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I. INTRODUCCIÓN
Tuvimos que esperar más de catorce años para ver a la luz el primer
pleno casatorio en materia civil. Los temas materia de debate (los cuales han
resultado muy polémicos) fueron con relación a “excepciones procesales”,
específicamente en las de conclusión del proceso por transacción judicial y
la de legitimación activa del demandante en pretensiones de intereses difu-
sos. Lo anecdótico de este pleno es que fue –en primer lugar– el pleno más
“voluminoso” (de todos los que hasta hoy conocemos) en su construcción
(150 páginas). En segundo lugar, fue el más “debatido” si consideramos que
10 jueces superiores fijaron el voto en mayoría y 6 el voto en minoría. Otro
tema anecdótico, es que fue el único pleno que se dio bajo el ex artículo 400
del Código Procesal Civil, el cual permitió la concurrencia de jueces supre-
mos titulares de las tres especialidades (civil, penal y constitucional y social)
a diferencia del nuevo artículo 400 que permite la concurrencia de los diez
jueces supremos de la especialidad civil.
(*) Abogado por la Universidad de San Martín de Porres y magister por la Pontificia Universidad Cató-
lica del Perú (PUCP) con mención en Derecho Procesal. Profesor de la Maestría con mención en
Derecho Procesal de la PUCP. Asociado al Estudio Martínez & Torres-Calderón Abogados.
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II. ANTECEDENTES
Para poder centrarnos en el tema que nos aboca, recordemos como se
originó el conflicto que motivó este primer pleno:
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proceso idéntico a otro, esto es, debe existir una transacción homologada en
un proceso anterior, por ello una transacción extrajudicial que se convierta
en judicial, lo que a decir del juez de primera instancia no sucedió en el caso
de Giovanna Angélica Villaty, sí se habría cumplido en el caso de sus meno-
res hijos, pues las transacciones que celebró en representación de los mis-
mos contaban con autorización judicial. Respecto a la excepción de falta de
legitimidad para obrar de los demandados que dedujeron Minera Yanaco-
cha S.R.L. y Ransa Comercial S.A., se tuvo en cuenta la responsabilidad de
los emplazados o la falta de ella respecto del evento dañoso deberá ser esti-
mada al evaluar la prueba, al final del proceso, motivo por el cual no podría
ser resuelta vía esta excepción. Por otro lado, con relación a la excepción de
prescripción extintiva, la acción civil –según el juez civil– derivada de un
hecho punible no se extingue mientras subsista la acción penal. Por último
con relación a la excepción de falta de legitimidad para obrar respecto de
la pretensión indemnizatoria por daño ambiental, tratándose de intereses
difusos solo estarían legitimados los sujetos precisados en el artículo 82 del
Código Procesal Civil.
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(1) Recordemos que existieron tres etapas o estadios evolutivos claramente diferenciados en el Derecho
Romano: El Antiguo, el clásico y el Bajo imperio. A cada una de ellos correspondió una forma espe-
cífica de procedimiento. Estos recibieron el nombre de legis actiones o acciones de la ley, la formu-
latio o procedimiento formulario y la extraordinaria cognitio o procedimiento extraordinario.
(2) ALSINA, Hugo. Tratado Teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial. Tomo I, Ediar,
Buenos Aires, 1963, pp. 76-77.
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(3) MONROY GÁLVEZ, J. Temas de Proceso Civil. Librería Studium, Lima, 1987, p. 91.
(4) ALSINA. Ob. cit., pp. 77-78.
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(5) CABANELLAS, G. Diccionario de Derecho Usual. Heliasta, Buenos Aires, 1976, p. 138.
(6) COUTURE, E. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. 4ª edición, editorial IB de F, Montevideo,
2010, p. 73.
(7) DEVIS ECHANDÍA, H. Teoría general del Proceso. Tomo I, Ed. Universidad, Buenos Aires, 1984,
p. 264.
(8) ROCCO, U. Tratado de Derecho Procesal Civil. Tomo I, traducido por Santiago Sentís Melendo y
Marino Ayerra Redín, Ed. Temis y Depalma, Bogotá y Buenos Aires, 1976, p. 324.
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(9) FERRERO, A. Derecho Procesal Civil: Excepciones. 3ª edición, Ed. Ausonía, Lima, 1980,
pp. 64-65.
(10) MONROY, J. Ob. cit., pp. 102-103.
(11) Cas. N° 1736-2003-Lima.
