Pero el problema no está en usted: ¡son los lentes locos que
está usando!

7. Razonamiento emocional: Usted toma sus emociones como prueba de


la verdad. Su lógica es la siguiente: “me siento como un inútil, por consi-
guiente soy un inútil”. Este tipo de razonamiento es equívoco porque sus
sentimientos reflejan sus pensamientos y creencias. Si éstos están dis-
torsionados -como suele suceder-, sus emociones no tendrán validez. El
razonamiento emocional interviene en casi todas sus depresiones. Dado
que las cosas le parecen tan negativas, supone que realmente lo son. No
se le ocurre cuestionar la validez de las percepciones que crean sus sen-
timientos. Un efecto secundario habitual del razonamiento emocional es
la dilación. Usted evita ordenar su escritorio porque se dice: “Me siento
tan mal cuando pienso en ese desordenado escritorio, que limpiarlo será
imposible”. Seis meses después, finalmente, se da ánimos a sí mismo y lo
hace. Resulta una tarea bastante gratificante y no tan dura. Se ha estado
engañando todo el tiempo porque tiene el hábito de dejar que sus senti-
mientos negativos guíen su manera de actuar.

8. Enunciaciones “debería”: Usted trata de motivarse diciendo: “Debería hacer


esto” o “debo hacer eso”. Estas formulaciones hacen sentirse presionado y
resentido. Paradójicamente, termina por sentirse apático y sin motivación
alguna. Cuando usted dirige estas frases hacia los demás, por lo general
termina sintiéndose frustrado. Cuando, debido a una emergencia, llegué
cinco minutos tarde a una primera sesión de terapia la paciente pensó: “no
debería ser tan egocéntrico y desconsiderado. Debería ser puntual”. Este
pensamiento la hizo sentir amargada y resentida. Las enunciaciones “debe-
ría” generan muchos trastornos emocionales innecesarios en su vida diaria.
Cuando la realidad de su conducta no logre cumplir sus propias normas,
sus “debería” y “no debería” le producirán autoaversión, vergüenza y culpa.
Cuando los resultados demasiado humanos de otras personas no satisfa-
gan sus expectativas, como sucederá inevitablemente de vez en cuando,
se sentirá amargado o se convertirá en un cínico. Tendrá que cambiar sus
expectativas para acercarse a la realidad o de lo contrario se sentirá siempre
humillado por la conducta humana.

137
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

9. Etiquetación y etiquetación errónea: Ponerse etiquetas personales signifi-


ca crear una imagen de sí mismo completamente negativa, basada en sus
errores. Usted puede sentir probablemente la tentación de poner etique-
tas cada vez que describen sus errores, utilizando oraciones que empie-
zan con las palabras “Soy un...”. Ponerse etiquetas a usted mismo no sólo es
contraproducente: es irracional. Su ser no puede igualarse a ninguna cosa
que usted haga. Su vida es una compleja y siempre cambiante corriente
de pensamientos, emociones y acciones. Para decirlo de otro modo, usted
se parece más a un río que a una estatua. Deje de definirse con etiquetas
negativas, son demasiado simplistas y erróneas. ¿Pensaría que usted es
exclusivamente un “comedor” sólo porque que come, o un “respirador”
sólo porque respira? Esto es una tontería, pero esa tontería se vuelve do-
lorosa cuando usted se etiqueta a sí mismo a partir de la sensación de
sus incapacidades. Cuando etiquete a otras personas, invariablemente
acabará generando hostilidad. Un ejemplo común es el jefe que ve a su
secretaria ocasionalmente irritable como “una bruja poco colaboradora”.
A causa de esta etiqueta, le guarda rencor y aprovecha cada ocasión que
tiene para criticarla. Ella a su vez le impone la etiqueta de “machista insen-
sible” y se queja de él en cuanta oportunidad se le presenta. De modo que
una y otra vez se atacan mutuamente, centrándose en cada debilidad o
imperfección como prueba de la inutilidad del otro. Poner etiquetas erró-
neas significa describir un hecho con palabras que son inexactas y con
una gran carga emocional. Por ejemplo, una mujer que estaba haciendo
una dieta se comió una porción de helado y pensó: “qué asquerosa y re-
pulsiva que soy. Soy una cerda”. ¡Estos pensamientos la hicieron sentir tan
mal que se comió el kilo completo que contenía la caja!

