¿Cuáles son los argumentos más relevantes de Hermógenes? ¿Por qué?

Teniendo en cuenta que, Hermógenes afirmaba que la relación entre el nombre y lo

nombrado es dada por la convención y el consentimiento de los hombres, asimismo, los

nombres, término frecuente en El Cratilo, no manifiestan la esencia de las cosas, pero al

mismo tiempo se puede reemplazar con otros de acuerdo a la funcionalidad y el deseo de

los hombres, resulta que tal posición pretende ser objeto de refutación por parte de

Sócrates cuando se hace alusión a Protágoras y a otros personajes de la época que también

intervienen sucintamente en dicho intercambio, pues algunas ideas cobran relevancia en

la medida en que empieza la disertación.

Al inicio, en Platón (s/f), Hermógenes sostiene que “los nombres tienen su origen en la

ley y el uso; y son obra de los que tienen el hábito de emplearlos” (p.3). En efecto, es

relevante porque asume la arbitrariedad que existe para designar nombres a todas las

cosas, es decir, él presenta una propiedad de lenguaje entendida como la inexistencia de

conexión natural entre una forma lingüística y su contenido, de allí que se hable sobre si

la esencia de algo es fija o relativa. Y a esto, decide agregar, a través de Sócrates, que no

todo el mundo es árbitro de imponer nombres, sino que lo es solo el verdadero obrero de

nombres, un conocedor. Evidentemente, sus argumentos verosímiles parecen desfallecer

en contrapeso con Sócrates, su alternante, quien no desiste en demostrar la

insostenibilidad del convencionalismo.

Además, Hermógenes, haciendo hincapié en la proposición de Protágoras refiere que,

dado que las ciudades y pueblos aplican diferentes nombres a las mismas cosas, todos los

nombres han de ser verdaderos y no puede decirse de ningún nombre que sea falso,

explícitamente en Platón (s/f) señala que “Así es que veo en diferentes ciudades las

mismas cosas tienen nombres distintos, variedad que se observa lo mismo comparando

helenos con helenos, que helenos con barbaros” (p.4). Se entiende que la verdad del
nombre es relativa al que lo utiliza y no es más verdadero un término que otro. La

preponderancia que surge en esta ultima mención es el hecho refutable de que “el hombre

es la medida de todas las cosas”, según Protágoras; pues la esencia de las cosas no es

cognoscible, únicamente es la apariencia y para cada sujeto difiere en ello precisamente

al nombrar o tener carácter de legislador, como también se menciona en la obra. Entonces,

si se dice que el acto de nombrar es una vía para enseñar y hacer distinción de los seres;

independientemente de su naturaleza o “esencia”, toda forma (instrumento) debe ser

orientado a lo que desea realizarse, para posteriormente establecerse (nombrarse). De ahí

que, recalque indiscutiblemente el porqué delimitar nombres que sustituyan el valor de

otra o significado, para servirse de el en condiciones donde solo existan articulaciones de

la voz.