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DERECHO CONSTITUCIONAL I

Unidad 1: Antecedentes Históricos


"Derecho Constitucional es la rama de la ciencia jurídica que estudia la estructura fundamental
u organización política de la nación, en lo referente al régimen de la libertad y al
funcionamiento de los poderes públicos, dentro de las finalidades esenciales y progresivas del
Estado. Sus fuentes y al mismo tiempo sus elementos integrantes son la historia nacional, la
ley suprema, la jurisprudencia, la doctrina y el derecho comparado. Su objeto es el estudio y
análisis crítico de todos esos elementos, para una noción exacta y provechosa de la materia".

Si bien la constitución es una ley, su carácter de norma fundamental, tanto desde la


perspectiva jurídica como de la política la ubica en una grada preferente. Esta relevancia no
sólo le corresponde por su carácter normativo privilegiado, sino también porque en ella están
los principios y valores sobre los cuales cada estado edifica su régimen político y judicial.

El constitucionalismo: Concepto y antecedentes


Es el proceso histórico en virtud del cual se van incorporando a las leyes principales de los
estados, disposiciones que protegen la libertad y la dignidad del hombre, y limitan
adecuadamente el ejercicio del poder público. Es la institucionalización del poder a través de
una constitución escrita que establece las relaciones armónicas del poder y del pueblo. Es
extenso, gradual e inconcluso. Es extenso por que comprende toda la historia de la
humanidad, es gradual porque sus logros se ven progresivamente, y es inconcluso porque
nunca se termina.

Es un proceso político – jurídico que, en su versión inicial, a partir del siglo XVIII, tuvo por
objetivo establecer en cada Estado un documento legal, la constitución, con determinadas
características.

Aspectos formales: es un documento legal que consta de un texto escrito, único y


orgánico con supremacía jurídica sobre el resto de las normas.
Aspectos de contenido: estructura básicamente al Estado, dividiéndolo en, al menos,
tres poderes y enuncia determinados derechos personales, conforme a una ideología
política concreta.

El movimiento constitucionalista procuró así racionalizar el poder político, creando la imagen


de la nomocracia, o gobierno de ley.

Antecedentes:

En la antigüedad se reconocían rígidos esquemas teocráticos que reconocían un poder


Absolutista. El Estado era todo y el hombre era puesto a su servicio. Los griegos centraron su
atención sobre la organización del Estado y los principios de justicia, la democracia contribuyo
a la formación de los derechos políticos, pero no a los derechos civiles. Con el cristianismo se
produjo una gran conmoción en la historia de la humanidad y en la lucha de la libertad por
parte del hombre, esto último produjo un impacto indudable en el constitucionalismo.

La Carta Magna fue uno de los antecedentes más importantes del constitucionalismo, este
documento marca el comienzo de una nueva etapa en la dura lucha por la libertad del hombre.

La revolución inglesa que sucedió durante el siglo 17 acabó con el Absolutismo y reafirmó el
principio de la soberanía parlamentaria.
El Pacto Popular, si bien no fue sancionado, establecía una diferencia de principios, unos
referidos a los derechos inalienables de la Nación, los cuales correspondían al pueblo y no
podían ser afectados por el parlamento y otros referido a los derechos y obligaciones del
parlamento. Estos principios influyeron sobre el Instrumento de Gobierno y que al parecer es
la única constitución que Inglaterra haya tenido. Pero la primera constitución escrita
corresponde a EE. UU, fue elaborada en el año 1787 por la convención de Filadelfia y en ella se
contemplaban la creación de un Estado Federal, el presidencialismo como forma de
organización del gobierno, el control judicial del constitucionalismo de las leyes y la división de
los tres poderes. Dos años más tarde de la Revolución Francesa y luego de la declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano, ocurrido en el año 1789, se declara la Constitución
Francesa en 1791.

La Burguesía denominado el tercer Estado estaba conformada por la clase media. Hasta la
Revolución Francesa el gobierno estaba repartido entre los reyes, nobles y el clero. Mientras
estos gobernantes se corrompían por el poder, la Burguesía iba labrando el presente y
asegurando el porvenir de la Nación, llegó el momento en el cuál controlaban varios sectores
como la economía, las artes, las ciencias, esto ocasiono un reclamo hacia el gobierno, reclamó
una parte del gobierno de la sociedad, esto ocasiono la caída de la clase gobernante y entró al
poder la Burguesía. Con el aumento de la industrialización aparece la clase obrera,
conformando el cuarto Estado o Proletariado, este como lo hizo el tercer Estado reclamó
participación en la dirección y responsabilidad del poder y a consecuencia de ello ha logrado
influir en numerosas constituciones.

Ubicamos dentro de los antecedentes el largo ciclo histórico que precedió al advenimiento de
las primeras grandes constituciones de fines del siglo XVIII. Los dos más importantes
antecedentes son: la revolución inglesa y la carta magna.

- La Revolución Inglesa: es el proceso histórico que durante el siglo XVII acabó con el
absolutismo en Inglaterra y reafirmó el principio de la soberanía parlamentaria. Aparece el
Agrement of the People (Pacto Popular), que fue elaborado en 1647 por el consejo de guerra
de Cromwel. El pacto distinguía los principios fundamentales, de los no fundamentales. Los
primeros eran los derechos del pueblo que no podían ser afectados por el parlamento. Los
segundos, tienen que ver con los derechos y obligaciones del parlamento. Si bien no fue
sancionado sus principios influyeron en el Instrument of Goverment, que se promulgó en
1653, y que al decir de algunos es la única constitución escrita que tiene Inglaterra, aparecen
los derechos del pueblo y las obligaciones de los parlamentarios.

- Otro antecedente es la Carta Magna que constituye uno de los antecedentes más
importantes del constitucionalismo. Este documento se caracterizó por dar soluciones
concretas y precisas a problemas determinados. Limita el poder del rey y enuncia:

1) el rey debe respetar los derechos de la comunidad fijados por el rey o la costumbre;

2) no se establecerán impuestos que no sean discutidos por los representantes;

3) nadie puede ser condenado sin un juicio conforme a la ley.

La Carta Magna marca la iniciación de una nueva etapa en la dura lucha del individuo por la
libertad y debemos reconocer en él a un venerable y glorioso antecesor del moderno
constitucionalismo. Fue otorgado al clero y a los nobles en el año 1215 por el rey Juan sin
Tierra.
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Fueros en la Península Ibérica: El nombre «Fuero» proviene del latín fórum. Estos eran los
estatutos jurídicos aplicables en una determinada localidad, cuya finalidad era, en general,
regular la vida local, estableciendo un conjunto de normas jurídicas, derechos y privilegios,
otorgados por el rey, el señor de la tierra o el propio concejo, es decir, las leyes propias de un
lugar.

Fueros municipales: los fueros municipales eran cartas expedidas por los reyes provenientes
de su soberanía, en las que se contienen instituciones, ordenanzas y leyes civiles y criminales,
para regir villas y ciudades y erigirlas en municipalidades.

Cartas de población o Cartas pueblas: En ellas se consignaban la cesión del suelo, posesiones y
términos que hacía el señor, como dueño territorial, a los pobladores, y el reconocimiento por
éstos del vasallaje, con los tributos y prestaciones personales a que en cambio se obligaban. Se
establecían de tal modo que, si el señor deseaba variar las condiciones del primitivo contrato,
precisaba el asentimiento de quienes habían contratado con él o con sus respectivos
herederos.

Etapas del constitucionalismo:


Constitucionalismo Clásico: (individualista y liberal)

Está al servicio del tercer estado (llamado también estado llano o burguesía: comerciantes,
industriales, clase media alta) que, a partir del siglo XVII, triunfa sobre el primer estado (el rey
y la aristocracia) y el segundo estado (el clero). Esa victoria se concreta en tres grandes
revoluciones, que producen diversos documentos constitucionales de gran predicamento
posterior:

La Constitución Norteamericana: el 4 de julio de 1776 un congreso de 13 colonias declara la


independencia de ellas, donde se menciona el derecho a la vida, libertad, propiedad,
resistencia a la opresión, etc. Días antes de ser declarada la independencia el estado de
Virginia sanciono su propia constitución cuya declaración de derechos es considera como la
primera de la historia. En 1777 se dictan los artículos de la confederación y de la perpetua
unión. Creando un órgano común de la confederación, el congreso, que más tarde en 1787,
convocaría a la asamblea que daría origen a la constitución de los Estados Unidos de
Norteamérica. La Constitución fue puesta en vigencia en 1788, el texto redactado se componía
de 7 artículos y carecía de declaración de derechos, omisión que fue suplida con las diez
primeras enmiendas, las cuales sancionadas por el congreso entraron en vigencia en 1791.

La Revolución Francesa: fue en 1789 y promovió una modificación radical, abrupta, violenta,
surgió en medio de una severa y profunda crisis económica. Si bien la toma de la Bastilla, el 14
de julio de 1789, es uno de los símbolos del inicio de la revolución, es evidente que la
revolución comenzó mucho antes. La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano,
fue aprobada por la asamblea Constituyente de Francia el 26 de agosto de 1789.

La Declaración de los Derechos: este documento dictado en 1789 tiene una clara inspiración
iusnaturalista. Consta de diecisiete artículos, constituye un instrumento institucional. Francia
tuvo a partir de entonces diversas constituciones, la última de las cuales es la de 1958,
parcialmente modificada en nueve oportunidades hasta 1995. La actual constitución comienza
haciendo mención de aquella declaración proclamando su adhesión.

La burguesía y el cuarto estado: al producirse la revolución había tres estamentos, dos


privilegiados, el clero y la nobleza, y el tercero los burgueses. Mientras las clases gobernantes
sé corrompían con el poder, la burguesía iba labrando el presente, asegurando el porvenir,
llegando un momento que los burgueses dominaban la economía, el comercio la banca,
entonces oriento el arte, poseyó la ciencia y así domino todo. El cuarto estado aparece con
posterioridad a la revolución, se los llamo el proletariado. Los descamisados, los muy pobres
fueron el origen del cuarto estado, la clase trabajadora.

Fueron muchos los países que comenzaron a sancionar sus respectivas leyes fundamentales
durante ese período, que comprende la mayor parte del siglo XIX. Casi todas ellas siguieron,
los grandes modelos del constitucionalismo clásico. En Francia, después de la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aparecieron las constituciones de 1791, 1793, 1795
y 1799. En España se sancionó en 1812 la Constitución de Cádiz, un largo repertorio
constitucional de 348 artículos. Suiza sancionó su constitución en 1848. También aparecen en
Suecia (1809), Noruega (1814), Bélgica (1831) y Dinamarca (1849). La mayoría de los países
sudamericanos habían sancionado su constitución con antelación a la nuestra: Chile (1813),
Perú (1823), Uruguay (1830) y Paraguay (1844).

Fue en esta etapa cuando quedaron establecidas las bases fundamentales del estado
constitucional. Durante ella surgieron las primeras grandes constituciones escritas, que
paulatinamente fueron generando un proceso de imitación en muchos países del mundo. La
ubicamos en la segunda mitad del siglo XVIII.

Constitucionalismo Social: (constitucionalismo del estado social de derecho)

Paradójicamente, los tres ideales supremos del constitucionalismo liberal - individualista,


quedaron desvirtuados por aplicación del propio sistema jurídico – político que los
proclamaba.

a) Crisis de libertad: acontecimientos tecnológicos, como la revolución industrial, y cambios


económicos como la acumulación ilimitada de riquezas que extinguieron la libre
congruencia del mercado.

b) Crisis de igualdad: la igualdad formal que declaraban las constituciones contrasto con
enormes diferencias sociales entre la alta burguesía y el proletariado.

c) Crisis de justicia: el sistema constitucional individualista fue cualquier cosa menos


solidaria.

Emerge con toda fuerza un problema grave: la cuestión social, provoco cambios sustanciales
en la estructura vigente, nacen diferentes doctrinas como el socialismo, anarquismo,
marxismo, corporativismo, que reclamaban un nuevo orden no individualista.

1) Constitucionalismo neoliberal social: es policlasista, pluripartidocratico, y en cuanto a la


cuota de poder conferida al estado, moderado.

2) Constitucionalismo marxista: postulo inicialmente un estado uniclasista,


unipartidocratico y autoritario, erigido como “dictadura del proletariado”, postula la idea
de legalidad socialista.

3) Constitucionalismo corporativo: auspicia un estado pluriclasista, generalmente


unipartidocratico y autoritario.

El constitucionalismo social añade la idea de democracia participativa, en cuanto a la función


social de la propiedad, esta no tiene que ser manejada caprichosamente por su titular, sino
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que atender necesidades sociales; el estado social promete brindar a todos niveles decorosos
de vida, se pasa del estado gendarme individualista al estado de bienestar. La justicia social
opera como una justicia protectora de los carecientes y débiles. El estado debe asumir un rol
más protagónico en la vida económica y social.

Esta es la segunda etapa del constitucionalismo y tuvo sus orígenes a principios del siglo XX y
se caracterizaba por enriquecer al constitucionalismo liberal con una visión más amplia del
hombre y el Estado.

Tiene una visión más integradora del hombre frente a determinadas situaciones sociales que
debe afrontar y como integrante de grupos sociales más necesitados de protección.

El Estado pasa a ser más intervencionista, tiene un papel más activo y protagónico en el
aseguramiento del goce de los derechos constitucionales, es importante aclara que el
constitucionalismo social no se opone al liberal, sino más bien lo complementa y enriquece con
nuevos aportes. Su difusión cobro especial relevancia después de la segunda guerra mundial.
Los primeros ejemplos fueron las constituciones de México (Querétaro) y la de Alemania
(Weimar).

Es el proceso constitucional que tuvo sus primeras expresiones normativas a comienzos del
presente siglo y que se caracteriza por enriquecer el constitucionalismo liberal con una visión
más amplia del hombre y del estado.

Tutela al hombre frente a diversas situaciones que debe afrontar (enfermedad, trabajo,
vivienda, salud, etc.). Pasa a un enfoque más participativo de parte del estado, se le reconoce
al estado un papel activo y protagónico, para hacer posible el goce de los derechos
constitucionales.

En este enfoque aparecen el estado de bienestar, el estado benefactor, y más moderadamente


el estado social y democrático de derecho. El constitucionalismo social no reniega del liberal o
clásico, por el contrario, enriquece su obra con nuevos aportes, completa el marco de
protección de la libertad. Sus primeras manifestaciones fueron a principios de este siglo, la
encíclica Renum novarum, de 1891, el código de Malinas de 1920.

