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Por más que me esfuerzo, no veo el pene que algunos filósofos de génera” o, utilizando su “lenguaje
perciben en el lenguaje hasta el extremo de llamarlo falogocéntrico inclusivo”, “estudios y estudias de
(De Peretti, 1989). Quizá padezco la impotencia de contemplar la género y génera”? La respuesta es
virilidad (falo) del lenguaje (logos) y su impostura autorreferencial simple: no pueden hacerlo, porque
(egocentrismo). La verdad es que la lengua no tiene sexo y, por lo la lengua cambia a raíz del habla ge-
tanto, no puede ser machista ni patriarcal (García, 1999). neralizada y espontánea, no por la im-
Tachar de sexista al lenguaje es el resultado de ignorar la utilidad posición de una ideología. El lenguaje
del género gramatical; además no equivale a la diferencia sexual no obedece a las órdenes de un grupo
entre los seres humanos, entonces ¿por qué los acusadores no abo- social; reglamentar su uso desde este
gan por la invención de variantes femeninas que hagan contrapeso ángulo sólo produce embrollos y otras
a los términos hispánicos masculinos estudios y género? ¿Por qué confusiones gramaticales. A conti-
no pugnan por hacer circular el nominativo femenino de “estudias nuación dos ejemplos:
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Universitaria • Septiembre 2019
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