10. Personalización: Esta distorsión es la madre de la culpa. Usted asume la


responsabilidad ante un hecho negativo cuando no hay fundamentos pa-
ra que lo haga. Decide arbitrariamente que lo que ha sucedido ha sido
culpa suya o se debe a su incapacidad, aun cuando usted no haya sido res-
ponsable de eso. Por ejemplo, cuando una madre vio el cuaderno de ejer-
cicios de su hijo, había una nota de la maestra en la que se indicaba que
el niño no estaba trabajando bien. Inmediatamente ella decidió: “Debo de
ser una mala madre. Esto demuestra que he fracasado”. La personalización
le hará sentir una culpa paralizante y abrumadora a causa de la responsa-
bilidad que le obligará a llevar el mundo entero sobre sus hombros. Usted
ha confundido lo que significa tener influencia con tener control sobre
otras personas. En su función docente, consejero, padre, médico, ejecuti-
vo, usted puede influir sin duda en las personas con las que interactúa, pe-
ro nadie podría esperar lógicamente que usted las controle. Lo que hace
la otra persona es finalmente responsabilidad suya, no de usted.

138
Tal como hemos visto en la reformulación que hizo Berns de las
distorsiones cognitivas de Beck, las estrategias de autoayuda tratan fun-
damentalmente de ayudar al lector a transformar los pensamientos nega-
tivos que causan una angustia innecesaria, transformando sus creencias
de fondo, hábitos y sus modos de pensar y actuar.
Suelen mencionarse cuatro pasos importantes para plasmar ade-
cuadamente esta acción ante una situación de estrés:

1. Detenerse: tomarse un tiempo de descanso detendrá el ciclo nega-


tivo del estrés.
2. Respirar: las respiraciones profundas reducen la tensión física.
3. Reflexionar: ¿este pensamiento es verdadero? ¿O deduje conclu-
siones demasiado rápido? ¿Tengo pruebas reales? ¿Existe otra ma-
nera de ver esta situación? ¿Qué es lo peor que podría suceder?
4. Elegir: como enfrentar a la fuente del estrés.

• Resolver lo que se puede controlar


• Aceptar lo que no se puede cambiar.
• Desafiar el pensamiento irracional distorsionado mediante las
técnicas de reestructuración cognitiva.

Técnicas de relajación como respuesta al estrés

La relajación

La relajación se considera una respuesta biológicamente antagóni-


ca a la respuesta del estrés, que puede ser aprendida y convertida en un
importante recurso personal para contrarrestar los efectos negativos del
estrés. Es un típico proceso psicofisiológico de carácter interactivo, donde
lo fisiológico y lo psicológico interactúan siendo partes integrantes del
proceso, como causa y como resultado.

139
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Desde la psicología de las emociones, la relajación ha sido entendi-


da como un estado de características fisiológicas, subjetivas y conductua-
les similares a las de los estados emocionales, pero de signo contrario. Las
emociones intensas, especialmente las negativas (ira, agresividad, estrés,
etc.) tienen un alto nivel de actividad fisiológica. Por el contrario, en los es-
tados de tranquilidad, como la relajación, el nivel de activación fisiológica
es mínimo. Lo importante es que conocer y aplicar estas técnicas supone
un potente recurso para combatir las emociones negativas y ayudar a ge-
nerar estrategias para el control de ciertas conductas y afrontar o reducir
eficazmente miedos, ansiedad o síntomas depresivos.
Las técnicas de relajación constituyen un conjunto de procedimien-
tos de intervención muy útiles. Su importancia no reside en ellas mismas,
sino en la aplicación que se haga de ellas. No son fines en sí mismas, sino
medios para alcanzar una serie de objetivos. El objetivo fundamental es
dotar al individuo de la habilidad para hacer frente a las situaciones coti-
dianas que le están produciendo tensión o ansiedad.
El conocimiento de la anatomía y electrofisiología de los sistemas
neuromuscular y neurovegetativo del los siglos XVIII y XIX fue clave pa-
ra el desarrollo de técnicas psicofisiológicas de relajación. Las principales
técnicas contemporáneas de relajación son la relajación progresiva de Ja-
cobson (1929) y la relajación autógena de Schultz (1932).

Respiración superficial y rápida vs. respiración lenta y profunda

La respiración de alguien tenso y ansioso es superficial y rápida.


Cuando la respiración es superficial disminuye el nivel de anhídrido car-
bónico en el torrente sanguíneo. Cuando desciende demasiado, se pro-
duce una contracción de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo. Como
consecuencia, disminuye la cantidad de oxigeno que llega al cerebro, lo
que provoca mareos, sensación de tensión y dolor de cabeza, produce
un exceso de descarga de calcio en los tejidos, músculos y nervios e in-
crementa la sensibilidad nerviosa. Una persona serena y relajada respira
lenta y profundamente.
La manera de respirar ejerce una influencia enorme en el modo de
sentir. La respiración es, entre todas las funciones humanas, la única acti-
vidad involuntaria sobre la que tenemos un control consciente.

140
Los factores que influyen en la respiración son tres: el hábito, la
técnica y la postura. Prolongados períodos de respiración superficial
provocan debilitamiento del diafragma y de los músculos abdominales,
alterando la dinámica respiratoria. La postura es otro de los obstáculos,
incluso un leve hundimiento de los hombros ejerce un efecto negativo,
reduce el volumen de la cavidad torácica, lo que obliga a respirar más
superficialmente.