Los primeros ejemplos de cláusulas económico - sociales fueron las constituciones de México
de 1917 y la de Weimar de 1919 de Alemania. Su difusión cobró especial relevancia después de
la segunda guerra mundial. En Argentina, nuestra constitución fue reformada en 1957 con la
introducción del artículo 14 bis, que contiene derechos individuales y colectivos de los
trabajadores.

Constitucionalismo Actual:

Al declinar el siglo XX, el constitucionalismo contemporáneo registra estas notas peculiares:

a) La casi extinción del constitucionalismo corporativo y el repliegue del marxista, después


de los procesos de perestroika y glasnost, que han provocado la occidentalización de la
mayor parte de los otros estados independientes.

b) El aumento del número de las constituciones formales, a raíz de la multiplicación de


estados independientes.

c) El auge del derecho transnacional en las nuevas constituciones.


d) La acentuación del principio de desconcentración, con la aparición de numerosos
órganos extrapoder, situados fuera de los tres poderes clásicos como la magistratura,
jurado, tribunales.

e) La generalización del ombudsman.

f) El enunciado de nuevos derechos personales.

g) La aparición de constitucionalismo sui generis, autodenominados sociales.

Esta tercera etapa es una mezcla de las dos etapas anteriores. Vivimos esta etapa desde el año
1994 en adelante. El Estado no puede estar ausente ni abarcar todo.

Nos inclinamos a considerar que estamos transitando un constitucionalismo nuevo, que recoge
lo mejor del constitucionalismo liberal y del social, pero reconociendo que ellos son
insuficientes y que hay que alimentarlos con nuevos desafíos. El constitucionalismo actual se
preocupa no sólo por quienes son sus destinatarios, sino también por las generaciones
venideras. Así cobran importancia la defensa del medio ambiente, la protección del espacio
vital y los derechos ecológicos. El desafío del constitucionalismo actual es hacer efectivamente
operativos los derechos y las garantías.

Crisis del constitucionalismo:


Durante la etapa que transcurrió entre la Primera y Segunda Guerra Mundial se generó, en
diversos países de Europa, un verdadero proceso regresivo respecto de los postulados del
constitucionalismo.

Después del período de esplendor del constitucionalismo sobrevino una crisis profunda,
caracterizada por el surgimiento y el desarrollo de regímenes totalitarios. Más que un rechazo
a las constituciones escritas pareció insinuarse una actitud política de indiferencia hacia ellas.
Ejemplo de ello fue: La Revolución Rusa de 1917 que instauró el Comunismo. La Italia fascista
que surgió en 1922. Otro fue el nacional – socialismo que fue instalado en Alemania en 1933
por Hitler.

Los Totalitarismos:
Son tipos de regímenes políticos que se caracterizan por concentrar todos los poderes del
Estado en un grupo o partido. No son ideologías políticas, sino un régimen en el cual todos los
poderes están en manos de un partido único y su líder supremo, y donde todos los órdenes de
la vida se encuentran subordinados al Estado.

En los totalitarismos no existe separación de poderes ni contrapeso institucional, como en los


sistemas democráticos, de modo que las libertades (individuales, políticas, de expresión, de
conciencia, de culto, etc.) se encuentran severamente limitadas y los derechos humanos
amenazados.

Tampoco existe el derecho a disentir, a opinar libremente o a intervenir en la vida política del
país ni a formar organizaciones o movimientos políticos alternativos al partido de gobierno.

Aspectos de la vida de una nación, como la religión o la educación, se encuentran sometidos y


alineados a las pautas de doctrinarias que impone el partido. Del mismo modo, los medios de
comunicación deben apegarse al programa político-ideológico impuesto.
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Por otro lado, el totalitarismo hace un uso intenso de la propaganda política y explota todos
los medios posibles de control social y de represión, como las policías secretas o políticas.

Son monismos sociológicos porque su ideología supone la inexistencia y consecuente negación


de la persona como un elemento individual que posee libre albedrío, y más bien considera al
individuo en función de la sociedad, el ser humano es humano en cuanto a que es parte o
miembro de una sociedad, no en cuanto a que es una persona para sí.

Son monismos políticos porque rige toda la estructura de poder en torno al poder político,
generalmente un solo líder, absorbiendo los poderes que se afinan a éste y negando los que
son independientes o contrarios. De esta forma, al contrario de las formas de estado
democráticas, en donde el poder político es una forma más de poder, que se encuentra en una
jerarquía, sobre el poder social, en el totalitarismo no existe esa jerarquía de poderes, debido a
que sólo existe uno, el poder político total.

El aspecto jurídico para los totalitarismos: Manejan su propia concepción del derecho
afirmando que sólo existe un derecho positivo que el Estado otorga a las personas. Es decir,
que no existen derechos naturales en las personas, por el solo hecho de ser personas, además
niega la existencia de dignidad en la persona humana de manera natural. Los derechos
naturales que pudiesen existir, el totalitarismo considera que son otorgados por el estado, por
lo tanto, pasan a ser derechos positivos.

Los totalitarismos del siglo XX consideraron la seguridad como un obstáculo opuesto a la


voluntad de transformación política. El comunismo entendió que la seguridad era un
instrumento al servicio de la burguesía, para perpetuar la división de la sociedad en clases. Fue
después de la S.G.M. cuando la seguridad recobró su valorización. La inseguridad no aparecía
entonces tan genéricamente ligada al exceso de poder del estado, sino que era también
consecuencia de un defecto de actuación pública eficaz. El constitucionalismo socia amplió
considerablemente el concepto de seguridad. Al amparo de enfoque más real y paralelamente
al desarrollo de la seguridad individual, se puso especial acento en la seguridad social.

Ejemplos de totalitarismos: fueron la Unión Soviética comunista (URSS) de Josef Stalin, la Italia
fascista de Benito Mussolini, la Alemania nazi de Adolf Hitler.

Un ejemplo de régimen totalitario en la actualidad lo constituye Corea del Norte, de ideología


juche (expresión de socialismo norcoreano), presidido por Kim Jong-un, secretario general del
Partido del Trabajo de Corea.

Doctrina social de la Iglesia


Debe entenderse como “el conjunto de enseñanzas que la Iglesia tiene acerca de la
convivencia y de la sociedad humana. A partir de la dignidad sagrada de la persona, la Iglesia
Católica, contando con la colaboración de sacerdotes y seglares, ha ido deduciendo
sistemáticamente, sobre todo durante el último siglo, las normas sociales a las que deben
ajustarse las relaciones entre los hombres”.

La Rerum Novarum (de las cosas nuevas- 1891), considera el gravísimo problema de injusticia
existente en aquellos años, entre trabajadores y patrones. Sostiene que la propiedad individual
es conforme a la naturaleza, debiendo el hombre poseer la propiedad o dominio sobre la tierra
que le brinda sus frutos y cosas que él ha de necesitar en el porvenir y sean el alivio de sus
necesidades. Siendo el hombre más antiguo que el Estado, debió recibir de la naturaleza el
derecho de cuidar de su vida y de su cuerpo (hombre = Familia).
En orden a estas ideas, la D.S.I. instituye una serie de deberes inherentes al Estado:

Fomentar la prosperidad pública.


Observar la justicia distributiva.
Defender los derechos de todos.
Que no absorban el Estado ni el ciudadano ni a la familia, ya que es justo obrar con
libertad en todo aquello que, salvo el bien común y sin perjuicio de nadie, se puede
hacer, Salvaguardar la propiedad privada.
Prevenir los conflictos sociales y
Proteger a los trabajadores.

Luego esboza una serie de principios que se constituyeron base del derecho del trabajo.

En la Quadragessimo Anno (40 años de la anterior- 1931), se advierte el moderno concepto del
derecho de propiedad limitado en función del interés social que, tiempo después lo
encontraremos en los textos constitucionales como uno de los principios más destacados del
constitucionalismo social. Además, se juzgan y critican sistemas económicos y se pone en
práctica la “justicia social”.

La Centessimus Annus (100 años de la 1°, 1991), nos indica que una auténtica democracia es
posible sólo en un “Estado de Derecho” y sobre la base de una recta concepción de la persona
humana. Requiere que se den las condiciones necesarias para la promoción de personas
concretas, mediante la educación y la formación de los verdaderos ideales. Una democracia sin
valores se convierte con facilidad, en un totalitarismo visible o encubierto.

La Iglesia no cierra los ojos ante el fanatismo o fundamentalismo de quienes, en nombre de


una ideología, creen que pueden imponer a los demás su concepción de verdad y del bien. Se
preocupa por los derechos humanos, por el derecho a la vida.

En orden a la actividad económica supone la libertad individual, la propiedad, un sistema


monetario estable y de servicios públicos eficientes.

Por último, la falta de seguridad, junto con la corrupción de los poderes públicos y la
proliferación de fuentes impropias de enriquecimiento y de beneficios fáciles, basados en
actividades ilegales o puramente especulativas –que, en la última reforma constitucional entre
nosotros, se trata de cubrir por conducto de la norma contenida en el art. 36 penúltimo
párrafo-, son algunos de los obstáculos de nota para el desarrollo y para un orden económico
que asegure la paz social.

Los Derechos Colectivos:


Son intereses difusos los que no pertenecen en exclusividad a una o varias personas, sino a
todos los que conviven en un medio determinado y cuya suerte, en lo que concierne al
enrarecimiento, destrucción, degradación, vaciamiento y consumo sin reposición, angustia al
conjunto en lo inmediato y en el porvenir vital de cada uno, sobremanera el de las próximas
generaciones. Con esta expresión se hace referencia a aquellos intereses que pertenecen a
grupos indeterminados. La falta de límites precisos convierte estos intereses en difusos. Los
intereses difusos se refieren básicamente a los derechos ecológicos o ambientales, de los
usuarios y de los consumidores.

Internacionalización de los derechos:


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Los derechos humanos gozan de protección a través de todas las fronteras nacionales. La
soberanía o la autodeterminación de los pueblos no es excusa para desconocerlos o violarlos.

Todos los Estados tienen la responsabilidad, independientemente de sus sistemas políticos,


económicos o culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos bajo los mismos
criterios, principios y normas de protección internacional, en beneficio de todas las personas,
sin importar nacionalidad u otra condición.

La protección de estos derechos no termina en las iniciativas de los Estados. Dado que estos no
pueden depender solamente de las circunstancias internas de cada país, existen sistemas
regionales e internacionales de protección a los que todas las personas tienen derecho a
dirigirse y mecanismos de cooperación con el mandato expreso de apoyar en la
implementación eficaz de sus normas internacionales, priorizando su defensa por encima de
los intereses de los Estados.

A través de tratados y otros instrumentos normativos, los derechos humanos se


internacionalizaron. Estos instrumentos incluyen pactos o convenciones, protocolos
facultativos, declaraciones y resoluciones, supervisados periódicamente por órganos de
protección que velan por su efectivo cumplimiento y adecuada implementación.

La Declaración Universal de los derechos Humanos, es norma imperativa y base común de


todos sus instrumentos internacionales y de los deberes de los Estados como miembros de las
Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos.

La Declaración ha sido modelo de numerosas normas sobre derechos humanos en


constituciones y legislaciones nacionales y ha servido de fundamento a tribunales en
decisiones judiciales, nacionales e internacionales.

Globalización, integración regional y constitucionalismo:


La globalización: es un proceso histórico de integración mundial en los ámbitos
económico, político, tecnológico, social y cultural, que convirtió al mundo en un lugar
cada vez más interconectado. En ese sentido, se dice que este proceso hizo del mundo
una aldea global.
El proceso de globalización ha modificado la forma en que interactúan los países y los
sujetos. Ha generado gran impacto en aspectos económicos (mercado laboral,
comercio internacional), políticos (instauración de sistemas democráticos, respeto de
los derechos humanos), así como un mayor acceso a la educación y a la tecnología,
entre otros.
Características de la globalización:
es un fenómeno planetario, es decir, se manifiesta en todo el mundo;
es universal, porque abarca todos los aspectos de la vida humana y social;
es desigual y asimétrica, ya que repercute de formas muy diferentes según el
nivel de desarrollo de cada país y su cuota de participación en el poder mundial;
es impredecible, es decir, sus resultados no pueden ser anticipados;
depende de la conectividad y de las telecomunicaciones;
supone la reorganización espacial de la producción;
globaliza las mercancías y favorece la uniformidad del consumo;
conforma un modelo financiero mundial.
Consecuencias de la globalización:
Pobreza extrema y concentración de la riqueza: la riqueza se concentra en los
países desarrollados y solo un 25% de las inversiones internacionales van a las
naciones en desarrollo, lo cual repercute en un aumento del número de
personas que viven en la pobreza extrema.
Aumento del desempleo: algunos economistas sostienen que, en las últimas
décadas, la globalización y la revolución científica y tecnológica (responsables
por la automatización de la producción) han sido las principales causas del
aumento del desempleo.
Pérdida de identidades culturales: los autores críticos de la globalización
también sostienen que esta favorece la pérdida de las identidades culturales
tradicionales en favor de una idea de cultura global, impuesta por el influjo de
las grandes potencias sobre el resto del mundo.
Origen de la globalización:
La globalización es un fenómeno palpable, sobre todo, desde finales del siglo XX y
comienzos del siglo XXI.
Este proceso se acentúo exponencialmente a partir de la Revolución Industrial del
siglo XIX y el armado del capitalismo, y adquirió su forma plena a partir de la segunda
mitad del siglo XX.
Integración Regional: es un proceso multidimensional cuyas expresiones incluyen iniciativas de
coordinación, cooperación, convergencia e integración profunda, y cuyo alcance abarca no
solo las temáticas económicas y comerciales, sino también las políticas, sociales, culturales y
ambientales.

Los procesos de integración en América Latina viven un renovado impulso político con avances
en diferentes frentes y a distintas velocidades. Hay múltiples organizaciones regionales o
subregionales de integración y concertación. El proceso de integración más reciente es la
Alianza del Pacífico. Entre los organismos regionales destacan MERCOSUR, CAN, CARICOM,
UNASUR, SICA, ALBA, la Alianza del Pacífico y CELAC.

El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) se constituye el 26 de marzo de 1991 por el Tratado
de Asunción. Está integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay y Venezuela, país que se
incorporó como miembro de pleno derecho en 2012. En la Cumbre de Brasilia de diciembre de
2012, Bolivia firma el Protocolo de Adhesión. MERCOSUR aglutina el 75 por ciento del
Producto Interior Bruto (PIB) de Suramérica. La Unión Europa (UE) busca negociar con
MERCOSUR un Acuerdo de Asociación que, además de un refuerzo de la cooperación y el
diálogo político entre ambos bloques, incluya un Tratado de Libre Comercio.

