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EL PENSAMIENTO SITUADO Y TENTACULAR DE DONNA HARAWAY:

APORTACIONES PARA UNA EPISTEMOLOGÍA FEMINISTA CONFLUYENTE*

Por

ASSUMPTA SABUCO
Universidad de Sevilla (España)

assumpta@us.es

Revista General de Derecho Público Comparado 31 (2022)

RESUMEN: Este artículo revisa las aportaciones de Donna Haraway y sus propuestas
epistemológicas desde el conocimiento situado al pensamiento tentacular. En primer lugar,
ubicamos la producción y la vida de Donna Haraway para ofrecer un marco con-textual sus
contribuciones. En un segundo lugar, nos centraremos en sus aportaciones localizadas dentro de
las reformulaciones epistemológicas feministas. En tercer lugar, sintetizamos dos de sus
manifiestos más importantes: el manifiesto cyborg y el de las especies de compañía. En cuarto
lugar, nos adentraremos en las conexiones parciales que posibilitan los encuentros interculturales
e interespecie. Por último, el potencial del pensamiento tentacular de Donna Haraway y su
manifiesto Chthuluceno nos sirve para, a modo de reflexión, cartografiar las vías abiertas de
Haraway para continuar con el problema.

PALABRAS CLAVE: Donna Haraway; conocimientos situados; ciborgs; animales de compañía;


pensamiento tentacular

SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. - II. SITUANDO A DONNA HARAWAY. - III.


CONOCIMIENTOS SITUADOS. - IV. MITOS Y MANIFIESTOS: CYBORGS, ANIMALES DE
COMPAÑÍA Y OTRAS ESPECIES. - V. CONEXIONES PARCIALES CUANDO LAS ESPECIES Y
LAS CULTURAS SE ENCUENTRAN: LOS GIROS AFECTIVOS EN DONNA HARAWAY. - VI.
REFLEXIONES FINALES.

THE SITUATED AND TENTACULAR THOUGHT OF DONNA HARAWAY:


CONTRIBUTIONS FOR A CONFLUENT FEMINIST EPISTEMOLOGY

ABSTRACT: This article reviews the contributions of Donna Haraway and her epistemological
proposals from situated knowledge to tentacular thinking. First, we locate the production and life of
Donna Haraway to offer a contextual framework for her contributions. In a second place, we will
focus on their knowledge situated within the feminist epistemological reformulations. Thirdly, we
summarize two of its most important manifestos: the cyborg manifesto and the companion species
manifesto. Fourth, we will delve into the partial connections that make intercultural and interspecies
encounters possible. Finally, the potential of Donna Haraway's tentacular thinking and her
Chthulucene manifesto helps us, by way of reflection, to map Haraway's open paths to continue
with the problem.

*
Este artículo es parte del Proyecto I+D+i (PID2019-107025RB-I00) Ciudadania sexuada e
identidades no binariarlas: de la no discriminación a la integración ciudadana / Sexed citizenship
and non-binary identities: from non discrimination to citizenship integration (Binasex), financiado
por el MCIN/ AEI/10.13039/501100011033.
RGDPC
ISSN: 1988-5091, núm. 31, Julio (2022) Iustel

KEY-WORDS: Donna Haraway; situated knowledge; cyborgs; companion animals; tentacular


thinking

SUMMARY: I. INTRODUCTION. - II. PLACING DONNA HARAWAY. - III. SITUATED


KNOWLEDGE. - IV. MYTHS AND MANIFESTOS: CYBORGS, PET ANIMALS AND OTHER
SPECIES. - V. PARTIAL CONNECTIONS WHEN SPECIES AND CULTURES MEET: THE
AFFECTIVE TURNS IN DONNA HARAWAY. - VI. FINAL THOUGHTS.

Fecha recepción: 03/05/2022

Fecha aceptación: 06/05/2022

I. INTRODUCCIÓN

Haraway se ha convertido en una de las feministas referentes más citadas e


indispensables por su irónica crítica a los parámetros de la producción científica y su
versatilidad interdisciplinar. La originalidad de su pensamiento le permite dirigir una
mirada holística tanto hacia el pasado, contra esos mitos fundacionales en los que se
asienta el presente como proponer nuevos horizontes con mitologías de futuro. Su obra
cuestiona las epistemologías hegemónicas para trazar ontologías y conceptos propios
que han sido interpretados, revisados y empleados en la génesis de recientes
perspectivas feministas (especialmente importante en la eclosión de los ciberfeminismos,
posthumanismos y feminismos postmodernos) como en la creación de obras artísticas,
en la consolidación de colectivos de mujeres y en distintas performatividades políticas.
Una obra muy prolífica que ha sido traducida a diferentes idiomas lo que resulta
significativo porque estas posibilidades de acercamiento y comprensión a sus libros o
artículos se ha visto, en ocasiones, limitada por una cierta demora en difundir su
pensamiento en otras lenguas, como ha sucedido en algunas de sus traducciones al
español. Las políticas editoriales y sus direcciones no son ajenas a estas circunstancias
y aunque no podemos adentrarnos en estas vicisitudes porque excederían los objetivos
de este artículo, no podemos dejar de mencionarlo acorde con las propias
demarcaciones que esboza Haraway para proponer líneas de reflexión y pensamiento.
Los conceptos, las terminologías y las propias narrativas no son casuales o meramente
equivalentes en un idioma u otra. Se trata de políticas sexuales que reproducen o alteran
estos marcos cognitivos sobre la realidad. Como en el caso abordamos, una perspectiva
feminista implica ofrecer herramientas ontológicas para la transformación social con un
compromiso explícito. Esto es lo que Donna Haraway señala en su artículo “Género”

2
Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

1
para un diccionario marxista: la política sexual de una palabra” . Las dificultades que
requieren ubicar y resituar en sus contextos espacio temporales, en sus acepciones
metalingüísticas, las imposiciones de una ciencia pretendidamente objetiva y neutral es
el supuesto necesario que opera como punto de partida. La problemática de estos
abordajes sobre los conocimientos situados, a veces malinterpretados, a los que está
dedicado este artículo parte de las conexiones ocultas que imprime cada lengua, cada
contexto de interpretación a nuestras categorías analíticas. Aunque la cita sea larga,
consideramos que refleja con nitidez los obstáculos en la universalidad de estos
conceptos centrales en las investigaciones feministas como sexo y género:

, Geschlecht,
que no significa lo mismo que las inglesas sex (sexo) o gender

, chino (caracteres
chinos y occid

asando con sex y con gender


no era lo mismo que lo que estaba ocurriendo con , con genre y con
Geschlecht.

-
-
l
destino que sus lenguajes imperializantes alcanzarian en el siglo XX. Sin embargo,
no tenía

muy clar ,
. Existen tantos ingleses , que de repente
todos ellos me parecieron

, la reli

1
D. Haraway, “Género” para un diccionario marxista. La política sexual de una palabra”, en
Ciencia, Cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Cátedra, Madrid, 1995, pp. 213-251.

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este en
general?

, una patata ticamente

. Esto forma parte de la


, favorecido por la
2
tecnociencia occidental .