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(12) PELÁEZ, Francisco. La transacción. Su eficacia procesal. Bosch, Barcelona, 1987, p. 169.
(13) Los negocios procesales son aquellos hechos jurídicos voluntarios en cuyo supuestos de hecho le
confiere al sujeto el poder de escoger la categoría jurídica o establecer, dentro de los límites fijados
en el propio ordenamiento jurídico, ciertas situaciones jurídicas procesales. En este caso, nos encon-
tramos (hablando de la transacción) frente a un negocio jurídico “bilateral”.
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VIII. LA LEGITIMACIÓN
El segundo tema, se refiere a la excepción de falta de legitimidad para
obrar (activa) del demandante en caso de defensa de intereses difusos, y en
donde la Sala plena estableció que “únicamente puede ser ejercida (legitima-
ción) por las entidades señaladas expresamente en el artículo 82 del Código
Procesal Civil”. Es por ello que para emitir opinión en este tema previamente
deberemos de refrescar algunos conceptos.
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primera tendencia, la cual ha sido asumida por estudiosos como Satta, Chio-
venda y Calamandrei (entre otros), quienes concibieron que la legitimación
y el mérito refleja la titularidad del derecho sustancial que se debate en el
proceso. Véase que esta postura asume que la decisión sobre la legitimación
importa necesariamente la decisión sobre la titularidad del derecho, sobre el
derecho mismo, y por ello la vincula a una sentencia sobre el mérito. En otras
palabras, negar la legitimación es negar el derecho sustancial discutido y,
consecuentemente, desestimar la pretensión propuesta.
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(14) QUINTERO, Beatriz y PRIETO, Eugenio. Teoría general del Proceso. 3ª edición, Temis, Bogotá,
2000, p. 370.
(15) ALLORIO, Enrico. Problemas de Derecho Procesal. Tomo II, EJEA, Buenos Aires, 1964, p. 261.
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1. Legitimación ordinaria
La función jurisdiccional actúa con sujeción al principio de oportuni-
dad; la autonomía de la voluntad y la existencia de verdaderos derechos sub-
jetivos privados suponen que la tutela jurisdiccional de estos solo pueda rea-
lizarse por quien “afirme” la titularidad del derecho subjetivo (en el caso del
demandante) y frente a quien se le “atribuya” (en el caso del demandado) la
(16) El maestro colombiano Devis Echandía aclara este concepto cuando refiere: “(…) la titularidad del
interés en litigio consiste en la pretensión o afirmación de ser titular del derecho o relación jurí-
dico-material objeto de la demanda (demandante), o la persona facultada por ley para controver-
tir esa pretensión o afirmación, aun cuando ninguna obligación a su cargo pueda deducirse de ella
(demandado), en el supuesto de que existan ese derecho o esa relación jurídico-material, y sin que se
requiera, por tanto, que existan en realidad, porque esto se refiere a la titularidad del derecho mate-
rial para obtener la prestación, la declaración o el pago o para controvertirlos, mediante sentencia
favorable de fondo, al paso que la titularidad del interés en litigio mira únicamente a obtener senten-
cia de fondo, sea favorable o desfavorable por estar el sujeto facultado para controvertir la existen-
cia o inexistencia del pretendido derecho o relación jurídico-material”.
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Por otro lado, y si bien estamos fijando una “regla”, esta tiene excep-
ciones pues no siempre estaremos en condición de “afirmar titularidad de un
derecho subjetivo” o de “atribución de una obligación”, simplemente por-
que no existen en ninguna de ellas. Estos casos se refieren a “situaciones jurí-
dicas” en donde la ley directamente ha determinado que posición debe ocu-
par un sujeto de derecho para encontrarse legitimado en el proceso, como por
ejemplo en los casos de nulidad de matrimonio, separación de cuerpos, divor-
cio, etc. En estos casos, es la ley –ex profeso– la que hace referencia a quie-
nes se encuentran legitimados para formular la pretensión(18).
2. Legitimación extraordinaria
A diferencia de la legitimación ordinaria, en donde se afirma titularidad
o se atribuye obligación (relaciones jurídicas) o en otros casos (situaciones
(17) Recordemos que el artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil establece que “toda
persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos
o intereses, con sujeción a un debido proceso”.