La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) nació en la Cumbre de Isla Margarita


(Venezuela) de 17 de abril de 2007 como heredera de la Comunidad Suramericana de Naciones
(CSN). Lo forman doce países de América del Sur: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, Uruguay, Venezuela y Paraguay. UNASUR se constituye como
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una organización de concertación política, suma una población de 392 millones de habitantes y
una extensión superior a los 17 millones de km2. Uruguay ejerce la Secretaría Pro-tempore
desde diciembre de 2014. El secretario general es el colombiano Ernesto Samper.

Programa de Integración regional en Argentina:

Fomentan la cooperación horizontal educativa entre los países que integran el


Mercosur y la Unasur, y con otros bloques regionales, a fin de consolidar procesos de
integración.
Promueven espacios de diálogo y reflexión que permitan una mayor visibilidad del
Sector Educativo del Mercosur y del Consejo Superior de Educación de la Unasur.
Colaboran con el fortalecimiento del vínculo político entre el SEM y las demás
instancias del bloque, buscando criterios comunes que permitan una postura unívoca
del país en los debates regionales.
Desarrollan una identidad regional mediante un estímulo del conocimiento mutuo y
una cultura de integración.
Fomentan las políticas regionales de capacitación de recursos humanos y el
mejoramiento de la calidad de la educación.

El proceso constitucional argentino:


El proceso constitucional argentino que confluye a la constitución de 1853 se compone a
través de la interinfluencia del medio, del hombre y de la ideología.

En el medio (influencia meso lógica) ubicamos a las ciudades, a las provincias y a Buenos Aires.
Las ciudades dan origen a zonas que, con el tiempo, demarcarán las jurisdicciones provinciales.
Y las provincias librarán su lucha por su existencia y supervivencia política, para asegurar su
personalidad histórica en un sistema federal. Buenos Aires, por fin, actuará como polo
centralizador y unificante, para atraer como por un plano inclinado, hacia la unidad de un solo
estado, a las catorce provincias meso lógicamente susceptibles de entrar en su radio de acción.

Estas influencias del medio se intercalarán con las del hombre. El hombre dará a la vida, a las
ideas, a las costumbres de cada provincia, un estilo sociológico y cultural propio, que será la
razón de ser de las autonomías locales. El hombre será el pueblo, serán los caudillos, será
Artigas.

Del hombre situado en el medio surgirá la ideología. Sin la fuerza ideológica, el medio y el
hombre hubieran sido estériles, no hubieran llegado por sí solos a la coyuntura constitucional
de 1853. La ideología de emancipación, de democracia, de gobierno republicano, de
federalismo, germinó en una estructura constitucional pensada y creada por el hombre en un
medio físico y geográfico.

La disposición e interinfluencia de los elementos humanos, ideológicos y meso lógicos fue


lograda por los pactos interprovinciales. El proceso pactista o contractual fue el cauce a través
del cual se preparó e instrumentó la organización constitucional de las provincias que tuvieron
a Buenos Aires como foco territorial y vínculo físico de integración.
Unidad 2: “La Constitución”
Concepto:
Hay distintas y variadas definiciones de Constitución en función de los distintos autores que
abordaron la consideración de esta problemática.

En sentido cotidiano significaría la esencia y calidad de una cosa que la constituye.

En sentido jurídico se hace referencia a la ley fundamental de un Estado tanto de la


perspectiva jurídica como política. Fue en la etapa del Constitucionalismo Liberal que esta
palabra adquirió amplia difusión y una delimitación más precisa.

Para el enfoque de los vinculados al positivismo jurídico, el carácter de ley fundamental es el


atributo más importante, mientras que para los enrolados en el iusnaturalismo no alcanza
solamente con este atributo, sino que también se deberá poner énfasis en su contenido como
reconocer los derechos naturales del hombre, sus formas de protección y una limitación y
distribución razonable del poder.

Las constituciones fundan y organizan Estados, no los crean, se proponen unir, afianzar y
asegurar

Es la ley fundamental de un estado tanto desde la perspectiva política como de la jurídica. Una
constitución debe reconocer los derechos naturales del hombre, asegurar ciertas formas de
protección hacia ellos y una razonable limitación y distribución del poder.

La clasificación supone el agrupamiento y la sistematización de conceptos conforme a una


característica particular en común.

Relación del constitucionalismo con otras disciplinas:


Con la Ciencia Política: el objeto del conocimiento para la ciencia política consiste en la
actividad política, como ordenadora de la vida social. Ese ordenamiento a través del ejercicio
del poder político. La ciencia política tiene por objeto el estudio y análisis de toda la
problemática del poder político y las relaciones que su ejercicio engendra dentro y fuera de la
estricta concepción estatal. La ciencia política es una ciencia total del poder, porque lo estudia
en su integridad.

Con el Derecho Político: el derecho constitucional es el derecho político por excelencia. El


derecho político general nos referimos al derecho que establece el régimen jurídico del estado
como fenómeno social. Nos interesan todas las formaciones jurídicas que regulan la
estructuración fundamental del Estado. Martínez Paz define al derecho político como el
conjunto de normas jurídicas que regulan el funcionamiento del poder político en una
sociedad organizada. El derecho político especial entendemos no cualquier organización
jurídica del poder, sino una específica particular, que posee características que tipifican un
determinado régimen jurídico político.

Con el Derecho Administrativo: desde el punto de vista subjetivo como el derecho público que
regula la organización y funcionamiento de la administración pública instalada en el ámbito del
poder ejecutivo desde el punto de vista objetivo tomando en cuenta la sustancialidad de la
función administrativa del poder ejecutivo, legislativo o judicial. existe relación de jerarquía, en
tanto las instituciones administrativas se subordinan a los principios y normas constitucionales.
DERECHO CONSTITUCIONAL I

Con el Derecho Internacional Público: regula la relación entre los estados y de estos con los
organismos regionales o mundiales con personalidad internacional, aparece de inmediato su
estrecha vinculación con la Constitución, que es en ella donde encontraremos los principios
fundamentales y las normas que, como Ley Suprema de la Nación, establece en este ámbito de
la vida estatal.

El pensamiento contractualista:
El contractualismo es una corriente moderna de filosofía política y del derecho, que explica el
origen de la sociedad y del Estado como un contrato original entre humanos, por el cual se
acepta una limitación de las libertades a cambio de leyes que garanticen la perpetuación y
ciertas ventajas del cuerpo social. No es una doctrina política única o uniforme, sino un
conjunto de ideas con un nexo común, si bien extremadamente adaptable a diferentes
contextos, lo que explica su vitalidad y su capacidad para ir evolucionando y redefiniéndose
hasta la actualidad.

Hobbes, Locke y Rousseau fueron padres del contractualismo.

Clases de contractualismo:

Contractualismo clásico: se basa en la existencia de un pacto para la conformación de


la sociedad civil y el Estado.
Contractualismo contemporáneo: se interesa fundamentalmente por los principios
lógicos e ideológicos que fundamentan el contrato político, es decir, por los
procedimientos de decisión y las condiciones en que tiene lugar el pacto.

Teorías contractualistas:

Con sus teorías, los contractualistas pretenden llevar a cabo una racionalización del estado y
un análisis crítico sobre el poder y legitimidad. El Estado no tendría un origen natural o divino,
por lo que la obediencia no sería algo natural ni necesario. El estado debería entenderse,
desde esta interpretación, como un acuerdo o contrato entre las personas que conforman una
sociedad.

Los contractualistas llevan a cabo el supuesto de un estado de naturaleza, previa a la fundación


del estado y la vida en sociedad, sería una hipótesis sobre cómo sería la vida humana al
margen de la sociedad. El estado se concibe de forma ideal como un contrato en el que los
miembros de una sociedad acordarían un intercambio y un modelo de organización política.
Las diferencias respecto a su concepto de estado de naturaleza y las características del
contrato son las claves diferenciales entre unos y otros autores.

Sus fuentes y su ideología:


Las fuentes del derecho constitucional, ordenadas jerárquicamente conforme a su importancia
son:

La constitución
La ley
La jurisprudencia
La doctrina
La costumbre.
Si bien la constitución es una ley, su carácter de norma fundamental, tanto desde la
perspectiva jurídica como de la política la ubica en una grada preferente. Esta relevancia no
sólo le corresponde por su carácter normativo privilegiado, sino también porque en ella están
los principios y valores sobre los cuales cada estado edifica su régimen político y judicial.

Se pueden distinguir dos grandes aportes: las fuentes nacionales y las fuentes extranjeras.

a) Como fuentes nacionales cabe mencionar el proyecto de Constitución de Alberdi, la


Constitución de 1826, el Pacto Federal de 1831, los otros pactos preexistentes y los
anteriores ensayos constitucionales.

b) Entre las fuentes extranjeras se puede mencionar la Constitución de los Estados Unidos
de 1787 y sus diez primeras enmiendas. Muchos de sus principios (supremacía
constitucional, control judicial de constitucionalidad de las leyes, separación de poderes,
separación de poderes, sistema federal de organización del estado, presidencialismo, etc.)
pasaron a integrar nuestro sistema constitucional. En menor medida, la Constitución de
Suiza de 1848. También la Declaración de los Trechos del Hombre y del Ciudadano de 1789
en Francia, las constituciones francesas de 1791 y 1795, la Constitución de Cádiz de 1812 y
la Constitución de Chile de 1833.

La ideología es la concepción sobre la naturaleza del hombre y de la sociedad. Nuestra


constitución tiene desde sus orígenes, una ideología liberal; de ella ha tomado la preeminencia
de la libertad, la soberanía popular, el principio de legalidad, la división de poderes y la
representación política, etc. Luego de las sucesivas reformas constitucionales, estas bases
ideológicas han recibido aportes provenientes de otros enfoques. Así la cláusula del art. 14 bis,
incorporado por la reforma constitucional de 1957 y el agregado efectuado al entonces inc. 11
del art. 67 (actual nc.12 del art.75) están motivados en las concepciones del constitucionalismo
social. Este mismo enfoque había inspirado a la reforma constitucional de 1949. Las
modificaciones introducidas por la reforma de 1994 mantuvieron, las líneas esenciales del
constitucionalismo liberal. La referencia a los intereses difusos, la incorporación de nuevos
instrumentos de participación, así como la preservación del ambiente, con vista a las
generaciones futuras, parecen abrir muy limitadamente una perspectiva al constitucionalismo
más actual.

Los principios fundamentales:


La libertad y la dignidad del hombre.
La soberanía popular, el garantismo.
La supremacía constitucional.
El control de constitucionalidad.
La legalidad.
La división de poderes.
La representación política.
La igualdad.
El respeto de las tradiciones y sus valores.
La identidad nacional, entendida como tabla de valores que unifica a la Nación.

También están reflejadas luego de las últimas reformas:

La justicia social,
La igualdad de posibilidades,
DERECHO CONSTITUCIONAL I

El pluralismo, la participación política.

Además, comienza a insinuarse la preocupación:

Por la ética
Por la protección del ambiente y;
El reconocimiento de los derechos ecológicos.

Supremacía Constitucional:
La supremacía constitucional es uno de los principios básicos en que se asienta el orden
constitucional. Implica reconocer a la constitución como norma fundamental de un estado.

La constitución es la ley fundamental del estado, en cuanto representa la base o cimiento


sobre la cual se asienta toda la estructura política y jurídica de él. (arts. 31, 27, 28, 99) y es
suprema porque ella está por encima de todas las demás normas jurídicas que constituyen el
ordenamiento del estado.

La supremacía constitucional es patrimonio solo de aquellos estados que tienen constituciones


escritas o codificadas, caracterizadas por su rigidez. La supremacía constitucional ampara tanto
los contenidos materiales como los contenidos formales de la constitución. Los primeros
tienen que ver con el resguardo de los principios sustanciales, que generalmente aparecen
referidos en la parte dogmática de ella. Los segundos tienden a garantizar que la producción
del ordenamiento jurídico constitucional tenga lugar por medio de los órganos y
procedimientos expresados en la parte orgánica. El orden jerárquico que deviene de la
aplicación de estas disposiciones constitucionales quedaría así conformado:

1) La Constitución Nacional, los tratados, convenciones y declaraciones de derechos


humanos
2) Los tratados y concordatos ordinarios y los tratados de integración que deleguen
competencia y jurisdicción a organizaciones internacionales supraestatales
3) Las leyes de la nación que en consecuencia de la constitución dicte el congreso
nacional
4) Los convenios internacionales que celebran las provincias y eventualmente la ciudad
de Buenos Aires
5) Constituciones y leyes provinciales.

El principio de la supremacía constitucional surgió en la época del constitucionalismo liberal, es


decir, con las primeras constituciones. Son importantes antecedentes el Pacto Popular de 1647
y el Instrumento de Gobierno de 1653 deben ser considerados como precedentes relevantes
del principio de supremacía constitucional. Ambos documentos establecían con claridad la
diferenciación entre los poderes de la nación y los poderes del Parlamento inglés. En 1803, la
Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, al resolver la causa “Marbury vs. Madison”
expuso magistralmente la doctrina de la supremacía constitucional.

Supremacía normativa: La Constitución tiene fuerza normativa que la hace aplicable, exigible y
obligatoria. La constitución formal o escrita tiene normas jurídicas, lo que le da fuerza
normativa y obliga a que las leyes se ajusten a ella; todo el orden jurídico político del estado
debe ser compatible con la constitución formal. Es exigible, obligatoria y vinculante para el
gobernante y para los particulares.
Supremacía valorativa: La constitución contiene una ideología que le brinda un espíritu que
merece respeto y no debe ser alterado. Contiene ideales operantes que significan una toma de
posición valorativa, formando un sistema ideológico que vertebra, inspira y moviliza a toda la
constitución. Esto se conecta con el orden de valor: que proyecta e inspira los fines del estado
orientados a su deber-ser ideal, y hace valoraciones haciendo escoger las soluciones que se
encaminen a dichos fines; con el orden de conductas y con el orden normativo, ya que en la
constitución formal describe las pautas ideológicas, los fines el estado.

Artículo 31 de la Constitución Nacional:


Prácticamente en todas las constituciones aparece una declaración expresa que legitima el
principio de la supremacía constitucional. En nuestra constitución es el artículo 31:

“Esta constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y
los tratados con las potencias extranjeras, son la ley suprema de la Nación; y las autoridades
de cada provincia están obligadas a conformarse a ellas, no obstante cualquiera disposición en
contrario que contengan la leyes o constituciones provinciales, salvo para la provincia de
Buenos Aires, los tratados ratificados después del Pacto de 11 de noviembre de 1859.”