La manera de respirar ejerce una influencia enorme en el modo de


sentir. La respiración es, entre todas las funciones humanas, la única
actividad involuntaria sobre la que tenemos un control consciente.

Al agrandar la cavidad torácica penetra en la parte inferior de los


pulmones mayores cantidades de aire, que a su vez, expulsa de allí más
materiales de desecho y alivia las tensiones musculares en torno de las
áreas de estómago y de costillas. Al reducirse dichas tensiones, se vuel-
ve automática la respiración correcta. Una respiración adecuada es pues
aquella en la que llenamos los pulmones de aire en la zona inferior, media
y superior.

Ejercicios para una respiración adecuada

1. Dirigir el aire inspirado a la parte inferior de los pulmones. Recostado,


colocar una mano sobre el vientre y la otra sobre el estómago. En
cada inspiración se ha de intentar dirigir el aire a la parte inferior de
los pulmones, por lo tanto, debe moverse la mano que está sobre
el vientre, pero no, la mano del estómago.
2. Dirigir el aire inspirado a la parte inferior y media de los pulmones. Co-
locar una mano sobre el vientre y la otra sobre el estómago como
en el ejercicio anterior. Se ha de intentar dirigir el aire de la inspi-
ración a la parte inferior de los pulmones y después, en la misma
inspiración, dirigir el aire a la parte media, notando como se hincha
la zona bajo la mano del estómago.

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EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

3. Conseguir una inspiración completa. Acostado, colocar igualmente


las dos manos como en el ejercicio anterior. Se hace una inspira-
ción en tres tiempos dirigiendo el aire primero al vientre, luego al
estómago, y finalmente al pecho.
4. Conseguir una espiración más completa y regular. Acostado con ma-
no en el vientre y la otra en el estómago, se hace la misma inspira-
ción que en el ejercicio anterior, pasando del vientre al estómago
y luego al pecho, pero para espirar se cierra bastante los labios de
manera que el aire produzca un leve ruido que servirá para ir ajus-
tando el ritmo de la respiración.
5. Conseguir una adecuada alternancia respiratoria. Los tres tiempos
de respiración hasta ahora realizados se hacen continuos. Poco a
poco se van eliminando los ruidos de la espiración para progresar
hacia un ciclo respiratorio normal.
6. Generalizar la respiración completa a las condiciones habituales. Se
repite el ejercicio anterior pero en distintas posiciones y situacio-
nes para ir habituándonos a la respiración completa.

Técnicas de relajación

Relajación progresiva de Jacobson

La relajación muscular progresiva es una técnica desarrollada por el


médico, psiquiatra y fisiólogo estadounidense Edmund Jacobson (1888-
1983). Jacoboson introdujo la aplicación de los principios psicológicos a la
práctica médica, que más tarde se llamará medicina psicosomática. Tam-
bién hizo la primera medición eléctrica precisa del tono muscular, los im-
pulsos nerviosos y las actividades mentales en centros neuromusculares.
Así fue capaz de demostrar la conexión entre la tensión muscular excesiva y
diferentes trastornos del cuerpo y la psique. Se dio cuenta de que la tensión
y el esfuerzo siempre están acompañados por un acortamiento de las fibras
musculares, y que la reducción del tono muscular disminuía la actividad
del sistema nervioso central. La relajación resultaba así lo contrario de los
142
estados de excitación, por lo que era un remedio general muy adecuado
para prevenir y tratar trastornos psicosomáticos. Después de veinte años de
investigación, en 1929 publicó sus resultados en el libro Progressive Relaxa-
tion, y en 1934, ya para todo público, su famoso You Must Relax.
La finalidad de está técnica, entonces, es disminuir la ansiedad y
provocar un estado de tranquilidad mental al suprimir progresivamente
todas las tensiones musculares asociadas. Jacobson argumentaba a sus
pacientes que, ya que la tensión muscular acompaña a la ansiedad, uno
puede reducir la ansiedad aprendiendo a relajar la tensión muscular.