A estos cuestionamientos conceptuales y a la importancia que concede a la creación


3
de distintos referentes (primates, ciborgs, testigos modestos, oncoratón TM , las
4
especies de compañía o la Mixotricha paradoxa , entre los más relevantes) o a la
resignificación mítica de otros (coyote, correcaminos que desarrollaremos más adelante)
se añade una interdisciplinariedad que difumina los límites entre la biología, la
primatología, los estudios culturales, la antropología y/o los estudios sobre ciencia, las
narrativas literarias o de ficción desde una perspectiva feminista propia, que Haraway ha
ido concretando desde los conocimientos situados al pensamiento tentacular.
Desde sus primeras obras se ubica en un claro engranaje teórico marxista,
reivindicado como marco referencial en el que introduce modificaciones, resignificaciones
igualmente críticas y peculiares. De ahí que adentrarse en su pensamiento sea una tarea
apasionante y a la vez irónica. Es difícil, casi imposible, tratar de rebajar la alta
emotividad de sus textos. La contundencia apasionada de sus palabras, la versatilidad
de sus referentes, sus guiños de humor y desacato favorecen una comprehensión
sentida que multiplica las posibilidades de llevar a la acción el rico contenido de sus
narraciones. La pasión es el vector motivacional por el que hemos aceptado este reto
explicativo con las limitaciones que implica acercarse de forma holística a su
pensamiento. La ironía estriba en que muy a menudo, como veremos, al simplificar sus
aportaciones se malinterpreta o reduce su potencial explicativo eliminando elipses y

2
Haraway, “Género” para un diccionario marxista: la política sexual de una palabra”, cit., pp. 214-
215.
3
Organismo transgénico de investigación (Mus Musculus) que fue patentado en 1988 para el
estudio del desarrollo de cáncer de mama y otras enfermedades en humanos.
4
Organismo microscópico unicelular que vive en el intestino de la termita de Australia Meridional
en simbiosis con otras cinco entidades. Haraway la emplea para cuestionar los supuestos pares de
opuestos; la individualidad y la colectividad, así como para abordar el problema de la
simultaneidad. D. Haraway, Como una hoja: Una conversación con Thyra Goodeve, Continta me
tienes, Madrid, 2018, p. 91.

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Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

referentes. Como ella misma reafirma: “Lo único que pido realmente son pasión e ironía
5
permanentes, donde la pasión es tan importante como la ironía”
La estructura de nuestra exposición parte, en primer lugar, de ubicar la producción y
la vida de Donna Haraway para ofrecer un marco con-textual en el que ubicar sus
contribuciones. En un segundo lugar, nos centraremos en sus conocimientos situados
dentro de las reformulaciones epistemológicas feministas. En tercer lugar, sintetizamos
dos de sus manifiestos más importantes: el manifiesto cyborg y el de las especies de
compañía. En cuarto lugar, nos adentraremos en las conexiones parciales que
posibilitan los encuentros interculturales e interespecie. Por último, el potencial del
pensamiento tentacular de Donna Haraway y su manifiesto Chthuluceno nos sirve para,
a modo de reflexión final, cartografiar las vías abiertas de Haraway para continuar con el
6
problema, en un guiño irónico a su último libro publicado en español, para afrontar los
retos de esta época turbulenta.

II. SITUANDO A DONNA HARAWAY

Nacida en Denver (Colorado) el 6 de septiembre de 1944, se graduó en zoología,


filosofía y literatura inglesa, en 1966. Tras una estancia en la Faculté de Sciences de la
Université de Paris para investigar historia y filosofía de la ciencia con una beca
Fullbright, solicitó el ingreso en la escuela de posgrado de la Universidad de Yale donde
desarrolló un activismo comprometido mientras realizaba su tesis doctoral en 1972, bajo
la dirección de G. Evelyn Hutchinson (1902-1991). Publicada cuatro años más tarde con
el título Crystal, Fabrics and Fields: Metaphors of Organicism in Twentieth Century
7
Developmental Biology , enuncia los ejes de una indagación ininterrumpida en su obra:
la importancia de pensar en metáforas para entender los marcos teóricos que habían
dividido la Biología entre el vitalismo y el mecanicismo, el replanteamiento de las
fronteras entre categorías científicas, el cuestionamiento de la dualidad que se plantea
acríticamente especialmente en torno a la naturaleza y la cultura, lo fáctico y lo ficticio, lo
científico y lo estético. Una forma de pensar (think) que enlaza con agradecer (thanks) y
le ha llevado a desarrollar una exitosa carrera docente simultánea a su propia producción
investigadora. Como destaca en su conversatorio con Thyra Goodeve su vida, como una
8
hoja, le he posibilitado indagar, cuestionarse, reflexionar y enseñar . Primero en la

5
D. Haraway, Como una hoja: Una conversación con Thyra Goodev, cit., p. 170.
6
D. Haraway, Seguir con el problema. Consonni, Bilbao, 2019.
7
D. Haraway, Crystals, Fabrics, and Fields: Metaphors of Organicism in Twentieth Century
Developmental Biology, Yale University Press, New Haven, 1976.
8
D. Haraway & T.N. Goodeve, How like a leaf: An interview with Thyrza Nichols Goodeve.
Routledge, New York- London, 2000. Bajo el epígrafe de enseñanza telepática, analiza las formas

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Universidad de Hawai donde impartió historia de la ciencia y estudios de mujeres junto a


su primer marido, Jaye Miller con el que mantuvo una relación continua a pesar de su
divorcio en 1973; y, más tarde, en la Universidad John Hopkins. A través de estas clases
conoció a su segundo marido, Rusten Hogness con el que convive desde 1974. En 1980
en el programa de Historia de la Consciencia de la Universidad de California en Santa
Cruz, combinó la docencia con la escritura, separando ambas esferas en dos
docimicilios, uno de ellos en un terreno compartido con su pareja, su primer esposo y su
amante, Robert Filomeno, en Sonoma County hasta el fallecimiento de ambos por SIDA.
Durante esa década escribió las obras más relevantes sobre primates, cyborgs,
mujeres y naturaleza. En el invierno de 1984, “Teddy Bear Patriarchy: Taxidermy in the
9
Garden of Eden” ; en 1985 “A Manifesto for Cyborgs: Science Technology, and Socialist-
10
Feminism in the 1980s” ; en 1988 “Situated Knowledges: The Science Question in
11
Feminism as a Site of Discourse on the Privilege of Partial Perspective” y en 1989, “The
Biopolitics of Postmodern Bodies: Determinations of Self in Immune System Discourse”
12
. En ese año apareció su segundo libro Primate Visions: Gender, Race and nature in
the world of Modern Science, y dos años más tarde, en 1991, su tercer libro Simians,
13
Cyborgs and Women: The reinvention of Nature que junto el capítulo de 1992, “The
14
Promises of Monsters: A Regenerative Politics for Inappropriate/d Others” , tuvieron un