El primer interrogante que se plantea es el orden jerárquico de las diversas normas que
menciona el art. 31. Cuando se analiza el caso de la constitución con relación a las demás
leyes, la solución parece clara. Si las leyes deben ser dictadas en su consecuencia por el
congreso, es lógico concluir que ellas tienen que guardar armonía con la constitución; por lo
tanto, primero está la constitución y luego las leyes. Estas deben cumplir con el principio de
legalidad, que implica una evidente subordinación a la ley fundamental. Mas difícil es en
cambio determinar el lugar que ocupan los tratados internacionales y su relación con la
constitución.

Gelli: El Art. 31 contiene dos principios sustantivos del ordenamiento jurídico de la República
Argentina: el principio de supremacía constitucional y el principio de jerarquía de las fuentes
del derecho.

El Art. 31 declara, pues, la supremacía de la Constitución Nacional por sobre todo el orden
jurídico argentino. Éste debe subordinarse a aquella y no debe modificarla si no es por el
procedimiento establecido en el Art. 30 de la Ley Suprema. Por disposición del Art. 27 de la
Constitución, también los tratados de paz y comercio deben respetar el orden público
establecido en la norma de base.

Después de efectuada la reforma de 1994, el Art. 31 de la Constitución Nacional, en punto a las


relaciones jerárquicas entre tratados y leyes de la Nación, encontró su quicio en el Art. 75, inc.
22 de la Ley Suprema. Esta disposición despejó las dudas interpretativas y dispuso que los
tratados tienen jerarquía superior a las leyes.

Principios Específicos: (perdurabilidad de la CN)


Son los principios propios del derecho constitucional. Ellos son:

Principio de Fundamentalidad: indica que el derecho constitucional se ocupa


solamente de lo que sea esencial para la estructura y funcionamiento del Estado.
Principio de Totalidad: el derecho constitucional importa la programación de los
aspectos básicos de toda la vida estatal y social.
DERECHO CONSTITUCIONAL I

Principio de Perdurabilidad: La constitución, a diferencia de las normas y leyes


comunes, tiene una mayor vocación de permanencia, por lo cual es un “instrumento
constante de gobierno”, destinada a perdurar. Este principio figura en art. 36 de la
Constitución Nacional, que establece que “esta Constitución mantendrá su imperio
aun cuando se interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra el orden
institucional y el sistema democrático”, siendo estos actos insanablemente nulos.
Principio de Supremacía: muchas de las reglas del derecho constitucional tienen
supremacía.
Principio de Funcionalidad: exige que la constitución sea útil.
Principio Ideológico: el estado social de derecho. El derecho constitucional no es
ideológicamente neutro o indiferente.

Adaptabilidad:
Este principio impone amoldar la constitución a las cambiantes necesidades de la vida social,
según una interpretación dinámica y evolutiva de ella.

Artículo 36 de la Constitución Nacional:


“Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere su observancia por
actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático. Estos actos serán
insanablemente nulos. Sus autores serán pasibles de la sanción prevista en el Art. 29,
inhabilitados a perpetuidad para ocupar cargos públicos y excluidos de los beneficios del
indulto y la conmutación de penas. Tendrán las mismas sanciones quienes, como consecuencia
de estos actos, usurparen funciones previstas para las autoridades de esta Constitución o las
de las provincias, los que responderán civil y penalmente de sus actos. Las acciones respectivas
serán imprescriptibles.

Todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutaren los actos de
fuerza enunciados en este artículo.

Atentará asimismo contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso
contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el tiempo que las
leyes determinen para ocupar cargos o empleos públicos.

El Congreso sancionará una ley sobre ética pública para el ejercicio de la función.”

Gelli: El Art. 36 de la Constitución Nacional, como a su turno lo hizo el Art. 29 sancionado en


1853, refleja el pasado político del país. Por lo que prohíbe, muestra el proceso de
desconstitucionalización que la Republica Argentina vivió entre 1930 y 1983, en el que los
golpes de estado y los gobiernos militares o cívico-militares se insertaban en el orden
normativo y social como una opción más.

Este artículo sintetiza el intento de contener mediante normas jurídicas los hechos de fuerza
directa o indirecta contra el orden institucional, así como la dinámica de la violencia política, y
la necesidad de componer con reglas normativas, los conflictos ideológicos.

El Art. 36, además, hace visible uno de los males más insidiosos de las democracias, la
corrupción administrativa, y dispone medidas-deberes estatales para combatirla.

El artículo dispone quitar toda eficacia jurídica a los actos de fuerza contra el orden
institucional o el sistema democrático.
Los actos que la Constitución Nacional declara insanablemente nulos son los de fuerza contra
el orden constitucional y el sistema democrático. Es decir, los hechos de fuerza. No se incluyen,
en consecuencia, los restantes actos del Estado dictados por las autoridades de facto que serán
nulos o anulables, según los casos.

El derecho de resistencia, reconocido en el Art. 36 de la Constitución incluye el derecho a


desobedecer a quienes se alcen con el poder sin obtenerlo por medio de la competencia
electoral o los mecanismos institucionales establecidos. […] se entiende que los habitantes no
ciudadanos también gozan de él, porque la resistencia constituye algo más que un derecho
político.

Reformabilidad:
Artículo 30:

"La Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus partes. La necesidad de


reforma debe ser declarada por el Congreso con el voto de dos terceras partes, al menos, de
sus miembros; pero no se efectuará sino por una Convención convocada al efecto."

Gelli: El preámbulo y el Art. 30 de la Constitución Nacional indican y establecen el poder


constituyente originario y derivado, respectivamente, y dan origen en relación con los Arts. 75;
99, 116, 117 y 120 a la división entre poder constituyente y poderes constituidos, división que
en virtud de los Arts. 31 de la supremacía constitucional y 75, incs. 22 y 24 de la jerarquía de los
Tratados, proporcionan una de las justificaciones del control de constitucionalidad.

El Art. 30 diseña un proceso de enmienda constitucional rígido, integrado por dos etapas. La
primera de ellas, llamada preconstituyente, a cargo del Congreso Federal, quien debe declarar
necesaria la reforma; la segunda por medio de la actuación de una Convención Constituyente,
convocada al efecto.

De este artículo surge que […] la Constitución puede reformarse en todo o en cualquiera de sus
partes.

Dado que el Art. 30 de la Constitución prevé que esta puede reformarse en el todo o en
cualquiera de sus partes, resulta inconsistente, desde el punto de vista jurídico, sostener la
existencia de contenidos pétreos que no deben modificarse. Salvo que la misma Constitución
incluyera expresamente algún contenido inmutable, en cuyo caso la regla del Art. 30
contendría el principio general que admitiría una o más excepciones concretas. […] En ese
sentido todos los artículos de la Constitución podrían reformarse, pero algunos sin alterar, o
suprimir el núcleo fuerte de ese contenido.

Características instrumentales:
Escrituralidad: es escrita, está asentada en un documento sancionando el efecto.

Unicidad: es única en su estilo y única en su estado.

Rigidez: Es rígida, porque, para ser reformada, el artículo 30 dispone de un procedimiento


especial y más dificultoso que el utilizado para dictar la legislación ordinaria.
DERECHO CONSTITUCIONAL I

Unidad 3: “Clasificación de las Constituciones y de las Cláusulas


Constitucionales. Interpretación Constitucional”
Clasificación de las Constituciones:
Las constituciones pueden clasificarse en codificadas y dispersas:

Constituciones Codificadas: (escrita, formal, u orgánica) se caracterizan por la


reunión sistemática de las normas expresamente formuladas en un cuerpo unitario,
escrito, y establece un vínculo más firme con la sociedad.
Constituciones Dispersas: (no escritas o inorgánicas) como por ejemplo la de Gran
Bretaña, y Nueva Zelanda, tienen como fuente principal la costumbre.

Las constituciones pueden clasificarse en rígidas y flexibles: Esta clasificación tiene en


consideración el procedimiento de reforma.

Constituciones Rígidas: son aquellas cuya reforma requiere un procedimiento más


complejo que el empleado para la formulación y sanción de leyes ordinarias.
También reciben el nombre de constituciones sólidas o cristalizadas.
Constituciones Flexibles: se valen para su modificación del mismo procedimiento
utilizado para la sanción de las leyes, suele denominárselas también constituciones
fluidas.

Esta clasificación coincide con la anterior. Las constituciones codificadas son rígidas y las
dispersas son flexibles.

Hay otra clasificación que tiene en cuenta el mayor o menor grado de novedad que tienen los
contenidos constitucionales.

Constitución Originaria: es cuando sus cláusulas contienen fórmulas novedosas, o ella


adopta principios fundacionales absolutamente novedosos. Ejemplos son la de
Estados Unidos de 1787 y la de Weimar de 1919.
Constitución Derivada: es cuando sigue los modelos constitucionales nacionales o
extranjeros, implementando solamente una adaptación local. Ejemplo: la de Francia
de 1946 y la de nuestro país.

Constitución formal y Constitución material:


Formal: el Derecho Constitucional formal se maneja con una constitución también formal. Su
tipo clásico de constitución escrita o codificada tiene las siguientes características:

a) La constitución es una ley


b) Se la considera como la ley suprema
c) Es escrita
d) La formulación escrita esta codificada o reunida en un texto único y sistematizado.
e) Por su origen, producto de un poder constituyente que, también formalmente,
aparece elaborándola.

De esta forma, la constitución formal pone hincapié fundamentalmente en el aspecto


normativo.

La Constitución formal es aquella elaborada de acuerdo a un procedimiento.


La Constitución es una ley o conjunto de leyes que han sido escritas y redactadas por voluntad
de un legislador. Por tanto, es constitución como Derecho y en consecuencia debemos
estudiar la Constitución a través de la dogmática jurídica y quedarán fuera del ámbito y del
estudio factores políticos, económicos y sociales.

La constitución es una ley especial, distinta de las leyes ordinarias por razones jurídicas. Es
redactada por un legislador especial y mediante un procedimiento especial para su aprobación
y que comporta un grado de solemnidad y seriedad muy superior al de las leyes ordinarias.

La constitución es una ley suprema porque establece los órganos o sujetos que están
facultados para producir normas. Establece la competencia de cada uno de esos órganos.

La constitución establece la jerarquía de todas las normas que pueden producirse y quienes
pueden producirlas. En consecuencia, todas las normas jurídicas de un ordenamiento
obtendrán su validez en la medida en que hayan sido producidas como dice la constitución y
por quien dice. Sin embargo, una constitución política Formal generalmente no refleja la
realidad social.

Lassalle en “Qué Es La Constitución” (1872) dice que una constitución que no se ajuste a la
realidad social del momento y a los poderes fácticos y sociales que operen en esa sociedad y
que no atienda al inmediato pasado del Estado, no puede ser una constitución porque pierde
su utilidad.

Material: el Derecho Constitucional material remite a la dimensión sociológica. Decimos que la


constitución material es la constitución vigente y eficaz (derecho constitucional positivo) de un
estado, “aquí” y “ahora” en tiempo presente. Una constitución es material cuando tiene
vigencia sociológica, actualidad y positividad.

La Constitución material es aquella que integra la normatividad jurídica y la normalidad


reflejando la realidad.

Tiene origen histórico, evoluciona de acontecimientos sociales.

Las concepciones materiales de la constitución surgen por el agotamiento de la concepción


formal de constitución ya que todo derecho constitucional que no tenga en cuenta las
realidades políticas acaba por carecer de virtualidad explicativa e interpretativa.

La doctrina de la constitución material supuso la negación de la constitución como norma.

Fuentes de la Constitución Material: Se pueden distinguir dos grandes aportes: a) las


fuentes nacionales y b) las fuentes extranjeras.

Como fuentes nacionales cabe mencionar el proyecto de Constitución de Alberdi, la


Constitución de 1826, el Pacto Federal de 1831, los otros pactos preexistentes y los
anteriores ensayos constitucionales.

Entre las fuentes extranjeras se puede mencionar la Constitución de los Estados Unidos de
1787 y sus diez primeras enmiendas. Muchos de sus principios (supremacía
constitucional, control judicial de constitucionalidad de las leyes, separación de poderes,
separación de poderes, sistema federal de organización del estado, presidencialismo, etc.)
pasaron a integrar nuestro sistema constitucional. En menor medida, la Constitución de
Suiza de 1848. También la Declaración de los Trechos del Hombre y del Ciudadano de
DERECHO CONSTITUCIONAL I

1789 en Francia, las constituciones francesas de 1791 y 1795, la Constitución de Cádiz de


1812 y la Constitución de Chile de 1833

Cláusulas Operativas y Programáticas:


Esta clasificación se realizó teniendo en cuenta la eficacia de las normas.

Cláusulas Operativas: son las que por su sola inclusión en la constitución tienen plena
eficacia. Pueden ser reglamentadas pero la carencia de reglamentación no impide su
cumplimiento; reciben también la denominación de autosuficientes o
autoaplicativas. El poder legislativo puede, no dictar la norma reglamentaria, pero no
podrá legislar en contrario de lo establecido por ella.
Cláusulas Programáticas: son aquellas que pese a estar incluidas en el texto
constitucional, no tienen plena eficacia hasta tanto el legislador ordinario las
reglamente. Es la condición a que se hallan sometidas, son reglas orientadas a la
persecución de determinados fines.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció en 1957 al resolver el caso “Siri, Angel”,
que las cláusulas constitucionales que reconocen derechos y garantías personales y
fundamentales son operativas. Este mismo concepto aparece en algunas constituciones
provinciales. Este caso dio lugar por primera vez a un amparo para proteger la libertad de
expresión, se trataba de un periódico clausurado, presuntamente por orden de autoridad. La
corte ordenó el levantamiento de la medida y restableció la libertad de prensa, valiéndose de
un procedimiento sumario equivalente al de Hábeas Corpus. Ya estaba abierta la puerta para
dar acceso al Recurso de Amparo en nuestro derecho constitucional.

La operatividad de la Constitución Nacional:


Las nomas operativas se aplican por sí mismas (esto es, son autoaplicativas: no requieren de
normas reglamentarias para entrar en funcionamiento). La tendencia predominante en las
actuales constituciones es la de conferir operatividad a la mayor parte de sus cláusulas; el art.
18 de la Const. de Ecuador expresa que los derechos constitucionales "serán directa e
inmediatamente aplicables por y ante cualquier juez, tribunal o autoridad". Las normas
operativas son de distinta índole.

a) PERMISIVAS. Cuando autorizan una conducta al Estado o a los particulares.


b) PRECEPTIVAS. Son las que imponen deberes de acción o de omisión. Muestra de lo
primero es el art. 30 de la Const. italiana: los padres tienen el derecho y el deber de
mantener, instruir y educar a sus hijos.
c) PROHIBITIVAS. Si impiden ciertos comportamientos (como el art. 16 de la Const. nacional:
"La Nación ... no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento").
d) IRRESTRICTAS. Son las reglas que no pueden limitarse ni regularse por normas
reglamentarias. Así, el art. 15 de la Const. nacional afirma que en la República "no hay
esclavos".

