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LA CAUSA DE LAS OBLIGACIONES

GENERALIDADES

El tema de la causa sigue siendo una cuestión que suscita fuertes controversias.
Se llama fuente o causa, el hecho que genera la obligación. Las diversas doctrinas
aducen que no hay obligación sin causa.
En el derecho romano, la causa era la formalidad, la entrega de la cosa. Los romanos
llamaban causa a la fuente de la obligación: al contrato, cuasicontrato, delito,
cuasidelito.
En el sentido exacto de la expresión causa de la obligación, se trata de saber porque
existe la obligación, porqué está constreñido el deudor. Está obligado porque ha
celebrado un contrato, o porque ha cometido un delito, etc.
Pero la expresión causa en el Derecho Francés, adopta un sentido diferente. No se
trata de averiguar porqué está obligado el deudor, porque se ha comprometido, sino
porqué ha querido obligarse, la razón por la cual una persona ha asumido un
compromiso.
LA CAUSA COMO FUENTE Y LA CAUSA COMO FIN

La expresión causa tiene, dos acepciones: En una significa fuente de la obligación y en


otra significa el fin.
En la forma que consideraban los romanos a la causa de la obligación, es en el sentido
en que se usa la palabra causa en el Código civil, en el art. 417, establece : que las
obligaciones derivan de alguna de las fuentes establecidas en la ley.
La otra acepción, causa significa el fin que persigue la persona en un acto jurídico, que
puede ser un contrato o no.
En este sentido está utilizada la palabra causa en la obra de un gran jurista francés,
Henri Capitant, que fueron fundamentales en el estudio de la ciencia jurídica francesa.
De la causa de las obligaciones, una de sus obras, Capitant se expresa así: Todo el que
consiente en obligarse hacia otro, lo hace por la consideración de un fin que se
propone alcanzar por medio de esta obligación. La obligación de quien contrae está
siempre y necesariamente dominada por el deseo de alcanzar un fin que él ha
previsto. Obligarse sin tendencia a un fin es acto propio de dementes.
La causa aparece en este sentido como el por qué del acto voluntario, la razón por la
cual una persona ha asumido una obligación.
La causa fuente es el origen o hecho jurídico generador de obligaciones o actos
jurídicos. Es el motivo por el cual se crea la obligación y puede ser por un contrato, que
es el documento por el cual las partes se comprometen a cumplir con una determinada
prestación.
En la acepción de causa como fin, lo que se destaca es que la voluntad. Nuestras
acciones tienden a realizar un fin o propósito perseguido por las partes al llevar a cabo
un acto, que constituye la causa de los movimientos de nuestra voluntad.
La voluntad siempre está dirigida por la representación de un fin esperado, porque ella
busca la causa de sus actos en el futuro. Dicho de otro modo, no hay acción consciente
sin un fin.
Por tanto, se puede decir que, la causa significa a veces la fuente de la obligación. A
veces, tratándose de obligaciones que tienen su origen en la voluntad, significa el fin
que persiguen las partes.
LA CAUSA DE LA OBLIGACIÓN Y LA CAUSA DEL CONTRATO
Existe diferencias entre ambas: La causa de la obligación está en el fundamento
jurídico de la existencia del vínculo obligatorio. Ese fundamento se encuentra en un
hecho que explique el porqué del surgimiento de la obligación, y puede ser un
contrato, un acto jurídico, incluso un hecho ilícito, pero debe existir.
La causa en el contrato es diferente, cuando se la menciona, no se trata de averiguar
por qué razón está obligado el deudor, sino por qué ha consentido en obligarse.
Cada elemento del contrato: capacidad, consentimiento, objeto y causa, responde a un
orden diferente de preocupaciones:
La capacidad: Puede el contratante celebrar el acto?
El consentimiento: ha querido el contratante?
El objeto: que ha querido?
La causa: por qué ha querido?
Así cuando se menciona a la causa del contrato, no se tiene en cuenta la causa- fuente
que es el motivo por la cual se origina la obligación , sino al por qué del
consentimiento prestado, razón por la que una persona ha asumido un compromiso.