de relación con sus estudiantes frente a su proceso de escritura analítica. D. Haraway y T.N.
Goodeve, Como una hoja: Una conversación con Thyra Goodeve, cit., pp. 182-190.
9
D. Haraway, “Teddy Bear Patriarchy: Taxidermy in the Garden of Eden”, Social Text, nº 11,
1984-85, pp. 19-64. El texto en español, El patriarcado del osito Teddy: taxidermia en el jardín del
Edén, Ed. Sans Solei, Barcelona, 2015.
10
D. Haraway, “A Manifesto for Cyborgs: Science Technology, and Socialist-Feminism in the
1980s”, Socialist Review, nº 8’, 1985, pp. 65-108. En español, D. Haraway, “Manifiesto para
cyborgs: ciencia tecnología y feminismo socialista a finales del siglo XX”, en Ciencia, Cyborgs y
mujeres. La reinvención de la naturaleza. Ed. Cátedra, Madrid, 1995, pp. 251-313.
11
D. Haraway, “Situated Knowledges: The Science Question in Feminism as a Site of Discourse
on the Privilege of Partial Perspective”, Feminist Studies 14, nº 3, 1988, pp. 575-599. La traducción
en español, “Conocimientos situados: la cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la
perspectiva parcial”, en Ciencia, Cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, cit, pp. 313-
347.
12
D. Haraway, “The Biopolitics of Postmodern Bodies: Determinations of Self in Immune System
Dis-course”, Differences: A Journal of Feminist Cultural Studies 1, nº 1, 1989, 3-43. En español, D.
Haraway, “La biopolítica de los cuerpos posmodernos: constituciones del yo en el discurso del
sistema inmunitario” en Ciencia, Cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, cit, pp. 347-
397.
13
D. Haraway, Simians, Cyborgs, and Women: The Reinvention of Nature, Routledge, London:
Free Association Books and New York, 1991. En la versión española se eliminaron los dos
primeros capítulos en torno a los estudios sobre primates que se incluían en la versión original en
inglés. De ahí que desaparecieran los simios en el título español y se sustituyeran por el término
más aceptable para nuestra academia de “Ciencia” en general.
14
D. Haraway, “The Promises of Monsters: A Regenerative Politics for Inappropiate/d Others”,
Cultural Studies, eds. L. Grossberg, C. Nelson y P.A. Treichler, Routledge, New York, 1992, pp.

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Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

enorme impacto en diferentes disciplinas. Un cuarto libro importante en su revisión sobre


la producción del conocimiento fue
Modest_Witness@SecondMillennium.FemaleMan@_Meets_ OncoMouse en 1997 que
15
tardaría siete años en ser traducido al español a diferencia del anterior :

Una de las maneras en que concibo estos cuatro libros al ponerlos uno al lado
del otro es como una narrativa histórica. Desde el principio y hasta la actualidad,
he centrado mi interés en qué se considera naturaleza y quién ocupa las
categorías naturales. Y además, en lo que representa ese dictamen acerca de la
naturaleza y lo que está en juego al mantener los límites entre lo que se denomina
naturaleza y lo que se denomina cultura en nuestra sociedad. ¿Cómo cambian los
valores? ¿Cómo funciona este dualismo entre la naturaleza y la sociedad o la
naturaleza y la cultura que es tan relevante en nuestra historia y en nuestra
16
política cultural? .

También a finales de la década de los noventa se adentra en la articulación del


17
conocimiento y las emociones: el amor y la guerra en las ciencias , la importancia de las
18
experiencias vitales en la producción de conocimiento Especialmente interesantes son
sus manifiestos en torno a las otredades significativas: las relaciones con los animales de
19 20
compañía y los encuentros interespecies .
Esta búsqueda de fabulaciones y emociones explica su frecuente confluencia con
artistas ya que a través de estas creaciones conjuntas teje un entramado de sensaciones
que no emplean exclusivamente lo visual sino otros canales de percepción. El arte
proporciona así un horizonte de representaciones desde el que acercarnos a las

295-337. D. Haraway, “Las promesas de los monstruos: Una política regeneradora para otros
inapropiados/bles”, Política y sociedad, vol. 30, 1999, pp. 121-164.
15
D. Haraway, Modest_Witness@ Second_Millennium. FemaleMan_Meets_OncoMous,
Routledge, New York, 1997. La versión española: Testigo_Modesto@Segundo_Milenio, Hombre
Hembra_Conoce_OncoRatón Ed. UOC, Barcelona, 2004.
16
Haraway, Como una hoja, cit., p. 63.
17
D. Haraway, “Enlightenment@sciene_wars.com: A Personal Reflection on Love and War“,
Social Text, nº 50, 1997, pp. 123-129.
18
D. Haraway, “Maps and Portraits of Life Itself”, en Picturing Science, Picturing Art, eds. P.
Galison y C. Jones (Routledge, Nueva York,1998), pp. 181-207; “Mice into Wormholes: A
Technoscience Fugue in Two Parts”, en Cyborgs and Citadels: Interventions in the Anthropology of
Technohumanism, eds. G. Downey y J. Dumit (School of American Research, Santa Fe, New
Mexico), 1998, 209-245.
19
D. Haraway, The Companion Species Manifesto: Dogs, people and Significant Other, Prickly
Paradigm Press, Chicago, 2003; Manifiesto de las especies de compañía: perros, gentes y otredad
significativa, trans. Isabel Mellén, Sans Soleil, Vitoria-Gasteiz, 2016.
20
D. Haraway, When species meet, University of Minnesota, Minneapolis, 2008; “Cuando las
especies se encuentran: Introducciones”, Tabula Rasa, vol. 31, 2019, pp. 23-75.

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preguntas que formula Donna Haraway sin buscar una respuesta “exclusiva” ni
“verdadera”. Al emplear un material visual del que están hechos también los sueños y los
mitos, las realidades imaginadas y los derechos (con el recurso metafórico al legislador),
las figuraciones artísticas le permiten transformar los prejuicios, los encorsetamientos
sociales, agrandar las conquistas en derechos por la igualdad. Buena parte de su obra
rastrea estas permutaciones para pensar las conexiones parciales, el amor y sus
componentes mediante la conjunción y yuxtaposición de ideas, deseos, percepciones,
metáforas, estructuras y anatomías que conjuran la miope pobreza de las categorías
21
cerradas y esencialistas .
Haraway nos advierte de la necesidad de romper las dicotomías para atreverse a
seguir con el problema, a esbozar nuevas soluciones en una época terrenal a la que
22
denomina Chthuluceno frente al complaciente Antropoceno que mantiene la
hegemonía de la especie humana junto a una egoísta y falsa soledad. Contra la creencia
inocente en un futuro donde la tecnología preservará los modos de vida consumistas y
mercantilizados o la desesperanza de un apocalipsis climático, que arrogantemente se
apunta como “el fin del planeta”, Haraway nos recuerda las humildes virtudes de los
juegos de cuerdas, de las confluencias interespecies, para subrayar la necesidad de
23
crear nuevos lazos de parentesco, nuevas formas de pensar tentacularmente .
De nuevo son los mitos los que sirven para esta representación simultánea del
pasado, el presente y el futuro. Como explica en torno a su elección por esta
terminología:

Los seres chthónicos no están confinados a un pasado desaparecido. Hoy son


un enjambre zumbador, urticante y sorbedor; y los seres humanos no están en una
pila de compost aparte. Somos humus, no Homo, no antropos; somos compost, no
posthumanos. Como sufijo, kainos, “-ceno”, señala épocas nuevas, frescas,
recientes, de un presente denso. Renovar los poderes biodiversos de terra es el
24
trabajo y el juego simpoiéticos del Chthuluceno” .

21
Patricia Picchini es una artista australiana creadora de cuentos fantásticos y relatos
experimentales de ternura. El catálogo de su exposición producida por ARTIUM en Álava, contó
con la colaboración de Donna Haraway en conversación con Laura Fernández para comentar los
dibujos, esculturas, videoinstalaciones y fotografías que durante quince años poblaron este
peculiar universo sintético. D. Haraway, "Fabulaciones especulativas para las generaciones de la
technocultural: cómo cuidar de un territorio inesperado", en (tiernas) criaturas / izaki (samurrak) /
(tender) creatures, eds. P. Picchini, D. Haraway y L. Fernández (Artium, Vitoria-Gasteiz, 2007), pp.
100-107.
22
D. Haraway, Seguir con el problema, cit, 2019.
23
Haraway, Seguir con el problema, cit., p. 112.
24
De tentaculum, antena, y tentare, sentir, intentar. Haraway, Seguir con el problema, cit, p. 71.