Procedimiento
Presentaremos una adaptación de la técnica de relajación progre-
siva de Jacobson, simplificada y reducida a 8 o 10 sesiones. La técnica
original es mucho más larga (90 sesiones). El tipo de instrucciones son
similares salvo que están elaboradas para ser autoaplicadas.
Se comienza relajándose (estirado o sentado) durante unos minu-
tos a través de una respiración adecuada. Cuando se alcanza una primera
relajación, se inicia con esta secuencia:

• La frente: para tensarla hay que tirar de las cejas hacia arriba de
manera que se marquen las arrugas. Relajarla dejando que las cejas
vuelvan a su posición habitual.
• El entrecejo: para tensar hay que intentar que las cejas se junten
una contra otra, se deben marcar unas arrugas encima de la nariz.
Relajar.
• Los ojos: tensarlos apretándolos fuertemente. Relajarlos aflojando
la fuerza y dejarlos cerrados.
• La nariz: para tensarla se la debe arrugar hacia arriba, destensarla
dejando de arrugarla suavemente.
• La sonrisa: forzar la sonrisa el máximo posible apretando los labios
uno contra el otro al mismo tiempo. Relajar.
• La lengua: apretar con fuerza la lengua contra la parte interior de
los dientes de la mandíbula superior. Se tensan la lengua, la parte
inferior de la boca y los músculos de alrededor de las mandíbulas.
Aflojar lentamente.
143
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• Mandíbula: apretar con fuerza la mandíbula inferior contra la su-


perior, notando que se tensan los músculos situados por debajo y
hacia delante de las orejas. Aflojar.
• Los labios: sacar los labios hacia fuera y apretarlos fuertemente el
uno contra el otro. Relajar.
• El cuello: existen diversos procedimientos, básicamente consiste
en estirar los músculos del cuello hacia arriba. Un procedimiento
es dejando caer la cabeza hacia delante hasta que la barbilla esté lo
más próxima posible al pecho, se tensan especialmente los múscu-
los de la nuca. Para relajar, llevar la cabeza a su posición normal. El
otro procedimiento es inclinar la cabeza hacia un lado hasta sentir
una tensión en la zona lateral del cuello y después hacia el otro
lado. Para relajar volver la cabeza a su posición normal.
• Los hombros: subir los hombros hacia arriba con fuerza, intentan-
do tocar las orejas con ellos, mantener la tensión y relajar dejando
caer poco a poco los hombros.
• Brazos: estirar el brazo hacia delante, cerrar el puño y apretarlo
fuertemente, intentar poner todo el brazo rígido. Para aflojar, abrir
el puño y dejar caer el brazo suavemente. Después el otro brazo.
• Espalda: para tensar, echar el cuerpo hacia delante, doblar los bra-
zos por los codos y tirar de ellos hacia arriba y atrás. No se deben
apretar los puños. Para relajar volver a la posición original.
• Estómago: hay dos maneras. Una es meter el estómago hacia aden-
tro el máximo que se pueda; otra manera más efectiva es apretar
los músculos del estómago hacia fuera, para que se ponga duro.
Para relajar, dejar de tensionar el estómago.
• Parte inferior de la cintura: apretar la parte del cuerpo que está en
contacto con la silla. Lo más efectivo es apretar la pierna izquierda
contra la derecha, desde el los glúteos hasta la rodilla.
• Piernas: estirar la pierna todo lo posible, se ha de notar la tensión
en el muslo y en la pantorrilla. El pie se puede poner mirando al
frente o tirando de él hacia atrás. Relajar primero el pie y poco a po-
co soltar la pierna y dejarla que se relaje. Repetir con la otra pierna.

144
En la relajación progresiva normalmente se aprende un grupo muscular por sesión.

En la relajación progresiva normalmente se aprende un grupo mus-


cular por sesión. Después de cada sesión se dedican los últimos minutos
para sentir la relajación ayudándonos con una respiración lenta y profunda.
Cuando ya sabe tensar y relajar los músculos se puede pasar al
recorrido mental tensión-relajación, que consiste en ir apretando y aflo-
jando sucesivamente todos los grupos musculares, en el caso de que un
grupo muscular continúe en tensión, volver a relajarlo, hasta que se sienta
el cuerpo totalmente relajado. Es necesario adecuar la técnica a las nece-
sidades particulares de cada persona. Después de la relajación progresiva
las técnicas más utilizadas en relajación son la técnica de relajación pasi-
va, la técnica de la relajación autógena y la respuesta de relajación.

Relajación pasiva

Se basa en concentrarse en cada grupo muscular y relajarlo men-


talmente. El recorrido mental con sólo relajación es la forma más efectiva
de practicar en situaciones de la vida cotidiana. La relajación pasiva pue-
de ser útil en los siguientes casos:

145
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

• Con personas que encuentran difícil relajarse después de tensar los


músculos.
• Con las personas que no esté aconsejado tensar ciertos músculos
debido a problemas orgánicos o tensionales.
• Como ayuda inicial en aquellas personas que tengan dificultad pa-
ra relajarse en casa.

Se acaba también con unos minutos de respiración lenta y profunda.