(18) Montero lo explica de la siguiente manera: “unas veces se trata de que el legislador concreta quienes
pueden pedir la actuación de la ley en un caso concreto y lo hace en atención a relaciones y situa-
ciones jurídicas muy variadas. Se trata aquí de decisiones legislativas basadas en la discrecionalidad
política. Respecto de ellas no puede afirmarse que la legitimación radique en posición habilitante
alguno, pues todo consiste estar a lo dispuesto en la ley. Tiene legitimación quien la ley lo deter-
mina, y nada más, sin que se entre a considerar la situación o posición del legitimado respecto de la
relación jurídica material o de una situación jurídica”. En: De la Legitimación en el Proceso Civil.
Editorial Bosch, Barcelona, 2007, p. 183.
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jurídicas) en las que los sujetos no pueden “afirmar” o “atribuir” y son las
normas procesales quienes les permiten expresamente interponer la preten-
sión, la legitimación extraordinaria (es precisamente esta la que desarrolla el
pleno) permite a un sujeto de derecho ser parte en el proceso por mandato
expreso de la ley, pese a que este no es titular del derecho subjetivo en discu-
sión. Tengamos presente que en estos casos no se le atribuye derecho subje-
tivo material alguno, solo se le permite al sujeto legitimado a intervenir en el
proceso sin pedir nada para sí mismo(19).
a. Interés privado
Por este tipo de legitimación se trata de proteger derechos subje-
tivos particulares frente a otros derechos particulares, que es lo que
sucede en la llamada sustitución procesal(21). Un ejemplo típico sería el de
(19) MONTERO AROCA, J. Derecho Jurisdiccional. Tomo II, 20ª edición, Tirant lo Blanch, Valencia,
2012, p. 86.
(20) GOZAINI, O. Tratado de Derecho Procesal Civil. Tomo I, Editorial La Ley, Buenos Aires, 2007,
p. 367.
(21) Artículo 60 del Código Procesal Civil.- En el caso previsto en el inciso 4, del artículo 1219 del
Código Civil y en los demás que la ley permita, una persona puede iniciar un proceso o coadyuvar
la defensa del ya iniciado cuando tenga interés en su resultado, sin necesidad de acreditar derecho
propio o interés directo en la materia discutida.
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b. Interés social
Otras veces el reconocimiento legal de la legitimación extraordinaria
atiende (y es nuestro caso) a proteger situaciones en las que se ven impli-
cados grupos más o menos numerosos de personas, como consecuencia
(22) “Es efecto de las obligaciones autorizar al acreedor para lo siguiente: (….) 4.- Ejercer los derechos
del deudor, sea en vía de acción o para asumir su defensa, con excepción de los que sean inherentes
a la persona o cuando lo prohíba la ley. El acreedor para el ejercicio de los derechos mencionados en
este inciso, no necesita recabar previamente autorización judicial, pero deberá hacer citar a su deu-
dor en el juicio que promueva. (…)”.
(23) Cas. N° 3528-2007 “(…) al interpretar la norma del artículo mil doscientos diecinueve, inciso
cuarto, del Código Civil, el Superior Colegiado ha concluido que “la parte demandante no ha acre-
ditado tener una deuda reconocida judicialmente a su favor de parte de los supuestos deudores, Sin
embargo, haciendo una rigurosa interpretación, este Supremo Colegiado estima que ni la letra ni el
espíritu de la citada norma exigen que el ejercicio de la acción de rescisión por lesión sea hecho por
un acreedor que tenga una deuda judicialmente reconocida a su favor respecto de sus deudores. Por
el contrario, de la norma en estudio fluye claramente que el acreedor (genéricamente considerado)
puede ejercer los derechos de su deudor, sea en vía de acción o para asumir su defensa, salvo en los
derechos intuito personae o cuando lo prohíba la ley ‘la acción de lesión puede ser promovida por
los acreedores del vendedor, porque este no es un derecho inherente’ CASTAÑEDA, Jorge Eugenio.
El contrato de compraventa. Lima mil novecientos setenta, página doscientos; es decir, para ejer-
citar los derechos a que refiere esta norma no se requiere otra calidad que la de ser acreedor y en el
caso de autos esta calidad se vislumbra de los documentos adjuntados a la demanda y en todo caso,
es en el proceso donde se debe determinar finalmente si la empresa demandante es acreedora o no y
si, por tanto, le asiste o no el derecho para ejercitar las acciones a que se refiere el susodicho artículo
mil doscientos diecinueve, inciso cuarto del Código Civil (…)”.