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Una renovación que se sitúa y parte de las críticas feministas a la hegemonía a un


pensamiento occidental y cientificista que excluía “a las mujeres” bajo criterios
“objetivos”. En 1987 a raíz de un comentario sobre Sandra Harding en una reunión de la
American Philosophical Association en San Francisco, Haraway comenzó a cuestionarse
los privilegios de una perspectiva parcial.

III. CONOCIMIENTOS SITUADOS

En plena época Reagan, Haraway inicia su artículo sobre los conocimientos situados
reconociendo “guardar estos rencores paranoicos y académicos” (Haraway, Ciencia,
cyborgs y mujeres, cit, p. 314) frente al privilegio masculino en la producción de
conocimiento. Pese a la institucionalización cercana en esa época de los estudios sobre
las mujeres, para Haraway el peligro de constituirse como un “grupo de interés” frente al
25
canon cognitivo androcéntrico estribaba en la no modificación de las formas de pensar,
en la réplica de estos circuitos integrados de conocimiento. De ahí que en lugar de
reivindicar el punto de vista de “las mujeres” frente a “los hombres” retome la afirmación
26
de Nancy Hartsock en torno a las masculinidades abstractas para cuestionar un debate
entre el construccionismo y el positivismo en la producción de saberes. Con las
27
herramientas marxistas en las que confluye con Sandra Harding , Nancy Hartsock,o con
28
lo que Evelyn Keller denomina una “ciencia del sucesor” , Haraway reivindica un:

circuito universal de conexiones, incluyendo la habilidad parcial de traducir


conocimientos entre comunidades muy diferentes y diferenciadas a través del
poder. Necesitamos el poder de las teorías críticas modernas sobre cómo son
creados los significados y los cuerpos, no para negar los significados y los
cuerpos, sino para vivir en significados y en cuerpos que tengan una oportunidad
29
en el futuro .

25
El término fue acuñado por Charlotte Perkins Gilman, una destacada sufragista y escritora de
ciencia ficción en 1911. C. Perkins Gilman, “From the Man-Made World or Our Androcentric
Culture”, en Modernism: An Anthology of Sources and Documents, eds. V. Kolocotroni, J.
Goldman, & O. Taxidou (U of Chicago Press, Chicago, 1988), pp. 185-189.
26
N. Hartsock, “The barracks community in Western political thought: Prologomena to a feminist
critique of war and politics”, in Women’s Studies International Forum, 5(3), 1982, pp. 283-286.
27
S. Harding, “The instability of the analytical categories of feminist theory”, Signs: Journal of
Women in Culture and Society, 11(4), 1986, pp. 645-664; N. Hartsock, “The feminist standpoint:
Developing the ground for a specifically feminist historical materialism”, en Discovering Reality, eds.
S. Harding & M. Hintikka (Springer, Dordrecht, 1983), pp. 283-310.
28
E.F. Keller, “Feminism and science”, Signs: Journal of women in culture and society, 7(3),
1982, pp. 589-602.
29
Haraway, Ciencia, Cyborgs y Mujeres, cit, p. 322.

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Frente a la falsa visión de trascendencia, o a la sustitución de las miradas desde


arriba por las de abajo, aspecto enfatizado en las propuestas de Harstock, Harding o
30
Anzaldúa , Haraway subraya los peligros de romantizar o apropiarse de las visiones de
los menos poderosos. Más bien al contrario, situados en una posición de mayor
vulnerabilidad pueden convertirse en los “colectivos preferidos” de una estructura
jerárquica por su promesa de un mundo más adecuado, más igualitario y precisamente
por ello, falazmente diferente.


. Comprenden los
modos de negación mediante la represión, el olvido y los actos de desaparición,
todos ellos maneras de no estar en ninguna parte mientras se afirma ver de
manera comprensiva. Los subyugados tienen una decen- te posibilidad de estar
del lado del truco de los dioses y de todas sus deslumbrantes - y, por lo tanto,
cegadoras- iluminaciones. Los puntos
, sustentadas
y objetivas del mundo. Pero mirar desde abajo es un problema que requiere
al menos tanta pericia con los cuerpos y con el lenguaje, con
31
- .

Para romper las dicotomías que oponen el relativismo a las miradas totalizadoras en
las ciencias, las artes y en las disciplinas en general, Haraway se aleja de una
metodología sistemática para abogar por conocimientos localizables, parciales y críticos
que favorezcan las solidaridades y puedan compartirse, a modo de conversación, en un
plano de horizontalidad a través de conexiones parciales.

32
ningún lugar, mitos comunes en la retórica que rodea a la Ciencia .

Pero, sobre todo, subraya la necesidad de apropiarse del carácter visionario y utópico
que ha rodeado a las prácticas científicas para proponer realidades esperanzadas de
futuro. Contra una racionalidad descarnada, Haraway enlaza lo imaginario en los campos
de posibilidad y critica con fuerza las políticas identitarias y los esencialismos
subyacentes en algunas de las propuestas del punto de vista, especialmente en aquellas

30
G. Anzaldua, Borderlands/La Frontera: The New Mestiza: Spinsters/ Aunt Lute, San Francisco,
1987.
31
Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, cit., p. 328.
32
Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, cit., p. 328.

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que se apuntalan en la categoría “mujer” como sujeto intrínseco y excluyente del


feminismo. Si Harding, dividía el género en tres dimensiones históricamente específicas -
el simbolismo, las divisiones socio sexuales del trabajo y los procesos de identidad
generizada-, Haraway multiplica estos niveles para proponer un análisis de disecciones
33
paralelas . Sexo y género no son entidades separadas que correspondan con las
esferas de la naturaleza versus la cultura sino una constante interpelación entre los
cuerpos y los mundos. Una descodificación y una transcodificación comprometida contra
34
el falogocentrismo y el “patriarcado capitalista blanco” que desarticule los binomios
sujeto-objeto de conocimiento, racionalidad- irracionalidad, realidad-ficción. Por un lado,
hay que desestabilizar la prevalencia que se concede al sujeto que conoce y por otra,
aceptar la desvalorización y cosificación de lo conocido como mero recurso para el
expolio para analizar sus consecuencias. “El mundo no habla ni desaparece a favor de
35
un amo descodificador” . Esta perspectiva desmitificadora es central ya que fractura el
mito de la ilustración, la omnipotencia de la razón descarnada y la soberbia actitud de un
imperialismo cognoscente y “violador”:

36
para dominar la naturaleza con la luz c ?

A la impuesta pasividad de un mundo creado para ser descubierto y conquistado por


“el Hombre”, con un antropocentrismo indecente, Haraway opone la irónica confrontación
de un agente, la naturaleza, a través de los mitos del Coyote y el Correcaminos.

: el
Coyote y las encamaciones proteicas

33
D. Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, cit, nota al pie 10, p. 336.
34
Resulta muy interesante su apuesta por sustituir la crítica al androcentrismo por el ataque al
falogocentrismo ya que cuestiona la propia definición de patriarcado. De ahí que se pregunte entre
paréntesis “¿de qué otra manera podríamos llamar a esa cosa escandalosa” (D. Haraway, Ciencia,
cyborgs y mujeres, cit, p. 340). Esta pregunta tendrá un hondo calado en las reivindicaciones de
las jóvenes feministas a partir de la crisis del 2008 y especialmente en el movimiento 15 M en
España, con autoras como A. Pérez Orozco, Subversión feminista de la economía: aportes para un
debate sobre el conflicto capital-vida. Traficantes de sueños, Madrid, 2014.
35
Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, cit., p. 342.
36
Haraway, “La promesa de los monstruos”, cit., p. 123.