Relajación autógena de Schültz

Fue desarrollado por el neurólogo alemán Johannes H. Schultz en


1927. Su descubrimiento fue que la mayoría de las personas son capaces
de alcanzar un estado de relajación profunda sólo con el poder de su ima-
ginación, sin recurrir a las técnicas de hipnosis propiamente dichas. Así, por
ejemplo, en personas que imaginen un intenso calor en sus brazos puede
medirse un aumento real de la temperatura debido al aumento de su circu-
lación sanguínea. A partir de esa experiencia y en base en principios cientí-
ficos, desarrolló un método de autoayuda que hizo público en 1932, con su
libro El entrenamiento autógeno. Está más próximo a las técnicas de medita-
ción que a las de sugestión o a la hipnosis. Ha sido adaptado, desarrollado
y transformado, al punto que hoy en día es un método muy extendido y
reconocido en la lucha contra el estrés y los trastornos psicosomáticos.
Consiste en una serie de frases elaboradas con el fin de inducir en el
sujeto estados de relajación a través de autosugestiones.

1. Sensación de pesadez y calor en las extremidades.


2. Regulación de los latidos del corazón.
3. Sensación de tranquilidad y autoconfianza.
4. Concentración pasiva en la respiración.

En esta técnica se focaliza la atención en las extremidades para


calentarlas y en el abdomen para favorecer la respiración. Debe practi-
carse varias veces al día, al igual que las otras técnicas de relajación. Es

146
necesario quien oficie de terapeuta para ir repitiendo las instrucciones
utilizando la sugestión, u obtener una grabación, pero sólo se utilizarán
estas instrucciones al principio, después el paciente debe interiorizarlo y
practicarlo solo.
La técnica de relajación autógena consta de 4 niveles progresivos.
El primero de ellos es el que realmente interesa para la obtención de esta-
dos relajantes y consta de seis ejercicios escalonados de forma progresiva
y de menor a mayor dificultad:

1. Relajación de la musculatura voluntaria. Se realiza mediante la fórmula


“mi brazo está pesado” que se repite 6 veces verbal o mentalmente,
después se continúa con toda la musculatura corporal esquelética
o voluntaria.
2. Relajación de la musculatura vascular. Se pretende conseguir una dilatación
de los vasos sanguíneos con el fin de aumentar el flujo sanguíneo
produciendo sensaciones de aumento de calor en la zona relajada.
La fórmula que se utiliza es “mi brazo está caliente” que también se
repite seis veces y se continúa por toda la musculatura esquelética.
3. Regulación del ritmo cardíaco. Se coloca la mano derecha a la altura del
corazón y se utiliza la fórmula “mi corazón está tranquilo”, también
se repite seis veces.
4. Regulación de la respiración. Se utiliza la fórmula “mi respiración es sua-
ve y tranquila” y se repite seis veces.
5. Regulación de los órganos abdominales. Se ha de concentrar la mente en
la boca del estómago o plexo solar y utilizando la fórmula “mi ab-
domen está caliente” repetida seis veces, llegaremos a notar una
evidente sensación de calor en la zona de los órganos contenidos
en el abdomen.
6. Regulación de la temperatura de la región cefálica. Se pretende reducir el
aflujo vascular para provocar una sensación de frialdad que creará
una armonía y equilibrio emocional. La fórmula es “mi frente está
agradablemente fresca” repetida seis veces.

Estos ejercicios deben realizarse dos o tres veces al día durante


unos 15 días, siempre pasando de un ejercicio al otro cuando el ante-

147
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

rior esté perfectamente dominado. El inconveniente de este método es


el tiempo que se necesita para llegar a realizarlos todos ellos en un solo
ejercicio, que puede variar entre 3 y 6 meses dependiendo de la persona.

La Respuesta de relajación de Benson

La Repuesta de relajación de Benson sostiene que la respuesta a la


relajación es una consecuencia de varios factores:

• Una ayuda mental, es decir un estímulo constante y repetitivo co-


mo un sonido, un movimiento, una palabra o frase redundante. El
propósito de esta ayuda es concentrar la mente en una idea senci-
lla y neutra.
• La actitud receptiva en la que el individuo elimina os pensamientos
que disturban su atención y acepta la sencillez y neutralidad de la
ayuda mental.
• La reducción del tono muscular, por lo que se requiere una postura
cómoda.

La técnica de la respuesta de relajación de Benson tiene como ob-


jetivo reducir los estados de ansiedad, aquietar la mente y combatir los
efectos del estrés.
Para inducir la respuesta de relajación escoja una palabra, sonido,
frase u oración que sea de su agrado. Siéntese en una posición cómoda.
Cierre los ojos, relaje los músculos y respire lenta y naturalmente. Con ca-
da exhalación vaya repitiendo mentalmente la palabra o frase escogida.
Asuma una actitud pasiva. Si le vienen a la mente pensamientos que lo
distraen, descártelos tranquilamente y continúe con la respiración. Siga
repitiendo la palabra o frase durante unos 10 o 20 minutos a la vez que
continúa con su respiración lenta. Al cabo de este tiempo deberá sentir-
se en un estado de calma y tranquilidad internas. Para lograr los mejores
resultados se debe practicar esta técnica una o dos veces al día. Después
ya es posible inducir la respuesta de relajación mientras se lleve a cabo
cualquier actividad, sólo con pensar la palabra o frase relajante.