Cláusulas de conducta y cláusulas de competencia:


Cláusulas de conducta: son normas que permiten (antes a las personas que a los organismos)
ejercer determinados derechos. Son libertades, posibilidades.

Cláusulas de competencia: son funciones que se encomiendan a alguien o a determinados


organismos que integran la administración. Son obligaciones. Cuando se dice que la
competencia es propia, no se puede transferir. La competencia determina qué debe hacer tal
órgano. Están previstas para que el poder se mantenga controlado. Es más por defensa de los
administrados que por beneficios de los organismos.

El Preámbulo:
Antecedentes nacionales y extranjeros: Es un prólogo o introducción que contiene los fines y
objetivos acerca de lo que se propone la constitución. El antecedente directo de nuestro
preámbulo es el de la constitución de los Estados Unidos.

Objetivos que enuncia el preámbulo:

Constituir la unión nacional: significa la unión de las provincias preexistentes al


estado federal y después conservar el régimen creado.
Afianzar la justicia: realizar la justicia para dar a cada uno lo que le corresponde, y
administrar la justicia, creando el poder judicial.
Consolidar la paz interior: evitar y suprimir las luchas civiles.
Proveer a la defensa común: defender nuestra tradición, territorio, nuestras
instituciones, incluye la defensa de la Constitución.
Promover al bienestar general: se refiere además del bienestar económico y
material, permitir a los hombres lograr sus objetivos.
Asegurar los beneficios de la libertad: presupone respetar la dignidad del hombre
como persona, más sus derechos individuales.

Su importancia política y jurídica. Aplicación:

Jurídicamente no se puede sostener que el preámbulo tenga el mismo valor que las cláusulas
constitucionales. Siempre será un valioso instrumento de interpretación de las normas
constitucionales. La Corte afirma que el preámbulo no integra la Constitución, sino que es una
introducción a ella. Se debe al temor de que los poderes del gobierno se viesen aumentados,
sobre todos los del ejecutivo, por cuanto los principios allí mencionados son muy amplios.

Partes del Preámbulo:

Presentación: “Nos los representantes del pueblo de la Nación [...]”

Explicación: “[...] reunidos en Congreso general constituyente por voluntad y elección de las
provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes...” (el más importante
de tales acuerdos fue el de San Nicolás de los Arroyos, cumplido por todos los gobiernos, con
excepción de Buenos Aires. Los pactos interprovinciales preexistentes tuvieron por objeto, en
primer lugar, ratificar y consolidar la unidad de la Nación y mantener incólume la unión
fraterna entre las provincias argentinas.)

Fines o propósitos: “[...] con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia,
consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y
asegurar los beneficios de la libertad...” (representan objetivos permanentes del pueblo
argentino, en el espacio y el tiempo). El fin perseguido significaba organizar institucionalmente
la Nación, pues hasta 1853 sólo existía la Nación inconstituida, formada por la unión más o
menos sólida de las provincias que la componían.

Cláusula invocativa: "...invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia..." (va
más allá de una religión determinada. Un pueblo sin fe en Dios no es capaz de concebir los
DERECHO CONSTITUCIONAL I

grandes principios de la moral y del derecho, ni capaz de formularlos en la ley escrita que lo
rige.)

Cláusula imperativa: “...ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la


Nación Argentina” (por la que el pueblo a través de sus representantes se da la Constitución
sin sujeción ni sometimiento a condición alguna.)

Partes de la Constitución:
Parte Dogmática: es en donde son enunciados los principios que fundamenta el orden
constitucional, es decir, resuelve el status de las personas dentro del estado, en sus relaciones
con éste y entre sí. Después de 1994 la parte dogmática de nuestra constitución ha quedado
dividida en dos capítulos, el primero llamado “declaraciones, derechos, y garantías” (art.1 al
35), y el segundo titulado “nuevos derechos y garantías”, que incorporado en la reforma del 94
y comprende los artículos (36 al 43). Se fijan también los principios que deben regir al
gobierno, establece también los principios y objetivos de la constitución.

Parte Orgánica: es en donde se describe la organización, el funcionamiento y las atribuciones


de los poderes constituidos (en función de la realización de los principios y valores de la parte
dogmática). Consta del articulo 44 al 129, se refiere a los órganos de gobierno, de cómo están
conformados y de su accionar.

Interpretación Constitucional:
Pautas básicas: Interpretar significa dotar de significado a ciertas cosas, signos, fórmulas o
acontecimientos. Es asignar sentido a determinados hechos, signos o palabras, es pasar el
lenguaje simbólico al lenguaje significativo. Respecto de la interpretación constitucional, se
discute si ella ha de regirse por los principios de la interpretación del derecho en general o al
contrario si constituye una interpretación parcialmente distinta, que necesita instrumentos
propios y diferenciados. La interpretación constitucional tiene una relevancia tal que a veces
produce variantes de tal envergadura política y jurídica, que bien puede asimilárselas a los
efectos de una virtual reforma constitucional. Con referencia a su alcance no sólo comprende
el entendimiento y la significación de la constitución formal, sino también de la constitución
material, de las normas complementarias de la constitución, de los tratados internacionales y
del derecho judicial.

Modelos de interpretación:

La interpretación orgánica o institucional: la realizan los poderes constituidos (legislativo,


ejecutivo y judicial), en ocasión del ejercicio de sus respectivas atribuciones.

La interpretación no orgánica o especulativa: es la formulada por la doctrina y atiende sobre


todo al conocimiento general; es más teórica y especulativa.

La interpretación estática y dinámica:

La interpretación estática: implica comprender sus disposiciones a partir de su letra y sus


antecedentes, particularmente, de la voluntad del constituyente. En estos casos, el intérprete
dirige su mirada hacia atrás, buscando el entendimiento de la norma.

La interpretación dinámica: además de considerar los aspectos indicados en la anterior, se


preocupa por adaptar las disposiciones constitucionales a las circunstancias obrantes al tiempo
de su aplicación.
Principios de Interpretación:
La interpretación constitucional significa la interpretación de las normas que componen la
constitución formal, así como las normas que, fuera de ella, tienen naturaleza o contenido
constitucional. Busca desentrañar el sentido de la descripción efectuada por el autor de la
norma; ello supone dos cosas: a) que el intérprete retrocede mentalmente al momento de
creación de la norma, ya la voluntad creadora en igual momento; b) que el intérprete
confronta el sentido que a la norma le asigna la comunidad actual con el sentido que le
atribuyo el autor.

Clases de interpretación:

Se denomina interpretación LITERAL la que, valiéndose del método gramatical, procura


conocer el sentido lingüístico de las palabras que la norma emplea.

La interpretación TELEOLÓGICA es denominada finalista ya que trata de desentrañar cuál es la


finalidad perseguida por la norma, en suma, cuál es el fin que pretende cada una de las
disposiciones de la ley.

La coherencia intraconstitucional:
Transitando desde abajo hacia arriba la pirámide, nos encontramos con la cúspide de la
pirámide de Kelsen, que no puede ser tocada si no es por el órgano constituyente y sólo
mediante esta intangibilidad podemos preservar la coherencia del ordenamiento. Si no
hubiese normas supremas, de las cuales todas las demás fueran derivación, no se podría
construir un ordenamiento lógico, razonable. La Constitución ha de ser preservada como regla
procedimental y como norma sustantiva.

"En último término, debemos obedecer las decisiones de un juez o un órgano administrativo,
porque debemos obedecer la Constitución. Si nos preguntamos por qué debemos obedecer las
normas de una Constitución vigente, es posible que tengamos que remontarnos a una
Constitución más antigua que ha sido sustituida de modo constitucional por la presente
Constitución. Y remontándonos en el tiempo llegamos por fin a la primera Constitución de la
Historia." Así llegamos a la idea de "Supremacía Constitucional" según la cual "la Constitución
formal, revestida de superlegalidad, obliga a que las normas y los actos estatales y privados se
ajusten a ella.".

El mismo Bidart Campos nos dice que: "La Constitución está en el techo del ordenamiento y
tiene que filtrarse con consecuencias prácticas a todos los resquicios de ese ordenamiento, a
todos, no hay ninguno que se pueda evadir."

Interpretación alternativa:
Una importante apertura y relectura de la cuestión se planteó en la doctrina nacional a
comienzos de los años setenta, la que al vincular la interpretación constitucional con los
antagonismos sociales señaló que no eran dos los métodos (estático y dinámico), sino tres
(agregando el revolucionario).

Dijo Sampay: la interpretación estática hace perdurar las instituciones originales de la clase
social que dictó la Constitución (a través de los legisladores constituyentes que la
representaban); la dinámica evita que la constitución escrita se trueque en una mera
constitución nominal, es de lege lata pues los viejos moldes sirven de cauce a las nuevas
necesidades; en cambio, la interpretación “revolucionaria” le da un nuevo contenido a la idea
DERECHO CONSTITUCIONAL I

de justicia que importa una metamorfosis radical de la constitución escrita; es de lege ferenda
al desentenderse absolutamente de la voluntad del constituyente y reemplazar el núcleo de
sentido de la norma que sólo conserva su letra.

En forma parcial, esta tercera modalidad interpretativa se vincula con lo que, tiempo después,
se denominó “interpretación mutativa promotora de una mutación contra constitutionem de
una cláusula constitucional injusta”, pero acotada a aprehender la extrema situación en que el
juez se viera compelido a no aplicar una norma constitucional por su manifiesta injusticia.

Es un movimiento crítico que difiere de otros por no ser meramente académico -aunque en
parte también lo sea- Es abarcativo de variados profesionales del derecho en su praxis diaria,
ya sea en el foro (magistrados judiciales y abogados populares) o en la universidad (profesores
y estudiantes críticos), surgido como respuesta a la injusta realidad social brasilera,
caracterizada por la exclusión y marginalidad de gran parte de su población. Aunque la
expresión direito alternativo lato sensu engloba diversas vertientes, en materia interpretativa
obviamente lo que importa es el llamado “uso alternativo del derecho”: enfrentado conceptual
y prácticamente a la denominada por ellos enseñanza oficial de la normatividad vigente,
postula cuestionarla y leerla desde una nueva óptica, favorable a las necesidades populares.

Los alternativos no rompen apocalípticamente con la legalidad establecida; por el contrario, la


critican para utilizarla de un modo diverso a la usual y predominante a partir de una nueva
visión. Niegan el carácter neutral o justo en sí del derecho, entienden que siempre oculta una
preferencia por los intereses en lucha contrapuestos (se disminuye uno y se acrecienta el
otro); entonces, eligen una clara opción axiológica en favor de la parte más débil y del
marginado, a fin de que el derecho objetivo deje de servir a la injusticia y a la dominación.
Obviamente se presenta como un contradiscurso al derecho oficial que procura a toda costa
terminar con la estrategia de no efectividad de los derechos consagrados en la Constitución.

Con este entendimiento, procuran que los jueces sean instrumento de transformación social y
que abandonen su función legitimadora de la dominación y opresión: que dejen de ser meros
aplicadores del derecho positivo y pasen a interpretarlo siempre para lograr la justicia en el
caso concreto “dentro de la ley, fuera de la ley, en contra de la ley y más allá de la ley”. Sin
embargo, intentan dejar en claro que no defienden la libertad total del juzgador para decidir
con arbitrio personal de forma voluntarista sino enmarcada por esta nueva visión global; una
actitud nueva que permita ejercer la magistratura en favor de las clases oprimidas (Rosa de
Andrade).

Enfoque consecuencialista:
Se trata de un criterio de verificación del acierto o justicia de la interpretación elegida en cada
caso concreto, en virtud del cual la faena interpretativa (en cualquiera de las variantes antes
analizadas) no puede dejar de ponderar los efectos, derivaciones, consecuencias o resultados a
los que conduzca la exégesis elegida. Es decir, que funciona como un test práctico de
verificación o corrección por el cual se evalúan predictivamente los resultados de la
interpretación. Lejos de reemplazar la justificación lógica y axiológica, la complementa con la
previsión acerca de qué ocurrirá si la norma se aplica de una u otra manera. En suma, lo que se
postula es que también se tengan en cuenta razones o argumentos extranormativos.

Este enfoque consecuencialista procura que la interpretación sea funcional, que no paralice el
sistema constitucional al preocuparse por los efectos concretos que implica toda aplicación
normativa. De alguna manera, es tributario de la teoría sistémico-cibemética que, como
vemos, también impacta a la hora de fundamentar el mejor modo de conocer y aplicar la
Constitución. Así, ante alguna dificultad interpretativa (ej. en caso de lagunas, inconsistencias o
incompatibilidades normativas, o ante la indeterminación de los conceptos jurídicos acuñados)
el intérprete debe centrar su atención también en los efectos de la solución a que arribe, en
términos de equilibrio social, de paz pública, de equidad en el reparto. Ello no significa
convertir a la eficacia de las normas en la sustancia del fenómeno jurídico, pues eso implicaría
un reduccionismo inaceptable que conduciría a abjurar de la justicia como ideal en perpetua
transformación.
DERECHO CONSTITUCIONAL I

Unidad 4: “El Poder Constituyente. División de Poderes.”


Concepto, titularidad y ejercicio:
El poder constituyente es la potestad suprema que tiene el pueblo, por si, o por medio de sus
representantes, para establecer una constitución, o para modificar una anterior si fuese
necesario.

Calificamos a esta facultad del pueblo como suprema porque, como expresión de poder, no
reconoce otra superior. La puede ejercer el pueblo en forma directa, caso difícil en la
actualidad, o en forma indirecta, eligiendo a este fin a sus mandatarios, o combinando ambos
procedimientos. Algunas constituciones disponen que sus modificaciones serán efectuadas por
el órgano legislativo ordinario, pero luego el pueblo, mediante el sufragio, deberá
pronunciarse por su aceptación o rechazo.

El primer gran expositor de la teoría del poder constituyente fue Emmanuel Sieyès. Este realizó
un estudio del llamado estado llano en el cual plantea la necesidad de superar la organización
estamental de la época, en que habitualmente predominaban la nobleza y el clero. Sieyès
junto a Rousseau y otros pensadores de la época realizó importantes aportes al sustento
ideológico de la Revolución Francesa.