11
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, la
f

37
codificador con quien tenemos que aprender a conversar .

Desde su planteamiento sería necesario abandonar los términos cosificadores en


torno al sexo y al género para emplear una categoría útil: el aparato de la producción
corporal donde lo orgánico y lo poético son inextricablemente producidos en contextos
situados, con fronteras que se materializan en la interacción social.


a es cualquier cosa

de la experiencia en esa

, una semiosis (de Lauretis, 1984). Las vidas


se construyen; por lo tanto,
38
junto con los otros actantes mundanos del relato” .

Frente a la reproducción de lo mismo en el conjunto de saberes ilustrados, donde lo


real se afirma de manera unitaria e incuestionable, la propuesta de Haraway apunta a la
difracción como proceso, a la creación de modelos de interferencia que muestren - de
donde procede lo monstruoso- lo que la cineasta vietnamita Trinh Minh- ha llamado los
39
“otros inapropiados/bles” no estar en relación con sino mantener un vínculo crítico,
deconstructivo.

37
Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, cit., p. 346.
38
Haraway, “La promesa de los monstruos”, cit., p. 125.
39
T.T. Minh-Ha, “Difference: A Special Third World Women Issue", en Discourse, She, The
Inappropriate/d Other, vol. 8, Fall- Winter 1986-87, Wayner State University Press, Detroit, pp. 11-
38. Este término aglutinó a autoras feministas que reivindicaban un feminismo menos hegemónico
desde los ochenta. B. Hooks, A. Brah, C. Sandoval, G. Anzaldúa, A. Levins Morales, K. Bhavnani
& Talpade Mohanty, C. Otras inapropiables: Feminismos desde las fronteras, Traficantes de
sueños, Madrid, 2004.

12
Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

,s

,
mientras que el hombre era el producto del segundo n

inapropiados/bles» emerger de un tercer nacimiento en un mundo SF llamado otra


40
parte -un lugar construido sobre modelos de interferencia- .

Para evitar el antropocentrismo que coloca como agente del conocimiento a los
“sujetos” /dioses (Hombres, Blancos, Occidentales) y eludir su sustitución humanizante
como un contrario opuesto pero irrelevante, critica los esencialismos que subyacen en
estas categorías (“mujer”, “trabajadores”, etc) y califica de insustanciales las
modificaciones que sólo resaltan los vínculos entre la ciencia y la Mujer (igualmente
Blanca y Occidental)

, la raza y la clase, con el reconocimiento de sus constituciones


, no bastan por sí solos para proveer la
base de creencia en la unidad «esencial». No existe nada en el hecho de ser
«mujer» que una de manera natural a las mujeres. No existe incluso el estado de
«ser» mujer, q
-

rica de las realidades sociales contradictorias del


41
patriarcado, del colonialismo y del capitalismo .

Consigue así romper las fronteras en el enfrentamiento Hombre- Mujer, Mujer-


mujeres, entre humano- no humano, borrar la aparente dualidad de saber y hacer, entre
42
teorías y prácticas, entre lo moderno y lo posmoderno . Contra la figura de la “Diosa”,
Haraway reivindica y posiciona a los coyotes, los cyborgs, los animales de compañía y

40
Haraway, “La promesa de los monstruos”, cit., p. 126.
41
Haraway, “La promesa de los monstruos”, cit., p. 264.
42
En estos dos últimos aspectos, Haraway suscribe las aportaciones de Bruno Latour, Science in
Action: How to Follow Scientists and Engineers Through Society, Harvard University Press,
Cambridge, 1987.

13
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otras especies como protagonistas de sus grandes manifiestos políticos de los que nos
ocuparemos a continuación.

IV. MITOS Y MANIFIESTOS: CYBORGS, ANIMALES DE COMPAÑÍA Y OTRAS


ESPECIES

La frontera entre mito y herramienta, entre instrumento y concepto, entre


sistemas históricos
, mito
43
y herramienta se constituyen mutuamente .

Los vínculos e intercambios de amistad entre Donna Haraway y Nancy Hartsock,


junto a otras conexiones parciales con feministas, escritoras de otros mundos posibles,
pensadores de una ciencia distinta a la hegemónica, están en la raíz de una elección: el
mito cyborg de 1985. Un organismo material que sustituyera los mitos vigentes en torno
a las “experiencias de mujeres”. Su manifiesto comienza de forma contundente con un
sueño “
feminismo al socialismo y al materialismo” (Haraway, Ciencia, Cyborgs y mujeres, cit, p.
251).
Los cyborgs son híbridos que aúnan lo orgánico y lo tecnológico, los monstruos
prometidos de un mundo postgenérico, el reverso de Frankenstein porque como
bastardos del militarismo y del capitalismo “son a menudo infieles a sus orígenes”.
Encarna las tres rupturas epistemológicas centrales: la división humana/animal; las que
dividen animales-humanos frente a máquinas; los límites entre lo físico y no lo físico, con
el advenimiento de la vida digitalizada, la electricidad y otras fuentes de energía menos
visibles que las presentes durante la industrialización.
Es en este cruce de rupturas cuando apuesta por unas identidades fracturadas a la
que los movimientos sociales y, especialmente, el feminismo debe hacer afrontar.
44
Especialmente porque como ha demostrado Mary Douglas , nuestras representaciones
del cuerpo reflejan a su vez la estructura política en la que se insertan y es a su vez
corporizadas jerárquicamente.

El estado normal de una persona occidental es poseer su yo, tener una


identidad como se tiene una posesión, la cual puede estar hecha de varios
materiales a través del tiempo, es decir, puede ser una producción cultural, o se

43
Haraway, “La promesa de los monstruos”, cit., p. 280.
44
M. Douglas, The effects of modernization on religious change. Daedalus, 1988, pp. 457-484. El
libro más influyente en el pensamiento de Haraway es M. Douglas, Pureza y peligro: un análisis de
los conceptos de contaminación y tabú, Siglo XXI, Madrid, 1973.

14
Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

puede nacer con ella. La identidad genérica es una posesión así. No tener la
propiedad del yo es no ser un sujeto y no tener influencia. Esta última sigue
diferentes caminos para los Hagen, que como personas «se componen de muchas
partes generizadas o de muchas personas generizadas, interactuando como
donantes y reci-pientes en el mantenimiento del flujo de elementos por el cuerpo»
(Douglas, 1989, p. 17). La dominación
, pero no puede ser rastreado o tratado por las
mismas maniobras analíticas que serían apropiadas en muchos terrenos sociales
occidentales de significación (Strathern, 1988, pp. 334-9). Curiosamente, Butler
podría utilizar los argumentos etnográficos
45
.