148
Capítulo 10

Abordaje basado en el cambio


cognitivo: La técnica del Gato®

Hasta ahora hemos expuesto herramientas de afrontamiento que


se basan en el control de la situación estresante. Este ha sido el enfoque
clásico que se utilizó en psicoterapia para el tratamiento de trastornos de
ansiedad. Sin embargo, a medida que se fue avanzando en la conceptua-
lización de estas patologías, se descubrió que muchas veces el control es
más bien parte del problema que de la solución.

Es la interacción entre los sucesos y la evaluación que hacemos


de los mismos lo que origina en buena medida la respuesta de
estrés en el organismo.

Es importante destacar que en general creemos que las circuns-


tancias externas ocasionan irremediablemente nuestro nivel de estrés,
cuando en realidad es la interacción entre estos sucesos y la evaluación
que hacemos de los mismos lo que origina en buena medida la respuesta
de estrés en el organismo.
De un modo general, hay que subrayar la importancia de analizar
el estrés como un proceso interactivo, ya que las características individua-
les, las características sociales y organizacionales median la salud. No hay
situaciones estresantes por sí mismas, sino que la valoración de un es-

149
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

tímulo como estresor depende también de cómo el sujeto interprete la


experiencia.
Es decir que muchas veces si no actuamos al nivel de las creencias
de la persona no estamos atacando el origen del cuadro. Por este motivo,
paradójicamente, al enseñarle a una persona a relajarse, estamos refor-
zando su percepción de que hay una amenaza externa de la cual defen-
derse en lugar de desconfirmar sus pensamientos disfuncionales.
En el año 2005 desarrollamos una investigación en la Administra-
ción Nacional de Seguridad Social el ANSES tenía como fin identificar y
evaluar “La prevalencia del estrés ocupacional en las Unidades de Aten-
ción Integral (UDAI)”. Cuando finalizamos la investigación me propuse tra-
bajar en una segunda fase, que tendría el objetivo de que los agentes de
la institución lograran una mejor calidad de vida laboral y personal. Uno
de los interrogantes que me surgió al diseñar el plan de intervención, fue
cuál era el recurso de afrontamiento que debíamos acercar a la gente. Las
exigencias del dispositivo eran claras:

• Debía ser simple, es decir que pudiera ser comprendido con faci-
lidad en un corto espacio de tiempo por todos los asistentes, sin
margen de error.
• Debía traer aparejado un impacto positivo sobre los síntomas, pero
asimismo atacar las causas (creencias disfuncionales).

Y así surgió la Técnica del Gato, que expongo en el próximo apar-


tado al lector, con el ánimo que pueda resultarle de utilidad en su esfe-
ra personal y/o profesional. Sostenemos que siempre puede el hombre
cambiar su actitud respecto de aquello que lo aleja de experimentar que
su existencia tiene sentido. Se trata de desarrollar cambios actitudinales
hacia la valorización de la escucha y el cuidado de sí mismo como condi-
ción ineludible y necesaria para poder desarrollar asistencia, escucha y
cuidados de otros.

150
Herramienta de afrontamiento: La técnica del Gato

No son “las cosas” las que afectan al hombre, sino la visión que él
tiene de ellas (Epitecto)

De las distintas maneras de interpretar un mismo suceso nace la


Técnica del Gato, para apropiarnos de una simple “virtud” de un amigo
nuestro, que vive entre nosotros, que comparte parte de nuestras vidas
y nos enseña algo tan simple como saber elegir qué es lo mejor para no-
sotros. Pensemos: “dime cuánto te amas, te cuidas y te quieres y te diré
cuánto puedes amar, querer y cuidar al prójimo”.
Esta técnica se basa, fundamentalmente, en la observación realiza-
da sobre la reacción de un felino ante un determinado hecho estresor: las
actitudes del gato como animal doméstico no nos resultan desconocidas.

Es interesante observar cómo responde el felino ante “hechos es-


tresantes”, como puede ser el ataque de un perro. Seguramente han podi-
do observar que el animalito analiza la “bravura” del can y decide si lucha
o escapa.

151
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Si decide huir, el gato sube a algún lugar alto y desde allí observa
cómo su potencial agresor desespera de ira, mientras él retorna a su esta-
do de reposo.

Sólo le resta esperar a que el perro se agote física y psíquicamente


para luego irse. Es el desgaste justo que le produce al gato la presencia de
un “agente estresor”.
152
La ejemplificación detallada resulta muy indicativa y nos propone
la reformulación del cómo la máxima instintividad del gato nos enseña a
reflexionar acerca de la racionalidad del hombre.