APARICIÓN DEL PROBLEMA DE LA CAUSA EN EL CAMPO DEL DERECHO:


ORIGEN DEL PROBLEMA:
El tema de la causa ha sido introducido en el derecho contemporáneo por el Código
Civil Francés de 1804.
El Código de Napoleón contiene artículos referentes al tema: menciona a los
elementos para la validez del contrato y menciona entre los mismos a la capacidad de
las partes, su consentimiento, un objeto cierto y una causa lícita. Todos éstos se
refieren a las obligaciones contractuales.
Para entender de una forma clara la teoría de la causa, se han elaborado diferentes
teorías: una llamada CAUSALISTA Y ANTICAUSALISTA:
LA DOCTRINA CLÁSICA CAUSALISTA: JEAN DOMAT Y ROBERT JOSEPH POTHIER.
Jean Domat, (Nació hacia los años 1626 (siglo XVII) y falleció en el mismo siglo, gran
jurista francés. Con su obra, llega a la conclusión, que la presencia de la causa, es un
requisito esencial de la obligación, de tal modo que sin causa no hay obligación.
Además es autor del antiguo derecho francés, que ha presentado una exposición de la
teoría de la causa, por esta razón ha sido considerado como el creador de lo que puede
llamarse doctrina clásica de la causa.
Domat distingue tres categorías de contratos: contratos bilaterales, los contratos
reales y los contratos a título gratuito.
En los contratos bilaterales: la causa de la obligación de uno de las partes contratantes
está en el compromiso del otro. La causa de la obligación del vendedor está dada
siempre por la contraprestación del comprador y viceversa.
En los contratos reales : la causa está dada por la entrega de la cosa, por la prestación
recibida. Ej. Compra de una cosa mueble, el vendedor entrega la cosa y el comprador
debe una suma de dinero (prestación).
En los contratos a título gratuito: la causa fin es entregar algo, reside en la intención
liberal, está dada por el animus donandi.
En las donaciones (en general, en los contratos gratuitos en que una sola de las partes
hace o da), la aceptación hace surgir el contrato y la obligación del que da, tiene causa-
fin , (el propósito de llevar a cabo), si se funda en un motivo razonable y justo ( el mero
placer de hacer el bien).
En conclusión, se puede decir que Domat entiende que la causa de la obligación, no
está en la voluntad del que se obliga, sino en los hechos objetivos del contrato.
Pothier reitera en su Tratado de las Obligaciones, las enseñanzas de Domat.
Todo lo que se ha aducido, corresponde a la doctrina clásica de la causa de los siglos
XVII y XVIII, días antes de la sanción del Código de Napoleón de 1804.
EL CÓDIGO DE NAPOLEÓN Y LOS PRIMEROS COMENTARIOS:
Los redactores del Código de Napoleón se limitaron a reproducir las ideas de DOMAT,
que había llegado a ellos a través de POTHIER. No han modificado las posiciones de los
juristas de los siglos XVII y XVIII. Los autores del siglo XIX, han retomado las ideas de
DOMAT.
EL ANTICAUSALISMO: ANTONIO ERNST - FRANCOIS LAURENT - MARCEL PLANIOL

La teoría clásica de la causa da origen a la teoría anticausalista, que se inicia en Bélgica


con dos grandes civilistas europeos, Ernst y Laurent.
En primer lugar, afirma Ernst que la causa se confunde con el consentimiento en los
contratos a título gratuito, la causa tiene que ver con la libertad del benefactor. No
puede separarse un sentimiento que anima a la donante de la voluntad que expresa,
para hacer de ella un elemento del contrato.
¿En su obra titulado “Es la causa un elemento esencial de la obligación contractual?”.
Su idea se concreta en lo siguiente: Si la causa en los contratos a título oneroso es lo
que cada una de las partes debe respectivamente a la otra, se confunde con el objeto
de la convención y por tanto, de nada le sirve hacer de una sola y misma cosa dos
elementos distintos y exigir cuatro condiciones: voluntad, capacidad, objeto y causa ,
para él solo existe tres condiciones. Para él, el elemento causa era inútil, que creaba
confusión entre los juristas. En conclusión, la causa no es esencial en una obligación.
Esta teoría fue aceptada por Laurent en 1878, argumentando que la ley comete un
error al distinguir la causa del objeto y de hacer de ella una cuarta condición para la
validez de los contratos.

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