En muchas sociedades, lo importante no es lo que las personas “hacen” o “saben” y


tampoco comparten nuestra constante categorización de personas siguiendo criterios
sexuales, de género, raza o etnicidad, sino que son las jerarquías ontológicas sobre el
mundo las que posibilitan una confluencia de sentidos difícilmente traducible a una óptica
46
eurocéntrica. El propio concepto de “persona”, como han señalado Strathern , dista de
ser “una” entidad para representarse y vivirse de una manera fractal. Por tanto, construir
otros mitos, otros relatos de “transformación liminal” es la herramienta principal contra la
reproducción de realidades totalitarias y contra la fagocitación tecnológica de los circuitos
políticos colonialistas. El slogan, “Ciborgs para la supervivencia de la tierra” fue
secundado con éxito por muchas autoras ciberfeministas, posthumanistas y por
colectivos que sentían en esta identificación un medio de expresión y justicia social a
escala planetaria.
Sin embargo, la vigencia del cyborg como mito político y su utilidad en el contexto de
la guerra fría había caducado en 2003 cuando publica el “Manifiesto de las especies de
compañía”. El objetivo de estos relatos de co-evolución y sociabilidades interespecies es
doble: por un lado, aprender una ética y una política comprometida desde las relaciones
perros- humanos, donde los primeros son los importantes; y, por otro, convencer sobre el
carácter feminista de las historias y los relatos caninos. La urgencia por disolver las
categorías dicotómicas se vertebra a través del empleo del concepto naturoculturas
emergentes a las que dedica el primer capítulo.

45
Haraway, “La promesa de los monstruos”, cit., p. 229.
46
M. Strathern, “Out of context: the persuasive fictions of Anthropology”, Current Anthropology,
28(3), 1987a, 251-281. El concepto de conexiones parciales procede también de esta autora,
aunque Haraway lo aplicará con más detalle en su siguiente manifiesto sobre las especies de
compañía. La cita de Haraway corresponde a la obra de M. Strathern, The Gender of the Gift:
Problems with Women and Problems with Society in Melanesia, Berkeley, University of California
Press, 1988.

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Las políticas del nuevo milenio obligaban a a formular un nuevo slogan político en el
47
que las especies caninas tenían mucho que decir: “Corre deprisa, muerde fuerte” . Las
relaciones con otredades significativas se vinculan con Judth Butler, Helen Verran,
Charis Thompson y, de nuevo, con las aportaciones de Strathern, porque permiten
desprenderse de la aspiración a un entendimiento un total o parcial y abrazar un modelo
de conocimiento basado en acompañarse, “estar y devenir con”. Por tanto, es una
reivindicación de los vínculos de comunión interespecies, en un planeta compartido.
Haraway repasa los estudios sobre la interrelación entre humanos y otros animales
en culturas distintas y traza las genealogías de la denominación de las llamadas
“especies de compañía” a partir de los años 60 del siglo pasado en las escuelas
veterinarias, en contexto espacio-temporales precisos. Se trata de pensar en escalas y
usando estrategias artísticas como refleja la obra del escultor escocés Andy
Goldsworthy, a quien toma de modelo.

Las escalas y los flujos de tiempo que atraviesan la carne de las plantas, de la
tierra, del mar, del hielo y de la piedra consumen a Goldsworthy. Para eé

48
polimorfas de la gente, los animales, el barro, el agua y las rocas .

Desde estos supuestos se estructuran cuatro tipos de narraciones: primero, los


relatos de co- evolución, contra la historia desarrollista del dominio humano frente a otros
animales; segundo, los relatos de amor contra el narcisismo consumista y la tendencia a
humanizar sin respetar las otras formas de sentir y estar; en tercer lugar, relatos de
entrenamiento donde analiza estas formas de comunicación desde la diferencia
intrínseca. Y, por último, relatos de raza como una co-adaptación que requiere una labor
de aprendizaje y conexiones mutuas.
En este sentido, es esencial la reivindicación y el cuestionamiento en torno a los
vínculos que nos enlazan a otros seres vivos. Frente a un concepto de domesticación
desde la superioridad antropomórfica que habla de evolución cultural frente a la
biológica, Haraway cuestiona los afectos situados como una clave de profundización
cognitiva.

intenciones a través de sus herramientas, como los

, entonces la idea superficialmente opuesta de

47
Haraway, Manifiesto de las especies de compañía, cit, p. 5
48
Haraway, Manifiesto de las especies de compañía, cit, p. 47.

16
Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

que los perros restablecen las almas de los seres humanos por su amor

, me parece
49
importante disentir del discurso del amor incondicional .

V. CONEXIONES PARCIALES CUANDO LAS ESPECIES Y LAS CULTURAS SE


ENCUENTRAN: LOS GIROS AFECTIVOS EN DONNA HARAWAY

Especies como todas las palabras antiguas e importantes es igualmente


promiscua, pero en el registro visual más que en el gustativo. El latín specere se
encuentra en la raíz de las cosas aquí, con sus tonos de “mirar” y “contemplar”.
Por lógica, especie hace referencia a una impresión mental o idea, que refuerza la
noción de que ver y pensar son clones. Haciendo referencia a lo inexorablemente
“específico” o particular y a una clase de individuos con las mismas características,
especie contiene su propio opuesto de la forma más provisoria - o especial. Los
debates sobre si las especies son organismos terrenales o conveniencias
50
taxonómicas son coextensivos con el discurso que llamamos “biología” .

¿Cómo hablar del amor entre distintas especies? ¿Cómo figurar y representar el
deseo? ¿Cómo re-crear un vínculo que sea reconocido socialmente basado en el amor,
el odio, la complicidad, los malentendidos, la lujuria, la instrumentalización o el
compromiso en las naturoculturas? Con estas preguntas, reflexionaremos sobre la
producción corporal y las conexiones entre diversidad sexual- genérica así como en los
enlazamientos con los otros significativos que nos propone Haraway.
Las complejas vinculaciones entre sexualidad, parentesco y organización social
evidencian la pobreza de unas dicotomías que siguen funcionando en nuestros
imaginarios como categorías de verdad: hombre/mujer, homosexual/heterosexual,
público/privado. Contra ellas, Haraway propone un análisis semejante a los juegos de
cuerdas donde es igualmente trascendente el contenido, la forma y el significado de lo
que se intercambia como los componentes y participantes que ejecutan esas
transacciones. Apoyándose de nuevo en las aportaciones antropológicas, subraya la
necesidad de ampliar nuestros referentes como prácticas de pensamiento sin caer en un
relativismo culturalista:

Marilyn Strathern es una etnógrafa de prácticas del pensamiento.

Define la antropología como el estudio de relaciones con relaciones, una

49
Haraway, Manifiesto de las especies de compañía, cit, p. 33.
50
Haraway, Cuando las especies se encuentran, cit., 2019, p. 41.

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especie de compromiso enormemente consecuente, capaz de alterar mente y


cuerpo. Nutrida por el trabajo que llevó a cabo durante toda su vida en las
montañas de Papúa Nueva Guinea (Monte Hagen), Strathern escribe sobre la
aceptación del riesgo de la incesante contingencia, de poner en riesgo relaciones
con otras relaciones, desde mundos inesperados. Encarnando la práctica de la
fabulación especulativa feminista en modo académico, Strathern me nos enseñó
una cosa sencilla pero capaz de cambiar el juego: “Importa qué ideas usamos para
51
pensar otras ideas” .

Una experimentación emocional que nos permite rastrear en las etnografías clásicas
cómo se multiplican las posibilidades de afectos y relaciones, el amplio y versátil legado
de corporeidades excluidas en alianza con otros/es, que ya no son ajenos. Nuestras
etiquetas sociales se sustituyen así por cuerpos y experiencias concretas que enriquecen
la plasticidad de las especies, elevando su capacidad para la transformación a través de
los vínculos afectivos.
La obra de Haraway nos obliga a forzar una ampliación en la escala de investigación,
a profundizar en la comprensión en torno a los saberes que encierra la materia viviente
para acceder al hondo humus, al compot de su sentido más localizado.
En este sentido, las palabras y definiciones con su poder mítico y evocación
comprometen a la cautela para no reducir la amplitud de los significados en cada
contexto cultural específico. El propio término de homosexualidad es una construcción
decimonónica que se inserta en los discursos disciplinarios para ejercer un tipo de
control social. Lo mismo puede atribuirse al concepto de amor que tratamos de delimitar
mediante adjetivaciones para situarlo en un devenir temporal occidental (amor cortés,
platónico, romántico, postmoderno) silenciando las otras experiencias. Esta traducción
de prácticas y emociones dificulta el estudio transcultural de la sexualidad.