Hay coincidencia en la doctrina contemporánea en atribuir al pueblo la titularidad del ejercicio


del poder constituyente. Ello es consecuencia insoslayable de la ideología democrática a la cual
este, desde sus orígenes, encarnó.

Sin embargo, Sieyès atribuía dicha titularidad a la nación, entendida como un cuerpo de
asociados que viven bajo una ley común y están representados por la misma legislatura. En su
concepción jusnaturalista, la nación era preexistente y suprema, y de ella debía emanar el
poder constituyente.

La Constitución Nacional adoptó el principio según el cual el pueblo es el titular del poder
constituyente, en su preámbulo al hacer referencia a la autoridad de quien emana, de la
Nación Argentina. El art. 33 reconoce el principio de la soberanía del pueblo, que el art. 30
tácitamente admite, al establecer que la reforma constitucional no se efectuará sino por
medio de una Convención convocada al efecto. El nuevo art. 37 incorporado por la reforma de
1994 “garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de la
soberanía popular”.

Clases de Poder Constituyente:

Poder Constituyente Originario: que se ejerce para hacer la primera constitución.

Poder Constituyente Derivado: que es el que se pone en ejercicio para reformar la constitución
preexistente.

La doctrina clásica, sostiene que el poder originario carece de límites, por ser supremo. Era lo
que sostenía Sieyès, para quien el deseo de la nación era suficiente motivo para justificar el
ejercicio del poder constituyente. Estimamos que el calificativo de ilimitado con que se
pretende encuadrar al poder constituyente originario es demasiado presuntuoso, aun cuando
sea efectivamente muy amplio. La libertad no es legítima para hacer el mal, o si es utilizada en
contra del bien común.
Limites que condicionan el poder constituyente:

a) los limites derivados del derecho natural


b) los limites derivados del derecho internacional público
c) los limites que provienen del condicionamiento de la realidad social.

Tratándose del ejercicio del poder constituyente derivado, hay que agregar dos limites más:

a) el proveniente del constituyente anterior


b) los derivados de las cláusulas pétreas (cláusulas intangibles).

La primera categoría se refiere a las limitaciones formales o de procedimientos que están


establecidas en las constituciones. Estas pueden ser reformadas solo si se sigue el
procedimiento previsto en la ley fundamental vigente. Las cláusulas o contenidos pétreos
hacen referencia a la imposibilidad de llevar a cabo ciertas reformas constitucionales, sean
estas derivadas de normas expresas de la constitución o consecuencia implícita de ellas.
Artículo 30: "La Constitucion puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus partes”.

Bidart Campos considera, sin embargo, que la reforma tiene otro limites materiales, que no
pueden ser infringidos. Son los contenidos pétreos implícitos.

Entre ellos se puede citar:

1) la democracia como forma de estado, basada en el respeto y reconocimiento de la


dignidad del hombre, de su libertad y de sus derechos.
2) El federalismo como forma de estado, que descentraliza territorialmente el poder.
3) la forma republicana de gobierno, como opuesta a la monarquía.
4) La confesionalidad del estado (en lo atinente a las relaciones ente el Estado y la
Iglesia), como reconocimiento de la iglesia católica en cuanto persona de derecho
público.

No compartimos este criterio interpretativo; ya que la Constitucion -entendemos- que es clara,


precisa y terminante. Esto no significa oponernos a reconocer dichos principios entre los más
relevantes de nuestra Constitucion, ni tampoco desconocer el valor de las cláusulas pétreas
(mejor dicho de intangibilidad); solo decimos que si éstas existen, deben ser expresas.

Los Poderes Constituidos:


Se hallan un escalón más abajo que el poder constituyente, son una creación de aquel. Solo
tendrán los poderes que le atribuya este por medio de la constitución. Son poderes
constituidos, el poder legislativo, el poder judicial, y el poder ejecutivo. Todos ellos se
encuentran limitados por el poder constituyente que les dio origen.

La Reforma Constitucional:
La reforma de la constitución implica el ejercicio del poder constituyente derivado. Reformar
significa, en materia constitucional, cambiar algo que estaba mal para hacerlo bien, o aquello
que estaba bien hacerlo mejor. Se suele hacer una distinción entre reforma y enmienda
constitucional: la enmienda seria, la modificación restringida tan solo a uno, o a unos pocos
artículos.

Las mutaciones constitucionales: La doctrina constitucional (especialmente la desarrollada por


Bidart Campos), sostiene que además de las modificaciones que introducen en la constitución
DERECHO CONSTITUCIONAL I

las reformas, ocurren otros cambios no formales, derivados de usos y practicas diferentes, a
las cuales el destacado constitucionalista denomina "mutaciones constitucionales".

Estas mutaciones, en algunos casos, agregan ciertos contenidos; por tal circunstancia, se las
denomina "por adición".

Las mutaciones "por sustracción", en cambio, son aquellas que le quitan virtualidad a alguna
disposición constitucional.

También, hay otra variante de mutación, que tiene lugar por desconstitucionalización: se
produce cuando la constitución escrita pierde vigencia y es reemplazada por otra constitución
material diferente, aunque sin ser derogada la anterior. (Ejemplo: la Constitucion de Weimar
de 1919, en Alemania, que perdió vigencia con el advenimiento del régimen nacionalsocialista,
pese a que no fue derogada).

Reconocemos que estos cambios habitualmente ocurren, pero debemos aspirar a que sean
mínimos.

Las mutaciones constitucionales crean un peligroso atajo, que permite soslayar el


cumplimiento de la constitución. Si ésta se ha apartado notoriamente de la realidad, será
necesario y preferible recurrir al procedimiento de reforma previsto en ella. Esta vía es la única
que asegura, en el Estado de derecho, la participación que le corresponde al pueblo, como
único y legitimo titular del poder Constituyente.

Análisis del artículo 30 de la Constitución Nacional:


Nuestra constitución nacional destina su artículo 30 a reglar el procedimiento de reforma
constitucional, que es rígido, porque requiere de una modalidad más compleja que la prevista
para la formación de las leyes.

El art. 30 comienza expresando: la Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera


de sus partes. Literalmente dicho artículo no deja dudas en cuanto a que admite su revisión
total o parcial, pero existen algunos contenidos que, si bien pueden reformarse, su espíritu no
puede alterarse, suprimirse o destruirse; cuando decimos esto nos referimos a los contenidos
pétreos. Los mismos no están impedidos de reforma sino de abolición.

Él articulo prevé dos etapas en el proceso de reforma constitucional:

Etapa preconstituyente: tiene lugar en el congreso de la nación, donde se declara la necesidad


de reforma y debe puntualizar los contenidos o artículos que considera necesitados de
revisión; la convención no está obligada a realizar alguna reforma, pero no puede reformar los
puntos que no se hallen señalados.

En la doctrina constitucional se ha planteado la discusión entre quienes sostienen que para


cumplir este cometido el congreso debe pronunciarse mediante una ley, y quienes piensan que
solo es necesario una declaración. En la práctica, siempre el congreso se pronunció en forma
de ley. Nada impediría que lo hiciera en forma de declaración, lo cual está especialmente
previsto por la norma en análisis. Otra cuestión que ha preocupado a la doctrina constitucional
reside en establecer si para efectuar esta declaración el congreso debe funcionar con sus
cámaras separadas o si tiene que hacerlo en asamblea legislativa. En la práctica las cámaras
han funcionado separadamente. Nada impediría que se adoptase el criterio opuesto.
Etapa constituyente: implica el ejercicio efectivo del poder constituyente por el pueblo, su
legítimo titular. El art. 30 hace referencia escueta a esta etapa, al expresar, después de
mencionar la declaración de necesidad de la reforma por parte del congreso que está no se
efectuará sino por una Convención convocada al efecto. Él artículo no dice nada de cómo se
integrará, quienes la compondrán, donde y como funcionara. La convocatoria a elecciones la
podría realizar tanto el congreso como el ejecutivo.

Las Reformas Constitucionales en Argentina:


La Constitución Nacional Argentina, sancionada en 1853, fue reformada en varias ocasiones.
En 1860, 1866, 1898, 1949, 1957 y en 1994, con dos estatutos temporarios en 1966 y 1972.

Constitución de 1853: La Constitución fue aprobada el 1 de mayo de 1853 en la Ciudad de


Santa Fe, capital de la Provincia de Santa Fe, durante el gobierno de Justo José de Urquiza
quién derrotó a Rosas en la batalla de Caseros rigiendo solo para las trece provincias restantes.
En 1859 y luego de la batalla de Pavón, Buenos Aires y la Confederación se reunificarían y a tal
efecto se realizó la Reforma de 1860.

Los constituyentes de 1853 trabajaron sobre la base de tres fuentes principales:

Las constituciones anteriores.


La Constitución de Estados Unidos.
El libro Bases y puntos de partida para la organización política de la República
Argentina de Juan Bautista Alberdi.

Reforma de 1860: La reforma constitucional argentina de 1860 fue una reforma de la


Constitución de 1853 realizada en el contexto de la guerra entre la Confederación Argentina y
el Estado de Buenos Aires, que tuvo como consecuencia la adhesión de esta última al texto
constitucional de 1853 y su integración de derecho a la República Argentina.

La paz entre ambas partes se selló en el Pacto de San José de Flores, en el cual Buenos Aires se
declaró parte de la Confederación Argentina y en el que se estableció que la provincia porteña
podría proponer reformas a la Constitución Nacional de 1853, que establecía la forma de
gobierno federal, para que fueran evaluadas por una Convención Constituyente Ad Hoc.

La reforma se hizo sin respetar la prohibición de reformar la Constitución antes de cumplirse


diez años de su sanción, requisito establecido en el artículo 30 del texto constitucional de
1853.

Reforma de 1866: La reforma constitucional de 1866 fue una breve pero crucial modificación
relacionada con los ingresos del Estado nacional, impulsada por el presidente Bartolomé Mitre
al solo efecto de restablecer los impuestos a las exportaciones, llamados también retenciones
o derechos de exportación, que habían sido abolidos a partir del 1 de enero de 1866 por la
reforma constitucional de 1860. La reforma modificó dos artículos, el artículo 4, para eliminar
el vencimiento de 1866, y el artículo 67, inciso primero, para restablecer la facultad de
Congreso Nacional para imponerlos.

Reforma de 1898: Hacia fines del siglo XIX se hizo evidente que el desarrollo económico y
social requería un aumento del tamaño de Estado, que desbordaba los límites previstos en la
Constitución. En 1897 el Congreso Nacional declaró la necesidad de reforma constitucional,
estableciendo las materias y artículos para reformar, la representación asignada a cada
DERECHO CONSTITUCIONAL I

provincia (los ciudadanos de los territorios nacionales no tuvieron derecho a elegir ni ser
elegidos) y demás requerimientos para conformar la Convención.

Trataron los tres puntos que el Congreso consideró necesario reformar y aprobaron reformas
en dos:

Cambio de la base de elección de diputados. La constitución de 1853 indicaba que se


elegiría un diputado cada 20 000 habitantes. El crecimiento poblacional demostró la
necesidad de un cambio. El artículo se reformó para que indicara que se elegiría un
diputado cada 33.000 habitantes, y que el Congreso pudiera elevar la base de elección
de diputados para poder mantener su número en una cantidad razonable.
Aumento de los ministerios. La Constitución fijaba en cinco el número de ministerios y
deslindaba sus ramos (Relaciones Exteriores, Interior, Justicia e Instrucción Pública,
Hacienda, Guerra y Marina). Con la reforma, su número aumentó a ocho y su deslinde se
dejó a la legislación.
Aduanas libres. La Convención rechazó esta posibilidad de reforma.

Reforma de 1949: La necesidad de incorporar nuevos derechos sociales y las nuevas funciones
del Estado, siguiendo los lineamientos del constitucionalismo social, fueron los argumentos
básicos que motivaron esta reforma. Fue promovida por el gobierno de Juan Domingo Perón.
La modificación incorporó en sus artículos los derechos de segunda generación (laborales y
sociales), reconoció la igualdad jurídica del hombre y la mujer, incorporó la función social de la
propiedad, estableció la autonomía universitaria, los derechos de la niñez y la ancianidad, el
hábeas corpus, facultades de intervención de Estado en la economía, entre otras normas.
También posibilitó que el presidente pudiera ser reelegido indefinidamente, y dispuso su
elección y la de los diputados y senadores por voto directo.

Proclama militar de 1956: El 27 de abril de 1956 el presidente de facto, teniente general Pedro
Eugenio Aramburu, el vicepresidente de facto y los ministros, emitieron una proclama de
carácter constitucional, declarando «vigente la Constitución Nacional sancionada en 1853, con
las reformas de 1860, 1866 y 1898, y exclusión de la de 1949», la que a su vez debía
subordinarse «a los fines de la Revolución enunciados en las Directivas Básicas del 7 de
diciembre de 1955, y a las necesidades de la organización y conservación del Gobierno
Provisional».

Reforma de 1957: En 1957 la dictadura encabezada por el general Aramburu declaró por
decreto 3838 la necesidad de reformar la Constitución y convocó a elecciones de
convencionales constituyentes para convalidar la derogación de las reformas de 1949 y
realizar, eventualmente, nuevas reformas constitucionales. El gobierno militar prohibió la
presentación de candidatos peronistas. La Asamblea Constituyente se limitó a convalidar la
decisión del gobierno militar e inmediatamente después los convencionales comenzaron a
retirarse sin tratar las reformas preparadas por las comisiones. Mientras los representantes se
retiraban, una parte logró sancionar el artículo 14 bis, referido a algunos derechos del trabajo.
Luego de ello ya no fue posible lograr una nueva sesión con cuórum.

Estatuto de la Revolución Argentina de 1966: El 28 de junio de 1966, mediante un golpe de


Estado, asumió el poder una junta militar que se autodenominó Revolución Argentina y dictó
un Estatuto de la Revolución Argentina integrado por 10 artículos que tenía preeminencia
sobre la Constitución Nacional de 1853, con las reformas de 1860, 1866, 1898 y 1957, que
permaneció vigente, aunque sin el carácter de norma suprema. El Estatuto de la Revolución
Argentina quedó de hecho sin efecto el 25 de mayo de 1973, al asumir las autoridades
democráticas con la presidencia de Héctor José Cámpora.

Estatuto Fundamental Temporario de 1972: El 24 de agosto de 1972 la Junta de Comandantes


que gobernaba la dictadura autodenominada Revolución Argentina dictó un “Estatuto
Fundamental” de cinco artículos, manifestando explícitamente que se hacía en “ejercicio del
poder constituyente”, que incluía una serie de considerandos y reformó quince artículos de la
Constitución (texto de acuerdo a la reforma de 1957), al mismo tiempo que declaró
inaplicables otros cuatro artículos.