EL ESTRÉS AGUDO – UN ENFOQUE PRÁCTICO


Adaptación para la supervivencia
ESTRÉS AGUDO = ACTITUD POSITIVA = ESTRÉS
REALIZADOR = SALUD = ÉXITO = EUSTRES

REPOSO REPOSO

Agente Costo / Beneficio NUEVO EXTRAPOLACIÓN


estresor eficiente EVENTO

De manera gráfica, vemos cómo ante un determinado hecho estre-


sor, el gato entra en fase de defensa o fuga. Eliminado el agente estresor,
vuelve al estado de reposo, siendo el gasto energético utilizado siempre
similar y, por lo tanto, el costo/beneficio de afrontar el evento estresante
resulta eficiente. Esta resulta una forma efectiva de abordar cada uno de
los problemas que a diario nos puedan llegar a producir malestar o que,
inconscientemente, nos ofuscan o irritan.
El caso del hombre es muy particular. Reaccionamos impulsiva-
mente ante el “agente estresor”. Contamos con las “autoconversaciones
o diálogos interiores” que nos ayudan a no ayudarnos. Es el caso típico
del Jefe y el empleado. Puede que uno vea una falta de reconocimiento
donde el Jefe no la observa. Es ahí donde el “diálogo interior” nos trabaja
la mente diciendo: “Este es un mal agradecido, no ve mi esfuerzo. Al final
es lo mismo el desempeño de Juan, falta todos los lunes, no se compro-
mete con la tarea asignada y nunca le pone valor agregado a lo que hace.
Yo, por el contrario siempre estoy cuando me necesitan, me capacito para
estar siempre actualizado y tomo mi función con total responsabilidad”.
153
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Este dilema nos causa un consumo de energía y, sobre todo, nos


estamos autoagrediendo. Pensemos en el gato y en cómo actúa ante la
aparición del estresor. Es evidente que no podemos cambiar el mundo, pero
sí el precio que pagamos por observarlo, manejando y conciliando nuestras
autoconversaciones o diálogos interiores. Obsérvese la diferencia existente
entre las gráficas de consumo de energía sobre el estrés agudo y crónico
(el gato y el hombre).
El hombre recibe al agente estresor e inmediatamente dispara el
mecanismo de defensa. Posteriormente, y luego de haber superado la si-
tuación, potencia el desgaste incluyendo como centro del problema “las
autoconversaciones” o “diálogos interiores”. Resulta interesante hasta qué
punto llega la caída bajo la línea de reposo, luego se produce el sueño que
no resulta reparador, dado el agotamiento físico y mental, consecuencia
del cansancio acumulado. Esto produce un sueño que no le aporta a la
persona la energía necesaria para seguir adelante, los períodos de des-
canso se acortan e indefectiblemente el individuo se encamina hacia su
propia autodestrucción.
El siguiente cuadro intenta ilustrar lo anteriormente desarrollado:

El hombre y sus autoconversaciones

ESTRÉS CRÓNICO – EL HOMBRE CONTRA SÍ MISMO


Autoconversación
negativa
AUTODESTRUCCIÓN ESTRÉS CRONICO = DISESTRÉS
AUTODESTRUCCION = FRACASO
DEPRESIÓN = … SUICIDIO
Demográfico
REPOSO
Social
Profesional

AGENTE SUEÑO
ESTRESOR

SUEÑO
COSTO / BENEFICIO
PÉRDIDA DEL
SENTIDO DE
Ansiedad – Inquietud – Irritabilidad – Agresividad – Inseguridad – LA VIDA
Insomnio – Angustia – Depresión – Somatizaciones

154
Nadie está exento: el caso del Dr. René Favaloro

Un claro ejemplo es la figura de un emblema para los argentinos,


el Dr. René Favaloro y su trágico final, víctima de una profunda depresión
vista y materializada a través de la carta que se presenta a continuación.

“Estimado Fernando:
Te escribo estas líneas porque nuestra
Fundación está al borde de la quiebra.
Te imaginarás cómo me siento después
de treinta años de hecho, dedicados por
completo a la medicina y a mi país”...
“No sé cómo voy a poner la cara frente a
una derrota”... “Creeme Fernando, nun-
ca pensé que iba a tener que afrontar
un momento como este” (...) “En fin, te
ruego que influyas para conseguir una donación urgente, creo que es el ca-
mino más corto. Perdoname por el pedido”. “Te escribo desde la desespera-
ción. Nunca en mi vida estuve tan deprimido. Con el afecto de siempre, René
Favaloro”.
Carta enviada al Presidente de la Nación Fernando de la Rúa

Luego de reflexionar sobre la reacción instintiva del gato y el pen-


samiento racional del hombre, podemos aseverar y recomendar que:

• a la máxima instintividad del gato


• la máxima racionalidad del hombre en el manejo positivo y creati-
vos de sus emociones

El hombre dividido vs. el hombre equilibrado

Y este equilibrio debería darse en el marco de la armonía funcional


de la dimensión física y espiritual del hombre. Resulta de la unión de las
culturas oriental y occidental. Esta armonía se debe desarrollar buscando
la unión de los dos mundos: el mundo objetivo y el subjetivo.
155
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

Así podremos lograr la armonía entre los bienes materiales y espiri-


tuales, la sexualidad en el marco del amor y la salud física como resultado
de la armonía interior.