Lo “sexual” como dominio de la cultura y de la experiencia continúa desafiando


nuestra concepción occidental post-ilustrada de la persona “natural” y del contrato
“social” entre el individuo y la política creando especiales problemas para la
52
representación cultural del Otro .

53 54
Desde Foucault a Fausto Sterling , los estudios e investigaciones no han dejado de
evidenciar cómo nuestra supuesta “naturaleza” ha estado sujeta a las más drásticas

51
Haraway, Seguir con el problema, cit., p. 76.
52
J. A. Nieto, Cultura y sociedad en las prácticas sexuales, UNED, Madrid, 1990, p. 13
53
M. Foucault, Historia de la sexualidad, (tres tomos), Siglo XXI, Madrid, 1998.

18
Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

modificaciones sobre los cambios físicos, sociales y las transformaciones políticas que
se han originado en el terreno de las representaciones del cuerpo humano.
55
Laqueur detalla ese cambio profundo que significó en el siglo XVIII el paso de un
modelo unisexual donde lo masculino y lo femenino estaban modelados con los mismos
componentes que el cosmos a un rígido modelo dicotómico, encargado de forjar y fijar
las diferencias anatómicas, los distintos aspectos que separaban a hombres y mujeres.
Si en la primera etapa las transiciones eran frecuentes y no estaban sujetas a la
permisividad de las instituciones, el control del Estado y de la llamada racionalidad
supuso un control férreo sobre los cuerpos como “esencias”, que se extendería en el XIX
con la proliferación de etiquetas sexuales. Este afán catalogador se arraigaría en el XX
para ponerse en cuestión a finales del siglo: la emergencia de los movimientos queer y
decoloniales. Sus objetivos: erradicar las dicotomías, potenciar las multiplicidades de
nuestros cuerpos y nuestros deseos. Más allá de la norma, el deseo y el amor seguían
filtrándose como posibilidades entre cuerpos inter e intraespecie.
Pero Haraway advierte: no debemos silenciar las formas de violencia y de
desigualdad que encierran los afectos lo que le lleva a calificar la perspectiva de
Foucault y su analítica del poder como la “más flácida premonición de la política cyborg”
(Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, cit, p. 254). Tampoco reducir el significado de los
conocimientos situados ya en muchas ocasiones se limitan a un breve apunte de
localización sin adentrase en las redes significativas que los constituyen.

situación no implica necesariamente un lugar, así que tal vez no sea muy
acertado emplear la metáfora «punto de partida». A veces, la gente interpreta
«Conocimientos situados» de una manera que me parece un poco simplista; es
decir, como si solamente representara cuáles son tus señas identificativas y,
literalmente, dónde te encuentras. Según esto, «situados» significa estar
solamente en un lugar, sin embargo, lo que yo quiero enfatizar es la «situación»
del concepto de situado. Dicho de otro modo, es una manera de llegar a los
múltiples modos de integración relacionados tanto con el lugar como con el
espacio, según la distinción que establecen los geógrafos. Otra forma de explicarlo
es, por ejemplo, cuando hablo de que la responsabilidad feminista dentro del
contexto de la objetividad científica requiere un conocimiento que sintonice con la
56
relevancia, no con la dicotomía.

54
A. Fausto-Sterling, Sexing the Body. Gender politics and the construction of sexuality, Basic
Books, New York, 2000 [2020].
55
Th. Laqueur, Making Sex. Body and gender from the Greeks to Freud, Harvard University
Press, Cambridge (MA),1990.
56
Haraway, Como una hoja, cit. p. 83.

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En ese sentido son relevante las etnografías clásicas en Melanesia y Nueva Guinea,
que nos permiten entender el significado localizado del carácter sagrado y vital del
semen como una sustancia mítica. Es la circulación de la fuerza que asegura el dominio
57
masculino mediante una solidaridad basada en el intercambio generalizado. Godelier
demostró que entre los baruya esta cosmovisión de la sexualidad transforma los
principales fluidos vinculados a lo orgánico, la fuerza o el poder en esperma: es la
sustancia que hace crecer al niño en el vientre de las mujeres para formar el cuerpo del
feto, el alimento y la purificación de las mujeres cuando acaban de parir o tienen la regla,
la savia de los árboles, la leche materna, el alimento fundamental para que los solteros
iniciados renazcan en el mundo de los hombres La posición rígida de los baruya no se
encuentra entre los boazi, que consideran la vagina buena especialmente para los niños.
En la mayoría de estas sociedades es la ingestión de semen la que aúna los afectos
masculinos con una desigualdad marcada por la edad. Los instructores dan a beber el
semen a los novicios para asegurarles la masculinidad y el aumento de energía vital. Los
lazos de desigualdad se basan en la deuda que el receptor de semen mantiene con el
dador, que generalmente ocupará un papel importante en los vínculos de parentesco del
novicio. Los mitos mantienen y reproducen esta ordenación naturocultural,
normativizando las maneras y los vínculos en las relaciones intra-especie.
Las solidaridades masculinas y la “producción” de grandes hombres están marcadas
por una continuada relación en las casas de los hombres, por el intercambio seminal
entre ellos mostrando las equivalencias entre el orden natural y las jerarquías políticas.
Las narrativas míticas de poder relatan la importancia de la circulación masculina del
esperma, evitando o prescribiendo las relaciones con mujeres a unos pocos días al año.
Las posibilidades corporales del cuerpo de los hombres incluyen la gestación, el
alumbramiento y el desarrollo del individuo, aspectos que no están circunscritos a
nuestras codificaciones binarias del sexo/género.
Las propias definiciones sobre la formación de un nuevo ser humano o la importancia
de las relaciones entre individuos del mismo sexo choca frontalmente con nuestras
naturalizaciones sobre hombres y mujeres. De hecho, tener la menstruación es una
58
práctica registrada entre los hombres hua de Nueva Guinea que observan las
consecuencias de este estado en el sangrado de la nariz, la ingestión de sangre y otros
alimentos de color rojo sin el tabú que se asocia en las mujeres. Esta creencia en la
capacidad reproductiva masculina se observa también en rituales como la couvada.

57
M. Godelier, .
Baruya de Nueva Guinea, Akal, Madrid, 1986.
58
A.S. Meigs, Food, Sex, and Pollution: A New Guinea Religion. Rutgers Univ. Press, New
Brunswick, 1984.