Entre otras reformas constitucionales se estableció:

reducción del mandato del presidente, vicepresidente, diputados y senadores a cuatro


años
reelección del presidente por una vez.
reelección indefinida de diputados y senadores.
elección directa de presidente, vicepresidente, diputados y senadores.
obligatoriedad de que el presidente resulte elegido por la "mayoría absoluta de los
votos válidos emitidos".
la creación del cargo de tercer senador por la minoría.
la simultaneidad de las elecciones para cargos nacionales.
la reducción del cuórum para sesionar.
un mecanismo de aprobación automática de proyectos de ley presentados por el
Poder Ejecutivo si no es tratado en un plazo determinado.
un mecanismo de aprobación de leyes directamente por las comisiones internas de las
Cámaras.
un organismo especial para realizar el juicio político a los jueces integrado por
miembros del Poder Judicial, del Poder Legislativo y de los abogados.

El Estatuto establecía que el mismo regiría hasta el 24 de mayo de 1981, fecha en que
automáticamente quedó sin vigencia. Notoriamente, casi la totalidad de los cambios vigentes
entonces fueron incorporados a la Constitución en la reforma de 1994.

Reforma de 1994: La reforma de la Constitución de la Nación Argentina de 1994 es una


importante modificación realizada al texto constitucional. Definió el texto constitucional, sobre
cuya legitimidad plena no existía consenso y les otorgó rango constitucional a los principales
tratados de derechos humanos.

La reforma se concretó a partir de un pacto entre peronistas y radicales (Pacto de Olivos), que
por entonces eran los dos partidos mayoritarios del país, en el que ambos partidos acordaron
un "Núcleo de Coincidencias Básicas" para incluir en la Constitución, que debió ser votado "en
bloque" por la Convención, sin poder realizar agregados ni quitas.

Entre otros cambios, introdujo los derechos de tercera y cuarta generación, normas para
defensa de la democracia y la constitucionalidad, las características de los órganos de
gobierno, y nuevos órganos de control. La Convención Constituyente se celebró en las
ciudades de Santa Fe (sede tradicional de las convenciones constituyentes) y de Paraná
(primera capital de la Confederación).
DERECHO CONSTITUCIONAL I

Esta reforma constitucional abarca 44 artículos y tiene 17 disposiciones transitorias,


estableciendo entre otras normas: el reconocimiento de los derechos de protección
ambientales, del consumidor, a la información, la acción constitucional de amparo simple y
colectivo, los delitos contra la constitución y la democracia, la preeminencia de los tratados
internacionales, el voto directo y la reelección presidencial por una vez y acortamiento del
mandato de 6 a 4 años, la reglamentación de los decretos por razones de necesidad y urgencia,
el tercer senador por la minoría, el Consejo de la Magistratura, la posibilidad de traslado de la
Capital de la República, la autonomía a la Ciudad de Buenos Aires, etc. También estableció el
sistema de balotaje, una segunda vuelta electoral en la elección presidencial en caso de que
ningún candidato obtuviese más del 45 % de los votos válidos emitidos o sacando un mínimo
de 40% superase al segundo por más del 10 %. Entre las disposiciones transitorias se destaca la
primera, que ratifica la legítima e imprescriptible soberanía argentina sobre las islas Malvinas,
Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes.

La moderna división de poderes. La rama Ejecutiva, Legislativa y Judicial:


El sistema democrático argentino reconoce tres poderes fundamentales: el ejecutivo, el
legislativo y el judicial

Poder Ejecutivo: El art. 87 dispone que éste poder sea desempeñado por un ciudadano con el
título de “Presidente de la Nación” (es unipersonal).

Sólo pueden ser elegidos para el cargo los argentinos nativos o por opción, pero sólo aquellos
que son hijos de ciudadanos nativos nacidos en el extranjero que hayan optado por la
ciudadanía argentina.

El Presidente es elegido para un período de cuatro años a través del voto popular directo, y en
doble vuelta (en caso de no obtener más del cuarenta y cinco por ciento de los votos
afirmativos). También tiene la posibilidad de ser reelecto por un sólo período consecutivo. Lo
acompañan el Vicepresidente, elegido por el mismo período y con misma modalidad del
Presidente. El jefe de Gabinete de Ministros y ministros.

Poder Legislativo: A cargo del Congreso de la Nación compuesto por dos cámaras, una de
Diputados de la Nación y otra de Senadores de las Provincias y de la Ciudad de Buenos Aires.

La Presidencia del Senado es ejercida por el Vicepresidente de la Nación, que no tiene voto,
salvo en caso de empate. Es parte integrante, aunque haya sido elegido constituyendo la
fórmula presidencial.

Ésta cámara está compuesta de tres senadores por provincia y tres por la ciudad de Buenos
Aires, elegidos en forma directa y conjunta por seis años, renovable por tercios cada dos años,
correspondiendo dos bancas al partido político con la mayoría de votos y la restante al partido
que le siga.

La Cámara de Diputados cuenta con 257 miembros elegidos en forma directa por cuatro años y
reelegibles, renovables por mitad cada bienio.

Poder Judicial: Corresponde a la Suprema Corte de Justicia de la Nación Argentina y los


tribunales inferiores, se encargan de administrar justicia.

La Corte Suprema de Justicia está compuesta jueces nombrados por el Presidente con el
acuerdo del Senado.
El Consejo de la Magistratura administra el Poder Judicial y tiene a su cargo la selección
mediante concurso público de los magistrados de los tribunales inferiores. El Ministerio
Público es un organismo independiente con autonomía funcional y financiera para a la
promoción de la actuación de la justicia en defensa de los intereses de la colectividad, estando
integrado por un Procurador General y un Defensor General de la Nación.

La Constitución vigente consagra la institución del jurado para los juicios criminales ordinarios.

La división fáctica del poder Estatal:


División tripartita en cada nivel estatal. 3 niveles estatales:

Estado nación Presidente / Corte suprema de justicia y tribunales inferiores


Estado provincial Gobernador, vicegobernador, jefe de gabinete, ministro / Diputados
y Senadores (representan el estado municipal) / Juzgados provinciales
(Departamentos)
Estado municipal Intendente, Secretario / Consejo deliberante (dictan ordenanzas para
el municipio) *Los jueces de falta son parte del poder ejecutivo del municipio, su
resolución puede llevarse al poder judicial gracias a la garantía de revisión judicial
suficiente o adecuada.

Soberania, autonomía y autarquía: (Art 5, 121, 122, 123)

El estado nación se reconoce como soberano y hay nada sobre sí. En teoría no tiene un límite.
“El soberano es el pueblo”

La autonomía (Auto-nomos/Norma propia). La soberanía engloba dentro de si la autonomía y


la autarquía. Para saber si un nivel estadual puede ser autónomo, debe darse a sí mismo
normas fundamentales (carta orgánica), que los organiza y los manda.

En el caso de la capital federal es el lugar donde se asientan las autoridades federales. Es


autónoma pero no es provincial, tiene un estatus jurídico particular donde no hay una
constitución provincial si no que tiene en cambio estatutos.

Los municipios no pueden sancionar normas fundamentales. A pesar de esto el poder


legislativo provincial sanciono una ley orgánica para los municipios que rige y regula los
municipios de la prov. De buenos aires.

La autonomía en si contiene autarquía.

La autarquía es el nivel de potestad que solo alude a la facultad de autoadministrarse.

Los derechos están limitados por las leyes que reglamenta su ejercicio, art 14. Y 19. 116 –
corresponde a los tribunales y a la corte, el conocimiento de todos los hechos y causas.

Tres ramas balanceadas:


El equilibrio de poderes es un concepto sintetizado por Montesquieu en su libro El Espíritu de
las Leyes: Para que haya libertad, nadie debe concentrar el poder, sino que el poder debe estar
dividido y cada una de las partes en que está dividido el poder debe estar limitada, balanceada
y controlada por las demás.
DERECHO CONSTITUCIONAL I

En nuestro país, los constituyentes de 1992 recurrieron a la fórmula clásica de dividir el poder
en tres ramas distintas, el poder administrador o Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder
Judicial.

El límite fundamental que los constituyentes de nuestro país establecieron para el Ejecutivo es
la prohibición de extender por más de cinco años el ejercicio de ese poder para toda persona
que lo ejerza.

Los enormes poderes de la Presidencia de nuestra República están definidos en el Artículo 238
de nuestra Constitución: Dirigir la administración general del país; participar en la formación
de las leyes, reglamentarlas y controlar su cumplimiento; dictar decretos; nombrar y remover
por sí a los ministros del Poder Ejecutivo, al procurador general de la República y a los
funcionarios de la Administración Pública, cuya designación y permanencia en los cargos no
estén reglados de otro modo; comandar en jefatura las Fuerzas Armadas de la Nación, dictar
los reglamentos militares, disponer de las Fuerzas Armadas; organiza y distribuye; nombrar y
remover a los comandantes de la Fuerza Pública; proveer, por sí los grados en todas las armas,
hasta el de teniente coronel, entre otras.

El Sistema Federal. Diferencias con otras formas de Estado:


El Estado unitario: Constituye la máxima expresión de la centralización política, existe un solo
núcleo de autoridad con competencia territorial en todo el ámbito geográfico del país. En
algunos casos se admite cierta descentralización, pero esta es meramente administrativa y no
política. (hay un solo núcleo de autoridad con competencia en todo el territorio).

El Estado confederal: hay una unión de estados independientes basada en un pacto o tratado
con el propósito de defender exteriormente sus intereses y mantener en su interior la paz.
Supone el máximo grado de descentralización de la autoridad política. Los estados miembros
conservan para sí el ejercicio de la soberanía y pueden ejercer los derechos de nulificación y de
secesión.

El Estado federal: Esta es la forma de Estado más difundida, existe descentralización política.
Existe una unión de una pluralidad de estados que se realiza por medio de una constitución.
Los estados son autónomos, pero carecen de soberanía, la cual recae únicamente en el estado
federal.

El Estado regional: es una variante intermedia entre el unitarismo y el federalismo,


caracterizada por el reconocimiento de regiones conformadas por ámbitos geográficos por lo
general amplios, que generalmente no coinciden con los límites políticos y que tienen
importantes particularismos comunes.

La separación del Estado y la sociedad como garantía de la libertad:


Montesquieu elabora su teoría de la separación de los poderes del Estado a propósito de una
cuestión anterior: la realización de la libertad como objetivo político. En uno de los breves
capítulos que introducen su estudio sobre la Constitución inglesa, el autor ofrece una de sus
más célebres definiciones: "En un Estado, es decir, en una sociedad en la que hay leyes, la
libertad sólo puede consistir en poder hacer lo que se debe querer y en no estar obligado a
hacer lo que no se debe querer"
la libertad de Montesquieu se entiende como la subordinación de los deseos y pasiones del
hombre a los objetivos racionales de la naturaleza humana, haciendo de esta definición un
ejemplo de los riesgos que implica el concepto de libertad positiva como dominio de sí.

La separación de poderes se inicia con el planteamiento de un problema fundamental para la


realización de la libertad: el poder político que puede y debe garantizarla constituye en sí
mismo un peligro para la libertad.
DERECHO CONSTITUCIONAL I

Unidad 5: “El Control de Constitucionalidad”


Concepto:
Es un instrumento con eficacia suficiente para resguardarla de los posibles ataques que
pudiera sufrir. Es el régimen con el cual se asegura la supremacía constitucional. El control
judicial es realizado a través de la actividad judicial.

Características del control de constitucionalidad:


Es reparador, ya que busca devolverle la supremacía a la constitución nacional por a ver sido
violentada por esa norma de inferior jerarquía. El control const. Es judicial y difuso, quiere
decir que lo realiza cualquier juez de la argentina.

La declaración de inconstitucionalidad solo es aplicable para los sujetos que son parte de ese
acto judicial. Solo el propio congreso puede derogar una ley. Si el poder judicial tuviera el
poder de hacer inconstitucional una norma, intervendría en el poder popular del congreso
violando el federalismo.

El control de consti. puede hacerse en abstracto o en concreto. En la república arg. siempre


necesita un caso concreto, jamás es en abstracto (que los jueces se abocan a dictaminar o a
decretar que una norma en particular es inconstitucional.) Sin un caso o una demanda no se
haya pedido que el juez se despache respecto a la constitucionalidad o inconstitucionalidad, el
juez puede declarar en su sentencia ello, solo por causa o controversia no en abstracto el juez
se puede expedir inconstitucionalidades.

Puede ser a pedido de parte, que quiere decir que una de las partes le pida al juez que dicte la
inconstitucionalidad de una norma.

Si puede hacerlo de oficio como se estableció en Mill de Pereyra (fallo), a través de un sistema
de requisitos para que el juez pudiese declarar de oficio. En el banco comercial de finanzas se
establece menores requisitos. Rodríguez Pereyra, en este caso mientras haya causa o
controversia la primera obligación como juez, es hacer el control de constitucionalidad y
convencionalidad (controlar respeto de los tratados internacionales) sobre las normas que
integran ese caso, ya que el poder judicial es el último interprete. Las partes pueden pedirla o
no, pero el control de constitucionalidad es obligatorio para el juez ya que este debe
establecer la supremacía. El juez no debe tolerar una violación a la constitución.

¿Que implica que una norma sea inconstitucional?


Que esa norma no puede ser aplicada para los sujetos de esa causa. Solo para los involucrados
en el conflicto, no aplica para los que estén por fuera del caso en particular. Sus efectos son
inter-partes.

El control de constitucionalidad como complementario de la supremacía:


La supremacía es un principio fundamental del estado de derecho que establece como
supremo a la C.N y dice que ninguna norma o acto realizado por el E o por particular puede
realizar algo contra ella. El constituyente crea los órganos les otorga jerarquía, competencia,
formas de relacionarse, quienes los ocuparan, cuáles serán sus facultades para que esas
personas no puedan extralimitarse. La C.N es utilizada como límite de poder, que tenemos
nosotros como pueblo para con quien ocupa los poderes constituidos, es decir, para
defendernos del atropello que quieran realizar los poderes constituidos. Cuando esto pase
podemos presentar un planteo de inconstitucionalidad.

Para que se cumpla esa supremacía se usa el sistema de control de constitucionalidad que es
un mecanismo que se efectúa para darle efectividad al cumplimiento de la constitución
nacional.