El Hombre en equilibrio
BIENES MATERIALES

AMOR ARMONÍA

MUNDO VISIBLE
OBJETIVO
DIMENSIÓN FÍSICA
HEMISFERIO CEREBRAL IZQUIERDO
SALUD SEXUALIDAD

BIENES ESPIRITUALES

Dimensión Humana – Hombre nuevo – Hombre centrado

156
El legado de la Madre Teresa

Sólo para ejemplificar esa armonía de la cual hablamos y hacia


donde deberíamos intentar apuntar, nos tomamos el atrevimiento de ci-
tar a la Madre Teresa.

“Con los pies en la tierra y el corazón en el cielo”. (Madre Teresa)

En lo meramente terrenal, una mujer ubicada y consciente de la


responsabilidad inherente a la magistral obra llevada adelante durante
años. En lo referido a la fe, una mujer entregada totalmente a una creen-
cia, la cual nunca la privó de vivir con los pies en la tierra, estando perma-
nentemente su corazón en el cielo.

Articular teoría y práctica

Articulando los conceptos vertidos hasta el momento, se puede


apreciar hasta qué punto nuestras emociones y conductas se encuentran
influenciadas por el modo en que manejamos las autoconversaciones o
diálogos interiores. En este sentido, se plantean una serie de mecanismo
que pueden ayudarnos en la búsqueda del “hombre nuevo”:

1. Actuar suprimiendo o reduciendo los eventos que disparen el pro-


ceso de estrés. Ser realistas con la expectativa, saber qué se quiere,
qué se puede, y qué ofrece el medio para lograrlo, cambiando lo
menos posible, sólo lo necesario.
2. Detectar los hechos activantes (estresores): referidos al contexto en
que se actúa y verificar cuál se puede controlar y cual no.
3. Actuar recordando que no es un evento determinado el que nos
altera, sino su interpretación.
4. Definir prioridades: Dónde se quiere estar en un momento deter-
minado y cuánto estrés se está dispuesto a pagar por ello.

157
EDUARDO M. BUSTOS VILLAR / ¿ES POSIBLE EVITAR EL ESTRÉS?

5. Usar técnicas de relajación: Estas técnicas tienen por objetivo diri-


gir la mente a disminuir la tensión.
6. Tener en cuenta que nuestras emociones NO son un reflejo de la
realidad, sino de cómo la interpretamos.
7. Modificar el estilo de vida, contemplando incorporar hábitos salu-
dables
8. Utilizar Terapéutica farmacológica de manera puntual, en caso de
ser necesario y bajo prescripción médica.

Como propuesta, dejamos a consideración los siguientes consejos


como una orientación a la hora de reflexionar sobre cuál debería ser la
mejor actitud frente a la vida.
Cambiar la actitud frente a la vida: actitud positiva, creativa, cons-
tructiva, en procura de una verdadera realización como persona.
Revalorización personal: rescatando nuestra condición de Ser tras-
cendente, únicos, exclusivos, con potencialidades, talentos, capacidades,
sensibilidad espiritualidad, consustancialmente libre para responder en
cada instancia de nuestra existencia.
Redescubrir el sentido de nuestra profesión o rol: en una dinámica
de amor, a través de la cual nos realizamos y ayudemos a la realización de
los demás.
Nueva escala de valores: donde primer el amor, el respeto, la com-
prensión y al solidaridad.

158
Conclusión

Los invitamos a compartir estas palabras de Bárbara Brown:

“Si no se puede cambiar el hecho, se puede cambiar la percepción


del mismo, modificando las autoconversaciones.
En pocos años más, seguramente cuando tomemos conciencia de
que de nuestra actitud de vida depende la salud o la enfermedad, el
éxito o la derrota, nos dará verguenza hablar de nuestros fracasos
o decir que estamos enfermos, porque significará: que no estamos
pensando bien, pues de algún modo estaremos revelando la
naturaleza íntima de nuestros pensamientos y snetimientos”.

Y para concluir, recordar siempre que:

“La mente es el único lugar que por sí mísma puede transformar el


paraíso en un infierno o el infierno en un paraíso”.
John Milton

159
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