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(24) “Artículo 82 del Código Procesal Civil.- Patrocinio de intereses difusos: Interés difuso es aquel
cuya titularidad corresponde a un conjunto indeterminado de personas, respecto de bienes de ines-
timable valor patrimonial, tales como el medio ambiente o el patrimonio cultural o histórico o del
consumidor.
Pueden promover o intervenir en este proceso, el Ministerio Público, los Gobiernos Regionales,
los Gobiernos Locales, las Comunidades Campesinas y/o las Comunidades Nativas en cuya juris-
dicción se produjo el daño ambiental o al patrimonio cultural y las asociaciones o instituciones sin
fines de lucro que según la Ley y criterio del Juez, este último por resolución debidamente motivada,
estén legitimadas para ello.
Las Rondas Campesinas que acrediten personería jurídica, tienen el mismo derecho que las Comu-
nidades Campesinas o las Comunidades Nativas en los lugares donde estas no existan o no se hayan
apersonado a juicio.
Si se promueven procesos relacionados con la defensa del medio ambiente o de bienes o valores cul-
turales, sin la intervención de los Gobiernos Locales indicados en el párrafo anterior, el juez deberá
incorporarlos en calidad de litisconsortes necesarios, aplicándose lo dispuesto en los artículos 93
a 95.
En estos casos, una síntesis de la demanda será publicada en el diario oficial El Peruano o en otro
que publique los avisos judiciales del correspondiente distrito judicial. Son aplicables a los proce-
sos sobre intereses difusos, las normas sobre acumulación subjetiva de pretensiones en lo que sea
pertinente.
En caso que la sentencia no ampare la demanda, será elevada en consulta a la Corte Superior. La
sentencia definitiva que declare fundada la demanda, será obligatoria además para quienes no hayan
participado del proceso.
La indemnización que se establezca en la sentencia, deberá ser entregada a las Municipalidades Dis-
trital o Provincial que hubieran intervenido en el proceso, a fin de que la emplee en la reparación del
daño ocasionado o la conservación del medio ambiente de su circunscripción”.
(25) “Cas. N° 5081-2007: (….) Undécimo.- En cuanto al segundo extremo de la causal in procedendo,
relativa a la pretensión indemnizatoria por daño ambiental, expresa el recurrente que siendo los
impugnantes los principales afectados con el daño ambiental sufrido, tienen la titularidad para recla-
mar indemnización por tales daños; al respecto, debe señalarse que el artículo 82 del Código Pro-
cesal Civil ha previsto normativamente que en el caso de afectación de bienes jurídicos colectivos,
en cuanto a la vulneración de intereses que pertenecen a toda una comunidad de gentes, aparece la
institución jurídica procesal denominada ‘Patrocinio de intereses difusos’, cuya titularidad se le ha
conferido a una serie de instituciones públicas y asociaciones civiles legalmente constituidas; como
el Ministerio Público, los Gobiernos Regionales, los Gobiernos Locales, las Comunidades Campe-
sinas y/o Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental; en tal sentido, los demandantes
no pueden irrogarse a título individual la legitimidad activa para reclamar los efectos indemnizato-
rios del daño ambiental cuando esta, al revelar una naturaleza ‘difusa’ es atribuida a las instituciones
que se contemplan en el artículo 82 del citado Código Adjetivo; de manera que los sujetos indivi-
dualizados no cuentan con legitimidad activa para interponer dicha acción ante el órgano jurisdic-
cional; en consecuencia, tampoco se evidencia la infracción de las formas esenciales para la validez
de los actos procesales; siendo necesario analizar las denuncias sustantivas (…)”.
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X. COMENTARIOS FINALES
Como reflexiones finales podemos anotar que la euforia por este pri-
mer pleno hizo que se generara un error curioso: ¿si los sujetos activos soli-
citan como pretensión única (indemnización) basada en dos fundamen-
tos (daño a la salud y daño al medio ambiente) como es posible que se
ampare la falta de legitimidad de los demandantes y a la vez la conclu-
sión por transacción? En otras palabras, resulta ilógico que los sujetos acti-
vos no se encuentren legitimados para iniciar el proceso, pero se ampara
la conclusión porque los sujetos (que no están legitimados) han suscrito
una transacción. Lo ideal hubiera sido que se precise que no se trata de una
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pretensión única, sino que eran dos pretensiones distintas: uno por el daño a
la salud y otro por el medio ambiente.
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