El control como asegurador de la perdurabilidad:


La supremacía se hace efectiva con el control de constitucionalidad. El control constitucional
verifica si una norma, conducta u omisión encuadra dentro de la CN o no. Toma a la CN como
un parámetro de medida, es un ejercicio de comparación. La magistratura constitucional opera
como órgano de control y procesos constitucionales, mediante los cuales pueda efectivizarse
realmente la superioridad de la constitución, cuando es infringida por normas, omisiones y
actos de los poderes constituidos o de los particulares. Un sistema completo de control de
constitucionalidad requiere varios ingredientes: una constitución rígida; un órgano de control
independiente del órgano controlado; facultades decisorias del órgano de control; derecho de
los perjudicados a reclamar e impulsar el control; sometimiento de todo el mundo jurídico al
control.

Tipos de Control:
Debido al órgano de control, pueden distinguirse tres tipos de sistemas de control de
constitucionalidad: judiciales, políticos (parlamentarios, ejecutivos, electorales, sui géneris), y
nacionales o internacionales.

En Argentina, el sistema de control de constitucionalidad es judicial, de tipo difuso: cualquier


juez puede evaluar la constitucionalidad de una norma o acto (y el efecto de su decisión, por lo
común, se ciñe al caso concreto). Es un sistema no especializado, ya que el juez de la
magistratura constitucional desempeña, al mismo tiempo, tareas de juez en lo civil, penal,
laboral, etc. En cuanto al control internacional, cabe señalar que diferentes convenios
internacionales (p. ej. El Pacto de San José de Costa Rica) han creado tribunales trasnacionales
(Corte Interamericana de Derechos Humanos), con la misión de tutelar el derecho comunitario
y cuyas sentencias definitivas son obligatorias para los Estados, quienes deben cumplirlas.

El control jurisdiccional puede subdividirse en:

1) Difuso: cuando cualquier órgano judicial puede ejercerlo. La realiza cualquier juez
(corte suprema, juzgado cualquiera, etc.), con algunas particularidades como dentro
de algún caso concreto (caso judicial) tiene que haber una afectación para una de las
partes; tiene que haber una petición de partes; tiene que haber un interés legítimo; es
por vía incidental (planteada la inconstitucionalidad entonces se forma lo que se llama
un incidente que es un juicio dentro de otro juicio para determinar si eso es
inconstitucional o no).
2) Concentrado: cuando corresponde a un órgano jurisdiccional único y específico que
ejerce con exclusividad el control. Es un control preventivo pero su sanción erga
omnes.

Con respecto a las vías procesales pueden ser:

1) Por vía directa: el proceso se promueve con el objeto de atacar la presunta


inconstitucionalidad de una norma.
DERECHO CONSTITUCIONAL I

2) Por vía indirecta: la cuestión de constitucionalidad se introduce en forma incidental


dentro de un proceso cuyo objeto principal no es la posible declaración de
inconstitucionalidad.

Con respecto al sujeto que está legitimado para provocar el control puede ser:

1) El titular de un derecho o un interés legítimo que se ve agraviado por una norma o


acto inconstitucional.
2) Cualquier persona, en cuyo caso la acción es directa.
3) Un tercero
4) El propio juez de la causa.

Según el momento de control, el sistema de control de constitucionalidad puede ser:

a) Preventivo: se lleva a cabo antes de que la norma sea tal, es decir, consiste en un
control sobre proyectos;
b) Reparador: tiene lugar después de entrar en vigencia la norma controlada;
c) Mixto: se puede practicar el control antes y después de que la norma se sanciones.

El carácter contramayoritario del control jurisdiccional:


La visión tradicional de la división de poderes atribuía a los jueces la aplicación de las
decisiones de los órganos democráticos, sin analizar los motivos de tales decisiones. Sin
embargo, en las democracias constitucionales o liberales modernas, el control judicial de
constitucionalidad les permite a los jueces rever la constitucionalidad de las normas jurídicas
sancionadas por los órganos democráticos.

Esto suscita un problema al que se la ha dado el nombre de “dificultad contramayoritaria”: Por


qué el poder judicial, siendo un órgano aristocrático, debería tener la última palabra en
determinar el alcance de los derechos individuales, dirimir los conflictos que se generen entre
los poderes de gobierno e interpretar las reglas referidas al procedimiento democrático. Los
argumentos de Carlos Santiago Nino para cuestionar el control judicial de constitucionalidad
son:

1) los jueces no gozan de un origen democrático directo, dado que no son elegidos por el
voto popular, sino que son designados, además de que no están sujetos a una
renovación periódica de sus mandatos, ni son responsables directos ante la opinión
pública.
2) Las decisiones de los jueces no gozan del valor epistémico que si tiene el proceso
democrático. El proceso valorativo del juez respecto a los conflictos sobre los cuales
tienen que decidir, comprende únicamente las personas directamente afectadas sobre
el cual tiene que decidir, y no atiende a las repercusiones que podría provocar en otras
personas afectadas por el conflicto en cuestión. Quienes defienden el control de
constitucionalidad alegan un cierto tipo de elitismo epistemológico, en el cual la
destreza intelectual de los jueces y la habilidad para resolver cuestiones que tengan
que ver con el derecho son más importantes que la capacidad para representarse y
equilibrar imparcialmente los intereses de todos los afectados por una decisión
judicial.
3) No existe ninguna garantía de que los jueces no se vean tentados a infringir los
derechos de los individuos o las minorías a menos que sus intereses coincidan con los
de la minoría cuyos derechos se encuentran en peligro.
4) La contradicción interpretativa de las normas de la Constitución en la que incurren los
diversos tribunales del Poder Judicial.

.Los efectos del control:

Cuando el efecto de la “cosa juzgada constitucional” es erga omnes, la ley declarada


inconstitucional es abolida o derogada. Cuando es inter partes, la norma es invalidada para el
caso judicial concreto, pero persiste vigente; en otro expediente, el mismo tribunal puede
reputarla constitucional.

Cuestiones exentas de control:


La jurisprudencia de nuestros tribunales, siguiendo el criterio de los tribunales de los Estados
Unidos, excluye del control de constitucionalidad las causas políticas, por considerar que estas
no son judiciables. No se trata, en el caso, de seguir un mandamiento constitucional específico,
sino, más bien, de una autorrestricción del poder judicial, que tiene su fundamento principal
en el principio de la división y el equilibrio de los poderes, propio de la forma republicana de
gobierno. Se sostiene siguiendo esta línea argumental, que, si los jueces y tribunales juzgasen
acerca de cuestiones estrictamente reservadas a los poderes políticos, se distorsionaría el
reparto de competencias previsto en la constitución y estaríamos ante un sistema de gobierno
de los jueces. Según esta doctrina, cada uno de los poderes políticos del estado tiene una zona
de reserva que no puede ser invadida por el poder judicial. Se trata de las decisiones políticas,
en las cuales el mérito, la oportunidad o la conveniencia del acto son sustancias. Dentro de
esta categoría de cuestiones políticas no judiciables, la jurisprudencia de la Corte Suprema se
encuentran: la declaración de la intervención federal, la declaración del estado de sitio, la
reforma constitucional, la declaración de la utilidad pública en la expropiación; el proceso de
formación y sanción de las leyes, el ejercicio de los poderes de guerra, el juicio político, el
indulto y la acefalía presidencial.

Cuestiones políticas no justiciables: Ciertos asuntos, englobados bajo el título de “cuestiones


políticas no justiciables” o “facultades privativas” de los poderes políticos, no están sometidos
al control judicial de constitucionalidad. El catálogo de esas cuestiones no está marcado por la
Constitución, es una elaboración de la jurisprudencia, que, así como creó el sistema judicial de
control de constitucionalidad, también lo restringió en ciertos temas. Entre las cuestiones
históricamente no justiciables, se pueden citar: la declaración de intervención a una provincia,
la declaración del estado de sitio, el ejercicio de la facultad de indultar por parte del P.E., la
declaración del estado de guerra, el control de la política económica del Estado, etc. Conviene
advertir que la doctrina de cuestiones políticas no justiciables se encuentra en general en
retroceso. Es decir, que temas otrora “no justiciables” pasan a ser después, total o
parcialmente, “justiciables”.

El recurso extraordinario:
El recurso extraordinario federal es la vía procesal que permite elevar a la Corte Suprema todo
expediente en el que se haya dictado una sentencia definitiva, emanada de cualquier superior
tribunal de la causa del país, a fin de plantearle a aquélla temas de derecho federal; entre
otros, inconstitucionalidad de las normas, interpretación de leyes federales, impuestos,
convertibilidad y desregulación.

Los fines del recurso extraordinario son:

a) tutelar la primacía del derecho federal, respecto de las sentencias provinciales;


DERECHO CONSTITUCIONAL I

b) proteger la supremacía de la Constitución y del resto del derecho federal, aun contra
sentencias de tribunales federales;
c) uniformar la aplicación del derecho federal (“casación federal”) y
d) dejar sin efecto sentencias arbitrarias. En primer lugar, son impugnables por el
recurso extraordinario pronunciamientos judiciales, esto es, las sentencias definitivas
dictadas por un superior tribunal de la causa.

Sentencias definitivas son las que producen en un proceso cosa juzgada material (es decir, las
que impiden que el asunto en ellas decidido pueda replantearse en otro proceso), y también
las equiparadas por la Corte a las “sentencias definitivas”, a los fines de dicho recurso
extraordinario. Son éstas las resoluciones que causan gravamen irreparable paralizan el
procedimiento o resultan portadoras de “gravedad institucional”.

El superior tribunal de la causa, para un proceso, es aquel que puede conocer en último
término, antes que la Corte Suprema, el problema del derecho federal que se va a plantear en
el recurso extraordinario.

La resolución objetable mediante el recurso extraordinario debe tratar de temas de derecho


federal, es decir, incluir una “cuestión federal”, y ser contraria a dicho derecho federal. Esos
puntos de derecho federal tienen que guardar una relación directa o inmediata con lo
decidido.

La concentración fáctica del control en Argentina:


En nuestro país, el control de constitucionalidad esta ejercido por el poder judicial. La
constitución adoptó el sistema norteamericano (arts. 31, 27, 28, 99 inc. 2, 116, 108, 5),
disponiendo en art. 116, corresponde a la Corte Suprema de justicia y a los tribunales
inferiores de la nación, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos
regidos por la Constitución. Es aplicable, en principio, a las leyes y los demás actos de los
poderes públicos federales y provinciales (ejecutivo, las cámaras legislativas, los órganos
administrativos de toda especie, así como las sentencias judiciales) y a los tratados.

Es ejercido por la vía indirecta, esto significa que puede ser planteado al órgano competente
por la persona que tenga un interés afectado, y únicamente como excepción o defensa. No se
puede reclamar por la norma en sí, nos tiene que afectar. La declaración de
inconstitucionalidad acarrea en el derecho federal argentino, la inaplicabilidad de la norma o
acto así declarado al caso concreto que fue planteado. En el derecho constitucional federal de
nuestro país podemos sintetizar el control así:

Es difuso porque todos los jueces pueden llevarlo a cabo, sin perjuicio de llegar a la Corte
Suprema como tribunal ultimo por vía del recurso extraordinario; solo el poder judicial puede
ejercer control, es el único habilitado para juzgar la validez de las normas dictadas por el Poder
Legislativo. En cuanto a las vías procesales utilizables no existe vía directa, de acción o de
demanda. El art. 2 de la ley 27 prescribe que los tribunales federales solo ejercen jurisdicción
en casos contenciosas. No procede por vía de consulta sobre la inconstitucionalidad de la
legislación. Como sujeto legitimado para provocar el control, la corte suprema solo reconoce al
titular actual de un derecho propio que se pretende ofendido. El interés que puede tener un
tercero en impugnar como inconstitucional una norma que él debe cumplir no es aceptada por
la corte para investirlo de legitimación con la promoción del control. Inconstitucionalidad de
oficio significa que, si el juez advierte que una norma es inconstitucional, pero ello no ha sido
planteado por las partes, no puede declararlo. Solo procede a pedido de parte interesada. El
control de constitucionalidad es aplicable a las leyes y a los demás actos de los poderes
públicos federales y provinciales.

Este solo puede efectuarse en el marco de una causa judicial conforme lo determina el art. 116
de la Constitución Nacional. También se aplica a los tratados, sentencias judiciales y actos
particulares. Quedan excluidas las cuestiones hipotéticas, las consultas, las causas simuladas,
las abstractas y las causas políticas. En lo referente a las causas políticas, la jurisprudencia las
excluye del control constitucional por considerarlas no judiciables. Se incluyen entre otras: la
declaración de la intervención federal, la declaración del estado de sitio, la reforma
constitucional, la declaración de la utilidad pública de la expropiación, el proceso de formación
y sanción de leyes, el ejercicio de los poderes de guerra, el juicio político, el indulto y la acefalía
presidencial.

Los Tratados internacionales y el control de constitucionalidad:


La Constitución Nacional y los Tratados internacionales de Derechos Humanos enumerados en
el art. 75 inc. 22 de la Constitución, más los dos tratados aprobados por el Congreso con
jerarquía constitucional luego de la reforma constitucional de 1994, conforman lo que Bidart
Campos llama el Bloque de Constitucionalidad Federal.

Los tratados internacionales entran en vigor cuando se cumple el siguiente procedimiento:

1) negociación del tratado con las demás naciones, a cargo del Poder Ejecutivo Nacional;
2) firma del tratado por el Poder Ejecutivo;
3) aprobación del tratado por el Poder Legislativo, de acuerdo con lo establecido en el
art. 75 inc. 22; y
4) ratificación del tratado a cargo del Poder Ejecutivo.

El Poder Legislativo podrá, mediante el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los
miembros de cada Cámara, darle jerarquía constitucional a un tratado. Los tratados solo
podrán ser denunciados por el Poder Ejecutivo Nacional previa aprobación de las dos terceras
partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.

El art. 75 inc. 22 establece dos preceptos para la interpretación de los Tratados


Internacionales:

a) “No derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben


entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos”: en
principio, debe existir un control político de los legisladores para ver que un tratado no
sea contradictorio con la Constitución, antes de su aprobación. Una vez que este tiene
jerarquía constitucional, los magistrados del Poder Judicial deben realizar una
interpretación armónica de los tratados internacionales y la Constitución.
b) “(tienen jerarquía constitucional) en las condiciones de su vigencia”: la interpretación
de un tratado internacional debe realizarse teniendo en cuenta como rige en el ámbito
internacional (es decir, como se aplica en los demás países) y en observancia de la
jurisprudencia de los tribunales de justicia internacionales que tienen a cargo la
interpretación de los tratados.

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