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Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

Entre los kurtatchi del Pacífico, los maridos permanecen recluidos y bajo una
59
observancia alimenticia especial . En otras culturas, los cortes en los muslos evidencian
la menstruación masculina en individuos a los que se conocen y actúan como esposos
de los guerreros. Entre los mohave, de California, un alyha se comportaba como mujer y
al casarse simulaba su primera menstruación derramando sangre sobre sus muslos. El
caso contrario serían las hwame que se pintaban y comportaban como los hombres. Los
registros sobre las sociedades originarias de América del Norte institucionalizaban los
roles transexuales o transgénero en el caso de los berdaches, entre los Lakota, y otras
60
tipologías entre los mohaves estudiadas por Callender y Kochems en 1983 . Debemos
introducir aquí una gran aportación de la antropología al evidenciar que las correlaciones
entre sexo y género son múltiples y admiten más posibilidades que los binarismos
dicotómicos. Entre los pokot de Kenya, los serret son individuos marginalizados que,
desde su intersexualidad no pueden transitar a una posición masculina o femenina en su
sociedad. Los nadle entre los navajos pueden, en cambio, actuar como mediadores entre
los géneros masculinos y femeninos y casarse con cualquiera de los dos sexos
biológicos.
Entre los asmat de Nueva Guinea, por ejemplo, la relación mbai, entre pares e iguales
se prolonga durante toda la vida de los emparejados con las mismas atribuciones que las
61
del matrimonio heterosexual occidental o, quizá, más apego .
En muchas de las ceremonias de intercambio vinculadas a los servicios
matrimoniales, como entre los tiwi de Australia, los etoro de papúa Nueva Guinea o los
sambia de África, permutar hermanas implica un circuito de semen entre los muchachos
que pertenecen a los grupos de parentesco en alianza.

No mucho después de alcanzar la pubertad, un varón tiwi tomaba como


compañero sexual regular masculino de entre los varones que pudieran llegar a
62
convertirse en sus cuñados, preferiblemente el marido de la hermana .

Estos trabajos ejemplifican la relevancia de lo que Donna Haraway denomina las


naturoculturas emergentes: “la implosión de la naturaleza y de la cultura en la incansable
e históricamente específica vida compartida” (Haraway, Manifiesto de las especies de
compañía, cit. p. 16). Y la importancia de abrir las políticas y los imaginarios a otras

59
E. Blackwood, “Sexuality and Gender in certain Native American Tribes: The case of cross-
gender females”, Signs: Journal of women in culture and society, 10(1), 1984, pp. 27-42.
60
C. Callender et al, “The North American berdache [and comments and reply]”. Current
Anthropology, 24(4), 1983, pp. 443-470.
61
T. Schneebaum, Keep the river on your right. Grove Press, NY, 1988.
62
A. R. Pilling and C.W. Hart, The Tiwi of North Australia, Holt, NY, 1960, p. 5.

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experiencias para recuperar historias olvidadas de pasados más o menos cercanos sin el
sesgo etnocéntrico que nos limita a creer desde miradas exclusivamente occidentales.
Los nuevos mitos, las palabras, los cuadros, las actuaciones performativas moldean y
agitan nuestro cuerpo, sujeto a las propias convicciones culturales para devenir otros:
materialidades corporales en fuga y alianza con el entorno; construcciones de afectos
polimorfos interespecies, descendencias ligadas a amores y cuerpos no binarios.
El concepto de transfecciones de la misma autora señala de forma sintética y
metafórica a las diferentes tramas de vivir, que es en sí misma, un “devenir con” y un
“estar en”, un trabajo constante sobre los mapas que nos relacionan con nuestro medio
ambiente: cohabitar, transformarse y mutar desde la integración de uno en lo otro. Una
introducción de material genético en las células mediante transferencia que compone
estas “coreografías ontológicas”, estas continuidades sensoriales. Una lectura de la obra
de Mónica Fuster, Tapis, nos adentra en una interdependencia donde el disfrute es la
clave de un conocimiento multisensorial y permite ejemplificar las perspectivas de este
pensamiento tentacular en el que:

La interdependencia de las especies es el nombre del juego mundano en la


tierra y ese juego debe ser un juego de respuesta y respeto. Ese es el juego de las
especies compañeras que aprenden a prestar atención. No se excluye mucho del
juego necesario, ni de las tecnologías, del comercio, los organismos, paisajes,
63
pueblos, prácticas.

64
Haraway retoma la importancia de las líneas, en el sentido de Tim Ingold , en esta
transición de los conocimientos situados al pensamiento tentacular:

La tentacularidad trata sobre la vida vivida a través de líneas -¡y qué riqueza de
líneas! - y no en puntos ni en esferas.

Los habitantes del mundo, criaturas de todos los tipos, humanos y no humanos,
caminantes”; las generaciones son como “una serie de senderos entrelazados”
(Ingold, Lines, A Brief History, 116).
65
Todo figuras de cuerdas .

63
Haraway, Cuando las especies se encuentran, cit., p. 43.
64
T. Ingold, Lines, a Brief History, Routledge, Nueva York, 2007. Hay traducción en español: T.
Ingold, La vida de las líneas. Editorial Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, 2018.
65
Haraway, Seguir con el problema, cit., p. 72.

22
Sección monográfica. Ensayo Introductorio/ Introductory Study

VI. REFLEXIONES FINALES

La obra de Haraway ha marcado trazados tentaculares muy fértiles en la revisión de


nuestros mitos vitales. Por un lado, desde una epistemología feminista que se aliaba con
las tecnologías sin renunciar a su compromiso contra las desigualdades sociales y
políticas. Por otro, no menos importante, en la génesis de una red de parientes
académicas, militantes y artistas con las que ha seguido provocando cambios en el
pensamiento y en la práctica activista. Sus vínculos con Sandra Harding, Nancy
Harstock, Ann Tsing, entre otras muchas, su reivindicación de la etnografía como un
modo de adentrarse en los conocimientos situados, su excavación en torno a los
supuestos cognitivos y sus cambios de escala, materializan las vivencias personales de
los dos slogans claves de la segunda mitad del XX: “Hacer visible lo invisible” y “Lo
personal es político”.
Haraway, en sus escritos revaloriza el papel de las mujeres en las disciplinas, sin
caer en esencialismos sobre la “naturaleza femenina” en el registro de saberes y rompe
las dicotomías que fragmentan un pensamiento tentacular, conectado para reconocer el
entramado de desigualdades excluyentes, los modos que las diferencias de clase, de
sexo, de edad, entre otros elementos, afectan al goce y al ejercicio de los derechos. Si
las transformaciones institucionales de la llamada ciudadanía sexual abrieron el debate a
los cambios sociales, económicos y legales a favor de la diversidad, Haraway reivindica
una vida humana lejos de los planteamientos racionalistas del pensamiento moderno,
que han forjado un conocimiento global, pretendidamente universalista y exclusivo, bajo
el abuso de una lógica extractivista.
Sólo a través de conexiones parciales, podemos establecer relaciones de otredades
significativas con el entorno que nos rodea y nos envuelve, con los otros que somos.
Frente a individualismos u homogeneidades culturales impuestas por la globalización, al
extractivismo productivo y al turismo, Haraway nos ofrece y reivindica a través de sus
manifiestos una ampliación en la escala de nuestras demandas. Recientemente, la
constitución española ha reconocido los derechos animales y los movimientos sociales
contra el cambio climático ocupan un protagonismo definitorio.
En estas transformaciones, debemos asumir el reto que Haraway lanza en sus
últimas publicaciones especialmente en un contexto de incertidumbre y avances de las
políticas conservadoras como el que vivimos.

Las feministas de nuestra época han sido líderes en desenmarañar la supuesta


necesidad natural de vínculos entre sexo y género, raza y sexo, raza y nación,
clase y raza, género y morfología, sexo y reproducción, reproducción y
composición de individuos. Si tiene que haber una ecojusticia multiespecies que

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RGDPC
ISSN: 1988-5091, núm. 31, Julio (2022) Iustel

pueda incluir también a personas diversas, ya es hora de que las feministas


ejerzan liderazgo en la imaginación, la teoría y la acción, para desenmarañar los
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nudos que atan genealogía a pariente y pariente a especies .

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Haraway, Seguir con el problema, cit., p. 194.

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